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Jean Dubuffet - Asfixiante cultura (1968)

“Así es como se define la posición ambigua del artista. Si su producción no está


impregnada de un carácter personal fuertemente marcado (lo que implica una posición
individualista y, en consecuencia, firmemente antisocial y en esa medida subversiva), no
tiene ningún valor. En cambio, si ese talante individualista se extrema hasta el punto de
rechazar toda comunicación con el público, si ese talante individualista se exaspera
hasta no desear que la obra producida se exponga ante los ojos de cualquiera, o incluso
hasta hacerla intencionalmente tan secreta, tan cifrada, que se hurte a toda mirada,
entonces su carácter de subversión desaparece; se convierte en una detonación que,
producida en el vacío, ya no emite ningún sonido. El artista se encuentra así solicitado
por dos aspiraciones contradictorias, dar la espalda al público y hacerle frente.”

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