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ESCUELA DE EDUCACION SUPERIOR TECNICO

PROFESIONAL PNP HUANUCO

SÍLABO DESARROLLADO
DERECHO PENAL II.

AULA VIRTUAL
III PERIODO ACADEMICO PROMOCION 2021-I

SILABO

DERECHO PENAL II
(PROGRAMA REGULAR)

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I. DATOS GENERALES:

EJE CURRICULAR : Formación Técnico - Policial


AREA EDUCATIVA : Formación Básica
AREA COGNITIVA : Ciencias Jurídicas
AÑO DE ESTUDIO : SEGUNDO AÑO
HORAS SEMESTRALES : 64 horas académicas
HORAS SEMANALES : 04
PERIODO ACADÉMICO : III Semestre
DOCENTES : ABOG. HINOSTROZA VICTORIO Pepe Carlos.
ABOG. RIVERA GODOY Elmer.
SS.PNP (R) AVAL SALCEDO Alfonso.
ABOG. TANTALEAN CHAVEZ Yuri.
S2 PNP CALERO CAJAS Brucelee Mozar
S2 PNP OSPINAL SOTOMAYOR Edgar.
ABOG. ESPINOZA JARA Rusbel Ruben.

II. SUMILLA

La Asignatura forma parte del Currículo de Estudios de las Escuelas de Educación Técnico
Superiores de la PNP, sus Unidades de Aprendizaje comprenden contenidos relacionados
con el estudio del Libro Segundo del Código Penal - Parte Especial que, para su
sistematización utiliza como base el Bien Jurídico Protegido, comprendiendo el contenido
temático los siguientes grupos de delitos: Delitos Contra la Vida, el Cuerpo y la Salud, Delitos
Contra la Libertad, Delitos contra el Patrimonio, los Delitos contra la Seguridad Pública y
Delitos contra la salud pública. La legislación que corresponde a dichos delitos, se encuentra
actualizada a Marzo del 2020

III. OBJETIVOS

A. OBJETIVO GENERAL
Proporcionar conocimientos sobre los delitos contenidos en el Código Penal para
posibilitar el óptimo ejercicio de la función policial.

B. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

1. Analizar la tipicidad objetiva y subjetiva de los Delitos contemplados en el


Código Penal, grados de ejecución, participación, los agravantes, y pena.
2. Realizar el estudio de casos prácticos a efecto de facilitar el conocimiento
objetivo de las figuras jurídicas.

IV. CONTENIDOS

I UNIDAD
PARTE ESPECIAL EN EL CÓDIGO PENAL PERUANO

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• Primera Sesión
La Parte Especial. Parte General de la Parte Especial.
Bases para la sistematización de la Parte Especial: Bien
PRIMERA Jurídico Protegido: ámbito, sistematización y jerarquía de
SEMANA los delitos. La tipificación. Elementos especificadores del
(04 horas) injusto y técnicas de tipificación.
13SET.2021 al La configuración de la Parte Especial en el Código Penal
18SET.2021 Peruano. Método y Plan de Exposición.

II UNIDAD
DELITOS CONTRA LA VIDA, EL CUERPO Y LA SALUD
• Segunda Sesión
Delitos contra la vida. Vida humana y vida de la persona.
El bien jurídico protegido. La vida humana independiente
y vida humana dependiente.
El concepto de vida humana dependiente. El inicio de la
vida humana. El fin de la vida humana. El concepto de
vida humana independiente. Análisis
III UNIDAD
DELITOS CONTRA LA VIDA HUMANA INDEPENDIENTE
• Primera Sesión
- Homicidio Simple (Art.106º CP). Tipicidad Objetiva.
Tipicidad Subjetiva. Grado de desarrollo del delito.
SEGUNDA Participación. Concurso. Pena.
SEMANA - Parricidio (Art.107º CP). Tipicidad Objetiva. Tipicidad
(04 horas) Subjetiva. Error, Circunstancia y Pena.
20SET.2021 al - Asesinato (Art.108º CP), Tipicidad Objetiva. Tipicidad
25SET.2021 Subjetiva. Consideraciones a los elementos calificantes.
Error, grados de desarrollo, participación, pena.
• Segunda Sesión
- Homicidio emocional (Art.109º CP). Tipicidad Objetiva.
Tipicidad Subjetiva. Consideraciones a los elementos
atenuantes. Grados de desarrollo, participación, pena.
- Infanticidio (Art.110º CP). Tipicidad Objetiva. Tipicidad
Subjetiva. Consideraciones a los elementos atenuantes.
Error. Grados de desarrollo, participación, pena.
- Homicidio culposo (Art. 111º CP). Tipicidad Objetiva.
Tipicidad Subjetiva. Problemas de participación,
agravantes concurso. Error. Grados de desarrollo,
participación, pena.
IV UNIDAD
DELITOS CONTRA LA VIDA HUMANA DEPENDIENTE
EL DELITO DE ABORTO
• Primera y Segunda Sesión
TERCERA - Consideraciones Generales. Desaparición del delito. El
SEMANA aborto como asesinato. Aborto. Conflicto de Intereses.
(04 horas) - Tipicidad. Consideraciones de las modalidades típicas:
27SET.2021 al auto-aborto. Aborto consecutivo. Aborto no consecutivo.
02OCT.2021 Aborto Preterintencional.
- Antijuricidad, grados de desarrollo, circunstancias.
Antijuricidad: Requisitos. Indicaciones específicas;
Indicación terapéutica (Art.119º CP, Art.21º). Indicación
Sentimental (Art.120º CP inc.1). Indicación Eugenésica
(Art.120ª CP inc.2). Grados de desarrollo del delito.
- Tentativa, consumación. Agravantes (Art.115º, 116º y
117 CP), atenuantes (Art.118º, 120º inc. 1 y 2)

LESIONES

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CUARTA • Primera Sesión:
SEMANA Lesiones Graves (Art. 121°); Lesiones Graves a Menor de Edad
(04 horas) (Art. 121-A); Lesiones Graves por Violencia Familiar (Art. 121-
04OCT.2021 al B); Lesiones Leves (Art. 122°); Tipo Objetivo, Tipo Subjetivo,
11OCT.2021 Consumación, Participación, Agravantes.
• Segunda Sesión
Lesiones Preterintencionales o con Resultado Fortuito (Art.
123°); Lesiones Culposas (Art. 124°); Daños al Concebido (Art.
124-A). Tipo Objetivo, Tipo Subjetivo, Consumación,
Participación, Agravantes.

DELITOS DE EXPOSICION A PELIGRO O ABANDONO DE


PERSONAS EN PELIGRO

QUINTA Primera Sesión:


SEMANA - EXPOSICIÓN O ABANDONO A PERSONAS INCAPACES.
(04 horas) (Art. 125 ); Tipo Objetivo, Tipo Subjetivo, Consumación,
18OCT.2021 al Participación, Agravantes.
23OCT.2021 - OMISIÓN DE SOCORRO Y EXPOSICIÓN AL PELIGRO
(Art. 126 ); Tipo Objetivo, Tipo Subjetivo, Consumación,
Participación, Agravantes

Segunda Sesión

- OMISIÓN DE AUXILIO A PERSONA EN PELIGRO O AVISO


A LA AUTORIDAD. (Art. 127 ); Tipo Objetivo, Tipo Subjetivo,
Consumación, Participación, Agravantes
- EXPOSICIÓN DE PELIGRO DE PERSONA DEPENDIENTE.
(Art. 128 ); Tipo Objetivo, Tipo Subjetivo, Consumación,
Participación, Agravantes
- CIRCUNSTANCIAS AGRAVANTES

DELITO DE GENOCIDIO

SEXTA Primera Sesión:


SEMANA
(04 horas) - Evolución Histórica
25OCT.2021 al - Clasificación ( art. 319.Genocidio)
30OCT.2021 - Modalidades.

Segunda Sesión

- TALLER GRUPAL Y COMENTARIOS SOBRE CASOS


DE GENOCIDIO OCURRIDOS EN EL PAIS.

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SÉPTIMA
SEMANA
(04 horas) EXAMEN PARCIAL I
25OCT.2021 al
30OCT.2021

V UNIDAD
DELITOS CONTRA LA LIBERTAD

OCTAVA • Primera Sesión


SEMANA
(04 horas) - Consideraciones Generales. Problemática del Bien Jurídico
01NOV.2021 al Protegido.
06NOV.2021 - Coacción (Art.151º). Tipicidad Objetiva. Tipicidad Subjetiva.
Grados de ejecución, participación, concurso y pena.
- Secuestro (Art.152º) Tipicidad Objetiva. Tipicidad Subjetiva.
Antijuricidad
Grado de desarrollo, concurso, agravante y pena.
- Trata de Personas(Art.153º). Formas agravadas (Art. 153-A).
Tipicidad Objetiva, Tipicidad Subjetiva. Grados de ejecución,
participación, concurso, agravantes y pena.
• Segunda Sesión

- Tráfico de menores (Art.153º CP). Tipicidad de menores


(Art.153º CP). Tipicidad Subjetiva. Grados de ejecución,
participación, concurso, agravantes y pena.
- Violación de la intimidad.
Captación indebida de informaciones, grabaciones o
imágenes (Art.154º CP). Tipicidad Objetiva. Tipicidad
Subjetiva. Grados de ejecución, participación, concurso,
agravante y pena.
Agente funcionario o servidor público (Art.155º CP).
Tipicidad Objetiva. Tipicidad Subjetiva Grados de
desarrollo, participación, concurso y pena.
VI UNIDAD
VIOLACIÓN DE LA LIBERTAD SEXUAL

• Primera Sesión
- Violación de la persona (Art.170º CP). Tipicidad
Objetiva. Tipicidad Subjetiva. Grado de desarrollo,
participación, concurso, circunstancias y pena.
NOVENA - Violación de la persona con alevosía (Art.171º CP).
SEMANA Tipicidad Objetiva. Tipicidad Subjetiva. Grados de
(04 horas) desarrollo, participación, concurso y pena.
08NOV.2021 al - Violación de la persona inconsciente o incapaz de
13NOV.2021 resistir (Art.172º CP). Tipicidad Objetiva. Tipicidad
Subjetiva. Grados de desarrollo, participación, concurso y
pena.
• Segunda Sesión
- Violación del menor de 14 años (Art.173º CP). Tipicidad
Objetiva. Tipicidad Subjetiva. Grados de desarrollo,
participación, concurso y pena. Agravantes.
- Acto sexual con persona dependiente (Art.174º CP).
Tipicidad Objetiva. Tipicidad Subjetiva. Grados de
desarrollo, participación, concurso y pena.
- Atentado al Pudor (Art.176º). Tipicidad Objetiva.
Tipicidad Subjetiva. Atentado al pudor en menor de 14
años (Art. 176º- A). Grados de desarrollo, participación,
concurso y pena.

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PROXENETISMO
• Primera sesión
DÉCIMA - Favorecimiento a la prostitución Art.179º CP). Tipicidad
SEMANA Objetiva. Tipicidad Subjetiva. Antijuricidad. Grado de ejecución
(04 horas) del delito, circunstancia y pena
15NOV.2021 al - Rufianismo Art.180º CP). Tipicidad Objetiva. Tipicidad
20NOV.2021 Subjetiva. Antijuricidad. Grado de ejecución del delito,
circunstancia y pena
• Segunda sesión
Proxenetismo Art.181º CP). Tipicidad Objetiva. Tipicidad
Subjetiva. Antijuricidad. Grado de ejecución del delito,
circunstancia y pena

VII UNIDAD
• DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO

• Primera y Segunda Sesión


Consideraciones Generales. Concepto del patrimonio.
Disposición común (Art.108º CP). Análisis del tipo.
- Hurto: Hurto simple (Art.185º CP). Tipicidad Objetiva.
Tipicidad Subjetiva. Grados de desarrollo. Tentativa y
consumación. Agravantes (Art.186º CP). Pena.
- Hurto de uso (Art.187º CP). Tipicidad Objetiva.
Tipicidad Subjetiva. Grados de desarrollo. Tentativa y
DÉCIMA consumación. Pena.
PRIMERA - Robo (Art.188º CP). Tipicidad Objetiva. Tipicidad
SEMANA Subjetiva. Grados de desarrollo. Tentativa y
(04 horas) consumación. Pena.
22NOV.2021 al - Robo agravado (Art.189º CP). Agravantes-Casos.
27NOV.2021 Concurso en los delitos contra la vida y la salud. La
pena.
- Apropiación ilícita (Art.190º CP). Tipicidad Objetiva.
Tipicidad Subjetiva. Grado de desarrollo. Tentativa,
consumación. Agravantes- La Pena.
- Delitos contra la confianza y la buena fe en los
negocios. Quiebra Fraudulenta (Art 209º CP). Usura
(Art.214º CP). Libramientos indebidos – Giros de
cheque fraudulentos (Art. 215º CP). Tipicidad
Objetiva. Tipicidad Subjetiva. Grados de desarrollo.
Tentativa y consumación. Agravantes - Pena.

DÉCIMA
SEGUNDA
SEMANA E X A M E N P A R C I A L II
(04 horas)
29NOV.2021 al
04DIC.2021

ESTAFAS Y OTRAS DEFRAUDACIONES

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• Primera y Segunda Sesión
DÉCIMA - Estafa (Art.136º CP). Tipicidad Objetiva. Tipicidad
TERCERA Subjetiva. Grados de desarrollo. Tentativa y
SEMANA consumación. La Pena.
(04 horas) - Extorsión (Art.200º CP). Tipicidad Objetiva. Tipicidad
06DIC.2021 al Subjetiva. Grados de desarrollo. Tentativa y
11DIC.2021 consumación. Agravantes, Diferencia en los delitos de
robo y secuestro. La Pena.
- Chantaje (Art.201º CP). Tipicidad Objetiva. Tipicidad
Subjetiva. Grados de desarrollo. Tentativa y
consumación. Pena.
- Usurpación (Art.202º CP). Tipicidad Objetiva. Tipicidad
Subjetiva. Grados de desarrollo. Tentativa y
consumación. Pena.
- Daños (Art.205º CP). Tipicidad Objetiva. Tipicidad Subjetiva.
Grado de desarrollo. Tentativa, consumación. Pena. Agravantes
(Art.206ª CP). Pena.

VIII UNIDAD
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD PÚBLICA

DÉCIMA • Primera Sesión


CUARTA - Delitos de peligro común. Peligro para las personas o
SEMANA bienes (Art.273º CP).
(04 horas) - Peligro con vehículo motorizado (Art.274º CP).
13DIC.2021 al - Formas agravadas del delito de peligro para las
18DIC.2021 personas o los bienes. Peligro de muerte. Resultado
doloso del incendio. (Art.275º CP). Resultado culposos
del incendio (276º CP).

• Segunda Sesión
- Medios de estragos (Art.276º CP). Daño de obra útiles
para la defensa común (Art.277º CP). Forma culposa
(Art.278º CP). Conducta con explosivos, inflamables y
tóxicos (Art.279º CP).
- Delitos contra los medios de transporte-Comunicación
y otros Servicios Públicos (Art.280º y 281º CP).
- Consideraciones generales. Tipificación Objetiva. Tipificación
Subjetiva-Consumación-Penalidades.

IX UNIDAD
DELITOS CONTRA LA SALUD PÚBLICA

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• Primera Sesión
- Tráfico Ilícito de drogas- Tipo Base (Art.296º CP). Bien
Jurídico Protegido. Tipicidad Subjetiva. Grados de
desarrollo. Tentativa y consumación. Pena
- Receptación (Art.296º A CP). Bien Jurídico Protegido.
DÉCIMA QUINTA Tipicidad Objetiva. Tipicidad Subjetiva. Tipos de
SEMANA comportamiento. La Pena.
(04 horas) - Lavado o Blanqueo de dinero (Art.296º-B CP). Bien
20DIC.2021 al Jurídico Protegido. Análisis del tipo. La Pena.
25DIC.2021
• Segunda Sesión
- Siembra Compulsiva (Art.296º C CP). Bien Jurídico
Protegido. Tipicidad Objetiva. Tipicidad Subjetiva.
Grados de desarrollo. Tentativa y consumación. Pena.
- Agravantes (Art.237º CP). Análisis de los agravantes.
Desificación. La Pena.
- Posesión Ilícita de drogas (Art.299º CP).
Consideraciones generales. Análisis del tipo. La Pena.
- Suministro indebido de drogas (Art.300º CP). Tipicidad
Objetiva. Tipicidad Subjetiva. Grados de desarrollo.
Tentativa y consumación. Pena.
- Expulsión (Art.303º CP). Análisis del tipo. Pena de
expulsión para el extranjero (Art.302º CP).

DÉCIMA SEXTA
SEMANA
(04 horas)
27DIC.2021 al E X A M E N FINAL
31DIC.2021

V. PROCEDIMIENTOS DIDÁCTICOS

A. Las técnicas de enseñanza se orientarán a la interacción permanente docente –


educando, enmarcadas en la cultura participativa, y el trabajo en equipo.

B. Se promoverá la investigación permanente y la exposición de los conocimientos


adquiridos.
C. El desarrollo de los contenidos curriculares serán eminentemente objetivos mediante
el empleo de Mapas Conceptuales.

VI. EQUIPOS Y MATERIALES

El docente para el desarrollo de la asignatura empleará los siguientes equipos y materiales:

A. EQUIPOS

Retroproyector, video grabadora, computador, proyector multimedia.

MATERIALES

Proveerá Separatas a los educandos, así como empleará transparencias o videos


para reforzar las técnicas de enseñanza.

VII. EVALUACIÓN

La asistencia a las sesiones teóricas es obligatoria en el 70% y a los Talleres en el 90%, en


caso contrario de no existir justificación alguna por la Subdirección Académica de la EESTP-
PNP, el Alumno(a) desaprobará la asignatura.

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El proceso de evaluación del aprendizaje será permanente, comprenderá:

A. Evaluación Formativa Interactiva, en relación a la participación activa del Alumno(a)


en el aula. El promedio de las intervenciones orales constituirá Nota de Paso Oral.

B. Evaluación Formativa o de Proceso para comprobar el rendimiento académico,


pronosticar posibilidades de desarrollo y reorientar la metodología, compromete la
aplicación de:

1. Talleres
2. Exposiciones.
3. Dos exámenes escritos parciales (8ª y 13ª semana), enmarcados en los
modelos de la Prueba Objetiva, pudiendo, además, contener preguntas tipo
desarrollo y situación problema, en las que prime el empleo de la capacidad
reflexiva, la correlación de criterios, el análisis y el pensamiento lógico.

4. Un trabajo monográfico que se valorará en su forma y contenido.

C. Evaluación Sumativa orientada a comprobar el nivel de desarrollo cognoscitivo,


reflexivo y del pensamiento lógico, para lo cual se aplicará un examen final (18ª
semana), de similar característica empleada en los exámenes parciales.

D. El Promedio General se calculará en concordancia con las disposiciones establecidas


en el Manual de Régimen de Educación de las Escuelas de Formación de la PNP,
conforme se detalla a continuación:

Promedio General:

PG = PEP (3) + PO (1) + TA (2) +EF (4)


10
PEP= Promedio de Exámenes Parciales
PO = Paso Oral
TA = Trabajo de Investigación Monográfica
VIII BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
EF = Examen Final
A. BRAMONT ARIAS Luis. “Manual de Derecho Penal: Parte Especial”. Lima – Perú.
1994.
B. BRAMONT ARIAS Luis. “Manual de Derecho Penal: Parte General”. Edit. Y
Distribuidora de Libros S.A EDDILI) 2a. Edic. Lima – Perú. 2002.
C. BRAMONT ARIAS Luis y BRAMONT ARIAS TORRES Luis Alberto, “Código Penal
Comentado” 4ta. Ed. San Marcos. Lima – Perú. 2001.
D. BRAMONT ARIAS TORRES Luis Alberto – GARCÍA CANTIZANO, María del
Carmen. “Manual de Derecho Penal. Parte General”. Ed. San Marcos. 2ª. Edic. Lima
– Perú. 1998
E. BUSTOS RAMÍREZ Juan. “Manual de Derecho Penal”. Parte Especial. Barcelona
Editorial S.A. España. 1996
F. HURTADO POZZO José (1987).”Manual de Derecho Penal: Parte Especial I”,
Homicidios Ediciones Juris. Lima - Perú. 1993.
G. HURTADO POZZO José (1987).”Manual de Derecho Penal: Parte Especial II”,
Aborto Ediciones Juris. Lima - Perú. 1993.
H. QUERALT JIMÉNEZ, Joan J. “Derecho Penal Español. Parte Especial”. Edit. S.L
Barcelona. España. 1996.
I. PEÑA CABRERA, Raúl. “Tratado de Derecho Penal. Parte Especial”. Ediciones
Jurídicas. Lima – Perú. 1993.

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I UNIDAD

PARTE ESPECIAL EN EL CÓDIGO PENAL PERUANO

• PRIMERA SEMANA: Primera Sesión: 14 de Setiembre de 2021.

LA PARTE ESPECIAL: PARTE GENERAL DE LA PARTE ESPECIAL

En el derecho Penal se distingue en dos partes: Parte General (Teoría del delito y teoría de la
culpabilidad) y Parte Especial, la cual nos toca enmarcarnos.

La parte Especial se dedica al estudio concreto del delito y las penas que les corresponda según el

Código Penal, por ejemplo: homicidio, aborto, secuestro, usurpación, etc.; hay que tener en cuenta
que en esta parte del derecho penal la figura delictiva va a tener una relevancia fundamental la

descripción típica del comportamiento, teniendo en cuenta el principio de legalidad.

BASES PARA LA SISTEMATIZACIÓN DE LA PARTE ESPECIAL: BIEN JURÍDICO PROTEGIDO:

AMBITO, SISTEMATIZACIÓN Y JERARQUÍA DE LOS DELITOS, LA TIPIFICACIÓN. ELEMENTOS

ESPECÍFICOS DEL INJUSTO Y TÉCNICAS DE TIPIFICACIÓN.

• BIEN JURÍDICO PROTEGIDO: el bien jurídico protegido son los derechos enmarcados

por nuestra constitución política, tratados y convenios internacionales, los mismos que

se encuentran garantizados por el ordenamiento jurídico estatal.

LA CONFIGURACIÓN DE LA PARTE ESPECIAL EN EL CÓDIGO PENAL PERUANO. MÉTODO Y


PLAN DE EXPOSICIÓN.

✓ Para saber - El criterio para clasificar los delitos en el Código penal, sigue este
procedimiento:

Los tipos penales se establecen para proteger bienes jurídicos.

Para que se configure un hecho previsto en el Código penal tiene que afectarse realmente a un bien
jurídico.

MÉTODO Y PLAN DE EXPOSICIÓN


✓ En el análisis de las diversas figuras delictivas, se seguirá el siguiente método:

Indica el texto del artículo de la ley. Descripción típica.

El bien jurídico protegido

Se precisa cuál es el objeto de tutela penal en el delito


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La tipicidad objetiva

Se indica el sujeto activo y el sujeto pasivo del delito

La tipicidad subjetiva

Se señala si en la comisión del hecho existe dolo o culpa

La descripción típica

Se señala si en la comisión del hecho existe dolo o culpa

MÉTODO Y PLAN DE EXPOSICIÓN

Grados de desarrollo del delito

Se precisa si se ha consumado el delito y, en su caso si se admite la tentativa

La pena

Se indica el mínimo y el máximo de pena para el delito, que es privativa de libertad temporal (de 2

días a 35 años) y la pena de cadena perpetua; a esto hay que considerar las accesorias.

1. LA DESCRIPCIÓN TÍPICA:
Es la descripción del artículo específico de los delitos contemplados en el código penal, del cual se

va analizar; ejemplo delito contra la vida el cuerpo y la salud (descripción general) artículo 106 –

Homicidio Simple (artículo específico para analizar).

2. EL BIEN JURÍDICO PROTEGIDO:

El bien jurídico protegido es teniendo en cuenta el delito cometido; es decir, se tiene en cuenta al

momento de la realización del ilícito cometido; ejemplo: el que mata a otro, el bien jurídico protegido

es la vida.

3. LA TIPIFICACIÓN OBJETIVA:

Se incluye los segmentos puntos:


• Sujeto Activo: Se entiende aquella persona que realiza el comportamiento típico.

• Sujeto Pasivo: Es el titular del bien jurídico protegido en cada precepto penal.

• El Comportamiento: Es la conducta descrita en el tipo penal. Se divide en tres partes:


Comisión (el sujeto hace y al hacer viola una norma prohibitiva, ejem. Art. 106 C.P.);

Omisión (El sujeto no hace y al no hacer viola una norma imperativa, ejem. Art. 149 del

C.P.); o mediante una Comisión por Omisión (el cual se encuentra descrita en el artículo

13 del C.P.).

TIPICIDAD SUBJETIVA:
Se analiza en primer lugar, la exigencia de dolo, culpa o preterintencional.

• El dolo es definida como la intención del autor de querer realizar el delito; el cual es necesario

advertir las diferentes clases que en la actualidad distingue la doctrina, dentro de las cuales
tenemos: Dolo Directo o de Primer Grado (es cuando el autor quiere realizar la acción que se

establece en el delito; ejemplo Luis quiere matar a Juan y para conseguirlo coge un arma y
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le dispara en el corazón); Dolo de Consecuencia Necesaria o Dolo de Segundo Grado (es

cuando el sujeto activo sabe que para realizar un hecho necesariamente tendrá que producir

una consecuencia adicional que se encuentra ligada al resultado.

• La culpa, definida como negligencia o falta de intención por parte del autos de cometer un

delito; se distingue entre culpa consciente (es cuando el autor no quiere causar la lesión, pero

advierte la posibilidad de que esta se produzca; ejemplo: Juan estando mariado conduce su

carro por la panamerica norte a las cinco de la mañana a alta velocidad y mata a un

transeúnte, su intensión no es causar el delito pero sabía que conducir en estado de ebriedad

y alta velocidad podía ocasionarlo dicho ilícito); y Culpa Inconsciente (El sujeto activo no solo

no quiere el resultado lesivo, sino además que ni siquiera prevé su posibilidad.

4. GRADOS DE DESARROLLO DEL DELITO:

Este punto es más conocido como el Iter Criminis que significa camino o desarrollo del delito, es
importante saber cuándo empieza y cuando termina el delito y las figuras que se pueden presentar

en este lapso (tentativa, desistimiento, arrepentimiento, etc; es un proceso que tiene una parte mental

(interna) y una parte física (externa), es decir existen fases del desarrollo del delito.

1. Fase Interna. -

Esta fase no se castiga ya que se encuentra dentro del pensamiento de la persona resultaría pues

imposible probarla, esta fase tiene tres elementos los cuales son:

Ideación. - imaginarse el delito, ejemplo Margot quiere matar a Sintía;

Deliberación. - es la elaboración y desarrollo del plan, viendo los detalles y la forma en que se va a
realizar, ejemplo Juan ve la forma más efectiva de como matar a Pedro, el cual puede ser durante la

noche y con arma de fuego;

Decisión. - es tomar la decisión de poner en práctica el plan, ejemplo Juan decide matar a Pedro,
durante la noche y con arma de fuego.

2. Fase Externa. -

Esta fase consiste en exteriorizar la fase interna, es decir los actos planeados dentro de la persona

se realiza en el mundo exterior, con el propósito de cometer el delito; esta fase se divide en actos

preparatorios, tentativa, consumación y agotamiento


Actos Preparatorios. - son aquellos que se presentan con anterioridad a la ejecución del delito y están

dirigidos a facilitarlos. En principio estos actos no están castigados, salvo cuando en forma

independiente constituyan delito, es decir cuando el propio código penal lo señale, ejemplo, tenencia
ilegal de arma de fuego;

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Tentativa.- es un grado de desarrollo del delito en el cual se pone en peligro el bien jurídico pero que

no se ha llegado a consumar la lesión del mismo, la tentativa en si no existe, es decir no hay delito de

tentativa, la tentativa tiene que tener un delito que le sirva de base; ejemplo, tentativa de asesinato,

tentativa de hurto; es decir la tentativa constituye la ejecución de un comportamiento, que se detiene

en un punto de su desarrollo antes de alcanzar el grado de consumación, es decir, antes de que se

haya completado la acción típica; existen dos clases de tentativa: i) Tentativa inacabada: se da

cuando el actor no realiza todos los actos necesarios para la consumación del delito; es decir la acción

típica se interrumpe por la irrupción de un factor extraño al querer del agente que le impide la

consumación de la conducta, acá se presenta la figura del desistimiento (el agente en forma voluntaria

debe decidir no seguir con la ejecución del delito, el agente es dueño de sus decisiones y el agente

no debe continuar la ejecución del delito), ejemplo A se dispone a disparar a B, pero en el último

minuto decide no hacerlo; ii) Tentativa acabada: se da cuando el autor ha realizado todos los actos

necesarios para la consumación, pero ésta no se realiza, algunos lo denominan como delito frustrado;

ejemplo: A dispara cuatro balas contra B con la intención de matarlo, pero la intervención oportuna y
rápida de los médicos impiden que la persona muera; acá puede surgir el arrepentimiento.

Consumación y agotamiento: Se debe distinguir entre la consumación y el agotamiento del delito; el

primero se da cuando se realiza lo que indica el verbo rector del tipo penal, y es siempre punible,

ejemplo: matar, apoderarse, etc.; realizar el verbo rector implica lesionar o poner en peligro el bien

jurídico protegidos; el segundo (agotamiento) es una fase posterior a la consumación, es decir el delito

ya se ha realizado, ejemplo Juan mata a pedro de un balazo, y para asegurar su muerte le da cinco

puñaladas en el corazón.

PENA:
El rasgo distintivo del derecho penal es la aplicación de las penas, la pena viene a ser una

manifestación directa del poder punitivo estatal, se aplica siempre y cuando se haya afectado (lesión

o puesta en peligro) un bien jurídico protegido y no viene a ser otra cosa que una formalización a la
violencia; es decir, para la aplicación de la pena, debe haberse configurado un delito, y ésta se da

cuando la conducta humana puede ser calificada como típica, antijurídica y culpable, además, deben

haberse respetado los mecanismos procesales que rigen el debido proceso como garantía de la

administración de justicia; la pena no es parte del delito sino una consecuencia de éste. La pena debe

reunir las siguientes características: Personal persona determinada, y es a dicha persona que

después de habérsela encontrado responsable del delito, a la que se sanciona con una pena;
Proporcional: la pena que se imponga debe tener un correlato lógico con el delito que se ha cometido;

y Legal: la pena antes de su aplicación debe ser conocida.

II UNIDAD

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DELITOS CONTRA LA VIDA, EL CUERPO Y LA SALUD

• PRIMERA SEMANA: Segunda Sesión: 16 de Setiembre de 2021.

DELITOS CONTRA LA VIDA, EL CUERPO Y LA SALUD

La vida humana es el bien jurídico principal en nuestra sociedad, al que toda persona tiene
derecho, la vida se protege de modo absoluto, con algunas excepciones a esta regla general como

lo previsto en el artículo 140 de la Constitución (pena de muerte para los delitos de traición a la

patria)
Dentro del concepto genérico de vida humana hay que distinguir entre vida humana dependiente y

vida humana independiente

La diferenciación es sumamente importante porque cuando se acabe con una vida humana
independiente estaremos ante un delito de homicidio, parricidio, asesinato, infanticidio u homicidio

por piedad, según corresponda; mientras que si se entiende lesionada una vida humana

dependiente, estaremos ante un delito de aborto

DELITOS CONTRA LA VIDA

1. Es importante poner de relieve que cuando se alude al derecho a la vida, nos estamos

refiriendo tanto a la vida independiente, así como a la dependiente; y cuando nos referimos a la

integridad física y mental de la persona, automáticamente estamos aludiendo a la salud. Actualmente,

se ha determinado objetiva y científicamente que toda lesión al bien jurídico integridad psico-física de

la persona, afecta inmediatamente a la salud de aquella, entendida ésta como el estado de equilibrio

orgánico-funcional que le sirve para desarrollar normalmente sus funciones.

2. PROTECCIÓN DE LA VIDA.

Entendemos como bien jurídico a todo aquel interés social que se constituye en presupuesto
necesario para el normal desenvolvimiento de la persona humana en sociedad. “Los bienes jurídicos

son tales no porque el legislador los considere merecedores de protección jurídica, sino porque, son

en sí, presupuestos indispensables para la vida en común”. (Hurtado Pozo, 1987, p. 39).
De ese modo, y tal como aparece en nuestro sistema jurídico penal, a la vida humana se protege de

manera rigurosa; pero ello no significa que se la proteja de manera absoluta como alegan actualmente

Luis Bramont-Arias y García (1997, p. 35), pues continuamente caeríamos en serias contradicciones.
Es evidente que la vida viene a constituir el derecho principalísimo y sublime del ser humano, no

obstante, en determinadas circunstancias también se le sacrifica, ciertas veces sin causa y otras con

la visación del derecho mismo (por ejm. la pena de muerte).

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Por otro lado, la vida humana de acuerdo a su naturaleza de desarrollo se protege en dos aspectos:

vida humana independiente que se lesiona con las figuras delictivas de homicidio y vida humana

dependiente que se lesiona con las conductas dolosas rotuladas como aborto. El derecho penal

protege a la vida como un fenómeno biosociológico inseparablemente unido. La vida es un bien

jurídico individual y social a la vez.

VIDA HUMANA INDEPENDIENTE Y VIDA HUMANA DEPENDIENTE: BIEN JURÍDICO

PROTEGIDO:

* VIDA HUMANA INDEPENDIENTE: En el presente se lesiona con las figuras delictivas de homicidio;

ejemplo el Art. 110 C.P., referido al infanticidio, delito que se considera protege la vida humana

independiente; toda persona natural tiene derecho de gozarla, de disfrutarla libremente y como a bien

tenga, siempre y cuando no entre en conflicto con el desenvolvimiento del conglomerado social que

viene a ser su protectora y garantía de permanencia en el tiempo. Situación que es inimaginable

respecto de la vida dependiente.


*VIDA HUMANA DEPENDIENTE: Aquí, se lesiona con las conductas dolosas rotuladas como aborto

El objeto de protección en estos delitos es la vida humana, dentro de la cual hay que considerar tanto

la vida del embrión o el feto como la vida de la persona; No puede dudarse que el feto y el embrión

disfruta también de vida humana, solo que de manera dependiente de la vida de otra persona – la

madre puesto que existe la esperanza de que surja la vida de una persona.

EL CONCEPTO DE VIDA HUMANA DEPENDIENTE. EL INICIO DE LA VIDA. EL FIN DE LA VIDA

HUMANA. EL CONCEPTO DE VIDA HUMANA INDEPENDIENTE. ANÁLISIS.

INICIO DE LA VIDA HUMANA


Existen diversas opiniones al respecto, entre las que destacan las siguientes:

- Se inicia con la fecundación del óvulo por el espermatozoide.

- Se establece el plazo de 3 meses para determinar el comienzo de la vida. (Según algunos


doctrinarios)

- Comienza con la “Anidación” del óvulo fecundado en el útero de la mujer.

En la ciencia penal también aparece la polémica nada pacífica sobre la pregunta: ¿desde cuándo se

inicia la vida para ser protegida penalmente?. Para un sector, la vida comienza con el fenómeno de

la fecundación del óvulo (teoría de la fecundación) en tanto que para otro sector mayoritario, el inicio

de la vida se produce desde la implantación del óvulo ya fecundado en el útero de la mujer (teoría de
la anidación). En la doctrina penal peruana actual existe unanimidad en considerar que ésta se inicia

desde el momento de la anidación del óvulo fecundado por el esperma en el útero de la mujer..

Consideramos que el producto de una concepción lograda fuera del seno materno en un probeta -
fecundación extracorpórea (FEC)- y se sostiene artificialmente por no haber sido anidada en el vientre

de una mujer, aún cuando puede catalogarse como vida humana, su aniquilamiento de ningún modo
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constituye delito contra la vida, pues no aparece el momento biológico de la anidación en la matriz

endometrial.

FIN DE LA VIDA HUMANA:

La vida humana se acaba con la muerte, pero surge de inmediato la interrogante ¿Cuándo se entiende

en el ámbito del Derecho Penal que una persona está muerta?. Actualmente la mayoría de la doctrina

sostiene que una persona se considera muerta cuando ya no existe actividad cerebral, dado que

según argumentan algunas autores, con el desarrollo de la ciencia se puede precisar cada vez con

mayor exactitud dicho momento, no obstante existen otras opiniones que entienden producida la

muerte de una persona cuando esta deja de respirar o cesa el latido de su corazón.

Finalmente en doctrina existe consensus en considerar que concluye la vida con la muerte de la

persona natural, entendida ésta como la cesación definitiva e irreversible de la actividad cerebral, ello

debido que actualmente con el avance científico de la medicina y sus instrumentos resulta fácilmente

identificable aquel momento trascendente.

En el Perú, el artículo 3 de la Ley Nro. 28189, Ley General de donación y trasplante de órganos y/o
tejidos humanos, publicada el 18 de marzo del 2004, prescribe que el diagnóstico y certificación de la

muerte de una persona se basa en el cese definitivo e irreversible de las funciones encefálicas de

acuerdo a los protocolos que establezca el reglamento y bajo responsabilidad del médico que lo

certifica.

De esa forma aparece como características principales de la muerte: ausencia de respuesta cerebral

a estímulos externos; ausencia de respiración espontánea; ausencia de reflejos encefálicos y

electrocefalograma plano. En consecuencia, cuando un médico determina tales circunstancias y así

lo certifique estaremos ante la muerte con efectos jurídico-penales

III UNIDAD

DELITOS CONTRA LA VIDA HUMANA INDEPENDIENTE

• SEGUNDA SEMANA: Primera Sesión: 21 de Setiembre de 2021.

HOMICIDIO SIMPLE (Art. 106 C.P.)

El que mata a otro será reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de veinte

años.
TIPICIDAD OBJETIVA:

La conducta típica del homicidio simple consiste en quitar la vida dolosamente a una persona, sin la

concurrencia de alguna circunstancia atenuante o agravante debidamente establecida en el Código


Penal como elemento constitutivo de otra figura delictiva. Si bien en el tipo penal no se hace referencia

a la forma de aniquilar la vida de otro, se entiende que puede ser por acción u omisión, en este último
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supuesto será de aplicación el artículo 13 del Código Penal que regula la omisión impropia. Siendo

así, se concluye que detrás de una omisión delictiva debe existir una norma de mandato (prestar

auxilio, avisar a la autoridad, etc.), caso contrario, la conducta es atípica. Ocurre por ejemplo, cuando

un médico de guardia nocturna dolosamente no atiende a un paciente herido de bala con la finalidad

que muera desangrado por ser éste, el causante de su divorcio. “Lo determinante es que el sujeto

activo se encuentre en una posición de garante frente a la muerte del sujeto pasivo” (Villavicencio,

1997, p. 290). Es decir, se encuentre con el deber jurídico de actuar para evitar el resultado dañoso

no querido por el orden jurídico.

Es importante tener en cuenta que para calificar el delito de homicidio simple resulta irrelevante

determinar la modalidad empleada por el agente así como los medios utilizados (revólver, cuchillo,

golpe de puño, etc.) para consumar el hecho punible.

Bien Jurídico Protegido

Se pretende tutelar la vida humana independiente, entendida desde la perspectiva natural y biológica.

Esto es, se pretende proteger la vida de la persona, la misma que comprende según nuestra
sistemática desde el momento del parto hasta la muerte de aquella.

Sujeto Activo

El tipo legal de homicidio simple indica de manera indeterminada al sujeto activo, agente o autor al

comenzar su redacción señalando ‘El que...’; de ese modo se desprende o interpreta que autor del

homicidio básico puede ser cualquier persona natural. Constituye un delito común, pues para ser

sujeto activo no se necesita reunir alguna condición o cualidad especial, ya sea que actúe por sí

mismo o valiéndose de terceros, de medios mecánicos o animales.

Sujeto Pasivo

Al prescribir el tipo penal ‘... a otro’ se entiende que sujeto pasivo puede ser también cualquier persona
natural y con vida desde el momento del parto hasta su muerte debidamente determinada. - Resulta

claro que el sujeto pasivo tiene que ser una persona con vida. El que procura la muerte de un cadáver

creyéndole vivo, de ningún modo puede ser imputado el hecho ilícito de homicidio simple.
TIPICIDAD SUBJETIVA:

Para configurarse el homicidio simple es requisito sine qua nom la concurrencia del dolo en el actuar

del agente. El dolo exige el conocimiento y voluntad de realizar las circunstancias del tipo objetivo; es

decir, el sujeto activo, debe actuar con conocimiento de dar muerte a su víctima y querer hacerlo. Es

admisible el dolo directo, dolo indirecto y el dolo eventual; acá no se requiere que el sujeto activo

tenga un conocimiento especial o especializado de los elementos objetivos del tipo-

GRADO DE DESARROLLO DEL DELITO PARTICIPACIÓN:

TENTATIVA Y CONSUMACIÓN.
El delito de homicidio es un delito de resultado para cuya consumación se requiere la muerte de una

o varias personas, en consecuencia no hay ningún inconveniente en admitir la tentativa.


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CONCURSO PENA.-

El Art. 106 C.P. establece pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de veinte años

PARRICIDIO: (Art. 107 C.P.)

El que, a sabiendas, mata a su ascendiente, descendiente, natural o adoptivo, o a su cónyuge o

concubino, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince años.

TIPICIDAD OBJETIVA:

El parricidio se configura objetivamente cuando el agente o sujeto activo da muerte a su ascendiente

o descendiente, natural o adoptivo, o a su cónyuge o concubino, sabiendo muy bien que tiene tales

cualidades respecto de su víctima. En otras palabras, el parricidio aparece o se evidencia cuando el

agente con pleno conocimiento que tiene vínculos consanguíneos (padre, hijo natural, etc) o jurídico

(hijo adoptivo, cónyuge o concubino) con su víctima, dolosamente le da muerte. Siendo irrelevante

los medios y formas empleadas, circunstancias que sólo tendrán importancia al momento de graduar

la pena e individualizarla. El conocimiento del vínculo de parentesco consanguíneo o jurídico por parte
del sujeto activo respecto del sujeto pasivo, constituye un elemento fundamental de éste delito; tal

circunstancia hace a la conducta delictiva independiente, autónoma y diferenciable del delito de

homicidio simple. Si no hay forma de probar el parentesco entre agente y víctima el caso será tipificado

como homicidio simple.

El parricidio también puede perfeccionarse por una conducta de omisión impropia (art. 13 del C.P.);

ello debido que la relación interpersonal entre agente y víctima fundamenta la posición de garante del

primero respecto del segundo.

Bien Jurídico Protegido

La vida humana independiente comprendida desde el instante del parto hasta la muerte natural de la
persona humana.

Sujeto Activo

Al describir el tipo penal ciertas relaciones interpersonales entre el agente y su víctima, el delito se
torna en lo que se denomina en doctrina ‘delito especial’ ; esto es, el sujeto activo sólo está limitado

a quien ostenta las cualidades de parentesco consanguíneo o jurídico con el sujeto pasivo de la

acción. Nadie más puede ser autor de este delito. Sólo puede ser sujeto activo en línea ascendente:

el padre, abuelo, bisabuelo, etc. y en línea descendente: el hijo, el nieto, bisnieto, etc. También un

cónyuge o concubino respecto del otro.

Sujeto Pasivo
Es la o las personas que ostentan cualidades especiales que le une con el agente. Sujeto pasivo no

puede ser cualquier persona, sino aquellas que tienen relación parental con su verdugo, es decir

únicamente pueden ser los ascendientes y descendientes en línea recta del parricida. También su
cónyuge; el hijo adoptivo de acuerdo al art. 377 del Código civil y finalmente el concubino unido al

sujeto activo de acuerdo al art. 5 de la vigente Constitución Política.


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TIPICIDAD SUBJETIVA:

El hecho punible de parricidio se realiza con dolo directo (primero y segundo grado), así como por

dolo eventual. Este se presenta cuando el sujeto activo conociendo la relación parental con el sujeto

pasivo se representa el resultado letal como posible y lo acepta.

No cabe la comisión por culpa. Aparece el dolo cuando el sujeto activo con conocimiento y voluntad

da muerte a su víctima sabiendo que tiene en la realidad, un parentesco natural o jurídico debidamente

especificado en el tipo penal. En efecto, si se verifica que el agente no conocía o no pudo conocer

por determinadas circunstancias, que su víctima era su pariente, el delito de parricidio no se configura;

circunscribiéndose tal hecho al homicidio simple.

Solución en caso de Error

El error sobre el parentesco ya sea natural o jurídico del sujeto activo respecto del pasivo, excluye el

dolo del delito de parricidio, limitándose la conducta homicida a un homicidio simple.

Circunstancias

El problema que se plantea en relación a la participación es el de la comunicabilidad de las


circunstancias, Art. 26 C.P. establece de una manera expresa la incomunicabilidad de las

circunstancias personales que afecten a los autores y partícipes de un mismo hecho delictivo.

Pena

Se establece una pena privativa de libertad no menor de quince años

HOMICIDIO CALIFICADO - ASESINATO (Art. 108 C.P.)

Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince años el que mate a otro

concurriendo cualquiera de las circunstancias siguientes:

1. Por ferocidad, por lucro o por placer;


2. Para facilitar u ocultar otro delito;

3. Con gran crueldad o alevosía;

4. Por fuego, explosión, veneno o por cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud
de otras personas;

5. Si la víctima es miembro de la Policía Nacional del Perú o de las Fuerzas Armadas, Magistrado del

Poder Judicial o del Ministerio Público, en el cumplimiento de sus funciones.

TIPICIDAD OBJETIVA:

El hecho punible denominado Homicidio Calificado – Asesinato (términos utilizados por diferentes

tratadistas), se configura cuando el sujeto activo da muerte a su víctima concurriendo en su accionar


las circunstancias debidamente previstas y enumeradas en el artículo 108 del Código Penal. No

obstante, se entiende que no es necesario la concurrencia de dos o más de las características

descritas para perfeccionarse aquel ilícito penal, sino con la sola verificación de una de ellas aparece
el delito.

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Teniendo en cuenta que las circunstancias especiales que caracterizan al asesinato se refieren a

medios peligrosos o revelan una especial maldad o peligrosidad en la personalidad del sujeto activo,

podemos definirlo como la acción de matar que realiza el agente sobre su víctima haciendo uso de

medios peligrosos o por efectos de perversidad, maldad o peligrosidad de su personalidad.

Las características o circunstancias particulares que especifican al homicidio calificado o asesinato y

por ende, le dan fundamento y plena autonomía frente al homicidio simple en nuestro sistema jurídico,

consisten:

Por Ferocidad o por Lucro o por placer (Art. 108 – Inc. 1 C.P.)

Por Ferocidad:

No obstante que fácilmente puede definirse al asesinato por ferocidad como el realizado con absoluto

desprecio y desdén por lo vida humana.

Por lucro

Se configura el asesinato por lucro cuando el agente produce la muerte de su víctima con el firme
propósito y objetivo de obtener un provecho o ganancia patrimonial. Esto es, el sujeto activo actúa

porque recibió o recibirá en un futuro, dinero de un tercero para poner fin a la vida de su víctima, o

porque espera obtener una ganancia o provecho económico con su actuar ilícito al heredar los bienes

del sujeto pasivo o cobrar un seguro de vida por ejemplo.

Por Placer

Se configura cuando el asesino mata por el solo placer de hacerlo; es decir, el agente experimenta

una sensación agradable, un contento de ánimo o un regocijo perverso al poner fin a la vida de su

víctima. En esta modalidad, el único motivo que mueve o motiva al agente es el deleite, complacencia

o satisfacción de dar muerte a la víctima ya sea por lujuria o vanidad.

Para Facilitar u Ocultar otro Delito (Art. 108 – Inc. 2 C.P.)

Para Facilitar otro Delito


Esta modalidad se configura cuando el sujeto activo, pone fin a la vida de una persona para facilitar

o favorecer la comisión de otro delito independiente. El homicidio se instrumentaliza en favor de otro

delito y en ello radica la gravedad del acto, pues el sujeto activo menosprecia la vida humana, la pasa

por alto con tal de alcanzar el ilícito fin al cual estaba orientada desde un inicio su conducta, el agente

debe actuar con dolo, por cuanto ve en el homicidio un medio que le ayuda a obtener sus propósitos,

lo que implica ya conocimiento y voluntad; el asesino dio muerte a la víctima con el firme propósito de
facilitar o favorecer la comisión de otro hecho punible doloso realizado por él o por terceros, excluye

toda posibilidad de actuación culposa, Sí admite la tentativa.

Para Ocultar otro Delito

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En la realidad se configura esta modalidad homicida cuando el agente da muerte a una persona con

la finalidad o propósito de ocultar la comisión de otro delito que le interesa no sea descubierto o

esclarecido. Con Gran Crueldad, Alevosía (Art. 108 – Inc. 3 C.P.)

Con Gran crueldad:

Se configura esta circunstancia cuando el sujeto activo produce la muerte de su víctima haciéndole

sufrir en forma inexplicable e innecesaria.

Con Alevosía

Se presenta esta modalidad del asesinato cuando el agente actúa a traición, vulnerando la gratitud y

confianza (la bona fide= buena fe) que le tiene su víctima y a la vez, aprovechando la indefensión de

ésta al no advertir, ni siquiera sospechar, el riesgo que corre su vida al brindar confianza a su verdugo

creyéndole leal y que muchas veces se presenta generoso. En otros términos, podemos definir la

alevosía como la muerte ocasionada de manera oculta a otro, asegurando su ejecución libre de todo

riesgo o peligro e imposibilitando intencionalmente la defensa de la víctima.

Por fuego, explosión, veneno o por cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de
otras personas (Art. 108 – Inc. 4 C.P.)

Por Fuego.-

Se configura esta modalidad de homicidio calificado o asesinato cuando el agente intencionalmente

prende fuego al ambiente donde sabe se encuentra la persona a la que ha decidido dar muerte,

poniendo en peligro la vida o salud de otras personas. El peligro concreto originado a dos o más

personas que se deriva de la forma y medio empleado por el agente para ocasionar la muerte del

sujeto pasivo constituye el fundamento de la gravedad de la conducta delictiva homicida.

Por Explosión

Se presenta esta modalidad del asesinato cuando el agente haciendo uso de medios o elementos
explosivos que ponen en riesgo la vida y salud de terceras personas, logra dar muerte a su víctima.

El sujeto activo logra su fin creando un peligro concreto de muerte o lesiones para dos o más

personas, en el asesinato por el uso de explosivos, el agente actúa con animus necandi directo.
Persigue la muerte de su víctima. Para lograr su objetivo no le interesa poner en riesgo la vida y la

salud de otras personas. Con ello se demuestra su peligrosidad y se justifica la agravante. El agente

planifica su conducta homicida no importándole poner en peligro a otras personas con tal de lograr su

finalidad.

Por Veneno

Se entiende por veneno cualquier sustancia animal, vegetal o mineral, sólida, líquida o gaseosa que
al ser introducida en el cuerpo humano tiene efectos destructivos en el organismo, produciendo

muchas veces, y de acuerdo a la dosis, la muerte de una persona, combinando su naturaleza por

acción química o bioquímica.

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Si la víctima es miembro de la Policía Nacional del Perú o de las Fuerzas Armadas, Magistrado

del Poder Judicial o del Ministerio Público, en el cumplimiento de sus funciones (Art. 108 – Inc.

5 C.P.)

Este delito específicamente se da cuando es realizado por los nombrados en cumplimiento de sus

funciones.

Bien Jurídico Protegido

La vida humana independiente. Como en todos los hechos punibles homicidas, la vida es el interés

social fundamental que el Estado pretende proteger de manera rigurosa; si confluyen algunas de las

modalidades enumeradas y analizadas, le pena es más alta, buscándose con ello disuadir que no se

atente contra la vida de las personas.

Sujeto Activo

Agente o sujeto activo de la figura ilícita penal de asesinato puede ser cualquier persona, No se

requiere que aquel tenga alguna cualidad o condición especial que le caracterice.

Sujeto Pasivo
Víctima también puede ser cualquier persona natural y con vida. El objeto que resiste la acción

homicida es necesariamente un ser humano con vida independiente.

TIPICIDAD SUBJETIVA

El asesinato es un delito netamente doloso, es imposible su comisión por culpa o negligencia. El

sujeto activo necesariamente debe tener conciencia y voluntad de cegar o aniquilar la vida de su

víctima haciendo uso de las formas y desarrollando las circunstancias especificadas en el tipo penal.

Error

El problema del error no ofrece mayores dificultades, no obstante, podrían suscitarse algunas en el

llamado error sobre los elementos accidentales del tipo.


Grados de Desarrollo y Participación

Tentativa. - Bien sabemos que la tentativa se configura cuando el sujeto activo da inicio a la ejecución

de la acción típica mediante hechos directos, faltando uno o más actos para la consumación del delito;
en este punto nuestro ordenamiento jurídico sigue la teoría de la responsabilidad en virtud de la cual

el merecimiento de pena se centra en que el sujeto pone en peligro un bien jurídico penalmente

protegido. La tentativa se castiga en consecuencia por la probabilidad de lesión de algún bien jurídico.

Consumación. - El asesinato se perfecciona cuando el sujeto activo ha logrado su objetivo, cual es

quitar la vida de su víctima, desarrollando cualquiera de las modalidades prescritas en el artículo 108

del Código Penal.


Participación

La co-autoría, la autoría mediata y la participación (instigación, complicidad primaria y secundaria) es

perfectamente posible y se verificará en cada caso concreto.


Pena

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Igual como ocurre con el parricidio, el legislador sólo se ha limitado a señalar el mínimo de la pena

privativa de la libertad de quince años, mas no el máximo.

SEGUNDA SEMANA: Segunda Sesión: 23 de Setiembre de 2021.

HOMICIDIO EMOCIONAL (Art. 109 C.P.)

El que mata a otro bajo el imperio de una emoción violenta que las circunstancias hacen excusable,

será reprimido con pena privativa de libertad, no menor de tres ni mayor de cinco años.

Si concurre algunas de las circunstancias previstas en el artículo 107, la pena será no menor de cinco

ni mayor de diez años.

TIPICIDAD OBJETIVA:

El ilícito penal se configura cuando el sujeto activo actúa y da muerte a su víctima bajo el dominio de

una emoción violenta, la misma que surge repentinamente por circunstancias excusables o mejor,
justificables provocadas por el mismo sujeto pasivo o por un tercero. Se trata de un homicidio realizado

en estado de emoción violenta justificada por especiales circunstancias. En otras palabras, aparece

la emoción violenta como elemento atenuante, cuando en las mismas circunstancias excepcionales,

toda persona respetuosa del orden o sistema jurídico la experimentaría y realizaría actos impensables

en circunstancias normales.

a.- Circunstancias excusables.

Las circunstancias excusables pueden ser de cualquier naturaleza, no necesariamente éticas, sólo

deben tener una capacidad de causar conmoción en la conciencia del sujeto activo. Aquellas

circunstancias deben hacer excusable el actuar del agente, esto es, justificar en cierta forma o
medianamente la conducta homicida.

b.- Intervalo de tiempo transcurrido entre la provocación y el acto homicida.

Otro aspecto importante a tener en cuenta es que las circunstancias que provocaron la emoción
violenta deben ser inmediato anteriores al acto homicida; es decir, entre la causa que hizo nacer la

emoción violenta y el resultado muerte de la víctima, no debe transcurrir mayor tiempo que cree

convicción en el juzgador que el sujeto activo tuvo oportunidad y tiempo suficiente para sobreponerse,

reflexionar y no cometer el homicidio. Mas por el contrario, si por la forma, tiempo y circunstancias en

que actuó el agente, nos hacen caer en la cuenta que tuvo bastante tiempo para salir del estado de

conmoción y, sin embargo, persistió en dar muerte a su víctima, no habrá homicidio por emoción
violenta, sino estaremos ante a un homicidio simple o calificado según las características especiales

en que haya desarrollado su accionar delictivo el autor.

Finalmente, resulta obvio que el autor no debe haber provocado ni facilitado su propia emoción
violenta. La provocación deber ser extraña al sujeto; de ese modo, la emoción violenta tampoco puede

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ser el resultado del propio carácter del agente, sino que debe encontrar su estímulo en una causa

externa, fuera de él.

Agravante De Homicidio por Emoción Violenta

El segundo párrafo del tipo penal 109, regula la figura del parricidio cometido por emoción violenta

como agravante del homicidio realizado bajo el imperio de una emoción violenta. A comparación de

la figura típica del parricidio ya estudiada, el presente hecho típico viene a constituir una atenuante

de aquel, ello por las mismas circunstancias especiales en las que ocurre. Es decir, estamos ante un

supuesto que se constituye en agravante del homicidio por emoción violenta recogido en el art. 109 y

a la vez en atenuante del parricidio previsto en el art. 107 del Código Penal.

Bien Jurídico Protegido

Es la vida humana independiente que como ya expresamos se inicia desde el momento del parto

hasta le muerte cerebral del individuo. Bien jurídico que se protege en forma rigurosa por nuestro

sistema jurídico al constituir el principal interés de las personas y del Estado.

Sujeto Activo
Agente del homicidio por emoción violenta puede ser cualquier persona natural, pues del tipo penal

no aparece que se exija alguna condición o cualidad especial.

Tratándose de la hipótesis agravada, al constituir supuestos de un delito especial como el parricidio,

autores sólo podrá ser en línea ascendente: el padre, abuelo, bisabuelo, etc. y en línea descendente:

el hijo, el nieto, bisnieto, etc. También un cónyuge o concubino respecto del otro.

Sujeto Pasivo

Puede ser cualquier persona.

En el caso de la figura agravada, víctima pueden ser los ascendientes y descendientes en línea recta

del agente, también un cónyuge, un concubino y un hijo adoptivo.


TIPICIDAD SUBJETIVA:

El agente debe actuar con conocimiento y voluntad de poner fin a la vida de su víctima. La resolución

homicida debe ser producto o consecuencia inmediata de la emoción violenta surgida en forma súbita
y repentina por especiales circunstancias excusables o justificables. En definitiva, para tipificarse el

ilícito penal se exige que el agente obre en un estado de alteración de su ánimo y, por tanto,

disminuido sus facultades de control.

Consideraciones a los elementos atenuantes

- Las características fundamentales de esta modalidad de homicidio es que el autor en el momento

de cometer el hecho típico, actúe dominado por una emoción violenta.


- Se han señalado distintos criterios para determinar si el sujeto estaba o no en un estado de emoción

violenta entre los que destacan:

1. El intervalo de tiempo sucedido entre la provocación y el hecho.


2. El medio empleado en la comisión del homicidio.

3. El temperamento del sujeto.


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4. El conocimiento previo de la situación por parte del autor del homicidio emocional.

Grados de desarrollo

Tentativa.- Al ser un delito de comisión ya sea por acción u omisión y de resultado lesivo al bien

jurídico vida, es posible que el accionar homicida se quede en grado de tentativa.

Consumación.- El agente perfecciona el delito en sede cuando logra poner fin a la vida del sujeto

pasivo concurriendo en su accionar los elementos descritos. Todos deben de concurrir. A falta de una

de ellos, el delito perfeccionado será el de homicidio simple o asesinato según sea el caso. Es

irrelevante el modo y formas empleadas.

Participación:

La participación es posible en todas sus modalidades. De acuerdo al auxilio o asistencia del partícipe

al autor principal en la comisión del homicidio atenuado, se le sancionará aplicando el art. 25 de la

parte general del Corpus Juris penal.

Pena:

Después del debido proceso y verificado la concurrencia de los diversos requisitos indicados, el
acusado de homicidio por emoción violenta será pasible de ser condenado a pena privativa de libertad

no menor de tres ni mayor de cinco años.

Tratándose de un parricidio atenuado, el autor será merecedor a una pena privativa de libertad no

menor de cinco ni mayor de diez años. Todo ello de acuerdo a la forma, circunstancias, medios

empleados para la perpetración del hecho punible y la personalidad del autor o autores.

INFANTICIDIO (Art. 110 C.P.)

La madre que mata a su hijo durante el parto o bajo la influencia del estado puerperal, será reprimida

con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años, o con prestación de servicio
comunitario de cincuenta y dos a ciento cuatro jornadas.

TIPICIDAD OBJETIVA:

El infanticidio se configura cuando la madre ocasiona, ya sea por acción u omisión, la muerte dolosa
del producto de su gestación durante o en circunstancias del parto o cuando se encuentre bajo los

efectos del estado puerperal. Aún cuando en la doctrina nacional ni en la jurisprudencia hay acuerdo

unánime sobre el contenido de las frases ‘durante el parto’ y ‘estado puerperal’, nosotros sostenemos

que aquellas frases deben ser entendidas haciendo uso de la ciencia médica. De ahí que para resolver

cada caso concreto, los médicos legistas y profesionales en la sicología serán de importante

asesoramiento.
Durante el Parto.

En la ciencia médica, se entiende por parto a la función fisiológica natural mediante el cual el producto

del embarazo es expulsado del vientre materno al mundo exterior. Ello significa que se inicia desde
el momento que la gestante comienza a sentir intensos dolores que avisan el inminente nacimiento y

finaliza cuando es totalmente expulsado al exterior el nuevo individuo. En forma más precisa, el parto
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se inicia con lo que comúnmente los obstetras, obstetrices y ginecólogos llaman dilatación (desde uno

a diez cm.), pues desde esos instantes, el producto de la gestación tiene vida independiente. Ha

cumplido el período biológico de nueve meses y se encuentre expedito para desarrollar su vida en el

mundo exterior. Ya sea expulsado naturalmente por la madre, o sea, extraído mediante intervención

quirúrgica conocida como cesárea, el individuo tiene todas las posibilidades biológicas para hacer

vida normal en el mundo exterior sin ser necesario ningún instrumento mecánico, como sí sería

indispensable de ser extraído antes que se inicien aquellos intensos dolores del parto. Situación

fácilmente verificable por la ciencia médica que ha adquirido real importancia y eficacia en la

actualidad. En suma, los intensos dolores producto del inicio del parto, constituye el hito fundamental

para diferenciar un homicidio simple o infanticidio con el aborto. Para nuestro sistema jurídico penal

se configurará el infanticidio en circunstancias o durante el parto, cuando la madre de muerte a su

hijo en el periodo comprendido entre el inicio de los intensos dolores y la expulsión total al exterior del

nuevo ser.

b) Bajo la influencia del Estado Puerperal


El estado puerperal se entiende como aquel período que transcurre desde el nacimiento del niño

hasta que los órganos genitales y el estado psicológico de la recién madre vuelvan a su normalidad

anterior a la gestación. Resulta como efecto natural del parto la alteración psicológica de la madre,

ocasionando una disminución en su capacidad de entendimiento y sus frenos inhibitorios, ello como

consecuencia lógica del sufrimiento físico vivido durante el parto y la debilidad al haber perdido

abundante líquido sanguíneo y cuando no, el latente sentimiento de no querer al recién nacido ya sea

por circunstancias éticas o económicas. Roy Freyre (1989, p. 211), enseña que estado puerperal es

el tiempo que transcurre sin que la madre se haya recuperado todavía de las alteraciones psico-física

propias del embarazo y alumbramiento. La palabra estado permite dar una idea clara que se trata de
un proceso donde se presentan sucesivos modos de ser de una situación personal sujeta a cambio.

En consecuencia, si la madre durante este estado da muerte a su hijo recién nacido, será autora del

delito de infanticidio. Caso contrario, de verificarse la inexistencia del estado puerperal al momento
de dar muerte a su hijo, la conducta homicida de modo alguno constituirá infanticidio sino parricidio y,

por tanto, la pena a imponerse será mayor. Finalmente, al ser unánime la doctrina en el sentido que

el tiempo que dura el estado puerperal es incierto y varía de una mujer a otra, su fijación se

determinará en cada caso concreto que la realidad presente. Situación que será determinada con el

apoyo de los expertos en la ciencia médica y sicológica y en base a las circunstancias en que

ocurrieron y rodearon a los hechos.


Bien Jurídico Protegido

Lo constituye la vida humana independiente, entendida como aquella que no necesita ningún

mecanismo artificial para desarrollarse y desenvolverse en este mundo. Esto es, desde el momento
en que el individuo trata o mejor dicho intenta, en forma natural, salir del vientre de la madre hacia

adelante. En otros términos, desde la circunstancia fácilmente verificable por la ciencia médica, como
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lo es el inicio de los intensos dolores, aparece el bien jurídico protegido por el hecho punible de

infanticidio.

Sujeto Activo

Por la misma construcción del tipo penal, sólo es posible que la madre biológica del naciente o recién

nacido sea sujeto activo del ilícito penal de infanticidio. Se conoce como un típico delito de propia

mano. El infanticidio viene a constituir un delito especial impropio, pues la condición del sujeto activo

sólo atenúa la penalidad. En tanto, si la madre no actúa bajo las circunstancias anotadas en el tipo

penal, será autora del ilícito de parricidio. La atenuante no alcanza a otros parientes, de tal modo que

si el padre del recién nacido da muerte a éste, su conducta será adecuada para la figura del parricidio.

Con la condición impuesta por el legislador de que sólo sujeto activo puede ser la madre biológica del

naciente o nacido, se está dando a entender que de modo alguno la calidad de vida del sujeto pasivo,

es el fundamento para la atenuación de la pena. Si otro pariente diferente a la recién madre o un

extraño pone fin a la vida del naciente o nacido, su conducta no será adecuada a la figura del

infanticidio, sino según sea el caso al parricidio u homicidio simple.


Sujeto Pasivo

De acuerdo a lo expuesto, sólo serán sujetos pasivos de infanticidio: el individuo que se encuentra en

inminente nacimiento, el que está naciendo y el ya nacido que se encuentra desarrollándose

normalmente durante el período en que la madre se encuentra bajo los efectos del estado puerperal.

TIPICIDAD SUBJETIVA:

Necesariamente se requiere la presencia del dolo al momento de realizarse el hecho punible. Es decir,

de conciencia y voluntad homicida. Sin la constatación efectiva de aquel elemento subjetivo, no habrá

infanticidio sino homicidio por negligencia o también podrá declararse la inimputabilidad de la madre,

en caso de constatarse una grave alteración de la conciencia que afecte gravemente el concepto de
la realidad. Ello en aplicación del artículo 20 inc. 1 del Corpus Juris penale. Esto último ocurriría

cuando la madre actúe bajo los efectos de una fiebre puerperal por ejemplo.

Consideraciones a los elementos atenuantes:


La razón esencial de la atenuación no es otra que el estado puerperal en que se encuentra la madre.

Por lo que el fundamento último de la atenuación de la pena hay que situarlo en una disminución de

la imputabilidad de la madre.

Error

Hay que tener claro que el delito de infanticidio esta en relación de especialidad con los delitos de

homicidio, parricidio y asesinato, respectivamente, por tanto su aplicación es preferente frente a la de


estos tipos penales.

Grados de desarrollo:

Tentativa.- Es posible la tentativa al ser el infanticidio un hecho punible de resultado lesivo al bien
jurídico vida.

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Consumación.- El delito se perfecciona en el instante que la agente pone fin a la vida de su indefensa

víctima. Es irrelevante los medios y la forma empleada para calificar el delito, pudiendo ser por

estrangulamiento, por inanición, sumersión, sepultamiento, etc.

Participación

La participación también es posible, siendo de aplicación lo dispuesto en el art. 25 del Código

sustantivo con igual razonamiento a lo dicho en lo referente al parricidio.

Pena:

Después del debido proceso donde queda claro la forma, medios y circunstancias en que actuó el

sujeto activo, así como su personalidad, la autoridad jurisdiccional podrá imponerle una pena privativa

de libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años, o también de acuerdo a las circunstancias le

impondrá una pena limitativa de derechos de prestación de servicio comunitario de cincuenta y dos a

ciento cuatro jornadas. Esto es, facultativamente el juzgador le impondrá una pena privativa de la

libertad o una pena limitativa de derechos.

HOMICIDIO CULPOSO. (Art. 111 C.P.)

El que, por culpa, ocasiona la muerte de una persona, será reprimido con pena privativa de libertad

no mayor de dos años o con prestación de servicios comunitarios de cincuenta y dos a ciento cuatro

jornadas.

La pena privativa de la libertad será no menor de cuatro años ni mayor de ocho años e inhabilitación,

según corresponda, conforme al Artículo 36 incisos 4), 6) y 7), cuando el agente haya estado

conduciendo un vehículo motorizado bajo el efecto de estupefacientes o en estado de ebriedad, con

presencia de alcohol en la sangre en proporción mayor de 0.5 gramos-litro, o cuando sean varias las

víctimas del mismo hecho o el delito resulte de la inobservancia de reglas técnicas de tránsito.
La pena será no mayor de cuatro años si el delito resulta de la inobservancia de reglas de profesión,

de ocupación o industria y cuando sean varias las víctimas del mismo hecho, la pena será no mayor

de seis años.
TIPICIDAD OBJETIVA:

El delito se perfecciona cuando el sujeto activo ocasiona la muerte del sujeto pasivo por haber obrado

culposamente. El agente obra por culpa cuando produce un resultado dañoso al haber actuado con

falta de previsión, prudencia o precaución, habiendo sido el resultado previsible o, previéndole, confía

en poder evitarlo.

Se obra por negligencia cuando el agente no toma las debidas precauciones y prudencia en su
accionar. Obra negligentemente quien omite realizar un acto que la prudencia aconseja realizar. En

la negligencia hay un defecto de acción y un defecto en la previsión del resultado.

Aparece la imprudencia cuando el autor realiza la acción por actos inusitados, precipitados y fuera de
lo corriente, de los cuales debió abstenerse por ser capaces de producir un resultado lesivo para

determinado bien jurídico por las mismas circunstancias que lo rodean. Obra imprudentemente quien
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realiza un acto que las reglas de la prudencia aconsejan abstenerse. Es un hacer de más, un plus o

un exceso en la acción

Se imputará impericia o también conocida en la doctrina como culpa profesional, al agente cuando

éste sin estar debidamente preparado o capacitado para realizar determinada acción peligrosa, lo

realiza sin prever el resultado dañoso. En suma, la impericia es la falta o insuficiencia de aptitudes

para el ejercicio de una profesión o arte, que importa un desconocimiento de los procedimientos más

elementales. Por ejemplo, cometerá homicidio culposo el médico cirujano que a consecuencia de

haber ejecutado una operación difícil y riesgosa sabiendo o siendo consciente que no estaba

suficientemente preparado, produjo la muerte de su paciente.

Por último, la inobservancia de los reglamentos y deberes del cargo configuran un supuesto de culpa

punible que puede derivar de cualquier normativa de orden general emanada de autoridad

competente. Se trata de la inobservancia de disposiciones expresas (ley, reglamento, ordenanzas

municipales, etc.,) que prescriben determinadas precauciones que deben observarse en actividades

de las cuales pueden derivar hechos dañosos. El desconocimiento u omisión de ellas genera una
hipótesis de responsabilidad culposa, en la medida que el obrar de ese modo causara un resultado

dañoso típico. Cabe resaltar que con la tipificación penal de determinados comportamientos culposos

o imprudentes, lo único que se persigue es motivar a los ciudadanos para que, en la realización de

acciones que puedan ocasionar resultados lesivos para bienes jurídicos trascendentes (como la vida,

la integridad física, etc.), empleen el máximo cuidado que es objetivamente necesario para evitar que

se produzcan; en una frase: actúen con la diligencia debida.

Finalmente, es importante señalar que el debido cuidado exigible debe ser en condiciones normales

tanto para el agente como para el sujeto pasivo, mas si las circunstancias mismas que rodean a la

víctima ya de por sí son riesgosas (por ejm. intervenir a un paciente que presenta un cuadro que los
médicos denominan de alto riesgo), es casi imposible verificar objetivamente la inobservancia de la

diligencia debida.

Homicidio Culposo Agravado


Las circunstancias que califican el homicidio culposo se fundamentan en la mayor exigibilidad de

previsión para quienes desempeñan actividades que demandan una buena dosis de diligencia y

precaución. Apareciendo así el principio de confianza que inspira el actuar dentro de la comunidad

haciendo uso de medios peligrosos o desarrollando actividades que por su trascendencia devienen

en peligrosos y, por tanto, exigen conocimiento y una preparación especial. En otras palabras, el

maniobrar objetos riesgosos (vehículos, aviones, barcos, etc.), o desarrollar actividades peligrosas (la
medicina, la arquitectura, la química, etc.) exigen un mayor cuidado en el actuar normal de las

personas, caso contrario de ocasionarse un perjuicio a algún bien jurídico por falta del cuidado debido,

se estaría configurando el delito culposo calificado. El ejercicio de actividades riesgosas exige en


quien lo practica, como profesional o técnico, un cuidado y diligencia extrema para no aumentar el

riesgo consentido y ordinario (Roy Freyre, 1989, p. 232)


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Bien Jurídico Protegido

La vida humana independiente dentro de los parámetros naturales y biológicos ya señalados y

explicados.

Sujeto Activo

Puede ser cualquier persona, no requiriéndose alguna condición o cualidad personal especial. Incluso

pueden cometer homicidio por culpa aquellas personas que tiene relación de parentesco natural o

jurídico con su víctima; también un inculto e ignaro como un erudito y científico, etc.

Sujeto Pasivo

La persona sobre la cual se descarga la acción culposa, también puede ser cualquiera. Desde un

naciente hasta incluso un enfermo incurable y que sufre de intolerables dolores. No importa la

condición en la que se encuentra la persona para que se configure el hecho punible.

TIPICIDAD SUBJETIVA:

En primer término, queda claro, que, en el homicidio culposo, el agente no tiene intención de dar

muerte. No actúa con el ánimus necandi (deseos de matar). No quiere el resultado letal; este se
produce por la inobservancia (quebrantamiento) del deber objetivo de cuidado. En ese sentido, la

figura del homicidio culposo necesariamente requiere la presencia de la culpa ya sea consciente o

inconsciente, en sus modalidades de imprudencia, negligencia, impericia (torpeza) e inobservancia

de las reglas técnicas de profesión, actividad o industria. Entendido la culpa global como la falta de

previsión, precaución, prudencia, precognición de un resultado previsible o previéndolo se confía en

poder evitarlo. Es decir, el agente ocasiona un resultado lesivo-letal al actuar culposamente, teniendo

la oportunidad o alternativa de prever el resultado y conducirse con el cuidado debido que exigen las

circunstancias (culpa inconsciente). O también se evidencia cuando se produce el resultado lesivo

que el agente previó y por exceso de confianza en evitarlo no realizó la diligencia debida (culpa
consciente). En consecuencia, si en determinado hecho concreto no se constata aquellas condiciones

o elementos de la acción culposa, el hecho será atípico e imposible de ser atribuido penalmente a

persona alguna
Agravantes

En efecto, el legislador no podía ser ajeno a tales circunstancias y así los ha previsto como agravantes

los siguientes comportamientos:

A.- Cuando son varias las víctimas del mismo hecho.- Ello ocurre cuando con una sola acción culposa,

el agente, ocasiona la muerte de varias personas pudiendo evitarlas si hubiese actuado

diligentemente y poniendo el debido cuidado. Al referirse el tipo penal a víctimas sólo se está refiriendo
a las personas que han perdido la vida y no a aquellas que pueden haber quedado heridas. Es decir,

si a consecuencia de la acción culposa sólo una pierde la vida y las demás personas quedan heridas,

la agravante no se configura.
B.- El delito resulte de la inobservancia de reglas técnicas de profesión, de ocupación o industria.- La

vulneración a los deberes impuestos por desarrollar una profesión, ocupación o industria están
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considerados como circunstancias que agravan la acción culposa. Ello tiene plena justificación en el

hecho que al desempeñarse en actividades que exigen del agente la máxima diligencia en observar

las reglas técnicas que le son propias su inobservancia y como consecuencia de ello se produce un

resultado letal de determinada persona, sin duda, hacen más reprochable la acción del sujeto activo.

La agravante se fundamenta sobre la función social que desarrolla el agente en el conglomerado

social.

