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Lección ocho

LAS OFRENDAS LEVÍTICAS


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La función del tabernáculo (incluidos sus muebles y el ministerio sacerdotal a él asociado) encuentra su
complemento en los sacrificios que el Señor prescribió se ofrecieran dentro él. “Estos sacrificios eran un
componente de fundamental importancia en la experiencia religiosa del pueblo de Israel […] y debían ser
vistos como manifestaciones de la gratitud del pueblo y signos visibles de arrepentimiento para la expia-
ción de los pecados” (Pagán, 2012, p. 207).

El propósito teológico y tipológico de las ofrendas deja ver que Dios quería que su pueblo entendiera las
siguientes verdades:

••El pecado contra la santidad de Dios merece juicio y castigo (Romanos 3.23), pero Dios es mise-
ricordioso y en su gracia dispone medios de acercarnos a Él para mantenernos en comunión perma-
nente (Hechos 17:30,31; Efesios 2:4,5) (Danyans, 2008).

••El pueblo en gratitud debe ofrecer sacrificios de culto y alabanza y ofrecerse a sí mismo como
ofrenda de olor fragante (Romanos 12:1).

••Los sacrificios y ofrendas estaban al alcance de todos. Esto significa que Dios estableció que cada
uno se acercara según los medios que estaban a su alcance, los ricos y pobres, cada uno según sus
posibilidades. Tal como Cristo está al alcance de todos. (Juan 3:15, 16; Isaías 45:22).

••Quien se acerque a Dios debe hacerlo a través de los medios que Él ha establecido, y no según
sus propias concepciones religiosas o filosóficas. Cristo es el único medio dispuesto por Dios para
salvación. (Hechos 4:12; 2.21; Romanos 10:10; Marcos 16:16; Juan 14:6) (Danyans, 2008).

Entre los animales que podían ser sacrificados como ofrendas estaban: la vaca, la oveja, la cabra, la palo-
ma y la tórtola. Estas no debían tener defectos ni manchas, y como animales domésticos eran sumisos y
valiosos para sus poseedores, de esta manera aun en ello tipifican perfectamente a Cristo, quien fue manso,
obediente al Padre, valioso por ser el unigénito y puro, inmaculado y santo hijo de Dios (Isaías 53).

CLASIFICACIÓN DE LAS OFRENDAS-TIPOLOGÍA Y SIMBOLISMO


Se encuentran cinco ofrendas, cada una de las cuales fue establecida por Dios para cumplir un propósito
específico. Estas se clasifican en tres categorías según su naturaleza y propósito, de la siguiente manera:

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Propósito Tipo de ofrenda Resultados
1. La ofrenda por el pecado Reconciliación y purificación
De expiación
2. La ofrenda por la culpa Preparación
De comunión 3. La ofrenda de paz Gratitud y celebración
4. La ofrenda de oblación Dedicación y consagración
De consagración
5. El holocausto Consagración plena

¿Cuántas ofrendas encontramos entre los capítulos 1 y 7 del libro de Levítico y en cuantos
grupos se clasifican?

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Veamos la ordenanza respecto a cada una de las ofrendas y su respectiva tipología, siempre procurando
seguir la progresión espiritual que va desde la expiación que reconcilia al hombre con Dios pasando por la
comunión y llegando a su más alto llamamiento en la consagración.

OFRENDAS DE EXPIACIÓN

1) La ofrenda por el pecado (Heb. Hatta´t) (Levítico 4:1-5, 13; 6:24-30)

Esta ofrenda es por donde se debía comenzar cualquier acercamiento a Dios. En ese sentido, era una
ofrenda expiatoria de “purificación o limpieza”. Al respecto escribe Pagán: “Este tipo de ofrendas tenía
como propósito fundamental, restaurar la comunión con Dios por haberse extraviado por algún pecado
involuntario o de impureza” (2012, p. 209).

Se entiende que estos pecados eran los que se cometían por mediar descuido o ignorancia (negligencia),
y no como pecados de rebelión abierta o de blasfemia contra el Señor, los cuales eran, según la Ley, cas-
tigados con la muerte sin mediar sacrificio alguno por ellos (Números 15:30,31) Esto nos enseña que la
ignorancia de las leyes de Dios no es excusa ni libra a nadie de ser juzgado. Es por ello importante que los
creyentes se ocupen en conocer la voluntad de Dios revelado en las Sagradas Escrituras (2 Timoteo 2:15).

