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Autor:
Dr. D. Eduardo López López
Universidad Complutense de Madrid-UCM
e-mail: edward@edu.ucm.es
Informe al Proyecto I
Objetivos comprometidos:
Objetivo 1º:
Objetivo 2º:
- Definir lo que ha de ser objeto de enseñanza por el profesor y de dominio por los
alumnos, es decir, los resultados esperados en Lengua Española y Matemáticas de
cursos de Educación Primaria
Un modelo eficaz de
enseñanza
“Over the years educational researchers have learned a lot about
reducing these achievement disparities. Yet because of our tendency
in education today to focus only on “what’s new,” a lot of that
important knowledge is being neglected. Instead of building on what
we already know, many modern proposals for closing achievement gaps
simply rename well-established principles, adding to the tangled
thicket of terminology that confounds progress in education. To
succeed in our efforts to close achievement gaps and to reach our goal
of helping all students learn we need instead to recognize and
extend this hard-earned knowledge base” (Guskey, 2005, 2).
Introducción
El presente Informe se enmarca dentro del Plan de Mejora de la Calidad de la Educación en
Centros Públicos Prioritarios de la Comunidad de Madrid. Dentro de este Plan de Mejora se
ha definido un Proyecto, identificado con el núm. 1, cuyo título se corresponde con el
Diseño, aplicación y evaluación de un Sistema instructivo altamente estructurado y
orientado al dominio de las materias de Lengua y Matemáticas en la Educación
Primaria en Centros Públicos Prioritarios de la Comunidad de Madrid. Los Objetivos
comprometidos para el plazo de 2007 han sido los siguientes:
Eso no ha obstado para que se hayan desarrollado partes de algunos otros derivados
básicamente del objetivo d) titulado Colaborar en cuantas acciones formativas se
deriven enmarcándolas dentro del Plan de Formación del Profesorado de la
Comunidad de Madrid.
Aunque son muchas las definiciones que se han dado y no es el momento de presentarlas,
me parecen dignas de inclusión dos más, porque pueden ayudar a entender cuáles son los
elementos que constituyen un adecuado concepto de educación compensatoria. En efecto,
Flaxman (1985) la define como la inclusión en la práctica educativa de servicios y
programas de educación adicionales en forma de enriquecimiento cultural e instructivo,
rehabilitación educativa y ampliación de las oportunidades educativas entre los
desaventajados o fracasados escolares que no reciben o no se aprovechan de las
oportunidades que ofrece la enseñanza normal. Pinillos (1981, 118), por su parte, la describe
del siguiente modo:
“La idea inspiradora de casi todos estos programas –preescolares unos, más
estrictamente compensatorios otros- fue la de que una mejora del medio y, de ser
posible, familiar, unida a unas ayudas psicopedagógicas específicas que suplieran los
déficits iniciales, pondría a los niños desfavorecidos en condiciones de incorporarse
con normalidad a los cursos escolares corrientes y elevarían a la par sus cocientes
intelectuales”.
- Son en primer término los sujetos privados (deprived) del desarrollo normal por
desigualdades de origen, es decir, aquéllos en los cuales las huellas de las influencias
negativas del entorno han sido originadas por experiencias tempranas restrictivas.
Tales deficiencias ya han sido identificadas a los 18 meses, aunque su gestación ha
sido mucho más temprana, incluso en el seno materno, que es el primer ambiente del
niño.
- Son en segundo término los sujetos desaventajados (disadvantaged), en los cuales la
marginación comienza cuando se incorporan a la escuela, que es donde se da un
desajuste entre el desarrollo y las características personales que trae a la escuela,
por una parte, y las normas vigentes en ella, por otra. Es precisamente el término
disadvantaged el que en la literatura se utiliza para caracterizar preferentemente
al sujeto de educación compensatoria.
- Y son igualmente en tercer lugar los sujetos desfavorecidos o fracasados escolares,
para quienes las condiciones del medio escolar constituyen el origen de su fracaso.
Son fracasados escolares en el sentido de que sufren las desigualdades en el
tratamiento educativo.
Y aquí tenemos otro elemento educativo. Tales programas están “diseñados para el
crecimiento cognitivo y emocional”. Es decir, el objetivo de la educación compensatoria es
el desarrollo de las facultades eminentemente humanas, cognición y volición, saber y
querer. El resto de las variables son derivadas del desarrollo de las facultades o aspectos
básicamente anímicos del ser humano. Los sujetos de educación compensatoria tienen unos
rasgos de personalidad que les dificultan el aprendizaje y aprovechamiento del entorno;
han desarrollado una actitud negativa hacia la educación, un deficiente desarrollo de la
inteligencia, un deficiente nivel de aprovechamiento escolar, expresado en bajo
rendimiento, una forma de lenguaje que no favorece el aprovechamiento de los bienes de la
cultura en igualdad de condiciones de otros que tienen un lenguaje adecuado para el
aprendizaje. Y de muchas otras variables. Son precisamente estas variables las que
preferentemente han de ser compensadas. Apunta Musgrave (1972) como conclusión de su
capítulo sobre el aprendizaje de clase social:
“Las clases sociales son subculturas dentro de las cuales existen diversos patrones
de aprendizaje. El aprendizaje de clase social in-/cide sobre tres nociones
psicológicas: la personalidad, la capacidad perceptiva y la manera de razonar. Debido
a ello, los niños de cada clase social tienen diversas posibilidades de aprovechar la
enseñanza que se les brinda. En una época amante de la igualdad, esta tendencia
Finalmente, una quinta característica, la finalidad que se pretende. Se ha dicho que lo que
se pretende es descubrir y desarrollar el potencial latente de los alumnos, corrigiendo las
desigualdades e igualando a los deficientes para que puedan incorporarse con normalidad a
los cursos escolares corrientes. Esto es, se trata de igualar resultados al final del proceso
en desarrollo cognitivo, incluyendo el CI, y motivacional. Mediante el descubrimiento y
desarrollo del potencial latente del alumno, se pretende corregir las desigualdades de
origen e igualarlas hacia arriba. Se parte de la idea de que estos alumnos son sujetos
distintos, diversos y diferentes. Pero no solamente eso: Son sujetos con carencias, con
deficiencias; son alumnos deficientes, esto es, carentes de un adecuado desarrollo
conforme a sus posibilidades, para que puedan incorporarse con normalidad a los cursos
escolares corrientes.
Sin embargo, el Informe Coleman (1966) venía a concluir que muy poco de la varianza entre
escuelas en materia de rendimiento escolar se debía a diferencias en la infraestructura
escolar, como material físico, tamaño de la clase, curriculum, salarios de los maestros, su
experiencia y cualificaciones, servicios especiales, entre los principales. Se comprobó que
ni por la igualación a la entrada ni por la igualación durante el proceso se conseguía igualdad
de oportunidades. Pesaba como una losa la desigualdad inicial, anterior a la entrada a la
escuela. Ya lo decían Coleman et al. (1966) en su conocido informe –Equality of educational
opportunity- cuando afirmaban que el rendimiento académico estaba relacionado con el
background o sustrato familiar en los años tempranos, de tal modo que una alta proporción
de varianza del rendimiento –hasta algo más de un 35 por ciento- estaba vinculado a
diferencias en el entorno familiar. Los niños de familias y hogares pobres, faltos de las
primarias condiciones o valores para apoyar la educación, no pueden aprender,
independientemente de lo que la escuela haga.
La frase anterior, que pudiera parecer inocua, ha sido fuente de conflictos, por cuanto
muchos críticos provenientes de extracciones culturales minoritarias o ajenas a la cultura
predominante han considerado que esta acción de igualación significaba una colonización
cultural, una imposición de los patrones de una cultura sobre los de otra. Esa cultura
dominante, dicen, es la cultura, para el caso americano, urbana, de clase media alta,
industrializada y de religión cristiana, como entre sus características más típicas. Dejo
planteado el problema sin entrar a abordarlo, dado que desborda el campo de mis
pretensiones. De cualquier forma, todo modelo educativo conlleva una propuesta de valores,
en este caso los predominantes y los más deseables socialmente.
Para entender los tres tipos de alumnos o personas desfavorecidas, es muy ilustrativo a
este respecto lo que ocurrió en los Estados Unidos de América (USA) con los programas
tempranos de educación compensatoria, en concreto con el Head Start. Pretendía, tomando
el símil hípico, que todos los niños desfavorecidos a través de un programa compensatorio
durante el tiempo preescolar -3/4 a 5/6 años- consiguieran poner la cabeza (head) –“head
at start”, gritaba el director de la carrera- en su inicio (start), esto es, el 1er. curso de
enseñanza primaria, a idéntico nivel en las materias básicas –lengua y matemáticas- que los
demás no desfavorecidos.
- Seguir con los programas preescolares Head Start, dado que habían, al menos a
corto plazo, demostrado su eficacia.
- Apoyarlos en los primeros cursos de la escolaridad, ayudándoles en sus estudios con
programas intensivos, y didácticamente novedosos y eficaces. Eran los programas
Follow Through o de seguimiento.
- Iniciar la acción compensatoria antes, desde incluso el hogar, dado que los 3/4 años
ya era tarde (too late). Eran los programas Home Start. Tan importante era partir
pronto, que en 1994 se crea en USA el Programa Early Head Start-ehs, que tiene
como mission (http://www.acf.hhs.gov/: 13.6.2007) el proporcionar servicios a las
familias de bajos ingresos con niños desde el nacimiento hasta la edad de tres años
y a las madres embarazadas. Al crear este programa, se partía de la convicción, a
partir de la investigación y de la práctica, de que una intervención temprana de alta
calidad potenciaría el desarrollo físico, social, emocional y cognitivo de los niños; por
otra parte posibilitaría el que los padres fueran mejores cuidadores y maestros de
sus hijos; y ayudaría a los padres a conseguir sus propias metas, incluyendo la
independencia económica.
Lo que con estas acciones se estaba confirmando es que la actuación con los desfavorecidos
sociales habría de extenderse no solamente a los “disadvantaged” sino a los “fracasados
escolares” y a los “deprived”.
Por otra parte, al citar los objetivos del EHS, se ha indicado qué es lo que pretenden los
programas de educación compensatoria. Buscan efectos no solamente en los destinatarios
primarios, los niños-alumnos, sino en los padres. Se dice que en los estudiantes se persigue
su desarrollo físico, social, emocional y cognitivo, es decir, todo; en los padres aprender a
ser padres y el cambio en sus vidas. Estos objetivos se pretende que se activen mediante la
educación, si bien todos los autores insisten en que los buenos programas son aquéllos que
son comprensivos, es decir, no se atienen solamente a una instancia de actuación sino que se
actúa desde varias.
Ahora bien, dado que las diferencias por origen ambiental y social son coyunturales, lo que
se pretende es corregirlas. ¿Hacia dónde va, qué persigue la educación compensatoria? Lo
que persigue la educación compensatoria, dicho de una forma breve, es la igualdad de
resultados. Es decir, dentro del diseño de la educación compensatoria se encuentran los
siguientes elementos:
¿Cómo se puede medir el status social, el status socioeconómico, la clase social? Para
hacerse una idea tanto de los indicadores que se suelen utilizar para realizar medidas de
nivel social como de su poder de discriminación de diferencias de rendimiento entre
alumnos de diferente nivel social, me ha parecido conveniente la cita sobre los resultados
en Ciencias en el resumen del Third International Mathematics and Science Study-Timss
(INCE-Mec, 1997):
Este párrafo utiliza varios indicadores de nivel social. Habla de factores económicos,
sociales, culturales, incluso del nivel educativo de los padres de los niños examinados.
Porque, en efecto, a la hora de definir el nivel social se ha acudido al nivel socioeconómico,
al status o clasificación profesional, al status social, incluso al medio geográfico, al nivel
cultural, al nivel de instrucción, a los estudios del padre, de la madre, de los padres en
general, a actitudes paternas hacia la educación e incluso al nivel de capacidad, entendiendo
que si se tiene nivel bajo de capacidad ordinariamente se pertenecerá a un nivel social bajo.
Es ilimitado el número de evidencias que prueban que cuanto más alto es el nivel social de
los padres mayor es el desarrollo de sus hijos en diversas variables. Porque relación entre
ambas variables –nivel social y rendimiento- existe. En efecto, en 100 estudios, que
contienen 636 relaciones, se encontró una correlación promedio de 0.25 (White, 1982). Eso
significa en la práctica que, mientras los alumnos de nivel social bajo de promedio se sitúan
en el percentil 50, los de nivel social alto de promedio se sitúan en el 75 aproximadamente.
Dicho de otro modo, vendría a significar que, mientras los alumnos de nivel social bajo de
promedio aprueban, los de nivel social alto sacan un notable. Cuando se pone en relación el
status con variables de tipo afectivo (actitud) dicha relación es prácticamente nula (0.03,
proveniente de 13 estudios).
Esto en conjunto viene a decirnos que el nivel social tiene una relación significativa con el
rendimiento, si bien esta relación no es suficientemente alta como para que se pueda
afirmar que dicho status social determina el rendimiento –y otras variables- sino
solamente lo condiciona. Esta es la tesis que defenderé al final de este apartado, que el
nivel social condiciona pero no determina, ya que, si determinara, no habría posibilidad de
remediar dichas limitaciones, ni con la educación compensatoria ni con otros medios.
Simplemente cabría la resignación.
Tomemos a título de ejemplo alguna investigación en la que se ilustra cómo el nivel social
del entorno familiar sobre todo condiciona diferentes variables de los hijos. Comencemos
por una investigación española del INCE (2001) (véase tabla 1) con alumnos de enseñanza
primaria, en la que se pone en relación el nivel de instrucción de la familia –aquí tenemos un
contrasentido, ya que ¿quién es el sujeto instruído?- con el desarrollo o nivel de
conocimientos de sus hijos en tres materias del curriculum.
Según se desprende de la tabla, puede afirmarse que cuanto más altos son los estudios de
los padres, mayor es el nivel de conocimientos alcanzado por sus hijos en las materias de
Conocimiento del Medio, en Lengua (Española) y en Matemáticas. Esta es la tónica general
de resultados, haciendo notar que de todos los indicadores arriba mencionados, el nivel de
instrucción de los padres –del padre, y de la madre especialmente en las edades tempranas-
es el que más alto poder discriminativo tiene a la hora de ponerlo en relación con muy
diversas variables de los alumnos.
De mucho interés sería también el análisis de la evolución del CI en las distintas edades
para los distintos grupos profesionales. En unos casos se mantiene e incluso se incrementa
levemente; en otros se mantiene y en alguno disminuye. Esto vendría a significar que la
inteligencia es modificable, al menos en cierto grado, y que puede mejorar, pero parece más
claro que puede empeorar.
Tabla 2: Nivel profesional del padre y correspondiente CI de los hijos en distintas edades
Clasificación profesional del padre CI y edad cronológica de hijos
(años)
2-5.5 6-9 10-14 15-16
- Carrera superior 114.8 114.8 117.5 116.4
- Carrera media o director de empresa 112.4 107.3 112.2 116.7
- Oficinista, obrero semiespec./ comerciante 108.0 104.9 107.4 109.6
- Propietario rural 97.8 94.6 92.4 94.3
- Obrero semiespecializado de 2ª categoría 104.3 104.6 103.4 106.7
- Obrero poco especializado 97.2 100.0 100.6 96.2
- Peón en la ciudad o campo 93.8 96.0 97.2 97.6
Fuente: McNemar (1942: Tyler, 1978, 337). Muestra: USA; Terman-Merrill para expresar
el CI de hijos en distintas edades cronológicas, según la profesión de sus padres.
¿En qué áreas o variables los hijos de niveles sociales bajos se encuentran en inferioridad –
esto es, son deficientes- respecto a los de niveles sociales superiores? Se está hablando
de desigualdades vinculadas a la pertenencia a diferente clase o grupo social, de las
deficiencias comparativas de los sujetos pertenecientes al nivel social bajo, que son
limitadoras del desarrollo. Existen evidencias respecto a la diferente forma de prepararse
la madre de clase social baja para la venida de los hijos y de cuidarlos mientras se
encuentran en el seno materno (prenatal); se ha hablado de cómo le cuidan y se cuida
deficientemente una vez nacido el hijo (postnatal); se ha hablado de las formas deficientes
de socialización y crianza de los hijos; de cómo tienen en mayor grado unos rasgos de
personalidad que dificultan su aprendizaje y aprovechamiento del entorno; de una actitud
negativa hacia la educación; de un deficiente desarrollo de la inteligencia; de un deficiente
nivel de aprovechamiento escolar, expresado en bajo rendimiento; de una forma de
lenguaje que no favorece el aprovechamiento de los bienes de la cultura en igualdad de
condiciones respecto de otros que tienen un lenguaje adecuado para el aprendizaje. Y de
muchas otras variables, porque la lista es muy extensa.
Pérez-Díaz, Rodríguez y Sánchez Ferrer (2001, 177), en una investigación sobre la familia
española ante la educación de sus hijos, estudian el grado en que el status de los padres se
relaciona con el fracaso escolar, medido por el porcentaje por parte de sus hijos de
repetición de curso. En la tabla adjunta (ver tabla 3) se pueden contemplar los datos, si se
miran las columnas de los extremos.
