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fans para fans. Nuestro único fin es propiciar la lectura de aquellas obras
en inglés que no son traducidos de manera oficial al español.
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incentivando la compra de los libros originales si estos llegan a los países
de habla hispana. Todos los personajes y situaciones recreados
pertenecen al autor.
Queda totalmente prohibida la comercialización del presente
documento.
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Créditos
MODERACIÓN, TRADUCCIÓN, CORRECCIÓN Y
REVISIÓN
Cat J. B
DISEÑO
Coral Black
Sinopsis
La chica buena hecha de azúcar, conocida por ser siempre amable. El chico
malo a un paso de terminar en un reformatorio. ¿Hay algo más en él de lo que
se ve a simple vista, o solo le romperá el corazón a Harper?
¿El problema? Sus amigas insisten en que no es un buen chico, y los rumores
dicen que él NO está interesado en las relaciones.
Pero Emerson ni siquiera sabe que ella existe. Hasta que la escuela de verano
inesperadamente los hace encontrarse.
Puede que Harper sea la única persona capaz de salvar a Emerson de sí mismo.
¿Pero qué pasa si él no quiere ser salvado?
Uno
Nada era mejor que el inicio oficial del verano. A menos que estuvieras
destinada a pasarlo sin tus amigas.
—Esta, ¿cierto?
Mis amigas y yo salimos del auto, hacia el sol caliente y brillante del día.
—¿Qué? —Dirigió la mirada hacia los árboles—. ¿No es ese Emerson Lopez?
Tori se protegió del sol con una mano sobre los ojos.
—No es una voltereta hacia atrás, pero aun así… es admirable. ¿No lo
echaron de la escuela la semana pasada?
Ella sacudió la cabeza.
—Lo suspendieron.
O cuánta fuerza abdominal Emerson tenía que tener para lanzarse de nuevo,
agarrar su skate del suelo, y hacer una voltereta hacia atrás. De alguna manera,
me encontré a mí misma tratando de imaginar cuántas filas de abdominales
tendría.
Sacudió un dedo en el aire, dando varios pasos hacia Emerson y sus amigos.
—¿No les dije, niños, que no anden con sus skates por aquí? ¡Hay un cartel,
por milésima vez!
Era cierto. Lo señaló, pero Emerson y sus dos amigos apenas alzaron la
mirada hacia el tipo.
—Si no se van, voy a llamar a la policía. ¡No crean que no sé acerca del auto
que golpearon con sus skates el otro día!
Ahora Emerson reprimió una sonrisa, lo que solo hizo que el gerente se
pusiera como loco.
—¡Eso es todo! —gritó el gerente, girándose y volviendo adentro. Las puertas
automáticas apenas se abrieron a tiempo para él, y casi se cayó.
—Guau —dijo.
Ella parpadeó.
Nos giramos de vuelta hacia Emerson, quien iba por la calle con su skate,
pero no se conformaba con solo pasar rápido por la vereda.
Pero lo hizo.
Nuestros ojos se encontraron por un instante, y supe que él sabía que lo había
estado mirado fijamente. Pero no se rio ni sonrió. En cambio, su mirada era
intensa como la de un halcón. Su boca seria.
Mi rostro ardía, caliente, y no era porque hubiese estado parada afuera por
mucho tiempo. Nop, esos eran el sudor y el color de la humillación pura.
***
Arrastré a Lena lejos de la escena del crimen y la llevé dentro de la tienda.
Ella se me acercó.
—Emerson Lopez atrapó a Harper babeando por él. Y le dio una mirada
súper caliente. Chicas, se lo perdieron.
La mamá en el mostrador de la entrada con sus dos niños miró fijo en nuestra
dirección, y yo tiré a Lena hacia el estante del maquillaje.
—Lo prometemos.
Rey me susurró al oído, poniendo una mano en frente de su mejilla así nadie
más escuchaba.
—No te culpo.
Ya no pensaba que Emerson era lindo. Para nada. No cuando lo veía sentado
en su mesa usual en la cafetería ni cuando deambulaba por los pasillos, con la
barbilla alzada como si retara a alguien a decirle algo.
Nop.
—Me temo que debo estar de acuerdo con eso. No parece un chico muy
agradable. Y tú eres básicamente la chica más agradable que conozco.
Rey asintió.
Lena suspiró.
—Y luego yo tendría que romperle la cara. Así que por mi bienestar, Harp —
bromeó— es mejor mantenerte alejada de ese chico.
Me preguntaba qué podría ser tan malo acerca de Emerson, pero al mismo
tiempo, sabía que tenían razón. Ellas habían vivido aquí todas sus vidas. Había
un montón acerca de él que probablemente yo no sabía, aunque parte de mí
pensara que tenían que estar equivocadas.
Pero aparentemente, todas las demás no estaban del todo listas para seguir
adelante.
—Sabes, todos sus hermanos mayores eran igual. Y escuché que sus
hermanos menores ya están siguiendo sus pasos.
—Sí, es una pena. Son todos guapos, pero la mayoría han dejado el colegio.
Creo que a sus padres tampoco les importa que se metan en problemas todo el
tiempo. —Se giró hacia mí y alzó el primer—. ¿Qué demonios es esto?
Señalé la etiqueta.
—¿Ah?
Tori asintió.
—Sí, siempre estaban metiéndose en peleas y eso. Recuerdo que en primer
año, su hermano estaba en segundo y el otro en tercero. Ambos se metieron en
una gran pelea en la cafetería una vez, con tres otros chicos de tercero. Y luego
Emerson también se metió. Terminó con un ojo morado.
—Guau —dije.
—Y es conocido por salir con una chica por unos días y después romper con
ella.
—Sí, claro —dije—. ¿Parezco tener la coordinación suficiente para hacer una
voltereta de costado básica?
—¿No puedes hacer una voltereta de costado? Quiero decir, ¿al menos sabes
andar en bicicleta, Harper? —bromeó.
Rey me ofreció una sonrisa desde mi cama, con su diario habitual a su lado.
—Al menos tienes dos semanas con tu papá, ¿no? Puedes ir en avión de
vuelta a Wisconsin.
Asentí.
—Tienes razón. Seguro que eso será divertido. El viaje en avión, al menos.
—Me encanta.
Busqué por ahí un encendedor mientras todas sacaban sus regalos para ella.
—No podemos dejarte ir a Puerto Rico sin hacerte una fiesta de cumpleaños
adelantada.
Tori sonrió.
—Por supuesto.
Lena sacó un montón de fotos, y luego todas nos acomodamos para una
selfie.
Tuvimos que sacarla al menos veinte veces hasta que todas estuvimos
satisfechas, y para entonces, la vela casi se había derretido por completo. Pero
luego cantamos el cumpleaños feliz, Ella pidió su deseo justo a tiempo, y todas
nos comimos nuestros cupcakes.
Ella asintió.
—Yo también lo voy a extrañar. Pero son solo unas semanas. Jesse tiene el
campamento de básquet. Mañana pasaremos el día juntos así que estoy
anticipando eso.
—¿Y qué hay acerca de ti? ¿Vas a estar pensando en Noah durante todo el
mes?
Tori suspiró.
Lena sonrió.
—El punto es divertirse un poco. Nunca sabes. Yo, seguro, espero romper un
corazón o dos este verano. Por eso se llaman aventuras de verano. No tiene que
ser serio.
Quizás para Lena no tenía que serlo. Pero yo definitivamente no era Lena.
Estaba esperando al chico correcto que quisiera más que divertirse un poco. No
estaba segura de que mi corazón pudiera soportar el riesgo de otro modo.
—Ni siquiera conoces a todos en el colegio. Como los chicos del equipo de
soccer. Algunos de los chicos del equipo universitario son muy lindos. Debería
organizarte una cita a ciegas.
Y así, todas empezaron a charlar sobre lo divertido que sería ir a una cita a
ciegas.
Yo traté de intervenir.
—No sé, chicas. ¿Salir con un extraño? —Presentía que no funcionaba igual
que en las películas.
***
Resultó que una cita a ciegas organizada por Lena podía salir muy, muy mal.
¿Pero quién podía decirle que no a Lena? Definitivamente yo no. Decir que
no ya era lo suficientemente difícil para alguien como yo que estaba siempre
tratando de complacer a la gente.
El resto de las chicas me desearon suerte antes de hacerme prometer que les
mandaría mensajes con los detalles lo más pronto posible. Despedirme de ellas
esta mañana no había sido fácil, pero al menos me las había arreglado para no
llorar.
Luego eran las 7:15, y me preguntaba si había entendido mal la hora. Revisé
de nuevos mis mensajes. No, Lena había dicho 7 p.m., al frente de Luigi’s. No era
el lugar más elegante de la ciudad, pero estaba un escalón por encima de la
comida rápida, y servían una pizza bastante buena.
Para las 7:30, le mandé un mensaje a Lena diciéndole que el tipo no aparecía.
Me levanté para dirigirme a casa cuando un chico alto y desgarbado caminó hacia
mí.
—¿Hannah? —dijo.
¿Eh?
—Um, soy Harper —contesté, preguntándome si esta era de hecho mi cita a
ciegas de esta noche.
—Oh, cierto —dijo con una risa—. Sabía que empezaba con H.
Tenía cabello rubio ceniza y vestía una camisa arrugada y jeans. Parecía
agradable, pero tenía que admitir que no estaba muy impresionada hasta el
momento.
—Perdón por llegar tarde —dijo, metiéndose las manos en los bolsillos—. Yo,
uh, perdí la noción del tiempo.
—Está bien.
La cena estuvo bien, aunque fue un poco incómoda, pero estaba anticipando
la película, donde podíamos simplemente sentarnos y pasar algún tiempo
absortos en la película popular del momento.
No era A todos los chicos de los que me enamoré ni Sierra Burgess, pero al menos
era interesante.
Una vez que estuve en el lobby, mi teléfono vibró con un nuevo mensaje.
Lena: ???
Tori: Oh no.
Harper: Bueno, llegó 30 min tarde. Se equivocó con mi nombre. Sí pagó por mi
comida y el ticket de la película, pero yo no estaba sintiendo la química, saben? Creí que
lo entendió, pero luego me agarró la mano en la película recién. Y estoy en el baño
preguntándome si puedo simplemente irme.
Tori: OMG.
Ella envió un emoji con una expresión en blanco, y Rey envió un emoji de
Forrest Gump huyendo.
Lena: …
Lena: Guau.
Lena: Um, bueno el lado positivo es que se acabará enseguida! Tengo que irme :)
Él dio un paso más cerca, su mirada yendo entre yo y la larga fila, donde
claramente yo no estaba parada. Me metí el teléfono en mi bolsillo trasero.
Mi estómago se hundió.
—¿Ah sí?
—¿Qu-qué?
—¿Como a los bolos aquí al lado? No sé qué piensas tú, pero esta película
apesta.
Patrick me llevó a los bolos, y me pregunté cuánto más duraría esta cita no-
muy-genial. Mi cuerpo ansiaba pijamas de franela, y mi corazón rogaba que viera
a Peter Kavinsky, aunque solo fuera en televisión y no en persona.
Pero me aguanté y traté de ser amable. Si les preguntaras a Lena o Tori, dirían
que “amable” era mi segundo nombre, pero yo tampoco quería que Patrick se
sintiera mal por terminar la cita temprano.
Desafortunadamente para mí, Patrick no era muy bueno en los bolos así que
nuestra cita no mejoró mucho. La cosa era que no estaba segura de que Patrick
supiera que era malo. Él solo seguía diciendo que estaba teniendo una noche
mala, pero uno no podía tirar la bola accidentalmente en la línea equivocada
tantas veces.
Yo recogí otra.
Respiré hondo varias veces. Había sido un accidente. No era para tanto. No
era como si mi pie estuviese roto o algo. Eso esperaba.
Patrick tocó mi dedo grande, y yo hice una mueca de dolor. Alcé la mirada
hacia él, incrédula.
—¿Mejor? —preguntó.
