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Cómo estudiar la Biblia

Cuando escuchas la palabra “exégesis” deberías pensar en “la destreza de formular buenas
preguntas acerca de lo que lees”. Al solamente leer con atención y aprender a formular muy buenas
preguntas interpretativas, si puedes hacer esto, avanzarás muchas millas en tu camino hacia el
entendimiento de la Biblia. Porque, aunque te compres un montón de herramientas, cómo libros de
lexicones, gramáticas, comentarios, lo que sea, PERO no sabes pensar bien, no llegarás a ninguna
parte. (Dr. Miguel S Heiser)

Con esta lección prólogo comienza una serie estudios bíblicos que nos llevará más allá de la simple lectura del
texto. El propósito es un acercamiento a la Biblia en forma cronológica y más profunda, usando las
herramientas modernas y avanzadas que tenemos a nuestra disposición. Se hará énfasis en entender el texto
en su CONTEXTO cultural inicial.
Antes de abrir la Biblia hay que delinear unas pautas que vamos a usar en nuestro estudio. Usaremos un
material publicado por el Dr. Michael S. Heiser, titulado “Las Reglas de Heiser para Estudio Bíblico” como
introducción al curso. Con la ayuda de los estudiosos, académicos, eruditos que nos ponen a disposición el fruto
de su labor de investigación, ya no tienes que ser tú mismo un académico para aprender a acercarte al texto
bíblico y avanzar más allá de la simple lectura en tu idioma. Existen herramientas que te ayudarán a
profundizar el texto y hay técnicas para una lectura más atenta.
Bienvenidos a nuestro curso bíblico. Es notorio que la mayoría de los cristianos piensa
que leer la Biblia significa estudiar la Biblia. ¡Y no es así! Incluso los que se esfuerzan un
poco más de comprender el texto, si parten de esta premisa, no llegarán muy lejos,
tampoco. Quiero decir, lo que la mayoría piensa que es estudio bíblico no es en verdad
investigación bíblica. Basados en fuentes pobres de información y partiendo de premisas
débiles en la interacción con el texto bíblico, es a veces el motivo por el cual, a lo largo del
tiempo, pastores, estudiantes de seminario, misioneros, creyentes laicos, se quedan
estancados y plafonados. Pero muchos sospechan que debe haber más en la Biblia. Pero
no logran hallar este “algo más” porque se basan en argumentos débiles y materiales de
fuentes no bien informadas que producen posiciones e interpretaciones que no se
adecuan al texto.
La mayoría de creyentes, bien intencionados, infelizmente piensan que ellos están
“profundizando la Palabra” cuando leen autores como Chuck Swindoll, Max Lucado o C.
H. Spurgeon, o, pues…, llenen ustedes el espacio blanco con cualquier maestro popular
de la Biblia. Claro, la mayoría de estos autores y libros son buenos para aprender algo,
dependiendo de tu nivel de madurez o necesidades personales. Pero después de leer
varios de esos libros te das cuenta que solamente lees acerca de la Biblia. Muy poco
están indagando en el texto. En otras palabras, no descubres mucho más aparte de lo
que hubieras aprendido solo con una atenta lectura de tu traducción al castellano.
Necesitamos conocer el mismo texto, no solamente recibir algunas perspectivas
puntuales que nos ayuden en nuestra vida espiritual. Un conocimiento detallado del texto
y un deseo de vivir correctamente con Dios no son mutualmente exclusivos.
Muy pocos creyentes llegamos a aprender griego y hebreo y todo lo demás que los
académicos estudian. Esto no es el llamado de Dios para la mayoría. Aun así, cada
creyente puede hacer algo que le ayude prestar más atención al texto – esa cosa que
decimos ser inspirada. Un paso adicional es agarrar los comentarios bíblicos escritos por
los teólogos expertos. Otro paso es acudir a herramientas que todos podemos aprender a
usar efectivamente, para estar menos dependientes de nuestra traducción de la Biblia y
de las opiniones de otros. Hay momentos cuando el texto es ambiguo. Pero nos dirigirá, si