Los sacrificios por los pecados variaban de persona a persona dependiendo de algunas consideraciones:

•• El Sumo Sacerdote o la congregación debían ofrecer un becerro (Levítico 4:15).

•• El gobernante ofrecía un macho cabrío (Levítico 4:23).

•• El ciudadano común ofrecía una cabra (Levítico 4:28).

•• Las personas pobres ofrecían dos tórtolas o pichones; los muy pobres, una medida de
harina (Levítico 5:7-13).

Esto no significaba que Dios exigía grados de santidad distintos, sino que consideraba que no todos tenían

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el mismo conocimiento ni los mismos privilegios o posibilidades, y por sobre todo, Dios hacía provisión
para que ninguno perezca por falta de recursos para buscar la reconciliación. ¡Cuán grande es la gracia del
Señor! (1 Timoteo 2:3,4; 2 Pedro 3:9; Ezequiel 18:23).

Los sacrificios por el pecado debían ser quemados enteros, excepto una porción que se le asignaba al
sacerdote en reconocimiento del servicio que estaba prestando; pero si el sacrificio era por el pecado del
mismo sacerdote, entonces, el animal era quemado completamente.

Este sacrificio tipifica el sacrificio de Cristo, quien como sacerdote y sacrificio hizo expiación de nuestros
pecados en la cruz del calvario (Hebreos 7:27, Juan 1:29), por lo cual podemos aferrarnos a sus promesas
de perdón siempre y cuando no convirtamos su gracia en libertinaje para pecar.

2) La ofrenda por la culpa (Heb. Asam) (Levítico 5:14; 6:7; 7:1-7)

Este sacrificio tenía como fin reparar los daños cometidos en relación a dos partes:

a) Pecados contra Dios, o contra los bienes que por derecho le correspondían al Señor. Por ejemplo,
cuando se retenía alguna cosa que fuera consagrada al Señor, al ministerio, al santuario, diezmos,
ofrendas, primicias, etc.

b) Pecados contra otras personas, o contra los derechos que tenían los semejantes. Por ejemplo, el
robo de los bienes del otro, la calumnia que atenta contra el honor, o la mentira. Es imposible defrau-
dar al prójimo y no estar pecando directamente contra alguien que ha sido hecho a imagen y seme-
janza de su Creador.

Es importante saber que en ambos casos Dios ordenaba ofrecer los sacrificios y posteriormente hacer la
restitución del daño cometido (Levítico 5:14-19; 6:1-7). El comentarista Kinlaw, al referirse a los versí-
culos antes citados, escribe: “En casos de daño a la propiedad, la restitución no era suficiente. Como una
expiación requería la ofrenda por la culpa, pero también debía añadir al capital la quinta parte del valor de
la propiedad implicada y restaurarlo al propietario. Solo bajo esas condiciones la ofrenda por la culpa era
eficaz para expiar la transgresión” (2010, p. 340).

El propósito tipológico y teológico de estas ofrendas señala a Cristo, quien pagó nuestras deudas contraí-
das con la justicia de Dios y pagó el precio de la reparación de nuestra reconciliación (Hebreos 10: 4-10).
Pero también estas ofrendas nos enseñan a procurar ser fieles y leales a Dios, a su obra, a los ministerios
que Él ha establecido, y al prójimo, mayormente a los de la familia de la fe, evitando en lo posible defrau-
darlos, y en caso de haberlo hecho, buscar restituir el agravio para ser aceptos por el Señor.

¿Qué tienen en común estas dos ofrendas y cuáles son sus principales diferencias?

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OFRENDA DE COMUNIÓN

3) La ofrenda de Paz (Heb. Selamín) (Levítico 3:1-17; 7:11-36)

Luego de ser restaurada la comunión con el Señor a través de las anteriores ofrendas, encontramos las
ofrendas que celebraban esta reconciliación. Pagán afirma: “estas ofrendas propiciaban un ambiente de
comunión y diálogo. Las víctimas podían ser ganado vacuno, ovejas o cabras, se presentaban y quemaban
en el altar para agradecer y alabar a Dios o para acompañar algún voto o compromiso del que los ofrecía”
(2012, pp. 208-209).

