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V ejiga d e la orina Técnica de exploración

Si el transductor se posiciona sobre la línea media


Equipamiento del abdomen (desplazando lateralmente el pene en el
perro) y se desliza en el abdomen más caudal se iden­
Perros: en razas medianas o grandes las sondas de
tificará fácilmente la vejiga de la orina. La exploración
frecuencia media (5 MHz), convexas o microconvexas
completa de este órgano se realiza con el paciente en
se presentan más polivalentes. La evaluación de la pa­
decúbito dorsal, realizando cortes tanto transversales
red más próxima al transductor se realizará mejor con
(desplazando el transductor en sentido caudal desde
transductores lineales de frecuencias superiores (8-12
el aspecto más craneal de la vejiga hasta la explora­
MHz) que proporcionan imágenes más adecuadas en
ción del cuello vesical y la uretra próxima!) como lon­
los campos proximales.
gitudinales (desde el aspecto lateral izquierdo hasta el
Gatos y perros de razas miniatura: las sondas de alta aspecto lateral derecho de la vejiga).
frecuencia lineales serán la mejor elección (excepto en
En aquellos pacientes que presentan una vejiga en
gatos muy obesos en los que serán necesarias sondas posición intrapélvica (de forma fisiológica) o escasa­
de frecuencias medias). mente distendida, la exploración se debe completar
La valoración del cuello y el trígono vesicales debe de con una angulación del transductor en sentido cau­
realizarse con frecuencias de 7,5 o más MHz, si el ta­ dal, incidiendo el haz de ultrasonido en la cavidad
maño del paciente lo permite. pelviana. Se debe tener precaución al ejercer presión
Preparativos con el transductor ya que, por tratarse de una viscera
hueca, es fácilmente colapsable. Por lo tanto, las ma­
La exploración ecográfica correcta de la vejiga de niobras bruscas, con presiones excesivas realizadas
la orina debe realizarse imprescindiblemente con una con el transductor sobre el abdomen ventral pueden
repleción satisfactoria de ésta. Se debe evitar en todo producir el desplazamiento de la vejiga de su posición
momento el diagnóstico ecográftco de vejigas poco normal o su colapso, lo que impide en ambos casos
distendidas, ya que esto puede inducir a una aprecia­ su visualización correcta. En las situaciones en las que
ción errónea o incompleta. la vejiga presente una alteración patológica (por ej.,
La evaluación adecuada de la vejiga debe realizarse pacientes con hernias inguinales o perineales, o con
con una continencia de 4-6 horas. Cuando el conte­ tumores abdominales que desplazan la vejiga), el es­
nido de la vejiga es escaso, están indicados el sondaje tudio ecogràfico debe ser particular y, en ocasiones,
del paciente y la inyección de suero estéril atempera­ debe apoyarse en estudios de contraste radiológico.
do, con la precaución de eliminar todo el aire que se La adecuada exploración ecográfica de la vejiga puede
encuentra en el interior de la sonda para evitar intro­ exigir en ciertas circunstancias la variación de la po­
ducir burbujas de gas dentro de la luz de la vejiga, las sición del paciente, principalmente para poder con­
cuales pueden dificultar la evaluación debido a los ar­ firmar si determinadas lesiones observadas implican
tefactos (sombra acústica posterior) que producirán. a la pared vesical o, por el contrario, son estructuras
La infusión de suero intravenoso y la administración de que no se encuentran adheridas a la pared (coágulos
diuréticos pueden estar indicados tanto para obtener vesicales).
una distensión satisfactoria de la vejiga como para de­
Imagen ecográfica normal
tectar más fácilmente el trígono vesical y el yet ureteral
(aumentando el pulso de expulsión de orina del uréter La vejiga distendida normal se presenta como un
a la vejiga). Esta maniobra permitirá mejorar la visua- saco con forma de pera en su corte longitudinal y
lización de las turbulencias que produce la entrada de circular en el transversal. El grado de repleción tam­
la orina en la vejiga (este aumento de señal se produce bién puede afectar la morfología de la vejiga, y se
al incrementar la diferencia de densidad entre la orina puede observar en su aspecto dorsal la “huella" que
contenida en la vejiga y la orina producida por el riñón producen estructuras muy próximas, como el colon
y expulsada por el uréter, más diluida entonces, lo que descendente (cuando presenta heces formadas en su
origina mayor número de interfases que, a su vez, ge­ luz), el cuerpo del útero (más evidente en fase estro-
neran un aumento en la formación de ecos). génica) e incluso la aorta abdominal caudal. La cola

1 ~~ 1
Corte transversal de la vejiga de la orina posidonando el transduc­ Corte longitudinal de la vejiga realizando un giro de 90a con el
tor en la línea media del abdomen caudal, con un desplazamien to tratisductor sobre la posición del dibujo I, Se describe un des­
en sentido creal-caudal se realizará un barrido completo de la ve­ plazamiento con el transductor lateral izquierdo-lateral derecho
jiga desde el cuerpo hasta el cuello vesica! y uretra proximal. consiguiendo una exploración completa.

del bazo puede, en ocasiones, generar una depresión acústica para visualizar más adecuadamente las es­
en el cuerpo de la vejiga cuando se sitúa entre ésta y tructuras que se encuéntrala anatómicamente en una
la pared abdominal. posición más dorsal; ellas son: última porción del co­
La pared vesical es de contorno liso y regular. Presenta lon descendente, cuerpo del útero y bifurcación de los
tres capas bien diferenciadas cuando el haz de ultra­ cuernos uterinos, vena cava caudal (y sus derivacio­
sonido incide perpendicularmente la pared: la muco­ nes en sentido caudal), aorta abdominal caudal (y sus
sa y submucosa se confunden en una única capa eco- derivaciones en sentido caudal, ilíacas externas y más
génica, la muscular es hipoecogénica y la más externa caudalmente ilíacas internas y sacra), linfonodos ilía­
corresponde a la serosa hiperecogénica. El contenido cos internos, uréteres distales (patológicamente dila­
es anecoico puro, aunque los gatos enteros pueden tados), cuerpos vertebrales lumbares y musculatura
presentar conglomerados proteico-celulares de forma sublumbar.
fisiológica que sedimentan con dificultad y no produ­ El espesor de la pared vesical es difícil de estandarizar
cen sombra acústica. En la pared dorsal y próximas al y dependerá fundamentalmente del grado de reple­
cuello de vejiga, se detectan dos pequeñas elevaciones ción y el tamaño del paciente (Geisse AL y col., 1997),
(o pequeños botones hiperrefringentes) que se co­ aunque otros factores también pueden influir en él,
rresponden al trígono vesical y la desembocadura de como el hábitat donde viva el paciente y por lo tanto
los uréteres; en ocasiones, en condiciones fisiológicas sus hábitos de micción (volumen máximo de reten­
y con transductores de alta resolución, se puede dife­ ción y volumen residual), procesos patológicos, o ci­
renciar el recorrido submucoso de los uréteres como rugías previas sobre la vejiga que produzcan un tejido
dos pequeños cordones hipoecoicos que atraviesan la cicatrizal residual. Cuando la vejiga se encuentra sa­
pared vesical (figs. 1.1-1.61. tisfactoriamente distendida el espesor de la pared no
Si se realiza el abordaje desde el abdomen ventral y se superará los 2 mm, aunque comúnmente alcanza los
utiliza una sección en eje corto del paciente, situan­ 3 mm cuando la distensión es moderada. En los gatos,
do el transductor sobre la línea media, puede usarse la pared vesical no supera los 1,5 mm en condiciones
la vejiga de la orina (distendida) como una ventana normales (fig. 1.7). La vejiga escasamente distendida

2 Alias de ecngraffa clínica abdominal en pequeños animales


Gráfico 1.5
Corle longitudinal del cuerpo
ilc la vejiga: en el aspecto dor­
sal se observan el trunco aórti­
co caudal ’Ao) y la estructura
trilaminar de la pared, de con­
torno liso y regular y contenido
anecoico.

Gráfico 1.4
i orle transversal a nivel de la
porción media ¡¡el cuerpo de
la vejiga: los vasos situados
dorsaltnentecortvsfxmden n la
vena cava caudal, situada en
el aspecto derecho de la aorta
tAo);el colon descendente a ’/>)
ubicado lateralmente puchas
sombra acústica distal. Un la
pared próxima! de la vejiga se
observa un pequeño artefacto
lAri al coincidir con el campo
próxima! de la sonda.

Gráfico 1.5
l t’ulución del rm te de! diagra­
ma 1.4 desplazando el trans-
ditcim en acutido caudal: se vi­
sualizan ia dil iislán de la aorta
abdominal cauda! en sus deri­
vaciones iliacas externas í. \Il. ..
y u¡ tronco calida! que se divi­
dirá en iliacas internas m U) y
sacra media l ena cava caudal
con división de las vena> ilia­
cas mientas.

w Tisfpma iir ín a r K ^ ® ®
Gráfico 1.6
Curre transversal de la vejiga y
posición del colon descendente
íCt» en el abdomen caudal, el
orlon se posiciotui inmediata­
mente dorsal a la pared ce si-
cal y su contenido producirá
una sombra acústica posterior
(SAI

tráfico 1.7
Corte transversal de la vejiga
(t ttello vesical1 y reiaciótt del
colon descendente (CDt inme­
diatamente dorsal; entre am ­
bas estructuras se identificará
en cuerpo del útero (Ul

Gráfico 1.8
Cane Umggtudina! de Ut veji­
ga (V) a nivel del cuello vesi­
cal (CWj y morfología normal
cuantió la vejiga se encuentra
satisfactoria man te tihumdida
im
Figura I.I Figura 1.2
Vejiga de la orina distendida normal. Cortes transversal (I.I) y longitudinal (1.2) en un gato macho castrado. Sonda lineal de i) Mllz. Un
la porción central se aprecia la estructura típica trilaminar de la pared vesical.

Figura 1.3 Figura 1.4


l ejiga de la orina ecogt tíficamente normal con distensión satisfactoria en nn perro. (1.3) Corte transversal; en el aspecto dorsal de la vejiga
se identifica un corle transversal del colon descendente con formación de sombra acústica y del cuerpo del útero (estructura hipoecoica
redondeada). (1.4) Corte longitudinal; en el aspecto dorsal se observa un corte en eje largo de la aorta abdominal caudal.

no presenta medidas con valor diagnóstico por lo que larmente sobre ella). La utilización del modo Doppler
éstas deben ser reevaluadas con un volumen adecua­ color puede favorecer la visualización del yet ureteral
do. (también visible en modo 2D ajustando las ganancias
Los transductores de alta frecuencia (7,5-10 MHz) son en niveles altos) (figs. 1.8 y 1.9).
fundamentales para la localización del trígono vesical El estudio ecográfico de la vejiga de la orina debe rea­
(lo que en algunos pacientes puede resultar una ma­ lizarse de forma protocolizada ya que puede presen­
niobra complicada), así como para visualizar las capas tar múltiples artefactos que el ecografista deberá te­
histológicas de la pared vesical (que únicamente serán ner siempre presentes. Los artefactos ecográficos que
visibles cuando el haz ultrasónico incida perpendicu­ deben considerarse cuando se obtengan imágenes

E Sistema urinario 5
Figura 1.7

Vejiga de la orina con escaso contenido, se aprecia un engrasa­


miento de la pared que no se corresponde con ningún proceso in­
flamatorio sino que se debe a la escasa repleción de la vejiga.

Figura 1.5

Corte longitudinal medio a nivel del cuello vesical. La distensión


satisfactoria de la vejiga permite la evaluación correcta del cuello
vesical v Id uretra proxinud.

Figura 1.8

■rs
cm/s
4SM H?.
W3IP2
G70Æ3
WF H

Figura 1.9

imagen ecagráfica normal del trígono vesical. (1.8) Corte trans­


versal de la vejiga con detalle de la en irada del uréter izquierdo en
la Vejiga de la orina. La pequeña elevación producida en la mu­
cosa se identifica próxima al cuello vesical. (1.9) Exploración del
Figura 1.6
trígono vesical con modo Doppler color donde se observa la señal
Vejiga con presencia de conglomerados proteico-celuìares en un Doppler del flujo de la orina mientras sale del uréter izquierdo y
goto enterosin sintomatologia clinica. entra en ¡a luz d e la vejiga.
diagnósticas de la vejiga son principalmente: falso La exploración ecográfica de la vejiga con repleción
engrasamiento de pared [producido por el efecto tri­ satisfactoria consigue un diagnóstico adecuado de la
dimensional de la onda sonora) (fig. 1.10); deficiente viscera, pero se deben de considerar otras ventajas
definición de campos cercanos (cuando se utilicen al realizar el estudio ecográfico con una distensión
transductores de frecuencia media) (fig. 1.11); disper­ vesical apropiada: facilitará un ajuste correcto de
sión del sonido producida por el colon (en un corte las ganancias del ecógrafo (figs. 1.13-1.15); propor­
transversal); falso sedimento (por mal ajuste de las cionará una ventana acústica para la identificación
ganancias); imagen de defecto de pared en pacientes y el estudio de las estructuras situadas en su aspec­
conascitis; (fig. 1.12) imagen ficticia de cálculo vesical to dorsal; definirá mejor los artefactos; y proyectará
(producida por el colon descendente en vejigas poco cranealmente la próstata desplazándola de una po­
distendidas) é1imagen especular de la vejiga produci­ sición más intrapélvica, lo que facilitará su estudio y
da por la interfase colon/gas, permitirá una adecuada valoración de la pared vesi­
cal y fundamentalmente del cuello vesical. Al mismo
tiempo, posibilitará la realización de cistopunciones
más precisas.

Patologías de la vejiga

Alteraciones en la pared

C istitis

Las cistitis crónicas producen un aumento eviden -


te del espesor de la pared que se asocia a un contorno
interno marcadamente irregular (con una distensión
adecuada de la vejiga) y en muchos casos, se vincula
a la presencia de sedimento de naturaleza orgánica
y/o mineral, cálculos, o coágulos sanguíneos. Más
típicamente, los procesos inflamatorios de la pared
vesical se identifica en la porción que corresponde
Figura 1.10 al cuerpo vesical, en su aspecto craneoventral (figs.
Imagen ecográfica normal. Corle transversal del cuerpo de la ve­ 1.16-1.19).
jiga. Artefactos: falso engrasamiento de pared (en ambos aspectos
laterales de la vejiga) y dispersión del sonido producida por el co­
lon descendente.

F ig u m l.il

Imagen escográfica normal. Corle transversal del cuerpo de la


vejiga. Artefactos: deficiente definición en los campos proxirnales
del t ransductor y dispersión de sonido producido por el gas situa­
do en la taz de ios segmentos intestinales cercanos.

Sistema orinario
Figura 1.15

Control de ajustes de ganancias sobre la vejiga. (1.13) Ajuste d e­


fectuoso can déficit d e ganancias c¡ue proporciona una imagen
con deficiencia de sonido, ( i. 14) Ajuste defectuoso con exceso de
ganancias que produce una sobrecarga de sonido y un aclara -
miento excesivo de la imagen. (1.15) Control correcto de ganan­
cias para una exploración adecuada.

Figura 1.14

¿ "

Figura 1.16 Figura 1.17

Cistitis. Perro mestizo de 5 años. (1.16) Esta imagen muestra una deficiente distensión de la vejiga de la orina que no permite establecer un
diagnóstico adecuado (el engrasamiento y la irregularidad de la pared pueden atribuirse a un proceso inflamatorio o al deficiente llenado
d éla vejiga). (1.17) El examen del mismo paciente con la adecuada distensión d éla vejiga muestra un engrasamiento de la pared vesical
con nn contorno irregular y presencia de sedimento en su interior.

í fe ecografía clínicaAbdominal en pequeños animales 1


Figura 1.18 Figura 1.20

Cistitis. Teckel de 7años. Corte longitudinal de la vejiga en el que Cistitis aguda hemorrágica. Setter irlandés de 5 años. El espesor
se observa ttu engrasamiento asimétrico de la pared, que afecta al de la pared no presenta cambios muy evidentes, aunque sí pue­
aspecto craneoventral; al mismo tiempo se visualiza una mucosa de apreciarse un contorno sutilmente irregular de la mucosa, Se
de contorno irregular en la zona afectada. aprecia abundante sedimento celular con línea de sedimentación
clara (obsérvese la ausencia de som bra acústica por tratarse de un
sedimento no mineralizado).

Dist 0.30cm
D is t 0 .? 8 c n ), '

Figura 1.19 Figura 1.21

Cistitis crónica. Gato Siamés, macho de 3 años. Corle transversal Cistitis recidivante en un gato Común europeo de 6 años. El as­
en cuerpo de vejiga. Engrasamiento marcado y difuso de la pared pecto ventral de la pared de la vejiga presenta un engrasamiento
con un contorno claramente irregular que afecta de form a más difuso que alcanza los 7.8 imn de espesor; se observaban abun­
evidente su aspecto ventral. dantes partículas ecogénicas en flotación que corresponden a ia
presencia de células (sangre) en suspensión.

U Z Sistema urinarlo J U
En los pacientes con procesos inflamatorios de la pa­ gas (que producirán más típicamente un artefacto en
red se pueden encontrar unos pequeños ecos refrin- cola de cometa).
gentes en la profundidad de los pliegues irregulares Las cistitis agudas, hemorrágicas y por estrés (tras
producidos en la mucosa; éstos pueden corresponder un ejercicio intenso) en sus estadios iniciales pueden
a pequeños cristales y sedimento mineral (que se aso pasar desapercibidas durante el examen ecográflco;
cía en muchos procesos inflamatorios) o, en procesos en algunos casos sólo se evidencian por la presencia
más crónicos a focos de mineralización de la mucosa de un sedimento celular abundante o la colección de
e incluso pequeños coágulos o pequeñas partículas de coágulos en su luz. A medida que el proceso se hace

Figura 1.23

(1.22) Paciente coa la vejiga poco distendida: en una primera exploración puede sospecharse la presencia de un urolitoy un engrasamiento
marcado de la pared. Tras la distensión de la vejiga (1.23) se puede realizar un diagnóstico conecto: presencia de varios urolitos y un en­
grasamiento de pared asociado a un crecimiento de tipo polipoide.

Figura 1.24 A

(1.24 A) Cistitis polipoide. Engrasamiento uniforme de la pared


vesical; se aprecia crecimiento polipoide en el aspecto crancodor-
sal de la vejiga. En la imagen se evidencia abundante sedimento
mineralizado depositado en la pared más declive pite produce
una sombra acústica nítida. (1.24 ti! Cistitis polipoide. Presencia
de crecimiento intralimiinai polipoide con base, de inserción es­
trecha y bien delimitada; se visualizan pequeños focos ecogénicos Figura 1.24 B
en el seno del pólipo que corresponden a focos de mineralización
o jibrosis más tipien en una lesión crónica.

10 ñtlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales


1
crónico, los hallazgos ecográficos se pueden hacer
más evidentes (figs. 1.20-1.21).
En muchos pacientes, las cistitis crónicas asociadas a
urolitiasis pueden degenerar en crecimientos polipoi-
des en la pared vesical, (Martínez I y col., 2003; Taki-
guchi M y col., 2005) (figs. 1.22-1.24 A-B), Estos creci­
mientos presentan típicamente un contorno liso, bien
definido y con una base de inserción estrecha.
Las cistitis enfisematosas se asocian generalmente,
aunque no en exclusiva, a pacientes diabéticos (con
proliferación bacteriana de E. coli); se evidencian la
irregularidad en el contorno de la mucosa y la presen­
cia de gas circunscrito a la vejiga, el cual se acumula
en la porción más superficial de ésta y produce una
sombra acústica que impide la valoración de las zonas
distales y col., (Lobetti RG y col,, 1998). Estas vejigas
con acumulo abundante de gas en su luz pueden ser
difíciles de reconocer, pues no presentan su patrón ca­
racterístico (con un contenido anecoico). Si se ejerce
presión con el transducto se puede desplazar el gas
simado en el aspecto más proximal a porciones más
laterales, creando entonces una ventana acústica más
adecuada. La valoración ecográfica será, en estos ca­
sos, insuficiente y se deberá completar el estudio con
una evaluación radiográfica. También se podrán evi­
denciar residuos de aire dentro de la vejiga tras realizar
el sondaje del paciente o cistopunciones (fig. 1.25).

N eoplasias

La ecografía se presenta como un método sensi­


ble y no invasivo, aunque a la vez inespecífico, para el
diagnóstico de, neoplasias vesicales. Los tumores de
naturaleza epitelial producen una interrupción en el
contorno regular de la mucosa (interfase hiperecoica)
y suelen presentar un crecimiento intraluminal, como
el carcinoma de células iransicionales (el tumor vesical
más frecuentemente descrito). Las neoplasias de origen
mesenquimático no suelen afectar la mucosa y son de
crecimiento excéntrico (leiomioma, leiomiosarcoma y
fibrosarcomas), por lo que en estos pacientes se produ­
ce comúnmente una deformación de la luz vesical por
la compresión de origen extraluminal. Los carcinomas
de células transicionales se localizan con frecuencia en
la zona del cuello y el trígono vesical. La evaluación de
los uréteres y riñones, así como de los linfonodos sub­
lumbares e ilíacos y la próstata en los machos debe estar
siempre incluida en el protocolo de estos pacientes.
El diagnóstico definitivo de una neoplasia vesical no
debe basarse sólo en la imagen ecográfica; debe con­
templarse que algunos procesos inflamatorios cróni­
Figura 1.26 cos que afectan la pared vesical pueden presentar pa­
Neoplasia vesical (carcinoma de células iransicionales) que afee trones ecográficos similares a lesiones neoplásicas. La
la una porción amplia del aspean dorsal de la pared i>esical. historia clínica, los hallazgos ecográficos asociados,
Obsérvese que la capa muscular (anillo hipoecoico periférico) las pruebas complementarias y el estudio histopatoló-
mantiene su integridad, permitiendo establecer un diagnóstico
presuntivo de neoplasia de la mucosa vesical.
gico de la lesión serán imprescindibles para establecer
un diagnóstico definitivo.

I A Sistema urinario Q j
de morfología pedicuíada o de amplia base de inser­
ción (figs. 1.26-1.28 A-B). En algunas ocasiones, debe
modificarse la posición del paciente para comprobar
que la estructura en estudio se encuentra adherida
a la pared, o para establecer un diagnóstico diferen­
cial con estructuras similares no adheridas (coágulos
sanguíneos). Los modos Doppler color o potenciado
permitirán evaluar si la masa estudiada presenta un
flujo vascular y, por lo tanto, establecer un diagnósti­
co diferencial con los coágulos vesicales (que carecen
de señal Doppler) (figs. 1.29-1.30).
Las neoplasias de cuello vesical deben ser exploradas
con transductores de alta frecuencia y con una disten­
sión máxima de la vejiga que evite que la lesión pueda
quedar oculta. Incluso, en determinadas ocasiones,
será adecuado proceder al sondaje del paciente para
Figura 1.27 localizar mejor el cuello de la vejiga y la lesión objeto
del estudio (figs. 1.31-1.33).
Neoplasia vesical que afecta múltiples porciones tic ¡a pared vesi­
cal. Su aspecto irregular, su crecimiento intraluminaiy el volu­
La toma de muestras mediante punción percutánea
men de la lesión sugieren la presencia de un proceso neoplásico con aguja fina ecoguiada se desaconseja debido a que
que afecta la capa mucosa. Su estudio histológico confirmó que se aquellas neoplasias de origen epitelial producen una
trataba de un carcinoma de células transicionales. exfoliación abundante y existe un alto riesgo de dise­
minación de células neoplásicas en el trayecto recorri­
do por la aguja. Las biopsias vesicales percutáneas no
El patrón ecográfico de las neoplasias vesicales es muy son viables debido al riesgo de perforación o estallido
variable tanto en su localización como en su morfolo­ vesical. La realización de aspiraciones mediante son­
gía. Pueden afectar una porción del cuerpo o el cuello daje ecoguiado con manipulación externa de la veji­
de la vejiga, de forma localizada o difusa, y pueden ser ga se presentan como una opción más apropiada. En

Figura 1.28 A

(1.28 A} Neofonnación vesical aislada de aspecto poiipoide con


base de inserción pequeña y bien delimitada, id patrón ecográfico
de estas lesiones permite establecer un pronóstico más favorable.
(1.28 B) Neoplasia de vejiga: íektmiosarcoma en un Bobtail de 11
años. Se aprecia un crecimiento de patrón heterogéneo asociado
a la vejiga en el aspecto craneal de esta. Hay compresión de la luz
vesical y se observa una mucosa de contorno liso, lo que permite Figura 1.28 B
sospechar de una lesión neoplásica de ¡a capa muscular.

12 ¿íte^^cografía^cfinica^abdomiria^j^pegtienosanlmales 1
nuestra experiencia, las citologías obtenidas median­ presión externa sobre el organo; luego se manipula la
te sondaje y raspado de lesiones sospechosas de neo­ sonda con el objetivo de producir un raspado de la le­
plasia situadas en el cuello de la vejiga son altamente sión, al mismo tiempo que se efectúa presión negativa
diagnósticas. Previamente se vacía por completo la con el embolo de la jeringa para obtener una muestra
vejiga, introduciendo una sonda uretral y ejerciendo citológica del material contenido dentro de la sonda.

Figura 1.29

Carcinoma de células indiferenciadas. Masa vesical adherida a Figura 1.31


la pared vesical dorsal. La exploración del paciente se realiza en
decúbito dorsal (imagen izquierda) mediante aproximación a b ­ Neoplasia en el cuello vesical. En este paciente, se identifica una
dominal ventral; con el paciente en estación Cimagen derecha) se masa de aspecto irregular que afecta al cuello de la vejiga y pri­
utiliza el mismo abordaje y se aprecia que dicha estructura no mera porción de la uretra. 1.a biopsia realizada mediante sondaje
cambia de posición lo que confirma que la lesión afecta la pared y succión permitió establecer el diagnóstico de carcinoma de cé­
vesical. lulas transicionales.

Figura 1.30

Carcinoma de células transicionales. Paciente mestizo de lli años. Figura 1.32


Exploración en modo Doppler potenciado que permite el estudio
de la vascularización de la masa vesical y su diagnóstico diferen­ Paciente con carcinoma prostático que involucra al cuello de
cial respecto a un posible coágulo intraluminal. la vejiga. El crecimiento se identifica en el aspecto ventral de la
pared vesical. Se observa cattdalmenle la próstata con un patrón
hipoecoico y pequeños jocos hlperecoicos intmparertqüimatosos
múltiples que sugieren una lesión neoplasma prostática, la cual
se confirmó posteriormente mediante tina biopsia ecogtdada.

E Sistema urinaria 13
itti r>ara v.„
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Risi 1 ??c¡n

Figura 1.33 Rotura traumática vesical. Abundante [ícpiido libre abdominal y


reacción peritoneal difusa. Paciente con traumatismo. La vejiga
Masa delimitada en el fuello vesical. Utta adecuada distensión de se observa escasamente distendida; en su aspecto craneodorsal se
Itt vejiga permite detectar una masa de patrón ecogénico, morfo­ visualiza una estructura hipoecoica y redondeada adherida a la
logía redondeada y borde liso (¡ue se sil tía en ia porción del cuello pared compatible con un coágulo sanguíneo.
de la vejiga. Sin confirmación histológica.

R otura de vejiga

Siempre se vincula a una historia previa de trau­


matismo, obstrucción o manipulación inadecuada, o
a procesos neoplásicos e inflamatorios más crónicos.
La presencia de líquido libre con reacción peritoneal
asociada siempre es evidente.
La definición ecogràfica de la zona de ruptura se pre­
senta como una maniobra altamente complicada de­
bido a que la falta de presión intraveslcal produce su
pérdida de tono, y se observa una vejiga replegada, en
ocasiones con presencia de un coágulo vesical, que di­
ficultan su visión. La presencia de líquido ascítico, la
pérdida del tono vesical y la existencia de un coágulo
interno son hallazgos sugerentes. La obtención para
su estudio del líquido ascítico, o el sondaje del pacien­
te y la introducción de suero fisiológico atemperado a
presión que permita evaluar si éste se contiene dentro
Figura 1.34 de los límites de la vejiga, podrán establecer el diag­
Rol ara traumática de vejiga de la orina. Se observa la formación nóstico definitivo (figs. 1.34-1.35).
de un gran coágulo en la luz vesical, l a inyección de suero a pre­
sión en Ia vejiga permitió comprobar la salida del suero a la cavi­ D ivertículos vesicales . q u iste /divert Iculo uracal
dad abdoni inal y confirmó la rotura vesical. Y URACO PERSISTENTE

Los divertículos vesicales aparecen como estruc­


turas anecoicas que escapan al contorno regular de la
vejiga y que se continúan y comunican con ésta. Su
origen puede ser congènito o adquirido tras procesos
continuos de disuria (figs. 1.36 A-B).

14 JHjasdeecojrafíadínic^ 1
Figura 1.36A Figura ¡.36 B

I'HveriBsulo vesical. Caniche (le 5 años. II.36 A) Vejiga de la orina que presen ta en su aspecto lateral izquierdo una estnictu m ca vitaría, con
contenido liquido; desplazando el transductor caudalmente (1.36 II), se observa la comunicación entre ambas estructuras, lo t/ue permite
establecer el diagnóstico de un divertíanlo de pared vesical.

El divertículo uracal y el uraco persistente son malfor­ La consistencia de la sombra acústica producida por
maciones congénitas que han sido descritas tanto en un cálculo depende de varios factores, entre ellos su
la especie canina como felina. El uraco persistente se tamaño, su superficie y el transductor utilizado. La cla­
relaciona con la aparición de incontinencia urinaria sificación y la composición del cálculo no deben esta­
y goteo de orina por el ombligo. Los quistes uracales blecerse por la morfología que éste presente; siempre
pueden detectarse como pequeñas colecciones de lí­ es imprescindible su estudio laboratorial.
quido en el abdomen relacionadas con la vejiga o la El sedimento mineral (cristaluria) se depositará con
pared abdominal ventral. facilidad formando una línea definida en la porción
más declive de la vejiga; la evidencia de sombra acús­
tica está en relación directa a la cantidad de cristales
sedimentados. La percusión externa con el transduc­
Alteraciones en el contenido tor produce una reflotación de los cristales y un efec­
to de “nevada" muy característico (figs. 1.43-1.46). La
C álculos y sedimento vesical cistopunción deberá ir precedida de una maniobra
de reflotación, mediante el cambio de posición del
Todos los cálculos vesicales presentan un patrón paciente o la agitación externa del contenido, con el
similar: superficie hiperecogénica con sombra acústi­ objetivo de obtener muestras representativas.
ca posterior (tanto más evidente cuanto mayor sea el
diámetro del cálculo) (Spence S 1997, Johnston GR y C oágulos sanguíneos

col., 1986). Así, con transductores de frecuencia me­ Los coágulos sanguíneos vesicales no asociados a
dia, los cálculos menores a 2 mm de diámetro pueden traumatismo generalmente se presentan como estruc­
no presentar una sombra acústica clara. Se posicionan turas hiperecoicas que no producen sombra acústica,
típicamente en la porción más declive de la vejiga (ex­ aunque sí pueden generar cierto grado de atenuación
cepto en procesos muy crónicos, en los que pueden del sonido. Usualmente se asocian a otros procesos
verse incluidos en las irregularidades de la mucosa). (inflamaciones de pared, intoxicaciones, enfermeda­
La percusión externa con el transductor no suele pro­ des renales, etc.). Los coágulos no suelen adherirse a
ducir un movimiento evidente de éstos debido a su la pared y varían de situación al cambiar la posición
peso específico (figs. 1.37-1.42). del paciente. En aquellos casos en que se presenten

m . . . ______ , . _______ Sistema urinario 1S


fitlas fl^ ç ô ^ r â fî^ te â jâ b d ^ ÎM ^ ^ ^ ü ê ^ ^ n im â ïë T 1
Figura 1.42

Urolitiasis vesical. (1.37) Vejiga distendida con presencia de un calculo de 12 nun en su luz, con una superficie lisa hiperreflectim y forma­
ción de sombra acústica posterior. (1.33) Vejiga distendida con múltiples cálculus de contorno irregular asociados a un proceso inflamatorio
crónico tic la pared, (¡ue alcanza un espesor de íí ruin en su aspecto craneoeentral. (1.39) Detalle de la pared dorsal de la vejiga de un Dúl-
mata de 3 años con múltiples microcdlctdos depositados en la pared declive: su conjunto produce una sombra acústica débil. (1.40) Cálculo
voluminoso, de 3 cm de dián tetro, de superficie lisa y morfología redondeada, con sombra acústica sólida y engrusatn iento de pared asocia­
do. (1.41) Cálen lo de superficie lisa y morfología poliédrica con sombra acústica limpia que ocupa la mayor parte de la luz i vsical. (1.42)
Corle transversal de m iga moderadamente distendida tpte presenta estructura ecogénica central (colon) con sombra acústica evidente: mas
lateralmente se observa acá mulo de pequeños adíalos que también producen sombra acústica.

E Sistema urinaria 1?
Figura 1.43 Figura 1.45

Cistitis crónica con cristahiria moderada. La distensión de la ve­ Cistitis crónica en gato Persa de 2 años. Se observan sedimento
jiga confirmó el diagnóstico. Se aprecia un pequeño foco ecogéni- mineral en la porción declive de la vejiga, y pequeños focos réfrin­
co en la pared menos declive compatible con pequeños cristales gentes en la porción superior que pueden corresponderá áreas de
atrapados en tas irregularidades de la mucosa y/o mineralizacio- nnneralización o cristales adheridos a la pared.
nes de la pared (más evidentes en procesos crónicos).

¿L
W
¿0.

\ “ i

Figura 1.44 Figura 1.46


Vejiga de la orina distendida con abundantes sedimentos mine­ Cristallina intensa. Tras la agitación de la vejiga se observa la
ral (superficie claramente ecogénica) y orgánico (nivel liipoecoi- reflotación del sedimento y su progresivo depósito en la porción
co) que no produce artefacto de sombra acústica. más declive de la vejiga.

adheridos a la pared o en vejigas con poco conteni­ C uerpos extraños


do ésta debe distenderse y se debe intentar el despla­
Existe la posibilidad de encontrar otros cuerpos
zamiento forzado de los coágulos mediante sonda y extraños, bien por traumatismo exógeno (espigas, in­
controlar su evolución a corto plazo. La evaluación sectos, perdigones) o de origen iatrogénico (suturas
mediante Doppler color o potenciado evidenciará la desprendidas, sondas rotas) cuya evidencia ecográfica
ausencia de señal en su seno (figs. 1.47-1.49). puede ser relevante.

Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales


=1
Figura I. (9

Cortes sagital (izquierda) y transversal (derecha) de la porción


prostática de la metra. El tejido prostática periuretral (hipoecoi-
co) revela el recorrido intraprostático de la uretra (que en condi­
ciones normales no será visible ecográficamente).

U retra

La exploración ecográfica de la uretra completará


Múll iples coágulos sanguíneos en paciente con cisti tis hemorrági- el estudio de las vías urinarias inferiores. En el perro,
ca. Su aspecto amorfo y la ausencia de sombra acústica posterior se pueden explorar tanto la uretra prostática como
son hallazgos fácilmente iclentificables en los coágulos vesicales. toda la longitud de la uretra peneana. La uretra en su
porción pélvica está limitada debido a los artefactos
que producen las estructuras óseas. En la perra, la ex­
ploración se limitará a la primera porción de la uretra
antes de que ésta se introduzca en la cavidad pelviana.
El examen adecuado debe realizarse con transducto­
res de alta frecuencia, y es imprescindible el empleo
de frecuencias de 10 MHz o superiores para el estudio
de la uretra peneana. Los transductores lineales son
los más apropiados en este tipo de exploraciones. El
sondaje uretral es, en ocasiones, aconsejable para lo­
calizar la uretra con mayor facilidad y se han descrito
la inyección de suero y la evaluación en modo Doppler
color. La ecografía uretral endoscópica se encuentra
en fase de experimentación y no se contempla como
un método de exploración rutinario.

Patrón ecográflco normal


No es posible la diferenciación de las distintas ca­
pas de la uretra con ecógrafos convencionales. En el
perro, a diferencia de la hembra, la uretra presenta
Disi 3.0 ti cm
una capa más externa de músculo estriado (esquelé­
tico). La mucosa de revestimiento no se distingue en
condiciones normales. La uretra peneana se encuen­
tra rodeada de los cuerpos cavernosos. El estudio eco-
Figura 1.48
gráfico de la uretra puede complementarse mediante
Coágulo vesical. Se observa estructura ecogénica iutralumiual la exploración dinámica con sondaje del paciente. El
voluminosa bien definida que invade casi la totalidad de la luz
músculo uretral se hace más evidente en su porción
vesical.
prostática como un anillo de doble ecogenicidad. La
visualización en un corte transversal es, en la mayoría Obstrucción uretral
de los casos, más clara y de mejor definición que un
corte longitudinal (figs. 1.50-1.51). La dilatación anormal de la uretra es secundaria a
un proceso obstructivo de la luz uretral. La presencia
de un cuello vesical y uretra próxima! anormalmente
dilatados conduce a la identificación de un problema

'] n

Figura 1.52

Figura 1.50 1 -

Estudio de la porción peneana de la uretra con sonda uretral.


Puede apreciarse claramente la sonda uretral como dos líneas
ecogénicas y paralelas hasta la camarina caudal de la uretra. La
inyección desuero permite una pequeña distensión de la luz ure­
tral y su mejor valorácioh ecográfica.

Figura 1.53

(lato con síndrome obstructivo. (1.52) Distensión anormal de ve­


Figura 1.51 jiga de la orina y cuello vesical. Presencia de sedimento orgánico
no mineralizado moderado; en la porción más declive se observa
Detalle ecográfho del músculo uretral incluido dentro de la porción una pequeña zona más ecogénica compatible con sedimento mi­
más caudal de la próstata. F.l músculo uretral se observa de mayor neral. (1.53) Detalle de la uretra proximal patológicamente dila­
espesor en el aspecto caudodorsal de la glándula prostática. tada con presencia de sedimento mineralizado.

^tla^^cog^n^clfjfic^Mnmiria^n^^eguenos^aniniales
obstructivo. Se puede intentar un sondaje del pacien­ vejiga, uretra, uréteres y riñones puede aportar datos
te para delimitar el punto de obstrucción. En los gatos significativos sobre su estadio y compromiso (figs.
con síndrome obstructivo, el estudio ecográfico de la 1.52-1.54 A-C).

uretra !

Galo con síndrome obstructivo. ,S’p observa (1.54 A) distensión


patológica de la vejiga, con presencia de abundante sedimento
no mineralizado en la luz vesical. (1.54 li) Distensión anormal de
vejiga de la orinay cuello vesical. Sedimento orgánico moderado,
no se identifica en la imagen sedimento mineral. (1.54 C) Detalla
de la uretra próximal dilatada (3,5 mrn) con pared nítidamente
definida y contenido anecoico.

C Sistema urinario 21
Figura 1.57

Presencia de abundante sedimento mineralizado en la poción


prostática de la uretra. Aunque esta última no se aprecia dilata­
da, se iden tífica claramente debido al abundante sedimento acu­
mulado (ecógénico), el cual produce una sombra acústica distal
que oculta la porción dorsal de la próstata.

V~

Figura 1.56
Paciente can obstrucción uretral. (1.55) Corle transversal de prós­
Figura 1.58
tata en el que se absenta tina dilatación patológica de la primera
porción de la uretra. (1.56) En una proyección prostática trans­ Paciente obstruido con presencia de cálculo en la uretra peneana.
versal más caudal se aprecia la luz uretral ocupada por una es­ Se identifica el cálculo como una pequeña estructura ecogéui-
tructura ecogénica que produce sombra acústica compatible con ca que produce sombra acústica. El hueso peneano se identifica
cálculo uretral. como una línea ecogénica con sombra posterior.

22 ¿tla^^cografí^Líníca^abdomhia^i^egueflo^niojai« 1
transductores de mayor frecuencia debido a su menor
profundidad; de manera que, en aquellas sondas mul-
tifrecuencia, es posible seleccionar las frecuencias más
adecuadas, de acuerdo con la profundidad del riñón.
Gatos y perros de razas miniatura: los transductores
lineales de alta frecuencia (10 MHz) obtendrán imá­
genes de mayor calidad, aunque la manipulación del
abdomen craneal con estos transductores puede ser
mal tolerada especialmente en los perros de menor
tamaño.

Preparativos
En condiciones normales no se debe exigir ningún
preparativo previo especial. El ayuno disminuirá la
presencia de gas digestivo, lo que favorecerá el estu­
dio más adecuado, en particular del riñón derecho (no
es imprescindible si se utiliza el abordaje sublumbar
o intercostal). En algunas ocasiones, el colon descen­
dente puede interferir en la obtención de imágenes
apropiadas del riñón izquierdo, aunque una mani­
pulación correcta del abdomen permite superar este
problema, al realizar el desplazamiento de los seg­
mentos intestinales que puedan alterar la imagen.
Los contrastes urinarios (yodados) utilizados en las
urografías descendentes no interfieren en la imagen
ecográfica. La administración de diuréticos y de sueros
intravenosos previo a la exploración ecográfica produ­
cirá una incipiente dilatación de la pelvis renal, e inclu­
so del uréter proximal, lo cual se debe tener en cuenta
cuando se establezcan los diagnósticos diferenciales.
Las causas más frecuentes de obstrucción uretral son
los cálculos (con el mismo patrón ecográfico: super­ Técnica de exploración
ficie ecogénica y sombra acústica) y el acúmulo de
sedimento en zonas estenóticas; los tumores uretra­ La exploración del riñón izquierdo es más sencilla
les y problemas traumáticos también están descritos debido a su posición en el abdomen medio, más cau­
como agentes causales (figs. 1.55-1.59). dal que el riñón derecho; éste, se localiza en una posi­
Los tumores uretrales, en ocasiones, son difíciles de ción más craneal y generalmente está protegido p or las
identificar ecográficamente. Aquellos que afectan la últimas costillas. El abordaje ecográfico más frecuente
porción más próxima al cuello de vejiga pueden in­ es la aproximación a través del abdomen ventral (con
vadir este segmento y por lo tanto se distinguen más el paciente en decúbito dorsal); otros abordajes ade­
fácilmente. cuados son a través del abdomen lateral (corte dorsal)
y la vista sublumbar, y ambos se obtienen posicionan-
do al paciente en decúbito lateral o en estación. El
riñón derecho, debido a su posición más craneal (in­
R iñ o n e s tercostal) y dorsal es de evaluación más complicada.
Su tercio craneal, en ocasiones, no se puede explorar
satisfactoriamente en un abordaje abdominal ventral.
Equipamiento
En estos casos, la exploración sublumbar a través de
Perros: en nuestra experiencia, los perros de peso los últimos espacios intercostales (11° y 12°) es más
comprendido entre los 10 y 40 kg deben ser explorados conveniente y los pacientes la toleran mejor.
con sondas microconvexas o convexas de frecuencia La exploración completa de ambos riñones incluye
media (5 MHz). Los perros de razas gigantes pueden sus cortes sagitales y transversales (abordaje ventral
requerir sondas de frecuencia inferior (3 MHz). El y sublumbar), obteniendo cortes seriados en barridos
abordaje abdominal ventral del riñón derecho, debido craneocaudales y lateromediales. El corte dorsal lon­
a su posición más craneal, presenta mejores imágenes gitudinal, en la aproximación lateral, es más apropia­
con transductores microconvexos. Cuando se utiliza do para la visualización del uréter proximal y el siste­
un abordaje lateral o sublumbar se pueden utilizar ma arteriovenoso.

_________ Sistema urinario 23


A
Gráfico 1.9 Gráfico 1.10

Corte longitudinal del riñón izquierdo. Se realiza un corte en eje lar­ Corte transversal del riñón izquierdo. Girando 90a el transductor
go del paciente, en el abdomen lateral izquierdo, para obtener un sobre la figura anterior se realiza un recorrido en sentido craneal-
corte longitudinal del riñón; se desplaza el transductor en sentido caudal visualizando múltiples cortes en eje corta del riñón, desde
medial y lateral para realizar una exploración completa del riñón. su polo craneal al caudal.

24 Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales


Gráfico 1.12
Corte sagital del riñón derecho.
Comparación de ¡a ecogenici-
datl de la corteza renal (I!) y el
pctrénqitima hepático til-, ¡a
ecogenicidad de arribas estruc­
turas es muy similar y se consi­
deran normales pequeñas ca-
riaclones.

Gráfico 1.13
Corte sagital del riñón izqttier-
da. Comparación de la eco­
genicidad de la corteza renal
(til y el parénquima espié nica
í HJ, l a primera se establece hi-
poeeoiat ron respecto al paren
quima esplétlico.

Gráfico 1.14
Corte sagital media del ríñón.
Cortea) renal tC). Médula re­
nal (Mdi. Seno renal (Snh n i­
cer liados renales (Bv) con ul-
sutilización de cenas aram ias
IVA}.

C Sistema urinario
Crájico 1 .15
C o rle ¡.agita! mediai ili ! rinini.
i ortrza renai ■O. Medula re
ani .Miij. Seno runa! (Sri1 (¡ra­
sa /nnìpélriea y sena rena! (Cr
Pi. Vasas interiabares IV II.

(iràfico 1.16

( a r ie trtiiismrsal iiiigUii d e ! ri­


tirili. Ciirtemi renai (Q . M ed it­
ili rena! ìM dì. 5 r iw renili I5n).
Papìla rena! il'ili. Petnis rena!
ii'J. C rosti peripélrial te r
Arteria* vverta renale» f VHi en
e! hdio iena!. Cortes inmsivr-
saies de segmento» ìntestinales:
v e r m in i) ! e ileon fli.

La presión ejercida con el transductor resulta funda­ glándula suprarrenal izquierda; cranealmente con el
mental a la hora de desplazar el gas contenido en las fundus del estómago y, típicamente en los gatos, con
asas intestinales, así como las heces presentes en el el lóbulo izquierdo del páncreas; y caudalmente con el
colon. Esta presión se ve acentuada en la aproxima­ ovario. El riñón derecho se relaciona anatómicamente
ción ventral del riñón derecho (donde se deberá des­ en su aspecto medial con el colon ascendente y la vál­
plazar el duodeno descendente y colon ascendente!. vula ileocecal; cranealmente el polo del riñón derecho
Es importante comprender las relaciones anatómi­ reposa en la fosa renal del proceso caudado del lóbu­
cas de los riñones, ya que pueden facilitar tanto su lo caudado hepático; en su aspecto ventral (y lateral)
visualización, como la interpretación correcta de las se localizan, en el perro, el duodeno descendente y el
imágenes obtenidas y el establecimiento de los posi­ lóbulo derecho del páncreas; medialmente se encuen­
bles diagnósticos. Así, el riñón izquierdo se relaciona tran la vena cava caudal y la glándula suprarrenal de­
ventrocranealmente con el bazo (que en la mayoría recha; y en la porción más caudal se localiza el ovario
de los casos se utilizará como ventana acústica para derecho.
visualizar el riñón), medialmente con el colon ascen­ En el gato, ambos riñones se ubican en el abdomen
dente (que en algunas ocasiones puede localizarse en medio, una posición más cómoda para la exploración,
relación al aspecto más lateral del riñón); la aorta y la y debido a su movilidad (riñones “flotantes"), el abor-

Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales'


daje de ellos es satisfactorio y resulta diagnóstico en co respecto a la corteza, y presencia de tabiques hi-
la mayoría de los casos. Las presiones ejercidas con el perecoicos (que corresponden a los divertículos y
transductor en estos pacientes deben ser mínimas, ya venas interlobares).
que los riñones se desplazan fácilmente. ❖ Pelvis renal: zona más ecogénica central. Su diáme­
tro no supera en condiciones normales los 2 mm y
Imagen ecográfica normal su visualización es óptima en aquellos pacientes
El riñón del perro es de morfología ovalada, alar­ con diuresis forzada. En un corte sagital y en uno
gado en su eje sagital. El riñón del gato es más redon­ lateral a medial, esta estructura desaparece y se ob­
deado (Walter PA y col., 1987). Se pueden diferenciar servan dos líneas ecogénicas (divertículos o rece­
ecográficamente Jas diferentes estructuras anatómi­ sos pélvicos) y una zona hipoecoica central (cresta
cas del riñón (figs, 1.60-1.69): renal), prolongación de la médula renal. La pelvis
renal está rodeada por el seno renal, con patrón
Corteza renal: corresponde a la corona periféri­ ecogénico debido a la presencia de tejido graso.
ca, es finamente granular y se define claramente -i- Cápsula renal: se aprecia como una fina línea hi-
hipoecoica respecto al bazo y moderadamente perecoica en el perímetro del riñón (sólo visible
hipoecoica (e incluso isoecoica) respecto al pa- cuando la incide perpendicularmente el haz de
rénquima hepático. En el gato, puede adquirir un sonido).
aspecto más hiperecoico de forma fisiológica (es­ ❖ Hilio renal: en el aspecto medial del riñón se pre­
pecialmente en gatos obesos) debido al acúmulo senta como una pequeña depresión donde se vi­
de vacuolas de grasa. sualizan las estructuras vasculares principales y el
Médula renal: zona central con un patrón hipoecoi- uréter (no visualizado en condiciones normales).

Figura 1.62

Figura 1.61 Figura 1.63

Hiñón normal en un perro. (1.60) corte longitudinal medio del riñón donde se visualizan la corteza y la médula renal. Los pequeños vasos
que se identifican en la unión corticomedular corresponden a las arterias arénalas. Los divertículos y vasos interlobares se evidencian como
pequeños tabiques ecogénicas. (1.61) Corte longitudinal medial respecto a la imagen anterior, la zona hipoecoica central corresponde a
la papila renal central, rodeada de tejido más ecogénico que corresponde a! seno renal. (1.62) Corte longitudinal en aproximación por el
flanco (lateral) con visualización satisfactoria de la corteza, médula y pelvis renales (zona ecogénica central): la porción distal de la arteria
y la vena renales también se visualiza en este corte. (1.63) Exploración en modo Doppler color en el m ismo corle que la imagen an terior con
representación de la vena renal en el hilio.

Sistema urinario ¿i
Figura 1.64 Figura 1.67

Figura 1.68

Figura 1.66 Figura 1,69

Riñón normal en un gato. (1.ÍUI Curie longitudinal medio del riñón diferenciando la corteza i' la médula renales: la grasa del seno renal ya
se evidencia como una Jiña línea ecogénica central. (1.65) Corte longitudinal medial: el tejido ecogénico central corresponde al seno renal: la
pelvis se identifica entre los cursores (1.2 mml: la vena renal se visualiza como una estructura redonda anémica central. (1.66) Corte trans­
versal medio del riñón !imagen en lierradum); en la zona central se observan la papila, pelvis e hiUo renalect. (1.67) Corte longitudinal en
aproximación lateral: visnalización del.seno renal y la zona del hilio. (1.68) Modo Doppler potenciado con visualización de vasos hiterioba-
res. (1.69) Modo Doppler color en corte transversal; se observan vena y artería renales (la vena renal presenta mayor calibre que la artería).

28 ^tla^^cograff^UnJc^ahdomina^iyjcgiieno^niinales^
; Arteria y vena renales: la vena se sitúa ventralmen­ sonograma. Obviando pequeños cambios en la ecoge­
te a la arteria se debe señalar que, en ios perros, se nicidad debido a la diferente profundidad a la que se
presenta con frecuencia un sistema arterial renal encuentren estas estructuras, se establece que en una
doble. Tanto la arteria como la vena pueden ser se­ relación ecográfica normal el parénquima esplénico
guidas hasta su unión con la aorta y la vena cava. es hiperecoico respecto al hígado y la corteza renal, y
Las inserciones de la vena y las arterias renales del el hígado se observa moderadamente hiperecoico res­
riñón derecho sobre la aorta y la vena cava son más pecto a la corteza renal; aunque esta diferencia en la
craneales que las del riñón izquierdo e inciden tí­ mayoría de los pacientes no se aprecia y el hígado y la
picamente en el aspecto derecho de éstos. Las arte­ corteza presentan una ecogenicidad similar, estudios
rias y venas interlobares se localizan en los recesos recientes (lvancicycol.,2008) demuestran la variación
pélvicos, y las arterias y venas arcuatas, a nivel de la en la ecogenicidad de corteza e hígado en pacientes
unión cortícomedular. sanos y en función de la frecuencia de la sonda utiliza­
Uréter proximal: en condiciones normales no es da (figs, 1.70-1.71).
identificable; únicamente se observa en pacientes Se debe señalar que en el gato debido a su tendencia
con diuresis forzada como un pequeño conducto a acumular vacuolas de grasa en el epitelio tubular, se
(1 mm) que se dirige inmediatamente hacia el ab­ puede producir un aumento de la ecogenicidad difu­
domen caudal. En estos pacientes también pueden sa cortical, debiéndose considerar este hallazgo como
visualizarse la pelvis renal y los recesos pélvicos. accidental y típico de gatos obesos. Esta particulari­
Grasa perirrenal: la grasa acumulada (más abun­ dad también se ha descrito en gatas gestantes y ani­
dante en animales obesos) se identifica ecogénica males diabéticos (fig. 1.72).
(similar a la obtenida en el seno renal) y rodea tí­ El volumen renal no se ha logrado estandarizar de for­
picamente al riñón; se relaciona con el retroperi- ma fiable en el perro. Diversos estudios admiten un
toneo. amplio rango de variabilidad; en estudios más recien­
La exploración correcta del riñón incluye la compa­ tes (Mareschaly col., 2007) se ha establecido una pro­
ración de la ecogenicidad de su cortical respecto al porción entre la longitud máxima del riñón y el diá­
parénquima esplénico y hepático. Es más fácil esta­ metro de la aorta con un rango de 5,5 a 9,1 como lími­
blecer la relación ecográfica del riñón izquierdo con el tes inferior y superior. Las medidas estándar en felinos
bazo (ya que éste se encuentra generalmente ventral y son más fiables debido a la mínima variación del peso
craneal al riñón) y la del riñón derecho con el hígado (Walter PA y col., 1987). Riñones con longitud superior
(debido a que se encuentra reposando en la fosa renal a 4 cm y anchuras superiores a 3 cm en el gato deben
del proceso caudado del lóbulo caudado del hígado). considerarse signo de renomegalia.
Para una correcta relación de ecogenicidad entre am­ Artefactos
bas visceras siempre se debe intentar la comparación
entre estructuras que se encuentren a la misma pro­ Se describe fácilmente en los riñones una sombra la­
fundidad, a partir de imágenes obtenidas en el mismo teral que se inicia en el polo craneal y caudal cuando se

Sistema urinario 29
A
visualizan en un corte en eje largo. Los polos del riñón Se ha descrito ampliamente la presencia de un halo
pueden presentar un aumento de ecogenicidad con ecogénico en la unión corticomedular, más frecuen­
respecto a la porción media debido a la disposición de temente en gatos, no relacionado con estado patoló­
las asas de Henle que, en una aproximación ventral del gico. Este hallazgo debe ser contrastado con análisis
riñón, trascurren perpendicularmente al haz de sonido, sanguíneos y urinarios para descartar procesos pato­
produciendo una mayor reflexión de éste y provocando lógicos incipientes (fig. 1.75).
un aumento de la ecogenicidad de esta zona respecto a
la zona de la corteza más central (fig. 1.73).
La ecogenicidad del seno renal puede verse afectada
por artefactos producidos por las crestas renales y los
recesos pélvicos que pueden presentarse altamen­
te reflectivos. Las arterias arcuatas, dispuestas en la
unión corticomedular, pueden presentar una interfa­
se altamente reflectiva (más evidente en pacientes de
edad más avanzada); este hallazgo no debe confun­
dirse con una mineralización renal (fig. 1.74).

Figura 1.74

Fibrosis en las arterías arcuatas en la unión corticomedular en


un perro Maltes de 13 años; este hallazgo no debe interpretarse
como una mineralización patológica o nefrolitiasis.

Figura 1.72

Gato Siamés de ti años sin alteraciones en los análisis de sangre


y orina, con alimento de la ecogenicidad cortical como hallazgo
principal, liste signo puede corresponder a estados normales (no
patológicos) cuando la estructura renales normal y no se eviden­
cian lesiones asociadas.

--------- " -

• - ' «T

Figura 1.73

Artefacto. Se observa una diferencia de ecogenicidad de las porcio­


nes más centrales de la corteza renal respecto a ambos polos; este
artefacto se debe típicamente a la disposición de las nefronas.

Jtlas^deecogf^fí^lfhlc^bdomina^enjeguefio^mniales 1
Patologías renales debe considerar la técnica ecográfica como altamente
inespecífica, y es necesario en todos los casos apoyar­
Para su mejor estudio, éstas se dividen en pato­ se en signos ecográficos relacionados, datos analíti­
logías o alteraciones difusas del parénquima, altera­ cos e historia clínica. La realización de biopsias bajo
ciones focales, del sistema colector, agenesias y otras control ecográfico deberá ser contemplada dentro del
patologías congénitas. protocolo diagnóstico para establecer un diagnóstico
Las indicaciones del estudio Doppler renal serán des­
anatomopatológico y un estado evolutivo de la enfer­
critas en el capítulo referente a aplicaciones del estu­
medad renal.
dio Doppler abdominal.
Los signos ecográficos incluyen linfonodos asociados
Lesiones difusas (renales e ilíacos), hallazgos en visceras o estructuras
relacionadas (vejiga, uréteres y aparato genital), así
Son aquellas que típicamente producen un au­ como cualquier otra anormalidad vinculada (por ej,,
mento de la ecogenicidad cortical, aunque también tumores en glándulas suprarrenales, tromboembolis-
se han descrito lesiones que disminuyen la ecogenici­ mos, lesiones sospechosas de neoplasias secundarias
dad (mucho menos frecuentes y difíciles de detectar). en otras visceras, etc.).
Generalmente, las lesiones renales difusas (de origen Se han descrito aumentos difusos de la ecogenicidad
no neoplásico) incluyen hallazgos en ambos riñones, cortical renal en múltiples procesos que deben in­
aunque el curso de la enfermedad puede afectar de cluirse en el diagnóstico diferencial:
forma distinta a cada uno (como ocurre en casos de
enfermedad renal felina con la aparición del síndrome Se presenta en perros con nefritis intersticial y
riñón grande-riñón pequeño) (figs. 1.76-1.77). glomerular, necrosis tubular aguda (resultado de
Las patologías renales que aumentan la ecogenicidad agentes tóxicos o derivados del etilenglicol), glo-
del parénquima son las que se diagnostican con más merulonefrosis y amiloidosis renal (fig. 1.78 A-B).
frecuencia y sus orígenes son múltiples (Walter PA y ^ En pacientes con mineralización del parénquima
col., 1987). La cronicidad del proceso puede afectar en renal se observa nefrocalcinosis. Puede afectar
mayor grado a la ecogenicidad y al volumen renal. Se tanto a la porción cortical como a la medular, y se

RIN DCHOj

Figura 1.76 Figura 1.77 ' ~ ~~ ~

Enfermedad renal glomendar crónica en un gato con asimetría renal marcada (riñón grande - pequeño)-, la enfermedad renal produce la
degeneración de un riñón (1,76) y la consiguiente hipertrofia del riñón contralateral que presenta un aumento de la ecogenicidad cortical
y falta de definición corticomedular con pequeñas áreas de mineralización /jibrosis.

Shrema urinario
presentan pequeñas mineralizaciones disemina­ que más tarde comienzan a ser patentes los cam­
das o focos de mineralización más consistentes bios relativos al engrosamiento de la membrana
que producirán una sombra acústica distal (figs. basal [Martínez Castelao A., 2004) (figs. 1.81-1.82).
1.79-1.80). -> En gatos con nefritis intersticial y glomerular, así
y * Pacientes con hiperadrenocorticismo o diabetes, como en pacientes con peritonitis infecciosa [figs.
que establecen una nefropatía diabética que no se 1.83-1.84).
manifiesta en las primeras fases de la enfermedad, 4- En gatos con linfoma renal puede adquirir un pa­
excepto por un aumento del tamaño renal, y en los trón típico que aumenta la ecogenicidad cortical;

Figura1.78 A Figura 1.78 B

Necrosis tubular aguda en un Fox terrier de 4 años con 78 A intoxicación aguda y cuadro gastroentèrico de presentación súbita; el a amento
de acogenicidad cortical es evidente, (i. 78 A) Cortical renal isoecoica respecto a parénquima esplénico. (1.7811) Cortical renal hiperecoica
respecto a parénquima hepático.

Figura 1.79

Nefrocalcinosis en un pen o de raza Eurasierde 12 artos (1.79) y en


un gato Persa de 8 años (1.80). Presencia de múltiples depósitos
mineralizados en cortical renal con aumento del nivel de calcio
sérico en análisis sanguíneos.

Figura 1.80

32 ^tlasja^cogr£^a^IiriiGa_flbdomina^eni£e^ueno^niiTiales
wn '-m .
* E

r R 'l "

D is i 2 . 6 4 c m

Figura 1.83

Hallazgos Geográficos en pacientes con diabetes. (1.81). Perro Pas­


tor alemán de 10 míos con hiperglucemia y signo de doble eco-
gvnicidnd cortical, hallazgo precoz en pacientes diabéticos con
nefropatia diabética. ( 1.82). Perro Samoyedo de 8 años con dia­
betes en tratamiento durante 2 años que presenta un aumento
generalizado de. ia ecogenicidad cortical del rimiri.

este hallazgo se asocia a la presencia de nefrome-


galia generalmente con bordes renales irregulares
(ftg. 1.85).
^ En gatos sanos por acúmulo de grasa (más eviden­
te en machos castrados o hembras preñadas) (véa­
D is t 2 .0 1 c m
se fig. 1.72).
<*• En pacientes con insuficiencia renal crónica, re­ Figura 1.84
sultado de una nefritis intersticial crónica (que se
acompaña de una alteración evidente de su estruc­ Nefritis intersticial crónica en un galo Común europeo de 2 años
tura interna y generalmente disminución del volu­ de edad; ambos riñones presentan una desestructuración eviden­
men renal). En algunas ocasiones la alteración re­ te con falta de definición corlkomedular, bordes irregulares, asi­
nal es avanzada y la identificación del riñón resulta metría renal, mineralizaciones corticales y dilatación moderada
de la pelvis renal del riñón izquierdo (111).
muy complicada (figs. 1.86-1.87).

Sistema urinario 33
n

Figura ],85

Liiifoma renal en un galo portador del virus de la leucemia. Se observan nefromegalia con bordes irregulares y presencia de derrame sub­
capsular abundante, con aumento de la ecogenicidad con icomed alar y dilatación modelada de la pelvis renal (zona anecogénica más
central).

_
21 Z -

/f

Figura 1.86
, ¡)ist 1: 1 . / / c m
___________________________ ___________ Di'jl '¿: 1.11 cm
J
Schnauzerde 10 años con insuficiencia renal crónica, 1.a imagen Figura 1.87
ecográfica de! riñón corresponde a un proceso inflamatorio cró­
nica (nefritis) con signos evidentes de degeneración retía/ (riñón Gato Común europeo de 5 años con enfermedad renal crónica: se
abigarrado) con disminución de su volumen, contorno irregular observan disminución del volumen renal y aumento marcado de
y falta de definición corticomeduiai: ecogenicidad cortical.

34 £t¡asid^ecograffa¿lteijMia&domlna^^peqiiertos>anlfnales ]
<► La glomerulonefritis y la pielonefritis crónicas au­ duce un riñón de reducido volumen e irreconocible).
mentan la ecogenicidad cortical del riñón y dis­ La falta de definición corticomedular (al aumentar la
minuyen la diferenciación corticomedular (figs. ecogenicidad de ambas estructuras) es un signo ca­
1.88-1.90 A-B). racterístico de enfermedad renal crónica (fig. 1.96).
Alteraciones renales congénitas como la displasia Se debe hacer hincapié en otros hallazgos ecográficos
renal, con una falta de definición corticomedular, que pueden asociarse a un aumento de la ecogenici­
que en general se asocia a un volumen renal sensi­ dad cortical y que, a menudo, pueden ser determi­
blemente reducido (fig. 1.91). nantes a la hora de establecer un diagnóstico de en­
Nefropatlas en razas predispuestas (con mayor fermedad renal; entre ellos, hay que prestar especial
incidencia en perros de raza Boxer o Schnauzer) atención al volumen renal (aumentado o disminuido
con desestructuración de la arquitectura interna, en procesos más crónicos), contorno renal (puede
frecuentemente asociadas a nefropatías juveniles ser irregular o lobulado), presencia de derrame sub-
(figs. 1.92-1.93).
Pacientes con uréteres ectópicos, infecciones as­
cendentes y presencia de glomerulonefritis inters­
ticial crónica (fig. 1.94).
Se ha descrito una banda hiperecoica en la unión cor­
ticomedular renal en pacientes con enfermedad renal
(signo del anillo medular) y vasculitis piogranuloma-
tosa (en gatos con peritonitis infecciosa felina), lep­
tospirosis, necrosis tubular aguda o nefrocalcinosis,
pero este hallazgo también se encuentra en pacientes
sanos, por lo que no debe considerarse a priori como
un signo de enfermedad renal sin el respaldo de aná­
lisis complementarios u otros hallazgos ecográficos
relevantes (fig. 1.95).
La enfermedad renal crónica en general se acompaña
de una disminución del volumen renal, bordes irregu­
lares y una pérdida progresiva de la arquitectura típi­
ca, todo ello hace que, en ocasiones, se complique la
identificación del riñón, pues éste se encuentra en un
estado de degeneración avanzado (que a veces pro­

Figura 1.89 ¡i

Glomerulonefritis intersticial crónica. (1.89 A) Perro Retrieivr


dorado de 2 años. (1.89 B) Boxer de 4 años. Ambos pacientes pre­
sentan concentración sérica de itreaycreatinina. adelgazamiento
progresivo y proteinuria marcada. Confirmación mediante biop­
sia ecoguiada. La falta de definición corlicomedtdar se aprecia
como una única banda hipeivcogénica; los ecos centrales corres­
ponden a la pelvis renal.

Sistema urinario Ì5
Glmneniionejritis esclefmemte. Yorkshire tie ÍJ oh ns ron /rraleinttria marcada y alteración de cociente pmteinaxreatinina. (i. 1)0 A¡ Valo­
ración del riñón derecho que presenta como único hallazgo an incremento de la ecogenicidad cortical respecto al parénquima hepático.
(IJH) íil Exploración tras la realización de hiopsia renal. Se realizaron dos biopsias ecoguiadas con aguja trocid calibre 16; en el polo cau­
dal del riñón se observan dos lesiones alargadas anémicas en la cortical renal que corresponden al recorrido seguido por las agujas para
la toma de muestro.

capsular, linfoadenopatías, dilatación de pelvis renal


y uréter proximal (evidenciado en pacientes con pie-
lonefritis), gastropatía asociada (a estados urémicos)
(figs. 1.97-1.103).
Las alteraciones que producen una disminución
de la ecogenicidad son más difíciles de percibir y,
como ya se ha indicado, de presencia muy escasa.
Se han descrito en casos de inflamaciones agudas
(edema) y también en pacientes con diagnóstico de
linfosarcoma.
La bibliografía científica describe distinta altera­
ciones congénitas del riñón. La ausencia del riñón
se denomina agenesia renal y, en general, se asocia
a una hipertrofia del riñón presente. Este hallazgo,
aunque de incidencia escasa, es más frecuente en los
perros. La exploración debe de completarse siempre
con un abordaje lateral para confirmar la ausencia
del riñón. La hipoplasia renal (desarrollo insuficien­
te del riñón) se observa en animales jóvenes en los
que se identifica un riñón de volumen sensiblemen­
te reducido; este hallazgo debe de diferenciarse de la
displasia renal mediante la realización de biopsia y
estudio anatomopatológico. La fusión renal también
está descrita (riñones en herradura); en esos casos, se
observa la unión de ambos riñones por uno o ambos
polos, compartiendo, o no, parte del sistema colector
y la vascularización. Otras lesiones, como la posición
anormal de los riñones en la cavidad abdominal (ri­
ñones ectópícos) o la hipertrofia de la papila renal.

36 ¿lla^e^cogMn^tínica^hdomina^r^eoueno^nimale^ 3
B fru g al tas congénitas diagnosticadas en dos perros de raza Boxer (de 6 meses y ¡ año de edad respectivamente). En ambos casos se evi­
dencia un marcado aumento de ecogettiridad del riñón asociado a una pérdida de la diferenciación corticomedular. Los dos perros fueron
Ivopsiados bajo con troI ecográfico y se les diagnosticó glornendonefritis.

Figura 1.94

tilomerulonefritis intersticial crónica en una paciente de raza |


Husky siberiano de I año con presencia de uréter ectópico. Se ob­
serva pérdida de la arquitectura renal con signos de mineraliza-
ción cortical y aumento de la ecogenicidad corticomedular.
Figura 1.95

Gato de ¡O meses con signo del anillo corticomedular ecogéuico.