Ahora bien, los autores ponen en relación el status social de los padres con el fracaso
escolar (repetición de algún curso) de los hijos, analizado dicho fracaso según dejen a sus
hijos tener TV en su propia habitación o no. El permitir los padres que sus hijos tengan TV
en su habitación evidenciaría un cierto grado de desorganización del ambiente de trabajo
intelectual, de desinterés por sus estudios y desconocimiento de lo que es estudiar y sus
condicionamientos. ¿Qué ocurre con la repetición de curso cuando los padres dejan a sus
hijos tener TV en su habitación, sea cual sea su status social?
Algo similar ocurre con otra variable moderadora introducida por los mismos autores
(Pérez-Díaz et al., 2001, 176) en el estudio de la relación entre nivel de estudio de los
padres y repetición de curso. Si viéramos de nuevo la relación entre nivel de estudios de los
padres y repetición de algún curso por sus hijos, la tendencia es bien clara: Cuanto más alto
es el nivel de estudios de los padres más baja es la probabilidad de repetir algún curso.
Sin embargo, los autores preguntaron a los padres de cualquier status social si “ayudaban a
sus hijos en la realización de los deberes” en diverso grado (muchas/algunas veces y
pocas/ninguna veces) (ver tabla 4). De nuevo el panorama de repetición de curso cambió
drásticamente, tal como se puede ver a continuación.
Tabla 4: Nivel de estudios de los padres, ayuda a hijos en los deberes y repetición de curso
Nivel de estudios del ¿Ayudan a hacer los deberes? Estudiantes repetidores
entrevistado de algún curso (%)
Primarios incompletos Muchas-algunas: Sí 8 -14
Pocas o ninguna: No 22
Primarios completos Muchas-algunas: Sí 5 -12
Pocas o ninguna: No 17
Secundarios completos Muchas-algunas: Sí 4 -13
Pocas o ninguna: No 11
Universitarios Muchas-algunas: Sí 2 -11
Pocas o ninguna: No 13
Fuente: Pérez-Díaz, Rodríguez y Sánchez Ferrer (2001, 176)
Estos datos ponen en evidencia el hecho de que el ayudar a los hijos en la realización de los
deberes parece ser un elemento educativamente significativo, al menos como indicador del
nivel de aspiraciones de los padres hacia los estudios de los hijos, aparte de la ayuda
efectiva que tenga en el aprendizaje. En cada una de las categorías de padres la diferencia
es sustancial: 14 puntos en los primarios incompletos, 12 en los primarios, 13 en los
secundarios y 11 en los universitarios, que son datos suficientemente elocuentes de la
importancia que tiene el seguimiento del estudio de los hijos por parte de sus padres.
Tanto es así que entre los padres sin estudios primarios que ayudan (8 %) y padres con
estudios universitarios que no ayudan (13 %) la diferencia a favor de los primeros es de 5
puntos. La diferencia de aquéllos respecto de los padres con estudios secundarios
completos que no ayudan es de 3 y de los de estudios primarios completos que tampoco
ayudan es de 9, en todos los casos a favor de los primeros –estudios primarios incompletos
que ayudan.
Ni que decir tiene que la diferencia de ¡20 puntos! entre los padres universitarios que
ayudan y los de estudios primarios incompletos que no ayudan es de por sí elocuente. Pero
quede constancia de la tesis que estoy sustentando: La extracción social –sea económica,
cultural, instructiva, de status o de otro tipo- es un condicionante pero nunca un
determinante. Las decisiones de los padres hacia determinados comportamientos de los
hijos orientados al estudio, al cumplimiento del deber, a la obediencia hacia los profesores,
a la disciplina, … evidencian una actitud positiva hacia el aprendizaje de sus hijos, que tiene
un alto valor predictivo de su rendimiento.
Incluiré una variable más, al alcance de todos y la que más alto correlaciona con el
rendimiento escolar. Me refiero al nivel lector de los estudiantes, medido como frecuencia
lectora o compromiso lector. Si se relaciona el nivel de estudios de los padres con el
rendimiento de los alumnos, sus hijos, se puede concluir –como ya se sabe- que a más alto
nivel de estudios de los padres es más alto el rendimiento de sus hijos. Pero si este
rendimiento lo ponemos en relación con el nivel de estudios de los padres, según cuál sea el
nivel lector de sus hijos, entonces el rendimiento varía sustancialmente.
Véase el estudio del Cide (2002, 9) (ver tabla 5) en el que se muestra que un estudiante de
padres sin estudios pero con alto nivel de frecuencia lectora tiene un rendimiento similar
(2.70) al de estudiantes de padres universitarios pero con un bajísimo nivel lector (2.77).
Es decir, cuanto más alto es el nivel de estudios de los padres mayor es el rendimiento de
los hijos; pero dentro de cada nivel de estudios de los padres, cuanto mayor es el nivel
lector, igualmente mayor es el rendimiento. Las actitudes paternas hacia la educación de
sus hijos, los mismos niveles de aspiraciones de los hijos, su nivel lector, … marcan más la
diferencia que el desahogo económico a la hora de disfrutar de unos estudios considerados
selectivos pero deseables por unos padres con alto nivel de aspiraciones.
Voy a insertar dos citas de investigación que avalan la importancia de otras variables,
además de las económicas y de status. En las conclusiones sobre la variable de Matemáticas
del Informe Timss (INCE, 1997), se dice textualmente: “el rendimiento está asociado a
factores muy relacionados con el entorno familiar, como son la disponibilidad de recursos
educativos en el hogar, el número de libros que el alumno tiene en casa y el nivel educativo
de los padres” . Son variables dinámicas, no solamente materiales.
En el Informe Pisa 2000 (OCDE-INCE, 2001), cuando se explican los resultados del
rendimiento o ejecución de los alumnos, se recurre entre otras variables a las del entorno
familiar. Entresaco algunas conclusiones:
1) No todos los estudiantes que provienen de entornos familiares desfavorables
obtienen bajos rendimientos.
2) El nivel de educación de los padres y un mayor nivel de comunicación social y cultural
entre padres e hijos están asociados con un mejor rendimiento de los estudiantes.
En el proyecto PISA se preguntó a los estudiantes cómo interactuaban con sus padres en
diversos aspectos que cubrían desde el comentar libros hasta el hecho de comer juntos.
Los alumnos que interactúan más con sus padres obtienen, como promedio, puntuaciones
superiores en lectura, jugando la comunicación cultural (por ejemplo, el comentario de
libros) un papel mayor.
3) Los estudiantes que provienen de familias con más recursos económicos tienden a
obtener mejor rendimiento, aunque es más fuerte aún la relación con las posesiones
relacionadas con la cultura en sentido clásico.
Se preguntó a los estudiantes sobre diversas posesiones en sus hogares. Los estudiantes
que provenían de familias con más recursos económicos obtuvieron normalmente mejores
rendimientos que los alumnos que provenían de familias con menos recursos. Un predictor
más poderoso del rendimiento fue si los estudiantes poseían en su casa cosas asociadas con
la «cultura en sentido clásico», tales como libros de literatura y obras de arte. A pesar de
que la posesión de tales «ventajas» esté relacionada con otros rasgos del entorno del
hogar, sus efectos analizados de modo aislado siguen siendo considerables de modo
consistente. Estos efectos son mayores sobre la habilidad lectora que sobre las
matemáticas y las ciencias, poniendo de manifiesto el modo en el que aumenta el beneficio
educativo al tener acceso a la literatura y a otros bienes culturales en el hogar.
La literatura está llena de evidencias que van en esta dirección. El origen social es un gran
condicionante pero nunca determinante del desarrollo cognitivo y afectivo de los
estudiantes.
Así, pues, en este apartado dos van a ser los objetivos que se pretenden conseguir, esto es,
llegar a tener una visión global de la eficacia de diferentes metodologías instructivas
aplicadas a diferentes niveles de enseñanza y, como consecuencia, hacer una propuesta de
intervención por edades o niveles de enseñanza de los alumnos. Sin embargo, hay que hacer
una aclaración, esto es, que dichas metodologías deben ser las adecuadas a los alumnos
socialmente desfavorecidos, dado que no todas se adecuan del mismo modo al aprendizaje.
Dicen Willett et al. (1983) que, dentro de tal denominación, pueden incluirse los sistemas
AT, CAI, Contratos de Aprendizaje, PSI, Enseñanza Programada y Estudio Autodirigido;
incluso puedo añadir que dentro de esa etiqueta caben IPI, PLAN y los Paquetes
Individuales de Aprendizaje (ILP). No se van a definir, dado que excede los límites de la
presente síntesis, pero sin embargo se van a relacionar.
Omito, en tributo a la brevedad, las magnitudes promedio del efecto de todos los demás
procedimientos. Solamente incluyo los resultados cognitivos (rendimiento inmediato) de dos
procedimientos agrupados bajo la etiqueta “mastery learning” –mastery learning o Learning
for Mastery y el PSI o Plan Keller- y del promedio de los procedimientos (Cfr. tabla 6):
Tabla 6: Efecto promedio de los sistemas de Mastery Larning –PSI y LFM- en comparación
con los restantes (todos) métodos instructivos para la enseñanza de las ciencias
_ _ _ _
Sistemas ∆ N ∆ S Máx ∆ Mín ∆
- Mastery Learning 0.64 13 0.43 1.74 0.08
- PSI 0.60 15 0.42 1.74 0.08
- TODOS 0.10 341 0.41 1.74 -0.87
Fuente: Willet, Yamashita y Anderson (1983, 414)
A la vista de la tabla se constata que los modelos y sistemas orientados al dominio son los
más sobresalientes de entre todos los sistemas. Willet et al. (1983, 414) lo dicen
claramente, después de examinar una larga lista de sistemas:
Las conclusiones de Fraser et al. (1987) no dejan lugar a duda. En efecto, a partir de las
evidencias experimentales, afirman:
"Aquellos programas en los que existe mucha supervisión, dirección, estructura hacia
la meta o interacción con el profesor son los más efectivos. Un ejemplo de este tipo
de programas es el PSI de Keller el cual produjo más altas relaciones entre la
individualización y el rendimiento (r = 0.25)" (p. 204).
"el uso de la tutoría (r = 0.25), los métodos de mastery learning (r = 0.25) y los
deberes en el hogar (r = 0.21) fueron encontrados los métodos de enseñanza más
eficaces" (p. 212).
Spencer (1996) efectúa un estudio comparado sobre los efectos de varios modelos y
métodos de enseñanza. Incluyen la siguiente tabla (tabla modificada 9) distribuída por
niveles de magnitud del efecto (ME), la cual es suficientemente elocuente para los fines del
presente discurso.
Tabla 9: Estudio comparado sobre los efectos de varios modelos y métodos de enseñanza.
Calificación de Modelos y sistemas ME
la ME
Pequeño Enseñanza Programada (Secundaria) 0.08
(<0.35) Enseñanza basada en la imagen 0.15
Enseñanza Programada (Universidad) 0.24
Sistema Audio-Tutorial 0.25
Enseñanza Basada Ordenador (Universidad) 0.25
Homework-Deberes en el hogar 0.28
Enseñanza basada en el Ordenador (Secundaria) 0.32
Moderado Tutoría 0.40
(0.35-0.69) Video 0.41
Simulaciones del ordenador 0.49
PSI 0.58
Grande LFM y PSI (retención en tests) 0.70
(>0.69) Homework (calificado) 0.79
LFM 0.80
Fuente: Spencer (1996: Lara Ros, 2001, 98).
Los resultados, por lo que respecta al Learning for Mastery principalmente hablan por sí
solos. Es el modelo que mejores resultados arroja.
Finalmente, Sipe y Curlette (1997, 640), al realizar una meta-síntesis de los efectos
relacionados con el rendimiento educativo, presentan en el capítulo 5 los resultados
sustantivos de los meta-análisis (tabla 10) y distinguen entre las cinco intervenciones
curriculares con magnitudes del efecto ME más altas y las cinco más bajas.
Tabla 10: Resultados de los meta-análisis, distinguiendo entre las cinco intervenciones
curriculares con magnitudes del efecto ME más altas y las cinco más bajas.
Por tanto, los modelos y sistemas orientados al dominio son los que más alto promueven el
rendimiento (y otras variables, como se verá). Sin embargo, tal se dijo más arriba, el papel
fundamental que les ha sido asignado a los sistemas orientados al dominio es el de ser
inspiradores de las condiciones, elementos o estrategias de individualización educativa,
algunas de las cuales -las más significativas- son más eficaces en términos de rendimiento y
permiten insertarse en cualquier contexto instructivo. Dado que la enseñanza acelerada es
una vía específica para alumnos de muy alta capacidad y por tanto no específica para los
alumnos desfavorecidos sociales, me permito indicar, además del Mastery Learning, otras
dos vías que son de gran valor para dichos alumnos.
La Enseñanza del Vocabulario es una vía sumamente eficaz para todos los alumnos, aunque
es especialmente eficaz con alumnos desfavorecidos. No en vano el vocabulario, la
comprensión lectora es la variable que más alto correlaciona con el rendimiento (relación
próxima a 0.90). Por tanto, sería una buena vía toda aquella que potenciara el incremento de
la comprensión lectora.
No insisto en más detalles documentales y remito al trabajo del autor (López López, 2006,
a) sobre el tema en el que se incluyen más datos. Solamente quiero que quede constancia
gráfica de la gran fuerza tanto del Learning for Mastery como del PSI– encuadrable
también dentro de las metodologías de Mastery Learning (Cfr. Anderson y Block, 1985)-
sobre el rendimiento (Figura 1).
Figura 1: Efecto a partir de síntesis del Learning for Mastery y PSI sobre el rendimiento
¿Cuándo tal cantidad de estudios tiene en la práctica solamente efectos positivos? Son
efectos positivos los que están a la derecha de los ejes de ordenadas 0, y en la mayoría de
los casos dichos efectos son significativos –los que superan los valores de 0.20- y en
muchos muy altos. La experiencia confirma que pocas metodologías arrojan efectos tan
considerables (Cfr. Lipsey y Wilson, 1993).
Se hizo alusión a otro aspecto digno de ser considerado. ¿Es especialmente apto el
Learning for Mastery-LFM para alumnos socialmente desfavorecidos? La respuesta no
puede ser otra que es precisamente para ese sector de alumnos para los cuales es
especialmente indicado. De todas las conclusiones de la investigación educativa sobre la
eficacia diferencial del LFM (Cfr. Guskey y Pigott, 1988 y C. Kulik et al., 1990), quiero
destacar alguna. En efecto, cuando se utiliza el LFM (ya se sabe, comparado con la
enseñanza convencional) el rendimiento final inmediato es más alto si:
Tabla 11: Efecto del LFM sobre el rendimiento a partir de dos síntesis
Nivel estudios Guskey y Gates (1985) Guskey y Pigott (1988)
n ME n ME
Elemental 13 0.94 25 0.94
Secundario 12 0.72 16 0.48
Universitario 10 0.65 37 0.41
- Los alumnos son de más baja capacidad o rendimiento. Ser de baja capacidad
implica ordinariamente pertenecer a niveles sociales más bajos, como se ha dicho
y mucha investigación operacionaliza la capacidad. Son relativamente abundantes
los estudios individuales en los que se aplica específicamente para alumnos
socialmente desfavorecidos con excelentes resultados. De cualquier forma,
conociendo la estructura conceptual y los planteamientos teóricos y prácticos
del LFM no se puede por menos de concluir que está diseñado como modelo
recuperador más que potenciador de los aprendizajes (Cfr. la Discusión de mi
estudio: López López, 2006, a).
- Otras circunstancias hacen que resulte especialmente eficaz, como el aplicarse
en materias blandas (no del campo científico-matemático), el exigir durante el
proceso unos niveles o estándares altos de realización, …
¿Cuál es el efecto sobre la retención? Cuando se compara el efecto del LFM (vs. EC) sobre
el rendimiento inmediato y al cabo del tiempo, la pregunta que tiene sentido es ¿con cuál de
ambos procedimientos se olvida más con el tiempo? Dicho de otro modo, ¿es el LFM un
procedimiento con el cual lo aprendido queda más fijado y por tanto se olvida menos?
Analizados los pocos estudios que comparan ambos tipos de rendimiento, el inmediato con el
mediato o al cabo del tiempo, inclinan a pensar que en conjunto el rendimiento inmediato es
similar al mediato. Es decir, no se olvida, comparativamente con la Enseñanza Convencional
ni más ni menos que con el LFM; es decir, se retiene igual.
“A pesar de que los efectos actitudinales del método no han sido estudiados
frecuentemente, lo que de la pequeña evidencia que existe se sugiere es que tales
efectos también son positivos” (p. 288).
Por otra parte, ¿tiene el LFM algún efecto sobre variables cognitivas de orden superior?
Se está hablando de si tiene efecto para incrementar esas variables, que se consideran por
muchos como una de las grandes metas de la educación. ¿Incrementa el pensamiento
crítico, el lógico, la creatividad, el aprendizaje de los métodos de la ciencia, …? Cuando el
profesor enseña, si el alumno aprende, no aprende solamente los contenidos mismos sino
también el proceso a que el profesor recurrió para hacerlo. Esto es tanto como decir que
un alumno aprende no sólo de lo que se enseña sino de cómo se enseña. Es decir, unos
aprendizajes conducen a otros, se transfieren a otros. A esto ordinariamente se llama
transferencia de aprendizaje o alguien también lo ha llamado aprender a aprender. ¿Qué
dice la investigación educativa sobre la transferencia de aprendizajes provocada por
diversos métodos, en concreto por el LFM?
