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Los terremotos constituyen una de las catástrofes naturales más devastadoras y
más aterradoras que existen. La Tierra, fuente y símbolo de lo constante, firme e
imperecedero, es súbitamente sacudida y rota, atemorizando al hombre que
encara el fenómeno con su condición de mortal y su impotencia ante las fuerzas
enormes de la naturaleza. En unos cuantos momentos, miles de personas pueden
perder bienes, salud, seres queridos y, tal vez, la vida. Algunos terremotos han
llegado a causar cientos de miles de muertes y graves daños en áreas de miles de
kilómetros cuadrados, y se recuerdan como fechas dolorosas de la historia de la
humanidad. Desde tiempos históricos se guarda la memoria de un gran número de
terremotos destructivos; sin embargo, la ciencia que se dedica al estudio
sistemático de éstos es bastante reciente.

Un registro donde se representa el movimiento del suelo, es medido por un


sismógrafo. La diferencia en la velocidad de cada tipo de onda, cuando se siente
un terremoto las primeras sacudidas es debido a las ondas P, siendo las
siguientes las ondas S y por último las ondas superficiales. La diferente velocidad
de cada tipo de onda es, además, la propiedad que se utiliza para determinar la
localización del foco del terremoto. Un caso especial de ondas son las que se
originan cuando el foco sitúa bajo el mar. Este caso es muy similar al ejemplo de
la piedra que cae en un estanque: se generan grandes olas, que se propagan
desde el foco hacia la costa, donde causan graves daños.

Los sismógrafos operan con un principio de inercia, objetos estacionarios, que se


mantienen sin movimiento a menos que se les aplique una fuerza. - Sin embargo,
la masa tiende a mantenerse estacionaria, mientras la base y el tambor se
mueven. Sismómetros que son usados en estudios de terremotos son diseñados
para ser sumamente sensibles a los movimientos de tierra; por ejemplo
movimientos tan pequeños como 1/10,000,000 de centésima (distancias casi tan
pequeñas como espacios atómicos) pueden ser detectados en lugares
sumamente quietos. Los terremotos más grandes, tales como el de las islas
Sumatra-Andaman con una magnitud de 9.1 en el 2004, generando movimientos
terrestres alrededor del planeta Tierra que pueden tener varios centímetros de
crecimiento. Los sismógrafos modernos de investigación son electrónicos, y en
vez de utilizar marcador y tambor, el movimiento relativo entre la pesa y la base
generan un voltaje eléctrico que es registrado por una computadora. Modificando
la posición del resorte, la pesa y la base; los sismógrafos pueden registrar
movimientos en todas direcciones. Los sismómetros comúnmente registran
movimientos de muchas y diferentes fuentes naturales; como también aquellas
causadas por el hombre; por ejemplo movimientos de los árboles a causa del
viento, olas golpeando las playas, y ruidos de autos y grandes camiones

Los modernos sismógrafos de banda ancha, consisten de una pequeña ‘masa de


prueba’, confinada por fuerzas eléctricas, manejada por electrónica sofisticada.
Cuando la tierra se mueve, electrónicamente se trata de mantener la masa fija a
través de la retroalimentación del circuito. la cantidad de fuerza necesaria para
conseguir esto es entonces registrada .
La salida de los acelerómetros es una tensión proporcional a la aceleración del
suelo (recordando f=ma de newton), mientras que los sismómetros usan un
circuito integrado para lograr una salida que es proporcional a la velocidad del
suelo.
los sismómetros espaciados en un arreglo pueden ser usados para localizar a
precisión, en tres dimensiones, la fuente del terremoto, usando el tiempo que toma
a las ondas sísmicas propagarse hacia fuera desde el epicentro, el punto de la
ruptura de la falla. Al estudiar las ondas sísmicas, los geólogos pueden también
hacer mapas del interior de la tierra. Cuando ocurre un temblor, los sismógrafos
que se encuentran cerca del epicentro son capaces de registrar las ondas s y las
p, pero del otro lado de la tierra solo pueden registrarse las ondas p.

Tiene distribuido sensores a lo largo del territorio nacional organizados en


diferentes subredes. Una de ellas es la Red Sismológica de Banda Ancha que
está configurada para monitorear la sismicidad en las regiones de mayor potencial
sísmico dentro del país. Las estaciones se localizan, en su mayoría, a lo largo de
las costas del Océano Pacífico y de Veracruz, así como en el eje neo volcánico.
La red consiste actualmente de 61 estaciones en operación.
Las estaciones constan de los siguientes instrumentos:

Un Sismómetro STS-2: Estos sensores triaxiales permiten registrar ondas


sísmicas en una amplia banda de frecuencias, con respuesta plana a la velocidad
del suelo entre 0.01 a 30 Hz, y capacidad de registrar sismos en una amplia gama
de magnitudes, desde sismos locales pequeños hasta sismos lejanos, sin
problemas de saturación. Un acelerómetro: Estos sensores triaxiales permiten
registrar las aceleraciones del suelo dentro de un amplio espectro de frecuencias
sin saturación de la señal para sismos grandes locales y regionales. Estas
características de los sensores, permiten estimar con gran precisión la magnitud
de sismos grandes que puedan ocurrir en el territorio nacional.