Paciente con pruebas positivas al virus de la peritonitis infecciosa
felina y presencia de u na vasculitis piogrtmuloniatosa que se aso­
cian la banda ecogénicacorticomedular.

P Sistema urinario Z B
Figura 1.96 Figura 1.97
Degeneración renal senil en un galo de 18 artos. Disminución del Linfosarcoma renal felino. Se observan un aumento del volumen
volumen renal, falta de nitidez de la arquitectura y anillo ecogé- del riñón, anillo corticomedular mal definido y presencia de de­
nico en la unión corticomedular: todos los hallazgos correspon­ rrame subcapsular moderado.
den a cambios degenerativos renales seniles.

linfermedad renal en un perro Fox terrier de 12 cilios con gastropatía uréniiea asociada. (1.98) Imagen longitudinal del riñón con signos
de nefropatia crónica (aumento de ecogenicidad de la cortical y medular) y presencia de quistes corticales. (1.99) Detalle de la pared del
estómago que presenta un aumento deI espesor de tos pliegues del estómago e infiltrado ecogénko de la mucosa gástrica.

38 Rilas de ecografía clínica abdominal pequeñas animales


1
también pueden ser estudiadas mediante ecografía lisas y finas, y con evidencia de refuerzo posterior. Se
(figs. 1.104-1.107). debe establecer un diagnóstico diferencial con hema­
tomas, abscesos y lesiones quísticas que pueden estar
Lesiones focales asociadas a tumores. En el Pastor alemán se ha des­
Los quistes renales de naturaleza simple o múltiple crito la presencia de lesiones de patrón quístico en el
y de volumen variable, son las lesiones focales más fre­ cistoadenocarcinoma renal (figs. 1.108-1.110).
cuentes. En muchos pacientes, resultan un hallazgo Mención aparte merece el diagnóstico de la poliquis-
accidental durante la exploración ecográfica abdomi­ tosis renal del gato Persa y otras razas emparentadas
nal de rutina. Presentan una morfología redondeada, (también descrita, aunque con menos incidencia, en
su contenido es anecoico puro, con paredes nítidas, la especie canina, en el Cairn terrier), en el que la téc­
.1 nica ecográfica ha adquirido una relevancia especial.
La importancia de un diagnóstico precoz es funda­
mental por tratarse de una enfermedad autonómica
z: dominante. Se presentan quistes corticales que se
evidencian en múltiples cortes sagitales que, si es po­
sible, deben incluir únicamente un sonograma de la
corteza renal. Se han descrito quistes hepáticos aso­
ciados a esta enfermedad (en aproximadamente un
10% de los casos). No es posible realizar el diagnósti­
co antes de los 6 meses de edad; en los animales ne­
gativos, se recomienda una nueva evaluación al año
de edad para establecer un diagnóstico definitivo. En
aquellos pacientes dudosos o de alto riesgo (con pa­
dres portadores) deben hacerse exámenes seriados
complementarios. Están disponibles pruebas genéti­
cas para el diagnóstico de la enfermedad poliquística
(figs. 1.111-1.112).
Los abscesos renales pueden asociarse a lesiones
Figura Í.100 traumáticas, tumorales, o cuerpos extraños, o pueden
ser una complicación en pacientes con pielonefritis.
Pielonefritis crónica en un perro Rottweiler de 6 años. La dilatación
moderada de la pelvis renal asociada ai aumento de ecogenicidad
El absceso posee un perímetro que se define más cla­
cortical son hallazgos comúnmente asociados a este proceso. ramente (su cápsula es más gruesa, irregular y ecogé-
nica) y presenta un contenido de mayor ecogenicidad

Riñón con signo del anillo ecogéntco corticomedular. Aunque este hallazgo es inespecífico y se aprecia habitual metí te en pacientes asin­
tomático, clínicamente sanos, debe de ser investigado. En este American Stanford de 7 años el signo de! anillo se asocia a la presencia de
linfoadenopatías reactivas en los linfonodos ilíacos mediales, porto que son aconsejables tas pruebas diagnosticas adicionales.

c Sistema urinario 39
Figura 1.103

Corte longfrudinal dei rinon: se obsenw i dem one subcapsidary


conica! ecogénica, acìemds de contorno irregttlar asociadn a un
lumicino de ccogenicidad i orticai. Fstos hetllazgos ecogniflcos son
com patibili con un proceso neopldsicu o inflamaiona del rinon. y
e! diagnòstico delie conjìnnarse mediante pntebas compìementa-
rietsy/o anatotnopatoiógicas. (Sin conftnnactón histopatológiai.)

Figura 1.104

Hipoplasia relied imiiaterid en un perm Yorkshire de i I meses. Hipertrofia de papila renal. Paciente mestizo de 9 años. Se ob ­
Abordaje intercostal derecho en el ipie se eridencia el riñón de­ serva a nivel del lidio renal un crecimiento de 4.11 .v 2.0 etn que
recho con un enlamen sensiblemente reducido de 10.x (i nuil (en­ corresponde a la papila renal: la biopsia ecogniada no evidenció
tre cursores). A la derecha de la imagen se eficiencia paréuquima cambios hislológicos sugerenies de un proceso patológico. F.n re­
hepático y, en proximal, las costillas con formación de sombra visiones posteriores no se observó un crecimiento de esta estruc­
acústica distal. tura.

40 ^tla^d^ecografl^Iftiic^ahdominal^r^egue^Kanlmales 3
Figura 1.109

Quiste renal simple en el polo craneal del riñón derecho de un


Rengle de ¡ I años. Fl paciente no presentaba siulonialologia y el
hallazgo fu e casual. La estructura del riñón no ajecmilo por el
quiste era normal y los análisis sanguíneo y urinario no presen­
taron alteraciones.

Figura 1.107

Riñón en posición ectópica. Localización del riñón izquierdo en


posición caudal a la vejiga de la orina (parcialmente introducido
en la cavidad pelviana). Con una orientación correcta del trans­
ductor, se observa el riñón izquierdo en la porción izquierda de la
imagen (que corresponde al aspecto más caudal) y la vejiga de la
orína situada cranealmente.

Figura 1.108 Figural.llO

Quiste renal. Imagen del riñón en un corte medial en la que se Cistoadenocarcinoma en un Bulldogde 10 años. Se evidencian tíos
visualiza únicamente una sección de la cortical renal con presen­ estructuras quísticas que presentan una cápsula definida y mulri-
cia de un quiste renal simple que se observa como una estructura laminanen una de ellas se observa una tabicarían interna. Fl estu­
anecoica redondeada. dio histopatológico confirmó el diagnóstico.

K Sistema urinario 41
que los quistes puros. En algunas ocasiones, se puede
identificar la presencia de gas en el interior del absce­
so, En el caso de pionefritis avanzadas, el riñón se en­
cuentra muy aumentado de volumen, su estructura es
irreconocible y suele ser sustituida por una estructura
con contenido purulento ffig. 1.113).
En el caso de los traumatismos renales, la presencia de
hemorragia en la pelvis renal o, más frecuentemente,
subcapsulares el hallazgo más evidente; en ocasiones
se identifica erosión de ia corteza renal. La evolución
del coágulo renal puede ser controlada ecográfica-
mente (fig. 1.114).
Las masas renales complejas presentan patrones muy
variables y ecogenicidad mixta; las áreas hipoecoicas
corresponden a zonas de inflamación, necrosis o he­
morragia, y las hiperecoicas a zonas de fibrosis, calcifi­
cación o procesos degenerativos crónicos. Se debe es­
tablecer un diagnóstico diferencial entre hematomas,
abscesos, granulomas, infartos o neoplasias primarias
o secundarias.
Las masas sólidas suelen corresponder a procesos
neoplásicos que pueden adquirir un patrón homogé­
neo o heterogéneo. Las masas homogéneas se descri-

Figura 1.II1

Figura 1.113

Poliquistosis renal en un galo Persa. Lesión multiquistica ron Pionefritis en un Shih tzu con piuría, decaimiento, fiebre y dolor
presencia de estructuras anémicas redondeadas que producen abdom inal agudo. La dilatación de la pelvis renal con acumu­
una desest nieta radón juogresira del parénquima renal. La dis­ lo de material de patrón h ipoecoko se asocia a ia presencia de
tribución de los quistes es cortical, aunque el crecimiento de éstos un cálculo en el uréter próximaI y focos sépticos en la pelvis del
puede deformar la médula y la pelvis renales. riñón.

42 ^tla^^cograflflHclfnic^abdamlnfl^i^^ijenos^nimates
I
» -r -W S

Figura 1.H 4 Figura i. 116

Traumatismo renal en un paciente atropellado. La imagen mues­ Mastocitoma melastásko. Presencia de fo to de metástasis en un
tra un área cortical ecogénica que corresponde a un hematoma y paciente con un melanoma. Se observa un nodulo renal de pa­
un coágulo cortical asociado a hemorragia subcapsular. El polo trón ecogénica con focos de minendización ipte producen sombra
caudal del riñón no muestra una continuidad clara debido al acústica distal.
traumatismo y la rotura renal.

Figura i. 115 Figura 1.117

Carcinoma renal en un Husky siberiano de i ! años. Se observa Carcinoma renal complicado con hemorragia subcapsular en
crecimiento excéntrico de masa compacta, con patrón modera­ un perro mestizo de 10 años. La lesión neoplásica afecta al polo
damente ecogénica, que afecta al polo craneal del riñón y altera caudal del riñón, con discontinuidad de la cortical renal. En ella
la silueta renal normal. se observa un nodulo hipoecoico mal delimitado y escasamente
diferenciado.

ben hipoecoicas, hiperecoicas e isoecoicas. Aunque el Debido al amplio patrón ecográfico que pueden pre­
patrón ecográfico no es característico de ningún tipo sentar las diferentes enfermedades neoplásicas que
tumoral, se han descrito masas hipoecoicas en el caso afectan al riñón, la técnica de aspiración con aguja
del linfoma y la histiocitosis maligna. Aquellas masas fina y la toma de biopsia bajo control ecográfico re­
de patrón isoecoico pueden plantear un reto al eco- sultan fundamentales para concluir un diagnóstico
grafista dado que, a veces, el único hallazgo es una definitivo.
prominencia en la cápsula renal (figs. 1.115-1.121). Las masas que afectan la corteza renal y aumentan su

Sistema urinario 43
Figura 1.120

Masa renal en un gato Común europeo de 11 años. Sospecha de


neoplasia renal (no confirmada histopatológicamente) (fue afec­
ta al polo caudal del riñón y presenta un crecimiento exuberante
Figura 1.118 que alcanza a rodear la cara renal medial.

¡lemangiosarcoma renal. Desesirttciuración renal con pérdida de


la arquitectura. Masa de patrón heterogéneo. La biopsia ecoguia-
da estableció el diagnóstico.

Figura 1.119

Carcinoma renal en un Setter irlandés de 11 años. Paciente can


Iwnuituria abundante y persistente, y adelgazamiento progresivo.
1.a localización de la masa en la zona renal contribuyó a esta­
blecer el diagnóstico, ya que se presenta muy evolucionada y sin
ningún detalle anatómico reconocible.

44 ^U a s^d ^ec o^rafía ^clín k^^M o rilnal^n ^e ^uen Q ^aniiiiale^


ecogenicidad incluyen calcificaciones, infartos, fibro­
sis y, de nuevo, procesos neoplásicos.
Los infartos renales afectan una sección de forma pi­
ramidal en la cortical, su patrón es típicamente eco-
génico y, en aquellos pacientes con infartos más an­
tiguos, se puede observar una leve depresión de la
superficie renal de la porción cortical afectada (figs.
1.122-1.123).
Las calcificaciones corticales pueden impedir una
apreciación completa del riñón debido a la marcada
sombra acústica que producen estas estructuras. Se
presentan como áreas ecogénicas en la cortical que
generan una sombra acústica clara. Se debe establecer
un diagnóstico diferencial con los cálculos libres en
la pelvis renal y con las imágenes hiperreflectivas que
pueden producir las arterias arcuatas en el límite corti-
comedular, en pacientes gerentes (figs. 1.124-1.126).

Líquido subcapsular. Seudo quiste per irrenal


felino
La presencia de líquido libre subcapsular suele
asociarse a una patología primaria. El análisis del lí­
quido obtenido por punción ecoguiada puede resul­
tar sangre, orina, trasudado o exudado, en general
secundario a traumatismo, infección, inflamaciones y
neoplasias. En todos los casos, el acúmulo de líquido
subcapsular es menor que en los seudoquistes. En pro­
cesos inflamatorios renales, lesiones de tipo traumá­
tico o rotura del uréter proximal se puede evidenciar
la presencia de líquido retroperitoneal. Éste presenta
un patrón anecoico estratificado entre la grasa retro­
peritoneal típicamente hiperecogénica. Los urinomas
son con frecuencia secundarios a procesos traumáti­
cos (tras accidentes o como consecuencia de biopsias
renales) y están constituidos por colecciones de orina

rinon

Figura 1.123 Figura 1.124

tufarlos ¡vnotes. Presencio de lesión delitnitadZ y ecogénica /¡lie Depósitos ile cristales de .van tina en un Pastor alemán de 7 años
aféela la cortiea! renal (sección triangular) y produce una ligera con leisliinaniasis y tratamiento con atopnrinol. lisios depósitos
depresión en el con torna renal. no se encuentran lihres en ¡a pelvis renal, sino adheridos a la p a­
red en los cálices renales.

E Sistema urinario 45
delimitadas que se ubican periféricas al riñón (figs.
1.127-1.129J.
En los gatos, es posible detectar acumulo de líquido
subcapsular o extracapsular en gran cantidad que se
conoce como seudoquiste perirrenal felino. El patrón
del líquido es típicamente anecoico y se sitúa alrede­
dor del riñón. El hilio renal es el punto de confluencia
de la corteza renal y la cápsula. El paciente no suele
presentar sintomatología renal y no manifiesta nin­
gún signo de patología renal asociada. El análisis del
líquido demuestra, por lo general, un trasudado. El
acúmulo del líquido puede ser subcapsular (entre el
parénquima cortical y la cápsula) o extracapsular (en­
tre la cápsula y en tejido fibroso). La denominación
de seudoquiste se refiere a la ausencia de epitelio de
revestimiento. La causa de su formación no está cla­
ramente establecida; se describe como un acúmulo
de orina por extravasación de los tejidos perirrenales,
Figura 1.125
secuela de pequeñas obstrucciones parciales, resolu­
ción de hematomas corticales o consecuencia de la
Nefrnpatía liipemilcéniica. Teckel (le 7 años con calcificaciones
toma de biopsias (figs. 1.130-1.131).
corticales evidentes que producen una sombra acústica distal
compacta.

46 ^tle^d^cografí^^línlc^abdomina^r^emjeflo^ñrilmales 1
Neoplasia renal (carcinoma) con presencia de nodulo cortical Linfoma renalfelino, en un galo Siamés, de Maños. Se observa au­

I
hipoecoico (¡tte produce uncí erosión en el contorno renal y pre­ mento de la ecogenicidad cortical con derrame suhcapsular me­
senda de hemorragia subcapsular, en lin gato Común europeo, dio, lil contorno renal se evidencia irregular y existe una falla de
macho, de 15 años. definición corticomedular, signos de enfermedad renal avanzada.

E Sistema urinario 47
Alteraciones del sistema colector: pielectasia,
hidronefrosis y patología del uréter
Los estadios iniciales de ectasia pueden ser difíci­
les de detectar ecográficamente. En general la explo­
ración ecográfica de uno o ambos riñones permite
observar una dilatación moderada de la pelvis renal
(pielectasia). El acúmulo anormal de orina repercute
primero en la médula renal que se encuentra despla­
zada periféricamente, observándose una cavidad ane-
coica en la pelvis renal, mientras que los senos renales
centrales (hiperecoícos) son separados por el fluido
anecoico. En un plano transversal, se presenta en for­
ma de V la pelvis renal hiperecoica (crestas renales)
con un área anecoica central que puede seguirse hasta
el uréter. En las fases iniciales puede confundirse una
mínima dilatación con la vascularización renal nor­
mal. Para poder realizar un diagnóstico correcto se de­
berá seguir el progreso de estos vasos hasta la aorta o
vena cava; esta técnica resulta más fácil con el uso del
Doppler color. Se debe visualizar la dilatación próxi­
ma! del uréter. Las dilataciones incipientes de la pelvis
renal deben incluir como diagnóstico diferencial los
estados de diuresis aumentada (médica o subyacente
a una patología), pielonefritis, obstrucciones vesicales
y uréteres ectópicos. En los pacientes que presentan
una diuresis forzada (fluidoterapia, diuréticos) o en
aquellos con un fallo renal con aumento de diuresis y
enfermedades que cursan con polidipsia/poliuria, se
puede observar una pequeña dilatación bilateral de
las pelvis renales que no se acompaña de una dilata­
ción ureteral. En los casos de pielonefritis, y más aun
en las de instauración crónica, se puede presentar una
dilatación moderada unilateral o bilateral, de la pelvis
renal aunque los hallazgos ecográñcos (aumento de
ecogenicidad cortical, falta de definición corticome-
dular, pelvis renal turbia y contorno renal irregular)
sólo permiten establecer un diagnóstico presuntivo
(figs. 1.132-1.135).
El primer signo de una obstrucción total o parcial del
sistema colector de la orina que produce hidronefro­
sis es la dilatación de la pelvis renal. Generalmente es
producto de una obstrucción ureteral (por ej., masas
neoplásicas abdominales o del trígono vesical, cálcu­
los, accidentes iatrogénicos, adherencias posquirúrgi­
cas), aunque también se describe en casos de malfor­
maciones congénitas con uréter ectópico (Ruiz de Go-
pegui R y col., 1999) y, con menor incidencia, en tumo­
res ureterales. Además puede observarse en procesos
neoplásicos o inflamaciones crónicas evolucionadas
de la vejiga de la orina que afecten al trígono vesical,
neoplasmas prostáticas o de cuello de útero, así como
tras complicaciones del muñón uterino en pacientes Paciente con enfermedad obstructiva de fias urinarias inferiores.
ovariohisterectomizadas (figs. 1.136-1.138). Signos de ectasia renal con dilatación y acúmulo de líquido en
Si la causa de la obstrucción persiste, progresa la di­ los diuertículos de la peláis renal. (1.133) Vejiga del paciente p a­
tológicamente distendida con presencia de abundante sedimento
latación de la pelvis renal y el uréter. Esta fase es más en su luz.
evidente y fácil de detectar ecográficamente. La evo-

48 ^flWa^^eco^raff^cUmca^abdomina^r^e^ueno^animales^ 1
I

D i s t 1: 3 . 2 1 c m
D i s t 2: 4 . 6 3 c m

Figura 1.135

Glomerulonefritis intersticial crónica en un Boxer de I ! meses.


Volumen renal reducido, con engrasamiento cortical, aumento de
ecogenicidad y dilatación moderada de la peláis renal. Imagen
obtenida en un corte longitudinal del riñón. No se evidenció la
presencia de enfermedad obstructiva, y la dilatación de la pelvis
renal resultó secundaria a la nefropatía existente.

R IN D C H p URETER ^
Figura 1.136

Hidronefrosis media y megauréter en un Yorkshire de 6 meses asociados a la presencia


de un uréter eclópico. La dilatación de la pelvis renal se continúa fácilmente a partir
del recorrido del uréter también dilatado.

E Sistema urinaria
Hiclronefrosis inedia obstructiva m una /¡erra Cocker delO añas. (1.137) Dilalación media de la pelvis renal con acúmulo de líquido; el
adelgazamiento cortical es moderado. (1.138) Imagen de la vejiga de la orina con presencia de un carcinoma de células transicionales;
corle transversal a nivel del cuello vesical (pie afecta el trígono vesical.

Ilición del proceso conlleva, además de la dilatación ppler del yet ureteral en el trígono vesical puede ayu­
de los divertículos pélvicos, un adelgazamiento pro­ dar al diagnóstico, aunque los estudios radiológicos
gresivo de la corteza renal. En estos casos, debe inten­ de urografía descendente se presentan más conclu­
tarse continuar la dilatación del uréter hasta el punto yentes. La presencia de ureterocele puede estar aso­
de obstrucción. El uréter dilatado aparece como un ciada al uréter ectópico; en ese caso se visualizará en
conducto anecoico y debe distinguirse de los grandes la luz vesical un quiste encapsulado que corresponde
vasos abdominales (aorta y vena cava); éstos son de a la porción submucosa del uréter que se encuentra
recorrido rectilíneo, mientras que el uréter dilatado incluida en la vejiga (figs. 1.146-1.154).
presenta un recorrido sinusoide y a la salida del riñón Se han descrito otras lesiones congénitas que afectan
toma una dirección más caudal, apareciendo ecográ- los uréteres. La visualización de un megauréter sin evi-
ficamente como una estructura tubular anecoica re­
dondeada que se dirige caudalmente hacia el cuello
de la vejiga de la orina (figs. 1.139-1.141).
En la hidronefrosis terminal, el riñón es sustituido
por una estructura globosa de contenido anecoico
incluido en la cápsula renal. Este estadio se confirma
ecográficamente por unos restos de tejido cortical
funcional (reminiscencia) que se observan adheridos
a la cápsula renal, a modo de pequeños radios o cres­
tas ecogénicas que resaltan en medio de la cavidad
anecoica en la que se ha transformado el riñón (figs.
1.142-1.145).
Los uréteres ectópicos pueden ser evaluados eco-
gráficamente (Lamb CR y col., 1998, Lamb CR y col,,
1994, Oglesby PA y col., 2003). La dilatación del uré­
ter (megauréter) suele presentarse en estos pacientes
asociado a pielectasia y, en ocasiones, a lesiones re­
nales más avanzadas (pielonefritis, glomerulonefri-
tis). La evaluación detenida del recorrido del uréter
puede poner en evidencia la anormal localización de
su salida. El estudio ecográfico se ve favorecido por la
administración previa al examen de un diurético por
vía parenteral o de suero endovenoso, lo que aumenta
la señal del yet ureteral a su entrada en la vejiga (Price
CI y col., 1989). La evaluación mediante estudio Do-

50 ¿Ua^^cojraf^^líníc^abdomina^i^e^ieno^nimale^ 1
Figura 1.142

Hidronefrosis avanzada. El acumulo de liquido en la pelvis renal


lia producido la destrucción de la cortical del riñón que se en-
cuuiura totalmente ausente; ios tabiques ecogénicas situados en
la periferia son los restos de los tabiques de las pirámides renales
que permiten identificar la estructura como un riñón con hidm­
nefrosis graves.

Dist 1: D.73cm
Dist 2: Q.93cm
Figura 1.141

Hidronefrosis avanzada con hidrouréter producida por una neo­


plasia del cuello vesical (sin descripción histológica). (1.140) El
uréter próximat dilatado alcanza los 9 nirn de diámetro. La dila­
tación de la pe!vis y ios recesos renales produce un adelgazatnien -
to progresivo del espesor de la cortical. (1.141) Corte transversal
del cuello de la vejiga que presenta dos crecimientos intrahim 't-
nales que afectan ¡a salida del uréter izquierdo.

SI
RIN DCH¡ V
1

(1.143) Perra mestiza de 6 años con hidmnefiosis avanzada del riñón derecho con adelgazamiento cortical y dilatación de la pelvis renal
por acóntalo de orina. (1.144) Imagen longitudinal de la misma paciente a nivel de cuello vesical: se evidencia una dilatación del uréter
derecho (tJr) citando alcanza una masa de natrón hipoecoico que lo comprime y que corresponde a una neoplasia (M) de cuello de útero
(leiomioma): ésta produce un desplazamiento y la compresión del cuello vesical (V).

Figura 1.145

Gata Común europea de 8 años que presenta hidmnefmsis uni­


lateral sin alteraciones en análisis de sangre ni en urianálisis. Id
adelgazamiento progresivo de la cortical del riñón se visualiza
como una pequeña banda ecogénica periférica.

52 ¿Ha^^cojFaffa^cUnic^abdominal^n^ejuefln^nimale^
1
U R E T E R DQ H O j
D is t 0.29cm
Figura 1. 149

(1.149) Corle longitudinal obtenido a nivel del cuello de la vejiga (lateral derecha) en cuyo aspecto dorsal se evidencia una estructura tu­
bular nnecoica (entre cursores de 2,9 min) que corresponde con uréter ectópico dilatado (1.150) Imagen transversa del cuello de la vejiga;
lateralmente se evidencia megauréter (entre cursores, de 7,8 rao i de diámetro) y se observa uréter derecho ectópico inris allá de la unión en
el trígono vesical del uréter izquierdo. (1.151) Imagen de la inserción del uréter izquierdo normal a nivel del trígono vesical. Visualización
del yet ureieral con modo Doppler color.

Atlas de ecoqrTífa clínica abdominal en pequeños animales"


Mastín español, hembra de 3 afíos con uréter derecho ectópico. (1.152) Corte longitudinal del riñón derecho con dilatación marcada de
la pelvis y estructura renal difícilmente evahiabte (aumento de ecogenicidad cortical al comparecería cotí el riñón no afectado). (1. ¡53)
Corle transversal del mismo riñón a nivel de la salida del uréter, con evidencia de megauréter marcadamente distendido 2,98 cm). (1.154)
Imagen del uréter patológicamente dilatado a nivel del cuerpo de la vejiga (megauréter).

dencia de una causa obstructiva puede ser concluyen­ ciones recidivantes (pielonefritis, pionefrosis). En pa­
te de megauréter congénito o idiopático (Steffey MA y cientes gerentes, la diferenciación entre cálculos pél­
col., 2004), el cual constituye una causa predisponente vicos y calcificaciones seniles de la pelvis renal o de las
para infecciones ureterales y pielonefritis recidivante. arterias arcuatas puede ser complicada. En general, las
calcificaciones pélvicas son múltiples y se localizan en
Cálculos renales y ureterales
la región de los divertículos pélvicos, mientras que los
Éstos se presentan con los patrones ecográficos tí­ cálculos no suelen tener una distribución, tan homo­
picos: superficie hiperecoica (hiperreflectiva) con una génea. En nefrocalcemias avanzadas, el diagnóstico
sombra acústica limpia. Esta última debe confirmarse diferencial con los cálculos libres en la pelvis renal no
con transductores adecuados (el de mayor frecuencia suele ser definitivo. En estos casos, se necesita la reali­
posible). zación de una pielografía intravenosa para obtener un
Los cálculos en la pelvis renal pueden producir infec­ diagnóstico definitivo (figs 1.155-1.160). Se ha descrito

C Sistema urinario 55
una mineralización de la pelvis renal por acumulo de
cristales de xantina en los pacientes bajo tratamientos
prolongados con alopurinol.
Los cálculos ureterales producen una dilatación cra­
neal del uréter y la pelvis renal debido a la ectasia
urinaria. Un estudio ecográfico detallado, continuan­
do la dilatación desde la pelvis renal y el uréter dila­
tado, puede concluir en la visualización del cálculo.
En ocasiones, el recorrido tortuoso del uréter puede
complicar esta maniobra. La presencia de gas en el
tubo digestivo puede aumentar la dificultad de la ex­
ploración. Una vez más la manipulación correcta del
abdomen y las presiones ejercidas con el transductor
sobre el paciente son definitivas para obtener buenas
imágenes diagnósticas. En estos pacientes puede ob­
servarse una inflamación crónica del uréter, con una
pared engrosada, irregular y ecogénica y, en ocasiones,
con reacción periuretral evidente (figs. 1.161-1.1641.

Dist 0.48cm
Figura 1.155

Nefrolitiasis unilateral en un Fox temer, hembra de ¡3 años. Se


observa a nivel de la pelvis renal una estructura de superficie bien
definida, ecogénica, de 4,8 mm de diámetro, que corresponde a
un cálculo reñid.

Figura 1.156 Figura ¡.¡5 7

(1,156) Nefrnlitiasis múltiple en una hembra mestiza de 15 años. Se observan múltiples estructuras ecogénicas (que producen sombra
acústica distal) compatibles con múltiples cálculos renales alojados en ¡a pelvis renal, (i. 157) Imagen longitudinal de la Vejiga de la orina
de la misma paciente, con presencia de un urolito en la luz vesical.

56 Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeñas animales


- URETER]

Paciente de raza Pekinés, macho de 14 añas, que se presentó con


dolor abdominal agudo. Corte longitudinal del riñón izquierdo
con dilatación de la pelvis renal, con un contenido de patrón
hipo/anecoicv. Se observa una reacción ecagénica a nivel del hi-
lio renal que corresponde a! peritoneo reactivo, (I.I59)A nivel del
uréter próxima! se identifica una estructura ecagénica con form a­
ción de sombra acústica que corresponde a un calculo en el uréter
próxima!; la reacción peritoneo! circundante hace sospechar la
rotura del uréter. (1.160) Imagen del riñón derecho en el mismo
paciente con presencia de un cálculo situado a la salida del uréter,
sin signos de obstrucción renal.

D is t 0 .6 8 c m

Figura 1.159

E Sistema urinario 57
Figura 1.161

Visualización ele un cálculo ureteral en un gato Común europeo,


macho de 11 años. Dilatación del uréter próximaI con presencia
en su luz de un pequeño cálculo de 3 tnm de diámetro. Se observa
un engrasamiento de la pared del uréter.

Figura 1.164

Figura 1.162 (1.163) Corte longitudinal del riñón con presencia de minerali-
zación a nivel cordcomedular: no se evidencian signos asociados
Cálculo a nivel del uréter dista!. A la izquierda de la imagen se de lesión renal ni dilatación de la pelvis renal. (1.164) A nivel del
observa el riñón con dilatación atedia de la pelvis renal y signos uréter distal (en la unión itrelerovesical) se observa una imagen si­
de pielonefritis; la dilatación del uréter se puede continuar hasta milar (mineralización o microcálcnlo), sin signos obstructivos. En
la localización de un cálculo alojado en la luz del uréter distal las revisiones posteriores (hasta 6 n ieses después) no se presen taron
(derecha de la imagen). evolución de los hallazgos ecográficos. ni signos clínicos asociados.

56 B illh lliliJfl'lf.llhIjllilffT.l»!'Hillli'h1IJili|Ji|l|JiT'tliinfi'itlI
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K Sistema urinario 59
P róstata te en eje corto como largo, minimizando los artefactos
que pueda producir la interposición del pene.

Preparativos
Equipamiento
Aunque la exploración prostética no resulta com­
En los pacientes de tamaño mediano y razas grandes,
plicada, aquellos pacientes con una distensión satis­
los transductores microconvexos de frecuencia media
factoria déla vejiga urinaria proporcionarán imágenes
serán la mejor elección para el estudio de la próstata.
más adecuadas, ya que esta distensión producirá una
Las sondas microconvexas son más adecuadas para proyección craneal de la glándula al evitar una posi­
animales de pequeño tamaño ya que favorecen la ex­ ción más intrapélvica; al mismo tiempo la distinsión
ploración y facilitan la manipulación del abdomen vesical produce una ventana acústica más adecuada,
caudal, ya que se puede desplazar lateralmente el facilita las guías anatómicas (cuello de vejiga) y con­
pene y ajustar el espacio en función de la angulación tribuye a establecer los diagnósticos diferenciales de
caudodorsal de la sonda al espacio intrapélvico. Por el forma correcta.
contrario, las sondas lineales de alta frecuencia ofre­ En determinados pacientes, puede ser necesaria la in­
cen imágenes de mayor calidad, aunque presentan el troducción de una sonda uretral que ayude a distin­
inconveniente (debido a la longitud de su huella) de guir la uretra prostética y su recorrido y que facilite,
una manipulación más incómoda y, en muchos casos, además, la identificación de lesiones relacionadas con
peor tolerada por el paciente. la uretra o el tejido periuretral y la diferenciación entre
La experiencia del ecografista con las sondas lineales éstas y las lesiones del parénquima prostético que es­
permite obtener imágenes de la glándula tanto en cor­ tén próximas o compriman la uretra.

Gráfico 2.1
Corte transversal de la próstata. Se posiciona el tramductoren el abdomen caudal, inmediatamente cra­
neal al pubis, y se ejerce con él una suave presión. Al mismo tiempo, se realiza una angulación en sentido
caudal recorriendo la última porción del cuello vesical hasta obtener un sonograma de la próstata. El
barrido completo se realiza desplazando el transductor en sentido craneocaudal.

K 61
Corte en eje largo de la próstata. Una vez obtenido el corte transversal (véase gráfico
2.1), se realiza un giro de 90° respetando la angulación realizada, que permite ob­
tener un corte longitudinal del cuello vesical, la uretra prostética y la próstata. La
exploración se completa con un barrido lateromediolateral de la glándula.

Corte transversal¡fe la próstata


econom ía! ttekícián an atóm i­
ca carocterístnm de la próstata
(Pri i' el recto (R.1. Este ultimo
habdualm eiíte caniiene heces
en su lúe que producen una
superficie altam ente reflectan­
te con formación d e som bra
acústica posterior (SAI.

bdominat en pequeños animates


Gráfico 2.4
i orte longitudinal de la pros­
tata evonarmtd hite corte
ccogiáfico permite adorar la
huella prostiítica (HPr) produ­
cida por ia gianduia íPr) sobre
el reata.

Gráfica 2.5
Corle longitudinal ilel aspec­
to craneal fie la prímula y el
cuello de la vejiga, t.a visuali-
zación del cuello vesical (CVl
la uretra prvximal se realiza
medíanle este cune ecográfico.
U¡ artería y vena Ilíacas t'jr-
lemas derechas se risimlizan
como dos petpu’ñas estructuras
arrea liras en un corte oblicuo
tMb-VW!.

Gráfica 2M
Curte transversal medio de
la próstata. Morfología típi­
ca bihbtdada r obtención de
medidas (altura y espesar). La
cápsula prostdtica <(', Prt se
observa como una fina linea
eeogénka en ia porción m is
próxima'., i l raje intermedio y
el tejido /ieriuretral Iftjj cons­
tituyen una zona hipoecoica
central, l i recto más distai se
distingue can formación de
saiabraacústica {.SAI

r Sistema genital del macho


Gráfico 2.7
Corle transversal con anguín ■
ción acuátil de la próstata. 1:1
rafe intermedio (fifi se iden­
tifica centralmente /;'/ anillo
muscular peruiretral (M Ur)
presenta un engrasamiento
en el aspecto inris caudal de
Ut uretra prostàtica. Hi tejido
ghnutular prostática pos»
menos ecogeniddttd etite el es-
troma,

Gráfico 2.8

Corte transversal de la próstata


con imagen especular lit recto
til) ton presencia de gas en su
luz produce una imagen espe­
cular (lid ile la prostata en el
as/iecto más dista!

Gràfico 2.8
Corte lutigli udì noi medio de la
pròstata. Morfologia tipica y
oblennèn de tnedìdas (iongi-
tud y altura). Io uretra prostd-
tica (Ur) y el tejido penuretral
se niisenaii co la zana centrai
con un patron htpaecuica.

fltlas de ecoiiraffa amica abdominal en peguenns animales


i
Debido a la escasa densidad de pelo en la región pre- otra leve inclinación se logra una imagen de la prósta­
púbica, en muchos pacientes, la exploración ecográ- ta. El examen completo finaliza al girar el transductor
fica de la próstata puede realizarse sin un rasurado 90° para obtener un corte sagital.
previo; no obstante, es aconsejable llevar a cabo un La visualización del colon descendente en pacientes
estudio sistemático de la cavidad abdominal que pue­ con la vejiga vacía también puede servir de guía ana­
da detectar posibles lesiones asociadas. tómica fiable para localizar la próstata, pues ésta se
sitúa en su aspecto ventral. La huella prostática que
Técnica de exploración se visualiza sobre el aspecto ventral del colon puede
La exploración de la próstata se debe efectuar con el valorarse y tenerse en cuenta para valorar cambios en
paciente en decúbito dorsal. También son adecuados el volumen prostético.
los estudios con el paciente en decúbito lateral y/o en Las sondas transrectales proporcionan imágenes de
estación. En aq'úellos animales en los que la situación alta calidad, pero requieren la sedación del paciente
intrapélvica de la próstata impida una correcta eva­ y sondas específicas por lo que no se incluyen en un
luación, se puede realizar una compresión externa del protocolo general de exploración.
ano tendiente a producir un desplazamiento craneal Imagen ecográfica normal
de la glándula; esto proporcionará una mejor venta­
na acústica en la mayoría de estos casos. En los perros La próstata econormal se sitúa justo caudal al ini­
que presentan una hernia perineal con eventración de cio de la uretra pélvica, próxima al trígono vesical. Su
la próstata, se puede realizar una exploración ecográ- visualización en un corte transversal es semejante a
fica de la región perianal, protegiendo el transductor dos habichuelas (silueta de mariposa) con un rafe
con una funda de látex. intermedio hipoecoico por el que discurre la uretra
Se pueden obtener cortes tanto transversales como prostática. La cápsula se define como una fina línea
sagitales (longitudinales o en eje largo) realizando ecogénica únicamente visible en los puntos donde
movimientos ventrodorsales y lateromediales respec­ ella es incidida perpendicularmente por el haz de
tivamente. El transductor debe situarse en el abdomen ultrasonido.
caudal, lo más próximo a la línea media, para lo cual El patrón ecográfico de la glándula se describe como
se realiza un desplazamiento lateral del pene. La téc­ ecogénico, finamente granular. Con transductores de
nica de visualización comienza con la identificación alta frecuencia pueden observarse unas prolonga­
del cuello de la vejiga en un corte transversal; ésta se ciones de la cápsula prostática hacia el interior de la
continúa en sentido caudal y se inclina el transductor glándula que se identifican como los tabiques de los
en sentido caudoventral, justo delante del pubis, para lóbulos prostéticos (figs. 2.1 y 2.2). El rafe interme­
localizar la primera porción de la uretra prostática; tras dio contiene la uretra y el músculo uretral, el cual se

Pi ristata ecogmjicamente normal en carteen ejes sagital y transi'ersal. Paciente Yorkshire terrier, de 2 añas. (2.1) Obsérvese la huella pros-
ttitica que produce la ghindala sobre el calón. F.l trayecto hipoecoico tpie recorre longitudinalmente la próstata corresponde al trayecto de
la uretra y el tejido periuretrat. (2.2) Morfología típica de la ¡¡i nstata en su corte transrersal en donde se aprecia su jornia bilohulada. Un
las porciones más ¡troxininl al iransductory más central se aprecia una linea ecogénica tpie corresponde a la cápsula prostática.

c Sistuma genital del macha 65


Figura 2.3 F ig u ra 2 .6

Figuia2.4 Figura 2 .7

Detalle del másenla uretral en la porción más dista! de la ure­ Formación de imagen especular distal; la linea ecogénica distal
tra prostdtica; se identifica un anillo hipoecogénico que rodea el representa el aire incluido en el recto que sime de línea especula!
recorrido de la uretra y se sitúa en el asjTecto caudodorsal do la para reproducir parle del tejido prostático más disudmeme.
glándula.

1992) (figs. 2.3 y 2.4). Los conductos deferentes discu­


rren desde el epidídimo hasta la uretra prostética, se
sitúan en el aspecto craneal en sentido dorsoventral
y, en condiciones normales, son difícilmente identi-
ficables.
Los artefactos ecográficos más frecuentes cuando se*
realiza el estudio de la próstata son la atenuación de so­
nido que puede observarse en la zona del rafe interme­
dio (.que incluso llega a producir sombra acústica) (fig.
2.5) y la imagen especular prostética que puede identi­
ficarse distalmente al colon, si se utiliza como interfase
especular el gas incluido en el recto (figs. 2.6 y 2.7).
La próstata se relaciona anatómicamente con el cue­
llo de la vejiga en sentido craneal, con el recto y el es­
Figura 2.5
pacio rectogenital dorsalmente, con la grasa retrope­
Próstata de patrón normal. El tabique intermedio ípor ei cual tie­ ritoneal y ventralmente con el suelo de la pelvis.
ne su recorrido la metra) produce atenuación de tas ondas sono­
ras y formación de una sombra acústica posterior.
En los pacientes prépuberes u orquiectomizados, la
próstata puede identificarse como una estructura
de tamaño reducido con un patrón típicamente hi­
poecoico (figs. 2.8 y 2.9). En los animales jóvenes, en
identifica en una proyección caudal como un anillo ocasiones, se observa también la diferenciación de los
hipoecoico bien definido que se corresponde con el sublóbulos prostéticos, aunque este hallazgo es infre­
esfínter o anillo uretral prostético (Cooney JC y col., cuente, yno debe considerarse patológico (fig. 2.10).

66 iñtla^^co2raf^clfnlc¿abdomhiaEei^egiieflo^nlmale¿ 1
Finura 2M

Finura 2.V

liminoli normal ile la intimala vii tíos inicíenles ineimheies (2.Hi Ihislor alemán ile I meses. (2.11) halli Ion de 2 meses. Se a/m ria ima nlaa-
tlalti ile volumen reiltiritlo. reilomleaila y eoa /mirón hi/meeoico.

Se han estudiado el volumen y el peso prostéticos Según avanza el proceso, los hallazgos ecográficos
(Blum MD y col., 1985; Ruel y col., 1998), aunque su es­ suelen evolucionar y combinarse con lesiones de tipo
tandarización y los parámetros normales para las dife­ quístico, abscesos o metaplasias que suelen evidenciar
rentes razas son muy subjetivos. El peso del paciente una sintomatologia más definida (por ej„ alteraciones
y su edad son factores determinantes en el volumen en la defecación y micción, o descarga peneana san-
prostático también se han descrito; otras variables,
como actividad sexual y determinadas medicaciones.
En algunas razas está descrita una hiperplasia fisioló­
gica (por ej., Scotish terrier). Por lo tanto, el volumen
prostático como dato aislado, sin otros hallazgos eco-
gráficos, no es un índice de patología prostética fiable
cuando se refiere a prostatomegalias moderadas.

Patologías de la glándula

Hiperplasia prostática benigna


Los cambios hiperplásicos son la patología pros­
tática diagnosticada con más frecuencia. Se presen­
ta habitualmente en perros enteros de edad media
avanzada. En ocasiones, aparece en la exploración
ecográfica abdominal rutinaria de pacientes sin sin-
tomatología, aunque en muchos casos se observan
una descarga sanguinolenta por el pene indepen­
diente de la micción o signos de disquecia. La hiper­
plasia prostática se considera una de las principales
alteraciones (por orden de incidencia) en los perros
mayores de 5 años.
Los hallazgos ecográficos iniciales son difíciles de
evaluar y muy subjetivos, y consisten en un aumento
moderado del volumen prostático y una transición de
la textura del parénquima de finamente granular a un
patrón más grueso y levemente heterogéneo (Feeney
DA y col., 1985. Read RA, Bryden S. 1995) (figs. 2.11,
2.12 y 2.13).

Sistemi^eritaNjelniacho 67
Próstata, corte transversal. Bob taiI de 9 años. Prostatomegalia
(59 x 37 nun) con presencia de múltiples y pequeños tpiistes que
se identifican en ambos lóbulos prostéticos. Imagen compatible
con hiperplasia quística moderada.

guinolenta independiente de la micción) (figs, 2.14­


2.17). La glándula presenta un aumento de volumen, a
menudo con bordes irregulares (no simétrica) y con un
parénquima heterogéneo en el que frecuentemente se
observan lesiones cavitarias (figs. 2.18-2.20).

Figura 2.12
Corte longitudinal prostético; el parénquima presenta indicios de
hiperplasia prostética, y focos hipoecoicos diseminados en él.


•• ............
y .*
; •

Dist 1: 3.20cm
D isi 2: 5.44cm

Figura 2.15
Alteraciones metaplésicas en la próstata de un perro Scortish te­
Figura 2.13 rrier de 7 años sin signos clínicos asociados. Se evidencia un au­
Corte transversal prostético con presencia deán nòdulo bipoecoi- mento de la glándula (54 .r 32 mrn) junto con cambios múltiples
co en el lóbulo izquierdo}’ un úrea con disminución de su ecogeni- de la consistencia que producen una próstata con patrón hete­
cidad (inés distai) compatible con hiperplasia prostética leve. rogéneo.

68
1
Figura 2.16

Hiperplasia prostàtica con parénquima heterogéneo en el que se


delinea cambios de densidad en ambos lóbulos prostéticos. El co­
lon, situado nuts dorsalmente, produce un artefacto con form a­
ción de imagen especular prostàtica en sentido más distai
Figura 2.18

Hiperplasia prostética cpdstica. Corte transversal de la glándula


en un paciente mestizo de 12 años. Evidencia de múltiples lesio­
Prostatitis nes cavitarias con contenido líquida en su interior compatibles
con quistes intraprostáticos.
Los procesos agudos pueden presentar en nume­
rosas ocasiones cambios ecográficos subjetivos que,
incluso para los ecograñstas experimentados, pueden
ser difíciles de apreciar, aunque son avalados por la
sintomatología y la historia clínica del paciente y otras PROST
pruebas complementarias. El hallazgo ecográfico más
relevante es el aumento moderado de los diámetros
prostáticos (profundidad, anchura y altura) asociado
a una disminución de la ecogenicidad difusa del pa-
rénquima (figs. 2.21-2.23). Estos parámetros, a todas

Figura 2.19

Lesión cavilaría intraprostática compleja con contenido hi-


poecoico y bordes irregulares. Braco alemán de 11 años. El diag­
nóstico diferencial debe incluir la posible presencia de un quiste,
hematoma o absceso intraprostático.

Figura 2.17

Prostatomegalia marcada en un Pitbull de 8 años; los cambios en


el volumen (40 x 83 min) se asocian a modificaciones focales de la
ecogenicidad del parénquima y lesiones focales de tipo cptístico.
La biopsia ecoguiada de la lesión confirmó lesiones compatibles
con hiperplasia benigna.

E
vistas, resultan complicados de estandarizar y depen­ alteración más evidente de los patrones ecográficos
derán de los patrones establecidos por los ecografistas descritos anteriormente. Se ha descrito que las pros­
ya experimentados. En ocasiones, también se pueden tatitis crónicas, en sus estados iniciales, aumentan
visualizar pequeños focos hipoecoicos intraparenqui- el volumen de la próstata y se asocian por lo general
matosos que corresponden a áreas de inflamación, a un patrón heterogéneo, pudiendo la glándula per­
necrosis o pequeños abscesos (fig. 2.24). Las prostati­ der su simetría o presentar unos bordes irregulares o
tis bacterianas pueden estar acompañadas por forma­ mal definidos. El incremento de la ecogenicidad de
ción de abscesos prostáticos y se identifican lesiones la próstata es secundario a los procesos de fibrosis y
cavitarias intra o paraprostáticas con un contenido mineralización (Feeney DA y col., 1987) (fig. 2.25).
que puede presentar una ecogenicidad diversa. Las lesiones presentes pueden ser únicas o multifoca­
La cronicidad de los procesos (recidivas de episodios les, y también difusas. Se han descrito muchos patro­
agudos o prostatitis agudas no resueltas) implica una nes asociados a las prostatitis bacterianas crónicas y,

Figura 2.23
' i O ist 1: 4.64cm
D is t 2: 4.46cm Aumento del volumen prostàtico asociado a un patrón hipoecoi-
co; la glándula presenta ¡mirles irregulares y un diva más distai
que pmtuye de la cápsula; el estudio histológico de la lesión úni­
camente confirmó cambios de tipo inflamatorio.
Figura 2.21

Próstata curi anniento de su volumen (46x 44 mm) y disminución


marcada de la ecogenicidad difusa en un perro mestizo de 9 kg
que sugiere la presencia de una lesión inflamatoria aguda en la
glándula.

Figura 2.22 Próstata en la que se describe un nodulo claramente delimitado


de patrón hipoecoico como posible foco de infamación o necrosis.
Paciente con presentación súbita de dolor tipa cólico, disquccia r 1:1dren lupoecoica que se obsen a en semillo más ilistal correspon­
estranguria; el patrón de la próstata evidencia una disminución den tejido periurelrul normal. Se visualiza también un área poco
pronunciadas y difusa de la ecogenicidad compatible con pros­ definida y moderadamente hipoecogénica respecto al tejido que la
tatitis aguda. rollen compatible con cambios hiperplásicos.

70 ¿tlas^^ecograff^Wntca^aMomina^ji^ge^ueno^nimaíe^
1
«M»fV

Figlil a 2.25 Figura 2.27

Ptieiente coii prostatids irònica: pròstata de l'olnnii’ii redttcidn Paciente con foco ecogénico intmprostdtico y formación de som ­
ani etili tbios desìi cousistcncta: ci patron eeogénieo di’ la giandu­ bra acústica distnl: la presencia de pequeñas reverberaciones
ia corresponde a degenemeiàn fibrórica y minendizttritm. (cola de cometa) sugiere que existen pequeñas cantidades de gas.
compatibles con absceso pros fótico yk> lesión con bordes minera­
lizados (sin seguimiento ni estudio histológico confirmativo).

Figura 2.26
Figura 2.28 —
Prostatitis bacteriana con formación de absceso intra/pampros-
tiitico: la lesión muìtitabicada se encuentra en ci limite prostática Calcificación prostática intraparcnquiniatosa en paciente asin­
y produci’ ana protuberancia eu su superficie. La evolución cli­ tomático. Se observa lesión ecagéntca bien áefinida con form a­
nica y orografica del paciente tras la antibioticoterapia fu e satis­ ción de sombra acústica. FI recto se distingue a la derecha de la
factoria. glándula.

una vez más, la formación de quistes o abscesos es fre­ plantea imprescindible a la hora de poder determinar
cuente (fig. 2.26). Se pueden presentar lesiones ecogé- una posible etiología infecciosa de la lesión.
nicas asociadas a mineralizaciones, fibrosis o presen­ Las lesiones inflamatorias de la próstata en felinos son
cia de gas, además de zonas hipoecoicas (abscesos, muy escasas, aunque se han descrito en la bibliografía;
hematomas, focos inflamatorios) y anecoicas (quistes, se ha documentado un caso de prostatitis bacteriana
abscesos, zonas de necrosis o hemorragia activa). Las prostática en un gato (Roura X y col., 2002).
mineralizaciones prostéticas, aunque poco habituales,
suelen presentarse más de forma aislada que múltiple, Neoplasias
aunque de tamaño muy variable (figs. 2.27-2.28).
La exploración ecográfica debe de prolongarse al estu­ Los tumores prostéticos, aunque poco frecuentes,
dio de los testículos ya que están descritas infecciones están ampliamente descritos en la bibliografía. Los
secundarias a orquitis y/o epididimitis bacterianas, tipos histológicos más comunes son los carcinomas
la vejiga también puede estar implicada en el mismo y adenocarcinomas, y se han documentado tanto en
sentido. El estudio de los linfonódulos sublumbares se machos enteros como orquiectomizados. Aunque con

C 71
D ist t : it.GGcm '
- D ist 2: 2.3Gcin

Figura 2.29 A Figura 2.30

■'■ 5 64ctn
” 3 .0 2 c m

Figura 2.29 ti

(2.29 A! Nmplasia prostálira (carcinoma). Perro mestizo de II


años. Aunque no se em ien da tina ¡íroslatontegalia marcada,
ia presencia de un patrón hipoecoico con múltiples focos ecogé-
nicos diseminados por el paréuquima sugiere ia existencia del
proceso neopíásico. l a biopsia ecoguiada confirmó la lesión.
(2.29 Ii) Prosfatomegalia asociada a dos masas compactas que Figura 2.31
se vinculan con la glándula prosrática; la imagen es compatible
con tteoplasict prostética (sin diagnóstico confirmado). Patrón neopíásico prostático (carcinoma); las Unfoadenopatias
silbhnnbares sugieren metástasis regional.

una incidencia muy escasa, también han sido descri­ Otros hallazgos ecográficos que pueden sugerir la pre­
tos ecográficamente linfomas prostéticos, tanto en el sencia de un proceso neopíásico prostático son (figs.
perro (Matthew D y col., 2006] como en el gato. 2.32-2.37): la evaluación de uretra prostética, cuello de
Aunque diversos autores refieren un aumento sig­ vejiga y trígono vesical puede indicar la extensión del
nificativo del volumen de la glándula (fig. 2.29B), en tumor primario (en este momento el sondaje del pa­
nuestra experiencia, el carcinoma prostático habitual­ ciente será adecuado); linfonódulos ilíacos: la afecta­
mente no produce tal efecto. Los patrones ecográficos ción neoplásica producirá generalmente linfadenopa-
nunca deben considerarse definitivos y deben ser con­ tías evidentes; rotura o estallido de la cápsula prostética;
firmados mediante biopsias. Muy frecuentemente, en invasión de tejidos vecinos: cuerpos vertebrales, recto,
pacientes con diagnóstico confirmado de carcinoma tejido periprostático; lesiones secundarias en otras lo­
prostático, se observarán una disminución evidente calizaciones.
de la ecogenicidad del parénquima prostático y múl­ Las biopsias percutáneas pueden ejecutarse fácilmen­
tiples focos ecogénicos de pequeño diámetro disemi­ te. El examen Doppler previo valorará la irrigación de
nados en él (figs. 2.29A-2.31). la glándula. El sondaje del paciente proporcionará

^flttó^^Kogratta_cynf^^bdo¡¡iina^¡^£egueño^nimale^ 1
una visualización de la uretra prostática durante la
obtención de la muestra, evitando daños indeseables.
Aunque están descritas posibles diseminaciones del
tumor a lo largo del trayecto de salida de la aguja, así
como de pequeños grupos celulares que pasan al to­
rrente sanguíneo, la biopsia automática, al ser más rá­
pida y ajustada, minimizará estos riesgos.

Lesiones focales: quistes y abscesos


Los quistes intraprostáticos se identifican como
estructuras redondeadas, bien delimitadas, con cápsu­
la fina y refuerzo posterior evidente, al igual que aque­
llos en otras localizaciones (figs. 2.38-2.39). Se pueden
asociar y ser evidentes en cualquiera de las patologías
anteriormente descritas, o pueden aparecer como una
lesión aislada sin signos de otra lesión prostática.
Aunque los quistes prostéticos presentan un patrón
típicamente anecoico, éste no es exclusivo. La evalua­
ción del líquido contenido en ellos será definitivo a la
hora de descartar posibles complicaciones (abscesos,
hemorragias asociadas a neoplasias) (figs. 2.40-2.43).
La distribución de los quistes es aleatoria. Pueden ser
únicos o múltiples, centrales o periféricos. En muchas
ocasiones, son hallazgos accidentales en pacientes
asintomáticos (figs. 2.44-2.45).

Figura 2.33 Figura 2.35

Neoplasia prostática (carcinoma) con metástasis en cuello


vesical y signos de hidronefrosis. (2.32 y 2.33) Cortes longitu­
dinal y transversal de la próstata con presencia de múltiples
focos de calcificación, (2.34) Imagen del cuello vesical con efec­
to masa. (2.35) Hidronefrosis, dilatación de pelvis renal y adel­
gazamiento cortical.

Figura 2.34

Sistema genital del macha 73


Figura 2.3i)

Hiper¡iliisiti prostàtica con tíos (¡distes intrdmpstáticos: el más ven­


tral es intrapmstático y de menor diámetro; el más distai es de pro­
yección dorsocandal y paraprostótico (deforma el contorno de la
ghindala y sobresale de él) con tlesplacamiento lateral del colon.

Figura 2.37

Signas lie neoplasia ¡mtsttiiictt. Perdida del lumìe prosraiico con


invasimi de los tejidos peri¿¿ricos; ei colon se aprecia involucrada
en la masa lamaral y la invasión en sentido más dorsal hace sos
¡techar ¡a implicación de las últimas vertebras lumbares o sanas.
I as linfnadenopatias snbtumlmres también son compatibles con
meliistasis linfonotlnltn:


« » _
_
**"1 r
^ , -■

l igara 2.40
Figura 2.38
I esitai cavitaria ¡traslti tica de baldes irregulares y contenido alic­
Próstata de ¡taitón i volumen normales can ¡amencia de micro- anco; el diagnóstico diferencial debe incluir un (¡uiste. absceso o
(¡inste inlraprostatico. hematoma intraprostritico.

74
PPOST

Figura 2.41

Signos de hiperplusin prostética asociados a lesión cavilaría más


voluminosa de patrón anémico, aunque con escasos ecos en su
interior; la punción t-cogttiada obtuvo un material purulento sin i D ist I : ■1.2'Icm
crecimiento bacteriano. J lis l ?: r,.5Ga~n

Figura 2.44
Quistes intraprostdticos múltiples en un paciente asintonuilico
can diagnóstico de Itiperplasiu prostética anterior a I año. Se
evidencian múltiples quistes tabicados en innlws lóbulos pros­
téticos.

2.5lcm

Figura 2.42

Figura 2.45
Pmstatitis bacteriana con formación de abscesos inrmpmstríti- iliperplasiti quística avanzada. Se distinguen múltiples quistes
eos. Cortes transversal y longitudinal La punción eeoguicida con­ intraprostdttcos evolucionados que desestrueluran la glándula y
firmó el diagnóstico. producen un aumento considerable de su volumen.

Sistema genital Jel macho 75


X ,prostata

H Quiste paraprostático caudal. Se aprecia desplazamiento lateral


■ del colon. La p unción de estos quistes es más difícil debido a que
H se sitúan a m ás profundidad y se debe atravesar mayor cantidad
f I de tejido prostático no alterado.
Figura 2.46
.1/ .\ ,i, o / 'ú mtib' O'tridium o> La p. lut i I ; , i,’ 5
, , * » ' . ? • ' V ’ e ‘ j » v V * *,\ * * ¿£ ' 'j. t-fi \ \ V j
pac le <io ntrc’ a d i pintada debí' . un a hernia pe, i ’ Í ¡ " - • C '.f í ' J - )-« '• p í" ‘‘¡ 1
a! laculi. a n ie l saco hen id o; la p u n-~4n a P-aví deíperí- , J j, % ',* V ' " . ^ ’*■* V ‘ í * * 1 M ' í í ^ ! V J v * ‘‘ f ' . i
né confirmó el diagnóstico.

Los abscesos prostáticos pueden presentar tam­ su interior; también se describen como reminiscencias
bién un patrón variable. Pueden adquirir un volu­ de los conductos de Müller. En ocasiones, son hallaz­
men considerable y la presencia de detritos en su gos accidentales y cuando producen sintomatologia
interior de patrón ecogénico revela la existencia de pueden estar muy evolucionados. Son más frecuentes
un materia] contaminado. La cápsula piógena sue­ los que se encuentran en la cavidad abdominal (pro­
le ser más gruesa y ecogénica, la presencia de tabi­ yección craneal), aunque también se describen quis­
ques internos es también frecuente. La evaluación tes paraprostáticos de proyección caudal (vista peri­
de los linfonódulos regionales es importante (figs. neali (figs. 2.48-2.49). '
2.46-2.47) ya que pueden observarse linfoadenopa- Los quistes paraprostáticos pueden adquirir un volu­
tías reactivas. men considerable y deformar el contorno abdominal
Los quistes paraprostáticos son la evolución de quis­ desplazando la vejiga urinaria a una posición lateral.
tes prostáticos con acúmulo abundante de líquido en Aveces, el quiste paraprostático puede situarse en la

\ _____ _
Figura 2.47 Figura 2.49

Evolución de abscesos prostáticos en un paciente con prostatitis Quiste paraprostático en la cavidad abdom inal de un Boxerde 10
bacteriana tras la administración de antibiotícoterapia d ura n ­ años. En la imagen se observa una estructura quistica que despla­
te 20 días. La cápsula del absceso aparece irregular e hiperecoica za a la vejiga de la orina; ambas se diferencian por la estructura
(con atenuación posterior evidente). más típica de la pared vesical (disposición trilaminar).

Atlas de ecografia clínica abdominal en pequeños animales


posición anatómica de la vejiga. Un estudio detalla­ Los quistes pueden ser de presentación única o múl­
do permitirá observar la vejiga desplazada y en ge­ tiple, y un único quiste puede aparecer tabicado.
neral escasamente distendida, en una posición atípi­ Aunque el contenido suele ser anecoico, también se
ca en el abdomen lateral del paciente. El sondaje de puede evidenciar un contenido más ecogénico que
éste confirmará el desplazamiento de la vejiga y su durante la exploración puede producir una línea de
compresión por la lesión de origen prostético (figs. sedimentación o presentar un aspecto flocular (figs.
2.50-2.54). 2.55-2.57).

E Sistema genital del mache 11


Figura 2.55

Figura 2.56

Quiste paraiirastàtico (¡uè ¡»'esenta un patron anemico inulti*


talncado. (2.55Ì Se (diserra n la pròstata, fi origen del ¡¡uiste ¡h i -
raprostdtico e intmprnsfatico r otto de menar rollimeli. (2.56)
Quinte paraprosiiitico voluminosa: la vejìga de la orina se apiveia
com prim ìda y ra d a en eì ubdonten luterai i¿quietilo.

Figura 2.57
Ahsreso paraprostiitico. l a explurución euidetidn unaform aaYm
cavitaria con con Umido hipoecoico y Itoinogéneo (lic/uido) y una
càpsula gruesay bien definitili. FI tliagnóstica ilifcrencialdelie in-
chiir absceso/ìtenuitoina paraprosnitico.
T estíc u lo s nula. La escasa densidad del pelo escrotal permite ob­
viar el rasurado en muchos pacientes.
Cuando la exploración se realiza para localizar testí­
Equipamiento culos ectópicos abdominales no se necesita ninguna
preparación previa. Únicamente Ja presencia de un
La exploración ecográfica de los testículos escro- acumulo anormal de heces en el colon descenden­
tales o de los ectópicos situados en el canal inguinal, te puede requerir enemas previos, si el ecografista lo
en posición subcutánea, debe realizarse con sondas considera necesario.
lineales de alta frecuencia (idealmente 10 MHz o su­
periores), ya que se acoplan perfectamente a la super­ Técnica de exploración
ficie testicular y obtienen máxima definición en los
Los testículos escrotales deben ser explorados tanto
campos más cercanos. Los testículos de los gatos, in­
en un corte transversal como sagital, con un recorrido
dependientemente de su localización, siempre deben
completo. Cuando se utilicen transductores lineales,
ser explorados con estas sondas.
se debe intentar obtener, en un corte transversal, una
Para la exploración de testículos ectópicos abdomina­
imagen de ambos testículos en el mismo sonograma,
les en perros de razas medianas o gigantes, debido a la
a fin de poder comparar tanto su volumen como su
posición más profunda de aquellos, la opción más fa­
ecogenicidad.
vorable serán los transductores de frecuencias más ba­ Cuando no se dispongan de transductores lineales de
jas (5-7,5 MHz). Los transductores microconvexos per­ alta frecuencia, se podrá utilizar un testículo como
miten una manipulación más correcta del abdomen y ventana acústica para explorar el otro testículo. Para
con la presión ejercida por el transductor es posible ello, deben inmovilizarse ambos testículos escrotales
desplazar aquellas asas intestinales que pudiesen en­ y, utilizando un abordaje lateral, se obviará la imagen
torpecer la visualización correcta de estos testículos. del testículo más proximal y se centrará la exploración
Preparativos en el testículo más alejado del transductor (el testícu­
lo más próximo al transductor se utilizará a modo de
La preparación de los pacientes para explorar los ventana acústica). Se debe de repetir la maniobra para
testículos escrotales, en la mayoría de los casos, es explorar el otro testículo. Esta técnica es adecuada en

Gráfico 2.10
Evaluación ecográfica de ¡os testículos mediante el empleo de un testículo como ventana acústica para
explorar el testículo más distal al transductor: Se in movilizan los testículos para incluir ambos en el so­
nograma y poder realizar una exploración adecuada del testículo más alejado del transductor, cuando
se utilizan equipos de frecuencia media (5 MHz).

1 C Sistema genital del macho 79


Gráfico 2,11
Exploración ecográfica de los testículos con transductores de alta
frecuencia. Se posiciona el transductor sobre el escroto y se realiza
inicialmente un corte sagital del testículo, mediante un movimien­
to de lateral a medial: posteriormente se hace un giro de 90° para
obtener un corte transversal de la gónada, a partir de un movi­
miento desde el polo craneal al caudal del testículo.

60 BHjttdeecojrafiacUmca abdommijhjry]^^
1
OlpBlil18(1IBljuanSàìsis"
perros mediante el empleo de transductores micro- túnica albugínea es una fina línea ecogénica que ro­
convexos y sectoriales de frecuencias medias. dea todo el testículo y se relaciona con el mediastino
Para localizar los testículos ectópicos, se debe realizar testicular. Las diferentes capas escrotales se confun­
el rasurado del abdomen medio y caudal incluyendo den en el estudio, y se puede intuir unas pequeñas
la zona inguinal. La exploración debe ser precedida líneas ecogénicas en la superficie más próxima al
por una minuciosa palpación del tejido inguinal para transductor (Pugh CR, Ronde LJ, 1991). El testículo es
intentar localizar estructuras compatibles con un tes­ recorrido, en su porción más central y en sentido sa­
tículo subcutáneo o preescrotal. El barrido ecográfico gital, por un cordón fibroso de patrón ecogénico que
se debe centrar desde el polo caudal de ambos riño­ corresponde a la rete testis localizada en el mediastino
nes, abdomen medio y aspecto lateral de la vejiga uri­ testicular (figs. 2.58-2.59).
naria hasta su proximidad al anillo inguinal. El barrido Ambos testículos se encuentran separados por un
subcutáneo se extiende desde el anillo inguinal y re­ tabique intertesticular de patrón también ecogénico
corre el aspecto lateral del pene hacia el escroto. que puede incluso producir una atenuación marcada
del sonido y presentar sombra acústica (fig. 2.60).
Imagen ecográfica normal
El epidídimo se divide anatómicamente en tres por­
El testículo normal se define como una estructura ciones: cabeza, cuerpo y cola. La cabeza se sitúa en
ovalada con una ecotextura finamente granular y un posición más craneal, el cuerpo discurre por el aspec­
patrón homogéneo con una ecogenicidad media. La to dorsolateral de la superficie testicular y la cola del

82 ¿tla^^cografl^ílnic^abdomina^r^egueno^nimale^ 1
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Figura 2.58 Figura 2.60


Corres sagital y transversal de un testículo normal. El corte sagital Imagen transversal de ambos testículos en un corte transversal; la
muestra un testículo de patrón homogéneo con una ¡muda ecogé- sombra acústica central corresponde a un artefacto producido por
nica inedia que corresponde a la rete testi; ésta, en el corte trans­ el tabique inter testicular y oculta la porción del cuerpo del epidi­
versa!, se identifica como un pequeño punto ecogénico central. dimo de ambos testículos.

epidídimo se localiza en el aspecto cando dorsal del co, no presentan líquido y cualquier cantidad de fluido
testículo. Allí se inicia el conducto deferente, también debe ser considerada anormal y, por consiguiente, se
en el aspecto dorsal testicular, pero en su porción más debe investigar su origen. Se han establecido las medi­
medial. El epidídimo presenta un patrón hipoecoico das testiculares (Eilts BE y col., 1993), (longitud, altura
respecto al testículo. Los conductos espermáticos y
y espesor) y su correlación con el peso del paciente.
deferentes son difícilmente evaluables por ecografía
El estudio Doppler de los testículos puede detectar
en condiciones normales, aunque mediante estudio
Doppler se puede evidenciar el plexo pampiniforme fácilmente la arteria que discurre entre la superficie
en su porción más proximal con un característico re­ dorsal de aquellos y el epidídimo. La vascularización
corrido tortuoso (figs. 2.61-2.65). intratesticular debido al bajo flujo se detectará más
Las bolsas testiculares, desde el punto de vista fisiológi­ fácilmente con Doppler potenciado.

Figiira 2.59

Visualizacióu de testículo escrotoI normal utilizando el testículo Figura 2.61


más próximo al transñuctor como ventana acústica. El testículo
mas distal puede evaluarse correctamente con sondas microcon- Detalle del epidídimo. La porción de la cola se visualiza asociada
vexas elefiecuencia media cuando se realiza esta técnica. Se eviden­ al polo caudaI del testículo como una estructura hipoecóica bien
cia una banda ecogénica entre ambos testículos que corresponde al delini ituda.
tabique intertesticulary la túnica albugínea de ambos testículos.

Sistema genital del macho 83


Figura 2.62 Figura 2.63

Detalle del epididimo. La porción del cuerpo recorre el aspecto dorsal (o dorsomedial) del testículo y ¡me la cabeza y cola del epididimo. Su
ecogenicidad puede variar moderadamente, dependiendo del ángulo de incidencia del haz de ultrasonido debido a la disposición lineal
de los tóbalos espermáticos.

(2.64) Corte transversal de ambos testículos a nivel medio en el que se puede observar la disposición del epididimo de ambos testículos en
su aspecto dorsomedial como uno estructura hipoecoica de morfología ovalada. (2.65) Desplazando el transductor en sentido craneal y
siguiendo el epididimo podrá observarse la cabeza epididimaria situada en el extremo craneal del testículo. En esta posición más craneal se
pueden identificar entre ambos testículos la porción del cuerpo esponjoso del pene y la uretra, próxima a su salida de la cavidad pelviana.

