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Los extraterrestres existen
Jesucristo habla de ellos en muchas ocasiones. Pablo los menciona y
Pedro incluso tuvo el privilegio de ser liberado por un ángel.
Llevo enseñando sobre extraterrestres desde hace 26 años. La Biblia los
llama “ángeles”. He enseñado sobre el tema en diferentes seminarios,
iglesias y países. La reacción de los alumnos suele ser siempre la misma:
“Es la primera vez que oigo algo sobre este tema de una forma
sistemática”.
Y otra cosa curiosa suele ocurrir: a veces -después de la clase- alguno de
los estudiantes empieza a contarme acontecimientos de su vida que hasta el
momento no se había atrevido a compartir con casi nadie por miedo a
quedar en ridículo o peor: exponerse al peligro de ser considerado como
creyente ingenuo e inmaduro. Lo que me suelen contar normalmente tiene
que ver con alguna situación de peligro donde la actuación de una persona
desconocida evita una tragedia. Y esa persona no suele esperar a que nadie
le dé las gracias. Simplemente desaparece sin dejar rastro.
Por supuesto, no estoy en condiciones de evaluar la veracidad de cada
caso. Y es cierto: algunos me parecen más creíbles que otros. Pero al
mismo tiempo no conozco a ningún creyente que niegue la existencia de
los ángeles. Tampoco existe ningún versículo en la Biblia que indique que
los ángeles hayan dejado de hacer su trabajo: estar muy pendientes del
pueblo de Dios. Y para eso no necesitan permiso, ni de teólogos, ni de
gobiernos.
Pues bien. Aún así: poco se sabe de ellos, ¿no? Tan poco por lo visto
que hasta en las teologías sistemáticas que forman parte de mi biblioteca,
ninguna dedica más de unas pocas páginas al tema.
¿Realmente tan poca importancia tienen los ángeles que se mencionan
nada menos que 110 veces en el Antiguo Testamento y 150 veces en el
Nuevo Testamento?
Por si esto fuera poco, hay otra curiosidad: prácticamente no existe
pueblo o cultura donde no haya tradiciones en cuanto a la existencia de los
ángeles.
El teólogo inglés John Owen -poco sospechoso de ser un místico-
escribió hace 300 años en su famoso comentario de siete tomos sobre la
epístola a los Hebreos:
2
“Dios no ha mencionado o revelado [el ministerio de los ángeles] para
nada. Él espera alabanza y gloria sin cesar por ello; pero ¿cómo podemos
alabarle por algo sobre lo cual no sabemos nada? El ministerio de los
ángeles es por lo tanto algo que tenemos que examinar con toda
sobriedad.”1
¿Qué lugar tienen los ángeles en nuestra teología? ¿Cuántas veces
pensamos en ellos? ¿Cuántas predicaciones hemos escuchado sobre el
tema?
En su libro sobre los ángeles2, Billy Graham menciona que él nunca
había escuchado a nadie predicar a los ángeles. Parece que particularmente
en la teología no se toman en serio a estos seres invisibles y misteriosos
creados por Dios.
¿A qué se debe este silencio extraño en la teología cuando el mundo
post-moderno está fascinado con con el tema? Algunos libros de autores
seculares sobre los ángeles llegaron a ser bestsellers. Y no digamos lo que
hay en el cine: Tony Kushner ganó un premio Pulitzer en 1985 por una
película donde un ángel visita a un hombre con SIDA. Incluso la HBO
sacó una mini-serie basándose en Angels in América en 2003. En It's a
Wonderful Life, un ángel aprendiz devuelve la esperanza a un hombre a
punto de suicidarse. Y son solo unos pocos ejemplos.
Por supuesto no pretendo que estas películas representen de forma
adecuada lo que la Biblia nos enseña de estos seres casi siempre invisibles.
Pero a veces me da la sensación de que el mundo está más interesado en
ellos, que los seguidores del Señor. O tal vez debería ser más preciso: que
los seguidores del Señor en el mundo occidental. Porque también es cierto
que en otras culturas -por ejemplo en Asia o África- el tema es bastante
más popular, pero infelizmente distorsionado por muchas ideas paganas y
supersticiosas.
