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CEREBRO NORMAL

El encéfalo está formado por miles de millones de células nerviosas,


las neuronas.
La función de las neuronas consiste en enviar impulsos eléctricos,
que pasan de una neurona a otra con la ayuda de mensajeros
químicos, los neurotransmisores.
Cuando el impulso eléctrico alcanza el extremo de una neurona se
libera una sustancia química que desencadena una reacción en el
área receptora, una sinapsis en la siguiente célula nerviosa (la
sinapsis permite a las células nerviosas comunicarse con otras a
través de los axones y las dendritas – La sinapsis es un proceso de
aproximación/espacio donde el impulso nervioso es transferido de
una célula a la siguiente con la ayuda de una sustancia química, un
neurotransmisor). Esto permite que el impulso eléctrico viaje por
esta célula hasta la siguiente. De esta forma, los impulsos eléctricos
son transmitidos a lo largo de las innumerables cadenas neuronales
halladas en el encéfalo.
El resultado final de los mensajes de estos impulsos depende de las
conexiones neuronales que participen. Por ejemplo, si son impulsos
provenientes del área del encéfalo responsable del lenguaje, el
centro del lenguaje, el resultado es que podamos hablar. Cuando
utilizamos nuestros ojos se produce un tránsito rápido y enérgico
de impulsos a lo largo de las redes nerviosas que conectan el ojo
con el área situada en la parte posterior del encéfalo, responsable
de que podamos comprender lo que vemos.
El resultado final de la transmisión de impulsos neuronales
determina qué función tenemos.
La transmisión de impulsos continúa según un criterio ordenado,
que asegura un resultado normal. La formación de millones de
redes neuronales permite que el encéfalo controle las incontables
funciones de las que es responsable.
Cada red neuronal individual puede tener un efecto estimulador o
inhibidor. Eso se encuentra determinado por el neurotransmisor
utilizado por la red individual. Algunos neurotransmisores tienen
un efecto estimulatorio, como el GLUTAMATO que aumenta la
transmisión del impulso, mientras que los neurotransmisores
inhibidores, como el GABA (ácido gammaaminobutírico) intentan
frenar una mayor transmisión de impulsos.
CEREBRO DURANTE UNA CRISIS EPILEPTICA
Las crisis epilépticas, cualquiera que sea su tipo, siempre son
causadas por una transmisión excesivamente enérgicas de impulsos
en el encéfalo. Lo característico de esos impulsos anormales es que
no ocurren en el patrón habitual. Se produce sincronización. Puede
abarcar un grupo mayor o menor de neuronas (parcial) o incluso
todas las neuronas de todo el encéfalo (total). La localización
determina los síntomas que produce la crisis epiléptica. Dado que
surgen de esta forma, las crisis epilepticas pueden ser de muchos
tipos diferentes.
Todavía se desconoce la razón precisa de por qué ocurren estos
impulsos epilépticos sincronizados. En teoría, existen dos factores
que podrían causarlos.
GABA: Si la red neuronal inhibitoria no funciona como debería, las
otras neuronas tienen vía libre y comienzan a transmitir impulsos
epilépticos descontrolados. Esta situación ocurre si la
concentración del neurotransmisor inhibitorio GABA NO ES
NORMAL. De hecho, sabemos que hay muy poco GABA presente en
los encéfalos de algunas personas epilépticas. Esto ha conducido al
desarrollo de fármacos (vigabatrina y tiagabina) que incrementan la
concentración de GABA en el encéfalo.
GLUTAMATO: Cuando la red neuronal inhibitoria funciona
normalmente, pero los sistemas estimuladores son demasiado
potentes. Esto podría suceder cuando la concentración del
neurotransmisor estimulatorio glutamato en el encéfalo es muy
alta. No está totalmente claro en qué medida existe esta situación
en las personas con epilepsia.
DAÑO ENCEFALICO COMO RESULTADO DE CRISIS EPILEPTICAS:
Muchas crisis epilépticas dañan el encéfalo por sí solas. Ello se debe
a los efectos posteriores de la crisis. Debido a las dificultades
respiratorias, el cese de la respiración, mientras el encéfalo y los
músculos están consumiendo grandes cantidades de oxígeno al
mismo tiempo, pueden perderse células nerviosas. No solo las crisis
convulsivas dañan el encéfalo, la actividad eléctrica anómala que
acompaña incluso los ataques menores puede conducir a la muerte
celular.
¿Las crisis epilépticas matan neuronas?
La gran mayoría de las crisis de epilepsia son breves y
autolimitadas, es decir, sin muerte de neuronas. Sin embargo,
existe una condición de riesgo de muerte de neuronas y de riesgo
vital para el paciente: el llamado estado epiléptico, en que ocurren
crisis muy prolongadas (mayores a 30 minutos) o se produce una
crisis tras otra sin recuperación de conciencia entre ellas, por un
período mayor a 30 minutos.

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