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LOS DISCURSOS DE ADIÓS

DE GN 49 A ]N 13-17
Colectánea San Paciano
N. 0 XXIII
FACULTAD DE TEOLOGÍA DE BARCELONA
(Sección de San Paciano)

LOS DISCURSOS DE ADIÓS


DE GN 49 A JN 13-17
Pistas para la historia de un género literario
en la antigua literatura judía

por ENRie CORTES

BARCELONA
EDITORIAL HERDER
1976
© Facultad de Teología de Barcelona (Sección de San Paciano). Primera edición 1976. Tiene
licencia eclesiástica. Imprimatur: José M.• Guix, Obispo auxiliar y Vicario general de Barcelona,
5 de octubre de 1975.
Impreso en GRAFESA - Barcelona
Depósito legal: B. 26.082-1976
ISBN 84-254-0625-0
1NDICE

PRÓLOGO 11
ABREVIATURAS Y SIGLAS 13

BIBLIOGRAFÍA 18
l. Libros sobre textos del A. y NT. 18
2. Artículos sobre textos del A. y NT. 23
3. Libros restantes . 28
4. Artículos restantes 36
5. Rabínica. 42
6. Targumim 45
7. Fl. Josefo, Filón y Ps. Filón 46

INTRODUCCIÓN 49
Interés del tema . 50
Naturaleza de los discursos de adiós 52
Género literario 52; vocabulario y fórmulas de los
discursos. 54.
Sitz im Leben o Sitz im iLiteratur . 62
Los discursos de adiós y los demás géneros: el géne-
ro apocalíptico 63 ; el «género» midrásico 64 ; el gé-
nero sapiencial 66.

CAPÍTULO PRIMERO: Los DISCURSOS DE ADIÓS EN EL AT 71


l. 1Re 2,1-10 . 72
2. Jos 23 76
3. 1Mac 2,49-70 87
4. Gn 49 91
5. Dt 33 94
Fl. Josefo 96; Filón de Alejandría 97; Ps. Filón 98.
6. Los discursos de Tobit 98
Conclusión . 104

7
índice

CAPÍTIJLO SEGUNDO: Los DISCURSOS DE ADIÓS EN LA LI1ERATURA


APÓCRIFA EN GENERAL . 106
l. Jubileos . 106
Los discursos de Abrahán 109
El discurso de Isaac 110
El discurso de Rebeca 112
El discurso de Noé 113
2. Enok etíope 115
3. Testamento de Job 122
4. Apocalipsis siríaco de Baruk (2Baruk) 129
5. El Testamento de Moisés . 140
6. El Enok eslavo o Los Secretos de Enok (2Enok) 146
7. Testamento de Jacob, copto 151
8. Testamento de Isaac, copto 154
9. Testamento de Adán 157

CAPÍTULO 1ERCERO: LOS DISCURSOS DE ADIÓS EN LOS TESTAMEN-


TOS DE LOS DOCE PATRIARCAS 162
El Testamento de Rubén 167
Estructura del testamento 177
El Testamento de Simeón . 181
El T. Sim. como discurso de adiós 189
El Testamento de Leví . 190
El Testamento de Judá . 199
Estructura y contenido del último discurso de Judá . 209
El Testamento de !sacar 211
El T. Isa. como discurso de adiós 220
El Testamento de Zabulón . 221
El Testamento de Dan . 227
IEl T. Dan como discurso de adiós 235
El Testamento de Neftalí 237
El T. Neft. como discurso de adiós 242
El Testamento de Gad . 243
El T. Gad como discurso de adiós 251
El Testamento de Aser . 252
El T. As. como discurso de adiós 262
El Testamento de José . 263
El T. Jos. como discurso de adiós 268
El Testamento de Benjamín . 271
El T. Benj. como discurso de adiós 284
Conclusión 285
Apéndice 1 . 287
Fragmentos arameos del Testamento de Leví 287
Apéndice 11 . 290

8
índice

Testamento hebreo de Neftalí 290


El discurso de adiós 295
Conclusión 297

CAPÍ1ULO CUARTO: Los DISCURSOS DE ADIÓS EN EL TG DE GN 49


Y DT 33 . 298
Textos sinópticos 300
A. Exhortación a la purificación . 309
NI¡10El, la tradición del «pesula>>, profano 311
B. Exhortación a la unión fraterna 323
C. Exhortación a las obras de misericordia 325
D. Nuestros targumim como testamentos . 331

CAPÍTULO QUINTO: ANTIGÜEDAD DE LAS TRADICIONES DEL TG ÜN


49,1-2 334
I. La «Sekhina>> y el «Ques» mesiánico . 334
II. La proclamación del «Semac» . 338
Origen en la hagadá 338; Origen en la historia 339 ;
«Mezuzot» y «Tefi!En:» 339.
III. La respuesta al «serna"»: «Bendito sea su nombre glo-
rioso, soberano, por los siglos de los siglos» 343
A. Reino de Dios en el AT . . 344
B. Origen de 11'1,:JI¡b 11:J:J Ctu 11i:J 347
Opiniones.: l. L. Blau 347 ; 2. Sentido y origen polí-
tJicos de la fórmula 348; 3. V. Aptowitzer 351. Con-
clusión: Origen y naturaleza de nuestra fórmula 353 ;
«eAlenu» 353 ; «Tefila» 357.
IV. La respuesta al «semac»: «Sea su gran nombre bendito
por los siglos de los siglos» 360
«QadiS» 360; Eulogias del bet haMidras 361 ; Origen
de la fórmula 363 ; Origen de la tradición del Tg Gn
49,2 364.

CAPÍTULO SEXTO: ALGUNOS TEMAS Y EXPRESIONES ACCIDENTALES


AL DISCURSO DE ADIÓS 366
l. Testamento 366
2. Clarividencia del moribundo 369
3. Los falsificadores de profecías 371
4. Intercesión 372
5. Imitación 376
6. Reunir, convocar 380
7. La muerte 381
Conclusión 383

9
índice

CAPÍTULO SÉPTIMO: !Los DISCURSOS DE ADIÓS EN EL NT 385


l. lTim 4,1ss 387
2. 2Tim 3,1-4,10 389
3. La segunda carta de Pedro 396
4. Act 20,17-38, el discurso de Mileto 400
Los discursos de los Hechos de los Apóstoles 403
El discurso de adiós de Mileto . 406
5. Jn 13-17, el último discurso de Jesús 425
I. Orden de los capítulos . 427
II. Jn 13-17 como discurso de adiós 431
Los ~v-rof.1ú y la alianza . 434
Méve:w y la alianza . 436
El Espíritu Santo y la alianza . 438
~trx8~x-t¡ como alianza y testamento 440
El género literario de Jn 13-17 443
Escatología futura y escatología realizada . 445
Amor fraterno 450
Unión fraterna 458
III. Judas el Rechazado, el Desechado 469
'AxcWrxp-ro<; 474
Conclusión 482

RESUMEN Y CONCLUSIÓN GENERAL 486

ÍNDICE DE CITAS . 493


I.
Libros bíblicos 493
II.
Literatura apócrifa 510
III.Qumran . 531
IV. Targum . 532
V.Fl. Josefa 535
VI. Filón. 535
VIL Misna 535
VIII.Tosefta 536
IX.Talmud de Jerusalén 536
X.Talmud de Babilonia 537
XL Midrasim 537

ÍNDICE DE MATERIAS 540

ÍNDICE DE AUTORES . 542

10
PRóLOGO

No es siempre fácil explicar el origen de una idea o de un tra-


bajo literario. Sobre todo si en este origen queremos incluir las
motivaciones. Enumerarlas aquí sería, además, correr el riesgo de
aburrir al lector con una larga lista ya en la primera página y,
posiblemente, desilusionarlo por haber olvidado en ella las moti-
vaciones más importantes: ¡las inconscientes!
Pero cuando pienso en el origen de este trabajo vienen inme-
diatamente a mi recuerdo unos nombres: P.K. KRUBY con sus cur-
sos en el Instituto Bíblico sobre «Mesianismo rabínico» y «Litur-
gia judía», 1966-1967. Estos cursos me abrieron nuevos horizon-
tes ... , que se fueron perfilando con las clases de arameo targúmico
del P. LE DÉAUT C.S.Sp. Al P. LE DÉAUT debo no sólo el habenne
sugerido el tema (1967), sino también el habenne guiado en
su estudio. Pennítaseme todavía añadir lo que más agradezco de su
enseñanza: el haberse mostrado exigente en todos los momentos y
a todos los niveles de esta investigación. Claro que una cosa es
enseñar a ser exigente y otra muy diferente el que uno lo aprenda.
Pero, en todo caso, esto indica que lo que en el campo de los tar-
gumim aprendí a él se lo debo de un modo especial. A su lado, y
ayudado por los demás profesores del Instituto BíbHco, he podido
comprender algo de este misterioso «cordón umbilical» que une el
Nuevo Israel -la Iglesia- al Israel de siempre. Descubrir lo que
nos une con los judíos es no sólo un deber del hombre de ciencia,
sino también la condición sine qua non: del acto de reconocimiento
del cristiano hacia aquella Iglesia -la Sinagoga- que le dio la

11
Prólogo

posibilidad de nacer ... Es comprender un poco mejor las ideas y


sentimientos de hombres como Jesús, Juan, María ...
Sería, empero, injusto reducir mi agradecimiento al solo Insti-
tuto Bíblico por la formación allí recibida desde el 1965 hasta co-
mienzos del 1968. Con verdadero placer agradezco también, desde
estas páginas, la ayuda que en todas las dificultades recibí de algu-
nos profesores de la Universidad de Jerusalén. Me refiero especial-
mente a los Drs. D. FLUSSER y S. SAFRAI, que, con competencia y
espíritu de servicio, me han prestado muy valiosa ayuda, tanto du-
rante sus clases como en conversaciones privadas. Este agradeci-
miento va igualmente a mis profesoras de hebreo moderno YEMIMA
y Débora BAR-AV.
Permítaseme también agradecer a Joan BoTAM, mi superior, su
comprensión y aliento. Con él quiero dar las gracias a todos los.
que me han ayudado de un modo u otro en el trabajo material de
mi tesis.. Entre ellos ocupa ciertamente el puesto de honor Adia
Jaber. Y, como dicen estos mis amigos en Israel, «'al;laron, 'al;taron,
l;tabibi»: mi último gracias, pero no por eso menos sentido, al
P. Camilo CARTA O.F.M., que con la hospitalidad que es en él
como su quintaesencia me abrió las puertas de su residencia «ad
Sanctum Coenaculurn» para que pudiera terminar allí esta tesis. Mi
agradecimiento más cordial a él por la generosidad y comprensión
que para conmigo ha demostrado durante la elaboración de este
trabajo en Jerusalén, 1968-1971; al P. F. IGLESIAS por haberse
prestado amablemente a la corrección del estilo, y a todos. los que
de algún modo han colaborado, como el Dr. J.M. CoRRETGER,
E.-M. BASSAT y M. MoNRÓS.
Esta tesis fue terminada en Jerusalén en 1971, defendida en el
Instituto Bíblico en 1972 y puesta al día en 1973-1974.

12
ABREVIATURAS Y SIGLAS

AB Analecta Biblica.
Altjüdisches ... = Altjüdisches Schrifttum ausserhalb der Bibel, über-
setzt und erliiutert van P. RIESSLER.
Am. J. of Sem. The American J ournal of Semitic Languages and
Lang. and Lit. Literatures.
Amoraer Die Agada der Paliisti'nensi'schen Amoriier, W. BA-
CHER.
AnchB The Anchor Bible.
ANET Ancíent Near Eastern Texts relating to the Old
Testament.
Ant. Bibl. Antiquitates Bibli'cae, Pseudo FILÓN.
Ant. Jud. Antiquitates Judaicae, FI. JOSEFO.
Apocrypha ... The Apocrypha and Pseudepigrapha of the Old
Testament in Engli'Sh ... , ed. por R:H. CHARLES.
Apokryphen ... Die Apokryphen und Pseudepigraphen des Alten
Testaments, ed. por E. KAUTZSCH.
As. Aser.
ATD = Das Alte Testament Deutsch.
Aus Israels Aus lsraels Lehrhallen. Kleine Midraschim .. .,
Lehrhallen ... A. WÜNSCHE.
B.A.C. Biblioteca de Autores Cristiano-s, Madrid.
BDB BROWN F.- DRIVER S.R.- BRIGGS C.A., A Hebrew
and English Lexicon of the Old Testament .. .,
Oxford, 1959.
Bell. Jud. = Bellum Judaicum, FI. JOSEFO.
Benj. Benjamín.
BHTh Beitrage zur historischen Theologie.
Bibl Biblica.
BJ = Bible de Jérusalem, La Saime Bible traduite en
franrais sous la direction de l' École Biblique de
Jérusalem.

13
Abreviaturas y siglas

BNTC Black's New Testament Commentaries.


BU Biblische Untersuchungen.
BVC Bible et Vie Chrétienne.
BWA(N)T Beitrage zur Wissenschaft vom Alten (und Neuen)
Testament.
BZ Biblische Zeitschrift.
BZAW Beihefte zur Zeitschrift für die Alttestamentliche
Wissenschaft.
CBQ The Catholic Bíblica! Quarterly.
CChr Corpus Christianorum (Collectio nova de Patrolo-
gía).
c. circa, aproximadamente.
Contra Ap. Contra Apionem, FI. JOSEFO.
csco Corpus Scriptorum Christianorum Orientalium.
DD Documento de Damasco.
ded. = dedicado ( = Festschrift).
Der jüd. Gott. Der jüdische Gottesdienst vn seiner geschichtlichen
Entwicklung, l. ELBOGEN.
DJD · Discoveries in the ludaean Desert.
EB Enciclopedia de la Biblia, Barcelona.
Einleitung ... EDnleitung in das Alte Testament, O. EISSFELDT.
EstB Estudios Bíblicos.
EtB Études Bibliques.
ET = Expository Times.
EThL Ephemerides Theologicae Lovanienses.
FRLANT = Forschungen zur Religion und Literatur des Alten
und Neuen Testaments.
Geschichte ... = Geschichte des jüdi'schen Volkes im Zeitalter lesu
Christi, B. SCHÜRER.
GV Die gottesdienstUchen Vortriige der luden, hisro-
risch entwickelt, L. ZUNz.
HThK Herders Theologischer Kommentar zum Neuen Tes-
tament.
HThR The Harvard Theological Review.
RUCA Hebrew Union College Annual.
HZNT Handbuch zum Neuen Testament.
ICC The International Critica! Commentary.
IEJ = Israel Exploration Journal.
lntrB The lnterpreter's Bible.
Introduction ... Introduction aux Pseudépigraphes Grecs d'Anden
Testament, par A.M. DENIS.
Isa. !sacar.
JAAR Journal of the American Academy of Religion (an-
tes, The Journal of Bible and Religion).
JAOS Journal of the American Oriental Society.

14
Abreviaturas y siglas

JBL J ournal of Biblical Literature.


Jew. Ency. Jewish Encyclopedia..
JJSt The J ournal of J ewish Studies.
JStJ Journal for the Study of Judaism in the Persian,
Hellenistic and Roman Period, !Leiden.
Jos. = José.
JPOS The Journal of the Palestine Oriental Society.
JQR The Jewish Quarterly Review.
JRS The Journal of Roman Studies.
JSSt Journal of Semitic Studies.
JThS The J ournal of Theoiogical Studies.
Jub. Jubileos (El l~bro de los Jubileos).
Jud. Judá.
JüdLex lüdisches Lexikon.
KNT Kommentar zum Neuen Testament.
LA Líber Annuus, Jerusalén.
Le. lugar citado.
lit. literaimente.
LTK Lexlkon für Theologie und Kirche.
MGWJ Monatsschrift für Geschíchte und Wíssenschaft des
Judentums.
MNTC The Moffatt New Testament Commentary.
NA Neutestamentliche Abhandlungen.
Neft. Neftali.
nt nota.
NT Novum Testamentum.
NTD Das Neue Testament Deutsch.
NTS Supplements to Novum Testamentum.
NTSt New Testament Studíes.
OA Oriens Antíquus.
PAAJR Proceedíngs of the American Academy for Jewísh
Research.
PIB Pontíficíum Institutum Bíblicum.
PO Patrología Oríentalis.
PRE = Pirque deRabbi Eliezer.
PS = Patrología Syríaca.
PSBA Proceedíngs of the Socíety of Bíblical Archaeology.
PsVTGr Pseudepígrapha Veterís Testamentí Graece.
QH Himnos de Qurnran.
QpH El comentario de Habacuc de Qumran.
QS Regla de la Comunidad de Qumran.
RAC Reallexikon für Antz'ke und Chrrstentum.
RB Revue Biblique.
REJ Revue des Études Juíves.
RGG Die Religion in Geschichte und Gegenwart (3.a ed.).

15
Abreviaturas y siglas

RHPhR Revue d'Histoire et de Philosophie religieuses.


RHR Revue de l'Histoire des Religions.
Riv Bibl Rivista Bíblica.
RNT Regensburger Neues Testament.
RQ Revue de Qumran.
RSO Rivista degh Studi Orientali.
RSR Recherches de Science Religieuse.
Rub. Rubén.
SB Sources Bibliques.
se Sources Chrétiennes..
Sef Sefarad.
Sim. Simeón.
SPag Sacra Pagina. Mtscellanea Bíblica Congressus In-
ternatíonalís Catholid de Re Bíblica.
Str.-B. STRACK H.L.- BIILERBECK P., Kommentar zum
Neuen Testament aus Talmud und Mldrasch.
s.v. sub voce (la palabra que debe buscarse en los dic-
cionarios).
SVTP Studia in Veteris Testamenti Pseudepi.grapha.
T. = Testameroto de ...
T. 12 Pa. Testamentos de los doce Patriarcas.
Tannaiten = Die Agada der Tannaite,n, W. BACHER.
Tg Targum.
The Legends ... The Legends of the Jews, L. GINZBERG.
ThHK Theologischer Handkommentar zum Neuen Tes-
tament.
ThSt Theological Studies.
ThZ Theologische Zeitschrift.
TJI Targum Yerusalmi I (o Pseudo Jonatán).
TJII Targum Yeru8almi II (o Targum Fragmentario).
TM Texto Masorético.
TN Targum Neofiti.
TO Targum Onquelos.
TP Targum Palestino.
TSt Textcs and Studies.
TU Texte und Untersuchungen zur Geschichte der alt-
christlichen Literatur.
TWNT Theologisches Worterbuch zum Neuen Testament.
UNT Untersuchungen zum Neuen Testament.
V. = versículo o véase o volumen.
VD Verbum Domini.
VT Vetus Testamentum.
VTS Supplements to Vetus Testamentum.
WMANT Wissenschaftliche Monographien zum Alten und
Neuen Testament.

16
Abreviaturas y siglas

WUNT Wissenschaftliche Untersuchungen zum Neuen Tes-


tament.
Yalqut Yalquf Sim'oni.
Zab. Zabulón.
ZAW Zeitschrift für die alttestamentliche Wissenschaft.
ZDMG Zeitschrift der Deutschen morgenlandischen Ge-
sellschaft.
ZNW Zeitschrift für die neutestamentliche Wissenschaft.
ZThK Zeitschrift für Theologie und Kirche.

17
Cortes 2
BIBLIOGRAFíA

l. Libros sobre textos del A. y NT.

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im lohannes-Evangelrum und in neu gefunden'en gnol'itischen Schrif-
ten {Arbeiten zur Geschichte des Spiitjudentums und Urchristen-
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BIGG Ch., A Critica! and Exegetical Commentary on the Epistles of
St. Peter and St. lude (ICC), Edinburgh, 190'1.
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BRAUN P.M., Évangile selon Saint lean (La Sainte Bible, ed. L. PIROT),
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18
Libros sobre textos del A. y NT.

BRAUN H., Spiitjüdisch-hiiretischer und frühchristlicher Radi>kalismus


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BRIGHT J., The Kingdom of God. The Biblical Concept and its Mean-
ing For the Church, New York, 1953.
BRowN R.E., The Gospel accordcng to lohn I-XII (AnchB, 29), New
York, 1966.
Id., The Gospel according to lohn XIII-XXI (AnchB, 29A), New York,
1970.
BRUCE F.F., The Acts of the Apostles, London, 1951.
BRÜTSCH Ch., La Clarté de l'Apocalypse, Geneve, 1966, 5.a ed.
BücHSEL F., Das Evangelium nach lohannes (NTD, 4), Gi:ittingen,
19495 •
Bms P., Le Deutéronome (Verbum Salutis. Ancien Testament, 4), Pa-
ris, 1969.
BULTMANN R., Das Evangelium des lohannes (Meyers Kommentar, II,
11), Gi:ittingen, 1950, 1I,a ed.
BURNEY C.F., Notes on the Hebrew Text of the Books of Kings, Ox-
ford, 1903>.
BusscHE H. van den, lean. Commentaire de l'Évangile Spirituel (BVC),
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19
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20
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Pado~a - Torino, 1960.
LAGRANGE M.J., Évangile selon Saint lean (EtB), Paris, 19273 •
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C.F.), Oxford, 1956.
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Libros restantes

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1869.
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STONE M.E., The Testament of Levy. A first study of the Armenian
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tion frarw;aise (Textes publiés par l'Institut d'Etudes slaves, 4),
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VoLZ P., Die Eschatologie der jüdischen Gemeinde im neutestament-
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und apokryphen Literatur (es la segunda edición de la obra lü-
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4. Artículos restantes 1
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ALLEGRO J.M., Further Messianic References in Qumran Literature
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ALoNso-SCHÜKEL L., Genera litteraria, VD 38 (1960) 3-15.
APTOWITZER V., ,~~~~:Jtu:t. Geschichte einer liturgischen: Forme/, MGWJ
73 (1929) 93-118.
BACHER W., Contribution a l'onomastique juive, REJ 36 (189'8) 103-
105.
Id., Ein polemischer Ausspruch lose b. Chalaftha's, MGWJ 42 (1898)
505-507.
BARNES W.E., Testament of lacob (extracto en inglés de la versión
árabe), TU II, 2, p. 152-154.
BAUMGAR'IEN J.- MANSOOR M., Studies in the New 'Hodayof (Thanks-
giving Hymns), JJI, JBL 75 (1956) 107-113.
* BERGIER K., Der Streit des guten und des basen: Engels um die Seele.
Beobachtungen zu 4QAmrb und Judas 9, JStJ 4 (1973) 1-18.
BEZOLD C., Das arabisch-iithiopische Testamen:tum Adami, en Orien-
talische Studien, ded. a T. N6LDEKE, II, Giessen, 1906, p. 893-912.
BLAU iL., Origine et histoire de la lecture du Schema et des formules
de bénédiction qui l'accompagnen·t, RIEJ 31 (1895) 179·-201.
BLOCH R., Note méthodologrque pour fétude de la Littérature rab-
b~nique, RSR 43 (1955) 19'4-227.

l. Incluimos lo que sobre discursos de adiós se ha publicado, puesto


que es tan poco (v. la bibliografía mencionada en detalle en p. 49). La
señal * distingue, aquí y en las listas precedentes, obras que creemos de
cierto interés y cuya reciente publicación nos ha impedido tenerlas en cuen-
ta en la redacción del presente libro.

36
Artículos restantes

Id., Quelques aspects de la figure de Mo'ise dans la tradi'tion rabbinique


(en Mo'ise L'Homme de l'Alliance), Paris- Tournai- Rome- New
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BoNSIRVEN J., Genres littéraires dans la littérature juive postbiblique,
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*BoRo M., The Currency of the Term 'Zealof, JThS 22 (1971) 504-512.
BoSToN J.R., The Wisdom lnfluence upo>n the Song of Mo.res, JB'L
87 (1968) 198-202.
BRAUN F.M., Les Testaments des XII Patriarches et le probleme de
leur origine, RB 67 (1960) 516-549.
CoHN L, An Apocryphal Work ascribed to Phi/o of Alexandria,
JQR 10 (1898) 277-332.
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56 (con placas del texto, su reconstrucción y su traducción).
CRENSHAW J.L., Method in determining Wisdom influence upon «His-
torz"cab> ~Uerature, JBL 88 (1969) 129-142.
DELCOR M., Contrlbution a l'étude de la législation des sectaires de
Damas et de Qumrán (suite), RB 62 (1955) 60-75.
DERENBOURG J., Essai de restitution de 1' andenne rédaction: de M assé-
chet Kippourim, R'EJ 6 (1883) 41-80.
Id., Quelques observations sur le rituel, REJ 14 (1887) 26-32.
ELBOGEN 1., Bemerkungen zur alten jüdischen Liturgie (Studz'es in /e-
wish Literature, ded. a K. KOHLER), Berlin, 1913, p. 74-81.
Id., Geschichte des Achtzehngebets, MGWJ 46 (1902) 330-357.
FINKELSTEIN L., The Devdopmmt of the Amidah, JQR 16 (1925-1926)
1-43.
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* FLEISCHER E., Towards a Clari:fi'Cation of the Expression «Pareis <Al
Shema"», en Tarbiz 41 '(1972) 133-144 (en hebreo; resumen en in-
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en Jerusalén, 1963). La To.sefta (= To~.) se cita por tratados
(abreviados), capítulo y sección: To~. Shabb., XIII, 2. Traduc-
ción al alemán: ed. por KH. RENGSTORF (Rabbinische Texte, VI),
Stuttgart, 195·2-1967 . Por el momento sólo ha aparecido el «seden>
Tohorot. La traducción va acompañada de notas. El texto ori-
Íinal va en v. aparte.
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Se cita por tratados, capítulos y folio: J. (=Jerusalén.) Ber. 1, 6.
Traducción al francés: M. ScHwAB. El primer tratadn fue pu-
blicado aparte por la Imprenta Nacional de París, 1871. Los
demás por la Imprenta «Maisonneuve et Cie.», París, 1881-1890.
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Se cita por tratados y folio: Ber. 6a.
Traducción al inglés: editada por l. EPSTEIN (Soncino Press),
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Citado: Mekhlfta Ex (sigue, como en general en los demás mi-
drasim, el cap. y v _ d'e] libro bíblico).
Traducción al inglés: J Z. LAUTERBACH, en 3 vv., y con la ed.
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Citado según cap. y v. del libro biblico, a los que a veces se une,
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Citado según cap. y v. de Lv; a continuación, a veces, se añade
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Citado según cap. y v. de Nm-Dt, y, a veces, con la pisqa entre
paréntesis: Sifre Dt 6,4 (31).
Del comentario a Nm existe la traducción al alemán de K.G. KuHN
{Rabbinische Texte, 3; ed. K. H. Rengstorf), Stuttgart, 1959.
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drasim del libro de Ester:
Abba Gor·ion y Panim Af:¡erim.
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Se cita según el cap. y v. del libro del Pentateuco a los que la ho-
milía se refiere: TanJ:¡. Gn 49,1.
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and edited by Dr. David RIEDER, Jerusalem, 1974.
STENNING J.F., The Targum of Isaiah, Oxford, 19'49.
SPERBER A., The Pentateuch according to Targum Onkelolf, Leiden,
19'59.
Id., The Former Prophets according to Targum lonathan, Leiden,
1959.
Id., The Latter Prophets according to Targum lonatham Leiden, 1962.
Id., The Hagi'ographa, Leiden, 1968.

7. Para FL. JosEFO, FILÓN y Ps. FILÓN


hemolf dtado según las ed. st1guie ntes:
1

- Ant. lud., ed. y traducción al inglés de H.St.J. THACKERAY- R. MAR-


cus -A. WIKGREN- LH. FELDMAN (The Loeb Classical Library),
Londres- Cambridge- Massachusetts (19'30~, 1963-1967 (en 9 vv.).
- Bell. Jud., ed. y traducción al inglés de H.St.J. THACKERAY, ibid.,.
(1928), 1961-1967.
- Contra Ap., ed. y traducción al inglés de H.St.J. THACKERAY, ibid.,
(19'26), 19'66.
- CoLsoN F.H.- WHITAKER G.H.- EARP J.W.- MARcus R., Phi/o
with an English Translation (The Loeb Classical Lihrary); 101 vv.,
2 Supplements, London- Cambridge- Massachussets, 19'29-1962.
-· KISCH G., Pseudo-Philo's Uber Antiqw'tatum mblicarum (Publ:ica-
tions in Mediaeval Studies. The University of Notre Dame, X).
Notre Dame, 1949.

Los textos targúrnicos pueden consultarse en las Políglotas. Nos-


otros, a. menos que medie indicación contraria, seguimos el texto de
la Políglota Waltoniana, Londres, 1654-1657. De esta Políglota hemos
tomado también los textos de la Vulgata. El TN se cita s.egún su ed.
príncipe. En la lista indicamos las otras ediciones de los targumim y
de los midrasim que nos han sido de más utilidad. En la citación de
algunos textos midrásicos que fueron añadidos al texto original de
nuestro trabajo no siempre hemos podido referirnos a la ed. señalada
en la bibliografía. En tales: casos hemos señalado la ed. consultada.
Los LXX se citan según la ed. de BROOKE A.E. - McLEAN N., The
Old Testament in Greek, Cambridge, 1906-19401. En los libros aún no
publicados por BROOKE nos referimos a la ed. completa de A. RAHLFS,
Stuttgart, 1935. Pero en el cap. III de nuestra obra citamos siempre
según A. RAHLFS. Por lo general hemos procurado diferenciar las sim-
ples reimpresiones de una obra (Madrid, 19592) de las¡ ediciones (Ma-
drid, 1959, 2.a ed.).

46
Fl. Josefo, Filón y Ps. FiAon

Los documentos de Qumran, de no indicar lo contrario, se citan


según la ed.-traducción de E. LOHSE, Die Texte aus Qumran, Mün-
chen, 1964.
La transcripción de nombres bíblicos se hace de acuerdo con la
traducción de BoVER - CANTERA. En las transcripciones: restantes hemos
procurado sobre todo evitar las confusiones ... En los tratados de la
Misna hemos conservado las abreviaturas generalmente aceptadas.
En los textos bíblicos seguimos, en general', la traducción de Bo-
VER- CANTERA.

47
INTRODUCCióN

Antes que nada se impone una justificación de este estudio. El


porqué del mismo es sencillo y convincente: se ha escrito muy
poco sobre los discursos de adiós. Con dos o tres nombres habre-
mos mencionado todo lo que, según nuestros conocimientos, se ha
escrito sobre el género: en 1941 E. STAUFFER componía en un su-
plemento a Die TheoJogie des N Buen Testaments 1 una lista de 26
características o motivos de «los discursos o escenas de despedida»;
al lado de cada citación del A T o de la literatura apócrifa venía
impresa la correspondiente llamada al NT. ¿Cómo escoger entre
tantas «características» para conocer en qué consiste exactamente
un discurso de adiós? Además, los motivos, a veces, estaban re-
presentados sólo por uno o dos textos, y a menudo los textos eran
demasiado divergentes entre sí. Así que para obtener algo verda-
deramente importante en nuestro· género tenemos que esperar hasta
1950 en que J. MUNcK publica su artículo, Discours d'adieu dans
le Nouveau Testament et dans la Nttérature biblique 2• De hecho,

l. Publicado en Stuttgart-Berlin; en la 4.a ed. (que nosotros usaremos),


- Gütersloh, 1948- p. 321-324; v. también. p. 117-118. La traducción al
inglés, New Testament Theology, fue publicada el 1956 en Nueva York.
El mismo autor escribió en 1950 «Abschiedsreden>>, RAC, col. 29-35. En
este articulo señala sobre todo el último discurso de SócRATES y su influen-
cia en la literatura posterior, col. 29-30; ibid. cita varios textos de la litera-
tura greco-romana; sobre esta literatura extrabiblica que nosotros no tocare-
mos, cfr. lo dicho en el art. de MUNCK J. (v. nota siguiente), p. 156-157, en
nota 3; cfr. en la misma linea A. THÉODORIDES, Le testament dans l'Égipte
ancienne (essentiellement d'apres le Papyrus Kahoun VII, 1, la stele de Séni-
mosé et le Papyrus Turin 2021), en Revue lnternationale des Droits de l'An-
tiquité, 17 (1970) 117-216.
2. Aux Sources de la Tradition Chrétienne, ded. a M. GOGUEL, Neu-
chatel- París, 1950, p. 155-170.

49
Cortes 4
Introducción

este artículo ha sido y es citado por todos los autores que tocan uno
de los textos que más o menos remotamente pueden ser considera-
dos discursos de adiós. La verdad es que estos autores no tienen
otra alternativa, si exceptuamos alguna columna en los dicciona-
rios 3 y las monografías sobre un determinado discurso de adiós 4•

Interés del tema


No estará, pues, de más entrar en el poco cultivado· campo de
los discursos de adiós. Ganas de entrar tampoco deberían faltarnos
ya que estos discursos ofrecen interesantes puntos de comparación
con el NT. Más de un autor incluso ha afirmado que Jesús habla-
ba en el último discurso de Jn 13-17 como los protagonistas de los
Testamentos de los doce Patriarcas 5• ¿Cómo controlar tal afirma-
ción? Ella supone un conocimiento exacto de los discursos de adiós,
del género llamado discursos de despedida ... , y poco sabemos
de ellos.
A partir del artículo de J. MUNCK quisiéramos, pues, precisar
mejor la forma y contenido de tal género. A ello estamos tanto más
obligados cuanto que alguien ha propuesto cambiar alguno de los
puntos por los que MUNCK determinaba en su artículo la naturaleza
de los discursos de adiós. Esperemos que esta precisión aporte
nueva luz, sobre todo:
3. P. ej., R. ScHNACKENBURG, «Abschiedsreden Jesu», en LTK, col. 68-69;
H. HAAG -A van den BORN- S. de AusEJO, «Discursos de despedida», en
Diccionario de la Biblia, Barcelona (1963) 19642, col. 485-487.
Para el testamento en un sentido que no interesa a nuestra investigación,
esto es, como acto jurídico por el que uno declara sus últimas voluntades
para asegurar la transmisión de sus bienes materiales v. el art. de P. van
lMSCHOOT, «Testament» en Dictionnaire Encyclopédique de la Bible (Tum-
hout- Paris, 1960), coL 1828: el testamento en este sentido no existe en el
AT. La herencia era regulada por la costumbre, y, más tarde, por la le-
gislación de Nm 27,8-11 que ignora los herederos designados por el testa-
dor. Se pueden leer casi (!) las mismas frases en la primera parte del art.
«Testament» de Jos. ScHMID, LTK, col. 1379; puede también verse H. LE-
SÉTRE, «Testament», DB, col. 2098-2099, y, del mismo autor, «Heritage»,
ibid., col. 610-612.
4. Como la de J. DUPONT, Le Discours de Milet. Testament Pastoral
de Saint Paul (Actes 20,118-36), Paris, 1962. Y la innumerable bibliografía
dedicada a comentar el discurso de adiós de Jesús en Jn 13-17.
5. E. STAUFFER, o.c. p. 118; Bo REICKE, A Synopsis of Early Christian
Preaching (en The Root of the Vine, ed. por A. FRIDRICHSEN ... ), London,
1953, p. 154.

50
Interés del tema

1.0 En cuanto al vocabulario del género o fórmulas estilísticas


en sentido amplio; cuestión hasta el presente descuidada. 2. 0 En
cuanto que, precisando el contenido y el vocabulario de los dis-
cursos, descubriremos su existencia en lugares por el momento
inexplorados. Nos referimos al Tg Gn 49,1-2 (y paralelos). Al ha-
blar de los discursos de adiós o testamentos, alguna vez se men-
ciona Tg Gn 49, pero nunca se examina su contenido, que yo sepa.
No obstante, se va reconociendo cada día más la importancia del
targum para el estudio del NT. Por eso intentaremos hacer un
análisis literario del Tg Gn 49 y paralelos. 3.0 Nos esforzaremos
en encontrar su origen, posiblemente pre-cristiano. Só¡o a partir
de este momento podremos compararlo con la literatura del NT,
especialmente Jn 13-17. Esta comparación no nos autorizará a
afirmar una relación de dependencia directa. Pero por lo· menos
dará, esperémoslo, una nueva interpretación a Jn 13,10: « ... Y vos-
otros limpios estáis, aunque no todos.» La inferencia es clara
(v. 11): hay uno -Judas- que no está limpio. Uno que en
aquella noche decisiva y durante el lavatorio de los pies (recibido
con el resto de los comensales) se destaca netamente de los demás
puros -x!X61Xpo(- por su impureza -&xiX61Xp-roc;-. ¿Por qué Je-
sús o la comunidad primitiva llama a Judas impuro? ¿Qué signi-
ficado especial tiene el adjetivo en labios de Jesús o de la primera
comunidad judío-cristiana acostumbrada quizás a oír el Tg Gn 49
en las sinagogas? 4. 0 Por otra parte esto no debe hacernos olvidar
el interés general que tiene cualquier esbozo de monografía sobre
un género literario determinado. Este interés, después de H. GUN·
KEL, se reconoce hoy día ampliamente. Las diversas colecciones
de las piezas literarias colindantes en el tiempo, espacio y conte-
nido con los textos del AT 6 nos han demostrado la importancia
de su estudio comparativo 7• Comparar quiere decir ver las seme-
janzas y las diferencias, lo que es común (o~ genérico) y lo que es
propiedad particular a una obra. Sólo observando lo que es común

6. H. GRESSMANN, Altorientalische Texte zum Alten Testament, Ber-


lin · Leipzig, 1926, 2.a ed.; J.B. PRITCHARD, ANET, Princeton, 1950; P. DHOR·
ME, Choix de textes religieux assyro-babyloniens, Paris, 1907; Ch. F. JEAN,
Le Milieu Biblique avant Jésus-Christ, v. 11, La Littérature, Paris, 1923.
7. Véase, por ejemplo, J. MUILENBURG, The Gains of Form Criticism
in Old Testament Studies, ET 71 (1960) 229-233.

51
Introducción

a varias obras podemos darnos cuenta de las particularidades de


una de ellas. más aún, de un autor determinado. Es decir. el estudio
del género literario es imprescindible para poder entrar en lo más
profundo de la obra literaria, el alma de su autor. Éste, como
pedía ya H. GuNKEL 8, tendría que ser el ideal de toda exégesis
bíblica, porque sólo conociendo el autor sagrado -es decir, su
espíritu - podemos entender lo que Dios ha querido decirnos por
él. Así finalmente lo reconoció la Iglesia en 1943 al exigir de los
exegetas católicos el estudio de los géneros literarios en la Divino
Afflante Spiritu 9•
No obstante. como verá el lector, quizá uno de los fallos de
este estudio es precisamente no haber llegado al alma de cada uno
de los autores de nuestros discursos. Por lo general nos hemos li-
mitado a dar el cuadro genérico de cada texto, relacionando los
discursos entre sí e iluminando unos con otros cuando las dificul-
tades de exégesis así lo pedían. Y ni siquiera en esto hemos preten-
dido ser exhaustivos. Hemos escogido sólü los textos de los prime-
ros siglos antes y después de Cristo que ofrecían una prueba bas-
tante clara de la existencia del género. No le extrañe, pues, al lec-
tor la ausencia de este ü aquel texto que ha sufrido alguna influen-
cia del discurso de adiós.

Naturaleza de los discursos de adiós

Es claro que en la selección de estos textos la idea de género


tiene un valor decisivo. aunque no único. Por eso hemos querido
que en principio esta idea fuera lo más elástica posible. Más bien
que partiendo de una definición abstracta de género. hemos selec-
cionado las obras por las semejanzas mutuas que de hecho· ofre-
cían 10• Estas semejanzas, con todo, han hecho posible que les
8. Reden und Aufmtze, Gi:ittingen, 1913, p. 12-14.
9. Sobre la polémica histórica alrededor de los géneros literarios bíbli-
cos v., p. ej., J. PRADO, La controversia sobre los géneros literarios bíblicos
desde fines del siglo pasado hasta nuestros días (Los géneros literarios de
la Sagrada Escritura), Barcelona- Madrid- Valencia- Lisboa, 1957, p. 1-40;
y, ibid., L. TuRRADO, Magisterio de la Iglesia sobre los géneros literarios
bíblicos, p. 285-308.
10. No se debe atribuir a los géneros ninguna otra generalización que

52
Naturaleza de los discursos de adiós

pudiéramos aplicar aquella descripción de género que implica la


conjunción de dos elementos básicos: primero, una cierta intencio-
nalidad global del autor, y, segundo, el empleo de una forma lite-
raria consagrada por el uso como propia y exclusiva del que habla
o escribe con esta determinada intención 11 • L. ALoNso-ScHOKEL,
queriendo determinar un poco más esta «forma literaria», pide tres
elementos para el género: 1) argumento peculiar; 2) estructura o
forma interna especial; 3) técnicas de estilo de algún modo pecu-
liares, v. gr., por su frecuencia o por su prevalencia 12•
Con razón insiste ALONso-ScHÜKEL en la importancia de estas
fórmulas estilísticas para identificar un género 13• Éstas, con el ele-
mento intencional o finalístico del género 14 -perceptible sólo por
la repetida lectura de las obras que pertenecen al grupo -, nos
ayudarán a decidir sobre la pertenencia de una obra a nuestro
género. No es que estos elementos sean los únicos decisivos. Para

la que aparece en su manifestación histórica, dice H.R. JAuss, Littérature


médiévale et théorie des genres, en Poetique 1 (1970) 79-98: «il s'agit de
saisir les genres littéraires non comme genera (classes) dans un sens logique,
mais comme groupes ou familles historiques. On ne saurait done procéder
par dérivation ou par définition, mais uniquement constater et décrire em-
piriquement», p. 82.
11. iÉsta es la descripción -ya que una definición satisfactoria de
género es imposible- que da S. MUÑOZ IGLESIAS, Los géneros literarios y
la interpretación de la Biblia, Madrid, 1968, p. 13.36; v. también la defini-
ción común (insuficiente) de género literario: «los distintos grupos en que
podemos clasificar todas las obras escritas en el mundo, de tal modo que
las obras de cada grupo tengan caracteres comunes», ibid., p. 37, nota 26.
Otras definiciones de género: «Estructuras de la expresión escrita, general-
mente artísticas, que utilizan procedimientos característicos comúnmente
admitidos en tiempos y ambientes determinados», A. GIL ULECIA, «Géne-
ros Literarios», EB, col. 764; v. también L. ALoNso-SCHOKEL, Genera
litteraria, VD 38 (1960) 6, donde se critican algunas definiciones.
12. Art. cit. p. 13; y, del mismo autor, De generibus litterariis in Ve-
tere Testamento (Adnotationes in usum privatum auditorum, PIB), Romae,
1966, pars theorica, p. 16-18.
13, De generibus . .. , pars theorica, p. 2-4.
14. También hablan de intención, propósito, actitud o tono, como uno
de los elementos esenciales del género, R. WELLEK- A. WARREN, Theory
of Literature, London (1949), 1966, 3.a ed., p. 231: «Genre should be con-
ceived, we think, as a grouping of literary works based, theoretically, upon
both outer form (specific metre or structure) and also upon inner form
(attitude, tone, purpose -more crudely, subject and audience). The osten-
sible basis may be one or the other (e. g. "pastoral" and "satire" for
the inner form; dipodic verse and Pindaric ode for outer); but the critica!
problem will then be to find the "other" dimension, to complete the dia-
gram.»

53
Introducción

decidir si una obra pertenece a nuestro género prestaremos tam-


bién especial atención al argumento, es decir, al conjunto de mo-
tivos que presenta.
MUNCK, en su artículo sobre nuestros discursos, divide así estos
motivos:
l. El moribundo, o el que sube al cielo, se despide reuniendo
a su familia. La reunión sirve para darles una enseñanza
suprema y definitiva.
2. Exhorta a los descendientes, o predice el castigo o el
premio.
3. Presenta su vida, o su persona, como modelo.
4. Profetiza el destino del pueblo en los últimos tiempos.
En cuanto al tercero y cuarto motivos el mismo MUNCK con-
fiesa que no son tan usuales como los dos primeros 15 • De hecho,
después de haber examinado nuestros discursos de adiós veremos
que sus motivos quedan mejor descritos con este tríptico:
l. El moribundo (o el que sube al cielo) llama a los suyos
para hablarles.
2. Da sus exhortaciones. Entre ellas sobresale por su frecuen-
cia la alusión a las obras de misericordia, a la caridad, al
amor o a la unión fraterna 16•
3. Unas frases sobre el futuro de la comunidad o e] fin de los
tiempos terminan el discurso.
Al tercer motivo le siguen a menudo las últimas disposiciones

15. Art. cit. p., 159: «menos corriente... Iguahnente raro ... »
16. Independientemente, ya en 1965 J.F. RANDALL habia visto la im-
portancia de la unión fraterna en los discursos de adiós. Pero RANDALL
menciona, a mi parecer, demasiadas características:
1 - El que parte se despide de sus amigos.
2 - Récuerda el pasado.
3 - Los exhorta a mantenerse fieles.
4 - Les predice ...
5 - Nombra a un sucesor.
6 - Les bendice o ruega por ellos.
De la sexta hablaremos más tarde, p. 430. La segunda y la quinta no me
parecen suficientemente atestiguadas. Véase el art. The Theme of Unity in
John 1]7,20-23, EThL 41 (1965) 373-394; v. p. 376. Este articulo es un resu-
men de la tesis doctoral de RANDALL (que no hemos tenido ocasión de con-
sultar).

54
Naturaleza de los discursos de adiós

funerarias. Además, importa tener en cuenta que la estructura de


este tríptico puede variar: el segundo y el tercer motivos fácilmente
se encuentran en orden inverso o mezclados 17•
Puesto que hemos mencionado los motivos, bueno será entrar
de lleno en el género dando una visión de conjunto de sus fórmulas
estilísticas.
Ya hemos hablado de su importancia en relación al género li-
terario. De hecho, no podremos juzgar imparcialmente sobre la per-
tenencia de un texto a nuestro género si sólo tenemos en cuenta los
motivos literarios del texto. Por esto creo necesario mencionar a
continuación las fórmulas estilísticas de nuestro género. Pero los
motivos literarios y la lista de fórmulas estilísticas no son una sim-
pie compilación de datos obtenidos de un grupo de textos a los que
previamente se ha dado el título de «discursos de adiós». Aunque
estén insertos en esta introducción, estos datos literarios son en
realidad el resultado final de un estudio inductivo-deductivo de
textos que por alguna razón 13 podrían hacer pensar en «discursos
de adiós, despedidas o testamentos». Los datos literarios que esta-
mos señalando no son, pues, el resultado de un simple estudio de-
ductivo por el que partiendo sólo de unas leyes normativas de la
naturaleza de «género» intentáramos determinar cuáles son los
textos que entran en el género en cuestión. Tampoco son el resul-
tado de un simple estudio inductivo de textos por el que tratára-
mos de saber qué es «género» y qué es un «discurso de adiós» a
partir sólo de los datos literarios de unos textos determinados.
¿Con qué criterio escogeríamos estos textos y por qué razón unos
datos literarios en vez de otros? Así, pues, los motivos literarios
17. La inversión de estos motivos no cambia para nada el sentido de
las frases. Puede haber influido en esta mezcla de motivos la larga tradi-
ción oral que parece estar en la base de más de uno de nuestros discursos
de adiós: el de Moisés (Dt y T. de Moisés o Asunción de Moisés)\ el de
Jacob (la tradición hagádica de Gn 49), el de Job (Tg y T. de Job)' ...
Negar a estas obras el calificativo de género literario a causa de la falta
de estructura en el centro de nuestros discursos de adiós, sería condenarnos
a priori a no ver la gran cantidad de temas, formulaciones e intención co-
mún que unen entre sí a sus diversos autores.
18, P. ej., por haber sido considerados discursos de adiós por MuNCK
o por otros autores, por llevar más o menos artificialmente el titulo de
«Testamento», por ser de la misma época en que, según MUNCK, existía
nuestro género o, simplemente, porque un escrito narra los últimos días de
un moribundo, de uno que se despide de los suyos, etc.

55
Introducción

arriba mencionados y las fórmulas estilísticas que daremos a con-


tinuación proceden a la vez de un examen inductivo y deductivo.
Por un proceso deductivo vemos que las leyes del género se aplican
a unos individuos determinados. Por un examen inductivo descu-
brimos cuáles son las leyes del género que reúnen a los individuos
dentro de un grupo literario determinado. No se trata de un círcu-
lo vicioso. Lo que tienen de arbitrario las leyes abstractas de un
género se corrige por una comparación continua con las caracterís-
ticas literarias existentes en los textos. Por otra parte, estas carac-
terísticas son iluminadas y, de algún modo, corregidas si se les
aplican las leyes de un grupo literario determinado y las comunes
a todo género literario 19•
Los motivos literarios y las fórmulas estilísticas como parte de
la introducción -aunque también podríamos colocados en la con-
clusión de nuestro estudio- ayudarán al lector a seguimos con
más facilidad en el juicio que daremos sobre cada uno de los textos
en particular. Por lo que toca a nuestras fórmulas estilísticas es
necesario tener en cuenta que son fórmulas representativas y no
fórmulas exclusivas del género 20 :
1.0 Se nos dice que el moribundo «llamó» a los suyos. Este
término viene representado en hebreo por el verbo ~iP't Así en
Gn 49, con su Tg, y en Jos 23,2; en el fragmento arameo de Cam-
bridge 21 del Testamento de Leví, col. e, lin. 5, Wip 22•
19. Con otras palabras: «¿Cómo (se) sabe que estos individuos perte-
necen a un género que todavía (se) desconoce? ( ... ) Estos dilemas son más
teóricos que prácticos, pues alternando intuición con inducción, tanteo con
control se va afinando y definiendo el género literario», L. ALoNso SCHOKEL,
Inspiración divina e interpretación de la Sagrada Escritura (n. ll-13), en la
obra editada por el mismo autor: Concilio Vatt"cano li. Comentarios a la
constitución Dei Verbum sobre la divina revelación (B.A.C., 284), Madrid,
1969, p. 441.
20. En las fórmulas aducidas a continuación se encontrarán citaciones
que quizás no debieran ser incluidas en la lista; uno o dos términos· no bas-
tan en un texto para que éste pueda ser considerado miembro del grupo
genérico. De todos modos hemos preferido hacer un elenco de estos textos
(aunque a lo largo de los capítulos veamos que no son propiamente dis-
cursos de adiós) como indicios posibles de la influencia que sufrieron de
parte del género, o, en caso de vv. del AT, como posibles concausas de la
fijación del vocabulario estilístico del género. Quedan excluidos de la lista
los textos que no se tratarán en nuestro estudio, cuya referencia al género
nos pareció más insegura.
21., Sobre el fragmento y sus ediciones v. p. 288.
22. La versión aramea de Tob en el cap. 4 lin. 9, ~ip1; idem en 14,3

56
Naturaleza de los discursos de adiós

Las traducciones de nuestros discursos en griego nos ofrecen


el verbo «xotAÉW»:
T. Leví 1,2: lxoc/,.ecrev ot?noúc; npoc; É:ocu-r6v.
T. lsa. 1,1: xoc/,.É:crotc; -roúc; utoúc; otu-roü.
Usan el mismo verbo: T. Dan 1,2; T. Jos. 1,1; T. Job 1,2; Tob
4,2-3; 14,3 23 •
- La traducción al latín nos viene ofrecida por el T. Moisés
(o Asunción de Moisés): «Llamó hacia sí - vocavit ad se- a
Jesús hijo de Nun ... » 24•
- El Enok eslavo 25 nos da las últimas palabras que éste pro-
nunció antes de ser subido al cielo: «Llama - wsorwi - a tus her-
manos y a toda la gente de nuestra casa y a los ancianos del pue-
blo para que yo les hable y me vaya. Y Matusalén se apresuró y
llamó - woswa- a sus hermanos Regim ... » 26•
- El verbo etiópico .yiíwecií 27 corresponde en significado al
Nip hebreo. De hecho, es el término que nos sale al paso en los
discursos de adiós del libro de Jubileos: en el caso de Abrahán,
20,1; 21,1; de Isaac, 27,9 y 36,1; de Rebeca, 35,1.18; (JEnok
91,1)28.
2. El moribundo «ordena en testamento», en el sentido de
0

ordenar prescripciones morales o exhortar. Éste es el sentido del


ó 12, línea 8 de la ed. de Ad. NEUBAUER, The Book of Tobit. A Chaldee
Text from a Unique MS in the Bodleian Library with other Rabbinical
Texts, English Translations and the Itala, Oxford, 1878. El Testamento
de Neftalí, hebreo, no tiene el mismo verbo, pero sí la misma idea: «hijos
míos, venid», ,N,::l (1,1).
23. En el T. Jacob, copto, se usa también el verbo, pero en frases
tomadas del texto bíblico (Gn 49,1-2). El tardío T. Adán ofrece también
la fórmula, );.oo, ed. M. KMOSKO, p. 1330,4. En 2Baruk tenemos «y yo
llamé», }l...;...o o, 44,1.
24. Ed. A.M. CERIANI, p. 55, col. 112a.
25. Véase la ed. de A. VAILLANf, Le Livre des Secrets d'Hénoch, texte
slave et traductíon franraise, París 1952, cap. XIV, p. 55-57. En W.R.
MORFILL- R.H. CHARLES, The Book of the Secrets of Enoch, Oxford, 1896,
57,1-2; id. en Apocrypha ... , II; excepto en los casos de indicación contra-
ria, ésta es la colección citada en nuestro estudio.
26. En cap. I, p. 5 Enok antes de subir al cielo llama a sus dos hijos
siguiendo órdenes de los ángeles. Esta situación no es, empero, la típica de
nuestros discursos. En el cap. I llamar es traducido por poswaj.
La transcripción del eslavo la debo a la amabilidad de A. DüsiNG. La
del copto a M. BEDNARZ.
27. La misma raíz en hebreo: m~. gritar.
28. Las transcripciones del etíope y árabe las debo a mi amigo E. FELIU.

57
Introducción

infinitivo m,~~ o del pasado histórico ,~,, que encontramos. en


nuestros textos hebreos: en el testamento de David, 1Re 2,1 =
,~,,; Gn 49,33 29 • Aunque el significado y la autenticidad de Dt 33,4
- illt'b ,.)~ m~ ili,n - sean muy discutidos, hay que incluirlo
como una interpretación posiblemente auténtica de las últimas
prescripciones testamentarias de Moisés 30 • T. Neftalí, hebreo:
n11m~ (=testamento de ... , 2 veces en 1,1 como título); 1,1 nN,:Ó;
1,2 m~n; 1,3 C::J 1 ,~b , •.. i1,~b; 1,5 t:l::J 1r~m; 1,9 ,.),,~~; 7,5 il,:m. ¡Na-
da menos que 8 veces se usa la misma raíz! Esto, aunque el
Testamento en su redacción actual sea muy tardío (o precisamente
porque lo es), me parece instructivo: a menos originalidad más
se copian las fórmulas estilísticas 31 •
- Por lo general el término viene traducido al griego por el
verbo ev-dHorw:L que tiene el mismo sentido 32• En 4,19 Tobit exhor-
ta a su hijo a recordarse de «estos mandamientos», "'*.; enoM.;
't"CXÚ't"oc<; 33 ; 5,1. En el segundo discurso, en 14,3, evznLAoc't"o cxu't"i¡) 34;
14,9, eyw Úf.ÜV EV't"~AAO[LCXL. También aparece a menudo en los T. 12
Pa. Éstos, imitando Gn 49, contienen una de las formas verbales
de ev't"~AAOfLOCL al principio y otra al final del Testamento:
T. Rub. 1,1, <Scrcx evznLAOC't"o; 1,5, <Scrcx EV't"~AAO[LcxL; 4,5;
7,1, &7t~8cxvz... EV't"ELAOC[LEVO<;.
T. Sim. 7,3, EV't"~AAO[LCXL ... EV't"ELA'Yjcr8z; 8,1.
T. Leví 10,1; 13,1, EV't"~AAO[LOCL •.. ; 19,4.
T. Jud. 13,1; 17,1, ev't"~AAO[LCXL ... ; 26,4, IScroc evznLAOC't"O.
T. Zab. 10,2. El patriarca Zabulón estará contento en me-
dio de su tribu en tanto en cuanto guarden
sus mandamientos, tv't"o:AcX..; 35•
29. No obstante, v. la interpretación del término dada en cap. 1, nota
58. Si de todos modos lo aducimos, es por la influencia que parece haber
tenido sobre la Vulgata, v. ibid.
30. Véase cap.. 1, nota 64.,
3L El árabe [por lo menos en la recensión del T. Adán publicada por
E. RENAN en «Joumal Asiatique», Va serie, t. ll (1853) 462-463] conserva
la misma raiz en el término wa$1a ( = i1':i:,) = prescripciones. testamento.
32. En los LXX: 1Re 2,1, &:m:xp[voc't"o; 1Re 2,3, svn:[A.ro¡J.oc[ cro~; Gn 49,
33, xoc't"É7tocucre:v ... s7t~'t"ácrcrrov; en Dt 33,4, sve:'t"e:[A.oc't"o.
33. En el códice Sinaitico. En cambio en B: 't"WV &noA.wv ¡J. o u.
34. Ausente en B.
35. En cambio, por su falta de significación o de originalidad, hemos
pasado por alto las menciones de los mandamientos - iv't"oA.&c;- de Dios.
Citemos, no obstante, T. Benj. 10,3-5,. porque en este caso los mandamien-

58
Naturaleza de los discursos de adiós

T. Neft. 9,1.3, <ícroc eve'"t'dAOC't"O 36•


El siríaco traduce por la raíz t-'l.9 que tanto en Peal como
en Pael indica muchas veces «ordenar en testamento». El punto
de partida para nuestros textos en lengua siríaca lo ofrece, sin
duda, Gn 49,29.33 37 : on,N ,~,, = \Q.I~ ~· v. 29; nN m~~=
~ o f'9""- , v. 33. La misma forma ::::..... ~ encontramos en el
discurso de Baruk (2Baruk 43,3) 38 • Naturahnente, el mismo verbo
en el cit. fragmento arameo de Cambridge, en lin. 6.8.9 39•
- Los discursos de adiós de Jubileos presentan la misma
idea con el verbo etíope 'iíziízií 40 : por ejemplo, «Abrahán llamó
a Isaac, su hijo, y le ordenó ... , 'iíziízií, 21,1; idem en 35,1.2; 7,20;
7,38 (6 veces); 36,3.5.17. En IEnok 81,6 hay la misma idea y el
mismo verbo.
- El eslavo traduce sapowedayu. Así en 2Enok XIII 41 : «Por
lo tanto yo os ordeno, hijos míos, ... » En 2Enok X 42 vemos
que «mandamientos» (sapowedy) y enseñanzas son una de las
cosas escritas en los libros que se darán como testamentos 43 •
tos de Dios - 'l"tX~ EV't"oAiX~ Toü 0e:oü - constituyen explícitamente el
testamento de «Abrahán, Isaac y Jacob».
36. Véase también 8,2: «Ordenad - EV'I"dAoccr8e:- vosotros también a
vuestros hijos que se unan a Leví y a Judá.»
37. En este mismo contexto testamentario (aunque sin discurso de
adiós) ~N n,~~ o ~ m~~ es traducido en siríaco ~.,o-s>: 2Sm 17,23 (Ajitófel,
viendo que su consejo es letra muerta, va a su casa, 1n':::l ~N,~,,, y se sui-
cida); 2Re 20,1 (estando Ezequías a punto de morir recibe la visita de
Isaías quien le manda disponer de su casa, 1n':::J.~ ,~; idem en ls 38,1.
38. El siríaco \oj , que sería la raíz correspondiente al hebreo ;,~,
nunca significa «prescribir, ordenan>; 'OJ. tiene sobre todo· el significado
primitivo de la raíz semita «eregir, amontonar (piedras)»; de aquí «cargar
de algo a alguien, prescribir», v. BDB s.v.; PAYNE SMITH, Thesaurus Syria-
cus, s.v. Por eso en los discursos de adiós en siriaco no encontramos l~
sino~-
39. En columna e; id. en la versión aramea de Tob 5, línea 17, p. 8
(=cap. 5, versículo 1); 12, lin. 8 ( = 14,3); 12, lin. 15-16; en esta versión el
substantivo «mandamientos» viene representado pór la misma raíz (4, lin. 13
en p. 7; ~· lin. 13 en p. 8, '1,j:l.!l1 'b,.!l 'ibN) y por Nm,~b: 12, lin. 8
(= 14,3), lm. 15.17.
40. Cuya primera significación es, según la raíz semita rv-rrv, «ser
fuerte, dominar>>, v. A. DILLMANN, Lexicon Linguae Aethiopicae, Leipzig,
1865,. s.v.
41. P. 55. En Apocrypha ... , II, cap. 55, 3.
42. P. 27. Apocrypha ... , II, cap. 23,1.
43.. A pesar de lo tardío de nuestros testamentos coptos señalemos,
para terminar, que en el T. Jacob el verbo viene traducido por hon o

59
Introducción

3.0 El moribundo repetidamente se dirige a sus oyentes con


el vocativo hijos míos. Se trata de la más clara fórmula estilís-
tica del género por su innecesaria y abundante presencia. Evi-
dentemente, no es fórmula exclusiva. La encontramos con ante-
rioridad en el género sapiencial del cual fue sin duda tomada.
En hebreo - '~::1 en sing.- en Gn 49,9a; T. Neftalí, hebreo, 1,1;
7,5 y 10,3 44• La misma fórmula en el fragmento arameo de Cam-
bridge, T. Leví, lin. 9.17 45•
- En griego casi siempre se traduce por TÉx.voc fLou. No obs-
tante, en 1Mac 2,50 y 2,64 = TÉx.voc 46 ; TÉx.voc fLOU es casi exclu-
sivo en T. 12 Pa.: T. Leví 12,6; 13,1.5; 19,1; T. Zab. 5,1.3; (7,2;
8,1) 8,5; 10,1; T. Gad. 3,1; 4,1; 5,2; 6,1; 8,3; T. Benj. 3,1; (7,1;
8,1) 10,2; 12,1; T. Rub. 4,5; 5,1.5. T. Sim. 4,5.7; 5,2; T. Jud. 14.
1.4.7; 16,1; 17,1; 18,2; 19,1; 20,1; 23,1; 26,1. T. Jsa. 3,1; 5,1; 6,1;
7,7. T. Dan 1,4; 2,1.2; 3,1; 4,5; 5,1; 6,1.8. T. Neft. 1,5; 2,9; 3,4;
4,1; 8,1.4. T. Aser 3,1. T. Jos. 1,2; 10,1; 18,1; 19,11 47 • El T. Job
atestigua la misma fórmula - 1,4; 45,1 -, pero no siempre 48 •
honhen: fol. 181a, honhen. En el de Isaac han, fol. 14v, 15r, y en 24v. En
cambio la expresión <<hacer testamento» tiene en estos textos otro verbo
<<Smine ... aL0(61pn¡>>, es decir, «establece firmemente (tu) testamento», T. Isaac,
fol. 14r, T. Jacob, fol. 178a. O, como dice el T. Jacob a continuación,
«cuida de tu casa>> = ntekfi phróoush nnatekéi. También hay que notar la
expresión «escribir testamento», T. Jacob: «escribe tus palabras de instruc-
ción para tus hijos, y establece firmemente para ellos tu testamento», fol.
178a; T. Isaac, «Isaac escribió su testamento», /ho¡61pct¡, 12v.
Para el T. Jacob v. la ed. de I. Gmm, l.c. en p. 151. Para el de Isaac
v. la ed. de K.H. KUHN, l.c. en p. 154.
44. En siríaco lo encontramos sólo en el T. Adán, y en singular ..; ~
V. la ed. de M. KMOSKO, l.c., p. 1339,1; y p. 1343,3.
45. Col. e.
46. Representa también excepción el libro de Tobit que pertenece de
lleno a nuestro género y que, no obstante, ofrece casi siempre 1t(l(LIIlov =
=hijo: 4,4; 4,5.12 (sólo en códice B, 2 veces).l3(B).l4(B); 4,19.21; 4,20
(sólo en códice Sinaítico); 14,3(S); 14,8(S); 14,10(S) y 1t(l(La¡o¡ en 14,9(S).ll;
·dxvov se encuentra en 14,3.4.8.10 (las 4 veces en B). En la versión aramea
encontramos «hijo mío», 'i:l en el cap. 4, lin. 10, p. 7; id. en la lin. 15-16;
cap. 4, lin. 2, p. 8; id. en lin. 6.10.12.13; id. en 12, lin. 2 (=cap. 14,
versículo 3). En las antiguas versiones latinas (cfr .. la ltala de la misma
ed. de Ad. NEUBAUER) aparece sólo una vez la expresión fili mi, 4,20: «Et
nunc, fili mi, memor esto praeceptorum meorum»; fili se encuentra 14 veces
en el cap. 4.
47. -réx.vo¡: T. Leví 14,1; T. Zab. 3,1; T. Gad 2,1; T. Benj. 4,1; T. Rub.
2,1; 3,9; T. Sim. 2,1; 2,13; 3,1; T. Jud. 13,1; 21,1; T. lsa. 1,1; 4,1; T. As.
5,1; 6,1; 7,1; T. Jos. 8,1; 17,1.
nx.v[o¡ f.LOU: T. Rub. 1,3; T. Sirn. 7,1; ·n:x.v[o¡: In 13,33.
48. Así nx.v[o¡ f.LOU en 45,4 y 47,10; -réx.vo¡ en 47,4.

60
Naturaleza de los discursos de adiós

- En cambio, en etiope se adoptó una doble traducción, sin


preferencias, al parecer: daqiqya «hijos míos» 49, JEnok 91,4;
91,18; 91,19; 94,1 y Jub. 36,1. En Jub. aparece casi siempre la
raíz ,,, w"élüdya («hijos míos»): 20, 7; 36,3.4.6; 35,20; 'o w'élü-
dya, 36,15. A veces el sentido exige un singular, waledya («hijo
mío»): JEnok 91,1; Jub. 22,11; 21,5.15.17.21.25; 22,28.
- El texto eslavo del libro de Enok (2Enok), o Los Secre-
tos de Enok, ofrece casi siempre la traducción tschada moya
(= hijos míos): 11, p. 6, en el pequeño discurso que hace a sus
hijos antes de visitar el cielo; cap. XIII: p. 38 (3 veces), en
p. 40.44 (2 veces), y en p. 48.50 (bis). 54 (bis); XIV p. 58; XVII
p. 60.62 50•
4. Aunque de menos importancia, casi siempre que se dan
0

últimas prescripciones funerarias nos encontramos con expresio-


nes como: murió, se durmió, fue sepultado «junto a sus padres».
La fórmula no es fija; con todo, la idea de unión con los ante-
pasados del mismo clan es relevante, y seguramente algo tiene
que ver con la exhortación a la unión de nuestros discursos de
adiós 51.
Jacob pide en el TM (y consecuentemente en el Tg), Gn 49,
29: sepultadme «junto a mis padres», 'M::lN - 'N ('IJV - 'N t::)t:JN));
1Re 2,10: durmióse David «con sus padres», ~'M::lN - t:JV.

49. N:J1, 1::11 en el sentido de «desmenuzado, molido ... , pequeño, hijo.»


50. Pero en cap. JI p. 4 Enok dice a sus hijos Matusalén y Rigim:
«mis dos hijos, tschade»; en cap .. XIII p. 38 tschad(a); y en cap. XV p. 56:
tschada.1
Para terminar, señalemos la traducción usual en copto: ncieri: T. Jacob
fol. 188b (3 veces; fol. 189a, 2 veces). Cuando el contexto lo exige se usa,
naturalmente, el singular; así pciere en T. Isaac fol. I5v (2 veces); fol. I6r.
A veces, especialmente en copto, se utilizan formas como «oh amado
mío» ... , pero su frecuencia es tan reducida que no se puede comparar con
la fórmula <<hijos míos».
51. De hecho W. EICHRODT, al explicar las fórmulas ~'IJV-'N I:')ON) y
~~n~::lN-oV ::l:Jtt', dice: «Al ver una de las sepulturas en forma de banco
-que era el tipo más usado en el antiguo Israel- comprende uno que
hay que tomar esta expresión literalmente. Los muertos de la familia eran
simplemente colocados encima de los bancos de roca que se extienden a lo
largo de los muros en la gruta sepulcral; después, los huesos se colocaban
en una cavidad artificial. Así la familia permanecía reunida incluso en la
muerte», Theologie des Alten Testaments, 2.a parte, Stuttgart ~ Gottingen,
1961, 4.a ed. p. 145. E.M. MEYERS [Jewish Ossuaries: Reburial and Rebirth
(Bíblica et Orientalia, 24), Rome, 1971, p .. 8.12-16] aplica también estas
fórmulas a la segunda inhumación, a la práctica de los osarios.

61
Introducción

- Aunque las expresiones varíen, la idea es la misma en los


textos griegos: «junto a sus padres, con sus padres, o donde sus
padres» son fórmulas constantes; v. 1Mac 2,69-70. T. Sim.: fLE't"Oc
't"WV nomfpwv llCU't"ou, 8,1; T. Leví, npot; 't"OUt; nllC't"ÉpllCt; llCU't"ou, 19,4;
T. Rub., 7,2; T. Jud. 26,4; T. lsa. 7,8; T. Zab. 10,7; T. Dan 7,2:
crÚvEyyut; 'A~pllCOcfL, XllCL 'lcrllCOcX, XllCL 'lllCxÚ>~; T. Neft. 9,1; T. Gad
8,3.5; T. As. 8,2; T. Benj.: «al lado de los pies de sus padres»,
12,1.3; Jub. 10,15; 23,1; 45,15. Moisés no puede ser enterrado
«junto a sus padres», porque «nadie hasta el día presente conoce
su sepultura», Dt 34,6b. Por eso el TM se limita a decirnos mis-
teriosamente: «Y lo enterró en el valle de Moab, frente a Bet-
Pe'or», 34,6a. Pero en el T. Moisés (Asunción de Moisés) se
usa la fórmula común de «dormir con sus padres», 1,15 y 10,14 52•
Señalemos para terminar la frase del Baruk siríaco (2Baruk)
«Yo me voy junto a mis padres», -otO} 1~ ...l, L' '\.1\ 53 .
Estas listas sobre el vocabulario o fórmulas estilísticas nos
ayudarán ciertamente a seguir las huellas de nuestro género a
través de los diversos discursos que, con más o menos derecho,
se han llamado de adiós. Pero, a menos que profundicemos en
el sentido primitivo de estas fórmulas o expresiones, no llegare-
mos a saber el cuándo, el cómo o el porqué de su existencia.

Sitz im Leben o Sitz im Literatur

Dicho de otro modo, se trata de señalar el emplazamiento


de nuestro género en la vida de la comunidad o, por lo menos,

52. 1,15: «transio in dormitionem patrum meorum» (llla, en CERIA-


NI). 10,14: «ad dormitionem patrum meorum», 92b-100a (ed., CERIANI,
cit. en p., 134). Tobit en el destierro no puede ser enterrado junto a sus
padres, por eso pide estar al menos con su esposa en el sepulcro, 4,4;
14,10.12. No obstante, en la versión aramea -que, como hemos visto,
contiene todas las fórmulas estilísticas de nuestro género- se nos informa
que «se reunió junto a su pueblo», i1'))l)~ TV.)::JJ1N,, cap. 12, lin. 16, p. 16 de
la ed. de Ad. NEUBAUER.
53. 44,2. El T. J acob, e opto, toma estas expresiones del texto bíblico:
Gn 47,30; 49,29; 50,5.
Estas listas sobre el vocabulario las completaremos en el cap. VI, al
hablar de los motivos y expresiones que aparecen a menudo en nuestros
discursos, pero que no son esenciales; v., sobre todo, p. 380-383.

62
Sitz im Leben o Sitz im Literatur

en la literatura, ya que es difícil encontrarle un lugar en la vida


de la comunidad. En un ambiente de fuerte vida de familia, de
indisolubles lazos entre las familias que constituyen un clan, po-
demos imaginar al jefe de clan o cabeza de familia reuniendo a
los suyos para darles las últimas recomendaciones. Algo de ello
se puede observar en la historia, aun en la contemporánea. Pero
en esas circunstancias raramente se hicieron largos discursos. Ade-
más, ello no nos explicaría por qué tan a menudo en estos dis-
cursos se quiere enseñar algo desconocido hasta el momento en
que el escritor publica su testamento o el discurso de su célebre
personaje. Y esto es bastante típico, aunque no exclusivo de nues-
tro género; es también característico del género apocalíptico.
Con eso entramos en la vida literaria de nuestro género. En
efecto, la apocalíptica nos ayuda a situar, ideológicamente por
lo menos, uno de los motivos de nuestro género. J.B. FREY
describe el género apocalíptico como revelación hecha por Dios
directa o indirectamente sobre toda clase de objetos desconoci-
dos al hombre. Entre estos objetos descuella el futuro 54 : al cons-
tatar que la situación presente (al escritor) no es más que la an-
tinomia de lo prometido por los profetas, no queda otra solu-
ción que creer que las promesas se realizarán en el futuro. Se
trata de consolar a los contemporáneos con la esperanza de un
magnífico futuro más o menos inmediato 55• Para infundir esta
esperanza el autor cuenta las intervenciones bondadosas de Dios
en el pasado presentándolas como algo que sucederá. Es decir,
pone las predicciones-revelaciones en boca de un profeta del pa-
sado. En realidad no tenía otra solución. El autor del apocalip-
sis - o de nuestros discursos de adiós- no podía presentarse
como nuevo profeta. Los profetas se habían acabado: eran doce,
ni uno más ni uno menos (Eclo 49,10; 1Mac 9,27; Oración de
Azarías, 15 56; 1Mac 4,46; Contra Ap. I (1,8) 40-41) 57 • La Ley
54. <<Apocalyptique», DBS col. 328-329.333.
55. J.B. FREY, l.c. col. 339; V. también S. MUÑOZ IGLESIAS, o.c. p. 94-95.
56. O Dan 3,38, adición al texto arameo; v. Apocrypha ... , 1, p. 633,
nota al texto, y en p. 629.
57. Textos citados por J.B. FREY, l.c. col. 333. Con todo, el mismo
autor de Eclo 24,30-33 se autodefine continuador de la obra de los profetas:
«derramaré mi doctrina como profecia y la legaré a las generaciones re-
motas», v. 33.

63
Introducción

-la Torá- llenaba todo porque era, y tenía que ser para siem-
pre, expresión absoluta y única de toda la verdad 58• La única
defensa del «profeta inesperado» que quería presentar una nueva
verdad o impugnar la tradición era escribir preudónimos: sólo
ponerlo en boca de un antiguo profeta, hombre de Dios, o pa-
triarca bíblico, podía defenderle de la amenaza de muerte ya
emitida por Zac 13,1-5. La aceptación de la obra «profética»
sería más fácil si este venerado antepasado pronunciaba las nue-
vas verdades precisamente en el momento más solemne de su
vida, al expirar 59 •
La apocalíptica nos ayuda, pues, a comprender el tercer mo-
tivo de nuestro género y uno de los procedimientos literarios usa-
dos por él y por otros muchos géneros: la pseudonimia.
Pero el hecho es que nuestros discursos tienen un marco histó-
rico. Se nos presentan como narraciones de algo sucedido o hecho
por una tercera persona. En esto participan del género (o, mejor,
super-género) histórico ... , si por historia entendemos no lo que
escriben los historiadores modernos sino lo que la Biblia nos ha
dejado en sus partes comúnmente llamadas históricas. De hecho,
el género histórico bíblico ha creado narraciones tan particulares
que es inútil buscarlas fuera de Israel. Entre ellas, el midras de
tipo hagádico. El midra8 puede describirse como reinterpreta-
ción o reactualización del texto bíbHco o a partir de él y de sus
tradiciones orales 60. Así lo vemos en nuestros discursos de des-
pedida:
Compárese Jub. 20 con el texto bíblico de Gn 25,5-6. En Gn

58. R.H. CHARLES, A Critica[ History of the Doctrine of a Future Life,


London, 1913, 2.a ed. (Jowett Lectures 1898-1899), p. 124-125.200-203. Re·
sumido en Apocrypha ... , Il, p. 9.
59. Contra esta interpretación de CHARLES, v. D.S. RUSSELL, The
Method and Message of Jewish Apocalyptic, London, 1964, p. 128-139.
60. Contra esta última posibilidad se declara, p. ej., I.C.H. LEBRAM en su
recensión al libro de J.B. MALINA, The Palestinian Manna Tradition, VT 20
(1970) 127. Sobre la naturaleza del midras se ha escrito mucho. Entre los
«clásicos» v. R. BLOCH, «Midrash», DBS. En castellano: G. YERMES, «Mi-
drásica. Tradición», EB; G. CAMPS, «Midras», ibid.; S. MUÑOZ IGLESIAS,
o.c. p. 52-60. Recientemente se ha querido reducir el «midras» a las leyes
de un género literario quizás demasiado estricto. Así lo cree R. LE DÉAUT
al hacer la recensión de la obra de AG. WRIGHT, The Literary Genre
Midrash, New York, 1967 [v. A propos d'une définition du midrash, Bibl
50 (1969) 398-404. 406].

64
Sitz im Leben o Sitz im Literatur

25,6 Abrahán, «en cuanto a los hijos de las concubinas que


tuvo, otorgóles donaciones y, viviendo él todavía, los despidió de
junto a su hijo Isaac». Jub. quiere explicarnos el cómo y el cuán-
do de esta despedida, y por eso recurre al género de los discur-
sos de adiós, Jub. 20,1-10 61 •
En Jub. 36,7-10 y 37,4 (et passim) a Esaú se le obliga a prestar
juramento de amor fraterno. Algo naturalmente desconocido en
el texto bíblico 62 , a pesar de que varias veces se dan últimos dis-
cursos de Isaac o Rebeca a Jacob y Esaú (Gn 27,1-41; 27,42-45;
35,27-29). Probablemente con este juramento se quiere explicar
cuán abominable era (y es) el odio que Esaú [ = Edom = Roma 63 ]
tuvo y tiene por su hermano J acob ( = Israel): lo odió a muerte
. (Gn 27,41) después de haberle jurado amor, Jub. 37,13. ¿Cuándo?
En el último discurso de Isaac y de Rebeca (Jub. 36,7-10; 35,18ss).
Algo semejante sucede con el personaje de Enok. El Gn no
nos dice que muriera. Sólo que desapareció, m 1N (5,24). Este
único detalle podía bastar para despertar la curiosidad del an-
tiguo «rumiador» del texto bíblico. Además, Enok «anduvo con
Dios» (5,22.24) durante el tiempo que estuvo sobre la tierra. Y lo
que más importa: «desapareció porque Dios lo tomó», - I:J m 1N
0 1 i1~N ,nN np~ (5,24). JEnok y 2Enok nos explican para qué:
para que tuviera el privilegio de visiones celestiales y atesorara
conocimientos a través de las palabras de los ángeles o de las
tablas celestiales (JEnok 93,2). El 2Enok es aún más explícito:
los ángeles lo suben a los cielos para que allí pueda contemplar
magníficas visiones, XII-XIII, p. 37-39. Allí el Señor ordena a
uno de sus ángeles: «Coge libros de los depósitos y da un cá-
lamo a Enok y díctale (los) libros», X, p. 27. Estos conocimien-

61. Obsérvese también la artificialidad del género en el repentino cam-


bio de dirección del sermón de despedida: en el v. 3 la parénesis ya no se
dirige a los hijos de Abrahán sino explícitamente a «nosotros».
Otro método muy usado en el midras lo encontramos en los vv .. que
siguen a nuestro discurso: en Jub. 20,12-13 (Gn 25,6) se especifica quiénes
sean hoy día los descendientes de Ismael y de Queturá. Igualmente se
determina mejor la región geográfica que los recibió.
62. Véase, con todo, el encuentro fraternal de Gn 33.
63. Sobre la antigua identificación (probablemente a partir de la con-
quista de Pompeyo el 63 a.C.) de Edom -el enemigo tradicional de Is-
rael- con Roma, v., p. ej., R. LE DÉAUT, La Nuit Pascale, Rome, 1963,
p. 366-367.

65
Cortes 5
Introducción

tos celestiales antediluvianos 64 se ordenan principalmente al bien


de sus hijos; son herencia recibida en el último discurso de adiós
(JEnok 91,1-2; 93,1-2; 2Enok XIII, p. 55).
Estas creaciones (o desarrollos) a partir del texto bíblico no
son, evidentemente, más que unas pocas muestras del método
que emplea el midra8 en nuestro género. Examinarlas exhaustiva-
mente en estos y los demás discursos de adiós sería abrir una
nueva investigación sobre metodología midráSica.
Pasemos, pues, a relacionar nuestros discursos de despedida
con otro super-género: la literatura sapiencial.
No es fácil definir la naturaleza de estas colecciones de sen-
tencias, máximas o proverbios que constituyen la literatura sa-
piencial. últimamente J.L. CRENSHAW 65 la ha definido como bús-
queda de la comprensión de uno mismo en sus relaciones con
las cosas, con los demás y con el Creador. Esta búsqueda de
entendimiento se realiza en tres planos según los distintos tipos
de sabiduría: 1) en el de la sabiduría natural (cuyo objeto es el
dominio de las cosas, el sobrevivir, la búsqueda del bienestar ... ).
2) en el de la sabiduría jurídica (para ordenar la sociedad huma-
na o el estado). 3) en el de la sabiduría teológica o teodicea (en
cuyo centro está Dios que da el significado último a la vida).
Aun en definición tan amplia es difícil comprender toda la
literatura sapiencial de Israel 66, y del mundo semita en general
Todavía más difícil es detallar qué relación haya entre la lite-
ratura sapiencial israelita y la de los países vecinos. S. MUÑoz
IGLESIAS habla de un «mercado común de la sabiduría» entre
las naciones. De hecho, aunque desconozcamos el funcionamiento
y leyes de este «mercado», podemos muy bien imaginar a los
sabios-príncipes, consejeros de reyes o faraones. como los prin-
cipales vehículos de intercambio. A estos sabios «hombres de
experiencia» (y de posibilidades económicas) no les faltaban de-
seos ni ocasiones de viajar ... , ni de entrar en contacto con gentes.

64. Véase p. 115, nt 20.


65. Method in determining Wisdom influence upon «Historical» lite-
rature, JBL 88 (1969) 132.
66. Cuyas obras principales nos han sido conservadas en el canon bí-
blico, en los llamados libros sapienciales: Proverbios, Eclesiástico, Job,
Eclesiastés, Sabiduría.

66
Sitz im Leben o Sitz im Literatur

de otros países, aun sin salir del propio 67 • Entre ellos, los de
Egipto han sido muy prolíferos en palabras de sabiduría. Este
país es el que más literatura sapiencial nos ha legado. Y preci-
samente las «Instrucciones» de reyes o vizires a sus hijos, fu-
turos sucesores, son lo más típico de su legado. Alguna vez estas
«Instrucciones» parten de situaciones bastante análogas a las de
nuestros discursos de despedida: así Ptah-hotep cuando siente las
inevitables molestias de la vejez, después de haber pedido el per-
miso de su señor el rey, instruye con máximas a su hijo para que
le pueda suceder en la corte con éxito 68 . Pero en expresión, con-
tenido y finalidad - tener éxito en esta vida, subir en la esca-
la social, en el ambiente de sabiduría escribanil o en la corte 69 -
estas «<nstrucciones» difieren básicamente de nuestros discursos
de adiós 70 • A pesar de todo, es interesante constatar que ya en
tiempos tan antiguos (Ptah-hotep, p. ej., es un ministro de la V
dinastía, c. 2.450 a.C.) tenemos instrucciones escritas por padres
a sus hijos. Eso, con todo, no debiera maravillarnos demasiado.
¿Qué cosa más antigua podemos imaginar que los consejos del
padre a los hijos de su propia casa? R.B.Y. ScoTT 71 , entre otros,
señala con razón el papel fundamental del padre, educador de
sus hijos en el hogar, para el nacimiento y expansión de esta rica
literatura sapiencial. Es, además, probable 72 que la educación

67. Está claro que con esta descripción nos referimos especialmente a
la sabiduría de corte. De hecho ya a partir del texto bíblico- Is 19,11-15-
se ha identificado sabios y príncipes en Egipto, v., p. ej., B. GEMSER, The
instructíons of «Onchsheshonqy» and Biblical wisdom literature, VTS VII
(1960) 102-103.
Sobre la sabiduría como bien de consumo internacional v., p. ej., S. Mu-
Ñoz IGLESIAS, o.c. p. 105-,106; R. GORDIS, The Social Background of Wis-
dom Literature, RUCA 18 (1943-1944): sólo los ricos podían asistir a las
escuelas de sabiduría ya que únicamente ellos podían pagárselas ... , sólo
ellos podían subvencionarse los viajes al extranjero, p .. 81.91-92; A. BENT-
ZEN, Introduction to the Old Testament, I, Copenhagen, 1952, 2.a ed.,
p. 169-173; R.B.Y., Scorr, Proverbs (AnchB, 18), New York, 1965, p. XL-LII.
68. Análogamente las «Instrucciones de Onchsheshonqy». El padre, no
porque se aproxime la hora de su muerte, sino porque cree que su encar-
celamiento será largo, quiere instruir a su hijo, v. B. GEMSER, art. cit. p. 107.
69., Claramente visible en la introducción a la «Instrucción de Amen-
em-opet», ANET, p. 421.
70. Comprúebese leyendo las «<nstrucciones» publicadas en ANET,
p. 412-424; 427-424. 71. O.c., p. XLII.
72. R.B.Y. ScOTT, o.c. p. 38; PHILLIPS A., The Ecstatics' Father, en
Words and Meanings, ded. a D.W. THOMAS, Cambridge, 1968, p .. 194.

67
Introducción

dada universalmente por el padre en el seno de la familia influ-


yera incluso en la terminología de las escuelas de sabiduría. De
hecho en la literatura sapiencial de escuela que ha llegado hasta
nosotros encontramos la expresión «hijos míos» como sinónimo
de «discípulos míos» 73 • En esta literatura al consejero-sabio se
le llama «padre».
El TM nos presenta diversos indicios de este significado se-
cundario de «padre» (J~). En Jue 17,10 Miká, padre de familia
(según v. 11), pide al levita de Belén, que anda buscando aloja-
miento, que le sea «padre y sacerdote» : «quédate conmigo y
serás para mí padre (J~~) y sacerdote», 17,10; 18,19. Este «padre»
de hecho actúa como consejero de guerra en 18,5-6. Igualmente
se expresa el rey de Israel al pedir consejo a Elíseo en 2Re 6,21:
«Padre mío, ¿los mato?» 74 • El título de «madre» aplicado a la
ciudad Abel, lugar de vaticinios y consejos (2Sm 20,18), es tam-
bién instructivo. Cuando J oab está a punto de destruir a Abel
para apoderarse del insurrecto Seba, una mujer sabia (i11.:1:ll"l, vv. 16
y 22) le interpela así desde la ciudad: «¿Quieres destruir una
ciudad y madre en Israel?» - ~~itu':::l tl~, i'l.' (v. 19) -. Es decir,
la ciudad que aconseja desde tiempos inmemoriales a todo Israel
(2Sm 20,18.19). En último lugar, pero no menos importante, está
el título de «padre» aplicado a José en un contexto de sabiduría 75 :

73. Inútil citar todos los textos. Recordemos simplemente entre la li-
teratura inspirada: Prov 1,8; 2,1; 3,1; 3,11; 3,21; 5,1; 6,1... Entre la litera-
tura extrabíblica merece especial mención, por la continua aparición de la
expresión <<hijo mio», la Historz"a (o Sabiduría) de A/:liqar.
74. En LXX Est 3,13 (13,6) Amán es llamado «padre», (... úrro
'Af!.Q¡V 'l"OU 't"e:'t"OCYf!otVOU E:rrt 't"iJJV rrpocyf!.CÍ't"WV xoct ~e:U't"tpou 7tOC't"pO<;; "ÍJf!.Ú>V)!
v. también el solo titulo en 8,12 (16,11). Débora [que es descrita en el TM
como mujer de consejo y juicio (Jue 4,4ss)] recibe en Jue 5,7 el titulo de
<<madre», ~~itu':::l tl~, probablemente en el sentido de «consejera de Israeb>.
La interpretación de estos textos (y otros menos seguros) en el sentido de
«padre-consejero» se encontrará especialmente en P.A.H. de BOER, The
Counsellor, VTS III (1955) 42-71; A. PHILLIPS, art. cit. p. 183-194.
75. G. von RAo describió la historia de José como ejemplo ideal del
sabio de corte por su atracción, humildad, ciencia, amistad ... ; Josephs-
geschichte und altere Chokma, VTS I (1953) 120-127; y en Gesammelte
Studien zum Alten Testament. München, 1958, p. 272-280; en la misma
línea se expresa el autor en Israel et la sagesse (traducción francesa de
Weisheit in Israel, Neukirchen- Vluyn, 1970), Geneve, 1971, p. 327.232-233.
En cambio J.L. CRENSHAW (art. cit. p. 135-137) se sirve para impugnar la
tesis de von RAo, entre otros detalles, de algunas faltas cometidas contra
la sabiduría de parte de José: no controla sus emociones, Gn 45,2.14-15;

68
Sitz im Leben o Sitz im Literatur

José, en efecto, es elevado al más alto de los honores por sus


conocimientos oníricos (Gn 41,33.39ss). En Gn 45,8 es proclama-
do «padre del Faraón». El sentido no puede ser otro que el de
consejero del Faraón, por lo menos así lo cree la tradición targú-
mica. Ésta, al comentar el misterioso li::lN de Gn 41,43, dice
en TN: i1 11.l!V::l l 1Ji1 (i:l!V::l) illlf1 Nn~Jn::l ::li1 NJS~, 11:::11'1 w, «jViva el
padre del rey, que es maestro en la sabiduría aunque joven y tier-
no en anos
- ....
' » 76 .
Parece, pues, que tenemos que buscar el origen de la fórmula
«hijos míos» tan común de los discursos de adiós, en la litera-
tura sapiencial. Pero esta fórmula no es única como muestra del
parentesco de nuestro género con la literatura sapiencial: el
mismo interés en instruir en una cierta verdad a los «hijos» se
manifiesta en la literatura sapiencial y en los discursos de adiós.
La «instrucción» y la «sabiduría» aparecen, a veces, en térmi-
nos explícitos en nuestros discursos: el Baruk siríaco pide a los
suyos en su discurso de despedida que instruyan (-~;J) al pueblo
todo lo que puedan: «que ésta es vuestra labor; porque si los ins-
truís - ,~).. - los vivificáis», 45,1-2 77 • En 46,4 les promete que
no faltarán a Israel sabios - 1-= ~+-'~ ..,_...,., }:::,._ - 78 • El último
50,1.17; falta de tacto en contar los sueños a sus hermanos ... Quizás la his-
toria de José no tenga su origen entre los sabios de la corte ... , pero, por
lo menos posteriormente, la imagen de José en varios escritos es la del
«sabio». Así en T. Leví (fragmento arameo de Cambridge), en columna e,
lin. 22-23, José es propuesto como ejemplo a los «hijos» de Leví, a lo que
parece precisamente porque enseñó sabiduría, N:JSN~ ... // 1nN 1:)011S I.)J 1tn
i1~Jn i01~1 i!lO (T. Leví, griego, 13,9).
76. Id. en los textos targúmicos ya citados por de BoER, art. cit. p. 58:
TO: NJ?~? N::lN
TJI: lil''.l!V::l l'Ji1 Nn~Jn::l ::li N:JS~S N::lN
TJII: N".llV::l 1'::li1 N~:J1n::l ::li1 N:JS~1 11::lN W
Igual exégesis dan a ::lN los textos targúmicos (cit. por Str.-B., 1,
p. 919) que traducen «padre mío» -'::lN- por «maestro mío» -'::li-:
TJI 2 Re 2,12; 6,21; 13,14 o por '.l1::li en lSm 24,12.
Str.-B., ibid., cita también muchos rabinos del s. 1-11 d.C. con el nom-
bre honorífico de N::lN. Pero es difícil probar el significado del título.
w. BACHER, Contribution a l'onomastique juive, REJ 36 (1898) 104-105, se
inclina a creer que era una abreviación de Abrahán.
77. «Venid a mi alrededor, hijos míos, para que os enseñe ... », Ú7to-
Se:l~w, T. Job 1,4. Es idea implícita en todos los discursos de adiós. A ve-
ces es explícita: Tg Gn 49,1; T. As. 1,2 ... v. también T. Leví 4,5: 't'OÜ
auve:'t'[acxL; 13,2, SLM~cx't'e:; T. Leví, arameo (fragmento de Cambridge),
col. e, línea 17-18; 2Enok XIII, p. 55 ...
78. Hay que añadir el término técnico de la literatura sapiencial dedi-

69
Introducción

discurso de 1 Enok es aún más explícito: Enok «escribió esta


doctrina compJeta de sabiduría» (92, 1). Pero la sabiduría de En ok
está en peligro, porque hombres maJvados intentarán depravada,
94,5 79 •
Hemos intentado informar concisamente sobre la importan-
cia, naturaleza y «situación» de nuestro género. Lo hemos de-
nominado «discursos de adiós», siguiendo la denominación usual.
Llamarlos, p. ej., «testamentos» sería menos exacto:. Por una
parte, bastantes de los discursos de adiós no presentan ahora la
terminología de «testamento» 80• Por otra parte, todos los testa-
mentos son discursos de adiós. Huelga, pues, decir que éstos no
son un simple «hasta luego». Nuestro género se encuentra sólo
en el adiós de un moribundo, o de uno que abandona definitiva-
mente la tierra. Por lo menos en este contexto lo examinaremos
nosotros:
en el A.T.= cap. 1
en la literatura apócrifa = cap. II
en los Testamentos de los doce Patriarcas cap. III
en la literatura targúmica = cap. IV
que intentaremos datar = cap. V.
Para finalizar con el examen de los textos del NT (cap. VII),
pasaremos antes por una breve recensión de temas y expresiones
comunes -pero no esenciaJes- a nuestro género, cap. VI.
cado a Enok, «escriba». Pero no en discursos de adiós: JEnok 12,3; 15,1.
J.R. BOSTON [The Wisdom lnfluence upon the Song of Mases, JBL 87
(1968) 198-202] propone clasificar «form-critically» Dt 32,1-3 como «invo-
cation of the teacher». De hecho hay muchas expresiones análogas a las de
estos vv. en los textos sapienciales: p. ej., v. la traducción al inglés (por
K.A. KITCHEN) de la «Instrucción de un hombre para su hijo», en OA 8
(1969) 191; también en la instrucción de Amen-em-opet, ANET, p. 421...
Igualmente en nuestros discursos de adiós: JEnok 91,3; 2Baruk 31,3; y
en forma menos solemne: T. Isa. 1,1; T. Jos. 1,2; fragmento arameo de
Cambridge, T. Leví, en columna e, línea 7-9. En todo caso no se trata de
una fórmula literaria. En estos textos se repiten más o menos las ideas pero
no del mismo modo.
79. Muchos otros textos podríamos citar: la sabiduría será entregada
a los justos el día de la resurrección, JEnok 91,10; 2Baruk 44,14. En fin,
señalemos el término sbo de los testamentos coptos porque nos recuerda
el «instruir (a golpes de bastón)» de los antiguos textos sapienciales egip-
cios, T. Jacob fol. 188a. 178a; T. Isaac 12v (2 veces).
Fuera del contexto de discursos de adiós, v. la típica alabanza de la
sabiduría en lEna k 42,1-2; 84,3; 5,8; 48,1; 49,1.3.
80. Sobre ello v. p. 366-368.

70
CAPÍTULO 1

LOS DISCURSOS DE ADlóS EN EL AT

Es innegable el valor histórico de los libros del AT; empe-


zando por el Pentateuco, en ellos vemos desfilar muchos sucesos
cuya historicidad hay que reconocer. Con todo, la historia en
estos libros está siempre subordinada a un fin religioso: una cons-
tante histórica que hay que «hacer ver» al lector u oyente a
través de los acontecimientos, unos principios morales o teoló-
gicos que hay que enseñar. Lógicamente, este fin influenciará
sobre la manera de narrar; a veces hasta convertirá en parcial
la historia narrada. Con todo, sólo teniendo en cuenta esta fina-
lidad religiosa podemos abrir los libros de la Biblia e intentar
juzgar de la historicidad de un hecho. Por otra parte, sin esta
finalidad religiosa nunca hubiera llegado hasta nosotros la his-
toria bíblica. De hecho, no hay ninguna civilización antigua que
nos haya legado tanta historia como la del pueblo judío, quizás:
por creer que sólo avanzando por el camino trazado por el «Dios
de los padres» (y consiguientemente «histórico») podría subsistir
como pueblo.
A continuación vamos a examinar una muy pequeña parte
de esta historia. Al menos los discursos de adiós -que tratare-
mos en este capítulo- a veces dan la impresión de haber sido
realmente pronunciados por aquel en cuya boca se ponen (lRe
2,1-10; lMac 2,49-70). Pero nuestra intención no es la de solu-
cionar la cuestión histórica; quisiéramos simplemente ver cómo
están construidos estos textos; en otras palabras, examinar su gé-
nero literario para decidir hasta qué punto pertenecen al género
literario que llamamos discursos de adiós.

71
Los discursos de adiós en el AT

Si escucháramos lo que alguna vez se dice en el mundo de


la investigación literaria deberíamos tratar igualmente de otros dis-
cursos del AT. Uno de ellos, el discurso de Samuel en lSm 12:
Samuel, después de confirmar la monarquía en Guilgal, declina
la judicatura en favor del rey Saúl. En esta ocasión Samuel, ya
anciano, hace proclamar solemnemente su integridad; además, y
esto es lo importante, exhorta al pueblo, a partir de los sucesos
de la historia de la salvación, a permanecer fiel a Dios en el fu-
turo; fiel de hoy en adelante, a pesar de haber empezado mal:
coronando un rey humano. También se cita a veces lCr 28-29.
Aquí David dispone - al parecer antes de morir- de la futura
edificación del Templo que ha de tener lugar bajo su hijo Salo-
món. Para ello el moribundo da a su hijo una gran cantidad de
disposiciones arquitectónicas, y unas cortas exhortaciones genera-
les a la fidelidad al Señor (28,8-9; 29,20), que es lo que más nos
importa.
En la imposibilidad de examinar todos y cada uno de estos
textos del AT (a los que todavía habría que añadir las palabras
de Isaac antes de morir, Gn 27; las de Jacob en Gn 47,27-48,22),
nos limitaremos a las perícopas principales y más comúnmente ci-
tadas como discurso de adiós, con algunas de sus ramificaciones
en la antigua literatura judía (FILÓN, Ps. FIIJÓN y FL. JosEFO). No
porque estas perícopas bíblicas sean las más comúnmente cita-
das, sino porque tienen muchas más características de discurso
de adiós que lSm 12; lCr 28-29; Gn 27; 47,27-48,22.
Nuestro examen del A T no pretende seguir el orden tradicio-
nal de los textos en la Biblia ni tampoco respetar el probable
orden cronológico en que fueron escritos. Más bien las perícopas
están dispuestas en un orden de importancia ascendente respecto
a nuestro género literario.

l. JRe 2,1-10

«Los días de David se acercaron a su términb>, y dio ins-


trucciones a Salomón, su hijo, diciendo: 2 Yo parto por el
camino de todo el mundo ; cobra ánimo y pórtate varonil-
mente. 3 Observa los preceptos de Yahweh, tu Dios:, cami-

72
lRe 2,1-10

nando por sus vías, guardando sus leyes y mandamientos,


dictámenes y testimonios como están escritos en la ley de
Moisés a fin de que tengas éxito en cuanto hagas y adonde-
quiera te vuelvas; 4 con objeto de que Yahweh cumpla las
palabras que pronunció acerca de mí cuando dijo: Si tus
hijos guardan su camino, andando en mi presencia lealmente,
con todo su corazón y con toda su alma, no te faltará jamás
hombre sobre el trono de Israel.
5 Por otra parte, ya sabes lo que me hizo Joab, hijo de
Seruyá, lo que hizo a los dos jefes de los ejércitos de Israel,
Abner, hijo de Ner, y Amasá, hijo de Yéter, a quienes mató,
vengando en plena paz la sangre derramada en la guerra, y
manchando con sangre de guerra el cinturón que llevaba a
sus lomos y el calzado que llevaba a sus pies. 6 Obra, pues,
con arreglo a tu sabiduría y no dejes bajar sus canas en paz
al se' ol. 7 En camb.fo, trata con p~edad a los hijos de Barzi11ay,
el galaadita, y figuren entre los comensales de tu mesa, por-
que de este modo se allegaron a mí cuando yo huia de Absa-
lón, tu hermano. 8 Ahí está junto a ti Simí, hijo de Guerá,
benjaminita de Bajurim, el cual me injurió atrozmente el día
de mi partida a Majanáyim; pero descendió a mf encuentro
al Jordán, y juréle por Yahweh diciendn: No te mataré a
espada. 9 Mas ahora no le dejes impune, pues eres avisado y
sabrás cómo has de obrar con él para hacer bajar sus canas
tintas en sangre al se' ol.
10 Durmióse David con sus padres, y fue sepultado en la
ciudad de David.»

Nuestro fragmento relata la muerte de David. Por lo tanto, con


él nos colocamos en un momento álgido de la conocida «histo-
ria de la sucesión al trono de David». No siempre se coincide
en fijar exactamente el comienzo y el trazado que recorre esta
«historia» a través de 2Sm. Pero sí se está de acuerdo en ver
1Re 1-2 como final de esta «historia»: «Entonces el reino quedó
consolidado en manos de Salomón», 2,46. La «historia de suce-
sión» consta de 2Sm 9 (ó 10, ó 13)-20 y 1Re 1-2. Como tal tiene
su leitmotiv (tiempo ha reconocido) en la frase: «¿Quién se sen-
tará en el trono de David después de él?» 1. Para muchos está,

l. Véase sobre todo L. ROST, Die tlberl'ieferung von der Thronnach-


folge Davids (BWANT, 111, 6), en su colección de artículos, Das kleine
Credo und andere Studien zum Alten Testament, Heidelberg, 1965,
p. 119-253, especialmente p. 193-195; O. EISSFELDT, Einleitung ... , 3.a ed.,

73
Los discursos de adiós en el AT

además, claro el fin perseguido por el autor de la «historia»:


consolidar el trono de Salomón 2 • En este caso se escribió en los
primeros años del reino de Salomón (c. 970). Pero, aunque el ob-
jetivo del historiador sea simplemente hacer crónica e informar,
y no sea testigo ocular de lo que cuenta, hay que concederle con-
tacto directo con fuentes fidedignas no enturbiadas por el paso
del tiempo. Así ErsSFELDT en su introducción nos dice que se
trata de una buena novela histórica del s. IX 3•
Si examinamos más de cerca el último discurso de David, al-
gunas dificultades nos salen al paso: los vv. 4.5.10 no parecen
proceder de las épocas arriba mencionadas, sino del redactor deu-
teronómico de Reyes. La fraseología es, en efecto, la del Deu-
teronomio 4•
Para algunos autores los vv. 5-9 envuelven también dificul-
tad: el anciano David -que a causa de la vejez ya no se pre-
ocupaba ni siquiera de nombrar un sucesor, y al cual ya no le
importaban las descaradas pretensiones de Adonías al trono, 1,
6.18.20- recuerda demasiados detalles de las peripecias pasa-
das entre amigos y enemigos de juventud. Pero ésas no parecen
dificultades insuperables: el testamento persigue probablemente
la misma finalidad de la «historia», asegurar - o contar cómo
se aseguró- el trono. De aquí las purgas efectuadas por Salomón
siguiendo el consejo paternal, 2,12-46. Si los vv. 5-9 son una in-
serción, difícilmente serán muy posteriores a la «historia de su-

p. 182-187; J.A. MONTGOMERY, The Books of Kings, (ICC), Edinburgh,


1951, p. 67-70; B.D. NAPIER, From Faith to Faith. Essays on Old Testa-
ment Literature, New York, 1955, p. 130.146s.
2. En este sentido últimamente R.N. WHYBRAY, The Succession Narra-
tive. A Study of IISm 9-20 and IKings 1 and 2 (Studies in Biblical Theo-
logy, Il, 9), London, 1968: obra de corte, hecha en círculos de «sabios»
influenciados por una literatura que venía del extranjero (v. la obra egipcia
Amenemhet que tiene el mismo fin de asegurar la sucesión al trono),
p. 39.53-55.110-116; y 57ss.78; entre otros, G. von RAo, Theologie des Alten
Testaments, I, München, 1957, p. 57, nota 20 (v. también p. 310.312-313.
315).
3. L.c. p. 186-187.
4. C.F. BURNEY, Notes of the Hebrew Text of the Books of Kings,
O:xford, 1903, p. 14.16-17; y p. IX-XI. XIII-XV: son obra del compilador
Deuteronómico preexílico, es decir, de alguien inspirado por el espíritu que
reinó después del «descubrimiento» del Dt y de su promulgación por el rey
Josías el 621 a.C.; L. ROST, o.c. p. 198; J.A. MoNTGOMERY, o.c .. p. 87; B.D.
NAPIER, o.c. p. 146.

74
lRe 2,1-10

ces1on». ¿Quién se hubiera atrevido a manchar con ellos la ima-


gen venerada de David? Por lo tanto si fueron insertos es que
representan material fidedigno anterior al momento en que se
escribió la «historia de sucesión al trono», como ya concluyó,
entre otros, L. RosT 5•
Finalmente, tomemos él texto tal como ha llegado hasta nos-
otros para ver lo que hay de discurso de adiós. Lo más pare-
cido a nuestros discursos de adiós lo encontramos en las exhor-
taciones de estilo deuteronómico, vv. 3-4.. Ellas con el ,~~, , «dio
instrucciones» (y «ordenó en testamento»), y la frase del v. 10
durmióse «con sus padres» - ,1M:JN Cl) - constituyen posibles
signos de discurso de adiós. Pero la finalidad del autor de la
«historia de la sucesión» parece ser muy otra que la de poner
en boca de un moribundo las enseñanzas más nuevas y más va-
liosas. Se trata en realidad de consolidar el reino o de explicar
cómo se consolidó. En este caso ,:!(1, aunque tenga el sentido
técnico de hacer testamento -y no simplemente ordenar- no
es por eso signo de un género literario (¡ya existente en el s. IX!),
sino uno de los ejemplos bíblicos que de uno u otro modo parece
que influyeron en el nacimiento y desarrollo. muy posteriores,
de nuestro género. Más difícil es determinar la intención del deute-
ronomista que puso en labios del gran moribundo, David, la doc-
trina que tenía más en el corazón. Pero en esto más que iniciar
un género parece seguir, en el s. VII-VJ6, el ejemplo del mismo
Deuteronomio, cuya doctrina en realidad no es más que el largo
sermón de un Moisés que va a morir.
En cambio este mismo testamento de David, escrito a partir
del texto bíblico por Fl. JosEFo a finales del s. 1 d.C. 7 -por
tanto en plena efervescencia de nuestro género literario- con-
tiene algunas señales del género inexistentes en el texto bíblico.
Helas aquí subrayadas: David, habiendo caído enfermo, y dán-
dose cuenta de que va a morir, «llamando {xocMcroc~) a su hijo

5. L.c. p. 198-199; en el mismo sentido J.A. MONTGOMERY, o.c., p. 88;


R.N. WHYBRAY, o.c.. p. 54.
6. Hacia el 600 a.C. se sitúa, en general, la primera redacción de Re,
obra de un deuteronomista.
7. H.St.J. THACKERAY, Josephus, the Man and the Historian, New York,
1967, p. 17; Fl. JOSEFO nació entre 37-38 d.C., y moriría después del 100.

75
Los discursos de adiós en el AT

Salomón le habló como sigue: Yo me voy, hijo (<1 Téxvov) ... Te


exhorto, como te exhorté antes» 8. Es decir, no se trata sólo de
simples exhortaciones sino de prescripciones testamentarias. pues-
to que «antes» [paragr. 356 (XN, 5)], siguiendo el texto bíblico,
se las «ordenó (&vnToc/..Eloc¡) acerca del reino ... ». El segundo mo-
tivo de nuestro género está también representado: «ser justo para
con los súbditos y piadoso para con Dios» 9, aunque le faltan las
notas típicas de amor, o caridad para con los pobres. En fin,
falta también el tercer motivo. A pesar, pues, de las influencias
evidentes del género no podemos considerar Ant. Jud. VII, 383-
389 como claro representante del género: sólo indirectamente
aparece EVTéf../..ofLoc¡; no se usa la fórmula que más a menudo en-
contramos en el género «hijo mío», sino «hijo»; el segundo mo-
tivo no es de lo más típico y el tercero está ausente, ya que el
paragr. 384-385 (XV, 1) sólo contiene simples promesas. Con todo
vale la pena tener en cuenta este precioso anillo de la tradición
hagádica palestina. Más aún, no faltan hoy en día especialistas
de FI. JosEFO que lo creen conocedor de la tradición targúmica
palestina puesta ya por escrito 10•

2. Jos 23

Con el libro de Josué la liberación del pueblo elegido, que


tiene su comienzo en la salida de Egipto, llega en cierto modo
a su realización final: los israelitas conquistan y reciben la tierra
que como a pueblo de Dios - constituido en el Sinaí - les es-
taba destinada. Jos cuenta cómo la conquistaron y cómo la re-
partieron; recibió cada uno su heredad de manos del único pro-
pietario de la tierra, Dios. Para todo este acto final de liberación

8. Ant. Jud. VII (XV,1) 383-384.


9. Ibid.
10. H.St.J .. THACKERAY, Le. p. 78.80; a veces hay indicaciones claras del
uso del Tg por parte de Fl. JOSEFO, p. 81-82. 91-93; también S. RAPPAPORT
cita ejemplos del uso del Targum, Agada und Exegese be!' Flavius Josephus,
Wien, 1930, p. XXI-XXIV; en este mismo sentido R. BLOcH, Note métho-
dologique pour l'étude de la Littérature rabbinique, RSR 43 (1955) 207;
P. WINTER, Le 2,49 and Targum Yerushalmi, ZNW 45 (1954) 148-154.158;
R. LE DÉAUT, La Nuit Pascale, Rome, 1963, p. 22.

76
Jos 23

el intermediario ya no es Moisés sino su sucesor Josué. Éste es


el héroe visible del libro. Hasta el último capítulo, en que muere
- 24,29 - , preside todos los acontecimientos.
Un buen resumen teológico de estos acontecimientos -o si
se quiere, una buena exhortación final a partir de ellos- lo en-
contramos en el cap. 23 :

«Pasó mucho tiempo desde que Yahweh había concedido


a Israel reposo respecto a todos sus enemigos circundantes,
y Josué era viejo, entrado en años. 2 Llamó, pues, Josué a
todo Israel. a sus ancianos, jefes, jueces y oficiales, y díjoles:
Yo estoy ya viejo, metido eil! años,. 3 Ya habéis visto todo lo
que Yahweh, vuestro Dios, ha hecho a todas estas naciones
por causa vuestra, pues Yahweh, vuestro Dios, es quien ha
peleado por vosotros. 4 Mirad, yo os he distribuido por sor-
teo como herencia (i1~mJ), para vuestras tribus, estas: nacio-
nes que quedan a partir del Jordán, y todas las que yo exter-
miné (hasta) el mar grande, al poniente. 5 EL mismo Yahweh,
vuestro Dios, las rechazará de delante de vosotros, las arro-
jará de vuestra presencia, y tomaréis posesión de su tierra,
como Yahweh, vuestro Dios, os ha prometido. 6 Esforzaos,
pues, mucho en guardar y practicar cuanto está consignado
en el libro de la Ley de Moisés, sin apartaros de ello ni a
derecha ni a izquierda, 7 sin mezdaros con estas naciones
que han quedado entre vosotros. No mentéis el nombre de
sus dios,es, ni juréis en su nombre, ni los sirváis, ni os pros-
ternéis ante ellos, 8 sino adheríos a Yahweh, vuestro Dios,
como lo habéis hecho hasta hoy. 9 Yahweh ha arrojado de-
lante de vosotros a grandes y poderosas naciones, en tanto
que a vosotros nadie os ha podido resistir· hasta ahora. 10 Uno
solo de vosotros perseguía a mil, porque el mismo Yahweh,
vuestro Dios, combatía por vosotros como os había prome·
tido. 11 Tendréis buen cuidado, por vuestra vida, de amar
a Yahweh, vuestro Dios; 12 porque si os apartareis y os
uniereis al resto de estas naciones que han quedado entre
vosotros, emparentaréis con ellas, y con ellas os mezclaréis,
y ellas con vosotros; 13 sabed de cierto que Yahweh, vues-
tro Dios, no volverá a expulsar de ante vosotros a estas na-
ciones, mas os servirán de red y lazo, y como látigo en
vuestros costados y espinas en vuestros ojos, hasta que des·
aparezcáis de sobre esta excelente tierra que Yahweh, vues-
tro Dios, os ha dado.
14 Ahora bien, he aquí que yo me voy ya por el camino

77
Los discursos de adiós en el AT

de todo el mundo: reconoced, pues, con todo vuestro cora-


zón y con toda vuestra alma, que ni una sola de cuantas
palabras prometedoras pronunció Yahweh, vuestro Dios, acer-
ca de vosotros ha sido fallida ; todas se han cumplido•, no
ha fallado ni una de ellas. 15 Y sucederá que así como os han
acaecido las buenas cosas que Yahweh, vuestro Dios, os había
predicho, de igual suerte atraerá Yahweh sobre vosotros to-
das las palabras amenazadoras, hasta que os haga. desapare-
cer de sobre la excelente tierra que Yahweh, vuestro Dios, os
ha concedido. 16 Si quebrantáis la alianza que Yahweh,
vuestro Dios, os ha impuesto y andáis sirvienoo· a dioses
ajenos y os prosternáis ante ellos, la ira de Yahweh se en-
cenderá contra vosotros y pronto pereceréis sobre la buena
tierra que os ha dado.»

El capítulo, confiesan los comentaristas, es de estilo típica-


mente deuteronomístico 11 • Probablemente se escribi6 después de
la reforma de Josías (621 a.C.). Algunos autores ven alusiones
claras al exilio en 23,13.15 12, o creen simplemente que la obra
llamada del deuteronomista (de Dt a 2Re) es del tiemp<> del exi-
lio (s. VI). En este caso, nuestro texto podría ser de la primera
mitad del s. VI (ya que el gran exilio empieza en 586) o de la
segunda. De hecho, la última redacción de Jos generalmente se
coloca en d período postexílico 13 . Y precisamente nuestro capí-
11. Comparando los vv. del cap. 23 con el Dt, nos damos cuenta de que
el tono y la manera de expresarse son los mismos; incluso a menudo se
usan los mismos términos: v. 2- Dt 29,9; v. 3 - Dt 29,1; v. 5- Dt 6,19 y
Dt 11,23; v. 6-Dt 5,32; V. 7-Dt 6,13; V. 8-.Dt 10,20; v. 9-Dt 11,23 y
Dt 4,38; v. 10- Dt 3,22 y Dt 32,30; v. 11 - Dt 4,15; v. 12- Dt 7,2ss; v. 13-
Dt 7,16; v. 16- Dt 11,17. Los exegetas de finales de siglo ya vieron estas
correspondencias, cfr. C. STEUERNAGEL, Das Buch Josua, Gottingen, 1899,
p. 240-241; y, hoy día, v., p. ej., los textos citados por D. BALDI, Giosue,
Torino- Roma, 1952, p. 159.
12. Así en el término 1:J~ del v. 13.16, en el sentido de <<Vagar>>, «erran>,
ve J.A. SOGGIN (Le Livre de Josué, Neuchatel, 1970, p .. 162) alusión al exi-
lio de Babilonia, conforme a su opinión general en pro de la redacción
exílica de al menos una parte del Dtr (= deuteronomista), p. 11-12; idem:.
en Deuteronomistische Geschichtsauslegung wiihrend des babylonischen
Exils, en Oikonomia, ded. a O .. CuLLMANN, Hamburg- Bergstedt, 1967,
p. 11-17: el deuteronomista no sólo quiere demostrar cómo las amenazas
de los profetas se han realizado, sino que también entrevé - después del
perdón otorgado a Joaquín en Babilonia- la reconstrucción del pueblo y
quiere cooperar a ella con su obra literaria; también ve una alusión no
disimulada al exilio de 586 en vv. 13.16 G. Auzou, Le Don d'une Conquete,
Paris, 1964, p. 180.
13. D. BALDI, l.c. p. 10; BAIDI, por su parte, ve en Jos muchos· de-

78
Jos 23

tu1o constituye una de las conclusiones del redactor deuterono-


mista de Jos. Unos comentarios hacen de este capítulo una copia
(o réplica) de la conclusión presentada por el capítu1o 24;
otros, quizás con más acierto, ven en el cap. 24 una conclusión
posterior al 23; el redactor del cap. 24, también deuteronomista,
pulió y representó una antigua tradición de alianza en Sikem 14;
este redactor se vio obligado a borrar del cap. 23 la narración de
la muerte de Josué y la trasladó a 24,29-31; o, aún mejor (?),
al discurso de Jos 23 seguía sin solución de continuidad la des-
aparición de los oyentes y la narración de la muerte de J osué
en Jue 2,6-9 15•
Sea cual fuere el motivo de la desaparición de la muerte de
Josué en Jos 23, y aunque ignoremos el año exacto de la redac-
ción de este capítu1o, es evidente que no forma parte, estricta-
mente hablando, del género que sólo aparecerá siglos más tarde.
Aunque pudiéramos considerar 23,1b-2 como primer motivo, y
los demás versículos como segundo, en realidad nos faltarían los
elementos más esenciales para poder hablar de género literario.
En efecto, sólo podemos señalar, como fórmula estilística: «y
llamó», Nii'',16 • El tercer motivo, por otra parte, es inexistente 17 •
Pero aunque no encontremos en nuestro discurso las fórmu1as y
talles que señalan su origen preexílico, p. 10-11; la redacción definitiva,
según él, sería del s. VII, en tiempos de Ezequías o Josías, p., 11.
14. Según la hipótesis, cada día más aceptada de SELLIN y NOTH, la
alianza de Sikem es el pacto hecho entre las tribus venidas de Egipto con
Moisés y Josué y las tribus israelitas que se quedaron en Palestina .. Mucho
se ha escrito sobre ello. últimamente v. J. L'HouR, L' alliance de Sichem,
RB 69 (1962) 26.34-36; G.E. WRIGHT, Sechem. The Biography of a BibUcal
City, New York-Toronto, 1965, p. 124-127.130-137; D.R.. HIILERS (Cove-
nant. The History of a Bíblica[ Idea, Baltimore, 1969) en p. 59-64 ofrece
una buena descripción de la hipótesis.
HILLERS cree -contra J. L'HOUR, por ejemplo- que el cap .. 24 no
constituye un texto-alianza. Tampoco cree que se trate de un texto-alianza
F. N6TSCHER, Bundesformular und <<Amtsschimmel», en BZ, N.F., 9 (1%5)
195-197: más que contener una fórmula de alianza, Jos 24 narra que se
hizo una alianza.
15. Así J. L'HouR, art. cit. p. 18-·19: la muerte de Josué es narrada en
Jue 2,6-9 y Jos 24,28-31 que la copió de Jue; en el mismo sentido M. ou
Bun, Le Livre de Josué, BJ, 1958, 2.a ed. p. 14; G. Auzou, I.c. p. 182, etc.
16. El ;n~ del v. 16 se refiere no al testamento de Josué sino a la
Alianza de Yahweh.
17. Como dijimos, algunos autores ven en vv. 13.15 alusiones al exilio.
Pero aumí.ue esto fuera verdad, estos versículos no pueden representar
nuestro trlr:,cer motivo ya que no están formulados- como profecía.

79
Los discursos de adiós en el A T

las expresiones más corrientes de nuestro género hay que rete-


ner, con todo, un dato importante: el deuteronomista actúa aquí
con el mismo espíritu que encontraremos en nuestro género, a
saber, pone en boca de un moribundo la doctrina que más le
interesaba que triunfara: que el cumplimiento de los términos de
la Alianza del Sinaí es cuestión de vida o muerte para Israel. Lo
que hasta ahora ha sucedido a Israel es - en cuanto a sus éxi-
tos nacionales - premio divino, y - en cuanto a sus catástro-
fes- castigo. Premios y castigos no son más que consecuencias
naturales de las bendiciones y maldiciones de la Alianza del Sinaí.
Según K. BALTZER 18 el sermón de despedida de Jos 23 en-
cuadra un formulario de Alianza. Si esto fuera verdad, ¿tendría-
mos en Jos 23 - o habríamos tenido- restos de un verdadero
género de discurso de adiós? K. BALTZER cree ver en vv. 3-4 19
el «prólogo histórico» de las fórmulas de alianza; lo que él llama
«explicación fundamental» en v. 6, seguida de las estipulaciones
o mandamientos de la Alianza (v. 7); en v. 9-10 las bendiciones,
y en 11,13 y 15 las maldiciones. ¿Qué pensar de ello? Bástenos
aquí una sola observación: como confiesa el mismo BALTZER
lof. vv. 9-10 son «en su origen» bendiciones. Uno no puede menos
de preguntarse: ¿Por qué el cuadro de discurso de adiós tenía
que transformarlos en lo que ahora son, cuando el discurso de
adiós podía muy bien guardar las fórmulas de bendición? Prueba
de ello son los numerosos discursos de adiós que tienen bendi-
ciones. Éstas se inician en Gn 49-Dt 33, y están claramente re-
dactadas como bendiciones en Jub. 36,15-17, y 2Enok XIII 20•
BALTZER, por otra parte, es el primero en citar bendiciones en
textos testamentarios 21 . ¿Por qué, pues, tenía que desaparecer la
formulación de bendición en Jos 23,9.10 al convertirse en -o
ser encuadrado por- un testamento? En fin, como dijo F. NoT-
SCHER 22, si sobre la fórmula de alianza se ha edificado la exhor-
tación de despedida hay que conceder que el autor ha obrado
con mucha libertad. Tanta libertad, podemos añadir, que ahora
18. Das Bundesformular, Neukirchen, 1960, p. 71-73.
19. L.c. p. 71.
20. P. 45; en Apocrypha .. ., II, 42,6-14 (recensión B).
21. Por ejemplo, Le. p. 158-160.
22. Le. p. 1%-197.

80
Jos 23

nos es imposible probar la existencia de la fórmula-alianza en


Jos 23. Pero aun para aquellos que quieran ver en Jos 23 una
fórmula-alianza, el «cuadro» de ésta no puede ser definido como
estricto género literario del tipo de los discursos de adiós.
Veamos, finalmente, algo de lo que dijo la tradición judía
posterior a propósito de este texto:
Cuando Fl. JosEFO habla de él no nos da nada característico
de nuestro género. Pero vale la pena transcribir el comentario
que hace: Josué, llegado a la extrema ancianidad, convoca a
notables, ancianos y magistrados; los reúne para darles las últi-
mas recomendaciones «pues le era apropiado que antes de aban-
donar esta vida les dejara tales recomendaciones», Ant. Jud. V
(I, 28) 115-116 23 •
Según Ps. Fn.óN 2\ Josué antes de morir convoca dos veces al
pueblo (sin contar la convocación del hijo de Eleazar), lo que pa-
rece seguir la doble llamada de Jos 23,2, Jos 24,1. No obstante,
son pocas las coincidencias verbales de Jos 23 con Ant. Bibl. XXIII:
~Mi!V' ~:J~ l'tV1ii' MiP'1 (Jos 23,2) - «Et misit et vocavit omnem
Israel», XXIII, l. La alusión a los «pueblos restantes» (Jos 23,4 ... )
parece responder a «como quedasen todavía enemigos» (Ant. Bibl.
XXIII,l).
En cambio, son muchos los contactos con Jos 24. Ant. Bibl.
XXIII,4ss sigue muy de cerca a Jos 24, del que a menudo tra-
23. También vale la pena de tener en cuenta el documento copto que
E.O. WINSTEDT traduce: «Abrahán se comportó de tal modo que hizo la
voluntad de Dios en todas las cosas. En primer lugar destruyó los dioses
de sus padres, que eran ídolos, tal como Josué, hijo de Nun, dijo en su
testamento (a~o:61po¡). Después, de nuevo abandonó la tierra de sus padres
y su ciudad ... » Si el manuscrito es fidedigno podemos preguntamos, como
hace WINSTEDT: ¿existía un testamento de Josué? ¿o el autor interpreta
«libremente)) el texto bíblico como testamento, Jos 24,25, añadiéndole la
vieja tradición del ídolo de Abrahán? [Addenda to «Sorne Coptic Apocry-
phal Legends)), en JThS 10 (1909) 389A07.]
24. La ed. príncipe, inaccesible, se debe a J. SICHARDUS, Philonis Judaei
Alexandrini, Libri Antiquitatum, Quaestionum et Solutionum in Genesin,
De Essaeis, De Nominibus Hebraicis, De Mundo, Basileae, 1528 (titulo se-
gún cita de la ed. de G. KISCH, Pseudo-Philo's Liber Antiquitatum Biblica-
rum, Notre Dame, 1949, p. 3-4, en nt 3; de Ant. Bibl. existe además una
traducción inglesa: M.R. JAMES, The Biblical Antiquities of Philo, Lon-
don-New York, 1917; reeditada en la colección The Library of Biblical
Studies (ed. Ktav), New York, 1971, con una valiosa y amplia introduc-
ción de L.H. FELDMAN que informa sobre el estado actual de los estudios
de Ant. Bibl.; y una traducción al alemán en Altjüdisches .. . , p. 735-861.

81
Cortes 6
Los discursos de adiós en el AT

duce un texto parecido a nuestro TM 25 • Pero para el estudio del


género lo más significativo hay que buscarlo, sin duda en los
contactos literarios con Gn 49, el discurso de adiós de Jacob 26 •
En Gn 49,1-2 Jacob convoca dos veces a sus hijos, como Josué.
La primera (= Gn 49,1) parece haber influido en la estructura
de Ant. Bibl. XXIII,l:

11D ~N :Jpl1 1 N1i''1 - «Et misit et vocavit omnem Israel


1bN11 - et dixit ad eos:
11VN nN O:J~ i11' JN1 1!l0Nii - Congregamini. . . et disponam vobis
0 1b 1ii n'1MN:J O:JnN N1j? 1 testamentum. »

El «testamento» que Josué quiere legarles es, fundamental-


mente, la alianza del Sinaí (XXIII, 2.10b; XXIV, 3b), pero in-
cluye también (con Gn 49,1b) la previsión del futuro de su pue-
blo, el castigo de los malos y el premio de los buenos 27• J acob
bendice a las tribus en Gn 49,3-28 como Josué en XXIV,3 «ben-
dijo a los pueblos» 28 • Estas influencias de Gn 49 nos invitan a
buscar en Ant. Bibl. XXIII-XXIV los motivos de nuestro género
literario.
Primer motivo: J osué convoca a los suyos antes de morir
para legarles un testamento, la alianza del Sinaí, XXIII, 1-2; re-
pite la convocación en el segundo discurso, XXIV, l. Segundo
motivo: En el primer discurso Josué exhorta al pueblo a obser-
var el testamento-alianza del Sinaí, recordándoles toda la historia
de la salvación, desde la elección de Abrahán hasta la entrada
en la tierra prometida, XXIII, 2-12. En el segundo discurso les

25. Véase la alusión a Silo ya en XXIII, 2 y LXX Jos 24,1; compárese


el TM sobre todo con los textos siguientes : XXIII,4 - Jos 24,2; XXIII,5a -
Jos 24,3a; XXIII,5b- Jos 24,3b; XXIII,8a- Jos 24,3c; XXIII,9a- Jos 24,4;
XXIII,9b- Jos 24,5a; XXIII,10a- Jos 24,5b-6a; XXIII,lOb- Jos, 24,7a;
XXIII,lla- Jos 24,8.13; XXIV,1b- Jos 24,15; XXIV,2- Jos 24,16; XXIV,3b-
Jos 24,28; XXIV, 6b- Jos 24,30. Sobre el texto bíblico supuesto por Ant.
Bibl. cfr. nt. 35,
26. A lo largo de nuestro estudio veremos la importancia que tiene
Gn 49 para la historia del género literario. Cfr. p. 91-94.
27., XXIII, 2.6.13. Temas que aparecerán también en el Tg Gn 49,1-2,
p . 304ss.
28.. Compárese también XXIV,5a- Gn 49,33a; XXIV,5b- Gn 49,33b;
XXIV,5c- Gn 49,33c.

82
Jos 23

exhorta a recordar su persona, la de Moisés y «las palabras del


testamento que os ordenó para todos los días», XXIV, 3. Tercer
motivo: En el primer discurso Josué anuncia a su pueblo (a través
de la visión de Abrahán) el futuro de los malos, el fuego donde
expiarán sus culpas. Describe también el premio, «las antorchas
de fuego que iluminarán a los justos que creyeron en mí (=Dios)»,
XXIII, 6; al final de este primer discurso se les promete a todos
tener parte en la vida eterna (si escuchan la voz de los padres,
XXIII, 12). «Recibiré vuestras almas y (las) colocaré en la paz
hasta que lleg~e a su fin el tiempo del siglo. Y os haré volver
a vuestros padres y vuestros padres volverán a vosotros (Mal
3,24)», XXIII. 13. En el segundo discurso no se encuentra el
tercer motivo. La alusión a los pecados futuros del pueblo en
XXIV, 4 no pertenece propiamente al segundo discurso que Josué
dirige al pueblo; XXIV, 4-5 es el discurso de adiós dirigido exclu-
sivamente a la familia de Eleazar:
«Josué se acostó en su cama y mandó llamar - et misit et
vocavit- al hijo de Eleazar sacerdote (primer motivo~, y le
dijo: he aqui que con mis ojos veo la transgresión de este pueblo
con la cual empezarán a prevaricar (tercer motivo~; tú, empero.
sé hombre fuerte todo el tiempo que estés con ellos. Y besó a
él, a su padre y a sus hijos. Y le bendijo diciendo: El Señor Dios
de vuestros padres dirija vuestros caminos y los de este pueblo.
Y terminó de hablarles (segundo motivo~, recogió sus pies en la
cama, y se durmió con sus padres - cum patribus suis -; y sus
hijos pusieron sus manos sobre sus ojos.»
Así, pues, casi todos los motivos de nuestro género literario
están presentes en los tres discursos de adiós. Parece, además,
evidente cierta intención de enseñar algo nuevo: recuérdese la
descripción de la remuneración final y la doctrina de los siete-
mesinos que vivirán gracias a que Isaac nació el séptimo mes,
XXIII, 8.
Consideraríamos Ant. Bibl. XXIII-XXIV como un perfecto
discurso de adiós (o un triple discurso) si no fuera por la ausen-
cia de las fórmulas estilísticas características de nuestro género 29•
29. No se encuentra en nuestro texto «hijos míos» ni «mandó». El
«precepi» de XXIII,6.8 tiene otro sentido; Josué usa la fórmula «dispono

83
Los discursos de adiós en el AT

No obstante, el texto del Ps FILÓN tiene importancia capital


sobre todo como testimonio antiguo de nuestro género. En general,
a partir de los estudios de L. CoHN y M.R. JAMES, se mantiene
que se escribió poco después del 70 d.C. 30, pero podría ser mucho
más antiguo. En efecto, P. BoGAERT últimamente ha atacado con
eficacia el único argumento ( Ant. Bibl. XIX, 7) para la datación
a partir del 70. P. BOGAERT dice: Difícilmente la destrucción total
del «lugar», el Templo, a la que se refiere el texto 31 , puede ser
la simple brecha a la Torre Antonia (el 70 d.C.) mencionada por
Fl. JosEFO. Además, ni la tradición judía conservada en el Tal-
mud de Jerusalén, ni san JERÓNIMO -que parece usar otra tra-
dición judía- refieren el ayuno del 17 de Tamuz (día en que
según Ant. Bibl. fueron destruidas las tablas de la Ley y los
muros del Templo) a la destrucción del 70, sino a la del 586 a.C. 32
De hecho, ya antes se había señalado que por lo menos las tra-
diciones de Ant. Bibl. eran anteriores a la fecha fatídica del
70 d.C. 33
ad te testamentum», XXIII,2; o «verba testamenti que disposuit ad vos
(Moyses)», XXIV,3. Tampoco aparece con claridad suficiente la fórmula
«llamó». El Ps FILÓN usa en vez de <(Vocavit» la expresión «et misit et vo-
cavit», XXlli,1 y XXIV,4. Obsérvese, finalmente, la fórmula «et obdormivit
cum patribus suis», XXIV,5. Como hicimos notar en la introducción (p. 61s)
la reunión con los de la propia tribu se expresa con fórmulas· que siempre
difieren entre sí.
30. L. CoHN, An Apocryphal Work ascribed to Philo of Alexandria,
JQR 10 (1898) 326-327: ... Pero el autor no ha podido vivir muchos años
después del 70, puesto que su obra, escrita en hebreo, fue aceptada por la
Iglesia; M.R. JAMEs, Le. p. 32-33: a finales del s. I d. C ..; G. KrscH, o.c.
p. 17; M. DELCOR, «Philon (Pseudo-)», en DBS col. 1371.
31. Ya que hay que seguir el «antiquisimo» manuscrito de la ed .. prin-
cipe, P. BoGAERT, Apocalypse Syriaque de Baruch, I, Paris, 1969, p. 253.
La ed. de G. KrscH - a la que en general seguimos- se basa casi
exclusivamente en un MS, el de Admont, «que podria muy bien ser infe-
rior a aquéllos en que se basaba la edición principe; de todos modos, lo
que se necesita es una edición critica basada en todos nuestros MSS, tra-
bajo que ahora esperamos del Padre Daniel J. IIARRINGTON ... , que debe
publicarlo en la serie So.urces Chrétiennes>>, L.H. FELDMAN en su introduc-
ción a la traducción de M.R. JAMES, The Biblical Antiquities of Philo, o.c.
p. LXXVIII.
32. P. BOGAERT, l.c. p .. 254-257.
33. A. SPIRO, Samaritans, Tobiads, and Judahites in Pseudo-Philo
(en separata de PAAJR, XX, 1951), p. 281, nota 11; R. BLOCH, Note métho-
dologique pour l'étude de la Littérature rabbinique, RSR 43 (1955) 206;
G. YERMES, Scripture and Tradition in Judaism, Leiden, 1961, p. 6; R. LE
DÉAUT, o.c. p. 188-189; J. BOWKER, The Targums and Rabbinic Literature,
Cambridge, 1969, p. 3 L

84
Jos 23

Finalmente, concluye BoGAERT 34, un escrito tan puramente judío


como Ant. Bibl. -que, además, nunca habla ni deja entrever Ja
catástrofe del 70 - tiene que haber sido escrito antes de la des-
trucción de Jerusalén por Tito 35 •
Otro texto importante de Ant. Bibl. es XXXIII, 1-6: el discurso
1
de adiós de Débora. El TM- Jue 4.4-5,31- no nos habla de su
muerte, ni, consecuentemente, de sus últimas palabras. Nos trans-
mite sólo su canto, el que Débora compuso con Baraq «en aquel
día» (el día de la batalla del monte Tabor), Jue 5,1. Ps. FILÓN nos
transmite un himno muy diferente, XXXII, 1-18. A continuación
nos da el discurso que pronunció Débora antes de morir:

«Cuando se acercó el día de su muerte, he aquí que ella


mandó reunirse a todo el pueblo, y les dijo: Escucha, pueblo
mío. He aquí que yo como mujer de Dios os exhorto, y os
ilumino como (una) del génew femenino. Obedecedme como
a vuestra madre, y escuchad mis palabras vosotros que tam-
bién tenéis que morir.
2 He aquí que yo parto hacia la muerte, al camino de
todo el mundo, adonde vosotros también vendréis. Sólo que
enderezad vuestro corazón hacia el Señor Dios vuestro duran-
te el tiempo de vuestra vida, porque después de vuestra muer-
te no podréis arrepentiros de aquellas cosas en medio de las
cuales ahora vivís. 3 Porque entonces la muerte está sellada;
la medida está completa, y el tiempo y los años devuelven
entonces lo que les fue confiado. Porque aunque quisierais
hacer el mal en el infierno después de vuestra muerte no
podríais, ya que el deseo de pecar cesó (de actuar), y la mala
inclinación 36 perdió su poder ; y el infierno después de haber
recibido lo que le ha sido encomendado no lo restituirá a no
ser que le sea pedido por aquel que se lo confió 37•

34. L.c .. p. 258.


35. últimamente D.J. liARRINGTON [The Biblical Text of Pseudo-Philo's
«Liber Antiquitatum Biblicarum», CBQ 33 (1971) 1-17] ha reforzado con
argumentación nueva la datación de antes del 100 d.C.: Ant. Bibl. usa en
las citaciones bíblicas un texto que más bien parece palestino. Por lo tanto,
se compuso antes del 100, porque a principios del s. II (a Murabbacat) apa-
recen ya los resultados de la recensión rabínica del texto bíblico; HAooT J.
es también partidario de una fecha anterior al 70 y se inclina por el 63 a.C.,
Le probleme de l'Apocalypse syriaque de Baruch d'apres un ouvrage récent,
Semítica 20 (1970) 69-70.74.
36. «Plasmatio iniqua», equivalente al Vii1 ¡~~ de la teología rabínica,
M.R. JAMES, le. p. 179 en nota al texto.
37. «A no ser que le sea pedido» (ed., príncipe) ya que así lo exige el

85
Los discursos de adiós en el AT

Ahora, pues, hijos míos (filii mei), vosotros oíd mi voz


mientras tenéis el tiempo de (esta) vida, y enderezad vuestros
caminos a la luz de la Ley.
4 Y mientras Débora hablaba así, todo el pueblo levantó
la voz unánimemente, y dijeron llorando: he aquí, madre, que
tú te mueres y abandonas a tus hijos. ¿A quién los encomien-
das? Ruega, pues, por nosotros, y después de tu partida acuér-
dese siempre de nosotros tu alma. 5 Y Débora respondió y
dijo al pueblo: mientras el hombre viva puede rogar por sí
mismo y por sus hijos, pero después de su fin no puede rogar
ni acordarse de ninguno. Por lo tanto no confiéis en vuestros
padres. No os servirán de nada, a menos que os asemejéis a
ellos. Entonces vuestra semejanza s.erá como los astros del
cielo, que ahora os han sido manifestados.
6 Y muriós.e Débora, y se durmió con sus padres - cum
patribus suis- y fue enterrada en la ciudad de sus pailles: ;
y el pueblo la lloró durante setenta dias ; y mientras la llora-
ban, así pronunciaban ellos su lamentación: He aquí que des-
apareció de Israel la madre y la santa que tenía la dirección
en la casa de Jacob, la que aseguró la cerca de su genera-
ción 38, y su generación la deseará.
Y después de su muerte la tierra tuvo tranquilidad duran-
te siete años.»

Digno de nota es el resumen que da L. CoHN de nuestro dis-


curso: «Antes de su muerte ella congregó el pueblo, y le exhortó
a seguir la ley de Dios» 39• En efecto, ésta es una parte del esque-
leto típico de nuestro género, primero (v. 1), y segundo motivo
(vv. 2b-5); pero si nos limitamos a eso nos: pasará desapercibido
el meollo del discurso, o dicho de otro modo, olvidaremos una de
las finalidades principales del género discursos de adiós: hacer
refrendar por un moribundo ilustre una doctrina «nueva»; en nues-
tro caso la de la intercesión, mejor, no-intercesión de los justos di-
funtos en favor de los vivos, y la imposibilidad de convertirse y
de pecar después de la muerte, vv. 2-5. Por lo tanto, aunque no po-
damos considerarlo un ejemplo típico del género (ya que le faltan
el tercer motivo 40 y las expresiones más comunes), no obstante se
contexto, L.H. FELDMAN, en la reedición de M.R. JAMES, The Biblical Anti-
quities of Philo (ed. Ktav), New York, 1971, p. CXIX.
38. Vulgata Is 58,12.
39. L.c., p. 298-299.
40. Tendríamos que ir a buscarlo demasiado lejos, en XXX, 7.

86
lMac 2,49-70

observa alguna clara huella del género: «hijos míos», v. 3b; dur-
mióse «con sus padres», y fue enterrada en la ciudad «de sus
padres», v. 6. La expresión «hijos míos» en este contexto parece
natural, ya que la perícopa insiste en la maternidad de Débora
con respecto al pueblo; en v. 1.4.6 se insiste en darle el título de
madre, a partir del TM, Jue 5,7: ~NIW 1 :l CN. Pero me parece que
debíamos hacer notar este detalle porque, como veremos, constitu-
ye una fórmula estilística que pocas veces falta 41 •

3. JMac 2,49-70

Una buena introducción a la historia que nos cuenta 1Mac la


encontramos en los primeros capítulos del libro. Los conservadores
en religión - que a la vez son contestatarios de una situación po-
lítico-social de asimilación al helenismo- inician una guerra que,
por ser la de Dios, les llevará a la victoria y a la fama. Su enemigo
es el poder Seléucida (312-65 a.C.), que, durante el reinado de An-
tíoco IV Epífanes (175-163) y sucesores, intenta hacer desaparecer
la religión judía. Cede a este intento considerable número de com-
patriotas (1,12-16). Contra estos judíos renegados y contra el poder
establecido se rebela en el segundo capítulo Matatías en Modín
(2,19ss), el 166 a.C. La insurrección de Matatías y de sus seguidores
parece tener un éxito inicial augurador de la victoria final (2,43-48).
Pero Matatías no es más que el primer promotor de· la revolución 42;
ésta, una vez iniciada, tendrá que ser dirigida por sus hijos. Para
pasarles los poderes antes de morir, Matatías, siguiendo la tradi-
ción bíblica, les dirige su último discurs.o, 2,49-70:
41. La influencia del texto bíblico parece también visible en la estruc-
tura de XXXIII,1 :
«... audite nunc, populi mei»- :lj?l" 1):::1 ll'~W1 (Gn 49,2a)
« ... obaudite mihi tamquam matri vestre»- C::J'::IN ~NIW'-~N 1J)~W (Gn
49,2b).
42. Según J. MEJÍA, en un principio siguieron la revolución los mismos
esenios de Qumran, los «asideos» de 1Mac 2,42. Más tarde, sobre todo al
recibir Simón (un no Aarónida) el Sumo Sacerdocio de parte de un pagano,
los esenios rompieron con la casa Asmonea, convirtiéndose ésta en «la fa-
milia de Absalón», «el hombre de la Mentira ... », Posibles contactos entre
los manuscritos de Qumran y los Libros de los Macabeos, en RQ 1/1 (1958)
51-72. Este mismo art., resumido, apareció en SPag, 11, Paris- Gembloux
1959, p. 20-27.

87

(
Los discursos de adiós en el AT

«Al acercarse el tiempo de la muerte de Matatías dijo éste


a sus hijos: ahora dominan el orgullo y el ultraje, el tiempo
de la subversión y de la ardiente cólera. 50 Ahora, hijos,
mostraos celadores de la Ley y dad vuestra vida por la alian-
za de nuestros padres. 51 Haced memoria 43 de las hazañas
que hicieron en sus: tiempos los antepasados, y alcanzaréis
gran gloria y nombre sempiterno:
52 ¿No fue por ventura Abrahán hallado fiel en la tenta-
ción y le fue imputado esto a justicia? 53 Guardó José la
Ley en tiempo de su aflicción, y vino a ser señor de Egipto.
54 Finees, nuestro padre, por su abrasado celo, recibió el
pacto de un sacerdocio eterno. 55 Josué, por haber cumplido
su mandato, llegó a ser juez en Israel. 56 Caleb, por su testi-
monio ante la asamblea 44 recibió la heredad de la tierra.
57 David, por su piedad 45 , heredó el trono real para siem-
pre. 58 Elías, por su abrasado celo de la Ley, fue ascendido
al cielo. 59 Ananías, Azarías y Misael, por su fe, se libraron
de las: llamas. 60 Daniel, por su sinceridad, fue libertado de
la boca de los leones 46.
61 Considerad, pues, que de generación en generación
todos los que confían en Él no descaecen. 62 No· temáis las
amenazas de un hombre pecador, porque su gloria se trueca
en basura y en gusanos. 63 Hoy se ensalza, pero mañana no
será hallado, porque se habrá vuelto al polvo y sus planes se
habrán desvanecidn. 64 Hijos., sed fuertes y valerosos por la
Ley, que por ella seréis glorificados . 65 Ahí tenéis a Simón,
vuestro hermano, yo sé que es hombre de consejo ; escuchad-
le siempre ; él será para vosotros un padre. 66 Que Judas
Macabeo, esforzado y valiente desde su juventud, sea vuestro
capitán del ejército y dirija la guerra contra Jos pueblos.
67 Y atraed a vosotros a todos los observantes de la Ley
y vengad a vuestro pueblo. 68 Devolved a Ios1 gentiles su me-
recido, y consagraos a las prescripciones de la Ley.
69 Y los bendijo. Y fue a reunirse con sus padres.

43. «Recordad», que aquí (como en otros muchos textos bíblicos) im-
plica actuar, obrar según el recuerdo, M. AoiNOLFI, Il testamento di Matta-
tia e i suoi esernpí etici (JMac 2,49-68) en LA 15 (1%4-1965) 94-95. Este
artículo ha sido reeditado con ligeros retoques por M. ADINOLFI, Questioni
bibliche di storia e storiografia (Esegesi biblica, 5), Brescia, 1%9, p. 75-101.
44. N m 14,4-1 O.
45. "E:1-e:oc;, que otros traducen por «bondad», «misericordia», «afecto
filial hacia Dios ... », v., entre otros, ADINOLFI M., art. cit. p. 92-93.
46. Expresiones paralelas a los vv. 51-61 se encontrarán en Eclo 44-50.

88
1Mac 2,49-70

70 Murió el año ciento cuarenta y seis, y fue sepultado


en el sepulcro de sus padres en Modín, y todo Israel le lloró
amargamente.»

El valor histórico de 1Mac es algo unánimemente reconocido; a


menudo se le concede al autor del libro una objetividad histórica
considerable en la presentación general de los acontecimientos po-
líticos 47 • Más difícil es determinar de dónde le viene este acceso
positivo a la realidad histórica. No faltan autores que lo creen tes-
tigo ocular por lo menos de una parte de los acontecimientos
que cuenta 48 • Pero en 13,27-30 se describe detalladamente el mau-
soleo que Simón edifica para la gloria de su familia. La descrip-
ción termina con la frase: «Éste es el sepulcro que levantó en Modín
(y que subsiste) hasta el día de hoy.» Esta observación final ha
hecho pensar a muchos que ya han pasado por lo menos varios
años después de la muerte de Jonatás (el 143), ocasión del co-
mienzo del mausoleo: 1Mac no se escribió, por tanto, antes del
c. 110 a.C. 49

Menos consistente me parece para la datación del 1Mac el uso


que se hace de 16,23-24 al suponer que la muerte de Juan Hircano,
según este texto, ha tenido ya lugar, es decir, que ha pasado ya el
105; estos vv. podrían muy bien ser -como dijo M.J. LAGRAN-
GE 50 - obra del último editor.
Si en cuanto al término a quo no hay posibilidad de determinar
una fecha exacta, el término ad quem es seguro: 63 a.C., año en que
47. F.M. ABEL, Les Livres de Maccabées, Paris, 1949, p. XXII-XXV;
J.C. DANCY, A Comrnentary on 1 Maccabees, Oxford, 1954, p. 3; l. LEVY,
Les deux Livres des Maccabées et le Livre hébraique des Hasmonéens, en
Semitica 5 (1955) 25ss.36; M. LACONI, Pn1mo e Secando Libro dei Maccabei,
Padova-Torino, 1%0, p. 28-29; P. BELLET, «Macabeos, Libros de los», EB,
p. 1138; L. ARNALDICH, en la colección Biblia Comentada, II, Libros his-
tóricos del Antiguo Testamento, Madrid, 19632, p. 950.
48. 1Mac narra los acontecimientos políticos que van del 175 hasta el
135 a.C. Por lo tanto un joven de Jerusalén que en el 175 tuviera 20 años
podía muy bien ser testigo auricular, y a menudo ocular, de la mayoría de
hechos narrados en el libro, F.M. ABEL, l.c. p. XXIX, XXIV-XXV; M. LA-
CONI, l.c. p. 28; P. BELLET, l.c.; L. ARNALDICH, l.c.
49. Así, con muchos otros, F.M. ABEL, l.c. p. XXIX; J.C. DANCY, Le.
p. 8; W.O.E . ÜESTERLEY, Apocrypha .. ., I, p. 60; E. KAUTZSCH, Apokry-
phen ... , I, p. 31: por lo tanto (además de otras razones), se escribió a prin-
cipios del s. I a.C.
50. Le Juddisme avant Jésus-Christ, París, 1931, p. 47, nota; le siguen,
entre otros, F.M. ABEL, l.c. p. XXIX, J.C. DANCY, l.c. p. 8.

89
Los discursos de adiós en el AT

Pompeyo tomó Jerusalén y se profanó el Templo. El autor de 1Mac,


que demuestra aprecio y estima a los romanos (8,lss; 14,40), no
podía escribir después de esta data.
Recogiendo todas estas tendencias modernas de datación, ob-
tendremos una fecha que oscila entre el 140 a.C. y la primera dé-
cada del s. I a.C. Esta fecha nos coloca de lleno en la época lite-
raria de nuestros discursos de adiós, como veremos. Es natural,
pues, que encontremos evidencias del género en 1Mac 2,49-70. No
obstante, la perícopa no está tan influenciada por el género como
pudiera estarlo, a juzgar por la época en que fue escrita. Le faltan
las expresiones más típicas, uno de los motivos, el tercero, y las
fórmulas estilísticas principales. De éstas la única verdaderamente
representada -y no con el término más usual- es «hijos»,
-réxvoc, v. 50.64. Aparece también la fórmula (se reunió) «con sus
padres» (v. 69-70), que tiene menos interés como representante del
género.
Matatías al despedirse nombra su sucesor, como tendremos oca-
sión de ver en otros discursos de adiós. En el caso presente en reali-
dad se trata de sucesores: Simón, como padre (v. 65), y Judas Ma-
cabeo como jefe militar (v. 66). Notemos, finalmente, la breve
alusión a la bendición del moribundo en v. 69. ¿Se trata de una imi-
tación de Gn 49 y Dt 33? El hecho de no mencionar el contenido
de la bendición puede inclinarnos a una respuesta afirmativa. Mu-
chos autores creen que el discurso entero pertenece al autor de
lMac. En él tenía una buena ocasión, que los autores griegos bus-
caban con afán, de expresar su filosofía de la historia. En esta
línea observemos que el emplazamiento del discurso parece hacer
resaltar su importancia exegética: con él terminan Jos dos capítulos
de introducción, y con la mención de los héroes del AT no sólo se
hace pregustar al lector las victorias que va a contemplar a partir
del capítulo tercero sino que también se le explica su sentido. Sin
embargo, a diferencia de muchos autores 5\ no nos atrevemos a

51. M. AoiNOLFI, art. cit. p. 83-84; F.M. ABEL ve en el estilo rítmico


del texto griego otro indicio de que es una perícopa creada por el autor
de lMac, le. p. XXIV. 46; L. ARNALDICH, le. p. 972, nos señala que «el
texto supone un conocimiento, al menos vago, de sucesos que se narran
en el curso del libro, posteriores a la muerte de Matatías., En el v. 62 se
halla una alusión bastante clara a la enfermedad que acabó con Antíocm>.

90
Gn 49

pronunciarnos en contra de la autenticidad histórica de todo el dis-


curso. El discurso no me parece un simple calco del género litera-
rio. Por otra parte, y contra la regla del género, el moribundo es-
tablece un doble sucesor, sin que veamos muy bien qué interés podía
tener en ello el autor de lMac.
FL. J OSEFO toma el mismo texto bíblico y lo heleniza, como ha
probado M. ADINOLFI 52• A nosotros, de FL JosEFa nos interesa
especialmente un detalle por el que se separa del texto bíblico para
colorearse de discurso de adiós: «Pero sobre todo os exhorto a la
concordia (lS[Lovetv); y en caso de que uno de vosotros sea supe-
rior al otro, que le ceda el puesto, haciendo valer así vuestras res-
pectivas virtudes», Ant. Jud. XII (VI,3) 283.

4. Gn 49

Diversas tradiciones nos anuncian que también Jacob, cuando


estuvo a punto de morir, bendijo a sus hijos y les habló. Entre ellas
(v. Gn 48), la de Gn 49 es la que más se acerca a nuestro esquema
de discursos de adiós. B.A. SPEISER en su reciente comentario 53,
por ejemplo, no da a Gn 49 el título habitual de «bendiciones de
Jacob» 54, sino «testamento de Jacob». Veamos hasta qué punto po-
demos servirnos de tal título.
Una atenta lectura de Gn 49 nos hace ver la diversidad de pers-
pectivas que tiene el capítulo. Por una parte se trata de los hijos de
Jacob que rodean el lecho del moribundo (vv. 1, 2, 3, 4, 6, 9, 33).
Mas el contenido de algunos versículos contradice este punto de
vista, como 24-25.28a: no se habla a los hijos como individuos sino
como tribus de Israel que salieron de Jacob. Así, según el sentir
Consecuentemente traduce -siguiendo a NÁCAR-CoLUNGA- «no temáis las
amenazas de este (¡en el griego sin articulo!) malvado».
Otros comentaristas señalan simplemente la libertad considerable del autor
en los discursos que pone en boca de sus personajes. Asi W.O.E. OESTER-
LEY, l.c. p. 60.
52. L.c. p. 75-82.
53. Genesis, New York, 1964, p. 370.
54. El titulo de «Bendiciones» se apoya simplemente en el v. 28 (que
a veces es considerado redaccional), y en la bendición de José, v. 25-26.
Rubén, Simeón y Levi son malditos, 3-7. Judá es alabado y se le predice
un futuro de preeminencia, 8-12.

91
Los discursos de adiós en el AT

común de los comentaristas, los vv. 3-27 describen, en forma de poe-


sía popular, el estado de cada una de las tribus en un momento
determinado de su historia. Esta diferencia de perspectivas tiene
una explicación aceptada en general por la crítica moderna: un
último redactor introdujo en la narración P ( = sacerdotal) de la
muerte de Jacob [v. la. 28b-32 (33)] 55 el antiguo poema de las tri-
bus. Al hacerlo dio al «poema» un cuadro interno de discurso de
adiós (v. 1b .. . 28a): J acob llama a sus hijos y les habla (primer
motivo) 56 ; además, los dichos puestos en boca de Jacob suenan
como profecías: «Reuníos para que os anuncie lo que os ha de
acontecer en días venideros» 57 (=tercer motivo~ (lb, 3-27). Tam-
55. J.. SKINNER, A Critica[ and Exegetical Commentary on Genesis,
Edinburgh, 1910, p. 535-536. Pero SKINNER atribuye la compilación del
poema a un J (=documento Yahwista) para lo cual no hay fundamento su-
ficiente en el texto. Análogamente C.A. SIMPSON, The Book of Genesis,
New York, 1952, p. 818. O. EISSFELDT, por su parte, atribuye lb-28a al
documento L (=laico), que sería incluso más antiguo que J, Hexateuch-
Synopse, Leipzig, 1922, p. X. 102+-103+. En cambio, en su atribución de
la.28b-33 a P (=documento sacerdotal) se coloca en la línea comúnmente
aceptada, ibid., p. lOJ+-104+; G. von RAo, Das erste Buch Mose; Genesis
Kapitel 25,19-50,26, Gottingen, 1953, p. 369: el compilador que ha incluido
la colección de sentencias en la narración sacerdotal ha entendido cada
sentencia como una declaración de aquello que un día sucederá, v. lb;
v. también p. 375; E.A. SPEISER, l.c. p. 375.377: 28a va con v. 1 y «puede»
ser debido al compilador; 28b-33 hay que atribuirlo a P; A.H.J. GuNNEWEG,
über den Sitz im Leben der sog. Stammessprüche (Gn 49, Dtn 33, !de 5);
en ZAW 76 (1964): la y 28b = P; hay, además, un cuadro interior (lb y
28a) que viene del redactor que ha incluido la colección de dichos tribales,
p. 246, nota 2; sobre la importancia e interés de Hebrón en P léase, p. ej.,
A.C. GRAHAM, Hebronite Tradition behind P i'n Genesis, en JThS 41 (1940)
140-152, especialmente p .. 149-152.
56. «Reuníos para que os anuncie lo que os ha de acontecer en días
venideros ... Todas éstas son las tribus de Israel, doce», vv. lb.28a.
57. En este sentido E.A. SPEISER, Le. p. 364; G. von RAo, Le .. p. 369·;
R. de VAUX, La Genese, BJ, París, 1962, 2.a ed. p. 211, etc. La frase
tJI)')Ij1 nliMN:J será citada más tarde por Dan 10,14; v. también los textos
análogos: Dt 4,30; 31,29 y Nm 24,14.. Es conocido su significado técnico
entre los profetas: llegada de los tiempos mesiánicos. El significado de «úl-
timos tiempos» no parece posible en Jer 23,20; 30,24; 48,47; 49,39; Os 3,5.
El sentido mesiánico-escatológico parece claro en Is 2,2; Ez 38,16; Miq 4,1;
Dan 2,28; 10,14. Según CARMIGNAC J.,, y otros autores modernos, en el AT
y en Qumran la expresión tJI)')Ii1 nliMN debe traducirse siempre por «los
días venideros», «la suite des jours», y nunca por «los últimos tiempos o
fin del mundo». Si en estos textos se quiere hablar de escatología, habría
que entenderla, según ellos, de un modo impreciso, como señalando sim-
plemente una era ideal posterior a la presente o una era mesiánica futura.
Véase, p. ej., J. CARMIGNAC, La notion d'eschatologie dans la Bible et a
Qumrán, RQ 25 (1969) 17-27; del Inismo autor, Le document de Qumrán
sur Melkisédeq, RQ 27 (1970) 369-371.

92
Gn 49

poco faltan las últimas recomendaciones funerarias, 29-33, Estas


cierran muchas veces los discursos de adiós. Por lo menos a los
ojos del último redactor así termina la elaborada escena de
Gn 49.
En el texto actual el primer motivo está muy bien representado.
El mismo tipo de expresiones se encuentra en muchos discursos de
adiós. que seguramente aquí recibieron su inspiración: «Llamó Ja-
cob a sus hijos y dijo: Reuníos para que os anuncie lo que os ha
de acontecer en días venideros. 2 Congregaos y oíd, hijos de Jacob;
escuchad a Israel vuestro padre.» En nu~stro capítulo son también
dignas de mención las fórmulas: Nij? 1, en v. la, 1.):J (hijo mío) en
v. 9a. 1n:JN - ~N (enterradme «junto a mis padres») en 29b 58 • Pero
falta el segundo motivo básico de las exhortaciones 59 • Esto y la
época aproximativa de los últimos retoques del «poema» de las
tribus y de su encuadramiento definitivo nos impiden ver en Gn 49
un ejemplo típico de nuestro género literario.
La mayoría de los autores modernos ven en el «poema» (vv.
3-27) simples dichos populares que corrían de boca en boca en
tiempo de los jueces 60 • Cuando se quiere precisar un poco más se
Partiendo de t:Jir.Jii1 n11nN:J (Gn 49,1) el Targum, ya en pleno género
de discurso de adiós, mencionará al detalle «los últimos tiempos, los del
Mesías», «los días del premio y del castigo», v .. p. 298ss.
58. Es evidente que n,,~~. «mandar» y «ordenar en testamento», no
constituye en v. 29.33 un signo seguro del género que nos ocupa. En su
origen (en la narración P de la muerte de Jacob) indica simplemente las
últimas instrucciones funerarias que apuntan a Hebrón .. No se trata, pues,
de las instrucciones morales típicas de nuestros discursos de adiós. Y no pa-
rece que el último redactor haya querido o podido tomar vv. 3-27 como
exhortaciones morales.
En cambio en este último sentido parece interpretarlos la Vulgata al
traducir el v. 33: «Finitisque mandatis quibus filios instruebat ... », «termina-
das las prescripciones con las cuales instruía (enseñaba) a sus hijos ... >> En
la Vulgata «instruere» (como traducción a m,~~) sólo se encuentra, que yo
sepa, en nuestro texto; v. 1Re 2,1; Is 38,1; 2Re 20,1; 2Sm 17,23.
59. J. SKINNER, que en esto sigue a KoHLER K., cree que Jacob no
habla como individuo sino como representante de la unidad ideal de Israel,
l.c. p. 508-509. La prueba que da me parece insuficiente: vv. 6.7b.16.
60. J. SKINNER, Le. p. 509-510; J. CoPPENS, La bénédiction de Jacob.
Son cadre historique a la lumiere des paralleles ougaritiques, VTS IV (1957)
112-114 (volume du Congres, Strasbourg, 1956): en la redacción actual de
las bendiciones de Jacob el poeta se coloca en el punto de vista de la as-
censión política de Judá; pero la hora de la supremacía de Judá no ha
sonado aún y nada nos indica que tal ascensión implique la realeza; se
trata, pues, del periodo de lucha por la supremacía en la confederación
tribal; sin determinar demasiado, podemos decir que estamos en el período

93
Los discursos de adiós en el AT

desciende al máximo hasta los primeros tiempos de la monarquía.


«Entonces» estos dichos se insertaron en la narración P de la muer-
te de Jacob. Pero no conocemos con exactitud ni a quién se debe ni
la época de esta inserción. De todos modos, el que los insertó pa-
rece haberles dado, por lo menos, alguna de sus últimas formula-
ciones. Así v. 3a, 4b, 6a, 7b, 9a podrían contener algún que otro
retoque para adaptar los dichos populares a la boca de Jacob mo-
ribundo. Ahora bien se cree que los últimos toques al poema tienen
que ser antiguos. Incluso su encuadramiento histórico no puede
ser muy posterior a la primera monarquía, cuando la organización
tribal era aún algo vivo y operante 61 •
Los indicios de discurso de despedida serán, no obstante, apro-
vechados por la tradición posterior que convertirá Gn 49 en un ver-
dadero discurso de adiós. Ya en alguna versión se observa esta
tendencia (v. nota 58); el Targum -y la tradición judía en general
(v. p. 298-333)- la aprovecharán al máximo.

5. Dt 33

~oisés, a punto de morir, bendice como Jacob a las tribus de


Israel (Dt 33,6-25), a «los hijos de Israel», Dt 33,1. Es imposible
encontrar aquí esbozos de nuestro género. En efecto, lo que pare-
cería referirse a nuestro primer motivo (31,28-30; 32,44) o al se-
gundo (32,1ss), o al tercero (31,29-30), son versículos que más bien
se relacionan con el género requisitoria profética sobre la ruptu-
ra de la alianza 62•
de los jueces, lo que, evidentemente, no excluye la posibilidad de alguna
añadidura en el tiempo de los dos reinos; R. de VAux, l.c. p. 211, nota e;
B. VAWTER, The Canaanite Background of Genesis 49, CBQ 17 (1955) 1;
J.A. EMERTON, Some difficult words in Genesis 49, en Words and Meanings,
ded. a D.W. THoMAs, Cambridge, 1%8, p. 81.
Para un estudio del posible contenido histórico de cada uno de los
dichos tribales v., últimamente, H.J. ZOBEL, Stammesspruch und Geschichte.
Die Angaben der Stammessprüche van Gen 49, Dtn 33 und !de 5 über die
politischen und kulti"schen Zustiinde im damaligen <<Israel» (BZAW, 95),
Berlin, 1965.
61. J.F.M. CRoss, Studies in Ancient Yahwistic Poetry, Baltimore, 1950,
p. 131.
62, J. HARVEY, Le Plaidoyer Prophétique contre Israel apres la rupture
de l'Alliance. Étude d'une formule littéraire de l'Ancien Testament, Bruges-

94
Dt 33

De todos modos después de hablar de Gn 49 no podíamos dejar


de lado Dt 33. La tradición, como veremos, consideró siempre las
bendiciones de Moisés como una continuación de las de Jacob:
Dt Rab. 33,1 (11), Gn Rab. 49,28 (100) ... Además las interpretó
como profecías ( = tercer motivo) 63 • Este: aspecto profético de las
últimas palabras del moribundo es el único vestigio 64 de nuestro
género que podría estar implícito en la descripción del estado «ac-
tual» de las tribus en Dt 33,6-25.
El sentido, el origen, y la época de estas «bendiciones» [así
en vv. 1 (11, 13, 20, 23), 24] han sido y son muy discutidos entre
los especialistas. Muchos quieren estudiarlas separadas de su pró-
logo (vv. 2-5) y epílogo (vv. 26-29); otros no ven esta necesidad e
insisten en la unidad de autor 65 • Entre los que separan el cuadro de
sus bendiciones se encuentran diversas maneras de datar nuestro
capitulo. Nos basta aquí mencionar las diferentes épocas que, en
general, se atribuyen a Dt 33; las podemos reducir a dos: o se
opta por la época de los jueces 66 , o por la de Jeroboam 11 (782-
753) 67 ; por lo que hace a la época de los jueces, algunos se atreven

Paris-Montréal, 1967, especialmente p. 31-36; del mismo autor, Le 'Rib-


Pattern', réquisitoire prophétique sur la rupture de l'alliance, Bibl 43 (1962)
179-196.
63. Así en FL. JosEFO, Ant. Jud. IV (VIII, 44) 303; FILÓN, De vita
Mosis, JI, 288, y v .. p. 96ss.
64. Dt 33,4 podría traducirse «Moisés nos prescribió (en testamento,
i1,:!o:) una Ley». Pero muchos lo creen una glosa, otros traducen el v .. di-
versamente. Véase, sobre todo, I.L. SEELIGMANN, A Psalm from pre-regal
times, en VT 14 (1964) 79. Es evidente, al menos, que esa traducción del
v. 4 no puede ponerse en boca de Moisés,. no obstante el uso que las ver-
siones y la tradición en general han hecho de la frase, cfr. p. 332-333.
65. Así T.H. GASTER, An ancient Eulogy on Israel: Deuteronomy
33,3-5; 26-29, JBL 66 (1947) 53-62; R. TOURNAY, Le Psaume et les bénédic-
tions de Mo'ise (Deutéronome, XXXIII}, RB 65 (1958) 208-209.
66. E.G. HIRSCH, Notes on Deut., Chap. 33, Am.. J. of Sem. Lang. and
Lit. 27 (1911) 339-342; W.J. PHYTHIAN-ADAMS, On the Date of the «Blessing
of Mases» (Deut. XXXIII), JPOS 3 (1923) 162-166; y, últimamente, P. Bms,
Le Deutéronome, Paris, 1969, p. 439: el «cuadro» narra la conquista de
Canaán y la alianza de Moab; por esta alianza las tribus de Transjordania
se unen a las que vienen del Sinaí con el primer objetivo común a la vista:
la conquista de Canaán; es natural, pues, encontrar en este cuadro los
dichos sobre las tribus (p. 442.448); nuestro capítulo se insertó en el Dt en
el s. VI-V, cuando el Pentateuco tomó su forma definitiva, p. 19-20.
67. R. TouRNAY, l.c. p. 181. TouRNAY, con muchos otros, ve indica-
ciones de la época de esplendor de Jeroboam 11 en las «bendiciones» sobre
todo de Gad, Judá y José, p. 192-199; S.R. DRIVER, A Critica[ and Exegeti-
cal Commentary on Deuteronomy, Edinburgh, 18962, p. 387-388: bajo

95
Los discursos de adiós en el AT

a determinar un poco más: se trata de sus últimos años, de finales


del s. XI, tal como parece aconsejarlo el carácter antiguo de ' las
«bendiciones»; la ortografía del texto, por otra parte, les prohíbe
descender más allá del s. X, tiempo en que, bajo la actividad litera-
ria de David-Salomón, probablemente se pondría por escrito el
texto definitivo de Dt 33 68 •
Aunque Dt 33 por las razones mencionadas no entre en nues-
tro género (estrictamente tomado), no obstante hay que insistir en
la gran importancia que tendrá en el desarrollo posterior de nues-
tros discursos el ejemplo de Moisés. La imagen de un Moisés pro-
nunciando su último discurso antes de morir se desarrollará y cre-
cerá especialmente en el Targum (v. p. 326-333). Hasta parece que
el recuerdo oral o escrito de esta imagen está presente en el mismo
primer núcleo del Deuteronomio 69 •
FLAVIO JOSEFO. Cuando comenta la muerte de Moisés lo hace a
la manera de un discurso de adiós. Así en Ant. Jud. N (VIII, 1ss)
176-179, habiendo Dios decidido la muerte de Moisés, éste convoca
a todo el pueblo para indicarles cómo ha llegado a la felicidad
(= primer motivo~; haced lo que Dios os manda y así obtendréis
bienes y fama. Obedeced a vuestros jefes... , destruid a los enemigos
de Canaán (paragr. 180-193). Les da sus leyes y constituciones en
un libro (paragr. 194) (=segundo motivo).

«Después les recitó un poema en versos exámetros, que


él dejó conservado en un libro en el Templo, y que contiene
una predicción de los acontecimientos futuros1 ; según la cual
todo se ha realizado y se realiza aún, sin salirse (Moisés) en
nada de la verdad» (paragr. 303).

Jeroboam 1; H. IIAYMAN, en cambio, preferiría hacer descender un poco


la datación, hasta el tiempo de Ezequias,. apoyándose sobre todo en la ben-
dición de Levi [The Blessing of Moses: its Genesis and Structure, en Am.
J. of Sem. Lang. and Lit. 17 (1900-1901} 100-104].
68. J.F.M. CR.oss- D.N. FREEDMAN, The Blessing of M oses, JBL 67
(1948) 192; idem en J.F.M. CR.oss, Studies in Ancient Yahwistic Poetry,
Baltimore, 1950, p. 185-186; G.E. WRIGHT, The Book of Deuteronomy,
(lntrB), New York, 1953, p. 527-528; I.L. SEELIGMANN, art. cit. p. 79-90:
el texto tiene un sentido cultual y de entronización; el himno (vv. 26-29)
era cantado en la asamblea tribal mencionada en el v. 5; se trata de una
ceremonia solemne celebrada cuando la tierra fue ocupada definitivamente,
en el s. XI más o menos.
69. Asi ya S.R. DRIVER, l.c. p. LXI, a quien sigue G.E. WRIGHT, Le.
p. 326.

96
Dt 33

Para él las bendiciones de Moisés son profecías del futuro de


cada una de las tribus. (ibid. paragr. 320) ( = tercer motivo):

«Cuando Moisés al final de su vida hubo dicho estas cosas:,


y con bendiciones a cada una de las tribus hubo profetizado
las cosas que tenían que acontecer, la multitud prorrumpió
en lágrimas» 70 .

FILÓN DE ALEJANDRÍA. Moisés, a punto de morir, «ya no profe-


tizó más en general para toda la nación reunida, según parece, sino
que predijo a cada una de las tribus en particular las cosas que
iban a suceder y que de nuevo desaparecerían; de las cuales algunas
ya han tenido lugar, otras aún son esperadas', porque la fe en el
futuro viene de la realización del pasado. Era muy adecuado que
personas diferentes por nacimiento - y especialmente por su as-
cendencia materna- por su diversidad de ideas y fines, y por las
innumerables diferencias de su manera de vivir, encontraran como
parte de su herencia -x:A~pou- predicciones y oráculos adapta-
dos a cada uno. Esto fue verdaderamente maravilloso» 71 •
En De Virtutibus Moisés, acabados «sus cantos (Dt 32), tejidos,
por así decirlo, de santidad y de humanidad (XII, 76), declaró here-
dero - x:A-y¡pov6f.LOV- de todos los bienes que comporta la natu-
raleza humana (al pueblo judío); los bienes que él mismo poseía los
daba inmediatamente; los que él no poseía pedía a Dios que se
los procurara (ibid., 79). Prohibió, pues, prestar dinero con interés
al hermano (XIV, 82); exhortó a los de su pueblo a amar a los
extranjeros, no solamente como amigos o parientes sino como a
sí mismos en cuerpo y alma>> (XX, 103) 72 •

70. Cuando habla de la muerte de Jacob, FL. JosEFO enuncia simple-


mente las ideas del texto bíblico. No es tan parco al comentar la muerte
de Josué [Ant. Jud. V (1,28) 115-116]: éste reúne a los notables, magistra-
dos y ancianos. Les recuerda los favores de Dios y les exhorta a la piedad.
Y, continúa FL. JosEFO, «era conveniente que él -antes de salir de esta
vida- les dejara tal exhortación», ibid. parr. 116.
71. ... "Hp¡.¡.o-r-re: y!Xp lho::cpépov-ro::<;; xo::t -ro::1:<;; cmopo::1:<;; xo::t fLCÍAtcr-ro:: lv
-ro1:<;; fL"l)'t"pcf>ot<;; yéve:crt, xo::t ~ouAe:u¡.¡.&:-rwv n:oAu-rp6n:ot<;; !3€o::t<;; xo::t -rwv n:e:pt
-rov ~[ov lm-r1J3e:u¡.¡.&:-rwv &¡.¡.u8~-rot<;; 3to::cpopo::1:<;; &crn:e:p -rtv!X XA~pou 3to::-
vo¡.¡.~v ).oy[wv xo::t XP'Y)cr¡.¡.ú)\1 &p¡.¡.6 ~oucro::v e:úpécr8o::t. 0o::u¡.¡.&:crto:: ¡.¡.E:v oóv -ro:: G-ro::,
De vita Mosis, II 288-290.
72. El texto se encontrará también en Les Oeuvres de Philon d' Alexan-
drie, n. 0 26, ed. R. ARNALDEZ- J. POUILLOUX- C. MONDÉSERT, Paris, 1961.

97
Cortes 7
Los discursos de adiós en el AT

Es decir, FILÓN aquí representa fielmente la tradición judía que


ha visto en el discurso de Moisés el adiós de un moribundo que pro-
fetiza y exhorta. Pero no siempre la representa tan bien. Muchos
críticos le niegan incluso la posibilidad de leer hebreo 73 • De todos
modos, su corazón permaneció judío a pesar de la formación predo-
minantemente helenística que recibió: no se puede negar que conoce
la vida judía en el Templo, en las sinagogas, en las casas 74• Querer
determinar más es imposible, ya que ignoramos las relaciones exac-
tas de FILÓN con la tradición judía palestina 75 • Además, el testi-
monio de FILÓN tiene siempre el gran valor de poder ser datado con
bastante precisión: nació hacia el 13 a.C. y murió el 45-50 d.C. 76
PsEUDO FILÓN: Es otro precioso testimonio sobre el testamento
de Moisés. Comentando la muerte de Josué, el Ps. FILÓN pone en
su boca estas palabras: «Haced memoria de mí después de mi
muerte, y de Moisés el amigo del Señor; y que nunca se aparten
de vosotros las palabras del testamento que os legó. Y los despidió,
y cada uno se fue a su heredad» ( Ant. Bibl. XXIV,3) 77 •

6. Los discursos de Tobit

Tobit, como Job, es el justo que sufre; en ambos casos su rec-


titud moral no parece servirles de gran cosa. Incluso Ana, esposa
de Tobit, se da cuenta de ello, y le echa en cara la ineficacia de
las buenas acciones de toda una vida, 2,11-14; pero precisamente
el autor de Tobit parece querer enseñarnos lo contrario: en este
mundo vale la pena comportarse según la Ley de Dios; hay, en
efecto, un Dios providente que a su debido tiempo pagará con ere-

73. Sobre la cuestión v . I. HEINEMANN, Philons griechische und jüdi-


sche Bildung, Breslau, 1932, p. 524-525; R. CADIOU, «Philon d'Alexandrie
ou Philon le Juif», DBS col. 12%.
74. I. HEINEMANN, Le., p. 530.
75. J. BOWKER, The Targums and Rabbinic Literature, Cambridge,
1969, p. 30. En nota 1 da bibliografía en pro y en contra de las conexio-
nes intimas.
76. C. MoNDÉSERT, «Philon d'Alexandrie ou Philon le Juif», DBS
col. 1288.
77., «Memores estote mei post mortem meam et Moysi amici Domini,
et non recedant de vobis verba testamenti que disposuit ad vos per omnes
dies. Et dimisit eos, et profecti sunt unusquisque in hereditatem suam.»

98
Los discursos de Tobit

ces nuestras buenas obras. ¿Cómo? El mal, que tanto nos preocupa,
será precisamente la ocasión a partir de la cual creará Dios la feli-
cidad de Tobit y Sara.
Estamos, pues, en la temática de los libros sapienciales de Job
y Proverbios 78 • Por eso no es de extrañar que se haya comparado
nuestro Tobit con el antiquísimo (s. VI-V a.C.) libro sapiencial de
Al;liqar 79 : este sabio es el gran canciller de la corte de Senaquerib
que ruega a sus dioses le concedan un hijo para que Ie pueda he-
redar. Dios le contesta que es imposible, y que, por lo tanto, adop-
te a su sobrino Nadab. Asi lo hace. En todo y por todo lo trata
como a su propio hijo; cuando el niño empieza a crecer, Al:}iqar le
dirige las primeras máximas; y cuando' cree que su «hijo» ha com-
prendido, pone toda su hacienda en manos de Nadab. Éste acusa
de alta traición a Al:}iqar, el mejor consejero del rey. El rey escucha
la calumnia y condena a muerte a Al:}iqar. El faraón de Egipto, en-
terado de la muerte del sabio consejero, desafía al rey de Asiria
por medio de difíciles adivinanzas y enigmas. El rey, que no puede
responder correctamente, llora entonces la muerte de su fiel con-
sejero. Pero entra en escena el que tenía que haber sido su verdugo
y confiesa que no mató a Al:}iqar porque éste en otra ocasión le
había salvado la vida. Al:}iqar sale de su escondite ... , y es enviado
a Egipto donde defiende con mucha astucia los intereses de su rey.
De vuelta es recibido con grandes honores. Con los honores recibe
también la autorización de castigar a su ingrato hijo adoptivo: lo
manda azotar y durante el azote le obliga a escuchar sus máximas
y enseñanzas. Nadab muere en medio del castigo.
En diversas ocasiones Tobit habla de Al:}iqar y Nadab (Tob
1,21s; 2,10; 11,18). Al parecer le ligan a estos personajes lazos de
familia. Pero no sólo eso. El autor- de Tobit demuestra estar al co-
rriente de lo esencial de la historia de Al:}iqar (Tob 14,10). Con la

78. Véase sobre el tema R. PAUTREL, Tobie, BJ, Paris, 19683, p. 12-16.
79. Existen varias versiones y formas de la Historia (o Sabiduría) de
A/:tiqar: siríaca:, armenia, griega... El descubrimiento de los fragmentos
arameos de esta historia en los papiros de Elefantina hizo remontar su anti-
güedad al menos a principios del s. V a.C. Estos fragmentos fueron edita-
dos por E. SACHAU, Aramiiische Papyrus und Ostraka aus einer jüdischen
Militiir-Kolonie zu Elephantine, Leipzig, 1911, p. 148-180.182: los fragmen-
tos fueron escritos hacia el 407 a.C.; sobre la datación cfr. The Story of
Al:tilfar, from the Syriac, A rabie, Armenian, en Aprocrypha .. ., II, p. 719-720.

99
Los discursos de adió-s en el AT

historia de AJ;llqar en la mano podemos además entender mucho


mejor algún texto paralelo de Tobit: 4,17 80 • En fin, la estructura
de AJ;llqar parece también haber influido en la de Tobit: en ambos
libros las máximas y consejos están repartidos al principio y al final
de la obra 81 • En Tobit estas exhortaciones se entrelazan con el
proceso de la acción. En el cap. 4 Tobit, creyendo que va a morir,
siente la imperiosa necesidad de dar las últimas recomendaciones a
su hijo. En el cap. 14 sucede lo mismo, sólo que entonces Tobit
muere de verdad. Comparando estos «duplicados» con los de
AI:riqar alguien ha querido ver en las exhortaciones-máximas de To-
bit copias inhábiles de las de AJ;riqar. Entonces se ha explicado
la parte profética de Tob 14 como ensanchamiento del campo de al-
cance de los antiguos proverbios de AJ;riqar 82• Una tal visión indica
desconocer el género literario de Tob 4.14. Las cosas se explican
mucho mejor si en vez de pensar exclusivamente en el modelo
Historia de A~iqar tomamos también en consideración el género
literario discursos de adiós. Éste, como veremos, salta a la vista en
Tob 4.14; no así en las exhortaciones de la Hisfloria de A~iqar:
AJ;riqar adopta Nadab, y desde siempre le enseña la sabiduría 83 •
80. D.C. SIMPSON, en Apocrypha ... , 1, p. 212, nota al texto; p. 192.198.
En cambio, R. PAUTREL neve en Tob 4,17 (aunque también lo crea depen-
diente de Al;liqar 2,10 -versión siríaca y paralelas-) una exhortación a
sacrificar sobre la tumba de los justos, o.c. p. 32, nota c. Que Tobit depen-
da de Al;liqar lo probó, ya antes que se descubrieran los fragmentos arameos,
E. COSQUIN, Le Livre de Tobie et l'«Histoire du Sage Ahikan>, en RB 8
(1899~ 50-82, sobre todo p .. 76-·79. Tobit también está influenciado por la
leyenda popular del muerto agradecido, p. 80-81; sobre esta segunda de-
pendencia v., del mismo autor, Encare l'«Histoire du Sage Ahikan>, ibid.,
p. 510-531, sobre todo p. 517-520; la misma conclusión (en cuanto a la de-
pendencia de Al;liqar) a través de argumentos de crítica literaria, F. NAU,
Histoire et Sagesse d'A}Jikar l'Assyrien. Traduction des versions syriaques,
Paris, 1909, p. 55-59; Tobit depende de Al;liqar y del muerto agradecido,
O. EISSFELDT, Einleitung ... , p. 791-792; idem, por lo que toca a Al;liqar,
en A.M. DENIS, lntroduction ... , p. 208. Que Tobit dependa de la leyenda
del muerto agradecido hay quien lo niega con ahínco, p. ej., T.F. GLASSON,
The Main Source of Tobit, ZAW 71 (1959) 275-276.
81. Asi lo hizo observar, entre otros, J. RENDEL IIARRIS (con los coauto-
res F.C. CoNYBEARE, AS., LEWIS) en su introducción a The Story of
AJ:¡ikar, from the Aramaic, Syriac, Arabic, Armenian, Ethiopic, old Turkish,
Greek and Slavonic Versions, Cambridge, 1913 2.a ed., p. XLIX; SIMPSON
en Apocrypha ... , 1, p. 191.
82. F. ALTHEIM- R. STIEHL, Die-,Aramiiische Sprache unter den Achai-
meniden, Frankfurt a .. M., 1963, p. 194-195.
83. 1,9.15.(13) =Versión Siríaca' A; 1,9; 3,1 =Versión Árabe; 1,9;
3,1 = Versión Armenia (puede verse la traducción al inglés de estas versio-

100
Los discursos de Tobit

Así empieza la historia de AI;riqar. Pero tampoco en la segunda serie


de instrucciones de AI;riqar aparece para nada el género discurso
de adiós: estas instrucciones tienen lugar cuando Nadab es casti-
gado por AI;riqar, al final de la historia 84• El que muere no es el que
da las instrucciones, Al;riqar, sino Nadab.
Así, pues, tiene que ser relativamente fácil reconocer en estos
capítulos de Tobit dos discursos de adiós. Recordemos cómo lle-
gamos a ellos: a la presentación de la obra le sigue sin solución de
continuidad, como en Al;riqar, la historia propiamente tal. Ésta
comienza sus incidencias cuando Tobit está en el colmo de la des-
gracia, después de haberse comportado como buen judío en Israel
y en el exilio, cumpliendo con la Ley (1,4-12), haciendo obras de
misericordia (1,16-19; 2,2-8): una de ellas, la que se menciona con
más constancia, parece ser precisamente la ocasión de la mayor
de sus desgracias: después de dar sepultura a uno de los hijos de
su pueblo, Tobit se acuesta al aire libre a descansar; la caída de
estiércol de pájaro sobre sus ojos le causa la pérdida de la vista,
2,9-10. Ciego, después de tantas buenas obras, llorando se lamenta
delante de Dios. Incluso llega a desearse la muerte. Así que, temien-
do morir, «llamó a su hijo Tobías» para informarle de la suma de
dinero dejada en depósito a Gabael, 4,2-3. En realidad el dinero
ocupa sólo dos versículos al acabarse el testamento, 4,20-21a. Los
demás vv. del cap. 4 constituyen -excepto 4,3b.4b donde hace
sus recomendaciones funerarias - las típicas exhortaciones del dis-
curso de adiós, nuestro segundo motivo. Este motivo está repre-
sentado de un modo especial por la recomendación a la caridad
con los pobres, las obras de misericordia:

«De tus posesiones da limosna. No te repugne dar limos-


na. No desvíes tu rostro de pobre alguno, y no se desviará
de ti el rostro de Dios. 8 De acuerdo con lo que posees da
limosna según tu abundancia; si tienes poco, no tengas miedo
de dar según lo poco que tienes. 9 Pues con ello te atesoras
un buen caudal para el día de la necesidad. 10 Porque la Ii-

nes en Apocrypha ... , II, p. 724-784). Los mismos autores publicaron, ade-
más, las traducciones al inglés del eslavo, antiguo turco, fragmentos arameos,
en The Story of A]Ji~ar, o.c.; v. también en estas traducciones las pági-
nas 1.87.
84. 7,26; 8,1ss = Siríaca; 7,27; 8,lss =Árabe; 7,8; 8,lss =Armenia, etc.