Grados de desarrollo:

Tentativa.- Como ha quedado establecido y aceptado por la doctrina, en los delitos por culpa es

imposible hablar de tipos de realización imperfecta o mejor tentativa. En ese sentido, aparece sin

mayor polémica que en el homicidio por culpa es imposible la tentativa, ello debido que el agente

no quiere ni busca el resultado muerte de la víctima

Consumación.- El homicidio por culpa se perfecciona en el mismo momento que se produce el

resultado ‘muerte’ del sujeto pasivo a consecuencia del actuar negligente del agente. En tal forma, la

simple vulneración del deber de cuidado no es suficiente para estar frente al ilícito en hermenéutica
(interpretativa); resulta necesario la producción efectiva del resultado muerte. De modo más claro:

para la imputación a una persona de un homicidio culposo no es suficiente la simple infracción del

deber objetivo de cuidado, sino resulta imprescindible que se verifique el resultado muerte de la

víctima. Recién con la verificación del resultado letal, podemos hablar de un homicidio culposo, antes

no se configura.

Participación

No es posible que en un hecho culposo se den actos de participación (instigadores, cómplices), pues

estos sólo aparecen en hechos queridos y cuando menos medianamente preparados. En ese sentido,

en el homicidio culposo no es posible lógicamente hablar de instigadores o cómplices; si por el


contrario, dos o más personas realizan una conducta culposa, todos responderán a título de coautores

directos del homicidio culposo

Pena
Después del debido proceso, donde se ha debatido la forma y circunstancias concretas, resultado y

personalidad del agente, la autoridad jurisdiccional podrá imponer una pena privativa de libertad no

menor de dos días ni mayor de dos años o con prestación de servicio comunitario de cincuenta y dos

a ciento cuatro jornadas de adecuarse el hecho al primer párrafo del tipo penal 111. En cambio, si

concurren la agravante prevista en el párrafo segundo la pena privativa de libertad oscila entre no

menor de cuatro ni mayor de ocho años e inhabilitación conforme al artículo 36 incisos 4, 6 y 7 de la


parte general del Código penal.

Finalmente, si estamos ante a los supuestos previstos en el tercer párrafo del artículo 111; la pena

será no mayor de cuatro años si el delito resulta de la inobservancia de reglas de profesión, de


ocupación o industria y cuando sean varias las víctimas del mismo hecho, la pena será no mayor de

seis años.
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IV UNIDAD

TERCERA SEMANA: Primera Sesión: 28 de Setiembre de 2021.

DELITOS CONTRA LA VIDA HUMANA DEPENDIENTE

EL DELITO DE ABORTO

CONSIDERACIONES GENERALES:

En doctrina la expresión aborto deriva del latín abortus, la misma que se entiende como: AB, MAL y

ORTUS, NACIMIENTO; es decir, mal nacimiento o nacimiento malogrado. Biológica y jurídicamente

hablando el delito de aborto pone en peligro o lesiona la vida humana en formación más no la vida de

la persona natural. Se conceptúa el aborto como el aniquilamiento del producto de la gestación en el

periodo comprendido entre la anidación hasta antes que comience el parto, ya sea provocando su

expulsión violenta o por su destrucción en el mismo vientre de la gestante


POSICIONES:

No obstante que la corriente social peruana se manifiesta contraria al aborto y a favor de una

planificación familiar edificada sobre las bases del respeto a la decisión personal y el acceso general

a la información, adquisición y uso de medios anticonceptivos (Prado Saldarriaga, 1985, p. 59), en

doctrina existen posiciones encontradas entre los que consideran: 1) que el aborto debe ser reprimido

penalmente en todas sus formas; 2) que el aborto debe ser impune en todas sus modalidades; 3)

sostienen la impunidad en ciertas circunstancias indicadas (ponderación de bienes)

La primera posición la defienden los tratadistas católicos, quienes orientados por la doctrina católica

concluyen que debe reprimirse todo atentado contra la vida, sus planteamientos al respecto siguen
los lineamientos desarrollados en la Encíclica Humana Vitae, la misma que puede resumirse en la

siguiente frase: el hombre y la sociedad están sometidos al mandamientos de dios, NO MATAR.

La segunda postura la sustentan los movimientos liberales, como los grupos feministas quienes con
argumentos coincidentes señalan que existe el derecho a decidir sobre el propio cuerpo y que de

acuerdo a él, sólo se puede ser madre las veces que deseen. Otro argumento lo constituye la

superioridad de los derechos de la gestante respecto al producto de la concepción, afirman: no se

puede estar de acuerdo en el hecho que el feto tenga más derechos que la mujer que la lleva;

finalmente también sostienen que las necesidades económicas deben tenerse en cuenta para

despenalizar el aborto, pues la calidad de vida que se puede ofrecer a los hijos es tan importante que
la vida misma. No debemos soslayar que en aquel sentido o por fundamentos parecidos, existen

países en que la práctica del aborto es lícito.

La tercera posición de modo realista concluye que el respeto a la persona y a su dignidad esta por
encima de una vida en formación, por tanto en circunstancias especiales debidamente prevista por la

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normatividad penal y practicada con las debidas garantías y por persona especializada, debe ser

impune el aborto.

En suma, se descubre la comisión del delito de aborto cuando las maniobras abortivas acarrean

consecuencias funestas para la salud y muchas veces para la vida de la abortante, caso contrario, ni

llega a sospecharse.

1. AUTO ABORTO (Art. 114 C.P.)

La mujer que causa su aborto, o consiente que otro le practique, será reprimida con pena privativa de

libertad no mayor de dos años o con prestación de servicio comunitario de cincuenta y dos a ciento

cuatro jornadas

TIPICIDAD OBJETIVA.

De la lectura del tipo penal se evidencia que encierra o describe dos conductas delictivas, fácilmente

diferenciables, pasibles de realización por la gestante:

a.- Cuando la propia gestante se ocasiona el aborto.- En doctrina se conoce con el nombre de
aborto activo. Aparece cuando la propia mujer en estado de preñez se practica la interrupción de su

embarazo por diversas razones y valiéndose de cualquier medio. La conducta puede ser por acción

u omisión. Se verifica una conducta omisiva cuando la mujer que ha decidido interrumpir su embarazo

no toma los medicamentos prescritos por el profesional médico para impedir el aborto.

b.- Cuando la gestante presta su consentimiento para que otro le practique el aborto.- En

doctrina se le conoce como aborto pasivo. Se verifica cuando la mujer embarazada consiente que un

tercero le interrumpa su gestación, o cuando la propia gestante instiga a un tercero a que le provoque

el aniquilamiento del producto de su embarazo. “La mujer no interviene directamente en la práctica

abortiva; ella se limita únicamente, a dar su consentimiento o a cooperar para que un tercero le haga
abortar”

Los móviles o causas que guían la conducta de la embarazada para someterse a practicas abortivas,

no afectan la tipicidad de su conducta, sin embargo, resulta sobre entendido que aquellas serán
observadas por el juzgador en cada caso concreto al momento de individualizar la pena al emitir

sentencia. Tal situación también ocurre con el tipo de medios empleados para interrumpir el

embarazo. El legislador al no referirse a la clase de medios a utilizarse para ocasionarse el auto-

aborto, ha dejado establecido implícitamente que estos pueden ser tanto físicos (introducción de

sondas en el útero, masajes en el abdomen, etc.); químicos así como psíquicos (sustos, cólera, etc.).

Bien Jurídico Protegido


El bien jurídico tutelado que se pretende proteger con el autoaborto, lo constituye la vida del producto

del embarazo. La vida humana en formación y, por tanto, dependiente. En doctrina del derecho

penal, como volvemos a insistir, existe unanimidad para considerar que la vida dependiente se le
protege penalmente desde el momento de la anidación biológica. Recién en ese crucial instante, la

vida humana cuenta con todos los elementos necesarios e indispensables para desarrollarse. Antes
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de aquel momento histórico-biológico, no es seguro aún su viabilidad. Constituyendo ello el motivo de

mayor peso para aceptarse el uso de los anticonceptivos. Concluye la protección penal de la vida

dependiente según nuestro sistema penal, en el momento que comienza las contracciones uterinas

que avisan el inminente nacimiento del nuevo ser. Sujeto Activo

El sujeto activo de ambos supuestos delictivos previstos en el artículo 114 del Código Penal puede

ser cualquier mujer en estado de gestación mayor de 18 años. La mujer en estado de preñez al

ocasionarse su propio aborto o consentir que un tercero le practique el aborto, se convierte en autora

directa del delito. En consecuencia, al identificarse que sólo la mujer embarazada puede ser agente

o autora del delito en hermenéutica (interpretativa), se concluye que estamos ante una figura delictiva

especial, propia o exclusiva. Nadie que no esté gestando o en estado de embarazo, puede ser sujeto

activo de este delito. El tercero que coopera o interviene en el aborto propio, también se constituye

en sujeto activo, pero su conducta se subsume al tipo penal 115 del Código sustantivo. No hay

duda que tanto la abortante como el tercero tienen el dominio del hecho, por lo que se trata de una

figura de coautoría con la diferencia que mientras la conducta de aquella se subsume al tipo penal
114, la acción del tercero se encuadra en la figura sancionada en el tipo penal 115, siendo la penalidad

más grave.

Sujeto Pasivo

La víctima sólo puede ser el producto del engendramiento con vida. Aquí coinciden tanto sujeto pasivo

como el objeto material del injusto penal. El feto debe estar con vida en el momento que se producen

las maniobras abortivas, sin que importe sus condiciones de viabilidad. No se puede hacer diferencia

entre fetos viables o inviables, pues por más inviable que sea el feto tiene protección penal. Es

irrelevante el tiempo de vida que tenga el embrión, basta que se constate que las maniobras abortivas

se produjeron dentro del periodo comprendido desde la anidación del óvulo fecundado hasta el inicio
de las contracciones uterinas. El aniquilamiento del ser humano fuera de tal periodo, constituirá

cualquier otro ilícito pero nunca el que se conoce con el nomen iuris de aborto

TIPICIDAD SUBJETIVA
Necesariamente se requiere la presencia del dolo en la comisión de las conductas explicadas,

conocidas con el nomen iuris de auto-aborto o aborto propio. La gestante debe tener conciencia y

voluntad que su conducta está dirigida a conseguir la muerte del feto (Roy Freyre, 1989, p. 250). No

obstante, si como consecuencia de las maniobras abortivas no se consigue que el ser en formación

deje de existir y por el contrario, éste es expulsado con vida y es viable, se cometerá homicidio al ser

aniquilado después. Si aquel elemento subjetivo no aparece en la conducta de la abortante, los ilícitos
del autoaborto o el dar el consentimiento para que un tercero practique maniobras abortivas, no se

perfeccionan. Si llega a determinarse que el aborto se produjo por un actuar culposo de la gestante o

del tercero, la conducta será atípica e impune al no haberse previsto en nuestro sistema penal alguna
figura de aborto culposo.

Grados de Desarrollo
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Tentativa.- Al ser un delito doloso y de resultado, es posible la tentativa. Ocurre cuando la gestante

que previamente se ha agenciado de los elementos abortivos, se dispone a practicarse el aborto, sin

embargo, circunstancialmente es sorprendida por el responsable de su gestación quien después de

una acalorada discusión y forcejeo, logró evitar la consumación del hecho delictivo.

Consumación.- Si aceptamos la premisa que la mujer en estado gestacional al someterse a prácticas

abortivas tiene como objetivo primordial poner fin a su embarazo aniquilando su producto, debemos

concluir que el delito se perfecciona en el momento que se verifica tal objetivo. Es irrelevante

penalmente que la muerte del embrión se haya producido en el vientre de la madre o con su violenta

expulsión al mundo exterior. Basta que se verifique la muerte del feto como consecuencia de las

maniobras abortivas para estar frente al delito consumado, ya sea que la muerte del feto se produzca

en el seno materno o como consecuencia de su expulsión.

Participación

La participación es posible. No obstante, el tercero que practica las maniobras abortivas con el

consentimiento de la autora del delito, de modo alguno es sólo partícipe, sino aparece como autor del
delito de aborto pero sancionado con la figura delictiva que regula el aborto consentido.

Partícipe, por ejemplo, sería el causante del embarazo de la mujer que decidió someterse a practicas

abortivas, cuando se verifique que aquel determinó a aquella a que proceda de tal manera con la

finalidad de deshacerse del nuevo ser en formación. O también cuando se verifique que contribuyó

con el dinero para que el tercero practique el aborto a la gestante, quien accedió voluntariamente.

Penalidad

Después del debido proceso, de hallarse responsable a la acusada del delito de autoaborto o por

haber prestado su consentimiento que un tercero le practique el aborto, se hará merecedora a pena

privativa de la libertad que oscila entre dos días y dos años, o con prestación de servicio comunitario
de cincuentidós a ciento cuatro jornadas

2. ABORTO CONSENTIDO: (Art. 115 C.P.)


El que causa el aborto con el consentimiento de la gestante, será reprimido con pena privativa de

libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años.

Si sobreviene la muerte de la mujer y el agente pudo prever este resultado, la pena será no menor de

dos ni mayor de cinco años

TIPICIDAD OBJETIVA

S.A.: Cualquier persona y la mujer gestante y el consentimiento prestado por la gestante debe ser
legal, voluntario y espontáneo y sin ningún vicio que lo invalide. Esto es, debe ser emitido por mujer

mayor de 18 años, sin violencia ni coacciones de algún tipo; caso contrario, estaremos frente a la

figura delictiva del aborto no consentido. El consentimiento de una menor de edad es equivalente a
un no consentimiento y, por tanto, carece de valor alguno. También carece de valor el permiso que

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pudiera prestar una enajenada o débil mental. Igualmente, si el consentimiento es obtenido por

violencia, intimidación, amenaza o engaño, desaparece la figura delictiva estudiada.

Aborto seguido de Muerte

En doctrina, aun con polémica, se le conoce como muerte preterintencional. Ello ocurre cuando el

agente que dolosamente somete a prácticas abortivas a la gestante, provoca por culpa previsible su

muerte. La muerte tiene que ser a consecuencia del aborto o del procedimiento abortivo al que fue

sometida la embarazada para lograr aniquilar el producto de la concepción, exigiéndose como

requisito esencial la concurrencia de la previsibilidad para reprochar penalmente la conducta del autor.

En suma, la muerte de la gestante a consecuencia del aborto o prácticas abortivas sólo agrava la

conducta si se realiza de manera culposa. Si se determina que el sujeto activo ha tenido el dolo de

matar a la gestante, ya sea dolo eventual, nos encontraremos ante un delito de homicidio o asesinato,

según corresponda (Roy Freyre, 1989, p. 265).

Bien Jurídico protegido

La vida dependiente. El interés que se pretende tutelar con la tipificación del delito denominado
“aborto consentido” lo constituye la vida del producto de la concepción, el mismo que produce el

estado de gestación o embarazo en la mujer.

Con la tipificación del supuesto previsto en el segundo párrafo del tipo penal en comentario, sin duda

que se pretende proteger y defender un solo bien jurídico como lo es la vida, pero en grado de

desarrollo evolutivo diferente: La vida dependiente del embrión y la vida independiente de la abortante.

Sujeto Activo

Autor puede ser cualquier persona, desde un profesional de la ciencia médica hasta una comadrona;

siendo suficiente la verificación del desarrollo de su conducta dolosa, después de haber obtenido el

consentimiento de la mujer que se dispone a abortar. En este supuesto sólo se excluye a la gestante
que presta su consentimiento, pues su conducta se encuadra en el tipo penal 114 ya tratado en su

calidad de autora.

Sujeto Pasivo
El producto de la gestación, sobre el cual recae la acción dolosa del agente.

De producirse el supuesto agravado, víctima será la mujer fallecida a consecuencia del aborto o del

procedimiento abortivo empleado por el sujeto activo.

TIPICIDAD SUBJETIVA

El agente necesariamente debe actuar con conocimiento y voluntad de practicar el aborto con pleno

consentimiento de la abortante. Es un acto doloso. El tercero debe tener la intención de aniquilar el


producto de la concepción. Caso contrario, si se determina que el tercero sólo participó para acelerar

el parto y a consecuencia de deficiente maniobras ocasionó el aborto, su conducta será irrelevante

para el derecho punitivo. Esto es, al no haberse tipificado el aborto culposo, cualquier acción que no
tenga como objetivo y finalidad aniquilar al embrión, constituye conducta irrelevante penalmente, así

se verifique el aborto.
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En el supuesto del segundo párrafo del tipo penal 115, interviene el elemento culpa como

circunstancia para ocasionar un resultado más grave, motivando el aumento de la penalidad.

Grados de Desarrollo

Tentativa.- Al constituirse en una figura delictiva de resultado, la tentativa es perfectamente posible.

Ocurrirá por ejemplo cuando por circunstancias extrañas a la voluntad del agente (es intervenido

cuando ya se disponía a hacer uso de la sonda, o cuando estaba haciendo los masajes respectivos,

etc.,) se frustra el aborto; o cuando la mujer supuestamente embarazada no lo está en la realidad;

cuando los medios empleados en las maniobras abortivas no son idóneos para tal fin; o, cuando

después de la expulsión violenta, el producto del embarazo no muere y logra sobrevivir.

Consumación.- El aborto consentido se perfecciona cuando el agente o sujeto activo que actúa con

el consentimiento de la mujer que se encuentra gestando, logra su objetivo de provocar la muerte del

producto de la concepción mediante maniobras abortivas. En ese sentido, queda claro que es

indiferente la circunstancia que se cause o no la expulsión del producto del embarazo; ello debido que

es perfectamente posible se ocasione la muerte del feto dentro del vientre de la madre sin producirse
la expulsión al exterior.

Al tratarse de la conducta indicada en el segundo párrafo del tipo penal en comentario, se consuma

o perfecciona al constatarse la muerte efectiva de la gestante. Si el aborto quedara en grado de

tentativa y se produjera la muerte de la gestante, estaremos ante un concurso de homicidio culposo

y tentativa de aborto.

Participación

La participación es posible y en cada caso concreto el juzgador determinará el grado de complicidad

de los partícipes. La acción puede ser por instigación al aborto o por complicidad, ya sea primaria o

secundaria. Por ejemplo, será sancionado en calidad de instigador, el padre de la embarazada que le
motiva e induce para que se someta a prácticas abortivas, prometiéndole ayuda económica para que

finalice sus estudios universitarios. En tanto que tendrá la calidad de cómplice, el causante del

embarazo quien conduce a la gestante a la comadrona para que le ocasione el aborto, e incluso, paga
sus servicios. También será cómplice la ayudante de la comadrona que ayuda a preparar a la gestante

para ser sometida al proceso abortivo; o la amiga que indica la dirección de la clínica donde practican

abortos, e incluso le presta parte del dinero para pagar al autor del aborto ilegal, etc.

Penalidad

El agente acusado por la comisión del delito de aborto consentido, será merecedor de una pena

privativa de libertad que oscila entre uno a cuatro años. Si se produce la muerte de la abortante,
siendo previsible o sospechada, el agente será merecedor de pena privativa de libertad que oscila

entre dos y cinco años.

3. ABORTO NO CONSENTIDO Ó SIN CONSENTIMIENTO: (Art. 116 C.P.)

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El que hace abortar a una mujer sin su consentimento, será reprimido con pena privativa de libertad

no menor de tres ni mayor de cinco años.

Si sobreviene la muerte de la mujer y el agente pudo prever este resultado, la pena será no menor de

cinco ni mayor de diez años

TIPICIDAD OBJETIVA

La hipótesis o supuesto delictivo que recoge el artículo 116 del Código Penal, se configura cuando el

agente, sea este una persona natural común o profesional de la medicina, practica el aborto a una

mujer en estado de gestación sin contar con su consentimiento o lo que es más reprochable, en contra

de su expresa voluntad. La conducta ilícita puede verificarse por acción o por omisión. También son

irrelevante los medios empleados por el agente para vencer la resistencia, potencial o activa, de la

mujer embarazada; los mismos que servirán para el momento de graduar la pena por el juzgador. En

otro aspecto, también se configura el hecho punible, si el consentimiento o autorización ha sido

prestado por persona que no tiene capacidad suficiente para emitir un consentimiento jurídicamente

válido; esto es, por ejemplo, la autorización dado por una mujer embarazada menor de 18 años de
edad, carece de validez, en consecuencia, el autor del aborto practicado en base a aquel permiso,

será responsable del delito de aborto abusivo o no consentido.

Aborto No Consentido seguido de Muerte

El supuesto agravado se presenta cuando el agente, ocasiona por culpa la muerte de la gestante que

en principio le sometió a practicas abortivas sin su consentimiento. Bastará constatar el nexo de

causalidad entre las maniobras abortivas y la muerte previsible para atribuir el supuesto agravado al

sujeto activo. En otras palabras, el agente será responsable penalmente por la muerte de la gestante,

cuando el resultado letal haya sido previsible y en consecuencia evitado, si hubiese actuado con el

debido cuidado y prudencia para no lesionar o poner en peligro la vida de la mujer sometida a la
interrupción de su embarazo sin su consentimiento. Si el resultado muerte se produce sin que el

agente haya tenido la posibilidad de preverlo o por la concurrencia de circunstancias extrañas a la

voluntad negligente del sujeto activo, el hecho será atípico.


Bien Jurídico Protegido

Indudablemente, en principio y de manera principal, se pretende defender, amparar o tutelar la vida

dependiente del producto de la gestación y de realizarse el segundo supuesto, la vida independiente

de la frustrada madre. No obstante, aparece obvio que de manera secundaria y accesoria, también

se atenta contra intereses jurídicos fundamentales como son la salud y la libertad de la mujer sometida

al aborto. Sujeto Activo


Puede ser autor de este tipo de aborto toda persona natural desde un profesional de la medicina hasta

un profano (degenerado), un pariente o un extraño, no se requiere tener alguna condición especial.

De la propia redacción del tipo penal, se desprende de modo claro que la propia mujer en estado de
gestación queda excluida. Cualquiera puede ser sujeto activo menos la mujer embarazada.

Sujeto Pasivo
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En la hipótesis recogida en el primer párrafo del tipo penal en comentario aparecen hasta dos víctimas.

Por un lado el indefenso producto de la concepción, y por otro, la gestante que no prestó su

consentimiento válidamente e incluso se opuso a ser sometida al proceso abortivo.

Sin embargo, de presentarse el supuesto agravado recogido en el segundo párrafo del tipo penal 116,

aparece como sujeto pasivo la mujer que momentos o días antes, había sido sometida a prácticas

abortivas sin su consentimiento

TIPICIDAD SUBJETIVA

La forma de redacción del tipo penal exige la presencia del dolo en la conducta del agente. Esto es,

el sujeto activo tiene conocimiento que la gestante no ha prestado su consentimiento e incluso que

se opone o no puede darlo válidamente, sin embargo, voluntariamente le somete a maniobras

abortivas con la finalidad de acabar con la vida del embrión que se proyecta decididamente a

convertirse en persona.

En el segundo supuesto que encierra el tipo penal, resulta necesario la aparición del elemento culpa

en el actuar del sujeto activo después que dolosamente ha realizado el proceso abortivo. Es decir, en
el supuesto agravado debe concurrir el dolo en las maniobras abortivas sobre la gestante renuente al

aborto y luego debe aparecer la culpa o negligencia en la muerte de la mujer embarazada, caso

contrario, al haber quedado prescrito la responsabilidad objetiva de nuestro sistema jurídico, el hecho

será impune.

Grados de Desarrollo

Tentativa.- No obstante, que en la praxis judicial es rarísimo encontrar procesos por tentativa, en

teoría y teniendo en cuenta que la figura delictiva es de lesión y resultado, es perfectamente posible

la tentativa o lo que modernamente se conoce como tipo de realización imperfecta. Ocurrirá por

ejemplo, cuando en circunstancias que el agente se encuentra haciendo uso de la violencia para
vencer la resistencia de la gestante a fin de ser sometida al proceso abortivo, es sorprendido por el

responsable del embarazo antes de lograr su objetivo. También se configura cuando después de

haber sido vencida y el agente se dispone a iniciar las maniobras abortivas, en un descuido de éste,
la mujer embarazada logra escapar del lugar donde se encontraba.

Consumación.- Como ocurre con las demás figuras de aborto, el hecho punible se perfecciona cuando

se verifica realmente la muerte del producto de la concepción. Es irrelevante si se logró o no la

expulsión del feto del seno materno. En el segundo supuesto, el delito se perfecciona con la muerte

previsible o presumida de la gestante a consecuencia de la práctica abortiva.

Participación
La participación es posible en la consumación del hecho punible de aborto no consentido, la misma

que puede aparecer por instigación o por complicidad. Será partícipe de aborto no consentido en su

modalidad de instigación, el responsable del embarazo que paga una jugosa suma de dinero al
ginecólogo de su novia, a fin que haciendo uso del engaño le interrumpa su embarazo; hecho que

finalmente se verifica.
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Aparece la participación en forma de complicidad cuando el responsable del embarazo ayuda en

forma directa a vencer la resistencia de la gestante para que la comadrona le someta al proceso

abortivo. Las circunstancias y forma como ocurrieron los hechos servirán para calificar si se trata de

una complicidad primaria o secundaria.

Penalidad

El autor o autores del aborto sufrido serán merecedores de las penas más severas que ha previsto el

legislador para el aborto, las mismas que por la propia naturaleza del ilícito penal deben mantenerse

en caso de declararse impune la figura del aborto, como son: no menor de tres ni mayor de cinco

años en el primer supuesto y en el agravado, no menor de cinco ni mayor de diez años. Ello se explica

por la misma conducta del agente, quien no tiene miramientos para poner fin al estado de embarazo,

utilizando incluso la fuerza para vencer la resistencia y voluntad de la gestante que se opone a tal

hecho, siendo la mayor de las veces por lucro.

AGRAVACIÓN DE LA PENA POR LA CALIDAD DEL SUJETO (Art. 117 C.P.)


El médico, obstetra, farmacéutico, o cualquier profesional sanitario, que abusa de su ciencia o arte

para causar el aborto, será reprimido con la pena de los artículos 115 y 116 e inhabilitación conforme

al artículo 36, incisos 4 y 8.

De la lectura del contenido del artículo 117 se advierte que el legislador solo pretende poner énfasis

en el sentido que además de la pena privativa de libertad prevista en los artículos 115 y 116 del

Código penal, se impondrá la pena limitativa de derechos denominada inhabilitación a aquellos

autores del aborto que tengan el título de médico, obstetra, farmacéutico o cualquier profesional de la

salud. En otros términos, el artículo 117 regula una agravante por la condición del autor. En doctrina,

con esta forma de legislar se ha dado cabida para hablar de un aborto abusivo, el mismo que se
configura cuando el agente que tiene condición especial de ser profesional de la medicina, abusando

de sus conocimientos de la ciencia médica o de su arte, somete a practicas o proceso abortivo a una

gestante, ya sea contando con su consentimiento o sin él,


El sujeto activo, evidenciando abuso utiliza sus conocimientos científicos para realizar abortos

mayormente a cambio de ventajas patrimoniales. El abuso referido consiste en una violación maliciosa

de sus deberes profesionales. Con igual criterio Bramont-Arias Torres y García Cantizano (1997, p.

95), enseñan que no se castiga toda intervención sanitaria, sino sólo aquella en la cual se da un abuso

en su ciencia o arte para causar el aborto. Dentro de sus facultades elementales del profesional de la

ciencia médica está el de cuidar los bienes jurídicos más importantes, la vida y la salud; si se
aprovechan de sus conocimientos en contra de estos bienes jurídicos, deben ser penados de manera

más grave. Resulta una figura delictiva agravada por la condición especial del autor. Esto es, al

depositarse en el profesional de la medicina la confianza y cuidado de la vida y la salud de las


personas, actuar vulnerando aquel principio de bona fide, provoca mayor alarma social y por ende,

aparece más reprochable socialmente tal conducta. A su vez, la conducta del profesional de la ciencia
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médica resulta execrable, pues teniendo pleno conocimiento que está prohibido el aborto, lo realiza

con plena confianza de que no será descubierto, obteniendo por ello un lucro. Sin duda, el profesional

de la medicina practica el aborto con alevosía.

En otro aspecto, si el agente, profesional de la medicina, ocasiona la muerte de la gestante en forma

culposa a consecuencia de la práctica abortiva, será merecedor de la máxima pena privativa de la

libertad prevista en el párrafo segundo de los tipos penales 115 y 116, ello por el hecho concreto de

que por sus especiales conocimientos médicos tienen mayores posibilidades de prever el resultado

letal a diferencia de otras personas, y no obstante no lo evitan.

Así mismo, se requiere que el profesional médico o sanitario actúe con conocimiento y voluntad de

practicar el aborto sin ninguna finalidad terapéutica, estando éste prohibido. Es un conducta punible

sólo a título de dolo; como en todas las figuras delictivas de aborto no cabe la comisión por culpa.

Bien señala Roy Freyre (1989, p. 274), que en nuestra dogmática penal no es punible, a título de autor

del delito de aborto, el profesional sanitario que, por falta de pericia o por error, origina la muerte del

producto de la concepción (intervención quirúrgica inoportuna, medicación contraindicada, etc.), pues


no se prevé el aborto por culpa. En tanto que en el mismo sentido, el profesor Bramont Arias (1990,

p. 33), enseña que cuando el profesional de la medicina obrare de buena fe en razón de los remedios

o el tratamiento aconsejado, por falta de pericia o error produce el aborto, quedará exento de pena

porque éste no se imputa a título de culpa

4. ABORTO PRETERINTENCIONAL (Art. 118 C.P.)

El que, con violencia, ocasiona un aborto, sin haber tenido el propósito de causarlo, siendo notorio o

constándole el embarazo, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años, o con

prestación de servicio comunitario de cincuentidós a ciento cuatro jornadas


TIPICIDAD OBJETIVA

Aun cuando en doctrina no existe unanimidad para etiquetar esta modalidad del aborto, la dogmática

peruana se ha decidido en aceptar como el nomen iuris más adecuado el de “aborto preterintencional”.
Ello debido que la tipicidad subjetiva se constituye de una mixtura entre dolo en la acción inicial y

culpa en la consecuencia o acción final.

En efecto, el presupuesto delictivo se configura cuando el agente mediante el uso de la violencia

ocasiona el aborto sin haber tenido el propósito de causarlo. El sujeto activo dirige una energía física

sobre la mujer de la cual le consta que viene gestando o es notorio tal circunstancia y le ocasiona el

aborto sin habérselo propuesto. En este sentido Roy Freyre (1989, p. 294), Prado Saldarriaga (1985,
p. 104) y Bramont-Arias- García (1997, p. 90). En esa línea, para la configuración del aborto

preterintencional se exige la concurrencia de uno de los dos supuestos claramente diferenciados y

previstos en el tipo penal. En efecto, el comportamiento delictivo bien puede configurarse cuando el
embarazo sea notorio para cualquier persona incluido el agente, es decir, que la gestación sea

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objetivamente evidente, o cuando el estado de gestación le conste al agente, es decir, aun no siendo

visible el embarazo, el agente sepa el estado en que se encuentra la mujer.

El autor haciendo uso de la violencia, actúa dolosamente al querer lesionar la integridad física de la

gestante, sin embargo, infringiendo el deber objetivo de cuidado ocasiona la muerte del producto del

embarazo. La responsabilidad del agente salta inmediatamente, pues toda persona sabe y es

consiente que de actuar con violencia sobre la mujer delicada por la gestación, puede ocasionar

consecuencias graves como el hacerle abortar.

En tal sentido, si el estado de gravidez no es notorio ni conocido por el agente, y a consecuencia de

unos golpes se produce el aborto, no se configura el aborto preterintencional.

La violencia que a indicado el legislador en el tipo penal, se refiere al desarrollo de una energía física

sobre la mujer en estado de gestación con el solo propósito de causarle daño a su cuerpo y salud, de

modo alguno debe querer causar el aborto. Si al momento de calificar los hechos se determina que

la violencia a tenido el objetivo oscuro de causar el aborto, se encuadrará tal conducta en el delito de

aborto no consentido. Según la redacción del tipo penal en hermenéutica, no es posible aceptar la
figura del dolo eventual en la acción inicial, pues si llegara a determinarse en un caso concreto que el

autor no obstante advertir o conocer el estado de embarazo de la mujer y previendo la posibilidad de

causar el aborto, ejerce violencia sobre ella no importándole el resultado (lo menosprecia)

ocasionándole en consecuencia el aborto, estaremos ante a la figura del aborto no consentido. El tipo

penal 118, exige que el agente no haya tenido el propósito de causar el aborto, lo que en buena

cuenta significa que no debe haberse representado el resultado aborto. Caso contrario, si hay dolo

eventual en el actuar del agente, se configura simplemente el aborto no consentido.

Finalmente, para configurarse simplemente el aborto en comentario, sostenemos que las lesiones

producidas por el empleo de la violencia que ocasionó lamentablemente la interrupción del embarazo,
deberán ser de escasa gravedad, caso contrario, de haberse producido lesiones de cierta gravedad

en la integridad física de la gestante, configurará un concurso real de delitos entre el aborto

preterintencional y el delito de lesiones simples o graves, según sea el caso.


Bien Jurídico Protegido

Como en todas las modalidades de aborto, esta figura delictiva busca proteger la vida dependiente

del producto de la concepción, cuando no la integridad física u psíquica de la mujer grávida.

Sujeto Activo

Al no exigir el tipo penal alguna cualidad o condición especial en el sujeto activo, este puede ser

cualquier persona, sea profesional o sin profesión, sólo se excluye a la propia gestante.

Sujeto Pasivo

El producto de la gestación y la mujer en estado de embarazo, pues le privan de su gestación sin su


consentimiento, ocasionándole sin duda un perjuicio material y moral al frustrarle su expectativa de

llegar a ser madre en tiempo cercano


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TIPICIDAD SUBJETIVA

Tratándose de una conducta delictiva preterintencional se exige que el agente actúe con dolo al

momento de dirigir la violencia sobre el cuerpo de una mujer grávida cuyo estado es notorio o le

consta. La finalidad del agente debe ser el de lesionar la salud de la embarazada y como

consecuencia de no haber previsto o sospechado el resultado, ocasiona el aborto. La violencia de

ningún modo debe ser la causa del aborto sino simplemente la ocasión para que ello se produzca. En

suma , la violencia no origina directamente el aborto sino que ocasiona o sirve para que el aborto se

produzca incluso ayudado por otras causas como por ejemplo la fragilidad de la gestante. El elemento

subjetivo de la culpa aparece después del uso doloso de la violencia por el agente sobre la integridad

física de la embarazada. El agente no quiere ni busca interrumpir el embarazo que es notorio o le

consta, pero éste deviene como consecuencia automática del uso de la violencia, debido que el

agente infringió el deber objetivo de cuidado que tenemos todas las personas hacia aquellas que se

encuentran en el estado bendito de embarazo. En efecto, ante una mujer con embarazo notorio, todos

los demás nos convertimos de una u otro manera en garantes para que el estado gestacional finalice
sin contratiempos, pues todos sabemos que con una actitud hostil o violenta sobre la gestante

podemos malograr el embarazo. En es línea de interpretación, si el embarazo no es notorio ni le

consta tal estado al agente de la violencia, no es posible atribuirle la interrupción de la gestación, pues

al no ser evidente ni constarle el embarazo, este de ningún modo se convierte en garante del

embarazo.

Así mismo, si se determina que el aborto fue consecuencia de circunstancias fortuitas ajenas a la

violencia producida por el tercero, la conducta delictiva no aparece.

Grados de Desarrollo

Tentativa.- Al sancionarse la conducta delictiva a título de preterintencionalidad, donde concurre el


elemento culpa, es imposible que se quede en el grado de tentativa. No obstante, resulta discutible si

aparece la tentativa en el caso que como producto de la violencia que recibió la mujer gestante, esta

expulsa el feto pero gracias a su viabilidad y a intervención de terceros, logra sobrevivir. Por nuestra
parte pensamos que es posible hablar de tentativa en este único supuesto.

Consumación.- El delito se perfecciona al producirse la muerte real del producto de la concepción. Al

intervenir el elemento culpa como requisito sine qua nom del delito en hermenéutica. En el caso que

dos o más personas actúen violentamente sobre la mujer grávida, todas responderán a título de

coautores. No obstante, si se concluye que alguno de ellos no conocía el estado gestacional de su

víctima, no responderá por el aborto preterintencional, limitándose a responder sólo por la lesiones
que se hubieran producido.

Participación

es imposible la participación.
Penalidad

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El sujeto activo de la presente conducta ilícita y dependiendo de la forma y circunstancias en que

actuó, así como a su personalidad podrá ser merecedor de una pena privativa de libertad que oscila

entre no menor de dos días ni mayor de dos años, o con prestación de servicio comunitario de

cincuenta y dos a cincuenta y cuatro jornadas.

TERCERA SEMANA: Segunda Sesión: 30 de Setiembre de 2021.

5. ABORTO TERAPEÚTICO: (Art. 119 C.P.)

No es punible el aborto practicado por un médico con el consentimiento de la mujer embarazada o de

su representante legal, si lo tuviere, cuando es el único medio para salvar la vida de la gestante o

para evitar en su salud un mal grave y permanente.

TIPICIDAD SUBJETIVA

Estamos ante el denominado aborto terapéutico cuando el aniquilamiento del producto de la gestación

efectuado por un profesional de la medicina con el consentimiento de la gestante o su representante

legal de ser ésta menor de edad o sufrir de capacidad disminuida, se realiza como única alternativa
para salvar la vida de la gestante o en todo caso, evitarle un mal grave y permanente en su salud.

Interpretando el contenido del tipo penal 119 del C.P. y el contenido del art. 21 del Código sanitario

de 1981, el mismo que establece taxativamente los requisitos para practicar en forma eficaz el aborto

necesario, podemos conceptualizar el aborto terapéutico como la interrupción artificial del embarazo

que realiza un médico, con el consentimiento de la gestante o su representante y con previa opinión

favorable de dos médicos que trataron el caso en consulta, con la finalidad de salvaguardar la vida

de la gestante o evitarle en su salud un mal grave y permanente.

En consecuencia, para calificar un caso concreto como aborto terapéutico resulta necesario constatar

la concurrencia de cuatro circunstancias insalvables, como son:


1.- Consentimiento de la gestante o de su representante legal si lo tuviere. El consentimiento debe

ser expreso tratándose de mujer lúcida y mayor de edad. En caso de tratarse de una menor de edad

o tuviere capacidad disminuida, el consentimiento también expreso, lo prestará su representante legal.


No le falta razón a Roy Freyre (1989, p. 284) cuando enseña que al requerirse el previo consentimiento

de la mujer grávida, indirectamente se está reconociendo el real derecho del producto de la gestación

a la vida extrauterina, unido a ello, el respeto a los sentimientos de la gestante, por no decir al instinto

maternal, a veces más fuerte que el de su propia conservación.

2.- El aborto debe presentarse como la única alternativa para salvar la vida de la embarazada o en

todo caso, evitarle un mal grave y permanente en su salud. Aquí aparecen dos supuestos claramente
diferenciables: primero, cuando el continuar con el embarazo ponga en peligro concreto la vida de la

gestante, dándose preferencia el salvar la vida de ésta a la del embrión. Por ejemplo, puede ocurrir

que una gestante cardíaca, puede correr el firme riesgo de perder la vida si continúa con su embarazo.
Y segundo, cuando de continuar con el embarazo, represente para la futura madre un riesgo concreto

de ocasionar un mal grave y permanente en su salud. El mal puede ser tanto físico o psíquico, el
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mismo que será determinado expresamente por los especialista. El daño a la salud aparte de ser

grave tiene que ser permanente. Si se llega a determinar que el mal a sufrir por la mujer grávida de

continuar con su estado gestacional es de suma gravedad pero temporal, no se admitirá la práctica

del aborto necesario.

3.- También en el caso concreto debe acreditarse un previo diagnóstico médico efectuado por dos o

más especialista que aconsejan realizar el aborto. Bien señalan en este punto Bramont-Arias y García

Cantizano (1997, p. 93) cuando sostienen que esta es un forma de evitar, por parte del legislador,

cualquier posible error médico.

4.- Finalmente, el aborto debe ser practicado por un médico, excluyéndose a cualquier otra persona.

Estas circunstancias devienen en condición sine qua nom para configurarse el aborto necesario, pues

de faltar alguno de ellos estaremos ante un aborto punible. Sin embargo, de presentarse urgencias

en las cuales el aborto se practica sin contar con todos aquellos requisitos (incapacidad de la gestante

de prestar su consentimiento, falta de representante legal o imposibilidad material de contar con

diagnóstico de dos médicos), el médico al convencerse de la necesidad del aborto para preservar la
vida o la salud de la embarazada puede positivamente practicarlo, pues su conducta estaría amparada

por la justificante del cumplimiento de un deber de profesión, debidamente establecido en nuestro

Código sustantivo en el art. 30 inc. 8. Igual criterio exponía el ahora versado magistrado de la Corte

Superior de Lima Víctor Prado Saldarriaga, cuando comentaba el Corpus juris penale derogado (

1985, p. 91).

El objetivo primordial para declarar la impunidad de este tipo de aborto, lo constituye el salvar la vida

de la gestante o evitarle un mal grave y permanente en su salud cuando exista el peligro inminente

que ello puede suceder sino se sacrifica el producto del embarazo. En ese sentido, el aborto

legalmente permitido debe obedecer a fines terapéuticos exclusivamente (Bramont Arias, 1990, 33).
FUNDAMENTO DEL ABORTO TERAPÉUTICO O NECESARIO

Interpretando sistemáticamente las normas de nuestro código penal sustantivo, se concluye que el

fundamento legal del aborto impune lo encontramos en el inc. 4 del art. 20, es decir, en la categoría
del estado de necesidad justificante. Sin embargo, esto no significa que invocándose el estado de

necesidad se va a justificar todo tipo de prácticas abortivas, sino solo aquellas que reúnan los

requisitos o circunstancias exigidas expresamente en la norma penal referente al aborto terapéutico,

de ahí, su importancia de regularse siempre en forma taxativa en los catálogos penales.

Los supuestos del aborto terapéutico se diferencian de los supuestos del estado de necesidad

justificante puro en lo siguiente: cualquier persona no puede practicar el aborto en condiciones de


impunidad sino solamente está reservado para los profesionales de la medicina, debido que sólo el

médico, según sus conocimientos, puede declarar que el embarazo implica un grave peligro para la

vida o la salud de la madre y en esa convicción practicar el aborto sin aumentar el peligro para la
embarazada. Además, el aborto terapéutico requiere el consentimiento de la gestante, condición

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innecesaria en los casos identificados plenamente con el estado de necesidad justificante previstos

en el inciso 4 del artículo 20 del Código Penal.

Por su parte, Bramont-Arias y García (1997, p. 92), indican que el supuesto previsto en el art. 119 se

trata de una especial exención de responsabilidad por el aborto causado ante una situación de peligro

para la mujer, que ve privilegiado su derecho a la vida y la salud frente al del feto o embrión. No

obstante - continúa- ello sólo será posible en tanto que ésta preste su consentimiento, siendo éste el

dato que nos impide identificar plenamente esta exención con la naturaleza propia del estado de

necesidad justificante, donde la concurrencia del peligro justifica de por sí la directa intervención en

aras de salvaguardar interés preferente.

Como ya expresamos, el aborto terapéutico no se identifica plenamente con lo dispuesto en el inc. 4

del art. 20 del Código penal, pero nadie puede negar que en aquel supuesto aparecen todos los

elementos constitutivos del estado de necesidad justificante, agregado a ello, particulares elementos

que lo diferencian e independizan de aquel, y a la vez, sirven de fundamento para que el legislador lo

regule en forma independiente.

CONFLICTO DE INTERESES

En la figura impune del aborto necesario, se presenta un conflicto de intereses entre dos

circunstancias de desarrollo de un mismo bien jurídico como es la vida: La vida independiente y cierta

de la gestante, reconocida como persona y la vida dependiente e incierta del producto de la gestación

identificado como esperanza de vida o vida en desarrollo. Este es un ser en quien recién comienza la

vida humana. Circunstancias que objetivamente no pueden ser de la misma magnitud. Hecho evidente

que el legislador en el momento histórico de legislar no puede soslayar en la escala de valores

impuesto en el Código Penal. El fallecimiento de la gestante es un mal de mayor entidad que la


eliminación de lo que ha venido en denominarse proyecto o esperanza de persona humana. Situación

que se evidencia en el hecho concreto que se castiga más severamente al que produce la muerte de

una persona (homicidio, asesinato, parricidio, etc.), que al que produce un aborto.
Doctrinariamente a quedado establecido que la vida autónoma y cierta de la gestante de modo alguno

puede ser igual a la vida dependiente e incierta del producto del embarazo. Su rango en la

consideración social y su potencia vital son plenamente diferenciables, situación que ha sido aceptada

por nuestro legislador y finalmente plasmado en nuestro sistema jurídico desde mucho tiempo atrás

6. ABORTO SENTIMENTAL Y EUGENESICO : (Art. 120 Inc. 1 C.P.)


El aborto será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de tres meses:

1.Cuando el embarazo sea consecuencia de violación sexual fuera de matrimonio o inseminación

artificial no consentida y ocurrida fuera de matrimonio, siempre que los hechos hubieren sido
denunciados o investigados, cuando menos policialmente; o

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2. Cuando es probable que el ser en formación conlleve al nacimiento graves taras físicas o psíquicas,

siempre que exista diagnóstico médico

ABORTO SENTIMENTAL O ETICO (Inciso 1 del Art. 120 C.P.)

TIPICIDAD OBJETIVA

Tradicionalmente se ha conceptuado al aborto sentimental o ético como aquel practicado a una mujer

por haber resultado embarazada como consecuencia de haber sufrido el delito de violación sexual.

En otros términos, por haber resultado gestando a consecuencia de haber sido sometida al acto

sexual lesionando su libertad sexual. No obstante, el legislador de nuestro código penal, acorde con

el avance de la ciencia y tomando en cuenta el flamante derecho genético, también ha considerado

como una modalidad del aborto ético al practicado a una mujer que haya sido embarazada como

consecuencia de una inseminación artificial no consentida y producida fuera del matrimonio.

Importante sector de la doctrina sostiene que ésta clase de aborto debe ser impune, pues toda mujer

tiene derecho a tener una maternidad libre y consciente. Si le hubiere sido impuesta la maternidad

con violencia física, grave amenaza o en su caso, mediante inseminación artificial sin su
consentimiento, se sostiene debe reconocérsele a la mujer la facultad de deshacerse del estado de

embarazo. En estos casos, debe prevalecer el derecho a la propia dignidad y el derecho al honor de

la mujer, reconocido a nivel constitucional como consecuencia mediata del reconocimiento en normas

de nivel internacional.

En tal sentido, del tipo penal anotado se desprende que la conducta punible se configura cuando se

practica el aborto a una mujer que resultó en estado de gestación a consecuencia de una violación

sexual o en su caso, de una inseminación artificial no consentida, siempre que en ambas situaciones,

haya ocurrido fuera del matrimonio y hayan sido cuando menos denunciados ante la autoridad

competente los hechos causantes de la concepción no deseada. De ese modo, el agente cometerá
aborto sentimental o ético cuando practique maniobras abortivas sobre una mujer que resultó

embarazada por un acto sexual realizado mediante violencia o bajo amenaza por persona diferente a

su cónyuge de ser casada. Aquí debe haber existido un atentado a la libertad sexual, el mismo que
debe haber sido cuando menos denunciado.

También, se configura el ilícito penal, cuando el sujeto activo someta a práctica abortiva a una mujer

que resultó embarazada con ocasión de una inseminación artificial no consentida y ocurrida fuera del

matrimonio; es decir, cuando resulta la gestación por haber sido sometida la mujer, sin su

consentimiento, a una de las técnicas de reproducción humana como es la inseminación artificial (IA),

la misma que se realiza inoculando el semen del varón de manera directa pero asistida, en la vagina
de la mujer teniendo como finalidad esencial la procreación (Varsi, 1995, p. 62). Por la forma como el

legislador ha redactado el tipo penal, entendemos que no ha tomado en cuenta la otra técnica de

reproducción humana asistida, conocida como fecundación extra corpórea (FEC), la misma que se
realiza uniendo el espermatozoide y el óvulo en un probeta para después transferirlo al útero de la

mujer. En consecuencia, de verificarse que se practicó el aborto a una mujer que resultó gestando a
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consecuencia de la técnica de la fecundación extra corpórea sin su consentimiento, se subsumirá tal

conducta al delito de aborto común y no del aborto privilegiado.

Otra circunstancia importante, lo constituye el haber sido denunciado o investigado cuando menos

policialmente las causas que ocasionaron la gestación. Esto es, si se produjo una violación sexual

fuera del matrimonio, cuando menos debió ser denunciado ante la autoridad competente tal hecho,

para de ser el caso poder practicarse el aborto privilegiado; la misma condición reza para la

inseminación artificial no consentida. Si no hay cuando menos denuncia de los hechos a nivel policial,

no hay privilegio y el hecho será calificado como aborto común. En suma, se entiende que si se

practica el aborto sin la concurrencia al mismo tiempo de los elementos referidos, estaremos ante a

un aborto agravado.

El fundamento de la atenuación se halla en el reconocimiento del derecho de la mujer a una

maternidad libre y consciente; es decir, a una maternidad no impuesta contra su libre voluntad (Peña

Cabrera, 1992, p. 225 y Roy Freyre, 1989, p. 286).

Bien Jurídico Protegido


La vida dependiente del producto del embarazo.

Sujeto Activo

De la lectura del contenido del inciso primero del artículo 120, se concluye que cualquier persona

puede practicar el aborto privilegiado siempre y cuando cuente con el consentimiento o autorización

de la gestante. No se exige la concurrencia de alguna condición especial en el agente. Por su parte

la embarazada que prestó su consentimiento también se constituye en sujeto activo del delito de

aborto privilegiado y será sancionada en su calidad de coautora. No se descarta que la propia

embarazada, por sí sola, sea la que se provoque el aborto.

Sujeto Pasivo
El producto de la gestación.

TIPICIDAD SUBJETIVA

El agente debe obrar con conocimiento y voluntad de poner fin a la vida del feto que es producto de
una violación sexual o en todo caso, consecuencia de una inseminación artificial sin el consentimiento

de la gestante. El agente debe conocer estas circunstancias, caso contrario su conducta se subsume

a otro tipo penal. Así, en su forma peculiar, Javier Villa Stein (1997, p. 179) enseña que el dolo debe

estar acompañado de la motivación del agente de actuar para mitigar los estragos de un parto

derivado de un hecho violento.

ABORTO EUGÉNESICO (Inciso 2 del Art. 120 C.P.)


TIPICIDAD OBJETIVA

Se configura el delito denominado aborto eugenésico cuando el sujeto activo somete a práctica

abortiva a una gestante al tener diagnóstico médico que el producto del embarazo nacerá con graves
taras físicas o psíquicas.

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Doctrinariamente, es evidente que la impunidad de la figura del aborto eugenésico tiene por objeto

evitar el nacimiento de seres humanos que sufrirán toda su vida por las graves taras de las que

pueden ser portadores. Su objetivo es como advierte Roy Freyre (1989, p. 286) el prevenir la

procreación de hijos defectuosos o enfermos en su aspecto físico o mental. Sin embargo, aquellos

objetivos fácilmente comprensibles en una sociedad severamente injusta e hipócrita, al parecer han

sido soslayados por el legislador al disponer que aquel es punible. Para la configuración del hecho

punible del aborto eugenésico, el agente debe actuar después de conocer el diagnóstico médico que

indica la sólida probabilidad del nacimiento de un ser defectuoso. El diagnóstico médico se constituye

en elemento constitutivo de trascendencia del aborto eugenésico. En su defecto, de no contar con

diagnóstico médico en aquel sentido, la figura delictiva privilegiada no se verifica.

En el pasado se criticó este tipo de aborto privilegiado, señalando que muchas veces podía frustrarse

nacimientos de seres normales por erróneo diagnóstico médico, sin embargo, actualmente con el

desarrollo de la ciencia médica especializada, la arbitrariedad en los diagnósticos es cada vez más

remota. De ese modo, se justifica que el profesional de la ciencia médica pueda ser privilegiado por
practicar un aborto después de diagnosticar graves males en el producto de la gestación. Se entiende

también que las graves taras detectadas en el producto de la concepción deben ser permanentes; es

decir, el diagnóstico debe señalar claramente que la tara detectada es de imposible curación. Caso

contrario, de detectarse que la tara del feto es curable con especial tratamiento médico, la práctica

del aborto se subsumirá a una figura mucho más grave.

Bien Jurídico Protegido

Indudablemente la vida del producto de la gestación, aun cuando sea probable que tiene graves taras

física o mentales.

Sujeto Activo
Puede ser cualquier persona, desde la gestante que presta se consentimiento hasta aquellas

personas inescrupulosas que lucran con la práctica del aborto. No obstante, aún cuando la norma

penal no resulta clara, pensamos que al hablarse de diagnóstico médico, el legislador a querido
señalar que las únicas personas con posibilidad de practicar el aborto eugenésico, son los

profesionales de la medicina, pues se pretende no poner en riesgo la vida ni la salud de la gestante.

Sujeto Pasivo

El producto de la gestación

TIPICIDAD SUBJETIVA

El sujeto activo debe tener conocimiento y voluntad de poner fin a la vida del feto, siendo consciente
de la existencia de un diagnóstico especializado regularmente emitido, el mismo que indica la

probabilidad que aquel sufre graves taras incurables. Si el agente actúa dolosamente sin conocer la

existencia del diagnóstico médico que exige el tipo penal o sin efectuarlo, o en su caso, en el
diagnóstico se indica que la tara del feto es curable después de producido el nacimiento, su conducta

se adecuará a otro tipo de aborto mas no al eugenésico.


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Grados de desarrollo

Tentativa.- Es posible en toda sus formas.

Consumación.- Igual que en todas las figuras delictivas de aborto, el injusto penal se perfecciona en

el instante que se produce la muerte del producto de la concepción.

Participación

La participación en todas sus formas es posible.

Penalidad

Inciso 1).- El agente será pasible de pena privativa de libertad que oscile entre dos días a tres meses;

situación que conociendo nuestra administración de justicia, parece imposible que a alguna persona

se le pueda condenar por este delito, debido que antes que se agote la investigación judicial cuando

no la policial, ya habrá operado la figura de la prescripción de la acción penal.

Inciso 2).- El agente de esta figura delictiva, de encontrársele responsable, será merecedor de pena

privativa de libertad no menor de dos días ni mayor de tres meses.

CUARTA SEMANA: Primera Sesión: 05 de octubre de 2021.

LESIONES.-

Consiste en el daño injusto causado en la integridad física o en la salud de una persona. No debe

estar motivado por el propósito de matar, pues si alguien, queriendo causar a otro la muerte, sólo

logra lesionarle, el delito cometido no será de lesiones, sino de tentativa de homicidio. Si sucede al

contrario, es decir, si el que queriendo lesionar a otro, lo mata por desconocer los efectos de su

acción o no prevenir complicaciones posteriores (por ejemplo, no sabía que un corte de cuchillo en
un brazo podía ser mucho más difícil de cerrar en esa víctima concreta, por tratarse de un

hemofílico), no habrá delito de lesiones, sino un homicidio simple.

En este delito se consideran tanto las lesiones infligidas en la salud física como las de carácter
psíquico o sensorial alcanzando incluso a la capacidad laboral. Así, se conceptuará como delito de

lesiones la mutilación o inutilización de un miembro, la privación del sentido de la vista, del oído u

otro, la limitación de la aptitud para el trabajo, las deformidades, la impotencia y esterilidad, y el

menoscabo de la salud psíquica o física.

Como es natural, la pena es tanto mayor cuanto más grave sea la lesión, y para evaluarla se tienen

en cuenta tanto las secuelas como, en su caso, el tiempo que la víctima tarde en curar de las
mismas.

Suelen tener una consideración aparte los delitos y faltas cometidos por el patrón o empresario

cuando, por una infracción de la normativa laboral de seguridad, higiene, salubridad y otras relativas
a las condiciones laborales, se originen daños en la salud o en la integridad de los trabajadores.

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Además de la pena correspondiente al delito de que se trate, el autor de las lesiones se verá

obligado a indemnizar al perjudicado.

En la actualidad existe una tendencia, más o menos acusada según los países, a establecer una

serie de categorías de lesiones según un baremo concreto, con arreglo al cual se pretende que

lesiones de similar entidad no sean indemnizadas con cuantías muy diferentes según la apreciación

subjetiva de quien los juzga.

LESIONES DOLOSAS LEVES Y GRAVES

Frente a un hecho ilícito doloso, que ocasiona lesiones en el cuerpo o en la salud de una persona,

nos preguntamos cuando estamos en el caso de lesiones dolosas leves y cuando en el caso de

lesiones dolosas graves; para ello, es de importancia determinar los elementos constitutivos de los

mismos. Elementos Constitutivos del Delito de Lesiones Dolosas Leves y Lesiones Dolosas Graves

Los elementos de ambos son:

A.-La realización de un acto dañoso al cuerpo o a la salud: Las lesiones pueden ser producidas

usando la violencia (golpes, maltratos) o empleando medios físicos (armas de fuego,

instrumentos cortantes, contundentes, etc.); o medios morales (amenazas, estado de terror

que puede producir perturbaciones mentales). Para nuestra ley es indiferente el medio

empleado en los delitos dolosos, desde el punto de vista de la tipificación, siendo lo

trascendente, en realidad, el resultado que se manifieste en la salud física o mental. Lo que

denota que el legislador no puso límite a los medios, por tanto es indiferente cualquier medio

que sirva para lesionar.

B.- Cuando el resultado dañoso, no se encuentre subsumible como lesión grave y el daño en el

cuerpo o en la salud requieran más de diez y menos de treinta días de asistencia o descanso,

según prescripción facultativa, estaremos ante una lesión dolosa leve y cuando el resultado
dañoso, se encuentre subsumible como lesión grave y el daño en el cuerpo o en la salud

requieran treinta o más días de asistencia o descanso, según prescripción facultativa,

estaremos ante una lesión dolosa grave:

Las circunstancias que se subsumen como lesiones graves son:

a) Lesiones que ponen en peligro inminente la vida.

b) Mutilación del cuerpo, de un miembro u órgano principal.

c) Lesiones que hagan impropio para su función un miembro u órgano importante.


d) Lesiones que causan incapacidad para el trabajo.

e) Lesiones que causan invalidez.


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f) Lesiones que causan anomalía psíquica permanente.

g) Lesiones que desfiguran grave y permanente a una persona.

h) Cualquier otro daño grave a la integridad corporal o a la salud física o mental.

Como es notorio, para determinar si un hecho es grave o no, el legislador ha establecido ya

taxativamente los criterios antes señalados, impidiendo así que arbitrariamente se determine.

C.- Relación de causalidad entre el acto lesivo y el resultado dañoso: Así se tiene que a

ninguna persona se le puede reprimir por un hecho previsto por la ley como infracción, si el

resultado dañoso o peligroso del que depende la existencia de este ilícito, no es consecuencia

de la acción u omisión de esa persona, en otras palabras, el resultado del cual depende la

existencia del delito, solamente es imputable a quien lo causó, considerándose causa la acción

u omisión, sin la cual el resultado no hubiera ocurrido.

D.- Dolo: Es necesario que se precise la culpabilidad del agente, esto es, que el resultado “daño”
constituya una consecuencia consciente y voluntariamente obtenida. Así el agente debe actuar

con animus vulnerandi, llamado también animus laedendi; es decir, se requiere conciencia y

voluntad de dañar la integridad física o la salud (física o mental). Por lo que el dolo del autor

debe comprender necesariamente, tanto el nexo causal como el resultado dañoso producido,

exigiéndosele al agente que haya previsto y querido producir una lesión.

Lesión en consecuencia es el daño que se causa en el cuerpo o en la salud mental de una persona

sin la intención de matar.

Desde el punto de vista jurídico y de acuerdo a la descripción legal, resultan ser dos los bienes
jurídicos que se tutelan: el cuerpo y la salud.

El código también clasifica las lesiones de la siguiente forma:

a).- Lesiones graves.

b).-Lesiones leves.

c).-Lesiones con resultado fortuito.

d).-Lesiones culposas.

El sujeto activo y pasivo de este delito puede ser cualquier persona.

Consumación.- El delito se entiende consumado cuando se causa un daño grave en la salud de


otra persona.

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El delito se encuentra consumado con el daño ocasionado a la víctima, y el cual según prescripción

facultativa requiera más de diez y menos de treinta días de asistencia o descanso, para el delito

de lesiones leves; y para el delito de lesiones graves, mayor de treinta días de asistencia o

descanso.

El delito de lesiones es un delito de resultado

Conforme lo prescribe el tipo legal, se debe distinguir tres supuestos:

1.- Que el sujeto activo tuvo la intención de causar una lesión menos grave.

2.-Que, a consecuencia de dicha lesión se produjo un resultado grave o incluso la muerte de la

víctima.

3.- Que el sujeto activo no pudo prever el resultado, era pues imprevisible.

CALIFICACIÓN DE LAS LESIONES:

Para la calificación de las lesiones será necesario, en todo caso, el dictamen médico.

EL CONSENTIMIENTO:

Un tema importante en el delito de lesiones es el referido al consentimiento emitido por el sujeto

pasivo. A este respecto se cuestiona la naturaleza la naturaleza jurídica del consentimiento dado
por la persona que sufre de lesiones, es decir si se configura una causa de atipicidad, de

justificación, de atenuación de la sanción penal o carece de relevancia penal para el sujeto activo

del delito.
El primer párrafo del Artículo 124º del Código penal en el cual se indica expresamente para las

lesiones culposas con resultado leve que la acción es privada: en cambio en el segundo párrafo se

dice que, si las lesiones culposas generan un resultado grave, la acción es pública. A este respecto,

habría que recordar que en los delitos de acción privada , quien puede denunciar es solo el

afectado, de ahí que las lesiones culposas generan un resultado leve opere el consentimiento del

agraviado; por lo tanto , si este consiente en las lesiones no podrá seguir ningún proceso penal por
ellas.

En cambio, en las lesiones dolosas y en las culposas con resultado grave carece de relevancia
el consentimiento del agraviado, puesto que la acción es pública y cualquiera puede denunciar el

hecho delictivo.
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En resumen, el consentimiento del agravado en el Código Penal, solo tiene relevancia en las

lesiones culposas con resultados leves, mientras tanto, en las lesiones dolosas como en las

culposas con resultado grave carece de relevancia.

LESIONES GRAVES

DESCRIPCION TIPICA.

"Artículo 121º.

El que causa a otro daño grave en el cuerpo o en la salud, será reprimido con pena privativa de

libertad no menor de cuatro ni mayor de ocho años. Se consideran lesiones graves:

1. Las que ponen en peligro inminente la vida de la víctima.

2. Las que mutilan un miembro u órgano principal del cuerpo o lo hacen impropio para su función,
causan a una persona incapacidad para el trabajo, invalidez o anomalía psíquica permanente o la

desfiguran de manera grave y permanente.

3. Las que infieren cualquier otro daño a la integridad corporal, o a la salud física o mental de una

persona que requiera treinta o más días de asistencia o descanso, según prescripción facultativa.

En estos supuestos, cuando la víctima es miembro de la Policía Nacional del Perú o de las Fuerzas

Armadas, magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público, miembro del Tribunal

Constitucional o autoridad elegida por mandato popular, en ejercicio de sus funciones o como

consecuencia de ellas, se aplica pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de doce años.
Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y el agente pudo prever este resultado la

pena será no menor de ocho ni mayor de doce años. En este caso si la víctima es miembro de la

Policía Nacional del Perú o de las Fuerzas Armadas, magistrado del Poder Judicial o del Ministerio
Público, miembro del Tribunal Constitucional o autoridad elegida por mandato popular, en ejercicio

de sus funciones o como consecuencia de ellas, se aplica pena privativa de libertad no menor de

quince ni mayor de veinte años.

(Artículo modificado por el Decreto Legislativo 1237 publicado el 26SET2015)

El mismo artículo establece cuando el daño es grave:

1. Cuando la lesión pone en peligro inminente la vida de la víctima. No que muera es el hecho
de poner en peligro la vida. Si un sujeto apuñala a otro y lesiona un órgano principal de la

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persona y luego se le opera y se salva, el solo hecho de haber puesto en riesgo la vida de la

persona se considera un daño grave.

2. Varias modalidades

- Mutilar un órgano o miembro principal del cuerpo. Hay determinados órganos o

miembros principales generales, una pierna, etc. Pero en algunos casos, como el de mutilar

un dedo, para determinar si es un miembro principal la jurisprudencia ha marcado que

depende de la función de la persona, por ejemplo si es un pianista, un dedo es un órgano

principal.

- Si la lesión hace impropia la función de ese miembro u órgano principal. Ejemplo.

Alguien le clava un lapicero en el ojo a otro y a consecuencia de eso lo deja ciego.

- Si se causa incapacidad para el trabajo. El código precisa la invalidez, pero la invalidez


podría ser comprendida en el anterior, cuando se hace impropia la función de un miembro,

como, por ejemplo si la lesión le impide caminar a una persona.

- Si se causa una anomalía síquica permanente.

- Desfiguración. Si la lesión causa desfiguración grave o permanente; la jurisprudencia

señala que depende de donde se causa la desfiguración, debe ser un lugar visible, si es en

la cara es obvio.

Todos estos supuestos pueden concurrir, pero basta que se realice uno para que se configure

una lesión.

3. Las lesiones que requieran 30 o más días de asistencia médica o descanso, según

prescripción facultativa.

BIEN JURÍDICO PROTEGIDO

La posición mayoritaria plantea la existencia de un doble bien jurídico tutelado: la integridad corporal

o sustancia corporal y la salud comola ausencia de enfermedad sea psíquica o física. La otra

posiciónes que ambos bienes jurídicos (sustancia corporal y psíquico –físico), pueden coexistir en
la Salud.

LESIONES GRAVES A MENOR DE EDAD, DE LA TERCERA EDAD O PERSONA CON


DISCAPACIDAD

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DESCRIPCIÓN TÍPICA

“Artículo 121º-A.

Por la edad o discapacidad de la víctima

En los casos previstos en la primera parte del artículo 121, cuando la víctima sea menor de

edad, mayor de sesenta y cinco años o sufre discapacidad física o mental y el agente se aprovecha

de dicha condición se aplica pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de doce años.

Agravante

Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y el agente pudo prever ese resultado, la

pena será no menor de doce ni mayor de quince años.

(Artículo modificado por la Ley Nº 30364 publicada el 23-11-2015)

LESIONES GRAVES POR VIOLENCIA FAMILIAR

DESCRIPCIÓN TÍPICA

Artículo 121-B.

En los casos previstos en la primera parte del artículo 121 se aplica pena privativa de libertad no

menor de seis ni mayor de doce años cuando la víctima:

1. Es mujer y es lesionada por su condición de tal en cualquiera de los contextos previstos en el

primer párrafo del artículo 108-B

2. Es ascendiente, descendiente, natural o adoptivo, cónyuge o conviviente del agente.

3. Depende o está subordinado.

Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y el agente pudo prever ese resultado, la
pena será no menor de doce ni mayor de quince años.

(Artículo modificado por la Ley Nº 30364 publicada el 23-11-2015)

Esta modalidad de lesión grave se sustenta sobre la basede la relación familiar o de dependencia

del sujeto activo con el sujeto pasivo.

Artículo 122.- Lesiones leves

1. El que causa a otro lesiones en el cuerpo o en la salud que requiera más de diez y menos de
treinta días de asistencia o descanso, o nivel moderado de daño psíquico, según prescripción

facultativa, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cinco

años.
2. La pena será privativa de libertad no menor de seis ni mayor de doce años si la víctima muere

como consecuencia de la lesión prevista en el párrafo 1 y el agente pudo prever ese resultado.
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3. La pena será privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años si la víctima:

a. Es miembro de la Policía Nacional del Perú o de las Fuerzas Armadas, magistrado del Poder

Judicial o del Ministerio Público, miembro del Tribunal Constitucional o autoridad elegida

por mandato popular o funcionario o servidor público y es lesionada en el ejercicio de sus

funciones oficiales o como consecuencia de ellas.

b. Es menor de edad, mayor de sesenta y cinco años o sufre discapacidad física o mental y

el agente se aprovecha de dicha condición.

c. Es mujer y es lesionada por su condición de tal, en cualquiera de los contextos previstos en

el primer párrafo del artículo 108-B.

d. Es ascendiente, descendiente, natural o adoptivo, cónyuge o conviviente del agente.

e. Depende o está subordinado de cualquier forma al agente.

4. La pena será privativa de libertad no menor de ocho ni mayor de catorce años si la víctima

muere como consecuencia de la lesión prevista en el párrafo 3 y el agente pudo prever ese

resultado.
5. El juez impone la inhabilitación correspondiente a los supuestos previstos en el párrafo 3.

En el caso de este tipo de lesiones, el sujeto activo y pasivo puede ser cualquier persona para el

tipo base. La sanción para este tipo de lesiones se agrava por las particulares condiciones de la

víctima. El comportamiento consiste encausar daño a otro, puede ser por acción u omisión. No se

establece ningún tipo de límite con respecto a los medios que se empleen, puede ser material o

intelectual.

CUARTA SEMANA: Segunda Sesión: 07 de octubre de 2021.

Artículo 123º.- Lesiones preterintencionales con resultado fortuito


Cuando el agente produzca un resultado grave que no quiso causar, ni pudo prever, la pena

será disminuida prudencialmente hasta la que corresponda a la lesión que quiso inferir.

CONCEPTO:

El Art.123º describe típicamente el delito de lesiones con resultado fortuito en los siguientes

términos:

“Cuando el agente produzca un resultado grave que no quiso causar, ni pudoprever, la pena será

disminuida prudencialmente hasta la que corresponda a la lesión que quiso inferir”.

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En las lesiones con resultado fortuito el sujeto activo quiere causar una lesión a otra persona,

entonces tiene dolo de lesionar.

La lesión que se quiere causar es una lesión menos grave, pero en la práctica, a consecuencia de

esta lesión menos grave, se produce un resultado grave que puede consistir bien en una lesión

grave o bien en la muerte de la persona.

Esta disposición confirma la idea fundamental del Código: NO PUEDE HABER PENA SIN

CULPABILIDAD.

“La piedra que toque, es el resultado no querido ni podido prever”

Caso fortuito es considerado como un hecho que no pudo ser previsto, y nopudo o era imposible

evitar. Se excluye al agente de responsabilidad por los hechos que acontecen fortuitamente.

La imputación objetiva del resultado no puede ser connotada típicamente, porque aun cuando la

desplegada por el agente puede ser considerada como una condición para el resultado, éste escapa

a la capacidad de control del autor, dado su carácter imprevisible; Ejemplo:así no es punible por el

resultado, aquel que hiere a otro dejándolo en campo abierto donde después le cae un rayo

ultimándolo, o si al ser trasladado en una ambulancia, esta se desembarranca produciéndose su

deceso.

En estos casos los resultados devenidos, se producen al margen de la acción lesionante,


considerada integralmente.

BIEN JURIDICO PROTEGIDO:

Como se señaló líneas arriba, el bien jurídico protegido en este tipo de lesiones, como en todas las

demás, es el cuerpo o integridad corporal y la salud (tanto física como psíquica).

TIPO OBJETIVO:

A).Sujeto Activo:
Puede ser cualquier persona distinta del sujeto pasivo. El derecho penal nosanciona las

autolesiones, por los mismos fundamentos político-criminales que no incrimina el suicidio tentado.
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B).Sujeto Pasivo:

Debe tratarse de una persona viva. Queda excluida de la tutela el feto, ya que de afectarse éste

siempre se aplicará el artículo 123 puesto que se entiende que el agente desconocía del embarazo,

y en caso de acreditarse lo contrario se aplicará el artículo 118 del Código Penal, que prevé el delito

de aborto preterintencional.

El Consentimiento del sujeto pasivo posee eficacia eximente de responsabilidad penal (artículo 20,

inciso 10 del Código Penal).

Como se señaló, se comprende por “resultado grave” tanto a la lesión grave como a la muerte

del sujeto pasivo aun cuando no lo dice el texto en examen.

Al igual que en las otras figuras, es irrelevante el lapso entre el acto y el resultado fortuitamente
producido.

Es pertinente resaltar que, para este delito, es decir el agravamiento o surgimiento de nuevas

lesiones por causas que exceden la acción del ofensor, no determinan su mayor responsabilidad,

por ejemplo, el herido que sufre nuevas lesiones por el choque del vehículo en que era conducido

al centro médico.

TIPO SUBJETIVO:

Como se señaló, esta figura constituye la configuración de una idea fundamental: no hay pena sin

culpabilidad.

Entonces la acción tiene que ser inicialmente de carácter dolosa. La forma culposa está aquí

excluida porque nuestra ley habla “de la acción que quiso inferir”; es decir, el agente conoció,

planificó y dirigió la causalidad hacia ese resultado, por ende no puede imputársele un resultado

mayor que por ser imprevisible, no podía formar parte de su pre ordenación causal.

Algunos tratadistas hablan de la concausa (aspecto fundamental para la producción del resultado
grave no querido ni previsto), preexistentes o superviniente, ignorada o no calculada por el agente;

y clasificando las preexistentes en normales, aquellas que son debidas a una particularidad, a un

estado pasajero de ciertos órganos, en virtud de una función ordinaria del cuerpo humano; por
ejemplo, un sujeto acaba de comer y estando el estómago lleno, en tal condición, recibe un golpe

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en el abdomen, pudiéndose presentar la muerte subsecuente por el debilitamiento del estómago

con motivo de la digestión.

También las concausas preexistentes son atípicas; es decir, aquellas circunstancias que se deben

a una anormalidad anatómica del organismo (la que no influye en el estado de salud); por ejemplo,

los casos de dextrocardia; un sujeto recibe una puñalada en el costado derecho del plexo y cae

instantáneamente muerto, porque tiene el corazón a la derecha, en lugar de tenerlo a la izquierda.

Finalmente pueden ser patológicas, las que son todas aquellas que tienen su origen en una

enfermedad de la víctima; por ejemplo, un golpe de puño a un esplenomegálico es capaz de

producir la muerte; el mismo golpe aplicado a una persona normal puede no producir ni siquiera

una lesión.

También la concausa, señalamos, puede ser por circunstancia superviniente; por ejemplo, un

sujeto es víctima de una herida y por su propia cuenta se prescribe y aplica sustancias que le
aparejan una infección mortal.

Para que se admita la concausa es necesario que ésta sea independiente del hecho mismo. Si la

circunstancia superviniente es inherente al hecho mismo, si constituye un efecto invariable de la

lesión, entonces jurídicamente forma parte del agravio. En suma, para la dogmática peruana la falta

de independencia entre la lesión y la concausa haría previsible el resultado más grave y, por ende,

no podría hablarse ya de un resultado fortuito.

Por último señalamos que el resultado fortuito es el producto de una causa mediata conocida a
la que se le une otra causa inmediata ignorada (relación de causalidad).En síntesis, en el Código

predomina el aspecto subjetivo (intención criminal)sobre el objetivo (resultado grave). Así, la Corte

Suprema, en Ejecutoria del 12 de mayo de 1938, declaró: “Si el delincuente causa un daño grave
que no quiso realizar ni pudo prever, dado el estado de embriaguez en que se encontraba, la pena

se disminuirá prudencialmente hasta la que corresponde a la lesión que quiso inferir”; y en

Ejecutoria del 12 de mayo de 1942 sostuvo que “el resultado grave ocasionado, que no se quiso

causar ni se pudo prever, disminuye prudencialmente la pena”.

CONSUMACION:

Como se sostuvo este delito se consuma con la realización de las lesiones propuestas,

independientemente del resultado más grave.

CONCLUSIONES
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Esta disposición traza una clarísima línea divisoria entre el acontecimiento fortuito y el delito

preterintencional; pues mientras que en este el sujeto hizo mal en no prever lo previsible; en el

caso fortuito, por el contrario, procedió en forma irreprochable al no prever lo normalmente

imprevisible.

El estado psicológico del agente es determinante para la aplicación del artículo materia de estudio,

ya que debe estar en incapacidad de conocer o prever el resultado grave producido; es decir

predomina el aspecto subjetivo.