Otra posibilidad es simplemente negar su existencia. Y esta idea no es
nueva. En los tiempos de Jesucristo fueron los saduceos los que siguieron
en esta línea: negaron su existencia y de paso también la resurrección.
Parecían discípulos de Rudolf Bultmann3 con 2000 años de antelación.4
Los saduceos en versión moderna siguen entre nosotros en forma de
1 John Owen. An Exposition of the Epistle to the Hebrews. Vol 1. III, p. 255 (traducción
del autor).
2 Billy Graham. Ángeles, Agentes Secretos de Dios, Nelson Pub., ed. 2012
3 Rudolf Bultmann: Neues Testament und Mythologie (1941), p.4
4 Hechos 23:8
3
teólogos que enseñan que la idea de la existencia de seres angélicos es
completamente inaceptable para la mente moderna. Al mismo tiempo, estos
teólogos no tienen ningún problema en especular sobre la forma en la cual
vida inteligente puede existir en otros planetas5.
Bultmann y su intento de “desmitologizar” el Nuevo Testamento no
tenía sitio para los ángeles en su cosmovisión. Para él y sus seguidores no
había ángeles en el nacimiento de Cristo ni en su resurrección. Porque
entre otras cosas, tampoco creyeron en la resurrección.
No puedo dejar de pensar que este tipo de teólogos se parecen mucho a
Balaam, quien no reconoció la existencia de un ángel incluso teniéndole
enfrente. Para darse cuenta de esta realidad necesitaba de la intermediación
de un asno que estaba más al tanto de la realidad del mundo invisible 6
incluso sin certificado de estudios teológicos.
Pero entre la mayoría de los creyentes parece que prevalece la idea: ¿por
qué deberían interesarnos los ángeles si Dios nos ha dado a su Hijo?
La Biblia no nos transmite esta indiferencia. Todo lo contrario: nos
empobrece esta ignorancia y el desinterés por un tema muy extendido en
las páginas de la Biblia. Dios no solamente nos ha dado a su Hijo, sino
también a los ángeles aunque con propósitos bien distintos. El Hijo muchas
veces aparece rodeado de ellos7. Y como veremos, ellos tenían y tienen una
función importante en la historia de la redención.
Jesucristo habla de ellos en muchas ocasiones. Pablo los menciona y
Pedro incluso tuvo el privilegio de ser liberado por un ángel.
Pero empezamos al inicio.
¿Dónde habla la Biblia del origen de los ángeles? Si leemos la historia
de la creación de todas las cosas en Génesis 1 y 2, no encontramos ninguna
referencia que nos pudiera ayudar. La creación de los ángeles no aparece.
Sin embargo, vale la pena buscar en otros sitios. El salmo 148, por
ejemplo, nos dice en el versículo 6: “Los hizo ser eternamente y para
siempre. Les puso ley que no será quebrantada.”
Esto significa que ellos no son eternos, sino deben su existencia -igual
que los seres humanos y todo lo demás- a la explícita voluntad creativa de
Dios.
8 Job 38:5.6
5
¿Ha pasado un ángel?
Los ángeles son seres espirituales e inteligentes, creados como
individuos y con nombre.
1 Génesis 1:16
6
Los ángeles son seres espirituales e inteligentes, creados como
individuos y con nombre. No tienen sexo y por lo tanto no procrean ni
forman familias. Su número, por lo tanto, no varía.
Un ser humano tiene cuerpo y alma. Nace, crece y muere. Los ángeles
no viven el mismo proceso: en el día de su creación eran perfectos. Y no
cambian, ni mueren. De los ángeles “malos”, llamados “demonios”
hablaremos en otro momento.
Esa diferencia entre ángel y hombre se demuestra precisamente en la
encarnación del Hijo de Dios. Jesucristo no vino para salvar a los ángeles
caídos. Asumió la naturaleza humana, no la angélica. Nuestro Salvador no
dejó esa naturaleza humana - ahora glorificada -, ni jamás la dejará. Eso
permite solamente una conclusión: en la jerarquía de la creación, los
ángeles ocupan un rango inferior al hombre.