101
Los discursos de adiós en el AT

mosna libra de la muerte, y no deja entrar en las, tinieblas.


11 La limosna es ofrenda de valor' para todos aquellos que la
hacen delante del Altísimo. 12 Guárdate, hijo, de toda for-
nicación. Toma, ante todo, mujer del linaje de tus padres ...
14 El salario del que trabajare en tu provecho no lo hagas
demorar, antes bien págalo inmediatamente. Si sirves a Dios,
serás recompensado. Ten ojo sobre ti, hijo, en todas tus obras,
y sé bien criado en toda tu conducta. 15 No hagas a nadie lo
que no quieras que te hagan... 16 De tu pan da al que tiene
hambre, y de tus vestidos a los desnudos. De todo lo que te
sobrare haz limosna. No te repugne dar limosna ... 18 Busca
siempre e1 consejo del hombre sabio, y no menosprecies
jamás consejo provechoso. 19 En toda sazón bendice al Señor
Dios ; pídele que enderezca tus caminos, y que todas tus vías
y des;ignios prosperen. Porque el buen consejo no es propio
de ninguna nación, sino que el Señor es quien da todo lo
bueno ; y a quien quiere humilla hasta el más profundo
Hades.
Ahora, hijo, guarda en tu memoria estos, preceptos, (ev-ro)..ci.~)
y no se borren de tu corazón... 21 No temas, hijo, porque
empobrecimos. Tienes muchos bienes si temieres a Dios y
huyeres de todo pecado, e hicieres, lo que es grato en el aca-
tamiento del Se,ñor tu Dios.»

En el cap. 4 falta, pues, el tercer motivo de previsión profética.


Pero lo encontraremos en el capítulo 14. En realidad, en el libro
de Tobit tenemos dos discursos de adiós: el primero, incomple-
to, en el cap. 4; el segundo al final del libro, en el cap. 14:

3 «Cuando estaba para morir llamó a su hijo Tobías, y le


prescribió (en testamento) diciendo: 9 Y ahora, hijos, yo os
mando (en testamento) que sirváis a Dios en verdad y que
hagáis lo que le place; y a vuestros hijos imponed la obliga-
ción de hacer justicia y limosna ; de recordarse de Dios, de
bendecir siempre su nombre en verdad y con todas sus fuer-
zas. 10b Hijo, ¡mira lo que hizo Nadab con Al).iqar que le
había criado! ¿No fue descendido vivo bajo la tierra? Pero
Dios le hizo pagar la infamia: Al).iqar salió a la luz, mien-
tras que Nadab entró en las tinieblas eternas porque quiso
matar a Al).iqar. 1Porque hice limosna 85 Al).iqar salió del lazo
de muerte que le había preparado Nadab, y Nadab cayó en

85. Muchos corrigen: «Porque hizo limosna ... »

102
Los discursos de Tobit

el lazo de muerte que lo destruyó. 11 Así, hijos, considerad


adónde lleva la limosna, y adónde la injusticia que mata.
Pero he aquí que mi alma desfallece ... »

El segundo motivo con sus observaciones sobre la limosna queda


bien representado. El tercero, además de las alusiones a las últimas
voluntades funerarias (14,10a.12), consta de unos vv. en que el mo-
ribundo profetiza post factum el exilio de Israel y su retorno :

3b «Hijo, toma tus hijos, 4 y márchate a la Media por-


que yo creo en la palabra de Dios que Nahum ha dicho sobre
Nínive. Todo tendrá lugar y sucederá a Siria y a Nínive.
Y todo lo que dijeron los profetas de Israel, que Dios envió,
tendrá lugar. Nada será reducido de todas (estas) palabras.
Todo sucederá a su tiempo. Y en la Media habrá más tran-
quilidad que en Asiria y en Babilonia ; porque yo sé y yo· creo
que todo lo que dijo Dios se cumplirá y será, y no fallará
una sola de las palabras. De todos nuestros hermanos que
habitan el país de Israel se hará censo y serán deportados de
la tierra buena. Toda la tierra de Israel será un desierto.
Y Samaría y Jerusalén serán un desierto. Y la casa de Dios
quedará en desolación y será incendiada por un tiempo. 5 Y
otra vez se compadecerá Dios de ellos, y Dios: los restituirá
a la tierra de Israel. Y reedificarán su casa, no cual la primera,
hasta que se haya cumplido la sazón de los tiempos. Tras
esto volverán todos de su cautiverio y edificarán Jerusalén
gloriosamente; y en ella la casa de Dios será reedificada según
dijef'on acerca de ella los profetas de Israel. 6 Y todos los
pueblos de la tierra entera se convertirán y temerán en ver·-
dad a Dios ; y todos abandonarán sus ídolos que les han
extraviado en el error ; 7 y bendecirán al Dios de los siglos
en la justicia. Todos los hijos de Israel salvados en aquellos
días, recordando a Dios con sinceridad, se reunirán y se diri-
girán a Jerusalén, y habitarán para siempre en la tierra de
Abrahán con seguridad, será su propiedad ; y se gozarán los
que aman a Dios en verdad, y desaparecerán completamente
de la tierra los que hacen el pecado y la injusticia.»

El testamento termina como casi todos los discursos de adiós:


con la muerte y el entierro del que se despide, llb.
Estos textos nos han sido transmitidos en diversas rec.ensiones
de un original hebreo o arameo. La primera es sin duda la griega

103
Los discursos de adiós en el AT

representada por diversos manuscritos: entre ellos, el Sinaítico (S)


y los Vaticano-Alejandrino (BA) se disputan la primacía. Pero pa-
rece que después del estudio de SIMPSON, S se lleva, en general, las
preferencias 86 • Es el códex que hemos seguido en nuestra traduc-
ción, excepto en 4,7-19a que sólo ha sido conservado por BA.
Hemos visto en Tobit la primera muestra completa de los discur-
sos de adiós en el AT. Es natural, ya que se trata de uno de sus
libros más recientes. Eso sigue siendo verdad aunque no sepamos
fecharlo con exactitud. Tobit en sus «predicciones» no conoce aún
las batallas de los Macabeos, ni el odio que la política de los griegos
encendió hacia los paganos; por otra parte el autor de 14,5 no puede
haber conocido la reconstrucción del Templo hecha por Herodes.
En cambio no tenemos un término a quo seguro: la dependencia
de la Historia de Al)iq(}J' no nos ayuda a concretizar. Algunos auto-
res por diversos motivos ven en Tobit signos de que ha pasado o
está pasando la época persa 87• Todo sopesado, los autores modernos
lo colocan a finales del s. IV, o a finales del s. 111 88•

CoNCLUSIÓN
Hemos examinado las posibles referencias al «discurso de adiós»
en seis perícopas del A T. Los resultados podrán parecer, a primera
86. SIMPSON, l.c. p. 175-176; P.P. SAYDON, Sorne Mistranslations in the
Codex Sinaiticus of the Book of Tobit, Bibl 33 (1952) 363; R. PAUTREL, l.c.
p. 10.
87. J. LEBRAM, Die Weltreiche in der jüdischen Apokalyptik, en ZAW
76 (1964): tiene la misma secuencia de profecías «ex eventu» de Dan, que
-contrariamente a Tob - menciona a Alejandro el Grande. Por lo tanto
Tob se escribió probablemente hacia el 300 (?), p. 330-331; E. GALBIATI,
Il messianismo nel Libro di Tobia, en Atti delta XVIII Settimana Bíblica,
Brescia, 1966: expresiones como «Rey del cielo» (13,7.11.16) son de la época
persa, p .. 198; J.T. MILIK, La patrie de Tobie, RB 73 (1966) 522-530: el
libro de Tobit es literatura de corte destinado a levantar el prestigio de una
familia de aristocracia nacional, los Tobíadas (que remontan a la dinastía
de Tabel, Is 7,6) y que obtuvieron carrera brillante bajo persas y ptolomeos;
B.M. GIRBAU, Tobit, Monestir de Montserrat, 1960: antes del s. 11 a.C.
Época aproximativa, época persa, p. 24-25.
R. PAUTREL, Le. p. 8-9: a finales del s. IV o s. 111. Más no se puede
determinar.
88. Abundan sobre todo los partidarios de hacia el 200 a.C.: A. CLA-
MER, Tobie, Paris, 1949, p. 400-401; D.C. SIMPSON, l.c. p. 174.183-185.193;
M. LoHR, en Apokryphen ... , 1, p. 136; O .. EISSFELDT, Einleitung ... , p. 791.
793; A.M. DENIS, lntroduction .. ., p. 208; F. ALTHEIM- R. STIEHL, o.c.
p. 195.

104
Conclusión

vista, más bien negativos. Excepto en el caso de Tobit, no hemos


encontrado más que algunos elementos de nuestro género. Pero el
examen, al menos de estos textos, era imprescindible; por una parte
nos hemos podido convencer de que a la literatura de discursos de
adiós - como género literario - se la puede calificar de literatura
intertestamentaria, grosso modo (como veremos en el capítulo si-
guiente), y no veterotestamentaria.
Por otra parte era necesario mencionar aquellos elementos lite-
rarios de los discursos del AT que posiblemente han servido de
modelo a las obras posteriores. Verdad es que, en general, estos
elementos literarios podrían de por sí indicar sólo una escena his-
tórica:
- llamar al hijo, hijos, o incluso a la comunidad, Tob 4,2-3;
Jos 23,2; Gn 49,1-2.
- prescribir en testamento - nn:í~ - 1Re 2,1; Gn 49,29.33;
Tob 14,3.9 (ev-rét..t..o¡.¡.IXL).
No creemos que sea absolutamente necesario determinar hasta
qué punto estos elementos son históricos en cada caso; tarea, por
otra parte, nada fácil. Nos basta subrayar la existencia de estos ele-
mentos literarios en el AT para que cuando volvamos a encontrar-
los en la literatura posterior podamos constatar que en realidad
son los puntos de partida de nuestro género. En efecto, nuestro
género se formó por la meditación y el tratamiento midrásico que
estos elementos literarios han sufrido en el Targum y en la litera-
tura extrabíblica.
Por otra parte, el examen que acabamos de hacer de los textos
del AT nos permite concluir: existen discursos de adiós en el AT
pero no el género literario como tal, excepto en el relativamente
tardío Tobit.

105
CAPÍTULO 11

LOS DISCURSOS DE ADióS EN LA


LITERATURA APóCRIFA EN GENERAL

El título oc7t6xpuq:¡ov (=escondido, secreto), en la antigüedad


era adjetivo honorífico: la verdad se escondía, se reservaba a los ini-
ciados. La literatura apócrifa 1 -o~ como prefieren los protestantes,
pseudoepígrafa - nace en los siglos inmediatamente precedentes
(y subsiguientes) a la era cristiana. Además, por lo que toca a los
apócrifos del AT, sus autores eran en general judíos. De ahí su
importancia. El fondo cultural que presentan estos libros es a veces
idéntico y muy a menudo cercano al de los libros del NT.
·Tal interés lo poseen tanto los apócrifos convencionalmente lla-
mados «narrativos» (o «históricos») - Jubileo:f ... - , como los
«didácticos» -T. 12 Pa., 4Mac ... - y «apocalípticos» 2 - Enok,
Testamento de Moisés (=Asunción), Apocalipsis de Baruk ... -.

l. Jubileos

El autor de Jub. buscó su fuente de información principalmente


en el Pentateuco. Por algo la versión griega le da el título de Pe-

l. Es el término que hemos escogido para calificar de algún modo la


literatura que va a ocuparnos en este capítulo, conscientes de su relatividad.
En efecto, según la terminología protestante, habría que llamar apócrifos
a los deuterocanónicos.
2. Se trata, como indica el mismo nombre &7tox&:Au~~~ de una litera-
tura de revelación. «Su objeto lo constituyen los secretos divinos inaccesi-
bles al hombre» ... Secretos que se refieren a las cosas del cielo, al mundo
sobrenatural. .. , y al futuro, especialmente al término de la historia, P. GRE-
LOT, «Apocalíptica, Literatura», EB col. 585.

106
Jubileos

queño Génesis, Lepto Génesis. Partiendo de la primera narración


del Génesis, la creación, Jub. nos cuenta la historia del pueblo de
Dios hasta el momento culminante de la revelación en el monte
Sinaí. A pesar de que el libro termine en este punto, se cree que la
versión etíope del griego - que a su vez es traducción del original
hebreo o arameo - nos da el texto entero 3•
Más desconcertante y original es el medio utilizado para auten-
ticar las narraciones de Jub. Éstas son dictadas, ya que Dios lo ha
ordenado así, a Moisés por un ángel, el ángel de la Presencia (1,27).
Este ángel saca el arsenal de sus conocimientos de las tablas celes-
tiales (3,31; 6,17). Las tablas sirven sobre todo para imponer un
nuevo calendario, o para reinstaurar el «antiguo» calendario solar
de 12 meses y de 364 días. Ésta es la preocupación mayor de nuestro
autor: lo que posibilita la reforma religiosa pretendida por Jub. es
el calendario solar. La historia tiene que dividirse en períodos de
siete años, y cada época de 7 X 7 -es decir, cada 49 años -
constituye un «jubileo» (compárese con Lv 25,8-14). Para el autor
es evidente que todos los grandes acontecimientos tuvieron lugar
en el año jubilar. Lo que pasó es que el pueblo elegido olvidó este
calendario, y (adoptando el lunar) no celebró las fiestas a su de-
bido tiempo (6,34-35; compárese 2,9 con Gn 1,14).
¿Quién es el autor de tales originalidades? Se ha hablado mu-
cho de él. Pero su origen, su personalidad, quedan aún envueltos
en el misterio, por lo menos en gran parte. Se le ha calificado de
fariseo piadoso que vivió después de las victorias de los Macabeos,

3. E. LITIMANN en Apokryphen ... , Il, p. 37-38. Que yo sepa, no existe


desgraciadamente una traducción al castellano de nuestro texto. Mi desco-
nocimiento del etíope me obliga a recurrir a la traducción más autorizada
del momento, la de R.H. CHARLES, The Book of Jubilees or The Little
Genesis, London, 1917. Esta traducción ya había sido anteriormente publi-
cada en Londres, 1902, acompañada de una larga introducción. Puede verse
la misma traducción en Apocrypha ... , Il, p. 11-82. De más difícil acceso
son: la traducción alemana de A. DILLMANN, Das Buch der Jubiliien ... ,
aus der Aethiopischen übersetzt, que yo no he podido consultar; se encon-
trará en EwALD, Jahrbücher d. bibl. Wissensch., 1850-1, Il, 230-256; Ill,
1-96. La de SCHODDE, The Book of lubilees, translated from the Ethiopic
(Bibliotheca Sacra, 1885-1887), no consultada; una traducción parcial fran-
cesa en La Bible Apocryphe, Paris, 1953 (ed. DANIEL-ROPS). La traducción
francesa es de J. BoNSIRVEN.
Se encontrará la mejor edición etíope en Anecdota Oxoniensia, Oxford,
1895; es una ed. hecha por R.H. CHARLES.

1Qr7
En la literatura apócrifa

o -más exactamente- -a finales del s. II a.C. 4 Pero otros hacen


remontar su origen a la primera mitad del s. II a.C. Se le ha lla-
mado saduceo, sacerdote saduceo. Según otros sería un simple
«J:Iasid» (=piadoso), uno de aquellos que originarán más tarde el
grupo de «fariseos». Es decir, el libro se escribió cuando la lucha
entre fariseos (si así podemos llamarlos) y saduceos no estaba más
que en sus comienzos, en tiempos de Jonatán o de su sucesor Simón.
mitad del s. II a.C. 5
Tenemos, además, partidarios de una redacción más antigua. pre-
macabea 6• Pero la opinión general es la que coloca nuestra obra
en el s. II a.C. A ello nos vamos a atener, sin pretender especificar
ni año ni autor. Nos basta decir que los textos que a nosotros nos
interesan son de clara tendencia midrásica 7• El autor de Jubileos
usa como trasfondo general para sus discursos de adiós el método
midráSico.

4. Así en E. SCHÜRER, Geschichte .. ., III, p. 375-376. CHARLES, Apo-


crypha .. ., II, p. 6-8. K. KOHLER [«Jubilees, Book of», Jew. Ency.] sigue la
posición de CHARLES.
De acuerdo con esta datación, señalemos que en Qumran se encontró,
entre otros, el texto hebreo de Jub. 21,22-24, un trozo del último discurso
de Abrahán a Isaac [4QJubf, v. J.T. MILIK, en RB 73 (1966) 104]; idem de
Jub. 35,8-10 (las últimas recomendaciones de Rebeca), en DJD, I, p. 83;
igualmente de Jub. 23,7-8 en DJD, III, p. 78.
5. R. LESZYNSKY, Die Sadduziier, Berlín, 1912, p. 235. Le sigue G.H.
Box en la introducción a la obra de CHARLES, The Book of Jubilees, Lon-
don, 1917, p. XXX-XXXIII.
6. Éstos, especialmente S. ZEITLIN [JQR 30 (1939-1940) 1-31; 48 (1958)
218-235] se niegan a ver en Jubileos un simple rnidras de la Ley. Hay que
concederles que Jubileos contradice en muchos puntos la legislación del
Pentateuco de un modo explícito. Según ZEITLIN, los documentos del Pen-
tateuco, al ser canonizados· por la comunidad o por sus autoridades,
encontraron oposición. Jubileos es uno de los ejemplos de esta oposición.
Por lo tanto tiene que ser premacabeo. W.F. ALBRIGHT (From the Stone
Age to Christianity, Baltimore, 1940, p. 266-267) sigue, más o menos, a
ZEITLIN. Grosso modo podemos decir que, según ellos, Jubileos dataría
del s. IV-III a.C.
Pero la posición de ZEITLIN no se acepta por lo general, v., p. ej.,
P. GRELOT, RSR 46 (1958) 19. Al contrario, últimamente con los descubri-
mientos del Mar Muerto se ha querido ver en Jubileos un documento ese-
nio, es decir, escrito por uno de los de Qumran a finales del s. II a.C.
Mucho se ha escrito en este sentido: M. TESTUZ, Les idées reli'gieuses du
Livre des Jubilés, Geneve- Paris, 1960, p .. 25-35. Pero esta tesis no me pa-
rece probada [v. B. NoACK en Svensk Exegetisk A.rsbok 22-23 (1957-1958)
191-207].
7. Sobre la naturaleza del midras v. p. 64; cfr., sobre Jubileos y el
método midrásico, p. 64-66.

108
Los discursos de Abrahán

Jub. nos ofrece los últimos discursos de Abrahán, Rebeca e


Isaac. El discurso de Abrahán es triple. Va dirigido a Ismael, a Isaac
y a Jacob. De algún modo estos discursos hay que considerarlos
como formando unidad ya que la muerte de Abrahán sólo tiene
lugar en el último de los tres. Además el tercer motivo de nuestro
género está presente sólo en el discurso a Jacob (22,21b-22; 22,24b;
23,11-16; 23,17-25; 23,26-31), antes y después de la muerte de
Abrahán.
Hay también cierta repetición temática que prueba la unidad de
estos discursos: la exhortación contra la idolatría [20,7-9; 21,3.5
(22,17); 22,18] y la alusión a lo «mandado» típica de nuestro gé-
nero se encuentran repetidamente en los tres discursos [20,2.3.7
(20,2.3); 21,1 (21,2.3); 21,4; 21,5.15 (21, 23.25); 22,16; 23,16; 23,
19.26] 8•
Abrahán muere pronunciando una solemne eulogia (22,27b;
23,1), como Jacob en la tradición targúmica que nos cuenta su últi-
mo discurso 9• Como el protagonista de Gn 49, Abrahán también
bendice en Jub. a su «hijo» Jacob. Pero en Jub. la bendición es
doble y va precedida de una dob¡e acción de gracias a Dios (22,
7-9; 22,10-15; 22,27; 22,28-30).
Poner en boca de un personaje célebre ciertas verdades que se
quiere hacer aceptar es algo que a veces podemos individuar en
nuestro género literario 10• Así, inmediatamente después de la muerte
de Abrahán, nos encontramos con diversas «verdades» en las que
el autor demuestra cierto interés:
Era conocida la larga vida de los personajes antediluvianos, 23,9.
Pero Abrahán ni siquiera vivió 4 «Jubileos» (49 X 4), Jub. 23,8-9.
La explicación la busca el autor en la maldad de los contemporá-
neos de Abrahán, 23,9b-10. Esta justificación teológica de los años
de Abrahán es una buena ocasión para que el autor se lance a juzgar
8. En el último discurso de Rebeca: 35,1.2.4.25. Igual se podría decir
de la fórmula «hijos míos», v. p. 61.
9. Compárese la fórmula de Abrahán con la más generalizada de Re-
beca en 25,12 y las del Tg, p. 300ss.
10. Cfr., p. ej., p. 83.

109'
En la literatura apócrifa

a sus contemporáneos y a prever el futuro: En «todas las genera-


ciones que nacerán desde ahora hasta el día del juicio» - o en
fórmula clásica, «en aquellos días» - no se vivirá más de un ju-
bileo y medio (cfr. Sal 90,10), Jub. 23,11-16 11 •
Veamos ahora sucintamente cada uno de los motivos del género
en los discursos de Abrahán a Ismael. a Isaac y a Jacob. Primer
motivo: En 20,1 Abrahán llama a Ismael y a .sus doce hijos, a Isaac
y a sus dos hijos, a Queturá y a su familia; 21,1 repetirá la fórmula
con más exactitud: «Abrahán llamó a Isaac, su hijo, y le ordenó y
le dijo ... » Lo mismo hará con Jacob, 22,10.

Segund·o motivo: A 20,1 le siguen las recomendaciones mora-


les y las bendiciones (vv. 2-10). Lo mismo pasa en el cap. 21 y 22;
21,5-25 y 22,10b-30 nos ofrecen las exhortaciones-instrucciones de
Abrahán a Isaac y a J acob. Entre las recomendaciones no podía
faltar la del amor, 20,2: «Y les ordenó que guardaran el camino
del Señor, que obraran justicia, y que cada uno amara a su pró-
jimo, y obraran así en medio de todos los hombres ... » En los
discursos de despedida las exhortaciones son muchas y varían
bastante según el carácter de cada obra. Pero la exhortación al
amor mutuo, a la unión fraterna, o a la caridad, casi nunca falta.
Tercer motivo: Existe sólo al final del último discurso de Abra-
hán a Jacob: la raza de los cananeos· será destruida junto con
los idólatras, 22,21b-22 (22,24b) 12 .

El discurso de Isaac

El mandamiento (36,3.17.20) del amor fraterno (36,4.8-11.17.


18a) ocupa el centro de toda la parénesis de Isaac. Porque no creo
que haya que mirar como algo divergente e inconexo la exhor-
tación a apartarse de los ídolos (36,5), a recordar el Dios de Abra-

11. Teniendo en cuenta Ex 25,5.10, también parece ser una nueva ex-
plicación doctrinal (o una nueva halakhá) el texto de Jub. 21,12-15 sobre las
maderas lícitas para la oblación de los sacrificios.
12. Como hemos visto, la proclamación de la nueva verdad inmediata-
mente después de la muerte de Jacob termina varias veces en previsión
profética: 23,11-16; 23,17-25; 23,26-31.

110
El discurso de Isaac

hán-Isaac (36,6), a adorar sólo el Nombre (36,7). En efecto este


mismo esquema (idolatría -Dios adorado por Abrahán, Isaac,
Jacob- adoración del Nombre) se encuentra en la tradición tar-
gúmica del discurso de adiós de Jacob, Gn 49. Probablemente hay
en el Tg una exhortación implícita al amor fraterno 13• Esta ex-
hortación sirve aquí de marco explícito al tema de la idolatría,
36,4.8 14• El discurso termina con las bendiciones, 36,15-17, como
Jacob en Gn 49,3ss.

Primer motivo: «Y en el sexto año de esta semana, Isaac


llamó a sus dos hijos, Esaú y Jacob; y ellos vinieron a él;
les dijo: Hijos míos, yo me voy por el camino de mis
padres, a la casa eterna donde están mis padres», 36,1.
Segundo motivo: A continuación, en 36,3, empieza a dar sus
instrucciones morales que, como dijimos, se reducen al
amor fraterno.

Al autor de Jub. no le pasaron desapercibidos los textos bí-


blicos que clara o veladamente aluden al odio entre Esaú y Jacob
(Gn 27,41; 27,46-28,2; 36,6-7). Por otra parte era natural y en-
traba en el género que Isaac moribundo tratara de reconciliar a
los hermanos.
El tercer motivo parece ausente. Notemos, empero, los vv. 9-
11 : son una promesa de maldición para los que pequen contra
el amor fraterno. Pero no siempre es una promesa abstracta. En
el v. 10 se menciona con detalle cómo será el fin del universo
para el que odia a su hermano 15 •

13. Cfr . p. 323-325.


14. En Jub. 36,17 se alude también a la unidad de corazón, tema muy
explicado en la mencionada tradición targúmica; aunque a primera vista
este tema parezca sin conexión con Jub. 36,5-.7, en realidad no es así, yaJ
que el derecho de primogenitura (36,15) era la fuente principal de las dis-
cordias entre ambos hermanos. Viendo que hasta en ello tienen <runa sola
mente», Isaac puede morir alegre, 36,17b-18.
15. Las prescripciones funerarias excepcionalmente anteceden la paré-
nesis, 36,2.

111
En la literatura apócrifa

El discurso de Rebeca

El discurso de la madre, Rebeca, va dirigido a sus dos hijos


Esaú y Jacob. Obsérvese la contraposición jiástica de los vicios
de uno con las virtudes del otro, 35,10-12a y 35,12b. Pero este
jiasma, más o menos casual 16, no constituye el centro del discur-
so. Rebeca está preocupada por el futuro de su hijo amado, Jacob,
éste puede fácilmente caer en manos de Esaú. El juramento de
respeto y amor mutuos le parece la única solución. Pero Isaac
responde con la negativa: no el juramento sino el ángel guardián
de Jacob salvará la vida de éste, ya que es más fuerte que el
ángel guardián de Esaú, 35,17. Esta nueva1 verdad (la existencia
de los ángeles custodios) constituye el centro de las instrucciones
del discurso. Soluciona el problema de Rebeca. Aunque ésta logre
al final del discurso que los dos hermanos juren amor mutuo y
eterno, Jacob ya nos había avisado de la poca importancia que
esto tiene: Esaú no mantendrá su juramento, 35,15.

Primer motivo: Sabiendo por sueños que su muerte se acerca


(35,6) llama a Jacob, 35,la. Igual hará con Esaú, 35,18.
Segundo motivo: Les recomienda que se honren mutuamente
y que honren a sus padres (35,lb). Pero Rebeca, como
«buena» madre, habla prácticamente sólo de lo que le pre-)
ocupa, el amor fraterno, 35,20-26: 1

«Te pido que tú me cojas el día que muera, y me deJ"


sepultura cerca de Sara, la madre de tu padre; y que tú
y Jacob os améis el uno al otro, y que ninguno desee el
mal contra el otro, sino sólo amor mutuo; y (así) prospe-
raréis, hijos míos, y seréis honrados en medio de la tierra,
y ningún enemigo se alegrará a vuestras espaldas, y vos-
otros seréis una bendición y una gracia a los ojos de todos
los que os aman. 21 Y él dijo: Yo haré todo lo que tú
me has dicho y yo te daré sepultura, el día que tú mueras,

16. La primera contraposición («envidioso de la bendición de Jacob»,


«no hay nada malo, sólo bondad en él» 35,12a-b) parece no ser tal. Pero
véase esta misma contraposición en T. Sim. 4,5 y 8,1.

112
El discurso de Noé

cerca de Sara, la madre de mi padre, tal como tú has de-


seado, que sus huesos pudieran estar cerca de tus huesos.
22 Y a Jacob, mi hermano, amaré sobre toda carne; por-
que yo no tengo otro hermano sino él sobre la tierra; y
amarlo no es para mí un gran mérito porque él es un her-
mano y juntos fuimos sembrados en tu cuerpo, y juntos
salimos de tu vientre, y si yo no amo a mi hermano, ¿a
quién amaré? 23 Y en cuanto a mí, te pido que exhortes
a Jacob en lo que concierne a mí y a mis hijos, porque yo
sé que él, ciertamente, reinará sobre mí y sobre mis hijos,
ya que el día en que mi padre le bendijo, le hizo a él el
más alto, y a mí el más bajo. 24 Y yo te juro que yo lo
amaré, y no le desearé mal en ninguno de los días de mi
vida, sino sólo bien. Y todo esto él se lo juró. 25 Y ella
llamó a Jacob a la presencia de Esaú, y le dio órdenes
de acuerdo con las palabras que ella había dicho a Esaú.
26 Y él dijo: yo haré según tu beneplácito; créeme que
nada malo saldrá de mí o de mis hijos contra Esaú, y en
nada seré el primero excepto en el amor.»

Acabamos de ver como en el v. 20a daba sus últimas instruc-


ciones funerarias, que siguen a menudo al

Tercer motivo: 35,14 es una profecia sobre el futum de la


comunidad de Esaú.

El discurso de Noé

En Jub. Noé también parece hacer su último discurso~ 7,20.


26-28ss.34. «En el jubileo veintiocho Noé empezó a ordenar a
los hijos de sus hijos las prescripciones y los mandamientos y
todos los juicios que él conocía; y él exhortó a sus hijos a obser-
var la justicia y a cubrir la vergüenza de su carne y a bendecir
a su Creador y a honrar padre y madre y a amar a su prójimo,
y a guardar sus almas de la fornicación, de la impureza, y de
toda iniquidad ... », 7,20; «He aquí que yo veo vuestras obras

113
Cortes 8
En la literatura apócrifa

frente a mí, que vosotros no camináis según la justicia, ya que


por la senda de la destrucción habéis empezado a andar y os
separáis uno del otro, y uno tiene envidia del otro, y (de esto se
sigue) que no vivís en armonía, hijos míos, cada uno con su her-
mano. Porque yo veo que los demonios han empezado (sus) se-
ducciones contra vosotros y contra vuestros hijos. Y yo temo por
vosotros que, después de mi muerte, no derraméis sangre huma-
na sobre la tierra, y que vosotros no seáis también borrados de
la faz de la tierra. Porque quien derramare sangre humana, y
quien comiere la sangre de cualquier carne será borrado de la faz
de la tierra», 7,26-28. «Y ahora, hijos míos, obedeced: obrad
según juicio y justicia, para que seáis plantados en justicia sobre
toda la superficie de la tierra, y vuestro renombre se eleve hasta
mi Dios, que me salvó de las aguas del diluvio», 7,34.
Diríamos que hasta la visión profética está presente, 7,35:
«Y he aquí que vosotros iréis y os edificaréis ciudades; y en eHas
plantaréis las plantas que están sobre la tierra y todos los árbo-
les frutales» 17•
Los temas de que tratan los textos que acabamos de citar y
algunas fórmulas literarias usadas 18 hacen ver con claridad me-
ridiana la gran influencia del género sobre el discurso' de Noé.
Pero no podemos afirmar que se trate de un último discurso. Le
falta un elemento esencial, el primer motivo, llamar a sus hijos.
Además, este discurso tiene lugar el jubileo veintiocho~. y sabe-
mos que su muerte aconteció en el jubileo~ treinta y tres, 10,1
(cfr. 8,10). En Jub. 10,15 Noé muere después de interceder por
sus hijos. Pero aquí, en el cap. 10, falta también el discurso de
despedida propiamente tal.

17. Según R.H. CHARLES (Apocrypha ... , 11, p. 7, paragr. 10; p. 278,
nt a JEnok 106-107), nuestro texto -7,20-39- es un fragmento del des-
aparecido «Libro de Noé»; 10,1-15 es otro fragmento: Noé da el libro de
medicinas morales a su hijo mayor, muere y es enterrado. En cambio,
N. ScHMIDT (The Apocalypse of Noah and the Parables of Enoch, Oriental
Studies, ded. a P. HAUPT, Baltimore-Leipzig, 1926, p. 111-123) no cree que
Jub. 7,20-25 permita suponer la existencia de un Apocalipsis de Noé. Pre-
fiere ver fragmentos de esta obra en lEnok 60; 65,1-69,25; 54,7ss; 55,1-2,
es decir, en las Parábolas de Enok, p. 114-115.119.122-123.
18. «Ordenan>, cfr. p. 59 y también la fórmula «hijos míos» en lub.
7,26 (bis), 7,34.39.

114
2. Enok etíope (JEnok)

Es ciertamente el apócrifo más importante: S. Judas (v. 14)


lo menciona como libro auténtico, y lo encontramos citado como
Sgda. Escritura en la carta apócrifa de Bemabé 19• Igual hicieron
muchos de los primeros Padres, apologistas, y a menudo los libros
apócrifos 20•
Pero para nuestros días su importancia radica especialmente
en ser puente de unión entre muchas ideas del A y del NT. Con
todo nosotros nos vamos a fijar sólo en lo que tiene de discurso
de adiós.
El libro no ha llegado a nosotros en su lengua original. Sobre
la versión etíope, que según la casi totalidad de investigadores 21
es traducción del texto griego - que, a su vez, lo es del hebreo
o arameo - se han hecho siempre las ediciones críticas y las tra-
ducciones. De éstas, hoy por hoy, la mejor es aún la de CHARLES
en sus dos volúmenes sobre los apócrifos y los pseudoepígrafos 22•

19. 16,5; V. la ed. de DE ÜEBHARDT 0 .. - HARNACK A.- ZAHN T., Patrum


Apostolicorum Opera, Lipsiae, 1906, 5.a ed. minor.
20. Una buena explicación de por qué en la antigüedad dieron tanta
importancia precisamente a Enok se encontrará en P. GRELOT, La Légende
d'Hénoch dans les Apocryphes et dans la Bible, RSR 46 (1958) 5-26; p .. 17:
como si la tradición judía hubiera unido en el personaje Enok dos tipos
de noticias entresacadas del fondo legendario mesopotámico: el papel de
Enmeduranki, como iniciador de la civilización, y el de Xisuthros, como
transmisor de la sabiduría antediluviana por medio de sus libros, que son
los únicos que han sobrevivido a la catástrofe. Por lo tanto a Noé -que
según el texto bíblico no sube al cielo, desde donde hubiera podido apren-
der la ciencia que tenía que ser transmitida- le basta con poseer los libros
de Enok. De aquí que Abrahán en sus últimas palabras a Isaac (Jub. 21,10)
nos asegure estar en posesión de las «palabras de Enok y de las palabras
de Noé>> .. De hecho, en Jub. 10,14-16 vemos cómo Noé lega a su hijo todos
sus libros; v. también 1QapGn II,21, ed. AVIGAD N.- YADIN Y., Jerusalén,
1956.
21. Una excepción: E. ULLENDORFF, An Aramaic «Vorlage» of the
Ethiopic Text of Enoch? (Atti del convegno internazionale di Studi Etiopici);
Roma, 1960, p. 259-267.
22. La introducción a esta traducción es un resumen y arreglo de lo
dicho en The Book of Enoch, translated from Professor Dillmann's Ethio-
pic text emended and revised ... , Oxford, 1893. Traducción alemana, con
notas e introducción, en Apocryphen ... , II, p. 217-310.. Traducción italiana
de T. FEIER (con notas a cargo de E. DE-GIOVANNI) en Rivista del/e Riviste
per íl Clero 6 (1908) 303-319; 377-·384; 412-419, 542-551. Pero esta traduc-
ción es parcial, termina en 19,3 .. Traducción francesa: F. MARTIN, Le Livre

115
En la literatura apócrifa

Nuestro texto es simplemente la traducción literal del inglés de


CHARLES cotejado con las traducciones francesa y alemana.

Contenido y época: La división en cinco secciones es hoy


común:

l. a, cap. 1- 36. Después de una introducción, el tema predo-


minantemente tratado es el de los ángeles.
2.a, cap. 37- 71. Contienen las célebres Parábolas. Es la sec-
ción más independiente. De esta sección no
se ha encontrado ningún rastro en Qumran 23 •
3.a, cap. 72- 82. Sección puramente «científico-astronómica».
4.a, cap. 83- 90. Sueños-visiones.
s.a, cap. 91-104. Libro de las exhortaciones.

Estas cinco secciones son en gran parte independientes unas


de otras, de distintos autores, y probablemente de distintas épo-
cas. Mucho se discute aún sobre el origen de 1Enok. Pem casi
todos los autores lo colocan en los primeros siglos antes de Cristo 24•
Las interminables discusiones aparecen cuando uno quiere espe-
cificar un poco más. Las opiniones sobre la datación, por lo que
toca a nuestros capítulos, van desde la primera mitad del siglo 11
a.C. hasta finales del s. I. Pero la mayoría parece declararse por
los últimos años del s. 11 a.C., o primeros del s. 1 a.C. 25

d'Hénoch, traduit sur le texte éthiopien (con introducción y notas), Paris,


1906.
La mejor ed. crítica es la de CHARLES en Anecdota Oxoniensla, Oxford,
1906.
23. Sobre el origen dudoso (judío-cristiano) de este libro v.,. p. ej.,
A .DUPONT-SOMMER, Les Écrits Esséniens découverts pres de laMer Morte,
Paris, 1959, p. 312-313, donde, junto con la mayoría de autores modernos,
se declara en pro de un origen judío. En cambio, según MILIK J.T. se trata
de una obra cristiana escrita en griego en el s. III d.C. y que en la literatura
de Enok ocupó el puesto actual hacia el s. VI d.C., Problemes de la Litté-
rature Hénochique a la Lumiere des Fragments Araméens de Qumriin,
HThR 64 (1971) 373-377.
24. Excepciones a la regla son, por lo menos, J.Chr.K. HOFMANN en
ZDMG 6 (1852) 87-91 y F. PHILIPPI (Das Buch Henoch, Stuttgart, 1868,
p. 30) que creen que fue escrito d.C.
25. Por ejemplo: A. DILLMANN, Das Buch Henoch, Leipzig, 1853,
p. XLIV; A. Loos, Le Livre d'Hénoch, Paris, 1892, p. XXV; C.C.. TüRREY
VT 4 (1954) 208-211; G. WIDENGREN, Iran and Israel in Parthian Times

116
Enok etíope

Nosotros vamos a concentrar nuestra atención en el conteni-


do de la última sección, ya que en los cap. 91-93 aparecen seña-
les de nuestro género. Estos capítulos forman una unidad muy
estrecha dentro de la sección quinta. En ellos se repiten las mismas
expresiones y no hay diferencia de opiniones en las ideas esca-
tológicas 26• Para empezar hay que admitir que 93,11-14 está des-
plazado ZI. Además, tenemos en nuestros capítulos el célebre apo-
calipsis de las semanas, 91,12-17; 93,3-10. Este apocalipsis, como
habitualmente sucede en nuestros textos, pretende dar lo pasado
como algo futuro. Así las siete primeras semanas van del naci-
miento de Enok (el séptimo, el perfecto), hasta la «elección del
Recto» 28 • Sea quien sea el autor de este apocalipsis, es evidente
que el redactor lo quiso insertar en un discurso de adiós. El apo-
calipsis, al menos en la intención del redactor que lo intercaló
en nuestro texto, 29, es una profecía que forma parte del discurso
with Special Regard to the Ethiopic Book of Enoch, Temenos 2 (1966) 161;
G. BEER en Apocryphen ... , II, p. 230-231; A.M. DENIS, Introduction ... ,
p. 27. últimamente, MILIK J.T., ha hablado también de mediados del s. I
a.C. como término ante quem basándose en el análisis interno y en al-
gunos elementos de ortografía arcaica del MS de Qumran 4QHens., Para
MILIK, el autor de nuestros capítulos vivía como miembro de una minoría
judía en una ciudad griega de la costa de Palestina, art. cit., p. 361-363,
nt 13.
26. H. APPEL, Die Komposition des iithiopischen Henochbuches, Gü-
tersloh, 1906, p. 92 y 96; v. también CHARLES, Apocrypha ... , II, p. 264, en
nt a 93,11-14. En la cueva cuarta de Qumran han sido encontrados una
gran cantidad de fragmentos de lEnok que se dividen en 11 MSS; 4QHeng
contiene lEnok 91,10 + 18-19; 92,1-2; 92,5-93,4; 93,9-10 + 91,11-17; 93,11-
94,2. La dimensión probable del rollo y algunas frases arameas «demuestran
sin ningún lugar a duda que el inicio de la Epístola, 91,1-10, estaba más
desarrollado en el original. .. que en la traducción gecez», MILIK J. T., art.
cit. p. 360.337; lo mismo hay que decir, continúa MILIK, ibid., de 92,3-5;
93,11-14 ofrece en arameo un texto bastante diferente del etiópico ... , ibid.
Según el mismo autor - que se basa en el manuscrito griego Chester-
-Beatty-Michigan- el título antiguo de lEnok 91-107 era «Epístola de
EnoJo> ... , ibid. p . 360. Claro que para hacerse una idea exacta del género
literario original de 91-93 habrá que consultar la próxima publicación de
estos fragmentos arameos de Qumran.
27. CHARLES en nt al texto; no así APPEL, J.c. p. 94.
28. Hay quien cree en una utilización de esta síntesis histórica para
insinuar el origen y desarrollo de los de Qumran hasta su establecimiento
a orillas del Mar Muerto: J.P. THORNDIKE, RQ 3/2, (1961) 163-184. Según
este autor la séptima semana correspondería al 139-132 a.C.
29. Según H. APPEL - o.c. p. 97-101- el apocalipsis sería una obra
que el redactor ha incluido en los Avisos o Exhortaciones que en parte
son obra de su pluma, y en parte fueron simplemente retocados por él. Por
lo tanto, según APPEL, en estas exhortaciones hay que buscar la fecha de la

117
En la literatura apócrifa

de adiós. El apocalipsis recibe así una autoridad especial. Esta


autoridad será aún más grande si el apocalipsis forma parte de
la doctrina patriarcal antediluviana 30, atesorada y celosamente
guardada en los «libros de Enok»; Enok, además, (v. 93,2) ha
tenido el privilegio de visiones celestiales, y, por lo tanto, con
su apocalipsis anuncia simplemente «lo que ha sabido a través
de las palabras de los ángeles santos, lo que ha aprendido de las
tablas celestiales». En efecto, el redactor afirma repetidamente
que el apocalipsis viene de «los libros de Enok», 92,1; 93,1.3.
Para ser más exactos, en 92,1 se trata del «libro escrito por Enok»,
es decir, el libro que cuenta su discurso· de despedida -especial-
mente en el cap. 91 31 • Así que cuando el redactor quiere añadir
el apocalipsis se ve obligado 32 a especificar diciendo que de hecho
se trataba de «libros», 93,1.3.
Teniendo en cuenta lo que acabamos de decir, podremos
ahora observar en nuestros capítulos varias muestras de discurso
de adiós. Verdaderamente la fraseología nos hace pensar que
estamos frente al último discurso de Enok, aunque no se men-
cione su muerte. Sobre todo si tenemos en cuenta lo de 81,5-6:
«Estos siete santos me llevaron y me colocaron en la tierra de-
lante de la puerta de mi casa, y me dijeron: Revélalo todo a tu
hijo Metusala y enseña a todos tus hijos que ninguna carne: es
justa a los ojos del Señor, porque él es su Creador. Un año te
dejaremos con tu hijo, hasta que tú des tus (últimas) órdenes,
para que puedas instruir a tus hijos, y grabar(lo) para ellos, y
dar testimonio (de ello) a todos tus hijos; y en el año segundo
ellos (los ángeles) te sacarán de en medio (de tus hijos).» De
redacción última de JEnok; estas exhortaciones llevan la marca del primer
año después de la muerte de Herodes el Grande; CHARLES, o.c. p. 171, cree
que nuestro libro es anterior a Herodes.
30. Véase nota 20..,
31. Seguimos el orden de los capítulos restablecido- por CHARLES y
admitido por la generalidad de los autores: cap. 92,91, 1-10.18-19; 93,1-10;
91,12-17 (=las últimas tres semanas que forman cuerpo completamente a
parte, porque aún no se realizaron); 94. «El texto arameo de 4QHeng con-
firma de un modo definitivo la hipótesis de los editores de lEnok que co-
locaban la descripción de las tres. últimas semanas del apocalipsis de las
Semanas, 91,12-17, después de la (descripción) de las siete primeras sema-
nas, 93,3-10», J.T. MILIK, Problemes de la Littérature Hénochique a la
Lumíere des Fragments Araméens de Qumran, HThR 64 (1971) 360.
32. H. APPEL, o . c. p. 97.

118
Enok etíope

hecho CHARLES observa que estos vv. han sido intercalados para
introducir 91-94. «Órdenes» (commands) tiene aquí, añade el
mismo CHARLES, el sentido idiomático de «orden testamentaria»
(in:í). Es, pues, lógico que veamos en nuestros textos el discurso
de adiós de Enok. Por lo menos habrá que admitir en 91-94,5 33
innegables e importantes huellas del género. Este conjunto pare-
nético se distingue de los demás cap. de JEnok, entre otras cosas,
por repetirse del modo más reiterativo el concepto de «rectitud»,
«integridad», «honradez» 34 • Esta rectitud moral significa obrar
correctamente, según la Ley. Son muchos los vv. que lo indican:
91,6.7 ... En cambio, su relación con la sabiduría fácilmente puede
pasar desapercibida 35 • Ya, al iniciarse el discurso, la rectitud y
la sabiduría se nos presentan como algo paralelo, 92,1. Recordar
las últimas palabras de Enok, guardarlas incontaminadas en el
pensamiento es algo ineludible, porque surgirán hombres pecado-
res que intentarán destruir sus palabras, es decir, la sabiduría,
94,5; 91,18; 92,1a 36•
Lo más típico de nuestro género lo tenemos en 91,1-3:

«Ahora pues, hijo mío Metusala, convoca a mi lado a


todos tus hermanos, reúne a mi alrededor a todos los hijos
de tu madre, porque la voz me llama, y el espíritu se derra-
mó sobre mi para que yo os muestre todas las cosas que os
33. Incluir el cap. 94 en la estrecha unidad formada por 91-93 parece
aconsejable. Por lo menos hasta 94,5 no se observa ningún tipo de ruptura
con el cap.. precedente.
34. 92,1; 92,3(bis); 93,4 (3 veces); 91,4 (4 veces); 91,5; 91,6 (bis); 91,7;
91,8; 91,10; (91,11); 91,18; 91,19 (bis); 93,2 (bis); 93,3; 93,4; 93,5 (bis); 93,6;
93,10 (bis); 91,12 (3 veces); 91,13; 91,14d; 91,14a; 91,17; 94,1 (3 veces); 94,3;
94,4.
Aunque se trata de expresiones siempre presentes a lo largo de JEnok,
nunca se repiten de modo tan continuo como en nuestros capítulos. Donde
más a menudo aparece, después de 9'1-94, es en la primera parábola,
cap. 38-42.
La traducción de CHARLES usa los términos «righteousness, uprightness,
unrighteousness» y «righteous»; 92,4 pudiera hacer pensar que los dos pri-
meros términos contienen matices diferentes en el original, pero 92,1 (entre
otros) parece implicar que se trata de un mismo concepto., Además, la tra-
ducción de P. RrESSLER, p. ej., presenta el mismo término en 92,1 y 92,4:
«Rechtschaffenheit>>. Otras veces P. RIESSLER traduce por «Gerechtigkeit>>,
justicia, Altjüdisches ...
35. 92,1; 91,10; 91,18-19; 9'3,8; 93,10; 94,5.
36., Cfr.. p., 371-372 sobre los falsificadores de profecías.

119
En la literatura apócrifa

sucederán hasta la eternidad. 2 Así que Metusala se fue y


convocó a todos sus hermanos al lado de él (de Enok), y
reunió a sus parientes. 3 Y (Enok) habló a todos los hijos de
rectitud y dijo: Escuchad, hijos de Enok, todas las palabras
de vuestro padre, y prestad oído atento a la voz de mi boca,
porque yo os exhorto a vosotros, y os digo, amados ... » ( = pri-
mer motivo).

A continuación, las exhortaciones morales ( = segundo motivo~


en 91,4.18-19. Estas exhortaciones son interrumpidas por el ter-
cer motivo («profecías», 91,6-10) y por las semanas del apoca-
lipsis (93,1-10; 91,12-17). Nuestras exhortaciones continúan, por
lo tanto, en 94,1-5 37 •

«Amad la rectitud y caminad por ella. Y no os acerquéis a


la rectitud con un corazón doble. No os unáis a los de cora-
zón doble, antes bien, caminad en la rectitud, hijos míos. Ella
misma os guiará por las buenas sendas, y la justicia será vues-
tra compañera. 18 Y ahora voy a deciros, hijos míos, y voy
a enseñaros las sendas de la rectitud y las sendas de la vio-
lencia. Sí, yo os las enseñaré de nuevo para que sepáis lo que
sucederá. 19 Y ahora escuchadme, hijos míos, caminad por
las sendas de la rectitud y no andéis por las sendas de la
violencia, ya que perecerán para siempre todos los que ca-
minan por las sendas torcidas» (91,4.18-19).

Las exhortaciones de 1 Enok tienen más bien un carácter abstrac-


to, por eso quizás no se mencione el amor al prójimo, o la ca-
ridad 38 •
37. El apocalipsis es un verdadero paréntesis. Obsérvese el nexo entre lo
que antece inmediatamente al apocalipsis de las semanas (91,18-19) y
lo que le sigue, según el orden de CHARLES (94,1-4): en 91,18 y 94,2 se nos
habla de una nueva revelación sobre las sendas de la violencia; las expre-
siones son las mismas: sendas de la rectitud (91,18.19a; 94,1); sendas de la
violencia (91,18.19; 94,2); sendas torcidas (91,19b; 94,1b).
38. A menos que en la mención del «corazón doble» esté incluido el
amor fraterno. Podemos aducir como texto paralelo 1QH IV, 14-15 donde
se critica a los que buscan a Dios «con corazón dividido» (lit. «con un co-
razón y un corazón», J~~ J~J): buscan a Dios «entre los dioses» (1 QH IV,
15). En Tg Gn 49,2 se encuentra la expresión «su corazón dividido contra

120
Enok etíope

Tercer motivo: En cambio, el discurso de Enok es rico en


previsión profética: ya en la misma introducción al discurso se
habla de los últimos días y de la resurrección de los justos, 92,2-5 39•
Cuando el discurso empieza de un modo formal, en 91,1b se pro-
mete una visión sobre el futuro de la comunidad. De hecho en
91,5-10:

«Porque yo sé que la violencia aumentará sobre la tierra,


y que se ejecutará un gran castigo sobre la tierra y todo lo
que no sea recto será aniquilado; sí, será cortado· desde su
raíz y todo su edificio será destruido. 6 Y otra vez lo que no
es recto se realizará sobre la tierra, y toda clase de obras no
rectas, toda clase de violencia y transgresión prevalecerán
doblemente. 7 Cuando el pecado, las obras no rectas, la blas-
femia, y la violencia hayan aumentado en toda clase de ac-
ciones, y cuando la apostasía, la transgresión y la impureza
hayan aumentado, un gran castigo vendrá del cielo sobre todo
eso; y el Señor santo vendrá en la ira y castigo para ejecu-
tar juicio sobre la tierra. 8 En aquellos días la violencia será
cortada desde su raíz, y las raíces de las obras no rectas
junto con (las del) engaño. Ellas serán destruidas de debajo
los cielos. 9 Y todos los ídolos de los paganos serán abando-
nados, y (sus) templos serán quemados por el fuego, y los qui-
tarán de toda la tierra. Ellos (los paganos) serán arrojados al
juicio del fuego. Y serán destruidos para siempre por la ira
y por un terrible juicio. 10 Los rectos se levantarán de su
sueño, y la sabiduría se levantará y les será dada» 40 •

su hermano», ~li .'l'~:l i1'::J.~. véase p. 323-325. En este contexto de corazón


doble o dividido el Tg, 1QH IV, 15 y JEnok 91,9 hablan de «idolatría».
No obstante, a diferencia del Tg, en lEnok 91 no se desarrolla el matiz de
antifraternidad que toda idolatría lleva consigo.
39. Para H. APPEL, o.c. p. 97 (que no quiere cambiar el orden actual
de los capítulos) los vv. del cap. 92 son otras tantas profecías paralelas a
las del cap. 91; si siguiéramos a APPEL se trataría de profecías que no
entran en el discurso de adiós.
40. 92,2-5 es, si tenemos en cuenta el orden de los capítulos preconi-
zado por CHARLES, una anticipación de este mismo motivo; y si seguimos
a APPEL, o.c. p. 97 (que no quiere cambiar el orden original), los vv. del
cap. 92 son simples profecías paralelas a las del cap. 91; en este último caso,
empero, no entrarían en nuestro discurso de adiós.

121
En la literatura apócrifa

En 93,3-10: «Enok, pues, empezó a contar según (el conte-


nido de) los libros, y dijo: Y o nací el séptimo en la primera se-
mana~ cuando el derecho y la justicia todavía duraban. 4 Y des-
pués de mí sobrevendrá en la segunda semana un gran mal. El
engaño abundará, y en ella (en esta semana) tendrá lugar la pri-
mera consumación (=diluvio) ... » A estas siete semanas «futu-
ras» siguen las tres últimas semanas del mundo, 91,12-17 41 •

3. Testamento de Job

A pesar de ser uno de los apócrifos más antiguos, y más in-


teresantes, nuestro testamento no se encuentra ni en la colec-
ción de CHARLES ni en la de KAUTZSCH. Con todo, ya en 1833
A MAr lo publicó 42 • M. R. JAMES lo reeditó en 1897 según el
mejor manuscrito, el de la Biblioteca Nacional de París 43 • últi-
mamente S.P. BROCK nos dio otra edición que también toma
como base el manuscrito de París 44•
De este manuscrito tenemos la traducción francesa de M. PHI-
LONENKO 45• Y una traducción de MIGNE sobre la edición prín-
cipe en Dl'ctionnaire des Apocryphes 46 • KoHLER, partiendo tam-
bién de la ed. príncipe publicó una traducción inglesa -con
muy rico comentario- en Semitic Studies 47 • Finalmente, P. Rmss-
LER tradujo el Testamento de Job a partir de la edición de JAMES,
y lo publicó en su colección de apócrifos 48 , p. 1104-1134.
41. Compárense las frases sobre el fin del mundo en IEnok 91, 12.14.16
con las de TN, TJI, TJII Ex 12,42; cfr. R. LE DÉAUT, La Nuít Pascale
(AB, 22), Rome, 1963, p. 237-248.
42. Scriptorum Veterum Nova Collectio, Vll (l.a parte) Romae, p.
180-191.
43. TSt, V, l. Apocrypha Anecdota, II, Cambridge, 1897, p .. 104-137,
y LXXII-CII ( = comentario).
44. Testamentum lobi (PsVT Gr, 2), Leiden, 1967. Este es el mejor
texto, que nosotros tomaremos para nuestra traducción.
45. Le Testament de Job, Semítica XVIII, Paris, 1968 (con notas y una
interesante introducción).
46. Paris, 1858, v. Il, coL 401-420.
47. Ded. a A. KoHUT, Berlin, 1897, p. 264-338. KOHLER dividió el texto
de MAr en capítulos y versículos. Esta división difiere de la de JAMES.
Véase una concordancia en BROCK, Le. p. 17, al final de su introducción a
los problemas de crítica textual del Testamento de Job.
48. Altjüdisches ... , comentario en p. 1333-1334.

122
Testamento de Job

Época }' autor: JAMES 49 creyó que se trataba de una obra


cristiana del s. II-III d.C. Pero esta posición, después de los es-
tudios de KoHLER y PHILONENKO, parece definitivamente supe-
rada. En efecto, KoHLER ha demostrado que se trata de un
midra8 esenio del libro canónico de Job, procedente de la secta
de los Terapeutas, ya que su dramatismo, sus himnos cantados
alternativamente por coros de hombres y mujeres~ coinciden con
lo que nos dice de esta secta FILÓN en De1 Vita Contemplativa.
Estas conclusiones de KoHLER 50 han sido aceptadas y, por lo que
toca a la secta de los Terapeutas, muy bien reestudiadas por PHI-
LONENKO. Pero éste cree - contra KoHLER- que fue escrita
en el s. 1 d.C., probablemente antes de la destrucción del Templo.
Su argumentación se apoya principalmente en 1,2 y 53,7, que,
según él, dependen de los Testamentos de los doce Patriarcas.
Por lo menos es evidente que en nuestro texto se albergan las
tradiciones más antiguas de la hagadá judía sobre Job 51 • ¿Estas
tradiciones estarían presentes en el antiguo y desaparecido targum
de Job de que nos habla la Tosefta 52? He aquí el texto: «A Ga-
maliel el Viejo, sentado en la escalinata del monte del Templo,
le presentaron un libro targum de Job, y dijo· al que edificaba:
Escondedlo entre los cascotes.» Gamaliel el Viejo vivió a media-

49. L.c. p. XCIV.


50. L.c. p . 264-295. Entre otros, D. RAHNENFÜHRER encuentra insufi-
cientes y poco significativos los argumentos en que se basan, Das Testament
des Hiob und das Neue Testament, ZNW 62 (1971) 71-72.
51. KoHLER, Le. p. 265-292. Véase también su estudio en Iew. Ency.,
«Job, Testament of».
52. Shabb. XIII,2; Shabb. 115a; J. Shabb. XVI, 79.
En 1956 se encontró en Qumran en la cueva n. 11 un targum de Job.
Es una prueba irrefutable de la existencia de targumim arameos en tiempos
de Cristo, y antes, ya que la obra probablemente es anterior al s. I a.C.,
cfr. J. van der PLOEG, Le Targum de Job de la Grotte 11 de Qumran, Ams-
terdam, 1962, p. 7. Los editores del Tg de Qumran dan como· posible fecha
la segunda mitad del s. 11 a.C., p. 4: Le Targum de Job de la Grotte XI
de Qumrán (Koninklijke Nederlandse Akademie van Wetenschappen), Lei-
den, 1971 (editado y traducido al francés por J-P.M. van der PLOEG ~ A.S.
van der WouoE, con la colaboración de B. JONGELING). Para E.W. TuiNSTRA
se trata de un Tg de origen esenio, a saber, escrito en Qumran (Hermeneu-
tische aspecten van de targum van Job uit grot XI van Qumran, Gronin-
gen, 1970; tesis doctoral mecanografiada que no he podido consultar). Se-
gún TuiNSTRA es muy probable que el Tg de Job proscrito por Gamaliel
el Viejo fuera una copia de este Tg de Qumran. Un resumen de las razones
aducidas por esta tesis se encontrará en JStJ 2 (1971) 94-95.

123
En la literatura apócrifa

dos del s. I d.C., y por lo tanto representa indirectamente el tes-


timonio más antiguo de las tradiciones judías que se encuentran
en nuestro testamento. De hecho diversos autores han seguido
la posición de KoHLER, que ve en nuestro testamento una obra
judía precristiana, como C. C. ToRREY 53, R.H. PFEIFFER 54 y P. RIEs-
SLER 55, que lo creen escrito en hebreo o arameo en el s. I a.C.
Según estos autores, la traducción al griego, el texto que ha lle-
gado hasta nosotros, se hizo poco después.
La imagen de Job sentado· como un rey sobre su trono pre-
side todo el Testamento. El momento culminante se encuentra
en el centro de la obra, cuando Job en persona describe la ver-
dadera naturaleza de su trono.
En efecto, la historia de Job (antes, Jobab) empieza como la
de un rey que quiere saber quién es el verdadero Dios. Una vez
recibida la adecuada respuesta por medio de un ángel 56 se siente
con fuerzas suficientes para destruir el ídolo que todos adoran:
«¿Quién se opondrá a mí que soy el rey de esta región?» 3,7b.
Es un rey sentado sobre un trono humano que Satán derrumba;
después de haber destruido los bienes de Job, se apodera tam-
bién de su salud: «convertido (el diablo) en una gran tempes-
tad, derrumbó mi trono ... », 20,5. Aparentemente Job ha perdido
su trono. Elihú, que es el mismo diablo disfrazado, se lo repro-
cha repetidamente: «Dónde está la gloria de tu trono». Éste es
precisamente el «ritomello» de la alegría diabólica (32,2 bis; 32,3.
4.5.6.7.9.10.11.12). A este «ritomello» responde Job con la des-
cripción solemne de la verdadera naturaleza del trono, que en
realidad nunca ha perdido, 33,2-9:

«... ¡Guardad silencio! Ahora os mostraré mi trono, y la


gloria, y el resplandor que está en los cielos:. 3 Mi trono está
en el mundo de arriba y su glo'l'ia y er esplendor a la derecha
-----
53. The Apocryphal Literature, New Haven, 19483, p . 142.145.
54.. History of New Testament Times (con una introducción a los apó-
crifos), New York, 1949, p. 71-72.
55. L.c. p. l3H.
56.. Porque en realidad la luz que le habla en sueños (3,1) es un ángel
tal como se puntualiza más tarde [5,2; 16,1; 18,5ss; 26,3]. Este ángel tiene
la función no sólo de predecir las luchas y victorias que Job obtendrá de
Satanás (4,1; 4,4-8; 4,10-11; 16,1; 18,5-8; 26,3; 27,1-5), sino también los
bienes futuros: la ciudad celestial (18,6-8), la resurrección (4,9).

124
Testamento de Job

del Padre. 4 El mundo entero pasará y su gloria perecerá.


Y los que a él se dedican formarán parte de su ruina.
5 Pero mi trono está en tierra santa y su gloria está en
el mundo de lo inmutable. 6 Los ríos se secarán y e,l orgullo
de sus olas descenderá al fondo del abismo. 7 Pero los ríos
de mi tierra, en la cual está mi trono, no se secarán y no
desaparecerán sino que existirán eternamente. 8 'Estos reyes
pasarán y los jefes pasan ; su gloria y su vanidad serán como
la imagen de un espejo. 9 Pero mi realeza es eterna y su glo-
ria y su esplendor están en los carros 57 del Padre.»

Pero Elihú persiste (41,4-5) en negar la realidad de este «trono


en los cielos» 58• Y es que su trono, el de Elihú, sí que ha des-
aparecido: «Ha desaparecido su reino; su trono se ha desmoro-
nado», 43,7.
Interesante constatar una de las razones de su caída del trono:
«No tuvo misericordia en su corazón», 43,1lb. Es importante
porque enlaza con las obras de misericordia de Job que tanto se
alaban en nuestro testamento 59, y que son típicas de muchos dis-
cursos de despedida.

El discurso de adiós: Examinemos, finalmente, nuestro texto


como discurso de adiós. No hay duda que el esqueleto del Tes-
tamento de Job lo constituye el discurso de despedida. En efecto,

57. El profeta Ezequiel, el visionario, mencionó a Job en 14,14.20., Esto


parece haber intrigado a los discípulos de Ez que meditaban y asimilaban
la visión de Ez 1 y 1O ( = el carro divino que desciende del cielo) y a la
escuela mística posterior. Este carro - i1:J:lil'.:l - será el origen de grandes
especulaciones místicas, de las que tenemos señas en el TM, en el mismo
Ez. La mención de Job en Ez parece haber originado (¿es ya un efecto?) la
idea de Job revelador de cuestiones místicas; v. KoHLER, Le. p. 266-269;
PHILONENKO, Le. p. 22, cree que estas especulaciones tienen su origen en el
esenismo. Pero la posición de G.G. ScHOLEM (Jewish Gnosticism, Merkabah
Mysticism, and Talmudic Tradition, New York, 1%5, 2.a ed. p. 3) me pa-
rece más ponderada.
Sobre el posible desarrollo de las recensiones rabínicas de la i1:J:Jil'.:l
(o «la gloria de nuestro Padre que está en el cielo», Tos. lfag., 11, 1) véase
J. NEUSNER, The Development of the Merkavah Tradition, JStJ 2 (1971)
149-160.
58. Sobre este trono destinado a todos los buenos parecen estar sen-
tados los hijos de Job; éste los muestra a los suyos en 40,3. Pero el texto
no los describe entronizados sino «coronados en la gloria».
59. 9,3-8; 10,1-4; 10,6-7; 11,1-12; 12,1; 15,1ss; 16,3; 17,3; 25,4-5; 30,5;
32,2; 32,3.7; 43,11; 44,2.4; 45,2; 53,2-3.

125
En la literatura apócrifa

todo lo que se nos cuenta viene de la boca de Job moribundo.


1.1-4:

«Testamento de Job. Libro de las palabras de Job, lla-


mado Jobab. 2 En el día en que él cayó enfermo, arregló las
cosas de su hacienda, llamó a sus siete hijos y a sus tres
hijas ... , 4 ... Y les dijo: Venid alrededor mío, hijos míos, para
que os enseñe lo que ha hecho el Señor' conmigo, y todo lo
que me ha sucedido» (primer motivo).

Está claro, por lo tanto, que toda la historia de Job narrada


a continuación es motivo de enseñanza para sus hijos ( = segun-
do motivo). Estos tienen que imitarle. no sólo porque se trata
de buenas obras, sino simplemente por ser hijos de un tal padre,
1,5-6:

«Pues yo soy vuestro padre Job, que ha soportado todo


con paciencia. Pero vosotros sois una raza de elección, hon-
rosa, (salida) de la tribu de Jacoh, el padre de vuestra madre.
6 . . . IEscuchadme, pues, hijos, y yo os revelaré lo que me ha
sucedido.»

La historia de su propia vida les enseñará sobre todo la pa-


ciencia. 27,7:

«Ahora, por tanto, hijos míos, dad muestras también vos-


otros de paciencia en todo lo1 que os suceda, porque fu. pa-
ciencia es más grande que todo.»

Y resumiendo las virtudes que deben practicar vemos al final


lo más típico de nuestro género (45,1-2):

«Y ahora, hijos míos, he aquí que yo' muero. Una sola


cosa (os pido): no olvidéis al Señor. 2 Haced el bien a los
pobres ; no menospreciéis a los débiles: ; 3 no toméis por es-
po,sas mujeres extranjeras.»

A continuación Job divide sus bienes entre sus hijos sin dejar
nada para sus hijas. Estas se quejan y Job les da unos misterio-
sos ceñidores. Para KoHLER es posible que este episodio de las

126
Testamento de Job

hijas, y por lo tanto ya desde 45,4, sea una añadidura al testa-


mento. M.R. JAMES cree positivamente que se trata de un epi-
sodio añadido por el autor de la traducción griega. Según PHI-
LONENKO estas frases son un apéndice posterior atribuido a Nereo,
el hermano de Job. También nosotros: creemos lo mismo. Y nos
convenceremos de ello si examinamos las diversas anomalías que
esta parte contiene: Ya JAMES señaló 60 que parece que hay dos
entierros de Job (52,11-12; 53,5-7). Se ha notado también que
en la narración que Job hace de su vida no se menciona cómo
fue curado, aunque Job cuente incluso cosas: sucedidas después
de su curación. Terminada la intervención divina que justifica a
Job y condena a Elihú, el diablo, nuestro héroe ofrece un sacri-
ficio para sus amigos, cap. 42; a continuación Elifaz irrumpe con
su himno, cap. 43; terminado éste, se nos anuncia sin más (44,1):

«Levantándonos entramos en la ciudad, en la casa que


nosotros habitamos ahora.»

En cambio, en la porción añadida sí se nos da una explica-


ción: precisamente la de los ceñidores misteriosos. Job se ciñe
con ellos cuando Dios le dice, 47,5-6:

« ... Levántate y ciñe tus lomos como varón. Yo te pre-


guntaré, y tú me responderás 61 . 6 Yo, habiéndolos tomado,
me ceñí e inmediatamente desaparecieron los gusanos; de mi
cuerpo, al mismo tiempo que las llagas.»

Otra prueba de la intervención del autor de 45,4-53 62 : en 1,2


el primer autor nos dice que Job cayó enfermo, y tal como lo in-
terpreta el manuscrito de la edición príncipe de MAI en 1,1 (al
menos en la reedición de KoHLER) se trata de la última elllfer-

60. L.c. p. XCV.


61. La frase está tomada de los LXX en Job 38,3 (ó 40,7) .. Nuestro
autor sigue el texto griego; y (según PHILONENKO, l.c.. p. 10-11) la: versión
de los LXX antes de que fuera completada por ORÍGENES con la traducción
de TEODOCIO. Pero no es seguro.
62. Nuestro testamento quizás incluia también la distribución de los
bienes (45,4) -aunque esta nota no se encuentre en nuestro género, ni en
llQtgJob (según J. van der PLOEG, l.c. p. 12.15)- ya que aqui el autor
podia haber seguido simplemente Job 42,15.

127
En la literatura apócrifa

medad; por eso en 45,1 Job dice que va a morir y da, como
vimos, el resumen de sus exhortaciones. Aquí, después de la men-
ción de su entierro, tendría que terminar la obra. Sin embargo,
el autor del episodio de las hijas, para poder intercalarlo, tiene
que anunciarnos que de hecho Job no murió después de haber
dado desde su cama las últimas instrucciones en 45,1-3, sino que
(52,1) «después de tres días Job se acostó enfermo en su cama».
Prescindiendo, pues, del apéndice-cap. 46-53, obtenemos una
estructura de discurso de adiós más clara 63 • Esta se completa
estudiando el tercer motivo: la visión profética de Job no tiene
por objeto el futuro de sus hijos, el futuro de los suyos, sino su
propio futuro, el de aquellos que, como él, hayan sufrido con
paciencia, con aguante, las pruebas que Dios les mande. Muy
acertadamente observó PHILONENKO 64 que para el autor del tes-
tamento Job es figura del alma humana, 18,6-7:

«Yo me volví semejante al que quiere entrar en una ciu-


dad para ver su riqueza y para heredar parte de su g'loria.
7 Y a aquel que ha puesto carga en un barco d'e alta mar
y que en medio de las aguas, viendo el gran oleaje y el

63. Sin olvidar que nuestro discurso está poéticamente adornado por
himnos e intervenciones de género dramático, como dijimos en la intro-
ducción al hablar de PHILONENKO. iÉste incluso cree que se representó, l.c.
p. 14. Si se admite tal género, en nada se obscurece el esquema del discurso
de adiós, sus fórmulas estilísticas y su técnica presentes en el T. Job. Nues-
tro género estaría aquí, como en otros casos, dentro de otro género mayor,
entrelazado con él.
Parece que el autor del T. Job ha echado mano igualmente de otros
motivos literarios presentes de la antigua literatura judía y cristiana del
mártir y del pagano que se convierte en misionero de la nueva fe. Estos
módulos literarios, aplicados por L JACOBS [Literary Motifs in The Testa-
ment of Job, JJSt 21 (1970) 1-10] al T. Job, explicarían, al menos en parte,
la importancia que se da al tema Job-rey, el porqué del cambio del nombre,
los sufrimientos que el mártir Job tiene que aceptar a causa de su nueva
fe... Las obras de beneficencia en favor de los pobres serían en este caso
explicables no sólo por el discurso de adiós sino también como medio de
proselitismo, cfr. sobre todo p. 1.4-7 del citado artículo. A la luz de este
artículo muy bien documentado sobre el T. Job (que sólo he podido con-
sultar después de redactado mi propio estudio) aparece una vez más cómo
el discurso de adiós ha servido de marco literario a temas e intenciones
que en sí nada tenían que ver con él. En la misma línea de L JACOBS ha
aparecido últimamente el artículo de D. RAHNENFÜHRER, Das· Testament
des Hiob und das Neue Testament, ZNW 62 (1971) 68-93; v. sobre todo
p. 88-93.
64. L.c. p. 19.

128
AIXJcalipsis siríaco de Baruk

viento contrario, echó al mar la carga diciendo: prefiero per-


derlo todo con tal de entrar en esta ciudad y heredar lo que
es mejor que estos objetos y que el barco.»

Para todas estas almas que se hayan comportado como él


Job profetiza un gran futuro en el anteriormente citado cap. 33,2-9.

4. Apocalipsis siríaco de Baruk (2Baruk)

Grande debía ser la fama de Baruk en los albores del cristia-


nismo. Los numerosos pseudoepígrafos que de él nos han llega-
do lo testifican: apocalipsis griego, visiones, profecías ... 65 En-
tre todas estas obras sobresale el Apocalipsis siríoco de Baruk
(2Baruk) por su antigüedad y por la grandeza de espíritu que de-
muestra su autor. Algunas de sus frases no tienen menos eleva-
ción moral que las del Evangelio. Más aún, ciertos autores han
creído que 2Baruk tiene en cuenta la existencia del cristianismo
y quiere precisamente preservar del error a los miembros de su
comunidad judía; la salvación del pueblo depende de la obser-
vancia de la Ley; las obras de los «justos» son las que en la
antigüedad salvaron al pueblo (85,1-3). Por lo tanto, el hombre
no se justifica (como quería Pablo) por la gracia. Pero es difícil
probar que 2Baruk tenga finalidad polémica 66 • De ello se dedu-
ce, con todo, la importancia de 2Baruk para la exégesis del NT.
En 1871 A.M. CERIANI dio a conocer al mundo nuestro apo-

65. Puede verse una recensión de estas obras atribuidas a Baruk en


P. BOGAERT, Apocalypse syriaque de Baruch, en SC, 144-145, 2vv., París,
1969, p. 454-457 del v. l.
66. Consúltese sobre la cuestión P. BoGAERT, o. c. v. I, p. 445-447: el
autor de nuestro apocalipsis no conoce otro dilema que éste: o judaísmo
o paganismo; esto, evidentemente, no contradice la existencia de frases de
sorprendente similitud con el NT, ya que ambos salen del mismo medio
ambiente. Así, para no citar más que un ejemplo, Rom 5,12- 2Baruk 54,15
(= pecado original). Otros autores ven las relaciones 2Baruk-Cristianismo
de modo diferente: M.J. LAGRANGE, Notes sur le Messianisme au temps de
Jésus, en RB NS 2 (1905) 510-511: 2Baruk vuelve la espalda al Cristianis-
mo; J.B. FREY, <<Apocryphes de l'Ancien Testament, n. 9, L'Apocalypse
syriaque de Baruch», DBS col 422: es probable que 2Baruch conozca
Rom ... , y que reaccione contra el Cristianismo; en la misma línea V. Rvs-
SEL, Apocryphen ... , II, p. 411 ... Una lista de textos paralelos en CHARLES,
Apocrypha... , II, p. 479-480.

129
Cortes 9
En la literatura apócrifa

calipsis en su manuscrito siríaco único 67 • El mismo autor en 1876


reprodujo fotolitográficamente el manuscrito 68 • Finalmente, el texto
editado por CERIANI fue reimpreso por M. KMosKo 69•

Traducciones

La traducción al latín de A.M. CERIANI 70 fue reeditada por


O.F. FRITZSCHE en 1871 71 , y nuevamente (con algunas correccio-
nes) por M. KMosKo 72•
Al inglés: R.H. CHARLES, The Apocalypse of Baruch, transla-
ted from the Syriac, London, 1896 73 ; el mismo autor en Apocry-
pha ... , II, p. 481-526; idem en The Apocalypse of Baruch, con
una introducción de W.O.E. ÜESTERLEY 74•
Al alemán: V. RYSSEL, Die syrische Baruchapokalypse 75 ; B. Vm-
I.ET, Die Apokalypsen des Esra und des (syr.) Baruch in deut-
scher Gestalt 76 ; P. RIESSLER, Apo·kalypse des Baruch (syrisch) 77•
Al francés: P. BOGAERT, Apocalypse syriaque de Baruch 78 •

Contenido y época. Si seguimos el razonamiento de la casi


totalidad de investigadores modernos 79 el problema de dat;:tción
67. Apocalypsis Baruch syriace, en Monumenta sacra et profana, V,
fase. 11, Mediolani, 1871, p. 114-180. Sobre este texto haremos nuestra tra-
ducción.
68. Translatio Syra Pescitto Veteris Testamenti ex codice Ambrosiano
sec. fere VI, Mediolani, 1876-1883, t. 11, 4.a pars, p. 533-553.
69. PS t. 11, Parisiis, 1907, col. 1068-1207. El trozo del apocalipsis lla-
mado Epístola de Baruk se encuentra en col. 1214-1237.
70. L.c. I, fase. 2, p. 73-98.
71. Libri Apocryphi Veteris Testamenti Graece, Lipsiae, 1871, p. 654-699.
72. L.c. col 1069-1206; Epístola de Baruk, ibid. coL 1215-1236.
73. Obra que no he podido consultar.
74. Translations of Early Documents. Series I, London, 1917, p. 35-96.
75 En Apokryphen ... , 11, p. 413-446.
76. Die Griechischen christlichen Schriftsteller der ersten (drei) Jahr-
hunderte, t. XXXII, Leipzig, 1924. Traducción que no he podido consultar.
77. En Altjüdisches ... , p. 55-113.
78. L.c., I, p. 463-528.
El v. I contiene un estudio casi exhaustivo de los problemas que se
plantean en torno y a propósito de 2Baruk. El v. 11 contiene el comentario
al texto, p. 7-164. En este tomo se encontrará también la bibliografía más
completa sobre nuestro apocalipsis, de p. 165-178.
79. Voz extra chor.um es J. HADOT, La datation de l'Apocalypse sy-
riaque de Baruch, en Semitica 15 (1965) 79-95. HADOT quisiera ver en

130
Apocalipsis siríaco de Baruk

de 2Baruk es relativamente fácil: entre el 70-135 d.C. 80 En efecto,


2Baruk bajo el velo de la l.a destrucción del Templo (586 a.C.)
lamenta en realidad la segunda destrucción, en 70 d.C. Mejor
dicho, para él, como para la literatura judía de su tiempo y pos-
terior no cuenta la distancia temporal que separa las dos des-
trucciones. Ambas están unidas por la misma voluntad de Dios
que destruye su Templo para castigo de los pecados contra la Ley.
2Baruk lamenta, pues, «la» destrucción del Templo. Pero la he-
rida que demuestran las repetidas y sentidas lamentaciones sobre

2Baruk -como en la apocalíptica en general- una obra de los esenios.


En este caso nuestro apocalipsis reflejaría los acontecimientos del 63 a.C.,
la toma de Jerusalén y la profanación del Templo por parte de Pompeyo.
Para él los manuscritos de Qumran ofrecen una prueba del parentesco entre
esenios y 2Baruk. Pero no hay duda que el espíritu sectario de Qurnran
tiene muy poco que ver con la comunidad entera de Israel que aparece tan
a menudo en 2Baruk; en el mismo sentido va la crítica hecha por P. Bo-
GAERT, o.c. V. l, p. 271, nt l.
últimamente HAooT, en la recensión que hace de la obra de BOGAERT,
insiste en sus posiciones: . . . Hay que asociar en la teología y en el tiempo
Ant. Bibl. y 2Bar. No es el rabinismo (como cree BoGAERT) el que puede
arrojar mayor luz sobre 2Bar. sino los pseudoepígrafos del AT y la litera-
tura de Qumran, J. HAooT, Le probleme de l'Apocalypse syriaque de Baruch
d'apres un ouvrage récent, en Semitica 20 (1970) 69-70. 74-75; más resu-
mido en RHR 180 (1971) 83-86.
Quien piense como HADOT al menos tendrá que recordar muy bien lo
que dice este mismo autor al final de su art. publicado en Semitica: Si
BoGAERT hubiera seguido las pistas de los escritos de Qumran habría visto
2Bar. con otros ojos. Lo que no quiere decir que lo habría considerado ese-
nio ya que desconocemos los grupos y divisiones de Qumran, ibid., p. 75
(el subrayado es nuestro).
80. P. BOGAERT, V. l, p .. 270; A.M. DENIS, lntroductíon ... , p. 185-186;
BoGAERT insiste con razón en el trasfondo histórico del 70, ibid. p .. 98-100.
127.161.163 ... 335-336 et passim. El mismo contexto histórico le da W. HAR-
NISCH, Verhiingnis und Verheissung der Geschichte. Untersuchungen zum
Zeit-und Geschichtsverstandnis im 4. Buch Esra und in der syr. Baruch-
apokalypse, Giittingen, 1969, p. 214-215.307-308 (nt 2), p. 318; M.J. LAGRAN-
GE (art. cit. p. 508ss) lo colocaba en este mismo trasfondo histórico. Pero,
como según él, 2Baruk depende de 4Esdras, que fue escrito bajo Domicia-
no, el apocalipsis siríaco será del 98-117 d.C.; también por la misma razón
lo cree escrito a finales del s. I d.C. J.B. FREY (art. cit. col. 419-420);
E. ScHÜRER, Geschichte .. ., III, p. 309-311: no es seguro, pero parece que
hay que atribuir la originalidad a 2Baruk. No ha pasado mucho tiempo
después del 70 d.C. También se decide en pro de la prioridad de 2Baruk
V. RYSSEL, Apokryphen .. ., II, p. 405-407. No puede ser mucho después
del 70 (32,2-4), p. 407; L. GINZBERG, «Baruch, Apocalypse of», Jew. Ency.
p. 555: no se puede determinar la dirección de la relación 2Baruk-4Esdras,
pero el término a quo es el 70 d.C., y, como no aparecen las persecucio-
nes de Adriano, nuestro apocalipsis se escribió con toda probabilidad antes
de Bar Cokhba.

131
En la literatura apócrifa

la caída de Sión sangra demasiado en 2Baruk para que la obra


pueda ser escrita mucho después de la segunda destrucción del
Templo. P. BOGAERT incluso ha querido ver al principio de nues-
tro apocalipsis el trasfondo de la guerra del 70: «Sucedi6 en el
año 25 de Joaquín», 1,1. Ahora bien, Joaquín sólo reinó tres
meses, y Ez, por su parte, data las visiones a partir de la coro-
nación de Joaquín, aunque éste se encuentre en el exilio y en
Jerusalén reine Sedecías. Verosímilmente se trata de los años del
reinado de Joaquín (en exilio como el autor de nuestro apoca-
lipsis), y no de los de su vida 81 como quiere CHARLES, por ejem-
plo. Así, pues, 2Baruk 1,1, que tiene su paralelo en el libro
gemelo 4Esdras 82, nos dataría exactamente la obra: 70 + 25 = 95
después de Cristo. Tanta exactitud podrá parecer sospechosa. Al
menos habrá que aceptar, por una parte, que no estamos lejos
del 70, y, por otra, que no hemos llegado aún a la rebelión de
Bar Cokhba, ya que nuestro apocalipsis no se hace eco de ella.
No hay que olvidar, con todo, la corriente que quería asignar
diversas fechas a nuestro 2Baruk; es decir, veían en el apocalipsis
una compilaci6n de diversas fuentes a las que habían de atribuir-
se dataciones varias, antes y después del 70. Pero incluso estos
autores no iban por lo general más lejos de los comienzos del
s. 11 83• Hoy día esta escuela -representada sobre todo por K.A-
BISCH, de FAYE, CHARLES- queda relegada a segundo plano
en el estudio de 2Baruk. No que se niegue la posibilidad de que
algunas de sus fuentes existan; pero ya que parece que el libro
se puede comprender también admitiendo su unidad, no se ve
la necesidad de aceptar sus «fuentes», que, dicho sea de paso,

81. Así BoGAERT, o.c., I, p. 281-295; v. JI, p. 7-9.


82. Está claro que hay una intima relación entre 2Baruk y 4Esdras.
BOGAERT ha dado la originalidad a 2Baruch (y vimos que no es él solo).
El autor de 2Baruk seria el maestro de 4Esdras. En 1Cr 3,17 Joaquín -el
rey de Judá de 2Baruk 1,1- es el padre de Salatiel (Mt 1,12), y en 4Es-
dras se nos dice: «Yo Salatiel -que soy también Esdras ... » (3,1).
Si 2Baruk no depende de 4Esdras, entonces habrá que acercar la fecha
de 2Baruk al año 70 más que al 135.
83. Véase, p. ej., E. de FAYE, Les Apocalypses Juives. Essai de Critique
Littéraire et Théologique, Paris, 1892, p. 199-201; W.O.E. ÜESTERLEY, que,
en su introducción a la citada traducción inglesa, sigue en eso a CHARLES,
fecha 2Baruk entre el 70-100 d.C., p . XII-XIII; CHARLES, Apocrypha .. .,
JI, p. XII-XIII, p. 474-476 et alibi: entre 60-100 d.C.

132
Apocalipsis siríaco de Baruk

varían demasiado de autor a autor. Es también razonable ima-


ginar a nuestro autor como receptor de diversas tradiciones apo-
calípticas que quiere armonizar. Aunque quizás no siempre con-
siga esta armonización, por lo menos no se podrá negar que el
autor persigue una finalidad y que, por lo tanto, la obra tiene una
unidad.
La finalidad, si se admite lo que hemos dicho a propósito
de la época, sería ésta: levantar los ánimos del pueblo judío des-
pués de la catástrofe del 70 diciéndole que la esperanza de las
promesas hechas por Dios a Israel no había que perderla; las pro-
mesas se realizarán si se observa la Ley.
Esta idea se repite a lo largo de las siete secciones en que se
divide la obra 84 : Baruk se prepara con sus ayunos a una serie
de visiones proféticas que tienen por objeto la suerte de Jerusa-
lén, del pueblo elegido en general y el fin del mundo. Eviden-
temente, estas visiones no son para la instrucción particular de
Baruk sino para la del pueblo, que más o menos claramente se
dice estar al lado de Baruk. De hecho, explícitamente, en tres
ocasiones Baruk llama al pueblo y le instruye antes de su par-
tida o muerte: 31-34; 43-46; 76ss 85•
De estas 3 veces sólo una puede entrar en consideración como
ejemplo típico del género literario que estudiamos.
En 31 Baruk reúne al pueblo. Le exhorta a no olvidar a Sión
(v. 4), a tener en cuenta que el fin se acerca (v. 5); Jerusalén será
definitivamente restaurada después de su segunda destrucción (32,
2-4), y el mundo será renovado (32,6). Baruk se despide de los
suyos finalmente (32,7-8), pero éstos se quejan de su abandono
(32,9-33,3). Baruk les promete que va simplemente a buscar luz
al cielo y que volverá a ellos, cap. 34. No se trata, pues, de la
muerte de Baruk, ni de su última despedida. Tampoco se en-

84. Es la división que ha ganado más partidarios. Algunos la basan


en 6 pretendidos ayunos (ya que uno de ellos se reconstruye) que preceden
cada una de las secciones. Véase la tabla sinóptica en P. BOGAERT o.c., I,
p. 62.58-67. Según la división de CHARLES los capítulos que nosotros to-
caremos pertenecerían a la sección VJa, del cap. 36-46; según BOGAERT
-que en esto sigue a E. ScHÜRER- a la JVa, del 35,1-47,L Interesante
notar que para E. ScHÜRER esta sección llega a 46,7 (o.c., III, p . 305-309).
85. Basándose en estas tres parénesis divide O. PLi:)GER toda la obra,
«Baruchschriften», RGG, col. 901-902.

133
En la literatura apócrifa

cuentra en estos capítulos ninguna de las fórmulas estilísticas de


nuestros discursos de adiós 86•
Tampoco la última parte de nuestro apocalipsis puede ser
designada, como género, discurso de adiós. En 76,2 se le anun-
cia que ha llegado la hora de su «partida» (a lo que parece = asun-
ción). Por eso se le ordena que instruya al pueblo durante los 40
días que le quedan de vida terrestre (76,4). Así lo hace, 77,1: «Y yo,
Baruk, salí de este lugar y me fui hacia el pueblo. Y los reuní
( ~) a todos, del más grande al más pequeño, y les dije: 2 Es-
cuchad, hijos de Israel: Mirad cuántos habéis quedado de las
doce tribus de Israel...» Hasta el v. 16 continúa exhortándoles
a recordar lo que ha sucedido a Sión (y el porqué), y a observar
la Ley. A continuación, tal como el pueblo lo había pedido,
cuando está solo escribe la carta a las 9 1/2 tribus de Israel que
están en el exilio. Se da el texto de la carta que se sella, y, atada
al cuello de un águila, se envía. Así termina el libro.
BOGAERT considera la carta y el Apocalipsis de Baruk entero
como un testamento, en sentido amplio, a los judíos del exilio 87,
basándose en los estudios de J. MUNcK y E. STAUFFER. Es posi-
ble. Pero en sentido estricto no estamos frente a nuestro género
literario. Una carta de por sí pertenece a un género aparte. Ade-
más en 77,1, como acabamos de ver, no aparecen las frases más
típicas de nuestros discursos de adiós. Faltan también por com-
pleto las fórmulas estilísticas del género.
En cambio, a primera vista 43-46 nos ofrece un ejemplo de
nuestro género estrictamente hablando 88 : contiene los 3 motivos
imprescindibles del género, frases muy semejantes a las típicas
expresiones que ya conocemos, y probablemente algunas fórmu-
las estilísticas 89• No obstante, catalogarlo entre nuestros discursos
de adiós ofrece sus dificultades: la principal es que, contra lo
86. Por lo tanto cuando se quiere ver aquí un discurso de adiós será
sólo en sentido amplio. Sólo así se puede aceptar, p. ej., que W .. HARNISCH
diga que tiene la forma de discursos de adiós, o.c. p. 209.
87. O.c., I, p. 121-122; también HARNISCH titula 77,2-10 «tercer discur-
so de adiós», o.c., p. 211.
88. Los comentarios le han llamado de hecho «Testamento», o «dis-
curso de adiós», BoGAERT, o.c. v. II, p. 80.82; W. HARNISCH, o.c. p. 210.
89. 43,3: «Ve, pues, y ordena (en testamento») - ,....o9 = i1,~ -, Apo-
crypha ... , II, p. 502 en nt al texto; 44,1: «Y llamé - }l...f.,o o - a mi hijo, el

134
Apocalipsis siríaco de Baruk

que hasta ahora hemos visto, y veremos, la narración transcurre


en primera persona singular en vez de tercera. Pero se puede
excusar. El método utilizado en todo el libro ha prevalecido aquí
sobre el del género literario de los discursos de adiós.
Otro problema que se tendría que solucionar al presentar
nuestros capítulos como discurso de despedida: ¿se trata de un
discurso hecho antes de la muerte física de Baruk -como cla-
ramente indica 44,2 - o antes de su asunción - como parece
indicar 46,7 -? Sin querer admitir. que 46,7 sea una interpola-
ción - como generalmente piensa la escuela de las fuentes-
P. BOGAERT nos advierte que en los textos en que se trata de
una conservación milagrosa de Baruk (13,3; 25,1; 76,2) el que
habla es Dios. Cuando Baruk habla de sí mismo no hace alu-
sión a esta revelación (44,2; 78,5; 84,1). Por eso nada más natu-
ral que Baruk diga en 46,7 que no habló a nadie de su asunción 90•
Los partidarios de las diversas fuentes veían una contradicción
entre 47,1 y 2: «Cuando yo hube partido y los hube despedido,
salí de allí y les dije: He aquí que me voy a Hebrón porque allí
me manda el Todopoderoso·. 2 Y yo me fui a aquel lugar donde
se me había hablado» (es decir, al lugar del Templo donde había
recibido las revelaciones, 34; 43,3). Contra esta traducción e in-
terpretación general BOGAERT prefiere: «Cuando yo partí y los
despedí, salí de aquel lugar diciéndoles: He aquí que me voy a
Hebrón; allí me envía el Todopoderoso. 2 Y yo me fui al lugar
donde me había sido dicho (que fuera)» 91 • Este lugar no es en
tal traducción otro que Hebrón, concordando así los vv. 1-2. En
43,2 se alude ya discretamente a la asunción: «Tú saldrás de este
lugar; tú pasarás de estas regiones que ahora ves, y olvidarás lo
que es corruptible, y no volverás a recordar aquello que entre
los mortales sucede» 92 . Entonces el «vente a este lugar» de 43,3
primogénito ... »; 44,2: «He aquí que yo me voy junto a mis padres»
- ~ll~ ~ ]J\ ~;~·
90. O.c., v. II, p. 36.
91. «Au moment de partir et de les renvoyer, je quittai cet endroit en
leur disant: Voici queje vais a Hébron; c'est la que m'envoie le Tout-Puis-
sant. 2 Et je me rendis au lieu o u il m'avait été dit (d'aller)», o. c., I, p. 492-
493. El ~ b l ~ sólo puede tener sentido pasivo, v. II, p. 85-86.
92. Pero el mismo BoGAERT (v. II, p. 78) confiesa que esta manera de
anunciar la asunción es mucho más discreta que en 2Enok 36 y 64,1-5.

135
En la literatura apócrifa

(«Ve, pues, y ordena a tu pueblo; y vente a este lugar», que


según el contexto parece indicar el Templo) habría que traducirlo
por «ve a este lugar» = Hebrón, ya que, continúa P. BOGAERT,
según 43,2 Hebrón es el lugar donde «tú olvidarás lo que es
corruptible» 93 • Hebrón era, en efecto, el lugar tradicional de la
tumba de los patriarcas. Por eso se escoge también como lugar
de la asunción de Baruk 94• Por lo tanto 95 , «podría ser que la
asunción de Baruk no fuera otra cosa que la transposición de
su muerte en lenguaje apocalíptico». Si esto fuera verdad, no se
ve cómo el autor del apocalipsis - a menos que sea una interpo-
lación (?) - pueda decir en 46,7: «En cuanto al asunto de mi
asunción yo no se lo revelé, ni siquiera (lo revelé) a mi hijo.»
El problema, pues, no es de fácil solución. Sea como fuere 96,
a nosotros nos interesa notar que el moribundo (o el que tiene
que ser subido al cielo) cuando se despide en su último discurso
lo hace con la fórmula conocida: «Y yo Baruk salí de allí y me

Hay que conceder, con todo, que la formulación de 2Baruk 43,2 recuerda
necesariamente la de 2Baruk 76,2-3 donde claramente se habla por lo
menos de una preservación milagrosa.
93. Volumen 11, p. 86.
94. Volumen 11, p. 84; v. I, p. 323. Además, en 76,3 -donde se des-
cribe su asunción- se le manda subir a la cima de una montaña que
[según E. MADER, Mambre. Die Ergebnisse der Ausgrabungen in heiligen
Bezirk Ramet el-Jfalil in Südpaliistina, 1926-1928, Freiburg i. B., 1957,
p. 272-273] no es otra que Ramat el-~alil (1024,8 m.), la montaña más
alta del Sur de Palestina; BoGAERT, v. 11, p. 132.
95. No es que BoGAERT ponga esta frase como conclusión. En realidad
no habla ex profeso de la cuestión muerte-asunción, sino que simplemente
impugna la solución de E. de FAYE (v. I, p. 82-83) que quería ver en la
«Asunción de Baruk» una de las fuentes de 2Baruk, y la de los que quie-
ren explicar el origen de la asunción en 2Baruk por la identificación de
Baruk con EbedMelek (v. I, p. 113-118). BOGAERT, pues, se limita a dar en
su comentario y a medida que la ocasión se presenta su propia solución del
problema. Pero la conclusión parece ser ésta: «L'assomption de Baruch
pourrait bien n'etre que la transposition de sa mort en langage apocalypti-
que», v. I, p. 83, al final de nt l.
96~ CHARLES (Apocrypha ... , 11, p. 488, nt a 13,3) propone esta solu-
ción: el cristianismo recibió del judaísmo un gran número de tradiciones
que glorificaban a Enok, entre ellas su asunción. Al utilizarlas el cristianismo
con fines apologéticos, el judaísmo despojó de muchas de estas atribuciones
a Enok para pasárselas a Moisés, Esdras o Baruk. Esto explicaría por qué
encontramos en 2Baruk su muerte y su asunción. Sólo que CHARLES, según
su teoría de las 6 (!) fuentes, atribuye a una de las fuentes ( = Bl que con-
tiene nuestros capítulos 43-44,7; 45-46) la muerte ordinaria de Baruk, y a
otra fuente ( = BZ que contiene nuestros 44,8-15) su traslado, Apocrypha .. . ,
n, p. 475-476 (y en sus notas al texto).
136
Apocalipsis siríaco de Baruk

fui hacia mi pueblo; y llamé a mi hijo, el primogénito [a los


grandes] '11, mis amigos, y a siete de los ancianos del pueblo, y
les dije: He aquí que yo me voy junto a mis padres, camino
(que) todo el mundo (debe seguir)», 44,1-2. Como todo moribundo
llama, pues, a los suyos (=primer motivo~.
Los llama, evidentemente, para darles sus últimas exhortacio-
nes (= se~undo motivo), 44,3-15:

«Pero vosotros no os separéis del camino de la Ley. An-


tes bien, guardad y amonestad al pueblo que queda, no sea
que se separen de los mandamientos del Todopoderoso. 4 Ved
que es justo aquel a quien nosotros servimos, y nuestro Crea-
dor no hace acepción de personas. 5 Y ved lo que ha sucedi-
do a Sión, y lo que le ha pasado a Jerusalén. 6 El juicio del
Todopoderoso ha sido (con ello) conocido, y sus vías, aunque
inescrutables, son rectas. 7 Si aguantáis y permanecéis en su
temor y no olvidáis su Ley, los tiempos se os cambiarán para
bien y veréis la consolación de Sión. 8 Porque todo lo que
ahora existe no es nada, pero lo que tiene que venir será muy
grande. 9 Porque todo lo que es corruptible pasará, y todo
lo que muere pasará ; pasará al olvido todo el tiempo pre-
sente que está corrompido por el mal. 10 El que corre ahora,
corre en vano ; y el que tiene éxito, pronto caerá humillado.
11 Porque lo que tiene que venir es el objeto de nuestros
deseos, y lo que viene después, esperamos:. Pues hay un tiem-
po que no pasa, 12 y llega la hora que dura para siempre; y
el mundo nuevo (llega) que no corrompe a aquellos que pe-
netran en su [dominio] 98, el que no se apiada de aquellos
que parten al tormento; (el mundo nuevo llega), el que no
conduce a la perdición a aquellos que viven en él. 13 Porque
éstos (son) los que heredarán este tiempo del que se ha habla-
do, los que participarán de la era prometida: 14 los que se
adquirieron tesoros de sabiduría, los que tienen abundancia de
entendimiento; y los que de la misericordia no se han sepa-
rado, y han preservado la verdad de la Ley. 15 A ellos, pues,
les será dado el mundo futuro. Pero la habitación de los res-
tantes, que [contendieron entre si], estará en el fuego» 99.

97. «Grandes», según la reconstrucción habitual; otra posibilidad: «a


Godolias, mi amigo».
98. Conforme a la solución de BOGAERT, v. 11, p. 80.
99. Estas exhortaciones-predicciones se repiten en el cap. 46 -después
de la lamentación del pueblo por la partida de Baruk (vv. 1-3; vv. 4-6) -.
A manera de sucesores establece Baruk los sabios en la Ley, 46,5.

137
En la literatura apócrifa

A primera vista se diría que la catástrofe del 70 está tan


presente que el mocibundo se limita exclusivamente a la exhor-
tación a perseverar en la Ley, lo que traerá consigo la restaura-
ción de Sión. La finalidad de nuestro discurso coincidiría así con
la meta principal que el autor de 2Baruk parece haberse pro-
puesto: consolar a la comunidad judía de la destrucción de
Jerusalén, exhortándola a observar la Ley para poder ver un día
la reconstrucción de Sión. Pero en nuestro discurso de despedida
domina mucho más que en cualquier otra parte del libro la men-
ción de la Ley [44,3.7.14; (45,2); 46,3.4.5.], si hacemos excepción
de la oración que sigue inmediatamente al discurso de adiós
(48,22-47).
Se menciona la Ley a lo largo de 2Baruk como algo conver-
gente con la inteligencia y sabiduría del creyente 100• A veces el
lector recibe la impresión que hasta se identifica la Ley, asimi-
lada por el hombre, con la sabiduría y la inteligencia (48,24;
51,3.4.7). Nuestro discurso revela esta misma concepción de la
Ley. En efecto, cuando las visiones (que han de iluminar al mo-
ribundo para que pueda hacer su discurso, 43,1.3) acaban de tener
lugar, Baruk pide la interpretación de las visiones (38,3). Sería
absurdo que el que ha andado según la Ley (38,4a), según la
sabiduría (38,4b), no comprendiera 101 •
A veces, en nuestro discurso se desglosa el contenido de la
Ley con la mención simultánea de sus mandamientos (41,3; 44,3) 102•
Los mandamientos de la Ley se convierten así en objeto prin-
cipal de las últimas exhortaciones de Baruk, como sucede en otros
discursos de nuestro género.
Además, nuestro discurso contiene también la típica exhor-
tación de caridad o misericordia para con el prójimo. No puede
tener otro sentido la alusión a la salvación, en un mundo futuro,
de los que «de la misericordia no se han separado», ~.; ~o
cu:w ;~ ~, v. 14. Probablemente en el v. 15 tenemos otra alu-
sión paralela al espíritu de caridad mutua, si creemos en la co-

100. 15,5; 17,4; 18,1; 48,24; 51,3.4..7; 54,5.13-14; 77,16.


101. Ya que los secretos se revelan al que está sometido a la Ley, 54,5.
102. Para la interpretación del y- "'l ..o (41,3) como «tus mandamien-
tos», cfr. BOGAERT, J.c., v. II en nota al texto; ibid. en nota a 82,6.

138
Apocalipsis siríaco de Baruk

rrección propuesta por F. ZIMMERMANN 103 , que se basa en la opi-


nión generalizada del origen hebreo de 2Baruk: 1:Ji itv~ = que
son muchos (de :J:Ji), o que contendieron entre sí (de :J'i). Al tra-
ductor siríaco se le escapó que el verbo podía también venir de
:J'i. y tradujo «que son muchos». Este sentido no parece corres-
ponder tan bien como «que contendieron entre sí» al espíritu de
2Baruk. En efecto, como principio se reconoce que 2Baruk tiene
-al revés de su gemelo 4Esdras que no concede la salvación más
que a unos pocos 104 - un espíritu abierto y optimista. Ahora bien,
no sé si manteniendo la traducción habitual «que son muchos» po-
demos conceder a 2Baruk este espíritu abierto y optimista que sin
duda tiene. Con esta traducción «los que se adquirieron tesoros
de sabiduría ... », se opone a «la habitación de los restantes, que
son muchos, estará en el fuego». Es decir, aparentemente a los
(pocos) buenos se oponen los muchos malos. Al revés de lo que
sucede en el texto de construcción paralela, 56,14, donde se compa-
ra «algunos - ~o ~ - ángeles que cayeron» con «el resto,
que son muchos, que se abstuvieron (del mal)» 1°5•
103. Translation and Mistranslation in The Apocalypse of Baruch, en
Studies and Essays, ded. a A.A. NEUMAN, Leiden, 1962, p. 584.580.
104. L. VAGANAY, Le Probleme Eschatologique dans le IV• Livre d'Es-
dras, Paris, 1906, p . 113-114.82; P. BOGAERT, v. 1, p. 388.
4Esdras ha parecido también a muchos contener un discurso de adiós.
Verdaderamente está construido externamente como los discursos de adiós :
en 14,18-20 Esdras dice a Dios que va a partir (se trata de una asun-
ción, 14,9.49): «¡Yo hablaré delante de ti Señor! He aquí que yo me voy
("abibo"), tal como me ordenaste, y yo amonestaré al pueblo presente
("corripiam praesentem populum", ~! ¡..co ~ .... .,..,!;\ ) ... 23 (Dios) me res-
pondió diciendo: Vete y reúne al pueblo y les dirás que no te busquen por
40 días... 27 Me fui, tal como me ordenó, y reuní a todo el pueblo, y
dije: Oye, Israel, estas palabras ... » Les cuenta la salida de Egipto, la do-
nación de la Ley, de la Tierra Prometida; ésta les ha sido arrebatada a
causa de sus pecados, pero si se convierten, después de su muerte obten-
drán misericordia, 29-35; el libro termina con la leyenda -preparada ya
en vv. 24-26- de la restauración de las Sgdas. Escrituras (24 libros) y de
los apócrifos (70 libros).
Como se ha visto, las expresiones no son exactamente las de nuestro géne-
ro literario. No contiene ninguna de las fórmulas estilísticas del género. Sólo
en 14,13 encontramos quizás una fórmula, -'t~ -q. ~ •1r1':J~ 1:í
= haz testamento. [Puede verse la ed. de la versión latin~ en L. GRY,
Les dires prophétiques d'Esdras (IV Esdras}, Paris, 1938, en dos vv.,
p. 2-419; la versión siríaca -segunda en importancia- en A.M. CERIANI,
Monumenta sacra et profana, V, fase. 1, p. 45-107.]
105. Cuando se compara la cantidad de buenos con malos nunca éstos
en 2Baruk superan aquéllos: 21,11 =muchos pecadores y muchos justos;

139
En la literatura apócrifa

Estas alusiones a la caridad fraterna (por lo menos la más se-


gura en el v. 14) nos ayudan de paso a comprender la unión lógica
entre 44,1-7 y 44,8-15. Se trata de un solo discurso de adiós y por
lo tanto 44,8-15 no debe separarse de su contexto como quería la
escuela de las fuentes 106 • Además, W. HARNISCH 107 observa jus-
tamente que la «consolación de Sión» (44,7) está tanto aquí (44.
8ss) como en 32,4-6 íntimamente unida a la renovación de la
creación.
Con el tema de la renovación del mundo, la «profecía» de la
restauración de Sión y de un mundo futuro para buenos y malos
(44,7-15) termina el tercer motivo de nuestro discurso.

5. El Testamento de Moisés

A.M. CERIANI publicó por primera vez en 1861 la versión lati-


na (s. V) de la obra apócrifa llamada Asunción de Moisés. Esta
versión y su único testigo -un palimpsesto del s. VI- es todo lo
que poseemos con certeza de la obra. El texto latino que publicó
CERIANI 108 es traducción del griego, que, a su vez, parece proceder
del hebreo o arameo 109•
14,2, numerosos son los que han pecado (pero falta el otro término de com-
paración); 41,3-4 compara muchos del pueblo que se apartaron de la obser-
vancia de la Ley con otros (algunos ) prosélitos, por lo tanto no se trata
de condenados y salvados definitivamente; 48,38.40.43 = muchos han peca-
do y serán castigados con el fuego, pero falta también el otro término de
comparación.
106. CHARLES, Apocrypha .. . , II, p. 503.502, nt a 44,8-15; E. de FAYE
no atribuye, como CHARLES, estos vv. a una fuente escrita anterior al com-
pilador, sino a un revisor cristiano, o.c. p. 198.
107. O.c. p. 210.
108. En Monumenta sacra et profana, t. I, fase. I, Mediolani, 1861,
p. 55-64.
109. D.H. WALLACE [ThZ 11 (1955) 321-328] hace una buena revisión
del problema; su artículo critica la «demasiado confiada» conclusión de
CHARLES; éste termina: «:it may reasonably also be concluded from what
precedes, that that original was in Hebrew and not in Aramaic», The
Assumption of Mases, London, 1897, p. XLV. Pero después de criticar la
«demasiado confiada» conclusión de CHARLES, WALLACE nos dice que la
lengua original <<Was probably Hebrew>>, p. 328.
Puede verse un último resumen de estas discusiones en E.M. LAPERROU-
SAZ, Le Testament de Moise, Semitica 19 (1970) 16-25. LAPERROUSAZ, te-
niendo en cuenta, sobre todo, la aportación de los escritos del Mar Muerto,
no se decide ni por el hebreo ni por el arameo, p. 24-25.

140
El Testamento de Moisés

Como veremos, en realidad el título de nuestra obra tendría


que ser Testamento de Moisés 110• Lo que pasa es que -por lo me-
nos así lo creen algunos autores~ se editó junto con otra obra,
la Asunción de Moisés m. La muerte de Moisés en Dt 34,5-6 ofre-
cía un enigma: ¿qué pasó con su cuerpo? La tradición cristiana
primitiva se cuidó de conservarnos la respuesta esencial, sobre todo
en la epístola de san Judas 112, en CLEMENTE de Alejandría 113, en
ORÍGENES 114• Estos padres de la Iglesia primitiva y otros escritores

110. Escrito ya este capítulo, he podido consultar la traducción al


francés de E.M. LAPERROUSAZ -con introducción y notas- (Le. p. 3-137)
con el título: Le Testament de Mo'ise, généralement appelé «Assomption
de Mo'ise». El autor sigue la reconstrucción de CHARLES en 1,L
111. Según CHARLES, ya en el s. I d.C. puesto que, entre otros docu-
mentos, Judas cita a la vez el testamento y la asunción, o.c. p.L.LXII.
E. ScHÜRER -o. c., III, p. 303 - cree, como CHARLES, que el libro que
ha llegado hasta nosotros es un testamento; pero este testamento se llama
en las Actas del Concilio de Ni cea -que citan textualmente 1,14-
«Asunción de Moisés». Por lo tanto hay que suponer que los dos títulos
(testamento y asunción) indican simplemente las diversas partes. de un
mismo y único libro; de éstas nosotros sólo hemos recibido la primera
(=testamento), mientras que las citas de los Padres de la Iglesia casi
siempre se refieren a la segunda parte.
Contra la autoridad de estas supuestas Actas Conciliares v. lo que dicen
los historiadores aducidos por LAPERROUSAZ, Le. p. 60 (v. también p. 29-30).
En cambio LAPERROUSAZ, después de discutir en detalle la hipótesis
de CHARLES, cree improbable que testamento ·y asunción estuvieran unidos
o fueran una misma cosa desde el principio, ya que aún en el s. VI-VII
¡y en pleno siglo IX! se habla de dós obras de diferente título y de di-
ferentes dimensiones, Le. p. 62.41-62.
112. Jds 9: «En cambio, el arcángel Miguel,. cuando altercaba con
el diablo y se disputaba el cuerpo de Moisés, no se atrevió a pronunciar con-
tra él juicio injurioso, sino que dijo: que te condene el Señor.» Existe un para-
lelo Qumránico en la disputa de dos ángeles sobre el cuerpo de cAmram
en 4QcAmramb 1-3 (s. II a.C.). Según J.T. MILIK, hay <runa relación evi-
dente de dependencia literaria» entre los dos altercados, 4Q Visions de
cAmram et .une citation d'Origene (Planches 1-ll), RB 79 (1972) 95. 78-80.
113. Stromata VI, cap. XV (PG IX, col. 356): «Con razón, pues,
Josué, hijo de Nun, vio a Moisés, que era llevado en alto, doblemente,
un (Moisés) con los ángeles y otro sobre los montes, el cual era digno
de los honores fúnebres en los valles. J osué vio este espectáculo de
abajo, arrebatado en su espíritu, junto con Kaleb.» La figura de Moisés
se dobla: un Moisés es ascendido y otro es enterrado ..
114. PG XI, col. 303. Véase también la epístola de Evomo a san
AGUSTÍN (en J.A.. FABRICIUS, Codex Pseudepigraphus Veteris Testamenti,
Hamburgi- Lipsiae, 1713, p. 845-846): «Aunque en los Apócrifos y en
los Secretos del mismo Moisés, que no tiene la autoridad de la Escritu-
ra, cuando subió (Moisés) la montaña para morir según el cuerpo, suce-
dió que uno era el depositado en la tierra, y qtro el que se asociaba al
ángel acompañante.»

141
En la literatura apócrifa

antiguos 115 citan la Asunción de Moisés 116• Esta obra, por su simple
título, ya da una solución al enigma del cuerpo de Moisés. Quizás
por eso se la cita más a menudo que el Testamento de Moisés. Lo
curioso del caso es que precisamente lo único que ha llegado hasta
nosotros es un testamento y no una asunción 117 • Para convencerse
de ello basta seguir los argumentos principales de CHARLES, que por
lo general han sido aceptados 118 :
1.0 En las antiguas listas de libros apócrifos se habla de un
Testamento de Moisés seguido de una Asunción de Moisés.
2. 0 En la obra, tal como ha llegado a nosotros, hay muchos
textos que exigen una muerte natural de Moisés, y por lo tanto un
testamento y no una asunción: 1,15; 3,13; 10,14.
3. 0 Nuestro manuscrito se corta bruscamente antes de expli-
carnos la muerte de Moisés. Pero una «Catena del Pentateuco» 119
nos da, entre otros documentos, lo que muy bien pudiera ser el
final de nuestro testamento. En esta «Catena», cuando Moisés mue-
re, una nube luminosa impide ver el lugar de su sepultura, «de modo
que nadie pudo ver ni al legislador que moría, ni el lugar donde era
guardado su cadáver». Teniendo en cuenta Dt 34,5-6, éste era el
final más obvio.
Por otra parte es cierto que las escenas finales con que, según
CHARLES, terminaba probablemente nuestro testamento, no son lo
que estamos acostumbrados a ver en nuestro género. Pem esto no
es debido a la originalidad del autor que rompe con el clisé litera-
rio, sino a la particularidad de la muerte de Moisés en Dt 34,5-6.
Podemos concluir, pues, que los argumentos de CHARLES y los
textos que citaremos a continuación, nos obligan a ver, en lo que
se ha conservado de nuestra obra, el Testamento de Moisés. De he-

115. Véase, en CHARLES, The Assumption ... , p. 106-110.


116. CHARLES cree poder concluir de la epístola de, Judas que éste
conocía ya el testamento y la asunción, The Assumption ... , p. LXII-
LXIII. Pero LAPERROUSAZ (l.c. p. 47-58) demuestra bien las pocas proba-
bilidades que tiene la teoría de CHARLES. LAPERROUSAZ, por su parte,
cree que la citación más probable y más antigua del Testamento de Moisés
la constituye Act 7,36 -Testamento de Moisés 3,11, l.c. p. 66-70.
117, Véase una reconstrucción del contenido de la Asunción de Moisés
en CHARLES, l.c. p. 105-110. Una crítica de esta reconstrucción en LAPER-
ROUSAZ, l.c. p. 47-50.
118. En detalle l.c . p. XLV-L.
119. Ibid. p. XLVIII.

142
El Testamento de Moisés

cho sólo poseemos la mitad de nuestro testamento. Sabemos que éste


en su versión latina constaba de 1100 líneas, mientras que la Asun-
ción de Moisés tenía 1400 120 •

Época y autor: La mayoría de los investigadores admite que


los cap. 5-6 de nuestra obra se refieren al reino de Herodes. Ahora
bien, a continuación se profetiza que sus hijos reinarán menos
tiempo; esto fue sólo una esperanza que no se realizó, ya que Hero-
des Antipas reinó incluso más tiempo que su padre. Asi pues, He-
rodes el Grande había ya muerto cuando se escribió nuestro libro
(6,6), pero sus hijos aún reinaban. Varus ha pasado ya por Jeru-
salén, 6,9. El libro se escribió, pues, entre el 3 y el 30 d.C. 121
Más difícil es determinar quién fue el autor. Se ha querido ver
en él un zelota, un saduceo, un fariseo quietista 122, un esenio 123•
La verdad es que en la obra faltan los elementos definitivos para
encuadrar al autor en un partido determinado. Sea quien fuere el
at:~tor, importa no olvidar quién era para él el judío ideal: es uno
que - cap. 9 - no toma las armas para salvar a Israel de la opre-
sión romana (y hacer llegar así el período mesiánico), sino que más
bien cree en lo que hoy llamaríamos pacifismo, no-violencia. Pero
su pacifismo tiene una motivación menos loable, 9,7: «Porque el
Señor vengará vuestra sangre.»

120. J.A. FABRICIUS, l.c. p. 403.


121. Una última revisión de las diversas hipótesis de datación en LA-
PERROUSAZ, l.c. p. 96-99.
122. Un resumen y discusión del problema en CHARLES, Le. p. LI-LIV;
J.B. FREY, «Apocryphes de l'Ancien Testament», DBS col. 407.
123. Así lo califica de nuevo el reciente estudio de LAPERROUSAZ, Le.
Una de las razones es la curiosa y detallada prescripción de conservar
los libros en jarras (1,15-18); el refugio encontrado por «Taxo» en una
cueva (cap. 9), la división del pueblo judío «en lo concerniente a la ver-
dad» (5,2). LAPERROUSAZ recoge (p. 91-95) con ello ideas lanzadas ya
antes; v.gr., por A. DUPONT-SOMMER, Les Écrits Esséniens découverts pres
de la Mer Marte, Paris, 1959, p. 308; M. DELCOR, Cantríbutian a l'étude
de la législatían des sectaires de Damas et de Qumran (suite)', RB 62 (1955)
62.64-65; y sobre todo S. MOWINCKEL, The Hebrew equivalent af Taxa in
Ass. Mas. IX, VTS I (1953) 92-96.
Es significativa, con todo, la calificación que le da a este esenio LAPER-
ROUSAZ: pertenecía al partido esenio, pero presentaba... algunos caracte-
res particulares: esenio quietista de un dualismo exacerbado, que espe-
raba sólo de Dios el restablecimiento de Israel en el Reino de los cielos
cuando llegara el inminente fin del mundo, Le. p. 95; de acuerdo con
LAPERROUSAZ, J. DANIÉLOU, RSR 59 (1971) 41.

143
En la literatura apócrifa

Y a hemos hablado de la edición de CERIANI. Bástenos ahora


detallar un poco la citada edición de CHARLES 124 : ésta contiene,
además del manuscrito latino del s. VI, el texto latino, tal cual,
y su edición crítica 125 • La traducción inglesa de CHARLES aparece
también en su colección Apocrypha ... 126 Se encontrará también
una traducción al alemán de S. CLEMEN en la colección de
KAU1ZSCH 127 •

El discurso de adiós: Como dijimos, sólo poseemos la mitad de


nuestro testamento. No es de extrañar, pues, si nos falta algún ele-
mento.
La predestinación domina de alguna manera (1,12.14.17; 12,4-6;
12,13) el discurrir de las ideas en T. Moisés. La parte más extensa
del discurso son las «profecías» a propósito del futuro de la comu-
nidad (2,1-10,13). Y tanto al principio de éstas (1,12-2)) como al
final (10,13-12,4ss), aparece el tema de la predestinación. Es precisa-
mente la predestinación la que al final soluciona la angustiosa pre-
gunta de Josué (11,11.19): «¿Quién rogará por ellos? ( ... ) ¿Qué
será de este pueblo?» En efecto, así consuela Moisés a J osué:

«Cálmate y escucha bien mis palabras: 4 Dios creó todas


las naciones que están en la tierra y a nosotros. Él a ellas
y a nosotros previó desde el principio de la creación del
mundo hasta el fin del universo; nada ha olvidado, ni si-
quiera lo más mínimo; todo lo previó y es causa de todo 128 •
5 El Señor ha previsto todo lo que debía suceder en este
mundo ... 6 ... Me constituyó en favor de ellos y de sus pe-
cados, y [para que ruegue] e in[ter]ceda por ellos», 12,3-6.

124. The Assumption of Mases, London, 1897.


125. Una reproducción del texto latino de CERIANI se encontrará
también en LAPERROUSAZ, Le. p. 103-111.
126. V. II, p. 407-424 (con introducción).
127. Apokryphen ... , II, p. 311-331. Otra traducción al alemán, P. Rms-
SLER, Altjüdísches .. ., p. 485-495.
A estas traducciones alemanas hay que añadir últimamente la citada
traducción francesa de E.M. LAPERROUSAZ en Semítica XIX (1970) 113-137.
Para más detalles sobre ediciones y traducciones v. E.M. LAPERROUSAZ,
Le. p. 3-7.
128. En vez de «prououit, cum eis» del MS léase «promovit cuneta»,
siguiendo a CHARLES. Este autor admite también otra posibilidad : «prouo-
uit» corrupción de «praenovib>, 1t"poéyvro = li,\ que a su vez podría ser
corrupción de ,li, = «predestinó».

144
El Testamento de Moisés

Así, pues, la predestinación de Moisés a interceder por su pue-


blo aún después de su muerte consuela a J osué 129• Esta mediación
de Moisés aparece también al iniciarse las «profecías». Allí Moisés
es mediador de alianza, «arbiter-testamenti», 1,14.
En cap. 1 Moisés se contrapone a los gentiles que buscarán los
designios de Dios en vano (v. 13). Como tal es mediador de la ver-
dadera revelación, 1~ de la alianza (v. 14) 130•
Pero esta mediación estaba ya prevista, era uno de los objetos
de aquella predestinación divina al momento de crear el mundo:
Dios creó el mundo «para su pueblo» (v. 13-14). Este designio. di-
vino o predestinación es algo escondido hasta ahora (1,12-13). Con
ello nuestro autor parece querer revelar a su comunidad algo nue-
vo; esta intención es bastante evidente, y, desde luego, común a los
discursos de adiós. Forma parte del segundo motivo. En este mo-
tivo hay que incluir también la parénesis de 1,10s: «(Sé valiente)
y firme 131 para hacer con tu fuerza todo lo. que ha sido mandado,
a fin de ser sin acusación delante de Dios ... »; 10,15 ofrece un
buen paralelo.
El desconsuelo de Josué es también digno de notarse, ya que
aparece en o.tros discursos (11,1-12,1).
Esencial en estos discursos es la fórmula «orden6». En el
T. Moisés no aparece como tal 132• Pero se alude explícitamente a lo
«mandado» en 1,10-11; 12,10-11; en 10,11 se exhorta a conservar
las palabras de Moisés en el Testamento, el libro que el moribundo
entregó a Josué, 10,11 133 •
Tercer motivo: El espíritu profético- se manifiesta ampliamente
en 2,1-10,13. Estos capítulos narran, post factum y con muchos
detalles, las peripecias por las que pasará el pueblo de Dios después
de la muerte de Moisés. A partir de 7,1ss, las alusiones al «futu-
129. Si limitáramos esta intercesión a la vida de Moisés, entonces
la angustiada pregunta de Josué quedaria sin respuesta .. Esta intercesión
después de la muerte se comprende mejor si recordamos que Moisés no
es solo en este oficio, v. p. 372ss. Además la muerte de Moisés tenia valor
expiatorio, p.ej., para TJI Dt 34,6.
130. Cfr. R, CHARLES, o.c. p. 415 en nt al texto.
131. Véase la nota de CHARLES a la corrección del MS, Apocrypha... ,
II, p. 415.
132. Excepto en 1,1 según la reconstrucción de CHARLES.
133. En cambio en 1,16-18 Moisés le da como herencia los libros;
sobre la cuestión cfr. p. 368.

145
Cortes 1()
En la literatura apócrifa

ro» son enigmáticas, el autor ha llegado a sus días; a través de ellos


quiere entrever los últimos tiempos; 3,10-13 demuestra bien la im-
portancia que el tema profético tiene en nuestro discurso.
Junto con el tercero, el primer motivo representa bien a nues-
tro género. Según la reconstrucción hecha por CHARLES, así empe-
zaría el discurso de despedida: «El testamento de Moisés, las cosas
que ordenó en el año 120 de su vida.» Otros no admiten esta
reconstrucción; pero de todas las presentadas la de CHARLES es
la más probable, sobre todo porque es seguro, que se trata de un
testamento. Aunque no se admitiera esta reconstrucción, aparece
claramente el contexto de despedida. Moisés, a punto de morir
(1,15 y 10,14) llama a su sucesor Josué (1,6-7): «Llamó hacia sí a
Josué hijo de Nun, hombre agradabJe al Señor, para que fuera su
sucesor delante del pueblo ... 15 Ahora te revelo que se ha con-
sumado el tiempo de los años de mi vida, y que paso a dormir con
mis padres.»

6. El Enok eslavo., o Los Secretos de Enok (2Enok)

De la obra - a lo que parece originalmente escrita en griego-


sólo tenemos la traducción eslava (s. X-XI), y de esta traducción
dos recensiones (A y B). La recensión A, la larga, ha hecho per-
der mucho tiempo y no menos tinta a los investigadores. Hasta
el 1921 134 se creyó que la A era la más antigua. Y sólo A VAIL-
LANT parece haber dado el golpe definitivo a esta recensión 135 •
Las conclusiones de A VAILLANT - grosso modo- han sido
aceptadas 136• Nosotros seguiremos, pues, su traducción, coteján-
dola con la recensión B de las traducciones inglesa y alemana 137•
134. N. SCHMIDT [The Two Recensions of Slavonic Enoch, en JAOS
41 (1921) 307-312] fue el primero en probar la antigüedad de B.
135. A. VAILLANT, Le Livre des Secrets d'Hénoch, texte slave et tra-
duction franr;aise, Paris, 1952. (Con todo, los textos que citaremos se en-
cuentran casi siempre en A y B).
136. Cfr. A.. RUBINSTEIN, Observations on the Slavonic Book of Enoch,
JJSt 13 (1962) 1-21.
137. Traducción inglesa de FORBES y CHARLES en Apocrypha ... , JI,
p. 425-469·; y de W.R. MoRFILL, The Book of the Secrets of Enoch, Ox-
ford, 1896 (Introducción, notas e índices de R.H. CHARLES); traducción
al alemán de G.N. BüNWETSCH en TU XLIV, 2, Leipzig, 1922, p. 3-121.
Recensión B en p. 61-121.

146
El Enok eslavo o los Secretos de Enok

Época y autor: El último capítulo (el XXIII) nos cuenta la


concepción virginal de Melquisedeq, que «ha de estar a la cabeza
de los sacerdotes de otra raza». El nacimiento virginal de Mel-
quisedeq hace pensar necesariamente en el Sumo y Eterno Sacer-
dote de Heb 7,16 138• Actualmente, después de la edición de VAIL-
LANT no hay razón suficiente 139 para decir con CHARLES y MoR-
FILL 140 que esta leyenda no pertenece a la obra original. Por lo
tanto, probablemente la obra es de origen cristiano; 2Enok pa-
rece ser en algunos temas una reelaboración cristiana o judea-
cristiana de IEnok 141• No obstante, hay que reconocer que las
elucubraciones sobre Melquisedeq parecen haber ido muy lejos
en tiempos del NT y en los s. 1 y 11 a.C. 142•

138. Sal 110,4 y Heb 5,6.


139., A. VAILLANT, o.c. p. V.XI; A. RUBINSTEIN, Le. p. 4-6.
140. W.R. MORFILL, o.c. p. XIII y p .. 85-93; G.N. BONWETSCH tam-
bién edita la leyenda de Melquisedeq en un apéndice, Le, p. 107-121.
141. A. VAILLANT, o.c. p. IX-XIII. A. RUBINSTEIN, l.c. p. 15.
142, Conocidos son los títulos que le atribuye Heb 7: « ... sin padre,
ni madre, ni genealogía, que no tiene principio de días ni fin de vida,
hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote perennemente (v. 3)».
En fuentes judías, que muy bien podrían ser antiguas, se le llama Sumo
Sacerdote. Sobre la antigüedad de este título véase, entre otros, R. LE
DÉAUT, Le titre de Summus Sacerdos donné a Melchisédech est-il d'origine
juive?, RSR 50 (1962) 224-227. Es difícil, hoy por hoy, determinar los
títulos que le otorgaba la comunidad de Qumran, pero en el midral! de
la Cueva n. 0 11, aunque no se pueda probar el título de Sumo Sacerdote,
se habla de Melquisedeq «rey celestiab>, y se insiste en su función de
vengador escatológico. Véase el rollo transcrito, fotografiado y traducido
al alemán por AS. van der WouoE, Melchisedek als himmlische Erloser-
gestalt in den neugefundenen eschatologischen Midraschim aus Qumran-
Hohle XI, en Oudtestamentische Studien, XIV, Leiden, 1965, p .. 354-373;
traducción al inglés y discusión del texto, M. DE JONGE- A. S. van der Wou-
DE, .JJQ Melchizedek and the New Testament, NTSt 12 (1965-1966) 304.
305.307. Muchos autores creen poder afirmar que se trata de un alto
personaje celestial o angélico dotado de cierta función pam los días del
juicio del año jubilar ... , a pesar del estado fragmentario del texto, causa
principal de todas las incertidumbres. En esta línea: J.A. FITZMYER, Fur-
ther light on Melchizedek from Qumram Cave 11, en Essays on the Se-
mitic Background of the New Testament, London, 1971, p., 251-252.267
[artículo publicado en JBL 86 (1%7) 25-41]; M. DE.LCOR, Melchizedek
from Genesis to the Qumran Texts and the Epistle to the Hebrews, JStJ
2 (1971) 133-134; F. Du T. LAUBSCHER, God's Angel of Truth and Mel-
chizedek. A note on 11QMelch.113b, JStJ 3 (1972) 46-51; en cambio, para
J. CARMIGNAC se trata de un personaje humano, Le document de Qum-
rlin sur Melkisédeq, RQ 27 (1970) 365-369. Para J.T. MrLIK -que se basa
en fragmentos que él publica por primera vez- «(Milki-~edeq) en reali-
dad es una hipóstasis de Dios, dicho de otro modo, el Dios transcendente
ouando actúa en el mundo, el mismo Dios bajo la forma visible con la

147
En la literatura apócrifa

En cuanto a la época, los años que más encajan con todos


los datos parecen ser los que van del 30 al 70 d.C. Así lo defen-
dió ya CHARLES, aunque no todos sus argumentos sean acepta-
bles 143.

El discurso de adiós 144• El libro de Los Secretos de En:ok


presenta una gran cantidad de instrucciones de padres a hijos.
Enok ha sido escogido por Dios para ser testigo ·de muchas vi-
siones, de «todo lo que es, y todo lo que será hasta el día del
juicio» 145, p. 37-38. Para ello dos ángeles lo conducen a los
cielos 146• En cada cielo puede contemplar magníficas visiones, hasta
el séptimo 147• Allí lo dejan los ángeles. Pero él continúa su vi-
sita hasta el cap. IX 148• Allí ve la faz del Señor que ordena a
uno de sus ángeles: «Coge libros de los depósitos, y da un cá-
lamo a Enok, y díctale (los) libros» 149 • A continuación 150 el ángel
le cuenta todas las cosas escritas y Enok las escribe: 360 libros
en total. Todas estas visiones están destinadas, evidentemente,
a la instrucción de sus hijos 151 y de todos los que vendrán des-
pués. Enok da exhortaciones morales ya antes de subir al cielo 152 •
Igualmente cuando baja 153 • Pero lo que es verdaderamente carac-
terístico de nuestro género lo encontramos sólo en los cap. XIV-

que se aparece a los hombres», Milk1-:tedeq et Milkí-rdac dans les anciens


écrits juifs et chrétiens, JJSt 23 (1972) 125.139.100.
Concluyamos recordando que no es seguro afirmar que el nacimiento
virginal de Melquisedeq en 2Enok tiene carácter cristiano. M. DELCOR
aduce el texto más o menos paralelo del nacimiento de Noé en 1QapGn
11,1ss (= Génesis Apócrifo de Qumran), art. cit. p. 128-130.
143. Apocrypha ... , 11, p. 429; idem en E. LITIMANN, <<Enoch, Books
of», p. 182, Jew. Ency.; A. RUBINSTEIN, l.c. p. 20, cree que la leyenda de
Melquisedeq implica probablemente la existencia y la difusión de la epís-
tola a los Heb; por lo tanto, 2Enok tiene que ser posterior al 70 d.C.
144. Hemos seguido literalmente la traducción francesa de A. VAII.:-
LANT; el () hace la traducción más inteligible; el [] indica las palabras
que sólo están en algunos manuscritos.
145. xm, p. 37-38 (= 39,2 de las traducciones corrientes}.
146. m, p. 1 (3).
147. IX, p. 23 (20).
148. P. 23-25 (21,2-22,6).
149. X, p .. 27 (22,12).
150. X, p. 27-29 (23,1ss). Sobre el número de libros (360 ó 366) que
Enok escribió véase en la ed. de VAILLANT p. 29 nt 2.
151. xm, p. 55 (54).
152. 11, p. 5-7 (2,2-3).
153. xm, p. 37-41 (39,1-40,1ss).

148
!El Enok eslavo o los Secretos de Enok

XVII 154• En ellos tenemos el último discurso de Enok doblado:


en dos ocasiones se encuentra reunido Enok con los suyos: en
la primera, con los hermanos de Matusalén, con todos los de su
casa y con los ancianos del pueblo; en la segunda, cuando Enok
va a ser tomado por los ángeles de modo definitivo, se reúne a
su alrededor «el pueblo entero y todos sus vecinos» 155 • Ambos
discursos tienen la misma estructura: reunión 156, mención de la
bendición 157, instrucción sobre la creación 158, instrucción sobre
el fin 159 y la correspondiente exhortación moral 160•
No obstante, sólo para la primera reunión tenemos la típica
llamada del que se despide: en el cap. XIV 161 Enok dice a Ma-
tusalén: «Llama a tus hermanos y a toda la gente de nuestra
casa y a los ancianos del pueblo para que yo les hable y me
vaya. Y Matusalén se apresuró y llamó a sus hermanos Regim
( ... ), y a todos los ancianos del pueblo y los condujo delante de
la !faz de su padre Enok; y ellos se inclinaron delante de él.
Y Enok los acogió y los bendijo, y les respondi6 diciendo ... » 162•
154. Lo que se dice en cap. XIII respecto a su asunción es sólo una
anticipación de lo que realmente sucede en el cap .. XVIII, p. 65 (67,1-3).
«He aquí, hijos míos, que el día de (mi) fin se acerca, y el tiempo mar-
cado [me] obliga [a partir], y los ángeles que van conmigo están delante
de mi faz, y yo mañana subiré al cielo superior, mi heredad eterna»,
cap. XIII, p. 55 (55,1-2). ·
155. XVI, p. 61 (64,1-2).
156. XIV, p. 55-57 (57,1-2) y XVI, p. 61 (64,1-2).
157. XIV, p. 57 (57,2) y XVI, p. 61 (64,3-4).
158. Sobre los animales en los primeros días de la creación: XV, p. 57
(58,1-3); y sobre la creación del Tiempo = Adoil o Adoel (el Eón pri-
mitivo), el tiempo en el cual podrá desarrollarse la acción de la creación,
XVII p. 61-63 (65,1-4), cfr. VAILLANT Le. p. XI.
159. XV, p. 57 (58,4-6) y XVII, p. 63 (65,6-10).
160. Sobre el trato debido a los animales, XV, p. 57-59 (58,6-59,5).
Difícilmente podía hacer una aplicación moral sobre la creación de Adoil.
Así que exhorta simplemente a guardarse de toda injusticia, exhortación
que se prepara en la bendición a los justos que escaparán al gran juicio
del Señor, XVII, p. 63 (66,1.7). Con todo, a propósito de Adoil, el autor
parece exhortar indirectamente a: la meditación sobre los cambios del tiem-
po y sus divisiones ... , sobre la muerte como fin de la vida humana, XVII,
p. 63 (65,4).
161. P. 55-57 (57,1-2).
162. El texto, a primera vista, parece repetir la escena del cap. XIII
p. 55 (55,1-2) (texto en nt). Pero difícilmente se puede decir que esta re-
petición evoque la doble llamada de Jacob a sus hijos, Gn 49,1-2. En
efecto, sólo «penetren en vuestros oídos las palabras de vuestro padre»
[X,III, p. 49 y XIII, p. 55 (47,1; 53,4)] podría derivar de Gn 49,2: Wb!U1
!:J:l'::ll'l ~l'li!U'-~111. En Ant. Bibl. XXIII-XXIV Josué convoca dos veces al

149
En la literatura apócrifa

(Segundo motivo): A la reunión de familia delante del mori-


bundo sigue la exhortación e instrucción moral 163 • Entre estas
instrucciones, la caridad para con el prójimo ocupa un buen
lugar 164 : «[Y] un hombre cuando cubre al que está desnudo,
y da el pan al hambriento, encontrará retribución; pero si su
corazón murmura, sale perdiendo (con ello'), y no habrá recom-
pensa (para él). Y cuando el pobre es saciado y su corazón (el
del que da) desprecia, entonces él pierde toda su buena obra,
y no obtiene (nada), porque el Señor aborrece a todo hombre
que desprecia.» Después de la despedida que le dan los suyos 165,
Enok exhorta una vez más al pueblo en el cap. XVII 166• La
última de estas exhortaciones merece ser citada 167 : «En la pa-
ciencia, en la dulzura, y en la aflicción de vuestras tribulacio-
nes, partid de este siglo de sufrimientos» 168 • La caridad se ex-
tiende no sólo a todos los hombres, sino incluso a los animales 169 •

pueblo. A continuación (XXIV,4), Josué convoca al hijo del sacerdote


Eleazar, como Enok a Matusalén. Pero las fórmulas usadas en ambas
obras no coinciden.
163. XV, p. 57-61 (58,1-63,4).
164. XV, p. 61 (63,1-4).
165. XVI, p. 61 (64).
166. P. 61-65 (65,1-66,6).
167. XVII, p . 65 (66,6).
168. Se exhorta también a la caridad o a las obras de misericordia
corporal en XIII, p. 51 (51,1-2). Especialmente bello y profundo es el
texto que nos da el cap. XIII, p. 47 (44,1-4):

«El Señor creó al hombre con sus manos; [y] a la semejanza de su


faz, pequeño y grande, el Señor lo hizo. El que ultraja la faz del
hombre, ultraja la faz del Señor; aquel a quien le da asco la faz
del hombre, le da asco la faz del Señor; el que desprecia la faz del hom-
bre, desprecia la faz del Señor: ira y gran juicio al que escupa
la faz del hombre. Feliz el que incline su corazón hacia todos los
hombres, para llevar ayuda al que es juzgado y (para) sostener al
quebrado (Mt 12,20; Is 42,3), y [para] dar al necesitado ... »

Pero en estos casos el contexto de discurso- de adiós no es tan claro.


169. XV, p. 57 (58,4-6):

«Para todas las almas de las bestias hay en el gran siglo un solo lugar,
un solo parque, y un [solo] pasto. Porque el alma de los animales que
el Señor ha hecho no será encerrada (aniquilada) hasta el juicio, y
todas las almas acusan al hombre (si éste ha maltratado las "almas"
de los animales). El que causa daño al alma de las bestias, éste hace
pecar a su propia alma» (idem en p. 59).

150
Testamento de Jacob, copto

(Tercer motivo): La visión profética tiene aquí por motivo


el mundo futuro: «Cuando se acabe toda la creación que el
Señor ha hecho, y cuando todo hombre vaya al gran juicio del
Señor, entonces los tiempos perecerán y no habrá más años, ni
meses, ni días, y no se contarán horas, sino que habrá un solo
siglo. Y todos los justos que escaparán al gran juicio del Señor
se unirán al gran siglo, y el siglo [al mismo tiempo] se unirá a
los justos, y ellos serán eternos. Y ya no habrá en ellos fatiga,
ni sufrimiento, ni aflicción, ni miedo de violencia, ni pena, ni
noche, ni tinieblas, sino que ellos tendrán una gran luz para siem-
pre [y] una muralla indestructible, y ellos tendrán un gran pa-
raíso, protección de albergue eterno. Felices los justos que es-
caparán al gran juicio del Señor, porque las caras brillarán como
el sol» 170•

7. Testamento de Jacob, copto

Tenemos del Testamento de Jacob, que yo sepa, una sola edi-


ción: la de I. Gmm, ll Testo Capto dBf Testamento di Abra-
mo ... 171 Existe una traducción al inglés hecha por S. GASELEE
en un apéndice a The Testament of Abraham 172•
Hemos hecho nuestra traducción al castellano según la de GA-
SELEE, y teniendo también en cuenta la alemana de E. ANDERS-
SON 173 •

Nuestro testamento existe, además, en una versión árabe. Pero


el texto copto parece mejor 174. W.E. BARNES tradujo fragmentos
del texto árabe en un apéndice a The Testament of Abraham 175•
170. XVII, p. 63 (65,6-10).
171. .. .11 Testamento di lsacco e il Testamento di Giacobbe (testo
copto), (en Rendiconti della Reale Accademia dei Lincei, Classe di scien-
ze morali, storiche e filologiche, v. IX, fase. 3o e 4°), Roma, 1900.
172. G.H. Box (en Translations of Early Documents. Series II), Lon-
don, 1927, p. 76-89; con una breve introducción en p. 55-56.
173. Sphinx, v. VII, Upsala, 1903, p. 129-142.
174. l. GUIDI, Le. p . 3.
175. M.R. JAMES (en TSt, II, 2), p. 152-154. En el reciente libro de
M. DELCOR [Le Testament d' A braham. Introduction, traduction du texte
grec et commentaire de la recension grecque longue suivi de la traduction
des testaments d'Abraham, d'Isaac et de Jacob d'apres les· versions orien-
tales (SVTP,2), Leiden, 1973] el lector podrá encontrar la traducción al

151
En la literatura apócrifa

Época: Por el momento no tenemos ninguna prueba de que


nuestro testamento fuera conocido ni de las Constituciones Apos-
tólicas ni de PRISCILIANO 176• Dicho de otro modo, no hay ningu-
na evidencia externa segura de la existencia de nuestro testa-
mento en tiempos antiguos. Por otra parte el examen interno de
la obra inclina a pensar que se trata de una imitación del Testa.-
mento de Abrahán, imitación originalmente escrita en copto 177•
Y aunque con KoHLER 178 y L. GINZBERG 179 admitamos que el
Testamento de Abrahán. es más o menos de la antigüedad del
Testamento de Job esto no es bastante para creer que en nues-
tro testamento copto encontraremos un testimonio fiel y antiguo
del género que estamos estudiando. GASELEE 180 confesó, por otra
parte, que poco nos podemos fiar de la fidelidad de transmisión
textual del Testamento de Jacob.
Esto quedará comprobado por el examen que haremos del
testamento. No obstante hemos querido hablar de él. porque,
aunque de época tardía, tiene algunos claros restos de discurso
de adiós; he aquí, por el momento, algunas frases que demues-
tran su origen tardío: J acob antes de morir se retira a hacer pe-
nitencia (como un monje), p. 76 181 • La oración y el ayuno es de
lo más recomendado. Otro detalle de su fecha tardía: las ben-
diciones para el que honre con buenas obras el día de la fiesta
de Isaac, p. 78-79. Hasta el presente estos temas cristianos no
lo8 habiamos encontrado 182•

El discurso de adiós. Veamos ahora los detalles del discurso


de despedida que se conservan en nuestro texto, prescindiendo

francés de la entera versión árabe, copta y también de una versión etió-


pica, en p. 261-267.206-213.233-241.
176. Véase M.R. JAMES, l.c. p. 11-13.
177. l. GUIDI, Le. p . 27; K.H. KUHN, en JThS 8 (1957) 227, cree más
bien que se trata de una imitación del Testamento de Isaac.
178. JQR 7 (1895) 589; JAMES -Le. p. 29- cree en cambio que el
T. Abrahán -que, dicho sea de paso, no contiene las características de
nuestro género- se escribió el s. II d. C., y que recibió su forma litera-
ria presente en el s. IX o X
179. <<Abraham, Testament of», Jew. Ency.
180. L.c. p. 56.
181. La paginación se refiere a la traducción inglesa de S. GASELEE.
182. Los elementos cristianos según KUHN K.H. [JThS 8 (1957) 227]
parecen formar parte integral de la obra.

152
Testamento de Jacob, copto

de lo que es pura copia del texto bíblico, Gn 48-49. Primer mo-


tivo: La obra se abre como el Testamento de Abrahán: Dios
manda al arcángel Miguel, el cual anuncia a Jacob que va a
morir. Miguel dice a Jacob que escriba su testamento 183, las pa-
labras de instrucción para sus hijos, p. 76. En p. 79-80: «Ahora,
pues (dice el arcángel Miguel a Jacob), ordena a tus hijos tus
palabras ( ... ). Y todos sus hijos se reunieron junto a él, desde el
más pequeño al más grande ... » Segundo motivo: Que esta re-
unión de familia en torno al lecho mortuorio sea para la instruc-
ción de sus hijos, nos lo dice el mismo texto- después de narrar
la muerte de J acob, p. 87: «Que Él nos libre de los castigos del
infierno, aquellos que el patriarca Jacob mencionó con palabras
llenas de toda dulzura, cuando instruía a sus hijos acerca de los
castigos, llamándolos la espada del Señor Dios. Es decir: el rio
de fuego ... Esto es lo que el patriarca Jacob reveló cuando ins-
truía al resto de sus hijos.» Efectivamente, el texto, después de
citar libremente Gn 49,1-2, cuenta que Jacob es llevado- a los
cielos donde ve (p. 82-83) los castigos y premios futuros que
después anunciará a sus hijos.
Aunque parezca que ésta sea la única instrucción de Jacob,
el autor del testamento cree que aún le falta lo esencial, las ex-
hortaciones típicas del género, p. 87: «Esto es lo que el patriar-
ca Jacob reveló cuando instruía al resto de sus hijos, para que

183. Compárese con el texto paralelo de la Geniza de El Cairo en una


haftara - no en el sentido de lectura de los profetas, sino en el sentido
de despedida, de palabras de adiós, v. M. JASTROW, i1itJ~N, p. 102-
publicada por M. ZULAY, Zur Liturgie der babilonischen luden, Stuttgart,
1933, p. 37; este texto al referirse a la muerte de Jacob dice enigmática-
mente: ·
i1~ . ~1"1~ i1'i1' ::J.n:::l1 i1i111:J 1N?~:J ... ii'i1'. La traducción de ZULAY no nos
puede ayudar (= Ihn--.der Todesengel und--.) pero es posible que el
texto se refiera al escrito C:li1:J) testamentario que el ángel pide que se
escriba o escribe personalmente; aunque «fuera» del contexto testamen-
tario, JEnok 33,3-4 dice:

«Yo vL. (todo) como el santo ángel Uriel que estaba conmigo me
lo mostraba. iÉl me lo enseñó todo y lo escribió todo para mi: sus
nombres, sus leyes ... »

En nuestro TJacob, copto, el ángel pide que Jacob «escriba sus pa-
labras de instrucción para sus hijos, y que establezca su testamento para
ellos», p. 76.

153
En la literatura apócrifa

los que quieran aprender puedan escuchar y hacer el bien siem-


pre: amarse unos a otros y amar la caridad y la piedad; porque
la piedad triunfa sobre el juicio y la caridad cubre multitud de
pecados; y, además, el que tiene piedad del pobre presta a Dios
con usura» (id. en p. 88). Tercer motivo. Nuestro testamento
parece ser profético en cuanto que J acob, con sus visiones, nos
muestra los premios y castigos futuros, p. 82.83 y 87. Cita tam-
bién Gn 49,29-33 aunque con muchas variantes sin importancia.
Después de la muerte de J acob, vienen el Señor y sus ángeles,
que reciben su alma, p. 84.

8. Testamento de Isaac, copto

De nuestro testamento se conocen y han sido editadas dos


versiones: la bohaírica y la sahídica. La primera se encontrará
en la obra que acabamos de citar de I. Gumr, p. 28-46. La ver-
sión sahídica, que es casi seguro la más antigua 184, fue editada
por K.H. KuHN 185; el mismo KuHN tradujo su edición al inglés
en JThS 18 (1967) 326-336. Otra traducción al inglés de la ver-
sión bohaírica apareció, hecha por S. GASELEE, en un apéndice
a The Testament of Abraham, de G.H. Box 186• De la misma ver-
sión existe además una traducción al alemán hecha por E. AN-
DERSSON 187•
Este testamento tiene muchas semejanzas con el de Jacob:
las gracias que recibirán los que honren el nombre de Isaac, es-
criban su testamento ... , p. 334-335 188 • Como el de Jacob, es cris-
184. K.H .. KUHN, JThS 8 (1957) 225-226.
185. L.c. p. 228-239.
186. En Translations of Early Documents. Series II, London, 1927,
p. 57-75. Existen, además, extractos de la versión árabe traducidos al
inglés por W.E. BARNES en un apéndice a The Testament of Abraham,
de M.R. JAMES (TSt, II, 2), Cambridge, 1892, p. 140-151. V. también estos
extractos en alemán en la colección Altjüdisches ... , p. 1135-1148; las notas
de p. 1334-1335 atribuyen la obra a los esenios. Además, la reciente obra
de M. DELCOR (Le Testament d'Abraham, Leiden, 1973) ofrece la prime-
ra traducción al francés de las versiones copta bohaírica, etiópica y árabe;
cfr. o.c. p. 196-205. 224-233. 252-261.
187, En la citada Sphinx, p. 77-94.
188. Las frases que citamos se encuentran tanto en la versión sahí-
dica, como en la bohaírica. Pero nos limitamos, por falta de conocimien-
tos del copto, a usar la traducción de KuHN.

154
Testamento de Isaac, copto

tiano en su redacción actual 189 y parece de época tardía 190• Isaac


recibe la visita del arcángel Miguel que le anuncia su muerte y
le pide que haga testamento.
Aunque ambos testamentos han sido poco estudiados, se ad-
mite la dependencia del T. Isaac y del T. Jacob con respecto· al
T. AbraJzán. En este sentido debemos añadir que el T. Abrahán
parece totalmente independiente del género, hasta el punto de
no constituir un discurso de adiós. En cambio nuestros testamen-
tos coptos, seguramente por su falta de originalidad, han copia-
do con más o menos maestría muchos detalles del género. Esto
es especialmente transparente en el T. Isaac.
La obra parece dirigida a monjes y, sobre todo, a sacerdotes:
insiste en la perpetuidad e importancia de los sacrificios (p. 329.
334-335); otro testimonio son las largas exhortaciones sacerdo-
tales, que se dan precisamente por haberlas pedido «el sacerdote
de Dios» (p. 330.332). En la traducción de RIESSLER 191 «el sacer-
dote de Dios» es Isaac y pide las exhortaciones de Isaac «uno»
de la asamblea. La aparición inesperada «del» sacerdote en la
traducción de KUHN hace preferible la lectura de RIESSLER. En
ambas, empero, sobresale la importancia del tema sacerdotal 192•
La liturgia sacerdotal en la tierra es tan importante que tiene
su arquetipo en el cielo (p. 332). Allí, antes (p. 333) del discurso
de Dios, se oye cantar el trisagio de alabanza que se repetirá al
final del discurso (p. 335).
Es difícil encontrar una estructura que abarque todo el tes.-
189. Los elementos cristianos del testamento, dice con todo KUHN
[JThS 8 (1957) 227}, «pueden haber sido añadidos, porque parecen fácil-
mente separables».
190. P .. NAGEL (Wissenschaftliche Zeitschrift der Martin-Luter-Univer-
sitat Halle-Wittenberg, Xll, 3-4, p. 259-263) lo data del 380-410 d.C. Con
todo parece que no se puede precisar tanto, v. la respuesta de KUHN en
JThS 18 (1967) 325-326. M. DELCOR se inclina a favor de la antigüedad
del T. Isaac, considerándolo más o menos contemporáneo del T. Abrahán,
es decir, del s. I antes o después de Cristo, o.c. p. 83.76.
191. Según atestiguan sus notas, p. 1334,_ su traducción al alemán se
basa en la versión árabe y etiópica.
192. La manera de contarnos cómo Jacob se enteró de la próxima
muerte de Isaac implica otra dificultad. En efecto, una: versión de los
hechos quiere hacernos creer que Jacob oyó de boca del ángel el anuncio
de la muerte inminente de su padre (p. 328). Otra, en cambio, que el
ángel había adormecido a Jacob para que no oyera su conversación con
Isaac (p. 328).

155
En la literatura apócrifa

tamento. El testamento, del principio al fin, se desarrolla casi


siempre en forma de diálogo:

- De Isaac con el ángel que le avisa su próxima muerte.


- De Isaac con Jacob que se entera de la inevitable
muerte de su padre.
- De Isaac con la asamblea que se reúne a su alrededor
al anunciarles Jacob la inminente muerte del patriarca.
- De Isaac con el ángel, que se lo ha llevado al cielo,
y con Dios.

Tanto la llegada de Isaac al cielo como la de Dios para re-


coger en la tierra el alma de Isaac son introducidas por la misma
frase: «Has hecho bien en venir ... » (p. 334-335). En estos diá-
logos encontramos muchas prescripciones morales; las instruccio-
nes de Isaac a su hijo, a la asamblea. Las visiones celestiales son
instrucciones morales indirectas, dirigidas a todos; finalmente, in-
mediatamente antes de morir, Isaac resume las exhortaciones
morales para su hijo; a éstas el autor del T. Isaac añade las de
su propia cosecha, terminándose así el testamento.
No sólo todas estas instrucciones sino también las variadas alu-
siones al testamento que hay que escribir (p. 327 bis; p. 334) nos
ayudan a comprender que nos encontramos frente a un discurso
de despedida.
El primer motivo de este discurso lo encontramos, aunque
imperfecto, al iniciarse el testamento, después del anuncio del
día de la muerte de Isaac, p. 327: «El patriarca Isaac escribió
su testamento, y dirigió sus palabras instructivas a J acob, su hijo,
y a todos los reunidos cerca de él. Las bendiciones del patriarca
estarán con los que vengan después de nosotros, y con los que
escuchen estas palabras ... » A continuación se le aparece el ángel,
el cual le ordena que haga testamento, p. 327.
Segundo motivo. Largas son las exhortaciones que da Isaac
a petición de uno de los asistentes, p. 330-332: pureza de alma
y cuerpo, separación del mundo, confesar los pecados, mortifi-
cación... Pero, después de haber viajado por los cielos y por los
infiernos, Isaac instruye directamente a su hijo: «Mi amado hijo,

156
Testamento de Adán

éste es el último mandamiento que yo te ordeno hoy: Ten mu-


cho cuidado contigo mismo. No aflijas la imagen de Dios, porque
lo que haces a la imagen del hombre lo haces a la imagen de
Dios, y Dios te lo hará igualmente en el lugar en que te encuen-
tres con Él», p. 335-336.
El amor al prójimo, la caridad a los pobres, son tan recomen-
dados que el que lo haga en uno de los días de la muerte de
los patriarcas será su hijo en el reino de los cielos. Esto ha
sido incluso objeto de pacto entre Dios e Isaac el día de su
muerte, p. 336.
Tercer motivo. Además de la visión del futuro castigo, de los
pecadores, p. 332-333, Isaac anuncia «proféticamente» la venida
de Cristo que nacerá de la Virgen María, p. 329.
Finalmente, después de las últimas recomendaciones que aca-
bamos de citar (p. 335), el Señor toma el alma de Isaac y la
coloca en su carro con ÉL Este carro, acompañado de serafines,
viaja hacia el cielo (p. 336).

9. Testamento de Adán

Antes de hablar del contenido', versiones y ediciones de nues-


tro texto, empecemos por lo más fácil: las traducciones. La única
colección que contiene nuestra obra es la de P. RIESSLER, Alt-
jüdisches ... , p. 1084-1090. E. RENAN publicó· una traducción al
francés del texto siríaco, y de algunos fragmentos árabes 193 • Pero
la mejor traducción del siríaco es la latina hecha por M. KMos-
KO 194• Además de la interesante introducción de KMOSKO 195 hay
que señalar el mejor estudio sobre la cuestión, el de J.B. FREY 196•
Al estudio de J.B. FREY hay que añadir el de M.R. JAMES, The
Lost Apocrypha of the Old Testament, p. 1-8 197 y su estudio

193. Journal Asiatique, ya serie, t. II, Paris, 1853, p. 439-469.


194. PS, pars Ja, t. II, p. 1320-1360.
195. lbid. p. 1309-1318.
1%. «Adam, (Livres Apocryphes sous son nom)», DBS col. 117-125.
197. Translations of Early Documents. Series 1, London, 1920; un
buen resumen de las cuestiones que plantea el T. Adán se encontrará en
lntroduction .. ., p. 10-11. ·

157
En la literatura apócrifa

sobre un fragmento griego 198 • Por lo que toca a las tradiciones


judías de nuestro texto, léase el art. de L. GINZBERG en Jew.
Ency 199•
Pocas obras literarias tienen una tradición textual tan com-
plicada como el T. Adán. Con todo, podemos estar seguros de
que en un tiempo existió una obra que tenía por título Testar
mento de Adán Probablemente esta obra es incluso anterior a
La Caverna de los Tesoros 200• Parece que nuestro testamento
existía ya en el s. V-VI d.C. 201
Éstas son las conclusiones de FREY. No creo que un examen
interno de la obra, a la luz de la historia del género, nos las haga
modificar básicamente. Ya de por sí es un poco problemática la
reconstrucción del testamento a partir de los restos dispersos que
nos han llegado; además, después de la reconstrucción y examen
de éstos, uno siente que no nos encontramos precisamente frente
a las ideas y formulaciones más antiguas del génem. Pero por
lo menos el T. Adán nos prueba -junto con el de Jacob e
Isaac - hasta qué tiempo la antigua literatura testamentaria per-
duró en su influjo.

Reconstrucción del testamento. Una primera huella del testa-


mento la tenemos en el fragmento que, bajo el título de «Testa-
mento de nuestro Padre Adán», nos ofrece un extraño «Hora-
rio» 202; en este «Horario» se mencionan las alabanzas y las ora-
ciones que las diversas creaturas dirigen a Dios a cada hora noc-
turna y diurna. Muy edificante ... , si no tuviera una gran dosis
de magia; con todo no se puede dudar de su pertenencia al tes-
tamento, ya sea por la presencia del título en los manuscritos,

198. TSt,. II, 3, p. 138-145.


199, «Adam, Book of».
200. La Caverna de los Tesoros pertenece también a la literatura adá-
mica, J.B. FREY, art. cit. col. 111-117.
201. lbid. col. 124.
202.. V .. las 3 recensiones siríacas en PS l.c. p. 1319-1338. Para este
fragmento la primera de las recensiones es la mejor; ed. de dos manuscri-
tos del texto siríaco y de fragmentos árabes por E. RENAN, l.c.; versión
áiabe y etíope ed .. por C. BEZOLD en Orientalí'sche Studien, ded. a T. NoL-
DEKE, II, Giessen, 1906, p. 893-912; un fragmento en griego ed. por M.R. JA-
MES, TSt, II, 3, p. 139-145. .

158
Testamento de Adán

o por la explícita mención de Adán como interlocutor en 1,5,


o por el texto de CEDRENO G. 203

Fragmento segundo 204 : Profecías hechas por Adán a su hijo


Set. Predice la encarnación en el seno de una virgen, milagros
de la vida pública de Jesús, su muerte, su resurrección y su as-
censión... Adán profetiza también el diluvio y el fin del mundo.
El fragmento narra igualmente la sepultura de Adán en la Ca-
verna de los Tesoros, en la cual Set, el que escribe el testamento,
depositará no sólo a su padre y al testamento, sino también los
tesoros que Adán trajo del Paraíso terrenal: oro, incienso y
mirra.
No hay duda que se trata de un fragmento del testamento.
Los manuscritos nos lo dicen claramente, y, por otra parte, el
material de estas profecías se identifica en general con las pala-
bras atribuidas a Adán moribundo en otras, obras de la litera-
tura Adámica: El Combate de Adán y Eva 205 , y La Caverna de
los Tesoros en su versión siríaca 206•
La descripción de estos fragmentos, desde luego, no nos ani-
ma a pensar que estamos en presencia de la literatura testamen-
taria o de discurso de adiós. Pero dos manuscritos (del 1.er frag-
mento) pertenecientes a la tercera recensión de KMosKo vienen
un poco en nuestra ayuda 1ffl:
203. Este texto (a mano en PG 121, col. 41) une nuestro fragmento
al tema de las profecías de Adán, tema que, como veremos, perteneció
ciertamente al testamento.
204. El fragmento forma parte de las ediciones señaladas en nota 2f17;
en PS p. 1339-1354. Para este fragmento la recensión siríaca más antigua
parece ser la segunda.
205. J.B. FREY, art. cit. col. 108.·
206. Véase la traducción alemana de C. BEZOLD, Die Schatzhohle aus
dem syrischen Texte. parte I, Leipzig, 1883, p. 9; en la segunda parte
(Leipzíg, 1888) editó el texto siríaco; v. p. 38-40.
Según M. KMOSKO, Le. p. 1313-1314, este fragmento en su aspecto pro-
fético depende de La Caverna de los Tesoros; entre otras razones,. porque
en La Caverna la teología está menos desarrollada.
207. L.c. p. 1330, 4-9. La misma idea de estos dos manuscritos, se
encuentra (con mucha acomodación a la fraseología del género) en el
libro Vida de Adán y Eva, XXX, 1, que, por cierto, es mucho más anti-
guo que nuestro testamento :

«Después que Adán hubo cumplido 930 años, ya que sabía que
sus días se acercaban a su fin, dijo: Que todos mis hijos se reúnan

159
En la literatura apócrifa

«Habiendo caído mortalmente enfermo, llamó a su hijo


Set y le dijo: Hijo mío, el que me plasmó del polvo me in-
dicó y me concedió que impusiera nombres a las bestias de
la tierra y a las aves del cielo; también acerca de las horas
del día y de la noche me instruyó, y me reveló su manera
de ser» 208 •

Y sigue la descripción de las horas del día. Según FREY 209 ,


un manuscrito árabe publicado por RENAN 210 «ofrece verdadera-
mente un testamento». Pero el manuscrito de RENAN no tiene la
auténtica y antigua fraseología del género. Helo aquí traducido
literalmente del francés que da RENAN: «Éste es el Testamento
de Adán, el padre del género humano, dirigido a su hijo Set. Le
fue hecha esta revelación cuando todavía estaba en el paraíso,
y dijo: Escucha y encierra en tu corazón, oh hijo mío Set, las
instrucciones que yo te doy por este testamento; y transmítelas
a tu muerte a tu hijo Enós; que éste las transmita a Cainán, y
Cainán a Malaleel. Que todos vuestros descendientes se confor-
men a estas prescripciones y que se las enseñen de generación
en generación. La primera cosa que yo te recomiendo. hijo mío,
es que, cuando yo muera, embalsames mi cuerpo con mirra y
· canela y lo coloques en la "Caverna de los Tesoros", al pie de
a mi alrededor, para que yo les pueda bendecir antes de morir, y
hablar con ellos» (Apocrypha ... , 11, p. 141).
En el Libro de Adán y Eva, o, La lucha de Adán y Eva con Satán,
encontramos casi lo mismo; traducción del etiope por S.C. MALAN, The
Book of Adam and Eve, London- Edinburgh, 1882, p. 114-116:

«Cuando nuestro padre Adán vio que su fin se acercaba, llamó a


su hijo Set, que vino a él, a la caverna de los tesoros, y le dijo:
Oh Set, hijo mio, tráeme a tus hijos y a los hijos de tus hijos, para
que yo pueda hacer descender sobre ellos mi bendición antes de que
muera (... ). Pero cuando nuestro padre Adán los vio a su alre-
dedor, lloró por tener que separarse de ellos.»

Adán a continuación los bendice, y da las exhortaciones morales a


su hijo Set: la más importante es la de embalsamar y disponer de su ca-
dáver. Pero no falta a Adán el espiritu profético que le hace prever la
perversión de sus hijos, el diluvio y la muerte de Cristo en el Calvario.
El Libro de Adán y Eva parece ser del s. V o VI d.C.
208. KMOSKO cree que esta introducción especial (a estilo testamenta-
rio) al «Horario» viene, en esta recensión, de un amanuense, Le. p. 1311.
209. L.c. col. 119.
210. L.c. p. 462-464.

160
Testamento de Adán

la santa montaña (... ); en este lugar se realizará la salvación,


para mí y para toda mi posteridad ( ... ), y aprende, hijo mío, el
detalle de las horas del día y de la noche.» De hecho FREY afir-
ma a continuación - movido por los nombres que el manuscrito
da a las horas- que no todo el material de esta introducción
al «Horario» es primitivo.
Las demás huellas de literatura testamentaria que encontra-
mos en nuestros fragmentos tampoco señalan ni pureza de género
literario ni origen antiguo. Así, por ejemplo, en un manuscrito
de la tercera recensión siríaca encontrarnos en medio de deta-
lladas «profecías» sobre la pasión y la muerte de Cristo 211 :
«Y tú también, hijo mío Set, observa los mandamientos de Dios
y no desprecies sus palabras, porque sucederá que será prendido ... »
Existe, además, un tercer fragmento, que al principio y al
fin lleva el nombre de «testamento». Pero en este fragmento, que
enumera los nueve coros angélicos con sus funciones respecti-
vas, la imposición del título «testamento» parece arbitraria 212•
En ed'ecto, ni se nos dice que el que habJa sea Adán, ni se insi-
núa que su hijo escuche, ya que en lugar de la expresión habitual
«hijo mío» se usa «carísimo». De aquí podemos concluir con
seguridad que este fragmento, por lo menos, no perteneció nunca
al testamento.

211. PS l.c. p. 1350,12-14.


212. !bid. p. 1354-1359.1317.

161
Cortes 11
CAPÍTULO 111

LOS DISCURSOS DE ADióS EN LOS TESTAMENTOS


DE LOS DOCE PATRIARCAS

Una simple ojeada sobre el contenido y el marco genenco


de cada uno de estos doce testamentos bastan para demostrar
su importancia en la historia de nuestro· género literario. Un
breve resumen de lo que se ha dicho sobre los T. 12 Pa. nos con-
vencerá, además, de la necesidad de dedicar un capítulo aparte
a esta obra.
Desde el año 1698, en que GRABIUS editó por primera vez el
texto griego de los testamentos 1, muchas y muy diversas opinio-
nes se han formado acerca de ellos. GRABIUS pensó que se tra-
taba de una obra judía interpolada por autores cristianos. Esta
opinión, después de ser casi olvidada, rechazada.... y, finalmente,
defendida 2, llegó a manos de CHARLES 3, quien le dio una só-
lida forma científica. CHARLES, apoyándose en el testimonio de
la versión armenia, redujo considerablemente el número y la im-
portancia de las llamadas «interpolaciones cristianas», afirmando
que, por lo tanto, se trataba de una obra básicamente judía con
muchos punto·s de contacto con los textos neotestamentarios; más
aún, que el NT había sido influenciado en gran manera por los
testamentos. Pero ya en 1918 N. MESSEL 4 negó tal autoridad a

l. J.E. GRABIUS, Spicilegium SS. Patrum ut et Haereticorum, t. I,


Oxford, 17()()2, p. 145-253 (la primera ed. es citada, entre otros, por
M. PHILONENKO, Les interpolations chrétiennes des Testaments des Douze
Patriarches et les Manuscrits de Qoumrán, París, 1960, p. 2).
2. F. ScHNAPP en Apokryphen ... , 11, p. 459, y, según él mismo dice,
ya antes en: Die Testamente der zwolf Patriarchen untersucht, Halle, 1884.
3. R.H. CHARLES, The Greek Versions of the Testaments of the
Twelve Patriarchs, Oxford, 1908.
4. über die textkritisch begründete Ausscheidung vermeintlicher christ-

162
En los testamentos de los doce patriarcas

la versión armenia. Y últimamente M. DE J ONGE ha demostrado


claramente que las llamadas interpolaciones están en general tan
bien entrelazadas que no se puede probar que lo sean. Hasta aquí
la opinión de DE JoNGE es aceptada incluso por aquellos que,
como BRAUN M., en otros puntos critican sus posiciones. BRAUN,
además, está de acuerdo con DE JoNGE en estos dos puntos clave 5 :
los testamentos no son obra de un esenio 6 ; y, segundo, los testa-
mentos han sido redactados por un cristiano sobre un extenso, y
claro fondo judío.
Las divergencias empiezan cuando se quiere determinar la
naturaleza de este redactor (o autor último). M.' DE JoNGE parte
de un principio metodológico muy claro: los testamentos han
sido transmitidos por la Iglesia primitiva; por lo tanto, en los
casos dudosos el onus probandi recae sobre el que niega la pro-
cedencia cristiana del texto. Lo más obvio y prudente será, pues,
afirmar que sobre un texto hebreo, que ya no podemos extraer,
ha trabajado muy bien un redactor cristiano. El trabajo· del re-
dactor abarca todo el texto con cada una de sus partes. Y cuan-
do DE JQNGE quiere entrar en detalles su posición queda más que
matizada. Así, cuando habla de los textos parenéticos de los tes-
tamentos, que son de los que más nos interesan, dice: son cris-
tianos en su forma presente, porque muchos textos concuerdan
con el NT y con la literatura parenético-cristiana posterior. No
obstante, continúa DE JoNGE, es muy posible que el autor usara
textos parenéticos precristianos para la composición de estos
pasajes, aunque raras veces se pueda distinguir entre elementos
cristianos y no cristianos ... 7
licher lnterpolationen in den Testamenten der zwolf Patriarchen (BZAW),
Giessen, 1918, p. 355-374; un resumen en p. 372-374.
5. M.F. BRAUN, Les Testaments des XII Patriarches et le probleme
de leur origine, en RB 67 (1960) 516-549.
6. Contra PHILONENKO, l.c. p. 3 (que cita la obra precursora de A. Du-
PONT-SOMMER, Apert;us préliminaires sur les Manuscrits de la Mer Marte,
París, 1950 p. 116). PHILONENKO, apoyándose en la terminología de los
documentos del Mar Muerto, cree que los testamentos son esenios, es
decir, que tienen un mismo origen que los manuscritos de Qumran. Tam-
bién cree que son fundamentalmente esenios A.S. van der WouoE, Die
Messianischen Vorstellungen der Gemeinde von Qumrán, Assen,. 1957,
p. 213.215.
7. The Testaments of the Twelve Patriarchs, Assen, 1953, p. 119. Man-
tiene lo mismo en NT 5 (1962) 314-317.

163
En los testamentos de los doce patriarcas

En cambio, para BRAUN el cristianismo de los testamentos


es más bien superficial: la moral de los patriarcas siempre de-
pende de la Ley; un moralista cristiano hubiera insistido menos
en la inmobilidad de la Ley, sobre todo en T. Neft. 3,2. Si com-
paramos nuestra obra con la Didascalía, Epist. . de Bernabé y
Hermas sacamos la conclusión que nos encontramos en dos climas
de pensamiento diferentes. Es decir, todo apunta a un redactor
cristiano de habilidad media que tiene un texto judío, del cual
aún hoy nos podemos hacer al menos una idea general. El autor
judío es un palestino que vive en la diáspora y que reacciona
contra el sacerdocio oficial. Sus conocimientos de la hagadá, de
los apócrifos, y, según parece, de algunos esenios, prueba la cu-
riosidad de su espíritu y la diversidad de su información 8•
Hay que admitir con DE JoNGE 9 que es difícil percibir la di-
ferencia que hay entre su cristiano y el judío de BRAUN. Y la cosa
se hace imposible si pensamos que el autor podía ser muy bien
un judío-cristiano 10•
Parece que con la aparición de nuestros testamentos el gé-
nero discursos de adiós entra en su apogeo. El género, por aque-
llos tiempos, estaba tan en boga en los ambientes literarios que
nuestro autor, que quería inculcar sobre todo unas verdades
morales, echó mano de él para que, puestas en boca de un pa-
triarca moribundo, como el de Gn 49, recibieran fuerza y so-
lemnidad. Parece que la primera inspiración se la dio, un Testa-
mento de Leví 11 escrito en hebreo. Éste originó otro testamento,
el Testamento de Judá 12, y el de Neftalí. Estos tres testamentos
fueron abreviados por un redactor que omitió muchas prescrip-
8. L.c. p. 523.529.533; 547-548 y, sobre todo, 543; cfr. también del
mismo autor, Les Testaments des XII Patriarches et leurs rapports avec
le bas-judalsme, en lean le Théologien, t.. II (EtB), Paris, 1964, p. 239.
246-251.
9.. NT 5 (1962) 314.
10. Así J.T. MILIK en Le Testament de Lévi en Araméen. Fragment
de la Grotte 4 de Qumrán, RB 62 (1955) 405-406, y también p . 298.
11. Véase J.T. MILIK, art. cit. p. 406; PHILONENKO, l.c. p .. 4; van der
WouoE, Le. p. 193; M. DE JONGE, NT 4 (1960) 188. Este texto hebreo sólo
nos ha sido conservado en fragmentos de la traducción aramea y griega
(v. Apokrypha .. ., II, p. 364-367). Nuestro testamento hebreo parece ci-
tado por DD IV, 15.
12.. Por lo que toca al Testamento de Judá las cosas parecen menos
seguras, DE JONGE, ibid.

164
En los testamentos de los doce patriarcas

ciones rituales y mucho material hagádico, pero que conservó


o añadió las exhortaciones. Los testamentos restantes se crearon
probablemente alrededor de este trío. Es difícil determinar el
momento de esta última etapa. DE JoNGE cuando todavía pen-
saba que el cristiano no era redactor sino autor puso la obra antes
del 190 d.C. 1~ También MILIK, sin querer precisar tanto, nos
afirma que los Testamentos de los doce Patriarcas no existían
en Palestina antes de Cristo 14• En cambio los partidarios de una
obra esenia parecen inclinarse a la segunda mitad del s. I a.C. 15
Entre los que últimamente se han declarado a favor de la na-
turaleza judía de los T. 12 Pa. sobresale J. BECKER 16• Su obra
es sobre todo un estudio de crítica literaria de los T. 12 Pa. 17
Según los resultados de esta crítica no podemos utilizar la mayor

13. The Testaments of the Twelve Patriarchs and the New Testament,
TU, 73, Berlin, 1959, p. 549 y 556.
14. RB 63 (1956) 407, nota I.a; y en RB 79 (1972) 94.
15. PHILONENKO, l.c. p .. 6.36. Véase, en la misma línea, A. DUPONT-
SOMMER, Nouveaux Aper¡;us sur les Manuscrits de la Mer Marte, Paris,
1953, p. 83.63.
Mucho se ha dicho y se puede aún decir contra la opinión que ve
en nuestros testamentos una obra esenia. Pero la observación hecha por
BRAUN [RB 67 (1%0) 544.548] no se debe olvidar.
Las opiniones sobre nuestros testamentos no se limitan, evidentemente,
a las que acabamos de señalar.. Para tener una idea general de lo dicho
sobre época y naturaleza de los testamentos, v. P.M. BRAUN, Le. p. 516-519;
PHILONENKO, l.c. p. 2; J.B. FREY, «Apocryphes de l'Ancien Testament»,
DBS col. 380-388; A.M. DENIS, Introduction ... , p. 55-59; el mismo autor
afirma: «El T. Leví en los T. !12 Pa. no es más que un resumen cristia-
nizado, hecho por un escritor del s. li de nuestra era, de un Testamento
de Leví compuesto en arameo en el s. III a.C. De él existía una versión
griega hoy día conocida sobre todo por dos largos extractos copiados en
el MS Athos Koutloumous 39, ff. 201v I 27-202r I 12 y 205v I 6-207r I 40»,
J.T. MILIK, 4Q Visions de cAmram et une citation d'Origime (Planches
1-Il}, RB 79 (1972) 94.
Una reseña detallada y exacta sobre la historia de las interpretacio-
nes de los T. 112 Pa. se encontrará en el estudio de J., BECKEI<, Untersuchun-
gen zur Entstehungsgeschichte der Testamente der zwolf Patriarchen (Ar-
beiten zur Geschichte des antiken Judentums und des Urchristentums, 8),
Leiden, 1970, p. 126-158. A ello hay que añadir las recensiones criticas de
DE JONGE a las últimas publicaciones sobre los T. []2 Pa., Recent Studtes
on the Testaments of the Twelve Patriarchs, en Svensk Exegetisk Arsbok
36 (1971) 89-96.
16. Untersuchungen zur Entstehungsgeschichte der Testamente der
zwolf Patriarchen, Leiden, 1970.
17. El lector, que lo desee, podrá encontrar más información sobre la
obra en nuestra recensión publicada en Estudios Franciscanos 76 (1975)
159-163. 175-176.

165
En los testamentos de los doce patriarcas

parte del material de los T. 12 Pa. para ilustrar nuestro género


literario, ya que no pertenece al autor de los testamentos.
Por lo tanto, examinar la validez de las posiciones de BECK.ER
tendrá no sólo la ventaja de hacernos profundizar en el texto de
los T. 12 Pa., sino también la de probarnos por qué atribuimos
(o excluimos) unos textos a nuestro género literario. En las si-
guientes páginas, pues, vamos a revisar el análisis realizado por
BECKER, para ver si, en general, hay que defender o no la unidad
literaria de los T. 12 Pa. y si, por tanto, el conjunto de esta
obra pertenece claramente a nuestro género literario. De acuer-
do con los principios de crítica textual expuestos por DE JoNGE 18,
seguiremos como mejor MS el b. BECK.ER no admite la validez
de estos principios 19 ; nosotros procuraremos por lo tanto en los
casos importantes para la crítica literaria, justificar nuestra opción
crítico-textual20.
18. En The Testaments of the Twelve Patriarchs, Assen, 1953, p. 13-
36, y en el art. cit. en la nota siguiente.
19. BECKER no quiere dar preferencia a ninguna de las dos «fami-
lias» de MSS griegos, (a y /3) y a ningún MS en particular .. Ambas «fa-
milias» proceden de la misma tradición textuaL En cada caso hay que
juzgar según los méritos propios (cfr. o.c. p. 16-21). Con todo, es difícil
hablar de un texto original (Urtext) en el sentido estricto de la palabra
(o.c. p. 27), (y de familias de MSS propiamente tales) ya que entre la re-
dacción del texto y los MSS hay al menos 7 siglos (o.c. p. 28-29); (el
material original de la obra data de la primera mitad del s. II a.C.} BEc-
KER, en fin, continúa creyendo que la traducción armenia puede ayudar-·
nos a: individuar ciertas interpolaciones cristianas (o.c. p. 44-67), a pesar
de DE JONGE, que la valora mínimamente, cfr. The Testoments of the
Twelve Patriarchs, Assen, 1953, p. 23-34.
Referente a las «familias» de MSS griegos, véase la crítica hecha por
DE JONGE en Recent Studies on the Testaments of the Twelve Patriarchs
en Svensk Exegetisk Arsbok, XXXVI (1971) 81ss: la aparición de nuevos
MSS, que BECKER no usa en su examen de crítica textual, no ha hecho
más que confirmar la confianza de DE JONGE en el MS b. Pero, debido
a la aparición de estos MSS, no debería hablarse ya, dice DE JONGE, de
familia f3. Así que lo que nosotros llamaremos «familia» f3 serán simple-
mente los MSS aef + bdg (k) cuyas lecturas hemos podido encontrar en
la edición «crítica» de CHARLES. Se encontrará información sobre los nue-
vos MSS griegos y los recientes descubrimientos referentes a la traducción
armenia y eslava en la 2.a ed. del texto b, hecha por el mismo DE JONGE
en Testamenta XII Patriarcharum, Leiden, 1970, p. VIII-XVII.
20. Ediciones y traducciones principales de los T. 12 Pa..: M. DE JONGE
está preparando una nueva edición de los testamentos. De hecho la edición
de CHARLES es deficiente en muchos aspectos. El mismo DE JONGE intentó
suplir en parte estas deficiencias con la edición preliminar del revalorizado
MS b (Cambridge MS. F. 1, 24, fol. 203a-262b): Testamenta XII Patriar-
charum (con introducción y cortas notas críticas), Leiden, 1964. Es digna de

166
EL TESTAMENTO DE RUBÉN

Los T. 12 Pa. se abren con el discurso de Rubén, el primo-


génito de los doce hijos de J acob. Este discurso tiene el mismo
niarco introductorio que los demás testamentos. Siguiendo a
BECKER, lo llamaremos «Preámbulo» 21 • Se divide en dos partes,
la primera de las cuales tiene carácter «notarial» y consta de
cinco elementos: 1. la copia del testamento del patriarca ... (o de
0

sus palabras); 2. 0 una frase de relativo; 3.0 tiene lugar poco antes
de la muerte; 4. un dato sobre la edad deJ patriarca; 5. sincro-
0 0

nismo con la muerte de José.


Como verdaderamente importantes hay que retener los ele-
mentos 1-4 22; el quinto carece de importancia como elemento
esquemático de los T. 12 Pa., ya que sólo existe en tres testa-
mentos 23 • Los elementos mantienen en general la secuencia men-
cionada. En realidad, la frase de BECKER - «la secuencia de los
elementos es constante» 24 - debe matizarse al menos en T. Neft.

mención por su antigüedad y por ser de fácil acceso la traducción hecha


por el franciscano R. GROSSA TESTA del MS de Cambridge: PG 11, col.
1037-1150. Contamos también con una traducción francesa en MIGNE, Dic-
tionnaire des Apocryphes, I, Paris, 1856, col. 854-918. Al alemán te-
nemos la de F., ScHNAPP, Apokryphen ... , 11, p. 458-506, y otra en la
colección de P. RIESSLER, Altjüdisches .. . , p. 1149-1250. Con todo, por su
aparato crítico y por sus comentarios la obra de R.H. CHARLES es aún im-
prescindible, sobre todo su edición: The Greek Versions of the Testaments
of the Twelve Patriarchs, Oxford, 1908. En Londres y el mismo año apa-
reció su traducción, y en 1913 de nuevo en su colección Apocrypha ... , 11,
p. 282-367.
21. El estudio de esta parte de los T. 12 Pa. ocupa las p. 158-161 de
la citada obra de BECKER.
22. El elemento n. 1 se encuentra en T. Rub.; T. Neft.; T. Gad; T. As.;
T. Jos.; y en T. Sim.; T. Leví; T. Jud.; T. lsa.; T. Dan; T. Zab. (en la fa-
milia a y parte de {3); T. Benj.
El n. 2: T. Rub.; T. Sim.; T. Leví; T. Jud.; T. Zab.; T. Dan; T. Neft.;
T. Gad; T. As.; T. Benj.
El n. 3: T. Rub.; T. Sim.; T. Leví; T. Jud.; T. Dan; T. Neft.; T. Jos.
El n. 4: T. Rub.; T. Sim.; T. Zab.; T. Dan; T. Neft.; T. Gad; T. As.;
T. Benj.
El n. 5: T. Rub.; T. Sim.; T. Zab.
23. Pero hay que tener en cuenta el sincronismo con la muerte de José
como indicio ulterior de la importancia de este patriarca en la parénesis
de los T. IJ2 Pa .. . , importancia que, por otra parte, BECKER no está dis-
puesto a admitir en el material original de los T. 12 Pa., como veremos.
24. O.c. p. 159.

167
En los testamentos de los doce patriarcas

y T. Leví. BECKER expone, en verdad, la dificultad que supone


para el T. Leví la frase «según todo lo que harían y lo que les
sucedería hasta el día del juicio» 1,1b; pero, aunque admitiéra-
mos que es una adición posterior a partir de Gn 49,1b 25, el
participio sobre la salud del patriarca y su «llamada» (1,2a) se
interponen todavía entre el segundo - 1, 1b- y el tercer ele-
mento - 1,2b- sin respetar la secuencia. Y si, como quiere
BECKER, consideramos el participio sobre la salud del patriarca
y la «llamada» (1,2a) como elementos 1.0 y 2. 0 de la segunda
parte del «Preámbulo» respectivamente, entonces el dato sobre
la muerte del patriarca (1,2b) -entre el 2. 26 y el 3.er elemento
0

de la segunda parte- rompe la secuencia del final del «Preám-


bulo». En el T. Neft. tampoco se respeta la secuencia. El ele-
mento 3. sobre la proximidad de la muerte que debería apa-
0

recer sólo en la primera parte, aparece también en medio de


una segunda parte muy ampliada, 1,3-4.
La -segunda parte del «Preámbulo» describe la situación a
manera de «anales» históricos, según BECKER. Consta •de tres ele-
mentos:

1- «una frase de participio da detalles sobre la salud o enfer-


medad del patriarca» ZT
2 - <mna frase de participio informa sobre la reunión de todos
los hijos. La frase contiene un verbo en tiempo pasado cuan-
do va precedida del elemento 1» 28
3 - «un verbo de locución... introduce el discurso de adiós» 29•

El autor nos advierte que esta segunda parte «es algo más
variable que la primera». Y nn le falta razón. El T. Rub. es el
25. Lo que no parece justificado ni a los ojos de BECKER. El hecho de
que se inspire en Gn 49,1b (pues no se trata de una copia) no es un argu-
mento positivo a favor de la exclusión. La frase corresponde al espíritu de
todos los T. 12 Pa., p. ej., T. Neft. 8,1 y al de todos los discursos de adiós.
Tenemos un caso similar en T. As. 1,2 cfr. p. 253.
26. Que, según el esquema de BECKER, está representado por el verbo
«llamó» (1,2a) y «se reunierom> (1,2b).
27. T. Rub.; T. Sim.; T. Leví; T. Neft.; T. As.
28. Pero en T. Sim. 1,2a (MS b) el verbo es un aoristo indicativo, y
no va precedido sino seguido del elemento l.
29. Lógicamente, todos los T. 12 Pa. poseen este elemento.

