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Adam Smith en Pekín. Orígenes y fundamentos del siglo xxi, Giovanni Arrighi,
Madrid, Akal, 2007, 429 pp.
Este libro completa otro, cuyo título des- hacia arriba”. La dinámica capitalista,
taca el largo periodo que estudia: The apreciada desde el suelo firme de una
Long Twentieth Century. Money, Power, interpretación económica e histórica do-
and the Origins of Our Times (1994), cumentada, es una virtud fuera de toda
adoptado elogiosamente por la teoría duda en este trabajo.
posmoderna —“Cultura y capital finan- Un temprano asentimiento que puede
ciero” de Fredric Jameson—. El que se provocar esta obra, que polemiza sobre
reseña fue anticipado parcialmente a los la incierta dirección de temas “globales”,
lectores de los números 20 y 32 de la es su pronóstico: el resurgimiento econó-
conocida publicación internacional New mico de la región de Asia Oriental y Chi-
Left Review, en 2003. na (“el país más pobre del mundo” hace
Del declive militarista euroestado- unos siglos) volverá nuestra atención a la
unidense y el prometedor ascenso social segunda mitad del pasado siglo xx. Lue-
y capitalista chino deriva esta mirada go advertimos que la exploración de ese
occidental (auto)crítica que anticipa sus periodo se convierte en una interrogación
desafortunadas páginas finales: decla- sobre la suerte de más de 2,300 millones
rar que Smith y Marx no han sido bien de habitantes de dos países (China e In-
comprendidos reduce toda obra inter- dia), más la mitad de esa cifra (sumada
pretativa anterior sobre dos océanos de por África y América Latina) y la espe-
conocimiento y otros tantos de errores. ranza de una “nueva Bandung” o alianza
Ello no disminuye el valor de la obra de del Tercer Mundo. El loable y algo retó-
Arrighi, la sitúa en su importante des- rico deseo de trocar el “temor recíproco”
mesura. Aquí cabe la aérea balanza de entre Occidente y Oriente en un “respeto
Heilbroner: no esperar a satisfacer “a los mutuo” —expresiones de Smith— des-
ángeles dialécticos que miran hacia aba- pliega una narración renovada que pue-
jo, ni a los gnomos terrestres que miran de observarse en apartados como “Marx
Hugo Rodas Morales
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en Detroit, Smith en Pekín”, “El peso la espada. Esta aserción condena la des-
del Sur” (del Sur global, Tercer Mun- graciada importancia militar del capita-
do durante la Guerra Fría), “La extraña lismo euroestadounidense, en vez de la
muerte del proyecto de globalización”, industriosa y social según Hayami Akira
“El Estado mundial que nunca existió” (kinben kakumei) en el Oriente asiático.
o “La Gran Muralla de incógnitas”. Un Arrighi reformula una tesis de Kaoru Su-
dialéctico equilibrio matiza algunos hí- gihara (tecnologías intensivas en trabajo,
bridos forzados, menciono dos visibles: hogares plenamente empleados), varias
el “marxismo neosmithiano” y el hiper- hipótesis y debates favorables al desa-
bólico gong de Ken Pomeranz llamado rrollo económico-social basado en el
“la Gran Divergencia”. mercado, frente al consumo compulsivo
Ignoro el valor de la narrativa épica de capital y energía. Sólo la mano nada
en el lenguaje económico, pero ilustra la invisible de un gobierno fuerte —según
razón de un desarrollo distinto al que pre- Smith— podría encauzar al capitalismo
figuran las descripciones bélicas de Ho- dominante hacia el crecimiento en fun-
mero en la Ilíada. En una línea —Emecé, ción de condiciones locales, ecológica-
IV, p. 500— Jorge Luis Borges escribió mente sustentables.
que, a diferencia de otras naciones, en el No se nos oculta que el “socialismo de
principio de la poesía japonesa no estuvo mercado” chino —postulado por Deng,
en su consigna “es bueno hacerse rico”—
se basa en dos ambigüedades: si no ha
sido derrotado el socialismo en China, el
capitalismo no ha triunfado todavía. En
cuanto a dar un paso atrás y otro adelante
en el estudio de la historia económica de
China, esta aparente simpleza vale en la
época posmoderna, que inscribe axiomá-
ticamente el no mirar atrás. La incógnita
sigue siendo el matiz de ese rojo. Arrighi
cree en un gobierno chino que atienda a
su tradición socialista (las tres letras de
Mao extendidas como “línea de masas”)
y no a las “formas de acumulación por
desposesión” precozmente experimen-
tadas: Hu Jintao (reelecto el 2008) y no
Jiang Zemin (1989-2002).
El realismo que Arrighi esgrime con asimetrías, podemos creer que el autor
la pluma de Smith, contra lo que conside- duda ya sin razón pero atisba la “pauta
ra el optimismo no realizado de Marx (un de Vietnam y Somalia” en el ensangren-
capitalismo uniformizador del mundo) no tado Irak y su oscuridad es desafiada por
justifica el olvido que distribuye entre in- esta encomiable narración sobre los gi-
telectuales “de todo el espectro político” ros paradójicos de la economía capitalis-
ni reemplaza la subversión del sur global ta contemporánea y el destino incierto de
por el anodino término de “innovación”, historias oficiales.
predilecto en el lenguaje de las empresas Para nosotros, latinoamericanos,
contemporáneas o que la categoría global asoma allí un perfil grato de Camus,
de “exclusión” no complete a la de “ex- pidiendo con voz clara una nueva dis-
plotación”. No menos sensiblemente, el tribución de naipes para naciones des-
autor se abandona a opiniones periodísti- igualmente ubicadas en el juego eco-
cas aparecidas en páginas del Internatio- nómico; de modo que si el socialismo
nal Herald Tribune. (como se quejaba Óscar Wilde) exige
Escribí que este libro era desafortu- “demasiadas noches”, su consideración
nado en su epílogo; leyendo otras reseñas rigurosa nos aproxime también a nue-
lo compruebo. También errará el lector vos frutos.
que pretenda marchar pragmáticamente
sobre la teoría a paso de ganso. Sucede Hugo Rodas Morales
lo contrario, el suelo de la explicación Colegio de Estudios Latinoamericanos
es real, pletórico de irregularidades y Facultad de Filosofía y Letras, unam