Los ángeles sirven a los creyentes, y jamás mandan sobre ellos.Desde su
trono, el Señor manda a sus ángeles como “espíritus ministradores” para
los creyentes2. Sirven a los creyentes, pero jamás mandan sobre ellos. Y
una cosa más nos puede sorprender: desconocen algunos detalles del plan
de salvación3. No entienden por experiencia propia lo que significa que el
Hijo dio su vida para la salvación de los pecadores. No son hijos adoptados
del Padre, sino que siguen siendo siervos. Cristo murió por los hombres, no
por los ángeles caídos.
Estas son algunas de las diferencias entre estos seres enigmáticos y
nosotros. Es como para llenar un libro. Pero hay más. Mucho más.
Hablamos un poco de su naturaleza.
Hablar sobre lo invisible es como pedir a una persona que ha nacido
ciega describir la belleza de una pradera llena de flores. Sin la ayuda de los
que pueden ver será imposible. Lo mismo nos pasa con el mundo invisible.
Pero gracias a Dios podemos “ver” con la ayuda de su Palabra.
Los ángeles no tienen cuerpo y son por lo tanto invisibles. Pero invisible
no significa inactivo. No están sometidos ni al espacio, ni al tiempo. Pero
no están en todos los lugares en todo tiempo. Tienen una naturaleza
espiritual pero cuando es necesario pueden tomar forma humana. Ese
detalle, por cierto, de los demonios no se dice ni una sola vez en la Biblia,
a pesar de tantas historias de apariencias del diablo y sus demonios en
forma humana. La Biblia no nos da pie para estas ideas.
2 Hebreos 1:14
3 1 Pedro 1:12
7
Y en esa forma humana los ángeles aparecen varias veces en la Biblia.
Algunos ejemplos: dos ángeles en forma de hombres pidieron a Lot salir de
Sodoma. En el día de la resurrección, las mujeres que fueron a la tumba
vieron dos hombres con vestidos relucientes. Uno estaba incluso sentado
en la piedra de la tumba4.
Normalmente aparecen en forma de varones. Pero puede llegar como
una sorpresa que no siempre es así. En Zacarías 5:9 se nos presenta a dos
ángeles que aparecen como mujeres.
Dios les ha dado inteligencia: Los ángeles tienen conocimientos
profundos de muchas cosas. Otra cosa que nos llama la atención: el Señor
ha provisto a los ángeles con gran inteligencia desde el inicio. Son seres
espirituales, no tienen cerebro físico y a la vez tienen conocimientos
profundos de muchas cosas. Al mismo tiempo quieren aprender y desean
saber ciertas cosas que tienen que ver con el evangelio 5. Más aún: aprenden
por medio de la Iglesia acerca del plan de salvación 6. Y esto nos demuestra
que no son omniscientes. Y de paso da a la Iglesia un ministerio pocas
veces mencionado: el pueblo de Dios revela ciertos aspectos del plan de
salvación no solo a seres humanos sino también a seres angélicos, y eso sin
darse cuenta. Una razón más para preparar los sermones a conciencia.
Estando en la presencia de Dios tienen sin lugar a dudas una visión más
clara de todo lo que pasa en nuestro mundo y en el mundo invisible. Ven
mucho más que nosotros, pero no saben todo.
Sin embargo, esta capacidad intelectual no les lleva a una actividad
autónoma. Solo interfieren en el mundo en la medida que Dios lo ordena.
Otro aspecto de su naturaleza tiene que ver con la ética. Los ángeles
tienen una naturaleza profundamente moral. En la escritura se les aplica el
adjetivo “santo” en varios lugares. El hecho de que una parte de ellos se
rebelaron contra Dios nos enseña que saben perfectamente distinguir entre
lo que Dios quiere y lo que no quiere.
Hay un aspecto muy interesante en este sentido que tiene que ver con su
obediencia incondicional. En el padrenuestro se pide “hágase tu voluntad,
como en el cielo, así también en la tierra.” Es decir: de la misma manera
como ellos obedecen a Dios en el cielo, también nosotros debemos hacerlo
aquí en la tierra para que la voluntad de Dios sea hecha. En esto son
nuestros ejemplos.