Patología de los testículos vez más, se debe tener presente que no se podrá dife­
renciar el tipo histológico de la lesión sin la interpre­
La ecografía testicular está indicada, principal­ tación anatomopatológica de una muestra del foco.
mente, para la identificación de masas testiculares Los tumores de células de Leydig (o de células intersti­
(palpables o no), orquitis, diferenciación de patolo­ ciales) son más habituales en perros gerontes, toman
gías extratesticulares (de epididimo y escroto), torsio­ patrones muy diversos, aunque por lo general no de­
nes testiculares, localización de testículos ectópicos y forman la superficie testicular y suelen presentarse en
estudio de hernias escrotales. ambos testículos (Archbald LF, 1997) (figs. 2.66-2.68).
Los tumores de células de Sertoli pueden adquirir un
Neoplasias
patrón mixto y en general deforman la superficie tes­
Constituyen la patología testicular más frecuen­ ticular con un incremento evidente del volumen; son
temente diagnosticada y su patrón puede presentar hormonalmente activos y producen signos de femini­
variaciones múltiples (Johnston GR y col., 1991).Una zación y atrofia del testículo no afectado y disminu-

84
1
neoplásica), lo que hace difícil estandarizar ecográfi-
camente los patrones neoplásicos (figs. 2.77-2.78).

Orquitis
Produce un aumento moderado del volumen del
testículo debido a la inflamación difusa de éste; suele
acompañarse de una disminución de la ecogenicidad
de toda la estructura y pueden evidenciarse áreas hi-
poecoicas que correspondan a la formación de abs­
cesos testiculares (Pugh CR y col., 1991). En lesiones
más crónicas, el testículo puede aparecer de tamaño
normal e incluso disminuido, la superficie testicular
es irregular y el parénquima presenta ecogenicidad
mixta (figs. 2.79-2.80).
El derrame escrotal (hidrocele reaccional) es un ha­
llazgo frecuente en esta patología. Su presencia evi­
Figura 2.68 denciará de manera clara el tabique intertesticular.
Tumor de células de Leydigen un mestizo de 9 años. La consisten­ Generalmente, este proceso se acompaña de infla­
cia dei testículo presenta un patrón hipoecoico y heterogéneo. Un mación del epidídimo (epi di dimitís). La valoración
la porción más dorsal se observa dilatación dei plexo patnplnifor- de los linfonódulos ilíacos e inguinales, así como de
me próximo al polo craneal del testículo. La descripción anato-
mopatológica definió un único nodulo testicular de gran volu­ los conductos deferentes puede aportar información
men y el diagnóstico histológico fue tumor de células de Leydig. relevante. Los hallazgos de derrame escrotal, epididi-
mltis y linfoadenopatías reactivas son sugerentes de
enfermedad inflamatoria testicular (fig. 2.81).

Torsión testicular
ción del volumen de la próstata (figs. 2.69-2.73). Se
describen con menor incidencia los tumores de célu­ La ecografía se presenta como una técnica sensible
las de Sertoli no palpables en pacientes con infertili­ para el diagnóstico de las torsiones testiculares (Bird
dad (England GC, 1995). Los seminomas se presentan Ky col., 1983). El resultado de la torsión testicular es
en la mayoría de los casos como masas aisladas, pue­ una obstrucción aguda del flujo venoso con edema
den adquirir un tamaño considerable y no son hor­ secundario que evoluciona a obstrucción arterial y
monalmente activos (figs. 2.74-2.76). necrosis de la gónada. La presentación aguda del pro­
Las lesiones neoplásicas de los testículos pueden ceso, acompañada del aumento rápido del volumen
presentarse de forma mixta (con más de una estirpe testicular y la sintoinatología (dolor intenso), pueden

Slste¡naqenit£deraidchcT
r i

— 1

TÉSDT OCHO
ÍZOO
-■ !

Tumor de células de Seriali en el testículo ectópico Inguinal sub- Seininoma. Visualizaáón de ambos testículos escrútales en un
cutánea de un mestizo de fi años. Se observa un aumento mar­ corte sagital. Paciente mestizo de fí años. El testículo izquierdo pre­
cado del volumen en este testículo que presenta una superficie senta un aumento de su volumen con un patrón ecogmfico altera­
nodular con un patrón heterogéneo. do: el patrón de dicho testículo es heterogéneo, con múltiples focos
hipoecoicos y pequeñas estrías ecogénicas con pequeñas lesiones
cavilarías anémicas. Testículo derecho ecográficamente normal.

86 MiHnrrrefliTflifTimrca abdominal en pequeños animales


I w I
V y

Figura 2.77
Tumor mixto de testículo ectópito intraabdominal. lin este Sch­
nauzer miniatura de II aftas, se observa ana masa abdominal
bien delimitada, de patrón bipoecoico. La laparotomía explorato­
ria reveló torsión testicular y el estudio liistopatológico determinó
ia presencia de un tumor mixto con amplias zonas de necrosis.

Figura 2.75
Seminotna, Paciente Ihtsky siberiano de 2 años. El testículo iz­
quierdo presenta aumento marcado de volumen con borde irre­
gular; su patrón ecográfico muestra una desestructuración del
uarénquima con un patrón heterogéneo.

Figura 2.78
Tumor mixto de testículo ectópico inguinal subcutáneo en un
mestizo de 9 añas. Un aumento significativo del volumen del
testículo se asocio a un patrón marcadamente heterogéneo y
desestructuración testicular. Tumor mixto de células de Sertoli y
seminoma.
BSO/PIOX
IMWSM
M

CTIDIDIHO

\ *0 ■ ».3m>
■ \ p rn .*9.3n n

Figura 2.81
Orquitis-epididimitis e hidrátele. Detalle de la cabeza del epidídi-
mo y el conducto deferente que presentan un aumento de espesor .
y parrón hipoecoico. Se observa un liidrocele moderado de patrón
anecoico asociado. El testículo de estructura normal presentaba
una disminución moderada de su ecogenicidad.

Figura 2.79
Orquitis supurativa. Paciente Boxer de 3 años. Ambos testículos
presentaban un aumento de volumen de presentación aguda con
dolor intenso. El examen ecogrdfico evidenció un aumento del
volumen testicular de patrón hipoecoico con presencia de unas
estructuras cavilarías irregulares de patrón hipoanecoico.

\
+
m
- — -
.

e ___

DL+: 32.Bnn
DRx: 20.9nn
________
Figura 2.82

Figura 2.80 Torsión de testículo ectópico intraabdominal. Se observó un au­


mento del volumen del testículo intraabdominal en este Pastor
Orquitis crónica. Pastor alemán de i l años. Un testículo de volu­ alemán de 11 años. El testículo presentaba un patrón homogéneo
men no aumentado de superficie irregular y patrón heterogéneo e hipoecoico. con un volumen sensiblemente mayor al testículo
con presencia de un derrame escrotai moderado fu e detectado en escroto!, cuya morfología era normal. En el testículo afectado se
este paciente. evidenciaba una disminución de la señal Doppier.

88 W ilir iH 'fa w if'liT í^ n ñ Íc ^ b d ó m ^ a ^ ^ éa ü eñ o ^ ñ im d ^ ^


Ú tero uterino puede dificultar el retorno venoso, así como
disminuir el volumen torácico, con la consiguiente hi-
poxia fetal si se prolonga la exploración. En esos casos,
Equipamiento se podrá optar por realizar la exploración con la pa­
ciente en estación o decúbito lateral.
Perras: la exploración ecográfica del útero no ges­
tante en aquellas pacientes que sobrepasan los 20 kg Técnica de exploración
de peso se realiza satisfactoriamente con sondas con­
vexas, microconvexas y sectoriales de 5-7,5MHz. Aun­ La identificación y la exploración completa del
que hay que señalar que pequeñas lesiones pueden útero se realizan más adecuadamente obteniendo
pasar desapercibidas si no se las contrasta con trans­ múltiples cortes transversales en todo su recorrido.
ductores de alta frecuencia En razas de peso medio y Se debe efectuar un barrido transversal completo de
miniaturas deberán utilizarse sondas de 7,5 a 10 MHz. ambos cuernos uterinos, desplazando el transductor
En la hembra gestante, dependiendo del tiempo de en sentido craneal y hacia el aspecto lateral del ab­
gestación, tamaño de la perra y número de cachorros domen.
se deben emplear sondas de 3,5 a 10 MHz. El cuerpo del útero se identifica con facilidad cuan­
Gatas: la exploración con transductores de alta fre­ do se utiliza una técnica correcta. Éste se relaciona
cuencia se presenta como la alternativa más adecua­ anatómicamente con el cuello de la vejiga y la última
da, mientras que los transductores lineales son los que porción del colon descendente. Así, se sitúa dorsal a
ofrecen imágenes de mayor calidad. la porción más caudal de la vejiga de la orina y se po-
siciona ventral al colon, aunque esta relación variará
Preparativos según se progrese hacia porciones más craneales, en
donde se podrá localizar el útero tanto a la derecha
En las hembras no gestantes, la distensión modera­
como a la izquierda del colon descendente. Debido
da de la vejiga de la orina ayuda a visualizar el cuerpo
a su posición más variable en esta porción, se reco­
del útero y la primera porción de los cuernos uterinos,
mienda reconocer el cuerpo del útero en su ubicación
ya que se puede utilizar como ventana acústica para
más caudal (próximo al cuello uterino) y ascender en
identificar dichas estructuras. La presencia de heces
sentido craneal realizando un barrido en eje corto.
en el colon descendente puede dificultar la identifi­
Una vez identificado el cuerpo uterino, se debe despla­
cación del cuerno uterino izquierdo, tal como a veces
zar el transductor cranealmente, hasta reconocer la bi­
lo hace el colon ascendente con el cuerno uterino de­
furcación de ambos cuernos uterinos. El seguimiento
recho. La aplicación previa de enemas disminuirá los
completo de los cuernos uterinos puede ser complica­
artefactos, aunque no se contempla como un prepa­
do, especialmente en hembras en fase de anestro, sin
rativo de rutina.
gestaciones previas o prepúberes. La presencia de gas
La preparación de las pacientes gestantes para una re­
digestivo puede entorpecer la visualización completa
visión ecográfica es reducida. La exploración se debe
realizar en una sala tranquila, que reduzca el estrés de ambos cuernos uterinos, de modo que la experien­
de la paciente. En casos de gestaciones avanzadas, el cia del ecografista y la preparación previa del paciente
rasurado del abdomen debe hacerse con sumo cui­ jugarán un papel decisivo. Las presiones ejercidas con
dado debido al desarrollo mamario y la sensibilidad el transductor pueden desplazar aquellos segmentos
de la piel en esta zona. Si el propietario no permite intestinales que impidan una observación adecuada
que se rasure el abdomen (por ej., perras de exposi­ de los cuernos uterinos.
ción), o la paciente presenta poca densidad de pelo, Imagen ecográfica normal
se debe usar alcohol para reducir el aire incluido en el
pelaje, antes de aplicar el gel ecográfico; en hembras El patrón ecográfico normal del útero no puede
con estrías en el tejido mamario no está indicada la describirse con un único estándar; las diferentes fa­
utilización de alcohol. ses del ciclo estral influirán de forma determinante en
No se recomienda la exploración en decúbito dorsal la consistencia (patrón ecográfico) y el diámetro del
de perras gestantes por encima del día 50, especial­ cuerpo y los cuernos uterinos. También se han descrito
mente en gestaciones numerosas. El gran volumen cambios en el patrón ecográfico del útero en hembras
con gestaciones previas o, por el contrario, en aquellas
que presenten fases de anestro prolongado.
El cuerpo del útero en diestro se identifica como una
estructura redondeada, moderadamente hipoecoica,
cuyo diámetro raramente supéralos 10 mm. También
se puede localizar el límite con el cérvix uterino como
una línea ecogénica en sentido oblicuo. Si se progresa
cranealmente, se puede identificar la bifurcación de
los cuernos uterinos que, en algunas ocasiones, no se
visualizan en toda su longitud. La vulva y la porción
del cérvix no se pueden explorar eco gráficamente en
una aproximación abdominal ventral debido a su po­
sición intrapélvica (figs. 3.1-3.3].
Las dos capas internas del útero (endometrio y mio-
metrio), en la mayoría de las pacientes, resultan indis­
tinguibles y se presentan como una única capa de pa­
trón hipoecoico. Con transductores de alta frecuencia,
a veces, se aprecia una pequeña y fina línea ecogénica
en el lumen uterino que corresponde a pequeñas can­
tidades de moco (véase fig. 3.2). La serosa únicamente
se visualiza como un perímetro ecogénico cuando el
haz de ultrasonido incide perpendicular a ella. Se ha
documentado, de forma fisiológica, la presencia de
pequeñas cantidades de fluido de patrón anecoico
Gráfico 3.1
puro en la fase posterior al estro.
La visualización del útero en fase estrogénica es más
Exploración ecográfica completa del cuerpo del útero y el cuerno ute­ sencilla debido al aumento de su diámetro (que se
rino izquierdo. Seposiciona el transductor a nivel del cuello de la veji­
ga, se identifica el cuerpo del útero en un corte transversal, y se realiza ve incrementado de 2 a 5 mm respecto a su diámetro
un recorrido ascendente mediante múltiples cortes transversales del en anestro); el patrón también variará, pues debido
cuerpo y el cuerno uterino izquierdo. Una vez efectuada la explora­ al edema se transforma en una estructura marcada
ción, ésta se completa con el examen del cuerno uterino derecho.

98 ¿lla^^cograff^cUnic^abdomina^i^gegiieflo^niniales 1
(tráfico 3.3 A-H
Corle transversal del cueffto y
ios cuernos o ieri nos. A Corle
leí cuerpo del útero y relación
anatóm ica respiriti tt ce jigo
i Vh aorta (Ao) r rena cara
. anclo! (VCCI. Condirti acústi­
ca lateral (Si producida en ios
itoriles laterales del cuerpo del
ulero. H Corte transversa! a
nivel de la bifurcación d e los
cuernas uterinos (U'i en la m is­
ma paciente progresando cra-
neahnente con el transductor.

Gráfico 3.4
Corte irrimterstd en el aleló­
mett lateral ict/uierdn del cuer­
no uterino tU): aaneultnenle
se identifica el riñón (Hl. Un la
imagen se observan dos cor­
tes de segmentos de intestino
delgado con su disposición en
capas tpie lo diferenciará de tu
sección del cuerno uterino.

mente hipoecoica que le confiere un aspecto turgente frecuencia y, en ocasiones, los cuernos uterinos no se
(figs, 3.4-3.6). En este estadio, los cuernos uterinos son valoran en toda su longitud debido a su pequeño ta­
más fáciles de identificar y se los puede seguir a través maño. La técnica de exploración es coincidente con la
del abdomen medio lateral hasta la visualización de descrita en las perras (figs. 3.9-3.10). Los transductores
los ovarios (figs. 3.7-3.8). de alta frecuencia y equipos de gama superior permi­
La exploración ecográfica del útero en las gatas resul­ ten una exploración adecuada de toda la longitud de
ta más complicada. Se requieren transductores de alta los cuernos uterinos en condiciones favorables.

L Sistema genital de la hembra


U T “

Figura 3.3
Cuerpo tiel útero. Vejiga de la orina escasamente distendida en
cuyo aspecto dorsal se observa la huella producida por el cuerpo
del útero, que incluso puede provocar una imagen de falso creci­
miento en la pared vesical.

. *

D is t G .6 3 c m

Figura 3 .1

Cuerpo del útero en un corte transversal en una perra Terrier de


IVest Iligiand de 2 años-, en fase de diestro. El citerpo del útero (en­ v- , V -- ■ ^^
tre los cursores) se localiza entre los aspectos dorsal de la vejiga
y medial del colon descendente, con un patrón homogéneo e Id
poecoicú.

Figura 3.4

* v
' ^

Figura 3.2
Figura 3.5
Visualizadon de ambos cuernos uterinos próximos al cuerpo del
útero, en una (ciniche de 7 años. Se observan ambos cuernos ute­ Cuerpo del útero en fase estrogénica. Aumento de! diámetro ute­
rinos (flecha) con un diámetro de 3 nini, y una fina línea ecogé- rino con un patrón hipoecoico que facilita sa localización. Se
nica en su luz que corresponde a ¡a interfase entre la luz uterina identifica una sombra al lado de los bardes laterales de la es­
y el endometrio. tructura.

Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales


Patologías del útero no grávido

Endometritis endometriosis
-

Los estadios iniciales de una endometritis aguda


pueden pasar desapercibidos e incluso presentar una
imagen similar al útero normal en fase estral. Se ha
descrito un aumento moderado del diámetro uteri­
no que adquiere un patrón hipoecoico, de afectación
difusa. Se deberá progresar por ambos cuernos uteri­
nos para identificar lesiones focales o pequeños acú­
mulos de líquido intraluminal. Aunque no de forma
constante, los linfonódulos ilíacos pueden apreciarse
con un aumento moderado de volumen y un patrón
difuso hipoecoico; al mismo tiempo, está descrita la
presencia de una reacción de la membrana peritoneal
adyacente (fig. 3.11). La técnica debe complementarse
con los datos obtenidos de la historia clínica, y los re­
sultados del análisis sanguíneo y el frotis vaginal.
La inflamación aguda del endometrio progresa fácil­
mente a una degeneración endometrial crónica o en­
dometriosis. Ya en esta fase, el patrón ecográfico del
útero es más heterogéneo. El endometrio se identifica
engrosado y con un contorno irregular; los cuernos
Figura 3.(i
uterinos presentan a menudo un recorrido irregular y
un diámetro con un aumento evidente que puede va­
Coric longitudinal dvt ctterpo de! utero en fase esirogenica. La riar en sus diferentes porciones (figs. 3.12-3.13).
finit littect ecogenica central corresponde a la interfase del etuio-
ineli io a»t ei iimcti de in tuz uterina.
Hiperplasia quística endometrial
Se describe, en muchos casos, como una patolo­
gía anterior a estados de piómetra y mucómetra (Bi-
gliardi y col., 2004). Las lesiones son similares a una

UT —

V _i_
¿
j"

A SA IN T

l igara 3.8

D is t 1: 0.7D cm
D is t 2: 0 .6 4 c ["

Figura 3.7

Cuernos merinas en fase estrogdnjca. Comparación can dos segmentos de intestino delgado (yeyuno en cortes 3.7) transversal y (3.8) lon­
gitudinal. ¡.os segmentos de intestino delgado presentan una estructura típica en inultieapas, mientras que el atento uterino posee, una
serosa externa hipercrítica y un patrón hipoecoico y homogéneo.

I ShtemajeiitaM^ 101
X.
o/
Y
Figura 3.10

Cuerpo del útero en dos gatas de 2 y 1 años, respectivamente. El


diámetro u ten no es sensiblem en te menor que en la pen a y alcan­
za un máximo de 5 mm (en fase estrogénica).

Figura 3.12
degeneración endometrial crónica en la que se obser­
van quistes endometriales de patrón anecoico (figs. Endometritis crónica. Corte longitudinal del cuerno uterino. Au­
mento múdente del diámetro uterino, con un patrón heterogéneo
3.14-3.15). Estos quistes pueden presentarse de forma que corresponde a los cambios degenerativos del endometrio. sin
aislada o múltiple, con pequeño tamaño o volumen fluido en la luz uterina.
considerable.
En algunas pacientes, el útero se visualiza con un pa­
trón multiquístico en el que se evidencian numero­ cientes en las que la condición se asocia a una pió-
sos quistes endometriales que le confieren un patrón metra, se observan quistes endometriales junto con
anecoico y multitabicado (fig. 3.16). En aquellas pa- líquido en la luz uterina (fig. 3.17).

^ t l a ^ e iecografiaiel|meaiabdonñna^e[^eguenas¿nímale^ 1
Figura 3.13 ^ Figura 3.16

Endometritis crónica, (lata Común europea de 13 años. Cuerno Uiperplasia emlometrial quistica en una perra Pastor alemán de
uterino con aumento de su diámetro, y un endometrio que evi­ 7 años. Se evidencia un aumento patológico del diámetro uteri­
dencia contorno irregular y patrón ecogénico. no con proliferación endomelrial y presencia de múltiples quistes
endometriales de morfología redonda y contenido anecoico.

___ •

Figura 3. Ì 4

Figura 3.15 Dist 1 .33cm


Uiperplasia quistica endometrial en una perra Caniche de 14 Figura 3.17
años. Cortes longitudinal (3.14) y transversal (3. i 5) del cuerpo
del útero en cuyo interior se observan pequeños quistes endome­ Mucómetra con quistes endometriales asociados. El patrón ane­
triales. Las arterias ilíacas aparecen en la imagen en una posición coico del líquido en la luz uterina sugiere la presencia de una mu­
más dorsal, como tres estructuras anémicas circulares indepen­ cómetra, i.a paciente no mostraba signos clínicos ni se observaron
dientes. alteraciones analíticas.

K Slstenwjenlta^^^iwiihra 103
Piómetra representativo, no debe considerarse como definitivo
de ninguna de estas patologías; en casos de piómetra
(Hidrómetra, mucómetra, hemómetra) puede observarse un patrón del fluido tanto anecoico
como hipo o hiperecoico. La anamnesis y los exáme­
La ecografía es el método de diagnóstico por imá­ nes y análisis complementarios orientarán el diagnós­
genes más sensible y precoz para identificar esta pa­ tico diferencial (figs. 3.19-3.22).
tología. Tanto en las pacientes con el cuello uterino En aquellas pacientes que presentan en la luz uterina
cerrado, como en aquellas que presentan descarga un fluido de patrón más ecogénico pueden visualizar­
vulvar, los hallazgos ecográficos serán definitivos se la fluctuación que éste produce (similar a pequeñas
(Renton JP y col., 1993). turbulencias) e, incluso, la presencia de una doble eco-
La exploración ecográfica de forma rutinaria y minucio­ genicidad del líquido debido a la acumulación de los
sa evidenciará generalmente, ya en el cuerpo del úte­ elementos más densos en la porción más declive del
ro, la presencia de un fluido anormal dentro del lumen útero con la formación de una línea de sedimentación
uterino (situándose dorsal a la vejiga y ventral o lateral claramente definida (véase fig. 3.18). La variación de
a la última porción del colon descendente). La progre­ (a posición de la paciente o la percusión externa con el
sión con el transductor en sentido craneal permitirá transductor producirán de nuevo la homogenización
observar los cuernos uterinos con acumulo anormal del medio líquido.
de fluido. La imagen ecográfica más típica consiste en La valoración ecográfica no debe limitarse a la iden­
múltiples estructuras redondeadas con un contenido tificación de líquido en el interior del útero; se debe
de patrón hipo/anecoico en el abdomen medio. Estas profundizar en el estudio y completarlo enumerando
estructuras corresponden a múltiples cortes de ambos posibles hallazgos secundarios. Entre ellos se debe
cuernos uterinos que se encuentran distendidos, au­ prestar mayor atención a: patrón del líquido en luz
mentados de volumen yllenos de líquido (fig. 3.18). uterina; patrón ecográfico del endometrio y descrip­
La historia clínica del paciente, su examen clínico y ción de posibles lesiones locales (por ej., quistes o
estudios complementarios podrán concluir en un neoformaciones) (figs. 3.23-3.24); estudio y descrip­
diagnóstico diferencial de mucómetra, hemómetra, ción de posibles lesiones asociadas en ambos ovarios
piómetra o hidrómetra. No se recomienda la centesis (fig. 3.25); valoración del peritoneo y posible existen­
uterina ecoguiada para realizar el diagnóstico diferen­ cia de fluido abdominal (fig. 3.26 Ay 3.27); estudio de
cial debido al riesgo de peritonitis. El patrón ecográfi- linfonódulos (fig. 3.26 B); descripción de posibles le­
co del contenido del útero, aunque muchas veces es siones asociadas en estructuras relacionadas (por ej.,

UT

--

l 'igiini H. 111 Pigura 3. 1í)

Piómetra. Distension patológica de los cuentos Merinos ron octí- Hidrómetra. Distensión máxima de anillos ruernos Merinos (en
innlo de jlitido en su interior; en su luz se obsernn un rontenido el centro de la ¡mugen y en la porción mas proximal se identifica
ecogénico i/ite se deposito ron facilidad en los porciones más (le­ la re jigo de la orina). Id rontenido Merino corresponde a un p a­
rdees produciendo uno lineo de sedimentación. trón anecoico puro y un endometrio foto y regalar. Perra Pointer
de 11 años con distensión abdominal eiidente y sin alteraciones
en su Iteinograma.

104 Atlas ile ecografía clínica abdominal en pequeños animates


Figura 3.22

Piómetm. Programa del cuerno uterina distendido con colección


de liquido en su interior: el patrón del liquido se define hipokme-
coico. FAendoinetria presenta un aumento de espesor moderado
con un contorno que evidencia pequeños crecimientos endome-
tríales.
Figura 3.20
' , •». - .- p ira \ ¡r p e <« anos, ‘dotación .... u. I ; *V '<■ ' % ,' '+• f> "*,\ «■ l f ; v ' » _ íVÍ ' *t

■■ ........ j- ' •-• •• •>/'• ..... ,d -tp " .. ... \ f - '* >. . ^ r*.'i »." ' ’S^'Ñi,; *"'■ '-i _ i*e * *,

D is t 0 .7 3 c m

figura 3.27 Figura 3.23


l’ioinetrti en una gata Siamesa de I añas. Distensión moderada F.ndometiiosis crónica con acóntalo de liquido en la luz meri­
tlel ruerno uterino izquierdo (7.3 mmj con aairnulo de pequeña na. Se observan crecimientos endametriales de aspecto polipoide
cantidad de liquido en su interior y engrasamiento endoinetrial asociados a un acumulo patológico de liquido en la luz uterina.
moderado. Ambos hallazgos contribuyen al agrandamiento del útero.

Jistem^enitaM^^ienibr^ 105
K
Dist 1: 6.27cm '
Disi 2: 2.37cm

Figura 3.24

Piómetra can crecimiento endometríal aislado con una estrecha


base de inserción en ei endometrio y presencia de peqi teñas lesio -
nes cavilarías con contenido líquido en su interior. F,l patrón del
liquido contenido en la luz uterina es liipoecoico. Sin confirma­
ción histopatológico de la lesión.

- H

Piómetra con reacción perítoneal. Perra Pastor alemán de 9 años,


Figura 3.25 con abdomen agudo. (3.26 A) Se observa la membrana perítoneal
engrosada y nmrcadamente ecogánica que separa dos secciones
Lesiones quísticas en ovario asociadas a piómetra. Se evidencian de un cuerno uterino; este hallazgo corresponde a una inflama­
unos pequeños quistes oválicos de patrón anecoico y morfología ción perítoneal secundaría y es sospechosa de perforación uteri­
redonda que producen un refuerzo posterior evidente. En la por­ na. (3.26 B) Linfoadenopatías reactivas. Linfonódulos subaóni-
ción próximai se visualiza ia parte más distal del cuerno uterino cos que presentan un aumento anormal de su volumen con un
dilaladoy con contenido líquido. patrón hipoecoico homogéneo.

vejiga y riñones) y presencia de focos sépticos en otras Neoplasias


visceras [por ej., hígado y bazo).
Aunque en la mayoría de los casos de piómetra se presen­ Los tumores uterinos, tanto en la perra como en la
tan imágenes evidentes, no puede obviarse la posibilidad gata, son de baja incidencia. Aunque se han descrito
de que los hallazgos sean menos llamativos, con una dis­ diferentes tipos histológicos, no se puede realizar una
tensión uterina reducida y/o ia patología localizada en caracterización y clasificación sólo sobre la base del
un cuerno uterino o en un segmento de éste (véase fig. patrón ecográfico que se presenta muy diverso, de­
3.21). Por lo tanto, siempre es el estudio pormenorizado y pendiendo de la existencia de áreas de necrosis, he­
detallado de toda la longitud del útero el que debe asegu­ morragia, fibrosis o calcificación. Los tumores uteri­
rar la presencia o ausencia de una infección uterina. nos se localizan con más frecuencia en la porción del

106 Hilas de ecografía clínica abdominal en pequeñas animales -------- i


A B

Leiomioma en el cuello del útero en una perra Shih tzu de 14


años. A. Corle transversal de la vejiga de la orina y el colon con
distensión anormal debido a la retención de heces; entre amitos
se reconoce el cuerpo del útero como una pequeña estructura cir­
cular hipoecoica. B, Desplazando el transductor en sentido cando
dorsal se aprecia una masa delimitada de patrón hipoecoico que
corresponde a una neoplasia uterina que desplaza dorsalmente
al recto.

■ ES D: B5 R: SO Probel í!=l
Figura 3.30

Adenocarcinoma en cuello uterino. Masa voluminosa intrapél-


vica de patrón heterogéneo que producía megacolon anterior e
hidrouréter bilateral.

cuello uterino (principalmente leiomiomas, leiomio- de la vejiga de la orina y lateral del colon. En muchas
sarcomas y adenomas), y pueden producir descargas ocasiones, es difícil discernir la posible implicación del
sanguinolentas por vagina y alteraciones en la mic­ cuello de la vejiga y la maniobra puede resultar com­
ción y defecación. El protocolo de estudio del útero plicada por lo que se debe recurrir a los estudios radio­
debe incluir una maniobra de máxima angulación del lógicos con contraste. La valoración de los bordes de
transductor en sentido caudodorsal para poder visita la lesión puede aportar información valiosa. Aquellas
lizar la mayor longitud posible del cuello uterino. En lesiones en las que se pierde el contorno y se observa
aquellas pacientes en las que no se realice la angula­ una menor diferenciación de las estructuras adyacen­
ción con el transductor, puede incurrirse en un error tes son más sugerentes de una neoplasia invasiva que
diagnóstico al obviar masas situadas en el cérvix ute­ está afectando a estructuras adyacentes. También se
rino (figs. 3.28-3.30). deben estudiar la implicación y el compromiso de los
Cuando estas masas adquieren un volumen conside­ uréteres; el hidrouréter y la hidronefrosis son compli­
rable producen un desplazamiento en sentido craneal caciones frecuentes.

C S is te m a je n ita N e ja ^ 107
Granulomas y abscesos de muñón uterino La evolución natural de los cambios que se producen
en el útero y en las estructuras fetales servirá tanto
Los granulomas se observan en general tras una in - para poder realizar un diagnóstico precoz de gesta­
tervención quirúrgica (histerectomía) seguida por un ción, como para calcular la edad gestacional y esta­
crecimiento anormal de tejido proliferativo conectivo. blecer una fecha probable de parto.
Su patrón ecográfico depende en gran medida de la Los diagnósticos precoces de gestación pueden reali­
cronicidad del proceso. A menudo, se presenta un pa­ zarse a partir del día 16 de la gestación; en un examen
trón heterogéneo con una reacción perítoneal circun­ ecográfico pormenorizado con sondas de alta frecuen­
dante que delimita la lesión (y que adquiere un patrón cia, se visualizarán las pequeñas vesículas embriona­
ecogénico); en muchas ocasiones, además, se pueden rias como unas estructuras anecoicas, redondeadas,
observar unos pequeños focos ecogénicos que llegan de aproximadamente 4-5 mm de diámetro, que con­
a producir sombra acústica y que corresponden a fieren al útero un aspecto de rosario (Di Salvo P y col,,
restos de suturas no reabsorbidas. En estas pacientes 2006). Se debe hacer especial énfasis en señalar que
también debe incluirse la evaluación de ambos mu­ la no visualización de estas estructuras no debe con­
ñones ováricos, así como la de los uréteres, debido a siderarse definitivo de un diagnóstico de gestación
su posible afectación (figs. 3.31-3.32). negativo (si se valora la vida del espermatozoide en
En otros casos, se pueden localizar, en sentido dorsal el útero, se podría estar explorando a una perra con
y/o caudal al cuello déla vejiga, una colección anormal una gestación real de 10 días). En estos casos se debe
de líquido contenido en el muñón uterino y, a veces, realizar una ecografía de doble control y confirmar la
una reacción peritoneal evidente debido a la presen­ inexistencia de vesículas embrionarias transcurrida
cia de un absceso de muñón uterino. Su localización 1 semana de la primera exploración. Los protocolos
suele ser caudal (generalmente próximas al cuello de más aceptados coinciden en no informar gestaciones
la vejiga o incluidas en la cavidad pelviana), por lo que negativas antes del día 22 de gestación.
las maniobras de exploración deben ser cuidadosas. Yeager AEy col,, documentaron, en 1992, los hallazgos
La valoración de los linfonódulos ilíacos mediales y, ecográficos relativos al útero, la placenta y el desarrollo
en menor medida, de los hipogástricos y sacros puede fetal y describieron de forma precisa las características
aportar información referente a la presencia de infec­ ecográficas del desarrollo fetal asociadas a la edad ges­
ción del muñón uterino (fig. 3.33). tacional. Estudios posteriores han completado este
Estudio ecográfico del útero gestante trabajo (England GC y col, 1993). Se debe señalar que
la evolución de los equipos de ultrasonografía en los
El uso del ultrasonido para el diagnóstico y segui­ últimos años han propiciado una mejora en la visua­
miento de las gestaciones es un requerimiento muy lización de las estructuras fetales, por ello algunos ha­
habitual en la clínica diaria. Dado que es el propieta­ llazgos ecográficos se evidencian más tempranamente
rio quien suele demandar la exploración siempre se con equipos de gama superior y ciertas particularida­
deberá interrogarlo sobre qué información es la que des que se desarrollan durante la gestación pueden va­
espera obtener del examen ecográfico, ya que, en mu­ riar dependiendo del ecógrafo utilizado.
chas ocasiones, sus expectativas no podrán ser satis­ Los primeros cambios que se aprecian en las hem­
fechas por el ecografista. Los interrogantes referentes bras son los referentes al útero y, más concretamente,
al número o sexo de los fetos, la fecha de parto y la al endometrio. Se observan a partir del día 8-10 tras
predicción de posibles distocias, a menudo, no pue­ la concepción (en condiciones óptimas) y consisten
den ser respondidos por ecografistas experimentados en un engrosamiento difuso de los cuernos uterinos;
en una exploración única. Es por ello de suma impor­ este signo es muy inespecífico (podría corresponder
tancia explicar y definir detenidamente cuál es el valor también a una endometritis aguda). Se deberá recu­
clínico de la ecografía en las hembras gestantes. rrir a estos diagnósticos precoces únicamente en es­
Se hace hincapié en el valor clínico de la ecografía de tudios experimentales debido a la gran incidencia de
las hembras gestantes, el ecografista podrá ofrecer res­ errores diagnósticos.
puestas a otro tipo de interrogantes, entre los cuales En el día 16 de gestación se identifican los sacos em­
deben incluirse; el diagnóstico precoz de la gestación; brionarios (vesícula embrionaria); éstos aparecen
cálculo de la edad gestacional y de fechas aproximadas como pequeñas vesículas que no superan los 4-5 mm
o probables de parto; valoración de maduración fetal de diámetro, circulares y con un contenido totalmente
en cesáreas programadas; cálculo orientativo y aproxi­ anecoico (fig. 3.34).
mado del número de fetos; valoración del estrés fetal y En el día 18 de gestación pueden verse vesículas que
distocias; evaluación de malformaciones fetales; segui­ aumentan progresivamente de tamaño y en las que se
miento de pacientes tras la administración de aborti­ evidencia el botón o pliegue germinal, a partir del que
vos; evidencia de reabsorciones embrionarias, muerte se desarrollará el futuro feto (fig. 3.35).
fetal y momificaciones; valoración de gestaciones ectó- No es hasta el día 20-24 de gestación cuando las ve­
picas; y seguimiento del útero posparto. sículas embrionarias alcanzan un tamaño apreciable,

1
MUNON

Figura 3.33 ~ ~ ' _ ___ " _

Absceso de muñón merino, (lata qite presentalla piómetra y fue


ovariohislerectoinizada i) dias antes. Un la parte izquierda de la
imagen se identifica la vejiga fie la orina; en la porción caudal se
Figura 3.31 observa una colección de líquido con una pared de aspecto irregular
y contenido hipoecoico que corresponde a un absceso de muñón.
Muflón uterino de ¡mirón eeogrdjico normal en paciente ova-
riohislercclomizadá 5 días antes. No se observan aumento de
volumen fiel muñón; reacción peritoneo! ni acumulo tic /luido
iñlraluminal. FJ foco ecogénico central corresponde al material
desm ura utilizado.

Figura 3.34
N o ta : l.a edad g u s t a c io n a l su c a lc u ló lomando c o m o tiempo de
Figura 3.32 g e s t a c ió n 62 d ía s en la perra, y c o n s id e r a n d o c o m o d í a 0 el d ía
de m o t i la . IJlero con vesícula embrionaria compatible con 16 ( t-/-
(.tanaloma de muñón merino. Paciente orariohisterecunnizada 2) (litis de gestación. Se observan el saco gesiacional y la cavidad
21 días antes de la exploración. Proliferación del muñón merino coriónica a ó a sin evidencia de eco embrionario en su interior; la
con materiaI de sutura en la porción central (focos ecogénicos). fina linca rcogénica que lo rodea corresponde aI trofoblasto. l.a
l os márgenes mal definidos de la lesión hacen sospechar de mi vesícula na sapera los 5 mm de diámetro, aunque puede duplicar
tejido infltratii'o con adherencias a estructuras próximas. su tamaño en 3 días, (válido p a r a fig s . 3 . 3 4 - 3 .6 3 )

y se pueden distinguir en su interior ecos embriona­ se debe a la alta fiabilidad. También se pueden seña­
rios claramente identificables (figs. 3.36-3.38); por lar otras razones que la sustentan: en perras que han
lo tanto, el día 22-24 después de la última monta es permitido varias montas (que pueden incluso supe­
el momento óptimo para realizar un diagnóstico de rar el período de 1 semana) a priori se debe conside­
gestación altamente fiable. El porcentaje de errores rar como fértil ia última monta antes de realizar la
antes de este momento hace desaconsejable realizar exploración ecográfica; en hembras que únicamente
diagnósticos definitivos (tanto positivos como ne­ permiten una monta, la viabilidad de los esperma­
gativos) de manera precipitada mediante exámenes tozoides en el canal uterino puede alcanzar los 6-7
más precoces. días, de modo que la exploración se estará haciendo
La recomendación de efectuar los diagnósticos de en pacientes con 16 a 18 días de gestación; en gesta­
gestación a partir del día 22-24 de la última monta ciones de 24 días se pueden visualizar tanto la vesí-

E Sistema genital de la hembra 109


Figura 3.35

Gestación de 18 (+t-2) días. Se evidencia, a partir del trofoblasto,


el crecimiento del botón germinal (futurofeto).

cula embrionaria como la estructura fetal y el tenue


latido cardíaco {fig. 3.39), lo que permite un diagnós­
tico diferencial frente a posibles quistes endometria-
les, endometritis o reabsorciones tempranas; según la
experiencia del autor, la ecografía en este momento
otorga un mayor grado de satisfacción al propietario
que asiste al examen.
Los hallazgos ecográficos más evidentes que pueden
aproximarse a la edad gestacional más acertada se
Figura 3.36 refieren al volumen de la vesícula embrionaria, el ta­
maño del embrión y la diferenciación de las distintas
Gestación de 2 i (+1-2) dias. El embrión se independiza de Ia vesí­
cula. Con transductores de alta frecuencia se podrá evidencie«' un
estructuras fetales, la osificación del esqueleto fetal y
incipiente y tenue latido cardiaco. La línea ecogénica adyacente la cantidad de líquido amniótico.
ai embrión corresponde a la membrana del saco vitelino. Según los diferentes autores y en función de la fecha
que se determine como el día 0 de gestación puede
encontrarse una amplia variación en los hallazgos
ecográficos del desarrollo fetal (aunque no respecto a
los días previstos para el parto]. Dependiendo el crite­
rio para establecer el día 0 (día del pico de la LH, día
de ovulación o de la concepción) puede obtenerse un
periodo de gestación de 61 a 65 días. Aunque esto pue­
de afectar la determinación de la edad gestacional, no
influirá en la fecha más probable de parto, la cual se
obtendrá restando los días de gestación a la duración
de la preñez (que dependerá de dónde se establezca
el día 0). A partir de un promedio de 61 (+/- 1) días
de gestación en la perra (desde el día de fecundación)
puede establecerse el tiempo de gestación y, por lo
tanto, la fecha probable de parto, de acuerdo con los
hallazgos ecográficos que se describen en la tabla 3.1.
(figs. 3.40-3.47).
La valoración de los fetos en los momentos próximos
al parto puede ser de gran ayuda a la hora de decidir
Figura 3.37
si se debe intervenir clínicamente; así, el estudio de la
Gestación de 22 (+/-2) dias. Se detecta actividad cardíaca con el actividad cardíaca fetal indicará la existencia de estrés
modo Doppler color. La diferenciación en tre la cabeza y el cuerpo
fetales no está establecida. fetal y se ha propuesto como indicador de la viabilidad
de los fetos. La frecuencia cardíaca de éstos no debe

110 t Alias orgeografíaclíric^M om inaler^^ueitosanimales


Figura 3.40

Gestación de 35 (+Ì-2) titos. Se reconoce fácilmente el estílletelo en


formación (aún sin producir sombra acústica distai), kit la ima­
gen se identifican los huesos qtw forman el cráneo, la columna
D is t 1 . 5 8 c m vertebral y el cordón medular.

Figura 3.39
eleafile iti» ih12ti (+1-2) días. I l feto comienza et crecer huís rápida­
mente. Se esbozan las costillas como pequeños focos ecogénicos. y
se puede intuir la diferenciación entre las caridades torácica y ab ­
dominal. Aún no se delectan movimientos fetales espontáneos.

D ía s d e s p u é s d u i. D ía s d e g e s t a c ió n D ía s h a st a
H a l l a z g o s e c o g k á f ic o s
P I C O I II (c o n c e p c ió n ) E L PA RTO

13 - 15 10-12 Inflamación difusa endometrial. 49-51


17-20 14-16 Visualización de vesícula embrionaria. 45-47
22-24 18-21 Visualización de placenta ecogénica. 41 -44
27-30 24-26 Definición de placenta zonal. 38-36
19-21 16 -18 Identificación del botón germinal. 43 - 45
23-26 20-23 Identificación ecos embrionarios. 38-41
24-26 21 - 23 Presencia de actividad cardíaca. 38-40
27-31 25-29 Diferenciación de cabeza y tronco. 33 - 36
32-36 31 - 35 Movimientos fetales espontáneos. 26-30
33-39 30-35 Identificación del esqueleto y esbozo de extremidades. 26-31
Diferenciación de estructuras abdominales; identifica­
35-39 33-37 24-28
ción de la vejiga urinaria y estómago.
Diferenciación de parénquima pulmonar ecogénico
38-42 35-37 24-26
con respecto al hígado.
45-48 40-42 Visualización de cámaras cardíacas. 19-21
Sombra acústica progresiva del esqueleto (cabeza - es­
43-53 40-50 11 -21
queleto axial - extremidades y costillas).
39-44 45-47 Identificación de riñones y globo ocular. 14- 16
Se identifican y definen todas las visceras abdominales
60-63 57 - 60 . 4-1
y el intestino.

Síslemagenjtal^de [^hembra
Figura 3.4 !

Gestación di■35 (+/- 2) días, ('.¡ma diferenciación dei tórax (cora­


zón y paré ne)uiina pulmonar ecogénieo) que Umita caudalmente
con el hígado (depatrón hipoccaìa>).

wm

Figura 3.42
C,estación de 42 (+/-2¡ dias. Se visualiza la sombra acústica que
producen las costillas. Fin la imagen se identifican claramente el
hígado, el paréniptima pulmonar y los vasos torácicos. La catire
dad tic liquido arnniótico comienza a reducirse.

^tta^e^co^rafl^cLínJc^bdomlnal^i^geqüeflm^nlrnMes
1
de ser inferior al doble de la frecuencia de la madre (o
inferior a los 200 lpm], aunque se ha descrito que en el
momento del parto puede disminuir hasta los 160 lpm.
La valoración del estrés fetal en relación a la frecuencia
cardíaca fetal se ha establecido como un índice clíni­
co de indicio de muerte fetal prematura; su evidencia
puede ayudar al veterinario a determinar cuándo una
gestación está anormalmente alargada y, por lo tanto,
puede indicar el momento de realización de una cesá­
rea [figs. 3,48-3.50). Se debe señalar que la realización
de una única ecografía al final de la gestación no es un
método ideal de monitorización fetal cuando se utiliza
Figura 3.45 de forma aislada, y siempre es necesario el seguimien­
Clonación de 55 (+/-2) litas, ( ’.orti- transversal del tórax y detalle de to de la paciente para poder establecer el momento
las cuatro cámaras cardíacas y las válvulas aurk idoveitlriculttres. adecuado para la intervención clínica.

Biometría fetal
Los parámetros fetales caninos más habitualmen­
te medidos y estandarizados en ecografía gestacional
son: diámetro del saco gestacional, longitud de crá­
neo a grupa, diámetro biparietal y diámetro corporal.
Según distintos estudios (Englandy col., 1993;Yeagery
col., 1992), la biometría fetal debe realizarse según pa­
rámetros objetivos para la polarización de los resulta­
dos. En estadios tempranos de gestación (desde el día
20 al 35), el parámetro más utilizado es el diámetro del
saco gestacional (0SG). La longitud de cabeza a grupa
(LCG) puede utilizarse hasta aproximadamente el día
45 debido a que el tamaño del feto y la flexión que éste
adquiere impiden su medición más allá de este día. El
diámetro corporal (0C) y el diámetro cefálico o bipa-
M ' > rietai (0BP) pueden obtenerse desde el día 40 al 55 de
forma aislada o incluso combinada.
Figura 3.4fí
4- El 0SG se obtiene midiendo el diámetro del saco
Gestación de 55 (+/-2) días. Detalle de la cavidad abdominal en la embrionario en su eje mayor.
fitte se identifica un riñón (cortical, medular y recesos pélvicos).
4- El 0 B P se calcula mediante un corte completa­
mente simétrico de la cabeza en el que se obtiene
la hendidura cerebral (fontanela)
4- El 0C se obtiene en un eje corto fetal, visualizando
estómago e hígado, y en función de la distancia que
separa las últimas costillas.
4" La LCG mide la longitud desde la coronilla hasta la
grupa (nacimiento de la cola).
El cálculo de la edad gestacional y la fecha probable
de parto está sujeto a multitud de factores; entre ellos,
el ecografista deberá tener en cuenta el tamaño de los
progenitores, las diferentes razas y sus características
biométricas (braquicéfalas, dolicocéfalas), el número
de cachorros y la variación del tamaño de éstos (Son
Figura 3.47 CH y col., 2001). Por norma general, los fetos de más ta­
Gestación de 59 (+/-2) dias. En la cavidad abdominal del feto se maño parecen tener una influencia mayor en el desen­
visualiza claramente el hígado. La cavidad anémica más caudal cadenamiento del parto. Todos estos parámetros dan
corresponde a la vejiga de la orina. Las asas intestinales son re­ una variabilidad evidente a los resultados obtenidos.
conocibles. lo cual es na signo de maduración fetal. Obsérvese la
escasa cantidad de liquida maniática que se encuentra en el saca
NylandyMattoon establecieron, en 1995, unas fórmu­
las de predicción de la edad gestacional y la fecha pro-

C Sistema genital de la hembra 113


bable de parto, considerando la combinación de los
diferentes diámetros gestacionales (véase tabla 3.2).

Gestación patológica
En la primera mitad de la gestación, la patología
más frecuentemente diagnosticada es la reabsorción
embrionaria total o parcial. La ecografía se presenta
como una técnica sensible para su diagnóstico. Es un
fenómeno habitual (según los autores se observa en un
5-12% de las perras preñadas). Se presentan vesículas
embrionarias viables junto con otras en las que no se
observa eco embrionario o no se evidencia la activi­
dad cardíaca del embrión. En la mayoría de los casos,
no se produce una involución de todas las vesículas;
normalmente se determina la presencia de algunas en
estadio de reabsorción junto con otras que presentan
todos los parámetros ecográflcos viables (ñgs. 3.51).
Los hallazgos característicos de la involución fetal
comprenden un saco gestacional de menor tamaño;
irregularidad de la pared de la vesícula embrionaria;
disminución del volumen del líquido amniótico; des­
integración de las estructuras embrionarias que con­
duce al colapso de la cavidad embrionaria y provoca
un aspecto arrugado en la vesícula y un evidente en-
grosamiento de pared. A medida que avanza la ges­
tación, los hallazgos ecográflcos se hacen menos evi­
dentes debido a la ausencia de líquido amniótico y la
evolución de las vesículas viables; por ello es compli­
cado distinguir las vesículas en reabsorción tempra­
na pasados los primeros 35 días de la gestación {figs.
3.52-3.53).
En la segunda mitad de la gestación se debe incluir el
estudio de posibles muertes fetales, las cuales, gene­
ralmente, se asocian a una sintomatología clínica más
evidente y posibilidad de aborto. Por lo común, son
dos los hallazgos ecográflcos indicativos de muerte fe­
tal: ausencia de latido cardíaco evidenciable y aplana­
miento de la caja torácica, observándose un 0C menor
que en el resto de los fetos. El parénquima pulmonar
fetal, típicamente ecogénico, se mostrará hipoecoico,
y será menos evidente la interfase pulmón/parénqui-
ma hepático (figs. 3.54-3.55).
La visualización de cualquiera de estos signos puede
acompañarse de una ausencia total de movimientos
fetales espontáneos; deficiente definición de las di­
ferentes estructuras fetales torácicas y abdominales;
postura fetal anormal, disminución del líquido am­
niótico, y placenta con aspecto esponjoso, ecogénica o
con áreas de desprendimiento. Por lo general, la evo­
lución hacia la maceración y momificación fetal hace
que, según avance la gestación, todas las estructuras
dejen de reconocerse y el saco gestacional se presen­
te con límites mal definidos, un interior ecogénico y
amorfo, y pequeños focos ecogénicos con sombra
acústica marcada que corresponde a restos fetales osi­
ficados. Asimismo se pueden observar pequeños acú-

atlas ne ecoarafía clínica abdominal en Denuedos animales 1


FO R M U LA S d e p r e d i c c i ó n d e i ,a e d a d (¡ e s t a c i o n a l ( b u ) y la i echa p r o iia b l e d e p a r e o ( fpp) (N yi a n d & M a it o n . 1995)

FPP = 65 - EG
Gestación de menos de 40 días:
EG = (6x0SG) +20
EG = (3 x LCG) + 27
Gestación de más de 40 días:
EG = (15 x 0BP) + 20
EG= (7x0C) +29
EG = (6 x 0BP) + (3 X0C) + 30
Gestación en gatos:
EG = {25 x 0C) + 3
EG= (11X0BP) +21
FPP = 61 - EG

mulos de gas en el feto o en el interior del útero (figs. 0B P o del líquido intracraneano (hidrocefalia); pre­
3.56-3.57). sencia de alguna viscera en posición anormal e incluso
Existen múltiples patologías fetales que pueden evi­ no contenida en las cavidades fetales (epiteliogénesis
denciarse eco gráficamente. Aunque el examen ru­ imperfecta); y lesiones en visceras fetales (hipoplasia
tinario sólo permite visualizar aquellas que son más hepática, hidronefrosis, agenesia renal) (fig. 3.62).
evidentes, debe prestarse especial atención a los si­ Otras alteraciones que han sido descritas y pueden
guientes hallazgos: presencia de derrame pleural o ser identificadas por el ecografista son la presencia
abdominal (que puede correlacionarse con un fallo de vesículas embrionarias intrauterinas en un cuerno
cardíaco fetal) (figs. 3.58-3.59), y/o edema subcutáneo uterino eventrado (hernias inguinales, fundamental­
generalizado (anasarca) (figs. 3.60-3.61); aumento del mente, o hernias diafragmáticas) (fig. 3.63) y, aunque

A B

Figura 3.51

Reabsorción embrionaria pardal lempmna. Se observan tíos ve­


sículas embrionarias en una perra Httlldug con gesRición tic 22
(+/-2) días. A. Ui vesícula reabsorbida evidencia nn diámetro me­
nor v ausencia de eco embrionario, /i, I a vesícula viable présenla
mayor tamaño y un eco embrionario en el que se aprecia activi­
dad cardíaca.

K Sistema genital de la hembra 115


HJJjT

A B !

Figura 3,54 Figura 3.56


Muertefetal en una perra gestante de 50 (+1-2) días. Corte longitudi­ Muerte fetal tardía en tina perra con 56 días de gestación, lina
nal de dos fetos a nivel de la caja torácica. A, Muertefetal: se obseiva vesícula embrionaria presenta en su interior ios restos de un feto
una jaita de definición del tórax que presenta un patrón hipoecoico con estructura desorganizada, entre los que se evidencian rema­
y ausencia de latido cardíaco. B, Feto con signos vitales normales, nentes jibrocartilaginosos de! esqueleto.
en el que se aprecian parénqulma pulmonar de patrón ecogénico y
parrilla costal de estructura normal.

de muy baja incidencia, la existencia de gestación ex­ disminuyendo progresivamente su diámetro, hasta
trauterina ectópica. alcanzar su dimensión normal (figs. 3,64-3.65]. La in­
El útero posparto es visible hasta los 30-35 días des­ volución uterina normal transcurre durante las 12 se­
pués de ia parición (22-26 días en la gata). En la luz manas posteriores al parto.
uterina se aprecia un contenido homogéneo de as­ Las metritis posparto es una infección bacteriana
pecto moderadamente hiperecoico que corresponde aguda que afecta al útero puerperal. Por lo común se
a los restos de fluidos y moco intraluminales. El endo­ observan la distensión de los cuernos uterinos y, en su
metrio y el miometrio se observan engrosados e irán luz, un acumulo abundante de gas. Éste dificultará la

16 ^tlfl^^cogn^ía^jnic^abdomjj^Mjemjeño^nima^ U
Figura 3.58

Feto de 50 días con presencia de derrames pleura! y abdominal


masivos. El parénquima pulmonar se aprecia colapsado. de pe­
queño tamaño, próximo a la silueta cardíaca. En el abdomen se
identifican parle de la silueta hepática}'el estómago.

Figura 3.57 B

Muerte y macerarían fetal. Boxer ele 4 años con gestación eie 50


días (+/-2) días. (3.57 A) Feto con signos de macerarían y muerte
fetal: aplanamiento torácico, parénquima pulmonar hipoecoico
y ausencia de latido cardíaco (3.5711) Feto con exploración y sig­
nos látales normales en la misma paciente.

evaluación correcta del útero debido a la formación de


artefactos por lo que, se recomienda el estudio radio­
gráfico en estas pacientes.
Las retenciones placentarias se traducen en una en­
dometritis evidente y la placenta no expulsada se pre­
senta en la luz uterina, como una membrana irregular,
de patrón ecogénico, que interrumpe el contenido
homogéneo que corresponde a los fluidos normales
(figs. 3.66-3.67). El envejecimiento placentario permi­ Figura 3.59
te identificar en la luz uterina una membrana irregular
y ecogénica coincidente con un punto de dilatación Gestación de 53 dias. Detalle de un feto con derrame pleural mo­
derado y diagnóstico presuntivo de cardiopatia. F.lfluido pleural
del cuerno uterino (fig. 3.68). Los pequeños ecos ré­ delimita la silueta pulmonar y el trazado de la aorta torácica.
fringentes en el interior del útero pondrán de relieve

I _Sjstema_gemM dejdj^e mb~ 117


•I
* il*

D is t 0 .6 3 c m

Figura 3.60 Figura 3.62

Allusami. Gestación de 40 dias en una pen a Bulldog con edema Corte transversat de un lem a tentuno con dilaninoli patologia,
suhcituineo evidente (elitre cursores). Corte tramucrsal del fe to a de nrsnrrfm n^mtéJettEWihKaivfUiSiì.
nivei de la ultima costilla.

Figura 3.61

Allusami. Gestación 55 dias. A, Feto con pardmetros dentro de la


nonnalidad. B, Corte traitsversal de feto con edema subcuidneo
abundanie pue produce un agrandamiento patològico de Ins did-
tnel ras fetnles.

118 ¿lla^eecografi^linj^^bdomina^i^eguenosanliiiales 1

Figura 3.64 Figura 3.65

Otero (3.64) en corte transversal, ! dia pospartoy (3.65) en corte longitudinal, 3 dias posparto. Se obsermn un engrasamiento evidente ile
mio ! endometrio y presencia de contenido luminai de patron homogéneo e hiperecoìco.

7¿

Figura 3.67
Retención piacentaria en una perra Yorkshire tem er 5 dias poste­
riores al parlo. Se visualiza un cuerno uterino dilatado con pla­
cen ra retenida; el cuerno uterino izquierdo presenta un diámetro
menor y contenido fisiológico ecogénico.

Figura 3.66
detención piacentaria en una perra Cocker spaniel, 3 dias pos-
tenores al parto. Se evidencia un cuerno uterino dilatado local­
mente, con placenta de aspecto plegado en su interior.

rrido minucioso de ambos cuernos uterinos permite


observar una dilatación anormal de la luz uterina y,
en ella, estructuras amorfas, generalmente osifica­
la existencia de gas y pueden ser indicativos de una das, que forman una marcada sombra acústica dista!.
infección uterina. Cuanto más tiempo transcurra entre este hallazgo y la
Las retenciones y momificaciones fetales son hallaz­ fecha del parto o posible monta, más difícil será reco­
gos que pueden detectarse ecográficamente. El reco­ nocer la anatomía fetal (ftg. 3.69-3.70).

I <Sistem¿¿erfíta^¿M£ÍÍ£¡il^¡i£1 119
VEJ
UT

Figura 3.70
Presencia de restos fetales osificados en una perra mestiza de 4
años con monta controlada 7 meses antes. Los restos fetales in­
trauterinos son irreconocibles y se aprecian remanentes osificados
que producen una sombra acústica evidente.

Figura 3.68

Retención piaeentaria en una gata, 45 días después del parto. Se


evidencia placenta degenerada y envejecida, de patrón ecogénico
e irregular, situada en la luz uterina. O v a r io s

Equipamiento
Perras: la exploración ecográfica de los ovarios
debe realizarse con transductores de alta frecuencia.
El pequeño volumen de las estructuras bajo estudio
y la necesidad de obtener una máxima definición de
las diferentes formaciones que pueden contener ha­
cen necesaria una resolución máxima. La posición
superficial a la que pueden situarse ambos ovarios (a
escasos centímetros del transductor) permite el uso
de estos transductores (mayor resolución con menor
penetración).
Gatas: siguiendo el mismo criterio, y debido al menor
volumen de los ovarios, son necesarios transductores
de alta resolución. Los transductores lineales obten­
drán imágenes más adecuadas.

Preparativos
El estudio ecográfico de los ovarios no requiere de
ninguna condición previa especial. Debido a su posi­
ción más lateral en el abdomen, raramente el colon
descendente (cuando se encuentra lleno de heces o
con gas) puede dificultar la visualización del ovario
izquierdo.
Figura 3.69
La realización de análisis de sangre previos y la inter­
Momificación y retención fetal en una perra Bulldog francés, pretación del frotis vaginal pueden, en combinación
transcurridos 28 días del parto. Se observa desestructuración fetal
con restos óseas desorganizados. con la ecografía de los ovarios, completar un estudio
más minucioso.

120 ¿tl^d^^cograffa^clínica^bdommalenpequefíosdriímates
1
Técnica de exploración
El estudio ecográfico de los ovarios requiere cierta
destreza por parte del ecografista ya que, en muchas
ocasiones, su visualización es complicada, y se deben
diferenciar de estructuras próximas que pueden ocul­
tar o difuminar los límites de éstos.
La aproximación al ovario puede realizarse tanto des­
de un abordaje ventral como desde el flanco, con el
paciente en decúbito lateral; en ambos casos, es ne­
cesario un amplio rasurado que permita obtener imá­
genes de máxima calidad.
La guía anatómica más adecuada [y mayormente
aceptada] es la que sitúa el ovario caudalmente al polo
posterior de ambos riñones. Tras obtener un corte lon­
gitudinal del riñón ipsilateral, se desplaza el transduc­
tor caudalmente y se realiza un barrido lateromedial
de la zona (fig. 3,71). Aunque su posición es variable,
un protocolo adecuado permitirá su visualización co­
rrecta. En aquellas pacientes en las que la exploración
de los cuernos uterinos sea adecuada, se podrá seguir
el recorrido de éstos en sentido craneal hasta alcanzar
los ovarios.
La presión realizada con el transductor resulta funda­
mental; se deberá comenzar con presiones más suaves
aunque, si el ovario no se localiza y se presupone ocul­ Exploración ecogrdfica del ovario. Se posiciona el transductor en el
to tras un asa intestinal, se deberán realizar presiones polo caudal del riñón ipsilateral y se efectúa un movimiento late­
más firmes para desplazar ésta y conseguir imágenes romedial con el objetivo de realizar un barrido completo de esta
zona (caudal al polo caudal del riñón) hasta localizar la ganada.
diagnósticas.
En hembras en fase estrogénica puede seguirse todo el recorrido del
Se debe señalar también que, en algunas pacientes, cuerno uterino hasta alcanzar el ovario.
los ovarios se presentan en una localización atípica,
más craneal en el abdomen, y pueden situarse en el
aspecto lateral del riñón.
Imagen ecográfica normal que en estro (4-8 mm). El patrón es más heterogé­
neo que en la fase anterior (fig. 3.78).
No se puede definir un único patrón ecográfico Diestro: reducción progresiva del volumen del ovario
para los ovarios, ya que la ecogenicidad y el patrón y los cuerpos lúteos que concluye con laluteólisis.
de éstos varían según la fase del ciclo estral en que se
encuentren, Se trata de estructuras ovaladas (0.8 a 1.5 Se han descrito la evaluación del ovario y la determina
cmj, caudales a ambos riñones, cuya ecogenicidad ción del momento de ovulación (Silva LD y col., 1995).
depende de la fase del ciclo estral en que se encuen­ Se deben de realizar estudios seriados pormenorizados,
tre la paciente, de modo que el patrón ecográfico debe con 24 horas de periodicidad, encaminados a determi­
describirse de acuerdo a los datos obtenidos del frotis nar el crecimiento folicular progresivo y los cambios
vaginal y los estudios hormonales. Los hallazgos eco- referentes a la eclosión y formación del cuerpo hemo-
gráficos descritos en el ovario, por lo tanto, compren­ rrágico (de menor volumen y patrón heterogéneo).
den cambios evidentes:
Patologías de los ovarios
❖ Anestro y proestro temprano: su tamaño es menor
(generalmente no superan los 10-12 mm de longi­
tud), y presentan un patrón homogéneo e isoecoi- Quistes ováricos
co respecto a las cortezas renales. Pueden eviden­ Al igual que los quistes identificados en otras vis­
ciar una atenuación posterior moderada y sombra ceras, presentan un patrón anecoico puro con bordes
lateral que facilitarán su identificación (figs. 3.73 bien definidos y lisos; pueden ser simples o múltiples
y 3.74). en su estructura y de tamaño muy variable; siempre
Proestro (días 3 a 7) y estro: aumento gradual de producen refuerzo posterior y en los de mayor tamaño,
su tamaño, aumenta la ecogenicidad del estroma y puede apreciarse sombra lateral (figs. 3.79-3.81).
presencia de múltiples estructuras anecoicas (folí­ En aquellas lesiones quísticas de menor volumen
culos) de crecimiento progresivo (10 mm máximo) (menos de 11 mm) se debe establecer un diagnóstico
que deforman la superficie del ovario. El ovario diferencial con los folículos ováricos o cuerpos lúteos,
adquiere el volumen máximo 3-4 días antes de la y se debe arribar a un diagnóstico definitivo sobre la
ovulación (figs. 3.75-3.77). base de la sintomatología, las lesiones asociadas (por
❖ Metaestro: regresión del ovario y presencia de es­ ej., piómetra, endometriosis), el tamaño (llegan a al­
tructuras quísticas hipo e hiperecoicas (cuerpo he- canzar varios centímetros), los controles analíticos y
morrágico y cuerpo lúteo) con un volumen menor los datos obtenidos del frotis vaginal (fig. 3.82).

122 ¿ ffa ^ ^co g ra f¡^lí¡ilc¿ ¿ h d o m in a Iiei^£e^ueílo^nimaLesi I


Disi 0.45cm
Disi 0.45cm

Figura 3.71 Figura 3 .73


Guarió normal. Localización respecto al polo caudal del riñón.
}iembra en fase de anestro, en la pítese visualiza tejido ot 'arico bien
delimitado en relación al aspecto caudal del riñón ipsilateral.

Figura 3.74

(3.73 y 3.74) Pacientes en fase de anestro, en las pite se ubservtt


el ovario como una estructura ovalada, bipoecotca, claramente
diferenciada de! tejido graso, sin presencia de estructuras paren-
00 quimatosas.

RD

B
Figura 3.72

Ovario de patrón normal. Paciente con líquido libre abdominal. Figura 3.75
La visttalizadón del ovario Ihipoecoico) con su meso correspon­
diente (hiperecogénico) es más clara debido a la presencia de li­ Fase de proestro temprana. A. Ovario con crecimiento folicular,
quido ascítico, que delimita las estructuras. En el corte tangencial bien definido, redondo y con contenido anecoico. R, Cuerpo del
del riñón únicamente se visualiza la corteza renal (RD). útero con diámetro aumentado de patrón hipoecoico, caracterís­
tico de la fase estrogénica del ciclo astral.

C Sistema genital Je la hembra 123


Figura 3.77

D isi 1: l.lD c m
D isi 2: t.23cm

Figura 3.76A

Ovario en una perra Pastor alemán en fase de estro. Se evidencian


al menos tres estructuras foliculares con un diámetro de 11-12
nun. que confieren al ovario un aspecto inultifolicular

Figura 3.78

Seguimiento del patrón oválico. Hembra de raza Afgano de 4


años. (3.77) En la fase de estro se aprecian folículos formados,
turgentes y de patrón a ñeco ico. (3.78) F.n la fase de metaestro se
obsecra un ovario de menor volumen, con estructuras peor defi­
nidas y un contenido hipoecoico. que corresponde a los cuerpos
lúteos formados.
¿

O V IZ D
Figura 3.76 B

Ovario con estructura fo lla d or en una gata. El ovario de tamaño


reducido (cursores !) presenta una estructura redondeada y ane-
coica (cursores 2) que corresponde a un folículo ovárico.

D i s i 1. 2 8 c m O V IZD

Figura 3.79

Quiste ovárico simple en una perra mestiza. Estructura clara­


mente definida, redondeada, anecoicaycon refuerzo posterior. La
exploración de la paciente se realizó en anestro.

124 Atlas de eeoarafta clínica abdominal en pequeñas animales


1
O V IZD

A B

1 D is i 2.11 cm OV OCHO UT

Figura 3.80 Figura 3.82

Quiste oválico simple en una gata Siamesa de II años. Se observa Quiste folicular atípico. A, En una perra con signos de celo per­
una estructura (¡uistica anecoica posterior ai aspecto caudal del sistente, se visualiza una estructura redondeada con contenido
riñón. líquido (ecogénico v homogéneo), caudal al ovario derecho. B,
Corle transversal del cuerpo del útero en fase eslml (con aumento
de volumen e hipaecoico). F.l estudio histopatológico dictaminó
ttn quiste folicular persistente atipico.

Ante la sospecha de un tumor ovárico, se deberá exa­


minar la totalidad del abdomen con el fin de detectar
posibles metástasis o líquido libre abdominal. El es­
tudio pormenorizado del útero puede poner en evi­
dencia lesiones asociadas (por ej., piómetra, hiper-
plasía quística endometrial).
En las pacientes con neoplasias más evolucionadas,
puede ser complicado definir el origen de la lesión y
su relación con el ovario; su descripción ecográfica,
localización anatómica y relación con otras visce­
ras serán, entonces, las que ayudarán a establecer el
diagnóstico presuntivo (fig. 3.86).

