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TALLER DE DERECHO PROCESAL LABORAL

DOCENTE
ANDRES FELIPE LABRADA MAESTRE

CARLOS MARIO BATISTA GARCIA

UNIVERSIDAD POPULAR DEL CESAR


FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS SOCIALES Y POLITICAS
PROGRAMA DE DERECHO
2020-2
1. DIFERENCIA ENTRE LA SETENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA QUE SE VA
POR APELACION Y LA QUE SE VA POR CONSULTA?
Para efectos de precisar las diferencias entre la sentencia de segunda instancia que
se va por consulta consulta y la que se va por apelación es imperativo acudir a la
Jurisprudencia que nos aclara el tema y nos fija los parámetros que hacen de
diferentes estas instituciones procesales.
La H. Corte Constitucional en sentencia C-055/93, M.P José Gregorio Hernández
Galindo Aseveró:
“La consulta es una figura distinta de la apelación. Se surte obligatoriamente en los
casos y con las características que defina la ley, sin contar con la voluntad de las
partes. A diferencia de la apelación, no es un recurso. Por eso no hay apelante y, por
ende, la competencia del juez de segundo grado no depende de si una sola o ambas
partes aspiran a la modificación de la sentencia proferida en primera instancia, de tal
manera que goza de atribuciones suficientes para reformar y aún revocar el proveído
que se somete a su conocimiento. Pero, desde luego, habrá de tenerse en cuenta el
motivo de la consulta, es decir, el interés que con ella se busca tutelar, a fin de
establecer, dentro de las características propias que ofrece en las distintas
jurisdicciones, hasta dónde podría llegar el juzgador en el momento de introducir
cambios a la providencia en cuestión”.
En materia laboral se ha manifestado en términos generales que el recurso de
apelación forma parte de la garantía general y universal de impugnación que se
reconoce a quienes han intervenido o están legitimados para intervenir en la causa
para obtener la tutela de un interés jurídico propio, con el fin de que el juez de grado
superior -ad quem- estudie la cuestión decidida y corrija los defectos, vicios o errores
jurídicos del procedimiento o de la sentencia en que hubiere podido incurrir el a-quo.
La apelación siempre se entiende interpuesta en lo desfavorable al recurrente, quien a
través de este medio de impugnación, delimita el ámbito sobre el cual puede resolver
el superior, (tantum devolutum quantum apelllatum), quien se encuentra con una
mayor restricción además, cuando se trata del caso de apelante único, pues no podrá
desmejorar su situación. Además, el recurso debe ser sustentado por quien padece un
perjuicio o invoca un agravio, ya que de lo contrario el juez tendría que declararlo
desierto por falta de interés para recurrir.
Entonces, si la pretensión del apelante fija, en principio, el ámbito de competencia
material del superior, es preciso que la providencia que desate dicho recurso sea
congruente con ella; en otras palabras, la sentencia de segunda instancia deberá estar
en consonancia con las materias objeto del recurso de apelación.
A diferencia de la apelación, la consulta no es un medio de impugnación sino una
institución procesal en virtud de la cual el superior jerárquico del juez que ha dictado
una providencia, en ejercicio de la competencia funcional de que está dotado, se
encuentra habilitado para revisar o examinar oficiosamente, esto es, sin que medie
petición o instancia de parte, la decisión adoptada en primera instancia, y de este
modo corregir o enmendar los errores jurídicos de que ésta adolezca, con miras a
lograr la certeza jurídica y el juzgamiento justo, lo cual significa que la competencia
funcional del superior que conoce de la consulta es automática, porque no requiere
