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LA FARSA MÁS GRANDE DE LA HISTORIA

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¿Es el coronavirus la nueva «magia de Merlín»?

Por

 Rubén Luengas

Mar 17, 2020

En el contexto del brote del COVID-19 habría que retomar el El Informe del Consejo Nacional de
Inteligencia: Proyecto 2020 escrito y publcado en 2004, realizado con base en «consultas con
expertos de organizaciones no gubernamentales» en el que se afirma que el proceso de
globalización se podría ver seriamente amenazado de ocurrir un suceso de grandes dimensiones,
señalan incluso éste podría ser una pandemia.

Merlín el encantador, es una película de animación de 1963, producida por Walt Disney Pictures.
El decimoctavo largometraje animado en la serie de Disney, y la última animación estrenada en la
vida de Walt Disney. La película se basa en el libro homónimo de T. H. White, y cuenta las
aventuras del Rey Arturo antes de ser coronado monarca, y su relación con el mago Merlín.

Uno de los episodios más relevantes de la película es sin duda el duelo entre Merlín y Madam
Mim. El duelo casi es ganado por Madam Mim cuando ella se transforma en un dragón, pero
Merlín hace uso de su conocimiento sobre el futuro y se transforma a sí mismo en una bacteria
que transporta una enfermedad terrible, haciendo que Mim se enferme tanto que no pueda
continuar. Y para variar, Merlín le receta que tome el sol, algo que ella odia.

¿Será que en este siglo XXI le han sido robados sus poderes a Merlín para utilizarlos de manera
perversa contra humanidad?

Recordemos las palabras del exsecretario de Defensa de Estados Unidos, Robert McNamara,
persona nefasta y amoral que, entre otras bondades, falsificara las pruebas para justificar que
Estados Unidos se implicara a fondo en la guerra de Vietnam y, como presidente del Banco
Mundial, presionara a los países en vías de desarrollo para que aceptasen las políticas de
eugenesia de la International Planned Parenthood Foundation (IPPF), para la reducción
demográfica.

“Hay que tomar las medidas para la reducción demográfica del globo terráqueo, aun en contra de
la voluntad de sus respectivas poblaciones. La reducción del índice de natalidad ha sido un fracaso.
Por eso tenemos que aumentar la tasa de mortalidad por medios naturales, por el hambre y por la
inoculación de todo tipo de enfermedades”.

 
Muchos historiadores del control demográfico señalan al Reverendo Thomas Malthus, nacido en el
siglo XVIII, como el pionero en esta cuestión. Él creía que los seres humanos siempre se
reproducirían más rápido de lo que la Tierra es capaz de alimentarlos.

Desde los años ’60, el Banco Mundial, la ONU, y fundaciones filantrópicas estadounidenses, como
la Ford o la Rockefeller, empezaron a enfocarse en lo que consideraban el problema de las cifras
crecientes del Tercer Mundo.

Consideraban que la sobrepoblación era la principal causa de degradación ambiental, el bajo


desarrollo económico y la inestabilidad política. La población masiva en el Tercer Mundo se veía
como una amenaza al capitalismo occidental y al acceso a los recursos.

“Afirmo que la capacidad de crecimiento de la población es infinitamente mayor que la capacidad


de la tierra para producir alimentos para el hombre. La población, si no encuentra obstáculos,
aumenta en progresión geométrica. Los alimentos sólo aumentan en progresión aritmética. Basta
con poseer las más elementales nociones de números para poder apreciar la inmensa diferencia a
favor de la primera de estas dos fuerzas”. Malthus. Ensayo sobre la ley de población/ 1798.

 
En 1966, el presidente Lyndon Johnson advirtió que Estados Unidos podría verse desbordado por
masas desesperadas e hizo que la ayuda a países en desarrollo dependiera de que adaptaran
programas de planificación familiar.

Otros países ricos como Japón, Suecia y el Reino Unido también empezaron a dedicar grandes
sumas de dinero a reducir las tasas de nacimiento del Tercer Mundo.
A principios de los años 70 el presidente Nixon pidió al Congreso mayores fondos para financiar las
actividades de población. En 1970 creó la Comisión sobre el Crecimiento Demográfico y el Futuro
de Norteamérica, nombrando para presidirla nada menos que a John D. Rockefeller III.

En su carácter de secretario de estado del gobierno norteamericano, Henry Kissinguer suscribió el


24 de abril de 1974, el documento titulado “Memorandum de Estudio para la Seguridad Nacional
nº 200 (NSSM 200) – “Implicaciones del Crecimiento Poblacional Mundial para la Seguridad de
Estados Unidos e Intereses de Ultramar”.

En 1989 estos documentos fueron desclasificados. Esto permitió descubrir como el Informe
Kissinger recomendaba al Ejecutivo del gobierno de Richard Nixon declarar de máxima prioridad el
control de natalidad en 13 países. Brasil aparecía en primer lugar; los otros países eran India,
Bangladesh, Paquistaní, Nigeria, México, Indonesia, Filipinas, Tailandia, Egipto, Turquía, Etiopía y
Colombia. Se alegaba que la “explosión” demográfica era una “amenaza” para la seguridad de de
los EE.UU. Entre otras cosas, recomendaba a las agencias del gobierno de Estados Unidos no usar
el término “control de la natalidad” para no asustar a los políticos, sino expresiones como
“planificación familiar” o “paternidad responsable”. El objetivo era garantizar el acceso de los
EE.UU. a las materias primas de esos países, minimizando el consumo interno en ellos.

El Informe del Consejo Nacional de Inteligencia: Proyecto 2020

En el contexto del brote del COVID-19 habría que retomar El Informe del Consejo Nacional de
Inteligencia: Proyecto 2020 escrito y publicado en 2004, realizado con base en «consultas con
expertos de organizaciones no gubernamentales» en el que se afirma que el proceso de
globalización se podría ver seriamente amenazado de ocurrir un suceso de grandes dimensiones,
señalan incluso éste podría ser una pandemia.

Se detalla que es cuestión de tiempo para que en el mundo aparezca una nueva pandemia como el
virus que de 1918 a 1919 provocara la muerte de cerca de 20 millones de personas, haciendo
hincapié en que países con sistemas de salud deficientes como África Subsahariana, China, India,
Bangladesh o Pakistán podrían ser focos de rápido avance.
Además, esta desaceleración o completo estancamiento del proceso de globalización podría forzar
a los gobiernos del mundo a la aplicación de restricciones sobre el flujo de capital, bienes e incluso
personas que, irónicamente, se han visto atadas por las cadenas de esa misma globalización. Muy
conveniente, ¿no?.

¿Es acaso que quienes gobiernan a los gobiernos tenían ya planeado todo lo que estamos viendo
en este 2020 desde hace años?, ¿podría ser la «magia de Merlín» el truco que tendrían bajo la
manga para alcanzar sus ambiciones de poder ilimitado?

Entre Noticias sólo plantea los cuestionamientos, queda en el lector sacar sus propias
conclusiones.

https://rubenluengas.com/2020/03/es-el-coronavirus-la-nueva-magia-de-merlin/

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