En cuanto a la política criminal; se está imponiendo lo más justo al agente, ya que éste no tiene el

“animus” de producir una lesión grave o la muerte en todo caso; sino muchas veces “amedrentar”

a su ocasional y particular víctima; siendo, de lo contrario muy perjudicial para él y su familia la

condena
por el resultado grave (suficiente tiene con la pena por la lesión que quiso cometer); ya que debe

primar ante todo la correcta

Lesiones Culposas

"Artículo 124.- El que por culpa causa a otro un daño en el cuerpo o en la salud, será reprimido,
por acción privada, con pena privativa de libertad no mayor de un año y con sesenta a ciento veinte

días-multa.

"La pena será privativa de libertad no menor de uno ni mayor de dos años y de sesenta a ciento
veinte días-multa, si la lesión es grave, de conformidad a los presupuestos establecidos en el

artículo 121. "

"La pena privativa de libertad será no menor de uno ni mayor de tres años si el delito resulta de

la inobservancia de reglas de profesión, ocupación o industria y no menor de un año ni mayor de

cuatro años cuando sean varias las víctimas del mismo hecho."

"La pena privativa de la libertad será no menor de cuatro años ni mayor de seis años e
inhabilitación, según corresponda, conforme al artículo 36 -incisos 4), 6) y 7)-, si la lesión se comete

utilizando vehículo motorizado o arma de fuego, estando el agente bajo el efecto de drogas tóxicas,

estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas, o con presencia de alcohol en la sangre en


proporción mayor de 0.5 gramos-litro, en el caso de transporte particular, o mayor de 0.25 gramos-

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litro en el caso de transporte público de pasajeros, mercancías o carga en general, o cuando el

delito resulte de la inobservancia de reglas técnicas de tránsito."

La Culpa.- es el término jurídico que, según Francesco Carrara, al igual que la negligencia, supone

la "voluntaria omisión de diligencia en calcular las consecuencias posibles y previsibles del

propio hecho".

A esta teoría se le han formulado diversas críticas, lo que no implica que no se reconozca que el

concepto de previsibilidad desempeña un papel de importancia en la culpa, sino tan solo que ese

elemento no puede considerarse como suficiente para servirle de fundamento, dado que en otras

razones, aun siendo previsible el resultado, puede no darse la culpa, si el sujeto ha actuado con la

debida diligencia y prudencia.

El concepto de culpapenal es semejante al de culpa civil: en ambos casos la culpa se define

por una omisión de la conducta debida para prever y evitar el daño. Se manifiesta por la
imprudencia, negligencia, impericia o inobservancia de reglamentos o deberes. Sin embargo,

en la apreciación de la culpa a los fines del resarcimiento del daño, en un caso, y de la represión

del delito, en el otro, existen pautas diversas: en el primer caso la culpa se aprecia como un criterio

muy afinado para no dejar a la víctima sin reparación; en el segundo, existe mayor rigor para valorar

las circunstancias constitutivas de la culpa con el propósito de no condenar a un inocente. De allí

que: la más leve culpa impone responsabilidad civil al autor de un daño y, por consiguiente, una

absolución penal por falta de culpa no hace cosa juzgada en lo civil. Corolario del mismo principio

es que puede fundarse la responsabilidad civil en una simple culpa en la vigilancia y que aun ésta

se presuma, lo que no se admite, en principio, en materia penal.

LA CULPA Y SU DIFERENCIA CON EL DOLO.- La culpa en sentido amplio abarca la culpa en

sentido estricto. La culpa en sentido estricto es definida como la falta de intención en el sujeto
activo de provocar las consecuencias que el acto que emprende suscita; por lo que se dice que no

se representó mentalmente el resultado de su accionar-, mientras que el dolo es la intención de

cometer el acto en cuestión y consecuentemente, causar sus consecuencias, por lo que

previamente se representó mentalmente el resultado de su acto. La culpa entonces, es el actuar

imprudente, negligente, en otras palabras la conducta atrevida o descuidada del sujeto

activo.

FORMAS DE LA CULPA

Negligencia.- Descuido en el actuar. Omisión Consciente, descuido por impericia o dejar de cumplir

un acto que el deber funcional exige. En materia penal, es punible.


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Imprudencia.- Punible e inexcusable negligencia con olvido de las precauciones que la prudencia

vulgar aconseja, la cual conduce a ejecutar actos que se realizan sin la diligencia debida y que son

previsibles desde un punto de vista objetivo, siendo considerados como delito.

Impericia.- Falta de pericia, sabiduría, práctica, experiencia y habilidad en una ciencia o arte.

Inobservancia.- Consiste que al desempeñar ciertas actividades o cargos, el sujeto omita cumplir

los deberes impuestos por los reglamentos u ordenanzas.

CLASIFICACION DE LA CULPA POR SU GRAVEDAD

Es muy importante la clasificación de la culpa por su gravedad, dado que en muchas ocasiones los

contratos eximen de responsabilidad para ciertos grados de culpabilidad. Es habitual la distinción

entre:

• Culpa grave o lata.

• Culpa leve.
• Culpa levísima.

En muchos casos la jurisprudencia hace equivaler la culpa grave al dolo. Realmente, no se está

haciendo equivaler ambos conceptos pero, en la práctica, y dado que probar la intención es

sumamente difícil, se entiende que una culpa grave o muy grave se asemeja demasiado a una

actuación intencionada, dado que es difícil comprender que se haya hecho de forma involuntaria.

Daños al Concebido - (Lesiones al Feto)

"Artículo 124-A.- El que causa daño en el cuerpo o en la salud del concebido, será reprimido
con pena privativa de la libertad no menor de un año ni mayor de tres"

(Artículo incorporado por la Ley N° 27716 del 08-05-2002).

EL CONCEBIDO.

El concebido tiene derecho a la vida y al respeto a su dignidad. Este derecho podrá ser reconocido

por el legislador. No puede ser concedido por éste, ya que le pertenece por ley natural, que es
previa a cualquier legislación civil.

Al unirse los gametos (espermatozoide y óvulo maduro) se inicia una nueva vida, es la
CONCEPCIÓN, por lo tanto el derecho penal protege el daño causado en el cuerpo o en la salud

del concebido, en ella se encuentra el embrión y el feto.


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El elemento subjetivo.- Intencionalidad o presencia del dolo en la conducta del sujeto, la intención

de lesionar al concebido.

Sujeto activo, cualquier persona y sujeto pasivo el concebido.

El bien jurídico protegido.- es el cuerpo o la salud del embrión o feto.

QUINTA SEMANA: Primera Sesión: 12 de Octubre de 2021.

EXPOSICIÓN A PELIGRO O ABANDONO DE PERSONAS EN PELIGRO

Exposición o abandono a personas incapaces

• TIPO PENAL.

Art. 125
El que expone a peligro de muerte o de grave e inminente daño a la salud o abandona en iguales

circunstancias a un menor de edad o a una persona incapaz de valerse por sí misma que estén

legalmente bajo su protección o que se hallen de hecho bajo su cuidado, será reprimido con pena

privativa de libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años.

• BIEN JURIDICO PROTEGIDO

Vida, cuerpo y salud

• TIPICIDAD OBJETIVA

Por exponer entendemos: retirar al menor al menor o incapaz del ámbito o esfera donde

normalmente se encuentra protegido para luego pasarlo a otro carente de las seguridades debidas
Es importante tener en cuenta la temporalidad: debe ser permanente o meramente modular. El

peligro de muerte o daño no es un simple temor por eso se dice que es inminente.

Es grave porque se refiere a un daño significativo, trascendente al cuerpo y a la salud.


"El comportamiento delictivo de consiste en trasladar a un menor de edad o incapaz de valerse por

si mismo, de la cual tiene su cuidado y protección, de un ambiente seguro en el cual se encontraba

a otro sin amparo y desprovisto de toda seguridad.

Por exponer entendemos: retirar al menor

Según el tipo se configura:

A. Exponer a peligro de muerte a un menor de edad o incapaz de valerse por sí mismo.


B. Exponer a peligro grave e inminente daño al menor de edad o incapaz de valerse por sí mismo.

C. Abandonar a un menor de edad o incapaz de valerse por sí mismo a un peligro de muerte

D. Abandonar a un menor de edad o incapaz de valerse por sí mismo a grave e inminente daño a
su salud

1.2.1. SUJETO ACTIVO


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Se trata de un delito especial o exclusivo por lo que los supuestos delictivos solo se aplicaran a las

conductas desarrolladas por todas aquellas personas que tienen el deber legal ineludible de proteger

o cuidad al menor de edad o al incapaz de valerse por sí mismo.

1.2.2. SUJETO PASIVO

La victima solo puede ser un menor de edad o un incapaz de valerse por sí mismo.

• TIPICIDAD SUBJETIVO

La redacción del tipo penal, nos indica que estamos ante conductas netamente dolosas. El agente

debe tener conciencia y voluntad de exponer o abandonar a un menor o incapaz.

No hay tentativa

• AGRAVANTES

Cuando a consecuencia inmediata o mediata de la exposición o abandono a peligro a un menor o

incapaz de valerse a sí mismo, se produce la muerte o lesión grave de aquel.

Deben concurrir dos circunstancias elementales: primero, el resultado grave deberá ser

consecuencia del peligro creado a la víctima y segundo que el resultado grave producido se haya
debido a la actuación culposa del agente.

• Concordancias

CPP Artículo 4°.- Protección a la familia

La comunidad y el Estado protegen especialmente al niño, al adolescente, a la madre y al

anciano en situación de abandono.

Omisión de socorro y exposición al peligro

• TIPO PENAL

Art. 126
El que omite prestar socorro a una persona que ha herido o incapacitado, poniendo en peligro su

vida o su salud, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de tres años.

• BIEN JURIDICO PROTEGIDO


Vida, cuerpo y salud

• TIPICIDAD OBJETIVA

Se configura cuando el agente con una conducta omisivo no presta auxilio o socorro al sujeto pasivo

que ha herido o incapacitado, poniendo con tal conducta omisivo en peligro su vida o su salud.

Siempre debe existir un hecho precedente que es el herir o incapacitar a la víctima (mismo sujeto

activo) de manera culposa nunca dolosamente.


Por herir entendemos: sufrir una afectación en el cuerpo o en la salud por causas exógenas.

Incapacidad: imposibilidad física o mental para valerse por si mismo, y atender a la subsistencia.

"Se exige necesariamente la concurrencia de un inminente peligro para la vida o salud de la víctima.
Por ejemplo, no aparece delito cuando Juan Tipacti después de atropellar a Francisca Ochante se

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fuga del lugar al observar que se acerca una tercera persona a socorrerla, quien rápidamente le

conduce al hospital donde logra recuperarse.

Se castiga porque al omitir se pone en peligro el cuerpo, la vida y la salud.

Esta infracción penal es un delito de peligro CONCRETO

2.3.1 SUJETO ACTIVO

Es un delito especial, ya que solo lo puede cometer la persona que previamente de manera culposa

a herido o incapacitado al sujeto pasivo

2.3.2 SUJETO PASIVO

Puede ser cualquier persona

• TIPICIDAD SUBJETIVO

En la conducta debe concurrir necesariamente el dolor, es decir, el agente debe conocer la lesión o

incapacidad que ha causado a su víctima y tener la voluntad para no prestarle el socorro que dentro

de las circunstancias normales se le exige. El agente debe querer, con su omisión, causas un peligro

para la vida o salud de su víctima. Su animus es simplemente poner en peligro la vida o la salud.
• CONSUMACION

Se consuma cuando realmente se verifica el peligro inminente a la vida o salud del sujeto pasivo.

• Elementos

• a) Una conducta consiste en no prestar auxilio o solicitar asistencia a una persona.- el auxilio

puede ser otorgado de forma personal o acudir a otra persona o profesional que para el caso

particular pueda ser más efectivo en tal servicio.

• b) Que la situación del pasivo provenga de un comportamiento lesivo efectuado imprudencial o

fortuitamente.- aun el caso de que esta alteración de la salud se haya producido en forma

accidental o fortuita, la obligación de prestar o solicitar auxilio, queda vigente.


• c) Que el auxilio o solicitud de asistencia, se encuentre al alcance del agente.- la conducta de

auxilio o solicitud de asistencia, debe llevarse a cabo existiendo esa posibilidad, es decir sin que

se corra riesgo alguno en alguno de sus bienes.

QUINTA SEMANA: Segunda Sesión: 14 de Octubre de 2021.

Omisión de auxilio a persona en peligro o aviso a la autoridad

• TIPO PENAL

Art. 127
El que encuentra a un herido o a cualquier otra persona en estado de grave e inminente peligro y

omite prestarle auxilio inmediato pudiendo hacerlo sin riesgo propio o de tercero o se abstiene de

dar aviso a la autoridad, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de un año o con
treinta a ciento veinte días-multa.

• BIEN JURIDICO PROTEGIDO


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Vida, cuerpo y salud

• TIPICIDAD OBJETIVA

El tipo penal se configura cuando el agente omite prestar auxilio inmediato a un herido o cualquier

otra persona en estado de grave e inminente peligro o cuando el sujeto se abstiene de dar aviso a

la autoridad competente respecto del herido o la existencia de una persona en estado grave e

inminente peligro.

El hecho precedente, se da cuando la víctima se encuentre herida o en estado de

peligro producto del actuar de un tercero, causas fortuitas, producto de la misma víctima o cualquier

otro origen que para el tipo es irrelevante mientras esta no sea producida por el sujeto activo.

Por dar aviso se entiende poner en conocimiento al funcionario público que por su condición está

obligado a prestar ayuda.

Si no hay capacidad de actuar no se configura el delito

• SUJETO ACTIVO

Puede ser cualquier persona


• SUJETO PASIVO

Puede ser cualquier persona

• TIPICIDAD SUBJETIVO

La forma de redacción del tipo penal evidencia que se trata de un delito doloso

• CONSUMACION

Se perfecciona en el mismo momento que el sujeto activo decide omitir prestar el auxilio inmediato

teniendo la posibilidad de hacerlo sin ningún riesgo para su persona. O cuando el agente se abstiene

de dar avisa a la autoridad para concurra a prestar el auxilio necesario a la victima

Exposición de peligro de persona dependiente


• TIPO PENAL

Art. 128

El que expone a peligro la vida o la salud de una persona colocada bajo su autoridad,
dependencia, tutela, curatela o vigilancia, sea privándola de alimentos o cuidados indispensables,

sea abusado de los medios de corrección o disciplina, o cualquier acto análogo (semejante), será

reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años. En los casos en

que el agente tenga vínculo de parentesco consanguíneo o la víctima fuere de menor de catorce

años de edad, la pena será privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cuatro años.

Si se produce lesión grave o muerte de la víctima, la pena será no menor de cuatro ni mayor de
ocho años.

• BIEN JURIDICO PROTEGIDO

El bien jurídico que se pretende proteger lo constituye la vida y la salud de las personas, mas no la
seguridad de estas. El peligro concreto que se crea con el actuar del sujeto activo siempre es

referente a la vida o salud de la víctima.


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• TIPICIDAD OBJETIVA

El hecho punible se configura cuando el sujeto activo expone a peligro para la vida o salud al sujeto

pasivo, quien se encuentra bajo su dependencia, ya sea privándole de alimentos o cuidados

indispensables o sometiéndole a trabajos excesivos o inadecuados o en su caso, abusando de los

medios de corrección, disciplina u obligándole a mendigar.

El ilícito penal aparece solo en los casos en que la víctima sea dependiente del agente, ya sea

porque está colocado bajo su autoridad, dependencia, tutela, curatela o vigilancia. Si se verifica que

la supuesta víctima no tiene relación de dependencia respecto del sujeto activo, el delito no se

configura.

Como es de verse, de modo alguno puede alegarse que la conducta de poner en peligro la salud de

una persona privándole de alimento sea igual a la conducta de privarle de los cuidados

indispensables. Pueden tener ciertas connotaciones parecidas, pero se verifican. de manera

diferenciable, como veremos:

• a. Privación de alimentos. Esta modalidad delictiva se configura cuando el agente, teniendo el


deber u obligación de darle el alimento necesario al sujeto pasivo, dolosamente no lo hace y le

priva de aquel, poniéndole de ese modo en peligro su vida o salud. Aquí es necesario resaltar

que el sujeto pasivo debe estar imposibilitado de acceder por sí mismo a los alimentas, ya sea

porque está privado de su libertad (cárcel), porque es un menor de edad, un impedido físico.

• b. Privación de cuidados indispensables. La conducta delictiva se produce o configura

cuando el agente, teniendo el deber de brindar los cuidados indispensables para que el sujeto

pasivo realice su vida normalmente, dolosamente se abstiene de hacerlo, poniendo con

tal actitud en peligro la vida y la salud de aquel.

Es indudable que el hecho punible solo se presenta cuando la persona dependiente no puede
valerse por sí misma, ya sea por su edad o por impedimento físico o psicológico.

Ej. salir de excursión un fin de semana con toda su familia, deja encerrado en su casa, sin ninguna

ayuda, a una persona ciego sorda que tiene bajo su cuidado.


• c. Sometimiento a trabajos excesivos. El hecho punible se configura cuando el sujeto activo

obliga a realizar labores excesivas, desmesuradas o sobrehumanas para las normales fuerzas

del sujeto pasivo, quien tiene una relación de dependencia respecto de aquel. El agente

dolosamente y con la única finalidad de obtener algún provecho patrimonial del trabajo de su

dependiente, le obliga realizar trabajos que exceden las fuerzas normales de la víctima.

Ej. Un padre obliga a trabajar a su hijo de diecisiete años en labores de construcción civil, estando
sufriendo de tuberculosis, etc.

e. Abuso de los medios de dirección. La conducta reprochable penalmente se configura cuando

el agente abusa de los medios de corrección que tiene sobre el sujeto pasivo, quien es su
dependiente. El sujeto activo tiene derecho y el deber de corregir de modo normal al sujeto pasivo,

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sin embargo, exagera y abusa en el empleo de los medios utilizados para corregirle. Para

configurarse el ilícito penal es irrelevante determinar los móviles que motivaron al agente.

f. Abuso de los medios de disciplina. El hecho punible se presenta cuando el agente abusando

de los medios de disciplina, crea un peligro para la vida o salud del sujeto pasivo quien es su

dependiente.

Ej. cuando el director de un colegio, hace arrodillar sobre un falso piso, sin moverse y por más de

tres horas seguidas a los alumnos que llegan tarde.

g. Obligando o induciendo a mendigar en lugares públicos. Esta conducta, incorporada por

la Ley NQ 28190 que protege a los menores de edad de la mendicidad.

• Sujeto activo

De la redacción del tipo legal se concluye que el ilícito penal se constituye en un delito especial,

propio o exclusivo. En efecto, solo pueden ser agentes, autores o sujetos activos aquellas personas

que tienen las condiciones debidamente especificadas en el tipo penal, es decir, aquellas personas

que tiene la condición de autoridad, ascendencia, tutor, curador o vigilante respecto del sujeto
pasivo. En consecuencia, el delito puede ser cometido solo por los padres, tutores, curadores,

directores de colegio, profesores, jefes de oficina, gerentes, médicos, enfermeras, policías, alcaides,

etc.

• Sujeto pasivo

Sujeto pasivo puede ser cualquier persona desde su nacimiento hasta que fallece. No se requiere

tener otra condición especial sino la de ser persona dependiente del sujeto activo. Es decir, debe

estar bajo la autoridad, dependencia, tutela, curatela o vigilancia del agente quien debe tener el

deber de cuidar y vigilarlo. En consecuencia, pueden ser víctimas los hijos mayores o menores de

edad, pupilos, incapaces, operados, obreros, detenidos, enfermos, etc.


• AGRAVANTE DEL DELITO DE EXPOSICIÓN A PELIGRO DE PERSONAS DEPENDIENTE

De acuerdo con el artículo 3 de la Ley Nº 26926 o ley de los delitos contra la humanidad, publicada

en el diario oficial El Peruano el 21 de febrero de 1998,


corresponde al tipo penal del artículo 129 del corpus juris penale regular y sancionar la agravante

del delito de exposición a peligro de personas dependientes.

La agravante se configura cuando la víctima a consecuencia de las conductas antes descritas muere

o resulta con lesiones graves por culpa del agente, esto es, la lesión grave o muerte del sujeto pasivo

se produce como consecuencia de la falta de previsión del sujeto activo.

El tipo penal es claro. Aparece el delito agravado, cuando el agente pudiendo prever el resultado
muerte o lesión grave, no lo hizo y actuó sin importarle los lamentables resultados.

Ej. Un curador no le presta los alimentos a un impedido físico por tres días consecutivos y este

muere por inanición. De ningún modo debe aparecer el animus necandi en el comportamiento del
agente, caso contrario, estaremos ante la figura del delito de homicidio.

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Por otro lado, si llega a verificarse que el resultado grave se produjo por circunstancias fortuitas o

ajenas a la voluntad del agente, la agravante no se configura. Debe concurrir necesariamente

el dolo o culpa en la conducta para ser imputada al agente.

• TIPICIDAD SUBJETIVA

El elemento subjetivo del tipo penal hace referencia que el sujeto activo debe actuar con dolo, es

decir, con conocimiento y voluntad de producir el resultado, cual es exponer a un peligro concreto

la vida o salud del sujeto pasivo, quien debe tener una relación de dependencia respecto de aquel.

El agente debe conocer la especial circunstancia que la víctima está colocada bajo su autoridad,

dependencia, tutela, curatela o vigilancia. En efecto, si llega a determinarse que el agente no conocía

tal situación, se descarta la comisión del ilícito penal.

Finalmente, para configurarse la forma agravada del ilícito penal previsto en el artículo 129, debe

concurrir el dolo y después la culpa en el actuar del sujeto activo, esto es, el agente desarrolla una

conducta inicial dolosa para crear un peligro concreto sobre la vida o salud de la víctima, sin

embargo, después, por falta de previsión o por falta del deber de cuidado exigido por parte del
agente, se produce un resultado más grave al realmente querido.

• CONSUMACIÓN

El ilícito penal se perfecciona en el mismo momento que aparece el peligro concreto para la vida o

salud de la víctima. En efecto, el delito no se consuma, como piensan algunos tratadistas, con la

sola verificación de los actos de privación de alimento o cuidados indispensables a la víctima,

sometimiento a trabajos excesivos o inadecuados o abuso de los medios de corrección o disciplina,

sino se requiere necesariamente que como consecuencia de aquellos actos se cree un peligro

concreto para la vida o salud del sujeto pasivo. Si no se verifica el peligro concreto, el delito no

aparece.
Al ser un delito de peligro, no se admite la tentativa. Es imposible su verificación.

En cuanto se refiere a la forma agravada del ilícito en sede, se consuma cuando después de

producirse los actos antes descritos para crear un peligro concreto, se ocasiona culposamente en
forma efectiva la muerte o lesión grave de la víctima.

• PENALIDAD

Pena privativa de libertad que oscila entre uno y cuatro años. De configurarse el segundo párrafo del

artículo 128, la pena oscila entre dos y cuatro años. En tanto que de configurarse la agravante

prevista en el último párrafo del artículo 128, la pena para el autor será no menor de dos ni mayor

de cinco años.
En cambio, si se produce la forma agravada prevista en el artículo 129, al agente se le impondrá

pena privativa de la libertad según sea el resultado ocasionado. Si a consecuencia de su actuar

culposo se produjo la muerte de la víctima, se le impondrá pena privativa de libertad que oscila entre
cuatro Y ocho años; y finalmente, de haberse ocasionado solo lesiones graves al sujeto pasivo, la

pena privativa de libertad será no menor de tres ni mayor de seis años.


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Circunstancias agravantes

• TIPO PENAL

Art. 129

En los casos de los artículos 125º y 128º, si resulta lesión grave o muerte y éstas pudieron ser

previstas, la pena será privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años en caso de lesión

grave y no menor de cuatro ni mayor de ocho en caso de muerte.

SEXTA SEMANA: Primera Sesión: 18 de Octubre de 2021.

DELITO DE GENOCIDIO

1. Introducción

A finales del mes de agosto del año 2020 un hecho que llamó la atención de la prensa nacional fue

la presentación de una denuncia contra el presidente de la República Martín Alberto Vizcarra


Cornejo, por el delito de genocidio regulado en el Código Penal en su artículo 319; ahora el objetivo

del presente artículo no es analizar la procedencia o no, de la denuncia presentada por la abogada

Liliana Yolanda Humala de la Oliva; sino que, a raíz de la denuncia formulada se esbozará un estudio

del tipo penal de genocidio y cuál es su tratamiento jurídico en el Perú

2. Evolución histórica del delito de genocidio

Para poder entender el delito de genocidio resulta importante revisar su tratamiento

histórico; en ese sentido recordemos que en Código Penal de 1924 en principio no tipificó
expresamente crímenes de connotación internacional y que a través de sus modificatorias

hasta antes de 1991 tampoco incorporó estos delitos, lo que representaba un incumplimiento

a lo establecido en la Convención para la Prevención y Sanción de Delitos de Genocidio de


1948; cabe precisar que el mencionado tratado vinculó jurídicamente al Perú desde el año

1960[1] con la comunidad internacional por lo que su no incorporación traería consigo

responsabilidad internacional.

Fue en los años ochenta donde, a raíz de la reforma penal, se pudieron ver los primeros

intentos por el legislativo de regular el delito de genocidio a través de los proyectos de


Código Penal publicados en el diario oficial El Peruano en los meses de setiembre y octubre

del año 1984[2] sin embargo, en estos proyectos no se llegó a especificar los ilícitos contra

los derechos humanos y no fue hasta el proyecto de reforma de 1985 en donde por primera
vez se encontró el genocidio tipificado en el artículo 117°. Si bien su incorporación fue un

gran avance, la ubicación dentro del código, generó críticas puesto que se entendía que el
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bien jurídicamente tutelado partía de la concepción clásica de vida y salud, lo que implicaba

que el genocidio era agravante de los delitos de homicidio dejando de lado el concepto de

defensa de derechos Humanos como derivado de la dignidad[3].

Estas deficiencias, con algunos matices se reiteraron en el proyecto de 1985, 1986, y

siguientes hasta llegar al Código Penal de 1991 que mantuvo las carencias legislativas antes

señaladas puesto que seguía manteniendo al genocidio como parte del capítulo dedicado a

los delitos contra la vida, el cuerpo y la salud, trayendo consigo a que el genocidio pierda su

autonomía desde el punto de vista del bien jurídico tutelado[4].

Más adelante llegaría la promulgación de la Ley N°26926[5] que incorporaría el Titulo XIV-A

“Delitos contra la Humanidad”. Eso significaba que finalmente el código tendría un título

propio que enmarcaría los más graves crímenes contra los Derechos Humanos[6].

Finalmente, el legislador apostó por una regulación autónoma y conjunta de los delitos

contra los Derechos Humanos, generando que el delito de genocidio regulado en el artículo

129 del Código Penal fuera trasladado al Artículo 319 con el único defecto de que la redacción

de este nuevo tipo penal era igual al del derogado artículo 129, razón por la cual la crítica

antes expuesta aún se mantenía.

3. Concepto de genocidio

Actualmente el termino genocidio es entendido por la Real Academia de la Lengua Española como
el “exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, etnia, religión, política

o nacionalidad[7]”. Sin perjuicio de ello, se debe tener en cuenta que su conceptualización se

remonta al año 1944 y fue realizada en principio por Rafael Lemkin[8], quien definía el genocidio
como “un crimen especial consistente en destruir internacionalmente grupos humanos raciales,

religiosos o nacionales, y como el homicidio singular puede ser cometido en tiempo de paz como en

tiempo de guerra[9]”; además, señala que el genocidio está compuesto por varios actos

subordinados con la intención especifica de destruir un grupo humano.[10]

Más adelante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la resolución 96 fechada el 11 de


diciembre de 1946, estableció que “el genocidio es la negación del derecho a la existencia de grupos

humanos enteros de la misma que el homicidio es la negación de dichos derechos a la persona

individual”[11]. El problema de esta conceptualización es que resta individualidad jurídica al


genocidio en tanto se propone como un homicidio en masa.

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De lo expuesto tenemos que, en el ámbito internacional el genocidio es entendido como aquellos

actos que buscan destruir o eliminar parcial o totalmente a un grupo de seres humanos por

razones de nacionalidad, étnico, religioso utilizando para ello cualquier método; tales como

atentados graves a la integridad física, medidas que eviten el nacimiento de un grupo, entre otros.

Ahora bien, en lo que respecta al ordenamiento jurídico peruano, el concepto legal recogido en

nuestro código se asemeja mucho al concepto establecido en el artículo 6 del Estatuto de Roma

de la Corte Penal Internacional con algunos matices.

4. Clasificación del delito

Un punto importante que se debe tener en consideración a la hora de estudiar cualquier delito es

lograr encajarlo dentro de las diferentes clasificaciones existentes; así entonces, tenemos que el

genocidio en el código lo encontramos de la siguiente manera:

"Artículo 319.- Genocidio – Modalidades

Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de veinte años el que, con

la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, social o

religioso, realiza cualquiera de los actos siguientes:

5. Matanza de miembros del grupo.

6. Lesión grave a la integridad física o mental a los miembros del grupo.

7. Sometimiento del grupo a condiciones de existencia que hayan de

acarrear su destrucción física de manera total o parcial.

8. Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo.


9. Transferencia forzada de niños a otro grupo."

Ahora bien, teniendo la tipificación del delito se puede proceder a calificarlos.

Por su gravedad: Para esta clasificación se debe partir de la premisa que nuestro Código Penal

solo ha reconocido la existencia de dos ilícitos penales, siendo estos los delitos y las faltas; sin

embargo, por la ubicación en el Código Penal del delito de genocidio y su connotación internacional

se consideraría nefasto considerarlo solo como un delito. En ese sentido, pese a que nuestro

ordenamiento no reconoce la categoría de crimen, se considera al genocidio dentro de esta


calificación máxime si tomamos en cuenta que su incorporación al código responde al Estatuto de

Roma.

Por la acción: El tipo penal en cuestión nos habla de intencionalidad que debe tener el sujeto activo

por lo se puede colegir que el delito estaría enmarcado dentro de los delitos de comisión; esta
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postura toma mayor fuerza si analizamos las cinco modalidades que el tipo penal propone ya que

cada una de ellas estipula como presupuesto una acción dejando de lado la posibilidad de que se

cometa el delito por omisión.

Por Su Ejecución: La complejidad del delito de genocidio que presupone una serie de actos

cometidos su clasificación es la de un delito compuesto[12].

Por las Consecuencias de la acción: La tipificación del delito de negocio exige, como presupuesto,

la afectación material del bien Jurídico protegido; es decir, para que se constituya el delito de

genocidio se tiene que vulnerar los bienes jurídicos colocándonos frente a un delito de resultado.

Por la Calidad del Sujeto Activo: Respecto a esta clasificación y desde un punto de vista

netamente literal, se tiene que el tipo penal contiene la premisa “el que” por lo que deberíamos

entender que es un Delito Impropio, debido a que no exige una cualificación especial por parte del
sujeto; si bien los delitos de corte internacional tienden a tener muchos matices políticos, por parte

de sus ejecutantes, el tipo penal deja la posibilidad a que cualquiera pueda ser el autor del delito.

Por la forma Procesal: Por el bien jurídico protegido se tiene que el delito de genocidio es de acción

pública[13]. Esto debido a que el bien jurídico tiene un carácter social y no podría ser reclamado de

manera privada.

Por el elemento subjetivo: En nuestra legislación solo existe la imputación culposa si es que esta

se encuentra expresamente establecida por ley, ello debido al principio de legalidad imperante en
nuestro ordenamiento, por lo que de la lectura del tipo analizado tenemos que no admite la

posibilidad de que el delito sea cometido por culpa exigiendo que la conducta sea necesariamente

intencionada. Siendo esto así se tiene que el delito es doloso.

Por el número de personas: En principio el tipo penal no establece la necesidad de que el delito

sea cometido por varios agentes por lo que podría entenderse que el delito es individual; esto no

implica que varios sujetos no puedan ser procesados por el delito de genocidio (lo que resultaría

más lógico considerando la complejidad del tipo penal).

Por el Bien Jurídico Vulnerado: El tipo penal por su ubicación dentro del Código Penal y por la

connotación internacional que contiene en si mismo calza dentro de calificación de delito complejo.

Ello se debe a que los derechos vulnerados son derivados de la dignidad humana y por tanto
resultan ser cuantiosos.

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Por su naturaleza Intrínseca: La naturaleza del delito de genocidio, como se ha podido revisar en

la reseña historia, tiene una relación directa con los derechos humanos y por lo tanto este delito es

considerado como delito contra la humanidad[14].

Por el daño causado: El tipo penal en este delito exige necesariamente que se materialice la

vulneración al bien jurídico por lo que nos encontramos frente a un delito de lesión.

10. Conclusiones

El proceso de incorporación del delito de genocidio en nuestro ordenamiento demoró,

aproximadamente, treinta años; ello trajo consigo que su tipificación actual tenga las mismas

deficiencias que la original de 1991, esto pese a tener la influencia del Estatuto de Roma del 98.

El concepto de genocidio que se utiliza en el ordenamiento peruano, si bien tiene como referente
directo el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y a la Convección de 1942 no ha logrado

profundizar la dimensión de bien jurídico tutelado en tanto aún, al menos a nivel legislativo, no se

ha logrado congregar el ilícito con la vulneración a los derivados de la dignidad del ser humano. Por

lo que a nuestro juicio existe una grave deficiencia en cuanto se refiere a la regulación del Genocidio,

ello en razón a que, si bien su tipificación conceptual responde a parámetros internacionales, aún

no ha logrado enmarcarse dentro de la dimensión de crímenes de lesa humanidad y prueba de ello

es que estos últimos no se encuentran tipificados en nuestro Código Penal.

Finalmente tenemos que en nuestro ordenamiento legal vigente el genocidio se encuentra recogido
en el artículo 319 del Código Penal, al haber sido incorporado por la Ley 26926, y de la revisión de

su tipo podemos concluir que es un delito de resultado, impropio, compuesto, doloso, individual,

complejo y de lesión.

SEXTA SEMANA: Segunda Sesión: 20 de Octubre de 2021.

- TALLER GRUPAL Y COMENTARIOS SOBRE CASOS DE GENOCIDIO OCURRIDOS

EN EL PAIS.

SÉPTIMA SEMANA: 25 octubre 2021 al 30 octubre 2021

EXAMEN PARCIAL I

V UNIDAD

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OCTAVA SEMANA: Primera Sesión: 02 de Noviembre de 2021.

DELITOS CONTRA LA LIBERTAD

CONSIDERACIONES GENERALES, PROBLEMÁTICA DEL BIEN JURÍDICO PROTEGIDO

La libertad viene a ser una categoría entendida como la capacidad que tiene todo ser humano para

elegir, decidir, vivir y pensar como a bien tenga, sin coacciones de algún tipo (libertad individual). Así

mismo, es la capacidad que tiene un grupo de personas para organizarse y realizar determinadas

actividades en común (libertad social). La libertad es pura decisión o elección. Por la libertad se

escoge ser, decidimos hacer tal o cual cosa, más la decisión se pone en marcha con la conducta y

tiene que luchar contra las resistencias. Sucumbe ante ellas, pacta o las vence.

El hombre por intermedio de sus potencias psico-físicas pone en marcha su decisión, la realiza o deja

de realizar. No obstante, y a fin de conseguir una relativa paz social y evitar manifestaciones egoístas

del ser humano, surge el derecho como una forma de limitar y orientar la libertad siempre a conseguir
el bien común. En consecuencia, el derecho se presenta como un instrumento coercitivo para limitar,

que no significa aniquilar, la libertad individual o social de las personas en sus diversas

manifestaciones, caso contrario, de dejarse actuar conforme a bien tengan los seres humanos no

habría convivencia posible.

Concepto de Libertad Personal

Cuando se habla de libertad, debe especificarse su aspecto, el mismo que puede ser individual, es

decir, atañe a una sola persona, o puede ser social o colectiva, esto es, cuando se refiere a un

conjunto de personas. En ese sentido se entiende que la acción restrictiva de la libertad puede

concretarse sobre una persona, lesionándole en su condición de persona particular. Así mismo, la
acción de restringir la libertad puede ser ejercitada contra un número indeterminado de personas,

lesionando con ello las libertades sociales como por ejemplo la libertad de reunión.

La libertad individual o personal se conceptúa.-como la facultad intrínseca de la que gozan todas las
personas individualmente para elegir y decidirse actuar como a bien tengan dentro del medio social

en que viven. La única limitación a este tipo de libertad es la libertad de otro individuo y los parámetros

que impone la ley positiva.

La Libertad Personal como Derecho

La libertad personal o individual como derecho se constituye en uno de los principales derechos de

las personas reconocido, como ha quedado establecido, a nivel constitucional. Se ha dicho con razón,
que el derecho a la libertad es tan igual derecho como el de la vida.

La libertad personal como derecho se traduce en la máxima recogida en la letra d del inciso 24 del

artículo 2 de la Constitución Política del Estado, que señala “nadie esta obligado a hacer lo que la ley
no manda, ni impedido de hacer lo que ella no prohíbe” . Es decir, nadie puede ser obligado por

persona alguna a realizar actos o acciones que la ley no manda, ordena o prescribe específicamente.
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En el otro aspecto, tampoco puede impedirse a una persona a realizar acciones o actos que la ley no

prohíbe. Actuar de manera contraria a lo prescrito se estaría vulnerado la libertad personal y es

probable que con ello se cometa un hecho punible

1. COACCIÓN (Art. 151 C.P.)

El que, mediante amenaza o violencia, obliga a otro a hacer lo que la ley no manda o le impide hacer

lo que ella no prohibe será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años.

TIPICIDAD OBJETIVA

De la propia redacción del tipo penal se evidencia que el delito de coacción consiste en obligar a la

víctima a realizar algo que la ley no manda o impedirle lo que la ley no prohíbe, haciendo uso de la

violencia o amenaza.

Para efectos de la configuración del delito debe entenderse por violencia o como se conoce en

doctrina, la vis absoluta o vis phisica o vis corporalis, a aquella fuerza o energía física que el sujeto

activo o agente descarga sobre el cuerpo de la víctima con la finalidad de obligarle a realizar lo que

la ley no manda o impedirle hacer lo que la ley no prohíbe. En otros términos, se entiende por violencia
la fuerza física ejercida sobre una persona, suficiente para vencer su resistencia, obligándola a hacer

lo que la ley no manda o impedirle hacer lo que ella no prohíbe.

En ese sentido, pueden presentarse hasta cuatro supuestos independientes:

1. Obligar hacer lo que la ley no manda por medio de la violencia física sobre el sujeto pasivo.

2. Impedir al sujeto pasivo a realizar algo que la ley no prohíbe, haciendo uso de la violencia física.

3. Obligar hacer lo que la ley no manda por medio de la amenaza al sujeto pasivo.

4. Impedir al sujeto pasivo a realizar algo que la ley no prohíbe, haciendo uso de la amenaza.

Finalmente, el delito también se evidencia cuando se obliga a realizar algo que la ley no manda, caso

contrario, no aparece el delito de coacción cuando una persona por medio de violencia o amenaza
obliga a realizar algo que la ley manda explícita o tácitamente . Un típico ejemplo de lo indicado lo

constituye el artículo 920 del Código Civil cuando prescribe que el poseedor puede repeler la fuerza

que se emplee contra él y recobrar el bien, sin intervalo de tiempo, si fuere desposeído, pero en ambos
casos debe abstenerse de las vías de hecho no justificadas por las circunstancias. Así mismo, se

evidencia el delito cuando se impide realizar algo que la ley no prohíbe; caso contrario, si por medio

de la amenaza o violencia se impide realizar un hecho que la ley prohíbe no se evidenciará el elemento

objetivo del delito en sede. Ello sucede cuando por medio de amenaza o violencia se impide que

determinada persona cometa un hecho delictivo como por ejem., robar un banco.

Bien Jurídico Protegido


Con el delito de coacción se pretende proteger o tutelar el derecho a la libertad personal entendida

como aquella facultad o atributo natural de las personas de comportarse como a bien tengan dentro

del circulo social donde les ha tocado desenvolverse. La libertad que tiene como límite la libertad de
otra persona y los parámetros que impone el derecho, se constituye en el bien jurídico protegido.

Sujeto Activo
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Al iniciar el tipo penal con la frase “el que…”, sirve para afirmar que sujeto activo, agente o autor del

delito en análisis puede ser cualquier persona. No se exige alguna condición especial en la persona

del agente. Incluso puede ser un funcionario público. Constituye un ejemplo práctico, la conducta que

desarrolla un oficial de la Policía Nacional al detener a un ciudadano sin motivo aparente. Detención

ilegal que es declarada a consecuencia del ejercicio de la acción de garantía de Habeas Corpus. Aquí

se ha pretendido encontrar confusión entre los supuestos delictivos previstos en los tipos penales 151

y 376 del Código Penal; sin embargo, de la lectura de ambos supuestos punibles se concluye que se

diferencian abismalmente tanto que es imposible pensar que puedan confundirse. Los elementos

violencia o amenaza que caracterizan al delito de coacción, no aparecen en el tipo penal 376.

Sujeto Pasivo

Al utilizar el legislador la frase “…a otro…” en la estructura del tipo penal para evidenciar al sujeto

pasivo, nos indica que éste puede ser cualquier persona en capacidad psicofísica de obrar. En tal

sentido, quedan excluidos los inimputables por enfermedad mental y los recién nacidos por no tener

aún voluntad para ser doblegada por la coacción. Resulta imposible obligar a un recién nacido a
realizar algo que la ley no manda o impedirle que haga lo que la ley no prohíbe. Igual ocurre con un

inimputable mental. Por el contrario, los niños con capacidad de obrar pueden, ser sujetos pasivos

del delito en sede (Cfr. Villa Stein, 1998, p. 109).

TIPICIDAD SUBJETIVA

De la propia redacción del tipo penal se evidencia que se trata de un delito netamente doloso, no cabe

la comisión culposa o imprudente. Esto es, el agente conociendo perfectamente que con su conducta

limita o lesiona la libertad de su víctima, voluntariamente decide actuar utilizando ya sea la violencia

o la amenaza con la finalidad de lograr su objetivo propuesto. Roy Freyre (1975, p. 261), afirma que

el dolo consiste en la conciencia que se tiene de que se quebranta el deber de respetar la libertad al
imponer a otro, con empleo de violencia o amenaza, una conducta activa u omisiva contraria a la

voluntad de la víctima.

Grados de Desarrollo
Tentativa.- el delito se quedará en el grado de tentativa cuando el sujeto activo ejerza la fuerza física

o prefiera la amenaza sin que el sujeto pasivo se someta a sus exigencias, ofreciendo resistencia.

Consumación.- Es lugar común en la doctrina considerar que el delito de coacción es de resultado.

En consecuencia, el delito se perfecciona en el mismo momento que el sujeto activo obliga al sujeto

pasivo a realizar lo que la ley no manda o le impide a realizar lo que la ley no prohíbe; es decir, en el

mismo momento que la víctima realiza en contra de su voluntad lo que le solicita el agente, por medio
de la violencia o amenaza, se habrá consumado el delito en exégesis.

Penalidad

Al autor del delito de coacción después de un debido proceso penal, se le impondrá la pena privativa
de libertad que oscila entre no menor de dos días ni mayor de dos años, dependiendo de la forma y

circunstancias en que ocurrieron los hechos denunciados e investigados.


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2. SECUESTRO: (Art. 152 C.P.)

Será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de veinte ni mayor de treinta años el que,

sin derecho, motivo ni facultad justificada, priva a otro de su libertad personal, cualquiera sea el móvil,

el propósito, la modalidad o circunstancia o tiempo que el agraviado sufra la privación o restricción de

su libertad.

La pena será no menor de treinta años cuando:

1. Se abusa, corrompe, trata con crueldad o pone en peligro la vida o salud del agraviado.

2. Se pretexta enfermedad mental inexistente en el agraviado.

3. El agraviado o el agente es funcionario o servidor público.

4. El agraviado es representante diplomático de otro país.

5. El agraviado es secuestrado por sus actividades en el sector privado.

6. El agraviado es pariente, dentro del tercer grado de consanguinidad o segundo de afinidad con las

personas referidas en los incisos 3, 4 y 5 precedentes.

7. Tiene por finalidad obligar a un funcionario o servidor público a poner en libertad a un detenido o a
conceder exigencias ilegales.

8. Se comete para obligar al agraviado a incorporarse a una agrupación criminal.

9. Se comete para obtener tejidos somáticos del agraviado.

10. Se causa lesiones leves al agraviado.

11. Es cometido por dos o más personas o se utiliza para la comisión del delito a menores de edad u

otra persona inimputable.

12. El agraviado adolece de enfermedad grave.

13. La víctima se encuentra en estado de gestación.

La misma pena se aplicará al que con la finalidad de contribuir a la comisión del delito de secuestro,
suministra información que haya conocido por razón o con ocasión de sus funciones, cargo u oficio,

o proporciona deliberadamente los medios para la perpetración del delito.

La pena será de cadena perpetua cuando:


1. El agraviado es menor de edad o mayor de setenta años.

2. El agraviado sufre discapacidad y el agente se aprovecha de ésta circunstancia.

3. Si se causa lesiones graves o muerte al agraviado durante el secuestro o como consecuencia de

dicho acto.”

TIPICIDAD OBJETIVA

El delito de secuestro se configura cuando el agente o sujeto activo priva, sin tener derecho, motivo
o facultad justificada para ello, de la libertad personal ambulatoria del sujeto pasivo o víctima sin

importar el móvil o el tiempo que dure la privación o restricción de la libertad.

El comportamiento que exige el tipo simple es el de privar, sin derecho , motivo ni facultad justificada,
a una persona de su libertad ambulatoria, sea cual fuere el móvil o circunstancia (Villa Stein, 1998, p.

114).
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Agravantes

El legislador, recogiendo la experiencia social de los múltiples secuestros ocurridos en las grandes

ciudades peruanas, ha previsto en forma singular diversas agravantes al hecho punible simple, las

mismas que motivan la imposición de pena más severa al agente.

Por la conducta del agente.

1.- El agente abusa, corrompe, trata con crueldad o pone en peligro la vida o salud del agraviado (inc.

1, art. 152).- Esta circunstancia agravante significa que el secuestro será calificado cuando el agente

aparte de privar de la libertad ambulatoria al agraviado, abusa de él, lo corrompe, le trata con crueldad

o pone en peligro la vida o su salud. Se trata de uno de los casos que en doctrina se conoce con la

denominación de delito imperfecto en dos actos, donde el secuestro es querido por el agente como

un medio subjetivo para una actuación ulterior. El secuestro aparece como un medio para alcanzar

otra finalidad que sólo se logra con otra conducta ulterior (Roy Freyre, 1975, p. 267). En efecto, el

agente después de secuestrar a su víctima puede realizar cualquiera de las circunstancias previstas

en el inc. 1 del tipo penal 152 del Código Penal, las mismas que por si solas sirven para perfeccionar
el injusto penal de secuestro calificado. El agente o bien puede abusar sexualmente de la víctima (por

ejm. el agente todos los días que dura el secuestro, hace sufrir el acto sexual a su víctima); o bien

puede actuar con la finalidad de corromper a la víctima; o bien puede tratar con crueldad a la víctima

o finalmente puede poner en peligro la vida o salud del agraviado.

La expresión corromper debe ser entendida como el desarrollo de actos o sugestiones inmorales que

despiertan o incitan en el agraviado apetitos o prácticas desviadas. Por ejm. incitar a la secuestrada,

una señorita de su casa, a que se convierta en una prostituta.

El agente actuará con crueldad cuando después de secuestrar al agraviado acrecienta deliberada e

injustamente el sufrimiento de aquel, causándole un dolor innecesario a los fines del secuestro mismo.
No le falta razón a Villa Stein (1998, p. 115) cuando sostiene que la crueldad se define sólo a partir

de la innecesariedad del tormento para el propósito principal que reclama el tipo. Por ejm., el agente

todas las noches que dura el secuestro despierta a su víctima utilizando un fierro caliente con el cual
le infiere quemaduras en las extremidades.

La circunstancia de poner en peligro la salud o la vida de la víctima aparecerá cuando el agente realiza

una conducta tendiente a tal finalidad. Ejm. aparece esta circunstancia cuando todos los días que

dura el secuestro, el agente no proporciona alimento a la víctima o también ocurre cuando el agente

no presta asistencia médica a su víctima que como producto del secuestro resultó herido de bala.

.2.- El agente pretexta que el agraviado sufre de enfermedad mental.- Se presenta el secuestro
agravado cuando el agente priva de la libertad ambulatoria a su víctima con el pretexto que aquel

sufre de enfermedad mental. El profesor Villa Stein (1998, p. 116) indica que la gravedad del hecho

resulta del medio -falsedad en el dato- empleado por el agente. El atribuirle a la víctima un
padecimiento mental que no tiene, resulta alevoso. Sin duda esta circunstancia es muy común en

nuestra realidad, pues siempre de por medio están motivaciones económicas. Ocurre por ejm. cuando
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los hijos con el propósito de disfrutar de la fortuna económica de su padre, con el auxilio de un

psiquiatra, le internan en un manicomio, alegando que sufre serias alteraciones mentales.

3.- El agente suministra información que haya conocido por razón o con ocasión de sus funciones,

cargo u oficio con la finalidad de contribuir en la comisión del delito de secuestro.- Aquí se trata de un

cómplice primario, esto es, el agente presta su ayuda de manera primordial sin la cual no sería posible

la comisión del secuestro. La agravante se configura cuando el cómplice entrega información precisa

que conoció con ocasión de ejercer sus funciones, cargo u oficio, a los secuestradores para que

realicen el delito de secuestro sin mayor dificultad. Ocurre por ejemplo cuando una persona que

realiza labores domésticas en el hogar del agraviado, informa a los secuestradores que su empleador

sale solo a pasear su mascota en el parque, todos los días a las ocho de la noche, e incluso informa

que aquel no puede correr por haber sido golpeado en el muslo durante un partido de fulbito.

4.- El agente suministra deliberadamente los medios para la perpetración del secuestro.- Esta

agravante también se trata de una complicidad primaria; es decir, el agente presta los medios

materiales indispensables para la comisión del secuestro; sin la ayuda del cooperador hubiese sido
imposible la realización del secuestro. Por ejemplo, ocurre cuando el agente presta su vehículo y las

armas a los secuestradores, quienes no cuentan con tales medios, para secuestrar a determinada

persona.

Por la calidad de la víctima.

1.- El agraviado es funcionario, servidor público o representante diplomático.- Aquí el secuestro se

agrava por el hecho que la víctima viene a ser una persona al servicio de los intereses públicos. Para

efectos de la agravante no bastará verificar que el sujeto pasivo cuente con la cualidad indicada, sino

que será necesario verificar el ejercicio normal de la función que cumple al servicio del Estado. Así,

en el caso del “funcionario público”, el secuestro debería estar vinculado al ejercicio de sus funciones
para entender que el mayor injusto deriva de la afección al “correcto funcionamiento de la

administración pública”, además de la libertad individual (Abanto Vásquez; Comentarios a la ley contra

los delitos agravados, p. 115). En consecuencia, el secuestro se agrava por el hecho que aparte de
privar de libertad ambulatoria al agraviado, indirectamente se está perturbando el normal

funcionamiento de la administración pública en el sector al cual pertenece el secuestrado. El agente

actúa con más temeridad, pues para lograr su fines no le interesa privar de su libertad a un trabajador

del Estado. Sin duda para saber qué personas son considerados como funcionarios o servidores

públicos para efectos de la normatividad penal, debe recurrirse al art. 425 del Código Penal.

2.- El agraviado es secuestrado por sus actividades en el sector privado.- La presente agravante ha
sido introducida con la modificación del tipo penal mediante el decreto legislativo Nro. 896, el mismo

que tuvo como correlato social, el incremento de secuestros al paso de empresarios exitosos ocurrido

en las grandes ciudades del Perú. Se agrava la conducta de secuestro cuando el agente ha dirigido
su conducta sobre un empresario o profesional de éxito con la finalidad común de obtener un provecho

económico. Sin duda, el legislador busca evitar los secuestros en contra de empresarios
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sobresalientes para no poner en peligro la actividad económica del país. El incremento de los

secuestros al paso era indicativo que se vivía una inseguridad y que las normas penales en contra de

los secuestradores eran benignas, por lo que el legislador no dudó en introducir la presente agravante.

Tiene razón Villa Stein (1998, p. 117), cuando enseña que la previsión es, sin embargo, muy abierta,

pues cualquier actividad que no sea la correspondiente al sector público pertenece por exclusión al

sector privado. El juzgador deberá no obstante, interpretar restrictivamente el punto en término de

prever como conducta agravada la que atenta contra la libertad de empresarios privados o

profesionales cuyo éxito económico sea ostensible. La agravante obedece más a fines económicos y

cuando no políticos que a una mayor dañosidad al bien jurídico protegido.

3.- La víctima es pariente, dentro del tercer grado de consanguinidad o segundo de afinidad, con las

personas referidas en el incisos 3, 4 y 5.- Aquí la conducta de secuestro se califica por el hecho que

el agraviado resulta ser pariente, dentro del tercer grado de consanguinidad o segundo de afinidad

de un funcionario, servidor público, representante diplomático o empresario o profesional de éxito. Se

busca proteger a la familia de las personas que tienen las calidades antes anotadas.
4.- Si el agraviado es menor de edad o anciano.- Esta agravante presenta un problema a resolver

recurriendo a leyes extra-penales. En efecto, mientras que de manera fácil sabemos cuándo estamos

ante un menor de edad por haber una definición legal al respecto; en el caso de “anciano” resulta

poco difícil saberlo. Sin embargo, se debe entender el término “anciano” recurriendo a normas

extrapenales como las laborales, y entender que estamos ante un persona anciana cuando a

alcanzado o sobrepasado la edad cronológica límite para la jubilación. En ese sentido, el secuestro

se agrava cuando el agente dirige su conducta sobre un menor de dieciocho y un mayor de setenta

años. En consecuencia no compartimos la posición de Villa Stein (1998, p. 118), cuando afirma que

por aplicación extensiva del art. 22 del Código Penal, es anciano una persona mayor de sesenta y
cinco años. Ello debido que el artículo 22 prescribe la imputabilidad relativa de las personas mayores

de sesenta y cinco años que hayan cometido un hecho punible, equiparando a la imputabilidad relativa

que tiene una persona mayor de 18 y menor de 21 años. Se busca proteger la integridad física y
afectiva de los menores de edad y los ancianos, quienes son más susceptibles a cualquier daño de

su personalidad a consecuencia de sufrir un secuestro.

Por la finalidad que busca el agente con el secuestro.

1.- El agente busca obligar a un funcionario o servidor público a poner en libertad a un detenido.- La

agravante aparece cuando el agente secuestra a determinada persona y después solicita se deje en

libertad a una persona detenida. Ejm. Ocurre cuando A secuestra a B que tiene estrechos lazos
sentimentales con el comisario de una Comisaría, y luego conmina a éste, dejar en libertad a C, que

horas antes había sido detenido al ser sorprendido en flagrante delito.

2.- El agente busca obligar a una autoridad a conceder exigencias ilegales.- La agravante se evidencia
cuando el agente secuestra al sujeto pasivo y luego solicito a determinada autoridad le conceda

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exigencias ilegales, tales como el pago de honorarios no debidos o el pago de beneficios no ganados,

etc.

3.- El agente busca obligar al agraviado a incorporarse a una organización criminal.- La circunstancia

calificada aparece cuando el sujeto activo secuestra una persona para obligarlo a incorporarse en una

organización de personas dedicadas a la comisión de hechos delictivos. Ocurre por ejm., cuando el

agente secuestra a un electricista y le obliga bajo amenaza de muerte, se incorpore a su banda, pues

les hace necesario una persona que conozca sobre electricidad para perpetrar delitos contra el

patrimonio.

4.- El agente busca obligar a una tercera persona para que le preste ayuda económica o su concurso

bajo cualquier modalidad.- La circunstancia agravante se configura cuando el sujeto activo secuestra

al sujeto pasivo con la finalidad de presionar que un tercero le preste ayuda patrimonial o le preste

concurso de cualquier modalidad. Ocurre por ejm. cuando el agente secuestra a la víctima con la

finalidad de obligar a su padre, quien es un brillante cirujano, concurra a un escondite e intervenga

quirúrgicamente a un herido de bala.


5.- El agente busca obtener tejidos somáticos de la víctima, sin grave daño físico o mental.- esta se

perfecciona cuando el agente con la finalidad o intención final de obtener tejidos somáticos de su

víctima lo secuestra. Aquí el agente no secuestra a una persona para obligar que un tercero dé su

consentimiento para donar sus tejidos y trasplantarlos a otro, sino que de la misma víctima del

secuestro obtendrá los tejidos somáticos que requiere.

Por el resultado.

1.- Cuando el agraviado resulte con graves daños en el cuerpo o en la salud física o mental.- La

circunstancia agravante se configura cuando la víctima a consecuencia del secuestro que ha sufrido,

resulta con lesiones graves en su cuerpo o en su salud física o mental. Ocurre por ejemplo, cuando
el agraviado pierde uno de sus brazos al no haber sido atendido quirúrgicamente de la herida de bala

que sufrió al momento del secuestro.

2.- Cuando el agraviado muere durante el secuestro o a consecuencia de dicho acto.- La agravante
se presenta cuando el agraviado muere durante el acto mismo del secuestro o a consecuencia de

producido el secuestro, es decir, el que ocurra con posterioridad al recobrar la víctima su libertad

ambulatoria, siempre que el fallecimiento sea consecuencia de dicho acto. Ocurre por ejemplo,

cuando en el momento que se desarrollaba el secuestro de un empresario, este muere a

consecuencia de haber recibido un impacto de bala mortal durante la balacera que se produjo entre

los secuestradores y los miembros de su seguridad.


Bien Jurídico Protegido

El bien jurídico preponderante que se trata de proteger lo constituye la libertad personal entendida en

el sentido de libertad ambulatoria o de locomoción, es decir, la facultad o capacidad de las personas


de trasladarse libremente de un lugar a otro como a bien tengan de acuerdo a sus circunstancias

existenciales. En tal sentido, Javier Villa Stein (1998, p. 113), citando a los españoles Agustín Jorge
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Barreiro y José Prats Ganut (quienes comentan el Código Penal español), afirma que es intensiva la

doctrina que admite que el bien tutelado con el tipo penal del secuestro es la libertad ambulatoria, es

decir, la libertad de locomoción, entendida como la facultad de fijar libremente, por parte de la persona,

su situación espacial.

Sujeto Activo

Agente, sujeto activo o autor del delito de secuestro puede ser cualquier persona, el tipo penal no

exige alguna condición especial. Incluso puede ser cometido por un funcionario o servidor público en

ejercicio de sus funciones.

Sujeto Pasivo

Víctima, agraviado o sujeto pasivo del delito de secuestro puede ser cualquier persona, incluso un

recién nacido o un enfermo mental. Esta es la diferencia con el delito de coacción, en el sentido que

en aquel ilícito penal se requiere que el sujeto pasivo tenga conciencia de su libertad para poder

obligarle a realizar lo que la ley no manda o impedirle algo que la ley no prohíbe; mientras que en el

secuestro no se requiere tal conciencia, pudiendo ser sujeto pasivo del delito cualquier persona tenga
o no conciencia de la libertad. Finalmente, cabe anotar que la calidad o cualidad del sujeto pasivo, en

ciertos supuestos delictivos, sirve como agravante del delito de secuestro, tales como: funcionario o

servidor público, menor de edad, anciano, empresario, etc.

TIPICIDAD SUBJETIVA

De la propia redacción del tipo penal que recoge el supuesto básico del injusto penal denominado

secuestro y sus agravantes, fluye que se trata de un delito netamente doloso. El agente actúa con

conocimiento y voluntad de privar o restringir la libertad ambulatoria de su víctima, esto es, afectar la

libertad de la víctima.

Además, cuando concurre alguna de las circunstancias agravantes ya analizadas, el agente debe
conocer también las especiales circunstancias que califican su conducta. Por ejemplo, de concurrir la

agravante prevista en el inciso 2 del art. 152 del Código Penal, el agente deberá tener pleno

conocimiento que el agraviado no sufre alguna enfermedad mental; cuando concurra la circunstancia
calificante del inciso 4 del art. 152, el agente debe conocer que el agraviado es un empresario

sobresaliente; etc.

Grados de Desarrollo

Tentativa.- Existe tentativa cuando el autor inicia la ejecución del delito por hechos exteriores,

practicando todos o parte de los actos que objetivamente deberían de producir el resultado, y sin

embargo, éste no se produce por causas independientes a la voluntad del agente. En tal sentido, el
secuestro por tratarse de un delito de lesión y de resultado, es posible que se quede en realización

imperfecta, esto es, en el grado de tentativa. Ello ocurrirá por ejemplo cuando después de desarrollar

los actos tendientes a lograr el secuestro, los delincuentes no logran su objetivo por la tenaz
resistencia que opuso el agraviado y los efectivos de su seguridad personal. El agente debe haber

dado inicio con actos ejecutivos objetivos la comisión del delito de secuestro que decidió cometer.
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Antes que aparezcan objetivamente tales actos estaremos ante lo que se denomina actos

preparatorios de un delito de secuestro, los mismos que por regla general son atípicos e irrelevantes

penalmente salvo que por sí solos constituyan un delito independiente.

Consumación.- El delito en análisis dogmático alcanza su estado de perfeccionamiento o

consumación desde que el sujeto pasivo queda privado de su libertad ambulatoria; desde aquel

momento, comienza o se inicia el estado consumativo que sólo concluye cuando por voluntad del

agente o por causas extrañas a su voluntad se pone fin a la privación de libertad del sujeto pasivo de

la conducta ilícita.

Los tratadistas peruanos coinciden en este aspecto. Roy Freyre (1975, p. 269) indica que el delito

alcanza la etapa de la consumación en el momento en que el agraviado queda privado de su libertad

de movilizarse en el espacio; se trata de un delito permanente en el que la actividad delictiva continúa

proyectándose en el tiempo mientras dura el estado de secuestro.

Participación

Existe en todo sus modalidades


Penalidad

Del tipo penal fluye que al agente que comete el delito de secuestro dentro de los parámetros del tipo

básico será merecedor a pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de quince años.

En caso de presentarse alguna de las agravantes previstas en los diez incisos del art. 152, el agente

será merecedor a pena privativa de libertad no menor de veinte ni mayor de veinticinco años.

Finalmente, si a consecuencia del secuestro se causa una lesión grave, ya sea física o metal, en el

agraviado o éste muere durante o a consecuencia del secuestro, el agente será merecedor de cadena

perpetua.

OCTAVA SEMANA: Segunda Sesión: 04 de Noviembre de 2021.

3. TRÁFICO DE MENORES (Art. 153 C.P.)


El que retiene o traslada de un lugar a otro a un menor de edad, o a una persona incapaz de valerse

por sí misma, empleando violencia, amenaza, engaño u otro acto fraudulento, con la finalidad de

obtener ventaja económica o explotar social o económicamente a la víctima, será reprimido con pena

privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de diez años, e inhabilitación conforme al artículo

36, incisos 1, 2, 4 y 5.

Si el agente comete el hecho en agrupación o en calidad de afiliado a una banda, la pena será privativa
de libertad no menor de cinco ni mayor de doce años, e inhabilitación conforme al artículo 36, incisos

1, 2, 4 y 5

TIPICIDAD OBJETIVA

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De la lectura del tipo penal se concluye que el delito denominado “tráfico de menores o incapaces”

puede perfeccionarse o configurarse hasta por dos modalidades debidamente independientes una de

la otra. Así tenemos:

Se configura cuando el sujeto activo retiene, conserva, guarda, sujeta, recluye o secuestra en

determinado lugar a un menor de edad o a una persona incapaz de valerse por sí mismo, con la

finalidad de obtener una ventaja económica o explotarlo social o económicamente, haciendo uso para

ello de la violencia, amenaza, engaño u otro medio fraudulento.

También se perfecciona cuando el agente o sujeto activo traslada, transporta, lleva, muda, desplaza

o conduce de un lugar a otro distinto al menor de edad o a una persona incapaz de valerse por sí

misma, empleando violencia, amenaza, engaño u otro acto fraudulento, con la finalidad de obtener

ventaja económica o explotarlo social o económicamente. Supone necesariamente la abductio de loco

in locum, es decir, el traslado del sujeto pasivo de un lugar a otro. Si no hay traslado de un lugar a

otro, se perfeccionará el primer supuesto delictivo.

Los medios para conseguir su propósito el sujeto activo o agente pueden ser la violencia física sobre
la víctima, la amenaza, el engaño o cualquier acto fraudulento que induzca a error al agraviado. Se

entiende por violencia física la fuerza o energía física descargada sobre la víctima, de modo suficiente

como para vencer su resistencia.

Bien Jurídico Protegido

El bien jurídico tutelado por el tipo penal lo constituye la libertad personal ambulatoria del menor o de

la persona incapaz de valerse por sí misma. Es necesario aclarar que no se trata de proteger la

libertad en el sentido de no dejarlo moverse de un lugar a otro, sino en un sentido amplio de restringir

la libertad de la víctima no dejándole desenvolverse como a bien tenga o mejor les parezca a su

padres o representantes legales, en caso del incapaz.


Sujeto Activo

El agente o autor del comportamiento punible puede ser cualquier persona. El tipo penal no exige

alguna condición cualidad o calidad para cometer el delito de tráfico de menores o incapaces. Puede
ser una persona común y corriente; familiar o no del agraviado; tenga o no vínculos de amistad con

el agraviado o sus familiares. Se excluye a los funcionarios y servidores públicos en ejercicio, quienes

tienen reservado el artículo 153-A que después analizaremos.

Sujeto Pasivo

De acuerdo a las exigencias del tipo penal se trata de un delito especial desde la perspectiva del

sujeto pasivo, debido que para constituirse en víctima o agraviado se requiere tener una condición
debidamente especificada. Si el secuestrado no tiene las condiciones que exige el tipo penal, no se

configurará el delito, sino otro previsto también en la ley penal. En ese sentido, sólo será susceptible

de aparecer como agraviado del delito en comento un menor de 18 años de edad o una persona
incapaz de valerse por sí misma. La incapacidad puede ser por deficiencias físicas o psicológicas

TIPICIDAD SUBJETIVA
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De la redacción del tipo penal se evidencia que el injusto penal de tráfico de menores o incapaces es

una figura netamente dolosa. El agente actúa con conocimiento de que restringe la libertad

ambulatoria de un menor de edad o un incapaz de valerse por sÍ mismo, no obstante voluntariamente

decide y actúa.

Además del dolo, se exige la presencia de un elemento subjetivo de tendencia interna trascendente

concretado en la finalidad de obtener una ventaja patrimonial o de explotar social o económicamente

a la víctima.

Grados de Desarrollo

Tentativa.- Siendo un delito de resultado no hay inconveniente en que el desarrollo de la conducta

delictiva se quede en el grado de tentativa. Ello ocurrirá por ejemplo cuando el agente que viene

trasladando a un menor de edad de Huancayo a la ciudad de Lima, en la garita de control policial de

Corcona es detenido por no saber explicar las razones por las que conduce al menor.

Consumación.- El delito se perfecciona en el mismo momento que el sujeto pasivo queda a

disposición o bajo las órdenes del sujeto activo. Ello significa que para perfeccionarse el injusto penal,
no se requiere que el agente consiga sus propósitos o fines propuestos con el secuestro de la víctima.

Si por el contrario ello llega a suceder, estaremos ante un delito agotado.

Participación

Se dan todas las modalidades de participación

Penalidad

Al agente o sujeto activo del delito será merecedor a pena privativa de libertad que oscila entre no

menor de cuatro ni mayor de diez años. Unido a ello, la autoridad jurisdiccional le inhabilitará conforme

al artículo 36, inciso 1, esto es, se le privará de la función, cargo o comisión que ejercía el condenado,

aunque provenga de elección popular; inciso 2, esto es, se le incapacitará para obtener mandato,
cargo, empleo o comisión de carácter público; inciso 4, es decir, se le incapacitará para ejercer por

cuenta propia o por intermedio de tercero profesión, comercio, arte o industria; y finalmente el inciso

5, esto es, se le incapacitará para el ejercicio de la patria potestad, tutela o curatela, respectivamente.
Resulta obvio que la inhabilitación a imponer por el juzgador dependerá de la condición o calidad del

sentenciado. Por ejm. sólo al que era funcionario o servidor público al momento de la comisión de los

hechos, se le impondrá la inhabilitación prevista en el inciso 1 del artículo 36 del Código Penal.

De concurrir alguna de las agravantes antes analizadas, el autor será merecedor a una pena privativa

de libertad no menor de cinco ni mayor de doce años, e inhabilitación conforme al artículo 36, incisos

1, 2, 4 y 5

TRÁFICO DE MENORES O INCAPACES AGRAVADO POR LA CALIDAD DEL AGENTE. (Artículo

153 – A)
El funcionario o servidor público y los directivos de las entidades privadas, vinculadas especial o

genéricamente con menores o personas incapaces que, abusando de su cargo, los retiene o traslada
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arbitrariamente de un lugar a otro, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de cinco ni

mayor de doce años e inhabilitación conforme al artículo 36, incisos 1, 2, 4 y 5.

Si comete el hecho con la finalidad de obtener una ventaja económica o explotar social o

económicamente a la víctima, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor

de veinte años, e inhabilitación conforme al artículo 36 inciso 1, 2, 4 y 5

TIPICIDAD OBJETIVA

Según la redacción del tipo penal, el delito de tráfico de menores o incapaces de valerse por sí mismo

agravado por la calidad del autor o sujeto activo, se configura hasta por dos modalidades: Primero,

cuando el autor (que puede ser funcionario, servidor público o directivo de entidades privadas

vinculadas con menores o personas incapaces), abusando de su cargo, retiene, mantiene o secuestra

en determinado lugar al agraviado; y segundo, cuando aquel traslada, conduce o transporta

arbitrariamente al agraviado de un lugar a otro diferente.

Como se observa, para perfeccionarse el delito no se requiere ni exige que el agente busque alguna

finalidad, basta constatar que ha actuado abusando de su cargo en la retención del agraviado en
determinado lugar, o en el traslado arbitrario de la víctima de un lugar a otro no querido.

Resulta importante dejar establecido que el agente debe actuar dentro del ejercicio normal de sus

funciones; en tal ejercicio abusa de su cargo y comete excesos en perjuicio del agraviado. En otros

términos, el agente hace mal uso o un uso indebido del cargo que tiene. Por ejemplo aparecerá el

delito cuando el director de un colegio, pretextando castigo disciplinario, retiene a tres alumnos y los

hace quedar en los ambientes del colegio desde las seis de la tarde (hora de salida normal) hasta las

once de la noche. También se evidenciará el delito en análisis cuando el director de un colegio

particular, con el pretexto del viaje de promoción, sin obtener el respectivo permiso de los padres,

traslada a los alumnos de una promoción de la ciudad de Lima a la ciudad Imperial del Cuzco. Sin
duda, en los casos hipotéticos citados el agente ésta actuando en el ejercicio mismo de sus funciones,

no obstante, por el abuso de su cargo comete excesos que configuran hecho delictivo.

Referente a este aspecto, Bramont-Arias- García (1997, p. 195), sostienen que para configurarse el
tipo, es presupuesto típico que el agente actúe en el marco de las funciones que le corresponden por

razón de su cargo. Cometerá el ilícito penal cuando se exceda de manera arbitraria en el ejercicio de

su función, ya que si falta el abuso, la retención o el traslado del sujeto pasivo serán hechos atípicos.

Finalmente, de acuerdo al segundo párrafo del tipo penal 153-A, la conducta se agrava para efectos

de la imposición de una pena más severa, cuando el agente retiene o traslada arbitrariamente al

agraviado movido por una finalidad de obtener ventaja económica o explotarlo social o
económicamente. Respecto de estas circunstancias se reproduce todo lo referido en el análisis del

tipo penal precedente, con el agregado que para estar ante la agravante no se requiera que el agente

logre su finalidad propuesta, será suficiente que haya actuado movido por tal intención.
Bien Jurídico Protegido

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Como todas las conductas delictivas de este rubro, el bien jurídico que se pretende tutelar, lo

constituye la libertad personal ambulatoria de los menores de edad y de las personas incapaces de

valerse por sí mismos.

Sujeto Activo

El tipo penal especifica que sólo pueden ser sujetos activos o autores del delito en comento las

personas que ostentan los cargos de: funcionarios públicos, servidores públicos o directivos de una

entidad privada, vinculada especial o genéricamente con menores o incapaces de valerse por sí

mismos. Nadie más puede ser sujeto activo del delito en sede. Es obvio que para saber cuando

estamos frente a un funcionario o servidor público para efectos de la aplicación del tipo penal, se

recurrirá al artículo 425 del Código Penal. Se excluye a los funcionarios o servidores públicos o

Directivos que no estén ejerciendo sus funciones.

Sujeto Pasivo

También, el tipo penal indica de manera excluyente que sólo podrán ser sujetos pasivos o víctimas

del delito en comentario, los menores de dieciocho años de edad y las personas incapaces de valerse
por sí mismos. Sin lugar a dudas, la incapacidad podrá ser tanto física como mental.

TIPICIDAD SUBJETIVA

De la estructura del tipo penal en análisis, se desprende que se trata de una conducta netamente

dolosa, no cabe la comisión por imprudencia. En efecto, el agente debe actuar con conocimiento y

voluntad de retener en un lugar, o trasladar a la víctima de un lugar a otro, abusando del cargo que

ostenta. Al tratarse de la figura agravada, se exige necesariamente la presencia de otro elemento

subjetivo del tipo, como viene a ser el móvil o finalidad que motiva la actuación del sujeto activo. Si

se llega a evidenciar que el agente realizó una conducta imprudente, la conducta será atípica al no

haber previsto tal modalidad como punible nuestro legislador en el catálogo penal.

Grados de Desarrollo

Tentativa.- Que, al tratarse de una figura delictiva de resultado, es factible que el desarrollo de la
conducta se quede en el grado de tentativa.

Consumación.- El hecho punible de tráfico de menores o incapaces agravado por la calidad del autor,

se perfecciona en el mismo momento que el sujeto activo retiene en determinado lugar al agraviado,

o en su caso, lo conduce arbitrariamente de un lugar a otro distinto. Desde el momento que el

agraviado queda subordinado al agente se consuma el delito. Como volvemos a insistir, en el caso

de la figura agravada, no se requiere que el agente consiga la finalidad propuesta, se consumará el


ilícito penal con la simple constatación que aquel actúo con la finalidad de obtener lucro.

Participación

Se dan todas las modalidades de participación


Penalidad

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Se conmina la conducta con una pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de doce años

e inhabilitación conforme al artículo 36, incisos 1, 2, 4 y 5 del Código Penal.

En el caso de la agravante, se establece que el agente será merecedor a una pena privativa de libertad

que oscila entre no menor de diez ni mayor de veinte años e inhabilitación conforme al artículo 36,

incisos 1, 2, 4 y 5 del Código sustantivo

VIOLACIÓN DE LA INTIMIDAD

La doctrina y la jurisprudencia no ha sido pacífica cuando se ha tratado de perfilar una definición del

derecho a la intimidad, debido que se trata de una noción jurídica impregnada de la idiosincrasia, de

los valores culturales que derivan, muchos de ellos, de la estructura económico-social de una

comunidad. No ha sido factible para el sistema del Common Law norteamericano, ni para nuestro

sistema, perteneciente a la familia romano-germánico, por tener un contenido muy amplio, siendo

prácticamente imposible encerrar todas sus posibilidades en una definición, con mayor razón si

queremos darle un alcance universal (Morales Godo, Derecho a la intimidad, 2002, p. 52).