Willet y otros (1983) se ocuparon de recoger información (tabla 12), la poca que había, de
estudios sobre la generación de distintas habilidades cognitivas, que afloraban en los
alumnos, por el hecho de recurrir los profesores a varios sistemas individualizados de
enseñanza, uno de ellos en concreto el LFM, para que los alumnos aprendieran las distintas
materias del curriculum y, como corolario, cómo proceden los métodos de la ciencia, el
pensamiento crítico y el pensamiento lógico. Si se contempla la tabla adjunta, se verá que el
número de estudios es muy reducido, pero si las conclusiones que derivan de estas
investigaciones tuvieran un alto grado de sustentación, sería de suma utilidad saber que
esas dimensiones cognitivas de alto nivel se pueden adquirir o aprender aunque tal vez no
enseñar.
Esas dimensiones son perseguidas en todos los niveles de enseñanza pero especialmente en
los superiores. Lo especialmente importante es que se pueden adquirir no enseñándolas sino
aprendiéndolas mediante una metodología instructiva peculiar. Los mayores efectos los
generan los modelos orientados al dominio, es decir, aquéllos en los que existe un alto grado
de estructuración de las materias y de la secuencia de aprendizaje, en los que existe
congruencia entre todos los elementos del proceso, una evaluación frecuente, acompañada
de un alto grado de exigencia en el dominio de los contenidos y objetivos de aprendizaje,
seguida de feedback y de los procesos a que da lugar, esto es, a una enseñanza correctiva y
de enriquecimiento. Las características que adornan a estos programas son, entre las más
sustanciales, como afirman Fraser et al. (1987), la supervisión, dirección, estructura hacia
la meta en interacción con el profesor.
Se aludió al comienzo de este apartado a dos campos de interés en cuanto al efecto de las
metodologías instructivas, el primero –ya visto- ha sido los alumnos. Ahora no resta sino
analizar si la práctica del LFM (no se olvide: vs. EC) en concreto tiene efecto sobre los
profesores. Es evidente que se precisan más estudios y a más largo plazo, pero si lo que
hasta la fecha se ha logrado se confirmase, estaríamos ante una verdadera revolución en
educación por efecto del LFM. Son algunas variables las que se han medido en su efecto
sobre los profesores. Y es de reconocer el esfuerzo que han realizado Guskey y Pigott
(1988) en recoger la investigación que al efecto había. Ningún otro autor ha hecho cosa
similar.
Guskey y Pigott (1988) afirman que el LFM altera las explicaciones que los profesores dan
acerca de la causa de su efectividad en la escuela. Mientras bajo un contexto de Enseñanza
Convencional se suele dar más importancia a factores de personalidad (ME = - 0.38), con el
LFM el maestro centra más su atención sobre su efectividad en la escuela en factores
profesionales, es decir, en su conducta y práctica de enseñanza (ME = 1.13). Este hallazgo
viene a indicar que más importante que lo que el profesor sea (personalidad) es lo que el
profesor hace (conducta profesional). Esta conclusión acerca la profesión docente a todos
aquéllos que son profesionales, independiente de factores de personalidad. Es decir,
democratiza la profesión en sentido positivo.
Por otra parte, Guskey (1984: Guskey y Pigott, 1988), trabajando con 117 profesores de
enseñanza secundaria, que trabajaron con el Mastery Learning, encontró una alta relación
entre las mejoras de los alumnos y las mejoras que los propios profesores experimentaban;
es decir, existía relación entre fracaso del alumno y sentimiento de fracaso como profesor.
Los profesores que encuentran mejoras en sus alumnos por la utilización del LFM, se
encuentran ellos mismos mejor en la enseñanza y en cuanto a los papeles o roles que
desempeñan como maestros (ME = 0.61). Y, aún más importante, aceptan más
responsabilidad en el éxito y fracaso de sus alumnos (ME = 1.25), a la vez que expresan
menos confianza en sus capacidades como docentes que los profesores de enseñanza
convencional (ME = -0.59). Esto significa lo que podría denominarse “efecto humildad”.
Y, respondiendo al objetivo del apartado, puede decirse a modo de conclusión (Cfr. López
López, 2006, a) que a partir de las evidencias experimentales los programas centrados
alrededor del dominio son los que, en el estado actual de la investigación educativa de tipo
experimental, mejores resultados arrojan tanto en variables cognitivas (rendimiento) como
afectivas y de otro tipo, entre las que destacan las habilidades cognitivas de nivel superior.
Aun a riesgo de ser impreciso e inexacto, intentaré sistematizar los tipos de intervención
educativa más específicos para cada edad de los alumnos, especialmente para los
desfavorecidos sociales, es decir, aquéllos para quienes el entorno es un medio que limita o
condiciona enormemente sus posibilidades de desarrollo (ver cuadro 1). Las fronteras de
edad señaladas como específicas para una determinada intervención educativa no son sino
simplificaciones de la realidad, ya que no puede afirmarse que haya en este campo
intervenciones educativas exclusivas de unas determinadas edades. Son simplemente
predominantes.
A título de ejemplo de lo que se acaba de afirmar, valga lo que varios autores afirman
respecto de la edad apropiada para el método o modelo de Enseñanza Directa. Algunos
(Education Commission of the States, 1999) hacen que abarque desde el último curso de
preescolar o kinder (k) hasta el sexto curso de enseñanza primaria. La American
Federation of Teachers (1997) sostiene que, aunque es primariamente la Enseñanza
Directa un programa de la escuela elemental, también ha sido usado en la secundaria, en los
niveles de adultos y de recuperación. Por ello, en el cuadro se han indicado las acciones
educativas y la edad más adecuada de esas intervenciones. Este cuadro deriva de la
experiencia del autor con estas metodologías.
Son por otra parte variadas las acciones prenatales, igualmente sanitarias, preventivas,
alimentarias, psicológicas, pedagógicas, … e incluso las peri, neo y postnatales, de tal modo
que en estos primeros momentos de la existencia, el desarrollo biológico, sensorial,
neuronal, … es muy rápido y trascendente para las edades posteriores.
De un modo un tanto simplificador, pero no por ello inexacto, puede afirmarse que las
estrategias de desarrollo cognitivo suelen ser propias de las edades preescolares. No en
vano, la obra de referencia que concreta en el aula la teoría de Piaget (Cfr. Hohmann, Banet
y Weikart, 1979: 1984) tiene como título Young children in action: A Manual for
Preschool educators. El método de la Enseñanza Directa, también nombrado como modelo
Pre-Académico, se ubica en la edad del tránsito del preescolar a la enseñanza primaria.
Ordinariamente comienza a la edad K (cinco años) y se prolonga durante los primeros
cursos de la escolaridad obligatoria, incluso más adelante.
Finalmente, en la edad de la plena escolaridad las metodologías que mejor responden a las
exigencias de los escolares son las altamente estructuradas, exigentes y de atención
continua correctiva de los estudiantes. En este sentido, el modelo que parece responder
mejor a dichas exigencias es el del Learning for Mastery, que es una metodología eficaz
La primera instancia –una vez nacido el niño- tiene su inicio en lo que se viene denominando
early childhood education -o educación en la temprana infancia (niñez), que se refiere,
según ERIC (2005), a las “actividades y/o experiencias que se pretende que afecten a los
cambios en el desarrollo de los niños desde el nacimiento hasta las primeras unidades o
grados de la escuela elemental”.
Sin embargo, el recorrido de la “temprana niñez o infancia”, que cubre desde los 0 hasta
aproximadamente los 9 años, tiene un carácter restrictivo, ya que los entornos de
aprendizaje ni comienzan a los 0 ni tienen como límite los 9 años sino que, obvio es decirlo,
nos circundan y afectan durante toda la vida. Pero entornos no son solamente los
intencionales –se alude a “se pretende” en la definición- sino los no intencionales, esto es,
aquéllos que nos influyen por el simple hecho de estar, de vivir, de circundarnos.
Ahora bien, cada una de estas áreas de desarrollo cognitivo se perfeccionan mediante la
ejercitación y exposición a experiencias clave en ese ámbito. Así, por ejemplo, la
clasificación, que es una especificación del desarrollo del razonamiento lógico, se desarrolla
mediante la exposición a experiencias de:
¿Qué estudios se han realizado para evaluar la eficacia de programas basados en el modelo
de Piaget? Sin duda, los de mayor relieve desde muchos puntos de vista han sido los que ha
promovido la Fundación High/Scope. El primero fue el High/Scope Perry Preschool Study y
como continuación del primero el Preschool Curriculum Comparison Study. El estudio Perry
puso a contraste el modelo de Piaget contra el de un programa de corte convencional para
niños en edad preescolar socialmente desfavorecidos. El interés de este estudio reside en
que, mientras los niños fueron tratados en la edad preescolar, sin embargo fueron medidos
a lo largo de sus vidas, hasta recientemente –en 2005- cuando ya tenían entre 40 y 41 años.
De todo esto y de la evaluación de su eficacia a lo largo del tiempo se habla en otro lugar
con detenimiento (Cfr. López López, 2006). Si algo vienen a confirmar estos estudios es la
bondad de los programas de los dos estudios inspirados en Piaget, sobre todo a largo plazo.
Entresaco de la conclusión del trabajo algunos comentarios. Los programas preescolares de
alta calidad dirigidos a los niños que viven en pobreza contribuyen a su desarrollo
intelectual y social y a su éxito escolar, rendimiento económico y reducción de comisión del
crimen en la adultez. Además, todos los jóvenes niños que viven en pobreza en familias de
bajos ingresos deberán tener acceso a programas preescolares que tengan los elementos o
características que son razonablemente similares a las de los programas High/Scope Perry
Preschool y Preschool Curriculum Comparison Study.
Otra consecuencia es que se debe gastar mucho más de lo que se hace ahora en el total de
la inversión y en inversión por niño para proporcionar buenos programas preescolares y de
cuidado del niño para todos los niños que viven en pobreza. Y, finalmente y desde otro
ángulo, se puede concluir diciendo que criar y enseñar a los niños jóvenes es la más
importante ocupación de la sociedad.
Estos estudios, por tanto, ofrecen esperanza para pensar que se puede poner remedio, se
puede marcar la diferencia en la vida de los niños que viven en pobreza mediante la
educación en la temprana edad. Y esta esperanza, aunque frágil y sometida en ocasiones a
realidades difícilmente tratables, está apoyada por la evidencia de la investigación, que no
es mera aventura, que refuerza tal convicción y anima a seguir en una determinada
dirección. En este sentido bien puede afirmarse que “la educación compensatoria
compensa”.
En su origen este método fue llamado Distar (Direct Instruction System for Teaching
Arithmetics and Reading). De una forma concisa puede afirmarse que la Enseñanza
Directa (Direct Instruction) es un sistema de enseñanza basado en la teoría de Zig
Engelmann, según la cual los niños pueden aprender a un ritmo acelerado, si sus maestros
proporcionan enseñanzas claras, capaces de predecir con probabilidad confusiones y en
consecuencia reducir la confusión y ayudar a la formación de generalizaciones.
Entre los supuestos en los que se basa la Enseñanza Directa (Cfr. Education Comission of
the States, 1999) se citan los siguientes:
En Stevens y King (1987, 39-41) se pueden entresacar algunos elementos (tabla 14) que
describen esencialmente los programas educativos del tipo de Enseñanza Directa
inspirados en la teoría del desarrollo Estímulo-Respuesta. Se ha llamado, por la finalidad
pretendida, Programa Pre-Académico, dado que busca el desarrollo de las habilidades
requeridas para la actividad académico-escolar posterior.
En una relación sintética puede afirmarse que un modelo inspirado en la Enseñanza Directa
contiene al menos los siguientes elementos: Planes de lección altamente prescriptivos,
interacción a un ritmo rápido con los estudiantes, corrección de errores inmediatamente,
agrupamiento de los alumnos basado en el aprovechamiento o rendimiento, y frecuente
evaluación del progreso de los estudiantes.
Sin entrar a descender en detalles, puede concluirse que la Enseñanza Directa produjo
beneficios significativos en los estudiantes con un CI por debajo de 71 que entraron al
Proyecto, siendo las ganancias de 17 puntos si entraban en Kindergarten y de 9.4 si
entraban en el primer curso. Además, tal método produjo beneficios duraderos sobre el
rendimiento en puntuaciones de tests, asistencia a la escuela y aceptación en colleges o
Universidades. No es preciso insistir más, pero deseo que quede claro que al menos por lo
que respecta a resultados de tipo cognitivo, para determinado tipo de estudiantes y bajo
ciertas condiciones, el método de la Enseñanza Directa es el que mejores resultados
arroja.
La Enseñanza Directa se encuentra entre las intervenciones curriculares de más amplio
efecto sobre el rendimiento de los estudiantes, a similar nivel que el Learning for Mastery
y otros.
Me parece digno de resaltar algo que Anderson y Block (1985) en su trabajo recomiendan.
En efecto, dirigiéndose a los que han de aplicar o poner en práctica el Modelo, les comentan
que no se preocupen si no saben aplicarlo en su totalidad, pues –dicen- es más importante
ponerlo en práctica que el cómo se haga, porque el cómo surgirá del hacerlo. Y, por otra
parte, comentan que ésta no es una cuestión de todo o nada, sino una cuestión de grado, ya
que cuantas más estrategias pongan en práctica se mejorará el rendimiento de los alumnos.
Finalizan formulando una convicción:
"Las estrategias de mastery learning se pueden enseñar a los profesores, han sido
usadas y son eficaces para un amplio número de estudiantes" (p. 3228).
Recomendaciones
Aunque la escuela en las actuales circunstancias poco puede hacer, sin embargo, es
adecuado dejar constancia de que, si bien en cualquier época de la vida se ha de estar
De cualquier forma, aun siendo de una importancia decisiva los primeros años, la escuela ha
de hacer frente a los alumnos que son enviados a ella, esto es, unos estudiantes de una
determinada edad y con un concreto background. Con este sustrato previo la escuela se
pregunta qué puede hacer. En este sentido, la investigación parece concluir con bastante
claridad en cuanto a las estrategias y métodos eficaces. Algunas estrategias destacan
como especialmente eficaces con los sujetos socialmente desfavorecidos. En efecto, un
buen programa de educación compensatoria tiene que ser altamente estructurado; debe
además apoyarse en una evaluación frecuente durante el proceso, que tenga carácter
formativo o de ayuda; ésta ha ser seguida del feedback y, si fuera necesario, prestar la
oportunidad de remediar o recuperar los aprendizajes inadecuados. Varios autores
mencionan estrategias particulares, que han sido usadas especialmente con los
desfavorecidos, como la tutoría de iguales (Bradshaw, 2001; y Mayfield, 2000).
Habrá que estudiar con más detenimiento los efectos que provoca la Enseñanza Directa,
porque, si bien a corto plazo los efectos son sorprendentemente altos, a largo plazo, sobre
todo en variables emocionales y sociales, algunos autores han puesto en cuestión su
eficacia, comparativamente hablando a otros modelos. Así, Schweinhart, Weikart y Larner,
(1986), y Schweinhart (1997) vienen a preguntarse, a partir de las evidencias a largo plazo
del estudio High Scope Preschool Curriculum Study –en el que se comparan los modelos de
Piaget, de Enseñanza Directa y un modelo de Jardín de Infancia- si la Enseñanza Directa
causa la delincuencia y no el programa inspirado en Piaget. En este estudio se comparan,
siendo ya adultos, los que recibieron el programa de Enseñanza Directa en su infancia, con
los adultos, que recibieron el programa inspirado en Piaget, siendo éstos claramente más
sociales y menos delincuentes. La base de tal acusación la sustentan en que, si bien en las
evaluaciones a corto plazo la Enseñanza Directa logra los mejores resultados escolares, sin
embargo, a largo plazo en las variables extraacadémicas, alrededor del desarrollo de
competencias sociales en los alumnos, mayor integración social, … los resultados obtenidos
por el grupo de Enseñanza Directa son sumamente desalentadores (Cfr. López López,
2006). Otros autores sin embargo se han apresurado a poner en duda estos resultados
(Bereiter, 1986, 1986 a; Gersten, 1986 y Gersten y White, 1986), achacando los
resultados a instrumentos inadecuados de medida (cuestionario) e incluso a muestreo.
Para Schweinhart (1997) la gran diferencia entre los dos modelos reside en el grado de
iniciativa en el aprendizaje permitido a los alumnos. Mientras en el modelo de Piaget el
alumno tiene iniciativa en las actividades de aprendizaje, en la Enseñanza Directa es
sumamente dirigido. Si esto fuera así, cabría formularse la conclusión de que la educación
es algo más que mera instrucción. Si el objetivo se centra en la instrucción, a corto plazo se
puede rendir significativamente más, como parece que se rinde. Sin embargo, a largo plazo
las metas escolares se van diluyendo, siendo sustituídas por otras de tipo personal y social,
sin duda de mayor trascendencia, para las cuales es preciso prepararse. Y parece ser que el
programa de Enseñanza Directa no prepara especialmente, al menos en comparación con los
otros dos.