168
El Testamento de Rubén

único que contiene los tres elementos puros. La forma más común
es. desde luego, la que contiene sólo el elemento 2 y 3: T. Jud.,
T. Isa., T. Dan, T. Jos., T. Benj. y T. Neft. Pero estos dos últi-
mos contienen irregularidades en el elemento 2. Por otra parte
en el T. lsa., T. Dan y T. Jos. no se da noticia explícita de la
reunión de los hijos sino que ésta la supone el lector, a quien
se informó de la llamada (:x.IXAÉ<U) y de la presencia de los hijos
al discurso. No tenemos por qué identificar estas noticias (re-
unión de los hijos -llamada del padre) por más, que se inclu-
yan. «Llamar» es una de las fórmulas estilísticas del género dis-
cursos de adiós, lo que indica un uso mucho más frecuente que
«reunir» 30• No podemos. pues, identificar ambas fórmulas como
hace BECKER porque no tiene en cuenta los otros discursos de
adiós. Lo indica ya el T. Leví 1,2 que contiene ambas expresio-
nes en el mismo v. separadas por un dato sobre la próxima
muerte del patriarca.
¿Qué decir pues del «Preámbulo» de los T. 12 Pa. descrito
por BECKER? Esta descripción tiene la ventaja de damos una
visión detallada del cuadro introductorio general de cada uno
de los T. 12 Pa. Otra ventaja es que ello nos da la seguridad de
que ambas partes del «Preámbulo» están escritas por el mismo
autor y de que éste redactó a la vez los doce testamentos enmar-
cándolos en un único cuadro, tanto al principio como al final 31 •
Pero no es prudente afirmar partiendo· de lns, datos de nuestro
preámbulo: «Seguramente que era tradicionalmente fija la ma-
nera como se introducía un testamento» 32• El estudio de la obra
de un solo autor no nos autoriza para hacer tales afirmaciones
genéricas... por lo menos si con esta «manera fija» se quiere
indicar lo que tenemos en el «Preámbulo» de los T. 12 Pa. Por
otra parte, a la luz de los testamentos que hasta aquí hemos
estudiado, es evidente que el «Preámbulo» de los T. 12 Pa. no
es un esquema válido para todos los testamentos y mucho menos
para los discursos de despedida en general. Eso sin contar con

30. Sobre este último cfr. p. 380-381. Sobre X()(Aé<il cfr. p. 56-57.
31. DE JONGE o.c, p. 110; BECKER o.c. p. 161. Del cuadro final habla-
remos en p. 180, nt 68.
32. BECKER allí mismo.

169
En los testamentos de los, doce patriarcas

la relatividad del «Preámbulo», sobre todo en el quinto elemento


de la primera parte y en el primero y segundo de la segunda 33 •
Hemos visto que todos los T. 12 Pa. tienen más o menos la
misma forma de empezar el «Preámbulo». El discurso, propia-
mente dicho se inicia con las alusiones al nacimiento o a la vida
del patriarca. La historia de los patriarcas a veces da la pauta de
lo que serán las exhortaciones, ya que éstas corren paralelas o
contrapuestas a la autobiografía 34• Las exhortaciones acaban por
lo general con unas frases de contenido «profético» sobre el fu-
turo de la comunidad. Los testamentos terminan con las pres-
cripciones funerarias o con la mención del entierro en Hebrón.
Este esqueleto tiene pocas excepciones en los T. 12 Pa. 35
En el caso de la historia de Rubén, ésta es interrumpida por
dos listas de «espíritus»: «espíritus del error» y «espíritus de
la creación o del cuerpo humano». Estas listas, en realidad, según
BECKER, no son un paréntesis en medio de una narración de la
historia de Rubén, sino que se trata de dos narraciones: 1,6ss;
3,9-4,5. En efecto, BECKER, después de un estudio comparativo
de ambos textos, concluye que 3,9b-4,5 es una segunda versión
de la historia de Rubén introducida posteriormente en el testa-
mento. En estos textos han trabajado autores diferentes. BECKER
resume así las razones de esta hipótesis: la estructura totalmente
paralela en ambos textos; el contenido diverso de los fragmentos;
la ausencia de relación entre 1,6-10 y 3,9-4,5 36•

33. El estu9io hecho en el capítulo anterior de las obras literarias de


tipo testamentario demuestra que el «Preámbulo» no puede ser el esquema
válido para todos los testamentos. Hay que sacar la misma conclusión del
estudio del cuadro final de los T. !J2 Pa. (=la narración conclusiva de la
muerte) cfr. nt 68. Estrictamente hablando, no existe un género literario
al que llamar «testamento». Los testamentos son discursos de adiós. BECKER
afirma por el contrario la existencia del género literario «testamentos», que
consta del cuadro ( = Preámbulo y narración conclusiva de la muerte) y
del discurso de adiós existente en el interior de este cuadro, o.c. p. 161.
¡Pero es evidente que una afirmación de tal envergadura no puede hacerse
partiendo del estudio de una sola obra, T. IJ2 Pa.!
34. Sobre el contenido ideológico general de los testamentos puede
verse R. EPPEL, Le piétisme juif dans les Testaments des douze Patriarches,
Paris, 1930, p. 34-177.
35. Como veremos, este esqueleto se rellena también con otros géne-
ros literarios de los que se sirven nuestros discursos de adiós: el apocalíp-
tico, el sapiencial y el midras hagádico están entre los más evidentes.
36. O.c. p. 183-188.

170
El Testamento de Rubén

Estas razones no me parecen concluyentes: los textos están


mutuamente relacionados por el tema de la intercesión 37• Sin
entrar en la cuestión del origen palestino o helenístico del texto
de los T. 12 Pa. (a favor de lo último se declara BECKER), apro-
vechamos la ocasión para recordar que diversos textos palestinos
insisten en la intercesión, cfr. p. 372-376. Por otra parte, la fa-
milia rL en 4,4 no parece ser el texto que hay que seguir, contra
la opinión de BECKER. No se ve muy bien cómo Rubén, que no
mira a Jacob, pueda ser consolado por éste, «y» (así en a) que
Jacob rece por Rubén. En cambio, es más inteligible que Rubén
(que no se atreve a mirar a Jacob ni a sus hermanos) sea con-
solado por Jacob «porque (5·n, en b) rogó por mí al Señor a fin
de que pasara la ira del Señor, tal como me mostró el Señor» 38•
En cuanto al segundo argumento la diferencia de contenido
no autoriza a pensar en otro autor a menos que el contenido
sea antagónico, lo que no es del caso 39 • Finalmente, por lo que
se refiere a la estructura «totalmente paralela» de ambos frag-
mentos hay que admitir que esto parece más bien signo de un
único autor. Además, tanto en el primero como en el segundo
fragmento, parece presente la mano del autor de los T. 12 Pa.:
así 3,13 menciona la embriaguez de Bilhá como T. Jud. 12,3 la
de Tamar 40 • Tanto T. Jud. 18,4 (T. Sim. 4,8) como T. Rub. 3,12
hablan de la lujuria que impide conciliar el sueño.
37. 1,7b: 7tpocn¡Ó~rt't"o; 4,4: 1]\l~rt'l"o.
38. Es decir ¿que su padre había intercedido? ¿o es que Rubén «ve>>
la intercesión del padre 'en su curación?
39. BECKER ve en el segundo fragmento un desarrollo de lo psicológi-
co en el pecado con Bilhá, ausente en el primer fragmento y en el texto
paralelo de lub. · 33,1-9, y que, por otra parte, es común a la novela hele-
nística. Es posible que nuestro fragmento tenga influjo de la novela hele-
nística, como quiere M. BRAUN y J. BECKER (o.c. p. 185). Pero también lub.
33,2-5 demuestra interés por el desarrollo psicológico de la acción, ya que
hace ver cómo Bilhá va tomando conciencia de la presencia de Rubén. Este
interés por lo psicológico se puede observar en la narración (Jub. 33,2.3.
4b-5) aunque 33,4a sean las huellas de otra versión de la escena. A pesar
de este interés, hay que convenir con BECKER en que el centro de Jub.
33,1-20 no lo ocupa el desarrollo psicológico de la acción sino la formula-
ción objetiva de la ley del incesto..
40. Ya lo hizo notar DE JONGE, cfr. The Testaments of the Twelve Pa-
triarchs, Assen, 1953, p. 71-72. «Estos acuerdos entre T. Rub. 1,6-10 y
otros pasajes de los Testamentos muestran que esta introducción a la his-·
toria de Rubén y Bilhá fue escrita por el mismo autor de los Testamentos»,
alli mismo, p. 72.

171
En los testamentos de los doce patriarcas

Entre la introducción (1,6-10) y la narración del pecado de


Bilhá (3,9-4,4) el texto aparece interrumpido por dos listas; una
menciona los siete espíritus del error (2,1-2; 3,3-6), y la segunda
-inserta en la primera - pone en lista los siete espíritus del
cuerpo humano 2,3-9 41 • Esta última no sólo menciona los espí-
ritus sino que los conecta a las facultades humanas o a los vicios
que les son inherentes. En esta operación el autor muestra sus
puntos de vista personales respecto a la doctrina estoica, de la
cual «directa o indirectamente se ha dejado influir» 42 • BECKER
considera las dos listas como interpolación posterior.
Según BECKER, la lista de los espíritus del error no tiene nada
que ver con el temor de T. Rub. Sólo el espíritu de fornicación
de 3,3 ofrece «una leve conexión» con el testamento. A este leve
contacto hay que añadir que en T. Dan el «espíritu de mentira»
es la palabra eslabón. Sólo T. Jud. 16,1 se acerca a T. Rub. 3 43 •
En realidad hay mucho más. En primer lugar, en T. Jud. 16,1
se trata (contra lo que afirma BECKER) no sólo de los 4 espíritus.
del vino sino de «espíritus malos». Este adjetivo no es casual
en T. Jud., ya que indica 4 vicios humanos que, como en T. Rub.,
hay que combatir 44 • No hay que olvidar tampoco el énfasis del
título de la lista (espíritus del error, 2,1), ya que el primer espí-
ritu, el segundo 45 , el cuarto (cfr. 3,4) y el sexto tienen mucho
que ver con el engaño según la definición que de ellos hace el
testamento. Por una parte, es difícil probar que este énfasis ha
sido introducido por otra mano distinta del autor de T. 12 Pa.,
ya que en T. Jud. 14,8 el «espíritu del error» (producto del vino)
ataca a la mente y es causa del pecado. Más significativo·, si cabe,
es T. Jud. 20,1-3, donde se nos enseña que el «espíritu del error»
y el «espíritu de la verdad» son los dos espíritus que acechan
41. En 3,1 y 3,7 se añade, sin que se sepa por qué, un octavo espíritu,
el del sueño, DE JONGE, o.c. p. 76.
42. DE JONGE, o.c. p. 75.
43. O.c. p. 189-190.
44. Así, en T. Jud. 13,4-7; 17,1; 19,2, el vicio de la avaricia y el deseo
lujurioso (=dos de los 4 «espíritus del vino») acompañan al vino; la con-
cupiscencia de Judá es causada por el vino en 14,1-3, y el vicio de la pro-
digalidad lujuriosa también procede claramente del vino según 15,3-4 y
12,3-4. •Éstos son los dos restantes «espíritus del vino» de T. Jud. 16,1.
45. Para el primer espíritu cfr .. 3,3a y 4,6. Para el segundo, 3,3b y
T. Jud. 13,5-6.

172
El Testamento de Rubén

el corazón del hombre. Por otra parte, el espíritu del error tiene
amplia conexión con el T. Rub. Este narra, sobre todo, el pe-
cado de «fornicación» de Rubén. En 4,6 éste es el pecado que
«engaña a la mente y al entendimiento» 46 •
A través de la «fornicación» las listas muestran también co-
nexión con e1 tema del T. Rub. ya esbozado en la introducción
a la historia de Bilhá (1,6ss). El v. 6 habla de «pecados de juven-
tud y fornicación» de Rubén. Según BECKER, el texto original
está representado en la versión armenia, que no menciona la «for-
nicación». Pero aunque se siguiera el texto armenio, no por ello
quedarían sin conectar las listas, ya que los «pecados de juven-
tud» de 1,6 son sobre todo los de fornicación. Así lo demues-
tra 2,9 y el mismo 1,6b.
Finalmente, y contra la opinión de BECKER, la primera lista
está relacionada con la situación de «testamento». Una posible,
pero no segura, alusión se puede ver en la expresión «admonición
de los padres», 3,8. Además, 3,9b recuerda con demasiada cla-
ridad Gn 49,2b. Todo ello nos impide poder afirmar con BECKER
que «ninguna de las frases de 2,2-3,9 recuerda la situación de
testamentos, sino que se expresan según un estilo didáctico común
sin relacionarse con Rubén ni con sus hijos» 47 • Por lo menos ha
habido voluntad de relacionar estas listas con el T. Ru1b., ya que
algunas frases se parecen demasiado a las del autor del testamento.
Por lo tanto no se puede excluir que las dos listas hayan sido
introducidas por este mismo autor. Hemos intentado dar razón
de ello por lo que se refiere a la primera lista. Tampoco DE JoNGE
excluye la posibilidad de que ambas listas hayan sido introduci-
das por el mismo autor del T. Rub. 48 BECKER juzga esta hipó-
tesis de DE JoNGE una «mala proposición que, además, es infun-
dada» 49 • Desde luego, no se trata de una hipótesis infundada.
El 2,9 - al que BECKER llama «redaccional» - contiene las mis-
46. ¿Hay también una relación sutil entre el espíritu del error y la
embriaguez de Bilhá en T. Rub. 1,10; 3,13? Por lo menos, en otros lugares
del T. 12 Pa. se relaciona directamente el vino con el engaño. Algunos de
estos textos han sido ya mencionados. Véase también T. Jud. 12,3; 12,10;
14,5.
47. O.c. p. 190.
48. O.c. p. 77.
49. O.c. p. 188.

173
En los testamentos de los doce patriarcas

mas ideas (no la misma terminología) de 4,6 50 cuyo contenido


ideológico debe atribuirse probablemente a una primitiva tradi-
ción judía 51 •
BECKER cree que tampoco 4,6-6.4 entraba a formar parte del
material fundamental del testamento. Pero, en primer lugar, la
misma delimitación del fragmento es discutible. DE JONGE habla
con más razón de las exhortaciones de 4,1-6,4. El motivo de BEc-
KER para separar 4,5 de 4,6 no parece convincente, dada la na-
turaleza de los discursos de adiós; 4,5 tiene el mismo sentido
general que Gn 49,2 al cual siguen las doce «bendiciones» del
Patriarca que la tradición interpretó como discurso de adiós.
Por lo tanto, no es seguro que 4,5 «no permite esperar ninguna
continuación» 52 • Del todo improbable es la demostración que
establece BECKER para sacar del fragmento cualquier referencia
a Rubén. Afirmar que 5,3a (la info-rmación del «ángel de Dios»
a Rubén) destruye la buena secuencia de 5,2 y 5,3b es pura su-
posición. Supo-sición que me parece imposible dada la importan-
cia que tiene el «ángel de Dios» en la instrucción de los Patriar-
cas en nuestro T. 12 Pa.: T. Rub. 3,15; T. Jud. 15,5; T. Leví 2,6;
5,1; T. Jos. 6,6. La mujer es ciertamente la tentadora en nues-
tro fragmento, pero ello no contradice la imagen de Bilhá en
T. Rub. 3,1lss, ya que allí el autor la describe como borracha,
precisamente co-ntra Jub 33,3ss y, seguramente, para poder luego
abundar en la exhortación de apartarse de las mujeres, 4,6ss.
Ya veremos que, según T. 12 Pa., la embriaguez es fuente de
vicios, sobre todo de la fornicación. Tampoco podemos argu-
mentar contra 4,6-6,4 afirmando que en 3,9-4,5 se explica psico-
lógicamente cómo entra el pecado en el hombre, porque tam-
bién en 5,1-3 se trata de explicar cómo entra el pecado en el
hombre.
Finalmente, hay que admitir la posibilidad de una influencia
de la homilética sinagoga! tanto sobre nuestro fragmento como
sobre T. 12 Pa. en general. Unos, como BECKER, lo entienden en
el sentido. de procedencia sinagoga! de fragmentos individualiza-

50, Además 4,6a equivale a T. Sim. 5,3.


51. Cfr.. p. 319-322.
52. O.c. p. 191.

174
El Testamento de Rubén

bies. DE JoNGE, admitiendo como posible el origen sinagoga},


concluye que la obra quizás estaba destinada a ser leída públi-
camente en las comunidades cristianas o a servir de ayuda a la
predicación 53 • En todo caso, por lo que respecta a nuestro frag-
mento, no puede desecharse como fragmento sinagoga! introdu-
cido posteriormente en el T. Rub. La íntima conexión del frag-
mento con el resto del T. Rub. y con los T. 12 Pa. en general
nos lo impide. Dicho de otro modo, los argumentos de BECKER
para extraer 4,6-6,4 no son convincentes. Y a lo hemos visto.
Como máximo, BECKER admite 54 que «el contenido del fragmento
corresponde a 3,9ss. En todo caso nada une el fragmento a 1,5-
10» (=material fundamental del T. Rub., según BECKER). En
realidad, 4,6-6,4 está unido a 3,9ss, no solamente por el conte-
nido sino también por algunas expresiones características. A la
de «ángel de Dios» que ya señalamos hay que añadir los remor-
dimientos de conciencia, o la vergüenza, presentes en 4,2 (ovEL-
~Lcr[.Loú~); 4,7 (6vEL~o~) y 6,3 (6vEL~o~). No olvidemos tampoco que
por el tema de la fornicación nuestro fragmento se une a 3,9ss
(como concede BECKER) y, por consiguiente, a la introducción
1,6ss, como señalamos anteriormente. No se trata de una conexión
a través de un tema cualquiera sino de algo nuclear. Lo vemos,
sobre todo, en 4,6, que, según supone el mismo BECKER, es una
«especie de sentencia proverbial que como axioma es punto cul-
minante y tema de la parénesis» 55• Ahora bien, 2,9 prácticamente
repite este axioma... Por otra parte, y como ya indicamos, si
el fragmento 4,6-6,4 está unido a 3,9ss 56, en realidad también
está unido a la introducción por la «fornicación» o por los «pe-
cados de juventud» (1,6), el primero de los cuales es ciertamente
la fornicación, según nos dice 2,9 en conexión con 4,6.
BECKER divide en cuatro partes el último fragmento del T. Rub.
(6,5-7; 6,8; 6,9; 6,10-12). De esta división sólo acepta como parte

53. O.c. p. 163 nt 11.


54.. O.c. p. 195.
55. O.c. p. 191.
56. No sólo por la «fornicación» sino probablemente también por la
mención de Rubén en «el Dios de mis padres» ({3), 4,10; « ... de vuestros
padres» (e); « ... de nuestros padres» (h). BECKER cree que las otras lectu-
ras tienen preferencia sobre la de {3, o.c. p. 192.

175
En los testamentos de los doce patriarcas

integrante del texto original del testamento la parénesis de 6,9


y 6,10-12, fragmento «profético» de Leví-Judá 57•
Pero no se puede separar 6,5-7 de 6,8. Los ejemplos que
para ello se aducen no parecen válidos. Sobre todo porque no
usan la fórmula de T. Rub. 6,8, ~LcX 't'OÜ't'o ev't'É:AAo¡La:L ÚfLi:V 58•
Según BECKER 6,5-7.8 constituyen una repetición que estorba.
Además, estos vv. están antes de la parénesis, que forma parte
del material fundamental del T. Rub., antes de 6,9. Ya hemos
visto el valor que puede tener este argumento. En el T. Rub.
hemos encontrado parénesis con anterioridad al cap. 6 y en los
otros testamentos también encontraremos parénesis antes de los
fragmentos Leví-Judá. Por lo demás, 6,5-7.8 no son pura repe-
tición, ya que el v. 8 expresamente menciona el mandamiento
de escuchar a Leví, cosa que no hacen los vv. anteriores.
El carácter judío de 6,5-8 59 contrasta con el carácter parcial-
mente cristiano de 6,10-12. Es indudable que ambos textos repiten
la misma temática. Pero. puesto que esto sucede otras veces 60, no
se puede excluir la posibilidad de que el mismo autor del T. 12 Pa.
haya recogido aquí dos versiones diferentes de la tradición «profé-
tica» sobre Leví-Judá. Para BECKER 6,10-12 es cristiano sólo en
v. 12b: «porque para nosotros morirá en batallas visibles e invi-
57. O.c. p. 195-202.
58. En efecto T. Leví 10,1 contiene vüv oov ... tv-ré::A:Ao[LQ(L. Además,
aunque admitiéramos que las fórmulas son equivalentes, el ejemplo del
T. Leví no sirve para separar T. Rub. 6,5-7 de 6,8, ya que «como me en-
señó Abrahán» (T. Leví 9,12) corresponde a «lo que escuché de mis padres»,
T. Leví 10,1. El segundo ejemplo aducido por BECKER ofrece la fórmula
xo¡l vüv í)cro¡ tyc:h Ó(Lrv tv-ré:A:Ao[LQ(L, T. Jud. 13,1, que no parece directa-
mente unido al cap. 12. El tercer ejemplo lo encuentra BECKER en T. Jud.
17,1 donde la fórmula es tné::A:Ao[Lo¡L oov ó¡.trv, y donde, además, el ob-
jeto de tv-ré::A:Ao[LQ(L es parte nuclear del T. Jud., como veremos. Desde el
punto de vista de género literario me parece imposible extraer como algo
secundario estos textos, que, con tv-ré::A:Ao(.LQ(L y -ré:xvo¡ 11.ou, ofrecen señales
claras de ser parte integrante del testamento.
59. Hay que exceptuar, por lo menos, 6,8b a partir de &pxLe:pé:wc;, cfr.
BECKER, o.c. p. 197. El v. 7, tanto si el texto original está en a como en {3,
debe aceptarse la mención de Dan y José como «príncipes», según ha
explicado van der WoUDE, citado y aceptado por el mismo BECKER, alli mis-
mo, p. 196-197. También DE JONGE [Christian influence in the Testaments of
the Twelve Patriarchs, NT 4 (1960) 209] acepta la explicación de van der
WouoE, que parte de Nm 2 y 1QSa II,14s.
60. Véanse los ejemplos citados por DE JoNGE, como prueba de que se
trata de uno de los procedimientos literarios del autor de los T. 12 Pa.,
The Testaments of the Twelve Patriarchs, Assen, 1953, p. 88-89.

176
El Testamento de Rubén

sibles y será en medio de nosotros rey para siempre». Con esta


referencia a la muerte y a la resurrección del Mesías, la «descen-
dencia» de Judá del v. 12a pasa del sentido plural (del primitivo
texto judío) a indicar la persona mesiánica del crucificado y
resucitado. Pero en realidad el texto admite también otra inter-
pretación cristiana a partir ya del v. 11 b: «porque a través de
él escogió el Señor reinar sobre todos los pueblos 61 • Y adorad a
su descendencia (de Judá) porque morirá para nosotros en batallas
visibles e invisibles y será rey eterno entre nosotros».
Con ello sólo se pretende solucionar parte de las dificultades
que el texto presenta. Tampoco en la interpretación de BECKER
se ve muy bien cómo del texto primitivo judío «adorad a su des-
cendencia» (en sentido colectivo) se pasa a «y será rey eterno
(no "reinará") en medio de nosotros».

Estructura del testamento.:

Según el estudio del texto que acabamos de presentar existe


conexión entre las listas de los espíritus y la parénesis del T. Rub.
Es además probable que esta conexión sea obra del mismo autor
del T. 12 Pa. que introdujo las dos listas. En todo caso, el texto,
tal como ahora lo poseemos, parece tener esta estructura:
- Introducción a la parénesis. Esta introducción está formada
por el resumen de la historia del pecado de Rubén (1,6-10) y
las listas de los espíritus (2,1-3,6). Para comprender que hay
que entenderlos como introducción a todo el testamento basta
leer 1,6: «no caminar en la ignorancia de la juventud y de
la fornicación». Los ~ete espíritus del error «son leaders de
las acciones de la juventud» 2,2. El séptimo· espíritu del
61. «A través de éL» Véase la justificación de esta traducción de
i:v odJ't'ij) en E.J. BICKERMAN, The Date of the Testaments of the Twelve
Patriarchs, JBL 69 (1950) 251, nt 16. BECKER prefiere seguir el texto a.
Interpreta el texto b («sobre todos los pueblos») como corrección cristiana
al texto original judío: «sobre todo el pueblo», a. BECKER cree que no po-
demos interpretar cristianamente 11 b, porque entonces el fragmento judío
de Leví-Judá hablaría sólo de Leví, o.c. p. 201. Pero esto no es exacto
si admitimos como parte de este fragmento a 6,7. Este v. presenta a Judá
como príncipe.

177
Cortes 12
En los testamentos de los doce patriarcas

cuerpo humano es el llamado «primero de la juventUd» (2,9a),


el «espíritu de la procreación y de la unión sexual», 2,8 62 •
- Parénesis. La parénesis propiamente dicha empieza en 3,9 y
termina en 6,12. Es una parénesis adecuada a los pecados
de «juventud y fornicación», 1,6, por una parte, ya que se
habla del peligro que puede presentar para el joven la mujer.
Por otra parte, es adecuada al ejemplo del vicioso Rubén que
pecó con Bilhá (3,10ss). Hay que subrayar también en la
parénesis la repetición explícita del tema anunciado en la in-
troducción. En este sentido son significativos los vv. que ya
tuvimos ocasión de tratar en el estudio del testamento (3,8;
4,6) y que se refieren explícitamente al mal causado en la
juventud por la fornicación. En 3,8 se nos dice que la forni-
cación separa la inteligencia de la verdad 63• Sí tenemos. en
cuenta que la falta de entendimiento en la fornicación se re-
pite en 4,6, poco costará admitir que el autor ha establecido
cierta conexión entre estos vv. y los «siete espíritus del error»
de la introducción. Se comprende pues que el mismo autor
exhorte a continuación de las listas (y por lo tanto emp1ece
la parénesis propiamente dicha) con «amad la verdad y ésta os
protegerá», 3,9. Es también significativa en este sentido la
exhortación que concluye la parénesis del testamento: «Üs con-
juro por el Dios del cielo a obrar la verdad (no~~croc~ &J..1¡8e:w.:v)
cada uno para con su prójimo», 6,9. Esta parénesis divide las
exhortaciones a la unión y veneración de Leví-Judá (6,5-8;
6,10-12).

El fragmento Leví-Judá no sólo indica la elección hecha


por Dios en el pasado sino también lo que se espera de Leví
(sacerdocio· victorioso, vv. 5-8) y de Judá (realeza sobre las na-
ciones, vv. 11-12). En estas perspectivas del futuro de la comunidad
los descendientes de Rubén tendrán también su parte negativa:
atacarán a los descendientes de Leví, pero no podrán contra
62. El primero de la lista de los espíritus del error es llamado «espí-
ritu de la fomicacióm>, 3,3 .• Aunque esta conexión con el tema de la paré-
nesis podría ser casual.
63. Que se trata de la fornicación lo prueban el ejemplo de Rubén.
aducido al final del· v., y los textos paralelos del testamento.

178
El Testamento de Rubén

ellos (v. 5-6). En esta visión de futuro del fragmento Leví-Judá


tenemos el tercer motivo del género literario de los discursos
de adiós.
El segundo motivo está representado en la parte parenética del
testamento. El patriarca exhorta a la verdad, a luchar contra
los espíritus de mentira, entre los que sobresale la fornicación.
El segundo motivo en el T. Rub. tiene una parte1 previa de ins-
trucción del patriarca a sus hijos sobre el número, naturaleza
y funciones de los espíritus del error y de los espíritus del cuerpo
humano (2,1-3,8). La exhortación a la unión, caridad o amor al
prójimo se encuentra en muchos discursos de adiós. En el T. Rub.
se alude de algún modo a ello en la solemne exhortación de 6,9:
«Üs conjuro por el Dios del cielo a que seáis sinceros los unos
con los otros» 64 • Sobre todo si tenemos en cuenta lo que en al-
gunos MSS (entre ellos los de a) se añade: « ... y tener amor
cada uno por su hermano» 65 •
En cuanto al primer motivo no se menciona explícitamente
la llamada del padre, esencial en nuestro género literario, pero se
supone, ya que en 1,1-2 se encuentra a los hijos de Rubén reuni-
dos alrededor de su lecho de muerte. Además, 1, 5b está influido
por el modelo de los discursos de adiós 66 : «Escuchad ... , escu-
chad a (Rubén), vuestro padre», T. Rub. 1, 5b y Gn 49,2.
El análisis que hemos hecho del contenido del T. Rub. y las
obras examinadas con anterioridad nos permiten concluir que
este testamento es un miembro del género discursos de adiós.
Las fórmulas estilísticas del T. Rub. apoyan también esta con-
clusión 67• No podemos dudar de que se trata de un verdadero
discurso de despedida.

64. Lit. «a obrar la verdad ... » Compárese con el profundo significado


que esta misma expresión (1't"oLé:w -d¡'l &t.Y¡6~;Loc'1) tiene en la literatura Jua-
nea, p. ej., en lJn 1,6b.
65. Ya que b parece haber omitido la frase por homoteleuton .. DE JoN-
GE, en su ed. del texto b (en nt a 6,9), afirma la probabilidad de este tipo
de omisión.
66.. El MS b parece más original, menos influido que a y otros MSS
por el texto del Gn, debido a la omisión de «hijos míos». A pesar de
«vuestro padre», en v. 5b (MS b) no es necesario suponer que al v. 5a le
falta «hijos míos» o «hijos» (a), ya que el v. 5 tiene en esto la misma buena
construcción del v. 4.
67, Recordemos la lista de estas fórmulas consignada en la Introduc~

179
En los testamentos de los doce patriarcas

Este discurso de Rubén termina 68 con una nota típica de nuestro


género: Rubén muere «después de haber dado estas órdenes (ev-
n~M¡J.evo~) a sus hijos», 7,1. Puesto que las prescripciones fu-
nerarias están ausentes del discurso de Rubén, parece que ev-rfA-
A.ofLIX~ se refiere al contenido general del testamento, a todas las
prescripciones u órdenes del patriarca. Con todo, a pesar de no
aludir como muchos de los T. 12 Pa. a las prescripciones fune-
rarias, el texto del T. Rub. se cierra con la mención del entierro
en la cueva de Hebrón, «donde (estaban también) sus padres»,

ción, p. 58-62. Por lo que toca al segundo motivo del T. Rub. hay que
señalar el uso característico de E:v-ré:A:Ao¡Lcx~ en 1,1; 1,5; 4,5; 7,1; «hijos
míos» en 4,5; 5,1.5.
68. BECKER define el final de cada uno de los T. 12 Pa. «Narración
conclusiva de la muerte del patriarca.» Esta conclusión puede revestir tres
esquemas parecidos (A B C). El primero está representado en cuatro testa-
mentos (T. Rub., T. Sim., T. Leví, T. Benj., MS e), el segundo en seis, y el
tercero en tres. El esquema A tiene cinco elementos: l. Se anuncia
el final del discurso (en dos formas distintas); 2. Anuncio de la muerte (en
tres formas distintas); 3. La edad del patriarca (falta en el T. Rub.f; 4. Los
hijos amortajan al patriarca (falta en T. Benj. en e); 5. Noticia sobre el
traslado e inhumación posterior en Hebrón.
Este esquema fundamental se amplia en su quinto elemento. Así en
T. Sim. 8,2b-4. Estos vv. son considerados secundarios por BECKER. Al
hablar de este testamento en particular ya veremos que no es tan fácil
considerar T. Sim. 8,2-4 (ni su paralelo T. Benj. 12) como adiciones poste-
riores. Otra ampliación (a la que BECKER llama elementos 6 y 7), difícil-
mente suprimible es T. Sim. 9. Esta dificultad la admite incluso el mismo
BECKER.
Además, uno de los cuatro representantes de A -T. Benj. 12- con-
tiene una secuencia de elementos completamente irregular. Añadamos que
le falta el elemento 4. BECKER afirma que este elemento está presente en
las demás formas A, o.c. p. 163. Pero ¿por qué T. Benj. tiene que pertene-
cer a la forma A? Le falta injustificablemente un elemento y tiene una
secuencia completamente irregular ... Dicho de otro modo, la forma A
tiene muchas excepciones y adiciones que hacen dudar de su validez. No
debemos forzar el T. Benj. introduciéndolo en esquema tan inseguro con
el pretexto de que tres testamentos contienen los cuatro elementos necesa-
rios. La forma A no parece, pues, muy representativa, ni siquiera en el
interior de los T. 12 Pa.
La misma crítica podríamos hacer de la forma B (que según BECKER
puede entenderse como variante de la forma A): cinco de los diez elemen-
tos que BECKER menciona en esta forma son representados sólo en un tes-
tamento. ¿De qué sirve afirmar la existencia de la forma B cuando la mitad
de sus elementos sólo pueden ser probados en un testamento?
El esquema C es una forma «mixta entre A y B». Esta forma se carac-
teriza por la unión directa de las prescripciones funerarias al discurso de
adiós propiamente dicho, o.c. p. 166-168. Básicamente presenta las mismas
dificultades de las dos anteriores. Está representada sólo por tres testamen-
tos: T. Dan, T. Jos., T. Zab.

1801
El Testamento de Simeón

7,2. La <<Unión» con los padres es nota significativa de los discur-


sos de adiós en los que aparece muchas veces 69•

EL TESTAMENTO DE SIMEóN

Como es costumbre en los T. 12 Pa., el discurso del patriarca


Simeón empieza explicando las circunstancias de su nacimiento,
significado del nombre (2,1-2) y la fuerza de que el patriarca estaba
dotado (2,3-4). Esta última cualidad da pie al autor para mencionar
el carácter sin misericordia del patriarca, tema que se elabora en
la narración histórica que sigue.
BECKER quisiera extraer de esta historia (2,6-14) todas las alu-
siones que preparan la parénesis de vicios y virtudes del cap. 3 70•
La verdad es que estas alusiones 71 están ciertamente unidas al
cap. 3, como ha visto BECKER, pero también están unidas entre
sí e inseparablemente enlazadas con lo que BECKER considera
material fundamental de T. Sim. 2 72• No se puede extraer «el es-
píritu de celos» (-ro 7t'IEU[J.IX -rou ~~/..ou, 2,7b) porque está íntima-
mente unido a parte del «material fundamental», a 2,6: «en aquel
tiempo tuve celos (&~~/..(J)croc) de José porque lo amaba nuestro
padre». Ya que está claro que no podemos quitar de en medio a
2,6 porque entonces la secuencia resultante 73 sería algo sin sen-
tido. BECKER olvida el nexo entre 2,7b y 2,6. Por otra parte estos
celos están demasiado cerca de la envidia - cp66vou - de 2,13b.
14b para que podamos mantener lo uno sin lo otro. Si Simeón
pide ser liberado de la «envidia» en 2,13b es porque antes «sintió
celos» de su hermano José al ver que éste era el pred'erido de
Jacob, 2,6. Por lo tanto hay que mantener esta historia de la vida
de Simeón tal como está, pensada para preparar la parénesis del
cap. 3. La historia de Rubén preparaba también la parénesis del
discurso del patriarca 74•
69. Cfr. p. 61-62. 70. O.c. p. 327-328 ..
71. Espíritu de celos, 2,7b; toda clase de polución, envidia y cualquier
tipo de demencia, 2,13b; 2,14b.
72. Es decir, 2,1-4.6.7a.8-13a.14a.
73.. Esto es, 2,4..7, puesto que 2,5 es con seguridad una glosa epexegéti-
ca, como dice el mismo BECKER, o.c. p. 327.
74. T. Rub. 1,6, véase comentario en p. 173.

181
En los testamentos de los doce patriarcas

Por lo tanto no hay razón suficiente para excluir del T. Sim. el


cap. 3: ( = exhortaciones contra el espíritu de engaño y contra
la envidia).
En el cap. 4 continúa la historia de Simeón 75 • BECKER la con-
cibe como una continuación perfecta de lo que se ha dicho ante-
riormente sobre la vida de Simeón, ya que para él la parénesis de
vicios y virtudes (cap. 3) es adición. Por eso explica la reaparición
del «hígado doliente» (4,lb) en un sentido diferente de los dolo-
res físicos de 2,13 y del sentido que tiene el hígado en 2,7a. Así
como en 2,7a el hígado aparecía endurecido por la ira del pa-
triarca 76 ahora en 4,1 aparece reblandecido por la tristeza; por
la «metanoia» o conversión del pecado cometido. No se trata,
pues, de un dolor físico 77• Pero ¿existe esta continuidad tan per-
fecta que BECKER supone entre la historia del cap. 2 y la del cap. 4?
La simple existencia del cap. 3 predispone en contra. Además,
entonces sería difícil justificar la respuesta dada a Jacob que
pregunta por la salud de su hijo Simeón (porque lo ve triste,

75. En buena lógica BECKER debe extraer 4,5, ya que también aquí
entran los «celos» y la «envidia». Hay que unir el v. 6 al v. 4, ya. que el
v. 6 prescribe el amor de José a los hermanos, del que habla el v. 4. Pero
la posición de BECKER parece poco probable. Ella nos obligaría a pasar
sin ningún puente de unión de «no me guardó rencor, antes bien me amó
como a los demás hermanos» (4,4b), a «nunca nos hizo reproche alguno
acerca de este asunto», 1t"e:pt 't"OU A6you 't"OO't"ou, 4,6a. La expresión que he-
mos subrayado sorprende un poco, ya que 4,2 está demasiado lejos. No sor-
prende en absoluto si la leemos después del v. 5, que, hablando del final
de la historia de la venta de José, dice: «la gracia, la gloria y la bendi-
ción sobre vuestras cabezas, tal como visteis en él (=José)». La(s) bendi-
cion(es) que se convierten en corona de gloria sobre la cabeza de José son
el final de la historia de la venta del hombre bueno (T. Sim. 4,4a). Sobre
la cuestión véase más adelante nuestro comentario a T. Benj. 4,1. De lo que
alli diremos se desprende que el autor del T. Sim. no ha hecho más que
pronosticar para sus hijos, los que quieran imitar a José, el mismo final
glorioso del patriarca... (Claro que en el caso de los buenos descendientes
de Simeón habrá que espiritualizar o reservar para la otra vida esta «glo-
ria y bendicióm>). Para ello el autor del T. Sim. echó mano del lenguaje
que probablemente la tradición aplicaba a José.
Si nuestra exégesis de T. Benj. 4,1 es básicamente correcta, este texto
constituye una prueba ulterior de que T. Sim. 4,5 pertenece al autor de
los T. 12 Pa.
76. «Endurecí mi hígado contra él para aniquilarlo», x<Xt e:cr't"~p~cr<X
e:1t"'<X(nov "'¿¡ -!írr<X't"OC f.LOU 't"ou &ve:Adv wh6v, 2,7a. El Tg recuerda la «ira»
- n~,n- y la «cólera» -r.ni- de Simeón y Leví contra José comentan-
do Gn 49,7b: TJI-TN.
77. O.c. p. 328 nt 2.

182
El Testamento de Simeón

4,1a): «Yo siento tristeza (en mi hígado)», 4,1b. Eso Jacob ya


lo había observado (4,1a). Contra esta versión de BECKER me
parece mejor traducir: «siento dolor en mi hígado», -roc ~7tiJ(TOC fLOU
XIJ(XOU[LIJ(~ &yci>, 4,1b. Esta traducción corresponde al espíritu otras
veces anunciado en T. 12 Pa.: el hombre sufre castigo en los mis-
mos miembros del cuerpo que habían sido instrumentos de pecado,
2, 7a.: «Endurecí mi hígado contra él ( = José) para aniquilarlo» 78 •
A continuación, 4,2 nos da otro motivo de la tristeza de Simeón,
la causa a la que aludía BECKER, el arrepentimiento o conversión.
Sea cual sea la recta interpretación de 4,1-2 es evidente que
la historia narrada en estos vv. y en 4,3-4 se compagina bien con
la de 2,6-14. A la segunda descripción histórica sigue -como a la
primera- una exhortación parenética, 4,5. Hemos defendido
ya la pertenencia de este v. al autor del T. Sim. 79• Ahora no
debería haber dificultad mayor para aceptar 4,6 que recurre nue-
vamente al recuerdo histórico de José para volver a continuación
a la parénesis, 4,7. El enlace entre historia y parénesis aparece
continuamente en el autor de los T. 12 Pa. Con todo, BECKER con-
sidera adición posterior no sólo 4,5 sino también 4,7 y la instruc-
ción parenética de 4,8-9 80• Con ello nuestro autor excluye de la
historia de Simeón todo lo que se refiere a la parénesis de vicios
y virtudes. Añadamos simplemente que la secuencia odio contra
José (2,7; 4,1-2) y exhortación al amor a los hermanos imitando
a José (4,7), la encontramos también en T. Gad 5,11-6,1. Además,
en 4,7-9 hay ideas y conceptos que se repiten en partes que BECKER
considera atribuibles al autor de T. Sim. 81•
Por la buena contraposición que ofrece a 4,8 el v. 1 del cap. 5
BECKER excluye también este último texto como elemento que

78. La misma teología sobre el castigo en el miembro pecador del


cuerpo humano en 2,8b.12; T. Rub. 1,7-8. Véase especialmente T. Gad 5,11.
79. Cfr. nt 75.
80. O.c. p. 328-329.
81. La «destrucción del cuerpo» de 4,8a recuerda la <<mano seca» de
2,12b y el mal de hígado de 4,1b; la frase de 4,7b (el espíritu de envidia que
se separa del hombre) recuerda la de 3,5, el mal espíritu que huye del
ser humano; las disfunciones del alma y del cuerpo en 4,8b son eco de
3,2-3 (BECKER considera adición posterior el cap. 3); la terminología de 4,7
exhortando al amor (ev &yod:l'ií xcxp~[q¡) es paralela a la exhortación de 5,2
&ycxSúvOt;"t"e: "t"OC<; xcxp~[cx.:;; además 4,5 repite la expresión ev &ycxS'ií xcxp~[q¡
(aunque BECKER considera también 4,5 secundario)'.

183
En los testamentos de los doce patriarcas

pertenece a la parénesis de vicios y virtudes 82• Ya hemos dicho


que es un motivo insuficiente. Además, tenemos argumentos po-
sitivos en favor de 5,1. El material de este v. es muy parecido
a T. Jos. 18,4, que también habla de la belleza física de José, y
al que BECKER considera parte integrante del «material funda-
mental» del T. Jos. 83 •
En cambio, 5,2, por su estilo y contenido, encaja -según
BECKER - con el «material fundamental» del T. Sim. En cuanto
al estilo, subrayemos la fórmula «hijos míos», que constituye otro
indicio de la pertenencia al discurso de despedida de Simeón 84 .
BECKER ve en 5,3-6,1 un fragmento introducido posteriormen-
te para dotar al testamento de las frases «proféticas» sobre Leví-
Judá (5,4-6 que son un duplicado de 7,1s). Este fragmento Le-
ví-Judá originariamente no tenía nada que ver con la fornicación,
5,3-4b. Por lo tanto, el autor que introdujo la pieza Leví-Judá lo
hizo a través de la mención de la fornicación en 5,3-4b y, a tra-
vés de una sutura (6,1), lo unió con el material original siguiente
(6,2). «Se corromperán en la fornicación» (5,4b) no tiene nada que
ver con la rebelión contra Leví 85 • Por lo tanto también aquí se
trata de una adición posterior. BECKER termina así el examen
de la cuestión: «Mirando la composición de los T. 12 Pa., hay que
insistir especialmente en que aquí ha sido intercalada una pieza
Leví-Judá con ayuda de una parénesis de vicios, es decir, estas
piezas no pueden ser atribuidas simplemente a un estrato ajeno
a la parénesis de vicios» 86 •
82. O.c. p. 329.
83. O.c. p .. 241.
84. O.c. p. 329. Pero, contra BECKER, no hay que olvidar lo que une
5,2 a 4,5.7, como se indicó en la nt 12. Añadamos que «para que encontréis
gracia delante de Dios», e:úp[crxov't'e:<;; x&:p~v &vwmov 6e:ou (5,2b) recuerda
muy bien «para que Dios os dé también a vosotros gracia», x&:p~v, 4,5.
85. O.c. p .. 329-330.
86. «... Diese Stücke sind nicht einfach einer der Lasterparii.nese frem-
den Schicht zuzuweisen», o.c. p. 330. Dejando aparte lo de la intercalación,
suscribimos lo que aquí afirma BECKER. Subrayamos el adverbio porque
en p. 181 se afirma algo aparentemente incompatible con lo dicho a pro-
pósito del T. Sim. Hablando de los fragmentos Leví-Judá en general, dice
allí el autor: «Las piezas Leví-Judá en algunos otros puntos se pueden
comparar también con las piezas S.E.R. : al igual que éstas, no incluyen
ninguna indicación dualística, del mismo modo sólo en dos lugares (T. Sim.
5,4; T. Isa. 5,8) acusan la influencia de la parénesis referente al tema vir-
tud-vicio (ebenso weisen sie nur an zwei Stellen -T. Sim. 4,5 y T. lsa.

184
El Testamento de Simeón

En realidad no es posible extraer las piezas Leví-Judá si se


quiere respetar el texto de los T. 12 Pa. Son demasiadas las piezas
Leví-Judá que están bien entrelazadas a su contexto testamentario
para que las podamos suponer interpoladas por otro que no sea
el mismo autor de los T. 12 Pa..:
En T. Rub. 6,4-5 la pieza Leví-Judá está entrelazada al tes-
tamento por la fornicación y a través de los celos de Leví. Ahora
bien, como vimos, el tema de la fornicación forma parte de la
parénesis de este testamento 87 • En T. Isa. 5,7-6,la el fragmento
Leví-Judá está unido al testamento por la exhortación a obedecer
a ambos patriarcas y a «caminar en la simplicidad de vuestro
padre», que es tema de la exhortación parenética de T. /saL (3,4.7);
4,1-5,1; 7,7b. En el discurso del patriarca Neftalí el fragmento
Leví-Judá está enlazado temáticamente con la «unidad» (T. Neft.
8,2) a la que indirectamente se exhorta en la visión del patriarca,
6,7-10 88• T. Jos. 19,11 une el fragmento Leví-Judá al testamento
a través de la exhortación a observar los mandamientos, que es
tema de la parénesis en 18,1. Igualmente en T. Dan 5,4-10, ha-
blando de Leví-Judá, el patriarca menciona Satanás y los espi-
ritus (del mal), a los que también alude la parénesis, T. Dan 6,1 89•
5,8- Einftuss der Paranese zum Thema Tugend und Laster auf). Ambas
citas no pertenecen al material fundamental de los T. 12 Pa.» Lo que
pasa es que BECKER en general considera las piezas Leví-Judá como parte
del material fundamental de los T. 112 Pa., pero no cuando son dobletes o
cuando están contaminadas por algún elemento extraño a lo que considera
material fundamental.
87., Cfr.· p. 173-175. 88. Cfr. p. 240-241.
89. En 5,6 se menciona el espíritu de vanagloria (ú1t'E:p'l)tpav[a~) que re-
cuerda la exhortación de 4,3b. Aunque quizás sea mejor considerar 4,3b-4a
adición secundaria; como lo notaba ya CHARLES; estas palabras parecen
estar fuera de contexto, Apocrypha ... , II p. 333.
En cambio, parece seguro que el fragmento Leví-·Judá ha sido introdu-
cido por mediación de la «guerra». En efecto, el fragmento habla de la
lucha de los descendientes del patriarca contra Leví-Judá (5,4) y la paré-
nesis precedente menciona la victoria sobre toda «guerra» (5,2b).
En el T. Jud. y hablando de Leví-Judá, el patriarca moribundo exhorta
a no exaltarse por encima de Leví, 21,1. Ahora bien, la propia exaltación
o vanagloria es uno de los vicios que el autor del T. Jud. achaca al patriar-
ca y, por lo tanto, uno de los vicios de los que quiere ver libres a sus
hijos, 13,2-3. Véase nuestro comentario en p. 205-211. [En cambio, T. Gad
8,1-2 hace referencia a la maldad en general, sin que ello tenga relación
evidente con la: parénesis del patriarca. Terminemos añadiendo T .. Leví 2,11,
que ofrece una problemática diferente. No habla de vicios o virtudes y es
de claro contenido cristiano. El contexto habla del sacerdocio de Leví
(2,10.12).]

185
En los testamentos de los doce. patriarcas

A la vista de estos textos es lógico concluir que el autor del


T. 12 Pa., al hablar de la grandeza de Leví-Judá (o de la rebelión
contra ellos), casi siempre quiso además mencionar un pecado,
una causa moral de esta rebelión - estuviera o no este pecado
en su fuente -, enlazándolo con la parénesis del discurso· de cada
patriarca.
Volvamos ahora al texto que originó esta digresión, T. Sim.
5,3-6,1. La mención de la fornicación hizo posible la inserción
del fragmento Leví-Judá. Para el autor del T. Sim. era normal
acudir a la fornicación. Poco antes se había hablado de la belleza
física de José 5,1 (5,2b). Esta asociación de ideas era naturaL
El T. Jos., que tantas veces exhorta contra la fornicación, habla
de la belleza física de José en 18,4 90• Así, pues, no hay por qué
negar al autor de T. 12 Pa. la exhortación a no fornicar de 5,3.

El fragmento siguiente (6,3-7) es considerado igualmente adi-


ción posterior en la obra de BECKER. Pero los argumentos aducidos
para separar así este texto apocalíptico de 6,2 no parecen satis-
facer 91 • Sobre todo teniendo en cuenta que para BECKER en
6,2 se habla de la resurrección del patriarca 92 • Si seguimos esta

90. Por otra parte, la frase de T. Sim. 5,3b (la fornicación «que sepa-
ra de Dios y acerca a Beliar», xwp[ ~oucro¡ ee: o u xo¡t rrpocre:yy[ ~oucro¡ -rij>
~ e:J.(o¡p) debe haber salido de la misma mano que escribió: la fornicación
«que separa de Dios y acerca a los ídolos», xwp[~oucro¡ 6e:ou xo¡t rrpocre:yy[-
~oucro¡ 't"or<; e:U~w/.o~<;, T. Rub. 4,6.
91. O.c. p. 330-332. Se comprende que BECKER quiera extraer de 6,2
la «envidia» para obtener un discurso sin parénesis de vicios y virtudes .. En
.cuanto a este v. uno puede ciertamente seguir al MS b, a pesar de lo que
BECKER dice sobre la «familia» [3 en p. 330 nt 1.. En realidad la variante
textual a la que alli se refiere el autor no tiene nada que ver con 6,2 y sí
con 6,1. Según las lecturas que CHARLES presenta. en la edición del texto
- ed. que BECKER aquí no critica- no se puede afirmar tampoco que
en 6,1 [3 ha cambiado así el texto: «en todos los pecados del alma», «in
alle Sünden der Seele». Esta traducción al alemán es una mezcla del conte-
nido del MS e y parte del contenido de otros MSS de [3. Podemos, pues,
seguir en 6,1 al MS b tal como lo edita DE JONGE y según la colación de la
edición de CHARLES: «He aquí que os lo he dicho todo, para que no me
sea imputado el pecado de vuestras almas·.»
92. O.c. p. 332. También según DE JONGE 6,2 atestigua la resurrección
del patriarca Simeón, o.c. p .. 95-96. Si se admite esta interpretación del v.,
hay que subrayar a la vez en el mismo v. cierta oscilación de ideas; las
estrofas abe de la ed. de CHARLES pueden efectivamente hablar en lengua-
je figurado de la resurrección del patriarca, pero las estrofas d-e se refie-
ren necesariamente a la descendencia del patriarca.

186
El Testamento de Simeón

interpretación de 6,2 es muy difícil tratar 6,3-7 de secundario, ya


que la secuencia resurrección del patriarca y, a continuación, es-
cenas apocalípticas es algo normal en T. 12 Pa. 93•
Es posible que 6,2 hable sólo del estado en que quedarán los
descendientes de Simeón después de la muerte del patriarca: si
sus hijos no son envidiosos ni obstinados, la tribu de Simeón
florecerá en Israel, como cedros se multiplicarán los santos de su
tribu ... En este caso tendríamos la resurrección estrictamente ha-
blando sólo al final del fragmento apocalíptico, en 6,7: «Enton-
ces yo me levantaré gozoso y bendeciré al Altísimo por sus ma-
ravillas» 94 •
En la primera hipótesis me parece imposiNe defender que 6,3-7
sea una adición posterior. En la segunda hipótesis me parece im-
probable. En ambos casos el background veterotestamentario de
T. Sim. 6,2 es digno de ser tenido en cuenta. La exhortación
sapiencial de Eclo 39,13-14 utiliza un vocabulario semejante al
de T. Sim. 6,2 95 y es posible que el texto de Eclo 39,22-23 (la
ira de Dios que se desborda como un río sobre las naciones) haya
sugerido al autor de T. Sim. 6,2 la redacción del texto contra las
naciones (T. Sim 6,3-7). La dureza de este texto contra los gen-
tiles puede explicarse como substrato judío que el autor cristiano
tocó sólo en 6,5-7. Además no hay que olvidar que el v. 6 de
nuestro fragmento escatológico posee un modo de expresarse que
encontramos otras veces en el autor del T. 12 Pa.: si comparamos
el texto y el contexto de T. Sim. 6,6 con T. Jud. 25,3 veremos que
en ambos se prevé para un futuro escatológico la desaparición de

93. T. Zab. 10,2-3: a la resurrección del patriarca (v. 2) sigue la des~


trucción de los sin-Dios, como a T. Sim. 6,2 le sigue 6,3.4.6. Igualmente,
en T. Jud. 25,1-5: entre la resurrección de los patriarcas (vv. 1-2) y la de
todos sus buenos descendientes (vv. 4-5) se encuentra la destrucción del
espíritu de engaño en el fuego eterno (v. 3b); en T. Benj. 10,6-10, después
de la resurrección de los patriarcas y de todos los hombres (vv. 6-Sa), se
anuncia el juicio final sobre el pueblo Israel y sobre todos los gentiles
(vv. Sb-10).
94. Al menos, la continuación del v. es cristiana: «porque Dios, ha-
biendo tomado un cuerpo y comido con los hombres, los ha salvado». En
el v. 5, en cambio, el texto judío ha sufrido una reelaboración cristiana.
Sea cual sea el texto primitivo, ahora se trata de algo cristiano. Sobre este
posible texto primitivo puede consultarse BECKER, o.c. p. 331 y DE JONGE,
The Testaments of the Twelve Patriarchs, Assen, 1953, p. 95-96.
95. Ya lo indicó DE JONGE, o.c .. p. 155 nt 279.

187
En los testamentos de los doce patriarcas

lo(s) espíritu(s) del engaño o el dominio sobre ellos 96• Finalmente.


la mención indirecta de Leví en 6,7 es otro indicio 97 de la perte-
nencia del fragmento escatológico al T. Sim.
Nos quedan por examinar las últimas palabras del discurso
de Simeón (7.1-3). Aquí podemos convenir, en parte, con el aná-
lisis que establece BECKER: 7,2. por su contraposición cristiana
a 7.1, se atribuye lógicamente a un cristiano. Con lo que no
afirmamos que sea una adición cristiana 98 • El autor cristiano de
los T. 12 Pa. recibió probablemente 7,1.3 sin tocarlos 99 ; en cambio.
redactó de nuevo el texto heredado en 7,2 o lo cambió en parte.
Terminado el discurso. el autor continúa con el anuncio de la
muerte del patriarca (8,1) y con el cumplimiento de las prescrip-
ciones funerarias durante una guerra de los egipcios, 8,2. El tras-
lado de los restos patriarcales durante esta guerra pertenece tam-
bién al autor de los T. 12 Pa., como veremos 100•

96. La terminología recuerda necesariamente al autor de otros textos


del T. fJ2 Pa.:
T. Leví 18,12:
'O ~e::f..locp lle:tl~cre:'t"ocl ún'ocú't"oÜ, xoct llwcre:1 i:~oucrlocv 't"O¡;~ 't"Éxvm¡; ocÚ't"ou
't"OÜ 7tOC't"e:iV t7tL 't"OC 1tOV'l)poc 1tVE:Ó!J.OC't"OC.
T. Sim. 6,6:
~otl~O"OV't"OCI mXV't"OC 't"OC 1tVEÓ!J.OC't"OC 't"'ij<; 7tAcXV'l)~ e:!~ XOC't"OC7tcX't"'l)O"IV, XOCL &v6pc.>7t0~
~OCO"IAEÓO"OUcrl't"WV 7tOV'l)pWV 7tVEU!J.cX't"c.>V.
T. Jud. 25,3:
Oúx fcr't"ocl ~n n;ve:Ü!J.OC 7tAcXV"IJ<;; 't"OÜ ~e::t..locp, lín t!J.~A'l)tl~cre:'t"OCI i:v 't"<{) nupt e:t<;
't"OV oc!wvoc.
T. Zab. 9,8: ... ~e::f..locp, xoct néiv n;ve:Ü!J.OC 7tAcXV'lJ~ XOC't"'l)tl~cre:'t"OCI.
La existencia de conexiones entre estos textos ya había sido señalada
por DE JONGE, o.c. p. 96. Sobre el background cristiano de estas frases véase
el mismo autor, o.c. p. 90. Los textos a los que alude BECKER para explicar
T. Sim. 6,6 -es decir 'lEnok 25,3; 77,1- no tienen nada que ver con el
dominio o desaparición de los espíritus. En realidad, deberían referirse al
párrafo anterior de la obra de BECKER, que habla de la primitiva teofanía
de T. Sim. 6,5, o.c. p. 331.
97. Al que BECKER, lógicamente, debe rechazar. Para él es obra del
redactor que introdujo el fragmento apocalíptico. Con el v. 7 volvía el re-
dactor al mismo tema de la resurrección, que había dejado en 6,2, o.c. p. 332.
98. Al revés de BECKER, o.c. p. 333·334.
99. En 7,1 la frase <<y en Judá seréis salvados» debe ser una amplia-
ción propia del MS h y de {3, véase BECKER, o.c. p. 334 nt l.
100. Cfr. p. 283s. T. Sim. 8,3-4 hace una alusión especial a los huesos del
patriarca José. Pertenece a la tradición judía, a la que alude probablemente
TJI Gn 50,26, véase la nota de CHARLES al texto, Apocrypha... , II p. 303.

188
El Testamento de Simeón

El T. Sim. como discurso de adiós

T. Sim. 1,1 anuncia que se trata de un discurso «antes de mo-


rir». En la enfermedad que le llevará a la muerte, rodeado de
sus hijos, Simeón pronuncia su discurso, 1,2. Es, pues, una despe-
dida definitiva, aunque a este discurso de adiós en el primer
motivo le falte la fórmula estilística «llamó» 101 •
El contenido del segundo motivo consta de las diversas exhor-
taciones e instrucciones parenéticas 102• La exhortación a evitar los
celos y la envidia constituyen el centro del discurso como acaba-
mos de ver en el análisis literario: 3,1-6; 4,5-9; 6,2a 103 • De acuerdo
con las preferencias del género discursos de adiós por el amor
al prójimo el patriarca recuerda que éste y el temor de Dios (3,4-5)
son las mejores soluciones: «Vosotros, pues, amados hijos míos,
amad de buen corazón cada uno a su hermano, y el espíritu de
la envidia se separará de vosotros ... », 4,7.
Tampoco falta en este motivo la fórmula estilística «ordenar»:
el patriarca «ordena» (en testamento, enÉAAO(J.IXL) a SUS hijos el
contenido de SU discurso para que éstos a SU vez lo «Ordenen» (ev-
n[/,;y¡cr6e:) a sus descendientes, 7,3. La continuación del texto, lo
confirma: «Y terminó Simeón de ordenar (ev-re:A.A.6(le:voc) a sus
hijos», 8,1 104•
El tercer motivo, partiendo de la exhortación contra la forni-
cación, describe el futuro de la tribu de Simeón tal como está
predeterminado en los escritos de Enok, 5, 4-6. Después de la
última exhortación indirecta contra la envidia y la obstinación
(6,1-2a), el discurso sigue con la alusión al futuro de Simeón
(= resurrección) o al de su tribu (6,2b). El tercer motivo pro-
101. En lo que constituye fin de este motivo y principio del segundo,
se puede ver, como en otros testamentos, un influjo del discurso de adiós
de Jacob: T. Sl'm. 2,1 está calcado sobre el vocabulario y la estructura
de Gn 49,2.
102. 3,1-6; 4,5-9; 5,1-3; 6,1-2a; 7,la.3.
103. Las alusiones a estos temas en la historia del patriarca (2,6-7.13b.
14b) demuestran que se trata verdaderamente de algo central en el discurso.
104. Con el mismo vocabulario y la misma estructura termina el dis-
curso de Jacob en Gn 49,33a: ,,~J nN m~~ JPlJ' ~:J't Aunque en el TM
el sentido puede que sea diferente: Jacob terminó de ordenar las prescrip-
ciones funerarias.

189
En los testamentos de los doce patriarcas

sigue sin solución de continuidad con la visión escatológica de


6,3-7. En 7,1 encontramos otra exhortación a la obediencia a Leví-
Judá con una adecuada visión cristiana de futuro, 7,2.
Hay que subrayar que la visión profética del moribundo es
explícita en 6,1: «He aquí que os he predicho (7tpodp"1Jx1X) todas
las cosas.» Se trata de otro influjo del discurso de Jacob 105•
En cambio no son explícitas las últimas prescripciones funera-
rias; 8,2 las presupone porque anuncia que los hijos lo colocaron
en un ataúd de madera y lo llevaron a Hebrón. Así tenía que
suceder, ya que en 8,1 se nos dice que muri6 «con sus padres» 106•

EL TESTAMENTO DE LEVí

El discurso de Leví está tejido por el constante cruzarse de dos


temas que parecen implicarse mutuamente: la matanza de Siquem
y el sacerdocio de Leví 107.
BECKER, siguiendo a ScHNAPP, parte de la ruptura de 2,2 frente
a 2,3 y de 6,2 respecto a 6,3. De esta constatación que es exacta
concluye que el contenido de la visión de Leví, su viaje al cielo.
nada tiene que ver con la venganza de Siquem (5,3s).
Esta conclusión no me parece enjuiciar debidamente todos
los datos del problema. Es innegable que el primer sueño de
Leví interrumpe la narración sobre Siquem, que sólo seguirá ter-
minada la visión, 6,3ss. (Pero quizás sea significativo que el autor
o redactor del T. 12 Pa. haya inserto en la venganza sobre
Siquem, 2,1-2 y 6,3ss, la visión de Leví.) El sueño, en sí mismo,
presenta sin solución de continuidad la instalació-n de Leví en el
sacerdocio y la venganza sobre Siquem, 5,2-3: «Y me dijo: te he
dado las bendiciones del sacerdocio, hasta que no venga y habite
en medio de Israel. 3 Entonces el ángel me condujo a la tierra y
105. Gn 49,lb: «Reuníos para que os anuncie lo que os ha de aconte-
cer en días venideros.»
106. No hay que olvidar tampoco otra señal mucho más importante
del género literario, estilísticamente hablando: <<hijos míos», 4,5; 5,2 («ama-
dos hijos míos», 4,7; <<hijitos míos», nxv(oc ¡.¡.ou, 7,1).
107. Siquem: 2,1-2; Sacerdocio 2,3ss; 4,2ss; 5,2; Siquem: 5,3-4; 6,3-7,3;
Sacerdocio: 8,1ss; 9,1ss; 11,5-6; Siquem: 12,5a; Sacerdocio: 12,5b; 14,2-
18,1 SS.

190
El Testamento de Leví

me dio escudo y espada diciéndome: "Ejecuta venganza sobre


Siquem por lo de Dina y yo estaré contigo porque el Señor me
mandó".» Para BECKER 5,3b es un añadido anterior: solamente
después de volver a tierra recibe la orden del ángel de vengarse
militarmente de Siquem; señal de que la orden no formaba parte
de la visión.
Así, pues, el T. Leví y la literatura aramea de Leví conocían
originariamente, entre T. Leví 2,1-2 y 6,3, un sueño que anuncia-
ba solamente la instalación de Leví en el sacerdocio, es decir
que esta literatura no estaba interesada ni en la descripción de los
cielos ni en la orden de venganza 1°8•
En cuanto a la venganza sacerdotal contra Siquem no me
parece justificado separarla del primer sueño de Leví. El sueño
que el autor o redactor de T. 12 Pa. encontró en la tradición sobre
Leví aludía ciertamente a sus funciones sacerdotales y militares.
De ello nos quedan señales suficientes en los fragmentos de 1Q
y de El Cairo. GRELOT ha probado que las palabras de las líneas
1-7 del T. Leví arameo de la Bodleiana, columna a, contenían
un díptico: por una parte, un cuadro de paz (del que queda sola-
mente alguna palabra) y por otra, una descripción de tiempos de
guerra o de no-paz. En esta descripción está presente la expresión
N::r-¡n n1:J~b, «reino de la espada» 109, que tiene su paralelo en el
fragmento 1 de T. Leví arameo en 1Q 110, Nn1.li1:J n1:J~b = «reino del
sacerdocio».
ÜRELOT ha probado que el fragmento de la Bodleiana, en las
primeras líneas de la col. a, pertenece al final del segundo sueño
de Leví, T. Leví griego 8,16ss 111 • En el texto griego el segundo

108. O.c. p. 257-262. 77-79.


109. BECKER cree que podría tratarse de la función militar de Judá,
opuesta a la sacerdotal de Leví, o.c. p. 79. Pero esta hipótesis no explica
por qué a un mismo «tÚ» se le aplica en la lin .. 4-7 del fragmento Bodleia-
no, col. a: comer-pasar hambre, fatigarse-descansar, dormir-estar en vela.
110. Lin. 2, DJD 1, p. 88.
111. P. GRELat, Notes sur le Testament Araméen de Lévi, RB 63 (1956)
392-397. A esta explicación de ÜRELOT se une BRAUN F.M.,. Les Testaments
des XII Patriarches et le Probleme de leur origine, RB 67 (1%0) 534-535.
Por eso se comprenden los textos T. Sim. 5,5; T. Leví 3,3 (?); T. Dan 5,10-13,
donde Leví combate esperando que le sean confiados los ejércitos del día
del juicio para enfrentarse a Beliar. Lo que no deja de recordar los comba-
tes Macabeos. (El interrogante es nuestro.)

191
En los testamentos de los doce. patriarcas

sueño describe por dos veces (o quizás en dos redacciones dife-


rentes) la instalación de Leví en el sacerdocio (8,1-3; 8,4ss). Te-
niendo en cuenta el texto arameo de la Bodleiana, hay que admitir,
pues, que tradicionalmente el sacerdocio de Leví aparecía en la
segunda visión con aspectos militares.
Ahora bien, el texto griego por dos veces explica que esta
visión es «como la primera» 112• El texto de la Bodleiana col. a, lin.
11, expresa la misma idea, si queremos traducir de un modo
inteligible el deficiente texto arameo 113 • Por lo tanto nada más
natural que encontrar a Leví investido de armadura en la primera
visión para ejercer venganza sobre Siquem (5,3). La orden que
recibe del ángel de ejecutar venganza representa una exculpa-
ción del pecado del patriarca Leví, por lo menos tan considera-
ble como la de Jub. 30,18-23, que explica el sacerdocio de Leví
por los méritos adquiridos en la matanza de Siquem. La excul-
pación de T. Leví 5,3, por otra parte, no contradice necesaria-
mente la de 6,8ss. Un mismo autor puede explicarse la orden
del ángel (5,3) como respuesta a la (supuesta) mala conducta de
los de Siquern con el pueblo elegido 114• En cambio:. es más difí-
cil que ambas exculpaciones procedan del autor que escribió 6,6-7,
ya que éste admite la culpa y el castigo de Leví, su enfermedad.
Por eso el texto continúa con la corrección: «Pero (&t.M) yo vi que
la sentencia de Dios era para el mal de Siquem ... », 6,8.
Así, pues, a pesar de todas las dificultades que el texto de la
primera visión presenta 115, hay que admitir en ella el sacerdocio
Los fragmentos arameos del T. Leví de El Cairo pueden consultarse
p. ej. en la obra de CHARLES R.H., The Greek Versions ... , Le. p. 245-256;
traducción al inglés en Apokrypha .. ., Il, p. 364-367.
112. 8,1; 8,18: «entendí que éste (sueño) era semejante a aquél». Véase
también 9,2.6: la bendición sacerdotal que Isaac da a Leví es «según todas
las palabras de las visiones que yo había visto» (9,2), «como el ángel de
Dios me había mostrado», 9,6. La última anotación se refiere, desde luego,
a la función militar de 5,3. En cambio, la bendición de Isaac en Jub. 31,
13-17 no contiene actividad militar ni menciona el reino de Leví. La pre-
sencia de estos caracteres en el T. Leví arameo hace que GRELOT se pre-
gunte si no habrán sido añadidos a la fuente por el autor del testamento
arameo (art. cit. p. 403).
113. GRELOT P., Notes sur le Testament araméen de Lévi, RB 63 (1956)
399-400.
114, 6,8ss. Compárese con Jub. 30,18b. 23b.
115. 6,3ss no forma parte de la visión. Ésta termina en 6,2; 6,3 armo-
niza mal con la orden dada por el ángel en 5,3, como dice BECKER, o.c.

192
El Testamento de Leví

militar de Leví 116 y probablemente también cierta descripción de


los cielos.
De hecho T. Leví 2,3-5,1ss habla de 3 (a) o de 7 (~) cielos.
MILIK afirma que en los fragmentos todavía no editados de 4Q
se encuentra también cierta descripción de los cielos 117• Es otro
argumento a favor más bien de la antigüedad de la secuencia
T. Leví 2-3. Además, 4QLevíb 118 atestigua, sin lugar a dudas, que
la verdadera secuencia es T. Leví 2,5-6 y no 2,5+5,1, como quiere
BECKER. A pesar de la coincidencia de 4QLevíb, col. 11. lin. 18 con
T. Leví 5,1 en la expresión «puertas del cielo», el texto de Qumran
demuestra que la secuencia 2,5+5,1 es imposible. Para que fuera
posible 4Q en la lin. 17 debería decir en el texto que falta ... bw?
[M!l1N?b1 i1:J n11i11 N1], pero entonces ,n 1N?b1 de la línea siguiente
perdería todo sentido 119•
Si se admite, como parece obligado, que la verdadera se-
cuencia tradicional era la indicada por T. Leví 2,5-6, entonces
¿hay que aceptar como tradicional la descripción de los cielos
p. 261; 6,3-7 y 5,3 (unido probablemente a 6,8ss) pertenecen a dos tradi-
ciones distintas. La segunda es probablemente anterior al autor de T. 1(2
Pa. La primera, 6,3-7, narra el acontecimiento de Siquem con la secuencia
común al autor de T. 12 Pa.: pecado-castigo (T. Rub. 1,6-8; T. Sim. 2,11-12;
T. Gad 5,9-11; T. Jud. 13,3-8; 19,2 etc.). Esta hipótesis es aceptable, siem-
pre que se admita, como creo que debemos admitir, que el castigo de Levi
viene indicado en 6,7b: <<Y yo enfermé» [no «y él = (Jacob) enfermó»,
MS e].
116. Este tipo de sacerdocio recuerda la época de los asmoneos y la
guerra de los hijos de la luz de Qumran, GRELor, art. cit., p .. 394.
117. DJD I p. 90.
118. Edición y estudio del texto por J.T. MILIK; Le Testament de Lévi
en Araméen. Fragment de la grotte 4 de Qumriin (PI. IV), RB 62 (1955)
398-406.
119.. En efecto, compárese el texto editado por J.T. MILIK (art. cit.
p. 404), con:

T. Leví 2,5 + 5,1 T. Leví 2,5-6


«Entonces cayó sobre mi un sopor; «Entonces cayó sobre mi un sopor;
vi una montaña alta y yo es- vi una montaña alta y yo es-
taba en ella. taba en ella.
5,1 Y el ángel me abrió las 6 Y he aquí que los cielos
puertas del cielo y vi el Templo se abrieron y un ángel de
Santo y sobre el trono de gloria Dios me dijo: Leví, entra.»
al Altísimo.»
Sin contar la glosa comúnmente admitida en 2,5b: «!Ésta es la montaña
del "Escudo" en Abelmaúl.» Sobre esta glosa y el texto de a, con que debe
ser reemplazada, cfr. J.T. MILIK, art. cit. p. 403-405.

193
Cortes 13
En los testamentos de los doce patriarcas

que sigue a estos versículos, al final de la cual se encuentra la


orden de venganza dada por el ángel? En la opinión de BECKER
la visión original no se interesaba por la descripción de los cielos.
Pero según MILIK algunos fragmentos de 40 contienen una des-
cripción de los cielos 120•
El hecho tiene importancia para el tercer motivo de nuestro
género, discursos de despedida. En efecto, en 3,1-3 se describen
en los cielos los castigos preparados para el día del juicio. Ade-
más el ambiente geográfico de estas visiones escatológicas, como
ya observó MILIK, constituye un «cuadro apropiado para los im-
portantes acontecimientos relacionados con el futuro de los hom-
bres y de los ángeles» 121 •
Pero lo más característico de nuestro género lo encontramos,
desde luego, en T. Leví 10.13.14.
Si, como quiere BECKER, sacamos de su actual contexto el
cap. 10 no por eso obtenemos una lectura más fácil de la secuencia
resultante: 9,14+ 11,1 122• El redactor último (o el autor de los
T. 12 Pa.) leyó el capítulo 10 uniéndolo al material más antiguo
que le antecede, al cap. 9 123• Éste es el sentido de 10,1: «Ahora,
pues, observad las cosas que os mando, hijos, porque os anuncié
cuanto oí de mis padres», es decir, las palabras de Isaac del
cap. 9. Es verdad que el cap. 10 no tiene correspondencia en
T. Leví arameo. Pero esto no basta para considerarlo adición
tardía 124• Además, no se puede afirmar que el cap. 10 temá-
ticamente sea inmotivado e inesperado 125 • Tiene que ver con la
instrucción sacerdotal del cap. 9, por lo menos si tenemos en
cuenta que una de las funciones sacerdotales es la instrucción 126,
ya que en 10,2 Leví «profetiza» a sus hijos que «engañarán a
Israel» ( 7tArxvocw ).

120. Quizás también los fragmentos 32 y 37 de 1Q, cfr. DJD I p. 90.


12L Art. cit. p. 405; véase también p .. 403-406.
122. Ni siquiera poniendo 10,5 (que parece un añadido) después de
9,14, como quiere BECKER, o.c. p. 280-282.
123. Cfr .. los vv. paralelos en el fragmento de la Bodleiana, col. b,
lin. 1-21; col. e, lin. 1-21; col. d, lin. 3-12; Jub. 21,12ss, es decir, en un claro
contexto de discurso de adiós, cfr. p. 110.
124. BECKER, o.c. p. 306.
125. Alli mismo p. 280.281.
126. Véase 2,10; 4,3.5; 13,(1).4; 14,4.

194
El Testamento de Leví

Con el cap. 11-12 pasamos de las exhortaciones-instrucciones


(= segundo motivo) a la parte biográfica otra vez. Se trata de
una biografía antigua ya que tiene su paralelo en el fragmento
arameo de Cambridge 127• El autor de T. 12 Pa. tomó este texto
de la tradición sobre Levi. Estos datos biográficos no desento-
naban en un discurso de adiós. Hablar a hijos y a «nietos» (12,6)
no debería ser tampoco objeción para un discurso de adiós 128•
De hecho «hijos» y «nietos» se encuentran también en T. Rub,
1,2 donde la estructura y vocabulario del primer motivo de los
discursos de adiós son evidentes. Dicho de otro modo, en 9-13
alterna, como a menudo sucede en T. 12 Pa., lo biográfico con lo
parenético. La antigua instrucción sacerdotal de 9,1ss viene inserta
por 10,1 en un claro contexto de discurso de despedida 129•
A BECKER le sorprende que Leví describa su descendencia delante
de sus propios hijos y nietos. Pero también Judá (T. Jud. 10,lss)
habla a sus hijos de Er, que es también hijo del patriarca. Qui-
zás lo que sucede en 11-12 es que el autor de los T. 12 Pa.,
al inserir el texto, olvida la escena pretendidamente histórica de
los discursos de adiós ante las posibilidades que se le ofrecen de
instruir al oyente o lector, que por el simple hecho de escuchar
o leer se convierte en «hijo» espiritual del Patriarca.
El cap. 13 es una exhortación antigua 130 que, junto con el
cap. 14, es característica de los discursos de adiós. Tanto el cap.
14 como el 13 están relacionados con el tema general del tes-
tamento por las exhortaciones de tipo sacerdotal: la enseñanza
de las letras, de la Ley (13,1b-2), el homenaje que recibirá de los
hombres el que imparta las prescripciones de la Ley 131 • Posible-
127. Col. e, lin. 3-23; coL d. lin. 1-23.
128. Lo es para BECKER, que ve aquí la señal de que sólo posterior-
mente 11-12 pasó a ser discurso de adiós, o.c. p. 282. En el T. Leví arameo
(Cambridge, col. e, lin. 2-5) el patriarca habla también a hijos y nietos,
ed. de CHARLES, o.c. p. 255. Puede también consultarse el texto en las ed.
citadas en p. 288.
129. Nótese ev't"É::A:Ao¡..r.oct. No utiliza «hijos míos», pero sí 't"É:xvoc. El ter-
cer motivo se desarrolla ampliamente en todo el capítulo. El segundo que-
da resumido en la exhortación «observad las cosas que os mando», 10,1a.
130. Es anterior al T. 12 Pa., ya que tiene su paralelo en el fragmento
de Cambridge col. e, lin. 8-23; col. f, lin. 7-17. Véase el estudio de este
último discurso de Leví en arameo en p. 287ss.
131. 13,4. El color sacerdotal del cap. 14 es evidente: 14,(2).4ss. Pero
en el 14 ya no se trata de exhortaciones sino de «previsión» de futuro.

195
En los testamentos de los doce patriarcas

mente este matiz sacerdotal lo recibió el texto al pasar a formar


parte del T. 12 Pa. 132
BECKER quisiera dividir el muy complicado T. Leví en 2 par-
tes: 1-13 y 14s 133• En realidad, la ruptura que observa entre ambas
partes no es absoluta, ya que también 6,6-7 reconoce el pecado
de Leví. Con todo, es exacto decir que a partir del cap. 14 pre-
valece y es casi exclusiva la descripción de los pecados de la tribu
de Leví, o de los hijos de Leví: en el cap. 14-15 bajo el esquema
pecado-exilio-redención; en el cap. 17 describiendo la historia
«futura» del sacerdocio en períodos de jubileos. El cap. 17 quizás
se introdujo en T. Leví por contener la «historia» del sacerdocio;
17,1a con la mención «de 70 semanas» (que no es tema del capí-
tu1o - a pesar de 17,10-11- y que, en cambio, lo une aparen-
temente con 16,la) puede ser prueba de esta inserción 134• Más
difícil es probar que en su estado actual no corresponde a la
situación del último discurso de Leví. De hecho la mera inser-
ción en este contexto es indicio de que para su autor el texto
podía y debía ser interpretado como parte del último discurso de
Leví 135•
BECKER mantiene que 17,1-9 + 18,lss constituyen una adición
posterior de posible origen tardío. En cuanto al cap. 18, la razón
principal está en que la descripción del sacerdote futuro obtiene
situación testamentaria en un solo lugar, que puede extraerse
132. Ya que no se ve en el fragmento arameo correspondiente a T. Leví
13. Pero no sería de extrañar que el aspecto sacerdotal estuviera presente en
los fragmentos del cap . 14 representados en 4Q (aún no publicados).
133. O.c. p., 300-301.
134. BECKER quiere también considerar el cap. 16 como una adición, so-
bre todo porque repite el esquema pecado-exilio-redención de los cap. 14-15.
El cap. es en gran parte reelaboración cristiana de después del 70 d.C., se-
gún el mismo autor (v. sobre todo 16,3.5b), o.c. p. 284-287.306.
135. Si 17,2 originariamente se refería al sacerdocio de Levi, habría
que conceder que en el contexto actual constituye un anacronismo: el
sacerdocio de Leví, que se termina, es descrito como futuro. Pero el autor
de la inserción seguramente que no se dio cuenta de este anacronismo.
BECKER quiere ver en el uso de la J.a pers. pl. otra prueba de que no
se trata de una situación de despedida. Según él, «reina» estilísticamente
la 3.a pers. pi. La observación no me parece exacta, puesto que sólo la en-
contramos en 8b-9 (10-11 constituyen vv. aparte, ya que en ellos· se vuelve a
mencionar el tema de las semanas y no de los jubileos). En cambio, desde
v. 2 al 8a, domina la 3.a pers . sing. De todos modos, es algo que no tiene
importancia: muchas veces se usa la J.a pers. pl. en el tercer motivo de los
discursos de adiós, p. ej., en JEnok 91,8b-10; 2Baruk 44,13-15, etc.

196
El Testamento de Leví

con facilidad, 18,14: la mención de Leví en este v. destruye el


paralelismo de los dos miembros, común a partir del v. 10. No
hay ninguna razón para nombrar a Leví entre los tres primeros
«padres» ni entre los «santos» 136•
Pero un paralelismo de 3 miembros no es imposible, tanto
menos cuanto que lo tenemos también en 18,2-3 137• Por otra parte,
la presencia de Leví entre los «padres» y los «santos» no es de
extrañar, por lo menos si tenemos en cuenta T. Zab. 10,2, donde
el patriarca preside la gloria y la alegría de la resurrección final.
Con el último cap., T. Leví 19,1-3 ofrece las últimas dificul-
tades. BECK.ER no admite que al cap. 13 ni al 14-16 pueda seguir
un texto como 19,1-3. Tiene que ser una adición inserta no sa-
bemos cuándo 138 •
Por una parte, habrá que admitir que, así como en T. Rub.
1,6 el patriarca empieza su discurso aludiendo al elemento «tes-
tigos» de la alianza, asi también puede ahora terminarlo con
T. Leví 19,1-3. Lo que sucede es que ha pasado, por asociación
de ideas, del «testamento» del Patriarca (~¡¡x(}~x"l)) a ~¡¡x(}~x"IJ en-
tendida como «alianza» 139 •
Así, pues, podemos resumir diciendo que el discurso de adiós
de Leví contiene en su segundo motivo una instrucción sacerdotal
(cap. 9), preparada proféticamente (=tercer motivo~ por dos vi-
siones (cap. 2-8). La instrucción-exhortación sacerdotal del cap. 9
continúa en el cap. 13 después del paréntesis biográfico- de 11-12.
A partir del cap. 14 el tercer motivo prevalece casi exclusiva-
mente, mencionándose los futuros pecados de los hijos de Leví
(14-16) o la historia futura del sacerdocio (17-18). No hay que
olvidar tampoco un último posible nexo entre estas predicciones

136. O.c. p. 290.


137. Aunque consideremos el v. 3 como adición, todavía nos queda
un paralelismo de tres miembros en el v. 2. Más dificil aún es pronun-
ciarse sobre el sentido de 18,6ss. Los autores no se ponen de acuerdo;
18,10-14 parece, como dice BECKER, un antiguo apocalipsis, del que hay
que sacar la mención de Leví en primera persona. Pero, aunque se con-
ceda que esta mención es un añadido, puede provenir del mismo autor
de T. 12 Pa., que ha inserto el apocalipsis en el discurso de adiós de Levi
y que también es autor de T. Zab. 10,2.
138. O.c. p. 284; en p. 306 cita 19,1-3 entre las adiciones de origen
posiblemente tardío.
139. Sobre el tema cfr. p. 367,

197
En los testamentos de los doce patriarcas

proféticas y el tema general del discurso, el sacerdocio de Leví.


Parece que el «nuevo sacerdote» profetizado por 18,2ss tiene su
prototipo o modelo en el mismo patriarca Leví; éste, al iniciar
sus visiones sacerdotales, recibe el «espíritu de entendimiento» 140•
De hecho, sobre el «nuevo sacerdote» descansará en 18.7 el «es-
píritu de entendimiento (nve:ü¡..w: cruvécre:w~) y santificación». Sea
cual sea el tan discutido significado y la intención de 18,6s, pa-
rece, pues, que el v. 7 contiene una inclusión 141 •
Las abundantes predicciones proféticas del T. Leví pertenecen
evidentemente al tercer motivo de nuestro género. Este «profetis-
mo» está programado ya desde el principio del testamento: «copia
de las palabras de Leví; las que legó (en testamento) a sus hijos
de acuerdo con lo que debían hacer, y con lo que les sucedería
hasta el día del juicio», 1,1142.
Terminadas las previsiones para el futuro de sus descendien-
tes en el cap. 18, el discurso de adiós de Leví acaba con el ju-
ramento de la alianza por el que los hijos de Leví se compro-
En cuanto a la dificultad presentada por la La pers. pl. en v. 2(3) (lec-
tío difficilior), quizás puede interpretarse como huella de un uso litúr-
gico del midra.S parenético de Leví por el que el predicador identificaba
a la comunidad que le escuchaba (y a sí mismo) con la que rodeaba a
Levi en su lecho de muerte. Obsérvese, además, la fórmula estilística de
los discursos de adiós, <<hijos mios», 19,1.
140. 7\'VE:Ü!J.IX cruvécre:wc;, 2,3; la bendición sacerdotal a Leví y a su des-
cendencia (4,4) comporta «consejo y entendimiento» (crúve:crtc;) «para ins-
truiD> -'t'oÜ cruve:'t'lcro:t- a sus hijos en el sacerdocio, 4,5; (sobre el cris-
tianismo de 4,4.6 véase M. DE JONGE, Christian influence in the Testaments
of the twelve Patriarchs, NT 4 (1960) 223-224); la misma idea y el mismo
término en 13,1-2. La misma idea de iluminación intelectual de los hom-
bres a través de la enseñanza de la Ley («todas las palabras del Señor»,
18,2) se encuentra en 18,2ss, pero no el mismo término.
141. 2,3 incluye imperfectamente 18,7. Esta inclusión, si no es casual,
es del autor cristiano del T. 12 Pa. y no de un reelaborador cristiano pos-
terior; véanse las últimas palabras del discutido v., sobre el cual lo menos
que se puede decir es que recuerda el bautismo de Jesús: «en el agua»,
18,7.
Este detalle, y sobre todo los contactos temáticos que hemos señala-,
do entre los diversos capítulos, nos permiten suponer que, por lo menos,
la redacción final del T. Leví griego posee una unidad literaria que no
debemos olvidar.
142. Ello continúa siendo verdad, aunque T. Leví 1,1b esté influido
por Gn 49,1b. (No es copia del Gn). Es precisamente este influjo de Gn 49,
tan connatural a la historia del género literario, lo que nos impide con-
siderar el texto como adición posterior, como quisiera BECKER (o.c. p. 159-
160). Aunque no se encuentre al principio de ningún otro testamento, la
frase corresponde al espíritu de todos los discursos de adiós.

198
Testamento de Judá

meten a observar la Ley (19,1-3). A 19,1-3 sigue lo común al


género 143 : muerte (reunión «junto a sus padres». 19.4) y sepul-
tura de Leví en Hebrón. 19.5.

TESTAMENTO DE JUDA

Judá reúne también a sus hijos para explicarles su vida. ex-


hortar a la práctica de las virtudes y, finalmente, hacer las pre-
visiones correspondientes para el futuro. En la primera parte del
discurso es difícil seguir la posición de BECKER. Según él. en la
guerra contra los amorreos y contra los hijos de Esaú tanto el
testamento (T. Jud. 3-9). Jub. 34.1-9, 37,1-38,14, como el mi-
dra:S 144 dependen no de una fuente escrita sino oral 145• Preferi-
mos la hipótesis de DE JoNGE: Jub. y T. Jud. dependen de una
fuente común escrita en hebreo. que podría haber sido la redac-
ción original del midras WO',, es decir. un escrito hagádico sobre
Abrahán y sus descendientes; «cuando nuestro autor concibió
el plan de componer los T. 12 Pa., porque conocía los dos tes-
tamentos judíos de Leví y Neftalí. buscó más material para
ilustrar la vida de los otros patriarcas y lo encontró en esta fuente
hagádica» 146• Esto a pesar del hebreo medieval del midra:S y de
143. Véanse las fórmulas estilísticas <<hijos míos», 19,1; &v-cLI.Ao[LOI:~,
19,4. Estas fórmulas se repiten a lo largo del discurso: «hijos míos», 12,6
y 13,1.5; &v-rfl-f..o[LOI:~, 10,1; 13,1.
144. Especialmente en el midras ,lit:l',, de fácil consulta en la ed. de
los T. 12 Pa. de R.H. C¡IARLES, o.c. p. 235-238. CHARLES, BECKER y DE
JONGE aducen también el testimonio de Crónicas de Yeral;zmeel y Sefer
haYasar.
145. Para BECKER se trata de una tradición oral, relativamente fija,
reelaborada de un modo diferente e independiente por T. Jud. y midras,
que en 3-7 son los más cercanos .. En realidad, BECKER duda de que detrás
de ambos documentos escritos se encuentre una misma forma de tradición
oral, o.c. p. 124.
Entre los argumentos que apoyan la posición de BECKER, éste cita
T. Jud. 3,2-4 y 7,1-7, ya que no le parecen abreviaciones. En realidad,
comparando la dirección de la batalla en 7,1 y 7,2 (a), parece como si
en el v. 2 la iniciativa hubiera pasado de los enemigos a las tropas de
los hijos de Jacob. Comparando esta descripción de los hechos (poco ló-
gica) con la del midra8, el T. Jud. parece haber abreviado.
146. M. DE JONGE, The Testaments of the Twelve Patriarchs, Assen,
1953, p. 71. Ya CHARLES era partidario de una fuente escrita común a
T. Jud., Jub. y midras por lo que respecta a la guerra de los asmoneos,
cfr. o.c. p. Ll.

199
En los testamentos de los doce patriarcas

la secundariedad de algunos de sus textos. Nos parece difícil que


T. Jud. provenga de una tradición oral cuando 4,la; 4,2; 5,2; 6,3;
7,3; 7,5 147 parecen demostrar que provienen de una fuente más
completa (de la que tenemos un ejemplar, pocas veces reelabo-
rado, en el midra:S), sobre todo porque algunos de estos textos
parecen ininteligibles sin el midra:S. Si estos textos tuviesen su
origen en una fuente oral, ¿por qué -si no tienen nada que
ver con la finalidad del autor del T. Jud.- han pasado a ser
ininteligibles? Es más lógico- suponer que se trata de abreviacio-
nes de una fuente escrita conservada substancialmente en el mi-
dra:S. No hay que olvidar tampoco el gran número de concor-
dancias verbales del T. Jud. con el midra:S 148 y que «casi siempre
la secuencia de acontecimientos es la misma» 149•
Sea cual fuere la fuente de T. Jud. 3-7, BECKER y DE JoNGE
están de acuerdo en la finalidad de la reelaboración: subrayar
la importancia de Judá. Las batallas ganadas por la familia de
los hijos de J acob pasan a ser a menudo hazañas de J udá. En
este sentido son especialmente significativos 3,9-10 (compárese
con 3,7-8); 7,9 (compárese con Jub. 34,8); 7,10s 150•

147.' Textos citados por DE JONGE, o.c. p. 61-62; DE JONGE cita, ade-
más, 3,1, que parece también una abreviación, si pensamos en Jub. 34,1-3.
148. Subrayadas en el texto del midras presentado por CHARLES.
149. DE JONGE, o.c. p. 62.
150.. Además, para BECKER, describir a Judá como héroe era ya una
tendencia de la tradición, observable en el midras. El autor de T. 12. Pa.
la hizo suya y reelaboró de nuevo. Por eso es posible que abreviaciones
de T. Jud. 3-7 hubieran tenido lugar ya antes en, el curso de la tradición ... ,
o.c. p. 122; véase también p. 117.119. En todo caso, hay que reconocer
que esta tendencia ha sido muy acentuada por el autor del T. Jud.
En T. Jud. 9 (guerra contra los edomitas) hay que suponer, siguiendo
la hipótesis de DE JONGE, que el autor ha usado muy libremente su fuente
escrita abreviándola. BECKER cree que no se puede probar esta abrevia-
ción y, por lo tanto, según él, hay que suponer que T. Jud. 9' ha cono-,
cido «una tradición aislada que, fuera del tema fundamental, no tiene
nada común con Jub. y el midras», o.c. p. 125. Uno no deja de pregun-
tarse ¿por qué después de 18 años de paz (9,1) Esaú declara la guerra a
Jacob (9,2)? Es incomprensible, porque ni siquiera se menciona la muerte
de Jacob, cuya presencia podría hacer suponer al lector que evitó la
guerra fratricida. La solución más probable es pensar que el autor de
T. Jud., 9 ha silenciado voluntariamente el motivo mencionado amplia-
mente en Jub. 37,1-13. Ésta me parece la explicación más convincente,
a pesar de que Jub. 37,1ss no menciona los años de paz que precedieron
a las hostilidades; sólo los encontramos en Jub. 37,8, que es muy vago y
lejano.

200
Testamento de Judá

A la narracwn de las guerras contra los amorreos y edomi-


tas (cap. 9), siguen, pasando por la mención del descenso a Egipto
(9,8), las vicisitudes de Judá con sus hijos, 10-11. Según DE JoNGE,
T. Jud. 8 (=matrimonio con BatSua) y los cap. 10-11 ofrecen
paralelos inequívocos con Jub. Estos paralelos muestran que hay
un parentesco entre los dos documentos. Es difícil definir este
parentesco. No se puede excluir la posibilidad de otras fuentes
comunes, diferentes de la del midra8 sobre Abrahán y sus des-
cendientes 151 • Dejando aparte lo que Jub. y T. Jud. tienen de
común en estos capítulos con el texto bíblico, lo más significa-
tivo es, desde luego, la intención que ambos manifiestan de ex-
culpar a Judá. Según ellos, el patriarca deseaba dar Sela a Tamar
(contra Gn 38,llb.14). Ahora bien, está claro que en este aspecto
T. Jud. se muestra mucho más explícito y reiterativo que Jub 152•
Se comprende si tenemos en cuenta la finalidad que ya descu-
brimos en 3-9, ensalzar la grandeza de Judá. Aquí, pues, el tes-
tamento amplía la fuente; una fuente probablemente diferente
del midra8 sobre Abrahán y sus descendientes.
En cambio, en la historia de Tamar el autor del testamento
parece de nuevo abreviar. Como afirma DE JoNGE, T. Jud. 12 es
un intento -sin mucho éxito- de abreviar una historia más
larga. Es evidente en el v. 4, donde falta el cabrito que hay que
dar como paga a Tamar (Gn 38,17; Jub. 41,12), ya que en el
v. siguiente se habla de «arras». Hay que seguir también a DE
JoNGE cuando afirma que sin Gn 38 no podemos entender T. Jud.
12,4-5 (en {3, obviamente la versión original). Pero Gn 38 no nos
ayuda a entender el adverbio «en privado» de 12,5. Este adver-
bio alude a la misma tradición presente en el Tg, donde Tamar
declara, enseñando las arras, a los jueces que la juzgan: «aunque
sea quemada, no le pondré en evidencia», TJI Gn 38,25 153 • A con-

151. BECKER, en cambio, cree que hay que negar toda dependencia
directa de una fuente común, ya que faltan concordancias directas y hay
diferencias decisivas en T. Jud. 10,2-6, o.c. p. 126. Véanse, no obstante,
las concordancias señaladas por DE JONGE, o.c. p. 66-67.
152. Compárese Jub. 41,6-7 con T. Jud. 10,6; 11,3-5.
En la misma línea, en T. Jud. 10,5 (no en Jub.), el patriarca, después
de haber dado Onán a Tamar, le amenaza para que cumpla con su deber
de esposo, pasado ya un año de matrimonio no consumado.
153. El mismo contenido en los textos paralelos de TJII y TN.

201
En los testamentos de los doce patriarcas

tinuación, en T. Jud. 12,6b leemos: «no la pude matar porque


esto era del Señor», 7t1Xpli Kuplou ~v. ¿Cómo llega Judá a esta
conclusión?
En el Tg se nos explica que en medio del juicio que hacía
peligrar la vida de Tarnar se oyó una voz del cielo que dijo:
«de delante de Jahweh viene la cosa», Ntl~n:J i11i1 m t:l1i' ¡tl, TN
Gn 38,25b 154 • El Tg demuestra también que a T. Jud. 12,6b
seguía 12,8a, lo cual recibe una confirmación indirecta en el MS d,
que, aunque reiterativo, muestra la verdadera secuencia de ideas,
mucho más lógica aquí que en los demás MSS 155• BECKER, con-
secuente con su teoría de que cuando se presenta a Judá en el
testamento con colores oscuros (p. ej., ll,ls) se trata de textos
secundarios, cree que hay que extirpar 12,3. Pero, como observó
DE JoNGE, la «embriaguez» tiene aquí una doble finalidad: no
reconocer a Tarnar 156 y preparar la parénesis del autor del tes-
tamento contra el vino. Si atribuimos este: v. a una inserción
posterior, habrá que admitir que en el primer texto del testa-
mento quedaba inexplicado por qué Judá no reconoció a Tamar.
En sí es posible admitir aún otra irregularidad en el T. Jud. 12,
pero me parece menos probable. En otras palabras, hay que

154. Prácticamente sin variantes en TJII Gn 38,26; «delante de mÍ>>,


en TJI Gn 38,26. Sobre el contenido mesiánico de la expresión véase
R. BLOCH, «luda engendra Phares et Zara, de Thaman> (Matt., 1,3) en
Mélanges Bibliques ded. a A. ROBERT, p. 386-389.
155. MS d (12,6), según el aparato crítico de CHARLES: «Habiéndola
llamado, oí las palabras secretas que pronuncié cuando yacía junto a ella
en mi embriaguez. 7 Pues yo antes de que ella me dijera mis palabras
secretas, decía que la mataría, porque podía haber actuado con engaño
tomando de otra las arras; y, después que me dijo las palabras miste-
riosas, no podía matarla, porque (esto) venía del Señor. 8 Y ya no viví
más con ella)); 12,7b-8 (<<Venía del Señor. Y ya no ... ))) coincide con la
secuencia de TJII Gn 38,26 (y la de TJI Gn 38,26a y 38,26c; TN Gn
38,25b.26b) .
Obsérvese también la similitud de vocabulario. Además el MS d no
contiene en 12,8b (de acuerdo con el Tg y Jub. 41,20) la determina-
ción imposible <<hasta mi muerte)) (MS b) o las expresiones paralelas.
de los otros MSS; es un motivo más para pensar que T. Jud. 12 abre-
via una tradición substancialmente presente en la literatura targúmica.
y Jub. 41. Con todo, «las palabras secretas)) (tema reiterado en el MS d
y también presente en los demás MSS, pero ausente en el Tg y en Jub.)
debe atribuirse al autor del testamento, que así prepara la parénesis del
vino en 16,4.
156. En el testamento no está presente el <<Velo)), que en el texto bí·
blico permite que Judá no reconozca a su nuera, Gn 38,14 (Jub. 41,9).

202
Testamento de Judá

aceptar el texto tal como nos ha llegado y, por lo tanto, en prin-


cipio atribuir la parénesis de los vicios al autor del T. Jud. 157
La historia de Tamar termina con otra mención del descenso
a Egipto 158, a la que acompañan unas indicaciones cronológicas
de la vida de Judá (12,11-12). Siguen las primeras exhortaciones
(13-15).
Por más que BECKER quiera considerar secundario el cap. 15,
el tema de la fornicación es demasiado importante en la vida de
Judá (cap. 12) para que no pueda haber servido de parénesis al
autor del T. Jud. Hay además rawnes poderosas que nos obligan
a considerar el cap. 15 parte integrante del testamento: 15,1 159
es un paralelo demasiado perfecto de 12,10 y de 14,5. Además,
la abstinencia del vino (15,4) es la lógica reacción penitencial
después de las numerosas alusiones al vino como causa de pe-
cado en 12,3; 14,1ss (y 16,1ss) 16o.
En cambio, por lo que toca a 13,1-3, BECKER cree que nos
encontramos frente a material fundamental del T. Jud., porque
«pone a contribución toda la historia de la vida de J udá y lo
hace de acuerdo con 1,4-12,12, sin indicar el mal ejemplo de
Judá en la fornicación y avaricia» 161 • En cuanto a la fornica-
ción me parece inexacto. Ésta aparece claramente condenada en
12,8b; 12,10, por otra parte, no afirma que «nadie supo que había
ido con ella», como si con esto se quisiera excusar la falta, a
pesar de que así lo cree BECKER 162.
En realidad, el texto afirma: «y yo pensaba que nadie sabía
157. T. Jud. 12,9a tiene paralelos inequívocos en la historia tradi-
cional de Tamar, en TJI, TN Gn 38,22 y Jub. 41,14b-15. No asi T. Jud.
12,10. Por lo tanto, podemos atribuir este v. al autor del testamento, aun-
que parezca emparentado con 14,5; de hecho, 14,5 sólo en parte está de
acuerdo con la interpretación rabínica del tJI.)lJ nnEJ de Gn 38,14, cfr. sobre
el tema DE JONGE, o.c. p .. 68 y el articulo anteriormente citado de R. BLOCH,
p. 384 nt l.
158. Las mismas anotaciones cronológicas al final de la guerra de
los edomitas, 9,8.
159. En a porque {3 es aquí ininteligible.
160. BECKER (o.c. p. 309) considera el cap. 15 una especie de midras
de 12,4. Pero habrá que admitir que el simbolismo de las arras (del que
se ocupa el «midras» 15,2) estaba ya presente en 12,4: «la diadema de mi
reino (del reino, a)». Es decir, el mismo autor ha vuelto sobre el tema,
en el cap. 15, con fines parenéticos.
161. O.c. p. 313.
162. O.c. p. 308.

203
En los testamentos de los doce patriarcas

que había ido con ella». Es decir, se alude no a la disminución


de la culpa sino a la inconsciencia de J udá causada por el vino,
según 14,5 y 12,3. Por lo tanto no se puede afirmar que el texto
original del T. lud. no contenía la parénesis de la fornicación y
del vino.
Pero BECKER tiene razón al hab~ar de la dificultad que supo-
ne el paso de 13,3 a 13,4. Además, 13,7-8 contradice 1,4. Sin em-
bargo, ello no nos autoriza, sin más, a pensar que 13,4-8 es una
adición posterior que amplía los datos de «crónica» de 8,2, ya
que, como veremos, 1,4bss tiene todas las trazas de ser un texto
añadido. Si extraemos la mención de Tamar de 13,3b, el texto
corre sin dificultad alguna. Pero no es necesario ver en 13,3b
una adición posterior. El interés que el autor del testamento de-
muestra repetidamente por asociar no sólo los nombres de estos
personajes sino también las circunstancias de sus pecados. con
Judá 163 hace suponer que aquí también el autor cedió a esta
misma tentación en aras de la claridad del texto; 13,4-8, pues, no
parece secundariamente añadido para fines parenéticos 164• Es decir,
el autor del testamento quería abundar en la parénesis contra el
vino (cfr. 12,3) o quería con 13,5 preparar la de la avaricia. Otra
posibilidad: el autor añadió 13,4-8 a 8,2 para hacer una «des-
cripción psicológica» del origen del pecado.
Los cap. 14 y 16 son también considerados por BECKER sin
contexto seguro en el sitio que actualmente ocupan; 14,1.3a.8,
según él, sólo muy lejanamente tienen que ver con Judá 165• En
realidad, 14,1ss está plenamente en su ambiente en un discurso
de adiós. Así parece indicarlo la fórmula estilística «hijos míos»
de 14,1.7. Además, el paralelismo entre 14,1b y 12,3.10 es dema-
siado evidente. BECKER prefiere considerar los cap. 14.16 como
parénesis sinagoga!. Por lo tanto, según él, hay que extraer 14,5s
y 16,4 como secundariamente sobrepuestos por el redactor que
insertó estas parénesis sinagogales en el testamento. ¿Por qué?
¡Porque tratan de Judá! Ahora bien, 14,5 está tan naturalmente

163, Revelación de «misterios», modo de vestir, embriaguez, cfr. DE


JONGE, o.c. p. 69. .
164.. Contra BECKER, o.c. p. 309-310.
165. O.c.. p. 310.

204
Testamento de Judá

entrelazado con los vv. anteriores que es difícil extraerlo 166 • Pro-
bablemente tampoco debemos prescindir en el análisis de nues-
tro discurso de adiós de 16,4, aunque aquí las pruebas no abun-
dan. Este v. parece ser la versión que el autor del testamento
ha dado a una tradición anterior que afirmaba que, antes de
casarse con Batsua, Judá la hizo prosélita 167• ¿Qué otra cosa
puede significar «revelé los mandamientos de Dios (y los mis-
terios de Jacob mi padre) a la cananea BatSua», 16,4? El autor
de T. Jud., que sabe mucho de la maldad de BatSua (10,3.6;
Jub. 41,7.2), no podía aprobar el intento de Judá de hacerla
prosélita. Por eso presenta el hecho como contrario a la volun-
tad de Dios (16,4b). Ello le permite, a la vez, enlazar el tema
con la parénesis del vino 168 •
Tampoco podemos seguir a BECKER en cuanto a la secuencia
13,1-3a + 17,2ss. En ella BECKER es consecuente con su teoría
de que en los T. 12 Pa. no había ni parénesis de vicios ni pneu-
matología. Pero preguntémonos ¿de dónde saca Judá en 13,2b
que gloriarse de la propia fuerza es «malo a los ojos del Señor»?
Evidentemente, de la experiencia de la propia vida. No simple-
mente porque Judá se vanaglorió sino porque lo hizo y fue cas-
tigado con «el espíritu de envidia y de fornicación» que cayeron
sobre él (13,3b). No se puede, pues, desmembrar 13,3. Por lo
tanto, es más lógico ver los dos vicios de 17,2 en 17,1 que en el
lejano 13,2 169• Consiguientemente, 18,2, con la mención de la
fornicación y avaricia, no tiene por qué presuponer 13,4ss, sino
que repite simplemente lo dicho en 17,1-2 aplicándolo ahora di-
rectamente al futuro de sus hijos. Es una aplicación parenética
de 17,2. Según BECKER, el contenido de 18,3-5 (una poesía antes
independiente) «exige imperiosamente que se hable solamente de
la avaricia», y no de la fornicación 170• Aunque admitamos que

166. V. 5: x&fLE: E:n;A&.,rt¡cre: V •. 1: Ó/h¡ye:r d<; 7tf..&V1)V


v. 5: fL 1¡ odcrxuv6'ijvocL v., 8: fL')¡ octcrxúve:cr6ocL
V .. 3 : OÚX octcr)( ÚVE:TIXL
167. TJI Gn 38,2.
168. Compárese con 12,6.
169. De todos modos, si quisiéramos unir el cap. 17 con el 13 a través
de «los dos vicios» (como hace BECKER, o.c. p. 313), 13,3a hace que la
unión sea menos ágil que en el texto actual, 17,1-2.
170. O.c. p. 314.

205
En los testamentos de los doce patriarcas

se trata de una antigua poesía, no hay duda, de que en ella se


habla de la fornicación. No hay más que comparar la segunda
estrofa de nuestro 18,3 con 13,6 171 • El sujeto que en 18,5 se
supone no es la avaricia (BECKER) sino el hombre, al que se hacía
repetidamente referencia en 18,3-4, aunque no como sujeto. El
hombre sigue siendo el sujeto en 18,6, donde termina la poesía 172•
Hay que reconocer, por otra parte, que en su contexto• actual
18,1 parece muy difícil. BECKER cree que se trata de una intro-
ducción a un fragmento «Pecado-Exilio-Retorno», presente ahora
en 23,1-5. En realidad 18,1 (en ~) constituye la explicación ló-
gica de las conclusiones pesimistas de cara al futuro hechas por
17,2-3. Así terminan también estas predicciones pesimistas en
T. Leví 10,1-5 173 • En el original T. Jud. a 17,2-3a debía seguirle
18,1, porque 17,3b-6 es una adición posterior. No es posible hablar
de la obediencia perfecta al padre en medio de los vicios de Judá.
Así lo han visto los comentadores 174• BECKER arguye que la obe-
diencia de estos vv. pertenece al material fundamental del T. Jud~.
ya que concuerda con 1,4 175• Pero, si examinamos 1,4b, veremos
que aquí también se trata de una adición posterior. Sacando
1,4b-6, obtenemos un texto mucho más coherente y llano. La
mención de la obediencia (1,4b-6) después de la alusión a la agi-
lidad de Judá (v. 4a) interrumpe el tema de las facultades físicas
del patriarca cazador, que continúa en 2,1-7 176•
17L 13,6: «el placer oscureció (&¡Lawp6Cil) mi corazón»; 18,3: «ofus•
ca (-ru<pA6Cil) la inclinación del alma». Además, 13,2-3a (que BECKER
considera perteneciente al material fundamental del testamento) une la
libido a la arrogancia (ón;epr¡<pocvdoc) como 18,3 une la fornicación a la
arrogancia (ón;epr¡<pocvdoc). Al mencionar el insomnio,. 18,4 parece referirse
también a la: lujuria, cfr. T. Rub. 3,12.
172. BECKER, como vimos, cree que la poesía preexistente termina en
el v. 5, con lo que salva la dificultad del v. 6, que exige tener como su-
jeto gramatical el hombre. Para BECKER el v. 6 es una ampliación de
la poesía o un v. redaccional que entró con 18,2, o.c. p . 314. Pero ob-
sérvese la inclusión casi perfecta que el v. 6a (tercera estrofa) forma con
v. 3a (segunda estrofa). Lo que parece indicar que en el v. 6 no tenemos
una ampliación secundaria, sino una ampliación hecha por el mismo autor
de 18,3-5.
173. Donde probablemente hay que extraer también como secundario
10,5a.
174. P. ej. DE JONGE, o . c. p. 148 nt 150.
175. O.c. P'· 312.
176. Tanto la adición del cap. 1 como la del cap. 17 parecen proce-
der de la misma mano. Ambas consideran la obediencia como causa del

206
Testamento de Judá

Si no hemos admitido la necesidad de considerar 13,4ss como


secundarios, entonces tampoco será secundaria la parénesis que
estos vv. ocasionan en 18,2-19,4 contra la avaricia y la lujuria.
Como observa DE JoNGE, es constante en el testamento la adap-
tación de los datos tradicionales de la vida de J udá a fines pare-
n éticos 177 • BECKER cree que del último v. del grupo 18,2-19,4
nació la instrucción del cap. 20 sobre los dos espíritus 178 • En
realidad esto es reconocer cuán fácilmente se puede pasar del
«príncipe de la mentira o del error» (19,4) a la instrucción sobre
los dos espíritus de verdad y mentira. Hasta que no se1 demues-
tre lo contrario, hay que suponer que este paso lo ha dado el
mismo autor del testamento.
Sigue la exhortación a respetar a Leví, 21,1-4. En el v. 5 se
rompe el estilo, que quizás hay que rehacer con los MSS de rJ.
que permiten que el texto prosiga sin dificultades mayores hasta
el v. 6; 21,7-9 son, como dice BECKER, inimaginables en los T. 12
Pa. que ensalzan la monarquía. Por ello, y por las dificultades
de conexión que presentan con 22,1-3, BECKER cree que 21,1-22,3
están fuera de contexto y, por lo tanto~ fácilmente pueden ser
adicionales. Y, dado que BECKER considera cada uno de los frag-
mentos de 18,2-20,5 reelaboración posterior, finalmente se llega
a la conclusión de que 23,1 sigue sin interrupción a 18,1, que así
pasa a convertirse en introducción a la secuencia «Pecado-Exilio-
Retorno» (23,1-5). Pero ya hemos visto que 18,1 encaja «bien»
en su contexto actual, si le sacamos la adición 17,3b-6 179 • Además,
sin necesidad de recurrir a 18,1 tenemos una introducción a la
secuencia «Pecado-Exilio-Retomo» en 23,1a 180•

don de la realeza a Judá. Ello se indica explicitamente en 17,3b e, im-


plícitamente, en la bendición paterna en 17,5 y 1,6.
Probablemente el mismo autor que añadió el tema de la obediencia
en 1,4bss se vio obligado a continuación a añadir <('} en casa» (2,1b).
177. O.c. p. 66.
178. O.c. p. 315.
179. BECKER (o.c. p. 318-319) se vale también de un argumento se-
cundario para unir 18 a 23: el cap. 23 es paralelo a 22,ls y, por lo tanto,
22,1s estorba. En realidad, no hay paralelismo entre estos dos capítulos,
ya que en el 22 faltan ideas tan fundamentales al 23, como la del pecado
y la de que éste es la causa de los castigos.
180. Semejante a la del T. Isa. 6,la donde, según DE JONGE, se en-
cuentra la forma más pura de estos pasajes, o.c. p. 83-85. En p. 84 DE

207
En los testamentos de los doce patriarcas

BECKER considera irreconciliable la escatología del último ele-


mento de esta secuencia - 23,5- con la escatología manifes-
tada por los cap. 24 y 25. Por lo que toca al cap. 24 muchas y
diversas han sido las interpretaciones de los autores. Las «pro-
lfecías» que contiene han sido juzgadas cristianas (sobre todo
24,1-3), esenias, judías 181 • Sea como sea, es evidente que se trata
de una descripción del futuro de Israel. Esta descripción no es
incompatible con lo que se nos dice en el cap. 25. BECKER ob-
serva que en 24,5s y 25,1-2 todavía se conserva la situación de
testamento, de lo que deduce que es imposible unir 25,3ss a uno
de los dos textos, sobre todo porque 25,3ss no habla del Mesías
ni tiene a la vista a los doce Patriarcas, 25,1s 182• De estas razo-
nes la única válida y segura, pero evidentemente insuficiente para
rechazar el cap. 25, es que no se habla del Mesías. En realidad
si BECKER puede decir que 25,3 no conserva la situación de tes-
tamento es porque, contra su costumbre, prefiere aquí la lec-
tura de MS b. Los MSS de a afirman: «Vosotros seréis pueblo
del Señor.» No es tan seguro que el texto del MS b sea aquí el
mejor, ya que los T. 12 Pa. son discursos de despedida. La prueba
de los «Patriarcas» puede volverse con facilidad contra la teoría
de BECKER: la primera parte del cap. habla de todo, «<srael»
(25,1) y de cada una de sus tribus (25,2), señalando, en orden de
importancia patriarcal, el hecho de la resurrección. En 25,3-4 la
resurrección es aplicada a todos los buenos de Israel. «<srael»
aparece en el v. 1 y en el v. 5. Resumiendo, a falta de argumen-
tos decisivos, es más lógico considerar de un mismo autor lo que
hemos recibido como tal 183 •

JONGE advierte que T. Jud. 18,1 no se encuentra en su contexto usual, lo


que es verdad si no extraemos 17,3b-6. DE JONGE, a quien sigue BECKER,
cree que 18,1 es la introducción a 23,1ss.
181. Véanse las diversas sentencias en BECKER, o.c. p. 319-320. Si-
guiendo el grupo de P. GRELOT, BECKER cree que 24,1-3 son vv. cristia-
nos añadidos a partir del texto fundamental judío, 24,5, o.c. p. 323.
182. O.c. p. 324.
183. BECKER (o.c. p. 324 nt 3) no cree en el cristianismo de la se-
gunda estrofa de 25,4. No acepta la opinión de DE JONGE que (comparan-
do 25,4 con Mt 5,3) ve aquí otra muestra del origen cristiano de T. 12 Pa.
Califica de «muy arriesgada» la opinión de DE JONGE respecto a 25,4, ya
que DE JONGE, según él, debería antes haber consultado textos como IEnok
96,1.3; 103,1-104,13. Pero estos textos no ofrecen nada que sea: equiva-

208
Testamento de Judá

El testamento termina con una exhortación general a obser-


var la ley de Dios, 26,1 184.

Estructura y contenido del último discurso de Judá

La complejidad del texto que acabamos de examinar hace difí-


cil encontrar una estructura definida. Parece claro que en 3-9 (ex-
ceptuando el cap. 8) tenemos una primera unidad presente en la
fuente del T. Jud. en una redacción posiblemente más amplia. Al
quedar ahora inserta en el testamento, se convierte en el elemento
principal de la primera parte del mismo, la vida del patriarca, 1,
3.4a; 2,1a; 2,2-12,12. A partir del cap. 13 parece empezar propia-
mente la parénesis. Ésta (parénesis e instrucción, de hecho) continúa
claramente hasta 17,1. Aquí termina una segunda etapa, ya que, a
partir de ahora, se hablará más bien del futuro de los descendientes
de Judá. Ésta es la última y tercera etapa, que va de 17,2 a 25,5.
Evidentemente, esta división es sólo aproximativa 185• En la primera
parte, en los cap. 3-9, la intención del autor es, como señalamos,
ensalzar la grandeza militar de Judá. En este sentido es particular-
mente significativa la abundancia de frases que expresan de modo
total y absoluto las victorias militares o los éxitos de J udá como
cazador 186• El autor del testamento insertó la guerra de los amo-

lente a T. Jud. 25,4b en el campo de las ideas., Ni que decir tiene que
el vocabulario es completamente diferente. En cambio, es significativa la
comparación de la primera parte de la estrofa del testamento con Mt 5,3;
la última parte del T. Jud. 25,4b refleja bien el sentido general de las
bienaventuranzas, cfr. Mt 5,4b.5b.6b.7b.
184. Probablemente hay que considerar como adicional 26,3b (en /3)
(no 26,3ac), ya que sigue la misma línea de crítica a la monarquía que 21,7-9.
BECKER cree que en 26,3 a podría representar el texto original, ya que f3
amplía, o.c. p. 164 nt 4. Ahora bien, la lectura más larga de f3 responde
bien a la mentalidad critica contra la monarquía de T. Jud. 21,7ss. Por
otra parte, la critica antimonárquica de 21,7ss está también presente en
los MSS de a; por lo tanto, se puede suponer que en 26,3 a, como de
costumbre, abrevió.
185. La segunda parte, p. ej., contiene elementos de la vida: del pa-
triarca ausentes en la primera (13,3ss; 16,4). Sobre todo, la parénesis-ins-
trucción no está sólo en la segunda parte. Es, de hecho, el tema de los
primeros capítulos de la tercera parte, 18,2-21,1ss.
186. 2,1; 2,3; 3,2. El sujeto a quien se atribuyen estas victorias to-
tales se encuentra en pl. en 4,3; 5,7; 6,5; 7,3; 7,7.

209
Cortes 14
En los testamentos de los doce patriarcas

rreos y de los edomitas (3-7; 9) en medio de la historia del pa-


triarca, que empieza en 1,3 y continúa en 8,1-3 (=matrimonio con
BatSua y suerte de los hijos que obtuvo de ella). Estas guerras, pues,
están rodeadas de fragmentos de la vida de Judá (1,4a; 2,1ass; 8,
1-3; 10-11). Ello indica que para el autor del T. Jud. la heroicidad
del patriarca en las batallas forma parte de su vida «ejemplar». De
hecho, ello permitirá suponer al autor-predicador de nuestro tes-
tamento que Judá se glorió en su juventud de sus hazañas y predi-
car que este orgullo fue la causa de que fuera arrastrado por
el espíritu de celos y fornicación (13,3); lo que nos demuestra que el
autor manipula los datos tradicionales de la historia de Judá para
fines parenéticos. Ahora bien, del análisis del testamento podemos
concluir que la parénesis que más interesa a nuestro autor es
la exhortación contra la fornicación, el vino y, en último lugar, la
avaricia 187• Las exhortaciones contra la fornicación y el vino abun-
dan 188• Ambas están íntimamente unidas, porque «el espíritu de
fornicación se sirve del vino» (14,2). Ambos vicios tienen una tra-
bazón lógica muy fuerte que, por voluntad del autor del testamento,
tiene su fundamento en la vida de Judá 189• La exhortación a evitar
los vicios de la fornicación, embriaguez y avaricia, la instrucción
sobre estos vicios y sobre los dos espíritus que acechan al hom-
bre 190, forman el segundo motivo del discurso de adi6s. Las virtudes

187. Examinando estos textos, hemos visto que no podemos consi-


derar la parénesis de vicios como adición posterior, como hace BECKER,
en este y en todos los testamentos.
188. Fornicación: 13,2-17,1; 18,2-6. No menos importante es la ex-
hortación a la moderación en el vino: 14,1-8; 16,1-5. La parénesis con-
tra la avaricia preocupa también al autor del testamento, que la ha visto
en conexión con los dos vicios precedentes: 13,4b-5; 16,1b; 17,1; 18,2-19,4.
189. En cuanto al vino, en 8,2 (si se sigue una de las correcciones
de la ed. de CHARLES a 7tO(pO(XO(A€crO(~) 11,2; 13,6; 12,3; 14,5-6; 16,4. En
cuanto a la fornicación, en 11,1; 13,3; 17,1b. En el caso de Tamar el autor,
evidentemente, nada tuvo que añadir para poder hacer una parénesis de
la fornicación. Cfr., no obstante, los detalles de 12,3. En cuanto a la
avaricia, véase 13,4-5 (comparado con 8,1-2) y 19,2.
190. 20,1-5. La instrucción sobre el espíritu de verdad y de mentira
aparentemente no tiene nada que ver con la parénesis de los vicios. Pero
esto no me parece razón suficiente para declarar el cap. 20 secundario.
De hecho, en 16,1 ya aparece el tema de los espíritus: 4 espíritus malos
del vino, que son explicaciones del vicio de la fornicación.
A las exhortaciones contra los vicios hay que añadir, como en casi
todos los testamentos, la de honrar el sacerdocio de Leví más grande que
la realeza de Judá, 2l,lss.

210
El Testamento de !sacar

y vicios a que alude el discurso no representan el material más tí-


pico de nuestro género; no obstante, en 18,3 se exhorta de algún
modo a la caridad para con el pró~imo:
«Porque estas cosas ( = fornicación, avaricia) separan de la
Ley de Dios, obstruyen la deliberación de la mente, enseñan
la arrogancia y no permiten que uno tenga compasión de
su prójimo.»
Las predicciones sobre el reino de Judá después de la muerte
del patriarca forman la parte principal del tercer motivo 191 • Estas
predicciones están a veces de acuerdo con la parénesis de vicios
del patriarca (17,2-3a), pero no siempre los pecados futuros: de los
hijos de Judá corresponden a la parénesis, p. ej. en la secuencia
«Pecado-Exilio-Retorno» (23,1-5). El tercer motivo termina con
una amplia alusión «profética» (24,1ss) y escatológica (25,1-5).
En los primeros vv. del testamento el primer motivo no está
muy bien representado. Le falta la terminología específica, «llamar».
No obstante, la escena del primer motivo no deja lugar a dudas: los
hijos se reúnen, van hacia su padre, 1,2 192• La situación de despedi-
da viene claramente indicada por la mención de la muerte de Judá
(1,1; 26,2ss) y por las fórmulas estilísticas de nuestro género li-
terario 193•

EL TESTAMENTO DE !SACAR

El patriarca !sacar, después de una solemne llamada para que


sus hijos presten oído atento a sus enseñanzas (1,1), empieza su
discurso narrando las circunstancias de su nacimiento y el motivo
191. Al tercer motivo siguen, por regla general, en T. 12 Pa., las vo-
luntades funerarias: «Subidme a Hebrón con vosotros. Y Judá después
de haber dicho estas cosas, se durmió. Y sus hijos hicieron todo lo que
les mandó (éve:nlAoc't"o) y lo sepultaron en Hebrón con sus padres»,
T. Jud. 26,3c-4. La sepultura «con sus padres» alude de algún modo a
la exhortación a la unión, que a menudo aparece en los discursos de
adiós, cfr. p. 61-62.
192. Y, por lo tanto, el texto supone probablemente que han sido
llamados.
193. 'Ev't"é).).o¡.toct, «mando», que resume la parénesis del patriarca en
13,1a; 17,1 (26,4). 'Ev't"oA1¡, 13,1b (7); (14,6; 16,3.4). Téxvoc ¡.tou, <<hijos
mios» en 14,1.4.7; 16,1; 17,1; 18,2; 19,1; 20,1; 23,1; 26,1.
194. O.c. p. 335-336.

211
En los testamentos de los doce patriarcas

de su nombre (1,2-2,5). Esta temática parece continuar en el


cap. 2. Sólo que BECKER considera el entero cap. 2 adición poste-
rior 194• En 2,1-3 un lector quiso determinar el número de manzanas
según los hijos de Raquel. Para ello puso con anterioridad la frase
«eran dos manzanas» en 1,7a. La adición restante -2,4-5-
según la descripción que de ella hace BECKER, parece tener otra
fecha y otra intención, ya que BECKER habla a propósito de los
tres textos considerados adicionales (1,7a; 2,1-3; 2,4-5) de una pri-
mera (1,7a; 2,1-3) y de una segunda adición (2,4-5). De ésta afirma:
«abandona la semejanza que acababa de encontrar ( = dos man-
zanas de amor corresponden a dos hijos) y coloca una nueva se-
mejanza ( = dos manzanas de amor significan dos noches en las
cuales Raquel renuncia a Jacob)» 195 •
Pero ¿se puede afirmar que el autor de la segunda semejanza
(2,4-5) «abandona» la primera (2,1-3)? En la primera no se habla
explícitamente de «dos noches», pero sí de la renuncia de Raquel a
Jacob que le valió dos hijos (2,1). Esto nos hace suponer que 2,1
lleva implícito lo que después se «explica». Entre comillas porque
en la segunda semejanza tampoco se explica el significado dos
noches- dos hijos, sino que igualmente se supone, 2,4 196 •
Así, pues, estas tres «adiciones» provienen seguramente de una
misma mano. ¿Son realmente adiciones? No parece haber ningún
argumento que nos obligue a pensarlo. Uno de los motivos que
BECKER aduce es que en las adiciones no interesa para nada la
persona de Isacar sino la abstinencia matrimonial y la generosidad
de Raquel hacia Dios. Ciertamente, en el cap. 2 se quiere subrayar
la ejemplaridad de Raquel, pero no· hay discontinuidad con la per-
sona de Isacar, ya que en 2,2 se habla de «Lea, mi madre». Ade-

195. O.c. p. 336.


196. Además, el1tpoa!ld crcx de 2,4 (a y f3) presupone 1,14.. ¿No pro-
vendrán ambos vv. de la misma mano, es decir, del autor del T. lsa?
En cuanto al cristianismo de este autor, véase DE JONGE (o.c. p. 78-81),
quien se basa sobre todo en la alabanza de la «abstinencia», en el ma-
trimonio y en el ofrecimiento a Dios de las manzanas.. Los argumentos
de DE JoNGE no convencen en absoluto a BECKER (o.c. p . 336 nt 1). La-
mentamos que BECKER no se moleste en refutarlos. De haberlo hecho,
quizás hubiéramos recibido un poco más de luz respecto al tan espinoso
problema del autor de los T. 12 Pa. (Sobre los contactos literarios de
T. lsa. 1-2 con Gn 30,14ss y la literatura rabínica se encontrará también
material en las anteriormente citadas páginas de DE JONGE).

212
El Testamento de !sacar

más, la ejemplaridad de Raquel, que ofrece sus manzanas a Dios,


tiene mucho que ver con el modelo presentado por el T. Isa.: !sa-
car fue un perfecto, agricultor que sabía ofrecer a Dios los primeros
frutos (3,1); 3,6; 5,3-4. No hay que olvidar tampoco que en 2,1
el ángel tiene la misma función de revelador que en otros pasajes
del autor de los T. 12 Pa. 197•
Defender la unidad fundamental de T. lsa. 1-2 no nos impide
reconocer las dificultades del texto tal como ha llegado· hasta nos-
otros. P. ej., en 1,14 la tradición manuscrita es muy variada. Acep-
tar aquí el texto del MS b sería hacer imposible la hipótesis de
BECKER. Hay que reconocer que al menos la introducción del v. 14
(«y dijo Raquel») es innecesaria porque Raquel estuvo hablando
sin interrupción desde el v. 10 198• Pero la posible preferencia de rz
en este v. no nos impide ver un único autor en T. Isa. 1-2.
La historia de la vida de Isacar empieza propiamente en el cap.
3. Allí se nos explica el oficio del patriarca, la agricultura, íntima-
mente ligada en la tradición bíblica al recto cumplimiento de los
mandamientos 199• Pero con la agricultura se describe al patriarca
como modelo de «rectitud» y de «simplicidad». La «simplici-
dad», como cualquier otra virtud propiamente dicha, es, según
BECKER, una reelaboración posterior de los T. 12 Pa. Los argumen-
tos que BECKER expone para extraer esta virtud en 3,2.6.7 -tanto
de crítica textual como literaria - podrían parecer a primera vista
aceptables ... ; aunque no tengan mucho peso, no parece que haya
nada que oponerles. Pero el mismo BECKER confiesa que en 3,1a.8c
carece de argumentos seguros para extraer las virtudes arriba men-
cionadas. Con todo·, añade que podemos prescindir de estos textos
fácilmente sin comprometer el desarrollo de las ideas 200•
197. T. Rub. 5,3a; 3,15; T. Jud. 15,5; T. Leví 2,6; 5,1; T. Jos. 6,6.
Sobre la función del ángel en T. lsa. 2,1, cfr. DE JONGE, o.c. p. 79.
198., En el MS b la continuación de 1,14 ofrece una contradicción,
sólo aparente, con 2',4 (MS b). En 1,14 la poseedora, de hecho, de las
manzanas es Raquel, quien ofrece una de ellas a Lea, y, con la: manzana,
una noche; en cambio, en 2,4, de Raquel se dice que toma la otra man-
zana (que Lea poseía). Quizás para estos vv. haya que preferir los MSS
de a, como quiere BECKER. Así lo afirma hablando del 1,14 en la o.c.
p. 335, nt l.
Pero no podemos aceptar lo que allí mismo se afirma a propósito de
1,6: hay que preferir el texto a porque {3 amplía. El que amplía es a y
no {3, evidentemente; véase la ed. de CHARLES y la de DE JONGF.
199. BECKER, o.c. p. 336.339.379. 200. O.c. p. 338.

213
En los testamentos de los doce patriarcas

Ahora bien, precisamente a propósito del desarrollo de la~ ideas,


la hipótesis de BECKER se demuestra insostenible en 3,8c: no pue-
de separarse «en liberalidad de corazón» (EV &:nA6"t""tj1"~ xcxp a¡cx~)
del resto del v. 8 que trata de la generosidad de Isacar para con
los pobres. Es sabido que en el término &:n1.61""tJ~ ( = simplicidad,
sinceridad) fácilmente se pasa de la sencillez con que uno cr1munica
sus pensamientos a la idea de comunicar con generosidad o libera-
lidad los bienes materiales 201 • Es lo que ha pasado en nuestro caso.
Esto demuestra que la &:nA61""tJ~ está inseparablemente enraizada en
el cap. 3 y que, por lo tanto, hay que respetar el término en cada
uno de los lugares en que aparece, a menos que en cada caso
concreto se den fuertes argumentos positivos en contra, los cuales
faltan en el estudio de BECKER. Por lo tanto, a la luz de 3,8c, habrá
que ver en 3,1a más que una adición posterior un paralelismo sino-
nímico con 3,2 que encaja muy bien en el contexto 202 •
El cap. 4 define las actitudes del hombre «simple» frente a la
vida. Según BECKER, en ningún momento se relaciona con Isacar,
ni con su tarea de agricultor, ni con su testamento 203 • Dejando
aparte la primera afirmación, que difícihnente se puede compro-
bar 204, es difícil estar de acuerdo con BECKER en que la lista de

201. Cfr. ZORELL F., Novi Testamenti lexicon graecum, Parisiis, 19'11,
s.v. Con razón, pues, CHARLES R.H. señalaba, en nota a su traducción
inglesa de T. lsa. 3,8, los textos paralelos Rom 12,8; 2Cor 9',13; véase
también 2Cor 8,2. Además, el tema de la generosidad para con los pobres
aparece demasiado en T. lsa. para que podamos sacar del texto el ente-
ro v. 8, al que, por otra parte, BECKER necesita para <<fundamentar» lo
que se afirma en v. 7a.
202. 3,1a: «caminaba en la rectitud», t7tope:u6¡.te:v tv e:u6Ú't'7)'t'~.
3,2: «camino en la simplicidad», tv &.7tA6't'7)'t'~ 7tope:úo¡.toc~.
El 3,4b contiene otra frase del mismo estilo: 7tope:u6¡.te:vo<; tv &.7tA6't'7Jn
ocp6oc'A¡.t&v, «caminando con simplicidad de ojos». BECKER quisiera extraer
la expresión porque se encuentra en una lista de vicios (3,3-4a) que el
autor tomó de algún sitio y que no tiene nada que ver con la historia
de !sacar, del mismo modo que es ajena a la historia de !sacar la segun-
da lista (7,1-6). Ya veremos que no es fácil sacar la lista 7,1-4. En cuanto
a 3,4b, si el autor del T. lsa. ha recibido la lista de otro lugar porque
le servía para describir la vida irreprochable del patriarca, es muy lógico
que haya querido añadirle la marca de su testamento, 7tope:u6¡.te:vo<; tv &.7t-
A6't'7)'t'L ocp6oc'A¡.twV.
No hay pues suficiente base para excluir 3,4b.
203. O.c.. p. 340-341.
204. Obsérvese no obstante la probable descripción de la sencillez de
vida del agricultor en 4,2; véase CHARLES R.H., Apocrypha ... , II, p. 326
en nt al cap. 3-6.

214
El Testamento de !sacar

4,2-6a no tiene nada que ver con !sacar. porque material fundamen-
tal del T. Isa. -en opinión del mismo BECKER- describe de este
modo al patriarca: «Y yo no soy indiscreto en mis acciones ni
envidioso (q¡6ove:p6~) ni malvado contra mi prójimo», 3,3 205 • Ahora
bien, a pesar de las dificultades textuales que presenta 4,5a, en todos
los MSS aparece la envidia en forma de «celos» (~~A.oc;-~'I)Mw).
BECKER traduce 4,5a según ~: «En sus pensamientos no entra(n)
lo(s) celo(s)» 206 • Además, se menciona la ausencia del placer con
las mujeres en 3,5 -considerado material fundamental por BEc-
KER - y en 4,4. Finalmente, el lazo de unión llamado «redaccio-
nal» por nuestro autor (4,1a) tiene también mucho que ver con
el T. Isa. 207•
Resumiendo, podemos decir que las pruebas de BECKER no
son convincentes. Además, la atribución del cap. 4 al autor del
T. Isa. tiene la ventaja de respetar el texto recibido. Con ello no que-
remos excluir la posibilidad de que algunos detalles del cap. pue-
dan ser secundarios 208•
A diferencia del cap. 4, el cap. 5 trata explícitamente de !sacar
agricultor. De aquí que BECKER lo acepte ... si se excluye la exhor-
tación a la virtud de 5,1: «Adquirid la simplicidad y caminad sin
engaño.» BECKER menciona para la extracción de estas virtudes un
motivo ulterior: la frase sirve de transición redaccional y, por lo
tanto, debe su origen a la introducción del cap. 4 209• Sobre la cues-
tión hay algo que debe quedar bien claro: quien acepte la intro-
ducción subrepticia del cap. 4 y piense que 4,6b - « ... no sea que
205. Hemos traducido el texto de acuerdo con la versión al alemán
de BECKER, o.c. p. 337. El MS b contiene erróneamente -contra todos
los demás MSS griegos - Tt'OV1Jp6~ en vez de cp8ovep6~.
206. En la segunda parte de 4,5, a la que nuestro autor excluye
-junto con CHARLES R.H. - por razones de paralelismo y con la ayuda
de la traducción armenia, se habla del <<malvado» o de la <<maldad» (~o¡cr­
xo¡v(o¡) ausente del hombre «simple», y el mismo término reaparece en
3,3b donde BECKER lo admite. Este paralelismo en el vocabulario y en
la secuencia de ideas pone en tela de juicio la exclusión de 4,5b ( = la
segunda línea de la traducción de CHARLES R.H.), ya que por otra parte
4,5b no es una copia de 3,3b.
207. 4,la, x~Xt vuv &:xoÚcriX't'é fl.Otl, 't'éxv~X, <<y ahora escuchadme, hijos».
l,lb, &:xoÚtriX't'E:, 't'éxviX, 'lcrcí.xiXP 't'ou 7t1X't'po~ Ú¡L(;'w, «escuchad, hijos, a
!sacar vuestro padre».
208. P. ej. «de corazón» en 4,1 porque varía demasiado en los MSS
(la traducción armenia lo omite); 4,4b, «para que no ... ».
209. O.c. p. 341.

215
En los testamentos de los doce patriarcas

vea algo perverso en los mandamientos del Señor» - es el resulta-


do de una reelaboración redaccional de la conclusión del cap. 4 210,
éste deberá mantener que el material originado por la introducción
es no la mención de las virtudes en 5,1, sino la frase «observad
pues la ley de Dios». Dicho de otro modo, el autor que unió el cap.
4 al 5 no tenía ninguna necesidad de «simplicidad» y «engaño»
en 5,1, ya que reelaboraba el final del cap. 4 con la observancia de
«los mandamientos del Señor» y el cap. 5 empezaba con un «obser-
vad pues la ley de Dios». Por lo tanto, de la aceptación de la in-
troducción secundaria del cap. 4 no se puede deducir sin más la
secundariedad de la «simplicidad» y el «engaño» en 5,1. Es mejor
aceptar lo que parece obvio: estas virtudes están en 5,1 porque allí
las colocó el autor del testamento.
En cambio, BECKER tiene razón al considerar 5,1-6 como una
unidad. De esta unidad, cuyo centro es la vida del agricultor !sacar,
subrayemos sólo la proposición 5,3b-4: « ... ofreciendo dones al
Señor con acción de gracias porque os bendecirá 211 el Señor por
las primicias de los frutos de la tierra, como bendijo a todos los
santos desde Abel hasta ahora». El autor del T. Isa. lo demostró
previamente con el ejemplo de Raquel, 2,5.
A 5,1-6 sigue el acostumbrado fragmento Leví-Judá (5,7-8a)
que BECKER considera débilmente unido a la conclusión de la paré-
nesis, es decir, a 5,1-6 212• En realidad, no sólo está unido al contexto
por la «bendición» (v. 6) y la «gloria» (v. 7). Hay que tener igual-
mente en cuenta el elemento «herencia» (fLe:pL;, 5,5-6), contrapues-
to al tema de la «elección» de Leví-Judá (btA~pc.ucre:v, 5,7).
De 5,8 BECKER extrae «lógicamente» la mención de la «simpli-
cidad»: no entra en el T. Isa., y, por otra parte, «los fragmentos
Leví-Judá no tratan nunca de una virtud» 213 • Hemos visto, hablando
del T. Sim., en qué sentido los fragmentos Leví-Judá «tratan» de
una virtud ... Verdaderamente, por lo general, en ellos no aparece
la virtud como algo cuya ejecución se prescribe. T. Neft. 8,2 cons-
tituye una excepción. Pero, por lo que vimos en el estudio del T.
Sim. (p. 185s), el autor del T. 12 Pa. a menudo enlaza, a través de la

210.. Como sucede en el caso de BECKER, o.c. p. 339.


211. En MS b e:oA6y'l)crE. Hemos seguido a hdg.
212. O.c. p. 342. 213. Allí mismo.

216
El Testamento de !sacar

mención de una virtud o de una exhortación cualquiera, las piezas


Leví-Judá con los testamentos 214•
Piezas como T. lsa. 6,1-4 son llamadas con razón fragmentos
S.E.R. (=«Pecado-Exilio-Retorno») a partir de la obra en inglés
de DE JoNGE. Pero, dado que el texto presenta la «simplicidad»
como algo que los hijos olvidarán al fin de los tiempos, BECKER
quiere considerarlo parte del crecimiento secundario del testamento,
parte de aquella etapa de desarrollo que buscÓ' en los patriarcas
el modelo de las virtudes a imitar. En el caso que nos ocupa la
razón principal está en que «ninguna pieza S.E.R., en sus orígenes,
contiene una afirmación semejante sobre una virtud o un vicio» 215 •
Ya hemos visto que T. Leví 14,4.6.7b, en el mismo contexto que
nuestro T. lsa., contiene en sus orígenes la predicción de que los
hijos de Leví pervertirán la enseñanza de los mandamientos de
Dios. Allí esta enseñanza es objeto de la parénesis patriarcal 216 ,
como aquí lo es la «simplicidad». De igual modo T. Zab. 9,5 «pro-
fetiza» la división de Israel en dos reinos después de haber exhor-
tado a evitar la división (9,4), a procurar la unión, 9,1-4 217 • El
patriarca Aser, en el mismo contexto, revela la desobediencia futura
de sus hijos hacia los mandamientos de Dios (T. As. 7,5), habiendo
exhortado en la parénesis a obedecer la ley de Dios (5,4-6,1ss).
En el último de los testamentos el patriarca Benjamín anuncia que
sus hijos cometerán fornicación (T. Benj. 9,1) inmediatamente des-
pués de haber amonestado contra este vicio, 8,2-3. Por lo tanto no
hay verdadero motivo para afirmar que en T. Isa. 6,1 la «simpli-
cidad» es adición 218.
Según BECKER, el material fundamental de T. lsa. 6,1 y de la pri-
mera línea del v. 2 «puede reconstruirse sin dificultad» de este

214. Evidentemente la inesperada mención de Gad en 5,8c indica un


material perdido, provinente quizás del T. Gad.
215. O.c. p. 342.
216, Cfr. p. 195-198, nt 140. 217. Cfr. p. 225.
218. La mención de «Beliar» en este mismo v. tampoco puede ser
razón suficiente para extirpar la frase que a él se refiere, como quisiera
BECKER basándose en que Satanás no está presente en el material S.E.R.
De hecho se encuentra también en T. Dan 5,6, «Satanás ... , todos los es-
píritus de la fornicación y de la vanagloria». El testimonio de Dan es
quizás demasiado solitario ... , pero extirpar la frase sobre Beliar en el
T. Isa. es no tener en cuenta un paralelismo sintácticamente bien cons-
truido, como veremos.

217
En los testamentos de los doce patriarcas

modo: «Yo sé, hijos míos 219, que en los últimos tiempos vuestros
hijos abandonarán (xcrw.:J..dmu) la agricultura». Con ello excluye
BECKER el abandono (xcx't"cxAdmu) de «los mandamientos del Señor»,
6,1b. Es algo más bien sorprendente: BECKER, al hablar de la agri-
cultura en el T. lsa., recordó muy bien que la mención de esta
tarea en sentido positivo implica en la literatura sapiencial en ge-
neral, y en particular en el T. lsa., el cumplimiento de los manda-
mientos 220 • ¿Por qué, pues. separar estos dos elementos cuando el
T. lsa. 6,1b-2a parece unirlos expresamente? La hipótesis de BEc-
KER hace desaparecer un claro paralelismo: «Y, abandonando los
mandamientos de Dios, se adherirán a Beliar», 6,1b. «Y, dejando
la agricultura, seguirán sus propias malas inclinaciones», 6,2a.
Por lo tanto, no hay motivos suficientes para no respetar 6,1b-2a.
Y con ello entramos en el estudio de 6,1-4 o el fragmento S.E.R.
más puro de los T. 12 Pa. 221 •
El discurso de Isacar como tal termina para BECKER en 6,3-4.
Estos vv. van seguidos del correspondiente cuadro final del testa-
mento, 7,8s; 7,1-7 es una unidad de composición. Los primeros vv.
de la unidad (que es una confesión de la inocencia del patriarca,
7,1-5) deben considerarse un duplicado de 3,3-5 222•
Ahora bien, no puede creerse en la existencia de tal duplicado.
La lista negativa de 3,3-5 pretende únicamente describir el modelo
!sacar. En cambio, la de 7,1-4 tiene un contenido en gran parte
diferente y otra función, la de declarar solemnemente antes de morir
(7,1) su inocencia. No se puede rechazar tan fácilmente estos vv.
Encontramos una declaración similar de inocencia en algún otro
discurso de adiós: 1Sm 12,2-3 y Act 20,33, los discursos de des-
pedida de Samuel y Pablo. Por lo tanto, aquí tampoco hay motivos
de suficiente peso para negar al autor del T. lsa. la confesión de
219. O.c. p. 343. Con razón incluye BECKER esta fórmula estilística
de nuestro género... , aunque con ello quizás olvida lo que nos ha dicho
en p. 174 a propósito de la forma fundamental de la introducción de los
fragmentos S.E.R (y - o porque - yo he leído - o yo sé - que ... ):
«Esta forma fundamental puede ampliarse a través del vocativo hijos míos
(p. ej. T. Leví 14,1; T. lsa. 6,1; T. Neft. 4,1 o a través de un añadido vüv
(T. Leví 16,1)». Para nuestro autor T. Neft. 4,1 (o.c. p. 218-222) no per-
tenece al material fundamental, como tampoco T. Leví 16,1, o.c. p. 284.
220. O.c. p .. 336.
221. DE JONGE, o.c. p. 83-84.
222. O.c. p. 343ss.

218
El Testamento de !sacar

7,1-4 223• La confesión, por otra parte, está muy bien enlazada con
la parénesis y las promesas de 7,7, a través del recuerdo ejemplar
d" la vida de !sacar en 7,5-6. No hay que olvidar que el uso de la
fórmula estilística «hijos míos» (7,7a) avala la pertenencia del texto
al testamento; por otra parte, 7,7b repite la virtud central y típica
del T. Isa., «la simplicidad». La comparación de 7~7 con T. Neft.
8,4.6 y con T. Benj. 3,4s; 5,ls es el principal argumento que permite
concluir a BECKER que aquél es, como éstos, un texto secundario.
T. Neft. 8,4.6 posee una importancia especial ya que está en el
mismo contexto. Allí Neftalí exhorta al final de su testamento
- después del fragmento Leví-J udá- con promesas semejantes a
las de !sacar. Pero, como veremos, T. Neft. 8,4.6 probablemente
no es secundario, es, más bien, la introducción a la parénesis típica
del testamento del patriarca Neftalí, 8,7-10 224•
BECKER termina el T. Isa. con un largo estudio sobre las posibi-
lidades de interpretación que dos tipos de MSS ofrecen para el final
de 7,7-8: « ... ya que tenéis con vosotros al Dios del cielo caminando
con los hombres en simplicidad de corazón» 225 • Esta lectura es la
más segura y difícilmente puede considerarse otra cosa que cris-
tiana 226•

223. Un argumento ulterior podría ser la analogía entre 7,2 y 3,5;


y compárese 7,2b con T. Benj. 6,3b, cfr. p. 278.
224. Cfr. p., 241. La colocación de T. Benj. 3,4s; 5,ls al principio y a la
mitad del testamento hace de estos textos un paralelo menos apto aunque
contengan material similar. BECKER cree que se trata de frases secunda-
rias . En contra véase p. 272s.277s. T. Benj. 3,5; 5,2 recuerdan, como
T. Isa. 7,7, que parte del premio del hombre justo será el dominio sobre
los animales salvajes. Tema que pertenece ciertamente a la parénesis ori-
ginal del T. Benj., véase p. 277.
225.. R.H. CHARLES traduce siguiendo al grupo hief « ... ,ya que te-
néis con vosotros al Dios de cielo y tierra (y) camináis con los hombres
en simplicidad de corazón», Apocrypha .. ., II, p. 328. Pueden verse las di-
versas posibilidades de interpretación del texto en BECKER, o.c. p. 344-346.
226. Y en tal caso probablemente se trata del autor de los T. 12 Pa.
(DE JONGE, o.c . p. 35. 126) o de su redactor y no de una leve reelabora-
ción cristiana posterior (BECKER, o.c. p. 346). La traducción de P. RIES-
SLER, y otros, que tiene significado judío -«él camina con los hombres
que son de corazón simple»-, parece demasiado complicada, aunque en
SÍ es posible:. ltxov't'e:<; fLE:e'~OI:U't'WV 't'OV 6e:OV 't'OÜ OUpOI:VOÜ, O'UfL7tOpe:u6fLE:\IOV
't'OÍ:<; &v6p6mm<; l!:v &nA6't''1)n KOI:p3l01:<;, 7,7. El lector puede encontrar la tra-
ducción de P. RIESSLER en Altjüdisches ... , p. 1196.

219
En los testamentos de los doce patriarcas

El T. lsa. como discurso de adiós


Veamos ahora el material del T. lsa. como género literario. La
situación de despedida se indica en el primer motivo con el uso del
típico «llamar» y en la imitación que T. lsa. 1,1b hace de Gn 49,1-2:
«Habiendo llamado a sus hijos les dijo: Escuchad, hijos, a !sacar
vuestro padre, oíd (mis) palabras, amados del Señor.»
La exhortación a la virtud de la simplicidad forma el núcleo
del segundo mo,tivo. Comparada con las demás virtudes, ella ocupa
la mayor parte del testamento y le pone punto final (7,7b). La
mención de esta virtud y la importancia que le da el autor del
testamento provienen seguramente de la descripción de !sacar
como agricultor. Esta característica de !sacar es conocida sólo por
la traducción de los LXX en Gn 49,15, de la que seguramente la
ha sacado el autor del T. lsa. zn.
En T. lsa. 3,8 la «simplicidad» se presenta como la virtud de la
generosidad sin reservas, liberalidad para pobres y oprimidos; con
ello llegamos a un tema privilegiado de los discursos de adiós: «A
todos los pobres y afligidos yo ofrecía Jos bienes de la tierra con
liberalidad (de corazón)», tv &7tA6-n¡n (x1Xp~(1Xc;). Este mismo tema
reaparece directamente como exhortación al amor al prójimo en
T. lsa. 7,5-7a. En 5,2 se afirma explícitamente: «Amad al Señor
y al prójimo, tened compasión del pobre y del débil» 228•
El tercer motivo repite el tema central de la parénesis aplicándo-
lo a los últimos tiempos: «Yo sé, hijos míos, que en los últimos
tiempos vuestros hijos abandonarán ]a simplicidad ... », 6,1-4. El
te.stamento termina con la prescripción funeraria de llevarlo a He-
brón. Como sucede otras veces en nuestro género literario la unión
del moribundo con los suyos se expresa en el hecho de enterrarlo
«junto con sus padres», 7,8b 229•

227. Sobre el tema véase DE JONGE, o.c. p. 77-78.


228. La fórmula estilística «ordenó» no está representada en nuestro
testamento. Pero según las leyes del género hay que interpretar las exhor-
taciones del patriarca a sus hijos como legado testamentario con valor
prescriptivo. El patriarca !sacar se preocupa de que sus órdenes lleguen
hasta los hijos de sus hijos, 6,3, es decir a los lectores contemporáneos
del autor de T. 12 Pa.
229. Añadamos la fórmula estilística «hijos míos», 3,1; 5,1; 6,1; 7,7;
«hijos» en 1,1b; 4,1.

220
EL TESTAMENTO DE ZABULóN

El discurso del patriarca Zabulón se divide estructuralmente en


dos partes análogas. La primera (5,1-8,3) tiene como tema la paré-
nesis a la compasión (imitar la compasión de Zabulón). La segunda
(8,5b-9,4) la exhortación a la unión; 8,4-5a hace de puente entre
la primera y la segunda parte: los hijos deben actuar como José, no
devolverán mal por mal, ya que eso destruirla la unidad entre her-
manos. A la primera parte precede una introducción biográfica
que nos explica cómo Zabulón fue compasivo en la historia de
José (1,5-4,1ss). El discurso concluye (después de la segunda parte)
con repetidas alusiones al futuro de la comunidad (9,5-9; 10,1-3).
Hay que insistir en que la introducción prepara claramente la
primera parte: en efecto, la introducción presenta al patriarca llo-
rando abundantemente por lo que sus hermanos hicieron con José:
1,6-7; 2,4-5 (2,2-3; 4,2; 4,5; 4,7.8); 4,2 (a: y ~) nos introduce di-
rectamente al tema de la compasión, ya que usa el término rm"Arx.-
nv~~6¡.tevoc; (=el que tiene misericordia, compasión). Esta raíz
se utilizará abundantemente durante toda la primera exhortación:
5,1.3(4) en a: y ~; 6,4; 7,1.2.3.4; 8,1.2.3 en bdg. Además, con otros
términos se menciona también la compasión 230•
J. BECKER cree que hay que eliminar del T. Zab. los siguientes
vv.: 6,4-6.7b; 7,1-8,3.6b, ya que sólo se encuentran en los MSS bdg.
Desde luego, no es fácil explicar por qué los otros MSS omitieron
estos vv. que hablan de la compasión. En cambio, como dice BEc-
KER, es fácil comprender que bdg quisieran poner como ejemplo de
virtud a Zabulón 231 • Ello autoriza en principio a expurgar el T. Zab.
de estos vv. Pero no autoriza a BECKER a tildar de adición los
otros vv. del T. Zab. que, tanto en a. como en ~ hablan de la com-
pasión. Para ello habria que traer nuevos argumentos convincentes.
El estudio de BECKER no me parece conseguirlo: 5,1-4 está unido
por el tema de la compasión al cap. 4, como reconoce el mismo
BECKER; la parénesis de la compasión que nos ofrece 5,1-4 (ligada

230. 6,5 (bdg): O"UV<XAYWV-O"U[Llt"CÍO"XCUV; 7,4 (bdg): O"U[Llt"Ope:ÚO[LE:VO<;-O"U[L·


7tCÍ6e:~<Xv; 7,3 (bdg): crU[Llt"CÍO")(e:-re:.
231. O.c. p. 24.

221
En los testamentos de los doce patriarcas

explícitamente a la vida de Zabulón, 5,4) está atestiguada tanto


en a como en ~. Pero BECKER cree que en estos vv. tenemos una
adición nacida después de la del cap. 3. Según él, 5,2 no puede
proceder de otro lugar que de 3,2, ya que la enfermedad de los
hermanos (5,2) es desconocida en 1,5- 2,9; 4,1ss 232•
Pero no se ve muy bien por qué el autor de 1,5- 2,9; 4,1ss te-
nía que haber hablado necesariamente antes de 5,2 de la enferme-
dad de los hermanos ... BECKER cree, además, que 5,5 no puede
seguir sin solución de continuidad a 5,1-4. Olvida que lo que per-
sigue el autor de 5,1-5 es contraponer la imagen patriarcal a sus her-
manos explicando el porqué de éxitos y fracasos: la compasión.
En 5,5 Zabulón tiene éxito en el mar donde no lo tuvieron «mu-
chos» (léase probablemente «muchos» de sus hermanos,). Creo que
no se debe separar 5,5 de 5,1-4. Además, si consideramos 5,1-4 adi-
ción, no se ve cómo a 4,13 pueda seguir 5,5. BECKER da otra razón
en pro de la adición de 5,4: «(los) hijos de mis hermanos enferma-
ron ... , pero mis hijos fueron preservados». Debería decir vosotros
fuisteis preservados, según el género del testamento 233 • Tampoco me
parece convincente. El cambio de persona es debido a que, a menu-
do, el autor del T. 12 Pa. pasa del género narrativo al homilético.
Algo semejante sucede en 10,2 donde se habla de todos los que
cumplen los mandamientos «de Zabulón, su padre» (a y ~).
Hemos dicho que BECKER considera también adición el cap. 3
(rz y ¡1). La razón principal es porque constituye un estorbo para
la secuencia 2,9 + 4,1. El cap. 3 es prematuro, sólo puede venir
después de 4,6. Pero es difícil pronunciarse sobre estos argumen-
tos, especialmente cuando a en 4,1ss difiere tanto de 11. El mismo
BECKER confiesa que a veces es muy difícil, si no imposible, re-
cuperar el texto 234• Estando así las cosas, me parece más pru-
dente considerar el cap. 3 como un largo paréntesis de tipo mi-
dráSico que interrumpe la escueta narración histórica del pa-
triarca. Estos paréntesis existen a menudo en T. 12 Pa. Sin ir
más lejos, 2,8 constituye uno de ellos (cfr. Gn 37,24). El cap. 3,1ss
(a la manera de 2,8) aplica una ley de la Torá, la ley del Le-

232. O.c. p. 207.


233. O.c. p .. 207-208.
234. O.c. p. 205.

222
El Testamento de Zabulón

virato, a la historia de José; probabkmente. con la intención de


que el oyente saque la adecuada moraleja: hay que tener com-
pasión del hermano en desgracia, José (contexto inmediato), como
la tuvo Zabulón, que no participó en el precio de la venta de
sus sandalias, 3,1 235•
Según BECKER, 1,5-4,13 describe minuciosamente el pecado
que ha confesado Zabulón, la ignorancia (1,5). Esta ignorancia
se desarrolla con la descripción de los tres actos de la historia
de José: intención de matarlo, venta, engaño a Jacob. Sin negar
la existencia de estos tres actos, no se ve que describan la «ig-
norancia» del patriarca. De hecho, el término que la indica,
&yvOLet. (1,5), no vuelve a aparecer. En cambio, en la introduc-
ción nos encontramos repetidamente con la preparación del tema
de la compasión, como arriba hemos indicado. Añadamos sólo
una última consideración sobre 2,2. El mismo BECKER cree que
forma parte del núcleo original del T. Zab. En 2,2 José pide que
se tenga «compasión de (las) entrañas de nuestro padre Jacob»,
oix-re:~p~crOtn a-rt"A&:y-¡yrx. .. La única dificultad de critica textual la
constituye la presencia del artículo delante de «entrañas» 236• Ahora
bien la presencia de cr-rt"A&.yxvrx en el T. Zab~ original es signifi-
cativa, ya que esta raíz y hasta el mismo término se repetirán
en la parénesis de la primera parte que BECKER considera adi-
ción. Este autor ve muy bien la dificultad que representa admitir
en el núcleo original 1,5ss. Por eso menciona a continuación la
posibilidad de que «la descripción de la compasión de Zabulón
para con José en 1,5ss en parte haya podido ampliarse en base
a la adición de 5,lss» 237 • Pero reconoce la falta de argumentos
para rechazar 1,5ss (y por tanto también 2,2) en la forma en
que hoy nos lo ofrece tanto rt. como B238 • Así, pues, las pruebas
de BECKER para desembarazarse de capítulos y versículos no pa-
recen convincentes. Además, si el texto tal como nosotros lo
235. M. DE JoNGE ve en el «precio de sangre» (T. Zab. 3,3 - Mt 27,6),
en la estancia de «tres días y tres noches» en la cisterna (T. Zab. 4,4 - Mt
12,40), otros tantos indicios del cristianismo de los T. 12 Pa., Christian
influence in the Testaments of the twelve Patriarchs, NT 4 (1960) 192-194.
236., El artículo está presente en los MSS bdg y en la traducción ar-
menia.
237. O.c. p. 209.
238. Allí mismo.

223
En los testamentos de los doce patriarcas

aceptamos (partiendo de la preferencia básica otorgada a b) tiene


sus inconvenientes, éstos no faltan en la disposición o estructu-
ración del texto de BECKER. El mismo confiesa que 4,13 desen-
tona unido a 5,5; también 8,4 unido a 6,8 239 • Pero hay más;
según la estructura del T. Zab., presentada por el autor en p. 208,
la parénesis de 8,5-9,3(4) está «fundada sobre la entera historia
de la vida» del patriarca. Ahora bien, el sentido más obvio e
inmediato de la historia de Zabulón (aún siguiendo sólo el texto
admitido por BECKER) es que no hay que unirse con los herma-
nos, ya que el patriarca está siempre de parte de José y contra
los demás hermanos. Lo que se opone directamente a la paré-
nesis de 8,5-9,3(4). Esta parénesis sobre la unión entre hermanos
no puede ser, tal como ha llegado hasta nosotros, una conse-
cuencia de la vida de Zabulón. Me parece que hay que explicar
la existencia de esta parénesis sobre la unión por la asociación
de ideas corrientes en nuestro género literario: amor al prójimo,
compasión, unión... son temas comunes a los discursos de adiós,
ideas que mutuamente se atraen (cfr. T. Zab. 8,4-6 en a. y, sobre
todo, en bg).
Concluyendo, la parénesis sobre la compasión está demasia-
do presente en el T. Zab~ (aún expurgado por BECKER) para que
podamos afirmar, como éste quisiera, que la exhortación a la
unión es la única parénesis del texto original 240•
Tenemos, pues, en el T. Zab. dos temas comunes de nuestros
discursos de adiós, la compasión (I_a parte) y la unión (2.a parte).
Ambos forman el segundo motivo de nuestro género. La paré-
nesis de la unidad empieza, como dijimos, en 8,5b: «No calcule
ninguno de vosotros (cómo hacer) el mal a su hermano. 6 Por-

239. O.c. p. 208.


240. Como dijimos al citar los textos que preparan la exhortación a la
compasión, 4,2 (a y f3) (admitido por BECKER en el testamento original)
nos habla explícitamente de la compasión de Zabulón por José.
Aunque no admitiéramos los versiculos dados por los solos MSS bdg
contaríamos todavia con estas exhortaciones explicitas a ·la compasión:
5,1 (a y {3); 5,3.(4) (a y {3). El titulo del T. Zab. en f3 menciona la «Compa-
sión y misericordia», de acuerdo con el tema más sobresaliente en el dis-
curso del patriarca .. No hay que olvidar, con todo, que BECKER considera
la parénesis acerca de la compasión una reelaboración judía añadida al
núcleo original del testamento, 1,2-2,9; 4,1-B; 5,5-6,3.7a.8; 8,4-9,4ss, o.c.
p. 208.213.

224
El Testamento de Zabulón

que esto separa de la unidad, disgrega todo parentesco y per-


turba el alma. (Puesto que quien conserva resentimiento no tiene
entrañas de misericordia). 9,1 Observad las aguas. Cuando fluyen
unidas, arrastran piedras, árboles, tierra; 2 pero si se dividen en
muchas, se pierden en la tierra y se convierten en menosprecia-
bles. 3 Así os sucederá si os dividís. 4 No os partáis, pues, en
dos cabezas, porque todo lo que hizo el Señor tiene una sola
cabeza ... »
En el tercer motivo (parte profética del discurso 9,5-10,3) re-
aparece el leitmotiv de la primera parénesis, la compasión, 9,7.
(a-~) y 9,8 (bdg).
Si se sigue el tríptico («Pecado-Exilio-Retomo») tal como
lo presenta BECKER en cinco elementos, entonces tenemos:

- 9,5a, introducción.
- 9,5b, pecado (=división de Israel, ya que la tribu de Zabu-
lón nunca se ha dividido en dos).
- 9,6, el exilio debido al pecado.
- 9,7, retorno del exilio.
- 9,9b, «hasta el tiempo de la consumación».

Según este esquema en cinco elementos, el v. 8 debe ser re-


chazado 241 • Pero pocas veces los fragmentos S.E.R. son absolu-
tamente regulares. Además, parte de este v. tiene demasiados
paralelos en los T. 12 Pa. para que podamos considerarlo se-
cundario 242• BECKER cree que en 9,7 (a y ~) -que menciona
la misericordia y la compasión de Dios- se trata de una expre-
sión teológica tomada del AT (cfr. p. ej. Ex 34,6) y que, por lo
tanto, nada tiene que ver con la parénesis de la compasión 243 .
Es posible, pero hay que recordar 8,1, aunque sea inseguro por
existir sólo en los MSS bdg; 8,1 habla de: un modo muy pare-

241. El v. 8 (a y bdg) repite lo anunciado en ei 7 (a y /3): «y después


de estas cosas ... volveréis (o "redimirá" ... "hará volver")».· Además, el v. 8
(a y bdg) anuncia la teofanía escatológica. Este v. hay que considerarlo
una adición, ya que después de esta teofanía final sería imposible la vuelta
al pecado anunciada en el v. 9a (a y /3), BECKER, o.c. p. 211-212.
242. Véase nota 96.
243. O.c. p .. 211 nota 2.

225
Cortes 15
En los testamentos de los doce patriarcas

ciclo de la compasión de Dios relacionándola con la de los hom-


bres 244• Esta objeción tiene también su peso a la hora de juzgar
la conclusión de BECKER sobre 9,5ss: hay que suponer que el
autor de T. 12 Pa. ha tomado S.E.R. de la tradición. Los argu-
mentos que le permiten esta conclusión son, sobre todo: l. o Ex-
cepto 9,4 (a. y ~) no hay ninguna preparación de S.E.R. en el
T. Zab. 2. En el fragmento S.E.R. no se ha. elaborado ninguna
0

afirmación del T. Zab. 245 • Este segundo argumento mantiene su


validez sólo si se admite que la mención de la compasión de Dios
en 9,7 tiene exclusivamente procedencia veterotestamentaria o si
se cree que 8,1-3 es una adición posterior.
En 9,5ss tenemos, pues, las ideas del autor de T. 12 Pa. o
las de una tradición anterior inserta por el autor de los testa-
mentos en T. Zab. En cualquier caso se trata del tercer motivo
de nuestro género. Este motivo, con todo, no se termina con
los cinco elementos de BECKER, sino que en 10,2-3 (a y [3) se ex-
plican los premios y castigos escatológicos; en 10,2 Zabulón prevé
la resurrección en medio de sus hijos, como otro Moisés: «Yo
resucitaré de nuevo en medio de vosotros, como guía en medio
de sus hijos, y me regocijaré en medio de mi tribu, tantos cuan-
tos guarden la Ley del Señor y las ordenaciones de Zabulón su
padre» 246•

244.. Compárese 9,7 (o: y [3): l:Ae:~fLWIJ €o-·d xcd e:\lcm:Aanvo<; con 8,1
(bdg): cm:AayxvLo-Sd.; l:Ae:~o-7J.
245. O.c. p. 213.
246. Texto que hay que colocar al lado de la tradición rabinica, que
considera a Moisés guia escatológico de la generación que pereció en el
desierto. Estos textos rabinicos se encontrarán reunidos en Str.-B. v. 1
757-758. Además, según la tradición targúmica (representada en el MS 110
de Paris, TJII, TN Ex 12,42), Moisés y el Mesias «marchará(n) a la. cabeza
del rebaño (o sobre una nube)» en la cuarta noche escatológica. Véase el
estudio de estos textos targúmicos en R. LE DÉAUT, La Nuit Pasea/e, sobre
todo p. 264-270. BECKER no cree que se deba aceptar como original T. Zab.
10,2-3 por su vaga unión al contexto. Pero, a pesar de las objeciones' de
BECKER (o.c. p. 168-169), estos vv. tienen un paralelo demasiado evidente
en el seguro T. Jud. 25,1-3. Aqui también se ven relacionadas, al final del
discurso de adiós, la resurrección del patriarca, la de las tribus y la des-
aparición del espiritu de mentira, Beliar. T. Benj. 10,7ss ofrece también la
misma secuencia resurrección-juicio final. Compárese especialmente (como
ya lo pedia DE JONGE, The Testaments of the Twelve Patriarchs, Assen,
1953, p. 94-95) T. Jud. 25,1b- T. Zab. 10,2a- T. Benj. 10,7; T. Jud. 25,3b-
T. Zab. 10,3. Otro de los motivos que ofrece BECKER en pro de la adición
de T. Zab. 10,2-3 es que asi quedan consolados los hijos del patriarca que

226
El Testamento de Dan

El patriarca no manifiesta expresamente la voluntad de ser


enterrado en Hebrón, pero sus hijos allí lo entierran, 10,7, «con
sus padres» 247 •

EL TESTAMENTO DE DAN

Después de la solemne introducción, que es una llamada a


prestar atención a las palabras del patriarca (1 ,2) el tema del
discurso de Dan se abre con el resumen de la experiencia de
toda su vida: la ira y la mentira - contrapuestas al trato justo
y a la verdad- son malas porque enseñan al hombre toda mal-
dad, 1,3. Sigue la confesión de los pecados: el deseo fratricida
respecto a José y la alegría que experimentó en el momento de
su venta (1,4-5). Los cap. 2-4 presentan una instrucción parené-
tica sobre las virtudes y vicios con los que el patriarca ha abierto
su discurso. Esta misma parénesis continuará en el cap. 5; y al
terminarse el discurso reaparece el tema en el cap. 6, junto con
una visión «profética» sobre el futuro de Israel.
Esta constante reaparición del tema «virtud-vicio» hace su-
poner a BECKER que aquí el redactor posterior ha reelaborado' a
fondo el texto, al revés de lo que pasaba en los otros testamen-
tos donde bastaba algún que otro retoque - o ninguno- para
introducir material nuevo. Por eso poca cosa ha quedado del ma-
terial fundamental del T. Dan 248• En el cap. 1, p. ej., sólo en 1,2.
4-5.9 (en parte). Lo demás hay que separarlo de estos vv. porque
fue escrito por el redactor para preparar la introducción de la
parénesis de los cap. 2-4 249 •
Ciertamente, lo que queda del cap. 1 prepara la parénesis de
2-4. No obstante, habría que ver si podemos dividir el cap. 1
continúan en este mundo (10,1). ¿Cómo se explica entonces que en los
otros dos testamentos (en que aparece en iguales circunstancias el tema
de la resurrección-juicio) no exista este motivo de la adición?
247. Con esta última alusión a la unión familiar se termina el testa-
mento, con otro indicio del género de los discursos de adiós, cfr. p. 61s.
Recordemos también las diversas fórmulas estilísticas que se encuentran en
T. Zab.: «hijos míos», 5,1.3; (7,2; 8,1) 8,5; 10,1; «mandamientos» del pa-
triarca, 10,2.
248. O.c. p. 349.
249. O.c. p. 348-349.

227
En los testamentos de los doce patriarcas

en los dos niveles propugnados por BECKER. Por de pronto la


dificultad creada por el v. 5 -que por hablar de la venta de
José separa el deseo de homicidio (v. 4) de la descripción de la
tentación de homicidio (v. 6-8) - tampoco queda resuelta en la hi-
pótesis de BECKER. Es decir, es imposible colocar el v. 5 antes
del v. 9, y, por otra parte, la secuencia 9.5 es poco probable 250•
Estando así las cosas ¿no será mejor respetar el orden actual?
Según éste, el patriarca, después de anunciar su doble culpa -de-
seo fratricida y alegría por la venta de José 251 - explica el cómo
del primer pecado, vv. 6-8. En esta explicación el motivo del
deseo fratricida (1,7b) coincide con el de la alegría por la venta:
«y yo me alegraba de la venta de José, porque su padre lo amaba
más que a nosotros», 1,5. De aquí que no fuera demasiado di-
fícil para el autor del texto pasar del tema de la venta a los de-
talles del pecado fratricida 252•
La exhortación al amor a Dios y al prójimo (5,3), según BEc-
KER, no tiene nada que ver con la parénesis de los cap. 2-4. Es
decir, «nO encuentra ninguna preparación en los cap. 2-4» y,
por otra parte, la exhortación al amor a Dios y al prójimo «a
menudo fue reconocida como parénesis del material fundamen-
tal de los T. 12 Pa.» 253 • Por lo tanto, hay que separar esta paré-
250. Ya que el v. 9 cumple muy bien su función de conclusión. T. Gad
2,5 -que BECKER considera material fundamental- es una buena prueba
de ello.
Si seguimos la analogía con el T. Gad veremos también que T. Gad
2,2b -material fundamental para BECKER- describe la intención homi-
cida del patriarca con el mismo tipo de metáfora zoológica que nuestro
T. Dan 1,8b.
251. Siguiendo a f3 en el v. 4, y no a la familia a, como BECKER, es
todavía más clara la unión entre v. 4-5, ya que en los dos versículos se
habla de la alegría causada por la muerte y la venta .del hermano
(1¡ a6¡.L1]V- l:xcnp ov).
252. En el T. Sim. tenemos casi la misma asociación de ideas: T. Sim.
2,6-8: celos - predilección - fratricidio (ofuscación de la mente por el es-
píritu de celos, 2, 7b) - liberación. .
T. Dan 1,5b-9: predilección - celos - fratricidio - liberación. Evidente-
mente, es una dificultad ulterior para la hipótesis de BECKER que ve mate-
rial fundamental en T. Dan 1,4-5, y secundario en 1,6-8. La objeción es
tanto más válida cuanto que antes BECKER consideró T. Sim. 2,6-7a.8
(celos - predilección - fratricidio - liberación) material fundamental del
discurso de Simeón, o.c. p. 327-328. (La exclusión de T. Sim. 2,7b crearía
un paralelismo mucho más perfecto, pero ya hemos visto que esta exclusión
era indebida, véase p. 181). ·
253. O.c. p. 349.

228
El Testamento de Dan

nesis original (5,la.3) de la que encontramos en 2-4. Hay que


separarla también del trabajo redaccional (5,1b.2) del que intro-
dujo 2-4. Así, pues, la parénesis contra la ira y la mentira, tanto
en 2-4 como en 5,lb.2, pertenece al crecimiento secundario del
testamento.
Pero es inexacto afirmar que en ningún momento 2-4 pre-
para la parénesis de amor a Dios y al prójimo. El amor al próji-
mo (5,3) está muy bien preparado en las diversas alusiones al
odio. En 2,5 se pregunta cómo el espíritu de la ira ofusca el
entendimiento o los ojos. La respuesta es: «con odio de cora-
zón y le da su propio corazón contra el hermano» 254. Se trata,
pues, de una segura alusión al odio fraterno. Hablando de vicios
-como es el caso de 2-4- es la lógica contraposición al man-
damiento del amor fraterno de 5,3 255 •
Algunas expresiones, esparcidas entre los textos «secundarios»
de BECKER, recuerdan demasiado bien al autor de los T. 12 Pa.
para que puedan formar parte de una parénesis que no le per-
tenece256.
Nos queda sólo la parénesis de 6,8. Las razones que BECKER
aduce para excluirla del material origjnal del testamento son

254. «Para la envidia», d~ q¡!l6vov, continúa el texto. R.H. CHARLES


traduce, partiendo de a: «Con odio de corazón de manera que envidie al
hermano», Apocrypha ... , JI, p. 333. Nosotros hemos preferido el texto del
MS b. A pesar de las numerosas variantes difíciles de explicar, práctica-
mente todos los MSS mencionan el odio en 2,5.
255. Y probablemente no la única. Parece aludir al mismo «odio» 2,3a:
«Porque, si se trata del padre o de la madre, se comporta con ellos como
si fueran enemigos». O también 2,3b: «Aunque sea un hermano, no lo reco-
noce (como tal)», oux oiae:v.
Además, el mismo 5,3 -que BECKER atribuye al material fundamental
por contraponerse a la parénesis de vicios y virtudes- contiene la exhor-
tación a la verdad (&J.~lle:Loc) o a guardarse de la mentira: «amad ... los
unos a los otros con sincero corazón», &v OCA"YJllLv'ii xocpa(q¡, 5,3. A menos
que BECKER prefiera contra todos los MSS griegos la versión armenia
(«puro») o que crea que se trata de una casualidad desprovista de signi-
ficado.
256.. En T. Dan 1,3a (que BECKER considera secundario) la manera de
expresarse a propósito de la virtud es similar a la de T. lsa. 4,lb; compá-
rese T. Dan 4,5b con T. Benj. 6,2a y T. Jos. 10,5b, al que BECKER consi-
dera material fundamental; T. Dan 1,9a con T. Sim. 2,8, ambos atribuidos
por BECKER al material fundamental. En otros casos, no sólo el contenido
es idéntico sino que también el vocabulario es muy semejante:
- en T. Dan 2,4a y T. Sim. 2,7 el espíritu (de un vicio) obscurece
(Tuq¡)..6w) la mente o los ojos.

229'
En los testamentos de los doce patriarcas

sólo en parte verdad 257• El v. no está tan aislado en su contexto


actual como B:ECKER supone. En 6,1 se exhorta a la «virtud»
en general. Además, se promete en 6,5 la ayuda del «ángel de
la paz» para que Israel no caiga «en el extremo de los males»
- :d~ -rÉAo~ xocx&v -, y en nuestro 6,8 el patriarca exhorta a
sus hijos a guardarse «de toda obra malvada» - &r.o r.ocv-roc;
f:pyou r.ov'Y)pou -. Desde el punto de vista del género literario
hay que afirmar, contra la opinión de BECKER, que no repre-
senta dificultad la exhortación de tipo general que aparece al
final del testamento (6,10) acompañada más o menos inmediata-
mente de otra exhortación a una virtud particular (6,8). Algo
semejante sucede en otros textos de los T. 12 Pa. 258 En cambio,
es importante, desde el punto de vista del género literario, la
mención del típico «hijos míos», 6,1.8; avala la pertenencia de
estos dos vv. a nuestro género.
Por lo tanto, no se puede considerar secundaria la parénesis
de las virtudes en T. Dan. Terminamos así el examen de las difi-
cultades principales que esta parénesis presenta en el T. Dan. Los
restantes problemas pertenecerán casi todos a la visión de fu-
turo del testamento.
La aparición del «ángel del Señor» en los «últimos días»
(5,4) es el primero de ellos. El «ángel del Señor» protegerá a
Leví-J udá en su lucha contra los insurrectos descendientes de
Dan. El resultado obtenido por la victoria de Leví-Judá es la
permanencia de Israel, 5,4b. El mismo resultado se obtiene en

- en T. Dan 2,3a (w~ ... 7tpocrÉ:XEL. &llEJ.cp6~) y T. Sim. 2,7 ( ... 7tpo~­
ixm ... W~ allEAcpcp).
257. O.c., p. 354.
258. Hay exhortaciones de tipo general al final de los discursos: T. Jud.
26,1; T. Zab. 10,5; (T. Leví 19,1-3). Exhortaciones a una virtud particular:
T. Gad 7,7; T. Isa. 7,1-7a. Por lo tanto ¿por qué no podemos. encontrar
ambos tipos de exhortación al final del T. Dan? En realidad, no hay nin-
guna necesidad de que una de estas exhortaciones sea un duplicado.. Lo
comprenderemos mejor aún si examinamos el paralelo ofrecido por el
T. Jos. 18,1-2. El primer v. contiene una exhortación general indirecta a
observar los mandamientos de Dios, mientras que T. Jos. 18,2 exhorta
indirectamente a hacer el bien al que pretende nuestro mal.
Al final del discurso del patriarca Rubén -T. Rub. 6,9- y en T. Benj.
10,3, se exhorta a «hacer la verdad» el uno al otro. De modo análogo en
T. Dan 6,8 se exhorta a «amar la verdad». Los dos primeros textos son
considerados por BECKER material original, pero no T. Dan 6,8.

230
El Testamento de Dan

6,2-5, donde el protector es el «ángel de la paz». Probablemente


se trata del mismo ángel y del mismo autor en ambos textos,
como dijo DE JoNGE 259 • El mejor paralelo de 6,2ss es T. Leví
5,lss. En ambos textos no sólo subyace una concepción general
similar (ayuda del ángel intercesor de Israel en los tiempos difí-
ciles), sino que también hay identidad de vocabulario en muchos
detalles. El ángel del T. Leví 5,3, además de dar la orden de
atacar a Siquem, ayuda al guerrero Leví, ya que explícitamente
promete estar a su lado: «estaré contigo». Pero esta protección
puede repetirse en los últimos tiempos; de aquí que Leví quiera
conocer el nombre del ángel para poder invocarlo (hmw:J..é:cu) en
los tiempos de tribulación, (:)}.~~e:cuc;, T. Leví 5,5 260• De hecho en
T. Dan 6,3 el enemigo quiere hacer caer a todos los que invoquen
(lmxiXAÉcu) al Señor. Se necesita, pues, la protección de este ángel
poderoso porque existe un intento de destrucción total, T. Dan
6,3 - T. Leví 5,6. El ángel poderoso es «el que intercede» ('rtiX-
p1XLTÉofL1XL) «a favor de la raza de Israel» o «a vuestro favor ...
para la paz de Israel» (T. Dan 6,2; T. Leví 5,6.7). Por eso varias
veces se le llama «el ángel de la paz», T. Dan 6,5 261 • Función
de este «ángel de la paz» es «guiar» no só¡o en la guerra sino
también al justo en general. En T. Leví 2,6-5,1ss guía al patriarca
a través de los cielos. El término ó~-r¡yé:cu (guiar) no es explícito
en el T. Leví, pero sí en T. Benj. 6,1: «el ángel de la paz guía
su alma», el espíritu del hombre bueno 262 • Teniendo en cuenta
todo eso, «el ángel del Señor» que «guía» (ó~'f)yd) a Leví-Judá
en los «últimos días», «porque por ellos Israel se mantendrá»
(T. Dan 5,4), no puede ser otro que el «ángel de la paz» que for-
talece a «<srael», T. Dan 6,5. En ambos textos tenemos las mismas
ideas y vocabulario de base. Se trata, pues, del mismo autor.

259. O.c. p. 93.


260. «En (el) tiempo de (la) transgresión», lv XIXLpij'l &vo[L[IX~ (T. Dan
6,6a); (&vo[L[IX se aplica a los últimos tiempos en 2Tes 2,3.7.8; Mt 24,12).
También la comparación de T. Leví 5,2b con T. Dan 6,7 sugiere que nos
encontramos en los últimos tiempos (cfr. T. Dan 5,4a).
261. Véase esta misma expresión, fJ.yy<:'J...o~ 't''ij~ dp~v'l]~, en T. As. 6,6
y en T. Benj. 6,1.
262. En el T. As. 6,6 el ángel de la paz «introduce», dcrcpÉp<:L, d alma
en la vida. Pero el término no es seguro, ya que sólo aparece en la fami-
lia a. Véase, no obstante, la ed. de R.H. CHARLES en nota al texto.

231
En los testamentos de los doce patriarcas

¿Cómo explicar en tal caso las incongruencias del texto? P. ej.,


el término «sabe» (6,4), según la gramática del texto actual, tiene
por sujeto «el enemigo» (6,3), lo que en principio inclinaría a
corregir «el reino del enemigo será consumado» (6.4b) en su
reino será consumado. Es mejor, pues, pensar que «sabe» se
refiere al ángel intercesor del v. 2. Lo que obliga a ver un parén-
tesis en 6,3 : «Por eso el enemigo se esfuerza en hacer caer a
todos los que invocan al Señor.» ¿Habrá que atribuirlo a un
interpolador 263 ? No lo parece, ya que la misma idea se encuen-
tra en un contexto similar en T. Leví 5,6b. Se trata, probable-
mente, de la misma mano en ambos textos 264• T. Dan 6,3 está uni-
do a 6,2 por el término de enlace «enemigo». Es decir, la mano
del autor (o redactor) de los T. 12 Pa. no ha sabido allanar com-
pletamente el texto en la reelaboración ed'ectuada sobre el ma-
terial judío 265 • Igual podemos decir de~ 6,6. Su contexto actual
de victoria final por medio de la ayuda del ángel poderoso exige
leer «en (el) tiempo de (la) transgresión de Israel, el Señor no
se apartará de ellos». Así corrige R.H. CHARLES el texto, aña-
diéndole el adverbio de negación 266• Pero es posible que el autor
cristiano haya manipulado el texto olvidándose de corregir las
inconsecuencias causadas por su intervención. Según esta inter-
vención cristiana Dios abandonará a su pueblo elegido e «irá
detrás (de un pueblo) que haga su voluntad», los Gentiles. El
263. BECKER cree que 6,1-7 no puede atribuirse al material fundamen-
tal. T. Dan 6,1-7, aunque no contenga parénesis de vicios y virtudes, está
demasiado cerca de 5,6s y de la imagen dualística del mundo ofrecida por
5,10-12. Con todo, son tradiciones independientes entre sí y secundarias
respecto a T. 12 Pa. En el cap. 6, sólo los vv .. 9a.10-11 pertenecen al mate-
rial fundamental. La esperanza de futuro descrita en 6,4-7 no puede con-
cordar con el material fundamental de la pieza S.E.R. del cap.. 5; el conte-
nido de 6,4-7 es demasiado genérico, no se relaciona con la situación de
testamento y, por lo tanto, debe ser excluido, o.c. p. 354-355.
264. Sobre la pertenencia del ángel guerrero al texto original del T. Leví,
véase p. 190ss.
265.. Que se trata de una mano cristiana parece probarlo aquí la ex-
presión del v. 2 «mediador entre Dios y los hombres», aplicada a Cristo en
1Tim 2,5. Compárese, no obstante, con la literatura Qumránica citada por
M. PHILONENKO, Les interpolations chrétiennes des Testaments des Douze
Patriarches et les manuscrits de Qumran, Paris, 1960, p .. 45. Nos atenemos
a la respuesta de DE JONGE, Christian influence in the Testaments of the
twelve Patriarchs, NT 4 (1960) 235 nt l. Sobre la «intercesión» en general
puede verse p. 372-376 de nuestra obra.
266. Apocrypha .. . , II, p. 335.