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se lo permitimos, hacia una teología más bíblica. Y, por supuesto, tienes al Espíritu Santo
para pedirle que te aclare la nueva información con cual interactúas y asimilas.
Así que, aquí están Las leyes de Heiser para Estudio Bíblico:

1. NADA reemplaza la atenta observación del texto bíblico. Parece obvio. Pero
piénsalo un rato: ¿Como podrías afirmar tener una teología bíblica sin ser capaz de
arraigarla en el mismo texto bíblico? Muchos cristianos tienen una teología dogmática
(de catecismo) o una “escuchada de sus padres”, o una “dicha por su pastor”, o hasta
una “leída en ese libro cristiano”. Ninguna de estas es necesariamente muy
equivocada (aunque ¡puedan ser!), pero son de segunda mano y basadas en el
parafraseo de alguien más que así lo interpreta, y esto, de una traducción a su idioma.
Muy posiblemente son adecuadas para las ideas básicas, pero más seguido de lo que
queremos, fallan tremendamente en ser teologías atentamente pensadas que derivan
del mismo texto.

2. Hay que considerar el texto bíblico en los idiomas originales. Si no lo puedes


hacer, no confíes en una sola traducción. Usa múltiples versiones y después aprende
unas destrezas para entender por qué varían. Estas destrezas incluyen aprender
conceptos gramaticales para poder seguir las explicaciones de un comentario que
explica los detalles técnicos del texto original. También incluye aprender acerca de
filosofías de traducción, desde equivalencia formal hasta equivalencia dinámica. Todas
las versiones actuales de la Biblia tienen un prólogo que pasa inadvertido por la
mayoría, donde el comité de traducción explica su filosofía detrás de su traducción.
También incluye aprender acerca de “errores lógicos” de pensamiento en los cuales
los intérpretes de la Biblia pueden caer, incluso los académicos. Un pensamiento claro
involucra saber que se puede decir y que no se puede decir acerca de un cierto pasaje
o cierta palabra. Puedes acumular un montón de datos informativos, pero si no puedes
pensar correctamente acerca de estos datos, no resultará lo que debe.

3. Los patrones en el texto son más importantes que el estudio de palabras. Los
cristianos que quieren ir más allá de la misma lectura de la Biblia, muchas veces se
dirigen al estudio de palabras claves. Esto tiene su valor, pero es solamente un punto
de partida, no la culminación de la indagación del texto. El material más conocido para
el estudio de las palabras creo que es la Concordancia Strong y el Diccionario Strong.
Pero no son mucho más que listados de palabras alternativas como opciones para la
traducción en nuestro idioma. La gente suele usarlas como unas listas de compras,
como un bufé optativo en el estudio de la Biblia. Por ejemplo, “Prefiero esto y me gusta
el otro sentido, pero creo que pasaré por alto este otro significado posible. No lo usaría
porque choca con mis creencias.” Estudiar los posibles significados de una cierta
palabra clave no viene a ser tan importante como los patrones de uso encontrados en
el texto, - es decir, como siguen apareciendo los términos en estrecha proximidad a
otros términos o en otras frases, puede ser en el mismo orden, o en cercanía a otro
conjunto de elementos. Enfocarse solamente en palabras claves no te llevará a esta
clase de observaciones, porque ni siquiera lo contempla.