4 Mateo 28:2
5 1 Pedro 1:12
6 Efesios 3:10
8
Pero el aspecto que sin lugar a dudas más nos impresiona es el poder y
la fuerza que tienen estos seres invisibles. Pueden hacer cosas
impresionantes como matar a 180.000 soldados en un día o liberar a Pedro
de una cárcel de alta seguridad7, acción digna de una novela de servicios
secretos. Por lo tanto, Pedro les describe como “mayores en fuerza y en
potencia”8.
Y como último nos damos cuenta de que los ángeles tienen emociones.
No sabemos si lloran pero eso sí: alaban a Dios y además en voz alta 9. Es
lo que pasó por ejemplo según el relato de Lucas cuando nació nuestro
Señor. Es imposible alabar a Dios y no sentir gozo y alegría.
Y esos sentimientos también los tienen cuando un pecador encuentra el
camino de la salvación: “Así también hay alegría entre los ángeles de Dios
por un pecador que se convierte.”10
No sé si hoy ya ha pasado un ángel por mi despacho. Por si acaso espero
haberle dado una alegría escribiendo estas cosas.
1 2 Reyes 6:16
10
Dios ha creado los ángeles para servirle y para adorarle. Esto se expresa
en la palabra que en griego se usa para ellos: angelos. Son mensajeros. La
palabra hebrea mal’ák expresa la misma idea.
¿Cuántos ángeles hay? La Biblia no lo dice y esto ha fomentado las
especulaciones de los teólogos de todas las épocas.
Algún rabino enseñó que Dios tenía para la protección de cada israelita
10 millones de ángeles porque había tantos espíritus malos en el mundo.
También entre los cristianos había debates sin fin sobre el número de
ángeles que existen. Famoso se hizo el debate escolástico sobre cuántos
ángeles podían bailar sobre la punta de un alfiler. Algunos entendidos
efectivamente llegaron a la conclusión de que Dios había creado 400
millones. Otros creyeron que había un ángel detrás de cada brizna de
pastos.
Podríamos encontrar muchos ejemplos más de estas especulaciones
infructuosas - hasta en nuestros días. Lo cierto es que la Biblia no nos dice
el número de los ángeles. Pero la impresión que tenemos es que debe de
ser enorme. Daniel 7:10 menciona que delante del trono de Dios hay
millones de millones de ellos. Lucas nos habla de una multitud de las
huestes celestiales2 que aparecieron a los pastores. Después de su
detención, Jesucristo dijo que el Padre en el cielo podría haber mandado 12
legiones de ángeles. Si lo tomamos literalmente, estamos hablando de
120.000 solo para este cometido. Aunque desconocemos su número, pero
sabemos que se trata de una cantidad enorme3.
La Biblia usa la expresión del “ejercito” celestial. De hecho, uno de los
títulos de Dios es “Señor de los ejércitos”. Y es una referencia a los ángeles
que están a su mando, dispuestos a llevar a cabo a sus órdenes, como el
libro de Daniel y sobre todo el libro de Apocalipsis nos enseñan. La idea
del “ejército” implica una jerarquía con rangos y funciones distintos. Las
expresiones “principados”, “dominios” y “tronos” nos indican
precisamente en esta dirección.
Pero aunque nos gustaría tener muchos más detalles sobre este tema, la
Biblia no nos las facilita. Incluso el gran teólogo Agustín confesó que
desconocía el orden de la jerarquía angélica.
Sin embargo, algo sabemos. Hablamos primeramente de los más
importantes que son los arcángeles. Sabemos los nombres de uno: Miguel.
2 Lucas 2:13
3 Hebreos 12:22; Apocalipsis 5:11; Mateo 26:53
11
En Daniel 10:13 él es llamado “uno de los principales príncipes, lo cual
indica que tiene que existir más de un arcángel.
La tradición judía habla de siete arcángeles en total con nombres
incluídos: Uriel, Rafael, Reguel, Sariel, Remiel, Gabriel y Miguel. Es
curioso que Apocalipsis 8:2 habla de “los siete ángeles que estaban en pie
ante Dios”. Es bien posible que la tradición judía sea acertada. De todos
modos hay que ser prudente. Gabriel es el único otro ángel que conocemos
por su nombre. Sin embargo, la Biblia no le llama explícitamente
“arcángel”.
Tanto Miguel como Gabriel aparecen el Antiguo como en el Nuevo
Testamento. Miguel, cuyo nombre significa “¿quién es como Dios?”, tiene
una relación especial con Israel.