A esto añade Averbeck: “la naturaleza característica de esta ofrenda era la celebración comunitaria de
los fieles que tenía lugar al compartir la carne de la ofrenda. Era una ofrenda de comunión que señalaba
y representaba el hecho de que había paz entre Dios y su pueblo y que por lo tanto la persona, familia, o
comunidad estaba en un estado de bienestar” (2012, p. 756).

Es bueno señalar que esta ofrenda era voluntaria y la mayor parte del animal era comida por el que traía
la ofrenda, sus invitados y los sacerdotes. Las grasas y los riñones eran los únicos que se quemaban y se
comía dentro del recinto del tabernáculo el día del sacrificio (Deuteronomio 12.6, 7; 17:18) Aunque el
sacrificio era dedicado a Dios, era como si Dios se lo devolviera al hombre en señal de amistad para que
este pudiera disfrutarlo con regocijo y gratitud. Había tres clases de sacrificios de Paz:

• La ofrenda de acción de gracias, que expresaba el agradecimiento por alguna bendición especial reci-
bida (Levítico 22:29).

• La ofrenda por haber cumplido algún voto, en reconocimiento de que era gracias a Dios que se había
podido realizar (Levítico 22:21).

• La ofrenda voluntaria como expresión de amor (Levítico 22:21).

La tipología de esta clase de ofrenda se cumplió perfectamente en Cristo, a quien Pablo llama “nuestra
paz”, pues Él con su vida, su sacrificio, su muerte y su resurrección nos ha dado paz y nos trajo a comu-
nión plena y perfecta con el Padre celestial (Efesios 2:14-16) pues Cristo “hizo la paz” (Colosenses 1:20),
“proclamó la paz” (Efesios 1:17); “Él es nuestra paz” (Efesios 1:14) (Danyans, 2008).

¿Cuál sería la característica principal de esta ofrenda según su apreciación personal?

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OFRENDAS DE CONSAGRACIÓN

4) La ofrenda de oblación (Heb. Minhá) (Levítico 2:1-16; 6:14-23)

Las ofrendas de oblación eran voluntarias y eran ofrecidas acompañando otros sacrificios en el altar del
atrio. Era una forma de ofrecer a Dios los productos de la tierra sin derramar la sangre de ningún animal,

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se ofrecía flor de harina , panes fritos y espigas de trigo tostadas.

•• Algunos elementos, como la miel y la levadura, eran prohibidos por producir fermentación, mientras
que la sal era muy importante por ser empleada para evitar la descomposición y como señal de mediar
un pacto duradero, pues a los pactos duraderos o perpetuos se les denominaba “pactos de sal” (Pagan,
2012).

•• Una parte de estas ofrendas era presentada cocida para Dios y la otra parte cruda como porción que
pertenecía a los sacerdotes por su servicio.

La tipología de esta ofrenda señala a la humanidad de Cristo quien se ofreció al Padre como grano de trigo
limpio, consagrado, pero molido por nuestros pecados, pasado por el fuego, amasado con el aceite símbolo
de la unción del Espíritu Santo, a la vez desligado de todo lo pecaminoso representado por la levadura,
ya que Cristo fue incorruptible en carácter, su cuerpo y también en su obra de salvación (Juan 17:4). El
estudiante podrá relacionar todo esto dicho de Cristo a su propia vida para ofrecerse a Dios a sí mismo
en ofrenda encendida en la medida que en gratitud se consagra día a día a su Señor, como hicieran los
macedonios de quienes Pablo escribió: “sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a
nosotros por la voluntad de Dios” (1 Corintios 8:5).

5) El holocausto (Heb. ´Oláh) (Levítico 1:1-17; 6:8-13)

“La palabra hebrea que se asocia con los holocaustos es ´Oláh que significa subir, y puede aludir al fue-
go y al humo del sacrificio que sube hasta la misma presencia de Dios” (Pagán, 2012, p. 208). Este es el
sacrificio más mencionado en la Biblia hebrea (Aprox. 287 veces) Entre algunas de sus características
sobresalientes pueden mencionarse:

•• Los animales ofrecidos podían ser becerros (Levítico 1:3-9); carneros y machos cabríos (Levítico
1:10-13), aves (Levítico 1:14-17) machos sin defecto (Levítico 1:3). “El animal se escogía de acuerdo
con la situación económica del ofrendante” (Vásquez, 1997, p. 18).