—Así está bien —dije—. No es para tanto. De todos modos ya debería irme a
casa. No puedo pasarme de mi toque de queda.
—Pero son solo las nueve en punto. —Sonaba tan confuso como lucía.
—Uh, sí, mi mamá es un poco estricta con eso. Si no estoy en casa para las
diez, me castigará como por un mes. —Me aseguré de no hacer contacto visual
con Patrick, entregándole mi zapato de bolos al asistente del otro lado del
mostrador. Me saqué el otro zapato.
—Oh —dijo Patrick—. Qué mal. La pasé genial contigo esta noche.
Me alejé.
—¡Vaya!
Saqué mi teléfono.
Harper: Lena, ¿quién demonios era ese chico? Definitivamente no luce como si jugara
ningún deporte. ¡Y trató de besarme! ¡Después de dejar caer una bola en mi pie! Así que
solo en caso de que te estés preguntando cómo me fue esta noche, PARA NADA BIEN.
Harper: ???
Lena: Um, él es… el hermano menor… de uno de los jugadores de soccer. ¡Perdón!
Nadie estaba disponible. Y pensé que podrías disfrutar una noche con un chico lindo. No
me di cuenta de que saldría tan espectacularmente mal.
***
Traté de dejar la cita horrorosa de anoche detrás de mí, pero era difícil cuando
mi mamá preguntó cómo me había ido al día siguiente.
—Así que tu cita a ciegas fue un fiasco, ¿eh? —preguntó, colocándose unos
aretes plateados colgantes que combinaban con su vestido negro a la rodilla y sus
zapatos de tacón.
Me reí.
O en Australia. O en Japón.
Los chicos asiáticos eran bastante lindos. Pero también lo era el acento
australiano. Cualquier acento, de hecho.
Lucía linda. Había pasado bastante tiempo desde su última cita, pero parecía
emocionada.
—Ah, por cierto, la Srta. Moreau llamó ayer. Me olvidé por completo de
decirte —dijo.
—Por supuesto que sí, cariño. Pero tendrás que hacer los tres créditos que te
faltan durante la escuela de verano. Empiezas el lunes. Son solo seis semanas.
Terminará antes de que lo sepas. Ah, y no te olvides de cerrar con llave cuando
me vaya.
—¿Qué? —grité. Corrí hacia la puerta, pero ya se había ido. La puerta se cerró
detrás de ella.
Mi mamá tenía una tendencia a olvidarse las cosas y a no ser muy buena
diciéndome malas noticias, ¿pero escuela de verano?
Era la primera videollamada con las #BFFs desde que mis amigas se habían
ido de viaje, y yo ya les había bajado los ánimos a todas las demás. O quizás solo
era yo.
—Eso es incluso más temprano que el horario normal de clases —notó Tori.
Asentí.
—Quince minutos más temprano. Tengo tres créditos que recuperar. Uno
optativo, como educación física o algo así, uno de matemáticas, y uno de estudios
sociales.
Ella me ofreció una sonrisa, pero salió más como una mueca.
—Y son solo seis semanas, así que terminará antes de que te des cuenta.
Lena añadió:
—Sí, el verano casi se habrá acabado también para ese entonces. Eso apesta.
—Gracias, Capitana Vaso Medio Vacío —dijo con una sonrisa—. Oye, quizás
conozcas a un chico nuevo lindo o algo.
Yo gemí.
Su nombre era Kaylie, y ella tenía alguien más a quien consideraba su mejor
amiga. Lo que dolía porque, hasta su confesión, había pensado que ella era mi
mejor amiga.
Pero conocer a Ella, Rey, Tori y Lena había sido lo mejor que me había pasado
desde que me había enterado de que me iba a mudar. Iba a ser miserable sin ellas
por dos meses.
—Vas a estar bien —dijo Ella—. Apuesto a que esas clases serán súper fáciles
para ti, y si por algún motivo no lo son, estamos a un mensaje de distancia. Sabes
que me encanta matemáticas.
—Gracias, chicas —dije—. Tengan los teléfonos cerca, porque estoy segura
de que les estaré contando lo aburrida que estoy en clase todos los días. Y
deseando estar en la pileta o de compras.
Rey parpadeó.
—No dejes que nadie sea una mala influencia para ti —dijo Tori—. Como
Isabella, que se ha estado haciendo amiga con una chica del campamento de
porristas que no es nada amable.
—Sí —dijo Ella—. Amamos a nuestra Harper amable.
Lena se rio.
—Sí —dije—. Claro. Chicas, saben que soy prácticamente incapaz de ser
cruel.
Tori se rio.
—Sí —dijo Lena, ya riéndose de su propia broma—. Sería como tener una
Tori amable.
***
Así que salí del autobús escolar amarillo brillante y entré a Westwood High
en lo que se suponía que sería el primer lunes de las vacaciones de verano. Solo
otros tres chicos me siguieron fuera del autobús. Un chico había pasado todo el
camino roncando fuerte y había tenido que ser despertado por el conductor del
autobús.
Solo había tres clases y no habían asignado ningún libro de texto así que, de
acuerdo al correo electrónico que había recibido, no tendríamos casilleros.
No tenía idea, pero por lo que se veía en el plan de estudios que me habían
enviado por correo anoche, habría desde geometría hasta álgebra, pre-cálculo y
estadísticas. Y un montón de proyectos.
El sonido de pasos me hizo girarme. Era la Srta. Moreau. Caminó hasta el Sr.
Nguyen, quien se enderezó. Tomó la hoja de las manos de la consejera.
—¡Harper! —me recibió—. Qué bueno verte. Me alegra que hayas podido
venir.
—Desearía que hubiera más que pudiese hacer, pero esto pasa a veces con
transferencias desde diferentes estados. Me temo que esta es la única forma de
que te gradúes a tiempo. Pero por tus notas de este último semestre, no estoy
preocupada por ti para nada, Harper. Pareces ser aplicada. De todos modos, si te
encuentras con algún problema, házmelo saber. Estaré aquí todo el verano.
Sacudió la cabeza.
—No este año. Pero de hecho la escuela de verano es muy divertida. Ya verás.
Justo cuando me preguntaba si debería ir una o dos filas más atrás y tratar de
encontrar un rostro amigable, el Sr. Nguyen se puso de pie y empezó la clase.
Volví mi atención al plan de estudios frente a mí así podía seguirlo.
A mitad de la explicación del profesor sobre el proyecto que debíamos
entregar en unas semanas, el sonido de alguien abriendo la puerta nos hizo girar
a todos.
Varias de las chicas del fondo empezaron a susurrar, pero eso no pareció
molestarlo. Encontró un asiento a tres escritorios del mío y un poco más atrás,
dejando su skate debajo de su asiento.
El Sr. Nguyen caminó por el pasillo y dejó una copia del plan de estudios
frente a Emerson. Luego siguió enseñando.
Traté de escuchar, pero mis ojos seguían divagando hacia Emerson. Igual que
la mayor parte de los chicos de la clase, sus ojos estaban en cualquier otro lugar
menos en el plan de estados. En cambio, estaba concentrando en la ventana más
cerca de él. Mirando afuera yo también, pude ver el cielo azul, y el frente del
colegio.
Mis ojos se deslizaron hacia sus brazos fuertes y la forma en que su delgada
camiseta blanca abrazaba su torso. Desde aquí, podía ver la vena que viajaba por
sus bíceps. Su boca estaba en una línea, ligeramente hacia abajo. Sus ojos eran
oscuros, pero no solo porque fuesen marrones, casi negros. Lo que fuese que
yaciera detrás de ellos era oscuro. El cabello negro ondulado de Emerson caía
sobre sus ojos, como una barrera natural para lo que estaba pensando.
Mantenerme alejada de Emerson iba a ser mucho más difícil ahora que
teníamos escuela de verano juntos. ¿Y si estaba en el resto de mis clases?
La mesa ciertamente era grande. Solo esperaba que me dejaran sentarme con
ellas.
Probablemente no.
—Hola —dije con una sonrisa, rogando que mi voz no mostrara lo nerviosa
que estaba—. ¿Puedo sentarme con ustedes?
Una de las chicas, quien llevaba el cabello negro azabache corto, se encogió
de hombros, pero otra con cabello castaño largo y rizado me devolvió la sonrisa
y dijo:
—Claro.
—Gracias.
—Soy Harper, por cierto —dije, dándoles un pequeño saludo con la mano—
. Creo que tenemos las mismas clases.
—Oh, um, acabo de mudarme aquí hace unos meses, y resulta que algunos
de mis créditos no se transfirieron, así que…
—Oh, eso apesta. Ya es malo fallar una clase. ¿Pero pasar y tener que hacerla
de nuevo?
—Sí, yo le diría al director exactamente qué puede hacer con mis créditos
faltantes.
Anna se enderezó.
Asentí.
—Le doy una semana antes de que abandone del todo. El año pasado, solo
apareció por las dos primeras semanas. Está muy atrasado. Escuché a la Srta.
Moreau decir que si no termina la escuela de verano y pasa, no se graduará.
—Qué mal —dije, la imagen del taciturno Emerson de esta mañana viniendo
al frente de mi mente. Luego pensé en lo que Tori había dicho, acerca del
reformatorio siendo su siguiente parada si no mejoraba.
—No es una sorpresa cuando se trata de los hermanos Lopez. No creo que
alguno de ellos se haya graduado del instituto.
Entonces pregunté:
—¿Por qué lo dices?
—Vivo en la misma calle que ellos. Su papá siempre está entrando y saliendo
de la cárcel. Si me preguntas, esos tres van por el mismo camino. Me sorprende
que Emerson no haya sido enviado a un reformatorio todavía. Nunca aparece en
la escuela. Y cuando lo hace, está metiéndose en problemas.
Becca habló.
Anna concordó.
—Sí. Yo he salido con una buena cantidad de chicos malos, pero nunca me
acercaría a Emerson Lopez.
—Sí —dije—. Solo he estado viviendo aquí por unos meses, pero
definitivamente parece que es la persona de la que hay que mantenerse alejados.
Pero está bien. Quiero decir, ni siquiera es mi tipo, ¿saben? —Traté de reírme,
pero sonó un poco raro, más como un resoplido que una risa.
Rachel asintió.
Sonó el timbre, y nos levantamos. Seguí a Anna y a las otras, sus palabras
aún girando en mi cabeza.
Tenían razón, por supuesto. Igual que habían dicho Ella, Tori y las otras. Era
mejor mantenme alejada de Emerson, sin importar lo lindo que pensara que era.
O cómo simplemente no podía alejar los ojos de él ni dejar de pensar en su cabello
perfecto, sus ojos profundos, o sus abdominales.
Había tres buenos motivos por los que nunca funcionaría. Solo tenía que
recordármelos cada vez que imaginara cómo sería besarlo, pasar mis manos por
su cabello perfecto.
***
—Ni idea. El mío dice Educación Física. Así que me dirijo al gimnasio.
—Yo también.
—Yo tuve suerte. No estaré corriendo como ustedes dos. Tengo educación
infantil, lo que significa que básicamente tengo un receso adentro toda la tarde.
Becca sonrió.
—Las veo luego. Necesito averiguar a dónde se supone que debo ir.
—Ojalá que te den educación física con nosotras. Hay un montón de chicos
lindos ahí. Los miramos jugar fútbol.
Y con eso, ella, Rachel y Becca se fueron. Había sido lindo de su parte que me
dejaran sentar con ellas en el almuerzo hoy, pero había vuelto a estar sola. Podía
no ser lo peor. Ellas definitivamente no eran como mis amigas. Anna, Rachel y
Becca eran un poco más rudas. Quizás podría traer un libro mañana y leer afuera
durante el almuerzo.
—Sí —dije—. Pero estaba preguntándome si había algún tipo de error con mi
horario. —Me incliné hacia delante y la dejé tomarlo—. Dice tercer período
optativa general, pero no tiene el número de aula ni nada.
Como durante una carrera. Casi había terminado en último lugar y entonces
me tropecé en la línea de llegada en frente de toda la clase. Solo otra buena razón
para haberme mudado varios estados más allá.