Granulomas, abscesos de muñón


Figura 3.81 y remanentes ováricos
Ovario poliplástico. Se observa una estructura compleja, volumi­ Aunque poco frecuentes, los granulomas ováricos
nosa, anecoica y multitabicada con múltiples cavidades aném i­ posteriores a la ovariohisterectomía, presentan una
cas que corresponde a un ovario multiquístko, proliferación abundante del tejido cicatrizal que in­
cluso llega a producir una peritonitis fibrosante que
ocasiona adherencias y estenosis de asas intestinales,
riñones y/o uréteres
Neoplasias de ovario
Los abscesos de muñón ovárico tienen muy escasa
Generalmente se describe una lesión en masa incidencia y se observan como formaciones encapsu­
cuyo tamaño y patrón ecográfico son muy variables ladas con contenido líquido, cápsula irregular y eco
(lesiones sólidas, homogéneas o mixtas con presencia génica, y reacción peritoneal evidente. En ocasiones,
de estructuras quísticas, o sin ellas, (Diez Bru y col., se evidencian trayectos fistulosos y material de sutura
1998). La naturaleza histológica de la neoplasia (de incluido dentro de la lesión (fig. 3.87).
células epiteliales, del estroma del cordón gonadal o El estudio de los remanentes ováricos en pacientes
de las células germinales) debe ser establecida aten­ previamente ovariohisterectomizadas que presen­
diendo al estudio histopatológico de la lesión y no a tan signos de celo es altamente fiable. La exploración
su patrón ecográfico (figs. 3.83-3.85). ecográfica debe centrarse en dos aspectos: el muñón

Jjsteraflj¡enítai dejajiembre^
uterino (se observará un aumento anormal de su vo­
lumen, secundario a la actividad hormonal persisten­
te) y la cara caudal de ambos riñones (región ovári-
ca). La evidencia de tejido ovárico puede presentarse,
comúnmente, con lesiones asociadas de tipo quístico
aunque, en otras pacientes, se debe realizar un estudio
más exhaustivo tendiente a detectar pequeños restos
de tejido ovárico (en general, hipoecoicos) con dife­
rente ecogenicidad a la de la grasa peritoneal que los
rodea. Los remanentes ováricos se deben distinguir
claramente, con sus bordes delimitados y diferencia-
bles, de la grasa circundante, y deben resultar repro-
ducibles en exploraciones posteriores (fig. 3.88).

Figura 3.86

Figura 3.84 Diagnóstico presuntivo de masa atrinca situada caudal al riñón


izquierdo, de patrón heterogéneo y contorno irregular, asociada a
iitmor de célalas de la granulosa en una Boxer de 11 aftas con abundante liquido libre abdominal. La cirugía confirmó la pre­
hipertrofia calcar y sangrada irregular. Se distingue una masa sencia de una masa asociada al orarlo izquierdo. Sin confirma­
onírica homogénea e isoecoica respecto a la corteza renal. ción a naton wpatnlógicn.

12G Jfflasdeeragraflac^
B iblio g r a fía

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Figura 3.88

Remanente ni¡arico en una paciente previamente ovariohiste-


rectomizada. ¡Jt presencia de tejido hipoecoico con formaciones
foliculares en su interior es característica de estas estructuras, i a
paciente presentaba celos regulares.

c Sistema genital de tai hembra 12?


Equipamiento izquierdo del abdomen, donde se sitúa la cabeza es­
plénica (porción anatómicamente más fija del bazo);
Perros: debido a la posición superficial del bazo luego, se realiza una inclinación del transductor en
(en lamayoríaide nuestros pacientes, se encuentra en sentido laterocraneal para obtener una visualización
contacto con la pared abdominal ventral), la evalua­ satisfactoria de toda la cabeza del bazo. El abordaje
ción correcta de la viscera se realiza con frecuencias intercostal izquierdo (o del abdomen craneal izquier­
de 7,5 a 10 MHz. En algunos pacientes, la porción de do) con el paciente posicionado en decúbito lateral
la cabeza esplénica (en el abdomen lateral izquierdo) derecho proporciona, en ocasiones, imágenes más
puede requerir frecuencias que permitan una mayor adecuadas de esta porción. Se continúa desplazando
profundidad de exploración, y se emplean sondas el transductor (perpendicular a la pared abdominal)
de menor frecuencia para una examinación comple­ en sentido medial, procurando en todo momento
ta. Los transductores lineales con un mayor campo mantener el bazo en la porción más central del so-
proximal son los adecuados para la exploración del nograma. En general, el recorrido del cuerpo y cola
cuerpo y la cola esplénicos. esplénicos se relaciona con la curvatura mayor del
Gatos: los transductores lineales de mayor frecuencia estómago (situándose caudal a ésta), alcanzando la
(10-12 MHz) resultan la opción más adecuada debido
al pequeño volumen que presenta esta viscera en con­
diciones normales. La mejor definición en los campos
proximales de estos transductores proporciona imá­
genes diagnósticas más precisas.

Preparativos
Debido a su posición superficial (abdomen ventral
y lateral), la exploración del bazo no requiere una pre­
paración previa del paciente.
En aquellas ocasiones en las que la cabeza del bazo
se encuentre en una posición más craneal (intercostal
izquierda) es aconsejable ampliar el área de rasurado,
incluyendo los dos o tres últimos espacios intercosta­
les izquierdos, para realizar mejor el abordaje inter­
costal a esta porción de la viscera.

Técnica de exploración
La exploración ecográfica del bazo es sencilla. Se
debe destacar la necesidad de hacer un recorrido
completo de la viscera, que debe de incluir la totali­
dad de la cabeza, el cuerpo y la cola esplénicos. En
aquellos pacientes en los que por su tamaño no se
pueda realizar un barrido completo en un primer re­
corrido, se deberá estudiar el bazo en barridos conse­
cutivos (aspecto más craneal, porción central y borde
caudal), para completar así un estudio correcto. Gráfico 4.1
Los cortes ecotomográficos que se realizan en un pri­
Exploración ecográfica completa del bazo. Una vez localizada la.
mer estudio deben ser cortes sagitales de la viscera cabeza esplénica, en el abdomen craneal izquierdo, deberá des­
que permitan estudiar la morfología de la cápsula es­ plazarse ei transductor para realizar un barrido en eje corto de la
plénica, su parénquima y su vascularización. viscera basta completar su recorrido. La posición de la lengüeta
Una vez localizado el cuerpo esplénico, generalmen­ del bazo en el perro es variable)' puede atravesar el abdomen me­
dio en un sentido transversal o dirigirse más caudalmente hacia
te craneal al aspecto craneal del riñón izquierdo, se la vejiga de la orina.
debe desplazar el transductor hacia el aspecto lateral
Gráfico 4.2
Imagen ecogi tífica con visuaü-
zación de los parénquimas es-
plénico (H) v hepático lili. Sano­
grama obtenido en el abdomen
craneal lateral izquierdo donde
✓ / se aproximan la cabeza esplénl-
ca y el tábido lateral izquierda
hepático. La ecogenicidad de
V - ambas visceras es normal y el
parénquima esplénico se pre­
senta hiperveoico respecto al
Imrénquima hepático Ambas
visceras pueden compararse co­
rrectamente pues se encuentran
a la misma profundidad. Vena
esplénica ( VE), vena hepática
(VID. vena porta inlrahepática
(VP).

Gráfico 4.3
Imagen ecográftca con visiui-
lizaciñn del parénquima es­
plénico (B) y el riñón izquier­
do (R). Abordaje ventral con
aproximación lateral izquier­
da. F.l parénquima esplénico
mantiene una relación normal
con la corteza renal, y es hipe-
recoico respecto a éstos. Un lo
imagen se obtienen dos cortes
sagitales del bazo, el cuerpo
esplénico <p ID. más ventral, y
la cabeza esplénica (Cb B) en el
aspecto más dorsal.

Gráfico 4.4
Corle sagital de la cola del
bazo. Imagen obtenida en el
abdomen medio. Se observa
nítidamente una fina linea
ecogénica que rodea la viscera
v que corresponde a la cápsula
esplénica (Cap); el parénqui-
ma se aprecia homogéneo, con
pequeñas estructuras tubulares
anémicas que corresponden a
ramas intrtiparenqu¡matosas
de la vena esplénica.

I I !M tttlas de ecoqrafla clínica abdominal en pequeños animales


G rá fico 4.5

Caríe, sagital del bazo y eistut-


iización de la cabeza (Cb¡ y el
cuerpo (Cd,l del bazo. Suni¡gra­
mil oblen ida en el abdomen
idiera! izrpiierdo con angula
aún Uneral del tninscludor.
La cápsula esplenica (Cap)
únicamente se identifica en
¡as porciones donde el haz de
idlrasonida la incide de form a
perpendicular.

Gráfico 4.6
Carie transversal del cuerpo
del bazo y deiaite del bilio es­
píen ico. 1m rena espléinca (VE)
penetra por la cara visceral del
bazo y se identifica claramenie
cunto una estnielara anémico
y de paredes finas, l/i cápsula
estilénica (Cap) no se visualiza
adecuadamente en el campo
próximaI debido a su proximi­
dad respecto al rmnsduc.rnr y a
la formación de artefactos en
cartifios cercanos (Arl).

Gráfico 4.7
Corte sagi/al del bazo a nivel de
la cola es)>Unica iU>. ( lontomo
liso y regular y bordes esplé-
tneos romos, (lenas esplúnicas
I VE). Más dorsal mente pueden
identificarse dos segmentos in ­
testinales. yeyuno (V) y colon
descendente (C.j t on formación
de sombra acústica distal (EA).
línea media o superándola en pocos centímetros. En ñón izquierdo (el bazo se utiliza en muchas ocasiones
algunos pacientes, la posición del cuerpo y cola del como una ventana acústica para la visualización del
bazo puede variar, en función del eje longitudinal del riñón), y en muchos pacientes no se consigue ubicar
cuerpo, por lo que se debe realizar un barrido en sen­ esta porción del bazo y el riñón a la misma profundi­
tido craneocaudal (abdomen lateral izquierdo). Según dad. En los perros de edad avanzada puede describirse
la experiencia del autor, esta variación anatómica no un bazo de volumen reducido y ecogenicidad similar
debe considerarse patológica, y es una particularidad a la corteza renal sin evidencia de patología.
sin significación clínica. El patrón ecográfico uniforme del bazo sólo se ve in­
En algunos pacientes con esplenomegalia, tanto la ca­ terrumpido por la presencia de los vasos esplénicos
beza como la cola esplénica pueden prolongarse en el (arterias y venas esplénicas). Las estructuras vasculares
aspecto lateral del abdomen (cabeza en el aspecto iz­ acceden al bazo por su cara visceral (figs. 4.3-4.5). Las
quierdo y cola en el derecho) y relacionarse con la por­ arterias esplénicas son difíciles de evaluar en ecografía
ción abdominal más dorsal; esto produce una imagen 2D debido a su pequeño diámetro; ellas se originan en
en herradura o caracol, que obliga a depurar la técnica la arteria celíaca y únicamente se visualizan mediante
para la exploración de esta porción situada en el ab­ la técnica Doppler (fig. 4.6). Las venas esplénicas son
domen más profundo. claramente distinguibles y penetran a través de varios
hilios; todas ellas confluyen en el tronco esplénico
Imagen ecográfica normal que, antes de unirse en el aspecto craneal izquierdo
El patrón ecográfico normal del bazo es caracte­ de la vena porta, recibe aferencias de la vena gástrica
rístico. Presenta un patrón homogéneo que se define derecha y gastroepiploica. El flujo de la vena esplénica
hiperecoico respecto a la corteza renal y el parénqui- siempre debe tener sentido hepatópeto. La región del
ma hepático. Para comparar la ecogenicidad de las hilio esplénico debe ser explorada con detenimiento
diferentes visceras abdominales, éstas deben situarse para intentar detectar cambios patológicos en los linfo-
a la misma profundidad en el sonograma, para evitar nodos esplénicos, situados en su proximidad. En algu­
cambios en la ecogenicidad, producto de la atenua­ nos pacientes sanos, puede observarse un aumento de
ción progresiva del sonido (la viscera más superficial ecogenicidad perlhiliar que rodea las venas esplénicas
presentará mayor ecogenicidad, que la que se sitúa en y penetra en el parénquima; por lo general este hallaz
planos más profundos debido a la atenuación de las go no se presenta de forma aislada, sino en múltiples
ondas sonoras) (Nyland TG y col, 1985) (figs. 4,1-4.2). vasos esplénicos. Se ha postulado que la naturaleza de
La cabeza esplénica, por su posición más craneal, es estos focos ecogénicos perivasculares que se presentan
fácilmente comparable con la ecogenicidad del hígado como hallazgos accidentales (sin significación clínica)
(en su lóbulo lateral izquierdo). En general, el cuerpo se vincula posiblemente con pequeñas prolongaciones
del bazo suele situarse inmediatamente ventral al ri­ de la cápsula esplénica o mielolipomas (figs. 4.7-4.8).

Figura 4.2
Imagen ecográfico normal del cuerpo del bazo respecto a la cane­
za renal en un perro Schnauzer de I año. Fl parénquima espléni­
co normal es hiperecoico ¡especia a la corteza renal. Obsérvese la
porción del cuerpo esplénico; en la parte más próxima! del sono­
grama, en la más distal, se obseri’ti parle de la cabeza del bazo.

132 iñtlas_de>ecograffa_cUn|casaMQ¡Tiina(_^n>£e2uenos>animate^ 1
Figura 4.5

Visualizadon mediante modo Ooppler potenciado de las ramas


Figura 4.3 d éla nena esplénica en el parénquimadel bazoy del tronco espíe­
nle:o en su recorrido dorsal a la viscera.
Imagen ecográfica normal de un corte sagital de la cola del bazo
(Schnauzer de 10 años). 1:1 parénquima se define homogéneo, de
cápsula bien definida, y contorno liso y regular, En su aspecto vis­
ceral se observa el recorrido de una vena esplénica a la salida del
¡bazo.

■25 O
cm/s
3.5MHz
M3/P2
G58/E2
WF M

Figura 4.6

Identificación con modo Doppler color de la vena y la arteria es-


plénicas a su entrada en el liilio del bazo, l a vena esplénica de
mayor diámetro (trayecto azul) tiene un recorrido paralelo a la
arteria, la cual se sitúa inmediatamente dorsal (color rojo) debi­
do al ángulo de insonación. DI parénquima esplénica presenta un
patrón heterogéneo que confiere a la viscera un contorno irregu­
lar (diagnóstico anatomopatológko de bistiocitoma).

La cápsula esplénica puede ser identificada claramen­


te en la porción del cuerpo y la cola esplénicos; esto se
debe a la perpendicularidad del haz de insonación con
la cápsula (dispuesta en relación con la pared ventral
abdominal) cuando se utiliza una aproximación des­
de el abdomen ventral, en función de la cual se refleja
la mayor parte del haz de ultrasonidos y se represen­
ta la cápsula esplénica como una fina línea ecogénica
hiperreflectiva (Nakamura K y col., 2009; Ohlerth S y
col., 2007) (figs. 4.9-4.11). Cuando se abórdala cabeza
Figura 4.4 esplénica desde el aspecto ventrolateral izquierdo del
Imagen ecográfica normal de un corte longitudinal de la cola del abdomen, no se visualiza la cápsula del bazo debido a
bazo (Schnauzer de 7 años). Se observan diferentes ramas de la que el ángulo de incidencia no coincide con 90° (figs.
nena esplénica que describen un trayecto anecotco en el interior
del purénquinm.
4.12-4.13). El abordaje de ella deberá realizarse en una
aproximación desde el flanco izquierdo.

X Bazo 133
o

Figura 4.8 Figura 4.IO

Identificación de mielolipomas múltiples en el haza de un Cocker Corle a nivel de la cola esplénica. La cápsula pierde sus caracte­
spaniel de II años. Su ubicación junto al recorrido de los irnos rísticas de ecogenicidad cuando el ángulo de insultación no es de
espíenteos y su ecolexlura (homogéneos, ecogénicos, bien defini­ 90“ finas evidente a la derecha de la imagen).
dos y sin formación de sombra acústica distaI) son indicativos de
esta lesión.

Valoración del volumen del bazo que afectan los bordes esplénicos y el hilio. El bazo, en
condiciones normales, presenta bordes afilados, for­
Los signos de esplenomegalia deben ser estudiados mando un ángulo agudo; cuando su volumen aumen­
en su conjunto. Los cambios en el volumen del bazo ta, los bordes se vuelven romos, de morfología más re­
deben ser observados con detenimiento; según la ex­ dondeada. El hilio en los pacientes con esplenomegalia
periencia del autor, los signos más fiables de aumento se observa congestivo, con aumento del diámetro de
de volumen de la viscera se relacionan con los cambios los vasos; al mismo tiempo, el crecimiento que expe-

134 Htlas ile ecografía dlnlta abdominal en pequeños animales


rimenta la viscera produce una invasión de la porción
proximal de la vena esplénica que da al bazo un aspec­
to de agrandamiento generalizado (figs. 4.14-4.15).

Lesiones esplénicas difusas


El aumento del volumen esplénico se asocia a múl­
tiples desórdenes y debe ser incluido dentro de la his­
toria clínica del paciente. El volumen esplénico puede
encontrarse moderadamente aumentado en animales
jóvenes sin presencia de enfermedad y clínicamente
sanos, así como en aquellos pacientes en los que se
utilicen determinadas drogas (barbitúricos) (O'Brien
RT y col., 2005).
Se ha descrito una esplenomegalia inespecífica en pa­
cientes con infección sistèmica, patologías que cursan
con anemias regenerativas y hematopoyesis extrame­
dular, enfermedades inmunomediadas, hipertensión
portal, procesos neoplásicos y torsión esplénica, entre
otros. Así pues, la esplenomegalia debe considerarse
un hallazgo inespecífico, compatible con una multi­
tud de desórdenes y, por ello, debe asociarse a otros
Figura 4.14
Fsplmomegalia en un Fox terrier de 18 meses. El agrandamiento
del buzóse refleja en unos bordes muy redondeados, El patrón del
parénquima es homogéneo y nommecoico.

Figura 4.17
Figura 4.15
lliperplasia esplénico debido a hematopoyesis extramedular en
Fsplenomegalia marcada en un Pastor alemán de 11 años. El au­ un Fox terrier de 7 años con ehrlichiosis. (4.1.6) F.l aumenta del
mento de volumen de los bordes del hilio esplénico produce una volumen esplénico se relaciona con una disminución difusa de
imagen de depresión de éste. Fl parénquima esplénico se observa su ecogenicidad. (4.17) Se observan, linfoadenopatías esplénicas
hipoecoko y de textura gruesa. como un hallazgo asociado.

hallazgos ecográficos secundarios, historia clínica y tar un cambio significativo en el volumen esplénico.
análisis de laboratorio. La realización de punciones Se han descrito múltiples patologías que pueden pro­
con aguja fina del parénquima esplénico debe con­ ducir reacción esplénica: enfermedades inmunoine-
templarse en los pacientes que lo requieran como un diadas (por ej., anemias hemolíticas autoinmunes),
método de diagnóstico complementario. enfermedades infecciosas (por ej., Ehríichia, B abesia),
Aquellos animales que padecen enfermedades que así como estados que cursan con cuadros anémicos
cursan con anemias graves o crónicas pueden presen­ crónicos (por ej., sangrado digestivo, hemorragias o

136 Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales


nefropatías). El aumento del volumen esplénico se ñas estrías ecogénicas que corresponden a los vasos
asocia a una disminución difusa de la ecogenicidad esplénicos dilatados y trabéculas del bazo. La conges­
esplénica (figs. 4.16-4.17], tión pronunciada puede presentar también pequeñas
Los procesos neoplásicos difusos e infiltrativos que áreas de patrón anecoico que corresponden a zonas
con frecuencia se diagnostican a partir de una afec­ de hemorragia y necrosis. La presencia de derrame
ción esplénica son el linfoma y el mastocitoma. Estas subcapsular es un hallazgo menos frecuente. Se ha
enfermedades suelen producir un aumento de mode­ descrito un triángulo ecogénico perivascular como
rado a marcado del volumen de la viscera, aunque el signo característico en los pacientes con torsión es­
patrón ecográfico puede presentar diferentes caracte­ plénica. Debido a la estasis se puede observar una
rísticas (desde una afectación difusa hasta un patrón trombosis venosa, identificándose pequeños flóculos
uni o multinocular) (figs. 4.18-4.28). ecogénicos en el interior de los vasos esplénicos (figs.
La congestión esplénica pasiva puede presentarse en 4.29-4.32).
pacientes con hipertensión portal. El aumento retró­
grado de la presión en la vena esplénica producirá un
enlentecimiento del flujo y una dilatación de los vasos
esplénicos, y pondrá en evidencia desvíos adquiridos 71
esplenorenales o esplenogonadales consecuencia de
la hipertensión de la vena porta; esta alteración tam­
bién ha sido descrita como producto de un fallo car­
díaco derecho. La presencia de congestión hepatove-
nosa con distensión de las venas intrahepáticas y cava
caudal, y la evidencia de líquido libre abdominal son
hallazgos más comúnmente detectados; el aumento
del volumen esplénico suele ser más moderado.
La torsión esplénica puede presentarse de forma cró­
nica o aguda. La esplenomegalia suele ser evidente en
asociación con una disminución pronunciada de la
ecogenicidad difusa, describiéndose un patrón mar­
cadamente hipoecoico, en el que se destacan peque-

7¿.

H
B|

Figura 4. i 8
Linfoma esplénico en una pen a mestiza de 9 anos. Se identifican, Figura 4.20
a la izquierda de la iinagen, un lóbulo hepático (III y a la derecha,
el bazo (B), ambos separados por el fundas del estómago (ti). La l.infoma esplénico en una perra mestiza de 9 años. (-1.191 Se
marcada disminución de la ecogenicidad del hozo puede produ­ aprecia una disminución marcada de la ecogenicidad difusa del
cir una semejanza entre las tíos visceras; la situación anatómica parénquitna, hipoecoico respecto a la corteza renal. (4.20) La es-
y la valoración del Itilio son fundamentales para su diferencia­ plenomegalia se evidencia en los bordes de la viscera, los cuales
ción. adquieren un aspecto romo.

K Bozo 137
z:

Figura 4.21 Figura 4.23

Linfoma esplénico en una perra mestiza de 11 años. Los hailazgot


ecográficos muestran una esplenomegalia evidente y dilatación
de la vena esplénica (4.21); disminución de la ecogenicidad difu­
sa del parénquima (que se observa isoecoico respecto a la corteza
renal) (4.22); (r linfonodos esplénicos con aumento de volumen,
disminución de ecogenicidad y morfología globosa (4.23).

Figura 4.24 Figura 4.25

Linfoma esplénico en un Cocker spaniel de 3 años. La presencia Linfoma esplénico en un gato Común europeo de 13 años. Espleno-
de múltiples y pequeños focos hipoecoicós diseminados confiere mégalia asociada a una disminución pronunciada de la ecogenici­
un patrón heterogéneo al parénquima. dad difusa. Diagnóstico obtenido mediante punción con aguja fina.

fitlas de ecograffaclM c^ahdom i]^^per|ueñgs animales


Existen multitud de patrones descritos para las enfer­
medades esplénicas difusas. Algunas de ellas pueden
adquirir un patrón difuso o multifocal, y el bazo evi­
dencia entonces un patrón apolillado o moteado. Las
enfermedades de origen neoplásico, como el Iinfoma,
pueden tener, según el paciente, un patrón homogé­
neo difuso (con aumento, disminución o sin cambios
en su ecogenicidad normal) o multifocal difuso (figs.
4.33-4.35). Otras lesiones de origen granulomatoso,
como la histiocitosis maligna, con frecuencia produ­
cen en el bazo múltiples focos de patrón hipoecoico
{Ramírez S. y col., 2002), aunque cuando afecta de for­
ma crónica al parénquima esplénico aparece un pa-

K 3EUE1
trón multifocal con incremento de la ecogenicidad en ción realizada sobre 101 gatos con lesiones esplénicas,
el que se distinguen focos de calcificación. (Hanson JA y col., 2001) señaló la inespecificidad de
Ante la gran variedad de patrones descritos, la reco­ los hallazgos ecográficos en dichos pacientes.
pilación de datos clínicos y analíticos imprescindi­
ble para establecer el diagnóstico. La ecografía podrá Lesiones esplánicas focales
aportar información valiosa respecto al volumen del
Las lesiones esplénicas focales son un hallazgo
bazo, cambios en su ecogenicidad (focal o difusa), ca­
racterísticas de su vascularización mediante el estu­ frecuente en nuestros pacientes, que se incrementa
dio en modo Doppler, y acerca de los linfonodos es­ en los perros de mayor edad (y más raramente en los
píenteos y cualquier otra modificación en las diferen­ gatos). El diagnóstico definitivo debe efectuarse me­
tes estructuras abdominales que pudiese relacionarse diante estudio histopatológico de la lesión debido a la
con la enfermedad (fig. 4.36). Los estudios citológicos inespecificidad del patrón ecográfico, el cual no debe
del bazo guiados mediante ecografía aportarán, asi­ considerarse, a priori patognoinónico de ninguna en­
mismo, datos de interés para el clínico. Lina investiga- fermedad.

140
Las lesiones nodulares más frecuentes en el perro
son los focos de hiperplasia nodular benigna. Éstos
pueden presentar un patrón heterogéneo cuando
evolucionan, aunque se describen en su inicio como
lesiones más típicamente ecogénicas; en algunos pa­
cientes, la hiperplasia nodular produce sólo un borde
esplénico irregular como hallazgo más relevante. Los
nodulos hiperplásicos pueden adquirir un volumen
considerable, afectar estructuras vasculares y produ­
cir focos de necrosis, infartosy, más raramente, absce­
sos esplénicos (Hardie EMycol., 1995, Ohlerth Sy col.
2008, Rossi Fy col., 2008) (figs. 4.37-4.41).

Figura 4.35

Linfama esplenico en un Pastor alemán de 7 años. El patrón eco-


gráfico de la lesión, a diferencia del (pie se observa en la figura
4.33. presenta una mayor heterngenicidad, aunque en ambos ca­
sos es necesario el estudio idstopatológico de la lesión.

Figura 4,37
, (,ato Común europeo de 11 años con un foco de hiperplasia no­
dular benigna, aislado, hiperecoico, bien delimitado e intrapa
renquimatoso que no deforma la superficie esplénica.

F ig u r a 4 .3 6 Figura 4.38

Paciente poli traumatizado (gato Persa de 4 años) que presenta Nodulo de hiperplasia nodular benigna próximo al hiiio espié-
una esplenomegalia coa disminución de su ecogenicidady pre­ nica en un perro Cocker spaniel de 9 años. El patrón ecográfico es
sencia de múltiples y pequeños focos ecogénicos diseminados por inespecífico y debe ser contrastado con datos analíticos y clin icos.
todo el parénquitna. P.l estudio histopatológico de la lesión indicó Se deben contemplar su seguimiento ecográfico y la realización de
múltiples focos de necrosis y microinfartos espíemeos. ptmciones/aspiraciones con aguja fina.
\

BAZO

Figura 4.39

Múltiples focos de hiperplasia nodular espíen ica en un perro Sch­


nauzer miniatura de 9 años. La realización de dos aspiraciones
con aguja fina sugirió la presencia de un foco de hiperplasia be­
nigna.
v ' " : \ .1
Figura 4.41

Presencia de un nódulo isoecoico y homogéneo que deforma la


superficie espié nica en un perro Retriever dorado de 13 años. Ob­
sérvese la ausencia de cambios en ¡a consistencia del parénqui-
ma. El diagnóstico presuntivo fue hiperplasia nodular (sin con­
firmación histopatológica).

mos pueden presentar hemorragia abdominal (rotu­


ra esplénica) y/o subcapsular. Una discontinuidad
en la cápsula esplénica sugiere la rotura de la visce­
ra; la evidencia de un hemoperitoneo puede apoyar
el diagnóstico y, en ocasiones, se puede observar un
aumento de ecogenicidad en el área de rotura que
corresponde al coágulo sanguíneo en formación (figs.
4.42-4.43).
Los focos neoplásicos que pueden presentarse en el
bazo son múltiples. La bibliografía acerca de ellos es
Figura 4.40 extensa y su patrón ecográfico no debe considerarse,
Perro Maltes de 6 años, en el que se detectó un nodulo esplénico en un principio, característico. Dentro de los diagnós­
aislado de 8 rom de diámetro durante un examen de rutina. El ticos diferenciales deberán incluirse, además, otro
diagnóstico presuntivo de hiperplasia nodular se vio reforzado tipo de lesiones nodulares de naturaleza no neoplá-
por la ausencia de otros hallazgos geográficos y la normalidad del
hemograma. Revisiones posteriores a los 3 y 6 meses no evidencia­
sica. Los nodulos correspondientes a linfomas han
ron una evolución significativa. sido caracterizados como focos hipoecoicos más de­
limitados, aunque son más típicas las lesiones volu­
minosas y cavitarias de los hemangiosarcomas (Culp
WT y col., 2008). Las lesiones neoplásicas metastá-
Los hematomas esplénicos tienen un origen múlti­ sicas que afectan al bazo pueden presentar focos de
ple (por ej., traumatismos abdominales, hiperplasia patrón variable, pero las más comúnmente descritas
nodular, neoplasias esplénicas o enfermedades sisté- son las lesiones en diana (centro hiperecoico con halo
micas que producen alguna alteración en la coagula­ hipo/anecoico) (Wrigley RH y col., 1988). Un estudio
ción). Según la experiencia del autor los hematomas (Cuccovillo A, Lamb CR, 2002) refiere un valor predic-
esplénicos pueden adquirir un volumen considerable tivo de malignidad de un 74% cuando se encuentran
y su patrón ecográfico es muy variable (dependien­ una o más lesiones de este tipo en hígado o bazo (figs.
do de su estadio evolutivo). La punción y aspiración 4.44-4.56).
con aguja fina de estas lesiones no suele aportar una Aunque se han documentado lesiones quísticas y abs­
información clara, y no es posible descartar otros pro­ cesos intraparenquimatosos en el bazo, su incidencia
cesos más graves que pueden comprometer la vida es muy baja (y menos frecuente que en el hígado);
del paciente. Los hematomas asociados a traumatis- son indiferenciables de otras lesiones nodulares y se

'4 2 ¿tla^^cografí^Unica^bdc^innal^e^g^uenQ^animale^ 3
F / g iíin 4.44

Neoptasia espiénica en up Braco de I i años. Se observa una masa


voluminosa de parrón ecogénico, con pequeñas áreas bipaecoicas
en su seno que se unen al buzo en la zona del cuerpo da este. El
estudio bistopatológico concluyó qtte se trataba de un fibrosar­
coma esplénico.
Figura 4.42

Hematoma esplénico de origen traumático en un perro Pomera-


nin de 2 años atropellado. Se observa una lesión compleja de pa­
trón hipoecoico, tabicada, que deforma la superficie de! bazo. No
se identifica derrame abdominal asociado.

Figura 4.45

Fox terrier de 4 años con un nádalo esplénico hipoecoico aislado,


de márgenes bien definidos. El paciente había sido intervenido 2
meses antes por nit mastociloma; el estudio bistopatológico de la
lesión confirmó uno recidiva secundaria.

Figura 4.43
Figura 4.46
Imagen del bazo de un perro (los D 'atura de 11 años que pre­
sentaba un cuadro de cnagulopatia acompañado de diarreas he- Pastor alemán de 10 años, con diagnóstico de sarcoma espléni­
morrágicas agudas (intoxicación por dictunaroiJ Se observó una co en el que se distingue un nodulo de ecogcnicidad mixta en la
hemorragia subcapsnlur del bazo sin evidencia de otra lesión cabeza del bazo (imagen derecha), hl parénqttima hepático tam­
asociada. I-I diagnóstico presuntivo no fue confirmado posterior­ bién presenta otra lesión nodular bipoecoica que sugiere la exis­
mente. tencia de un foco metastásico.

I gran
/jL.

Figura 4.50
Figura 4.48
Yorkshire terrier de 12 años con un nádalo muy voluminoso en el
Nodulo esplénico de 2,6 cm de diámetro y patrón ¡iipoecoico en la bazo: éste posee un patrón homogéneo y compacto y una ecogeni- ]
zona del cuerpo del bazo de un perro mestizo de 12 años. El estu­ cidad similar al parénquimtt esplénico normal. La esplenectomia
dio histopatológico concluyó t/ue se trataba de una metástasis de y el estudio histopatológico permitieron diagnosticar un sarcoma
un tumor de células apocrmas. histiocítico.

>to Hilas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales


Figura 4.51
Pastor alemán ele 9 años con un osteosarcoma en el cuello riel
fémur. Una revisión posterior confirmó un derrame abdominal
abundante y la presencia de un crecimiento esplénico muy pedi-
cttladoyde patrón mixto eptesugirió la presencia de una neopla­
sia secundaria (sin confirmación histopatológica).

Figura 4.54
Figura 4.52
Linfosarcoma esplénico en un Siamés de .9 años. La masa tumo-
Mestizo de 12 años con un nodulo hipoecoico aislado de patrón mi presenta un patrón hipoecoico y homogéneo, con limites bien
hipoecoico con pequeños Jocos de fibrosis/mmemlización que definidos. Su patrón ecogrdfico es muy similar al que se observa
sugiere la existencia de tina neoplasia. Ut citología no permitió en ia figura 4.55. aunque no es característico y. por ello, obliga
confirmar el diagnóstico. confirmar ei diagnóstico histopatológica.
Figura 4.55

Linfosarcoma esplénico en un Braco de 8 años. El estudio de una


masa voluminosa de patrón hipoecoko situada en el abdomen
medio, confirmó que ésta estaba claramente unida al bazo. La
extirpación de la viscera y su estudio anatomopatológico confir­
maron el diagnóstico. Figura 4.57

Absceso esplénico. El estudio histopatológico de una lesión nodu­


lar hipoecoica concluyó que se trataba de un absceso esplénico
aislado, aunque la evolución del paciente no fu e favorable, y a
tos 4 meses de su esplenectomía se presentaron focos neoplásicos
hepáticos secundarios a un sarcoma histiocítico.

Figura 4.56

Uemangiosarcoma esplénico de un perro mestizo de i I años. Una


masa muy volimi inosa de patrón heterogéneo que desplazaba pe­
riféricamente al resto de las visceras abdominales no logró vincu­
larse con el parénquima esplénico. La laparotomía exploratoria
determinó que se trataba de una masa esplénico y la histopatolo-
gía confirmó el diagnóstico de hemangiusarcoma.

146 ^tla^d^cografla^tfnic^ahdomina^ej^geguejlo^ajiknal«^
Figura 4.59 Figura 4.61
Trombosis de la vena esplénica en un paciente canino mestizo de Paciente mestizo d e J5 a n o s U em tle ae (a i/ena espletiti atte me
9 años que presentaba un cuadro de coagulación intravascular smra degtmi'i acton aet eliciutemi No sreviclenciatt sign o s asocia­
aguda (también presente en ramas portales). La disminución de do s e n el prnem jijJM ia SügpsnvaZjÍP u n in fa n t i esiilPniro.
la ecogenicidad del parénquima podría ser secundaria a un pro­
ceso de necrosis o infarto esplénico.

Disi 0.27cm

Figura 4.60 Figura 4.62

Mestizo de 8 años, con exploración clínica y hemograma norma­ Infarto esplénico. Se detectó una porción del bazo con un patrón
les que presentaba opacificación de una de las venas esplénicas en ecográfico atípico, caracterizado por una disminución difusa de
su recorrido intraparenquimatoso (entre cursores); el diagnóstico su ecogenicidad. El estudio histopatológico determinó que se tra­
fu e trombosis esplénica aislada. taba de un infarto esplénico.

requiere punción con aguja fina para su diagnóstico. col., 1995). A criterio del autor, los infartos esplénicos
La presencia de pequeñas cantidades de gas dentro presentan un margen claramente definido que los di­
de la lesión puede sugerir un absceso esplénico (figs. ferencia del parénquima no afectado. La trombosis
4.57-4.58). de los vasos esplénicos ha sido señalada como una
Los infartos espíemeos se evidencian, a menudo, con causa de infarto esplénico, aunque ésta debe produ­
un patrón hipoecoico y, a diferencia de los infartos cir una oclusión total de la luz del vaso y no tener ra­
observados en la corteza renal, no suelen producir mas que originen una vascularización colateral (figs.
una irregularidad en la cápsula esplénica ÍHardie y 4.59-4.63).
B ib l io g r a f ía

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Infarta espida ico en nn Fox temer de 4 anos. Se identificó una
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148 ¿tla^^cograff^línlca^hdamnial^n^gegiieflo^níinale^ ]
Equipamiento Al mismo tiempo se deben de considerar otras espe­
cificaciones de los equipos de ultrasonidos que pue­
Selección de Infrecuencia de la sonda den ser útiles y que se deben tener presentes cuando
se realice una exploración ecográfica del hígado. Entre
La exploración ecográfica del hígado presenta al­ estas cabe señalar:
gunas particularidades respecto a la de los otros órga­
nos abdominales, sobre todo en pacientes de más de -y- La capacidad de dividir la imagen en dos porciones
15-20 kg de peso. Esto se debe a que la profundidad y distintas. De este modo se podrán comparar fácil­
el volumen de tejido hepático son superiores a los del mente las ecogenicidades relativas del hígado y del
resto de los órganos abdominales. Por lo tanto, puede bazo.
ser bastante útil y necesario completar la exploración La capacidad de estudiar las imágenes obtenidas
del hígado y obtener una imagen generalizada del ab­ justo antes de congelar la imagen (vídeo-memo­
domen con una sonda de menor frecuencia a la que ria): de este modo, el ecografista no debe preocu­
se utiliza en condiciones normales para la evaluación parse de congelar la imagen en el momento par­
detallada del resto de los órganos abdominales. ticular donde aparece la estructura que se quiera
Sin embargo, en pacientes de menor tamaño a veces medir, imprimir o guardar. Esta posibilidad puede
es posible emplear una sonda de mayor frecuencia, la ser de gran ayuda, por ejemplo, cuando se quiera
cual nos ofrecerá imágenes hepáticas de mejor cali­ medir el diámetro del conducto biliar común.
dad. Cuando el paciente está sedado o anestesiado, a -$■ La posibilidad de reducir el ancho de la imagen
menudo se puede usar una sonda de mayor frecuen­ ecográfica: si la zona a estudiar es de diámetro re­
cia, incluso en animales de mayor talla, ya que se pue­ ducido, se puede utilizar una imagen más estrecha.
de ejercer mayor presión sobre ella, reduciendo así la De este modo, la calidad de la imagen se incremen­
distancia que debe recorrer el haz de ultrasonido. ta, ya que se renueva más a menudo. Esta técnica
Si es posible, resultará interesante trabajar con equi­ puede ser útil a la hora de concentrarse en el estu­
pos con sondas multifrecuencia, es decir, aquellas que dio del sistema biliar, de un nodulo hepático o de
permiten variar la frecuencia, sin tener que cambiar una estructura vascular, por ejemplo.
de una sonda a otra. De este modo, se puede comple­ ❖ La técnica doppler tiende a utilizarse con menos
tar rápidamente el estudio, tanto de la zona más su­ frecuencia en estudios abdominales que en estu­
perficial como de la zona más profunda del parénqui- dios ecocardiográficos. Sin embargo, es importan­
ma hepático, con una única sonda. te para el estudio de patologías vasculares, para
identificar estructuras vasculares normales y dife­
Selección del tipo de sonda renciarlas de conductos biliares distendidos.
Otro punto particular a considerar para la explora­ Preparativos
ción del hígado es el tamaño de la huella de contacto
de la sonda con la piel. Se recomienda utilizar tanto Es importante intentar minimizar la cantidad de
una ventana acústica subcostal (caudal al esternón) gas gastrointestinal, particularmente en el estómago
como ventanas acústicas intercostales para un estu­ y duodeno, para así poder evaluar completamente no
dio completo. Cuando se usan estas ventanas, se de­ solamente el hígado, sino también el conducto biliar
ben seleccionar sondas convexas con un punto de común, el mesenterio circundante y los linfonodos
contacto del menor tamaño posible, para así intentar regionales (principalmente los hepáticos, gástricos y
minimizar los artefactos de sombra acústica y de con­ pancreaticoduodenales). Por lo tanto, se recomienda
tacto defectuoso entre la sonda y la piel asociados con que el paciente llegue en ayunas.
las costillas. Por otro lado, se debe describir detalladamente la
Por lo tanto, en aquellos equipos en los que las sondas zona a rasurar. Las dimensiones de la misma depen­
de mayor frecuencia (normalmente superiores a 7 u 8 derán de preferencias personales y, particularmente,
MHz) sean lineales, es frecuente que la sombra acús­ del número y tipo de ventanas acústicas empleadas.
tica de las costillas obligue a iniciar la exploración del El autor utiliza sobre todo una combinación de venta­
hígado con sondas de una frecuencia menor, pero que nas acústicas subcostales con el paciente en decúbito
permitan obtener imágenes libres de artefactos. lateral derecho y ventanas intercostales con el pacien-

IT--------------------------- 149
Gráfico 5.1-5.2
Corte transversal del hígado obtenido desde una aproximación subcostal. El transductor se situará inmediatamente
posterior al apéndice xiphoides del esternón, realizando una presión moderada y una angidación craneal realizará la
exploración del parénquima hepático, realizando un barrido anguiando con el transductor en sentido dorsal y ventral.
Se deberá realizar esta maniobra para explorar primeramente la mitad derecha y después la mitad izquierda de la
viscera.

te en decúbito lateral izquierdo. Por lo tanto, el autor nuevo citando preferencias personales, colocaremos
tiende a extender la zona a preparar y pelar en el lado la señal que suele aparecer en la superficie de la son­
derecho del paciente para incluir los últimos espacios da hacia la parte craneal y derecha del paciente, res­
intercostales en este lado (figs. 5.1-5.2). Se limpiará pectivamente, situando la señal en la imagen ecográ-
entonces la piel y se aplicará gel ecográfico de forma fica que representa esta señal en la sonda en la parte
rutinaria. izquierda de la imagen (figs. 5.6-5.7).

Técnica de exploración
La exploración completa de la zona hepática in­
cluye tres áreas: el parénquima hepático, la vesícula
biliar y conductos biliares, el sistema vascular intra-
hepático.
La siguiente descripción se basa en asumir que el pa­
ciente está en decúbito lateral, aunque esto, de nue­
vo, se basa en preferencias personales.

Parénquima hepático
Punto de inicio: pared abdominal ventral y central,
en la línea media, y justo detrás de la zona más caudal
del esternón (ventana acústica subcostal). Se necesita
de una angulación bastante craneal de la punta de la
sonda para así evaluar el hígado en vez del estómago
y mesenterio circundante (figs. 5.3-5.5).
Desde aquí, y sin desplazar el punto de contacto de la
sonda con la piel, se modificará el ángulo de la son­
da. El objetivo es obtener imágenes longitudinales y
transversas de todo el parénquima hepático, minimi
zando de este modo la posibilidad de pasar por alto
una lesión de dimensiones reducidas. Gráfico 5.3
Las imágenes longitudinales se obtienen con la zona Corte sagital del hígado obtenido desde una aproximación sub­
craneal hepática a la izquierda de la imagen. Las imá­ costal, girando 90° el transductor desde la posición descrita en la
imagen 1, se realizará un desplazamiento con el transductor de
genes transversas se obtienen con la zona derecha
derecha a izquierda manteniendo la angulación craneal.
hepática a la Izquierda de la imagen. Para ello, y de

150 ^Ua^d^eco^^h^clfníci^flbdorniria^njie^ueáo^aniniales 1
Ventana intercostal para la visualización del hígado. Tanto la aproximación intercostal derecha como izquierda serán
adecuadas para la exploración hepática, siendo la ventana intercostal derecha más comúnmente utilizada. Posicio-
rumdo al paciente en decúbito lateral se posicionará la sonda en los 3 últimos espacios intercostales obteniéndose
imágenes verticales, se deberá utilizar una aproximación tanto dorsal como ventral para explorar la porción más
dorsal y lateral del hígado.

Gràfico 5.5
Im a g a i k ugittulintd dei ab-
d o m a i craneal ¡irarumi e ia
uqtiienhi de la irrutgen) còte
nàia usando la (sentana icu
tira subeoslal fresa dirigieado
hi ¿astia en d ire nin o mtty cer­
netti de intuir tpu’ hi m ano tei
aragrafisln p rò li bramente luca
hi paredabfliimitml centrai. &<’
(aie m odo se ahtiene Itt imtigen
tipica del Ingadn que utiliza-
rernos corno ¡turi tu de angeli
para la explanttinn hcpatha.
I tt M in io de hi sonda tiene que
dirigine mas a nomo* bacia
la zona del hamhrofcolumna
uertebrttl torthioa p a m attener
està im agen tìpica. Nótese Im
linea qae representa h a litui-
res hepdti ts y im del camf&>
pmimona . interfase higda
p ttb uò n {iti. Se fiche internar
¡‘iiìuilizBr està linea en cado
tmiigntjiu, yu gite està indica
tftte se ivi a mtaliitttnki ri limile
mutuai Itepéiiiu. Crosci falci­
forme i(ìr li.
Grafico 5.6
Im ag eti Ira n s v a sti, co n hi p a r
le d c m l i a tini p a c i a v e h a c ia la
m iittierda d e Iti im agert a h i riti-
d a itsmndti la re m a n ti a r tis tica
su b co s ta i, i a m / r iffl b iiia r
1-7) i «s la z a n a re d o n d e a d n
a n e m i c a sia m e la a la izip tier
d a de la ¡m agm i, lis n o m in i d e-
l e u a r alg u n u s e r o s iniarn u s usi
con iti un tiru fiictn d e c e fit v z o
a r tis tic o disiti! a ia v e s i a d a t i f i
y la s o n ib r a a c u s tic a ¡a le r a i
(SI) p r o d i ir id a n i su s hordes.
In terfa se del c a m p o p id m o n a r
e Iuguliti (Iti.

Gráfico 5.7
Imagen transversal ableoid a
desde una rem an a acústica
intercostal derecha con el p a ­
lien re posicicmtldo en tleciihilo
lateral izquierdo y que mtiesrm
la imagen de la vesícula biliar
( 17)1 así com o la imagen d e las
venas hepáticas i MI: pricipa
les en dirección lutria ei hilco
Lhl.

Para completar el estudio del parénquima hepático en el sentido contrario al movimiento de las agujas del
imágenes longitudinales, y sin alterar necesariamente reloj, partiendo del mismo punto donde se habían ob
el punto de contacto de la sonda con la piel, se incidirá tenido las imágenes longitudinales. A partir de ahí, se
ahora hacia las costillas y límites hepáticos laterales. A enfocará primero hacia la zona más craneal del híga­
ser posible, se debe intentar obtener una imagen que do y luego hacia la zona más caudal (ñg. 5.9).
demuestre la sombra acústica asociada a las costillas, Dependiendo del tamaño del paciente y del volumen
así como una reducción marcada del volumen hepá­ del hígado, es posible que el ecografista se deba con­
tico incluido en la imagen, para saber que uno se está centrar primero en la mitad craneal y, posteriormente,
acercando a los límites laterales del hígado. Este ejer­ en la mitad caudal del parénquima hepático al realizar
cicio debe repetirse en ambos lados (elevando y des­ cortes longitudinales y, del mismo modo, concentrar­
cendiendo la posición de la muñeca del ecografista se primero en la mitad derecha y después en la mitad
para evaluar la zona derecha e izquierda del hígado, izquierda del hígado al realizar cortes transversos si no
respectivamente) (fig. 5.8). se consigue incluir todo el hígado en un mismo corte.
Para completar el estudio del parénquima hepático en Es fundamental entender que, aunque desde esta ven­
imágenes transversas, se girará la sonda 90 grados en tana acústica subcostal se pueda evaluar un porcen-

152 Htlas fleecoqratia cUtiica abdomin al 1" je queílos animales ------------------------ • - i —m u ü


. L j v e t e r in a r y s p e c ia l is t s
18 MAR-3 9
Cl 10 47 59AM
1 » _ \/7 H E
daU JjgjS 7Gmni
ABDOMEN
! \ GENERAL

G2dB V + 3 f4 fA
GAIN= -12dB
' i - ' ¿
J. ^ -
M l'X -W l'tt
■' - t r *

Figura 5.1

Imagen (¡lie muestra la zana rasurada en el lado izquierdo del


paciente para luego realizar una ecografía abdominal completa. Figura 5.3
Excepto en casos muy particulares, el autor no pela en puntos
Imagen longitudinal del abdomen craneal (craneal es a la iz­
más craneales a la última costilla en este lado, pero es fundam en­
quierda de la imagen) de una perra English Springer Spaniel ob­
tal extender la zona pelada a un punto situado justo detrás del
tenida desde una ventana acústica subcostal pero sin dirigir ia
esternón en la zona ventral abdominal, para asi poder obtener
sonda hacia la zona más craneal del abdomen, es decir, la sonda
una ventana acústica subcostal de buena calidad.
se dirige más o menos perpendicular al eje longitudinal det orga­
nismo. Con esta angulación, en animales con un volumen hepá­
tico normal, lo más frecuente es que detectemos la zona gástrica
ylo la zona del mesenterio situado entre el hígado y el estómago en
¡a zona central de ia imagen, como se demuestra en este ejemplo,
en vez del parénquima hepático.

Figttm 5.2
- I e s i/e t e r i w a r y s p e c i a l i s t s
18-M AR-09
imagen que muestra la zona rasurada en el lado derecho det paci­ 10 A3 11AM
U7______ - 5
ente para luego realizar una ecografía abdominal completa. En el f j l J L ir- 70mm |
caso del estudio del hígado y estructuras asociadas, nótese que la GENERAL
zona a pelar incluye los últimos espacios intercostales y además 62dB - f * 3/4/A
se extiende desde la zona más dorsal del abdomen hasra el límite GAIW^12dB
ventral del mismo, para poder utilizar asi las distintas ventanas
intercostales derechas.

taje muy elevado del parénquima hepático, las zonas


dorsales y laterales del hígado, particularmente en el
lado derecho, no se evalúan bien desde esta ventana.
Por lo tanto, deben interrogarse usando otras venta­ Figura 5.4
nas acústicas. El autor recomienda evaluar la zona
Imagen longitudinal del abdomen craneal (craneal es la izquier­
dorsal y lateral derecha del hígado utilizando la venta­ da de la imagen) de la misma perra de la imagen anterior, obteni-
na intercostal derecha con el paciente en decúbito la­ da desde ¡a misma ventana acústica subcostal, dirigiendo esta vez
teral izquierdo, mientras que la zona izquierda puede la sonda en dirección muy craneal de modo que con la mano det
ecograjislci prácticamente toca ia pared abdominal ventral. De
evaluarse desde la zona dorsal y lateral izquierda del este modo se obtiene la imagen típica del hígado que utilizaremos
abdomen, justo detrás de la última costilla, o despla­ como punto de origen para la exploración hepática. La punta de
zando la piel alrededor del último espacio intercostal la sonda tiene tpte dirigirse más o menos hacia la zona del hom-
bro/cohtmna vertebral torácica para obtener esta imagen típica.
izquierdo para obtener acceso a este espacio, al mis­
mo tiempo que se evalúa la zona proximal del bazo.
ES VETERINARY SPECIALISTS
18-MAR-0 9
10 43:39AM
V?_____- ? I
fH^CTÑ Temii
ABDOMEN
GENERAL

G2d6 - / + 3 / 4 / ,
G AIN =-12dB

Figura 5.8

Imagen longitudinal, craneal hacia la izquierda, de la misma


y í E S VETERINARY SPECIALISTS perra de las imágenes anteriores, obtenida tras apuntar con la
___ 01-MAY-08 '
10 46 01AM
sonda hacia la zona lateral abdominal derecha. Nótese la sombra
4V2G 33H2 acústica asociada a dos costillas (flechas horizontales) y la reduc­
ABDOMEN ción de las dimensiones del tejido hepático incluido en la imagen
GENERAL (flechas verticales).
5908 -/.o /4/a ;
GAINs DdB 4=

Figura 5.6 ES VETERINARY SPECIALISTS


10-MAR- 0 9 ’
Ejemplo del tipo de señal que puede encontrarse en una imagen 10 4 4 - 16AM
VT______- 11
ecogràfica (círculo amarillo) y que ayudará a orientar las im á­ HEKüR Talmi
ABDOMEN
genes cuando se use en combinación con la señal de la superficie GENERAL
de la sonda.
62d3 - / + 3 / 4 / A
GAIN=“ 12ctB

Figura 5.9

Figura 5.7 Imagen transversa, con la parte derecha del paciente hacia la iz­
quierda de la imagen, de la misma perra de las imágenes ante­
Imagen que demuestra la señal de la superjicie de la sonda (en el riores. La restada biliar es la zona redondeada anecoica situada
rectángulo rojo) que utilizaremos para orientar las imágenes. Si a la izquierda de la imagen, demostrando los artefactos típicos
la señal representada en la foto 5.6 se sitúa hacia la izquierda de (flechas) asociados con los bordes de su pared redondeada (dos
la imagen, bastará orientar la señal de la superficie de la sonda líneas anecoicas que se extienden distales a la zona externa de su
hacia ¡a cabeza y la parte derecha del paciente, respectivamente, pared debido a una combinación de reflejo y refracción del lutz de
para obtener las imágenes rutinarias longitudinales y transver­ u Itrason idos) asi como el artefacto de refuerzo acústico dista/ a la
sales ya descritas. zona cent ral de la misma.

154
Usando una ventana intercostal derecha, el punto de longitudinales y transversas (verticales en este caso)
inicio es la zona dorsal derecha del abdomen, alrede­ de la zona hepática craneal al riñón, pasando luego a
dor de la última costilla en este lado, en un punto que una ventana acústica intercostal derecha de situación
nos permita encontrar el riñón derecho. Nótese que un poco más ventral.
este riñón no se visualiza cuando se utiliza la ventana La ventana acústica intercostal derecha dorsal permi­
acústica subcostal y, por lo tanto, toda la zona hepáti­ te además evaluar fácilmente la zona de la glándula
ca craneal a este riñón derecho (proceso caudado del adrenal derecha, la porción más proximal del duode­
lóbulo hepático caudado y su fosa renal correspon­ no, la parte derecha del páncreas y la zona del hilio
diente) no se ha investigado desde la línea media. hepático incluyendo la bifurcación de la vena porta
Desde este punto de inicio, se obtendrán imágenes en sus porciones intrahepáticas y la entrada de las ve­
nas hepáticas en la vena cava caudal. La cantidad de
gas en el estómago y duodeno, así como el grado de
extensión caudal del campo pulmonar determinarán
cuanto parénquima hepático puede evaluarse desde
esta ventana (fig. 5.10).
En nuestra experiencia, se recomienda obtener las
imágenes verticales de estas ventanas con la señal en
la superficie del transductor dirigida hacia la colum­
na vertebral. De este modo, todas las imágenes verti­
cales obtenidas desde la zona más dorsal abdominal,
ya sea desde el lado derecho o desde el lado izquierdo,
aparecerán en la pantalla siempre del mismo modo:
la zona izquierda de la imagen representará la zona
más dorsal en el paciente en este corte vertical {figs.
5.11-5.12).
Desde aquí, se deslizará la sonda hacia la zona más
Figura 5.10
ventral abdominal. Esta ventana acústica intercostal
derecha ventral (punto 2 de la foto 5.10) nos permitirá
Imagen que muestra la posición de la última costilla derecha.
evaluar la zona lateral derecha hepática, incluyendo
Se pueden obtener imágenes de la estructuras a estudiar ya sea
introduciendo la sonda por debajo de las costillas (tal y como la vesícula biliar y, sobre todo, la zona del cuello de
representa la mano en esta fotografía) o a través de los músculos la misma junto con la porción proximal del conduc­
intercostales. Se situará ia sonda en los puntos I y 2 para obtener to biliar común. Aunque esta zona del hígado sí que
imágenes de la ventana intercostal derecha de situación dorsal y
ven trai, respectivamen te. puede evaluarse desde la ventana subcostal, esta ven­
tana intercostal derecha ventral puede ser superior a

Figura 5.11 Figura 5.12


Imagen longitudinal (craneal hacia la izquierda) del peno Bóxer Imagen vertical (dorsal hada la tquleida) del mismo peno de la ima­
fotograpado en la imagen anterior obtenida usando una ventana gen anterior obtenida usando la ventana acústica intercostal derecha
intercostal derecha de posición dorsal, demostrando la imagen dorsal. Las flechas señalan los límites del parénquima renal. Se demues­
típica del riñón derecho rodeado por el tejido hepático circundan­ tra también la anatomía vascular nonnal de losglandes vasos abdomi­
te (fosa renal del proceso caudado del lóbulo hepático caudado). nales a este nivel. Ao: aorta; VCC: vena cava caudal: VP: vena porta
lóbulo medio derecho y el lóbulo cuadrado en el pe­
rro y entre dos porciones del lóbulo derecho medio
en el gato.
Sistema biliar
Como ya se ha mencionado, la vesícula biliar se
puede examinar tanto desde la ventana acústica sub­
costal como a través de la ventana acústica intercostal
derecha con la sonda cercana al borde ventral abdo­
minal (figs. 5.10-5.13). Es relativamente frecuente que
esté semidividida en gatos, sin repercusión clínica
alguna.
Se obtienen cortes longitudinales y transversales de la
misma, estudiando su pared, su volumen y su conte­
nido. Los conductos biliares intrahepáticos normal­
mente no se identifican, a no ser que estén dilatados.
El cuello de la vesícula drena al conducto cístico y de
ahí se pasa al conducto biliar común tras recibir tam­
bién la bilis que llega por los distintos conductos bi­
liares intrahepáticos principales. El inicio del mismo
se puede evaluar desde la ventana subcostal. Sin em­
bargo, para evaluar la zona más distal del conducto
la ventana subcostal para el estudio de estas estructu­ biliar común puede ser de interés utilizar la ventana
ras biliares dependiendo de la cantidad de gas gastro­ acústica intercostal derecha ventral. Esto es debido
intestinal (fig. 5.13). a la dificultad de seguir el conducto alrededor de la
Tanto ala hora de utilizarla ventana acústica subcostal zona gástrica usando la ventana subcostal si existe
como las ventanas acústicas intercostales derechas, es mucho gas dentro del estómago. Es útil recordar que
fundamental recordar que se debe optimizar la ima­ el conducto se encuentra normalmente ventral a la
gen continuamente. La profundidad de la imagen, así vena porta, la cual es más fácil de identificar. Si es po­
como la selección de la frecuencia, la ganancia, los sible, se debe intentar visualizar la apertura del con­
filtros (nivel de contraste de la imagen), la anchura ducto en la papila duodenal, pero esta maniobra re­
de la imagen y la posición del punto o puntos focales sulta complicada en la inmensa mayoría de los casos*
deben modificarse continuamente con la finalidad de sobre todo si el paciente no está sedado o anestesiado
obtener imágenes adecuadas para el diagnóstico. y si existe gas en el estómago y duodeno proximal.
Aunque se ha descrito la identificación de los distin­
Sistema vascular
tos lóbulos hepáticos basándose en la distribución
ligeramente asimétrica de los principales vasos intra- Como se ha mencionado anteriormente, la distri­
hepáticos, esta técnica se utiliza relativamente poco bución de los vasos hepáticos y portales no es exac­
desde un punto de vista práctico. Por ejemplo, a la tamente idéntica entre los distintos lóbulos. Sin em­
hora de intentar determinar si una masa puede ser bargo, desde un punto de vista práctico, no se tiende
extirpada quirúrgicamente, puede ser más útil, ya que a identificar los distintos vasos de cada uno de los
suele ser muy difícil definir con exactitud la extensión lóbulos hepáticos, sino que se realiza una valoración
de la masa en términos de los lóbulos hepáticos afec­ general de la vascularización hepática.
tados, determinar si la masa está situada a la izquier­ De este modo, el ecografista generalmente debe dis­
da o derecha de la línea media y fundamentalmente tinguir un patrón normal de un patrón de hipovascu-
si es muy craneal o caudal/dorsal o ventral. Una lo­ larización (que puede verse en casos de ciertos tipos
calización caudal y dorsal sugiere que la masa estará de comunicaciones portosistémicas, por ejemplo) o
relacionada con los vasos principales en la zona del un patrón de congestión venosa. Esta valoración se
hilio hepático, lo cual dificultará la intervención qui­ realiza mejor con aquellas ventanas que demuestran
rúrgica. un mayor volumen hepático en una sola imagen (ven
Anatómicamente, el hígado presenta cuatro lóbulos: tana subcostal y ventana intercostal derecha dorsal).
un lóbulo derecho (parte medial y lateral), un lóbulo Posteriormente se comparará el diámetro de los dos
izquierdo (parte medial y lateral), un lóbulo cuadrado tipos de vasos que se detectan en un hígado normal:
(más bien craneal) y un lóbulo caudado, con un sub­ las estructuras tubulares anecoicas intrahepáticas
lóbulo caudado (derecho) y uno papilar (izquierdo o normales se corresponden a las venas portales, de pa­
línea media). La vesícula biliar se encuentra entre el redes ecogénicas, y a las venas hepáticas, sin paredes

íse fltla s je e c o g r a fíj^ 1


ecogénicas. Su diámetro debería ser siempre pareci­ cada caso, sobre todo si la apariencia en imágenes
do. Las arterias intrahepáticas normales, por el con­ sin color es relativamente normal y no existe una sos­
trario, son de reducido diámetro y no se identifican. pecha clínica de una alteración vascular o de estasis
Es frecuente que se necesiten planos oblicuos para biliar. La imagen típica con color demostrará la dife­
poder realizar esta comparación. La ecogenicidad de rencia en la dirección del flujo sanguíneo dentro de
las venas portales es debida a la composición caracte­ los vasos: el flujo portal transporta la sangre desde la
rística de su pared con abundante tejido fibroadiposo zona del hilio hacia la periferia hepática y, por lo tan­
(figs. 5.14-5.15). to, hacia la sonda. El flujo en las venas hepáticas se
Si el paciente coopera y la presencia de gas no nos lo
impide, se proseguirá con la evaluación de la zona
del hilio hepático, usando tanto ventanas subcosta­
les como intercostales. A nivel del hilio, la vena porta .-fES VETERINARY SPECIALISTS
1.8-HAR-09
va a ser ventral y situada un poco más a la derecha 1 0 : 5 2 . 32AM
•n - □
que la vena cava caudal, la cual, al mismo tiempo, se S01IWI

encuentra también ventral y derecha a la aorta (fig. GENERAL

5.12). La arteria hepática, proveniente de la arteria 62dS - / , 3 / 4 / A


S A IN -- 1 M B
celíaca, puede a veces identificarse dorsal a la vena
porta (aunque esta distribución puede variar en cada
paciente). La presencia de congestión vascular se sue­
le detectar más fácilmente a nivel del hilio.
Las venas portales normalmente están situadas ven­
trales y caudales a las hepáticas. Los vasos de los ló­
bulos hepáticos situados a la derecha del paciente y
en situación caudal se ven mejor desde ventanas in­
tercostales derechas. La ventaja de conocer en detalle
el patrón de distribución de los distintos vasos es que
Figura 5.15
sería más sencillo asegurarse de que existe estasis bi­
liar intrahepática (Carlisle, Wu, and Heath 1995; Wu Imagen oblicua que demuestra la clara diferencia en ecogenici­
dad de ios dos tipos de vasos, así como su diámetro relativo. Mis­
and Carlisle 1995). Sin embargo, como se ha dicho ma perra de las imágenes anteriores.
antes, este sistema no se usa a menudo, tanto para
la presencia de masas como en casos de estasis in­
trahepática, donde tiene a usarse la técnica doppler
(fig. 5.16). TÉS VETERINARY SPECIALISTS
18-M AR-39
El uso de la técnica doppler no es fundamental en 0 9 :4 6 :5 0 A M
V7 - 1
mmzitn 100m
m
ABOOMEN
GENERAL

,'íE S VETERÎNAfiV SPECIALISTS 620 8 - / , 3 / 4 / A


18-M AR-09 G AIN =-1 ld B
10 43 50AH
V7 - 7
7Gmm

GEMERAL

62dB - 7 + 3 / d / A
G AIN=-12dB

TÌOM
EW SUPINE "ROTATE/giTffa

Figura 5.16
Imagen vertical (áorsal hacia la izquierda de la imagen) de un
perro Pastor Alemán, obtenida a nivel de la bifurcación intra­
hepática tle la vena porta. Bt origen de la rama derecha portal se
Figura 5.14 demuestra claramente (ventral, y por lo tanto un poco hacia la
derecha en la imagen, a la otra estructuro anecoica circular que
Imagen longitudinal de la misma perra de las imágenes anteri­ representa la vena cava caudal, de situación dorsal en el organis­
ores, (craneal es a la izquierda), demostrando un patrón de vas­ mo, y. por lo tanto, izquierda en la imagen). Esta imagen es típica
cularización hepática normal. Nótese la diferencia en la e' ogeni- y estándar y normalmente se obtiene al desplazar la sonda a un
cidad de las paredes de los vasos (portales, flechas horizontales: espacio intercostal craneal al que nos ofrece la imagen represen­
hepálicos, flechas verticales). tada en la foto 5.12).
-ÍES VETERINARY SPECIALISTS

I
18-M AR-09
0 9 ; 26 - 04AM
V7_____ * 4
i-í" * %-n.mVlK 9Qr
A bdomen
GENERAL

LIVER 6 I üe - r * 3 / 4 / m
t t G A lN í-lO d B
t y/

Figura 5.17

imagen ligeramente oblicua obtenida desde la ventana subcostal Imagen longitudinal (craneal hacia la izquierda de la imagen)
en la misma perra Spaniel de imágenes anteriores, demostrando del mismo Pastor Alemán de imágenes anteriores demostrando
el patrón típico en doppler color de los vasos intrahepáticos (en la diferencia en ecogenicidad entre el parénquima hepático y la
este ejemplo: rojo: vena portal; azul: vena hepática). grasa alrededor del ligamento falciforme (flechas).

dirigirá desde la periferia hepática hacia la zona del trado que esta afirmación puede ser incorrecta y que
hilio y la vena cava caudal, alejándose, por lo tanto, de con sondas de frecuencia media alta (8MHz en este
la sonda (fig. 5.17). estudio en particular) el riñón puede ser hiperecogé­
Al usar el doppler pulsado, el flujo portal es normal­ nico al hígado (Ivancic and Mai 2008). El punto ideal
mente de velocidad más homogénea que el hepático/ para comparar estas ecogenicidades es el límite dorsal
vena cava caudal. Ver más detalles en el capítulo del y craneal derecho del abdomen, utilizando una venta­
uso del doppler en el abdomen. na intercostal derecha. En animales sedados o anes­
tesiados, se puede realizar esta comparación introdu­
Estudio ecográfico normal ciendo la sonda entre la pared lateral abdominal del
paciente y la mesa, con el paciente en decúbito lateral
Parénquima hepático derecho, y buscando la zona de la fosa renal del proce­
so caudado del lóbulo hepático caudado.
El hígado normal aparece como una estructura La posición y el tamaño del hígado suelen estar re­
bastante homogénea (figs. 5.4-5.14), excepto por la lacionados el uno con el otro. Es difícil, sino casi im­
presencia de la vesícula biliar y de los vasos intrahepá­ posible, examinar el tamaño del hígado de un modo
ticos. El hígado normal es de ecogenicidad diferente a totalmente objetivo, aunque se han realizado estudios
la grasa circundante, sobre todo a la grasa acumulada al respecto. Desde un punto de vista práctico, el autor
alrededor del ligamento falciforme (ñg. 5.18), y al me­ recomienda utilizar un sistema más subjetivo: con la
senterio situado entre el aspecto visceral del hígado y sonda situada justo detrás del esternón (ventana acús­
el estómago (fig. 5.3). Sin embargo, se suele aceptar la tica subcostal) pero dirigiéndola perpendicular a la co­
comparación rutinaria entre la ecogenicidad relativa lumna vertebral, la imagen longitudinal normal a este
del hígado y del bazo como el mejor método (aunque nivel debería incluir más que nada la zona gástrica,
pueda ser muy subjetivo en algunas ocasiones) para como ya se ha mencionado (fig. 5.3), con una cantidad
determinar si el hígado posee una ecogenicidad nor­ relativamente pequeña de tejido hepático en la zona
mal. El bazo es normalmente hiperecogénico al híga­ izquierda de la imagen. La zona caudoventral hepáti­
do (figs. 5.19-5.20). ca (situada en la parte dorsal y derecha de la imagen
Se tiende a mencionar también la relación entre las ecográfica) estará más o menos a nivel del estómago
ecogenicidades relativas del hígado y del riñón de­ o quizás un poco más caudal. Sin embargo, casos con
recho (fig. 5,11). Durante bastante tiempo se aceptó hepatomegalia mostrarán un mayor volumen de tejido
que la zona cortical del riñón derecho tendía a ser hi- hepático extendiéndose más caudal al nivel gástrico en
poecogénica en comparación al hígado. Sin embargo, este tipo de imagen. Como es natural, la conformación
la frecuencia de la sonda puede alterar esta relación. del paciente puede determinar también la cantidad de
También hay estudios más recientes que han demos­ hígado que detectemos desde esta ventana acústica

158 Hilas d- «cogr^^^n^^taina^niegu^^fln^ales


/ £ VETERINARY S P E C IA LIS TS VETERINARY SPECIALISTS
1 8 -H A R -0 9 I 28-MAR-B9 N
f 10 47 07AH \ ! IB 45 33AM
V7_______- 4 \ V7 - 2
m m iliF ì 70mr rjMáhaiírÁ 7Dnvi
ABDOMEN ABDOMEN
GENERAL GENERAL

62d B - / + 3 / 4 / A 62dB - / + 3 / 4 / A
G A IN = -1 2 d B GAÍN=-12c®

K B'Ilv/;1

t /
Figura 5.19 Figura 5.21

VETERINARY S P E C IA L IS T S
Imagen longitudinal (craneal baria la izquierda) del mismo
1 8 -M A R -05 perro Spaniel anterior. Nótese la Jalsa extensión del parénqttima
r Ci r 1 0 : 4 7 : 14AK
V7 - hepático más allá de los limites craneales abdominales, liste ar­
bMaBUsr 7* tefacto de espejo puede Ucear a confusiones y debe reconocerse
ABDOMEN ,
GENERAL tanto en imágenes longitudinales como transversas.
62dB - / * 3 / 1
G A IN = -1 2 d B i

una disminución en el tamaño hepático, además de


^ E H un patrón nodular difuso y de una irregularidad mar­
cada de los bordes hepáticos en los casos clásicos.
La línea ecogénica que normalmente se detecta cra­
neal al hígado corresponde al cambio de ecogenicidad
entre el hígado y las estructuras circundantes en vez
de representar directamente al diafragma. Más que
preocuparse de si la línea puede detectarse o no, o si
aparece intacta o no, se recomienda evaluar la zona
torácica craneal al diafragma buscando la presencia
Figura 5,20 de órganos abdominales cuando se intenta confirmar
Imágenes longitudinales (craneal hacia la izquierda de la im a­ la presencia de unahernia o ruptura diafragmática. Se
gen) del hígado (5,19) y el haza (5.20) del mismo perro Spaniel recomienda evaluar esta zona a través de ventanas in­
de algunas de las imágenes anteriores, obtenidas utilizando los tercostales ya que es frecuente encontrar el artefacto
misinos parámetros de frecuencia y profundidad de la imagen, lil de espejo cuando se evalúa la zona hepática craneal
bazo es hiperecoico al hígado.
usando una ventana acústica subcostal. En este arte­
facto parece que existe tejido hepático al otro lado de
la línea ecogénica ya mencionada y no debe confun­
(perros estilizados y altos tendrán más cabida para dirse con la presencia de tejido hepático intratoráci-
el tejido hepático dentro de la caja torácica caudal, co. Suele verse casi siempre al mismo nivel (cuando
mientras que en perros más bajos y de conformación se obtienen las imágenes de la periferia del hígado y
más redondeada es más frecuente detectar más tejido la zona del diafragma cruza oblicuamente la imagen)
hepático alrededor del estómago). y pueden detectarse tanto en planos longitudinales
Es importante también asegurarse de que el estó­ como transversales (foto 5.21).
mago no esté desplazado cranealmente y de que se Los márgenes hepáticos también deben ser evalua­
aprecie una cantidad relativamente normal de tejido dos. Los márgenes deben ser lisos. La presencia de un
hepático, porque una ruptura o una hernia diafrag- redondeo marcado y difuso de los bordes de los ló­
mática naturalmente alterarán la posición de estos bulos hepáticos normalmente sugiere un diagnóstico
órganos. Casos con comunicaciones portosistémicas ecográfico de hepatomegalia. Un cambio más focal
congénitas sencillas pueden demostrar también una sugiere una masa o lesión focal periférica. Una irre­
reducción marcada en el volumen hepático (además gularidad en los bordes puede verse a veces en casos
de presentar un patrón de hígado hipovascularizado). de cirrosis o también si una masa o lesión periférica
Casos de cirrosis marcada también pueden demostrar altera el límite hepático.
Vesícula biliar y sistema biliar se debe intentar visualizar la zona del conducto biliar
común en cada paciente. En condiciones normales
Como se ha mencionado con anterioridad, la vesí­ no se visualizará toda su longitud. Esta afirmación
cula se visualizará en la zona derecha del hígado, con es particularmente cierta en perros y en animales no
la zona del fundus de situación ventral en el paciente sedados/anestesiados con una gran cantidad de gas
(cercana a la sonda si se usa una ventana subcostal) en el sistema gastrointestinal. El diámetro normal del
y el cuello de la vesícula cercano al hilio hepático, de conducto biliar común se cita como de mayor diáme­
situación dorsal y caudal en el paciente (alejándose de tro en gatos que en perros (3inm en perros, 4mm en
la sonda y por lo tanto en la zona ventral y derecha de gatos). Sin embargo, es mucho más probable que esta
las imágenes longitudinales obtenidas con la ventana discrepancia represente el tipo de estudio que se rea­
subcostal). lizó y las características del grupo de pacientes inclui­
Independientemente de su posición, deberán incluir­ do en los estudios, en vez de una diferencia anatómica
se en su estudio siempre los siguientes puntos: pared, real y significativa entre las dos especies.
volumen y contenido, pasando luego a evaluar la zona Existe también una diferencia entre pacientes caninos
del conducto biliar común. y felinos en lo que se refiere a la parte dista! del con­
La pared normalmente se visualiza como una línea ducto. En gatos, el conducto biliar y el conducto pan­
ecogénica delgada. Se establece su grosor menor de creático principal se unen antes del punto de entrada
Imm en gatos (Hittmair, Vielgrader, and Loupal 2001) en el duodeno, mientras que en perros el conducto
y 2-3mm en perros (Spaulding 1993). biliar común se abre en la papila duodenal principal
El volumen es variable y depende sobre todo del tiem­ independientemente del conducto pancreático prin­
po transcurrido en ayunas. El concepto fundamen­ cipal (no se unen antes de la papila, pero los dos con­
tal a recordar es que el volumen de la vesícula en sí, ductos se abren a nivel de la papila duodenal principal
precisamente debido a la retención biliar en períodos (Smith et al. 1998). Los perros además tienen una pa­
de ayunas, no constituye una característica fiable a la pila duodenal secundaria donde se abre un conducto
hora de determinar si existe estasis biliar. pancreático accesorio de dimensiones considerables,
Su contenido es normalmente anecoico. Sin embargo, sino mayores, que las del conducto pancreático prin­
un cierto número de ecos internos acumulándose en cipal, cosa que ocurre únicamente en un 20% de los
la zona ventral (según la posición del paciente para la gatos. Es probable que a medida que ecógrafos de ma­
ecografía) pueden ser aceptables e insignificantes, so­ yor calidad y software más moderno lleguen al mer­
bre todo en perros (fig. 5.22). cado veterinario, la identificación de la papila duodt
Como ya se ha mencionado, los conductos biliares in- nal llegue a ser rutinaria. Sin embargo, es infrecuente
trahepáticos normales no se identifican, mientras que detectarla muy a menudo, sobre todo si los pacientes

. I e s v e t e r in a r y s p e c ia l is t s ÍES »ETEHINARY SPECIALISTS


18-M AR-09 m í.7>< - 30 ’
1 0 .4 3 Î8A.M 12 59 57PM
U7 - 8 L ? 15H z
i M W '. '. C . 709M
ABDOMEN A3
GENERAL GENERAL
4 4
E2cfB - / * 3 M / A 62dB *3A,S/A
G A IN = -I2 d B GAIN= -aaB A - l

¿a *■»•••••■7
»t

•VDOMEN 'ROTATE. Sïïïta 9

figu ra 5.22 Figura 5.23

Imagen de una vesícula biliar normal en el mismo perro Spa­ Imagen de la papila duodenal normal (flechas verticales dirigidas
niel incluido con. anterioridad. Es una imagen longitudinal, hacia arriba) de un gato Siamés de 12 años obtenida usando la
craneal hacia la izquierda, obtenida desde la ventana subcostal ventana acústica intercostal derecha ventral. Dorsal es hacia la iz­
y apuntando con la sonda ligeramente hacia la derecha. Nótese quierda de la imagen. Los límites del duodeno proxhnal (en sección
sobre lodo la apariencia de la pared, prácticamente invisible. transversal) se indican con flechas verticales dirigidas hacia abajo.