4. Hay que respetar el uso que el Nuevo Testamento hace del Antiguo Testamento
para entender cómo funciona la profecía. (La Escritura se interpreta por la
Escritura) Es muy difícil de exagerar la importancia de este principio, ya que un
bloque inspirado de literatura debería ser nuestro guía en respecto al otro. Es
incorrecto que alguien diga por allí como tal profecía del Antiguo Testamento se
cumplió o será cumplida en el futuro sin tomar en cuenta que los autores del Nuevo

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Testamento ya tienen un uso o interpretación de ese texto, diferente a su idea. Si
crees que los escritores del Nuevo Testamento fueron inspirados cuando citan el
Antiguo Testamento (que también fue inspirado), ¿no sería una buena idea averiguar
la manera como lo emplean ellos? ¿No sería también una buena idea NO decir que un
cierto pasaje del Antiguo Testamento signifique X, Y, Z, o que fuera una señal de no
sé qué evento futuro, ¿mientras que ningún autor del Nuevo Testamento lo citó de tal
manera? Un ejemplo favorito aquí es el Cantar de los Cantares, el cual muchos
cristianos son enseñados que refleja la relación entre Cristo y la Iglesia. Pe pena que
esta idea nunca se le ocurrió a Pablo o a ningún otro escritor del Nuevo Testamento.
El Cantar de los Cantares nunca es citado y aplicado a Cristo con la Iglesia de esta
manera en el Nuevo Testamento. Ni siquiera versículos como Cantares 2:1 (que habla
de la Rosa de Sarón y el Lirio de los Valles) no son citados acerca de Jesús en el
Nuevo Testamento. De hecho, no hay ni siquiera una cita clara del Cantar de los
Cantares en ninguna parte del Nuevo Testamento. Por supuesto que puedes encontrar
referencias cruzadas hacia esto en tu Biblia de Estudio, pero los académicos y
estudiosos que de verdad comprobaron todos los lugares en el Nuevo Testamento
donde el autor cita del Antiguo Testamento, les dirán exactamente esto. Así que,
pensando que el Cantar de los Cantares es acerca del amor de Cristo por la Iglesia, sí,
puede ser tierno y emocionante, pero no es teología bíblica.

5. La Biblia se interpreta en su contexto. Este contexto no es el tuyo o de tu tradición


teológica; es el contexto que lo produjo (el Antiguo Oriente Cercano y Mediterráneo).
Para decirlo de otra forma, si dejas que tus tradiciones teológicas filtren para ti la
Biblia, no estás haciendo estudio bíblico. La Biblia no se escribió en el tiempo de San
Agustino u de los Padres de la Iglesia, o en la Edad Media cuando escribía Tomás de
Aquinas, o en el tiempo de la Reforma cuando escribían Lutero o Calvin, o en la época
fundamentalista de los avivamientos, o en la época de los evangélicos modernos.
Estos contextos, todos son foráneos al contexto bíblico. Aun así, estos contextos
siempre son dejados constantemente a influenciar la interpretación bíblica. Repito.
Esta será tu teología, si esto es importante para ti, pero no la puedes llamar teología
bíblica. Puede que sea consistente en ciertos puntos con la teología bíblica, pero
también puede ignorar o incluso ir en contra de otros aspectos de la teología bíblica.

6. La Biblia es un libro divino-humano; hay que tratarla en consecuencia. Noten lo


que no dije. No dije que la Biblia es un libro divino o libro humano. Dije divino-humano.
Los dos aspectos son parte de la ecuación y son cruciales y necesarios. Los dos
aspectos fueron escogidos por Dios con respeto a cómo iba ser producida esta cosa
que llamamos Biblia, para que funcione correctamente. Dicho de otro modo, Dios
escogió gente para escribir el texto, y la gente escribe usando gramática y estilos
entendidos por sus semejantes, y con intencionalidad. Así que la Biblia no cayó de los
cielos. Estúdienla como si una persona de verdad lo escribió, no como si fuera un
evento paranormal. Aunque no es ficción, léelo como leerías un libro de ficción. El
autor quiere hacerte pensar en ciertas cosas, tiene una agenda intencional, y respeta
ciertas técnicas para llegar al efecto intencionado en tu mente. A la misma vez,
tenemos la certeza de que Dios inspiró cada palabra y comunica sin falla las verdades
de Dios.