Me mordí el labio.
Una mujer que lucía más o menos de la edad de mi mamá, pero con una blusa
elegante en vez de ropa quirúrgica, estaba sentada detrás del escritorio. Primero
miró a Emerson.
Él exhaló.
—Síp.
—Lo que significa que tú debes ser Harper. La Srta. Moreau me llamó recién
para decirme que te unirías a nosotros. Estamos emocionados por tenerlos a
ambos.
Sonreí.
No lo entendía.
Pero estaba bien. Estábamos aquí para ayudar a la residencia de ancianos. Yo
necesitaba un crédito opcional, igual que él. Sería todo negocios. Estaba segura
de que ni siquiera querría hablarme, por lo que indicaba su expresión facial
actual.
Mis abuelos habían muerto cuando yo era bebé, así que nunca había siquiera
pensado en estas cosas, pero ni siquiera podía imaginar por lo que pasaban
algunas de estas personas mayores. Me rompía el corazón.
—Está bien, así que ustedes dos estarán en el ala de cuidado de día. Ahora
mismo, estamos haciendo artes y manualidades. En veinte minutos, les
pondremos una película. Y luego tienen tiempo libre para jugar juegos de mesa,
tejer, o cualquier cosa del estilo hasta que pasen a buscarlos.
Nos guio a la sala de artes y manualidades del ala de cuidado de día. Una
sola mujer de mediana edad con cabello corto caminaba alrededor explicando
repetidamente la manualidad de hoy. Me recordaba a un aula de jardín de
infantes. Excepto que estos no eran niños de cinco años confundidos y ruidosos.
Eran ancianos de ochenta años confundidos y callados.
Sin esperar a ver qué hacía Emerson, encontré un asiento vacío en una mesa
cercana y me senté. Cuatro rostros arrugados y con expresión en blanco me
miraron fijamente.
—Hola a todos —dije con una sonrisa amable—. Soy Harper. Soy una
voluntaria del instituto. ¿Puedo unirme?
Una anciana con arrugas que cubrían cada ápice de su rostro y mechones de
cabello blanco como la nieve se inclinó hacia delante.
—¿Qué era eso? ¡Vas a tener que hablar más fuerte! Mi oído no es lo que solía
ser.
—¡Qué! —gritó.
—¡Harper! —dije.
Alguien tomó el asiento a mi lado, y me giré para ver a otra señora, que lucía
mucho más joven, a mi lado.
Observé a la Sra. Ellie. Definitivamente era la más vivaz del grupo, hablando
y riendo en voz alta varias veces durante la hora de manualidades.
—Oh, odio esta —dijo. Pero de todos modos encontró un asiento cerca del
frente.
La seguí.
—¿Puedes repartirlas?
—No lo creo.
Me sonrió.
—Oh, um, yo creo que fue divertido. Mejor que hacer ecuaciones de
matemáticas.
Se encogió de hombros.
—Oh, um, no sabía que eso era una optativa, aunque tampoco la hubiese
elegido —dije, tratando de recuperarme.
—No lo era. La Srta. Moreau dijo que podía hacer mi servicio comunitario
aquí en cambio de en la autopista si me presentaba a la escuela de verano.
Asentí, pensando que hacer de voluntario aquí era mejor que el servicio
comunitario. Y también que ir a un reformatorio.
Asentí lentamente.
Él continuó.
—Um, no, gracias. En serio necesito esos créditos. —Por mucho que prefiriese
pasar mis días en casa en casa probando maquillaje y mirando comedias
románticas.
—Yo también necesito esos créditos, pero tampoco quiero pasar mis tardes
construyendo rompecabezas y sirviendo gelatina.
Esto estaba pintando ser un verano interesante. En el fondo, sabía que debía
ser cuidadosa alrededor de Emerson, pero una parte más grande de mí se
encendía ante la idea de pasar tiempo con él.
Siete
—¿Estás haciendo tarea? —escuché desde detrás de mí.
Sonrió, y traté de no jadear al ver sus dientes blanco perlado revelarse ante
mí.
—Ouch —dijo—. Así que eres capaz de decir algo un poco cruel.
Alcé la mirada hacia él, y la culpa me inundó el estómago al pensar que creía
que estaba siendo cruel a propósito.
—Bien —dijo, sacando una hoja arrugada de su mochila. Resultó ser la tarea
de matemáticas que había que entregar mañana—. Te dejaré ser una buena
influencia en mí.
Miró mi papel, y yo lo cubrí. Se largó a reír.
—Cierto —dije, exhalando—. Um, empecemos con este problema. Creo que
lo primero que tienes que hacer es simplificar.
—Parece que ambas tenemos buen gusto —dijo la Sra. Ellie, dándome un
guiño.
Parpadeé varias veces, luego me di cuenta de a qué se refería. Sacudiendo la
cabeza enérgicamente, dije:
Mi rostro se sentía caliente, y solo esperaba que su voz alta no hubiera llegado
hasta el otro lado de la habitación donde estaba Emerson. No necesitaba que él
creyera que me gustaba.
No había nada malo con eso, ¿cierto? Solo durante la escuela de verano.
***
—No estoy segura de cómo me sentiría trabajando con gente mayor —dijo
Lena, apretando los labios y dirigiendo sus ojos al techo—. ¿No se quedan
dormidos todo el tiempo?
Me reí, y el resto de las chicas sonrieron. Había pasado más de una semana
desde que ellas me habían dejado para defenderme por mi cuenta, pero estaban
cumpliendo su promesa de mantenernos en contacto.
—A veces, pero son tan dulces. Estoy amándolo. Había estado pensando en
hacer de voluntaria en algún lado este verano de todos modos, así que supongo
que todo salió para bien.
Rey jadeó.
—Oh, te encantaría estar ahí, Rey. Deberías venir conmigo cuando vuelvas.
Definitivamente planeo hacer de voluntaria durante los fines de semana una vez
que empiece la escuela. Tú también, Ella.
—Espera, ¿qué?
Tori y Ella lucían como si se les fueran a salir los ojos de las órbitas, y Rey
estaba boquiabierta.
Me encogí de hombros.
Rey asintió.
Luego Ella saltó con una pregunta para Rey acerca de a dónde iría su familia
a continuación, y yo casi suspiré de alivio ante el cambio de tema.
No había esperado que mis amigas reaccionaran así solo por mencionar el
nombre de Emerson. Como ellas mismas dijeron, nadie era del todo malo, y
quizás solo habían visto un lado de Emerson.
O cómo abría los pequeños frascos de gelatina para todos sin que nadie se lo
pidiera.
Todos veían el lado de él que era silencioso y amenazante, pero Emerson era
un iceberg. Estarías completamente equivocado si pensaras que lo que estaba en
la superficie representaba quién era él.
Estaba segura de que si mis amigas pudieran ver este lado de él, verían que
Emerson Lopez era mucho más de lo que ellas pensaban.
Ocho
Me registré en la residencia de ancianos y me arrodillé para sacar un lápiz y
un cuaderno de mi mochila.
—¿El proyecto de estudios sociales? Decidí que sería una buena idea
entrevistar a alguien aquí, quizás crear un póster —contesté.
—¿Y-y?
Pero luego se fue a su mesa usual con el Sr. Roberts. Y así, se había ido, y yo
me encontré deseando su presencia de nuevo.
Sacudiendo ese pensamiento fuera de mi cabeza, encontré a la Sra. Ellie en
una mesa cercana, ya volviendo a contar historias de cuando era joven.
—Oh, tengo tanto que contarte, Harper. —Me guiñó el ojo y eligió un lápiz
color durazno para el proyecto de hoy, haciendo un dibujo en borrador de un
recipiente de frutas en medio de la mesa.
Una vez que la Sra. Ellie empezaba a hablar, yo no podía hacer que se
detuviera. Para cuando había terminado con la manualidad del día, ya tenía
varias páginas escritas, y dijo que tenía más para mí cuando llegara la hora de
hacer nuestro rompecabezas.
Sacudí la cabeza.
—¿No escuchaste al Sr. Nguyen hoy? Solo tenemos que estudiar para ese
examen de mañana.
—Sí, definitivamente no sería una buena idea faltar. Estos exámenes son 15
por ciento de nuestra nota —le recordé, volviendo a mis notas—. Voy a repasar
mis notas de matemáticas apenas termine esto. Puedo ayudarte a estudiar si
quieres.
—Creo que me entendiste mal. Estoy pensando que porque hay un examen
mañana, probablemente no iré a clases.
Alcé la mirada hacia él, y estaba justo allí.
Se encogió de hombros.
—¿Por qué crees que vas a desaprobar? Te ha estado yendo genial en la tarea.
Sin estar segura de qué decir ante eso, exhalé. Finalmente, dije:
Me miró.
—¿Qué?
—Es solo que… sé que puedes hacer esto. —Solo que no quieres. Pero de
ninguna manera diría esa parte en voz alta.
Quizás era suficiente para enojar a Emerson, pero me alegraba de haber dicho
algo, aunque él apenas me hubiese mirado el resto de la tarde.
***
—Igual que el año pasado —dijo—. Mira, apuesto a que no se graduará con
nosotros. No sería el primero. Sus hermanos tampoco se graduaron.
No me gustaba que ella siempre tuviese algo negativo que decir acerca de
alguien, y me alegré cuando Becca y sus amigas se fueron a sus optativas esa
tarde.
—Hola —dijo.
—Hola.
Él asintió.
—Lo que significa que tengo que pasar tres clases de verano.
—¿Harías eso?
Espera, ¿a qué me estaba apuntando? ¿No les había dicho a mis amigas —y
a mí misma— que me mantendría alejada del chico malo de la escuela? ¿Y ahora
estaba ofreciéndome a ser su tutora?
—¿No era que el Sr. Nguyen no daba la opción de recuperar los exámenes?
—dije, sacando mi cuaderno de matemáticas.
Suspiró.
—Tengo que agradecerle eso a la Sta. Moreau. Creo que le preparó galletas
al Sr. Nguyen.
Respiré hondo.
Tomó el lápiz, pero sus ojos no volvieron a las notas de matemáticas en frente
de nosotros. En cambio, sus ojos se quedaron en los míos por un segundo
demasiado largo, lo que hizo que mi estómago se sintiera raro de nuevo.
Empujé ese sentimiento muy, muy, muy a lo profundo de mí. Esta era una
relación exclusivamente de tutorías entre compañeros.
Nada más.
Nueve
El Sr. Roberts sí que tenía un montón de cosas que compartir con Emerson.
—Bien, así que tenemos que escribir las definición de fuente primaria y
fuente secundaria y dar un ejemplo de cada una —dije, alzando la mirada hacia
él en busca de una respuesta.
La brisa fría hacía que el sol fuera soportable, y me gustaba la forma en que
hacía danzar ligeramente los rizos oscuros de Emerson.
Resoplé.
—¡Eres terrible!
Mi teléfono vibró con una notificación de mis redes sociales, y noté la hora.
—Trata de concentrarte. Nos quedan solo unos minutos antes de que termine
el almuerzo.
Él se calmó.
Se cruzó de brazos.
—Como la entrevista del Sr. Roberts. ¿Dirías que esa es una fuente primaria
o secundaria?
—¿Primaria?
Sonreí.
—Esto es bueno. ¿El Sr. Roberts luchó en Vietman? Creo que la Sra. Ellie era
apenas una adolescente en esa época.
Seguí leyendo.
—¿Vio a su amigo morir en la batalla? Eso es tan triste —dije, mis ojos
llenándose de lágrimas.
Miré a Emerson esperando su reacción, dejé las notas. Pero lo único que
Emerson hizo fue seguir escribiendo.
La Sra. Ellie me había dicho todo acerca de ver el primer aterrizaje en la luna
en televisión, pero la historia del Sr. Roberts sonaba intensa.
Seguí leyendo. Se suponía que teníamos que escribir una reflexión acerca de
la entrevista y de lo que habíamos aprendido de la experiencia.