Probablemente ésta sea una prueba de apoyo a la necesidad de una educación basada en la
libertad, en el aprender a decidir, en el conversar, en el contrapesar opiniones, ... en la
medida de las edades de los alumnos.
En las páginas anteriores se han visto dos extremos o aspectos básicos en el esquema que
se viene trazando, esto es, quién es el sujeto de educación compensatoria, por una parte, y
cuáles son las vías más adecuadas para su educación, recurriendo a visiones de síntesis y de
conjunto, para identificar cuáles sean las más adecuadas. En esta tercera parte se va a
desarrollar el modelo identificado como más eficaz, bien entendido que no se va a seguir el
modelo, como tal, sino un procedimiento que, inspirado inicialmente en el Modelo de
Learning for Mastery, va a incorporar elementos identificados como establemente eficaces
por la investigación educativa de tipo experimental. Es decir, se va a presentar un modelo
con una metodología eficaz de enseñanza y de aprendizaje.
Ahora bien, el que sea una metodología eficaz de enseñanza, identificada básicamente a
través de la vía experimental, no significa que esté exenta de fundamentos. Más bien,
vistas las cosas en conjunto, esta metodología entronca con las mejores prácticas en la
enseñanza a lo largo de los siglos y se sustenta en unos principios que surgen de una
filosofía detrás de la que subyace una determinada concepción de la educación, de la
escuela y del profesor, de tal modo que si no se está claramente de acuerdo con esta
En primer lugar, me parece conveniente destacar con los filósofos de la educación (Cfr.
Naval y Altarejos, 2000) qué se entiende por educación. Confirman estos autores que “las
dos actuaciones esenciales de la educación (son) enseñar y aprender” (pág. 39), que
para poder hablar de educación debe darse una actuación recíproca entre profesor y
alumno, bajo la sencilla fórmula de que alguien enseña algo a otro, que aprende; y de que,
aunque es verdad que puede aprenderse algo por uno mismo, sin embargo en este caso no se
habla de educación sino de descubrimiento. Sin esta aclaración difícilmente se entendería
lo que quiero decir a continuación. Me enseñaron una definición de educación en la Facultad
cuando estudiaba Pedagogía –no encuentro otra mejor- según la cual aquélla consistía en el
perfeccionamiento intencional de las facultades específicamente humanas. La educación
es acción de mejora.
Y un aspecto que deriva de tal definición y que afecta al rol del profesor. Si la educación
es acción de mejora, por su propia naturaleza el profesor es alguien que ayuda a que el
alumno mejore, y esto se realiza durante el proceso, ya que a su final lo que se hace es
certificar si ha mejorado, y en qué grado, o no. En efecto, un profesor al final de su actuar
docente se limita a ser juez, a certificar si ha existido aprendizaje al nivel requerido. Pero
es preciso convenir que la función de juez no es esencial al profesor; de hecho, instancias
externas al aula (equipo de profesores, departamento correspondiente, agencias externas
al centro educativo y al mismo sistema educativo) pueden realizar esta función. Por tanto,
un profesor lo es en tanto en cuanto ayuda a que el alumno se perfeccione y esto no se hace
en otro momento sino durante el proceso. Esto tendrá sus consecuencias, precisamente
mediante la necesaria inclusión de la evaluación formativa durante el proceso, con toda la
sucesión de actuaciones que de ella deben derivarse (feedback, acción correctiva, …).
Por otra parte y en consecuencia, la escuela, como institución básica, será aquella
institución del aprendizaje de los saberes básicos y de la convivencia. El aprender es lo
que la define. Así fue desde su fundación como institución generalizada a finales del siglo
XIX, para suplir la imposibilidad de tiempo y de cualificación de los padres en una sociedad
cada vez más compleja y tecnificada. Tal aprendizaje de los saberes básicos consiste en
una actividad cuyo producto –lo aprendido- no puede ser considerada como una variable sino
como una categoría; esto es lo mismo que decir que una materia o se sabe o no se sabe. En
esto se diferencia del rendimiento, que no es sino la manifestación del grado de
aprendizaje.
Estas ideas clarificarían en los profesores su role profesional y en los padres la no dejación
a la escuela de funciones que le son inherentes, la formación. Y con estas ideas básicas se
puede pasar al desarrollo del Modelo de enseñanza y de aprendizaje.
Pero algunos investigadores, aun resaltando que el sustrato familiar marca la diferencia, se
propusieron encontrar escuelas donde los niños de familias desfavorecidas fueran
altamente exitosos y en consecuencia probar que la escuela imprime la diferencia. Y
encontraron escuelas donde los niños pobres aprendieron; pero se quedaron sin respuesta
al por qué ciertas escuelas marcan la diferencia y otras no. Para responder a esta cuestión,
se compararon escuelas exitosas con escuelas similares en las cuales los niños no aprendían
o aprendían a un más bajo nivel.
¿Cuáles son las características que describen ambos tipos de escuelas? ¿Qué es lo que dice
la investigación acerca de las características que mejoran las proporciones de estudiantes
que alcanzan la excelencia académica o al menos permanece idéntica? La Asociación para
Escuelas más Eficaces (Association for More Effective Schools) (Cfr. www.mes.org),
basándose en un gran caudal de investigación educativa, ha identificado siete correlatos de
una escuela eficaz, los cuales mejoran el rendimiento y cuyo conocimiento es más profundo
y extenso que hace 30 años. ¿Cuáles son esos correlatos? Indicando solamente los títulos,
son los siguientes:
Así, pues, existe una institución a la que la experiencia y toda la investigación da la mayor
de las importancias, la familia; de la otra institución, la escuela, se analizará en primer
Y en otro lugar comentan que estas técnicas se encuentran sustentadas por un gran caudal
de investigación, que es coincidente en sus conclusiones (Walberg y Paik, 2000, 6):
“La investigación sobre estas prácticas ha sido acumulada durante medio siglo. (…)
Estos estudios recogieron los resultados de resúmenes de investigación y
sintetizado varios cientos de investigaciones de muchos académicos sobre las
prácticas educativas”.
“estas prácticas han superado la prueba del tiempo, apoyadas por la investigación
que abarca más de un siglo. (…) Algunos de estos estudios recogen los resultados de
¿Cuál es el ambiente más adecuado para el aprendizaje? Es preciso afirmar, aunque parece
obvio, que el ambiente de aprendizaje tiene una alta relación con el clima de aula y, según
confirma la investigación educativa, está altamente relacionado con el rendimiento y con
otras variables.
¿Cuáles son los ambientes que se consideran relevantes en el aula? Ordinariamente cuando
se ha estudiado el ambiente de aprendizaje se han identificado tres situaciones que
básicamente derivan de la relación del sujeto individualmente considerado con los demás
miembros del grupo. Es decir, desde la perspectiva, en este caso de un alumno, se puede
ver a los demás miembros de la clase de tres modos distintos, esto es, como competidores,
como colaboradores o como miembros que resultan indiferentes. Algunos autores han
codificado estas relaciones en términos de correlación, que voy a expresar en la tabla
(tabla 15):
Naturalmente que ésta es una tipificación de situaciones extremas, que no suelen darse
puras en la realidad. Sin embargo, sirven como modelo para ubicar y comprender
determinados comportamientos en el aula. En vista de que el aprendizaje cooperativo
parece ser el más adecuado, ¿cómo un profesor puede promover un ambiente cooperativo?
Son varias las formas de respuesta. Una sobresale de entre las demás y es evidente por sí
misma, esto es, creando situaciones que fomenten el aprendizaje cooperativo. Pero existen
Existe un fuerte vínculo entre los ambientes y el tipo de evaluación que se practique en el
aula. Fue Bloom (1968: Block, 1979, 56) quien en su clásico trabajo sobre el mastery
learning estableció una conexión entre ambiente de clase y tipo de evaluación que se
fomenta en el aula. Este autor afirma que si se introduce en la programación y en la
práctica en el aula una evaluación de tipo normativo, es decir, calificando según rinda el
grupo, éste se vuelve competitivo:
"Si los criterios de rendimiento son principalmente normativos (es decir, cuando el alumno es juzgado
en función de su posición relativa dentro del grupo), entonces el estudiante debe competir con otros
para determinar su posición relativa en el grupo. Si bien la competencia (: competición) estimula a
algunos estudiantes, es posible que gran parte del aprendizaje y del desarrollo sea destruída si aquélla
se constituye en base primaria para la motivación".
Dicho de otro modo, no se ha de practicar una evaluación hecha sobre la base de cuáles
hayan sido las calificaciones de los demás alumnos (evaluación normativa), lo que implica
competición, sino sobre la base de la competencia de los alumnos en el dominio de la
materia (evaluación criterial). Es decir, el alumno ha de recibir la calificación que se derive
de su competencia en la materia de estudio y no de cómo lo hayan hecho los demás. De
todos son conocidas las injustas calificaciones derivadas de situaciones en que un grupo
puede haberlo hecho mal, en cuyo caso el profesor sube globalmente la nota, o puede
haberlo hecho muy bien como tal grupo, en cuyo caso el profesor tiende a bajar o
normalizar la calificación. La calificación no debe resentirse y variar por estas
circunstancias; debe reflejar el grado de dominio del alumno en la materia, de los objetivos
conseguidos en la asignatura. Por eso, entre otras razones, la fijación de los objetivos es de
tan gran valor. La evaluación sirve para certificar el grado en que se han logrado y nada
más.
Así, pues, se han de fomentar situaciones de aprendizaje cooperativo. Se han de rehuir las
situaciones individualistas de aprendizaje así como de competición con los demás, en
especial en la evaluación, para lo que se recomienda evaluar en función del logro de los
objetivos (evaluación criterial) y no de cómo un alumno haya rendido en comparación con los
demás del grupo (evaluación normativa). Esto es, se ha de calificar al alumno al final de
curso solamente conforme haya merecido.
¿Cuál es el idóneo contexto y ritmo de aprendizaje? Existen suficientes indicios, según los
cuales un contexto y ritmo individual de aprendizaje parece conducir a un mayor grado de
abandono de los cursos y a un menor rendimiento cuando es comparado a un procedimiento
similar pero en contexto y ritmo grupal de aprendizaje.
Una de las primeras tareas significativas que debe analizar el profesor es para qué
contexto planificar su enseñanza, porque no es lo mismo preparar la materia para trabajar
en contexto individual que en contexto grupal. Bien es verdad que en la mayor parte de las
ocasiones no nos es dado elegir el contexto en el que vamos a desempeñar nuestra labor,
que es el de grupo o de clase convencional. Sin embargo, es conveniente tener una clara
visión del deseable contexto de aprendizaje, entre otras razones para que los profesores
no andemos soñando con clases de un alumno, porque éste no es el ambiente deseable desde
el punto de vista del rendimiento del alumno.
¿Qué importancia tiene este tema? En estos términos se esconden problemas organizativos
y de tiempo de aprendizaje del alumno. Es decir, ¿en qué contexto aprende mejor el
alumno, en el individual o en el de grupo? Por otra parte, si se opta por un contexto de
grupo, es necesario preguntarse si éste es compatible con el tiempo que el alumno necesita
para aprender. Del establecimiento de una relación entre tiempo y ritmo podemos concluir
que, aunque el ritmo de aprendizaje siempre es individual, el tiempo necesitado y el ritmo
son independientes; es decir, aunque a primera vista pueda parecer que el tiempo
necesitado se respeta mejor cuando el ritmo es individual que cuando es grupal, esa
relación no es necesaria.
Se puede respetar el tiempo necesitado del alumno cuando el ritmo es individual y se puede
respetar cuando el ritmo de aprendizaje es grupal, es decir, cuando los márgenes no los fija
él. Esto es compatible con las relativamente frecuentes ocasiones en que un alumno se
encuentra falto de tiempo, mientras el resto del grupo ha satisfecho los aprendizajes. Esta
necesidad real de más tiempo suele ser manifestación de un problema más complejo: Puede
responder a que el nivel de entrada a los aprendizajes no sea el adecuado; puede que la
enseñanza para él no haya sido la adecuada; puede que el mismo alumno no se encuentre
emocionalmente en el momento óptimo para unos determinados aprendizajes; o pueden ser
muy diversas circunstancias las que han provocado que no haya conseguido los objetivos de
aprendizaje. Esta es la razón por la que los mejores modelos y sistemas instructivos palían
esta deficiencia asignando tiempo adicional mediante la enseñanza correctiva o de
recuperación, que es una forma alternativa de aprendizaje y la forma por excelencia de
individualización del ritmo de aprendizaje en contexto de grupo.
alumnos el efecto sobre el rendimiento ha sido más beneficioso, siendo con alumnos de alta
capacidad especialmente recomendable, por los buenos resultados que arroja.
Sin embargo, la importancia que todos los autores conceden a este tipo de agrupamiento,
sobre todo si se trata de alumnos de bajo nivel social, especialmente si son chicas, reside
desde el punto de vista del aprendizaje en que el ambiente que se crea en las aulas, sobre
todo de centros públicos, es altamente desfavorable a ambas instancias, una adecuada
enseñanza del profesor –que se ve gravemente perturbada- y en consecuencia un adecuado
aprendizaje en los alumnos.
Bien claro lo dice Guskey (1996) cuando afirma, al hablar de los componentes esenciales del
Mastery Larning, que “la congruencia entre los componentes instructivos es (…) un
componente esencial de cualquier enseñanza y aprendizaje efectivos” (p. 364). Según este
autor, el proceso de enseñanza y aprendizaje tiene tres componentes principales, a saber,
lo que los estudiantes van a aprender o de cuáles han de ser los resultados de aprendizaje,
la enseñanza orientada al aprendizaje, la cual da como resultado alumnos competentes, es
decir, estudiantes que han aprendido bien y cuya competencia puede ser valorada bajo
alguna forma de evaluación. Pues bien, una enseñanza eficaz ha de integrar coherentemente
los objetivos (lo que los estudiantes van a aprender), la enseñanza, que pretenda su
consecución, y la evaluación, que mida su grado de logro. En una clase la enseñanza que los
estudiantes reciben deberá siempre ser congruente con los resultados especificados de
aprendizaje y con los procedimientos utilizados para evaluar su aprendizaje.
Inserta un ejemplo Guskey (1996): “Supóngase, por ejemplo, que un maestro de gramática
ofrece a los estudiantes feedback de su aprendizaje a partir de exámenes cortos, de
elección múltiple en gramática y puntuación, pero después evalúa su aprendizaje según la
claridad y precisión con la que organizaron las ideas en las composiciones escritas. En este
caso, aunque los estudiantes recibieron un feedback regular, tal feedback fue claramente
no congruente con los procedimientos usados para evaluar su aprendizaje. Los estudiantes
pueden conocer las reglas de la gramática y puntuación, pero son incapaces de aplicar las
reglas en su escritura. O también, ellos pueden preparar una composición con una perfecta
gramática y puntuación, pero reciben una baja calificación porque el contenido era
inadecuado o pobre la organización” (364).
Se van a considerar dos aspectos distintos en la entrada, dado que el problema se puede
plantear a distintos niveles. Por una parte, existe un nivel anterior o lejano al aprendizaje
de una determinada materia, alrededor de las aptitudes generales del alumno. El ser
lejanas no las convierten en irrelevantes y menos importantes, ya que condicionan el
aprendizaje en grado considerable y en algunas ocasiones lo determinan. Son anteriores y
lejanas porque son previas a la escuela, en gran medida estables, es decir, no fácilmente
modificables y no son controlables por la escuela, ya que ésta bastante poco puede hacer, al
menos no a corto y medio plazo. Me refiero a la necesidad, antes de abordar un aprendizaje
concreto, de diagnosticar las aptitudes generales del alumno. Sin embargo, existe otro
nivel, el de las variables que tienen próxima relación con la escuela, que son modificables y
en las que ésta tiene bastante que decir. De ellas se hablará más adelante. Ahora la
atención se centrará en las aptitudes generales.
¿Qué aptitudes del alumno es preciso diagnosticar antes del comienzo de la enseñanza?
Uno de los más relevantes autores de modelos de aprendizaje escolar analizados por
Haertel et al. (1983) fue Benjamín S. Bloom. Este autor se preguntaba si existían algunas
características del estudiante que era preciso analizar al comienzo del aprendizaje. Y
afirmó que sí, que hay unas conductas cognitivas y otras afectivas de entrada al proceso de
enseñanza que es preciso tener en cuenta, ya que arrojan una relación significativa con el
rendimiento. En concreto, sostiene que las características cognitivas de entrada arrojan
una correlación con el rendimiento de 0.75, mientras que las afectivas correlacionan con él
alrededor de 0.50. Juntas ambas –las cognitivas y afectivas- dan cuenta de alrededor del
65 por cien del rendimiento, que es una parte muy sustancial de explicación de las
diferencias en el rendimiento.
¿Qué se está, en último término, diciendo con las variables cognitivas y las afectivas? Lo
que siempre se ha dicho, que el alumno rinde conforme sabe –conductas cognitivas de
entrada- y conforme quiere –conducta afectiva. Ahora bien, si el alumno rinde conforme
sabe y conforme quiere, ¿en qué consiste saber y querer? Haertel, Walberg y Weinstein
(1983) nos dicen –al analizar los ocho modelos de aprendizaje escolar más significativos-
que las dos variables básicas de aptitudes del alumno (cuadro 2) son la capacidad y la
motivación. Ahora bien, ¿qué es la capacidad y qué es la motivación?
