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La preocupación por la protección del medio ambiente en los Estados Unidos surge en la década
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de los sesenta a causa del deseo de los norteamericanos de alcanzar una mejor calidad de vida y
por la preocupación obsesiva de proteger la salud de sus conciudadanos. Fruto de todos estos
factores, se aprobó la Primera Ley de Protección del Aire Atmosférico (1963), la Ley de Protección
de la Naturaleza (1964) y la Ley sobre la Calidad de las Aguas (1965).
Sin embargo, es en el año 1969 cuando se aprueba la ley más importante en relación con la
protección del medio ambiente: la National Environmental Policy Act (NEPA), que intenta dar una
respuesta unificada y definitiva a la problemática ambiental, definiendo una serie de metas en la
política medioambiental estadounidense.
La NEPA, que actualmente cuenta con una vigencia de cerca de cuarenta años, ha tenido desde
su aprobación una gran transcendencia internacional, no sólo por el hecho de ser el primer texto
con unas características determinadas que se aprobaba a nivel internacional (se trata de una
norma generalista que abarca la protección del medio ambiente en su conjunto y diseña una
política propia en esta materia), sino también porque ha establecido un cambio de actuación en la
Administración, en el sentido que impone un procedimiento mucho más riguroso en el cual se da
entrada a los particulares, abriendo la vía a la participación ciudadana y reconociéndoles el
derecho a ser informados sobre el estado del medio ambiente.
Estados Unidos funciona como un sistema federal. El Gobierno Nacional tiene facultades
expresamente atribuidas, mientras que los cincuenta Estados conservan una considerable
autonomía y libertad sobre sus ciudadanos.
Tanto el Gobierno como los cincuenta Estados se dividen en tres poderes: legislativo, ejecutivo y
judicial. Las Constituciones escritas, tanto la federal como las estatales, forman un sistema de
ámbitos de competencias independientes entre sí.
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Anexo 4: La tutela del medio ambiente en los Estados Unidos
El Gobierno Federal
1. El Poder Ejecutivo
El poder ejecutivo federal está constituido por el Presidente, el Vicepresidente, el
Gabinete y todos los depar tamentos federales, así como la mayoría de las
dependencias, entidades o agencias gubernamentales.
El poder ejecutivo recae en su totalidad en el Presidente, el cual es elegido por un
período de cuatro años, y tiene la facultad de nombrar a la totalidad de los magistrados
de la Corte Suprema y los jueces federales, los embajadores y todos los demás
funcionarios públicos. Asimismo, el Presidente tiene poder de veto en la legislación.
El poder ejecutivo comprende decenas de agencias gubernamentales. A diferencias de
los departamentos, las agencias cubren necesidades muy específicas. En materia de
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La labor de los órganos judiciales norteamericanos, fieles a la tradición del Common
Law, constituyen uno de los pilares más importantes para la consecución de la
protección de medio ambiente. En este sentido, el espíritu proteccionista imbuido a la
legislación ambiental, junto con el nacimiento, en el ámbito organizativo, de las
Agencias administrativas especializadas y la influencia ejercida por los grupos de
presión, fueron creando una atmósfera cada vez más proclive a fomentar aquellos
circuitos propicios a la defensa y mantenimiento de la calidad del medio ambiente.
El enorme protagonismo adquirido por los tribunales indujo al poder legislativo a
estimular, en muchas ocasiones, el papel de los órganos judiciales con la finalidad de
fiscalizar y controlar la actuación administrativa, de modo que el mandato legislativo no
quedase desvirtuado por el ejercicio del poder delegado a la Administración.
Cada uno de los cincuenta Estados que conforman los Estados Unidos de América tiene una
Constitución escrita que no debe contradecir la Constitución Federal.
1. El Poder Ejecutivo
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Debido al complejo entramado de instituciones y agencias que vertebran la protección del medio
ambiente en los Estados Unidos, este apartado únicamente analizará la estructura y el
funcionamiento de las instituciones y agencias que más directamente están relacionadas con la
tutela del medio ambiente.
Estas instituciones son: el Consejo de Calidad Ambiental (CEQ), la Agencia de Protección Ambiental
(EPA) y la División del Medio Ambiente y los Recursos Naturales del Departamento de Justicia.