ESE filias de ecoorafío clínica abdominal en pequeños animales ' 3


I ETER! TEFUNARY SPECW U ST
0 5 -NOV -08 > 22-AU G -07
,tn^ 01 00 02PM 03 24 58PW
.
L ? ___ 3 40Hz
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ABDOMEN ABDOMEN
g en er al -i VER GENERAL

* * S2dB -/+3/5/A 59dB - / ♦ 3 / 4 / A


GAIN= '«IdB ¿ =1 . 4 G A IN = -l5 d B ,

- íT m m u?,

VP

D ELETE SET LOCK SET NgOMEN "ROTATE; JgJJg

Figura 5.24 F im ir a 5 .2 5

Imagen del conducto biliar com ún del mismo gato de la imagen Imagen longitudinal lcraneal hacia la derecha) de un Terrier
anterior, usando la misma ventana pero dirigiendo la punta de de II añas con Iinfama mullicéntricu y hepatomegalia. Nótese
la sonda en dirección ligeramente más craneal en el abdomen. el grado de extensión caudal del parénquima hepático (flechas)
Flechas verticales: duodeno próximal. Flechas horizontales: con­ más allá de la zona gástrica cuando se compara con la imagen
ducto biliar común de2,5mm. VP: vena porta. en la foto 5.3.

no están sedados o si existe mucho gas en el sistema la sonda un poco más ventral. Como siempre, la pre­
gastrointestinal. El autor recomienda de nuevo el uso sencia de gas a nivel gástrico y a nivel del duodeno
de ventanas intercostales derechas a la hora de inten­ próxima! puede dificultar la evaluación de esta zona
tar identificar esta papila. La papila duodenal, si se vi­ (figs. 5.12,5.14-5.17).
sualiza, aparece como una pequeña zona redondeada
y ecogénica dentro de la pared del duodeno. En gatos Patologías del hígado
mide 2.9-5.5 mm de ancho por 4mm máximo de alto
(Etue et al. 2001) (figs. 5.23-5.24). Lesiones hepáticas difusas

Patrón vascular normal Normalmente, se considera más sencillo detectar


cambios difusos del parénquima hepático que conlle­
A grandes rasgos, el patrón vascular normal debe ven un incremento de la ecogenicidad y/o tamaño del
incluir un cierto número de vasos que deberían iden­ hígado. Sin embargo, existen patologías que pueden
tificarse fácilmente, incluyendo venas portales (de conllevar a una disminución de la ecogenicidad o a
paredes ecogénicas) y venas hepáticas (sin paredes una disminución del volumen hepático (fig.5.25).
tan ecogénicas). La mayoría de los vasos portales y he­ El punto clave a recordar en este apartado es que
páticos de dimensiones suficientes como para poder existirán patologías difusas que pueden pasar desa­
identificarse irán emparejados y serán de diámetro percibidas al realizar una ecografía abdominal si no
parecido y no demasiado reducido o agrandado. To­ se acompañan precisamente de alteraciones en eco­
dos los vasos disminuirán típicamente de tamaño al genicidad y/o tamaño. En general, se considera más
alejarse del hilio hepático. fácil detectar alteraciones focales del hígado acom­
Como ya se ha mencionado, las arterias hepáticas no pañadas de una alteración de la ecogenicidad que las
se visualizan normalmente. En casos de marcada ic­ alteraciones difusas asociadas a alteraciones sutiles
tericia convendrá asegurarse de que las estructuras de la misma.
tubulares de paredes ecogénicas no se correspondan Dentro de los diagnósticos diferenciales que deben
con conductos biliares intrahepáticos distendidos. ser incluidos cuando se evidencia un incremento di­
La bifurcación de la vena porta principal pueden fuso de la ecogenicidad hepática (diagnosticada al
evaluarse con bastante detalle usando una ventana comparar la ecogenicidad relativa del hígado con la
acústica intercostal derecha (fig. 5,16). La rama portal grasa circundante y/o con el bazo, como se ha expli­
derecha se detecta mejor cuando la sonda tiene una cado con anterioridad) deben de señalarse: lipidosis
posición más dorsal en el abdomen, mientras que la hepática, hiperadrenocorticismo (incluido el iatro-
rama izquierda se detecta mejor con una posición de génico), diabetes mellitus, hipotiroidísmo, linfoma,
SÍES VETERINARY SPECIALISTS
r/ K S VETERINARY SPECIALISTS
2 8 -J A N -0 9 2 8 -J A N -0 9
0 3 ; 1 1 :38PM 0 3 :1 2 37PM
a —T ' V7___ 12 V7_____ - 3
rj*i)ÉüliE3 80mm tMs'n^zr. 80*m
ABDOMEN ABDOMEN
TCtU- GENERAL GENERAL

- ' 59dB - / + 3 / 4 / A
GAIN= OdB
59dB - / + 3 / 4 / A
GAIN= OdB
~Cr -■.

«V
WrWMim EHEH3
\

SUPINE »ROTATE/iSPHJa -/D »flQTATE/SSHH D

Figura 5.26 Figura 5.27

Imágenes longitudinales (craneal hacia la izquierda) de un Bordee Terrier diabético de 9 años. Nótese que el hígado y el bazo presentan la
misma ecogenicidad. Las dos imágenes se obtuvieron con los mismos parámetros para poder comparar las ecogenicidades respectivas de 1
los dos órganos.

/fÉ s V E T E R IN A R Y SPECIALISTS ■/ÍES VETERINARY SPECIALISTS


C 4-JU N -07 \ O á-JU N -07 \
O 1 2 :09;41P M 1 2 : 13:53PM
V7 - 7 V7 38H I
gümm rJT M IH E 70mm
LIVER # ABDOMEN ABDOMEN
GENERAL GENERAL

59dB - / + 3 / 4 / A 59UB - / + 3 / 4 / A
GAIN--20C1B G AIN=-20dB
• K -

S£T 1 IMAGE a i / OFF HOME SET HOME y SUPINE "ROTATE/ ISTIA u


Figura 5.28 Figura 5.29

Imágenes longitudinales (craneal liada la derecha de la imagen) ríe ana ¡ierra mestica ríe 11 años demostrando un incremento marcado
ríe ecogenicidad hepática en un caso con diagnóstico histopatológico ríe hepatopatía inducida por esferoides. Nótese asimismo el aspecto
heterogéneo del paréntptima hepático, con nádalos liipoecoicos (flechas) de dimensiones muy variables.

mastocitoma, en ciertos casos y fases de cirrosis (por quizás ver este signo también en algunos casos de ci­
la fibrosis que acompaña) y determinados casos de rrosis o linfoma.
hepatitis crónica. Este patrón puede ser muy sutil y la valoración es
En casos de lipidosis y hepatopatía por esferoides se muy subjetiva, por lo que se considera un patrón re­
habla de un incremento de la atenuación del haz de lativamente poco práctico y reservado a ecografistas
ultrasonidos a medida que éste atraviesa el parénqui- más experimentados. En estos casos las paredes de los
ma hepático, lo cual conlleva a una caída marcada de vasos portales serán menos obvias que en casos con
la ecogenicidad relativa de la zona distal/profunda hígados completamente normales ecográficamente.
del hígado al compararla con las zonas más superfi­ Este es otro signo subjetivo pero que también puede
ciales (O’Brien 1998). El artículo cita que es posible ser útil (fotos 5.26-5.29).

162 Atlas de ecografía cítrica atidominal en pn mellos animales ____ — w


génea. De hecho no es infrecuente encontrarse con
/ÍES IÍETEHINARY SPEC1ALISTS .
1 4 -A P R -B 8
patrones más bien heterogéneos en casos de hiper-
adrenocorticismo o linfoma, o simplemente una
combinación de dos procesos, como hiperadrenocor-
ticismo y nodulos regenerativos. Un caso extremo de
patología difusa pero heterogénea sería el de perros
con síndrome hepatocutáneo, donde se detectan mu­
chas lesiones focales hipoecoicas (Nyland etal. 1996)
distribuidas a lo largo del parénquima hepático. Ca­
sos menos dramáticos pueden verse en algunos ca­
sos de hepatitis (Fig. 5.30) o cirrosis (fig. 5.31), aunque
con ésta puede verse un patrón de microhepatopatía
con unos límites hepáticos irregulares en casos avan­
zados. La congestión hepatovenosa puede acom­
pañarse de un incremento en diámetro de las venas
hepáticas aunque debe considerarse la posibilidad de
una torsión de un lóbulo si es muy focal.
La toma de muestras guiada por ecografía juega un
Imagen longitudinal del hígado de una perra cruce de 10 años
con un patrón nodular difuso (nodulos hipoecoicos). Histopa- papel fundamental a la hora de llegar a un diagnós­
tología: hepatitis . tico definitivo debido a la poca especificidad de los
patrones arriba mencionados. Asimismo, casos don­
de se tenga una sospecha clínica alta de una patolo­
gía hepática, puede ser importante obtener muestras
por si acaso la enfermedad no se ha visto asociada a
un cambio en el patrón ecográfico. Algunos casos de
linfoma, histiocitosis maligna o lipidosis hepática en­
trarían en esta última categoría.

Lesiones hepáticas focales


Se describen con más frecuencia aquellas asocia­
das a una disminución de la ecogenicidad de la lesión
en vez de a un incremento de la misma. Indepen­
dientemente de si se acompañan de un incremento
o una disminución de la ecogenicidad, la diferencia
en ecogenicidad con el tejido hepático circundante
constituye la clave que ayudará a reconocerlas. Sin
embargo, el diagnóstico de lesiones focales isoecoicas
al tejido circundante puede ser muy complicado, a no
Figura 5.31 ser que exista efecto masa sobre la vesícula biliar y/o
Imagen longitudinal ligeramente oblicua de una perra Bobtail los vasos intrahepáticos o exista una alteración de los
de 4 años con un patrón difuso nodular similar al de la imagen bordes hepáticos.
anterior. Sin embargo, esta perra sufría de cirrosis hepática (el Los diagnósticos diferenciales de lesiones focales de­
hígado era relativamente pequeño) y se encontraron múltiples
ben incluir: quistes, cistadenoma, hiperplasía nodu­
comunicaciones portosistémicas adquiridas en la zona caudal
abdominal como consecuencia de la presencia de hipertensión lar, hepatoma, neoplasias, granulomas, hematomas,
portal. abscesos y áreas de necrosis.
Las lesiones quísticas se presentan típicamente como
una lesión anecoica, redondeada, de bordes regulares
y bien definidos y, sobre todo, acompañada de un ar­
Diagnósticos diferenciales de una disminución difusa tefacto de refuerzo acústico distal (fig. 5.32). Se consi­
de la ecogenicidad hepática (en ocasiones, el obser­ deran incidentales si son de reducido tamaño. Pueden
vador puede convencerse de que las paredes de los verse a veces en mayor número o tamaño en perros
vasos son más obvias de lo normal) incluyen: hepati­ de razas terrier (McAloose et al. 1998) y también en
tis, congestión hepatovenosa, linfoma y otros proce­ gatos persas y de razas emparentadas, en éstos últi­
sos tumorales de parecido tipo celular y amiloidosis. mos al mismo tiempo que riñones poliquísticos. Los
Es fundamental entender que una alteración difusa quistes en este grupo son quistes biliares y contienen
puede ser al mismo tiempo homogénea o hetero­ bilis (Nyland, Koblik, andTellyer 1999).
Ú SS VETER
yj lE VETERINARY
IN Af?Y SPECIALISTS /ÍES VETERINARY SPECIALISTS
18-M AR-09 \ 2 5 -J U L -0 8
( 09 2 5 ; Q9AM \ 11 08 36AM
V? - 4 V?_____ 35Hz
eonm r H v M :; " 6Gmm
éjm 1 ABDOMEN LIVER ABDOMEN i
GENERAL GENERAL

LIVER 62dB - / + 3 / 4 / A 61dB -/+3/,4/A


G AIN =-10dB G AIN=-10dB

.

•- : H
| ^ s (|

'10OMEN SUPINE "ROTATE/Iüm a - /u SELECT SET

Figura 5.32 Figura 5.34

Imagen clásica ele un quiste hepático incidental en un perro Pas­ Imagen transversal obtenida desde la linea media mostrando,
tor Alemán de 3 años. Nótese el refuerzo acústico distal (flechas). una lesión hepática focal de hasta 5cm en algunas dimensiones
en un perro cruce de 5 años. Histopatología tras muestra ecoguM
iada: hiperplasia nodular.

02-NOV-C6 >
j 0 2 : 3 5 : 38PM
. ¡*ía
V7
m m it t 60mm
39Hz los quistes. La presencia de muchos quistes de redu­
ABDOMEN
GENERAL
cidas dimensiones suele acompañarse de la presen­
C ? -
\
59clB - / + 3 / 4 / A
cia de una lesión que aparece más bien hiperecoica
> vV V . y
■ -V
G AIN =-19dB ■ en las zonas periféricas, pero aún mostrando algo
V -
L7 -
de refuerzo acústico distai. Esta apariencia es debi­
BEBÉS da al artefacto de reverberancia entre las paredes de
los diversos quistes. La presencia de áreas quísticas
de mayor tamaño dentro de la lesión conlleva nor­
malmente la presencia también de un artefacto de
refuerzo acústico pero, en este caso, asociados a una
---------------- —^
lesión principalmente anecoica o con zonas internas
anecoicas de un tamaño ya considerable. En ciertos
casos, los quistes pueden llegar a ser de gran tama­
ño. En estos casos, el efecto masa y la destrucción del
Figura 5.33 parénquima hepático circundante serán los que pro­
Imagen longitudinal (craneal a la izquierda) mostrando el patrón duzcan el cuadro clínico.
ecográfico de cistadenomas en un gato de fí años. Nótese la carie- La hiperplasia nodular benigna es diagnosticada con
dad de diámetros entre los distintos quistes asi como la presencia mayor frecuencia en la especie canina pudiéndose
de cieno refuerzo acústico distal.
presentar nodulos aislados o múltiples de ecogenici-
dad mixta (fig. 5.34).
Deben incluirse en este apartado la neoplasia tanto
Los cistadenomas son lesiones que afectan con mucha primaria hepática, afectando al tejido hepático o bi­
más frecuencia a pacientes felinos de mediana edad o liar, principalmente, como por ejemplo en casos de
geriátricos (fig. 5.33). Son lesiones caracterizadas por carcinomas hepatocelulares o los colangiocarcino-
un acumulo de pequeños quistes que, a medida que mas, pero también pudiendo encontrase casos de
coalescen, van formando quistes de mayor tamaño. linfoma, histiocitoma, mastocitoma, hemangiosarco-
La pared de los mismos es epitelio biliar (Adler and mas, etc., asi como lesiones tumorales metastáticas
Wilson 1995). En realidad no tienen una cápsula sino (insulinoma, carcinoma pancreático, hemangiosar-
que comprimen el parenquima hepático circundante, coma metastàtico entre otros). Un punto clave a re­
y, a pesar de su nombre, no contienen bilis (Nyland, calcar en este contexto es el de las lesiones con una
Koblik, andTellyer 1999). apariencia ecogràfica de diana (centro hiperecogéni-
Podemos encontrar diversos patrones ecográficos co con anillo externo hipoecogénico), Estas lesiones
con los cistadenomas, dependiendo del tamaño de nos deben llevar a considerar la posibilidad, sobre

164 Hilas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales


todo si existen múltiples lesiones, o se conoce de la matología o la edad del paciente no acompañen a una
existencia de un tumor primario en otra localización, sospecha de neoplasia.
de que las lesiones representen metástasis al híga­ En los últimos años, ha surgido gran interés sobre el
do. Sin embargo, este patrón no es ni mucho menos uso de medios de contraste ecográficos (soluciones de
patognomónico de neoplasia (Cuccovillo and Lamb microburbujas inyectadas por vía intravenosa) para el
2002). (Figs. 5.35-5.39). estudio de lesiones hepáticas y esplénicas. Los princi­
Los granulomas, áreas de necrosis, hematomas y/o pales factores limitantes a la hora de utilizar estos me­
abscesos (fig. 5.40) son generalmente menos frecuen­ dios de contraste son, por un lado, el precio del con­
tes, pero deben considerarse en casos donde la sinto- traste en sí y, por otro lado, el hecho deque se necesita

. „ íe s v e t e r in a r y s p e c ia l is t s
17-ÛCT-B6 24-A P R -06
0 2 ' 04 58PM 0 3 :1 7 ! 33PM \
V?_____ - 7 V?_____ - 4 \
 W iB iliB 110dm tm-.wjir. B0mm
ABDOMEN ABDOMEN
GENERAL GENERAL

59dB - / + 3 / 4 /A 52d8 - / « 3 / 4 / A ;
G AIN- 12dB G A ÎN = -l? d B I

i
1 OIST= 8.39cm
2 OIST= 6 09cm ■
“XT 1 IMAGE SJ/OFF

Figura 5.35 Figura 5.37


Imagen longitudinal de una perra Vizta de 11años con un hepato­ Imagen longitudinal lateralizadq de una perra Labrador retriev­
ma de dimensiones considerables que desplazaba y distorsionaba er de siete años con una masa heterogénea. Histopatología: carci­
¡a vesícula biliar. Nótese el aspecto heterogéneo de la lesión, que no noma colangiocelular.
se diferencia demasiado del de los ejemplos de lesiones malignas
focales incluidas posteriormente en este capítulo.

ES VETERINARY SPECIALISTS
04-MA.R-B8
/ 0 2 : 2 4 . 20PM
-V>» HÜu
V7 - 5

i -—' •
ABDOMEN
GENERAL
80mm

59dB - / + 3 /4 /A
GAlNs -8c®

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1/ \
V v WOMEN SUPINE "ROTATE/¡¡¡¡Qä m y

Figura 5.36 Figura 5.38

Imagen longitudinal de una perra Cárter Spaniel inglés de I) Imagen vertical (dorsal hacia la izquierda) de la zona dorso late­
años con un hemangiosarcoma hepático. Aunque una imagen ral derecha del hígado de una perra boyero de Berna de 5 años
de masa de apariencia multiquística como esta puede/tlebe hacer con un patrón difuso de nodulos hipoecoicos pero heterogéneos.
sospechar de este tipo de tumor en animales con clínica e historia Histopatología: histiocitosis, con otras lesiones en bazo y en gan­
que acompañe, este patrón no es patognomónico. glios linfáticos.

165
ES VETERINARY SPECIALISTS /ÍES VETERINARY SPECIALISTS
I7 -S E P -0 7 07-FE B-C 8 Ti
11 50-42AM 02 05 49PM
V7___ - 6 V7 38Hz I
SOfiim rJt-MIi" 70mffl ]
ABDOMEN ABDOMEN
LIVER GENERAL GENERAL
* 59dB - / * 3 / 4 / A I
59CJB - / + 3 /4 /A
GAIM= -7clB GAIN= -2dB

BMMsm ■ag-MtCT

’'ROTAIE, 232 3

Figura 5.39 Figura 5.40

Imagen transversal (derecha del paciente hacia la izquierda) Imagen longitudinal lateralizada de la ¡jarte derecha del hígado
obtenida usando una ventana acústica subcostal en una perra de un IVe.sT Highland White Terrier de 12 años con un absceso»!
Collie de IO años, lista imagen muestra dos lesiones en diana. Ci­ hepática (flechas verticales). Nótese la sombra acústica (flechas
tología: carcinoma metastàtico. No se pudo determinar la natu­ horizontales) debida a la presencia de gas. La ruptura reciente
raleza del foco primario. del absceso había provocado una peritonitis. L:l absceso parece
fu e el resultado de una complicación de un cuadro de co-lan -i
giohepatitis.

normalmente de aparatos ecográficos relativamente los lóbulos hepáticos afectados, así como decidir la
nuevos que permitan utilizar unas sondas y un soft­ relación de la masa con los principales vasos situados
ware específico que trabaje con los medios de contras­ en la zona del hilio hepático. Aún así, es útil intentar
te (la mayoría de las veces se trabaja rompiendo las definir si la masa es más bien de localización derecha,
microburbujas para crear un efecto ecogénico en las izquierda, craneal, caudal, y sobre todo, la relación
áreas vascularizadas a las que llega el contraste, bus­ con la zona del hilio hepático, así como la obtención
cando detectar lesiones de un modo más claro ya sea de muestras ecoguiadas.
porque están muy vascularizadas, porque no toman
contraste tan rápidamente como el tejido normal cir­
Alteraciones de los conductos biliares y vesícula
cundante o porque reaccionan de un modo diverso al Existen dos hallazgos ecográficos que tienden a
tejido circundante durante el proceso de aclarado del detectarse con cierta frecuencia y cuyo significado clí­
contraste). El lector podrá encontrar más información nico debe siempre valorarse cuidadosamente: barro
respecto a la técnica: (Nyman et al. 2004), (O’Brien biliar y la presencia de un conducto biliar común tor­
and Holmes 2007) y (Haers and Saunders 2009). Estu­ tuoso en pacientes felinos.
dios recientes han demostrado que el uso de medios El barro biliar tiende a aparecer como zonas o áreas
de contraste puede ser útil en la clínica diaria (O’Brien muy ecogénicas acumulándose en el aspecto ventral
et al. 2004), (Ivancic, Long, and Seiler 2009), donde de la vesícula biliar, dependiendo de la posición del
la presencia de lesiones hipoecoicas en el momento paciente. En ciertos casos, esta zona ecogénica se aso­
del aclarado del contraste del parénquima debe hacer cia con una ligera sombra acústica distal (dificultan­
sospechar de un proceso más bien maligno. do la distinción entre sedimento biliar y cálculo). Este
Desde un punto de vista práctico, los conceptos más último, a no ser que esté adherido a la pared, debería
importantes a recalcar son los siguientes: primero, que moverse como un solo núcleo ecogénico, mientras
la ecografía no podrá sustituir un examen histopato- que el barro puede suspenderse y mezclarse con el
lógico. (Casos de quistes y cistadenomas quizás sean resto de la bilis al mover al paciente.
los únicos que pueden diagnosticarse ecográficamen- La identificación ecográfica del barro biliar podrá
te con cierta certeza). Y segundo, que como ya se ha concluirse si se examina la vesícula biliar desde una
mencionado brevemente con anterioridad, en ciertos ventana acústica subcostal transversal con el paciente
casos puede ser difícil decidir sobre la extirpación de en decúbito lateral derecho o una ventana intercostal
una masa hepática basándose únicamente en una derecha ventral con el paciente en decúbito lateral
ecografía. Resultará difícil determinar exactamente izquierdo y con las imágenes orientadas en el modo

ñtlas de ecografia cllnica abdominal en pequeños animales I


,flE S VETERINARY SPECIALISTS VETERINARY SPECIALISTS
01-NO V-07 24-APR-09
01 4 2 : 42PH 12 49 57PM
L7 - 4 L7 17Hz
40sun 50md
ABROM
EN ABDOMEN
GENERAL GENERAL

59dB - / + 3 /4 /A ?8d8 -,--3/4/ i


GAIN = Ic o ¿ = 1 G A IN = -1 2 d B a

Mr»!'.:-"-

Figura 5.41 Figura 5.42


Imagen vertical obtenida a través de una ventana intercostal y tS VETERINARY SPECIALISTS
derecha ventral en una ¡terra Yorkshire terrier de 5 años situada 2 4-A P R -09
1 2 : 4 7 ; 28PM
en decúbito lateral izquierdo. El barro biliar se ha desplazado ha­ V7______- 22
cia la zona ventral de la vesícula y se dispone paralela a la mesa 40mm
ABDOMEN
de ecografía. Flechas horizontales: borde ventral de la vesícula. GENERAL
Flechas verticales: artefacto de reverberando acústica.
7GdB - / + 3 / 4 / A
G AIN =-13dB

wamw/Á
estándar. Ese barro biliar debería acumularse parale­
lamente a la mesa de ecografía (fig. 5.41).
La presencia de barro biliar es relativamente común
al realizar ecografías abdominales, y por lo tanto,
7
se debe siempre valorar la relación entre el cuadro
clínico y los hallazgos ecográficos para intentar de­
finir si esta lesión puede ser importante en el caso
particular que se está estudiando. Por ejemplo, la Aoomen SUPINE "RQTATE/2SÜ1

presencia de alteraciones de marcadores hepáticos Figura 5.43


y biliares en la analítica, así como la presencia de
un engrosamiento de la pared de la vesícula biliar imágenes verticales obtenidas a través de una ventana intercos­
tal derecha ventral en una gata siamesa de 5 años situada en
puede hacer sospechar que existe una verdadera pa­ decúbito lateral izquierdo. (5.42! Parte proximal de! conducto
tología biliar. Algunos casos presentarán acúmulos biliar común. Los flechas indican la localización del cuello de la
focales de este barro biliar. Algunos autores citan el vesícula biliar. (5.43) Parte ligeramente más disral del conducto
biliar común, que aparece tortuoso pero sin tener este detalle de
concepto de bolas de barro biliar. En ocasiones estos relevancia clínica alguna en este caso.
acúmulos focales pueden ser difíciles de diferenciar
de la presencia de pólipos o masas pequeñas de la
pared de la vesícula biliar o de cálculos, como ya
se ha mencionado, en el caso de que exista algo de La presencia de cálculos biliares se acompañará de la
sombra acústica asociada. presencia de una lesión focal muy ecogénica y aso­
El conducto biliar común puede aparecer bastan­ ciada a una sombra acústica distal. Sin embargo, es
te tortuoso en pacientes felinos (más que en perros) importante recalcar que el grado de mineralización, y
cuando han estado en ayunas. A no ser que el resto de por lo tanto, la presencia y grado de sombra acústica
los hallazgos ecográficos y, particularmente, el cua­ en las imágenes ecográficas dependerá de la compo­
dro clínico, no sugiera una estasis biliar, este hallaz­ sición exacta de los cálculos. Estos cálculos se inician
go normalmente se considera incidental. Puede ser como acúmulos de pigmentos biliares y pueden ser
útil repetir la ecografía de esta zona tras haberle dado hallazgos incidentales, por lo que se debe valorar el
de comer al paciente, ya que el vaciado normal pos- caso completo, incluyendo la valoración detallada
pandrial del sistema biliar puede ayudar a confirmar de la presencia de patología biliar o estasis biliar, an­
que este es un hallazgo incidental si desaparece (figs. tes de recomendar una intervención quirúrgica (figs.
5.42-5.43). 5.44-5.45).

c
/ Í E S VSTSWNARy SPECIALISTS /ÍE S VETERINARY SPECIALISTS
16-AUG-07 16-AU G -07 1
04 16:01PM a £ - 0 4 1 7 42PM
V?_____ 41 Hz V7_____ 40Hz
6025m 60*m
, -N.' ' ABDOMEN ABDOMEN
GENERAL GB At GENERAL

59dB - / + 3 / 4 / A 59dB - / + 3 /4 /A
G AIN- -6dB GAIN= -GdB

BEHES

1»ROTATE 75ÜTO3 - 'ti AQOMEN oR0TATgZgQTg

Figura 5.44 Figura 5.45


Imágenes longitudinales y transversales, respectivamente, de la vesícula biliar de un gato común europeo de 14 años fttn cálculos en la
vesícula biliar Xótese la presencia de sombra acústica distal. De hecho, esta apariencia ecogreíflca es similar a la de la foto 5.40 con un
absceso, demostrando la importancia de obtener radiografías para complementar el estudio ecográfico (en este caso los cálculos eran
rad ¡opacos).

No es infrecuente detectar zonas mineralizadas linea­ sencia de lesiones focales, que pueden hacer sospe­
les intrahepáticas con sombra acústica distal sin estar char de pólipos o masas como los tumores de tejido
directamente relacionadas con la vesícula biliar. Estas muscular. Sin embargo, es importante recordar que
áreas pueden representar cálculos en los conductos el barro biliar a veces puede aparecer como lesiones
biliares o zonas de mineralización en el parénquima focales (bolas biliares) y que, dependiendo de los pa­
hepático. Éstas últimas normalmente son poco signi­ rámetros en el ecógrafo y la analítica de un cálculo,
ficativas si no existe sintomatología asociada, sobre éste puede asociarse con relativamente poca sombra
todo en animales de edad avanzada. Sin embargo, si acústica.
la zona de mineralización no es lineal y no está ob­ Las lesiones difusas de la pared de la vesícula, normal­
viamente asociada a estructuras biliares uno debe mente asociadas a un incremento de su grosor, de­
investigar la posibilidad de masas o lesiones crónicas ben hacer sospechar en un edema o colecistitis, con
mineralizadas. o sin colangiohepatitis, si el grosor se incrementa más
Cuando la bilis se gelatiniza (excesiva producción de allá de un milímetro en gatos y 2-3 milímetros en pe­
mucina) puede llegar a formarse un mucocele. Cuan­ rros. La pared puede presentar un patrón multicapa
do el proceso avanza hasta la zona del conducto biliar (hipoecoica en el centro). En procesos inflamatorios
común se puede producir estasis biliar y, en procesos más crónicos la pared puede llegar a mostrar minera­
avanzados, ruptura de la vesícula y peritonitis secun­ lización distrófica y por lo tanto un incremento muy
daria. Los perros de raza Cocker parecen sufrir de este marcado de la ecogenicidad. Como diagnósticos di­
proceso con mayor frecuencia que otras razas. Pare­ ferenciales de un engrosamiento de la pared se citan
ce que el proceso se inicia con una hiperplasia de la también: hiperplasia de la mucosa de la pared o, en
mucosa de la vesícula, pasando luego a un proceso escasas ocasiones como proceso difuso, neoplasia
inflamatorio y la gelatinización de la bilis. A veces el (fig. 5.48).
mucocele crea un foco de infección, complicando el Otro patrón ecográfico a mencionar es el de la pre­
cuadro aún más. El patrón típico en ecografía es el de sencia de un halo hipoecoico alrededor de la vesícula
una vesícula biliar de apariencia muy heterogénea y biliar. Los diagnósticos diferenciales a considerar son
que presenta una imagen similar a la de un kiwi cor­ básicamente dos: edema de la pared de la vesícula
tado transversalmente o patrón de estrella. La mucina (asociado a congestión venosa, hipoproteinemia mar­
periférica (hipoecoica) conlleva al acúmuío del barro cada, colecistitis aguda, o en algunos casos, a obstruc­
biliar (hiperecoico) en la zona central. Además, y como ción biliar) o la presencia de ascitis abdominal que se
detalle importante, se cita que el contenido biliar no acumula alrededor de la vesícula biliar. A veces puede
se mueve al modificar la posición del paciente (Besso ser difícil determinar si se encuentra ante un patrón
y col. 2000). (Figs. 5.46-5.47) multicapa de la pared, como se ha descrito con ante­
Otras posibles lesiones de la vesícula incluyen la pre­ rioridad, o a la presencia de un halo por acúmulo de

16B ftflas Je ecografía clínica abdominal en pequeños animales =1


.¿IES VETERINARY SPECIALISTS j ÍES VETERINARY SPECIALISTS
2 5 - JU L -0 6 2 5 - JU L -06
. ___ , 0 3 : 4 6 . 50PM 0 3 . 4 5 : 44PM
V7_____ - S \/7 38Hz
i , i . c r .-" ■
hM.frMúfZEj 80mm 70mm
ABDOMEN ABDOMEN
• v • GENERAL GENERAL

GB 70CÍB - / + 3 / 4 / A -. 70dB - A 3 / 4 / A
. GAIN= 4dB GAIN= AdB

E E & E E E

• -

^ _____________
|

imágenes longitudinales y transversales, respectivamente, de la vesícula biliar de una perra American Coeker Spaniel tic 6 años con un
mucoceley peritonitis biliar.

líquido. Se recomienda determinar si existe ascitis/lí-


..ÍE S UETERINARY SPECIALISTS
quido en otras zonas del abdomen, al mismo tiempo 07-APR- 06
que la valoración de la ecografía juntamente con el 89 M 14AK
L7 - L3
:r.
resto del cuadro clínico (Fig. 5.49). ABDÜwEN
GENERAL
Diagnóstico ecográfico de la estasis biliar: una estasis
59dS - >- 3 / 1 . A
biliar intrahepática significativa demostrará un incre­ G AIN=-20dS i = l
mento en el diámetro de los conductos biliares intra-
hepáticos, que, en condiciones normales, no se iden­
tifican ecográficamente. Si se distienden, aparecerán
como estructuras tubulares anecoicas. Es un patrón
ecográfico donde se ven, por lo tanto, demasiadas
estructuras tubulares anecoicas intrahepáticas cuan­
do se compara con la imagen típica de un paciente
normal. Mostrarán además paredes ecogénicas, con \ I ptsr= e.i9ci
un patrón ecográfico parecido al de las venas porta­
7 .1 1 J IMAGE SE'CIEF HOME SET t-:-t '
les. De ahí la importancia de poder utilizar la técnica
doppler para intentar diferenciar estos dos tipos de Figura 5.48
estructuras, aunque los pacientes sin sedar pueden Imagen longitudinal ¡ateralizttda de la vesícula biliar de un gata
hacer casi imposible obtener imágenes de buena cali­ común europeo de U años con un patrón ecográfico de triaditis
dad al usar el doppler. De hecho, el jadeo del paciente que incluía un engrasamiento de la pared de la vesícula y de di
versas asas intestinales así como la presencia de un páncreas en­
puede llevar a la formación de artefactos en la imagen grosado. La histupaiología de muestras de la pared del duodeno
con doppler que sugieren que existe flujo dentro de demostró una enteritis con infiltrados de linfocilos, neutrójilos y
los conductos biliares distendidos. De ahí la impor­ eosinófilos.
tancia de, y muy particularmente en esta situación
clínica, asociar la apariencia ecográfica con el cuadro
clínico, ya que teóricamente se necesitan de cinco a una situación donde el paciente demuestra ictericia
siete dias de bloqueo biliar completo antes de que se
poshepática (por obstrucción biliar marcada) antes
detecte un incremento en el diámetro de los conduc­
de que pasen esos 5/7 días necesarios para llegar a un
tos biliares intrahepáticos, aunque una distensión del
conducto biliar común puede verse tras 24-48 horas patrón ecográfico de distensión biliar intrahepática.
(Nyland and Gillett 1982). Por lo tanto, es más frecuente encontrarse con un in­
Debido a la tendencia de los propietarios de pacientes cremento marcado del diámetro del conducto biliar
ictéricos a requerir atención veterinaria con relativa común y una distensión marcada de la vesícula biliar
urgencia, es más frecuente que nos encontremos en pero sin un patrón de distensión intrahepática. En un

« :
m

tflES VETERINARY SPECIALISTS .IES VETERINARY SPECIALISTS


05-JUL-06 30-JAN-09 >
10 46 18AM 01 ;4 8 :51PM
V7 - 7 V7___ - 42
i n m i w r * 60mm iM '.m '.lir. 60mm
ABDOMEN ABOOMEN
GENERAL GENERAL

59dB -/+3/4/A 59dB -/+3/4/A


GAIN= -8d6 GAIN= -4dB

■MES3 E S »

SUPINE "R O T A T E / TTÍSTI5

Figura 5.49 Figura 5.51

Im a g en lo n g itu d in a l ( c r a n e a l h a c ia la d e r e c h a d e la im a g e n ) c e n ­
t r a d a en la z o n a d e la re g icid a b ilia r d e un J a c k R u ssel T errier d e
10 a ñ o s c o n d e r r a m e p le u r a l y a s e á is , d e m o s t r a n d o la p r e se n c ia
d e u n h a l o c a si c o m p le t a m e n t e a n e c o ic o a lr e d e d o r d e la m is m a
d e b id o a l a c u m u lo f o c a l d e líq u id o ascirico. Ul p a c ie n t e e s t a b a
s ie n d o tr a ta d o con in m u n a su p re sió n p o r u n a a n e m ia h e m o lít ic a
a u t o im n u n e r u á n d o s e p r o d u je r o n lo s d er ra m e s.

VETERINARY SPECIALISTS
737 SOSCO NADEN 16-AU G-87 '
C4 ¡3 17P K
. -'.A-A- -
rM ■ : 6 Q.r.n
ABCOHEN
GENERAL

59 q B - / + 3 / 4 / A
GAIN= -6tíB

Figura 5.52 ^

Im á g en es tra n s v er sa le s lig e r a m e n te o b lic u a s o b t e n id a s u s a n d o


u n a v e n t a n a a c ú s t ic a s u b c o s ta l en u n a p e r r a G oh ien retríev er
d e 10 a ñ o s c o n un p a r ró n d e esta sis b ilia r Ultra y e.x traliep ática
(el c o n d u c t o b i l ia r c o m ú n a lc a n z ó lo s 7 m m d e d iá m etr o ). 5.51:
im a g e n en g a m a d e g rises: PV: v en a p o r ta l; BD : c m t d a c to b ilia r
in tr a h e p d t ic o d is t e n d id o y HV: v en a h e p á tic a . 5 .5 2 m is m a i m a ­
g en p e r o c o n d o p p l e r color, d e m o s t r a n d o q u e la estru ctu ra tu b u ­
la r in te r m e d ia n o es nn v aso sa n g u ín eo . N ó tes e q u e e l co n d u c to
b ilia r d is t e n d id o t ien e p a r e d e s eco g én ica s.
Figura 5.50

Im a g en d e l c o n d u c t o b ilia r c o m ú n d e l m is m o g a l o d e la s fo t o s
5.4 4 y 5 .45 (c á lc u lo s) d e m o s t r a n d o la p r e s e n c ia d e u n a o b s t r u c ­
c ió n b ilia r e .u r a h e p á tic a p o r un ed íc u lo b iliar. X ó rese e l e n g r a ­ Normalmente se habla de lesiones intraluminales,
s a m ie n to d e la p a r e d d e l c o n d u cto , la c u a l n o r m a lm e n te n o se
murales o extramurales a la hora de intentar descri­
id e n tific a etn ográficam en te. D u ra n te la ciru g ía e l c o n d u c to b ilia r
d e m o s t r ó u n d iá m e t r o d e un cen tím etro . bir a grandes rasgos los tipos generales de patologías
que pueden asociarse con estasis biliar extrahepática.
La presencia de barro biliar (ecogénico o anecoico) o
estudio de pacientes felinos con obstrucción biliar de cálculos biliares a nivel del conducto biliar serían
extrahepática se encontró que el hallazgo de un con­ ejemplos de lesiones del primer tipo; la presencia de
ducto biliar común de más de 5 mm de diámetro es masas o pólipos serían ejemplos del segundo grupo,
un hallazgo útil para llegar a este diagnóstico usando mientras que cualquier tipo de lesión o masa regio­
el ecógrafo (Leveille, Biller, and Shiroma 1996] (figs. nal que pueda comprimir el conducto biliar común
5.50- 5.52). entrarían dentro del tercer grupo, por ejemplo masas

Atlas de ecografía clínica ahdominal en pequeños animaUT


pancreáticas o una pancreatitis aguda (esta relación Alteraciones vasculares intrahepáticas
debe siempre tenerse en cuenta, especialmente en
pacientes felinos). Como hallazgos incidentales al evaluar las estruc­
Existen casos donde se puede llegar a una estasis bi­ turas vasculares intrahepáticas conviene citar la pre­
liar significativa asociada a la presencia de barro biliar sencia de distensión de las venas hepáticas, pero no
anecoico o a masas muy pequeñas. Estos casos ne­ de las venas portales, en casos que se hayan sedado
cesitarán de una intervención quirúrgica basándose con medetomidina. Esta distensión puede ser in­
en el cuadro clínico, y generalmente, la presencia de cluso severa y se debe reconocer y diferenciar de un
una distensión marcada del sistema biliar proximal a patrón de congestión vascular real. Es probable que
la lesión, independientemente del hecho de no poder otros protocolos sedativos puedan asociarse a hallaz­
diagnosticar geográficamente la razón de la estasis gos similares, pero el fármaco citado tiende a crear
biliar. Estos casos, junto con los casos de una rotura una distensión particularmente marcada. Este patrón
pequeña de la vesícula biliar o de un conducto biliar ecográfico se verá también en casos con congestión
principal se deben incluir en el grupo de lesiones que hepática patológica severa (figs. 5.53-5.55).
pueden ser muy difíciles, sino casi imposibles, de Dentro de las alteraciones vasculares, aparte de la
diagnosticar ecográficamente. agenesia de un vaso particular, existen dos tipos ge-

ES VETERINARY SPECIALISTS VETERINARY S P E C IA L IS TS


18-M AR-09 1 8 -MAR- 0 9
0 3 :5 9 50PM 0 4 :0 0 :4 4 P M
V7_____ - 14 V7______ 4 pl
« s p s i¡F3 70mm
ABDOMEN
aESESE
ABDOMEN
(?<
GENERAL GENERAL

S9dB - / + 3 / 4 / A 59dB - / + 3 1 4 /
G A IN = - lld B G A IW =-l l d B

ipOMEN SUPINE 'R0TATE/riiIB3 OMEN SUPINE 'ROTATE/IEEQ

Figura 5,53

, t $ VETERINARY SPECIALISTS
1S-MAR-09
03 5 2 11PM
V7 - '

ABDOMEN
GENERAL
Im á g en es d e u n a g a t a c o m ú n e u r o p e a d e 13 a ñ o s co n con g estió n
6 2 ® - /+ 3 /4 /A
h e p á t ic a s e c e m y a s c itis s e c u n d a r ia a u n a c a r d io m io p a t ia arrit- GA.IN+ IScfS
m o g é n ic a d e! v en tríc u lo d e r e c h o . 5.53: c o n g estió n d e la s v en a s h e ­
p á t ic a s a n iv el d e l h ilio h e p á tic o : v e n ta n a s u b c o s ta l tran sversal.
5.5 4 m a r c a d a c o n g es tió n d e u n a v en a h e p á t ic a c u a n d o s e c o m ­
p a r a co n u n a v en a p o r t a l in tr a h e p á tic a ; v en ta n a s u b c o s ta l lo n g i­
tu d in a l. 5 .5 5 m a r c a d a co n g es tió n d e la v en a c a v a c a u d a l c u a n d o
se co m p ara con e l d iá m e t r o re la tiv o d e la v en a p o r ta a l m is m o
nivel, ju s t o c a u d a l a l h ilio h e p á tic o ; v e n ta n a a c ú s tic a in te rco s ta l
d e r e c h a d o r sa l.

SUPINE 'ROTAIE TTÌIB3

Figura 5.55

3ED
nerales de alteraciones, un poco más frecuentes, que pulsado). Se espera por lo tanto también un patrón
deben reconocerse: por un lado, las comunicaciones en mosaico o irregular al utilizar la técnica de doppler
arterioportales, y por otro lado, las comunicaciones color y por último, si el incremento de flujo al sistema
portosistémicas. portal conlleva a una hipertensión portal constante y
Comunicaciones arterioportales son un tipo particular significativa, se puede detectar ascitis y la presencia
de comunicación arteriovenosa (comunicación entre de múltiples comunicaciones portosistémicas adqui­
una arteria y una vena) donde el vaso(s) anómalo une ridas extrahepáticas (figs. 5.56-5.58).
el sistema arterial hepático con el sistema portal (en Comunicaciones portosistémicas intrahepáticas: en
vez del sistema venoso hepático). Este proceso nor­ este caso, en comparación con el apartado anterior,
malmente afecta a un único lóbulo hepático, lo cual la comunicación anómala se produce entre el siste­
' permite intentar a veces un tratamiento (dependien­ ma venoso portal y el sistema venoso hepático. Como
do de las condiciones del paciente) quirúrgico donde regla general, estas comunicaciones son congénitas,
se extirpa el lóbulo que contiene los vasos anómalos. más típicas en animales de razas de mayor tamaño (en
El diagnóstico ecográfico de las comunicaciones arte­ el caso de perros), afectando normalmente a un solo
rioportales se basa en la identificación de estructuras vaso portal y a uno solo hepático. En ciertas ocasiones,
vasculares intrahepáticas de un diámetro (a veces in­ sin embargo, pueden verse casos de comunicaciones
crementado de un modo severo) y distribución anó­ portosistémicas intrahepáticas múltiples o complejas
malos, junto con la pulsatilidad de los vasos (tanto en (dos o tres asas/giros o comunicaciones muy largas).
imágenes en gama de grises como al utilizar doppler El cuadro clínico no será distinto de aquel de los pa-

VETERINARY SPECIALISTS _S VETERINARY S P E C IA L IS T S


0 4-JU L -O 8 Q H -J U L -0 8
0 3 : 0 2 : 22PM 0 3 : 0 2 24PM
V7_____ 38Hz V7______ 3BHZ1
70mm r H - .B Il!" 70m r
ABDOMEN ABDOMEN
GENERAL GENERAL

62dB - / + 3 /4 /A 62d B - / + 3 / 4 A
GAIN= - 7 e)B G AIN » -7 d B

TPOMEN SUPINE OMEN SUPINE 'ROTATE/ TlilIIS

F ístu la a r te r io p o r tn l en u n a p e n a S ita r P ei d e 8 m es es d e ed a d .
D as im á g e n e s tra n s v er sa le s v er tica les (d o r s a l a la iz q u ie r d a ) o b ­
t e n id a s u s a n d o u n a v e n ta n a a c ú s tic a in te r c o s ta l d e r e c h a d o r s a l
¡ja r a d e m o s t r a r la p r e s e n c ia d e un v a s o a n ó m a l o d e g ra n d i á m e ­
tro d e n t r o d e l ló b u l o h e p á t ic o c a u d a d o . E ste v aso s e d ir ig ía h a c ia
la p e r ife r ia d e ! ló b u lo y s e p u d o ver d u r a n t e la c ir u g ía (5.58). l.a
d isten s ió n d e o t r o s v a so s in tr a lo h u la r e s s e d e m o s t r ó g e o g r á fic a ­
m e n t e (5.56) y s e id e n tific ó t a m b ié n d u r a n t e la c in ig ia . E l f l u j o
a n ó m a l o d e l v a s o s e ¡¡o d ia t a m b ié n v er a tra v és d e la p a r e d d e l
m is in o d u r a n t e la in te rv e n c ió n . L as z o n a s a n e c o ic a s s it u a d a s
a lr e d e d o r d e l v a s o p r in c ip a l se c o r r e s p o n d ía n a v a s o s d ila t a d o s
c o m o c o n s e c u e n c ia d e la h ip e r te n s ió n p o r ta l. E stos vasos t a m ­
b ié n sv v en e n la J o t o 5.58. E xiste a scitis. S e d e le c t a r o n a s im is m o
la p r e s e n c ia d e c o m u n ic a c io n e s p o r to s is t é m ic a s a d q u ir id a s y
u n a v en a g a n a d a / d i l a t a d a c o m o c o n s e c u e n c ia d e h ip e r te n s ió n
p o r ta !.

Figura 5.58

172 ^hjsdf^^^j^^fc^^^^aTenjieaueflosanimdles
1
cientes con comunicaciones portosistémicas congé- intervención quirúrgica es probable que la segunda
nitas extrahepáticas, pero el diagnóstico ecográfico clasificación sea más útil.
varía ligeramente. Las alteraciones ecográficas típicas La combinación de una disminución marcada del
de pacientes con comunicaciones portosistémicas volumen hepático y de la presencia de gas en el es­
congénitas (microhepatopatía, renomegalia, cálculos tómago suele dificultar en gran medida la evaluación
urinarios), también se ven aquí (pero en gatos es me­ del hígado desde la ventana acústica subcostal en es­
nos frecuente la renomegalia y la microhepatopatía es tos casos. Por lo tanto, se recomienda el uso de una
quizás menos severa). combinación de ventanas, dependiendo del tipo de
El diagnóstico se basa en la identificación del vaso paciente y el grado de presencia de gas. En ciertos ca­
anómalo. Normalmente, la comunicación se describe sos, el vaso anómalo se sitúa tan craneal dentro del
como derecha o izquierda según si el vaso portal de abdomen que únicamente se puede visualizar cuando
origen es la rama portal principal derecha o izquier­ el animal espira, minimizando el efecto de la sombra
da, respectivamente. Otros autores han descrito las acústica asociada con el aire pulmonar. En algunos de
comunicaciones intrahepáticas como centrales, o de estos casos, es recomendable evaluar la zona hepática
división derecha o izquierda. Esta última clasifica­ más craneal con el paciente de pie para poder visuali­
ción se basa más principalmente en la morfología del zar el vaso anómalo.
vaso comunicante si éste se observa con el paciente Las comunicaciones intrahepáticas de división izquier­
en decúbito dorsal, en vez de únicamente en el vaso da se corresponden normalmente a la comunicación
de origen. Para el diagnóstico ecográfico y la posterior que existe durante el período fetal (conducto venoso

/ÍF S W FTFRTW ARY S P F r T A L IS T S


Q2-OEC-08
01 : 34 ; 53PM
í n ,mm V7___ 38Hz
rJUZIiíEa .70mm
' su ABDOMEN

9
CR TO CO • GENERAL

y 59dB - 7 + 3 / 4 / A
G AIN- -3dB
y

m am

¡ w
;
i

BOOM
EN B/l

é
"ROTATE/ltiCTá

Figura 5.59

¿1es v e t e r in a r y s p e c ia l is t s
02-D E C -00
0 1 : 4 6 : 19PM
VT_____ 40Hz m
aaffiE '60mm
ABDOMEN
GENERAL

59dB - / * 3 / : 4 / A
GAIN= -4dB

Figura 4.61 ^

Imágenes )• fotografía intmquirúrgicn d e una comunicación


portosislém ica derecha d e morfología (¡típica en una perra Irish
Wolfhound de 3 meses d e edad. 1:1 raso an óm alo era muy largo
y grueso y describía un circuito tortuoso dentro del paróiujuinia
hepático, llegando a rerse desde la superficie del lóbulo (5.61).
5 .5 9 imagen rertical dem ostrando varias partes del raso, algunas
vistas en sección longitudinal a l mismo, algunas en sección trans­
versa. 5.60 imagen longitudinal, craneal a la derecha, dem ostran­
-,UjOMEN SUPINE ’ ■r o t a t e / Tlüfia -/O do el diám etro enorm e d e este raso anóm alo, lil riñón derecho se
re en la parte distai de la imagen. Existe un artefacto debido a la
Figura 5.60 presencia d e una d e las últimas costillas.

E Hígado 173
persistente). La comunicación crea un cierto arco que Haers H, Saunders JH. Review of clinical characteristics and appli­
discurre desde la línea media hacia la izquierda para cations of contrast-enhanced ultrasonography ill dogs. Jour­
nal of the American Veterinary Medical Association. 2009. 234
luego volver a una posición central. Este es el tipo más (4):46G-470.
frecuente de comunicación portosistémica intrahepá-
tica. Las comunicaciones de división central normal­ Hittmair KM, Vielgrader HD, Loupal G. Ultrasonographic evalua­
tion of gallbladder wall thickness in cats. Vet Radiol Ultrasound,
mente conllevan la apertura de la vena porta casi direc­
2001.42 (2): 149-155.
tamente en la vena cava caudal, formando una especie
de ampolla en el momento en que se unen. Las comu­ tvancic M, Long F, Seiler GS. Contrast harmonic ultrasonography of
nicaciones de división derecha normalmente forman splenic masses and associated liver nodules in dogs, lournal of
the American Veterinary Medical Association, 2009. 234 (I):88-
un arco que se dirige hacia la derecha del paciente. Su 94.
morfología es quizás ligeramente más variable que la
del conducto venoso persistente (figs. 5.59-5.61). Ivancic M, Mai W. Qualitative and quantitative comparison of renal
vs. hepatic ultrasonographic intensity in healthy dogs. Vet Ra­
Independientemente del tipo o morfología del vaso
diol Ultrasound, 2008.49 (4):368-373.
anómalo, estas comunicaciones suelen ser de un ta­
maño más bien considerable. El uso de las técnicas do­ LeveilleR, Biller DS, Shiroma JT, Sonographic evaluation ofthe com­
ppler puede ser útil en estos casos, aunque quizás no mon bile duct in cats. ] Vet Intern Med, 1996.10 (5):296-299.
será fundamental. Sea como sea, es improbable que el McAloose D y col. Polycystic kidney and liver disease in two related
uso del doppler sustituya a la identificación del vaso West Highland White Terrier litters. Vet Pathol, 1998. 35 (1):77-
anómalo. Con doppler pulsado se espera ver un cam­ 81.
bio en el patrón normal de una vena hepática o la vena NylandTG y col. Hepatic ultrasonographic and pathologic findings
porta. En ciertos casos, la velocidad en el vaso comuni­ in dogs with canine superficial necrolytlc dermatitis. Vet Radiol
cante es bastante elevada, a diferencia de lo que ocurre Ultrasound, 1996. 36 (3}:2Q0-205.
con las comunicaciones portosistémicas extrahepáti­ NylandTG, Gillett NA. Sonographic evaluation of experimental bile
cas donde existe una mayor resistencia a la llegada de duct ligation in the dog. Veterinary Radiology and Ultrasound,
sangre hacia el hígado en la zona craneal al punto de 1982. 23 (6):252-260.
origen del vaso anómalo. Tanto con doppler pulsado Nyland TG, Koblik PD, Tellyer SE. Ultrasonographic evaluation of
como con doppler color se puede intentar determinar biliary cystadenomas in cats. Vet Radiol Ultrasound, 1999. 40
que el flujo sanguíneo dentro del vaso anómalo no pre­ (31:300-306.
senta las características de pulsatilidad que se esperan
Nyman HT y col. A review of the sonographic assessment of tumor
en casos de una comunicación arterioportal. metastases in liver and superficial lymph nodes. Vet Radiol Ul­
trasound, 2004. 45 (51:438-448.

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B iblio g r a fía subjective sonographic assessment. Vet Radiol Ultrasound.
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Cuccovilio A, Lamb CR. Ceilular features of sonographic target le­
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Vet Radiol Ultrasound, 2001. 42 (41:330-336. Ultrasound, 1995.36 (31:234-239.

174 Alias de ecografia clínica abdominal en pequeños animales


Equipamiento requerir una presión que a veces no es bien tolerada
por el paciente; la morfología de la raza también jue­
Perros: la exploración ecográfica del tubo digestivo ga un papel determinante y en determinadas razas de
en los perros deberá realizarse con los transductores perros (sobretodo en aquellas de tórax más profundo)
que más se adecúen al tamaño del paciente, por lo pueden encontrarse dificultades añadidas, debiéndo­
general en razas gigantes se utilizarán sondas de has­ se tener en cuenta que la exploración bajo sedación
ta 3,5 a 5 MHz, en razas miniatura se deben utilizar favorecerá el estudio y por lo tanto el diagnóstico en
transductores de alta frecuencia, de 7,5 a 10 MHz. Por estos casos.
norma general, los transductores microconvexos per­ Antes de plantearse el estudio ecográfico digestivo se
miten una mejor manipulación del abdomen y por lo debe considerar cuales son los diagnósticos presun­
tanto desplazar mejor aquellos segmentos intestina­ tivos establecidos en el paciente, para con ello, poder
les que contengan gas y que pueden alterar la calidad planear un protocolo de actuación adecuado. Es evi­
de las imágenes, asimismo son mejor tolerados por dente que en aquellos pacientes que presentan una
aquellos pacientes que presenten dolor abdominal. patología aguda la preparación previa se verá reducid a
Por el contrario, cuando se quieran obtener imágenes debiendo de realizar la exploración en las condiciones
de alta calidad y mayor resolución, se deberá recurrir que este nos permita.
a transductores lineales de alta frecuencia; en muchas Sin embargo, cuando la exploración es programada,
ocasiones resultan imprescindibles para una evalua­ deben observarse una serie de preparativos encami­
ción correcta de un segmento intestinal determinado, nados a favorecer la obtención de imágenes adecua­
para el estudio de su ecoanatomía u otras estructuras das para un correcto diagnóstico. El ayuno previo de
relacionadas (peritoneo, páncreas y conducto biliar). sólidos (12-24 horas) y de líquidos (4 horas) anteriores
Gatos: generalmente la exploración se realiza con a la exploración reducirán la cantidad de gas y la for­
transductores lineales de mejor resolución (10 - mación de artefactos ecográficos, además permiten
12MHz) ya que estos pacientes permiten mejor la una mejor manipulación del abdomen al tener que
manipulación del abdomen y, por lo tanto, las imáge­ reducir las presiones realizadas con el transductor. Al­
nes obtenidas son de mayor calidad y resolución. En gunos autores indican la conveniencia de administrar
aquellos pacientes que presentan una obesidad ex­ fármacos que reduzcan la presencia de gas en el tubo
cesiva pueden se necesarios transductores de menor digestivo o la ingesta de líquidos mediante sondaje.
frecuencia y mayor penetración. Se deben evitar aquellas exploraciones clínicas que
Preparativos puedan aumentar la presencia de gas digestivo (gas­
tro duodenos copias y/o colonoscopias). Los contras­
Una exploración adecuada requiere un examen mi­ tes bardados producen una barrera acústica potente
nucioso de toda la longitud del tubo digestivo lo que por lo que no se deben realizar estudios de contraste
puede prolongar el estudio ecográfico en el tiempo, es anteriores a la exploración ecográfica. En aquellos pa­
por ello que en aquellos pacientes cuyo carácter no lo cientes a los que se realice estudios radiológicos pre­
permita, se deberá realizar el estudio bajo sedación. vios con contraste de bario, deberán dejar transcurrir
Se debe tener también en cuenta que la presencia de al menos 24-48 horas de margen con el estudio eco-
dolor abdominal puede dificultar una manipulación gráfico y realizar radiografía inmediatamente anterior
correcta del abdomen, las presiones que el ecografista a la ecografía para comprobar que no existen restos
pueda realizar con el transductor para desplazar acú­ del contraste en el aparato digestivo. Los contrastes
mulos de gas o las maniobras necesarias para obtener yodados no producen interferencia con los ultrasoni­
ventanas acústicas adecuadas pueden ser dolorosas dos. En determinados estudios concretos de tránsito
para determinados animales, en estos casos también digestivo (para valorar motilidad gástrica, hipertrofia
será imprescindible la relajación y sedación del pa­ o espasmos pilóneos) la ingesta 30 minutos anteriores
ciente. al estudio de una papilla comercial (a/d Hill's) disuel­
Determinados segmentos del tubo digestivo requie­ ta con la misma cantidad de agua permite, en nuestra
ren una mayor pericia por parte del explorador, así, experiencia, obtener un patrón digestivo mucoso in­
la visualización correcta del píloro, duodeno proxi­ mediato que favorece la valoración del tránsito y mo­
mal y determinadas porciones del estómago pueden tilidad gastrointestinal.
Técnica de exploración variable en el abdomen medio del paciente; su reco­
rrido completo es posible aunque en muchas ocasio­
El protocolo de exploración que, según nuestra ex­ nes se realizan múltiples barridos secuenciados del
periencia, permitirá la exploración adecuada del tubo abdomen medio obteniendo todos los cortes de los
digestivo comenzará con el examen completo del co­ segmentos intestinales que nos permiten asegurar
lon, iniciando el recorrido en colon descendente y, una exploración completa de toda su longitud.
en sentido inverso, se recorre desde abdomen caudal El duodeno descendente se localizará en el abdo­
en dirección craneal relacionándolo anatómicamen­ men lateral derecho (relacionándose comúnmente
te con vejiga, próstata en el macho, riñón izquierdo con el aspecto lateroventral del riñón derecho), este
hasta la curvatura esplénica, se continúa con el co­ segmento intestinal presentará un mayor grosor que
lon transverso en abdomen craneal, inmediatamente el resto de segmentos intestinales, el duodeno debe
caudal a la curvatura mayor del estómago, recorrién­ continuarse cranealmente hacia la curvatura craneal
dolo atravesando el abdomen craneal de izquierda a y su transición al píloro y estómago. Resultará inte­
derecha hasta la curvatura hepática donde se inicia resante en aquellos pacientes que por la presencia
el colon ascendente, este tiene un recorrido hasta el de gas o bien por su constitución así lo requieran, el
abdomen medio relacionándose medialmente con el abordaje intercostal de este segmento digestivo. La
riñón derecho y duodeno, continuándose con la vál­ depilación de los tres últimos espacios intercostales
vula íleo-cecal (terminación lateroterminal) y poste­ derechos resultará imprescindible para la evaluación
riormente se completa con la exploración del ciego. correcta. Caudalmente el duodeno describe un reco­
El íleon y el yeyuno presentan una localización más rrido paralelo a la pared abdominal lateral derecha
hasta el abdomen medio/caudal donde fórmala cur­
vatura caudal, en este punto comienza un recorrido

Gráfico 6.1
El recorrido completo del colon se realizará obteniendo múltiples
cortes transversales del colon descendente, transverso y ascendente Gráfico 6.2
hasta alcanzar el ciego y la válvula íleo-cecal.
Localizando el colon descendente dorsal a la vejiga se realiza en La exploración completa del duodeno debe de iniciarse a nivel del
sentido craneal un barrido de este, que generalmente se desplaza píloro, en abdomen craneal derecho, en un corte en eje largo del
hacia el abdomen lateral izquierdo, en la angulación esplénica del paciente y desplazando el transductor en sentido lateral derecho
colon se gira 90" el transductor para continuar con el colon trans­ podrá observarse la transición del píloro a duodeno proximal, gi­
verso, que más com únmente se situará caudal a la curvatura m a­ rando el transductor y realizando un corte transversal del duode­
yor del estómago, se completará el examen girando el transductor no descendente se realizará un seguimiento de este segmento en
de nuevo en abdomen craneal derecho para descender por el colon sentido caudal a nivel del abdomen lateral derecho del paciente
descendente hasta alcanzar la válvula íleo-cecal. hasta su angulación cauda!.