1. 1) Capacidad general;
Capacidad 2) Aptitudes para tareas específicas;
3) Aprendizajes previos (Cfr. Glaser, 1976):
Pre-requisitos;
Aprendizajes de tareas ya adquiridas
Afirman que dentro de la capacidad se esconden o quedan implícitas tres variables, esto
es, una capacidad general, unas aptitudes para aprender tareas específicas y los
aprendizajes previos tanto de pre-requisitos como de tareas. Dicho de otro modo, para
poder rendir adecuadamente es preciso tener capacidad suficiente para el aprendizaje,
tener aptitudes para aprender materias o áreas específicas y haber aprovechado de los
aprendizajes previos a los que van a ser objeto de aprendizaje a continuación.
Pienso que en esta relación de variables de los alumnos se encuentra para los Servicios de
Orientación de los Centros un buen programa de diagnóstico de los alumnos. Si la escuela
puede definirse como aquella institución del aprendizaje de los saberes básicos y de la
convivencia, y si “las dos actuaciones esenciales de la educación (son) enseñar y
aprender”, los Servicios de Orientación de los Centros se han de centrar sobre todo en las
variables relacionadas directamente con el aprendizaje de los alumnos y en otras variables
-de tipo psicológico, sociológico, familiar, …- solamente en la medida en que lo condicionen.
¿Cuáles son los casos en que hay pruebas fehacientes de que dicho nivel previo no se ha
conseguido? ¿Cuáles son las más habituales? Existen algunos casos raros, como el de una
inadecuada ubicación de una materia en el plan docente, no existiendo la correspondiente
secuenciación de los contenidos. No hablemos de la ausencia de una determinada materia,
que impide la ascensión en el curso de los aprendizajes a otros niveles del sistema
educativo. Pero existen algunos casos en los que es evidente el deficiente nivel de entrada.
Uno de ellos consiste en una práctica perversa consistente en el dictado de normas sobre
el aprendizaje de contenidos mínimos o indispensables, los cuales sirven para evaluar una
materia. A partir de ahí se suceden una serie de actos sumamente perjudiciales para el
aprendizaje: En unos casos dichos contenidos mínimos, en el supuesto de ser dominados en
su totalidad, en vez de corresponderse con el nivel de suficiencia, suelen elevarse a la
categoría de la excelencia; es decir, se hace máximo la consecución de lo mínimo. Y por otra
parte, en el supuesto de no ser dominados estos contenidos mínimos en su totalidad se
convierten en objeto de matización con las calificaciones convencionales e incluso se hacen
rebajas en la exigencia. Es lo que en cierta ocasión una profesora de Educación Secundaria
llamaba “rebaja de las rebajas”. ¿Será adecuado el nivel de entrada en una materia
posterior, cuando los alumnos partan de un dominio tan deficiente de una materia anterior?
Sin embargo, el caso más patente de desviación reside en una serie de disposiciones
legales, que en nada contribuyen al logro del suficiente nivel de entrada en los aprendizajes
posteriores, más bien obligan a lo contrario. Véase a título de ilustración la consulta a
algunos preceptos del articulado de la vigente Ley Orgánica de Educación 2/2006 de 3 de
mayo1, en donde se afirma, por ejemplo, sobre la evaluación y promoción en la ESO (art.
28):
- 28.3: “los alumnos promocionarán de curso cuando hayan superado los objetivos
de las materias cursadas o tengan evaluación negativa en dos materias, como
máximo y repetirán curso cuando tengan evaluación negativa en tres o más
materias. Excepcionalmente, podrá autorizarse la promoción de un alumno con
evaluación negativa en tres materias …”.
- 28.6: “El alumno podrá repetir el mismo curso una sola vez y dos veces como
máximo dentro de la etapa”.
En Bachillerato se dice (art. 36.2.) que promocionarán de primero a segundo curso “cuando
hayan superado las materias cursadas o tengan evaluación negativa en dos materias, como
máximo”.
Reducidos son, pues, los casos en los cuales se hace una medición explícita del nivel de
entrada, pero aún son menores los que obran en consecuencia cuando tal nivel es
defectuoso, recurriendo a un proceso de recuperación. Por tanto, dos tareas se van a
tratar a continuación: La primera hace referencia a la medición o constatación del nivel de
entrada en rendimiento previo en una materia y la segunda alude a la actividad consecuente,
1
BOE núm. 106 de 4 de mayo de 2006.
Ya se han visto más arriba las variables de los alumnos en los modelos de aprendizaje
escolar que especificaban tanto la capacidad como la motivación. Situados ya en el nivel de
entrada, es decir, en cómo viene pertrechado un alumno al proceso de aprendizaje de una
materia, destaca una como la más próxima al rendimiento escolar, el aprovechamiento
escolar previo. De poco sirve que alguien para rendir adecuadamente en 4º de
Matemáticas de Enseñanza Primaria tenga una excelente capacidad e incluso unas
excelentes aptitudes específicas para aprender algo, si no ha aprendido sino hasta las
Matemáticas de 2º. Es decir, el aprovechamiento escolar previo es condición imprescindible
para el posterior.
tendría que superar un escalón que, cuanto más alto sea, incrementaría las probabilidades
de fracaso.
Me gustaría, sin embargo, que del comentario anterior no se dedujera que la medición de la
entrada no es pertinente sino en un contexto convencional de enseñanza y que fuera de
dicho contexto no es relevante el diagnóstico de entrada del rendimiento o
aprovechamiento previos. Nada más lejos de la realidad. La medición del rendimiento en el
momento de la entrada es siempre necesaria, precisamente para que no se produzca a la
salida una reproducción del modelo de entrada, sobre todo si ésta es defectuosa. El medir
previamente posibilita la toma de medidas educativas que permitan modificar al final la
estructura inicial, actuando precisamente durante el proceso. Por todo ello, es necesario
preguntarse explícitamente por el nivel de entrada de los alumnos en rendimiento anterior,
por si se evidencia un defectuoso aprendizaje. De aquí que en la planificación esté
recomendada la previsión de una prueba o medio de comprobar explícitamente el
aprovechamiento anterior.
No existe razón bien fundada por la que hayan de excluirse unas materias en la medición
del nivel de entrada mientras otras han de ser incluídas, ya que en principio todas han de
ser medidas; pero a la hora de ser parsimoniosos, es decir, en un intento de ir a lo esencial,
es fácilmente justificable la elección de las materias de Matemáticas y Lengua.
Aunque es una misma cosa, sin embargo, pueden considerarse en este punto dos problemas
esto es, qué curso se ha de elegir como nivel previo requerido y qué standard de exigencia
se ha de pedir. La respuesta a la primera cuestión en teoría es evidente: Para poder
proseguir con éxito el estudio de una materia, el nivel exigible de conocimientos previos no
debe ser otro que el correspondiente al curso inmediatamente anterior. Así, si se
comienza a cursar 1º de la ESO, es evidente que el nivel inmediato anterior que ha de ser
dominado corresponde a 6º de Educación Primaria. Así, pues, habría que seleccionar o
confeccionar una prueba que cubriera los contenidos y objetivos de 6º de Educación
Primaria.
La segunda cuestión se refiere al standard exigido para ser considerado aceptable el nivel
de entrada. Aquí habrán que traerse a colación los distintos tipos de evaluación.
Naturalmente, el único modelo aceptable de evaluación es el de la evaluación criterial, es
decir, aquélla que se fija en el nivel de logro o dominio de los objetivos y contenidos, que
no ha de ser otro que un dominio alto. Por “alto” se entiende en la investigación y en la
práctica educativas aquel nivel que no es menor aproximadamente que un 85 % de las
cuestiones acertadas en la prueba.
Si a este nivel se añade el que algunas –pocas- de las preguntas sean consideradas como
irrenunciables de dominar o lograr, entonces nos encontraríamos ante una evaluación
criterial de tipo crítico. “Si alguien, por muy bien que haya realizado el examen, me pone
hombre sin h y con v, le suspendo”. Aún recuerdo aquella frase de mi admirado profesor de
Psicología General Mariano Yela: “Si alguien en el examen escribe Freud como se pronuncia,
le suspendo porque indicará que no sabe nada, como de hecho se confirmará en el examen”.
Es lógico pensar que cuanto más bajo y alejado sea el curso elegido como nivel de entrada,
más alto ha de ser el nivel requerido. Dicho de otro modo, el standard exigido en
Matemáticas y Lengua Española a los alumnos de 1º de la ESO, en el caso de que
aplicárseles una prueba de 4º curso de Educación Primaria (EP), equivaldría en la práctica a
un acierto del cien por cien de las preguntas. ¿Qué sentido tendría que a los alumnos de 1º
de la ESO les exigiéramos un nivel bajo en el dominio de los contenidos de 4º de Educación
Pamaria?
encuentran en especiales carencias. Esto es lo que posibilita el que pueda darse con
posterioridad una acertada recuperación.
Aunque puede no ser el lugar apropiado para hacerlo, se incluyen tres conceptos o campos
de especificación –diagnóstico, prescripción y resultados de la recuperación- para señalar
que de la aplicación de las pruebas surge como consecuencia natural, dado que ésta es la
finalidad, el diagnóstico individual de los alumnos en conocimientos en las distintas partes
de las dos materias, así como en la prueba global, y la consiguiente prescripción de cara a la
recuperación, si del diagnóstico se concluyera que había que recuperar alguna parte,
diagnosticada como deficiente.
De este modo se puede confeccionar para cada alumno una tabla-resumen de resultados, en
la que se acompaña un diagnóstico, una prescripción y una recuperación, si a ella hubiera
lugar, si es que no se ha alcanzado el standard previsto. El diagnóstico detallará las
deficiencias en la materia por subáreas y la prescripción derivará del análisis de dichas
deficiencias, siendo ésta la antesala de la recuperación o enseñanza correctiva, puesto que
de corrección se trata.
corrige, condiciona y en muchos casos hasta viene a determinar el posterior progreso del
estudiante?
La mayor parte de los aspectos que se mencionen en este apartado necesariamente han de
ser comunes a la recuperación ordinaria, esto es, la que se inserta entre las unidades como
un elemento más en la marcha de la enseñanza de la materia de un curso. La recuperación
presente tiene algunas características específicas puesto que es previa al aprendizaje de la
materia de un curso. Por tratarse de remediar un deficiente nivel de entrada, aunque no
afecte a su duración, puede atañer a las personas que la imparten, pero sin ninguna duda
afectará al momento, lugar y a los materiales. Pero antes de nada veamos qué es la
recuperación.
que pueda aprender. En muchos casos la experiencia del profesor viene a ser la mejor
estimación.
Es decir, son los correctivos los que individualizan la enseñanza, los que se adaptan a las
características individuales de los alumnos, los que responden satisfactoria y
eficientemente al tiempo que cada alumno individual necesita para aprender.
Cuando, sin embargo, la filosofía imperante en la legislación escolar permite que los alumnos
pasen de curso sin haber dominado los objetivos del curso anterior –suspendido- entonces
el problema se complica. Si ya es problemática la recuperación de una asignatura,
especialmente si es de las fundamentales, incluso de una parte de una asignatura dentro del
mismo curso, el problema se embrolla cuando son varias las materias no superadas, y
probablemente de las fundamentales, que han de ser recuperadas dentro de la marcha
ordinaria del curso siguiente al de las materias suspendidas. ¿Quién tiene solución para
semejante situación? Ordinariamente el acto final es el abandono de los cursos por los
alumnos afectados, como confirma la experiencia y los estudios sobre evaluación del
rendimiento. No es preciso recordar que el otro acto consiste en promover indebidamente
al alumno al curso siguiente sin haber logrado los objetivos del anterior. Es la bola de nieve
que se agranda a medida que el alumno prosigue la senda temporal de un curso, y de los
siguientes, si la promoción indebida se repite.
Es preciso por otra parte fijar un lugar adecuado. Si se tratara de recuperación de partes
de la materia de un curso, podría ser la misma clase; pero al tratarse de materias del curso
anterior, es preciso fijar algún momento y lugar específicos.
En unos casos habrá de pedirse ayuda a los servicios de apoyo de los centros y a cuantos
medios institucionales dispongan ahora y en el futuro. En otros casos se puede recabar la
inestimable ayuda de los alumnos del Practicum de carreras universitarias afines a la
enseñanza. En este sentido se recomienda que los Centros firmen convenios de Prácticas
con los Centros universitarios. Así, existen carreras, e incluso especialidades dentro de
ellas, de Pedagogía, Magisterio, Psicopedagogía, incluso de Educación Social, cuyos alumnos
pueden prestar su inestimable ayuda. Aunque se está hablando aquí específicamente de
asignaturas recuperables de cursos anteriores, otras personas que pueden ayudar a
recuperar las materias, del mismo modo que ayudan en la recuperación de partes de una
materia del mismo curso, son los mismos compañeros aventajados de clase, que se
constituyen como tutores de sus iguales. La investigación confirma reiteradamente que
esta práctica de la tutoría de iguales beneficia a quien la recibe y a quien la imparte, en
especial si es en Matemáticas. Aunque requiere organización, también se puede recurrir a
personas del voluntariado y a los mismos padres. En un programa de educación
compensatoria realizado en 24 escuelas ubicadas en las zonas más desfavorecidas de
Chicago –el Child/Parent Centers o Programa CPC- se recurrió a los padres, los cuales
enseñaban en un edificio anejo o zona específica de las escuelas, con los mejores
resultados (Cfr. López López, 2007).
Son muchos y variados los materiales a que se puede recurrir para las actividades de
recuperación. Muchos han sido los profesores, que han puesto materiales de recuperación a
disposición de sus colegas; y muchos han sido los equipos formados por profesores que han
confeccionado materiales específicos. Además, han surgido algunas loables iniciativas
institucionales de promoción de materiales, que han sido puestos a disposición de los
profesores. Me permito citar dos materiales de refuerzo promovidos por la Consejería de
Educación de la Comunidad de Madrid dentro del Plan General de las Destrezas
Indispensables (Cfr. http://www.madrid.org/edupubli/. Consultado el 28 de febrero de
2008):
Algunos comentarios se pueden formular sobre los resultados. El que surge a primera vista
no es otro que el que se refiere a la recuperación en conjunto, que ha sido efectiva, si bien
no suficientemente efectiva. La efectividad deseable es aquélla que colocara a los alumnos
en el cien por cien de acierto de unas pruebas referidas a tres cursos inferiores a aquél en
el que se encuentran matriculados los alumnos, es decir, de 4º de Educación Primaria a 1º
de la ESO. Ello no obsta para que, en confesión de los profesores, los alumnos en los
contenidos de 1ª de la ESO se han desempeñado mejor.
Otro aspecto digno de mención es que algunas subáreas se han recuperado mejor que otras,
sobre todo en Matemáticas. Puede ser que hayan sido más trabajadas, a la vez que, dada la
naturaleza de las Matemáticas, éstas sean más dependientes de la enseñanza que la Lengua.
Algunos comentarios del profesorado iban en la dirección de que la prueba B resultó más
difícil que la A, aspecto éste que habrá que comprobar, aunque existen serias dudas, ya que
se trata de pruebas paralelas. Basten estos comentarios por el momento. La conclusión
general es que se ha hecho pero es preciso hacer más, debiendo confesar que no se tenía
que haber llegado a esta situación, de lo que se hablará a continuación.
En efecto, haciendo un comentario de tipo más general, estos resultados, especialmente los
del diagnóstico y como consecuencia los de la recuperación, avalan la tesis, repetida hasta
la saciedad, de que es preciso no esperar a que se llegue a esta situación. La situación de
partida –diagnóstico- es deprimente, dado el desfase de los alumnos en las dos materias
básicas y la de llegada –recuperación- no es especialmente boyante.
Son varias las medidas que la práctica educativa en muchos casos está habituada a realizar
y las que la vigente LOE propone, que no contribuyen a la adecuada entrada de los alumnos
al proceso posterior de aprendizaje. Ya en sí es una desvirtuación el que se hable de
contenidos indispensables o mínimos, ya que el paso siguiente –olvidado el origen motivador
de la norma- consiste en elevar éstos a la categoría de máximos. Y, cuando ni éstos se
alcanzan, se producen además una especie de “rebajas”, concesiones o amnistías, que
permiten “aprobar” alcanzando incluso menos de los mínimos indispensables.
Por otra parte, la legislación, cuando permite pasar indebidamente una materia –incluso de
las básicas-, cuando regula que se puede pasar de curso con varias materias no superadas –
incluso de las básicas- y cuando, superado el cupo de repetición, obliga a que el alumno pase
de curso, entre otras son algunas de las medidas que contribuyen eficazmente a que se
llegue a situaciones como las presentes.
Resumen
Aparte las dos acciones que, como resumen, se formularán a continuación, se incluye el
resumen de la justificación del porqué es importante la entrada al proceso:
Por todo lo dicho anteriormente se pueden sugerir dos acciones, que es preciso tener en
cuenta , si es que se quiere adaptar la enseñanza a las características individuales de los
alumnos, en particular adaptar el nivel de entrada de los alumnos al nivel requerido para
abordar con altas probabilidades de éxito aprendizajes posteriores.