232
El Testamento de Dan

texto continúa con la mención del ángel poderoso que el autor


cristiano quizás aplique a Cristo: «porque ninguno de los ánge-
les le será igual», 6,6b 267 • Este texto puede dar la impresión de
haber sido dislocado por una intervención cristiana posterior oca-
sionada por «(el) extremo de (los) males», 6,5b (compárese con
los últimos tiempos descritos a continuación en 6,6a). Parece
como si 6,6a hubiera sido introducido de modo subrepticio: 6,6b
encaja muy bien después de la mención del ángel de la paz (6,5).
Así pues las dificultades de 6,6 y 6,2b-4 en principio podrían
solucionarse como indica BECKER: son interpolaciones cristianas
posteriores 268 • Pero los numerosos paralelismos de contenido y
vocabulario entre T. Dan 6,2-6 y T. Leví 5,3.5.6.7 inclinan a su-
poner que en T. Dan se trata del autor de los T. 12 Pa.
En cuanto a 5,4b, el fragmento Leví-Judá en el que se pro-
mete la ayuda del «ángel del Señor», el argumento que BECKER
esgrime para excluirlo del T. Dan no convence. BECKER, par-
tiendo de la admisión del material fundamental de la pieza S.E.R.
esparcido en 5,4-13a 269 , excluye del testamento el material Leví-
Judá (5,4b.6.7), porque estos fragmentos nunca tienen nada que
ver con S.E.R. en los T. 12 Pa. La razón sería convincente si
en todos los testamentos apareciera el fragmento· S.E.R. o. si los
elementos de este fragmento fueran siempre completos y orde-
nados. No siendo éste el caso, 5,4a puede haber sido en sus orí-
genes, como quiere BECKER, una introducción al fragmento S.E.R.,
o puede que haya sido siempre lo que ahora es: una introducción
al fragmento Leví-Judá copiada del esquema S.E.R. 270• Este frag-
267. Según la mayoría de los MSS; el texto de b no puede encajar gra-
maticalmente en el contexto.
268. BECKER niega el cristianismo de 6,7. No cree que la presencia de
los «Gentiles» después de «Israeb> permita afirmarlo; DE JONGE mantiene
con razón el cristianismo del v., sobre todo porque probablemente hay que
preferir la lectura del «grupo» {3, donde al final del v .. aparece el término
«salvador», crw-r~p. The Testaments of the Twelve Patriarchs, Assen, 1953,
p. 36.93. BECKER, en cambio, considera adición el término «salvador»
(ausente en a y en la traducción armenia) y afirma que posiblemente es
también adición <<y en los gentiles» (ausente en la traducción armenia),
o.c. p. 354-355 nt 3.
269. Es decir 5,4a.5 (en parte). 8 (excepto «con ellos»). 9.10a (excepto
la mención de Judá y Leví). 13 (en parte).
270. El fragmento Leví-Judá del T. Jud. 21,1-6 tiene en el v. 6, como
en nuestro T. Dan, una clara proyección hacia el futuro de la comunidad.
En el mismo sentido, T. Gad 8,1-2.

233
En los testamentos de los doce patriarcas

mento continúa extrañamente mezclado con elementos varios y


con temas del esquema S.E.R.: v. 8 (castigo= exilio); v. 9 (re-
torno). Más aún, como señaló DE JoNGE 271 , entre el v. 5 y el v. 8
nos encontramos con un añadido cristiano que recuerda el Anti-
cristo procedente de la tribu de Dan (T. Dan 5,6). Por su culpa
y la de los espíritus del mal no sólo pecarán los hijos de Dan
sino también Leví y Judá (T. Dan 5,6b-7), lo que1 está en contra-
dicción demasiado evidente con el Leví-Judá de 5,4b, según el
cual precisamente estos patriarcas serán el sostén de Israel. En
5,6-7 tenemos, pues, una interpretación cristiana de Leví-Judá
mezclada con elementos sacados del esquema S.E.R. ¿Es nece-
sariamente una interpolación tardía? Con DE JoNGE creemos: que
no: «El autor de los testamentos, al componer este capítulo con
toda clase de material, recordó (con ocasión de la predicción de
los pecados de Dan en S.E.R.) la corriente concepción cristiana
que relacionaba a Dan con Satanás. Habiendo mencionado esta
idea, en el v. 6a la unió con los pecados de Leví que encontró
en el pasaje S.E. R. del original Leví 272 y con la maldad de J udá
que encontró en la fuente de T. Jud. 21,6-9 273 • Finalmente, el
pasaje de los vv. 6-7 fue enlazado con el v. 8 por la adición de
"con ellos" a este v., que consiguientemente empieza con "Por
lo tanto seréis llevados lejos con ellos a la cautividad"» 274 •
En T. Dan 5,10a el autor continúa el tema Leví-Judá 275 • El
En T. Dan 5,4b la observación acerca de la guerra contra Leví-Judá
favorece también la pertenencia del texto al testamento, ya que «corres-
ponde» a la «guerra» de 5,2b; pero el argumento no es una buena respues-
ta a la hipótesis de BECKER porque éste considera 5,2 adicional.
271. O ..c. p. 91-92. 121-122. En la misma línea, RIESSLER, P., Alt-
jüdisches ... , p. 1337, en nota al texto.
272. El autor se refiere a la probable fuente común de nuestro T. Leví
y de los fragmentos arameos y griegos, que tratan del mismo patriarca,
cfr. nt 464 y p. 19lss. 195s.
273. Si estos vv. son adiciones posteriores, lo que es muy posible, en-
tonces a pesar de DE JONGE habrá que buscar la inspiración en otros textos
que hablan de los pecados de Judá, p. ej., en T. Jud. 18,lss, que nos in-
forma de la avaricia de los hijos de Judá en los «últimos días».
274. O.c. p. 92.
275, BECKER quiere ver en el orden inverso de las tribus -«de Judá
y de Leví»- un matiz cristiano. Independientemente de su posible valor
cristiano, la frase no parece ser secundaria en los T. 12 Pa. De hecho 5,10a
en gran parte tiene el mismo contenido y vocabulario que T. Sim. 7,1c;
T. Neft. 8,2b y T. Gad S,lb, citados por el mismo BECKER, o.c. p. 351.
Hemos dicho anteriormente que la objeción de BECKER contra los frag-

234
El Testamento· de Dan

sujeto en singular -«él hará la guerra contra Beliar» -, quizás


permite suponer otra intervención cristiana del autor de T. 12
Pa. 276 ; v. 13b es también claramente cristiano, pero v. 13a insis-
te en que ya no habrá más exilio ni Jerusalén volverá a ser des-
truida. Este énfasis y la alusión al descanso en el Edén (v. 12a)
hacen suponer que en 5,10-13 el autor cristiano reelaboró un
texto judío.
BECKER -que rechaza el cristianismo del texto- conside-
ra 5,10b-12 un apocalipsis de naturaleza cósmico-dualística que,
siendo antes independiente, fue inserto para explicar el v. 9 e
introducido con ocasión de la aparición de «Jerusalén» en el
v. 13. Se trata de una adición al T. 12 Pa 277•
Pero no sólo al final de 5,10a encontramos una prueba de
que este v. está en su debida situación testamentaria - «nuestros
enemigos» 278 - sino que el contenido de 5,12a se explica muy
bien por T. Leví 18,10-11, que parece atribuible al autor de los
T. 12 Pa. Por lo tanto las diferencias de contenido e intención
entre 5,10b-12 y 5,13 -que BECKER subraya- pueden también
explicarse como resultado de la diversidad de elementos de pre-
VISion «profética» en general y de tradición apocalíptica, reuni-
dos y enlazados por el autor de los T. 12 Pa.

El T. Dan como discurso de adiós

Un primer indicio de que se trata de un discurso de adiós nos


lo ofrece 1,2 ya que es copia casi perfecta del contenido y estruc-
tura de Gn 49,1-2:

mentos Leví-Judá a partir de su contexto no parece suficiente para excluir


5,4b. La misma réplica vale para 5,10a.
276. Intervención que se repite en la expresión «nueva Jerusalén»
(v. 12), DE JoNGE, o.c. p. 92. 154 nt 267 .. Pero véase también del mismo
autor, Christian influence in the Testaments of the twelve Patriarchs, NT 4
(1960) 215.
277. O.c. p. 351-354.
278. BECKER prefiere leer «vuestros» y suponer que esta única palabra,
que mantiene de modo claro la situación de testamento, puede ser redaccio-
nal, o.c. p. 352-353 nt 5. Pero ¿qué necesidad tenía de ella el redactor
posterior que introdujo el apocalipsis? En cuanto a la corrección «enemi-
gos» véase la nota a la ed. del texto de R.H. CHARLES.

235
En los testamentos de los doce patriarcas

«Habiendo llamado a su familia dijo:


Escuchad mis palabras, hijos de Dan,
y prestad atención a las palabras de la boca de vuestro padre».
T. Dan 1,2.

En 1,2 se encuentra, pues, el verbo típico de nuestro primer


motivo, xocA.écrocc;;, «habiendo llamado». El discurso tiene lugar los
«últimos días» del patriarca (l,lb), lo que, junto con el anuncio
de su muerte en 2,1, es una prueba ulterior de lo definitivo de
la despedida.
El segundo motivo está constituido por la abundancia de en-
señanzas morales, exhortaciones y prescripciones. La historia vi-
vida por Dan enseña «que es buena y agradable a Dios la verdad
junto con una conducta justa», 1,3. El discurso del patriarca
se dedicará a explicarlo. Enseñará que los vicios contrapuestos
-la mentira (tf¡e:ü~oc;;) y la ira (8u¡..t6c;;), 1,3b- deben ser el centro
de la atención vigilante de sus hijos.
El discurso contiene una primera exposición doctrinal de
cómo actúan los vicios arriba señalados (1,3-4,7). En esta expo-
sición prácticamente son nulas las exhortaciones morales direc-
tas n 9 • En cambio, se encuentran en la segunda parte (5,1-6,10).
Las prescripciones propias al T. Dan se subrayan de un modo
especial: exhortación a la verdad y a guardarse de la ira, 5,1-2;
6,8. Conviene destacar en el T. Dan las típicas del género, como
la exhortación del amor al prójimo, que, unida al amor a Dios.
aparece en 5,3 con la coloración propia del T. Dan:

«Amad al Señor a través de toda vuestra vida


y los unos a los otros con sincero (&!-1J8Lv?j) corazón» 280•

Nuestro segundo motivo termina con una exhortación a evi-


tar la injusticia y a practicar la justicia de la ley del Señor, 6,10.
279. En 2,1 tenemos una exhortación contra la mentira y la ira. Con-
tiene una promesa condicionada; a la exhortación de no irritarse (contra
el MS b) sigue 4,3b-4a, que podría ser secundario por estar fuera de con-
texto, véase la nota de R.H. CHARLES (Apocrypha ... , II, p. 333 y las notas
de su ed. de los T. 12 Pa,).
280. Respecto al amor al prójimo, recordábamos, en el análisis lite-
rario, que en la primera parte existe una preparación del tema en 2,3.5.

236
El Testamento de Neftalí

El tercer motivo es más difícil de determinar a causa de las


dificultades que hemos constatado en el análisis de crítica lite-
raria. De todos modos, hasta en la hipótesis de BECKER obten-
dríamos una clara visión «profética» de futuro en el 5,4a.5(en
parte). 8.9.13(en parte). Pero nosotros nos inclinamos a consi-
derar como previsión de futuro (construida con material de di-
versa procedencia) prácticamente el entero cap. 5 a partir del
v. 4. En el cap. 6 las «profecías» están enlazadas con las exhor-
taciones morales a huir de Satanás y de sus espíritus y a acer-
carse a Dios y al ángel protector de Israel, 6,1-7. El tercer mo-
tivo se acaba con las exhortaciones típicas del testamento - evi-
tar la ira y la mentira, 6,8 - y con una exhortación de tipo
general, 6,10.
El cuadro genérico del testamento termina con la orden dada
por el patriarca: «enterradme junto a mis padres», 6,11. Es una
orden que ya hemos encontrado muchas veces y que proviene
sin duda de las palabras de Jacob en Gn 49,29. En 7,1-2 se re-
lata la muerte del patriarca Dan y la ejecución de su último deseo
de estar «cerca de Abrahán, Isaac y Jacob», según Gn 49,30-31 281 •

EL TESTAMENTO DE NEFTALí

Después de la genealogía de Bilhá, que parece que debería


ser introducción a la biografía del patriarca 282, pasando por la
noticia de las facultades de Neftalí para ser nuncio, la noticia

281. La frase siguiente sobre el cumplimiento de las profecías de Dan


(7,3) parece una nota posterior al testamento; no tiene verdadero paralelo
en T. 12 Pa. Así lo cree también BECKER, o.c. p. 166 nt 2. DE JONGE pre-
fiere atribuirla al autor del T. Dan, The Testaments of the Twelve Pa-
triarchs, Assen, 1953, p. 112.
En cuanto a las fórmulas estilísticas del género, hay que subrayar, ade-
más del mencionado 1,2a, la expresión «hijos míos» en 1,4; 2,1.2; 3,1; 4,5;
5,1; 6,1.8. No se encuentra en el T. Dan la fórmula estilística «mandar», a
pesar de las numerosas prescripciones morales... Con la prescripción de
impartir a los propios hijos el legado testamentario de Dan (6,9), proba-
blemente se ordena la lectura y la enseñanza del T. Dan a la muerte de
cada uno de los hijos del patriarca. Compárese 6,9 con T. Isa. 6,3 y sobre
todo con T. Sim. 7,3.
282. Sobre esta genealogía cfr. lo dicho en nota 477.

2J7
En los testamentos de los doce patriarcas

de su velocidad, 2,1 283 , llegamos a la primera parte importante


del discurso de Neftalí: la parénesis e instrucción dogmática sobre
la creación, 2,2-3,5.
Como puente entre esta primera parte y las visiones proféticas
de 5,6 sigue el cap. 4, que es la primera aproximación «profé-
tica» al :futuro de la comunidad que desciende de Neftalí.
Al cap. 4 siguen las dos visiones del patriarca que básicamente
quieren también iluminar el futuro ·de la comunidad; 7,1-8,1
constituyen conclusiones lógic~ de estas visiones; 8,2ss son la
última parte parenética del discurso. En 8,2-3 la exhortación co-
rresponde al tema de las visiones. No así Ia de 8,4-6; ésta no se
relaciona aparentemente con las visiones ni con la parénesis de
2,2-3,5. Su función parece ser la de, una buena introducción poé-
tica 284 al momento más profundo de la instrucción parenética
de Neftalí: 8,7-10. Con estos versículos sobre la prudencia con
que hay que cumplir todos los mandamientos de Dios termina
el discurso de Neftalí. Veámoslo un poco más en detalle:
BECKER quiere encontrar en la primera parte (2,2-3,5) dos
temas preexistentes y de procedencia sinagogal que han sido re-
elaborados por el autor del testamento. Uno bajo la idea dualista
de creación (2,2-7.10; 3,1), el otro centrado en el tema del «or-
den» (-r&~Lc;) de la creación (2,8-9; 3,2-5). Ambos tenían en la
sinagoga la conclusión de bendición-maldición, que, por lo que
toca al primero, encontramos en 8,4-6 y para el segundo en 8,
7-10 285 •
Nos preguntamos, en primer lugar, ¿por qué una concepción
dualista no puede proceder del mismo autor que describe: el
«orden» del mundo? En realidad, una división tan drástica en
dos temas no convence. Hay frases de tema dualista que presu-
ponen el «orden» de lo creado. En «como es su fuerza así tam.-
bién es su trabajo ... , como es su ojo así también es su sueño ... »

283. De estas facultades hablan también TN, TJI, TJII a Gn 49,21;


TJI Gn 31,4; TJI Gn 50,13; Sota 13a; MidraS haGadol Gn 49,21; Nm Rab.
7,78.
284. Probablemente el v. 5 es glosa posterior, ya que destruye la uni-
dad del complejo poético 8,4.6, de seis líneas cada versículo, o de 7, si
seguimos a BECKER, o.c. p. 217.
285. BECKER, o.c. p. 214-218.

238
El Testamento de Neftalí

(2,6), la fuerza está proporcionada al trabajo como el ojo al sueño.


¿Qué quiere decirse con ello sino que estas cosas están ord~
nadas al trabajo y al descanso respectivamente? Y en este caso
es evidente que el autor es el mismo· que el de 2,8: «Dios hizo
todas las cosas buenas en (su) orden: los cinco sentidos en la
cabeza ... , el corazón para entender ... » 286•
No se comprende tampoco con qué intención el autor del
T. Neft. habría separado estos dos grupos homiléticos de sus
supuestas conclusiones: 8,4-6 y 8,7-10 287 . Me parece, por lo tanto,
más razonable respetar el texto e intentar entenderlo tal como
ha llegado a nosotros. No se trata de dos temas artificialmente
unidos por el autor del testamento ... La exhortación a respetar
el orden de lo creado procede del mismo autor que manda obrar
en la luz y en contra de las tinieblas (2,6.10).
No hay que olvidar, por otra parte, que ambos grupos, tal
como los ve BECKER, tienen su punto de partida en la idea de
la creación (2,2 y 2,8). Ahora bien, ésta se encuentra también
en el T. Neft. hebreo (1,6; 10,4ss), es decir, en el otro testigo de
la fuente común a los dos testamentos. El T. Neft. hebreo des-
cribe igualmente las maravillas de la creación del hombre (10,4ss).
Si el texto griego habla del «orden» (o finalidad) de las partes
del cuerpo humano, el testamento hebreo habla de sus funciones:
«Ninguno de sus miembros cambia su función (lil)D1N) sino que
cada uno (guarda) la propia», 10,7. Se trata, pues, de un tema

286. Igual podemos decir de 2,10. El dualismo moral es explícito en


v. 1Ob -nunca se trata de un verdadero dualismo ontológico- y el orden
de la creación está presente en v. lOa: «Porque si dijeras al ojo que escu-
chara no podría.» Evidentemente, el ojo está ordenado al descanso de la
noche (2,6) o a la visión. Además, la parénesis que abunda en el grupo
«orden>> está también presente en el grupo del «dualismo» (3,1).
287. 3,5 (del grupo «orden>>) no enlaza bien con 8,7. Por esto, BECKER
piensa que entre uno y otro texto ha desaparecido un fragmento al entrar
el grupo en el T. N eft. Es decir, la hipótesis de BECKER tampoco soluciona
el problema del texto actual: el difícil paso de 8,6 a 8,7. Dejar 8,7 en su
contexto actual tiene la ventaja de respetar el texto y de mostrar, como
veremos, la probable conexión de 8,4-10 a través del tema «amor de Dios».
Además, el «dualismo» de 8,4.6 (Dios-diablo) no parece tener el mismo
origen que el de 2,6, que utiliza el término «Belian>. Para BECKER, ello cons-
tituye una dificultad que soluciona, en parte, suponiendo que 8,4.6 es una
poesía de dos estrofas, que era independiente antes de formar parte del
testamento, o.c. p. 217 nt l. Pero, «diablo» aparece también en el MS b en
3,1 (contra la familia a por la que se inclina BECKER a menudo}.

239
En los testamentos de los doce patriarcas

que debía estar presente en la fuente común a los dos testamen-


tos. Se ha llegado a esta fuente común por el análisis compara- ·
tivo de los dos testamentos, como veremos sobre todo a través
del estudio de las visiones en los textos griego y hebreo 288•
Nos basta, por el momento, analizar la conclusión de las vi-
siones tal como se presenta en ambos testamentos. Los elementos
de T. Neft. 7,1 están todos presentes en el texto hebreo (= 7,
1-5). Falta sólo en T. Neft. 7,1ss cualquier alusión al significado
de José en el futuro de la comunidad de Israel. El texto griego
ha tenido que eliminarla debido a que implicaba un juicio muy
negativo sobre el patriarca José. Se puede aún descubrir una
huella de este trabajo eliminatorio en el v. 2 del texto griego.
Tanto v. 1 como v. 2 presentan una afirmación de J acob. Ambas
frases se introducen de modo muy semejante a pesar de que su
contenido es muy diferente. La del v. 1 no ofrece dificultad puesto
que el v. tiene un óptimo paralelo en el texto hebreo. La intro-
ducción del v. 2 parece calcada sobre la del v. 1, ya que, conser-
vando la palabra Jacob (v. 1), el v. 2 repite superfluamente: «En-
tonces mi padre me dice (no, añade): Creo que José vive, pues
veo siempre que el Señpr lo ha nombrado con vosotros.» Para
suplir la referencia negativa a José el autor del texto griego no
ha visto otra solución que recurrir a una tradición común en el
judaísmo: la que interpreta Gn 43,14 como si a Jacob se le pro-
fetizara que José vivía por la mención inesperada de José entre
sus hermanos en el texto bíblico, cfr. p. 335 nt 3. Así, pues, el
autor, para poder mencionar esta esperanza de J acob sobre la
supervivencia de José (vendido en Egipto), no tenía necesidad de
inventar la visión de T. Neft. 5,6-7, como cree BECKER 289• Esta
mención de José en la primera visión, por otra parte, estaba ya
en la tradición, puesto que tenemos su paralelo en el testamento
hebreo 3,1ss. Lo que quiere decir que la conclusión tradicionál
de las visiones la tenía el autor del texto griego en 7,1; 7,2-4
son sólo vv. para llenar el hueco que le quedó al autor del texto
griego al no admitir la crítica a José. Terminado este paréntesis,
el testamento griego continúa, como la fuente común, con la
288. Cfr. p. 291ss.
289. O.c. p. 223-224.

240
El Testamento de Neftalí

conclusión que se deduce lógicamente de las vlSlones: unirse a


Leví-Judá y no a José (T. Neft. hebreo, 7,5b). Como era de es-
perar, aquí ha omitido también el autor del texto griego la men-
ción de José, T. Neft. 8,2a.: «Vosotros, pues, mandad a vues-
tros hijos que se una:n a Leví y a Judá.»
Esta exhortación del texto griego viene fundada en una razón
«profética» (8,2-3), que se manifiesta claramente de carácter cris-
tiano por lo menos en el v. 3 290 ; además, excluyendo de 8,4-6,
como quiere BECKER, el v. 5, obtenemos una exhortación general
al bien con las correspondientes promesas de premio (v. 4) y de
castigo (v. 6). Estos dos versículos ofrecen un paralelismo poé-
tico casi perfecto 291 y una buena introducción a la parénesis es-
pecífica y más profunda del T. Neft., es decir a 8,7-10. Creemos
que se trata de una introducción, porque los vv. 4.6 exhortan de
un modo general a obrar el bien (preparando así los vv. 7-10)
y, sobre todo, porque el tema del amor de Dios al que obra el
bien o cumple los mandamientos se repite en

8,4b: «y el Señor os amará» (&yoc7t~creL), si hacéis el bien 292.


8,6b: «y el Señor le odiará» {¡w¡~creL), es decir, no amará, a
quien obre el mal.
8,10: «a fin de que el Señor os ame», a vosotros que cono-
céis y cumplís el orden (-roc~Lv) de sus mandamientos.

Con los vv. 7-10, llegamos a lo más típico y elevado de la


especulación moralizante del T. Neft. Se repite aquí el tema del
«orden»: 7 «Porque los mandamientos de la Ley son dobles y
a través de la prudencia son llevados a término. 8 Porque hay
un tiempo para estar con su mujer y un tiempo de abstenerse

290. DE JONGE, o . c. p. 57.83.


291. Perfecto si extraemos la última línea del v. 4 y si -contra el
testimonio del MS b - admitimos la línea 6 del mismo verso. Como que-
ría ya CHARLES en su ed. «crítica» parece que hay que admitir el verso 6
atestiguado, entre otros, por los MSS eg. (Para la división de las estrofas
en versos véase la traducción de CHARLES en Apocrypha ... , II, p. 339~.
292. La frase sobre el amor de Dios en la línea 6 de este v., aunque
esté poco atestiguada en los MSS griegos (cfr. nota anterior), parece que
debía formar parte del texto. Sólo ella permite comprender 8,4-10 como
una unidad. BECKER, por otra parte, también la admite, o.c. p. 217.

241
Cortes 16
En los testamentos de los doce patriarcas

(de ella) para (dedicarlo a) la oración. 9 Son dos mandamien-


tos que si no se cumplen con su (debido) orden (-r&1;~L) engen-
dran pecado. Así es también con los demás mandamientos. 1O
Sed, pues, sabios en Dios y prudentes, conocedores del orden
(-r&~Lv) de sus mandamientos y de las leyes de toda acción a fin
de que el Señor os ame.»
Con ello los mandamientos ( lv-ro!.od) se convierten en el úl-
timo y principal objeto del testamento del patriarca. Estamos,
pues, delante de algo natural en los discursos de adiós: el mori-
bundo manda que se observen los mandamientos. No• hay que
extrañarse, por lo tanto, de que el texto termine como Gn 49,33a:
«cuando les hubo mandado (lvntAif[Le:vo~) estas muchas cosas,
.les exhortó a que se llevaran sus huesos a Hebrón y a que lo
enterraran junto con sus padres... Y sus hijos hicieron según
todo lo que les mandó ... ( lve:-rd!.cx-ro)», 9,1.3. Por eso podemos
decir que en el T. Neft. los lv-ro!.cx( de la Ley son alga. ordenado
en testamento (~tcx-rHh¡[Lt), 1,1 293, como sucederá de un modo más
claro y explícito en T. Benj. 10,4-6 294•
Las conocidas fórmulas estilísticas no faltan, pues, a nuestro
discurso 295 . Acompañan sobre todo· al segundo y tercer motivos
del discurso de adiós. Ambos motivos en realidad se encuentran
entrelazados. Así, entre la primera parénesis (2,2-3,5) y la segun-
da exhortación final (8,2-10), tenemos las frases «proféticas»
sobre el futuro de Israel del cap. 4 296 y, en el mismo sentido, las
visiones de 5,1-7,1; 8,1297.
293. Así lo demuestran la exhortación a «observar la voluntad de
Dios» en 3,1, y la de no cambiar la «Ley de Dios por el desorden, a't"cx~!c¡;,
de vuestras acciones», en 3,2.
294. Cfr. también sobre el tema p. 367.
295. A lo dicho añádase la fórmula «mandad», E:v't"d).cxcr6e de 8,2.
La fórmula <<hijos míos» aparece en 1,5; 2,9; 3,4; 4,1; 8,1.4. Ya hemos
señalado en el texto la fórmula que casi siempre acompaña la muerte del
patriarca en los T. 12 Pa.: «junto con sus padres», 9,1.
296. Esta «profecía)) se divide probablemente en dos partes que siguen
el esquema conocido de pecado-exilio-retorno. Este esquema es evidente,
sobre todo, en la primera parte, 4,1; 4,2; 4,3. La segunda posee señales
claras de haber sido escrita por un cristiano, DE JONGE, o.c. p. 54.
BECKER cree que la segunda parte (4,4-5) es una adición posterior (véase
el cambio de persona), que sólo en v. 5c muestra el trabajo fácilmente ex-
tirpable de un cristiano, o.c. p. 219-221.
297. Recordemos que el sentido profético está también presente, como
vimos, en las exhortaciones del cap. 8, véase 8,2b-3.

242
EL TESTAMENTO DE GAD

El T. Gad empieza con la habitual presentación del mori-


bundo patriarca a sus hijos -1,1b-3 -, que en este caso quiere
subrayar la fuerza física y la destreza del pastor Gad. Pero la
historia del patriarca, que tendrá su desarrollo, moralizante en
la parénesis, se inicia contando las relaciones d~ Gad con su
hermano José (1.4ss). Este, «por ser de naturaleza delicada 298 ,
enfermó bajo los efectos del calor», 1,4b. Devuelto a su padre
«que lo ama» (1.5) calumnia a los «hijos de Zelfa y Bilhá», y,
por lo tanto, a Gad, 1,6. Esta calumnia y los sueños: de José
son los motivos explícitos del odio homicida de Gad, 1,6-2,2.
El «odio» (¡;.;;cro¡;;) está en el origen de la entera parénesis del
T. Gad. Es su ritornello continuo 299 ; 3,1 constituye la obertura
solemne a esta parénesis; el que odia no ama ni siquiera a los
buenos y temerosos de Dios, 3,2. Esta oposición se va explicando
en detalle en los vv. siguientes, 3,3-4,5 para terminar solemne-
mente con el jiasma:

A - El amor(~ &yá.n-y¡) es para la vida de los hombres, 4,6a.


B - El odio (To ¡;.;;cro¡;;) es para la muerte de los hombres,
4,6b.
1
B - El espíritu del odio (To nveu¡;.IX -rou ¡;.[crou¡;;) es para la
muerte de los hombres, 4,7a.
N - El espíritu del amor (-ro nveu¡;.IX T-Yjc; &yá.m¡c;) es para
la salvación de los hombres, 4,7b.

Pero, para BECKER, 4,6-7 no puede formar parte del material


fundamental del T. Gad, precisamente por su pneumatología.
Según él, 4,1-5,2 es un fragmento de homilía sinagoga! antes in-

298. Tpuq¡Ep6~, en f3. Contra «por ser menor en edad», que es la lección
de los MSS de la familia a, preferida por BECKER, o.c .. p. 356 nt 3. Creo
que podemos confiar en los MSS de la «familia» f3. El autor de los T. 12 Pa.
utiliza la misma raíz de 1,4b (/3) en T. Jos. 3,4 donde todos los MSS grie-
gos describen el resultado del ayuno de José w~ tv 't'puq¡ñ a~&yrov, «Como
uno que vive en medio de delicadezas».
299. 1,9; 2,1; 2,2; 3,1.2.3; 4,1; 4,5.6.7; 5,1.2.3.4; 6,1; 6,2.3; 6,5.

243
En los testamentos de los doce patriarcas

dependiente. Dejando aparte esta posibilidad, causan admiración


las pequeñas piezas de mosaico en que ha quedado desmenuzado
el aparentemente unitario T. Gad por el implacable análisis lite-
rario de BECKER. Del cap. 1, p. ej., sólo queda a salvo la mitad,
1,1-5 300 • A pesar de que 1,6-9 forma parte del fondo de tradición
judía sobre José, que pretende explicar Gn 37,2 301, y siendo para
BECKER los T. 12 Pa. fruto del helenismo, judío, nuestro autor
quiere ver en estos vv. un añadido. La razón principal está, desde
luego. en la misma singularidad del texto que contradice todas
las demás notas positivas sobre José en los T. 12 Pa. Pero pre-
ferimos la explicación de DE JoNGE a la solución de BECKER. Es
decir, creemos que «las notas desfavorables sobre José han sido
adoptadas por nuestro autor porque se encontraban en el mismo.
AT» 302 • La respuesta de BECKER -«Un reelaborador puede apo-
yarse en el texto del A T» 303 - es aceptable en principio., pero la
secuencia implicada en la hipótesis de BECKER (1,5; 2,1.2) le
resta lógica al texto, convirtiendo el odio de Gad en poco menos
que gratuito; 1,5 no habla explícitamente de la predilección de
Jacob por Jo.sé. Habiéndose quedado los hermanos de José en
el campo, éste vuelve enfermo a su padre que le acoge en su
seno «porque lo amaba», 1,5 304• No se establece ningún término
de comparación con los demás hermanos. De aquí que el odio
homicida de Gad, en 2,1, se queda sin motivación explícita si
extraemos el relato de la calumnia (1,6-9). Por In tanto, no es
tan fácil como cree BECKER excluir estos vv. del T. Gad 30\ aun-

300. A pesar de que en el libro de BECKER, p. 364, se indique como


material fundamental del discurso a 1,2-2,5, se trata evidentemente de una
errata de imprenta o de un «lapsus calami» del autor; en la idea que BEc-
KER se hace del testamento, T. Gad 1,5 enlaza con 2,1.2.3.5; sigue el cap. 3;
3,1-5,8 es un añadido compuesto de un antiguo fragmento de predicación
sinagoga! (4,1-5,2) y de una parénesis adaptada al T. Gad (3,1-3; 5,3-8);
pero 6,1a.3b- 7,6 es material fundamental, como lo es, finalmente, 8,1-2.
301. Cfr. TJI Gn 37,2; véase también la literatura rabinica citada al
respecto por DE JONGE, o.c. p. 156 nt 287.
302. DE JoNGE, o.c. p. 99.
303. O.c. p. 357 nt l.
304. Texto {3. «Porque lo amaba mucho», MSS de la familia a. La
predilección por José se deduce de T. Gad 1,5 sólo teniendo en cuenta los
demás textos de los T. 12 Pa., como T. Sim. 2,6; T. Jos. 10,5, y evidente-
mente Gn 37,2ss.
305. O.c. p. 357.

244
El Testamento de Gad

que contengan la pneumatología - «el espíritu del odio». 1.9a-


que BECKER no admite en los T. 12 Pa. Es preferible, pues, man-
tener íntegro el cap. l.
Dejando aparte la difícil cuestión del cristianismo de 2,3-4 306
examinemos si es posible extraer 3,1-5,8, como quiere BECKER.
Para éste, 3,1 está unido al cap. 2 de un modo puramente formal,
a través del término-enlace «odio». El «odio» viene tratado· en
el cap. 3 como vicio puramente humano en un contexto que nada
tiene que ver con el del cap. 2, el odio de Gad hacia José :m.
Es posible, pero antes de dictar sentencia contra 3,1-5,8 debe-
ríamos sopesar otros detalles importantes que unen el cap. 2
con el tercero, p. ej., el paralelismo antitético formado por el
final del cap. 2 y 3,1:

2,5, José fue librado de las manos de Gad para que éste
«no hiciera - TCOL~crw - algo contra la ley», &.v6¡J:r¡¡.tot 308 •
y en 3,1 se exhorta a «hacer - TCOtei:v - justicia y toda
ley» (v6¡.tov).

Además, la fórmula estilística «hijos míos» presente en 3,1;


4,1; 5,2 apoya también la pertenencia de estos textos al discurso
de adiós de Gad; 3,3, con su referencia final al odio de Gad
306. Las objeciones de BECKER a la argumentación de DE JoNGE, que
ve en la venta de José por 30 monedas de oro otro rasgo neotestamentario
relacionado con la traición de Judas, son de peso; 2,3 ({3) no parece sufi-
ciente para probar el cristianismo del texto. Compárese DE JONGE (o.c.
p. 101) con BECKER (o.c. p. 358). Ciertamente, «2,3.4 ... parecen extraños
en su contexto ... como si vendiendo a José la intención de Gad de matarlo
fuera llevada a término y no frustrada», como dice DE JONGE allí mismo.
¿No será que un lector cristiano después de lo de las 30 monedas (v. 3)
ha pensado en la avaricia de Judas como motivo de la intención homicida
y ha redactado el ilógico v. 4 (/3)? Es decir, motivo de la redacción cris-
tiana del v. 4 podría ser la idea de la avaricia de Judas señalada en Jn
12,4-6; dado que 2,4 no encaja bien en 2,3.5 y que por otra parte está
ausente en los MSS de la familia a, se trata, probablemente, de una inter-
polación cristiana posterior al T. Gad. La familia a ofrece un texto «con
sentido y llano», según BECKER (allí mismo'). En realidad, después de la
venta efectuada en secreto por Judá -v. 3 (a)- y después de 2,1-2 no
deberíamos esperar en el v. 5 (a) la frase «así el Dios de nuestros padres
lo libetó de nuestras manos», que parece suponer un texto similar al de
2,3 ({J}. Por lo tanto podemos optar por el texto f3.
307. O.c. p. 359.
308. En el MS b falta el adverbio de negación, que hemos suplido de
acuerdo con los demás MSS.

245
En los testamentos de los doce patriarcas

hacia José, es otro detalle que une el odio humano del cap. 3
al caso Gad-José del cap. 2 309 ; 4,6b -«el odio ... no quiere que
vivan los que han pecado venialmente» - probablemente se re-
fiere a la calumnia de José (1,6-7) excusándola, y, si esta inter-
pretación no es equivocada, tenemos aquí otro detalle que une
3,1-5,8 con dos vv. del cap. 1 desechados por BECKER, 1,6-7. En
realidad, la razón que impide a BECKER admitir 3,1-5,8 está en
la presencia de la pneumatología. Pero ya hemos visto que no
podíamos extraer este tema de los T. 12 Pa. Tampoco hay razón
para considerarlo secundario en T. Gad 3,1 y 4,7 310•
A pesar de lo que pudiera parecer a primera vista, 3,1-5,8
no es un texto unitario, según BECKER. En primer lugar, hay que
distinguir un fragmento independiente de predicación sinagogal
(4,1-5,2), ya que no tiene ninguna relación con el cap. 3, a no
ser a través del término de enlace «odio» 311 • Pero ya hemos visto
que 3,3 (y probablemente también 4,6b) tienen el mismo fondo
histórico, el odio de Gad a José. En opinión del mismo BECKER,
5,2b tampoco se relaciona con 5,3ss. Realmente 5,3, leido en su
contexto actual, responde muy bien a 5,2b; 5,2b se limita a ex-
hortar a huir del odio y 5,3a explica cómo se huye de él: «la
justicia expulsa el odio, la humildad destruye el odio» 312•
Finalm.ente, BECKER busca otro argumento en el tema desarro-
llado en 4,1-5,2: la oposición odio-amor al prójimo. Pero este ar-
gumento no sirve porque también en 3,2 el que odia (ó ¡.uc¡wv) no
ama (&.yiX.TICf) al hombre que actúa rectamente.
Por el mismo argumento BECKER afirma que 3,1-3 y 5,3-8 son
una parénesis adaptada al testamento: tratan de la oposición odio-
justicia. Refiriéndose a la raíz griega de justicia, BECKER detalla así
su argumentación: «En el T. Gad la raíz ~Lx. sólo se encuentra
309. Claro que la hipótesis de BECKER lo considera fácilmente extirpa-
ble, o.c. p. 360. Pero ¿hay algún argumento positivo para considerarlo
secundario?
310. Que continúan el tema del «odio» mencionado en 1,9; 2,1-2.
311. O.c.p.,359.
312. Tampoco se puede probar que en el vocabulario el cap. 3 sea
diferente del cap. 4. Al contrario, 3,1 exhorta: «escuchad ... para cumplir ...
toda la Ley ('mxv't'cx v6fwv) del Altísimo y para no dejarse engañar por el
espíritu del odio». Recíprocamente en 4,1 hay que guardarse del odio por-
que comete transgresión (&:-vofÚcxv 7to~e:r) «contra el mismo Señor». (Obsér-
vese el nexo entre odio y mentira, existente también en 3,3; 5,1).

246
El Testamento de Gad

en este discurso (3,ls; 5,3)» 313 • En realidad se encuentra también


en 6,7 ex.-a[X'YJOW, Venganza ( EX-aLXÉú> = reclamar justicia, vengarse,
castigar). Además, hemos visto que 3,1.2.3 encajan bien en el con-
texto actual y en el contexto testamentario de la ejemplaridad del
patriarca. En cuanto a 5,3-8 es explícita la referencia a la historia
del odio de Gad a José, 5,6: «Estas cosas yo las aprendí a lo últi-
mo, después de que me arrepintiera respecto a lo de José.» La alu-
sión al odio de Gad a José no es redaccional, como' piensa BECKER:
los capítulos 3,1-5,8 aunque contengan exhortaciones. esencialmente
constituyen una enseñanza moral. De aquí que el patriarca, indi-
cando la propia experiencia como origen de su doctrina, utilice en
5,6 «aprender», yLyvwcrxú>. Poco antes ha hecho alusión explícita
a la «experiencia» (1te:'1:pcx) como fuente de sus conocimientos, 5,2.
Por lo tanto 5,1-8 encaja bien en su contexto actual testamentario.
El fragmento 5,9-11 no presenta mayores dificultades, ya que
5,7-9 no es más que el desarrollo de la idea anterior, es decir, la
experiencia y el arrepentimiento son fuentes de conocimiento; 5,9-11
podría ciertamente seguir a 2,5, como quiere BECKER 31 4, pero enca-
ja muy bien en su contexto actual.
Con ello llegamos al interesante fragmento 6,1-7,7. Aquí BECKER
tiene que hacer verdaderos esfuerzos para poder continuar defen-
diendo que la parénesis de vicios y virtudes no pertenece origina-
riamente a los T. 12 Pa. Veámoslo con algún detalle: estos capí-
tulos contienen, según él, dos fragmentos parenéticos, 6,3-7 y 7,1-6.
«Son introducidos a través del mandamiento del amor (sin relacio-
narse con el vicio del odio)» 315 • Estos fragmentos que, en su origen,
no tenían nada que ver con la parénesis de vicios y virtudes, cuen-
tan ahora con un cuadro redaccional (6,1b.2.3a; 7,7) que contiene
este tipo de parénesis. Ambos fragmentos eran, antes de entrar en
T. Gad, independientes. Fácilmente podemos sacar lo que en ellos
tiene sentido testamentario. Posteriormente estos fragmentos reci-
bieron el mencionado cuadro redaccional de parénesis de vicios y
virtudes.
313. O.c. p. 360 nota 3.
314. Que ve en los dos textos parte del material fundamental del
T. Gad, o.c. p. 358·359.
315. O.c. p. 362. El estudio detallado de 6,1-7,7 se encontrará en
p. 361-362.

247
En los testamentos de los doce patriarcas

Pasemos a la argumentación a favor del primer fragmento. BEC-


KER funda la necesidad de separar el cuadro del fragmento pare-
nético en el cambio de personas entre 6,1-2a, donde el discurso se
dirige a la 2.a pers. pi., y 6,3bss, donde el patriarca habla a una
2.a pers. sing. 316• Este cambio de personas es una dificultad real,
pero no insuperable. Cabe dentro de la lógica de los T. 11 Pa. que
Gad hable a sus hijos, según la situación histórica fingida, en 2. a
pers. pi. (6,1-3a) y que, después, como predicador-autor del libro,
se dirija al lector en 2.a pers. sing. (6,3bss), para volver a tomar la
2.a pers. pi. en 7,1-2.4-6. Ya hemos encontrado otras veces esta
aparente dificultad 317•
La unión entre 6,1-2 y 6,3b es artificial según BECKER. Semen-
ciona el «odio» en 6,3b «para crear una unión secundaria con
6,1s» 318 • El «veneno del odio» de 6,3b proviene, según el mismo
autor, de 6,5. Los MSS de ~ y la traducción armenia han ampliado
en este sentido a partir del v. 5. Hay que preferir pues el texto de
a en 6,3b. Pero la expresión «aleja el veneno del odio» (6,3b) no
parece tener su origen en 6,5; más bien el «veneno del odio» parece
introducido en 6,5 a partir de 6,3b, ya que en 6,5 no tiene sentido 319 •
Hay que mantener con CHARLES y BECKER la secundariedad de 6,5,
ya que estorba al desarrollo del pensamiento y puede extraerse sin
dificultad, pero en 6,3b podemos preferir el texto de ~- En este
caso debemos suponer que la expresión ha desaparecido acciden-
talmente en la familia u.. No olvidemos que existe una prueba ul-
terior a favor de la presencia del tema del veneno del odio en el
T. Gad, y por lo tanto a favor del texto ~ en 6,3b. Me refiero a 5,1
que, hablando del «odio», afirma: «llena el corazón con veneno
diabólico», a y ~ 320 •

316.. O.c. p. 361.


317. Al fin y al cabo, en 7,3 BECKER se ve obligado a recurrir a un
«proverbio» para explicar este ulterior cambio de persona, o.c. p. 361.
318. O.c .. p. 360 nt 7.
319. Prueba de ello es que CHARLES ha trasladado la expresión de 6,5
al v. 4, Apocrypha ... , Il, p. 341 en nt a 6,4. Con todo, la solución de CHAR-
LES no satisface puesto que 6,4 tiene muy buen sentido sin esta adición.
320. Se trata, evidentemente, del veneno del odio ya que en 4,7a se
nos dice que «el espíritu del odio coopera con Satanás» y en 5,2b -texto
a y {3, menos el MS b - se habla del «odio diabólico» o del «odio del
diablo». (En fin, T. As. 1,9b afirma que la «inclinación» del hombre, que
obra el mal, «está llena del veneno del mal espíritu», {3, menos los MSS dg}.

248
El Testamento de Gad

Pero, aunque el «odio» fuera secundario en 6,3b, ello no nos


autorizaría a separar 6,lb-2 de 6,3b. Contra lo que cree BECKER,
el odio no es lo único que une estos vv. En efecto, según 6,2a,
Gad delante de Jacob «hablaba con José 321 pacíficamente», dp"l)v~xoc
e)..cfJ..ouv -réj> 'I(l)cr~q¡. pero la continuación del versículo da a enten-
der, sin lugar a dudas, que era pura hipocresía; 6,3b no hace otra
cosa que traducir en exhortación moral este dato biográfico: «Y si
alguien peca contra ti, habiendo alejado el veneno del odio, háblale
pacíficamente, d1te CJ(U-réj> ~v etp~v7), y no mantengas en tu alma dolo,
y, si habiendo confesado se arrepiente, perdónale.»
La argumentación de BECKER tampoco satisface en el fragmento
segundo, 7,1-6. La separación que establece entre el fragmento y
su cuadro es inconsistente, al menos si comparamos 7,6 con 7,7.
Por una parte, vemos en 4,5 322 que «el odio opera con la envidia»;
ahora bien, en 7,6 «el pobre y libre de envidia ... es rico ... » ¿Qué
más natural que el autor de 4,5 (el autor de T. Gad) continúe di-
ciendo después de 7,6: «Alejad, pues, el odio de vuestras almas ... »,
7,7a?
BECKER acepta como material tradicional 7,1-6 en su casi tota-
lidad, y añade que «no tiene nada que ver en su origen con Gad»,
y que le «faltan todas las características de una parénesis de vir-
tudes» 323 • Es problemático especular sobre lo que un texto puede
haber sido en sus orígenes. Lo cierto es que ahora, tal y donde lo
ha colocado el autor del T. Gad, tiene mucho que ver con la paré-
nesis de vicios y virtudes. De otro modo sería incomprensible que
en 3,3 -rechazado por BECKER como parénesis de vicios y vir-
tudes- «el que odia ... envidia a quien prospera»; y que en 7,2
se exhorte a no «envidiar» al que es exaltado, y en 7,1 a no· sen-
tirse vejados por el bienestar de nadie 324 •
321. Que se había portado mal con él, según 1,5-2,2.
322.. Según BECKER - o.c. p. 361 - el cuadro de los dos fragmentos
(y por lo tanto 7,7) podría venir del mismo reelaborador de 4,1-5,2 o de
su mismo ambiente ya que contienen la misma oposición odio - amor.
323. O.c. p. 361.
324. La formulación condicional de la mayoría (¡no todas!) de las exhor-
taciones de 6,3b-7 y 7,1-6 no debería ser dificultad -contra BECKER, o.c.
p. 360-361- para admitir que se trata no sólo de literatura sapiencial sino
también de parénesis de vicios y virtudes. Esta formulación no es exclusiva
de estos fragmentos del T. Gad -contra BECKER, o.c. p. 362-, la en-
contramos igualmente en T. Rub. 6,1; (T. Zab. 7,3); T. Dan (4,3); 4,5.6;

249'
En los testamentos de los doce patriarcas

Como resumen, BECKER menciona un dato importante: 6,1a.3b-


7,6, es decir, los dos fragmentos en cuestión «son introducidos (ein-
geleitet werden~ a través del mandamiento del amor (sin referen-
cia al vicio del odio)» 325• Es importante porque, según la hipótesis
de la obra de BECKER, el mandamiento del amor forma parte inte-
grante del material fundamental de los T. 12 Pa. Ahora bien, para
poder afirmar que aquí los fragmentos parenéticos son introducidos
a través de este mandamiento se ve obligado a considerar 6,3a
(«Amaos unos a otros de corazón») - que según él forma parte
del «cuadro» de los fragmentos parenéticos- una repetición se-
cundaria del v. 1 326 • Hay que confesar que 6,3a a pesar de «parecer
repetición» es bastante diferente m. Por otra parte, es curioso que
la frase de 6,3a (ocya7t~craTe &:A/..~/.ouc; oc1to xapalac;, o la de 7,7b:
&:ya1t~cran &:n~t.ouc; E:v eu8ÚT"Y)TL xapa[ac;) sea aquí secundaria, cuan-
do p. ej. T. Dan 5,3 [&:ya~criXTE ... &:A/..~/.ouc; E:v &:!."Y)8Lvñ xapa[Cf, en
rx 328] es material fundamental del testamento.
Por lo tanto, si aceptamos la explicación que hemos dado sobre
el cambio de personas en 6,3ss, la unidad literaria de 6-7 es una
hipótesis más segura y prudente que las explicaciones de BECKER,
que a menudo recortan el texto sin suficiente justificación, a nues-
tro parecer 329 •
Con ello llegamos al final del discurso de Gad, 8,1-2. Para BECKER
el v. 2 es lo que resta de una pieza S.E.R. Apoyándose en la lec-
tura de los MSS de la familia a en 8,2 -«porque yo sé que vues-
tros hijos se apartarán de él» 330 - , cree que después del v. 1, que
T. Jud. 16,2.3 (y, finahnente, en el más similar a T. Gad 6,3b.7, el T.
Jos. 18,2).
325. O.c. p. 362.
326. O.c. p. 362 nota l.
327. 6,la (en a): «y ahora, hijos míos, yo os exhorto: amad -&ytX-
7toh·e:- cada uno (de vosotros) a su prójimo»; 6,1a (en MS b): «y ahora,
hijos míos, amad -&yom1¡crOI:Te:- cada uno (de vosotros) a su hermano».
328. En MS b el primer término es &y01:1téhe:.
329. Otro ejemplo en 7,4: « ... como Esaú, el hermano de mi padre».
La frase alude claramente a la situación del testamento. BECKER la excluye
aduciendo simplemente que «la corta observación puede sacarse fácihnen-
te». Según él, 7,1ss no tenían nada que ver en sus orígenes con Gad, o.c.
p. 361. En realidad, no se nos da ningún argumento positivo para la exclu-
sión de la frase sobre Esaú.
330. Es decir, del Señor. El MS b en cambio· uniéndolo a: la mención
de «<udá y Leví» (v. 1) lee « ... se apartarán de ellos». Este es también aquí
el manuscrito preferido por DE JONGE a quien seguimos.

25QI
El Testamento de Gad

trata del honor debido a Judá y a Leví, el v. 2 inicia un nuevo


tema, una pieza S.E.R. Alguien, probablemente el mismo reelabo-
rador cristiano del v. 1 331, ha reducido a sus actuales dimensiones
el v. 2, por considerar que a la situación pecaminosa de Israel, por
haber rechazado a Jesús, no le correspondía un final salvífico.
Es posible que un cristiano haya obrado así. En todo caso, ésta
no es la manera habitual de actuar del autor cristiano de los T. 12
Pa., que en vez de tachar parece reelaborar cristianizando. Con
DE JoNGE no creemos que le falte nada al v. 2 332•
A falta de mayor evidencia, el punto de vista de BECKER y el de
DE JoNGE son igualmente posibles en el T. Gad 8,1-2. La opinión
de DE JoNGE tiene para nosotros la ventaja de ofrecer un texto cuyas
frases no son simplemente yuxtapuestas sino que participan de un
mismo sentido: predicción sobre el futuro de la comunidad con
respecto a J udá y Leví. Sea cual sea el origen y la exégesis exacta
de 8,1-2, es evidente que hay que conservar estos vv. como mate-
rial original del testamento; en caso contrario, «no tendúa el T. Gad
ninguna afirmación de futuro, las cuales hasta ahora de algún modo
fueron propias de cada testamento» 333 • Podemos añadir que lo son
de todos los discursos de adiós.

El T. Gad como discurso de adiós

En la presentación habitual del anciano patriarca Gad como


descendiente de Jacob que se dirige a sus propios hijos (1,1b-2a)
no se menciona para nada la muerte. Pero el cuadro final del tes-
tamento (8,3-4) anuncia como siempre la muerte del patriarca, con
lo que vemos que se trata de una despedida definitiva. Al primer
motivo de nuestro género le falta, no obstante, la fórmula estilís-
tica «llamar» 334 •

331. En opinión de BECKER- o.c. p. 363- Judá, citado antes que Leví
en este v., es indicio de reelaboración cristiana en los T. 12 Pa. Contra
DE JONGE, O.C. p. 87.
332.. O.c. p. 86-87.
333. O.c. p. 364.
334. Como también falta «mandar». En compensación, abunda la fór-
mula típica del género «hijos míos»: 3,1; 4,1; 5,2; 6,1; 8,3.

251
En los testamentos de los doce patriarcas

El segundo motivo empieza contando las hazañas del pastor Gad


y sus problemas con José, 1,2b-2,3.5. Lo característico de este mo-
tivo en el T. Gad lo constituye la enseñanza mnral sobre el odio.
Esta enseñanza está bien entrelazada con las consiguientes exho·r-
taciones morales y con ulteriores datos biográficos, como hemos
visto en el análisis literario; de manera que el segundo motivo con-
tinúa sin interrupdón importante 335 hasta 7,7. La parte central de
este motivo parece constituirla el jiasma 4,6a-7b con el binomio odio
al prójimo- amor al prójimo.
Las exhortaciones al amor al prójimo aparecen, pues, como con-
secuencia de la vida de Gad y de la enseñanza sobre el odio O· sobre
«el espíritu del odio» (1,5-2,3.5; 3,1-5,11); a la vez, son nota carac-
terística del género literario que nos ocupa. No es, pues, extraño
que el T. Gad a menudo se refiera a ellos implícitamente (3,2-4,7;
6,3b-4; 6,6-7,1).

«Y ahora, hijos míos, ame cada uno a su hermano


y arrancad el odio de vuestros corazones
amándoos mutuamente de obra, palabra y pensamiento del
alma», T. Gad 6,1.

En 6,3 y 7,7 se repite la misma asociación de ideas, exhortán-


dose explícitamente al amor fraterno.
Como hemos visto, la parte de predicción «profética» ( = tercer
motivo) se reduce a 8,1-2, que, posiblemente, trata del futuro pe-
cado de rebelión que los hijos de Gad cometerán contra J udá y
Leví. Se añade a este motivo la típica prescripción funeraria: se-
pultadme «junto a mis padres» (8,3). El testamento termina sub-
rayando la realización de esta prescripción: «y lo colocaron en
Hebrón junto a sus padres», 8,5, cfr. p. 61s.

EL TESTAMENTO DE ASER

El autor del T. As. empieza su obra con una leve alusión a la


próxima muerte del patriarca:
335. 6,5 y 2,4 son probablemente secundarios, como hemos visto ante-
riormente.

252
El Testamento de Aser

«Estando todavía en salud les dijo (a sus hijos): Escuchad, hijos


de Aser, a vuestro padre y os mostraré todo· lo que es recto
delante de Dios», 1,2.

Aser cumple esta promesa a través de un largo discurso, 1,3-6,6.


Ni éste ni 1,2 son aceptados por BECKER como material fundamen-
tal del T. As. ¿Qué nos queda, pues, del testamento original? Uno
de los dos fragmentos S.E.R., el segundo, 7,4-7 336 •
Empecemos por la obertura solemne que invita a escuchar al
patriarca, 1,2. Evidentemente debe ser aceptado como alg,o común
al esquema de muchos testamentos 337• Como en los demás casos,
hay también aquí una clara influencia de Gn 49,1-2. T. As. 1,2 tiene
bastantes palabras comunes y una secuencia similar a LXX Gn 49,
1-2 338• El T. As. 1,2b -«y os mostraré todo lo que es recto de-
lante de Dios»- recuerda Gn 49,1b: «y os anunciaré In que os ha
de acontecer en los días venideros» aunque en Gn esta frase pre-
cede a la obertura «escuchad, hijos de Jacob ... » El autor del T. As.
ha cambiado el anuncio de futuro con «lo que es recto delante de
Dios», de acuerdo con el discurso que va a seguir, 1,3-6,6. Está
claro, pues, que debemos aceptar 1,2 como parte integrante del T. As.
Lo mismo hay que decir respecto al discurso que le sigue. Pero
antes veamos un poco su contenido: una instrucción parenética sobre
«las dos vías». BECKER ha demostrado bien que esta instrucción,
1,3-6,6, constituye una unidad 339 • El último de Jos siete apartados

336.. O.c. p. 369.372. BECKER resume siempre los resultados en la últi-


ma página del estudio de cada testamento. En la dedicada al T. As. se
afirma que «sólo» hemos recibido del testamento original el segundo frag-
mento S.E.R., p. 372. Más coherente con los resultados obtenidos· anterior-
mente en el estudio de los demás testamentos, en p. 371 parece suponer
que 1,2 forma parte del material fundamental del T. As.
337. T. Rub. 1,5; T. Sim. 2,1; T. Isa. 1,1; T. Zab. 1,2; T. Dan 1,2;
T. Neft. 1,5; T. Jos. 1,2. Estos paralelos son aceptados por BECKER como
material fundamental de los respectivos testamentos.
338. Eim: ... &xoócrocn ... 't'OÜ 1t'oc't'poc;; Ú!J.WV.
339. BECKER divide la estructura de 1,3-6,6 en siete apartados, que, a
su vez,. se subdividen :
I del 1,3 al 1,9: instrucción sobre «las dos vías»;
II del 2,1 al 2,1 O: a partir de lo dicho en I se instruye sobre los casos
de «dos caras» que pertenecen en realidad al lado malo.
ID Parénesis: aviso sobre la duplicidad de cara, 3,1-2;
IV del 4,1 al 4,5: a partir de lo dicho en I se instruye sobre los casos
de «dos caras» que pertenecen en realidad al lado bueno..

253
En los testamentos de los doce patriarcas

de la estructura de BECKER lleva por título: «Bendición y maldi-


ción». Probablemente no es el título más adecuado para 6,4-6. BEc-
KER señala las concordancias temáticas del apartado VII. con el J.o0

Hay que añadir que en 6,4ss se trata de las «metas o términos»


(-rcX: -rÉJ..lJ) de las dos vías «de los hombres». Este vocablo griego
se repite como en una inclusión cuando se anuncia «las dos vías»
en 1,3b (y en 1,9; 2,4; 2,1). Un título más apropiado a 6,4-6 es
probablemente «Cómo terminan las dos vías de los hombres». Este
título, además, nos ahorra el sacrificio que BECKER está dispuesto
a hacer de la parénesis del cap. 3 «como posible ampliación arti-
ficiosa», en aras de una problemática secuencia que seguiría el es-
quema de las fórmulas de alianza 340•
Lo dicho pone aún más en evidencia la unidad literaria de la
pieza de «las dos vías», T. As. 1,3-6,6. En éstas los mandamientos
de Dios tienen una importancia especial, que BECKER no subraya
debidamente, a nuestro parecer. Veámoslo brevemente. Con BEc-
KER hay que citar como paralelos de «las dos vías» del T. As. el
texto de lOS 111,13-IV,26, la Epístola de Bernabé, 18-21 y la Dida,.
jé, 1-6. En todos ellos los mandamientos ocupan un lugar conside-
rable 341 • En el T. As. los mandamientos permiten discernir en qué

V Consecuencia doctrinal de Il y IV: en todo hay dos cosas, una contra


la otra y sólo una de ellas es buena, 5,1-3.
VI Parénesis: seguid con simplicidad de cara a la verdad, 6,1-3.
VII Bendición y maldición: al hombre malo le espera Satanás; al bueno,
la vida eterna, 6,4-6.
BECKER aduce a favor de la división del apartado II en tres subdivisio-
nes las frases conclusivas de cada uno de los casos morales expuestos :
«pero la entera (obra) es mala» (2,2.5; 2,7, falta la expresión en el MS b;
2,8). «Tres veces suena la frase conclusiva con poca variación : "la meta de
la conducta lleva hacia el mal" (2,1.3.4.). Según esto, se dan siete ejemplos
si contamos 2,1, el caso general», o.c. p. 366. BECKER añade que 2,4 -el
cuarto ejemplo- se diferencia netamente de los demás ejemplos., Creemos
que esta diferencia debe explicarse de otro modo: no hay siete ejemplos
sino seis; 2,4 no es más que la explicación del caso anterior, el tercero (2,3).
340. Es decir: Parénesis (que estrictamente hablando seria en T. As.,
y según el esquema de BECKER, instrucción parenética -1,3-2,10; 4,1-5,3- y
parénesis propiamente dicha, 6,1-3). Bendición y maldición, 6,4-6. Cfr.
p. •366 de la obra de BECKER.
341. El lector podrá comprobarlo fácilinente en la visión sinóptica de
los textos que ofrece la obra de J.P. AUDET,. La Didaché. lnstructions des
Apótres (EtB), Paris, 1958, p. 139-141.149. Probablemente lo que permite
discernir «las dos vias» en el espiritu sectario de Qumran son los manda-
mientos de Dios incluidos e interpretados en las leyes y prescripciones ritua-
les de la comunidad; compárese lQS ITI, 13-IV, 26 con lQS V,20-21.

254
El Testamento de Aser

«vía» se encuentra el hombre que practica acciones de doble as-


pecto moral. Así los hombres del grupo primero (cap. 2) están en
realidad del lado malo, son «impuros... como los cerdos, porque
así lo dijo Dios en las tablas de los cielos», 2,9-10 342• La misma
idea al final del segundo grupo, el de los hombres que practican ac-
ciones de «dos caras» y que en realidad son «puros... como los
cabritos y los ciervos 343, porque caminan en el celo de Dios, abs-
teniéndose de aquellas cosas que también Dios, odiándolas, prohíbe
a través de sus mandamientos», eV't'OAWV, 4,5. Consiguientemente
cuando el patriarca quiere afirmar que estos principios doctrinales
son fruto de su experiencia de la vida, se refiere de nuevo a los
mandamientos: «Yo experimenté todas estas cosas en mi vida y no
me desvié de la verdad del Señor y busqué los mandamientos (ev-
ToM~) del Altísimo, caminando con todas mis fuerzas con simpli-
cidad de cara hacia el bien», 5,4. Por lo tanto la conclusión pare-
nética tiene que resumirse en la observancia de los «mandamien-
tos» (6,1.3b) o de «la Ley del Señor», 6,3a 344•
BECKER ha visto bien que T. As. 1,3-6,6 es esencialmente una ins-
trucción parenética sobre «las dos vías», aunque la expresión como
tal se encuentre sólo en 1,3-5. La mayor parte de esta instrucción
trata de casos morales fronterizos, en los que es difícil calcular
dónde está lo «recto» (1,2b). Precisamente, por tratar de esta cues-
tión y no «de la clara división no problemática entre bueno y

342. Más explícitamente, el texto de la familia a: «en las tablas de los


mandamientos», tv't'o:A&v. Las «tablas de los cielos» contenían toda la Ley
junto con las diversas prescripciones morales y rituales. Está claro en Jub.,
cfr. R.H. CHARLES, Apocrypha ... , II, p. 9. El paralelismo con T. As. 4,5
nos inclina a interpretar también en este sentido «las tablas de los cielos»
de 2,10.
343. BECKER se sirve de esta alegoría zoológica junto con la de 2,9 para
poder afirmar el origen helenístico del T. As. Como prueba aduce la Car-
ta de Aristeas 144ss ... La imitadón de Dios (4,3) le sirve para añadir,
sin ninguna prueba, que también este tema apunta hacia el helenismo. Es
posible que T. As. tenga su origen en el mundo helenista, pero ¿por qué no
señalar, hablando de T. As. 4,3, la imitación de Dios en el palestinense
TJII Gn 35,9?; cfr. textos targúmicos en p. 325-330.
344. En 2,6, la expresión «al Señor que ordena la Ley» - 't'OV tv't'oA~oc
't'o\í vo¡.to\í- es una preparación a la conclusión de 2,10. En cambio, puede
ser casual en la previsión de que los hijos del patriarca no guardarán «la
Ley de Dios, sino mandamientos de hombres» (7,5b), ya que aparece a
menudo en el elemento pecado de los fragmentos S.E.R.: T. Isa. 6,1;
T. Leví 10,3; 16,2; T. Neft. 4,1.

255
En los testamentos de los doce patriarcas

malo», BECKER afirma que se opone a los T. 12 Pa. 345 • Nuestro


autor parece olvidar que en algunos textos se alude a casos-límite 346 •
Además, el esquema mental de «las dos vías», aunque no se ex-
plica en ningún otro testamento, está claramente implícito, al menos,
en T. Jud. 20,1: «Reconoced, pues, hijos míos, que dos espíritus
acechan al hombre, el de la verdad y el de la mentira» 347 • Este
texto, diversas alusiones del T. As. [1,8 (3,2); 6,2.4-6] y el texto
paralelo del «Duae viae» latino prueban cuán fácilmente el esque-
ma de «las dos vías» podía pasar a ser dualista: «Hay dos vías en
el mundo, la de la vida y la de la muerte, la de la luz y la de las
tinieblas; en estas (vías) han sido establecidos dos ángeles, uno de
la equidad - aequitatis- y otro de la iniquidad- iniquitatis -» 348•
BECKER quiere mostrar otra diferencia importante entre la pa-
rénesis habitual de los T. 12 Pa. y T. As. 1,3-6,6. «T. As. 1,3-6,6
no contiene ninguna parénesis pneumática de vicio y virtud, es decir,
expresiones como "espíritu de la fornicación", "espíritu de la men-
tira", etc., faltan aunque se hable de vicio y virtud» 349 • La argu-
mentación de BECKER es un poco desconcertante metodológicamente
hablando. Por una parte se ha afirmado hasta ahora que este tipo
de parénesis no pertenece al material original (o «fundamental» =
Grundstock). Ahora se afirma, en cambio, que 1,3-6,6 no pertenece
al T. As., entre otras razones, por no contener esta parénesis. Pero

345. O.c. p. 371.


346. T. Neft. (2,6.7.9; 3,lss) y sobre todo 8,7-10; T. Zab. 7,lss: la
compasión hacia el prójimo y la beneficencia, unidas al robo, son valoradas
positivamente (aunque este texto puede ser posterior; existe sólo en los
MSS bdg); el texto y el contexto del T. Gad 4,3 implican un juicio moral
negativo sobre un caso que parece fronterizo: el del hombre que, conde-·
nado al mal, se deleita en proclamar el pecado ajeno y en procurar el
castigo del pecador. Véase también T. Benj. 6,1-7.
347. Compárese con T. As. 1,8; (3,2); 6,2.4-6.
348. Se trata del inicio de la Doctrina Apostolorum. Está sacado del
estudio de J.P. AUDET, o.c. p. 138, donde el lector encontrará, en visión
sinóptica, los textos de la Didajé, Doctrina Apostolorum, Epístola de Ber-
nabé. En esta última obra se habla de «los ángeles de Dios ... y los ángeles
de Satanás» de modo análogo a T. As. 6,4, que describe así el término de
las dos vías: «el final (lit. los finales, "t"oc Tfkt¡) de los hombres muestra su
justicia (o injusticia) cuando se encuentran con los ángeles del Señor y de
Satanás». El subrayado indica la corrección de CHARLES en su ed., en nota
al texto.
De la obra de J.P. AUDET hemos sacado también la mención de T. Jud.
20,1, o.c. p. 255-256. Este autor cuando cita los T. 12 Pa. entiende referirse
a una obra judía (o.c. p. 160-161, en nota), a pesar de DE JoNGE.

256
El Testamento de Aser

¿podemos afirmar que T. As. 1,3-6,6 no contiene parénesis pneuma-


tológica? En realidad, hay textos suficientemente claros de este tipo
de parénesis. P. ej., en T. As. 6,1-2 se exhorta directamente a seguir
(&.xoJ.ou6éc.u) «la verdad teniendo una sola cara; porque los que
tienen dos caras son castigados doblemente. Odiad los espíritus de
la mentira que luchan contra los hombres», MS b. El texto a es
aún más explícito en el v. 2 y probablemente debe ser preferido 350 :
«Prestad atención pues, también vosotros, hijos míos, a los manda-
mientos del Señor siguiendo a la verdad con una sola cara; 2 ya
que los que tienen dos caras son castigados doblemente porque
hacen el mal y además se complacen en los que lo hacen imi-
tando (!L~!J.OÚ¡J.e:vo~) a los espíritus de la mentira 351 y luchando
con ellos contra los hombres.» Es evidente que indirectamente
se exhorta a no imitar a los espíritus de la mentira. La presen-
cia de esta expresión nos asegura que se trata de una parénesis
pneumatológica de vicios y virtudes. No hay, pues> diferencia
esencial en este campo entre la parénesis de los T. 12 Pa. y T. As
1,3-6,6 352.
En nuestra perícopa (1,3-6,6) la doctrina de «las dos vías»
se proyecta sobre 'el problema psicológj.co de la incitación inte-
rior al mal o al bien. Se habla explícitamente de la «inclinación»
(~~cx~oÚA~ov) al bien y al mal en 1,3.5(6); 1,8.9; 3,2 353 • En rea-
lidad, esta doctrina sobre las «inclinaciones» del hombre subyace
en toda la perícopa, que trata de determinar en cada caso fron-
terizo cuál es la inclinación dominante para saber lo1 que es «recto»
(1,2) y poder llegar a la meta final de la buena vía (6,6). Ahora
bien, esta doctrina sobre la doble «inclinación» se encuentra im-

349. O.c. p. 371.


350. En el MS b ha desaparecido la segunda parte del v. 2 y ha sido
suplida. Para más detalles véanse, como en todas las dificultades de crítica
textual, las notas de la ed. de R.H. CHARLES.
351. Esta expresión no es casual en nuestra perícopa. Está preparada
en «porque imita (fLLfLer-roct) al Señon>, 4,3.
352. Compárese el tema de las «dos caras» del T. As. 1,3-6,6 con
T. Benj. 6,4ss; especialmente T. As. 3,1 con T. Benj. 6,5-6.
353. 3,2 ofrece un texto dudoso: «destruyendo al diablo [= /]; a: "la
inclinación (mala)"] con vuestras obras buenas». En 1,6 aunque ambas <<fa-
milias» de MSS mencionen el «alma», por el perfecto paralelismo de este
v. con 1,8, es evidente que hay que entender la inclinación del alma a la
buena vía, cfr. la estructura de la perícopa en BECKER, o.c. p. 365-366.

257
Cortes 17
En los testamentos de los doce patriarcas

plícita en otros textos de los T. 12 Pa•.: en T. Jos. 2,6 Dios se


aleja un poco del hombre que le teme «para probar la inclina-
ción (~¡oc~oÓJ.¡ov) del alma»; «la inclinación del hombre bueno
(=la inclinación al bien que domina en el hombre bueno, José)
no está en manos del espíritu de mentira, Beliar», T. Benj. 6,1a.
La frase del T. Benj. corresponde a T. As., 1,8, donde la «incli-
nación» que tiende al mal «está dominada por Beliar». En T. As.
6,2 las actitudes de doble aspecto moral, los hombres de «dos
caras» que no obran según la inclinación fundamental al bien
(cfr. T. As. 1,8-2,1ss), imitan «a los espíritus de la mentira»,
texto a. 354 •
Así, pues, la instrucción parenética de T. As. 1,3-6,6 no sólo
no contradice la parénesis de los demás textos de T. 12 Pa~ sino
que encaja bien con ellos. Consiguientemente, no hay ninguna
necesidad de considerar secundaria la frase de clara situación tes-
tamentaria, 5,4. Hay que suponer que el mismo autor del T. As.,
al redactar 1,3-6,6 (o al acogerlo en su obra a partir de alguna
otra fuente), escribió también 5,4. Obsérvese que la frase no es
un paréntesis que podamos sacar fácilmente sin desgarrar el texto 355•
No sólo hay en ella diversos términos que recuerdan el contexto
inmediato 356 sino que el contenido general de 5,4 está muy bien
ensamblado con 6,1 y encaja con el contexto' genocal de 1,3-6,6:
5,4 empieza con el enunciado genérico:
«Todas estas cosas, pues, experimenté en mi vida»:

A- No apartarse de la verdad del Señor.


B - Buscar los mandamientos del Altísimo.
C - Caminando con todas mis fuerzas con una sola cara
hacia el bien.

354. T. Benj. 6,4 afirma que en «la inclinación buena ... habita el Se-
ñon>, y análogamente el T. As. 3,1: «el Señor descansa en la bondad», que
según el contexto se identifica con la «inclinación» al bien.
R.H. CHARLES en nota a T. As. 1,3 (Apocrypha .. . , JI, p. 343) cita otros
muchos paralelos de los T. 12 Pa. (p. ej.: T. Rub. 4,9; T. Jud. 11,1;
T. Neft. 2,5; T. Jud. 13,8; 18,3 ... ), pero me parecen menos seguros.
355. Contra la opinión de BECKER, o.c. p. 365.
356. II&v't"rx y oc);y¡6drx (5,4a) acaban de ser mencionadas en 5,3; fLO-
vo7tpocrC:mcuc; (5,4b) se repetirá en 6,1.

258
El Testamento de Aser

6,1: «Así pues también vosotros, hijos»:


B - Guardad los m~nd~mientos del Señor.
C - Con una sola cara.
A - Siguiendo a la verdad 3S1.

Por lo tanto 5,4 no es «Un cuerpo extraño». Menos aún si


tenemos en cuenta la inclusión de la verdad (5,4A y 6,1A) ya que
es un tema preparado en 5,3. En fin, 5,4 no puede excluirse por-
que contiene «los mandamientos», tema fundamental de la uni-
dad 1,3-6,6 358• Además, recurrir a la experiencia de la propia
vida como fuente de conocimiento es algo corriente en la lite-
ratura sapiencial y en nuestros testamentos 359 •
Resumiendo nuestros resultados, hay que considerar 5.4 parte
integrante de la unidad 1,3-6,6 360• Tal unidad está muy bien pre-
parada por el autor del T. As. en 1,2.
¿Podemos también decir que le sigue sin solución de con-
tinuidad el cap. 7? BECKER opone Ia esperanza de salvación po-
pular y a nivel terreno, representada por los fragmentos S.E.R.
del cap. 7, a las afirmaciones de salvación individual y ultrate-
rrena de T. As. 6,4-6. Se trata de visiones diferentes e incom-
patibles 361 • Digamos, en primer lugar, que es siempre difícil dis-
tinguir en estos fragmentos de tipo escatológico (T. As. 6,4-6)

357. El texto a ofrece pocos cambios: 5,4 después de «caminando con


todas mis fuerzas» parece haber omitido «con una sola cara hacia el bien».
El que prefiera el texto a encontrará también en él un buen paralelismo:
5,4: «Todas estas cosas, pues, experimenté yo en mi vida»:
A - No apartarse de la verdad del Señor.
B - Buscar los mandamientos del Altísimo caminando con todas
mis fuerzas.
6,1 : «Así pues también vosotros, hijos míos»:
B - Guardad los mandamientos del Señor con una sola cara,
A - Siguiendo a la verdad.
358. Sobre la importancia de este tema en las «dos vías» puede verse
J.P. AUDET, o.c. p. 257ss.283-284.
359. P. ej., T. Gad 5,2. El T. Isa. 4,1ss ofrece una secuencia de ideas
(experiencia del patriarca- exhortación indirecta a la simplicidad) muy
parecida a la de T. As. 5,4-6,1 (experiencia del patriarca- exhortación
a tener una sola cara).
360. Por lo tanto el apartado V de la estructura de BECKER recibe
entonces el título "Consecuencia doctrinal de II y IV: en todo hay dos
cosas, una contra la otra, y sólo una de ellas es buena, como Aser expe-
rimentó en su vida", 5,1-4.
361. O.c. p. 371.

259
En los testamentos de los doce patriarcas

lo que el autor recoge de la tradición y su propio- pensamiento-.


En principio, nada nos impide imaginar al autor de los T. 12 Pa.
recogiendo diversas y hasta contrapuestas tradiciones escatoló~
gicas. Pero, de hecho, no hay incompatibilidad entre T. As. 6,4-6
y 7,1-7. Un autor cristiano o judío podía muy bien creer que
la salvación individual de 6,4-6 se realizaría después (o antes,
según los casos) de la salvación humana común, reflejada en los
fragmentos tradicionales S.E.R.; y lo que más nos inclina a creer-
lo es que, en realidad, esta doble manera de concebir la salva-
ción se encuentra en otras partes de los T. 12 Pa. 362 •
El cap. 7 contiene dos fragmentos S.E.R. (7,1-3; 7,4-7). De
éstos BECKER prefiere conservar como material fundamental a
7,4-7 por el contenido del v. 6 que une el texto al patriarca Aser.
No obstante reconoce que 7.1 contiene material que es tradicio-
nal en los T. 12 Pa 363 • ¿Por qué no conservar, pues, los dos
fragmentos? Muy probablemente 7,2 contiene también material
tradicional. Si lo comparamos con T. Zab. 9,2, nos damos cuen-
ta de ello: hay que imitar a las aguas, que, cuando no están di-
vididas, vencen todas las dificultades. Si se dividen, «se pierden
en la tierra y se convierten en menospreciables. Así os: sucederá
si os dividís», T. Zab. 9,2-3. Es la misma imagen que describe
el exilio de los hijos de Aser: «seréis dispersados a los cuatro
extremos de la tierra y en la diáspora seréis aniquilados como
agua inútil», T. As. 7,2 364 •
El segundo fragmento S.E.R., 7,4-7 -aunque fácilmente po-
demos extraer de él «mis hermanos», 7,6 -, forma parte, según
BECKER, del material fundamental, ya que es mejor atribuir la
redacción de «mis hermanos» al autor de T. 12 Pa. Hay que pen-
sar en él como responsable de la conservación de la situación
362. Compárese T. Sim. 6,3-6 con T. Sim. 6,7; T. Jud. 23,1ss con
T. Jud. 25,1ss; T. Zab. 9,5ss con T. Zab. 10,1-3; T. Benj. 9,1-2 con T. Benj.
10,5bss.,
363. BECKER estudia el cap. 7 en p. 369-371..
364. En T. Zab. 9,4 se exhorta a no dividirse como las aguas, según
el contexto, porque todas las cosas tienen una sola cabeza aunque todo
lo creado sea dual: dos espaldas, dos manos, dos pies ... , y lo dual es parte
integrante de T. As. 1,3-6,6, si bien con otro matiz: dos vías, dos es-
píritus, dos inclinaciones. Según esto ¿sería descabellado afirmar que el
tema del agua en T. As. 7,2 tiene algo que ver con la temática de T. As.
1,3-6,6?

260
El Testamento de Aser

testamentaria antes que en un redactor posterior 365 • En verdad,


«mis hermanos» no es lo único que une el textn al patriarca
Aser, 7,4 contiene también material tradicional de los T. 12 Pa. 366•
Tenemos también en 7,5 un modo de hablar similar al que hemos
encontrado otras veces en los fragmentos S.E.R. En muchos de
estos fragmentos el patriarca sabe lo que sucederá a sus hijos por-
que ln ha leído en los escritos de Enok 367; aquí -debido pro-
bablemente a que la expresión ya apareció en 2,10- el patriarca
lo leyó «en las tablas de los cielos», 7,5a 368 • Pero es posible que
haya que extraer algo del cap. 7. P. ej., podría ser adición cristiana
posterior el final del v. 3, «Dios hablando al hombre» 369•
Mucho más difícil es emitir un juicio sobre el cristianismo
o judaísmo de 7,3a. Para BECKER está claro que se trata de una
reelaboración cristiana posterior. El texto judío preexistente era
«hasta que el Altísimo visite la tierra en paz». La redacción cris-
tiana habría añadido: «y él mismo viene como un hombre, co-
miendo y bebiendo con los hombres», junto con otra «y» redac-
cional para facilitar el paso al contradictorio «destruyendo en paz
la cabeza del dragón ... ». Como prueba de esta frase judía pre-
existente se aduce el texto paralelo T. Jud. 22,2. Pero es más con-
vincente el paralelo cristiano de san ÜRILO (PG 33 col. 441), ci-
tado por DE JoNGE 370• En T. Jud. 22,2 Dios desdende «para

365. O.c. p. 369.


366. «Decídselo pues a vuestros hijos ... », d1tocn oi5v -.ocüToc ToLe; Téx-
VoLc; ó¡J.i;)v, T. As. 7,4. También en el fragmento S.E.R. del T. Isa. 6,3, óp.dc;
oi5v e:t7tocTe: Tocihoc TOLe; TéxvoLc; Ú¡.L&v.
367. T. Leví 10,5b; 14,1; T. Dan 5,6; T. Neft. 4,1; T. Benj. 9,1. El
patriarca Zabulón lo aprendió en los escritos de sus padres, T. Zab. 9,5.
368. Ausente en el texto a: «porque yo he sabido que ... »
369. Así lo quiere BECKER, o.c. p. 369. Para la debida traducción del
texto cfr. DE JONGE, Christian influence in the Testaments of the twelve
Patriarchs, NT 4 (1960) 232-233.
La frase anterior, <~Éste (el Altísimo) salvará a Israel y a todos los
pueblos», en principio, podría ser redacción cristiana posterior en su se-
gunda parte; así se inclina a creerlo BECKER, o.c. p . 370., Pero T. Benj. 9,2
(de cuyo valor como testimonio duda BECKER) parece aseguramos de que
en T. 12 Pa. también los pueblos paganos participan activamente de la
salvación final de los fragmentos S.E.R. (Véase también T. Leví 14,4;
T. Jud. 22,2; T. Neft. 8,3, aunque no pertenecen a estos fragmentos.)
370. O.c. p. 152 nt 222. En este caso se explica bien la adición al
texto de los LXX (Sal 74,13) de iv i¡cruxt~-que espiritualiza la destruc-
ción del dragón por el bautismo- y el Cambio de e7tt («sobre») en ~L&,
«a través» de las aguas del bautismo.

261
En los testamentos de los doce patriarcas

que Jacob y todos los gentiles puedan descansar en paz (e:1p~vr¡)>>;


en cambio en T. As. 7,3, «hasta que el Altísimo visite la tierra
en la paz (o en el silencio, ~crux(~)». Preferirnos, pues, la expli-
cación cristiana de DE JoNGE, que ve en el texto del MS g y de
los tres MSS de la traducción armenia («sobre las aguas»), un
intento de concordancia con el texto de los LXX en el Sal 74,13.
A pesar de las dificultades que el cap. 7 presenta en cuanto
a la determinación de su autor - cristiano o judío -, está claro
que debemos aceptar como parte del T. As. no sólo 7,4-7, como
quiere BECKER, sino también 7,1-3.

El T. As. como discurso de adiós

A los 125 años el patriarca Aser se dirige a sus hijos, 1,1. La


edad avanzada y la alusión a la muerte que le sigue («estando
todavía en salud», 1,2a), nos hacen comprender desde un prin-
cipio que nos encontramos frente a un último discurso de adiós.
Al primer motivo de este discurso, a pesar de la influencia que
ha sufrido de Gn 49, 1-2, le falta la fórmula estilística «llamar» 371 •
El segund'o motivo empieza, sin previa presentación del patriar-
ca y sin ninguna mención de la historia de su vida, es decir, no
como los demás testamentos 372• Lo constituye la larga parénesis
1,3-6,6, introducida por 1,2. De esta parénesis sobre «las dos
VÍll;S» hay que distinguir, desde el punto de vista del género li-
terario, las diversas alusiones a las obras de misericordia hacia
el prójimo, aunque no se exhorte directamente a ellas: «Existe
un hombre que 373 no tiene compasión del hombre que le sirve
371. Véase p .. 57. T. As. es más bien pobre en fórmulas estilísticas.
Sólo una vez aparece el típico «hijos míos», -réxv()(; fLOU, 3,1; (6,1 en a);
(-réxvoc, 5,1; 6,1; 7,1). Le falta, en fin, &v-rét..Ao¡.t()(;t, que sólo aparece en la
prescripción funeraria, 8,1-2; pero los imperativos morales abundan en
el testamento y 7,4 -que ordena el traspaso de «estas cosas» a los des-
cendientes- alude probablemente a la repetición ficticia de la escena
de despedida, es decir, a la propagación del mensaje testamentario.
372. Lo que para BECKER representa una grave dificultad, o.c. p. 371.
Ya hemos visto que, en todo caso, esta dificultad no puede justificar la
exclusión del discurso parenético siguiente.
373. Hay que leer probablemente llcr-rt<; en vez del 6n de los MSS
befg, M. DE JoNGE, Testamento XII Patriarcharum, Leiden, 1964, p. 63
en nota.,

262
El Testamento de José

en el mal. También esto tiene doble aspecto, pero la entera obra


es mala», 2,2 374•
El tercer motivo está formulado por los dos fragmentos S.E.R.
del cap. 7. Pero inmediatamente antes se da lo más característico
de la visión de futuro del testamento, es decir, 6,4-6. Estos vv.,
como conclusión de la instrucción parenética, anuncian cuál es
el fin de la buena y de la mala vía: encontrarse con el ángel
del Señor o de Satanás. A este final doctrinal se aludía ya en
5,2b: «la vida eterna sigue (literalmente «espera», &v~[Lévc.u) a la
muerte» 375 • En otras palabras, es evidente que la instrucción pa-
renética sobre «las dos vías» tiene una profunda significación
de futuro. Como dice J.P. AUDET,. hablando del texto de la Di-
dajé. «hay que comprender la imagen de las dos vías con rela-
ción a la retribución» 376 •
El texto del T. As. termina con la acostumbrada prescrip-
ción funeraria, la noticia de la muerte y entierro en Hebrón,
8,1-2. De este entierro hay que subrayar la alusión a la unión:
«lo enterraron junto a sus padres», 8,2b 377•

EL TESTAMENTO DE JOSÉ

En el T. Jos. el patriarca sobresale como modelo de virtudes


que hay que imitar. Dos son las narraciones parenéticas que in-
tentan demostrarlo. Una habla de la castidad, otra del amor fra-
terno·.
Para BECKER sólo la última (= 1,2 y 10,5ss) es original. Es
decir, en el testamento original el discurso se abría con 1,2, al
que seguía inmediatamente la historia del «amado de Israel»,
el cual, a pesar de esta predilección, no se enorgulleció delante
de sus hermanos (10,5ss). Esta lección de humildad, junto con

374. Es curioso que en el cap. 2, aunque el resultado total de las


obras sea colocado en el lado malo, en el bueno se menciona casi siem-
pre la misericordia o el amor hacia los demás: 2,2.3.4.5.6.7. Análoga-
mente en 4,3,
375. Y las expresiones de 6,5b están preparadas por 3,2b.
376. O.c. p. 255-256.
377. Sobre el tema véase p. 6ls.

263
En los testamentos de los doce patriarcas

el consiguiente amor a los hermanos, que José manifiesta al no


revelar a nadie el asunto de su venta, constituye la única paré-
nesis que el autor del T. Jos. quería impartir. La podríamos re-
sumir así: humildad y amor a los hermanos.
Desde luego hay que admitir una diferencia considerable entre
la parénesis de 10,5ss y la presentada por 3,1-10,4: José, héroe
de la castidad por la paciencia, oración y ayuno. Esta parénesis
va precedida de 1,2-2,7. A pesar de las particularidades que esta
introducción presenta 378, es evidente que su autor desea utili-
zarlo como introducción a las tentaciones de José (2,1.2.3a.7).
Por otra parte, la «obscuridad o cadenas o tribulaciones o ne-
cesidades» (de las que Dios salva en 2,4b) aluden al resumen de
las dificultades de José que encontramos en 1.3-7 y a sus ten-
taciones, 8,4.5; 9,1. Además de resumen parcial de su vida, 1,3-7
es un cántico de alabanza al Dios protector de José en todas las
necesidades 379 . Interesa también constatar que el autor de 1,5b-6
presenta a Dios claramente como modelo de, las obras de mise-
ricordia que ha de practicar el lector del T. Jos. 380• El tema de
las obras de misericordia se encuentra también en una de las ten-
taciones, 3,5b.
Hemos hablado del autor del T. Jos. porque creemos con
DE JoNGE que tanto la introducción a las tentaciones como su
epílogo (10,1-4) y las mismas tentaciones contienen «muchos: pa-
ralelos al material de José en los otros testamentos y están en
consonancia con la enseñanza general de los T. 12 Pa.» 381•
No obstante, BECKER afirma que la parénesis que presenta
a José como héroe de la castidad (1,3-10,4) es un fragmento in-
troducido posteriormente en el T. Jos. Los argumentos que es-
grime BECKER me parecen insuficientes. Uno de ellos es la falta
de paralelos cuando se inicia sin más la historia de José con la
estancia en Egipto, 2,1ss. En realidad ésta va precedida de las
378. P. ej., 2,1-3, más que una introducción a 3-9 (como debiera ser),
es un buen resumen de Gn 39, DE JoNGE, The Testaments of the Twelve
Patriarchs, Assen, 1953, p. 102.
379. Sobre la cuestión puede verse BECKER, o.c. p .. 231-233.
380. Esta presentación de Dios es paralela a la que hemos encontra-
do en otros discursos de adiós, como en p. 325-330. Véase también en
cuanto a la imitación de Dios, T. As. 4,3.
381. O.c. p. 101. Véase también de la misma obra la p. 102.

264
El Testamento de José

alusiones al odio de sus hermanos y a la venta (1,4-5). Y, curio-


samente, una declaración de inocencia (1,3b) antecede a estos dos
temas. De modo semejante sucede en T. Zab. 1,4ss. BECKER
quiere unir directamente 1,2 a 10,5ss, porque el «amado de Is-
rael» (1,2) es una buena introducción a la temática de 10,5ss.
Ahora bien, precisamente 2,2 llama al padre de José «<srael»
(como 1,2), no así 10,6, que usa el nombre «Jacob». Tampoco
puede afirmarse, como BECKER, que entre 1,2 y 1,3ss no hay
ninguna relación. Hay la misma relación que entre T. Isa. 4,1
y 4,2ss. Así, pues, no podemos afirmar que 1,3-10,4 sea un frag-
mento introducido posteriormente en T. Jos.
Más difícil es decir si BECKER está en lo cierto cuando sub-
raya la falta de relación entre 10,3 y 10,4 382 • El v. 4 tiene una
tradición manuscrita poco firme 383 • Tal como nos ha llegado en
b parece unido al v. anterior ... Pero, como quiera que sea, por
una parte, el vocabulario de 10,3 forma cierta inclusión con 1,
3-7 384 y, por otra, los autores consideran que en 10,5ss empieza
una nueva historia de José 385• Esta historia, cronológicamente
hablando, debería preceder a la historia de las tentaciones. Pero,
intercambiando la colocación de estas historias, no- solucionamos
el problema, ya que en 10,5ss se usa diferente terminología para
los amos de José ... , 12,1 y 14,1 presentan a la mujer de Putifar
como si nunca se hubiera hablado de ella 386• ¿Tenemos, pues,
en 10,5ss una interpolación posterior, como algunos han pen-
sado? Una interpolación no explicaría las semejanzas que encon-
tramos en la introducción (10,5-11,1) y en el epílogo (17-18) con
las otras perícopas de José en T. 12 Pa. Seguimos con ello a
382. O.c. p. 229-230.
383. Puede verse en la ed. de CHARLES.
384. Así, pues, -contra lo que cree BECKER, o.c. p. 234- 10,3 es
un paralelo mucho más exacto de 1,3-7 que de 2,4-6. En efecto, la «en-
vidia» (q¡66vo~, 10,3; 1,3) y la «esclavitud» (8ou'Adt:f, 10,3 y de; 8oü'Aou, 1,5)
ofrecen prácticamente los mismos términos en las dos perícopas. Cambia
sólo el término usado para la «calumnia»: cruxocpOI:V'\'(01: en 10,3 y 8t01:~o:t.of¡
en 1,7a.. Además, tanto 10,3 como 1,7 terminan con la glorificación de
José (úlj¡6ro).
En esta misma línea, DE JoNGE ha notado el nexo existente entre 2,7
y 10,1, principio del epílogo de la historia de las tentaciones, o.c. p. 102.
385. Con DE JONGE podemos considerar a 10,5-11,1 una introducción
a la historia de José (11,2-16,6) que termina con el epílogo 17-18, o.c. p. 102.
386. DE JONGE, o.c. p. 107.

265
En los testamentos de los doce patriarcas

DE JoNGE: se trata, más bien, del autor de T. 12 Pa., que usó aquí
una fuente diferente de las tentaciones; usó otra fuente que in-
corporó a su T. Jos. de modo no muy acertado 387•
A pesar de las irregularidades que presenta la historia de T. Jos.
10,5-18,4 388, este texto está mejor trabado que la simple yuxta-
posición de tentaciones (hasta llegar al número de 10) de la pri-
mera parte (1,2-10,4). La intención de la segunda parte del tes-
tamento es explicar cómo José negó siempre ser hijo de Jacob
para proteger la fama de sus hermanos. Sólo . así podía el autor
exhortar al amor fraterno y a la unión entre hermanos, 17,2-3.
Esta segunda parénesis termina con la mención de la avanzada
edad del patriarca, 18,4. Las profecías de difícil comprensión del
cap. 19,1-10 deben ser consideradas como un apéndice posterior

387. DE JONGE, allí mismo.


388. P. ej., lo que se nos cuenta en el cap. 15 presupone que José
no está en la prisión cuando vuelven los Ismaelitas, DE JONGE, o.c. p. 108-
109; T. Jos. 16,1ss presenta un texto desordenado. El desarrollo de la his-
toria no está claro. BECKER cree poder reordenar así los vv.: 1; 2b; 3a;
2a; 3b; 4-6, o.c. p. 239 nt 4. Pero este «orden» tiene también sus dificul-
tades: 2a no tiene sujeto explícito, por lo tanto hay que suponer que es
el mismo de la frase anterior (2b-3a), el marido (o el eunuco) y no la
esposa como cree BECKER. El texto reordenado por BECKER muestra en
2a un sujeto masculino (a pesar de 3b-4). Además, el paso de v.1 a 2b
en la reordenación de BECKER es también abrupto. Parece, pues, impo-
sible explicar este texto de manera satisfactoria. Igualmente difícil es
decidirse a propósito de otras incongruencias; p .. ej., el cap. 15 presupo-
ne que José no está en la prisión cuando vuelven los Ismaelitas ... Pro-
bablemente, tenemos ahora una combinación de dos narraciones: una
que podríamos llamar el «proceso de Putifan>; otra que constaba de la
estancia de José en casa del mercader y del retorno y decisión de los
Ismaelitas . Así lo cree DE JONGE,. o.c. p. 108-109'. Diversamente en BECKER,
o.c. p. 240.
Para BECKER, 18,2 representa una dificultad ulterior. El tema de la
oración a favor del enemigo le parece inmotivado aquí. Por lo tanto,
introducido quizás cuando la perícopa de las tentaciones (que repite tanto
la necesidad de la oración) entró en el T. Jos. Como prueba aduce
que el v. 3s suprime la necesidad del v. 2, y que el v. 3 encaja bien al lado
de 18,1b, o.c. p. 241. No obstante, el v. 3, con la mención de la com-
pasión de José hacia sus hermanos ( =[Locxpo6u¡úoc,) evidentemente se re-
fiere a los sufrimientos y humillaciones que José hubo de soportar de
parte de sus hermanos, devolviendo bien por mal ( = tema del v. 2). DE
JoNGE (o.c. p. 159 nt 332) cita, como paralelo de la oración a favor de
los enemigos, el T. Gad. 6-7 y T. Benj. 5,4s. Pero, si bien el T. Gad
ofrece muchas semejanzas, ninguno de los textos contiene la expresión
del T. Jos. 18,2, <<hacer el bien a los enemigos», que, evidentemente, en-
cuentra su realización en la conducta de José con sus enemigos-hermanos,
con los que mostró su [LOCXpo6u[Lloc.

266
El Testamento de José

a la obra, ya que les falta cualquier tipo de conexión con el


T. Jos3B9.
El testamento continúa con el cap. 20 cuyos dos primeros
vv. dan una pincelada sobre el futuro de la comunidad. Según
BECKER, el contenido «profético» de 20,1 es suficiente para sa-
tisfacer las leyes del género literario 390 • Aquí también hay que
puntualizar la opinión de BECKER. Éste cree que 20,2b es una
adición posterior, sobre todo por la mención dualista «Señor-
Beliar» y por ser un duplicado de 20,1. En realidad, ni aquí ni
en 7,4 (que BECKER llama «problemático») el carácter dualista
del texto no es razón suficiente para renunciar a éL De hecho,
tampoco se trata de un verdadero duplicado, como veremos. BEc-
KER cree que en la traducción armenia poseemos el mejor texto
y que el texto ~ no puede ser original. Este texto, según él, da
la impresión de querer imponer artificialmente un cuadro uni-
tario escribiendo una frase de contenido sorprendente, que «no
tiene ningún apoyo en T. 12 Pa.» 391 • En realidad, 20,2b se apoya
en T. Sim. 8,4. Además, 20,2b no es con toda certeza ningún
duplicado de 20,1, ya que la aflicción-venganza, el éxodo hacia
la tierra de los padres (=temas de 20,1), no aparecen en 20,2b.
Sólo el último tema aparece veladamente 392•
Después de la breve descripción de las circunstancias victo-
riosas, en medio de las cuales será llevado a Canaán el cuerpo
de José (20,1-3), se anuncia como siempre su muerte y el duelo
que por él hicieron egipcios e israelitas, 20,-4-5. El texto- termina
con una breve alabanza de la «bondad» de José hacia los egip-
cios, 20,6.

389. «Hijos míos» de 19,1 no es suficiente. DE JONGE habla de un


«apéndice», o.c. p. 110.28-29.33. BECKER cree que el entero cap. 19 es un
apéndice añadido posteriormente; hay, además, reelaboraciones cristianas
en vv. 8.11 de difícil descristianización, o.c. p. 243 y 59-68.
390. O.c. p. 242.
391. O.c. p. 166-167.
392. BECKER opta también a favor de la exclusión de «Hipódromo»
(20,3), de acuerdo con el texto armenio. Además, (según BECKER, o.c.
p. 168) «Hipódromo» estorba por estar la tumba de Zelfa ya suficiente-
mente determinada a través de la mención de los sepulcros de Bilhá y
Raquel. Pero es más lógico pensar que, con la mención del «Hipódro-
mo» (texto f3 y MS e), el autor del T. Jos. no hizo más que determinar
la sepultura de Raquel de acuerdo con LXX Gn 48,7.

267
En los testamentos de los doce patriarcas

El T. Jos. como discurso de adiós

Según acabamos de ver, hay que mantener como parénesis


del patriarca las exhortaciones a la castidad, presentes en las
diez tentaciones que José tuvo qué soportar de la egipcia 393• Hay
que subrayar como parte de esta parénesis las armas utilizadas
para vencer la tentación. El autor las repite casi siempre al final
de cada una de las tentaciones: oración 394, ayuno 395, penitencia y
manifestaciones de dolor religioso 396• El esquema resultante es
tentación-reacción virtuosa de José 397• Pero las reacciones reli-
giosas que más quiere inculcar son evidentemente las del epílogo
de la historia de José, 10,1-2:

1 «Ved, pues, hijos míos, cuántas cosas obra el aguante (úT:o-


fLOV~) y la oración con el ayuno. 2 Si vosotros seguís la cas-
tidad y la pureza en el aguante y humildad de corazón el
Señor habitará en vosotros porque amó la castidad.»

Está claro, a la simple lectura de la historia de las tentacio-


nes, que la exhortación central va dirigida a la virtud de la cas-
tidad. Ello diferencia profundamente la primera (1,2-10,4) de la

393. Aluden a las tentaciones de José: TN, TJI Gn 39,6.14.20; TN,


TJII Gen 49,22'-23 y TJI Gn 49,22-24; Gn Rab. 39,7-21 (87); Gn Rab. 49,
22.24 (98); TanJ:¡. Gn 39,8.11 (ed. H. ZUNDEL, Jerusalén, 1962); J. Hor. 11,
46b (ed. Berlín, 1925); Sota 36b (ed. GOLDSCHMIDT, Leipzig, 1912); Sefer
haYaJar comentando Gn 39,7ss (página 57a-59'a), etc.
Las diez tentaciones del T. Jos. corresponden a las diez tentaciones
que la hagadá atribuye a Abrahán. Véase, p. ej.,. Jub. 19,8., 3-5; 17,15-18;
Eclo 44,20; IMac 2,52; en la «Queroba» de la Geniza de El Cairo pu-
blicada por l. DAVIDSON, Mal;lzor Yannai (Texts and Studies of the Jewish
Theological Seminary of América, vol. VI), New York, 1919, p .. 36. Más
citas sobre las tentaciones de Abrahán en L. GINZBERG, The Legends of
the Jews, V, p. 218 nt 52.
394. 3,3.6; 4,3.8; 6,7b; 7,4; 8,1; 8,5; 9,4.
395. 3,5; 4,8; 9,2.
396. 3,5; 4,3; 8,1; 3,9; 5,2; 6,3.
397. Hay que entender como tal la lamentación de 3,9; y el rasgar-
se las vestiduras de 5,2, como acto de penitencia y protesta religiosa frente
al mal, Este esquema común no aparece con claridad en la segunda (3,
6-10), en la séptima tentación (7,1-8,1), ni en la última 9,4. Puede verse
la distribución de las diez tentaciones en el texto que nos ofrece BECKER
en la o.c. p. 234-235.

268
El Testamento de José

segunda parénesis (10,5-18,4) y no la exhortación a la humildad


que se encuentra en las dos parénesis 398•
Desde el punto de vista de los discursos de adiós importa
notar en el T. Jos. las exhortaciones características del género:
en la segunda parénesis sobresale el amor fraterno 399• La humil-
dad y el cumplimiento de la Ley (10,5; 11,1; 18,1) permiten, como
enseña el ejemplo de José, amar a los hermanos. En efecto, José
calló humildemente sus faltas para que éstos no fueran avergon-
zados. El amor al prójimo que encontramos a menudo en los
discursos de adiós reviste en T. Jos. 17,1-3 particular delicadeza
de sentimientos:

1 «Ved, hijos, cuántas cosas soporté para no avergonzar a


mis hermanos. 2 Amaos, pues, unos a los otros. Generosa-
mente escondeos mutuamente los delfectos, 3 ya que Dios se
deleita en la unión de los hermanos y en la disposición del
corazón que encuentra su placer en el amor.»

También es significativa para nuestro género esta menc10n de


la unión fraterna y la exhortación indirecta a las obras de mise-
ricordia que encontramos en la historia de las tentaciones de José,
3,5b (y en 1,5b-6).
Según lo que acabamos de ver, el segundo motivo de nuestro
género (1,3-18,4) está representado por la casi totalidad del T. Jos.:

398. Para BECKER, la historia de las tentaciones da una imagen de


José <<hombre divino»... Exponente máximo de esta imagen es 6,2. Para
diferenciar esta imagen de la que ofrece la segunda historia BECKER sub-
raya que en esta última se habla mucho de la humildad de José (= 10,5;
17,8 y 18,3 en el MS e). Pero el tema de la humildad también aparece
en la primera historia y en textos tan importantes como el epílogo 10,2.
En 1,7 aparece un tema conexo a la humildad, la «calumnia», y en 10,3
se menciona la «calumnia» junto a la «exaltación». No creo, pues,. que
el personaje de José aparezca en la segunda parénesis «como cualquier
otro hombre» a diferencia del «hombre divino» (a lo judio) de la historia
de las tentaciones. De hecho, BECKER olvida (o.c .. p. 241) que también en
la segunda parénesis José aparece revestido de gran calificación sobrena-
tural: «la gracia del cielo está sobre él», 12,3 .. José demuestra también
en la segunda historia poseer la «fortaleza de la virtud», 15,2-3, contra-
riamente a lo que afirma BECKER.
399. Se exhorta a honrar y respetar la buena reputación de los her-
manos: 10,6-11,3; 13,1-14,2; 15,2-3; la de todos, 16,5-6. El amor a los
hermanos se indica aún más explícitamente en 17,7.

269
En los testamentos de los doce patriarcas

la vida de José en Egipto, y ya su infancia (10,5), son un mo-


delo de virtudes que el lector debe imitar 400 •
En el T. los. hay también cabida para el tercer motivo, aun-
que se considere el «profético» cap. 19 como adición posterior.
En efecto, al final del discurso de adiós, el patriarca anuncia a
sus hijos, 20,1-2:

«Yo sé que después de mi muerte los egipcios os afiigj.rán,


pero Dios os vengará y os introducirá en lo que prometió a
vuestros padres. 2 Llevaréis, empero, mis huesos con vosotros,
porque, cuando mis huesos serán subidos, el Señor estará con
vosotros en la luz y Beliar estará con los egipcios en las ti-
nieblas.»

Este texto, que contiene disposiciones funerarias, va también


seguido de ellas (20,2a.3). Como siempre, éstas preceden inme-
diatamente a la muerte del patriarca (20,4).
El primer motivo está debidamente colocado al principio del
discurso: José, «cuando estuvo a punto de morir, habiendo lla-
mado a sus hijos y a sus hermanos, les dijo: Hijos míos y her-
manos, escuchad a José, el amado de Israel, atended, hijos, a
vuestro padre», 1,1b-2. Una prueba ulterior de que estamos de-
lante del género literario discursos de adiós son las fórmulas
estilísticas del T. Jos 4fll.

400. Así hay que entender no sólo la historia de José que quiere
proteger a sus hermanos (10,5-18,4), sino también la de las tentaciones de
José. La preocupación por lo erótico, que emerge a veces de la narra-
ción, hay que atribuirla en realidad al fondo de novela helenística inte-
resada por estos temas., De este fondo el autor del T. Jos. ha sacado y
adaptado la historia de las tentaciones. Sobre el tema, véase DE JONGE,
o.c. p. 102~1 06: el autor ha adaptado a sus narraciones «bíblicas» sobre
José la historia de las tentaciones ya judaizada. Este autor(es)-redactor(es)
es, para DE JoNGE, cristiano(s). Precisamente en el T. Jos. abundan las
alusiones cristianas, o.c. p. 98-101.106.109. BECKER juzga diversamente no
sólo de estas «alusiones» sino también de la relación que hay que ima-
ginar entre el autor del T. Jos. y la historia de las tentaciones; y es par-
tidario de un crecimiento progresivo del material de las tentaciones en el
seno del T. Jos., o.c. p. 235-239.
401. «Habiendo llamado», XOtÁécrOtc; (1,1); <<hijos míos» (-rÉXVOt ¡.r.ou), 1,2;
10,1; 18,1; 19,11.

270
EL TESTAMENTO DE BENJAMíN

Después de una breve introducción, que cuenta como casi


siempre las circunstancias del nacimiento del patriarca y explica
el significado de su nombre (1,2-6), el discurso empieza con la his-
toria de la venta de José (2,1-5). BECKER cree que en 2,3-5 hay
que preferir el MS e 4{)2 • Es posible, pero no probable. El texto e
no explica en qué circunstancias tiene lugar la muerte del ismae-
lita 403 • Lo cual en principio podría indicar un texto más breve y
por lo tanto con más probabilidades de antigüedad. Pero ¿por
qué, si todos los ismaelitas azotan a José en e, uno sólo es el
castigado (por Dios) bajo las garras de un león (2,4)? El texto ~
es más lógico. La falta de lógica en e (frente a ~) probablemente
viene de que se ha querido evitar la contradicción de ~ entre 2,2
y 2,3, cargando a los hermanos de José el despojo de su túnica,
de acuerdo con 2,2 y Gn 37,31-32. Ahora bien, la presencia de
este tipo de «contradicción» en ~ no debe extrañar. Por una
parte, no se trata de dos narraciones contradictorias sobre un
mismo hecho, sino de la versión bíblica (2,2) y de la que quiere
imponer José para salvar el honor de sus hermanos. Por otra
parte, es wrriente encontrar una versión bíblica de los hechos
yuxtapuesta a otros detalles que contradicen explícitamente la
Biblia 404•
Probablemente, pues, el MS e ha querido corregir el texto ~
para evitar así las contradicciones con 2,2 y con la narración bí-
blica: los «ismaelitas», que en v. 3a (~) eran sujeto de la acción,
402. O.c. p. 34-36.
403. Tampoco vemos en e qué consecuencias tuvo el miedo de los
Ismaelitas. Esto quizás se explicaba a continuación del texto que ahora
está irremediablemente perdido en el MS c.,
404. Así p. ej. en el T. Jud. 12 abundan los detalles que están de
acuerdo con Gn 38,12ss. Éstos a veces aparecen contrapuestos a otros
que contradicen abiertamente el texto bíblico. T. Jud. 12,1a y 12,1c están
de acuerdo con Gn 38,12-14 en cuanto a la ocasión y lugar del suceso.
Pero el autor del T. !u d. 12,1 b sustituye el <<Velm> de Tamar por el «ata-
vío nupcial», contradiciendo así el texto bíblico. El autor de T. Jud. no
tenía necesidad del <<Velo» y no le importaba contradecir el texto bíblico,
porque así podía hacer resaltar la importancia del vicio de la embriaguez:
Judá no reconoció a Tamar debido al vino, no a causa del <<Velo». Sobre
T. Jud . 12, cfr. p . 202s.

271
En los testamentos de los doce patriarcas

han sido transformados en complemento indirecto para que así


siguieran como culpables los hermanos de José. Los verbos si-
guientes continuaron en 3b en tercera persona plural como en 3a.
Claro que en el v. 4 no se podía seguir con Ia misma técnica gra-
matical, ya que, de haber puesto también aquí el sujeto en pi.,
¡el autor del texto e se hubiera quedado sin ismaelitas! Por lo
tanto aquí siguió al texto f3, excepto en lo que se oponía a 2,2
y al texto bíblico: la mención de la túnica. La única dificultad
seria de esta hipótesis estriba en la originalidad de e respecto f3
en la noticia del «bastón» del que se sirvió uno de los que azo-
taron a José. ¿No será que, subrayando explícitamente la crueldad
de este ismaelita, el autor de e ha querido con ello «explicar» por
qué los demás no recibieron el mismo castigo? Sea como sea y a
pesar de esta dificultad, me parece más lógjco imaginar que e
procede de ~ que no a la inversa. Sobre todo porque el autor
del T. 12 Pa. repite que José exculpó a sus hermanos (p. ej., T. Jos.
17,1-2) y T. Belij. 2,1-5 (~) explica cómo, no así c.
El Tg presupone también que José exculpó a sus hermanos,
ya que: «fue cuidadoso (i1i1t) del honor (~i'P') de su padre
y del honor de sus hermanos», TN Gn 49,26b. Una glosa mar-
ginal del mismo TN cambia la expresión, pem no el sentido:
«Y no odió ninguna dignidad ( = amó la dignidad) de sus her-
manos» 405•
Para BECKER 2,1-5 y 3,6-8 forman una unidad. Cuando ya
se ha explicado la venta con todos sus detalles (2,1-5), José se
presenta implorando a Jacob para que interceda por sus herma-
nos delante de Dios (3,6). Empecemos constatando que el paso
a 3,6, siempre difícil, no viene facilitado precisamente por la so-
lución de BECKER, que considera 3,1.2.3-5 adiciones posteriores 406•
Las razones aducidas por el autor parecen violentar el texto.

405. '1n~1 ¡mm:¡¡ ~:J 'JIP N,,. El TJII (ed. GINSBURGER) en Gn 49,26b
ofrece un texto semejante a la glosa del TN: «cuidadoso del honor de

nos», '1nN1 pi1n1:li ' ':l


su padre, '1:1N1 i1'ij:l'N, y no odió la corona de dignidad de sus herma-
'.)tP N'1; TJI Gn 49,26b contiene un texto como
el del TN (aunque sin la mención del padre): «Cuidadoso del honor
<Nij:l') de sus hermanos»; el mismo texto (con sólo variantes ortográficas
sin importancia) en TJII-TJI Dt 33,16b (ed. GINSBURGER y WALTON) y TN
Dt 33,16b.
406. O.c. p. 244-247.

272
El Testamento de Benjamín

Contra lo que afirma BECKER, la parénesis del cap. 3 se relacio-


na con el diálogo precedente de la venta o con la venta consi-
derada en sí misma. Gn 37,18-20 afirma que la primera inten-
ción de los hermanos fue matar a José. TJI Gn 37,19-20 echa
la culpa principal de esta intención homicida a los violentos Si-
meón y Leví. Para el autor del T. 12 Pa., hasta después de que
se hubieran decidido por la venta, uno de los hermanos insiste
en querer matar a José, T. Zab. 4,11. Se entiende, pues, bien que
el autor, en este contexto de venta, diga refiriéndose a José:
«¡Cuántos hombres quisieron matarle, pero Dios lo protegió!»,
T. Benj. 3,4a. Del amor al prójimo, al que se exhorta en 3,4b,
tenemos un testimonio no sólo en 3,6 sino también en 2,3 (~).
donde José exculpa a sus hermanos cargando el expolio de su
túnica sobre un ismaelita 407 • Ello solo quizás bastaría para afirmar
la pertenencia de la parénesis del cap. 3 al autor del T. Benj.
BECKER insiste en el tono muy común de esta parénesis 408 • En
realidad, no sólo las ideas sino también el vocabulario recuerdan
demasiado bien la figura de José para que, con BECKER, consi-
deremos adicionales las menciones explícitas de «José» (3,1.3).
Así en 3,4b se nos dice que «quien teme a Dios y ama a su pró-
jimo no puede ser vencido por el espíritu aéreo 4lJ9 de Beliar,
porque está protegido por el temor de Dios», 3,4b. En T. los.
7,4 José advierte que el espíritu de Beliar atormenta a su se-
ñora. El patriarca pide ser liberado de ella (T. Jos. 8,lb), de la
«llama ardiente» (T. los. 2,2b). El motivo de esta liberación es
en T. Jos. 2,4 el genérico «po·rque el Señor no abandona a· los
que le temen», que es el mismo motivo de la liberación de los
espíritus de Beliar en T. Benj. 3,4b.
Para admitir esta parénesis BECKER ve una ulterior dificultad:
el modelo aquí no es - «contra la regla» 410 - el patriarca que
hace el discurso, sino José. Pero José es presentado también por

407. También se entiende bien, a la luz de la venta, «la insidia de


los hombres» (3,5a).
408. O.c. p .. 246.
409. Casi todos los MSS de f3 contienen «aéreo». DE JONGE está a
favor del término, véase Testamenta XII Patriarcharum, Leiden, 1964,
p. 80. No asi CHARLES ni BECKER, o.c. p. 246 nt 3.
410. O.c. p. 245.

273
Cortes 18
En los testamentos de los doce patriarcas

el patriarca Simeón como modelo de simplicidad y amor al pró-


jimo que sus hijos deben imitar, T. Sim. 4,5ss 411 • Presentar a
José como modelo y no al patriarca moribundo no puede ser
motivo suficiente para extraer la parénesis del cap. 3 412.
Menos aún si tenemos en cuenta lo que sobre José dice el
cap. 4. BECKER considera 3,1 no una introducción al cap. 3 sino
como unido a 4,1. Ya hemos visto que 3,1 puede quedarse donde
se encuentra como introducción a 3,3-5. Este capítulo parené-
tico termina con la intercesión ejemplar de José cerca de su padre
Jacob 413 y la reacción de éste que profetiza sobre José (3,6-8).
La mezcla de la parénesis con el tercer motivo (3,8) es algo que
sucede a menudo en nuestros discursos de adiós. Por lo tanto no
es de extrañar que en 4,1ss siga la parénesis que presenta a José
como modelo a imitar. El modelo de «hombre bueno» en 4,1
es ciertamente José. Así se define a José en 3,1b 414. A José alude
probablemente «el fin del hombre bueno» (4,lb). Es difícil ver
en este «fin del hombre bueno» la Cruz de Cristo. BECKER cree
que se trata de la Cruz y por lo tanto prefiere el texto armenio
no «cristianizado» 415, ya que habla sólo de misericordia (gJ...Eoc;)
en vez de «fin» (TéJ...oc;). La «misericordia del hombre bueno»
hacía pensar al cristiano sobre todo en la Cruz, por eso cambió
gJ...Eoc; por TéJ...oc;. Es posible. Pero, aunque el v. precedente (3,8)

411. José es modelo de perdón y amor al prójimo que los hijos del
patriarca Zabulón deben imitar, T. Zab. 8,4-5. El patriarca Leví propone
a José como modelo de sabiduría en el fragmento de Cambridge del
T. Leví arameo, col. e, lin. 22-23 (en la ed. CHARLES R.H., The Greek
Versions of the Testaments of the Twelve Patriarchs, Oxford, 1908,
p. 255).
412. 3,2, que presenta al patriarca Benjamín como modelo, es pro-
bablemente una adición posterior, como quiere BECKER. El texto corre
mucho más llanamente sin este v. Un lector habrá querido hacer de Ben-
jamín otro modelo a imitar. En T. 12 Pa. a menudo se exaltan las vir-
tudes de José. A veces explícitamente se exhorta a los hijos a seguir su
ejemplo. Sobre el tema véase DE JONGE, The Testaments of the Twelve Pa-
triarchs, Assen, 1953, p. 98.
413. BECKER prefiere también aquí el MS e al b. Una de las razo-
nes es que en 3,6 el término «Jacob» ha sido añadido como explicación
secundaria en b. Pero «nuestro padre Jacob» es expresión común por
lo menos en la literatura targúmica, p. ej. en Tg Gn 49,2, Dt 6,4 ... , véa-
se en p. 300-305.
414. T. Dan 1,4; T. Sim. 4,4 llaman también a José «hombre bueno»,
&:y0(6k
415. O.c. p. 248 nota 3.

274
El Testamento de Benjamín

tenga un sentido claramente cristiano 416, creo que está más de


acuerdo con el contexto general josefino pensar en el «fin» de
la historia de la venta de José, el «hombre bueno» 417 • El «fin»
del «hombre bueno» es el hombre «coronado» en Egipto. De ahí
la alusión a las «coronas de gloria» de 4,lb 418 • En efecto, en el
versículo targúmico citado anteriormente se habla «proféticamen-
te» de las bendiciones paternas (de Abrahán, Isaac, Jacob) que
se convertirán en corona para José: «conviértanse en corona de
dignidad (,Ji1 ~~~:J) sobre la cabeza de José y en la testa del varón
piadoso (~1'!:Jn) que fue señor y gobernador del país de Egipto»,
TN Gn 49,26a 419 • La referencia a Egipto, al resultado final de la
venta, está clara. Hay que subrayar el término «piadoso», 110M.
Muchas veces se traduce por 8cr¡o¡; en los LXX 420 y éste es pre-
cisamente el término con que se califica a José en T. B~nj. 3,1b,
paralelo a 4,1. El término «piadoso» está presente en TN-TJIIGn
49,26, ed. GINSBURGER 421 • Por otra parte TJII Dt 33,16a contiene

416. Es difícil escoger entre la diversa tradición manuscrita de 3,8.


Nos inclinamos más bien a favor de la interpretación cristiana (no reela-
boración posterior en cristiano), siguiendo a DE JONGE, o.c. p .. 33.98. Véase
también del mismo autor, Christian influence in the Testaments of the
twelve Patriarchs, NT 4 (1960) 198. BECKER prefiere la traducción arme-
nia que según él no ha sufrido redacción cristiana. No hay que olvidar,
con todo, la posibilidad de un influjo cristiano a partir de Ap 14,4-5,
donde aparece ~[Lo:Aóv{h¡cr<Xv ([LL<Xv61¡cre:'t'<XL en la traducción armenia del tes-
tamento) y &[L<il[LOL (ót[L<il[LO<; en el texto armenio). En Ap el contexto parece
totalmente diferente: oposición a los que se han manchado ( [LOAúV<il) a
través de la mentira por haber adorado a los falsos dioses, a la Bestia.
Pero en el texto apocalíptico &[L<il[Lo<;, según dijo H.B. SWETE, parece in-
cluir también la idea de «perfecto para el sacrificio», véase p. 474,
nota 298.
417. Sant 5,11 es de algún modo paralelo, pero la manera de expre-
sarse es diferente: «fin del Seíion>. Probablemente, en Sant 5,11 se trata
del final humanamente glorioso que el Señor preparó para el justo Job
después de una etapa de sufrimientos, J. CANTINAT, Les Épitres de Saint
Jacques et de Saint lude (Sources Bibliques), Paris, 1973, p. 238-240; José
experimentó como Job un fin glorioso después de un periodo de prueba.
La manera de expresarse del T. Benj., diferente y menos sorprendente, no
obliga de ningún modo a interpretar 4,1 en un sentido exclusivamente
cristiano.
418.. Y la alusión a la «gloria {M~<Xv) y bendición» que Dios pondrá
sobre la cabeza de los descendientes de Silheón «tal como visteis en él
(= José)», x<X6oo.;; d8e:n ~v <Xl.mj), T. Sim. 4,5b.
419. Y paralelos: TJI-TJII Gn 49,26a. Encontramos la misma tradi-
ción targúmica en TJI-TJII-TN Dt 33,16a.
420. F. ZORELL, Novi Testamenti lexicon graecum, Parisiis, 1911, s.v.
421. TJII Gn 49,26 (ed. GINSBURGER) ofrece otra variante (comparti-

275
En los testamentos de los doce patriarcas

la variante: «conviértanse en coronas (N'~'~:J) sobre la cabeza de


José» 422 • «Corona(s) de dignidad» equivale, pues, a la expresión
del T. Benj. 4,1, «coronas de gloria», o"'t'E<pCÍ.vouc; ~6~1¡c; 423 • La
«gloria» que recibirá el justo, aunque tenga que pasar por prue-
bas como Job 42\ es un tema que se repite en los textos que se
refieren a José: T. Benj. 5,5; T. Jos. 9,3. En este sentido es muy
significativo T. Sim. 4,5b 425•
Todo ello constituye un haz de indicios convergentes que apo-
yan suficientemente la interpretación josefina de T. Benj. 3,1; 3,3-
4,1 426 • Teniendo esto en cuenta, 4,2 debe haber sido escrito con
el mismo espíritu, ya que presenta a José con el mismo, califica-
tivo de «hombre bueno»; 4,3b repite la terminología que 3,4b
aplicaba a José: el hombre que teme a Dios y ama a su prójimo
es protegido (crx.e7tcx~6¡.Levoc;) contra el espíritu aéreo de Beliar
(3,4b), como el hombre que hace el bien y que ama a los justos
vence el mal «protegido» (crx.mcx~6¡.Levoc;) por el bien (4,3b). Tam-
bién en 4,4 encontramos alusiones al comportamiento moral de
José, como la que se refiere a su misericordia hacia los pobres.
Este último detalle viene señalado por T. Jos. 3,5. Igual pode-
mos decir de las alabanzas que hay que dirigir a Dios (T. Benj.
4,4b y T. Jos. 8,5). T. Benj. 4,5a habla del que posee «el temor
de Dios» ... , como José desde pequeño (T. Jos. 10,5). El que posee