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Anexo 4: La tutela del medio ambiente en los Estados Unidos
1.2.1. Introducción
La Constitución de los Estados Unidos no contenía ninguna mención expresa a la protección del
medio ambiente. Las discusiones doctrinales acerca de la posibilidad de extraer de entre sus
mandatos algún instrumento que protegiese el medio natural fracasaron repetidamente. A los
mencionados esfuerzos por deducir de la Constitución una protección real del medio ambiente,
siguieron otros que tuvieron como objetivo incluir una nueva enmienda a la Constitución, sin
embargo, estas iniciativas tampoco obtuvieron resultados positivos.
Frente a esta situación, y como reacción a los inconvenientes ofrecidos por el texto constitucional
federal, numerosos Estados americanos introdujeron una cláusula sobre el medio ambiente en
sus respectivas constituciones, consagrándolo como un cuasi derecho federal. Tal es el caso de la
Constitución de Illinois (artículo XI,2), Rhode Island (artículo I,17) o Pennsylvania (artículo I,27).
No es hasta el año 1969 que la legislación federal aprueba una declaración sobre la protección
del medio ambiente. En concreto se trata de la NEPA, que fue la primera ley que consiguió
materializar un conjunto de inquietudes ambientales puestas de manifiesto en etapas anteriores,
a raíz de la aprobación y publicación de un cierto numero de normas sectoriales sobre la materia.
En este sentido, y debido a que los Estados Unidos no cuentan con una ley ambiental única que
constituya una marco de referencia general, se puede entender que la NEPA es lo que más se
asemeja a una política ambiental federal.
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En virtud de la Décima Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, cualquier facultad que
la Constitución no haya delegado al Gobierno Federal, y que no haya sido prohibida expresamente
a los Estados nacionales, corresponde a éstos últimos. Cabe mencionar que, debido a que tiene
atribuida la protección del comercio interestatal, el Gobierno Federal es el máximo responsable de
proteger el medio ambiente. Por su parte, al ser los Estados los responsables de proteger la salud,
la seguridad y el bienestar públicos, tienen también una considerable competencia para aprobar
la normativa relativa a la protección del medio ambiente.
La protección de los recursos hidráulicos en los Estados Unidos se centra en siete puntos básicos:
• Otorgamiento de permisos al amparo de la Ley de Aguas Limpias (Clean Water Act, CWA) que
deben asegurar el cumplimiento de tres tipos de normas: normas de tipo tecnológico, cuya
finalidad es controlar y evitar la contaminación de las aguas; normas de calidad de las aguas,
cuya finalidad es garantizar el cumplimiento de las normas para la calidad del agua (en este
sentido, los Estados deben clasificar todas las aguas de acuerdo con los usos específicos de
cada una de ellas, y luego establecer una normativa de calidad de las aguas para proteger su
uso); y normas relativas a la salud pública y a la protección del medio ambiente.
• Control de la calidad de las aguas de las denominadas fuentes móviles (como las
escorrentías agrícolas o urbanas).
• Establecimiento a través de la Safe Drinking Water Act (SDWA) de los niveles máximos de
contaminación para las aguas potables.
• Protección de las aguas subterráneas tanto a través de la SDWA como a través de la Ley de
Conservación y Recuperación de Recursos (Resource, Conservation and Recovery Act,
RCRA) y Ley Integral de Respuesta, Compensación y Responsabilidad Ambiental
(Comprehensive Environmental Response, Compensation and Liability Act, CERCLA).
• Control del consumo del agua, estableciendo en este sentido los derechos públicos sobre el
agua y las regulaciones específicas que rigen la distribución de las aguas subterráneas.
• Establecimiento de un régimen tendente a controlar los permisos y las autorizaciones
relativas al uso y utilización de los recursos hídricos.
• Aprobación de una normativa que tiene como objetivo proteger los ecosistemas de agua
dulce, tanto los ríos como los pantanos.
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Anexo 4: La tutela del medio ambiente en los Estados Unidos
La gestión de los residuos domésticos y residuos peligrosos se rige básicamente por la Ley de
Eliminación de Residuos Sólidos (Solid Waste Disposal Act, SWDA) modificada por la RCRA.
En relación con la gestión de los residuos peligrosos, la RCRA establece una serie de obligaciones
que deben observar obligatoriamente todos los productores y poseedores de este tipo de
residuos. Asimismo, se establecen especificaciones relativas al transporte, almacenamiento,
Finalmente, cabe destacar que la gestión de los residuos radioactivos se rige por su normativa
propia, es decir por la Ley de Políticas sobre Residuos Nucleares (Nuclear Waste Policy Act, NWPA),
que regula tanto el almacenamiento como la eliminación de este tipo de residuos.