El libro de Daniel nos presenta un cuadro muy interesante de una
auténtica guerra que se lleva a cabo entre el Reino de Dios y los reinos de
este mundo. También el Nuevo Testamento sabe algo de esta guerra
espiritual4.
Un acontecimiento especial es la lucha misteriosa entre Miguel y
Satanás por el cuerpo muerto de Moisés. Otra escena famosa de la
intervención de Miguel encontramos en Apocalipsis 12. El versículo 7 nos
describe como Miguel y los ángeles bajo su mando vencieron a Satanás y
los echaron del cielo. Es reconfortante que se describe ni un solo caso en la
Biblia donde Satanás gana una lucha contra el ejército de Dios.
El único otro ángel cuyo nombre conocemos es Gabriel (“Dios es mi
guerrero”). La Biblia le menciona más veces que a Miguel. Daniel tiene
contacto con él y mantiene largas conversaciones con este mensajero de
Dios mientras que su mensajes a Zacarías y a María eran más bien breves.
Luego están los misteriosos serafines, con sus seis alas. Su nombre
viene de una raíz hebrea que significa “fuego”. Eran serafines los que se le
aparecieron a Isaías5. Aparecen como seres con caras, pies y manos que se
comunican de tal manera que Isaías los entiende. Parece que su ministerio
está directamente relacionado con Dios y su trono.
Es interesante que incluso los serafines no pueden mirar directamente a
la gloria de Dios en su trono. En señal de reverencia y temor, cada uno de
ellos cubre su cara con dos de sus alas. El pasaje nos instruye que alaban a
Dios con labios puros.
4 Efesios 6:12
5 Isaías 6
12
Y como último hablamos brevemente de los querubines. Es curioso que
la Biblia no menciona ninguna interacción entre los ángeles y Adán y Eva
antes de su caída. La primera vez que se mencionan ángeles en la Biblia es
precisamente después de la expulsión de ambos del paraíso. Ese es el
momento cuando aparecen los querubines.
Son ellos los que vigilaron la entrada del jardín de Edén con una
espada66 impidiendo de esta manera el acceso a este recinto sagrado. En el
libro de Éxodo, son dos querubines hechos de oro los que se colocaron
encima del arca del pacto. También en el primer templo había
representaciones de querubines en las paredes7. Ellos simbolizaban la
presencia divina y el misterio y las maravillas de su gracia.
Esto fue nada más que un breve retrato del ejército de Dios que nos
rodea y nos cuida al pueblo de Dios - aunque no nos damos cuenta. Vale la
pena concienciarnos de que están ahí porque nos da ánimo en tiempo de
aflicción. La segunda parte de la estrofa de la poesía de Bonhoeffer que
cité antes así lo expresa:
6 Génesis 3:24
7 I Reyes 6 y 2 Crónicas 3
13
Trabajadores celestiales
Los ángeles como viajeros entre dos mundos interfieren en los
acontecimientos de este mundo. Y su presencia es real.
17
¿Existen los ángeles de la guarda?
Esta es una pregunta muy antigua en la historia de la fe cristiana.
5 Tobit 12:9.
6 Hermann Bavinck: Reformed Dogmatics, p. 467
19
cuidado de los niños. Pero yo no sé si de aquí se debe deducir
que a cada uno se le ha asignado el suyo particular”.7
21
Agentes secretos con licencia para matar
La Biblia nos habla de una lucha espiritual: están involucrados seres
invisibles de naturaleza diferente a la humana.
1 Billy Graham: Los ángeles: agentes secretos de Dios, Nelson Pocket (2012)
22
Al leer el libro de Daniel nos quedamos impresionados: detrás de los
acontecimientos políticos y militares que implican el paso de cuatro
imperios bien conocidos por el escenario de la historia mundial hay
ángeles llevando a cabo los cometidos divinos.2
Dios usa sus ángeles para llevar acabo su justicia. No son chicos
inofensivos y bonachones con cara de niño regordete y rizos rubios, sino
seres capaces de matar a todo un ejército, como el de los asirios bajo el
mando de Senaquerib ante las puertas en Jerusalén en el año 701 3. También
fue un ángel quien mató al rey Herodes en Hechos 12.