176 ¿lla^e>ecografía>clhiíc^abd^mina^i^£e2ue(los_animaLes¡ 1
ascendente {duodeno ascendente) que en sentido co una posición más centrada, el píloro se encuentra
oblicuo llega al abdomen craneal derecho para con­ situado en abdomen craneal en la proximidad de la
tinuarse con el yeyuno. líneamedia (Newell SM ycol. 1999).
El estómago del perro se explorará situando el fundus Aunque el protocolo de exploración se inicia con el
gástrico en el abdomen craneal izquierdo, inmedia­ paciente en decúbito dorsal, se debe señalar que la
tamente caudal al hígado, se comienza el estudio con variación en la posición del paciente y su estudio en
el paciente en decúbito dorsal abordándolo desde el decúbito lateral derecho e izquierdo con un aborda­
aspecto lateral izquierdo (en algunos casos utilizando je a través de mesas con hendidura o el estudio con
la cabeza esplénica como ventana acústica), en múl­ el paciente en estación (o en decúbito esternal con
tiples ocasiones el fundus gástrico presenta fluidos en mesa con hendidura) resulta adecuado y convenien­
su interior con un patrón característico. El antro piló- te en este tipo de estudios. Están especialmente in­
rico en el perro recorre desde el abdomen craneal me­ dicados para valorar el contenido del estómago y de
dio hacia la derecha donde se continúa con el píloro toda la pared gástrica (al poder desplazar los acúmu­
(Agut A y col. 1996) (Choi M. y col. 2002). En aquellos los de gas que puedan existir en su luz), la valoración
pacientes que permiten una manipulación correcta del duodeno proximal y píloro a menudo también
del abdomen craneal y presenten escaso contenido requieren un abordaje intercostal derecho con el pa­
en estómago puede visualizarse el hiato del diafrag­ ciente en decúbito lateral. Lina aproximación lateral
ma con la porción más distal del esófago y el cardias, izquierda, con el paciente posicionado en decúbito
situándose ventralmente al paso de la aorta por el lateral izquierdo permitirá la evaluación más correc­
hiato diafragmático. ta del fundus gástrico al desplazar el gas a porciones
En el gato la principal diferencia anatómica se refie­ menos declives (antro pilórico), por el contrario, el
re a la posición del estómago, el fundus del estómago decúbito lateral derecho y abordaje por el flanco de­
presenta una posición más oblicua y el antro pilóri- recho permitirá, en ocasiones, una mejor valoración
del antro pilórico, píloro y duodeno proximal (Brink­
man, E.y col. 2007)

Imagen ecográfica normal


El patrón ecográfico de la pared digestiva ha sido
ampliamente descrito, su disposición típica en múl­
tiples capas estratificadas mantiene su patrón carac­
terístico, así pues, y desde la superficie serosa hacia
el lumen gástrico se dispone una fina línea hipereco-
génica que corresponde a la capa serosa, se continúa
con otra hipoecoica que se identifica como la capa
muscular, la siguiente línea hiperecoica es la submu­
cosa, la mucosa se aprecia a continuación como una
capa consistente hipoecoica y por último, la interfa­
se mucosa - contenido luminal se observa como una
fase ecogénica.
Esta ecoarquitectura se mantiene a lo largo de todo
el tubo digestivo aunque dependiendo del segmento
digestivo se encontrarán algunas particularidades. En
el estómago la muscular y serosa se mantienen en la
periferia sin introducirse en los pliegues gástricos, el
píloro se identifica con un aumento del grosor de la
capa muscular, la capa mucosa es más delgada que
en el intestino delgado (figs. 6.1-6.5) y mantiene un
grosor en ocasiones similar al de la capa muscular. El
antro pilórico se caracteriza por su contorno liso, con
Gráfico 6.3 pliegues muy poco pronunciados, incluso no apre­
ciables cuando se explora al paciente en fase pospan-
Exploración ecográfica del estómago en un corte en eje largo del
paciente. Comenzando en abdomen craneal izquierdo se localiza­ drial. El píloro ecográficamente normal se localiza al
rá el fundus gástrico, desplazando el transductor medialmente se final del antro pilórico, en su aspecto lateral o dorso­
recorrerá el cuerpo del estómago, finalmente, desplazando la son­ lateral, se identifica como un esfínter que presenta
da hacia abdomen craneal lateral derecho se estudiará el antro
pilóríco y piloto. un engrosamiento moderado de la capa muscular y
que se continúa con el duodeno proximal, esta pri-

I Ecografía digestida 3 Ü
Gràfico fi ti
U isposkión cii capta itrl mbo
cligettii’rj. Corte loiigitudina!
f ìlli d t l/ k I t l i i l ilm iC M Ild i’ IUC.
hsiriteluriición ni coprii p o­
micimi: ¿¿rosa lltipcrcatiial,
inusailar (hipoecoìau, sub
mucoso (ìtipcm oiai). mucosa
lltiftorcoletti c barrirne tir hi
mucoso y «! cwitmìdo digesti­
vo ihipvrecoicai.

Gràfico fi b
Disposteioti cu copi is tic! tubo
/¡¡gestivo, <'urte limi.arasti! dei
ti notimi) iiescen drntc (i) PI
v colon usi rudenti ■ .■l.Jpfi
sèivtvf la mismti disposinoli
m t tiptis ijuc et: imagi n V HI
colon uscm dm ie presenta una
stìntimi acùstica distili debbio
u la presentiti de gas ni su iitz.
i n lima inoii mitico duodcnal
Vpii' se identifica cn ci aspcc-
to dormi del duodeno.

Grafico fi e
i urie longitudimii di <cgnieu-
de ytyttftv ( Y . Se utiliza iti
cola del buso iB conio ¡•emana
aaisriOt. Pispnsicion ni ctipas
airaciertsiica.
Gràfico 6 d
Corte transversal del mismo
segnumUt intestiititi ri "1. l a
cola chi bazo B \c siuiti eu e!
aspecto ventral. Se observa en
Iti imagen tot corti transversal
del ilei ni th coti un grosor de
pared menor t/ite el yeyuno.

Grafico 6 e
Imagen ecografia! dei cuerpo
de estómago (li), colon trans­
verso (() tri y yeyuno . l ’J. ( urie
en eje longitudinal del p a ­
ciente situando el transducror
sobre la linea media en a b ­
domen craneal. Obsérvese in
característica de las capas en
cada segmento digestivo. La
capa muscular del estomago
se presenta como una capa
consisteum ■en yeyuno, par el
contrario, la capa mas eviden­
te lo constituye la mucosa. Ln
el i-olmi todas las capas son de
un grosor reducido.

Orrìfico fi f

iitndus gastrico ll:i. Imagen


obtenida en abordaje latera!
izquierdo. Se observa dispo
siclón en capas y morfología
de los pliegues, til contenido
del estómago produce antnmi-
eion ron ¡'urinación de sombra
acústica posterior (SAi.
lin ifici! ti f¡

Imagen del piloro tP>. Se ob­


tiene en este piu ¡ente un curte
del muro piiúrico (Ai'!. piloto
duodeno próxima! tío. ( ra-
tmdmcme re observa lóbulo
heptuko Ut. h t el aspecto
dormi del piloro se identifica
una sección del colon trmis-
rerso fC tr>. Sombro acustico
distai S.\ •.

( ¡reifico fi h

Viilettla ileocead. Seohsem i en


la imagen la aproximucion la­
tero terni irteli ile! ileali (fi eri cl
colon ascendente iti), til lumen
digestivo se vistiallza corno
tota linea ccogéntea centrai.

mera porción del duodeno presenta una capa mucosa invaginación) (figs. 6.6-6,9). En el colon las capas son
fina, de grosor similar a la capa muscular en su reco­ más difícilmente identificables debido a que la disten
rrido proximal puede observarse como la mucosa ad­ sión de la luz (generalmente con presencia de heces)
quiere progresivamente su grosor máximo. La papila produce la elongación de la pared y por lo tanto la
duodenal no es visible en muchos pacientes, cuando disminución de su grosor, la capa mucosa se hace tan
esta se observa, se localiza en la primera porción del fina como el resto de las capas (fig. 6.10), únicamente
duodeno (aproximadamente a unos 2 cm del píloro) cuando el colon se observe sin contenido pueden ob
abordando al duodeno en su aspecto dorso medial, servarse su ecoanatomía característica.
con una pequeña papila que interrumpe la capa sero­ Dentro de la luz digestiva se definen diferentes con­
sa introduciéndose en la capa mucosa. En el intestino tenidos, producirán una imagen ecográfica particular
delgado se diferencian más claramente todas las capas y deben ser identificados para realizar una correcta
siendo la más evidente, por su grosor, la capa mucosa, evaluación del tubo digestivo. Patrón líquido: que eco-
el tramo intestinal que presenta un mayor grosor es el gráficamente se presenta característicamente anecoi-
duodeno descendente. La válvula íleo cecal se observa co; el líquido contenido en el tubo digestivo presen­
claramente definida como una unión lateroterminal ta partículas en suspensión y pequeñas burbujas de
de íleon distal y colon ascendente (imagen de seudo- gas por lo que puede observarse con pequeños ecos

[ Atlas deecoqrafla cOnlM abdominal En pequeños animales


Figura 6.1

Estudio del estómago normal. Corte longitudinal del paciente en


abdomen craneal. Visualización del hiato diafragmático donde
Figura 6.3
se observa el paso del esófago y aorta (situada en su aspecto más
dorsal) a su paso por el diafragma. Estudio del estómago normal. Imagen en eje longitudinal del p a­
ciente (gato). Estómago vado en el que se evidenrían claramente
los pliegues gástricos.

Figura 6.4

Estudio del estómago normal. Imagen en eje corto del paciente.


Visualización del píloro y primera porción del duodeno (que pre­
senta una capa mucosa aún de menor grosor que en duodeno des­
cendente). Más distalmente se aprecia el colon transverso.

togralíjnjújestiua^l^l
Figura 6.5 Figura 6.7
Estudio del estómago normal. Detalle del esfínter pilórico. A la Estudio del duodeno normal. Corte transversal del duodeno (asa
izquierda de la imagen (lateral derecho del paciente) se sitúa el de mayor volumen). Lateralmente se evidencia el lóbulo derecho
duodeno pmximal. Se visualiza el conducto biliar común en la del páncreas y la vena pancreático duodenal (entre ambas estruc­
porción mas distal a este como un pequeño conducto a ñecoico, turas).
próximo a la papila duodenal.

en su interior (figs. 6.11-6.12). Patrón mucoso: que es


característico de la papilla digestiva (quilo), su imagen
ecográfica variará de hipoecogénica a moderadamen­
te ecogénica, muy homogénea sin formación de som­
bra acústica, en su seno se aprecian perfectamente
las partículas en suspensión lo que facilita evaluar el
tránsito digestivo {figs. 6.13-6.14). Patrón gas: se ob­
serva típicamente una línea ecogénica en contacto
con la interfase mucosa que produce sombra acústi­
ca y/o reverberación. En el intestino delgado, cuando
la presencia de gas se presenta en pequeñas burbujas
la reverberación es típicamente en forma de cola de
cometa (figs. 6.15-6.16). Patrón heces: contenido más
característico del colon descendente, su imagen eco-
gráfica se corresponde a una línea ecogénica con for­
mación de sombra acústica limpia (fig. 6.17). Patrón
del alimento: ingerido y todavía sin formar el quimo.
Puede adquirir un patrón ecográfico muy diverso de­
pendiendo de la consistencia y composición del mis­
mo (pienso estrusionado, hortalizas, legumbres, fru­
F ig u r a 6 .6 tos...) que únicamente pueden ser identificadas como
Estudio del duodeno normal. Corte transversal de la primera por­ patrón normal en el estómago (figs. 6.18-6.23).
ción del duodeno descendente en el que se aprecia su ecoarquitec- El estómago ecográficamente normal tiene un grosor
tura de cinco capas. En su aspecto dorsal se observa el conducto de la pared normal de 4-5 mm, aunque presenta una
biliar y papila duodenal, próximo a este se localiza la vena gas­
troduodenal (de mayor tamaño y pared más fina) gran variabilidad dependiendo del grado de disten
sión. El número de movimientos peristálticos es de

E S C ^Ua^^^ecn^raff^cLfrúca^a^bdorTiina^n^gegijenosl^afiimales I
Figura 6.8 Figura 6.9

Estudio de la válvula ileocecal normal en un gato. Inserción lateroterminal de la última porción del íleon (a la derecha de la imagen) en el
colon ascendente. (6.08) aproximación del íleon al colon ascendente y (6.09) inclusión del íleon en la porción del colon donde se visualiza
la válvula ileocecal.

4-5 por minuto en fase pospandrial (también muy in­


fluenciado por el grado de repleción gástrica y ciertas
hormonas -colecistoquinina, gastrina) (Delaney F. y
col. 2003) (Choi M. y col. 2002). En el gato el grosor de
la pared entre los pliegues gástricos no supera los 2 - 3
mm de grosor, los pliegues alcanzan los 4 mm.
Con respecto al intestino fisiológico el grosor es de 2-3
mm (en duodeno proximal esta medida puede acer­
carse a los 5 e incluso 6 mm en las razas de mayor ta­
maño) con 1 a 3 movimientos peristálticos por minuto
(Goggin JM y col. 2000).

Figura 6.10

Estudio del colon descendente normal. Corte transversal del colon Figura 6.11
distendido con presencia de heces form adas en su luz que pro­
ducen sombra acústica. La pared presenta estructura en capas Patrones digestivos: patrón líqiddo. Acumulo de líquido en Jun-
aunque su menor grosor hace más difícil su diferenciación. dus gástrico en un paciente con gastritis (hipersecreción).

C rrnnraffa dígestiua <83


V
S

Figura 6.14

Patrones digestivos: patrón mucoso. Segmentos de intestino del­


Figura 6.12 gado distendidos con presencia de material mucoso (quilo), qué
no produce atenuación del sonido y presenta un patrón camele
Patrones digestivos: patrón líquido. Distensión det colon descen­
rústico: homogéneo e ecogénico.
dente en paciente con colitis aguda con abundante contenido
liquido en su luz y abundantes ecos en suspensión.

En el colon, cuando se encuentra con heces sólidas en


su luz, es difícil delimitar su pared, que normalmente
no supera los 1 a 1,5 mm. Cuando está vacío, el pa­
trón que adquiere la pared es “arrugado" aumentando
el grosor hasta los 2,5 mm. Raramente se podrán evi­
denciar movimientos peristálticos en el colon.
El ecografista deberá prever que estos parámetros son
variables dependiendo del tamaño del paciente, dis­
tensión pospandrial y ciertos niveles hormonales (gas
trina, secretina, colecistocinina) que se secretan con la
ingesta de alimentos. Es por tanto la experiencia del
ecografista la que permitirá establecer la importan­
cia de los hallazgos ecográficos obtenidos, ya que un
único hallazgo aislado puede carecer de importancia
clínica o ser clave en el cuadro del paciente.

Figura 6.15
Figura 6.13
Patrones digestivos: patrón gas: Fstómago distendido con presen­
Patrones digestivos: patrón mucoso. Cuerpo de estómago disren­ cia de gas que se sitúa en la porción proximal al transductor (me­
dido con presencia de contenido alimenticio (quima). Se observa nos declive) produciendo una interfase ecogénica con formación
la presencia de una contracción peristáltica. de sombra acústica distai.

184 [^tlasde^^^^^^^^^^^^j^e2uenDSjanlmales 1
! * * i Figura 6.18
• /■
Patrones digestivos: alimento. Distensión de estómago con pre­
sencia de alimento (pienso estrusionado triturado), se observa
Figura 6.16
una atenuación progresiva del sonido con formación de sombra
Patrones digestivos, patrón gas y mucoso. Intestino delgado con acústica distal.
presencia de material de patrón mucoso (quilo) y gas (izquierda
de la imagen) con sombra acústica definida.

Figura 6.17
Patrones digestivos: patrón heces. Imagen ecogràfica normal del
colon descendente distendido con presencia de heces form adas en
su luz, sedefine una interfase ecogénica con formación de sombra
acústica.

C «
EcograffajJigestjua 185
Figura 6.22
Patrones digestivos: alimento. Paciente con ingesta voraz. Se oh­
! servan unas estructuras bien definidas, de patrón hipoecoico. tras
la anamnesis se constató que el propietario premiaba a su perro
\ 1 con trozos d e zanahoria que el paciente ingería práctica mente sitt !
masticar.

Figura 6.20

Patrones digestivos: alimenta, imagen visualizada en paciente


que previo al examen comió su dieta principal con base de espa-
guetis, que son identificadas en el contenido como pequeños tu­
bos de patrón hipoecoico. se definen como estructuras bien deli­
mitadas, redondas de patrón hipoecoico.

l igara 6.21 Figura 6.23


Patrones digestivos: alimento. Visualización de garbanzos ya co­ Patrones digestivos: alimento. Identificación de un trozo de carne
cinados en el estómago de un perro. (hígado) en el estómago de uit perro.

186 ¿Ua^^cogMfifa^lInlc^abdomJna^njegueno^anlmale^ 1
Figura 6.24

Gastritis aguda. Aumento del patrón líquido en paciente que pre­


senta vómitos recurrentes de presentación aguda. El aumento de
secreciones en estómago se acumulan en el fundas gástrico.

Estudio ecográñco del paciente con patología


gastrointestinal Figura 6.25
Gastritis crónica. Gato con historia de vómitos frecuentes en el
La valoración ecográfica del paciente con pato­ transcurso de los últimos 20 días. Se observa un aumento eviden­
logía digestiva debe de encaminarse a la obtención te del grosor de la pared gástrica (sin pérdida de su estructura),
de hallazgos ecográficos que sean relevantes para el aunque con ttn aumento de la ecogetticidad de la capa mucosa
que presenta un infiltrado ecogénico. El estadio histopatológico
diagnóstico, no debiéndose centrar el estudio en un diagnosticó una gastritis Hnfoplasmacitaria.
único segmento digestivo. El estudio completo reque­
rirá un examen pormenorizado obteniéndose datos
referentes a la arquitectura de la pared digestiva, de
su grosor y motilidad, descripción del patrón diges­
tivo presente y de los signos ecográficos asociados en pueden ser claves para una correcta interpretación
estructuras relacionadas: peritoneo, hígado y vesícu­ de estos pacientes. Es por lo tanto, la interpretación
la biliar, linfonodos (linfocentro celíaco, mesentérico de todos los hallazgos ecográficos lo que permitirá
craneal y caudal) y páncreas. establecer un diagnóstico adecuado del paciente con
Los hallazgos ecográficos obtenidos que conciernen sintomatologia digestiva.
a la pared digestiva deben de indicar si se mantiene
la estructura normal en capas o por el contrario se
observa una desestructuración en su disposición, si
P atología gástrica
existe predominio o alteraciones en el patrón de al­
guna de ellas y datos referentes a la continuidad de
la pared (sospecha de úlceras o perforaciones diges­ Las lesiones inflamatorias de la pared gástrica se
tivas). Los datos obtenidos de los movimientos pe­ refieren a un aumento de grosor de la pared sin pér­
ristálticos deben de señalar si existe un incremento, dida de su ecoarquitectura, este término se refiere a
disminución o ausencia de estos y si afectan de forma aquellas lesiones más agudas, generalmente se aso­
concreta a algún segmento digestivo o por el contrario cian al proceso la evidencia de mayor cantidad de lí­
se presenta de forma más difusa. Los cambios en los quido en fundus gástrico (hipersecreción) (fig. 6.24),
patrones digestivos deben ser incluidos en el estudio, linfoadenopatías adyacentes e incluso la presencia de
señalándose si existe un predominio de alguno de los úlceras gástricas con o sin reacción perigástrica. En las
patrones digestivos y en que situación se detectan, la gastritis crónicas se aprecia un aumento del grosor de
presencia de un patrón digestivo no característico o la pared (superior a los 5 mm) manteniéndose la es­
en un segmento no habitual así como que produzcan tructura en cinco capas y observando los pliegues gás­
dilataciones anormales de la luz digestiva. La evalua­ tricos más pronunciados e irregulares, la presencia de
ción de hallazgos ecográficos en estructuras relacio­ patrón líquido en fundus gástrico suele evidenciarse
nadas se muestra relevante, el estudio del volumen de (figs. 6.25-6.26). No obstante, en aquellas gastropatías
los linfonodos regionales y su patrón, la evaluación de más cronificadas la diferenciación de las capas del es­
la membrana peritoneal y hallazgos en otras visceras tómago puede verse difuminada y ser difícilmente re-

Ecografra digestiva
Gastritis linfoplasmocitaria. i.a lesión crónica déla pared gástrica
no permite la diferenciación de las diferentes capas del estomago.
El engrasamiento marcado de la pared (12 mm) y su pérdida de
estructura puede producir una imagen que también sugiera la
presencia ele un proceso neoplasia, únicamente diferenáable
mediante biopsia g astria y estudio anatomopatológico.
Figura 6.26
Gastritis crónica. Perro con vómitos alimenticios. Aumento del
grosor de la pared gástrica, no se definen claramente las diferen­
tes capas de la pared del estómago, hallazgo más habitual en los y de edad media a avanzada (de 3 a 15 años, 8,8 en
procesos de presentación crónica. promedio). Las razas más afectadas son Lhasa Apso,
Shih Tzu, Maltés, Yorkshire (razas tipo terrier) y razas
poodle miniatura. En menor proporción se presentan
el Chihuahua, Corgi, Bulldog inglés y mestizos. Apa­
rentemente no existe predisposición entre machos
y hembras. El signo clínico más común es el vómito
intermitente pocas horas después de haber comido.
Este vómito raras veces contiene bilis. Los perros
afectados presentan pérdida de peso y distensión ab­
dominal que pueden ser aparentes en el examen físi­
co. También puede observarse polidipsia, depresión
letárgica, anorexia y dolor abdominal. En general no
se reportan anormalidades físicas o hallazgos de labo­
ratorio consistentes. Cuando el examen clínico, prue­
bas de laboratorio y técnicas de apoyo complementa­
Figura 6.27 rias descartan cualquier posible causa del vómito, se
Gastritis crónica. Paciente de 2 años con historia de vómitos re­ establece una sospecha de GPHC por la consistencia
currentes y adelgazamiento progresivo. La biopsia en doscopia de la historia clínica. El diagnóstico definitivo de la
confirmó una gastropatia hipertrófica crónica eosinofilia. GPHC puede requerir biopsia del estomago, especí­
ficamente de la región pilórica. Histológicamente, la
GPHC se clasifica de acuerdo a la distribución de la
conocible (figs. 6.27-6.28). En las gastropatías urémicas lesión en: Grado 1: Engrosamiento de la capa muscu­
asociadas a fallo renal, la mineralización de la mucosa lar que contiene haces de fibras musculares hipertro­
fiadas (fig. 6.34). Grado 2: Hiperplasia de la mucosa
gástrica produce una interfase mucosa marcadamen­
y de la muscular. Grado 3: Hiperplasia de la mucosa
te ecogénica que incluso llega a producir atenuación
con hiperplasia glandular y foveolar, dilatación quís-
posterior (figs. 6.29-6.30). Las lesiones inflamatorias
tica glandular y varios grados de inflamación de la
de la pared gástrica pueden ser generalizadas o afectar mucosa y submucosa (figs. 6.32-6.33) (Walter, M. C.
a una porción concreta del estómago y muy frecuente­ y col. 1985). El estudio ecográfico de las diferentes
mente se asocia a lesiones de la misma naturaleza en capas de la región pilórica presenta una correlación
intestino delgado Figs. (31-31 bis). con su disposición histológica (mucosa, submuco­
La gastropatía pilórica hipertrófica crónica se pre­ sa, muscular y serosa). Esto permitirá una valoración
senta comúnmente en perros pequeños, de pura raza ecográfica precisa que puede aproximarse a la altera-

188 ñtlas J e ecografía clínica ahdominal en pequeños animales 1


RINON

Figura 6.29 Figura 6.30 ^


Gastritis urèmica, Paciente con fallo renal que presenta vómitos recurrentes. Ei engrasamiento evidente de la pared gàstrica (6.29) que
alcanza los 9,7 mm de espesor se asocia au n infiltrado de la capa mucosa y presencia de liquido en fu ndus gastrico. (6.30) Corte longitu­
dinal del riñón izquierdo del m ismo paciente con presencia de signos ecográficos de glonierulopatia (aumento de ecogenicidad cortical,
falta de definición corticomedulary mineraìizaciones en pelvis renai).

Gastropoda hipertrófica del fundus gástrico. Perro Pekinés de ¡4 años. Paciente con vómitos crónicos. Se evidencia un engrasamiento evi­
dente que afecta principalmente a la región del fundus del estómago. La presencia de unos pliegues prominentes caracteriza esta lesión
(6.31). Gastritis linfoplasmocitaria. Revisión de un gato con diagnóstico de gastritis Unfoplasmacitaria. El grosor de la pared y la péniida de
la estructura en lesiones cronificadas puede ser similar a los hallazgos ecográficos evidenciados en algunas neoplasias gástricas, (6.31 bis).
Gastropatía hipertrófica pi¡úrica crónica grado III. Pacten te de 7 meses de edad de raza Bull Dog Francés con historia devómitos frecuen tes
de alimento no digerido y distensión abdominal. Se observan a nivel de antro pilórico la presencia de irnos crecimientos de la pared que
producen una estenosis del canal del píloro que corresponden a alteraciones hiperplásicas de la mucosa del antro pilórico. (6.32) Corte
transversal deI antro pilórico. (6.33) Corte longitudinal a nivel del antro y píloro.

La evidencia de cuerpos extraños se incluye dentro


del estudio del contenido, los patrones digestivos
anormales (no incluida en los cuatro patrones ante­
riormente descritos) pueden crear la sospecha de un
cuerpo extraño (Hoffman KL 2003). La exploración del
paciente desde los diferentes abordajes y posiciones
descritos anteriormente resulta de especial interés
cuando se quiera evidenciar su presencia (Pennick D
y col. 2003) (figs. 6.35-6.37). El patrón ecográfico de
los cuerpos extraños digestivos es muy variable, y de­
pendiendo de su composición podrán presentar di­
ferentes patrones. La presencia de un cuerpo extraño
en antro y píloro puede asociarse a una obstrucción
digestiva, evidenciándose en estos pacientes una
dilatación patológica del fundus gástrico cuando la
obstrucción es total. Otros cuerpos extraños pueden
asociarse a gastritis secundaria a la irritación mecáni­
ca producida.
Los tumores gástricos pueden evidenciarse ecográfi-
camente como un engrasamiento localizado o difuso
de la pared y/o desestructuración de la ecoanatomía
en multicapas típica (Lamb CR y col. 1999, Rivers BJ y
col. 1997). El desplazamiento del contenido es tam­
bién significativo en aquellos tumores de crecimien­
ción histológica que afecta a este segmento digestivo. to intraluminal, por el contrario aquellos que afec­
La valoración ecogràfica de todo el diámetro del canal ten a la capa muscular pueden tener un crecimiento
pilórico aproximará al grado de lesión que presenta el periférico no alterando el contorno normal de la luz
paciente con gastropatía hipertrófica pilórica (Biller gástrica.
y col. 1994) Las neoplasias de estómago pueden presentar dife-

190 fltlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales


Figura 6.38

Neoplasia gástrica que afecta a la porción de cardias y última por­


ción de esófago. Se observa en la aproximación abdominal la últi­
ma porción del esófago y diafragma y el efecto masa. Carcinoma.

D is i 2 .5 7 c m

Figura 6.35 1 — :
Cuerpo extraño gástrico (pelota de silicona). La composición del
cuerpo extraño permite su definición y contraste con el resto del
contenido del estómago,

Figura 6.39

Lesión sospechosa de neoplasia gástrica que afecta a la porción


del fundus gástrico. En la imagen ecográfica se observa que la
capa digestiva afectada es la más interna (capa mucosa). El diag­
nóstico debe confirmarse en anatomopatologia al no considerar­
se un patrón característico.

Figura 6.36
rentes patrones ecográficos dependiendo de su natu­
Cuerpo extraño rígido (rama de árbol). Se observa superficie li­ raleza y localización {figs. 6.38-6.39), los signos eco-
neal ecogénica (¡ue atraviesa longitudinalmente el estómago
definida como una interfase ecogénica.
gráficos asociados son fundamentales (linfoadeno-
patías, metástasis peritoneal) en el estudio aunque la
clasificación histológica de la lesión es necesaria para
el diagnóstico de la patología. Los tumores intralumi-
nales situados en la zona del antro pilórico pueden
producir un deficiente vaciado gástrico que se asocia a
una dilatación del cuerpo del estómago con acúmulo
de contenido en su luz. Los tumores en el antro piló-
rico se identifican con más facilidad que los situados
en el fundus. La preparación adecuada del paciente,
el estudio en los diferentes abordajes descritos (con el
paciente en decúbito lateral y estación) resultarán im­
prescindibles para poder obtener imágenes adecua­
Figura 6.37 das en este tipo de lesiones (Pennick D y col. 1998).
Los leiomiomas se describen más frecuentemente en
Cuerpo extraño gástrico. La sombra acústica producida por la su­
perros de edad avanzada, suelen presentarse como
perficie ecogénica corresponde a un calcetín.
lesiones localizadas que desplazan la serosa hipereco-

Eccgrafía dlgestiua 191


/
Figura 6.40 Figura 6.42

Leiomioma gástrico localizado en fundas gástrico. Paciente mes- Linfoma gástrico en un perro mestizo de 13 años, lil engrasamien­
fizo de 15 años asintomático. Se absenta masa hipoecoica bien to evidente de la pared gástrica con la pérdida de la ecoarquitec-
delimitada en la pared dorsal del estómago. turay un patrón hipoecoico y homogéneo es la presentación más
típica del linfoma gástrico.

Figura 6.41
Figura 6.43
Leiomioma gástrico en antro pilórico. Perro Mestizo de 13 años
sin presencia de síntomas digestiros. Se observa una pequeña Linfoma gástrico en antro pilórico. Cato Persa ríe II años. Pre­
masa de patrón hipoecoico que se asocia a la capa muscular del sencia de masa hipoecoica bien definida que produce desplaza­
estómago con crecimiento extraluminai. miento de la interjase de gas del lumen gástrico.

génica y la submucosa y mucosa [hiper e hipoecoica), lisa y la motilidad en la zona afectada está reducida. El
aunque su patrón inicial suele ser hipoecoico puede estudio de los linfonodos regionales a menudo mani­
verse alterado en relación a la cronicidad y evolución festará un aumento de su volumen y disminución de
del proceso. La sintomatología en estos pacientes es su ecogenicidad de forma difusa. Es el tumor gástrico
irregular presentando en muchos casos vómitos espo­ más frecuentemente diagnosticado en gatos y segura­
rádicos de contenido alimenticio aunque pueden evi­ mente el mejor caracterizado ecográficamente (figs.
denciarse de forma accidental en chequeos geriátricos 6.42-6.43). Los carcinomas gástricos son los tumores
rutinarios en perros asintomátícos (figs. 6.40-6.411. más frecuentemente diagnosticados en perros (Beck
Los leiomiosarcomas también más frecuentes en el Cy col. 2001, Paoloni MCy col. 2002), pueden produ
antro pilórico presentan lesiones mucho más evolu­ cir una afectación difusa de la pared aunque también
cionadas, pueden presentar un volumen considerable se observan más delimitados, el estudio de los linfo­
y presentarse ulcerados (pequeños focos ecogénicos nodos es fundamental en estos pacientes ya que en
incluidos en la superficie del tumor] (Pennick D. y col la mayoría de los casos se encontrarán invadidos, se
1997). El linfoma gástrico adquiere un patrón típica­ describe el patrón en diana como el más característico
mente hipoecoico en el que no se aprecia la disposi­ de los nodulos linfáticos afectados (centro ecogénico
ción en capas característica. Su superficie suele ser y periferia hipoecoica). La cronicidad del proceso in-

Rtlas de ecografia clínica abdominal en pequeños animales


Figura 6.44

Carcinoma gástrico. IVid ida de estructura de hi pared gástrica


con crecimiento iittraluminal. La biopsia endoscopia! estableció
el diagnóstico.

Figura 6.46
[•uteritis parasitaria. Distensión del asa intestina/ y patrón li­
quido en el que se visualiza una lombriz, To.xastwis Leonina
delimitada por las dos líneas ecogénicas paralelas, se observa art
aumento del patrón líquido intestinal y presencia de Unfoadetto-
patías asociadas.

sión, siendo por tanto más complicada la diferencia­


ción de patrones neoplásicos de otros de naturaleza
no tumoral que presenten lesiones más avanzadas:
gastropatías hipertróficas o crónicas y abscesos o
piogranulomas cronificados entre otros.
Figura 6.45

ttznterítis aguda en un cachorro. Alimento del patrón liquido que


distiende los diferentes segmentos del intestino delgado, con au­
P atología intestinal
mento del peristaltismo y linfoadenopatías asociadas (nodulo
Ittpoecoico delim ilado).
El estudio completo del tracto intestinal debe de
ser meticuloso, el ecografista debe centrar su estudio
e intentar parametrizar en cada segmento el grosor
fluirá claramente en el patrón ecográfico de la pared de la pared, su estructura, el patrón del contenido y la
del estómago afectada. Aunque el patrón ecográfico motilidad intestinal así como los signos ecográficos
predominante sea hipoecoico, a diferencia de los lin- asociados.
fomas puede presentar líneas ecogénicas en su seno, Los procesos inflamatorios intestinales pueden pre­
no se encuentran bien delimitados y su superficie es sentar patrones diversos, aunque se caracteriza por
irregular, la presencia de úlceras gástricas asociadas un aumento del grosor de la pared (con estructura en
es también un hallazgo frecuente en estos pacientes multicapas mantenido) con incremento del patrón lí­
(interrupciones en la capa mucosa con inclusión de quido e hiperperistaltismo (Rudorf H y col. 2005), estas
pequeñas burbujas de gasj (fig. 6.44]. lesiones son más frecuentemente observadas en aque­
La apariencia ecográfica de los tumores gástricos llas enteropatías agudas o de naturaleza infecciosa
aunque sugerente nunca debe considerarse definiti­ (víricas o bacterianas) (figs. 6.45-6.46). Las enteropa­
va, la realización de biopsias percutáneas (en aquellas tías crónicas por el contrario presentan patrones más
lesiones que lo permitan) o la toma de biopsias bajo variables y puede observarse el predominio de alguna
control endoscópico deben de ser siempre tomadas de las capas intestinales sobre otras, la lesión inflama­
en consideración. La cronicidad de los procesos afec­ toria puede afectar a segmentos intestinales determi­
tará de manera radical al patrón ecográfico de la le- nados pudiéndose comparar la pared de un segmento

xa
alterado con otro no afectado (figs. 6.47-6.49). Las en- La evaluación aislada del grosor de la pared intestinal se
teropatías crónicas pueden presentar un infiltrado en propone como un dato insuficiente para el diagnóstico
la capa mucosa, una peor definición y diferenciación de enfermedad inflamatoria intestinal, pudiendo obte­
entre mucosa o submucosa, la pérdida de la estructura nerse falsos positivos. Se propone la evaluación del gro­
en multicapas o el predominio evidente de alguna de sor intestinal junto con la alteración en la capas diges­
ellas (figs. 6.50-6.51). En la enfermedad inflamatoria in­ tivas como un hallazgo que puede ayudar a diferenciar
testinal del gato se aprecia una pérdida de definición de la enfermedad inflamatoria intestinal de las lesiones
las capas intestinales, generalmente las linfadenopa- neoplásicas, aunque aquellas lesiones inflamatorias
tías mesentéricas (linfonodos yeyunales) se observan más crónicas pueden alterar la estructura en capas (en­
con un patrón homogéneo e hipoecoico (Schereurs E teritis necrotizante o hemorrágicas). En las enteritis lin-
' y col. 2008) y la reacción peritoneal difusa puede tam­ foplasmocitarias los hallazgos referentes al grosor de la
bién ser evidenciada con un incremento de su ecogeni- pared pueden ser menos evidentes, se observa un infil­
cidad (fig. 6.52). Cuando se aprecia un engrosamiento trado difuso de la mucosa a modo de pequeño puntea­
de la capa muscular (que incluso supera el grosor de la do ecogénico uniformemente distribuido, las linfoade-
mucosa) pueden poner de manifiesto una enfermedad nopatías asociadas suelen ser evidentes, y en aquellos
intestinal de la capa muscular, aunque generalmente casos más cronificados pueden existir segmentos intes­
presenta un patrón difuso donde pueden observarse tinales más rígidos, con pérdida de elasticidad y déficit
segmentos intestinales más afectados (fig. 6.53). de transmisión de los movimientos peristálticos. Se ha

194 Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales


1
Figura 6.50 Figura 6.51
Enteropatía perdedora de proteínas en un Yorkshire de 14 años. Se observa un infiltrado de la capa mucosa que adquiere un patrón más
tfcogénicoy lina pérdida del límite de las diferentes capas intestinales. Esta enfermedad inflamatoria intestina! presenta más típicamente
unas estriaciones ecogénicas en la capa mucosa (6.51).

Figura 6.53

Figura 6.52 Enfermedad idiopáiica de la capa muscular en un gato. Anmenro


elúdeme de la capa muscular (hipoecoica y más periférica) de
Enteritis linjbplasmodtaria. Distensión generalizada de intestino varios segmentos intestinales que mantienen su estructura en ca­
delgado con patrón mucoso en paciente diagnosticado mediante pas. Obsérvese que la capa muscular adquiere en este paciente un
biopsia de enfermedad inflamatoria intestinal. grosor similar a la capa mucosa.

EZ Jxografjadjjestiua^ 95
Dist 1.38cm
Figura 6.54 Figura 6.55

Enteritis tinfopkismocitaria. (6.54) iinfoadenopatia acusada ileal de patrón Itipoecoico y homogénea. (6.55) Segmento intestinal afectado
can infiltrado et'ügénico de la t apa mucosa y pérdida de la elasticidad del segmento intestinal.

descrito para la enteropatía perdedora de proteínas un (figs. 6.59-6.62). El leiomioma intestinal, al igual que
patrón ecográfico a modo de estratificaciones vertica­ en estómago, suelen ser delimitadas y afectan única­
les ecogénicas que afectan a la capa mucosa como más mente a una porción del perímetro (fig. 6.63). Ellinfo-
característico (figs. 6.54-6.551. sarcoma presenta, por lo general, un patrón ecográfi­
Los procesos inflamatorios que afectan al colon se ca­ co más irregular, su morfología suele ser más abrupta
racterizan normalmente por un engrasamiento uni­ y en más ocasiones produce imagen de íleo obstruc­
forme de su pared, su evaluación es más satisfactoria tivo (fig. 6.64). Los carcinomas intestinales presentan
debido generalmente a la ausencia de heces formadas características más similares a los linfosarcomas y su
que permite una valoración correcta de todo su perí­ caracterización es más difícil (Rivers BJ y col. 1997), las
metro, se pueden asimismo evidenciar crecimientos linfoadenopatías asociadas a estos tumores tampoco
de tipo polipoide y lesiones ulcerativas que produ­ permiten su diferenciación (figs. 6.65-6.66). Resulta
cen lesiones en cripta con restos de gas en su seno así interesante la identificación de la luz intestinal, ge­
como linfoadenopatías asociadas a los procesos mas neralmente presenta pequeños acúmulos de gas que
crónicos (Agthe Py col. 2009) (figs. 6.56-6.58). permiten observar su recorrido, la transición del seg­
Las lesiones de tipo neoplásico presentan una deses­ mento inmediatamente anterior y posterior al tramo
tructuración de la pared y la pérdida de la estructu­ intestinal afectado también pueden orientar sobre la
ra en capas. Hay múltiples estudios que describen el agresividad del proceso, en ocasiones la identificación
patrón ecográfico de los tumores intestinales más fre­ de los linfonodos regionales afectados puede confun­
cuentemente descritos en pequeños animales aunque dirse con la pared intestinal tumorizada y hacer difícil
siempre la confirmación se realice por examen histo­ su diferenciación.
lógico (Pennick D y col. 2003). El linfoma intestinal es Los tumores que afectan al colon suelen presentar una
quizás el tumor más uniforme, raramente constrictivo imagen más agresiva que las lesiones de tipo inflama­
de la luz intestinal, predominantemente adquiere una torio, a la pérdida de estratificación se suelen asociar
forma de anillo concéntrico que afecta a todo el perí­ un contorno más irregular y posiblemente linfoade­
metro del asa afectada, adquiere un patrón hipoecoi- nopatías regionales. Las úlceras y los crecimientos
co y puede afectar a distintos segmentos intestinales, intraluminales de tipo polipoide también pueden ser
las linfoadenopatías asociadas suelen ser voluminosas observados (figs. 6.67-6.70).
(continúa en la pág. 200)
196 Atlas de ecn-raffa clínica abdominalen peqaeños animales " " 1
z

Lesiones de naturaleza inflamatoria en colon. (6.56) Paciente con


colitis aguda, se observa una distensión anormal del colon con
presencia de un patrón liquido en su interior. (6.57) Enteritis lin-
focíticalpiasmocítica en perro de raza Pastor Belga de ¡I anos
con deposiciones blandas sanguinolentas. (6.58) Enterocolitis
granuiomatosa en perra de 13 años, engrasamiento localizado de
una de las lesiones evidenciadas en el colon de esta paciente con
hemataquecia y tenesmo.

Figura 6.56

Ecografia dinesttua 197


E
l.infomas intestinales. (6.59 y 6.60) Linfama intestinal en galo con aumento evidente del grosor de la pared intestinal que no ocluye la luz
digestiva, culi pérdida de estructura que adquiere un patrón hipoecoicoy homogéneo (imagen de "rueda”). (6.61 y 6.62) Linfoma intestinal
en un perro con sección del asa intestinal en transversa y longitudinal, con características similares a imagen anterior aunque con una
reacción peritoileal más acusada (estructura ecogénica que rodea el asa intestinal).

198 Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales 3!


z

V
Figura 6.63
Léiamioma intestinal. Nòdulo hipoecoico delimitado que afecta
a segmento intestinal en paciente sin sintomatologia digestiva.
La punción intestinal percutánea no evidenció signos de malig­
nidad.

Figura 6.64
Lmfosarcoma intestinal. En la imagen se evidencia la transición
del segmento intestinal no afectado (parte izquierda de la im a­
gen) hacia la lesión neopldsica, con engrasamiento y pérdida de
la estructura.

Ecografía digestiua j LO
GG ILIACO
TRANS RECTAL

Figura 6.69
Nòdulo co ùltima pardon ilei colon descendente t/iw /m ultar nnn obstmcción /tom ai de io in- del colon, hnagen obtenidn con tmnsdudì
toc triinseaginal co imo ctpivxnnación transreclal tulli diagnòstico ¡tisiologia)} i&lW). Unfoadenn/uuia iliaca, homogénea e hi/ìoecoica
ivi el misnia iincieliti•(6.70).

El patrón ecográfico de los cuerpos extraños es muy tálicos, corchos, huesos, algunos tipos de juguetes,
variable y depende de su composición y por lo tanto pelotas, etc., todos ellos por lo general son cuerpos
de la interfase acústica que produzcan. Como norma extraños rígidos, no deformables y que por lo tanto,
general debe considerarse sospechoso de cuerpo ex­ además producen una alteración del contorno regular
traño todo aquel cambio en los patrones ecográflcos del asa intestinal (figs. 6.71-6.74). Otro tipo de cuerpos
digestivos normales en su situación anatómica co­ extraños, al impactarse, producen una imagen similar
rrespondiente dentro del tubo digestivo. aunque por lo general en una longitud intestinal ma­
La mayoría de los cuerpos extraños producen interfa­ yor, este es el caso de los trapos, ímpactaciones por
ses acústicas que se denominan duras y por tanto se huesos o plásticos, por lo general no producen una
presentan en la imagen como una estructura ecogé- dilatación localizada de un tramo intestinal corto sino
nica bien delimitada que se acompaña de una som­ que suele ser una deformación de un menor diámetro
bra acústica marcada. Dentro de este grupo pueden aunque de mayor longitud. Los materiales compues­
encontrarse huesos de frutos, piedras, cuerpos me­ tos de siliconas (chupetes, prótesis, juguetes) permi-

m _ñlla^^ecograff^£lhilc^ahdomina^i^e2ueno^nlmale¿ I
ción brusca de los patrones digestivos normales y con
dilatación anormal del asa intestinal e imagen de íleo
obstructivo son característicos de los cuerpos extra­ testinales que producen las que nos orientan para su
ños intestinales (figs. 6.77-6.78). mejor visualización. Dependiendo del material y gro­
Los cuerpos extraños lineales pueden ser difíciles de sor del cuerpo extraño lineal se podrá visualizar más
identificar, en muchas ocasiones son las lesiones in­ cómodamente. La tensión que se genera en el cuer-

^cojra^dijestkm
Figura 6.77

Cuerpo extraño intestinal (aceituna con hueso). Evidencia del


cuerpo extraño cotí su porción carnosa y el hueso interior, la dila­
tación d e la luz intestinal es evidente.

Figura 6.75 ^

Cuerpo extraño intestinal (tetina ele chupete). Se diferencian en


la luz intestinal estructura delim itada p or las dos líneas ecogé-
nieas paralelas y lisas qu e corresponden a una tetina desilicon a,
el interior d e la tetina está relleno d e líquido, lo que perm ite la
visunlizaciún com pleta del cuerpo extraño.

Figura 6.78
Cuerpo extraño intestinal (lente ele tina gafa) qu en a produce una
obstrucción com pleta de la luz digestiva. La pared intestinal a p a ­
rece desestructurada y el peritoneo engrosado (am bos signos son I
com patibles con una necrosis del segmento intestinal).

po extraño hace que su recorrido sea anormalmente


rectilíneo en la luz digestiva, este hallazgo permitirán
en muchas ocasiones diferenciar el cuerpo extraño
Figura 6.76 lineal del gas contenido en la luz intestinal. Cuando
Cuerpo extraño intestinal (pelota degom aesputna). La matrizclel se consigue visualizar una porción del cuerpo extraño
cuerpo extraño se representa debido a la hidratación de sus p oro­ lineal este se presentará como una fina línea ecogé-
sidades adquiriendo un patrón hom ogéneo e hiperecoico aunque
nica, rectilínea, que sirve de eje al asa intestinal que
sin form ación d e som bra acústica.
se encuentra deformada, en ocasiones adquiriendo

Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeñas animales


una imagen de intestino fruncido. En este tipo de le­
siones, la ecogenicidad del peritoneo asociado al asa
suele presentar un engrasamiento evidente así como
un aumento de su ecogenicidad, ambos son signos de
reacción peritoneal (figs. 6.79-6.81).
Las invaginaciones presentan una imagen ecográfi-
ca característica, siendo descrita como una lesión en
múltiples aros concéntricos alternando capas hipo e
hiperecoicas, normalmente se describe en la literatura
como una lesión en capas de cebolla (Lamb CR y col.
1998). Por lo general, el acúmulo de líquido anterior
a la invaginación es abundante y se describen todos
los hallazgos ecográficos descritos en el íleo mecánico
(Liste F. y col. 1995). Normalmente se aprecia el asa in­
testinal más externa edematizada y el centro de la le­
sión suele presentar un patrón ecogénico debido a la
presencia de grasa mesentérica que arrastra en su tra­
yecto el asa invaginada. La lesión suele asociarse con
adenopatías mesentéricas evidentes. La presencia de
un íleo paralítico en el paciente invaginado presenta
un peor pronóstico de evolución al asociarse general­
mente con segmentos intestinales necrotizados (figs.
6.82-6.84),
La exploración ecográfica de un paciente invaginado
normalmente tiene un resultado satisfactorio; el perfil
del paciente es un animal joven con un proceso gas-
troentérico previo que presenta una reagudización del
cuadro (Patsikas MN y col 2003, Rallis TS y col. 2000,
Watson PJ 1997), también están descritos en animales
adultos con tumores intestinales (leiomiomas) o por
causa de cuerpos extraños lineales. La unión ileoceco-
cólica es el segmento intestinal más frecuentemente
afectado.
Otros procesos como abscesos intestinales, adheren­
cias, vólvulos, neoplasias abdominales o hernias es­
tranguladas pueden ser visibles por ecografía. En to­
dos los procesos se debe realizar un estudio detallado
encaminado en dos vertientes; evidenciar la imagen e

Figura 6,80 Figura 6.81

Cuerpo extraña lineal intestinal (cordón). (6.80) Imagen longitudinal del segmento Intestinal con imagen fruncida, el cuerpo extraño se
define com o una línea ecogénico. (6.81) Corte transversal d e la m ism a lesión con presencia de múltiples anillos que reflejan las diferentes
capas Intestinales qu e se superponen debido a la tracción del cuerpo extraía) (punto ecogénico central).
' :r í

xO*
V -

F iem a 6.B5 Figura (¡.86

Paciente con invaginación intestinal e imagen de ileo obstrnctivo.(6.85) Corte transversal d e la invaginación intestinal con imagen ca ­
racterística en anillos concéntricos. (6.86) Dilatación an orm al d e diferentes segmentos intestinales que corresponde a un ileo obstructivo.

rr "

Figura 6.87 Figura 6.88

Paciente con peritonitis con perforación digestiva. (6.87) se visualiza la presencia de líquido libre abdom in al ¡unió con acum ulo d e gas
situado inm ediatam ente posterior a la pared abdom inal, tto incluido dentro del tubo digestivo u otra viscera abdom inal. (6.88) Segmento
de intestino delgado d e aspecto plegado (aserrado) en el m ism o paciente, este hallazgo, aunque no es exclusivo si puede visualizarse fr e ­
cuentemente en pacientes con peritonitis sépticas.

íleo intestinal y estudiar los signos asociados. Deter­ siempre debe ir encaminado a la visualización de un
minar la presencia de un íleo intestinal con asas in­ cuadro digestivo que revele la imagen de un íleo me­
testinales y/o estómago con dilatación evidente con cánico (obstructivo) (Agut A y col. 2003, Manczur F y
acumulo de líquido y gas por obstrucción mecánica, col. 1998)).
se observa modificación del peristaltismo intestinal Pueden ser definidos los hallazgos obtenidos en el
llegando hasta la paralización total de los movimien­ íleo mecánico: distensión anormal de las asas intes­
tos en el íleo paralítico (figs. 6.85-6.86). La valoración tinales y/o estómago (figs. 6.89-6.91), acúmulo de gas
de los signos asociados debe basarse en el estudio de generalmente posterior a la obstrucción, acumulo de
los linfonodos regionales, mesenterio, presencia de líquido anterior a la obstrucción (fig. 6.92), aumento
líquido libre y/o gas abdominal, páncreas, desplaza­ marcado deí peristaltismo (fase aguda), pared intesti­
miento de visceras abdominales que puedan afectar
nal de grosor disminuido.
a un tramo intestinal (neoplasias, adherencias) {figs.
Uno de los hallazgos más fiables se refiere a una dila­
6.87-6.88).
tación anormal de la luz intestinal próxima a la zona
de la obstrucción, este tramo intestinal anterior más
frecuentemente presenta en su luz material de patrón
E st u d io eco g ráfico de pacientes con
hipoanecoico (asa centinela). El aumento de su peris­
cuadro o b st r u c t iv o : íleo taltismo es muy evidente en los primeros estadios de la
obstrucción (aprox. las primeras 24-48 horas), poste­
El reto de enfrentarnos a una exploración ecográfi- riormente el cuadro de íleo mecánico puede cambiar
ca con sospecha de interrupción del tránsito digestivo hasta observar una disminución e incluso ausencia de

Ecojrafí^jigestjua 205
D ist 2.59cm
Figura 6.89 F ig u r a 6 .9 0

Obstrucción digestiva. Dilatación patológica del estóm ago con


presencia de patrón líquido/m ucoso con presencia de cuerpo ex­
traño gastroduodenal (tela) que se visualiza en la luz del estóm a­
go (estructura ecogénica con som bra acústica distal).

los movimientos peristálticos (íleo paralítico), con una


dilatación más evidente de la luz digestiva anterior a
la obstrucción. En los casos de íleo paralítico funcio­
nal que puede ser apreciado en pacientes con dolor
abdominal (derivados de un proceso gastroentérico o
no), necrosis o trombosis mesentérica, secundario a Figura 6.91
la administración de determinados fármacos o en la Obstrucción digestiva. Teckel d e 4 años. (6.90) Dilatación anor­
exploración de pacientes posquirúrgicos, la disten­ m al del segm ento intestinal an teriora la obstrucción con presen­
sión de las asas intestinales se presenta de forma más cia d e patrón líquido en su luz (6.91). Visualización del cuerpo
generalizada y su diámetro suele ser menos acusada, extraño situado en prim era porción de yeyuno que se caracteriza
p or una superficie altam ente reflectante (de 26 mm d e diám etro)
al igual que en el íleo obstructivo más crónico los mo­ con form ación de som bra acústica posterior.
vimientos peristálticos suelen estar ausentes.
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Figura 6.77
Patsikas MN, Jakovljevic S, Moustardas N, Papazoglou LG, Kazakos
Obstrucción digestiva p or cuerpo extraño intestinal. Corte lon­
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i EcogFfl^digestiuaH 207
C T
H e rn á n F o m in a y a G arcía

Equipamiento: ca (aumentando el volumen de líquido en estómago


mediante sondaje) también es estudiada aunque no
Perros: en aquellos pacientes de más de 15 kilos produce una mejora significativa en la calidad de las
las sondas de .frecuencia media (5 -7,5 MHZ) pueden imágenes obtenidas.
presentarse como la opción más adecuada para el La presencia de gas o de bario en el tracto gastroin­
estudio ecográfico del páncreas, principalmente del testinal producirá grandes interferencias (debido a su
cuerpo y lóbulo izquierdo; el lóbulo derecho, situado gran reflectividad) que dificultarán la identificación
más superficialmente, puede ser explorado con son­ del páncreas. Así, las exploraciones ecográficas de­
das de mayor frecuencia. En pacientes de menor peso berían realizarse siempre antes de cualquier procedi­
la exploración con sondas de alta frecuencia (10 MHz) miento que produzca un aumento del volumen de aire
puede presentarse como la opción más adecuada de­ en el tubo digestivo (libro endo seo pia) y antes también
bido a la mejor resolución de estas. Aquellos pacien­ de los estudios que requieran contraste de bario.
tes que presenten dolor abdominal tolerarán mejor La preparación del paciente incluye la depilación de
las sondas microconvexas (con las que hay que rea­ todo el abdomen ventral, hasta el apéndice xifoides. Se
lizar presiones más suaves), debiéndose alternar con recomienda depilar también el área correspondiente
diferentes sondas para completar el estudio. a los tres últimos espacios intercostales derechos.
Gatos: en esta especie, los transductores lineales de
alta frecuencia proporcionarán las imágenes más ade­ Técnica de exploración
cuadas para el estudio de esta viscera.
El examen se inicia con el paciente en decúbito
Preparativos dorsal aunque la exploración se realiza en decúbito
lateral izquierdo con una aproximación por el flanco
El ayuno previo se considera un requisito impres­ derecho y en decúbito lateral derecho con aproxima­
cindible para el estudio adecuado del páncreas ya que ción por el mismo lado también están indicadas. Los
la presencia de un estómago con contenido alimenti­ cambios en la posición del paciente intentan conse­
cio abundante impedirá la correcta visualización del
guir un desplazamiento del gas incluido en las asas in­
lóbulo izquierdo y cuerpo pancreáticos. En aquellos testinales y estómago, proporcionando así una venta­
pacientes que debido al ayuno previo presenten un na acústica adecuada. La manipulación del abdomen
estómago con menor volumen facilitarán la manipu­ también debe ser correcta, la presión que se realice
lación del abdomen craneal al ecografista, debiéndo­ con el transductor debe ser en todo momento progre­
se hacer entonces manipulaciones menos incómodas
siva, no brusca, evitando en lo posible producir dolor
y mejor toleradas. La visualización del lóbulo derecho al paciente que se traducirá en un abdomen poco ma-
del páncreas está menos condicionada por la presen­ nipulable (abdomen en tabla) y en un paciente poco
cia de alimento en el tubo digestivo.
colaborador, en algunas ocasiones la sedación del
Muchos pacientes con patología pancreática presen­ paciente estará indicada. Comenzando el examen en
tarán un dolor agudo en abdomen craneal y por tanto
el abdomen caudal con una presión muy tenue con
presentarán una defensa abdominal marcada que pue­ el transductor se intenta conseguir que el animal se
de impedir la exploración adecuada del páncreas, es
relaje, continuando el estudio del abdomen lateral iz­
en estos casos en los que la sedación se requerirá como quierdo y finalmente completarlo con la exploración
imprescindible para poder realizar un estudio ecográ­
del abdomen craneal derecho, siempre ejerciendo
fico pormenorizado de la totalidad del páncreas.
una presión progresiva, con movimientos suaves, po­
Están descritas en la literatura técnicas complementa­ drá obtenerse una mejor colaboración del paciente.
rias que intentan favorecer la visualización ecográfica
Para el estudio anatómico del páncreas este se divide
del páncreas: la ecografía hidroperitoneal (inyección
en tres porciones: lóbulos derecho e izquierdo y cuer­
de suero atemperado en paracondrio derecho) para
po pancreáticos.
aumentar la definición del páncreas no es utilizada
de forma rutinaria en gran medida debido a la m ejo­ -i- El lóbulo derecho toma como principal referencia
ra técnica de los ecógrafos de última generación que anatómica al duodeno descendente, encontrándo­
nos proporcionan imágenes más contrastadas y de se este en el abdomen craneal derecho más lateral.
mejor definición. La técnica de ecografía hidrogástri- En la porción dorsal o dorsomedial del duodeno
descendente puede explorarse la porción que co­ -i- El cuerpo pancreático discurre inmediatamente
rresponde al lóbulo pancreático derecho; la vena ventral a la vena porta, separa los dos lóbulos pan­
pancreaticoduodenal lo recorre de forma longi­ creáticos. También se relaciona con la flexura duo­
tudinal con un recorrido típicamente sinuoso. Su denal craneal y el píloro. Esta porción del páncreas
cara dorsal se relaciona con la superficie visceral es más difícil de evaluar en pacientes sanos debido
del lóbulo caudado del hígado y, caudalmente a a la mayor presencia de gas y la profundidad a la
éste, con la superficie ventral del riñón derecho. que se sitúa, la manipulación con el transductor
Continuando cranealmente se relaciona con la deberá ser más firme para poder alcanzar la zona
flexura duodenal craneal donde se continúa con anatómica y desplazar las estructuras que presen­
el cuerpo del páncreas. Medialmente se relaciona ten gas que se interpongan entre el transductor y
con la vena porta y colon ascendente. En algunos el cuerpo pancreático.
perros puede identificarse el conducto pancreáti­ -$■ El lóbulo pancreático izquierdo discurre desde
co en este lóbulo que podrá diferenciarse de las el canal del píloro situándose inmediatamente
estructuras vasculares mediante el modo Doppler. caudal a la curvatura mayor del estómago. En un
Para identificarlo ecográficamente se obtiene un corte longitudinal del paciente, debe estudiarse el
corte transversal del duodeno descendente, en su espacio comprendido entre la curvatura mayor del
aspecto ventro medial se identificará el páncreas estómago y el colon transverso, prolongándose el
como una estructura triangular iso o moderada­ recorrido con el transductor hasta el polo craneal
mente hipoecogénica respecto a la grasa circun­ del riñón izquierdo. Otra marca anatómica válida
dante, la vena pancreaticoduodenal deberá tam­ es la vena esplénica, que discurre caudodorsal al
bién ser identificada, posteriormente se realiza un lóbulo izquierdo del páncreas. En la especie felina
giro de 90° para obtener un corte sagital del lóbulo este lóbulo es de mayor volumen y se encuentra
derecho. recorrido longitudinalmente por el conducto pan­
creático que presenta un recorrido más rectilíneo.
Puede realizarse un corte sagital de este lóbulo
más fácilmente en la especie felina, rotando el
transductor 90° y obteniendo un eje corto del pa
cíente. En ocasiones, y dependiendo del grado de
repleción del estómago, será preciso realizar una
mayor presión con el transductor cuándo éste se
posiciona sobre la curvatura mayor del estómago,
con esta manipulación se conseguirá el desplaza
miento ventro caudal del colon transverso y una
ventana acústica adecuada para la visualización
del lóbulo pancreático izquierdo.
En la especie felina el cuerpo pancreático está situa­
do más cerca de la línea media (así como también lo
está el antro pilórico). El lóbulo pancreático derecho
es más fino que el izquierdo y, por lo tanto, y al con­
trario que en el perro, más difícil de valorar. El lóbulo
pancreático izquierdo, más sencillo de identificar que
el derecho, está más desplazado hacia la izquierda
que en el perro, llegando a contactar en casi todos los
casos con el polo craneal del riñón izquierdo y se en­
cuentra recorrido por el conducto pancreático. Este
conducto se une al conducto biliar común y desem­
bocan conjuntamente en la papila duodenal mayor,
que se localiza en la pared dorsal del duodeno, a unos
3 centímetros del píloro. En el 20% de los gatos existe
Cir/ífinn 7.1
un segundo conducto, el conducto accesorio, que ter­
La exploración com pleta del páncreas d ebe d e realizarse atendien - mina en la papila duodenal menor, situada a unos 2
do a las guías anatóm icas que lo delim itan: cau dal a la curvatura centímetros caudal ala mayor (Etue SM y col. 2001).
mayor del estómago se localizará el lóbulo izquierdo, continuan­
do el antro pilórico el cuerpo pancreático y en el aspecto dorsome- Imagen ecográfica normal
dial del duodeno descendente el lóbulo derecho. Su exploración en
corte transversal perm itirá una visualización m ás adecu ada en
El patrón ecográfico normal del páncreas presenta
condiciones normales.
una ecogenicidad moderadamente inferior a la grasa

^tla^d^ecograffajclírfica^abdorTÚna^r^e^ueñas^ammam^ 3
del meso que la rodea, estableciéndose su ecogenici- al enmascarar algunas alteraciones. Asimismo, cuan­
dad similar a la del parénquima hepático e hipoecoica do se utilizan sondas multifrecuencia, el observador
respecto al parénquima esplénico (Boroffka SA y col. deberá tener presentes que las frecuencias más altas
1998], La dificultad de la visualización de la glándula que permitan el transductor proporcionarán imáge­
se debe precisamente a la difícil diferenciación de la nes más adecuadas cuando el páncreas se sitúe en los
grasa circundante, su forma irregular y su cápsula mal campos más proximales al transductor.
definida. Debe señalarse que debido a la mejora técni­ Se identifica como una estructura delgada moderada­
ca de los equipos de ecografía y a la mayor utilización mente hipoecoica que discurre dorsal (o dorsomedial)
de transductores de frecuencias altas se ha consegui­ al duodeno descendente, ventral a la vena porta y cau­
do una mejor estandarización y diferenciación del dal a la curvatura mayor del estómago, el ecografista,
páncreas fisiológico tanto en el perro como en el gato deberá en algunos casos evaluar exhaustivamente la
(Saunders HM 1991). denominada “área pancreática’' sin identificar en su
Se recomienda evitar el uso de ganancias altas al exa­ totalidad toda la anatomía pancreática (figs. 7.1-7.7).
minar el páncreas (error frecuente en ecografistas no­ Se debe considerar como una guía anatómica funda­
veles), ya que la reflectividad aumentada en esta región mental la vena pancreaticoduodenal que recorre el
puede conducirnos a resultados falsamente negativos páncreas en un sentido longitudinal en su lóbulo de-

Gráfico 7.2
I aludo izt/uierdo dr! pancreas
en /ni ¡ierro. Corre longitudi­
n a l riel paciente (l’a ) en vi t/ue
se observa e l cuerpo de! esto­
m ago { i !. ¡d u r e este (atrrntura
mayor, n el colon transverso n
ir! se sitúa el lóbulo izquierdo
pancreático. Darsalmeute se
localiza la reirá esplenica l
b). Sam bia aciistica (SAi.

Gráfico 7.3
iiib t ilo d e r e c h o d e l ¡hiñerais
C orn a b l l a t o d e ! p a c ie n t e en
a b d o m e n c r á n e o ! d e r e c h o , l-n
e l a s p e c t o d o r s o ! d e l d tm d en ft
s e o b s e r v a u n c a r ie trctnsven.nl
d e l lo P u lo d e r e c h o d e ! f Minervas
il'a K Se o b s e r v a d o r s a ln n tile el
ptnV m pthna h ep á tico CH>. P a­
p ila d u o d e n a l (l'üt.

I USI
Páncreas 211
Gráfico 7.4
Papila duodenal Detalle eco-
gráfico de Itl papila duodenal
(PD) obteniendo un corte lon­
gitudinal del duodeno próxi­
mal, se aprecia una inietrntp-
ción en la serosa y subrmtcosa
del aspecto dorsal del duodeno
donde se introduce el conducto
pancreático y biliar. Páncreas
(Pal. Duodeno (DI.

Gráfico 7.5

Lóbulo izquierdo del páncreas


en un gato de 7 anos. Corte
longitudinal del lóbulo iz­
quierdo obtenido en un corte
transversal del paciente ín
mediatamente caudal al bor­
de posterior del estómago. El
conducto pancreático tí P) se
observa como un trayecto arte-
coico que recorre longitudinal­
mente el pan aeas (Pal

Gráfico 7.6
Ltibtdo izquierdo del páncreas
en un gato de 14 años. El lóbu
la pancreático (Pa) presenta
un contorno más irregular. La
vena esplénica l VE) se localiza
en sti aspecto dorsal.
/Z.

PANCRj

* v^,
T v -

D is i 0 ,9 1 c m

Figura 7.1 Figura 7.3

Lóbulo rlerecho pancreático normal. Corte longitudinal del lóbu­ Corte transversal del duodeno descendente e identificación de la
lo pancreático obtenido con sonda lineal (CHBMhz). En la im a­ vena pancreaticoduodenal como marca anatómica para la loca­
gen se observa el duodeno descendente y en su aspecto ventral el lización del páncreas (en su aspecto dorsal). El segmento intesti­
lóbulo pancreático izquierdo con un patrón característico, en su nal situado medialmente v conteniendo gas corresponde con el
porción más craneal se identifica la vena pancreaticoduodenal. colon ascendente.

Figura 7.4

Figura 7.2 Corte transversal del lóbulo pancreático derecho en un paciente


con derrame abdominal. La presencia de líquido libre abdominal
Lóbulo derecho pancreático norma I. Corte transversal en el que se de patrón anecoico favorece la vistialización del páncreas y su re­
aprecia su relación con el duodeno, situándose este en el aspecto lación anatómica respecto al duodeno descendente (también en
lateral al páncreas. La vena pancreaticoelubdenal recorre el lóbu­ un corte transversal. La ecogenicidad del páncreas se establece si­
lo en su porción más central. milar a la del parénquima hepático en muchos pacientes sanos.