Había escrito acerca de lo que debería haber sido luchar en una guerra real,
y en la suerte que teníamos hoy en día, y lo que significaba que gente buena como
el Sr. Roberts hubieran renunciado a tanto y dado tanto.
Dejé el papel y lo deslicé hacia él, deseando poder echar un vistazo a lo que
realmente estaba sucediendo detrás de esos ojos oscuros.
***
Me estiré y bostecé.
Sonrió, las líneas alrededor de sus ojos arrugándose. Eran mi cosa favorita de
ella.
—En serio. Creo que tenemos un poco de dinero extra este fin de semana, y
pensé que tal vez podríamos comprarnos algo.
Pero ya estaba fuera del sofá y dirigiéndome a la cocina. Traje dos cucharas
y nuestro sabor favorito: menta con chispas de chocolate.
—Hmm —dijo—. Necesitaba eso después del día que tuve hoy.
Mamá me miró.
—¿Y cómo está yendo la escuela? Siento que apenas he estado en casa esta
semana. Medio que me alegra que no estés sola en casa todo el día.
Exhalé.
—Está bien. Estoy disfrutando mucho la optativa que tengo por las tardes.
Asintió.
Le conté acerca de la Sra. Ellie y todo lo que ella me había contado acerca de
crecer en los sesentas y setentas.
—¿Y sabes que fue a ver Tiburón como, cuando apenas salió? ¿No es loco?
Mamá asintió lentamente, una mirada extraña en su rostro. Quizás era hora
de ir a la cama. Tomó mi mano.
—Estoy tan orgullosa de ti, Harper. Eres una chica maravillosa. Has
manejado el último año como toda una profesional, con mudarnos aquí, mi
nuevo trabajo, los turnos largos, y ahora la escuela de verano. Muchos chicos
habrían hecho un escándalo al tener que ir, especialmente por algo tonto como
que no se hayan transferido los créditos.
—Así que cuéntame sobre la escuela de verano. ¿Has hecho otros amigos?
¿Tal vez alguien de tu edad? —bromeó.
—Bueno, hay estas tres chicas en mis clases, pero no son realmente mis
amigas…
Sacudí la cabeza.
—No siempre.
—Qué mal. Sé lo difícil que debe ser para ti ahora que tus amigas se han ido
durante el verano.
—Bueno, hay alguien. —Me detuve, encontrando sus ojos por un segundo y
luego bajando la mirada—. Quiero decir, no es realmente un amigo, supongo…
—Me ofrecí a ayudarlo con su tarea y esas cosas. Durante nuestro tiempo
libre en la residencia de ancianos —dije—. Él es inteligente. Solo que no siempre
se aplica. Si pudiera, solamente andaría en skate todo el día, estoy segura.
—Dios, los chicos malos eran mi debilidad cuando tenía tu edad. —Me
miró—. ¿Cómo crees que conocí a tu padre? Él vestía una chaqueta de cuero
negro, andaba en motocicleta. Se metía en una pelea todas las semanas. —Pareció
volver a la tierra—. Seguro que fue divertido mientras duró, aunque él nunca
creciera de esa etapa.
Me besó la frente.
Mi mamá tenía razón. Los chicos malos como Emerson eran lindos y
divertidos, pero no eran para nada el tipo de chicos con los que debería estar. No
al menos que quisiera terminar con mi corazón roto como ella.
Diez
Seguí ayudando a Emerson con su tarea y sus siguientes exámenes. Pero
cerré mi corazón a él.
Se encogió de hombros.
***
—¿Qué es eso? —pregunté. Adoraba las flores frescas, y esas lucían recogidas
a mano.
—Recordé a algunas de las señoras decir que desearían que hubiera algunas
flores por aquí. Así que traje algunas del jardín de mi hermana.
—¿Recordaste eso? —pregunté con una gran sonrisa. La Sra. Ellie había
pedido flores frescas para alegrar el lugar unos días atrás, pero la Sra. Nancy
había dicho que simplemente no estaba en el presupuesto.
Solo observarla dar vueltas alrededor de ese jarrón, moviendo cada flor de
un lado a otro, era algo especial.
—Solo algo que aprendí con los años. —Sus ojos escanearon la habitación, y
vi dónde aterrizaron. Emerson estaba en su mesa usual con el Sr. Roberts. Hoy
estaban trabajando en un crucigrama juntos, uno del periódico. Emerson
garabateaba letras mientras el Sr. Roberts estaba a cargo de adivinar las palabras
correctas.
—Emerson tiene una debilidad por él, ¿no? —dije, pensando en voz alta.
—Seguro que sí. Ese Emerson parece un poco brusco, pero puedo ver que
tiene un gran corazón. Especialmente si es él quien trajo estas flores. —Me guiñó
un ojo—. Un hombre que te trae flores tiende a ser uno que quieres mantener a
tu lado. Recuerda eso, Harper.
Sacudí la cabeza.
—Eso fue muy amable de su parte. Siempre quise hacer pequeñas cosas como
estas para nuestros residentes, quizás algún evento divertido, pero nuestro
presupuesto no lo permite.
Antes de que pudiese decir nada más, sonó el teléfono en su oficina, el sonido
chillón nos llegó hasta el otro lado de la habitación. Se fue, y yo me uní a la Sra.
Ellie y sus amigas.
Mis ojos se deslizaron de vuelta a Emerson y el Sr. Roberts. Excepto que esta
vez, él miró en mi dirección, y nuestras miradas se encontraron por un instante.
Luego me pregunté cuánta gente además de mí habría llegado a ver este lado
de Emerson Lopez.
Once
Emerson y yo salimos de la residencia de ancianos al final de nuestro turno.
Salté, segura de que tendrían que ser los bomberos o una ambulancia cerca.
Pero era muy fuerte.
Mi boca cayó, pero antes de que pudiera decir algo, una voz fuerte nos
alcanzó. Era la Srta. Moreau, haciéndonos señas desde las puertas principales del
edificio de la escuela.
Trotamos adentro. Ella se aseguró que las puertas estuvieran cerradas detrás
de ella y se giró hacia nosotros.
La sirena seguía sonado en el fondo, pero no era ni de cerca tan fuerte como
cuando estábamos afuera.
—Tengo que revisar el resto del edificio. Ustedes vayan dentro con el resto
de los estudiantes. Enseguida vuelvo.
Ella exhaló.
—No estoy segura. Pero todo está bien. Solo tenemos que tomar
precauciones. Solo entren y pónganse en posición, como en el simulacro de hace
unas semanas.
Ya había un grupo de estudiantes allí, todos sentados con las espaldas contra
la pared y los libros de texto en sus regazos. El profesor de educación física, quien
yo sabía que era el papá del novio de Ella, estaba de pie contra uno de los lavabos.
Asintió hacia nosotros y escribió algo en su sujetapapeles.
La sirena todavía estaba sonando fuerte, y con cada crescendo del sonido
estridente, mi respiración se aceleraba un poco más.
Tipeé una respuesta rápida, dejándole saber que estaba bien y todavía en la
escuela. Luego dejé mi teléfono.
Quizás esa sirena había sido una falsa alarma, pero por dentro, mi corazón
todavía estaba latiendo acelerado, dejándome saber que lo que sentía por
Emerson estaba lejos de ser falso.
***
Una de mis cosas favoritas de pasar tiempo con la gente mayor era ver lo
mucho que se divertían y se alborotaban con la música.
Pero fue directo a la Sra. Ellie, cuya sonrisa creció más y más mientras él se
acercaba.
Él extendió su mano.
Me reí en voz alta y tomé el asiento del Sr. Roberts así podía tener un lugar
en primera fila para observar la cosa más tierna que había visto. Emerson se sentó
silenciosamente a mi lado, pero mis ojos se quedaron pegados a la pareja de
ancianos frente a nosotros. Agarré mi teléfono y tomé un par de fotos.
Las manos del Sr. Roberts estaban en la cintura de la Sra. Ellie mientras los
brazos de ella descansaban en sus hombros. Se balanceaban lentamente hacia
atrás y adelante al ritmo de la música, y la Sra. Ellie cerró los ojos.
Mi corazón se ablandó.
—Lo son —dijo Emerson—. Sabes, su esposa murió hace como veinte años.
Fruncí el ceño.
—El segundo marido de la Sra. Ellie murió también hace varios años.
No podía imaginarme estar sola, sin un cómplice, por tanto tiempo. Debían
haber vivido la mayor parte de sus vidas con sus cónyuges, solo para perderlos
de un momento a otro. La persona con quien dormían, comían, se reían… ahora
se había ido para siempre.
Y no ayudaba que Emerson estuviese justo ahí, su rostro —su boca— a solo
unos centímetros.
Él sonrió.
—Eres bueno en esto —dije con una sonrisa—. Yo… no tengo idea de qué
estoy haciendo.
Mirando a nuestros pies, mis sandalias de tiras y sus zapatillas azul Francia,
hice justo eso. Me aferré a Emerson, y nos movimos juntos al ritmo de la música.
Hacia aquí y hacia allá. Él nos movió en un lento círculo alrededor de la
habitación. Yo no quería que terminase, pero por supuesto, las canciones solo
duraban unos minutos.
Nuestro momento terminó. Nos alejamos, cada uno desviando la mirada.
Empezó otra canción, esta vez fuerte y rápida y animada.
Encontré mi voz.
Le sonreí ampliamente.
Me guiñó un ojo.
Me reí.
Nos reímos como niñas, y cuando la música se detuvo y la Srta. Nancy nos
llamó a la sala de películas, seguimos a todos los demás adentro.
Una vez que encontré mi mesa usual, saqué mi tarea de estudios sociales,
pero era imposible concentrarme, incluso mientras intentaba ayudar a Emerson.
Sacudí la cabeza.
Ayuda, gesticuló.
Me puse de pie.
Resopló.
—¿Lo prometes?
Emerson me siguió fuera del aula, e ignoré las miradas penetrantes de Becca
y sus amigas. Últimamente, Emerson y yo habíamos estado hablando más y más
durante clase. Trabajando juntos cuando el profesor permitía trabajo en grupo, y
saludándonos por las mañanas.
Debía haber sido raro para todos, viendo que Emerson generalmente no
saludaba a nadie.
—Te dije que podías hacerlo —dije—. Presentarse a clase es el 80 por ciento
de conseguir una B.
Le devolví la sonrisa.
—Me gusta.
—Qué bien. La Srta. Porter me dice que están cumpliendo muy bien con la
asistencia, con la excepción de algunas faltas. —Le dio una sonrisa discreta a
Emerson, quien bajó la mirada—. Pero la asistencia ha sido prácticamente
perfecta recientemente, lo que es excelente. Me alegra que los dos estén
disfrutando su tiempo allí. Sé que ellos están agradecidos por la ayuda.
—También quería decirles que habrá un examen final para esta optativa. La
mayoría de su nota vendrá de la asistencia y de la evaluación general de la Srta.
Nancy. A los dos parece estar yéndoles bien en eso. Pero para recibir créditos
completos por la clase, también se requerirá que entreguen un proyecto final
dentro de un mes.
Me enderecé.
Finalmente nos entregó a cada uno una hoja de papel, que señalaba la
mayoría de las cosas que acababa de decir.
Lo leí.
Asintió.
***
Era sábado por la noche, y después de cenar con mi mamá a unas cuadras de
casa, ella se levantó para irse.
Me besó en la frente.
Asentí.
Solo deseaba tener alguien con quien compartir esta noche. Pero era
divertido de todos modos.
Caminando por la cuadra, asimilé todas las tiendas, las ropas, los zapatos,
todos llamándome. Pero no estaba destinado a ser. Al menos no esta noche. Así
que en cambio caminé de vuelta al parque. La parada del autobús estaba allí.
Era fascinante de ver, y solo deseaba ser tan talentosa como Emerson en algo.
Pero no quería interrumpirlo. Aunque estaba practicando en público, esto se
sentía como algo privado.
El cielo se oscureció más, y sabía que era hora de irme. El autobús llegaría en
cualquier momento, y a esta hora, solo pasaba cada media hora.