Es curioso que de ambos acontecimientos existe una versión “secular”.
Heródoto - el historiador griego - nos cuenta que una plaga de ratas4 acabó
con el ejército de los asirios, camino a Egipto5.
En el caso de Herodes Agripa (Hechos 12:23) tenemos un relato de Flavio
Josefo. El historiador judío relata como Herodes estaba dando una fiesta en
Cesarea en honor al emperador romano Claudio. Agripa vestía una túnica
tejida con hilo de plata que reflejaba los rayos del sol. En medio de
aplausos de los presentes empezó a sentirse mal y fue trasladado a su
morada donde fallecería cinco días después.6
Las intervenciones de ángeles en los asuntos de este mundo también se
mencionan en casi todos los capítulos del libro de Apocalipsis. Y esta
afirmación es válida independientemente de nuestra interpretación del
libro. El santuario en el cielo es el lugar donde se decide lo que va a pasar
en la tierra. Es uno de los mensajes centrales del libro de Apocalipsis. Y los
agentes que llevan a cabo estos decretos son los ángeles. Nos damos cuenta
al leer Apocalipsis que su tarea no se agota en la adoración delante del
trono celestial. La información que el último libro de la Biblia nos da poco
tiene que ver con el sentimentalismo y las creencias populares. Los ángeles
anuncian a veces7 los juicios de Dios. Pero sobre todo: los llevan a cabo.
Tienen un poder sin límites para hacerlo.
En este sentido también tienen una tarea importante relacionada con la
segunda venida del Señor Jesucristo al final de los tiempos y del castigo de
los que se oponen a la voluntad de Dios. Cuando el Señor separará “las
1 The Works of John Owen, Edinburgh (1854), vol. XIX, p. 246 (trad. del autor)
2 Mateo 28:6
3 Hechos 5:19; 12:19
4 Hechos 8:26
5 Hechos 10:30-32
26
historia tiene también otra cara: la participación de los ángeles en esta
tarea. ¿A qué se debe este silencio? ¿Por qué no los tenemos más en
cuenta? Nuestro Dios no ha cambiado. Él sigue enviando a sus ángeles
para trabajar en favor de aquellos que proclaman el evangelio. Esta verdad
tiene una base teológica sólida.
Por eso, no me extraña que la historia del evangelismo y de las misiones
mundiales está llena de testimonios muy creíbles del apoyo angélico en
momentos muy críticos.
Desde que empecé a escribir esta serie de artículos no han parado de
llegarme testimonios de hermanos -y por cierto: de diferentes
denominaciones y teologías- que me han contado sus experiencias en este
sentido. Y son experiencias perfectamente avaladas por la Escritura.
Algunos me han confesado que nunca se atrevieron antes a contarlo por
miedo a ser tachados de místicos, ilusos y poco serios.
¿No es precisamente la falta de tomar en serio el ministerio de los
ángeles -tan frecuentemente mencionado y descrito en las páginas de la
Biblia- una razón que nos resta valor y decisión a la hora de proclamar las
verdades divinas? El ejército de Dios es una realidad. Satanás y sus huestes
lo saben. Pero muchos cristianos simplemente lo ignoran.
Es verdad: las iglesias de la Reforma se pronunciaron con cierto
cuidado a la hora de hablar del tema. Pero se pronunciaron. Que lo hicieron
con cuidado era una reacción entendible ante los excesos de adoración y
veneración de los ángeles en la Iglesia Romana.
Como ya mencioné en un artículo anterior, Juan Calvino desarrolló una
angelología muy detallada y bien elaborada en su obra magna, la
Institución de la Religión Cristiana. Recomiendo la lectura de esta parte a
todo el mundo, también a aquellos que no suelen comulgar mucho con
Calvino porque lo que extrae de la Escritura es inapelable y raras veces fue
escrito de forma tan concentrada y a la vez entendible.
Nos hace mucha falta la profunda dependencia de la Escritura en este
tema que sufre por un lado de un sensacionalismo desmesurado y por otro
lado de un mutis absoluto en el mundo evangélico. La Biblia apoya
claramente la idea de que la existencia e interacción de los ángeles con
nuestras vidas y ministerios es una realidad. Dios abre las ventanas del
cielo para interferir en los asuntos de esta tierra. Y, como hemos visto,
manda sus ángeles para servir a su Iglesia. Su presencia nos es aliento, pero
también aviso.