LA INTIMIDAD COMO DERECHO -ORIGEN Y EVOLUCIÓN


La acentuación del Estado de Derecho trajo como consecuencia el surgimiento de bases sólidas para

respetar un ámbito de independencia de la persona. De allí surge el derecho a la intimidad como pilar

fundamental del derecho a la libertad para hacer frente a las primeras formas de intromisión por parte

de terceros, en la esfera íntima de la persona. El derecho a la intimidad, se comenzó a configurar

recién a fines del siglo diecinueve, y es que si bien, anteriormente, ha existido la protección a ciertos

ámbitos propios de la intimidad como es el domicilio, lo cierto es que la autonomía la adquiere desde

fines del siglo pasado, cuando el adelanto de la ciencia y la tecnología ponen en evidencia la facilidad

con que se puede penetrar en el ámbito de la vida privada de las personas; cuando los medios de

comunicación masiva adquieren papel preponderante en las sociedad y pueden poner al descubierto
hechos que las personas no desean que se divulgue; cuando las técnicas de espionaje son cada vez

más sofisticados.

DERECHO PENAL E INTIMIDAD


La protección penal del derecho a la intimidad, se justifica hasta por dos circunstancias concretas:

Primero, porque se pretende evitar intromisiones de terceros en ciertos hechos y conductas que de

ser conocidas y reveladas alteran la tranquilidad de la persona agraviada, en razón de encontrarse

trabados con lo más recóndito de su ser, y segundo, porque los ataques contra la intimidad de una

persona son altamente perjudiciales e intolerables para el que las sufre y a veces par la sociedad

misma. La razón de aquella protección radica en la libertad del hombre, que se vería seriamente
afectada por la invasión de su intimidad, violentando su propia conducta. Es natural la postura de

ocultamiento de nuestras propias debilidades y de aquellos aspectos de nuestra personalidad que

consideramos desagradables o que, en todo caso, queremos mantener bajo nuestro exclusivo
dominio. Al perder el control sobre estos datos íntimos se produciría ineludiblemente un cambio en

nuestra actitud por la coacción de hechos revelados, atentando contra nuestra libertad.
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En suma, el derecho a la intimidad es un bien estrechamente relacionado con la propia dignidad

humana. Esto significa que es inherente a tal condición y requisito sine quo nom para la plena

realización del individuo.

Sin embargo, pese a lo indicado, lo cierto es que no se trata de una protección global ni absoluta del

derecho a la intimidad, pues es frecuente que se encuentre en tensión con otros derechos

fundamentales y libertades públicas, como las libertades de expresión y de información. La

inabarcabilidad de las múltiples facetas que presenta la intimidad en el acontecer de la vida y de las

relaciones humanas, junto con el carácter fragmentario del Derecho Penal (el cual, probable y

precisamente en relación con estos delitos, requiere una observancia mucho más escrupulosa),

refuerza la necesidad de que la protección de este bien jurídico haya de ser también fragmentaria.

Esto significa que sólo deben ser objeto de protección penal algunas facetas o manifestaciones de la

intimidad, las más relevantes para las personas, e, indudablemente, frente a las agresiones más

intolerables contra ellas (Romeo Casabona, La intimidad y los datos de carácter personal…, ob. cit.,

p. 84)
EL DERECHO A LA INTIMIDAD EN NUESTRO SISTEMA JURÍDICO

Teniendo en cuenta que el panorama que se presentaba era peligroso para la persona, hubo

necesidad de otorgar protección jurídica al ámbito de la intimidad, con el convencimiento que es el

rincón de la creatividad, de las ideas propias, de las opiniones personales, en otras palabras, es el

trampolín básico e indispensable para el ejercicio de los demás derechos, resultando ser la expresión

máxima del derecho a la libertad y la posibilidad de un desarrollo armonioso de la persona en la

colectividad (Morales Godo; apuntes sobre el derecho a la intimidad, p. 37). Y además siguiendo

posiciones doctrinarias mayoritarias, el Perú comienza a reconocer y proteger la intimidad como tal,

recién con la Constitución de 1979 en el inciso 5 del artículo 2. Es decir, mientras que en Estado
Unidos marca el inicio de la autonomía del derecho a la intimidad en 1890, en el Perú, las normas

relativas a este derecho recién se inician con la Constitución de 1979.

En tal sentido, el legislador del Código penal de 1991, siguiendo las tendencias modernas del derecho
punitivo, no le quedó otra alternativa que incorporar el derecho a la intimidad como un bien jurídico

penal, es decir, como un interés factible de ser protegido penalmente, pues su vulneración o puesta

en peligro lesiona gravemente las relaciones interpersonales en sociedad. Así, ahora aparece en

nuestro Código sustantivo, varias conductas delictivas en las cuales la intimidad es el bien jurídico

protegido. Este acontecimiento aparece como toda una innovación en nuestro Derecho penal. En

efecto, en nuestro Código penal encontramos el Título IV con el rótulo de ‘delitos contra la libertad’ y
en este rubro, el capítulo II con el nomen iuris de ‘violación de la intimidad’, donde aparecen diversas

conductas delictivas, como son: Vulnerar la intimidad de la vida personal o familiar del agraviado, ya

se observando, escuchando o registrando un hecho, palabra, escrito o imagen, valiéndose de


instrumentos, procesos técnicos u otros medios parecidos; apareciendo como circunstancia

agravante el hecho de revelar lo conocido indebidamente y tener el sujeto activo la calidad de


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funcionario o servidor público. Otro hecho punible lo constituye el revelar aspectos de la intimidad

personal o familiar del agraviado, que conociera el sujeto activo con motivo del trabajo que prestó a

su víctima o a la persona a quien éste le confió, y finalmente, se ha tipificado como hecho punible

cuando el agente, indebidamente, organiza, proporciona o emplea cualquier archivo que tengan datos

referentes a las convicciones políticas o religiosas y otros aspectos de la vida íntima de una o más

personas; apareciendo como agravante la calidad del sujeto activo de funcionario o servidor público,

siempre que haya actuado dolosamente en el ejercicio del cargo que desempeña. Bramont-Arias

Torres, sostiene que el criterio principal que ha llevado a regular estas conductas en el Código Penal

es el avance tecnológico alcanzado en nuestra sociedad, el que hace posible que se realicen

conductas dirigidas a afectar la intimidad o a controlar a las personas (La protección de la intimidad

en el derecho penal, en Gaceta Jurídica, Tomo 75-B, Febrero, 2000, p. 75)

En tal contexto, el legislador con la tipificación de las conductas citadas que afectan la intimidad,

pretende impedir en general la realización de dos situaciones vinculadas entre sí en la tutela de la

intimidad de las personas tanto privada o familiar. Esto es, se pretende impedir la simple intrusión en
la esfera privada como la divulgación de cualquier acto a ella atinente. Se busca evitar que, por

razones que no responden a un interés social, se mantenga a la persona en constante inquietud o

zozobra con la realización de actos motivados únicamente por la injustificada e intrascendente

curiosidad de terceros. Y con el mismo propósito, se pretende impedir el despliegue de diversas

conductas por parte de terceros que supongan indagar, escudriñar, husmear y entrometerse en la

intimidad de la vida privada o represente invasión, hurgamiento o búsqueda indebida en bienes o

propiedades de la persona, sin que medie un público interés o en todo caso, el consentimiento del

afectado. En otro aspecto, para efectos del análisis coherente de los tipos penales del Código de

1991, debe tenerse en cuenta que el derecho a la intimidad tiene como únicos límites el
consentimiento de la propia persona y la existencia de un interés social prevaleciente. Esto es, la

vulneración de la intimidad sólo puede justificarse por el asentimiento voluntario de la persona o en

todo caso, la existencia de un interés social razonable. Finalmente, en la Constitución de 1993,


encontramos el inciso 7 del artículo 2 por el cual, el legislador equipara en el mismo nivel constitucional

el derecho a la intimidad con los derechos al honor, a la buena reputación, a la voz y el derecho a la

imagen propia. En efecto, aquel numeral prescribe que toda persona tiene derecho: “Al honor y a la

buena reputación, a la intimidad personal y familiar así como a la voz y a la imagen propias”. Toda

persona afectada por afirmaciones inexactas o agraviada en cualquier medio de comunicación social,

tiene derecho a que éste se rectifique en forma gratuita, inmediata y proporcional, sin perjuicio de las
responsabilidades de ley.”

Interpretando esta disposición constitucional se concluye que ella garantiza a todas las personas el

derecho a poseer intimidad, a tener vida privada, disponiendo de un poder de control sobre la
publicidad de la información relativa a la persona y a su familia, con independencia del contenido de

aquello que se desea mantener fuera del conocimiento público. La Constitución garantiza el derecho
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al secreto, a ser desconocido, a que los demás no sepan qué somos o lo que hacemos, vedando que

terceros, sean particulares o autoridades, decidan cuáles son los lindes de nuestra vida privada,

pudiendo cada persona reservarse un espacio resguardado de la curiosidad ajena, sea cual sea el

contenido de ese espacio. De allí se deduce también que el derecho a la intimidad garantiza al

individuo un poder jurídico sobre la información relativa a su persona o a la de su familia, pudiendo

imponer a terceros su voluntad de no dar a conocer dicha información o prohibiendo su difusión no

consentida lo que ha de encontrar sus límites, como es obvio, en los restantes derechos

fundamentales y bienes jurídicos constitucionalmente protegidos.

Así mismo, del precepto constitucional y para efectos del presente trabajo, resulta importante advertir

que si una persona es afectada en su intimidad ya sea personal o familiar por afirmaciones inexactas

o haciendo uso de un medio de comunicación social, tiene derecho a que aquel se rectifique en forma

gratuita, inmediata y proporcional; sin embargo, ello de ningún modo elimina o cancela el hecho

punible que puede haberse consumado. En otras palabras, así se rectifique la información que afecta

la intimidad, ello no elimina la comisión del delito perfeccionado, quedando el agraviado en la facultad
de recurrir a la autoridad jurisdiccional para accionar penalmente.

4. CAPTACIÓN INDEBIDA DE INFORMACIONES GRABACIONES O IMÁGENES. (Art. 154

C.P.)

El que viola la intimidad de la vida personal o familiar ya sea observando, escuchando o registrando

un hecho, palabra, escrito o imagen, valiéndose de instrumentos, procesos técnicos y otros medios,

será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años.

La pena será no menor de un año ni mayor de tres y de treinta a ciento veinte días-multa, cuando el

agente revela la intimidad conocida de la manera antes prevista.

TIPICIDAD OBJETIVA
La figura delictiva de violación de la intimidad, recogida o descrita en el tipo penal 154 del Código

sustantivo, se configura cuando el sujeto activo o autor pone en peligro, vulnera o lesiona la intimidad,

o mejor, “aspectos o datos sensibles” que conforman la intimidad personal o familiar del sujeto pasivo,
mediante la observación, escuchando o registrando un hecho, palabra, escrito o imagen, haciendo

uso para ello, de instrumentos, procesos técnicos u otros medios. Como se observa, el tipo penal

hace uso de los verbos observar, escuchar y registrar, circunstancia que nos convence que el tipo

penal recoge tres supuestos delictivos que perfectamente pueden aparecer en la realidad concreta

por separado o en forma conjunta:

1.- La primera modalidad, del delito de violación a la intimidad se configura cuando el agente lesiona
la intimidad personal o familiar del sujeto pasivo, observando conductas intimas que desarrolla aquel

en su esfera privada, haciendo uso para ello de instrumentos, procesos técnicos u otros medios.

Ocurre por ejemplo, cuando el agente haciendo uso de una larga vista, todas las mañanas observa a
su vecina haciendo aeróbicos en ropa íntima, quien no tiene la menor idea que viene siendo

observada. No le falta razón a Javier Villa Stein (1988, p. 129) cuando certeramente, respecto de este
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punto, sostiene que la observación además de dirigida, será la que corresponde al propósito del

agente de enterarse de lo que ocurre, es decir, atenta, concentrada y hasta sostenida, pues una

observación casual o de pasada, no puede darse por subsumida en el tipo penal. En otros términos,

se trata de una observación intencional y no la circunstancial.

2.- La segunda modalidad del delito de violación de la intimidad, se configura o aparece cuando el

agente lesiona la intimidad personal o familiar de su víctima, escuchando conversaciones de carácter

o interés privado o familiar, utilizando instrumentos, procesos técnicos u otros medios. Ocurre por

ejemplo cuando el agente haciendo uso de un micrófono miniaturizado que previamente ha colocado

en el comedor de sus vecinos, todos los días escucha las conversaciones familiares que aquellos

realizan al momento de ingerir sus alimentos.

3.- Y finalmente, una tercera modalidad de la conducta de violación de la intimidad, se evidencia

cuando el agente lesiona la intimidad personal o familiar del agraviado registrando, anotando,

grabando o graficando mediante instrumentos, procesos técnicos u otros medios, un hecho, palabra,

escrito, imagen o datos sensibles que pertenecen a la esfera o ámbito privado de aquel. Se evidencia
por ejemplo cuando el sujeto activo, haciendo uso de un mini radio cassett, que previamente coloca

en el dormitorio de los agraviados, graba la conversación íntima que tiene la pareja en el lecho

matrimonial.

El legislador, al referirse a los medios con los cuales el sujeto activo puede desarrollar sus conductas

reprochables, generalizando, indica que puede ser mediante “instrumentos, procesos técnicos u otros

medios”. Tales términos sin duda, sirven para subsumir todo tipo de mecanismos o medios que el

avance de la cibernética ha creado o vaya creando capaz de poner en peligro o lesionar la intimidad

personal o familiar de las personas. Estos pueden ser por ejemplo las conexiones telefónicas

secretas, interferencias telefónicas, micrófonos miniaturizados, lentes telescópicos, cámaras de


infrarrojos, aparatos que notan las vibraciones de los cristales de las ventanas para oír

conversaciones privadas, circuitos cerrados de televisión y ordenadores, fotografía, etc.

Otro aspecto a tomar en cuenta en los delitos contra la intimidad, es el referente a que las conductas
expuestas deben ser realizadas sin el consentimiento libre del afectado, esto es, a efectos de la

configuración de los supuestos delictivos, el agraviado no debe haber prestado su consentimiento ni

saber que el agente viene observando, escuchando o registrando hechos o conductas pertenecientes

a su esfera o ámbito de su vida privada. Por el contrario, si se verifica que el sujeto pasivo prestó su

consentimiento libremente con la finalidad que el agente le observe, escuche o registre aspectos o

datos de su vida íntima, por aplicación del art. 14 del Código Civil, la conducta será atípica y por lo
tanto irrelevante penalmente. El consentimiento como causa de atipicidad ha sido confirmada por el

legislador del Código Penal cuando en el artículo 158 prevé que estos delitos son perseguibles por

acción privada, esto significa que si el agraviado presta su consentimiento o en todo caso, después
de la realización de la conducta ilícita presta su consentimiento, la conducta será impune al no

presentar denuncia. La autorización o consentimiento del sujeto pasivo debe ser expresa y clara, no
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cabe alegar autorización tácita. La renuncia a un derecho fundamental como lo es la intimidad no se

presume, aquella debe ser concreta, clara y expresa.

Agravantes del delito de Violación de la Intimidad

Los párrafos segundo y tercero del tipo penal en análisis, recogen dos circunstancias que agravan el

delito de violación de la intimidad. Las agravantes aparecen cuando el agente, revela o hace público

los hechos o conductas observadas, escuchadas o registradas haciendo uso de instrumentos o

procesos técnicos. En efecto, tenemos:

A.- Cuando el agente revele la intimidad.- El segundo párrafo del tipo penal en hermenéutica jurídica

recoge la circunstancia agravante que se configura cuando el agente revela, manifiesta, expone,

declara o comunica a otra persona los hechos o conductas de la vida íntima del sujeto pasivo que ha

conocido en forma ilegal haciendo uso de instrumentos o procesos técnicos. La agravante se justifica

plenamente por el mayor daño que se ocasiona al titular de la intimidad personal o familiar.

B.- Cuando el agente utilice los medios de comunicación social para revelar la intimidad.- El tercer
párrafo del tipo penal 154 del Código sustantivo recoge la circunstancia agravante que se configura

cuando el agente pública o mejor, hace de conocimiento público, los hechos o conductas de la vida

íntima de la víctima sin contar con su consentimiento, haciendo uso para ello de los medios de

comunicación social masiva. Ocurre por ejemplo, cuando el sujeto activo hace conocer aspectos

íntimos del agraviado por medio de la radio, la televisión, los periódicos, etc. El uso de los medios de

comunicación masiva, hace más reprochable la conducta del agente, pues la intimidad de la víctima

se verá más afectada cuando mayor sea el número de personas que la conocen.

Finalmente, respecto de las circunstancias agravantes, debe quedar establecido que según la

redacción del segundo y tercer párrafo del tipo penal 154, el agente debe revelar o publicar la intimidad
conocida de la manera prevista en el tipo básico, es decir, en forma ilícita. En consecuencia, no se

comete hecho punible cuando después de observar, escuchar o registrar conductas o hechos

referentes a la intimidad personal o familiar de una persona, contando para ello con su consentimiento,
se revela a un tercero o se hace público haciendo uso de los medios de comunicación masiva sin

tener el consentimiento de aquel para su publicación.

Bien Jurídico Protegido

El bien jurídico tutelado lo constituye el derecho a la intimidad personal entendida en dos aspectos

perfectamente diferenciables: la intimidad personal interna que lo constituye el espacio espiritual

únicamente asequible al titular y la intimidad personal externa que lo constituye el espacio espiritual
asequible a quienes aquel titular desee (la que afecta a familiares y amigos) para desarrollar su

formación y personalidad como ser humano. En concreto, con la tipificación del delito de violación de

la intimidad, el Estado pretende o busca proteger el derecho a la intimidad de las personas, es decir,
el Estado busca cautelar la facultad que le asiste a toda persona de tener un espacio de su existencia

para el recogimiento, la soledad, la quietud, evitando las interferencias de terceras personas, así como
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la divulgación de hechos reservados para sí, permitiendo un desarrollo libre y autónomo de su

personalidad.

También se pretende proteger la intimidad familiar, entendida como la facultad que le asiste a toda

unidad familiar de tener una esfera de intimidad para su normal desenvolvimiento sin la interferencia

de personas ajenas al grupo familiar. Lo constituye el espacio que un grupo de personas que

conforman una familia han decidido reservar para ellos, cuyas manifestaciones identifican al grupo.

Se conoce comúnmente como la vida privada de la familia.

Sujeto Activo

Agente, sujeto activo o autor de las conductas descritas puede ser cualquier persona, el tipo penal no

exige que éste goce de alguna condición o cualidad especial. Es obvio que cuando afirmamos que

puede ser cualquier persona nos referimos a todas aquellas personas susceptibles de ser atribuidas

conductas delictivas, o mejor, aquellas que tienen capacidad para asumir responsabilidad penal. Cabe

mencionar que incluso pueden ser sujetos activos los funcionarios o servidores públicos, con la única

diferencia que como veremos más adelante, su conducta aparece tipificada en el tipo penal 155 del
C.P. como agravante de las conductas.

Sujeto Pasivo

Víctima, agraviado o sujeto pasivo de las conductas tipificadas en el tipo penal 154 del C.P. también

puede ser cualquier persona individual o un grupo de personas que conforman una familia. Aun

cuando es obvio, resulta pertinente dejar expresado que muy bien puede constituirse en sujeto pasivo

o víctima del delito contra la intimidad un personaje público el mismo, que como es lógico, tiene un

margen de intimidad más reducido que cualquier ciudadano común y corriente que desarrolla su vida

al margen de la publicidad y de las actividades públicas. “Sin embargo, ningún personaje público

pierde totalmente su derecho a la intimidad, salvo que haga una renuncia expresa a determinados
acontecimientos que voluntariamente, los pone a conocimiento del público o admite la intromisión”

(Morales Godo, Los personajes públicos y el derecho a la intimidad, p. 44). Por otro lado, resulta

necesario afirmar que una persona jurídica no es susceptible de convertirse en sujeto pasivo del delito
de violación de la intimidad, ello por exclusión expresa del tipo penal en exégesis que habla de

“intimidad personal o familiar” refiriéndose sólo a una persona natural.

TIPICIDAD SUBJETIVA

De la estructura del tipo penal se evidencia con claridad meridiana que se trata de un delito de

comisión dolosa. Ello significa que el agente debe conocer perfectamente que observa, escucha o

registra hechos o conductas íntimas del agraviado sin su consentimiento, sin embargo,
voluntariamente decide actuar en perjuicio evidente de la víctima. Saber si el agente conocía que

actuaba ilícitamente o en forma indebida corresponderá al elemento culpabilidad. Esto es, determinar

si el agente conocía la ilicitud o antijuricidad de su conducta típica y antijurídica. Corresponde a la


etapa de la culpabilidad. De acuerdo a ello, no es posible que las conductas analizadas se materialicen

en la realidad concreta por actos culposos. Tampoco aparece alguna modalidad del hecho punible de
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violación de la intimidad cuando determinada persona por una casualidad o en forma circunstancial

no preparada, observa escenas íntimas del agraviado.

Considero que es posible se presente un error de tipo cuando el agente obre en la creencia que el

sujeto pasivo a prestado su consentimiento para observarle, escucharle o registrarle aspectos de su

intimidad.

Grados de Desarrollo

Tentativa.- De la estructura del tipo penal se concluye que se trata de un delito de resultado y por lo

tanto, es factible que el desarrollo de las conductas ilícitas se quede en grado de tentativa. En efecto,

estaremos frente a un tipo de realización imperfecta cuando el agente realice los actos necesarios

para violar la intimidad del sujeto pasivo, pero no llega a lograr su objetivo. Ocurrirá por ejemplo,

cuando el agente ha colocado micrófonos miniaturizados en el dormitorio de la víctima con la finalidad

de escuchar conversaciones íntimas, sin embargo, casualmente, la víctima llega a descubrir los

aparatos evitando de ese modo que el agente logre su objetivo. No le falta razón a Villa Stein (1988,

p. 130), cuando sostiene que si el agente sin penetrar físicamente el ámbito territorial íntimo, prepara
dispositivos de observación a distancia, con el propósito, pero sin iniciar la conducta del tipo, por estar

ausente la víctima, se estaría ante actos preparatorios no punibles.

Consumación.- Las conductas tipificadas en el tipo penal en exégesis se perfeccionan en el momento

que el agente observa, escucha o registra hechos o conductas que pertenecen al ámbito íntimo de la

víctima. No interesa la extensión o duración de la observación, escucha o registro de aspectos íntimos

del agraviado. Basta que el agente haya empezado a materializar las conductas prohibidas para estar

ante un delito consumado. Para efectos de la consumación del delito es irrelevante por ejemplo, que

el agente haya grabado o filmado una conversación íntima de una familia por espacio de dos minutos
o por dos horas.

De la redacción del tipo penal, se evidencia también que para efectos de la consumación no es

necesario que el agente revele o haga público las conductas o hechos de carácter íntimo conocidos
ilegalmente; es suficiente que se viole la intimidad familiar o personal del afectado. Si llega revelarse

o publicarse los aspectos íntimos conocidos en forma ilícita, a lo más se configurará una circunstancia

agravante, la misma que motiva mayor pena a imponer al agente. En suma, se trata de un delito de

mera actividad, es decir, no se requiere que el autor persiga o consiga alguna finalidad; tampoco se

requiere que la víctima pruebe que su intimidad ha sido seriamente afectada para configurarse el

delito. Para ello sólo es suficiente que el agente realice alguno de los actos previstos en el tipo penal,
ya sea observar, escuchar o registrar.

Penalidad

El tipo penal debidamente dispone que al tratarse de una de las conductas tipificadas en el tipo básico
del art. 154, la pena a imponerse al agente será no menor de dos días ni mayor de dos años.

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En caso de la agravante tipificada en el segundo párrafo del tipo penal citado, se impondrá al autor

pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de tres años, unido a ello, de treinta a ciento

veinte días-multa. Finalmente, en caso de la agravante prevista en el tercer párrafo del tipo penal en

análisis, se impondrá pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cuatro años, unido a

ello, de sesenta a ciento ochenta días-multa

5. AGENTE FUNCIONARIO O SERVIDOR PÚBLICO (Art. 155 C.P.)

Si el agente es funcionario o servidor público y, en ejercicio del cargo, comete el hecho previsto en el

artículo 154, la pena será no menor de tres ni mayor de seis años e inhabilitación conforme al artículo

36 incisos 1, 2 y 4.

Análisis

De la estructura del tipo penal, se evidencia que constituye una circunstancia agravante de las

conductas tipificadas en el tipo penal 154. Las conductas delictivas ya analizadas se agravan por la

calidad del agente. En efecto, las conductas de observar, escuchar o registrar hechos o conductas,

en forma ilegal, de carácter íntimo personal o familiar se agravaran cuando el agente tiene la calidad
de funcionario o servidor público. De ese modo, para saber qué personas se constituyen en

funcionarios o servidores públicos para la Ley penal no queda otra alternativa que recurrir al artículo

425 del Código Penal. En efecto, allí se expresa que se consideran funcionarios o servidores públicos

los que están comprendidos en la carrera administrativa; los que desempeñan cargos políticos o de

confianza, incluso si emanan de elección popular; todo aquel que independientemente del régimen

laboral en que se encuentre, mantiene vínculo laboral o contractual de cualquier naturaleza con

entidades u organismos del estado y que en virtud de ello ejerce funciones en dichas entidades u

organismos; los miembros de las fuerzas armadas y la Policía Nacional y los demás, indicados por la

Constitución Política del Estado.


No obstante, la conducta no se agrava por el simple hecho de constatar que el sujeto activo es un

funcionario o servidor público, sino que, la conducta punible debe ser realizada en el ejercicio del

cargo que ostenta aquél. Esto significa que el agente debe actuar cuando se encuentra laborando o
cumpliendo sus funciones normales correspondientes a su cargo. Caso contrario, si el funcionario o

servidor público comete los hechos punibles previstos en el tipo penal 154, fuera del ejercicio normal

del cargo que ostenta, no se configura la agravante. En consecuencia, para subsumir un hecho a la

figura agravada prevista en el tipo penal 155 será necesario verificar dos circunstancias importantes:

primero, que el agente sea funcionario o servidor público y segundo, que el agente realice el ilícito

penal en el ejercicio de su cargo. Las dos circunstancias deben ser concurrentes, a falta de una de
ellas la agravante no aparece. Por ejemplo, no se configurará la agravante cuando un servidor público

aprovechando su mes de vacaciones, en forma ilegal, se dedica a filmar la vida íntima de sus vecinos.

Finalmente, para la configuración de la agravante es irrelevante verificar si el agente ha revelado o


publicado, haciendo uso de los medios de comunicación masiva, la vida íntima que ha conocido

ilegalmente. Basta constatar que el agente en forma ilegal ha observado visualmente, escuchado o
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registrado de cualquier manera un hecho, actividad, imagen, palabras o escritos que tienen que ver

con la intimidad personal o familiar del agraviado, para configurarse el delito agravado.

Penalidad

Al tratarse de una conducta agravada por la calidad del agente, la pena que se impondrá al agente

después de un debido proceso, será privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años e

inhabilitación conforme al artículo 36, incisos 1, 2 y 4, según sea el caso

VIOLACIÓN DE LA LIBERTAD SEXUAL

NOVENA SEMANA: Primera Sesión: 09 de Noviembre de 2021.

FUNDAMENTOS DEL ORIGEN DE LA LIBERTAD SEXUAL COMO BIEN JURIDICO EN LOS

DELITOS SEXUALES

Largo ha sido el tiempo en que la religión, la moral, las costumbres y las convenciones tuvieron un

importante poder regulador de las conductas humanas en la sociedad y en cierto modo, podían por
sí solas mantener unida a una sociedad. Sin embargo, aquellos factores culturales, con el transcurso

del tiempo y conforme al avance del conocimiento científico, han perdido fuerza social. Ello debido al

pluralismo y fragmentación de las modernas concepciones sobre los valores que el individuo ha

llegado a concebir; resultando como consecuencia, que todas las funciones de estos factores las ha

asumido el derecho, pues actualmente es el único en prescribir de modo vinculante lo que el individuo

tiene que hacer o dejar de hacer (Roxin, Claus; 1981, p. 122).

En esta época en que las variadas corrientes del pensamiento, por peculiaridades específicas, han

tomado el nombre de postmodernidad en contraposición a la modernidad, la convivencia social tiene

como elemento básico a la libertad individual, elemento que se traduce en uno de los derechos
fundamentales de los ciudadanos y pilar de un Estado democrático de derecho; en consecuencia, su

protección en el ámbito sexual resulta preponderante.

En ese sentido, un Estado que respete una diferenciada estructura axiológica sexual en el seno de la
sociedad, debe renunciar a la pretensión de imponer determinadas costumbres sexuales, y más bien

debe considerar que dentro de una realidad tan cambiante como la actual, resulta ficticio pretender

imponer conductas sexuales vía el derecho punitivo. De ese modo, en la actualidad se ha

descriminalizado diversas conductas que en el pasado fueron consideradas delictivas por el simple

hecho de ser inmorales o deshonestas, tales como aquellas que se realizan con el consentimiento de

las partes y sin causar lesión a una tercera persona.

LA LIBERTAD SEXUAL COMO BIEN JURÍDICO PROTEGIDO EN LOS DELITOS SEXUALES

Teniendo en cuenta las ideas precedentes, el legislador del Código penal vigente recogió a la libertad
sexual como el bien jurídico protegido en los delitos sexuales. Con ello se pretende proteger una de

las manifestaciones más relevantes de la libertad; es decir, la libertad sexual, pues al ser puesta en
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peligro o lesionada trasciende los ámbitos físicos para repercutir en la esfera psicológica del individuo,

alcanzando el núcleo más íntimo de su personalidad.

Para el penalista español Miguel Bajo Fernández (T. I, 1991, p. 198), este aspecto de la libertad debe

entenderse de dos maneras. Como libre disposición del propio cuerpo, sin más limitaciones que el

respeto a la libertad ajena; y como facultad de repeler agresiones sexuales de terceros. En sentido

parecido, el destacado profesor Caro Coria (Problemas de interpretación judicial en los delitos contra

la libertad e indemnidad sexuales, 1999, p. 216; Delitos contra la libertad e indemnidad sexual, 2000,

p. 67)), prefiere enseñar que la libertad sexual debe entenderse tanto en sentido positivo-dinámico

como negativo-pasivo. El aspecto positivo-dinámico de la libertad sexual se concreta en la capacidad

de la persona de disponer libremente de su cuerpo para efectos sexuales, mientras que el cariz

negativo-pasivo se concreta en la capacidad de negarse a ejecutar o tolerar actos sexuales en los

que no desea intervenir. En consecuencia, la libertad sexual no se enfoca desde un concepto

puramente positivo. No se entiende como la facultad que permita a las personas a tener relaciones

sexuales con todos, sino debe entenderse en un sentido negativo, por el cual no puede obligarse a
nadie a tener relaciones sexuales en contra de su voluntad.

La libertad sexual es la capacidad de toda persona para comportarse como a bien tenga en la

actividad sexual. Es la capacidad que tiene la persona de elegir libremente, el lugar, el tiempo, el

contexto y la otra persona para relacionarse sexualmente. En ese sentido, el profesor Roy Freyre

(1975, p. 40) la define como la voluntad de cada persona de disponer espontáneamente de su vida

sexual, sin desmedro de la convivencia y del interés colectivo. En esa línea, no le falta razón a María

del Carmen García Cantizano (Los delitos contra la libertad sexual como delitos de acción pública;

1999, p. 42), cuando sostiene que el concepto de libertad sexual se identifica a la capacidad de

autodeterminación de la persona en el ámbito de sus relaciones sexuales. De ahí que la idea de


autodeterminación, en cuanto materialización plena de la más amplia de la “libertad”, viene limitada

por dos requisitos fundamentales: en primer lugar, por el pleno conocimiento del sujeto del contenido

y alcance de dichas relaciones, lo que evidentemente implica que éste ha de contar con la capacidad
mental suficiente para llegar a tener dicho conocimiento; y en segundo lugar, por la manifestación

voluntaria y libre del consentimiento para participar en tal clase de relaciones, lo que tiene como

presupuesto el que el sujeto pueda adoptar su decisión de manera libre.

Comprendida de ese modo la libertad sexual, se llega a la conclusión que en los delitos sexuales

pueden ser sujetos activos o pasivos tanto el varón como la mujer, sea esta menor, soltera, virgen,

prostituta o casada. De ahí que coincidamos doctrinariamente que en nuestra legislación penal actual,
se ha previsto el hecho punible de violación sexual dentro del matrimonio, pudiendo ser sujeto activo

uno de los cónyuges y pasivo el otro. De esa forma, en el Título Cuarto del Código Penal, rotulado

como ‘Delitos contra la Libertad’ ubicamos el capítulo noveno, etiquetado como ‘Violación de la
Libertad Sexual’, donde se regulan todas las conductas delictivas que lesionan o ponen en peligro los

bienes jurídicos “libertad sexual” e “indemnidad sexual”. Rúbrica que con sobrada razón afirma Caro
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Coria (Delitos contra la libertad sexual e indemnidad sexuales, 2000, p. 63) resulta deficiente por dos

razones: primero porque incorpora ilícitos que atentan contra “la indemnidad” o “intangibilidad” de

menores de edad. En segundo término, la expresión violación comulga con una concepción de la

agresión sexual limitada a la genitalidad, es decir, la penetración vaginal o anal y, en estricto mediante

el uso de violencia o amenaza, lo que excluye relevancia a la sanción de conductas como el acto

bucal o la coacción para que la víctima realice un determinado comportamiento sexual.

No obstante, la forma cómo se ha regulado las conductas sexuales delictivas en nuestro Código

sustantivo, merece general aceptación, pues se ajusta a los lineamientos de un Estado Social y

Democrático de derecho que propugna todo nuestro sistema jurídico, aún cuando en ciertas

coyunturas se le deja de lado. En nuestro sistema, la igualdad de todos ante la ley le es consustancial,

por lo que de ningún modo puede hacerse distinciones de sexo aparte de las diferencias que impone

la propia naturaleza, y también, porque se ha tomado en cuenta una realidad difícil de soslayar, en el

sentido que la mujer no es sólo un mero sujeto pasivo en el ámbito sexual, sino que posee idéntica

capacidad de iniciativa que el varón y muchas veces, cumplen un rol protagónico superior a él, en el
desarrollo de la conducta sexual. Ello actualmente se constituye en una realidad generalmente

aceptada.

INDEMNIDAD SEXUAL COMO BIEN JURIDICO PROTEGIDO

Por otro lado, muy bien apuntan Bramont-Arias Torres y García Cantizano (1997, p. 233), al

manifestar que hay comportamientos dentro de la categoría de los delitos sexuales en los que no

puede afirmarse que se proteja la libertad sexual, en la medida en que la víctima carece de esa libertad

o, aún si la tuviera fácticamente, ha sido considerada por el legislador irrelevante. De esa forma, en

los tipos penales en los cuales el legislador no reconoce eficacia a la libertad sexual del sujeto pasivo

como por ejemplo en los supuestos de hecho recogidos en los arts. 172, 173 y 176-A del C.P., el
interés que se pretende proteger es la indemnidad o intangibilidad sexual entendida como seguridad

o desarrollo físico o psíquico normal de las personas para de ser posible en el futuro ejercer su libertad

sexual. Caro Coria (2000, p. 69) por su parte, amparado en argumentos de penalistas españoles,
afirma que en los tipos penales antes citados, lo protegido no es una inexistente libertad de disposición

o abstención sexual, sino la llamada “intangibilidad” o “indemnidad sexual”. Se sanciona la actividad

sexual en sí misma, aunque exista tolerancia de la víctima, lo protegido son las condiciones físicas y

psíquicas para el ejercicio sexual en “libertad”, las que puede alcanzar el menor de edad, recuperar

quien esté afectado por una situación de incapacidad transitoria, o, como sucede con los enajenados

y retardados mentales, nunca obtenerla. En estricto -sentencia el autor citado- si se desea mantener
a tales personas al margen de toda injerencia sexual que no puedan consentir jurídicamente, no se

tutela una abstracta libertad, sino las condiciones materiales de indemnidad o intangibilidad sexual.

En consecuencia, es la indemnidad o intangibilidad sexual el verdadero bien jurídico que se tutela con
las conductas delictivas previstas en los tipos penales antes referidos. Esto es, le interesa al Estado

proteger la sexualidad de las personas que por sí solas no pueden defenderlo al no tener la capacidad
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suficiente para valorar realmente una conducta sexual. Circunstancia que posibilita el actuar delictivo

del agente. La idea de “indemnidad sexual” se relaciona directamente con la necesidad de proteger y

garantizar el desarrollo normal en el ámbito sexual de quienes aún no han alcanzado el grado de

madurez suficiente para ello, como sucede en el caso de menores, así como con la protección de

quienes, debido a anomalías psíquicas, carecen, a priori, de plena capacidad para llegar a tomar

conciencia del alcance del significado de una relación sexual (García Cantizano María del Carmen,

Ob. Cit., p. 43). En términos del español Muñoz Conde (Derecho Penal, Parte Especial, 2001, p. 201)

podemos concluir que la protección de menores e incapaces se orienta a evitar ciertas influencias que

inciden de un modo negativo en el desarrollo futuro de su personalidad. En el caso de los menores,

para que cuando sean adultos puedan decidir en libertad sobre su comportamiento sexual, y en el

caso de los incapaces, para evitar que sean utilizados como objeto sexual por terceras personas que

abusen de su situación para satisfacer sus deseos sexuales.

1. VIOLACIÓN SEXUAL (Art. 170 C.P.)

El que con violencia o grave amenaza, obliga a una persona a tener acceso carnal por vía vaginal,
anal o bucal o realiza otros actos análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de

las dos primeras vías, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de

ocho años.

La pena será no menor de doce ni mayor de dieciocho años e inhabilitación conforme corresponda:

1. Si la violación se realiza a mano armada o por dos o más sujetos.

2. Si para la ejecución del delito se haya prevalido de cualquier posición o cargo que le dé particular

autoridad sobre la víctima, o de una relación de parentesco por ser ascendente, cónyuge, conviviente

de éste, descendiente o hermano, por naturaleza o adopción o afines de la víctima, de una relación

proveniente de un contrato de locación de servicios, de una relación laboral o si la víctima le presta


servicios como trabajador del hogar.

3. Si fuere cometido por personal perteneciente a las Fuerzas Armadas, Policía Nacional del Perú,

Serenazgo, Policía Municipal o vigilancia privada, en ejercicio de su función pública.


4. Si el autor tuviere conocimiento de ser portador de una enfermedad de transmisión sexual grave.

5. Si el autor es docente o auxiliar de educación del centro educativo donde estudia la víctima.

TIPICIDAD OBJETIVA

Actualmente con la modificatoria del Código Penal respecto de los delitos sexuales por la Ley 28704,

el delito de violación sexual se configura cuando el agente o sujeto activo haciendo uso de la violencia

o grave amenaza logra realizar o tener acceso por vía vaginal, anal o bucal o realiza otros actos
análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías con la víctima

sin contar con su consentimiento o voluntad. El acceso carnal o acto sexual se realiza en contra de la

voluntad del sujeto pasivo. El verbo “obligar” utilizado en la redacción del tipo penal, indica que para
realizar el acceso carnal (vaginal, anal o bucal) o análogo (introducción de objetos o partes del cuerpo

vía vaginal o anal) se vence la resistencia u oposición de la víctima. Así mismo, del mismo tipo penal
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se desprende que los medios ilícitos previsto por el legislador para vencer la resistencia del sujeto

pasivo lo constituye la violencia y la grave amenaza.

Del contenido del supuesto de hecho del tipo penal, se desprende que la conducta típica de violación

sexual se perfecciona cuando el sujeto activo obliga a realizar el acceso carnal sexual al sujeto pasivo

haciendo uso de la fuerza física, intimidación o de ambos factores; el acto sexual o acceso carnal

puede ser tanto por la vía vaginal, anal, bucal o mediante la realización de otros actos análogos como

puede ser la introducción de objetos o partes del cuerpo en la vagina o ano del sujeto pasivo.

Ahora por disposición expresa del modificado tipo penal 170, el acto o acceso carnal sexual puede

materializarse tanto por vía vaginal como por vía anal o bucal. Sin duda que en el coito oral se

presentaran problemas al probar la consumación, sin embargo, bastará probarse que el sujeto activo

introdujo su miembro viril en la cavidad bucal de la víctima para alegar que estamos ante un delito

consumado, siendo irrelevante la eyaculación. Por otro lado, también se materializa el delito de

violación sexual cuando el agente en lugar de usar su órgano sexual natural, introduce por la vía

vaginal o anal, objetos o partes del cuerpo. El segundo supuesto, se materializa cuando el agente del
acceso carnal prohibido en lugar de hacer uso de su órgano sexual natural u objetos, introduce en su

víctima vía vaginal o anal, partes del cuerpo. Este supuesto se presenta cuando por ejemplo, el agente

introduce por la vagina o el ano del sujeto pasivo, los dedos, la lengua o la mano completa. Aquí las

“partes del cuerpo” a que hace referencia el tipo penal, pueden ser tanto del agente como de la misma

víctima, pues aquel muy bien haciendo uso de la fuerza puede coger la mano de su víctima-mujer por

ejemplo, e introducirlo en su vagina. Por exclusión tácita del tipo penal, no existe violación sexual

cuando el agente simplemente se limita a introducir objetos o partes del cuerpo en la boca de su

víctima. A lo más tal hecho será calificado como acto obsceno siempre y cuando el objeto usado

represente una prótesis sexual.


1.- Medios Típicos de la Violación Sexual

a) Fuerza Física.- Es la violencia material que se refiere el tipo Penal. Consiste en una energía física

ejercida por el autor sobre la víctima. El autor recurre al despliegue de una energía física para vencer
con ella, por su poder material, la resistencia de la víctima. La violencia se traduce en actos materiales

sobre la víctima (golpes, cogerla violentamente de las manos, etc.) tendientes a someterlo a un

contexto sexual deseado por el agente pero a la vez, no querido ni deseado por el sujeto pasivo.

b) Grave Amenaza.- El medio grave amenaza a que hace referencia el tipo penal en hermenéutica

jurídica, consiste en el anuncio de un mal o perjuicio inminente para la víctima, cuya finalidad es

intimidarlo y se someta a un contexto sexual determinado. No es necesario que la amenaza sea


invencible sino meramente idónea o eficaz. La intimidación es una violencia psicológica. Su

instrumento no es el despliegue de una energía física sobre el sujeto pasivo, sino el anuncio de un

mal. La amenaza o promesa directa de un mal futuro, puede hacerse por escrito, en forma oral o
cualquier acto que lo signifique. Es evidente que el mal a sufrirse mediata o inmediatamente, puede

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constituirse en el daño de algún interés de la víctima que le importa resguardar, como su propia

persona, su honor, sus bienes, secretos o personas ligadas por afecto, etc.

El acto sexual debe ser producto de la voluntad coaccionada del sujeto pasivo. El contenido de la

amenaza lo constituye el anuncio de un mal; es decir, el anuncio de una situación perjudicial o

desfavorable al sujeto pasivo.

C) Finalidad de la fuerza y la grave amenaza.- Violencia y amenaza se asemejan en tanto que ambas

resultan ser un medio de coacción tendiente a restringir o a negar la libertad de la víctima. Pero

mientras la violencia origina siempre un perjuicio presente e implica siempre el empleo de una energía

física sobre el cuerpo de la víctima, la amenaza se constituye en un anuncio de originar un mal futuro.

En suma, la finalidad que tiene la violencia o amenaza grave es vencer la resistencia de la víctima a

practicar el acto o acceso carnal sexual, ya sea vía vaginal, anal o bucal; el mismo que puede

materializarse haciendo uso del órgano sexual natural o con la introducción de objetos o partes del

cuerpo. Su finalidad es lograr conseguir el propósito final del agente cual es someter al acceso carnal

sexual a su víctima, asignarle otra finalidad es distorsionar el delito de violación sexual.


Bien Jurídico Protegido:

La libertad sexual. La libertad sexual debe entenderse en un doble aspecto: como libre disposición

del propio cuerpo sin más limitaciones que el respeto a la libertad ajena, y como facultad de repeler

agresiones sexuales de otro. El tipo penal del delito de violación sexual trata de tutelar una de las

manifestaciones más relevantes de la libertad; aquella cuyos ataques transciende los ámbitos físicos

y fisiológicos para finalmente repercutir en la esfera psicológica de la persona, alcanzando el núcleo

más íntimo de su personalidad.

Sujetos del delito

En el delito de violación sexual, la relación entre el sujeto activo y pasivo es directa, caso contrario,
aquel ilícito no se configura.

1.- Sujeto activo.- Según la redacción del tipo penal, el agente del delito de violación puede ser

cualquier persona, el autor de violación sólo puede ser el varón, que es el único que puede penetrar
carnalmente; la mujer puede ser partícipe del delito de violación en cualquiera de sus formas, excepto

como autor principal.

2.- La mujer como sujeto activo.- Se considera agente o autor del delito de violación sexual a toda

persona que realiza la acción o acciones tendientes a someter a un contexto sexual determinado al

sujeto pasivo. Pudiendo ser tanto el varón como una mujer. En suma, cualquier persona que imponga

el acto sexual en las condiciones previstas en el artículo 170 del Corpus Juris penal, lesionando con
ello la libertad sexual del sujeto pasivo, será autor del delito en exégesis (interpretación).

3.- Sujeto pasivo.- En el delito de violación sexual puede ser sujeto pasivo o víctima, tanto el varón

como las mujeres mayores de catorce años sin otra limitación. En ello la doctrina es unánime. El tipo
penal responde con ello a la realidad delictiva. La identificación de ambos sexos viene de suyo. No

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obstante, el impacto de este reconocimiento fue largamente discutido; en el pasado sólo se

consideraba al delito de violación como un acto en contra de la mujer.

En ese sentido, el sujeto pasivo no debe tener ninguna otra condición que la de ser persona natural.

Siendo así, en caso de mujer puede ser agraviada, la mujer soltera o casada, virgen o desflorada,

viuda o divorciada, vieja o joven, honesta o impúdica, pues lo que se violenta no es su honestidad u

otra circunstancia, sino la libertad de disponer libremente de su sexo.

TIPICIDAD SUBJETIVA

La satisfacción sexual por medio del acto o acceso carnal es el objetivo del agente de un plan

previamente ideado. Si aquel objetivo no se materializa en la realidad y por ejemplo, el agente sólo

tuvo por finalidad lesionar a su víctima introduciéndole ya sea por la cavidad vaginal o anal objetos o

partes del cuerpo, se descartará la comisión del delito de violación sexual.

El elemento subjetivo en el comportamiento delictivo de violación sexual lo constituye el dolo, esto es,

el agente actúa con conocimiento y voluntad en la comisión del evento ilícito.

Grados de Desarrollo
Tentativa.- Estando que el delito de violación sexual necesita de actos previos para su consumación,

es posible la tentativa.

Consumación.- La consumación del delito es la verificación real de todos los elementos del tipo legal.

En la violación sexual, la consumación se verifica en el momento que se inicia el acceso carnal sexual

propiamente dicho, es decir, con la penetración del miembro viril en la cavidad vaginal, bucal o anal

sin que sea necesario ulteriores resultados, como eyaculaciones, ruptura del himen, lesiones o

embarazo. En ese sentido, se afirma que no interesa si la penetración es completa o parcial; basta

que ella haya existido real y efectivamente, para encontrarnos frente al delito de violación sexual

consumado.
El término penetración debe entenderse tanto cuando el miembro viril del varón agresor se introduce

en la cavidad vaginal, anal o bucal de la víctima, como cuando alguna de aquellas cavidades viene a

introducirse en el pene del varón agredido sexualmente. Con la penetración se inicia el acto sexual u
análogo propiamente dicho.

También en los supuestos en que el agente no utiliza el miembro sexual natural para acceder a la

víctima, se consuma cuando el agente comienza a introducir los objetos o partes de su cuerpo (lengua,

dedos, mano, etc.) en la cavidad vaginal o anal de su víctima.

Autoría y Participación

Lo expuesto de ningún modo deja sin aplicación las reglas de la participación previstas en los art. 24
y 25 del Código Penal. Esencialmente, los partícipes no tienen el dominio del hecho, ello lo diferencia

totalmente de las categorías de autoría y coautoría.

El delito de violación sexual se agrava hasta por las circunstancias debidamente previstas en la ley
penal. Veamos en seguida en qué consisten cada una de ellas:

1.- Violación Sexual a Mano Armanda y por dos o más Sujetos


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El tipo penal 170, prevé la primera circunstancia agravante del delito de violación o acceso carnal

sexual. En efecto, se establece que estaremos ante la violación sexual agravada cuando en la

comisión del hecho participan dos o más personas o si se realiza a mano armada. Es decir, se tratan

de circunstancias diferentes. En efecto, se agrava la violación sexual cuando el sujeto activo para

conseguir su objetivo hace uso de arma de fuego o de cualquier otro tipo; y a la vez, actúa con el

concurso de dos o más sujetos; basta que el sujeto haga uso de un arma (revólver, cuchillo, etc.) para

vencer la resistencia de la víctima, incluso poniendo en peligro hasta su integridad al poder hacer uso

efectivo del arma. Igual ocurre cuando concurren dos o más sujetos.

2.- Si para la ejecución del delito se haya prevalido de cualquier posición o cargo que le dé particular

autoridad sobre la víctima, o de una relación de parentesco por ser ascendente, cónyuge, conviviente

de éste, descendiente o hermano, por naturaleza o adopción o afines de la víctima, de una relación

proveniente de un contrato de locación de servicios, de una relación laboral o si la víctima le presta

servicios como trabajador del hogar

Aparece esta agravante cuando el agente somete al acto o acceso carnal sexual a su víctima,
aprovechando la posición de ventaja o superioridad que tiene sobre ella. Así también, se configura la

agravante cuando el agente aprovechando el cargo que le da particular autoridad sobre la víctima, la

somete al acceso carnal. Esta agravante es de aplicación para aquellos jefes que por ejemplo,

someten por medio de la violencia y grave amenaza a sus subordinados al acto sexual, etc. De igual

forma se perfecciona la agravante cuando el sujeto activo somete al acto o acceso carnal a su víctima

aprovechando una relación de parentesco por ser ascendiente, descendiente o hermano,

consanguíneo o por adopción o afines de aquella. Esta agravante ésta dispuesta para aquellos padres

que con el cuento que brindan protección y alimento a sus hijas, haciendo uso de la violencia las

someten al acto sexual; o para aquellos hermanos mayores que por la violencia o intimidación obligan
a sus hermanas menores a practicar el acto sexual. La agravante, es de aplicación a los autores de

la violación sexual cuando la víctima, es su madre o padre, hijo o hija consanguínea o adoptiva, nieto

a nieta, hermano o hermana, cónyuge, cuñada o cuñado, suegra o suegro.


3.- Si fuere cometido por personal perteneciente a las Fuerzas Armadas, Policía Nacional del Perú,

Serenazgo, Policía Municipal o vigilancia privada, en ejercicio de su función pública

Este se agrava el delito de violación sexual cuando el agente en pleno ejercicio de su función pública

en su condición de miembro de las Fuerzas Armadas, Policía Nacional, serenazgo, policía municipal

o vigilancia privada, somete al acto o acceso carnal sexual a la víctima. La agravante se justifica por

el hecho que aquellos grupos de personas ejercen función pública consistente en brindar seguridad
y protección a los ciudadanos. De modo que si en lugar de ejercer su función encomendada

normalmente, haciendo uso de la violencia o amenaza grave, someten al acto sexual a su víctima,

aparte de lesionar el bien jurídico “libertad sexual” afectan gravemente la confianza brindada ya sea
por parte del Estado o de un tercero que los contrató en caso de vigilancia privada.

4.- Si el autor tuviere conocimiento de ser portador de una enfermedad de transmisión sexual grave
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Esta circunstancia agravante se configura cuando el agente sabiendo que es portador de una

enfermedad de transmisión sexual (SIDA, Herpes, Chancro, etc.), haciendo uso de la violencia o

amenaza grave somete al acto o acceso carnal sexual a su víctima. La agravante se explica por el

hecho que aparte de lesionar la libertad sexual de la víctima, el agente lesiona su salud toda vez que

le trasmite una enfermedad de transmisión sexual grave.

5.- Si el autor es docente o auxiliar de educación del centro educativo donde estudia la víctima

Esta circunstancia agravante se configura cuando el agente haciendo uso de su cargo como educador

o como administrativo somete a acceso carnal a su víctima, afectando gravemente la confianza

brindada en la institución.

Penalidad

El autor del delito de violación sexual será pasible de pena privativa de libertad no menor de seis ni

mayor de ocho años.

De concurrir las agravantes previstas en el segundo párrafo del art. 170 del CP., la pena será no

menor de doce ni mayor de dieciocho años e inhabilitación conforme corresponda.

2. VIOLACIÓN DE PERSONA EN ESTADO DE INCONSCIENCIA O EN LA IMPOSIBILIDAD

DE RESISTIR: (Art. 171 C.P.)

El que tiene acceso carnal con una persona por vía vaginal, anal o bucal, o realiza otros actos

análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías, después de

haberla puesto en estado de inconsciencia o en la imposibilidad de resistir, será reprimido con pena

privativa de libertad no menor de diez ni mayor de quince años.

Cuando el autor comete este delito abusando de su profesión, ciencia u oficio, la pena será privativa

de la libertad no menor de doce ni mayor a dieciocho años.


TIPICIDAD OBJETIVA

El delito de violación sexual presunta, se configura cuando el agente después de haber colocado a

su víctima en un estado de inconsciencia o en la imposibilidad de oponerse o resistir, realiza sin riesgo


el acto o acceso carnal sexual por la cavidad vaginal, anal o bucal o realiza actos análogos

introduciendo objetos o partes del cuerpo por la cavidad vaginal o anal. En tal sentido y de la propia

redacción del tipo penal, se advierte que aquel recoge dos supuestos de hecho que por su naturaleza

adquieren autonomía en la realidad concreta. Así tenemos: cuando el agente con el propósito de

realizar el acto sexual, coloca a la víctima en un estado de inconsciencia; y, la segunda modalidad se

configura cuando el agente, con la finalidad de practicar el acto o acceso carnal sexual pone a la
víctima en incapacidad para resistir a la agresión sexual.

Resulta necesario reiterar que ambas condiciones o circunstancias, necesariamente deben aparecer

momentos antes de la consumación del acto sexual u análogo como es la introducción de objetos o
partes del cuerpo por la cavidad vaginal o anal. Si se verifica que tales circunstancias fueron

ocasionadas por el agente con posterioridad al acto sexual, el delito en comentario no se configura.
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1.- Colocar en Estado de Inconsciencia

Villa Stein (1998, p. 185), asevera que por estado de inconsciencia debemos entender, al mental

transitorio absoluto o parcial, no mórbido, que priva a la víctima de su capacidad intelectiva y volitiva

para asimilar y oponerse al agravio de que está siendo víctima. Tal el caso de la embriaguez,

narcóticos, pastillas somníferas en particular, afrodisíacos, anestesia del ginecólogo que simula un

aborto, etc.

2.- Colocar a la Víctima en la circunstancias de imposibilidad de resistir

La circunstancia de imposibilidad de resistir se verifica cuando el sujeto activo previamente produce

la incapacidad física de la víctima para poder defenderse. Aquí el sujeto pasivo conserva su plena

capacidad de entender, pero las circunstancias materiales del suceso demuestran que es obvio que

está privada de la potestad de querer (En los supuestos previstos por el legislador se evidencia que

el agente actúa sobre seguro de no fallar en la consumación del acto sexual. Actúa alevosamente,

poniendo o colocando a su víctima en un estado de indefensión. De ahí que su conducta merezca

una pena mayor a la prevista en el art. 170 del Código Penal.


3.- Circunstancias agravantes

El último párrafo del artículo 171 recoge la primera agravante del delito de violación sexual presunta.

En efecto, allí se tipifica la agravante que se configura cuando el agente para efectuar el acceso carnal

sobre su víctima, abusa de su profesión, ciencia u oficio. Se entiende que la profesión, ciencia u oficio

que ejerce el agente, es de aquellas que para su ejercicio necesita de la confianza de los demás. Por

ejemplo, la profesión o ciencia médica requiere de la confianza del paciente y sus familiares para con

el médico, cirujano, odontólogo, enfermera, etc. Si no hay confianza es más que difícil su ejercicio.

Se configura la agravante cuando el odontólogo en lugar de colocar anestesia localizada en la

dentadura de su paciente para su tratamiento, le pone una fuerte dosis y luego le practica el acto
sexual. El caso judicializado del cirujano Max Álvarez, es un típico ejemplo de violación sexual

presunta agravada. Los medios de comunicación se encargaron de hacer conocer al público cómo

este cirujano plástico luego que anestesiaba a su paciente, procedía a introducirle una prótesis sexual.
Aquí el médico colocaba en estado de inconsciencia a su víctima y luego realizaba sobre ella el acceso

sexual, lesionando de ese modo la libertad sexual de su víctima así como vulnerando la confianza

depositada en él.

Bien Jurídico Protegido

El bien jurídico que se busca proteger con la tipificación de los supuestos delictivos recogidos en el

art. 171 del Código Penal, lo constituye la libertad sexual entendida en sus dos facetas como la libre,
voluntaria y espontánea disposición del propio cuerpo en contextos sexuales sin más limitación que

el respeto a la libertad ajena, y, como la facultad de repeler agresiones sexuales no queridas ni

deseadas. Sin duda, en los supuestos de hecho comentados, la libertad sexual del sujeto pasivo en
forma evidente y alevosa aparece limitada cuando no anulada transitoriamente. Aquí el posible

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consentimiento carece de validez por no ser espontáneo y estar seriamente disminuido cuando no

condicionado.

Sujeto Activo

Agente, autor o sujeto activo del delito puede ser tanto el varón como la mujer. El tipo penal no exige

condición o cualidad especial en el agente. En la doctrina es lugar común sostener que tanto hombre

como mujer pueden ser sujetos activos del delito en análisis, pues resulta obvio que tanto en varón

como en mujer reacciona el instinto sexual ante el consumo de determinados narcóticos o

afrodisíacos. Más aún actualmente cuando el acceso carnal puede realizarse con la introducción vía

vaginal o anal de objetos o partes del cuerpo. Es perfectamente posible que una mujer luego de

colocar en estado de inconsciencia relativa a un varón le introduzca por el ano una prótesis sexual.

Sujeto Pasivo

Igual como sujeto activo puede ser varón o mujer, sujeto pasivo o víctima también pueden ser tanto

varón como mujer con la única condición que sea mayor de catorce años de edad y no sufra

incapacidad física o mental. Si la víctima tiene menos de catorce años, la conducta del agente se
subsumirá o encuadrará en el tipo penal que recoge la violación sexual de menor (art. 173 C.P.); y en

el caso, que la víctima sufra alguna incapacidad natural o previa al desarrollo de la conducta del

agente, el hecho será tipificado de acuerdo al tipo penal 172 que después analizaremos. En

consecuencia, se comprenden tanto las relaciones heterosexuales como las homosexuales entre

hombres o mujeres.

TIPICIDAD SUBJETIVA

De la redacción del tipo penal se desprende que se trata de un delito netamente doloso; no es posible

la comisión imprudente. El sujeto activo actúa con pleno conocimiento y voluntad de realizar el acto o

acceso carnal sexual con el sujeto pasivo; es decir, el agente ordena su pensamiento y después sus
actos con la finalidad concreta de practicar el acto o acceso carnal sexual vía vaginal, anal o bucal o

realizando otro acto análogo como puede ser introduciendo objetos o partes del cuerpo en la vagina

o ano de su víctima. Así tenemos: primero el agente utilizando elementos extraños (alcohol,
narcóticos, afrodisíacos, etc.) pone o coloca a su víctima en estado de inconsciencia o en la

imposibilidad de oponer resistencia y acto seguido sin mayor dificultad realiza el acceso sexual o acto

análogo querido y deseado.

Grados de Desarrollo

Tentativa.- Es posible que el hecho se quede en el grado de tentativa. Ello ocurrirá cuando el agente

estando por iniciar el acto sexual después de haber colocado a su víctima en la imposibilidad de
resistir, es sorprendido por un tercero. Resulta importante tener en cuenta, que sólo habrá tentativa

cuando el agente haya dado inicio al acto sexual sin que haya logrado la penetración. Si por el

contrario ello no se verifica, no habrá tentativa, pues el hecho de colocar en estado de inconsciencia
o en incapacidad de resistir, sólo se configuran como actos preparatorios impunes por el carácter

equívoco de la verdadera intención del sujeto


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Consumación.- El delito de violación sexual presunta se consuma o perfecciona en el mismo instante

que se produce el acto o acceso carnal sexual, el mismo que ocurre cuando comienza la penetración

del pene en la cavidad vaginal, bucal o anal. La penetración puede ser parcial o total. Para efectos de

la consumación basta verificar que haya existido penetración. Si ello no se verifica, el hecho,

dependiendo de la intención final del agente, se quedará en tentativa de violación sexual, o en su

caso, actos contra el pudor. Por su parte, cuando se trata de actos análogos, el delito se consuma en

el momento que el agente comienza a introducir objetos o partes del cuerpo en la vagina o ano de su

víctima.

Participación

La coautoría y la participación de terceros en la comisión del delito de violación sexual alevosa o

presunta, es posible. En tal caso se aplicará lo previsto en los arts. 23, 24 y 25 del Código Penal.

Penalidad

El agente, será merecedor a pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de quince años. En

el caso que concurra la agravante prevista en el último párrafo del artículo 171, el agente será
sancionado con pena privativa de libertad no menor de doce ni mayor de dieciocho años.

3. VIOLACIÓN DE PERSONA EN INCAPACIDAD DE RESISTIR: (Art. 172 C.P.)

El que tiene acceso carnal con una persona por vía vaginal, anal o bucal o realiza otros actos análogos

introduciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías, conociendo que sufre

anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia, retardo mental o que se encuentra en

incapacidad de resistir, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de veinte ni mayor de

veinticinco años.

Cuando el autor comete el delito abusando de su profesión, ciencia u oficio, la pena será privativa de
libertad no menor de veinticinco ni mayor de treinta años.

TIPICIDAD OBJETIVA

El presente delito de acuerdo al inciso 2 del artículo 181 de su Código Penal, los españoles le
denominan “delito de abuso sexual”, se configura objetivamente cuando el agente teniendo pleno

conocimiento del estado psicológico o físico disminuido o anulado del sujeto pasivo, le practica el acto

sexual ya sea vaginal, anal o bucal. Este delito de violación sexual abusiva se perfecciona cuando el

sujeto activo con pleno conocimiento que su víctima sufre de un estado permanente o parcial de

anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia, retardo metal o se encuentra en incapacidad de

resistir, le practica el acceso carnal sexual vía vaginal, anal o bucal o le introduce vaginal o analmente
objetos o partes del cuerpo.

Esto significa que para configurarse el delito no es necesario la concurrencia de todas aquellas

circunstancias previstas en el supuesto de hecho del tipo penal, sino basta que concurra una de ellas.
Los supuestos podemos conceptualizarlo del siguiente modo:

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1.- Anomalía psíquica.- Este estado comprende todas las enfermedades mentales, desórdenes,

trastornos, permanentes o transitorios, cuya gravedad afecta de tal modo el sistema nervioso y el

comportamiento del que las padece que dificulta su sentido de la realidad, su capacidad de ajuste

adaptivo racional al medio ambiente y en consecuencia el dominio sobre la o las conductas de que

es protagonista (todo tipo de psicosis). Aquí, el sujeto pasivo no administra adecuadamente los

estímulos externos, por lo tanto no valora adecuadamente lo que sucede en la realidad.

B.- Grave alteración de la conciencia.- Comprende la perturbación cognitiva que hace que el sujeto

pierda su capacidad intelectual de comprender y valorar lo que ocurre en su alrededor. Villa Stein

(1998, p. 188) afirma que es el caso de quien adolece un estado mental transitorio de conciencia

alterada, como la embriaguez, drogadicción, sueño profundo autoinducido o inducido por persona

distinta al agente.

Creemos necesario advertir que tanto la anomalía psíquica como el estado de grave alteración de la

conciencia aparecen recogidas en el inciso 1 del art. 20 del Código Penal como circunstancias que

excluyen la responsabilidad penal en el agente de una conducta típica y antijurídica. No obstante, en


esta oportunidad aquellos estados han sido trasladados a la víctima. En ese sentido, algunos autores

han llegado a sostener que estos estados en la víctima de la violación sexual deben tener la misma o

igual magnitud que sirve para declarar inimputable a una persona que consumó un delito.

C.- Retardo mental.- Una persona sufre de retardo metal cuando adolece de un déficit intelectual serio

que le impide entender a cabalidad lo que ocurren en su medio ambiente, un ejemplo característico

de este estado lo constituye la idiotez, la misma que se manifiesta en una ineptitud parcial o absoluta

del sujeto para poder concebir conceptos, inclusive de los objetos familiares más corrientes. Los

idiotas en grado máximo no aprenden a hablar, los otros tienen un lenguaje pobre, casi siempre

agramático y con fallas en la articulación. (Roy Freyre, citando a Honorio Delgado, 1975, p. 78)
D.- Incapacidad de resistir.- Es un estado de inferioridad física en que se encuentra el sujeto pasivo,

por el cual le es imposible obrar en forma positiva para oponerse u oponer resistencia al actuar del

agente de realizar el acceso carnal sexual u otro análogo como puede ser la introducción de objetos
o partes del cuerpo. La enfermedad grave de una mujer, así como la secuela igualmente grave que

la misma dejare (parálisis, por ejemplo) serían alguna de las formas que puede revestir la “incapacidad

de resistir”. Incluso como pie de página, el autor citado afirma que “incurre en el delito previsto por el

art. 198 del C.P. el enfermero de un Hospital, que violó a una internada gravemente enferma…”. Villa

Stein (1998, p. 188) afirma que se trata de la imposibilidad de resistencia físico corporal en que el

sujeto activo encuentra a la víctima. Ej. amarrada, mutilada, paralizada. Por su parte, Bramont-Arias
Torres y García (1997, p. 245), enseñan que supone la existencia de una causa que afecta la

condición personal de la víctima que le priva de la posibilidad de obrar materialmente contra el acto

del sujeto activo; por ej., cuando la persona sufre alguna parálisis, mutilaciones, etc. Estas anomalías,
aun cuando por su naturaleza no afectan a la conciencia del sujeto, quien se da cuenta del alcance

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del acto sexual, le incapacitan para oponer la resistencia suficiente para evitarlo. Parecida posición

expresa Caro Coria (2000, p. 86)

Con la finalidad de evitar que el operador jurídico confunda los conceptos, resulta pertinente poner en

el tapete la diferencia que existe entre el supuesto de “imposibilidad de resistir” previsto en el tipo

penal 171 C.P. e “incapacidad de resistir” previsto en el tipo penal 172 del CP. Así, cuando se habla

de imposibilidad de resistir se refiere o se está haciendo referencia al estado en que el sujeto activo

o agente ha puesto a su víctima para conseguir su propósito sexual. Aquí, el agente actúa previamente

para poner o colocar a su víctima en un estado que haga imposible su resistencia u oposición a la

agresión sexual. En tanto que “incapacidad de resistir” se refiere o está haciendo referencia a un

estado propio de la víctima. Se trata de un estado que ya tiene la víctima mucho antes de ser sometida

al acceso carnal. El agente sólo se aprovecha de aquél estado. Se refiere al estado en el cual no ha

intervenido la voluntad o acción del agente. Aquí, el agente encuentra y aprovecha la incapacidad que

sufre la víctima para realizar el acto sexual u otro análogo.

Circunstancias Agravantes
Del último párrafo del artículo 172 y contenido del artículo 177 del Código Penal, se concluye que los

supuestos delictivos previstos en el primer párrafo del tipo penal 172, se agravan hasta por cuatro

circunstancias. En efecto, se agrava en primer término cuando el autor o agente perfecciona o realiza

el hecho punible de agresión sexual, abusando de su profesión, ciencia u oficio. En esta agravante

se subsumen las conductas de aquellos médicos o psiquiatras por ejemplo, que aprovechando la

anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia o retardo mental de su paciente, le someten

abusivamente al acceso carnal.

Luego, el artículo 177 del C.P. prevé hasta tres supuestos que agravan las conductas de violación

sexual de persona incapaz. En consecuencia, la segunda agravante se configura cuando el agente


pudiendo prever el resultado con su accionar produce la muerte de la víctima. La tercera agravante

aparece o se perfecciona cuando el agente, pudiendo prever el resultado ocasiona lesión grave en su

víctima. En estos dos supuestos el agente debe estar en la posibilidad de evitar los resultados graves,
caso contrario, de aparecer un caso fortuito o fuerza mayor, la agravante no se configura.

Finalmente, la última agravante se configura cuando el agente en la comisión del delito procede o

actúa con crueldad sobre la víctima; es decir, le hace sufrir en forma innecesaria. El agente goza con

el sufrimiento de su víctima.

Bien Jurídico Protegido

A diferencia de las conductas sexuales ya analizadas, en las cuales el bien jurídico protegido lo
constituye la libertad sexual, aquí, en la mayoría de los supuestos de hecho, el bien jurídico protegido

lo constituye la indemnidad o intangibilidad sexual entendida como protección del desarrollo normal

en el ámbito sexual de quienes aún no han alcanzado el grado de madurez suficiente para ello como
sucede con los menores de edad, así como la protección de quienes debido a anomalías psíquicas,

grave alteración de la conciencia o retardo mental carecen de capacidad para llegar a tomar
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conciencia del alcance y significado de una relación sexual. Este delito - enseña Caro Coria (2000, p.

107)- protege la indemnidad sexual de las personas que, por su incapacidad mental para comprender

el sentido y consecuencia de una práctica sexual, no pueden disponer jurídicamente su realización,

concibiéndose la tutela en términos de intangibilidad.

En tanto que respecto de quien se encuentra en una situación de incapacidad de resistir, el bien

jurídico protegido es la libertad sexual, en la medida que dicha incapacidad física no anula la

capacidad cognoscitiva y volitiva del sujeto (Bramont-Arias- García, 1997, p. 242).

Sujeto Activo

Agente, autor o sujeto activo del delito en comentario puede ser tanto varón como mujer, el tipo penal

no exige alguna cualidad o calidad especial. Basta que sea imputable penalmente para responder

penal y civilmente por el delito de violación sexual de persona incapaz.

Sujeto Pasivo

Víctima o sujeto pasivo puede ser también tanto varón como mujer con la única condición que tenga

una edad cronológica mayor a catorce años y se encuentra en un estado de inferioridad psíquica o
física. El tipo penal no hace distinciones respecto del sexo que debe tener el sujeto pasivo de los

supuestos delictivos previstos en el tipo penal 172, pudiendo ser tanto varón como mujer.

TIPICIDAD SUBJETIVA

De la redacción del tipo penal se desprende con claridad meridiana que se trata de supuestos

delictivos de comisión dolosa. No cabe la comisión por imprudencia. En efecto, el agente debe actuar

con conocimiento de estar sometiendo a una relación sexual al sujeto pasivo, con la finalidad o

propósito de satisfacer su instinto sexual. Además del dolo, el tipo penal exige la concurrencia de un

elemento subjetivo especial que consiste en el conocimiento que debe tener el agente sobre el estado

particular de su víctima; esto es, debe saber que sufre de anomalía psíquica, alteración grave de la
conciencia, retardo metal o incapacidad para resistir y con tal conocimiento aprovecharse de este

particular estado con la seguridad de no encontrar ningún tipo de resistencia.

En la praxis judicial muy bien pueden presentarse casos de error sobre los elementos objetivos del
tipo (anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia, retardo mental o incapacidad de resistir),

los mismos que serán resueltos aplicando el art. 14 de nuestro Código Penal

Grados de Desarrollo

Tentativa.- al ser los supuestos delictivos de resultado, muy bien pueden quedarse en el grado de

tentativa, para tal efecto el operador jurídico no tendrá otra alternativa que aplicar lo dispuesto en el

art. 16 del Código Penal a fin de graduar la pena a imponer al agente.


Consumación.- Cualquiera de los supuestos delictivos previstos en el tipo penal 172 se perfeccionan

en el mismo momento del inicio de la penetración del miembro viril en la cavidad vaginal, anal o bucal

del otro sujeto participante en el acto sexual. Así mismo, se perfecciona en el mismo momento que el
agente comienza a introducir objetos o partes del cuerpo en la cavidad vaginal o anal de la víctima.

Doctrina y jurisprudencialmente ha quedado establecido que no se requiere una penetración total para
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estar ante un delito de violación sexual consumado. Basta que se verifique la real penetración o

introducción parcial e incluso por breve término, para la consumación del hecho delictivo.

NOVENA SEMANA: Segunda Sesión: 11 de Noviembre de 2021.

4. VIOLACIÓN SEXUAL DE MENOR DE EDAD

El que tiene acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o realiza otros actos análogos introduciendo

objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías, con un menor de edad, será reprimido

con las siguientes penas privativas de libertad:

1. Si la víctima tiene menos de diez años de edad, la pena será de cadena perpetua.

2. Si la víctima tiene entre diez años de edad, y menos de catorce, la pena será no menor de treinta

años, ni mayor de treinta y cinco.

3. Si la víctima tiene entre catorce años de edad y menos de dieciocho, la pena será no menor de

veinticinco ni mayor de treinta años.


Si el agente tuviere cualquier posición, cargo o vínculo familiar que le dé particular autoridad sobre la

víctima o le impulse a depositar en él su confianza, la pena para los sucesos previstos en los incisos

2 y 3, será de cadena perpetua

TIPICIDAD OBJETIVA

El delito más grave previsto dentro del rubro “delitos contra la libertad sexual” en nuestro Código

Penal, lo constituye el ilícito penal denominado violación sexual de menor. Este hecho punible se

configura cuando el agente tiene acceso carnal sexual por la cavidad vaginal, anal o bucal o realiza

otros actos análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por la vagina o ano, con una persona

menor de dieciocho años de edad cronológica. En otros términos, “la conducta típica se concreta en
la práctica del acceso o acto sexual o análogo con un menor, ello incluye el acto vaginal anal o bucal

realizado por el autor, o por el menor a favor del autor o de un tercero” (Caro Coria, 2000, p. 111). De

igual forma, comprende también la introducción de objetos o partes del cuerpo por vía vaginal o anal
de la víctima.

Agravantes

Las circunstancias que agravan la conducta delictiva de violación de menor aparecen expresamente

previstas en el último párrafo del artículo 173 así como en el art, 173-A del Código Penal. Así tenemos:

1.- Cuando el agente tuviere cualquier posición, cargo o vínculo familiar que le dé particular autoridad

sobre la víctima o le impulse a depositar en él su confianza. Aquí la agravante depende de la calidad


personal del agente, comprendiendo dos supuestos claramente diferenciables:

Primero, que el agente tenga alguna autoridad sobre el menor por cualquier posición, cargo o vínculo

familiar. Situaciones que según Bramont Arias (1990, T. 3, p. 26) originaban mayores posibilidades
para la comisión del delito, consiguientes al temor reverencial, por ejemplo, padre, tutor, curador,

hermano, tío, padrastro, etc.


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Segundo, aparece cuando el agente realiza actos tendientes a lograr la confianza de su víctima, y

aprovechándose de esta particular situación, aquel practica el acto sexual u otro análogo.

2.- También aparecen como circunstancias agravantes los supuestos previstos en el art. 173-A

modificado por el artículo 01 de la Ley Nro. 28704 del 05 de abril del 2006. Aquí se especifica que se

aplicará cadena perpetua cuando el agente que realice los actos previstos en los incisos 2 y 3 del

artículo 173, cause la muerte de la víctima o le produce lesión grave, pudiendo aquel prever este

resultado. El resultado muerte o lesión grave deben realizarse durante la ejecución de la violación

sexual o en todo caso, ser consecuencia inmediata a la violación sexual. De verificarse que fue

consecuencia de un acto anterior o posterior al acto sexual, estaremos ante un concurso real de

delitos ya sea violación sexual de menor con homicidio o violación sexual de menor con lesiones

graves. Así mismo, aquellos resultados deben ser previsibles, es decir, deben ocurrir hasta por culpa

del agente. Caso contrario, si se determina que tales resultados no eran previsibles, aquel no

responderá penalmente por estos. Resulta reiterativo insistir que nuestra normatividad penal ha

proscrito para siempre de nuestro sistema penal nacional la simple responsabilidad objetiva (art. VII
C.P.). Finalmente, en el art. 173-A, aparece una última circunstancia agravante al indicarse que se

aplicará cadena perpetua en los supuestos ya indicados cuando el agente procedió con crueldad

sobre el menor en la consumación del acto sexual u otro análogo. Esta circunstancia se verifica

cuando el sujeto activo de manera innecesaria para efectos del acto sexual, actúa haciendo sufrir

deliberada e inhumanamente al menor. El agente goza con el sufrimiento ajeno.