da por TN Dt 33,16a): «... y sobre la tt:l>ta del varón piadoso que fue rey
(1~r.l) y gobernador en la tierra de Egipto».
422. El texto está tomado de la W ALTON. (Los textos targúmicos, a
menos de indicación contraria, están tomados de la WALTON.) En la ed.
GINSBUR,GER falta el texto.
423. Hay que aducir como «paralelo» 1QS IV, 7, que, también en
un contexto de bendiciones, habla de una «corona de gloria», ,,::J.J
~~~:J,
reservada (probablemente, para la otra vida) a los <<hijos de la verdad»
de Qumran. Claro que el espiritu sectario de «los hijos de la verdad» de
Qumran no tiene nada que ver con el espiritu universalista de los T. 12
Pa. Pero la cita vale como señal de lo extendidas que estaban este tipo
de expresiones ya en tiempos anteriores al cristianismo (a pesar de la
opinión de BECKER, o.c. p. 251 nt 4).
424. T. Job 18,6-7; 33,2-9.
425. Véase comentario en p. 182, nota 75.
426. Por su propia cuenta, TJI Gn 49,24 explica la victoria de José
sobre la mujer de Putifar por su obediencia a la «enseñanza» de su padre
Jacob. Según el mismo versículo, esto valió a José ser jefe de Egipto.
Sobre el tema de la «enseñanza», ¡:¡~,N, de Jacob moribundo a sus hijos,
cfr. p. 299, nt 2.

276
El Testamento de Benjamín

este temor es escudado (ú7tepcxcm(~w) por «el hombre bueno» (T.


Benj. 4,5) expresión que nos recuerda la de 3,4b ((jxemX.~w). Si
seguimos la tradición de los MSS griegos (y no la traducción ar-
menia) 5,1 tiene también como modelo a José: 5,1 repite la misma
expresión («buena mente», ocycx8~v atcXVOLCXV) de 4,1 que hemos
aplicado a José 427 ; 5,2, que continúa con el tema «hacer el bien»
(idem en 4,3), ofrece con el miedo a los animales otro paralelo
a la parénesis josefina de 3,5 428 • La relación indirecta de 5,4 con
José viene posiblemente demostrada por el uso repetido del ad-
jetivo «piadoso», 5(jtoc;, del que ya hemos hablado. El contexto
nos inclina a relacionarlo con José, habida cuenta de que en el
versículo siguiente no sólo se menciona explícitamente a «José»
sino que, además, se toca un tema típico de la historia de su
venta: la humillación temporal del «justo», 5,5.
En el cap. 6 continúa la misma parénesis, que tiene como mo-
delo de fondo a José 429 • El «hombre bueno» (6,1; 3,1; 4,1) alude
ciertamente a José. El «engaño» del que es protegido, por el
«ángel» (de la paz, 6,1) recuerda el «ángel» (de Dios, de Abrahán
o de Jacob) que en T. Jos. 6,2.6.7 protege a José del «engaño»
preparado por su ama egipcia 430 • Menos seguro es el «background»
josefino de 6,2 («no contempla apasionadamente las cosas corrup-

427. De por sí, esta expresión podría ser en 4,1 una adición poste-
rior, y de ahí haber pasado a 5,1, supliendo en este versículo un texto
del tipo de la traducción armenia ... Pero para creer que en 5,1 nos en-
contramos delante de una adición, necesitamos argumentos positivos. Tal
como están ahora las cosas, debemos interpretar 5,1 según el contexto
josefino., Basándonos también en el contexto, interpretamos 5,3 como parte
de la parénesis josefina, aunque en sí no parezca que tenga nada que ver
con el modelo José.
428, Además, T. lsa. 7,7b, y T. Neft. 8,4.6 también parecen indicar
que esta concepción es peculiar del autor del T. 12 Pa. o que por lo
menos se la ha apropiado.
429. Tanto si traducimos aLcc~oúA.wv por <anente» (Sinn); según quiere
BECKER o.c. p. 250, como si lo traducimos por «inclinación». Ésta, según
CHARLES, es la traducción adecuada, ya que el término griego proviene
del ¡::,:, semita, The Greek Versions of the Testaments o/ the Twelve Pa-
triarchs, Oxford, 1908, p. 172-173, en notas a T. As. 1,6ss. La traducción
«inclinación» es más adecuada que «mente» en T. As. 1,3ss.
430. T. Jos. 6,2, d~ a1t"01t"AOCV"I]O"LV tj¡ux'ijc;- &v xe:Lpl1t"AOCV"I]c; 1t"VE:U(LIX't"Oc; ~e:­
A.(ap, T. Benj. 6,1a. T. los. 6,2: la maquinación de la mujer tenia como fin
engañar el alma, de; &rco1t"AOCV"IJOW tj¡ux'ijc; &cr-rL. En contraposición paralela,
el «ángel de la paz» libra al «hombre bueno» del error conduciendo su
alma, ó y1Xp &yy"I]A.oc; -r'ijc; e:!p1¡v"1]c; óae:ye:"L -r~v tj¡ux~v au-rou, T. Benj. 6,lb.

277
En los testamentos de los doce patriarcas

tibies ... »), pero recuerda la frase de T. Jos. 10,5: no se enalte-


cía «porque sabía que todas las cosas pasarían»; 6,3a puede apli-
carse a José, y 6,3b nos inclina a ello:
El hombre bueno «no yerra levantando sus ojos (o u 7t/..oc:voc't"oc:~
fLE't"EW(:HO"fLOL<; oq:¡Soc:t..¡L&V). Porque el Señor es su parte», T. Benj.
6,3b.
Tenemos un buen paralelo en T. Isa. 7,2: «No conocí otra
mujer que la mía, no forniqué levantando mis ojos», oux E7t6p-
ve:ucroc: EV fLS:'t"S:Wp~cr¡Li¡) oq:¡Soc:t..¡L&V fLOU. En el mismo sentido Eclo
23,4-5: «No permitas que levante los ojos (lit. no me des eleva-
ción de ojos, ¡Le:nwp~crfLOV oq:¡Soc:t..¡L&v) y sepárame de la lujuria»,
Em6u¡L(oc:v 431 • Box G.H. y ÜESTERLEY W.O.E. traducen fLEnwp~cr­
¡Lo!:c; oq:¡Soc:/..fL&v (Eclo 23,4) por «mirada orgullosa» 432 • Pero en
una nota del texto indican la posibilidad de entenderlo según
Gn 39,7: «La mujer de su señor levantó sus ojos hacia José (Nwn~
~0, 1 'N i1 1) 1l7 nN ... ) y le dijo: acuéstate conmigo.» A partir de Gn
39,7 es posible relacionar los textos de la literatura sapiencial que
acabamos de citar con T. Benj. 6,3b. Esta posibilidad se con-
vierte en certeza cuando en el Tg vemos que el «varón piadoso»
es alabado precisamente por no haber levantado sus ojos hacia
ninguna de aquellas princesas de Egipto que echaban alhajas a
su paso para atraer su atención. Aunque con expresiones diver-
sas, la tradición targúmica es unánime en la afirmación de que
las muchachas egipcias « ... pensaban que tú (José) levantarías tus
ojos [1)1117 n11'n nN1 433] y mirarían a una de ellas, -)~ N1M::l i 1 ,::Jno~,
¡m. Lejos de ti, José, hijo mío. No levantaste tus ojos ni miraste
a ninguna de ellas. Las hijas de los reyes y de los príncipes decían
~a~:~e.s~el~~~~~oow~h~
riencia de sus ojos ( i1 1) 11l7 1,11M in::l 'rN N,,) ni tras los pensamien-
tos de su corazón», TN Gn 49,22 434• Es, pues, más que probable
que T. Benj. 6,3b esté hecho pensando en José.
43L La misma expresión tiene significado sexual en Eclo 26,9. Véase
también Prov 6,25.
432. <<A proud look», en la colección de CHARLES, Apocrypha ... , I,
p. 393.
433. Paralelos: TJI-TJII (en WALTON); TJI MS de Londres. La ed.
GINSBURGER del TJII en vez de <<tus ojos» atestigua la lectura «tu rostro»,
111!JN, junto con dos variantes marginales del TN.
434. Entre las variantes que los textos targúmicos presentan mencio-

278
El Testamento de Benjamín

Hay que reconocer que la lista de defectos que el hombre bue-


no evita y que va de 6,1 a 6,6 constituye una unidad. Unidad sub-
rayada, como afirma BECKER 435, por una triple frase conclusiva que
«mira las relaciones del hombre bueno para con Dios y da estas
relaciones como motivo del buen comportamiento»: (6,1b) 6,3c;
6,4c; 6,6b. Podemos añadir que probablemente aquí se nota tam-
bién la coloración josefina del texto. De 6,1 b y 6,3c ( = «Porque
el Señor es su parte») hemos hablado ya. En cuanto al vocabulario
de 6,4c hay que recordar que repite prácticamente los términos de
T. Jos. 10,3 436 •
Ahora debemos preguntamos si esta unidad termina verda-
deramente en 6,6, como quiere BECKER, o si también hay que
considerar como parte integrante a 6,7. BECKER cree que 6,7-8,1
son adición posterior 437 • Olvida en su argumentación que 6,7b
constituye la contraposición del vicio a aquellas virtudes que fue-
ron anteriormente citadas (6,5-6a). A la simplicidad o <<Unidad
de disposición» espiritual ((1-tiXv ... ~¡ocOe:mv, 6,5b) que estas virtu-
des comportan opone el autor las obras de Beliar: «Y de igual
modo toda obra de Beliar es doble y no tiene simplicidad», &:-
7tA6n¡-riX, 6,7b. Tampoco podemos olvidar que el tema de la «sim-
plicidad» será precisamente nuclear en el discurso del T. Isa. 438
Es difícil decidirse en torno a 8,1. ¿Pertenece al autor del
T. Benj. o quizás haya que considerarlo conclusión del fragmento
7,1; 7,3-5 439 ? En cambio, parece seguro adjudicar 8,2 al T. Benj.

nemas otra glosa marginal de TN, traducida así por la ed. príncipe: José,
no miraste a ninguna «de ellas para no estar en su compañía en el infier-
no en el mundo venidero». Podría traducirse también «para que no tu-
vieras parte con ella ... », i1bl' ~mtu ~mtu ~m~n N~1, lo que nos recuerda la
contraposición del T. Benj. 6,3b: el hombre bueno «no yerra levantando
(sus) ojos. Porque el Señor es su parte>>, fLe:p(~ O(U-roü.
435. O.c. p. 250.
436. T. Benj. 6,4c, Kópto~ ycl:.p &v O(U't"i¡) XO('t"Otxe:t.
T. Jos. 10,3b, Kópto~ ó ev O(U't"i¡) XO('t"OtXWV.
T. Jos. 10,3a, "Orrou ae: XO('t"OtXet ó íllj¡tcr't"O~.
437. De 6,7-8,i aún habría que extraer la frase de 7,2 («primero la
mente -8tcX.votO(- concibe a través de Beliar>>), ya que estorba, y, ade-
más, prescindiendo de ella, ni 7,2-8,1 habla más de Beliar, ni estos vv.
contienen nada dualístico, BECKER o.c. p. 252. Es posible que haya que
extraer la frase sobre Beliar del v. 2, por la simple razón de que estorba.
438. Cfr. p. 213ss.,
439. En tal caso unido redaccionalmente a su contexto actual a través
del «amor>>, &.ycX.rr?J (8,1 b y 8,2a).

279
En los testamentos de los doce patriarcas

Podemos completar las razones que BECKER aduce para ello 440 •
El contenido de 8,2-3 nos recuerda también lo que se dice en
T. Benj. 6. Mirar a una mujer con el fin de fornicar (8,2) equi-
vale al anterior levantar los ojos, 6,3b ... , si nuestra exégesis de
este versículo ha sido básicamente correcta 441 •
Veamos ahora qué pasa con el difícil cap. 9. El mal estado
de su tradición manuscrita hace imposible dar cuenta detallada
y exacta de este capítulo 442 • Pero es normal encontrar aquí, al
final del testamento, una visión profética del futuro de la comu-
nidad hecha con lo que queda de un antiguo pasaje S.E.R. 443
Así lo hemos encontrado en muchos otros discursos de adiós.
Los motivos de BECKER para considerar 9,1-5 una adición pos-
terior no son suficientes. Tanto menos cuanto que 9,1 continúa
el mismo tema de la «fornicación» -n-opvda:- presente en los
versículos inmediatamente precedentes (8,2-3). Es inexacto afirmar
que el cap. 9 «no tiene ningún nexo con el contexto» 444• Además,
es evidente que estas frases sobre el futuro de la comunidad
440. Entre ellas BECKER menciona la palabra-nexo «intelecto puro»,
«reinen Nous», o.c. p. 250. Si BECKER se refiere con ello a 3LtÍ\IOLCI(\I XCI(6CI(-
p&.11, hay que conceder que estos términos ya autorizan a unir el cap. 8
al cap. ·6, que habla de 3LtÍ\IOLCI( en 6,5a (v. también 5,1) y de «disposición
pura», XCI(6CI(p&.v 3L&.6e:ow en 6,5b.
BECKER ofrece otro buen argumento: «8,2s tiene la misma estructura
que T. Benj. 6: al principio encontramos el entendimiento puro (reine
Verstand = 3LtÍ\IOLCI(\I XCI(!lCI(ptÍ11), al que sigue una frase formulada negati-
vamente; se concluye con una frase fundadora (begründende)\ que habla
de las relaciones con Dios que conducen a obrar según la conducta pres-
crita», o.c. p. 250-251. No parece tan seguro el paralelismo que BECKER
establece, en la misma p. 251, entre 8,3 y 5,1-3. No obstante la parábola
de 8,3 encaja bien con 8,2, y, por lo tanto, no hay que separar estos ver-
sículos ..
441. Véase también la semejanza entre 6,4b («porque el Señor habita
en él») y 8,2 («porque en él descansa el espíritu de Dios»).
442. Una cosa es segura, 9,3-5 es ahora de contenido cristiano, como
dice el mismo BECKER, sea cual sea la tradición textual preferida, o.c.
p. 253. M. PHILONENKO (Les interpolations chrétiennes des Testaments des
Douze Patriarches et les manuscrits du Qoumrán, Paris, 1960) ha querido
encontrar en T. Benj. 9,2-5, y en otros muchos textos de los T. 12 Pa.,
pruebas a favor de su tesis sobre el origen esenio de ·nuestros testamen-
tos. Sobre esta cuestión véase la pertinente respuesta del ya citado artícu-
lo de DE JONGE, Christian influence in the Testaments of the twelve Pa-
triarchs, NT 4 (1960) 182-235. Por lo que toca a los pasajes cristianos
de T. Benj. 9-11, véase especialmente las p. 225-229.
443. En este sentido, léase DE JoNGE, o.c. p. 120. Sobre el alcance
de la cita de Enok, cfr. la p. 84 de la misma obra The Testaments ...
444. BECKER, o.c. p. 253.

280>
El Testamento de Benjamín

- después de la muerte del patriarca- no son un verdadero


duplicado de lo que sucederá a los descendientes de Benjamín
en los tiempos escatológicos, 10,6-10 445 •
Los autores concuerdan en considerar desplazado 10,1 e in-
tentan cada uno a su ·manera devolverlo a su situación primiti-
va. CHARLES, a quien sigue DE JoNGE, restituye 10.1 delante de
2,1, aunque cambiando considerablemente el texto de este último
versículo 446 • Sea cual fuere el puesto ocupado originalmente por
10,1, podemos aceptar como buena continuación de 9,5 a 10,2.
Al v. 2, que describe una vez más la situación de despedida
(cfr. 1,1-2), le sigue la parénesis de 10,3-5.
BECKER cree encontrar en 10,6-10 un fragmento apocalíptico,
introducido posteriormente con ocasión de 10,5b de sentido fu-
turo. Es posible. En este caso habría que considerar «Abrahán,
Isaac y Jacob» (10,6) señales redaccionales de la adición 447• Pero
podemos también considerar 10,6-10 como perfecta continuación
«profética» de los vv. parenéticos (10,2-5a) y de la «profecía»
de 10,5b. En realidad, el paso de la parénesis al tercer motivo
de los discursos de adiós se realiza muchas veces sin solución de
continuidad 448 • Por otra parte, los motivos de BECKER para la
extracción de estos vv. no me parecen suficientes: en 10,5-6 con-
tinúa hablando indirectamente el patriarca Benjamín: «Todas estas
cosas nos dieron ellos en legado diciendo: Guardad los manda-
445. Contra la opinión de BECKER, o.c" p. 253.
446. CHARLES, en Apocrypha ... , JI, p. 355 y en su ed. de los T. 12
Pa. en las notas a T. Benj. 2,1. DE JoNGE, o.c. p. 156 nt 281. T. Benj. 2,1
parece, en efecto, el lugar más apropiado para 10,1... pero esto· no justi-
fica el cambio tan radical del texto de T. Benj. 2,1. ¿No se podría res-
petar 2,1 aunque se le antepusiera 10,1? No podemos aceptar la solución
que BECKER propone como hipotética: a 3,8 sigue 10,1, o.c., p. 254-255.
Ya hemos visto que no se puede compartir el presupuesto en que se basa
(= los cap. 4-9 son adición posterior).
447. Cfr. el <<Abrahán, Isaac y Jacob» de 10,4b.
448. El mismo BECKER admite como final de la parénesis de 10,2-5
a 10,11b, que es un texto «profético». Pero 10,11 no «resume temática-
mente a 10,2-5», contra la opinión de BECKER. Sólo lo resume en parte,
es decir, en lo que toca a los mandamientos del Señor, 10,3b y 10,5. La
parte específica: de 10,11 («habitaréis de nuevo conmigo en seguridad y
todo Israel será reunido al Señon>) más bien recuerda un final del frag-
mento S.E.R., el fragmento que hemos encontrado incompleto en 9,1 al
que, por otra parte, podría seguir ... , si no sigue a 9,5. No es seguro, por
lo tanto, que 10,11 sea el final de la parénesis de 10,2-5, como quisiera
BECKER, o.c. p. 255-256.

281
En los testamentos de los doce patriarcas

mientos de Dios hasta que el Señor revele su salvación a todas


las gentes. Entonces veréis a Enok, Noé, Sem y Abrahán, Isaac
y Jacob ... », 10,5-6. El autor del T. Benj. quiere simplemente en-
lazar su legado con el legado patriarcal y con la sabiduría pre-
diluviana. Así se autentifica doblemente ei legado ... , no sóJo po-
niendo sus ideas en boca de un patriarca moribundo sino tam-
bién identificándolas con el testamento de todos los patriarcas
de Israel. Esto explica el cambio de primera persona plural (v. 5)
a segunda (v. 6) y la mención de los patriarcas y de los perso-
najes bíblicos que aseguran el nexo con la tradición prediluvia-
na 449 • Es un procedimiento del que echa mano el autor del T. 12
Pa. otras veces 450 • El cambio de personas no puede, pues, cons-
tituir dificultad: si en el v. 7 se habJa otra vez en primera per-
sona plural es que el autor del testamento, imitando el estilo del
v. 5, se identifica con sus oyentes... El «vosotros» del v. 6 no
puede ser dificultad mayor, ya que forma parte de la frase an-
terior que menciona explícitamente el legado de los padres: vo~­
otrru debéis guardarlo (v. 5) para poder ver a Enok... (v. 6). En
fin, del mismo modo que no hemos podido considerar adición
a T. Zab, 10,2s 451 tampoco tenemos argumentos suficientes para
excluir T. Benj. 10,6-10 como adición posterior.
Así, pues, a 10,2-10 le sigue probablemente 11,1 452• Es difí-
cil encontrar otro contexto más adecuado para 11,1-2: 10,5b-10
hablan del futuro escatológico y 11,ls simplemente del futuro.
Hay que conceder, pues, que 11,1s representan de algún modo
una marcha atrás: ya no se habla del futuro escatológico sino
sólo del porvenir de la tribu después de la muerte del patriarca
y se menciona la futura existencia de un descendiente insigne,
san Pablo. Claro que esto no puede ser motivo para descartar
11,1-2a 453 • Tampoco convence BECKER al preferir como original
el texto de la traducción armenia. Sobre todo en lo que toca al
449.. Sobre Enok y la sabiduría prediluviana, cfr. p. 115 nt 20.
450. T. Neft. 4,1; T. Dan 5,6; T. Jud. 18,1; T. Leví 14,1; T. Sim. 5,4.
451. Cfr. p. 226, nt 246.
452. En 10,10 el único texto inteligible es el armenio, por lo tanto
se lleva las preferencias de los autores, cfr. sobre todo DE JONGE, o.c.
p. 139, nota 93.
453. Los autores coinciden en ver en 11,2b-5 una adición posterior,
BECKER, O.C. p .. 49-50; DE JONGB, O.C. p. 122.

282
El Testamento de Benjamín

estilo. En p. 256 afirma que aquí no habla el patriarca ni se di-


rige a sus hijos, sino que el texto está escrito en tercera persona
singular 454 • Precisamente por hablar en 3.a pers. sing, el texto
es ininteligible, no ·sabemos a quién aplicarlo. ¿No será que hay
que preferir la versión de los MSS griegos los cuales están más
de acuerdo con LXX Gn 49,27? La versión de los MSS griegos
es, al menos, más inteligible, y con DE JoNGE creemos que debe
seguirse el texto· de la «familia» (3.
El discurso termina con las prescripciones funerarias y el re-
lato-resumen del traslado de los huesos de los padres de Egipto
a Canaán. Este relato no se encuentra en el MS c. Pero no se
puede optar, como BECKER, a su favor. Este autor recrea así la
secuencia original de los elementos: 12,1-2a (según ~); 12,3 (se-
gún e) y, como conclusión, quizás 12,4b (según ~). Pero el texto
no corre llanamente entre 12,3(c) y 12,4b (en ~). En 12,3 esta-
mos en Hebrón y en 12,4b, sin ninguna transición, s·e nos dice
que «habitaron en Egipto hasta el dia de su salida de tierra de
Egipto». BECKER cree que el traslado· de los huesos de los pa-
triarcas - presente, entre otros, en los MSS de ~ -, al final del
T. Benj., es una conclusión demasiado feliz para que pueda ser
del autor del T. 12 Pa. Se trata de una adición posterior que se
ha servido de la guerra cananea citada en Jub. 46,8-10 como se
sirvió de ella T. Sim. 8,2s 455 . BECKER parece olvidar lo enraizado
que está el tema en el autor de los T. 12 Pa. No sób lo encon-

454. Además, si comparamos el testamento armenio con los MSS grie-


gos, aquél alude con demasiada vaguedad a LXX Gn 49,27, como ya
observó DE JoNGE, aunque, por lapsus calami, escribió «Dt 33,12», o.c.
p. 34. BECKER discute extensamente T. Benj. 11,1 en su o.c. p. 50-51. Véase
también el artículo de DE JONGE, Christian influence in the Testaments of
the twelve Patriarchs, NT 4 (1960) 227-228.
455. BECKER, o.c. p. 165.
En realidad, la 4.a cueva de Qumran es otro testigo de la tradición de
la guerra entre egipcios y cananeos: «cAmram moribundo revela a sus
hijos su primera visión importante obtenida durante los 41 años de es-
tancia en Hebrón ocupado en la construcción de las tumbas de los pa-
triarcas y no pudiendo entrar antes en Egipto a causa de la guerra entre
los egipcios y cananeos ayudados por los filisteos. Estos detalles se leen
en las líneas 1 a 8 del fragmento 1 de cAmramb cuyas lineas 1-4 recu-
bren las lineas 11-19 del fragmento 1, columna ll, de cAmramc; en un
fragmento de cAmramd se lee una pequeña parte del mismo texto», J.T. MI-
LIK, 4Q Visions de cAmram et une citation d'Origene (Planches 1-ll), RB
79 (1972) 85.

283
En los testamentos de los doce patriarcas

tramos en T. Sim. 8,2-3, sino que también parece presente en


tres testamentos que, después de narrar la muerte del patriarca
y su colocación en el féretro, afirman: «y después 456 lo llevaron
(o enterraron) a Hebrón». Por otra parte, es ·cierto que el autor
de T. 12 Pa. se sirvió para sus noticias de la guerra cananea
- durante la cual se llevaron los cuerpos a Hebrón - de una
tradición más antigua que él. Pero no parece que la fuente fuera
Jub. 46,6-9 como quiere BECKER, ya que, según T. Sim. 8,3 y
T. Benj. 12,3, los hijos se llevaron los cuerpos de los patriarcas
«secretamente», elemento ausente de Jub. 46,6-9.

El T. Benj. como discurso de adiós

Primer motivo: El discurso empieza atestiguando que se trata


de un discurso de despedida antes de la muerte, a la manera de
los demás testamentos: «Copia de las palabras de Benjamín que
(éste) legó (~¡IX-rHhnu) a sus hijos habiendo vivido 120 años».
Falta el elemento estilístico: «llamó». Pero el testimonio de 1,
1-2a y 10,2 es más que suficiente para comprender que se trata
de un último discurso.
El segundo motivo está básicamente constituido, según aca-
bamos de ver, por la parénesis que tiene como modelo a José.
A 2,1-5 -historia de la venta de José- sigue la parénesis ade-
cuada al ejemplo de José: temor de Dios y amor a los herma-
nos 457• Estas son las virtudes más subrayadas en la parénesis, pero
con ellas se menciona la sinceridad, la pureza... En 10,3-5a en-
contramos también una parénesis de tipo general. En el T. Benj.
hay que recordar como típico de los discursos de adiós las reco-
mendaciones de amor al prójimo 458 • Entre ellas merece especial
atención 3,3-5:
456. T. Leví 19,5, xoct ílcrnpov; T. Zab. 10,7, ílcr"t"e:pov ae:; T. Dan 7,2,
xoct fLE"t"!X: 't'ocu't'oc. T. Gad 8,5, xoct fLE't'!X: mfv"t"e: ~"t'e: = «y después de 5 años».
Fl. JOSEFO: <<Un tiempo después» - fLe:"t'!X: xp6vov - Ant. Jud. TI (VIIT, 2)
199. Aunque no indica cuándo, Act 7,15-16 parece hacerse eco de la
misma tradición. Estos textos fueron citados ya por CHARLES, Apocry-
pha .. . , II, p. 77 en nota a Jub. 46,6-9.
457. 3,1; 3,3-5; 4,1-5,5; 6,1-7; 8,2-3.
458. 4,3b-5b y 10,10 (en la traducción armenia).

284
Conclusión

«Temed al Señor y amad al prójimo. Y, aunque los espí-


ritus de Beliar quisieran afligiros con toda clase de afliccio-
nes, no os dominará ninguna aflicción, como tampoco dominó
a José mi hermano. 4 ¡Cuántos hombres quisieron matarlo
y Dios lo protegió! Pues el que teme al Señor y ama a su
prójimo no puede ser alcanzado por el espíritu aéreo de Be-
liar (porque está) protegido por el temor de Dios. 5 Y no
podrá ser dominado por las asechanzas de los hombres, ni
de las bestias, (porque) es ayudado por el amor de Dios, (el
amor) que (él) tiene a su prójimo.»

El tercer motivo está entrelazado con el segundo en la pro-


fecía sobre José (3,8), como sucede muchas veces. Pero también
encontramos al final de la parénesis central una visión sobre el
futuro de la tribu de Benjamín (9,1-5), paralela sólo en parte a
la previsión de los tiempos escatológicos, 10,5b-10. Con la des-
cripción «profético»-cristiana de uno de los descendientes de Ben-
jamín (=san Pablo) termina el tercer motivo (ll,l-2a) y, prác-
ticamente, el discurso de adiós del patriarca Benjamín 459 •

CONCLUSióN

Con el T. Benj. ponemos punto final a nuestro examen de


crítica literaria de los T. 12 Pa. Se ha podido ver que la deter-
minación del material original de los T. 12 Pa. en la obra de
BECKER tiene muy pocas probabilidades. Creemos que, después de
la obra de BECKER, se puede continuar defendiendo la unidad
literaria de los T. 12 Pa. Ello no implica, evidentemente, que un
solo autor sea de tal manera responsable último y único de todo
el contenido de la obra que en ella no pueda haber ninguna con-
459. El T. Benj. es más bien parco en fórmulas estilísticas. Hay que
mencionar, con todo, «sus mandamientos» ( = los mandamientos de Dios)
- 't'tX<; ev't'oAti<; ocÓ't'ou, 10,3- porque en este caso constituyen el testa-
mento del patriarca Benjamín como fueron legado de Abrahán, Isaac y
Jacob. Sobre el tema cfr. p. 366-368. Abunda la fórmula estilística «hijos
mios», 't'éxvoc fLOU, 3,1; 10,2; 12,1. Finalmente, en las prescripciones fune-
rarias el patriarca manda, evTéAAOfLOCt, ser sepultado cerca de sus padres,
12,1.

285
En los testamentos de los doce patriarcas

tradicción ideológica. Sería exigir de un libro tan antiguo como


los T. 12 Pa. lo mismo que con derecho suponemos de un es-
critor contemporáneo.
No es fácil determinar cuándo un autor más o menos contem-
poráneo al NT es verdaderamente original ni en qué ocasiones
expresa su propio pensamiento y no el de Ia tradición. La mayor
parte del contenido de los escritos de estos autores es, aunque
cueste comprobarlo. legado de una tradición oral o escrita - a
veces multísecular - no siempre consecuente consigo misma. He-
mos de tenerlo especialmente en cuenta en T. 12 Pa., que conti-
nuamente se refiere al peso de la tradición con las alusiones al
legado de los padres, los escritos de Enok o sus palabras, las ta-
blas celestiales...
Por otra parte. la unidad literaria de la obra no excluye cierto
crecimiento progresivo del material de nuestros testamentos 460 •
Pero exige que este desarrollo o ampliación haya sido finalmente
asumido por un autor o redactor que le ha dado la unidad que
ahora posee. Probablemente este autor o redactor ha reelaborado
profundamente el texto en sentido cristiano, como quiere DE JoN-

460., BECKER resume en tres etapas el desarrollo de los T. 12. Pa.


hasta llegar al texto actual:
1. 0 , material fundamental judeo-helenista.
2. 0 , ampliaciones judeo-helenistas añadidas posteriormente en el mis-
mo ambiente.
3.0 , finalmente, la redacción cristiana.
En la segunda etapa no podemos distinguir estadios cronológicamente
y menos geográficamente distintos, a pesar de ser tan polifacética [contiene
«parénesis en el estilo de la homilía judeo-helenista, un tratado para la
lucha por la virtud, piezas S.E.R. y fragmentos Levi-Judá -ambos gé-
neros también pertenecian al material fundamental-, poesias apocalipti-,
cas y visiones en sueños, que en el género apocalíptico significan historia,
partes mesiánicas y ampliaciones rnidrásicas a la historia de la vida de
los patriarcas», o.c. p. 373].
Como lugar del nacimiento y desarrollo de la primera y segunda etapa
BECKER se inclina a favor de Egipto, admitiendo no obstante que faltan
argumentos seguros. En cuanto. a la cronologia, BECKER afirma, con más
seguridad, que podemos aceptar para el manuscrito fundamental lo~ ~es
primeros decenios del s. II a.C., sobre todo porque T. N eft. 5,8 mdica
que los romanos no han entrado todavia como dominadores en el mundo
de Palestina (contra tal modo de argumentar véase la atinada respuesta
de DE JoNGE, The Testaments of the Twelve Patriarchs, Assen, 1953, p. 55).
La segunda etapa va de estos años hasta bien entrado el s. 1 d.C. La redac-
ción cristiana, finalmente, no empezó antes de principios del s. II d.C., o.c.
p. 374-376.

286
Fragmentos arameos del Testamento de Leví

GE 461 • Creemos que la opinión de DE JoNGE sigue conservando su


validez general. Hagamos constar. no obstante. que la cuestión
del cristianismo o judaísmo de los T. 12 Pa. .es, de sí. indepen-
diente del problema de la unidad literaria.

APÉNDICE I

Fragmentos arameos del Testamento de Leví

No podemos terminar esta serie de testamentos patriarcales


sin al menos mencionar los importantes fragmentos arameos del
T. Leví. Si no su antigüedad, al menos el contenido y la estruc-
tura de estos fragmentos exigen ser estudiados al lado de los
T. 12 Pa. Los fragmentos arameos del T. Leví se encontraron
461. En las últimas páginas de su obra BECKER encuentra un argu-
mento ulterior a favor del judaísmo de los T. 12 Pa. Del examen del man-
damiento del amor al prójimo -que repetidamente se encuentra: en el ma-
terial fundamental de los testamentos- cree poder concluir que no con-
cuerda con la idea de «prójimo» del NT (cfr. BECKER o.c. p . 394). Para el
material fundamental de los T. 12 Pa. «prójimo», al que debemos amar, es
sólo el miembro del pueblo judío. Cierto, el contexto general de la obra
(los 12 hijos de Jacob que se dirigen a las tribus de Israel), los textos de
T. Zab. 8,5-9,2; T. Neft. 5,1-8,3 y quizás T. Rub. 6,9 (citados a este res-
pecto por BECKER en p. 395) nos obligan a pensar que lo que más se sub-
raya es el amor a los hermanos de la propia raza. Pero ello no nos permite
afirmar que en el material fundamental, concebido a la manera de BECKER,
se excluya a los demás hombres del concepto de «prójimo». El ejemplo de
José es en este sentido aleccionador. En T. Jos. 16,6 -admitido por BEc-
KER como material fundamental- el patriarca muestra el mismo amor
hacia un esclavo egipcio que hacia sus hermanos. Habiendo constatado que
el esclavo se ha apropiado de parte del precio de la venta de José, éste
decidió callarse, «para que no fuera avergonzado (MS e) el eunuco» (com-
párese con 11,2b; 15,3b; 17,1). La argumentación sería válida aun esco-
giendo la lectura «para que no fuera maltratado el eunuco» (= MSS aef;
dg: «para que yo no avergonzara a los eunucos»; el texto del MS b, «para
que no fuera establecido el eunuco», no ofrece ningún sentido aceptable) ...
No convence afirmar que en el ejemplo de José «no se trata del amor hacia
todos los hombres sino de esto : de erigir de nuevo en virtud del amor de
José la comunidad de Israel destruida por mediación de los hermanos»,
BECKER, o.c. p. 395. En todo caso habría que probarlo, y para ello no
basta haber citado antes T. Zab. 8,5-9,2 y T. Benj. 10,11, donde el amor
es un medio para evitar la dispersión en la diáspora y para hacer que todo
Israel vuelva al Señor. José es ejemplo para sus hijos tanto cuando ama a
sus hermanos como al eunuco egipcio. No se ve por qué José deba ser
ejemplo cuando ama a sus hermanos de raza y no cuando, en el mismo
contexto, manifiesta su amor al esclavo egipcio (T. Jos. 16,6-17,3; 20,6).

287
En los testamentos de los doce patriarcas

en la Geniza de El Cairo y en Qumran 462 • Se trata de fragmen-


tos de un mismo texto 463 • Los de Qumran hacen pensar que nos
encontramos dela.ute de un esciito anterior a la era cristiana 464 •
Ahora bien, en un fragmento de Cambridge 465, coL 1, vemos
cómo Leví se despide de sus hijos. No poseemos todo el discurso.
Por lo tanto no es de extrañar si el tercer motivo está totalmen-
te ausente 466 • El segundo motivo tampoco ofrece lo más típico:
Leví exhorta a sus hijos a la verdad, a la rectitud, y a la sabiduría,
de la cual hace un gran elogio. Pero para nosotros, lo más im-
portante por su antigüedad son las fórmulas estilísticas usadas
en el discurso :

1 «Y todos los días de mi vida fueron 1[3]7


2 años. Yo vi a mis hijos de la ter[cera generación] antes
3 de morir. Y en el (año) [ciento die]ciocho
4 de mi vida, esto es, en el a[ño] en que murió
462. Los de El Cairo fueron publicados por primera vez por H.L. PAss-
J. ARENDZEN, Fragment of an Aramaic text of the Testament of Levi, JQR
12 (1900) 651-661; texto en p. 654-660; R.H. CHARLES- A. CoWLEY, An
early source of the Testaments of the Patriarchs, JQR 19 (1907) 569-577;
traducción al inglés, p. 577-583; R.H. CHARLES, The Greek Versions ... ,
l.c., texto en p. 245-256; traducción al inglés en Apokrypha .. ., 11, p., 364-367.
En cuanto a los de Qumran véase D. BARTHÉLEMY- J.T. MILIK, DJD,
I, Oxford, 1955, p. 87-91; J.T. MILIK, Le Testament de Lévi en Araméen.
Fragment de la Grotte 4 de Qumran, RB 62 (1955) 398-400: edición y tra-
ducción al francés.
463. Ya que a menudo los fragmentos de uno y otro lugar se sobrepo-
nen, J.T. MILIK, art. cit. p .. 398-399.
464. J.T. MILIK, art. cit. p. 405; en p. 399 data la caligrafía. del ma-
nuscrito de la Cueva 4 de últimos del s. 11 o de primeros del s. I a.C. Y no
le parece imposible que los fragmentos medievales de El Cairo vengan
-por transmisión manuscrita ininterrumpida- del manuscrito encontrado
el 800 cerca de Jericó, p. 405 nt 3; idem D. BARTHÉLEMY- J.T. MILIK, l.c.
p. 88. También para P. GRELOT la antigüedad del Testamento de Leví es
cierta, puesto que su existencia está asegurada por los manuscritos de Qum-
ran, v. su artículo, Le Testament araméen de Lévi est-il traduit de l'hébreu?
A propos du fragment de Cambridge, col. e JO a d 1, en REJ 114 (1955) 98.
Los especialistas tienden a creer que tanto el texto griego del T. 12 Pa.
como el arameo vienen en último término de un texto hebreo perdido, cfr.
M. DE JONGE, The Testaments of the Twelve Patriarchs, Assen, 1953,
p. 129-131; P. GRELOT, Notes sur le Testament Araméen de Lévi (Fragment
de la Bodleian Library, colonne a)', RB 63 (1956) 406.
465. H.L. PASS, l.c. p. 658-659; R.H. CHARLES- A. CoWLEY, l.c. p. 576;
R.H. CHARLES, The Greek Versions ... , l.c. p. 255.
466. Siguiendo las reglas del género, lo lógico sería suponer que el
texto continúa con algo semejante a T. Leví 14, griego (=tercer motivo),
ya que el fragmento hasta sus últimas líneas corre paralelo a T. Leví 13.

288
Fragmentos arameos del Testamento de Leví

5 mi hermano José, yo llamé -'n'ii?- a [mis hi]jos


[y a] sus hijos.
6 y empezé a ordenarles - i1,j?!l~ - todo lo que yo tenía
en
7 el corazón. Hablé y dije a [mis] hijos: [Escuchad]
8 la palabra de Leví vuestro padre, y prestad atención
a los mandamientos - 111j?!l
9 del amado de Dios:
Yo os ordeno - 1j?!l~ - , hijos míos - 1)::1 - , y yo
1O os muestro la verdad, amados míos. Que el inicio
11 de vuestras obras sea la verdad y que
12 la justicia esté siempre con vosotros,
13 y la verdad ...
17 Y ahora, hijos míos - '):l - , enseñad 467 a vuestros
hijos (el) libro de instrucción (y de)
18 sabiduría. Y la sabiduría
19 esté con vosotros como honor eterno ... »

Aunque difícilmente se le puede considerar un perfecto ejem-


plo de nuestro género468, la antigüedad del texto nos invita a re-
coger las fórmulas que presenta: «llamé», «hijos míos» (línea
9.17.22), y «ordeno» (y derivados, líneas 6.8.9) 469•

467. Léase 1!l'~N. en vez de 1~'!JN, según corrección del e.ditor H.L.
PASS, l.c.p. 659.
468. Además de faltarle un motivo, la narración se desarrolla en pri-
mera y no en tercera persona, como estamos acostumbrados a ver.
469. De hecho, el siríaco tradujo m'!m con el mismo término, véase
p. 59.
A este texto del T. Leví hay que añadir los fragmentos también arameos
del Testamento de cAmram (o, más exactamente, Visiones de cAmram} de
la cueva 4 de Qumran. El estado lacunoso de 4QcAmr~mabcde y su publi-
cación incompleta [J.T. MILIK, 4Q Visions de 0 Amram et une citation d'Ori-
gene (Planches 1-II), RB 79 (1972) 77-971 impiden un juicio definitivo sobre
la pertenencia de las Visiones de cAmram (y del probable Testamento de
Qahat) a nuestro género literario de los discursos de adiós. Al menos po-
demos afirmar que los textos publicados por J.T. MrLIK manifiestan un
influjo considerable del género. cAmram, antes de morir, comunica a sus
hijos sus visiones. Como en el T. Leví arameo, está también presente el
verbo «ordenan> (1j?!l, 1j?!l~. art. cit. p. 77. 97), «hijo mío» ('i:l, ibid.
p. 97). A las visiones se une la previsión del futuro que espera a los buenos
«hijos de la luz» y a los «hijos de las tinieblas» (ibid. p. 90).

289
Cortes 19
En los testamentos de los doce patriarcas

APÉNDICE 11

Testamento hebreo de Neftalí

Las ediciones de esta obra hechas por CHARLES 470 o por


M. GAsTER son las más accesibles; ambas están basadas en el
mismo MS. GASTER editó el testamento en Proceedings af the So-
ciety af Biblical Archaeology 471 •
Este autor pretendió haber descubierto en nuestro testamento
el texto hebreo que dio origen a la traducción griega de los T. 12
Pa. 472• Hoy casi nadie cree que haya una relación de dependen-
cia entre los dos testamentos 473 • Las razones son muchas. Para
citar alguna, digamos que los textos son demasiado divergentes,
y la porción de texto común exigua; el patriarca José, contra lo
que sucede a lo largo de los T. 12 Pa., es muy mal visto por el
autor del texto hebreo 474 • A estas razones CHARLES 475 añade que
el hebreo es tardío 476 • Y ciertamente, por lo menos como repre-
470. The Greek Versions of the Testaments of the Twelve Patriarchs,
Oxford, 1908, p. 239-244; y su traducción en Apokrypha ... , IT, p. 361-363.
La misma traducción apareció en su The Testaments ... , l.c. p. 221-227.
Hay también una traducción al alemán de F. SCHNAPP, en Apokryphen ... ,
11, p. 489-492.
471. Febrero, 1894, p. 109-117; y la traducción ibid., diciembre, 1893,
p. 44-49.
Según dice el mismo GASTER (ibid. p. 41) en 1890 S.A. WERTHEIMER
hizo la primera edición de nuestro testamento en Jerusalén.
472. The Hebrew Text of one of the Testaments of the Twelve Pa-
triarchs, Proceedings of the Society of Biblical Archaeology, Dic. 1893, p .. 41.
473. R.H. CHARLES, The Testaments of the Twelve Patriarchs, London,
1908, p. LXVII; M. DE JONGE, The Testaments of the Twelve Patriarchs,
Assen, 1953, p. 53; M. PHILONENKO, Les interpolations chrétiennes des Tes-
taments des Douze Patriarches et les manuscrits de QumriJn, Paris, 1960,
p. 55.
En cambio BECKER cree, como veremos, que el T. N eft. hebreo tiene
fundamentalmente su origen en una ampliación del T. N eft. griego..
474. Según M .. PHILONENKO, le. p. 55-58, José seria simbolo del Maes-
tro de Justicia en el texto griego; en cambio, este mismo Maestro es ata-
cado en la persona de José en el texto hebreo.
475. !bid.
476. De hebreo medieval lo califica DE JONGE. Nosotros lo hemos co-
locado inmediatamente después de los T. 12 Pa., no sólo por su contenido,
sino porque, ·en general, se reconoce que «puede venir de un texto más
antiguo», M. DE JONGE, Christian influence in the Testaments of the twelve
Patriarchs, NT 4 (1960) 196; la posición de PHILONENKO también apunta
a un origen antiguo, le. p. 55.

290
Testamento hebreo de Neftalí

sentante de nuestros discursos de adiós, tiene expresiones que


no encontramos en los testimonios más antiguos. Me refiero sobre
todo a la mención de «plata, oro y posesiones» (1,3a). ¿Cuál es,
pues, el origen de nuestro testamento? Parece que el origen de
los testamentos griegos y del hebreo hay que buscarlo· en otro
Testamento de Neftalí, hebreo, que por el momento no ha llegado
hasta nosotros 477 •
BECKER no cree que esta hipótesis sea aceptable. Según él,
T. Neft. hebreo no sólo fue redactado tardíamente sino que, ade-
más, este texto no puede iluminar la historia de las tradiciones
y la critica literaria del T. Neft. griego. No se puede admitir una
fuente común a los dos testamentos, de la que, en puntos esen-
ciales, estuviera más cercano el testamento hebreo que el griego.
De la comparación de ambos testamentos hay que sacar la con-
clusión de que el hebreo ha construido su texto fundamental am-
pliando T. Neft. griego 478 •
Así en la cuestión de las visiones de T. Neft. 5. No se trata,
como quieren los partidarios de una fuente común, de un texto
que sólo podemos entender teniendo en cuenta el paralelo que
ofrece el testamento hebreo. En T. Neft. 5 tenemos tres visiones
(y no una como quieren 5,1; 6,1 y 7,1), las cuales, tomadas indi-
vidualmente, son inteligibles: 5,1-5; 5,6-7; 5,8.
Tomemos el primer sueño o visión. No me parece inteligible
pm sí solo. En efecto, no llegamos a enterarnos de lo que ha
pasado a los nueve (o diez) hermanos restantes que, según 5,2-3,
también han corrido para alcanzar la codiciada meta. Si lo que-
remos entender un poco más (pero no del todo) tenemos que
recurrir a 5,8a, la supuesta tercera visión; de este texto «podemos»
deducir, quizás, que los hermanos restantes han subido al firma-
mento. Pero, si se quiere entender del todo, hay que leer el
paralelo T. Nejt. hebreo 2,4.6 donde cada una de las tribus res-

477. Este «original» Neftali no tiene nada que ver con el fragmento
del Testamento de Neftalí encontrado en Qumran .. Este fragmento nos da
simplemente la genealogía de Bilhá en una redacción mucho más larga
que la de los testamentos griegos, en 1,6-12, J.T. MILIK, «Priere de Nabo-
nide» et d' autres écrits d'un cycle de Daniel. Fragments araméens de
Qumran 4, RB 63 (1956) 407, nota l.
478. O.c. p. 113.

291
En los testamentos de los doce patriarcas

tantes obtiene una «estrella». Por lo tanto, «las estrellas» no son


un adorno adicional del T. Neft. hebreo (como quiere BECKER)
sino algo necesario que falta a la visión del testamento griego 479 •
Igualmente por lo que respecta a las visiones del T. Neft. 6-
T. Neft. hebreo 4-6. Para BECKER la tempestad del testamento
gúego es más inteligible (si le extraemos los vv. 6 y 8) que el
texto hebreo. Pero en T. Neft. 6,4 tenemos un «padre», Jacob,
muy cruel: sin enseñarles siquiera cómo deben actuar en los mo-
mentos difíciles de tempestad, desaparece después de iniciada. En
cambio, en T. Neft. hebreo Jacob se comporta como verdadero
«padre» que prepara a sus hijos para los posibles momentos .di-
fíciles. Sólo después de esta instrucción y antes de que las difi-
cultades sobrevengan desaparece Jacob (4,16-5,1). Si, como dice
BECKER 480, la salida de Jacob en T. Neft. hebreo 5,1 proviene del

479. O.c. p. 107. La supuesta segunda visión (5,6-7), tomada por sepa-
rado, es posible en sí. Pero uno no deja de preguntarse cuál es la función
de esta supremacía de José que la visión establece en un testamento que
explícitamente afirma no la de José sino la de Leví-Judá, 8,1-2. Dicho de
otro modo, creemos que es más lógico entender 5,6-7 como restos de las
omisiones constantemente practicadas por el autor del testamento griego
para salvar a José de la mala reputación que tendría en la fuente común
a los dos testamentos. El T. N eft. hebreo es testigo autorizado de esta
mala reputación, cfr. 2,7ss del mismo testamento.
Por lo que toca al «tercer» sueño (5,8), no sabemos con certeza dónde
tiene lugar. Es algo inmotivado e inexplicable en su contexto actuaL Se
trata seguramente de una visión que el T. N eft. ha extraído de otra fuente
(diferente de la común de los testamentos) ya que no tiene correspondencia
en T. Neft. hebreo, DE JONGE, o.c. p. 53-55. Según BECKER (o.c. p. 110), el
autor del T. N eft. hebreo ha omitido el texto del testamento griego porque
no tenía ninguna relación con su testamento. En realidad es una frase que
corresponde muy bien a las intenciones del T. Neft. hebreo 1,10 y 7,4, que
hablan del exilio. Una frase como T. Neft. 5,8 podría ir muy bien detrás
de T. Neft.• hebreo 3,12, p. ej .. No se explica por qué el autor de T. Neft.
hebreo, que según BECKER reelaboraba T. Neft. ampliándolo, ha omitido 5,8.
480. O.c. p. 109. Según BECKER ni la tempestad de T. Neft. hebreo 3,12
ni la catástrofe que tiene lugar en el mar (cap. 4-6) tienen sentido; la pri-
mera proviene del texto griego, cap. 6, que según BECKER es también fuen-
te de la de T. Neft. hebreo 4,16 (o.c. p. 108-109). Pero, en primer lugar no
es necesario identificar en el texto hebreo el gran vendaval de 3,12 con la
tempestad del cap. 4. En éste se trata de una tempestad en el mar, en
aquél el evento parece tener lugar en tierra firme. Por lo tanto no se ve
por qué la tempestad de T. Neft. hebreo 3,12 tenga que provenir del
cap. 6 del testamento griego que describe una tempestad en el mar. Ade-
más, en el hebreo 3,12 la tempestad no justifica sólo el v. 13b (=los sue-
ños tienen que ser dobles para que pasen a realizarse, cfr. también 7,4-5 y
Gn 41,32), la tempestad tiene otra función necesaria: separar «a José de
sus hermanos de modo que no quedaran dos juntos», 3,12b.

292
Testamento hebreo de Neftalí

texto griego (6,4) ¡hay que confesar que T. Neft. hebreo se ha


mostrado con el cambio más inteligente que el mismo original!
T. Neft. hebreo 8-10 ofrece el último problema 481 • Para BECKER
son posiblemente adiciones posteriores al texto, ya que se trata
de capítulos inesperados y que no tienen ninguna relación con
1,1-7,6, a no ser por el «muy vago contacto» con 1,8. Pero 1,8
prepara más bien 7,4, así que no podemos tomar este v, como
alusión a los cap. 8-10 482 •
Es posible que 1,8 prepare 7,4; no obstante, los paralelismos
de 8-10 con la introducción son demasiado claros para que este-
mos autorizados a pensar en una adición posterior 483 • Y, aunque
fueran secundarios, no se puede ver en ellos diversos materiales
tradicionales reelaborados por un redactor de T. Neft. hebreo,
de modo que éste les prestara una unidad artificial que antes no
tuvieran, como si las unidades tradicionales fueran: «división de
lenguas» (8,3-6), «deserción de los pueblos», 9,1-10,2 ... 484 Por
lo que toca a estos dos temas hay que admitir que estaban ya
unidos en la tradición judía, por una parte. Por otro lado, es
equívoco hablar de «división de lenguas» en 8,3-6 cuando el tema
está presente explícitamente en 9,3. La «rebelión y confedera-
ción» contra Dios (9,2) también forma parte del mismo tema.
En realidad, estamos en un midras de la torre de Babel •. Gn 11,

Lo que pasa es que el autor del testamento griego, al excluir que José
pudiera ser la causa de la catástrofe marítima, tuvo que inventar la tem-
pestad, a la que, por otra parte, ya se aludia en la fuente común (como
muestra en parte T. Neft. hebreo 3,12 y, sobre todo, 4,16).
48L Aparte del paralelo que T. Neft. hebreo 10,6s tiene con el tes-
tamento griego cap. 2,8. Aqui BECKER tiene que admitir que el texto hebreo
no depende del griego, ya que a esta lista de partes del cuerpo humano
le «falta» en el testamento hebreo la mención de la «hiel». Soluciona el
problema recurriendo a una tradición oral común que los dos testamentos
reelaboraron de modo diferente. En el texto hebreo la lista entró junto
con 8,1-10,9, originándose asi «por casualidad>> (!), según la expresión de
BECKER, un «paralelo lejano» con T. Neft. 2,8, o.c., p . 110-111.113. Véase
la solución, más lógica, de una fuente escrita común, en DE JONGE, The
Testaments of the Twelve Patriarchs, Assen, 1953, p. 57s.
482. O.c. p. 112-113. Que en 7,4 se describa el futuro de la comuni-
dad después de la conquista y que en 8,1s se hable de la situación futura
antes de la conquista no constituye ninguna dificultad. Se trata siempre de
la misma situación fingida : el patriarca moribundo prevé el futuro de la
comunidad antes y después de la conquista.
483. Compárese 8,2-3a y 10,3 con 1,7-8a.
484. BECKER, o.c. p. 113.

293
En los testamentos de los doce patriarcas

lss. Así en la tradiciqn judía representada por el Tg -para que-


darnos con un solo ejemplo 485 - es explícita la rebelión armada
contra Dios por la idolatría de la torre de Babel (TJIGn 11,4
y sobre todo en el TN). Entre la tradición targúmica y nuestro
testamento hay, empero, una diferencia importante: en el Tg,
el castigo de la dispersión de los 70 pueblos a través del apren-
dizaje de otras tantas lenguas sigue a la rebelión idolátrica de la
torre de Babel. En cambio, en el T. Neft. hebreo, a la rebelión
idolátrica (9,2) no sigue el castigo de la enseñanza de las lenguas
sino que parece como si ésta haya constituido otra tentación ido-
látrica en la que los pueblos cayeron al tomar a los ángeles-doc-
tores como señores del universo (9,3s). Esta y otras diferencias,
empero, no nos pueden hacer olvidar el acuerdo esencial que
la tradición presenta en ambos documentos: se trata de un midras
sobre la dispersión de los pueblos en la torre de Babel a través
de la enseñanza de las lenguas impartida por los 70 ángeles. 486 •
Sin profundizar en esta tradición judía, lo dicho nos basta para
comprender que no podemos separar 8,3-6 de 9,1-10,2. Van uni-
dos ya por la tradición anterior al autor de T. Neft. hebreo. El
hecho de que a estos capítulos siga, sin solución de continuidad,
la lista de las partes del cuerpo humano, 10,4-9 (que tiene su pa-
ralelo en el texto griego, 2,8), inclina a pensar que son capítulos
que estaban ya presentes en la fuente común a los dos testamen-
tos, y que el griego los ha omitido para abreviar o por creer que
no entraban en el tema de despedida de Neftalí 487• El texto, por

485. Véanse los textos paralelos citados por E.B. LEVINE en la ed.
príncipe de A. DÍEZ MACHO, MS N eophyti 1, ll, Éxodo, Madrid- Barcelo-
na, 1970, p. 550.
486.· !Éstos están también presentes en el Tg: TJI Gn 11,7-8. T. Neft.
hebreo 8,6 nos afirma que el hebreo «quedó» sólo en la casa de Sem. Lo
que tiene su correspondencia en Till, TJI, TN Gn 11,1 (aunque la se-
cuencia de las frases es diferente). Hay además una coincidencia de voca-
bulario considerable en una de las descripciones de la idolatría: «Y cuan-
do desviaron su corazón de aquella palabra que dijo y el mundo fue desde
el principio ... », TJII Gn 11,2. Compárese con la protesta de fidelidad hecha
por Abrahán en el testamento hebreo 9,5b: «Yo elijo y escojo sólo al que
dijo y el mundo fue>>. Se trata de la conocida fórmula: que describe a
Dios-Creador, pero es interesante encontrarla en ambos documentos en el
mismo contexto.
487. En realidad, el tema de la dispersión de los pueblos no era en
absoluto disparatado al lado de la unión de las tribus, a la que la fuente
común exhortaba en las dos visiones.

294
El discurso de adiós

lo menos tal como ahora se presenta, está en clara consonancia


con el contexto de despedida de Neftalí. Así la moraleja que se
deduce del midras de 8,3b-10,2 constituye parte del segundo mo-
tivo del discurso de adiós de Neftalí: «Por lo tanto, hijos míos,
yo os conjuro que no os desviéis y que no. adoréis a otro Dios que
al que eligieron vuestros padres», 10,3. Esta exhortación, en efec-
to, conecta el midras de Babel con las exhortaciones de la intro-
ducción l,Sss.

El discurso de adiós

En el discurso de adiós de Neftalí están presentes los tres mo-


tivos del género y sus fórmulas estilísticas 488 • Además, una parte
muy considerab1e del discurso. (1,8b-7,5) trata de una temática muy
típica de las exhortaciones de los discursos de adiós: las dos vi-
siones exhortan a la unión entre las tribus 489 •
¿Pero es segura la presencia de este tema en nuestro testa-
mento? A primera vista -si no tuviéramos en cuenta sus para-
lelos en el texto griego - se podría pensar que las dos visiones
fueron añadidas. En efecto., el segundo sueño (que hay que con-
siderar unido al primero, ya que forma una única visión según
el testimonio explícito de 7,4-5; 3,13) termina en lágrimas, 7,1.3.
Podemos decir, por lo tanto, que las visiones terminan pesimista-
mente 490 • A esta tristeza le sigue inmediatamente, sin ninguna
solución de continuidad, la alegría de 8,1 : «Y yo os digo, además,
que mi porción estará en lo mejor del centro de la tierra y que
comeréis y os hartaréis de sus delicias.» A partir de este mo-
mento no se menciona el tema nuclear de las visiones, la unión
de las tribus.

488. Utiliza a menudo «hijos míos», 1,1; 7,5; 10,3. En boca de Jacob,
2,2; 6,3.
«Hijo mío», en boca de Jacob: 2,7; 3,2.13; 4,10.14.15; 6,8; 7,4. rm~?
(= ordenar en testamento) 1,1, tres veces, de las cuales dos pertenecen al
título; 1,2.3 (bis); 1,5.9; 7,5. Aparece también la misma raíz, con Jacob
como sujeto, en 5,1; 6,3.4 (bis).
489. Sobre la <mnión» a menudo presente en los discursos de adiós,
cfr. p. 323-325.458ss.
490. Acaban, además, tal como habían empezado, con una inclusión
literaria: no unirse a José, sino a Leví y a Judá, 7,5 y 1,8b.

295
En los testamentos de los doce patriarcas

En cambio, las exhortaciones que siguen a 8,1 enlazan muy


bien, como dijimos, con las de 1,1-Sa (adorar y servir al Dios úni-
co creador de todos los hombres) 491 •
A pesar de estos argumentos en pro de la adición de las vi-
siones, persiste una objeción de crítica literaria: las duras críti-
cas que las visiones dedican a la persona de José tienen un mo-
tivo que les une íntimamente al tema general del testamento :
«Porque sé que un día los hijos de José se apartarán de Yahweh,
el Dios de sus padres, y harán pecar a los hijos de Israel», 1,10 492 •
Este párrafo y los paralelos que las visiones tienen en el texto
griego nos obligan a estudiar el testamento tal como ha llegado
a nosotros, sin extraer las visiones:
En 1,1 se subraya que el anciano Ne!ftalí ha llegado ya a lo
último de sus fuerzas; ha terminado su carrera; por eso llama a
sus hijos: «Hijos míos, venid y acercaos, y recibid las órdenes
de vuestro padre. 2 Y respondieron y le dijeron: he aquí que
vamos a escuchar para cumplir todo lo que nos ordenes. 3 Y les
dijo: Y o no os ordeno nada acerca de mi plata, ni acerca de mi
oro, ni acerca de mis posesiones que yo os dejo debajo del sol;
ni tampoco os ordeno algo difícil que vosotros: no podáis cum-
plir, sino que os hablo de algo fácil que vosotros podéis cum-
plir. 4 Y respondieron y contestaron sus hijos por segunda V€'/Z
y dijeron: Habla, padre nuestro, que nosotros escuchamos», 1,1-4
(= primer motivo~.
En 1,5 empieza a darles su mandamiento definitivo, su testa-
mento: el temor de Dios o la adoración al único Dios (1,5-6; 1,8;
1,10; 8,2-3; 9,2-5; 10,3). Neftalí no recomienda directamente la
caridad o el amor al prójimo 493 • No obstante, recordemos lo dicho

49L La frase final del testamento parece también participar del espí-
ritu optimista de 8,1 - y no del pesimismo inherente a las visiones-, ya
que menciona la «dulzura>> de las palabras que Neftalí dirigió a sus hijos.
Eso, empero, no es seguro, porque en la última frase el texto está corrom-
pido. CHARLES lo restituye así: «hasta aquí las palabras con que Neftalí,
hijo de Israel, amonestó a sus hijos [con palabras más] dulces [que la miel]»,
véase su ed. de los T. 12 Pa., p. 244; cfr. el paralelo TJII, TN Gn 49•,21b
(variante marginal).
492. Compárese con 1,7; 10,3 y 8,3.
493. Véase con todo 1,6b: «No creó el mundo para nada, sino para
que le temieran (sus criaturas) y para que uno no haga a su compañero
lo que no desea para sí mismo.»

296
Conclusión

anteriormente: la mayor parte de su discurso, las VISiones, trata


de la unión entre las tribus de Israel ( = segundo motivo).
En estas visiones (1 ,Sb-7,5) se «profetiza» la separación de
sus tribus por culpa de los pecados de José {= tercer motivo).

CONCLUSióN

Hemos llegado al final de nuestro estudio sobre la literatura


testamentaria más importante acerca de los patriarcas. La afir-
mación es especialmente válida en el caso de los T. 12 Pa., como
su estudio ha demostrado.
Los autores subrayan uniformemente el interés que esta obra
presenta para el género literario de los discursos de adiós. Por des-
gracia, esta uniformidad desaparece cuando se trata de datar la
obra o de determinar la naturaleza de su autor. Para nosotros
tendría un interés especial poder hacerlo de un modo convincente
para todos. En efecto, puesto que se trata de una obra culminante
dentro de la historia del género literario, los que, como BECKER,
crean que es una obra judía señalarán los años anteriores al NT
como tiempos de máxima expansión de los discursos de adiós.
Los que se inclinen, como nosotros, a favor de una ·obra cristia-
na tenderán a colocar el máximo florecimiento del género en los
años posteriores al NT.

297
CAPÍTULO IV

LOS DISCURSOS DE ADióS EN EL Tg DE Gn 49 Y Dt 33

Basta una lectura de nuestros targumim para observar que


las simples insinuaciones de discurso de adiós del texto bíblico
se han desarrollado, a veces incluso considerablemente. Otras veces
en el Tg nacen temas típicos del discurso de adiós, inexistentes en
el texto bíblico.
El primer motivo de nuestro género está presente tanto en
TM como en los targumim. El segundo motivo, en cambio, se
ha desarrollado bastante en el Tg. En el TM J acob, antes de
pasar a las exhortaciones-bendiciones a cada uno de sus hijos,
dice simplemente: «Congregaos y escuchad, hijos de Jacob, es-
cuchad a Israel, vuestro padre» 1.
Esto en el Tg se convierte:

- en una exhortación a purificarse,


- en una exhortación a la unión fraterna,
- y, probablemente, se exhorta también a las obras de mi-
sericordia corporal y espiritual,
- en fin, en un testamento.

El tercer motivo en el TM se indicaba por las profecías a


cada uno de los hijos, precedidas por lo de: «para que os anun-
cie lo que os ha de acontecer en días venideros». En el Tg esta
l. Como máximo, se podría pretender que el v. 33 alude también a
las exhortaciones de Jacob. Pero, «terminó Jacob de dar instrucciones
- n,~?- a sus hijos» en el TM parece referirse al contexto inmediato:
las órdenes de sepultarlo en Makpelá.

298
En el Tg de Gn 49 y Dt 33

fórmula general se halla muy detallada. Y a no se trata solamente


de presentar como futuro el pasado de las tribus de Israel, sino
que Jacob quiso además anunciar algo típico de los discursos de
adiós: la recompensa de justos y pecadores, la llegada del Mesías,
los secretos escondidos.
Tanto las exhortaciones que acabamos de mencionar como
las revelaciones proféticas se encuentran prácticamente en todos
los textos targúmicos 2 que hablan de la muerte de Jacob al pa-
rafrasear Gn 49, 1-2 (Gn 35,22 en TJI) y Dt 6,4 (TN, TJII, TJI).
Entre la literatura midrá.Sica hay que citar como más impor-
tantes 3 : Sifre Dt 6,4 (31), Gn Rab. 49,1-2 4, Tanl:z. Gn 49,JS, Dt

2. Incluido el TO -que siempre es el más parco en instrucción hagá-


dica- en Gn 49,2 señala claramente que Jacob dijo: «Y recibid la en-
señanza de Israel vuestro padre», ... ¡!l~,N ,~'::lj?,. Idéntico en TJI que
probablemente ha recibido el influjo de TO.
3, Entre los midrasim que citamos, el Sifre Dt (o Sifre debe Rab) es
uno de los más antiguos e importantes. Se trata de un comentario casi
exclusivamente hagádico al Dt, originado en la escuela de R. Aquiba y, a
lo que parece, fundamentalmente del s. II d.C., L. ZuNZ, GV, p. 49-50;
E. SCHÜRER, o.c. v. l, p. 138-139; J. NEWMAN, Halachic Sources, Leiden,
1969, p. 108.
4. Par. 98; 96 (i1!V1M i1t:l'tv), donde Esaú es calificado de «malo», l)tvi,
que no puede hacer testamento.
Gn Rab. es, también, en gran parte hagádico; atribuido antiguamente
a R. Ho8acya (La generación de Amoraítas que florece en el s. III d.C.).
Parece que se redactó en Palestina en tomo ál s. VI. Se ha creído que
desde el comentario a Gn 47,28 -gran parte de lo que a nosotros nos
interesa- Gn Rab. proviene del midra8 Tanl;tuma.
Según ZUNZ a partir de la par. 'M', (comentario a Gn 47,28) - y sobre
todo la llamada «recensión nueva»- son parasiyot procedentes del
s. XI-XII, GV, p. 266-267. Pero J. THEODOR hizo observar que gran parte
de la i1tv1n i1t:l'tv se encontraba en el antiguo manuscrito por él publi-
cado, Drei unbekannte Paraschas aus Bereschit rabba, publicación dedi-
cada a J. GUTTMANNS, Leipzig, 1915, p. 152-154 (en la separata' que se
imprimió el mismo año, v. p. 5.7-8); y ya en Der Midrasch Bereschit rabba
(Schluss), MGWJ 39 (1895) 488-491.
Tampoco A.M. GoLDBERG cree que Gn Rab. 49,1 (98) -el ejemplo
del siervo que quiere revelar los secretos del rey- dependa de Tanl}.. Gn
49,1, Untersuchungen über die Vorstellung von der Schekhinah in der frühen
rabbinischen Literatur, Berlin, 1969, p. 223; v. también las notas de la ed.
de Gn Rab. de J .. THEODOR en p. 1251.
5. No aparece ~,D!l (del que se hablará a continuación). Pero sí nuesc
tra tradición del.!)tltv, con la eulogia ,,~tl:Jtv::l. El nombre de midras Tan-
l}.uma nos da ya una idea, siquiera aproximativa, de su origen. Tradicional-
mente se atribuyen varias de las homilías de este midras a R. Tanl).uma
bar Abba, Amoraíta palestino de la 5.a generación, s. IV; o quizás el nom-
bre provenga de la suposición de que este rabino sea autor por lo menos
del texto básico de las homilías que se le atribuyen, H.L. STRACK, Einlei-

299
En el Tg de Gn 49 y Dt 33

Rab. 6,4 6• Esta multiplicidad de midra.Sim nos demuestra ya la


importancia que la tradición ha dado a nuestros temas. Tal tra-
dición se interesó -aquí como en las demás narraciones hagá-
dicas -, más por el contenido que por la forma literaria exter-
na. Pero a veces la repetición incansable de estos textos aproximó
unas fórmulas a otras creando una sorprendente identidad de tér-
minos7:

TN Gn.49,2 TJII Gn 49,2


:Jj:lV,, 'lD:JIV iiVV i'in liV.:I~n~, ib :Jj:lV1, 1lD:JIV 1ni1VV 1in ,IVDn~, ¡):)
~i'V' pl:J~, ~:Ji1,, ~IV..'li, l [!l1j:l ]~l pl:J~ n,m ~:Ji1,, ~IV..'li, l!l'i'~l
¡1i1~ ~~ ..'1 i11li1, pi:JO ,i11ll..'I:J l.'':Ji pn~ ~~..1 ~m, i'i:JO .m..'I:J V':Ji ~i'V'
.n'.:ll:l ~o~n~, ~mi:J ,,o .n'.:ll:l ~o~n~, ~n.:ll:ln.:ll ~n~i:J 1i,D
:pn~ il:l~, :Ji'V' p,:J~ '.:IV :¡ln~ il:l~l :Ji'V' ¡m~ mv
~,l:l!l i1'.:1b Oj:l i1:J~, ,,:J~ Oi1i:J~ ~,O!l i11.:1b Oj:l ~:J~, ,,:J~ Oi1i:J~
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tung ... , p. 205. Pero este midras, más o menos tal como lo poseemos hoy,
se coleccionó en la segunda mitad del s. IX, L. ZuNZ, GV, p. 248.
6. Par. 2, al final; Midra8 Tannaim a Dt 6,4; v. también Gn Rab. 49,1
(99), y a Gn 49,33 (100); Genizah Studies, l, p. 44-45 (Yelammedenu), p. 122,
donde se menciona la tradición del ~lO!l, pero el término no aparece; 'Eleh
haDevarim zuta 6,4, idem; Midras haGadol Gn 49,1; Agadat Bere'Sit 49,1
(81), Jacob hizo testamento.
Como la mayoría de midrasim, Dt Rab. contiene material antiguo,
aunque sea de composición tardía (s. X), L. ZUNZ, GV, p. 264; H.L. STRACK,
Einleitung .. ., p. 207; J. BOWKER, The Targums and Rabbinic Literature,
Cambridge, 1%9, p. 82.
7. Pero no de ortografía. Ésta depende en gran parte de la tradición y
habilidad de los copistas que nos han transmitido los manuscritos a través
de los siglos.
8. Sufijo de la 3.a pers. mas .. sing. Corríjase por ,n~.
9. Excepto Gn 49,1-2 y Dt -tomados de una fotocopia del MS del
Vaticano- las demás citas del TN se refieren a la ed. príncipe de A. DÍEZ
MACHO: Neophyti 1, t. lss, Madrid- Barcelona:, 1%8ss. El lector encontra-
rá TN Gn 49,1-2 en la p. 327 de la ed. príncipe.
10. :Jj:lV1 i1li1, ~:Ji1,, i1 11V..'Ii, ~~..'ln~l :Jj:lV1, 1lD:JIV itUV i1ii1 ,IV.:I~n~~, ib

300
En el Tg de Gn 49 y Dt 33

Después que se reunieron las doce Después que se reunieron las doce
tribus de Jacob y rodearon el le- tribus de Jacob y rodearon el le-
cho de oro en el que yacía nuestro cho de oro en el que yacía nues-
padre Jacob, esperaban que les re- tro padre Jacob, esperaban que él
velaría la sucesión de la bendición, les revelaría la sucesión: de la ben-
pero se le ocultó. dición y de la consoJación, pero
se le ocultó.
Nuestro padre Jacob respondió y Nuestro padre Jacob respondió y
les dijo: De Abrahán, padre de les dijo: De Abrahán, padre de mi
mi padre, salió el profano Ismael padre, salió el profano Ismael y
y todos los hijos de Queturá 11. Y todos los hijos de Queturá. Y de
de Isaac, mi padre, salió el profa- Isaac, mi padre, salió el profano
no Esaú, mi hermano. Y yo temo Esaú, mi hermano. Y yo temo que
que no haya en medio de vosotros no haya en medio de vosotros uno
uno cuyo corazón esté separado cuyo corazón esté separado frente
frente a (o esté separado de) sus a (o esté separado de) sus herma-
hermanos de modo que vaya a nos de modo que vaya a adorar
adorar ídolos extranjeros. ídolos extranjeros.
Respondieron las doce tribus de Respondieron las doce tribus de
Jacob a una y dijeron: Escúcha- Jacob, todos ellos a una, y dijeron:
nos, Israel, padre nuestro: Yah- Escúchanos Israel. padre nuestro:
weh es nuestro Dios, Yahweh es Yahweh es nuestro Dios, Yahweh
uno. Respondió Jacob. y dijo: Ben- es uno. Respondió Jacob, nuestro
dito sea su gran nombre soberano padre, y dijo: Bendito sea su gran
por los siglos de los siglos. nombre por los siglos de los si-
glos.

i))N, :J.Pll' '.lll i1':l')) 'D:JnN, N:lpi,!l ri' l·m,,


¡m~ '~ .1 l'i:J.D i1m:J. li':J.i p,:J.N
N:J.N pn~' i1i,t)j'1 Ni1:l:J.:n ~Nll))tv':J. N~,D!l i1':l')) op N:J.N1 ,,:J.N Oi1i:J.N i,i1~
,,nN1 ,,:l:J.:J. j':J.1' '1 i:J..l i,:l':l':J. 'm' N~1 ~'n1 N:lN, 'riN ,!Ull N~,D!l i1':l')) op
~Ni!U' l)))!U N:J.~ N1n:J. :J.j'll'1 l't):J.!U itvll l'in l":lll ¡,,liD 01p n~!l))~ ['nN1)
Ed. GINSBURGER , 1nN 'i1 N:li1~N 'i1
He aquí las variantes más importantes del MS 440 respecto a WALTON:
además de muchas variantes ortográficas sin importancia, el MS 440 ha-
bla de i1D, en singular como el TN; no contiene Nn:l))n:l, (tampoco TN);
en el MS 440 se encuentra ~Nli))!U'1 N~,D!l en vez de ~Nl)))!U' ~,D!l y i:J..l
.l~!l i1':J.'~1 (<runo cuyo corazón se divida») en vez de .l'~!l i1':J.~ i:J..l.
El MS de Nüremberg respecto a WALTON sólo contiene variantes orto-
gráficas sin importancia.
11. Queturá es madre de seis hijos, Gn 25,2. Una tradición la identi-
fica con Agar. Otra hace de Queturá la tercera: mujer de Abrahán. Según
Gn Rab. 25,2 (61) de Agar nacen seis hijos, todos ellos idólatras.

301
En el Tg de Gn 49 y Dt 3.3

Igual sucede con:

TN Dt 6,4 TJII Dt 6,4


!VJ:Jl"II.J~ :lj?V, )J1:J.Ni i\:íj? i\~I.Ji Ji,:J :J.j?l)l pi:!Ni N:íj? NDI.Ji )11)
,l"li!VV ),1!"1 !V,J:J NI.J~V 1.1 )I.J tl~!V:J. Nij? NI.J~l) i.'li.J Nj?~l"li:li.J'
litn litn ¡mM, o,pNi n,,~:J.w )ii\!"11 t:l,j?Ni ,,.):J. N 1 ~:J.!V IDl) ,1!"1'
II.JNi :lj?V, pi:!N ,Jl) .i\:J.i\ii i\,!V.'lli~ ,Jl) .NW.'lli~ litn litn
i\~,DEl i\,J,I.J t:lj? i\:J.Ni ,i:J.N t:li\I:J.N :¡¡n~ :pn~ II.JNi :J.j?l)l pi:!N
n:J.N pn:í,, .m¡~pi 12 IJ::J. ~:Ji ~Nl11.JtVI
i\D~i .1nN i!Vl) i\~ 1 i:lEl i\,.),I.J tlj? li:J.N nll"l 11i1i Nn1V~~ NI.J'i
¡mN n~El oni:J.Ni 1i:J.N mnn !"11111~~ NI.J~i ,¡1n'El )il"IN n~El t:li\I:J.Ni
i\ii1N ):J.~ l"liil)~' i\I.J~i iN .¡~n~El )1l"IN n~El i1,1.JNi 11i1N ):J.~ i\ii\i Nn1l1~'
:!j?l)li n~n~N~ iN .¡,n~El )1l"IN n~El i\I.JNi ·i'i1~El )1l"IN :lj?l)li Ni\'N~ iN ,¡ 1 n~:>
,mwv Jlll"l 1,1JV .¡~n~EJ ¡mN p:Ji:J.N Nin:J N 1 ~:J.w 1011 ,1!"1 ¡,Jl1
:pi~.JNi n~.J~w n:J.':J. nin:J :J.j?V,i ,m:J.w :(¡III.JNi) j\).JI'!V :lb
m )i11~N m ¡Ji:J.N ~NI!VI p~.J l)).J!V ,, NJi\~N , 1 pi:lN ~NI!V 1 )l1:J l)I.JW
,).J~l)~ 11::li.J i\ 11.J!V Ni\, .Nii\ in N:J.I i\,I.J!V 1i1 1 :II.JNi :!j?l1, ,Jl) .ir;
.¡II.J~l) .13 tl'l)~ 11:li.J

12. En el MS :J.I.)::J.. Quizás la última letra entró inadvertidamente en


el texto por contaminación con la primera.
13. El TJI ofrece otra recensión: Nlt'Dlii.J~ pi:!N :lj?l),i i\,JI.Jt N~I.Ji ¡11:J i\ii\1
)i:J:llb JiiN NI.J'i ¡1J,~,!Vi )1i1!"11 Nlj? N~it:JEl 1iJ:J.:J. l"I,N NI.J'i ~;m;;; i\ii\ NI.J~l) 1.10
1.)1) .in 11 NJi\~N 1, pi:!N ~NI!VI l)I.J!V :i\1~ iii.JNi Nin:J )ii\~:J 1:!,1"\N Nli1JI.Jj?li
. l,I.J~l) ,I.J~l)~ i\llj?~ tli!V 111:::1 II.JNi :lj?V,
Respecto a este texto de la WALTON el MS de Londres ofrece, además
de algunas variantes de tipo ortográfico, J1i1:ll~:l y ~Dp:,N en vez de
¡1:J:J.I~:l - NJi\,N. (Las palabras subrayadas indican las variantes respecto
al TJII transcrito en el texto.)
He aquí las variantes más importantes del MS 440 respecto a WALTON:
el MS 440 pone la eulogia final en boca de los patriarcas, como el TN;
en el MS de Nüremberg una nota marginal atribuye la eulogia a Jacob.
Además de las variantes ortográficas sin importancia, en el MS 440 no
consta el término N,~:l!V en 6,4a. En vez de «Téraj, el padre de Abrahán»,
contiene N:J.Ni li::J.N nll"l = «Téraj, el padre de mi padre»; «o quizás»
( = ND~,i iN) en vez del simple NI.J~i de la W ALTON; en el MS 440 el co-
pista ha olvidado ,1i1N después de p~. No está tampoco la frase «o al Dios
de J acob vosotros dais culto». En cambio, el término )111.JN1 ( = «y dije-
ron» -en la WALTON en singular-, se encuentra tanto en el MS 440 como
en el de Nüremberg, aunque en este último abreviado en el '1.JN1. Después
de in, el MS 440 menciona Nii\, «él», como TN. En fin, el MS 440 subraya
en la eulogia la unicidad del Nombre: pb:,l):, in 1i:lb i\,b!V ,i\,.
Muy pocas son las variantes ortográficas del MS de Nüremberg respec-
to a la WALTON. Pero en la frase relativa a Labán el MS de Nüremberg
añade iN ( = «m>) a Nb~~i. Con la eulogia se cierra la escena como ev
los demás MSS: tl~V' 11:lb N:J.I i\,b!V Ni\,.

302
En el Tg de Gn 49 y Dt 33

Cuando llegó el fin de nuestro pa- Cuando llegó el fin de nuestro pa-
dre Jacob, (el tiempo) de ser re- dre Jacob, (el tiempo) de partir
cogido en paz de en medio del de en medio del mundO., llamó a
mundo, reunió a las doce tribus y las doce tribus,, sus hijos, y las co-
las colocó en pie en torno a su le- locó en pie en torno a su lecho.
cho de oro.
Respondlió nuestro padre Jacob y Respondió nuestro padre Jacob y
les dijo: De Abrahán, padre de les dijo:
mi padtre, salió el profano Ismael
y todos los hijos de Queturá. Y de
Isaac, mi padre, salió el profano
Esaú, mi hermano. QuiZás a los Quizás a los ídlo,los a los, que da-
ídolos, a los que daba culto el pa- ba culto Téraj, padre de Abrahán,
dre de Abrahán, vosotros dais cul- vosotros dais culto. Quizás a los
to. O quizás a los ídolos a los ídolos a los que daba culto Labán,
que daba culto !Labán, hermano hermano de mi madre, vosotros
de mi madre, vosotros dais culto. dai:s culto. O al Dios de Jacob vos-
O al Dios de Jacob, vuestro pa- otros dais culto.
dre, vosotros dais culto. Respon- Respondieron las doce tribus a
dieron las doce tribus de Jacob a una, con corazón íntegro (y dije-
una, con corazón íntegro, y dije- ron):
ron: Escúchanos, Israel, nuestro Escucha ahora, Israel, padre nues-
padre: Yahweh es nuestro Dios, tro: Yahweh es nuestro Dios, Yah-
Yahweh es uno. Sea bendito su weh es uno. Respondió Jacob y
nombre por los siglos de los si- dijo: sea su gran nombre bendito
glos. por los siglos.

Esta identidad de composición es más relativa en los targu-


mim de Gn 49,1, pero se puede también ver si, como propuso
McNAMARA 14, consideramos glosas las repeticiones del TN (folio
103 desde 1 ¡r.J, línea 5.a, hasta ii)'b -inclusive-, linea 8.a):

TN TJII TJI
ib~1 '1):J.~ :J.PlJ' ~ip1 '1):J.~ :J.PlJ' 15 p1::1~ ~ip1 ib~1 '1):J.~ :JPlJ' ~ip1
'11n1 1!U):Jn~ :¡1ii~ 1W):Jn~ :p¡¡~ ib~1 ~n1:J.~10b 1 71:J1~ :01ii~
~"b'no ~"ti ¡1:J~ ~~p p:l~ 16 ')n~ 1 ~"b 1 nO ~"1i ¡1:l~ 1 1M 1 ~1
14. The New Testament and the Palestinian Targum to the Penta-
teuch, Rome, 1966, p. 245, nota 16; no así en la ed. príncipe p. 326-327.
15. Término ausente en la deficiente ed. GINSBURGER; se encuentra de
hecho en la ed. príncipe, en el MS de Nüremberg y en el MS 440. El MS
440 contiene muchas variantes ortográficas, sin importancia, respecto a
WALTON. Pero hay que señalar el «lapsus» i':l~ en vez de ¡1:l'i; lo mismo
sucede con el pronombre ~1ii (también en el MS de Nüremberg y en la
ed. príncipe) en vez de ~~ii. Señalemos que en la segunda parte del v. el

303
En el Tg de Gn 49 y Dt 33

¡no N"t'.)J ii'''!í'P N1i 1btJ 1'11ti Nt1.)J ¡nb1 N'~'.).'l N''!í'P
N11 p1l'!íl i1ii1iJN N'P'l'!íl N1iJN ¡nb1 N1p 1l'!íl piii.'lN
N':V'tzii1 i1iin.):Vi1!l1 N':V'Wil i1iin1.)l.'i1!l1 N1l) 1tt'il ¡1iin1.)l)i1!l1
iiO ¡1:V1 iin11~1U1 iib ¡1l)l ii'n1'~W1 ¡¡o ¡1:v1 18 Nn'.)~tJ1
.N1ii .N1ii .1 9 N'ii
'in i'W.):Jno Nln:J 1in 1tt'DnN Nln:J lD1in i'W.):Jnb Nln:J
¡!lp01 N11 tJ:l!U i!Vl) :lp:V11 N1tJ:l!U 1ni!Ul) p!lpb ~Ni!U' 'tJ:l!U
ii1ii1 N:lii11 ii!UJi1~ N:liill N!U Jil~ p!lpb1 l.'':lil N:lii11 N!U.'lil
.ii111J:l l) 1:li :lp:V1 p1::1N :V':li :lp:V1 p1::1N iiml -ii~l)
¡m~ '.)no N1ii1 i'i:lD 1.)n' ,, p:v::1 -ii1J:l
.Nnom1 N.)pi1!l \'P .Nnbm1 Nn:Ji:l \'P ¡m~
Nti ii 1 ~ ~~ JnN; ¡o Nti ii 1 ~ ~~.'lnN 11 ib iP'N ~~ .'ln1Nl ¡o1
nn:JnN1 ¡o1 ii.)b 1D:JnN 11 ib ,ii1)b 1D:JnN 1 1n:Vl N'!í1p ''1 Nn.)':JW
.ii.)b 1itJN N:Vin ii 1 ~ litJN N:Vin ii'~ nn!lN 'n 1 b~ Nii 1iVb N:J~b
11::11 :lp:V1 p1:lN m:v :lp:V1 p1:lN itn -ii 1.)b :iON p::11 -ii'.)'b 'D:Jn'N
111:l:V l:l!l~ i:lJ i1iin' '1l:l1:V:I i:lJ 11.)::1~ 1'i:l1 iiO i1:J~ l.)n'N1 1n'N
•¡mn1 11::1 N11 :ltJ .piin1 1'i:l N':ltJ .N101' ~10::1 ¡1:Jn1 :ViN'l

Y llamó J acob a sus Y llamó nuestro pa- Y llamó Jacob a sus


hijos y les dijo: Reu- dre Jacob a sus hijos hijos y les dijo: Puri-
níos y os: mostraré y les dijo: Reuníos y ficaos de la inmundi-
cuáles son los secre- os mostraré cuáles cia y yo os mostraré
tos ocultos, los: tiem- son el tiempo fijado cuáles son los secre-
pos fijadOs que están que está escondido, tos ocultos:, los tiem-
escondidos:, el premio los secretos ocultos, pos fijados que están
que es la paga de los el premio que es la escondidos, el premio
justos, la retribución paga de los justos, la que es la paga de los
de los malos:, y cuál retribución de los ma- justos, la retribución
la felicidad del Edén. los, y cuál la felicidad de los malos, y cuál la
del Edén. felicidad del Edén.
MS 440 contiene :lP:V'l p1::1N en vez de :lP:V' p1:lN; ibid, ib1 en vez de ¡b y
1i:l1 en vez de 1'i:l1. En la primera parte del v. se encuentra ii''i10tJ en
vez de N'i'btJ; i1iiiJN en vez de N'i.'lN.
El MS de Nüremberg; respecto a la WALTON, sólo contiene la variante
arriba mencionada; en este MS también hay muchas variantes de tipo orto-
gráfico de menor importancia.
16. Ed. GINSBURGER: -l)i!l1 N'P'l'!í~ NiJN ¡nb ¡1:Jnl l)jl)ll n~ i1:J~ '1iiN1
~~JO iim1 N1011 ~1D:l i'IU.):JnO Nlii:J .¡1.)1N1 il1l):l N'l)'Wi~ N'nb~ 1'nl)1 Nn1.)
cp1 ii'.)'O 'D:Jn'N ii'~ ~~.'ln'N1 ¡o .Nn'WO 'JP:V ~10::1 1 n 1 o~ ,,n:v1 NO ~:::~ ¡m~
.¡1iin1 11::1 ii1n:Ji:l noo:J i:lJ piin1 1'i:l1 :lP:V'
17. El MS de Londres ofrece 1:J1'N.
18. Asi en la ed. de WALTON (a la que se refieren todos nuestros textos
targúmicos, salvo indicación contraria) y en la ed., principe. Se trata de
un error que debe corregirse por Nn'1~W1 siguiendo los textos paralelos y
la ed. de GINSBURGER.
19. Por descuido del copista, el MS de Londres contiene Nm.

3014
íEn el Tg de Gn 49' y Dt 33

Todos a una se reu- Todos a una se re- Todos a una se reunie-


nieron las doce tribus unieron las doce tri- ron las doce tribus de
de Jacob alrededor bus de Jacob alrede- Israel alrededor del
del lecho de oro en el dor del lecho de oro lecho. de oro en el que
que nuestro padre Ja- en el que nuestro pa- él yacía.
cob yacía. Esperaban dre Jacob yacía. De-
que les mostrara el seaban que les mos-
tiempo fijado para la trara el tiempo fijado
liberación y para la para la bendición y
consolación. para la consolación.
Y después que se le Y después que se le Y después que se le
reveló el ~ecreto, se reveló el secreto, se reveló la gloria de la
le ocultó, después le ocultó ; después que sekhzfla de Yahweh,
que se le abrió la se le abrió la puerta, el tiempo fijado en el
puerta, se le cerró. se le cerró. Y nuestro cual tiene que venir el
Continuó nuestro pa- padre Jacob continuó rey Mesías se le ocul-
dre Jacob bendicién- bendiciendo a sus hi- tó. Y así dijo: Venid
doles, bendijo a cada jos ; bendijo a cada y os enseñaré lo que
uno según sus obras uno según sus buenas os ha de acontecer en
buenas. obras.. días venideros.

Antes de comentar los diversos temas presentes en el Tg, vea-


mos el sentido de algunos términos que ofrecen menos dificulta-
des de interpretación, y cuya conexión con el discurso de adiós.
es más laxa.
N,n::J (Gn 49,1): «Todos a una se reunieron alrededor del
lecho de oro». Un texto de la Geniza de El Cairo nos explica cómo
pudieron reunirse tan fácilmente: Los hijos de Jacob «estaban
dispersos por las ciudades de Gosen y el Anciano (= Jacob) los
reunió por medio del espíritu santo» 20• Aquí empieza el targum
a señalar la «unidad». Esta alcanzará su ápice cuando en la es-
cena final las doce tribus, a una voz, con corazón íntegro, hagan
la gran profesión de fe. Es conocida la costumbre del una voce
dicentes tanto en la liturgia judía antigua como en la cristiana 21 •
('!', el tiempo fijado: Bástenos por ahora una simple defini-

20. '.)Pt w,pi1 M1i:l ¡D.)::J1 ¡w.1 '::Ji::JJ 1'i1 l:J'i1t!l en un i~1' de Samuel «el
tercero» (s. X-XI), M. WALLENSTEIN, Sorne unpublished Piyyutim from the
Cairo Genizah, Manchester, 1956, p. 30; Gn Rab. 49,2 (98).
21. D. FLUSSER, Sanktus und Gloria, p. 134-135 (en Abraham unser
Vater, ded. a 0. MICHEL, Leiden-~Oln, 1963); LE D:ÉAUT, La Nuit Pascale,
p. 162, nota 77.

305
Cortes 20
En el Tg de Gn 49 y Dt 33

cwn ya que más tarde tenemos que volver a este término' 22 : «el
tiempo fijado o el tiempo de la consolación, el tiempo de la re-
dención, o bendición» 23 , son todas ellas 24 expresiones que se re-
fieren al tiempo mesiánico, puesto que es indudable el sentido
mesiánico de que~ 25 (fin), comienzo de los «últimos» tiempos, los
días escatológico-mesiánicos 26• El TN habla, en efecto, del «tiem-
po fijado para la redención»; y TJI {WALTON y ÜINSBURGER):
«el tiempo fijado en el que tiene que venir el rey Mesías se le
ocultó». Curioso, como dice LE DÉAUT Tl, es el paralelo que ofrece
Qumran (IQpHab VII,l-2): «Dios dijo a Habacuc que escri-
biera lo que tenía que suceder a la última generación, pero no
le dio a conocer el cumplimiento del tiempo fijado» 28 •

22. v., p. 335-337.


23. Véase las distintas fórmulas en la precedente traducción sinóptica.
24. Incluso la de TN y TJII (v. 2), «la serie de las bendiciones»
-l'oln::Ji::l ii!:l- no se refiere a otra cosa que al momento en que (lit.)
«Sucederán, tendrán lugan> las bendiciones mesiánicas. Es verdad que en la
WALTON y en el MS de Nüremberg se trata de «series», lji!:l, lit. «órdenes»,
pero v. la variante ii!:l - ed. ÜINSBURGER, p. 81; MS 440- que parece
más lógica. La referencia a las bendiciones mesiánicas está probada no sólo
por los textos paralelos en el v. 1 ( = que!J), sino también por TJII, «serie
de las bendiciones y de la consolación», Nnr.m.:l; (para la identificación de
«consolación» con «liberación», v. los textos citados por LE DÉAUT, o.c.
p. 233, nota 52: Tg Is 4,3 y 33,19-20, Tg 2Sm 23,1.4; Tg Os 6,2; Le 2,25.38).
El recurso a «bendiciones» para señalar el tiempo mesiánico no debe
extrañamos. Ya en el TM las promesas hechas a los patriarcas (de los
que, en último término, vía Jacob-Judá tiene que salir el Mesías) están
siempre encuadradas en el género «bendición». Los profetas, al señalar los
tiempos escatológico-mesiánicos, prometen al pueblo toda clase de bienes
espirituales y materiales; éstos constituyen las bendiciones; cuando reciba
estas «bendiciones», el pueblo se convertirá en la «raza que bendijo, 1i::l,
Yahweh», Is 61,9; 65,23.
25. TJII (manuscrito 110, ed. GINSBURGER) usa la expresión -IWr.l I:JPll
Nn, lit. «los fines del Mesías», es decir, «los últimos tiempos mesiánicos».
A menudo para designar los tiempos mesiánicos se usa simplemente la expre-
sión nltUt) '\"P· Así en M eg. 3a, donde una «VOZ» celestial prohíbe al autor
del targum de los profetas (Jonatán b. Uziel) continuar la traducción tar-
gúmica de los restantes libros bíblicos, es decir, de los «Ketuvim». A con-
tinuación, se nos explica el porqué de la prohibición: «en ellos (en los
Ketuvim) está el tiempo fijado para la venida del Mesías», n 1Wr.l 'I"P·
26. Para convencerse de ello cfr. Str.-B., I, p. 671 y 949-950; ibid., IV,
p. 859, 986, 1013ss.
27. O.c. p. 274-275.
28. N~ '\"Pi1 ir.l.l nN1 pinNi1 i1ii1 ~ll n1N::li1 nN ::l1n::J~ p1p:1n ... iJi11
1lli1i1, placa LVIII.
Aunque el texto se refiera al fin de los tiempos [v. -entre· otros-
K.G. KUHN en ZThK 47 (1950) 209], no por eso pierde su paralelismo.

306
En el Tg de Gn 49 y Dt 33

Jacob, pues, quiso revelar cuándo vendría el Mesías, pero,


finalmente no pudo, «se le ocultó». McNAMARA 29 explica que a
este «justo» del AT no se le concedió «la visión de los días del
Mesías aunque deseó verlos» (TP Gn 49,18) refiriéndolo a Mt
13,17 y Le 10,24.
Conexo también con nuestro que'.'j está el término
~~.ll"1N: El Tg describe a los doce hijos de Jacob «esperando
que les mostrara el tiempo fijado». Pero esta esperanza no viene
colmada ya que «después que se le reveló {l'.ll"1N) el secreto, se
le ocultó, después que se le abrió la puerta, se le cerr6» (TN, TJII).
Evidentemente el mismo que abrió cerró la puerta: Dios. Él
había comunicado a Jacob cuándo llegaría el Mesías, pero en
el momento decisivo cortó esta comunicación. Muy bellamente
lo expresa el citado texto, (v. nt 20) de la Geniza de El Cairo:
«(Dios) abre y cierra. Cuando cierra, nadie puede abrir. Cuando
abre, nadie puede cerrar 30 • Antes no entendió Jacob el caso del
vendido (=José), ¿y ahora podrá declarar las cosas futuras?» 31 •
Tanto «las cosas futuras» - l"111l"1N- como el «secreto» se re-
fieren a la venida del Mesías. De hecho ,,.ll"1N es una expresión
targúmica normal - aunque no exclusiva- para la revelación
del Mesías 32 • Véase, por ejemplo, TJI Gn 35,21: «1acob partió
y plantó su tienda más allá del Migdal-Eder, lugar desde donde
se revelará el rey 'Mesías al fin de los días», Nn1wb N:J'b ,,.11"1N1
N1b11 1:')10:J 33 ; obsérvese el contexto, inmediatamente antes de que
Jacob exprese su miedo de tener un N'10!l a raíz del incesto de
Rubén.
En cambio TJI ofrece otro texto: «Y después que se le re-
veló la gloria de la sekhina de Y ahweh, el tiempo fijado en el
cual tiene que venir el rey Mesías se le ocultó.» El resultado es

29. O.c. p. 243-245.


30. Aunque estas palabras se apliquen aquí a Dios, constatemos su
contexto mesiánico; porque esta frase de Is 22,22 es mesiánica en Ap 3,7
(y en la Patrística). Es decir, el Ap usa un texto que parece haber tenido
connotación mesiánica.
31. Cfr. Is 44,7.
32. LE DÉAUT, o.c. p. 276.
33. Sobre este texto y sus relaciones con el evangelio del nacimiento
de Jesús, v. LE DÉAUT, ibid. p. 277 y P. WINTER, The Cultural Background
of the Narrative in Luke 1 and II, JQR 45 (1955) 238-241.

307
iEn el Tg de Gn 49 y Dt 33

el mismo: Jacob no supo revelarles la hora mesiánica. Lo que


cambia es el método. TN y TJII suponen que cuando quiso
revelar el «tiempo fijado» la fuente de toda inspiración profé-
tica, Dios, se apartó de él, de acuerdo con Pes. 56a. Por el con-
trario, en TJI la presencia de la sekhina impide la revelación.
TJI está de acuerdo con la interpretación midráSica de Gn Rab.
49,1 (96.98), Taffl:z. Gn 49.1 34 que comparan la sekhina a un _rey
que con su repentino aparecer atemoriza a su siervo e impide
que éste revele los secretos que conoce. ¿Se trata de dos tradi-
ciones diferentes? Si es así la de TN y TJII representan mejor
las antiguas narraciones bíblicas sobre la profecía: el profeta
habla cuando Dios le pone sus palabras en la boca; y se calla,
no porque reciba la orden de callar, sino simplemente porque la
fuente de inspiración no manda ningún mensaje, ha desaparecido
(TN, TJII), como desaparece la sekhina en Pes. 56a. En cambio
la tradición de TJI (Gn Rab. y Tan/}.), posiblemente posterior,
representa muy diferentemente las cosas: la visión de la sekhina
atemoriza y llena de reverencia a Jacob que comprende que no
debe revelar los secretos del Rey 35 • Notemos también que el tér-
mino sekhina está ausente en la primera tradición 36 •

34. P'esiqta Rabbati, 21, p. 105b.


35. Se podría intentar interpretar TJI en el sen1ido de los demás tar-
gurnim: «Y después que se le reveló la gloria de la sekhina de Yahweh
( = después que se le reveló con la sekhina el tiempo fijado) el tiempo fija-
do en el cual tiene que venir el Mesías se le ocultó (con la desaparición de
la sekhina).» Pero tal traducción, además de forzar el texto, contradiría el
testimonio explicito de Gn Rab. y Tan/:t.
36. A.M. GOLDBERG (Untersuchungen über die Vorstellung von der
Schekhinah in der frühen rabbinischen Literatur, Berlin, 1969) cree que
la designación de Dios como sekhina no es antigua, aunque no se le puede
fijar fecha. En TO tenemos la representación primera (y quizás original)
de. sekhina como presencia divina en el Templo ... , en un lugar. En cambio,
sekhina como revelación de la divinidad, que podría ser idea posterior,
está ausente de TO y a menudo la encontramos en TP. Se trata de un
indicio que favorece la prioridad de TO frente a TP; v. o.c .. p. 441-443;
450-452; 454-455; v. también su articulo Die spezifische Verwendung des
Terminus Schekhinah im Targum Onkelos als Kriterium einer relativen
Datierung, Judaica 19 (1963) 43-45; 54.56-59.
En cuanto a la anterioridad de TO en el uso de sekhina respecto al
TP, véase la documentada respuesta de A. DiEz MACHO en su introduc-
ción a la ed. príncipe del TN Ex p. *55. En una recensión a la edición
príncipe de TN [Sef 29 (1969) 81-86], J.L. LACAVE indicó, con razón, que
la posición de GoLDBERG sobre la antigüedad de TO y TP no pasa de
hipótesis. Además, aunque se conceda la prioridad a TO, no por eso

308
A. Exhortación a la purificación

Así parafrasea TJI el 1ElDMii ( = reuníos) del TM: - M1Dr.> 1:J1N


M1i1:J,«purificaos de la inmundicia». En el midras es constante
esta interpretación del 'JDM, aunque los textos bíblicos aducidos
para probarla son diversos 37• Hay que confesar que los portado-
res de esta tradición midráSica, por lo menos los que nos han
salido al paso, no parecen ser anteriores al s.. IV 38• Pero parece
que el sentido dado por estos midra8im no se adecua totalmente
a TJI que dice: purificaos para que podáis recibir dignamente
y entender mis revelaciones, «purificaos de la inmundicia y os
mostraré cuáles son los secretos encubiertos ... ». En el midraS
esta purificación es para que se reciban no los secretos, sino las
bendiciones de cada una de las tribus (lit. «se peguen, se adhie-
ran», 1p:111) 3cJ.

hemos determinado su antigüedad, p. 85-86; nosotros en particular tene-


mos que lamentar con G. · VAJDA [REJ 128 (1969) 280-282] que a GoLO-
BERG no le haya parecido adecuado ocuparse en su libro del Tg para
iluminar la <<historia>> de la :Sekhina; v. recientemente en pro de la anti-
güedad del término :Sekhina (antes de la destrucción del Templo), E.E. UR-
BACH, The Sages. Their Concepts and Beliefs, Jerusalem, 1%9, p. 34-35
(en hebreo).
37. Nm 19,9; 12,14-15; Neh 12,28ss.
38. R. Al;ta 111 (s. IV) en Gn Rab. 49,1 (98); R. Pinl;tas b. I;Iama y
R. Yehuda b. Salom, del mismo tiempo; v. el texto en W. BACHER, Amo-
raer, V. lli, p. 134, y en Tan/;. Gn 49,1.
39. Midra8 haGadol Gn 49,1; Tan]J. Gn 49,1, aunque sin mencio-
nar explicitamente 1p::l1'; en el sentido de TJI v., p. ej., Leqa]J. '[ov
Gn 49,1 (en Bet haMidra8, V, p. 191) y el midras de origen tardío Sefer
Raziel (ed. Vilna 1881, p. 5). En él las purificaciones rituales parecen con-
dición para leer y entender el libro de los misterios del ángel Raziel,
para saber lo que sucederá a Adán y a sus descendientes.
· Pero la purificación es sobre todo necesaria para recibir la Ley en el
Sinaí; Jo atestigua la literatura targúmica, sobre todo la de Ex 24,8 y
Ex 24,11, J. PoNTIN, La fete Juive de la Pentecote, Études des textes li-
turgiques (Lectio Divina, 65a), tome I Commentaire, Paris, 1971, p. 212ss
148-149. Los textos citados en p. 212ss hablan unas veces de purificación
ritual, otras de purificación. Por lo que toca a la primera piénsese, p. ej.,
en la hagadá que quiere explicar por qué le fue otorgado precisamente a
Israel el don de la Torá: por su pureza genealógica., Sólo las familias de
Israel pudieron presentar a Dios genealogías libres de toda impureza .. Las
demás naciones no tenían tales listas y por eso no pudieron recibir la
Torá en el Sinaí, Yalqut Simconi Nm 1,2. Pero abundan también las alu-
siones a la pureza interior. Así en el Midra8 Tehill. 119,1 se afirma que la
generación que recibió la Torá se componía de 0 1r.l'r.l1i sin mancha, per-

309
!En el Tg de Gn 49 y Dt 33

Sea cual fuere el valor de esta distinción, tenemos qmzas un


paralelo antiguo de TJI. Me refiero al lavatorio de pies en Jn.
En el artículo anteriormente citado MUNCK parece decir 40 que
el lavatorio de pies (Jn 13,1-17) forma sólo la introducción al
discurso de adiós de Jesús. La razón que aduce me parece en
sí irrefutable: «Las citas a las que alude STAUFFER 41 -T. Abra-
hán, recen. B, cap. III (y recen. A) 42 - no son verdaderos para-
lelos de Jn 13,5». No cabe duda, el lavatorio de pies no es una
nota de los discursos de adiós; pero este lavatorio tenía un sig-
nificado especial, que Pedro no comprende, Jn 13,6-7. La Biblia
de Jerusalén lo interpreta como «símbolo de la purificación de
los discípulos por el sacrificio de Jesús». De hecho Jesús no pa-
rece efectuar el lavatorio de pies únicamente para dar una lec-
ción de humildad, Jn 13,12-15. Si así fuera, ¿por qué insistir en
lavar a todos (vv. 6-9)? ¿Para qué hablar tanto de pureza o lim-
pieza? Así que en el lavatorio de pies quizás se trate de simbo·
lizar una purificación. ¿Jesús, como Jacob~ quiere que antes de
recibir sus verdades más importantes, su . testamento. sean puros,
que no haya ningún impuro [=profano, = Judas 43]?

fectos en su cuerpo y en su interior (ya que el midras comenta el


Salmo 119).
La exigencia de pureza no proviene sólo de la Torá que se recibe en
el Sinaí. Seguramente que la «presencia» de Dios en la montaña exige
también la pureza de los que contemplan la teofanía. TN (en una varian-
te) y TJI en su comentario a Lv 9,6, después de afirmar que el pueblo
se acercó a Dios «con corazón íntegro-perfecto» (v. 5, TJI), añaden:
«Arrancad la concupiscencia (literalmente, la mala inclinación) de vues-
tros corazones e inmediatamente se os aparecerá la gloria de la sekhina
de Yahweh»; compárese con el paralelo Sifra 9,5 (ed. Leipzig, 1933 que
es reimpresión fototípica de la de Viena, -1545), y con Shabb. 145b-146a
(ed. GoLDSCHMIDT), citado por PoTIN, ibid. p. 212. Al Tg Lv 9,5-6 había
aludido ya LE DÉAUT como posible ayuda para la exégesis de la bien-
aventuranza de Mt 5,8, Liturgie juive et Nouveau Testament. Le témoi-
gnage des versians araméenes (Scripta Pontificii Instituti Biblici, 115) Rome,
1965, p. 49.
40. P. 165.
41. O.c. p. 327.
42. M.R. JAMES, TSt, Il, 2. 0 , p. 107s, y p. 79s.
43. El &x.&.8a:p-ro~ (=impuro) aplicado a Judas parece tener relación
con el pasul, como me indicó R. LE DÉAUT. En los LXX -como pasul,
p. 316ss- parece también connexo con la idolatría, Am 7,17; Is 52,1.
Sobre Judas pasul (arameo, pesula), v. p. 469-481. Str.-B. al hablar del
lavatorio de pies no cita para nada esta pista. Sólo la trae a colación
indirectamente al comentar Rom 9,10, donde cita Pes. 56a; v. III, p .. 266.

310
Exhortación a la purificación

Veamos ahora la purificación como separación de lo profano,


es decir, la tradición del N~,OEJ, cuya pista me señaló amable-
mente R. LE DÉAUT.

N~,OEJ, La tradición del «pesula», profano

Es una palabra que encontramos en textos paralelos al nues-


tro. Por ejemplo, en el comentario del Midra8 Rabba a Gn 28,11:

«Y él (= Jacob) cogió piedras del lugar. R. Judá dijo:


Cogió doce piedras diciendo: Así lo ha decretado el Santo
b.s. ; que Él haría salir doce tribus. Ahora bien, Abrahán no
las ha engendrado, Isaac tampoco. Por lo tanto si estas (pie·
dras) se unen -nmNnb-, en esto sabré que yo engendraré
las doce tribus. Cuando, pues, las doce piedras se unieron 44
en esto supo que él engendraría las doce tribus. R. Nehamia
dijo: "Él cogió tres piedras diciendo: el Santo b.s. unió su
nombre al de Abrahán. El Santo b.s. unió su nombre al de
Isaac. Si estas tres piedras se unen la una a la otra sabré
yo que el nombre del Santo b.s. se une al mío." Y pues-
to que se unieron supo que el Santo b.s. iba a unir Su
nombre al suyo. Nuestros: rabinos dijeron: (cogió) el mí-
nimo número que "piedras" connota, a saber, dos, diciendlo:
De Abrahán salió Ismael, y los hijos de Queturá ; de Isaac
salió Esaú. En cuanto a mí, si estas (piedras) se unen, sabré
que no saldrá de mí profano alguno - n~,OEJ -» 45.

Aparece clara e intencionada la oposición de términos «pro-


fano-unidad». Y en el texto paralelo de PRE 46 profano queda
44. En el TM, v. 11, se habla de «piedras» (que Jacob coloca a
modo de almohada debajo de su cabeza) mientras que en el v. 18 se habla
de «la piedra». En el midras ésta es la prueba de que las doce se convir-
tieron en una.
45. En la ed. de Vilna n~,OEJ se atribuye también a Ismael. El MS
Vaticano citado en el aparato crítico de la ed. de THEODOR lo aplica
además a Esaú. Lo mismo en Yalqut Simconi. Probablemente tanto en
el caso de Esaú como de Ismael el n~,OEJ es una adición posterior al texto
de Gn Rab.; no se encuentra en el texto editado por THEODOR ni en el
antiguo Sifre Dt 6,4 (31); v. también la ed. de TanJ:¡. de BuBER, introduc-
ción, p. 124-125, donde en vez de ~,OEJ está liWi, «malo».
46. Este midras se atribuye falsamente al rabino portador del mismo
nombre que vivió del 80-118 d.C.; proviene, a lo más, del s. VIII, ZuNz L.,
GV p. 287-289; E. ScHÜRER, Geschichte ... , 1, p. 145.

311
En el Tg de Gn 49 y Dt 33

a la sombra para hacer resaltar su oponente, la idea de elec-


ción 47 • En Gn Rab., como en nuestro Tg, ser pesolet es romper
con la unidad: si hay unión no hay pesolet. El profano, pues,
es el que está fuera de esta unidad, las doce tribus de Jacob.
Así Eliezer en Gn Rab. 29,13 (70) es llamado pasul:

«"Y sucedió que, cuando Labán oyó la noticia acerca de


Jacob, hijo de su hermana, corrió a su encuentro." Él razonó
así: Eliezer era el profano - ~10:J - de la casa, y no obs-
tante está escrito de él: "y el sirviente tomó diez camellos"
(Gn 24,10), cuánto más tendrá este hombre que es el pre-
ferido de la casa.»

Se trata, pues, de uno que no pertenece al pueblo escogido· 48 •


En este sentido hay que interpretar nuestro targum. Igualmente
47. PRE 35 quiere que estas piedras sean del altar en el que fue
atado Isaac. Y así nos dice que Jacob salió de Bersebá y llegó al monte
Moria (donde, según la tradición, tuvo lugar el sacrificio de Abrahán,
ya que más tarde allí se edificaría el Templo) y Dios le detuvo alli. Era
natural, pues el TM, v. 17, dice: «este lugar no es otra cosa que la casa
de Dios». Entonces «tomó Jacob doce piedras de las piedras del altar
en el que fue atado Isaac, su padre; y las puso debajo de su cabeza en
aquel lugar para dar a entender a sí mismo que tenían que salir de él
doce tribus; y todas se convirtieron en una sola piedra, para darle a en-
tender que todos serían un pueblo único en la tierra, nw1~ tJiilnll 0~1:JTV
fiNJ inN Oll»; en la edición de Varsovia el texto termina aquí. Pero el
manuscrito de Viena traducido por G. FRIEDLANDER (Nueva York, 1965)
explica significativamente la frase última por 1Cr 17,21: «Y ¿quién como
tu pueblo Israel que es único en la tierra, (pueblo) que Dios fue a libe-
rar para hacerlo su pueblo ... ?». Por lo tanto está claro el contacto con
la idea: de elección (contrapuesta a pasul) y con la de sacrificio que pasul
a menudo suscita y de la que hablaremos a continuación; Midras Tehillim
91,1L
48. Véase también Rut Rab. 4,5 (7): refiriéndose al pariente que tenía
que rescatar la propiedad del difunto marido de Rut, y que no quiso ha-
cerlo, dijo R. Samuel b. Na).unan (s. 111 d. C.): «Era un ignorante (TM, "un
tal") de las cosas de la Torá. IÉl dijo: "los primeros, (los esposos de Rut
y Orpá) murieron sólo por haberlas tomado por esposas, y ¿yo voy a
tomarla por esposa? Dios me libre de tomarla por esposa (a Rut), no sea
que yo contamine - JJil'b- mi descendencia, no· sea que introduzca un
profano - n~10:J- entre mis hijos". Es que no sabía que la nueva legis-
lación ya vigía: (prohibido casarse con un) amonita (masculino), y no
amonita (fem.); moabita (masculino), y no moabita (fem.)» .. Pero n~10:J
parece que debería traducirse aquí por (legalmente) impuro. Puede consul-
tarse como paralelo el episodio de Siquem-Dina en Tg Gn 34,9, donde
aparece el mismo verbo Jil7ni1~ indicando también mezcla de dos pueblos:
<anezclaos con nosotros», TN; «os mezclaréis con nosotros», en el frag-
mento del TP publicado por P. KAHLE i(Masoreten des Westens, 11, Hildes-

312
Exhortación a la purificación

el paralelo Tg 2Sm 22,26-49. Se trata de las últimas palabras de


David. De ellas nos interesan especialmente las del v. 27. En el
TM se nos dice que Dios obra para con todos según la actitud

heim, 1967, p. 11); «os mezclaréis en matrimonio con nosotros», TJI. En


estos textos no aparece el término pasul.
También hay que traducir por «legalmente impuro» el calificativo de
~10El dado a Ana por el midra8. Ana es el fruto del incesto de Sebeón
con su propia madre, (según la tradición midrásica que pone en relación
el Ana de Gn 36,20 con el de Gn 36,24). Por lo tanto, queda automáti-
camente «descalificado», ~10El (Pes. 54a). El misterioso t:l~'ii que Ana «en-
contró en el desierto» (Gn 36,24) sirvió a los «alegoristas», J"11i1~T1i1 'lt'i11
para demostrar que del mal sale el mal, de lo degenerado lo descalificado:
por lo tanto si Ana «encontró (produjo) en el desierto a los mulos (t:l'~'ii)»
que, como resultado de la unión contra natura entre asno y yegua• (Lv
19,19), son considerados bastardos, impuros (i'~10!l), es sólo. porque él
mismo era ya un descalificado, ~10!). Véase, además de Pes. 54a, Tan/;
Gn 37,1 (ed. Varsovia, 1907), donde Ana es uno de los «hijos de la libi-
do», ii~'t '~:J; RAsr, en ·su comentario al Pentateuco, lo tilda de bastardo
- it~~- que trajo al mundo l'~10El (ed. A. BERLINER, Berlín, 1866).
Pueden también consultarse los midrasim citados por THEODOR en nota
al texto de Gn Rab. 36,24 (p. 993-994).. Sobre el origen y métodos de los
alegoristas (n1i1~T1 'lt'i11), cfr. J.Z LAUTERBACH, The Ancient Jewish Alle-
gorists in Talmud and Midrash, JQR 1 (1910-1911) 513-514.530.
El calificativo de ~10!l, que Esaú recibe en el midras Leqal; '[ov (ed. Bu-
BER, Vilna, 1924), debe ser entendido también en el sentido de legalmente
impuro, descalificado. El midras, en su comentario a Gn 36,2, después de
afirmar que Ana era un «bastardo» (it~~) añade que Dios «descubrió en
la Torá la mancha de Esaú», iii1n:J 1~10'El ii":Ji'ii ii~'.l. Es evidente que
la mancha o descalificación de Esaú que Dios describió en la Torá, la ve
Leqal; '[ov en el texto que comenta, en Gn 36,2: <<Esaú tomó sus mu-
jeres de entre las hijas de Canaán». La «mancha» Ó10'El) de Esaú consis-
te, pues, en haberse casado con no Israelitas. Una «demostración>> de la
revelación de esta mancha la ve el midras en Abd 6: «¡Cómo ha sido
registrado Esaú, escudriñados sus escondrijos!».
En cambio, el caso de Elifaz no parece que deba interpretarse como
los anteriores. Por lo menos si tomamos la tradición de Elifaz que nos
presentan midrasim como Midrru haGadol Gn 36,12, Sanh. 99b (ed.
GoLDSCHMIDT), Sefer haYasar comentando Gn 36,22 (p. 46a). Los tres
contienen la misma tradición sobre los deseos de Tirnna de convertirse al
judaísmo. Los dos primeros contienen prácticamente el mismo texto, pero
sólo Midra.S haGadol habla explícitamente de Elifaz como· ~10El: «Timna
se dirigió a Abrahán, Isaac, Jacob, para que la recibieran como prosélita.
Pero no la recibieron. Marchóse entonces y fue concubina de Elifaz hijo
de Esaú. Dijo ella: Es mejor que sea sierva del profano de este pueblo
que señora de otro pueblo» ,pn~' ~~N ,t:liii:JN ?~N 'i1'.l'N~ J"1J"1N ... li~~J"1
NiiNit' :Jt:l1~ iii~N .11t'V ¡:J t!l''N~ lt'.l'?'El 'N1i1 N~tN .m~:J'i' N~1 :Ji'V' ~~N
.J"1iT1N i1~1N~ iii':J.l NiiN N~1 1t i1~1N~lt' i1~10'El'? i1T1Ellt'
A primera vista podríamos suponer que el pisula de Elifaz tiene el mismo
significado que en los casos anteriores. Pero observemos que Elifaz no
se casa propiamente con una no-israelita, ésta es sólo su concubina. Más
aún, el midras (por lo menos en Gn Rab. 36,12 (82) y Leqal; '[ov Gn 36,12)

313
En el Tg de Gn 49 y Dt 33

de cada cual: «Con el puro -'- i:l.)- te muestras puro ... » LXX:
«con el selecto» - ¡..te-roc zxl.ex-rou &xl.ex-roc; ~cry¡ - 49 • Explotan-
do aún más esta clase de exégesis, el Tg explica: «Con Jacob,
que anduvo con pureza delante de ti, elegiste a sus hijos de entre
todos los pueblos, y separaste a su descendencia de todo lo profa-
no - N~,OEJ -» 50• Por lo tanto en TJI Gn 49,28 tenemos la
misma idea, aunque en este caso se nos dé como término opuesto
a ~,OEJ, p 11~ (lit. justo). El TM dice simplemente: «Todas éstas
son las tribus de Israel, 12». El Tg añade «todos ellos justos si-
multáneamente», NiM::J pp 1 1~ pi1~,::J 51, es decir, ni siquiera Rubén
es profano.
Está claro que Jacob les exhorta a la unidad porque tiene mie-
do que finalmente no sean doce sus hijos, que uno de ellos se
separe constituyéndose así en profano o siendo así «rechazado».
nos cuenta que Timna era considerada «indigna» (¿por Elifaz?) de casarse
con él.
Por lo tanto, Elifaz no es pasul en esta hagadá por su matrimonio,
como en el caso de Esaú o Sebeón. Por otra. parte el midras subraya que
no fue recibida dentro del pueblo escogido, la estirpe de Abrahán, Isaac
y Jacob. (Precisamente el midras se lamenta a continuación de este re-
chazo injusto ya que Timna y Elifaz fueron los padres de Amaleq, el
gran enemigo de Israel, Gn 36,12). Fue recibida sólo como concubina. por
uno que era pasul de este pueblo,. por uno que había sido declarado
«profano», «excluido» de este pueblo. Con todo si bien en determinados
midrasim se alaba la piedad y bondad de Elifaz, en Midra.S haGadol Gn
36,1 se le acusa de incesto, lo que bien pudiera ser la causa del pasul
de nuestro texto. El contexto no obstante nos inclina a aceptar la otra
interpretación.
49. Idem en Sal 18,27.
50. NM!ViElN, i1~~~l' ~::J~ 1i1,.):l NniM:t 1~1p NMWi:l:l 1~~i11 :lj?l)l Cl'
.N~,OEJ ~::J~ i11l)jt
El Tg Sal 18,27 ofrece algunas variantes: jlj) i1m1 .. .
N~IO.:J ~::J ¡~ ... ~::J ¡~ 1,.)) .. .
51. El Tg alude a Is 60,21 : 01p11~ C~::J 1~lJ,. Con acierto F. NARDO-
NI traduce: <<il tuo sara un popolo di tutti giusti» (lit. el tuyo será un
pueblo de todos justos), La Paro/a di Dio scritta in volumi detti La Bib-
bia, Firenze, 19·702.
Entre los Padres que parecen haber heredado la tradición del pasul,
v. 1 san JERÓNIMO, Hebraicae Quaestiones in libro Geneseos, a Gn 49,3
(CChr, Series Latina, 72, p . 52); san EFRÉN en su comentario a Gn 49,3
(en CSCO, v. 153, t. 72, p. 95.100); ambos, valiéndose de la bendición de
Moisés en Dt 33,6b (interpretada en sentido optimista como hacen las ver-
siones en general), dicen de Rubén: «Sea (contado) entre el número de sus
hermanos», es decir, que no sea «profano», pasul. Entre los orientales,
sigue esta tradición por lo menos hasta el s. IX, ya que la encontramos
en Mar ISo"DAD de Merw, v. Bibl 29 (1948) 3-4, y CSCO, v. 156, t. 75,
p. 212 = texto siríaco.

314
Exhortación a la purificación

Se trata del gran tema bíblico de la elección divina. Esta es gra-


tuita, y el que no es elegido es rechazado, pasul. Estas categorías
se aplican incluso a las cosas: los montes Moría y Sinaí son mon-
tes elegidos (in::lnN) por Dios; pero el Basán, Tabor y Carmelo
son lugares rechazados - ,;.10EliiN - 52• De un modo directo se apli-
ca a Israel, que ha sido elegido de entre la escoria. Así lo expresa
Tg Is 51,1. El TM- vv. 1.2.10- insiste en el tema de la elección
divina (la de Abrahán y la elección realizada por el Éxodo) como
motivo de esperanza en las dificultades presentes 53 • El TM subraya
la «roca elegida», Abrahán 54• En cambio al Tg parece intere:sarle
más la elección del pueblo que ha salido de esta roca.

TM: «Mirad la roca de la cual habéis sido tallados ( = Abra-


hán), y el tajo del hoyo del cual habéis sido extraídos
(=Sara).»
Tg: «Considerad que como piedra habéis sido tallados de
la roca, y como cascotes - N;.,OEl::l- arrancados
- ¡m;.10EliiN - de un hoyo vacío» 55 •

52. Tg Sal 68,16; Yalquf Simconi Nm 1,1. En la QueduSta de YANNAI


('?) para la fiesta de las Semanas, A. MURTONEN, Materials for a Non-Maso-
retic Hebrew Grammar, I, Helsinki,. 1958, p. N:
lin. 17: «Porque todas las montañas desca~ficaste, i1ii,OEl,
y todas las colinas rechazaste, i1ii0Nr.l,
y el Sinaí elegiste, nmnJ,
18: ... y desde Seir resplandeciste (Dt 33,2),
y en él no fuiste aceptado,
19: y sus habitantes rechazaste, i1iimt,
y desde Padán brillaste (Dt 33,2),
y en él tampoco fuiste aceptado,
20: y sus habitantes abandonaste, i1ii:ltli,
y al Sinai volviste,
porque gente como tu pueblo no encontraste ... »
53. Léase F. HOLMGREN, Chiastic Structure in lsaiah Ll, 1-ll, VT 19
(1969) 196-201; N.A.. van UCHELEN, Abraham als Fe/sen (les 51,1), ZAW
80 (1968) 183-191.
54. Josué, en su último discurso, llama «roca ungida» a la roca de
la que fue extraído Abrahán, Nahor; de los fragmentos de esta piedra
(de dolatura loci illius) nacieron Sara y Milká: «Unta petra erat unde
excidi patrem vestrum. Et genuit incisio petre illius duos viros quorum
nomina hec sunt, Abraham et Nachor, et de dolatura loci illius nate sunt
due mulieres quarum nomina sunt Sara et Melcha», Ant. Bibl. XXIII,4.
Pero en v. 5.7 Sara es, a su vez, la piedra de la que Abrahán obtendrá
su descendencia.
55. ,¡,ii,IOEJiiN ¡p1¡ Jt'lr.l N,,OEl::l, ¡mJ1 ~niiN Ni)lt:));) NJI~n::l, ,,::liiON
ed. J.F. STENNING.

315
En el Tg de Gn 49 y Dt 33

Para nosotros tiene un interés especial el segundo término de


comparación - N~10El - inexistente en TM. Es decir, naciendo
de Abrahán y de la estéril Sara, han pasado de un estado de de-
secho, de desperdicio - N~10El- a un estado de elección. La con-
tinuación del texto no se opone, ni mucho menos, a nuestra inter-
pretación:

v. 2: «Considerad a Abrahán, vuestro padre, y a Sara que


os concibió ; porque cuando Abrahán era solo y so-
litario en el mundo lo atraje a mi servicio y lo ben-
dlije y lo convertí en multitud» 56.

Ahora bien, es conocido el sentido general de pasul: inepto,


ilícito e inválido. En los sacrificios la víctima ha de ser perfecta,
íntegra y de acuerdo con las prescripciones rituales (Lv 3,1; 3,6;
22,18-25; Dt 15,21; 17,1), de lo contrario es pasul. Este significado
se encuentra a menudo en el Tg Sl. Incluso el sacerdote puede ser
declarado oficiante irregular e inválido 58 • Es también conocido el
miedo de Isaac a ser declarado irregular o descalificado - ~10El -
para el sacrificio 59 • En Tg Is 1,22 N~10El, si tenemos en cuenta la
glosa del v. 21 00, viene definido como malos sacrificios. Veamos
primero el texto en la edición de STENNING:

v. 21: «¡Cómo han cambiado sus hechos (los de la ciudad


de Jerusalén)! Han llegado a ser como los de pros-
tituta 61 ; la ciudad fiel que estaba llena de gente que
56. Lo subrayado se encuentra sólo en el Tg.
57. Como opuesto a itP:J, «regulan>, «apto», v. TJI Lv 20,25; TJI Lv
21,7.14-23; TJI Lv 19,7; Lv 7,18 (~1.1El en TM, ~10El en TJII, y ~~OEJ en TJI).
58. Como sucede en la Misna al final del tratad·o Mid.: «Y asi de-
cian: Bendito sea el Lugar (Yahweh) b.s. porque ningún inválido Ó10El)
ha sido encontrado en la descendencia de Aarón; y bendito sea El que
eligió a Aarón y a sus hijos para estar delante de Y ahweh y servirle en
la casa del santo de los santos»; TJI Nm 8,24. En el mismo sentido casi
v. Sifre Nm 15,38; Keth. 62b.
59. TJII Gn 22,10b (id. en TJI); Gn Rab. 22,9 (56); Ecl Rab. 9,7,
Sobre esto v. LE D:ÉAUT, o.c. p. 160; v. también los textos aducidos por
S. SPIEGEL en el volumen dedicado a Alexander MARX, Nueva York, 1950,
sección en hebreo p., 542.
60. El texto puede verse en la T osefta ed. por de LAGARDE, en el
apéndice de la ed. de STENNING, p. 224,. y en A. SPERBER en nota.
61. O «mujer errante», del verbo vagabundear -errar- cometer ido-
latria.

316
Exhortación a la purificación

obraba (según) juicio; ¡en ella se obraba rectitud!


Pero ahora ellos son unos asesinos.
v. 22: Tu plata se ha convertido en escoria - ~~10!l-, tu
vino se ha mezclado con el agua.»

El texto de .estos vv. tal como aparece en de LAGARDE nos da


a entender que estos asesinos -~1"1~lt'!l~. '~'Di'- son los que come-
ten idolatría:

v. 21: «¡Cómo han cambiado sus hechos! Han llegado a ser


como los de mujer prostituta, (errante) a espaldas de
su marido. ¡La ciudad que era fiel a su Señor, la que
estaba llena de juicios justos! Ahora sus jueces dejan
caer la justicia. Los sacerdotes sacrificaban sacrificios
regulares: un cordero de mañana para los pecados
del anochecer, y un cordero al atardecer por los pe-
cados del día. Por eso con mérito se iban al lecho, y
(con mértto) se levantaban sus habitantes. Pero aho-
ra no ofrecen sacrifidos (regulares), sino que matan
y sacrifican a los ídolos y son causa de la muerte de
las ahnas.
v. 22: Tus obras antes eran semejantes al oro refinado, y
se te han convertido en escoria - ~~10!l - . Has cam-
biado los mandamientos de la Ley que es como vino
puro y (la Ley) se ha vuelto vino mezclado con
agua» 62.

Teniendo esto en cuenta parece muy natural la interpretación


alegórica de Nm Rab. 7,35 (13). En Nm 7,1ss Moisés consagra y
dedica el Tabernáculo, y los jefes de las tribus se acercan uno
por uno para presentar sus dones. Cada día un jefe de tribu dife-
rente con un mismo don. Pero el midra8 se las arregla para dar una
interpretación diferente a cada uno de los doce pasajes 63 • Veamos
la interpretación del sacrificio de Rubén:
62. 1"11i11 ~1"1ij? ;i1~lJ:J ii"1:J~ ~'lJD1 ~1"1'~:1 '1i1'~~ ~i11:J1l) 1:JI"1 p1:1'~
N'~i1:J 11i11 ;~~'1 i'~~~ ~i1~ 11 1 ¡11:11 1"11lt'j?1 i'~'1 ~'~~ 1"11i11 Ni1i~~ N1"1~~,i1~
~:v ~'~!l:J 1n ~i~'~1 ~w~¡ ':J1n ~lJ ~i!ln 1n Ni~'~ =~i'11"1 '~:Jip t':Jip~
·11 p~Dj? pi1~'~ p:Jij?~ N~ )11:11 .i1:J ':::J./"1' i1~1j?'1 )11"1':J' 1::Jt:J1 ~1D~ -Nr.l1' ':J1n
.N/"1Nlt'!l~ '~'Di' i'~i.l1 N1"111lJD~ i'n:J
N~10!l 1:J ~n::JI"1lt''i1~ N/"1::J!li11"1'~ ;¡'~D ~!JD:J 1'i1 l'~1p~~ i''~1 i11i1 1''1:J1lJ
-~'~::J. :JilJ~ i~n:J 1"1'1i11 N'11j? 1!l 1"11 Nl"1 1~lt'~ i 1i:J i~n~ N1 ~11 Nl"11i1N
63. J. THEODOR, «Bemidbar Rabbah», Jew. Ency., p. 671; y también

317
En el Tg de Gn 49 y Dt 33

«"Y para el sacrificio pacífico (t:l~~~tP) dos bueyes." Esto


porque fue excluido de ser contado con sus hermanos a cau-
sa de lo sucedido con Bilhá, porque está escrito: "Rubén se
fue y durmió con la concubina de su padre. E Israel lo oyó"
(Gn 35,22). Y la historia se interrumpe, lo que indica una
sección completa 64, para enseñar que él estaba alejado (de
Dios). Y ésta es la razón por la cual esta sección está abierta:
aunque él estuviera alejado, las manos: del Santo b.s. estaban
abiertas para recibir penitentes. Y porque había pensado
hacer dos acciones buenas: salvar a José y hacer penitencia,
volvió a formar parte integral del grupo de sus hermanos
(t:li1~ll o?w i1!Pll)), ya que entró en su número; por esto está
escrito inmediatamente después: "los hijos de Jacob fueron
doce" (Gn 35,22). En estas dos acciones de Rubén encontró
Moisés oportunidad de rezar por él para que no faltara (en
el grupo) de sus hermanos: ¡"Viva Rubén"!. .. (Dt 33,6).
Viva Rubén porque salvó la vida de José. "Y que no muera"
(ibid.) ~por lo de Bilhá - porque hizo penitencia. "Y que
sus hombres sean numerados" 65 , es decir, que sus hijos sean
incluidos en el número de las otras tribus: para todas las
cosas. La razón por la cual se dice: "Y para los sacrificios
pacíficos ( t:l~~~!P ) dos bueyes" es ésta: para aludir a las dos
buenas acciones que hizo 66 : la salvación de José y la peni-

en su artículo, Die Midraschim zum Pentateuch und der dreijiihrige pa-


liistinensische Cyclus, MGWJ 35 (1886) 445, nota 2.
64. En efecto, en el v. 22 se interrumpe bruscamente la narración; el
mismo v. continúa sin nexo aparente: «los hijos de Jacob fueron doce».
Un final de narración lleva normalmente consigo el final de la «sección»
( = paraJa o pericopa, que en el rito sefardí determina el trozo de lectu-
ra semanal que había de ser leído en la sinagoga). Pero aquí la sección
continúa -no está cerrada sino abierta- lo que permite al autor del
midra8 su explicación edificante.
La interrupción del v. 22 en el TM no es casual sino plenamente in-
tencionada, porque el v. continuaba con la reprobación de Rubén. Véase
sino cómo continúa en los LXX: xod 1t"OV1Jpov &cpcf.v7J tvlll:v't"(ov 01:1hoü, <<y
(esto) le pareció mal delante de éb>; exactamente como en TJI: i1,~ tPIN::t,,
«y le pareció mal>>., Era una condenación del «patriarca» Rubén. Había
que dejarla tal cual (LXX); o justificar a Rubén con la intervención del
espíritu santo (TJn, v. p. 321; una última posibilidad era borrar el texto
(TM). La «solución» del TM parece la reacción más tajante. (Los LXX se
limitan probablemente a traducir el texto hebreo que tenían delante.) Por
otra parte la exculpación difícilmente puede ser argumento a favor o en
contra de la antigüedad del midra8 de TJI. En este sentido, véase A. DíEz
MACHO en la ed. príncipe del TN Lv p. *48-*49.
65. TM, probablemente: «Viva el pequeño número de sus hombres».
66. ip,::t, lit. «buscar, investigan>. Quizás utilizado intencionalmente
para ofrecer un juego de palabras con ip::t = Buey (nota del traductor al
inglés; J.J. SLOTKI, Midrash Rabbah. Numbers, Il, London, 1939).

318

Exhortación a la purificación

tencia (como resultado de la cual) se convirtz'ó en íntegro


- C~W- y fue contado con sus hermanoiS ... »

El príncipe de la tribu de los hijos de Rubén, Elisur, ofrece un


sacrificio que es recuerdo y símbolo de lo que sucedió a Rubén,
el pasul. Rubén pasa a ser c~w, íntegro, a integrarse a sus her-
manos por sus buenas acciones. Pero el paso de pasul a salerm se
hace patente en el sacrificio, ya que éste era un sacrificio pací-
fico (= c~w. íntegro).
Sea cual fuere la antigüedad de Nm Rab. 7,35 67 y de Tg Is
1,21-22, estos textos siguen la tradición que ve en pasul insinuación
de sacrificio. Esta insinuación parece estar incluso en nuestro Tg
hagádico de Gn 49,1-2: Jacob tiene miedo que entre sus hijos
haya un pasul, que uno de sus hijos vaya a cometer sacrificios
idolátricos. Por esto en T. Rub. 4,6 cuando el patriarca alude a
su fornicación (incesto) nos dice que ésta conduce a la idolatría 68 :

«Un hoyo para el alma es la fornicación 69 que separa (el


alma) de Dios y acerca a los ídolru, porque ella engaña la
mente y el entendimiento y hace descender a los jóvenes al
Hades antes de tiempo» 10.

Hemos traducido iít.e:Spoc; por «hoyo», y no por «ruina>> -que


sería su traducción literal-, porque, como insinuó CHARLES 71 ,
tanto iíJ..e:Spoc; ( = ruina, destrucción, peste) como ~68poc; ( = hoyo,
pozo, sepultura) parecen ser traducción de la misma palabra he-

67. Según L. ZuNz, GV, p. 272-273, Nm Rab. no puede ser anterior


al s. XII; y ésta es la opinión que prevalece.
68. Gn Rab. 49,33 (100) también lo entiende así, ya que nos dice que
el primer mandamiento de Jacob a sus hijos (Gn 49) fue una exhorta-
ción contra la idolatría; y la prueba la ve en Os 5,11: « ... marchó detrás
de la idolatría», 1:í, y en Gn 50,12 donde se nos dice que Jacob «les or-
denó», C1:í. ' .
69. Prov 23,27; T. Rub. 2,9.
70. "Ü:AE0po~ yocp <j¡uz:rj~ tcr-r[v 'Í¡ 7tOpvdoc zcup[ ~OUO'OC 8EoÜ XOCL 7tpocrEy-
y[ ~oucroc -roL~ daw:Amc;, 8·n oc\í-r"l) tcr-rt 1t:Aocv&croc -rov voüv xoct -r-l¡v at&votocv,
xocl xoc-r&yEt vEocv[crxou~ de; q.a"l)v, oúx iv xoctpé¡) ocú-r&v, siguiendo la tradi-
ción de la <<familia» f3 (manuscrito b), que es mejor que la preferida por
CHARLES; v. el texto en DE JONGE, Testamenta XII Patriarcharum, Leiden,
1964. Pero entre a y f3 no hay en este texto diferencias esenciales.
71. En una nota a su ed. del texto griego: The Greek Versions of
the Testaments of the Twelve Patriarchs, Oxford, 1908, p. 9.

319

En el Tg de Gn 49 y Dt 33

breo-aramea: nnw ( = hoyo, sepultura, y - como verbo al hifil-


pervertir, arruinar). B68po~ es la lección preferida por CHARLES
(familia a.). Pero hoy se prefieren las lecciones de la «familia» ¡3,
y por lo tanto, 8/..e:Spo~. Sea cual fuere el texto griego más primi-
tivo, lo importante es el posible sustrato semita, nnw. Este térmi-
no indica originariamente quizás 72 un descenso (a un abismo, cue-
va): cueva - abismo - infortunio - tumba... Y «hoyo» se adapta
bien a nuestro contexto 73 : a él caen los jóvenes cuando descien-
den al Hades - nnw -; parece que quien comete fornicación-ido-
latría, se vuelve pasul -estamos en el T. Rubén -, cae "de nuevo
en el hoyo" de donde - Tg Is 51,1- el pasul es extraído para
convertirse en pueblo elegido 74 •

72. También puede que tenga en su origen el sentido de «corrupción»;


v. R.E. MURPHY, Sal;at in the Qumran Literature, Bibl 39 (1958) 61.
73. En los LXX (366poc;, aunque no sea el único término usado, tradu-
ce no sólo nnw (en Sal 7,16; 94,13; Prov 26,27) sino también ;,:J. (= cue-
va, cisterna, sepulcro) en Ez 26,20; 31,14; 32,18.25.29.30.
74. Abrahán en la tradición judía sale de un padre que es vendedor
de ídolos.
Si admitimos la reconstrucción del texto hebreo hecha por CHARLES,
podemos decir que en la base de nuestro testamento, del Tg Is, y del Tg
Gn 49, está el mismo modo de imaginar la elección divina y la pérdida
de esta elección. La sola asociación fornicación-idolatría no nos sorpren-
dería en el T. Rub., ya que la Biblia está llena de tales asociaciones
(v. sobre todo Os). Lo que sí sorprende, es que a esta asociación se una
la imagen de «cavidad-hoyo»; es cierto que esta imagen se subraya ya
en TM Is 51,1: la imagen es concreta e, incluso, sexual = ;,:J. n:J.pb, tajo
(o perforación de hoyo) = útero de Sara, v. ZAW 80 (1%8) 189. La idea
de cavidad se subraya ya que las dos palabras hebreas la indican. El Tg
habla también de <<hoyo», :n..1, y «vacío», ¡p1¡ (esterilidad de Sara) pero
relacionándolos con la raíz de pasul.
Todavía es más difícil determinar con certeza lo que la comunidad
de Qumran imaginaba al hablar de los que estaban fuera de su alianza
como de los nnw l.l:J. (DD VI,14-15); R. E. MuRPHY, art. cit. p. 61.65, cree
que «por lo menos» está asegurado el sentido de «corrupción morab>, en
éste y en los textos de Qumran en general. Pero en Qumran «corrupción>>
puede muy bien colorearse de pertenencia a la comunidad no elegida. N o
en textos como DD VI,14-15 en que la comunidad- según MURPHY O'CoN-
NOR- aún espera poder convertir a los nnw l.l:J.; pero quizás sí en la
Regla de la Comunidad IX,15-16.21-22 (donde la comunidad elegida ya se
ha separado moral y físicamente del Israel rechazado): «que distinga y
pese (el instructor) a los hijos de Sadoq según su espíritu para que per-
severen entre los elegidos del tiempo en conformidad con Su voluntad
como !Él prescribió (línea 14-15) ... Y que no corrija a los hombres de per·
dición, nnwi1 IIU.l~, que no discuta con ellos, sino que esconda la verdad
de (n~:V) la Ley (cuando esté) en medio de los hombres de iniquidad
- ,,:Vi1 ltU.l~ - (línea 16-17); que tenga odio eterno a los hombres de
perdición - 11MIU IIU.l~ -, guardando el secreto ... » (línea 21-22); V. J. MUR-

320
Exhortación a la purificación

La relación directa "pasul-fomicación" viene probada, además,


por TJI Gn 35,22:

«Y habitando Israel en aquella tierra, sucedió que Rubén


se fue y deshizo el lecho de Bilhá, la concubina de su padre,
el cual (lecho) estaba colocado frente al lecho de Lea, su ma-
dre ; y le fue imputado como si hubiera usado de ella mari-
talmente.
Oyólo Israel, le disgustó, y dijo: ¡Ay de mi! quizás salga
de mí un profano, como salió de Abrahán Ismael, como de
mi padre salió Esaú. Respondió el espíritu santo y le dijo así:
"No temas porque todos son justos - pp11~ ¡1i1~,,:, - y en-
tre ellos no hay ningún profano." Pues luego que hubo na-
cido Benjamín fueron los hijos de Jacob doce» 75 •

De paso notemos que la respuesta del espíritu santo parece una


simple ampliación de la tradición que afirma: todos (los pa-
triarcas) son justos; y, como prueba: los hijos de Jacob en
la Torá no son once sino doce. El v. 28 de Gn 49 (TJI) expresa la
misma idea: «Todas éstas son las tribus de Israel, doce; todos
ellos son justos simultáneamente», N1n.:J ¡ 1 p 1 1~ ¡m~,,:,.

PHY O'CoNNOR, La genese littéraire de la Regle de la Communauté, RB


76 (1969) 528-549. En la hipótesis de MURPHY O'CONNOR nuestras líneas
pertenecerian al núcleo primitivo de la Regla y serian como el "Mani-
fiesto de la Comunidad", que se prepara a establecerse en el desierto se-
parándose de los lintv ~~J, v. p. 529-530; 548-549.
De hecho, en el NT los pasajes más sugestivos son Jn 17,12 (=ludas),
2Tes 2,3, según el mismo R.E. MURPHY. En ambos ó u!óc; "'ijc; &.n;wJ..do¡c;
refleja probablemente bn(y) sl;tt, más bien que bn(y) 'bdwn, l.c. p. 66,
nota 4.
75. i1i1b1 Nl'~b li1 ~J~J, jJ,Ni ~tN, N1i1i1 Nl'iNJ ~Ni!VI Ni!V 1.:J mm
,~IN.:J ,,~~l' J'lt'nliN, i111JN i1N1~1 Nl'~b ~~Jj? ~::¡ Ni10b mi11 ,,JN1 i111ij?~!l
Nb:Jii1 N~,O;!l ~~~b j?!l~ Nb~, ,,, :jblol, j11~ WINJ, ~Nilt'l llblt', .i1bl' lt'lblt'
:i1~~ ibN p, Nlt',,j?1 Nmi NJ1lib .,lt'l' j?!l~ NJN ib, ~Nl'b!V1 Ci1iJiol ib j?!l~1
Jj?l'l ~~J ni1 ilbi~J 11~11i1N1 iliJib1 -N~,OI:J ¡mJ ¡¡1~, ¡~p~,~ i,i1~.:J1 ~n.;li N~
iOij/i. El subrayado indic;tqUehay una variante ortográfica en el MS
de Londres. En este MS, como en el citado texto de la WALTON, el segun-
do ibN no concuerda con el fem. Nmi. (Igual sucede en TN Nm 24,2).
ibN supone quizás un texto anterior cuyo sujeto sería masculino, posible-
mente el mismo tetragrama; en vez de N~,OI!J en el MS de Londres se
lee el comúnmente usado N~,O:J.
Sobre las justificaciones del pecado de Rubén v. Shabb. 55b y Gn Rab.
49,4 (98).

321
Cortes 21
En el Tg de Gn 49 y Dt 33

Lo más interesante de TJI Gn 35,22 no parece ser la interven-


ción del espíritu santo - por cuanto ésta es una solución de la
que echa mano a menudo el Tg 76 - sino el hecho de que ponga
en relación directa la tradición del pasul con el incesto de Rubén.
Si admitimos este contacto literario, entre la tradición del pasul
y el T. Rub. entonces tenemos que suponer que el autor del
testamento conoce la tradición judía del pasul 77• Posiblemente se
refiere a ella en 3,15, donde Rubén al contar su pecado con Bilhá,
dice de su padre: «Lamentóse - &rc-é:v6e~ l?t' &¡1.0l 78 - sobre mí.»
La frase no parece que pueda referirse a otra cosa que al «Ay de
mí...» del Tg.
Para terminar notemos la afinidad natural entre pasul e idola-
tría: un ídolo, una imagen esculpida, es un ~l:l:J. Las astillas que
caen al esculpir la imagen, los desperdicios, lo que se tira, es N~,l:lEl,
~,l:lEl, n~,l:lEJ. Por eso fácilmente se pasa de un término al otro. El
ídolo es material de desperdicio, despreciable, escoria 79 • Sal 119,119:

«Como escoria quitas de en medio {lit. haces cesar) a


todos los malvados de la tierra ... »

El Tg traduce:

«Destruiste los ídolos - N 1 ~,1:lEl- y quitaste de en medio


a todos los malvados de la tierra ... »

76. P. VoLz, Der Geist Gottes und die verwandten Erscheinungen im


Alten Testament und in anschliessenden Judentum, Tübingen, 1910, p. 78,
nota 1.,
77. Esto sería otro punto a favor de los que últimamente se inclinan
a ver en T. 12 Pa. una obra anterior al Cristianismo; información sobre
ello en la recensión hecha por L. LELOIR a la ed. del T. Leví, armenio,
en RQ 27 (1970) 446-449: es una obra pre-cristiana. y de origen judío
(s. II a.C.).
78. «Familia» ~; oc = srrév61Jcre:v srr' efLol.
79. Is 44,9-20 presenta una fuerte diatriba, con toques de ironía, con-
tra los idólatras; los vv. 16-17 son una buena descripción del ídolo como
resto, desperdicio; hablando de la madera que sirve a la vez para calen-
tar, cocinar, y tallar un ídolo, dice: «La mitad de ello se quema al fuego,
y sobre sus ascuas se asa carne, se come asado y se sacia uno; también
caliéntase uno y dice: ¡Oh! me caliento y contemplo la lumbre. 17 Y lo
restante - ,f"l'i~IU (su resto, la madera restante) lo convierte en Dios, en
su ídolo- ,~l:lEl»; v. también el v. 19 (que es paralelo) aunque allí el
juego de palabras es menos probable.

322
Exhortación a la unión fraterna

A veces el pueblo de Israel es llamado escoria y es tratado


como tal; no obstante, en estos y otros casos 80 la expresión no
debe ser entendida en su sentido más fuerte, ya que el pueblo de
Israel siempre continúa siendo el pueblo elegido, como se ve clara-
mente en Ez 22,18ss. El profeta quiere simplemente amonestar al
pueblo anunciándole el próximo castigo. TM v. 18:

«Hijo del hombre, para mí la casa de Israel se ha conver-


tido en escoria (.;110, probablemente O\l10; en el Tg N~10~):
todos ellos son cobre, estaño, hierro y plomo en medio del
horno; escoria (0\'10; Tg, n~10~) de plata han resultado.
19 Por esto ha dicho el Señor Yahweh: Por cuanto os
habéis vuelto todos escoria (0'.'10; Tg, N~10~). por eso he
aquí que yo os juntaré dentro de Jerusalén.
20 Como se junta plata, cobre, hierro, plomo y estaño
en medio del horno para atizar sobre ellos el fuego a fin de
fund!irlos, así os reuniré en mi cólera y en mi furor, os colo-
caré y os fundiré» 81 •

B. Exhortación a la unión fraterna

El v. 2 de nuestro Tg está construido para la recitación de la


primera y principal oración judía. el ~NiW' v~w. El TM usa estas
dos palabras. Y todos los targumim redactan la mitad del v. ju-
gando con ellas 82• En realidad parece que esta parte del v. está
escrita sobre tres términos que repiten un mismo sonido: V~tp
i1 1 ~~ ~Ni~'· La alusión a «Su Nombre» - i1 1 ~~ - pone fin a la so-
lemne escena litúrgica. Lo que el autor -o, mejor dicho, los
autores- de la tradición parecen perseguir con ello es la unión de
todos los hermanos en torno a una misma fe, la del semd (Dt 6,4),
la fe en el único Dios, la fe en el Nombre. Esta exhortación a la
unión viene reforzada por la historia que les cuenta J acob. El
temor de Jacob no es infundado: el incesto de Rubén - TJI Gn

80. Ejemplo: Gn Rab. 12,17 (40) = nadie en Israel es n~10~. Es decir,


en Israel nadie es despreciable, ya que unos están versados en Sgda. Es-
critura, otros en la Misna ...
81. En el mismo sentido Lam. Rab. 3,45.
82. Como ya vio LE DÉAUT (comunicación oral).

323
iEn el Tg de Gn 49 y Dt 33

35,22 83 - y la larga historia de profanos en el árbol genealógico.


Para ahuyentar este miedo -para probar que no existe tal pro-
fano - los doce patriarcas responden a la vez, en unidad de doc-
trina: «Escucha Israel...», todos estamos unidos en una misma fe,
no hay ningún pasul.
Jacob tiene miedo que alguno de sus hijos tenga «su corazón
contra (separado de) sus hermanos», ,,nl~ ~V ..'i'~!l i1'J~ (TJII, TN)
de modo que vaya a practicar la idolatría 84 ••l'~El J~ indica la di-
visión de aquel corazón que adora a Dios y a los Baales 85• Pero
~V ..'l'~El J~ sólo lo he encontrado en nuestro v. 86 Es posible que
la frase tenga un matiz diferente de la simple idea «corazón se-
parado de sus hermanos». Como si destruir la unidad de doctrina
-por el culto idolátrico- fuera destruir la unión de la comuni-
dad, atentar contra -~V - los hermanos. Si esto fuera verdad,
tendríamos aquí muy claramente indicado el tema que a menudo
aparece en los discursos de adiós: exhortación a la unidad o unión
- a la caridad casi 87- . Así parece, ya que leemos en Gn Rab~
49,1 (98): «Les dio orden, i1,~. y también, "les ordenó en testa-
mento"- sobre la disensión -11p,~n~ - . Les dijo: constituid todos

83. V. p. 321s.
84. TJII -manuscrito 110- tiene el mismo sentido: <<Alguien que
se adhiera a los hijos de mi hermano para cometer idolatría»; cfr. tam-
bién la versión del MS 440 en nota 10.
85. Tg 1Re 18,21.37; (Tg Os 11,7) y Tg Sal 44,19.
86. Esta relación al otro, indicada en el Tg por ,,nN ~V, la encon-
tramos en frases como: «Una Boraita se diferencia de (la opinión de)
Rab», Ji ~V N.'l'~!l i111'.)11~ o, Ji ~V )'..'l'~!l i'~'N (6 veces en solo J. Kil.
IX, 40b). Pero me parece que en nuestro Tg se trata de algo más que de
simples diferencias de opinión. Esta insinuación de oposición personal,
que parece presente en el Tg, quizás se trasluzca también en textos como
Tg Prov 29,5:
i1 1iJM ~V .'l~Ell1~1 NiJ.'l, «El hombre que lisonjea a su com-
pañero (el que habla diferentemente
de lo que siente, habla contra),
i1 1 11:J~i1 ~V Oi!l Nl11~~. tiende una red a sus pasos».
TM: ,i1Vi ~V P'~M~ iJ.'l
,,~V!l ~V tvi,!l ntvi
O en Yalqut 'Simconi Jer 32,31: .'l'~El~W ~~~ m:J~~ 1:11.)m.) i'N :pm' i"N
~N ~W ,,iJi ~V. que el mismo JASTROW traduce: « ... who opposes the words
of God». Sólo que en nuestro Tg no se trata de oposición a «palabras»,
sino a «personas», a los hermanos.
87. Véanse las exhortaciones que nos salieron al paso sobre la unión,
o el amor entre hermanos en Jub. 36,4.7-9, cfr. p. 110s; 37,4-13.17-18; 35,
20-26; T. Rub. 6,9; T. Zab. 8,5-9,4; T. Jo:s. 17,1-3 ...

324
Exhortación a las obras de misericordia

vosotros una sola asamblea. Es lo que está escrito: "Y tú, hijo del
hombre, coge un bastón y escribe en él: Judá y los hijos de Israel,
su asociado" (en sing. en TM) (Ez 37,16). "Su asociado", está es-
crito. Cuando los hijos de Israel se reúnan en una sola asociación,
entonces podéis prepararos para la redención. Porque. ¿qué es lo
que está escrito después? "Yo les haré una nación en la tierra"
(ibid. V. 22)» 88•
Hemos visto que ,!lDNi1 (Gn 49,1) se interpreta en los midra8im
como purificación. Pero otras veces -como en el Midra8 haGadol
citado en la nota anterior- para inculcar la unión, que sean una
sola asamblea, se usa un derivado de esa raíz, i1 J'Dlil = reunión,
asamblea. Esta raíz la encontramos de nuevo al final de nuestro
discurso de adiós en TM v. 49: ,,tllJ ?N I:)DN1, lJt1 1,, «Jacob expiró
y fue reunido a los suyos». Esta expresión y otras semejantes 89
no son, evidentemente, exclusivas de nuestros discursos de adiós,
pero se encuentran a menudo en ellos. Aunque no sean en estos
discursos !fórmulas con intención por lo menos expresan a su mane-
ra aquella aspiración a la unión de familia que recomendaba Jacob
a sus hijos 90•

C. Exhortación a las obras de misericordia

Como parte de la exhortación a la unión fraterna, veamos aho-


ra la recomendación a las obras de misericordia. Estas obras de
misericordia las encontramos especialmente en Tg Dt 34,6 91 • He-

88. Casi lo mismo en el manuscrito Berlinense del MidraJ haGadol


citado por M. MARGEL, Der Segen Jakobs, Berlin,. 1900, p. 17; Midra'S
haGadol Gn 49,1.
La exhortación a la unión a propósito de Gn 49,2 o Dt 33 parece cons-
tante en la tradición; v. Sifre Dt 33,5; en uno de los últimos anillos de
esta tradición (s. XI) encontramos a RASI: éste al comentar las últimas
palabras de Moisés en Dt 33,5 explica el I:")DNt'1i1:l de modo semejante, si-
guiendo a Sifre (ed. y traducción al inglés de M. RoSENBAUM y A.M. SIL-
BERMANN, Pentateuch ... with Rashi's Commentary, London, 1929-1934).
89.. V. p. 61-62.
90. Ibid.
91. Según la tradición judía Gn 49 y Dt 33, las bendiciones de Jacob
y las de Moisés, forman un todo. Donde terminó Jacob allí continúa
Moisés, Dt Rab. 33,1 (11); Gn Rab. 49,28 (100); Midras Tannaim comen-
tando Dt 33,1. Parece, pues, natural considerar las últimas bendiciones

325
lEn el Tg de Gn 49' y Dt 33

mos visto que casi todos los discursos de adiós, terminan con la
muerte y la sepultura del orador. Ahora bien, precisamente des-
pués de la muerte de Moisés (Dt 34,5) TJI Dt 34,6-8 nos ofrece
el entierro de Moisés: el texto bíblico dice muy simplemente que
Dios lo enterró, pero TJI aprovecha bien la ocasión para exhortar
indirectamente a las obras de misericordia corporal, exhortación
que encontramos en otros discursos de adiós 92 • He aquí el texto
en el v. 6:

«Bendito sea el nombre del Señor del mundo que nos


enseñó su senda recta ; nos enseñó a vestir a los desnudos
porque vistió 93 a Adán y Eva ; nos enseñó a unir novio y
novia al unir Eva a Adán 94 ; nos enseñó a visitar a los en-
fermos al revelarse -en visiones, de su palabra- a Abra-
hán cuando (éste) estaba enfermo a causa del corte de la
circuncisión; nos enseñó a .consolar a los que lloran, al ma.-
nifestars.e de nuevo a Jacob cuando (éste) venia de Padán,
en el lugar de la muerte de su madre ; nos enseñó a a.limen-
tar a los pobres al enviar desde el cielo pan a los hijos, de
Israel ; nos enseñó a enterrar a los muerto·s por lo de Moisés,
porque se le reveló por medio de su palabra, y con Él los
grupos de ángeles del Servicio: Miguel y Gabriel extendían
el lecho de oro adornado con gemas, sardónice, berilo; ador-
nado con colchones de fina lana, sábanas: de púrpura y blan-
cas prendas. Mitatron, Yofiel, Uriel y Yefefia, los· sabios
doctores, lo acostaron en él ; y por medio de su palabra lo
condujo cuatro millas y lo enterró en el valle frente a Bet-
Pe<=or para que siempre que se levantara Pecar para recordar
a Israel sus pecados mirara la sepultura de Moi.sés y fuera
reprimido ... » 95 •

de Moisés como su último discurso de adiós, su testamento, v. p. 332-333.


En el fondo, el Dt entero se nos presenta como un último discurso de
Moisés ya en el mismo texto biblico.
92. 2Enok, citado en la p. 150; Tob 4,3.7-11.16-17; T. Jud .. 18,3; T.
lsa. 5,2; T. Zab. 5,1-3; 6,4-6; 7,1-8,6; T. Job 45,1-2; T. Jacob, copto, p. 87;
T. Isaac, copto, p. 336 ... , v. textos en los cap. II y III.
93. Gn 3,21 : «Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de piel
(iU)), y vistióles con ellas.» La antigua hagadá habla en cambio de tú-
nicas de luz (i,N), TJI v. 7.21, TO ... , v. LE DÉAUT, o.c. p. 230; L. GINz-
BERG, The Legends .. .,, V, p. 97.
94. Gn 1,28; 2,22; para las siguientes alusiones biblicas v. Gn 18,1;
35,9; Ex 16,12ss y paral.; Nm 25,1ss.
95. Sota 14a.

326
Exhortación a las obras de misericordia

No vamos a discutir en detalle la antigüedad de este midra8.


Pero si escuchamos a A. MEYER el texto que acabamos de dar no
puede ser muy antiguo, ya que no es más que una «recensión ate-
nuada» de i1Wb ni1t:l:J. Antes de discutir esta afirmación demos una
corta reseña de su Pe{irat Mo8e ( = fallecimiento de Moisés), una
de las narraciones más sorprendentes de la muerte de Moisés. De
ella tenemos dos recensiones, A y B %. La mejor es B editada ya
en el siglo xvn por G; GAULMYN y que se puede consultar en la
colección de midra.Sim de JELLINEK 97 • Según el estudio de A ME-
YER estamos en presencia de una compilación midráSica hecha de
elementos que difieren en fecha y origen 98 • Lo más antiguo lo
constituye la disputa entre Samael -el ángel de la muerte- y
Miguel. Aquél quiere apoderarse del alma de Moisés y se alegra
de que haya llegado su hora. El arcángel Miguel llora. La disputa
termina con Dios que baja, y toma el alma de su siervo con un
beso. En cambio, los diálogos emocionantes y dramáticos entre
Dios y Moisés, que de ningún modo se resigna a morir~ no forman
parte de la obra primitiva 99• Por lo tanto, si exceptuamos la disputa
entre Samael y Miguel y algún otro detalle 100, no podemos supo-
ner una gran antigüedad al conjunto de nuestra obra. A pesar de
esta conclusión general, A. MEYER cree que una simple compara-
ción de textos demuestra que TJI Dt 34,6 no es más que «una
recensión atenuada» de Pe{irat Mo8e 101 . Si lo que afirma de TJI Dt
34,6 fuera verdad, ¿de dónde salen entonces Mitatron, Yofiel,
U riel y Y efefia, que tienen en el Tg la función bien determinada
de ayudar a Moisés a acostarse en su lecho mortuorio? ¿Y el de-
talle de los cuatro mil pasos que Dios hace para sepultarlo? Cier-
tamente que esto no salió de la Pe{irat Mose, por lo menos no de
la recensión dada por A MEYER, la mejor (la B), ni tampoco de
la A 102• La intervención de Mitatron al final de la recensión A no

%. Sobre el problema de las recensiones v. la solución dada por


A. MEYER, Légendes juives apocryphes sur la Vie de Molse, París, 1925,
p. 30-40. Recensiones en RHR 91 (1925) 255-256, y sobre todo en MGWJ
70 (1926)• 218-221.
97. Bet haMidra'S, VI, p. 73-78.
98. L.c. p. 30. 99. Ibid. p. 31.
100.. Ibid. p. 37, nota l. 101. Ibid. p. 32, nota 3.
102. Bet haMidra'S, I, p. 115-129. Traducción al alemán en la obra
de A. WüNSCHE, Aus lsraels Lehrhallen ... , I, p. 134-162.

327
En el Tg de Gn 49 y Dt 33

tiene nada que ver con la función que se le atribuye en TJI Dt 34,6.
Sea cual fuere la antigüedad de tal Tg, por lo menos habrá que
admitir que esta exhortación a las obras de misericordia reaparece
muchas vec.es en la antigua tradición judía. El paralelo más exacto
lo ofrece sin duda TJII Gn 35,8-9 al hablar de la muerte de Dé-
hora, el ama de leche de Rebeca 103 :

v. 9: «Dios eterno, sea su nombre bendito por los siglos de


los siglos. Nos enseñaste mandamientos bellos y estatu-
tos hermosos; nos enseñaste la bendición de la unión 104 ,
por lo de Adán y su esposa ya que así lo explica cla-
ramente la Escritura: "Y les' bendijo la palabra de
Yahweh, y la palabra de Yahweh les dijo: sed fuertes,
multiplicaos y llenad la tierra y dominadla ; nos ense-
ñaste a visitar a los enfermos, por lo de nuestro padlre
Abrahán, el justo, cuando te le apareciste en el valle
de la visión, y le mandaste cortar su prepucio ; él es-
taba sentado a la puerta de su tienda al calor del
día 105 , porque así la Escritura claramente lo explica y
dice: "Y se le apareció la palabra de Yahweh en el
valle de la visión." Y, además, nos enseñaste a bende-
cir a los que lloran por lo de nuestro padre Jacob, el
justo, cuando te le apareciste al volver de Padán Arán,
cuando la muerte - el camino de todo el mundo-
sobrevino a Débora, nutriz de su madre Rebeca; y se
le murió Raquel en el camino; y sentóse Jacob, nues-
tro padre, llorando, gritando, haciendo duelo y sollo-
zando. Pero tú, maestro de todos los siglos, Yahweh,
según la medida de tus entrañas de bondad, te le reve-
laste y consolaste y con la bendición de los que lloran
le bendijiste por lo de su madre, porque así la Escritura
lo expresa claramente y dice: "Se le reveló a Jacob la
palabra de Yahweh por segunda vez al volver él de
Padán Arán, y le bendijo"» 106.

103. Comparándolo con TJI Dt 34,6 vemos que el Tg del Gn es un


texto más desarrollado. El targum del Gn no parece presentar el texto
más original, JASTROW s.v. ~mn. En el Gn el texto parece inserto para
decirnos que «la bendición de los desconsolados que actualmente usa-
mos tiene que seguir en uso porque Dios nos la enseñó al consolar a
Jacob de la pérdida de su mujer ... ».
104. Keth. 7b-8a.
105. TJll Gn 18,2.
106. La traducción sigue el texto de la Waltoniana. La ed. de GINS-
BURGER ofrece otro texto (que daremos a continuación) paralelo al de la

328
Exhortación a las obras de misericordia

Este mismo Tg con más detalles y más ampliado nos ha sido


conservado por la Geniza de El Cairo en el manuscrito de Le-
ningrado 107 :

«Dios eterno, sea tu nombre bendito por los siglos de los


siglos ; desde la eternidad nos enseñaste tu condescendencia
para con todas las generaczbnes, porque' tu condescendencia
y tu equidad y tu justicia y tu gloria y tu majestad y tu po-
der y tu honor na cesarán en toda la eternidad los. Nos ense-
ñaste mandamientos bellos y estatutos. hermosos. Nos enseñas-
te cómo se bendice 109 al novio y a la novia, por lo de Adán y
su esposa, porque así está escrito claramente diciendo: "El
Señor les bendijo y el Señor les dijo: Creced y multiplicaos y
llenad la tierra y dominadla" (Gn 1,28). Y les bendijo la pa-
labra de Yahweh, y les dijo la palabra de Yahweh: "sed
fuertes, multiplicaos y llenad la tierra, y dominadla". Y tam-
bién nos enseñaste cómo visitar a los enfermos por lo de
nuestro padre Abrahán, el justo, cuando te le apareciste por
tus entrañas de bondad, y le mandaste cortar su prepucio;
Geniza de El Cairo, aunque mucho más simple; TN es mucho más seme-
jante a la Geniza de El Cairo.
107. El texto ha sido editado por KAHLE en Masoreten des Westens,
II, p. 12-13.
108. La cursiva indica, más o menos, el texto ausente en la Walto-
niana o en el Tg fragmentario de GINSBURGER.
109. El texto paralelo ofrecido por una Queroba del Mal;zor de YAN-
NAI, IV a-b (en Masoreten des Westens, 1, p. 1::1) insiste también en las
bendiciones a usar en estas obras de misericordia. YANNAI toma en gran
parte su material del TP; v. sobre ello la nota de M. ZULAY, Zur Liturgie
der babylonischen luden, Stuttgart, 1933, p. 63-65. En cuanto a la antigüe-
dad del texto de la Geniza nos remitimos al juicio de M. BLACK: «por lo
menos anterior al s. VI d.C.», An Aramaic Approach to the Gospels and
Acts, Oxford, 1967, 3.a ed. p. 306. Es «no una traducción del hebreo sino
una larga hagadá poética que empieza con una oración. Fue reconocida
como tal y como poema arameo muy antiguo por L. ZuNz que conocía
sólo el texto editado por las biblias rabínicas y no tenía la ventaja (de
poder consultar el) texto de GINSBURGER ni el de los fragmentos de la Ge-
niza. El descubrimiento de la dependencia de YANNAI con respecto a este
poema confirma de modo admirable el juicio crítico de este gran erudito.
Dr. KHALE ha fijado la fecha de la actividad poética de YANNAI dentro de
límites relativamente cortos, entre mitad del s. VI y comienzos del VII;
ello da un "terminus ad quem" a la traducción aramea que él utilizó. Un
texto litúrgico de este tipo, en circulación en el s. VI, tiene que ser mucho
más antiguo; podría ser hasta siglos más antiguo. Está claro que pertenece
a las exposiciones públicas de la Escritura llamadas en el Talmud "Bendi-
ciones y Consolaciones", usadas en bodas, funerales y en similares ocasiones
solemnes; de hecho, tiene su origen directo en la vida del pueblo de Pa-
lestina. Estos poemas hagádicos se escribieron en un arameo literario ... »,
ibid. p. 307.

329
En el Tg de Gn 49 y Dt 33

estaba sentado a la puerta de su tienda, sufriendo al calor


del día. Y Tú, Señor de todo el mundo, Yahweh, según la
medida de tus entrañas de bondad te le apareciste para cu-
rarlo, porque así está escrito claramente diciendo: "y se le
apareció Yahweh (Gn 18,1) ... ". Y se le apareció la palabra
de Yahweh en el valle de la visión. Y él estaba sentado a la
puerta de su tienda al calor del día. Y también nos enseñaste
a consolar a los que lloran por lo de nuestro padre Jacob,
el justo, cuando te le apareciste al volver él de Padán Arán,
cuando la muerte - el camino de todo el mundo- sobre-
vino a Débora, nutriz de su madre Rebeca. En este momento
se le anunció que murió Rebeca su madre; y aún no se había
rehe·cho (Jacob) del dolor de la juntura de su cadera (Gn
32,26), cuando se le murz'ó Raquel en el camino. Y sentóse
llorando, gritando, haciendo duelo y sollozando. Pero Tú,
maestro de todos los siglos, Señor, según la medida de tus
entrañas de bondad te le revelaste para consolarlo y con la
bendición de los que lloran le bendijiste, por lo de Rebeca su
madre, porque así (está escrito): "Se le reveló la palabra de
Yahweh a Jacob por segunda vez cuando venía de Padán
Arán, y le bendijo."»

Sobre estos textos TJI Ex 18,20 ofrece la ventaja de tener un


contacto más directo con el discurso de adiós. En efecto, Jetró,
cuando se despide para ir a hacer apostolado entre los suyos, acon-
seja a Moisés, su yerno: «Exhórtales acerca de los estatutos y de
las leyes; y enséñales la oración que rezarán en su sinagoga, el
modo de visitar a los enfermos, de ir a enterrar a los muertos, el
modo de hacer beneficencia, la obra de la estricta ley y cómo deben
actuar en medio de los malos» 110•

llO. Es decir, cómo hacer prosélitos entre los paganos, ¡'l)I!Vj; com-
párese con Mekhilta Ex 18,20. Hemos traducido el texto del MS de Lon-
dres. Además de algunas variantes ortográficas respecto a WALTON y edición
principe, en el MS de Londres se lee en vez de pij?:JI, (WALTON y ed. prín-
cipe) el equivalente P,i'~~,; N.)l, ni,IV, N,:J,l) ni, en vez de N,:J,l) ni,
N.)l, ni,IV, (WALTON y ed. principe). (En las fotocopias que he podido con-
sultar, el MS de Londres y la ed. principe parecen contener una ::¡ en vez
de una ::1 en p:J.iil,,. Si esta apreciación es exacta se trata evidentemente
de un lapsus del copista. Lo demuestra el paralelo de WALTON: ¡,:Jiil,,.)

330
D. Nuestros targumim como testamentos

Hemos dicho que el centro de nuestra narrac10n targúmica


(Gn 49,1-2) lo constituye la recitación del semff. La confesión del
semff es el último legado de Jacob moribundo, su testamento. Así
lo explica Sifre Dt 6,4 (31): después de la recitación del semaf res-
ponde Jacob: «Bendito sea su nombre glorioso, soberano ... » A lo
que Dios añade: «He aquí que toda tu vida estuviste deseando que
tus hijos estuvieran ocupados de mañana y al atardecer en el rezo
del semff» 111 • Igualmente Gn Rab. 49,8 (98) en el mismo contexto
nos dice: «Dijeron Rabí Berekhia y R. I,Ielbo en nombre de R. Sa-
muel: "Por esto Israel declara cada día, de mañana y al atardecer:
Oye Israel ( = semcf Israel = Oye Jacob), padre nuestro, desde
la cueva de Makpelá: lo que tú nos ordenaste en testamento
- l:ln',~ -nosotros lo practicamos aún: Yahweh es nuestro Dios,
Yahweh es uno"» 112• Más explícito, si cabe, Gn Rab. 49,1 (96)
dice: «¿No debería decir la Escritura: "Y convocó Esaú a sus
hijos"? ¿Por qué? Porque él era el mayor. La Escritura sin em-
bargo dice: "El se'ol no puede alabarte, la muerte no puede cele-
brarte" (Is 38,18). ¿Quién, pues, puede alabar? El que vive y ado-
ra al Viviente (Dios), como está escrito: "El que vive, el que vive
te alabará, como yo lo hagd' (ibid. v. 19). R. I,Ianina (b. I,Iama,
s. m) dijo: Generalmente un gladiador no hace testamento
- 'P'M'',, ~~IXe~x'YJ - . ¿Quién, pues, hace testamento? Un hombre
libre. Así el malo de Esaú murió y no hizo. testamento, porque
Esaú no murió en su cama. ¿Y quién hizo un testamento? Jacob,
como está escrito: "El que vive, el que vive te alabará." Por esto
"¡Jacob llamó a sus hijos!" ... (Gn 49,1)» 113 •

111.nl't'ij:l 0 1i,j:l, O':J.'ilJ~, tl'~':JIV~ 1'~:1 ,i1'1V 1'r.l' ?:J mNn~ M11 i11V 1ii1
.lJr.l!V
112. En Gn Rab. 49,1 (98) R. Abun y R. Pinl;tas... , interpretan Gn
49,1 también como testamento, ya que, según ellos, Jacob decidió aquí
que Dios «estaría con sus hijos», «que sería su tutor, ln:h·porwc;»; v. M.
MARGEL, O.C. p .. 15, nota 4.
113. i1lU,n i1D'!V; ídem en Agadat Beresit Gn 49,1 (81). En Tan!;. Gn
49,1 persiste aún la idea de testamento. Pero en Tan!;. [Gn Rab. 49,1 (96)]
el testamento - 'P'n'~,, del griego aLoc01¡x'l]- es lo que Jacob quiso y no
pudo revelar.

331
lEn el Tg de Gn 49' y Dt 33

Era de esperar que esta interpretación testamentaria la encon-


tráramos también en el discurso de adiós de Moisés 114• El TM pa-
rece decir en Dt 33,4: «Moisés nos prescribió una Ley. Posesión
suya - i1w·w~- (de Dios) es la asamblea de Jacob.» Este texto al
ser reinterpretado por Eclo 24,23 habla claramente de un testamen-
to: «Todo esto ( = la Sabiduría) es el libro de la alianza del Dios
Altísimo (Ex 27,7-8; 34,28), la Ley que nos prescribió -eve:Td-
AIXTo- Moisés como herencia- XA"YJpovo¡LLIXV (Sal 119,111)- para
las asambleas 115 de Jacob» 116• Encontramos en la tradición targú-
mica (TO, TJI, TJII, TN) esta interpretación cuando parafrasea
Dt 33,4: «Moisés nos dio una Ley, y la entregó como herencia
-Nnn- a las tribus de Jacob», TO. Igualmente en los LXX,
Pe8ita, Vulgata y en el texto Samaritano 117• Por lo tanto es natural
encontrar esta antigua tradición en el midra8 118•
Este «testamento» es la Ley descrita por Moisés a lo largo del
Dt y dada por él mismo antes de morir, al bendecir a las tribus.
Así lo especifica una Queroba a Dt 33,1 119 :
114. Ya que, como dijimos en p. 325, nt 91, ambas bendiciones no
son más que una sola, Sifre Dt 33,1.
115. Asambleas. Aquí como en LXX Dt 33,4 en plural, que puede
designar tanto la Diáspora como las instituciones sinagogales de Israel, que
posiblemente empezaron a existir después del exilio. En ambos textos se
trata de una actualización del TM Dt 33,4; la lectura sinagoga! y la me-
ditación del Pentateuco hicieron ver la importancia de la Torá en la vida
de la comunidad; v. VT 14 (1964) 79 donde I.L. SEELIGMANN afirma que
el v. 4 del TM es una interpolación midrásica; así según R. ToURNAY [RB
65 (1958) 188] el texto primitivo de Dt 33,4: «Es la Ley que ("Dios", su-
plantado más tarde por "Moisés") nos prescribió, legado para la asamblea
de Jacob.»
116. Esta interpretación de Dt 33,4 tiene que ser muy antigua. Por lo
general se data Eclo en el s. II a.C. Lástima que, por lo que yo sé, no se
ha encontrado aún el cap. 24 del Eclo en hebreo.
117. Véase texto en las Políglotas, p. ej. en la Waltoniana. Encontra-
mos la misma tradición en el importante documento samaritano Memar
Marqah (s. II-IV d. C.): ed. J. MacDoNALD (BZAW, 84, Berlín, 1963), I,
p. 121; el v. Il contiene la traducción al inglés.
118. Sifre Dt 33,4; Tll111). Dt 33,4; Tosefta lfag. I, 2; Suk. 42a.
119. n:J~iln ni ... :Ji1:J. e~, 11 n:J~i1nn~ C"n ni~N o~~~ i1":J.m
-i1:li:J.i1 MNt 1i:J. Ci1~ 11 i1:l~iN~ i1!lib ~~mi1 ~~D:J.IZ'~ l:J
El texto ha sido editado por M. ZULAY, o.c. p. 82. Para una apreciación
del valor y antigüedad de estos poemas litúrgicos -usados en las sinago~
gas de Palestina en el s. VI, principios del VII, v. las observaciones de
P. KAHLE, The Cairo Geniza, Oxford, 1959, 2.,a ed., p. 36-48; R. LE DÉAUT,
La Nuit Pasea/e, o.c. p. 340-343; E. F'LEISCHER, Studies in the Problems
Relating to the Liturgical Function of the Types of Early Piyyut, Tarbiz
40 (1970) 41-63 (en hebreo).

332
Nuestros Targumin como testamentos

«Tobías [ = Moisés 120] les dio en herencia una senda de


vida para andar por ella.

Porque a sus tribus les hizo heredar curación y restable-


cimiento.
A ellos bendijo. Ésta es la bendición.
Porque está escrito: "Y ésta es la bendición ... " (Dt 33,1).»

Terminaremos señalando que esta idea de «testamento» es muy


común en los discursos de adiós, como veremos en p. 366ss.

120. Tobías es el nombre críptico de Moisés.

333
CAPÍTULO V

ANTIGüEDAD DE LAS TRADICIONES DEL Tg Gn 49,1-2

l. La «Sekhina» y el «Que.y» mesiánico

Hemos visto que en TJI la sekhina tiene una función muy im-
portante. Con este término se designa y explica la revelación de
Dios mismo en persona o su presencia (habitación) en el Templo
o en un determinado lugar. Es evidente que en TJI se1 trata de un
contexto de revelación: la revelación o visión de la sekhina (que
hace conocer el «fin») infunde a la vez a J acob un tal temor re-
verencial que le impide manifestar a sus hijos «el fin fijado».
La sekhina, como designación de Dios que se revela, se encuen-
tra a menudo en TP y en la literatura rabínica. Esta revelación o
visión de la sekhina es gratuita de parte de Dios; pero a veces se
nos habla de las condiciones que se requieren para hacerse digno
de recibir la sekhina. Una de ellas tiene un cierto interés para nos-
otros: es la alegría. «La sekhina no descansa en un hombre triste»
(Shabb. 30b; 30a; Pes. 117a). Por esn Jacob, desde la venta de
José, su hijo más querido, se ve privado de ella, o del espíritu
santo, según Tg Gn 45,27. Y, cuando ve que José vive, con la alegría
vuelve a él la sekhina 1. Ésta, con el espíritu santo, tiene a menudo
funciones proféticas 2• TJI habla del «espíritu profético que volvió

L TO, TJI, TN a Gn 45,27.


2. Véanse los textos citados por A.M. GOLDBERG, o.c. p. 466. Sobre el
espíritu santo y el don de la profecía en la literatura rabínica (incluido el
Tg), pueden verse los ejemplos citados por P. SCHAFER, Die Vorstellung
vom heiligen Geist in der rabbinischen Literatur (Studien zum Alten und
Neuen Testament, 28), München, 1972, p. 21-26.30-38.

334
La «Sekhina» y el «Ques» mesiánico

a Jacob», cuando se enteró de que José vivía 3• Es difícil definir el


origen de esta función profética de la sekhina -o del espíritu
santo 4- . Sea cual fuere su origen. antiguo o moderno, recordemos
que el espíritu profético de la sekhina no es aún explícito, en
TN-TJII: el que abre y cierra la revelación profética puede ser
simplemente Dios, tal como parece entenderlo el citado texto de
la Geniza de El Cairo (v. p. 307) al comentar Gn 49,1-2; en esta
tradición, a diferencia del TJI, no se habla de -ni necesariamen-
te se supone- ninguna aparición o visión de la sekhina, ni si-
quiera de Dios. Quien inspira la profecía ( = Dios) puede anularla
cuando quiere. Pes. 56a añade algo más: la revelación de la pro-
fecía se hizo por revelación o visión de la sekhina; al desaparecer
la sekhina desapareció la profecía. Esta explicación de Pes. parece
aún más de acuerdo con el modo de concebir el don de la profecía
en el AT que la otra tradición midráSica 5, probablemente posterior,
la cual, para evitar la divulgación de la profecía, recurre al temor
reverencial que inspira el Rey.
Pero tanto en esta última tradición como en Pes. 56a y TN-TJII
se quiere evitar que Jacob profetice el «fin»,. el día de la venida
del Mesías. ¿Por qué este interés en subrayar que no se puede re-
velar el «fin» o que nadie, ni siquiera Jacob, lo conoce? Dicho de
otro modo, ¿con qué intención y cuándo puede haber sido escrito
nuestro texto? Es evidente que no se escribió en un momento de
gran optimismo mesiánico nacional. Más bien al contrario. La cir-
cunstancia vital de nuestro texto parece estar marcada por una
consciente y profunda oposición a toda pretensión de señalar la

3. De hecho el espiritu santo le babia anunciado ya antes, en TJI Gn


43,14, que José vivia; cfr. TJII, alli mismo. Gn Rab. 43,14 (92) ve la alu-
sión a José en las palabras 0::11nN nN [=«a vuestro (otro) hermano»]; en
este caso, inN (=vuestro «otro» hermano) es Simeón, y Benjamin viene
escrito explícitamente en el texto biblico. En el extremo de la tradición,
en el s. XI, encontramos aún a RASI (R.. Salomón b. Isaac) que siguiendo
a Gn Rab. afirma en su comentario al Pentateuco: «el espiritu santo, que
se difundió sobre él, hizo que incluyera a José».
4. A.M. GoLDBERG, consecuente con su idea sobre el origen de la se-
khina, cree que se trata de algo tardio, o.c. p. 466-467. A. DÍEZ MACHO
se inclina a favor de un origen antiguo de la función profética del «espiritu
santo» (= TP, contrapuesto al TO, que usa la expresión «espiritu de pro-
feciM>) a partir de Sab 9,17; 1,5, ed. principe del TN Lv p. *54-*55 .. En
la misma linea, véase sobre todo la p. *45-*46 de la ed. principe del TN Nm.
5. Gn Rab. 49,1 (96; 98); Tan!;. Gn 49,1.

335
Antigüedad de las tradiciones del Tg Gn 49,1-2

venida del Mesías. Esta oposición es ciertamente fruto de un des-


engaño mesiánico. . . Pero la historia del pueblo escogido está llena
de ellos, ya que lo está de intentos de sublevación nacional contra
el poder opresor del extranjero, llámese éste persa, griego o ro-
mano. De ello encontramos muchos ecos en la antigua literatura
judía. En Sanh. 97a R. Zera - amoraíta de la tercera generación-
aconseja no pensar qué día vendrá el Mesías, ya que tales pensa-
mientos retrasan su llegada. Ya en la Misna se condenan fuerte-
mente tales especulaciones, lfag. 2,1. La Mekhilta Ex 16,32 6 incluye
el día del Mesías entre las siete cosas escondidas al hombre. En
medio de otros muchos textos 7, atraen especialmente nuestra aten-
ción los que se refieren al tiempo de R. Aquiba (50-135 d.C.), ya
que él señaló el «fin» al indicar al pueblo escogido el Mesías en
la persona de Bar Kokhba, el héroe de la segunda revuelta (132-135).
No hay duda que esta guerra dejó muchas huellas en la literatura
judía posterior; no sólo por el martirio que en ella sufrió el gran
maestro del Rabinismo, Aquiba, sino también JlOr la persecución
que Adriano desencadenó después de ella. Es natural que~ ·pasado
el desengaño de la segunda revuelta, encontremos en los textos ya
señalados oposición directa a todo intento mesiánico. Pero no hay
que olvidar que esta oposición estaba ya presente antes de la se-
gunda revuelta: «Cuando· R. Aquiba vio a Bar Kosiba (=Bar
Kokhba) dijo: "Este es el rey Mesías." Le dijo R. Yol).anan b.
Torta: "Aquiba, yerba crecerá sobre tus mejillas, y el hijo de Da-
vid aún no habrá llegado"» (J. Taan. IV,24; Lam. Rab. 2,2). Cant
Rab. 2,7 habla de diversos personajes -cuatro generaciones-
que «empujaron, anticiparon, el fin». Entre ellos están los jefes
zelotas Eleazar b. Dinai y Amram, que por el 44 d.C. empezaron

6. Pes. 54b; Ecl Rab. 11,5.


7. Sanh. 97b; Meg. 3a; Midra!; Tehill. 9,1.
Como dice GINZBERG (o.c., V, p. 367), muchos autores medievales, ci-
tando un midra.S desconocido, cuentan que Dios hizo notar a Jacob que
los nombres de las doce tribus no contienen ni '~'n (= pecado), ni '\"P
(= fin). Es decir, las tribus están exentas de pecado, pero el conocimiento
del «fin» no les será revelado. En Derek Erer; Rabba, cap. 11, Yose b. I:Ia-
lafta, s. 11, discípulo de R. Aquiba, maldice al que dé el <<fin», ¡nDM
NJM o?w? p?n ~? i'N ['j:JM nN. (Es un tratado editado en el Talmud de
Babilonia, al final del seder 4. 0 ). Pero en esta frase, según W. BACHER en
MGWJ 42 (1898) 505-506, hay que ver una condenación del cristiano.

336
La «~ekhina» y el «Que~» mesiánico

a «empujar el fin y fracasaron». FL. JosEFO nos habla de ellos 8•


Estos grupos de zelotas (O''¡.:.lp) parecen existir ya como agrupa-
ciones más o menos compactas, en tiempo de los Macabeos 9• Y pa-
rece muy probable que aún antes hubiera una revuelta de uno de
estos grupos de zelotas: en tiempo de Antíoco el Grande de Siria,
concretamente el 201 a.C. 10 La revuelta no tenía muchas proba-
bilidades de éxito y, por consiguiente, fracasó. Resumiendo el es-
píritu reinante en aquel tiempo, después de la derrota, nos dice
E. TXUBLER: «La certeza que hasta aquí secretamente persistía de
que se podía atraer el periodo mesiánico por la acción, siempre que
aparecieran los signos adecuados, se acabó» 11 •
Como resumen, podemos decir que prácticamente en todos los
tiempos se manifestó una cierta oposición contra los cálculos del
fin 12• En el fondo la «ignorancia del fin» es contemporánea de los
«cálculos del fin»; y éstos son por lo menos tan antiguos como el
libro de Dan. Por tanto, no creo que de estos datos podamos sacar
conclusión alguna que nos ayude a datar los textos. Negati-
vamente podemos decir: nuestro texto no tiene que haber nacido
necesariamente después de la segunda revuelta. De por sí podría
ser producto de una de las muchas épocas de desengaño mesiánico;
o simplemente producto de aquella prudencia humano-divina que
nunca faltó a algunos de los sabios del pueblo judío.

8. Ant. Jud. XX (VII1,5) 160-161; v. también XVII (X,5ss) 271ss; Bell.


Jud. JI (IV,1-2) 55-59. Más o menos del mismo tiempo parece provenir la
frase de 2Baruk: «Sólo (Dios conoce) la consumación de los tiempos antes
de que lleguen», 21,8; «el reino de Dios no llega por el cálculo» (=no se
puede calcular cuándo), dice Le 17,20.
9. Véase el art. de K. KOHLER en Jew. Ency:, «Zealots»; para M. SMITH,
personalidades «Zelotas» (no partidos) existieron desde los días de la revo-
lución Macabea. M. SMITH habla de una mentalidad «Zelota» muy común
antes de nuestra era, Zealots and Sicarii, Their Origins and Relation,
HThR 64 (1971) 1-19.
10. Véase, además de las obras generales de historia, el interesante
art. de E. TAUBLER, Jerusalem 201 to 199 B.C.E. On the History of a Mes-
sianic Movement, JQR 37 (1946-1947) 1-30; 125-137; 249-263.
11. «The thitherto secretly persisting certainty that the Messianic period
could actually be brought about by means of action whenever the proper
signs appeared carne to an end, giving way to a relationship with public
affairs which was directed by reasoning and found its expression, above
all, in the illegal high priesthood and the political attitude and conduct of
the Maccabees. The belief in miracles and in the word of a prophet was
replaced by the maxim "until a faithful prophet shall arise", a phrase which
was intended to excuse the deviation from the ancient norm», ibid., p. 2.

337
Cortes 22
Antigüedad de las tradiciones del Tg Gn 49,1-2

II. La proclamación del «semac»

Vimos que el semac ocupa un puesto central en nuestros targu-


mim. Digamos, pues, algo sobre la antigüedad de la recitación o
«confesión» del semaf.
Nada sabemos de modo científico sobre el origen de la recita-
ción del semd'. Se han avanzado diversas teorías - a las que aludi-
remos más tarde- aunque ninguna ha convencido aún a los espe-
cialistas. Ni siquiera para la hagadá el caso está claro, ya que nos
presenta al menos dos tradiciones diversas: la primera y la que más
eco ha obtenido en la literatura posterior es la de nuestros targu-
mim.
La segunda 13 coloca el origen de la oración en el Sinaí. Allí
Israel mereció la recitación del semd': «Díjoles 14 Dios: "Escucha
Israel 6Nirt', l7brt', Dt 5,1), Yo soy Yahweh tu Dios." Y todos res-
pondieron y exclamaron: Y ahweh es nuestro Dios, Y ahweh es
uno. Y Moisés dijo: "Bendito sea su nombre glorioso, soberano,
por toda la eternidad"» [Dt Rab. 6,4 (2)]. En esta misma corriente
de la tradición se coloca sin duda el texto del antiguo 15 papiro
Nash; esta única hoja de papiro contiene entre el Decálogo (Ex
20,2-17; o Dt 5,6-21) y el semct' la siguiente interesante introduc-
ción:

«Y éstas son las leyes y ordenanzas que prescribió Moi-


sés 16 a los hijos de Israel en el desierto al salir ellos de la
12. P. VOLZ, Die Eschatologie der jüdischen Gemeinde im neutesta-
mentlichen Zeitalter, Tübingen, 1934, p. 145-146; Str.-B., N (segunda par-
te), p. 1013.
13. Dt Rab. 6,4 (2,31) compárese con Dt Rab. 6,4 (2,36); y con PRE
46 que aplica Prov 21,22b al Sinai; Ex Rab. 34,28-29 (47); 'Tanl;z. Ex 34,28;
Tg Lam. 2,19; MidrciS Tehill. 19,3; Seder Troyes 26.
14. Es decir, en el Dt las «palabras» de Dios, el decálogo, tienen como
introducción ~Nitv, l7brt'.
15. Por razones de paleografía, W.F. ALBRIGHT rechaza las dataciones
del s. 11 o I d.C., afirmando tratarse de un trozo de leccionario o de una
hoja dedicada a usos pedagógicos de la época Macabea, entre 165-37 a.C.;
escrito probablemente en la segunda mitad del s. 11 a.C., v. A Biblical
Fragment from the Maccabaean Age: the Nash Papyrus, JBL 56 (1937)
145-176.
16. Los LXX, que nos han conservado la misma introducción al
serna", escriben aquí «Señon>, en vez de «Moisés».

338
La proclamación del «semac»

tierra de Egipto: Escucha, Israel, Yahweh es nuestro Dios,


Yahweh es uno» 11.
Si dejando momentáneamente el campo de la hagadá nos acer-
camos a la historia, quedaremos sorprendidos de lo poco que los
textos antiguos nos dicen del semd' como oración. Sin embargo el
semaf era recitado ya en la antigüedad dos o tres veces al día por
todos los judíos; era, pues, una costumbre que todos conocían, y
que, por lo tanto, daban por supuesta. Sólo FL. JosEFO alude a la
oración del semd'. El texto se encuentra en Ant. Jud. IV (VIII, 13)
212-213, en el discurso de despedida de Moisés: «Dos veces cada
día, al alba, pues, y cuando llegue la hora de dirigirse al sueño,
que todos confiesen delante de Dios las liberalidades (regalos), que
les confirió por la liberación de la tierra de Egipto. La acción de
gracias es un deber de la naturaleza y se da ya para agradecer los
dones pasados, ya para inclinar al dador a los futuros. Que inscri-
ban en sus puertas el mayor de los que Dios les concedió y cada
uno los mostrará en sus brazos ... » En un primer tiempo, tal como
observamos en el texto de FL. JosEFO, la oración del semaf sólo se
recitaba dos veces al día, no tres como se recita actualmente. El
texto menciona claramente la salida de Egipto, es decir, la tercera
parte de los textos bíblicos que se recitan en la oración del semaf:
1. 0 Dt 6,4-9; Dt 11,13-21; Nm 15,37-41. En efecto, Nm 15,41 no
puede ser más explícito: 0 1 i~b ('iNb O:JMN 1 i1N~m itvR O:J1n?N nw \)N
C:J1n?N nm 1 1.)N 01n?N? o:J? i111,,?, «Yo soy Yahweh vuestro Dios que
os libré de la tierra de Egipto para seras Dios, yo Y ahweh vuestro
Dios». Además, FL. JosEFO habla también de la mezu:za (o de la
costumbre de fijar en la jamba derecha de la puerta un pequeño
cilindro que conserva en su interior textos bíbli.cos); de hecho la
mezuza contiene tradicionalmente Dt 6,4-9 y Dt 11,13-21; Dt 11,20
proclama la orden de fijar mezuzot 18 • Estos textos de la mezuza
forman parte, como hemos visto, del semaf. Lo mismo podemos
17. Línea 22: ([?] '.)::1) nN i11Vb m~ i!VN 0'tJ!ltvbi11 O'(j:lnn n?N1 [?])
23: (l))~IV 0 1 i~b ('iRb Oi1N~:J. i:J.ib::t 6Nitv1 [?])
24: ... Nm in N nm' 1.)'i1?N i11i1' ?(Ni!V')
Texto publicado por S.A. CooK, A Pre-Massoretic Biblical Papyrus,
PSBA 25 (1903) 34-56; v. la placa y la reconstrucción del texto al final del
artículo; una comparación de nuestras líneas con el TM (que no contiene
lin. 22-23) en p. 43-48. La fotografía y reproducción del texto en RB 1
(1904) entre p. 242-243.245; para la introducción al semac V. p. 246-249.

339
Antigüedad de las tradiciones del Tg Gn 49,1-2

decir de «cada uno los mostrará en sus brazos» 19, alusión a las
filacterias (Mt 23,5) o tefilin del brazo, Dt 6,8. En fin, me parece
claro que FL JOSEFO alude a la recitación del semac 20• Tengamos
en cuenta que FL. JoSEFO cita prácticamente las tres partes del
semac. Ahora bien, debieron transcurrir muchas generaciones an-
tes de que el pequeño v. del semac se desarrollara en las tres cono-
cidas secciones 21 • Además, parece que en tiempos de FL JoSEFO se
había perdido ya todo recuerdo de los orígenes del semac, porque
él mismo lo atribuye a Moisés. El serna" era,. pues, en tiempos del
NT (v. también Me 12,29) una oración-confesión que se recitaba y
se reproducía por escrito en tefilin y mezuzot. En Qumran (c. pri-
mera mitad del s. I d.C.) se han encontrado muchos trozos de fino
pergamino pertenecientes a tefilin (y mezuzot). Excepcionalmente
incluso con la cápsula que los contenía 22 • En estos pequeñísimos
pergaminos se escribían diversas porciones bíblicas ... , pero los
fragmentos sancionados por la tradición rabínica posterior, en teo-
ría nunca faltan 23 • Cuando falta una de las perícopas obligatorias
(Ex 13,1-10; Dt 6,4-9; Ex 13,11-16; Dt 11,13-21) podemos suponer
que los tefilin se manifiestan incompletos 24• En estos tefilin el

18. Id. en Dt 6,9.


19. La misma alusión a los tefilin del brazo (y mezuzot)' en la Carta
de Aristeas, paragr. 158-160. Sobre la antigüedad de la carta (s. II a.C.-
! d.C.) y de nuestros párrafos en particular, v., por ejemplo, ANDREWS T.H.
en Apocrypha .. ., Il, p. 87; A.M. DENIS, o.c. p. 109-110.
20. En este sentido v., por ejemplo, E. ScHÜRER, o.c., II, p. 537-538,
nota 150; L. ÜINZBERG, Notes sur la Kedoucha et les bénédíctions du
Cherna, REJ 98 (1934) 79.
21. L. ÜINZBERG, ibid.
22. Y. YADIN, Tefillin from Qumran (XQ Phyl 1-4), Jemsalem, 1969.
[En el mismo volumen se publicó el texto hebreo original. iÉste apareció
también en Eretz Israel 9 (W.F. ALBRIGHT Volume), Jerusalem, 1969.]
23. La transcripción del semac (Dt 6,4) ha llegado hasta nosotros en
bastantes tefilin (de cabeza o brazo) de Qumran:
Y. YADIN, o.c. p. 13: en la segunda banda la cápsula ofrecía Dt 5,22-33;
Dt 6,1-3; Dt 6,4-9; en 8Q la filacteria contiene en su primera hoja: Ex
13,1-10.11-16; Dt 6,4-9; Dt 11,13-21, v. M. BAILLET en DJD, III, p. 150;
de las cuatro filacterias fragmentarias publicadas por K.G. KuHN (Phylak-
terien aus Hohle 4 van Qumran, Heidelberg, 1957) 4Qphyld contiene Dt
5,22-6,5a, y «hay que conjeturar que 4Qphylb contenía también Dt 5,1-6,9»,
p. 12-18; también es probable el semac, según D. BARTHÉLEMY, en la filac-
teria (1Q) que publicó en DJD, I, p. 74; la segunda pieza del tefilin de
Murabbacat (publicada por R. de VAUX en RB 60 (1953) 263.269) contiene
también Dt 6,4-9.
24. V. en nota anterior.

340
La proclamación del «Semac»

semac, a lo que parece, ocupaba incluso un puesto de preferencia,


al interior, encuadrado por los demás textos 25 •
Qumran, pues, nos ha especificado el contenido de las filacte-
rias mencionadas en Mt 23,5 como costumbre establecida y cono-
cida del pueblo; esta costumbre incluso había tenido tiempo de
desnaturalizarse y consiguientemente de ser criticada por Jesús:
«Todas sus obras hacen para hacerse ver de los hombres, porque
ensanchan sus filacterias ... » 26 • Es natural, por lo tanto, que todos
los especialistas concedan una gran antigüedad al semci' -n. Salido
de las mismas páginas bíblicas - del Sinaí, la montaña que trans-
formó los escapados de Egipto en pueblo de. Dios- tuvo que ser
desde el principio el meollo de la religión monoteísta; por su sen-
cillez, sólo seis palabras, Dt 6,4 pronto entró en el pueblo, convir-
tiéndose más tarde en oración de cada día. En tiempos de la Misna
- editada a principios del s. m 28 por R. J udá el Patriarca- era
ya no sólo una oración que todo el mundo· conocía, sino incluso
una oración reglamentada hasta el último detalle 29• Es natural que
a principios del s. m estuviera tan reglamentada, ya que la misma
Misna nos atestigua la práctica diaria del semcf en el Templo. En
Tam. 4,3-5,1 30 el servicio diario del Templo es descrito por un
testigo ocular. Según éste 31, después del sacrificio de las víctimas,
y antes de que éstas fueran llevadas al altar, los sacerdotes se
reunían para la recitación diaria de una bendición, lectura de
25. Y. YADIN, o.c. p. 14-15. También claramente en situación de pri-
vilegio en la Cueva S.a, DJD, III, p. 150.
26. El volumen de los tefilin es una de las pocas cosas que nunca
llegó a ser legislado. Sobre esto, y sobre la legislación rabínica en cuanto
a construcción e imposición de filacterias, v., p.ej., Str.-B., IV,1, p. 253-273;
complétese con Y. YADIN, o.c., espec. en p. 9-11.14.21.30.34.42-44.
27. Véase, como ejemplo, I. ELBOGEN, Der jüd. Gott., p. 236.239.247.;
y en Studies in Jewish Literature, ded. a K. KOHLER, p .. 81. Según ELBOGEN
el semac proviene de los tiempos que siguen a la vuelta del exilio de Ba-
bilonia. Fue usado y propagado entre el pueblo por la institución de los
Macamadot. Según BLAU, proviene de la época persa, v. p. 347s.
28. Pero no hay duda de que mucho material empleado por R. Judá
existía incluso antes de la destrucción del Templo (en el 70), especialmente
por lo que toca a la sección que nos habla .del semac recitado en el Tem-
plo; v., p. ej., H. ALBECK en su introducción a la ed. de Tamid, p. 291.
29. Ber. 1,1ss; J. Ber. I, Sb-11.
30. Para la reconstrucción y antigüedad de este texto v. L. GINZBERG,
Tamid. The Oldest Treatise of the Mishnah, Journal of Jewish Lore and
Philosophy 1 (1919) 33-34; 197-209; 265·295, sobre todo p. 290-291.293.
31. Eclo 50,17ss señala otro orden de ceremonias.

341
Antigüedad de las tradiciones del Tg Gn 49,1-2

los diez mandamientos, del semd', y terminaban con la recitación


de tres bendiciones.
La importancia fundamental del semrf queda atestiguada por
su reiterada presencia en los midra.Sirn rabínicos en general 32, en
la Geniza de El Cairo 33 •••
Finalmente intentemos clarificar un poco nuestra tradición del
semrf a partir de la respuesta que se le daba: -~1:1 i1:J:J crv 11i:J
11'1 0~11)~ 1M1:J, «Bendito sea su nombre glorioso, soberano, por los
siglos de los siglos».
32. Mekhilta Ex 16,13: «R. Eliezer de Modicin dice: "Y la capa de
rocío se levantaba" (significa que) la súplica de la oración de nuestros pa-
dres que yacían como rocío sobre el suelo se levantaba}); Sifre Nm 11,9
donde el mismo midras habla textualmente del semae: l'l:l:l m11:1 ii'iitV
l)l:ltV "'ij? 0'Ni1p Ci11 Nl:lj?01~i; Sifra 26,30 (6) pone el semac en boca del
profeta Elías (id. en Sanh. 63b-64a); Sotah 42b.
En la literatura ciertamente posterior abundan las alusiones al semac:
Tanl;t. Dt 27,9 y 26,1: Tanl;t. Nm 23,23 (Sefer haLiqutim, IV, p. 70a-70b);
Pesiqta K., 8, p. 72b; id. en Pesiqta Rabbati, 18, p. 93b, y en Abba Gorion,
6,10; Ester, Tg Seni, 3,8; Panim AJ;¡erim 3,8, en las dos versiones; Seder
Eliahu Rabba 13, p. 63; Midrru Tehill. 64,2; 5,2; Midrru Aggada a Gn
46,29 (RASI, ibid.); Bet haMidra:§, V, p. 147; Yalqut Makiri Sal 18,30
(Maea:§eh Book, 1, n.o 145).
33. J. MARCUS, Liturgical and Secular Poetry. Liturgical Poetry, v. 1,
New York, 1933, p. 93.108; la Quedusta de YANNAI para el día de Kipur
habla de las pruebas soportadas por el pueblo a través de la historia.
Línea 185:
«Hemos sido purificados por el fuego,
hemos sido probados por el agua (Jer 9,6; Sal 66,10).
186: En la alegría y en la aflicción, en casa y en el exilio,
de buena mañana y al atardecer ... » (1Sm 17,16).
El texto no parece de fácil interpretación. ¿Qué es eso de «ser proba-
dos en la alegría»? Las citas bíblicas servidas por MURTONEN no hablan
de ello. No obstante, está claro que se alude a la alegría de recitar el semac,
ya que en la línea 273 se nos dice:

«Vuélvete misericordioso a Israel, tu pueblo (Zac 1,16).


274: Los que dicen "Uno es nuestro Dios" (Dt 6,4),
los que han sido probados en el fuego y en el agua (Jer 9,6; Sal 66,10,
y, especialmente, v. 12),
275: los que como agua te siguen detrás ... ,
los que están ligados a ti como el cinto a los lomos (Jer 13,11),
276 : Los que recitan (o estudian, ii.lii) tu Ley día y noche» (Sal 1,2).

La alusión a Jer 13,11 hace pt!nsar en los tefilin ligados al brazo y a


la frente; los tefilin hacían recordar día y noche la Ley del Señor, por