para que pueda conocer de la revisión del asunto de una petición o de un acto
procesal de la parte en cuyo favor ha sido instituida.
La consulta es un mecanismo ope legis, esto es, opera por ministerio de la ley y, por
tanto, suple la inactividad de la parte en cuyo favor ha sido instituida cuando no se
interpone por ésta el recurso de apelación, aunque en materia laboral el estatuto
procesal respectivo la hace obligatoria tratándose de entidades públicas. Además, la
consulta está consagrada en los estatutos procesales generalmente con base en
motivos de interés público con el objeto de proteger a la parte más débil en la relación
jurídica que se trata.
La jurisprudencia constitucional ha expresado que la consulta no es un auténtico
recurso sino un grado jurisdiccional que habilita al superior jerárquico para revisar la
legalidad de algunas providencias, por mandato de la ley y sin que medie impugnación
por parte del sujeto procesal que se considere agraviado. Por tal razón, el juez que
conoce de la consulta cuenta con amplia competencia para examinar la actuación, no
estando sujeto, por tanto, a límites como el de la non reformatio in pejus.
Como puede apreciarse, la consulta se halla instituida para la protección de los
derechos mínimos, ciertos e indiscutibles del trabajador que, a manera de principios
básicos, contiene el artículo 53 de la Carta Política, pues este grado jurisdiccional
opera cuando las sentencias de primera instancia “fueren totalmente adversas a las
pretensiones del trabajador”, siempre y cuando dichas providencias no hayan sido
apeladas. Así mismo, la consulta persigue la defensa de los bienes públicos ya que
procede frente a esas mismas providencias cuando fueren adversas, total o
parcialmente, a la Nación, al departamento y al municipio, evento en el cual no está
condicionada a que se haya interpuesto el recurso de apelación.
Así regulada la consulta en materia laboral, se erige como un instituto procesal
independiente de los recursos propiamente dichos, tanto que puede llegar a afirmarse
que representa algo más que un factor de competencia, ya que propende por la
realización de objetivos superiores como son la consecución de un orden justo y la
prevalencia del derecho sustancial.
La misma Alta Corporación en Sentencia C-968/03 al resolver la Demanda de
inconstitucionalidad contra el artículo 35 (parcial) de la Ley 712 de 2001, “Por la cual
se reforma el Código Procesal del Trabajo” M.P.: Clara Inés Vargas Hernández, reiteró
su posición al respecto.
2. QUE ES LA CONSULTA?
Una providencia del Consejo Superior de la Judicatura, con ponencia de la magistrada
Magda Acosta, explica, con profundidad, la institución de la consulta, la cual tiene por
objeto garantizar los derechos fundamentales del procesado y velar por una pronta y
eficaz administración de justicia.
El artículo 31 de la Constitución la prevé como una de las manifestaciones de la doble
instancia y, por tanto, puede decirse que esta establece un vínculo especial con el
debido proceso y el derecho de defensa.
De ahí que este trámite está instituido en el Derecho Disciplinario para proteger el
interés público, el ordenamiento jurídico y la eficiencia de la función administrativa.
Con todo, el superior funcional verifica que la actuación y la decisión que se revisan
correspondan a los presupuestos fácticos y jurídicos de la investigación.
Es importante tener en cuenta que no es un recurso, sino que, por el contrario, es un
grado de jurisdicción creado por la ley para revisar las decisiones de primera instancia
que adolecen de algunos yerros que deben ser corregidos.
La Corte Constitucional, en la Sentencia C-153 de 1995, precisó la naturaleza jurídica
de esta figura y señaló sus principales características, a saber:

 El superior jerárquico se encuentra habilitado para revisar o examinar


oficiosamente, esto es, sin que medie petición o instancia de parte y, de este
modo, corregir o enmendar los errores.
 La competencia funcional del superior que conoce de la consulta es
automática.
 Del examen de los diferentes estatutos procesales que regulan la consulta esta
se encuentra instituida con diferentes propósitos.
 Se consagra en los estatutos procesales en favor o interés de una de las
partes.
No se señalan en la Carta Política los criterios que el legislador debe tener en cuenta
para regularla; sin embargo, ello no quiere decir que esté habilitado para dictar una
reglamentación arbitraria.
Opera por ministerio de la ley y, por consiguiente, la providencia respectiva no queda
ejecutoriada sin que previamente se surta aquella.
Por lo tanto, suple la inactividad de la parte en cuyo favor ha sido instituida cuando no
se interpone por esta el recurso de apelación, aunque en materia laboral la hace
obligatoria tratándose de entidades públicas.
En este orden de ideas, el funcionario está facultado para estudiar no solo los
aspectos formales de la sentencia, sino que, además, puede y debe verificar los
aspectos sustanciales de la providencia y del proceso.
De allí que si, en este trámite, el operador judicial observa que en las diligencias se
desconocieron principios constitucionales del proceso, tal y como lo es contribuir a la
realización de derechos subjetivos y fortalecer la obtención de una verdadera justicia
material, debe declarar la nulidad, para que se rehaga la actuación con observancia de
los mencionados principios.
En materia laboral a la luz del artículo 69 del código procesal del trabajo y de la
seguridad social establece que existe un grado jurisdiccional denominado de consulta,
el cual dispone que en las sentencias de primera instancia, cuando son totalmente
adversas a las pretensiones del demandante o trabajador, estas serán enviadas
necesariamente al superior jerárquico, en este caso ante el tribunal superior, siempre
que no fuesen apeladas.
Como se puede apreciar el grado jurisdiccional de consulta se halla instituido para la
protección de los derechos de los trabajadores, que a manera de los principios básicos
de la carta magna, lo contiene el artículo, pues este grado jurisdiccional de consulta
solo opera cuando las sentencias de primera instancias “fueren totalmente adversas a
las pretensiones del trabajador” siempre y cuando no fuesen apeladas.
Así mismo esta persigue la defensa de los bienes públicos, el cual procede también
cuando las pretensiones frente al estado son totalmente adversas o parcialmente a la
nación, al departamento o al municipio, el cual tampoco se encuentra acondicionada
que se halla interpuesto recurso de apelación.
Es importante, también anotar que el grado jurisdiccional de consulta se rige como una
facultad procesal independiente de los recursos mencionados anteriormente, en
cuanto puede llegar afirmarse que este se encarga de conocer conforme a la
competencia, debido a que la realización de los objetivos superiores, como lo es la
concepción de un orden justo y más la prevalencia del derecho sustancial.
Para la corte constitucional la jurisprudencia que hace al afirmar que “la consulta se
ubica en la parte legislativa dentro de la jurisdicción y no dentro de la competencia”,
quiere decir eso que la integra como un elemento esencialmente y meramente de la
administración judicial.
3. CUANDO PROCEDE LA CONSULTA?
El art. 69 del CPT y SS establecía las causales de la consulta, así:
1) Cuando la sentencia de primer grado sea totalmente desfavorable o adversa a
las pretensiones del trabajador.
2) Cuando la sentencia de primera instancia sea adversa a la Nación,
Departamento o Municipio.
En este último caso cabrá la apelación por parte del demandante, si la sentencia no le
es totalmente favorable a sus peticiones y de todos modos se aplicará la consulta
en las condenas adversas a la entidad pública, así la Nación, el Departamento o el
Municipio no apelen la sentencia. Si la entidad condenada apela parcialmente las
condenas, de todas maneras la consulta automática de la sentencia procederá por las
partes restantes no recurridas.
La Corte Constitucional en Sentencia C-090/02, M.P.: Dr. Eduardo Montealegre Lynett
al Declarar exequible el artículo 69 del decreto Ley 2158 de 1948 por el cual se expidió
el Código de Procedimiento Laboral manifestó”
La consulta, como lo ha entendido esta Corporación, es una institución que en
muchos casos tiene por objeto garantizar los derechos de las personas involucradas
en un proceso. El artículo 31 de la Constitución la prevé como una de las
manifestaciones de la doble instancia, y por tanto puede decirse que ésta establece un
vínculo especial con el debido proceso y el derecho de defensa. Pero tal vínculo no