Bien Jurídico Protegido

Con el delito de violación de menor se pretende proteger la indemnidad o intangibilidad sexual de los

menores de catorce años de edad. La indemnidad o intangibilidad sexual se entiende como protección

del desarrollo normal de la sexualidad de los menores quienes todavía no han alcanzado el grado de
madurez suficiente para determinarse sexualmente en forma libre y espontánea.

El profesor Francisco Muñoz Conde (Derecho Penal, Parte Especial, 2001, p. 201), certeramente

sostiene que en el caso de menores, el ejercicio de la sexualidad con ellos se prohíbe en la medida
que puede afectar al desarrollo de su personalidad y producir en ella alteraciones importantes que

incidan en su vida o su equilibrio psíquico en el futuro.

Sujeto Activo

Agente o sujeto activo de la conducta delictiva en comentario puede ser cualquier persona sea varón

o mujer; el tipo penal no exige la concurrencia de alguna cualidad o calidad especial, salvo para

agravar la conducta como ha quedado expresado. Incluso, puede tener la condición de enamorado,
novio o conviviente de la víctima. Se excluye el estado civil de casado debido que de acuerdo a

nuestra normatividad civil es imposible jurídicamente contraer matrimonio con una menor de catorce

años de edad. Si ello ocurriera, tal matrimonio es nulo.


Sujeto Pasivo

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También víctima o sujeto pasivo de los supuestos delictivos previstos pueden ser tanto el varón como

la mujer, con la única condición trascendente de tener una edad cronológica menor de dieciocho años.

Muy bien puede tener alguna relación sentimental con el agente o incluso, dedicarse a la prostitución

TIPICIDAD SUBJETIVA

De la redacción del tipo penal se desprende que se trata de un delito de comisión dolosa no cabe la

comisión imprudente. En efecto, el agente tiene conocimiento de la minoría de edad de su víctima y

no obstante, libre y voluntariamente le practica el acto o acceso carnal sexual, ya sea por la cavidad

vaginal, anal o bucal o en todo caso, le introduce objetos (prótesis sexuales, etc.) o partes del cuerpo

(dedos, mano, etc.) en su cavidad vaginal o anal.

Grados de Desarrollo

Tentativa.- Al constituirse en un delito de resultado, es posible que el injusto penal se quede en el

grado de tentativa; es decir, el agente inicia la comisión del acto o acceso carnal sexual o análogo

que ha decidido voluntariamente realizar, sin embargo por causas extrañas o voluntariamente decide

no consumar o perfeccionar la violación sexual. Esto es, por ejemplo, el agente por causas extrañas
a su querer no logra penetrar a su víctima o en su caso, voluntariamente decide no penetrarla. Si bien

en teoría resulta fácilmente identificable la tentativa del delito de violación de menor, en la práctica

judicial resulta cuestión o tarea difícil y muchas veces se le confunde con el delito de actos contra el

pudor, cuando de acuerdo a la redacción de los tipos penales 173 y 176 son figuras totalmente

diferenciables.

Consumación.- Igual como ocurren en las conductas sexuales ya analizadas, el delito de violación

sexual de menor se perfecciona o consuma con la penetración total o parcial de la víctima, ya sea vía

vaginal, anal o bucal. O en su caso, cuando comienza la introducción de objetos de objetos o partes

del cuerpo en la cavidad vaginal o anal de la víctima. Esto es, habrá penetración cuando el miembro
viril del varón se introduce en alguna de las cavidades ya indicadas del sujeto pasivo-menor o cuando

alguna de aquellas cavidades vengan a introducirse en el pene del varón-menor agredido

sexualmente. En caso del uso de objetos o partes del cuerpo, se perfecciona cuando aquellos son
introducidos por vía vaginal o anal del menor.

Penalidad

El agente de este delito será sancionado según corresponda la edad de la víctima.

5. VIOLACIÓN DE PERSONA BAJO AUTORIDAD O VIGILANCIA (Art. 174 C.P.)

El que, aprovechando la situación de dependencia, autoridad o vigilancia tiene acceso carnal por vía
vaginal, anal o bucal o introduce objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías a

una persona colocada en un hospital, asilo u otro establecimiento similar o que se halle detenida o

recluida o interna, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de siete ni mayor de diez
años e inhabilitación de dos a cuatro años, conforme al artículo 36, incisos 1, 2 y 3.".

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TIPICIDAD OBJETIVA

El hecho punible denominado también violación sexual de persona dependiente o violación sexual

por prevalimiento se verifica o configura cuando el sujeto activo o agente aprovechando la situación

de superioridad, autoridad o vigilancia que ejerce sobre su víctima, le realiza el acceso carnal sexual

ya sea por vía vaginal, anal o bucal o en su caso, le introduce objetos o partes del cuerpo en su

cavidad vaginal o anal. El agente abusa o aprovecha de la relación de superioridad que tiene sobre

su víctima, toda vez que esa dependencia condiciona la libertad y por ende la libertad sexual de la

víctima.

En este comportamiento delictivo no debe mediar violencia o intimidación, el acto o acceso carnal

sexual debe ser consecuencia del estado psicológico en que se encuentra el sujeto pasivo; estado

que incluso le puede llevar a expresar en forma aparente su consentimiento para practicar aquel acto.

Resulta importante establecer que no se requiere necesariamente que el acto sexual o análogo se

perfeccione o consume dentro de los lugares establecidos, pues muy bien puede perfeccionarse fuera

de aquellos lugares, por ejemplo, cuando el agente extrae al enfermo del hospital o al detenido de la
carceleta y lo lleva a otro lugar con la finalidad de practicarle el acto sexual con mayor comodidad.

Circunstancias Agravantes

Las circunstancias que agravan la conducta punible de violación sexual de persona dependiente

aparecen reguladas en el art. 177 del Código Penal. En efecto, allí se menciona que la conducta se

agrava cuando a consecuencia del acto sexual o análogo se produce la muerte o lesión grave en la

víctima, pudiendo el agente prever estos resultados. El resultado muerte o lesión grave deben

ocasionarse durante la ejecución de la violación sexual o en todo caso, ser consecuencia inmediata

del acto sexual; caso contrario, si se verifica que tales resultados se produjeron a consecuencia de

actos anteriores o posteriores al acto sexual o con fines de no ser descubierto, aparecerá un concurso
real de delitos entre violación sexual de persona dependiente con lesiones graves u homicidio de ser

el caso, pero de modo alguno se configurara la agravante. El resultado muerte o lesión grave debe

ser consecuencia del actuar negligente o imprudente del agente al momento de realizar el acto sexual.
Esto es, en el agente no debe existir la intención de causar la muerte o lesión grave en la víctima,

aquellos resultados deben ser consecuencia del actuar imprudente de aquel. Caso contrario, de

verificarse que el agente actúo con intención homicida o con el ánimo de causar lesión grave en la

víctima, también se perfeccionará un concurso real de delitos, debiéndose aplicar lo dispuesto en el

art. 50 del Código penal para resolver el concurso, imponiéndose al agente la pena del delito más

grave. Así mismo, se constituye en circunstancia agravante el hecho que el agente al momento de
realizar el acceso carnal sexual o en su caso, al momento de introducir objetos o partes del cuerpo,

procede con crueldad sobre su víctima; es decir, el agente haga sufrir de manera innecesaria, cruel e

inhumanamente a la víctima.
Bien Jurídico Protegido

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El bien jurídico que se pretende tutelar o proteger con el delito de violación de persona dependiente

lo constituye la libertad sexual entendida como la facultad personalísima de realizar conducta sexual

sin coacciones ni mayor limitación que la libertad ajena. Sin duda, en el presente supuesto delictivo

se lesiona la libertad sexual desde el momento que la víctima se encuentra en una situación de

dependencia que le imposibilita o limita una aceptación libre y voluntaria para realizar el acto sexual

o análogo. La libertad sexual, como es natural, no tiene por qué pertenecer exclusivamente a la mujer.

El varón también puede sentirse obligado, por determinadas circunstancias de lugar y dependencia,

a la práctica del acto o acceso carnal sexual con una mujer, contrariamente a su deseo de abstenerse

de hacerlo.

Sujeto Activo

Sujeto activo o agente del delito de violación sexual por prevalimento puede ser tanto varón como

mujer, el mismo que debe tener una posición de superioridad, autoridad o vigilancia sobre su víctima.

Se trata de un delito especial, pues se requiere necesariamente que el agente tenga la calidad o este

investido de autoridad o le esté encargado la vigilancia de la víctima. Nadie que no tenga las
cualidades descritas en el tipo penal sobre la víctima, puede constituirse en sujeto activo del delito en

comentario. En tal sentido, podrá ser sujeto activo el director de una institución penitenciaria, un

policía o un empleado de hospital, asilo o establecimiento en donde se encuentre colocada la víctima,

pero de ningún modo, por ejemplo el abogado que visita a su cliente que se halla detenido, ni el

médico que acude en consulta de su paciente recluida en un establecimiento de las características

citadas, ni el funcionario o empleado de un centro penitenciario que no tiene poder de vigilancia o

autoridad sobre los internos, esto es, contadores, electricistas, choferes, etc. (Bramont-Arias- García,

1997, p. 251).

Sujeto Pasivo
Sujeto pasivo o víctima del delito de violación sexual de persona dependiente puede ser tanto varón

como mujer mayores de dieciocho años de edad que se encuentre dentro de un hospital, asilo u otro

establecimiento similar o que se hallen detenidos, recluidos o internos en una celda, carceleta o un
centro penitenciario. En consecuencia, pueden ser sujetos pasivos, los ancianos, los enfermos,

alumnos, detenidos, sentenciados, etc

TIPICIDAD SUBJETIVA

De la estructura del tipo penal se evidencia que se trata de un delito de comisión dolosa, no cabe la

comisión imprudente. Esto es, el agente voluntariamente actúa o desenvuelve su conducta con

conocimiento y voluntad de realizar el acto sexual u análogo con persona que se encuentra bajo su
dependencia. El agente conoce la condición de dependencia en que se encuentra su víctima hacia

su persona, no obstante, voluntariamente le somete a un contexto sexual determinado ya sea

teniendo acceso carnal vía vaginal, anal o bucal o en su caso, introduciéndole objetos o partes del
cuerpo en su cavidad vaginal o anal.

Grados de Desarrollo
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Tentativa.- Al constituir un delito de resultado, es perfectamente posible que el hecho se quede en el

grado de tentativa, en tal caso se aplicará lo dispuesto en los artículos comprendidos del 16 al 19 del

Código Penal, según corresponda al caso concreto.

Consumación.- El delito de violación de persona dependiente se perfecciona en el mismo momento

que se produce la penetración del miembro viril en la cavidad vaginal, anal o bucal del sujeto pasivo

de la acción sexual ilícita. Esto es, desde el momento que empieza la conjunción del miembro viril con

la cavidad vaginal, anal o bucal del sujeto pasivo. Para efectos de la consumación no interesa verificar

si la penetración fue total, bastará que se verifique una simple penetración parcial. En el caso del uso

de objeto o partes del cuerpo, hay consumación en el mismo momento que el agente, comienza a

introducirlos en la cavidad vaginal o anal de la víctima.

Penalidad

El agente de este delito será sancionado teniendo en cuenta la condición de dependencia que ejerce

sobre la víctima.

6. ACTOS CONTRA EL PUDOR (Art. 176 C.P.)

El que sin propósito de tener acceso carnal regulado por el artículo 170, con violencia o grave

amenaza, realiza sobre una persona u obliga a ésta a efectuar sobre sí misma o sobre tercero,

tocamientos indebidos en sus partes íntimas o actos libidinosos contrarios al pudor, será reprimido

con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de cinco años. La pena será no menor de

cinco ni mayor de siete:

1. Si el agente se encuentra en las agravantes previstas en el artículo 170 incisos 2, 3 y 4.

2. Si la víctima se hallare en los supuestos de los artículos 171 y 172.

3. Si el agente tuviere la condición de docente, auxiliar u otra vinculación académica que le confiera
autoridad sobre la víctima.

TIPICIDAD OBJETIVA

El delito denominado “actos contrarios al pudor de una persona” se configura cuando el sujeto activo
sin tener el propósito de practicar el acceso carnal sexual vía vaginal, anal o bucal u otro análogo

como introducción de objetos o partes del cuerpo vía vaginal o anal, haciendo uso de la violencia o la

amenaza grave, realiza sobre su víctima u obliga a ésta a efectuar sobre sí misma o sobre tercero

tocamientos indebidos en sus partes íntimas o actos libidinosos contrarios al pudor. Aquí pudor se

entiende como la situación de recato, decencia o decoro del que gozamos todas las personas en

sociedad.
De la redacción del tipo penal se evidencia que los comportamientos contra el pudor, recato o decoro

de personas pueden realizarse hasta por tres modalidades. Primero, cuando el agente por medio de

la violencia o amenaza realiza sobre la víctima tocamientos indebidos en sus partes íntimas o actos
libidinosos, lascivos, lúbricos, eróticos, lujuriosos e impúdicos. La segunda modalidad se configura

cuando el agente con la finalidad de sólo observar y de ese forma satisfacer su lujuria, obliga a la
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víctima a realizarse a sí misma tocamientos indebidos o actos libidinosos o eróticos. Se realiza este

tipo de delito cuando por ejemplo, el agente obliga a su víctima a sacarse toda su vestimenta y luego

le hace que se toque sus partes íntimas y zonas erógenas. Finalmente, la tercera modalidad se

configura cuando el agente obliga que la víctima realice o efectúe tocamientos indebidos o actos

lujuriosos en el cuerpo de un tercero que se encuentra en la escena del delito. Estaremos ante esta

modalidad delictiva cuando por ejemplo, el agente, haciendo uso de la amenaza con arma de fuego

obligue a su víctima a tocar y acariciar los genitales de un tercero que allí se encuentra. El tercero

muy bien puede dejarse realizar voluntariamente los tocamientos, o también puede estar obligado a

dejarse tocar. En el primero caso, el tercero será partícipe del delito, mientras que en el segundo

supuesto, el tercero también será víctima. Constituye circunstancia importante a tener en cuenta que

los tocamientos, manipulaciones o actos libidinosos, eróticos o lascivos realizados sobre el cuerpo de

la víctima o en su caso, los actos y tocamientos que se obligan a la víctima efectuar sobre sí misma

o contra un tercero, deben tener finalidad diferente a la de practicar el acto sexual o análogo, caso

contrario, si se verifica que el autor tenía esta finalidad y por circunstancias extrañas no logró el acceso
carnal, estaremos ante el delito de tentativa de violación sexual (art. 170) pero de ninguna manera en

el delito que ahora nos ocupa. La intención del agente de practicar el acto sexual o no, se constituye

en punto de quiebre para diferenciar una tentativa de violación sexual con el delito de actos contra el

pudor, recato o decencia de una persona.

Se entiende por actos contrarios al pudor, aquellos tocamientos y manipulaciones que realiza el

agente o autor sobre el cuerpo de la víctima, así como aquellos tocamientos o actos libidinosos que

se obliga efectuar a la víctima sobre su propio cuerpo o sobre el cuerpo de un tercero, especialmente

en sus genitales o zonas erógenas con la finalidad de satisfacer su propia lujuria, excitando el libido

del sujeto pasivo y sin que el agente haya evidenciado su intención frustrada de practicar el acto
sexual o análogo, siendo indiferente la circunstancias que el autor alcance o no el orgasmo o la

eyaculación (Roy Freyre, 1975, p. 89). En igual sentido, Bramont-Arias y García (1997, p. 257),

sostienen que se considera actos contrarios al pudor todo tocamiento lúbrico somático que ha de
recaer sobre el cuerpo del sujeto pasivo con el fin de satisfacer el apetito sexual del sujeto activo, por

ej., palpación, tocamiento, manoseos de las partes genitales.

Por otro lado, los medios utilizados por el agente para realizar el delito de actos contrarios al pudor

de persona lo constituyen la violencia o la amenaza grave. La violencia es entendida como la fuerza

física que se proyecta sobre la víctima para vencer su resistencia con la finalidad de hacerle o en su

caso, obligarle a efectuarse sobre sí misma (por ejemplo, obligarle a desnudarse y luego se realice
tocamiento en su genitales) o sobre un tercero, tocamientos o actos libidinosos. La amenaza grave

es entendida como el anuncio del propósito de causar un daño o mal sobre el sujeto pasivo si éste no

realiza lo que se le pide. El agente intimida o asusta al sujeto pasivo para que se deja hacer o él se
efectúe sobre sí mismo o tercero, actos contrarios al pudor. Estos medios que de modo explícito

aparecen en el supuesto de hecho del tipo penal en comentario, necesariamente deben concurrir
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juntos o por separado para perfeccionarse el delito. Si llega a verificarse que el agente no hizo uso

de alguno de estos recursos para someter a su víctima, el delito no se configura. En tal sentido, de

comprobarse que el sujeto pasivo prestó su consentimiento para los actos impúdicos, la conducta

será atípica. El consentimiento se constituye en una causa de atipicidad.

Circunstancias Agravantes

Las circunstancias que agravan el hecho punible en hermenéutica jurídica aparecen previstas en el

segundo párrafo del art. 176 y en el artículo 177 del Código Penal. En efecto, la conducta de actos

contrarios al pudor de una persona se agrava cuando:

1.- El agente se haya prevalido de cualquier posición o cargo.- Aparece esta agravante cuando el

agente somete a su víctima, aprovechando la posición de ventaja o superioridad que tiene sobre ella.

Así también, se configura la agravante cuando el agente aprovechando el cargo que le da particular

autoridad sobre la víctima le obliga a realizar actos contrarios al pudor. Esta agravante es de

aplicación para aquellos jefes que por ejemplo, obligan por medio de la violencia y grave amenaza a

sus subordinados a dejarse realizar tocamientos indebidos en sus genitales, o para aquellos
profesores que intimidando a sus alumnos con jalarlos en su curso, los someten al trato impúdico, etc.

De igual forma se perfecciona la agravante cuando el sujeto activo obliga a su víctima a realizar actos

contrarios al pudor, aprovechando una relación de parentesco por ser ascendiente, descendiente o

hermanos, consanguíneo o por adopción o afines de aquella. De esa forma, esta agravante es de

aplicación a los autores de los actos contra el pudor cuando la víctima, es su madre o padre, hijo o

hija consanguínea o adoptiva, nieto a nieta, hermano o hermana, cónyuge, cuñada o cuñado, suegra

o suegro.

2.- Agravante por calidad o cualidad especial del agente.- El inciso primero de la segunda parte del

artículo 176, prevé también que se agrava el delito cuando el agente obliga a su víctima a realizar
actos contrarios al pudor, estando aquel en pleno ejercicio de su función pública en su condición de

miembro de las Fuerzas Armadas, Policía Nacional, serenazgo, policía municipal o vigilancia privada.

La agravante se justifica por el hecho que aquellos grupos de personas ejercen función pública
consistente en brindar seguridad y protección a los ciudadanos. De modo que si en lugar de ejercer

su función encomendada normalmente, haciendo uso de la violencia o amenaza grave, someten a

actos contra el pudor a su víctima, aparte de lesionar el bien jurídico “libertad sexual” afectan

gravemente la confianza brindada ya sea por parte del Estado o de un tercero que los contrató en

caso de vigilancia privada.

3.- Actos sobre persona en estado de inconsciencia o en imposibilidad de resistir.- Se agrava la


conducta punible cuando la víctima se encuentra en los supuestos del artículo 171 del C.P., es decir,

cuando el agente previamente coloca a su víctima en un estado de inconsciencia, que no es otra cosa

que la pronunciada incapacidad psico-física que le impide reaccionar y procurarse alguna forma de
defensa para contrarrestar la agresión sexual. La víctima al quedar desprovista de la capacidad de

entender o conservando sólo un mínimo grado de la misma, tiene también suprimida o muy menguada
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su facultad de querer. Ello puede ser producido por ebriedad, el hipnotismo, el uso de los narcóticos,

de los afrodisíacos, el sueño, pastillas somníferas en particular, anestesia del ginecólogo que simula

un aborto, etc. También se configura la agravante cuando el sujeto activo previamente ha colocado a

su víctima en imposibilidad de resistir. Aquí el sujeto pasivo conserva su plena capacidad de

percepción, pero las circunstancias materiales del suceso demuestran que aquel se halla privado de

la facultad de querer. Por ejemplo, causar una lesión, atar las manos de la mujer, etc.

4.- Actos sobre persona en incapacidad de resistencia.- Se agrava los actos contra el pudor cuando

la víctima se halla en el supuesto del artículo 172 del C.P. que regula la violación sexual de persona

en incapacidad de resistencia. Es decir, aquí se configura la agravante cuando el sujeto activo con

pleno conocimiento que su víctima sufre de un estado permanente o parcial de anomalía psíquica,

grave alteración de la conciencia, retardo metal o se encuentra en incapacidad de resistir, le realiza

tocamiento o actos contrarios al pudor. El especial estado personal de la víctima debe ser anterior al

momento que se efectúa los tocamientos impúdicos, es decir, no haya sido provocado u ocasionado

por el agente. Caso contrario si éste lo provocó, estaríamos ante el supuesto de la agravante anterior.
5.- Muerte de la víctima.- La muerte de la víctima a consecuencia de los actos contrarios al pudor, se

constituye en otra agravante, la misma que aparece tipificado en el art. 177 del Código Penal. La

agravante se configura siempre y cuando, el agente haya podido prever aquel resultado. Aquí la

muerte debe ser producto de los tocamientos o actos eróticos e impúdicos mismos, pudiendo haberse

realizado durante la consumación o materialización de la agresión sexual o como consecuencia

inmediata de tal hecho.

6.- Lesiones graves en la víctima.- También el art. 177 del C.P. establece como circunstancia

agravante el hecho que a consecuencia de los actos contrarios al pudor, el agente pudiendo prever

el resultado, le haya ocasionado lesiones graves a su víctima. Las lesiones deben ser consecuencia
inmediata de los tocamientos de las partes íntimas. Si son producidas después no estaremos frente

a la agravante, sino ante la figura de concurso real de delitos: actos contra el pudor con lesiones

graves.
7.- Crueldad sobre la víctima.- Finalmente, el art. 177 del C.P. prevé la circunstancia agravante que

se configura cuando el agente procede o actúa con crueldad sobre la víctima. Sin duda, ello se

desprenderá del modo, forma y circunstancias en que ocurrieron los hechos. Se presenta esta

agravante cuando el agente realiza los actos contrarias al pudor haciendo sufrir en forma inexplicable

e innecesaria a su víctima. Para estar ante esta modalidad agravada resulta necesario verificar dos

aspectos que lo caracterizan: primero, que el sufrimiento ya sea físico o psíquico, haya sido
aumentado deliberadamente por el agente, quien actúa con la intención de hacer sufrir a la víctima; y

segundo, que el padecimiento sea innecesario y prescindible para lograr el propósito del agente,

poniéndose en evidencia su ensañamiento e insensibilidad ante el dolor humano.


Bien Jurídico Protegido

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El bien jurídico que se pretende proteger con la tipificación de este delito lo constituye la libertad

sexual. En efecto, de la estructura del tipo penal se evidencia que el agente por medio de la violencia

o amenaza grave limita o vulnera la libertad sexual de la víctima, la misma que es sometida a un

contexto sexual que no desea ni quiere.

Sujeto Activo

Sujeto activo puede ser cualquier persona sea varón o mujer, el tipo penal no exige alguna cualidad

o condición especial.

Sujeto Pasivo

Víctima o sujeto pasivo del delito de actos contrarios al pudor también puede ser cualquier persona,

sea hombre o mujer con la única condición específica que sea mayor de catorce años de edad. Ello

debido que si la persona ofendida con los actos libidinosos tiene una edad por debajo de los catorce

años, el hecho se subsume en el artículo 176-A. del Código Penal.

TIPICIDAD SUBJETIVA

Se trata de un delito necesariamente doloso. No cabe la comisión por imprudencia, es decir, si llega
a evidenciarse por ejemplo tocamientos en los genitales de una persona de manera casual o

imprudente, el delito no se configura por falta de tipicidad. El delito de actos contrarios al pudor exige

la presencia del elemento subjetivo denominado “dolo”; esto es, el agente actúa con conocimiento y

voluntad de realizar manipulaciones en las zonas erógenas de la víctima o actos libidinosos, eróticos

o lujuriosos contrarios al pudor con la finalidad de satisfacer su apetito sexual. El propósito del autor

es satisfacer su deseo sexual con los tocamientos o manipulaciones. Caso contrario, si tuviera la

finalidad de excitar a su víctima para de ese modo realizar el acto sexual ya sea vía vaginal, anal o

bucal, estaremos frente al delito de violación sexual previsto en el art. 170 del Código Penal en el

grado de tentativa si no llegó a consumarse el acceso carnal. En suma, en el análisis del aspecto
subjetivo del agente, encontraremos la diferencia entre el hecho punible de actos contrarios al pudor

y el delito de violación sexual en grado de tentativa. Determinar cuándo estaremos ante un delito y

cuando en el otro, sólo dependerá de la finalidad que tuvo el agente que propició un contexto sexual
específico no deseado por la víctima.

Grados de Desarrollo

Tentativa.- Se dará cuando el sujeto activo, habiendo ejercido violencia o grave amenaza sobre el

sujeto pasivo, no logra realizar actos contrarios al pudor.

Consumación.- El delito se perfecciona o consuma en el momento que el agente realiza sobre la

víctima o le obliga a ésta a efectuar sobre sí misma o sobre un tercero, tocamientos indebidos en sus
partes íntimas o actos libidinosos contrarios al pudor. De la forma y circunstancias en que se produjo

el evento, incluso, sólo bastará un solo tocamiento. No se requiere otro acto posterior como el

orgasmo o la eyaculación, circunstancia normal de satisfacer alguna apetencia sexual. En tal sentido,
determinar si hubo o no orgasmo o eyaculación a consecuencia de los actos contra el pudor de la

víctima, es irrelevantes para la configuración del injusto penal.


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Penalidad

Se impondrá teniendo en cuenta las agravantes establecidas

7. ATENTADO AL PUDOR EN MENOR DE 14 AÑOS (Art. 176 – A C.P.)

El que sin propósito de tener acceso carnal regulado en el artículo 170, realiza sobre un menor de

catorce años u obliga a éste a efectuar sobre sí mismo o tercero, tocamientos indebidos en sus partes

íntimas o actos libidinosos contrarios al pudor, será reprimido con las siguientes penas privativas de

la libertad:

1. Si la víctima tiene menos de siete años, con pena no menor de siete ni mayor de diez años.

2. Si la víctima tiene de siete a menos de diez años, con pena no menor de seis ni mayor de nueve

años.

3. Si la víctima tiene de diez a menos de catorce años, con pena no menor de cinco ni mayor de ocho

años.

Si la víctima se encuentra en alguna de las condiciones previstas en el último párrafo del artículo 173
o el acto tiene un carácter degradante o produce grave daño en la salud física o mental de la víctima

que el agente pudo prever, la pena será no menor de diez ni mayor de doce años de pena privativa

de libertad.

TIPICIDAD OBJETIVA

El delito de actos contra el pudor de menor se configura cuando el agente con la finalidad de satisfacer

sus apetencias sexuales y sin tener el propósito o intención de realizar el acceso carnal sexual o

análogo, realiza sobre un menor de catorce años o le obliga a efectuar sobre sí mismo o tercero,

tocamiento indebidos en sus partes íntimas o actos libidinosos, eróticos, lujuriosos o lúbricos

contrarios al pudor, recato o decencia. Aquí, con la única salvedad de la edad del sujeto pasivo y que
no es necesario la concurrencia de violencia o amenaza grave para someter a la víctima, vale todo lo

dicho al comentar el acápite de la tipicidad objetiva del tipo penal 176 del C.P.

Circunstancia Agravante
El segundo párrafo del art. 176-A, recoge el supuesto agravante de la conducta delictiva en

comentario. En efecto, la conducta se agrava si el agente tuviere cualquier posición, cargo o vínculo

familiar que le dé particular autoridad sobre la víctima o le impulse a depositar en él su confianza

(supuesto previsto en el último párrafo del art. 173 del C.P).

Por otro lado, de la lectura del art. 177 del Código Penal y en estricta aplicación del principio de

legalidad, se concluye que las agravantes previstas en este numeral, no alcanzan a la hipótesis
delictiva recogida en el tipo penal 176-A, resultando un contrasentido normativo debido que como es

de verse si alcanzan a la conductas contrarias al pudor de mayores de edad (art. 176) que en el tipo

básico prevé penas más leves que las previstas para el delito de atentado contra el pudor de los
menores de catorce años. En otros términos, los atentados contra el pudor de mayor en que concurra

las circunstancias previstas en el artículo 177, merecen mayor sanción, a diferencia de los atentados
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contra el pudor de menores de catorce años. En consecuencia, con la finalidad de buscar cada vez

mayor coherencia interna y externa de nuestra normatividad penal sustantiva, de lege ferenda debe

proponerse la subsanación de esta grave omisión.

Bien Jurídico Protegido

Aquí al igual como ocurre con el tipo penal 173 del C.P., el interés o bien jurídico protegido lo

constituye la intangibilidad o indemnidad sexual de los menores de catorce años de edad. En la

doctrina nacional existe unanimidad al respecto. Así, Bramont-Arias- García (1997, p. 260), enseñan

que “se protege la indemnidad sexual, referida especialmente al libre desarrollo sexual del menor”.

Por su parte Villa Stein (1998, p. 202) sostiene que “se tutela la sexualidad humana en formación”.

Sujeto Activo

Puede ser cualquier persona, sea varón o mujer; no se requiere alguna cualidad ó calidad especial

en el agente.

Sujeto Pasivo

Puede ser cualquier menor, sea varón o mujer con la única condición que tenga una edad cronológica
por debajo de los catorce años.

TIPICIDAD SUBJETIVA

Igual que el injusto penal previsto en el art. 176 del Código Penal, se requiere la presencia necesaria

del dolo. El agente con conocimiento y voluntad de satisfacer sus apetencias sexuales y sin tener el

propósito o intención de realizar el acceso carnal sexual o análogo, realiza sobre un menor de catorce

años o le obliga a efectuar sobre sí mismo o tercero, tocamiento indebidos en sus partes íntimas o

actos libidinosos o eróticos contrarios al pudor, recato o decencia. En el mismo sentido se pronuncian

Bramont-Arias y García (1997, p. 260), al enseñar que “se requiere necesariamente el dolo, es decir,

la conciencia y voluntad de realizar actos contrarios al pudor, con exclusión del propósito de practicar
el acto sexual u otro análogo, es decir, de violar, lo que permite distinguir un acto contrario al pudor

de una tentativa de violación”.

Si por el contrario, se verifica que los tocamientos aparentemente libidinosos fueron casuales o
consecuencia de conducta imprudente, el delito no se configura, pasando a formar el grueso de

conductas atípicas por tanto irrelevantes penalmente.

Grados de Desarrollo

Tentativa.- Al constituir un delito de mera actividad que no requiere el uso de violencia o amenaza

grave, es imposible que en la realidad se configure la tentativa. Tan pronto se inicia o comienza la

ejecución del acto contrario al pudor del menor, el delito queda perfeccionado.
Consumación.- El delito se consuma o perfecciona desde el momento que el agente realiza sobre un

menor de catorce años o le obliga a efectuar sobre sí mismo o tercero, tocamiento indebidos en sus

partes íntimas o actos libidinosos o eróticos contrarios al pudor, recato o decencia. Basta que se
verifique un solo tocamiento en las partes íntimas de la víctima o en su caso, la realización de un sólo

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acto erótico o libidinoso contra el pudor del menor para estar ante una conducta penal consumada no

requiriéndose en consecuencia, la real satisfacción sexual del agente.

Penalidad

Para su aplicación se tiene en cuenta las circunstancias, la calidad y cualidad del agente.

DECIMA SEMANA: Primera Sesión: 16 de Noviembre de 2021.

PROXENETISMO

FAVORECIMIENTO A LA PROSTITUCION Art. 179.

El que promueve o favorece la prostitución de otra persona, será reprimido con pena privativa

de libertad no menor de cuatro ni mayor de seis años.

La pena será no menor de seis ni mayor de doce años cuando:

1. El agente cometa el delito en el ámbito del turismo, en el marco de la actividad de una


persona jurídica o en el contexto de cualquier actividad económica.

2. El agente es ascendiente o descendiente por consanguinidad, adopción o por afinidad,

pariente colateral hasta el cuarto grado de consanguinidad o adopción o segundo grado de

afinidad; cónyuge, excónyuge, conviviente, exconviviente o tenga hijos en común con la

víctima; o habite en el mismo domicilio de la víctima, siempre que no medien relaciones

contractuales o laborales.

3. Es un medio de subsistencia del agente.

4. La víctima esté en situación de abandono o extrema necesidad económica.

5. Se realice respecto a una pluralidad de personas.


6. La persona en prostitución tenga discapacidad, sea adulta mayor, padezca de una

enfermedad grave, pertenezca a un pueblo indígena u originario o presente cualquier

situación de vulnerabilidad.
7. Cuando el agente, a sabiendas, favorezca o promueva actos de prostitución violentos que

produzcan lesiones o ponga en peligro grave la integridad o la vida de quien realice la

prostitución.

8. El agente actúe como integrante de una banda u organización criminal.

BIEN JURIDICO TUTELADO.-


Es la moral sexual colectiva y la libertad sexual individual de las personas.

TIPO OBJETIVO DE LO INJUSTO.-


El sujeto activo puede ser cualquier persona( hombre o mujer). El sujeto pasivo es cualquier

persona ( hombre o mujer ), si la victima es un menor de dieciocho años, el tipo se agrava.


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La conducta típica consiste en hacer iniciar a otra persona o que esta sirva a la prostitución.

El Tipo de agrava ]:

Por la calidad de la victima

a) El menor de 18 años, así haya prestado su consentimiento para realizar la acción ( Inc.1 )

b) El inimputable. Comprendiéndose al estado de ebriedad o drogadicción temporal ( Inc.3 ).

c) El que se encuentra atravesando una situación una situación de abandono o necesidad

económica y del que se aprovecha el agente para prostituirlo ( Inc. 5 ).

d) Cuando el agente utiliza vis absoluta o vis compulsiva u otros medios descritos en el tipo

sobre la victima con el fin de que esta se prostituya .

Por la calidad del agente.

e) El sujeto activo tiene un vinculo de parentesco con el sujeto Pasivo dentro del cuarto grado

de consanguinidad en línea recta ascendente y descendente ( padre e hijo, abuelo y nieto,

bisabuelo y biznieto, tatarabuelo y tataranieto ) o en línea colateral ( hermanos, sobrinos y

tíos ,y primos hermanos ) o segundo de afinidad ( cuñados, suegros y yerno ) o es cónyuge,


concubino-regular o irregular, tutor, curador o el que por cualquier motivos tiene a la víctima

bajo su cuidado.

f) Cuando es proxeneta o por su modus vivendi se entiende como un criterio del derecho

penal del autor.

TIPO SUBJETIVO DE LOS INJUSTO

Es el dolo y el animus lucrandi

INTER CRIMINIS

Este delito se consuma con la sola promoción o favorecimiento de la prostitución sin que sea

necesario de los efectos se realicen.


No es posible la tentativa.

RUFIANISMO.-
DESCRIPCION LEGAL ART. 180.- El que explota la Ganancia deshonesta obtenida por una

persona que ejerce la prostitución será reprimido con penal privativa de libertad no menor de

tres ni mayor de ocho años.

Si la victima tiene catorce y menos de dieciocho, la pena será no m menor de seis ni mayor

de diez años

Si la victima tiene menos de catorce años, o es cónyuge, conviviente, hijo adoptivo, hijo de su
cónyuge o de su conviviente o si esta a su cuidado, la pena será no menor de ocho ni mayor

de doce años-.

BIEN JURIDICO TUTELADO


Es la libertad sexual individual.

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TIPO OBJETIVO DE LO INJUSTO

El sujeto activo es cualquier ( hombre o mujer ). El sujeto pasivo es la persona prostituida (

hombre o mujer ), si la victima es un menor de dieciocho años, el tipo se agrava.

La conducta típica consiste en explotar la ganancia deshonesta obtenida por una persona que

ejerce la prostitución.

TIPO SUBJETIVO DE LO INJUSTO.

Es el dolo y el animus lucrandi.

INTER CRIMINIS

Este delito se consuma cuando el sujeto activo ha dado inicio a la inversión con la finalidad de

obtener un provecho.

Es posible la tentativa.

DECIMA SEMANA: Segunda Sesión: 18 de Noviembre de 2021.


PROXENETISMO

DESCRIPCION LEGAL Art.181.- El que compromete, seduce o sustrae a una perdona para

entregarla a otro con el objeto de practicar relaciones sexuales, o el que la entrega con este fin,

será reprimido con una pena privativa de libertar no menor de tres ni mayor de seis años.

La pena será no menor de seis años, cuando:

1. La victima tiene menor de dieciocho años de edad

2. El agente emplea violencia, amenaza, abuso de autoridad u otro medio de

Coerción.

3.La victima es cónyuge, concubina, descendiente, hijo adoptivo, hijo de su


cónyuge o de su concubina, o si está a su cuidado.

4.La victima es entregada a un proxeneta.

Bien jurídico tutelado

Es la libertad sexual individual.

Tipo objetivo de lo injusto.

El sujeto activo puede ser cualquiera (nombre o mujer ).E l sujeto pasivo puede ser cualquiera

( hombre o mujer ), si la victima es un menor de edad de dieciocho años, el tipo se agrava.

La conducta típica consiste en :

a) Comprometer, seducir o sustraer a una persona para entregarla a otra con el objeto de practicar
relaciones coitales o

b) Entregar a una persona con el fin de que se practique relaciones coitales


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EL tipo se agrava:

Por la calidad de la victima

a) El menor de 18 años, es decir el niño o el adolescente ( Inc.1 )

b) Si el cónyuge, concubina, descendiente, hijo adoptivo, hijo de su cónyuge o de su

concubina o el que se encuentra bajo el cuidado del agente ( Inc.3 )

Atendiendo al medio empleado

c) Cuando el sujeto activo utiliza vis absoluta, vis compulsiva, abuso de autoridad u otro medio de

coerción ( Inc-2 )

Atendiendo a quien es entregada la víctima

d) Cuando la víctima es dada a un proxeneta.

Tipo subjetivo de lo injusto


Es el dolo y la intención de entregar al sujeto pasivo a un tercero con el fin de que practique

relaciones coitales

Inter Criminis

Este delito se consuma con los acros de compromiso, seducción o sustracción de la víctima, o con

su entrega para este fin.

DECIMA PRIMERA SEMANA: Primera y Segunda Sesión: 23 de Noviembre de 2021 y 25

de noviembre de 2021.

DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO

EL PATRIMONIO EN EL DERECHO PRIVADO Y SU REPERCUSIÓN EN EL DERECHO PENAL


Debido que en la construcción de los delitos patrimoniales y en su hermenéutica jurídica intervienen

abundantes institutos de estricta creación del derecho privado, siempre ha sido un problema a resolver

para el jurista del derecho penal, la interrogante de saber si los conceptos de los institutos del derecho

civil o comercial tienen el mismo contenido cuando son utilizados en el campo del derecho punitivo, o

en su caso, tienen conceptos diferentes. En efecto, con el profesor Rojas Vargas (2000, p. 38) se

concluye que en síntesis, de lo que se trata de saber es si el Juez debe darle a términos tales como
bien mueble, ajenidad, posesión, dinero, valor, depósito, comisión, administración, propietario,

prenda, gerente, administrador, socios, etc., su significación de origen, vale decir, el otorgado por el

derecho civil, comercial o societario. O es que acaso tales vocablos jurídicos adquieren un sentido
especial propio cuando son utilizados en la normatividad penal?.

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En la literatura penal encontramos hasta tres posiciones teóricas al respecto (Véase: Roy Freyre,

1983, p. 18 y con mayor amplitud Rojas Vargas, 2000, p. 38 y ss.):

1.- Una primera que se etiqueta como civilista, monista o de la identidad, por la cual se afirma que el

derecho penal debe utilizar y aplicar los mismos conceptos que otorga el derecho privado. Debe

respetarse las significaciones de origen, estando vedado al derecho penal recrear los conceptos

dados por el derecho civil.

2.- La segunda teoría denominada autónoma o independiente sostiene que el derecho penal recibe

los institutos creados por el derecho privado pero en su aplicación le otorga un contenido particular

de acuerdo a las exigencias de sus fines.

3.- La tercera teoría rotulada como mixta, ecléctica o integradora sostiene que el derecho penal

recepciona los conceptos elaborados por el derecho privado y los aplica respetando su significado

original, sin embargo, cuando se presente conflictos lingüísticos no le está prohibido al derecho penal

recrear algunos conceptos por vía de interpretación para un caso concreto.

De las tres teorías los juristas peruanos se han inclinado por la tercera, es decir, por la mixta o
ecléctica. Roy Freyre (1983, p. 21) afirma que los conceptos e instituciones autónomas del Derecho

Privado, en cuanto son utilizados por la ley penal, deben ser entendidos desde una perspectiva

publicista que tenga en consideración el fin inmediato del derecho penal (especial protección de

concretos intereses comunes) y también su fin mediato (paz social con justicia), sin olvidar lo que

sostienen los teóricos objetivistas, que los nuevos fenómenos jurídicos, económicos, políticos,

morales o técnicos imponen una interpretación de la ley desde aquí y para ahora (interpretatio ex

nunc) y no con el sentido que las expresiones legales tuvieron en pasadas circunstancias

determinantes de la actividad del legislador (interpretatio ex tunc).

Por su parte, Peña Cabrera ( 1993, p. 6) parafraseando al también desaparecido español Quintano
Ripollés sostiene que la solución ha de hallarse pura y simplemente en saber elegir en cada caso

concreto, bien la autonomía institucional, bien la dependencia, rehuyendo posturas absolutas que de

antemano están abocadas al fracaso. En determinadas ocasiones -continúa Peña Cabrera- los
institutos jurídicos son efectivamente idénticos en lo penal y en lo civil, pero en otras muchas requieren

un tratamiento aparte pese a la identidad léxica, que por lo mismo debiera ser evitada prefiriéndose

el uso de denominaciones distintas cuando las cosas o ideas también lo sean. En tanto que Rojas

Vargas (2000, p. 42), después de glosar las opiniones de Joan Queralt, Ricardo Núñez, Alfredo

Etcheverry, Roy Freyre, Bajo Fernández y Francesco Antolisei, tomando posición considera correcta

la teoría ecléctica, integradora y teleológica. Al tratarse fundamentalmente de problemas de


interpretación y de semántica jurídica aplicada a los fines superiores del derecho penal, la recreación

de los términos extrapenales -sean éstos normativos o naturales- sólo se legitima en función a dichos

fines y a las posibilidades de los usos lingüísticos que brinde el lenguaje. Es más, el autor citado
sentencia que al no tomarse en cuenta tales presupuestos ocasionaría las siguientes indeseables

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consecuencias: a) desbordar arbitrariamente las significaciones que brinda el idioma; b) contradecir

el principio de taxatividad de la ley; y c) incurrir en analogía.

Por nuestra parte, tomando postura y para efectos del presente trabajo dogmático consideramos que

la postura adecuada resulta ser la teoría ecléctica o integradora, pero no en su sentido radical que

sostiene que cuando no coincida los conceptos creados por el derecho privado con los utilizados por

el derecho penal debe hacerse una recreación total de las expresiones hasta el punto de darle un

concepto diferente, sino en un sentido moderado, esto es, si llega a determinarse que el concepto del

derecho privado resulta contrario a los fines del derecho punitivo, el jurista, al momento de interpretar

debe ampliar o restringir sus alcances. Ello significa que el concepto seguirá siendo el mismo con la

diferencia que según el caso concreto para el derecho punitivo interpretativamente el concepto será

utilizado en su acepción amplia o restringida. El problema es de interpretación de la ley penal, en

consecuencia corresponde al jurista u operador jurídico, haciendo uso de los métodos adecuados,

determinar en cada caso concreto si el término utilizado en el tipo penal tiene el mismo concepto al

otorgado por el derecho privado o por el contrario, tiene otro sentido. Al concluir el intérprete que no
tienen el mismo significado, en el caso concreto, deberá recurrir al concepto original para finalmente

ampliar o restringir su contenido de modo que no se oponga a los fines propios del Derecho Penal.

Si consideramos que el núcleo o base fundamental de un sistema jurídico nacional lo constituye los

lineamientos previstos en la Constitución Política de determinado Estado, por razonamiento lógico

debe concluirse sin mayor inconveniente que en aras de construir o enarbolar un sistema jurídico

coherente, lógico y que tenga consistencia interna, el legislador primero al construir las normas y el

jurista después al interpretarlas, tienen la obligación científica de lograr por medio de los métodos de

interpretación que los conceptos de los institutos jurídicos tengan contenidos equivalentes o parecidos

en todas las ramas del derecho. Aquellos institutos sólo deben diferenciarse por sus efectos que
producen en el campo social en que son aplicados.

BIEN JURÍDICO PROTEGIDO EN LOS DELITOS PATRIMONIALES: PROPIEDAD O PATRIMONIO

Es lugar común en el pensamiento penal contemporáneo afirmar que al derecho penal le corresponde
la función de protección de bienes jurídicos, aun cuando para el funcionalismo radical impulsado por

Gunther Jakobs, la función del derecho punitivo sea la vigencia o estabilización de la norma penal.

En tal sentido, corresponde identificar plenamente el bien jurídico que se pretende tutelar o proteger

con la tipificación de los delitos patrimoniales.

A través del tiempo, las diversas legislaciones se han dividido: para unas el bien jurídico era la

propiedad (C. P. francés de 1810, C.P. belga de 1867) en tanto que para otras, lo constituía el
patrimonio (C.P. italiano de 1889). Tal división incluso permanece hasta la actualidad (por ejm. los

C.P. de Argentina, Chile, Bolivia y Ecuador prefieren a la propiedad, en tanto que los C.P. de Brasil,

México, Guatemala y Panamá prefieren al patrimonio.) trayendo como consecuencia lógica que los
doctrinarios del derecho penal también adopten posiciones divididas (Rojas Vargas, 2000, p. 42).

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En el Perú, el Código penal de 1863 recogía como bien jurídico de los delitos patrimoniales a “la

propiedad”. Incluso en el proyecto de 1916 todavía se propuso a la propiedad como el interés

fundamental a proteger. Sin embargo, el legislador de 1924 siguiendo el proyecto de Código Penal

suizo de 1918 prefirió e impuso el membrete de “Delitos contra el patrimonio”. Denominación que

perdura en el Código Penal de 1991. Ante tal panorama legislativo siempre ha sido y sigue siendo

tema de discusión doctrinaria la interrogante: cuál es el bien jurídico que se pretende tutelar o proteger

con la estructuración de los delitos patrimoniales?. La disyuntiva doctrinaria siempre ha estado en

considerar a la propiedad o al patrimonio como bien jurídico protegido. No obstante, los tratadistas

peruanos siendo coherentes con el membrete “Delitos contra el patrimonio” utilizado tanto por el

Código de 1924 y el de 1991, se han adherido convencidamente a la posición que sostiene que el

patrimonio es el bien jurídico que se pretende tutelar con esta clase de conductas delictivas (Roy,

1983, p. 24, Peña, 1993, p. 4, Bramont-Arias-García, 1997, p. 283, Vargas, 2000, p. 59, Villa Stein,

2001, p. 27).

En efecto, para nuestro sistema jurídico se entiende por propiedad al concepto esgrimido en el art.
923 del Código Civil de 1984. Allí, se afirma que la propiedad es el poder jurídico que permite usar,

disfrutar, disponer y reivindicar un bien. Debe ejercerse en armonía con el interés social y dentro de

los límites de la ley. En suma, como sostienen los civilistas la propiedad es definida como el poder

jurídico pleno sobre una cosa. No obstante, pleno no significa que sea ilimitado, pues, la misma ley le

pone límites. Le pone fronteras más allá de las cuales no llega el señorío que se reconoce al titular

del bien. En esa línea y teniendo en cuenta que ciertas figuras delictivas como el de la usurpación

apenas protegen algún atributo de la propiedad, debe concluirse tajantemente que para nuestro

sistema jurídico penal la propiedad no se constituye en el bien jurídico protegido de los delitos

patrimoniales.
En cambio, doctrinariamente existe consenso en sostener que el patrimonio constituye el bien jurídico

protegido con los delitos patrimoniales. Roy Freyre (1983, p. 34) haciendo hermenéutica jurídica del

Código penal derogado de 1924, sostiene que se entiende al patrimonio como el conjunto de bienes
muebles e inmuebles susceptibles de valoración económica, de utilidad primordial o superflua, sobre

los cuales una persona física o los representantes de una persona jurídica tienen la garantía estatal

de ejercer todas y cada uno de los derechos inherentes a la propiedad, sin más limitaciones que las

establecidas a favor de terceros por la ley, la administración de justicia o la contratación, sean o no

acreedores.

En tanto que Peña Cabrera (1993, p. 4) sostiene que por patrimonio entendemos en sentido general
todo bien que suscite estimación pecuniaria. Los bienes que conforman el patrimonio pueden ser

tanto las cosas como los objetos inmateriales. Se trata que entre la persona y un objeto apreciable

pecuniariamente medie una relación con el objeto. Contrario sensu, no existe patrimonio si no media
la vinculación entre la persona y la cosa o entre la persona y el derecho. Nosotros, antes de ensayar

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un concepto sobre lo que debe entenderse por patrimonio para efectos del presente trabajo, resulta

necesario revisar sumariamente las teorías que se han ensayado en la doctrina para tal efecto.

TEORÍAS SOBRE EL CONCEPTO Y NATURALEZA DE PATRIMONIO

Los teóricos del derecho penal han esgrimido diversos conceptos para definir al patrimonio, ello ha

generado diversas teorías siendo las más caracterizadas las siguientes:

A.- Concepción jurídica del patrimonio.- Esta posición sostiene que debe entenderse por

patrimonio de una persona todos aquellos derechos y obligaciones reconocidos subjetivamente por

el derecho privado o público. Esta teoría al tomar como eje central el aspecto jurídico en la actualidad

no tiene seguidores. Ello debido que resulta poco pacífico determinar qué se entiende por derechos

patrimoniales subjetivos.

B.- Concepción económica del patrimonio.- Los penalistas que sostienen esta posición afirman

que se entiende por patrimonio de una persona al conjunto de bienes con valor económico sin importar

que estén o no reconocidos jurídicamente. Es decir, el daño patrimonial se entiende como una efectiva

disminución económica del patrimonio de una persona. La principal objeción que se hace a esta teoría
radica en el hecho que por medio de ella se aceptaría que el patrimonio de determinada persona esté

constituido también por bienes poseídos antijurídicamente.

C.- Concepción mixta del patrimonio.- Los tratadistas para superar las deficiencias conceptuales

de las posiciones anteriores, han conjugado los factores jurídicos y económicos y de ese modo se ha

construido la concepción mixta. Para esta teoría vendría a constituir patrimonio de una persona todos

aquellos bienes con valor económico y reconocidos o protegidos por el derecho. En tal sentido, se

incluyen en el patrimonio de una persona tan solo los bienes que son valorados económicamente

pero siempre que estén en su poder en base a una relación jurídica tutelada por el derecho. Esta es

la teoría actualmente dominante.


D.- Concepción personal del patrimonio.- Esta teoría aún en elaboración tomando como base la

concepción mixta, sostiene que el patrimonio de una persona está constituido por todos los bienes

con valor económico y reconocidos jurídicamente pero siempre y cuando posibiliten el desarrollo de
la personalidad del individuo. El patrimonio de una persona es una garantía objetiva para el desarrollo

de su personalidad.

De estas posiciones la que tiene mayor consenso en la doctrina es la teoría mixta. En la literatura

penal peruano por unanimidad encontramos que los tratadistas se han adherido a esta concepción

para hacer dogmática de los delitos contra el patrimonio previstos en nuestro Código Penal. Peña

Cabrera (1993, p. 5), afirma concluyentemente que la característica del concepto penal de patrimonio
radica en el valor económico del bien como en la protección jurídica que brinda la relación de una

persona con este bien. Igual postura Villa Stein (2001, p. 26) y Castillo Alva (Algunas consideraciones

sobre el bien jurídico en los delitos contra el patrimonio, 2002, p. 222). En suma, para efectos del
presente trabajo entendemos que de acuerdo al nomen iuris del Título V del Código Penal “Delitos

contra el patrimonio”, el bien jurídico protegido lo constituye el patrimonio. Entendido el patrimonio en


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sentido genérico y material como el conjunto de obligaciones y bienes (muebles o inmuebles)

susceptibles de ser valorados económicamente y reconocidos por el sistema jurídico como

pertenecientes a determinada persona. En tanto que en sentido específico para efectos de la tutela

penal, constituye patrimonio de una persona todos aquellos derechos reales (principales: posesión,

propiedad, usufructo, uso y habitación, superficie y servidumbre; de garantía: prenda, anticresis,

hipoteca y derecho de retención) y obligaciones de carácter económico reconocidos por el sistema

jurídico. De ahí que algunos tratadistas propongan que en lugar de hablar de “delitos contra el

patrimonio” debe acuñarse la frase de “delitos contra los derechos patrimoniales” (Muñoz Conde,

Rivacoba y Rivacoba).

VALORACIÓN ECONÓMICA DE LOS BIENES

Con lo expuesto hasta aquí queda prístinamente claro que los bienes para ser objeto de tutela penal

deben ser susceptibles de valoración económica. Quedan fuera de tutela punitiva todos aquellos

bienes sin relevancia económica así para la persona tengan el máximo valor sentimental e incluso

sirvan para su desarrollo normal de su personalidad. En efecto, “las cosas con exclusivo valor afectivo
(fotografías, imágenes, cabellos del ser amado, hojas de un árbol exótico, recuerdos de un viaje por

el Cuzco, cenizas del familiar cremado, etc.) y desprovistos objetivamente de valoración pecuniaria

en el tráfico comercial-industrial-financiero, carecen de interés para el derecho penal en cuanto

objetos físicos de tutela penal, no integrando el concepto de patrimonio y por lo mismo no son

susceptibles de constituir objeto material de los delitos patrimoniales” (Rojas Vargas, 2000, p. 73).

Esta conclusión vale para nuestro sistema jurídico penal hasta por dos argumentos:

Primero, por el hecho que para entender los delitos patrimoniales previstos en nuestro Código Penal

se adopta como base la concepción mixta respecto del patrimonio, esto es, se entiende por patrimonio

en sentido genérico todo bien susceptible de valoración económica y reconocido por el derecho. Todo
bien que no puede ser valorado económicamente queda fuera del concepto penal de patrimonio; y.

Segundo, al revisar la redacción de las figuras punibles que atentan contra el patrimonio recogidas

en nuestro Código Penal, encontramos el art. 444, en el cual se exige que el bien dañado o hurtado
debe tener un valor superior a las cuatro remuneraciones mínimas vitales para constituir delito, caso

contrario, constituirá faltas contra el patrimonio. Igual criterio encontramos en el segundo párrafo del

444 y en el inc. 1 del art. 445. En este último numeral el legislador hace mención a un bien de escaso

valor económico. En suma, legislativamente se exige que el bien tenga valor económico.

Otro tema de viva controversia en la doctrina penal peruana radica en responder la siguiente

interrogante: los hurtos y los daños agravados requieren de una cuantía especial o la cuantía es
irrelevante?. Pese que cuando tratemos específicamente sobre el hurto y daño agravado sentaremos

posición al respecto, cabe adelantar que sobre el tema existen dos marcadas posiciones.

La primera afirma que para estar frente al delito de hurto agravado se requiere necesariamente que
el valor del bien sobrepase las cuatro remuneraciones mínimas vitales. Se fundamenta esta posición

en la circunstancia que el artículo 186 prevé pena privativa de libertad de mayor gravedad respecto
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de la prevista para el supuesto del artículo 185, siempre y cuando el hurto sea cometido con las

agravantes que allí se señala. En ese sentido, Castillo Alva (2002, p. 228) afirma que en irrestricta

aplicación del principio de legalidad, antes de calificar las agravantes resulta necesario establecer si

en el hecho concreto concurren todos los elementos objetivos y subjetivos del hurto previsto en el art.

185. En consecuencia, se sostiene que primero debe establecerse si el valor económico de lo hurtado

sobrepasa el monto de las cuatro remuneraciones vitales que exige el art. 444 del Código punitivo. Si

lo sustraído tiene un valor pecuniario por debajo de las cuatro remuneraciones mínimas vitales, no se

configura el delito de hurto agravado, constituyendo tal hecho así haya agravantes en faltas contra el

patrimonio. Esta posición se fundamenta en el mayor desvalor del resultado, dejando de lado el mayor

desvalor de la acción que debe tomarse en cuenta para hacer hermenéutica jurídica de los delitos

patrimoniales. Caso contrario, también tendremos que exigir cuantía significativa para el delito de

robo.

La segunda posición sostiene que el hurto agravado para efectos de su configuración no requiere que

el valor de lo hurtado sea superior a las cuatro remuneraciones mínimas vitales. Respetando el
principio de legalidad base fundamental de nuestro derecho penal, se afirma convencidamente que

al tratarse de supuestos de hecho totalmente diferentes los previstos tanto en el art. 185 y en el art.

186, su configuración típica también exige elementos diferentes. En efecto, el hurto agravado previsto

en el art. 186 adquiere total autonomía del hurto simple previsto en el art. 185, en consecuencia, al

exigirse taxativamente en el art. 444 un monto superior de las cuatro remuneraciones mínimas vitales

tan sólo para el supuesto de hecho del art. 185, debe concluirse en forma lógica y coherente que

nuestro sistema punitivo no exige cuantía para configurarse el delito de hurto agravado. En tal sentido,

Rojas Vargas (2000, p. 72) sostiene que desde las determinaciones normativas establecidas en el

Código Penal la solución a tal problemática cede ante la preeminencia de la taxatividad de la norma
penal que restringe sólo el hurto y daños básicos (art. 185 y 205) el referente económico pecuniario.

Sólo es necesario que el valor del bien hurtado sea susceptible de valoración económica. No cabe

duda que el valor del bien hurtado influirá en la convicción del Juez al momento trascendental de
individualizar la pena que impondrá al acusado (incisos 4 y 9 del art. 46 del C.P), debiendo escoger

entre un mínimo de tres y un máximo de seis años. No se requiere de aptitudes excepcionales para

concluir que si el bien no tiene mayor valor económico, se le impondrá la pena mínima al acusado.

Igual ocurre con el delito de daños previsto en el art. 205 y el de daños agravados previstos en el art.

206 del Código Penal.

Nosotros teniendo en cuanta que el objetivo es hacer dogmática penal nos adherimos a la segunda
posición, pues resulta más coherente para interpretar los delitos patrimoniales tal y conforme

aparecen redactados en nuestro texto punitivo. No cabe duda que por ejemplo, nos parece injusto

que se imponga tres años de pena privativa de libertad a un sujeto que con la ayuda de otro y
aprovechando la noche, hurtó de su vecino dos patos cuyo valor no llega a cincuenta soles, sin

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embargo, ello no debe llevarnos a desconocer el principio de legalidad al que debe ceñirse el operador

jurídico penal.

Ahora bien, ello no es óbice para proponer de lege ferenda que en el futuro, el legislador tenga en

cuenta en el momento histórico de tipificar los delitos contra el patrimonio, indicar el monto mínimo

del objeto material del delito. Pues resulta inicuo y exagerado con el consecuente perjuicio económico

que se ocasiona al Estado, ventilar todo un proceso penal para estafas, apropiaciones ilícitas, hurtos

agravados, hurtos de uso, etc. sobre bienes de insignificante valor económico. Ello sin duda pone en

tela de juicio los principios rectores del derecho penal denominados de lesividad, proporcionalidad y

de ultima ratio.

1. DISPOSICIÓN COMÚN – excusa absolutoria o exención de pena (Art. 208 C.P.)

No son reprimibles, sin perjuicio de la reparación civil, los hurtos, apropiaciones, defraudaciones o

daños que se causen:

1. Los cónyuges, concubinos, ascendientes, descendientes y afines en línea recta.


2. El consorte viudo, respecto de los bienes de su difunto cónyuge, mientras no hayan pasado a

poder de terceros.

3. Los hermanos y cuñados, si viviesen juntos

Hermenéutica Jurídica

Para entender el sentido del artículo 208 del Código Penal, en primer término debemos analizar cuáles

son sus fundamentos. Ellos surgen por sí solos al exponer la naturaleza de las causas que excluyen

la punibilidad. Y en segundo lugar, exponer las razones del porqué sólo los sujetos indicados en el

numeral 208 se merecen la exclusión de punibilidad.

Actualmente, en la doctrina penal es posición dominante considerar que no son sólo tres los
elementos del delito, sino que agrega otro, denominado “punibilidad”. Es decir, delito es una conducta

típica, antijurídica, imputable personalmente a su autor y punible. Si la conducta típica, antijurídico y

culpable no es punible porque así lo establece determinado sistema jurídico, aquella conducta no
constituye delito.

Nuestro Código Penal prevé dos supuestos que excluyen el elemento punibilidad de una conducta

típica, antijurídica y culpable. Las causas personales de exclusión de puniblidad previstas por ejemplo

en el art. 133 y 208 del C.P. y las causas que extinguen la punibilidad previstas en el artículo 78 del

Código Penal.

En esa línea las causas que excluyen la punibilidad son aquellas circunstancias personales del autor
cuya concurrencia en un hecho concreto excluye la punibilidad o cuya no concurrencia es presupuesto

de punibilidad. Estas circunstancias de exclusión de punibilidad no afectan a todos los intervinientes

en un injusto penal, sino sólo a aquel en cuya persona concurre el elemento excluyente de la
punibilidad (Véase: Roxin, 1997, p. 971). En suma, la punibilidad puede ser excluida en los casos en

que el legislador ha considerado conveniente no imponer una pena, a pesar de darse una acción
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típica, antijurídica y culpable. Se trata, normalmente de causas vinculadas a la persona del autor y,

por lo tanto, sólo le afectan a él y no a los demás participantes en el delito, ya actúen en calidad de

autores o en calidad partícipes en los delitos precisados por la ley, pero no a los terceros que

intervengan en el hecho, aun cuando estos sean los autores del hecho. Por ilustrativo cabe citar el

ejemplo de Bramont-Arias y García (1997, p. 289): si un extraño comete un delito de hurto y el hijo de

la víctima únicamente es cooperador en ese hurto, el extraño no se beneficiará con la exclusión de la

punibilidad, pero sí el hijo aunque actúe como un simple cooperador.

Este es el caso del artículo 208 del Código Penal en el cual se recogen todas las circunstancias en

las cuales se declara exentas de responsabilidad a determinadas personas, por razón de su

parentesco con el sujeto pasivo, en los delitos contra el patrimonio en su modalidad de hurto,

apropiación ilícita, defraudaciones o daños a la propiedad. Sólo se menciona en forma taxativa estos

delitos y no al robo o extorsión por ejemplo, porque en estos aparte de lesionarse el bien jurídico

patrimonio se lesiona o pone en peligro otros bienes jurídicos fundamentales como es la integridad

personal, la libertad, etc. de las personas.


En doctrina sigue la polémica sobre las razones de declarar la impunidad de los hurtos, apropiaciones

ilícitas, defraudaciones y daños entre las personas unidas por el vínculo del parentesco; por nuestra

parte consideramos que la exclusión de la punibilidad en estos casos no se basa en la falta de

culpabilidad o en la ausencia de necesidad de prevención, sino en razones de política familiar: lo que

pretende el poder punitivo es evitar la destrucción total de la familia, célula básica de nuestra sociedad,

y del matrimonio, a lo que contribuiría inevitablemente la sanción penal de dichos delitos. En parecido

sentido Peña Cabrera (1993, p. 392) y Ángeles y otros (1997, p. 1356). Roy Freyre (1983, p. 336)

haciendo hermenéutica jurídica del art. 260 del Código Penal derogado, sostiene que es malo dejar

sin sanción un delito patrimonial cuyo autor ha sido plenamente identificado, pero es un mal mayor
comprometer la armonía del núcleo familiar con el castigo infligido a uno de sus miembros. No es

extraño al derecho escoger un mal menor para evitar otro mayor. Sin duda esta es la ponderación

que ha primado en el legislador para excluir de sanción penal a las personas que cometen los delitos
indicados en el artículo 208 del C.P. en agravio de sus parientes.

Aceptado ello, según el inciso 1 del art. 208 del Código Penal, no son reprimibles los hurtos,

apropiaciones ilícitas, defraudaciones o daños que se causen los cónyuges, concubinos,

ascendientes, descendientes y afines en línea recta. Los cónyuges para efectos de la presente

interpretación son los derivados del matrimonio civil. La eximente alcanza incluso así viviesen

separados. Basta constatar que entre el sujeto activo y víctima de un hurto, apropiación, defraudación
o daños a la propiedad, existe el vínculo matrimonial para excluir de punibilidad cónyuge-agente. Los

concubinos son aquellos que tienen una unión de hecho estable, voluntariamente realizada y

mantenida de acuerdo al art. 5 de la Constitución del Estado y desarrollado por el artículo 326 del
Código Civil. Los ascendientes son los parientes consanguíneos en línea recta ascendente, es decir,

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los padres, los abuelos, los bisabuelos, etc. En tanto que los descendientes son los parientes

consanguíneos en línea recta descendente, esto es, los hijos, nietos, bisnietos, tataranietos, etc.

Para saber cuándo hay afinidad en línea recta resulta necesario recurrir al artículo 237 del Código

Civil. Allí se prevé que el matrimonio produce parentesco de afinidad entre cada uno de los cónyuges

con los parientes consanguíneos del otro. Cada cónyuge se halla en igual línea y grado de parentesco

por afinidad que el otro por consanguinidad. La afinidad en línea recta no acaba por disolución del

matrimonio que la produce. Siendo así, los afines en línea recta son los suegros con los yernos o las

nueras.

El inciso 2 del artículo 208 dispone que no es reprimible el cónyuge viudo o sobreviviente, respecto

de los bienes de su difunto cónyuge, mientras no hayan pasado a poder de terceros. Esto significa

que se excluye de punibilidad al consorte viudo que ha efectuado una conducta típica, antijurídica y

culpable de hurto, apropiación ilícita, defraudación o daños, siempre y cuando el objeto material del

delito haya constituido bienes del cónyuge fallecido que aún no han pasado a poder de terceros. Si el

bien del difunto cónyuge ha posado a poder de tercera persona y el consorte viudo lo hurta por
ejemplo, su conducta será reprimible. La excusa no le asiste. Se entiende que la tercera persona será

un extraño o ajeno a cualquier relación de consanguinidad o afinidad en línea recta al cónyuge viudo.

Si por el contrario se verifica que el tercero tiene alguna relación de las indicadas, también la eximente

lo ampara en aplicación del inciso 1 del art. 208 del C.P.

Finalmente, el inciso 3 del art. 208 del Código Penal prevé que no son reprimibles los hurtos,

apropiaciones ilícitas, las defraudaciones o lo daños a la propiedad que se causen los hermanos y

cuñados siempre y cuando vivan juntos. Es decir vivan o compartan una sola vivienda. Si viven en

viviendas separadas la eximente no les alcanza.

Otro aspecto resaltante del artículo 208 del C.P. lo constituye la disposición que si bien no son
reprimibles los hurtos, apropiaciones ilícitas, defraudaciones y daños que se causen las personas que

tengan los vínculos antes anotados, los autores responden civilmente. Esto es, la víctima tiene

derecho a la reparación civil. Resulta lógico que en estos casos se pueda exigir la responsabilidad
civil, puesto que el sujeto activo ha cometido una acción antijurídica que se opone y lesiona al

ordenamiento jurídico (Bramont-Arias y García, 1997, p. 289)

Para reclamar la reparación civil, en la práctica pueden presentase hasta dos supuestos:

Primero, si desde el inicio o en la investigación preliminar o policial se ha llegado a determinar de

modo claro y preciso que en el hecho ilícito sólo ha participado un agente y este tiene un vínculo de

hijo, padre, cónyuge, etc respecto de la víctima, el representante del Ministerio público, titular de la
acción penal, archivará la denuncia y orientará a la víctima haga uso del derecho extra-penal para

reclamar la correspondiente reparación civil. En todo caso, de formalizarse denuncia penal, el Juez

penal debe declarar no ha lugar a apertura de instrucción. En parecido sentido Peña Cabrera (1993,
p. 400) amparado en lo expuesto por Sebastián Soler y Ángel Gustavo Cornejo.

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Es ilógico y poco coherente iniciar todo un proceso penal para que al final el Juez por medio de

sentencia, exima de pena al agente y sólo fije la reparación civil en favor de la víctima. No es racional

gastar horas hombre en tramitar todo un proceso penal con la ignominia que ello representa para el

pariente-agente, teniendo la posibilidad abierta el agraviado de recurrir a la vía extrapenal y reclamar

con mayor éxito económico la reparación civil. Y segundo, si en la investigación preliminar se ha

llegado a determinar que el pariente ha actuado junto a otros sujetos que no tienen el vínculo de

parentesco, el representante del Ministerio Público formalizará acción penal en contra de todos los

participantes en la comisión del delito, con la finalidad de fijar la reparación civil en la sentencia de

acuerdo al grado de participación. Ello es lógico, pues en la tramitación del proceso penal bajo el

manto del principio procesal etiquetado como “debido proceso” se determinará el grado de

participación de cada uno de los autores o partícipes del delito y de acuerdo a ello se fijará la

reparación civil que cada uno de ellos deberá pagar a favor del agraviado. No actuar de ese modo,

puede generar serias injusticias, pues al excluirse desde el inicio al agente-pariente, es posible que

se fije una reparación civil no acorde con su participación en el hecho delictivo. Puede fijarse un
mínima reparación civil cuando su participación ha sido de autor, o viceversa, puede fijarse una

ingente reparación civil cuando su participación sólo fue de cómplice secundario.

2. HURTO SIMPLE (Art. 185 C.P.)

El que, para obtener provecho, se apodera ilegítimamente de un bien mueble, total o parcialmente

ajeno, sustrayéndolo del lugar donde se encuentra, será reprimido con pena privativa de libertad no

menor de uno ni mayor de tres años.

Se equiparan a bien mueble la energía eléctrica, el gas, el agua y cualquier otra energía o elemento

que tenga valor económico, así como el espectro electromagnético.


TIPICIDAD OBJETIVA

Actualmente se entiende que se configura el delito de hurto denominado simple o básico cuando el

agente se apodera ilegítimamente de un bien mueble total o parcialmente ajeno, sustrayéndole del
lugar donde se encuentra con la finalidad de obtener un provecho económico siempre y cuando no

haya utilizado violencia o amenaza contra las personas. Lo primero que salta al entendimiento es la

concurrencia de tres verbos rectores que caracterizan al delito de hurto básico: apoderarse, substraer

y aprovechar. Si alguno de estos verbos falta en determinada conducta que lesiona el patrimonio de

la víctima, aquella no constituirá hurto.

El no uso de violencia o amenaza contra las personas, constituye característica fundamental del hurto
que lo diferencia en forma nítida del ilícito denominado robo.

De la forma como aparece redactado el supuesto de hecho del artículo 185, hay consenso en la

doctrina peruana respecto de la tipicidad objetiva del delito de hurto simple. Así tenemos: para
Bramont-Arias Torres y García Cantizano (1997, p. 292) el comportamiento consiste en apoderarse

ilegítimamente de un bien mueble, total o parcialmente ajeno, sustrayéndolo del lugar donde se
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encuentre. En el mismo sentido, Peña Cabrera (1993, p. 18) alega que la materialización de este

delito consiste en apoderarse ilegítimamente de un bien mueble total o parcialmente ajeno,

sustrayéndolo del lugar donde se encuentra. En tanto que Javier Villa Stein (2001, p. 33) en su estilo

particular argumenta que la conducta que reclama el tipo es la de “apoderamiento” que implica

“tomar”, agarrar la cosa, asirla con las manos, y desplazarla de modo que escape del ámbito de tutela

y dominio de su legítimo tenedor titular y pase a la del autor, de modo y manera que quede a su

disposición por el tiempo que sea. Roy Freyre (1983, p. 42), comentando el art. 237 del Código Penal

derogado, afirma que en nuestra dogmática podemos decir, entonces, siguiendo un itinerario que nos

permita arribar a un concepto claro de la figura delictiva estudiada: para hurtar hay que apoderarse;

para apoderarse hay que substraer; y para substraer es necesario sacar la cosa mueble del ámbito

de vigilancia ajeno donde se encontraba, para luego colocarla ilegítimamente, con ánimo de obtener

provecho para sí o para otro, dentro de la propia esfera de disposición del agente. En consecuencia,

para configurarse objetivamente el delito de hurto básico debe verificarse la concurrencia de varios

elementos típicos sin los cuales el delito no aparece. Veamos brevemente cuáles son aquellos
elementos típicos:

A.- Acción de apoderar.- Este elemento típico se constituye cuando el agente se apodera, apropia

o adueña de un bien mueble que no le pertenece, pues lo ha substraído de la esfera de custodia del

que lo tenía antes. Roy Freyre (1983, p. 45) sostiene que se entiende por apoderarse toda acción del

sujeto que pone bajo su dominio y disposición inmediata un bien mueble que antes de ello se

encontraba en la esfera de custodia de otra persona. Igual postura asumen Bramont-Arias Torres y

García Cantizano y Villa Stein.

Apoderar es la situación de disponibilidad en la que se encuentra el agente en relación al bien mueble

sustraído, vale decir, se trata de un estado de hecho resultante, usualmente, de las acciones de
sustracción practicadas por el propio agente del delito, por el cual éste adquiere ilegítimamente

facultades fácticas de señorío sobre el bien mueble, pudiendo disponerlo. No obstante, para llegar al

estado de apoderamiento se requiere que el agente rompa la esfera de custodia que tiene la víctima
sobre el bien; acto seguido debe haber un desplazamiento del bien a la esfera de custodia del agente

para finalmente éste, funde su dominio sobre el bien y pueda o tenga la posibilidad de disponer como

si fuera su dueño (Véase, Rojas Vargas, 2000, p. 148). Se discute en la doctrina si el apoderamiento

debe o no durar un determinado tiempo. El problema de delimitación se presenta cuando el agente

después de haber sustraído el bien mueble de la esfera de dominio de la víctima inmediatamente es

perseguido por la Policía que interviene al observar la sustracción. No obstante, doctrinaria y


jurisprudencialmente se ha impuesto la posición en el sentido que el tiempo no es relevante, basta

que el agente haya tenido la posibilidad de disponer en provecho propio del bien sustraído para estar

frente al estado de apoderar. Siendo así, en el supuesto de hecho narrado, todavía no habrá
apoderamiento.

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B.- Ilegitimidad del apoderamiento.- Este elemento típico aparece cuando el agente se apropia o

adueña del bien mueble sin tener derecho alguno sobre él, esto es, no cuenta con el sustento jurídico

ni con el consentimiento de la víctima para generarse un ámbito de dominio y por tanto de disposición

sobre el bien.

Para Rojas Vargas (2000, p. 150) la ilegitimidad se entiende todo lo que está prohibido por el

ordenamiento jurídico, no sólo por el Código Penal. Por definición negativa, el hecho estará legitimado

de existir consentimiento del propietario del bien, ya que el patrimonio particular como bien jurídico

posee naturaleza disponible. Consentimiento que para ser válido deberá ser dado expresa y

tácitamente por el propietario.