7. Si un pasaje es raro, debe ser importante. En otras palabras, lo que vemos en el


texto, está allí por una razón; no está al azar, y tiene que ser tratado en el contexto – la
posición donde lo encontramos puntualmente, el contexto más grande del libro (piensa
en capítulos, secciones y el libro completo), y después, en el contexto incluso más

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grande de la cosmovisión bíblica (que, así como acabamos de decir, no es tu
cosmovisión, ni fue la cosmovisión de personas después de la época del primer siglo
d.C.). Solamente por que una persona moderna encuentra un pasaje raro u ofensivo o
sumamente extraño no significa que fue colocado allá para llenar espacio o para
fastidiar a personas de un tiempo futuro. Tiene un rol a jugar en la transmisión de la
teología bíblica.

8. No contrates un analfabeto para arreglar estantes con mercancías. O: Solamente


ponga tus medicamentos en el organizador de pastillas si realmente ya te sabes
la posología. Que quiero decir aquí es que sortear versículos de la Biblia por
categorías de significado (lo que hace la Teología Sistemática) en verdad no ayuda y
puede ser engañosa si el significado que tú le diste no es derivado de la exegesis del
texto original. Con buena razón te inquietaría escuchar que la persona trabajando en la
farmacia colocando las pastillas en frascos y botellas y después en los estantes,
siendo analfabeta, lo sortea por el tamaño, forma y colores, en vez de nombres, usos,
compuestos químicos. Lo mismo se aplica en teología. La teología bíblica se construye
de la base para arriba, empezando con un análisis atento del texto bíblico con la labor
tenaz de la exegesis y del estudio de los idiomas originales. Después pones estos
resultados en algún orden. No se debe sistematizar la teología por temas de interés,
empezando desde tu contexto cultural e idiomático para hacer categorías de cosas
para creer y saber. Pero el secretito de muchas instituciones de educación cristiana es
que exactamente esto se ofrece, en tantos libros dichos de teología, estudio bíblico o
discipulado que están basados en traducciones a su idioma y usando lentes
confesionales.

9. Si, después de pasar por la ardua labor de la exegesis basada en contexto, lo


que dice el texto bíblico les molesta, está bien, dejen que lo haga. Es decir, si no
estás confrontado por la Biblia, significa que no lo leíste atentamente. Si tu cabeza no
se llena de preguntas por lo que has leído, y acerca de cómo esas ideas de un cierto
pasaje deben ser equilibradas con otro pasaje, entonces no has estudiado la Biblia.
Habrás leído para tomar tu dosis de emoción espiritual, pero no estarás pensando en
las cosas del texto como debieras. Créenme, las emociones son más sorprendentes y
mejores, a medida que se metan más en el texto.

10. Armen una red de ideas exegéticos a la que puedas siempre acudir; las
conexiones son el resultado de una Mente sobrenatural que guía a los escritores
humanos. La única manera para pensar los pensamientos de Dios es seguir las
migajas del texto donde estas los llevan, una por una. Esta es la razón por la cual
animo a la gente leer la Biblia como si fuera una novela de ficción. Cuando lees una tal
novela, sabes instintivamente que el autor te está manipulando de alguna manera –
llamando tu atención, distrayéndote, guiando tus emociones, creando despistes,
construyendo escenarios, para que después te alumbre en forma sorprendente. Al leer
una novela sabemos que nos encontraremos con estos lugares más luego, o que
cierto diálogo influirá después, o que reencontraremos tal personaje que fue construido
en el texto. Simplemente sabemos porque nuestras mentes están alambradas de esta
manera que se activa cuando entramos en el modo de “leer una novela”. Prestamos
diferente atención a las palabras en este modo de lectura, a diferencia de cuando
leemos, por ejemplo, un manual escolar.

Espero que estas 10 leyes estimulen sus pensamientos. En el siguiente tema


aprenderemos un poco acerca de la importancia del contexto y como aprovecharla.

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