K Páncreas 213
F igura 7.5 F igura 7.6

Corte transversal del lóbulo izquierdo pancreático. Las relaciones anatómicas son identificadas en la imagen: cranealmente se sitúa el
estómago (curvatura mayor), caudalmente el colon transverso)'dorsalmente se identifica la vena esplénica próxima a su inserción en el
tronco portal. (7.5) Corte en eje longitudinal del paciente a nivel de la línea media. (7.6) Corte similar al anterior desplazando el trans­
ductor levemente hacia el aspecto lateral derecho del paciente.

recho, su visualización indica la inclusión del lóbulo


pancreático en el plano ecotomográñco. La vena pan­
creaticoduodenal junto con la gastroepiploica forma­
rán la vena gastroduodenal que se inserta en el tronco
portal por su aspecto derecho. En múltiples ocasio­
nes la primera referencia se encuentra en el duodeno
descendente que se identifica como un asa intestinal
de mayor calibre (que generalmente supera los 5 mi­
límetros de grosor de pared) que suele incluir canti­
dad moderada de gas intraluminal y que se sitúa en
un eje longitudinal en el flanco derecho del paciente
(frecuentemente es el asa intestinal más lateral), una
vez identificado, se debe confirmar su identificación
intentando prolongar cranealmente el asa intestinal
con la flexura duodenal craneal (situada a nivel de ios
3 últimos espacios intercostales). La referencia funda­
mental para identificar el lóbulo derecho es la curva­
tura mayor del estómago, la presión con el transductor
en este punto conseguirá en aquellos pacientes que
no se ha identificado el colon transverso desplazarlo
en sentido caudoventral situándose claramente en la
posición caudal a la curvatura mayor del estómago. La
vena esplénica discurre caudodorsal al lóbulo derecho
y ayuda a su localización (figs. 7.1-7.7).
El conducto pancreático del gato se visualiza más fá­
cilmente como un conducto anecoico con un recorri­
do rectilíneo, discurriendo a través del lóbulo izquier-

214 ¿tlas^^^o^rafí^ynic^hdamlna^r^eguenos^nimales 1
do, su diámetro tiene un rango de 0,5 a 2,5 milímetros, laboratorios, clínicas y estudio de imagen, el que esta­
presentando un mayor diámetro en gatos de edad blezca los posibles diagnósticos y defina métodos de
avanzada. La papila duodenal se localiza en el duo­ diagnóstico definitivo, entre los que se deberá incluir
deno proximal, en su pared dorsal, como un pequeño la punción ecoguiada de las lesiones evidenciadas.
foco hipoecogénico que puede medir hasta 5 mm de Las patologías pancreáticas estudiadas ecográfica-
diámetro que interrumpe la capa serosa para alcanzar mente se incluyen en lesiones de tipo inflamatorio
la luz intestinal (figs. 7,8-7.10). (pancreatitis agudas o crónicas), lesiones de origen
Se ha descrito, en ambas especies, la presencia en al­ neoplásico, hiperplasia nodular benigna y lesiones
gunos pacientes de un aumento difuso de la ecogeni- cavitarias (abscesos o lesiones quísticas).
cidad del páncreas sin un cambio significativo de su
volumen, sin corresponderse con ninguna alteración Pancreatitis
analítica ni presencia de signos clínicos. Esta imagen Las lesiones pancreáticas agudas pueden pasar
aún no siendo significativa de patología pancreática desapercibidas en su primer estadio pudiendo bajar
debe ser reflejada en el estudio y descripción ecográ- la sensibilidad de la técnica ecográfica en su diag­
fica (figs. 7.11-7.12). nóstico entorno al 68% (Hess y col., 1998), es por ello
Patologías pancreáticas que un examen seriado de estos pacientes (tras 24-48
horas) puede ser definitivo para la obtención de un
Los hallazgos ecográficos referentes al páncreas diagnóstico más aproximado. El hallazgo ecográfico
deben siempre ser contrastados clínicamente. La pre­ predominante es un aumento de moderado a severo
sencia de múltiples lesiones pancreáticas (tanto di­ del volumen pancreático asociado a una disminución
fusas como focales) pueden ser considerados como difusa de la ecogenicidad de la glándula debido a los
hallazgos patológicos, simplemente ser el reflejo de procesos de edema y necrosis, estos procesos produ­
lesiones asintomáticas (hiperplasia nodular o secuela cirán una mejor definición del páncreas al contrastar
de algún proceso antiguo) o incluso cambios fisiológi­ más nítidamente de la grasa circundante (Hess RS y
cos en pacientes de edad más avanzada (Larson MM col. 1998) (figs. 7.13-7.15). Generalmente en losproce-
y col. 2005). Es por ello que la ecografía pancreática sos más agudos se podrá evidenciar uno de los princi­
es un método de diagnóstico por imagen adecuado, pales signos asociados: la presencia de dolor a la ex­
sensible, pero altamente inespecífico, será el clínico, ploración y presión con el transductor en el abdomen
al recoger los datos procedentes de las evidencias de craneal (ecopalpación) (MaierW 1990).

\
Dist 1: 0.92c/ V D ist1:l.07cm
V Dist 2: 0.1r Dist 2: 0.34''
Figura 7.8 Figura 7.9
Corte longitudinal (7.8) y transversal (7.9) del lóbulo izquierdo del páncreas normal en un gato Común F.umpeo de 13 años. En el corte
longitudinal se identifica claramente los límites del páncreas (entre cursores I) y el conducto pancreático (entre cursores 2) que lo recorre
longitudinalmente.

Páncreas 215
W.
Dist 0.58cm
Figura 7.10
Corte longitudinal del lóbulo derecho del páncreas normal en
un gato Siamés de 4 años. Entre los cursores se delimita el lóbulo
pancreático que presenta una ecogenicidad similar al tejido que
lo rodea y que puede dificultar en ocasiones su diferenciación.

El estudio de los procesos inflamatorios del páncreas


suele asociarse a otros hallazgos ecográficos que pue­
den ayudar a un mejor diagnóstico, entre estos deben
de incluirse:
^ presencia de una pequeña cantidad de líquido li­
; bre en el paracondrio derecho (fig. 7.16).
❖ evidencia de una reacción de la grasa peripancreá-
tica que se define como una peritonitis focal con
saponificación de la grasa (autodigestión por la li
beración de enzimas pancreáticas) {figs. 7.17-7.19).
❖ inflamación de la pared duodenal, con un aumen­
to del grosor de la pared que puede adquirir un
contorno fruncido así como una disminución del
peristaltismo en la porción del duodeno proximal,
D is t 1 .2 4 c m
la fluctuación del líquido contenido en la luz del
duodeno que incluye pequeñas partículas en sus­
Figura 7.11 pensión más ecogénicas es debida en estos casos a
Aumento de ecogenicidad difusa del páncreas en un perro Yorks­ la presión ejercida con el transductor y no a movi­
hire de 11 años con analítica dentro de normalidad y sin signos mientos peristálticos digestivos (figs. 7.20-7.23).
clínicos. El aumento de densidad pancreática se ha descrito en ❖ imagen de gastritis, con inflamación y aumento del
pacientes sin patología pancreática, más frecuentemente en eda­
des avanzadas. grosor de la pared gástrica y un acumulo de líquido
en el fundus gástrico.
(continúa en la pág, 220)
216 fìtlas de ecografia clínica abdominal en pequeños animales

Figura7.l3 Figura 7.14

Pancreatitis aguda con linfoadenopatia pancreatoduodenal asociada. (7.131 Aumento del volunten pancreático, lóbulo derecho, que se
visufdiza en el aspecto dorsomedial del duodeno, que presenta un patrón homogéneo, hipoecoico, con reacción peritoneal asociatla peri­
férica. (7.14) Linfonodo pancreatoduodenal reactivo, situado próximo a ¡a flexura craneal del duodeno.

PANCRj
Figura 7.16
Figura 7.15
Pancreatitis aguda en un perro Samoyedo de 8 años, ¡unto al au­
Pancreatitis aguda en un perro Mestizo de fí años. Sonograma mento de ecogenicidad peripancreálica y el aumento de volumen
longitudinal del lóbulo derecho pancreático aumentado de volu­ y dismin ación de ecogen icidad pancreáticas se evidencian peque­
men, borde irregular y reacción peritoneo! evidente con aumento ñas colecciones de liquido en la proximidad del duodeno, situado
de ecogenicidad de la grasa. más lateralmente.

C Páncreas 217
Pancreatitis aguda. Obsérvese en los tres pacientes un aumento
marcado de la ecogenicidad de la grasa peripancreática que nu­
men ta el con traste en tre el tejido pancreático inflamado y su pe­
riferia. La reacción peritoneal asociada a la saponificación de la
grasa provocan el incremento de su ecogenicidad.
Figura 7.20 Figura 7.22

Figura 7.21

Figura 7.23

Cambios en el duodeno descendente asociados a pancreatitis. (7.20) Hl patrón fruncido del segmento intestinal asociado a la pérdida de
inutilidad del segmento intestinal son signos frecuentes asociados a este proceso. (7.21,22 y 23) La peritonitis focal asociada y la inflama­
ción crón tea de la pared duodenal pueden asociarse a la pérdida de diferenciación de las diferentes capas intestinales y a la presencia de
pequeñas cantidades de fluido en la luz de este tramo intestinal.

K Páncreas 219
❖ la evaluación de las vías biliares extrahepáticas en fibrosis y cicatrización); en muchos de estos pacientes
ocasiones revela una dilatación del conducto biliar los hallazgos de laboratorios y signos clínicos del pa­
común, colecistitis secundaría u obstrucción biliar ciente no se corresponden con la imagen ecográfica
extrahepática (con dilatación de la vesícula biliar, descrita (Steiner JM 2000) (figs, 7.29-7.33).
conducto cístico y conducto biliar común) (Akol En el gato, aunque los hallazgos ecográficos referidos
KgycoL 1993) (figs. 7.24-7.26). son similares a los expuestos con anterioridad, los sig­
> la exploración mediante modo Doppler color o nos ecográficos no son tan evidenciables. En nume­
potenciado puede manifestar la existencia de una rosos casos, el único hallazgo ecográfico en los gatos
hipervascularización asociada (fig. 7.27). con pancreatitis es un moderado descenso de la eco-
genicidad pancreática con presencia de múltiples y
En aquellos pacientes con lesiones que corresponden
pequeños focos ecogénicos. En ocasiones, la pancrea­
a pancreatitis hemorrágicas o necrotizantes pueden
titis felina se asocia con derrame peritoneal moderado
aparecer lesiones más evolucionadas, de mayor volu­
y presencia de íleo funcional, la afectación de las vías
men y patrón heterogéneo, siendo estos casos en los
biliares es menos constante. Se ha descrito como un
que será imposible establecer una diferenciación cla­
hallazgo secundario en pacientes con esteatosis he­
ra con otros procesos de origen neoplásico (fig. 7.28).
pática. Estudios realizados sitúan la sensibilidad de la
La inflamación prolongada de la glándula o la recidi­
va de varios procesos agudos producirán la aparición ecografía en la detección de pancreatitis felina entre
de una pancreatitis crónica que coincide en múltiples un 11 y 67% (Gerhardt y col., 2001) (figs. 7.34-7.36).
ocasiones con la aparición de un patrón más hetero­ Tumores pancreáticos
géneo en el que se suelen mezclar las zonas de infla­
mación (hipoecoicas) con áreas de fibrosis o minerali- Los tumores pancreáticos exocrinos son raros en
zación (ecogénicas) en general junto a lesiones de tipo pequeños animales (y suelen afectar a animales de
quístico que confieren a todo el páncreas un aspecto edad más avanzada), siendo el adenocarcinoma el de
muy irregular y evolucionado, con un contorno irre­ presentación más frecuente. Los signos clínicos y de
gular debido a la retracción del parénquima (áreas de laboratorios no son específicos. Aparecen ecográfica-

Figura 7.24 Figura 7.25

imagen de tina obstrucción biliar asociada a tata pancreatitis crónica en un gato Común Europeo de 3 años. (7.24) La dilatación del con­
ducto cístico y conducto biliar común se observan en la imagen como un conducto anecoico de recorrido tortuoso. (7.25) visualizado!! del
cuerpo pancreático del paciente, se observan una sección del conducto biliar dilatado próximo a la vena porta.

220 ^lla^^cograH^líni^ahdomina^ei^gejueno^anifiiale^ 1
>

Figura 7.26 Figttra 7.28

Dilatación del conducta biliar en un paciente con una pancrea­ Pancreatitis necrotizanie en un perro Mestizo de 10 años. Corte
titis aguda, se evidencia en conducto biliar dilatado (lOmrn)ysu transversal del lóbulo izquierdo del páncreas situado caudal­
relación con la vena porta. Ventralmente se sitúa el antro pilárico mente al cuerpo del estómago. El aumento marcado del volumen
parcialmente colapsado, en su aspecto caudal se observa el lóbu­ pancreático se asocia a una disminución evidente de su ecogeni-
lo izquierdo pancreático de patrón hipoecoico, mal definido, con cidad. El estudio histopatológico confirmó la lesión.
reacción perifoneal circundante.

mente como nodulos o masas de tamaño y ecogenici-


dad variables (Lamb y col., 1995). Se puede encontrar,
además, un aumento de tamaño del páncreas, líquido
libre abdominal y signos de obstrucción biliar extra­
hepática (figs. 7.37-7.38). No podrán diferenciarse de
la pancreatitis únicamente basándose en los hallazgos
ecográficos. Siempre deberán considerarse la edad del
animal, historia clínica, los signos clínicos y las prue­
bas de laboratorio. La pancreatitis, cuando es tratada
adecuadamente, tiende a resolverse en los exámenes
consecutivos, mientras que la neoplasia presentará
una evolución desfavorable. Si hay sospecha de neo­
plasia pancreática, se deberá examinar al paciente en
Figura 7.27
busca de signos de linfadenopatía y metástasis en los
órganos abdominales (principalmente en el hígado) o
Exploración en modo Doppler Potenciado del lóbulo pancreático
derecho en un paciente Dogo Alemán de 1i años con una pan­
en el peritoneo (carcinomatosis), la afectación de un
creatitis crónica. Se evidencia ana hipervascularización del pán­ segmento intestinal (duodeno) y estómago también
creas, con aumento de señal debido a la congestión de la viscera. está descrita. La aspiración ecoguiada con aguja fina
Se observan dos pequeñas lesiones circulares anecoicas compati­
para estudio citológico o la biopsia pueden ser nece­
bles con estructuras quísticas i microabscesospancreáticos.
sarias (figs. 7,39-7.49).
{continúa en la p ág . 228)

I Páncreas 221
. PANCRj

Figura 7.31
Pancreatitis crónica en un perro Mestizo de 15 años con presencia
de múltiples focos de rnineralización que se diseminan por todo
el parénquima.

Figura 7.30

Pancreatitis crónica en das pacientes. (7.29) Alaska Malamute de


11 años. El patrón heterogéneo del parénquima asociado a itn an
mentó marcado de su volumen y reacción perüoneal se aprecian
en este paciente can historia previa de pancreatitis aguda recidi­
vante. (7.30) Yorkshire de 9 años con lesión pancreática croniflca-
da, la imagen corresponde a lina reagudización del cuadro. Corte
longitudinal del lóbulo derecho.

222 Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales 1


Pancreatitis crónica en un perro Labrador de 9 años. El seguimiento ecográflco del paciente diagnosticado de pancreatitis aguda evolu
d on ó a la mineralización de la glándula. La superficie ecogénica que produce una sombra acústica limpia corresponde eon la minerali
zación del lóbulo izquierdo del páncreas (7.32) Cortes longitudinal y (7.33) transversal del lóbulo pancreático izquierdo.

Pancreatitis aguda en un gato Común Europeo de 6 años. Un aumento marcado del volumen pancreático es observado en este paciente,
que presenta una disminución marcado de su ecogenicidad asociada a una reacción peritoneal moderada. (7.34) Corte transversal del
lóbulo pancreático izquierdo. (7.35) Corte longitudinal del cuerpo y lóbulo derecho. En posición más distal de sonograma se observa una
porción del parénquima hepático que presenta un aumento de su ecogenicidad compatible con una esteatosis hepática. La vena portase
identifica en una sección transversal.

Páncreas m
Figura 7.36

Pancreatitis felina. En este paciente se observa un páncreas irre­


gular (sección transversal riel lóbulo izquierdo), con un patrón
moderadamente heterogéneo y grasa hiperreflectiva (entre los
cursores). El paciente, Común Europeo de 8 años, presentaba una
historia crónica de inflamación pancreática.

Figura 7.38

Carcinoma pancreático y obstrucción biliar secundaria en un


paciente West Highland de 11 años. (7.37) Entre los cursores se
localiza el lóbulo derecha del páncreas, aumentado de volumen
e hipoecoico. (7.38) Distensión patológica de la vesícula biliar de­
bido a la obstrucción secundaria a la estenosis del conducto biliar
debido a la extensión del proceso neopldsico.

224 jñllas^e_eca^affa^llmc^abdominalenj¿£Lenos ammale^ 1


Carcinoma pancreático en un perro Mestizo de 14 años. Una
masa muy voluminosa situada caudal a la curvatura mayor del
estómago se localiza en el paciente (entre los cursores), con un
patrón marcadamente heterogéneo. La citología obtenida por as­
piración de aguja fina no fue concluyente, siendo posteriormente
el estudio histopatológico tras la necropsia del paciente la que
confirmó el diagnóstico.

Fignra7.40 Figura 7.42

PANCR Carcinoma metastásico pancreático secundario a un hepatocar-


cinomq. (7.40) El lóbulo izquierdo del páncreas no presentaba un
aumento significativo del volumen aunque si un patrón modera­
damente heterogéneo y dilatación del conducto pancreático, una
mineralización más dorsal producía una sombra acústica muy
mateada, el estudio histopatológico confirmó un carcinoma me­
tastásico pancreático y carcinomatosis peritoneal. (7.41) FJ lóbulo
derecho del páncreas presentaba tm nodulo delimitado hipoecoi-
- co de 15 mm de diámetro que desplazaba el duodeno descendente
y que corresponde con el foco metastásico. (7.42) Son ograma del
parénquima hepático del paciente que presenta una desestmetu-
ración y efecto masa, y que corresponde a un carcinoma hepático
primario.

D is t 1.51 cm

Figura 7.41

c Páncreas 225
E E Z ñtlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales 3

Figura 7.48

Carcinoma pancreático con metástasis en linfonodas regionales


e hígado. Cocker Spaniel de 13 años. (7.46) Masa pancreática de
3¡ mm de diámetro y patrón heterogéneo localizada en el lóbu­
lo derecho del páncreas. (7.47) Linfonodo pancreatoduodenal
afectado, presenta un aumento moderado de su volumen y un
patrón hipoecoico difuso, proximalmente se localiza el duode­
no descendente. (7.48) Sonograma hepático en el que se observa
la desestntcturación del parénepiima que presentan un patrón,
multinodular con pequeñas áreas de mineralización. El estudio
anatomopatológico concluyó el diagnóstico.

Figura 7.47

Carcinoma pancreático en un perro mestizo de 14 años. Se ob ­


serva una masa próxima al cuerpo del páncreas despinzando el
duodeno próxima!, esta masa presentaba en su interior un foco
más hipoecoico de patrón sólido. La punción y aspiración con
aguja fina (22g) estableció el diagnóstico.

Figitra 7.49

I Páncreas 127
El insulinoma es el tumor endocrino más frecuen­ fico del páncreas podrá evidenciar nodulos aislados
te que afecta al páncreas. Niveles de insulina sérica generalmente de un diámetro inferior a 2 cm, en oca
elevados asociados a hipoglucemias mantenidas son siones muy difíciles de diferenciar del parénquima
signos evidentes de esta patología. El estudio ecográ- que lo rodea. La alta probabilidad de metástasis de
estas neoplasias hace que la ecografía pueda eviden­
ciar afectación secundaria en otras visceras (hígado,
linfonodos regionales) (figs. 7.50-7.53). Hay descritos
otras neoplasias endocrinas menos frecuentes (glu-
cagonomas, gastrónomas) cuya caracterización eco-
gráfica no está definida.
La evidencia de nodulos pancreáticos ha aumentado
su incidencia en los últimos años, esto es debido la
mejora de los equipos ecográficos, a la disponibili­
dad de sondas de mayor frecuencia y definición y la
mayor experiencia y habilidad de los ecografistas, no
debiéndose concluir únicamente con la imagen eco-
gráfica la existencia de un proceso neoplásico pan­
creático (Hecht S y col. 2007).

Figura 7.52
Insulinoma pancreático en una perra Mestiza de 30 Kg de i) años.
Una masa voluminosa (3,9 cm) situada caudal al cuerpo del es­
tómago con un patrón hipoecoico estableció el diagnóstico pre­
suntivo (fue fu e confirmado tras el estudio histopatológico de la
lesión.

228 Atlas de ecogidffa clínica abdominal en oequeflosTnimales


nódulos suelen presentarse bien delimitados, en oca­
siones deforman la superficie de la glándula, suelen
adquirir predominantemente un patrón hipoecoico
sin refuerzo posterior. Su patrón ecográfico es indis­
tinguible de otros procesos (entre los que se debe in­
cluir los procesos neoplásicos), por lo que se deberá
establecer el adecuado plan diagnóstico (figs. 7.54­
7.55). Las citologías pancreáticas pueden realizarse
con agujas espinales de 20-22g, observando siempre
evitar dañar el tejido glandular sano.

Otras alteraciones focales pancreáticas


Están descritas, asociadas o no a otras lesiones
pancreáticas, alteraciones focales de tipo cavitario,
estas son: quistes, seudoquistes, abscesos pancreáti­
cos.
En algunas ocasiones puede evidenciarse la presen­
cia de quistes pancreáticos, su patrón anecoico de
paredes finas y morfología redondeada los identifica,
generalmente no superan los pocos centímetros de
diámetro y su localización dentro del páncreas es va­
riable, generalmente se asocian a procesos inflama­
torios y corresponden a quistes de retención en el que
se suelen identificar enzimas pancreáticas (figs. 7.56­
7.60). Los seudoquistes pancreáticos normalmente
se asocian también a procesos pancreáticos cronifi-
cados y aunque la lesión es fácilmente identificable
en muchas ocasiones debido al volumen que adquie­
ren son difíciles de vincular al páncreas, se deberán
Hiperplasia nodular benigna identificar otras lesiones pancreáticas que confirmen
una patología primaria que se relacionen con el seu-
La hiperplasia nodular benigna ha sido descrita
doquiste (figs. 7.61-7.63). Los abscesos pancreáticos
como uno de los hallazgos más frecuentes en perros aún en muchos casos no diferenciables de las otras
de edad avanzada (Newman SI y col. 2005). En un es­ lesiones quísticas por su patrón ecográfico, sí pueden
tudio realizado sobre perros mayores se estableció presentar algunas características diferenciables: una
una incidencia de nodulos hiperplásicos pancreáti­ pared más gruesa y ecogénica, un contenido más
cos del 80,2% (Newman y col.. 2005). Aunque estos ecogénico o que presenta una línea de sedimentación

■- *y-' '
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« A

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“ 0 * . . V-
„ JT
__

Figura 7.54 Figura 7.55

Hiperplasia nodular benigna pancreática en dos perras Yorkshire de 7 y (i añas sin hallazgos analíticos ni signos clínicos patológicos,
fin it a s pacientes presentaron cambios en la consistencia del páncreas con un aumento moderado de su volumen, donde se observaban
petpteños nódulos de patrón hipoecoico. Ambas imágenes son obtenidas sobre el tabulo derecho del páncreas y muestran su relación con
el duodeno descendente.
Figura 7.56 ^ Figura 7.57 ™ ----------‘ ------- ------------—

Quistes pancreáticas en un perro Mestizo de 13 años sin hallazgos clínicos. (7.56) Lóbulo izquierdo del páncreas con presencia de peque­
ños quistes de aspecto complejo, el estómago se sitúa cranealmente. (7.57) Lóbulo derecho del páncreas del mismo paciente que presenta
también múltiples quistes que producen un refuerzo posterior, proximalmente se sitúa el duodeno.

Dist 3.4Qcm

Figura 7.58 Figura 7.59

Quistes pancreáticos en un pen o Schnauzer de 12 años sin signos clínicos. Asociado al páncreas (que se observa en la parte más proximal)
se observa una estructura quística compleja, con múltiples tabicaciones y sin signos asociados de enfermedad pancreática.

Atlas de ecografía clínica abdcminat en pequeños animales


Qtt iste pancreático simple en un gato Común Europeo de 10 años.
El páncreas (entre cursores) presenta un patrón homogéneo e hi-
poecoico. con presencia de un pequeño quiste intraparenquima-
toso de3m nt de diámetro.

Figura7.6l Figura 7.63

Seudoquiste pancreático asociado a pancreatitis crónica en un


paciente Pastor Alemán de 8 años. (8.61) Corte transversal del
quiste que presenta un contenido anecoico con pequeños ecos en
suspensión, en la porción más distal se observa el páncreas como
una estructura hipoecoica que parece incluida dentro de los lí­
mites del quiste. (8.62) Corte sagital en el que se aprecia el seudo­
quiste pancreático situado en el aspecto caudal de la curvatura
mayor del estómago. (7.63) Visualización del lóbulo derecho del
páncreas que presenta un aumento de su volumen, con un patrón
hipoecoico y reacción peritoneal circundante.

Figura 7.62

Páncreas
y un patrón multiseptado, aunque en muchas ocasio­
nes será la punción con aguja fina la que diferenciará
estas lesiones. Su identificación suele asociarse a un
pronóstico desfavorable y presentan una mortalidad
elevada. Las punciones de las lesiones cavitarias para
la obtención de muestra está establecida en los planes
diagnósticos (figs. 7.64-7.67).
La litiasis pancreática es infrecuente, aunque descrita
en la literatura en dos gatos, asociada a procesos in­
flamatorios crónicos puede producir una obstrucción
del conducto pancreático.

Figura 7.64

Absceso pancreático producido tras una pancreatitis aguda. Pe­


rro Mestizo d e 4 años. La evidencia del absceso pancreático se
realizó en una revisión a los 15 días del diagnóstico de la pan­
creatitis aguda. Se apreció un crecimiento encapsulado con un
contenido anecuico que presentaba turbulencias en su interior.
Se realizó el drenaje de la cavidad con punción ecoguiada con
aguja fina de 22G.

Figura 7.66

Abscesos pancreáticos en el lóbulo izquierdo del páncreas. Dos le­


siones encapsuladas situadas en el aspecto caudal de la curvatura
mayor del estómago fuerun identificadas en estos dos pacientes.
Ambas presentan una cápsula bien definida. La punción eco-
guiada de ambas lesiones confirmó el diagnóstico.

232 i>fitla¿idei£cografí^línJ¿^Momina^njegu£ño£miimalís 1
B ib l io g r a f ia

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E Páncreas 233
H e rn á n F o m in a y a G arcía

Equipamiento dependiente, que requiere de una experiencia y entre­


namiento elevados. Es fundamental un conocimiento
Perros: teniendo en consideración que las glándu­ anatómico exacto de la zona donde se sitúan y la rela­
las suprarrenales son dos estructuras de pequeño ta­ ción con otras estructuras abdominales. La utilización
maño y de posición más profunda en el abdomen, se de guías anatómicas, que puedan aproximarnos a las
deberá considerar en cada paciente (dependiendo de glándulas, resultará el mejor método de localización.
su peso, conformación y relajación) la utilización de Estas guías anatómicas son muy fiables y presentan
la sonda más adecuada. En aquellos pacientes en los una variación anatómica individual escasa.
que se puedan obtener sonogramas adecuados con El protocolo seguido por el autor comienza con el pa­
sondas de alta frecuencia (10-12 MHz.) estos serán los ciente en decúbito dorsal, utilizando una aproxima­
de elección. En los perros de mayor peso serán las son­ ción desde un aspecto ventral a ambas glándulas.
das de frecuencia media (5-7 MHz.) las que nos per­
mitan una visualización óptima de estas estructuras. ❖ Localización de la glándula suprarrenal izquier­
Las sondas lineales ofrecen imágenes más adecuadas da: su situación es cráneo medial al polo craneal
y deberán ser utilizadas en aquellos perros que lo to­ del riñón izquierdo, localizándose en el aspecto
leren (las presiones con el transductor deben ser más ventral (ventrolateral) del tronco de la aorta (en el
firmes debido a su mayor superficie de contacto). segmento comprendido entre la salida de la arteria
Gatos: las sondas lineales de alta frecuencia (10-12 renal izquierda y la salida de la arteria mesentéri-
MHz) serán las adecuadas para su exploración, ha­ ca craneal). Se debe obtener, en primer lugar, un
ciéndose imprescindibles para la correcta evaluación corte longitudinal del riñón izquierdo, desplazan­
de su estructura. do el transductor medialmente, localizar la salida
de la arteria renal en su aspecto medial y recorrerla
Preparativos hasta su inserción a la aorta, obtener un corte lon­
Los principales inconvenientes para la correcta gitudinal del trayecto de la aorta y progresarla en
visualización de estas estructuras se refieren a las he­ sentido craneal hasta localizar la arteria mesenté-
ces contenidas en el colon descendente (que pueden rica craneal. En el recorrido del segmento aórtico
entorpecer la correcta visualización de la glándula su­ comprendido entre estos dos vasos puede visuali­
prarrenal izquierda) y el gas contenido en el intestino zarse la glándula suprarrenal izquierda. Se identi­
delgado (especialmente en el duodeno y yeyuno), es ficará como una estructura bilobulada “acostada"
en estos casos en los que resulta especialmente inte­ sobre el aspecto ventral de la aorta. En ocasiones el
resante la relajación del paciente, con ello se podrán eje de la aorta no coincide totalmente con el eje de
realizar manipulaciones más adecuadas y un mejor la glándula, debiéndose realizar entonces una pe­
desplazamiento de las estructuras que pueden en­ queña rotación con el transductor hasta observar
torpecer su visualización y, por tanto, la obtención de el mayor eje de la glándula (apareciendo entonces
mejores ventanas acústicas para su estudio. un corte oblicuo del tronco aórtico).
La depilación del abdomen ventral deberá ser gene­ ^ Localización de la glándula suprarrenal derecha:
rosa, debiéndose observar una depilación adecuada se visualiza dorsal o dorsolateral al recorrido de la
del aspecto más lateral del abdomen ventral lo que vena cava caudal anterior a la entrada de la vena re­
permitirá un estudio más cómodo. Cuando se decida nal derecha, relacionada con el polo craneal del ri­
utilizar un abordaje lateral se deberá ampliar el área ñón derecho. Se debe localizar primeramente el ri­
de rasurado a los flancos, realizando dos ventanas la­ ñón en un corte longitudinal, desplazando medial­
terales inmediatamente ventrales a las apófisis trans­ mente el transductor siguiendo la vena renal hasta
versas de las vértebras lumbares, la ventana derecha su inserción en la vena cava, una vez visualizada la
deberá de realizarse incluyendo los dos últimos espa­ vena cava en la mayoría de los pacientes aparecerá
cios intercostales. la glándula suprarrenal derecha incluida en el sono-
grama, solo en aquellos pacientes de mayor tamaño
Técnica de exploración deberá desplzarse el transductor cranealmente.
Se debe considerar el estudio ecográfico délas glán­ En aquellos pacientes de mayor volumen, que ma­
dulas suprarrenales como una técnica manipuladora nifiesten dolor abdominal o presenten una cantidad

■ — 235
Gráfico 8.1 Gráfico 8.2
Protocolo de exploración de la adrenal izquierda: obteniendo un Protocolo de exploración de la adrenal derecha: obteniendo un
corte sagital del riñón izquierdo se desplaza el transductor en corte sagital del riñón derecho se desplaza el transductor en
sentido medial, localizando el hilio renal, recorriendo la arteria sentido medial, localizándose ia cena Cava caudal, inmediata­
renal hasta su inserción en la aorta y desplazando sobre esta el mente caudal al borde hepático, a la altura del polo craneal del
transductor en sentido craneal se alcanzará la glándula supra­ riñón se visualizará la adrenal derecha situada, dorsalmente al
rrenal izquierda. vaso.

mayor de gas o heces en tubo digestivo y por tanto no testinal van a producir el colapso de la vena cava, no
permitan la valoración de las glándulas por un aborda­ visualizándose cuando se realizan presiones modera­
je ventral, se podrá utilizar una aproximación lateral, das, por tanto, se deberán realizar presiones intermi­
posicionando el paciente en decúbito lateral derecho, tentes con el transductor que nos permitan visualizar
se obtendrá una imagen frontal del riñón izquierdo, la vena cava y confirmar su posición. Si el sonograma
siguiendo el trayecto de la arteria renal y alcanzando se centra en el aspecto craneal del riñón, se podrá ob­
la aorta se deberá hacer un barrido en sentido ventral. servar el proceso caudado hepático en su aspecto cra­
La misma técnica deberá repetirse para la evaluación neal, partiendo de esta imagen y desplazando el trans­
de la glándula derecha posicionando el transductor ductor medialmente se podrá evidenciar la vena cava
entre el penúltimo o último espacios intercostales, to­ sin colapsar en su recorrido interhepático.
mando como referencia el polo craneal del riñón y la
Imagen ecográflca normal
vena cava caudal.
Las manipulaciones y la presión realizada con el La glándula izquierda presenta una morfología
transductor se presentan decisivas para la exploración que se asemeja a un cacahuete, con una escotadura
de estas glándulas. Cuando se explora la glándula su­ central en la que se podrá evidenciar la arteria y vena
prarrenal izquierda las presiones que se realizan con frénico abdominales en el aspecto dorsal y ventral res­
el transductor van dirigidas fundamentalmente a des­ pectivamente (figs. 8.1-8.4).
plazar el colon descendente, más fácilmente manipu- La glándula suprarrenal derecha, que es más difícil
lable; la guía anatómica que se utiliza (la aorta) no se de visualizar, tiene forma de coma o lágrima, en ella
colapsa con las presiones ejercidas y por tanto siem­ también pueden visualizarse la arteria y vena frénico
pre es visible. En cambio, cuando el estudio se centra abdominales (figs. 8.4-8.7).
en ia glándula suprarrenal derecha, las presiones que Las glándulas suprarrenales presentan una ecogenici-
se realizan con el transductor para desplazar el gas in­ dad similar a la corteza renal e hipoecoica si se compara

¿36 ñtlas de ecografía clínica abdominal en pequEÑos animales


con la grasa que las rodea, con transductores de mejor (Douglass JP y col. 1997) La longitud de las glándulas
resolución se puede evidenciar en ocasiones la diferen­ suprarrenales se ha comprobado que presentan una
ciación entre la cortical y la medular (ñgs. 8.8-8.10). mayor variabilidad dependiendo del peso y tamaño
El grosor de la glándula es similar a la izquierda, utili­ de nuestros pacientes, siendo por tanto una medida
zando los mismos rangos de normalidad. La medida
menos utilizada para su estudio y estandarización.
más fiable para estandarizar la glándula es su diámetro
Las glándulas suprarrenales en el gato presentan una
ventro dorsal (grosor) (Barthez y col.. 1998), habién­
dose establecido diferentes medidas (Barthez PYYcol. situación similar al perro, ambas glándulas presentan
1995. Besso JG y col. 1997). En nuestra experiencia, el una forma ovalada y presentan un grosor de 4-4,6mm.
grosor de la glándula suprarrenal en perros jóvenes (J. Gram., 2008) (figs, 8.11-8.13). En gatos mayores se
sanos se encuentra en un rango de 3,5-5mm„ aumen­ presentan con mayor incidencia focos de calcificación
tando este rango en perros adultos sanos a 4-7,5mm {figs. 8.14-08.15).
(continúa en lapág. 243)

G rá fico 8.3

Corte sagital ile in nitrera!


izquierda. Abordaje rei Urti!'.
Localización más tipien de
Id adren a i Adì ¡msiciottada
ventralmente a! recorrido de
la aorta iibdotnina! .'.V i;, sv
abscreva más aiadn im en ie la
salida d e tu arteria renal iz
qu ierdal 1 del tronco aórtico,
¡lazo (B).

Gráfico 8.4
Corte-sagiiai de la ndrcnal
izquierda (Adi. Abordaje ven-
Ira!. Se otorini su morfnh¡¿iñ
hdohuiadii con una escoutdu
tu ren ira!. ¡’lAW.ionamientn
respecto a grandes vasos a b ­
dominales. t ha sulfílenle avila
ubif¡¡mimd ¡ Uj j. caudalmente
salida de tu arteria renal izqui­
erda i‘A n i lurtealinente stili
dus d, ir arteria o.r-rut e i i!
craneal irti r tronco celiaco
' ii.l l'eufrairnenSì se observa
el colori descendente ¡CífJ sin
contenido en su luz que )m>
duzca artefai tus y bazo fíjJ.

Gj^ria^ugrarrenales^ J it M
ta

Gráfico 11.5
Corre sagital de la adrenal
derecha. Abordaje ventral.
Posición mas típica de la tul
renal t-\d) mu respecto a la
licita ¡ni a caudal. I a glándula
suprarrenal derecha presenta
una morfología más variable
(omlcula!
y se localiza dorsal ai recorrido
de la vena cara caudal l i C),
craneal a la inserción de ia
vena renal derecha. Intestino
delgada (ID).

Gráfico 8.6
Curtesagital déla adrenal dere­
cha rettlizat¡tío una presión
alternante, con el ¡mnsductoi:
maniobra más adecuada para
obtener una remana acústica
adecuada. I ’ Se observa el
recorrido de la vena cara cau­
dal uniforme i i t ( i.

Gráfico 8.7
La presión realizada con el
transtluctor produce el colapso
de la retía cava t¡uc única-
inenie puede ser evidenciada
en los extremos donde vuelve
o recupera' <u diámetro. luffífj
ritió delgado (V)>.

236 Atlas de ecografía clínica abdominai en pequeños animnles


3
• ' f ,
i V'
■ x - -
\ * ^
^
< : ^ :

Figura 8.1

Vista sagital de la glándula suprarrenal izquierda normal en un


perro de raza Pastor Alemán de 8 años. La morfología más típica
muestra una glándula bilobulada con una escotadura central
donde se localiza la vena frenicoabdaminal. Dorsalmente a la Imagen en m odo Doppler Color de la glándula suprarrenal iz­
glándula se identifica claramente el recorrido de la aorta abdom ­ quierda, el reconocimiento de las estructuras vasculares abdom i­
inal como una estructura tubular anémica. na les ayi tdará a su localización. Dorsalmente se observa el traza­
do de la aorta abdominal (rojo) y la inserción de la arteria renal
izquierda (rojo), inmediatamente caudal se observa el recorrido
de la vena renal izquierda (azul). En la porción central de la glán­
dula se observa la vena frénico abdominal (rojo).

D is t 1 : 0.77cm ' OR JZDAj ADRDCHA r


^ ------------------------------------------------------------------------------ -- o- n -zi ^
Figura 8.2 Figura 8.4

Realización de las mediciones de la glándula suprarrenal izquierda imagen de ambas glándulas suprarrenales en un paciente Mes­
en un perro Rottweiller de 9 años. Las medidas deben de realizarse tizo de 12 años. La adrenal izquierda presenta una morfología
atando se obtenga una imagen en su eje longitudinal máximo, en bilobulada, la derecha, aunque también presenta una escotadura
la zona central de ambos lóbulos (craneal y caudal) observando central presenta más variaciones fisiológicas en su morfología,
una perpendicularidad con el trazado del eje longitudinal. asemejándose en ocasiones a una "coma".

Glándulas suprarrenales ¿39


m

HIG
Figura 8.5

Curie sagital de la glándula suprarrenal derecha en un perro Rail


Dog Francés de 4 meses. Frésenla una morfología más ovalada.
Ventralmente y en intimo contacto se reconoce el trazado de la
Vena Cava Caudal, más superficialmente se observa un corte
transvesal del duodeno proximal.

Figura 8.7
Imagen de la glándula suprarrenal derecha de un gato Siamés de
8 aíios utilizando una aproximación lateral desde el l Ia espacio
intercostal (la izquierda corresponde con aspecto dorsal y dere­
cha con ventral) en un corte transversal. La vena cava es utilizada
como una guía anatómica fiable. Presencia de micromineraliza-
ciottes de la glándula.

Figura 8.6

Imagen normal de ambas glándulas suprarrenales en un perro


mestizo de 8 años. En la imagen de la izquierda se aprecia la glán -
dula derecha y su relación con la vena Cava (que se encuentra co-
lapsada por la presión ejercida con el transduetor), craneaIntente
se observan los /imites del lóbulo caudado hepático. En la imagen
de la derecha se localiza la adrenal 'izquierda ventralmente al
recorrido de la aorta.

240 ^tlas_d^^cag^fía¿l(riic^^bdomma^f^ge£uenos¿ii^male^
1
A D R IZ D
'•k.

’i

D is t 1: 0 .5 1 v
D is t 2: 0 ,3 '”
Figura 8.8 F ig u r a 8 .1 0

imágenes en pacientes sin patología adrenal en los que se observa


■•Ir una diferenciación conicomedular con una Jiña línea ecogénica
en su limite. La presencia de esta banda ecogénica se observa con
mayor frecuencia en pacientes de edad más avanzada.

\ -

">R E D A H A C d ADR DCHA


F igu ra 8.9 ■■

Glándülas'suprarrenalfcs
Figura 8.13

Glándulas suprarrenales en un gato Común Europeo de 15 anos.


Ambas presentati una morfología similar. El trayecto de la aorta
puede apreciarse dorsalmente a la glándula izquierda, la nena
Cana no se identifica cuando se realizan presiones moderadas con
el transductor (imagen derecha).

242 ¿Ha^^cag^ff^lfm^abdomlna^F^e^ueño^nimafe^ 1
■»-X

fig u ra 8.14 Figura 8.15

Focos de mmeraliztición en ambas glándulas en u n gato C o m ú n Lam peo de i) artos sin hallazgos clínicos n i de laboratorios. Los pequeños
focos de minertdización se identifican com o pequeños puntos ecogénicos en el fiarénquima glandular

Patología de las glándulas suprarrenales pueden presentarse pacientes con aumentos significa­
tivos de las glándulas sin evidencia de enfermedad de
La exploración ecográfica de las glándulas supra­ Cushing. El diagnóstico ecográfico de las glándulas su­
rrenales patológicas debe de incluir las medidas re­ prarrenales completará el estudio junto con la historia
ferentes a su tamaño (grosor y longitud), descripción y hallazgos clínicos y de laboratorio del paciente con
de su morfología, ecogenicidad (referida a la grasa hiperadrenocorticismo (Peterson ME 2007).
peritoneal, cortex renal o parénquima hepático), tex­ En los tumores adrenales hormonalmente activos se
tura (presencia de lesiones focales nodulares, mine- evidencia un aumento unilateral de la glándula afec­
ralizaciones), hallazgos referentes a sus bordes (si se tada asociado a una disminución evidente del volu­
presenta bien definida o invade tejidos adyacentes) y men de la glándula contralateral, lo que puede llegar
otros posibles hallazgos relacionados (posibles metás­ a hacer difícil su identificación. Se ha descrito más
tasis u otras lesiones secundarías en diferentes visce­ comúnmente la presencia de nodulos adrenales que
ras) (Tidwell AS y col. 1997). deforman la superficie y alteran la morfología normal
Síndrome de Cushing de la glándula, aunque existen casos de Cushing adre­
nal sin evidencia de lesiones en la glándula afectada
El hiperadrenocorticismo se presenta como una de (figs. 8.27-8.32).
las endocrinopatías más frecuentes en el perro. El hi­ Los hallazgos ecográficos en el síndrome de Cushing
peradrenocorticismo pituitario representa alrededor en los gatos son similares a los descritos en el perro,
del 80% de todos los síndromes de Cushing, frente al aunque su incidencia es muy baja (figs. 8.23-8.26).
20% que corresponden a un hiperadrenocorticismo La exploración sistemática de todo el abdomen en pa­
adrenal (por un tumor funcional adrenocortical). cientes con hiperadrenocorticismo puede poner en
Un aumento simétrico de ambas glándulas suprarre­ evidencia otros hallazgos ecográficos, así están descri­
nales (con un diámetro superior a 7,5mm) con una tas lesiones asociadas en páncreas (diabetes) con un
textura homogénea es el patrón más característico del aumento de la ecogenicidad pancreática e inyección
hiperadrenocorticismo pituitario, adquiriendo ambas vascular. La exploración hepática puede demostrar
glándulas un aspecto globoso con bordes claramente un aumento difuso de la ecogenicidad acompañado
definidos (Zimmer y col. 2000) (figs. 8.16-8.26). Se debe de un incremento sensible del volumen en casos es­
indicar que el diagnóstico del síndrome de Cushing no tablecidos de hepatopatía esteroidea, la presencia de
debe de basarse en su patrón ecográfico ya que se han sedimento biliar abundante e hiperplasia mucilagi-
descrito pacientes con esta enfermedad y unas glándu­ nosa biliar también presentan mayor incidencia (figs.
las suprarrenales dentro de rango, asimismo, también 8.33-8.34).
(continúa en la peíg. 249)

■ ----- Glándulasj^ 243


.-di*1Izd

!•200
cmfs
5.5MHz
M3ÍP2
G5Q/E2
WF M

Figura 8.18

Dist 1.1 Gc.qi ' '


Figura 8.16

7Z,

.. - 4
... • •

H ip e r p la s ia a d r e n a l b ila te r a l en un p a c ie n t e co n h ip e r a d r e n o c o r -
lic is m o p itu ita r io . A u m en to e v id e n te d e su g ro so r con un p a tr ó n
\ h o m o g é n e o e h ip o e c o ic n . A m b a s g lá n d u la s p re se n ta n u n a m o r ­
fo l o g í a g lo b o s a . (8.18) M od o D o p p le r C o lo r en e l q u e s e a p r e c ia
la a o r t a a b d o m i n a l c o m o m a r c a a n a t ó m ic a p r in c ip a l d e l la a d ­
re n a l iz q u ier d a .

Dist 1: 1.23r.ro
V Dist 2 :1 ,3 ^
Figura 8 .Í7

^nUa^e^cograflaiclÌhEcaiabdornina^n_ge^iie2osianimales 3
Glándulas suprarrenales 245
D is t 0 .7 3 c r r

Figura 8.23 Figura 8.25

D is i 0.82cm

Figura 8.24 Figura 8.26

Hiperadrenocorticismo pituitario e hiperplasia adrenal bilateral en un gato Común Europeo de 16 años. Imagen de la glándula izquier­
da en un abordaje lateral (8.24) y ventral y transversal (8.25) en el que se describen el polo craneal del riñón izquierdo (Rl), Aorta (Ao) y
adrenal izquierda (Adr I). (8.25) Corte longitudinal de la adrenal derecha en una aproximación ventral donde se identifica el recorrido de
la vena cava caudal. (8.26) Aproximación lateral a la misma glándula situándose en el aspecto dorsomedlal del polo craneal del riñón.
Ambas glándulas presentan un aspecto redondeado}1patrón hipoecoico.

246 Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales


Gtgndutassu^rgrrcnalcs
Hiperadrenocorticismo autámal. Aumento de! volumen de la glándula suprarrenal izquierda que alcanza los I3mm de diámetro, con un
patrón heterogéneo en el que se describen pequeños focos de mineralización. Adrenal derecha con reducción del diámetro, se evidencia
banda ecogénica cortícomedukir.

A D R IZ D 0
-
/A
'

Figura 8.33

5,3
1,03cm
"12cm y
Figura 8.34
Paciente mestizo de 13 años con hiperadrenocorticismo central y hepatopatía esteroidea asociada. (33) Imagen ecográfica del hígado que
presenta un aumento difitso de su ecngenicidad, con presencia de una atenuación marcada debido a la degeneración esteroide que pre­
senta. (34) Aumento uniforme y homogéneo de la glándula suprarrenal izquierda.

Hilas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales


Adenoma adrenal izquierdo en un perro Mestizo de 13 años. (35) Plano sagital de la glándula izquierda que presenta un aspecto redon­
deado y ttn patrón hipoecoico, dorsalmente se identifica el trayecto del tronco aórtico. (36) Corte en plano longitudinal lateral, donde se
obtiene un diámetro máximo de25mm, la vena renal izquierda se visualiza como una pequeña estructura circular anecoica más caudal.

Neoplasias adrenales
Las masas adrenocorticales pueden ser o no hormo­
nalmente activas, aunque afectan de forma principal a
una de las glándulas también esta descrita una lesión
bilateral. El diagnóstico diferencial de estas masas se
corresponde con la hiperplasia nodular benigna, aun­
que estas puedan presentar un patrón más nodular.
Las neoplasias adrenales más frecuentemente descri­
tas incluyen los adenomas, adenocarcinomas, feocro-
mocitom as y neoplasias secundarias (Barthez PY y col.
1997). Estudios realizados sobre una población de 26
perros con patología adrenal (Besso JG, ycoL.1997) se
intentó establecer rasgos diferenciales entre neopla­
sias benignas y malignas, todas las masas superiores
a los 4 cm. eran malignas, la mayoría de las masas de
2 a 4cm eran malignas, los feocromocitomas eran las
neoplasias que presentaban un mayor volumen (aun­
que no guardaba relación con su capacidad invasiva
\ , Dist
ni con la gravedad de los signos clínicos), las glándulas
suprarrenales hiperplásicas presentaban mayormen­ Figura 8.37
te un patrón nodular. La mayoría de los adenomas se Adenoma adrenal. Corte sagital de la glándula afectada en un
presentan como pequeños nodulos hiperecogénicos, perro Setter Irlandés de 9 años. Una masa voluminosa y de patrón
heterogéneo localizada en el aspecto medial del polo craneal del
aunque este patrón no es exclusivo de estas lesiones
riñón izquierdo.
(figs. 8.35-8.40).

i GlánrtulasjugfarmialK 249
ADROCHA ' IZDñ

v i

Figura 8.38 ^ ^ — Figura 8.40

Adenocarcinoirta adrenal derecho en una perra Caniche de 12 Adenoma adrenal localizado en el lóbulo craneal de la glándula
años. La glándula derecha presenta un aumento significativo del suprarrenal izquierda. Se observa un nodulo ecogénico bien d e­
volumen, con unos márgenes mal definidos (posible afectación de limitado que deforma el contorno de la glándula y le proporciona
tejidos circundantes) y múltiples focos de mineralización itttra un aspecto asimétrico.
parenquimatosos que producen sombra acústica distal. La glán­
dula izquierda presenta una morfología y volumen
dentro de normalidad.

7 * ----- . tW
y ¿ Las lesiones hiperplásicas son las que con más fre­
cuencia presentan una afectación bilateral, aunque
también estaba descrito en lesiones neoplásicas (figs.
8.41-8.44). Las mineralizaciones presentes en algunas
glándulas aunque pueden sugerir la presencia de una
y lesión neoplásica cuando se asocian a otros hallazgos
(aumento significativo del volumen o pérdida del con­
torno), han sido descritas también en lesiones benig­
nas e hiperplásicas (figs. 8.45-8.46).
La presencia de lesiones secundarias en otras visceras
puede apoyar el diagnóstico de neoplasia adrenal, se
han descrito lesiones metastásicas con mayor inci­
dencia en cortical del riñón, hígado, músculo y vér­
\ tebras. Las lesiones secundarias más frecuentemente
descritas afectan al endotelio vascular de la vena cava
caudal, produciendo lesiones intraluminales que obli
teran parcialmente la luz vascular, estas lesiones de­
ben ser cuidadosamente estudiadas ya que también
■ 65 D:65 R: SO Probel r 1 pueden afectar a otras estructuras vasculares (venas
Figura 8.39 renales o frenicoabdoniinal). La presencia de estas le­
siones se ha descrito tanto en neoplasias de adrenal
Adenomaadrenal en una perra Huskyde 7años. Una masa volu­
minosa, homogénea y de patrón ecogénico es identificada medial izquierda como derecha. Las lesiones trombóticas
al riñón izquierdo, ventral al trazado de la aorta. Hn el aspecto en esta situación son muy raras; debido al enlenteci-
caudal se identifican múltiples estructuras anémicas de aspecto miento del flujo y estados de hipercoagulabilidad se
tubular que corresponden al útero patológicamente distendido y
pueden presentar trombos aórticos o viscerales (figs.
con acúmulo de líquido en su luz (piómetra).
8.47 a 8.52).
(continúa, en la pág. 254)
250 ^t|asjd£_ec^raffaiCl(níca¿bdomina^j^ge2iieño^animales5 1
Figura 8.41 ^ Figura 8.42

lliperplasia nodular adrenal. Hallazgos accidentales en chequeos en pacientes asimomáticos. (41) Paciente Mestizo de 9 años con presen­
cia de un foco ecogénico claramente definido en el polo craneal de la glándula suprarrenal izquierda, el lóbulo caudal también presenta
un agrandamiento moderado y un patrón no homogéneo. (42) Perro Golden Retriever de 9 años con adrenal izquierda de patrón multi­
nodular, la presencia de tres focos ecogénicos, delimitados se obserua en un corte sagital.

1,
"i'*

.W " \
, .
é
» •
k S

2 j V I

lis i 1: 2.2Dcm Disi 1 :1.24cm


»12: 0.95cm Oist 2: O.BZs'
Figura 8.43 ^ Figura 8.44

Adenocarcinonia adrenal en un perro Mestizo de 13 años. Un au­ Aumento del volumen adrenal en un perro Potnerania de 13 años
mento asimétrico de la glándula izquierda es evidente, el patrón sin correlación clínica ni analítica. Un aumento del diámetro de
ecogénico (aunque moderatlamente heterogéneo) hacen indife- la glándula que alcanza en su lóbulo caudal los 12 mm de diá­
renciable la caracterización ecográfica de la lesión, debiéndose metro, su patrón homogéneo y la ausencia de lesiones asociadas
realizare/ estudio histopatológico de la lesión. sugieren una posible lesión de naturaleza hiperplásica.

^Iándulfls_su£rarrenále^ 251
■■

■' .
V

Figura 8.45

Foco de mineralización en la glándula suprarrenal izquierda de


un perro Cocker spaniel de 12 años con hiperadrenocorticismo
central. La mineralización aislada se acompaña de un aumento
de la glándula con un patrón homogéneo e hipoecoico.

Figura 8.46
Feocromocitoma adrenal izquierdo en un perro de raza Cocker
Foco de mineralización en la glándula suprarrenal derecha en spaniel de 14 años con una lesión metastáiica en endotelio vas­
un perro Rottweiller de 9 años con un adenocarcinoma adrenal. cular de la vena cava caudal. (47) Una glándula de márgenes mal
Una glándula de márgenes mal definidos, con reacción ecogénica definidos y patrón heterogéneo es identificada medial al riñón
periférica y la presencia de un foco de mineralización consistente izquierdo. (48) Se evidencia invasión de la luz de Itt vena cava
pueden ser sugerentes de un proceso neoplásicu adrenal, su con­ caudal que presenta un crecimiento endoluminal que oblitera
firmación histopalológica es necesaria. parcialmente la luz del vaso.

252 mías de ecografía clínica abdominal en pegúenos animales


X
Paciente Mestizo de 5 años con hiperadrenocorticismo central con lesión trombótica en la vena cava caudal. (49) Imagen del trayecto de
la vena cava caudal con presencia de una lesión intraluminal ecogénicay homogénea. En su aspecto dorsal puede observarse la glándula
suprarrenal derecha que presenta un diámetro de 12mm. (50) Imagen en modo Doppler Color evidencia una interrupción en la columna
de color definiendo el aspecto caudal de la lesión.

Figura 8.51 Figura 8.52


Perro Mestizo de 12 años con crecimiento de la glándula suprarrenal derecha (51) que presenta una cortical hipoecoka y una zona central
más ecogénica). Im presencia de una lesión endotelial (52) en el trayecto de la vena cava caudal sugiere la presencia de una lesión neoplá-
sica (sin estudio histopatológico que lo confirme).
Se debe de considerar que existen otro tipo de lesiones tradictorios con el examen histopatológico posterior.
nodulares que no corresponden a lesiones neoplá- En la literatura se describen casos de hipertensión pa-
sicas o hiperplásicas, entre estas deben de incluirse roxística e hipotensión con resultado fatal en biopsias
granulomas, hematomas, quistes, abscesos y lesiones de feocromocitomas.
de origen infeccioso (fig. 8.53).
De los estudios publicados se concluye que, por lo ge­ Enfermedad deAddison
neral, la ecografía no permitirá llegar a establecer un
Una reducción en el volumen de las glándulas su -
diagnóstico definitivo, aunque puedan establecerse
prarrenales se encuentra en aquellos pacientes con
una prioridad en ios diagnósticos diferenciales, más
concluyente cuando estos hallazgos se complementen hipoadrenocorticismo. En nuestra experiencia, to­
‘ con los signos clínicos y las pruebas de laboratorio. dos los pacientes diagnosticados con enfermedad de
La realización de biopsias adrenales ecoguiadas aun Addison presentaban un grosor de ambas glándulas
que viables no se contemplan de forma rutinaria en el menor de 3mm. Su localización requiere una mayor
protocolo diagnóstico. Las aspiraciones de aguja fina experiencia del ecografista, los equipos actuales que
(22G) pueden presentarse como la opción más ade­ proporcionan mayor resolución permiten una mejor
cuada, aunque debe señalarse su baja especificidad, diferenciación de las glándulas de volumen reducido
obteniendo en nuestra experiencia resultados con­ (HoeraufA y col. 1999) (figs. 8.54-8.59).

Dist 1: Ü.J9cm
Dist 2: D.G6j ;e'
Figura B.53

Quiste adrenal simple en perra Scbnauzer de i3 años. La glán­


dula suprarrenal izquierda presenta un volumen y morfología
normales, en su polo caudal se evidencia una estructura redon­
da y anecoica de 5mm de diámetro compatible con una lesión
quística.

¿54 Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animaiEs


1
Oist 1: 0.21 cm
Dist 2: 0.16cm
Disi 3: I.OOcm
Figura 8.54 Figura 8.56

Síndrome de Addison en un pen o Maltes ele 6 años. Ambas glán­


dulas suprarrenales se evidencian en un corte sagital con un
transductor lineal de alta resolución (CHfíMhz). (54 y 55) Glán­
dulas suprarrenales izquierda de 2mm de grosor y (56) derecha
(entre marcadores) con un grosor también de 2mm.

Figura 8.55

EZ Glándulas suprarrenales 255


•Si >ft
ADR DCHA

- - T ' **• '

0 ,1 9 c m

Figura fi. 59

Figura 8.57

: 4»^' -d 1 *•
ADR O CHÍ * ^ ' ' *

5 T r: - 3-

t t ,

■v *
Síndrome de Addison en un Pomemnia de 12 años, la reducción
del volumen de ambas glándulas (inferior a los 2mm) es acentu­
ada. (57) Corle sagital de la glándula izquierda (fue mantiene su
morfología bilobulada. (58y 59) La glándula suprarrenal derecha
es localizada gracias al recorrido de la Vena Cava Caudal posi-
donándose inmediatamente dorsal a la pared del vaso.

Figura 8.58

25G Atlas dE ecografía clínica abdominal en pequeños animales


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E Glándulas suprarrenales 257


Hernán Fominaya García

Equipamiento observarse diferentes abordajes para su estudio, en


general, la aproximación lateral posicionando al pa­
Perros: de acuerdo a la estructura bajo estudio, de ciente en decúbito lateral izquierdo es adecuada para
su abordaje y profundidad, se deberá seleccionar el la exploración de los linfonodos iliacos, subaórticos,
transductor de forma y frecuencia más adecuado. La hepáticos o periportales y pancreatoduodenales; una
valoración del abdomen medio y caudal podrá reali­
aproximación a través del abdomen ventral es utiliza­
zarse en pacientes de menos de 15 Kg con sondas de
da para el estudio de los linfonodos cólicos y gástricos,
alta frecuencia, los transductores lineales ofrecerán
los linfonodos yeyunales pueden presentar una mejor
imágenes más adecuadas. Los transductores de fre­
aproximación a través del abdomen lateral izquierdo
cuencia media (3,5 a 5 MHz) serán imprescindibles
cuando se posiciona el paciente en decúbito lateral
para la valoración de aquellos pacientes de mayor ta­
derecho. El resto de linfonodos deberán ser estudia­
lla. La exploración del abdomen craneal se realizará
dos teniendo en cuenta las ventanas acústicas más
más adecuadamente con transductores microcon-
adecuadas que nos permita el paciente.
vexos o convexos de huella más reducida. Estos son
imprescindibles para la valoración a través de los últi­ Imagen ecográfica normal
mos espacios intercostales.
Gatos: son los transductores de alta frecuencia los que El sistema linfático abdominal lo constituye una
proporcionarán imágenes más adecuadas, al valorar compleja red formada por una multitud de vasos lin­
estructuras de pequeño tamaño (vasos, linfonodos ... ) fáticos que comunican diferentes linfonodos agrupa­
se precisarán incluso transductores de 10 - 15 MHz, dos en distintos linfocentros que se encuentran inter­
estos proporcionarán imágenes diagnósticas de ma­ conectados entre sí. El conocimiento de las áreas de
yor calidad. La valoración del abdomen craneal puede cobertura de dichos linfocentros y su comunicación
realizarse con más comodidad a través de una aproxi­ entre sí permitirá una mejor comprensión de las dife­
mación ventral, no siendo necesaria en la mayoría de rentes alteraciones que estos pueden presentar.
los casos la evaluación intercostal, utilizando también La ecoanatomía de los linfonodos abdominales ha sido
en estas ocasiones los transductores lineales de alta ampliamente descrita por diversos autores, tanto en el
frecuencia. perro ( Llabres - Díaz, 2004. Nyman HT y col.. 2007.
Pug CR 1994) y en el gato (Schreurs E, 2008). A nivel
Preparativos esquemático pueden diferenciarse varios linfonodos
La evaluación de la cavidad abdominal se realizará que interesan a la cavidad abdominal, estos pueden
más adecuadamente evitando en lo posible los acú­ ser clasificados de acuerdo a su distribución:
mulos excesivos de gas, material alimenticio y heces Linfocentro celíaco (visceral): que agrupa a los
en el tubo digestivo. Por lo tanto, la evaluación en ayu­ linfonodos hepáticos (o periportales), esplénicos,
nas permitirá una exploración adecuada. La adminis­ gástricos y pancreatoduodenales.
tración de enemas puede ser necesaria para el estudio Linfocentro mesentérico craneal (visceral): que en­
de determinadas estructuras más concretas, así como globa a los linfonodos yeyunales, ileocecales (gato)
para la realización de punciones ecoguiadas de es­ y cólicos.
tructuras más pequeñas (linfonodos). Linfocentro mesentérico caudal (visceral): con los
Linfonodos abdominales linfonodos mesentéricos caudales.
Linfocentro lumbar (parietal): que incluye a los lin­
Técnica de exploración fonodos aórticos y renales.
Linfocentro iliosacro: con los linfonodos ilíacos
La exploración de los linfonodos abdominales re­ mediales, hipogástricos y sacros.
quiere amplia experiencia por parte del operador. La
utilización de guías anatómicas es imprescindible En los exámenes rutinarios deben ser parametrizados
para su localización, utilizando fundamentalmente aquellos linfonodos que presentan una posición más
las estructuras vasculares abdominales como guías fija y que por su tamaño son posibles de identificar en
para su identificación. la mayoría de los pacientes, así pues, los linfonodos
Dependiendo de la constitución del paciente podrán ilíacos mediales y yeyunales constituyen los linfa-
nodos más fácilmente valorables. Los linfonodos ilía­
cos mediales son de mayor tamaño (llegando a medir
de 4 - 6cm de longitud) y se localizan a ambos lados de
la arteria aorta inmediatamente anteriores a la bifurca­
ción de las arterias ilíacas externas. Los linfonodos ye-
yunales son comparativamente los de mayor tamaño
de toda la cavidad abdominal, se sitúan medialmente
a la válvula ileocecal dispuestos a lo largo de la arteria
mesentérica craneal. Los linfonodos ileocecales son
fácilmente localizables en el gato, en la proximidad de
la unión del íleon y colon.
El patrón ecográfico que presentan los linfonodos
abdominales es un patrón homogéneo y moderada­
mente ecogénico, ligeramente hipoecoicos en com­
paración con el tejido circundante, sus bordes suelen Figura 9.1
estar claramente definidos pudiéndose identificar Linfonodos yeyunales ecográficamente normales visualizados en
una fina línea ecogénica que corresponde con la cáp­ un paciente de raza Boxer, de 5 meses de edad. Se observa una cor­
sula. Su morfología es oval, alargada, observándose el tical periférica moderadamente hipoecoica respecto a la porción
medular. La grasa mesentérica se observa hiperecoica.
eje longitudinal superior al transverso. La vasculariza­
ción normal de los linfonodos abdominales es a través
de un hilio pudiéndose evidenciar este únicamente
con aquellos equipos de prestaciones más altas y con
transductores de alta frecuencia (figs. 9.1-9.2).
El volumen de los linfonodos abdominales aún hoy es
objeto de revisión, en nuestra experiencia, la relación
entre la longitud del eje largo y eje corto puede pro­
porcionar una información más adecuada referente a
los cambios de volumen de estos, en condiciones nor­
males el índice eje largo/eje corto debe ser inferior a
0,5 (Llabres-Díaz FJ, 2004) no superando en los linfo­
nodos reactivos un índice de 0,7.

Patologías de los linfonodos .


Las principales alteraciones descritas en el estudio
de los linfonodos se incluyen como linfonodos reac­
tivos, linfadenitis sépticas, linfonodos neoplásicos o
linfonodos metastáticos. Los patrones vasculares de
los linfonodos patológicos serán descritos en el capí­
tulo 10.
Las linfadenopatías reactivas, secundarias a múltiples
procesos de naturaleza infecciosa o inmunomedia-
dos presentan por lo general un aumento de volumen
moderado (no superando un índice eje largo/cor-
to de 0,7), suelen presentar un patrón homogéneo y
moderadamente hipoecoico. En 'aquellos procesos
más crónicos pueden incrementar su ecogenicidad y
presentar un patrón más heterogéneo, en ocasiones
con diferenciación de la porción cortical y medular.
La vascularización suele mantener un patrón hiliar.
Se ha estudiado el índice de resistencia y pulsatilidad Figura 9.2
de estos linfonodos manteniéndose en los linfonodos
Linfonodos ilíacos mediales utilizando un aborda je lateral dere-
reactivos inferior a 0,65 y 1,45 respectivamente (figs. clw (con el paciente en decúbito lateral izquierdo). Se evidencia
9.3-9.7). un conducto anecoico que corresponde con la aorta abdominal y
Las linfadenitis sépticas o supurativas también están su bifurcación (ilíaca derecha), en su aspecto lateral se identifica
el linfonodo ilíaco medial derecho con un patrón moderadamen­
descritas en nuestros pacientes y presentan un patrón
te hipoecoico, homogéneo y de márgenes bien definidos.
marcadamente hipoecoico que puede confundirse

260 £ Atlas de ec-29rafía clínica abdominal enj egueños animales 1


Linfcidenopatías reactivas en paciente con ileocolitis. Gata Común
europeo de 12 años. Un aumento moderado del volumen de los lin-
fonodos celiacos asociado a una moderada reacción peritoneal es
observada en la proximidad de la válvula ileocecal en esta pacien­
te con colitis crónica. El segmento intestinal que se aprecia en la
imagen corresponde a un corte transversal del íleon distal. Linfadenitis reactiva períportal en paciente con una colangiohe-
patitis. Gata Común europeo de 8 años. Se evidencia un aumento
del volumen del linfonodo períportal (con un patrón homogéneo e
hipoecoico y morfología redondeada) en una paciente que presen­
taba hepatomegalia difusa con bordes romos y refuerzo períportal.

Figura 9.4
Linfadenitis crónica asociada a una enteritis linfoplasmocitaria.
Gata, Común europeo de 12 años. El aumento marcado del volu­
men de los linfonodos celiacos se corresponde a un proceso infla­ Paciente con Erlichiosis. Yorkshitv, hembra de 14 años. Se eviden­
matorio crónico secundario a proceso digestivo. Se observa una cia un aumento del volumen esplénico (con disminución de su
mayor heterogenicidad del parénquima del linfonodo causado ecogenicidad) asociado a la presencia de linfonodos esplénicos
I por la cronicidad del proceso. reactivos.
TRANS RECT

Figura 9.8

Figura 9.7
Linfadenitis crónica en paciente con enteropatía linfoplasmo-
citaria. (Perro, mestizo, macho de 7 años). El ¡infonodo yeyunal
presenta un aumento de volumen con disminución de su ecogeni-
cidad y mayor diferenciación corticomedular. Se asocia una reac­
ción del peritoneo que presenta un patrón ecogénico y engrosado.

con un patrón sólido, los linfonodos afectados sue­


len presentar un aumento evidente de su volumen,
una reacción peritoneal periférica puede presentarse.
Pueden asociarse a múltiples procesos, inmunome-
diados, infecciosos e incluso de base neoplásica (figs.
9.8-9.17).
Los linfonodos de naturaleza neoplásica (linfoma)
o metastáticos suelen presentar un aumento mar­
cado de su volumen, adquiriendo una morfología Figura 9.9
más redondeada (superando una relación eje largo/
eje corto superior a 0,7) (Wang Y y col. 2009) Aque­ Paciente con linfaclenopatía metcistásica asociada a neoplasia de
colon. (9.8) Exploración con sonda transrectal de una masa situa­
llos linfonodos que presenten un patrón hipoecoico da en la pared del colon descendente (ampolla rectal) en un perro,
o un patrón heterogéneo deben ser sospechosos de Labrador de 10 años. Se evidencia lOna masa voluminosa en la luz
lesión neoplásica (Kinss J, y col.. 2007. Nyman HT y del colon que presenta un patrón heterogéneo y que produce la es­
tenosis de la luz del colon. (9.9) El linfonodo ilíaco medial aumen­
col.. 2006) aunque este patrón heterogéneo es me­
tado de volumen adquiere una morfología redondeada, de patrón
nos específico en la especie felina. Los cambios en el hipoecoico. El patrón ecogràfico del linfonodo sugiere una afecta­
mapa vascular pueden presentar también cambios ción neoplásica (sin diagnóstico histológico que lo confirmase).
indicativos, presentando una circulación periférica o
de patrón mixto, es significativo un aumento del ín­
dice de pulsatilidad por encima de 1,45. La presencia La realización de punciones ecoguiadas con aguja
de mineralizaciones o la pérdida de definición de los fina (22g) o trucut debe de considerarse co m o una
bordes pueden ser también sugerentes de un proceso técnica de rutina para la obtención de un diagnóstico
neoplásico e invasión de tejidos circundantes. definitivo. Deben seleccionarse aquellos linfonodos
(continúa en la pág. 265)
262 Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales
Figura 9.11
Linfoma intestinal con metástasis ganglionar. Dogo Alemán de 6 años. (9.10) Segmento intestinal con engrasamiento marcado y pérdida
de estructura que adquiere un patrón hipoecoico, la imagen es compatible con neoplasia intestinal. (9.11) Linfonodo yeyunal que pre­
senta un patron sospechoso de afectación neoplasma metastásica: morfología redondeada y patrón hipoecoico. El estudio histopatológico
confirmó su diagnóstico.