27
Al mismo tiempo vemos que los mensajeros celestiales tajantemente
rechazan cualquier forma de veneración o incluso adoración.6
Normalmente, su actuación es discreta e invisible para nuestros ojos. El
autor de Hebreos incluso escribe que algunos creyentes han acogido
forasteros en sus casas que eran ángeles7. Abraham era el primero. Pero
seguramente no el último.
Quiero ser muy claro: la obra de Jesucristo en nuestra salvación es
fundamental y única. Él es nuestro único y suficiente Mediador. Solo en Él
hay salvación. Pero esta verdad no nos debería llevar a la conclusión de
que Dios ya no se sirve del ministerio sobrenatural de los mensajeros
celestiales para llevar a cabo su voluntad. No deberíamos ceder el espacio
de este tema a los discípulos del esoterismo y la Nueva Era que usan
conceptos paganos para promover su idea de los ángeles, ajenas a la Biblia.
El ministerio incesante de los ángeles debería ser de ánimo para una
Iglesia misionera, pero a la vez perseguida y bajo asedio - más que nunca
antes en su historia. Misión y persecución van mano en mano. Si la Biblia
algo nos enseña sobre el tema es la simple verdad: Dios no deja
desamparada a su Iglesia perseguida.
El judío Michael Horowitz escribió en la introducción del libro de Paul
Marshall con el título “Their blood cries out” (su sangre clama):
“La persecución creciente de cristianos se parece de una forma
preocupante a la persecución de los judíos (…) durante una buena parte de
la historia de Europa”.8
Los cristianos, el grupo más perseguido del mundo, son cabezas de
turco en los regímenes islámicos y comunistas de este mundo y en una
manera creciente también en las democracias occidentales con su
secularismo radical y militante.
Y en este contexto nos viene bien esta verdad: no estamos solos en esta
batalla espiritual. A veces Dios demuestra su cuidado interviniendo en
favor de sus hijos que sufren. Y muchas veces el mundo también se
beneficia de paso9.
Dios conoce nuestras flaquezas, los peligros a los cuales nos vemos
expuestos y las constantes amenazas a nuestras vidas, a veces incluso
6 Apocalipsis 22:8.9
7 Hebreos 13:2
8 Michael Horowitz en Paul Marshall: Their blood cries out, Dallas (1997), p.16 (trad.
del autor)
9 Hechos 27:24
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desconocidas para nosotros. Sin su intervención constante en forma de
innumerables guardianes, la historia sería bien distinta. Dios se sirve de sus
ángeles para consolarnos en nuestras debilidades. Si a Jesucristo le hizo
falta en su batalla decisiva en Getsemaní, cuanto más a nosotros.
Vivimos en un tiempo donde los poderes malignos parecen ocupar cada
vez más terreno. Pero nunca deberíamos olvidar que no estamos solos. Y
además estamos en el lado del vencedor. En el cumplimiento del propósito
divino los ángeles están acampando alrededor del pueblo de Dios. Estoy
convencido de que la falta de reconocimiento del ministerio de los ángeles
en nuestras vidas tendrá una consecuencia importante: debilitarnos
espiritualmente. Sigue válida la palabra de Eliseo a su siervo atemorizado:
“No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que
están con ellos.”10
Cuando la Iglesia se reúne solemnemente para rendirle culto a su Dios y
Salvador, los ángeles están presentes. Y cuando los cristianos claman en su
desesperación “líbranos del mal”, los recursos del Señor no flaquean. Con
derecho nosotros no extendemos el Reino de Dios con la ayuda de la
espada. Sería un método tan ineficaz como mundano. Pero la Iglesia
triunfante y victoriosa cuenta con la ayuda de las huestes celestiales
ordenadas para servir al pueblo de Dios. Y donde los ángeles actúan los
imperios tiemblan y caen. Lo notarán también en su momento los imperios
de nuestros días. Ellos caerán, pero la Iglesia y su evangelio sigue
triunfando.
10 2 Reyes 6:16
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