—¿Te quedas sentada ahí mirándome por diez minutos, pero no me saludas?
—Hola. Lo siento.
—Gracias.
—Definitivamente no.
—¿En serio? Ni siquiera puedo imaginarme andar en esa cosa con los dos
pies en el cemento, mucho menos con las manos o bajando escaleras. Me
rompería el cuello enseguida.
—Lo prometo.
Me mordí el labio y alejé la mirada, incapaz de mantener mis ojos en los suyos
por más tiempo. Puse mi voluntad en lograr que mi corazón dejase de latir tan
rápido y que mi estómago dejase de dar volteretas dentro de mí.
Pero no me escucharon.
Se rio.
Volvió en mi dirección.
—Es fácil. —Se bajó del skate de nuevo, dejando solo un pie en la tabla—.
Usas tu otro pie para empezar a moverte. —Manteniendo un pie firme y
empujando el suelo con el otro, comenzó a alejarse en skate de nuevo—. Luego
solo pones el pie en la tabla y medio que te giras. —Ahora de alguna manera
estaba de costado en su skate, y sabía que no había manera de que yo fuera capaz
de hacer eso.
Se detuvo frente a mí con una sonrisa malvada.
Casi.
—Te sostendré la mano mientras te empujas. Solo empuja como tres veces.
Te prometo que te saldrá fácil.
—Emerson, no entiendes…
Encontré su mirada.
Y con eso, miré al suelo de nuevo, tratando de no volverme loca con lo que
acababa de decirme. Tenía que concentrarme, dado que estaba por quedar como
una tonta.
Me empujé una, dos veces, y el skate se movió, llevándome con él. Pero mi
otro pie seguía en el suelo.
—Bien —dijo Emerson—. Sigue haciendo eso. Luego pon ambos pies en la
tabla. Yo seguiré sosteniendo tu mano.
Eso hice, aún aterrorizada pero también un poquitito emocionada de que aún
no me hubiera roto la cara.
Me empujé de nuevo, una, dos, tres veces. Luego mi pie derecho estaba en el
skate.
Chillé, medio de terror y medio de incredulidad. Emerson me sostuvo,
moviéndose a mi lado.
Mi forma de pararme estaba completamente mal, pero mis pies estaban fuera
del suelo. Luego el skate se detuvo.
—Sigue —me dijo, todavía sosteniéndome—. Esta vez, trata de girar los pies
una vez que ambos estén en el skate.
Otra vez. Empuje, empuje, empuje, deslizamiento. Medio que lo logré, y esta
vez, cuando grité, fue puramente de lo mucho que me estaba divirtiendo.
Estaba de pie muy cerca de mí, mis dedos entrelazados con los suyos, y tuve
que recordar que debía respirar. La briza fría hizo que se me pusiera la piel de
gallina. O quizás era la forma en que Emerson me estaba mirando ahora mismo.
Me di vuelta.
Le contesté que estaba de camino, que había estado caminando por la cuadra.
—Veinte minutos caminando. —Le dije dónde vivía—. Y creo que ese era el
último autobús de la noche. —Suspiré, desando haber estado prestando más
atención. Solo debería haberme quedado en el banco, a pesar de lo divertido que
había sido pasar el rato con Emerson.
Alzó su skate.
—Te acompaño.
Pensé en eso.
Mientras más lo pensaba, más decidida estaba de que era bueno que me
hubiera perdido el autobús. Ahora podíamos hablar acerca de nuestro proyecto.
—Así que estaba pensado —comencé— que quizás podríamos hacer algún
tipo de recaudación de fondos como está haciendo la clase de educación física.
—¿Algo con baile? Te das cuenta de que somos solo dos, ¿cierto?
—No, no vivía en una granja —dije con una risa—. Tampoco sé ordeñar una
vaca.
Emerson sonrió.
Exhaló ruidosamente.
—No sé, Harper. ¿Estás segura de que quieres cobrarle a la gente para que
bailen contigo cuando tienes dos pies izquierdos?
—Está bien, Sr. Bailarín Experto. Solo porque tú puedes bailar el vals o lo que
sea.
—¿Parkour en skate?
—Pero sí. Puedo bailar. Mi hermana mayor ama bailar, y siempre me hacía
ser su compañero. —Se encogió de hombros de nuevo—. Así que me volví bueno
bailando.
—¿La misma hermana que tiene un jardín? —pregunté. Solo había escuchado
acerca de sus hermanos varones.
Bajó la mirada al suelo mientras hablaba. Lo que era una pena ya que el cielo
nocturno era mucho más lindo de mirar.
Se rio.
—Salsa, seguro. Pero hay muchos más tipos de música en mi mundo que eso.
—Claro —dijo, pero algo en sus ojos me dijo que había algo más.
Le sonreí encantada.
—Esto va a ser tan divertido. Solo prométeme una cosa —dije, antes de
acobardarme por completo.
Emerson estaba tan cerca. Lo único que tendría que hacer era moverse
ligeramente para tocarme accidentalmente con su skate.
Y con eso, Emerson di un paso atrás. Con su skate aterrizando a sus pies,
saltó encima y se fue en la noche fría.
***
—Una B. ¿Por qué? —Lo que tenía en mis manos era su examen, cubierto de
marcas rojas.
Asintió.
Nuestra tarea de matemáticas de esta noche incluía corregir los errores que
habíamos cometido en el examen intermedio, así que nos pasamos el resto de
nuestro almuerzo haciendo eso.
Aunque yo no era un genio de las matemáticas como Ella, así que me costó
arreglar mis propios errores. Después de un rato, había una ecuación que
ninguno de los dos podía entender.
Emerson gimió.
—Detesto matemáticas.
—No me digas que vamos a pedirle ayuda al Sr. Nguyen. La forma en que lo
explica solo lo empeora.
Sonreí.
Harper: AYUDAAAA
Emerson leyó el mensaje de texto encima de mi hombro. Aparecieron tres
puntitos en mi pantalla. No estaba segura de si debería exhalar de alivio o hacer
que mi corazón dejase de latir como loco ante el hecho de que Emerson se hubiese
acercado tanto.
—Eres demasiado.
Había una mirada extraña en su rostro, una que hizo que me quedara sin
aliento y que mi corazón prácticamente saltara fuera de mi pecho. Emerson había
girado su cuerpo así estaba mirándome de frente, con un brazo sobre la mesa.
Habría sido tan fácil solo inclinarme y besarlo, pero no podía. Nop, nop, nop.
No podía hacer eso.
Pero no, solo éramos amigos. Solo estaba ayudándolo con la escuela de
verano. En un mes, se habría acabado, empezaría nuestro año de escuela normal,
y todo volvería a como era antes.
Emerson siendo el chico malo que todos evitaban. Yo pasando el rato con mis
amigas durante el almuerzo. No con Emerson.
Emerson giró su cuerpo así amabas de sus piernas volvían a estar debajo de
la mesa.
—Está bien.
Agarró su skate.
—Hay algo que tengo que hacer. —Y sin una segunda mirada hacia mí, se
fue, antes de que yo pudiera decir nada más.
Catorce
Esa noche, estaba sentada en casa, sola y aburrida. Mi mamá estaba
trabajando en otro turno nocturno, y ya había terminado mi tarea hacía horas.
La cena había sido yo comiendo sobras en frente del televisor. Y por algún
motivo, ver A todos los chicos de los que me enamoré por enésima vez ya no era igual
de entretenido.
¿Pero seguía siéndolo? ¿Qué otra cosa explicaba esos momentos que
habíamos tenido? ¿En serio sentía algo por mí? ¿O yo solo era un juego para él?
Mi cabeza me decía que dejarme llevar por él no era una buena idea.
En algún punto, quería encontrar un chico que quisiera estar conmigo a largo
plazo. Sabía que eso no llegaría hasta más adelante, pero tampoco quería
entregarle una parte de mí misma a alguien que no estaba interesado en estar
conmigo ni siquiera como novios.
Luego mi teléfono vibró sin parar. Abrí los ojos. Era una videollamada de las
#BFFs. Encendiendo la lámpara a mi lado así mis amigas podrían verme, contesté
la llamada.
Lena me devolvió la sonrisa junto a Ella.
Tori se inclinó hacia la pantalla. Esta noche, llevaba una coleta alta y un
moño, como si acabase de terminar su práctica de porristas.
Me encogí de hombros.
Todas dejaron caer sus sonrisas, y la culpa me consumió por convertir esta
conversión alegre en una fiesta de consolación.
Rey dijo:
Ella asintió.
—Estaremos en casa antes de que te des cuenta. Son solo unas semanas más.
Era más como un mes, pero lo único que hice fue asentir.
—¿Cómo está yendo todo en la residencia de ancianos? ¿No dijiste que era
divertido?
—Solo aguanta un poco, chica. Mi familia está hablando de irnos a casa antes.
Mis hermanos y yo hemos estado diciéndoles sin parar que queremos un par de
semanas en casa para prepararnos antes de que empiece la escuela. Detesto venir
a casa el fin de semana antes.
Ella sonrió.
—¿Estás segura de que eso es todo lo que está pasando, Harp? Sabes que
puedes contarnos lo que sea, ¿cierto?
—Bueno…
Lena se acercó.
Me mordí el labio.
Asentí.
Tori sonrió.
Rey asintió.
—Seguro parece que él es único chico en el que te has fijado desde que te
mudaste aquí.
La boca de Lena se inclinó hacia abajo.
Tori dijo:
Suspirando, dije:
Me encogí de hombros.
Ella sonrió.
—Ahora, ¿por qué no nos habías contado antes nada de esto, eh?
—Supongo que sabía que ustedes no creían que fuese una buena idea, que
yo me enamorase de un chico como Emerson. Quizás es por eso que estoy
bajoneada. Sé que no tiene una gran reputación, pero a veces me pregunto si…
Tori suspiró.
Lena añadió:
Les conté sobre la otra noche en el parque, nuestro baile lento, y con cada
detalle, las chicas lucían más sorprendidas y solo escuchaban.
Rey estuvo de acuerdo, y Tori también. Pero Lena parecía menos convencida.
—Estoy feliz por ti, Harp —dijo—. Solo ten cuidado, ¿de cuerdo? Pase lo que
pase. Quizás sus sentimientos sean reales, y espero que lo sean. Pero solo… ten
cuidado.
***
Así que traté de mantenerme alejada, mantener las cosas tan emocionalmente
distantes como era posible.
Sonreía menos cuando estábamos juntos, dejó de sentarse tan cerca, y dejó de
despedirse cuando terminábamos nuestro horario como voluntarios.
—Nada —dije—. Solo un poco triste de que el verano esté terminando. Eso
es todo. Es mi estación favorita.
Pero este verano había resultado no ser tan genial, con mis amigas de viaje y
yo con un enamoramiento destinado al fracaso.
Todos los días nos acercábamos más y más a completar la imagen. Era de
París al atardecer, y casi habíamos terminado de revelar la Torre Eiffel en el
fondo, con un puente completado a un lado y un hermoso río al otro. El cielo
tenía todos los naranjas y amarillos y rosas que yo amaba.
—¿Sabes cuáles son las cosas de las que más me arrepiento? —preguntó la
Sra. Ellie de repente.
Esa pregunta súper personal me hizo alzar la mirada hacia ella, las decenas
de pequeñas piezas de rompecabezas olvidadas en la mesa frente a mí.
No esperó mi respuesta.
—No decirle a alguien cómo me sentía antes de que fuera demasiado tarde.
Luego no dijo nada, solo nuestros ojos hablaron, y supe a qué se refería y que
ella sabía que yo sabía a qué se refería.
—El amor es una cosa hermosa, Harper. La cosa más hermosa que la vida
tiene para ofrecer. Viene de muchas maneras. Lo importante es que no lo dejemos
pasar.
Y así, mis ojos se deslizaron hacia Emerson, quien estaba sentado en silencio,
serio, con el Sr. Roberts. ¿Era yo o lucía más serio de lo habitual?