•• El oferente debía poner sus manos sobre la cabeza del animal a ser sacrificado (Levítico 1:4). De esta
manera se identificaba con el animal que se ofrecía y la consagraba en su lugar como ofrenda elevada
al Señor.

•• Más que ser un sacrificio para expiar los pecados, era un sacrificio de ofrenda para Dios. Averbeck
afirma: “El holocausto y sus correspondientes ofrendas de cereal y libaciones era especialmente un
‘presente’ para Dios en forma de alimento. Tenía un efecto expiatorio como ‘regalo’ más que como
medio para ‘limpiar’” (2012, p. 753).

•• Se ofrecían en dos turnos, por las mañanas y por las tardes, para que Israel recordara permanentemen-
te su consagración a Dios (Éxodo 29:38-42).

•• En los holocaustos, los animales ofrecidos a Dios eran consumidos enteramente por el fuego, y por
ello se le consideraba el más perfecto de los sacrificios.

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La tipología de los holocaustos habla del sacrificio perfecto de nuestro Señor Jesucristo, quien sin defecto
alguno se presentó y consagró al Padre durante toda su vida, e incluso en su muerte. También nos habla
de la clase de entrega que el creyente debe hacer para su Señor, en gratitud, de manera integral y además
gustosa. El apóstol Pablo escribió sobre ello diciendo:

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio
vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Romanos 12:1).

Así como el Señor proveyó aun tórtolas y palomas para que los más pobres presenten su ofrenda, todos
nosotros podemos demostrar que sí es posible consagrarse para El Señor.

¿Cuáles son las diferencias entre estos dos sacrificios y qué elementos tienen en común?

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¿Por qué se considera a los holocaustos los sacrificios más perfectos y cómo se aplicaría
eso a Cristo?

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Cuadro comparativo adaptado de Nuevo comentario ilustrado de la Biblia (2003).

OFRENDAS Y SACRIFICIOS EN LEVÍTICO


PROPÓSITO TIPO OFRENDA CITAS ANTITIPO

Becerro, macho cabrío, cabra,


oveja, 2 tórtolas o 2 pichones Cristo
de paloma, la décima parte de 4:1–5:13 Se ofreció a sí mismo
Por el pecado un efa de flor de harina. (La 6:24–30 como ofrenda por nues-
ofrenda dependía de la situa- 8:14–17 tros pecados Is. 53.10;
Ofrendas de ción económica del ofrendan- 16:3–22 Mt. 20:28; 2 Co 5:21
te)

Expiación

Cristo pagó nuestras


Carnero sin defecto. (En lugar deudas (He. 10:4-10)
Por la culpa y
de la víctima se podía ofrendar 5:14–6:7 Nosotros debemos res-
restitución 7 : 1 – 6
dinero) tituir Mt. 5:23,24; Lc.
14:12,21
19:1-10

Cristo nuestra paz, Hch.


10:36; Ef. 2:14; Col.
Cualquier animal del ganado
3 : 1 – 1 7 1:20
Comunión De Paz sin defecto, panes (tortas, ho-
7:11–34 Comunión y regocijo
juelas, etc.)
con Dios, Lc. 14:15-24;
Ap. 3:20

“Cristo en su humani-
Ofrendas de dad” fue ofrenda grata,
Granos, flor de harina, incien- Jn. 17:4
cereales (Obla-
so, pan sin levadura, sal. Pro- 2 : 1 – 1 6
ción) Nosotros debemos tam-
hibidas la miel y la levadura 6:14–23
“Frutos de la bién ofrecernos a Él, 1
tierra” Co. 8:5; He. 13:15-16

Consagración
Cristo se consagró al
Padre y a su voluntad
Becerro, carnero o ave sin de-
como siervo fiel y ab-
fecto (el animal se escogía de 1 : 1 – 1 7
negado, Is. 52:13-15; 1
Holocausto acuerdo con la situación eco- 6 : 8 – 1 3
8 : 1 8 – 2 1 Co. 9:9-10, He. 12:2,3
nómica del ofrendante)
16:24 Debemos también de-
dicarnos a Él, Ro. 12:1;
Sal. 51:16,17

Aunque ninguna de estas ofrendas puede lograr ilustrar a perfección a la persona y obra de nuestro Señor
Jesucristo, observadas en su conjunto, nos proveen de una gran guía para entender a la persona y la obra
más gloriosa jamás realizada por ser alguno sobre la tierra.

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