Figura 9.12 Figura 9.13


Linfoma esplénico con diseminación en linfonodos hepáticos. (9.12) Linfoma esplénicoen un perro mestizo de 11 años. Esplenomegalia
marcada con patrón hipoecoico homogéneo compatible con linfoma (confirmado mediante punción aspiración de aguja fina (22G).
(9.13) Linfonodo hepático de patrón hipoecoico y morfología redondeada, la vena porta se observa distalmente. La afectación del linfo­
nodo hepático hace sospechar de una diseminación multivisceral del proceso neoplásico.

Cavidadabdominal
Figura 9.14 _________________________________ Figura 9.16
Exploración de los linfonodos ilíacos mediales en una perra (Coc­ Linfonodo ilíaco medial en paciente con linfoma multicéntrico.
kerspaniel de 9 años) con diagnòstico de carcinoma inflamatorio El aumento del volumen y disminución de la ecogenicidad difusa
de mama. El aumento del volumen de los linfonodos ilíacos me­ son el patrón más característico de las neoplasias linfoides. Con­
diales establece la sospecha de una diseminación metastásica de firm ado mediante punción aspiración de aguja fina. Distalmen­
la neoplasia primaria. te se observa la aorta abdominal y la bifurcación de las ilíacas.

Figura 9.15
Lifadenopatía ilíaca medial. Paciente con presencia de masa pe­ Carcinoma hepatocelular con afectación de linfonodos portales.
rianal ulcerada en el que el estudio ecográflco abdominal eviden­ Corte longitudinal en el que se observa silueta hepática con bor­
ció un aumento marcado del volumen del linfonodo ilíaco me­ des irregulares y patrón heterogéneo. Se observa entre el hígado
dial que presentaba un patrón ecográflco heterogéneo, la imagen (izquierda de la imagen) y estómago (derecha y proximal de la
es compatible con afectación neoplásica del linfonodo (sin confir­ imagen) la presencia de linfoadenopatía periportal. Cranealmen­
mación his topatológico). te se identifica la vena porta 3/distalrnente la vena cava caudal.

Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales


más accesibles y alejados de estructuras vasculares una cavidad virtual en la que la escasa cantidad de lí­
más importantes y en nuestra experiencia la punción quido con una función lubricante no es apreciada en el
sin aspirado presenta menos contaminación con cé­ examen ecográfico. La membrana peritoneal se carac­
lulas sanguíneas. La punción con aguja fina reduce el teriza ecográficamente como una fina membrana de
riesgo de sangrado y puede ser practicada en ocasio­ patrón ecogénico situada entre las diferentes visceras
nes con una sedación superficial, el procedimiento abdominales. El tejido graso presente en la cavidad ab­
deberá ser realizado al menos en 2-3 zonas diferentes dominal presentará un patrón hipoecoico típicamente
de linfonodos bajo estudio para la obtención de una estratificado con presencia de pequeños ecos lineales
muestra satisfactoria para un diagnóstico adecuado. distribuidos uniformemente en su seno (Hanbridge
AE y col. 2003). Acúmulos de grasa más localizados
Cavidad abdominal /peritoneo pueden ser detectados, más frecuentemente en el ex­
tremo del apéndice xiphoides (grasa falciforme), y en
Técnica de exploración el omento. En pacientes obesos la. presencia de grasa
La técnica de exploración ecográfica de la cavidad abdominal puede presentar una distribución difusa o
abdominal y membrana peritoneal estará condicio­ más localizada (retroperitoneal o mesentérica). Me­
nada en todo momento a la patología que centre el nos frecuente es la presencia de calcificaciones peri­
estudio. La presencia de una efusión peritoneal y el toneales en pacientes de edad avanzada, aunque estos
volumen de la misma serán decisivas para la elección cuando están aislados y no presentan signos asociadas
del transductor, así, los derrames masivos deberán pueden corresponder con calcificaciones distróficas
ser estudiados con sondas de frecuencia media /baja de dudosa significación clínica (figs. 9.18-9.19).
que nos permitan una exploración adecuada de las
Estudio del paciente con derrame peritoneal
estructuras más alejadas del transductor, la evalua­
ción de pequeñas colecciones de líquido, inflamacio­ El estudio ecográfico del paciente con presencia de
nes peritoneales localizadas entre otras requerirán de derrame abdominal debe enfocarse a detectar su pre­
transductores de alta frecuencia (7.5 - 10MHz). sencia y distribución (localizada o difusa), establecer
En aquellos pacientes que presenten una efusión ab­ su patrón ecográfico, evidenciar la posible causa que
dominal y se sospeche de la presencia de un derrame produzca ese derrame y determinar aquella zona más
pleural (con o sin derrame ascítico) deben ser vigila­ adecuada para la punción ecodirigida.
dos durante la exploración, evitando una exploración
prolongada en decúbito supino que pueda producir
un estrés respiratorio al paciente.
Las variaciones en la posición del paciente van en­
caminadas fundamentalmente al desplazamiento
del contenido de la cavidad abdominal (líquido, gas)
que nos permitan su localización y la elección de una
zona adecuada para la punción ecodirigida.
En aquellos pacientes que presentan un derrame
abdominal se deberá observar con detenimiento el
correcto ajuste de ganancias y potencia, intentando
corregir el refuerzo posterior producido por el líquido
sobre las estructuras más distales que pueden produ­
cir confusión al observador al incrementar estas su
ecogenicidad.
La evaluación del retroperitoneo se realizará más
adecuadamente con el paciente posicionado en de­
cúbito lateral, utilizando una ventana sublumbar que
permita una mejor aproximación al espacio retrope-
ritoneal. El estudio de la región perianal se realizará
posicionando el transductor (protegido por una fun­
da de látex) alrededor de la región del ano o utilizando
sondas transrectales o transvaginales que permitan Figura 9.18
su introducción por el recto.
Patrón ecográfico normal del peritoneo y gim a peritoneal en
un paciente sano. El peritoneo se presenta como una estructura
Imagen ecográfica normal hipoecoico. estratificada situada entre las diferentes estructuras
abdominales. La presencia de grasa abdominal se observa con
La cavidad peritoneal se encuentra contenida en­
pequeños depósitos ecogénicos.
tre las hojas del peritoneo parietal y visceral formando

I Cavidad abdominal 265


cesos sépticos de otros órganos pueden ser la causa
más frecuente. La presencia de otras colecciones de
líquido delimitado pueden encontrarse en determi­
nadas hernias estranguladas (umbilicales, abdomi­
nales, perineales o escrotales) en las que la presencia
de líquido dentro del saco hemiario puede ser sospe­
choso de compromiso circulatorio. Otras patologías
complicadas como rotura de quistes paraprostáticos
puede producir colecciones de líquido localizado en
el espacio retroperitoneal o rectogenital
El patrón ecográfico del líquido debe ser estudiado y
definido. Los líquidos presentan un comportamiento
típico al transmitir el sonido, se trata de estructuras
muy homogéneas con una distribución uniforme
de las interfases que se pueden encontrar en su in­
terior (si existen) y que van a producir, por lo tanto,
una imagen ecográfica homogénea. La presencia de
células y fibrina en suspensión serán los principales
responsables de la ecogenicidad del líquido estudia­
Dist/1.46cmy do (Hanbidge y col. 2003). Así pues, se debe hacer
Figura 9.19 hincapié en que no todos los líquidos presentan un
mismo patrón ecográfico, aquellos que no presen­
Calcificación distròfica en un gato Común europeo de 10 años sin
hallazgos clínicos ni de laboratorio. La presencia de una estructu­
ten células o fibrina (trasudados puros) presentarán
ra ecogénica, claramente delimitada y con formación de sombra un patrón típicamente anecoico, por el contrario, los
acústica distai fue observada en este paciente clínicamente sano. otros líquidos que sean ricos en material celular o fi­
La ausencia de reacción peritoneal u otros signos ecográficos aso­ brina (exudados) tendrán típicamente un patrón eco-
ciados sugieren la presencia de una mineralización peritoneal
aislada.
génico. Por lo tanto, el patrón homogéneo es la única
característica común a todos los líquidos, siendo más
o menos ecogénicos dependiendo de su celularidady
material en suspensión (figs. 9.23-9.24).
La ecografía se presenta como una técnica sensible
para la detección de pequeñas cantidades de líquido
en la cavidad abdominal (Henley y col. 1989). Cuando
el paciente presente cantidad reducida de líquido, el
ecografista deberá examinar con detenimiento las zo­
nas en las cuales es más frecuente su colección, estas
son los espacios comprendidos entre el aspecto cra­
neal del polo craneodorsal de la vejiga (con el pacien­
te en decúbito supino), alrededor de la vesícula biliar
o entre los lóbulos hepáticos y entre la pared abdomi­
nal izquierda y la cabeza esplénica (posicionando al
paciente en decúbito supino con una moderada incli­
nación hacia la izquierda). Cantidades más abundan­
tes de líquido pueden ser detectadas sin dificultad
durante un examen ecográfico (figs. 9.20-9.22).
La distribución del líquido debe ser también descrita.
Existen procesos que pueden producir una colección
de líquido circunscrita a una región determinada del
abdomen, entre estas y más frecuentemente se pue­
den encontrar acúmulos de líquido en paracondrio
derecho en pancreatitis o pequeñas perforaciones
que afecten a la vesícula biliar, en retroperitoneo por
Figura 9.20
un traumatismo renal o rotura del uréter próxima!.
Las colecciones de líquido encapsuladas que afectan Presencia de derrame abdominal, En la imagen se observa en el
al peritoneo pueden tener también un origen diver­ aspecto craneodorsal de la vejiga un acumulo moderado de líqui­
do de patrón anecoico. la presencia de líquido a ambos lados de la
so, los abscesos peritoneales producidos por cuerpos vejiga permite definir la pared vesical claramente.
extraños, perforaciones digestivas o extensión de pro­

266 ñUasdeaecograf^^ I
HOHHH

Figura 9.22
Visualización de cantidad moderada de líquido libre abdominal situada entre el cuerpo del bazo y el riñón izquierdo. La angulación con
el transductor permitirá evaluar la presencia de líquido entre la pared abdominal y la cabeza esplénica y elegir un punto satisfactorio
para realizar una punción ecoguiada.

Figura 9.23
Presencia de líquido libre abdominal de patrón anecoico. El p a ­ Figura 9.24 ________________________________________
ciente, Mastín español de 9 meses de edad, presentaba hipoprotei-
nemia marcada. El acúmulo abundante de líquido permite eva­ Presencia de líquido libre abdominal de patrón moderadamente
luar los diferentes lóbulos hepáticos y su contorno. El aumento de ecogénico. La punción del líquido reveló la presencia de un he-
ecogenicidad hepática es debido a un refuerzo acústico causado moperiioneo en este paciente, Cocker americano de 11 años con
por la presencia ele líquido libre abundante. presencia de masa esplénica.

Cavidad abdominal
Así pues, es la patología causante de la efusión abdomi­ una exploración de la cavidad pleural en busca de acú-
nal la que determinará el patrón del líquido. Aunque el mulos de líquido pleural o pericárdico, ya que en estos
examen ecográfico pueda precisar la patología primaria pacientes el riesgo de producir un colapso circulatorio
no podrá desplazar la recopilación de datos de interés y un shock se multiplican. Los procesos hepáticos cró­
como la historia clínica, exploración y datos obtenidos nicos degenerativos y la cirrosis pueden acompañarse
de la analítica sanguínea y del líquido ascítico, siendo de líquido abdominal, la valoración en estos casos de
decisiva la clasificación del líquido en trasudado, trasu­ la morfología y de los bordes de los diferentes lóbulos
dado modificado y exudado (séptico o aséptico). hepáticos serán puntos clave a evaluar (fig. 9.27).
La presencia de un líquido de patrón anecoico, sin in­
terfases en su interior, sugiere la presencia de un tra­
sudado o trasudado modificado, aunque la analítica
puede revelar la presencia de una hipoproteinemía, el
estudio ecográfico debe centrarse en primer lugar en el
tracto digestivo intentando revelar signos ecográficos
que evidencien una enteropatía crónica o un síndro­
me de mala absorción, el estudio del hígado y riñones
en todos estos pacientes es fundamental en busca de
glomerulopatías (glomerulonefritis, síndrome nefróti-
co) o hepatopatías (cirrosis, hepatomas u obstrucción
portal) aunque estos pueden pasar desapercibidos en
estadios iniciales. En aquellos pacientes con hipopro-
teinemia severa pueden describirse lesiones trom-
boembólicas en otros órganos (hipercoagulabilidad)
debiéndose profundizar en el estudio ecográfico de las
estructuras vasculares (Figs. 9.25-9.26).
La presencia de un trasudado modificado puede ser
observada en aquellos pacientes con una dificultad Figura 9.26
del retorno venoso o linfático e hipertensión portal. La
T ra n su d a d o a b u n d a n t e e n p a c ie n t e c o n d ia g n ó s tic o d e cirro sis
visualización de un estasis venoso, que se detecta con h e p á tic a . L a p re se n c ia d e l f l u i d o p e r m ite e v a lu a r la silu e ta h e ­
mayor facilidad a nivel de la vena cava y venas hepáti­ p á t ic a q u e s e a p r e c ia m a r c a d a m e n t e irreg u lar (m u itin od u lav ). El
cas significará un problema cardíaco derecho y el desa­ flu id o p re se n ta u n p a tr ó n a n e c o ic o sin p re se n c ia d e ec o s en su s­
p en s ió n , p a tró n m á s típ ico d e l tra n su d a d o .
rrollo de una cardiomiopatía congestiva, Ja imagen de
un hígado cardíaco debe ir inmediatamente seguida de

Figura 9.27

T ra n su d a d o m o d ific a d o . P a c ie n te c o n h ip e r te n s ió n p o r t a l y a c ú -
Figura 9.25 m u lo m a s iv o d e líq u id o lib r e a b d o m in a l (H usky s ib e r ia n o d e 13
a ñ o s ). FA p a tró n ec o g r á fic o d e l líq u id o p r e s e n ta b a e s c a s o s e c o s en
T ra n su d a d o en p a c ie n t e co n e n t e r o p a t ía p e r d e d o r a d e p ro te ín a s. su s p en s ió n y su v o lu m en p r o d u c ía un d e s p la z a m ie n t o d e la s vis­
Y orkshire, 4 a ñ o s . P resen cia d e f i n i d o d e p a tr ó n a n e c o ic o s it u a d o c er a s a b d o m in a le s a u n a p o s ic ió n m á s a l e fa d a d e l tran sdu ctor,
en tre d ifer en tes s e g m en to s in te stin a les q u e p r e s e n ta n un in filtr a ­ d e b ié n d o s e u tiliz a r d iferen tes a b o r d a je s (la tera les) p a r a la c o r r e c ­
d o en la c a p a m u cosa . ta e v a lu a c ió n d e l resto d e visceras a b d o m in a le s .

266 Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños anímales


Figura 9.28 Figura 9.30

Quiloabdomen secundario a un mesutelioma. La presencia de un Derrame serohemorrágico. Fluido de patrón hipoecoico con múl­
derrame de pail ón hipoecoico sugiere la presencia de un exudado o tiples ecos en suspensión. El hígado presenta un patrón multino­
transudado modificado. I-I análisis de líquido evidenció una con - dular con borde irregular, imagen compatible con cirrosis hepá­
centrarían elevada de triglicéridos y colesterol (característicos de tica, neoplasia hepática, sin confirmación anatomopatológica.
la linfa). Una masa en el aspecto craneodorsal del riñón izquierdo Pastor alemán de 12 años.
fu e localizada, la hiopsia ecogttiada confii otó su diagnóstico.

F ig u r a 9 .2 9 Figura 9.31

Hemoabdotnen. Fluido de patrón hipoecoico que presenta una Derrame serohemorrágico en paciente con adenocarcinoina bi­
perra mestiza de (i años. Se evidenció una masa oválica, caudal liar. El liquido abdominal visualizado entre diferentes lóbulos he­
al riñón. Su estudio histopatológico resulto un adenocarcinoina páticos permite la valoración de la silueta hepática que presenta
ovdrico. unos márgenes irregulares.

En los pacientes que presentan algún proceso neoplá- neoplásicos que afecten a cualquier viscera, la rotu­
sico abdominal potencialmente pueden desarrollar ra tisular puede producir la efusión abdominal de un
ascitis, siempre se deberán incluir dentro de los diag­ líquido hemorrágico o serohemorrágico, evidencian­
nósticos presuntivos. Dependiendo de las causas que do un exudado. Cuando el estudio del líquido ascí­
produzcan el derrame en los procesos neoplásicos, tico evidencia la presencia de células tumorales se
se pueden encontrar diferentes patrones ecográficos determinará la presencia de una efusión neoplásica.
del líquido ascítico. En los procesos neoplásicos que Dentro de los procesos neoplásicos asociados más
afecten al riñón, hígado o tubo digestivo, en el que se comúnmente a la presencia de líquido libre abdomi­
puede ver afectado la formación de proteínas plasmá­ nal se incluyen los carcinomas, linfomas, sarcomas y
ticas el líquido que acompaña a estas lesiones podrá inesoteliomas (figs. 9.28-9.31).
ser un transudado; por el contrario, en otros procesos Aquellos animales que presentan un traumatismo

E Cavidad abdominal 269


la exploración ecográfica de urgencia y la visualiza- to del gas fuera del campo de visualización. La detec­
ción de líquido libre abdominal presentan un signo ción de acúmulos de gas inmediatamente después del
de gran valor diagnóstico y pronóstico. Dentro de los peritoneo parietal se observa como una línea hiperre-
principales diagnósticos diferenciales que el ecogra- flectiva con formación de sombra acústica sucia y re­
fista debe incluir se encuentran la rotura de vejiga de verberación, fácilmente desplazable a la presión con
la orina o uréter (uroabdomen), rotura de estómago, el transductor (figs. 9.34-9.41).
estallido visceral y rotura de grandes vasos. En el caso
de las roturas viscerales la valoración del contorno vis­
ceral y de la cápsula que los recubre es fundamental, rapnrra-n^.
/ G 5 O /P I0 3 \
pudiéndose apreciar en ocasiones la formación del FA4/E 5MHA

coágulo adherido a la zona de hemorragia. El neumo-


peritoneo se describe también en aquellos pacientes
con heridas penetrantes (Figs. 9.32-9.33).
La presencia de un exudado de tipo séptico puede
asociarse a una perforación digestiva, rotura de absce­
sos peritoneales o asociados a alguna viscera (hígado,
páncreas, próstata), extensión de un proceso infeccio­
so (piómetra, pancreatitis), cuerpos extraños pene­
trantes o migratorios. El aumento de ecogenicidad del
líquido abdominal se asocia en numerosas ocasiones a
un aumento del grosor y ecogenicidad de la membra­
na peritoneal. La evidencia de acúmulos de gas en la
cavidad abdominal puede ser indicativa de una rotura
o perforación digestiva aunque también están descri­
tas en traumatismos penetrantes. La evidencia del gas Figura 9.34
libre en abdomen deberá ser estudiado en la porción Uroabdomen. Rotura traumática de vejiga tras un atropello. Pre­
de abdomen menos declive (HenleyRKy col. 1989), en sencia de cantidad abundante de líquido libre abdominal con
los casos en que esta cantidad de gas no sea abundan­ múltiples ecos en suspensión (sangre). La vejiga se observa vacía,
sin contenido f replegada. El sondaje del paciente y análisis del
te, el ecografista deberá evitar realizar una presión con líquido asiático confirmaron el ti¡agnóstico.
el transductor ya que podrá producir el desplazamien­

270 Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales


1
Perforación intestinal iatrogénica tras la administración oral de antiin/lamatorio. Samoyedo de 9 años. (9.34) Corte longitudinal de seg­
mento intestinal can una morfología fruncida, se observa pequeña cantidad de líquido libre asociado a un engrasamiento de la membra­
na peritoueal. (9.35) Posicionando el transdnclor en la porción menos declive del paciente se evidencia un acumulo de gas libre en cavidad
abdom inal (línea ecogénica conformación de sombra acústica distal) que es característico de una perforación digestiva.

c Cauldarf abdominal 271


X

F igura 9.39

Figura 9,40

Peritonitis asociada a un itroabdomen. Paciente operada de urolitiasis restad (pie presenta distensión y dolor abdominal 24/4H horas
posteriora la cirugía. Se evidencia cantidad moderada de líquido libre abdominal asociada a un aumento de la ecogenicidad y grosor del
peritoneo, l.a imagen sugiere la presencia de un itroabdomen por una dehiscencia de la satura de la pared vesical. (9.39) Vejiga de la orina
con engrasamiento de su pared cptese aprecia de contorno irregular y presencia definido en su pan e externa. (9.40) imagen de cuerpo y
cabeza espié nica con pequeña cantidad de líquido libre abdominal y reacción peritoneal evidente.

La peritonitis infecciosa felina (PIF) siendo un exu­


dado aséptico presenta características ecográficas no
específicas, asociado más comúnmente a la presencia
de derrame pleural el engrasamiento de la membra­
na peritoneal y la atenuación posterior que produce
pueden producir una distorsión en la visualización de
otras estructuras abdominales (figs. 9.42-9.44).
La obtención de una muestra del líquido ascítico por
centesis abdominal ecoguiada se muestra a todas lu­
ces conveniente, en aquellos pacientes que acumulan
cantidad masiva de líquido abdominal la exploración
previa ecográfica del abdomen ayudará a elegir el
punto de punción, en aquellos otros que presenten
escasa cantidad de líquido libre abdominal la punción
ecoguiada se presenta como el método de elección
para evitar punción de visceras abdominales y daños
colaterales. Tras la exploración rutinaria del abdomen,
la variación de posición del paciente podrá ayudar a
elegir la zona de punción, por lo general el decúbi­
to dorsal oblicuo (derecho o izquierdo) favorecerá el
Figura 9.41 acúmulo de líquido en el abdomen lateral, despla­
zando las estructuras más móviles hacia el lado con­
Peritonitis esclerosante (ftbrólica). Paciente Fox terrier de 4 años
que presentaba cuadro de peritonitis crónica. Se observó en ei
tra lateral; por lo general, el decúbito dorsal oblicuo
examen ecograjuo una desestructuración de la membrana pe- izquierdo es más conveniente, ya que se evitan estruc­
ritoneal, ipw presentaba un grosor irregular, engrosada con pe­ turas más comprometidas que se sitúan en abdomen
queñas formaciones enquisladas en su interior y con rigidez de derecho como el duodeno, páncreas, riñón derecho o
múltiples segmentos intestinales con perista!tismo reducido, ni
estudio hisiopatológka confirmó el diagnóstico.
vesícula biliar. Por el contrario, las visceras situadas en
abdomen izquierdo son más movibles y desplazables

272 ^tla^d^cojrafí^cllnic^^bdomina^r^e^uenosaniniales 1
Peritonitis infecciosa felina. Valoración ecográflca dei abdomen
de tres pacientes con diagnóstico de peritonitis infecciosa felina
en la que se observa cantidad moderada de liquido libre abdom i­
nal con presencia de ecos en suspensión, un aumento de ecogeni-
cidad peritoneoI también es observado.

Cavidad abdominal 273


con la presencia del líquido, estas son el bazo, riñón ecografista un reto diagnóstico. Aunque en muchas
izquierdo y parte del paquete intestinal. ocasiones estos procesos pueden asociarse a la pre­
El protocolo de centesis deberá observar estrictas sencia de pequeños acúmulos de líquido libre abdo­
condiciones de esterilidad, ya que el líquido puede minal no siempre están presentes.
convertirse en un medio de cultivo favorable. Tras la La evaluación de un peritoneo reactivo, ecogénico y
rasuración del abdomen y la limpieza del gel residual engrosado, con formación de atenuación posterior
deberá lavarse la zona y aplicar una desinfección co­ puede sugerir la presencia de una peritonitis (Boysen
rrecta del campo. La elección del material de punción y col. 2003, Hanbidge y col. 2003). Aquellos pacien­
dependerá del patrón del líquido (a mayor ecogeni- tes con historia de cirugía abdominal anterior y evo­
cidad agujas de mayor diámetro) y a la profundidad lución desfavorable, la exploración ecográfica puede
que este se sitúe. La aspiración del líquido debe de presentar signos indicativos de peritonitis que pue­
realizarse lentamente para evitar la adherencia a la dan ayudar a establecer tratamientos posteriores. En
aguja de flóculos en suspensión o de la membrana ocasiones pueden observarse signos de íleo paralítico
peritoneal que obturarán la aguja y obligarán a reali­ con distensión de asas intestinales, ausencia de mo­
vimientos intestinales o segmentos intestinales de
zar una nueva punción. Por lo general la incidencia de
aspecto "aserrado” (figs. 9.34-9.41). La presencia de
la aguja cuando el paciente se encuentra en decúbito
peritonitis focal puede asociarse a la presencia de una
dorsal deberá ser lo más paralela posible a la pared ab­
esteatitis (inflamación de la grasa peritoneal) que pro­
dominal lateral. En la mayoría de los pacientes no se
ducirá una imagen peor definida, de patrón ecogénico
requerirá su sedación ya que suelen tolerar bien esta
y atenuación marcada, siendo más comúnmente ob­
manipulación.
servada en lesiones producidas por cuerpos extraños
Peritonitis, inflamación y necrosis de la grasa intestinales, úlceras perforadas, perforaciones de ve­
mesentérica sícula biliar, abscesos peritoneales y piómetras (figs.
9,45-9.53). La presencia de una esteatitis generalizada
La evaluación ecográfica de la membrana perito­ es de rara presentación en el perro y en el gato y de
neal y la grasa que la acompaña pueden presentar al origen desconocido (figs. 9.54-9.55).
(continúa en la pág, 277)

F igura 9.45
Peritonitis focal en paracondrio derecho asociada a una pancrea­
Peritonitis focal asociada a tmicocele. Vesícula biliar con necrosis titis. En la imagen se observa un corte transversal del duodeno y
bacteriana en un pen o mestizo de 10 artos, se evidencia una re­ aumento del volumen del lóbulo derecho del páncreas (de patrón
acción ecogénica alrededor de la vesícula biliar que corresponde hipoecoko), asociado al proceso se aprecia una estructura ecogé­
a la afectación de la grasa periférica y que sugiere la presencia de nica bien definida que corresponde al engrasamiento de la metn-
una perforación biliar. brana peritoneal y saponificación de la grasa peripancreàtica.

274 Rilas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales


Figura 9.47

Peritonitis asociada a piómetra. Asociada a la imagen de pióme-


tra (con cuernos uterinos dilatados y con contenido líquido en
su luz) esta paciente, mestizo de 12 años) presenta un aumento
marcado de la ecogenicidad junto con un engrasamiento de la Figura 9.49
membrana peritoneal, este hallazgo es sugerente de perforación
uterina y peritonitis. Absceso abdominal producido por un cuerpo extraño. ,St? eviden­
cia una estructura abdominal cavitaria con contenido líquido y
presencia de una estructura ecogénica que produce sombra acús­
tica en su interior, presentaba una pared gruesa y bien definida
compatible con absceso peritoneal. La laparotomía exploratoria
halló un absceso peritoneal voluminoso que presentaba en su in­
terior un cuerpo extraño (gasa quirúrgica).

Figura 9.48
Figura 9.50
Absceso peritoneal con peritonitis focal. La paciente (mestizo de l
año) fu e intervenido de una invaginación intestinal 7 días antes, Hematoma y reacción peritoneal localizada. La exploración ecográ­
la presencia de dolor abdominal y leucocitosis fueron evidencia­ fica posteriora una mordedura con herida penetrante en abdomen
dos. La exploración ecográfica detecto un absceso peritoneal (es­ de este paciente (Pointer de 7 años) evidenció la presencia de una
tructura redondeada con contenido líquido y ecos en suspensión estructura ecogénica d e2 centímetros de diámetro situada entre dos
que corresponden con pequeños acúmulos de gas) y una reacción asas intestinales, el diagnóstico establecido fu e de hematoma y re­
peritonea/ asociada. acción peritonealfocal. La evolución ecográfica fu e satisfactoria.

Cauidad abdominal 275


Figura 9.51

Cuerpo extraño abdominal asociado a peritonitisfocal. La presen­


cia de un cuerpo extraño íestructura lineal ecogénica) en abdomen
con reacción peritoneoI periférica fue detectado. La laparotomía
exploratoria confirmó la presencia de un resto vegetal (espina de
aprox.3cm de longitud) con reacción peritoneal marcada.

Figura 9.52

Peritonitis focal y esteailtis asociado a la presencia de un cuer­


po extraño intestinal. Un aumento de la ecogenicidad de la grasa
pite rodea a este segmento intestinal es observado (en los már­
genes laterales), en la luz digestiva se aprecia un cuerpo extraño
rígido (lente de una gafa) c/tte está produciendo una laceración
de la pared digestiva y muy posiblemente una perforación del asa
intestina!.

Z76 ^tla^d^^cogFafí^^línlc^^bdomhj^^i^e^ijerto^flriimale^ 1
Figura 9.54 Figura 9.55

Esteatitis. F.l paciente (gato Conuin europeo de 10 años) con un cuadro de distensión abdominal agudo presentan! examen ecogreifico un
aumento de la ecogenicidad de ¡a grasa mesentérica, con una atenuación moderada. 1:1 estudio histopatológicn de la lesión mostró una
esteatitis con focos de necrosis de la grasa peritoneal sin evidencia de origen, neopldsico y perivasatlitis asociada, hallazgo relevante en la
peritonitis infecciosa felina.

Neoplasias de la cavidad abdominal múltiples artefactos. Muchas de las lesiones que afec­
tan al peritoneo pueden al mismo tiempo alterar el
Los procesos neoplásicos difusos en el perro son de espacio retroperitoneal.
baja incidencia, elmesoteliomase describe como el más El patrón ecográfico del retroperitoneo presenta una
frecuente aunque la extensión de procesos neoplásicos imagen similar al descrito para el peritoneo, con un teji­
a peritoneo que afectan a otras visceras es más común do hipoecoico con estrías ecogénicas dispuestas unifor­
(Monteiro y O'Brien, 2004). La carcinomatosis (disemi­ memente y sin evidencia de líquido en su interior.
nación neoplásica a través del peritoneo) se describe La existencia de un uroabdomen se ha descrito como
tanto en el perro como en el gato, en los primeros la una de las principales causas de presencia de líqui­
principal causa referida es el hemangiosarcoma, sien­ do e inflamación retroperitoneal, la rotura del uréter
do en el gato principalmente la diseminación produci­ proximal, casos de insuficiencia renal aguda y urino­
da por el tracto gastrointestinal y sus glándulas. mas son etiologías causantes de este derrame. La pre­
El patrón ecográfico de estas lesiones puede ser variable, sencia de cuerpos extraños migratorios (pulmonares)
con presencia o no de líquido libre abdominal, lesiones y percutáneos pueden ser evidenciados en el examen
que se describen de aspecto más difuso o con efecto ecográfico asociados a la presencia de una reacción
masa de márgenes más definidos. De nuevo el aumento retroperitoneal (de patrón ecogénico y generalmente
de la ecogenicidad y atenuación posterior se reconocen encapsulados) que pueden afectar ai mismo tiempo
como los hallazgos eco gráficos más frecuentes, aunque al tejido muscular (Mm. Psoas) y vértebras más cerca­
las lesiones nodulares múltiples asociadas a la membra­ nas. La presencia de una hemorragia retroperitoneal
na peritoneal también son descritas (figs. 9.56-9.59). puede estar relacionada con la existencia de un trau­
Estudio ecográfico del retroperitoneo matismo previo (figs. 9.60-9.62).
Más raramente se pueden describir lesiones neoplá-
El estudio adecuado del retroperitoneo debe ser sicas que afecten al retroperitoneo, al igual que en la
abordado desde una ventana acústica dorsal o sub­ cavidad peritoneal, los hemangiosarcomas se descri­
lumbar, ya que aproxima la zona de estudio y evita ben como una causa probable de afectación neoplási-

■ — ___________ Cauldad abdominal 27?


*
.V ' * ^ |

Figura 9.59
Figura 9.58
Masa de aspecto infiltrativo que afecta al mesenterio. La mem­
Mesotelioma. Paciente Yorkshire de 13 años con distensión abdo­ brana peritoneal engrosada presentaba un patrón heterogéneo,
minal y caquexia. 1.a exploración ecogrdflca abdominal reveló de márgenes irregulares, la punción del liquido ascítico era de
la presencia de tina masa compacta situada en abdomen medio, aspecto serohemorrágico. La laparotomía exploratoria evidenció
que afectaba ai hilio esplénico, el estudio citologico del liquido la presencia de un linfoma intestinal con extensión a membrana
ascitico evidenció la presencia de células neoplásicas peritoneal.

278 Mías de ecografía clínica abdominal en neouenos animales


Figura 9.61

Cuerpos extraños retroperitoneales (espigas). Ambas imágenes muestran el cuerpo extraño como una doble línea ecogénica paralela, ro­
deada de tina pequeña colección da líquido a su alrededor. (9.61) Se aprecia la piesencia de un trayecto fistuloso en la proximidad de la
pared sublumbar.

ca del retroperitoneo, más raramente se han descrito


neoplasias adrenales (feocromocitomas) asociadas a
un derrame hemorrágico retroperitoneal (invasión y
rotura de vasos cercanos). Los mastocitomas también
se describen como una neoplasia metastásica que
puede afectar de forma difusa al retroperitoneo.

B ib l io g r a f ía

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Calidad abdominal 279



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Pablo G óm ez O choa

Introducción y fundamentos del sonido cambie. El ecógrafo registra este cambio y


los representa en una escala de colores (Doppler co­
Desde que Christian Doppler descubriera en 1842 lor) o en un gráfico de velocidad o cambio de frecuen­
el efecto que produce el movimiento de un emisor cia y tiempo (Trazado espectral del Doppler pulsado
sobre la frecuencia de las ondas que emite se le han o continuo).
dado innumerables aplicaciones. Inicialmente Do­ El Doppler color resulta útil para conocer un área re­
ppler estudio este cambio en el espectro lumínico
lativamente amplia que el aparato representa en una
de los cuerpos celestes, y observó como las estrellas ventana sobre el modo B (Fig. 10.1). La escala de colo­
que se estaban alejando emitían con un espectro in­ res puede elegirse en la mayoría de los equipos pero
frarrojo y las que se acercaban con uno ultravioleta.
la más usada en ecografía es una gradación de rojo a
Sin embargo no fue hasta 3 años después cuando el
amarillo, para la parte positiva (el flujo se acerca a la
científico holandés Christoph Hendrik Diederik Buys
sonda) y una escala de azul a azul claro o verde para
Ballot demostró el efecto Doppler en las ondas sono­
la parte negativa (el flujo se aleja de la sonda). El cero
ras, recurriendo a un ingenioso experimento con un
se representa en negro.
trompetista subido a un tren en un vagón descubierto
El trazado espectral representa en un gráfico la velo­
que cubría el trayecto de Utrech a Marsden. Mientras
cidad respecto al tiempo en una zona de insonación
tocaba la misma nota observadores alineados a un
(Fig. 10.2). Esta zona de insonación se denomina
lado de la vía del tren y con muy buen oído, descri­
ventana de muestreo y suele tener entre 2 y 4 mm de
bían como iba cambiando la nota a medida que se
amplitud. Por lo tanto se puede considerar el Doppler
alejaba el tren. Buys Ballot confirmó este cambio de
color como la visión general en un área relativamente
frecuencia en las ondas sonoras emitidas por un emi­
amplia y el trazado espectral como la particularidad
sor en movimiento repitiendo el experimento con los
del interior de un vaso. En la actualidad gracias al
observadores subidos al tren y el trompetista tocando
dúplex, se puede alternar en la misma ventana el Do­
a un lado de la vía.
ppler color con el trazado espectral, e incluso simul­
Este efecto empleado por murciélagos y delfines se ha
táneamente (triplex) aunque ello implique sacrificar
aplicado a los radares meteorológicos, a la seguridad
gran parte del dinamismo de la imagen.
en las aeronaves o a los radares de velocidad en las ca­
El trazado espectral se puede obtener mediante el uso
rreteras, pero también en aparatos cotidianos como
de Doppler pulsado o de Doppler continuo, aunque
las alarmas o las puertas automáticas. En el campo de
no todas las sondas disponen de ambos, por eso es
la medicina se viene aplicando desde hace años a la
monitorización del latido fetal y al estudio del flujo
carotídeo, y en las últimas décadas se ha generalizado
su uso, y se emplea prácticamente en todas las espe­
cialidades médicas: cardiología, neurología, radiolo­
gía, pediatría, ginecología, obstetricia y cirugía.
La incorporación del modo Doppler en los equipos de
ecografía veterinaria se está extendiendo día a día, y
sin duda representa una gran ayuda diagnóstica en la
ecografía abdominal y una herramienta imprescindi­
ble en el examen ecocardiográfico. Gracias al Doppler
se puede detectar la presencia de flujo sanguíneo, y
definir su dirección, el sentido y otras características.
El principio general de funcionamiento del Doppler
se aplica en esta área con gran eficacia: el ecógrafo
“sabe" a que frecuencia está emitiendo la sonda, los
ultrasonidos impactan contra las células sanguíneas
y se produce un eco que vuelve a registrar el ecógrafo.
El "nuevo” emisor, en este caso pasa a ser el hematíe
que por estar en movimiento hace que la frecuencia

■ -------- 281
importante conocer las diferencias y las aplicaciones
de cada uno, porque ambos son complementarios,
pero también tienen puntos fuertes y limitaciones que
se resumen a continuación:
Doppler continuo (Fig, 10.3): es una tecnología más
antigua, basada en una sonda con un emisor y un re­
ceptor que emiten y reciben de manera continua. No
se puede "afinar” la profundidad de la insonación,
manda información de todas las células sanguíneas
que atraviesan esa columna, así que no es capaz de
discriminar entre dos vasos que están en la pantalla a
diferentes profundidades. Su ventaja es que no tiene
limitación de velocidad, siendo capaz de representar
velocidades muy altas, que ocurren en las insuficien­
cias, en las estenosis o en la mayoría de las comuni­
caciones.
Doppler pulsado (Fig. 10.4): es una tecnología mo­
derna que integra en un solo elemento la emisión y la
recepción de ultrasonidos mediante pulsos. Emite pa­
quetes de pulsos a una frecuencia (PRF) y luego los re­
cibe, siendo su principal limitación la vulneración del
límite Nyquist, impidiendo representar velocidades
elevadas, que suelen estar en torno a 2-3m/s depen­
diendo de la profundidad de la insonación y de otros
elementos. Cuando se supera este límite se produce el
artefacto conocido como aliasing o solapamiento (Fig.
10.5J. La tecnología de pulsos hace posible modular la
ventana de muestreo en tamaño y profundidad, inso­
nando zonas precisas sin solapamientos. Los trazados
espectrales obtenidos con Doppler pulsado son más
nítidos y tienen menos contaminación.
Los pasos para conseguir un buen trazado espectral de
un vaso se podrían resumir de una forma esquemática
en las siguientes observaciones: (1) Localizar el vaso
o la zona a explorar en modo B. (2) Obtener un buen 'ese
corte en modo B; sin buena señal en escala de grises, mutati
la señal Doppler no será óptima, una imagen en modo
B nítida y sin artefactos es imprescindible. (3) Activar
el Doppler color. En el abdomen es preferible un poco
de permanencia, así se identifica más fácilmente pe­
queñas estructuras vasculares. La escala o PRF tiene
que ser la adecuada para producir un buen rellenado
del vaso, es preferible usar ganancias de color altas
y escalas bajas, aunque se genere algún artefacto de
aliasing. (4) Activar el Doppler pulsado. Se debe ajus­
tar la ventana de muestreo al tamaño del vaso (una
ventana de entre 2 y 4 mm es adecuada para la ma­
yoría de vasos abdominales), aunque se deberá variar
i ■■ J .n* ■ !I,, J.
según el diámetro del mismo. (5) Ajustar el ángulo de
insonación. Es conveniente recordar que el ángulo de
•25.9cm/s
la sonda respecto a la dirección del vaso condiciona
los valores absolutos de la velocidad obtenidos. Es
decir, un ángulo incorrecto dará valores no fiables de
Figura 10.4
velocidad. Sin entrar en la física del efecto Doppler,
pues no es el objetivo de este capítulo, se recomienda Doppler pulsado de una uena porta normal. Con la ventana de
muestreo se puede definir el tamaño de la zona a insonar, en este
ángulos de insonación entre 0 y 60 grados. Ajustando caso 5 mm.
la línea interior de la ventana de muestreo paralela a la

animales
dirección del vaso el equipo señalará el ángulo al que
se está insonando, cuando este supere los 60 grados,
habrá que recolocar la sonda buscando otro ángulo
inferior. (61 Optimización del trazado espectral. En
muchos equipos la optimización de la señal al tamaño
de la pantalla se realiza automáticamente. Mediante la
línea base y la escala se consigue que el trazado quede
perfectamente visible en la pantalla (Fig. 10.6).

Aplicaciones del Doppler


en la ecografía abdominal
.!
El objetivo de este capítulo es resaltar la importan­
cia del uso del Doppler como complemento diagnós­
tico en el estudio abdominal. Dado el gran número de
Figura 10.5
aplicaciones en medicina humana y todos los estudios
que se están llevando a cabo día a día en el ámbito ve­ Aliasing. La velocidad sale fuera de los límites marcados en la es­
cala y el aparato representa, al acabarse la escala de colores posi- ¡
terinario esta sección seguramente ya será actualiza-
tiros (rojo-amarillo) los negativos (verde-azul), aunque la sangre
ble en cuanto se publique. Todo ello da una idea de la siga siempre el mismo sentido.
potencia diagnóstica que tiene esta prueba y del am­
plio recorrido que le queda por andar en la medicina
veterinaria.
La primera de las aplicaciones y la más sencilla es co­
nocer, mediante el Doppler color, la presencia o au­
sencia de vascularización de una estructura. Aunque
parezca tan fácil como apretar el botón del Doppler
color, resulta fundamental tener un conocimiento
profundo del equipo y configurarlo adecuadamente.
De esta forma resulta sencillo distinguir por ejemplo,
una zona de coagulación en un hematoma, de otro tipo
de lesión, o identificar una trombosis en un vaso en el
que resultaba complejo identificar el trombo en modo
B (Fig. 10.7). Además también es una herramienta
muy valiosa a la hora de elegir la zona de punción o de
biopsia en una masa u órgano (Fig. 10.8). Sin embargo
cuando la escala o PRF está baja para buscar peque­
ñas venas en las que la sangre circula por debajo de 10
cm/s, el jadeo o los movimientos suelen contaminar
la ventana y hacen más difícil la interpretación. Herra­
mientas como el Power Doppler, el Doppler vascular
o el B-Flow, que ya incorporan la mayoría de los equi­
pos, pueden ser de gran ayuda al tener mayor sensibi­
lidad, pero no se puede olvidar que no están exentas
de los mismos artefactos (Fig. 10.9). Otra de las ayudas
directas que brinda el Doppler es la confirmación de
las comunicaciones portosistémicas, que se desglosa­
rá más adelante. La ecografía tiene una sensibilidad
del 92% para el diagnóstico de estas patologías y aun­
que se ha desarrollado en el capítulo de la ecografía
hepática, es conveniente resaltar que la búsqueda de
una turbulencia de entrada en la vena cava, mediante
el Doppler color, tiene un valor predictivo positivo del
91% en las comunicaciones que terminan en esta vena
(Fig. 1 0 .1 0 y l0 .ll).
El estudio del trazado espectral de los grandes vasos Figura 10.7
abdominales está muy documentado en la biblio­
Trombosis iliaca. Se observa interrupción en el flujo sanguineo.
grafía veterinaria. Cada arteria y cada vena tienen un

Fundamentos g aplicdcipnes del Doppler abdomina


#1

Figura 10.8 Figura IO.IO

Masa esplénica mscularizada. ,-1 la izquierda de la imagen se ab- Shunt porto-cara e.xtrahepàtìco eri un Yorkshire terrier.
seiva parénquima esplénico normal.

Figura 10.9
Vasvularización en un linfonodo metastchica con Power Doppici:
Estos rasos no servimi con el Doppler color.

trazado característico condicionado por el lecho vas­ que incluye la valoración del perfil bioquímico y de
cular que irrigan o por los territorios que conectan. A los electrólitos, la radiología torácica y el estudio del
modo de ejemplo, es totalmente diferente el trazado líquido ascítico, determinaciones todas ellas valiosas
de la vena cava, condicionada por la respiración y la para el diagnóstico pero difícilmente evaluables como
presión en el atrio derecho, del de la vena porta, mu­ criterios de seguimiento evolutivo. Y es sobre todo en
cho más estable, ya que conecta el territorio digestivo este aspecto, en la monitorización de la marcha real
con el hepático (Fig. 10.12). de la HP, en el que el examen ecográfico y sobre todo
la ecografía Doppler aportan una nueva herramienta
Estudio Doppler en la hipertensión portal para su estudio en los animales de compañía.
El desarrollo de la HP se produce por la obstrucción
El estudio Doppler venoso abdominal tiene como al flujo sanguíneo, que inicialmente distiende el lecho
protagonista a la vena porta, siendo una manera rá­ venoso anterior al lugar del obstáculo, y que precisa­
pida y sencilla de diagnosticar y monitorizar la hiper­ mente sirve como criterio de clasificación: HP prehe­
tensión portal (HP). La HP representa un incremento pática (territorio vascular previo al hilio hepático), HP
persistente de la presión venosa en el sistema porta, intrahepática (alteración de las estructuras hepáticas)
y aunque no siempre se asocian, es la principal causa e HP poshepática (venas suprahepáticas, cava caudal
de ascitis en los animales de compañía. En la prác­ o corazón derecho).
tica diaria, la HP tiene un enfoque clínico complejo La HP prehepática es rara en los animales de compa-

284 fflia^^coj^fí^línic^bdonñnaUj^ejueno^ninialK 1
Figura 10.12
A la izquierda la vena cava con su parrón bi o trifásico. A la derecha de la imagen la vena porra.

ñía y así como en las formas agudas -trombosis por­ encima de la mesa, se suelen usar dos posiciones de­
tal- tiene un pronóstico fatal a corto plazo, la evolu­ pendiendo de la ventana elegida: el decúbito lateral
ción crónica -compresión extrínseca, neoplasia,..- es izquierdo es la posición más adecuada para perros y
más benigna y permite el desarrollo de mecanismos gatos, porque permite posicionar la sonda en el undé­
comp ensadores. cimo o duodécimo espacio intercostal derecho o tras la
En los perros y gatos la HP intrahepática es la más última costilla. En decúbito supino se puede acceder a
frecuente y desde luego tiene una mayor incidencia la ventana ventral acústica por debajo del xifoides.
en los perros. Casi siempre se origina por las altera­ Con cualquiera de las posiciones seleccionadas, el
ciones de la circulación sinusoidal producidas por la objetivo es la visualización de la porta en su entrada
fibrosis o por los nodulos regenerativos de la cirrosis al hígado (porta hepatis), ventral a la vena cava caudal
hepática. Sin embargo, aunque éste sea el mecanismo y dorsal al conducto biliar común. El porta hepatis es
más frecuente, cualquier enfermedad hepática difusa el lugar de elección para examinar la calidad del flujo
-hepatitis, lipidosis, neoplasia,...- puede producir HP
(Fig. 10.13).
La HP poshepática es poco frecuente, y además del
aumento de resistencias en las venas suprahepáticas 12 -
o en la cava, no hay que descartar como posibilidad - V ME D = 6 . 2 C M / S
etiológica las alteraciones del corazón derecho -peri­ 8 -
carditis constrictiva, dirofilariasis,...- [Fig. 10.14).
La ecografía del sistema portal en modo B permite
valorar el trayecto de la vena porta y su integridad, y
desde la introducción en la práctica veterinaria de la
ecografía Doppler, además se pueden realizar me­
diciones cualitativas y cuantitativas del flujo y de las
velocidades. Sin embargo los resultados del estudio
ecográfico pueden ser insatisfactorios si no se tienen -
en cuenta algunos factores previos, hasta tal punto -12 -
condicionantes, que la preparación inadecuada es el Figura 10.13
principal motivo de una visualización incorrecta del
Trazado espectral en una hipertensión porral de un Pastor ale­
trayecto prehepático de la vena porta. mán con carcinoma pancreático y con metástasis hepáticas.
Para iniciar el estudio ecográfico, con el animal ya

Fundamentos u aplicaciBnés^éTDñppiér abdominal" g U


■ "............................ ...........
portal. La vena se coloca en corte sagital orientando
el transductor cranealmente, usando para la evalua­
ción del flujo ángulos menores de 60 grados. Como se
ha mencionado anteriormente ángulos mayores da­
rán datos velocimétricos sin ninguna fiabilidad (Fig.
10.15) . El trazado espectral velocimétrico en la porta
es bastante estable, con pequeñísimas ondulaciones
(el territorio portal se encuentra entre los capilares in­
testinales y los sinusoides hepáticos) producidas por
el movimiento diafragmático. Podemos considerar
una velocidad media normal de entre 12 y 17 cm/seg
en el perro y de entre 10 y 12 cm/seg en el gato. El flu­
jo se considera normal entre 20 a 40 ml/min/kg, y se
calcula multiplicando la velocidad media por el área
de corte transversal de la vena en cm!, y dividiendo el
producto por el peso del animal. Otro dato que puede
resultar de cierta utilidad es el índice de congestión;
que es una medida de la resistencia vascular y suele
verse incrementada en las cirrosis y en otras enfer­
medades hepáticas. Se obtiene dividiendo el área de
corte de la porta en cm2 entre la velocidad media, y
en perros sanos es de 0.04 cm x seg. Además de estos
parámetros también se deben evaluar con el Doppler
color el tipo de flujo y el sentido (debe ser hepatope-
tal, de entrada hacia el hígado).
Los cambios ecográficos producidos por la hiperten­
sión portal pueden ser muy variados y claramente
dependientes del tipo de ésta. En la HP prehepática
se puede encontrar un trombo (hipoecoico, anecoi-
co) o una compresión externa que no siempre van a
generar hipertensión, hay descritos varios casos de
trombos que permiten la circulación de la sangre sin
que haya alteraciones hemodinámicas significativas.
En la HP intrahepática como ya se ha señalado ante­
Figura 10.15
riormente, las hepatopatías (cirrosis, fibrosis, hepato-
patía crónica) son las causas más frecuentes de hiper­ Imagen de ¡a izquierda, insonación vena porta correcta. El flujo
tensión portal en los animales de compañía. En un se representa como rojo (acercándose al transductor) y el trazado
espectral muestra una velocidad media de ¡Sentís. La imagen de
animal cirròtico con hipertensión, la velocidad portal la derecha se ha realizado de manera incorrecta, obsérvese corno
desciende por debajo de 10cm/seg y el flujo decrece en el trazado espectral la velocidad es completamente diferente
un 50%, encontrándose por debajo de 17 ml/mín/kg. usando un ángulo incorrecto.
Este descenso de la velocidad portal también se ha
observado en animales con obstrucción del conducto
biliar común. La primera consecuencia de una hiper­
La segunda complicación, más común en perros que
tensión portal prolongada (1 a 2 meses) es el desarro­
en gatos con hipertensión portal de origen intrahepá-
llo de circulación colateral por medio de shunts (Fig.
tico o poshepático, es el desarrollo de ascitis. Aunque
10.16) . Estos vasos conectan el sistema portal con la
el perro con hipertensión portal intrahepática (cirro­
circulación sistèmica descargando de presión a la
porta, y pudiendo generar cuadros clínicos de ence­ sis) esta predispuesto al desarrollo de derrame peri­
falopatía hepática. Estos shunts se dan sobre todo en fonea! (los sinusoides no poseen membrana basal lo
la hipertensión intrahepática, no generándose nun­ que los hace muy permeables), ésta por si sola no es
ca, cuando la causa es de origen cardíaco, por falta de capaz de producirlo, y necesita la retención de agua y
gradiente de presiones. El examen ecogràfico revela sodio, o la hipoalbuminemia para generar ascitis. La
pequeños vasos tortuosos que conectan el pedículo presencia de uno, o de los dos factores añadidos a la
de la vena esplénica con la vena gonadal izquierda en hipertensión portal, en los estadios tempranos de la
los perros, y anastomosis de la vena gástrica izquierda ascitis, aumenta el flujo linfático haciendo que este
a las frenicoabdominales o de la cólica izquierda a la atraviese el espacio de Disse y se produzca una extra­
gonadal izquierda en los gatos. vasación de linfa al peritoneo a través de la cápsula

s n Atlas de ecografia cllnica abdominal en pegúenos animales


capítulo sólo se describirán aquellos de los que hay
mayor número de referencias bibliográficas, que in­
cluyen la valoración de los linfonodos y de las arte­
rias arcuai as renales.
El Doppler aporta una ayuda diagnóstica en la valora­
ción ecogràfica de los linfonodos abdominales. Preci­
samente ¡infadenopatía es un proceso común en mu­
chas de las patologías habituales, que sucede tanto
en procesos benignos que incluyen cuadros clínicos
reactivos e inflamatorios causados por infecciones,
traumas, o enfermedades inmunomediadas, como en
procesos malignos en los que se pueden encontrar
tumores primarios (linfoma) o metástasis de otros tu­
mores (Fig. 10.17). Además en un mismo paciente se
Figura 10.16 pueden encontrar varios procesos como tumores ma­
Múltiples shunts adquiridos debidos a hipertensión portal por una marios y cistitis, y linfadenopatía asociadas que hace
cirrosis en un Cocker spaniel. Visualizaclón con Power Doppler. más complejo el diagnóstico. Determinar la causa es
fundamental tanto para el diagnóstico como para el
enfoque terapéutico.
La localización ecogràfica de los linfonodos abdomi­
nales en estado normal generalmente no es senci­
lla; porque habitualmente son de pequeño tamaño
(varían entre 0,5 y 4 cm, salvo el yeyunal que puede
medir hasta 20 cm), su presencia puede ser variable
(hay linfocentros mayores que existen en todos los
animales y menores que muestran cierta variabilidad
individual), y su ecotextura es similar al tejido conec­
tivo y a la grasa que los rodea. Normalmente, son difí­
cilmente identificables a excepción de los linfonodos
ilíacos mediales y mesentéricos; sin embargo, estos
mismos linfonodos pueden localizarse fácilmente si
están afectados por alguna patología y presentan un
aumento de tamaño. Aunque la ecografía permite la
Figura 10.17 localización y descripción de un linfonodo afectado,
la utilidad de esta prueba para categorizar la patolo­
i.injmodos mesen térícos en un linfoma multicéntrico.
gía que lo afecta es limitada. Los patrones ecográficos
no permiten diferenciar si el aumento de tamaño del
mismo se debe a un proceso inflamatorio ó tumoral y
hepática, lo que ayuda a la localización de la ascitis. aunque en este punto la punción con aguja fina sigue
Gráficamente se puede afirmar que si en el perro con resultando vital para el diagnóstico en muchas oca­
cirrosis e hipertensión portal se envolviera el hígado siones o no se obtiene una muestra representativa o
con papel celofán, el líquido se acumularía dentro el diagnóstico no es concluyente.
de la bolsa. Ecográficamente la ascitis es fácilmente La valoración del patrón vascular del linfonodo me­
identificable, entre los lóbulos hepáticos cuando hay diante el Doppler pulsado es una herramienta com­
poca cantidad, y de forma generalizada cuando el ab­ plementaria que puede ayudar en estos casos. Se
domen se encuentra distendido. utilizan índices semicuantitativos denominados de
resistencia y pulsatilidad. Estos índices se calculan
Valoración Doppler a partir del trazado espectral de una de las arterias
de los linfonodos patológicos del interior del linfonodo mediante las siguientes
Si el estudio del trazado espectral en la vena porta fórmulas;
resulta muy útil a la hora de valorar la presencia de Indice de Resistencia o de Pourcelot (IR):
hipertensión portal, el estudio mediante índices se- vel. máx. sistò lica-vel. min. diastólica /vel. máx. sis­
micuantitativos de los trazados arteriales no resulta tòlica.
menos interesante. Seguramente irán apareciendo
evidencias clínicas de su aplicación para la valora­ Indice de pulsatilidad o de Gosling y King (IP):
ción de otros órganos abdominales, pero en este vel. máx. sistòlica - vel. min. diastólica /vel. media máx.

C Fundamentos y aplicaciones del Doppler abdominal >87


Figura 10.18 Figura 10.21
Vascularización intranodal mediante Doppler color. Punción con aguja de22G de un linfonodo mesenterico.

i
El procedimiento exploratorio incluye varios pasos
sucesivos. En primer lugar se localiza el linfonodo, los
más sencillos son los ilíacos mediales y el linfocentro
30 -
yeyunal, y a continuación mediante el Doppler color o
20 -
el power Doppler se visualiza la vascularización (Fig.
IO - 10.18). Una vez identificado un vaso se realiza la in-
cm/s ■ sonación, obteniendo el trazado espectral. Mediante
-10 - este estudio puede discriminarse con un 93% de sen­
15.3em/s sibilidad y un 100% de especificidad el estado patoló­
6.9cm/s
RI 0.55 gico del linfonodo, y separar por un lado a las pato­
logías benignas, que engloban ganglios normales, in­
Figura 10.19 ™ flamatorios y reactivos y por otro lado a los malignos,
Linfonodo reactivo en una enteritis, el trazado espectral muestra fundamentalmente linfoma o metástasis. Los valores
un IR de 0,55. a partir de los cuales se debería considerar un linfo­
nodo abdominal como maligno son de 0,7 para el IR y
de 1,1 para el IP (Fig. 10.19 y 10.20).
Estos cambios tan evidentes en el patrón vascular
de un linfonodo maligno se deben a la presencia de
shunts arteriovenosos producidos por la angiogénesis
tumoral y a las turbulencias creadas por compresión,
circunstancias que no ocurren en un linfonodo infla­
matorio o normal, y que hace que no aparezcan estas
alteraciones y por tanto no se detecten cambios en el
patrón.
Aunque el estudio del trazado espectral de las arterias
de los linfonodos resulta una herramienta de gran uti­
lidad tiene algunas limitaciones. La primera reside en
el aparato, que exige que tenga Doppler y una configu­
í8.8cm/s ración óptima; la segunda reside en las peculiaridades
16.2cm/s
0.79 del animal, ya que en muchas ocasiones la profundi­
Figura 10.20
dad a la que se encuentra el linfonodo y los movimien­
tos durante la exploración, hacen muy complicado la
Linfonodo con metástasis de un carcinoma oválico. El trazado es obtención de una buena señal, no debiéndose excluir
completamente diferente al de la fotografía anterior, obteniendo
un Ili de 0,79. en ningún caso la toma de muestra mediante punción
con aguja fina (Fig. 10.21).

^tlasdm ogr^aiclínjc^DojTi!nfll ej^ejutn^animaíe^


1
Valoración Doppler de las arterias renales es una medición incruenta, rápida, sencilla y repetible,
y dado que no son muchas las herramientas que per­
El estudio de las arterias arcuatas renales es la últi­
miten monitorizar la enfermedad renal, este índice de­
ma aplicación que es importante resaltar. La base es la
bería utilizarse de manera rutinaria para el control de
misma que con las arterias de los linfonodos, son un
las Insuficiencias renales crónicas, de la diabetes, y del
fiel reflejo del lecho vascular, en este caso el riñón. Un
hiperadrenocorticismo. Parece que en los gatos la ele­
buen trazado espectral en el que se puedan identificar
vación en este índice suele ir asociado a daño tubular
tres ondas completas es fundamental para poder in­
terpretar con rigor los resultados (Fig. 10.22). El índice (Fig. 10.24), aunque son necesarios estudios tanto en
de resistencia se obtiene de la misma manera que con perro como en gato que correlacionen el tipo de lesión
los linfonodos y en la mayoría de los equipos marcan­ anatomopatológica con la clínica y con las alteraciones
do la velocidad maxima sistòlica y la mínima diastólica en este índice. A modo de resumen, utilizando los da­
se obtiene de manera automática. Se puede considerar tos de un reciente estudio en perros con leishmaniasis
que está alterado a partir de 0,75-0,8 tanto en perros y diferentes grados de daño renal, puede considerarse
como en gatos (Fig. 10.23). Hay varias circunstancias este índice como un indicador de progresión, incluso
extrarrenales, como la anemia, la hipovolemia o la pronóstico, muy sensible pero con poca especificidad.
hipertensión que parecen influir sobre este índice, y Estas características las evidencian las observaciones
desde luego hacen falta más estudios para tener unos de que todos los animales con elevaciones relevantes
criterios más asentados, porque además la mayoría de de este índice mostraban daño renal avanzado y en-
las evidencias de la bibliografía provienen de observa­ zimuria, y sin embargo muchos otros con lesión renal
ciones en pacientes humanos. Teniendo en cuenta que tenían un índice de resistencia normal (Fig. 10.25).

'I

40 40

20 20
Himi----- ------ -----------
32-lcm/s -2 0
O S c m fi
V.l 03« -40

Figura 10.24
Trazado espectral sistolizado en un gato con insuficiencia renal
crónica terminal

X
l
i

30 -
i

i
\ 1

12 K\ i

30.7cm/s l ì j'ti
2.1c m/s ^ jfcfj À , , i * i 1 * dfl h * k 4 ‘i u \
0.93 J i 11 '*i' A n P t’

Figura 10.25
Figura 10.23
Trazado espectral de una arteria arcuata de un perro coa leish­
Trazarlo espectral alterado ea un perro con diabetes niellitus. maniasis e insuficiencia renal.
La introducción del Doppler dentro del protocolo ab­ El conocimiento de la circulación portal normal se re­
dominal rutinario es un hecho necesario e imparable, fiere tanto a la identificación de las ramas portales y el
que aporta mayor precisión diagnóstica y se comple­ estudio de su flujo normal, que debe ser en todo mo­
menta con las facilidades técnicas que añaden la gran mento en dirección hacia el hígado (hepatópeto). El
calidad de los nuevos aparatos disponibles. Los próxi­ diámetro de la vena porta debe ir aumentando según
mos años permitirán recorrer un camino apasionan­ se acerca al porta hepatis, se ha establecido un ratio
te, en el que sin duda, surgirán nuevas aplicaciones de que compara el diámetro de la vena porta (a nivel del
gran utilidad para el diagnóstico y la monitorización porta hepatis] con el diámetro de la aorta abdominal
de las enfermedades de los animales. (craneal a la inserción de la vena renal) estableciéndo­
se este ratio VP/Ao siempre superior a 0,7. El estudio
Valoración de los shunts de la velocidad portal ha sido descrito anteriormente.
portocava extrahepáticos Los shunts portocava extrahepáticos son diagnosti­
cados con más frecuencia en perros de raza pequeña
Los pacientes con sospecha de shunt extrahepá­
y gatos, aunque el estudio es complejo en ocasiones
tico deben ser preparados rigurosamente antes del
el conducto anormal es de diámetro considerable y
examen, esta preparación irá encaminada a la elimi­
recorrido tortuoso. El estudio ecográfico debe ir en­
nación de gas y alimento del tubo digestivo y heces en
caminado al diagnóstico del shunt, a evidenciar su
el colon que pueden en muchas ocasiones entorpecer presencia, en un segundo plano debe intentar rela­
el estudio correcto, la sedación del paciente es nece­ cionarlos vasos implicados que, en muchas ocasiones
saria en los animales más nerviosos, con jadeo o poco pueden presentar derivaciones múltiples de difícil es­
colaboradores. Es especialmente importante utilizar tandarización. La mayoría de los shunt extrahepáticos
ventanas acústicas adecuadas para el estudio de toda terminan en la vena porta, en el trayecto comprendido
la anatomía de la vena porta y cava. Se debe señalar entre la inserción de la vena renal derecha y las rami­
que las ventanas acústicas intercostal derecha y dor­ ficaciones hepáticas, también están descritos, aunque
sal son las más comúnmente utilizadas, debiéndose con mucha menor incidencia las comunicaciones con
completar el estudio con una ventana abdominal ven­ la vena azygos.
tral y lateral izquierda (utilizando el bazo y músculo El estudio de las tributarias de la vena porta debe ser
psoas como ventana acústica]. La ventana acústica minuciosamente explorado, las venas gastroduodena­
dorsal permitirá una evaluación correcta de todo el les y gastroesplénica presentan una mayor incidencia
recorrido de la aorta y vena cava abdominales, la ven­ de derivaciones anormales, por tanto el estudio del
tana intercostal derecha situará la vena cava ventral flujo de estos vasos es fundamental para el diagnósti­
a la aorta y la vena porta ventral y a la derecha de la co correcto del shunt, observándose una alteración del
vena cava, deben ser localizadas en este corte las ve­ flujo e inversión del mismo en la rama afectada. Aun­
nas gastroduodenal y gastroesplénica a su llegada al que se han descrito hallazgos asociados en diferentes
tronco portal. La ventana acústica ventral se utiliza­ visceras en pacientes con shunt portocava, estos no se
rá más frecuentemente para evaluar el tronco portal, han constatado en todos los pacientes aunque deben
porta hepatis e hilio hepático. ser tenidos en cuenta; microhepatopatía, hígado de
La evaluación del sistema portal extrahepático requie­ volumen reducido e hipovascularizado, nefromegalia
re de un conocimiento anatómico profundo, los vasos y litiasis renal y vesical (Figs. 10.26-10.28). Un cam­
tributarios portales lo forman las venas mesentéricas bio en el diámetro de la vena porta en pacientes con
craneal y caudal que son la prolongación directa de la shunts extrahepáticos ha sido estudiado, apreciándo­
vena porta en la línea media del paciente, que recogen se un cambio en su diámetro reduciéndose este en la
vascularización del paquete intestinal, la vena gastroes­ porción más craneal a la derivación, un ratio VP/Ao
plénica accede al tronco portal por su aspecto izquier­ inferior a 0,65 es un valor predictivo de shunt extra­
do y está formada por la vena esplénica, gástrica y gas- hepático, mientras que valores superiores a 0,8 son
troepiploica (aunque la vena gástrica derecha puede excluyentes de este tipo de shunt (Figs. 10.29-10.30).
drenar directamente al tronco portal sin unirse antes a Otro hallazgo descrito anteriormente, la turbulencia
la esplénica], por último, la vena gastroduodenal acce­ de entrada en la vena cava, también resultan de ayu­
de a la porta por su aspecto derecho y está formada por da. Recientemente se han descrito técnicas de inyec­
la vena pancreaticoduodenal y gástrica derecha. Hay ción intraesplénica de suero salino fisiológico agita­
que señalar que las venas gástricas y gastroepiploicas do, ecoguiado, para determinar la presencia de shunt
derechas e izquierdas forman un anillo alrededor del portosistémicos, siendo útil para los portocava intra y
estómago y están comunicas entre sí. El tronco azygos extrahepáticos, y para los porto-azygos. En un animal
se localiza más profundamente, a la derecha de la aorta sano las microburbujas salen por la vena esplénica, se
drenando a nivel de la vena cava craneal, ya en cavidad dirigen a la porta y desaparecen en la barrera sinusoi­
torácica, sus tributarias están formadas por las venas dal. En un animal con shunt las microburbujas apare­
lumbares, intercostales y esofágicas. cen en la cava y/o en el atrio derecho (Fig. 10.31).

290 Atlas de ecografía clínica abdominal en pequeños animales


1
Paciente West higtand white terrier de ¡0 mener, con presencia d e un shunt portocava extmhepâiico. (26) La aproximación lumbar derecha
del paciente permite la valoración de la vena gastroduodenal y su inserción en la vena portai con una inversion del flujo (hepatofugo),
con una dilatación evidente de su diámetro, la vena porta presenta un diámetro reducido. (27) Corte longitudinal del riñón izquierdo del
paciente con presencia de nefrolitiasis, (28) Hígado de volumen reducido con una altura de2lm m .
Yorkshire tem er ele 5 años con sintomatologia inespecífica, ti
animal presentaba un shunt porro azygos de difícil diagnóstico.
Mediante la inyección intraesplénica de suero salino agitado se
demostró la presencia de microburbnjas en el atrio derecho.

Figura 10.31

292 ifltla^^cograffaiclínica^hdomina^iy2e2uenosaiiiiTiales 1
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Fundamentos u aplicaciones del Doppler abdominal 293


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294 ¿tla^^çogran^çlfnica^bdomlna^njgeguefjos^niraale^ X

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