1) Tengo previsto un medio o preparada una prueba que mida el grado de dominio de los
contenidos previos por parte de los alumnos a la entrada al proceso de aprendizaje de
una asignatura.
Por ello es por lo que en la planificación de una materia es preciso contemplar el nivel
de entrada y poner remedio, si es posible, antes de continuar.
Por otra parte, pensando en las distintas tipologías de alumnos según su grado de
capacidad, es oportuno mencionar que ambas variables, nivel de capacidad de los alumnos y
grado de estructuración, están íntimamente unidos. En efecto, cuando se manipula el grado
de estructuración de una materia –mayor o menor- y se pone en relación con la capacidad
de los alumnos –medida según su aprovechamiento previo- se ha obtenido reiteradamente
de la investigación educativa que los alumnos de bajo rendimiento o capacidad se
benefician especialmente de un alto grado de estructuración de las materias. Este hallazgo
no tiene nada de extraño, ya que si son precisamente los alumnos de bajo rendimiento y
capacidad los que tienen un bajo grado de estructuración mental, son precisamente estos
alumnos los que se benefician de programas que, por ser estructurados, contribuyen
significativamente a su organización mental y por ende a incrementar a la larga su
aprendizaje y en consecuencia su rendimiento.
habría que afirmar que dichas materias ordinariamente se imparten con un muy bajo grado
de estructuración.
Pues bien, la investigación educativa ha confirmado de un modo reiterado que, cuando las
materias blandas se imparten mediante programas altamente estructurados y
secuenciados, el rendimiento en dichas materias sale enormemente beneficiado. ¿Qué
significan estos datos en la práctica? La primera conclusión práctica, por lo que a nuestro
problema respecta, es que, sea cual sea la materia, es decir, dura o blanda, no se puede
individualizar el proceso al estilo del alto grado de desestructuración de los contenidos, tal
como se imparten con demasiada frecuencia bajo modelos genéricamente denominados de
Enseñanza Convencional. Para individualizar es preciso estructurar. Y cuando se estructura,
el rendimiento se dispara.
La segunda, de tipo práctico para quienes nos movemos en contexto convencional, es que
quien más se beneficia de metodologías estructuradas son las materias blandas que, por su
propia naturaleza, son menos estructuradas que las duras. Cuando en las disciplinas
"blandas" se tiende a poner en práctica comportamientos instructivos similares a los
utilizados con las materias "duras", se obtienen resultados especialmente positivos.
A los que cultivan las ciencias blandas, aunque tengan un soporte científico-experimental,
nos parece de sumo interés este resultado. La importancia pedagógica que esta conclusión
tiene, además de la importancia científico-experimental, en la que no se entra en este
momento, reside en la conveniencia de utilizar preferentemente metodologías
estructuradas en aquellas materias, las blandas, que no diré que son menos estructuradas
sino que se imparten menos estructuradamente.
Para que el alumno pueda seguir la secuencia del proceso de aprendizaje es preciso
que los programas se diseñen e impartan con estructura y secuencia; es decir, todos
los elementos del programa, desde los objetivos hasta la enseñanza correctiva, si a
ella hubiera que recurrir, y la evaluación sigan un orden lógico y de dificultad
creciente. En este caso el rendimiento es significativamente superior, de tal modo
que estructurar conduce a resultados significativamente superiores a no estructurar o
estructurar en menor grado. Esta necesidad es especialmente sentida en campos de
ciencias blandas (soft) precisamente porque se imparten habitualmente con un acusado
menor grado de estructura.
Por tanto, siempre que se individualizan procesos, sea de la materia que sea, es de todo
punto necesario que el grado de estructuración y secuenciación de sus contenidos sea muy
alto.
Sin embargo, aunque todos estemos de acuerdo en que estructurar y secuenciar las
materias es una cosa buena, es lógico preguntarse qué se entiende por estructurar. Dicho
de otro modo: ¿Cómo se estructura una materia y cómo se secuencia, de tal modo que
potencie su aprendizaje significativamente, principalmente sobre aquellas materias que
ordinariamente se imparten sin un alto grado de estructuración?
Permítase que me dirija a unos autores, Anderson y Block (1985), quienes en un trabajo,
desde mi punto de vista no superado, han dictado la secuencia del proceso de aprendizaje
de tipo individualizado en contexto de grupo bajo las siglas de Learning for Mastery, el cual
viene asociado a los más altos niveles de rendimiento, tal como confirman las
investigaciones realizadas desde hace más de tres décadas y quedan reflejadas tanto en
los metaanálisis realizados como en las metasíntesis (Cfr. Spencer, 1996; Sipe y Curlette,
1997).
Dicen que definir la materia objeto de dominio –lo que el alumno debe aprender- consiste
en especificar los resultados esperados a corto y largo plazo, y en redactar las pruebas
concretas, que midan el grado de consecución de las metas, y en fijar los niveles de
ejecución aceptables en las mismas. La función que esta tarea de definición cumple es la de
comunicar a los estudiantes sus expectativas de aprendizaje, a profesores, padres y
administradores; es decir, dado que la enseñanza y el aprendizaje es una tarea intencional
por racional, es muy conveniente y sólo se pueden ver ventajas en el hecho de que todos los
implicados en el proceso sean conscientes de las metas a lograr, de los contenidos a
aprender y de las reglas de juego de la evaluación. Estos elementos de la planificación,
aunque son previos a la enseñanza propiamente dicha, sin embargo, afectan a momentos
distintos del proceso. Así:
Las cuatro subtareas son congruentes con lo dicho. Cada unidad tiene sus propios
objetivos, dado que forma una unidad de aprendizaje; requiere fijar los contenidos
que han de ser objeto de aprendizaje y dominio; y, aunque se hablará
posteriormente de la importancia de la evaluación formativa, es preciso redactar
tantas pruebas como unidades haya. Respecto del tipo de pruebas o reactivos, que
pueden servir de base para la medición del grado de dominio de los objetivos de una
unidad, son ilustrativas las palabras de Guskey (1996, 364):
Así, los tests, las pruebas de ensayo, los ejercicios, los trabajos, las composiciones
escritas, los proyectos, los informes, las tareas de ejecución, entrevista, charla en
el despacho, preguntas de clase, resolución de dudas, ejercicios escritos diarios, la
observación en clase, las demostraciones de destrezas y las presentaciones orales,
todas pueden servir como evaluaciones formativas. Cualquier medio que conduzca al
conocimiento de cuál es el estado actual en el proceso de aprendizaje del alumno o
dominio de los objetivos es pertinente como medio de evaluación. Lo que
ordinariamente sucede es que se carga más el énfasis en los instrumentos más
técnicos de la evaluación por una serie de razones, entre las que no son de menor
importancia la posibilidad de conocimiento de las características técnicas de los
instrumentos, la objetivación de la medida, la corrección más rápida y la
estandarización de las respuestas.
Si el dominio de una anterior unidad es requisito para la que sigue, puesto que vienen
secuenciadas, es preciso que se controle el grado de dominio de cada una de ellas
mediante la correspondiente prueba, que, consecuentemente con lo dicho de adaptar
la enseñanza a la prueba o niveles previamente fijados, ha de estar redactada antes
del inicio de la enseñanza. Igualmente, se fijará el listón, alcanzado el cual, se
considera dominada la unidad. Dicho standard ha de ser alto, en consonancia con lo
dicho de la prueba final sumativa.
Por otra parte, lo que los autores denominan planificación consiste en diseñar planes para
ayudar al alumno a conseguir los objetivos de cada unidad, esto es, cómo el profesor ha de
enseñar. La función que persigue es permitir a los profesores el ser previsores, anticipar
problemas y buscar soluciones a situaciones antes de que surjan. Por tanto, si planificar es
la tarea, ¿cuáles son las subtareas?
Todos estos puntos o pasos del proceso de planificación de la enseñanza de una unidad se
repiten unidad tras unidad, hasta llegar al final del proceso. Se parte de la enseñanza de la
unidad conforme al plan instructivo pensado para todos los alumnos, a cuyo final se aplica
una prueba de carácter formativo en su primera forma (forma A), pensada para todos los
alumnos; se corrige la prueba y se aplica el standard o listón de dominio, al que se ha
referido en la subtarea de definición de la materia, y se delimitan dos tipos de alumnos,
esto es, los que han alcanzado el listón, en cuyo caso superan los objetivos de la unidad, y
los que no lo han alcanzado, en cuyo caso entran en un proceso correctivo.
Este proceso plantea problemas organizativos sobre todo de carácter temporal. Pero es
necesario. Piénsese en un alumno al que no se le da la oportunidad de recuperar una unidad
de aprendizaje, que el proceso sigue de un modo inexorable y que se le pide pasar a la
unidad siguiente, que en teoría es de un nivel de complejidad mayor, esto es, que es más
difícil y que requiere del dominio de la anterior. Si no se resuelve el problema de los
alumnos que no han superado las partes previas de una asignatura para poder pasar a las
siguientes, el poder predictivo de fracaso es muy alto.
Decía que plantea problemas organizativos serios porque el proceso lineal de enseñanza de
una materia se paraliza en función de unos estudiantes, que precisan de un repaso, mientras
otros no lo precisan. ¿Qué pueden hacer los otros, los que han superado la unidad? Se
pueden dedicar a enseñanza de enriquecimiento, esto es, a profundizar en una materia o a
ampliar en sus contenidos, siendo los contenidos, que se les deben proporcionar,
desafiantes y reforzadores, al estilo de las actividades desafiantes de más alto nivel
diseñadas para estudiantes superdotados y con talentos. Pero no solamente pueden
dedicarse a enriquecimiento. Pueden dedicarse al estudio de otras materias; e incluso
pueden trabajar en acciones de tutoría de iguales y aprendizaje cooperativo con sus
iguales.
Estas son las dos grandes tareas que debe realizar explícitamente todo aquel profesional
de la enseñanza, que desee ver coronada su actividad con un alto grado de aprendizaje de
sus alumnos. Es una forma de enfocar una planificación, a la que ordinariamente el
profesional de la enseñanza no está habituado. Si se quisieran relacionar estas subtareas
con las cuatro grandes áreas de planificación o programación de una materia de aprendizaje
(objetivos, contenidos, medios y evaluación) la correspondencia quedaría como se puede ver
en la tabla (Tabla 18).
Lo que destaca en esta tabla es que definir una materia desde el punto de vista de su
planificación afecta a las cuatro áreas de programación de una materia, a saber, a la
definición de objetivos, a la fijación de contenidos, a los medios a que se ha de recurrir y a
la evaluación.
Tabla 18: Relación de las subtareas con las cuatro clásicas áreas de programación
Subtareas dentro de los
elementos de un programa
Tareas y Subtareas Objeti Cont Medi Evalu
vos enido os a
s ción
I. DEFINIR EL DOMINIO: Lo que alumno debe aprender
Tabla 19: Relación de las subtareas con las cuatro clásicas áreas de programación
Subtareas dentro de los
elementos de un programa
Tareas y Subtareas Objeti Conte Me Evalua
vos nidos dios ción
III. ENSEÑAR PARA DOMINAR
Siguiendo a Anderson y Block (1985), en lo que se considera la mejor y más completa guía
de un proceso de enseñanza y aprendizaje eficaces, lo que ellos denominan subtareas no
son sino concreción de todo lo que ha sido ya planificado. El primer dato que resaltan es el
de la necesaria implicación de los alumnos en el proceso:
Sin embargo, lo que diferencia este modelo de otros reside en la subtarea siguiente, que
es, podría decirse, la subtarea, la que centra el máximo de atención de las siguientes
páginas:
La evaluación formativa
Decir “aplicar el test formativo previo a la siguiente unidad” es una frase gramaticalmente
sencilla pero pedagógicamente sumamente compleja. La esencia del proceso de aprendizaje
de los alumnos y de la gestión de la enseñanza del profesor pasa por la evaluación
formativa. No se ha suponer dominio. De tal modo esto es así que es reiterativa la
investigación educativa sobre este extremo:
¿Por qué es tan relevante la evaluación formativa? Aparte de que la investigación educativa
lo confirma diariamente, se puede recurrir a una respuesta doble, la que deriva de los pasos
a que da lugar, tal como se ilustra en la figura (Figura 7) adjunta y lo que los teóricos
afirman. En efecto, la importancia de la evaluación formativa deriva de los procesos a que
da lugar. En sí misma la evaluacion formativa no es muy importante en el proceso de
aprendizaje. Es relevante porque de su aplicación deriva la atención a dos tipos de alumnos,
los que superan los objetivos y los que no. A ambos tipos de alumnos se les atiende
debidamente, sea potenciando en unos el aprendizaje, sea recuperando en otros los
objetivos no conseguidos. Y, además, dicha recuperación se ha de poner en evidencia
mediante la aplicación de la correspondiente prueba, repiténdose el proceso cuantas veces
sea necesario hasta que los objetivos o el dominio de la materia sea el adecuado.
¿Qué afirman los teóricos sobre la relevancia de la evaluación formativa? Carroll (1970:
Block, 1979, 35), hablando de la evaluación formativa, afirma que los tests formativos
pueden tener dos propósitos, esto es, descubrir cuánto han aprendido los alumnos en un
área restringida de contenido, por ejemplo, al final de una unidad de instrucción, y
determinar si la instrucción ha sido proyectada y conducida adecuadamente.
Asimismo, mediante la evaluación formativa se posibilita en los profesores, por una parte,
la retroalimentación sobre su acción, ya que si un profesor analiza las pruebas formativas al
final de cada unidad de aprendizaje, sin duda que identificará errores en los items o
preguntas que diversos tipos de estudiantes han cometido. Además, sirve de control de
calidad de su enseñanza, que viene posibilitado por el hecho de que cada nuevo ciclo de un
curso se relaciona en algunos aspectos con los ciclos previos. Y, finalmente, permite
formular predicciones de los resultados de la evaluación sumativa. Si esto es así, tales
resultados pueden utilizarse como base para alterar la situación de enseñanza y
aprendizaje en un momento en que todavía es posible cambiar el aprendizaje inmediato y
alterar la predicción. Dicen muy acertadamente Bloom et al. (1971: 1975, 204):
“El aprendizaje es un proceso que puede ser observado y evaluado mientras se lleva
a cabo. La evaluación formativa puede utilizarse para hacer más eficaz el proceso
mucho tiempo antes de la evaluación sumativa. El reconocimiento de las
interacciones entre la evaluación formativa, la enseñanza y el aprendizaje y la
Es preciso en este tema caer en la cuenta de algo que por otra parte es obvio, esto es, que
un profesor puede actuar sobre sus alumnos en tres momentos de su actuación. Puede
actuar al inicio, como se ha dicho, para resolver básicamente problemas de deficiencias a la
entrada al proceso de aprendizaje, en cuyo caso está realizando una evaluación inicial, que
tiene un carácter diagnóstico; en ocasiones actúa durante el proceso, realizando una
evaluación formativa de carácter optimizante; y actúa ordinariamente al final del proceso,
realizando evaluación sumativa o final de carácter decisorio.
Con excesiva frecuencia marcamos el énfasis de la actuación del profesor en el final del
proceso, cuando llevadas las cosas al extremo, puede afirmarse que en este momento final
es prescindible su actuación profesional, dado que la evaluación y certificación finales las
puede realizar una agencia externa o distinta del profesor. Su actuación final es la menos
importante desde el punto de vista educativo, porque la educación por su propia esencia es
proceso. Es evidente, pues, que el elemento clave para salvar el desnivel entre cómo se
entra y cómo se sale reside en el proceso.
Y lo que el profesor hace para remediar las deficiencias afecta a una de sus funciones
principales, que no tienen relación con la de juez. Durante el proceso el profesor se
convierte en tutor, acompañante, sugeridor, promotor, facilitador del aprendizaje,
explicador, ayudador, estimulador, informador, corrector, guía, monitor, orientador,
consejero, asesor, ... Estas funciones no podrían ser llevadas a cabo si el profesor no fuera
conociendo de forma periódica y frecuente cómo va evolucionando el aprendizaje de sus
alumnos. Para comprobar tal evolución es preciso ver, observar o medir; medir para
conocer; conocer para ayudar; y ayudar para que el alumno domine o logre al final del
proceso los objetivos. Conocer, medir y evaluar durante el proceso. Es evidente, pues, que
debe existir un cambio en el rol del profesor desde sancionador a ayudador.
Pues bien, a la medición que se efectúa a un alumno a lo largo del proceso con finalidad de
ayuda se denomina evaluación formativa. Afirma Bloom (1968: Block, 1979, 59):
"Los tests formativos deben ser considerados como parte del proceso de
aprendizaje y no del proceso de calificación. En cuanto a los estudiantes que
fracasan en el "dominio" de una determinada unidad, los tests deben apuntar hacia
sus dificultades particulares de aprendizaje, es decir, hacia las preguntas
específicas respondidas incorrectamente y del mismo modo, hacia aquellas ideas,
habilidades y procesos que requieren trabajo adicional".