C.- Acción de sustracción.- Se entiende por sustracción todo acto que realiza el agente para

arrancar o alejar el bien mueble de la esfera de dominio de la víctima. Se configura con los actos que

realiza el agente con la finalidad de romper la esfera de vigilancia de la víctima que tiene sobre el bien

y cogerlo para luego desplazar a éste a su esfera de dominio. Bramont-Arias Torres y García

Cantizano (1997, p. 291) sintéticamente aseguran que por sustracción se entiende toda acción que
realiza el sujeto tendente a desplazar el bien del lugar donde se encuentra. En tanto que Rojas Vargas

(2000, p. 150) refiere que por sustracción se entiende el proceso ejecutivo que da inicio al

desapoderamiento del bien mueble del ámbito de control del propietario o poseedor.

Objetivamente debe haber actos de desplazamiento por parte del agente del bien objeto del hurto,

caso contrario el delito no aparece. No habrá hurto cuando el agente se apodera o adueña de los

patos del vecino que solos se pasaron a su esfera de dominio. Tampoco se exige necesariamente la

aprehensión manual o contacto material del autor con el bien mueble, debido a que muy bien puede

realizarse los actos de sustracción por otros medios, por ej., valiéndose de otra persona -caso de

autoría mediata-, de animales o de procedimientos mecánicos o electrónicos (caso de hurtos por


medio de la informática).

D.- Bien mueble.- Antes de entrar a conceptualizar qué entendemos por bien mueble, resulta

pertinente señalar que a diferencia del Código derogado, el vigente Corpus iuris penale habla de
“bien” y no de “cosa” al referirse al objeto del delito de hurto. Creemos que con mayor técnica

legislativa, el legislador nacional ha hecho uso del término bien mueble para caracterizar al delito de

hurto, otorgándole de ese modo mayor precisión e indicar al operador jurídico que se trata de un delito

netamente patrimonial.

Esta precisión resulta importante y de ningún modo puede sostenerse que los términos “bien” y “cosa”

tienen el mismo significado al momento de interpretar los tipos penales que lesionan el patrimonio.
En efecto, si recurrimos al diccionario de la real Academia de la lengua castellana y buscamos el

significado de cada uno de los vocablos indicados, encontraremos: bien.- Cosa útil y beneficiosa que

atrae nuestra voluntad. Son términos sinónimos “beneficio, riqueza, don, valor, hacienda, caudal,
recursos”; y, Cosa.- Todo lo que tiene existencia corporal o espiritual, natural o artificial, real o

imaginaria. Se tiene como sinónimos a los términos de “objeto, ser, ente”. En suma, de estas
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definiciones se puede concluir que “bien” indica cosas con existencia real y con valor patrimonial para

las personas. En tanto que cosa indica todo lo que tiene existencia corporal o espiritual tenga o no

valor patrimonial para las personas. Así, estamos frente a vocablos que indican género y especie. El

género es el vocablo “cosa” y la especie el término “bien”. Todo bien será una casa pero jamás toda

cosa será un bien. En consecuencia, al exigirse en los delitos contra el patrimonio necesariamente un

perjuicio patrimonial para la víctima y consiguiente beneficio para el agente, tenemos que concluir que

el uso del vocablo bien resulta coherente y pertinente.

Teniendo claro qué significa “bien” ahora toca indicar qué debe entenderse como “bien mueble” para

efectos del presente trabajo. Todos hemos aprendido en el curso de “Derechos reales” dictado

obligatoriamente en las Facultades de Derecho de nuestras Universidades, que la primera diferencia

entre bienes muebles e inmuebles es la siguiente: los primeros son movibles o transportables de un

lugar a otro por excelencia, en tanto que los segundos, no pueden ser objeto de transporte, son

inamovibles. En tal sentido, bien mueble constituirá todo cosa con existencia real y con valor

patrimonial para las personas, susceptibles de ser transportadas de un lugar a otro ya sea por sí
mismas (animales) o por voluntad del hombre utilizando su propia mano o instrumento mecánicos o

electrónicos.

E.- Valor del bien mueble.- Se ha convenido que los bienes muebles para tener relevancia penal

deben tener valor patrimonial. Esto es, deben ser valorados económicamente en la interrelación

social. Sin embargo, a fin de no caer en exageraciones de sancionar hurtos simples de bienes de

mínimo e insignificante valor económico en el mercado, el legislador nacional ha introducido otro

elemento típico del delito de hurto, el mismo que se convierte en un límite importante. No obstante,

tal elemento no aparece de la redacción del art. 185, sino se desprende de la lectura artículo 444 del

Código sustantivo.
Aquí se prevé que cuando el valor del bien objeto de una conducta regulada en el art. 185 del C.P.

no sobrepase las cuatro remuneraciones mínimas vitales, estaremos ante lo que se denomina faltas

contra el patrimonio y en consecuencia no habrá delito de hurto. En suma, sólo habrá hurto cuando
el valor del bien mueble sea mayor de las cuatro remuneraciones mínimas vitales. En la praxis judicial

cuando estamos ante casos en los que es poco difícil establecer el valor del bien hurtado, se recurre

a los peritos valorizadores.

Resulta importante dejar establecido que si al momento de consumarse o perfeccionarse el delito, el

valor del bien sobrepasaba las cuatro remuneraciones mínimas vitales, y en la investigación o antes

de la sentencia, el valor del bien se deprecia o reduce y alcanza un valor por debajo del mínimo
exigido, el hecho se convertirá en faltas contra el patrimonio.

F.- Bien mueble total o parcialmente ajeno.- Respecto de este elemento normativo no hay mayor

discusión entre los tratadistas peruanos. Es lugar común afirmar que se entiende por bien ajeno a
todo bien mueble que no nos pertenece y que por el contrario pertenece a otra persona. En otros

términos resultará ajeno el bien mueble, si éste no le pertenece al sujeto activo del delito y más bien
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le corresponde a un tercero identificado o no. Tal concepto trae como consecuencia que los res nullius

no sean susceptibles de ser objeto del delito de hurto; igual sucede con las res derelictae (bienes

abandonados por sus dueños) y las res comunis omnius (cosa de todos). En todos estos casos, los

bienes no tienen dueño, y por tanto, el acto de apoderarse de ellos no lesiona patrimonio alguno (Peña

Cabrera, 1993, p. 26; Roy Freyre, 1983, p. 52; Bramont-Arias-García, 1997, p. 294; Paredes Infanzón,

1999, p. 42; Vargas Rojas, 2000, p. 145; Villa Stein 2001, p. 35). En cambio, estaremos ante una

situación de ajenidad parcial cuando el sujeto activo o agente del delito, sustrae un bien mueble que

parcialmente le pertenece. Esto es, participa de él en su calidad de copropietario o coheredero con

otro u otras personas. Es lógico indicar que para perfeccionarse el delito de hurto, resultará necesario

que el bien se encuentra dividido en partes proporcionalmente establecidas; caso contrario, si llegase

a establecerse que el bien es indiviso, es decir, no hay cuotas que correspondan a tal o cual

copropietario y por tanto el bien corresponde a todos a la vez, será materialmente imposible la

comisión del delito de hurto.

Tampoco habrá hurto cuando el bien parcialmente ajeno se encuentre en poder del agente y este
realice actos de dueño sobre el total. Aquí sin duda al no existir sustracción, estaremos ante lo que

conocemos por apropiación ilícita. Para configurarse el hurto en esta hipótesis se exige

necesariamente que el bien parcialmente ajeno se encuentre en poder de un tercero de cuyo dominio

el agente lo sustrae y se apodera.

Bien Jurídico Protegido

Establecer el bien jurídico que se protege con el delito de hurto simple o básico, es punto de

controversia en la literatura penal peruana así como en la extranjera. Sin embargo, dos son las

posiciones no conciliables. Para algunos tratadistas se pretende proteger el derecho de posesión

(Bramont-Arias-García y Paredes Infanzón), en tanto que para otros, se pretende amparar el derecho
de propiedad (Ángeles-Frisancho-Rosas, Rojas Vargas, Villa Stein) aún cuando para algunos menos

se pretende proteger el derecho de propiedad como el de posesión (Roy Freyre). Rojas Vargas (2000,

p. 126) dejando establecido que existen ciertas hipótesis delictivas de hurto en las cuales la posesión
constituye el bien jurídico, se adhiere a la posición que sostiene como el bien jurídico de hurto a la

propiedad, por considerarla de mayor rigurosidad científica, más afín al principio de fragmentariedad

y mínima intervención y por razones de sistematización normativa efectuada por el Código Penal

peruano, al considerar éste al furtum possesionis (modalidad delictiva donde se tutela la posesión

frente a la propiedad) una especie de apropiación ilícita y no una variedad de hurto.

Nosotros también compartimos esta última posición, pues además de los argumentos presentados
por Rojas Vargas, concurre otro de vital importancia en la práctica judicial. En la realidad judicial

peruana, siempre se exige que el sujeto pasivo del hurto acredite la propiedad del bien objeto del

hurto con la finalidad de ser el caso, retirar los bienes de sede judicial si estos han sido incautados;
así mismo, en estricta aplicación del artículo vigente 245 del Código Procesal Penal, siempre se

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solicita que la víctima acredite la pre-existencia de ley, esto es, la real existencia del bien objeto del

hurto y sólo se puede hacer presentado documentos que demuestren el derecho de propiedad.

Refuerza ésta tesis el art. 912 del Código Civil, el mismo que prescribe “el poseedor es reputado

propietario, mientras no se pruebe lo contrario”. Esto es, de acuerdo a la normatividad nacional

vigente, siempre se presumirá que aquella persona que ha sufrido un hurto de sus bienes, será

propietario de los bienes hurtados, salvo que se pruebe que otra persona es su propietario,

correspondiendo a éste último la condición de víctima o perjudicado del delito.

En suma, el derecho de propiedad se constituye en el bien jurídico estricto protegido con el delito de

hurto. Esto es, la propiedad como parte del patrimonio de una persona.

Sujeto Activo

Sujeto activo, autor o agente del delito de hurto simple puede ser cualquier persona natural nunca

jurídica. El tipo penal no exige que se cuente con determinadas condiciones o cualidades; sólo se

exige que el agente se haya apoderado de un bien ajeno o parcialmente ajeno por medio de la

sustracción.
En esa lógica, no podrá ser sujeto activo del delito de hurto los propietarios totales de sus bienes. Si

llega a determinarse que la sustracción lo ha realizado el propietario del bien a un posesionario, por

ejemplo, no será autor del delito de hurto sino del delito de apropiación ilícita como tendremos la

oportunidad de saber más adelante cuando analicemos las modalidades delictivas de esta figura

penal.

Sujeto Pasivo

Sujeto pasivo puede ser cualquier persona natural o jurídica poseedora o propietaria del bien mueble,

no se exige ninguna condición especial. Como ha quedado establecido los poseedores son reputados

propietarios del bien hurtado en consecuencia también pueden constituirse en sujetos pasivos
TIPICIDAD SUBJETIVA

De la redacción del delito que venimos realizando hermenéutica jurídica sin problema se concluye

que se trata de un injusto penal netamente doloso, es decir, el agente debe actuar con conocimiento
y voluntad de realizar los elementos objetivos típicos, tales como apoderarse ilegítimamente de un

bien total o parcialmente ajeno, sustrayéndole de la esfera de dominio de la víctima con la finalidad

de obtener un provecho. No cabe la comisión culposa.

El sistema peruano no exige sólo la concurrencia del dolo para perfeccionarse el delito, sino que

requiere desde el inicio de la acción delictiva la presencia de un segundo elemento subjetivo que

viene a reforzar al dolo, esto es, la intención del agente de obtener un provecho con la sustracción
del bien. Se exige la concurrencia de lo que se conoce como ánimo de lucro. Presentado así el

panorama, se concluye que en la configuración del delito de hurto se exige necesariamente la

concurrencia de un dolo directo. No es posible un dolo indirecto y menos uno eventual. Así mismo, es
perfectamente posible que se presente un error de tipo vencible o invencible previsto en el art. 14 del

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C. P., en ambos casos el delito de hurto no aparece debido que se anula el dolo sin el cual no hay

conducta típica de hurto.

Provecho Económico

Como ya se mencionó la frase “para obtener provecho” que da inicio la redacción del artículo 185 del

Código Penal, representa un elemento subjetivo importante del delito de hurto. Sin su presencia, no

aparece el delito. Este elemento subjetivo que normalmente en doctrina se le rotula como “ánimo de

lucro” o ánimo de obtener provecho económico indebido, refuerza al dolo del agente. Este elemento

subjetivo adicional del dolo se configura como la situación subjetiva del agente que le mueve a realizar

todos los elementos objetivos para encontrar satisfacción final. En otros términos, constituye la

finalidad que persigue el agente del hurto, esto es, el sujeto activo actúa desde el inicio con la finalidad

última de obtener un provecho, beneficio, utilidad o ventaja indebida. En tal sentido, si en el actuar del

agente existe otra intención diferente a la de obtener un provecho, el delito de hurto no se evidencia.

No habrá hurto por ejemplo, en el caso que el agente sustrae unos viejos caballos de carrera para

evitar que su dueño pase apremios económicos que le origina su manutención y cuidado.
Grados de Desarrollo

Tentativa.- Teniendo en cuenta que el delito de hurto es un hecho punible de lesión y resultado, es

perfectamente posible que el actuar del agente se quede en grado de tentativa. En efecto, estaremos

ante la tentativa cuando el agente suspende, ya sea voluntariamente o por causas extrañas a su

voluntad, su actuar ilícito en cualquiera de los momentos comprendido entre el inició de la acción

hasta el momento que el agente tiene la mínima posibilidad de disponer del bien hurtado. Esto es,

una vez que el agente tiene la posibilidad de disponer del bien se habrá perfeccionado el delito, antes

de aquel hito, habrá tentativa, como ocurrirá por ejemplo cuando el agente ha ingresado al domicilio

del sujeto pasivo con la intención de hurtar o cuando es descubierto saliendo del domicilio llevándose
las cosas o cuando es aprehendido por personal policial cuando el agente está en plena fuga

llevándose lo sustraído, etc.

También es posible actos preparatorios para realizar la conducta de hurto, no obstante, tales actos
así se verifiquen resultan intrascendentes para efectos penales.

Consumación.- Determinar en qué momento histórico del desarrollo de una conducta delictiva de

hurto, se produce la consumación o perfeccionamiento, ha sido objeto de viva controversia en la

doctrina penal de todos los tiempos, al punto que se han esgrimido diversas teorías: tales como la

contrectatio que sostiene que habrá apoderamiento apenas el agente entre en contacto con el bien

mueble. La teoría de la amotio para la cual el hurto se consuma con el cambio de lugar donde se
encontraba el bien mueble a otro diferente. La teoría de la illatio que sostiene que el hurto se consuma

cuando el agente traslada el bien mueble a un lugar seguro escogido por él y lo oculta. Y finalmente

la teoría de la ablatio que sostiene que el hurto se consuma cuando se traslada el bien mueble
sustraído a un lugar donde el agente tenga la posibilidad de disponerlo.

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De las cuatro teorías existentes, la doctrina nacional por unanimidad ha aceptado la teoría de la

Ablatio como la más coherente para interpretar el delito de hurto simple. En efecto, Roy Freyre (1983,

p. 64), haciendo dogmática con el Código penal derogado, afirma que sin olvidar que basta la intención

de lucro al no requerir nuestra ley penal provecho efectivo, diremos que la consumación tiene lugar

en el momento mismo que se da por quebrantada la custodio o vigilancia ajena, al surgir la posibilidad

de disponer de la cosa por parte del agente infractor. Peña Cabrera (1993, p. 32) sostiene que el

delito de hurto se consuma en cuanto el agente se apodera del bien sustrayéndolo del lugar donde

se encuentra, de manera que le permita la posibilidad física de realizar actos dispositivos.Por su parte

Bramont-Arias Torres y García Cantizano (1997, p. 295) aseveran que según el tenor del art. 185 del

C.P. ha de admitirse la consumación en el momento en que el sujeto activo tiene la disponibilidad del

bien mueble. Incluso, los autores citados, adoptando posición discutible afirman que se considera

consumado el delito de hurto así el agente se encuentre en plena huida (fuga), siempre y cuando en

la fuga haya tenida una mínima disponibilidad del bien sustraído. Igual posición enseña Villa Stein

(2001, p. 38)
Finalmente, Rojas Vargas (2000, p. 159) sostiene que para utilizar la clásica gradualización romana

del iter criminis, el delito de hurto se consuma en la fase de la ablatio, es decir, el delito de hurto se

halla consumado o perfeccionado típicamente conforme a las exigencias del tipo penal, cuando el

autor (o coautores) han logrado el estado o situación de disponibilidad del bien mueble. Igual posición

sostienen Ángeles-Frisancho- Rosas (Código Penal III, p. 1165)

Nosotros también nos adherimos a esta posición mayoritaria, pues la posibilidad de disponer por

mínima que sea constituye un hito fundamental para entender y comprender perfectamente la

consumación y su diferencia con la tentativa. Sin embargo, la posibilidad de disposición que tenga el

agente debe ser libre, espontánea y voluntaria sin más presión que el temor de ser descubierto, esto
es, la voluntad del agente no debe estar viciada por presiones externas como ocurriría por ejemplo,

cuando al estar en plena huida del lugar donde se produjo la sustracción es inmediatamente

perseguido. Sin duda, al momento de la fuga, el agente puede tener la posibilidad de disponer del
bien ya sea destruyéndole o entregándole a un tercero, etc. pero ello de ningún modo puede servir

para afirmar que se ha consumado el delito. Esa disposición no es voluntaria ni espontánea. En plena

huida puede también ser aprehendido el sujeto no llegando a tener la posibilidad de hacer una

disposición provechosa del bien sustraído. Menos habrá consumación como pretende Bramont-Arias

y García Cantizano, si el agente es aprehendido en plena huida y se recupera lo sustraído. Aquí

estaremos ante una tentativa.


Penalidad

De configurarse los supuestos previstos en el artículo en comentario, la pena se impondrá teniendo

en cuenta el grado de desarrollo

3. HURTO AGRAVADO: (Art. 186 C.P.)


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El agente será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años si el

hurto es cometido:

1. En casa habitada.

2. Durante la noche.

3. Mediante destreza, escalamiento, destrucción o rotura de obstáculos.

4. Con ocasión de incendio, inundación, naufragio, calamidad pública o desgracia particular del

agraviado.

5. Sobre los bienes muebles que forma el equipaje del viajero.

6. Mediante el concurso de dos o más personas.

TIPICIDAD OBJETIVA

Objetivamente para estar ante a una figura delictiva de hurto agravado, se requiere la presencia de la

totalidad de elementos típicos del hurto básico, menos el elemento “valor pecuniario” indicado

expresamente sólo para el hurto simple por el artículo 444 del Código Penal. Se exige sustracción del

bien de la esfera de protección de su dueño o poseedor; apoderamiento ilegítimo del bien por parte
del sujeto activo; bien mueble total o parcialmente ajeno con valor patrimonial, la finalidad de obtener

un provecho indebido que debe inspirar al agente y el dolo. Por el principio de legalidad no se exige

que el valor del bien mueble sustraído deba sobrepasar las cuatro remuneraciones mínimas vitales

previsto en el artículo 444 del C.P. Aquí se hace mención sólo para el hurto previsto en el artículo 185

mas no para el hurto agravado regulado en el artículo 186 en concordancia con el 185 del C.P.

Los hurtos agravados son modalidades específicas del hurto cuya estructura típica depende del tipo

básico pero que conservan en relación a éste un específico margen de autonomía operativa. Muy

bien Rojas Vargas (2000, p. 173) afirma que el argumento que explica la exclusión del referente

pecuniario racionalizador, hallase en una diversidad de factores: pluriofensividad de la acción típica


circunstanciada, notable disminución de las defensas de la víctima, criterios de peligrosidad por parte

del agente y valoraciones normativas. La resultante ofrece la siguiente lectura: más que el valor

referencial del bien, lo que interesa en el hurto agravado es el modo como se realiza la sustracción-
apoderamiento.

El agente en todo momento debe conocer la circunstancia agravante y querer actuar en base a tal

conocimiento. Si el autor desconoce tal circunstancia aparece lo que denominamos error de tipo

previsto en el art. 14 del Código Penal, debiendo sancionarse al agente sólo por el delito de hurto

básico.

En la práctica judicial bien puede presentarse una conducta ilícita de hurto donde concurra una sola
circunstancia agravante como también puede presentarse dos o más agravantes; en ambas

condiciones estaremos ante el delito de hurto agravado con la diferencia que al momento de graduar

la pena por la autoridad jurisdiccional, el agente que ha cometido hurto con concurso de agravantes
será merecedor de pena más alta respecto al que lo hizo con una sola agravante, ello de acuerdo al

contenido del art. 46 del Código Penal.


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Corresponde en seguida analizar en qué consisten cada una de las circunstancias agravantes del

hurto; agrupándolas según la división realizada por el legislador nacional:

Agravantes Sancionadas con Pena Privativa de Libertad no menor de tres ni mayor de seis años

A.- En casa habitada.

La primera agravante de la figura delictiva de hurto es la circunstancia que aquel se efectúe o realice

en casa habitada. Los tratadistas peruanos coinciden en señalar que dos son los fundamentos de la

agravante: Pluriofensividad de la acción y peligro potencial de efectos múltiples que se puede generar

para los moradores y segundo, vulneración de la intimidad que tenemos todas las personas (Peña

Cabrera, 1993, p. 38; Bramont-Arias- García, 1997, p. 297; Paredes Infanzón, 1999, p. 58; Rojas

Vargas, 2000, p. 175 y Villa Stein, 2001, p. 43). La acción realizada por el agente, afecta diversos

bienes jurídicos protegidos por el Estado por considerarlos fundamentales para una armoniosa

convivencia social como son afectación al patrimonio, inviolabilidad del domicilio y eventualmente

afectación a la vida, la integridad física, la libertad sexual, el honor, etc. de los moradores de la casa.

Y violación de la intimidad, entendida como el derecho que le asiste a toda persona de tener un
espacio de su existencia para el recogimiento, la soledad, la quietud, evitando interferencias de

terceros, permitiendo de ese modo un desarrollo libre y autónomo de su personalidad.

Haciendo hermenéutica jurídica de esta agravante se discute en doctrina si a la frase “casa habitada”

debe dársele una acepción restringida, limitándola sólo al lugar donde moran una o más personas

(Bramont-Arias -García, 1997, p. 297) o amplia, entendida como todo espacio físico que cumpla el

papel de vivienda o habitación y donde una o varias personas moran habitual o circunstancialmente.

De ambas perspectivas, la segunda es la más atinada, pues si recurrimos al Diccionario de la Real

Academia de la Lengua encontramos que por casa se entiende todo edificio para habitar; es decir,

puede denominarse también residencia, domicilio, hogar, mansión, morada, vivienda o habitación. En
tal sentido, toda vivienda permanente o temporal, por precaria que sea su construcción sirve para

configurar la agravante a condición que no esté abandonada o deshabitada. La casa puede servir de

domicilio permanente o eventual de sus moradores, lo importante es que se trate de una morada y
que al tiempo de cometerse el hurto servía de vivienda para la víctima sin importar claro está, que al

momento de realizarse el hurto la vivienda se encontraba sin sus moradores que habían salido por

ejemplo, de visita a un familiar o a una fiesta. En consecuencia quedan incluidas las casas de campo

o verano en el tiempo que son utilizadas.

Desde el momento que se toma como referencia que el inmueble debe servir de morada o vivienda

para la víctima, resultan excluidos de la agravante los edificios que sirvan para negocios, los colegios,
las oficinas, los locales de instituciones públicas o privadas. En términos más gráficos y contundentes,

un hurto cometido en un colegio o en local de una Universidad no constituye agravante así éste se

produzca cuando estudiantes, profesores y trabajadores administrativos se encuentren en pleno


ejercicio de sus labores.

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Finalmente, es importante poner en evidencia con Rojas Vargas (2000, p. 181) que se descarta la

presencia de la agravante en interpretación cuando el sujeto activo es el propio guardián que habita

la casa, o una persona que mora en la vivienda, o quien estando dentro de la vivienda con el

consentimiento de su titular se apodera de un bien mueble, o en fin, cuando es el propio dueño de la

casa quien se apodera de un bien mueble de quien se encuentra en su vivienda por la circunstancia

que sea. En estos casos opera el factor abuso de confianza y no hay perpetración en casa ajena que

origina el peligro potencial de afectar otros intereses aparte del patrimonio de la víctima.

B.- Durante la noche.

Constituye agravante el realizar o ejecutar el hurto aprovechando la circunstancia de la noche,

entendida como lapso de tiempo en el cual falta sobre el horizonte la claridad de la luz solar. Así el

horizonte esté iluminado por una hermosa luna llena o por efectos de luz artificial, la agravante igual

se configura. El agente debe buscar la noche para realizar su accionar de sustracción ilegítima de

bienes, pues sabe que la protección de los bienes por parte de la víctima se ha relajado y que tendrá

mayores posibilidades de consumar su hecho y no ser descubierto. Es lugar común sostener que el
fundamento político criminal de esta agravante radica en que la noche es un espacio de tiempo

propicio para cometer el hurto, al presuponer la concurrencia de los elementos: oscuridad, mínimo

riesgo para el agente y facilidad mayor para el apoderamiento al relajarse las defensas por parte de

la víctima y presuponer condiciones de mejor ocultamiento para el sujeto activo del delito (Peña

Cabrera, 1993, p. 40 y Rojas Vargas, 2000, p. 183). La frase “durante la noche” debe entenderse

desde un criterio gramatical, esto es, en su sentido cronológico-astronómico; de ningún modo puede

alegarse para el derecho penal peruano, que esta agravante encuentra su explicación en un criterio

teleológico funcional, esto es, buscando la finalidad político criminal de la norma penal. Creemos que

no es posible hacer un híbrido entre el criterio gramatical y el teleológico para tratar de entender la
agravante “durante la noche”, como lo sugiere Rojas Vargas (2000, p. 187) al sostener que durante

la noche se constituye así en una agravante que debe ser considerada tanto en su acepción físico-

gramatical de oscuridad o nocturnidad natural como en su perspectiva teleológica, buscando el fin


implícito de tutela en la norma penal, para descartar la agravante allí donde existió suficiente

iluminación y/o posibilidades de defensa iguales a que si el hecho se hubiera cometido durante el día

con luz solar. Esta posición restringe en forma extrema la aplicación práctica de la agravante, pues

en una calle donde haya suficiente iluminación artificial e incluso vigilancia particular no será posible

cometer un hurto agravado así el agente haya penetrado el inmueble y aprovechando el sueño de

sus moradores haya sustraído todo el dinero que había en la caja fuerte. Igual, no se configuraría esta
agravante en el hecho que el agente ingresa a una vivienda iluminada debido que los moradores se

olvidaron de apagar la luz y se sustrae los bienes. Lo cual nos parece poco racional, pues los

supuestos evidentemente configuran agravante por haberse producido durante la noche. Aparece la
agravante así el inmueble donde se ingresa esté deshabitado. Es indiferente tal circunstancia. Incluso

si está habitado se configurará un hurto perpetrado con dos agravantes: durante la noche y casa
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habitada. La consumación o perfeccionamiento del hurto tiene que hacerse durante la noche. Si en

un caso concreto se llega a determinar que los actos preparatorios se hicieron en el día y la

sustracción de los bienes se produjo en la noche se configura la agravante; mas no concurre la

agravante si llega a determinarse que los actos preparatorios se hicieron aprovechando la noche pero

la sustracción se produjo en el día.

C.- Mediante destreza, escalamiento, destrucción o rotura de obstáculos.

El inciso tercero del artículo 186 recoge hasta cuatro supuestos que agravan la figura delictiva del

hurto, los mismos que tienen naturaleza diferente aun cuando la finalidad sea la misma. En un hecho

concreto pueden concurrir una sola de estas circunstancias así como dos o más circunstancias

agravantes, incluso pueden concurrir perfectamente con las otras agravantes que recoge el artículo

186 del C.P. Veamos en qué consiste cada una de estas modalidades:

1.- Hurto mediante destreza.- Se configura la agravante con destreza cuando el agente ha realizado

la sustracción ilegítima de un bien total o parcialmente ajeno sin que la víctima lo haya advertido o

enterado sino después de caer en la cuenta que le falta el bien, debido que el agente actúo haciendo
uso de una habilidad, maña, arte, pericia, agilidad o ingenio especial. La noción de destreza implica

un especial cuadro de habilidad y pericia, no necesariamente excepcional, que sea suficiente para

eludir la atención de un hombre común y corriente para sustraer las cosas que se hallan dentro de su

inmediata y directa esfera de vigilancia. Para Peña Cabrera (1993, p. 41), la destreza presupone una

actividad disimulada, que no permite al sujeto pasivo percatarse de la intención del ladrón, de lo

contrario éste podría oponer resistencia en defensa de los bienes que trae consigo. Actúan con

destreza aquellas personas que se dedican a sustraer billeteras aprovechando las combis o buses

llenos de pasajeros; o cuando el agente haciendo uso de una habilidad especial en los dedos (los

sacara) sustraen las billeteras de los bolsillos de los transeúntes sin que éste se dé cuenta; o también
cuando se sustrae bienes muebles abriendo la puerta de los vehículos haciendo uso de llaves falsas

o ganzúas (modalidad del peine). El fundamento de la agravante radica en el aprovechamiento que

hace el agente de circunstancias de pericia, maña o arte para vulnerar la normal vigilancia del sujeto
pasivo que hace de sus bienes. La especial habilidad o rapidez con que actúa el agente debe ser

utilizado conscientemente como un medio para vulnerar la esfera de vigilancia del sujeto pasivo. Es

decir, el agente debe querer actuar con especial habilidad para lograr su objetivo, caso contrario, si

llega a determinarse que el agente actúo con aparente destreza pero que en realidad no era

consciente de tal situación la agravante no se presenta.

2.- Hurto por escalamiento.- Como la anterior agravante, ésta también supone cierta habilidad o
pericia en el agente. En efecto, la conducta desarrollada por el sujeto activo del hurto se encuadrará

en la agravante cuando para sustraer y apoderarse ilícitamente del bien mueble total o parcialmente

ajeno, actúe superando corporalmente los obstáculos dispuestos como defensas preconstituidas de
cercamiento o protección del bien (cercos, muros, rejas, paredes, etc.) mediante el empleo de un

esfuerzo considerable o de gran agilidad. No hay escalamiento sin esfuerzo significativo por parte del
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agente. En suma, para estar ante la agravante deberá verificarse la concurrencia sucesiva de las

siguientes circunstancias o elementos: primero, la existencia de defensas que protegen directa o

indirectamente el bien objeto del delito; segundo, se verificará el despliegue de una energía física

considerable o gran agilidad por parte del agente para sobrepasar y vencer las defensas de

protección; y, tercero, sustracción y apoderamiento del bien que motivó el escalamiento. Este último

elemento resulta trascendente pues para consumarse el delito de hurto necesariamente se exige

apoderamiento, esto es, posibilidad del agente de poder disponer libremente del bien ilegítimamente

sustraído, por lo que muy bien el escalamiento también puede producirse para salir de la esfera de

protección de la víctima. En esa línea, si el sujeto es sorprendido antes que se produzca el real

apoderamiento estaremos frente a una tentativa de hurto agravado.

3.- Hurto mediante destrucción de obstáculos.- Constituye otra agravante el hecho de destruir o

inutilizar las defensas inmediatas o mediatas pre constituidas de protección del bien mueble que

pretende apoderarse el sujeto activo. Por destrucción debe entenderse toda acción que inutiliza o

coloca en situación de inservible la defensa u obstáculo que protege los bienes de la víctima. Aquí
hay aumento del desvalor del injusto penal, pues para lograr su objetivo, el agente hace uso de la

violencia sobre las cosas que protegen los bienes de la víctima. Se presentará la agravante cuando

el agente por ejemplo, hace un forado en la pared o techo de la vivienda de su víctima; rompe la

ventana de un vehículo para sustraer un equipo de radio; destruye la caja fuerte utilizando explosivos,

etc. Los daños ocasionados a consecuencia de la destrucción de las defensas de los bienes, quedan

subsumidos en el hurto agravado. Aun cuando esto aparece obvio, existen operadores jurídicos que

todavía califican por separado al hurto agravado con los daños e incluso con violación de domicilio.

Defecto que se produce por desconocimiento de los principios generales del derecho penal que la

jurisprudencia felizmente viene superando.


Defensas u obstáculos directos o inmediatos son por ejemplo, las cajas de seguridad que contienen

el dinero o los valores, las maletas o maletines cerrados con llave u otros mecanismos de seguridad,

el cofre, baúl, gaveta, armarios, cómodas, etc., así como sus cerraduras, candados, dispositivos de
seguridad (mecánica, eléctrica o electrónica). Son defensas Indirectas o mediatas las paredes, muros,

techos, ventanas, enrejados, cercos eléctricos, etc. que protegen el inmueble (Rojas Vargas, 2000, p.

209)

4.- Hurto por rotura de obstáculos.- Se configura esta agravante cuando el sujeto activo con la finalidad

de apoderarse ilegítimamente del bien, intencionalmente ocasiona la fractura, ruptura, abertura,

quiebra, destrozo o desgarro de las defensas preconstituidas del bien. Aquí no hay destrucción o
inutilización de los objetos que conforman las defensas sino simplemente fracturas o rupturas

suficientes para hacer posible el apoderamiento del bien objeto del hurto; por ejemplo estaremos ante

esta modalidad cuando el agente utilizando un instrumento de fierro denominado “pata de cabra” ha
fracturado el candado que aseguraba la puerta de ingreso a la vivienda de la víctima. No le falta razón

a Rojas Vargas (2000, p. 211) cuando enseña que la rotura de obstáculos supone vencer defensas
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con un mínimo de destrucción que no hace perder la estructura de la defensa, ni arruina su

individualidad como objeto. Rotura es desunión violenta de las partes de una cosa, con posibilidades

de más o menos restitución de la integridad de dicho objeto.

Las modalidades de destrucción y de rotura son totalmente diferentes. En un caso concreto se

presentan en forma independiente, esto es, donde se alega destrucción no puede a la vez, alegarse

que hay rotura y donde hay rotura no puede alegarse a la vez, que ha habido destrucción. En un caso

concreto o hay rotura o hay destrucción. Todo depende de la magnitud del daño ocasionado al

obstáculo que configura la defensa de los bienes de la víctima. Finalmente, la destrucción o rotura de

las defensas del bien objeto del hurto deben ser realizadas con dolo por parte del agente, esto es,

deben ser ocasionados con intención. Si llega a determinarse que la rotura o destrucción se debió a

negligencia, a caso fortuito o a la poca resistencia de la defensa las agravantes no aparecen.

D.- Con ocasión de incendio, inundación, naufragio, calamidad pública o desgracia particular del

agraviado.

El inciso cuarto del artículo 186 del Código sustantivo recoge hasta cinco modalidades o
circunstancias que agravan la figura del hurto. La doctrina peruana por consenso esgrime que el

fundamento de estas agravantes radica en el abandono o debilitamiento de las posibilidades de

defensa de sus bienes por parte de la víctima al atravesar cualquiera de las calamidades anotadas;

así mismo por el mayor desvalor de la conducta del agente, quien se aprovecha para hurtar de la

indefensión que producen los desastres, en circunstancias que el derecho en su conjunto, la

convencionalidad social y el espíritu de solidaridad exigen conductas altruistas y de socorro (Peña

Cabrera, 1993, p. 44; Bramont-Arias Torres y García, 1997, p. 299; Rojas Vargas, 2000, p. 216 y Villa

Stein (2001, p. 48 citando a Rojas Vargas). Pero veamos en qué consiste cada una de estas hipótesis:

1.- Hurto con ocasión de incendio.- Se verifica esta agravante cuando el agente o sujeto activo
aprovechando un incendio que necesariamente causa zozobra y confusión en la víctima, sustrae

bienes muebles. Se entiende por incendio un fuego de gran magnitud, incontrolable por la conducta

de una persona. La frase con ocasión de incendio nos da a entender que no necesariamente el hurto
tiene que darse en el lugar del incendio sino, también puede producirse en lugares adyacentes o

cercanos al desastre. Lugares de los cuales la víctima se aleja para concurrir al lugar del incendio y

tratar de controlarlo y salvar sus bienes. El agente aprovecha la confusión natural que produce el

siniestro en el espíritu de su víctima. El hurto debe perfeccionarse durante el incendio, esto es, desde

que se inicia hasta que es controlado. Si llega a determinarse que el hurto se produjo después del

incendio, debido que el agente se puso a remover los escombros y se lleva un bien mueble de la
víctima, estaremos ante un hurto simple y no ante la agravante.

2.- Hurto en inundación.- Se perfecciona la agravante cuando el agente realiza el hurto durante o con

ocasión de una inundación. Se entiende por inundación una gran torrentada de agua incontrolable
por el hombre que cubren extensos terrenos o poblaciones, originando muchas veces muerte,

destrucción total de las viviendas y en otras, graves daños a la propiedad como a la integridad física
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y psicológica de las personas. Las inundaciones pueden ser a consecuencia de la acción de la

naturaleza como a consecuencia de la acción del hombre. En ambos casos puede muy bien

perfeccionarse el hurto agravado. Ante el siniestro las personas abandonan sus viviendas o lugares

donde normalmente defienden sus bienes, ocasión que es aprovechada por el agente para

perfeccionar su actuar ilícito y sustraer bienes. Con Rojas Vargas (2000, p. 223) concluimos que los

hurtos pueden producirse igualmente durante la inundación como mientras duren los efectos de la

misma en base a las condiciones de racionalidad y evaluación objetiva promedio señaladas para el

caso del incendio. La agravante puede perfeccionarse cuando la torrentada de agua a pasado, sin

embargo, por los graves aniegos y empozamiento de agua que se produce hace difícil que las

personas vuelvan a sus viviendas, situación que muy bien puede aprovechar el delincuente para

sustraer bienes muebles con la finalidad de obtener un provecho patrimonial indebido.

3.- Hurto en naufragio.- Se perfecciona la agravante cuando el agente aprovechando un naufragio,

sustrae ilícitamente bienes muebles ya sea de la propia embarcación averiada o de los pasajeros. Se

entiende por naufragio toda pérdida o ruina de una embarcación en el mar, río o lago navegables. El
agente del hurto debe tener conciencia o conocer que la embarcación ha naufragado, caso contrario

sólo estaremos ante un típico hurto simple. La agravante se justifica por el hecho que en tales

circunstancias la defensa que ejerce normalmente la víctima sobre sus bienes se debilita, facilitando

de ese modo la comisión del delito.

4.- Hurto en calamidad pública.- Se entiende por calamidad toda desgracia o infortunio de grandes

proporciones producida por cualquier causa o factor que afecta a una población o varias. Esta es una

fórmula abierta con la cual el legislador ha querido abarcar otros infortunios que puede sufrir la

población diferentes a los que expresamente se especifica en el artículo 186 del C.P, los mismos que

pueden servir para que los delincuentes se aprovechen y pretendan obtener utilidad económica
indebida en detrimento de las víctimas que aparte de soportar la calamidad deberán soportar la

sustracción de sus bienes. El debilitamiento o anulación de las defensas sobre la propiedad mueble

constituye la razón político criminal que fundamenta en estricto esta agravante, pues caso contrario,
de no producirse disminución, abandono o anulación de la protección de los bienes muebles,

obviamente no se presentará la agravante. La calamidad pública connota una serie de desastres

innominados, naturales o sociales, que provocan estragos en la población, la economía y en el curso

propio de la vida social, los mismos que generan efectos de disminución en la defensa de la propiedad

mueble. Son desastres que adquieren caracteres de gran compromiso social (local, regional o

nacional) afectando a un indeterminado número de personas. El sentido mismo de la frase calamidad


pública, es de por sí delimitante de las proporciones que debe asumir la desgracia. Como ejemplos

podemos indicar a los terremotos, explosiones volcánicas, estados de hambruna, las pestes, sequías,

guerras civiles, guerras o invasiones extranjeras, etc (Rojas Vargas, 2000, p. 226)
5.- Hurto en desgracia particular de la víctima.- Esta circunstancia agravante del hurto es la última

indicada en el inciso 4 del artículo 186 del Código Penal. Aparece cuando el agente, con el ánimo de
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obtener un beneficio económico indebido, aprovechando que su víctima atraviesa una desgracia o

infortunio que le toca a su persona o familia, le sustrae ilícitamente sus bienes. El legislador al indicar

el adjetivo “particular” está poniendo el límite al infortunio. Éste no debe comprometer a gran número

de personas ni debe tener irradiación masiva, pues en tal caso estaremos frente a las agravantes

antes comentadas. La desgracia de la cual se aprovecha el sujeto activo, sólo debe afectar al

agraviado o a sus familiares o allegados cercanos, a nadie más. En suma, desgracia particular es

todo suceso funesto para la economía, la salud o la tranquilidad de la víctima, previsible o imprevisible,

de origen azaroso, provocado voluntaria o involuntariamente por terceros, o inclusive autoprovocado

por la víctima, que disminuyen las defensas que ésta tiene normalmente sobre sus bienes y de cuya

situación se aprovecha el sujeto activo para perfeccionar el hurto (Rojas Vargas, 2000, p. 229).

Ejemplos que la doctrina cita para graficar esta agravante constituye el hurto producido durante un

velorio o cuando el agente aprovechando que su víctima está inconsciente a consecuencia de un

accidente de tránsito, le sustrae la pulsera de oro que lleva.

E.- Sobre los bienes muebles que forma el equipaje de viajero.


Antes de indicar en qué consiste esta agravante nos parece necesario señalar qué debe entenderse

por “equipaje” y por “viajero”, pues en la práctica judicial todavía no se tiene claro tales términos desde

la perspectiva jurídico penal. Se entiende por equipaje todo aquello que el viajero lleva dentro de una

maleta, mochila, bolsa, alforja, costalillo, etc. por razones de propia necesidad, comodidad o finalidad

personal como por razones relativas a su profesión o finalidad de viaje. Se descarta de ese modo que

constituya equipaje todos aquellos bienes que lleva puesto el viajero como su vestido, reloj, sombrero,

etc.

Por viajero se entiende toda persona que por razones diversas (visita familiar, turismo, negocios,

trabajo, etc) y en consecuencia llevando equipaje, sale del ámbito de su morada o domicilio habitual
y se desplaza geográficamente de un lugar a otro, utilizando para tal efecto algún medio de transporte

adecuado e incluso caminado. Se entiende que el viajero debe tener cierta permanencia en el

trayecto. Así mismo, tendrá condición de viajero la persona desde que sale de su domicilio con su
equipaje hasta llegar a su destino final así en el trayecto realice escalas propias del viaje (con más

amplitud, véase: Rojas Vargas, 2000, p. 242). En esta línea del razonamiento, para estar ante la

agravante es necesario el desarraigo de la víctima del ámbito de su domicilio habitual para trasladarse

a otro lugar. Si no hay desarraigo, así la persona lleve equipaje no es considerado viajero para el

derecho penal. En efecto, no es viajero aquella persona que de Ancón, viene al Jirón de la Unión y

efectúa la compra de diversas prendas de vestir llevándolas en un maletín. No hay agravante si a esta
persona que fue de compras le sustraen el maletín durante el viaje que realizó del centro de Lima al

balneario de Ancón. El hecho será hurto que muy bien puede agravarse por otras circunstancias

(concurso de dos o más personas), pero nunca por la circunstancia en comento. Teniendo claro tales
presupuestos, la agravante se configura cuando el agente sabiendo que su víctima es un viajero,

ilícitamente le sustrae y se apodera de su equipaje. Es indiferente si la sustracción se realizó en pleno


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viaje o cuando la víctima estaba descansando por una escala que tuvo que hacer durante el viaje o

cuando esta ingiriendo sus alimentos, etc. Lo importante es verificar que la víctima estaba en trayecto

a su destino fijado. Así mismo, el sujeto activo puede ser cualquier persona, pudiendo ser un tercero,

otro viajero o el conductor del medio de transporte.

El fundamento de la agravante radica en la exigencia de mayor tutela del Estado sobre los bienes de

personas en tránsito, en lugares probablemente extraños a ellas y acaso tutelar el turismo (Villa Stein

(2001, p. 51 citando a Manzini).

F.- Mediante el concurso de dos o más personas.

Esta agravante quizá sea la más frecuente en la realidad cotidiana y por ello haya sido objeto de un

sin número de pronunciamientos judiciales aun cuando no se ha logrado establecer su real significado.

Los sujetos que se dedican a hurtar bienes siempre lo hacen acompañados con la finalidad de facilitar

la comisión de su conducta ilícita pues por la pluralidad de agentes merman o aminoran rápidamente

las defensas que normalmente tiene la víctima sobre sus bienes; radicando en tales presupuestos el

fundamento político criminal de la agravante. En la doctrina peruana y por tanto en nuestra


jurisprudencia siempre ha sido un problema no resuelto el hecho de considerar o no a los partícipes

en su calidad de cómplices o instigadores en la agravante en comentario. Al respecto existen dos

vertientes o posiciones. Unos consideran que los partícipes entran a la agravante. Para que se

concrete esta calificante afirma Peña Cabrera (1993, p. 48) sin mayor fundamentación, es suficiente

que el hurto se realice por dos o más personas en calidad de partícipes; no es exigible el acuerdo

previo, sólo es necesario participar en la comisión del delito de cualquier forma: coautoría,

complicidad, etc. En el mismo sentido Ángeles-Frisancho-Rosas (Código Penal, p. 1173) y Paredes

Infanzón (1999, p. 66)

La otra posición que asumimos, sostiene que sólo aparece la agravante cuando las dos o más
personas que participan en el hurto lo hacen en calidad de coautores. Es decir, cuando todos con su

conducta teniendo el dominio del hecho aportan en la comisión del hurto. El mismo fundamento de la

agravante nos lleva a concluir de ese modo, pues el número de personas que deben participar en el
hecho mismo facilita su consumación por la merma significativa de la eficacia de las defensas de la

víctima sobre sus bienes. El concurso debe ser en el hecho mismo de la sustracción-apoderamiento.

No antes ni después, y ello sólo puede suceder cuando estamos frente a la coautoría. En esa línea,

no habrá agravante cuando un tercero facilita su vehículo para que Juan Pérez solo cometa el hurto.

Tampoco cuando un tercero induce o instiga a Juan Pérez para que hurte bienes de determinada

vivienda. Con Rojas Vargas (2000, p. 250) afirmamos que para la legislación penal peruana cometen
delito quienes lo ejecutan en calidad de autores; el inductor o instigador no cometo delito, lo determina;

los cómplices no cometen delito así concursen con un autor o coautores, ellos colaboran o auxilian.

Por lo mismo, la agravante sólo alcanza a los autores o coautores del delito. Ni a la autoría mediata,
donde el instrumento es utilizado y por lo mismo no comete jurídico-normativamente el delito, ni la

instigación, donde quien comete el delito es tan sólo el inducido o autor directo, articulan hipótesis
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asimilables o subsumibles por la circunstancia agravante en referencia. En el mismo sentido Javier

Villa Stein (2001, p. 52)

Entre los coautores debe existir un mínimo acuerdo para perfeccionar el hurto. No obstante tal

acuerdo no debe connotar permanencia en la comisión de este tipo de delitos, pues en tal caso

estaremos ante una banda que configura otra agravante diferente.

Agravantes sancionadas con Pena Privativa de Libertad no menos de cuatro ni mayor de ocho años

A.- Por un agente que actúa en calidad de integrante de una organización destinada a perpetrar estos

delitos.

Aquí estamos ante una agravante por la condición o cualidad del agente. La agravante se configura

cuando el autor o coautores cometen el delito de hurto en calidad de integrantes de una organización

destinada a cometer hechos punibles. El legislador se ha cuidado en usar el término banda que resulta

demasiado complicado para definirlo y más bien ha hecho uso del término organización para abarcar

todo tipo de agrupación de personas que se reúnen y mínimamente se organizan para cometer delitos

con la finalidad de obtener provecho patrimonial indebido.


El agente será integrante de una agrupación delictiva cuando haya vinculación orgánica entre éste y

aquella, concierto de voluntades entre el agente y los demás conformantes de la organización y

vinculación funcional entre el agente y el grupo. Configurándose la agravante cuando el autor o

coautores cometan el hurto en nombre o por disposición del grupo. Si se determina que aquel actúo

sólo sin conocimiento de la organización a la que pertenece o porque dejó de ser miembro de aquella,

la agravante no se verifica.

Esta agravante puede entrar en concurso con el supuesto de hecho previsto en el artículo 317 del

Código Penal, denominado asociación ilícita para delinquir tan de moda en estos tiempos que se ha

destapado y conoce la mayor corrupción en las altas esferas del Estado Peruano. Sin embargo por el
principio de especialidad y por la redacción de la agravante, ésta subsume al supuesto del art. 317.

B.- Sobre bienes de valor científico o que integran el patrimonio cultural de la nación.

Estamos ante dos circunstancias agravantes por la cualidad del objeto del hurto. Se configuran
cuando el agente sustrae ilícitamente bienes de valor científico o cuando lo hace sobre bienes que

integran el patrimonio cultural de la nación. El fundamento de las agravantes radica en su importancia

y significado de los bienes objeto del hurto para el desarrollo científico del País y por su legado

histórico, artístico y cultural de los mismos. Por los bienes que conforman el patrimonio cultural se

conoce el pasado histórico de la nación. Pero qué bienes tienen valor científico y cuáles pertenecen

al patrimonio cultural de la nación? Responder a tales preguntas rebasa la labor del operador jurídico,
quien tiene que recurrir a normas o disposiciones extra-penales para poder determinar si estamos

ante alguna de las cualidades que exige la norma penal.

Resulta difícil saber qué bienes tienen valor científico y cuáles no. Correspondiendo al Juez
determinar tal calidad en cada caso concreto. Para ello sin duda, necesitará la concurrencia de

personas calificadas en bienes de valor científico para saber si se trata de bienes de tales
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características. Con Rojas Vargas (2000, p. 265), a modo de ejemplo, podemos decir que bienes con

valor científico serían máquinas o instrumentos médicos de alta precisión, riñones o corazones

artificiales, microscopios o telescopios electrónicos, aparatos y dispositivos higrométricos,

espectrógrafos de última tecnología, etc., así como bienes de utilidad científica como material genético

depositado en recipientes, cultivo de virus para estudio e investigación médica, fármacos en proceso

de ensayo o experimentación, compuestos químicos-radioactivos, etc. No interesa tanto el valor

económico del bien, sino su valor científico, así como que el agente debe conocer tales cualidades.

En tanto que bienes que integran el patrimonio cultural de la nación son todos aquellos que

constituyen testimonio de la creación humana, material o inmaterial expresamente declarados por su

importancia artística, científica, histórica o técnica. Por medio de ellos las generaciones humanas

presentes y por venir conocen su pasado histórico. Para saber si estamos ante un bien que integra el

patrimonio cultural de la nación, el operador jurídico debe recurrir a la vigente ley número 24047 de

1985 que establece en forma más o menos clara lo que se entiende por bienes que conforman el

patrimonio cultural de la Nación.


Esta agravante constituye una excepción a los delitos contra el patrimonio, pues aquí no interesa el

valor económico que pueda tener el bien sustraído; tampoco interesa que el agente saque provecho

económico del mismo, debido que muy bien puede sustraerlo para tenerlo como adorno o tenerlo en

su colección, etc. Lo único que interesa saber es si el bien tiene valor cultural expresamente

reconocido y el agente conocía de tal cualidad, caso contrario sólo estaremos ante a la figura del hurto

simple. Para estar ante la agravante, la sustracción debe hacerse de museos o de lugares donde los

bienes de valor cultural se encuentren protegidos; si por el contrario la sustracción se hace de

yacimientos arqueológicos la agravante no aparece configurándose más bien el delito contra el

patrimonio cultural previsto en los arts. 226 y ss. del C.P. Así mismo, si por ejemplo, primero se produjo
la sustracción-apoderamiento y después el agente lo saca o extrae del país, se presentará un

concurso real de delitos entre hurto agravado y el delito previsto en alguno de los artículos 228 o 230

del Código Penal. En tal sentido, se aplicará la pena del delito más grave. Si concurre el hurto con lo
previsto en el art. 228 se aplicará la pena de éste artículo y en caso que concurra con lo dispuesto en

el art. 230 se aplicará la pena del hurto agravado. De ningún modo habrá concurso aparente de leyes

como sostiene Bramont-Arias- García Cantizano (1997, p. 301).

C.- Mediante la utilización de sistemas de transferencia electrónica de fondos, de la telemática en

general o la violación del empleo de claves secretas.

Aquí aparecen tres supuestos que en doctrina se les denomina desatinadamente delitos informáticos.
No le falta razón a Bramont-Arias Torres (1997, p. 58) cuando el referirse al bien jurídico que se

protege con los delitos informáticos afirma que en realidad no existe un bien jurídico protegido con

aquellos, porque en verdad no hay, como tal un “delito” informático. Este no es más que una forma o
método de ejecución de conductas delictivas que afectan a bienes jurídicos que ya gozan de una

específica protección por el derecho penal.


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Esa postura ha tenido claro el legislador y ha optado por introducir a los mal llamados delitos

informáticos como modalidades de comisión de conductas delictivas ya tipificadas, aun cuando

después como veremos más adelante ha creado tipos penales que tipifican los delitos informáticos.

No obstante, estos últimos nada tienen que ver con las circunstancias que ahora nos ocupa.

De ese modo encontramos reunidas tres circunstancias que agravan la figura delictiva del hurto:

Primero, cuando este se realiza mediante la utilización de sistemas de transferencia electrónica de

fondos; segundo, cuando el hurto se efectúa por la utilización de la telemática en general; y, tercero,

cuando el hurto se produce violando claves secretas. Estas circunstancias agravantes tiene

naturaleza de materialización distinta aun cuando la finalidad sea la misma: obtener provecho

económico indebido por parte del agente en perjuicio de la víctima. Las agravantes se justifican por

el medio que emplea el agente en la sustracción. Esta fórmula no tiene antecedente legislativo y es

por ello su agrupamiento en un solo tipo penal conductas matizadas y complementarias entre sí.

Veamos en qué consiste cada uno de los supuestos previstos:

1.- Utilización de sistemas de transferencia electrónica de fondos.- La trasferencia electrónica de


fondos se entiende como aquel procedimiento que se realiza a través de un terminal electrónico,

instrumento telefónico u ordenador, por el cual se autoriza un crédito o un débito contra una cuenta o

institución financiera. Este sistema de transferencia de fondos está referido a la colocación de sumas

de dinero de una cuenta a otra, ya sea dentro de la misma entidad financiera, y a una cuenta de otra

entidad financiera, o entidad de otro tipo ya sea pública o privada, manifestándose tal hecho en el

reflejo de un asiento contable (Bramont-Arias Torres, 1997, p. 68). En otros términos, transferir

electrónicamente fondos es trasladar, movilizar, desplazar dinero de una cuenta a otras sin recibos,

firmas ni entregas materiales y sobre todo, sin remitir o enviar físicamente el dinero.

Rojas Vargas (2000, p. 282) enseña que las modalidades comisivas de la agravante en comentario
pueden ser: apoderamiento cargando a la cuenta del acreedor -más allá de lo pactado- los fondos

derivados de la cuenta o de la tarjeta de crédito del deudor; incursiones a las cuentas bancarias del

agraviado para desviar fondos a cuenta de tercera personas; adulteración del saldo de una cuenta en
base a transferencias apócrifas; concesión de créditos a personas o instituciones inexistentes; utilizar

tarjetas de débito para sustraer dinero de cajeros automáticos, etc.

En nuestra realidad, el hurto mediante transferencia de fondos se constituye en una de las formas

más frecuentes de sustracción y apoderamiento de dinero a través de medios electrónicos en

entidades bancarias, no obstante muchas veces no se denuncia para evitar desconfianza de los

usuarios en el sistema financiero, situación que origina el alto índice de la cifra negra de la criminalidad
informática.

2.- Mediante la utilización de la telemática en general.- La agravante se configura cuando el agente

haciendo uso de la telemática, entendida como el tratamiento de información a distancia haciendo


uso de las telecomunicaciones asociadas a la informática (el Internet, comercio electrónico), sustrae

ilícitamente bienes valorados económicamente en su beneficio. La telemática o la ciencia de la


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comunicación a distancia, usando los soportes tecnológicos de la electrónica, informática y las

telecomunicaciones, en su dimensión práctica y operacional, es en la actualidad la actividad de punta

en el comercio electrónico, las comunicaciones en general y la exposición de servicios múltiples

(educativos, médicos, científicos, etc,) a escala mundial (Rojas Vargas, 2000, p. 283). De allí que las

personas con la finalidad de obtener un provecho económico no tengan miramientos para cometer

hurtos haciendo uso de los servicios que brinda el Internet como son la página Web, el correo

electrónico entre los más estandarizados. Así estaremos ante la agravante en análisis cuando el

sujeto activo se apodere de información reservada o secreta y valorada económicamente; se apodere

de programas que aún no han salido al mercado; el hurto se produzca en operaciones del

cibermercado a través del comercio electrónico, etc.

3.- Mediante la violación del empleo de claves secretas.- La agravante se configura cuando el agente

haciendo mal uso o mejor, mal empleo de las claves secretas que sabe o conoce porque le han sido

confiadas por su titular, comete el hurto. Si llega a determinarse que el sujeto activo no tenía las claves

secretas y más bien entró en conocimiento haciendo uso de la informática o por otros medios, no se
verifica la agravante, subsumiéndose su conducta en las otras circunstancias ya comentadas, pues

en aquellas necesariamente se viola claves secretas con las cuales se encuentran protegidas las

operaciones del ciberespacio. Igual razonamiento hermenéutico realiza Rojas Vargas (2000, p. 286)

al enseñar que el violar el empleo de claves secretas no tiene tanto un sentido técnico de penetración

informático-electrónica a las claves, como sí el uso indebido de ellas hecho por personas que han

logrado (o tienen) el acceso a las mismas debido a los roles propios de sus atribuciones profesionales

y técnicas como por especiales vinculaciones al titular de la clave (el analista de banco o financiera,

el funcionario que custodia la base de datos, el personal de confianza que maneja la tarjeta magnética

del titular, etc) y que hacen aplicación ilícita de su especial posicionamiento de conocimiento
privilegiado en las operaciones electrónico-telemáticas.

D.- Colocando a la víctima o a su familia en grave situación económica.

En primer término resulta pertinente señalar quién es víctima en los delitos contra el patrimonio. En
este aspecto, no hay mayor discusión en la doctrina considerar víctima del delito de hurto a aquella

persona que por efecto del actuar ilícito del agente ha visto disminuido su patrimonio. La víctima puede

ser una persona natural o jurídica. En esa línea, se presenta la agravante cuando la víctima o la familia

que depende directamente de aquella, como consecuencia del hurto han quedado desprovistas de

los recursos económicos indispensables para satisfacer sus necesidades y de su familia. Sin

embargo, para que opere la agravante no es necesario que la víctima quede en la pobreza o
indigencia absoluta, sólo se exige que ésta quede en una situación patrimonial difícil de cierto agobio

e inseguridad, el mismo que puede ser temporal o permanente.

Se verifica la agravante cuando el agente conoce o percibe una variación notoria de la economía en
que deja a la víctima o a su familia; el dolo directo se ve así reforzado por el conocimiento de tal

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circunstancia. Caso contrario, si el sujeto activo al momento de actuar no se representó tal situación,

la agravante no aparece (Rojas Vargas, 2000, p. 291; Bramont-Arias- García, 1997, p. 302)

E.- Con empleo de materiales o artefactos explosivos para la destrucción o rotura de obstáculos.

La agravante se fundamenta en la peligrosidad de los medios empleados por el agente para lograr su

propósito. Esta circunstancia constituye una agravante de la circunstancia también agravante ya

comentada prevista en el inciso 3 de la primera parte del art. 186 del Código Penal. Aquí se exige que

la destrucción o rotura de obstáculos se realice utilizando materiales o artefactos explosivos. El uso

de estos medios que ponen en peligro la vida y la integridad físico o mental de las personas así como

el patrimonio de terceros, justifica la previa de la agravante. Materiales explosivos son todas aquellas

sustancias o compuestos químicos susceptibles de generar explosión al entrar en contacto ya sea

provocado o accidental. En tanto que artefactos explosivos son todos aquellos artificios diseñados

para hacer explosión y generar efectos destructores.

Agravantes sancionadas con Pena Privativa de Libertad no menor de ocho ni mayor de quince años

A.- Cuando el agente actúa en calidad de jefe, cabecilla o dirigente de una organización destinada a
perpetrar hurtos.

Esta circunstancia agravante prevista en la última parte del artículo 186 que se agrava por la

condición, rango o calidad del sujeto activo, sin justificación racional, rompe con el derecho penal de

acto para dar paso al derecho penal de autor que con razón Rojas Vargas (2000, p. 302) afirma, es

repudiable al igual que la responsabilidad objetiva como forma de imputación, por contravenir los

principios que rigen el derecho punitivo contemporáneo. La agravante exige la concurrencia de dos

elementos: Primero, el agente debe actuar en calidad de jefe, cabecilla o dirigente de una

organización delictiva; y, segundo, esta organización debe estar destinada o tenga como actividad o

finalidad la comisión de delitos contra el patrimonio. Para determinar si estamos ante una organización
delictiva el operador jurídico deberá verificar si ésta tiene cierta permanencia en el tiempo y existe

separación de funciones o roles entre sus integrantes. No necesariamente se exige que la

organización tenga una especie de estatuto o reglamento interno de cumplimiento obligatorio, sino
por la forma de comisión reiterada de hechos parecidos, sus propios integrantes identifican al jefe,

cabecilla o dirigente. El agente será identificado como tal y será merecedor a la sanción prevista

cuando concurre la agravante en comentario, siempre que actúe liderando una organización de tres

o más personas cuya finalidad sea cometer hurtos. Con tal razonamiento, no compartimos el criterio

rígido expresado por Rojas Vargas (2000, p. 303) al definir como jefe a quien tiene la máxima

prerrogativa o jerarquía dentro de la organización delictiva; dirigente, en cambio, es quien desde roles
definidos y precisos conduce orgánicamente las acciones delictivas, por lo general en relación de

subordinación al jefe. La organización puede tener varios dirigentes según áreas o zonas; y, será

cabecilla, quien cumple funciones de liderazgo en determinados actos delictivos pudiendo haber sido
nominado por el jefe o dirigente o surgir producto de los hechos. Pues estos rótulos varían

dependiendo de qué tipo de organización se trate. Sin duda, si sólo se tratara de bandas, lo expresado
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por el citado autor tendría perfecta cabida, sin embargo como ha quedado establecido, el legislador

al referirse a organizaciones, ha tratado de englobar a todo tipo de grupos que se dedican a cometer

delitos contra el patrimonio. Grupos que por ejemplo, en lugar de jefe tienen cabecilla. Esta agravante

complementa la hipótesis prevista en el inciso 1 de la segunda parte del art. 186 del C.P., en el sentido

que aquel supuesto prevé la conducta del integrante de la organización en tanto que esta, prevé la

conducta del líder de la organización. En consecuencia, según la condición del agente dentro de la

organización se le impondrá la pena prevista que comparativamente se diferencia en forma

apreciable.

Penalidad

La pena que se aplicará al autor autores o partícipes, se tendrá en cuenta las circunstancias

agravantes previstas y las penas mínimas y máximas establecidas para cada uno

4. HURTO DE USO (Art. 187 C.P.)

El que sustrae un bien mueble ajeno con el fin de hacer uso momentáneo y lo devuelve será reprimido
con pena privativa de libertad no mayor de un año

TIPICIDAD OBJETIVA

En doctrina se le conoce como furtum usus, figura delictiva que se le entiende como la conducta del

agente que substrae un bien mueble para servirse de él en la satisfacción de una necesidad con el

firme propósito de devolverlo. El propósito de usar el bien implica siempre el de obtener de él un

provecho (Roy Freyre, 1983, p. 60)

El hurto de uso se perfecciona o consuma cuando el agente ilícitamente sustrae un bien mueble ajeno

con la finalidad de utilizarlo (sacarle provecho) momentánea o temporalmente y después lo devuelve

al sujeto pasivo. Si bien el hurto de uso tiene características similares del hurto simple regulado en el
artículo 185 del C.P., también tiene elementos propios que le otorgan autonomía normativa e

independiente hermenéutica jurídica. En efecto, los elementos: devolver el bien después de sacarle

provecho, la intención de no querer quedarse definitivamente con el bien, sólo se produce en bienes
totalmente ajenos y no se exige monto mínimo del valor del bien, se constituyen en características

propias del hurto de uso que lo diferencian totalmente del hurto simple.

No obstante, con el desaparecido Raúl Peña Cabrera (1993, p. 56) podemos concluir que la distinción

entre hurto simple y de uso se hace más evidente con el elemento subjetivo. Mientras que en el hurto

simple el autor se apodera del bien con ánimo de lucro, es decir, con la intención de obtener una

ventaja patrimonial con la apropiación del bien, en el hurto de uso, el autor obra sin ánimo de
apoderarse del bien para sí, esto es, sin querer obtener una ventaja económica con la incorporación

del bien al propio patrimonio, sino trata de obtener una ventaja patrimonial sólo con el uso del bien

ajeno para después regresarlo al patrimonio del sujeto pasivo. Ahora, veamos pedagógicamente en
qué consiste cada uno de los elementos típicos objetivos del hurto de uso:

Acción de Sustracción
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Aparece cuando el agente realiza una conducta positiva de sacar o remover el bien de la esfera de

protección de su titular y desplazarlo a su ámbito de dominio. Necesariamente debe haber

desplazamiento. La idea de desplazamiento, remoción, alejamiento del bien del ámbito de control es

una condición material típica implícita en la sustracción (Rojas Vargas, 2000, p. 313).

Mínimo Apoderamiento

Se configura cuando el agente después de sustraer el bien ajeno, lo ingresa a su esfera de dominio

y tiene la posibilidad concreta de hacer el uso pertinente del mismo. Igual como hemos dejado sentado

para el hurto simple, si no hay posibilidad mínima de usar el bien, todavía no habrá apoderamiento.

Provecho Temporal

Este elemento sigue al apoderamiento que hace el agente del bien ajeno, esto es, el sujeto activo al

hacer uso del bien ajeno, obtendrá un provecho económico. La mayor de las veces el propio uso ya

constituye el provecho requerido por el agente. Este provecho deberá ser temporal. Por tiempo

definido En esa línea si en un caso concreto se determina que a la sustracción no le siguió el

aprovechamiento y en tal situación se devuelve el bien, estaremos ante una tentativa de hurto de uso.
Momentaneidad del Uso del Bien

El tipo penal expresamente indica que el agente debe usar momentáneamente el bien, esto es, en un

lapso de tiempo, corto o breve simplemente suficiente para hacer un uso del bien dentro de sus

funciones normales; contrario sensu, si el uso es permanente o por tiempo largo o indefinido no

estaremos ante un hurto de uso sino ante un hurto simple. Tampoco habrá hurto de uso cuando el

agente utilice el bien sustraído para fines ilícitos como por ejemplo, cometer otros delitos así de estos

obtenga beneficio económico. En esa línea, no se configura el hurto de uso cuando el agente hurte

un vehículo para ser usado en un robo y después es devuelto a su propietario o legítimo poseedor.

Devolución del Bien


Después de hacer el uso momentáneo del bien, el agente debe devolver o restituir a su propietario o

poseedor el bien sustraído. Se entiende que deberá tratarse del mismo bien en cantidad y calidad

siempre y cuando sea tangible o corpóreo. No es posible devolver bienes consumibles o fungibles
como la energía eléctrica por ejemplo (Villa Stein, 2001, p. 61).

Entre el uso y la devolución no debe mediar más tiempo que el suficiente para trasladar el bien a la

esfera de dominio de la víctima. Con Rojas Vargas (2000, p. 318), sostenemos que la devolución o

restitución del bien se halla estrechamente vinculada con la concreción del uso, objetivamente

apreciada, sin importar aquí si el uso fue suficiente o no para los propósitos personales del autor.

Entre el uso del bien y la restitución debe mediar el tiempo estrictamente necesario para restituir. Será
exagerado subsumir en el hurto de uso cuando se verifique en un caso concreto que el agente

después de hacer uso del bien lo guarda para entregarlo o devolverlo después. Si se verifica que el

retardo en la devolución se produce por factores de fuerza mayor o caso fortuito, no desaparece la
figura del hurto de uso, pues al momento de calificar los hechos en el operador jurídico deberá primar

la voluntad de devolución que guía todo el actuar del agente. La intención del agente de devolver el
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bien después de usarlo, significa que la devolución debe ser voluntaria y a propia iniciativa del agente;

de tal modo, se excluye el hurto de uso cuando la devolución se hace a solicitud del sujeto pasivo o

de un tercero o debido que fue descubierto.

Finalmente, la intención de devolver el bien que guía al agente, hace que cuando concurran alguna

de las agravantes previstas en el art. 186 del C.P., estemos ante concurso real de delitos entre el

hurto de uso y el delito que por sí solo configure alguna de las circunstancias previstas en el numeral

186. No hay hurto de uso agravado. Igual conclusión sostiene Rojas Vargas (2000, p. 319) al afirmar

que el uso y la devolución de bienes muebles sustraídos en circunstancias de violencia, intimidación

o amenaza grave no son típicas del hurto de uso en la fórmula peruana; de producirse tales

circunstancias en el marco ideal de los componentes básicos del hurto de uso, afirmarán un delito de

coacciones o lesiones de ser el caso, al no existir en el Código Penal peruano robo de uso, menos

hurto agravado de uso.

Bien Ajeno

El objeto del delito debe ser un bien ajeno. A diferencia del hurto simple que se configura con la
sustracción de bien total o parcialmente ajeno, en el hurto de uso el bien tiene que ser sólo ajeno. No

hay hurto de uso sobre bienes parcialmente ajenos, puesto que si el autor de la sustracción es co-

propietario del bien, significa que tiene la facultad de usar el bien; en consecuencia al usarlo

momentáneamente estaría materializando aquella facultad. Que haga un uso excesivo no configura

el hurto en comentario.

Valor del Bien

El valor del bien sustraído en el hurto de uso es tema debatible por su contradicción legislativa. En

efecto, el artículo 187 ni otra articulación hace referencia respecto del valor del bien objeto del delito,

como si aparece previsto para el hurto simple previsto en el art. 185 que en aplicación del art. 444 del
Código Penal se concluye que el valor del bien tendrá que superar las cuatro remuneraciones mínimas

vitales. En tal sentido se entiende que habrá hurto de uso sobre un bien de mínimo o escaso valor

económico en tanto que si hay hurto simple sobre el mismo bien estaremos frente a una falta contra
el patrimonio y no delito. Presentados así los hechos sin duda, la legislación penal no motiva al hurto

de uso sino más bien al hurto definitivo o simple. Con Rojas Vargas (2000, p. 321) indica que se trata

de inconsistencias de nuestra legislación penal patrimonial que nos pueden llevar a situaciones tan

contradictorias como aquella en la cual quien hurta un bien mueble, cuyo valor judicialmente estimado

es inferior a las cuatro remuneraciones mínimas vitales, si lo devuelve a su propietario luego de usarlo,

será castigado a título de delito, mientras que si se lo apropia o dispone de alguna u otra forma será
procesado y sancionado a título de faltas contra el patrimonio. Se estaría de esta forma fomentando

el apoderamiento definitivo del bien y no su restitución, consecuencia contradictoria con los fines de

tutela de la norma penal.

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En esa línea, corresponde a la jurisprudencia crear racionalmente las pautas a tener en cuenta

respecto del valor del bien objeto del delito de hurto de uso, en tanto que el legislador no extienda los

parámetros del artículo 444 también al hurto de uso.

Bien Jurídico Protegido

Respecto del bien jurídico en líneas generales se pretende proteger el patrimonio, pero de modo

específico es unánime en la doctrina peruana sostener que se tutela jurídico-penalmente el derecho

a usar el bien del que goza el titular del mismo ya sea como propietario o poseedor (Véase: Peña

Cabrera, 1993, p. 56; Bramont-Arias-García, 1997, p. 303; Rojas Vargas, 2000, p. 312).

Sujeto Activo

Sujeto activo, autor o agente del delito de hurto de uso puede ser cualquier persona natural a

excepción del propietario o legítimo poseedor. Al referirse el tipo penal que el objeto del hurto debe

ser un bien ajeno, es decir, un bien que pertenece a otra persona, automáticamente se excluye al

propietario y a legítimo poseedor.

Sujeto Pasivo
Sujeto pasivo o víctima puede ser cualquier persona ya sea natural o jurídica que tenga la titularidad

del bien objeto del hurto y por tanto, tenga la facultad de hacer un uso natural ya sea a título de

propietario o legítimo poseedor.

TIPICIDAD SUBJETIVA

Se trato de un delito netamente doloso, es decir, el agente debe tener conocimiento y voluntad de

sustraer ilícitamente un bien ajeno. Pero además, subjetivamente deben concurrir dos elementos

trascendentes: el animus de obtener un provecho económico indebido y segundo, la intención firme

por parte del agente de devolver o regresar el bien al patrimonio del sujeto pasivo. A este elemento

subjetivo especial se le conoce como el ánimus reddendi, es decir, ánimo de devolver (Villa Stein,
2001, 61). Si se verifica que en un hecho concreto, el agente no tenía la convicción de devolver el

bien después de usarlo temporalmente, y sólo lo devolvió porque le obligaron a hacerlo, el delito en

interpretación no se configura. Configurándose tal hecho en el hurto simple.


Grados de Desarrollo

Tentativa.- Al ser un delito de resultado objetivo y de composición compleja, es posible que la

conducta se quede en el grado de tentativa, esto es, se inicie la ejecución de la conducta sin lograr el

resultado final ya sea por propia iniciativa o por intervención de terceros. Tan igual como en el hurto

simple, habrá tentativa siempre y cuando la conducta se quede en la sustracción, es decir momentos

antes del estado en que el agente tiene la posibilidad material de usar el bien sustraido. Aquí el
aspecto subjetivo servirá para delimitar racionalmente cuando estamos ante una tentativa de hurto

simple y cuando ante la tentativa de un hurto de uso.

Consumación.- El delito de hurto de uso se halla consumado con el apoderamiento mínimo del bien
que logra el agente con el fin de usarlo, esto es, cuando se halla en posibilidad de usar el bien, es

decir, de disponer de él en su provecho temporal; con el uso se da inicio al agotamiento del delito. La
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devolución del bien usado es una previsión legal político-criminalmente formulada para justificar el

minus punitivo, pero que no integra la tipicidad a efectos de consumar el delito y que se ubica a nivel

de agotamiento del mismo. Se produce así una degradación normativamente contemplada del injusto

penal: de no producirse la devolución el hecho será simple y llanamente hurto básico de bien ajeno

(véase con más amplitud: Rojas Vargas, 2000, p. 324). Así, tendremos hurto de uso perfeccionado

cuando se interrumpa la conducta en pleno uso del bien o antes que éste sea devuelto a su legítimo

poseedor, pues aquí estaremos en la fase de agotamiento del delito, siendo trascendente el aspecto

subjetivo que guió al agente al desarrollar la conducta ilícita. Si se verifica la intención de devolver el

bien después de usarlo estaremos ante un hurto de uso, caso contrario se habrá perfeccionado el

hurto simple. De ese modo resulta inconsistente lo sostenido por Bramont-Arias y García Cantizano

(1997, p. 305) al enseñar que el delito se consuma cuando el sujeto devuelve el bien después de

haberlo sustraído y usado momentáneamente. Igual postura adopta Villa Stein (2001, p. 62).

Penalidad

El autor del delito de hurto de uso será merecedor de pena privativa de libertad no menor de dos días
ni mayor de un año.

