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Discriminación Racial

Se desconocen, prácticamente, las razones por las que diversos grupos humanos poseen
características físicas diferenciales. En el estado actual antropológico, poco más que
conjeturas pueden efectuarse.

Existen, pues, diferencias, probablemente de origen adaptivo, entre unos grupos humanos
y otros; pero los datos de que se dispone son todavía fragmentarios. Es preciso destacar,
en cualquier caso, las características diferenciales en las que solemos fijarnos, color de
piel, forma de rostro, que no son las que mayor importancia poseen consideradas desde
el punto de vista biológico.

Tendemos a diferenciar a los seres humanos en tres o cuatro grupos, atendiendo el color
de piel: blancos, amarillos, negros, cobrizos. Sin embargo seria posible hacerlo
atendiendo a otro tipo de categorías.

El hecho de que el progreso científico haya superado hoy toda pretendida justificación
biológica del racismo, no implica que no puedan existir diferencias en algún factor de
capacidad intelectual entre unas y otras etnias; en cualquier caso, no estan demostradas.

Cuando nos creemos superiores por diferencias de cultura, de religión, educación, etc.,
esto quiere decir que los parámetros que se toman para discriminar dependen de la
persona que los toma y lo peor es que se dan por válidos.

Cabe afirmar, pues, que los estudios antropológicos estan contribuyendo a derribar la
muralla de prejuicios culturales generados durante siglos de racismo.

Si bien él termino raza se utiliza para clasificar la humanidad de acuerdo con


características superficiales físicas y de herencia común, este no resulta particularmente
útil desde el punto de vista biológico o sociológico, ya que todas las razas pertenecen a
una única especie biológica.

Cuando nos referimos desde el punto de vista biológico, la raza era mas evítente cuando
las diferencias se referían a los rasgos morfológicos, como la pigmentación de la piel, el
cabello, la forma de la nariz y la estructura corporal. La aparición del análisis genético vino
a refutar esta idea. Antes de la definición genética, la clasificación de las razas dependía
de una combinación de factores geográficos, ecológicos y morfológicos.

En cuanto a las razas, es decir la blanca, la amarilla, negra, etc., la ciencia no reconoce
entre ellas otras diferencias que no sean las del orden biológico, como la pigmentación de
la piel, estatura, forma del cráneo, etc. Estas diferencias genéticas no dan origen a
desigualdades intelectuales o a distintas aptitudes sociales y políticas. Si bien se ha
intentado demostrar que entre las razas existen diferencias sobre esos aspectos, se llegó
a la conclusión a que todas las razas poseen las mismas aptitudes intelectuales.

Las diferentes razas humanas son una realidad indiscutible, pues poseen rasgos físicos
distintos que se mantienen siempre aunque no existan mezclas entre ellas, de tal manera,
que ninguna de estas razas tienen alguna superioridad o inferioridad biológica entre sí, es
decir, con el solo hecho de ser un integrante de la especie humana, va a tener las mismas
condiciones intelectuales que los demás siempre en cuando que sus medios geográficos
y culturales sean similares. A esto se lo pudo demostrar a través de test que se realizaron
durante la Segunda Guerra Mundial a niños de la raza blanca y negra, que habían
recibido la misma alimentación, de tal manera que las aptitudes intelectuales de ambos
grupos fueron iguales.

En la actualidad se admite la existencia de cinco grandes razas definidas por causas


genéticas:

1. La raza Europea o caucásica


2. La raza africana o negroide
3. La raza amerindia
4. La raza asiática
5. La raza australoide

A la vez esta caracterización puede ser subdividida, por la frecuencia de los genes, de tal
manera que se alcanzaría a diferencia alrededor de 30 razas.

Si bien estas cinco razas son verdaderas, y diferentes entre sí en el aspecto exterior no
implica que unas sean inferiores y otras superiores. Sin embargo, el aspecto exterior de
las razas, ha dado pie a diversas corrientes ideológicas.

Hoy, cuando las teorías tradicionales resultan insuficientes y la política sorprendida


reacciona con hipocresía. En este punto, más allá de las interpretaciones clásicas, es
importante la reflexión sobre la ética, para poder lograr entender él porque existe hoy en
día la necesidad de diferenciarse discriminando al otro, si bien, una persona discrimina al
otro cuando necesita sentirse superior porque, en el fondo, se siente inseguro desde el
punto de vista fisco, social, económico o culturalmente, de tal manera que no valora a las
personas por lo que son, si no que las discrimina a través de cosas exteriores.

En definitiva el discriminador es un infeliz. No solo por la aceptación común del termino,


sino simplemente porque no está feliz consigo mismo.

Sin embargo, distintas formas de discriminación reaparecen permanentemente en


diferentes momentos y partes del mundo, tales como la “depuración étnica”, otras a través
de la aparición de partidos políticos que levantan las banderas de la xenofobia y el
racismo, y otras que conviven cotidianamente con todos nosotros entre los pliegues
culturales del prejuicio.

La discriminación contra las minorías, las poblaciones indígenas y los migrantes no solo
continua sino que, en muchos casos a aumentado. Este aumento de la discriminación
surge por la ruptura de solidaridades y la generación de inseguridad favorecen su
aumento, pero a la vez existen elementos personales que hacen que alguien se diferencie
negativamente de los otros.
Sin embargo, peses a la incasable lucha de los pueblos de eliminar este cruel método de
“dominación-dominado” falsamente guiado por infundadas creencias, el racismo sigue
siendo una realidad y nuestro deber es frenarlo, este es el deber de la humanidad. El
enemigo está muy dentro nuestro, es la humanidad luchando contra sí misma.

Una solución es inminente, pero solo resta esperar a la concienciación de las masas.

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