Un registrador Quanterra con digitador de 24 bits: Las señales del sensor de


velocidad son muestreadas en forma continua a 20, 1 y 0.1 muestras por segundo
(mps), son convertidas a un formato digital y almacenadas en el disco duro del
registrador Quanterra.
Todas las estaciones cuentan además con un reloj GPS que permite obtener una
referencia de tiempo de alta precisión, el cual es almacenado junto con la
información sísmica.
En los últimos años, el Instituto de Geofísica de la UNAM se dio a la tarea de
instalar una red de estaciones sismológicas equipadas con nuevos digitalizadores
en diferentes sitios rodeando a la Ciudad de México con el objetivo de mejorar la
calidad de los datos y localizaciones de los temblores originados en el Valle de
México.
La Red Sísmica del Valle de México (RSVM) cuenta a la fecha con 31 estaciones
digitales. La mayoría de ellas se localiza en el Estado de México.

La red sísmica de banda ancha del volcán Tacaná, consta de 4 sismómetros,


estos sensores de tres componentes (Vertical, Norte-Sur, Este-Oeste) permiten
registrar ondas sísmicas en una amplia banda de frecuencias. Todas las
estaciones cuentan además con un reloj GPS que permite obtener una referencia
de tiempo de alta precisión.

Esta red está formada por 9 estaciones telemétricas distribuidas dentro del
territorio nacional que envía su señal en tiempo real directamente a la Estación
Central localizada en el Instituto de Geofísica de la UNAM. La mayoría de los
equipos utilizados son sensores verticales.
Durante los terremotos registrados en las distintas fechas en México, se pudo
notar que las viejas casonas y palacios construidos, algunas desde la época de la
Colonia, sufrieron daños menores. Una de las explicaciones fue que las normas
para construir en la capital no tomaron en cuenta las condiciones del suelo, que en
sitios como el Centro y la colonia Roma se componen fundamentalmente de
arcilla. Otra de las consecuencias fue crear instituciones para prevenir o mitigar los
efectos de un desastre natural. Así nació, por ejemplo, el Centro Nacional de
Prevención de Desastres (Cenapred), que no sólo atiende el problema de los
sismos sino que en las últimas décadas se concentra cada vez más en las
afectaciones por huracanes e inundaciones.

Un gran problema con los sismos en el caso de los edificios es que aquellos que
tienen de 2 a 12 pisos son los más peligrosos para la construcción en zonas
sísmicas de suelo blando en la capital, dado que entran en resonancia y es más
fácil que se caigan, ya que los efectos de las ondas sísmicas se amplifican y duran
más. Los temblores se producen por la acomodación de las enormes placas que
forman la corteza terrestre, en total 12 enormes placas que se mueven
constantemente, sobre todo debido al nacimiento de nuevas montañas. Éstas son
como las piezas de un enorme rompecabezas de miles de kilómetros cuadrados,
con la particularidad de que tienen un grosor de alrededor de 100 kilómetros y
además no embonan muy bien, sino que se meten unas debajo de otras,
fenómeno que los sismólogos denominan subducción

Las ondas que producen los temblores viajan a una velocidad aproximada de 24
mil kilómetros por hora (Km/hr) como los cohetes, mientras que las ondas de luz,
como la radio y la televisión, viajan a mil ochenta millones (1,080,000,000) km/hr

Se puede calcular la localización del foco midiendo la diferencia de tiempo en


cualquier sismógrafo, así como la distancia en un gráfico de tiempo de viaje en el
que la onda primaria y la onda secundaria tienen la misma separación, los
sismólogos pueden calcular la distancia del epicentro del terremoto.
Midiendo los valores de S-P, se obtiene:
25 seg, 40 seg y 60 seg,
respectivamente. Adoptando la
velocidad de la onda P constante S =
5.8 km /seg, las distancias al epicentro
será: 348 km, 216.4 millas

Cuando se produce un terremoto las ondas sísmicas P (primarias) y S


(secundarias) generadas, se dispersan en todas las direcciones. Por sus
características de propagación, estas ondas viajan a diferentes velocidades,
siendo la onda P más veloz que la S, con lo cual la onda P se va alejando
paulatinamente de la onda S a medida que nos apartamos del epicentro. Por lo
tanto, mientras más lejos se encuentre una estación del epicentro del terremoto,
mayor será la diferencia de tiempo de llegada entre la onda P y la onda S; por lo
que esta diferencia de tiempo (TS-P) proporciona una medida de cuán distante
está el epicentro del lugar de medición. Considerando a la Tierra compuesta por
una sola capa y completamente homogénea, se podría considerar constante la
velocidad de la onda P, y a partir de ella saber el recorrido en km, que le demandó
el tiempo TS-P.

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