Pero sabía que era más que eso. Podríamos volver y ver a la Sra. Ellie y al Sr.
Roberts si queríamos.
La voz de la Sra. Ellie alcanzó mis oídos de nuevo, pero encontré imposible
alejar mis ojos de Emerson.
—El amor duele a veces, Harper. Pero te sorprendería lo mucho más usual
que es que las cosas resulten mucho mejor de lo que podrías haber imaginado.
No tenía idea.
Quince
Mi mamá asomó la cabeza en mi habitación.
Apenas había mencionado que me iría durante las dos semanas siguientes.
Solo que iba a ver a mi papá, y que no volvería hasta el final del verano. Eso era
todo.
—Buenos, gracias.
—Hmm, mis elogios para el chef —dije, dándome unos toquecitos en la boca
con una servilleta.
Pero antes de que mi mamá pudiera decir algo, su teléfono empezó a sonar
en la sala de estar.
Se levantó y se fue.
No hacíamos cenas especiales, con velas y todo, muy seguido por su horario
de trabajo y nuestro presupuesto apretado, pero cuando lo hacíamos, era en serio.
Nos vestíamos bien, apagábamos nuestros teléfonos y hablábamos de verdad.
Quizás tener veinticuatro horas enteras sin trabajar era demasiado bueno
para ser cierto.
Se sentó a mi lado.
—No era del trabajo, cariño. Era tu papá. Dice que no podrá tenerte en su
casa después de todo.
Todo porque mi papá había decidido que algo más era más importante que
las dos semanas al año que tenía para pasar tiempo conmigo.
La miré y asentí.
—Sí, estoy bien. Está bien. Ahora no tengo que faltar a la escuela.
—¿Estás segura de que estás bien? Sé que has estado anticipando esto —dijo.
Asentí rápido y miré fijamente mi plato lleno de comida. Al contrario de unos
minutos atrás, mi apetito se había ido. Me puse de pie.
Sin una segunda mirada atrás, me fui a mi habitación. Una vez que cerré la
puerta suavemente detrás de mí, me hundí en el suelo y ahí vinieron las lágrimas.
***
Estaba bien, me dije a mí misma. Tendría el resto del verano para pasar el
rato con ella. Y en cuanto a mi papá, bueno, él tenía cosas más importantes que
hacer, y tendría que haberme estado mintiendo a mí misma si pensara que no me
dolía.
Me dolía.
Mientras el Sr. Nguyen nos entregaba la tarea de esta noche, abrí nuestro hilo
de mensajes y escribí un mensaje rápido.
Harper: No iré a Wisconsin después de todo. No funcionaron las cosas. Las extraño
chicas.
Harper: No se preocupen :) Me alegra que vaya a estar aquí cuando ustedes regresen.
Además podré pasar más tiempo en casa con mi mamá.
Quizás era la chica buena para el resto de mis amigas, pero por hoy, seguiría
los pasos de Emerson.
Dieciséis
Nunca me había saltado clases antes. No aquí, no en Wisconsin.
Se sentía completamente raro para mí, no estar donde debería estar, haciendo
algo en contra de las reglas.
Sin saber qué más responder, asentí, y él tomó asiento, dejando su skate a
unos centímetros de distancia.
Cubriendo mis ojos del sol con una mano, una sonrisa creció en mi rostro.
Asintió.
—Oh, sí.
Después de un momento, nadie dijo nada, y recordé que hablar con él así,
bajando la guardia, probablemente no era la mejor idea. No si quería superarlo.
Justo cuando abría la boca para decirle que debería irse a clase, dijo:
—¿Hay algún motivo por el que hayas decidido saltarte clases hoy? ¿Es el
mismo motivo por el que obviamente no estás en un avión ahora mismo?
Guau, y justo así, él había reconocido el elefante en la habitación.
—Uh, um, yo… las cosas no funcionaron. Y no voy a ir —fue todo lo que me
las arreglé para decir.
—Lo siento.
Y una vez más, los mismos sentimientos de anoche estaban de vuelta, excepto
que ahora Emerson estaba a solo unos centímetros de distancia, para verlo todo.
—Sabes —dijo Emerson— los padres a veces pueden ser unos imbéciles, ¿eh?
Asentí.
—Mi papá, de todos modos. —Eso fue lo único que pude decir sin que las
lágrimas amenazaran con escapar.
—Lo siento.
Se encogió de hombros.
Sonreí.
—Esa es mi mamá. Siempre hemos sido nosotras dos porque mis abuelos
murieron antes de que yo naciera, pero ella siempre ha sido como dos padres en
uno. Y de hecho una muy buena amiga.
Decir eso en voz alta me hizo sonreír pero un par de lágrimas también
bajaron por mi mejilla.
—Perdón —dije, avergonzada de que Emerson me estuviese viendo llorar.
Me giré para secarlas.
Lentamente, me giré de vuelta hacia él, sin saber qué hacer además de
mirarlo. Mi respiración se aceleró, y mi corazón empezó a latir más rápido,
incluso después de que su mano volviera a su costado.
—Me alegra haber decidido intentar en serio hacer la escuela de verano este
año —dijo—. Porque significó poder conocerte.
Sonreí.
Sus palabras me hicieron revivir cada momento que habíamos pasado juntos
este verano —ese primer día en la residencia de ancianos, bailar con él mientras
nos aferrábamos el uno al otro, esa noche en el parque.
¿Quería decir que sentía por mí lo mismo que yo sentía por él? Mi corazón
gritaba que sí.
—¿Harper? —susurró.
Nuestro momento se había ido, y lo único que quería hacer era apagar mi
teléfono para que no me molestara.
Pero el rostro de mi mamá estaba en la pantalla, y me di cuenta de que era la
hora del almuerzo. Debía estar llamando para ver cómo estaba.
Contesté la llamada.
—Hola, mamá.
—Hola, cariño, no puedo hablar por mucho tiempo, pero me siento horrible
por lo de anoche.
Bajé la mirada.
—Está bien, mamá. En serio. Creo que es lo mejor. Y sabes que no es tu culpa,
¿cierto?
—Lo sé. Solo que… estaba pensando. Saquemos lo mejor de esto. Decidí
venir y trabajar horas de más hoy así podemos irnos a algún lado este fin de
semana. Solo tú y yo. Un viaje en auto hasta la playa. ¿Cómo suena eso? —Ahora
ella sonaba como su forma de ser habitual. Brillante y animada y alegre.
Y yo también.
—No desempaques tus cosas. Nos vamos mañana por la mañana temprano.
—Perdón, esa era mi mamá. Me sorprendió con nuestro propio viaje. Hace
una eternidad que no vamos de vacaciones.
Emerson sonrió.
Caminé por la casa, lavando platos y limpiando baños, pero en unas pocas
horas, ya estaba sin nada que hacer de nuevo.
Tirada en el sofá, les mandé a mis amigas una selfie linda y las buenas
noticias.
Rey: ¡Estoy tan celosa! La playa es mucho mejor que caminar por museos y sitios
turísticos todo el día :(
Ya eran dos las veces que casi nos habíamos besado. Antes pensaba que era
solo yo o que lo que fuese que tuviéramos no significaba nada, pero la forma en
que me había mirado hoy…
No, tenía que estar pensando en mí, ¿cierto? Tal vez estaba tan aburrido como
yo esta noche.
Emerson: Hola…
Harper: Hola :)
Emerson: Pensé que habrías salido a algún lado un viernes por la noche.
Harper: No con mis amigas estando fuera de la ciudad. Estoy sola en casa.
¿Tal vez se había quedado dormido? Aunque solo eran las nueve en punto.
Seguro estaba en alguna fiesta o algo. No podía esperar que siguiera hablando
conmigo.
¿QUÉ?
Pero no dio oportunidad de decir mucho más porque empezó a correr hacia
el árbol a solo unos metros de mi ventana.
Y así, entró por mi ventana pasando primero los pies, como si no fuera la
gran cosa saltar a una habitación en un segundo piso.
Me reí.
—Oh Dios mío. Bueno, me alegra que no te rompieras el cuello porque eso
habría sido…
Se rio.
Sacudí la cabeza ante sus palabras pero sonreí porque estaba justo frente a
mí.
—Deberíamos ir abajo.
Abrí la boca para decir algo, lo que sea, pero no pude, no con la mirada en su
rostro, la que hacía que mi estómago se derritiera.
Se encogió de hombros.
—Quizás sí. Quizás no. Pero dijiste que estabas aburrida. Yo estaba aburrido.
Sin embargo, al poco rato estábamos hablando más que viendo la serie.
Abracé una almohada contra mi pecho. Todavía sentía como si estuviese
rompiendo las reglas, pero me recordé a mí misma que no estaba haciendo nada
malo. Además de tener a un chico en mi sofá sin que mi mamá lo supiera.
Hice una nota mental de presentarle a Emerson a mi mamá después de que
volviéramos de nuestro viaje, y entonces fui capaz de relajarme.
—Lena es como una princesa guerrera del soccer —dije—. Una atrevida total.
Pero muy divertida. Y Ella es inteligente y de muy buen corazón. Tori, ella te dice
las cosas como son. Es honesta y fuerte. Luego está Rey. Es tan dulce y creativa.
Siempre está dibujando y escribiendo.
Alejé la mirada.
—No sé.
—Yo creo que eres amable, siempre ves lo bueno en alguien. Pase lo que pase.
—Extendió una mano y tocó la mía—. Eres hermosa, por dentro y por fuera.
—Y yo creo que hay más en ti de lo que dejas ver. —Lo miré fijamente a los
ojos y dije lo que estaba en mi mente, fingiendo ser tan temeraria como Lena solo
por unos segundos—. Debajo de ese exterior duro, hay esta persona que le trae a
las señoras mayores sus flores favoritas y…
—¡Perdón! —dije.
Pero no era como si fuese a darle mucho tiempo para contestar. Dio un paso
alejándose de la puerta.
Luego lo alejé, dándome cuenta de lo que acaba de hacer. ¿Por qué había
hecho eso? ¿En este momento?
Pero antes de que pudiera decir nada más, me atrajo hacia él, y cerró la
distancia entre nosotros de nuevo. Me besó como si esta fuera su única
oportunidad de hacerlo bien.
—Sí —confesé.
Mi mamá se giró hacia mí, sus gafas de sol apoyadas encima de su cabeza.
—Emerson —dije.
Asentí.
¿Charla de chicas con mi mamá? Este era el mejor viaje del mundo. Aún
extrañaba a las #BFFs, pero aun así, en este momento me sentía muy bien.
***
Abrí la puerta principal para encontrar a Emerson esperando allí. Entré, con
un pequeño plato en las manos.
Ese comentario hizo que Emerson me diera una mirada nerviosa, pero yo
tomé su mano.
Lo alcé.
Él asintió.
—Es su especialidad. Pensó que sería un gran postre para después de comer
el pollo a la parmesana.
Solo contenta de que por fin conociera a mi mamá, lo miraba a cada pocos
segundos durante la conversación de la cena. Por suerte, mi mamá era buena
llenando las pausas incómodas.
Yo bajé mi tenedor.
Se encogió de hombros.
Mi mamá asintió.
Jadeé.
—Yo ahí trazo la línea, nada de hacer salto en bungee —dijo—. ¿Saltar
voluntariamente hacia mi propia muerte? ¿Sabes el porcentaje de accidentes que
suceden? No gracias.
—Tienes que hacer paracaidismo conmigo algún día —dijo en voz baja.
Eso puso a mi corazón a hacer todo tipo de cosas extrañas, como no latir
correctamente.
¿Cómo decía Emerson cosas así en voz alta? ¿Disfrutaba hacerme sonrojar a
propósito?
Tomé un bocado, y las dos texturas hicieron que mis papilas gustativas
explotaran.
Asentí.
Me guiñó un ojo mientras se iba, y no pude creer lo bien que estaba yendo
esta noche.
Le sonreí.
Emerson sonrió.
—Qué bien. No sabes lo nervioso que estaba. Nunca he conocido a los padres
de una chica antes —dijo.