Así, pues, es preciso ir creando una cultura de evaluación formativa, introduciendo pruebas
con exclusivo carácter de ayuda e ir rompiendo la inadecuada asociación entre evaluación y
sanción, selección o liberación. Pero, además de la aplicación de la evaluación formativa, es
preciso detenerse en el análisis de sus características. En efecto, ¿qué características de
la evaluación formativa contribuyen a su eficacia?
Medir es mejor que no medir, de tal modo que medir puede incrementar el rendimiento
del alumno medido hasta media desviación típica por encima del alumno prototípico no
medido.
El efecto sobre el rendimiento de la frecuente medición va disminuyendo a medida que
se incrementa la frecuencia. Tal vez se apunten indicios de una tendencia al descenso
del efecto sobre el rendimiento hasta unos niveles inferiores a los de situaciones
convencionales cuando la frecuencia es excesiva.
Finalmente, por efecto de la evaluación formativa frecuente se incrementa la actitud
positiva de los alumnos hacia la asignatura y hacia la enseñanza.
Bien claro lo resumen J. Kulik y Kulik (1989), después de hacer un análisis exhaustivo
acerca de la investigación sobre la frecuencia de evaluación formativa:
Ese "algo más" se refiere al uso que se haga de la medición, es decir, al feedback y al
proceso correctivo/de enriquecimiento subsiguientes, si a ellos hubiera lugar.
En concreto, ¿cuántas han de ser las unidades en que puede dividirse un curso? Se podría
decir que cuantas más sean las unidades, mejor será el rendimiento, porque el incremento
de éste es evidente. Sin embargo, si la pregunta es cuántas han de ser las unidades en que
puede dividirse un curso para que el incremento del rendimiento resulte significativo la
respuesta debe matizarse y concluir que en un curso semestral (de 15 a 18 semanas) la
frecuencia puede fijarse en alrededor de 3/4 evaluaciones. En un curso de año completo
dicha cantidad puede fijarse en alrededor de 5.
Las ventajas de la evaluación frecuente son evidentes. Dado que el aprendizaje de ciertas
unidades es necesario para aprender otras, en especial cuando la enseñanza es
estructurada y sobre todo secuenciada, la medición debe ser lo suficientemente frecuente
como para consolidar el dominio de las primeras unidades antes de pasar a los siguientes.
Es, además, una forma de regular el aprendizaje, puesto que evita que los alumnos
posterguen su estudio y que después deban enfrentarse a una cantidad abrumadora de
material para ser aprendido en breve tiempo.
La evaluación formativa frecuente, que ha de ser más frecuente al inicio del proceso
que al final, está asociada a unos niveles de aprendizaje más altos. Sin embargo, un
incremento por encima de los niveles habituales (3/4 mediciones por semestre: 15/18
semanas) no tiene un mayor impacto positivo sobre el aprendizaje, aunque puede
tenerlo sobre las actitudes del estudiante.
Las pruebas de dominio son aquéllas que se usan a intervalos frecuentes durante la
enseñanza para evaluar y guiar el progreso del estudiante. A partir de las pruebas, hay
estudiantes que muestran dominio de los objetivos cubiertos por tales pruebas y se les
permite avanzar hacia nuevos materiales del curso. Por contra, los que no muestran dominio,
a través de las pruebas diagnostican sus lagunas, reciben enseñanza correctiva y se les dan
nuevas oportunidades de mostrar dominio. En la mayor parte de las ocasiones no se permite
a los estudiantes avanzar hacia nuevo material hasta que muestren dominio de los objetivos
cubiertos a través de una próxima prueba.
¿Cuál es el efecto del standard de dominio sobre el rendimiento y otras variables? Los
investigadores y los prácticos han tenido que conjugar dos variables de ningún modo
antagónicas sino conciliables. En efecto, se puede afirmar que cuanto más alto es el
standard o listón de exigencia más alto será el rendimiento. Pero es verdad que, si se sitúa
el listón excesivamente alto, por ejemplo en un 100 por cien de acierto, puede afectar
negativamente la motivación y actitudes de los estudiantes, ya que ven tal listón
excesivamente alto e inalcanzable. Por ello, se han de conciliar ambos para que provoque el
más alto rendimiento sin lesionar la actitud o motivación. Por ello, jugando en la
investigación con distintos listones y midiendo ambas variables, han llegado a la siguiente
conclusión, que es también una recomendación:
Dado que las unidades son secuenciadas por orden lógico y dificultad creciente, es
preciso demostrar alto dominio de una antes de proceder al paso de la siguiente.
Situando el standard de dominio para superar los contenidos que miden las pruebas
formativas en el punto más alto se obtiene un rendimiento significativamente superior,
pero no debe ser tan excesivamente alto que afecte negativamente la motivación de
los estudiantes. Tal standard podría situarse entre un 85 y un 95 por ciento de
acierto.
Tabla 20: Ilustración de tres situaciones según el grado de estabilidad del listón de
dominio en las pruebas formativas
Bloque I Bloque II Bloque
Standard para cada Unidad (%)
III
1. Hipótesis ascendente con las Unidades 70 80 90
2. Hipótesis descendente con las Unidades 90 80 70
3. Hipótesis fija en todas las Unidades 80 80 80
Sin embargo, tal como se demostrará, las conductas descritas no son las deseables. Un
profesor no puede comportarse como un titiritero que modifica el standard a voluntad,
sean cuales fueren las razones.
Lara Ros (2001) recoge la investigación que ha seguido el modelo descrito en la tabla. Se
midió el efecto sobre diversas variables, como rendimiento en las unidades, rendimiento
final, unidades dominadas y actitudes de los alumnos hacia el curso y el criterio de dominio
empleado. Del estudio se desprendieron las siguientes conclusiones:
- Los alumnos con un standard exigente obtienen mejores rendimientos. Se entiende por
standard exigente el que se sitúa entre el 80 y 90 por cien de acierto. En este sentido
la conclusión es congruente con lo dicho más arriba, al hablar del standard.
- En conjunto es deseable el establecimiento de un standard fijo, a la vez que alto. Es
decir, el grupo de criterio fijo obtiene los mejores resultados finales.
- Por otra parte, se apunta que parece más fácil bajar que subir. Esto es, hay más
distancia entre la bajada que en la subida. Dicho de otro modo, cuando se baja el
standard, se pierde más que se gana, cuando se sube.
- Los alumnos desarrollan una actitud favorable hacia el curso, sea cual sea el criterio;
pero un altísimo porcentaje (60%) prefiere el standard fijo, contra el decreciente
(29%) y el creciente (11%).
Estos resultados son los que hacen decir a Lara Ros (2001, 84), comentando el estudio:
Por tanto, la tesis que se puede formular a partir de los resultados es la siguiente:
Aunque es preciso efectuar otros estudios con diferentes estándares fijos, supuesto un
standard suficientemente alto, se recomienda no variarlo porque va asociado al mejor
nivel de rendimiento y actitud o preferencia de los alumnos.
Hasta ahora se ha venido hablando de la aplicación del test formativo previo a la siguiente
unidad. Pero es preciso seguir hablando de las siguientes subtareas, a las que da lugar la
aplicación de la prueba formativa. Así, de la aplicación del standard surgen dos tipos de
alumnos. Esto es lo que se refleja en la subtarea siguiente:
Es decir, mediante la aplicación del standard a las pruebas formativas, surgen dos tipos de
alumnos definidos por el dominio de la materia de la unidad. Por la aplicación del listón no se
ponen notas o calificaciones. El listón dicotomiza un grupo de alumnos, los que dominan y los
que no dominan los objetivos de la unidad, de tal modo que los primeros podrían pasar a la
siguiente, si no se estuviera en una enseñanza en contexto de grupo, mientras que los
segundos han de introducirse en un proceso recuperatorio. De ambas situaciones se hablará
más adelante.
Sin embargo, el mero conocimiento de los resultados o decisión de la prueba tiene muy poco
de formativo. Es preciso que el alumno conozca, además de la decisión de la prueba, el
resultado de la prueba en detalle para beneficiarse de tal información, en orden a que el
aprendizaje sea lo más preciso. Así se entiende ordinariamente el feedback, como la
información que se da a un alumno sobre la validez de una respuesta o a un profesor sobre
los resultados de su acción, teniendo como objetivo final la mejora, respectivamente, del
aprendizaje y de la enseñanza. Kulhavy (1977, 211) lo define como uno de los numerosos
procedimientos que se usan para decir al alumno si una respuesta instructiva es correcta o
falsa.
El análisis de la prueba tiene finalidad de diagnóstico para que, a partir de él, se puedan dar
recomendaciones de recuperación y de ampliación, que es su carácter prescriptivo. No son
éstas las únicas funciones del feedback. Los conductistas han acentuado las propiedades
reforzadoras del feedback y los cognitivistas han resaltado las propiedades informativas
de los mensajes de retroalimentación, es decir, el feedback como generador de
información. Pero existen otras funciones del feedback (Cfr. Sobrino Morrás, 1995). Puede
tener una función directiva, informativa, instructiva, motivadora, estimulante, orientadora
y sintetizadora, que no se comentan. Sin embargo, los usos y sentidos más habituales del
feedback son el feedback de tipo diagnóstico, en el cual se indica a los estudiantes lo que
es importante y deben aprender, y el de tipo prescriptivo, en el cual se indica qué es lo
que han aprendido bien y a qué deben dedicar más tiempo.
¿Cuál es el poder del feedback en la enseñanza? Hasta ahora la mayoría, si no todos, de los
elementos señalados pueden aplicarse en grupo y no hay ningún inconveniente en aceptarlo.
Mientras la evaluación formativa puede efectuarse en grupo, y ordinariamente así se hace,
el feedback útil necesariamente debe ser individual, siendo esta característica la que
plantea o crea un gran problema a la enseñanza, la de atenderla. ¿Cómo atender
individualmente a los alumnos a partir de las distintas pruebas que se aplican a lo largo de
un curso en las distintas materias? Este es un punto para el que se han dado muchas
respuestas y que plantea uno de los grandes desafíos a la educación.
Guskey (1987, 20) subraya el carácter individualizador del feedback cuando dice:
Y en otro lugar:
Se decía que el feedback, y los procesos a que da lugar, es una condición básica de la
mejora del aprendizaje de los alumnos. ¿Confirma esta impresión la investigación
experimental? ¿Cuál es el grado de eficacia del feedback? Es muy abundante y reiterada la
investigación que confirma las bondades del feedback. De ella se puede extraer la siguiente
conclusión:
Las evidencias existentes avalan la eficacia del feedback de tipo correctivo sobre los
alumnos y concluyen que la práctica del feedback hace subir el rendimiento del alumno
promedio que la practica hasta aproximadamente el percentil 80. Aclarado en términos
prácticos, se puede decir que el recibir feedback convierte al alumno tipo (medio) de dicho
grupo en un alumno equivalente a uno calificado como notable alto de la enseñanza
convencional (próximo al percentil 80).
Así, pues, no existe duda de que el feedback es una fuente inequívoca de bondad para el
aprendizaje, dado que el mero conocimiento de las respuestas y errores en sí tienen un
influjo positivo en el rendimiento. Sin embargo, es conveniente analizar algunos aspectos,
que pueden contribuir a arrojar luz para la consecución de un mayor grado de eficacia. Por
tanto, ¿bajo qué circunstancias y condiciones el feedback ha resultado más eficaz? Se
comentan las siguientes:
Esta condición del feedback, referida al tipo de feedback a que el profesor acude cuando
quiere dar feedback a sus alumnos, es de enorme relevancia. No es una cuestión irrelevante
plantearse el problema de cuál es el tipo de feedback que se da en las aulas, el que se
debería dar y los problemas que plantea. De alguna forma todo profesor da información
sobre cualquier realización de sus alumnos, al menos en forma de calificaciones. Pero no
existe una forma idéntica de dar dicha información: ¿Cuáles son dichas formas de
- Unas veces da el veredicto de sí/no la han pasado, la han hecho bien/mal, si pasan/no
pasan la prueba, si la han hecho correcta/incorrectamente. Es ésta una forma no
inusual, a la vez que la más simple respuesta a la petición de resultados de una prueba.
Es una forma en donde la finalidad de la respuesta es el veredicto, la sanción. Por
tanto, el feedback de correcto/incorrecto solamente dice a los estudiantes si su
respuesta fue correcta o incorrecta. Es idéntica o standard para todos los alumnos.
Las dos primeras formas de feedback no están orientadas a adaptar o acercar la enseñanza
al individuo. No permiten una enseñanza individualizada: Los alumnos reciben un mensaje
standarizado como retroalimentación, en el primer caso con orientación a saber
simplemente el veredicto y en el segundo a conocer el contenido de aprendizaje. La
modalidad tercera es un intento de diferenciación del feedback, pues permite la
variabilidad en el contacto del usuario con los items de acuerdo con el número requerido de
intentos. El alumno se implica reconsiderando el item en función de sus errores anteriores
hasta encontrar la respuesta correcta, siempre que se garantice un aprendizaje activo y no
una selección pasiva y al azar tras sucesivas respuestas erróneas.
Los tres anteriores son los tipos de feedback imperantes en el software educativo: No
tienen en cuenta las diferencias individuales de cada estudiante. Se trata de un feedback
adaptado, estable y constante, en el que todos los usuarios de la aplicación van a recibir los
mismos mensajes.
Existe un cuarto tipo de feedback, la explanation o explicación, que supone un paso más
hacia la individualización de la enseñanza mediante el feedback adaptable: Diferentes
estudiantes reciben diferentes mensajes de retroalimentación.
¿Qué rendimiento llevan asociadas las distintas formas de feedback? Una de las síntesis
más rica en conclusiones es la de Bangert- Drowns, C. Kulik, J. Kulik y Morgan (1991),
quienes miden el efecto instructivo del feedback. Estos son los resultados (tabla 21):
Tabla 21: Efecto sobre el rendimiento inmediato de los distintos tipos de feedback
Tipo de feedback: N estudios ME S
- Decir si está bien/mal 6 -0.08 0.14
- Decir la respuesta correcta 39 0.22 0.08
- Repetir hasta encontrar la correcta 4 0.53 0.16
- Explicación 9 0.53 0.12
A la vista de los datos, las formas más adecuadas de feedback son las consistentes, por una
parte, en intentarlo de nuevo y dar información sobre si lo han hecho bien o mal explicando,
a la vez, por qué se ha hecho de una determinada manera. En mi opinión, la forma
consistente en dar información sobre si lo han hecho bien o mal explicando, a la vez, por
qué se ha hecho de una determinada manera, es acorde con una concepción cognitivista del
feedback en orden al aprendizaje. En efecto, Mayer (1996: Corte y Weinert, 1996, 398) lo
dice claramente:
"Cuando los estudiantes son vistos como procesadores activos de información que
construyen el conocimiento y no como máquinas de adquisición de respuestas,
entonces los educadores deben proporcionar feedback sobre los procesos cognitivos
del estudiante utilizados para llegar a una respuesta en lugar de recurrir únicamente
a un feedback sobre la respuesta producida por el estudiante".
Bien es verdad que, si es la forma más recomendable, es a la vez la forma que mayores
problemas proporciona, la de dar satisfacción a cada alumno sobre su realización. En donde
más necesidad tiene un profesor de algún medio técnico que haga posible esta demanda de
individualización es en el feedback. Atender a cada alumno, tal como cada alumno necesita,
es el gran desafío, dada la ingente cantidad de medios, principalmente de tiempo, que es
necesario poner en funcionamiento, tiempo del que un profesor no dispone. Ante este
problema se plantean, entre otras, varias soluciones, ninguna de las cuales se considera
totalmente satisfactoria:
Skinner es uno de los teóricos del feedback inmediato al item. En su trabajo de 1954
(Skinner, 1954), publicado en la Revista de Educación de la Universidad de Harvard, incluye
la fotografía de sus dos máquinas de enseñar, la de aritmética y de deletreo. De la
descripción de la de aritmética se entresacan algunos párrafos:
“Trátase de una caja del tamaño aproximado de un tocadiscos de los más corrientes;
en su cara superior hay una ventanita a través de la cual puede verse, impreso en
una hoja de papel, un problema o una pregunta. El niño da su respuesta (...). La
respuesta aparece entonces en unos cuadritos (...). Una vez ha respondido, el niño
hace girar un botón del aparato. (...) Si la respuesta es errónea, el botón no gira. (...)
Si se ha respondido correctamente, el botón, al ser girado del todo sin dificultad,
hace que funcione un mecanismo que trae a la ventanita el siguiente problema”.
(1991, 226) acerca de los efectos del feedback (Tabla 22) sobre el rendimiento inmediato
en la se incluyen unos datos, adaptados por el autor, consistentes en dos ámbitos o áreas a
las que se proporciona feedback, el item o la prueba en su totalidad.
Tabla 22: Ambito de la prueba sobre la que se da feedback inmediato y su efecto sobre el
rendimiento inmediato
Ambito del que se da feedback: N ME S
Del item 49 0.19 0.07
De la prueba total 8 0.60 0.12
- Cuando los alumnos son preguntados acerca del tipo de feedback inmediato que
desean, responden que no desean el feedback inmediato al item, dado que lo
consideran perturbador.
- Sin embargo, el proporcionar feedback inmediato a la prueba en su totalidad tiene
un efecto significativamente superior sobre el rendimiento de los estudiantes.