cuanto que llevaban en el interior de la cajita su formulación básica, el
semae; v. texto hebreo en A. MURTONEN, Materials for a Non-Masoretic
Hebrew Grammar, v. I, Helsinki, 1958, p. 1::1 1 ; v. también la p. N:J, línea 278.

342
La respuesta al «Semac»

111. La respuesta al «serna"»: «Bendito sea su nombre glorioso,


soberano, por los siglos de los siglos»

Ésta es la respuesta de Jacob al serna" de sus hijos en TN Gn


49,2: i'D~lJ 'D~lJ~ i1 1 m:J~D1 i1'11:J.:J i1'DlV 11i:J.. Veamos ahora lo que se
puede decir sobre ella. Intentemos por lo menos familiarizarnos
con el espinoso problema del origen de esta fórmula 34•
Metodológicamente no me parece lo más prudente empezar
viendo en nuestra fórmula un simple reflejo de la antigua respues-
ta que en la sinagoga seguía -y sigue aún hoy- a la recitación
del semac. En efecto, veamos Dt Rab. 6,4 (2): «Les dijo Dios:
Escucha, Israel (~NitV' lJDtV, Dt 6,4a), Yo, Yahweh, soy tu Dios 35 •
Respondieron todos diciendo: "Yahweh es nuestro Dios, Y ah-
weh es uno" (Dt 6,4b). Y Moisés dijo: "Bendito sea su nombre
glorioso, soberano, por los siglos de los siglos."» Tanto aquí como
en nuestros targumin el "1::11 11:J.:J ow 11i:J. podría en principio expli-
carse como un simple medio literario para evitar que personajes
como J acob y Moisés sean simples expectadores de la gran profe-
sión de fe 36• Dicho de otro modo, nuestras hagadot no nos dicen
34. Desde el punto de vista gramatical, esta respuesta está formulada
en hebreo y arameo. TN Gn 49,2 ofrece, a diferencia de sus paralelos, una
extraña mezcla de hebreo y arameo. 11i:J. es el participio pasivo Qal he-
breo; 11:J.:J es otro término hebreo al que se le ha añadido el sufijo 3 pers.
mas. arameo. La frase parece haber sido parcialmente traducida del hebreo
al arameo, o viceversa. Nos inclinamos a favor de la última posibilidad por
las razones que a lo largo del capítulo mencionaremos, cfr. sobre todo
p. 362-364. Por el momento, digamos sólo que si la fórmula del TN es una.
traducción al arameo de la respuesta sinagogal al semac, habrá que admi-
tir que i'D~lJ 'D~lJ~ no traduce literalmente 1lJ1 0~1lJ~. Los otros targumim
- y también TN Dt 6,4- ofrecen todos una formulación aramea. 11i:l
viene correctamente reemplazado en todos ellos por 1'1::1 (TJI) o 1i:J.D,
cfr. nt 105. El MS Ant. 542, Fol. 2a, un fragmento del Targum Palestino
a Gn 35,9, vocaliza l'J~1.?· La fórmula de este Tg PalesHno de la Geniza
de El Cairo publicado por P. KAHLE (en Masoreten des Westens, II, Stutt-
gart, 1930, p. 12, 2*. 12*-13*) es muy semejante a la del TN:
MS Ant. 542 Gn 35,9: i'D~lJ 1 D~lJ? 1i:J.D 1DtV-w
TN Dt 6,4: pD~lJ 1 D~lJ~ 1i:J.D i1 1DtV Ni1 1
El MS Ant. 542 proviene, según KAHLE, de la segunda mitad del s. IX.
Su vocalización, en lo esencial, corresponde siempre a la del grupo de MSS
del códice A de indudable vocalización aramea palestina.
35. Ex 20,2 = Dt 5,6.
36. V. APTOWITZER, 1 11 ~D:JtV:J., Geschichte einer liturgischen Forme/, en
MGWJ 73 (1929) 93-118; v. p. 107-108, en nota.

343
Antigüedad de las tradiciones del Tg Gn 49,1-2

necesariamente cómo se recitaba en un principio el semac. En


cambio, sí que podemos empezar delimitando el contenido de nues-
tra fórmula, ,ll,1:1~,11~ mtJ~r.l ,,J:J l:ltv 1,i::t. Como veremos, muchos
han creído hallar en ella principal y originalmente contenido e in-
tención política: el reino de Dios - ,n,:J~r.l - proclamado contra el
reino terreno del opresor, sea éste quien sea. Para colocar el pro-
blema en su debido marco recordemos brevemente qué se entiende
por reino de Dios.

A. Reino de Dios en el AT

Basta ojear cualquier enciclopedia de la Biblia para ver cuán


a menudo aparece la noción de Dios Rey 37• Los salmos están lle-
nos de ella: Sal 10,16; 24,7ss; 145,1ss; 146,10 38 • La noción de
Dios Rey ya está implícita en la narración de la creación, Sal 47 y
96 39• Esto aparece claramente, por ejemplo, en Is 37,16. Es evi-
dente que la noción de Rey implica la de reino'. Pero a menudo se
habla explícitamente de este último: Sal 22,29; 103,19; 145,11-13;
Abd 21; Sab 6,4; 10,10 40 • Para asegurar este reconocimiento del
reino, Dios hace alianza con los patriarcas, y en el Sinaí escoge a
Israel para ser su Rey. Y cuando Israel, en contra de la voluntad
explícita de Dios (lSm 8; Jue 8,23), obtiene un rey de carne y
hueso, «a la manera de las demás naciones», éste reinará sólo en
nombre de Dios (1Cr 28,5; 17,14). Por eso, a pesar de los distin-
tos reyes que se suceden en el trono de Judá, siempre se tratará de

37. P. ej., J.B. FREY, «Royaume de Dieu ou Royaume des Cieux», DB;
O.E. EvANS, «Kingdom of God, of Heaven», en The lnterpreter's Dictionary
of the Bible, p. 18.
38. Sal 97,1; Ex 15,18 ...
39. Difícil es pronunciarse sobre el origen de la idea «Yahweh-Rey»
en el AT. Unos creen que procede de los tiempos de Moisés, de la alianza
del Sinaí; entre ellos: J. BRIGHT, The Kingdom of God. The Biblical Con-
cept and Its Meaning For the Church, New York, 1953, p. 28. J. BoNSIRVEN,
Le regne de Dieu suivant l'Ancien Testament (Mélanges A. ROBERT), París,
1957, p. 297. Otros creen que proviene de los días de la monarquía: G. von
RAD, «BtXcnJ.e:Ó~», TWNT, p. 567. Para O.E. EvANS «Yahweh-Rey» tiene
en Israel el mismo origen que en los pueblos circunvecinos: Yahweh, como
los demás dioses, reina sobre un pueblo y terreno determinados, art. cit.
p. 18.
40. Dan 3,33; 4,31; 7,14.

344
Reino de Dios en el AT

una teocracia que llega al pueblo precisamente a través del cetro


del monarca humano. Los reyes se sientan sobre el trono· de David,
y éste es el trono de Dios (Sal 99,1-4). En este sentido el reino de
Dios en el A T es algo presente, casi una vivencia religiosa de la
vida diaria 41 •
Pero no hay que olvidar que en un segundo sentido, que no
excluye el primero, el reino de Dios es algo !futuro: Dios, por
su título de Creador, es Rey de todas las naciones. Pero éstas,
al revés de Israel 42 , no aceptan su dominio. Es decir, todavía no
aceptan su dominio, porque está claro que un día lo han de
aceptar (Sal 68,33-36; 67,3-8; 47,9-10). Este día puede ser repre-
sentado incluso como último día, día escatológico (ls 2,2-4; 42,1-4;
42,6-7; 49,6 ... Sal 46,10; Sof 2,11; 3,9-10 ... ).
Estas ideas continúan, como era de esperar, en la antigua li-
teratura apócrifa. Dios es rey universal y de todos los tiempos
(IEnok 12,3; 27,3; 84,2ss) 43 , cuyo reino hay que aceptar 44•
Es claro que estos textos no nos bastan para dar el sentido
exacto a nuestra frase. Según L. FINKELSTEIN esta frase es, ade-
más, «incorrecta y poco gramatical» 45 • Pero esto no se puede
sostener por poco que examinemos el texto bíblico. En primer
lugar, es sabido que muchas veces aparece la bendición de Yahweh
(o de su nombre) asociada con su reino 46 • En el Sal 145 la aso-
ciación es estrecha:

41. Sin que por ello tengamos que ver necesariamente en Sal 47; 93;
96; 97; 99 manifestaciones cúlticas de la fiesta de la entronización de Yah-
weh, como quisieran S. MOWINCKEL [The Psalms in Israel's Worship, v. I,
trad. al inglés de D.R. Ap.- THOMAS, Oxford, 1962] p. 106-192; G. von RAo,
art. cit. p. 567,. etc.
42. Un buen enjuiciamiento de todos los acontecimientos políticos del
AT a través del «Reino de Dios» en J. BRIGHT, o.c., del principio hasta
p. 186.
43. T. Moisés (Asunción de Moisés) 4,2; Jub. 12,19.
44. Jub. 50,9; Salmos de Salomón 5,21; 17,1.47; T. Benjamín 9,1.
45. La Kedouscha et les Bénédictions du Schema, REJ 93 (1932) 7.
FINKELSTEIN traduce: «Béni soi le nom de son Royaume glorieux a ja-
mais, éternellement.» Pero la traducción más exacta es la que hemos dado
en el texto; v. D. PooL, de Sola, The old Jewish-Aramaic Prayer, the Kad-
dish, Leipzig, 1909, p. 45; W. ÜESENIUS- E. KAUTZSCH, Hebriiische Gram-
matik, Leipzig, 1902, ed. 27.a, paragr. 135, n.
46. Véase también el Sal 72,19:
J:l~W~,,,:JJ ,,,:JJ,,,::¡,
'\"iNi1 ~J nN
OTP «Y bendito sea su glorioso nombre por siempre;
l'Ób,, y llénese de su gloria toda la tierra.

345
Antigüedad de las tradiciones del Tg Gn 49,1-2

V.1: «Yo te ensalzaré, Dios mío, ei Rey.


Yo bendeciré tu nombre por los siglos de los siglos,
1lJ1 t:l~1lJ' 1~1V i1:Ji:JN1
V. 2: Todos los días te bendeciré, y alabaré tu nombre por
los siglos de los siglos.
V. 4: Una generación alabará tus obras delante de la otra.
Y declararán tu poder.
V. 5: El esplendor de la gloria de tu majestad,
,,,i1 11:J:J i1i1
y tus gestas maravillosas meditaré.
V. 10: Que tus obras te confiesen, Yahweh,
y que tus santos te bendigan.
V. 11: Que digan la gloria de tu reino,
1i~N' 1i11:J'~ 11J:J
que digan tu poder, 1i:J11 1Mi1:J..l1.
V. 12: Para dar a conocer a los hombres Sus gestas y Su
gloria resplandeciente, soberana.
1n1:J'~ i1i1 11:J.:J1
v. 13 : Tu reino es un reino por todos los siglos,
y tu gobierno es por todas las generaciones.»

La unidad 1i11:J'~ 11:J:J la encontramos también (como fórmula


de bendición o en oraciones) en su traducción aramea 1:J,~1 ii''
(= gloria y reino) 47•
Notemos sobre todo la construcción triplicada, -'~ i1i1 11:J:J
1i11:J , lit., «la gloria del resplandor de su reino», que en latín
suena más normal gloriam magnificentiae regni sui (Vulgata). Este
tipo de construcciones - tres substantivos en status constructus-
¡~N1 ¡~~ Amén, amén.
'IV'-p 111 m?'Eli1 ,,:J Aqui acaban las preces de David, hijo de Jesé.»
Dan 2,20; Sal 103,1-2.19-22; 96,2.10. Véase también LXX Dan 3,52-54:
M~'Y)c; crou
EoP.oy'Y)¡.tÉvov -ro lívo¡.toc -r'ijc; w &yLov ...
e:!c; TCCÍV't'OC<; 't'OU<; oclrovocc;.
EoP.oy'Y)¡.tÉvoc; d EV -rc{í vocc{í ,-r'ijc; ~y[occ; ~ ~6~1)<; crou ...
EL<; -rouc; oc!wvocc;.
EoP.on-roc; d ETCL 8p6vou -r'ijc; ~occrLP.docc; crou ...
e:!c; -rouc; ocl&vocc;.
(Citado por D. FLUSSER en el v. dedicado a O. MrcHEL, Abraham unser
Vater, Leiden-Kcoln, 1963, p. 139).
47. Dan 7,14: ... 1:J,~1 ip 11 lt.:l'tt' :JW i1'1
.,:Jnnn ~,-,, i1i11:J,~1 ... t:l,l' ¡t.:~'w i1)t.:l'w
Véanse las tres oraciones (2Cr 20,5ss; Dan 2,19-23; 1Cr 29,10-13) quepa-
recen invocar a Dios como Rey, POOL, o.c., p. 2-3.

346
Reino de Dios en el AT

es natural, ya que lo encontramos no sólo en nuestra fórmula


",:::1,,1"'1:l~r.l ,,:J:l ow ,,,:J y en Sal 145,12 48 , sino también en Est
1,4: O'::li O'r.l' ... 1n1:J~r.l ,,J:l i!VlJ ii~ ,n~ii1J = «haciendo él mues-
tras de su riqueza gloriosa, real...», lit., «haciendo él muestras
de la riqueza de la gloria de su reino». En v. 4b el texto con-
tinúa paralelamente con la misma construcción: niN:Jn ip~-n~
,n~,,.'l = «y de su gloria brillante, grandiosa».

B. Origen de 1ii1:l~r.l ,,J:l O!V 11iJ


Opiniones:

L. BLAU: Ya indicamos que según BLAU 49 el semaf pro-


l.
viene de la época persa. El sacrificio que tenía lugar en el Templo
a la salida del sol 50 se prestaba -bajo la influencia de la reli-
gión de Zaratustra- a creer que el sacrificio iba dirigido al sol 51 •
En tal caso las palabras del «Escucha, Israel...» adquieren su
«propio» sentido: se trata de una admonición dirigida al pueblo
-Israel- para que comprenda el sentido del sacrificio· y la
naturaleza del Dios a quien va dirigido. A esta admonición res-
pondía el pueblo: «Bendito sea su nombre glorioso, soberano.»
Es cierto que la Misna, después de describir los preparativos
del sacrificio de cada mañana, nos dice (Tam. 4,3) que los sacer-
dotes «descendían y penetraban en la sala de las piedras talladas
(sala del ii't.'l) para recitar el sema<» 52• Con todo, como indica
el mismo BLAU 53, no se nos habla de la respuesta del sema<.
48. Obsérvese que la construcción es idéntica en v. 5; aunque con subs-
tantivos diferentes, se expresa la misma idea.
49. Origine et histoire de la lecture du Schema et des formules de béné-
diction qui l'accompagnent, REJ 31 (1895) 179-201.
50. Tam. 3,2; Yom. 3,1.2.
51. Suk. 5,1-4.
52. Después del estudio que L. GINZBERG ha dedicado a este tratado
de la Misna (en Journal of lewish Lore and Philosophy, I, p. 33ss; 197ss)
es evidente que nuestro texto es anterior a la Misna, es decir, a su edición.
El tratado fue editado, según GINZBERG, varias generaciones antes de la
Misna, inmediatamente después de la destrucción del Templo. Léase
p. 290-291.293. (El v. ha sido reeditado por Ktav Publishing House, Inc.
New York, 1969.)
La Misna nos dice a continuación que recitaban una bendición, los diez
mandamientos, y el semac en sus tres secciones (Tam. 5,1).
53. Art. cit. p. 182.

347
Antigüedad de las tradiciones del Tg Gn 49,1-2

Además, tampoco se dice en ninguna fuente que la proclamación


del sernac que los sacerdotes hacían tuviera lugar delante del
pueblo.
Resumiendo, diremos lo de APTOWITZER 54 : la posición de
BLAU es una hipótesis que no se puede probar ni refutar de un
modo absoluto.

2. Sentido y origen políticos de la fórmula: FRIEDMANN en


una nota a Sifre Dt 6,4(31), hablando de la recitación del sernd' 55,
nos dice que en tiempos de Herodes se hizo sentir entre muchos
las ansias de retorno a la teocracia 56 • Por otra parte ya de tiem-
pos antiguos se leía el serna<, y con esta proclamación se recono-
cía el solo reino de Dios. Por eso en tiempos de Herodes aña-
,,i:J'
dieron a ]a recitación del serna' la respuesta "t:l, m,:J?r.l ,,:J.:J t:llV
frase que traslucía la posición de los zelotas 57 : reino de Dios en
contraposición al reino romano opresor. BüCHLER contest6 que
estos zelotas sólo tuvieron influjo más tarde, hacia el 63 d.C. 58
FINKELSTEIN, entre otros, siguió a BücHLER. Para FINKELSTEIN 59
en el Templo se recitaba antiguamente la fórmula bíblica 60 ,,.,:::¡
o?,v? ,,:J.:J t:Jlt'. Al hacerse sentir más y más la opresión romana,
cambiaron la fórmula bíblica en la frase de claro contenido po-
54. MGWJ 73 (1929) 95.
55. P. 72b, nota 17 de su edición de Sifre.
56. De hecho estas ansias de teocracia pura, sin ningún rey humano,
ya están claras y operantes en la delegación judía que Pompeyo recibe en
Damasco por el 64 a.C. En Ant. Jud. XIV (111,2) 41, esta delegación anun-
cia a Pompeyo que «el pueblo no queria ser gobernado por un rey, ya que
era costumbre de su país obedecer a los sacerdotes del Dios venerado por
ellos: pero que estos dos (Hircano y Aristóbulo), que descendían de los
sacerdotes, buscaban cambiar la forma de gobierno para convertirlos en
una nación de esclavos». En Contra Ap. 11, 165, se habla de «teocracia»
como sistema de gobierno, adoptado por Moisés para su pueblo; en este
sistema Dios tiene «la soberanía y el poder».
57. Puede verse lo dicho sobre ellos en p. 336s
58. Die Priester und der Cultus im letzten Jahrzehnt des Jerusale-
mischen Tempels, Wien, 1895, p. 176-177: es decir, los fariseos que apo-
yaban a los zelotas sólo pudieron cambiar la liturgia del Templo a partir
del 63 d.C. En este tiempo impusieron en la liturgia del Templo, contra
la voluntad de los saduceos, nuestra fórmula. 'Ésta tuvo influencia en los
mismos Salmos del texto bíblico en los que se introdujo el 1l'1 como
afirmación de la creencia en la eternidad, también contra la posición tra-
dicionalista de los saduceos.
59. Art. cit., p. 7.
60. Neh 9,5; Sal 72,19.

348
Origen de m1:J'r.l 11::l:J l:l!V 11i::l

lítico, 1111 l:l'1ll' 1n1:J'r.l 11::l:J l:l!V 11i::l, que es «absolutamente inco-
rrecta». En este caso, siempre según FINKELSTEIN, se dan dos po-
sibilidades: o la fórmula fue cambiada por el grupo revolucio-
nario e introducida en el mismo Templo allá por el 60-70 d.C.,
o los textos 61 que nos hablan de 11'1 l:l'1ll' m1:J'r.l 11::l:J l:l!V 11i::l, como
61. Ber. 9,5 parece implicar nuestra fórmula. Claramente se refieren
a ella como recitada en el Templo en Yom Kipur al oír el tetragrama
de labios del Sumo Sacerdote que impone las manos sobre el macho ca-
brío: Yom. 6,2 y 3,8; Taan. 16b; Tos. Taan. I, 13; Sifra 16,11 (2).
He aquí el texto de Ber. 9,5: «Al final de cada bendición en el Templo
(!V1j?r.l::l) decían "desde siempre", l:l'1lli1 ¡r.~; desde que los saduceos ense-
ñaron falsamente que no hay más que un mundo solo, decretaron que se
dijera: "desde siempre y para siempre"», l:l'1lli1 111, t:J,,lli1 ¡r.~; Tos. Ber.
VII, 21. En realidad las ediciones de los Misnayot y la Tosefta hablan
no de «saduceos» sino de «Sectarios», )\)Ir.!. Pero aquí la lectura correc-
ta es la del Talmud de Babilonia: «Saduceos» (v., entre otras, la ed. de
Berditschew, 1896, ibid. fol. 54b), V. n,I.)!Vr.li1 i1b 1!), Nn.Elbmi1 ,fiN1,!V .N,
Vilna, 1890, p. 57, nota 189. Algunos han negado que se trate de un texto
histórico [POOL, o.c. p. 53; A. SPANIER, MGWJ 80 (1936) 344-345]. De
hecho t:l,,l.l(i1) ,l.l(,) t:l'1l.l(i1) ¡r.~ son fórmulas bíblicas utilizadas como eulogias
en Sal 41,14; 106,48. Neh 9,5; lCr 16,36. Además t:l,,l.l, simple o dobla-
do, tiene· prácticamente siempre el significado de eternidad, no mundo;
incluso en la literatura judía precristiana t:l,,ll significa eternidad, no
mundo; la situación cambia sólo en los textos postcristianos [v. E. JENNI,
Das Wort colam im Alten Testament, Ja y IJa parte, ZAW 64 (1952) 197-
248, espec. 221; ibid. 65 (1953) 1-35, espec. 34; A.. GEIGER, Lehr-und Lese-
buch zur Sprache der Mischnah, II, Breslau, 1845, p. 2-3].
Otros autores han querido identificar a estos «saduceos o sectarios»
(t:JI.)Ir.l) [GEIGER, ibid. p. 2-3; del mismo autor, en 1r.1n t:li:J V (1841);
102-103; H. ScHORR, f,?ni1 VII (1865) 88-89; J. DERENBOURG, Quelques
observations sur le rituel, REJ 14 (1887) 27].
Un tercer grupo,. en fin, teniendo en cuenta que en la literatura amo-
raíta «saduceos» significa simplemente <<heréticos», y que aun en la Misna
«saduceo» se confunde a veces con «Betusiano», desistió en la identifica-
ción, concluyendo, simplemente, que la cuestión estaba, por el momento,
sin solución, H. ÜRAETZ, Die Doxologien in den Psalmen, MGWJ 21
(1872) 494-495; J. LE MoYNE, Les Saducéens (EtB) Paris, 1972, p. 171.
Quizás pueda ayudar a esclarecer este asunto la reciente hipótesis de G. VER-
MES sobre la identidad de los minim responsables de la supresión del de-·
cálogo (!. Ber. I, 9b) y acusados, entre otras cosas, de negar la resurrec-
ción; v. su artículo, The Decalogue and the Minim, In Memoriam Paul
Kahle, BZAW, 103, Berlin, 1%8, p. 236-239: se trata de un judaísmo gnós-
tico (como ya había visto, entre otros, M. FRIEDLANDER) de origen hele-
nístico; contra estos gnósticos se rebela el Tg en Dt 5,22. También admi-
te la existencia de este judaísmo gnóstico TRAVERS HERFORD R., aunque,
según él, por lo general minim se refiere a judea-cristianos que son ma-
yormente reprobados cuando hacen peligrar la unicidad de Dios al divi-
nizar a Jesús, The Problem of the «Minim» Further Considered, en Je-
wish Studies, ded. a G.A. KoHUT, New York, 1935, p. 359-369. Pero es
evidente que en Ber. 9,5 no se trata de cristianos sino de Saduceos, defí-
nanse éstos como sea.

349
Antigüedad de las tradiciones del Tg Gn 49,1-2

fórmula recitada en el Templo, citan simplemente la frase tal


como se recitaba en la época del que transmite la tradición y
no en su origen 62 • Porque es seguro - y en eso todos los auto-
res están de acuerdo- que en tiempos de R. Gamaliel 11 (a fina-
les del 1 y a principios del s. 11 d.C.) la recitación del serna' se
consideraba 01tltu nr:~?tl ?111 n?:1p, «aceptación del yugo del reino
de los cielos», por oposición al «reino de la arrogancia», Roma.
Léase, por ejemplo, lo que decía un contemporáneo de Gamaliel 11,
R. Yosuac b. Qarl}.a, conocido por sus sentimientos políticos 63 :
«¿Por qué la sección "Escucha, Israel (Dt 6,4)" precede a la sec-
ción "y si vosotros obedecéis" 64 , sino para que uno pueda tomar
sobre sí primero el yugo del reino· de los cielos y después el yugo
de los mandamientos 65 ?» Además, parece que, por lo menos a
la primera mitad del s. 11 d.C., los romanos habían prohibido
recitar el semaf. Así lo deja entender el discípulo de R. Aquiba,
R. Meir 66 , cuando nos habla de la recitación del serna' a media
voz para no ser oído del soldado que permanecía de pie a la
entrada de la sinagoga.
Parece, pues, que a nuestra fórmula se le dio desde finales del
s. 1 un significado político 67 • Admitir esto no implica creer que

62. L.c. p. 7 en nota.


63. B. M. 83b: R. Eleazar b. R. Simón coopera con los romanos en
la captura de «ladrones»: «Y he aquí que R. Y <JSuca b. Qarl;la le manda
decir: Vinagre, hijo de vino (en cuanto que era indigno hijo de su padre),
¿hasta cuándo entregarás el pueblo de nuestro Dios a la muerte? Res-
pondió: "Yo arranqué los espinos de la viña". (Y R. Y<JSuca b. QarQ.a)
respondió: "Deja que el propietario de la viña (Dios) arranque él mismo
sus espinos".»
64. Dt 11,13-21, segunda sección de la recitación del semac.
65. Ber. 2,2.
66. Tos. Ber. 11, 14; FINKELSTEIN, l.c. p. 6.
67. «R. Eliezer (b. Hirkanos, hacia 90 d.C.) dice: ¿cuándo el nom-
bre de esta gente ( = 0 Amaleq = Roma) será destruido? Cuando la ido-
latría sea arrancada y con ella sus adoradores, y cuando Dios sea único
en el mundo y su reino para toda la eternidad de eternidades. "En aquel
tiempo saldrá Yahweh y luchará contra esta gente" (Zac 14,3). "Y Yah-
weh será Rey" (Zac 14,9). Y también dice: "Los perseguirás con ira y
los destruirás"» (Lam. 3,66), Mekhilta Ex 18,14; Lam. Rab. 3,66; Mekhil-
ta Ex 15,18: «"Yahweh reinará por eternidad de eternidades". R. Yosi el
Galileo (hacia el 110 d.C.) dice: "Si los israelitas en el mar hubieran
dicho : Y ahweh es Rey por siempre de los siempres, ninguna nación o
lengua hubiera nunca reinado sobre ellos"»; Sifre Dt 32,29 (323); BACHER,
Tannaiten, 1, p. 42; v. también la oración del Musaf Ros haSana: «Can-
cela de la tierra el reino de la arrogancia, y reina Tú, Yahweh, solo»; en

350
Hi,:J~~ entró en la fónnula en este tiempo, ni mucho menos creer
que la frase, así enriquecida, es incorrecta, como ya señalamos al
hablar del AT 68 •

3. V. APTOWITZER: Este admite el sentido político de la frase


pero no la datación presentada por BücHLER.
Para APTOWITZER, como para FINKELSTEIN, se trata de una an-
tigua eulogia bíblica b~,V~ ,,::J.:J bit" 1,i::J. (Neh 9,5; Sal 72,19) a la
que más tarde se añadió md~ y 1Vt ¿Cuándo? APTOWITZER adu-
ce cuatro momentos históricos en los que la inserción de m,:J~1;,
podía haber tenido lugar por motivos políticos. Éstos van desde
la persecución sirio-griega hasta Alejandro Janneo. APTOWITZER
intenta probar que de hecho sucedió el 100 a.C. cuando, por una
parte, los saduceos negaban la resurrección y, por otra parte, Ale-
jandro Janneo tomó el título de Rey 69 • Las bendiciones de que
habla Ber. 9,5 70 no son otras que las dichas en la «región del
Templo» (así traduce !V1j?~:J), o en la puerta oriental los días de
ayuno para implorar la lluvia. En este ambiente hay que colocar
la inserción de ,n,:J~~ (contra Hircano), y de 117, (contra los sa-
duceos). A estas oraciones -fuera del Templo- no asistían los
ricos saduceos, y, si asistían, no entendían el sentido, concluye
APTOWITZER. Todas estas circunstancias convergen sólo en tiempos
de Alejandro Janneo, que era saduceo fanático, se sentaba en un
trono robado, y en cuyo tiempo precisamente hubo una gran
sequía 71 •
la literatura apócrifa v., sobre todo, T. Moisés (Asunción de Moisés)
10,1-10.
El mismo espíritu demuestra la frase puesta en boca de R. Azaría
(s. IV) en Pesiqta K., 5, p. 51a; Tanl:z. Dt 25,19: « ... R. Leví (s. IV) en
nombre de R. Al;m, b. I:Ianina dijo: "Mientras la descendencia de cAma-
leq esté en el mundo, ni el Nombre, ni el Trono (de Dios) serán com-
pletos; pero cuando la descendencia de cAmaleq desaparezca del mundo,
el Nombre y el Trono serán completos"»; Pesiqta Rabbati 12, p. 51a;
Midras Tehill. 99,1; Leyenda de los diez Mártires, en Bet haMidras, Il,
p. 70.
68. Por otra parte tampoco parece exacta la explicación que da FIN-
KELSTEIN sobre la recitación en voz baja de nuestra fórmula en las sina-
gogas. Véase la crítica de L. GINZBERG en Notes sur la Kedoucha et les
bénédictions du Cherna, REJ 98 (1934) 76-77.
69. Art. cit. p. 98-100.
70. V. texto en nota 61.
71. Art. cit. p. 102-104.

351
Antigüedad de las tradiciones del Tg Gn 49,1-2

La interpretación de APTOWITZER prueba, por lo menos, que


hay otras posibilidades de datación que las dadas por el grupo de
BücHLER 72• Pero su propia solución al problema no parece segura.
Así, por ejemplo, se puede ver otra interpretación más convin-
cente delTP1j:l~J en J.Z. LAUTERBACH: no indica un lugar sino que
es más bien una expresión de tiempo; expresión intencionadamente
vaga; con ella los fariseos -que son los que nos transmiten el
dato histórico de la inserción del 11n, v. nt. 60- acostumbran a
referirse a los tiempos antiguos, antes de la división de fariseos y
saduceos; tiempo que era mejor no recordar con precisión, ya que
en él la posición innovadora de los fariseos era fuertemente impug-
nada por la tradición transmitida desde siempre por los saduceos,
mejor dicho, por los sacerdotes 73 • La sequía fechada con precisión
en los primeros años de Alejandro J anneo es muy discutible. La
fuente en que se apoya APTOWITZER dice simplemente 74 que Onías
«una vez» con su oración logró que Dios hiciera cesar la sequía.
Puesto que este Onías ( = I:Ioni haMecagel, «el trazador del círcu-
lo») es contemporáneo de Simón b. setal,1 75 y éste de Alejandro
Janneo (reina de 102-76), concluye nuestro autor: la sequía tuvo
lugar en los primeros años de Alejandro Janneo (ya que así coin-
cide con la persecución de los fariseos y con la doctrina saducea
que niega la inmortalidad). En realidad Simón b. Setal,l es tam-
bién contemporáneo de Alejandra Salomé, la protectora de los
fariseos, que reina del 75 (o 76) al 67. Por lo tanto· la sequía puede
también haber tenido lugar bajo Salomé, o incluso al iniciarse la
guerra civil entre Juan Hircano y Aristóbulo Il, es decir en el
67-66 76 •

72. V. el cit. art. de APTOWITZER, p. 94-98.


73. Midrash and Mishnah. A Study in the Early History of the Ha-
lakah, II, JQR 6 (1915-1916) 31-32.314.
74. Ant. Jud. XIV (11, 1) 22.
75.. Ya que en Taan. 3,8, p. ej., Simón b. setai;t, después del milagro,
amonesta a Onías por la atrevida y exigente oración que lo ocasionó.
76. De hecho así lo cree J. DERENBOURG, Essai sur l'Histoire et la
Géographie de la Palestine, Ja parte, Paris, 1867, p. 111-113. Por lo tanto,
la dificultad más grande de la posición de APTOWITZER permanece: ¿cómo
podían los fariseos cambiar una fórmula litúrgica (o por lo menos perte-
neciente a la oración en público) cuando precisamente sufrían las mayo-
res persecuciones de parte de Al. Janneo y de parte de los Saduceos?

352
Conclusión: Origen y naturaleza de nuestra fórmula. De todo
lo que llevamos dicho salta a la vista, en primer lugar, la antigüe-
dad de nuestra fórmula. Los que la creen más moderna la colo-
can en los últimos días del Templo.
Con todo, nadie ha llegado a datar de un modo convincente la
inserción del ,,,:l~l:l de intención política. Más aún, tal inserción
no pasa de ser una hipótesis. De hecho, al contrario de lo que
pasa con el ,l_,,
no tenemos ningún texto positivo que nos obligue
a admitir que en un momento determinado se creó y se insertó
,,:l~l:l. Dicho de otro modo, no me parece probable que ,m:J~l:l
tenga en su origen contenido político. Ya hemos visto su conexión
con el texto bíblico no sólo por su significado, sino también por su
construcción. Nuestra fórmula pudiera muy bien ser una simple
copia del pensamiento de los salmos tal como éste aparece en el
TM, copia amplificada en su construcción a la manera de Ester 77•
Hemos mencionado que el reino de Dios en el AT podía ser una
simple vivencia de cada día; vivencia alimentada por la presencia
del monarca davídico reinante, símbolo sensible de aquella otra
presencia del Rey de Reyes en el Templo de Jerusalén. De hecho',
de la experiencia religiosa de Dios que reina en el Templo parecen
haber nacido oraciones como ,~,~l.' 78 :

«Tenemos que alabar al Señor del Universo, glorificar a


quien formó el mundo, porque no nos hizo como los pueblos
del universo y no nos hizo como las familias del mundo.
Porque no puso nuestra parte como la suya, ni nuestro des-
tino con su multitud. Porque ellos se arrodillan delante de
lo vano y lo sin sentido y rezan a un dios que no puede
salvar. Pero nosotros nos arrodz'llamos y nos postramos y
damos gracias delante del Rey de todos los reyes [el Santo,

77. Así, entre otros, J. DERENBOURG nos dice que en nuestra eulogia
,,1:l:l ha sido amplificado en ,,,:l~l:l ,,:l:l (Sal 145,11), y t:J~,l.'~ en t:J~,l.'~
,l', (ibid. v. 1-2 ... ), v. Essai de restitution de l'ancienne rédaction de Mas-
séchet Kippourim, REJ 6 (1883) 51, nota 7.
78. Es una de las más ricas e interesantes oraciones de la liturgia
judía. Antiguamente -en tiempos de Rab ( = Abba cArika, primera mitad
del s. III)- se utilizó como introducción a las oraciones principales del
Año Nuevo: las Malkuyot ( = glorificaciones a Dios Rey), Zikhronot
(=memorias, mementos), y Sofarot (=sonidos de cuerno). Más tarde
pasó a recitarse diariamente en las sinagogas al terminarse el SaJ:¡arit
(=servicio de la mañana) y el Macariv (=servicio de la tarde).

353
Cortes 23
Antigüedad de las tradiciones del Tg Gn 49,1-2

bendito sea] 79, porque Él extendió los cielos y colocó los fun-
damentos de la tierra. Y la sede de su honor está en los
delos, arriba, y la habitación (i1:J':Jtu) de su poder en las más
altas alturas. Él es nuestro Di>os y no hay otro. Verdadera-
mente Él es nuestro Rey y no hay otro fuera de Él 80, como
está escrito en su Torá: "Y sabrás aquel día y lo deposita-
rás en tu corazón, que Yahweh es Dios en los cielos, arriba,
y en la tierra, abajo, y que no hay otro" (Dt 4,39).>>

Esta primera parte del 1.)'~11 es muy antigua. Obsérvese en pri-


mer lugar que, aunque esté inserta en oraciones sinagogales 81 , no
79. Probablemente ausente en el texto original, v. J. HEINEMANN, Pra-
yers of Beth Midrash Origin, JSSt 5 (1960) 277, en nota.
<<El Rey de todos los reyes», literahnente «el Rey de los reyes de los
reyes». Compárese con IJEnok 84,2; 9,4. E. WrESENBERG [The Liturgical
Term Melekh Ha-cOfam, JJSt 15 (1964) 1-56] ve en ilEnok 84, 2-6 («Ben-
dito seas Tú ... , Rey de reyes y Dios de todo el mundo» ... ) un posible an-
tecedente de C~111i1 1~r.l, «el rey del mundo» o «el rey de la eternidad»,
ya que ambas traducciones son posibles. La simplificación o reducción
de frases como la de lEnok haría posible, siglos más tarde, la expresión
usual en las bendiciones rabínicas: C~1l'i1 1~r.l (p. 13-14). WIESENBERG
[contra la opinión de C. ROTH y J. HEIN~MANN, que ven en la expresión
una reacción zelota del s. 1-II d.C., JJSt 11 (1960) 173-175. 177-179],
prescindiendo de las menciones sospechosas de C7111i1 1~r.l ~n los textos
de origen tannaítico, concluye que sólo podemos estar ciertos de su exis-
tencia en tiempos posttahnúdicos. La primera aparición indiscutible de
C~111i1 1~r.l tiene lugar en la sinagoga de Doura-Europos, sinagoga que
sabemos actuó del 200-256 d.C. Se trata de una bendición de acción de
gracias. Con todo, el texto no nos sirve para establecer la tradición judía
oficial. La inesperada aparición de una X• en medio de la bendición en
hebreo, hace pensar en un judaísmo de secta. Secta que el autor relacio-
na con la de 'lEnok 72-82, el calendario de Jub. y los fragmentos del ca-
lendario del Mar Muerto (p. 38ss 46-51) .. Sea cual sea la naturaleza de
esta secta y su influjo en las bendiciones del judaísmo oficial, está claro,
para el autor, que C~11li1 1~r.l no fue oficiahnente aceptado en las ben-
diciones antes de los últimos días de los Amoraím (s. V), o quizás sólo
en tiempos de los Saboraím (s . VI) o Geonim (s . VI-XI).
Terminemos observando: 1. 0 la ausencia de C~111i1 1~r.l en el 1.)'~17;
2.o la opinión de WIESENBERG no excluye, como él mismo repetidas veces
señala, la posibilidad de que varias expresiones sobre la «realeza» o acerca
del «Rey» hayan precedido en el tiempo a la inserción oficial de C~1l)i1 1~r.l
en las bendiciones. Un ejemplo probable lo tenemos al final de la 3.a y 4a
bendición de la cAmida del Ros hasana y Yom Kipur (p. 21-22).
80. N1i111i::J. tu11pi1 0':J~r.li1 '::l~r.l 1~r.l '.)El~ 0'11tl1 0'1nrltutl1 0'11i1:J 1.ln.lN1
·l'iN 101'1 C'r.ltu i1D1.) N1i1tu
~11tltl C'r.ltu::J. 1ij?' ::J.tu1tl1
C'r.l1ir.l 'i1::J...1::J. 1111 M.)':Jtu1
111) ¡'N 1.l'i1~N N1i1
.m~1r DEl N ,1.l:J~r.l nr.JN
81. V. nota 78.

354
está redactada en estilo sinagoga} (que usa no «Él», sino «Tú»,
i11"1~) 82• Si la comparamos con el tvi,P (v. p. 360), y otras oraciones
antiguas, observaremos que le falta el t:l 1 ~!V nt:J~~ ~,lJ ntvp::l, «peti-
ción {para la venida) del yugo del reino de los cielos» 83• Parece
como si el reino de los cielos no fuera una cuestión del futuro, sino
un estado de cosas perteneciente al presente. Sólo en esta oración
se recuerda textualmente que hay que arrodillarse... Se subraya
que la "divina habitación", la sekhina, se encuentra en las más altas
alturas, en los cielos de arriba. Son indicios claros de que esta
oración se compuso en tiempos del Templo de Jerusalén .. Sólo· una
oración rezada en el Templo contenía el peligro de creer que «la»
habitación de Dios era únicamente el Templo de Jerusalén. De
ahí la necesidad de insistir en la presencia de Dios en los cielos.
Sólo en los días del Templo se podía entender el reino de los cie-
los como un estado de hecho y no como una esperanza escatológi-
ca. Pero si salió del Templo, ¿cómo explicar su estilo de oración
del tvi,~i1 1"11:::1 ( = la casa del estudio) 84 ? La explicación aparece
si buscamos el origen del ,.) 1 ~lJ en los «hombres de los Mctama-
dot» 85 ; éstos, al llegar su turno de asistir al sacrificio diario. leían
82. Excepto en las respuestas, J. HEINEMANN, Prayer in the Period of
the Tanna'im and Amora'im, Jerusalem, 1%62, p. 163 (en hebreo); del mis-
mo autor, art. cit. p. 264-267.270ss.
83. Esta ausencia se suple en la segunda parte de la oración que
expresa claramente el aspecto escatológico del reino de los cielos: «Por
esto nosotros esperamos en Ti, Yahweh, nuestro Dios; poder ver pronto
tu gloria poderosa, cuando quites las abominaciones de en medio de la
tierra, y destroces los ídolos; cuando el mundo sea regenerado por el
reino del Todopoderoso y toda carne invoque tu nombre, cuando todos
los malos de la tierra vuelvan a Ti; (entonces) todos los habitantes del
mundo conocerán y sabrán que delante de Ti toda rodilla tiene que do-
blarse, y toda lengua jurar. Delante de Ti, Yahweh, nuestro Dios, se arro-
dillarán y caerán, y a tu glorioso nombre prestarán honor (ij:ll 1~tv ,,::¡:::¡~).
Y todos aceptarán el yugo de tu reino, y reinarás pronto sobre ellos para
una eternidad de eternidades (,l), t:l~,l)~). Porque tuyo es el reino, y
para una eternidad imperecedera (,l) ~~~,))~) reinarás en la gloria como
está escrito en tu Torá: "Yahweh reinará por una eternidad de eterni-
dades (,l), t:l~,l)~)". También está escrito: " ... Yahweh será uno, y su
nombre será uno", (,n~ mtv, ,n~ i1m1)».
84. Lugar de reunión, que incluso podia estar en el mismo edificio
de la sinagoga; su finalidad era el estudio de la Torá por medio sobre
todo del discurso hagádico (o por medio del estudio y proclamación de
la traducción del texto arameo de la Biblia); este discurso se hacía para
una mejor comprensión del texto bíblico, o, por lo menos, era una exhor-
tación que partía del texto sagrado... Sobre el origen e historia del bet
midraJ puede leerse K. KoHLER, «Bet haMidrash», en Jew. Ency.

355
Antigüedad de las tradiciones del Tg Gn 49,1-2

en el Templo la narración de la creación. La lectura, la repetición


y la explicación midrásica - o recitación targúmica- de los pri-
meros capítulos del Gn constituían el centro de su culto en el Tem-
plo. Esta concentración en la historia de la creación (las lecturas
se hacían tres veces al día) de un modo natural creó la oración
,l,~V, que tiene como centro la idea de Dios Rey porque Creador.
Por lo menos nuestra oración es, pues, de los últimos días del
Templo 86 • Esto por lo que toca a las pruebas principales de la
antigüedad del U'~V. Y a KoHLER en Jew. Ency. - «Alenu» - se
había pronunciado por un origen precristiano 87•
Además, en la antigua literatura apócrifa encontramos frases
análogas, si no equivalentes, a nuestro 111, c~,V~ ,n,::J~~ ,,J::J cw ,,,J
y en ellas no aparece ninguna clase de intención política. Tome-
mos IEnok 9,4: «Señor de señores, Dios de dioses, Rey de reyes,

85. Éstos representaban en el sacrificio del Templo al pueblo de Israel.


Para que allí tuviera siempre sus representantes se constituyeron grupos
de n11~l7~- Cada uno de los grupos constaba de sacerdotes, levitas, y
simples israelitas o laicos. Éstos subían al Templo cuando llegaba su
turno. Taan. 4,2 -apoyándose en Nm 28,2- explica y define sus fun-
ciones. El texto bíblico -según la interpretación de la JYiisna- manda
que al ofrecer el sacrificio se esté presente de pie (i,~.l)~ , estar de pie,
por 11l71bJ = a su debido tiempo) delante del Señor. ¿Cómo hacer para
que todo el pueblo cumpla con este deber? Para ello, paralelamente a
la institución de las 24 «Guardias» ( = división de los sacerdotes y levitas
en 24 grupos), crearon para cada una de estas Guardias un Macamad.
Cuando le llegaba el tiempo a una Guardia, los sacerdotes y levitas que
la componían subían a Jerusalén, «y los israelitas que eran de la misma
Guardia se reunían en sus ciudades para leer la historia de la creación»,
dice la Misna. Pero si se quiere cumplir con la finalidad de la institu-
ción, los representantes de estos «israelitas» tenían que subir a Jerusalén.
Así la Tos. Taan. IV, 3 nos da el sentido exacto: «Los israelitas que
estaban en la misma Guardia y que no podían subir a Jerusalén se reunían
en sus ciudades y leían la historia de la creación.» De hecho Tam. 5,6
habla del jefe de los Macamadot como presente en el Templo. (Para las
otras funciones y para la importancia que tenían los Macamadot, v. Bikk.
3,2; Taan. 2,7; Taan. 27b).
86. Hasta aquí, por todo lo que toca al ca[enu, no he hecho más que
transcribir la posición de J. HEINEMANN en la obra que acabamos de citar.
Se trata de un estudio muy interesante sobre la historia: de las formas
en las oraciones judías. (Véase sobre todo p. 173-175, y un resumen en
inglés en p. XII-XIII; v. también en el art. anteriormente cit. las p. 277-280).
Por lo que toca a nuestro tema la solución que HEINEMANN propuso como
probable parece obtener adeptos. Así L.J. LIEBREICH en JQR 56 (1965-
1966) 263 la considera convincente.
87. Es interesante el art. de KOHLER; especialmente para enjuiciar
rectamente la posición de aquéllos que siguiendo a ZUNZ, GV, p. 386,
atribuyen ca[enu a Rab (primera mitad del s. III d.C.).

356
el trono de tu gloria permanece a través de todas las generaciones
del mundo, y tu nombre es santo y glorioso y bendito para toda
la eternidad 88 • Tú has hecho todas las cosas ... » Ahora bien, parece
que los cap. 6-9 formaban parte del libro de Noé que, según CHAR-
LES, tiene como terminus ad quem el 161 a.C. En este texto~ como
en la primera parte del <alenu, Dios, porque es creador, reina de
por sí a través de todas las generaciones, y especiahnente y sin
ninguna restricción sobre Israel. Se trata de una teocracia a la que
no le importa 89 que, además, reine sobre Israel un trono humano.
En este mismo sentido me parece que hay que interpretar la
undécima bendición de la tefila 90 : «Restaura nuestros jueces como
en un principio, y a nuestros consejeros como al origen. Y reina
sobre nosotros Tú solo» 91 • Es decir, probablemente esta bendición
tampoco tuvo en su origen intención política. Evidentemente, entre
los muchos problemas que presenta esta bendición, el primero es
el de fijar su texto original. Los que creen que del texto actual se
puede determinar -con más o menos exactitud- el texto pri-
88. La versión griega ofrece también un triple adjetivo al Nombre:
... Kod 'l"O OVOfLcX ero u 'l"O &y~ov xor.t ¡.Léyor. xor.t &ÓA6y"l)'l"OV
de; 7tcXV't"or.c; 't"ouc; or.t&vor.c;,
(ed. A. Loos, París, 1892); esta fórmula podría ser traducción de CW 11i::l
11n c~mJ~ m1:J~r.l 11::l:J.
FLUSSER (en el citado v. dedicado a O. MICHEL, p. 138-139) aduce JEnok
61,11: «Bendito sea iÉl, y el nombre del Señor de los espíritus (v. IJEnok
39,12 comparado con Is 6,3) sea bendito por toda la eternidad», donde
«espíritus» equivale ciertamente a n,l'(::l!!: ' «ejércitos».
89. En cambio sí le importaba a R. Aquiba cuando en una sequía
obtuvo la lluvia con la invocación repetida: «padre nuestro, Rey nues-
tro ... », Taan. 25b. De la antigüedad y del sentido original de esta ora-
ción que invoca a Dios 44 veces con el título «Rey nuestro» poco sa-
bemos; v. no obstante, el artículo de K. KOHLER, Ueber die Ursprünge
und Grundformen der synagogalen Liturgie. Bine Studie, 11, MGWJ 37
(1893) 495-497; KOHLER la cree precristiana y de sentido político, <<Abinu
Malkenm>, lew. Ency.
90. La cual es también llamada en el rito sefardí camida. Como in-
dica su nombre en el rito rukenazi - tefíla -, es la oración sinagoga!
por excelencia. Consta de 18 bendiciones (de aquí el nombre de semone-
ce:§re) cuya recitación está ya prescrita en detalle en la Misna, Ber. 3,1ss;
4,1ss ... Es decir, como veremos, ya antes de la Misna existía un grupo,
mejor dicho, grupos, de bendiciones que, aunque de formulación diversa,
tenían un contenido parecido al actual.
91. .,,:J.~ ;,ni'( u~?v 11~r.J1 11 i1~ 1 nn::J.:J 1~'!i:lJ111 11 i1~11VI'(i::J.:J ,~~~El1tu i1::J.'!Vi1
Así en K.G. KuHN, Achtzehngebet und Vaterunser und der Reim, Tü-
bingen, 1950, p. 18; ídem en G. DALMAN, Die Worte lesu, Leipzig, 1898,
p. 300-302. J. DERENBOURG [Quelques observations sur le rituel, REJ 14
(1887) 26-32] cree que la «realeza» entró en la tefila por razones políti-

357
Antigüedad de las tradiciones del Tg Gn 49,1-2

mitivo, fijan (con excepción de DERENBOURG) los términos inclu-


yendo 1,::1~ nm~ ,~~~l.' ,,~D,, «y reina sobre nosotros Tú solo».
Otro problema es el de la antigüedad de nuestra bendición: sobre
ello hay toda clase de opiniones. Pero la más exacta parece la que
ve en ella una petición para la venida del reino de Dios en los
tiempos mesiánicos. ya que también en Ez 20,34-36ss el reino de
Dios viene precedido por el gran día del juicio y por la reunión
de los exilados 92• Así en su origen -en tiempo de los Macabeos,
según ELBOGEN 93 - no tuvo ninguna intención política; sólo la
cas a partir del 63 a.C. Se esfuerza en encontrar una tricotomía en todas
las bendiciones, de la 4.a a la 15.a Pero esta tricotomía dista de ser se-
gura. Según l. LÉVI [Les Dix-huit Bénédictions et les Psaumes de Saloman,
REJ 32 (1896) 173, nota 1] esta «tricotomía» no autoriza a quitar la men-
ción del reino en la undécima bendición. De hecho ya en 2Mac 1,24 en-
contramos, en un contexto muy similar, la misma formulación; formula-
ción que KOHLER tradujo así al hebreo: :l'DDm :J,t:lii 1~0 ,,:J.~ i1i1N
[MGWJ 37 (1893) 496]. Sigamos, pues,. la opinión general que admite la
mención de la realeza como original.
92. Ez 20,34ss: «Yo os sacaré de en medio de los pueblos, yo os
reuniré desde los países en que fuisteis dispersados, con mano fuerte,
brazo tendido y furor desatado. 35 Y yo os conduciré al desierto de los
pueblos y yo os juzgaré allí cara a cara, 36 como juzgué a vuestros padres
en el desierto de la tierra de Egipto, así os juzgaré, oráculo del Señor
Yahweh... 40 Porque sobre mi santo monte, sobre el alto monte de Is-
rael, oráculo del Señor Yahweh, allí me servirá toda la casa de Israel...»
Y la bendición que precede a la del retorno de los jueces trata precisa-
mente de la reunión de los judíos del exilio; he aquí -más o menos-
el texto de la décima bendición: «Haz sonar la gran trompeta (de nues-
tra liberación), levanta bandera para reunir a los exiliados de Israel ... »
Lo que importa aquí no es la reconstrucción del texto en detalle, sino
simplemente recordar su sentido: éste era, sin duda alguna, la vuelta del
exilio.
93. I. ELBOGEN, Geschichte des Achtzehngebets, MGWJ 46 (1902) 344;
K. KoHLER, The Origin and Composition of the Eighteen Benedictions,
HUCA 1 (1924) 400-401; L.J. LIEBREICH, The Intermediate Benedictions
of the Amidah, JQR 42 (1952) 423-426. Tampoco para l. LÉvi tiene nues-
tra bendición sentido político en su origen antiguo, v. su artículo en nota
anterior; LÉVI compara la tefila con los Salmos de Salomón, cuya data-
ción es prácticamente segura (en sus partes más recientes, entre el 48 y
el 40 a.C.). De esta comparación, que es a menudo interesante, concluye:
la tefila en sus partes más recientes tiene que ser de antes del 63 a.C.
(v. art. cit. p. 177).
También le atribuyeron una gran antigüedad, pero creyendo que ya
desde su origen tuvo un sentido político: D. ROTHSCHILD, Der Synagogal-
Cultus, I, Alzen, 1870, p. 59.62; J. ENOCH, Das Achtzehngebet, Kreuznach,
1886, p. 31; M. LIBER, Structure and History of the Tefilah, JQR NS 40
(1950) 348; del 10-60 d.C., según L. FINKELSTEIN, The Development of
the Amidah, JQR 16 (1925-1926) 42. No puede ser posterior a la destruc-
ción del Templo, ya que a partir de ésta los judíos tuvieron siempre los
jueces que quisieron, I. LOEB, Les Dix-huit Bénédictions, REJ 19 (1889) 22.

358
deplorable política posterior hizo que la oración se aplicase no ya
a los tiempos mesiánicos sino al tiempo, presente. De hecho parece
interesante constatar no sólo la permanencia de nuestra bendición
en la Geniza de El Cairo 94, sino también su aparición en un papiro
griego de gran antigüedad 95 • Este papiro contiene nuestra undécima
bendición concentrada en una sola palabra, precisamente awlx'YJcrov
«gobiema» 96 ; la lista de imperativos de nuestro papiro es segura-
mente una de tantas agrupaciones que circulaban en el s. 1 a.C.
como libres representantes de la tefila que más tarde - en Y ab-
ne 97 - se ordenará y fijará definitivamente 98 •
Finalmente, ¿cómo interpretar el reino de Dios en nuestro
1V1 t:J~1l'~ 1ti1:J~~ 11:J:J t:J!V 11i:J? Es evidente que los Salmos y 1)'?17
- como veremos a continuación más al detalle- nos inclinan a
interpretar el reino de Dios como algo presente. Por otra parte, la
fórmula del TN en Gn 49 tiene, como observaremos, probable-
mente su primer origen en el bet midrru, donde la expresa mención
de la «consolación» o esperanza escatológica era algo habitual. En
uno y otro sentido se puede, pues, tomar nuestro 1m:J~~. En uno
y otro sentido lo tomarían los judíos que lo rezaban en el bet ha-
MidraS, según el contenido de la explicación homilética ( = i11Vi1)
que acababan de escuchar o que estaban escuchando.
Y ¿qué decir de la fecha en que se originó el p?~ 11J:J t:J!V 11'l:J
11'1 t:J~1l'~ m? He aquí lo que podemos apuntar partiendo de la se-
mejanza con 1)1?1.'. Por el momento nos debe bastar. FLUSSER ob-
servó que «se arrodillan delante de lo vano y lo sin sentido y
rezan a un dios que no puede ayudar» se refiere al culto de los

94. ,ij:J!Vr.l Ji11~ m i1ti~ 11i:l ;11::1? i1ti~ 1)1?1) 11?~1 ...
S. SCHECHTER, Genizah Specimens, JQR 10 (1898) 657.
95. H.I. BELL-T.C. SKEAT, Fragments of an Unknown Gospel and
other Early Christian Papyri, London, 1935, p. 58-59; J. WAHRHAFTIG,
A Jewish prayer in a Greek papyrus, JThS 40 (1939) 376-381.
96. Obsérvese que también al final de este papiro se expresa la realeza
de Dios, l.c. p. 59.
Sobre el papiro en cuestión léase especialmente A. MARMORSTEIN, The
Oldest Form of the Eighteen Benedictions, JQR 34 (19'43) 137-159.
97. Según Ber. 28b Simón b. Paquli ordenó las 18 bendiciones bajo
R. Gamaliel II en Yabne a finales del s. I, principios del s. II d.C. Sobre
el significado e importancia de este ordenamiento v. MARMORSTEIN, art. cit.
p. 155-158; l. LOEB, art. cit. p. 17-21; L. FINKELSTEIN, art. cit. p. 2; M. LI-
BER, art. cit. p. 355; l. ELBOGEN, art. cit. p. 337-338.
98. J. HEINEMANN, o.c. p. 139-142.

359
Antigüedad de las tradiciones del Tg Gn 49,1-2

emperadores. Según eso - añade HEINEMANN 99 - nuestro 1.:1 1 ~1)


sería de mediados del s. I d.C. Pero la frase del 1.:1 1 ~lJ me parece que
puede aplicarse a cualquier ídolo. Por lo tanto la conclusión más
segura la hace el mismo HEINEMANN en su libro: «por lo menos es
de los últimos días del Templo». Subrayemos el «por lo menos», ya
que nada impide que tanto 1.:1 1 ~1) como nuestra fórmula, que respira
el mismo espíritu, sean aún más antiguos.

IV. La respuesta al semac: «Sea su gran nombre bendito por los


siglos de los siglos»

Es la respuesta al semac en TJII Gn 49,2 (y Dt 6,4), TN Dt 6,4


y TJI Dt 6,4. Lo primero que salta a la vista (además de la ausen-
cia de 1M1:l~r.l) es la falta de uniformidad: no hay dos fórmulas que
contengan las mismas palabras. Esto es natural en la literatura tar-
gúmica. Lo que interesa no es la identidad de formulación sino de
contenido. Esta falta de uniformidad en la formulación se explica,
además, en este caso por ei origen de nuestras eulogias 100•
Observemos, en primer lugar, que estas fórmulas equivalen al
núcleo de una venerable oración 101 , el qadis 102, cuya parte más
antigua podemos traducir así:

«Exaltado y santificado sea Su gran nombre en el mundo


que ha creado según su voluntad.
Que él establezca (o haga reinar) su reino durante vuestra
vida y durante vuestros días, y durante la vida de toda la
casa de Israel, rápidamente y próximamente.
(Y decid): Amén.
- Sea su gran nombre bendito por una eternidad de eter-
nidades eternas» 103 •
99. Prayers of Beth Midrash Origin, JSSt 5 (1960) 280, nota 2.
100. Es decir, venidas del bet haMidra'S, no obligatorias, y, por lo
tanto, aunque poco a poco unas fórmulas se generalizaron y se impu-
sieron, no por eso suplantaron las otras, v. J. HEINEMANN, art. cit. p. 266-
267.270.
101. Esto es indiscutible y ha sido reconocido; v. PooL, o.c. p. 45s;
l. ELBOGEN, Der jüd. Gott., p. 92-93.
102. Sobre el origen y la larga historia del qadis v. K. KOHLER, «I}ad-
dish», Jew. Ency.; PooL, o.c.; y la recensión hecha a la obra de PooL
por M.L. MARGOLIS en JQR 2 (1911-1912) 281-284.
103. i1:JIIn:J i1M1:J~);) ,~~);)11 i1M1l)i:l Ni:J 11 Nr.l~l):J N:J.i j11);)fV W1j'M11 ~1~M 1

360
Origen de 1m:J~IJ i1:J:l C!V 11i:J

No sólo hay identidad ideológica con el padrenuestro, sino tam-


bién estructural: santificación del nombre y venida del reino. Esto
y la ausencia de toda alusión a la destrucción del Templo son
fuertes indicios de su antigüedad, de su origen precristiano 104•
Pero lo que a nosotros más interesa es constatar la equivalencia
de nuestra !fórmula con el núcleo del qaáis: «Sea su gran nombre
bendito por una eternidad de eternidades eternas», N:Ji i1 11J!V Ni11
N 11 1J~l' 1 1J~l'~1 C'l'~ 1i:JIJ. Esta fórmula en su primera parte es exac-
tamente la del Targum fragmentario 105, o TJII. Las diferencias que
hay en la segunda parte de la fórmula -y la comparación de toda
la fórmula con TN y TJI- no pueden impedirnos pensar que
estos textos han de tener todos el mismo origen: el bet haMidra.S 106•
En las explicaciones «homiléticas» o traducciones targúmicas que
el conferenciante o darsan hacía en el bet midra.S se comprende
muy bien que a la pronunciación del Nombre (i1W), o de alguna

N:li i111J!V Ni11 .¡IJN (1i!JN1) :J'ii' ¡~Jt:J1 N~.ll):J ~Ni!U' li':J ~:Ji lln:J1 i1:l'IJ1':J1
.NII)J~l) IIJ~l)~, C~l)~ 1i:JIJ
En el establecimiento del texto consonántico del qadis, especialmente en
cuanto a su núcleo, "1:l1 i1'1J!V Ni1\ los autores están de acuerdo.
104, J. JARECKI, «~addisch», JüdLex; POOL, o.c. p .. 21; l. ELBOGEN,
Der jüd. Gott., p. 93-94; KoHLER, art. cit., MGWJ 37 (1893) 492; es tam-
bién partidario de la antigüedad del qadis, aunque interpretándolo en sen-
tido "político", l. SCHWAB, The Origin of the Kaddisch, en Y ear Bao k
of the Central Conference of American Rabbis 15 (1905) 205-222.
105. TJII Gn 49,2: i'IJ~l) IIJ~l)' 1i:JIJ N:Ji i1'1JIU Ni1 1
TJII Dt 6,4: C~l)' 1i:JIJ N:Ji i1'1JIU Ni1' (ed. príncipe y
MS de Nüremberg)
TN Dt 6,4: i'IJ~l) IIJ~l)~ 1i:JIJ j111JtU Ni1'
TJII Gn 49,2
(MS 440): j~IJ~l) IIJ~l)~ 1i:JIJ i1'1JIU lj11
TJII Dt 6,4
(MS 440): i'IJ~l)~ in 1i:JIJ i1'1JtU W
(MS Ant. 542 de
El Cairo, TP
a Gn 35,9: i'IJ~l) 'IJ~l)~ 1i:JIJ 11JlV-'i1')
TJI Dt 6,4: j~IJ~l) I)J~l)~ i1 1ij' 1 C1!V 1'i:J
Acerca del MS Ant. 542 véase nt 34 p. 343. Obsérvese también que
por lo menos el TJI con el uso de C1!V ofrece una fórmula de origen pa-
lestino. Sobre la antigüedad de fórmulas parecidas (como la de N!Vi1p
- 1i1:JIJ i11JIU Ni1\ TN Ex 20,2) cfr. A. DiEZ MACHO en la edición prín-
cipe de TN Nm p. *40.
El MS de Nüremberg en Gn 49,2 contiene exactamente el texto edi-
tado por WALTON (el primer texto en nuestra sinopsis), aunque el segundo
y el tercer término de la eulogia están abreviados. En Dt 6,4 el MS de
Nüremberg también tiene el último término abreviado.
106. Sobre la naturaleza del bet haMidrru v. nota 84.

361
Antigüedad de las tradiciones del Tg Gn 49,1-2

de sus paráfrasis 107, se exigiera la participación de la comunidad


con una de dichas eulogias. Éstas podían ser, incluso, un buen modo
de empezar; sobre todo si además eran acción de gracias a Dios
por la Torá dada a Israel o si pedían entendimiento de la Torá
(es decir, estas eulogias eran utilizadas como respuesta a la frase
que - usando el tetragrama- daba gracias a Dios por la Torá
o pedía su entendimiento); al final del discurso estas eulogias (y
la frase que las solicitaba) contenían casi siempre palabras de i1bm
(= consolación), o de redención, i1'1N~. que eran como broche que
concluía, con la participación de los oyentes, el discurso homilé-
tico 108 • La variedad de nuestras fórmulas targúmicas se explica no
sólo por la variedad de «predicadores», sino sobre todo porque
estas «oraciones» no eran obligatorias como las oraciones de la
Sinagoga, y tampoco tenían un tiempo fijo. Simplemente se recita-
ban cuando se oía pronunciar el Nombre. No seria extraño que
estas fórmulas fueran incluso usadas por la gente piadosa en la
vida cotidiana, cada vez que sonaba en sus oídos el tetragrama 109 •
Es un hecho que muchas oraciones del bet midra8 pasaron de
éste a la sinagoga. Su calidad de oraciones de apertura o de con-
clusión les daba esta libertad de movimiento, sobre todo si tene-
mos en cuenta que la sinagoga parece haber alargado sus oracio-
nes por medio de introducciones y conclusiones. Un ejemplo, entre
otros, lo tenemos en la citada caJenu que pasó a introducción del
Musaf Ro~ hasana (=Suplemento para el Año Nuevo) 110• Algo

107. Como t:l1pbi1 (=el Lugar), tv11pi1 o tv11pi1 (=el Santo) ...
108. J. HEINEMANN, o.c. p. 158.163; v. el art. cit. del mismo autor
p. 274-276.
109. De hecho los fariseos, que mucho antes de que llegara Jesús eran
los verdaderos representantes de las aspiraciones del pueblo, intentaron
y consiguieron una interesante victoria contra los saduceos en este cam-
po : imponer la costumbre de usar en el saludo ordinario el Nombre, Ber.
9,5: «Y ordenaron que cada uno saludara a su compañero con (el uso
del) Nombre, porque está escrito: "Y he aquí que Booz vino de Belén
y dijo a los segadores: Yahweh esté con vosotros. Y le contestaron: Que
Yahweh te bendiga" (Rut 2,4)».
110. V. nota 78. Para una descripción convincente de las oraciones
que tienen su origen en el bet midras léase J. HEINEMANN, o.c. p. 158-172,
o su art., en inglés, en JSSt 5 (1960) 264-280; PooL, o.c. p. 50; v. tam-
bién L. ZUNZ, GV, p. 349-354. Por otra parte, son conocidos los textos
del NT que prueban la existencia de las explicaciones (conferencias-ser-
mones) que tenían lugar después de la lectura de la Ley (o, más exacta-
mente, después de la lectura de los Haftarot = versículos de los profe-

362
Origen de m1:1~~ 11::1:1 t:l!V 11iJ

semejante debió suceder con nuestras fórmulas, puesto que una de


ellas - TN Gn 49,2, ¡~~?v ~~?v? i1 1 M1:J?~, i1 1i1J:J i1 1 ~!V 111::1 - la en-
contramos en la sinagoga como eulogia al Nombre (pronunciado
dos veces) en la recitación del semlff 111 • Es claro que, al pasar a
oración estrictamente litúrgica, se tradujo más o menos libremente
al hebreo, dándonos la fórmula arriba tratada: -1:t1? 1n1J?~ 11::1:1 t:l!V 11iJ
il11 e?. Y no cabe decir que la eulogia sólo en este momento reci-
bió, por maquinación política, el 1m:~?~; porque, por una parte,
1n1:1?~ parece ser desarrollo natural del i1J:l; y, por otra, si toma-
mos 1m:~?~ en sentido escatológico, entonces no es más que la
concretización de las palabras de consolación o redención que se
decían al final del discurso homilético.
Sabemos que desde la segunda mitad del s. 1 d.C. 1n1:1?~ reci-
bió interpretación politizante; esta interpretación ciertamente no
disminuyó con la caída de Jerusalén, ni en la primera, ni en la se-
gunda revuelta, al contrario 112• Ahora bien, si las eulogias de TJII
Gn 49,2 (y Dt 6,4), TN Dt 6,4 y TJI Dt 6,4 hubieran nacido en
una de estas épocas o después, tendrían esta marca de la aspiración
nacional judía. Es, pues, lógico suponer que estas fórmulas son por
lo menos anteriores a la segunda mitad del s. 1 d.C. Dicho de otro
modo, la fórmula de Neofiti en Gn 49,2 está redactada según la
halakhá rabínica que tantas veces nos sale al paso en la Misna y
en el Talmud, mientras que los demás targumim son contrarios a
esta halakhá y por lo tanto -según principio muy aceptado por
los críticos- son anteriores a TN Gn 49,2. Esto sería, a nuestro
modo de ver, un punto más en apoyo de la posición de McNAMA-
RA: el Neofiti representa el Tg oficial y litúrgico de Palestina 113 •
Por lo tanto es natural que encontremos en él, y no en los otros, la

tas): Act 13,14ss; Le 4,16-21, Mt 4,23 ... Estos textos se refieren a las sina-
gogas, pero cuando hablamos del discurso del bet midra5 nos referimos
no a un edificio físico, sino al género de discurso; queremos diferenciar-
lo del discurso estrictamente litúrgico que seguía a la lectura de la Ley
en la sinagoga y del estilo de las oraciones sinagogales, pero no excluir-
lo del edificio de la sinagoga. Sobre esto v. L. ZUNZ, GV, p. 353-354.
111. Igualmente parece haber pasado en el Templo donde consta que
al menos en determinadas ocasiones se pronunciaba después del tetragra-
ma, v. PooL, o.c. p. 46-47; v. los textos citados en nota 60.
112. Véase nota 67; Ber. 2,2.
113. M. McNAMARA, Sorne Early Rabbinic Citations and the Pales-
tinian Targum to the Pentateuch, RSO 41 (1966) 1-15, esp. p. 13-14.

363
Antigüedad de las tradiciones del Tg Gn 49,1-2

traducción parcial al hebreo de la eulogia del sem~ tal como era


recitado en la sinagoga. Si el Tg de Gn 49 era «leído» ya antes
de Cristo en la función sinagogal 114, era natural que pronto se uni-
ficaran como por ósmosis el texto del sem~ (i.e. de su eulogia)
proclamado como targum en arameo y la eulogia del semtf rezada
en hebreo en la misma sinagoga.
Al final de nuestro capítulo, uno no puede evitar la pregunta:
¿cómo nació la tradición de Gn 49? Quizá el Tg de Gn 49,2 naciese
del problema que se presentaría al oír a la comunidad decirse a sí
misma 'Nilt'' v~w. La solución estaba a mano, en el mismo texto
bíblico que llama Israel a Jacob; véase sobre todo Gn 49,2: «oíd a
Israel, vuestro padre ... » Estaba claro: "Oye Jacob, Yahweh es
nuestro Dios, Yahweh es uno." De aquí saldría fácilmente que
Jacob exigió esta respuesta de fe precisamente a las puertas de la
muerte, quedando así explicado el origen del semá-.
Pero esta explicación tiene una dificultad: nuestra narración
hagádica se encuentra también en Dt 6,4 y de aquí podría haber
pasado a Gn 49 -como cree, p. ej., APTOWI1ZER -. Sin embargo
la mayoría de indicios nos hacen suponer que el primer lugar para
el Tg que nos ocupa no fue precisamente Dt 6,4 sino Gn 49, ya
que en Gn 49 se trata de Jacob, de su nombre Israel, del momento
de su muerte 115 y de un Tg que parece haber existido ya en tiem-
pos antiguos.
114. Para una tal hipótesis fundada en el uso de las bendiciones de
Moisés - Dt 33- en Qumran, en la antigüedad del TP Dt 33,11 y de
TP Gn 49,11.18, v. M. McNAMARA, The New Testament and the Palesti-
nian Targum to the Pentateuch, Rome, 1966, p. 116.230-233.243s; Is 63,
1-6 recibía en el TP una interpretación mesiánica, de la que encontramos
paralelos en TP Gn 49,11. Igual debia pasar con TJI Is 63,2-6, ya que
en vv. 2.6 hay restos escapados a la censura posterior de los rabinos.
Ap 19,13.15 nos permite aceptar la tradición del Mesías guerrero.vence-
dor como precristiana; esto en P. GRELOT, L'exégese messianique d'Isaie,
LXIII, 1-6, RB 70 (1963) 371-380; y del mismo, Le Messie dans les Apo-
cryphes de l'Ancien Testament. État de la Question (en La Venue du Mes-
sie), Bruges, 1962, p. 26-28.
El documento de Qumran publicado por J.M. ALLEGRO [JBL 75 (1956)
174-176] constituye una paráfrasis de Gn 49. Desgraciadamente nos han
llegado solamente fragmentos, y no precisamente de Gn 49,1-2. Pero salta
a la vista que este documento era un comentario del entero Gn 49, Y. YA-
DIN, Sorne Notes on Commentaries on Genesis XLIX and Isaiah, from
Qumran Cave 4, en IEJ 7 (1957) 66.
115. Una de las haftarot para Gn 49,1 era (¿cuándo?) Is 48,12:
.¡,inN ')N ~:)N ¡11t'Ni 1)N N,i1 1)N 'Nip~ 'Nilt'', ::!PV' ''N lJ~IV

364
De hecho, en el antiguo discurso de Isaac moribundo (Jub.
36,5-7) encontramos una parte muy importante de la tradición tar-
gúmica sobre la muerte de Jacob. Como señalamos anteriormente,
ambos discursos contienen el mismo esquema ideológico: idolatría
-Dios adorado por los patriarcas Abrahán, Isaac (y Jacob)-
adoración del Nombre, cfr. p. 111.

Jacob e Israel son mencionados con el .Vr.l!V. El paralelismo al «Uno»


de la oración del semac es también evidente en la segunda parte del v.
Esta ha/tara -que viene señalada a Gn 49,1 en Agadat Berdit,
cap. 84- según J. MANN (en The Bible as read and preached in the
Old Synagogue, v. I, Cincinnati, 1940, p. 354) se presupone en una homi-
lía de la Geniza de El Cairo (Genizah Studies, I, New York, 1928, p. 43-44).
La homilía en cuestión se refiere a la lectura del semac como uno de los
legados de los patriarcas al pueblo de Israel (p. 44-45).

365
CAPiTULO VI

ALGUNOS TEMAS Y EXPRESIONES ACCIDENTALES


AL DISCURSO DE ADióS

Obtendríamos una imagen muy incompleta de nuestros discur-


sos si antes de entrar en su fase para nosotros decisiva - los textos
del NT - no intentáramos obtener una idea, al menos global, de
temas tan importantes como «testamento», «intercesión». «imita-
ción» ... Es verdad que los temas y expresiones típicas que vamos
a tocar en este capítulo no siempre se encuentran en nuestros dis-
cursos. Además, exceptuando las ideas de «testamento». «reunir»,
y «muerte», ni siquiera cuando se encuentran parecen formar parte
esencial del discurso de adiós. Sin embargo, no tener en cuenta
estos temas sería falsificar la realidad que nos ofrecen los discursos
de adiós.

l. Testamento

Es sabido que es un tema explícito en todos los T. 12 Pa. To-


dos lo tienen como título: a~otS~x"'f). Muchos repiten la idea des-
pués del título, 1,1: &vT(ypotq¡ov 8~ot6~xr¡~. T. Rub., T. Neft., T. Gad,
T. As., T. Jos., T. Neft., hebreo.
8~otTW"'f)[L~: ordenar por testamento, en T. Zab. 1,1; T. Leví 1,1;
T. Benj. 1,1; T. Neft. 1,1; el T. Neft., hebreo, expresa la idea cla-
ramente, la explica de un modo que es insólito en nuestros testa-
mentos (1,3):

366
Testamento

«Yo no os ordeno en testamento (i11'!'b) nada acerca de


mi plata, oro, ni nada acerca de mis posesiones 1, que yo os
dejo aquí debajo del sol ; ni s,iquiera os ordeno algo difícil,
que vosotros no podáis hacer, sino que os hablo de algo fácil
que vosotros podéis hacer. 4 Y respondieron y replicaron sus
hijos por segunda vez: "Habla, padre nuestro, que nosotros
escuchamos." 5 Les dijo: "Yo no os doy otro mandamiento
(C:J11'!'b) que el del temor de Yahweh. A Él serviréis y a Él os
uniréis"» 2 •

Es conocido el sentido que tiene a menudo n11'!'~, hacer testa-


mento; en este sentido lo encontramos en Is 38,1; 2Re 20,1 (LXX:
l1rt"e:LA1XL); 2Sm 17,23 (LXX: EVe:"t"dAIX1"o)3. En T. Benj. 10,4-6 el
contenido del testamento lo constituyen simplemente los diez man-
damientos 4• En Ant. Bibl. el «testamento» que Josué establece
antes de morir (XXIII,1) se identifica con la Ley del Sinaí (XXIII,
2.10.11 ?). Igualmente en el segundo discurso de Josué, XXN, 1.3.
La idea de «testamento» - ~LIXO~x-y¡- entendida como «alianza»
arrastra consigo a veces otro de los motivos de las alianzas: la in-
vocación de testigos: T. Rub. 1,6; T. Leví 19,1-3; T. Neft., hebreo,
1,7-8; Ant. Bibl. XXN,l. Esto se observa ya en el mismo texto
bíblico que asocia la requisitoria profética sobre la ruptura de la
alianza 5, Dt 32,1-25, al último discurso de Moisés, a sus bendicio-
nes (Dt 31,28-34,6).
l. Así obran los justos al hacer testamento, Agadat Beresit, cap. 81.
2. Véase el texto hebreo en R.H. CHARLES, The Greek Versions of
the Testaments of the Twelve Patriarchs, Oxford, 1908, p. 239-244.
3. n11'!'~ indica: tanto una simple orden (mandamiento), como lega-
do testamentario. Al ser traducida al griego o a otras lenguas como una
simple orden (mandar, mandamiento) el texto seguramente perdió más
de una vez algo de su naturaleza testamentaria.
No hay que olvidar la importancia que tiene la idea de testamento
en los discursos de adiós, v. p. 331ss.
Otros discursos de adiós contienen la idea de testamento de un modo
más o menos artificial: T. Jacob, copto, p. 81.86; T. Isaac, copto, p. 327
(bis).
4. V. También p. 332s.
5. Cfr. J. HARVEY, Le <<Rib-pattern», réquisitoire prophétique sur la
rupture de l'alliance, Bibl 43 (1962) 172-177; del mismo autor, Le Plaido-
yer Prophétique contre Israel apres la rupture de l'Alliance, Bruges-Paris-
Montréal,. 1967.
K. BALTZER, Das Bundesformular, Neukirchen, 1960, ha mostrado la
presencia de este tema de alianza en los discursos de adiós: Jub. y T. 12
Pa. (junto con los discursos de despedida del AT), p. 87.142-170. BALTZER
pretende, además, que estos testamentos contengan a veces las fórmulas

367
Algunos temas y expresiones accidentales

La idea de imponer un testamento es paralela, si no idéntica, a


la donación de los escritos del moribundo. Está claro en 2Enok
XIII:

«Ahora, pues, hijos mios, prestad atención a las palabras


de vuestro padre, a todo lo que yo os digo, para que os sea
legado de paz ; y no escondáis los libros que yo os he dado,
explicadlos a todos los que lo deseen, para que conozcan las
obras del Señor. Porque, hijos míos, el día de mi fin se a pro-
. .
xrma ... » 6 .

Igualmente claro en T. Moisés (Asunción de Moisés) 1,15-18.


En efecto, en esta curiosa exhortación de Moisés a Josué se guar-
dan los libros para que un día, después de haberlos encontrado y
leído, «SU Nombre sea invocado hasta el día del arrepentimiento».
He aquí el texto completo:

«Ahora te revelo que se ha consumado el tiempo de los


años de mi vida, y que paso a dormir con mis padres, aun
en presencia de todo el pueblo. 16 Pero [tú] recibe este es-
crito para que sepas proteger estos libros que yo te daré:
17 los ordenarás, los ungirás con aceite de cedro y los depo-
sitarás en jarras de arcilla en el lugar que (Él) hizo desde el
principio de la creación del mundo, 18 para que su Nombre
sea invocado hasta el día del arrepentimiento, en e1 cual el
Señor los visitará en la consumación final de los tiempos.»

Esdras quiere también legar antes de morir para la instrucción


de la posteridad (4Esdras 14,19) los 94 libros escritos durante los
40 días que precedieron a su asunción. De éstos, 24 están destinados
al público, 70 a los iniciados sólo (14,26.45-46).
La idea de escribir un libro en contexto testamentario aparece
ya al iniciarse el género de los discursos de adiós: Tob 12,20. Con
todo, la orden de escribir el libro no va dirigida simplemente al que

del género literario alianza; me parece poco probable: aunque se admita


la existencia del género «fórmulas de alianza» (compuesto de 6 motivos)
y la presencia de uno o muchos de estos motivos en los testamentos cita-
dos por K. BAL1ZER, esto no nos permite aún ver en ellos «fórmulas de
alianza»; v. también lo dicho en p. 80s.
6. V. en la citada edición de A. VAILLANT p. 55; (53,4-55,1).

368
Clarividencia del moribundo

hace el testamento en 4.14, sino que el ángel manda que Tobías y


Tobit escriban lo acontecido (12,6.20).

2. Clarividencia del moribundo

«Ahora, pues, hijo mío Metusala, convoca a mi lado· a


tus hermanos, reúne a mi alrededor todos los hijos de tu ma-
dre, porque la voz me llama, y el espíritu se derramó sobre
mí para que yo os muestre todas las cosas que os sucederán
hasta la eternidad» (JEnok 91,1).

De un modo análogo se expresa el patriarca Simeón a las puer-


tas de la muerte: «He aquí que os he predicho (1tpodp'Y]x1X) todas
las cosas», T. Sim. 6,1. La clarividencia del moribundo es por lo
menos implícita en la mente de los autores de los discursos de
adiós. El hombre, ante las puertas de la muerte, atraviesa con mi-
rada espiritual la larga carrera de su vida y se asoma al porvenir.
Si nuestros autores no lo hubieran imaginado así, nunca habrían
puesto en labios de un moribundo aquellas verdades que más apre-
ciaban. Las palabras de Moisés a punto de morir nos lo de-
muestran:

«Yo soy dligno de vuestra confianza tanto por los. valio-


sos esfuerzos que hice en el pasado para vosotros, como
porque las almas cuando están cerca del fin se expresan con
toda perfección», Ant. Jud. IV (VIII, 2) 179·.

El patriarca Dan antes de morir habla a sus hijos «según la


verdad» (€v &J.4le:Lq:, T. Dan 2,1). En el mismo contexto el pa-
triarca Gad pide que escuchen sus palabras, «palabras de verdad»
('A6youc; cXA'Y]6diXc;, T. Gad 3,1).
Sin embargo, parece que con el tiempo esta idea se desvaneció.
Así en uno de los testamentos menos puros y de época más tardía,
el T. Isaac, copto, después que Isaac hubo perdido la vista,. se nos
informa:

«Cuando la multitud supo que el hombre de Dios veía


claramente, se vinieron a él de todas partes y escucharon sus

369
Cortes 24
Algunos temas y expresiones accidentales

enseñanzas de vida porque sabían que un sagrado espíritu


divino hablaba por él. Lo.s grandes que se habían reunido a
su alrededor le d!ijeron: "Tú que ves con claridad, ¿qué ha
sucedido? Porque la luz de tus ~)'jos antes estaba apagada y
ahora ves de nuevo con claridad." Pero el anciano, el aman-
te de Dios, sonrió y les dijo: "Hijos míos y hermanos míos.
El Dios de mi padre Abrahán hizo que esto sucediera para
consuelo de mi vejez"», p. 330.

Una misma circunstancia vital viene narrada. diversamente se-


gún el género literario que el autor utilice:

«Y sucedió que Adán se sintió enfermo; gritó fuertemen-


te y <lijo: "Que todos mis hijos se reúnan delante de mí,
para que yo pueda verlos antes de que muera." Y todos ellos
• .
se reumeron ... » 7 .

Los discursos de adiós describen el mismo momento histórico,


y, no obstante, nunca expresan el deseo simple de "poder verlos
antes de morir". Por otra parte nada más natural que este deseo.
Pero el discurso de adiós no quiere describir los momentos más
tristes de la vida de un hombre, sino manifestar sus visiones, sus
exhortaciones; de hecho, este Libro de Adtín (o Vida de Adán y
Eva) en la versión armenia de IssAVERDENS no tiene las caracte-
rísticas del género que estamos estudiando.
Esta es una de las consideraciones que nos obligan a decir que
el documento samaritano de la muerte de Moisés editado' por
M. ÜASTER 8 no es un testamento antiguo. Además de las razones
presentadas por la crítica en general 9, algo más nos inclina a pen-
7. J. lSSAVERDENS, The Uncanonical Writings of the Old Testament
found in the Armenian MSS of the Library of St. Lazarus, Venice, 19342;
p. 24; compárese con el texto de L.S.A. WELLS (Apocrypha .. . , Il, V ita
Adae et Evae), que en XXX, 1 presenta mejor la formulación del género.
8. The Asatir, The Samaritan Book of the «Secrets of Mases» (edita-
do junto con su "Pitron" o Comentario, y la historia samaritana de la
muerte de Moisés), London, 1927. La publicación de los documentos está
acompañada de introducción, traducción inglesa y notas. La edición de
nuestro texto -procedente de la Crónica Samaritana, Col. ÜASTER, 1168,
f. 1b-8b- está al final del libro, p. 55-59. Su traducción en p. 303-321.
9. J.A. MONTGOMERY [JQR 20 (1929-1930) 139-140): no se trata de
una obra del s. III a.C., como M. ÜASTER pensaba, ni mucho menos. Por
lo que toca a nuestra muerte de Moisés no puede ser anterior al s. II d.C.;
v. sobre la antigüedad de Asatir, BEN J:IAIM, Tarbiz 14 (1942) 112. Ac-

370
Los falsificadores de profecías

sar que no se trata de uno de los antiguos discursos de adiós:


Moisés llama a Josué para que diga a Eleazar, a Itamar y a Pinl;l.as
que vengan «a fin de que yo (Moisés) pueda verlos», f. 2a 10•

3. Los falsificadores de profecías

J. MuNCK cuando habla del tercer motivo de nuestro género


dice: «Mientras que los judíos suponían que una gran parte del
pueblo se apartaría del Señor para entregarse al pecado, en el NT
se trata de hombres que propagan la falsa doctrina, y que, por esta
razón, son considerados como caídos. Podemos decir que se trata
de la noción cristiana de herejía que aparece en los discursos de
adiós» 11 • Aún no hemos examinado en detalle los textos del NT. Por
otra parte, me parece exacto lo que MUNcK dice de la literatura
judía en general. Sin embargo, la idea de herejía en los discursos
de adiós no es tan cristiana como parece indicar MUNCK. Por lo
menos eso nos hace pensar lEnok 104, 9-11:

«No seáis impíos en vuestros corazones, no mintáis, no


alteréis las palabras de verdad, no hagáis pasar las palabras
del muy Santo por mentira, no estiméis vuestros ídolos ;
porque toda vuestra mentira e impiedad no os serán impu-
tualrnente se fecha el Asatir en el s. XI, T.H. GASTER, en The Joshua
Bloch Memorial Volume, New York, 1960, p. 117.
10. Otro detalle: aunque en nuestro ecléctico documento diversas veces
se instruya al pueblo, no obstante, para nosotros, lo significativo es la
frase: «Que vengan y que estén delante de mí para que obtengan (el
saludo de) paz de mí», f. 3a. En nuestros discursos de adiós el pueblo o
la familia venían para recibir instrucción o recomendaciones.
Además, los puntos de común acuerdo que M. ÜASTER ve entre FL Jo-
SEFO y su documento samaritano me parecen a veces más aparentes que
reales. Por ejemplo, el dramatismo de la situación. En FL JOSEFO las
lágrimas de Moisés son un producto natural de la situación. Moisés llora
conmovido por el ambiente, porque su pueblo llora, Ant. Jud. IV (VIII, 48)
322. En el documento samaritano Moisés llora porque sabe lo que les
sucederá (a ellos, al pueblo) a causa de su corrupción, f. 3b-4a.
La narración, en fin, ofrece signos que hacen desconfiar por lo menos
de su continuidad y de su unidad. Uno de éstos es el repentino y sin
conexión: «Sabed que tres veces me dijo el Señor: "Súbete adonde yo".
Y fui y descendí con la Ley y las Tablas, pero esta vez me quitan mi
carga, que heredé del Padre de toda carne», f. 4b (compárese con el
inicio de nw~ ni1tl!l).
11. Art. cit. p. 164.

371
Algunos temas y expresiones accidentales

tadas a justificación, sino a gran pecado. Yo conozco, pues,


este misterio: que pecadores alterarán y pervertirán las pala-
bras de verdad de muchas maneras, hablarán malas palabras,
mentirán y usarán de muchos engaños, y se escribirán libros
sobre sus palabras. Pero si ellos escriben correctamente todas
mis palabras en sus lenguas:, y no cambian o disminuyen nada
de mis palabras ... »

Menos explícitamente, pero siempre en el mismo sentido, Enok


en su último discurso amonesta a los suyos: éstos no deben dejarse
llevar por los hombres que pervertirán la sabiduría (94,5), que él
ha escrito (92,1).

4. Intercesión

Para los autores de los discursos de adiós uno de los temas de


más actualidad debía ser sin duda la extensión y validez de la inter-
cesión de unos por otros, ya que a menudo lo vemos aparecer en
nuestros textos 12•
Era claro para ellos que durante la vida se podía interceder en
favor de alguien. De ello tenían ejemplos en el mismo AT. No es,
pues, de extrañar que repetidamente afirmen esta verdad. En el
T. 12 Pa. es típica la plegaria de intercesión de Jacob por sus hijos:

«Por mi pecado de incesto, dice Rubén a sus hijos., Jacob


me hirió con una grande llaga en mis costados durante siete
meses; y si Jacob, nuestro padre, no hubiera rezado por mí
al Señor [hubiera muerto], porque el Señor quería perderme»
(T. Rub. 1,7; 4,4).

Las plegarias del patriarca Jacob salvan también a los demás


hijos 13 • Pero, como es sabido 14, el intercesor por excelencia es
12. Para facilitar la comparación de textos, las citas que daremos a
continuación no siempre pertenecerán estrictamente a nuestro género.
13. A Judá en su Testamento, 19,2; a Gad en T. Gad. 5,9; (T. Benj.
10,1); a todos del crimen cometido contra José, T. Benj. 3,6. En T. Neft.
6,8-9 Leví intercede y salva a sus hermanos.
Pero nosotros también tenemos que interceder unos por otros.. Inclu-
so por aquéllos que quieren hacemos mal: «Si alguien busca haceros
daño, vosotros, haciéndole bien, rogad por él, y seréis rescatados por el
Señor de todo mal», T. Jos. 18,2.

372
Intercesión

Moisés. Éste, antes de partir definitivamente, escucha las quejas de


su sucesor Josué, T. Moisés (Asunción de Moisés) ll,llss:

«¿Quién rezará por ellos sin (omitir) ni un solo día para


que yo los pueda conducir a la tierra de sus antepasados?
12 ¿Cómo podré gobernar 15 a este pueblo como padre a su
único hijo, o como (la señora) a su (única) hija, una virgen
que se prepara para ser dada a un esposo ( ... ) 14 Pues sus
[hombres serán 600 000], ya que se han multiplicado tanto
gracias a tus oraciones, (mi) señor Moisés. ( ... ) 17 Si (nues-
tros) enemigos alguna vez obran impíamente contra su Señor,
ellos no tienen ningún defensor que ofrezca oraciones en su
favor al Señor, como hacía Moisés, el gran mensajero, quien
a cada hora, de día y de noche, tenía las rodillas clavadas
al suelo orando y rogando al que [gobierna todo el mundo]
con compasión y justicia recordándole la alianza hecha a los
padres y conjurándole que se aplacara.»

A veces, se nos dice explícitamente que esta intercesión borra


los pecados. Después de los discursos de los amigos, en el T. Job,
el Señor interviene, 42,5-43,1:

«¡Ha.béis pecado (Elifaz) tú y tus dos amigos! Pues no


habéis hablado según la verdad en lo que concierne a mi
siervo Job. 6 Por lo que, levantándoos, haced que él ofrezca
sacrificios en vuestro favor (ó7t~p ó¡Lwv) para que vuestro pe-
cado desaparezca, puesto que si no fuera por él, os habría
destruido. 7 Y ellos me trajeron lo concerniente al sacrificio.
8 Y yo, habiéndolo tomado, lo ofrecí en su favor (ó1tE:p
auTwv), y el Señor, aceptándolo, les perdonó su pecado.
43,1: Entonces Elifaz, Baldad y Sofar comprendieron que el
Señor les había perdonado su pecado, pero que no se había
dignado perdonar el de Elihú. 2 Elifaz, habiendo recibido el

Naturalmente, el tema de la intercesión está también presente en los


testamentos coptos: T. Jacob p. 87-89; T. Isaac p. 330.334-.336.
14. R. BLOCH, Quelques aspects de la figure de Mdise dans la tradi-
tion rabbinique (Molse. L'Homme de l'Alliance, Paris ... , 1955), p. 123-138;
sobre la intercesión de Moisés en el Tg v. también R. LE DÉAUT, Aspects
de l'intercession dans le luda'isme ancien, JStJ 1 (1970) 51-54: además de
los innumerables textos sobre la maravillosa eficacia de la intercesión de
Moisés, hay también algunos que intentan rebajarla un poco; D. DAUBE,
The New Testament and Rabbinic Judaism, London, 1956, p. 11-12.
15. De acuerdo con CHARLES, The Assumption .. ., l.c. p. 92; en los
corchetes ht?mos corregido siguiendo al mismo autor.

373
Algunos temas y expresiones accidentales

espíritu, dijo un himno, 3 respondiendo sus otros. amigos y


los soldados que estaban cerca del altar. 4 Elifaz habló así:
"Quitados han sidO nuestros pecados,
y enterrada nuestra iniquidad.
( ... ) 17 Quitado ha sido nuestro pecado,
purificada ha sido nuestra iniquidad"» 16.

No sólo la plegaria puede interceder, también el sacrificio ofre-


cido en favor de alguien. Es conocido en este sentido el valor
expiatorio del sacrificio de Isaac en la antigua literatura judía 17•
La muerte de Moisés antes de entrar en la tierra prometida tiene
también - como los sufrimientos que soportó en vida- valor
de sacrificio expiatorio 18 : el entierro de Moisés en el valle frente
a Bet-Pe'or hizo posible asociar el pecado allí realizado 19 con
la muerte de Moisés. Así lo vemos relacionado en TJI Dt 34,6
en la políglota de Amsterdam 20• El texto de la Waltoniana es
más explícito sobre el valor expiatorio de la muerte de Moisés
en favor de todo Israel:

«Dios lo enterró en el valle frente a Pecar para que siem-


pre que se levantara Pecor 21 para recordar a Israel sus pe-
cados mirara la sepultura de Moisés y fuera reprimido.»

En sí esta intercesión de Moisés post mortem no es más que


una de las muestras de la antigua creencia 22 en la intercesión
16. I,.a asunción de Enok parece tener la misma función expiatoria,
ya que al despedirse le dice su pueblo, XVI, p. 61 (64,3-5): «Tú, bendito
del Señor, el Rey Eterno, bendice ahora a tu pueblo y glorifícanos de-
lante de la faz del Señor, porque el Señor te ha escogido para colocarte
como aquél que quita nuestros pecados.» Para A. VAILLANT (o.c. p. 61,
nt 17) el texto indica solamente que la elevación de Enok es una ben-
dición para su pueblo.
17. R. LE DÉAUT, La Nuit Pascale, Rome, 1963, p. 131-212; del mismo
autor, Aspects de l'tntercession .. ., art. cit. p. 40-41.
18. R. BLOCH, art. cit. p. 127-130: la muerte de Moisés en el desierto
permitirá que el día de la resurrección Moisés guíe hacia la tierra pro-
metida la generación muerta en el desierto. De aquí fácilmente se pasa-
ría a la muerte de Moisés expiatoria para todo Israel.
19. Nm 25; 31,14-17.
20. Texto citado a este respecto por R. BLOCH (art. cit. p. 129): «et i1
l'enterra dans la vallée, vis-a-vis de Bet Pecor pour qu'Israi:H, chaque fois
qu'il regarderait ve¡;s Pecor, puisse se remémorer son péché».
21. Sobre este personaje diabólico, Pecor, v. L. GINZBERG, The Legends
of the Jews, III, p. 125.
22. Que parece ya presente en el s. JI a.C.: v. los textos citados por

374
Intercesión

de los muertos en pro de los vivos. Pero. ateniéndonos a los


textos, no a todos les parecía tan aceptable. Algunos la admi-
tían sólo cuando se trataba de los justos del pasado: 2Baruk
85,1-3. Otras obras más antiguas que 2Baruk niegan simplemente
la intercesión de los difuntos, como Ant. Bibl. XXXIII, 5:

«Mientras el hombre vive, puede rogar por sí mismo, y


por sus hijos, pero después de su fin no puede rogar ni acor-
darse de ninguno. Por lo tanto no confiéis en vuestros pa-
dres. No os servirán de nada a menos que os asemejéis a
ellos.»

La misma severa advertencia da Enok a sus hijos, 2Enok XIII,


p. 54-55 (53,1) 23 • En cambio, el T. Abrahán -cuyo fondo pri-
mitivo parece ser del s. I 24 - defiende que se puede interceder
por un alma después de su muerte: Abrahán, antes de morir, y
el arcángel san Miguel interceden con éxito por la salvación de
un alma, cuya justicia e injusticia pesaban igual en las balanzas
del juicio divino, XIV, recensión A 25 • Más claro es el caso en
el contemporáneo 26 Apocalipsis de Moisés 27 : Adán ha muerto

R. LE DÉAUT, art. cit. p. 45, nota 1; Apocrypha .. ., Il, p. 462, nota a 2Enok
53,1. Entre los textos antiguos CHARLES cita 2Mac 15,14 (a propósito de
Jeremías); FILÓN, De Praemiis et Poenis, 29,166, donde claramente semen-
ciona como uno de los abogados-intercesores (7tocpocxÁ1¡-ro~~) para con el
Padre la santidad de los patriarcas; éstos, separados ya de sus cuerpos, in-
terceden con éxito; v. también Ant. Jud. I (XIII,3-4) 231-236. A las quejas
de Josué sobre la ausencia de un intercesor para el pueblo, Moisés res-
ponde que, después de su muerte continuará su obra de intercesión, T. Moi-
sés (Asunción de Moisés) 12,6: «(El Señor) me designó en su favor [para
que rezara] por sus pecados y para que im[plorara] para ellos.»
23. Como en 2Enak IV, p. 9 (7,5): Antes de su asunción Enok recibe
varias instrucciones en el cielo. Allí no quiere, o no puede, rezar por los
ángeles apóstatas que imploran su intercesión; igualmente ilEnok 13,4 don-
de los ángeles caídos, los vigías, piden al escriba Enok que interceda por
ellos delante de Dios. Enok redacta en debida forma la petición, que no
se concede, 14,4ss; en 15,2 Dios amonesta a estos ángeles: «Vosotros de-
beríais interceder por los hombres, y no los hombres por vosotros.»
24. Cfr., sobre la complicada cuestión del origen de la obra, A.M. DE-
NIS, o.c. p. 35-37. Más recientemente se ha manifestado a favor de un
origen judío-helenista (s. I antes o después de Cristo) M. DELCOR, Le Testa-
ment d'Abraham (SVTP,2), Leiden, 1973, p. 25.32-34. 66-67. 76-77.
25. V. La ed. del T. Abrahán, griego, en M.R. JAMES, TSt, II, 2, Cam-
bridge, 1892, p. 93-94.
26. A.M. DENIS, o.c. p. 6-7.
27. Apocrypha .. . , II, p. 138-154.

375
Algunos temas y expresiones accidentales

ya (32,4), y todos los ángeles - a los que se unen el sol y la


luna- interceden con éxito por él, 35,2; 36,1; 37,2 28 •
Este texto, además, nos recuerda la antigua idea del poder
intercesor de los ángeles 29• Necesariamente tenemos que mencio-
narlos porque su intercesión nos sale al paso a menudo en los
T. 12 Pa. T. Leví 3,5 nos anuncia la existencia de ángeles inter-
cesores que están al lado de Dios. Uno de éstos es el protector
de Ismel, 5,6-7:

«Yo soy el ángel que intercede por Ja nacwn de IsraeP0


para que no sean heridos de muerte, ya que tod'os Jos malos
espíritus Jos atacan», se le dice a Leví en uno de sus sueños.
7 «Y después de estas cosas, cuando me dlesperté, bendije al
Altísimo y al ángel que intercede por la nación de Israel y
por todos los justos» 31.

5. Imitación

Una de las características que debían poseer los discursos de


adiós del «judaísmo tardío» para poder ser comparados con el
NT era, según MUNCK, la «imitación». Dicho de otro modo: uno
de los cuatro motivos esenciales era la presentación por parte del
28. Estas dudas y contradicciones sobre la intercesión pueden obede-
cer a diversas causas, según R. LE DÉAUT, art. cit. p. 51 : admitiendo la
intercesión a favor de los ya muertos se da la impresión de que Dios cam-
bia una de sus justas sentencias ... ; el poder de los intercesores, si se exagera,
puede fácilmente pasar a poder divino, contradiciendo así el «dogma» de
la unicidad divina.
29. Según H.J. WICKS (The Doctrine of God in the Jewish Apocryphal
and Apocalyptic Literature, London, 1915, p. 123-124) la intercesión de los
ángeles es de origen puramente palestino y aparece sobre todo en el s. II a.C.,
de nuevo en el s. 1..., para desaparecer casi en los apócrifos posteriores.
WICKS supone entre las obras del s. II a.C. el T. IJ2 Pa, obra en que a
menudo aparece el tema.
Sobre las reticencias y precauciones que despertó la intercesión angélica
V. R. LE DÉAUT, art. cit. p. 39-40.
30. Se trata del arcángel Miguel; v. sobre la cuestión el estudio de
W. LUEKEN, Michael, Gottingen, 1898, p. 7-30.48.
31. Igualmente en T. Dan 6,2, donde además este ángel es llamado
«mediador, ¡Leo+n¡t;, entre Dios y los hombres»; v. también T. Jos. 6,7.
Volveremos a encontrar la intercesión en los discursos de adiós del NT.
De momento nos basta recordar que también Jesús en su discurso de des-
pedida intercede por los suyos (Jn 17,9-26) y promete que esta intercesión
seguirá en el futuro, Jn 16,23-24.26; 15,7.16.

376
Imitación

moribundo de su vida o de su persona como modelo·. Pero ya


el mismo MUNCK nos advertía que este tercer motivo era «menos
corriente» 32 • Tanto es así que nosotros nó lo hemos considerado
motivo esencial.
Excepto en el T. 12 Pa. -en que aparece a menudo explí-
citamente, y en el que prácticamente siempre se supone- pocas
veces encontramos la imitación en nuestros discursos:
Nos sale al paso por primera vez en el discurso de Matatías.
Éste, con su larga exhortación (lMac 2,50-68), en el fondo no
hace otra cosa que pedir a sus hijos que le imiten: él se levantó
contra el poder extranjero unos meses antes 33 para defender la
Ley. Sus hijos no tienen más que continuar la lucha (lMac 2,50-64.
66-68). Pero lo decisivo para nosotros está en que Matatías sólo
pone explícitamente como ejemplo los personajes célebres del AT
(vv. 51-60).
También sólo indirectamente Job se propone como ejemplo
a sus hijos. Al contarles su vida, su victoria sobre el diablo a
través de la paciencia, les dice, T. Job 27,7:

«Ahora, pues, hijos mios, dad muestras también vosotros


de paciencia en todo lo que os acontezca, porque nada hay
mejor que la paciencia.»

En cambio, los patriarcas se presentan a menudo como mo-


delos no de las virtudes que hay que imitar sino de los vicios a
evitar:

«He aquí que yo os conjuro hoy delante del Dios de los


cielos que no andéis en los errores de la juventud: y en la
fornicación, en la cual estuve inmerso y (por· la cual) manché
el lecho de mi padre Jacob», T. Rub. 1,6 34.

Simeón envidiaba a su hermano José (T. Sim. 2,6ss), y por


lo tanto cuando llega la hora de su muerte exhorta a los suyos

32. Art. cit. p. 159.


33. Matatías muere en el 146 de la Era Seléucida -el 166 a.C.-,
lMac 2,70; ha pasado sólo un año del comienzo de la persecución san-
grienta, tres de la profanación del Templo por parte de Antíoco.
34. Id. en 3,8ss.

377
Algunos temas y expresiones accidentales

a evitar la envidia (3,1ss). La misma lógica parenética demuestran


los patriarcas Judá 35 y Gad 36 • En cambio José puede atreverse
a más. Después de contar a sus hijos con profusión de detalles
su repetida victoria -por la paciencia, oración y ayuno- sobre
las perversas intenciones de la mujer de Pentefri, concluye, 10,1:
«Por lo tanto vosotros veis, hijos míos, qué grandes cosas
obran la paciencia 37 y la oración con el ayuno. 2 Si bus-
cáis la castidad y la pureza con paciencia y humildad de
corazón, el Señor habitará en medio de vosotros porque
amó la castidad. 3 Dondequiera que habite el Altísimo, si
alguien cayere en manos de la envidia, de la esclavitud, o
de la calumnia, el Señor que habita en este hombre por
su castidad, no sólo lo librará del mal, sino que lo exaltará
y lo glorificará como a mí.»
A veces José es aún más explícito en afirmar la ejemplaridad
de su persona. En 10,6 viene a decirles: honrad a vuestros her-
manos como yo los honré:
35. T. Jud. 12,1-17,1; 19,1ss.
36. T. Gad 1,8ss; 3,1ss; 4,1ss; 5,2; 6,1ss.
37. El T. Jos. insiste sobre la paciencia o aguante {t'ntof.!.ov~} como vir-
tud moral: 2,7; 17,1. Paralelamente se utiliza fl.ClXpo9uf1.éw y f1.Clxpo9uf1.lcc
con el mismo significado : José «aguantó» en las 1O tentaciones de la mujer
de Pentefri, 2,7; 17,2; 18,3.
También insiste en la paciencia 2Enok XVII p. 65 (66,6). La exhortación
a la paciencia a veces tiene lugar en un claro contexto escatológico. En
este sentido 2Enok XIII p. 51 (50,2-3) es muy explícito: «Ahora, pues,
hijos míos, permaneced en la paciencia y en la dulzura todos los días de
vuestra vida, para heredar la era sin fin que tiene que venir. Todo golpe,
toda llaga, toda quemadura (del sol) y toda mala palabra que os sobre-
venga, soportadlo todo por el Señor.» Job, el modelo no sólo de los que es-
cuchan su último discurso sino también de todas las almas humanas, lo ha
soportado todo con paciencia, T. Job 1,5. «Ahora, por tanto, hijos míos,
también vosotros dad muestras de paciencia {fl.Clxpo9uf1.~cm·n:} en todo lo
que os sobrevenga porque la paciencia {fl.ClXpo9uf1.lCl} es más grande que
todo», T. Job 27,7. A los que lo hayan imitado, a los que hayan soportado
con paciencia las tempestades de este mundo (18,6-7), Job profetiza un
futuro de «gloria y resplandor», 33,2-9 (véase la traducción en p. 124s). El
paso a la alegría o gloria a través de la «paciencia» es tema que se repite
a menudo.
Pero alguna vez la «paciencia» en la literatura intertestamentaria tiene
un contexto especial: «los dolores mesiánicos». Se trata de soportar con
paciencia los «dolores del parto del Mesías», n'lllD ~~::ln (cfr. p. 445, nt 217).
Los «dolores mesiánicos» o los «dolores de parto del Mesías», soportados
con paciencia, abren las puertas de la manifestación gloriosa del mismo
Mesías. Así, p. ej., en el discurso de despedida de 2Bar. 44,7: «Si aguan-
táis -~o~ J_ - y permanecéis en su temor, y no olvidáis su Ley,
los tiempos se os cambiarán para bien y veréis la consolación de Sión.»

378
Imitación

«Yo fui moderado y honré a mis hermanos; y en consi-


deración a ellos, cuando era vendido, me guardé de decir
a los Ismaelitas cuál fuera mi origen, de decirles: "Yo soy
el hijo de Jacob, varón grande y poderoso." 11,1 Vosotros
temed a Dios en vuestras acciones y honrad a vuestros her-
manos. Pues todo el que realiza la ley del Señor será ama-
do por él» 38 .

El patriarca José es casi el único a imitar directamente. Si le


añadimos T. Zab. 7,1-8,3 -en que Zabulón exhorta a sus hijos
a practicar los mismos actos de caridad que él ha ejercitado du-
rante toda su vida- habremos terminado, creo, la corta lista.
Estos dos serían los únicos ejemplos válidos para comparar con
las propuestas de imitación que encontrarnos en los textos citados
como discursos de adiós del NT (2Tim 3,10-11; Act 20,18ss. 35;
Jn 13,12-17; 13,34; 15,12-13), y a los cuales MUNcK se refiere
a continuación 39•
Con todo, una enumeración y comparación de textos sobre
los ejemplos éticos de nuestro género debería ayudarnos a com-
prender mejor el tan estudiado tema de la imitación en los escri-
tos del NT 40• Estos textos representan, por lo menos 41 , el anillo
que nos falta para pasar de las muchas proclamaciones de imi-
tación (de Cristo, del Apóstol...) en el NT a una ausencia casi
total del tema en el A T 42•

38. De la misma elevación moral 17,1-2: «Mirad, hijos, cuánto soporté


para no avergonzar a mis hermanos. 2 Vosotros, pues, amaos unos a otros,
y magnánimamente escondeos mutuamente los defectos.»
Consciente de la ejemplaridad del personaje José, Benjamín pide en el
Testamento a sus hijos que «imiten al bueno y santo varón José», 3,1-2;
4,1ss.
Menos importantes por su origen tardío y clara proveniencia cristiana
las frases sobre la imitación del patriarca Jacob: T. Jacob, copto, p. 78.87.
39. Art. cit. p. 160-166.
40. Un solo ejemplo significativo: en el mismo volumen de la presti-
giosa revista EThL 42 (1%6) tenemos dos artículos sobre el tema. Uno de
Th. AERTS, Suivre Jésus. Évolution d'un theme biblique dans les Évangiles
synoptiques, p. 476-512; el otro de R. THYSMAN, L'Éthique de l'Imitation du
Christ dans le Nouveau Testament. Situation, notations et variations du the-
me, p. 138-175.
41. Una recensión exhaustiva de textos intertestamentarios sobre la
materia está fuera de nuestro alcance ... , pero seguro que contribuiría a
la exégesis neotestamentaria.
42. Siguiendo en eso a M. AoiNOLFI, art. cit. p. 94-97, creemos que los
únicos ejemplos éticos del AT están en 1Mac 2,51-61 y Eclo 44-50. Y en

379'
Algunos temas y expresiones accidentales

6. Reunir, convocar

En el término «llamó» vimos 43 una de las expresiones típicas


y esenciales de nuestros discursos de despedida. Pero nos salen
también al paso algunas veces otras expresiones sinónimas que
acompañan al término o que lo reemplazan. Mas estos casos ni
son bastante numerosos ni, considerando cada uno de los discur-
sos en su integridad, tienen las demás características del género
para permitirnos pensar que «reunir, convocar» sea uno de los
elementos esenciales.
Reunir o convocar aparecen:

- en sentido activo: el moribundo reúne o convoca a la


familia ...
- y en sentido pasivo-reflexivo: lógicamente, se nos dice que
(después de haber sido convocados) se reúnen.

A veces se expresa sólo el segundo sentido :

«Dos años después del fallecimiento de José, habiendo


él {Rubén) caído enfermo, sus hijos y Jos hijos de sus hijos
se reunieron (cruv1¡xfh¡crcxv) para visitarlo», T. Rub. 1,2 44 •

Pero las más de las veces el moribundo reúne o convoca a


la familia. La idea parte, evidentemente, del mismo texto bíblico,
Gn 49,1-2 donde Jacob manda que se reúnan (1:JO~i1) y que se con-
greguen ~npil) sus hijos 45 • Así en IEnok 91,1-2, y en los casos

ambos casos se recomienda la imitación no del que habla, sino de otros.


En la versión aramea de Tob (ed. Ad. NEUBAUER) los «padres» -Abrahán,
Isaac, Jacob- son alabados y propuestos como modelo no sólo porque
escogieron sus mujeres entre las hijas de su pueblo sino, sobre todo, porque
practicaron la limosna y entregaron sus diezmos: Tob 4, lin. 20-22, p. 7;
lin. 1-2, p. 8; lin. 10-15, p. 16; lin. 20-24, p. 16.
43. V. p. 56-51.
44. Idem en T. Neft. 1,2: «Habiéndose reunido (cruve:)..86nwv) sus hijos
en el séptimo mes ... »; T. Jud. 1,2, cruvcxxSévnc;;; (T. Leví 1,2); (TN Gn
49,1 = ¡'WJ::Jnb); (TJII Gn 49,1 = 11VDnN); (TJI Gn 49,1 = ptvJ::Jnb); (TN,
TJII Gn 49,2 = 11VJ::JnN; ed. ÜINSBURGER, 11VJ::Jn1N).
45. Igualmente en el Tg: TN Dt 6,4 ='!VID; TN Gn 49,1 = 11VJ::JnN;
TJII Gn 49,1 = 11VJ::JnN.

380
La muerte

de Josué y de Débora en Ant. Bibl. 46 Pero donde más abundan


estas expresiones es en los discursos de Fl. JosEFO:

«(Josué), veinte años más tarde, ya extremadamente avan-


zado en edad, habiendo enviadlo (fl.&'t"CL7t&f.tlj¡&¡u:vo~) por los más
notables de las ciudades, los magistrados y los ancianos, Y
habiendo reunido (auvCLyCLywv) a todos cuantos le fue posi·
ble ... », Am. Jud. V (!,28) 115.

Moisés convoca (cruvocyocy<ilv) también una asamblea cerca del


Jordán; en ella se reúne (cruve:J..66noc;) todo el pueblo, Ant. Jud.
IV (VIII, 1) 176. La misma idea, pero en términos diferentes,
nO's ofrece Ant. Jud. XII (VI, 3) 279:

«(Matatías) después de haber gobernado durante un año,


habiendo caído enfermo, convoca (7tpocrMA&L't"CLL) a sus hijos
y ... » 47.

7. La muerte

A primera vista se diría que también en la muerte podemos


buscar ayuda para determinar qué discursos pertenecen a nues-
tro género. En este sentido dice J. DUPONT hablando del discur-
so de Pablo a los ancianos de Éfeso: «La costumbre de los dis-
cursos de adiós de anunciar lo que sucederá después de la muerte
del que "se va", y la de evitar llamar a la muerte con su verda-
dero nombre nos confirma en la impresión de que la "partida"
(Act 20,29) a la que el apóstol alude es su partida de esta vida» 48 •
¿Los discursos de adiós se expresan de un modo eufemístico
al anunciar la llegada de la muerte? En realidad muchos de nues-
tros discursos utilizan eufemismos. Los encontramos ya en los
primeros esbozos del discurso de adiós, en el AT:

46. XXIII, 1.4; XXIV, 1; XXXIII, 1; (en sentido pasivo-reflexivo,


XXIII, 2).
47. Señalemos finalmente «reunirse» en los testamentos coptos: T. Ja-
cob p. 79-80.82; T. Isaac p. 327.332.
48. Le Discours de Milet, o.c. p. 206; usan también eufemismos en el
NT: 2Pe 1,13-15; 2Tim 4,6-7.

381
Algunos temas y expresiones accidentales

«He aquí que yo me voy ya por el camino de todo el


mundo ... », dice Josué a los suyos en 23,14 49.

Es decir, nos explica Jub. 36,1, «por el camino de mis padres».


Helenizando un poco la frase, FL. J osEFO pone a Matatías en el
mismo camino universal, Ant. Jud. XII (VI, 3) 279:
«Después de haber gobernado durante un año, habiendo
caído enfermo, convoca a sus hijos y les mandó estar de pie
a su alrededor. iLes dijo: Yo, hijos, parto po:r el camino
fijado por el destino ... » 50 •

Pero el mismo FL. JosEFO 51 y los demás autores 52 saben tam-


bién de otros muchos eufemismos. Así en TJII Dt 6,4 y 1N
cuando Jacob muere se nos dice que llegó su «fin, (el tiempo)
de partir de este mundo» 53 ; análogamente en 2Enok XIII 54 •
Con todo, hay demasiadas expresiones explícitas de la muerte
para que podamos tomar el eufemismo como significativo esen-
cial de nuestro género. Así en Jub. 21.1 Abrahán llama a su hijo
y le dice: «No sé el día de mi muerte.» Igualmente Rebeca en
su discurso de adiós anuncia: «Yo moriré este año ... yo he visto
49. 1Re 2,2 (y Dt 31,16).
50. «Camino (que) todo el mundo (debe seguir)», 2Baruk 44,2.
51. Ant. Jud. IV (Vlll,2) 177; ibid. V (1,28) 115-116; ibid. IV (VIII,
47.48) 315.320.
52. T. Moisés (Asunción de Moisés) 1,15; 10,14; T. Rub. 1,3-4; T. Nef-
talí, hebreo, 1,1; T. Isaac, copto, p. 327.328; T. Jacob, copto, p. 80.76.
Quizás la misteriosa frase de JEnok 91,1, «la voz me llamaJ>, sea un
eufemismo relacionado con la revelación de la hora de la muerte.
Para FILÓN el momento de la muerte de Moisés se reviste de una
especial importancia y de una grán alegoría: «Un poco más tarde, cuan-
do él se preparaba para ir de esta habitación a la casa del cielo, de modo
que, dejando la vida mortal se inmortalizara, llamado por el Padre, el
cual de dos entidades -cuerpo y alma- le regeneraba en una sola na-
turaleza transformándolo enteramente en intelecto luminoso como el sol,
entonces, inspirado, ya no profetizó más en general para toda la nación
reunida, según parece, sino que predijo a cada una de las tribus ... », De
Vita Mosis, Il, 288.
53. No parece formar parte de estos eufemismos la mención del lecho
mortuorio como «lecho de oro» (TN Dt 6,4; TN Gn 49,2; TJII Gn 49,2;
TN, TJII, TJI Gn 49,1). La expresión corresponde a la solemne escena
del príncipe egipcio sentado (Gn 49,33; 48,2.12) para bendecir a sus hijos.
Así aparece en un fresco de Doura-Europos; puede verse en la plancha XXIII
de la obra de R. ou MESNIL ou BUISSON, Les Peintures de la Synagogue
de Doura-Europos, 245-256 apres J.C. (Scripta Pontificii lnstituti Biblici,
86), Roma, 1939; comentario en p. 52.
54. P. 55 (55,1).

382
La muerte

en un sueño el día de mi muerte», Jub. 35,6 55 • Esta declaración


de la muerte la encontramos también, y repetidamente, en T. 12
Pa. En éste es típica la expresión:

«Copia de las palabras de Judá., las que habló a sus hijos


antes de morir», rtpo Toü &rto6o¡ve:tv wh6v 56.

Y es que ya los mismos discursos bíblicos mencionan explí-


citamente la muerte: «He aquí que he llegado a pedir la muerte,
¿por qué, pues, no llamo a Tobías, mi hijo ... ?», Tob 4,2 57•
Es decir, en nuestro género encontramos ambos tipos de ex-
presiones: eufemísticas y no eufemísticas. A veces, incluso en un
mismo texto: «He aquí que yo parto hacia la muerte, el camino
de todo el mundo 58, adonde vosotros también vendréis ... », Ant.
Bibl. XXXIII, 2. Sea cual fuere la imagen que se hacía de este
«camino» el escritor 59, es evidente que muchas veces no retro-
cedía ante su verdadero nombre, «muerte».
Antes de entrar en el NT sería interesante trazar una línea
divisoria entre lo precristiano y lo postcristiano en los textos
hasta aquí estudiados, especialmente en los cap. 11-N. Pero una
clara línea de demarcación me parece imposible. Aseguremos sólo
un mínimo de concepciones y expresiones que honestamente po-
demos considerar precristianas:

l.Llamar a última hora para enseñar algo nuevo a los des-


cendientes:
a) enseñar algo desconocido que va a suceder en el futuro;
b) también algo nuevo en verdades doctrinales: la tradición

55. V. también Jub. 7,27.


56. T. Jud. 1,1; idem en T. Sim. 1,1 y T. Rub. 1,1. T. José 1,1:
«... cuando estuvo a punto de morir»; o, en T. Leví 1,2; T. Dan 2,1;
Ant. Jud. 11 (VIII, 1) 194; T. Adán p. 1330,4.
57. Igualmente 1Re 2,1; 1Mac 2,49; Dt 33,1.
58. También en TJII Gn 35,9, v. texto en p . 328ss.
59. El "camino" en estos textos antiguos era probablemente conce-
bido como "fácil", una bajada, ya que se trataba de llegar al se'ol ima-
ginado como lugar subterráneo.
Por algo el término «standard» en estas ocasiones era «bajan>, ii\
como nos recuerda W. EICHRODT, Theologie des Alten Testaments, 2.a
parte, Stuttgart-Gottingen, 1961, 4.a ed., p. 143-144.

383
Algunos temas y expresiones accidentales

targúmica tenía muchas razones para inculcar esta verdad


nueva: Rubén no es un desechado, un pasul; Rubén (y
sus descendientes) son uno de los doce y forman parte del
pueblo elegido.

Las razones para suponer que era pasul son numerosas: su


pecado de incesto (Gn 35,22), su mala reputación y las maldicio-
nes que ésta le acarreó (Jue 5,15-16; Gn 49,3-4; 1Cr 5,1) 60 •
Pensemos también en todo lo nuevo y escondido escrito en
las tablas celestiales que Enok da como testamento a sus hijos
(JEnok 93,2 ... ) o en lo que él ha tenido el privilegio de contem-
plar en las visiones celestiales ...

2. Y como fórmula precristiana usada en nuestro género


tenemos, por lo menos, «hijos míos».

60. Además, Rubén en tiempos tan antiguos como Dt 33,6 parece estar
desapareciendo. Asi al menos se interpreta en general la frase del Dt:
«Viva Rubén y no muera, aunque sean poco numerosos». Puede ser que
la progresiva depauperación de la tribu haya influido también en el na-
cimiento de la escena de Tg Gn 49 ... , para que no se creyera que habia
sido borrado por Dios del pueblo elegido.

384
CAPÍTULO VII

LOS DISCURSOS DE ADióS


EN EL NUEVO TESTAMENTO

«Después de haber hablado Dios a los padres por los profe-


tas de una manera fragmentaria y de muchos modos en el pa-
sado, 2 en estos últimos tiempos nos habló por el Hijo, a quien
constituyó heredero de todas las cosas, por quien también hizo
los mundos; 3 el cual, siendo resplandor de su gloria e impron-
ta de su esencia, el que sostiene todo, con la palabra de su poder,
después de haber llevado a cabo la purificación de los pecados,
se sentó a la diestra de la grandeza en las alturas», Heb 1,1-3.
En un solo v. concentra el autor de Heb toda la primera
etapa de la historia de la salvación. Como por etapas y de modos
muy diversos habló Dios en el AT. Los profetas que representan
a todos los mediadores de revelación de la Antigua Alianza, nos
dieron la palabra de Dios «fragmentaria y de muchos modos»:
símbolos, parábolas, parábolas representadas, visiones. sueños ...
Eran siervos enviados por su Señor. Pero al llegar la plenitud
de los tiempos, cuando empezaron los últimos tiempos, entonces
Dios no quiso ya mandar su palabra por mediación de siervos-
profetas. En estos «últimos días» Dios mandó directamente su
Palabra: «nos habló por el Hijo». Éste, como Hijo, es destello
esplendoroso de la gloria del Padre. Sus rasgos son los del Padre;
y por lo tanto cuando expresan algo -y siempre son expresi-
vos- no pueden comunicar otra cosa que la palabra entera del
Padre. Jesús, por su presencia entre los hombres y por sus ac-
ciones, es la revelación definitiva del Padre. Sólo él 1 podía serlo :
l. Jn 1,18: «A Dios nadie le ha visto jamás: el Unigénito Hijo, el
que está en el regazo del Padre, él es quien lo dio a conocer.»

385
Cortes 25
En el Nuevo Testamento

«Quien me ha visto, ha visto al Padre ... Las palabras que yo


os digo de mí mismo no las hablo ... » (Jn 14,9-10). «La palabra
que oís no es mía, sino del Padre que me ha enviado», ibid. v. 24 2 •
Jesús, pues, es la revelación definitiva del Padre en cuanto
que es su revelación perfecta; por ella Dios ya no se revela por
intermediarios simplemente humanos, sino por «un» Hijo. Es
decir, se nos revela como Padre en su Hijo, tal como es. La re-
velación del NT es, pues, perfecta en su fuente: Jesús-Padre.
Pero es imperfecta en cuanto asimilada por sus destinatarios, los
hombres. Éstos, por su inteligencia limitada, sólo pueden com-
prender parte de la revelación que les es destinada. Cuando el
evangelista oía o escribía: «El Padre y yo somos una misma cosa»
(Jn 10,30), ciertamente que no veía todo lo que la frase implica
en Dios.
Con mayor razón nosotros a veinte siglos de distancia. Nues-
tra inteligencia no puede comprender toda la riqueza impHcita
en la Palabra revelada en Jesús Hombre-Dios. Ni siquiera esta-
mos lo bastante preparados para comprender perfectamente el
lenguaje humano en que esta revelación nos ha sido transmitida.
Los hombres del s. XX no nos expresamos como los del s. l.
La revelación está destinada a unos y otros. Pero nos ha sido
dada en el estilo de los del s. l. Un estilo literario cuyas reglas
y contenido son muy diferentes de lo que encontramos en las
creaciones literarias de nuestros contemporáneos. Por eso se im-
pone un estudio de los géneros literarios existentes en tiempo
del NT. En parte se ha hecho ya 3• Pero mucho queda por hacer,
especialmente en nuestro género de discursos de adiós. Un es-
tudio de algunos textos del NT a partir de esta perspectiva nos
ayudará - esperémoslo- a comprender mejor el contenido de
la revelación.

2. Jn 8,26; 17,6.14.17; 15,15.


3. V., por ejemplo, LÉON-DUFOUR X., Études d'Évangile, Paris, 1965,
Géneros Literarios en los Evangelios (XVII Semana Bíblica Española),
Madrid, 1958, p. 5-197.

386
l. lTim 4,lss

Las epístolas 1Tiro, Tit y 2Tim son muy semejantes en es-


tilo. Los temas tratados son prácticamente los mismos. Por lo
tanto se les atribuye casi la misma finalidad a todas ellas: ex-
hortar a Timoteo y a Tito a perseverar en sus funciones de ca-
beza de las Iglesias de Efeso y de Creta. De aquí que el título
de Pastorales sea más que justificado. Son cartas privadas. diri-
gidas a particulares, pero que - a diferencia de ·la de Filemón-
tratan asuntos indirecta o directamente relacionados con toda la
comunidad. Son destinadas en último término a toda la comuni-
dad a la que Pablo saluda, 1Tim 6,21; Tit 3,15; 2Tim 4,22.
Tanto Tito como Timoteo aparecen como colaboradores ínti-
mamente y por largos años ligados a Pablo. Timoteo demuestra
una fidelidad y amistad sin par para con Pablo. Tito, por su
parte, se muestra colaborador experto en las misiones de con-
fianza que recibió, especialmente para restablecer el orden en la
comunidad de Corinto (2Cm 7,5-16). Más tarde, seguramente
después de la primera cautividad de Pablo, al pasar éste por
Creta dejará allí a Tito para que organice la comunidad (Tit 1,5).
Ambos colaboradores presiden sus comunidades respectivas; pero
más que nada dan la impresión de ser legados o vicarios apos-
tólicos de Pablo con plenos poderes; con poderes incluso· sobre
los demás presbíteros-ancianos de sus iglesias. Son como anillos
que nos permiten pasar del tiempo de los apóstoles a las iglesias
del s. 11 dirigidas por un solo obispo, asegurando así la «tradi-
ción» 4• De hecho Pablo indica explícitamente que la «tradición»
apostólica debe ser transmitida en su pureza original por Timoteo
y Tito a otros ministros fieles y capaces de asegurar a su vez la
continuidad (2Tim 2,2). De aquí la insistencia de estas cartas
en la sana doctrina, en guardar el depósito de la fe, huir de las
novedades ...
Estas exhortaciones se entienden bien si pensamos en el mo-
mento histórico que probablemente las vio nacer: los últimos

4. D. GUTHRIE, The Pastoral Epistles, London, 19643, p. 31.

387
En el Nuevo Testamento

tiempos de la vida de Pablo (63-67), Por eso las virtudes que


en ellas se aconsejan (piedad, religiosidad, sobriedad, aguante en
los sufrimientos ... ) a Timoteo y Tito - y por ellos a todos los
cristianos- representan el testamento de Pablo (en sentido amplio)
a la Iglesia universal, a cada uno de nosotros.
He aquí el texto de lTim 4,lss:

«Mas el Espíritu dice abiertamente que en los últimos


tiempos apostatarán algunos de la fe, dando oídos a espíritus
seductores y a doctrinas de demonios, 2 inducidos poi" la
hipocresía de algunos impostores, de conciencia cauterizada,
3 que proscriben el matrimonio y mandan abstenerse de man-
jares que Dios crió para que los tomasen con hacimiento
de gracias los fieles y los que conocen plenamente la verdad.
4 Porque toda criatura de Dios es buena, y nada hay que
merezca repudiarse, como se tome con hacimiento de gracias,
5 pues santifícase por la palabra de Dios y por la oración.
6 Si estas cosas sugieres a los hermanos serás excelente mi-
nistro de Cristo Jesús, nutriéndote con las palabras de la fe
y de la buena doctrina que has seguido. 7 En cambio estas
fábulas profanas y propias de viejas, recházalas. Ejercítate
a ti mismo en orden a la piedad. S Porque el ejercicio cor-
poral para poco es provechoso ; mas la piedad ¡>ara todas
las cosas es provechosa, teniendo promesa de vida, para el
presente y para el futuro; 9 digna de confianza y de toda
aceptación es la palabra. 10 Pues para eso nos fatigamos y
luchamos, pues tenemos puesta la esperanza en el Dios: vi-
viente, que es salvador de todos los hombres, mayormente
de los fieles.
11 Intima estas cosas y enséñalas. í 2 Que nadie te menos-
precie por tu juventud, antes bien, hazte dechado de los
fieles en la palabra, en e1 comportamiento, en la caridad, en
la fidelidad, en la integridad. 13 En tanto que llego aplícate
a la lectura, a la exhortación, a la enseñanza ... »

Algunos autores han querido ver en este texto una parte ca-
racterística del discurso de adiós mandado en forma de carta
por san Pablo a su «hijo» Timoteo 5•

5. El primero, J. MUNCK en su citado articulo, Discours d'adieu dans


le Nouveau Testament et dans la littérature biblique, Mélanges ded. a
M. GOGUEL, Neuchatel-Paris, 1950, p. 162; C. SPICQ, Les Ép!tres Pastora-
les, I, Paris, 1969, 4 ed.: en p. 44-45 habla, comentando nuestro texto,

388
2Tim 3,1-4,10

Pero no creo que tengamos aquí un discurso de adiós estric-


tamente hablando: la simple existencia de 2Tim y el v. 13 de
1Tim 4 nos impiden considerarlo como último discurso:. Aunque
abunden las exhortaciones-mandamientos, falta la mención de la
muerte; falta el primer motivo y probablemente el tercero. El
género discursos de adiós es narrativo: en él se nos narra lo que
hace y dice el moribundo a las puertas de la muerte. No así en
1Tim. Por lo tanto me parece que más bien hay que mirar los
vv. 1-3 como simples predicciones-constataciones de la apostasía
de los últimos tiempos; estas «predicciones» se encuentran en
muchos otros textos que no son discursos de adiós: Me 13,22;
2Tes 2,3ss; Un 2,18; Mt 24,23-24; Jds 18; 4Esdr. 4,44-5,13; 8,63-9,
6; 2Baruk 25,1-29,2; 48,30ss; 70,2ss; Mekhilta Ex 12,26; Shabb.
138b ... Citemos, en fin, 1QpHab II, 5-6 6 : «Y, en efecto·. la
interpretación de esto [se refiere a los trai]dores al final de los
días - C 1 ~ 1 i1 NM1inté -. Serán violado[res del pac]to, que no
darán fe ... »

2. 2Tim 3,1-4,10

En 2Tim, después de una exhortación general a la constancia


e intrepidez en el ministerio pastoral (1,6-2,13), Pablo instruye a
su discípulo sobre el modo de proceder frente a los falsos doc-

del género discurso de adiós. Sobre el género literario de las Pastorales


me parece más positivo y seguro lo que dice en p. 33-34, y sobre todo
en p. 153: al elaborar una Pastoral Pablo inaugura necesariamente un
«género literario» que puede que despiste a los exegetas, pero que no
era indigno de su genio, ni de su gracia de «arquitecto» (ICor 3,10), dice
SPICQ. Al fin y al cabo, para determinar el género de estas cartas no creo
que se haya encontrado, por el momento, mejor epíteto que el de «Pas-
torales».
6. Placa LV de la ed. de M. BURROWS, The Dead Sea Scrolls of St.
Mark's Monastery, v. I, New Haven, 1950. En la traducción seguimos a
J. CANTERA O. de URBINA, El Comentario de Habacuc de Qumran, Ma-
drid-Barcelona, 1960; v. el comentario de K. ELLIGER (Studien zum Haba-
kuk-Kommentar vom Toten Meer, Tübingen, 1953), p. 170-171.278-279. Las
mismas ideas en V, 7-8 (ed. M. BURROWS, ibid., placa LVII): «La inter-
pretación de esto es que no han seguido los deseos impuros de sus ojos
en los últimos tiempos de impiedad (i1l71Vii1 fPJ)»; idem en DD VI, 10;
VI, 14; v., entre otros, el comentario de K.G. KUHN en ZThK 47 (1950)
208-209.

389
En el Nuevo Testamento

tores y frente a los peligros de los últimos tiempos (2,14-4,5). En


esta segunda parte y en la conclusión de la epístola (4,6ss), en-
contramos la perícopa 2Tim 3,1-4,10, que ha dado pie a que la
carta se considere, con más o menos convencimiento, el último dis-
curso de Pablo a Timoteo, su testamento. Esta tendencia se obser-
va sobre todo a partir del citado art. de MUNCK Así H. CoNZEL-
MANN 7 nos dice que aquí (2Tim 3,1-9) aparecen más claros que
en su paralelo (1 Tim 4,1ss) los motivos del discurso de adiós;
J. JEREMIAS comentando 2Tim 4,6-8 dice que no solamente la
situación de la Iglesia exige fidelidad, sino también la situación
del apóstol que escribe su testamento en vigilias de su muerte 8;
incluso para P.D. GEALY 9, que como· DIBELIUS - CoNZELMANN no
cree en la autenticidad de la carta, 4,6-8 recuerda el discurso de
adiós de Jesús en Jn. Pero quien más reiteradamente habla de
discurso de adiós, de testamento, es SPICQ en su última edición
de las Pastorales 10•
Las observaciones de estos autores me parecen justas: se trata
de la última carta a Timoteo. Pablo está prisionero y su vida
peligra (1,8-16; 2,9); más aún, se siente morir (4,6-8); una expre-
sión, incluso, parece trasladarnos al ambiente testamentario grie-
go; en efecto, 4,1 con su ~LIXfl.IXfl"t"Úpof.!.cxL (te conjuro) recuerda los
usos en boga en Grecia durante los procesos sucesorios, según
afirma SPICQ 11 • Veamos, pues, el texto de 2Tim que más se acerca
al género discurso de adiós (3,1-4,10):

1 «Y has de saber esto, que en los postreros días 12 se


presentarán tiempos difíciles, 2 porque serán los hombres
amadores de sí mismos, amigos del dinero, fanfarrones, so-
berbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos, im-
píos, 3 sin corazón, implacables, calumniadores, incapaces
-----
7. M. DIBELIUS- H. CoNZELMANN, Die Pastoralbriefe, Tübingen, 1955,
3.a ed., p. 86.
8. J. JEREMIAS- H. STRATHMANN, Die Briefe an Timotheus und Tifus,
Gottingen, 1963, 8.a ed., p. 56.
9. The First and Second Epistles to Timothy, (IntrB, 11), New York,
1955, p. 510.
10. O.c. p. 33; 797-798 et passim.
11. O.c. p. 798.
12. Los últimos tiempos son ya los tiempos en que vive Timoteo; éstos
siempre son malos, v. p. 389. Es un lugar oomún de los discursos de adiós
en su motivo profético.

390
2Tim 3,1-4,10

de dominarse, crueles, enemigos de todo lo bueno, 4 trai-


dores, arrojados, infatuados, amigos del placer más que ami-
gos de Dios, 5 que tendrán cierta compostura de piedad,
mas que habrán renegado de lo que constituye su eficacia ;
a éstos también rehúyelos; 6 porque de éstos son los que
se cuelan por las casas y se llevan cautivas a mujercillas
cargadas de pecados, traídas y llevadas de toda suerte de
concupiscencias, 7 que siempre están aprendiendo y nunca
pueden llegar al pleno conocimiento de la verdad. 8 De la
manera que Yannés y Yambrés se opusieron a Moisés 13
así también éstos se oponen a la verdad, hombres corrom-
pidos en su mente, descalificad:os en materia de fe. 9 Mas
no lograrán nuevos avances, puesto que su demencia se hará
patente a todos, como también la de aquéllos lo fue.
1O Tú, empero, me has seguido en la doctrina, en la
conducta, en los planes, en la fe, en la longanimidad, en
la caridad, en el aguante, 11 en las persecuciones, en los
padecimientos, como los que me acaecieron en Antioquía,
en Iconio, en Listras ; ¡qué persecuciones padecí! ¡y de todas
me libró el Señor! 12 Y todos los que quieran vivir piado-
samente en Cristo Jesús serán perseguidos. 13 Mas los hom-
bres malvados y embaucadores adelantarán de mal en peor,
seductores a la vez y seducidos 14 • 14 Tú, en cambio, per-
manece en lo que aprendiste y de lo cual adquiriste certi-
dumbre, sabiendo de quiénes lo: aprendliste, 15 y que desde
tu más tierna infancia conoces las sagradas letras, las cuales
pueden hacerte sabio en orden a la salud por medio de
la fe que se halla en Cristo Jesús. 16 Toda la escritura,
divinamente inspirada, es también provechosa para la en-
señanza, para convencer, para la corrección, para la educa-
ción en la justicia, 17 para que sea cabal el hombre de
Dios, perfectamente equipado para toda obra buena.
4,1 Te conjuro en la presencia de Dios y de Cristo Jesús
que ha de juzgar a vivos y muertos 15 , y por su Manifes-

13. Sobre esta tradición hagádica precristiana v., sobre todo, MeNA-
MARA, The New Testament and the Palestinian Targum to the Pentateuch,
Rome, 1966, p. 82-96.
14. il)..ocvwvTe<; xoct n:)..ocv6>[Levo¡. Este verbo tiene a menudo en el NT
un contexto escatológico (G. HoLTZ, Die Pastoralbriefe, Berlín, 1%5, p. 186):
Mt 24,4.5.11.24; Me 13,6.22; Le 21,8; 2Tes 2,11; Ap 2,20; 12,9; 13,14; 18,
23; 19,20; 20,3.10. Compárese, p. ej., con fJEnok 104,9 [ed. del texto griego,
M. BLACK, Apocalypsis Henochi Graece (Pseudepigrapha Veteris Testa-
mentí Graece, 3), Leiden, 1970].
15. Act 10,42; 1Pe 4,5. Se trata seguramente de la fórmula de profe-
sión de fe bautismal; v. SPICQ, l.c. p. 798; G. HOLTZ, l.c. p. 190.

391
En el Nuevo Testamento

tación y por su Reino, 2 predica la palabra, insta a tiempo


y a destiempo, convence, reprende, exhorta con toda lon-
ganimidad y doctrina. 3 Porque vendrá tiempo cuando no
soportarán la sana doctrina, antes a medida de sus concu-
piscencias tomarán para sí maestros sobre maestros, con
la comezón de oídos que sentirán ; 4 y desviarán sus oídos
de la verdad, y se volverán hacia las fábulas. 5 Pero tú sé
sobrio en todo, arrostra los trabajos,, haz obra de evange-
lista, desempeña cumplidamente tu ministerio.
6 Pues yo ahora voy a ser derramado, y el momento de
mi partida ha llegado. 7 He luchado la noble lucha, he
consumado la carrera, me he conservado fiel ; 8 por lo
demás reservada me está la corona de justicia, que me dará
en aquel día el Señor, el justo juez, y no sólo a mí sino
también a todos los que habrán aguardado con amor su
Manifestación.
9 Apresúrate a venir a mí pronto, 1ü pues Demas me
abandonó por amor a este siglo ... »

En este texto tenemos casi todos los motivos del discurso de


adiós:
1. 0 En 4,6-10 vemos que Pablo anuncia su muerte y llama
a su «hijo». Nos parecerá natural que Pablo lo llame ahora su
hijo, si recordamos un poco la historia de Timoteo en Act:
nació en Listras, Act 16,1. Allí tuvo ocasión no sólo de oír la
predicación de Pablo, sino también de presenciar la fuerza del
evangelio que éste predicaba, de ver los milagros que hacía, Act
14,8-18. Además, la visión de la lapidación de san Pablo cerca
de Listras debió impresionar fuertemente al joven en favor de
la nueva fe. De hecho en su segundo viaje, en el 50, al llegar
a Listras «Pablo se encontró allí con un discípulo por nombre
Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre gentil,
que tenía a su favor el testimonio de los hermanos que había en
Listras y en Iconio; éste quiso Pablo que viniese con él; y to-
mándolo lo circuncidó a causa de los judíos ... », Act 16,1-3. Desde
ahora Timoteo será el compañero inseparable, el discípulo de
Pablo en todos sus viajes y trabajos apostólicos 16 • Las largas ca-

16. Al lado de Pablo que está prisionero en Roma, Flp 1,1; 2,19;
Col 1,1; colaborador en 2Cor 1,19; ICor 16,10-11; Rom 16,21; lTes 3,2;
Flp 2,19-23; 1Cor 4,17.

392
2Tim 3,1-4,1Qi

minatas, los peligros, la soledad de los predicadores ambulantes,


harán que entre Pablo y Timoteo vaya ligándose una amistad hu-
mano-divina que a lo largo de unos 17 años de trabajo común
(probablemente y grosso modo del 50 al 67) se irá estrechando;
finalmente, 'fimoteo no podrá estar sin Pablo, ni éste sin Timoteo.
De aquí las lágrimas de Timoteo al separarse de su maestro
(2Tim 1,4) y la insistencia de éste en que vaya a verlo, 2Tim
4,9.21; 1,4. Timoteo es para Pablo no sólo compañero inseparable,
sino hijo predilecto cuya salud fisica preocupa al padre (1 Tim ·
5,23). Pablo, en fin, lo llama muchas veces su hijo con expresio-
nes distintas, a cual más tierna 17• De estas expresiones no en-
contramos dos iguales; se diría que Pablo es como una madre
que siempre encuentra títulos de amor para su pequeño; note-
mos sobre todo que sólo una vez utiliza Pablo la fórmula esti-
lística normal de los discursos de adiós, «hijo mío», TÉx.vov !J.OU,
2Tim 2,1.
2. 0 A este su hijo (al cual ha hecho Pablo representante y
sucesor en la Iglesia más importante fundada por él, Efeso) le
manda ahora sus últimas instrucciones y exhortaciones. La carta
está llena de ellas. Instrucciones doctrinales de tipo general, casi
siempre: «Huye de las pasiones juveniles, sigue más bien tras la
justicia, la fe, la caridad, la paz con los que invocan al Señor
con limpio corazón ... » (2,22-26); «Tú, pues, hijo mío, confórtate
en la gracia que (se halla) en Cristo Jesús», 2,1. Para conocer y
poner en práctica las virtudes que le convienen, Timoteo no tiene
más que guardar y profundizar aquel depósito de doctrina que
Pablo le ha legado a través de largos años de ministerio común:
«Jesucristo, resucitado de entre }os muertos, del linaje de David,
conforme a mi evangelio» (2,8.11-13; 1,13-14; 3,10.14). «Conser-
va, guarda, recuerda» son el leitmotiv. Y es que no se trata de
mandarle nuevas e importantes verdades que hay que aprender
(como a menudo sucede en nuestro género), sino de simples alu-
siones e insinuaciones a las grandes verdades del cristianismo.
17. Un hijo que alberga en su corazón los mismos sentimientos del
Padre (tcr6~uxov), Flp 2,19-22; hijo auténtico y amado (yv~mo¡;), lTim
1,2; «mi hijo querido y fiel en el Señor» {¡.c. ou -rlfxvov cX:yOt~'IJ't'OV KOtl mcr't'ov
&v xupl<¡>), 1 Cor 4,17; es su hijo, el amado, el único, TL¡.c.o6if<¡> &:yOt~'l)'t'cjl
-rlfxv<¡>, 2Tim 1,2 (v. SPICQ, o.c. in loco).

393
En el Nuevo Testamento

Pablo quiere asegurar la transmisión de estas verdades que por


Timoteo pasarán a otros (2,2). Para poder transmitir la buena
doctrina recibida, Timoteo debe mostrarse un perfecto pastor de
almas, corregir su timidez natural (1,6-8; 2,15), dedicarse sólo y
enteramente a su oficio de Pastor (2,4-7).
3. 0 Es natural que Pablo se preocupe a las puertas de la
muerte del futuro de su Iglesia de Éfeso; el horizonte se muestra
más bien amenazador, han aparecido ya Jos primeros nubarro-
nes, 2,16-18; no obstante, la victoria final está asegurada, 3,9.
La visión del futuro es -como en la mayoría de los discur-
sos de adiós- simple constatación de un estado de cosas ya pre-
sente: la apostasía, la herejía empiezan a amenazar a la Iglesia;
negación de la resurrección futura (2,17-18), inclinación a no.ve-
dades profanas, comezón de oídos en pro de nuevas revelacio-
nes y verdades (4,3-4), inclinación a escuchar fábulas y discusio-
nes vanas más que la verdad, 2,14.16; 2,23-24; 3,7.13.
Y no obstante, aunque poseamos materialmente la casi tota-
lidad de los motivos típicos del género, no lo podemos catalogar
como un ejemplo del género testamentario. A nuestros vv. les
falta aquel tono de artificialidad que contienen casi todos nues-
tros discursos de adiós: el testamento supuesto en boca de un
personaje célebre. Hay que conceder, empero, que este argu-
mento no es decisivo. Aquí Pablo no podía adaptarse a las leyes
del género. La proximidad de la muerte era para él un hecho real
e histórico que le concernía directamente.
Más definitivos me parecen los vv. 9-10 del cap. 4. Con ellos
termina el trozo más típicamente testamentario, 4, 1-8. Y no obs-
tante, los vv. 9-10 indican, creo, que no estamos exactamente
en el género. Por dos veces Pablo pide que venga Timoteo, 4,
9.21. Se diría que, como en nuestros testamentos, el padre pide
ver a su hijo antes de morir para darle las últimas instruccio-
nes. Pero esta impresión desaparece a una lectura más atenta de
toda la carta, 1,3-4: <<Conservo sin cesar el recuerdo de ti en
mis oraciones, noche y día, suspirando por verte - al acordarme
de tus lágrimas- para sentirme colmado de gozo.» Lo que pasa
es que Pablo se siente solo en la prisión (4,10-16), y - recordan-
do las lágrimas que derramó Timoteo probablemente al verle par-

394
Conclusión

tir pnswnero- pide a aquél que venga, no para recibir sus úl-
timas instrucciones (éstas se las manda en la carta), sino para
hacerle compañía. Así, la llegada de Timoteo no será para su
instrucción (como en nuestro género), sino para el gozo de Pa-
blo, 1,4.
La personalidad literaria de Pablo era demasiado grande para
plegarse a las reglas de un género. En cambio un falsario o seu-
dónimo seguramente se hubiera dejado guiar más por las «reglas»
del discurso, de adiós.

Conclusión

El examen que acabamos de hacer de la perícopa supone la


autenticidad de las Pastorales 18 • No obstante, no se puede decir
que esta autenticidad sea algo definitivamente asegurado a los
ojos de la crítica moderna. Por otra parte, suponer que se trata
de un pseudoepígrafo cuando la crítica externa y toda la tradi-
ción hablan tan claramente en pro de la autenticidad, sería co-
meter una rfalta de metodología 19• Hay que atenerse, en principio,
a lo que el autor de la obra nos afirma en pro de la autenticidad
(lTim 1,1; Tit 1,1; 2Tim 1,1), ya que, por el momento, nadie ha
probado aún su inautenticidad de un modo convincente 20•
Pero, aunque Pablo fuera un seudónimo 21 , o, aunque se pro~
bara que sólo los detalles personales de las cartas son auténti-
cos 22, no por eso nuestro veredicto sobre 2Tim 3,1-4,9 sería di-
ferente. Sólo que si el Pablo de las Pastorales es un seudónimo,
18. Se sabe que por lo menos en algo todos los autores están de acuer-
do : las tres cartas tienen que ser de un mismo autor.
19. SPICQ, Le. p. 160.213; M. GOGUEL, Les Építres Pauliniennes d'apres
M. Loisy, en RHPhR 16 (1936) 510.
20. Una exposición honesta y clara del problema se encontrará en
J.N.D. KELLY (que se declara por la autenticidad), A Commentary on the
Pastoral Epistles, London, 1963, p. 1-36; también en pro de la paternidad
paulina J. PARRY, The Pastoral Epistles, Cambridge, 1920, p. IX-CXXVI;
también reconoce en ellas la mente de Pablo J. JEREMIAS, Le. p. 4-9;
D.G. WOHLENBERG, Die Pastoralbriefe, Leipzig, 19233, p. 13-67; D. Gu-
THRIE, Le. p. 12-52.
21. Asi, entre otros, P.D. GEALY, l.c. p. 343-374.
22. Un buen representante de la teoria de los fragmentos: E.F. ScoTT,
The Pastoral Epistles, London, 1947, 4.a reedición, p. XVIII-XXlll.

395
En el Nuevo Testamento

entonces hay que confesar que se trata de un autor del todo


excepcional. Por una parte, ha sabido dar a menudo el tono y
el estilo teológico de Pablo sin hacer ninguna copia burda. Más
aún, ha sabido imitar muy bien la psicología de un anciano en
prisión 23 ; y, finalmente, lo que me parece más extraño: querien-
do escribir el último discurso de este anciano como discurso seu-
dónimo, y aun recurriendo en gran parte (2Tim 3,1-4,9) al mé-
todo de testamento vigente en aquel tiempo, ha abandonado el
camino trillado de este método cuando más le hubiera podido
servir; el discurso, en efecto, no sale de labios de un moribundo
en presencia de su hijo querido Timoteo. Dicho de otro modo:
si 2Tim es un seudónimo, 2Tim 3,1-4,9 es artificial. Si es artificial,
demuestra que su autor conocía la literatura de testamentos o dis-
cursos de adiós. Es decir, que sabía para qué servía tal literatu-
ra: para autenticar. Sabía que el método tenía éxito, ¿por qué
entonces no escribió un testamento de Pablo, y prefirió escribir
una carta, género que de por sí no le ayudaba tanto, aunque se
supiera que Pablo había escrito otras cartas?
Incidentalmente, si las Pastorales fueran obra de un falsario,
seguramente que no hubiera encontrado tanta variedad de epí-
tetos cariñosos para Timoteo (v. nota 17) y se hubiera limitado
a copiar la expresión de los discursos de adiós, 't'éxvov [.LOU.

3. La segunda carta de Pedro

Al autor de 2Pe le preocupa la situación de los cristianos de


su tiempo. Quiere armarlos contra ciertos herejes, para que no
se dejen subyugar por ideas y prácticas contrarias a la fe de los
apóstoles. Ideas y prácticas de gente que ya no esperaba Ja vuel-
ta de Cristo, 3,3-13: el segundo advenimiento tardaba demasia-
do. Los «padres» (a lo que parece la primera generación cristia-
na, 3,4b) han muerto ya «y todo continúa de la misma manera,
lo mismo que desde el principio de la creacwm>. Sin embargo
Jesús había anunciado, Me 13,30: «En verdad os digo que no

23. SPICQ, l.c. p. 150.152-155; 189-190.

396
La segunda carta de Pedro

pasará esta generación sin que todas estas cosas se hayan reali-
zado.» Por lo tanto era fácil burlarse de la parusía, 3,4a: «¿Dónde
está la promesa de su advenimiento?» Tanto si esta negación de
la parusía era uno de sus principios doctrinales como si su re-
tardo era una simple ocasión para justificar el desenfreno moral
de los «herejes» (2,2.3.10-14.18-22), es evidente el peligro que
ello implicaba para la comunidad cristiana que hasta entonces
había centrado su vida en la aspiración a una parusía que creía
inminente 24• Por eso 2Pe desautoriza a estos falsos doctores y les
pronostica un mal fin (2,3-10.12). Por otra parte, para afirmar a
los cristianos en su «fe preciosa» (1,1) les amonesta que se aten-
gan a la autoridad segura, la Sgda. Escritura: «para que os acor-
déis de las palabras anteriormente dichas por los santos profetas
(= AT), y del mandamiento del Señor y Salvador [comunicado
por] vuestros apóstoles», 3,2 (1,12.16-21). Pero esto no basta. El
autor arranca muy bien la raíz de esta herejía: no sólo la trans-
figuración del Señor es como preludio de su advenimiento 25, sino
que además no hay tal retardo de parusía: «Esto sólo no se os
esconda, amados, que un día es para el Señor como mil años, y
mil años como un día 26• 9 No anda el Señor remiso en la pro-
mesa, al modo que algunos califican de remisión (su proceder),
sino que usa de longanimidad con vosotros, no queriendo que
algunos perezcan, sino que todos vengan a penitencia. 10 Pero
vendrá el día del Señor como ladrón ... », 3,8-10.

24.. Los escritos de Pablo constituyen, sin duda, uno de los mejores
ejemplos de la evolución de este estado de cosas en el NT. En 1Tes 4,15-18
Pablo espera ser uno de los vivientes que presenciarán la parusía (ídem
en 1Cor 15,51-52). Pero en la siguiente, 2Tes 2,1-12, les dice claramente
que el día no ha llegado aún. Y en Flp 1,23 (¿y 2Cor 5,1ss?) Pablo no
sabe con seguridad si será de los vivientes que presenciarán la parusía.
Como si el Espíritu Santo se hubiera propuesto· desilusionar a la Iglesia,
poco a poco y con delicadeza, a propósito de la inminencia de la venida
de su Esposo. Pero esta lección de realismo no impide que la ardiente
petición del Ap resuene hasta nuestros días: «Ven, Señor Jesús», 22,20.
25. Así interpretan la mayoría de comentaristas la corta narración de
la Transfiguración en 1,16-18. En contra está C. SPICQ, Les Épitres de
Saint Pierre, Paris, 1966, p . 219-220.
26. Sal 90,4. Esta relatividad del tiempo en Dios es la «palabra li-
beradora» que saca a los cristianos de su perplejidad, J. CHAINE, Cosmo-
gonie Aquatique et Conflagration finale d'apres la "secunda Petd', RB 46
(1937) 207-208; y, del mismo autor, Les Épitres Catholiques, Paris, 1939,
p. 87-88.

397
En el Nuevo Testamento

Mucho se ha discutido sobre la autenticidad de 2Pe. Las


dudas sobre la autenticidad de esta apología de la verdadera doc-
trina cristiana fueron ya sentidas por los padres de la Iglesia.
Hoy en día va creciendo, aun entre católicos 27• el número de los
que no la creen obra de san Pedro. Incluso se dudó antiguamente
de la unidad de la epístola. A veces se pensó que el cap. 2. 0 (o el
3. formaba de por sí una carta a parte 28• M. McNAMARA ha
0)

colocado de nuevo la cuestión sobre el tapete: la carta anterior


(3,1-2) mandada por el autor de 2Pe a la comunidad (o comu-
nidades) no es otra cosa que 2Pe l. El primero y el tercer cap.
de 2Pe circularían originariamente como hojas independientes.
Eso, prosigue M. McNAMARA, no nos tiene que extrañar: 2Pe
1,15 hace suponer que muchas notas o memorandums de este
tipo fueron enviados.
Aunque no entremos en el problema presentado por este autor
en su artículo sobre la unidad de 2Pe 29, el contexto de 1,15 nos
interesa de un modo especial:

12 «Por lo cual habré siempre de traeros a la memoria


estas cosas, si bien ya las sabéis y estáis afianzados en la
verdad presente. 13 Creo justo, empero, mientras permanez-
co en esta tienda, despertaros con [tales] recuerdos, 14 sa-
biendo que muy en breve se va a deshacer mi tienda 30,
según que el mismo Señor nuestro JesucristO' me lo mani-
festó. 15 Pero pondré empeño en que después de mi par-
tida tengáis siempre 3t cómo renovar el recuerdo de estas
cosas.»

27. M. McNAMARA, The Unity of Second Peter: A Reconsideration,


en Scripture, 12 (1960) 14; C. SPICQ, Les Épitres de S. Pierre, o.c. p. 188
nt 2 ..
28. T.K. CHEYNE and J.S. BLACK, «Peter, the Epistles of», col. 3684-
3685 (Encyclopaedia Bíblica, London, 1902); v. también en BJ (ed. 1961,
2.a ed.) p. 124; J. CHAINE, o.c. p. 31. Una de las razones de estas dudas
sobre la unidad es, por una parte, la gran analogía entre 2Pe 2 y Jud,
y, por otra parte, el obstáculo que supone el cap. 2. 0 para el desarrollo
«normal» de las ideas sobre la parusía en el cap. 1.0 y 3.0 de la carta.
29. L.c. p. 16-19.
30. Alusión a la muerte. El cristiano es un peregrino: «Peregrinos
y extranjeros» los llama 1Pe 2,11. La tienda, nuestro cuerpo (2Cor 5,1),
es mencionada a menudo como símbolo de la residencia del nómada:
fugaz y efímera, Heb 11,9-10; 13,14.
31. Según M. McNAMARA «siempre» (tx&a-ron:) se puede referir, como
de hecho lo refiere la totalidad de comentaristas, a «partida» (!!~o8ov),

39'8
La segunda carta de Pedro

Al comentar 1,14, algunos autores modernos 32 hablan de dis-


curso de adiós o testamento, influenciados sobre todo por lo que
dijo sobre el tema MUNCK 33• Si con la mayoría de comentadores
modernos admitimos la ficción literaria de 2Pe. es evidente que
hay que ver en este v., y en la carta en general, huellas del gé-
nero testamentario: el autor, para luchar eficazmente contra los
herejes y los que no admitían la parusía (o contra los herejes
que no admitían la parusía), pone esta apología de la doctrina
oficial de la Iglesia en boca de un anciano moribundo, del mori-
bundo más venerado, Pedro. En esto nos recuerda el primer mo-
tivo de los discursos de adiós. Pero la formulación de este primer
motivo no es la que nosotros estamos acostumbrados a ver en
nuestro género'. Además, nunca encontramos en la carta la fórmu-
la estilística «hijos míos» 34 •
Para los autores modernos que creen que 2Pe es un testa-
mento, sería muy cómodo poder ver en la «carta» el testamento
anunciado en el v. 15. Pero estos autores tienen que reconocer la
dificultad 35 : el verbo «pondré empeño», cr1tou~&crw, no está en
presente sino en futuro 36 • Además lo prometido en este versículo
difícilmente se puede ver realizado en lo restante de la carta; en
efecto, exceptuando la demasiado breve alusión a la transfigura-
ción (1,16-18), nada ni en el cap. 2. 0 (invectiva contra los falsos
doctores), ni en el cap. 3. (defensa de la parusía contra los falsos
0

doctores) corresponde a lo prometido 37• Se promete algo «para

pero en realidad se refiere a «pondre empeño» ( crTrouMcroo): «pondré em-


peño siempre en que, después de mi partida ... », l.c. p. 16-17.
32. E. KASEMANN, Eine Apologie der urchristlichen Eschatologie, ZThK
49 (1952) 278.280; Bo REICKE, The Epistles of James, Peter and lude
(AnchB, 37), New York, 1964, p. XXXI-XXXII. 146-147; Ch. H. TALBERT,
IIPeter and the Delay of the Parousia, en Vigiliae Christianae 20 (1966)
139-142; c. SPICQ, o.c. p. 193-194.
33. Art. cit. p. 161-162.
34. V. p. 60-61; &yocm¡'t'o[ es la fórmula de cap. 3,8.14.17.
35. Y de hecho así lo hace C. SPICQ, o.c. p. 218.
36. La variante crTrouM~oo no está suficientemente atestiguada.
37. En este sentido Ch. BIGG, A Critica[ and Exegetical Commentary
on the Epistles of St. Peter and St. lude, Edinburgh, 1901, p. 264-265;
J.B. MAYOR, The Epistle of St. lude and the Second Epistle of St. Peter,
London, 1907, p. CXLII-CXLIV; J. MOFFATT, The General Epístles-James,
Peter and Judas, London, 1945, 4.a reimpresión, p. 184; A.E. BARNETT,
The Second Epístle of Peter, New York, 1957, p. 182; E.M.B. GREEN,
2Peter Reconsidered, London, 1961, p. 28.

399
En el Nuevo Testamento

renovar el recuerdo de estas cosas». En el v. 12 (y 13) este r()o


cuerdo parece referirse a las principales virtudes morales cristia-
nas de los vv. precedentes (3-11); pero éstas no reaparecen en
toda la epístola. Por eso los autores modernos creen generalmen-
te 38 que es inútil buscar en la misma carta lo prometido en el
V. 15 39•
Todo esto nos impide considerar 2Pe como un verdadero ejem-
plo de nuestro género literario, a pesar de las numerosas exhor-
taciones y predicciones que se encuentran en la carta.

4. Act 20,17-38, el discurso de Mileto

«Desde Mileto, mandando recado a Éfeso, (Pablo) con-


vocó a los presbíteros de la Iglesia. 18 Y como hubieron
llegado a él40 les dijo: Vosotros sabéis, desde el primer día
que puse pie en el Asia, cómo me comporté con vosotros
todo este tiempo 41 19 sirviendo al Señor con toda humil-
dad 42, con lágrimas 43 , y en medio de las pruebas que me
sobrevinieron por las asechanzas de los judíos 44 ; 20, cómo
en nada de cuanto os pudliera aprovechar me retraje de
anunciaros y enseñaros en público y por las casas, 21 dando
testimonio 45 tanto a judios como a griegos para que se
arrepintieran hacia Dios y creyeran en nuestro Señor Jesús.
22 Y ahora he aquí que, encadenado por el Espíritu, me
dirijo a Jerusalén sin saber lo que en ella va a sobrevenir-
me, 23 sino es que el Espíritu Santo en cada ciudad me
testifica diciendo que me aguardan prisiones y tribulacio-

38. Una excepción R. LECONTE, Les Épitres Catholiques de Saint Jac-


ques, Saint lude et Saint Pierre (BJ), Paris, 1961, 2.a ed., p. 140, nota al v. 15.
39. Menos unánimes son al tratar de determinar a qué escrito alude
exactamente el v. Unos se declaran por el evangelio de Pedro, Me, otros
por la abundante literatura pseudopetrina que parece relacionarse con
este v.: Apocalipsis de Pedro, Evangelio de Pedro, Kerigma de Pedro ...
40. Unos tres días después del desembarco.
41. 1Tes 1,5; 2,10-12; 1Sm 12,2.
42. Ef 4,2; Flp 2,3; Col 3,12.
43. V. versículo 31.
44. No obstante, Filipos y Éfeso son las únicas ciudades. en que los
disturbios no vinieron de parte de los judíos; Le parece generalizar o
prever que de hecho serán los judíos de Asia los que le llevarán a juicio
en Jerusalén, Act 21,27 ..
45. O «conjurando», 1Tes 4,6; 1Tim 5,21; 2Tirn 4,1.

400
El discurso de Mileto

nes 46 • 24 Pero en nada tengo mi vida, con tal que consu-


me mi carrera y el ministerio que recibi del Señor Jesús:
dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
25 Y ahora he aquí que yo sé que ya no veréis más mi
rostro, vosotros todos entre quienes anduve predicando el
reino. 26 Por eso os testifico en el día de hoy que soy ino-
cente de la sangre de todos, 27 pues no me retraje de anun-
ciaros toda la voluntad de Dios.
28 Tened cuidado de vosotros y oo toda la grey en medio
de la cual el Espíritu Santo os puso como vigilantes para
pastorear 47 la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la
sangre de su propio [Hijo]. 29 Yo sé que después de mi
partida se introducirán entre vosotros lobos rapaces que no
perdonarán la grey ; 30 y de entre vosotros mismos sur-
girán hombres que hablarán cosas perversas para arrastrar
a los discípulos en pos de sí. 31 Por lo cual vigilad 48, re-
coniando que durante un trienio 49 , noche y día, no cesé
de amonestar con lágrimas a cada uno en particular. 32 Y
ahora os encomiendo a Dios: y a la Palabra de su gracia
que es poderosa para edificar y para dar la herencia entre
todos los que han sido santificados.
33 Plata, oro o vestido de nad'ie lo codicié 50 • 34 Vos-

46. Act 21,4.10-11; Rom 15,30-31.


47. lPe 5,1-4; Jn 21,15-17; «Iglesia de Dios» ya que «<glesia del
Señor» que presentan otros manuscritos ( = texto occidental, pJ4, A, etc.)
no tiene ningún ejemplo en el NT, y parece una corrección de un texto
difícil: para evitar la aparente mención de «su (de Dios) sangre». En
realidad lo más probable es que Le se refiera a la sangre de «su pro-
pio» Hijo (Rom 8,32 = «SU propio Hijo»); raw~, «propio», seria equi-
valente de hijo único y amado, idea expresada por ,,n, (Gn 22,2.12.16 -
LXX, &yo:n""1J'l"6~). En cuanto al problema de crítica textual que presenta
el término «<glesia de Dios», v. Ch. F. de VINE, The «Blood of God»
in Acts 20,28, en CBQ 9 (1947) 381-408. Pero más que su interpretación
de «su propia sangre» (i.e. de Dios), hay que preferir la mencionada ex-
plicación de J. DUPONT (Études sur les Actes des Apótres, Paris, 1967,
p. 55-56}, "la sangre de su propio Hijo".
48. 2Tim 4,5; ICor 16,13.
49. Exactamente dos años y tres meses: Act 19,8.10.
50. Cuando Samuel, viejo y encanecido, declina su candidatura, usa
fórmulas de contenido parecido: «Ahora bien, ya tenéis rey a vuestro
frente. Yo ya estoy viejo y encanecido y mis hijos entre vosotros están;
ante vosotros he vivido desde mi juventud hasta la hora presente. Aquí
me tenéis, declarad contra mí, ante Yahweh y en presencia de su ungi-
do, de quién he tomado yo el buey, o de quién he tomado el asno, a
quién oprimí, a quién vejé, de quién acepté soborno para cegar mis ojos
con ello; y yo os lo restituiré» (lSm 12,2-3). No obstante, es evidente
que esto solo no nos autoriza a considerar el largo discurso de Samuel
(12,1-25) como ejemplo de nuestro género.

401
Cortes 26
En el Nuevo Testamento

otros mismos bien sabéis que a mis necesidades, y a las de


los que andan conmigo han proveído estas manos 51 • 35 En
todas cosas os mostré que así, trabajando 52, hay que soco-
rrer a los débiles y acordarse de las palabras del Señor Jesús,
por cuanto él dijo: Mayor felicidad es dar que recibir.
36 Dicho esto, doblando sus rodillas, oró con todos ellos.
37 Y hubo un gran llanto de todos, que, echándose sobre
el cuello de Pablo, le besaban con ardor, 38 afligidos, sobre
todo de la palabra que había dicho, que ya no habían de
contemplar más su rostro. Y fueron con él acompañándole
hasta la nave.»

Es el tercero de los grandes discursos de Pablo en Act. El


primero va dirigido a los judíos, cap. 13, en la sinagoga de An-
tioquía de Pisidia. El segundo, cap. 17 ,22ss, a los paganos en el
areópago de Atenas. En el tercero los oyentes son cristianos, los
dirigentes de la Iglesia más importante fundada por Pablo, Efeso.
Es imposible encontrar en este discurso una estructura clara.
Tampoco es seguro que la haya: ni Pablo ni Le estaban obli-
gados, y menos en tales ocasiones, a seguir determinadas ideas
con precisión y continuidad. Una simple descripción del discur-
so tendrá por lo menos la cualidad de evitar que el número de
divisiones propuestas aumente:
. Pablo, después ~e echar una rápida ojeada a su vida pasada
(vv. 18-21), les explica su situación presente de prisionero al que
ya no verán más (vv. 22-25). Su pasado y presente ejemplares
le autorizan a dar a sus sucesores exhortaciones de vigilancia y
dedicación incansables ya que el futuro aparece, como a menu-
do en estas ocasiones, sombrío (vv. 26-35).
Aunque los autores no se hayan puesto de acuerdo para di-
vidir el discurso, sí saben cómo denominarlo. Los comentarios
a Act de los últimos años hablan de este texto en términos de
discurso de adiós o testamento espiritual. Sobre todo a partir
del citado art. de MUNCK en 1950; al hablar de Act 20,17-38, se
comentan las características del género tal como las presentó
MUNCK.

51. Act 18,3; ICor 4,12; 9,1-23; 2Cor 11,7-12; 12,13; lTes 2,9; 2Tes
3,7-9.
52. lTes 4,11; 2Tes 3,10-12.

402
Los discursos de los Hechos de los Apóstoles

Entre los últimos artículos sobre algún que otro v. de nues-


tro discurso sobresale la excelente monografía de J. DUPONT 53•
Éste dedica una parte de su introducción (p. 11-21) al estudio
de nuestro texto como género literario. A los paralelos del AT
- citados ya antes por MUNCK - , y que nosotros hemos visto
en el cap. I en su mayor parte, añade 2Baruk 44-46. En cambio
MUNCK cuando habla de este apocalipsis cita el cap. 77,1-26;
pero el cap. 77 -como vimos en p. 134 - tiene muy poco que
ver con los discursos de adiós en general, y con nuestro tema
en particular. En cambio el texto aducido por DUPoNT tiene más
de un paralelo con el discurso de Mileto y con nuestro género
literario: Baruk, avisado de su próxima muerte, «llama» a los
suyos, 43,2-44,2; les exhorta a mantenerse fieles a la ley, 44,3ss,
y, como san Pablo, a que ellos mismos «exhorten al pueblo:. ya
que ésta es su labor; porque si les instruyen, los vivifican» (45,
1-2; Act 20,26-28).

Los discursos de los Hechos de los Apóstoles


Generalmente se cree que la intención principal 54 de Act es
dar a conocer cómo en la época apostólica, bajo el impulso del
Espíritu Santo y partiendo de Jerusalén, la buena nueva llega a
los gentiles, hasta la capital del imperio. Es, por lo tanto, natural
que a pesar del título del libro no se narren en él las acciones de
los doce apóstoles, sino de dos: de Pedro y de Pablo. Se cree que
la primera sección de los Act nos cuenta, después de una introduc-
ción, sobre todo los actos de Pedro, 1,12-15,35 55 ; la segunda los
de Pablo; ésta empieza con su misión en 15,36 para terminar «ines-
peradamente» con la imagen de un Pablo prisionero que predica
53. Le Discours de Milet, Testament Pastoral de Saint Paul (Actes 20,
'18-36), (Lectio Divina, 32), Paris, 1962.
54. La cual, evidentemente, no excluye otras finalidades secundarias,
como mostrar el acuerdo fundamental entre Pedro y Pablo ... , declarar
que el Cristianismo no constituye un peligro para el Estado, ya que en
el fondo no es más que el lícito Judaísmo fiel a si mismo.
55. Es sabido que esta división, como las otras que se han propues-
to, no siempre corresponde al texto: asi la conversión de Pablo es men-
cionada en el cap. 9 y el concilio de Jerusalén, en el que Pedro tiene
función dominante, en 15,5-29; G.H.C. MACGREGOR, The Acts of the Apas-
tles, New York, 1954, p. 15.

403
En el Nuevo Testamento

en la capital del imperio «el reino de Dios ... , con franca liber-
tad, sin que nadie se lo estorbe».
En la segunda parte, dominada por completo por el héroe
Pablo, se encuentra nuestra perícopa. Si nos acercamos a ella
un poco más, veremos que está en una de las llamadas «seccio-
nes-nosotros»: en 20,15 se nos comunica que «habiendo pasa-
do por Samos, al siguiente día arribamos a Mileto. 16 Porque
había resuelto Pablo pasar de largo a Efeso, para no verse en
la precisión de gastar tiempo en Asia, ya que tenía prisa por
hallarse, si le fuese posible, en Jerusalén para el día de Pente-
costés. 17 Desde Mileto, mandando recado a Efeso:. convocó a
los presbíteros de la Iglesia ... » Esta «sección-nosotros» parece
terminarse cuando, llegados ya a Jerusalén, se nos dice: «al si-
guiente día entraba Pablo con nosotros en casa de Santiago, y
acudieron todos los presbíteros. Y después de saludarles refe-
ría ... », 21,18-19. La primera persona del plural no reaparece hasta
27,1-28,16 (inicio del viaje hacia Roma y arribo a la capital).
Evidentemente, estas «secciones-nosotros» tienen algo que ver
con un diario de viaje 56 • De hecho, pocos son los autores mo-
dernos que se nieguen a ver en el origen de estas secciones el
diario de un compañero que viajaba con Pablo 57• En esta línea,
sean cuales fueren las razones concretas del uso discontinuo de
tales secciones en Act, siempre resaltarán como fragmentos de
una fuente escrita con anterioridad, cuya historicidad es innega-
ble. Innegable, entre otras razones, por la riqueza y precisión de
detalles de todo género que estas secciones contienen: por ejem-
plo, detalles anodinos que no pueden tener ninguna finalidad re-
daccional; que sólo pueden haber sido escritos bajo la impresión
del momento 58 •

56. Ya que en la otra «sección-nosotros» (16,10-17) se trata también


de un viaje. Hay que reconocer, y se reconoce, la precisión del «diario
marítimo» al mencionar las peripecias del viaje, los lugares geográficos,
la exactitud en señalar la duración de las travesías. Así una misma tra-
yectoria dura una vez (16,11-12) dos días y otra vez cinco días (20,6).
57. F.J. FoAKES- K. LAKE, The Beginnings of Christianity, I.a, v. II,
p. 158.304; MACGREGOR, l.c. p. 16; v. también L. CERFAUX, Les Actes des
Apotres, BJ, Paris, 1958, 2.a ed., p. 15-17; E. TRocMÉ, Le «Livre des Ac-
tes» et l'histoire, Paris, 1957, p. 131ss; A. WIKENHAUSER, Die Apostelge-
schichte, Regensburg, 1956, 3.a ed., p. 11.233. Todos hablan de un diario.
58. Así en 20,8 («milagro» del joven resucitado), al describir la ha-

404
Los discursos de los Hechos de los Apóstoles

Pero nuestra perícopa, aunque se encuentre en una «sección-


nosotros», es un discurso. Sabemos que los historiadores clásico¡;
de Grecia trataban con mucha libertad los discursos. En ellos
el historiador demostraba no sólo su pericia de literato sino tam-
bién su filosofía de la historia. Dicho de otro modo, el historiador
fácilmente ponía en labios de su héroe no lo que éste había dicho,
sino lo que tenía que haber dicho, aunque a veces ni siquiera hu-
biera dicho nada. Por eso, desde DIBELIUS 59 hasta hoy día ha
habido un cierto número de autores que han visto en los discur-
sos de Act composiciones básicamente lucanas. No obstante, el
solo testimonio de los historiadores griegos no permite negar la
historicidad de los discursos de Act. TucÍDIDES - que ha sido
una de las autoridades aducidas a menudo para probar la máxi-
ma libertad de los autores griegos en los discursos 60 - parece
afirmar precisamente que en cuanto al contenido se adherirá en
lo posible a las palabras que realmente fueron pronunciadas 61 .

bitación, el testigo ocular observa: «Había lámparas en abundancia en la


estancia superior donde estábamos reunidos»; también la duración del ser-
món de Pablo ha, ciertamente, «Ímpresionado» al testigo ocular, ya que la
señala de nuevo innecesariamente después de la «resurrección» del joven
Eutico [vv. 11.7 (2); (28,23)], v. DUPONT, l.c. p. 28, nota 1; observemos tam-
bién la aparición inesperada e inútil de «cuatro vírgenes que profetizaban»
en 21,9; en las narraciones de ficción cada personaje tiene su función, y
aquí las vírgenes entran en escena para nada (K. LAKE- H.J. CADBURY,
The Beginnings of Christianity, Ja, v. IV, London, 1933, p. 268).
59. Uno de los prímeros en comparar sistemáticamente los discursos
de Act con la historiografía profana: Die Reden der Apostelgeschichte und
die antike Geschichtsschreibung (Sitzungsberichte der Heidelberger Akademie
der Wissenschaften, Phil.-hist. Klasse, 1949) (citado por E. TROCMÉ, Le.
p. 109, nt 3); el mismo texto de DIBELIUS se encontrará en Aufsiitze zur
Apostelgeschichte, Gottingen, 1951, p. 120-162: después del examen de al-
gunos historiadores griegos y latinos, concluye que la finalidad que se
impusieron era menos la de examinar si tal discurso realmente tuvo lugar
que la de ver si el discurso cuajaba con la estructura general de su libro;
éste era el criterio que decidía de la transmisión de un discurso ... , p. 125.
Ya desde la prímera mitad del siglo pasado se discutía sobre la pa-
ternidad Lucana o Paulina de los discursos de Act. Véase la historia de
las discusiones en A.M. Vrrn, L'eloquenza di S. Paolo colta al vivo da
S. Luca negli Atti, Bibl. 22 (1941) 166-175; U. WILCKENS, Die Missionsre-
den der Apostelgeschichte, Neukirchen Kreis Moers, 1963, 2.a ed., p. 7-31;
J. DUPONT, Les discours missionnaires des Actes des Ap6tres d'apres un
ouvrage récent, RB 69 (1962) 38-41.
60. B.H. STREETER, The Four Gospels. A Study of Origins, London,
1924, p. 370; K. LAKE- H.J. CADBURY, o.c., V, p. 405-406.
61. Véase la ed. crítica -con traducción al francés- de J. de Ro-
MILLY, Thucydide, la Guerre du Péloponnese, (Collection des Universités

405
En el Nuevo Te!tamento

Es cierto que TucÍDIDES es uno de los historiadores griegos más


fidedignos, y, además, contemporáneo de los hechos que narra;
hay que reconocer que no todos imitaron su sentido de respon-
sabilidad. Para algunos el discurso era solamente el momento de
demostrar la propia habilidad oratoria 62• Pero, como observó
P.P. BRUCE 63, no parece que Le en sus discursos haya querido
hacer muestras de sus posibilidades de orador. Al contrario, los
discursos de Act en este aspecto están a un nivel más bajo que
el prólogo de Act y Evangelio. Por otra parte Le también es-
cribe «historia» contemporánea, y tiene deseos de investigar con-
cienzudamente sus fuentes 64•
Además, aun los que - a partir de la historiografía griega-
sacan una conclusión más bien negativa para el común de los
discursos de Act, se confiesan en general más optimistas para
nuestro discurso de Mileto 65 •

El discurso de adiós de Mileto

No faltan, desde luego, razones para ser optimistas en el caso


del discurso de Pablo a los ancianos de :Éifeso. Como vimos, este
discurso está en una «sección-nosotros»; a pesar de ser un discur-
so cuyas ideas son aplicables a Pablo, no obstante no se descubre
de France), París, 1953, livre 1, XXII; sobre la cuestión se puede consul-
tar F.F. BRUCE, The Speeches in the Acts of the Apostles, London, 1942,
p. 6-8; T.F. GLASSON, The Speeches in Acts and Thucydides, en ET 76
(1964-1965) 165; C.S.C. WILLIAMS, The Acts of the Apostles, London, 1957,
p. 36-38.43; C.F. EvANs, «Speeches» in Acts, Mélanges Bibliques, ded. a
B. RIGAUX, Gembloux, 1970, p. 288-291.
62. Así nos lo dice DIONISIO de HALICARNASO, De Thucydide, 34 (ci-
tado por F.F. BRUCE, The Speeches ... , p. 7, nt 1), y POLIBIO al criticar la
poca seriedad de los historiadores (Hist. TI, 56,6-7, ed. y trad. al catalán,
A. RAMON I ARRUFAT -Fundació Bernat Metge- Barcelona, 1930).
63. L.c. p. 7-8; ídem en su libro The Acts of the Apostles, London,
1951, p. 18.
64. Le 1,3. Con muchos exegetas creemos que el autor de Act es el
mismo que el del tercer evangelio. La semejanza de estilo y el testimonio
de la tradición nos obligan a ello; también se deduce a veces de la iden-
tidad de estilo, que el autor de las «secciones-nos» escribió igualmente el
texto en que aquéllas se «insertaron»; pero sobre ello v. F.J. FOAKES-
K. LAKE, The Beginnings of Christianity, London, 1922, Ja, v. 11, p. 158ss.
65. Por ejemplo, H.J. CADBURY, The Making of Luke-Acts, London,
1927, p. 189.

406
El di~cur~o de adiós de Mileto

en él ninguna copia de sus cartas 66 • Por otra parte, la abundancia


de muestras de estilo lucano en el discurso de Pablo no debería
sorprender. Nadie exigirá que Lucas nos transmita las ipsissima
verba de Pablo; basta que en su propio estilo 67 nos haya transmi-
tido lo esencial del discurso de Pablo 68 • ¿Qué interés podía tener
Le en inventar este discurso de adiós? Para un grupo de autores
modernos la intención de «Le» sería proteger a la comunidad
post-apostólica de finales del s. 1 contra el peligro gnóstico que

66. El intento de probar lo contrario de parte de W. SOLTAU [Die


Herkunft der Reden in der Apostelgeschichte, ZNW 4 (1903) 133-135] no
ha sido aceptado; y con razón, ya que los textos paralelos que aduce (si-
guiendo a H. SCHULZE) [1Tes 2,1 - Act 20,18-21; 1Tes 2,8 - Act 20,24;
1Tes 2,9.11 - Act 20,34.31; !Tes 2,10.12- Act 20, (25) 26; 1Tes 3,10-11
- Act 20,25; 1Tes 3,4 - Act 20,23; lTes 5,12 y 1Tim 4,1 - Act 20,28-
29] ni siquiera son siempre verdaderos paralelos: en 1Tes 3,10-11 se trata
-como en v. 6 - de un deseo de volver a verse que, con la gracia «de
Dios, nuestro Padre, y de nuestro Señor Jesús», se realizará; en cambio
en Act Pablo cree saber -por el Espíritu Santo, v. 23 - que ya no le
verán más; en 1Tes 5,12 Pablo pide a la comunidad que tenga en estima
y consideración a los que la presiden, mientras que en Act 20,28-29 Pablo
se dirige a los presbíteros pidiéndoles que vigilen y que se cuiden de la
comunidad que les ha sido encomendada. En el mismo sentido de SoLTAU,
pero también sin convencer, M.S. ENSLIN, Once Again, Luke and Paul,
ZNW 61 (1970), 258-268.
67. Así Fr. BETHGE (citado en J. DUPONT, Le Discours de Milet .. .,
o. c. p. 29) distingue en el discurso de Mileto: 12 características del len-
guaje de Pablo; 34 características del lenguaje de Le; 43 de Le y Pablo;
K. LAKE- H.J. CADBURY (The Beginnings of Christianity, Ja, v. V, London,
1933, p. 413) cuenta unas 15 características Paulinas.
68. Así lo creen muchos exegetas modernos: para P. GARDNER Le
está presente y hay que explicar el desorden del discurso por la emoción
del momento, The Speeches of St Paul in Acts, (en Essays on Sorne Bi-
blical Questions of the Day, ed. por H.B. SwETE), London, 1909, p. 403-
404; E. JACQUIER, Les Actes des Apotres, Paris, 1926, p. 605; para A.M. VIT-
TI (l.c. p. 186) se trata casi de una instantánea de la elocuencia de Pablo
recogida al vivo por Le; F.F. BRUCE (The Acts of the Apostles, p. 377),
Le incluso puede haber tomado apuntes; MACGREGOR (l.c. p. 270-271) in-
dica acertadamente que, si tomamos el texto como composición literaria
libre debida a la pluma de Le, resulta difícil explicar por qué hay tan
poca doctrina - sólo el v. 28 - y por qué abundan tanto los datos per-
sonales; Le lo oyó y lo transmitió más tarde de memoria, A. WIKENHAUSER,
l.c., p. 233; la originalidad del discurso de Mileto puede ser debida, no
sólo a que es el único discurso de Act dirigido a los cristianos, sino tam-
bién a que Le estuvo presente y notó lo esencial de las palabras dichas,
C.S.C. WILLIAMS, J.c. p. 232; J. MUNCK, The Acts of the Apostles (revi-
sado por W.F. ALBRIGHT y C.S. MANN, New York, 1967), p. 205; no se
trata, dice J. DuPONT, de un simple resumen, es un discurso en minia-
tura (¡sabemos que Pablo los hacía mucho más largos!), cuyo texto debe
ciertamente ser atribuido a Le; éste, por lo demás, quiere sin duda trans-
mitir lo esencial del pensamiento Paulino (l.c. p. 28-29).

407
En el Nuevo Testamento

empieza a despertarse. Así, para E. IIAENCHEN 69 , el que habla no


será Pablo sino la imagen que «Le» 70 se ha hecho de él: Pablo es
el representante de la verdadera tradición, de toda la tradición
eclesiástica 71 ; por eso, continúan estos autores, el v. 20 dirá que
Pablo anunció pública y privadamente lo que les fuera provechoso
sin retener nada: es decir, los gnósticos querían hacer pasar su
doctrina como tradición secreta de PabJo 72• Por lo tanto', lo que la
Iglesia transmite como doctrina paulina es «todo el designio de
Dios» que Pablo predicó 73 (v. 27 que repite simplemente el 20).
No hay lugar para ningún añadido a este «designio divino» 74•

69. Die Apostelgeschichte, Gottingen, 1%8, 15 ed., p. 528; G. KLEIN,


Die Zwolf Apaste!, Ursprung und Gehalt einer Idee, Gottingen, 1961, p .. 179.
70. Entre comillas, ya que para HAENCHEN no se trata del médico
colaborador de Pablo; pero las razones principales aducidas por HAEN-
CHEN no parecen ser muy convincentes : el título de Apóstol negado a
Pablo en Act y el Cristianismo de Act; sobre lo último HAENCHEN (p. 103)
nos dice que el autor de Act no entendió lo que oponía verdaderamente
Pablo a los judíos ( = doctrina de la justificación sin la Ley), y creyó que
el motivo de oposición era la resurrección. Véase las observaciones de
J. DuPONT, Études sur les Actes des Apótres, Paris, 1967, p. 129-130; la
misma recensión en RB 64 (1957) 105-106.
71. HAENCHEN, o.c., p. 528.101; H. SCHÜRMANN, Traditionsgeschichtliche
Untersuchungen zu den synoptischen Evangelien, Düsseldorf, 1968, p. 323.327.
72. HAENCHEN, o.c. p. 523.528; G .. KLEIN, o.c. p. 183,
73. HAENCHEN, o.c. p. 525; en este mismo sentido H. SCHÜRMANN,
Le. p. 316-317.328.
74. En realidad parece que en el v. 27 no se trata de «todo el desig-
nio divino», sino de «toda la voluntad divina», i.e. todo lo que Dios exi-
gía de los de Éfeso como cristianos, J. DUPONT, Le Discours .. ., p. 119-
125. Con ello, DuPONT disiente de la común interpretación de este v.;
DUPONT se basa, sobre todo, en el contexto inmediato. Hay que tomar en
consideración la fuerza de y&.p (v. 27), que debe explicar «por qué»
Pablo se siente «puro de la sangre de todos», v. 26. (Compárese con T. Sirn.
6,1). Para DUPONT, el haber expuesto todo el plan salvífico o todos los
designios divinos no justifica suficientemente que Pablo se sienta inocente
respecto a la caída de los cristianos de Éfeso si ello no constituye, sobre
todo, un aviso formal de lo que Dios espera o exige de cada uno de
ellos. El autor cita como paralelo Le 7,30. Pero también aquí los comen-
taristas traducen ~ou)..1¡ por «designio divino», y es difícil demostrar que
se trata de una exégesis equivocada .. Un buen paralelo de Act 20,27, por
lo que a ~ouA1¡ respecta, lo ofrece Sab 6,4a. La comparación de 6,4a con
6,4b indica que, a veces, ~ouA1¡ no debe interpretarse, según su uso común,
«planes o designios de Dios», sino como <<Voluntad divina»; no de lo que
Él quiere realizar, sino de lo que desea que el hombre lleve a cabo. A Sab
6,4, citado por DUPONT, añádase Sab 9,9-18: nadie puede llegar al cono-
cimiento de lo que Dios quiere del rey Salomón (=de la ~ou)..1¡ de Dios),
si no es a través de la sabiduría enviada por Dios, ya que sólo «la sabi-
duría sabe lo que es recto según tus preceptos», ev eV't'OA<X¡~ O'OU, V. 9.
En este sentido, cfr. últimamente M. GILBERT, Volonté de Dieu et don

408
El discurso de adiós de Mileto

¿Qué pensar de ello? Si esta po·sición fuera aceptable, enton-


ces aparecería con claridad meridiana la artificialidad de este dis-
curso de adiós, emparentándolo aún más con los discursos de des-
pedida que hemos comentado en los capítulos precedentes. Pero
las pruebas por el momento aducidas no parecen convincentes: la
idea de no retraerse ( = decir todo, no disimular nada) en lo que
es provechoso a los demás, a la comunidad (v. 20), es una fórmula
estereotipada; así lo demuestran los textos e inscripciones citados
ad hoc por J. DUPONT 75 • Se trata de fórmulas de uso corriente y
familiar para ensalzar el recuerdo de un bienhechor de la comuni-
dad; tales fórmulas, por lo tanto, no pueden esconder el sentido que
les dan HAENCHEN, ScHÜRMANN, CoNZELMANN 76 •••
El v. 25 ofrece a estos autores otro argumento en pro de la
artificialidad del discurso de Mileto: la inclinación de Le a drama-
tizar las situaciones le hace aludir aquí de un modo explícito a la
muerte de Pablo, sabiendo que nadie puede contradecirlo porque
Pablo ha muerto ya 77• Pero también se ha argumentado (y con
igual razón) que la alusión a la muerte de Pablo sería más explícita
si ya hubiera tenido lugar 78 • En realidad este v. no nos dice si Le
escribió antes o después de la muerte de Pablo. Nada nos obliga a
pensar que Act - con su final para muchos inesperado - sea una
de la Sagesse (Sg 9,17s), Nouvelle Revue Théologique, 93 (1971) 145-166,
sobre todo p. 151-153.
Así, pues, probablemente Pablo ha catequizado a los cristianos de
Éfeso - y mayormente a sus pastores- sobre todo lo que Dios exigía
de ellos. Les ha manifestado su voluntad, sus mandamientos. Con ello se
nos abre un tema esencial a nuestro género literario, el <<mandamiento».
Pero notemos en primer lugar que si hay que traducir (3ou/..1¡ por <<Vo-
luntad» habrá que considerar estos «mandamientos» de acuerdo con el
matiz común que el término tiene en el NT, «menos como mandamien-
tos prescritos por Dios en virtud de su autoridad soberana que como con-
diciones impuestas por su sabiduría a los que El llama a gozar de su
reino, cfr. v. 25», DUPONT o.c. p.. 124. Creo que hay que respetar el
matiz escogido por Le. Le no utiliza el término estilístico de nuestro gé-
nero literario, ev-ro/..1¡. Ello es tanto más significativo cuanto que Le, si-
guiendo la tradición sinóptica, lo usa en la despedida del Señor, Act 1,2
(cfr. también Act 13,47, comparado con Me 16,15 y Mt 28,18-20). Ade-
más, Pablo no da aquí sus propios mandamientos, sino que se refiere a
una predicación pasada, lo que también lo distingue del género literario.
75. Le Discours de Milet .. ., p. 61-62.
76. H. CONZELMANN, Die Apostelgeschichte, Tübingen, 1963, p. 117.
77. H. CoNZELMANN, l.c. p. 118; HAENCHEN (citando a DIBELIUS), Le.
p. 527; C.F. EVANS, The Kerygma, JThS 7 (1956) 34-35.
78. C.S.C. WILLIAMS, o.c. p. 233.

409
En el Nuevo Testamento

obra inacabada, editada antes de la muerte de Pablo (hacia el 67).


Por eso se han propuesto diferentes fechas para Act, del 62-63 (fin
de la primera cautividad en Roma) 79 hasta principios del s. II 80 •
En realidad, si se admite, como nosotros hacemos. que el autor es
Le, el compañero de viajes de Pablo, la cuestión de la fecha parece
bastante secundaria; por otra parte, en el estado actual de los estu-
dios es difícil optar por una u otra fecha concreta. Lo más «pru-
dente será reducirse a decir que los Hechos se compusieron entre
el 60 y el 80» 81 •
Del v. 25, pues, tampoco podemos deducir sin más que Pablo
no volvió a Oriente. De hecho parece por otros testimonios -en-
tre ellos las Pastorales 82 - que Pablo sí volvió a Oriente. Por
Act 19,21 sabemos que Pablo en este tiempo tenía intención de
llegar a Roma y de allí quería viajar a España (Rom 15,23-24); es
decir, no pensaba volver a Oriente, porque «no tenía ya campo de
acción en estas regiones» (Rom 15,23). Pero la larga cautividad
- dos años en Cesarea y dos en Roma, parece 83 - , las malas no-
ticias recibidas de las comunidades del Asia, hicieron que Pablo
cambiara de plan: así en Flm 22 Pablo pide que «le preparen hos-
pedaje» en Calosas; ¿es que las esperanzas de Pablo de salir libre
del proceso en Roma no se cumplieron, y Le no quiso narrar el

79. En este sentido v. el art. de L. PIROT, «Actes des Apótres», DBS


col. 56-57; en col. 53-56 revisa las distintas soluciones dadas al proble-
ma; a completar con las informaciones dadas por J. DUPONT, Les Proble-
mes du Livre des Actes entre 1940 et 1950, en su libro Études sur les
Actes des Ap6tres, o.c. p. 21-24.
80. No obstante, el argumento principal para datar Act de finales del
siglo I parece haber perdido su peso. Este argumento ve en la obra de Le
(la obra «ad Theophilum» = Evangelio y Act), sobre todo en Le 19,42-44
y Le 21,20-24, alusiones históricas a la destrucción de Jerusalén el año 70;
alusiones con las que Le habría «editado» el texto paralelo de Me (sobre
todo Me 13,14-20). En efecto, H.C. Dooo [The Fall of Jerusalem and
the «Abomination of Desolation», en JRS 37 (1947) 47-54] ha demostrado
que los detalles del asedio dados por Le no son más que lugares comu-
nes, muy diferentes de los horribles detalles dados por Fl. JoSEFa; luga-
res comunes que recuerdan inevitablemente textos proféticos del AT sobre
la caída de Jerusalén bajo Nabucodonosor el 586 a.C., p. 48-52. En cam-
bio el texto paralelo de Me tiene otras asociaciones bíblicas. Le, pues,
no parece usar Me, sino que más bien depende de otra fuente más an-
tigua, p. 52-53.
81. J. DuPONT, «Hechos de los Apóstoles», EB col. 1156.
82. 1Tim 1,3; 3,14; 4,13; 2Tim 4,13.
83. Act 24,27; 28,30.

41Qr
El discurso de adiós de Mileto

«triste fin» (?) de este proceso, el martirio de Pablo 84? Si fuera


así, si Pablo no volvió a Oriente a pesar de sus propósitos, ¿cómo
explicar entonces la existencia de las Pastorales? Éstas, una vez
admitida su autenticidad (a lo que nosotros nos hemos visto incli-
nados) no se sitúan si no es en el contexto de un ulterior viaje a
las Iglesias de Oriente. Por otra parte, como dice J. DUPONT, no
es probable que Le no quisiera narrar la muerte de Pablo 85 y es
muy probable que no tuviera interés en contar la vuelta a Oriente;
ésta tenía que aparecer - en su plan de llevar a Pablo en marcha
triunfante hasta la capital del imperio- como una marcha atrás 86 .
Por lo tanto, probablemente Le sabía que Pablo volvió a Orien-
te. Pero lo que le interesaba era valorizar al máximo las recomen-
daciones de Pablo; y, para ello, como vio muy bien, entre otros,
J. DUPoNT 87, nada mejor que poner artificialmente estas recomen-
daciones en labios de un moribundo, es decir, nada mejor que
servirse del género discursos de adiós. De hecho Le insiste en lo
definitivo de la despedida, incluso al final de la narración (vv. 37-38).
Tanto que ExUM y TALBERT han visto en ello una confirmación
de su pretendido discurso jiástico 88• En el centro del jiasma estaría
precisamente el v. 25 y los vv. 37-38 no serían más que un apén-