¿Y si volvía a cerrarse? ¿O admitiría que esto no era nada serio para él?
Sacudió la cabeza.
Se acercó e inclinó la cabeza hacia mí. Dejando que mis ojos se cerrasen solos,
mis labios se movieron contra los suyos, y por unos segundos, me olvidé de todo
excepto del sabor de su boca.
Emerson se alejó, pero era como si se hubiese dado cuenta de que todavía no
había terminado porque se acercó de nuevo, y esta vez, envolví mis brazos a su
alrededor. Él hizo lo mismo.
—¿Emerson? —dije.
Me miró.
Abrí los mensajes de las #BFFs de inmediato, sabiendo que ellas tenían que
ser las primeras en escuchar cómo había ido esta noche.
Ahora les envié un mensaje, diciéndole que esta noche había sido perfecta.
Ella: ^
Rey: !!!
—¡Esto es tan emocionante! No puedo creer que estés saliendo con Emerson.
Tori asintió.
—Voy a ser la primera en admitir que estaba equivocada. Quizás hay más en
Emerson Lopez de lo que todos piensan.
—Ahora cuéntanos todo —dijo Rey, con bolígrafo y papel en mano como
siempre.
Cuando terminé, Rey suspiró soñadoramente, y todas las demás tenían
expresiones de enamoradas.
—No puedo creer que sea tu novio. ¿Quién lo hubiera pensado? Aunque
bueno… la chica buena Harper y el chico malo Emerson…
Rey habló.
—Es solo que… no me ha pedido exactamente que sea su novia. ¿Cómo sabes
si lo eres o no? Especialmente si lo que dicen es cierto… que él no tiene relaciones
serias.
—Quizás te lo pida.
Ella asintió.
Rey habló.
Se encogió de hombros.
Todas se rieron. Típico de Lena. Tal vez solo necesitaba darle un poco más
de tiempo. Esto aún era algo nuevo.
***
El tema era Dancing with the Stars, excepto que las estrellas en nuestro caso
eran las personas mayores de la residencia de ancianos. Además yo llevaría un
vestido glamuroso. Ya que había encontrado uno de oferta en la tienda de
segunda mano.
—Bien. Casi terminé. Ya tengo todos los pedidos de la Sra. Ellie. Solo eso es
como el treinta por ciento de la lista de canciones para la noche.
Sonreí.
Él tomó mi mano.
—Sabes que va a hacerte bailar con ella. Junto con todas las otras señoras de
aquí.
Suspiró falsamente.
—Supongo que es el precio que tengo que pagar por ser joven y guapo. Las
mujeres no pueden resistirse.
Nos reímos. Me lo imaginé bailando con todas las señoras mayores de aquí,
y mi corazón casi explotó.
—La Srta. Moreau dijo que podría entregar estos mañana en la escuela.
Cualquier estudiante de la escuela de verano que se presente conseguirá créditos
extra, así que creo que podremos atraer a una gran multitud.
—Oh, este baile será como revivir mi juventud. Ha pasado demasiado tiempo
desde que bailé toda la noche. —Se fue con un guiño.
Encontré a Emerson con el Sr. Roberts. No lucía muy bien hoy. Una fina capa
de sudor cubría su frente, y parecía más cansado de lo habitual.
—Solo estoy cansado, eso es todo. Creo que necesito acostarme un rato.
Se encogió de hombros.
Apreté su mano.
—Tal vez solo está muy cansado hoy. Estoy segura de que se sentirá mejor
mañana.
—Lo siento mucho, Emerson —dije en voz baja—. Sé que el Sr. Roberts
significa mucho para ti.
El cielo estaba gris, el sol escondido en alguna parte, y no pude evitar sentir
que era el reflejo perfecto de Emerson en este momento.
—La Srta. Nancy me dio el número de habitación del Sr. Roberts —dije,
entregándole el pequeño pedazo de papel—. Tal vez podamos ir a verlo.
Lentamente, puse una mano encima de la suya y la apreté, pero aun así,
Emerson no me miró, no me habló.
Solo sostuve su mano y me quedé sentada allí con él. Después de un rato, a
la hora en que deberíamos estar en la residencia de ancianos, se levantó.
Nada.
***
Preocupada por sus notas y por las mías, le envié mensajes, pero nunca
contestó.
Ella seguía mal por el Sr. Roberts. Todavía no estaba fuera de peligro después
del ataque al corazón, y me daba cuenta de que ella tenía sentimientos por él.
—Mi hija me llevó a ver al Sr. Roberts ayer —confesó—. Preguntó por
Emerson, pero no sabía qué decirle. No quise preocuparlo, así que solo le dije que
estaba ocupado con cosas del colegio, pero que todos estábamos pensando en él.
Su labio tembló, y tomé su mano. No podía imaginar lo difícil que esto era
para ella. Había perdido a su marido, y ahora otro amigo cercano suyo estaba en
peligro de dejarnos a todos demasiado pronto.
Le dije lo mucho que lo extraña. Que estaba aquí para él, que todo estaría
bien.
—¿Estás segura de que quieres esto, cariño? Quiero advertirte. El Sr. Roberts
puede que no luzca para nada como tú lo conoces.
Asentí y pensé en lo que eso significaba. Pero tenía que hacer esto. Era lo
mínimo que podía hacer.
—Vamos.
Sonreí.
Asintió.
—Emerson —dije, con los globos que había traído aún en mis manos.
Él alejó la mirada.
El Sr. Roberts estaba dormido, con una manta blanca delgada tapándolo
hasta el pecho. Algunos globos ya colgaban alrededor de su habitación, y añadí
los míos a la mezcla. Luego caminé cuidadosamente alrededor de su cama y
coloqué las flores en la mesa de noche al lado de su cama.
Caminé hacia él y me senté a su lado. Su silla estaba acomodada cerca del Sr.
Roberts.
Quería tomar su mano, pero no estaba segura de si eso era lo que Emerson
quería. Lo sentía diferente, triste y cerrado. Como si no quisiera demostrar cómo
se sentía de verdad.
Miró las galletas y luego a mí antes de volver a mirar fijamente al Sr. Roberts.
—Eso es muy dulce de tu parte —dije—. La Sra. Ellie dijo que él estaba
preguntando por ti el otro día. Va a estar muy contento de que hayas venido.
Emerson aspiró.
—Lo único que podemos hacer es estar aquí para él y esperar que mejore. El
Sr. Roberts… es un luchador —dije.
Sacudió la cabeza.
¿A todo eso?
Ya estaban de vuelta las lágrimas. Solo quería que no huyera esta vez.
Era mi mamá.
—Está ben —dijo en mi cabello—. Alguna gente solo necesita tiempo a solas
para procesar las cosas. Pero no te preocupes. Ya volverá.
Dejé caer la revista que había estado leyendo, mis manos cubriendo mi boca.
—Su familia estuvo con él todo el tiempo —dijo—. No sintió nada. Sucedió
mientras dormía.
Asentí. Era lo mejor que podríamos haber pedido, dadas las circunstancias.
El Sr. Roberts había sobrevivido a una guerra, tenía una familia, y había vivido
una larga vida.
—Eso sería genial, mamá. Gracias. Quizás pueda hacer algunas galletas.
Emerson dijo que las de avena y pasas eran las favoritas del Sr. Roberts.
Aun así, le escribí un nuevo mensaje, haciéndole saber lo que había pasado y
que estaría allí para él pasara lo que pasara. Que el Sr. Roberts querría que
celebráramos su vida, no que estuviésemos tristes por el hecho de que se hubiera
ido.
Recordé las fotos que habíamos sacado la tarde que habíamos bailado todos
juntos en la residencia de ancianos hacía no mucho tiempo. La de la Sra. Ellie y
el Sr. Roberts juntos hizo que mis ojos se llenaran de lágrima de nuevo, pero la
seleccioné y se la envié a Emerson.
Aparecieron tres puntos, y esperé que dijera algo, pero luego se fueron.
Nada.
La pobre Sra. Ellie. Recordé cómo habían bailado con el Sr. Roberts, las
sonrisas brillantes de ambos ese día.
***
Dos días antes del baile por un dólar, la residencia de ancianos casi había
vuelto a la normalidad. Todos seguían tristes, pero estábamos emocionados por
el evento que se acercaba. Las señoras tenían sus vestuarios elegidos, y yo ya
había prometido maquillarlas a todas.
Sus notas debían estar hundiéndose, pero sin importar cuántas veces tratara
de llamarlo o enviarle mensajes, no contestaba. Las pocas veces que había ido al
parque a buscarlo, él no había estado allí, y esperaba que estuviese bien.
—Me temo que esta no es la primera vez que hace esto —dijo—. Yo también
estoy teniendo problemas para encontrarlo.
Me mordí el labio, deseando que hubiese algo que pudiéramos hacer por él.
—Lo único que podemos hacer es estar allí para él. Apoyarlo lo más que
podamos. Y seguir tratando de conseguir que vuelva a la escuela.
Traté de recordar dónde había dicho que vivía, y tomé el autobús allí después
de la escuela.
Caminé por la calle, el sudor cayendo por mi frente y por mi espalda por el
sol caliente de la tarde, preguntándome si me encontraría con él o con alguno de
sus hermanos. Recordaba cómo lucía uno de ellos del semestre pasado, pero no
vi a ninguno.
Después de un rato, estaba claro que no tenía idea de qué estaba haciendo ni
de a dónde estaba yendo. Y probablemente lucía como un desastre, toda sudada.
Mis ojos aterrizaron en una casa con persianas azules y pintura vieja. Había
solo un auto en el camino de entrada, pero lo que me llamó la atención fue la
mujer joven que estaba en el jardín del frente.
¿Esas eran margaritas? La mujer tenía el mismo cabello oscuro que Emerson
y sus hermanos, y me pregunté si esta sería su hermana mayor. Un niño pequeño
corrió hacia ella, y se giró para abrazarlo.
—¡Hola!
—Lo siento —dije con una sonrisa—. No quise asustarte. Solo estaba
preguntándome… ¿Esta es la casa de Emerson? ¿Y tú eres su hermana?
Yasmin asintió.
—Sí, supongo.
—Gracias. El postre que hiciste, por cierto. Estaba muy bueno. Mi mamá
sigue hablando de lo mucho que le gustó.
Asentí.
Mi mamá era la única familia real que tenía. No sabía qué haría si la perdiera.
Mi estómago se hundió. No podía imaginar el dolor que estaría atravesando
Emerson ahora.
Veintidós
Tomé el autobús de vuelta a la ciudad, con la cabeza apoyada en la ventana
todo el tiempo.
Sin un cierre.
Tenía que saber si él estaba bien, si había alguna forma en que yo pudiera
apoyarlo.
Quería decirle que me había dejado caer. Fuerte. Y ni siquiera estaba aquí
para ayudarme a ponerme de pie.
Mirando fijamente por la ventana, noté una figura solitaria sentada debajo
de un árbol. Podía ver sus piernas largas.
—¡Espere!
Casi tambaleándome al suelo, de alguna forma pude pasar las puertas dobles
y bajar, gritándole un “gracias” rápido detrás de mí. Luego miré hacia ese árbol.
Cuidadosamente caminé hacia ese árbol. Cuando estaba a solo unos metros
de distancia, en la sombra del árbol, Emerson giró la cabeza ligeramente hacia
mí.
—Hola —dije.
Nada. Emerson solo bajó la mirada, sus dedos arrancando el césped a su lado.
Podría haberle preguntado si estaba bien, pero sabía que la respuesta era no.
Su voz me sobresaltó.
Exhaló.
—Bueno, ya me has visto. Puedes irte. No puedo hacer esto ahora mismo.
—No tienes que hacer nada —dije—. Solo quería decirte que estoy aquí para
ti, pase lo que pase, Emerson. Estoy aquí. Sé que…
—Solo quiero estar solo. ¿Por qué nadie lo entiende? No estoy interesado en
mis notas de la escuela ni en nada de eso. No voy a volver. No ahora y no en el
otoño. Así que solo vete.