5. ROBO.-

NATURALEZA DEL DELITO DE ROBO

Antes de analizar los supuestos delictivos del robo nos parece necesario exponer brevemente las

teorías que se han planteado en doctrina para explicar la naturaleza jurídico-legislativa de la figura

delictiva de robo. Así tenemos tres teorías:

A.- El robo como variedad del hurto agravado.- Esta teoría sostiene que como el robo tiene los mismos

elementos constitutivos del hurto como son el mismo bien jurídico protegido, apoderamiento mediante
sustracción, ilegitimidad de la acción, bien mueble total o parcialmente ajeno, finalidad de lucro, etc.,

aquel constituye una modalidad del hurto agravado debido que solo se diferencia por los modos

facilitadores de la acción, esto es, el uso o empleo por parte del agente de la violencia sobre las
personas o la amenaza en contra de las personas. Legislativamente, esta posición tiene cabida en el

Código Penal Colombiano, en el cual se regula la figura del robo como una modalidad del hurto. Esta

postura que teóricamente puede ser atinada, técnicamente no es la más afortunada pues, al menos

en nuestra legislación como veremos, muchos supuestos de robo agravado se diferencian

abismalmente de la figura del hurto.

B.- El robo como un delito complejo.- Teóricos como Bramont-Arias Torres y García (1997, p. 306)
sostienen que como en la figura del robo concurren elementos constitutivos de otras figuras delictivas

como son coacciones, lesiones, uso de armas de fuego, incluso muerte de personas, estamos ante

un delito complejo. Este razonamiento si bien a primera impresión puede parecer sólido e impecable,
se desbarata inmediatamente al advertir que en la mayoría de delitos concurren elementos que a la

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vez pertenecen a otros hechos punibles. En consecuencia, sostener esta postura significa afirmar que

la mayoría de delitos son de naturaleza compleja, lo cual es jurídico penalmente errado.

C.- El robo es de naturaleza autónoma.- La posición actual mayoritaria en doctrina sostiene que al

intervenir los elementos violencia o amenaza en la construcción del tipo penal, automáticamente se

convierte en una figura delictiva particular, perfectamente identificable y diferenciable de las figuras

que conforman el hurto (Peña Cabrera (1993, p. 69). No obstante, no le falta razón a Rojas Vargas

(2000, p. 344) cuando afirma que el consenso logrado en tal sentido, no puede soslayar

cuestionamientos basados en argumentos de impecable razonabilidad y coherencia discursiva que

nos previenen el no olvidar que, pese a los consensos obtenidos, el robo no es muy diferente al hurto,

así como que su estructura típica no está alejada de la tesis de la complejidad, sobre todo en el

modelo peruano que incluye especies de robo agravado con lesiones, resultados de muerte y lesiones

graves.

VALOR DEL BIEN OBJETO DE ROBO

Nos parece importante dejar establecido breve pero tajantemente que el bien objeto del delito de robo
sólo debe tener valor económico así sea mínimo. En nuestra legislación penal no se exige monto

mínimo, como si ocurre con el hurto simple. La sustracción ilegítima de un bien de mínimo valor

económico haciendo uso de la violencia o la amenaza, constituye el delito de robo. Mucho más si

estamos ante una agravante. El valor del bien sólo tendrá efecto al momento que la autoridad

jurisdiccional determine la pena a imponerse al acusado, pues en casos parecidos, por el uso de la

violencia o amenaza, tendrá mayor pena aquel que sustrajo un bien de mayor valor económico que

aquel que lo hizo sobre un bien de escaso valor patrimonial.

DIFERENCIAS SUBSTANCIALES ENTRE HURTO Y ROBO


De la lectura de los textos de doctrina y de los tipos penales que regula nuestro Código Penal las

figuras del hurto y el robo, aparecen en forma clara las diferencias entre estas figuras que atentan

contra el patrimonio. Pedagógicamente, las diferencias más saltantes son las siguientes:
1.- Al desarrollarse la conducta del robo necesariamente debe concurrir la violencia contra la persona

o la amenaza con un peligro inminente para su vida o integridad física; en el hurto aquellos elementos

no aparecen, salvo que se haga uso de la violencia pero contra las cosas.

2.- La conducta desarrollada por el agente en el hurto es subrepticia o clandestina, esto es, la víctima

muchas veces se entera cuando el delito se ha consumado, en tanto que en el robo, la conducta es

evidente y notoria para el sujeto pasivo.


3.- Se exige determinado valor económico del bien sustraído en el hurto simple en tanto que en el

robo básico no se exige cuantía, basta que se determine algún valor económico.

4.- El delito de robo es pluriofensivo, pues aparte de lesionar el patrimonio, ataca bienes jurídicos
como la propiedad, la libertad, la integridad física, la vida de la víctima; mientras que en el hurto solo

se lesiona el patrimonio y a veces la propiedad cuando se utiliza la violencia sobre las cosas.
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5.- La pena es mayor para la conducta de robo simple y agravado en tanto que para el hurto simple y

agravado son menores.

5.1. ROBO SIMPLE (ART. 188 C.P.)

El que se apodera ilegitimamente de un bien mueble total o parcialmente ajeno, para aprovecharse

de él, sustrayéndolo del lugar en que se encuentra, empleando violencia contra la persona o

amenazándola con un peligro inminente para su vida o integridad física será reprimido con pena

privativa de libertad no menor de tres ni mayor de ocho años.

TIPICIDAD OBJETIVA

La conducta del robo simple se configura cuando el sujeto activo con la finalidad de obtener un

provecho patrimonial, sustrae para sí un bien total o parcialmente ajeno de modo ilegítimo, haciendo

uso de la violencia contra la persona o la amenaza con un peligro inminente para su vida o integridad

física. Rojas Vargas (2000, p. 359) enseña que el robo es un delito de apoderamiento mediante
sustracción al igual que el hurto, pero con empleo de violencia y/o grave amenaza sobre las personas,

para de tal modo anular su voluntad de defensa y obtener la sustracción/apoderamiento en evidentes

condiciones de ventaja y dominio, lo que lo diferencia substantivamente del hurto y de los demás

delitos patrimoniales. De los conceptos esgrimidos y especialmente del propio texto del tipo penal se

concluye que en la figura del robo concurren la mayoría de los elementos objetivos del delito de hurto

simple ya analizado y para efectos del presente análisis resumidamente consisten:

Acción de Apoderar

Este elemento típico se constituye cuando el agente se apodera, apropia o adueña de un bien mueble

que no le pertenece, al que ha sustraído de la esfera de custodia del que lo tenía antes. En otros
términos, se entiende por apoderarse toda acción del sujeto que pone bajo su dominio y disposición

inmediata un bien mueble que antes de ello se encontraba en la esfera de custodia de otra persona.

En suma: por apoderar se entiende la situación de disponibilidad en la que se encuentra el agente en


relación al bien mueble sustraído, vale decir, se trata de un estado de hecho resultante, usualmente,

de las acciones de sustracción practicadas por el propio agente del delito, por el cual éste adquiere

ilegítimamente facultades fácticas de señorío sobre el bien mueble, pudiendo disponerlo. No obstante,

para llegar al estado de apoderamiento se requiere que el agente rompa la esfera de custodia que

tiene la víctima sobre el bien; acto seguido debe haber un desplazamiento del bien a la esfera de

custodia del agente para finalmente éste, funde su dominio sobre el bien y pueda o tenga la posibilidad
de disponer como si fuera su dueño (Véase, Rojas Vargas, 2000, p. 148).

En este punto se discute en la doctrina si el apoderamiento debe o no durar un determinado tiempo.

El problema de delimitación se presenta cuando el agente después de haber sustraído el bien mueble
de la esfera de dominio de la víctima inmediatamente es perseguido por la Policía que interviene al

observar la sustracción. Sin embargo, doctrina y jurisprudencialmente se ha impuesto la posición que


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sostiene que el tiempo no es relevante, basta que el agente haya tenido la posibilidad de disponer en

provecho propio del bien sustraído, para estar ante estado de apoderar. En tal sentido, en el supuesto

de hecho narrado, todavía no habrá apoderamiento.

Ilegitimidad del Apoderamiento

Este elemento típico que tiene que ver más con la antijuricidad que con la tipicidad, se constituye

cuando el agente se apropia o adueña del bien mueble sin tener derecho alguno sobre él, esto es, no

cuenta con el sustento jurídico ni con el consentimiento de la víctima para generarse un ámbito de

dominio y por tanto de disposición sobre el bien.

Acción de sustracción

Se entiende por sustracción todo acto que realiza el agente para arrancar o alejar el bien mueble de

la esfera de dominio de la víctima. Se configura con los actos que realiza el agente destinados a

romper la esfera de vigilancia de la víctima que tiene sobre el bien y desplazarlo a su esfera de

dominio.

Bramont-Arias Torres y García Cantizano (1997, p. 291) sintéticamente aseguran que por sustracción
se entiende toda acción que realiza el sujeto tendiente a desplazar el bien del lugar donde se

encuentra. En tanto que Rojas Vargas (2000, p. 150) refiere que por sustracción se entiende el

proceso ejecutivo que da inicio al desapoderamiento del bien mueble del ámbito de control del

propietario o poseedor. Objetivamente debe haber actos de desplazamiento por parte del agente del

bien objeto del robo, caso contrario, el delito no aparece.

Bien Mueble

Antes de entrar a conceptualizar qué entendemos por bien mueble, resulta pertinente señalar que a

diferencia del Código derogado, el vigente Corpus iuris penale habla de “bien” y no de “cosa” al

referirse al objeto del delito de robo. Creemos que con mayor técnica legislativa, el legislador nacional
ha hecho uso del término bien mueble para caracterizar al delito de robo, para de ese modo darle

mayor precisión e indicar al operador jurídico a primera impresión que se trata de un delito netamente

patrimonial. Esta precisión resulta importante y de ningún modo puede alegarse que para efectos de
la interpretación de los tipos penales que lesionan el patrimonio tienen el mismo significado “bien” y

“cosa”. En efecto, recurriendo al diccionario de la real Academia de la lengua castellana, encontramos:

bien.- Cosa útil y beneficiosa que atrae nuestra voluntad. Son términos sinónimos “beneficio, riqueza,

don, valor, hacienda, caudal, recursos” ; y, Cosa.- Todo lo que tiene existencia corporal o espiritual,

natural o artificial, real o imaginaria. Se tiene como sinónimos a los términos de “objeto, ser, ente”.

De estas definiciones se puede concluir que “bien” indica cosas con existencia real y con valor
patrimonial para las personas. En tanto que cosa es todo lo que tiene existencia corporal o espiritual

tenga o no valor patrimonial para las personas. Así, estamos frente a vocablos que indican género y

especie. El género es el vocablo “cosa” y la especie el término “bien”. Todo bien será una casa pero
jamás toda cosa será un bien. En consecuencia, al exigirse en los delitos contra el patrimonio

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necesariamente un perjuicio patrimonial para la víctima y consiguiente beneficio para el agente,

tenemos que concluir que el uso del vocablo bien resulta coherente y pertinente.

Ahora bien, como hemos dejado ya establecido al analizar el delito de hurto, se entiende por bien

mueble todo objeto del mundo exterior con valor económico, que sea susceptible de apoderamiento

material y de desplazamiento. Quedan fuera del concepto de bien mueble para efectos del derecho

punitivo, todos aquellos bienes muebles sin valor patrimonial.

En consecuencia entendido el concepto de bien mueble en sentido amplio, comprende no sólo los

objetos con existencia corporal, sino también los elementos no corpóreos pero con las características

de ser medidos tales como la energía eléctrica, el gas, el agua y cualquier otro elemento que tenga

valor económico así como el espectro electromagnético.

Bien Mueble Total o Parcialmente Ajeno

Respecto de este elemento normativo no hay mayor discusión entre los tratadistas peruanos. Es lugar

común afirmar bien ajeno es todo bien mueble que no nos pertenece y que por el contrario, pertenece

a otra persona. En otros términos resultará ajeno el bien mueble, si éste no le pertenece al sujeto
activo del delito y más bien le corresponde a un tercero identificado o no. Tal concepto trae como

consecuencia que los res nullius no sean susceptibles de ser objeto del delito de robo; igual sucede

con las res derelictae (bienes abandonados por sus dueños) y las res comunis omnius (casa de todos).

En todos estos casos, los bienes no tienen dueño y por tanto, el acto de apoderarse de ellos no lesiona

patrimonio alguno. En cambio, opera una situación de ajenidad parcial cuando el sujeto activo o

agente del delito, sustrae un bien mueble que parcialmente le pertenece. Esto es, participa de él en

su calidad de copropietario o coheredero con otro u otras personas. Es lógico indicar que para

perfeccionarse el delito de robo, resultará necesario que el bien se encuentra dividido en partes

proporcionalmente establecidas; caso contrario, si llegase a establecerse que el bien es indiviso, es


decir, no hay cuotas que correspondan a tal o cual copropietario y por tanto el bien corresponde a

todos a la vez, el delito no aparece.

Violencia y Amenaza como elemento constitutivo del delito de Robo


Nos interesa en este apartado analizar los elementos objetivos que le dan particularidad y autonomía

al delito de robo respeto del hurto, esto es, los elementos de violencia o amenaza contra las personas

que necesariamente debe aparecer en determinada conducta contra el patrimonio para atribuirle la

figura del robo. Caso contrario sólo estaremos frente al delito de hurto. Antes de analizar cuál es el

contenido de los elementos objetivos antes anotados, es necesario indicar de modo tangencial para

los interesados de seguir a los penalistas de la madre patria, que a diferencia del código Penal
Español, el peruano exige de modo expreso que la violencia se efectúe en contra de las personas.

De modo alguno constituye robo el uso de la violencia en contra de las cosas. Para nuestra legislación

si se verifica que el agente ha hecho uso de la violencia en contra de las cosas de las personas
estaremos ante el delito de hurto agravado.

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1.- Empleo de violencia contra las personas.- Antes de exponer nuestras ideas y argumentos resulta

pertinente repasar los conceptos esgrimidos por los tratadistas peruanos más importantes, pues como

se verá todos plantean puntos de vista particulares. No existe mayor coincidencia debido a la misma

naturaleza del tema, sobre el cual todos nos sentimos invitados a formular conceptos que sirvan al

operador jurídico al momento de resolver un caso concreto. Por nuestra parte y sin desconocer la

autoridad que tienen los conceptos antes glosados, sostenemos que de la propia redacción del tipo

penal se desprende que el primer elemento característico del robo lo constituye la violencia. La

violencia o fuerza física deviene en un instrumento que utiliza o hace uso el agente para facilitar la

sustracción y por ende el apoderamiento ilegítimo del bien que pertenece al sujeto pasivo. Si en un

caso concreto que la multifacética realidad presenta, se evidencia que el uso de la violencia no tuvo

como finalidad el de facilitar la sustracción sino por el contrario tuvo otra finalidad específica, no

aparecerá el supuesto de hecho del delito de robo. Sólo vale el uso de la violencia en el delito de robo

cuando ella esté dirigida a anular la defensa de sus bienes que hace el sujeto pasivo y de ese modo,

facilitar la sustracción-apoderamiento por parte del agente.


En tal contexto debe entenderse por violencia aquella energía física, mecánica o tecnológica que

ejerce el sujeto activo sobre su víctima con la finalidad de vencer por su poder material, su resistencia

natural o en su caso, evitar la materialización de la resistencia que hace la víctima ante la sustracción

de sus bienes. Debe verificarse la correspondencia entre la violencia y la acción final de

apoderamiento de modo que la violencia está subordinada al apoderamiento. La violencia debe

expresarse en una energía desplegada sobre la víctima de manera manifiesta y abierta (violencia

propia). No cabe violencia del tipo que algunos tratadistas han denominado violencia impropia como

es el uso de narcóticos, hipnosis, alcohol, etc. para lograr la sustracción. Estos supuestos constituyen

hurto con la modalidad de destreza. Ya hemos expresado y también veremos más adelante, en el
delito de robo al hacerse uso de la violencia o amenaza se pone en peligro presente o inminente otros

bienes jurídicos importantes como es la vida o la integridad física de las personas (delito

pluriofensivo), mientras que con el uso de los narcóticos o hipnosis el agente no pone en peligro tales
bienes jurídicos. La violencia puede ser usada por el agente hasta en tres supuestos: para vencer la

resistencia; para evitar que el sujeto pasivo resista la sustracción y para vencer la oposición para

fugarse del lugar de la sustracción. Estaremos frente al primer supuesto cuando el agente para

sustraer el reloj de su víctima forcejea y de un golpe le hace caer dándose a la fuga; en cambio

estaremos ante la segunda hipótesis cuando el agente por detrás coge de los brazos a su víctima

para que otro le sustraiga el reloj. En tanto que estaremos ante el tercer supuesto, cuando el agente
después de haber sustraído el reloj golpea a la víctima para que deje de perseguirlo y de ese modo

lograr consumar el robo. Los dos primeros supuestos no presentan mayor problema ni discusión en

la práctica judicial, en cambio, el último supuesto resulta polémico. Sin embargo, nosotros afirmamos
que teniendo en cuenta que existe apoderamiento y por ende delito consumado de robo cuando el

agente tiene la posibilidad de disponer del bien, cualquier violencia que utilice aquel para conseguir
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tal objetivo constituirá elemento objetivo del delito. Siendo así, el uso de la violencia sobre la víctima

al momento de la fuga del autor constituye supuesto englobado en la figura del robo. Rojas Vargas

(2000, p. 374) denomina a este tipo de violencia “subsiguiente” para diferenciarlo de los tipos de

violencia antecedente y concomitante. Sostiene el citado autor que la violencia subsiguiente a la

sustracción es el momento previo inmediato al apoderamiento del bien y a la disponibilidad del mismo

por parte del sujeto activo, definiendo cuadros de tipicidad referidas a la fase de alejamiento -o huida

del sujeto activo del lugar de los hechos- del bien del ámbito de dominio y control del propietario,

donde se suceden generalmente persecuciones policiales, también frustraciones o consumación del

delito y cuadros de violencia en tal contexto. Un aspecto obvio y no menos importante es que la

violencia debe estar dirigida contra las personas. Es imposible la figura del robo si la violencia está

simplemente dirigida contra las cosas. Sin duda la violencia será contra las personas que detentan la

posesión del bien objeto del delito; pueden ser el propio propietario, un poseedor o un simple tenedor.

En tal sentido no es necesario que exista identidad entre el titular del bien mueble y el que sufre los

actos de violencia. La persona que sufra la violencia física tiene que ser una persona natural, es
imposible que ello ocurra contra una persona jurídica. No obstante, la persona jurídica será agraviada

cuando se haya sustraído bienes de su propiedad haciendo uso de la violencia contra sus

representantes o personas que poseen sus bienes. Finalmente, resulta pedagógico indicar que la

intensidad de la violencia no aparece tasada por el legislador. El operador jurídico tendrá que

apreciarlo en cada caso concreto y determinar en qué caso ha existido violencia suficiente en la

sustracción para configurarse el robo. Si la violencia ha sido suficientemente intensa y ha producido

lesiones en la víctima estaremos frente un robo agravado.

2.- La amenaza de un peligro inminente.- Primero repasemos los conceptos expuestos por los

tratadistas peruanos respeto de la amenaza como elemento facilitador de la sustracción del bien
mueble en el delito de robo. Por nuestra parte, consideramos que la amenaza como medio facilitador

del apoderamiento ilegítimo consiste en el anuncio de un mal o perjuicio inminente para la vida o

integridad física de la víctima, cuya finalidad es intimidarlo y de ese modo, no oponga resistencia a la
sustracción de los bienes objeto del robo. No es necesario que la amenaza sea invencible sino

meramente idónea o eficaz para lograr el objetivo que persigue el sujeto activo. La amenaza o

promesa directa de un mal futuro, puede hacerse por escrito, en forma oral o cualquier acto que lo

signifique. Para determinar si la amenaza ha sido suficiente para intimidar a la víctima, en un caso

concreto, será indispensable verificar si la capacidad psicológica de resistencia del sujeto pasivo ha

quedado suprimida o sustancialmente enervada, Es difícil dar normas para precisar el poder o la
eficiencia de la amenaza, quedando esta cuestión a criterio del juzgador en el caso concreto. La

amenaza tendrá eficacia según las condiciones y circunstancias existenciales del sujeto pasivo.

Muchas veces la edad de la víctima, su contexto social o familiar que le rodea o el lugar donde ocurre
la amenaza puede ser decisivo para valorar la intimidación. El Juzgador se limitará a determinar si la

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víctima tuvo serios motivos para convencerse que sólo dejando que se sustraigan sus bienes

muebles, evitaría el daño anunciado y temido.

Por otro lado, la amenaza requiera de las siguientes condiciones: la víctima debe creer que exista la

firme posibilidad que se haga efectivo el mal con que se amenaza; el sujeto pasivo debe caer en la

creencia que no poniendo resistencia o mejor, dando su consentimiento a la sustracción evitará el

perjuicio que se anuncia. Ello puede ser quimérico pero lo importante es que la víctima lo crea.

Un aspecto importante que merece ponerlo de relieve lo constituye la circunstancia que la amenaza

debe estar dirigida a causar daño a la vida o integridad física de las personas ya sea de la propia

víctima o de terceros, quedando descartado otro tipo de males. Rojas Vargas (2000, p. 389) afirma

que el contenido de la amenaza es el de causarle la muerte o provocarle lesiones que afecten su

integridad física o la de terceros estrechamente vinculados con ella e incluso de terceros que acuden

en su auxilio, quienes son así utilizados para coaccionar a la víctima. No hay mayor inconveniente en

considerar que el peligro para la vida tiene su conversión práctica en la posibilidad de muerte, mientras

que el peligro para la integridad física cubre un amplio espectro de lesiones que merecen tratamiento
médico, vale decir, aquellas que supongan alteración en el equilibrio somático funcional y mental.

Igual como ocurre con la violencia, la amenaza puede materializarse hasta en tres supuestos. Para

impedir que la víctima se oponga a la sustracción; que la víctima entregue silenciosamente el bien

mueble y tercero, cuando la amenaza sea proferida en momentos que el sujeto activo se da a la fuga

hasta el momento objetivo que logra el real apoderamiento del bien mueble.

Finalmente, es necesario dejar establecido que la amenaza no deberá hacerse con algún arma o por

la concurrencia de dos o más sujetos, pues ello constituye otra figura delictiva como lo es el robo

agravado. El robo simple por ejemplo se concretizará cuando el agente amenace con golpear con

puño a la víctima o a un familiar cercano o cuando le amenace con lanzarlo a un precipicio sino le
entrega el dinero. En tal contexto, la mayoría de casos que presenta Rojas Vargas (2000, p. 390)

como ejemplos representativos o típicos de robo por medio de amenaza de modo alguno constituyen

supuestos de robo simple, pues ellos constituyen supuestos de robo agravado que analizaremos más
adelante.

Bien Jurídico Protegido

En doctrina aparece la discusión respecto de cuál o cuáles son los bienes jurídicos fundamentales

que se pretende proteger con la tipificación del delito de robo. Por un lado se afirma que junto al

patrimonio se protege la vida, la integridad física y la libertad personal. Nosotros, decididamente

sostenemos que el único bien jurídico que se pretende tutelar con la figura del robo simple es el
patrimonio representado por los derechos reales de posesión y propiedad. En efecto, por la ubicación

del robo dentro del Código Penal etiquetado como delito contra el patrimonio y además por el animus

lucrandi que motiva la acción del autor, el bien fundamental protegido es el patrimonio de la víctima.
La afectación de otros bienes jurídicos como la vida, la integridad física o la libertad aquí sólo sirven

para calificar o configurar objetivamente el hecho punible de robo. Estos intereses fundamentales
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aparecen subordinados al bien jurídico patrimonio. Si por el contrario se afectara alguno de aquellos

bienes de modo principal y en forma secundaria o accesoria el patrimonio estaremos ante una figura

delictiva distinta al robo. O en su caso, si la lesión al bien jurídico vida o integridad física por ejemplo,

es igual que la lesión al patrimonio, estaremos ante un robo agravado pero de modo alguno frente

únicamente al robo simple.

El bien jurídico protegido directamente es el patrimonio representado por el derecho real de posesión

primero y después por la propiedad. Pues en todos los casos, siempre la sustracción y consecuente

apoderamiento será contra el poseedor de bien mueble objeto del delito. Esto es, la acción del agente

estará dirigida contra la persona que ostenta o tiene la posesión del bien mueble que muy bien puede

coincidir con el propietario o un simple poseedor legítimo temporal del bien. En la figura del robo,

bastará verificar contra qué persona se utilizó la violencia o la amenaza con un peligro inminente para

su vida o integridad física y acto seguido, se le solicitará acredite la preexistencia del bien mueble,

circunstancia con la cual hace su aparición el propietario del bien.

En la práctica judicial se traduce del siguiente modo: si la persona contra quien se hizo uso de la
violencia o la amenaza es el propietario del bien objeto del delito existirá una sola víctima y si por el

contrario, se verifica que la persona que resistió la violencia o amenaza del sujeto activo fue un simple

poseedor legítimo, estaremos ante dos sujetos pasivos: el propietario y el poseedor.

Sujeto Activo

De la redacción del tipo penal 188, se desprende que no se exige la presencia de alguna cualidad

especial en el sujeto activo o agente del delito de robo por lo que sin duda, autor puede ser cualquier

persona natural. La única condición que se establece hermenéuticamente es que el agente no sea el

propietario exclusivo del bien, pues el bien objeto del delito debe ser “total o parcialmente ajeno”. Esta

última circunstancia también orienta que fácilmente un copropietario o coheredero puede constituirse
en sujeto activo del delito de robo y ello solo podrá ocurrir siempre y cuando aquel copropietario no

ostente la posesión del bien mueble. Si por el contrario, tiene la posesión del bien no habrá robo pues

no se habría materializado la sustracción violenta o bajo amenaza.


Sujeto Pasivo

También sujeto pasivo o víctima de robo será el propietario del bien mueble y en su caso, junto a él

también será el poseedor legítimo del bien cuando a éste se le hayan sustraído. Así mismo, muy bien

la persona jurídica puede constituirse en sujeto pasivo del robo cuando se haya sustraído bienes

muebles de su propiedad. Así, cuando en un caso concreto, la persona que resistió la sustracción

violenta del bien no es el propietario, habrá dos sujetos pasivos del hecho punible de robo: el titular
del bien mueble y el poseedor legítimo.

TIPICIDAD SUBJETIVA

La tipicidad subjetiva del supuesto de hecho del robo comporta, igual que el hurto, dolo directo, pero
posee un ingrediente cognoscitivo-volitivo mayor: el conocimiento por parte del sujeto activo que está

haciendo uso de la violencia sobre la persona, así como de la amenaza grave y la voluntad de actuar
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bajo tal contexto de acción, es decir, de utilizar tales medios para lograr o facilitar el apoderamiento

del bien mueble (Rojas Vargas, 2000, p. 364). No obstante, aparte del dolo directo, es necesario un

elemento subjetivo particular o específico como es el ánimo de lucro, esto es, el agente actúa movido

o guiado por la intención de sacar provecho del bien mueble sustraído. Si en determinado caso

concreto, el ánimus lucrandi no aparece, no estaremos frente a la figura delictiva de robo.

Grados de Desarrollo

Tentativa.- Es lugar común afirmar que como el delito de robo simple es de lesión o de resultado,

cabe perfectamente que la conducta se quede en tentativa. En efecto, estaremos ante una tentativa

de robo cuando el agente ha dado inicio a la sustracción del bien haciendo uso de la violencia o

amenaza y luego se desiste o cuando el agente no logra sustraer el bien por oposición firme de la

víctima o es sorprendido por terceros en los instantes que se encuentra cometiendo el delito y lo

detienen, o cuando estando dándose a la fuga con el bien sustraído es detenido por un tercero que

muy bien puede ser un efectivo de la Policía Nacional.

No hay discusión en la doctrina que en los primeros supuestos constituyen tentativa de robo, la
discusión se origina con el último supuesto. El origen de la discusión depende del concepto que

ensayemos sobre el apoderamiento del bien mueble. Si sostenemos que por apoderamiento se

entiende el instante que toma en su poder el bien después de haberlo sustraído, llegaremos a la

conclusión que teniendo en su poder el bien ya habrá robo consumado así el agente haya sido

detenido dándose a la fuga; en cambio, si sostenemos que hay apoderamiento desde el instante en

que el agente tiene disponibilidad del bien, esto es, puede disponer libremente del bien sustraído,

llegaremos a la conclusión que habrá tentativa cuando el agente es sorprendido y detenido en plena

huida del lugar después de haber despojado de la posesión de su bien mueble a la víctima. Aquí

estaremos frente una tentativa acabada o lo que inapropiadamente algunos denominan robo frustrado
Consumación.- De los argumentos expuestos para la tentativa, se concluye que habrá conducta

punible de robo simple consumado cuando el agente a logrado apoderarse y por tanto tiene la

posibilidad de disponer libremente del bien mueble sustraído a la víctima. En la doctrina peruana y a
nivel jurisprudencial se ha impuesto la teoría de disponibilidad como elemento fundamental para

diferenciar la tentativa del robo consumado.

En tal sentido, Rojas Vargas (2000, p. 391) enseña que el delito de robo simple, delito de resultado,

se halla consumado cuando el sujeto activo ha logrado el apoderamiento del bien en fase de

disponibilidad haciendo uso indistintamente de la violencia o amenaza para ello, o conjuntamente

valiéndose de ambas acciones instrumentales. Por su parte Bramont-Arias Torres y García (1997, p.
309) sostienen que el delito de robo simple se consuma con el apoderamiento del bien mueble, es

decir, cuando el sujeto activo obtiene su disponibilidad. Por tanto, siguen afirmando los autores

citados, no basta con que el sujeto activo haya tomado el bien y huido con él para entenderse
consumado el delito, es preciso que haya tenido, aun en el curso de la huida, una mínima

disponibilidad.
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Autoría y Participación

Autor o agente será aquella persona que realiza todos los elementos objetivos y subjetivos de la

conducta descritos en el tipo penal 188. No cabe la coautoría en el robo simple toda vez que si en un

caso concreto participan dos o más personas haciendo uso de la violencia o amenaza contra las

personas estamos ante la figura del robo agravado previsto en el inc. 4 del art. 189. No obstante, es

perfectamente posible que hayan partícipes ya sea como instigadores, cómplices primarios o

cómplices secundarios; circunstancias que el operador jurídico deberá evaluar según lo establecido

en el art. 25 del Código Penal.

Serán casos de robo simple con plurisubjetividad cuando el agente amenaza o practica actos de

violencia tendientes a la sustracción/apoderamiento, mientras otra persona vigila o espera en un

vehículo para lo fuga o huida (o presta con conocimiento la motocicleta o automotor). Los aportes de

quienes facilitan informaciones valiosas pero no intervienen en el hecho también definen un cuadro

de complicidad necesaria o primaria en relación al hecho del autor, quien domina y decide el curso

de la acción ilícita (Véase: Rojas Vargas, 2000, p. 393).


Penalidad

El agente o autor de robo simple será merecedor a la pena privativa de libertad no menor de tres ni

mayor de ocho años.

5.2. ROBO AGRAVADO (ART. 189 C.P.)

La pena será no menor de diez ni mayor de veinte años, si el robo es cometido:

1. En casa habitada.

2. Durante la noche o en lugar desolado.

3. A mano armada.
4. Con el concurso de dos o más personas.

5. En cualquier medio de locomoción de transporte público o privado de pasajeros o de carga,

terminales terrestres, ferroviarios, lacustres y fluviales, puertos, aeropuertos, restaurantes y afines,


establecimientos de hospedaje y lugares de alojamiento, áreas naturales protegidas, fuentes de agua

minero-medicinales con fines turísticos, bienes inmuebles integrantes del patrimonio cultural de la

Nación y museos.

6. Fingiendo ser autoridad o servidor público o trabajador del sector privado o mostrando

mandamiento falso de autoridad.

7. En agravio de menores de edad o ancianos.


La pena será no menor de veinte ni mayor de veinticinco años, si el robo es cometido:

1. Cuando se cause lesiones a la integridad física o mental de la víctima.

2. Con abuso de la incapacidad física o mental de la víctima o mediante el empleo de drogas y/o
insumos químicos o fármacos contra la víctima.

3. Colocando a la víctima o a su familia en grave situación económica.


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4. Sobre bienes de valor científico o que integren el patrimonio cultural de la Nación.

La pena será de cadena perpetua cuando el agente actúe en calidad de integrante de una

organización delictiva o banda, o si como consecuencia del hecho se produce la muerte de la víctima

o se le causa lesiones graves a su integridad física o mental.”

TIPICIDAD OBJETIVA

Se define al robo agravado como aquella conducta por la cual el agente haciendo uso de la violencia

o amenaza sobre su víctima, sustrae un bien mueble total o parcialmente ajeno y se lo apodera

ilegítimamente con la finalidad de obtener un provecho patrimonial, concurriendo en el accionar

alguna o varias circunstancias agravantes previstas expresamente en nuestro Código Penal.

El robo agravado exige la verificación de la concurrencia de todos los elementos objetivos y subjetivos

de la figura del robo simple, luego debe verificarse la concurrencia de alguna agravante específica,

caso contrario, es imposible hablar de robo agravado. Como lógica consecuencia el operador jurídico

(Fiscal al formalizar la denuncia o Juez al aperturar instrucción) al denunciar o abrir proceso por el

delito de robo agravado en los fundamentos jurídicos de su denuncia o auto de procesamiento,


primero deberá consignar el art. 188 y luego el o los incisos pertinentes del art. 189 del C.P. Actuar

de otro modo, como hemos tenido oportunidad de ver en la práctica judicial de sólo indicar como

fundamento jurídico algún inciso del art. 189 sin invocar el 188, es totalmente errado, pues se estaría

imputando a una persona la comisión de una agravante pero no de robo. Para no volver a repetir el

contenido de todos los elementos objetivos y subjetivos del robo válidos para el robo agravado,

remitimos al lector a lo ya expresado al hacer hermenéutica del art. 188 del C.P.

Circunstancias Agravantes

Ahora toca analizar cada una de las circunstancias que agravan la figura del robo y por tanto, el autor

merece mayor sanción punitiva:


A.- Robo en casa habitada.- La primera agravante de la figura delictiva de robo es la circunstancia

que aquel se efectúe o realice en casa habitada. Con la acción realizada por el agente se afecta

diversos bienes jurídicos protegidos por el Estado por considerarlos fundamentales para una
armoniosa convivencia social, como son afectación al patrimonio, inviolabilidad del domicilio y

eventualmente afectación a la vida, la integridad física, la libertad sexual, el honor, etc. de los

moradores de la casa. Se afecta también de modo abrupto la intimidad entendida como el derecho

que le asiste a toda persona de tener un espacio de su existencia para el recogimiento, la soledad, la

quietud, evitando interferencias de terceros, permitiendo de ese modo un desarrollo libre y autónomo

de su personalidad.
B.- Robo durante la noche.- Constituye agravante el realizar o ejecutar el robo aprovechando la

circunstancia de la noche, entendida como lapso de tiempo en el cual falta sobre el horizonte la

claridad de la luz solar. Esto es importante tenerlo en cuenta puesto que así el horizonte esté
iluminado por una hermosa luna llena o por efectos de luz artificial, la agravante igual se configura. El

agente debe buscar la noche para realizar su accionar de sustracción ilegítima de bienes, pues sabe
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que la protección de los bienes por parte de la víctima se ha relajado y que tendrá mayores

posibilidades de consumar su hecho al sorprender a su víctima.

C.- Robo en lugar desolado.- Esta circunstancia agravante es totalmente nueva en nuestra legislación.

En efecto, mientras que robo en lugar despoblado significa que la acción debe realizarse en un lugar

donde normalmente no hay población, el lugar es solitario; el robo en lugar desolado significa que la

acción transcurre en un lugar que normalmente o circunstancialmente se encuentra sin personas.

Esto es, puede ser en un lugar despoblado como también puede ser en un lugar poblado pero que

circunstancialmente se encuentra sin pobladores.

En tal sentido Rojas Vargas (2000, p. 410), enseña que lugar desolado será tanto el espacio físico sin

población como el ámbito poblado que por factores diversos se halle sin gente: zonas industriales,

calles extensas y solitarias, caminos, carreteras, zonas rurales alejadas de los pueblos o ciudades,

estadios, plazas, teatros vacíos de gente, etc. El mensaje comunicativo del vocablo desolado posee

así mayor riqueza significativa que la palabra despoblado, de allí entonces la mayor extensión de

tipicidad objetiva que su inclusión en la circunstancia agravante del robo amerita. Igual posición
adoptan Bramont-Arias Torres y García (1997, p. 312) y Villa Stein (2001, p. 73). En cambio, para el

desaparecido Peña Cabrera (1993, p. 80) es lo mismo robo en lugar despoblado que robo en lugar

desolado. En suma, la ubicación de la víctima en el espacio que le conlleva su desamparo, su

desprotección, la ausencia de posibilidad de auxilio, la facilidad para la fuga y el ocultamiento, facilitan

la realización del robo por parte del agente y naturalmente fundamentan la agravante en análisis.

D.- Robo a mano armada.- El robo a mano armada se configura cuando el agente porta o hace uso

de un arma al momento de apoderarse ilegítimamente de un bien mueble de su víctima. Por arma se

entiende todo instrumento físico que cumple en la realidad una función de ataque o defensa para el

que la porta. En tal sentido, constituyen armas para efectos de la agravante: arma de fuego (revólver,
pistolas, fusiles, carabinas, ametralladoras, etc), arma blanca (cuchillo, verduguillo, navajas, sables,

serruchos, etc) y armas contundentes (martillos, combas, piedras, madera, fierro, etc).

La sola circunstancia de portar el arma por parte del agente a la vista de la víctima, al momento de
cometer el robo, configura la agravante. Si en un caso concreto se verifica que el autor portaba el

arma pero nunca lo vio su víctima, la sustracción-apoderamiento ocurrida no se encuadrará en la

agravante en comentario (Paredes Infanzón, 1999, p. 108). Para efectos de la hermenéutica de la

agravante y aplicarlo a un hecho concreto, no resulta de utilidad diferenciar si realmente se hizo uso

del arma o sólo se portó a vista del sujeto pasivo, pues al final en ambos supuestos el agente

demuestra mayor peligrosidad y atemoriza a su víctima de tal forma que no pone resistencia a la
sustracción de sus bienes. Tal disquisición sólo será importante para el juzgador al momento de

graduar la pena que impondrá al agente al final del proceso. La discusión en la doctrina nacional

aparece cuando el agente hace uso de armas aparentes tales como revólver de fogueo, una pistola
de juguete o una cachiporra de plástico, etc. Para Bramont-Arias Torres-García (1997, p. 312), el uso

de armas aparentes en la sustracción configura el delito de hurto, debido que el empleo de un arma
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aparente demuestra falta de peligrosidad en el agente, quien en ningún momento ha querido causar

una daño grave a la víctima. Igual postura adopta Peña Cabrera (1993, p. 81) cuando alega que la

mera simulación no es suficiente para delinear la agravación que comentamos, pues el arma aparente

no aumenta la potencialidad agresiva del agente. En esa línea Villa Stein (2001, p. 73) sostiene que

“por arma no se entiende las simuladas o inservibles, por inidóneas”. En el mismo sentido Ángeles-

Frisancho-Rosas (Código Penal, p. 1209). En cambio la jurisprudencia nacional traducido en

resoluciones de nuestro máximo Tribunal ha adoptado posición totalmente distinta. No se toma en

cuenta si el arma aumenta la potencial agresividad del agente sino por el contrario, se toma en cuenta

el estado anímico de la víctima al momento en que el agente actúa portando o haciendo uso del arma

aparente.

En tal sentido, primera posición se basa en la eficacia del arma en su poder para producir un peligro

real para la víctima; en tanto que la segunda postura se coloca en el plano de la víctima, valorando el

poder intimidatorio que produce en la víctima.

Rojas Vargas (2000, p. 424) afirma que terciando en este debate doctrinario-jurisprudencial existe
una posición racionalizadora que, sopesando el rigor de la fuerza argumentativa de tales tesis y sin

subestimarlas o desecharlas, sostiene que si bien no se puede negar que un arma inutilizada o

deteriorada no es apta para concretar su destino ofensivo, si la misma puede ser utilizada de otro

modo con igual peligro real para la vida, integridad física o salud, estaremos ante el ámbito normativa

de la agravante de robo a mano armada; de no ser así nos quedaremos en el dominio típico de la

amenaza o intimidación propia del robo simple.

Por nuestra parte, asumimos totalmente la tercera postura denominada racionalizadora con

acercamiento a la posición jurisprudencial. En efecto, la primera postura amparada en no poder

producir peligro real para la víctima el uso del arma aparente, pone énfasis en el arma de fuego que
si no es apta para su finalidad o destino normal obviamente no pone en peligro la vida o integridad

física de la víctima; sin embargo, tal postura no toma en cuenta que muy bien aquella arma aparente

(revolver de fogueo, pistola de juguete, etc) puede ser utilizado como arma contundente y fácilmente
poner en peligro la integridad física de la víctima.

La segunda postura al tomar en cuenta solamente el poder intimidante que produce en la víctima el

uso del arma aparente, también obvia que el arma aparente puede causar real peligro para la

integridad física de la víctima. Para esta postura si el uso del arma aparente no causó efecto

intimidatorio en la víctima y en su caso opuso resistencia, la agravante no concurre. Sin embargo, el

uso de arma aparente pone muy bien en peligro real la integridad del sujeto pasivo.
En suma, el uso de arma aparente se subsume en la agravante en análisis hasta por tres argumentos:

PRIMERO, aceptando que arma es todo instrumento que cumple una función de ataque o defensa,

el arma aparente muy bien puede ser usado para atacar o defender. Un arma de fuego al ser inútil
para cumplir su finalidad natural por deterioro, ser de juguete o de fogueo, muy bien en la práctica

puede convertirse en arma contundente o punzante. Esto es, como arma contundente o punzante
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pone en peligro real la vida o integridad física de la víctima. Ejm. opera la agravante cuando el agente

al hacer uso de un revolver de fogueo en un robo, al tener resistencia de su víctima, lo utiliza como

arma contundente y le ocasiona un traumatismo encefalocraneano. También estaremos ante la

agravante cuando el agente para robar hizo uso de una pistola de juguete, con el cual al oponer

resistencia la víctima, le pincho la vista izquierda, haciéndole inútil para su función.

SEGUNDO, el empleo de arma (blanca, de fuego o contundente) por parte del agente, normalmente

ocasiona en la víctima efecto intimidatorio. Necesariamente provoca miedo y desasosiego en el sujeto

pasivo, al punto que teniendo éste la posibilidad de defender la sustracción de sus bienes, no lo hace

por temor al mal de perder la vida o poner en riesgo su integridad física. Al producirse un hecho

concreto, la víctima nunca piensa si el arma es real o aparente. Lo aparente sólo se sabrá después

de los hechos cuando incluso se someta a determinadas pericias. De ese modo, Walter Vilcapoma

(La calificación del delito de robo agravado, 2003, p. 76) sostiene que es el efecto intimidante del arma

lo que se levanta como un elemento cualificante, con mucha más valía que la peligrosidad o eventual

lesión de otros intereses distintos al patrimonio.


TERCERO, finalmente, no debe obviarse la finalidad que busca el agente al hacer uso de un arma de

fuego real o aparente. Lo hace con el firme objetivo de anular la capacidad de resistencia de la víctima

por miedo. Sabe perfectamente que una persona común de carne y hueso se intimida al observar un

arma de fuego y sabe también perfectamente que llegado el caso puede utilizar el arma de fuego

aparente en arma contundente o punzante para defenderse en caso que la víctima oponga

resistencia.

Esta correcta posición adoptada por nuestro máximo tribunal de justicia, debe ser tomada en cuenta

por el operador jurídico con la finalidad de desterrar la errada práctica judicial que en robos con uso

de armas de fuego, se formalice denuncia y abre proceso por robo agravado a mano armada y a la
vez, por el delito de tenencia ilegal de armas. Así mismo, para efectos de la calificación de la agravante

es irrelevante determinar si la posesión del arma de fuego por parte del agente es legítima o ilegítima.

Para concluir, debemos expresar que la agravante se fundamenta en el notorio desvalor de la acción
que supone el reforzar la acción instrumental de la violencia o la amenaza con elementos físicos

contundentes que facilitan la realización del delito, ponen en riesgo la vida y la integridad físico-mental

de la víctima, perturban el sentimiento colectivo de seguridad y aseguran en gran modo la impunidad

inmediata del sujeto activo. A través de tal actitud, el sujeto activo revela especial peligrosidad y pone

de manifiesto un enfático desprecio por los riesgos y efectos previsibles de su comportamiento para

con la víctima y la sociedad (Rojas Vargas, 2000, p. 416).


F.- Robo con el concurso de dos o más personas.- Esta agravante quizá sea la más frecuente en la

realidad cotidiana y por ello haya sido objeto de innumerables pronunciamientos judiciales aun cuando

no se ha logrado establecer su real significado. Mayormente los sujetos que se dedican a robar bienes
muebles, lo hacen acompañados con la finalidad de facilitar la comisión de su conducta ilícita pues

por la pluralidad de agentes merman o aminoran rápidamente las defensas que normalmente tiene la
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víctima sobre sus bienes; radicando en tales presupuestos el fundamento político criminal de la

agravante.

En la doctrina peruana siempre ha sido un problema no resuelto el hecho de considerar o no a los

partícipes en su calidad de cómplices o instigadores en la agravante en comentario. En efecto aquí,

existen dos vertientes o posiciones. Unos consideran que los partícipes entran a la agravante. Para

que se concrete esta calificante afirma Peña Cabrera (1993, p. 82) sin mayor fundamentación, es

suficiente que el robo se realice por dos o más personas en calidad de partícipes. No es exigible

acuerdo previo; sólo es necesario participar en el delito de cualquier forma: coautoría o complicidad.

Igual postura Ángeles-Frisancho-Rosas (Código Penal, p. 1209) y Paredes Infanzón (1999, p. 108).

En tanto que la otra posición que asumimos sostiene que sólo aparece la agravante cuando las dos

o más personas que participan en el robo lo hacen en calidad de coautores. Es decir, cuando todos

con su conducta teniendo el dominio del hecho aportan en la comisión del robo.

El mismo fundamento de la agravante nos lleva a concluir de ese modo, pues el número de personas

que deben participar en el hecho mismo facilita su consumación por la merma significativa de la
eficacia de las defensas de la víctima. El concurso debe ser en el hecho mismo de la sustracción-

apoderamiento. No antes ni después, y ello sólo puede suceder cuando estamos ante la coautoría.

En esa línea, no opera la agravante cuando un tercero facilita su vehículo para que Francisco Luján

solo cometa el robo. Tampoco cuando un tercero induce o instiga a Francisco Luján para que robe a

determinada persona.

En estricta sujeción al principio de legalidad y adecuada interpretación de los fundamentos del

derecho penal peruano, el robo con el concurso de dos o más personas sólo puede ser cometido por

autores o coautores. Considerar que los cómplices o inductores resultan incluidos en la agravante

implica negar el sistema de participación asumida por el Código Penal en su Parte General y, lo que
es más peligroso, castigar al cómplice por ser tal y además por coautor, esto es, hacer una doble

calificación por un mismo hecho (violación del principio del ne bis in idem) (Rojas Vargas, 2000, p.

430; en igual sentido Roy Freyre, 1983, p. 83).


Entre los coautores debe existir un mínimo acuerdo para perfeccionar el robo. No obstante, tal

acuerdo no debe connotar permanencia en la comisión de este tipo de delitos, pues en tal caso

estaremos en presencia de una banda que configura otra agravante diferente. No está demás dejar

establecido que esta agravante casi siempre concurre con otras agravantes como puede ser en casa

habitada, a mano armada, durante la noche, etc

G.- Robo en cualquier medio de locomoción de transporte público o privado de pasajeros o de carga.-
La presente agravante que dicho sea de paso no tiene antecedente en la legislación nacional, se

configura cuando el agente haciendo uso de la violencia o la amenaza, sustrae y se apodera

ilegítimamente de un bien mueble de su víctima en circunstancias que se encuentra en cualquier


medio de locomoción de transporte público o privado de pasajeros o de carga.

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Aquí se toma como objeto material del delito al bien mueble que se encuentre o halle en cualquier

medio de locomoción (vehículos, barcos, lanchas, acémilas, etc) de transporte público o privado de

pasajeros o de carga. Son medios de transporte público aquellos que prestan servicios al público en

general en tanto que transporte privado son aquellos medios que sirven para prestar servicio a

determinadas personas. El uso de la violencia o amenaza debe producirse en el medio de locomoción

y cuando este venga cumpliendo su función de transporte. Por ejemplo, si se determina que el medio

de transporte público estaba estacionado en su día de descanso y el agente aprovecho para

sustraerle su radio, la agravante no aparece. Igual posición adopta Rojas Vargas (2000, p. 439)

cuando afirma que de la naturaleza misma de la circunstancia modal se desprende que se tratará de

medios de transporte en servicio, esto es, cumpliendo su rol de traslado de personas o de carga. En

igual sentido Peña Cabrera (1993, p. 83). El fundamento de la agravante radica en la mayor

indefensión de la víctima para defender sus bienes, haciendo más fácil la tarea del agente para

sustraer los bienes.

H.- Robo fingiendo el agente ser autoridad.- Esta agravante se configura cuando el agente para
sustraer y apoderarse ilegítimamente de los bienes muebles de la víctima, aparte de utilizar la

violencia o la amenaza, finge ser autoridad, esto es, simula o aparenta la calidad de autoridad que en

la realidad no tiene. Al utilizar el legislador nacional la expresión “autoridad”, se está refiriendo a los

funcionarios públicos que da cuenta el art. 425 del Código Penal. El funcionario es toda persona que

tiene autoridad emanada del Estado. La acción de fingir (ante el propietario) la calidad no poseída,

para ser penalmente relevante deberá tener una suficiente entidad engañadora. Esto es, se exige

idoneidad suficiente y adecuada para -en ponderación promedio- lograr el quiebre o eclipsamiento de

la defensa. Esta ponderación no puede pasar por encima ni soslayar condiciones concretas bajo las

cuales se desarrolló la acción ilícita, tales como la edad, la cultura, el contexto geográfico (ciudades
o áreas rurales) y la vulnerabilidad de la víctima, ni perder de vista que la acción de fingimiento va

aunada a la amenaza grave y los actos de violencia, lo que en su conjunto genera un cuadro de

prevalimento difícil de superar para el sujeto pasivo o afectado (Rojas Vargas, 2000, p. 444).
Aparece la agravante cuando dos sujetos, simulando uno Juez y otro Secretario, entran en una casa

afirmando que están realizando un embargo y sustraen los bienes de la víctima bajo amenaza; o

cuando en la calle, un sujeto fingiendo ser policía (vestido o identificándose como tal), detiene a una

persona y se apodera de su dinero que llevaba (Bramont-Arias Torres y García, 1997, p. 313).

I.- Robo fingiendo el agente ser servidor público.- Esta agravante recogida igual que la anterior en el

inc. 6 del art. 189 del Código Penal, aparece cuando el agente haciendo uso de la violencia o amenaza
y simulando o aparentando ser servidor público sustrae los bienes de la víctima. Es decir, el agente

finge ser servidor o empleado público entendido como aquel trabajador que vinculado a la

administración pública cumple actividades concretas y de ejecución bajo subordinación en relación


del funcionario. Opera la agravante por ejemplo, cuando el agente identificándose con un carnet del

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Poder Judicial, fingiendo ser secretario de un Juzgado civil y aseverando venir a trabar un embargo,

ingresa al inmueble del agraviado y bajo amenaza de ser detenido le sustrae diversos bienes muebles.

J.- Robo fingiendo el agente ser trabajador del sector privado.- La agravante se configura cuando el

agente haciendo uso de la violencia o la amenaza y simulando o fingiendo ser trabajador de una

empresa privada, sustrae ilegítimamente los bienes muebles del sujeto pasivo. El agente finge ser

trabajador de determinada persona jurídica particular. Se presentará la circunstancia agravante

cuando los agentes simulando ser trabajadores de CARSA de donde el agraviado adquirió a crédito

sus artefactos, ingresan a la vivienda de este último con el cuento de verificar el estado de los

artefactos y a viva fuerza se sustraen aquellos bienes; o cuando, el agente aparentando con un carnet

de identidad ser trabajador de TELEFÓNICA, ingresa a la vivienda, con anuencia de la víctima,

aseverando venir a revisar la conexión del teléfono y luego, por medio de amenaza logra sustraer los

bienes domésticos. Aquí, cabe dejar establecido que de modo alguno en las tres hipótesis últimas,

estaremos ante un concurso real con los delitos de usurpación de autoridad y estafa. El hecho de

hacer uso de la violencia o amenaza y adicionalmente fingir ser funcionario, servidor público o
trabajador del sector privado por parte del agente con la finalidad de sustraer bienes muebles

ilegítimamente del agraviado, constituye sólo robo agravado.

K.- Robo mostrando el agente mandamiento falso de autoridad.- La circunstancia agravante también

recogida en el inc. 6 del art. 189 del C.P. se configura cuando el agente mostrando o enseñando a su

víctima orden o mandato falso de autoridad y haciendo uso de la violencia o la amenaza sustrae sus

bienes muebles de modo ilegítimo. Debe verificarse el dato objeto del tipo que la orden o mandato

que muestra el agente en forma directa a la víctima es falso, caso contrario, si se determina que la

orden era legítima o legal, la agravante no se configura. Se gráfica perfectamente esta agravante

cuando los agentes fingiendo uno ser Fiscal de turno y los otros de ser policías (incluso vestidos de
tales) llegan a la vivienda del agraviado y mostrándole una orden falsa de supuesto allanamiento

emitido por el Juez de turno, ingresan a su vivienda y a viva fuerza le sustraen diversos artefactos.

L.- Robo en agravio de menores de edad.- La agravante recogida en el inc. 7 del art. 189 se configura
cuando el agente comete el robo en agravio de menores de edad. No hay mayor discusión en

considerar menores a las personas que tienen una edad por debajo de los dieciocho años. Aparece

así establecido en el inciso 2 del art. 20 del Código Penal, en el artículo 42 del Código Civil y en el

art. 1 del Texto Único Ordenado del Código del Niño y Adolescentes.

La circunstancia agravante se materializa cuando el agente dirige los actos de violencia o amenaza

en contra de un menor. En tal sentido como afirma Rojas Vargas (2000, p. 451), el término “agravio”
implica, no sólo el desmedro o merma patrimonial, sino también un direccionamiento de la violencia

o la amenaza que afecta directamente al menor. El agravio tiene así dos dimensiones concurrentes:

a) La acción y efecto de la violencia y la amenaza; y b) el desmedro económico. De ese modo, si en


un caso concreto, sólo concurre la última de estas dimensiones, la circunstancia agravante no

aparece. No hay agravante por ejemplo cuando la violencia o amenaza fue contra el guardián de la
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vivienda del menor quien sólo vio mermado su patrimonio por efecto del robo producido. El agente

debe conocer o darse cuenta que está ejecutando el robo en perjuicio de un menor de edad. Si no

conocía ni había la posibilidad de conocer tal circunstancia, es posible la concurrencia de un error de

tipo que se resolverá aplicando las reglas del art. 14 del Código Penal. De verificarse un error de tipo

sobre la circunstancia agravante, el o los autores sólo serán pasibles de sanción penal a título de robo

simple.

M.- Robo en agravio de ancianos.- Saber cuando estamos ante un anciano resulta una tarea poco

difícil. No obstante, siguiendo la posición adoptada por Manuel Abanto Vásquez, consideramos que

debe entenderse el término “anciano” recurriendo a las normas extrapenales como las laborales. En

tal sentido, estamos ante una persona anciana cuando ha alcanzado o sobrepasado la edad

cronológica límite para la jubilación. Es decir, cuando el varón haya cumplido los 65 años y en caso

de las mujeres, los 60 años (art. 57 del Dec. Leg. 728 del 12-07-1991: Ley de Fomento del Empleo,

aun cuando el art. 57 de la Ley Nro. 26513 del 28-07-1995: Modificaciones a la Ley de Fomento del
Empleo no mencione expresamente la edad mínima de jubilación).

Aparece la agravante cuando el agente dirige la violencia o la amenaza contra un anciano con el

objetivo de sustraerle ilegítimamente sus bienes. Igual que en la agravante anterior, la acción de

violencia o amenaza debe ser directa en contra del anciano y de ello debe resultar una consecuente

merma de su patrimonio. Si la violencia o amenaza fue dirigida contra otra persona y sólo resultó

mermada el patrimonio del anciano, la agravante no se verifica. También es posible que el agente por

error actúe con la firme creencia que su víctima no es un anciano, en tal caso es factible invocarse el

error de tipo previsto en el art. 14 del Código Penal.

N.- Robo causando lesiones a la integridad física o mental de la víctima.- El legislador nacional en la
segunda parte del art. 189 del CP. ha regulado otro grupo de agravantes, las mismas que por su

mayor injusto penal merecen una pena más elevada que las agravantes ya analizadas. La primera

circunstancia agravante tiene su antecedente nacional inmediato en el segundo párrafo del art. 239
del Código Penal de 1924. Aparece la circunstancia agravante cuando el agente por efectos mismos

del robo ocasiona lesiones a la integridad físico o mental de la víctima. Esto es, causa transformación

evidente del estado de equilibrio actualizado y funcional de las estructuras somáticas y psicológicas

de la víctima. Se entiende que las lesiones a la integridad físico o mental de la víctima deben ser

consecuencia del uso doloso de la violencia o amenaza por parte del agente al momento de la

sustracción-apoderamiento. Si las lesiones se verifican por otras circunstancias, la agravante no se


configura.

Las lesiones que exige la agravante deben ser consecuencia del empleo de la violencia en el acto

mismo de la sustracción. Estas lesiones pueden haber sido causadas en forma dolosa o por culpa del
agente en el mismo momento que se produce el robo. No antes. Serán dolosas las lesiones que

ocasiona el agente a la víctima que en el mismo momento de la sustracción de sus bienes opone
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resistencia. En cambio, serán culposas cuando la víctima se lesiona a consecuencia del forcejeo que

se produjo al momento de la sustracción. Lo importante es que las lesiones simples físicas o mentales

sean consecuencia circunstancial y episódica del robo. En esa línea del razonamiento, no opera la

agravante si en determinado caso, llega a determinarse que el sujeto activo previamente había

planificado lesionar a su víctima para luego sustraerle sus bienes. Aquí se presentará un concurso

real de delitos entre lesiones simples o menos graves y hurto. No hay agravante si las lesiones son

producidas por causas fortuitas.

Se perfecciona o consuma el robo con la presente agravante cuando la magnitud de las lesiones

alcanza más de diez días de asistencia facultativa o descanso para el trabajo (Art. 122 del CP.). Si

las lesiones merecen una prescripción facultativa menor no estamos ante lo que jurídicamente se

denomina lesiones sino faltas contra las personas, salvo claro está, que el daño a la integridad se

haya producido con la concurrencia de agravantes en cuyo caso serán lesiones (art. 441 del CP.). No

opera la agravante si las lesiones producidas alcanzan sólo a constituir faltas contra las personas. De

ser el caso, el hecho será robo simple. Asimismo, las lesiones no deberán ser de una magnitud de
lesión grave, pues en este caso se configura la agravante prevista en la última parte del art. 189 del

C.P.

Es importante tener en cuenta que las lesiones producidas a consecuencia del robo son subsumidas

por esta agravante. No es posible jurídicamente formalizar denuncia penal y abrir proceso penal por

el delito de robo agravado por la circunstancia en comentario y a la vez por el delito de lesiones como

erróneamente todavía se estila en los estrados judiciales aun cuando existen diversas Ejecutorias

Supremas que han enfocado de modo atinado el problema. Aquí sólo hay el delito de robo agravado.

Sin embargo, también se denunciará y abrirá proceso penal por el delito de lesiones junto al de robo

agravado cuando, la víctima sea una tercera persona contra la cual no fue dirigida la acción del agente
para sustraerle sus bienes y en consecuencia no vio mermada su patrimonio. Para subsumir las

lesiones a la agravante, estas deben haberse ocasionado a la víctima de la sustracción ilegítima. Igual

postura sostiene Rojas Vargas (2000, p. 458) al sostener que esta focalización permite entender y
desdoblar la imputación -en el marco de la agravante en alusión- para las demás personas afectadas

(distintas de la víctima) a título de lesiones más no de robo agravado. Es víctima el sujeto pasivo

principal del delito patrimonial. Si la sustracción-apoderamiento no llega a consumarse por factores

diversos, estaremos frente al delito de robo agravado en grado de tentativa así se haya verificado las

lesiones en agravio de la víctima.

El fundamento de la agravante radica en la concreción del peligro anunciado con la amenaza o


previsible en los actos de violencia, circunstancias que evidencian la peligrosidad del agente pues con

la finalidad de lograr su objetivo de sustraer bienes ajenos no tiene miramientos para afectar bienes

jurídicos fundamentales como es la integridad física o mental de las personas.


0.- Robo con abuso de la incapacidad física o mental de la víctima.- Esta agravante que no tiene

antecedente en nuestra legislación. Se configura cuando el agente aprovechando de la incapacidad


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física o mental de su víctima le sustrae ilícitamente sus bienes muebles. El fundamento de esta

agravante radica en la mayor facilidad para la comisión del delito del que se aprovecha el agente,

unido a ello la alevosía con la que actúa. Tal como aparece redactada la circunstancia agravante se

entiende que la incapacidad física o mental es anterior a la sustracción. El agente debe saber de la

condición especial de la víctima o en todo caso, tomar conocimiento en el acto mismo de la

sustracción. Lo importante es tener en cuenta que el agente no debe ser el causante de la

incapacidad. Caso contrario, esta agravante no se verifica.

Se presenta la agravante cuando el agente haciendo uso de la violencia o amenaza sustrae los bienes

muebles de un ciego o paralítico o un autista, etc. Aparte de abusar o aprovecharse del estado de

incapacidad física o mental de la víctima, el agente debe actuar haciendo uso de la violencia o la

amenaza sobre su víctima. Si por el contrario sólo se aprovecha de la incapacidad sin hacer uso de

la violencia o amenaza, los hechos constituirán hurto mas no robo. Para que exista robo agravado es

necesario que el agente aparte de utilizar la violencia o amenaza en la sustracción y apoderamiento

de bienes ajenos, aproveche el estado de incapacidad en que se encuentra la víctima.


Es factible también que el agente haya actuado en error respecto de la agravante. Es decir, el agente

no conozca o no se haya dado cuenta de la incapacidad que sufre la víctima, presentándose un

supuesto de error de tipo previsto en el art. 14 del Código Penal, correspondiendo al operador jurídico

determinar si el error fue vencible o invencible, pero en ambos casos la consecuencia es la misma:

habrá robo simple nunca robo agravado.

P.- Robo mediante el empleo de drogas y/o insumos químicos o fármacos contra la víctima.- Esta

agravante también recogida en el inciso 2 del segundo párrafo del art. 189 del Código Penal, se

configura cuando el agente comete el robo haciendo uso o empleando para tal efecto drogas, insumos
químicos o fármacos contra la víctima para anular su resistencia de defensa de sus bienes.

Como hemos dejado establecido al hacer hermenéutica del robo simple, nosotros consideramos que

estos supuestos constituyen hurto agravado por destreza. De ningún modo aceptamos lo que se
denomina violencia impropia. Pues aquí no hay uso de violencia entendida como la aplicación de una

energía física sobre la víctima de intensidad necesaria para vencer su resistencia. En el supuesto de

uso de drogas no hay violencia, lo que existe es la destreza que utiliza el agente para primero anular

la capacidad de defensa de la víctima de sus bienes y después sin ninguna dificultad sustraerlos y

apoderarse ilegítimamente de aquellos bienes. Esperemos que en el futuro se haga una mejor

sistematización de las agravantes, ubicándolas donde realmente corresponden. Situación diferente


será si el agente haciendo uso de la violencia o amenaza hace que la víctima ingiera o consuma

alguna droga o fármaco con la finalidad de sustraerle sus bienes después.

No obstante, como la finalidad de este trabajo es hacer un análisis de las normas penales tal como
aparecen redactadas en el texto punitivo con el firme propósito de hacer que su aplicación en la

realidad práctica sea de modo más previsible y coherente, no queda otra alternativa exponer qué
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significa aquella agravante o cuándo se verifica. Aquí estamos ante la violencia impropia, esto es,

aquí el agente no se aprovecha del estado de incapacidad como sucede en la hipótesis anterior, sino

que causa o genera el estado de incapacidad haciendo uso de la droga, insumo químico o algún

fármaco para de esa forma facilitar la sustracción y apoderamiento ilegítimo de los bienes muebles

de la víctima. Para que se presente la agravante también debe tenerse en cuenta que el agente debe

causar la incapacidad de su víctima a través de la droga, caso contrario, si se aprovecha del hecho

que la víctima ya se encuentra drogada o en estado de ebriedad por ejemplo, la agravante no se

verifica.

Con fines pedagógicos es necesario indicar que los términos droga y fármaco utilizado por el

legislador nacional tienen el mismo significado. La Organización Mundial de la Salud define a la droga

como la sustancia terapéutica o no que, introducida al organismo por cualquiera de los medios

mecánicos clásicos (inhalación de vapores o humo, ingestión, fricciones) o nuevos (parental,

endovenoso) de administración de los medicamentos o sustancias, es capaz de actuar sobre el

sistema nervioso central del individuo provocando una alteración psíquica o intelectual (Con mayor
amplitud, Rojas Vargas, 2000, p. 467).

Q.- Robo colocando a la víctima o a su familia en grave situación económica.- En primer término

resulta pertinente determinar a quien se le considera víctima en los delitos contra el patrimonio. No

hay mayor discusión en la doctrina el considerar víctima del delito de robo a aquella persona que por

efecto del actuar ilícito del agente ha visto disminuido su patrimonio. La víctima puede ser una persona

natural o jurídica. En esa línea, se presenta la agravante cuando la víctima o la familia que depende

directamente de aquella, como consecuencia del robo ha quedado desprovista de los recursos

económicos indispensables para satisfacer sus necesidades y de su familia. Sin embargo, para que

opere la agravante no es necesario que la víctima quede en la pobreza o indigencia absoluta, sólo se
exige que esta quede en una situación patrimonial difícil de cierto agobio e inseguridad, el mismo que

puede ser temporal o permanente.

El agente debe conocer o percibir una variación notoria en la economía de la víctima o su familia; el
dolo directo se ve así reforzado por el conocimiento de tal circunstancia. Caso contrario, si el sujeto

activo al momento de actuar no se representó tal situación, la agravante no aparece. La justificación

de esta agravante es, al parecer, el mayor perjuicio real que genera en la víctima. Sin embargo, puede

tener un efecto político-criminal negativo, pues fomenta la selectividad del robo y no su erradicación

(García Cavero, Análisis dogmático y político-criminal de los denominados delitos agravados y del

delito de terrorismo especial, en CATHEDRA, Año IV, Nro. 6, 2000, p. 136).


R.- Robo de bienes de valor científico o que integran el patrimonio cultural de la Nación.- De la lectura

del inciso 4 de la segunda parte del artículo 189 del C.P. se evidencia que estamos ante dos

circunstancia agravantes por la cualidad del objeto del robo. Se configuran cuando el agente sustrae
ilícitamente haciendo uso de la violencia o la amenaza sobre los poseedores, bienes de valor científico

o cuando lo hace sobre bienes que integran el patrimonio cultural de la nación. El fundamento de las
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agravantes radica en su importancia y significado de los bienes objeto del robo para el desarrollo

científico del país y por su legado histórico, artístico y cultural de los mismos.

Para configurarse la circunstancia agravante, la sustracción ilegítima haciendo uso de la violencia o

amenaza, debe hacerse en museos o de lugares donde los bienes de valor cultural se encuentren

protegidos; si por el contrario, la sustracción se hace de yacimientos arqueológicos la agravante no

aparece configurándose el delito contra el patrimonio cultural previsto en los arts. 226 y ss. del C.P.

Así mismo, si por ejemplo primero se produjo la sustracción-apoderamiento por medio de la fuerza o

amenaza sobre sus protectores y después el agente lo saca o extrae del país, se presentará un

concurso real de delitos entre robo agravado y el delito previsto en alguno de los artículos 228 o 230

del Código Penal. En tal sentido, se aplicará la pena del delito más grave, es decir, del delito en

comentario.

S.- Robo por un integrante de organización delictiva o banda.- Aquí se recoge en forma aparente dos

circunstancias agravantes diferentes. La primera si el agente pertenece a una organización delictiva

cualquiera y la segunda cuando el agente es miembro de una banda. Decimos aparente porque a
nuestra manera de ver las cosas, organización delictiva y banda tienen la misma naturaleza y

persiguen los mismos objetivos e incluso de acuerdo a nuestra legislación merecen la misma sanción

punitiva, la única diferencia que podemos evidenciar radica en el hecho que la organización delictiva

es el género y la banda es la especie. La banda también es una organización delictiva con la diferencia

que es mucha más organizada que cualquier otra organización o asociación delictiva.

El agente será integrante de una agrupación delictiva cuando haya vinculación orgánica entre éste y

aquella, concierto de voluntades entre el agente y los demás miembros de la organización y

vinculación funcional entre el agente y el grupo. Configurándose la agravante cuando el autor o

coautores cometan el robo en nombre o por disposición del grupo. Si se determina que aquel actúo
sólo sin conocimiento de la organización a la que pertenece o porque dejó de ser miembro de aquella,

la agravante no se configura.

De la comparación sistemática entre el contenido del inciso 1 de la segunda parte del art. 186 con el
último párrafo del art. 189 del Código Penal que pareciera tuvieran contenidos parecidos, se evidencia

claramente una diferencia surgida, sin temor a equivocarnos, por descuido del legislador. En efecto,

aparece el hurto agravado cuando el agente pertenece a una organización delictiva destinada a

cometer “estos delitos”, es decir, delitos contra el patrimonio; en tanto que, aparece el robo agravado

cuando el autor pertenece a cualquier organización delictiva. No hay límite.

La segunda circunstancia aparece cuando el agente o agentes que cometen el robo pertenecen o son
miembros de una banda, es decir, de una organización, asociación o agrupación de personas mucho

más organizada, e incluso podríamos afirmar que tienen una normatividad interna que si los miembros

la infringen son sancionados hasta con la muerte. La única condición que se exige es que la actuación
del agente este vinculada a los planes delictivos de la organización. Si se llega a probar que si bien

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el agente pertenece a una banda pero que en el robo concreto actúo a título personal, la agravante

no aparece.

Con Rojas Vargas (2000, p. 483) podemos indicar que la agravante consistente en actuar en calidad

de integrante de banda admite las siguientes probabilidades:

1.- El agente actúa individualmente en cumplimiento de los planes fijados por la banda, sin requerirse

aquí actuación ejecutiva plural.

2.- El agente actúa en división funcional de roles, sin requerirse concurrencia espacial conjunta

observable para la víctima que sufre la agresión.

3.- Varios agentes actúan conjuntamente, de modo que resultan fácilmente internalizados por la

víctima.

4.- El agente actúa individualmente haciendo patente para la víctima su pertenencia a una banda, sin

que cumpla planes que reconduzcan el hecho a un concierto y decisión previa para el caso.

Finalmente, esta agravante puede entrar en concurso aparente con el supuesto de hecho previsto en

el artículo 317 del Código Penal, denominado asociación ilícita para delinquir. Sin embargo, por el
principio de especialidad y alternatividad penal y por la redacción de la formula, la circunstancia

agravante subsume al supuesto del art. 317.

T.- Robo con lesiones graves a la integridad física o mental de la víctima.- Esta agravante se configura

cuando el agente o agentes por actos propios del uso de la fuerza o amenaza para sustraer

ilícitamente los bienes de su víctima le causan lesiones físicas o mentales. Las lesiones deben ser de

la magnitud de los supuestos taxativamente indicados en el artículo 121 del Código Penal. Si por el

contrario las lesiones tienen la magnitud de los supuestos previstos en el art. 122 o 441 del Código

Penal, la agravante no aparece. Se entiende también que las lesiones graves pueden ser causadas

dolosamente o por negligencia del agente, esto es, el agente debe haber causado las lesiones físicas
o mentales queriendo hacerlo para evitar por ejemplo, que la víctima siga resistiendo a la sustracción

o también como consecuencia del acto mismo de la violencia utilizada para lograr la sustracción.

Aparecerá la agravante por lesiones graves por negligencia cuando el agente en el acto de despojarle
violentamente de su billetera a un pasajero, este pierde el equilibrio y cae del vehículo que se

encontraba en plena marcha.

Las lesiones deben ser originadas como consecuencia del uso de la violencia o la fuerza del autor

sobre la víctima en los actos propios de la sustracción-apoderamiento. No deben ser preconcebidas

ni planificadas por el agente. Si en un caso concreto se llega a determinar que el agente actúo

sabiendo y queriendo perfectamente lesionar gravemente a la víctima para anular cualquier oposición
o resistencia a la sustracción de sus bienes, no estaremos ante la agravante sino ante un concurso

real de delitos, esto es, se configurará el delito de lesiones graves previsto en el art. 121 del CP con

el delito de robo simple o robo agravado si alguna de las circunstancias agravantes ya analizadas
concurre. Originando que al momento de imponer la pena al autor o autores se le aplicará la pena del

delito más grave según la regla prevista en el art. 50 del Código Penal; es decir, se le impondrá una
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pena privativa de libertad no mayor de veinticinco años salvo que el agente haya actuado como

integrante de una banda. En tal sentido, tal como aparece redactada esta agravante, llegamos a un

absurdo jurídico que esperemos se corrija en el futuro inmediato. El mensaje de tal forma de legislar

es patético y aterrador para los ciudadanos a los cuales están dirigidas las normas penales para

motivarlos a no cometer delitos. En efecto, como el lector se habrá dado cuenta, si el agente no ha

planificado ni pensado causar lesiones graves sobre la víctima, queriendo solamente sustraer bienes

por medio de la violencia o la amenaza, no obstante ocasionalmente como producto de los actos

mismos de la violencia o amenaza los causa, será merecedor de cadena perpetua; en cambio, si el

agente ha planificado y, por tanto, quiere causar primero las lesiones graves sobre la víctima para

después sustraerle sus bienes, el autor será merecedor a una pena no mayor de veinticinco años.

Finalmente, las lesiones graves pueden ser sobre el propietario de los bienes o sobre los poseedores

o tenedores de los bienes objeto de la sustracción. Hemos ya dejado expresado que en un delito de

robo es víctima tanto el titular o propietario del bien por ver mermado su patrimonio, como aquella

persona que posee legítimamente los bienes y sobre el cual van dirigidos los actos de violencia o
amenaza para despojarle de los mismos. Si por el contrario la lesiones son ocasionadas a terceros

como por ejemplo, personas que ocasionalmente se presentaron en defensa de la víctima o efectivos

policiales, la agravante no se configura, estando en su caso, ante un concurso de delitos entre robo

agravado en agravio del propietario o poseedor de los bienes sustraídos y lesiones graves en agravio

de los terceros.

U.- Robo con subsiguiente muerte de la víctima.- Esta circunstancia o supuesto es la última agravante

del robo, la misma que merece también la pena de cadena perpetua. La agravante se configura

cuando el agente o agentes como consecuencia de los actos propios del uso de la violencia o

amenaza para vencer la resistencia natural de la víctima en defensa de sus bienes, le ocasionan o le
producen la muerte. Según la redacción de la circunstancia agravante se entiende que el resultado

final de muerte puede ser consecuencia de un acto doloso o culposo. Así mismo, para estar ante la

agravante, el agente no debe haber planificado la muerte de su víctima, esta debe producirse por los
actos propios del uso de la violencia o amenaza en el acto mismo de la sustracción. Si llega a

determinarse que el agente previamente quiso acabar con la vida de la víctima para después

apoderarse de sus bienes, no aparece la agravante sino el supuesto de asesinato previsto en el inc.

