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En un estudio se plantea el estado nutricional como una forma de clasismo, es decir, que
se describe a la sociedad delgada con aquellos que poseen un poder adquisitivo mayor, en donde
la delgadez es idealizada y deseada, relacionada con la autodisciplina y el control; mientras tanto
que la obesidad se ve como la autoindulgencia, la falta de autodisciplina y de fortaleza moral (2).
Esto ataca directamente la autoestima de las personas, agrede la libertad de cada persona, en
muchas ocasiones las personas con malnutrición son juzgadas solo por el hecho de tener una
enfermedad que es visible, en reiteradas ocasiones se les tacha de perezosos, despreocupados,
depresivos, que desean llamar la atención, que no tienen amor propio, pero nadie puede saber el
porqué de su estado de salud, no saben cómo se siente dicha persona día a día, cuantas veces ha
intentado mejor su calidad de vida y cuantas de ellas ha fallado. La sociedad en sí no logra
aceptar personas diferentes, a pesar de que existan campañas nacionales (en Chile existe “Elige
Vivir Sano” y “Vida Sana”) estas no dan mayores resultados, sino que se ha notado que aumenta
el grado de discriminación social hacia las personas con malnutrición.
Hoy en día se ve en las mismas calles, las personas evitan acercarse a alguien con
sobrepeso u obesidad, o simplemente comienzan a hacer muecas o gestos que genera molestia en
las demás personas y repudio hacia las personas con exceso de peso. Muchos aún creen que es
una decisión de cada persona el encontrarse bien nutrido o con una malnutrición por exceso, no
creen que es un problema más allá de alimentarse bien o no, es un problema que involucra la
psiquis de las personas y en su entorno, ya que esto no es un problema personal, sino que es un
problema familiar y del entorno que los rodea. Por ejemplo, imaginemos una situación en un día
cotidiano, que una persona con mal nutrición por exceso va a realizar las compras de mercadería,
muchos de los ciudadanos (por lo menos en Chile) observarán con una mirada aguda y
prejuiciosa sobre lo que va a colocar en el carro, y si son productos con una alta cantidad de
sellos o considerados no saludables, ejercerán una presión sobre esa persona o incluso es posible
el escuchar comentarios como “Mira lo que come, con razón esta así de gorda”, “Que se cosa la
boca mejor, y así gasta menos en comida y se cuida un poco”, “Ella nunca va a poder ser una
persona normal”. Es sabido que las personas con Obesidad sienten esa presión social y esto les
dificulta el poder realizar las elecciones correctas de alimentos, les genera una sensación de
estrés, ansiedad y disminución de su control inhibitorio a la hora de realizar la disminución
calórica (3).
No debe ser nada fácil el saber que todas las acciones son juzgadas por una sociedad que
no posee los conocimientos necesarios para ayudar realmente a las personas, muchos se
encuentran arraigados con los cánones de belleza y aceptación antiguos. En los países
occidentalizados el canon de belleza y del éxito es el de la delgadez o la esbeltez; por lo tanto, la
discriminación hacia el exceso de peso se ha generalizado y agudizado, instaurándose en la
sociedad obesófoba. (4) La sociedad actúa como juez en todas aquellas acciones que las personas
realizan, creyendo tener alguna autoridad sobre los demás, o creyendo que el aparentar una vida
“ideal” les da el poder o el derecho de poder discriminar y juzgar al otro a su antojo. Inclusive
estos se pueden ver en niños en edad preescolar y escolar, ¿Cuántos casos de Bullying se ven en
mundo por temas de discriminación? De todos esos casos ¿Cuántos de ellos terminan en un
desorden alimentario, suicidio u otra enfermedad en la vida adulta? Pero en estos casos es sabido
que los niños son influenciados totalmente por los padres, por lo tanto, si ven o escuchan a sus
padres discriminar o referirse groseramente a una persona con malnutrición por exceso, ellos lo
tomaran como algo normal. Se ha descrito en un estudio que los padres pueden contribuir, entre
muchos otros, al entorno estigmatizante que experimentan los jóvenes con sobrepeso/obesidad,
que se ha asociado con el funcionamiento psicosocial y la salud infantil negativos. (5)
Se debe intentar tanto como sociedad como en el ámbito personal, el derribar mitos y
prejuicios acerca de las personas con sobrepeso y obesidad, se les debe ver como personas
enfermas, que luchan constantemente contra su enfermedad la que como muchos saben es difícil
de vencer porque se encuentra en cada paso que uno da, en cada esquina, en cada momento del
día. Por lo tanto, se debe aprender que el poseer un estado nutricional normal, no les hace
superiores a los demás, no les da el derecho de humillar a nadie, de exigir los estándares de
belleza en cada persona, el discriminar a alguien sólo por cuál es el número que arroja una
balanza.
Los seres humanos somo más que un montón de músculos, huesos y tejidos, somos entes
pensantes, que hemos evolucionado en el tiempo según las necesidades del ambiente, y en este
caso, el ambiente esta pidiendo a gritos que la discriminación hacia personas con malnutrición
por exceso se termine, que en vez de exclusión sean más las oportunidades que se les brinden
para que puedan dar ese paso en la vida y mejor su estado de salud y bienestar, que en vez de
prejuicios se instaure la cultura de pensar que puede ser lo que le afecta al otro, el no emitir los
juicios de valor de valor antes de que alguien los pida, el no estigmatizar a las personas por su
estado físico.
No podemos esperar que la obesidad se tome los medios de comunicación y sea una
noticia a nivel mundial o que genere una mayor cantidad de daños a la salud de los que ya
provoca, el tiempo de actuar y tomar conciencia sobre la profundidad del problema es ¡Ahora!, el
momento de tomar las decisiones correctas es hoy; quizás con pequeños cambios podemos
generar que las grandes masas se muevan. Es mejor comenzar tarde que nunca comenzar a
cambiar nuestros prejuicios y la discriminación hacia las personas que son catalogadas como “no
aptas” para la sociedad.
Bibliografía.