En Estados Unidos, al igual que sucede en la Unión Europea, existe una normativa tendente a
controlar tanto los focos móviles como los focos fijos de contaminación atmosférica.
La Ley del Aire Limpio (Clean Air Act, CAA) establece normas uniformes nacionales relativas a las
nuevas fuentes estacionarias (aquellas instalaciones construidas o modificadas después de
1970), normas nacionales sobre emisiones de contaminantes atmosféricos peligrosos y normas
para la emisión de los tubos de escape de los vehículos a motor.
Sin embargo, la gran novedad es que la EPA está autorizada a establecer normas nacionales
primarias y secundarias de calidad del aire para determinados contaminantes que, a juzgar por
diversos criterios establecidos con anterioridad, ponen en peligro la salud o el bienestar públicos.
La Ley de Control de Sustancias Tóxicas (Toxic Substances Control Act, TSCA) es el principal
estatuto federal que regula la fabricación, manipulación, importación y distribución de sustancias
químicas tóxicas y peligrosas.
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El Reglamento de la TSCA impone las obligaciones que deben cumplir los productores o
poseedores de sustancias tóxicas y peligrosas en relación a su producción, importación,
transporte, y posterior distribución y comercialización. En este sentido, la TSCA impone una
multitud de exigencias legales en forma de informes y requerimientos de registro que tienen como
finalidad básica el controlar en todo momento la cantidad de este tipo de productos y sus
condiciones de almacenamiento, manipulación y transporte, y así evitar posibles accidentes.
En esta misma línea se ha creado un registro de en el que deben inscribirse todos los plaguicidas
que se destinen a la distribución y posterior venta.
Los Estados tienen atribuidas la mayoría de las competencias en materia de protección de la flora
y la fauna silvestre. La actuación del Gobierno Federal se basa en gestionar la biodiversidad en los
territorios federales, reglamentar la caza, captura y comercialización de especies protegidas por la
legislación federal, y reglamentar el comercio interestatal e internacional de especies silvestres.
Finalmente, la Administración puede solicitar a los organismos federales que tomen en
consideración los posibles impactos en la vida silvestre.
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Existe un cierto número de especies protegidas: aves migratorias, águilas calvas y doradas, caballos
y burros salvajes y una gran variedad de mamíferos. Todas estas especies cuentan con leyes propias
que tienen como finalidad establecer los criterios de protección adecuados para evitar su extinción.
Al amparo de la Ley de Libertad de Información (Freedom of Información Act, FOIA) todos los
registros gubernamentales federales que no pertenezcan a cierta categoría deben estar a
disposición del público que los solicite. Por tanto, cualquier ciudadano puede solicitar una copia
de documentos relacionados con la protección del medio ambiente.
No obstante, existen limitaciones a este derecho. En este sentido, los registros cuyo acceso queda
vetado o limitado a los ciudadanos en general son aquellos relacionados con la seguridad
nacional, la política exterior, las prácticas y archivos relativos al personal de la administración, los
secretos comerciales, los documentos internos entre administraciones y cierta información
relacionada con los pozos.
Muchas leyes federales establecen el acceso del público a la información en materia ambiental:
información relativa al almacenamiento y manipulación de sustancias tóxicas y peligrosas,
supervisión de resultados exigida por la mayoría de los permisos ambientales y resultados de
ciertos estudios ambientales y de salud pública.
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Anexo 4: La tutela del medio ambiente en los Estados Unidos
En virtud de la NEPA se debe realizar una Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) en cualquier
proyecto federal de importancia que afecte de manera significativa la calidad del entorno humano.
Cabe destacar que, aunque únicamente los proyectos federales de gran magnitud exigen la
realización de una EIA, diversos proyectos no federales financiados con fondos federales (o
autorizados por la Administración Federal) se revisan de acuerdo con las exigencias de la NEPA.
Todas las dependencias federales han exonerado, en algún momento, a algún proyecto de cumplir
con el requisito de la realización de la EIA, al considerar, por experiencias anteriores, que cierta
categorías de proyectos no afectan de forma significativa al entorno natural que ha de acoger la
instalación.