comporta un carácter necesario e innescindible con los mencionados derechos, como
lo sugiere el accionante, por lo cual su ausencia no implica indefectiblemente su
vulneración. En efecto, del tenor mismo de la Constitución, puede deducirse que el
legislador cuenta con discrecionalidad para determinar en qué situaciones resulta
necesaria la aplicación del grado jurisdiccional de la Consulta. Por ello, la Carta
dispone en el citado artículo 31 que “toda sentencia judicial podrá ser apelada o
consultada, salvo las excepciones que consagre la ley. (subraya la Sala).
7. Debe considerase por consiguiente, que su ausencia en algunos procesos no afecta
a primera vista los derechos fundamentales de las personas. De igual forma, los
diversos requisitos de procedibilidad y las distintas finalidades con las cuales ha sido
instituida, si responden a supuestos de hecho disímiles y pueden ser justificados
objetivamente, tampoco vulneran los principios y mandatos constitucionales. Tal
cosa sucede entre los tipos de consulta establecidos en el procedimiento laboral y en
el contencioso administrativo.
4. QUIEN RESUELVE LA CONSULTA SOBRE LA SENTENCIA DE UNICA
INSTANCIA?
La Corte Constitucional decide, por medio de la sentencia C-424/2015, “declarar
EXEQUIBLE (…) la expresión ´Las sentencias de primera instancia´ contenida en el
artículo 69 del Código Procesal del Trabajo, entendiéndose que también serán
consultadas ante el correspondiente superior funcional, las sentencias de única
instancia cuando fueren totalmente adversas a las pretensiones del trabajador, afiliado
o beneficiario.”
Para su decisión, la Corte se centra en el análisis de la expresión demandada frente a
los artículos 13 (principio de igualdad y no discriminación) y 53 (derechos mínimos e
irrenunciables del trabajador) de la Constitución.
Con respecto al art. 13, el alto tribunal examina las facultades del Legislativo en cuanto
a la configuración de la Ley y afirma que esa atribución no es absoluta, ya que deberá
ceñirse a las reglas, valores y principios constitucionales, que se erigen en límites a su
potestad. Señala que la libertad legislativa debe observar, entre otros, los principios de
razonabilidad y proporcionalidad. Haciendo luego un examen basado en el llamado
test de proporcionalidad, la Corte concluye que el Legislador –si bien puede crear
tratos diferenciados con base en la cuantía de los procesos-, en este caso excedió sus
facultades, al exigir una determinada cuantía para hacer procedente el GJC, al limitarlo
a las sentencias de primera instancia. Ello constituye –según el alto tribunal-, una
transgresión al principio de igualdad y no discriminación del art. 13 superior.
Para llegar a tal conclusión, examina el tertium comparationis, es decir, el factor tenido
en cuenta por la Ley para justificar el trato diferente: la cuantía. La Corte analiza que,
tomando tal criterio, el Legislador distingue a los trabajadores cuyas pretensiones
tienen un monto mayor, de quienes las tienen por un monto menor, y de ahí deriva un
trato diferente a unos y otros, concediendo a los primeros el beneficio del GJC y
negándoselo a los segundos. El fin perseguido con esta medida es válido y adecuado
constitucionalmente, dice la Corte. Sin embargo, no es proporcional a la luz de la
Carta, porque representa un sacrificio de la parte má débil de la relación, por no ser
sus derechos mínimos e irrenunciables susceptibles de tratos diferenciados, con base
en el valor pecuniario que representen.
La Corte encuentra que ese trato diferente también vulnera el art. 53 CP, por cuanto
este dispone que “la Ley, los contratos, los acuerdos y convenios de trabajo, no
pueden menoscabar (…) los derechos de los trabajadores”.
Con base en lo anterior, decide declarar exequible condicionadamente la expresión
“Las sentencias de primera instancia” en el art. 69 del CPTySS, siempre y cuando se
entienda que también las de única instancia (cuantía hasta de 20 smlmv, serán objeto
del GJC, cuando sean “totalmente adversas a las pretensiones del trabajador”.
De esta manera, señala la Corte: i) si la sentencia de primera o única instancia,
proferida por un juez laboral o civil de Circuito (en este último caso en lugares donde
no existe el primero), resultare “totalmente adversa” a las pretensiones del trabajador,
deberá enviarse a la Sala Laboral del Tribunal de su Distrito Judicial, para surtir el
GJC. ii) Si el fallo es proferido en única instancia por jueces municipales de pequeñas
causas, el proceso debe enviarse al juez laboral (o civil, si corresponde) del Circuito,
para el mismo efecto.
Sin embargo, indica la Corte, este condicionamiento de la norma, no habilitará a las
partes para interponer contra la respectiva sentencia recursos ordinarios, que por
naturaleza proceden sólo contra sentencias de primer grado, ni tampoco el recurso
extraordinario de casación.

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