2 del art. 108 del Código Penal, y, por tanto, el agente será merecedor de la pena privativa de libertad

temporal no menor de quince ni mayor de 35 años en aplicación del art. 29 del Código Penal. En esa

línea del razonamiento llegamos a evidenciar la incoherencia legislativa en que cayó el legislador del
decreto legislativo 896 de 1998 y no superado por la ley Nro. 27472, al sancionar con la absurda pena

de cadena perpetua al agente que ocasiona la muerte de manera episódica, coyuntural, no

planificada; en tanto que al agente que origina la muerte de una persona en forma planificada y
deliberadamente dolosa, le sanciona con una pena privativa de libertad no mayor de 35 años.

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En suma, no todas las situaciones de robo en que se produce el resultado muerte de una persona,

son subsumidas en la última parte del art. 189 del Código Penal. En los casos en los que el autor o

coautores han preordenado la muerte de la víctima, o actúan decididamente con el objetivo expreso

de matar para luego apoderarse de los bienes muebles, configuran asesinato, mas no robo y

subsecuente muerte de la víctima. Igual situación aparece cuando el agente mata a un tercero que

no reúne las características exigibles para constituirse en víctima del robo agravado, es decir, cuando

el agente ocasiona la muerte de un tercero que no es propietario ni poseedor del bien objeto del robo.

Respecto de quienes pueden constituirse en víctimas, cabe hacer la siguiente precisión: como ya

hemos dejado establecido al realizar la hermenéutica del delito de robo, son víctimas los propietarios

del bien objeto del robo así como aquellos poseedores legítimos o servidores de la posesión que

define el artículo 897 del Código Civil, sobre los cuales van dirigidas las acciones de violencia o

amenaza o en este caso, la acción homicida para vencer cualquier eventual resistencia en defensa

de los bienes y de ese modo lograr la sustracción. En otras palabras: víctima es el propietario que ve

mermado su patrimonio con la sustracción así como los poseedores que se ven afectados o
perjudicados con la acción homicida.

Para concluir con el análisis de las agravantes del delito de robo, es pertinente dejar establecido que

las dos últimas agravantes de ningún modo constituyen resultados preterintencionales. En efecto,

sabemos que existe preterintencionalidad cuando el agente dolosamente causa un resultado

determinado, el mismo que por negligencia o culpa de su autor se convierte en un resultado más

grave. Ejemplos evidentes de ilícitos preterintencionales son las últimas partes de los artículos 115,

121, y 122 del Código Penal. Allí se redacta expresamente cuándo estamos ante un delito

preterintencional, apareciendo siempre la frase “y el agente pudo prever este resultado”. En cambio,

la redacción de la última parte del art. 189 dista totalmente de tales parámetros. Aquí la mayor de las
veces el agente dolosamente causa las lesiones leves o la muerte de la víctima con la evidente

finalidad de quebrar o anular la resistencia a la sustracción de sus bienes. En el delito

preterintencional, el agente no quiere el resultado grave en cambio aquí, el agente quiere el resultado
grave. En los casos en que concurre la negligencia en la producción del resultado (lesiones graves o

muerte), este es consecuencia inmediata y directa de los actos de fuerza sobre la víctima en la

sustracción de sus bienes. Aquí el agente ocasiona el resultado grave con una culpa directa e

inmediata.

CONCURSO EN LOS DELITOS CONTRA LA VIDA Y LA SALUD:

No obstante, y como punto de partida en el análisis de esta cuestión, hay que tener presente que el
delito de robo presenta la naturaleza de un delito complejo, en la medida en que el injusto típico viene

compuesto por varias acciones que por si solas pueden ser constitutivas de otros ilícitos penales. En

estos supuestos, esto es, cuanto la violencia o la intimidación llegan a ser de tal magnitud que por si
solas ya encajan bajo la tipificación de cualquiera de los delitos contra la vida, la misma que se ve en

las circunstancias agravantes que se ha desarrollado precedentemente.


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Penalidad

Se tendrá en cuenta en cuales de las circunstancias agravantes se encuentra el agente.

5.3. ABIGEATO (ART. 189 – A)

El que, para obtener provecho, se apodera ilegítimamente de ganado vacuno, ovino, equino, caprino,

porcino o auquénido, total o parcialmente ajeno, aunque se trate de un solo animal, sustrayéndolo del

lugar donde se encuentra, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de

tres años.

Si concurre alguna de las circunstancias previstas en los incisos 1, 2, 3, 4 y 5 del primer párrafo del

Artículo 186, la pena será privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años.

Si el delito es cometido conforme a los incisos 2, 4 y 5 del segundo párrafo del Artículo 186, la pena

será no menor de cuatro ni mayor de diez años.

La pena será no menor de 8 ni mayor de 15 años cuando el agente actúa en calidad de jefe, cabecilla

o dirigente de una organización destinada a perpetrar estos delitos.

De la redacción del tipo penal se advierte que se recoge lo que viene en denominarse también hurto
simple y hurto agravado de ganado. En efecto, el primer párrafo recoge la figura del hurto simple de

ganado en tanto que el segundo y tercer párrafo recogen las circunstancias por las cuales se agrava

la conducta del abigeato y, por tanto, su autor o agentes merecen mayor pena. Con fines pedagógicos

resulta necesario explicar por partes los contenidos puestos en evidencia.

Hurto Simple de Ganado

De la lectura del tipo penal aparece que en la configuración del delito de abigeato concurren todos los

elementos objetivos y subjetivos del delito de hurto previsto y sancionado en el art. 185 del Código

Penal. Por ello, es unánime la posición en la doctrina nacional en el sentido que tal como lo indican

los profesores Bramont-Arias Torres y García Cantizano, carece de sentido la creación del Capítulo
II-A en el Título V del Libro II del Código Penal, pues esta figura ya está comprendida en el tipo base

de los delitos de hurto y robo, dado que el concepto de bien mueble abarca también el de animal

(1997, p. 318, Rojas Vargas, 2000, p. 533, Paredes Infanzón, 1999, p. 133).
En esa línea, asumimos plenamente las expresiones de Rojas Vargas (ob. cit.), al sostener que ni

dogmática ni jurídico-normativamente existen razones suficientes para hacer de los tipos penales de

abigeato construcciones legales autónomas y con naturaleza jurídica diferente a la de los delitos de

apoderamiento mediante sustracción regulados en los artículos 185 al 188 del actual Código Penal

cuyas tipicidades absorben, sin mayores dificultades, a las diversas expresiones de abigeato,

ameritándose a lo sumo una regulación a título de agravante del hurto, a modo de brindar una enfática
protección a la industria y propiedad ganadera, tal y como se hace con los bienes de valor científico.

Sin embargo, al estar así tipificado, el lector debe remitirse a la lectura del análisis efectuado a la

figura del hurto simple. Aquí sólo nos parece pertinente dejar establecido que se configura el delito
de abigeato cuando el sujeto activo con la finalidad de obtener un provecho patrimonial (por ejemplo,

vendiéndole, aprovechando su carne, etc.) sustrae ganados total o parcialmente ajenos del lugar
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donde se encuentran sin tener derecho alguno sobre ellos, causando con ello un perjuicio patrimonial

al sujeto pasivo. Aquí el bien jurídico protegido es la propiedad y, por tanto, el sujeto pasivo siempre

será el titular o propietario del animal objeto de sustracción. La única diferencia con la figura del hurto

previsto en el art. 185 del Código Penal, es respecto al bien objeto de la sustracción. Mientras que en

la figura del hurto puede ser objeto de sustracción todo bien mueble o animal que tenga una valoración

económica superior a las cuatro remuneraciones mínimas vitales; en el abigeato, el objeto de la

sustracción solamente lo constituye aunque sea uno, los animales de la familia de los vacunos, ovinos,

equinos, caprinos, porcinos o auquénidos. Estamos ante la fórmula conocida como numerus clausus,

es decir, aparte de las familias de animales indicados en el tipo penal, ningún animal más puede ser

objeto del delito de abigeato. Si otro animal como las gallinas, conejos, perros, etc. son objeto de

sustracción ilegítima estaremos ante un hurto siempre que el valor de aquellos animales sobrepase

las cuatro remuneraciones mínimas vitales, caso contrario se configura la figura de faltas contra el

patrimonio previsto en el primer párrafo del art. 444 del Código Penal.

El contenido del art. 189-A, debe analizarse sistemáticamente con el contenido del segundo párrafo
del art. 444 del C.P. En consecuencia para configurarse el delito de abigeato con la sustracción de un

sólo animal, este debe tener un valor patrimonial superior a un tercio de la Unidad Impositiva

Tributaria. Si en un caso concreto, el valor del animal es inferior se configurará faltas contra el

patrimonio.

Cabe precisar que los auquénidos como la vicuña, el guanaco y sus híbridos, por ley Nro. 26496 del

11 de julio de 1995, reciben una sobreprotección punitiva, penalizando con mayor severidad el hurto

simple y agravado de los auquénidos. La citada Ley al indicar en su art. 10 que se derogan y dejan

sin efecto todas las disposiciones que se le opongan, afecta la aplicación de los arts. 189-A y 189-C

del Código Penal, pero deja incólume la vigencia del hurto de uso previsto en el art. 189-B (Véase:
Rojas Vargas, 2000, p. 541)

Grados de Desarrollo

Tentativa.- Al ser un delito de resultado, la conducta del abigeato muy bien puede quedar en grado
de tentativa ya sea acabada o inacabada igual como ocurre con la figura del hurto prevista y

sancionado en el art. 185 del Código Penal.

Consumación.- No obstante las diversas modalidades que pueden presentarse para la sustracción de

los ganados, la consumación se produce cuando el agente se apodera del o los animales con la firme

intención de obtener un provecho económico que normalmente no le corresponde; es decir, el

abigeato se perfecciona en el mismo momento circunstancial que el agente tiene acceso a la facultad
de disposición del animal sustraído ya sea vendiéndolo, sacando provecho de su carne, regalándole,

etc.

Penalidad
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Al verificarse la comisión del delito de hurto de ganado previsto y sancionado en el primer párrafo del

art. 189-A, el agente será pasible de la pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de tres

años.

Circunstancias Agravantes del Hurto de Ganado

El segundo, tercero y último párrafo del tipo penal 189-A, recoge las agravantes del delito de abigeato

o hurto de ganado, las mismas que no está demás dejarlo expresado, constituyen algunas de las

circunstancias agravantes del hurto reguladas en el art. 186 del Código Penal, siendo así remitimos

al lector a las páginas donde se han analizado aquellas agravantes. El legislador a graduado la pena

de acuerdo a la naturaleza de las circunstancias agravantes, yendo de menos a más.

Así, de la lectura del segundo párrafo se advierte que el abigeato se agrava cuando el hurto se

produce en casa habitada, durante la noche, mediante destreza, escalamiento, destrucción o rotura

de obstáculos, con ocasión de incendio, inundación, naufragio, calamidad pública o desgracia

particular del agraviado y finalmente cuando el agente sustrae el ganado que conforma el equipaje

de viajero. En tanto que el tercer párrafo establece que el hurto de ganado merece mayor pena cuando
la sustracción se efectúa sobre bienes (ganado) de valor científico o que integren el patrimonio cultural

de la nación, o cuando la sustracción se realice colocando a la víctima o a su familia en grave situación

económica o cuando el agente sustrae ilegítimamente el ganado empleando materiales o artefactos

explosivos para la destrucción o rotura de obstáculos (corral por ejemplo).

La agravante consistente en la sustracción que se produce sobre el ganado que tiene valor científico

o que integra el patrimonio cultural de la nación, presenta serias dificultades teóricas y prácticas para

su adecuación a un hecho concreto. En efecto, “ganado de carácter científico” es una calificación que

sólo responderá a las calidades reproductivas de determinados sementales de interés para la industria

ganadera, haciéndose difícil entender otras posibilidades a no ser de ganado en fase de


experimentación médica o genética, o animales de raza pura declarados y registrados como tales en

la dirección técnica respectiva, sea que lo ubiquemos a nivel de entidades públicas o privadas. Igual

o mayor dificultad se tiene al precisar cuándo el ganado pertenece al patrimonio cultural de la Nación,
en el comprendido que tal calidad tiene que ser expresa y reconocida como tal por la ley (Rojas

Vargas, 2000, p. 547)

El último párrafo recoge las circunstancias agravantes cuya concurrencia hacen que la conducta de

abigeato del agente merezca mayor sanción punitiva. Se establece que el agente será pasible de una

pena no menor de ocho ni mayor de quince años cuando haya sustraído ganado actuando en calidad

de jefe o cabecilla o dirigente de una organización destinada a perpetrar delitos de abigeato. Antes
de pasar al punto siguiente corresponde dejar expresado que de la lectura de todo el contenido del

art. 189-A, se evidencia que el hurto de ganado o abigeato realizado con el concurso de dos o más

agentes, no constituye agravante para este delito. Omisión que debe superarse, pues como ya quedo
expuesto al analizar esta agravante en el hurto, la concurrencia de dos o más agentes facilita la

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sustracción y peor aún, causa mayor zozobra para la víctima en defensa de su ganado, que la simple

sustracción efectuada durante la noche por ejemplo.

Penalidad de las circunstancias agravantes

Si se configura las agravantes previstas en el segundo párrafo del art. 189-A, el autor o autores serán

sancionados con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años. En caso de

presentarse alguna o todas las agravantes previstas en el tercer párrafo del art. 189-A, el agente será

pasible de la pena privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de diez años. Finalmente de

presentarse los supuestos previstos en el último párrafo del citado numeral, el agente será sancionado

con pena privativa de libertad no menor de ocho ni mayor de quince años.

5.4. HURTO DE USO DE GANADO (ART. 189 – B)

El que sustrae ganado ajeno, con el fin de hacer uso momentáneo y lo devuelve, directa o

indirectamente en un plazo no superior a setentidós horas, será reprimido con pena privativa de

libertad no mayor de un año o de prestación de servicios a la comunidad no mayor de cincuenta


jornadas. Si la devolución del animal se produce luego de transcurrido dicho plazo, será aplicable el

artículo anterior.

TIPICIDAD OBJETIVA

El delito de hurto de ganado para uso momentáneo se configura cuando el agente sustrae ganado

ajeno para usar o utilizarle por breve término y después devolverlo a su dueño directa o

indirectamente. Aquí el agente no busca apropiarse del animal sino simplemente sacarle provecho de

modo ilegítimo. Por ejemplo, estaremos ante el delito en análisis cuando el agente sustrae dos bueyes

para remover o preparar su terreno de cultivo (arar) por tres días o cuando sustrae ilegítimamente

cinco acémilas para conducir carga a un pueblo vecino. El legislador nacional ha puesto como plazo
límite para la devolución el término de setentidós horas o tres días. Si el agente no devuelve el ganado

sustraído en aquel plazo se configurará el delito de abigeato previsto en el art. 189-A del Código

Penal.
La configuración del hurto de uso de ganado no exige que el animal o animales sustraídos tengan un

valor económico superior a un tercio de la Unidad Impositiva Tributaria. Esta preocupación sólo sirve

arbitrariamente para el hurto simple de ganado.

En cambio, si bien el valor del provecho obtenido por el agente, no sirve para calificar el delito,

determinar aquel valor servirá en su momento para graduar la pena a imponer al agente por el

operador jurídico. Así por ejemplo, si el valor es mínimo le impondrá la pena de prestación de servicios
a la comunidad y si el valor del provecho obtenido es significativo, se le aplicará una pena privativa

de libertad no mayor de un año. Incluso el valor económico obtenido o conseguido por el agente del

uso del animal también servirá para graduar el monto de la reparación civil que se impondrá al agente
encontrado responsable de este delito.

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Por lo demás, para saber en qué consisten los otros elementos objetivos y subjetivos del delito, así

como el iter criminis del mismo, el lector debe remitirse al análisis efectuado al artículo 187 del Código

Penal que regula el hurto de uso genérico.

5.5. ROBO DE GANADO (ART. 189 – C)

El que se apodera ilegítimamente de ganado vacuno, ovino, equino, caprino, porcino o auquénido,

total o parcialmente ajeno, aunque se trate de un solo animal, sustrayéndolo del lugar donde se

encuentra, empleando violencia contra la persona o amenazándola con un peligro inminente para su

vida o integridad física, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de

ocho años.

La pena será privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de quince años si el delito se comete

con el concurso de dos o más personas, o el agente hubiere inferido lesión grave a otro o portando

cualquier clase de arma o de instrumento que pudiere servir como tal.

Si la violencia o amenaza fuesen insignificantes, la pena será disminuida en un tercio.


La pena será no menor de diez ni mayor de veinte años si el delito cometido conforme a los incisos

1, 2, 3, 4 y 5 del segundo párrafo del artículo 189.

La pena será no menor de quince ni mayor de venticinco años si el agente actúa en calidad de jefe,

cabecilla o dirigente de una organización destinada a perpetrar estos delitos.

En los casos de concurso con delitos contra la vida, el cuerpo y la salud, la pena se aplica sin perjuicio

de otra más grave que pudiera corresponder en cada caso.

Comentario

Igual como ocurre con el hurto de ganado a simplemente abigeato, el legislador en forma innecesaria

volvió a tipificar el delito de robo simple y robo agravado cuando el objeto material del delito lo
constituya el ganado vacuno, ovino, equino, caprino, porcino o auquénidos. Si la justificación de tal

forma de tipificación era el dar mayor protección a la propiedad o tenencia del ganado, bastaba

haberlo puesto como circunstancia agravante del artículo 189 del C.P.
No obstante, como así aparece tipificado en nuestra ley penal sustantiva, y teniendo en cuenta que

el objetivo del presente trabajo es hacer dogmática penal, no queda otra alternativa que hacer

hermenéutica jurídica del indicado artículo. En tal sentido y apareciendo que el art. 189-C, recoge las

figuras delictivas de robo simple y robo calificado previstas en los artículos 188 y 189 del Código

Penal, para saber en qué consisten los elementos típicos objetivos y subjetivos, el lector debe

remitirse al análisis efectuado ut supra de tales conductas delictivas.


Consideramos pertinente dejar establecido con fines pedagógicos tres aspectos importantes: Primero,

esbozar el concepto del delito de robo de ganado; segundo, establecer que algunas circunstancias

agravantes del robo de ganado han sido derogadas y tercero, poner en evidencia la agravante no
prevista para el hurto de ganado. En efecto, aparece la conducta de robo de ganado cuando el agente

con la finalidad de obtener provecho, haciendo uso de la violencia contra la víctima o la amenaza con
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un peligro inminente para su vida o integridad física, sustrae del lugar donde se encuentran ganado

vacuno, ovino, equino, caprino, porcino o auquénidos total o parcialmente ajenos, para disponerlos

en su provecho de modo ilegítimo. Aquí la sustracción de los animales debe estar rodeada de violencia

o amenaza contra la víctima. Si estos elementos típicos del robo no aparecen y sólo se verifica la

sustracción, estaremos ante un caso típico de hurto de ganado. El aprovechamiento que debe guiar

la conducta del agente debe ser objetivamente acreditada, pues si tal elemento no es probado, el

delito de abigeato no se configura. Otro aspecto importante puesto también en evidencia, lo constituye

el hecho que la violencia o amenaza sobre la víctima debe efectuarse al momento de la sustracción

del ganado; es decir, el agente debe utilizar la violencia o amenaza para vencer la resistencia de la

víctima y de ese modo hacer viable la sustracción de los animales. Por otro lado, nos parece

fundamental poner en el tapete que algunas agravantes del robo de ganado previstas en la disposición

en comentario han quedado derogadas tácitamente debido que hay incompatibilidad entre el

contenido del artículo 189 vigente al momento de entrar en vigencia la ley 26326 del primero de junio

de 1994 que reguló las conductas de abigeato y el actual artículo 189 modificado por ley Nro. 27472
del cinco de junio del 2001. Al variar el contenido en lo concerniente a las circunstancias agravantes,

ya sea descriminalizando o variando su ubicación en el art. 189, en forma tácita han quedado sin

aplicación práctica algunas agravantes del robo de ganado.

Presentadas así las normas, por el método de interpretación sistemática en su modalidad de

“comparación de normas” se llega a la conclusión que el cuarto párrafo del art. 189-C ha sido

totalmente derogado, pues algunas circunstancias agravantes allí previstas ya no aparecen en la

redacción del actual art. 189, en tanto que otras como las previstas en los inciso 3 y 5, si aparecen,

pero en diferente ubicación. En consecuencia como en derecho penal está prohibida la analogía, es

indudable que por incompatibilidad de normas ha quedado derogado el cuarto párrafo del art. 189-C.
Otro detalle que merece ponerse en evidencia y tenerse en cuenta lo constituye la situación siguiente:

a diferencia de lo que ocurre con el hurto de ganado previsto en el 189-A, en el cual no aparece

recogida como circunstancia calificante, el legislador nacional ha previsto en el segundo párrafo del
art. 189- C como agravante, el hecho que la conducta se realice con el concurso de dos o más

personas.

6. APROPIACIÓN ILÍCITA (Art. 190 C.P.)

El que, en su provecho o de un tercero, se apropia indebidamente de un bien mueble, una suma de

dinero o un valor que ha recibido en depósito, comisión, administración u otro título semejante que

produzca obligación de entregar, devolver, o hacer un uso determinado, será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cuatro años.

Si el agente obra en calidad de curador, tutor, albacea, síndico, depositario judicial o en el ejercicio

de una profesión o industria para la cual tenga título o autorización oficial, la pena será privativa de
libertad no menor de tres ni mayor de seis años.

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Cuando el agente se apropia de bienes destinados al auxilio de poblaciones que sufren las

consecuencias de desastres naturales u otros similares la pena será privativa de libertad no menor

de cuatro ni mayor de diez años.

TIPICIDAD OBJETIVA

De la lectura del tipo penal se concluye que la conducta delictiva de apropiación ilícita o indebida se

configura cuando el agente con la finalidad de obtener un provecho patrimonial para sí mismo o para

un tercero, se apropia, adueña, adjudica o apodera de un bien mueble, dinero o un valor que ha

recibido del sujeto pasivo en calidad de depósito, comisión, administración u otro título semejante que

produzca obligación de entregar, devolver o hacer un uso determinado del bien.

Para entender mejor la conducta delictiva de apropiación ilícita, creemos necesario explicar

brevemente el contenido de cada uno de los elementos objetivos que lo constituyen. Así tenemos:

Bien Mueble

El objeto material del delito siempre será un bien mueble, dinero o un valor que lo represente. Pero

qué se entiende por bien mueble? Para contestar la pregunta y saber qué debe entenderse como bien
mueble para efectos del presente trabajo, cabe recordar que la primera diferencia entre bienes mueble

e inmuebles radica en que los primeros son movibles o transportables de un lugar a otro por

excelencia en tanto que los segundos, no pueden ser objeto de transporte, son inamovibles. En tal

sentido, bien mueble constituirá todo cosa con existencia real y con valor patrimonial para las

personas, susceptibles de ser transportadas de un lugar a otro ya sea por sí mismas (animales) o por

voluntad del hombre utilizando su propia mano o instrumento mecánicos o electrónicos.

En esa línea, para efectos del presente trabajo de derecho penal, y específicamente para el delito de

apropiación ilícita, se utiliza el concepto bien mueble en su acepción amplia a diferencia del derecho

privado que de acuerdo al Código Civil recoge la acepción restringida en el sentido que no utiliza
como base para conceptualizar bien mueble al elemento “cambio de un lugar a otro del bien”. Siendo

así, aparte de los bienes muebles enumerados en el art. 886 del Código Civil, se incluye a las naves

y aeronaves previstas en el inciso 4 del artículo 885 del citado cuerpo legal. Una nave puede ser
apropiada ilícitamente por aquella persona que la recibió en administración por ejemplo. En cambio,

si aceptamos la acepción restringida que impone nuestra normatividad civil en el sentido que las naves

o aeronaves son bienes inmuebles, estaríamos aceptando un supuesto delito de usurpación de naves

o aeronaves lo cual nos parece discutible y pondría en tela de juicio los elementos típicos del citado

delito.

Respecto del bien objeto del delito en interpretación cabe indicar que no le falta razón a Roy Freyre
(1983, p. 60) cuando al comentar el art. 240 del Código de 1924 afirma que resulta innecesario las

referencias específicas que se hacen al dinero y a los valores, en razón de estar comprendidas ambas

nociones dentro de la otra más amplia de bien mueble (en el mismo sentido Bramont-Arias-García,
1997, p. 330). Se entiende por dinero al signo convencional de valor que representa la moneda

metálica y el papel moneda de curso forzoso impuesto por el Estado. En tanto que por valor debe
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entenderse a los títulos valores, a los derechos de crédito, valores negociables como los inscritos en

la Bolsa de Valores, etc.

Apropiación Indebida

La conducta esencial que debe desarrollar el agente lo constituye la “apropiación”, es decir, la

conducta por la cual el agente se apodera, adueña o adjudica a su favor un bien mueble que no le

pertenece legalmente. Esto es, el agente en forma ilegal, ilícita o indebida coloca dentro de su

patrimonio un bien mueble que sabe perfectamente le pertenece a otro, quien por título lícito le confió

por un tiempo determinado. Se evidencia el apoderamiento cuando el agente comienza a realizar

actos de disposición del bien como si fuera realmente su dueño o propietario y se resiste a devolverlo

o entregarlo ante el requerimiento del sujeto pasivo.

Finalmente, para estar ante un caso real y típico de apropiación ilícita debe evidenciarse que el agente

quiere la cosa para sí, quiere adueñarse del bien. Doctrinariamente esta circunstancia es conocida

como el animus rem sibi habendi que debe guiar al autor de la conducta. Si no hay intención de querer

el bien para sí y por el contrario, por ejemplo, el sujeto quiere sólo usar el bien, así sea de modo ilícito,
no se configurará el delito de apropiación indebida.

Si en una conducta por la cual el agente se niega a entregar o devolver los bienes muebles recibidos,

no aparece el animus rem sibi habendi, el delito en comentario no se configura. Teniendo claro este

último aspecto, el operador jurídico no podrá calificar como apropiación ilícita cuando una persona

haga efectivo el derecho de retención que le reconoce el art. 1123 del Código Civil, esto es, cuando

por ejemplo el comodatario retiene el bien debido que el comodante se resiste a pagar los gastos

extraordinarios que hubiese hecho el comodatario para conservar el bien, según lo previsto en el art.

1748 del C.C.; tampoco existe apropiación ilícita cuando el depositario retiene el bien hasta que el

depositante le pague lo que le debe en razón del contrato según lo dispuesto por el art. 1852 del C.C.
Finalmente, no es posible el delito de apropiación ilícita cuando una persona hace efectivo lo previsto

en el art. 1067 del C.C., el mismo que reconoce al acreedor que recibió en prenda un bien mueble en

garantía de una obligación, el derecho de retener el bien recibido en prenda en tanto no han sido
íntegramente pagados el capital e intereses y reembolsados los gastos relativos a la deuda y a la

conservación del bien.

Que el bien haya sido recibido mediante título que produzca la obligación de entregar, devolver o

hacer un uso determinado

El agente o sujeto activo recibe el bien mueble lícitamente o por título legítimo de parte del sujeto

pasivo o víctima, configurándose el delito cuando después aquel se resiste a devolverlo, entregarlo o
hacer un uso determinado del bien. El delito se configura cuando el agente abusando de la confianza

o aprovechando que tiene a su disposición el bien mueble que se le confió temporalmente, se resiste

a devolverlo y por el contrario hace actos de disposición como si fuera el dueño o propietario.
Los títulos legítimos o lícitos por los cuales el agente recibe el bien mueble han sido indicados por el

legislador en el mismo tipo penal, tales como el depósito, comisión, administración y otros títulos
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semejantes que produzcan en el agente obligación de entregar, devolver o hacer un uso determinado

del bien. Los títulos lícitos regulados en ley extra-penal, por los cuales recibe el agente el bien mueble,

contienen la obligación de entregar o devolver el bien en tiempo y condiciones determinadas. Aquellos

títulos otorgan al agente posesión o custodia temporal del bien mueble, luego del cual deben ser

devueltos a quien los entregó o entregar a la persona que corresponda. Si la devolución o entrega no

se produce ante el requerimiento, el delito aparece. Por el contrario, si el título por el cual se recibió

el bien mueble dinero o valores no indica claramente la obligación de devolver o entregar, el delito de

apropiación ilícita no aparece ante la negativa del agente a devolver o entregar. En suma, para la

configuración del delito es indispensable que por la naturaleza del título o en su contenido, aparezca

claramente que hay obligación del que recibe el bien mueble de devolverlo, entregarlo o hacer un uso

determinado.

El primer título por el cual el agente puede recibir el bien de modo legítimo, lo constituye el contrato

nominado “depósito”, el mismo que de acuerdo a nuestra normatividad civil se divide en voluntario y

necesario o legal. El primero previsto en el art. 1814 del C.C. que estipula: por el depósito voluntario
el depositante se obliga a recibir un bien para custodiarlo y devolverlo cuando lo solicite el depositante.

En tanto que el segundo aparece previsto en el art. 1854 del C.C. donde se señala que el depósito

necesario es el que se hace en cumplimiento de una obligación legal o bajo el apremio de un hecho

o situación imprevista. El art. 1830 del C.C. estipula que el depositario debe devolver el bien en cuanto

lo solicite el depositante, aunque hubiese plazo convenido, así mismo el art. 1834 señala que el

depositario debe restituir el bien a quien se lo confió o a la persona en cuyo nombre se hizo el depósito

o a aquella para quien se destinó al tiempo de celebrarse el contrato.

En consecuencia, se configurará el delito cuando el agente ante la solicitud de devolución o restitución

de parte del depositante, se niega a hacerlo, o ante el requerimiento del depositante para que entregue
el bien a la persona a cuyo nombre se hizo o destinó el depósito, se resista hacerlo.

Aparte del contrato de depósito común previsto en nuestro Código Civil, existen en nuestro sistema

jurídico los depósitos en los bancos, cooperativas, financieras, almacenes generales de depósito,
mutuales y otras instituciones análogas, las mismas que se rigen por la leyes especiales que los

regulan según lo dispuesto en el art. 1853 del C.C. Depósitos que sin duda pueden dar lugar a la

comisión del delito en interpretación.

Otro título lo constituye el contrato de “comisión” previsto en el Código de Comercio, por el cual una

persona denominado comitente entrega un bien mueble a otra, denominado comisionista, con la

finalidad de efectuar algún negocio, luego del cual el comisionista devuelve el bien a quien se lo
entregó y recibe a cambio una comisión por su labor. El delito aparece cuando el comisionista se hace

dueño del bien entregado en comisión y se resiste a devolverlo. También el contrato de comisión

puede originar el delito cuando el agente efectúa sobre el bien un uso diferente al determinado.
Otro título lícito por el cual una persona puede recibir un bien mueble y después apropiarlo lo

constituye la administración, es decir, la situación jurídica que se produce cuando una persona recibe
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bienes muebles para administrarlo en beneficio del propietario del bien o de un tercero. Un caso típico

que puede servir de ejemplo, viene a ser la situación prevista en los artículos 54 y 55 del C.C. referente

a la designación de administrador judicial de los bienes del ausente. El art. 55 prevé las obligaciones

del administrador tales como percibir los frutos, pagar las deudas del ausente y atender los gastos

correspondientes al patrimonio que administra, etc. Aparecerá el delito cuando este administrador se

apropie del total o parte de los bienes muebles que ha recibido en administración.

Finalmente la obligación de entregar debe incumplirse respecto a una tercera persona, es decir,

distinta al sujeto de quien se recibió el bien mueble. En cambio, la obligación de devolver se supone

incumplida respecto a la misma persona que le dio el bien al agente. (Roy Freyre, 1983, p. 112). En

tanto que la obligación de hacer un uso determinado queda incumplida cuando el agente otorga, da

o efectúa un uso diferente o distinto al convenido previamente.

Provecho propio o de un tercero

Otro elemento objetivo de la tipicidad del delito de apropiación ilícita lo constituye el provecho indebido

propio o de un tercero que busca obtener el agente con su conducta ilícita. Provecho es una ventaja
de índole económica que busca el agente al desarrollar su conducta de apropiación ilícita de un bien

mueble. Aquí no requiere que efectivamente el agente obtenga el provecho económico, basta con

verificar que el agente tuvo propósito de conseguirlo. Es decir, se configura el delito cuando el agente

con el fin o propósito de obtener un provecho económico indebido se apropia del bien mueble. Es

suficiente que la ventaja sea potencial y sólo se quede en perspectiva.

Bien Jurídico Protegido

Es lugar común en la doctrina aceptar que el bien jurídico que se protege es el patrimonio y más

precisamente el derecho de propiedad regulado en el art. 923 del Código Civil, donde se le define

como el poder jurídico que permite usar, disfrutar, disponer y reivindicar un bien. Con la apropiación
ilícita se lesiona este derecho evitando que el propietario pueda usar, disfrutar o disponer de sus

bienes y dinero. En igual sentido Bramont-Arias y García (1997, p. 327) cuando enseñan que el bien

jurídico protegido es el patrimonio, específicamente, la propiedad de un bien mueble, pero en relación


a éste, resulta particularmente afectada la capacidad de disposición, base que fundamenta el derecho

del propietario a su restitución, que, como contrapartida, tiene la existencia de una obligación que

pesa sobre otro sujeto de restituir el bien. Parecida postura Villa Stein (2001, p. 105).

En efecto, el art. 245 vigente del Código Procesal Penal establece que en los delitos contra el

patrimonio deberá acreditarse la preexistencia de la cosa materia del delito. Esto significa que el sujeto

pasivo necesariamente deberá demostrar documento cierto que acredite ser el dueño o propietario
del bien objeto de apropiación. La simple posesión es difícil de probarla tratándose de bienes muebles

o dinero sobre los que recae el delito de apropiación ilícita.

Así mismo, para nuestra legislación penal, cuando el objeto material del delito fuera dinero, igual se
afecta directamente el patrimonio del sujeto pasivo, pues se ve mermado con la conducta desarrollada

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por el agente. Razón por la cual no encontramos razonable que también se pueda proteger el derecho

al crédito como alegan Bramont-Arias-García (1997, p. 328) y Paredes Infanzón (1999, p. 168).

Sujeto Activo

El sujeto activo o agente del delito no puede ser cualquier persona. Es un delito especial, pues se

exige que en el agente concurran dos circunstancias esenciales: primero, que haya recibido el bien

mueble en virtud de un título lícito por el cual se trasmite la posesión y no la propiedad y segundo,

que tenga la obligación de devolver, entregar o hacer un uso determinado del bien recibido.

Así mismo, al tratarse de las agravantes, sujeto activo sólo puede ser aquellas personas que tengan

las calidades que se establecen específicamente en el segundo párrafo del art. 190 del C.P. Nadie

más que ellos pueden cometer apropiación ilícita agravada.

Sujeto Pasivo

Víctima o sujeto pasivo del delito de apropiación ilícita será cualquier persona natural o jurídica con

la única condición de ser la propietaria del bien mueble o dinero entregado por título legítimo al agente,

para después ser devuelto o entregado a una tercera persona o hacer un uso determinado del bien.

TIPICIDAD SUBJETIVA:

Según la redacción del tipo penal, la apropiación ilícita es un delito netamente doloso. No cabe la

comisión culposa.

El agente debe actuar con conocimiento que el bien mueble pertenece a otra persona y hay obligación

de devolver, entregar o hacer un uso determinado y sin embargo, voluntariamente decide apoderarse

o apropiarse, negándose a devolver, entregar o darle el uso determinado ante el requerimiento de

quien tiene derecho hacerlo. En la actitud del agente debe prevalecer el animus ren sibi habendi, es

decir, el agente debe querer adueñarse del bien mueble sabiendo perfectamente que pertenece a
otra persona. Adicionalmente, se exige la presencia de otro elemento subjetivo como es la intención

de obtener un provecho patrimonial para sí o un tercero que debe guiar la conducta del agente. Se

conoce también como ánimo de lucro que no es otra cosa que la intención de conseguir cualquier
ventaja, utilidad o beneficio, incluso de finalidad meramente contemplativa o de ulterior liberalidad que

persigue el agente. Si no hay intención de obtener provecho patrimonial, así se evidencia todos los

elementos objetivos del tipo penal 190, el delito de apropiación ilícita no se configura, tal como ocurre

por ejemplo cuando un ciudadano hace prevalecer su derecho a la retención recogido en nuestra

normatividad civil.

Circunstancias Agravantes
En el segundo y tercer párrafo del art. 190 del Código Penal, el legislador ha previsto las

circunstancias por las cuales la conducta de apropiación ilícita se agrava, o mejor, el agente merece

mayor pena.
En efecto, el segundo párrafo recoge las circunstancias agravantes por la calidad del sujeto activo.

Es unánime la doctrina peruana al considerar que la mayor sanción se justifica en razón que el agente,
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al mismo tiempo que con su conducta agravia el patrimonio particular, también defrauda la confianza

depositada por el Estado (Roy Freyre, 1983, p. 115; Bramont-Arias-García, 1997, p. 332; Paredes

Infanzón, 1999, p. 186 y Villa Stein, 2001, p. 108). Por su parte, Peña Cabrera (1993, p. 103) afirma

que aquí, además de lesionarse el bien jurídico tutelado específicamente con la apropiación ilícita

simple, se violan deberes de tanta importancia como el velar por la seguridad de su pupilo y de los

bienes que se encuentran bajo su custodia.

La norma penal en interpretación expresamente indica que la apropiación ilícita se agrava cuando el

agente actúa u obra en calidad de curador, tutor, albacea, sindico, depositario judicial o en el ejercicio

de una profesión o industria para la cual tenga título o autorización oficial. Para saber cuando el agente

de la apropiación ilícita ha actuado en calidad de curador, el operador jurídico deberá recurrir al art.

564 y ss. del Código Civil, allí se indica que están sujetos a curatela los incapaces mayores de edad

para cuidarlos y administrar sus bienes.

El art. 502 del Código Civil estipula que a los menores que no estén bajo la patria potestad se les

nombrará tutor para que cuide de su persona y de sus bienes. Así mismo, para saber cuándo una
persona es albacea, el operador jurídico recurrirá al art. 778 y ss. del Código Civil, donde

expresamente se dispone que albacea o ejecutor testamentario es aquella persona nombrada por

testamento para hacer cumplir las disposiciones de la última voluntad del testador. La calidad de

síndico ha desaparecido de nuestra normatividad legal con la famosa ley de reestructuración

patrimonial, con la cual corresponde a la junta de acreedores velar por la administración de la empresa

después de seguirse todo un procedimiento ante INDECOPI.

Depositario es aquella persona encargada de custodiar un bien y devolverlo cuando lo solicite el

depositante. En ese sentido, se tiene que si la designación del depositario es realizada por la autoridad

jurisdiccional, estaremos ante un depositario judicial o como técnicamente se conoce órgano de


auxilio judicial tal como aparece establecido en el artículo 644 del Código Procesal Civil. En efecto,

se designa depositario judicial o custodio cuando se traba embargo sobre un bien mueble (art. 642

del C.P.C.) o cuando el proceso tiene por finalidad concreta la dilucidación del derecho de propiedad
o posesión de determinado bien, se producirá el secuestro del bien y se entregará a un custodio (art.

643 del C.P.C.). El art. 655 del C.P.C establece las obligaciones de los órganos de auxilio judicial: el

depositario y custodio. Igualmente el art. 657 del C.P.P. que se refiere al embargo en forma de

retención y el art. 661 del mismo texto legal que regula el embargo en forma de intervención en

recaudación, establecen supuestos en los cuales el retenedor o interventor pueden muy bien ser

sujetos activos de apropiación ilícita cuando no devuelvan los bienes entregados en custodia o
recaudación.

Aquí me parece necesario hacer un deslinde respecto de lo previsto en el art. 392 del Código Penal

que regula la figura penal denominada peculado y malversación extensiva. En este numeral se indica
que “están sujetos a lo prescrito en los artículos 387 a 389,… los administradores o depositarios de

dinero o bienes embargados o depositados por orden de autoridad competente, aunque pertenezcan
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a particulares,…”. Es decir, de la lectura de este numeral pareciera que el legislador nacional a

previsto que el depositario judicial también puede ser autor de los delitos de peculado y malversación,

presentándose de ese modo un aparente conflicto de normas penales con lo previsto en el art. 190

del C.P; sin embargo, nosotros aplicando el principio de especialidad por el cual ante un aparente

conflicto de normas penales aplicables a un caso, se aplicará la norma que prevé en forma más

específica y precisa el hecho dejándose de lado las demás (Lex especialis derogat lex generalis),

consideramos que los depositarios judiciales sólo son pasibles de cometer el delito de apropiación

ilícita.

El art. 190 se refiere en forma específica a los depositarios judiciales como agentes del delito, en tanto

que el art. 392 se refiere a depositarios designados por autoridad competente, esto es, la norma es

más general. De ese modo, el art. 392 está reservado para aquellos depositarios no judiciales

designados por autoridad competente facultada para designar depositarios o custodios como por

ejemplo, los intendentes de la SUNAD, SUNAT, la autoridad municipal, etc.

Por otro lado, resulta indiscutible que si el depositario judicial tiene a la vez la calidad de funcionario
o servidor público y se apropia de los bienes que se le entregó en depósito o custodia, cometerá el

delito de peculado o malversación según sea el caso.

Así mismo, se agrava cuando el autor de la apropiación ilícita obra en el ejercicio de una profesión o

industria para la cual tenga título o autorización oficial. La agravante funciona siempre que el autor

haya recibido el bien en virtud del desempeño de una profesión que tenga un título expedido a nombre

de la nación, por ejemplo, el abogado será pasible de la agravante al apropiarse del dinero entregado

por su patrocinado con el fin de hacer un depósito judicial en el Banco de la Nación. En igual sentido

funciona la agravante cuando el agente obra en el ejercicio de una industria para el cual tiene

autorización oficial. Por ejemplo, cometerá apropiación ilícita con agravante el técnico de artefactos
que se apropia de la refrigeradora que se le dio para refaccionarla. también estaremos ante la

agravante cuando el transportista se apropia de las encomiendas y no las entrega a sus destinatarios,

etc.
Finalmente, el tercer párrafo del artículo 190 del C.P. recoge la agravante por la calidad del bien

mueble objeto del delito. Esto es, la apropiación ilícita se agrava cuando el agente se apropia de

bienes destinados al auxilio de poblaciones que sufren las consecuencias de desastres naturales u

otros similares. Esta agravante también pareciera que entra en conflicto con lo dispuesto en la última

parte del art. 392 del Código Penal donde se estipula que cometerán peculado o malversación “todas

las personas o representantes legales de personas jurídicas que administren o custodien dineros o
bienes destinados a fines asistenciales o a programas de apoyo social”; no obstante, también el

aparente conflicto de normas se resuelve aplicando el principio de especialidad por el cual si el que

se apropia de los bienes destinados a fines asistenciales o de auxilio social por desastres naturales
es el administrador o custodio designado propiamente para tal fin (por ejm. jefe de defensa civil),

cometerá peculado o malversación según sea el caso. En cambio, si el que se apropia ilícitamente de
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aquellos bienes no es administrador ni custodio designado para tal fin, sino por ejemplo, un simple

ayudante o colaborador de defensa civil, cometerá el delito de apropiación ilícita agravada previsto

en el art. 190 del C.P.

Grados de Desarrollo

Tentativa.- Resulta imposible que la conducta efectuada por el agente se quede en el grado de

tentativa.

Consumación.- Compartimos en toda su extensión lo sostenido por Roy Freyre (1983, p. 114): es fácil

afirmar en la teoría que el delito se consuma cuando el agente ha logrado realizar la conducta indicada

por el verbo principal “apropiar” utilizado en la descripción típica, o sea, que hay consumación en el

momento que el sujeto se apropia indebidamente de la cosa que poseía lícitamente y de manera

inmediata. La dificultad radica en precisar en la práctica cuándo existe realmente apropiación ilícita,

es decir, cuándo el agente estableció de muto propio sobre la cosa aquellas relaciones equivalentes

a las del propietario que son incompatible con el cumplimiento de las obligaciones de entregar o

devolver el bien.
Por nuestra parte y tomando en cuenta la práctica judicial consideramos que el delito se consuma en

el momento que el agente se resiste, se niega o es renuente a cumplir la obligación de entregar o

devolver el bien ante el requerimiento expreso e indubitable de la persona que tiene derecho a

efectuarlo. Sólo con la negativa o resistencia al requerimiento expreso podemos tener convicción que

realmente el agente se ha apropiado del bien. Si no hay petición o requerimiento expreso es imposible

saber si el agente tiene el animus rem sibi habendi.

Penalidad

De verificarse algunos de los supuestos previstos en el primer párrafo del art. 190, el agente o autor

será merecedor a pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cuatro años. En caso de
tratarse de los supuestos previstos en el segundo párrafo, al agente se le impondrá pena privativa de

libertad que oscila entre no menor de tres ni mayor de seis años. Finalmente, si se verifica el supuesto

previsto en el último párrafo del tipo penal en comentario, el autor será sancionado con pena privativa
de libertad no menor de cuatro ni mayor de diez años.

DELITO DE RECEPTACIÓN

Delitos,Derecho Penal

El delito de receptación se produce cuando una persona ayuda a los responsables de un delito a

aprovechar los efectos de dicho acto delictivo precedente con ánimo de lucro.
A pesar de ser menos conocido que el delito más cercano a este, que es el blanqueo de capitales,

el delito de receptación es un hecho delictivo bastante frecuente.

El delito de receptación consiste en que una persona ayuda a los responsables de un hecho

delictivo para aprovechar o esconder los objetos del primer delito.


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Según el Código Penal, la receptación la comete:

1. El que, con ánimo de lucro y con conocimiento de la comisión de un delito contra el patrimonio o

el orden socioeconómico, en el que no haya intervenido ni como autor ni como cómplice, ayude a

los responsables a aprovecharse de los efectos del mismo, o reciba, adquiera u oculte tales

efectos, será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años.

ARTÍCULO 298.1 DEL CÓDIGO PENAL

Es un delito de referencia, ya que se requiere la comisión previa de otro. Las penas pueden ir

desde seis meses a los dos años de cárcel.

Requisitos del delito de receptación

Para comenzar, es necesario definir el vocablo receptar. Desde el punto de vista jurídico, receptar

es aprovecharse de los bienes materiales de un delito cometido por otra persona.

De esta forma, el fundamento de la penalización de esta conducta es que se ayuda a perpetuar

otro ilícito, dificultando la recuperación del bien robado y estimulando la comisión de nuevos

delitos.
El delito de receptación se encuentra tipificado en el Código Penal, en su artículo 298.1. La

reforma del año 2015 agregó a los bienes patrimoniales los objetos de valor artístico, y al orden

socioeconómico objetos de primera necesidad que puedan afectar la prestación de servicios.

Estos son agravantes específicos. Otro agravante, que figura en el artículo 298.2, es que la

finalidad sea el tráfico de lo robado.

Para que se configure el delito de receptación, deben estar presentes los siguientes elementos:

1. Existencia previa de un delito que afecte el patrimonio o el orden socioeconómico, por lo cual

es un delito pluri o multi ofensivo.

2. No participación del acusado en el delito previo.


3. Conocimiento efectivo por parte del acusado, de que se ha cometido un delito. Es decir, no la

suposición o la imaginación. Es un elemento subjetivo. Se infiere a partir de diversos elementos

como:
o Irregularidades en el proceso de compra o adquisición, falta de documentación o facturas,

canales de compra clandestinos o fuera de lo normal.

o Precio ínfimo en relación con el valor de mercado.

o Explicaciones inverosímiles para justificar la posesión del bien.

4. Existencia de ánimo de lucro al cometer la receptación. Es otro elemento subjetivo. Se deduce a

partir de elementos objetivos, y se refiere no solamente a beneficios materiales sino incluso, en


cierta forma, un reconocimiento social con la perspectiva de beneficios posteriores.

La jurisprudencia insiste precisamente en que no es necesario el lucro inmediato sino el ánimo de

lucro, es decir, la percepción de una ventaja futura, una recompensa o promesa.


5. Comisión de la receptación para ayudar a los delincuentes autores del delito previo o en su

propio beneficio. Esto da lugar a las distintas modalidades del delito de receptación.
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En muchas ocasiones, para que se perfeccione el delito de receptación es suficiente con que el

sujeto activo tenga disponibilidad sobre los efectos del delito, no siendo preceptivo que llegue a

lucrarse de ello, bastando, por tanto, un animo de aprovechamiento potencial de los mismos.

Guillermo Pérez Gómez, abogado penalista y fundador de Larson & Co

PENALIZACIÓN DEL DELITO DE RECEPTACIÓN

Las penas por el delito de receptación parten de la modalidad básica y se consideran

distintos agravantes.

• Modalidad básica: seis meses a dos años de prisión.

• Finalidad de traficar con los bienes robados: agrava la pena en su mitad superior.

• Si se realiza en un local comercial o industrial: agrava con multa de doce a veinticuatro meses.

Según la gravedad, puede incluir inhabilitación especial para el ejercicio de una profesión o

industria por dos a cinco años, y clausura temporal o definitiva del local. Si la clausura fuese

temporal, el plazo no puede ser superior a cinco años.

RELACIÓN CON EL DELITO DE BLANQUEO DE CAPITALES


Cuando se analiza el delito de receptación, en realidad se deben tener en cuenta tres delitos

muy relacionados, que tienen como efecto distorsionar el sistema económico: receptación,

blanqueo de capitales y encubrimiento.

Entre el delito de receptación y el de blanqueo de capitales existen similitudes y diferencias.

SEMEJANZAS

• Ambos presuponen la existencia de un delito precedente y una actividad delictiva posterior.

• También se supone que han producido ganancias a quienes los cometieron.

• En ambos casos uno de los requisitos es el conocimiento de la procedencia ilícita de los bienes.

• Están penados con la cárcel.


DIFERENCIAS

1. La receptación debe ser un delito contra el patrimonio o el orden socioeconómico, mientras que el

blanqueo de capitales puede tener su origen en cualquier otro delito.


2. En el delito de receptación, una de las condiciones es que el acusado no haya participado de la

actividad delictiva previa.

3. La ley sanciona distintas finalidades. En el delito de receptación, procura evitar que quien cometió

el delito se beneficie o ayude al autor del delito previo. En el blanqueo de capitales, se trata de

evitar que los bienes objeto del blanqueo se integren al sistema con apariencia legal.

4. Las penas máximas son diferentes. Dos años de prisión por el delito de receptación y seis años
para el blanqueo.

RELACIÓN CON EL DELITO DE ENCUBRIMIENTO

Otro delito muy relacionado con el de receptación y que a veces puede confundirse, es el
de encubrimiento.

Tiene las siguientes características:


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• Al igual que la receptación, es un delito de referencia, ya que requiere la existencia de otro delito

anterior.

• La comisión del delito tiene como finalidad ayudar y permitir el beneficio de los autores de este. Si

fuera en beneficio propio, sería el delito de receptación.

• En ambos casos el sujeto debe tener conocimiento de la comisión de dicho delito, no sospechas o

presunciones.

• El bien jurídico protegido es la Administración de Justicia, a diferencia de la receptación, donde

además lo constituye en un delito ofensivo.

DECIMA SEGUNDA SEMANA: E X A M E N P A R C I A L II

29 de Noviembre de 2021 y 04 de Diciembre de 2021.

DÉCIMA TERCERA SEMANA: Primera y Segunda Sesión: 07 de diciembre de 2021 y 09 de

diciembre de 2021.

ESTAFAS Y OTRAS DEFRAUDACIONES

1. ESTAFA (Art. 196 C.P.)

El que procura para sí o para otro un provecho ilícito en perjuicio de tercero, induciendo o manteniendo

en error al agraviado mediante engaño, astucia, ardid u otra forma fraudulenta, será reprimido con

pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de seis años.

TIPICIDAD OBJETIVA:

Sujeto activo: Puede ser cualquier persona


Sujeto Pasivo: Es la persona que sufre el perjuicio patrimonial

TIPICIDAD SUBJETIVA:

Es necesario el dolo.
Grados de Desarrollo

Tentativa.- No hay inconvenientes en admitir la tentativa

Consumación.- En el perjuicio, que en la mayoría de los casos tendrá lugar cuando se realiza el acto

de disposiciones patrimonial.

Penalidad

Con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de seis años.


2. EXTORSIÓN (Art. 200 C.P.)

El que mediante violencia o amenaza obliga a una persona o a una institución pública o privada a

otorgar al agente o a un tercero una ventaja económica indebida u otra ventaja de cualquier otra
índole, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de quince años.

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La misma pena se aplicará al que, con la finalidad de contribuir a la comisión del delito de extorsión,

suministra información que haya conocido por razón o con ocasión de sus funciones, cargo u oficio o

proporciona deliberadamente los medios para la perpetración del delito.

El que mediante violencia o amenaza, toma locales, obstaculiza vías de comunicación o impide el

libre tránsito de la ciudadanía o perturba el normal funcionamiento de los servicios públicos o la

ejecución de obras legalmente autorizadas, con el objeto de obtener de las autoridades cualquier

beneficio o ventaja económica indebida u otra ventaja de cualquier otra índole, será sancionado con

pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de diez años.

El funcionario público con poder de decisión o el que desempeña cargo de confianza o de dirección

que, contraviniendo lo establecido en el artículo 42 de la Constitución Política del Perú, participe en

una huelga con el objeto de obtener para sí o para terceros cualquier beneficio o ventaja económica

indebida u otra ventaja de cualquier otra índole, será sancionado con inhabilitación conforme a los

incisos 1) y 2) del artículo 36 del Código Penal.

La pena será no menor de quince ni mayor de veinticinco años si la violencia o amenaza es cometida:
a) A mano armada;

b) Participando dos o más personas; o,

c) Valiéndose de menores de edad.

Si el agente con la finalidad de obtener una ventaja económica indebida o de cualquier otra índole,

mantiene en rehén a una persona, la pena será no menor de veinte ni mayor de treinta años.

La pena será privativa de libertad no menor de treinta años, cuando en el supuesto previsto en el

párrafo anterior:

a) Dura más de veinticuatro horas.

b) Se emplea crueldad contra el rehén.


c) El agraviado ejerce función pública o privada o es representante diplomático.

d) El rehén adolece de enfermedad grave.

e) Es cometido por dos o más personas.


f) Se causa lesiones leves a la víctima.

La pena será de cadena perpetua cuando:

a) El rehén es menor de edad o mayor de setenta años.

b) El rehén es persona con discapacidad y el agente se aprovecha de esta circunstancia.

c) Si la víctima resulta con lesiones graves o muere durante o como consecuencia de dicho acto.

TIPICIDAD OBJETIVA:
Sujeto activo: Puede ser cualquier persona

Sujeto Pasivo: Es la persona a quien se obliga a otorgar la ventaja pecuniaria indebida.

TIPICIDAD SUBJETIVA:
Se requiere el dolo.

Grados de Desarrollo
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Tentativa.- No hay inconvenientes en admitir la tentativa.

Consumación.- Cuando el sujeto pasivo otorga la ventaja económica indebida es decir basta con su

desprendimiento.

Diferencia en los Delitos de Robo y Secuestro:

En el robo se requiere el apoderamiento en la extorsión basta con el desprendimiento del bien.

En el delito de robo viene constituido exclusivamente sobre bienes muebles, la extorsión puede recaer

sobre bienes muebles e inmuebles.

Penalidad

Con pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de quince años.

La concurrencia de alguna agravante con pena privativa de libertad no menor veinte ni mayor de

treinta años.

3. CHANTAJE (Art. 201 C.P)

El que, haciendo saber a otro que se dispone a publicar, denunciar o revelar un hecho o conducta

cuya divulgación puede perjudicarlo personalmente o a un tercero con quien esté estrechamente
vinculado, trata de determinarlo o lo determina a comprar su silencio, será reprimido con pena

privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años y con ciento ochenta a trescientos

sesenticinco días-multa

TIPICIDAD OBJETIVA:

Sujeto activo: Puede ser cualquier persona.

Sujeto Pasivo: También puede ser cualquier persona.

Comportamiento: Consiste en tratar de determinar a comprar un silencio.

TIPICIDAD SUBJETIVA:

Se requiere el dolo.
Grados de Desarrollo

Tentativa.- No es posible la tentativa.

Consumación.- Cuando el sujeto activo realiza la intimidación consiste de hacer saber que se dispone
a efectuar la divulgación de un hecho o conducta que pueda perjudicar al sujeto pasivo.

PENA:

Se establece pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años y de ciento ochenta a

trescientos sesenta y cinco días – multa.

4. USURPACIÓN (Art. 202 C.P)


Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de tres años:

1. El que, para apropiarse de todo o parte de un inmueble, destruye o altera los linderos del mismo.

2. El que, por violencia, amenaza, engaño o abuso de confianza, despoja a otro, total o parcialmente,
de la posesión o tenencia de un inmueble o del ejercicio de un derecho real.

3. El que, con violencia o amenaza, turba la posesión de un inmueble


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TIPICIDAD OBJETIVA:

Sujeto activo: Puede ser el poseedor o propietario del bien mueble, colindante.

Sujeto Pasivo: Será siempre el propietario del bien inmueble y a veces también otros titulares de

derechos reales.

Comportamiento: Consiste en destruir o alterar los linderos de un bien inmueble para apropiarse

total o parcialmente de éste.

TIPICIDAD SUBJETIVA:

Se requiere el dolo.

Grados de Desarrollo

Tentativa.- No se admite la tentativa

Consumación.- Se consuma cuando se turba la posición.

Penalidad

Con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de tres años.

5. DAÑOS: (Art. 205 C.P)

El que daña, destruye o inutiliza un bien, mueble o inmueble, total o parcialmente ajeno, será reprimido

con pena privativa de libertad no mayor de dos años y con treinta a sesenta días-multa.

TIPICIDAD OBJETIVA:

Sujeto activo: Puede ser cualquier persona.

Sujeto Pasivo: Es el propietario de bien, pero no el mero poseedor que en todo caso será un

perjudicado.

Comportamiento: Consiste en dañar, destruir o inutilizar un bien.

TIPICIDAD SUBJETIVA:
Se requiere necesariamente el dolo.

Grados de Desarrollo

Tentativa.- No hay inconveniente en admitir la tentativa.


Consumación.- Se consuma con el daño, destrucción o inutilización de un bien mueble o inmueble.

Penalidad

Se reprime con pena privativa de libertad no mayor de dos años y de treinta a sesenta día – multa.

6. DAÑOS AGRAVADOS (Art. 206 C.P)


La pena para el delito previsto en el artículo 205 será privativa de libertad no menor de uno ni mayor

de seis años cuando:

1. Es ejecutado en bienes de valor científico, artístico, histórico o cultural, siempre que por el lugar en
que se encuentren estén librados a la confianza pública o destinada al servicio, a la utilidad o a la

reverencia de un número indeterminado de personas.


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2. Recae sobre medios o vías de comunicación, diques o canales o instalaciones destinadas al

servicio público.

3. La acción es ejecutada empleando violencia o amenaza contra las personas.

4. Causa destrucción de plantaciones o muerte de animales.

5. Es efectuado en bienes cuya entrega haya sido ordenada judicialmente

En el caso de que concurra alguna agravante, se establece pena privativa de libertad no menor de

uno ni mayor de seis años.

DÉCIMA CUARTA SEMANA: Primera y Segunda Sesión: 14 de diciembre de 2021 y 16 de

diciembre de 2021.

DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD PÚBLICA

1. DELITOS DE PELIGRO COMÚN: PELIGRO PARA LAS PERSONAS O BIENES: (Art. 273
C.P.)

El que crea un peligro común para las personas o los bienes mediante incendio, explosión o liberando

cualquier clase de energía, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor

de diez años

TIPICIDAD OBJETIVA.

Sujeto Activo: El autor de la infracción debe crear un peligro para las personas o las cosas.

Sujeto Pasivo: Es la colectividad o la sociedad.

TIPICIDAD SUBJETIVA
Se requiere el dolo.

Bien Jurídico:

Es la colectividad.
Grados de Desarrollo

Consumación.- No se requiere que se produzca un daño concreto a consecuencia de la situación de

peligro existente.

Penalidad

Con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de diez años.

2. PELIGRO CON VEHÍCULO MOTORIZADO: (Art. 274 C.P.)

El que encontrándose en estado de ebriedad, con presencia de alcohol en la sangre en proporción

mayor de 0.5 gramos-litro, o bajo el efecto de estupefacientes, conduce, opera o maniobra vehículo
motorizado, instrumento, herramienta, máquina u otro análogo, será reprimido con pena privativa de

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la libertad no mayor de un año o treinta días-multa como mínimo y cincuenta días-multa como máximo

e inhabilitación, según corresponda, conforme al Artículo 36, incisos 6) y 7).

Cuando el agente presta servicios de transporte público de pasajeros o de transporte pesado, la pena

privativa de libertad será no menor de uno ni mayor de dos años o cincuenta días-multa como mínimo

y cien días-multa como máximo e inhabilitación conforme al Artículo 36 incisos 6) y 7).

TIPICIDAD OBJETIVA.

Sujeto Activo: El autor de la infracción.

Sujeto Pasivo: Es la colectividad.

TIPICIDAD SUBJETIVA

Se requiere el dolo.

Grados de Desarrollo

Consumación.-

1. El delito de conducción de vehículos en estado de ebriedad es un delito de comisión

instantánea, pues la acción se agota en todos sus efectos en el momento en que se concretan los
elementos o las condiciones de su punibilidad.

2. Se acredita a ciencia cierta que el procesado conducía su vehículo en estado de ebriedad,

el solo dicho del efectivo policial no resulta suficiente a efecto de lograr tal convicción.

3. Con el certificado de dosaje etílico y la manifestación policial del procesado.

4. El hecho de haber el inculpado invadido el carril contrario.

5. La declaración del acusado quien reconoce que momentos antes de conducir su vehículo

consumió abundante cerveza.

6. Del análisis crítico y valoración razonada de la prueba incorporada al proceso se establece

no solo la materialidad del delito.


Penalidad

Con pena privativa de libertad no mayor de un año o treinta días – multa como mínimo y cincuenta

días – multa como máximo e inhabilitación.


Cuando el agente presta servicios de transporte público de pasajeros, la pena privativa de libertad

será no menor de uno ni mayor de dos años o cincuenta días – multa como mínimo y cien días –

multa como máximo e inhabilitación conforme al Art. 36 Inciso 6 y 7.

3. FORMAS AGRAVADAS (Art. 275 C.P.)

La pena será privativa de libertad no menor de seis ni mayor de quince años cuando en la comisión
del delito previsto en el artículo 273 concurre cualquiera de las siguientes circunstancias:

1. Si hay peligro de muerte para las personas.

2. Si el incendio provoca explosión o destruye bienes de valor científico, histórico, artístico, cultural,
religioso, asistencial, militar o de importancia económica.

3. Si resultan lesiones graves o muerte y el agente pudo prever estos resultados.


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TIPICIDAD OBJETIVA.

Sujeto Activo: Posesión del arma para que el hecho por si constituya delito.

Sujeto Pasivo: Puede ser la sociedad que organizada jurídicamente configura el estado.

Bien Jurídico Protegido

Es la seguridad pública.

Penalidad

Pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de quince años.

4. ESTRAGOS ESPECIALES (Art. 276 C.P.)

El que causa estragos por medio de inundación, desmoronamiento, derrumbe o por cualquier otro

medio análogo, será reprimido conforme a la pena señalada en los artículos 273 y 275, según el caso

TIPICIDAD OBJETIVA.

Sujeto Activo: Posesión del arma para que el hecho por si constituya delito.

Sujeto Pasivo: Puede ser la sociedad que organizada jurídicamente configura el estado.
Bien Jurídico Protegido

Es la seguridad pública. (Estado)

Penalidad

Será reprimido conforme a la pena señalada en los artículos 273 y 275 según el caso.

5. DAÑO DE OBRA ÚTILES PARA LA DEFENSA COMÚN: (Art. 277 C.P.)

El que daña o inutiliza diques u obras destinadas a la defensa común contra desastres, perjudicando

su función preventiva, o el que, para impedir o dificultar las tareas de defensa, sustrae, oculta,

destruye o inutiliza materiales, instrumentos u otros medios destinados a la defensa común, será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de ocho años.

TIPICIDAD OBJETIVA.

Sujeto Activo: Posesión del arma para que el hecho por si constituya delito.
Sujeto Pasivo: Puede ser la sociedad que organizada jurídicamente configura el estado.

Bien Jurídico Protegido

Es la seguridad pública. (Estado)

Penalidad

Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de ocho años.

6. FORMAS CULPOSA: (Art. 278 C.P.)


El que, por culpa, ocasiona un desastre de los previstos en los artículos 273, 275 y 276, será reprimido

con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de tres años

TIPICIDAD OBJETIVA.
Sujeto Activo: Posesión del arma para que el hecho por si constituya delito.

Sujeto Pasivo: Puede ser la sociedad que organizada jurídicamente configura el estado.
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Bien Jurídico Protegido

Es la seguridad pública. (Estado)

Penalidad

Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de tres años.

7. CONDUCTA CON EXPLOSIVOS, INFLAMABLES Y TÓXICOS: (Art. 279 C.P.)

El que, ilegítimamente, fabrica, almacena, suministra o tiene en su poder bombas, armas, municiones

o materiales explosivos, inflamables, asfixiantes o tóxicos o sustancias o materiales destinados para

su preparación, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de quince

años; Aquí también enmarcamos el artículo 279 - A, B, C, D y E.

TIPICIDAD OBJETIVA.

Sujeto Activo: Posesión del arma para que el hecho por si constituya delito.

Sujeto Pasivo: Puede ser la sociedad que organizada jurídicamente configura el estado.
Bien Jurídico Protegido

Es la seguridad pública. (Estado)

Penalidad

Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de quince años.

8. DELITOS CONTRA LOS MEDIOS DE TRANSPORTE, COMUNICACIÓN Y OTROS

SERVICIOS PÚBLICOS: (Art. 280 C.P.)

El que, a sabiendas, ejecuta cualquier acto que pone en peligro la seguridad de naves, aeronaves,

construcciones flotantes o de cualquier otro medio de transporte colectivo o de comunicación


destinado al uso público, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de

seis años.

Si el hecho produce naufragio, varamiento, desastre, muerte o lesiones graves y el agente pudo
prever estos resultados, la pena será no menor de ocho ni mayor de veinte años

TIPICIDAD OBJETIVA.

Sujeto Activo: El agente. Sujeto Pasivo: Medios de Transporte.

Bien Jurídico Protegido

Es la seguridad pública. (Estado)

PENA:
Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años.

Si se produce desastre, muerte, lesiones graves, la pena será no menor de ocho ni mayor de veinte

años.

9. ATENTADO CONTRA SERVICIOS PÚBLICOS: (Art. 281 C.P.)


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Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de diez años, el que crea un

peligro para la seguridad común, realizando cualquiera de las conductas siguientes:

1. Atenta contra fábricas, obras o instalaciones destinadas a la producción, transmisión,

almacenamiento o provisión de electricidad o de sustancias energéticas, o contra instalaciones

destinadas al servicio público de aguas corrientes.

2. Atenta contra la seguridad de los medios de telecomunicación pública o puestos al servicio de la

seguridad de transportes destinados al uso público.

3. Dificulta la reparación de los desperfectos en las fábricas, obras o instalaciones a que se refieren

los incisos anteriores.

TIPICIDAD OBJETIVA.

Sujeto Activo: El agente.

Sujeto Pasivo: seguridad de los Medios de Comunicación.

BIEN JURÍDICO PROTEGIDO


Los Servicios Públicos.

Grados de Desarrollo

Consumación.- Con la afectación de un servicio público y perjuicio económico.

Penalidad

Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de diez años.

IX UNIDAD

DÉCIMA QUINTA SEMANA: Primera y Segunda Sesión: 21 de diciembre de 2021 y 23 de


diciembre de 2021.

DELITOS CONTRA LA SALUD PÚBLICA

1. TRAFICO ILICITO DE DROGAS – TIPO BASE (Art. 296 C.P.)

El que promueve, favorece o facilita el consumo ilegal de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias

psicotrópicas, mediante actos de fabricación o tráfico será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de ocho ni mayor de quince años y con ciento ochenta a trescientos sesenta y cinco días-

multa, e inhabilitación conforme al artículo 36, incisos 1), 2) y 4).

El que posea drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas para su tráfico ilícito será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de doce años y con ciento veinte

a ciento ochenta días-multa.

El que provee, produce, acopie o comercialice materias primas o insumos para ser destinados a la

elaboración ilegal de drogas en cualquiera de sus etapas de maceración, procesamiento o elaboración

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y/o promueva, facilite o financie dichos actos, será reprimido con pena privativa de libertad no menor

de cinco ni mayor de diez años y con sesenta a ciento veinte días-multa.

El que toma parte en una conspiración de dos o más personas para promover, favorecer o facilitar el

tráfico ilícito de drogas, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de

diez años y con sesenta a ciento veinte días-multa.

Bien Jurídico Protegido:

Se protege la Salud Pública.

TIPICIDAD SUBJETIVA:

Se requiere necesariamente el dolo.

Grados de Desarrollo

Tentativa.- No es admisible la tentativa.

Consumación.- Cuando se promueve, favorece o facilita el consumo ilegal de drogas mediante actos

de fabricación, tráfico o posesión con tal finalidad.

Penalidad
Ambos comportamientos se requieren con pena privativa de libertad no menor de ocho ni mayor de

quince años, con ciento ochenta a trescientos sesenta y cinco días multa e inhabilitación (Art. 36,1,2,4

C.P.)

2. RECEPTACIÓN: (Art. 296 – A C.P)

El que promueve, favorece, financia, facilita o ejecuta actos de siembra o cultivo de plantas de

amapola o adormidera de la especie papaver somníferum o marihuana de la especie cannabis sativa

será reprimido con pena privativa de libertad no menor de ocho años ni mayor de quince años y con

ciento ochenta a trescientos sesenta y cinco días-multa e inhabilitación conforme al artículo 36, incisos
1, 2 y 4.

El que comercializa o transfiere semillas de las especies a que alude el párrafo anterior será reprimido

con pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de diez años y con ciento veinte a ciento
ochenta días-multa.

La pena será privativa de libertad no menor de dos ni mayor de seis años y de noventa a ciento veinte

días-multa cuando:

1. La cantidad de plantas sembradas o cultivadas no exceda de cien.

2. La cantidad de semillas no exceda de la requerida para sembrar el número de plantas que señala

el inciso precedente.
Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de veinticinco ni mayor de treinta y cinco años

el que, mediante amenaza o violencia, obliga a otro a la siembra o cultivo o al procesamiento ilícito

de plantas de coca, amapola o adormidera de la especie papaver somníferum, o marihuana de la


especie cannabis sativa.

BIEN JURÍDICO PROTEGIDO:


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Se protege la Salud Pública.

TIPICIDAD OBJETIVA:

Sujeto activo: Puede ser cualquier persona excluyendo al autor y participe en el delito precedente.

Sujeto Pasivo: Es la colectividad.

TIPICIDAD SUBJETIVA:

Se requiere el dolo.

Tipos de comportamiento

1. Intervenir en la inversión, venta, pignoración – empeñar, transferencia o posesión de las

ganancias, cosas o bienes provenientes de aquellos o del beneficio económico obtenido del tráfico

ilícito de drogas, siempre que el agente hubiese conocido ese origen o lo hubiera sospechado.

2. Comprar, guardar, custodiar, ocultar o recibir dichas ganancias, cosas o bienes o beneficios

conociendo su ilícito origen o habiéndolo sospechado.

PENA:

Con pena privativa de libertad no menor de ocho años ni mayor de quince años y con ciento ochenta
a trescientos sesenta y cinco días – multa e inhabilitación conforme al Art. 36 inciso 1- 2 y 4.

3. LAVADO O BLANQUEADO DE DINERO: (Art. 296 – B. C.P.)

El que importa, exporta, fabrica, produce, prepara, elabora, transforma, almacena, posee, transporta,

adquiere, vende o de cualquier modo transfiere insumos químicos o productos, sin contar con las

autorizaciones o certificaciones respectivas, o contando con ellas hace uso indebido de las mismas,

con el objeto de destinarlos a la producción, extracción o preparación ilícita de drogas, será reprimido

con pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de diez años y con sesenta a ciento veinte

días multa.
BIEN JURÍDICO PROTEGIDO:

Se protege la Salud Pública.

Análisis del Tipo


El blanqueo o lavado de dinero consiste en convertir el dinero en otros bienes o transferirlo a otros

países, empleando cualquier modalidad ofrecida por el sistema bancario o financiero, o repartiéndolo

para su ingreso al circuito económico del país, de tal forma que se oculte su origen, propiedad en

otros factores potencialmente ilícitos.

Penalidad

Con pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de diez años y con sesenta a ciento veinte
días multa.

4. AGRAVANTES: (Art. 297 C.P.)


ANÁLISIS DE LOS AGRAVANTES:

A. Por la calidad del sujeto activo


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B. Por el lugar de comisión del delito

C. Autoría inmediata

D. Por el número de sujetos

E. Por la finalidad

Penalidad

Pena privativa de libertad no menor de quince ni mayor de veinticinco años, de ciento ochenta a

trescientos sesenta y cinco días – multa e inhabilitación conforme al Art. 36. inciso 1,2,4,5 y 8.

5. POSESIÓN ILÍCITA DE DROGAS: (Art. 299)

No es punible la posesión de droga para el propio e inmediato consumo, en cantidad que no exceda

de cinco gramos de pasta básica de cocaína, dos gramos de clorhidrato de cocaína, ocho gramos de

marihuana o dos gramos de sus derivados, un gramo de látex de opio o doscientos miligramos de sus

derivados o doscientos cincuenta miligramos de éxtasis, conteniendo Metilendioxianfetamina - MDA,

Metilendioximetanfetamina - MDMA, Metanfetamina o sustancias análogas.


Se excluye de los alcances de lo establecido en el párrafo precedente la posesión de dos o más tipos

de drogas.

Consideraciones Generales

Se distingue entre la posesión de droga para el consumo y la posesión para el tráfico. Por tanto, puede

afirmarse que se diferencian varias clases de posesión de droga.

Análisis del Tipo

El tipo penal establece que la posesión de droga en dosis personal para su propio e inmediato

consumo exento de pena.

La posesión se entiende como tenencia de droga. Ésta posesión tiene que ser de dosis personal.
Penalidad

Esta exento de pena.

6. SUMINISTRO INDEBIDO DE DROGAS: (Art. 300 C.P.)

El médico, farmacéutico, químico, odontólogo u otro profesional sanitario que indebidamente receta,

prescribe, administra o expende medicamento que contenga droga tóxica, estupefaciente o

psicotrópica, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cinco años e

inhabilitación conforme al artículo 36, incisos 1, 2 y 4.

TIPICIDAD OBJETIVA:
Sujeto activo: Puede ser cualquier persona cuya profesión este dentro de las ramas sanitarias.

Sujeto Pasivo: Es la colectividad

Comportamiento: Consiste en recetar, prescribir, administrar o expender indebidamente,


medicamentos que contiene droga tóxica, estupefaciente o psicotrópica.

TIPICIDAD SUBJETIVA:
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Se requiere el dolo.

Grados De Desarrollo

Tentativa.- Es admisible en aquellas hipótesis

Consumación.- Se consuma con la receta, prescripción administración o expedición de medicamentos

que contengan droga.

Penalidad

Se establece pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cinco años e inhabilitación (Art.

36, 1, 2 y 4 C.P).

7. EXPULSIÓN: (Art. 303 C.P.)

El extranjero que haya cumplido la condena impuesta será expulsado del país, quedando prohibido

su reingreso

ANÁLISIS DEL TIPO:

Contiene la pena de expulsión para el extranjero, la cual consiste en la separación del reo del territorio
de la república.

Se trata de una pena restrictiva de la libertad y se aplica después de ampliada la pena privativa de

libertad, en este caso, la del delito de Tráfico Ilícito de Drogas.

PENA:

El extranjero que haya cumplido la condena expuesta será expulsado del país, quedando prohibido

su reingreso.

DÉCIMA SEXTA SEMANA: 27 de diciembre de 2021 al 31 de diciembre 2021

E X A M E N FINAL

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