dice que insiste en la idea central por si ésta hubiera pasado des-

84. Un gran número de exegetas modernos se inclina más bien por


la opción contraria: la simple mención al final de Act de «dos años» (a~­
e:-rloc) en custodia es expresión técnica del máximo tiempo de espera con-
cedido por la ley a los acusadores para que se presenten; el hecho de
mencionar dos años indica que no se presentaron; por lo tanto, con esta
mención técnica, Le alude a la puesta en libertad de Pablo. Véase la pre-
sentación de la cuestión (con bibliografía) en la comunicación de E. D."}-
BROWSKI, Le prétendu proces romain de S. Paul d' apres les recherches
récentes, en Studiorum Paulinorum Congressus lnternationalis Catholicus.
II, Romae, 1963, p. 203-205.
85. Del mismo modo que narró la de Esteban -que muere según el
modelo del Maestro- Le no podía poner mejor fin a Act que la muerte
del Apóstol según el modelo que Pablo se había propuesto imitar, Le
Discours de Milet .. ., p. 114, nt l.
86. Para entender el final de Act hay que ver cómo procede Le en su
evangelio: la meta que Le se ha propuesto, Jerusalén, impide que los dis-
cípulos vayan a Galilea, para ver allí (según Me 16,7; Mt 28,7; Le 24,6)
al Resucitado ... , sería retroceder, J. DUPONT, ibid., nt 2; en el mismo sen-
tido P. DoRNIER, Les Ép!tres Pastorales, Paris, 1969, p. 13.
87. Le Discours de Milet .. ., p. 114.
88. Ch. EXUM- Ch. TALBERT, The Structure of Paul's speech to the
Ephesian elders (Acts 20,18-35), CBQ 29 (1967) 233-236.

411
En el Nuevo Testamento

apercibida al lector. Podemos interpretar el v. 26 como declara-


ción apologética de Pablo que implica la caída de ciertos cristianos
de Efeso 89, incluyendo así este versículo en el grupo de Presagios
(grupos B del jiasma, vv. 22-24; 26-30). Pero, por una parte, los
vv. 37-38 no insisten en la idea central sino que simplemente siguen
el esquema de más de un discurso de adiós. En algunos de estos
discursos el llanto general forma parte del último acto 90 • Además
el v. 32, aunque TALBERT quiera que esté relacionado con el «re-
cordando las palabras del Señor Jesús» (v. 35), no puede recibir el
título de «Pablo testifica en su favor» (=grupo A', vv. 31-35).
Como dijimos, Le insiste artificialmente en lo definitivo de la
despedida. La artificialidad es uno de los signos del discurso de
adiós, y desde MUNCK se reconocen en el discurso de Mileto los
motivos típicos del género:
Pablo al ocaso de su vida (vv. 22-25) reúne a los suyos para ins-
truirles, vv. 17-18.
Estas instrucciones a sus sucesores en la dirección de' la Iglesia
son sobre todo exhortaciones morales: vigilancia, apostolado in-
cansable y desinteresado a imitación de Pablo, vv. 18-21; repetición
de los mismos temas (vv. 33-34), para terminar con una exhortación
a la caridad o generosidad en «socorro de los débiles», v. 35.
En tercer y último lugar, el apóstol prevé el surgir de falsos
profetas que vendrán del exterior y del interior de la misma comu-
nidad, vv. 28-31 91.

89. V. Act 18,6; Mt 27,24-25; J. DUPONT, Le Discours de Milet. . .,


p. 125-134; T. Leví 10,2; 14,2 citados ya por J. MUNCK, The Acts of the
Apostles, New York, 1%7, p. 204; cuando en un mismo contexto Jesús se
declarará inocente de la sangre de Judas (Jn 17,12) el evangelista usará
una protestación de inocencia análoga.
90. FL. JosEFO insiste también en el llanto de la muchedumbre, al se-
pararse definitivamente de Moisés, Ant. Jud. IV (VIII,48) 320-323: gran-
des y pequeños lloran a más no poder, tanto que ni siquiera el ponderado
Moisés puede retener las lágrimas; Ant. Bibl. XXXIII, 6 (discurso de Dé-
bora); también en T. Job 53: a pesar de los cánticos de alabanza y alegría
espiritual que siguen a la muerte de Job, el testamento tiene que terminar
con la escena de llanto de toda la comunidad; T. Moisés (Asunción de
Moisés) 11,1-2; ya en las despedidas de la Biblia, 1Mac 2,70; Gn 50,1.10.11
(texto recogido por el T. Jacob, copto, p. 84-85); T. Isaac, copto, p. 328.335.
91. Los diversos temas se entrecruzan como sucede a menudo en los
discursos de adiós que hemos visto; el tema de la ejemplaridad (Pablo ejem-
plo a imitar en su celo apostólico y en su independencia económica), que
MUNCK presenta aquí - y en general- como elemento del discurso de

412
El discurso de adiós de Mileto

Veamos, pues, el contenido de Act 20,17-38 en lo que tiene de


discursos de adiós. J. DUPONT empieza su excelente comentario al
discurso de Mileto partiendo del v. 18. Pero en realidad ya en el
verbo ¡.te:nxotf..Écrot't"o del v. 17 tenemos resonancias de discurso de
despedida. Se trata de un compuesto de xotf..Écu, que es el verbo uti-
lizado en la fórmula estilística de nuestro género, «llamó». Aquí,
Pablo «convoca» a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso, 7tÉ¡.tlj¡otc; •..
¡.te:'t"e:xot/..Écrot't"o 't"ouc; 7tpe:cr~u't"Épou~. Es la fórmula usada en oca-
siones similares por Le 92•
Después de hablarles de todo el tiempo pasado junto a ellos
«sirviendo al Señor con toda humildad, con lágrimas y en medio
de las pruebas» (v. 18-19), ahora, encadenado y en espera de futu-
ras tribulaciones (v. 22-23), se presenta a sí mismo como valeroso
atleta que en nada ha tenido su vida «con tal de consumar su carre-
ra y el ministerio que recibió del Señor Jesús: dar testimonio del
evangelio de la gracia de Dios» (v. 24). El v. 24, pues, está bien
trabado tanto con los vv. precedentes como con los que le siguen 93 •

adiós, no me parece suficientemente atestiguado para formar un constitutivo


aparte, v. p. 202-204. En Mileto el tema parece debido al mismo Pablo
que a menudo se presenta en las cartas como modelo a imitar, 1Cor 4,16;
Flp 3,17; 1Tes 1,6.
92. Con los mismos «discípulos» de Éfeso en 20,1, donde no se men-
ciona el contenido del discurso de despedida: [LE:'I"CX7te:[Ltj)(X[Le:vo<; ó IIcxuA.o<;
Tou<; [LCX61JTOC<; xcxt 7tcxpcxxcxA.écrcx<;, &cr7tcxcrá[Le:Vo<; l:~'ijA.Be:v, «habiendo convoca-
do a los discípulos y habiéndoles exhortado, después de saludarles, se fue ... »
Otro paralelo interesante es la llamada de José a su padre Jacob para
que baje a Egipto, Act 7,14: &7tOcr't"dAcx<; aE: 'Iwcr-l¡<p [LE:'I"E:XCXAÉ:CSOC't"O 'Icxxw~.
El contexto inmediato nos recuerda el discurso de adiós de Gn 49,29-32.
«(Jacob) murió como también nuestros padres. Fueron trasladados a Siquem
y fueron colocados en el sepulcro que había comprado Abrahán, a precio
de plata, de los hijos de Emmor en Siquem», Act 7,15b-16. El v. 16 parece
confundir dos tradiciones bíblicas diferentes: La La de Jacob, que compra
un campo a Hamor en Siquem (Gn 33,19) por cien monedas de plata. Allí
fue enterrado José, según Jos 24,32. 2.a La de Abrahán, que compra a
Efrón por 400 sidos de plata el campo de Hebrón con su doble cueva para
sepultar a Sara, Gn 23,1ss; 25,9; 50,13. Según el último discurso de Jacob,
en Hebrón fueron sepultados, además, Abrahán, Isaac, Rebeca, Leá, Gn
49,31. Allí fueron sepultados los hijos de Jacob según el testimonio de los
Patriarcas al final de los discursos de T. 12 Pa.
Una fórmula similar a 20,17 se encontrará en 10,32 (y 24,25).
93. El menosprecio de la vida (<jlux1¡v, 24a) recuerda las prisiones ._Y
y tribulaciones del v. 23; las cadenas del v. 22. El «ministerio o servicw
recibido del Señor Jesús» (3Lcxxovlcxv, 24b) es una repetición del «servicio
al Señor», 3ouA.e:uwv, v. 19. «Dar testimonio del evangelio» anunciándolo
- 3LCX[Lcxp't"upcxcrBcxL 't"O e:ucxyyé:A.Lov - incluye el anuncio kerigmático del

413
En el Nuevo Testamento

La imagen que preside el v. es la del atleta que sólo piensa en «ter-


minar» su carrera. Te/..e~óc.u unido a 8pÓjl.OV (=carrera) tiene el
mismo sentido que n/..é:c.u =acabar, terminar. Así lo demuestran
sobre todo 2Tim 4,7 y el uso que FILÓN hace de 't'<:AeLÓc.u en Le-
gum Allegoria, 111 (XXIII) 74 94• En cambio, unido a 8Locxov(ocv
( = ministerio), el verbo conserva seguramente su sentido propio,
llevar a buen término, llevar a la perfección. Del mismo modo que
Jesús en su último discurso pudo decir que «llev6 a la perfección
la obra», el mandamiento del Padre 95, así también Pablo sabe
haber corrido hasta el final y haberse impuesto siempre como
meta el llevar a la perfección el ministerio que le fue confiado·; no
que Pablo tenga conciencia de haber cumplido perfectamente su
ministerio como Jesús. Sería contradecir Flp 3,12 %. Pablo afirma
sólo que ésta ha sido la meta de toda su vida: llevar a la perfec-
ción el ministerio que le ha sido confiado directamente por Jesús.
Difícilmente 8Locxov(oc puede significar aquí lo que algunos preten-
den: el servicio de las colectas a favor de los «santos de Jerusalén».
El contexto no va a favor de esta interpretación; también se le
opone el significado común de 8Locxov(oc en Act '11. Este servicio o
evangelio presente en 25b, y es a la vez eco de los vv. 20b y 21; el v. 27
hará aun más explicito el contenido de la predicación evangélica del v. 24
añadiendo [3ou:t..i¡v. «El evangelio de la gracia de Dios» - 't"O e:úcxyyé:t..wv
't"'ijc; xápL't"O<; 't"OÜ 6e:oÜ, 24b- anticipa lo del V. 32a: «a la palabra de SU
gracia», 't"i¡i A6y(J> 't"'ijc; xápL't"O<; 0(0't"OÜ.
94. Puede verse el texto en DUPONT, o.c. p. 100; Act 13,25 usa la mis-
ma imagen de las carreras olímpicas pero con el verbo l't"A1)p6Cil, llenar;
ICor 9,24-26 abunda en la misma imagen deportiva; el uso del verbo
Te:Ae:L6Cil en Flp 3,12 representa para algunos un buen paralelo de Act 20,24;
pero estos exegetas son más bien excepción.
95. Jn 17 ,4, To ltpyov n:t..e:Lwcrcxc;, cfr. p. 484. Pablo utiliza en su últi-
mo discurso el mismo término que el Maestro. Lo que corresponde muy
bien al espíritu de 2Tim 4,6, donde se describe la muerte de Pablo como
«sacrificial», probablemente a imitación del sacrificio de Cristo, cfr. p. 485.
96. Al menos según la interpretación que comúnmente se le da: «no
que yo sea perfecto» (nn:t..dCilfLCXL).
97. Act 1,17.25; 6,4; 21,19; cfr. también Rom 11,13; 2 Cor 6,3ss; 11,8;
1Tim 1,12; 2Tim 4,11; 2Cor 5,18; y, sobre todo, 2Tim 4,5, «desempeña
cumplidamente tu ministerio», T1¡v 3Lcxxovlcxv crou l't"A1)poq¡6p1)crov. En todos
estos textos se trata o simplemente del ministerio (servicio) del apóstol, o
directamente de la predicación de la palabra; Pablo es 3Láxovoc;, servidor-
II}inistro del evangelio, Ef 3,7; Col 1,25: «ministro (de la Iglesia) ... , para
llevar a cumplimiento la palabra de Dios», l't"Al)pwcrcxL 't"ov :t..6yov Toü 6e:oi3.
No obstante, en Act 24,17 incidentalmente se habla de la finalidad del
viaje de Pablo a Jerusalén: la colecta. Basándose especialmente en este
texto, K. THIEME quisiera ver también «la colecta» en Act 20,24, Diaconie

414
El discurso de adiós de Mileto

aLIXXOVLOCSe define en V. 24b como «dar testimonio (literalmente)


al evangelio de la gracia de Dios». Se trata de ser testigo de los
hechos del evangelio y de su significación teológica. Pablo puede
serlo porque tanto a él como a los demás apóstoles se ha revelado
Jesucristo, Gal 1,11-12. La revelación de Jesucristo en Gal 1,12 es
probablemente una manifestación que tiene por objeto y por autor
a Cristo (v. 16). Esta revelación incluía no sólo el evangelio de
Pablo -la doctrina de la salvación por la fe sin las obras 98 -
sino, por lo menos, los hechos principales de la vida de Jesús:
resurrección, filiación divina... De ellos tenía que dar testimonio
en su predicación. Hechos y doctrina son los objetos del testimonio
del apóstol 99, pero parece que se subraya el aspecto doctrinal, ya
que el complemento directo de ~LIX[Locp-rÚpoccr6ocL es -ro euocyyÉALov;
por otra parte, «el evangelio de la gracia de Dios» alude a la gra-
tuidad del don del evangelio, quizás a la doctrina de la salvación
por la fe sin las obras de la Ley, cfr. v. 21b 100•
De un modo explícito el v. 25 anuncia un tema que en alguna
de sus formas está siempre presente en los discursos de adiós: la
clarividencia del moribundo. Esta característica del género (cfr.
p. 369ss) aparece en la seguridad con que el moribundo contempla
la actividad moral de toda su vida, y en este primer sentido se en-
cuentra repetidamente en el discurso de Pablo, vv. 18b-21.26-27.
3lb.33-35 101 •

primordiale, remede au schisme primordial, Dieu vivant 26 (1954) '114-117.


98. Ya que esto es lo que se discute en Gal. Según S. LYONNET el texto
no indica que Pablo lo ha recibido todo por revelación directa camino de
Damasco. Pablo «piensa en la doctrina de la salvación por la fe sin las
obras de la ley», Épitre aux Galates (BJ), Paris, 1959, 2.a ed., en su comen-
tario al texto, nota b.
99. «El hecho que Le quiera aplicar el concepto de testimonio al con-
tenido del evangelio es debido a su gran interés en poner en evidencia los
fundamentos históricos del mensaje evangélico», H. S'IRATHMANN, <<fL&:p"u~ ... >>,
TWNT p. 496. H.F. von CAMPENHAUSEN, Die Idee des Martyriums in der
alten Kirchen, Gottingen, 1936, p. 30.
100. Así lo cree DUPONT, o.c. p. 105 nt l.
101. Además, la clarividencia del v. 25 (por la que Pablo prevé que
se trata de la última reunión con los suyos) forma inclusión con el v. 38.
El versículo está también en conexión íntima con v. 22-23. El v. 25 es una
determinación más del futuro nada halagüeño anunciado por los vv. 22-23.
De ahí que tanto el v. 22 como el 25 tengan el mismo modo de empezar:
XIXL vüv !3oó, <<y ahora he aquí que ... »
El estilo de Le está presente en todo el v. No obstante señalemos aquí

415
En el Nuevo Testamento

Pero la clarividencia también está presente en la preVISion


-post factum 102- del futuro de la comunidad (=tercer motivo):
vv. 29-30. La repetición de los verbos «saber o conocer» subraya
esta clarividencia, tanto en el primer sentido (vv. 18b.34), como
en el segundo (vv. 25.29). Obsérvese la posición enfática del iyw
-yo - de nuestro v. 25; insiste en la certidunlbre de que se trata
de un adiós definitivo, «yo (lo) sé». En JEnok 91,1 el espíritu
muestra al moribundo las cosas que sucederán en general; en cam-
bio en Act 20 el «Espíritu» indica sólo el futuro doloroso que
aguarda a Pablo 103• Pero la clarividencia que le viene por el Espí-
ritu es tanta que se define prisionero por el Espíritu, en manos del
Espíritu 104 •
La fórmula que en el v. 25 introduce el futuro del apóstol
sirve también en el v. 29 para presentar el futuro de la comunidad
después de la muerte de Pablo: iyw o!aoc 8·n, «yo sé que ... » En
efecto, aunque haya quien lo ponga en duda, &qn~~v (generalmente
«llegada») indica aquí la «partida», la «muerte» de Pablo. El tér-
mino está suficientemente atestiguado como «partida» en el sentido
figurado de muerte 105 • DUPoNT hasta cree que en los discursos de
despedida es un «hecho más bien excepcional llamar a la muerte
por su nombre» 106• No me parece exacto. Nuestro género también
llama a la muerte por su nombre muchas veces (cfr. p. 381-383).
Concluyamos que tanto el uso metafórico de la muerte en los dis-

el uso absoluto de «reino», ~cxcr¡J.e:(cxv, desconocido en Le, quien siempre


utiliza «proclamar el reino de Dios» (Le 9,2; Act 28,31 ... ) o fórmulas pa-
recidas. Las cartas paulinas hablan de la «proclamación del evangelio o
de Cristo», pero no del «reino», Gal 2,2; Col 1,23; ICor 1,23; 15,12; 2Cor
1,19; 11,4; Flp 1,15 ... , DuPONT, o.c. p. 115-116; por otra parte, ouxé·n
olj¡e:cr6e: 'rO 7tp6crw7t6v [LO U recuerda no sólo Col 2,1, 1Tes 2,17 y 3,10,
sino también el último discurso de Jesús en Jn 14,30; 16,10.16a.
102. El v. 25 no narra post factum la muerte de Pablo, cfr. p. 410s. Lo
que pasa es que, con ello, Le ha querido subrayar, a la manera de los
discursos de adiós, lo definitivo de la despedida.
103.. V. 22-23; véase también 21,4. 10-11.
104. V. 22, ad~e:[Lévoc; ty6l -ri¡í 1\"VC:U[LCX'r¡. Otros entienden «atado en
el espíritu, espiritualmente». Pero siguiendo la lógica de Mt 22,13, Jn 11,44
y Act 21,11 donde «atado de manos» tiene el complemento en acusativo,
«atado de espíritu, o espiritualmente» tendría que estar en acusativo, Du-
PONT, O.C. p. 90.
105. Véanse los textos citados por DUPONT, o.c. p. 200-201, sobre todo
el discurso de adiós de Moisés, Ant. Jud. IV (VIII, 47) 315.
106. O.c. p. 202.206.

416
El discurso de adiós de Mileto

cursos de adiós como el contexto literario del v.. 29 nos obligan a


entender &~L~Lv de la muerte de Pablo-.
Pablo continúa «profetizando» que después de su muerte «se
introducirán entre vosotros lobos rapaces que no perdonarán la
grey; y de entre vosotros mismos surgirán hombres que hablarán
cosas perversas para arrastrar a los discípulos en pos de sí» 107• Se
trata, pues. de un doble peligro: exterior (v. 29) e interior (v. 30);
es decir. de falsos predicadores de fuera y de dentro de la misma
comunidad de Éfeso. Ambos peligros se encuentran denunciados
en otros versículos del NT 108• En realidad, aunque tengan origen
diferente. se trata de una misma clase de peligros. Para algunos
comentaristas son los judaizantes. Para otros, como hemos visto,
es el peligro gnóstico que empieza a despertar. Digamos con DUPoNT
que los términos en que se expresa Pablo son demasiado impre-
cisos. No nos permiten identificar con seguridad los peligros con-
cretos a que alude Pablo 109• Considerar los «últimos días», los días
que se acercan o los días en que escribe el autor, como· malos es
una tendencia obligada del género apocalíptico y de ella participan
muchos textos contemporáneos al NT (cfr. p. 389). Esta tenden-
cia se observa a menudo en los discursos de adiós 110• Por lo tanto
en el discurso de Pablo la indeterminación de los peligros puede
proceder tanto del imprevisible cariz que éstos tomarían como de
esta tendencia generalizada de la literatura apocalíptica o de los
discursos de adiós.
En vista de los peligros Pablo exhorta a los presbíteros a la vi-
107. Tanto el v. 29 (con e:!crépxo¡.¡.<Xt: 49 veces en Le; 32 en Act; 4 en
las cartas de Pablo) como el 30 recuerdan muy bien el vocabulario de Le,
excepto cpd8o¡.t<XL. Por lo que toca a «arrastrar en pos de sí» (o seducir doc-
trinalmente) abunda en Pablo: Gal 1,6-9; 5,7.10.12; Rom 16,17-18; Ef 4,14;
5,6; 1Tim 1,3-4.6-7.19; 4,1-3; 6,3-4.20-21; 2Tim 3,1.8; 4,3; Tit 1,10-11.14;
3,9-10, cfr. DUPONT, o.c. p. 209 nt 2 y p. 214-218.
108. En cuanto al peligro procedente del exterior o de otras comunida-
des señalemos siguiendo a DUPONT, ibid. p. 207-208: Mt 7,15; 2Jn 10; 2Cor
11,4; Gal 2,4. Para el interior: Act 5,36-37; Mt 24, 24; 2Pe 2,1; lJn 2,19.
109. DUPONT, o.c. p. 219. Lo mismo opina iÉ. CoTHENET, «Prophétisme
dans le Nouveau Testament.. VI La lutte contre les faux prophetes dans les
Pastorales et les iÉpitres catholiques», DBS col. 1312.1311.
110. Hela aquí en los textos de nuestro género literario: Ant. Bibl.
XXIV, 4; 1Mac 2,49; Tob 14,3b-4; Jub. 7,26-28; lEnok 91,5-7; T. Leví
10,2-4; 14,1-16,5; 17,1-18,1; T. Jud. 22,1-23,4; T. Isa. 6,1-2; T. Zab. 9,5-6.9;
T. Dan 5, 4-8; T. Neft. 4,1-2; T. Gad 8,2; T. As. 7,2.5; T. Benj. 9,1; T. Neft.
hebreo 1,7-10; 2Tim 3,1-4; 4,3-4; Jn 16,20-22.

417
Cortes 27
En el Nuevo Testamento

gilancia, v. 31. A continuación 111 pone en acción el último y más


importante recurso para la salvación de la comunidad de Efeso, en-
comendarles «a Dios y a la palabra de su gracia», -ri¡) 6ei¡) xiXl
-ri¡) Mycp -r~c; xocp~-roc; IXU't"OÜ, V. 32. Pablo intercede a favor de los
suyos. Los encomienda a Dios: en Dios estarán como en depósito.
Dios será su garante delante de Pablo 112• En Act 14,23 Pablo, y
Bernabé «encomiendan al Señor» a los presbíteros de las Iglesias
por ellos fundadas; los dos apóstoles, a su vez, «son encomendados
a la gracia de Dios» en Act 14,26. En 15,40 cuando Pablo se des-
pide «es encomendado a la gracia del Señor por los hermanos».
Tenemos, pues, en el mismo libro de los Act las fórmulas equi-
valentes a nuestro v. 32. Falta sólo determinar qué sentido hay que
dar a «la palabra de su gracia». El contexto, sobre todo si pensa-
mos en el v. 24b - «el evangelio de la gracia de Dios» -, nos
hace suponer que los presbíteros son encomendados a la misma
gracia del mensaje evangélico que predican. La «palabra» que
predican contiene la gracia divina que debe guardarlos. En Le esta
«palabra», como observa DUPoNT, adquiere una especie de pe.rso-
nalización. La vemos «crecer y multiplicarse», como «crecía y
progresaba» Jesús 113• Si admitimos este paralelismo de la «pala-

111. El v. 32 se une al 31 por la fórmula xcd -rcX vüv, «Y ahora». En


el NT sólo se encuentra en Act; por lo tanto, hay que atribuirla a Le,
DUPONT, o.c. p. 235; además en Act 24,25, y en un contexto de despedida:
-ro vüv ~xov. Como señala el mismo DUPONT, si tomamos en consideración
el claro paralelismo entre «el evangelio de la gracia de Dios» (v. 24b) y «lapa-
labra de su gracia ( = de Dios)» (v. 32), lo lógico es suponer que Pablo
en el v. 32 encomienda la palabra del evangelio a los presbíteros. Pero
sucede precisamente al revés.. El paralelismo con 24b es sólo verbal. En
cambio, lo que se describe en e'l v. 32 -«os encomiendo a Dios y a la
palabra de su gracia»- se realiza seguramente en la oración del v. 36.
El poder de la palabra de Dios es familiar a Pablo, !Tes 2,13; Rom 1,16;
ICor 1,18.23-24.
112. Según Tob 10,12 (códice Vaticano) y muchos textos extrabíblicos,
era corriente «encomendar» en depósito - 11'1Xp<X-rE6e:¡.tiXL - no sólo objetos
sino también personas queridas necesitadas de protección. Mencionemos
explícitamente por encontrarse en un discurso de despedida, la frase de
David: «Te encomiendo - 11'1Xp<X-rl6e:¡.t<XL - los hijos de Barzillay el Gala-
dita, a los cuales tratarás con gran honor y solicitud para complacerme»,
Ant. Jud. VII (XV, 1) 387, en DUPONT, o.c. p. 241-242.
113. Le 2,40.52; Act 6,7; 12,24; 19,20, textos citados ad hoc por DUPONT,
o.c. p. 243-244. Obsérvese la repetición del mismo verbo en Le y Act.,
'l)il~<Xve:v, «crecía». Le 2,40, «el niño crecía y se fortalecía», 1Jil~<X\Ie:v x<Xl
f:xp<XT<XLou-ro; compárese con Act 19,20, «la palabra del Señor crecía y se
afirmaba con fuerza», x<XTcX xpcho,; ... 1Jil~<Xve:v x<Xt tcrxue:v.

418
El discurso de adiós de Mileto

bra» con Jesús, ¿no deberíamos taínbién ver otro paralelo en Jn 17?
En su último discurso Jesús encomienda a los suyos al Padre,
«guárdalos en tu Nombre» ( = n1n1). Pero el Hijo, la Palabra, ac-
túa también en esta protección, ya que ha recibido el Nombre,
Jn 17,11: «guárdalos en tu Nombre, que tú me has dado» 114•
Pablo, como Jesús, intercede por los suyos. El tema de la interce'-
sión, además, es común a muchos discursos de adiós, cfr. p. 372-376.
Seguidamente Pablo se presenta una vez más como ejemplo a
los presbíteros de Bfeso 115• La conducta de Pablo en el pasado con
sus coadjutores, «los que estaban con él» (v, 34), tiene que ser
norma en el futuro para los presbíteros de Efeso. Estos deben
ayudar hasta con el fruto de su trabajo a los «débiles» de sus co-
munidades, v. 35a. ¿Quiénes son estos «débiles» o &:cr6e:voúvTc.uv? En
el NT el término indica casi siempre los físicamente enfermos. La
exégesis de &:cr6e:voúvTc.uv ha evolucionado curiosamente. Los Pa-
dres, hasta el s. IV, pensaron que Pablo manda ayudar material-
mente a los «pobres». Esta interpretación se mantuvo hasta el
114. Sobre este texto, véase más adelante p. 463-466. En Act 20,32 no
se dice que la «palabra» santifique, sólo que tiene el poder «para edificar
Y para dar la herencia entre todos los que han sido santificados»,
'Í¡ytoccr¡.r.é:votc;. Pero el poder santificador de la palabra resalta en Jn 17,17:
«Santifícalos - &:y!occrov - en la verdad. Tu palabra - :A6yoc; - es verdad.»
Santificar es separar de lo mundano, «poner a parte»; Jesús pide al Padre
que los guarde separados del mundo (según el sentido peyorativo que el
término tiene en Jn) en la verdad. Pero la verdad, o la palabra, hay que
tomarla también como instrumento de santificación y de purificación, por
lo menos en Jn 17,17; menos seguro que sea instrumento de santificación
en Jn 17,19 por la falta de artículo. <<La palabra tiene la fuerza de santi-
ficar a los que la acogen con una fe sin reservas. Ahora bien, Jesús es el
portador de esta palabra, es la Palabra. Su persona sobre todo en la "hora"
es revelación, es una palabra que purifica y santifica, Jn 6,63; 15,3», J. Gr-
BLET, Sanctifie-les dans la vérité (lean 17,1-26), BVC 19 (1957) 67; véase
también el comentario a Jn de BROWN R.E. (AnchB, 29A), p. 765-767. 762:
«Ser consagrados en una verdad que consiste en la palabra divina se parece
a la idea de ser purificados por la palabra de Jesús, Jn 15,3»; (de la puri-
ficación por la palabra según Jn 15,3 hablaremos más adelante, en p., 470-
472); J. REro, The Sanctification of Christ and His Disciples, ET 24 (1912-
1913) 459-460.
115. Lo ha hecho a lo largo de todo el discurso (como sucede a veces
en nuestro género literario, cfr. p. 376-379). En los vv. 29-31 les exhorta a
«Vigilan> sobre el rebaño, como él: «durante un trienio, noche y día, no
cesé de amonestar con lágrimas a cada uno en particulan>, v. 31; en el
v. 35 Pablo de un modo todavía más explícito se presenta a sus oyentes
como modelo perfecto de trabajador ... , desinteresado; úrro8dxvu¡.r.t en el
NT significa «mostraD> para enseñar; en Act 20,35, como en Jn 13,15, la
raíz y el contexto indican un ejemplo vivo que hay que imitar.

419
En el Nuevo Testamento

s. XIV, hasta NICOLÁS de Lira, que empezó a difundir la traduc-


ción de «débiles en la fe». Pero esta innovación se impuso sólo a
partir del s. XVI y en el XVIII otra vez fue puesta en duda. Hoy
son pocos los exegetas que mantienen la traducción de NICOLÁS de
Lira; la exégesis moderna ha vuelto con razón a los Padres: Pablo
exhorta a ayudar a los «pobres» 116• Algunos de estos exegetas mo-
dernos quieren precisar y limitan estos «pobres» a los «enfermos»,
ya que éste es el sentido habitual de &cr6e:v&v en el NT. Los LXX
y la literatura extrabíblica indican una clara preferencia por la falta
de fuerza física en general -no en el sentido restringj.do de en-
fermedad que aparece relativamente pocas veces. Hay que conce-
der, no obstante, que el sentido de «debilidad moral» es también
conocido por los LXX. El sentido de «pobres», aunque excepcio-
nalmente, se encuentra también en la literatura profana 117• Es, pues,
difícil decidirse por uno de estos sentidos excluyendo los otros. El
único sentido que el contexto más bien desaconseja es el de «debi-
lidad moral», ya que es difícil ver a Pablo en el primer término
de la comparación (el v. 34) ayudando a alguno de sus «débiles»
coadjutores para evitar que éstos se escandalizaran 118 • Podemos,
pues, creer que Pablo exhorta a «ayudar» 119 a los físicamente débi-
les, a los enfermos y a los pobres ... , a alguno de éstos con exclu-
sión de los demás o a todos a la vez. En cualquier caso~ es nece-
sario subrayar que se trata de una ayuda real a los necesitados,
fruto de un trabajo manual penoso 120• Además no es un consejo,
es una estricta obligación moral, ya que 3e:~ en Le y en el NT en
general indica una regla de vida dictada por Dios 121 • En el fondo,
116. Una buena exposición de la historia de la exégesis del versícu-
lo se encontrará en J.L. D'ARAGON, «Il faut soutenir les /lil'bles» (Actes
20,35), Sciences Ecclésiastiques, 7 (1955) 7-22. Resumido en Saggio di
storia del/' esegesi sul testo: «in tutti i modi vi mostrai che, fati cando cosl bi-
sogna sostenere i deboli» (Atti 20,35), La Scuola Cattolica 83 (1955) 230-235.
117. Cfr. los textos citados por DUPONT, o.c. p. 310.
118. No obstante, DUPONT cree que también hay que admitir este sen-
tido, o.c. p. 316-318.
119. 'Av·n/..o:¡L(3<ive:cr8o:L tiene el sentido general de «ayudar, cuidar, ocu-
parse de>>. En 2Cr 28,15 (que es un buen paralelo) indica el sostén físico
prestado a los prisioneros de guerra demasiado débiles (&cr8e:v&v) para andar
por sí solos.
120. Éste es el sentido de xom&oo. El término implica trabajo y cansan-
cio; las manos callosas del <<fabricante de tiendas» (Act 18,3) lo demostra-
ban claramente a los presbíteros de IÉfeso.
121. ÜRUNDMANN w., «8e:'L, atov &cr-r(», TWNT, p. 23.

420
El discurso de adiós de Mileto

pues, las palabras de Pablo tienen el mismo sentido que los «man-
damientos» de las obras de misericordia que a veces encontramos
en nuestros discursos de adiós 112• Pablo funda su precepto en las
palabras del Señor 123 : «Mayor felicidad es dar que recibir.» Estas
palabras atribuidas al «Señor Jesús» no se encuentran ni en los
evangelios ni en ninguna otra parte del NT. Además ofrecen otras
dificultades: !J.IXXcXpLov en forma neutra es desconocido del NT; en
éste los «macarismos» o bienaventuranzas se refieren siempre a
las personas no a las acciones; finalmente, los «macarismos» del
NT tienen una formulación absoluta, uno es o no es bienaventu-
rado; no hay lugar para una felicidad escatológica de más o de
menos. Porque en realidad en el NT, y por lo tanto en Act 20,35,
se trata de una felicidad escatológica que no tiene nada que ver
con la satisfacción natural del que da 124• Así lo' demuestra la moti-
vación de las bienaventuranzas: «porque vuestro es el reino de
los cielos» 125• Pero ¿cómo ha llegado Pablo a poner en boca de

122. Tob 4,7-11.16. Aquí las obras de misericordia son explícitamente


«mandamientos», ~v't'oAoc~, v. 19; en T. Job 45,2, como en los textos si-
guientes, no es explícito el «mandamiento», pero se utiliza el imperativo;
2Baruk 44,14 y cfr. p. 138 de nuestra obra; T. Isa 5,2; 2Enok XV, p. 61
(63,1-4); T. Jacob, copto, p. 87-88; T. Isaac, copto, p. 336.
123. La frase del v. 35, a partir de fl.V'l)fl.OVe:Úe:~v, tiene sabor lucano, cfr.
Act 11,16; Le 22,61; 24,6-8. Estos textos, a diferencia de Act 20,35, son
proféticos. Pero Act 20,35 es como uno de los «macarismos» o bienaventu-
ranzas del NT y éstos tienen siempre matiz profético ya que son escato-
lógicos.
También Pablo da mucha importancia a las palabras del Señor: 1Cor
9,14; 7,10.12-16; 7,25; Col 3,16; 1Tes 4,15; 1Tim 6,3. El contenido ideo-
lógico de Act 20,35 es, pues, paulino, pero el estilo es de Le, DUPONf, o.c.
p. 321.323.
124. Bajo esta perspectiva escatológica, el tercer evangelista habla de
«dar» sobre todo en Le 6,~8; 14,14; 8,18. U. HoLZMEISTER no cree que
la frase de Act 20,35 equivalga a «la felicidad está en dar, no en recibir».
Según él, se afirma que es más sublime en el reino de los cielos el gozo del
que da que la alegría natural del que recibe. Si se acepta el origen hebreo o
arameo del texto, hay que interpretarlo teniendo en cuenta la afición semita
por las antítesis. En tal caso, hay que entender Act 20,35 en el sentido de
«la felicidad está más bien en dar que en recibir», U. HoLZMEISTER, «Bea-
tum est dare non accipere>>? Act 20,35, VD 27 (1949) 98-101. Pero, como
observa DUPONT, el sentido antitético de la frase, que no admite la inter-
pretación de «más felicidad hay en dar que en recibir», está asegurado aun
partiendo sólo de los proverbios de la literatura griega, o.c. p. 334ss.
También 2Enok en un contexto escatológico exhorta a la generosidad
para con los pobres y necesitados utilizando los «macarismos», XIII, p. 45
(42,7-9.13); XIII, p. 47 (44,4) aunque aquí el contexto de discurso de adiós
es dudoso.

421
En el Nuevo Testamento

Jesús «mayor felicidad es dar que recibir»? Aunque la frase to-


mada literalmente no sea atribuible a Jesús, es indudable que expre-
sa una de las más claras lecciones de su vida y doctrina 126; es un
resumen de las enseñanzas de Jesús bajo el ropaje literario de un
proverbio popular griego, o de un proverbio popular semita tra-
ducido al griego 121.
«Dicho esto 128, doblando sus rodillas, oró», v. 36. La importan-
cia de la oración en Le - tanto en su evangelio como en los Act-
es cosa reconocida 129• Para nosotros tiene interés recordar cuál es
el último acto de las despedidas en Le: la oración, Act 14,23.26;
15,40; 21,5.14. Hemos mencionado ya alguna de estas despedidas
al hablar del v. 32. El paralelo más importante es, desde luego, 21,5
donde se utiliza prácticamente la misma fórmula de Act 20,36
(cfr. nota 128). En ambas despedidas se trata de una oración co-
munitaria. Si en Act 20,36 es explícito que Pablo dirige la oración,
en Act 21,5 está claro que se trata de la oración de la comunidad,
ya que el verbo está en plural, n-pocre:u~IÍ.fLe:vm. Después del discur-
so de adiós de los cap. 43-46 de 2Baruk, éste ora solo, pero es
una oración hecha en plural desde 48,12ss 130 . Es otro modo de in-
125. Le 6,20; «bienaventurados los que ahora padecéis hambre, porque
seréis hartos ... en el cielo», 6,21-23.
126. Véase, p. ej., Le 6,29-30. 34-35; 6,38.
127. Unos creen que Act 20,35 es un proverbio del mundo greco-ro-
mano que ha sido puesto en boca de Jesús. Asi JEREMIAS J., Unbekannte
Jesusworte (Beitriige zur Forderung christ. Theol. 45,2)>, Gütersloh, 1965,
p. 37 (reimpresión de la 3.a ed.). JEREMIAS sigue en esto a HAENCHEN, o.c.
p. 527 nt 5 (ed. 13). Según otros, es un proverbio judio que ha sufrido la
influencia del griego al ser traducido, asi DuPONT, o.c. p. 328-330.
128. Tocü-roc se refiere a las últimas palabras del v. 35. El v. 36 en
realidad es una repetición de la oración del v. 32 o su actualización.
La oración de Jesús en Getsemani se describe igual que la de Pedro y
que la de Pablo, ee:t.; -r,X y6voc-roc 7tpocrr¡óxe:-ro, Le 22,41, Act 9,40 y 20,36.
En Act 21,5 se añade a la frase una anotación de lugar y el verbo se pone
en pl. La oración de Esteban utiliza la misma construcción para describir
la acción de arrodillarse, ee:t.; al: -r,X y6voc-roc, Act 7,60; al decir de los téc-
nicos, nada elegante en griego, cfr. DUPONT, o.c. p. 344.
En el T. Moisés, éste ora e intercede por su pueblo teniendo «sus ro-
dillas clavadas en el suelo», «genua sua infixa in terra», 11,17.
129. P. ej., si comparamos Le con los demás sinópticos, es el que más
insiste sobre la obligación de la oración. En lugar de las tres menciones
de la oración de Jesús en Mt y Me el evangelio de Le contiene ocho, Du-
PONT, o.c. p. 349-364. Sobre el tema de la oración en Le, cfr. A. HAMMAN,
La Priere. 1 Le Nouveau Testament (Bibliotheque de Théologie), Tournai,
1959, sobre todo p. 144-158.
130. Josué en su último discurso intercede también por su pueblo,

422
El discurso de adiós de Mileto

dicar la oración comunitaria dirigida por el presidente de la asam-


blea. En Act 20,36 se nos dice lo mismo por medio de los verbos
en singular y cruv 7tOCI1~V cdrc-o~c;. «COn todos ellos». Esta cons-
trucción adverbi!ll tiene varios paralelos en el libro de los Act 131 •
La perseverancia y el carácter comunitario son rasgos esencia-
les de la oración en Act y en las cartas paulinas 132 : Act 1,14; 2,46;
4,24 y 5,12. Aunque en Act 5,12 no se habla de oración de un modo
explícito, hay que suponerla; bajo el pórtico de Salomón, en el
Templo, se reuniría la incipiente comunidad cristiana para escu-
char a los apóstoles y para orar 133 • En todos estos textos el ad-
verbio Ó[Lo8u[L~Mv (<<Unánimemente», «con un solo corazón») ex-
presa el carácter comunitario de la oración. Según H.W. HEIDLAND
el uso del término es polifacético. Con todo, partiendo de la litera-
tura profana, podemos atribuir al término estas dos notas: l.a No
indica necesariamente una simpatía personal entre los que toman
parte en una acción sino más bien un interés real en esta misma
acción. 2. a Esta unanimidad no viene de dentro sino de fuera, y
eso tanto en la literatura profana como en el NT. En éste la una-
nimidad no es algo natural que se presupone presente; es algo que

Ant. Bibl. XXIV, 3. En Ant. Bibl. XIX, 8-9 Moisés intercede por los su-
yos; igualmente Jacob en Ant. Jud. II (VIII, 1) 194.
En 1Cr 29, 10-11. 17-19 el rey David intercede por su pueblo y por
su hijo Salomón antes de morir; al final, y por invitación de David, toda la
asamblea bendice a Dios, <<Y arrodillándose adoraron a Dios y al rey>>,
v. 20; en 1Re 8, 14-54, aunque no sea un último discurso, tenemos un
ejemplo bastante parecido al de 2Baruk. Salomón permanece arrodillado
durante la larga oración de la dedicación del Templo. La oración se for-
mula en plural, pero reza solamente el rey.
131. En Act 2,14 Pedro se levantó «con los once» {cruv -ro!:~ ~vae:x,;)
pero sólo él dirige el discurso a la multitud (v. 14b-36); la multitud escucha
«su voz» (=singular, v. 41) aunque la pregunta del v. 37 iba dirigida a
«Pedro y a los demás apóstoles»; en Act 10,2 vemos que Cornelio, «pia-
doso y temeroso de Dios con toda su casa - cruv n:,;v-rl -r0 o'Cxcp ,;u-roü -,
hacía muchas limosnas al pueblo y oraba a Dios continuamente»; fórmu-
las parecidas en Act 16,32 y 18,8.
132. Cuando Pablo exhorta a la oración perseverante en Rom 12,12,
Col 4,2, Ef 6,18, se trata de la oración comunitaria, ya que Pablo no es-
cribe a individuos particulares sino a las comunidades en cuanto tales.
Véanse también los demás textos Paulinos citados por DUPONT, o.c.
p. 365-366. Sobre todo Rom 15,5-6: «Que el Dios de la constancia y de la
consolación os dé un mismo sentir (-ro ,;Ü-ro cppove:i:v tv &:A):f¡).o~~) según
Cristo Jesús, para que unánimes, a una sola voz (ó[LoSu[L<XIlov tv é:vl crT6-
[L<X-r~) glorifiquéis a Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo.»
133. DUPONT, o.c. p. 364-365.

423
En el Nuevo Testamento

«se hace», cfr. el ytvo¡.Lon de Act 15,25, aunque en el fondo es un


don de Dios a la comunidad 134• En Act 4,24 el término Ó¡.Lo6u¡.Loc86v
lleva precisamente el peso de toda la frase 135• A los apóstoles que
acaban de anunciar el resultado de su juicio delante del Sanedrín
la comunidad responde «unánimemente» con una larga profesión de
fe, vv. 24-28. Esta unanimidad en la oración o en la profesión
de fe ya la vimos en el último discurso de J acob 136 : TN y TJII
en Gn 49,2 y en Dt 6,4. El Tg utiliza una fórmula adverbial equi-
valente a la de Act, N,n::J, sicut unwn, <<Unánimemente».
Esta unanimidad no es explícita en Act 20,36. Pero hemos vis-
to que se trata de una oración comunitaria. Lo más lógico es en-
tenderla como las demás oraciones comunitarias de Act, hecha,
pues, con unanimidad. El autor de Act no nos da tampoco el texto
de esta oración. Probablemente sería una repetición de Act 20,
18-35 en forma de alabanza, acción de gracias o intercesión como
Jn 17 lo es de Jn 13,31-16,33.
¿Cómo hay que catalogar, pues, el discurso de Mileto entre los
discursos de adiós? MUNcK 137, a quien cita C.S.C. WILLIAMS,
habla de «un excelente ejemplo de discurso de adiós». Si esto fuera
verdad cabría preguntarse ahora -por lo menos metodológica-
mente, como hace el mismo WILLIAMS 138 - : ¿es que Le no copió
a finales del s. I las normas del discurso de adiós? La pregunta
- a pesar de lo dicho en pro de la autenticidad del texto- no
dejaría de tener su peso. Mas WILLIAMS concluye prudentemente:
la forma literaria de una narración no puede determinar el valor
histórico de ésta 139• La conclusión me parece acertada. Pero se exa-
gera al calificar nuestra narración de «ejemplo excelente» del géne-
ro. De hecho le faltan las características lingüísticas, sobre todo· la
fórmula «hijos míos» que tan a menudo se encuentra en nuestro
género (v. p. 60s).
Se trata, pues, de un verdadero discurso de adiós tal como
134. H.W. HEIDLAND, «Ó(l.o6U(J.~Xa6v», TWNT p. 185-186.
135. A. HAMMAN, o.c. p. 173; J. NIELEN subraya la importancia del
término en Act, Gebet und Gottesdienst im Neuen Testament, Freiburg i. B.,
1937, p. 146-149.
136. Cfr. p. 305.323-325.
137. Art. cit. p. 159.
138. L.c. p. 232.
139. !bid.

424
El último discurso de Jesús

lo encontramos en los otros modelos del género; más aún, del


discurso de adiós más claro del NT. El discurso de Pablo nos
ha sido conservado por lo menos en su contenido básico. Le se
ha limitado a subrayar la solemnidad del momento haciendo del
discurso de despedida las últimas palabras de Pablo a los diri-
gentes de la comunidad cristiana; pero su pericia y talento crea-
dor han evitado que con el cuadro general del género copiara
también las fórmulas estilísticas del mismo; Le quería presentar-
nos un verdadero discurso de adiós que tenía que servir no sólo
a los de :Éfeso sino a la Iglesia entera: Pablo es el ejemplo que
tienen que imitar los pastores de la comunidad cristiana.

5. Jn 13-17, el último discurso de Jesús

Introducción: Toda obra de literatura está hecha de algún


modo para transmitir ideas o sentimientos al lector. Para ello
el autor posee sólo un medio: la palabra escrita. :Ésta, si bien
asegura la supervivencia del mensaje, lo oscurece también. La
palabra, por el simple hecho de ser pronunciada, tiene cierta
acentuación o tono que colorea su significación. Esta coloración
necesariamente desaparece al transformarse en palabra escrita, lo
que explica algo de la dificultad en que el lector se encuentra
cuando quiere captar con exactitud todas las ideas y sentimientos
que un autor determinado pretendió transmitir por su obra. Por
otra parte, ésta será aún más difícil de entender si se encuentra
alejada del lector en el tiempo y en el espacio.
Esto justifica, ya por sí solo, la gran cantidad de literatura
moderna 140 dedicada a ayudarnos a comprender el evangelio de
J n. Sin embargo, ninguno de los comentaristas modernos negaría
que lo que más nos ayuda a percibir el tono, el mensaje de Jn,
es descubrir por qué el autor del 4. 0 evangelio decidió un día es-
cribirlo. Pero, por desgracia, estos comentaristas no acaban de

140. Para hacerse una idea aproximativa de ello basta ojear E. MALA·
TESTA, St. John's Gospel, 1920-1965. A Cumulative and Classified Biblio-
f?raphy of Books and Periodical Literature on the Fourth Gospel (AB, 32),
Rome, 1967. ¡Contiene 178 páginas de bibliografía!

425
·En el Nuevo Testamento

ponerse de acuerdo sobre la finalidad que persigue Jn. Sin entrar


en la polémica, a nosotros nos basta, de momento, abrir el evan-
gelio en 20,30-31 y leer: «Obró, además, Jesús en presencia de
los discípulos otros muchos signos que no han sido escritos en
este libro. Y éstos han sido escritos para que creáis que Jesús
es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyéndolo tengáis vida
en el nombre suyo». La fe (y la vida) de los discípulos (o de los
paganos) es lo que quiso obtener Jn. Para ello escribió estos «sig-
nos», los cuales no parecen ser sólo las apariciones del Resu-
citado (en el cap. 20), sino todos los milagros de Jn. Estos signos
empiezan con el de las bodas de Caná, 2,11: «Este primer signo
hízolo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria y creye-
ron en él sus discípulos.» A este signo-milagro siguen otros:
... en el mismo lugar «donde había convertido el agua en vino»
sanó Jesús al hijo de un oficial real. «Este segundo signo hízolo
Jesús nuevamente a su vuelta de Judea a Galilea» (4,46-54).
Estos signos, que transforman y dan nueva vida, culminan en
la resurrección de Lázaro que es la victoria de la «vida» sobre
la «muerte» 141 • Como nos dice Jn 2,11, estos signos son tam-
bién obras portentosas que manifiestan la gloria de Cristo, el
poder divino en manos de Cristo 142• Esta gloria no tiene nada
que ver con el renombre humano que le proporcionan los prodi-
gios 143 • No parece ligada a ningún momento ni vicisitud humana.
Su gloria depende sólo de la llegada de aquella «hora» seña-
lada por el Padre. Esta hora empieza por intercesión de María
en las bodas de Caná y continúa a través de todos los milagros-
signos 144; pero de esta «hora» sólo oiremos el último toque en
el momento de la Pasión y Resurrección de Jesús. Así nos lo
advierte repetidamente Jn en el discurso de despedida, 13-17, a
partir de la introducción de estos cinco capítulos, 13,1: «Antes
de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que era llegada su hora
de pasar de este mundo al Padre ... » Y cuando en la salida de'

141. H.C. Dooo, The lnterpretation of the Fourth Gospel, Cambridge,


1953, p. 364-367.
142. Es la misma gloria que el Verbo tenía como Hijo único en el
seno del Padre, 1,14.
143. 8,50.54.
144. 2,11; 11,4.40; 12,23ss.37.

426
El último discurso de Jesús

Judas hacia la «noche» empieza a actuar el primer resorte ín-


timo de la Pasión, Jesús comenta, 13,31-32: «Ahora ha sido glo-
rificado el Hijo del Hombre, y Dios ha sido glorificado en él.
Si Dios ha sido glorificado en él, Dios, a su vez, le glorificará
en sí, y presto le glo.rificará. » En la oración por la unidad se
nos dice que ha llegado la «hora», y por tanto Jesús ruega por
su glorificación definitiva, 17,1: «Padre. ha llegado la hora, glo-
rifica a tu hijo para que el hijo te glorifique a ti ... Y ahora (v. 5),
glorifícame Tú, Padre, cabe ti mismo, con la gloria que cabe
ti yo tenía antes que el mundo fuese.» Esta gloria será un día
visible a todos los creyentes por los que Jesús termina su ora-
ción (v. 24): «Padre, los que me has dado quiero que, donde
estoy yo, también ellos estén conmigo, para que contemplen mi
gloria que me has dado, porque me amaste antes de la creación
del mundo.» Si en estos caps. -que introducen a la historia de
la Pasión- se insiste tanto sobre la gloria 145 es que precisamente
en la Pasión-Resurrección Jesús es glorificado. En efecto, para
Jn ser glorificado, levantado en alto, es lo mismo que ser cruci-
ficado, ó~oüv, 12,32.
Es evidente que el «significado» de la Cruz no se agota con
esta breve mención de la gloria de Jesús. De hecho, a fin de ex-
plicar todo su contenido y significación cristiana, Jn escribió los
largos capítulos 13-17.

I. Orden de los capítulos

Hasta ahora estuvimos hablando «del» discurso de despedi-


da de Cristo. Pero ¿tenemos derecho a hablar así cuando en 14,31,
después de haber hablado largamente Jesús a sus discípulos, les
dice: «(Esto sucede) para que conozca el mundo que amo al
Padre, y que como me lo mandó el Padre así lo hago. Levantaos,
vamos de aquí» 146? Este final de discurso se entiende muy bien
145. Así R.E. BROWN (The Gospel according to John I-XII, New York,
1966, AnchB, 29, p. CXXXVIII) titula la segunda parte del cuarto evange-
lio (13,1-20,31) «El libro de Gloria».
146. Así C.K. BARRE'IT, The Gospel according to St. John, London,
1955, p. 392; J.H. BERNARD, A Critica[ and Exegetical Commentary on the

427
En el Nuevo Testamento

si va seguido del comienzo de la Pasión, 18,1: «Dicho esto salió


Jesús con sus discípulos a la otra parte del torrente de Cedrón,
donde había un huerto ... » Pero a 14,31 le siguen los caps. 15-16
(y 17), que en realidad son también discursos de despedida. Por
eso unos comentaristas han visto en 15-17 ·la conversación habida
camino ya de Getsemaní. Otros muchos los han explicado como
páginas desplazadas de su sitio original 147• Pero hoy día la opi-
nión se inclina por otra solución más convincente y que tiene
la doble ventaja de interpretar 14,31b en su sentido natural 148,
y de respetar el orden actual de 13-17. Los caps. 15-16 no son
más que los primeros esbozos del cap. 14, o ulteriores reelabora-
ciones del mismo tema. El autor o editor quiso añadir al texto las
ulteriores (o antiguas) redacciones del discurso de adiós 149 • La
Gospel according to St. lohn, Edinburgh, 1928, v. II, p. 556 ... También sin
suplir nada se podría traducir: «Para que conozca el mundo que amo al
Padre, así lo hago como me lo mandó el Padre: levantaos, vamos de aquí.»
De todos modos el sentido es el mismo: Jesús sale del Cenáculo a la
Pasión para obedecer a un mandamiento del Padre y para que el mundo
conozca el amor del Hijo al Padre.
147. En este caso se traslada en general el cap. 14 inmediatamente
antes del cap .. 17; como representante de esta teoría, J.H. BERNARD, o.c.
v. II, p. 458; v. I, p. XX-XXIII. P.R. HOARE, The Original Order and
Chapters of St. lohn's Gospel, London, 1944, representa el intento de reor-
denar totalmente Jn. La dificultad del 14,31 queda no obstante en pie,
p. 153-154.143. El reordenamiento de HoARE se hace según principios arit-
méticos, pero está basado en muchas suposiciones improbadas y, a veces,
improbables (como suponer que primero se escribía en las hojas y que sólo
después éstas se juntaban entre si para formar el rollo de papiro, p. 9.28);
v. la critica de W.G. WILSON en JThS 50 (1949) 59-60. En el articulo de
N. URICCHIO [La teoria delle trasposizioni nel Vangelo di S. Giovanni,
Bibl 31 (1950) 129-163] hay una buena recensión de este tipo de reordena-
mientos a través de su historia, desde la Edad Media hasta el 1944: sobre-
sale la gran variedad de argumentos y soluciones presentadas; por eso hoy
día se abandona por lo general esta manera de solucionar el problema del
orden en Jn, D. CRossAN, The Gospel of Eterna! Lije, Milwaukee, 1967,
p. 42, nt 4; lo mismo piensa Dooo, o ..c. p. 289-290; idem en BARRETT, o.c.
p. 18-20.
148. No espiritual, como parece interpretar las palabras «levantaos,
vamos de aquí» Dooo. Según él, se nos habla sólo de un movimiento espi-
ritual. Se trata de la misma escena que en Me 14,41-42 se encuentra en
Getsemani; la tradición oral, representada por Jn, la coloca en el Cenáculo,
o.c. p. 407-409.
149. En esta linea C. CHARLIER, La Présence dans l'absence (lean
13,31-14,3J), en la BVC 2 (1953) 62; C.K. BARRETT, o. c. p. 379-380: ver-
siones alternativas de un mismo discurso; A. GEORGE, «L'Heure» de
lean XVIJ, RB 61 (1954) 393; W. WILKENS, Die Entstehungsgeschichte des
vierten Evangeliums, Zollikon, 1958, p. 114-115; D.M. SMITH Jr., The Com-
position and Order of the Fourth Gospel. Bultmann's Literary Theory,

428
El último discurso de J es.ús.

cosa me parece más probable aún si añadimos que 15-16 fueron


incluidos por un editor(es), que, por el respeto que le inspiraban
los textos, no quiso adaptarlos a la nueva inserción y por lo tanto
dejó intacto 14,31 1so.
Así que para explicar el discurso del cap. 14 nada mejor que
acudir a las resonancias del mismo discurso en 15-16. De hecho,
como han visto diversos autores lSI, los temas de 14 y 15-16 se
repiten y se complementan.
También se está de común acuerdo en ver más o menos estos
mismos temas en el cap. 17 en forma de oración que concluye
el discurso de adiós 152• Dono señaló que en la literatura Hermé-

New Haven-London, 1965, p. 239; H. van den BusscHE, lean. Commentaire


de l'Évangile Spirituel, Bruges, 1967, p. 370: a los ojos de Juan la realidad
de aquel anochecer fue después tan rica que tres redacciones (contando el
cap. 17) no le parecieron demasiado para circunscribirla; y, finalmente, aun-
que por razones diferentes, D. DEEKS, The Structure of the Fourth Gospel,
en NTSt 15 (1968-1969) 119.
150. Así D. MOLLAT, L'Évangile de. Saint lean (BJ, 19602), p. 26; de
modo semejante: R.E. BROWN, o.c. p. XXXVII; también en el segundo
volumen (v. 29A), p. 583-587.594; R. SCHNACKENBURG, Das Johannesevan-
gelium, 1 Teil, Freiburg-Basel-Wien, 1965, p. 34.36.44.54.60.
151. Así R.E. BROWN [The Paraclete in the Fourth Gospel, NTSt 13
(1966-1967) 115, nt 1 y 2] nota los puntos de contacto temáticos y estruc-
turales entre 14 y 16,4-33: ambos textos empiezan con el anuncio de la
partida de Jesús, tristeza y consolación de los discípulos; la cuestión de
adónde va Jesús (14,4-5; 16,5); dos secciones que hablan del Paráclito
(14,15-17.26; 16,7-11.13-14); verán a Jesús de nuevo dentro de poco (14,
19-21; 16,16-22); promesa de intimidad con el Padre (14,23-24; 16,26-27);
el tema de la oración que será respondida por el Hijo (14,13-14) o por el
Padre en nombre del Hijo (16,23-24).
Está claro, además, que algunos de estos temas se encuentran también
en el cap. 15: la oración en nombre de Jesús a la que el Padre accederá
(15,16b); también se habla del envío del Paráclito (15,26); y de la con-
solación o alegría (15,11); igualmente en el v. 29A del mismo autor, pá-
gina 589-593.
152. A pesar de R. BUL1MANN, para quien es obvio que 13-17 están
desordenados. Basándose, en parte, en la hipótesis de un desplazamiento
de páginas (v. nt 106) que originó un desorden completo, sobre todo en
el centro del evangelio, reorganiza - y reconstruye audazmente- el orden
primitivo: la oración del cap. 17 no concluye los discursos de adiós sino
que los anticipa; 17,1 (reconstruido) sigue a 13,30; 13,31, «ahora ha sido
glorificado el Hijo del Hombre», sigue bien a la petición de la glorifica-
ción del Hijo del Hombre en 17,1... Pero para sostener su orden BULT-
MANN se ve obligado demasiado a menudo a cambiar el texto; en 13,1-3
hay una introducción a la oración, introducción que consta nada menos
que de 13,3la, 13,1 y 17,1. Véase el art. de BULTMANN, «Johannesevange-
lium», en RGG, col. 841; Das Evangelium des lohannes, Gottingen, 1950,
11.a ed., p. 162.164, nt 2; p. 350-353. Aquí no vamos a criticar la posición

429
En el Nuevo Testamento

tica varias veces el diálogo revelador termina con un himno o


plegaria 153• J.F. RANDALL 154, más concreto, cita cuatro textos de
última plegaria en los discursos de adiós. Estos. según él, demues-
tran que la oración de despedida (como· Jn 17) está formándose
en una especie de género literario. El primero de estos textos lo
encontramos en Ps. FILÓN ( Ant. Bibl. XIX, 8-9) donde Moisés,
después de haber dicho que se acabó su vida, intercede por el
pueblo: para que Dios no tenga en cuenta sus pecados. Casi
lo mismo en la muerte de Josué 155• FL JosEFO nos da otro ejem-
plo cuando nos cuenta la muerte de Jacob, Ant. lud. 11 (VIII, 1)
194: «Murió estando presentes sus hijos; y rogó para que sus
hijos pudieran obtener la felicidad, y les profetizó ... » Finalmente
en 2Baruk 156, éste, después de haber hecho sus últimas recomen-
daciones, continúa (cap. 48) con una oración de alabanza a Dios
en la que se pide por el pueblo 157 •
Éstas oraciones están muy lejos del espíritu de Jn 17 158, pero,
después de haber pasado por ellas, encontramos muy natural
a
que la oración de Jesús siga su discurso de adiós.

de BULTMANN al detalle. Esto ha sido hecho ya repetidas veces. En la ci-


tada obra de D.M. SMITH Jr. se encontrará por qué los críticos no han
aceptado su solución, p. 57-115; una critica que toca especialmente al
problema arriba mencionado se puede leer en p. 174-179.
153. O.c. p. 420. Pero ya alguien [S. AGOURIDES, The «High Priestly
Prayer» of Jesus, en Studia Evangelica, v. IV, Berlin, 1968, p. 142] ha
hecho notar que en Jn 17 no se trata -como en el Hermetismo- de
una acción de gracias por la inteligencia de la Revelación adquirida a
través del discurso. Justamente hace resaltar O. BATIAGLIA [Preghiera sacer-
dotale ed innologia ermetica (Giov. 17 - CH. 1, 31-32 e Xlll, 1[8-20); en
Riv Bibl 17 (1969) 209-232] las diferencias, p. 221. Para él sólo hay que
admitir contactos marginales que se explic¡m por un ambiente cultural
común, el helenístico, p. 231-232.
154. The Theme of Unity in John 17,20-23, en EThL 41 (1965) 379.
155. Ant. Bibl. XXIV, 3: «Que se cumplan vuestros deseos y que ob-
tengáis misericordia delante de vuestro Dios, y que os mande su ángel
para conservaros. Haced memoria de mí después de mi muerte, y de Moisé•
el amigo del Señor; y que nunca se aparten de vosotros las palabras del
testamento que os legó.»
156. Apocrypha .. ., JI, p. 504-506.
157. V. también lo dicho sobre el problema de la intercesión en pá-
gina 372-376.

430
El último discurso de Jesús

Il. Jn 13-17 como discurso de adiós

Es innegable la situación estratégica de estos capítulos en el


4. 0 evangelio. Sin ellos la Pasión-Resurrección (18-20) sería algo
incomprensible, y la historia de los milagros-signos (2-12) algo
inacabado o que termina mal: «Habiendo obrado tan grandes
signos en presencia de ellos, no creían en él...» (12,37).
Desde la cima de estos capítulos se iluminan ambas partes
del evangelio de Jn: 1-12 y 13-20; y cuando no se quiere dividir
netamente en dos el cuarto evangelio, entonces a 13-17 se le da
un puesto privilegiado. En todo caso, los diversos modos de
dividir Jn concuerdan, por lo menos a la hora de la exégesis, en
ver en estos capítulos una explicación doctrinal de la próxima
escena, destinada a los discípulos y a los fieles. Todos los auto-
res ponen también la misma etiqueta a esta explicación: Jn in-
tenta hacer comprender la Pasión por un discurso de adiós o
testamento. Pero en este sentido podemos participar de la extra-
ñeza de K.AsEMANN al ver que un testamento está en boca del
príncipe de la vida 159 . Intentemos, pues, determinar hasta qué
punto estos capítulos sean un testamento o discurso de adiós.
Se podría decir que cada uno de los versículos de Jn 13-17
supone, más o menos directamente, una situación de despedida.
Hay más: en el I.•r esbozo (13,31-14,31), en el n.o (15-16) y
en el cap. 17 abundan las relaciones explícitas a la despedida 160 •
Pero cuando Jn se refiere a la muerte no utiliza las expresiones
más comunes de nuestro género (cfr. p. 381-383) excepto en al-
gunos casos 161 • Está también presente en las dos ediciones del

158. Igualmente lejanas las bendiciones de los patriarcas en el AT y


la plegaria de David en 1Cr 29, que RANDALL considera como preparacio-
nes a las plegarias del género discursos de adiós, l.c. p. 379, nt 40; tam-
bién S. AGOURIDES (l.c. p. 141) habla de la correspondencia entre Jn 17 y
Dt 33,1ss.
159. E. KXsEMANN, Jesu letzter Wille nach Johannes 17, Tübingen,
1966, p. 15.
160. En el 1. 0 : 13,1(bis).3.33; 14,1-3a.12.16.18.27.28.30; en el 11. 0 : 16,4.
5.6.7.10a.10b.16.17a.17b.19.22.28.33; y en 17,10.11.12.13.
161. In 16,28 ... 1t'áhv &.q¡b¡¡.¡.1 'l'OV x6cr¡.¡.ov; oóxén e:t¡.¡.l tv 'l'éf¡ x6cr¡.¡.cp,
17 ,11. En TJII Dt 6,4 cuando J acob muere se nos dice que «llegó el fin
(el tiempo) de partir de en medio del mundo», N~?v t1~ Np?no~?. Com-

431
En el Nuevo Testamento

discurso de despedida la fórmula estilística «ordenar», evTéAAOf.LIX~


[1. 0 , 13,34; 14,15.21(14,31); 11. 0 , 15,10a(b).12.14.17 162]. En el cap. 15,
pues - al revés de lo que sucedía con las frases anteriores rela-
tivas a la muerte- es donde más abundan estas expresiones es-
tilísticas. Hasta podríamos decir, partiendo de tales términos, que
el segundo discurso parece más un ulterior desarrollo que un
primer esbozo de la despedida de Jesús. En el t.er discurso 14,15.21
hablan de amor a Cristo: sólo el que guarda los mandamientos
«ama a Jesús»; a este amor a Jesús se le añade profundidad teo-
lógica en 15,10a: «si guardáis ~is mandamientos permaneceréis
en mi amor, f.LS:Ye:i:n ev 't'~ cX"(OC1t1) f.LOU.
Como veremos al hablar del amor fraterno, en 15,10a se trata
probablemente del amor de Jesús al discípulo -lo que eviden-
temente no excluye el amor a Jesús-.. Los comentaristas nos
mandan al texto paralelo «permaneced en mí~ y yo - x&yw -
en vosotroS>>, v. 4. En realidad se podría traducir «ya que yo
(moro) en vosotros» porque es la presencia de Jesús en el discí-
pulo la que funda la permanencia del discípulo en Jesús, en el
amor de Jesús. Por esto no hay que imaginar que el permanecer
en el amor de Jesús (v. 10) sea un resultado del cumplimiento
de los mandamientos. Al contrario, observar los mandamientos
-nuestra manera de demostrar el amor a Jesús- es el resul-
tado de la permanencia de Jesús en nosotros; y esta permanencia
(el f.Léve:~v típico de Jn) es un don, como veremos. El eve:n(AIXTO
de 14,31 parece también enriquecerse en su paralelo 15,10b. No
solamente por la aparición de f.Léve:~v. La observancia del precep-
to del Padre en 15,10b ya no es sólo para que el mundo conoz-
ca, sino que por ella se presenta Jesús como modelo que los dis-

párese también el momento de la muerte de Moisés en FILÓN (De Vita


Mosis, 11, 288) con Jn: en ambos encontramos el paso hacia el Padre (Jn
13,1; 14,12.28 ... ), hacia la habitación celeste, casa del cielo o del Padre
(Jn 14,2) . Véase el texto de FILÓN en. p. 382, nota 52.
162. Ausente de Jn 17 quizás por tener forma no de discurso sino
de oración.
14,31 y 15,10b entre paréntesis, porque aqui el <<mandamiento» no es
para los que se quedan sino para Jesús. No obstante, hay que señalarlos
porque el precepto del Padre al que Jesús obedece es un ejemplo a imi-
tar en 15,10b (y 14,31 es su paralelo más inmediato). De ello hablaremos
más tarde; sobre la imitación, común a varios de nuestros discursos de
adiós, cfr. p. 376-379.

432
El último discurso de Jesús

cípulos tienen que imitar. Los comentaristas observan que los


versículos 7-11 del cap. 16 son en realidad un desarrollo de 14,16
donde simplemente se promete «otro Paráclito». «Tal como os
he amado» (13,34) viene explicado en el 2. 0 discurso: dando la
vida por los amigos, 15,12-15. Por lo que toca a los temas y ex-
presiones más directamente relacionados con nuestro, género pa-
recería, pues, que la segunda parte del discurso de adiós, o el
segundo discurso, es en realidad posterior o que es un ulterior
desarrollo de 13,1-14,31 163 •
Señalemos una excepción, ev-roA.~v xocLv~v, 13,34. Solamente
aquí, en el primer discurso, se da este calificativo' al mandamiento
de Jesús.
Algunos creen que xocw~v ha llegado a Jn desde lJn 2,7-8;
ya que evToA~v xocw~v y ev ToÚn¡> ywwcrxeLv no vuelven a apare-
cer en Jn y en cambio abundan en la primera carta 164• Lógica-
mente estos autores interpretan el «mandamiento nuevo» de Jn
13,34 según el texto· y el contexto de lJn 2,7-8; es el manda-
miento de los nuevos tiempos, de la nueva alianza 165• Aunque
no se acepte la dependencia de J n respecto a 1Jn -para lo cual,
a decir verdad, hay más de un motivo 166 - no por eso queda
163. Para decidir sobre la cuestión de un modo global y definitivo
habría que comparar todos y cada uno de los temas. de ambas coleccio-
nes versículo por versículo... De hecho, al final del estudio de algún que
otro tema los autores no siempre se deciden a favor de la primera colec-
ción, cfr. R.E. BROWN, o.c. v. 29A, p. 593; en p. 589-593 de la misma obra
se encontrará una sinopsis de los temas comunes al I.o y II.o discurso.
De paso, señalemos que en la tabla de paralelos a 13,31-14,31 (p. 593)
habría que añadir a 14,31 el paralelo 15,10b.
164. Kom1¡v (Jn 13,34; Un 2,7.8; 2Jn 5); nxvE01: (Jn 13,33; Un 2,1.12.
28; 3,7.18; 4,4; 5,21); i:v 't'OÓ"t"c¡¡ seguido del verbo yLvwcrxw (Jn 13,35;
Un 2,3.5; 3,16.19.24; 4,2.13; 5,2). Basándose en este estado de cosas HUM-
BERT se inclina a interpretar Jn 13,34 a través de Un 2,8 [A. HUMBERT,
L'observance des commandements dans les écrits Johanniques (Évangile
et Premiere Épitre, en la obra colectiva Studia Moralia, I), Roma, 1963,
p. 206. Siguiendo a HuMBERT, N. LAZURE habla de una estricta dependen-
cia literaria de Jn 13,34 respecto a Un 2,7-8 [Les Valeurs morales de la
théologie johannique (Évangile et ÉpltresJ (EtB), Paris, 1965 p. 229].
165. Así HUMBERT A., art. cit. p. 206-207; LAZURE, o.c. p. 230. Esta
interpretación del «nuevo mandamiento» no excluye evidentemente la que
daremos en p., 454s.
166. En general se interpreta Un como un desarrollo posterior de la
doctrina del cuarto evangelio. Además si Jn 13,34 depende de Un. ¿Por
qué en esta carta y en 2Jn 5 falta el término de comparación <d:al como
os he amado» (Jn 13,34 y 15,12), que como veremos juega un papel im-
portante en el evangelio? (G. SCHRENK interpreta Un 2,7 y 2Jn 5 como

433
Cortes 28
En el Nuevo Testamento

excluido el fondo de alianza del «mandamiento» juaneo. ¿No


encontramos en el último discurso de Jesús las cláusulas de la
alianza o «mandamientos» a los «escogidos» 167, la habitación de
Dios en medio de los suyos 168, el conocimiento de Dios 169? ¿No.
nos indica esto que la alianza es un tema presente en nuestros
capítulos juaneos 170 ? A estos temas habría que añadir quizás el
de «amigos» 171 y hasta el del «Espíritu Santo» 172• Digamos ya
desde un principio que no todos estos detalles tienen el mismo
valor de prueba. Quizás ninguno de ellos sea suficiente para que
podamos afirmar con seguridad la existencia de la nueva alianza
en nuestros capítulos. Pero todos juntos adquieren una fuerza
considerable.

Lo~ evToAcÚ y la alianza

Si' comparamos 14,15.21 con 14,23-24 veremos que «guardar


los mandamientos» equivale a «guardar la palabra», n¡pe:r:v Tov
una meditación de Jn 13,34 ... , encontrando extraña la ausencia del tér-
mino de comparación en las cartas, « tv't'oA.1¡ », TWNT, p. 551).
167. 13,1; 15,16.19.
168. Desde el prólogo (1,11.14) se convierte en tema constante de
nuestro evangelio, 1,32.33; 5,38; 6,27.56 ... En nuestros capítulos está re-
presentado por !J.&V(I)·!J.OV'Í¡ (14,10.17.25; 15,4-7; 15,9-10.16; 14,2.23).
169. Como veremos, parece que el cono<;imiento de Dios en lJn 5,20
tiene su origen en la intención de mostrar que con la venida de Cristo
se realiza punto por punto el programa de la nueva alianza de Jer 24,7.
Dado que tanto el evangelio como la carta pertenecen a una misma fami-
lia juanea ¿no tendremos paralelos de este conocimiento de Dios en nues-
tros capítulos? BROWN ve la presencia de la nueva alianza de Jer en los
ternas de «mutuo conocimiento» de Jn 13-17, o.c. v. 29A, p. 614. La verdad
es que, si exceptuamos 17,3 (que más bien parece inserto en su contexto
actual), en nuestros capítulos no aparece nunca la fórmula «conocer a
Dios»; pero sí algo análogo sobre todo en 14,20-21.
170. Elementos de alianza aducidos por BROWN, y otros autores,
o.c., v. 29A p. 612-614: estos elementos demuestran implícitamente, si los
unimos al «nuevo mandamiento», que el evangelista «está viendo la esce-
na de su última Cena en términos de alianza», p. 612.
171. Ocupa un puesto de consideración en el último discurso de Jesús
en cuanto que «dar la vida por los amigos» ( = los discípulos, los cristia-
nos) define el amor fraterno, «el nuevo mandamiento», 15,12-15. En la lista
de temas de alianza que hemos visto en BROWN (o.c. v. 29A, p. 612-614)
no aparece «amigos». Señalemos, con todo, el uso continuo del término
en los antiguos contratos de alianza, cfr. W.L. MORAN, The Ancient Near
Eastern Background of the Lave of God in Deuteronomy, CBQ 25 (1963)
80-81.85.
172. 14,16-17.26; 15,26; 16,7-11.13.

434
Los E:v"oJ..ocí y la alianza

J...6yov. Comparando 14,23-24 (17,6) con 15.10 obtendremos el


mismo resultado. «Palabra» y «mandamiento» son igualmente
intercambiables en las cartas juaneas, lJn 2,3-4 y lJn 2,5 173 • La
identificación con la «palabra» nos demuestra el matiz de revela-
ción que tiene &v-ro/..~ en Jn (17,6.8.17). El «mandamiento» re-
vela al hombre los designios salvíficos de la voluntad de Dios 174•
Estos designios están contenidos en todas las palabras y accio-
nes de Jesús, pero a veces Jn especifica algún que otm «manda-
miento». Los objetos fundamentales del &v-ro/..~ juaneo son creer
y amar a Dios o a Jesús 175• Pero el amor es un objeto especial
de la Ley, ya que no es fácil comprender cómo puede ser man-
dado 176• No obstante es un hecho que en el Dt el amor de la
alianza se prescribe directamente. Este amor a Dios:. sintetiza la
preocupación central del Dt, a saber, el cumplimiento db la Ley 177•
Jn nunca ordena directa y explícitamente el amor del hombre a
Dios 178• Oaro que esto no impide que se busque en el libro ve-
terotestamentario del &v-ro/..~, el Dt, una posible fuente de la teo-
logía juanea del «mandamiento». Las razones son muchas y vá-
lidas: en la traducción de los LXX al Dt &v-ro/..~,. como en Jn,
equivale a Myo<;;; el plural &v-ro'AIXL traduce a veces el singular
n,.:~~; los mandamientos del Dt son las cláusulas de la alianza
observadas por amor ... El amor a Dios se manifiesta en la obser-
vancia del &v-ro/..~. Un &v-ro/..~ que es inimaginable fuera del con-

173. Esta identificación de los «mandamientos» con la «palabra» ex-


plica, según unos, el paso constante de E:v"oJ..oc( a E:v"oJ..~ en Jn, cfr.,
p. ej., G. SCHRENK, art. cit. p. 550. LAZURE ve en el plural la exigencia
global de la voluntad divina. El singular, en cambio, expresaría un as-
pecto de esta voluntad. No obstante, reconoce que en el plural se subra-
ya más la revelación completa de la voluntad divina que la pluralidad nu-
mérica de mandamientos; lo cual, según él, demuestra también la equiva-
lencia entre «guardar la palabra» y «guardar los mandamientos», N. LA-
ZURE, o.c. p. 126-127. En A. HUMBERT, art. cit. p. 196, se encontrará otra
explicación del cambio de singular a plural.
174. Compárese sobre todo 6,29.40; 4,34 y 17,4 con 14,31; 15,10.
175. 6,38-40; 8,42; 14,1.15.21.23.24.31; 15,10; 17,3.26 (21,15-17).
176. Sobre este problema puede verse M.J. O'CoNNELL, The Concept
of Commandment in the Old Testament, ThSt 21 (1960) 375-376; J.W. Mc-
KAY, Man's love for God in Deuteronomy and the father/teacher-son/pupil
relationship, VT 22(1972) 426 nota 1 y p. 432.
177. Véase, p. ej., C. WIÉNER, Recherches sur l'amour pour Dieu dans
1' Ancien Testament. Étude d'une racine, Paris, 1957, p. 41.
178. Véase p. 455-457, especialmente la nota 242.

435
En el Nuevo Testamento

texto de la alianza; inimaginable fuera del amor de Dios «man-


dado» y experimentado en la alianza 179•
Los ev't"OAIXt juaneos vienen a resumirse en el «nuevo man-
damiento» de caridad fraterna que supone, como veremos, el
amor del Padre al Hijo y su presencia en nosotros. En las cartas
juaneas nunca se habla de ev't"oAIX( sin que se mencione el ev't"oA~ 180•
Lo que nos demuestra que la ley del amor fraterno es el verda-
dero resumen de los EV't"OAIXL El amor fraterno sería, pues, la
cláusula principal de la nueva alianza.

Mévew y la alianza

Como ha demostrado BoiSMARD 181 , lJn 5,20 presenta la ve-


nida de Cristo como realización de la nueva alianza, profeti-
zada por Jer 24,7: «Les daré un corazón capaz de conocer que
yo soy Yahweh.» Conocer, (re)conocer, que es Dios, he aquí algo
esencial a la nueva alianza predicada por los profetas 182• Según
lJn 2,3.4, sólo «conoce a Dios» el que «guarda los mandamien-
tos» o «la palabra». Estamos, pues, cerca de los discursos de
despedida de Jn, ya que en Jn 14,20-21 aparece una fórmula aná-
loga a la de lJn, «en aquel día conoceréis que yo (estoy) en mi
Padre», 14,20. «Guardar los mandamientos» (o «la palabra») es
prueba del amor a Cristo (Jn 14,21), del amor de Dios, lJn 2,5 183 •
Señalemos el último paralelo importante: en lJn 2,5, «en esto
conocemos que estamos en él ( = en Dios)» corresponde a «en

179. La teología de los LXX en Dt se encontrará en el interesante


artículo de O'CoNNELL anteriormente citado.. El autor no compara el
EV't"OA1¡ de Dt con Jn, pero señala ya el paralelismo entre ambos escri-
tos. LAZURE nos invita también a examinar la ecuación juanea amor = ob-
servancia de los mandamientos a la luz de los textos del Dt, sobre todo
Dt 30,6, o.c. p. 226-227.
180. «El mandamiento» es creer y amar en lJn 3,22-24. Pero el cri-
terio último para la fe (cristológica) es el amor a los hermanos.
181. M.E. BOISMARD, La connaissance de Dieu dans l'Alliance Nou-
velle, d'apres la premiere lettre de saint lean, RB 56 (1949) 389.
182. Os 4,1; 6,6; Jer 31,31-34.
183. Este genitivo (amor de Dios) parece implicar nuestro amor a
Dios; de todos modos, lo que en él se subraya es el amor que recibimos
de Dios; en la interpretación de este genitivo no están de acuerdo los exe-
getas, cfr. p. 455s, nt 242.

436
Méve:Lv y la alianza

aquel día conoceréis - yvcf:Jo-e:o-f:le:- ... que vosotros estáis en mí


y yo en vosotros». Jn 14,20.
Tanto el que dice que (re)conoce a Dios - ó 'AÉy(J)v &"t'L ~yvw,)(t1.
<X?lT6v, lJn 2,4a- como el que dice que permanece en él (ó AÉy(J)v
EV <X?J"t'<j> [LÉVe:LV, lJn 2,6) deben observar los mandamientOS 184•
Este mismo verbo [LÉVe:Lv -permanecer- se encuentra en nues-
tros discursos de despedida en un contexto de observancia de los
mandamientos 185• Para FEUILLET [LÉve:Lv también indica el tema
de la alianza en el cuarto evangelio. El uso que Jn hace de este
término no tiene verdaderos paralelos. Sólo el Dt (o la literatura
deuteronómica) en la traducción de los LXX ofrece formulacio-
nes muy semejantes a Jn 5,38; 8,31; p. ej., «permanece en todas
las palabras de esta Ley para ponerlas en práctica», Dt 27,26.
«Permanecer en mis palabras» equivale a «permanecer en mí» 186•
«Estar en» 187 o «permanecer en» son conceptos fundamental-
mente iguales que indican, según el mismo FEUILLET, la presen-
cia de Dios en medio de su pueblo, el pueblo que Dios se ha ele-
gido (15,16) por medio de la alianza 188 • La presencia de Dios

184. «Debe andar como él anduvo» (v. 6b) equivale a «observar los
mandamientos»; no son pocas las expresiones equivalentes en la litera-
tura juanea; puede verse un resumen de las del cuarto evangelio en LA-
ZURE, o.c. p. 131; y en cuanto a las cartas puede verse el art. cit. de HUM-
BERT, p. 209-210.
185. 15,10-12; 14,20-23; de 14,15-17 se hablará a continuación.
186. Compárese Jn 15,7b con 15,7a.6.4.
Con razón señalan algunos autores que «permaneced en la palabra»
no es sólo una exhortación a no olvidar ninguna de las palabras, a con-
servar la doctrina recibida (cfr. p. 472-473). Se trata de entrar en la pa-
labra, enraizarse en ella, vivir y crecer de su savia de acuerdo con la
imagen de Jn 15. LAGRANGE, o.c. comentando Jn 8,31; PECORARA G., De
verbo «manen?>> apud Ioannem, Divus Thomas 40 (1937) 166; A. FEUILLET,
Le Mystere de l'Amour Divin dans la Théologie Johannique (EtB), París,
1972, p. 96.
187. 1,14; 5,38.42; 6,53.56; 8,31.37; 10,38; 12,35; 14,10-11.20; 15,2.4-7;
15,9-11; 16,33; 17,13.21.23.26; 20,31.
La misma abundancia de citas podríamos entresacar de las cartas jua-
neas. Obsérvese que «(estar, ser) en» aparece a veces en un contexto de
«conocimiento de Dios», por lo tanto de alianza: lJn 2,4-5; lJn 5,20;
«permanecer en», lJn 2,27. Este «conocimiento de Dios», en realidad, se
identifica con el tema nuclear de la lJn: la comunión con Dios o xoLvwvtiX;
adviértase, en efecto, que yLvooaxw (lJn 2,3a.4a) ocupa el mismo signi-
ficado en la frase que «estar en» (v. 5b). o «permanecer en» (v. 6a). Ahora
bien, esta comunión con el Padre y con los discípulos es también explicita
en Jn 14,20.
188. FEUILLET, o.c. p. 97-99.103-104.

437
En el Nuevo Testamento

en medio de los suyos está conexa con la alianza en muchos


textos del AT 189 • Esta presencia, sea o no de la alianza, en nin-
gún caso hay que imaginarla en Jn como un mero resultado del
cumplimiento de los mandamientos. Es un don 190• Más bien el
cumplimiento resulta de la presencia, del ¡Léve:w divino. La ob-
servancia de los mandamientos es mero criterio de la presencia
de Dios. Si el cristiano puede cumplir con los preceptos es por-
que está unido a Cristo (15,5b), porque vive de la presencia y del
amor de Dios. Los mismos EVTOAIX(, en fin, son un don de Dios 191 •

El Espíritu Santo y la alianza

El «Paráclito» se identi~ca con el «Espíritu de verdad» (Jn


14,16-17; 15,26), con el «Espíritu Santo» (14,26). Obsérvese el
contexto del titulo «Paráclito» en 14,16, a saber, la exhortación
del v. 15 a cumplir los mandamientos. Buena parte de los mejo-
res especialistas ven la promesa del Paráclito condicionada al cum-
plimiento de los mandamientos 192• Dicho· de otro modo, del con-
189.. FEUILLET cita explícitamente Zac 2,14-15 y Ap 21,3. En cuanto
al cuarto evangelio, adviértase sobre todo Jn 14,23, citado en este sentido
por LAZURE, o.c. p. 227.
190. Así, p. ej., HEISE J., Bleiben, 'Menein' in den Johanneischen
Schriften (Hermeneu.tische Untersuchungen zur Theologie, 8), Tübingen,
1967, p. 90.
191. Así LAZURE, o.c. p. 129-130: El verbo ~xe:~v (=tener), que a
menudo se asocia a i:v't'o:Aa:l en el sentido de «mantener, observar los
mandamientos», parece subrayar a veces el favor de que los discípulos
fueron objeto al recibir los mandamientos. Así en 5,37-38.42; 13,34-35;
8,12 ... ataw!'-~ está en la misma línea que !!xw, 12,49-50; !l!un cuando
tiene por objeto el «mandamiento», conserva el matiz de donación, re-
galo; este matiz viene subrayado por el lugar central que ocupa este verbo
en la presentación de los hechos de la salvación: el don del Hijo de parte
del Padre, 3,16; del Espíritu Santo, 14,16; de la vida eterna, 17,2; de la
paz, 14,27. Señalemos por fin el «don» del «precepto» de la caridad fra-
terna, 13,34.
Véase también sobre ataw[L~ VANHOYE A., L'oeuvre du Christ don du
Pere (In 5,36 et 17,4), RSR 48 (1960) 388-391.
192. Así comentan el V. LAGRANGE, o.c.; H. STRATHMANN, Das Evan-
gelium nach Johannes (NTD, 4), Gi:ittingen, 1954, 7.a ed.; W.F. HowARD,
The Gospel according to St. lohn (IntrB, 8); MACGREGOR, G.H.C., The
Gospel of John (MNTC), London, 1928; BARRETT, o.c., etc. Contra la
opinión general (manifestada hasta en las ediciones modernas del NT),
BROWN - o.c. v. 29A, p. 638- prefiere leer el v. 15 en el códice N y
no en el Vaticano. Entonces el sentido sería «si me amáis y guardáis mis

438
El Espí.ritu Santo y la. alianza

dicional Mv (v. 15) depende no sólo el v. 15b sino también el


v. 16 (y 17). En este caso, el Espíritu prometido no tendría prác-
ticamente nada que ver con la alianza. En los textos de alianza
del AT el Espíritu se promete como ayuda indispensable para
cumplir los mandamientos, no como resultado de su observan-
cia 193 • No obstante quizás no sea necesario que el don del Pará-
clito-Espíritu de verdad dependa del Mv del v. 15. Sin enlazar
el don del Paráclito con el cumplimiento de los mandamientos
se podría relacionar exclusivamente el Paráclito con el tema de la
oración de Jesús (cfr. &pw"t'~O'w del v . 16a; v. 13-14). De hecho se
nos presenta así en los sinópticos (Le 11,9-13). Desligado del
Mv, el Paráclito aparecería simplemente como un don del Padre
por mediación de la oración de Jesús.
El nombre de Paráclito y los vv. que posteriormente lo defi-
nirán (16,7-11) indican, en primer lugar, una función de ayuda.
Pero el Paráclito recibe también el nombre de «Espíritu de ver-
dad»: enseñará todas las palabras de Jesús, toda la Torá, toda
la Ley de Jesús (14,26; 16,13) ya que «palabras» y «mandamien-
tos» son intercambiables. El Espíritu de verdad, pues, como guía
en los caminos de la Ley, podría tener un matiz de nueva alian-
za: «Tú les diste tu espíritu bueno para enseñarlos», N eh 9,20.
Hasta su sola presencia en medio de la comunidad juanea podría
hacernos pensar en los tiempos de la nueva alianza 194•
Repitámoslo, probablemente ninguna de estas pruebas bas-
tará para convencernos de la presencia de la alianza en Jn 13-17,
pero su peso global me parece significativo. Considerando estas
alusiones como un todo hay que suponer que el autor de Jn

mandamientos, 16 entonces yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito».


Prefiere N (contra el Vaticano y· a pesar de que el subjuntivo recuerde
15,10) porque sólo manteniendo el subjuntivo se ve claramente la conexión
entre el v. 15 y el 16. Pero la lectura que en general se prefiere («Si me
amáis observaréis mis mandamientos 16 y yo ... ») permite también conectar
los dos versiculos.
193. Ez 36,25-28; 11,19-20 (Is 59,21; Ez 18,31). Sobre el Espíritu como
principio interior de purificación que permitirá observar la Ley a los fieles
de la nueva alianza, cfr. A. JAUBERT, La Notion d'Alliance dans le Juddis-
me aux abords de ['Ere Chrétienne (Patristica Sorbonensia, 6), Paris, 1963,
p. 239-245.
194. Is 63,11 y Ag 2,5 citados por A. JAUBERT, o.c. p. 240, nt 427; véanse
también los textos proféticos de la nota anterior y Ez 37,5-14.23-28.

439
En el Nuevo Testamento

13-17 escribía también con categorías de alianza. Recordemos


que el término ~LIXS~x"l) está ausente...
En cambio hemos visto cómo abundaban las frases de des-
pedida y, lo que es más importante, cómo se repetía a menudo
lo que es fórmula estilística de nuestro género, ev-réAJ..o¡.tiXL. Sería,
pues, ilógico atribuir tv-ro:A~-ev't'ÉAAOfLIXL exclusivamente a la alian-
za. Si la teología del Dt (o de la literatura deuteronomística) y la
del cuarto evangelio dan al ev-ro:A~ de Jn 13-17 su especial y pro-
fundo contenido 195, la repetida insistencia en el «mandamiento»
hay que atribuirla sin duda a la última voluntad del que se des-
pide, es decir, hay que atribuirla al género literario «discursos de
despedida» 196• Por lo tanto decir que «las exigencias morales de
Jn 13-17 vienen de las exigencias de la alianza tan repetidas en
el AT» 197 es quedarse con una parte de la verdad y olvidarse del
género literario que ha servido en gran parte al autor de Jn 13-17,
un género que con la doctrina quería impartir prescripciones mo-
rales.
Todo ello nos lleva a pensar que Jn, consciente o inconscien-
temente, nos ha estado hablando de 8LIX6~x"IJ en su doble sentido,
como «alianza» y como «testamento». Ambos sentidos se encon-
traban ya en la tradición del Dt, el libro que presenta la alianza
como el último discurso de Moisés 198 • Esta ambivalencia de ~LIX­
S~x"l) nos hace ver la originalidad de Jn 13-17 respecto· a los
demás discursos de despedida, ya que, en general, la ignoran 199•
Por otra parte Jn 13-17 exhorta al cumplimiento de los manda-
mientos apelando, como otras obras del género, a un modelo.

195. «Don de amon>, «revelación» de la voluntad salvífica de Dios ... ,


donación de amor, que al actuarse a través del cumplimiento del precep-
to implica, como veremos, la unión del Padre y del Hijo en la acción.
196. Sobre la fórmula estilística tv-ré/-/-o¡Loc~-tv-rot-1¡, cfr. p. 58-59. En
el último discurso de Jesús encontramos tv-ré/-1-o¡La~ en 14,31; 15,14.17;
tv-ro/-1¡, 13,34; 14,15.21; 15,10bis; 15,12. ¡En total nueve veces! También la
tradición sinóptica atestigua el último discurso de Jesús. Véase, p. ej., el
uso de tvdHo¡Loc~ en Mt 28,20 y Act 1,2.
197. FEUILLET, O.C. p. 101.
198. Como hemos visto siguiendo a O'CoNNELL M.J., la teología jua-
nea del iv-ro/-1¡ debe mucho al Dt. Pero, como hace notar BROWN, el Dt
es precisamente el último discurso de Moisés, o.c. v. 29, p. 505. Aunque
acabamos de referirnos al «testamento» de Moisés en el Dt sería inexacto
hablar allí del género literario «discursos de adiós», cfr. p. 94-96.
199. Véase, no obstante, p. 366s.

440
El Esp'tritu Santo y la alianza

Me refiero a la imitación de Jesús en el cumplimiento de los


preceptos: «Si guardáis mis mandamientos permaneceréis en mi
amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre
y permanezco en su amor», 15,10. La observancia de parte de
Jesús de los preceptos del Padre tiene que servir de modelo a
los discípulos 200•
Observar los «preceptos» es, según común acuerdo de los
comentaristas, cumplir la voluntad del Padre (6,40). El €v-roA.~
del Padre es la doctrina revelada por Jesús que lleva o que es
vida eterna (12,49-50; 17,17). Por lo tanto los preceptos «da-
dos» 201 son un don como lo es la misma vida eterna. Eviden-
temente lo son cuando tienen por objeto los signos-milagros o las
acciones en general de la vida pública de Jesús 202• Pero cuando
el «precepto» o «la obra» se refiere a la Pasión no por eso deja
de ser don del Padre 203 • Es decir, la obra, aunque sea ev-ro'A~. o
precisamente porque es «precepto», es también un don de amor 204•
Un don que en el último discurso engloba todas las palabras y
200. Sobre el presentarse como modelo en los discursos de adiós cfr.
p. 376-379. Compárese sobre todo 13,34 y 15,12 con los textos de los
T. 12 Pa. citados en p., 378s.
201. No sólo porque son objeto de donación de parte del Padre (cfr.
nota 191), sino en cuanto que son vida eterna; ésta es, en efecto, un don,
5,26; 6,33; 10,28; 17,2. El mismo Hijo, don del Padre (3,16), es la vida,
11,25; 14,6.
202. Véase, p. ej., 5,36.
203. «El Padre ama al Hijo, y ha puesto (literalmente, "ha dado y
da", a~acuxe:v) en su mano todas las cosas», 3,35; compárese con su
paralelo más exacto, 13,3, es decir, al iniciarse la Pasión. No aparece en
estos textos «la obra», pero es evidente que se trata de ella. Lo indica
17,4: «Yo te he glorificado sobre la tierra, llevando a buen término (n-
'Ae:twcrocc;) la obra ("o 1!pyov) que tú me has dado ( Macuxocc;) realizan>.
Difícilmente la glorificación del Padre puede ser resultado exclusivo de
la pasada vida pública de Jesús, ya que la máxima glorificación tiene
lugar precisamente en la Pasión, cuando llega «la hora», 17,l. A decir
verdad, en Jn 17,1 la glorificación del Padre ha tenido ya lugar. Es que
se trata de la oración de Cristo glorificado que explica a los suyos el
significado de la Pasión, el significado teológico de la obra «llevada a
buen término» (n'Ae:twcrocc;). Sobre el sentido de n'Ae:twcrocc; en 17,4 y
en 5,36 (4,34), véase VANHOYE, art. cit. sobre todo p. 409-419.
En este mismo artículo se encontrará una buena y detallada exposición
del misterioso «don» del Padre en las obras del Hijo, cfr. p. 394-408.
415-419.
204. «Por eso el Padre me ama, porque yo doy mi vida para tomarla
de nuevo. 18 Nadie me la quita, soy yo quien la doy de mí mismo. Tengo
poder para darla y poder para volver a tomarla. Tal es el precepto (E:v-
"o'A ~v) que he recibido del Padre», 10,17-18; 14,31.

441
En el Nuevo Testamento

acciones de Jesús; un don que se realiza a la perfección en el


amor hasta la muerte manifestado por la Pasión 20S, convirtién-
dose así en «el don», la obra por excelencia.
Este don del Padre en el ev-ro/..~ se realiza no sólo cuando
el Padre «da» el precepto; tiene también lugar cuando el Hijo
lleva a cumplimiento el «precepto», porque las acciones del Hijo
son las acciones del Padre 206 : el Padre opera en el Hijo, actúa
a través de él; dicho de otro modo, el Padre «da» a Jesús el
realizar sus designios de amor. La realización del lv-ro/..~ depen-
de, pues, de esta comunión en la acción del Padre y del Hijo,
14,10-11: «¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está
en mí? Las palabras que yo os digo no las hablo de mí mismo.
El Padre que mora (!lévwv) en mi hace sus obras. Creedme que
yo estoy en el Padre y el Padre en mí.»
Del mismo modo la realización del lv-ro/..~ dado por Jesús
a sus discípulos depende de su comunión con él, de la comunión
de los discípulos en el amor del Padre y del Hijo 207• Por eso la
realización del lv-ro/..~ por parte del Hijo constituye' el modelo
a imitar: «Si guardáis mis mandamientos permaneceréis en mi
amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre
y permanezco en su amor» 208 •
El rico contenido teológico de lv-ro/..~, por otra parte, nos hace
sentir la insuficiencia de la traducción «precepto, mandamiento»,
sobre todo si pensamos en el contexto legalista en que estos tér-
minos vienen entendidos generalmente. Es difícil verter en un
solo término todo el contenido teológico de lv-ro/..~. LAZURE pro-
pone «mandato y vía» 209 • H. van den BusscHE traduce &v-ro/..~
x.rxw~ por «enseñamiento nuevo» 210 • Tal traducción, si bien sub-
raya el aspecto de revelación que tiene lv-ro/..~, oscurece, en cam-
205. 15,12-14; «hasta el extremo, al máximo» (de; -rÉAoc;) se mani-
festó su amor al empezar la Pasión; según la inclusión defendida por mu-
chos autores (de; -ré)..oc;, 13,1; -re:-réAe:cr-r<X~, 19,28-30), el amor extremo
con que empieza la Pasión, 13,1, llega a su consumación al final de ésta,
19,30, VANHOYE, art. cit. p. 411-412.
206. 5,36; 9,3; 10,37-38; 17,4.
207. Véase también p. 455ss.
208. 15,10; 13,34; 15,12.
209·. «Nous croyons préférable de définir celui-ci par les catégories de
"voie" et de "mandat"», o.c. p. 144.
210. O.c. p. 391-392.

442
El género literario de Jn 13 -17

bio, la obligatoriedad moral que comporta 211 , pasando así des-


apercibido el género literario de discurso de adiós 212• Por eso
hemos preferido mantener la traducción habitual de «mandamien-
to, precepto».

El género literario de Jn 13-17

No creo que podamos considerar estos capítulos como un


claro modelo del género literario que hemos venido llamando dis-
cursos de adiós. Falta totalmente el primer motivo y con él la
fórmula estilística «llamó». La otra, «hijos míos», la expresa
Jn no con el conocido Téxwx. [LOU sino con el diminutivo nxv(oc,
término casi exclusivo de los escritos de la familia juanea 213 .
Hasta el presente hemos visto sólo personajes que se despedían
definitivamente. El caso de Jesús es algo diferente. No es sola-
mente un discurso de "adiós" sino también de "hasta luego" 214 •
No podemos, pues, calificar Jn 13-17 como un modelo claro de
nuestro género literario. Jn 13-17 no sigue en cosas importantes
-como el pri'mer motivo- las normas del género 215• Cuando
Jn expone doctrinas típicas del género su profundidad teológica
desborda en mucho los límites doctrinales de nuestros discursos
de adiós 216 • Por otra parte, no hay que olvidar que Jn 13-17 es un
verdadero discurso de adiós que sigue reglas y costumbres del gé-

211. Sobre esta obligatoriedad véase G. SCHRENK, art. cit. p. 550-551;


C. SPICQ, Théologie Morale du Nouveau Testament, Paris, 1970, 4.a ed.,
p. 507-509; HUMBERT, art. cit. p. 196-197.
212. El <<testamento» forma parte de bastantes discursos de adiós, véase
p. 366-369.
213. Este vocativo (a parte de Jn 13,33; lJn 2,1.12.28; 3,7.18; 4,4;
5,21) sólo se encuentra en el NT en Gal 4,19. En nuestros discursos de
adiós, nxv[a fLOU se encuentra en T. Rub. 1,3; T. Sim. 7,1; T. Job 45,4;
47,10. En opinión de algunos autores, el diminutivo de Jn 13,33 podría
haberse originado en lJn, cfr. nt 164.
214. 14,3.18.19.20.28; 16,16ss; 17,24.
215. Podría objetarse: los discípulos estaban ya reunidos y por lo
tanto Jesús no podía llamarlos ... Pero del mismo modo que Jn no en-
contró dificultad en hacerlos salir dos veces (14,31; 18,1) no tenía tampoco
porque omitir la llamada en 13,1.31; 15,1 o en 17,1.
216. Dicho de otro modo, a la luz de Jn 13-17 y con dos o tres de
los textos estudiados en nuestra obra, no se podría deducir la existencia
del género literario de los discursos de adiós.

443
En el Nuevo Testamento

nero no sólo en la clase de material que contiene (amor fraterno,


unión fraterna) sino también en el modo de presentarlo, es decir,
como un último «mandamiento». Por eso la fórmula estilística de
nuestro género ev't'ÉAAO!J.IXL-ev't'oA~ aparece tan 3: menudo en Jn
13-17. Ésta indica con qué recurso literario Jn nos presenta las
últimas palabras de Jesús. Un recurso literario conocido de algún
modo por Jn pero que éste a veces desfiguró para poder verter en
él toda la riqueza teológica de la despedida de Jesús ... o, dicho
de otro modo, lo que «les falta» de género literario a nuestros
capítulos quizás se podría explicar por la incidencia del hecho his-
tórico de la despedida sobre la redacción literaria de Jn 13-17.
Lo que acabamos de decir sobre el género literario no nos
impide reconocer muchos temas de discursos de adiós presen-
tes en Jn 13-17, al contrario, nos incita a ello. Los temas que
más se repiten en Jn 13-17 pertenecen directa o indirectamente
a nuestro género: así, aunque no siempre tengan el mismo sen-
tido que en los discursos de adiós que hemos visto, estos capí-
tulos están llenos de últimas recomendaciones. El lavatorio de
pies, con la interpretación que le da Jesús en 13,12-17, es una
exhortación a imitar en lo sucesivo el espíritu de humildad y de
mutuo servicio. Exhortación a la fe en Dios y en él (14,1.11; 17,
3); a permanecer en Jesús y a fructificar (15,1-17). La alegría no
debe abandonarles (16,33; 16,5-7; 15,11; 14,1.27-28; 17,13). Sobre-
salen entre estos temas el nuevo mandamiento (13,34-35; 15,12-13.
17) y la exhortación a la unidad; de ellos hablaremos después con
más detalle, pues son los temas que más resonancia tienen en los
discursos de adiós que ya hemos visto.
Casi todas estas recomendaciones tienen una clara perspectiva
común: el futuro. «Desde ahora os lo digo, antes de que suceda
para que, cuando sucediere, creáis que yo soy» {13,19; 14,29;
16,1); el amor mutuo será señal de que «sois discípulos míOs»
(13,35); no hay que entristecerse por la partida de Jesús, ya que
éste va a preparar moradas para sus discipulos en la casa del
Padre (14,1-3); ya que mandará al Espíritu Santo (16,6-7 ... ); por-
que Jesús les volverá a ver (16,22 ... ); el que crea en él hará
obras más grandes aún que las de Jesús (14,12); el que no per-
manezca en él, el que no fructifique, será desgajado, echado fuera

444
!Escatología futura y escatología realizada

y arderá (15,1-17). Esta perspectiva la hemos encontrado en los


discursos de adiós, cuando el moribundo prevé de algún modo
lo que será de la comunidad después de su partida. Pero en Jn
se entrecruzan diversas perspectivas de futuro. Para aclarar un
poco esta red de «visión profética» ( = Resurrección, Pentecos-
tés, experiencia de la presencia actual de Cristo en la comunidad,
parusía) los comentarios hablan de

Escatología futura y escatología realizada

La aspiración de la comunidad primitiva a la parusía inme-


diata, definitiva y triunfal del Señor quedó supeditada en Jn a
una escatología ya realizada. Su comunidad posiblemente empe-
zaba a ver que el tiempo se alargaba indefinidamente sin que la
esperada parusía tuviera lugar. Entonces Jn (sin seguir la solu-
ción dada al problema por 2Pe) quiso mostrar a su comunidad
dónde estaba la verdadera escatología salvífica de cada día 217 :

217. Para P. RICCA (Die Eschatologie des Vierten Evangeliums, Zü-


rich-Frankfurt a.M., 1966) Jn juega a menudo con los diferentes significa-
dos de una palabra. Aquí ~n ;x:povov ¡L~xp6v es trivalente:
a) el tiempo entre crucifixión y resurrección.
b) el tiempo entre crucifixión y pentecostés.
e) el tiempo entre la despedida y su vuelta el último día. En los discur-
sos de adiós probablemente hay una mezcla intencional de tiempos, y no
hay que separar lo que Jn ha unido. Estos tiempos no son más que dife-
rentes momentos de un mismo xoc~p6~ o «temporada>> escatológica, p. 153-
155; también para A. CoRELL (Consummatum est, London, 1958, p. 108)
el ¡L~xp6v es ambivalente ...
Dooo (o.c. p. 395-396) ve en Jn 16,16-22 una confirmación de la per-
plejidad de la comunidad primitiva que veía alargarse inesperadamente el
¡L~xp6v (el poco tiempo prometido por Jesús antes de la parusía). De
hecho, muchos autores interpretan 16,20ss como refiriéndose a la parusía.
Esta interpretación no parece segura a muchos exegetas. Encuentran a
faltar la palabra que inequívocamente indica los dolores mesiánicos antes
de la parusía, wiHve:~ (Me 13,8; Mt 24,8; 1Tes 5,3). Pero, a pesar de la
ausencia del término, la imagen de Jn 16,21 es seguramente la de los «do-
lores de parto del Mesías». Es un hecho que la antigua tradición judía
habla del Mesías que sufre; no en cuanto a Mesías sino como cualquier
justo. Su sufrimiento es mayor porque es el hombre más justo, S. MOWIN-
CKEL, He That Cometh, Oxford, 1956, p. 325-329. El sufrimiento del Mesías
unido al de todos los justos abre las puertas de la manifestación gloriosa
de los tiempos mesiánicos. Por esto se usa la expresión n'tv~ ~IV '~::ln,
«dolor(es) de parto del Mesías». Estos dolores vienen como profetizados
por los acontecimientos que, en la tradición judía, acompañan al nacimien-

445
En el Nuevo Testamento

la venida definitiva -no única- es aquella por la que Jesús. des-


pués de su muerte y resurrección, se une al cristiano que. le ama
y cumple sus mandamientos. Dicho de otro modo, la verdadera
escatología no es aquella popular que espera la venida del Hijo
del Hombre entre las nubes ( = parusía) sino su epifanía en el

to del Mesías: la destrucción del Templo (¿del primero, del segundo?),


cfr., entre otros, J.. Ber. IT, 5 (ed. Grotosin, 1866); Lam. Rab. 1, 16; Agadat
Bere'Sit, 24,31 (67). En Sanh. 98b se especifica que los «dolores de parto
del Mesías» durarán nueve meses. Según este mismo texto, los dolores de
parto no hay que entenderlos como personales y exclusivos del Mesías, ya
que R. Ulla, Rabba y Jol;tanan piden que les sean ahorrados estos dolores,
n'TP~ ~TP ,?:ln. Véase en este mismo sentido Sanh. 97a. Obsérvese, por otra
parte, que los dolores mesiánicos no se mencionan más que como puente
hacia la manifestación gloriosa del Mesías. En Pes. 118a el término
n'TP~ 'TP ,,)n se relaciona con la Pascua y la resurrección de los muertos.
El Apocalipsis de Esdras (o deuterocanónico 4Esdras) en 7,27-28 nos dice
explícitamente: «Todos los que fueron liberados de los predichos males
verán mis maravillas. Pues mi hijo, el Mesías, se manifestará con los que
están con él; y se alegrarán los supervivientes• (de las tribulaciones mesiá-
nicas) durante 400 años», cfr. VIOLET B., Die Apokalypsen des Esra und
des Baruch in deutscher Gestalt (Die Griechischen Christlichen Schriftstel-
ler der ersten drei Jahrhunderte), Leipzig, 1924, p. 73-74. En Die Esra Apo-
kalypse, Leipzig, 1910, del mismo autor y en la misma colección, se encon-
trará el texto latino y las demás versiones. Obsérvese la versión armenia
de 7,28: «Entonces aparecerá el Ungido de Dios manifestándose a los hom-
bres y alegrará a los que permanecieron en la fe y en la paciencia>>, «qui
manserunt in fide et in patientia», según la traducción del armenio al latín
publicada en p. 141.
El tema, pues, se relaciona directamente con la «paciencia» en los tiem-
pos difíciles antes de la manifestación del Mesías, cfr.. p. 378 nt 37.
Por lo que toca a Jn 16,21 los dolores de parto son también sólo un
medio para llegar al nacimiento del «hombre», a la alegría que este naci-
miento proporciona a la mujer, a los apóstoles (Jn 16,20-22.24). La tristeza
de la mujer de la parábola sirve de comparación a la de los discípulos
(vv. 21-22); y en el v. 33 la «tristeza» de los apóstoles viene calificada con
el término técnico de «tribulación>>, 6;A.i:lj¡tv, usado en el AT para las cala-
midades que preceden el momento escatológico y en el NT para las que
anuncian la venida del hijo del hombre (Mt 24,9; Me 13,19.24... ).
La tradición judía del n'W~ '!U ,,)n no excluye, de por sí, la interpre-
tación que ve en el nacimiento del <<hombre» (Jn 16,21) el nuevo naci-
miento de Cristo a través del parto doloroso de la pasión-resurrección. Sólo
que entonces habría que subrayar que la pasión-resurrección de Jesús son
el inicio de una presencia mesiánica gloriosa y completamente nueva.
Sobre Jn 16,21, como alusión al parto doloroso de la pasión y al na-
cimiento mesiánico de la resurrección, cfr. FEUILLET A., L'heure de la
femme (Jn 16,21) et l'heure de la Mere de Jésus (Jn 19,25-27)', Bibl 47 (1966)
169-184; 361-380; 557-573; especialmente p. 361-369. Véase también el co-
mentario de BROWN R.E., V. 29A, l.c. p. 731-733.
Sobre la posible presencia de esta temática en Qumran (1 QH III, 7ss)
véase, p.ej., A. JAUBERT, La N otion d' Alliance dans le Juddisme aux abords
de /'Ere Chrétienne (Patrística Sorbonensia, 6) Paris, 1963, p. 231-233.

446
Escatología futura y escatología realizada

amor y unidad fraterna de la comunidad cristiana 218• Esta esca-


tología no es otra que la de la muerte y resurrección de Jesús
aplicadas al fiel; por eso puede llamarse, desde nuestra perspec-
tiva actual (que es por lo general la del autor de Jn 13-17 y la de
sus oyentes, no empero la de los apóstoles que escuchaban a
Jesús), escatología realizada. Esta escatología domina en Jn, pero
no excluye una escatología futura - parusía - 219• Sin embargo,
no nos hagamos ilusiones. Ambas etiquetas no abarcan toda la
gama de perspectivas de Jn 13-17. Hay textos cuya perspectiva
no entra en ninguna de las categorías porque para nosotros son
de escatología realizada y para Jesús y sus apóstoles (perspectiva
que a veces adopta Jn) -sin referirse a la parusía - pertenecían
a una escatología futura: de los más claros, la promesa del envío
del Paráclito, Jn 16,7ss 220• Nosotros, desde nuestra perspectiva del
s. XX y conscientes de la simplicidad de nuestras fórmulas, po-
demos limitamos a hablar (siguiendo a los autores modernos) de
escatología realizada y futura. Pero teniendo siempre presente
que aquélla contiene la pasión-resurrección no sólo como reali-
zadas en un momento histórico objetivamente determinable, sino
también realizándose en el alma de los primeros oyentes del 4. 0

evangelio y en la nuestra. Importa no perder de vista esta doble


perspectiva. De hecho Jn distingue muy bien entre el tiempo de
Jesús y el del Espíritu Santo, que es el nuestro 221•
218. Dooo, o.c. p. 406; la vuelta decisiva de Cristo en Jn es la vuelta
al Padre y no su vuelta al final de la historia, P. RICCA, le. p. 155.
219. Así lo admiten la mayoría de autores, P. RICCA, le. p. 160-161.51:
la escatología realizada ,no solamente no excluye sino que incluye la futura;
L. CERFAUX, La charité fraternelle et le retour du Christ (Jo., XIII, 33-38),
EThL 24 (1948) 324; O. BETZ: sin la parusía la escatología: de Juan no
tiene sentido (Der Paraklet. Fürsprecher im hiiretischen Spiitjudentum, im
Johannes ... , Leiden-Koln, 1963), p. 205-206.211; idem en J.L. PRICE, The
Search for the Theology of the Fourth Evangelist, en JAAR 35 (1967) 13;
C.F.D. MaULE, The Individualism of the Fourth Gospel, NT 5 (1962)
173-174; A. CoRELL, le. p. 6-8. Otros autores hablan simplemente de am-
bas escatologías, señalando siempre la preeminencia de la escatología rea-
lizada.
220. Para subrayar tal perspectiva, R.E. BROWN (o.c. v. 29, p. CXVIII)
coloca estos textos ( ... 6,27.51; 7,38-39; 16,7 ... ) en la escatología futura-fu-
turística, distinguiéndolos así de los que pertenecen a una escatología futu-
ra-apocalíptica. El nombre no cambia la cosa. Estos textos pertenecen, se-
gún nuestra terminología, a la eScatología realizada.
221. En 14,16 Jesús se relaciona con la venida del Espíritu Santo como
con el «otro - ii"A"Aov- Paráclito», P. RICCA, le. p. 50.

447
En el Nuevo Testamento

Más difícil sería aún pretender catalogar exactamente cada


uno de los vv. de Jn 13-17. En las notas hemos ya dicho algo de
la ambivalencia o trivalencia de algunos vv, Por otra parte, con-
tados son aquellos que unánimemente han sido interpretados como
escatología futura. Entre los que más unanimidad han conse-
guido están los primeros vv. del cap. 14 222 ; en ellos Jesús pro-
mete a los desconsolados apóstoles que va a prepararles habita-
ciones permanentes en la casa del Padre.
Entre los más bellos textos de escatología realizada que llenan
nuestro discurso de despedida está sin duda Jn 14,21-24: «Quien
tiene mis mandamientos y los guarda, éste es el que me ama; y
quien me ame será amado de mi Padre, y yo también le amaré
y me manifestaré a él. 22 Dícele Judas, no el Iscariote: Señor,
¿qué ha pasado que vas a manüestarte a nosotros y no al mundo?
23 Respondió Jesús y díjole: Si alguno me amare guardará mi
palabra, y mi Padre le amará y a él vendremos y en él haremos
•'
manswn ... » 223 .
222. J.H. BERNARD, l.c. V. II, p. 532-535 y p. CLIX; G.H.C. MACGREOOR
aunque tilda 14,3a de «concesión» hecha a una escatología <<materiab>, es
decir, a la escatología tradicional de los Sinópticos y Pablo, o.c. p. 305; R.H.
LIGHTFOOT (St. lohn's Gospel -ed. C.F. EVANS-, Oxford, 1956), p. 275-
276, nota a 14,3; M.E. BOISMARD, L'évolution du theme eschatologique
dans les traditions johanniques, RB 68 (1961) 507-524: 14,1-3 tiene una
perspectiva de escatología futura, completamente diferente de la escatolo-
gía presente de 14,18-21. Se trata de diversos estratos redaccionales proce-
dentes de diversas épocas, p. 507.521-523; O. BETZ, o.c. p. 206; P. RrcCA,
o.c. p. 161-162; según C.K. BARRETI' el primer sentido es de escatología
futura; esto no agota, empero, la significación del v., es decir, se trata tam-
bién de escatología realizada, o.c., p. 381-382.
R.H. GuNDRY [«In my Father's House are many Mov()( » (John IJ'4,2), en
ZNW 58 (1967) 68-72] es uno de los que no están de acuerdo con la inter-
pretación escatológico-futura. Por relación con 14,23 (donde también se
habla de ¡.r.ov~v, la <<habitación>> que Padre e Hijo tendrán en el creyente)
quiere que en 14,2 se trate igualmente de habitaciones espirituales en Cristo
(no en el cielo), p. 69-71; pero la "dirección" que toma la venida de Cristo
es diferente: en 14,3 Cristo se lleva consigo a los discípulos <<hacia mí
mismo» (1tpo~ E¡LO(U't'6v) mientras que en 14,23 Cristo va hacia el discípulo,
,. po~ a: ü..6v.
223. Judas (que Jn no quiere que identifiquemos con el Iscariote) con
esta intervención se hace simplemente eco de aquella esperanza, tan exten-
dida en su tiempo: un Mesías que con una aparición definitiva y milagrosa
conquistaría corazones y estados. Este malentendido de Judas hace progre-
sar la cuestión: la manifestación tendrá lugar sólo en el interior del corazón
del discípulo. Es evidente, además, que no se trata de la venida en carne
de Jesús resucitado a sus discípulos, ya que Jesús vendrá a habitar «con
el Padre». Se trata, pues, de escatología realizada. Así lo afirman los co-

448
Escatología futura y escatología realizada

Mucho, pues, podemos encontrar en 13-17 de última reco-


mendación o de previsión profética del moribundo. Por eso está
más que justificado acudir también - como, hace S. ScHULZ -
a la literatura de situaciones de despedida para explicar frases
de consolación como 14,1.27-28 224•
Igualmente ha parecido justificado hablar del Paráclito en Jn
como si fuera el sucesor de Jesús, el que pasa a ocupar su puesto
después de la resurrección-ascensión. Entonces la promesa de la
venida del Paráclito (14,16) equivaldría a la promesa del sucesor
en los discursos de adiós 225• Pero, como dijimos, el discurso de
"adiós" de Jesús es también un discurso de "hasta luego". El
mentarios, entre ellos: LIGHTFOOT, o.c. p. 271; J.H. BERNARD, o.c., v. II,
p. 548-551; G.H.C. MACGREGOR, o.c. p. 310-311; C.K. BARRETT, o.c. p. 389;
D. MOLI.AT, o.c., en notas al texto; Dono, o.c. p. 405-406; idem al hacer la
recensión del libro de P. RICCA (o.c.), el cual quisiera ver en 14,22-23 una
parusía de Cristo al fin del mundo [JThS 19 (1%8) 276].
Sobre el esquema literario «revelación (de Jesús) -pregunta a nivel
superficial (o malentendido de los discípulos)- posterior aclaración (de
Jesús sobre su revelación)», véase el artículo de J.M. REESE, Literary Struc-
ture of Jn 13,31-14,31; 16,5-6. 16-33, CBQ 34 (1972) 321-331. El texto de
Judas es el cuarto dentro de la serie de seis textos estudiados por el autor
en Jn 13-16. El autor parece concluir que la explicación teológica de la
muerte de Jesús, tal como es presentada en los capítulos 14 y 16, se originó
literariamente a base de este procedimiento tríptico. Pero ésta es una con-
clusión mucho más amplia de lo que permite el examen que hace de los
textos.
224. 4Esdras 12,41-45ss; 14,13. S. SCHULZ cita también, con menos
derecho, 1Enok 91ss, Untersuchungen zur Menschensohn-Christologie im
Johannesevangelium, Gottingen, 1957, p. 159-160.
225. Así S. ScHULZ (Le. p. 145), apoyándose en el «otro Paráclito» de
14,16, habla del Espíritu que toma posesión de las funciones del Jesús te-
rreno después de su muerte; sigue en eso a W.G. KÜMMEL [Die Eschatolo-
gie der Evangelien, en Heilsgeschehen und Geschichte, Marburg, 1965,
p. 61, nt 41] otros, sin hablar de los discursos de adiós, citan los grupos
Moisés(Josué, Elías/Eliseo. Digno de nota es que en este tipo de grupos a
veces el espíritu del sucesor es el del predecesor (2Re 2,9.15), R.E. BROWN,
The Paraclet in the Fourth Gospel, NTSt 13 (1%6-1967) 120; O. BETZ,
o.c. p. 128-129, afirma que la tradición veterotestamentaria de la sucesión
Elías/Eliseo ha influido en la tradición cristiana primitiva de los discursos
de adiós de Jesús. Es posible, dice, que Jn 16,7 haya nacido bajo la influen-
cia de 2Re 2,9ss.. Difícilmente,· ya que - como concede BETZ - Eliseo no
es el espíritu sino el ungido por el espíritu; además, la condición de la
recepción del espíritu es diferente. En Elías la condición no está en su
subida al cielo, sino si le ven subir, y se insiste en ello, 2Re 2,9.12. Por
otra parte, con la donación del espíritu Elías concede a Eliseo un favor
que éste le pidió en 2Re 2,9. Nada de eso en Jn. BETZ cita también en
detalle el caso de Moisés/Josué, p. 129-136, pero termina reconociendo que
ninguno de los ejemplos dados basta para explicar la sucesión Jesús/Pará-
clito, p. 137.

449'
Cortes 29
En el Nuevo Testamento

mismo Jesús va a volver en el Espíritu, 14,16-18; el Espíritu Santo


con su venida «recordará», hará presente, inte.rpretará a Jesús,
16,13; 14,26. Pero aún hay más, el mismo Jesús vendrá con el
Padre para habitar en el alma del fiel. Se trata más que de un
discurso de "adiós" que deja como sucesor único al Paráclito,
de un discurso de "hasta luego", hasta que, por la venida del
Espíritu Santo, el Hijo pueda volver, con el Padre, espiritual-
mente al fiel, 14,23.
Pero, a parte de estos esfuerzos en alguna que otra cuestión
de detalle, poco se ha hecho, que yo sepa, para encuadrar de un
modo total Jn 13-17 en los discursos de adiós. J.F. RANDALL pa-
rece ser el que más se ha esforzado en este sentido. Nosotros vamos
a completar su estudio 226 examinando algunos de los temas más
salientes de estos capítulos a la luz de los discursos de adiós;
tendremos sobre todo en cuenta la literatura targúmica que RAN-
DALL en su art. no mencionó. A algunos de estos temas hemos alu-
dido ya al mencionar la literatura apócrifa y targúmica. Un exa-
men más detallado debería iluminar ahora el trasfondo cultural
y el ambiente en que se movía el autor de nuestros capítulos Z27•

Amor fraterno

«Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo Unigénito


a fin de que todo el que crea en él no perezca sino alcance la
vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
226. Por lo menos tal como aparece en su artículo (l.c.), resumen de
su disertación (que no he podido consultar), publicada por la Universidad
de Lovaina en 1962.
227. No por eso estamos obligados a dar nombre y apellidos al autor
de Jn. Lo que principalmente nos interesa no es determinar quién escribió,
sino qué escribió. Por otra parte, la unidad literaria fundamental de Jn (a
pesar de BuLTMANN) es un dato que se puede considerar definitivamente
adquirido para la exégesis moderna; gracias en gran parte a E. RUCKSTUHL
(Die literarische Einheit des Johannesevangeliums - Studia Friburgensia,
N.F., 3-, Freiburg, 1951). Asi lo creen, entre otros de los que han hecho
la recensión de su libro, M.E. BOISMARD en RB 59 (1952) 427; M., ZERWICK
en VD 32 (1954) 112-114. Sin que por eso admitamos la conclusión de
RUCKSTUHL: siempre será un fracaso cualquier búsqueda de fuentes en Jn,
v. D.M. SMITH Jr., o.c. p. 64-72.

450
Amor fraterno

18 Quien cree en él no es juzgado; quien no cree ya está juzgado,


porque no creyó en el nombre del Unigénito Hijo de Dios. 19 :Éste
es el juicio: que la luz ha venido al mundo, y amaron los hom-
bres más las tinieblas que la luz, porque eran malas sus obras»
(Jn 3,16-19).
Parece como si Jn quisiera con una sola palabra darnos razón
de la Encarnación, de la fe y de la incredulidad de los hombres:
el amor. El amor de los hombres por las tinieblas explica el por-
qué de su incredulidad frente a la luz. Lo que parece implicar
(teniendo en cuenta la predilección de Jn por las oposiciones dua-
lísticas, luz-tinieblas, verdad-error ... ) 228 que el creyente cree por-
que ama la luz 229• Pero lo que verdaderamente subraya Jn es
el amor de Dios por el mundo. Lo cual es tanto más digno de
tenerse en cuenta cuanto que sólo aquí se menciona expresa-
mente. Jn sólo se interesa en realidad por el amor entre herma-
nos 230• El hombre por la fe acepta «la» expresión del amor de
Dios al mundo 231, Jesús, y, por esta aceptación, se constituye en
hermano de quienes, como él, han hecho el mismo acto de fe.
Entre estos hermanos debe reinar el amor. El término «herma-
nos» no aparece explícitamente. Con todo, podemos, como: hacen
los comentaristas, suponerlo: de hecho, Jesús habla sólo a un
círculo reducido de creyentes, y este mismo círculo es calificado
de «hermanos» en 20.17-18 (21,23).
La importancia del amor en la segunda parte de Jn ha sido
hace tiempo reconocida. De hecho la palabra clave para Jn 13-
17 232 es &.y&.m¡ (amor), &.yomiiv (amar). Por eso se abren estos ca-
pítulos despacio y solemnemente por unos vv. cargados de amor:
228. Sobre este tema v. O. B6cHER, Der johanneische Dualismus im
Zusammenhang des nachbiblischen Judentums, Gütersloh, 1965.
229. T. BARROSSE, The Relationship of Love to Faith in St. John, en
ThSt 18 (1957) 543.545ss; 556.
230. Parece evidente a una simple lectura de In 13-17. Pero es aún
más claro, y universalmente reconocido, en las cartas juaneas; aunque
se pueda negar con más o menos fundamento su pertenencia al autor del
cuarto evangelio, hay que confesar (al menos) que son de la misma es-
cuela, ya que tienen la misma doctrina, vocabulario y estilo. Sobre el amor
fraterno v. lJn 4,7-12; 2,7-11; 3,11-18.23; 4,20-21; 5,1-2; 2In 5-6.
231. Además del citado In 3,16-19, v. lJn 4,16: «Y nosotros hemos
conocido y creído el amor que Dios tiene con nosotros.»
232. Dono, o.c. p. 398-399. Aparecen 31 veces, contra sólo 6 veces en
cap. 1-12; D. CRossAN, The Gospel of Eterna/ Life, Milwaukee, 1967, p. 109.

451
En el Nuevo Testamento

«Antes de la fiesta de la Pascua sabiendo Jesús que


era llegada su hora de pasar de este mundo al Padre, como
hubiese amado a los suyos que estaban en el mundo, los
amó hasta el extremo. 2 Y durante una cena, como ya el
diablo hubiese decidido en (su) corazón que Judas, hijo
de Simón, el Iscariote, le entregase 233 ; 3 sabiendo que todas
las cosas las entregó el Padre en sus manos, y que de Dios
salió y a Dios vuelve, 4 levántase de la cena, y deja su
manto, y tomando un lienzo, ciñóse con él. 5 Luego echa
agua en un barreño, y empezó a lavar los: pies a los dis-
cípuJ:os ... »

Habiendo Jesús amado a sus discípulos durante toda su vida,


cuando llegó su «hora» les dio una última y extrema señal de
amor (-Y¡y&m¡crev, v. lb). Y esta señal hay que verla no sólo en
la muerte de Jesús por los suyos sino también en el lavatorio de
pies. Éste es ciertamente una lección de humildad (13,12-17) 234,
pero correctamente los comentarios hablan del amor manifesta-
do por Jesús en el lavatorio de pies 235 ; lavándoles los pies, Jesús

233. Seguimos la lectura atestiguada por los mejores manuscritos:


p66, N, B ...
234. Quizá también símbolo de otras purificaciones interiores, 13,6-11:
los autores se pronuncian por un símbolo del bautismo, de la penitencia,
e incluso de la Eucaristía. Otros, quizás con más acierto, hablan del sím-
bolo de la muerte humillante de Cristo que Pedro no quiere comprender
(v. 6ss). La verdad es que aún no ha aparecido la explicación a la que
se adhiera una mayoría relativa de exegetas. Véase una exposición detalla-
da de las diversas opiniones, desde los Padres hasta el 1967, en G. RICHTER,
Die Fusswaschung im Johannesevangelium. Geschichte ihrer Deutung, Re-
gensburg, 1967, p. 3-284.
Sabemos que era un gesto reservado a los esclavos, y, entre judíos, a
los esclavos paganos; pero en ningún tipo de literatura contemporánea en-
contramos un ejemplo que se pueda comparar a la acción de Jesús. En
TJI Gn 49,1 Jacob a punto de morir reúne a sus hijos y les dice: «Purifi-
caos (1:J,N) de la inmundicia y yo os mostraré cuáles son los secretos ocul-
tos, los tiempos fijados que están escondidos, el premio que es la paga de
los justos, la retribución de los malos, y la felicidad del Edén» (v. p. 303-305).
A la luz de esta interpretación del ,!l0Ni1 del TM el lavatorio de pies sería
originariamente una purificación para poder entender mejor las verdades
y misterios del discurso de adiós, cfr. p. 309s, nt 39; pero por una parte
habría que probar la antigüedad de la paráfrasis targúmica (v. p. 309) y
por otra, encontrar un posible punto de contacto literario entre Jn 13,1-17
y este targum; por lo menos en lo último, tengo que confesar que mis
esfuerzos han sido vanos.
235. H. WINDISCH, Johannes und die Synoptiker, Leipzig, 1926, p. 73.77;
J.H. BERNARD, o.c., v. II, p. 455.527; E.C. HOSKYNS, The Fourth Gospel,
London, 1947, p. 437.440-441; L. CERFAUX, La charité fraternelle et le re--

452
Amor fraterno

demuestra el aprecio 236 amoroso que les tiene 237• A continuación


Jesús exigirá que esta misma estima amorosa se la demuestren
mutuamente (13,12-17).
A partir del lavatorio de pies se insiste continuamente en el
amor fraterno. Es verdad que no se especifica este tipo de amor.
Pero los términos griegos ---&.yocm¡-&yomocw- nos indican de qué
género de amor se trata: es un amor que no puede quedar se-
creto. Tiende a ser activo y realizador. Se realiza por la limos-
na, por las obras de misericordia, por cualquier acto externo en
bien del hermano 238• Ahora bien, limosnas, sepelio de muertos,

tour du Christ, en EThL 24 (1948) 330; E. RUCKSTUHL, o.c. p. 123: así Je-
sús muestra su amor salvador, el amor humillante de la Cruz; C. HAURET,
Les Adieux du Seigneur (S. lean XIII-XVII), París, 1951, p. 40-42; C.K.
BARRETT, o.c. p. 363; J. MICHL, Der Sinn der Fusswaschung, Bibl 40 (1959)
700.706; W. GRUNDMANN, Das Wort von Jesu Freunden (Joh XV, 13-16)
und das Herrenmahl, en NT 3 (1959) 64-65; W. THÜSING, Die Erhohung
und Verherrlichung Jesu im Johannesevangelium, Münster, 1970, 2.• ed.,
p. 132-135; y, del mismo autor, en p. 31 de Herrlichkeit und Einheit, Düs-
seldorf, 1962; Th .. MÜLLER, Das Heilsgeschehen im Johannesevangelium,
Zürich-Frankfurt a. M., 1%1 (?), p. 67; J.A.T. ROBINSON, The significance
of the foot-washing, en NTS 6 (1962) 147; W.K. ÜROSSOUW, A note on
John Xlll,l-3, NT 8 (1966) 128-130: al aoristo 1¡ychn¡cre:v del v. 1 (que
introduce no sólo toda la pasión sino también el lavatorio) debe dársele
toda su fuerza: les dio la perfecta prueba de amor en el lavatorio de pies
como símbolo de su muerte; H. SCHLIER, Die Bruderliebe nach dem Evan-
gelium und den Briefen des Johannes (en Mélanges Bibliques ded. a B. RI-
GAUX), Gembloux, 1970, p. 238 ..
236. Entre los judíos, no sólo la mujer debía honrar con este servicio
a su marido, sino, al parecer, también los discípulos a su maestro, Str.-B.,
IT, p. 557. De hecho &yomácu expresaba sobre todo el amor entre seres de
diferente condición, y por lo tanto suponía un aspecto de conocimiento y
valoración intelectual positiva, cfr., entre otros, C. SPICQ, Agape. Prolégo-
mimes a une Étude de Théologie Néo-Testamentaire, Louvain-Leiden,
1955, p. 69.
237. Un buen ejemplo del espíritu de amor del lavatorio de pies con-
tiene el texto citado por B. SCHWANK (véase R.E. BROWN, v. 29A, p. 564),
el cap. 20,3 del Libro de José y de Asenat: Asenat, la futura esposa de
José, introduce a su novio en su casa. Lo hace sentar en el trono de honor
y le lava los pies. José protesta diciendo que otros pueden hacerlo. Pero
Asenat responde: «No, señor, porque mis manos son tus manos, y tus
pies son mis pies, ninguna otra debe lavarte los pies», [v. ed. crítica de
M. PHILONENKO, Joseph et Aséneth (Studia Post-bíblica, 13), Leiden, 1968].
El libro parece ser contemporáneo de los del NT, A.M. DENIS, o.c. p. 47;
según C. BuRCHARD, la fecha oscila entre finales del s. 1 a.C. y comienzos
del s. 11 d.C. Pero sobre la cuestión no se ha dicho todavía la última pa-
labra, C. BURCHARD, Zum Text von «loseph und Aseneth», JStJ, 1
(1970), 4-5.
238. Así lo demuestra sobre todo SPICQ recorriendo la literatura del
griego clásico, Agape, o.c. p. 69-70; del AT (TM y LXX), p. 90.98: Sal

453
En el Nuevo Testamento

servicios y sacrificios en pro de los demás son exhortaciones que,


junto con la mención explícita del amor al prójimo (o amor entre
hermanos), nos han salido a menudo al paso al hablar de los
discursos de adiós 239• Hay que tenerlo en cuenta. Ello nos ayuda
a hacer resaltar la originalidad del amor fraterno en Jn:
l. Esta originalidad salta a la vista ya a la primera fórmula,
la de Jn 13,34:
«Un mandamiento nuevo os doy, que os améis unos a otros,
Como yo os he amado,
Que también vosotros os améis mutuamente.»
Obsérvese la estructura; parece que el «como» (en medio)
queda subrayado 240• Ni en el A T («amarás a tu prójimo· como

119,166, «he hecho tus mandamientos» -'NIPV (en los LXX= 1¡yci.7t'l)ao¡;
v. Jn 14,23- Sab 6,18); lo mismo en la literatura del s. I en Palestina,
ibid. p. 156.157ss; igualmente en el judaísmo helenístico, ibid. p. 166.183;
que &yo¡¡rCÍ.w exige una acción externa viene explícitamente dicho en· las
cartas: lJn 3,17-19; 3Jn 5-8.
239. V. textos en la p. lOls (obras de misericordia, en Tob); p. 97
(simple amor al prójimo); p. llOss (amor fraterno); p. 126 (limosna y com-
pasión de los débiles, en T. Job); el amor entre hermanos y el amor al
prójimo es explícito en T. 12 Pa., p. 183ss; (p. 150: obras de misericordia
y estima amorosa del prójimo en 2Enok); p. 154 (T. Jacob, copto). Conexo
al amor está, además, el tema de unión entre hermanos, p. 323ss; miseri-
cordia hacia el prójimo, en 2Baruk, p. 137s.
Estos textos nos hacen ver que la opinión de J. BECKER, p. ej., tiene
poca solidez. Este autor, por no tener en cuenta la historia del género lite-
rario en cuestión, cree que 13,34 es intrusivo, que no tiene ninguna relación
directa con la situación de despedida, Die Abschiedsreden Jesu im Johannes-
evangelium und die Kunde der alteren Kirchen, ZNW 61 (1970) 220. El
autor afirma también, en p. 231, que Jn 15,1-17 no es un discurso de des-
pedida; en estos versículos Jesús no parece despedirse de sus discípulos;
el que habla es más bien un Jesús glorificado. Pero, primero, Jn 15,1-17
contiene temas y fórmulas esenciales a nuestro género; además, que en
Jn 15,1-17 se oiga hablar a Jesús glorificado no es objeción seria contra el
género literario, ya que los discursos de adiós tienen también su proyección
profética traducida por Jn, casi siempre, en escatología realizada. J. BECKER
expresa la misma opinión negativa en cuanto al género literario de Jn 15-17
en Aufbau, Schichtung und theologiegeschichtliche Stellung des Gebetes in
Johannes 17, ZNW 60 (1969) 56-83. Por otra parte, su modo de presentar
en este artículo los cuatro elementos del género «oracióm> de Jn 17 ha
sido criticado con razón por R. SCHNACKENBURG: solamente podemos apli-
car a Jn 17 los elementos de género literario que previamente han sido pro-
bados como tales; y esta prueba difícilmente puede llevarse a cabo sin la
comparación con otros textos que tengan aquellos mismos elementos lite-
rarios, R. SCHNACKENBURG, Strukturanalyse von !oh 17, BZ 17 (1973) 69.
240. O. de DINECHIN, KAE>Ól:: La similitude dans l'évangile selon
saint lean, RSR 58 (1970) 211.

454
Amor fraterno

a ti mismo», Lv 19,18.34; Dt 10,18-19), ni en nuestros discursos


encontramos la fórmula «como yo os he amado». El amor de
Jesús a los discípulos no sólo explica y da la medida a nuestro
amor fraterno sino que además lo origina. BULTMANN al hablar
de este «como» lo llamó begründend, fundador, originador 241 •
2. No se trata sólo de una formulación diferente. «Como
yo os he amado» indica la medida del amor entre hermanos: hasta
la muerte (15,12ss): «Éste es el mandamiento mío: que os améis
unos a otros así como os amé. 13 Mayor amor que éste nadie
le tiene: que dar uno la vida por sus amigos ... »
3. Sin convertirnos en teólogos podemos incluso decir que
el amor al prójimo de nuestros discursos de adiós y el ágape fra-
terno del discurso de Jesús son de diferente calibre. El de aqué-
llos proviene simplemente de la legislación del A T arriba men-
cionada, y, aunque a veces por la puesta en práctica y medita-
ción de estos textos llegue a exigencias de alto valor moral, no
obstante, está siempre muy por debajo del mandamiento promul-
gado por Jesús. Tenía que ser así ya que el amor entre cristianos
es la participación del amor que el Padre tiene al Hijo.
Es por obra y gracia del amor del Padre al Hijo que el cris-
tiano puede amar a los demás hermanos, ya que este amor del
Padre está presente en el alma del cristiano (17,26) : «Y yo les
manifesté tu nombre, y se lo manifestaré para que el amor con
que me amaste esté en ellos, y yo en ellos.» Pero, como comenta
MoLLAT, la comunión de los hombres en el amor con que el
Padre ama al Hijo sólo es posible a través de la presencia de
Jesús en los suyos 242• En efecto, sin permanecer en Jesús es im-
241. BUL1MANN (o.c.) repetidamente interpreta así el XO(Sw~ de Jn, «auf
Grund dessen ... »: 10,15 (p. 291, nota 3); 17,2 (p. 376, nt 1); 13,34
(p. 362.403); 17,11 (p. 385, nt 3; p. 291, nt 3); 17,21 (p. 393). Siguiendo a
BUL1MANN, O. de DINECHIN (art. cit.) insiste también en esta interpretación
a partir del examen estructural de las frases relacionadas por x(l(ew~; tanto
para las frases-x0(6w~ del llamado tercer tipo ( = el &:y&rt"l) de nuestros
capítulos) como para las del cuarto tipo (=la unidad), p. 196.207-220.
242. D. MoLLAT, o.c. p. 175; véase, entre otros, el comentario de
BARRETT: el amor de Dios, el amor con que el Padre ama eternamente al
Hijo, está presente como principio activo y operante en el corazón de los
cristianos, o.c. p. 430; verdad es que Jn 17,26 solo no nos permite afirmar
que este amor divino es causa de nuestro amor fraterno. Pero podemos
llegar a esta conclusión partiendo ya del examen de Jn 15, ya de las epís-
tolas juaneas. Véase lJn 2,15; lJn 4,7-12:

455
En el Nuevo Testamento

posible llevar fruto (15,4-5.7). Y es sabido que este fruto no


puede ser otro que el amor fraterno. Llevar fruto, por una parte,
aparece yuxtapuesto a discípulo de Cristo (v. 8): «En esto es
glorificado mi Padre, en que llevéis fruto abundante y seáis (yÉ-
V'"I)o-9e) 243 discípulos míos.» Ahora bien, el discípulo de Cristo
en Jn es el que ama a sus hermanos, 13,35: «En esto conocerán
todos que sois mis discípulos, si os tuviereis amor unos a otros.»
Llevar fruto parece ser simplemente amar a los hermanos. De
hecho a continuación (v. 9) se habla del amor del Padre al Hijo,
del Hijo a los discípulos ... , en fin, de la promulgación del man-
damiento del amor (vv. 12-17).
Además, permanecer en Jesús es permanecer en su amor (v. 7):
Mv f.LELV'"I)Te ~v ~¡.taL - ¡.tdvcxn ~v T?í &y&1ty¡ "'ñ ~f.L'ñ· 9. Este
«permaneced en mi amor» del v. 9b de por sí podría ser tanto
el amor del discípulo a Cristo como viceversa. El contexto gene-
ral indica que la iniciativa de la purificación (v. 3), de la vida

«Carísimos, amémonos los unos a los otros, porque el amor


procede de Dios (ix -roü 6eoü ia-.~v); y todo el que ama de
Dios ha nacido y conoce a Dios. 8 Quien no ama no conoció a
Dios, porque Dios es amor. 9 En esto se manifestó el amor de
Dios en nosotros, en que el Hijo suyo Unigénito envióle Dios al
mundo, para que vivamos por él. 10 En esto está el amor: no
que nosotros hubiéramos amado a Dios, sino que él nos amó a
nosotros y envió al Hijo suyo, propiciación por nuestros pecados.
11 Carísimos, si así Dios nos amó a nosotros, también nosotros
debemos amarnos unos a otros. 12 A Dios nadie jamás le ha
visto; si nos amáramos unos a otros, Dios permanece en nosotros
y su amor ha llegado en nosotros a la perfección» ( t¡ &.y&rn¡
<XÓ-roü nn).e:~w¡..tév'l] iv f¡¡..tiv ia-rw).

El amor a los hermanos señala, pues, la perfección del «amor de Dios»


en nosotros. Algunos autores hablan aquí (v. 12) del amor subjetivo (el
amor con que Dios nos ama). Otros del objetivo (nuestro amor a Dios),
lo que parece contrario al contexto. SPICQ y algunos más prefieren hablar
de un genitivo ( &.y!Íl't"'IJ <XÓ-ro ü) de cualidad, o que sólo califica en general:
i.e., no es en el fondo ni amor subjetivo ni objetivo, sino que es el amor
«propiamente divino» que existe como si fuera una entidad propia (como
un ambiente o esfera en la que el cristiano existe y se mueve). Pero sea
cual fuere el nombre que demos al «amor de Dios» será siempre verdad
que la caridad (o amor) perfecta es la del v. 10, aquella con la que Dios
nos ha amado, y sólo esta caridad, como continúa diciendo SPICQ ( Agape
dans le Nouveau Testament, v. III, Paris, 1959, p. 286-287) permite que
nosotros amemos a los hermanos y a Dios.
243. La lección opuesta, la de N, A, «con esto seréis - ye:v~ae:a6e: -
discípulos míos» expresa aún mejor que llevar fruto es ser discípulo de
Cristo.

456
Amor fraterno

(v. 4), de la fructificación (v. Sb), de la elección (v. 16), pertenece


no a los sarmientos ( = discípulos), sino a la Vid ( = Jesús). A
priori podríamos, pues, suponer que «permaneced en mi amor»
(v. 9b) primariamente indica el amor de Jesús al discípulo. El
mandamiento que promulga Jesús en este mismo contexto no
pide de hecho que el discípulo ame a Jesús. Otro indicio que
apunta a la misma solución (v. 10): «Si mis mandamientos lev-
To:A&<;) guardareiS, permaneceréiS en mi amOr», (LEVei:Te: ev 't":¡j
&.y&7t1J (LOU. No se nos dice cuáles son sus mandamientos, pero
sí cuál es el que los supone todos: «Este es el mandamiento mio,
que os améis unos a otros, así como os amé», v. 12. Permane-
cer en su amor parece, pues, definido no por el amor del cristia-
no a Cristo, sino por el del cristiano a sus hermanos. Pero no
sólo el contexto sino que el mismo v. 9 nos inclina a pensar que
«permaneced en mi amor» (v. 9b) es permanecer en el amor que
nos tiene 244•
En efecto, el v. 9a nos habla del amor de Cristo al discípulo
(xoc6w<; ~yif7t"f¡crév (LE ó 7tlz.T~p, x&.yw Ó(Lfi<; ~y&1t"t¡croc), por lo que
«mi amor» del v. 9b parece ser el de Cristo al fiel. En realidad
todo sucede como si el amor del cristiano por sus hermanos fue-
ra la prolongación visible de aquel amor invisible que Cristo
tiene para cada uno de ellos 245 • Por eso sólo si permanecemos
en su amor ( = amados por él) podemos dar fruto ( = amar a
los hermanos).
A la luz de todo ello es fácil comprender por qué Jn no
habla, a diferencia de nuestros discursos de adiós, del amor al
prójimo 246, ni del amor a los enemigos. A este amor le faltaría
244. Así, entre otros, BARRETI, a.c. p. 397; MOLLAT, a.c. p. 161; H. van
den BusscHE, a.c. p. 426-427: es permanecer profundamente unidos a su
amor por nosotros (lJn 4,16), más bien que permanecerle fieles por amor
observando los mandamientos (13,14); BERNARD, a.c. p. 483-484: hay que
pzrmanecer siempre al alcance del amor de Cristo por sus discípulos.
245. Con todo, es evidente que este amor de Cristo por nosotros
(v. 9b) no sólo no excluye, sino que implica nuestro amor a Cristo. Por
eso puede decir Jn explícitamente: «Si me amareis guardaréis mis man-
damientos», 14,15.
246. Los escritos de Qumran y el Documento de Damasco, como Jn,
limitan el amor a los miembros de la comunidad. Esta limitación en Qum-
ran proviene del espíritu de secta, mientras que en Jn, como hemos visto,
tiene motivos más elevados.
En los manuscritos de Qumran, además, el amor al «hermano» -como

457
En el Nuevo Testamento

la nota de reciprocidad. Sólo el amor de los cristianos entre sí


puede reproducir de alguna manera el amor del Padre al Hijo 247 :
«Como me amó el Padre, también yo os amé», 15,9. Esto expli-
ca, en parte, por qué el amor fraterno tiene tanta importancia
en Jn. Además, no es uno de los mandamientos sino «el» man-
damiento de Jesús en persona (15,12) antes de morir. El con-
texto en que este mandamiento viene dado es importante y so-
lemne; la promulgación del mandamiento tiene lugar a la «hora»
de la glorificación del Hijo del Hombre (13,31-32), al momen-
to de partir para el Padre (13,33-34); es decir, se trata del discurso
de despedida de Jesús antes de su muerte.

Unión fraterna

«Amaos mutuamente, y que no calcule cada uno el mal de su


hermano, porque esto separa la unidad y dispersa todo parentesco»,
decía ya el patriarca Zabulón a sus hijos 248 • Y en verdad el amor
es el vínculo más sensible y fuerte de unión. Sin un cierto amor
no hay unión y ésta es algo imprescindible. La unidad es un tema
casi siempre presente - a menudo supuesto en el «amor>> - en
nuestro género literario. Ya F. RANDALL 249 observó la importancia
de este tema en los discursos de adiós del judaísmo tardío. A estos
discursos citados por RANDALL -y que ya nos han salido al

en bastantes de los discursos de adiós que hemos visto (cfr. nt 239)- se


concretiza explícitamente: hay que pensar en el bienestar de los demás
miembros, poner los propios bienes a la disposición de todos... Sobre
ello, O. BocHER, o.c. p. 136-139.
Jn 13,29 («que -Judas- diera algo a los pobres») pudiera hacer-
nos pensar en este tipo de amor. Pero está claro que la frase no tiene
nada que ver con la típica exhortación a las obras de misericordia que
hemos encontrado en nuestros discursos de adiós. Los discípulos refieren
las palabras misteriosas de Jesús (v. 27) a una obra de misericordia, no
porque sepan (!) que Jesús les dirige su último discurso, sino a causa de
la «proximidad» de la fiesta (v. 29b). Sobre la costumbre de dar limosna
en las festividades e invitar a los pobres a la cena pascual, v., p. ej., J. JE-
REMIAS, Die Abendmahlsworte Jesu, Gottingen, 1960, 3.a ed., p. 48-49.
247. C. SPICQ, Agape dans le NT, v. III, p. 339, nt 3; G. CALANDRA,
[,'amare in San Giovanni, (en 1 Vangeli nella Critica Moderna, ed. por
B. MARIANI), Torino, 1960, p. 154-155.
248. T. Zab. 8,5-6.
249. Art. cit. p. 376-378.

458
Unión fraterna

paso 250 - hay que añadir sobre todo la unidad fraterna que cons-
tituye el tema central de la escena litúrgica del testamento de Jacob
en Tg Gn 49, 1-2 (Tg Dt 6,4) 251•
Para Jn la unidad fraterna será aún más importante, puesto que

250. P, 113, Jub. (Esaú y Jacob); p .. 114, ibid. (Noé a sus hijos); p. 224s,
T. Zab.; p. 269, T. Jos.; p. 296s, T. Neft., hebreo. También en Qumran
tiene importancia esta temática. Señalemos simplemente que ¡n1 (¿unión,
unidad?) es término muy usado por la comunidad para definirse a sí
misma; p. ej., como <<Unidad (comunidad) en la Ley y en la propiedad»
(1QS V, 2), H. BRAUN, Spiítjüdischhiiretischer und frühchristlicher Radika-
lismus, v. 1, Tübingen, 1957, p. 35. Sobre el tema puede verse, entre otros,
S. TALMON, The Sectarian iMI - A Biblical Noun: hay que traducir el
término por «comunidad», «congregación». Este significado se encuentra
en libros antiguos y modernos del AT [en VT 3 (1953) 133-140].
WERNBERG-M,PLLER P. [The Nature of the YAIJAD according to the
Manual of Discipline and Related Documents, en Annual of the Leeds Uni-
versity Oriental Society, 6 (1966-1968, ed, 1%9) 56-97] subraya la varie-
dad de usos del iMI en un documento tan corto como el Manual de Dis-
ciplina: nombre, verbo, adverbio ... Eso indica ya la importancia que la
idea de unión tenía en el movimiento de Qumran (p. 70). Esta unión de
«los hijos de la luz» tenía como fin principal el estudio de la Torá y su
puesta en práctica. ·Para lo último, se consideraba absolutamente nece-
sario observar todas las prescripciones de pureza levítica. De ahí, en parte,
la necesidad de separarse de los demás judíos. Esta separación no hay
que imaginarla como absoluta por lo que toca al iMI (que para WERN-
BERG indica las diversas ramas de Qumran, diseminadas por todo el país,
con centro en lo que hoy son las ruinas de Qumran).
Las esperanzas misioneras del iMI nos dan a pensar que éste incluía
no sólo miembros con plenos derechos sino también miembros en sen-
tido restringido, candidatos o «postulantes». Éstos, en efecto, no podían
encontrar otro medio para informarse sobre la recta interpretación de la
Torá y sobre la práctica de la pureza ritual que asistiendo a cierto tipo
de reuniones doctrinales del iMI, precisamente para aprender. Pero ello
ponía en peligro la pureza ritual de los miembros con plenos derechos
del iMI ... , por eso, no se comía con los candidatos ni se podía tocar sus
vestidos (p. 61-65). Por otra parte, la promesa de observar todos los gra-
dos de pureza levítica es precisamente lo que permitía al candidato entrar
de modo definitivo en la antigua i1i,:J.M (y en el iMI) de los fariseos.
Estas mi,:J.M o sociedades de fariseos tienen mucho de común con el ¡n1
de Qumran. Lo demuestra hasta el vocabulario técnico usado en ambos
movimientos: tJI:J.i ,:lij? , ~N N:li1 ~:J etc., S. LIEBERMAN, The Discipli-
ne in the so-called Dead Sea Manual of Discipline, JBL 71 (1952) 199-
206; [en la misma línea véase J. ScHMIIT, La pureté sadocite d'apres
JQS 111, 4-9, Revue des Sciences Religieuses 44 (1970) 214-224]. Estos
grupos de fariseos o estas ramas de la familia de Qumran que, según
1QS Vl,3, no podían constar de menos de 10 miembros (WERNBERG-
McpLLER P., «Discipline, Manual of», Encyclopaedia Judaica, Jerusalem,
1971, col. 67) con su insistencia en la purificación ritual ¿no nos podrían
ayudar a comprender el grupo formado por Jesús y sus discípulos en el
misterioso acto de purificación del lavatorio de pies? Sobre el tema véase
lo dicho en nt 234.
251. V. p. 323-325.

459
En el Nuevo Testamento

el amor entre hermanos constituye, como hemos visto, el testamen-


to del Señor. Nuestros capítulos hablan y aluden muchas veces a la
unidad fraterna. El discurso de la Vid es un discurso de la unión de
los sarmientos a la cepa (15,1-9), que es condición de la unión
de los sarmientos entre sí (15,10-17). «Yo soy la Vid», 15,1. Con
ello se abre el tema de la unión: una cepa separada de sus sar-
mientos y unos sarmientos no unidos entre sí por la savia común
de la vid es algo inconcebible. Con decir, pues, «Yo soy la Vid»,
exige y supone la unión de todos entre sí, por él y en él 252• «Yo
soy la Vid verdadera», 15,1. La Vid y sus sarmientos forman una
nueva comunidad de vida; en ella Jesús es el principio vital, es la
«verdadera Vid» que suplanta la antigua Vid, Israel 253• Sin unión
a este principio, como hemos vistn al hablar del amor, los sar-
mientos «no pueden nada» (15,5), no pueden vivir en comunidad,
unidos entre sí. Si a veces parecen unidos fuera de la Vid, es una
simple apariencia: en realidad son simples aglomerados para el
fuego, 15,6. No se trata, pues, de cualquier tipo de unión; no de
una simple armonía o cooperación fraterna como la que hemos en-
contrado casi siempre en los discursos de adiós. La originalidad
del evangelio está en afirmar que la unión de los hermanos no tiene
su fundamento en ellos mismos sino «en la Vid»: en la sección
15,1-6 hasta 7 veces aparece la expresión «en mí» (ev e¡Lo[-zoptc;
~¡Lo u oU. .. ). Jesús insiste, pues, en ser el único principio de unión
entre los hermanos. No se habla explícitamente de esta unión mu-
tua en cuanto tal, pero sí de lo que podríamos llamar su constitu-
tivo formal, el amor mutuo. Los discípulos deben unirse por el
amor, un amor fraterno (15,12-17) que es imagen y prolongación
252. Dooo, o.c., p. 411-412.
253. Uno de los símbolos más corrientes del pueblo de Dios en el
AT es ciertamente la vid. En general la mala vid, echada al fuego en
Ez 15,1-6; la viña infructuosa y devastada en Is 5,1-7; Jer 2,21; Os 10,1. ..
En el Sal 80,9-12 es la vid arrancada de Egipto que crece frondosa en la
tierra prometida. Pero por sus nuevos pecados es asolada y devastada
(v. 13-14). Que Dios haga revivir (muerte y resurrección) esta vid con
«el hijo del hombre, a quien (LXX) fortalecerá» (v. 16.18). La vid tiende
aquí a identificarse con el Hijo del Hombre. Así al menos lo cree Dooo
(ibid.); últimamente A. JAUBERT ha dado, creo, nueva fuerza al argu-
mento haciendo observar que en el targum este <d1ijo del hombre» es el
Rey-Mesías (v. 16), L'image de la Vigne -(lean, 15)-, en Oikonomia
(ded. a O. CULLMANN), Hamburg-Bergstedt, 1967, p. 94; v. también
R.E. BROWN, o.c. v. 29A, p. 670-672.

460
Unión fraterna

del amor que Jesús les tiene -cuyo; amor a su vez es imagen y
efecto del amor que el Padre le profesa, 15,9 -.
La unión, que la imagen de la Vid deja sólo traslucir, emerge
diáfana a lo largo de todo el cap. 17. La oración de Jesús es, de
hecho, una continuación de los temas tratados 254 en los monólo-
gos (-diálogos) de 13-16 255• Lo insinúa la manera de empezar el
capítulo: «Estas cosas (cap. 13-16) habló Jesús, y alzando los ojos
al cielo, dijo ... », 17,1. Pero entre todos los temas resumidos en la
gran oración de Jesús el que precisamente despunta es el de la uni-
dad. Tanto es así que diversas voces autorizadas se levantaron con-
tra el título «tradicional» (del s. XVI) «la oración sacerdotal», para
substituirlo por el de «la oración de la unidad» 256• Sólo el contexto
y un v. (el v. 19) apoyan la interpretación sacerdotal de la oración.
En cambio, es evidente la implicación de la unidad en el tema ge-
neral de la oración: Jesús, después de haber anunciado a su Pa-
dre que ha terminado su obra (v. 4.6.8.12.14.22.26), le pide que la
continúe por medio de los discípulos en la unidad de doctrina - que
les ha enseñado- y en el amor que el Padre tiene por él m.
La unidad de los discípulos (y fieles) nos sale al paso quizás ya
en el v. 2: así como (el Padre) le dio poder (a Jesús) sobre todos

254. Es evidente que la temática de la vid y del mandamiento del


amor están presentes en el cap. 17. Pero hay también una «relación in-
terior» -como la llama W. THÜSING (Herrlichkeit und Einheit, Düssel-
dorf, 1962, p. 17)- incluso con temas menos aparentes en el cap. 17.
Tomemos uno de ellos: el Espíritu Santo no se menciona explícitamente
en la oración de Jesús, pero el tiempo y el ambiente del Espíritu están
allí. En 16,7 el advenimiento del Paráclito está condicionado por la par-
tida de Jesús, y en 17,11 se nos dice que Jesús «Se va» (en v. 12 su par-
tida pertenece ya al pasado). La partida de Jesús-llegada del Espíritu
tiene que ser motivo de alegría (14,25-28; 16,5-7; por eso en 17,13 Jesús
les dice que se va para que «tengan su gozo cumplido dentro de sí»).
255. No obstante es difícil aceptar como verdaderos paralelos de Jn 17
las últimas oraciones aducidas por RANDALL (l.c. p. 379): Ps. FILÓN, Ant.
Bibl. XIX, 8-9; XXIV, 3; Ant. lud. 11 (VIII, 1), 194; cita, finalmente,
2Baruk 48. Pero este cap. (hasta el v. 24) es una oración de alabanza a
Dios (v. vv. 1-10), en la que se pide por el pueblo, para todos; difícil-
mente se puede interpretar como oración por los que se quedan, quizás
sólo a partir del contexto; RANDALL considera también las bendiciones de
los patriarcas en el AT, 1Cr 29, como preparaciones bíblicas a las ora-
ciones del género discursos de adiós, ibid.
256. M.J. LAGRANGE, Évangile selon Saínt lean, Paris, 19273, p. 435;
C.K. BARRETI, o.c. p. 417; P.M. BRAUN, Évangile selon Saint lean, Paris,
1935, p. 445.
257. M.J. LAGRANGE, ibid.

461
En el Nuevo Testamento

los hombres, que le glorifique también ahora (v. 1-2). Este poder
sobre todos los hombres es (lit.) «para que a todo el que le has
dado, a éstos dé vida eterna» - tvot 7t0CV a 8é8Cilxotc; IXU't"éj} 86>cry¡
otu-ro'Lc; ~Cil~v ot!d>vLov - . La unidad de los discípulos está repre-
sentada por el 1tocv neutro; no «todos», sino «el todo entero», como
si la unión fuera aquí ya un hecho 258• Lo mismo podemos decir de
vv. 11.21.22.23. En algunos de estos vv. la «unión» constituye el
contenido o el tema de la oración (v. 20-21): «No ruego por éstos
solamente, sino también por los que crean en mí por medio de su
palabra; 21 que ((vot) todos sean uno; como tú, Padre, en mí y
yo en ti, que también ellos estén en nosotros» 259 • Otras veces pare-
ce que ruega por los fieles «para que» sean uno, v. 22: «Y yo les
he comunicado la gloria que tú me has dado, para que (tvot) sean
uno como nosotros somos uno. 23 Y o en ellos y tú en mí, para
que (tvot) sean consumados en la unidad, de modo que (tvot) co-
nozca el mundo que tú me enviaste y les amaste a ellos como me
amaste a mí.» También aquí la unidad es un hecho. ya que es una
consecuencia o efecto de la comunicación que les fue (y todavía
les es) hecha - 8é8Cilxot-. Los discípulos-fieles son ya uno, pero
Jesús continúa rogando por ellos. La unión tiene grados: «para
que sean consumados en la unidad», 23. Más difícil de determinar
es la naturaleza de esta «gloria» (86~ot, v. 22). Para unos se trata
de la gloria del Verbo Encarnado manifestada en su misión en la
tierra (1,14; 2,11) y participada por los discípulos sobre todo como
poder de obrar milagros. Para otros, más que participación en el
poder de hacer milagros, es una especie de participación en su na-
turaleza divina 260; hay quien, finalmente, quisiera determinar más:
Jesús nos da su gloria al hacernos hijos adoptivos de Dios (según lo
de 2Pe 1,4) 261 • Sea como fuere, a nosotros sólo nos importa por el

258. BARRETT, o.c. p. 419; BERNARD, o.c., V. ll, p. 561.


Pero hay también otra explicación del n:iiv: no es un término en gé-
nero neutro, sino simplemente indeclinable; en esto sigue Jn la tenden-
cia de la lengua «koiné» a usar algunas palabras declinables como inde-
clinables, M. ZERWICK, Graecitas Biblica, Romae, 1%0, 4.a ed., 9-12.
259. N, A, C3 ... añaden, a lo que parece del v. 21a, «que también
ellos sean "uno" en nosotros».
260. Un ejemplo, LAGRANGE, o.c. p. 451; MOLLAT, o.c. p. 174, notas
by c.
261. BERNARD, o.c. V. li, p. 578; MACGREOOR, o.c. p. 321.

462
Unión fraterna

momento observar la variedad de matices y la insistencia con que


Jesús habla de la unión.
Esta gama de matices o variedad de perspectivas la podemos
constatar, finalmente, en el v. 11: «Padre Santo~ guárdalos en tu
Nombre, que 262 tú me has dado, de modo que (para que, tvcx.) sean
uno como nosotros.» Jesús puede rogar que el Padre los guarde, en
su Nombre porque él mismo los guardó hasta ahora en este Nom-
bre (v. 12); de hecho, ellos conocen este Nombre: «Y yo les hice
conocer tu Nombre, y se lo haré conocer ... », 26. Se sabe que el
respeto cada vez más acentuado a Dios movió al pueblo judío (en
una época difícil de determinar) a no usar el Nombre de Dios
( = ini'1' con sus vocales, que, prácticamente, desconocemos). «En-
tonces» aumentaron y pasaron a uso ordinario los substitutos. Re-
flejo de este estado de cosas es nuestro v., ya que uno de los subs-
titutos es «el Nombre», 't'o <Svo¡.Lcx., CtVi1. Con este término el judío
se refería a la persona divina, Dios 263• Muchos autores modernos
comentan sin hacer mención del tetragrama: el nombre es la natu-
raleza de Dios revelada. Este Nombre -que el Hijo ha revelado,
v. 6.26- es el de Padre en su sentido más propio desconocido por
el AT 264• Ello, sin embargo, no impide que los comentarios moder-
nos prosigan, en general, hablando de Providencia paterna en el sen-
tido veterotestamentario 265• Según otra interpretación - ya exis-
tente en los Padres, como señaló J. BoNSIRVEN 266- el Nombre que
ha recibido el Hijo es el mismo Nombre del Padre, y, como el del
Padre, actúa; por lo tanto no es la naturaleza divina la que guarda
(como tal), sino el Nombre del Padre y el Nombre del Hijo, es decir,
en nuestro lenguaje «moderno», la persona del Padre y la del Hijo.

262. Con los mejores manuscritos leemos é{l (atracción del relativo),
y no lí (como quisiera D+, el codex Beza), ni oÍÍ<;- «guarda en tu nom-
bre los que tú me has dado»-; la misma dificultad en v. 12.
263. H. BIETENHARD, art. <<ilvofLtX ... », TWNT, p. 268; J.D. EISENSTEIN,
«Names of God-In Rabbinical Literature», Jew. Ency., v. p. 162-163.
264. H . BIETENHARD, ibid., p. 271.
265. Asi para BERNARD [o.c., v. II, p. 568-569] es como si Jn dijera:
Guárdalos en tu nombre (con tu Providencia paterna), el nombre con el
cual (o en el cual) tú me has guardado. No obstante,. reconoce que el
paralelo más próximo es Flp 2,9; C. HAURET, Les Adieux du Seigneur,
Paris, 1951, p. 333, nt 21; MACGREGOR, o.c., p. 318.
266. Pour une intelligence plus profonde de saint lean, en RSR 39
(1951-1952) 176-196 (Mélanges J. LEBRETON, 1). ,

46}
En el Nuevo Testamento

Esta interpretación me parece responder mejor a la idea concreta


(personal) que se hacía todo judío del Nombre. own~ Además, pa-
rece responder bien al interés de Jn 13-17 en asociar Padre e Hijo.
v. 17.3 y especialmente 14.1: «Vosotros creéis en Dios. creed tam-
bién en mí.» De acuerdo con esta interpretación señalemos uno de
los textos patrísticos citados por BoNSIRVEN 267• el de san CIRILO 268
al comentar Jn 17,11:

«[Jesús] quiere que sus discípulos sean guardados por


la fuerza y el poder de la naturaleza inefable ; con razón
y convenientemente hace remóntar al que es verdaderamente
Dios por naturaleza el poder de salvar muy fácilmente a
quienes quiera. No glorifica así otra naturaleza que la suya
en cuanto que él está en la persona del Padre del cual ha
sido engendrado como Dios. Por eso dice: Oh Padre, guár-
dalos en tu nombre que me has dado ; es decir, divino ...
Dirigiéndole estas palabras "guárd:alos" no tuvo bastante
con ellas, sino que mostró convenientemente que él también
concurría a guardarlos y que él era la virtud eficaz para
ello, la virtud de aquel que le ha engendrado: "guárdalos,
dijo, en tu nombre que tú me has dado". Tú ves la fuerza
de estas palabras. Atribuyendo y haoiendo remontar como
conviene, a la sola naturaleza de la divinidad la facultad
de velar sobre nosotros y de dirigirnos afirma claramente
con ello que le ha sido dada la gloria de la divinidad ; por
razón de su forma humana dice que le ha sido dadb lo que
le pertenece por naturaleza, a saber, el nombre que es sobre
todo nombre (Flp 2,9)».

Me parece que en Jn 17,11 hay que ver la acción protectora


de Jesús, y su recepción del Nombre. Esto último nos interesa sobre
todo. Decir de llb que el nombre le es dado al Hijo' en cuanto
que éste ha sido mandado en el nombre del Padre 269 no parece ex-
267. Para subrayar la acción del Hijo en nuestro v., BONSIRVEN cita
algunos textos de san CIRILO, san AGUSTÍN, santo ToMÁs ... Para un anti-
guo, dice muy bien como introducción en p. 177, la interpretación de nues-
tro v. no podía ser dudosa ya que estaba habituado a tomar el nombre
por el equivalente de la persona, y a leer en la Biblia la ecuación entre
Dios y el Nombre Divino. En este mismo sentido, R.E. BROWN, o.c. v.
29A, p. 755.
268. PG 74, col. 516; idem en col. 520.525.528.537C.
269. Como quieren, entre otros, G.H.C. MACGREGOR, o.c. p. 318;
B.F. WESTCOTT, The Gospel according to St. John, London, 19'19~. p. 243.

464
Unión fraterna

plicar el sentido natural del v. 270• La interpretación de san C!RILO


parece aquí también más exacta. San C!RILO, a pesar de insistir
tanto (o, quizás, debido precisamente a esta insistencia) en la ope-
ración de las personas como tales, identifica el Nombre (entre otros
términos equivalentes, como Omnipotencia divina ... ) con la M~et:,
Gloria (¡v. 22!), que, primo et per se, indica la naturaleza divina 271 •
Es decir, aunque bajo Nombre (ovofJ.et:) vea actuar a personas, el
Nombre continúa siendo también para él lo que para todo• judío,
!:J!Pi1, i1W 272 • Por eso, quizás podemos también aceptar la sentencia
que ve en v. 11 la petición al Padre para que conserve a los após-
toles unidos a su Nombre; es decir, unidos al Nombre de Dios
manifestado por el Hijo; Nombre que fue dado a Jesús para que
lo revelara a los discípulos. «Guárdalos en tu Nombre» es como
decir guárdalos fieles a la revelación de tu Nombre 273• Si acepta-
mos esta explicación suplementaria, entonces lo que guardará a los
discípulos (además del Padre y del Hijo) será su propia fidelidad a
la revelación del Nombre. Esta interpretación es tanto más atra-
yente cuanto que tiene su base en la identificación de san C!RILO
entre «Gloria» y «Nombre». La donación de la Gloria, recibida del
Padre, a los discípulos (v. 22) es el don de la revelación del Nombre

270. Así lo veía ya BERNARD, o.c. v. II, p. 569.


271. Como lo muestra E.M. NIETO [El nombre de Dios en S. Jh., 17,
11~12. en EstB 11 (1952) 5-30] en p. 18-21. En este artículo se encontra-
rán también resumidos diversos modos de interpretar nuestros vv., p. 10-16.
El autor defiende también la posición de san CrRILO.
272. J. MALDONADO (s. XVI), fiel intérprete de los padres, al hacer
suya la explicación de san CIRILO, muy naturalmente menciona el tetra-
grama. Comentando Jn 17,6 («Manifesté tu Nombre a los hombres que
me diste») dice: «Así que la interpretación de Cirilo me gusta más : el
"Nombre" en este lugar equivale a "Gloria" .... Y esto está claro porque
usa indistintamente glorificar al Padre, es decir, declarar su gloria a los
hombres y manifestarles su nombre. Luego en este pasaje el nombre de
Dios encierra todo lo que en Dios hay de glorioso, benéfico y saludable
para los hombres. Y en primer lugar "de tal manera amó al mundo que
le dio a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca,
sino que tenga vida eterna" (Jn 3,16). Esto es lo que Cristo manifestó a
los judíos, que ellos en absoluto desconocían. Y quien esto desconozca,
aun cuando sepa el nombre de Dios o el nombre santísimo de cuatro
letras, inefable para los judíos, desconoce su fuerza y su virtud», l. MAL-
DONATI, Commentariorum in quatuor Evangelistas tomus 11, Moguntiae,
1622, p. 473; más a mano, la traducción libre del texto latino de L.M. Jr-
MÉNEZ FONT (B.A.C., 112), Madrid, 1954, t. III, p. 907.
273. Partidarios de esta teoría, LAGRANGE, o.c. p. 445; E.C. HOSKYNS,
The Fourth Gospel, London, 19472, p. 500; van den BusscHE, o.c. p. 455.

465
Cortes 30
En el Nuevo Testamento

y el don de su habitación en el discípulo (v. 11.21-23.26). Esta Glo-


ria-Nombre será lo que les guardará unidos:
T~v M~av f}v cMbwuác; f.lOt ~é:awxoc oc?rro"Lc;, Zva éhaw ev uaewc;
fJf-leic; ev, 22.
T~¡:rt¡crov OCU't"OUc; E:v 't"cj} ov6f1a7:t r:rov w béOwuác; f.lOt, íva Wr:1t'IJ
8'v uaewc; f¡f.leic;' 11.
De hecho repetidamente se nos habla de la donación del Nom-
bre en forma de «revelación», y de la aceptación (~Aoc~ov, acep-
taron- dar) del Nombre por parte de los discípulos: 6 «Manifesté
(E:cpocvé:pwcroc) tu Nombre a los hombres que me diste del mundo, tu-
yos eran y tú me los diste; y tu palabra han guardado. 7 Ahora
han conocido que todo cuanto me has dado de ti viene. 8 Pues
las palabras que me diste, se las he dado, y ellos las recibieron ... » 274•
22 «Y yo les he dado la Gloria que tú me has dado, para que sean
uno, como nosotros somos uno. 23 Y o en ellos y tú en mí. .. 26 Les
hice conocer tu Nombre, y se lo haré conocer, para que el amor con
que me amaste esté en ellos, y yo en ellos.» Este Nombre del Pa-
dre· parece ser el Nombre de i'W1' 275; el conocimiento de este Nom-
bre es lo que importa; Jn, cuando en el v. 3a habla de la fe en el
Padre, nos dice: «Ésta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el
solo Dios verdadero... - ocí5"t7) ~é: E:crnv ~ octC:moc; ~w~, tvoc yL·
vcilaxwow cre 't"OV [L6vov &.J..r¡{hvov 6e:6v -. Que el «Conocimiento»
presuponga (o exija) la fe en Jn está admitido por los exegetas 276 ;
274. Otra posible traducción de 8b: «y ellos admitieron que yo salí de
ti», MOLLAT, o.c. p. 171.
275. Dooo [o.c., p. 94-96] quisiera incluso que la revelación del Nom-
bre (17,6.26) fuera la del tvi1~1.Ji1 Ctv; el Nombre - i11i1'- equivaldría a
la fórmula usada en la fiesta de los Tabernáculos N1i11 ')N que él identifica
con <<yo (Jesús) y el que me manda ( = Padre)». Pero su interpretación del
N1i1 ')N (eyw d¡.H) y del N1i11 ')N depende, como él mismo confiesa, de
una tradición postbíblica, del 130-160 d.C. En cuanto a las fórmulas evan-
gélicas eyw e:t¡.H V. A. FEUILLET, Les Ego Eimi Christologiques du Qua-
trieme Évangile, RSR 54 (1966) 5-22: fórmulas como la de Jn 13,19 no hay
que traducirlas por <<yo soy», sino «que soy yo» (el que interviene), como
en el AT, Is 43,10; en cambio R.E. BROWN traduce por «yo soy», o.c.,
v. 29A, p. 756.764; v. 29, p. 533ss.
276. Fe y conocimiento no se contradicen en Jn. Más aún, la fe [como
hizo notar J. HUBY, De la connaissance de Foi dans saint lean, RSR 21
(1931) 385-421] tiene como objeto verdades determinadas, 16,27; 17,8; 11,42 ...
«Y nosotros hemos conocido (tyvwxoq.Le:v) y creido el amor (xcd 7te:manó-
xoq.Le:v -d¡v &.ycbn¡v) que Dios tiene con nosotros», lJn 4,16. Los que creen
(7te:7twre:ux6't"O(<;) en Jesús conocen (yvwae:a6e:) la verdad, 8,31-32. El (re)co-
nocimiento implica la fe, y ésta exige un conocimiento. Pero a veces la fe

466
Unión fraterna

BULTMANN incluso veía aquí una fórmula de fe utilizada por la


Iglesia primitiva 277• Es posible. Por lo menos, habrá que convenir
con los comentarios en que la frase expresa la verdad más cen-

parece un perfeccionamiento de la inteligencia (17 ,8; 1Jn 5,20). Esto nos


basta para ver la implicación mutua de ambos términos en 17,3: tanto si
la fe es condición para tener la vida eterna, siendo el conocimiento vida
eterna [como quiere I. de la POITERIE, O!atX et YLII¿¡crxcu, les deux modes
de la connaissance dans le quatrieme Évangile, en Bibl 40 (1959) 720,
nota 1], como si el conocimiento del v. 3 es condición de vida eterna
(MOLLAT, o.c. p. 170, nota e). En todo caso, en el v. 3 se trata del cono-
cimiento -fe en esta vida, porque la vida eterna la da Dios ya durante
nuestra vida al creyente, 6,47: «En verdad en verdad os digo, el que cree,
tiene vida eterna»-; sobre las relaciones entre creer y conocer en Jn v.
los artículos de R. BULTMANN, «yLII¿¡O"Kcu ... » TWNT, p. 713; «mcrnócu»
(ibid.), p. 229.
277. Das lohannesevangelium, o.c. p. 378, nt 2 (BULTMANN cree, con
la generalidad de autores, que el v. 3 es una añadidura del evangelista, una
de sus típicas frases explicativas); también según LAGRANGE (o.c. p. 440)
el v. 3 tiene aspecto de confesión de fe; «epítome de fe cristiana» lo llama
E.C. HOSKYNS, o.c. p. 498. Según J. DUPONT 17,3 pertenece al «género lite-
rario» de las profesiones de fe en forma de doxología. M611oc;; es expresión
muy característica del «género doxológico», Essais sur la Christologie de
Saint lean. Le Christ, Paro/e, Lumiere et Vie. La Gloire du Christ, Bruges,
1951, p. 176.
En el interesante análisis estructural de Jn 17 hecho por MALATESTA E.,
[The Literary Structure of John 17 (Two Folding Charts), Bibl 52 (1971)
190-214) no sólo no se rechaza como añadidura posterior el v. 3 sino que
este versículo ocupa ideológicamente el puesto más céntrico del capítulo.
Pero la definición del versículo 3 que pone en boca de Jesús su propio
nombre «Jesucristo» difícilmente puede haber formado parte del original
Jn 17 [cfr. también sobre la cuestión la crítica de ScHNACKENBURG R.,
Strukturanalyse von !oh 17, BZ 17 (1973) 76]. Según MALATESTA, la es-
tructura de la 1 parte de Jn 17 (vv. 1-5) es fundamental para descubrir
cómo se estructuró el resto del capítulo. Ahora bien la secuencia que el
autor establece -a b e ( = versículo 3) b' d - me parece discutible. El
versículo 5 sólo en parte puede considerarse a' ya que le falta el elemento
«glorificación del Padre». (Según el autor la «glorificación del Padre» en a
forma parte de la primera petición de estructura jiástica, p. 195). Es fácil
ver cómo la primera y la tercera de las subdivisiones de la II parte (ver-
sículos 6 y 8cdef) «corresponden respectivamente al conocimiento del Pa-
dre y del Hijo subrayado en el versículo 3», p. 199. En cambio, no creo
que, pensando en los versículos 21-23, se pueda afirmar que «la vida eterna,
el conocimiento de Jesús y del Padre, a través de la glorificación (de aquél),
tiene que ser difundido en el mundo por la unidad de los futuros creyen-
tes» (p. 213). En realidad, según esta parte del cap. 17 la unidad de los
futuros discípulos es para que (o de modo que) el mundo crea que el Padre
ha enviado al Hijo (versículo 21ef) o para que el mundo conozca que el
Padre ha enviado al Hijo y que ha amado a los futuros creyentes como al
Hijo (versículo 23defg). En cuanto a la conclusión ( = V parte), se podría
admitir que su «sección central (versículos 25de- 26ab) corresponde a la
sección central de la primera petición (versículo 3bcd), a causa de la men-
ción del doble conocimiento que en el v. 3 se llama vida eterna: cono-

467
En el Nuevo Testamento

tral del monoteísmo. Es fácil encontrar en los LXX 11-6voc; 278 o


&.A'YJ6Lv6c; 279 aplicados a Dios. Pero imposible encontrar los dos a la
vez. Fuera de la Biblia tampoco aparecen muy a menudo 280• Con
todo, nuestra fórmula equivale a una confesión de fe típica tanto
del AT como del judaísmo. La formulación duplicada (!J.6voc;-&.A'YJ-
6w6c;) de la fe en Dios era algo bíblico y totalmente normativo en
tiempos de Jesús: l:Ji1~M nw (&.A'YJ6Lv6c;), 1MM i'ni1' (~J.6voc;), de-
cía, con orden .diferente, el ~MiW 1 VbW de Dt 6.4. Aunque bajo
diferente fórmula, aquí y en el Tg de la muerte de Jacob encontra-
mos la misma insistencia en la lfe en el Nombre, en el único Dios
(v. p. 323s).
Claro que, si aceptamos el v. 3 como confesión de fe monoteísta,
con ello sóJo hemos dicho la mitad de la verdad. El v. 3 continúa:
«... que te conozcan a ti, el solo Dios verdadero, y a quien en-
viaste, Jesucristo». Ésta es la revelación completa del Nombre. El
Nombre en J n ya no es simplemente i11i1\ sino nw Padre; es decir
el Nombre incluye al Hijo Jesucristo. Éste ha revelado el Nombre
como Padre, es decir, incluyéndose a sí mismo en el Nombre como
Hijo 281 • Y esta inclusión tiene una importancia de vida o muerte,
3,18: «Quien cree en él no es juzgado; quien no cree, ya está juz-
gado, porque no ha creído en el Nombre (m:7t(crnuxe:v e:Lc; 't'O ÓVO!J.OC)
del Unigénito Hijo de Dios.»
Como en el Tg de la muerte de Jacob (v. p. 324) el que no

cimiento de Jesús y del Padre»,. p. 210. Según MALATESTA esta conclusión


contiene la secuencia a b a', pero no veo cómo lo enunciado en el ver-
sículo 25abc (que es la subdivisión llamada a) corresponda al versículo
26cdefg ( = subdivisión a').
278. 2Re 19,15.19; Sal 86,10; Is 37,20...
279. Ex 34,6; Nm 14,18; 3Mac 6,18; (lJn 5,20).
280. Se cita ATHENEO, s. III a.C.; FILÓN, De Specialibus Legibus, I,
331: «del único y verdaderamente existente - 't'OÜ i:vo~ xoc~ iív't"oo~ iív't"o~»;
CLEMENTE de Roma, Epist. ad Cortnthios, XLIII, 22-25 (6): Moisés eligió
por medio de la vara en flor la tribu de Aarón «para glorificar el nombre
de Dios verdadero y único ('t"o iívo¡.Loc 't"OÜ cXA1)6Lvoü xoct ¡.L6vou 8eoü), al
cual sea la gloria por los siglos de los siglos», ed. J.B. LIGHTFOOT, The
Apostolic Fathers, Part I, v. II, London, 1890; san JUSTINO (Actas del Mar-
tirio), PG VI, col. 1570B (entre las obras espúreas lo cita MIGNE): «doy
culto y adoro al único verdadero Dios» - 't"ov ¡.L6vov cXA1)6Lvov 8e6v.
281. Jn 1,12 (2,23); lJn 3,23 podrá resumir la fe en el Nombre di-
ciendo: «Y esto es su mandamiento, que creamos en el Nombre (ma't"eÚ-
O'OOfLEV 't"i¡) óv6¡.LIX't"L) de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los
otros, según que nos dio mandamiento de ello.»

468
Judas el Rechazado, el Desechado

crea ortodoxamente en este «Nombre» daña la comunidad, en


realidad no pertenece a ella. Por lo menos así lo desarrollaron las
cartas juaneas: los anticristos (lJn 2,18), que no pertenecen a la
comunidad (v. 19), son los que en medio de la comunidad niegan
que Jesús sea el Cristo, los que no aceptan al Hijo (v. 22-24; 4,1-3.
15; 5,1; 5,5-12.20). Éstos, que no mantienen la verdadera doctrina
sobre el Nombre, representan un peligro mortal para la comunidad.
Por eso 2Jn 7-11 prohíbe incluso que se les reciba y que se les sa-
lude. El que rompe con la doctrina recibida rompe con la comu-
nidad, y por lo tanto no tiene derecho al amor fraterno. Dárselo
sería hacerle creer que está en la comunidad, imposibilitando así
definitivamente su conversión. Aquí está, pues, el peor de los servi-
cios que se puede prestar al que doctrinalmente está descarriado:
la ilusión de que vive en la comunidad. Se trataría sólo de una
ilusión, ya que la comunidad se define a veces por su creencia en
el Nombre: «Estas cosas os escribí a vosotros, que creéis en el
Nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna»,
lJn 5,13 282 •

III. Judas el Rechazado, el Desechado

Mucha tinta y demasiada imaginación ha hecho co-rrer la ima-


gen de Judas, el traidor, para que nosotros nos entretengamos aquí
con él; no obstante nos vemos obligados a mencionarlo al final de
nuestro estudio sobre los discursos de adiós en el NT: su figura
aparece precisamente en el más importante de todos ellos. Y Jn,
por su parte, subraya la trágica importancia de Jttdas. Muchas
veces, a lo largo de todo el evangelio, ha aludido a la traición de
Judas (6,71; 6,64; 12,4); llegado el momento, repite las alusiones
(13,10.18-19), y en 13,21-30 Jesús desenmascara, a petición del
discípulo amado, a Judas; éste, incluso, parece ser causa de la
turbación de Jesús: «Habiendo dicho eso, Jesús se conturbó en
su espíritu y declaró: en verdad, en verdad os digo que uno de

282. Nada más natural, en fin, que los que tienen esta fe en el Nom-
bre actúen por él: Recibe a mis enviados, dice Jn a Gayo, como se debe,
«pues, por el Nombre salierom>, 3Jn 7.

469
En el Nuevo Testamento

vosotros me entregará», 13,21. Ningún otro evangelista tiene aquí


una declaración tan solemne (Me 14,18; Mt 26,21; Le 22,21-22).
Esta solemnidad Jn la subraya, incluso al final de la narración, con
3 palabras estremecedoras, 13,30: «Era de noche» 283•
Judas ha abandonado la escena decidido a entregar a su maes-
tro en manos de los sacerdotes. ¿Por qué? Lo ignoramos, y quizás
no lo sabremos nunca. Pero si un día lo sabemos será sólo después
de pacientes monografías sobre cada uno de los, detalles de Judas
esparcidos por todo el NT; después de haber distinguido netamen-
te lo que en ellos hay de historia y lo que en ellos hay de interpre-
tación teológica por parte de los autores del NT, o de la primera
comunidad cristiana.
Vamos a ver uno de estos detalles que fácilmente pasaría des-
apercibido al lector de Jn 13-17: la cena ha empezado ya, yLvo¡.J.é-
vou, 13,2; no obstante, Jesús se levanta y lava los pies a sus discí-
pulos. Pedro, que no entiende de qué se trata (v. 7), no acepta el
servicio que tanto humillaba a Jesús (v. 6). «Si no te lavo, no tienes
parte conmigo. 9 Dícele Simón Pedro: Señor, no mis pies sola-
mente, sino también las manos y la cabeza. 10 Dícele Jesús: El que
se ha bañado no necesita lavarse 284 ; todo él está limpio (xcx6ocp6~).
y vosotros puros (xcx6cxpot) sois, pero no todos» - &n' ouxt
1tocvn~ -. Y no queriendo que se nos escape la referencia a Judas,
Jn añade: «Pues conocía a quien le había de entregar; por esto
dijo no todos sois puros», v. 11.
Jn no quiere subrayar tanto la pureza de los discípulos cuanto
la presencia de un traidor. Pero es curiosa la manera de señalarlo:
«un impuro», &.xoc6cxpToc;. Para comprender lo que este término
insinuado significa, quizás nada mejor que empezar por la expre-
sión opuesta: «Vosotros sois puros.» Los comentarios nos dirigen
a 15,3: «Puros lo sois ya, gracias a la palabra que os he hablado»
- ~81) Ú[LeL'c; xcx6cxpoL ecrn 8Lti 't"~V Myov ov AEAOCA"YJXCX Ú[Lr:v -.

283. Los comentaristas no dejan de percibir la importancia de la opo-


sición dualista luz-tinieblas en el cuarto evangelio. Como si salir de aquella
sala iluminada implicara entrar en las tinieblas, o, como quiere san AGus-
TÍN, ser tinieblas (In Johannis Evangelium tractatus CXXIV, en CChr, Se-
ries Latina, 36, Turnholti, 1954, p. 485).
284. Otros manuscritos, que parecen querer aclarar el texto, continúan :
«... sino los pies». ·

470
Judas el Rechazado, el Desechado

Es no sólo natural sino inevitable recurrir a 15,3. En efecto, el con-


texto inmediato no puede proporcionar una solución satisfactoria
a 13,10. Ver con algunos autores en el lavatorio de pies sólo un
ejemplo de humildad de Jesús 285, no nos explica por qué unos son
puros y otro impuro. Tanto si el lavatorio es considerado simple
símbolo como si es símbolo purificador [símbolo de la muerte de
Jesús, del bautismo, de la penitencia, de la eucaristía 286] siempre
nos tendremos que preguntar por qué uno de los que lo recibieron
no fue purificado. Y aunque creamos que la acción simbólica y
purificadora del lavatorio -como acción sacramental- opera
sólo con la «palabra» que en ella se pronuncia 287, eso no nos has-

285. Que se trata de un ejemplo de humildad es evidente, Jn 13,12-15,


y nadie lo niega; que sólo sea un ejemplo de humildad lo defienden, entre
otros, M.J. LAGRANGE (o.c. p. 348-349); J. MICHL, Der Sinn der Fusswa-
schung, Bibl 40 (1959) 706..708; J.H. BERNARD, o.c., v., Il, p. 462-464.
286. Símbolo de la muerte de Jesús: P.M. BRAUN, Le Lavement des
pieds et la Réponse de Jésus a Saint Pierre, RB 44 (1935) 31-33; E. RucK-
STUHL sigue a BRAUN. En su ya citada Die literarische ... , dice del v. 8:
Pedro no tendrá parte con Jesús si éste no se humilla y así efectúa el plan
divino de salvación (p. 123), único plan que (a pesar de la humillación que
significaba en sus diversas etapas: Encarnación, Muerte ... ) podía salvarnos
(p. 124); C. HAURET,. o.c. p . 43-45, y nt 13 en p. 267-268; G. RICHTER (o.c.
p. 289-290) parte de otros principios, como el fin cristológico que -según
él- se ha impuesto el evangelista (Jn 20,31): demostrar que el Mesías
debía morir en cruz. El lavatorio es el signo de la crucifixión; el signo que
demuestra a la comunidad que Jesús va a la muerte con plena conciencia
mesiánica, p. 291ss; W. THÜSING, Die Erhohung und Verherrlichung ...
o.c. p. 133-135.235, nota 14; idem en Herrlichkeit und Einheit, o.c. p. 31;
J.A.T. ROBINSON, art. cit. p. 147; W.K. GROSSOUW, art. cit. p. 128-131;
E.L. TITUS, The Fourth Gospel and the Historical Jesus (en Jesus and the
Historian, ded. a E.C. CoLWELL), Philadelphia, 1%8: símbolo de la muer-
te de Cristo, p. 107, el lavatorio es la revelación de Jesús como Siervo; esta
revelación nos prepara a ver el Siervo en la cruz, p. 111-112.
Otros autores al simbolismo de la muerte de Jesús unen el del bautismo:
Th. MÜLLER, o.c. p. 68-69.108; idem en F. BüCHSEL, Das Evangelium nach
Johannes, Gottingen, 19495, p. 142; C.K. BARRETT, o.c. p. 363.367.369.
Otros, al simbolismo de la muerte y resurrección de Cristo unen el de
la Eucaristía y Bautismo, V. gr., G.H.C. MACGREGOR, o.c. p. 275-276.
La penitencia también es uno de los símbolos que los autores encuen-
tran: es decir, el lavatorio es símbolo de los pecados de los que hay que
limpiarse (=penitencia) después de haber sido «bañado» (/.eA.ou¡Lévoc;,
v. 10 =bautizado). En este sentido P. GRELOT, L'interprétation pénitentielle
du Lavement des pieds. Examen critique (en L'Homme devant Dieu, ded. a
H. de LUBAC), Lyon, 1963, v. I, p. 86-88.. A CoRELL, o.c. p. 71-72.
Una larga y variada lista de sentencias (de los Padres hasta nuestros
días) se encontrará en las ya citadas p. 3-284 de la obra de G. RICHTER
(cfr. nt 234).
287. Así P. GRELOT, art. cit. p. 85-86.

471
En el Nuevo Testamento .

tará para explicar por qué uno, Judas, no recibe esta purificación.
Por lo tanto la respuesta a 13,10 hay que buscarla en 15,3. Además,
en ambos vv. la alusión a los «puros» parece suscitada por asocia-
ción espontánea con las imágenes del contexto inmediato (13,10a,
xoc6ocp6~. la «limpieza» del que ha tomado un baño; 15,2, el Padre
«poda» -xocOoc(pe:L-'- las ramas fructíferas). Es decir, con razón
muchos autores explican la purificación de los apóstoles (13,10) no
tanto por el lavatorio de pies cuanto por la palabra revelada por
Jesús a sus discípulos, 15,3. Continúa BULTMANN: «La palabra los
ha purificado. En su palabra -que él (Jesús) dice y que él es
cuando (o en tanto que) la dice- se realiza su servicio· ... » 288 • Los
discípulos, pues, son puros porque han recibido la palabra de Jesús,
su revelación. Según BULTMANN la palabra-doctrina de Jesús nos
purifica en cuanto que nos libera del «mundo» en el sentido peyo-
rativo que la palabra tiene en Jn 289• Entonces se cita a Jn 8,31-32:
«De.cía, pues, Jesús a los judíos que habían creido en él: si vosotros
perseverareis en mi enseñanza, sois verdaderamente discípulos míos,
y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.» En este texto,
señala BULTMANN, la libertad, la pureza, se promete al que «guarde
la palabra» 290• En general los autores no se atreven a especificar
tanto, y no se animan a determinar la función purificado,ra de la
palabra 291 • No obstante, como señaló N.M. HARING 292, esta línea
exegética que relaciona la purificación de los discípulos con la ver-
dad predicada por Jesús era ya muy común entre los padres orien-
tales. San CIRILO (s. V) decía que los apóstoles eran «puros a causa
de la doctrina divina y evangélica ... , puros a través de un modo
de purificación intelectual ... », por el que abandonando la doctrina
legal judía, y toda idolatría, servirán a Dios en espíritu y verdad 293 •

288. O.c. p. 358-359; J. HErsE, Bleiben, Menein in den Johanneischen


Schriften, Tübingen, 1967, p. 83-84; W.K. GROSSOW, art. cit. p. 130; J.H.