—No necesito más tiempo para pensarlo, Harper. Yo solo… —su voz se
rompió, y el dolor se mostró en su rostro. Se llevó las manos a las sienes y las
piernas a su pecho.
Solo el sonido de nuestra respiración alcanzó mis oídos por los siguientes
segundos. Eso y el sonido del tráfico y los bocinazos en la distancia.
Por la primera vez en lo que se sentía como una eternidad, estábamos cerca
de nuevo, y se sentía como volver a casa.
Luego sus labios tocaron los míos, se movieron contra los míos.
No sé por cuánto tiempo nos besamos así, pero terminó demasiado pronto.
Traté de leer a Emerson, pero se alejó por completo, sus manos en sus rodillas
de nuevo.
—¿Qué? —pregunté.
—Pero… —empecé.
—Pero no puedo —terminó por mí—. Estoy mejor solo, y… —su voz murió.
—No hagas esto —dije, las lágrimas cayendo en cascadas por mis mejillas.
Se encogió de hombros.
—No puedes decirme que todo esto no ha significado nada para ti, Emerson
—lloré.
—Lo que pasó con el Sr. Roberts es muy triste, Emerson. No puedo imaginar
lo difícil que debe ser para ti, especialmente después de perder a tus abuelos.
—Tienes que darle una oportunidad a la vida, sin importar cuál sea el riesgo
—dije—. Danos una oportunidad. Por favor.
—No puedo —pronunció a duras penas—. No vale la pena.
Traté de dar un paso más cerca de él, pero se movió hacia atrás.
—Perdón —dijo.
Metiéndome a la ducha, dejé que el agua caliente tratara de lavar todo lo que
había pasado anoche.
Les conté todo, pero lo que en realidad deseaba era que estuvieran en casa
conmigo así no estaría sola.
Rey: ¡Noche de chicas apenas lleguemos a casa! ¡Si alguna vez terminamos de
atravesar Texas, entonces estaré en casa antes de que te des cuenta!
Ella: Cuenta con eso. Desearía que estuviésemos allí ahora. Mi vuelo es esta noche.
Estaré allí antes de que te des cuenta.
Harper: Chicas, tengo el corazón completamente roto :( Supongo que eso es lo que
pasa cuando te enamoras del chico malo.
Tori: Sí, quizás tienes que darle un poco de tiempo. Pero incluso si no funciona, todo
estará bien <3
Rey: Creo que si está destinado a suceder, todo se arreglará. Y si no, entonces hay
alguien más ahí afuera esperándote, chica.
—¿Sí? —llamé.
—¿Puedo entrar?
Se sentó a mi lado.
Me mordí el labio, las lágrimas llenando mis ojos con solo tener su mano en
mi cabello.
Lo único que pude hacer fue asentir, y entonces las lágrimas empezaron a
caer de nuevo. Los sollozos destruyeron mi pecho, y enterré la cabeza en mi
almohada.
***
Al menos hasta que ella tuvo que volver a trabajar la noche siguiente.
¿Cómo podía ver a alguien más terminar con su Príncipe Azul o el chico alto,
oscuro y guapo cuando yo no había terminado con él? Solo me recordaba lo que
no tenía.
Sorbiendo los mocos, busqué otro pañuelo y dejé que las lágrimas cayeran de
nuevo.
—¿Cuándo llegaron?
—Todas llegamos aquí entre veinte minutos y una hora atrás, pero
queríamos venir juntas.
Las miré a cada una. Lucían diferentes aunque solo habían pasado seis
semanas.
Hizo una pose y nos dios una sonrisa que podría estar en la portada de Elle.
Lena chilló.
—¡Son increíbles!
Rey nos había traído camisetas con cosas graciosas escritas. Ella nos trajo
caramelos de Puerto Rico, y Lena nos había traído a cada una bota de vaquera de
cerámica muy bonita y pintada de colores brillantes de México.
—De mi viaje a la playa. Sé que no es mucho, para cada una puede tener una.
—Ooh —dijo Lena, arrodillándose a mi lado—. Estas son lindas.
—¿Puedo quedarme con esta? —preguntó con una sonrisa. La giró en sus
manos.
Tori eligió la piedra jaspe roja mientras que Rey eligió una verde azulado.
Me encogí de hombros.
—No tengo idea —contesté—. Solo elegí las que me gustaban, pero solo sé
los nombres de algunas. —El cuarzo rosa era mi favorito, pero en cambio agarré
una piedra gris metálica. Esta se sentía correcta para Emerson.
La abracé.
—Tenemos que pasar tanto tiempo juntas como sea posible en estas últimas
semanas de verano.
Tori sonrió.
—Hecho —dijo.
—¿Es uno de los chicos que has besado por diversión? —pregunté con un
giño. Rey se enderezó.
Lena resopló.
Entonces Rey nos contó acerca del proyecto secreto en el que estaba
trabajando. No podía darnos los detalles todavía, pero tenía grandes esperanzas
de finalmente compartir algo de lo que escribía en internet.
El verano no había ido como lo había planeado, pero estaría bien. Amigas
como Ella, Tori, Lena y Rey eran lo único que necesitaba.
Veinticuatro
Emerson había dejado la escuela, la residencia de ancianos y mi vida, pero el
show tenía que continuar.
El día del baile por un dólar, me aseguré de tener todo lo que necesitaba en
mi mochila. Mi ropa, mis accesorios, un rizador y maquillaje.
Las #BFFs estarían allí más tarde, pero por ahora, tenía que prepararme,
ayudar a decorar el lugar y acomodar el equipo de música.
Aunque no era muy buena con la tecnología, así que me fue difícil conectar
mi teléfono a la computadora y los parlantes y conseguir que la música sonara.
Después de media hora, seguía sin poder hacerlo funcionar, y suspiré de
frustración.
Emerson habría podido con esto en dos minutos, pero no podía pedirle
ayuda. Sabía que era hora de llamar a los refuerzos.
Le envié una foto, y ella contestó que estaría aquí lo más pronto posible.
Me reí.
—Por supuesto.
Para cuando terminé con el maquillaje de todas las señoras, el baile por un
dólar estaba por comenzar en unos minutos.
Corrí al baño con mi mochila en mano y me cambié lo más rápido que pude.
Para seguir con el tema de Dancing with the Stars, había comprado un vestido
dorado brilloso que me llegaba hasta las rodillas y abrazaba mis curvas. Lo
combiné con sandalias de taco alto que le había pedido prestadas a mi mamá.
Luego retoqué mi cabello y mi maquillaje, asegurándome de que las suaves
ondas de mi cabello estuviesen perfectas.
Volviendo al baile, llegué justo a tiempo para ver entrar a mis amigas. Me
vieron, me saludaron y vinieron directo a mí.
—Gracias.
—Los chicos de la escuela van a estar haciendo fila con dinero en mano por
una oportunidad de bailar contigo.
Me encogí de hombros.
—No lo creo. Por lo que sé, la mayoría de las porristas y los deportistas
estarán aquí.
Ella sonrió.
Rey asintió.
—¡Espero que hayas comprado suficientes alfileres de gancho! Pero solo por
si acaso… —Alzó un pequeño recipiente claro lleno de ellos. Luego le dio una
palmadita a una pequeña bolsa negra que tenía en su costado—. También traje
mi cámara.
Tenían razón. La primera hora del baile por un dólar fue tranquila y
silenciosa y la mayor parte de las personas mayores estaban bailando entre ellos,
con sus familias, o con mis amigas, apenas moviéndose de un lado a otro. Era la
cosa más linda del mundo, y no nos cansamos de sacar fotos.
—Esas van a ser perfectas para el sitio web —dijo—. Esta fue una idea genial,
Harper.
Este baile por un dólar había resultado mucho mejor de lo que podría haber
esperado. Pero aun así, algo se sentía extraño.
Emerson debería haber estado aquí esta noche, y era triste que se lo estuviese
perdiendo.
Emerson.
Ella puso la siguiente canción y gesticuló baño antes de irse en esa dirección.
—Solo tenía que verte. —Miró alrededor—. Ver esto antes de que acabase.
Había un tinte de tristeza en sus ojos, y recordé que la última vez que él había
estado aquí era cuando nos habíamos enterado del ataque al corazón del Sr.
Roberts.
—Es del Sr. Roberts. Tenía algunas cosas que quería decirme, en caso de
que… —Exhaló, cuidadosamente abriendo la carta—. La escribió la noche que
tuvo su ataque al corazón. Me recordó lo importante que eres para mí.
Traté de leer lo que yacía detrás de esos ojos oscuros suyos. Quizás no lo
sabría siempre, pero ahora mismo, podía adivinar bastante bien.
Estaba bailando con uno de sus hijos adultos, y lucían adorables. Nos hizo
señas para que nos uniéramos a ellos.
Emerson agarró mi mano, y yo dejé mis flores, y me guio hacia donde todos
los demás estaban bailando. Mis amigas prácticamente empezaron a saltar de
arriba abajo cuando nos vieron juntos, y mi sonrisa no podía ser más grande.
Lo observé.
—Estoy segura de que la Sra. Ellie insistirá en bailar contigo también. Antes
de que termine la noche. —Lo rodeé con mis brazos de nuevo, y sus manos se
acomodaron en mi cintura.
Los escalofríos corrieron por mi espalda, y cerré los ojos, aspirando su aroma,
concentrándome en su toque, en cómo se sentían sus hombros bajo mis dedos.
Nos movimos lentamente juntos, y quería perderme en la música relajante,
pero la canción terminó.
—No puedo bailar este tipo de música —confesé, lista para tomar mi lugar
de vuelta en las orillas de la pista.
—Yo te enseño.
Me mordí el labio.
—¡Harper, solo siente la música y deja que tu cuerpo se mueva! —Alargó esa
última palabra y la dejó cruzar por el resto de su cuerpo. Miró a Emerson—. Por
cierto, estamos muy contentos de ver que has vuelto, Emerson. —Luego le guiñó
el ojo y fue meneándose de vuelta hacia su compañero de baile.
Me reí.
—Creo que la Sra. Ellie tiene más energía en el dedo meñique de su pie
izquierdo que yo en todo mi cuerpo.
A las 8:30, cuando el baile por un dólar llegó a su fin, fuimos los últimos en
dejar de bailar, incluso después de que música terminase y las luces volvieran a
encenderse.
—Lo lograste.
Miré a Emerson.
—Ahora pueden hacerlo todo de nuevo en solo unos días cuando empiece el
año escolar.
Lena gimió.
Encontramos una mesa grande con una sombrilla y nos sentamos con
nuestros helados. Ella y Jesse compartían su sundae. Eran muy tiernos. Luego
Noah empujó el cono de helado de Tori contra su cara, y todos nos largamos a
reír a carcajadas. Le pasé una servilleta, y ella salió a perseguir a Noah.
Como el sol cálido golpeando mi piel, absorbí este momento perfecto con mi
novio y mis mejores amigas.
—Así que, ¿quieres irte de aquí? —preguntó en voz baja, una sonrisa
diabólica en su rostro.
Mi sonrisa alcanzó mis orejas, y mi estómago dio varias volteretas.
Tomó mi mano y me guio. Miré hacia atrás a la heladería, donde mis amigos
seguían riendo y hablando. Luego seguí a Emerson al parque que estaba en esa
misma calle.
Nos quedaba solo una semana de verano, y quería que hiciéramos un montón
de cosas juntos, y no quería desperdiciar ni un minuto.
Después de que finalmente pudiera hacer bien uno de sus nuevos trucos,
caminó hacia mí. Extendió una mano y me ayudó a levantarme.
Sacudí la cabeza.
Me reí.
—No estoy segura de que alguna vez pueda seguirte el ritmo en un skate.
Lucía divertido, aunque hubiera un gran riesgo de que terminara con algo
roto.
Bajé del skate y me giré hacia él. Mis ojos encontraron los suyos, y me
envolvió en sus brazos, acercándose.
Vive en Georgia con su marido y sus dos hijas pequeñas. También comparte
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