BERNARD, o.c., V. Il, p. 480.
289. Jn 1,10~11; 7,7; 8,23; 12,31; 14,17.27.30; 15,18.19; 16,8.11.20.33;
17,9.14.16.25.
290. O.c. p. 359.
291. Difícilmente podemos comprender la función purificadora de la
palabra, dice HAURET, l.c. p. 124; Th. MÜLLER, o.c. p. 23.
292. Historical Notes on the Interpretation of John 13,10, CBQ 13
(1951) 378, nota 158, donde da las citas patrísticas que a continuación
mencionaremos.
293. PG 74, col. 356.357.360. En su comentario a Jn 15,3.

472
Judas el Rechazado, el Desechado

También según san Juan CRrsósroMo (s. V), Jesús dice a los após-
toles: sois puros, no de pecado, sino solamente «porque ya reci-
bisteis la luz, ya habéis sido alejados del error de los judíos» 294•
Pero ¿cómo probar partiendo sólo de Jn que ésta es la significación
verdadera de 15,3? Jn 8,31-32 aducido, entre otros 295 , por BuLT-
MANN, no habla de pureza.
Buscando textos paralelos M. MrGUÉNS nos lleva a Ap 3,4
donde los que no contaminaron su fe, los que la conservaron tal
como la recibieron y oyeron (v. 3), son alabados porque no «man-
cillaron sus vestidos» - e¡.t6J.uvcxv -roc t¡.t&-rtcx cxu-rwv - . Igualmente
en Ap 14,4, «los redimidos de la tierra» son «vírgenes» (ncxp6évOL,
mase.) en cuanto que no se mancharon -según MrGUÉNS 2% con
el error, pues «en su boca no se halló mentira, son irreprocha-
bles»- . . . oux eúpé6'YJ ~euaoc:;, &¡.tw¡.to[ dcrLv. «Según esta última
idea, continúa MrauÉNS, se podría comprender mejor la idea de
pureza en Jn 15,3: los discípulos son ya puros por la palabra, la
doctrina de Cristo en general. Los que mantienen en sí las "pala-
bras" de Jesús tal como "las oyeron y recibieron" son inmaculados
en su doctrina, y entonces "permanecen en Jesús y Jesús en ellos"
(se advierta la conexión entre Jn 15,3-4); a fortiori se podrá de-
cir que Judas no estaba limpio (Jn 13,10)» 297• Estos textos del Ap
294. PG 59, col. 384, comentando Jn 15,3; idem en TEOFILACTO (s. XI),
PG 124, col. 152B; AMMoNIO Alejandrino (s. V) dice hablando del lava-
torio de pies: «Eran puros en cuanto que estaban iluminados por la doc-
trina, y alejados del error de los judíos»; no cita Jn 15,3, pero está claro
que piensa en él, PG 85, coL 1481D; EUTIMIO (s. XII), PG 129, col. 1380BC;
PG 106, col. 1268C. Siguiendo esta línea patrística, H. van den BusscHE
(o.c. p. 454) hablando de Jn 15,3 cita san CLEMENTE de Roma, Epist. ad
Corinthios, 60: «purificanos con la puríficación de tu verdad» - (x(X6&.ptcrov)
-/¡(.Liic; 't"OV X(X6(XpLcr(.LOV "=1ic; cr1jc; &A1)6e:((Xc; (v. Jn 17,17), ed. y traducción de
J.B. LIGHTFOOT, The Apostolic Fathers, o.c. p. 177.
295. G.H.C. MACGREGOR, o.c. p. 287.
296. M. MIGUÉNS, El Paráclito (In 14:16), Jerusalén, 1963, p. 98-100.
297. El entrecomillado pertenece al autor, ibid., p. 100.
Véase también p. 96, donde la permanencia del discípulo en Cristo
-condición de la producción fructuosa- se interpreta (según Jn 15,7)
como permanencia de las palabras de Cristo en el discípulo.
Para apoyar su interpretación de Ap 14,4 le sirven especialmente algu-
nos de los textos que cita, p. 100, nt 115; p. 101, nt 118: Pastor Hermas y
ORÍGENES nos atestiguan que se puede «manchan> la doctrina primitiva por
la aceptación de doctrinas falsas; asi, ORÍGENES, PG 11, coL 577A: el dia-
blo «en el tiempo de la inquisición y de la prueba quiere mancharnos
((.LoAÚve:w) con malos pensamientos de negación o de duda» ... El Pastor
Hermas (sim. IX, 29,2 - SC, 53-) nos dice que los creyentes habitarán

473
En el Nuevo Testamento

parecen ser una buena ayuda para interpretar nuestro Jn 15,3. No-
temos, con todo, que en ellos no aparece «puro» (x<X6<Xp6c;), ni im-
puro, sino «virgen» 298, «mancillar» - fLOAúvw - .

'Axif.6<Xp"t"oc;

No obstante, en el NT aparece el término &.xoc6<Xp"t"oc;: muchas


veces en el sentido de «espíritu impuro», «demonio»; sobre todo
en las curaciones milagrosas de Jesús. También en el sentido de
impureza legal, como en el AT; es sabido que el NT deroga la an-
tigua legislación judía sobre la pureza ritual, que viene substituida
por la muerte purificadora de la víctima penfecta, Jesús (Heb 9,14;
1Pe 1,18-19). En este sentido Un 1,7.9 puede decir que Jesús nos
purifica de todo pecado e iniquidad. Pero en Jn 13,10 y 15,3 la
purificación de los apóstoles no se realiza directamente por la

el reino de Dios porque «no mancharon - t¡L!ocvocv -· con nada los pre-
ceptos de Dios, sino que perseveraron todos los días de su vida en la
inocencia y en el mismo pensaD>, tv -rñ ocu-rñ <ppov~cre:L. Martyrium S. Cle-
mentis Romani, XIV, 1-2: « ... creía ser falso lo que es verdadero .... pero
mi mente fue purificada (txoc6ocp!cr67J) de la inmundicia del culto de los
ídolos» (ed. F.X. FUNK, Opera Patrum Apostolorum, v. II, Tubingae, 1881).
298. Difícilmente se puede entender el término en su sentido literal:
está en masculino, y, segundo, los primeros excluidos serían los Apóstoles;
los 144000 de 14,1 parecen ser los mismos 144000 del cap. 7 donde se
trata de simples fieles, los elegidos del nuevo Israel, 7,4. Así, pues, muchos
exegetas toman «los» vírgenes del cap. 14 en sentido sobre todo figurado:
pureza de corazón, ya que son los que se abstuvieron de la idolatría (tal
como se ve por la comparación con muchos textos del AT donde prostitu-
ción= idolatría); v. lista de posiciones en Ch. BRÜTSCH, La Clarté de l'Apo-
calypse, Geneve, 1966, 5.a ed., p. 240-241; L. CERFAUX-J. CAMBIER, L'Apo-
calypse de Saint lean lue aux Chrétiens, Paris, 1955, p. 125: vírgenes por
haber rechazado la prostitución de la idolatría; en la misma línea, R. DE-
VINE, The Virgin Followers of the Lamb, Scripture 16 (1964) 2-5: ... pero,
además, se alude a la virginidad física, como el ejemplo más excelente de
la vida cristiana; de este ejemplo todo cristiano tiene que hacerse, de algún
modo, partícipe. M.E. BOISMARD, L'Apocalypse (BJ, Paris, 1959, 3.a ed.),
p. 63-64, nt f; y sobre el lX¡LW¡Lot de Ap 14,5, «en su boca no se halló
mentira: son inmaculados», comenta BOISMARD: lo son porque «no· invo-
caron a los falsos dioses, a la Bestia».. Comentario mucho mejor que el de
1950: sin mentira, inmaculados «en el sentido más bien moral de mala
conducta», p. 61, nt d. Y si seguimos a SWETE incluso podemos enten-
der el lX¡LW{LO~ (que en los LXX traduce tJ'~n) como «sin mancha'), «in-
maculado», con la connotación de «sacrificialmente perfecto», H.B. SWETE,
The Apocalypse of St. John, London, 1917, 3.a ed., p. 179-181; F.J.A. HORT,
The First Epistle of St. Peter, 1,1-11,17, London, 1898, p. 77.

474
muerte de Jesús sino gracias a su palabra. En el sentido de bondad
moral las Pastorales (1 Tim 1,5; 2Tirn 2,22) hablan de «corazón
puro», «conciencia pura» (1 Tim 3,9; 2Tim 1,3). Esta pureza de con-
ciencia indica, en parte, la conversión total y sin reserva a Dios y,
en parte, la unidad interna de aquel cuya conciencia no puede acu-
sarle (Act 18,6; 20,26) 299• Esta pureza tampoco puede ser la de los
apóstoles. Como bien señalaban los padres que hemos menciona-
do 300, los apóstoles no son puros por la ausencia de unos pecados
determinados. En Jn 13,10 y 15,3 se trata de una pureza más fun-
damental.
¿El término &xcHliXp"t"o~ puede ayudarnos a entender Jn 13,10?
Evidentemente no en el sentido de posesión de un demonio o espí-
ritu impuro, ya que los apóstoles no son puros gracias a una espe-
cie de posesión personalizada de la pureza, sino gracias a la palabra;
nada hay tampoco que justifique entender la impureza de Judas
como pecado sexual, a la manera de Ef 5,5. En el evangelio se le
acusa de ladrón (Jn 12,6; Me 14,10-11; Mt 26,14-16; Le 22,3-6),
pero no de impureza sexual. ¿Puede ayudarnos &x&61Xp"t"o~ como
impureza legal? Hemos visto que el NT abolía la antigua legisla-
ción sobre la pureza legal. Pero precisamente para hacerlo tenía
que hablar de ella:
Act 10,1-11,18 nos cuenta la entrada en la Iglesia del primer gen-
til, Cornelio, «centurión de la cohorte llamada Itálica, religioso y
temeroso de Dios con toda su casa, que hacía copiosas limosnas al
pueblo, y oraba a Dios continuamente ... », 10,1. Se trata, pues, de
un gentil, no perteneciente al pueblo judío; éste, según las catego-
rías veterotestamentarias, era por definición un impuro, &x&61Xp"t"o~.
El texto de los Act no lo esconde, al contrario; lo vemos yuxta-
puesto, comparado a uno de aquellos animales de la visión de Pe-
dro (10,9-17; 11,4-12); estos gentiles, por su impureza, no· sólo no
podían formar parte del pueblo de Israel, sino que ni siquiera
debían contaminarlo con su contacto: «Vosotros sabéis -dirá
Pedro al entrar en casa de Cornelio- cómo es ilícito para un hom-
bre judío juntarse o acercarse a un extranjero (&J.Aocpú'Acp); pero a

299. F. HAUCK, «xoc!locp6~ ... » TWNT, p. 429.


300. San Juan C!usóSTOMO, PG 59, col. 384; TEOFILACTO, PG 124,
col. 152B.

475
En el Nuevo Testamento

mí me enseñó Dios a no llamar profano o impuro (xowov ~ &.x&6otp-rov)


a ningún hombre», 10,28; esta pureza veterotestamentaria tenía
ciertamente fuerza de ley para los judío-cristianos (10,11-14.28.
45-47; 11,1-3.6-8.17-18) que formaban la inmensa mayoría de la
primera Iglesia: sin previa purificación ( = circuncisión, baño ri-
tual...) no hay entrada posible en la Iglesia. Esto seguiría siendo
verdad por más virtudes que tuviera el impuro para acercarle al
pueblo judío, 10,4: «Tus oraciones y tus limosnas (dice el ángel a
Cornelio) subieron como memorial 301 en el acatamiento de Dios.»
En efecto, a pesar de estas virtudes - repetidamente señaladas,
10,2.4.22.30-31- Le (o la tradición) 302 tienen necesidad de la vi-
sión de Pedro para que autoritativamente pueda entrar un impuro.
·sin más, en el nuevo Israel. En la visión del recipiente lleno de ani-
males impuros la voz había ordenado· «sacrifica y come» (v. 13),
pues «lo que Dios purificó tú no lo llames más profano» (v. 15).
301. Sobre el término v. especialmente la recensión del art. de W.C. van
UNNIK (De achtergrond en betekenis van Handelingen 10,4 en 35, Neder-
lands Theologisch Tijdschrift, III, 1948-1949, p. 260-283; 336-354) en J. Du-
PONT, Études sur les Actes des Apótres, o.c. p. 79-80.
302. Nuestra perícopa ha sido muy estudiada. últimamente, y con «me-
todología» estructuralista, por R. BARTHES, L'Analyse Structurale du Récit.
A propos d'Actes X-XI; L. MARIN, Essai d'analyse structurale d'Actes
10,1-11,18, p. 39-61; E. HAULOTTE, Fondation d'une communauté de type
universel: Actes 10,1-11,18. Los tres artículos se pueden consultar en RSR
58 (1970) 17-37; 39-61; 63-100.
En general los autores coinciden en ver en nuestra narración un doble
centro de interés : l. El problema de la admisión de los gentiles dentro del
nuevo Israel, representado por la historia de la visión y conversión de Cor-
nelio; 2. El problema de la comunidad de mesa con los gentiles, represen-
tado por la visión de Pedro.
Las dificultades y divergencias aumentan sobre todo cuando se quiere
determinar origen e historia: ¿Son narraciones transmitidas por una tra-
dición escrita anterior a Le? ¿Narraciones construidas por Le o que Le
simplemente ha retocado fusionando las dos narraciones según exigía su
espíritu universalista? En este último sentido, F. BovoN, Tradition et rédac-
tion en Actes 10,1-11,18, ThZ 26 (1970) 22-45: Detrás de Act 10 hay una
simple narración de la conversión personal de Cornelio; la visión de Pedro
indicaba en su origen simplemente que se habían de superar las prescrip-
ciones alimenticias judías; por lo tanto la tradición daba un sentido literal
a la visión, la redacción-Le le da un sentido figurado: los animales impu-
ros son los gentiles. También en esta dirección, J. DuPONT, Études .. ., o.c.
p. 75-78; 409-412. Este trabajo de DUPONT, Le Salut des Gentils et la Si'gni-
fication Théologique du Livre des Actes, se puede también consultar en
NTSt 6 (1959-1960) 132-155; v. en la revista las p. 146-149.
Para nosotros casi igual da que Le haya recibido la interpretación <<ani-
males impuros = gentiles», o que los vv. que la proclaman sean obra de
su mano.

476
Pedro (la tradición o Le) sólo entendió (10,17.19) la visión cuando
llegaron los hombres enviados por Comelio: «A mí me enseñó
Dios a no llamar profano o impuro ( xo•vov ~ &x&61Xp't'ov) a ningún
hombre», v. 28. Ya no se trata como en la visión de cesar de lla-
mar impuros a animales, sino de no llamar impuro a «ningún hom-
bre» 303• En Jerusalén Pedro es acusado por los de la circuncisión
de haber mantenido contacto con los impuros, 11,2-3. Pedro se de-
fiende con la visión de los animales impuros. Aparentemente aquí
se trataría sólo del contacto y comida con los gentiles. La explica-
ción que da Pedro no implica necesariamente que los animales im-
puros representen a los gentiles: comí con incircuncisos porque ya
no hay comidas impuras que puedan contaminar. Pero la justifica-
ción de Pedro prosigue extrañamente con la narración de la visión
de Comelio, como si también se le acusara de haber aceptado en
la Iglesia a impuros. En este sentido es significativo 304 el cambio de
expresión en las dos recensiones: en 10,20 el Espíritu insta a
Pedro a que siga a los legados «sin dudar»; en 11,12 a que los siga
«sin hacer diferencias» (entre puros e impuros, según la enseñanza
de la visión). De hecho la redacción final de la perícopa quiere
marcar que también se trataba de la entrada de los gentiles en la
Iglesia: en 11,1 «oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban
por la Judea que también los gentiles habían recibido la palabra de
Dios». La cosa parecía injustificable a primera vista. Por eso acu-
san a Pedro (11,2-3) y, después de haber oído su justificación (11,4ss),
exclamaron maravillados: «¡Conque también a los gentiles otorgó
Dios la penitencia para alcanzar la vida!», 11,18.
Pedro parece también referirse a su visión en el concilio de Je-
rusalén; defendiendo el paso de los incircuncisos a la Iglesia - sin

303. En la redacción actual los vv. 34-35 después del 28 permiten


creer que Pedro saca la conclusión «Dios no es aceptador de personas»
(v. 34) a partir también de la visión de animales impuros. Pero no me pa-
rece seguro. Pedro puede llegar a la misma conclusión pensando en la
visión de Cornelio que acaba de serie narrada y en la orden recibida por
él de parte del Espíritu, para que sin vacilar siga a los legados de Cornelio,
10,19-20 (11,11-12.15). Por otra parte la terminología de los vv. 34-35 re-
cuerda más la narración de la visión de Cornelio que la de Pedro: «A la
verdad, entiendo ahora que no es Dios aceptador de personas, sino que
en toda nación el que le teme y obra justicia (ó cpo~oú¡Le:voc; IXU'l'ov xcxt
&py1X~6¡Le:voc; 3LxiXLocrÚv1)v; compárese con 10,2) le es acepto», 10, 34.
304. J. DUPONT, Les Actes des Apótres (BJ, 2.a ed.), p. 109, nt d.

477
En el Nuevo Testamento

previa purificación- dice: Dios «ninguna diferencia hizo(aLéxpLve:v,


c:omo en 11,12) entre nosotros y ellos, purificando (xoc6ocp(croc<;;, mis-
mo término que en 10,15 y 11,9) sus corazones por la fe», 15,9.
Aquí es la fe el instrumento de purificación. Uno no puede menos
de pensar en Jn 15,3 (y Jn 13,10) donde la purificación se realiza
gracias a la aceptación de la palabra. Y a hemos explicado lo que
es (probablemente) esta purificación gracias a la palabra. Añadir
ahora que la doctrina que purificó -o gracias a la cual fue purifi-
cado- el espíritu de los apóstoles es la doctrina de la fe (Act 15,9)
me parece repetir lo que ya estaba implícito en los textos de Jn 305 •
Lo interesante para nosotros está en otra· conclusión que nos
ayuda a sacar la perícopa de Cornelio 306 : al que no pertenecía al

305. Obsérvese la asociación de ideas (quizás casual) de Jn 6,64; en el


discurso del pan bajado del cielo, que en Cafamaum pone a prueba la fe
de los discípulos, se dice: «Hay algunos entre vosotros (se trata de dis-
cípulos, ¡L0(07)'t"O(() que no creen. Porque sabía Jesús desde un principio
quiénes eran los que no creían, y quién era el que le había de entregar.»
306. Otro pasaje podría, en principio, ayudamos, ICor 7,14. Pablo
responde a las dificultades de la comunidad de Corinto; los matrimonios
mixtos (con uno de los cónyuges pagano) deben continuar- según el prin-
cipio general que cada uno debe permanecer en el estado en que ha sido
llamado, vv. 20-24- «puesto que queda santificado (1¡y(o¡cr-ro¡L) el marido
no cristiano en la mujer, y santificada queda la mujer no cristiana en el
hermano; pues entonces vuestros hijos fueran impuros (&x&Oo¡p-ro¡), mientras
que ahora son santos (&yLo¡)», v. 14. A primera vista diríamos que los
hijos, antes de ser bautizados, por tener padres cristianos son ya puros,
mientras que, por implicación, los hijos de padres no cristianos son impu-
ros, es decir, no pertenecientes al nuevo Israel. En tal sentido unos exege-
tas ven en este v. un vocabulario judío, y una solución al problema de la
comunidad, que iba contra las intenciones de los judío-cristianos (i.e., no
hay que separarse porque el cónyuge pagano no vuelve impuro el matri·
monio). Son más o menos partidarios de esta opinión: A. LEMONNYER,
Epitres de saint Paul (La Pensée Chrétienne), I,. Paris, 1905, p. 125; J. SIC·
KENBERGER, Die Briefe des heiligen Paulus an die Korinther und Romer,
Bonn, 1932, 4.a ed., p. 32-33; E.B. Al-LO, Premiere Épitre aux Corinthl'ens,
Paris, 1935, p. 166-168; F.W. GROSHEIDE, Commentary on the First Epistle
to the Corinthians, Grand Rapids, 19552, p. 164-165. Identificando la pro·
blemática de la comunidad de Corinto con la complicada legislación rabí-
nica sobre la pureza de las genealogías,. J. MASSINGBERD FoRD [«Hast thou
tithed thy mea!?» and «is thy child kosher?» (ICor X, 27ft and JCor VII,
14), en JThS 17 (1966) 71-79] quisiera que &mcr-ro~ indicara no la parte
«no fiel», «no cristiana», sino el que tiene alguna mancha en su árbol ge-
nealógico, y, consecuentemente, que &mcr-ro~ indicara «bastardo», itr.lr.l.
Pero no es seguro que Pablo utilice estas categorías judías. Podría tam-
bién referirse a un sentimiento moral generalizado en una comunidad de
origen gentil: nuestros hijos no son impuros (son santos), indicando con
ello que no son nacidos de la fornicación o de la impureza en su sentido
más amplio. Asi muchos comentarios se contentan simplemente con men-

478
'Ax&61Xp't"o~

pueblo elegido, al nuevo Israel, la Iglesia, podía llamársele impuro,


&xoceocp-roc;;.
¿Por qué no aplicar también este sentido al &xoc6ocp-roc;; insinua-
do en Jn 13,10? Entonces tendríamos que el traidor es señalado
como uno que no pertenece al pueblo elegido, que es impuro no ya
por formar parte de otro pueblo que el judío (como era el caso de
Cornelio) sino por ser rechazado de su pueblo elegido, desechado.
Así en san EFRÉN. Y a indicamos que este padre siríaco conocía
probablemente la tradición del Rubén-pasu{ (v. p. 314, nota 51).
Esta probabilidad se acentúa cuando leemos el comentario de EFRÉN
al Diatessaron XIX, 3. ¡Lástima que precisamente esta perícopa
sólo nos ha llegado en la traducción armenia! He aquí el texto :

<<La avaricia de Judas lo había juzgado y separado de los


miembros perfectos del Señor, como enseñó nues.tro Sal-
vador en su suave magisterio: a saber, que él no pertene-
cía al cuerpo de su Iglesia, sino que era el polvo - posi-
pegado a los pies de sus discípulos. Por eso, en la noche en
que lo juzgaba y separaba de éstos, lavó la suciedad- arghd-
de los pies de los discípulos, para enseñarnos que a Judas
- el cual, siendo el último de los doce, era como los pies
del cuerpo- lo había sacado de los pies de los discípulos
con el agua, como a basura - aghd- destinada al fuego.
Del mismo modo el Señor por el agua separó a Judas de
los apóstoles cuando le dio el pan mojado con agua ; por-
que no era digno del pan que se daba a los doce con el
vino: ya que no era lícito que por el pan recibiera al Sal-
vador de la muerte, aquel que iba a entregarlo a la muerte.»

Judas es declarado pasul precisamente en el lavatorio de pies.


San EFRÉN pasó por alto sólo la cuestión doctrinal, v. p. 323s 307 •
cionar la pertenencia de los hijos a la comunidad cristiana antes del bau-
tismo: H.D. WENDLAND, Die Briefe an die Korinther, Gottingen, 19485,
p. 42; J. HÉRING,. La premiere épltre de Saint Paul aux Corinthiens, Neu-
chatel- Paris, 1949, p. 53-54; E. ÜSTY, Les építres de Saint Paul aux Corin-
thiens (BJ, Paris, 1964, 4.a ed.), p .. 40, nt c.
307. La transcripción del armenio la debo a la amabilidad de Mgr.
J. GAMSARAGAN. El texto fue editado por L. LELOIR, Saint Éphrem. Com-
mentaire de l'Évangile Concordant (CSCO, 137. Armen., 1), Louvain, 1953;
una traducción al latín de J.B. AUCHER (revisión a cargo de G. MoESINGER):
Evangelii Concordantis Expositio ... , Venetiis, 1876 p. 221; LELOIR publicó
también su traducción al latín en CSCO, 145, Armen., 2; al francés en
se, 121.
479
En el Nuevo Testamento

Es decir, siguiendo a san EFRÉN, el impuro de Jn 13,10 equival-


dría a rechazado, desgajado. Sería como el N;,,o~ 308 de Tg Gn 49,2
(y paral.)3°9, Rubén; Judas sería el "inválido" por ser excluido no
sólo del sacrificio que Jesús va a realizar con su muerte 310 sino del
nuevo pueblo elegido. El &x&.61Xp't'oc; insinuado en Jn 13,10 podría
muy bien ser la traducción de N;,,o~. Era natural -sobre todo si
admitimos la antigüedad de Tg Gn 49,2 311 -que Jn pensara en
el N,,o~ - Rubén de Gn 49. Tanto en Jn 13-17 como en Tg Gn 49
se trata de un último discurso de adiós. Como en Jn, en el Tg la
traición viene definida primariamente como no aceptación de la
doctrina revelada 312• En fin, el lector ha visto ciertamente la cu-
riosa semejanza de escenas:

- Jacob-Jesús en su último discurso de adiós.


- Jacob-Jesús rodeado de sus doce, que representan el Israel
entero.

En ambas escenas hay un traidor; su traición es una ofensa di-


recta al que preside la escena: en el caso de J acob por el incesto
de uno de sus hijos, Rubén; en el caso de Jesús por ser entregado
por uno de sus discípulos, Judas, en manos de sus enemigos. Lo
interesante es que esta ofensa personal parece relegada a segundo
plano para subrayar 313 la traición doctrinal. Uno· tiene la impresión
que el Tg y Jn quieren sobre todo mostrar a sus contemporáneos,
hermanos en Ja fe, que la causa de la expulsión del pueblo elegido
está en la negación de la fe: Rubén no puede haber sido expulsa-
do porque confesó la verdadera fe del 'NitV' li~!V. Judas entregó a
Jesús y fue rechazado. ¿Por qué? Porque no aceptó la doctrina de
Jesús. Observemos, pues, la diferencia capital: el temor de Jacob
que entre sus hijos haya un «rechazado» es alejado por la confe-
308. V. p. 311-323.
309. V. los textos en p .. 300-305.
310. Eso no solamente para los que admitan el simbolismo purificador
de la muerte de Jesús en el lavatorio de pies, sino, sobre todo, por la con-
notación sacrificial de ,,O~. v. p. 316-319.
311. En pro de tal antigüedad, v. p. 335ss.
312. V. p. 323-325.331ss.
313. Claro está que en cuanto a Jn hablamos únicamente de 13,10, no
de los numerosos vv. que textualmente se refieren a Judas como «el que
le entregará».

480
s1on ortodoxa de la fe. En Jn el temor es confirmado: hay un im-
puro-rechazado, Judas Iscariote 314• Pero esta diferencia no dismi-
nuye las posibilidades de contacto literario entre Tg-Jn 315, ya que
Jn 15,3 parece definir los puros por la aceptación - y por lo tanto
el impuro de 13,10 316 por la negación de la palabra o doctrina de
Jesús-.
314. Iscariot, en general interpretado como m'ii' IV'N (Jos 15,25),
«hombre de Queriot», ciudad de Judá. El problema del origen del nombre
Iscariot no está con ello solucionado. La explicación filológica de C.C.
TORREY [The Name <<lscariot>>, HThR 36 (1943) 51-62] es, entre las voces
que salen de la opinión común, la más atrayente: 'IcrxcxpiÚ>'t"'l)c; (forma grie-
ga original) es la transcripción del arameoii2lf'- M)i'~ = mentira, traición,
falsedad; 'Ji'IP = mentiroso ... ; «el>> mentiroso, N;ii2lf' o N:ii2.1V~ (la N ini-
cial para reforzar la pronunciación de la IV); N:ii2_!V~, transliterado con final
de substantivo gentilicio o denominativo = EcrxcxpiÚ>'l"'l)c;. «Desde el punto
de vista lingüístico, irrefutable», dice H. lNGHOLT (The Surname of Judas
lscariot, en Studta Orientalia, ded. a l. PEDERSEN, Hauniae, 1953, p. 157);
pero a lNGHOLT no le parece que este significado se adecue a Judas, ibid.;
TORREY parece explicar este «mentiroso, falso» no como alguien que se
opone a una doctrina, sino en un sentido más genérico de «hipócrita»: ya
que en el evangelio Siro-Palestino - dice le. p. 60- esta raiz traduce
muchas veces \moxpiT"Í¡c;. Pero en B. GXRTNER (Die riitselhaften Termint
Nazoriier und lskariot, en Horae Soederblomianae, IV, Upsala, 19'57,
p. 37-68), que parte (p. 45) del significado dado por TORREY a Iscariot, «el
falso» parece precisarse en sentido doctrinal ya que cita los textos del Tal-
mud y de Qumran (p. 61-63) que nosotros explicaremos a continuación,
en la nota 316.
315. Tanto más cuanto que Jn parece haber conocido otras tradiciones
targúmicas del mismo Gn 49; p. ej., la del Mesías guerrero (Ap 19,13-15)
en Gn 49,11; v. sobre ello P .. GRELOT, L'exégese messianique d'lsdie, LXIII,
1-6, RB 70 (1963) 371-380; v. nt 113, p. 359.
316. Digna de ser tenida en cuenta la otra manera de señalar al trai-
dor, en Jn 13,18: «El que come mi pan levantó contra mí su calcañar»
(Sal 41,10, TM, :lj'l7 ~~l' ~',.1i1 'l.:ln~ ~:J1N; ANET, p. 418). Esta citación del
Salmo en Qumran (por el cual también se alude a los traidores) se inserta
en un contexto bastante doctrinal; en este contexto los traidores al Maes-
tro de Justicia al separarse de él (siguiendo al Hombre de la Mentira) han
abandonado la verdadera Torá. Se trata probablemente de antiguos miem-
bros de la comunidad que ahora se han unido al pueblo y al Templo de
Jerusalén hablando calumniosamente de la Torá del Maestro de Justicia,
1QH V,22ss: « ... Yo me he convertido en ocasión de pe[cado ... ] ... con-
tienda 23 y litigio para mis compañeros; de envidia y de cólera para los
que entraron en mi alianza, objeto de murmuración y de crítica para todos
mis confederados. Y los que [com]ían mi pan 24 levantaron contra mí
calcañar. Y hablaron mal de mí con labios perversos todos los asociados
a mi asamblea. Y gentes de mi [conse]jo se han rebelado 25 y andan cri-
ticando; y el secreto que tú has escondido en mi fueron a calumniado
entre los hijos de desgracia; pero para que seas glori[ficado] en mí y por
26 su culpa has escondido la fuente de entendimiento y el secreto de
verdad, y ellos, sus corazones, proyectaron corrupción. [Su boca (según

481
Corte• 31
CONCLUSióN

Hemos llegado al final de nuestro recorrido por el NT. Es


difícil sacar una conclusión general. Cada uno de los textos que
hemos estudiado tiene sus peculiaridades; los autores son dife-
rentes y, por lo tanto, cada uno puede tener su propio· acceso al
género en cuestión.
No obstante, por poco que hayamos acertado en el camino
andado, una conclusión general se impone: el NT sobresale por
su independencia en la manera de tratar el género. Aun en los
casos en que el uso del género es muy claro y persistente como
en Jn 13-17 y Act 20,17-38, el autor nunca sigue ciegamente las
pistas y las formulaciones literarias del género. Las usa y las ma-
neja, pero siendo siempre su señor. sin dejarse dominar por ellas,
al revés de lo que vemos a menudo en la literatura apócrifa.

reconstrucción de MANSOOR)] para [Be]li0 al la abrieron. 27 Lengua men-


tirosa como el veneno de las serpientes ... » Los criticos al dar a este texto
la exégesis arriba mencionada citan 1QpH V. La verdadera interpreta-
ción de la Torá que Dios guarda escondida en el Maestro de Justicia
(1QH V, 25) ha sido rechazada por el Hombre de la. Mentira en 1QpH
V, 9: «La casa de Absalón (el hijo de David, el que le traicionó, 2Sm
15-18) 10 y la gente de su consejo que callaron cuando el castigo del
Maestro de Justicia, 11 y no le ayudaron contra el Hombre de Mentira
que rechazó (ONr.l) 12 la Torá en medio de toda su con[gregación]».
La exégesis que hemos dado al texto es la de algunos especialistas :
v., sobre todo, G. JEREMIAS, Der Lehrer der Gerechti'gkeit, Gottingen,
1963, p. 239-242; M. MANSOOR, The Thanksgiving Hymns, Leiden, 1961,
p. 136, nota 2 [idem en Studies in the New «Hodayot» (- Tranksgiving
Hymns-) lll, JBL 75 (1956) 108, nota 10].
R.L. FISHER [Betrayed by Friends. An Expository Study of Psalm 22,
Interpretation 18 (1964) 20-38] cree que «la casa de Absalón» es expre-
sión inspirada por el uso del Sal 41,10, que quizás ya originariamente se
refería al traidor Absalón. Esto explicarla por qué en el Talmud (Sanh.
106b-107a) el traidor de este salmo es Ajitófel a quien David (que tuvo
también su traidor en Absalón) llama <<maestro, colega, y finalmente dis-
cípulo»; discípulo porque comió de su pan (según Sal 41,10), es decir, de su
doctrina. Jn, al citar Sal 41,10, sigue el texto hebreo más que los LXX. Pero
los exegetas no están de acuerdo al interpretar el TM. Terminemos, pues,
señalando simplemente la interpretación de M. DAHOOD [Psalms 1, 1-50,
New York, 1965, p. 251-252] porque cuadra muy bien con el contexto
que el Salmo recibe en Qumran. Según el ugarítico, árabe, y Jer 9,3, ::lj:ll'
significa en nuestro Salmo «difamar», «calumnian>; ~,,.m, «tejen>, <<hilan>,
según Sal 12,4 (p. 73), y según la analogía con el árabe (Saraja = trenzar
cabellos, mentir) y ugarítico (srg = mentir). «El que comia mi pan hiló
calumniadoras fábulas contra mí.»

482
Conclusión

La literatura de nuestros discursos de adiós y la literatura


pseudoepígrafa en general están dominadas por cierta preocupa-
ción apologética: los autores de estas obras ven el abismo que
separa su mundo de las promesas de felicidad y bienestar hechas
por los profetas; constatan este abismo y quieren entenderlo a
partir de una vivencia personal y de fe, para luego explicarlo a
sus contemporáneos. Para estos autores, el axioma es que la pa-
labra de Dios anunciada por los profetas no puede fallar. Por
lo tanto, las promesas se realizarán en un futuro• más o menos
lejano. Pero ¿cómo ganarse el asentimiento de los demás que no
poseían la misma fe en la palabra de Dios? Simplemente presen-
tando los acontecimientos pasados como futuros, es decir, utili-
zando la «pseudonimia»; por ella atribuían a un personaje bí-
blico profecías de acontecimientos que en realidad eran hechos
pasados o presentes. Así lo vivido por el verdadero autor del
libro se convertía en profecía del seudónimo· (cfr. sobre el tema
p. 63s).
En cambio, el autor del NT en general no utiliza la «pseu-
donimia». Quizás porque en la base de los escritos del NT
hay, más que una preocupación apologética por el presente, el
impacto causado por unos hechos no muy lejanos en el pasado.
Esto podría explicar algo de la independencia del autor del NT
frente a nuestro género literario. Pero la facultad creadora del
autor podría ser también la causa de esta relativa independencia
frente al género literario. La última hipótesis se aplicaría bien a
Lc-Act y a los textos paulinos, pero menos a Jn 13-17. ¿Será
que Jn ha escrito más bien bajo el impacto de un hecho histó-
rico?
El recuerdo del último discurso de Jesús parece haber influi-
do, de algún modo, en la literatura de los discursos de adiós
del NT. ¿No había dicho Jesús en su último discurso, al terminar
el lavatorio de pies: «Ejemplo os he dado, para que como yo
hice con vosotros, así vosotros lo hagáis», Jn 13)5? Las últimas
palabras de Jesús habían de tener mucha importancia para los
primeros cristianos. La importancia de un testamento. ¿No se
había instituido en la última Cena precisamente la Eucaristía, el
sacramento de la Nueva Alianza? Jn, por lo que sea, no lo men-

483
Conclusión

ciona en este contexto, pero para los sinópticos está claro 317• La
primera comunidad cristiana recordaba con toda exactitud el
cómo y el cuándo del gesto misterioso de Jesús: «Yo recibí del
Señor lo mismo que os transmití a vosotros: que el Señor Jesús,
la noche que era entregado, tomó pan, y habiendo dado gracias,
lo partió y dijo: Éste es mi cuerpo que se da por vosotros ... Asi-
mismo el cáliz ... », ICor 11,23-25. Además, Jesús había reco-
mendado: «Haced esto en memoria de mí» (v. 24b.25b). Los
primeros cristianos, pues, no sólo no podían olvidar este hecho
histórico, sino que al «hacerlo» tenían que recordar, de algún
modo, todo el contexto en que la Eucaristía había sido instituida.
Y las palabras de Jesús en la pequeña sala constituían práctica-
mente el todo de este contexto. Ellas realizaban y explicaban su
significado. A veces la explicación de Jesús no bastaba, o había
que adaptarla a las nuevas necesidades de la comunidad. El modo
de esta adaptación lo dictaba la vivencia de la comunidad con-
ducida desde el interior por el Espíritu 318 y desde el exterior por
el escritor sagrado al frente de la comunidad. Probablemente
éste nos ha dejado en 13-17 lo·s sermones-meditaciones con los
que su comunidad (o comunidades) recordaba y acompañaba la
acción eucarística. Por eso podemos imaginar que con la repe-
tida realización de la Eucaristía la comunidad recordaba no sólo
el gesto eucarístico sino también los últimos dichos de Jesús.
Entre ellos destaca la gran oración, Jn 17. Con ella se despi-
de Jesús formal y litúrgicamente de los suyos al ir al Padre. Tam-
bién las comunidades de Act, en los acontecimientos de despe-
dida, usarán la oración como último lazo de unión (Act 20,7-11.
32.36; 21,4-6; 13,3).
Jesús, en su último discurso, tuvo clara conciencia de haber
cumplido con lo que el Padre le había pedido 319; glorificó al Pa-
dre consumando ( nAe~6lcrcx<;) la obra que éste le había encomen-
dado hacer, Jn 17,4. La misma expresión encontramos en el
discurso de adiós de Pablo; éste, empero, no recibió su minis-

317. Mt 26,26-30; Me 14,22-26; Le 22,15-20.


318. El que «os guiará en el camino de la verdad completa», Jn 16,
13; 14,26.
319. Jn 4,34; 5,36; 19,30.

484
Conclusión

terio de parte del Padre, sino de Jesús: «En nada tengo mi vida,
con tal que consume (n'Aetwaw) mi carrera y el ministerio que
recibí del Señor Jesús», Act 20,24. Otra vez encontramos esta
sensación de confiada victoria cuando, en el mismo contexto aní-
mico, dice a Timoteo: «Pues yo ahora voy a ser derramado y
el momento de mi partida ha llegado. He luchado la noble lucha,
he consumado (nTÉ'Aexoc.) la carrera, me he conservado fiel», 2Tim
4,6-7 320•
Aquí, además, Pablo, dando una última mirada hacia el pa-
sado, sentiría seguramente que su vida ha sido una verdadera
inútación de Cristo (ICor 11,1; 1Tes 1,6). ¿Por qué no coronarlo
imitando finalmente la muerte sacrificial de Jesús? 2Tim 4,6: «Voy
a ser derramado» (0'7tÉv~o[Loc.t). Su muerte, unida a la de Jesús,
era como la del Maestro, un sacrificio 321 • Como una de aquellas
libaciones de agua (2Sm 23,16), de vino (Ex 29,40; Nm 28,7),
o de sangre (Ex 24,5-8) que se derramaban sobre la víctima en
los sacrificios de la antigua alianza. Sólo que en la nueva los
sacrificios ya no pueden ser sangrientos. Y aunque el de Pablo
implique la muerte del cuerpo, puede incluso derramarse alegre-
mente como sacrificio espiritual que es: «Aun cuando se derra-
me mi sangre como libación (O"ltev~o[Loct) sobre el sacrificio y sa-
grado ministerio de vuestra fe, me gozo, y congratulo con todos
vosotros; recíprocamente, vosotros también gozaos y congratu-
laos conmigo», Flp 2,17-18. Esta alegria a la que Pablo exhorta
no puede ser otra que la de sentirse unidos con él espiritualmente
al único verdadero sacrificio sangriento, el de Jesús en la Cruz.
Cuando Jesús preparaba a los suyos a este sacrificio anunciaba
que, a pesar de todas las penas y sufrimientos del mundo 322, su
Cruz, su ida al Padre, serian fuente de paz y alegría interiores 323 :
«Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros,
y vuestro gozo sea cumplido ... »

320. Flp. 3,12. Cfr. p. 414.


321. P. DoRNIER, Les Épitres Pastorales, Paris, 1969, p. 240-241.
322. Jn 15,18-25; 16,1-4; 16,20.22.33; 17,14.
323. Jn 15,11; 16,33; 16,5-7; 17,13.

485
RESUMEN Y CONCLUSlóN GENERAL

Al finalizar nuestro largo recorrido siguiendo una de las pistas


literarias del AT, de la literatura apócrifa, de la tradición tar-
gúmica y del NT, el lector se da cuenta de la importancia del
camino andado. En primer lugar, porque hemos visto cómo di-
versos géneros literarios estaban al servicio de nuestros discur-
sos de adiós. Es evidente, verbigracia, el influjo fundamental que
el género apocalíptico ha ejercido sobre nuestros discursos de
adiós. De ello hemos hablado ya en la introducción, p. 63s. Este
género se utiliza claramente en lEITfl'k 91,7-10; 91,12-17; 2Bar.
44.8ss; 2Enok XVII, p. 63 (65,6-10); T. Jacob copto y T. Isaac
copto 1• Igualmente, hablando del tercer motivo de los discursos
de adiós, hemos señalado varias veces el influjo del género apo-
calíptico y la repetida presencia de la escatología en los T. 12 Pa.
(cap. III). T. Job 33,2-9 es también una descripción escatológica ...
En el Tg de Gn 49,1-2 (p. 303ss) el patriarca Jacob quiere reve-
lar a sus hijos los días escatológico-mesiánicos. En fin, la escato-
logía tampoco está ausente del discurso de adiós de Jesús, aun-
que Jn la transforme casi siempre en escatología realizada, cfr.
p. 445ss.
El género sapiencial presta a los discursos de adiós no sólo
una parte considerable de su material parenético -p. ej., T. Leví
13,1ss- sino también fórmulas tan importantes para nuestro gé-
nero como «hijos míos». Esta fórmula estilística indica, por sí
L Estos textos pueden encontrarse en el cap. II... Los dos últimos
testamentos en p. 151-157.

486
Resumen y conclusión general

sola, la relación sapiencial existente entre el patriarca y sus oyen-


tes. El patriarca imparte doctrina imitando el ambiente íntimo y
familiar del padre que exhorta, avisa y manda a sus hijos. En
nuestros escritos, el patriarca que instruye a los suyos representa
a la antigua sabiduría de Israel que, después de haber pasado
por vía oral, se transcribe para evitar que se pierda 2• De ahí la
frecuente alusión al legado de los padres, a la sabiduría predilu-
viana que Enok preserva, a lo escrito desde un principio en las
tablas celestiales (T. 12 Pa.). Lo que no excluye que, a veces,
hayamos podido individuar el elemento intencional o finalístico
de nuestro género: una doctrina tradicional que quiere subrayarse
especialmente o nuevas ideas que el autor del discurso quiere
introducir - con la autoridad del patriarca ficticio- en el curso·
de la tradición de Israel. Piénsese p. ej., en el contenido del dis-
curso de Débora en Ant. Bibl. XXXIII, 2-5 (cfr. p. 85-86) o en
la intención del targumista(s) de Gn 49,1-2 de evitar cualquier
especulación cronológica sobre la venida del Mesías.
Pero los autores de nuestros discursos no sólo utilizaron g.éne-
ros bien definidos sino que también echaron mano, a menudo, de
procedimientos 1iterarios más amplios como el mismo midras.
Casi siempre se trata de midras hagádico 3• Tenemos excepciones
curiosas como T. Zab. 3,lss, que es un midra8 halákhico sobre la
ley del levirato, pero que, a la vez, tiene una intención parené-
tica típica de muchos de nuestros discursos y especialmente de
los T. 12 Pa.: hay que tener compasión del hermano, como la
tuvo el patriarca Zabulón que no participó en el precio de la
venta de las sandalias de José (cfr. p. 222s). Análogamente pode-
mos recordar aquí la escena targúmica de Jacob moribundo. Es
ciertamente una hagadá, pero refleja, a la vez, la antigua costum-
bre de la recitación del semff, que más tarde se convertirá en
ley codificada minuciosamente en la Misna, Ber. l,lss.
La importancia de las pistas por las que hemos pasado se
revela también en los resultado·s obtenidos: descripción detallada

2. Léase en este sentido T. As. 7,4, T. Dan. 6,9 ... T. Moisés 1,16ss;
T. Isaac, copto p., 334-335. Sobre la influencia del género sapiencial, véase,
también, lo dicho en la introducción, p. 66-70.
3. Como decíamos en la introducción, p. 64-66.

487
Resumen y conclusión general

del género en tres motivos literarios, acompañados de sus fórmu-


las estilísticas, que, como tales, han pasado desapercibidas a los
autores que han estudiado el género antes que nosotros: «llamar»,
«hijos míos», «mandar». Hemos podido subrayar. en fin. que una
de las notas que aparecen a menudo en el segundo motivo es la
exhortación a la unión, al amor o a la beneficencia a favor de
los hermanos. La comparación de unas obras con otras -cote-
jada con cierta idea de género, obtenida en gran parte a través
de la lectura de todas las obras- nos ha permitido catalogar los
escritos que pertenecen al género concreto de los discursos de
adiós o que sufrieron su influjo de un modo más o menos di-
recto. En este sentido, ha podido constatarse la presencia de nues-
tro género no sólo en la literatura veterotestamentaria de redac-
ción relativamente tardía -como Tob 4; 14- o en la literatura
apócrifa y sectaria (lo que ya se sabía), sino hasta en la litera-
tura oficial targúmica.
Los resultados obtenidos y el número de obras relacionadas
entre sí revelan el interés que tiene el camino andado. Pero la
importancia de nuestro género se refleja también. aunque indirec-
tamente, en las obras de muchos autores que, para dar lustre a
sus creaciones, injustamente les impusieron el nombre de «Tes-
tamentos»: T. Abrahán, T. Salomón, T. Ezequías, «Testamen-
tum (in Galilaea) Domini nostri Jesu Christi», T. de los cuarenta
mártires, T. Orfeo 4• No obstante, a pesar del título, el estudio
de estas obras estaba fuera de nuestro propósito, ya que no en-
tran en nuestro género. Hemos dejado también para manos más
expertas el examen de los discursos de adiós en la literatura árabe
posterior 5•

4. Se encontrará información sobre estos testamentos en las colec-


ciones de apócrifos; también en M.R. JAMES, The Lost Apocrypha of the
Old Testament, London, 1920, p. 16-17.52.81-85; A.M. DENIS, o.c. p. 31ss;
67; 173-174; 234; L. GUERRIER, PO, V. 9, p. 143-232; G.N. BONWETSCH,
Die Apokalypse Abrahams. Das Testament der vierzig Miirtyrer, Leipzig,
1897, p. 73.95.
5. E.H. PALMER [The Eastern Origin of the Christian Pseudepigraphic
Writings, The Journal of Philology 3 (1871) 223-228] nos habla de ella:
«... Así, pues, tenemos otros testamentos apócrifos adjudicados a Adán,
Moisés, José, etc., como también muchos libros en árabe y otras lenguas
orientales compuestos en un plan muy similar. Entre éstos se puede men-
cionar el Jávídán Khirad de Abu'alí MASKAWÍ, en el cual no sólo hay

488
Resumen y conclusión general

En cambio hemos prestado una atención especial a la tradi-


ción targúmica de los discursos de adiós. Y es que para todo
cristiano el Tg posee un gran interés. Los judíos del tiempo de
Jesús -y mucho antes- aunque escuchaban en las sinagogas
la lectura de la Ley y de los Profetas en hebreo, para entenderlo
necesitaban la traducción en arameo 6• Pero este arameo más que
traducción era paráfrasis. Además, esta paráfrasis se ensanchaba
a menudo por medio de incursiones en la tradición oral... Por
lo demás esta traducción fue en sus principios precisamente oral 7 •
Estaba prohibido ponerla por escrito. Pero, con o sin el consen-
timiento de la legislación, pronto se transcribió, ya que hay testi-
monios de la existencia de targumim escritos a.C.
El interés del Targum estriba, pues, en ser el eslabón más
auténtico entre el N. y AT. El discurso de adiós de Jacob nos ha
ofrecido un ejemplo de 'articulación entre ambas alianzas. Judas
recibe en el NT el epíteto ignominioso del que Rubén en la tra-
dición targúmica había sido exonerrado, pasul, desechado. «Exo-
nerado», porque de hecho el AT no anduvo con muchas miras
para con Rubén: goza de mala reputación entre las tribus (J ue
5,15-16), recibe maldiciones (Gn 49,3-4)... Incluso su crimen
mayor, el incesto con Bilhá, nos es contado. Precisamente quizás

ciertos preceptos morales puestos en boca de Hosheng, uno de los pri-


meros reyes de Persia, sino que el mismo volumen contiene testamentos
atribuidos a casi todos los sabios de la antigüedad. Es digno de notar que
la frase ya baní, oh hijo mio, aparece constantemente, correspondiendo
esto exactamente a las palabras Te:xv[oc ¡.tou de los Testamento·s de los
doce Patriarcas. El término lhoc6~x'l) es mucho menos preciso que el w~ia
usado por los árabes para designar esta especie de literatura y restringido
a esta única idea ... », p. 227-228.
6. Cada texto del NT que menciona las lecturas de la Ley (Pentateu-
co) y de las secciones proféticas (haftarot) implica el uso del targum:
Le 4,l6ss; Act 15,21; 13,14-15. Información sobre la materia en R. LE
DÉAUT, Liturgie juive et Nouveau Testament; v. especialmente p. 11-13;
18ss; 37ss; 69-79; del mismo autor, La Nuit Pascale, o.c. p. 22-24.
7. Aunque ya mucho antes de nuestra era la gente que asistía a las
sinagogas no entendía el hebreo bíblico -posiblemente tenemos una
muestra de ello ya en Neh 8 (J. Meg. IV, 27b-28), es decir, al volver del
exilio del 586 a.C. - , «eb> texto era sólo el hebreo; el meturgueman o
traductor oral al arameo asistía simplemente al lector del texto bíblico.
Pero importa tener en cuenta que este traductor pertenece por lo general
a la clase instruida y está al corriente de la interpretación tradicional de
los textos sagrados, J.F. STENNING, The Targum of Isaiah, Oxford, 1949,
p. VIII.

489
Resumen y conclusión general

ya aquí empiezan las exoneraciones piadosas en pro de Rubén.


En efecto, el TM - tal como hoy lo poseemos- parece no que-
rer insistir en el escándalo de Rubén. Se niega a afirmar explí-
citamente que sea una mala acción, y prefiere dejar la línea a
medio terminar: en Gn 35,22 el TM contiene un intervalo en
blanco. En cambio los LXX continúan comentando la acción de
Rubén, «le pareció mal (a J acob)» ( = xoct 1rw~pov ~rp&.vy¡ ~vocv­
·dov ocu-roü). Son las mismas palabras de la tradición targúmica,
TJI, ,.,,~ IV'N:l1.
Rubén, pues, fue exonerado de la grave tacha de pasul, pro-
fano, no perteneciente al pueblo elegido. Pero lo significativo
para nosotros, lectores cristianos del s. XX, es el método utili-
zado en el targum para disculparlo : una escena litúrgica en la
que confiesa con toda la comunidad elegida la verdad fundamen-
tal del judaísmo: «Escucha, Israel, Yahweh es nuestro Dios, Yah-
weh es uno», Dt 6,4. El autor del cuarto evangelio·, imbuido de
«teología» targúmica, como todo buen judío de su tiempo, no po-
día usar la categoría pasul sin apuntar a sus incidencias doctrinales.
Como si con ello Jn quisiera señalamos la importancia del «credo»
como vínculo de unión sine qua non del individuo con la comuni-
dad. El miembro de la comunidad cristiana sólo puede serlo si,
«de corazón» y una voce, se adhiere a su confesión doctrinal. Di-
cho de otro modo, la creencia en la verdad que es fundamental-
mente «Una» reúne a los miembros haciendo de ellos la comunidad
elegida, la familia cristiana prevista por el Padre al llamar a Abrahán.
Esta unión en un «credo» posibilita el amor fraterno. Decir
que nos amamos fraternalmente -en el sentido que tiene her-
mano en la predicación de Jn- cuando aún no poseemos un
único «credo» es engañarnos. Aunque con ello. pretendamos «hacer
ecumenismo», en realidad desvalorizamos el mensaje cristiano de
amor fraterno. Y a sería mucho si las diferentes comunidades cris-
tianas nos toleráramos, respetáramos y apreciáramos siempre y
en todas partes. Respetar, estimar y apreciar ... , y confesar hu-
mildemente que, por nuestra culpa, aún no nos amamos como
hermanos.
El recorrido que hasta aquí hemos hecho invit.a a reflexionar
sobre las exigencias de la vocación cristiana a la «fraternidad».

490
Resumen y conclusión general

El que, entretenido en la lucha por mantener pequeñas verda-


des tradicionales (en minúscula), olvide la importancia de la Verdad
Tradicional corre el riesgo de ser «desgajado» de la comunidad
por la misma Palabra revelada que lo juzgará. El que positiva-
mente y culpablemente rechace la Verdad Tradicional de la co-
munidad no forma parte de ella.
Si estas páginas ayudaran a unos y otros a reflexionar un
poco ... , si en algo los acercaran ... , el fin de esta investigación
habría sido más que colmado y la paciencia del lector para seguir-
nos hasta aquí no habría sido vana.

491
íNDICE DE CITAS *

I. LIBROS BfBUCOS

a) Antiguo Testamento 30,14 SS ......... 212196


32,26 ··········· ... 330
Gn 33,19 .............. 41392
1,14 .............. 107 35,9 ............... 32694
28 .............. 32694.329 22 ............... 318.384.490
2,22 .............. 32694 27-29 ......... 65
3,21 .............. 32693 36,6-7 ............ 111
5,22 .............. 65. 12 .............. 31448
24 .............. 65 20 ........ ······ 31348
11,1 SS ............ 293.294 24 .............. 3134>!
18,1 ............... 326'4.330 37,2 ............... 244
22,2 " • o o • • • 0 0 0 oa 0 0 401 47 2 SS ............ 244 304
12 .............. 401 47 18-20 ......... 273
16 .............. 401 47 24 .............. 222
23,1 SS ............ 413 92 31-32 ········· 271
24,10 ............... 312 38 .................. 201
25,2 ............... 30111 11 .............. 201
5-6 ············ 64 12 SS ......... 271404
6 ............... 64s. 14 .............. 201.202156 .203157
9 ............... 41392 17 .............. 201
27 .................. 72 39 .................. 264378
27,1-41 ........... 65 7 ............... 278
41 .............. 65.111 41,32 .............. 292480
42-45 ......... 65 33 .............. 69
46 .............. 111 39 SS ......... 69
28,2 ········ ....... 111 43 .............. 69

* Las cifras exponenciales se refieren a las notas a pie de página; así 41392
significa: página 413, nota 92.

493
índice de citas: libros bíblicos

[Gn] 29-33 93.154


oo .......

30-31 ......... 237


43,14 .... oo • • oo 00 •• 240 31 .. 41392
00 00 • • • • • • • •

45,1-2 ............ 69 33 .... 58s.8228 .91-93.10'5.


00 . . . . . . . .

2 ............... 6875 189104.242.298 1.325.


8 ............... 69 38253
14-15 ......... 6875 50,1 ............... 69 75 .412 90
46,4 ............... 69 5 6253
00000000000 ....

47,27-48,22 ...... n 10 .............. 41290


30 ·········· .... 6253 11 ... 00 4129()
•••••••••

48-49 .... oooooo•••. 153 12 .. 00 31968


••••• 00 • • •

48,2 ........ oooooo. 38253 13 .. 0000041392 .......

7 ooooooo•oooooo• 267392 17 .. 6975


00 0 0 . 0 0 • • • • •

12 "oo••• ••• oOOO 38253


49,1 ............... 82.91ss.168.19()105. Ex
198142.253.325.331 13,1-10 ........... 340
1-2 .. 000 000 •• 00. 5.1.5723.82.105.153 11-16 ......... 340
220.235.253.262. 15,18 .............. 34438
299.331.335.380 16,12 SS ......... 32()9~
1-28 ... 0000.00. 9255 20,2-17 ........... 338
2 oooooo···oo···· 8741 .91.173s.179 2 •oo•oo • • • • • • • • • • 34335
189l01 .3 2588 .3 64 24,5-8 ............ 485
3 .. 00 . . . . . . . . . . . 91.94.31451 25,5 ............... 11011
3-4 . 00 00 • • • • • 00 384.489 10 .............. 11011
3 SS .. oo . . . . . . . . 111 27,7-8 ............ 332
3-7 ............ 9154 29,40 .............. 485
3-27 .. OO • • • • • • • 92s 34,6 . . . . . . . . . . . . . . . 225.468279
3-28 ...... 000 •• 82 28 .............. 332
4 oooooooooooo••• 91.94
6 ...... 00 00 • • 0 0 . 91.9359.94 Lv
7 OOOOOOOOOOooOO. 9'3 59 .94 3,1 ...... 00 • • • • • • • 316
8-12 ........... 9154 6 ............... 3Hi
9 .. 0 0 . 0 0 00 . . 00 •• 60.91.93s 7,18 .............. 31657
11 .. 00 . . . . . . . . . . 48!315 19,18 .............. 455
15 .......... 00 00 220 19 .............. 313 48
16 ...... 00 ••0000 9359 34 .............. 455
24-25 ......... 91 22,18-25 ......... 316
25-26 ......... 9 154
1 25,8-14 ........... tor7
27 .... 283
Nm
oo•ooo••••

28 .. oo • • • • • • • 00. 91.92
28-32 ......... 92 2 .................. 17659
28-33 ......... 92 7,1 SS ............ 317
29 .. 0 0 . 00 • • • • • • 59.61.6253.93.105. 12,14-15 ......... 309~7
237 14,4-10 ........... 8844
29-32 00 ... 00 00 41391 18 ... 00 • • • • • • • • • 468279

494
índice de citas: libros bíblicos

15,37-41 ......... 339 29 .............. 9f257


19,9 ..... ·········· 30937 29-30 ·········· 94
24,14 ······· ....... 9257 32,1 SS ............ 94
25 .................. 37419 1-25 ........... 367
25,1ss ............ 3269' 30 .............. 7811
28,2 ............... 35685 44 .............. 94
7 ............... 485 33,1 ............... 94s.332s.383 57
31,14-17 ......... 37419 1 SS ........... 43}158
2 ............... 31552
Dt
2-5 ............. 95
3,22 .............. 7811 3-5 ············ 956'·
4,15 .............. 7811 4 ............... 58.9564.332
30 .............. 9257 5 ............... 9668.32588
38 .............. 78 11 6 ··············· 31451 .318.38400
39 .............. 354 6-25 ........... 94s
5,1-6,9 .......... 340f3 11 .............. 95·
1 ............... 338 13 ·············· 95
6 ................ 343 35 20 ·············· 95
6-21 ........... 338 23 .............. 95
22-6,5 . . . . . . . . . 340fl3 24 ·········e···· 95
22-33 ........... 340fl3 26-29 ......... 95.9668
32 .............. 7811 34,5 ............... 326
6,1-3 ............ 34()23 5-6 ............ 141s
i 4 ............... 323.341.34233.343. 6 ............... 62
350.468.490
4-9 ............. 339's Jos
13 .............. 7811 15,25 .............. 48J314
19 .............. 7811 23,1-2 ............ 79
7,2 SS ...•........ 7811 1-16 ........... 77.78
16 .............. 7811 2 ............... 56.7811.81.105
10,18-19 ......... 455 3 ............... 78 11
20 .............. 7811 3-4 ............ 801
11,13-21 ......... 339.340.35064 4 ............... 81
17 ............... 7811 5 ............... 7811
20 .............. 339 6 ............... 78 11 .80
23 ·············· 7811 7 ........ ······. 7811 .80
15,21 ............. 316 8 ............... 7811
17,1 ............... 316 9 ········ ....... 7811 .80
27,26 ·············· 437 9-10 ........... 80
29,1 ............... 7811 10 .............. 7811.80
9 ............... 7811 11 .............. 7811 .80
30,6 ............... 436179 12 .............. 78 11
31,16 .............. 3824~ 13 .............. 78.7917.80
28-30 ......... 94 14 .............. 382
28-34,6 ....... 367 15 .............. 78.7917 .80

495
índice de citas: libros bíblicos

[Jos] 2Sm
23,16 .............. 7811.12.7916 9-20 ............. 73
24,1 ............... 81.8225 15-18 .............. 482316
2 ............... 82 25 17,23 .............. 5937 .93 58 .367
3 ............... 8221 20,16 .............. 68
4 ............... 8225 18 .............. 68
5 ............... 8225 19 ..............
68
5-6 ............ 8225 22 .............. 68
7 ............... 8225 22,27 .............. 313.314
8 ............... 82 25 23,16 .............. 485
13 ·········· .... 8225 1Re
15 .............. 8225
16 .............. 822"i 1-2 ............... 73
25 .............. 81 23 1,6 ............... 74
28 .............. 8225 18 .............. 74
28-31 ......... 7915 20 .............. 74
29 .............. 77 2,1 ............... 58.93 58 .105.38357
29'-31 ......... 79 1-10 ........... 71ss
30 ······· ....... 8225 2 ............... 3824Y
32 .............. 41392 3 ............... 5832
4 ............... 74
Jue
5 ............... 74
2,6-9 ............ 79 5-9 ............ 74
4,4 SS ............ 68 7' 10 .............. 61.74
4,4-5,31 ......... 85 12-46 .......... 74
5,1 ··············· 85 46 .............. 73
7 ............... 6874 .87 8,14-54 ......... 423130
15-16 ......... 384.489
8,23 .............. 344 2Re
17,10 .............. 68 2,9 ............... 449225
11 .............. 68 9ss ............ 449225
18,5-6 ............ 68 12 .............. 6976 .449225
19 .............. 68 15 .............. 449225
Rut 6,21 .............. 68.6976
13,14 .............. 69'~ 6
2,4 ............... 362109
19,15 .............. 468 278
ISm 19 .............. 468278
8 .................. 344 20,1 ............... 5937 .93 58 .367
12 .................. 72
12,1-25 ........... 40!50 1Cr
2 ............... 40()141 5,1 ............... 384
2-3 ............ 218.401 50 16,36 .............. 34961
17,16 .............. 34233 17,14 .............. 344
24,12 .............. 69 76 17,21 .............. 31247

496
índice de citas: libros bíblicos

28-29 .............. 72 21 .............. 6()46


28,5 ............... 344 5,1 ............... 58
8-9 ············ 72 10,12 .............. 418112
29 .................. 43Il58 .46F55 11,18 .............. 99
10-11 ......... 423 130 12,6 ............... 369
10-13 . . . . . . . . . 34647 20 .............. 368s
17-19 ......... 423130 13,7 ............... 100487
20 .............. 72.423 130 11 .............. 100487
16 .............. 10487
2Cr 14 .................. 100.488
20,5 SS . . . . . . . • . . . . 34647 3 ............... 5@2.57s.6046J02s.
28,15 .............. 420119 105
3-4 ............ 417110
N eh 4 ............... 6(Jr1li
8 .................. 4897 4-7 ............ 103
9,5 ............... 34860 .34961 .351 s................ 104
20 .............. 439 8 ............... 6()46
12,28 SS ......... 30937 9 ............... 58.6()46.105
9-11 ........... 102-103
Tob 10 .............. 6()146.6252.99.103
1,4-12 ........... lOtl 11 .. . .. . .. . .. .. . 6()146 .1 03
16-19 ......... 101 12 .............. 6252.103
21s ............ 99
2,2-8 ............ 101 Est
9-10 ........... 1QI1 1,4 ............... 347
10 ·············· 99 1Mac
11-14 ......... 98
4 .................. 100.380"2.488 1,12-16 ......... 87
2 ··············· 383 2,19ss ........... 87
2-3 ............ 57.101.105 42 .............. 8742
3 . . . .. .. . .. . .. . . 101.3 2692 43-48 ......... 87
4 ............... 6046.6252.101 49 .............. 38.357.417110
5 ............... 6046 49-68 ......... 8843
7-11 ........... 32692 .42J122 49-70 ......... 71.87ss.90
7-19 ........... 104 50 .............. 60.90
7-21 ........... 101-102 50-64 ......... 377
11-17 ......... 32692 50-68 ......... 377
12 .............. 6()46 5·1-60 ......... 377
13 .............. 6()46 51-61 ......... 8846.37942
14 .............. 6()46 52 .............. 268393
16 .............. 42112l 62 .............. 9()1il
17 .............. 100 64 .............. 60.90
19 .............. 58.6046.421122 65 .............. 90
20 .............. 6(Jr1li 66 .............. 90
20-21 ......... 101 66-68 ......... 377

497
Cortes 32
índice de citas: libros bíblicos

[1Mac] 97 .................. 34541


1 ............... 34438
2,69 .............. 90 99 ........ " "".... 34541
69-70 . . . . . . . . . 62.90 1-4 ............ 345
70 .............. 37733 .41290 103,1-2 ........... 34646
4,46 ... " . " . " . " 63 19 .............. 344
8,1 SS .. . .. .. .. .. . 90 19-22 .. ""." 34646
9,27 .............. 63 106,48 . " ....... " 34961
13,27-30 . "" .. " 89 110,4 ..... " ... "" 147138
14,40 .............. 90 119,111 ........... 332
16,23-24 .... " ... 89 119 ............ 322
145,1-2 ............ 35377
2Mac
145,1-5 ........... 345.346
1,24 .............. 358 91 1ss ............ 344
5 ............... 34748
Sal
10-13 ""."" 346
1,2 ............... 34233 11 ....... ""." 35377
7,16 .............. 32(}73 11-13 " .... " . 344
10,16 .............. 344 12 .............. 347
12,4 ............... 482316 146,10 .... "" "" 344
18,27 .............. 31449
22,29 ... " . " . " . .. 344 Prov
24,7ss ............ 344 1,8 ......... " .. " 6873
41,10 .............. 48}316.482316 2,1 ............... 6873
14 .............. 34961 3,1 ............... 6873
46,10 .............. 345 11 ........... ". 6873
47 .................. 344.34541 21 ... " . " ... " . 6873
9-10 ........... 345 5,1 . " ............ 6873
66,10 .............. 34233 6,1 ............... 6873
12 .............. 34233 25 ... " .... " . " 278431
67,3-8 ............ 345 21,22 .............. 33813
68,33-36 ......... 345 23,27 ..... " ..... " 31969
72,19 .............. 34546 .34860.351 26,27 ...... " . " " . 32073
74,13 ... .. .. .. .. .. . 26}370
80,9-12 ... " " " " 46()1253 Sab
13-14 ......... 460253 1,5 ............... 3354
16 .............. 460253 6,4 "" .. " ..... " 344.40874
18 .............. 460253 18 ........ " .. " 454238
86,10 .............. 468278 9,9-18 ... "."." 40874
90,4 ............... 39726 17 .............. 3354
93 .................. 34541 10,10 .............. 344
94,13 .... .. .. .. .. .. 32073
96 . .. .. .. .. .. . .. .. .. 344.34541 Eclo
2 ............... 346% 23,4 ............... 278
10 .............. 34649 4-5 ............. 278

498
índice de citas: libros bíblicos

24,23 .............. 332 23,20 .............. 9257


30-33 ......... 6357 24,7 ............... 434169 .436
26,9 . . . . . . . . . . . . . . . 278 431 30,24 .............. 9257
39,13-14 ......... 187 31,31-34 ......... 436182
22-23 ......... 187 48,47 .............. 9257
44-50 .............. 88 46 .37942 49,39 .............. 9257
44,20 .............. 268393
49,10 .............. 63 La m
50,17ss ........... 34131 3,66 .............. 35QP7
Is Ez
2,2-4 ............ 345 11,19-20 ......... 439193
5,1-7 ............ 460~53
15,1-6 ............ 46()253
6,3 ............... 35788 18,31 .............. 439193
7,6 ............... 10487 20,34-36ss ....... 358,
19,11-15 ......... 6767 34ss ............ 35892
22,22 .. .. . .. .. .. .. . 30730 22,18ss ........... 323
37,16 .............. 344 26,20 .............. 320173
20 .............. 468278 31,14 .............. 320~3
38,1 ............... 5937 .9358.367 32,18 .............. 320~3
18-19 ......... 331 25 ............ ; . 320173
42,1-4 ............ 345 29 .............. 320173
6-7 ............ 345 30 .............. 32073
43,10 .............. 466275 36,25-28 ......... 439193
. 44,7 ............. ; . 30731 37,5-14 ........... 439·194
9-20 ........... 32279 16 .............. 325
48,12 .............. 364115 23-28 ......... 439 194
1

49,6 ............... 345 38,16 .............. 9257


51,1 ............... 315.32074
2 ............... 315 Dan
10 .............. 315
52,1 ............... 31043 2,19-23 ......... 34647
58,12 .............. 8@8 20 .............. 34646
59,21 .............. 439193 28 .............. 9257

60,21 .. .. .. .. .. .. .. 31451 3,33 .............. 34440


61,9 ............... 30624 38 .............. 6356
63,1-6 ............ 364114 52-54 ......... 346%
11 .............. 439·194 4,31 .............. 34440
65,23 .............. 30624 7,14 .............. 34440 .34647
10,14 .............. 9257
Jer
Os
2,21 .............. 46Q253
9,3 ............... 482316 3,5 ............... 9257
6 ............... 34233 4,1 ............... 436182
13,11 .............. 342 33 5,11 .............. 31963

499
índice de citas: libros bíblicos

22,13 .............. 416104


{Os]
23,5 .......... ····· 341
6,6 ............... 436182 24,4 ··············· 39Jl 4
10,1 ............... 46()2 53 5 ............... 39Jl4
8 ··············· 445217
Am
9 ··············· 446217
7,17 .............. 31()4~ 11 .............. 39Jl4
12 .............. 231 260
Abd 23-24 ......... 389
6 .................. 313 48 24 ... . . . . . . . . . . . 39}14 .417103
21 ............. ····· 344 26,14-16 ......... 475
21 .............. 470
Miq 26-30 ......... 484317
4,1 ............... 9257 27,6 ............... 223235
24-25 ......... 41289
Sof
28,7 ............... 41186
2,11 .............. 345 18-20 ......... 40974
3,9-10 ........... 345 20 ·············· 440196
Ag Me
2,5 ............... 439194 12,29 .............. 340
13,6 ............... 39}14
Zac 8 ............... 445217
1,16 .............. 34233 14-20 ......... 41080
2,14-15 ......... 438189 19 .............. 446217
13,1-5 ............ 64 22 .............. 389.39F4
14,3 ............... 35()67 24 .............. 446217
9 ............... 35()67 30 .............. 396
14,10-11 ......... 475
Mal
18 .............. 470
3,24 .............. 83 22-26 ......... 484317
41-42 ......... 428148
b) Nuevo Testamento 16,7 ............... 411 86
15 .............. 40974
Mt
4,23 .............. 363 110 Le
5,3 ............... 208183.209183 1,3 ············ ... 40661
4 ............... 209183 2,25 ·············· 30@1
5 ............... 209'183 38 ·············· 30@1
6 ............... 209'183 40 .............. 4181B
7 ............... 209 183 49 .............. 7610
8 ............... 31039 52 :............. 418113
7,15 .............. 417108 4,16ss ............ 4896
12,40 ... . . . . . . . . . . . 223 235 16-21 ......... 363110
13,17 .............. 307 6,20 .............. 42212 5

500
índice de citas: libros bíblicos

21-23 ......... 422125 42 .............. 437187.438191


29-30 ......... 422126 6,27 .............. 434168.447 220
34-35 ......... 422126 29 .............. 435174
38 .............. 421'24.422126 33 .............. 441201
7,30 .............. 40874 38-40 ......... 435 175
8,18 .............. 421'24 40 ·············· 441
9,2 ............... 416101 47 .............. 467276
10,24 .............. 307 51 .............. 44?220
11,9-13 ........... 439' 53 .............. 437 187
14,14 .............. 421'24 56 .............. 434168.43 7187
17,20 .............. 3378 63 .............. 419 114
19,42-44 ......... 41(Jii0 64 .............. 469.478305
21,8 ............... 391 14 71 ······ ........ 469
20-24 ......... 41QBO 7,7 ............... 472289
22,3-6 ............ 475 38-39 ......... 447220
15-20 .......... 484317 8,12 ;............. 438 191
21-22 ......... 470 23 .............. 472289
41 .............. 422128 26 .............. 3862
61 .............. 421123 31 .............. 437
24,6 .... ··········· 41186 31-32 ......... 466276 .472s
6-8 ............ 421123 37 .............. 437187
42 .............. 43517i
Jn
50 .... ········ .. 426143
1,10-11 . . . . . . . . . 472289 54 ·············· 426143
11 .... ····· ..... 434168 9,3 ............... 442206
12 .............. 468281 10,15 -·· ........... 455241
14 .............. 426142.434168 17-18 ......... 4412° 4
437187 .462 28 .............. 441 201
18 .............. 3851 30 .............. 386
32 .............. 434168 37-38 ......... 442206
33 ······ ········ 434168 38 .............. 437187
2-12 .............. 431 11,4 ............... 426144
2,11 .............. 426.462 25 .............. 441201
23 .............. 468281 40 .............. 426144
3,16 .............. 438191.441201.465272 42 .............. 466!76
16-19 ......... 450-451 44 .............. 416104
18 .............. 468 12,4 ............... 469'
35 .............. 441203 4-6 ............. 245306
4,34 .............. 435174.44F03.484319 6 ............... 475
46-54 ......... 426 23ss ........... 426144
5,26 .............. 441201 31 .............. 472289
36 .............. 441 202 .441203.442206 32 ·············· 427
484319 35 .............. 437187
37-38 ......... 438191 37 .............. 426144.431
38 .............. 434168 .437 49-50 ......... 438 191.441

501
índice de citas: libros bíblicos

[Jn] 33-34 ......... 458


34 .............. 379.432s.434166 .
13-16 .............. 449223 .461 438191.4401%.441200.
13-17 .............. 50.428s.431.439s. 442208 .454.455241
443s.447.449ss.464. 34-35 ......... 438 191 .444
480.482ss 35 .............. 433 164 .444.456
13-20 .............. 431 14 .................. 449223
13,1 ............... 426.429'152.431160. 1 ............... 435 175.444.449.464
432161.434167.442205. 1-3 ............. 431' 60 .444
443 215 .452 2 ............... 432161 .434168.448222
1-3 ............. 429152 3 ............... 443 214.448222
1-5 ······ ....... 452 4-5 ............. 429 151
1-17 ............ 310.452234 6 ............... 441 201
1-14,31 ........ 433 9-10 ........... 386
2 ··············· 470 10 .............. 434168
3 ............... 431'60.44!203 10-11 ......... 4371 87 .442
6 ............... 470 11 .............. 444
6-7 ············· 310 12 .............. 431 160.432 161 .444
6ss ............. 45223 4 13-14 ......... 429 151.439
6-9 ............. 310 15 .............. 432.434.435175.438s.
6-11 ........... 452234 440196.457245
7 ............... 470 15-17 ......... 429!51.437185
8 ............... 47J286 16 .............. 431160.433.438s.
8-10 ........... 470 447"121.449
10 .............. 51.469.471ss.474s 16-17 ......... 434172.438
478ss 16-18 ......... 450
11 .............. 470 17 .............. 434168.439.472289
12-15 ......... 310.471285 18 .............. 431'60.443214
12-17 ......... 379.444.452s 18-21 ......... 448222
14 .............. 457244 19 .............. 443 214
15 .............. 419115.483 19-21 ......... 429 151
18 .............. 48P16 20 .............. 436.437.443214
18-19 ......... 469 20-21 ......... 436
19 .............. 444.466275 20-23 ........ 437 185
21 .............. 4701 21 .............. 432.434.435175.436
21-30 ......... 469 4401%
27 .... ····· ..... 458246 21-24 ......... 448
29 .............. 458246 23 .............. 434168.435175.438189
30 .............. 429152.470 448222.450.454238
31 .............. 429152 .443 215 23-24 ......... 42915 1.434s
31-32 ......... 427.458 24 .............. 386.435175
31-14,31 ...... 431.433163 25 .............. 434168
31-16,33 ...... 424 25-28 ......... 461254
33 .............. 60~7 .431 160.433 164 . 26 .............. 429151 .434172 .43 8s.
443213 450.484318

502
índice de citas: libros bíblicos

27 .............. 431160.438191,472289 434168 .43 7.457


27-28 ......... 444.449 17 .............. 432.440196.444
28 .............. 431160 .432161.443214 18 .............. 472289
29 .............. 444 18-25 ......... 485322
30 .............. 416101 .431160.472289 19 .............. 434167,472289
31 .............. 427ss.432.435174-m. 26 .............. 429151 .434172 .438
440196 .44!204 .443215 16 ................. 449223
15 ................. 437 186 .455242 1 ............... 444
15-16 ............. 431 1-4 ............. 485322
15-17 ............. 428.454239 4 ............... 431160
15,1 ............... 443 215 .460 4-33 ........... 429151
1-6 ............. 460 5 ............... 429 151 .431160
1-9 ............. 460 5-7 ............. 444.461254.485323
1-17 .. .. .. .. .. . 444s.454239 6-7 ............. 444
2 ............... 437187 .472 7 ............... 431160 .447220.44()225.
3 ............... 419114 .456.470ss. 461 254
474s.478.481 7ss ............. 447
3-4 ............. 473 7-11 ........... 429 151 .433.434172.439
4 ............... 432.437186 .456.457 8 ............... 472289
4-5 ............. 456 10 .............. 416101 .431160
4-7 ............. 434168.437187 11 .............. 472289
5 ............... 438.457.460 13 .............. 434 172.439.450.484318
6 ............... 437186.460 13-14 ......... 429151
7 ............... 37631.437186.456. 16 .............. 416101 .43P60
473297 16ss ........... 443214
8 ............... 456 16-22 ......... 429151,445217
9 ............... 456ss.461 17 .............. 431160
9-10 ........... 434168 19 .............. 4311 60
9-11 ........... 437187 20 .. .. .. . .. .. . .. 472289.485322
10 .............. 432.433163.435. 20ss .. .. .. .. .. . 445217
439 192 .440196 .441. 20-22 ......... 41711°.446217
442208 .457 21 .. .. .. .. .. .. .. 445217 .446217
10-12 ......... 437185 21-22 ......... 446217
10-17 ......... 460 22 ....... : ...... 431160.444.485322
11 .............. 429 151 .444.485323 23-24 ......... 37631.429151
12 .............. 432.440196.441200. 24 .............. 446217
442208 .457s 26 .............. 37631
12-13 ......... 379A44.455 26-27 ......... 429151
12-14 ......... 442205 27 .............. 466276
12ss ........... 455 28 .... .. . .. .. .. . 43 ¡t60.161
12-15 ......... 433.434171 33 .............. 431160 .437187 .444.
12-17 ......... 456.460 446217.472289.485322.
14 .............. 432.440196 485323
15 .............. 3862 17 .................. 424.430s.432162 .
16 .............. 37631.429151.434167 454239 .461.484

503
índice de ·citas: libros bíblicos

[Jn] 461.463.466.468 277


18-20 .............. 431
17,1 ............... 427.429152.44!203. 18,1 ............... 428.443 215
443 21 5.461 19,28-30 .. ' ...... 44220j
1-2 ............. 462 30 .......... '.. . 442205.484319
1-5 ............. 467277 20,17-18 ......... 451
2 ............... 43 8191.44J201.455241. 30-31 ......... 426
461 31 .............. 437187.47}286
3 ............... 434169 .435 175 .444. 21,15-17 ......... 40114 7.435175
464.466.467276.277. 23 .............. 451
468
4 ............... 41495 .435 174 .441203. Act
442206 .461.484 1,2 ............... 409 74 .440196
5 ............... 427.467277 12-15,35 ...... 403
6 ............... 3862.435.461.463. 14 .............. 423
465272 .466.467277 17 .............. 41497
7 ............... 466 25 .............. 41497
8 ............... 435.461.466. 2,14 .............. 423131
467276.277 14-36 ......... 423131
9 ............... 472289 37 .............. 423131
9-26 ........... 37631 41 .............. 423131
10 .............. 431160 46 .............. 423
11 .............. 419.431160.161.455241. 4,24 .............. 423s
461 254 .462ss 24-28 ..... ' ... 424
12 .............. 32174.41289 .431160. 5,12 .............. 423
461.463 36-37 ......... 417108
13 .............. 431160.437187 .444. 6,4 .......... ' .... 41497
461 254 .485323 7 ............... 418 113
14 .............. 3867.461.472289_ 7,14 .............. 413 92
485 322 15-16 .. ' ...... 28445ó.41392
16 .............. 472289 36 .............. 142116
17 .............. 38@.419114 .435.441. 60 .............. 42212'
473294 9 .................. 40)55
19 .............. 419114.461 40 .............. 422128
20-21 ......... 462 10,1 ............... 475
20-23 ......... 546 1-11,18 ........ 475
21 .............. 437 187.455241 .462. 2 ............... 423 131 .476A77 3rn
467277 4 ............... 476
21-23 ......... 466.467277 9-17 ........... 475
22 .............. 461.462.465s 11-14 ......... 476
23 .............. 437187 .462.467277 13 .............. 476
24 .............. 427.443214 15 .............. 476.478
25 .............. 468277 .472289 17 .............. 477
25-26 .......... 467277 19 .............. 477
26 .............. 435 175 .437 187 .455. 19-20 .. "' .... 477303

504
índice de citas: libros bíblicos

20 .............. 477 6 ............... 412 89 .475


22 ·············· 476 8 ............... 423131
28 .............. 475-476.477 19,8 ............... 401 49
30-31 ......... 47'6 10 .............. 4011 49
32 .............. 413 91 20 .............. 418113
34 .............. 477303 21 ·············· 410
34-35 ......... 477303 20,1 ............... 413 92
42 ·············· 39 F 5
1 2 ............... 4015 53
45-47 ......... 476 6 ··············· 40456
11,1 ............... 477 7 ............... 4Q155d
1-3 ...... ······. 476 7-11 ........... 484
2-3 ............. 477 8 ............... 40458
4ss ............. 477 11 .............. 405 58
4-12 ........... 475 15-17 ......... 404
6-8 ............ 476 17 .............. 413
9 ··············· 478 17-18 ········· 412
11-12 ......... 4?7303 17-38 ......... 400s.413.482
12 .............. 477s 18 .............. 416
15 .............. 4773m 18ss ........... 379
16 .............. 42}123 18-19 ......... 413
17-18 ········· 476 18-21 ......... 402.407 66 .412.415
18 .............. 477 18-35 ......... 424
12,24 .............. 418113 20 ... . . . . . . . . . . . 4QI8 S .41493
13 .................. 402 21 .............. 414 93 .415
3 ··············· 484 22 .............. 416104
14-15 ......... 4896 22-23 ......... 413.415 101 .416103
14ss ........... 363 110 22-24 ......... 412
25 .............. 414 94 22-25 ......... 4012.412
47 .............. 400"4 23 ·············· 40761;
14,8-18 ............ 392 24 ... . . . . . . . . . . . 407ii6 .413 .41494.
23 .............. 418.422 41497.415.418.485
26 ...... ····· ... 418.422 25 .............. 40766 .409ss.41493 .
15,5-29 ........... 40355 415s
9 ............... 478 26 .............. 40766.40874.412.475
21 .............. 4896 26-27 ......... 415
25 .............. 424 26-28 ......... 403
36 ·············· 403 26-30 ......... 412
40 .............. 418.422 26-35 ......... 402
16,1 ............... 392 27 .............. 408.41493
1-3 ............. 392 28 .............. 40768
10-17 . . . . . . . . . 4Q456 28-29 ......... 40766
11-12 ......... 40456 28-31 ......... 412
32 ·············· 423131 29 .............. 381.416s
17,22ss ... . . . . . . . . 402 29-30 ......... 416
18,3 ............... 40251 .420120 29-31 ......... 419115

505
índice de citas: libros bíblicos

[Act] 30-31 ......... 401~


16,17-18 ......... 417107
20,30 .............. 417 21 .............. 39216
31 .............. 40766 .415.418
31-35 ......... 412 ICor
32 .............. 412.41493 .418.419114. 1,18 .............. 41811!
422 23 .............. 416101
33 .............. 218 23-24 ......... 418111
33-34 ········· 412 3,10 .............. 3895
33-35 ......... 415 9,1-23 ........... 40251
34 .............. 40766 .416.419s 4,12 .............. 40251
35 .............. 379.412.419.421. 16 .............. 413 91
422127.128 17 .............. 39216.39317
36 .............. 418 111 .422ss 7,10 .............. 42}123
37-38 ......... 411s 12-16 ......... 42}123
38 .............. 415101 14 .............. 47830ó
21,4 ............... 40146.416103 20-24 .. .. .. .. . 47830ó
4-6 ............ 484 25 .............. 421123
5 ............... 422 9,14 .............. 42}123
9 ............... 405 58 24-26 ......... 41494
10-11 .. .. .. .. . 40146.416103 11,1 ............... 485
11 .............. 41610-1 23-25 ......... 484
14 .............. 422 24-25 ......... 484
18-19 ......... 404 15,12 .............. 416101
19 .............. 414 97 51-52 ......... 39724
27 .............. 40()44 16,10-11 ......... 39216
24,17 .............. 41497 13 .............. 401 48
25 .............. 413 92.418 111
27 .............. 41~
2Cor
27,1-28,16 ....... 4014 1,19 .............. 39216.416 101
28,23 .............. 40558 5,1 ............... 39830
30 .............. 41~3 1ss ............. 39724
31 .............. 416101 18 .............. 41497
32,36 .............. 484 6,3ss ............. 414 97
7,5-16 ........... 387
Ro m 8,2 ............... 214)01
1,16 .............. 41811l 9,13 .............. 214201
5,12 .............. 12966 11,4 ............... 4161°1.41711)1;
8,32 .............. 401 47 7-12 ........... 40:251
9,10 .............. 31()143 8 ............... 41497
11,13 .............. 41497 12,13 .............. 4Qi251
12,8 ............... 214201
12 .............. 423132 Gal
15,5-6 ............ 423132 1,6-9 ............. 417107
23-24 ......... 41()1 11-12 ......... 415

506
índice de ·citas: libros bíblicos

16 .............. 415 10-12 "' ....... 4()011


2,2 ....... "' ...... 416101 11 .............. 40766
4 ............... 417 108 12 .............. 40766
4,19 .............. 443213 13 .............. 418111
5,7 ............... 417107 17 .............. 416101
10 .............. 417107 3,2 ............... 39216
12 .............. 417107 4 ............... 4()766
6 ............... 40766
Ef 10 .............. 416101
3,7 ............... 41497 10-11 .. . . . . . . . . 40766
4,2 ........... "' "' 40()42 4,6 ... "' . . . . . . . . . .
40()45
14 .............. 417107 11 .............. 40252
5,5 ............... 475 15 .............. 421123
6 ............... 417 107 15-18 .......... 39724
6,18 .............. 423132 5,3 ....... "' ...... 445217
12 .............. 40766
Flp
1,1 ............... 39216 2Tes
15 .............. 416101 2,1-12 ........... 39724
23 .............. 3972' 3 ............... 23t260 .32F4
2,3 ............... 400~2 3ss ............. 389
9 . .. . . .. . .. . .. . . 463265 .464 7 ............... 231 260
17-18 .......... 485 8 ............... 231 260
19 .............. 392 16 11 .............. 39114
19-22 ........ "' 39317 3,7-9 ............. 40251
19-23 .......... 39216 10-12 .......... 40252
3,12 .............. 414.485320
lTim
17 ·············· 413 91
1,1 ............... 395
Col 2 ............... 39317
1,1 ............... 39216 3 ··············. 410~ 2
23 ...... "' .... "' 416101 3·4 ............. 417 107
25 .............. 41497 5 ............... 475
2,1 . "'."' ......... 416 10 1 6-7 ............. 417107
3,12 .............. 40()42 12 .............. 41497
16 .............. 42}123 19 .............. 417107
4,2 ............ "'. 423132 2,5 ............... 232265
3,9 ............... 475
1Tes 14 .............. 41082
1,5 ............... 400~ 1 4,1 ............... 40?66
6 . "' ............ 413 91 .485 1ss ............. 387.390
2,1 ········ .. ····· 40766 1-3 ............. 389.417 107
8 ............... 40766 13 .............. 389·.41082
9 ............... 40251.4Q!766 5,21 .............. 40()45
10 ·············· 40766 23 .............. 393

507
In dice de citas: libros bíblicos

[lTim] 1-8 ............. 394


3 ............... 417107
6,3 ............... 421123 3-4 ............. 394.4171l 0
3-4 ............. 417 107 5 ............... 40148.41497
20-21 .......... 417 107 6 ............... 41495 .485
21 .............. 387 6ss ............ 390
6-7 ............. 38148.485
2Tim
6-8 ............. 390
1,1 ............... 395 6-10 ........... 392
2 ............... 393 17 7 ............... 414
3 ··············· 475 9 ............... 393
3-4 ............. 394 9-10 ........... 394
4 ............... 393.395 10-16 .......... 394
1,6-2,13 ......... 389 11 .............. 414 97
6-8 ............ 394 13 .............. 410S2
8-16 ........... 390 21 .............. 393.394
13-14 .......... 393 22 .............. 387
2,1 ............... 393
2 ............... 387.394 Tit
4-7 ............ 394 u ............... 395
8 ............... 39'3 5 ............... 387
9 ............... 390 10-11 .......... 417107
11-13 .......... 393 14 .............. 417107
14-4,5 ......... 390 3,9-10 ........... 417107
14 .............. 394 15 .............. 387
15 .............. 394
16 .............. 394 Flm
16-18 .......... 394 22 .................. 410
17-18 .......... 394
22 .............. 475 Heb
22-26 .......... 393 1,1-3 ............. 385
23-24 .......... 394 5,6 ............... 147138
3,1 ............... 417107 7,16 .............. 147
1-4 ............. 41711° 9,14 .............. 474
1-9 ............. 390 11,9-10 ........... 39830
3,1-4,9 ........... 395s 13,14 .............. 39830
3,1-4,10 ......... 389ss
Sant
7 ............... 394
8 ............... 417107 5,11 .............. 275417
9 ............... 394
10 .............. 393 1Pe
10-11 .......... 379 1,18-19 .......... 474
13 .............. 394 2,11 .............. 39830
14 .............. 393 4,5 ............... 39tló
4,1 ............... 390.40()45 5,1-4 ............. 40147

508
índice de citas: libros bíblicos

2Pe 12 .............. 433164.443213


15 .............. 455 242
1 .................. 398 18 .............. 389.469
1 ............... 397 19 .............. 417 108 .469
3-11 ........... 400 22-24 .......... 469
4 ··············· 462 27 .............. 437 187
12 .............. 397.400 28 .............. 433 164 .443 213
12-15 .......... 398ss 3,7 ............... 433 164 .443 213
13 .............. 400 11-18 .......... 451230
13-15 .......... 38148 16 .............. 433 164
14 .............. 399 17-19 .......... 454;238
15 .............. 398ss. 18 .............. 433 164 .443 213
16-18 .......... 39725.399 19 .............. 433164
16-21 .......... 397 22-24 .......... 436~8°
2 .................. 398s 23 .............. 45123°.468 281
1 ............... 417108 24 .............. 43316.¡
2 ............... 3W 4,1-3 ............. 469
3 ............... 397 2 ............... 433164
3-10 ........... 397 4 ............... 433 164 .443 213
10-14 .......... 397 7-12 ........... 451230.455-456242
12 .............. 39·7 10 .............. 456242
18-22 .......... 397 12 .............. 456242
3 .................. 398s 13 .............. 433 164
1-2 ............. 398 15 .............. 469·
2 ............... 397 16 .............. 451 231 .457244 .466276
3-13 ........... 396 20-21 .......... 451230
4 ............... 396.397 5,1 ............... 469
8-10 ........... 397 1-2 ............ 451230
2 ............... 433 164
Un
5-12 ........... 469
1,6 ............... 17964 13 .............. 469'
7 ............... 474 20 .............. 434169.436s.467276.
9 ............... 474 468P9.469
2,1 ............... 433 164 .443213 21 .............. 433 164.443 213
3 ............... 433 164 .436.437 187
3-4 ............. 435 2Jn
4 ............... 436s 5 ................. ' 433 164 .433 166
4-5 ............. 437 187 5-6 ............... 451230
5 ............... 433 164 .435.436. 7-11 .............. 469
437187 10 ............... 417108
6 ............... 437
7 ............... 433 166 3Jn
7-8 ............. 433 5-8 ............... 454238
7-11 ........... 451230 7 .. ' . ' ' . ' ' .. ' ... ' . . 469282
8 ............... 433 164

509
índice de citas: libros bíblicos

13,14 .............. 39'114


Jds
14,1 ............... 474293
9 .................. 141 112 4 ............... 473
18 .................. 389 4-5 ............. 275416
18,23 .............. 39114
Ap 19,13 .............. 364 114
2,20 .............. 39'114 13-15 ·········· 481 31 5
3,3 ············· .. 473 20 .............. 39114
4 ............... 473 20,3 ······· ........ 39114
7 ............... 30730 10 .............. 39'114
7,4 ............... 474298 21,3 ............... 43 8189
12,9 ............... 39Il4 22,20 ... . . . . . . . . . . . 39724

II. LITERATURA APóCRIFA

Apocalipsis de Moisés 38,3 ............... 138


4 ········ ....... 138
32,4 ............... 375-376 41J ............... 138
35,2 ............... 375-376 3-4 ............. 140~05
36,1 ............... 375-376 43-46 .............. 133s.422
37,2 ............... 375-376 43,1 ............... 138
2Bar.
2 ............... 135s
43,2-44,2 ......... 403
13,3 ............... 135 3 ............... 59.135.138
14,2 ............... 1~ 05 44-46 .............. 4013
15,5 ............... 138100 44,1 ............... 5723 .13489
17,4 ............... 138 100 1-2 ············· 137
18,1 ............... 138 100 1-7 ............. 140
21,8 ............... 3378 2 . . .• . . . . . . . . . . . 62..13489.13 5.3 82~
11 .............. 139105 3 ............... 138
25,1 ............... 135 3ss ............. 4013
25,1-29,2 ......... 389 3-15 ........... 137
31 .................. 133 7 ............... 138.140.37837
31-34 ·············· 133 7-15 ........... 140
31,3 ............... 7(JI8 8ss ............. 140.486
32,2-4 ............. 133 8-15 ........... 140
4-6 ············· 140 13-15 .......... 196135
6 ............... 133 14 .............. 7079 .138.42Il22
7-8 ............. 133 45,1-2 ............. 40'3
9 ······· ........ 133 2 ··············· 138
33,3 ............... 133 46 .................. 13799
34 .................. 133.135 1-3 ............. 13799
35,1-47,1 ......... 13384 3 ............... 138
36-46 .............. ]3384 4 ............... 138

510
índice de citas: literatura apócrifa

4-6 ............. 13799 9,4 ............... 35479J56


5 ............... 13799 .138 12,3 ............... 707R.345
7 ............... 133 84 .135s 15,1 ............... 7fYJ8
47,1 ............... 135 25,3 ............... 188 96
2 ............... 135 27,3 ............... 345
48 .................. 430.461 255 33,3-4 ............. 153 183
1-10 ........... 46¡255 38-42 .............. 11934
1-24 ........... 46F55 39,12 .............. 35788
12ss ........... 422 42,1-2 ............. 7(J19
22-47 .......... 138 48,1 ............... 7079
24 .............. 138 49,1 ............... 7fYJ9
38 .............. 140105 3 ............... 7079
40 .............. 140105 54,7ss ............. 11417
43 .............. 140105 55,1-2 ............. 11417
51,3 ............... 138 60 .................. 114ll
4 ............... 138 61,11 .............. 357Bíl
7 ............... 138 65,1-69,25 ........ 11417
54,5 ............... 138100 72-82 .... .. .. .. .. .. 35479
13-14 .......... 138100 77,1 ............... 18896
15 .............. 12,966 81,5-6 ............. 118
56,14 .............. 139 6 ............... 59
70,2ss ............. 389 84,2 ............... 35479
76ss ............... 133 2ss ............. 345
2 ............... 134s 2-6 ............. 35479
2-3 ............. 13692 3 ............... 7079
3 ............... 13694 91 .................. 12}38.39.40
4 ............... 134 91ss ............... 449i224
77,1 ............... 134 91-93 .. .. .. .. .. .. .. 11933
1-26 ........... 403 91-94 .............. 11934
16 .............. 138 100 91-94,5 ........... 119'
78,5 ............... 135 91-107 ............ 11726
82,6 ............... 138102 91,1 ............... 61.121.369.38252,
84,1 ............... 135 416
85,1-3 ............ 129.375 1-2 ............. 66.380
1-3 ............. 1191

Carta de Ari~teas
1-10 .. .. .. . .. .. 11 ps .11831
144ss .............. 255343 3 ............... 7078
158-160 .......... 34019 4 ............... 61.11934.120
5 ............... 11934
Didajé
5-7 ............. 417 110
1-6 ............... 254 5-10 ........... 121
6 ............... 119'.11934
JEnok
6-10 ........... 120
5,8 ............... 7(J19 7-10 ........... 486
6,9 ............... 357 7 ............... 119'

511
índice de citas: literatura apócrifa

[lEnok] 5 ............... 70.119•.372


96,1 ............... 208183
91,8 .............. 11934 3 ............... 208 183
8-10 ........... 19613" 103,1-104,13 ..... 208183
9' " " " " " " " . 121 104,9 .............. 39'114
10 .............. 7079J1726JI934.3s 9-11 ........... 371-372
11 .............. 11934 106-10(7 ........... 11417
11-17 .......... 11726
12 .............. 11934.12241 2Enok
12-17 .......... 117.11831.120.122. Il,p.4 .. . .. .. .. . .. 615°
486 Il,p.5-7 ........ ". 148152
13 .............. 11934 II,p.6 .............. 61
14 .............. 11934.12241 III,p. 7 .. .. .. . .. .. . 148146
16 .............. 12241 IX,p.23 ........... 148147
17 .............. 11934 IX,p.23-25 ...... 148148
18 .............. 61.119.12037 X,p.27 ............ 59.65.148 149
18-19 .......... 11726.11F31J1935. X,p.27-29 ........ 148150
120 XII-XIII,p.37-39 65
19 .............. 61.12037 XIII ............... 149154
92 .................. 11831 XIII,p.37-38 .... 148145
1 ............... 70.118.119.372 XIII,p.37-41 ..... 148153
1-2 ............. 11726 XIII,p.38 ........ 61
2-5 ............. 121 XIII,p.40 ........ 61
3 ............... 11934 XIII,p.44 ........ 61
3-5 ............. 11726 XIII,p.45 ........ 80.421124
92,5-93,4 ......... 11726 XIII,p.47 ........ 42tl24
93,1-2 ............. 66 XIII,p.48 ........ 61
1-10 ........... 118 31 .120 XIII,p.50 ........ 61
2 ............... 65.119 34 .384 XIII,p.51 .. .. .. .. 37837
3 ............... 118.11934 XIII,p.54 ........ 61
3-10 ........... 117.122 XIII,p.54-55 ..... 375
4 ............... 11934 XIII,p.55 ........ 59.66.6977.1481st.
5 ............... 11934 368.382
6 ............... 11934 XIV-XVII ...... 148-149
8 " .. " ....... " 11935 XIV .............. 149
9-10 ........... 11726 XIV,p.55-57 .... 5725
10 .............. 11934.35 XV,p.56 ......... 6150
11-14 .......... 117 XV,p.57 .......... 149159
93,11-94,2 " ..... 1172'í XV,p.57-61 ..... 150163
94,1 .. .. .. .. .. .. . .. 61.11964 .12037 XV,p.58 ......... 61
1-4 ............. 12037 XV,p.61 ......... 42tl22
1-5 ............. 120' XVI,p.61 ......... 149155.150165
2 ............... 120B7 37416
3 "" ........... 11964 XVII,p.61-65 ... 150
4 ............... 119a~ XVII,p.62 ....... 61

512
índice de citas: literatura apócrifa

XVII,po63 00 ooooo 149 159 .486 26 000 ........... 11418


XVII,po65 00 ooooo 150167037837 26-28 oooo.. ooo. 1140417 110
XVIII,po65 oo.. . . 149154 27 Ooo o. o..... ooo 38355
XXIII 0000 ........ 147 34 ooo. 00 o00. o... 113.1 ws
35 oo•ooooooooooo 114
Epístola de Bernabé
38 OOOoo••••••Ooo 59
18-21 ooo ... o. o.. ooo 254 39 000 ..... oooo. o 11418
8,10 oooooo•oooo••• 114
4Esdras
10 •ooooooooooooo oOoo 114
4,44-5,13 000 oooool 389 1 ooooOooooooooOo 114
7,27-28 oo. o. ooo.. 44()217 1-15 oOoooOOOOOo 11417
8,63-9,6 ooooo. o. o 389 14-16 oooooooOOO 11520
12,41-45ss o•o·•·o 449224 15 ooo oo• .. oo00 .. 62.114
14,9 ooo. o.. o. o. oooo 139104 12,19 ooo. oo. o. o. ooo 34543
13 oooo 0° 000 oooo o 139.1°4449224 16,5 OOoo o00 o...... o 11519
18-20 00 00 o000 oo 139104 17,15-18 Oooooooo •o 268393
19 oooooooooooooo 368 19,3-5 oooooo. oooooo 268393
23 oooo oOO ooo 00 oo 139104 8 oooooooo.. ooooo 268393
24-26 oooooooooo 139104 20 oooooooooooooooooo 64
26 oooooooooooooo 368 1 000000000000000 57.110
27 000 oooo00 oo. oo 139104 1-10 oooo 00 oo. 00 65
29-35 00 oooooooo 139~1» 2 oooooooo.oooooo 109s
45-46 oooooOOOOO 368 3 oooooo. oooooooo 6561.109
49 ooo ooooo oo000 o 139104 7 000000 oooooooo o 61.109
12-13 Ooo.. o. ooo 6561
H istorta de AJ:¡iqar 21,1 oooo ooooo.. o... 57.59.109so382
1,9 oooooooooo o00 oo 10083 2 oooooooooooo••• 109
15 ooo ooooooooooo 10()63 3 ooooooooo•ooooo 109
13 oooo 00 .. o. oooo 1008; 4 ooooooooooooooo 109
2,10 oO•oooo•oooooo 10080 5 OOOOOOOOOOOoOOO 61
3,1 ooooo.. ooo. oooo 100~3 5-15 ooo .... oo00 109
7,8 oooooo.. ooooooo 101 8 ~ 5-25 0000 ooooooo 110
26 oooooOOoOOOOOO 10184 10 000 oo... o.. oo. 11520
27 ooooo•oooooooo 10184 12ss oooooo. . . . . 194123
8,1ss o• ooo. ooo. ooo 10184 12-15 Oooooo00. o 11011
15 0000000000000. 61
Jubileos 17 oooooo. ooooooo 61
1,27 000 o000 ooo00 .. 107 21 oooooooooooooo 61
2,9 OoooooooooOOOOO 107 22-24 Oo. o•OoOOO 1084
3,31 Oo• oo. oo... o. o 107 23 oooooooooooooo 109
6,17 00 OooOOOOOO 107 25 OOOOoOooooooo• 61.109
34-35 ooooooooooo 107 22.,7-9 oooo. 00 oooooo 109
1

7,20 ooo o. o. ooo. ooo 59.113 10 oooooooooooooo 110


201-39 Oo. oo.. o.. 11417 10-15 O• o0000000 109
20-25 00 oo.... oo 11417 10-30 o• ..... ' .. 110

513
Cortes 33
índice de citas: literatura apócrifa

[Jubileos] 17 .............. 112


18 .............. 57.112
22,11 .............. 61 18ss ............ 65
16 ········· ..... 109 20 .............. 61
17 .............. 109 20-26 ......... 112.32487
18 .............. 109 25 .............. 1098
21-22 .......... 109s 36,1 ............... 57.61.111.382
24 .............. 109s 2 ............... 1111 5
27 .............. 109 3 ............... 59.61.11&
28 .............. 61 4 ............... 61.110s.32487
28-30 .......... 109• 5 ............... 59.110
23,1 ............... 62.109 5-1 ............. 11114.365
7-8 ············· 1084 6 ............... 61.111
9 ............... 109' 7 ............... 111
9-10 ........... 109 7-9 ............. 32487
11-16 .......... 109s 7-10 ........... 65
17-25 .......... 109.11()12 8 ............... 111
19 .............. 109 8-ll ........... 110
26 .............. 109 15 .............. 61JU14
26-31 ......... 109-11012 15-17 .......... 80.111
25,12 .............. 1099 17 .............. 59.110.11114
26,28ss .. . .. .. .. .. 113 17-18 .......... 11114
34 .............. 113 20 .............. 110
27,9 ............... 57 37,1ss ............. 200150
30,18 .............. 192114 1-13 .. . .. .. .. .. 200150
18-23 .......... 192 1-38,14 ........ 199'
23 .............. 1921H 4 ............... 65
31,13-17 .......... 192112 4-13 ........... 32487
33,1-9 ............. 17!39 8 ............... 2()0150
1-20 ........... 17P9 13 .............. 65
2 ............... 17!39 17-18 .......... 32487
2-5 ............ 17!39 41,2 ............... 205
3 ............... 17139 6-7 ............. 201152
3ss ............. 174 7 ............... 205
4-5 ............ 17!39 9 ............... 202 156
34,1-3 ............. 20(}147 12 .............. 201
1-9 ............. 199 14-15 .......... 20315"
8 ............... 200 20 .............. 202155
35,1 ............... 57.59.1098.112 45,15 .............. 62
2 ............... 59.1098 46,6-9 ............ 284
4 ............... 1093 8-10 ........... 283
6 ............... 112.383 50,9 ............... 34544
8-10 ........... 1084 90,10 .............. 110
10-12 .......... 112
15 .............. 112

514
Índice de citas: literatura apócrifa

Libro de Adán y Eva T. Adán


114-116 ........... 16()207 1317 ··············· 161212
1330,4 ............ 3835ó
Ps. Filón (Ant. Bibl.) 4-9 .......... 159207
XIX,7 ............ 84 1350,12-14 ······ 161 211
XIX,8-9 .......... 423130.430.461255 1354-1359 ....... 16}212
XXIII-XXIV ... 82
XXIII,1 ......... 81 s.8429 .367.381 46
T. Isaac
XXIII,1-2 ....... 82 12v (texto capto) 6Q43.7Q79
XXIII,2 ......... 82.367.38146 }4r (t.c.) ......... 6Q43
XXIII,2-12 ...... 82 14v (t.c.) ......... 6043
XXIII,4 ......... 8225 .381 4ó 15r (t.c.) ......... 6()43
XXIII,5 ......... 8225 15v (t.c.) ......... 615°
XXIII,8 .. . . . . . . . .8225 24v (t.c.) ......... 6()43
XXIII,9 . . . . . . . . . 8225 327 .. ····· ......... 156.3673.381 47 .38252
XXIII,10 ........ 82.367 328 ................ 155192 .382.41290
XXIII,ll ........ 8225.367 329 ................ 155.157
XXIV,1 .......... 82.367.38146 330 ................ 155.369-370.373 13
XXIV,2 .......... 8225 330-332 .......... 156
XXIV,3 .......... 82.8429 .98.367. 332 ................ 155.381 47
423130.430,155.461255 332-333 .......... 157
XXIV,4 .......... 83.8429.417 110 333 ................ 155
XXIV,4-5 ....... 83 334 ................ 156
XXIV,S .......... 8228.8429 334-335 .......... 154ss.48?2
XXIV,6 .. . . . . . . . . 8225 334-336 .......... 37313
XXX,7 ........... 8640 335 ................ 155.157.41290
XXXII,1-18 ..... 85 335-336 .......... 156s
XXXIII,1 ....... 86.87 41 .38146 336 ................ 157.32692 .4211 22
XXXIII,1-6 ..... 85s
XXXIII,2 . .. . . . . . 3 83
T. Jacob
XXXIII,2-5 ..... 86.487 178a (t.c.) ...... 6Q43.7079
XXXIII,5 ....... 375 181a (t.c.) ...... 6()43
XXXIII,6 ........ 41290 188a (t.c.) ...... 7rfl9
188b (t.c.) ...... 6J50
Salmos de Salomón 189a (t.c.) ...... 6JSO
5,21 .............. 34544 76 .................. 152s.38252
17,1 ............... 34544 78 ·················· 37938
47 .............. 34541 78-79 .............. 152:
79-80 .............. 153.38147
T. Abrahán 80 .................. 38252
III ................. 310 81 .................. 3673
XIV .............. 375 82 .................. 154.38147
82-83 .............. 153
83 .................. 154

515
índice de citas: literatura apócrifa

[T. Jacob] 3 ............... 124.125 59


4 ............... 124
84 .................. 154 5 ............... 124
84-85 .............. 41290 6 ............... 124
86 .................. 3673 7 ............... 124.125 59
87 .................. I53s.326 92 .379 3S 9 ............... 124
87-88 .............. 421122 10 .............. 124
87-89 .............. 37313 11 .............. 124
88 .................. 154 12 .............. 124
33,2-9 ............. 124.129.276424.37837.
T. Job
486
1,1-4 ............ 126 38,3 ............... 12761
2 ............... 57.123.127 40,3 ............... 12558
4 ............... 60.6977 7 ............... 12761
5 ............... 37837 41,4-5 ............. 125
5-6 ............. 126 42 .................. 127
3,1 ............... 12456 42,5-43,1 ......... 373-374
7 ............... 124 15 .............. 12762
4,1 ............... 12456 43 .................. 127
4-8 ............. 124$6 7 ............... 125
9 ............... 12456 11 .............. 125
10-ll .. . .. .. .. . 12456 44,1 ............... 127
5,2 ............... 12456 2 ............... 12559
9,3-8 ............ 12559 4 ............... 1255"
10,1-4 .. .. . .. .. .. .. 12559 45,1 ............... 60.128
6-7 ............. 12559 1-2 ............. 126.326 92
11,1-12 ........... 12559 1-3 ............ 128
12,1 ............... 125 5 ~ 2 ............... 12559 .126.42]122
14,14 .............. 12557 3 ............... 126
20 .............. 12557 4 ............... 60fl8.127.443213
15,1ss ............. 12559 45,4-53 ........... 127
16,1 ............... 12456 46-53 .............. 128
3 ............... 12559 47,4 ............... 6()48
17,3 ............... 12559 5-6 ............. 127
18,5ss ............. 124$6 10 .............. 6()48.443213
5-8 ............. 12456 52,1 ............... 128
6-7 ............. 128.276424,37837 11-12 .......... 127
6-8 ............. 12456 53 .................. 41290
20,5 ............... 124 2-3 ............ 12559
25,4-5 ............. 12559 5-7 ............. 127
26,3 ............... 1245'; 7 ............... 123
27,1-5 ............. 12456
7 ............... 126.377.378 37 T. Moisés (Asunción de Moisés)
30,5 ............... 1255~ 1,6-7 ............. 146
32,2 ............... 124.12559 10-11 .......... 145

516
índice de citas: literatura apócrifa

12 .............. 144 2 ............... 195.380


12-13 .......... 145 3 ............... 6()17.443213
12-2,1 ......... 144 3-4 ............. 38252
13-14 .......... 145 4 ............... 17966
14 .............. 144s 5 .. .. .. .. .. .. .. . 58 .1 79 .18067.253337
15 .............. 62.142.146.38:'." 5-10 ........... 175
15-18 .......... 368 6 ............... 175.177s.l8F4.197.
16-18 .......... 145133 367.377
16ss ............ 4872 6ss ............. 170.173.175
17 .............. 144 6-8 ............. 193 115
2,1 ............... 144 6-10 ........... 170.171 40 .172.177
1-10 ........... 144 7 ............... 1"1!37.372
13 .............. 144 7-8 ............. 183 78
3,10-13 .......... 146 10 .............. 17346
11 .............. 142116 2,1 ............... 6047 .172
13 .............. 142 1-2 ............. 172
4,2 ............... 34543 1-3,6 ........... 177
5-6 ............... 143 1-3,8 ........... 179
5,2 ............... 143123 2 ............... 177
6,6 ............... 143 2-3,9 .......... 173
9 ............... 143 3-9 ............ 172
7,1ss ............. 145 8 ............... 178
9 .................. 143 9 ............... 173.175.178.31969
7 ............... 143 3 .................. 172
10,1-10 ........... 35167 1 ............... 1724l
11 .............. 145 3 .. .. .. .. .. .. .. . 172.17862
10,13-12,4ss ..... 144 3-6 ............. 172
10,14 .............. 62.142.146.38252 4 ............... 172
15 .............. 145 7 ............... 17241
11,1-2 ............ 41290 8 ............... 173.178
11,1-12,1 ......... 145 8ss ............. 37734
11,11 .............. 144 9 ............... 60"7.1 73.178
11ss ............ 373 9ss ............. 175
17 .............. 422128 3,9-4,4 ........... 172
19 .............. 144 3,9-4,5 ........... 1701.174
12,3-6 ............. 144 3,10Ss ............ 178
4-6 ............ 144 11ss ............ 174
10-11 .......... 145 12 .............. 171.206171
13 .............. 144 13 .............. 171.17346
15 .............. 174.2.13197 .322
Testamentos de los Doce Patriarcas
4,1-6,4 ........... 174
4,2 ............... 175
T. Rub.
4 ............... 171.372
1,1 ............... 58.180~7 .366.383 56 5 ............... 58:60.174.18067
1-2 ............. 179' 6 ............... 17245.173ss.178.

517
índice de citas: literatura apócrifa

[Testamentos de los Doce Patriarcas] 7 ............... 181ss.228252.229256.


23(YS6
[T. Rub.]
8 ............... 183 78 .228252.229256
4,6 ............... 18690.319.320 8-13 ........... 18172
4,6ss ............. 174 11-12 .......... 193115
4,6-6,4 .. . . . . . . . . 174s 12 .............. 18378.18381
4,7 ............... 175 13 .............. 60"7.181s.189 103
9 ········ ....... 258354 14 .. . . . . . . . . . . . . 18171.72.189 103
10 ······ ........ 17556 3 .................. 181s
5,1 ............... 60.18067 1 ............... 6()147
1-3 ............. 174 1ss ............. 378
2 ··············· 174 1-6 ............. 189
3 ............... 174.213197 2-3 ............. 18381
5 .. . . .. . .. .. .. . . 601.18Q.67 4-5 ............. 189
6,1 ............... 249a24 5 ............... 18381
3 ............... 175 4 .................. 182
4-5 ············· 185 1 ............... 182s
5-6 ............. 179 1-2 ............. 183
5-7 ............. 175s 2 ............... 18275 .183
5-8 ............. 176.178 3-4 ............. 183
7 ............... 17761 4 ............... 18275 .274414
8 ............... 175s 5 ............... 60.11216.18275 .183.
9 ............... 176.178s.230258 • 18484.18486 .190106.
287461 .324·87 275418.276
10-12 .......... 175s.l78 5ss ............. 274
11 .............. 177 5-9 ······ ....... 189
11-12 ········· 178 6 . . . . . . . . . . . . . . . 18275.183
12 .............. 177s 7 ............... 60.183.18484.189.
7,1 ............... 58.180 1901106
2 ............... 62.181 7-9 ............ 183
8 ............... 171.183
T. Sim.
8-9 ............ 183
1,1 ............... 189.38356 5,1 ............... 183s..186
2 ............... 16828 .189 1-3 ............. 189102
2 .................. 181 2 . . . . . . . . . . . . . . . 60.18381.184.186.
1 .. . .. .. .. . .. . .. 60"7 .189101.253337 190~06
1-2 ............. 181 3 ............... 17450J86
1-4 ............. 18F2 3-4 ............. 184
3-4 ............. 181 5,3-6,1 .......... 184.186
4 ............... 18F3 5,4 . . . . . . . . . . . . . . .
184.282450
5 ............... 18F3 4-6 ............. 184.189
6 . .. .. .. .. . . .. . . 181.244304 5 ............... 19'1111
6ss ............. 377 6,1 ............... 184.18691J90.369.
6-7 .. .. .. .. . .. .. 189103.228252 408 74
6-14 ........... 181.183 1-2 ············· 189

518
índice de citas: literatura apócrifa

2 ............... 184.186s.l8897 .189 4,2ss .. .. .. .. .. .. 9Z1V61


3 ............... 18793 3 .... · ......... · Lm06l
3-6 ............. 26()362 4 ............... 198140
3-7 ............. 186s.l90 5 ............... 6977 .1941 26 .198140
4 ............... 18793 6 ............... 198140
5 ········ ....... 18794 .188% 5,1 ............... 174.193.213197
5-7 ············· 187 1ss ............. 231
6 ··············· 187.188% 2 ............... 190107 .231260
7 ............... 187s.26()362 2-3 ............. I90s
7,1 .. .. .. .. .. .. . .. 6()117 .188.189102.190. 3 ............... 191.192.1931l5.231.
234275 .443 213 233
1s .............. 184 3-4 ............. 190
1-3 ............. 188 5 ............... 231.233
2 ............... 188.190 6 ............... 231ss
3 ............... 58.188s.23?281 6-7 ............. 376
8,1 ............... 58.62.11216J88s.l90 7 ............... 231.233
2 ............... 188.190 6,2 ............... 190.192115
2s .............. 283s 3 ............... 190s.l9r.2.11 5
2-4 ............ 18QP8 3ss ............. 190.192115
3 ............... 284 3-7 ............. 193115
3-4 ............. 18-8100 6,3-7,3 .......... 190107
4 ............... 267 6,6-7 ............ 192.196
9 .................. 18()6g 7 ............... 193115
8ss ............. 192.193 115
T. Leví 8,1 ............... 192112
1-13 .............. 196 lss .. . .. .. .. .. .. 19()107
1,1 ............... 168.366.198 1-3 ............ 192
2 ............... 57.168s:.38()44.38356 4ss ............. 192
2-3 ............... 19 3
1 16ss ............ 191
2-8 ............... 197 18 .............. 192112
2,1-2 ............. 190s 9 .................. 194.197
2 ............... 190 9-13 .............. 195
3 ............... 190.198140.141 9,1ss ............ 190107.195
3ss ............. 190107 2 ............... 192112
3-5,lss ........ 193 6 ............... 192112
5 ............... 193 12 .............. 17658
5-6 ............ 193 14 .............. 194
6 ............... 174.213197 10 .................. 194
6-5,1ss ........ 231 1 ............... 58.17658 .194.195.
10 .............. 18589.194126 199143
11 .............. 18589 1-5 ............. 2061
12 .............. 18589 2 ............... 194.41289
3,1-3 ............. 194 2-4 ............ 417 110
3 ............... 191111 3 ............... 255344
5 ............... 376 5 ............... 194122.206173.26!367

519
1ndice de citas: literatura apócrifa

[Testamentos de los Doce Patriarcas] 2 ............... 197137 .198140


2ss ............. 198
[T. Leví]
2-3 ............. 197137
11-12 .............. 195.197 3 ............... 197137
11,1 ............... 19'4 6s .............. 198
5-6 ............. 190107 6ss ............. 197137
12,5 ............... 190107 7 ········ ....... 198
6 ............... 60.195.199143 10 .............. 197
13 .................. 194s.l96132 .197. 10-11 .......... 235
288 466 10-14 .......... 197137
1 .. . . . .. . .. . .. . . 58 .60.19'4126 .199143 12 .............. 18896
1-2 ............. 195.198140 14 .............. 197
1ss ............. 486 19,1 ............... 60.198139.199143
2 ··············· 69~7 1-3 ............ 197.199.230258.367
4 ............... 194126 .195131 2 ............... 198 139
5 .. . . . .. . .. . .. . . 60.199143 3 ............... 198 139
9 ............... 6975 4 ............... 58.62.199
14 ................. 194.195ss.288 466 5 ............... 199.284456
14-15 .............. 196
14-16 .............. 197 T. Jud.
14,1 ............... 60~7.218219.26!367_ 1 .................. 206176
282450 1 ............... 211.38356
14,1-16,5 ......... 417110 2 ............... 21l.38044
14,2 ............... 195131 .41289 3 ............... 209.21()1
14,2-18,lss ....... 190101 4 ............... 204.206.209.210
14,4 ............... 194126.217.26!369 4-6 ............. 206
4ss ............. 195131 4ss ............. 204.207176
6 ··············· 217 4-12,12 ........ 203
14,7 ............... 217 6 ............... 20í7176
16 .................. 196134 2,1 ............... 200176 .209
16,1 ............... 19'6.218219 1ss ............. 210
2 ............... 25534<1 1-7 ............. 206
3 ............... 196134 2,2-12,12 ....... 209'
5 ............... 196134 3 ............... 209186
17 .................. 19'6 3-7 ............... 199145.200.210
17-18 .............. 197 3-9 ............... 199.201.209
17,1-18,1 ········· 41']110 3,1 ............... 200J47
17.1 ............... 196 2 ............... 209186
1-9 ............. 196 2-4 ............. 199145
2 ............... 19'6135 7-8 ············. 200
2-8 ............. 196135 9-10 ........... 200
8-9 ............. 19@35 4,1 ............... 200
10-11 ......... 19'6 2 ............... 2001
18 .................. 19'8: 3 ............... 209186
1ss .............. 196 5,2 ............... 200

520
índice de citas: lite;atura apócrifa

7 ooooooooooooooo 209186 13-15 oOO o. o.. o..... 203


6,3 OOOOOOOooOo 0000 200 13,1 o........ o..... 5806()147 .176580211193
5 oo000000 ooo 00 oo 20918ó 1-3 00 o.......... 2030205
7,1 ooooooooooooooo 199145 2 oo••··········· 205
lo 7 oooooooooooo 199145 2-3 o• ... o....... 185 89 0206.17 1
2 ooooooooooooooo 199145 13,2-17,1 ......... 210188
3 ooooooooooooooo 2000209186 3 o. o.... oooo.. o. 20'4so210
5 ooooooooooooooo 200 3ss 00 o. o..... o.. 2091s5
7 Ooooooo ooooooo o 209 186 3-8 00 o....... o. o 193 115
9 ooooooooooooooo 200 4 oooo••••••••••o 204
lOs 000 oooooo00 oo 200 4ss .o... o.. o. oo. 205 0207
8,1-2 ooo oooooooooo 210189 4-5 oo......... o. 210188.189
1-3 ooooooooooooo 210 4-7 oooooooo••••• 1724"
2 ooooooooooooooo 20140210189 4-8 oo•·········· 204
9 00000 ooooooooooooo 200150 0201.210 5 000000000000000 204
1 ooooooooooooooo 20()150 5-6 o o ••••••••••• 17243
2 ooooooooooooooo 200150 6 o.. oo00 .. o..... 206.210189
8 ooooooooooooooo 201.203158 7 ....... o.. o. o.. 211 193
10-11 000 o00 o00 o00 oo 201.210 7-8 000 ooooo OoOoo 204
10,1ss 00 ooooooooooo 195 8 . ooooo........ o 258 354
2-6 ooooooooooooo 201151 14 o. ooooooooo ... o•oo 204
3 OooOOoOoooooooo 205 1 ooo............ 6002040205 1660211' 93
5 ooooooooooooooo 201152 1SS o....... o. . . . 203 02014
6 OOooooOoooooooo 201 152 0205 1-3 oo...... o. o.. 17244
11,1 ooooooooooooooo 210189.258354 1-8 Ooooooooooooo 21Q188
1s OOoooOOooooO'o 202 2 oooooooooOoo••• 210
2 oo00 o00 ooooooo o 210J89 3 ooo.. o.. . . . . . . . 2040205 166
3-5 ooooooooooooo 201 !52 4 oooo... o.. o.. o. 600211193
12 oooooooooooooooooo 176ó11 0201.203o271 404 5 . o......... o. o. 173460201302014.205166
1 OOOOOOOOoOOoooo 271 404 5s o........ o.... 20140210189
1-17,1 000000000 37835 6 o...... o..... o. 211193
3 ooooooooooooooo 171.173 46 o20Q.203o 7 o......... o. o. . 6002014 0211193
20140210189 8 oo. o... o. o.. o.. 172.2040205166
3-4 00 ooooooooooo 17244 15 . ooo.......... o... 203
4 ooooooooooooooo 201.203160 1 oooo••••o•o•··· 203
4-5 00 ooooooooooo 20'1 3-4 00. ·········· 17244
5 OoooooOOooooooo 201 4 ooooooooooooooo 203
6 Oooooooooooooooo 2()120205168 5 Ooooooooooooooo 1740213197
6-8 ooooooooooooo 202155 16 oooo. ·····••o····. 204
7-8 ooooooooooooo 202155 1 .. o......... o.. 60.1720210188 0210 190 .
8 ooooooooooooOOo 2020203 211193
9 oooooooooooOOoo 203157 lss o· ..... o.. o.. 203
10 ooo ooooo00 ooo o 173 46 02030204 1-5 ooo•o•······· 21Qi188
11-12 000 ... o... 203 2 o..... 00 00 .. o.. 250324
13 o. ooo. o. o. o. oooooo 205169 0209 3 o.... o. o....... 211 193 0250

521
índice de citas: literatura apócrifa

[Testamentos de los Doce Patriarcas] 1-22,3 ......... 207


5 ............... 207
[T. Jud.]
6 ............... 2m
16,4 .............. 202155 .204.205. 6-9 ............. 234
2()9185 .21 ()189 .211193 7-9 ............. 207.209 184
17 . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2015169.206176 22,1s .............. W7179
1 ............... 58.60.17244.17653. 1-3 ............. 207
205 .209'.21 0188 . 22,1-23,4 ......... 417110
21 ()189 .211193 2 ............... 261
1-2 ............. 205 23 .................. 207179
2 ··············· 205 1 .. .. .. .. .. .. .. . 60.207.211 193
2-3 ............. 206.211 1ss .. .. .. .. .. .. . 2()18180 .26Q362
2ss ............. 205 1-5 ............ 206.207.211
2-25,5 ......... 2fl) 5 ............... 208
3 ··············· '][)7176 24 .................. 208
3-6 ............. 2016.2()18180 1-3 ............. 208
5 ............... 207176 1ss ............. 211
18 .................. 207179 5 :.............. 208181
1 ............... 206.207.2081 80. 5s .............. 208
282450 25 .................. 208
1ss ............. 23~73 1 .. .. . .. .. .. .. .. 208 .226246
2 ............... 60.205.206172.211 193 1ss ............. 26()362
2-6 ······ ....... 210183 1-2 ............. 18793 .208
18,2-19,4 ......... 207.210188 1-3 ............. 226246
18,2-20,5 ......... 207 1-5 ............. 18793 211
18,2-21,1ss ...... 209185 2 ............... 208
18,3 ............... 206.211.258354.32692 3 ............... 187.18896 .208.226246
3-4 ............. 206 3-4 ............. 208
3-5 ............. 205.206172 3ss ............. 208
4 ............... 171.206171 4 ............... 208-209183
5 ............... 206 4-5 ............. 18793
6 ............... 206 5 ............... 208
19,1 .............. 60.211193 26,1 ............... 60.209.211193 .2302~ 3
1ss ............. 37835 2ss ............. 211
2 .. .. . .. .. . .. .. . 17244 .19·3115 .21 0189 . 3 ............... 2()918~
37213 3-4 ............. 211191
4 ............... 207 4 ............... 58.62.211193
20 .................. 207.210 190
1 ............... 60.211193.256 T. Isa.
1-3 ............. 172 1-2 ............... 212196 .213
1-5 ............. 21()190 1,1 ............... 57.6047.7078.211.
21,1 ........ :.. .... 6()47.18589 2152t17 .220.253 337
1ss ............. 21()190 1,2-2,5 .......... 212
1-4 ............. 207 1,6 ............... 213198
1-6 ............. 233270 7 ............... 212.

522
índice de citas: literatura apócrifa

14 .............. 212 196 .213 2 ............... 217.218


2 .................. 212. 3 ............... 22()228.237281 .261366
2,1 ............... 212s 3-4 ............. 218
1-3 ............. 212 7,1 ............... 218
2 ............... 212 1-4 ............ 214202 .218s
4 ............... 212.2131 98 1-5 ............. 218
4-5 ............. 212 1-6 ............. 214202
5 ··············· 216 1-7 .. . . . . . .. . . . . 218.23Q258
3 .................. 213s 2 ............... 219 223 .278
1 ............... 60.213s.. 220 22 9 5-6 ............. 219
2 ............... 213s 5-7 ............. 220
3 ............... 215 7 ............... 60.185.219s.277r 0
3-4 ............. 214202 7-8 ............. 219
3-5 .............. 218 8 ............... 62.220
4 ............... 185.214202 8s .............. 218
5 ............... 215.219223
6 ............... 213 T. Zab.
7 ··············· 185.213.214 201 1,1 ............... 366
8 ............... 213s.220 2 ............... 253337
4 .................. 214ss 1,2-2,9 .......... 224240
1 ............... 601'17 .215.220229 . 4ss ............. 265
229256.265 5 ............... 223
lss ............. 259359 5ss ............. 223
4,1-5,1 .......... 185 1,5-2,9 ........... 222
2 ............... 214204 1,5-4,1ss ........ 221
2ss ............. 265 1,5-4,13 ......... 223
2-6 ............. 215. 1,6-7 ... ······ .... 221
4 ............... 215 2,2 ............... 223
5 ··············· 215 2-3 ............. 221
6 ............... 215 4-5 ·'· .......... 221
5 .................. 215s 8 ............... 222
1 ............... 60.215s.220229 9 ............... 222
1-6 ............. 216 3 .................. 222
2 ............... 220.32692 .42Jl 22 1 ............... 60~ 7 .223
3-4 ............. 213 1SS . . . .. . .. . . . .. 222.487
5-6 ············· 216 2 ............... 222
6 ............... 216 3 ............... 223235
7 ............... 216 4 .................. 221
7-8 ............ 216 1 ............... 222
5,7-6,1 .......... 185 1ss ............. 222
8 . . .. ... . . .. .. . . 18486.217214 1-13 ... . . . .. .. . 224240
6,1 ............... 60.207180 .217 218. 2 . . . . . . . . .. .. .. . 221.224240
220229.25 5344 4 ............... 223235
1-2 ............. 218.417110 5 ............... 221
1-4 ............. 217s.220 6 ............... 222

523
índice de citas: literatura apócrifa

[Testamentos de los Doce Patriarcas] 2-3 ............. 260


4 .. .. .. .. .. .. .. . 21 7 .226.26()364
[T. Zab.]
5 ............... 217 .26j367
4,7 ............... 221 5-6 ............. 417 110
8 ··············· 221 5ss ............. 226.260w
11 ·········· .... 273 5-9 ............. 221
13 .............. 222.224 9,5-10,3 ......... 225
5,1 ............... 60.221.224 240 .227247 6 ............... 225
1-3 ............. 32692 7 ............... 225s
1-4 ............. 221s 8 .. .. . .. .. .. .. .. 188 96 .225
1-5 ············· 222 9 ............... 225.417 110
5,1-8,3 ........... 221 10,1 ............... 60.227246.247
2 ............... 222 1-3 .. .. .. .. .. .. . 221.260362
3 ............... 60.221.224 240 .227247 2 ............... 58 ..18793 .197.222.
4 ............... 221s.224;240 226.227 247
5 ............... 222.224 2s .... . .. .. .. .. . 18793 .226.282
5-6,3 .......... 224240 3 ............... 226~%
6,4 ............... 221 5 ............... 23~sg
4-6 ............. 221.326J2 7 ............... 62.227.284 456
5 ............... 221230
7 .. .. .. . .. .. .. .. 221.224240 T. Dan
8 ............... 224 1,1 ............... 236
7,1 ............... 221 2 ............... 57.227.235s.2J728 1.
lss ............. 25634 6 253337
7,1-8,3 .......... 221.379 3 ............... 227.229256.236
7,1-8,6 .......... 32692 3-4,7 ........... 236
2 ............... 60.221.227 247 4 ............... 60.228.237281 .274414
3 ............... 221.249324 4-5 ............. 227.228 251.228252
4 ............... 221 5 ............... 228
8,1 ............... 60.221.225.226''; 4. 5-9 ............. 228 252
227247 6-8 ............. 228
1-3 ............. 226 7 ............... 228
2 ............... 221 8 ............... 228250
3 ............... 221 9 .. .. .. .. .. .. .. . 227.229256
4 ............... 224 2-4 ............... 227ss
4-5 ............. 221.274 411 2,1 ............... 60.236.237281 .369.
4-6 ............. 224 38356
8,4-9,4ss ........ 224240 2 ............... 60.237281
5 ............... 60.224.227 247 3 .. .. .. .. .. .. .. . 229255 .230~56 .236280
5-6 ............. 458 4 ............... 229256
5-9,2 ........... 287'161 5 .. .. .. .. .. .. .. . 228250 .229 .236280
5-9,4 ........... 221.224s.324s7 3,1 ............... 60.237281
6 ............... 221 4,3 .. .. .. .. .. .. .. . 18589 .249324
9,1-4 ............. 217 3-4 ............. 18589 .236279
2 ............... 260 5 ............... 60.229256.237281•

524
índice de citas: literatura apócrifa

4,5 ............... 249324 11 .............. 237


5 .................. 227.232263 7,1-2 ............ 237
1 ............... 60.229.237 281 2 ............... 62.284456
1·2 ............. 236 3 ............... 23J281
5,1·6,10 ......... 236 7 ............... 250
2 .. .. .. .. .. .. .. . 18589 .229 .23427U
3 ............... 228.236250 T. Neft.
4 ............... 18589 230s.233s. 1,1 ............... 366.242
235 275 .237 2 ............... 380rl4
4-8 ............ 417 110 3-4 ............. 168
4-10 ............ 185 5 .. .. .. .. .. .. .. . 242295.253337
4-13 ........... 233 6-12 ........... 291477
5 ............... 233 269 .234.237 2,1 ............... 238
6 ............... 18589 .217218 .233s. 2-7 ............. 238
26!367 .282450 2,2-3,5 ........... 238.242
6-7 ............. 234 5 ............... 25835 1
6s ............... 232 263 .234 6 ............... 239.25@46
7 ............... 233 7 ............... 25@46
8 ............... 233 269 .234.237 8 ............... 239.293481.294
9 ............... 233 269 .234s.237 8-9 ............. 238
10 .............. 233 269 .234s 9 ............... 60.242295.256346
10-12 .......... 232263 .235 io .............. 238s
10-13 .......... 191 111 .235 3,1 ............... 238.239286 ·287 .242293
12 .............. 235 1ss .............. 256346
13 .............. 233269.235.237 2 .. .. .. .. .. .. .. . 164.242293
6 .................. 227.237 2-5 ............. 238
1 .. .. .. .. .. .. .. . 60.185.230.23 7281. 4 .. .. .. .. .. .. .. . 60.242295
2501 5 ............... 239;!87
1-7 ............. 232263 .237 4 .................. 238
2 ............... 231s.232265.37631 1 ............... 60.218219.242295.296.
2ss ............. 231 255344.261367.282450
2-4 ............. 233 1-2 ............. 417110
2-5 ............. 231 2 ............... 242296
2-6 ............. 233 3 ............... 242296
3 ............... 231s.250 4-5 ............. 242f96
6,3-7,6 ... ; ....... 250 5 ................. 29'1
4 ............... 232 1 ............... 29'1
4·7 ............. 232263 1-5 ............. 291
5 ............... 230s.233 5,1-7,1 ........... 242
6 ............... 231 260 .232s 5,1-8,3 ........... 287461
7 ............... 231260 .233 268 2-3 ............. 291
8 ............... 60.229s.236s 6 ............... 238
9 ............... 232263 .237281 .4872 6-7 ............. 240.291.292479
10 .............. 230.236s 8 ............... 286460.291.292479
10-11 ......... 232263 6 .................. 292

525
índice de citas: literatura apócrifa

[Testamentos de los Doce Patriarcas] 1,5-2,2 ........... 249321


1,5-2,3 ........... 252
[T. Neft.] 6 ............... 243
6,1 ............... 291 6-7 ............. 246
4 ............... 292s 6-9 ............. 244
6 ............... 292 1,6-2,2 ........... 243
7-10 ············ 185 8ss ............. 37836
8 ··············· 292 9 . . . . . . . . . .. . . . . 243 299 .245.246310
8-9 ······ ....... 37213 2 .................. 245s
7,1 ............... 240.291 1 ............... 6047.243 299 .244
7,1-8,1 ........... 238 1-2 ............. 245305.24@10
1ss ............. 240 2 ............... 228 250 .243 299 .244
2 ··············· 240 3 .. . . . . . . . . . . . . . 244300 .245306
2-4 ............. 240 3-4 ............ 245
8,1 ..... ········ .. 60.168 25 .242 4 .. .. . . . . . . . .. .. 245306 .252335
1-2 ............. 292479 5 ............... 244300.245.247.252
2 ............... 5936.185.216.234275 3 .................. 244300 .245s.
241.242295 \ 1 ............... 60.243.245ss.25P 34 .
2-3 ............. 238.241.242 297 369
2ss ............. 238 1s ............... 247
2-10 ··········· 242 1ss .............. 37836
3 ............... 241.26136 9 1-3 ............. 244300 .246
4 ............... 60.219.238 284.239287 . 1-5,8 .......... 244300.245s
241.242295 .277428 1-5,11 ......... 252
4-6 .. . . . . .. . . . . . 23 8s.241 2 ............... 243.246s
4-10 ........... 239287.241292 2-4,7 ........... 252
5 ............... 238284 .241 3 ............... 243 299 .245ss.249
6 ............... 219.238284 .239 287 . 4 .................. 24@12
241.27742JJ 1 . . .. . .. . . . .. . . . 60.243 299 .245.246312 .
7 ............... 239im 25!334
7-10 ........... 219.238s.24ls.256 346 lss ............. 37836
10 .............. 241 4,1-5,2 ........... 243.244300.246.249
9,1 ............... 59.62.242 3 ............... 25@46
3 ............... 59.242 5 ............... 243 299 .249
6 ............... 243 299 .246
T. Gad 6-7 ... . . . . . .. .. . 243.252
1,1 ............... 366 7 ............... 243 299 .246.248 320
1-2 ............. 251 5,1 ............... 243 299 .246312 .248
1-3 ............. 243 1-8 ............. 247
1-5 ............. 244 2 ............... 60.243 299 .245ss.
1,2-2,3 ........... 252 25!334.259359 .37836
1,2-2,5 ........... 244300 3 . .. . . . .. . . . .. . . 243299.246.24 7
4 ............... 243 3-8 ............. 244300 .246s
4ss ............. 243 4 ............... 243299
5 ............... 243s. 6 ............... 247

526
índice de citas: literatura apócrifa

7-9 ............. 247 1,3-6,6 ........... 253ss.259.2603ú4.262


9 ............... 37213 1,4-5 ............ 265
9-11 ........... 193 115 .247 5 ............... 257
11 .............. 183 78 6 ............... 257
11-6,1 ......... 183 6ss ............. 277429
6-7 . .. .. .. .. .. .. .. 250.266388 8 ............... 25&is.257 353
6,1 ............... , 60.243 299 .244300.247. 8-2,1ss ........ 258
25!334 .252 9 ............... 248 320 .254.257
1-2 ............. 248s 2 .................. 255.263 374
6,1-7,7 .......... 247 1 ............... 254
1ss ............. 37836 1-10 ........... 253339
2 ............... 243 299 .247.249 2 ............... 254339.262-263
3 ............... 243 299 .247ss.252 3 .. .. .. .. . .. .. .. 254339 .26J374
3-4 ............. 252 4 .. .. .. .. .. .. . .. 254.263 374
3ss ............. 250 5 ............... 254339.26)374
3-7 ............. 247.249324 6 ............... 255344.263374
6,3-7,6 .......... 244300 7 ............... 254339.263374
5 ................ 243299.248.252335 8 ............... 254339
6,6-7,1 ........... 252 9 ............... 255343
7 . .. .. .. .. .. . .. . 24 7.250324 9-10 ........... 255
7,1 ............... 249 10 .......... ; ... 255342.344.261
lss .. .. .. .. .. . .. 25()329 3 .................. 254
1-6 ............. 247.249 1 ............... 60.257 352 .258354 .
2 ............... 249 262371
3 ............... 248317 1-2 ............. 253339
4 ............... 25()329 2 ............... 256s.263 375
6 ............... 249 4,1-5 ............. 25)339
7 ............... 23(Jil5ll.247.249.252 4,1-5,3 ........... 254340
8,1 ............... 234275.250s 3 ............... 255343.257351 .26337·1.
1-2 ............. 18589 .233 270 .244300 . 26438°
250ss 5 ............... 255
2 ............... 250s.417 110 5,1 ............... 6Q47.262371
3 ............... 60.62.25!334.252 1-3 ............. 254339
3-4 ............. 251 1-4 ............. 259360
5 ............... 62.252.284456 2 ............... 263
3 ............... 258 356 .259
T. As. 4 ............... 255.258s
1,1 ............... 262.366 4-6,1 .......... 25935'
2 ............... 16825 .253.255.257. 4-6,1ss .. . .. .. .. 217
262 6,1 ............... 6047.255.258s.262371
3 ............... 254.257.258354 .265 1-2 ............. 257
3-5 ............. 255 1-3 ............. 254339.340
3ss ............. 277429 2 ............... 256ss
3-9 ............. 253339 3 ............... 255
3-2,10 ......... 254340 4 ............... 256348

527
índice de citas: literatura apócrifa

[Testamentos de los Doce Patriarcas] 3,3 ............... 268394


4 ............... 243 298
[T. As.] 5 ............... 264.268 395 -396.269
6,4ss ............ 254 6 ............... 268394
4-6 ............. 254.256.259.260.263 6-1 o ........... 268397
5 ............... 263375 9 ............... 268396.397
6 ............... 231 261.262 .257 4,1ss ............. 37938
7 .................. 259.263 3 . . . . . . . . . . . . . . . 26 8394.396
1 ............... 6()147.260.262371 8 .. .. .. . .. .. .. .. 268394.395
1-3 ............. 260.262 5,2 ............... 268396.397
1-7 ············· 260 6,2 .. .. .. . .. .. .. .. 269398 .277
2 ............... 260.41711° 3 ............... 268 396
3 ............... 261 6 ............... 174.213 197 .277
4 ............... 261.262371 7 ............... 268 394.277.37631
4-7 . . . . . . . . . . . . . 253.260.262 7,1-8,1 ........... 268397
5 ............... 217.255344.261.417 11 0 4 ............... 267.268 394 .273
6 ............... 260 8,1 ............... 6047.268394 -396.273
8,1-2 ............. 262371.263 4 ............... 264
2 ............... 62.263 5 ............... 264.268 394 .276
9,1 ............... 264
T. Jos. 2 ............... 268395
1,1 ............... 57 .27()1101.3 66.3 83 5(; 3 ............... 276
1-2 ············· 270 4 . .. .. .. .. . .. .. . 268394.397
2 ............... 60.7Ü'78 .253 337 .263. 10,1 ............... 601.265 384 .270110 1
265.270~ 01 1-2 ............. 268
1,2-2,7 .......... 264 1-3 ............. 378
1,2-10,4 ......... 266.268 1-4 ............. 264
1,3 ............... 265384 2 ............... 269398
3ss ............. 265 3 .. .. . .. .. .. . . .. 265.269 398 .279
3-7 ............. 264s 4 ............... 265
1,3 -10,4 .... . . . . . 264s 5 ............... 229256.244304 .269s.
1,3-18,4 ......... 269 276.278
1,5 ............... 265 384 5ss ............. 263ss
5-6 . . . . . . . . . . . . . 264.269 10,5-11,1 ......... 265
7 ............... 265 384 10,5-18,4 ......... 266.269.270400
2,1 .. ········· .... 264 10,6 ............... 265
1-3 ............. 264373 10,6-11,1 ......... 378-379
1ss ............. 264 10,6-11 ,3 . .. .. . .. . 269399
2 ............... 264s.273 11,1 ............... 269
3 ............... 264 11,2 ............... 287461
4 .... ········· .. 264.273 11,2-16,6 ......... 265385
4-6 ............. 265 384 12,1 ............... 265
6 ............... 258 3 ............... 269398
7 ............... 264.265 384.37837 13,1-14,2 ......... 269399
3,1-10,4 ......... 264 14,1 ............... 265

528
índice de citas: literatura apócrifa

15 .................. 266388
T. Benj.
2-3 ............. 269398.399
15,3 ............... 287461 1,1 ............... 366
16,1 ............... 26()388 1-2 ............. 281.284
1SS •. . . . . • . . • . . . 266388 2-6 ············· 271
2 ............... 26()388 2,1 ··············· 281
2-3 .. . . . . . . . . . . . 26()388 1-5 ............. 271s.284
3 ............... 26()388 2 ............... 271s
3-4 .. . . . . . . . . . . . 26()383 3 ............... 271ss
4-6 .. . . . . . . . . . . . 26()388 3-5 ............. 271
5-6 ............. 269399 4 ............... 271s
6 ............... 287461 3 .................. 273s
16,6-17,3 ········· 287461 3,1 ............... 60.272ss.276s.2844S7.
17-18 ·············· 265 285459
17,1 ............... 6047 .287461.37837 1-2 ............. 37938
1-2 ............. 272.37938 2 ............... 272.274412
1-3 ............. 269.32487 3 ............... 273
2 ............... 37837 3-5 ............ 272.274.284.285
2-3 ............. 266 3-4,1 .......... 276
7 ............... 269399 4 ............... 273.276s
8 .......... ····· 269398 4s .............. 219
18,1 ............... 60.185.266388 .269. 5 ............... 273407.277
27Q401 6 ............... 272s.274413 J7213
1-2 ............. 23()1253 6-8 ............. 272.274
2 ............... 23()258 .25()324 .26()388. 8 ............... 274.275416.281 446.285
37213 4 .................. 27:-t.
3 ............... 26()388 .269398.3 7837 4-9 ................ 281446
3s .............. 266388 4,1 ................ 6Qi47J8275 .274ss
4 ............... 184.186.266 1ss ............. 274.37938
19 ·················· 270 1-5,5 ........... 284457
1 ............... 267389 2 ............... 276
1-10 ............ 266 3 ............... 276s
8 ............... 267389 3-5 ............. 284458
11 ... . . . . . . . . . . . 60.185.267389 .270401 4 ............... 276
20 ·················· 267 5 ............... 276s
1 ··············· 267 5,1 ................ 277.28()440
1-2 ............. 270 1s ............... 219
1-3 ............. 267 1-3 ............. 28()440
2 ............... 267 2 ................ 277
3 ............... 267 392 .270 3 ............... 277427
4 ··············· 270 4 ............... 277
4-5 ············· 267 4s ........... ·.... Q6()3BB
6 ............... 267.287461 5 ................ 276s
6 .. .. .. .. .. .. . .. . .. 277.28()440
1 ............... 231.258.277.279

529
Cortes 34
índice de citas: literatura apócrifa

[Testamentos de los Doce Patriarcas] 6 ............... 281s


6-8 ............. 18793
[T. Benj.]
6-10 ............ 18793.281s
6,1-6 ............. 279 7 . .. . .. .. .. .. .. . 226246.282
1-7 ............ 256 346 .284457 7ss ... . .. .. .. .. . 226246
2 ............... 229256 8-10 ............ 18793
3 ............... 219223 .278ss 10 .............. 282452.284458
4 ............... 258 354 .279.280441 11 .. .. .. . .. .. .. . 281 448 .287461
4ss ............. 257 352 11,1 ................ 282.283 454
5 ............... 279.2801 40 1-2 ............. 282.285
5-6 ............. 257 352 .279 2-5 ............. 282453
6 ............... 279 12 .................. 18()15~
7 ............... 279 1 ............... 60.62.285 459
6,7-8,1 ........... 279 1-2 ............. 283
7,1 ............... 60.279 3 ................ 62.283s
2 ................ 279437 4 ............... 283
7,2-8,1 ........... 279437
3-5 ............. 279 T. Leví arameo
8 .................. 28()1140 col. a lin. 1-7 ... 191
1 ............... 60.279 col. a lin. 11 ... 192
2 ............... 279s col. b lin. 1-21 .. 194123
2-3 ............. 217.280.284457 col. e lin. 1-21.. 194121
3 ............... 28()440 col. e lin. 3-23 .. 195127
9 .................. 280 col. d lin. 1-23 .. 195127
9-11 .. . .. .. .. .. .. . 280442 col. d lin. 3-12.. 194123
9,1 ................ 217.261 367 .280. col. e lin. 1-19 .. 288-289
281 448 .34544.4J7ll0 col. e lin. 2-5 ... 195128
1-2 ............. 260362 col. e lin. 5 ..... 56
1-5 ............. 280.285 col. e lin. 6 ..... 59.289
2 ............... 261 369 col. e lin. 7-9 ... 70's
2-5 ............. 28()442 col. e lin. 8 ..... 59.289
3-5 .............. 28(142 col. e lin. 8-23 .. 195no
5 ............... 281 col. e lin. 9 ..... 59s.289
10,1 ............... 281.372 13 col. e lin. 17 ... 60.289
2 ............... 60.281.284.28545 9 col. e lin. 17-18 6977
2-5 ............. 281 col. e lin. 22 ... 289
2-10 ............ 282 col. e lin. 22-23 6975.274411
3 ............... 230258 .281448 .285459 col. f lin. 7-17 .. 195110
3-5 ............. 58-5935 .281.284
T. Neft. hebreo
4 ............... 281 447
4-6 ............. 242.367 1,1 ............... 58.60.29'5m.296.
5 ............... 281s 366.38252
5-6 ............. 281s 1-4 ............. 296
5-10 .... : ....... 282.285 1-8 ............. 296
5ss .. .. .. .. .. .. . 26()362 1,1-7,6 .......... 293

530
1ndice de citas: Qumran

2 ............... 58.295 488 4 ....... " " .. " 295 488


3 ............... 58.291.295 488 .366. 8 .. .. .. .. .. .. . .. 2954SS
367 7,1 ............... 295
5 ..............-. 58.295 488 .296 1-5 ............. 240
5-6 ............. 296 3 ............... 295
5ss ............. 295 4 ........ " ..... 292479 .293.295488
6 "." .. " .. "" 239.296 493 4-5 ............. 292480 .295
7 ............... 296492 5 .. " ....... "" 58.60.241.295488.490
7-8 ............. 293 483 .367 8-10 .............. 293
7-10 ....... ;,;, 417ll0 8,1 ............... 295s
8 .. " .... " ..• :. 293.295 490 .296 1s .............. 293 482
1,8-7,5 "" .... " 295.297 8,1-10,9 " ... ".. 29'3481
1,9 ................ 58.295488 2-3 """" ..... 293 483 .296
10 ""." .. "". 292479 .2% 3 ............... 296492
2,2 ............... 29548a 3-6 ............. 293s
4 ............... 291 8,3 -10,2 .. .. . .. .. 295
6 " " "" " "" . 291 6 ............... 294486
7 """"" ""' 295 488 9,1-10,2 ......... 293s
7ss ............. 292479 9,2 ............... 293s
3,1ss ............. 240 2-5 ............. 29'6
2 " .. "" .. "" . 295 488 3 ............... 293
12 "" " .. " .. .. 292480 .29'3 480 3s .............. 294
13 .............. 292480 .295 5 " ..... "."... 294486
4 " " " .. .. .. .. .. .. 292480 10,3 ............... 60.293483.2958
4-6 ............... 292 4ss .............. 239
4,10 .............. 295488 4-9 """ .. " ... 294
14 ...... " .. "" 295488 6s ...... " ... ". 293481
15 ...... " ...... 29'5488 7 ............... 239'
16 ..... "" "". 292480.293480
4,16-5,1 ......... 292 Vida de Adán y Eva
5,1 "" .... " ..... 292.295488 XXX,l ............ 159207.3707
6,3 ............... 295488

III. QUMRAN

Documento de Damasco {DD) 1QHimnos (1 QH)


IV, 15 ........ : ... 16411 III, 7ss ........... 446217
VI, 14-15 ........ 3207' IV, 14-15 ........ 12()3S
IV, 15 ............ 120~8
JQApócrifo del Génesis (1QapGn) V, 22-27 ......... 481-482316
Il, 1ss ........ :.... 148142 V, 25 .. .. .. . .. . .. . 4823 16
Il, 21 ............. 11520

531
índice de citas: Qumran

JQComentario de Habacuc V, 20-21 ......... 254341


(1QpHab) VI, 3 .............. 459~
IX, 15-17 ........ 32074
U, 5-6 ............ 389 IX, 21-22 ........ 32074
V .................. 482316
V, 9-12 ........... 482316 1QSa
VII, 1-2 .......... 306 U, 14s ............ 176.59
JQRegla de la Comunz'dad (lQS) 4QLevíb
III, 13-IV,26 ... 254 U, 17 ............. 193
IV, 7 .............. 276423 U, 18 ............. 193

IV. TARGUM

TO 39,6 .... o o .. o .. o o o o 268393


14 .............. 268393
Gn 20 .............. 268393
3,7 ............... 32693 43,14 .............. 3353
3,21 ....... o ..... , 32693 45,27 .............. 3341
45,27 .............. 3341 49,1 ............... 303-305.306ss.38Q44.
49,2 ............... 2992 38253 .452234
2 ............... 2992
Dt 7 ............... 18276
33,4 ............... 332 21 ... o o o o o o o o .. o 238283
22 .............. 278433
TJI 22-24 o o o o .... o o 268393
24 .............. 276426
Gn 26 ..... o .... o .. o 272405.275419
3,7 ............... 32693 28 ...... o 00 .... o 314.321
21 ... o o o o o .. o o o o 32()13 50,13 ... .. o .... o o 238283
11,1 0000 o •••••••••• 294486 26 .............. 188100
4 ............... 294
Ex
7-8 ........ ····· 294486
22,10 ..... o o ••• o . . . 316.59 12,42 .. o .... o .... o o 12241
31,4 ....... 000 o 0000 238283
34,9 ............... 31348 Lv
35,21 .............. 307 7,18 .............. 316.57
22 .............. 299.31864 .321ss.490 9,5 ............... 31039
37,2 o o o o o o o o o o o o .. o 244301 6 o .. o .. o o o o o o .. o 31()39
19-20 .......... 273 19,7 0000 .......... o 31657
38,2 o o o o o o o o o o o o o o o 205167 20,25 ...... o ...... o 31657
38,22 ... o o o .... o .. o 203157 21,7 ..... 00 ........ 31651
25 .............. 201 14-23 o .. o o o ... 316.57
26 ...... o o o o o o o o 202 154 ·155

532
índice de citas: Targum

Nm Ex
8,24 .............. 31658 12,42 .............. 1224l
Dt Lv
6, 4 ............... 299.30213 .34334.360. 7,18 .............. 31657
361105.363
33,4 ............... 332 Dt
16 .............. 272405,275419 6,4 ............... 299.3028.360.3611°5.
34,6 ............... 145129 .327-328.374 363.382.424.431 161
6-8 ............. 326 33,4 ............... 332
16 .............. 272405.275
MS de Londres
Gn MS 110
35,22 .............. 32175 Gn
49,1 ............... 30417.19
49,2 ............... 32481
22 .............. 278433
Ex
Ex
12,42 .............. 226246
18,20 .............. 330
Dt MS 440
6,4 ............... 302 13 Gn
TJII 49,1 ............... 30315
49,2 ............... 3011°.32484.361'05
Gn
Dt
11,1 ............... 294486
2 ............... 294486 6,4 ............... 30213.361105
18,2 ............... 328105
22,10 .............. 31659 MS de Nüremberg
35,8-9 ............. 328 Gn
9 ............... 255343 .38358
38,25 .............. 201153 49,1 ............... 30315
26 .............. 202154.155 49,2 ............... 30624.3611°5
43,14 .............. 3353 Dt
49,1 ............... 303-305.307s.
38044.45.38253 6,4 ............... 30213.361105
2 ............... 300s.30@4.324.360. TN
361 105 .363.38044.
38253.424 Gn
21 .............. 238283.29'6491 11,1 ............... 294486
22 .............. 278433 4 ............... 294
22-23 .......... 268393 34,9 ............... 3124'
26 ............. 272405.275 35,9 ............... 329106

533
índice de citas: Targum

[TN] Tg de los Profetas


[Gn] 2Sm
38,22 .............. 2Q:3157 22,26-49 .......... 313s
25 .. . . . . . . . . . . . . 2ü1 153 .20~ 27 .............. 314
26 .............. 20(2155 23;1 ............... 30621
39,6 . . . . . . . . . . . . . . . 268 393 4 ............... 3062'
14 .............. 268393 1Re
20 ·············· 268393 18,21 .............. 32485
45,27 ·············· 3341 37 .............. 32481
49,1 ............... 303-305.306ss.
3 8044.45.3 8253 Is
1-2 ............. 3009 1,21-22 .......... 316s.319
49,2 ............... 300s.3Qi()24 .324.343. 4,3 ............... 30624
363 .38Qf1'1.38253 .424 33,19-20 .......... 30@4
7 ............... 18276 51,1 .......... : .... 315.320
21 .............. 238283 .296491 2 ............... 316
22 .............. 278 63,2-6 ............. 364114
22-23 .......... 268 393
26 .............. 272.275 Ez
Ex 22,18-19 .......... 323
12,42 .............. 12241 Os
20,2 ............... 361 105 6,2 ............... 3Q624
Lv 11,7 ............... 32485
9,6 ............... 31Q39 Tg de los Hagiógrafos
Nm Sal
24,2 ............... 32173 18,27 .............. 31450
44,19 .............. 32485
Dt 68,16 .............. 31552
6,4 ........... , ... 299.302s.343 34 .360. 119,119 ........... 322
361 105 .363.380~5 .382..
424 Lam
33,4 ............... 332 2,19 .............. 33813
16 .............. 272405.275419.276421
Prov
Fragmentos ed. por P. KAHLE 29,5 ............... 32486
Gn Seni Est
34,9 ............... 3Ü48 3,8 ............... 34232
35,9 ............... 329.343 34 .361 105
Panim A/:zerim Est
3,8 ............... 34232

534
índíce de citas: Misna

V. FL. JOSEFO

Ant. Jud. VII (XV,1)383-


384 ............. 768
II (VIII,1)194 .. 38356.423130.430. VII (XV,1s)383-
461 255 389 ............. 76
II (VIII,2)199 .. 284456 VII (XV,1)384-
IV (VIII,1)176 . 381 385 ............ ~ 76
IV (VIII,1ss) XII (VI,3)279 .. 381s
176ss ........... 96s XII (VI,3)283 .. 91
IV (VIII,2)177 . 38251 XIV (II,1)22 ... 35274
IV (VIII,2)179 . 369 XIV (III,2)41 ... 34856
IV (VIII,13)212- XVII (X,5ss)
213 ............. 339 271ss ........... 3378
IV (VIII,44)303 . 9563 XX (VIII,5)160L
IV (VIII,47)315. 38251.416105 161 ............. 3378
IV (VIII,48)320 . 38251
IV (VIII,48)320- Bell. Jud.
323 ............. 41290 II (IV,1-2)55-59 3378
IV (VIII,48)322 . 37110 Contra Ap.
V (I,28)115 ...... 381 I, 40-41 ........ : 63
V (I,28)115-116. 81.9770.38251 II, 165 ............ 34856
VII (XIV,5)356 . 76

VI. FILóN

Legum Allegoria XII, 79 .......... 97


III (XXIII) 74 ... 414 XIV, 82 ......... 97
XX, 103 ......... 97
De Specialibus Legibus
De Vita Mosís
I, 331 ............ 468zso
II, 288 ........... 9563.J82sz.
De Virtutibus 432161
XII, 76 .......... 97 II, 288-290 ...... 97n

VII. MisNA

Ber. 4,1ss ............... 35790


9,5 ................. 34961.351.362lil<l
1,1ss ............... 34129 .487
2,2 ................ 3501'5 .363112 Bikk.
3,lss ............... 35790 3,2 ······ ........... 35@5

535
índice de citas: Misna

Yom. IJag.
3,1 ................. 34750 2,1 ................. 336
3,2 ................. 34750
3,8 ................. 34961 Tam.
6,2 ................. 34961 3,2 ................. 34750
Suk. 4,3 ················· 347
4,3-5,1 ............ 341
5,1-4 .............. 34751 5,1 ................. 34752
5,6 ................. 35685
Taan.
2,7 ................. 35685 Mid.
3,8 ................. 35275 5,4 ................. 31658
4,2 ················· 35685

VIII. TOSEFfA

Ber. Taan.
II, 14 ............ 3.50fi6 1, 13 ............... 34961
VII, 21 . . . . . . . . . 34961 IV, 3 ............ 35685
Shabb. IJag.
XIII, 2 ......... 12352 1, 2 ............... 332m
II, 1 ............... 12557

IX. TALMUD DE JERUSALÉN

Ber. Taan.
I, 8b-ll ......... 34!29 IV, 24 ............ 336
1, 9b ············ 34961 Meg.
II, 5 ............... 44()217
IV, 27b-28 ...... 4897
Kil.
IX, 40b . . . . . . . . . 3,2486 Hot.
II, 46b ............ 268393
Shabb.
XVI, 79 ......... 123sz

536
índice de citas: Midrasim

X. TALMUD DE BABILONIA

Ber. Meg.
28b ooooooooooooooo 35997 3a 00" . . 00 . . . . . . . . oo 30625 .3367
54b oooo ooooooo .... 34961
Keth.
Shabb.
7b-8a 328 10•
00............

30a-30b ........ 00 334 62b ................ 31658


55b 0 0 0 0 0 0 . . . . . 00 . . . 32F3
115a oooooo·oo·oooo. 12352 Sota
138b 00000000000000 389 13a ................ 238283
145b-146a ........ 31()39 14a ................ 32695
Pes. 36b ................ 268393
42b ........... ooooo 34232
54a oooo.oooooooooooo 31348
54b 0000000000000000 336P B. M.
56a 00 00 0 0 . 0 0 00 0 0 0 0 o 308.310~ 3 .335
117a oooooooooooo·oo 334 83b ............... 35063 o

118a .. .. .. .. . .. . .. . 446217
Sanh.
Suk. 63b-64a OO . . . . . . . 00 34232
42a 000000000000 ... o 33211d 97a ................ 336.446Zl7
97b ................ 3367
Taan. 98b ................ 446217
16b 34961
OOooooOOoooooooo 99b ........... oo . . . 313 4S
25b ................ 35789
27b ................ 35()85

XI. MIDRAsiM

Mekhz'lta deRabbi Ismace[ 26,30 00 . . . . . . . . . . . o 34232

12,26 OOOo 389


..........
Sifre Nm
15,18 35()67
0000 . . . . . . . . . . 11,9 .............. 34232 o

16,13 34232
oo . . . . . . . . . . . . 15,38 3165S
oo . . . . . . . . . . . .

16,32 .............. 336


18,14 35()1i7
oo . . . . . . . . . . . .
Sifre Dt
18,20 33()110
00 . . . . . . . . . . 00 6,4 00 OOooOOOo . . . . . . 299.331.348
32,29 0000 . . . . . . . . . . 35()67
Sifra 33,1 ..... 00 . . . . . . . . 332114
9,5 oo., . . . . . . . . . . . . . 31039 33,4 ............... 332118
16,11 00.... .. .. .. .. 34961 33,5 ............... 32588

537
índice de citas: Midrasim

Gn Rab. Ecl Rab.


12,17 .............. 32380 9,7 ................. 31659
22,9 ............... 31659 11,5 ............... 3366
25,2 ............... 30111
28,11 .............. 311 Abba Gorion.
29,13 .............. 312 6,10 ............ :.. 34232
36,12 .............. 31348
36,24 .............. 3134ó Agadat Bere'Sit
39,7-21 ........... 268393 24,31 .............. 446~17
43,14 .............. 3353 49,1 ............... 30Q6.33IIB.365115
47,28 .............. 2994
49,1 ............... 2994.3()()6.308.30938 . 'Eleh haDevarim zuta
324s.331.335s 6,4 ................. 300P
49,1-2 ............. 299
49,4 ............... 32175 Leqaf:¡ 'Jov
49,8 ............... 331
49,22 .............. 268393 Gn
49,24 .............. 268393 36,2 ............... 313 4 '~
49,28 .............. 95.32591 36,12 .............. 313 48
49,33 .............. 3006.31968 49,1 ............... 30939
Ex Rab. Midras Aggada
34,28-29 ......... 33813
Gn
Nm Rab. 46,29 .............. 34232
7,35 ............... 317-319
7,78 ............... 238 283 Midras haGadol
Dt Rab. Gn
6,4 ................. 299s.338.343 36,1 ............... 31443
33,1 ............... 95.32591 36,12 .............. 3134S
49,1 ............... 3()()6.30939 .325 88
Cant Rab. 49,21 .............. 238283
2,7 ................. 336
Midra'S Tanf:¡uma
Lam Rab.
2,2 ................. 336 Gn
3,45 ............... 32381 37,1 ............... 31348
3,66 ............... 35067 39,8 ............... 268393 .
39,11 .............. 268393
Rut Rab. 49,1 ............... 299.308.30938.3355
4,5 ................ 31248
Ex
34,28 .............. 33813

538
índice de citas: Midrasim

18, p. 93b ...... 34232


Nm
21, p. 105b ...... 30834
23,23 .............. 34232
Petirat Mase ... 327s
Dt
25,19 .............. 35167 Pirque deRabbi Eliezer
26,1 ............... 34232 35 ................. 311-31247
27,9 ............... 34232 46 ................. 33813
33,4 ............... 332118
Seder Eliahu Rabba
Mídra'S Tannaim 13, p. 63 ......... 34232
Dt Sefer haYa'Sar
6,4 ................. 300P
Gn
33,1 ............... 32591
36,22 .............. 31348
Midras Tehillim 39,7ss ............. 268393
5,2 ................. 34232
Sefer Raziel
9,1 ................. 3367
19,3 ............... 33813 p. 5 ............ 30939
64,2 ............... 34232
91,11 .............. 31247 Yalqu{ Makiri
99,1 ............... 35167
119,1 .............. 30939 Sal
18,30
Midras Wayisacu
199-201 Yalqu{ Simconi
Pesiqta deRab Kahana Nm
~p. 51a ......... 351Q 1,1 ............... 315 52
8, p. 72b ......... 34232 1,2 ............... 3093"
Pesiqta Rabbati Jer
12, p. 51 a ...... 351 67 32,31 .............. 32486

539
íNDICE DE MATERIAS

Alianza 80s.94.145.197s.254.32074. Elección 312.314ss.320.323.437.457.


3 32.34439,367.3 73.3 85.433-440. 490
481316.483 .485.489 Exculpación 192.201.272s.31864.489s
Amor 97.110.111.112s.l2Q38 .150.154.
157.179.18275 .183 .189.212.2201.228s. Falsificadores de profecías 70.119.
23 6.239287 .241 ss.246s.249322 .250.252. 371s
263s.266s.269.273s.276.279439 .284s. Fórmulas estilísticas 53.56ss ...
287461.296.324.379 38 .388.391.393. Fornicación 172ss.177s.184s.l86.189.
432.434171.436.438191.442.444.447. 203ss.210s.217 .256.278.280.319ss.
450ss.460.488.490 377.478306
Animales 149158 ·160.160.219224.277
Apocalíptica 63s.1062.117s.120. Género literario 51.52.53ss.386.482s.
17Q35.186ss.197137.235.281.417. 488
486 Gloria 124s .128 .18275 .197.216.265384 .
275s.307 .30835.31 OJ9 .378 .426s.429152.
441 203.445 217 .454239.462ss
Bendiciones 80.90.91 54 .94s.l09ss.l49.
152.156.160207.18275.190.192112.238.
Hiljos míos 60s ...
254.275.298.305.309.31451.32591.
332s.342.345s.364114.367.37416. Idolatría 109ss.l2PB.l24.294.301.303.
43 JI 58.461 255 31()43.31661 .317 .319S's.35Q67.365.472.
Bienes materiales 5Q3.124.126s.l59. 4 74297 .474298
220.291.296.367.401 Imitación 376ss.41291 .419 115 .425.432s.
441s.444.471.485
Clarividencia 369ss.415 .416 Impureza 51.31248 .474.475ss.479ss
Consolación 13 8.140.144 .22()246. Inducción-Deducción 55.56
328.330.429151.449 Inocencia 218.265.401.401874.41289
Corazón doble 120 Intercesión 86.114.127.144s.171.231 s.
272.274.372ss.401.422128 .422130 .424.
Destrucción del Templo 84s.446217 430.461255.462ss
Doctrina nueva 83.86.109.11012.112.
145.3 83s.393 .487 Libros 65.11417 .11520 .118.122.145.
148.289.368.372

540
índice de materias

Literatura sapiencial 66ss.119.137. Sacrificio 316ss.373s.41495.474298 .480.


17035.218.259.274411.278.288s.3 32. 485
372.408 74.486s Sekhina 304s.307s.30936J1039.334s.
354-355
Llamar 56s ... Sucesor 91.373.401S0.449s
Llorar 327.330.371 10.393.400ss.412
Tablas celest!iales 107.118 .25 5.261.
Mandar (en testamento) 57ss ... 384.487
Mentira 8742 .172.179.182.18793.188. Targum 51.123.489
19'4.207.210190 .216.223.226246.227. Testamento 70.8i23.91.98.142ss.145.
229.23 6s.24@12 .25'6ss.3 71 s 153 J55s.159.161.169.17Q33 .173 .298.
Midras hagádico 64ss.123.164s.17Q35. 3()()6.31 0.324.32691.331 ss.366ss.388.
199ss.203 1ó0.222.268393.286460.293ss. 390.396.399 .402.430~ 55 .431.440.
299ss.487 443212.459.460.483.488.4895
Muerte 381ss.431s.449223.452.458.471.
474.479 Unión 61s.91.11114J14.185.217 .221.
224.260.266.269'.292480 .294487.295.
(El) Nombre 111.311.323.345s351 67 . 297s.305.311s.323ss.423s.444.447.
35583 .357 .360ss.365.368.419.455. 454239.45 8ss.466.484 .488.490
463ss.
Zelotas 336ss.34858
Obras de misericordia 101.125.126.
12863.137ss.150.154.157 .211.2201. LI1URGIA JUDÍA
222ss.25@46 262.264.269'.276.298.
325ss.3 79 .380"2 .419ss.453s.458246. Abinu Malkenu 35789
488 eAlenu 353ss.360.362
OraCión 422ss.429s.4311 58 .432.162 .439.
454239.461 ss.484 Bet mfdras 355.359.36Q100J61s

Paciencia 126.128.150.264.268.377s. Eulogia 109.155.2995.301.301213 .3013.


388.391.446217 326ss.338.342ss.347ss.35479J60ss
Padre y consejero 68.487
Profano 301.303.30r7.310.31lss.321ss. Macamadot 34!27.355.35685
476s.490 Mezuzot 339s
Profetas 63s.334s.337 11 .483
Purificación 298.309s:s.325374.419114. Para'Sa 31864
439193.452234.456.459250.471 s.474.
476.478 .48()31° Qadí's 355.360s.
~Ni!U' l)r.llt' 299 5.300ss.323s.331.338ss.
Ques 303ss.334ss 343ss.347ss.360Ss

Resurrección 121.12456 .186s.18897. Seder Troyes 33813


189.197.208.226.34961.351.37418.
404-40558.40870.446217 Tefila 357ss
Reunir 380s ... T efilin 340s

541
íNDICE DE AUTORES

Abel F.M. 89"7.8948.8949 .8950.9()51 Barret C.K. 427146 .428147.428149.438192.


Adinolfi M. 8843 ·45·9051.91.37942 448222 .44<)223 .453235.45 5242.457244.
Aerts Th. 37940 461256.462258.471286
Agourides S. 430153.43¡158 Barrosse T. 451229
Agustín (San) 464267.470~83 Barthélemy D. 288 462 .288464.340~
Albeck H. 34128 Barthes R. 476~02
Albright W.F. 1086.3~8 15 .40768 Battaglia O. 430153
Allegro J.M. 364114 Becker J. 165ss.l70-297.454239
Allo E.B. 478306 Beer G. 11J25
Alonso-Schokel L. 53.5619 Bell H.I. 35995
Altheim F. 10()82.10488 Bellet P. 8947.8940
Ammonio Alejandrino 473294 Ben J:Iaim 3709
Andersson E. 151.154 Bentzen A. 6767
Andrews T.H. 34()19 Bernard J.H. 427146 .428147.448222.
Appel H. 11726.27.29.U832J2P9. 449223.452235 .457244 .462258 .462261.
121 40 463 265.465270.471285
Aptowitzer V. 343 36 .348.351s.364 Bethge Fr. 40767
Arendzen J. 288462 Betz O. 448 222 .449225
Arnaldez R. 9712 Bezold C. 158202.159206
Arnaldich L. 8947 .8948.9QP1 Bickerman !E.J. 17761
Atheneo 468280 Bietenhard H. 463263.463264
Audet J.P. 254341 .256348 .259358 Bigg Ch. 39937
Auzou G. 7812.7913 Black J.S. 39828
Avigad :N. 11520 Black M. 329109.39114
Blau L. 34F7.347s
Bacher W. 6976 .30938 .3367.35067 Bloch R. 6460 .7610.8433.2QI2154.2Q3!57.
Baillet M. 34023 373 14 .37418.374.2°
Baldi D. 7811.7813 Bocher O. 451 228.458246
Baltzer K. 80.3675 Boer de P.A.H. 6874.69 76
Barnes W.E. 151.154186 Bogaert P. 84s.l 2966 .130.13 F 9.13 ¡so.
Barnett AE. 3993 7 132.13384 .134ss

542
índice de autores

Boismard M.E. 436.44!j222.450227. Clamer A. 10488


474.298 Ciernen S. 144
Bonsirven J. 1073.34439 .463 .464 Clemente de Alejandría 141
Bonwetsch G.N. 146137 .147140.4884 Clemente de Roma 468280.473 294.
Boston J.R. 7(JI8 474.297
Bovon F. 4763°2 Cohn L. 84.86
Bowker J. 8433.9875.3006 Conybeare F.CJ()(11
Box G.H. 1085.151172.154.278 Conzelmann H. 390.409
Braun F.M. 163s.l6515 .17P9.191111. Cook SA. 33911
461256 .471286 Coppens J. 93 60
Braun H. 459250 Corell A. 445 217 .447219 .471286
Bright J. 34439.34542 Cosquin E. 10080
Brock S.P. 122 Cothenet E. 417109
Brown R.E. 419114.427 145 .429'1so. Cowley A. 288462 .288465
429151.43 3163.434169.434170.434171. Crenshaw J.L 66.6875
43 8192.440198.446217.447220.449225. Crisóstomo J. (San) 473.475300
453237.46Q253 .464267.466275 Cross J. F.M. 9461 .9668
Bruce F.F. 406;40768 Crossan D. 428147.45¡232
Brütsch Ch. 474298
Buber S. 311 45 .31348 Chaine J. 39726.3982e
Büchler A. 348351s Charles R.H. 5725.6458.59J073JQ84.s.
Büchsel F. 4 71 286 11417 .115 .116.11726·27 .118.29 .11831.
Buis P. 9566 119.12037.12140.122.12966 .1301.132.
Bultmann R. 42915:!.450W.455.467. 13 384 .13 ()96 .140106.140109.141110 .1411ll .
4ns 142.143 122.144.145130.131.132.
Burchard C. 453237 146s.148.162.16720.18589.18691.92.
Burney C.F. 74-1 188100.192111 .195128.199144.200148.
Burrows M. 3896 202155 .210189 .213 198 .214201 .214204.
Bussche H. van den 442.457224, 215206.219225.229254.231262.232.235278,
465273 .473294 236279 .241 291 .248.255342 .25(í.348 .257350 .
25 8354.265383 .273 409.274411 .
Cadbury H.J. 405'58.40560.40665.40767 277429.278432.281.284456.288462.288465.
Cadiou R. 9873 290.319s.357.3672.37315.37522
Calandra G. 458247 Charlier C. 428149
Cambier J. 474298 Cheyne T.K. 39828
Campenhausen H.F. von 41599
Camps G. 6460 D!J.browski E. 41184
Cantera O. de Urbina. J. 3896 Dahood M. 482316
Cantinat J. 275417 Dalman G. 35791
Carm.Lgnac J. 9257 .147142 Dancy J.C. 8947 .89"9.8950
Cedreno G. 159 Daniélou J. 143123
Cerfaux L. 40457.447219.452235.474298 D' Aragon J .L. 420P6
Ceriani A.M. 5724 .6252 .129.130. Daube D. 37314
139104J401.144 Davidson I. 268393
Cirilo (San) 261.464s .472 Deeks D. 429149

543
índice de autores

De-Giovanni E. 11522 Feier T. 11522


Delcor M. 143123J47142J5¡17SJ54186, Feldman L.H. 8124.8431
155190.37524 Feuillet A. 437.438189.440197.44@17.
Denis A.M. 10080.10488.11725.131 80 • 466P5
16515.34019.3 7524.3 7526.453 237.4884 Finkelstein L. 345.348s.35()66.351.
Derenbourg J. 34961.35276.35377. 35893
35791 .358 Fisher R.L. 482316
Devine R. 474298 Fitzmyer J.A. 147142
Dibelius M. 390.405.40977 Fleischer E. 332119
Díez Macho A. 294485.3009.30836. Flusser D. 30521.34646 .35788.359
3181'1.335r4.361 105 Foakes F.J. 40457.40664
Dillmann A. 5940J003J1625 Forbes N. 146137
Dinechin O. de 454240.455241 Freedlnan D.N. 9668
Dionisio de Halicarnaso 40&2 Frey J.B. 63.12966.13180,
Dodd H.C. 41()'10.426141.428147.148.429. 143 122 .157s.159205.160s.165 15 .34437
445217.447218.449223.451232.460253. Fridrichsen A. 50S
466275 Friedlander G. 31247
Dornier P. 411 86 • 485321 FriedHi.nder M. 34961
Driver S.R. 9567 .9'669 Friedmann M. 348
Du Buit M. 7915 Fritzsche O.F. 130
Du Mesnil Du Buisson R. 38253
Dupont J. 504.381.401 47 .403.40559 • Galbiati E. 10487
40767.68.40870.74.409.41079.41081.411. Gardner P. 407 68
41289 .413.41494 .415 100 .416s.420117 · 118 . Gartner B. 48!314
421123.124.422127.128.129.423132.133 Gaselee S. 15ls.l54
Dupont-Sommer A. 11623.143 123 .1636. Gaster M. 290.37()9.37tl0
16$15 Gaster T.H. 95~.37!9
Gaulmyn G. 327
Efrén (San) 31451 .479s. Gealy F.D. 390.39'521
Bichrodt W. 6151.38359 Gebhardt de O. 11519
Eisenstein J .D. 463263 Geiger A. 34961
Eissfeldt O. 731.74.9255J()()I!O.J()1.88 Gemser B. 6767 ·68
Elbogen L 34127.358.360101 .36P04 George A. 428 149
Elliger K. 3896 Giblet J. 419114
Emerton J .A. 9460 Gilbert M. 40874
Enoch J. 35893 Gil Ulecia A. 5311
'Enslin M.S. 407M Ginzberg L. 131 80.152.158.268393.
Eppel R. 17034 32693.3367J4()20J4(Y1J4130J4752,
Eutimio 473 294 351 68 .37421
Evans C.F. 40661.409'77 Girbau B. M. 10487
Evans O.E. .34437 .34439 Glasson T.F. 1()()80.40661
Exum Ch. 411 Goguel M. 395 19
Goldberg A.M. 2994JQ1836J342.3354
Fabricius J.A. 141114.143120 Gordis R. 6767
Faye E. de 132.13695 .140106 Grabius J.E. 162

544
índice de autores

Graetz H. 34961 Holzmeister U. 421'2-l


Graham A.C. 9255 Hort F.J.A. 474298
Green E.M.B. 39937 Hoskyns E.C. 452235 .465273.467277
Grelot P. 1062.1086 .115~.191.192 112 . Howard W.F. 438192
192113.193 116 .208 1S1.288464 .364114 . Huby J. 46@76
471286 .471 287 .48 P 15 Humbert A. 433 164 .433 165 .435173.
Gressmann H. 516 437184 .443 211
Grosheide F.W. 478306
Grossa Testa R. 16720 Imschoot P. van 503
Grossouw W.K. 453 235 .471286 .472288 Ingholt H. 481314
Grundmann W. 4201 21 .453235 ISo 0 dad de Merw, Mar 31451
Gry L. 139104 Issaverdens J. 3707
Guerrier L. 4884
Guidi l. 6043.151.152177 .154 Jacobs l. 12863
Gundry R.H. 448222 Jacquier E. 40768
Gunkel H. 51.52 James M.R. 8J24.84.8536.86J7J22.127.
Gunneweg A.H.J. 9255 151 175.152176 ·178 .154186.157.158202.
Guthrie D. 3874 31 0"2.3 7525.48 84
Guttmanns J. 2994 Jarecki J. 361104
Jastrow M. 153183.32486.328103
Haag H. 5()3 Jaubert A. 4391 93.439194.44@17.46~53
Hadot J. 8535 .130~9 Jauss H.R. 5310
Haenchen E. 408s.422127 Jellinek A. 327
Hamman A. 422129.424135 Jenni E. 34961
Haring N.M. 472 J eremias G. 482316
Harnack A. 11519 Jeremías J. 390.39520.422121.458246
Harnisch W. 13180J3486.87.ss.140 Jerónimo (San) 84.31451
Harrington D .J. 8535 Jonge M. de 147142.163ss.l6931.
Harvey J. 9462 .3675 171 40 .1724!.42J73.175 .17659 ·60.17965 .
Hauck F. 475299 18691.92 .18794 .18795.18896 .19'8 140 .
Haulotte E. 476302 199146 .200ss.203 157 .206174.207.
Hauret C. 453 235 .463 265 .471286.472291 208180.183.212196.213197.213198.217.
Hayman H. 9667 218221 .219226.223235 .226246 .231.232265 .
Heidland H.W. 423.424134 23 3268 .234.23 5276 .23 7281.242296.244.
Heinemann l. 9873.9874 245306.250330.251.256348.261 s.264.
Heinemann J. 35479 .35582.35686.35998. 265385 .265386.266.270400.273409.274412.
360.362108.362110 27 5416 .280442 .280"43.281.282452.453.283.
Heise J. 438190.472288 286s.288464 .290"73 .290"76 .292479.
Héring J. 479306 293 481.31970
Hillers D.R. 7914 Jongeling B. 123 52
Hirsch E.G. 9566 Justino (San) 468780
Hoare F.R. 428147
Hofmann J. Chr. K. 11@4 Kahle P. 31248.329107.332119 .34334
Holmgren F. 31553 Kasemann E. 399a2
Holtz G. 39'114.39115 Kautzsch E. 122.144

545
Cortes 35
índice de autores

Kelly J.N.D. 39520 Lightfoot R.H. 448~2.449223


K:isch G. 8124.8431 Littmann E. 1003.148143
Kitchen K.A. 7078 Lods A. 11625 .35788
Klein G. 40869 Loeb I. 35893
Kmosko M. 5723.6()44.130.157.159. Li:ihr M. 10488
16()208 Lueken W. 37630
Kohler K. 122ss.12557 .126s.152.3379. Lyonnet S. 415 96
341 Z/ .35584 .356.35789 .35891 .35893.
36()102.361104 MacDonald J. 332117
Kuhn K.G. 306f8.340f23.35791J896 Macgregor GR.C. 4QB55.40457.40768.
Kuhn K.H. 6043.152i77.!82J54s 438 192 .448222.449223 .462261 .463265.
Kümmel W.G. 449e2s 464269 .471286.473 295
Mader lE. 13694
Lacave J .L. 3083ó Mai A. 122.127
Laconi M. 8947.48 Malan S.C. 16()207
La.grange M.J. 89.129'16.131 80 .437186. Malatesta E. 425140 .467277
43 8192.461256.257.462260 .465Zl3 .467277. Maldonado J. 465272
47!285 Malina J.B. 6460
Lake K. 4Q457.4055B.60.4Q664.4Q767 Mann C.S. 40068
Laperrousaz E.M. 140109J4111o.u1. Mann J. 365115
142117J 43121.123.144125.144127 Mansoor M. 482316
Laubscher F. Du T. 147142 Marcus J. 34233
Lauterbach J.Z. 313 48.352 Margel M. 32588
Lazure N. 433164.433165.435173.436179. Margoiis M.'L. 360102
437 184 Marin L. 4763°2
Lebram J.C.H. 6460 Marmorstein A. 359%.35997
Leconte R. 400~8 Martin F. 11522
Le Déaut R. 6460 .65 63 .7610 .8433.12241. Massingberd Ford J. 478306
147142.226246.301624.30732.33 .31Q39. Mayor J.B. 39937
31(}43 .311.31659.32382.32693 .332 119 . McKay J.W. 435176
373 14.37417 .3 75 22 .3 7628.3 7629 .4896 MdNamara M. 303.307.363.39Il3
Leloir L. 32277.479307 398
Lemonnyer A. 47830ó Mejía J. 8742
Le Moyne J. 34961 Messel N. 162
Léon Dufour X. 3863 Meyer A. 327
Lesetre H. 5()3 Meyers E.M. 6151
Leszynsky R. 1085 Michel O. 30521
Lévi I. 35891.35893 Michl J. 45J235.47F8s
Levine E.B. 294485 Miguéns M. 473
Lewis A.S. 100S1 Milik J.T. 10487J084.116P.11725.26,
L'Hour J. 7914 ·15 11831 .141 112 .147142 .16410 .165.193s.
Liber M. 35893 283 455 .288462· 463 ·464 .289469.291 477
Lieberman S. 45ge5o Moffatt J. 39931
Liebreich L.J. 35686 .35893 Mollat D. 4291so.44gez3.455.457244.
Lightfoot J.B. 468280 462260.466274.467276

546
índice de autores

Mondésert C. 9772.9876 Phillips A. 6712.6874


Montgomery J.A. 741.744.755.3709 Ph:ilonenko M. 122.123.125 57 .127.
Moran w,L. 434111 128.1621.1636.16411 .165 15 .232265.
Morfill W.R. 5725.146 137 .147 28()442 .290473 .290474 .29()1476.4 53 237
Moule C.F.D. 447219 Phythian-Adams W.J. 9566
Mowinckel S. 143123.34541.445211 Pirot L. 41079
Muilenburg J. 5J1 Ploeg J. van der 12352.12762
Müller Th. 453235.47]286,472291 Ploger o. 133 85
Munck J. 49.54.55 18 .134.310.371. Polibio 40662
376s.3 79'.3885 .390.399 .402s .40768. Pontín J. 30939.31()19
412.424 Pool D. de Sola 34545.34647.34961.
Muñoz Iglesias S. 53 11 .6355.6460.66. 360l01.102 .361 104.362110.J63111
6767 Potterie I. de la 467 276
Murphy O'Connor J. 32074 Pouilloux J. 9712
Murphy R.E. 320~2.74 Prado J. 529
Murtonen A. 31552.34233 Price J.L. 447219
Pritchard J.B. 516
Nagel P. 155 190
Napier B.D. 741.4 Rad G. von 68 75 .742 .9255 .9257.34541
Nardoni F. 31451 Rahnenführer D. 12350.12863
Nau F. 10080 Randall J.F. 5416.430.450.458.46]255
Neubauer Ad. 5722 .6()>16.6252J8Q42 Rappaport S. 7610
Neusner J. 12557 Rasi 313 48 .32588 .335 3.34232
Newman J. 299 3 Reese J .M. 449223
Nicolás de Lira 420 Reicke Bo 5oP.39932
Nielen J. 424135 Reid J. 419 114
Nieto E.M. 466211 Renan E. 5831 .157.158202.160
Noack B. 1086 Rendel Harris J. 1()()1!1
Notscher F. 7914 .80 Ricca P. 445217.447218.447219.221.448222.
449223
O'Connell M.J. 435176.436179.440198 Richter G. 452234.47]286
Oesterley W.O.E. 8949 .9151J30.13283 . Riessler P. 11934.122.130.144 127 .15 5.
278 157.16720.219226.2.34271
Orígenes 141.473297 Robinson J.A.T. 453235.47]286
Osty E. 479306 Romilly J. de 40561
Rost L. 73 1.744 .75
Palmer E.H. 4885 Roth C. 35479
Parry J. 39520 Rothschild D. 35893
Pass H.L. 288 462 .288465 Rubinstein A. 146163 .147B9.141J48143
Pautrel R. 9978J0080J0486.87 Ruckstuhl E. 45{P7.45323s.471286
Payne Smith 5938 Russell D.S. 6459
Pecorara G. 437186 Ryssel V. 12966.130.131 80
Pedersen I. 48]314
Pfeiffer R.H. 124 Sachau E. 99;¡9
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547
índice de autores

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Schlier H. 453 235 Streeter B.H. 40560
Schmid Jos. 503 Swete H.B. 275 416 .474298
Schmidt N. 11417.146134
Schmitt J. 459250 Talbert Ch.H. 39932
Schnackenburg R. 503 .4291so .454239. Talmon S. 459250
467277 Taubler E. 337
Schnapp F. 1622.16720.290170 Teofilacto 473294.475300
Scholem G.G. 12557 Testuz M. 1086
Schorr H. 34961 Thackeray H.St.J. 757.761P
Schrenk G. 433 166 .435173.443211 Theodor J. 2994.311 45 .31348.31763
Schulz S. 449 Théodorides A. 491
Schulze H. 40766 Thieme K. 414 97
Schürer E. 1084.131 8DJ3384.14II11. Thomas D.W. 6712.9460
299 3 .31146.3~ Thorndike J .P. 1172s
Schürmann H. 408 71 .40873,409 Thüsing W. 45'3 235 .461254 .471286
Schwab l. 361104 Thysman R. 37<)40
Schwank B. 453237 Titus E.L. 471 286
Seeligmann I.L. 9564.9668.332115 Tomás de Aquino (Santo) 464267
Sichardus J. 8!24 Torrey C.C. 11625.124.48!314
Sickenberger J. 478306 Tournay R. 9'5~5 .95 67 .332115
Simpson C.A. 925s Travers Herford R. 34961
Simpson D.C. 1()080.81JQ486JQ487 Trocmé E. 40457.40559
Skeat T.C. 35995 Tucídides 405s
Skinner J. 9255,93 59.60 Tuinstra E.W. 12352
Slotki J .J. 31866 Turrado L. 529
Smith Jr. D.M. 428149.430152.45Q227
Smith M. 3379 Uchelen N.A. van 31553
Sócrates 491 Ullendorff E. 11521
Soggin J .A. 78 12 Unnik W.C. van 476301
Soltau W. 40766 Urbach E.E. 309·36
Spanier A. 34961 Uricchio N. 428147
Spicq C. 388-3895.39115.39317.39519,
39623.39725 .398!7 .39932-35.443211. Vaganay L. 139104
453 236 .453238 .456242 .458247 Vaillant A. 5725 .146s.148 144 .148 1so.
Spiegel S. 31659 3686
Spiro A. 84~3 Vajda G. 30936
Spiser B.A. 91.9255.9257 Vanhoye A. 438191.441203.442205
Stauffer E. 49.5()ó.134.310 Vaux R. de 92 57 .94é0.340~3
Stenning J .F. 4897 Vawter B. 9460
Steuernagel C. 7811 Yermes G. 64é0.8433.34961
Stiehl R. HXJ82 .1{)1488 Vine Ch.F. de 40147
Strack H.L 2995.3W Vio,let B. 130.44()217

548
índice de autores

Vitti A.M. 40559.40768 Windisch H. 452235


Volz P. 32276 .33812 Winstedt B.O. 8!23
Winter P. 76lOJOr733
Wahrhaftig J. 35995 Wohlenberg D.G. 39520
Wallace D.H. 140109 Woude AS. van der 12352.147142.
W allenstein M. 30520 163 6 .164 11 .176~ 9
Wellek R.- Warren A. 5314 Wright AG. 646o
Wells L.S.A. 37(Jl Wright G.E. 7914.9668.9669
Wendland H.D. 479306 Wünsche A. 327102
W ernberg M~ller P. 459259
W ertheimer S.A. 290~71 Yadin Y. 11520.34022.34!25.26.364114
Westcott B.F. 464269
Whybray R.N. 742.755 Zahn T. 115 19
Wicks H.J. 37629 Zeitlin S. 1086
Widengren G. 11 ()25 Zerwick M. 45()227.462258
Wiéner C. 435 177 Zimmermann F. 139
Wiesenberg E. 35479 Zobel H.J. 94Pü
Wikenhauser A. 40457.40768 Zorrell F. 214201.275420
Wilckens U. 40559 Zulay M. 153183.3291°9.332119
Wilkens W. 428149 Zundel H. 268393
Williams C.S.C. 4()1661.401768 .40978.424 Zunz 'L. 2993·4.30015· 6.31146.31967.
Wilson W.G. 428147 329 109 .35687 .362 110 .3 6311°

549
FE DE ERRATAS

página linea dice debe decir

61 11 XIV p. 58 XV p. 58
288 4 col. 1 col. e
325 13 v. 49 V. 33
EL GÉNERO LITERARIO DE. LOS DISCURSOS DE ADióS

El elemento material del género consta de 3 motivos literarios: TN Gn 49,1 TJII Gn 49,1 TJI Gn 49,1

1. 0 El moribundo (o el que sube al cielo) llama a los suyos para Y llamó J acob a sus Y llamó nuestro pa- Y llamó Jacob a sus
hablarles. hijos y les dijo: Reu- dre Jacob a sus hijos hijos y les dijo: Puri-
níos y os mostraré y les dijo: Reuníos y ficaos de la inmundi-
2. 0 Da sus exhortaciones. Entre ellas sobresale por su frecuencia cuáles son los secre- os mostraré cuáles cia y yo os mostraré
la alusión a las obras de misericordia, al amor o a la unión tos ocultos, los tiem- son el tiempo fijado cuáles son los secre-
fraterna. pos fijados que están que está escondido, tos ocultos, los tiem-
3. 0 Unas frases sobre el futuro de la comunidad o el fin de los escondidos, el premio los secretos ocultos, pos fijados que están
tiempos terminan el discurso. que es la paga de los el premio que es la escondidos, el premio
justos, la retribución paga de los justos, la que es la pa,ga de los
de los malos, y cuál retribución de los ma- justos, la retribución
A estos motivos hay que añadir las fórmulas estilísticas: la felicidad del Edén. los, y cuál la felicidad de los malos, y cuál la
del Edén. felicidad del Edén.
«llamar», Mip, xoct..éw. Todos a una se reu- Todos a una se re- Todos a una se reunie-
«ordenar», n,,::c, ev1:ét..Ao¡.¡.oc~. nieron las doce tribus unieron las d<>ce tri- ron las doce tribus de
de Jacob alrededor bus de Jacob alrede- Israel alrededor del
«hijos míos», 1.l::J., 1:éxvoc ¡.¡.ou. del lecho de oro en el dor del lecho de oro lecho de oro en el que
que nuestro padre Ja- en el que nuestro pa- él yacía.
El elemento intencional o finalístico del género es más dificil de in- cob yacía. Esperaban dre Jacob yaéla. De-
dividuar. Se manifiesta al menos en cierto intento global de los que les mostrara el seaban que les mos-
discursos: poner en boca de un antepasado glorioso «profecías» tiempo fijado para la trara el tiempo fijado
liberación y para la para la bendición y
que en realidad son sólo descripciones de hechos pasados o pre- consolación. para la consolación.
sentes. A veces puede observarse también que el autor ha querido Y después que se le Y después que se le Y después que se le
poner en labios patriarcales una doctrina «nueva» para que así reveló el secreto, se reveló el secreto, se reveló la gloria de la
pudiera pasar por tradicional. le ocultó, después le ocultó ; después que sekhina de Yahweh,
que se le abrió la se le abrió la puerta, el tiempo fijado en el
puerta, se le cerró. se le c.erró. Y nuestro cual tiene que venir el
Continuó nuestro pa- padre J acob continuó rey Mesías se le ocul-
dre Jacob bendicién- bendiciendo a sus hi- tó. Y así dijo: Venid
doles, bendijo a cada jos ; bendijo a cada y os ensefiaré lo que
uno según sus obras uno según sus buenas os ha de acontecer en
buenas. obras. días venideros.

TN Dt 6,4 Tlll Dt 6,4 TN Gn 49,2 TJII Gn 49,2

Cuando llegó el fin de nuestro pa- Cuando llegó el fin de nuestro pa- Después que se reunieron las doce Después que se reunieron las doce
dre Jacob, (el tiempo) de ser re- dre Jacob, (el tiempo) de partir tribus de Jacob y rod~on el le- tribus de Jacob y rodearon el le-
cogido en paz de en medio del de en medio del mundo, llamó a cho de oro en el que yacía nuestro cho de oro en el que yacía nues-
mundo, reunió a las doce tribus y las doce tribus, sus hijos, y las co- padre Jacob, esperaban que les re- tro padre Jacob, esperaban que él
las colocó en pie en torno a su le- locó en pie en torno a su lecho. velaría la sucesión de la bendición, les revelaría la sucesión de la ben-
cho de oro. pero se le ocultó. dición y de la consolación, pero
Respondió nuestro padre J acob y Respondió nuestro padre Jacob y se le ocultó.
les dijo: De Abrahán, padre de les dijo: Nuestro padre J acob respondió y Nuestro padre Jacob respondió y
mi padre, salió el ,__profano Ismael les dijo: De Abrahán, padre de les dijo: De Abrahán, padre de mi
y todos los hijos de Queturá. Y de mi padre, salió el profano Ismael padre, salió el profano Ismael y
Isaac, mi padre, salió el profano y todos los hijos de Queturá. Y todos los hijos de Queturá. Y de
Esaú, mi hermano. Quizás a los Quizás a los ídolos a los que da- de Isaac, mi padre, salió el profa- Isaac, mi padre, salió el profano
ídolos, a los que daba culto el pa- ba culto Téraj, padre de Abrahán, no Esaú, mi hermano. Y yo temo Esaú, mi hermano. Y yo temo que
dre de Abrahán, vosotros dais cul- vosotros dais culto. Quizás a los que no haya en medio de vosotros no haya en medio de vosotros uno
to. O quizás a los ídolos a los ídolos a los que daba culto Labán, uno cuyo corazón esté separado cuyo corazón esté separado frente
que daba culto iLabán, hermano hermano de mi madre, vosotros frente a (o esté separado de) sus a (o esté separado de) sus herma-
de mi madre, vosotros dais culto. dais culto. O al Dios de Jacob vos- .hermanos de modo que vaya a nos de modo que vaya a adorar
O al Dios de Jacob, vuestro pa- otros dais culto. adorar ídolos extranjeros. ídolos extranjeros.
dre, vosotros dais culto. Respon- Respondieron las doce tribus a Respondieron las doce tribus de Respondieron las doce tribus .de
dieron las doce tribus de J acob a una, con corazón íntegro (y dije- Jacob a una y dijeron: Escúcha- Jacob, todos ellos a una, y dijeron:
una, con corazón íntegro, y dije- ron): nos, Israel, padre nuestro: Yah- Escúchanos Israel, padre nuestro:
ron: Escúchanos,' Israel, nuestro Escucha ahora, Israel, padre nues- weh es nuestro Dios, Yahweh es Yahweh es nuestro Dios, Yahweh
padre: Yahweh es nuestro Dios, tro: Yahweh es nuestro Dios, Yáh- uno. Respondió Jacob y dijo: Ben- es uno. Respondió Jacob, nuestro
Yahweh es uno. Sea bendito su weh es uno. Respondió Jacob y dito sea su gran nombre soberano padre, y dijo: Bendito sea su gran
nombre por los siglos de los si- dijo: sea su gran nombre bendito por los siglos de los siglos. nombre por los siglos de los si-
glos. por los siglos. glos.

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