La sospecha general de quien escribe estas páginas es que el hecho de diferir tanto el
criterio como el feedback contribuye a incrementar el aprendizaje y en consecuencia el
rendimiento. ¿Por qué? Toda decisión de un profesor respecto de una prueba, en este caso
formativa, que contribuya a hacer pensar al estudiante, a volver hacia atrás, a rememorar,
revisar el proceso, consultar en el texto las respuestas, el discutirlas o contrastarlas con
sus compañeros, y otros muchos procesos más, contribuye de un modo significativo a su
actividad mental, que se refleja posteriormente en el rendimiento, reflejo de su
aprendizaje.
¿Puede darse alguna luz o evidencia sobre las bondades de estos tipos de pruebas? En la
síntesis aludida de Bangert-Drowns et al. (1991) se recogen 58 estudios que examinan
cuatro tipos de pruebas: De completación de textos, de elección múltiple, de respuesta
breve y formas mezcladas (mixtas). Estos son los resultados (Tabla 23):
Tabla 23: Efecto del feedback sobre el rendimiento inmediato a partir de distintos tipos
de prueba
Tipo de item formativo Número de estudios Efecto promedio*
- Completación de textos 22 -0.02
- Elección múltiple 27 0.48
- Respuesta breve 3 0.29
- Forma mixta 6 0.27
Fuente: Bangert-Drowns et al. (1991)
* Diferencias entre tipos de pruebas: p< 0.01
Los números son elocuentes: El rendimiento final que genera el feedback dado a partir de
pruebas de elección múltiple es claramente superior al resto de los tipos de items o
pruebas. Desde mi punto de vista esto no tiene nada de extraño por cuanto al examinar una
prueba bajo la forma de elección múltiple se revisa toda la materia del curso. No en vano
dichas pruebas tienen como una de sus cualidades principales el transcribir en ella todos
los contenidos significativos de la materia de una unidad. Por tanto, al hacer la revisión de
la prueba y examinar cada item y, dentro de cada item, las distintas alternativas de
respuesta –recuérdense las cualidades que deben tener las opciones de una prueba de
elección múltiple- y recordando que el feedback de explicación es el más adecuado, no tiene
nada de extraño que el feedback a partir de pruebas de elección múltiple sean las que
mejor rendimiento inmediato final arrojan.
Así, pues, la tesis sobre el rendimiento que se genera por el feedback que se da a partir de
diferente tipo de pruebas se puede formular del siguiente modo:
La que aquí se plantea no es una condición menor. Kulhavy (1977) estudió el efecto del
feedback en el aprendizaje de la escritura y comprobó, contra toda evidencia, que una
serie de estudios con feedback no tuvieron efecto sobre el aprendizaje. Analizando los
estudios, descubrió que en su mayor parte eran estudios que
"usaron formatos de texto que o bien permitían ver a los alumnos el feedback antes
de responder o que estaban tan abundantemente comentados e ilustrados que los
estudiantes eran capaces de responder correctamente con sólo hacer una lectura
superficial del contenido" (p. 216/7).
Esto es lo que los autores han dado en llamar presearch availability o lo que se podría
traducir como disponibilidad pre-búsqueda. Kulhavy (1977, 217) usa el término para
"describir la facilidad con la que un alumno puede localizar las respuestas correctas sin
buscar previamente en la lección o mediante su lectura".
No es de menor importancia esta situación, ya que no son infrecuentes los casos en los que
en los mismos textos es fácil encontrar las respuestas sin mediar actividad mental de los
estudiantes para su búsqueda. Por otra parte, la producción editorial nos abruma en
ocasiones con textos en los que se incluyen problemas o situaciones problemáticas que
llevan incorporadas las respuestas, vendiéndose dichos productos adornados con el rótulo
de calidad, como si fuera una gran ventaja. Estas situaciones, como se verá, contribuyen
negativamente al aprendizaje, siempre que los estudiantes acudan a consultar las
respuestas sin haber mediado actividad mental para su búsqueda. En estos casos el proceso
de llegar a la siguiente unidad es rápido y exento de sobreestudio.
Uno de los tipos de alumnos que surgen de la aplicación del standard a la prueba formativa
son los que no han logrado superar la prueba. Como afirman Gentile y Lally (2003, 93) “la
más clara demarcación entre estos estudiantes, y aquéllos que han dominado los objetivos
de la lección es que los estudiantes en necesidad de recuperación requerirán más tiempo
instructivo”. Sin embargo, pueden darse dos situaciones. Una es que los objetivos de la
unidad no hayan sido dominados por un gran número de alumnos de una clase. En este caso
se postpone el comienzo de la siguiente unidad y se aborda un problema que, por ser
mayoritario, es un problema de enseñanza del profesor, cuyas raíces pueden ser muy
diversas, más que solamente de aprendizaje de los alumnos. Por tanto, se proporciona una
enseñanza correctiva para toda la clase o para un gran grupo de alumnos.
La otra situación es la que se refiere a alumnos concretos que no han superado la unidad. En
este caso el profesor tiene dos opciones en cuanto al ritmo que se ha de imprimir: Si
dispone de todo el tiempo extraescolar para actividades de enriquecimiento y corrección,
entonces el ritmo de la clase transcurrirá normalmente. En caso contrario, el profesor
debe reajustar el ritmo de la enseñanza, que puede consistir en dedicar más tiempo a las
primeras unidades y menos a las últimas, extraerlo de otras actividades libres, centrándose
en las materias básicas del curriculum, ... El dedicar tiempo a las primeras unidades
supondrá beneficios para aprendizajes posteriores, ya que los estudiantes que aprenden
adecuadamente desde el principio del curso aprenderán más eficazmente a medida que el
curso avanza.
aprendizajes previos y en los presentes de la unidad, … de tal modo que del examen de la
prueba se pueden identificar las áreas necesitadas de recuperación. Por tanto, la
recuperación o enseñanza correctiva es en sí misma una oportunidad de corrección de
errores o de poner remedio a las deficiencias en el aprendizaje, la cual implica el uso de
tiempo adicional y es en sí misma de carácter alternativo. Afirma Guskey (1996, 363) que
“los correctivos deben ser diferentes de la enseñanza inicial. Haciendo simplemente que los
estudiantes retrocedan y repitan un proceso, que ya se ha probado sin éxito, es improbable
obtener cualquiera mejores resultados la segunda vez”. Por tanto, aunque los objetivos son
los que son, los que varían son los materiales, las actividades y los métodos, que entre otras
cosas deben adaptarse a las características peculiares de aprendizaje de los estudiantes y
a sus preferencias.
Gentile y Lally (2003, 93) afirman que la “remediación” puede ser proporcionada de varios
modos y puede incluir una serie de actividades como ejemplos adicionales y/o explicaciones;
diferentes métodos de enseñanza, tales como la enseñanza de iguales o irónicamente la
oportunidad de enseñar en orden a aprender; revisar los materiales enseñados
previamente; diferentes media como software instructivo en oposición a textos impresos.
Pero la lista puede ampliarse.
Todos los autores insisten en la importancia del buen aprendizaje de las primeras unidades.
Cuando está bien asentado, las siguientes se aprenden más rápidamente y de un modo
significativamente mejor. Por eso se decía que la evaluación formativa debía ser más
frecuente en las primeras unidades que en las siguientes. Así, pues, a la vista de esta
información se puede formular la siguiente conclusión:
El someterse los alumnos a un proceso alternativo de tipo correctivo para que los
objetivos se consigan de un modo significativo parece que tiene un efecto positivo
sustancial sobre el rendimiento final inmediato
A aquellos estudiantes que dominan los objetivos instructivos críticos se les proporcionarán
actividades y tiempo instructivo adicional. Estas actividades serán diseñadas para permitir
a los estudiantes revisar los objetivos y el necesario sobreaprendizaje, y no simplemente el
hacer que estén ocupados mientras que la clase continúa trabajando para conseguir el
dominio. Estas actividades de enriquecimiento pueden incluso ser realizadas por los alumnos
que no han dominado la unidad. ¿En qué consisten tales actividades?
Gentile y Lally (2003, 93) hablan de una actividad, la de realizar una investigación
independiente sobre un punto de una lección, como por ejemplo la reinvestigación de los dos
o tres huracanes más destructivos seguidos de una lección sobre tales tormentas; informar
de los resultados de su investigación a aquellos estudiantes que han conseguido superar los
objetivos; escribir un cuento o historia que sea relevante para la lección, como una
narración acerca de un niño que ha experimentado y sobrevivido a un huracán seguido de
una lección sobre tales tormentas; tutoría de iguales a sus compañeros que no han superado
la unidad.
“En la mayor parte de las aplicaciones del mastery learning en grupo los correctivos
son acompañados de actividades de enriquecimiento o de extensión para los
estudiantes que alcancen el dominio a partir de la enseñanza inicial. Las actividades
de enriquecimiento proporcionan a estos estudiantes unas oportunidades tentadoras
de ampliar y expandir su aprendizaje. Para que estos enriquecimientos sean
efectivos deben ser dos cosas, desafiantes y reforzadores. En general están
relacionados con la materia que están estudiando, pero no necesitan estar
directamente vinculados al contenido de una unidad particular. De ahí que los
enriquecimientos ofrecen unos medios excelentes de implicar a los estudiantes en
actividades desafiantes de más alto nivel, como las diseñadas para estudiantes
superdotados y con talentos”.
Y con esto se ha llegado al final del proceso de enseñanza y aprendizaje de una unidad
porque, una vez que los alumnos de recuperación hayan superado los objetivos de la unidad,
es preciso pasar a la siguiente. En el supuesto de algún alumno reincidente en la no
superación se ha de pensar en tratamientos individuales, que pueden pasar por efectuar
diagnósticos más a fondo de sus capacidades, conocimientos previos, personalidad, …
Esto es lo que afirman Anderson y Block (1985, 3225) sobre el proceso completo. En todo
el proceso intervienen en teoría los mismos elementos, si bien en la práctica las condiciones
son siempre diferentes y es preciso que el profesor, teniendo previstas las situaciones, sea
capaz de tomar decisiones que contribuyan siempre al aprendizaje de los estudiantes. Se
requerirá del profesor un amplio grado de imaginación recurriendo a muy diversas
estrategias, ya que cuando se aplican las condiciones y estrategias aisladamente el efecto
es significativamente inferior que cuando se aplican combinadamente.
En este proceso completo son varias las estrategias básicas que se han de aplicar en todo
momento. De entre ellas quiero entresacar dos, la tutoría y el refuerzo, aunque no se
desarrollan. Simplemente se dirá lo que viene a decir la investigación:
He aquí, tal como se ha dicho con reiteración, la diferencia básica entre la evaluación final
y las distintas evaluaciones que se hacen durante el proceso. Mientras la segunda es
fundamental y únicamente ayudadora, esto es, formativa, la primera busca determinar qué
alumnos han dominado la materia y cuáles no, y en qué grado, en orden a diversas tomas de
decisiones; esto es, es sancionadora.
1. ¿Quién puede cumplir con esta función y tarea? Ya se ha comentado varias veces la
función que todo profesor tiene asignada al final del proceso, esto es, la de juez,
mientras que durante el proceso tiene asignada la función de promotor y ayudador
en el aprendizaje. Esta función del profesor como sancionador del aprendizaje de
sus alumnos, aunque ordinariamente es así, no es exclusiva de él. Puede ser delegada
a una agencia externa al centro o a instancias distintas del profesor dentro del
centro, como por ejemplo el Departamento correspondiente de la asignatura.
- Superados los objetivos de todas las Unidades, aplico la prueba final (test
sumativo).
La calificación media de los profesores fue de 1.05 (con una desviación de 1.78), lo que
evidenciaba una práctica de la evaluación final poco común. Interesado por tal conducta, me
vienen a decir los profesores que los alumnos “liberaban” materia a lo largo del curso, si en
las pruebas parciales o de bloques de la materia obtenían una calificación que los
profesores consideraban suficiente.
Indagando más me dicen que muchos alumnos a partir de un determinado momento de la
primavera o previo a final de curso ya no estudian la materia, con lo que eso significa de
laguna en su formación. ¿Cuál es la razón? Muchos alumnos han calculado que ya han
obtenido la puntuación necesaria para aprobar, la media de los parciales les da suficiente y
ya no estudian más, dedicándose a otras materias o simplemente no estudiando.
Conclusión
Se ha llegado al final del proceso. Sin embargo, quedaría falto de remate si no se hiciera
una referencia al modelo de resultados a que da lugar, que es distinto del convencional. En
esta recapitulación se ha recurrido tanto a la investigación como a la experiencia. Iré
mencionando algunos resultados a que el modelo da lugar, aquéllos que se han considerado
más evidentes y relevantes sin hacer inmersión de nuevo en los problemas que se apuntan,
ya que ellos serían a su vez objeto de desarrollo. Así, pues, de la puesta en práctica de un
modelo, como el presente, ¿qué resulta?
Es decir, los alumnos que son sometidos a un proceso, como el descrito, como grupo elevan
significativamente su rendimiento. Esto es lo que se llama un procedimiento eficaz. Si se
acude a la investigación experimental, a las vías de metaanálisis, se encuentran un
procedimiento similar, el Learning for Mastery, que arroja unos resultados, comparados con
la Enseñanza Convencional, en dos síntesis, ya vistas, por niveles de enseñanza (tabla 24):
Tabla 24: Eficacia sobre el rendimiento final inmediato del LFM por niveles de enseñanza
en dos síntesis cuantitativas
Nivel de estudios Guskey y Gates (1985) Guskey y Pigott (1988)
ME N estudios ME N estudios
1) Elemental 0.94 13 0.94 25
2) Secundario 0.72 12 0.48 16
3) Universitario 0.65 10 0.41 37
Dado que cualquier valor superior a 0.20 se considera significativo, la conclusión es fácil de
redactar, esto es, que el LFM es eficaz en cualquier nivel de enseñanza y en especial lo es
en la enseñanza elemental, que alcanza un valor de 0.94. Para que se entienda el significado
de tal cantidad se ilustra con una figura (Figura 9) dónde se encuentra.
Es decir, el alumno medio (el representado por la media aritmética) que aprende mediante
el LFM eleva su rendimiento hasta el nivel que tiene un alumno del grupo de Enseñanza
Convencional-EC que tiene por debajo de sí el 83 por ciento de sus compañeros. Dicho en
términos más claros, el alumno medio de LFM alcanza un nivel equivalente al de notable alto
(calificación de 8.3) del alumno que aprende por EC. Un nivel similar es el que se obtiene
por el modelo que aquí se ha presentado.
Figura 9: Ilustración del significado de la ME provocado por el LFM (vs. EC) sobre el
rendimiento final inmediato
Esto conlleva entre otros fenómenos estadísticos los siguientes: La variabilidad de las
puntuaciones decrece; es decir, los alumnos cada vez son más homogéneos. Asimismo, la
distribución cada vez es más alta en sus frecuencias; es decir, se hace leptocúrtica.
Además, aunque ya se ha dicho, la media del rendimiento del grupo cada vez crece en valor,
puesto que los alumnos se acercan a las puntuaciones superiores.
Pero lo que es una virtualidad del modelo para los alumnos de rendimiento bajo, puesto que
sube, es a la vez un defecto para los de rendimiento alto, puesto que tales alumnos se
encuentran con un muro situado en el 10 ó puntuación superior, que nadie puede saltar.
Realmente, si los alumnos de rendimiento alto fueran atendidos convenientemente mediante
estrategias de enriquecimiento, su aprendizaje sería progresivamente mejor y su
rendimiento cada vez mayor. Si estas estrategias se practicaran, se podría evidenciar el
alto rendimiento de estos alumnos, si las pruebas no tuvieran un efecto de techo, que
imposibilita el que los que pueden rendir más lo puedan conseguir. Por ello, sería
conveniente que en las pruebas se incluyeran items o cuestiones de enriquecimiento, de
ampliación, de profundización, que contuvieran problemas que midieran habilidades
mentales de orden superior, como capacidad de síntesis, análisis, evaluación, pensamiento
crítico, creatividad, …
Sin embargo, cuando a lo largo del proceso los alumnos son sometidos a unas acciones de
recuperación/enriquecimiento (enseñanza óptima por alumno), la posibilidad de predecir al
final del proceso cuál sea el rendimiento final a partir de la aptitud de entrada, que sigue
distribuyéndose normalmente, es baja o prácticamente nula (Figura 13).
La correlación entre ambas variables es despreciable y, cuanto más despreciable sea, mejor
será la enseñanza.
Estos resultados son los que posibilitan algunas de las consecuencias o efectos en los
profesores.
Además, los profesores alteraban sus explicaciones sobre por qué son más efectivos en
clase, dando mucha menos importancia a factores de personalidad y mucha más a las
prácticas y conductas de enseñanza, es decir, a al desempeño de su role de profesor.
Igualmente, cuando los profesores ven mejorar los resultados del aprendizaje de sus
alumnos empiezan a sentirse mucho mejor en cuanto al role que desempeñan como
profesionales de la enseñanza, aceptan muchas más responsabilidades personales hacia los
éxitos y fracasos en los aprendizajes de sus alumnos y expresan menos confianza en sus
capacidades de enseñanza, que es lo que podría denominarse "efecto de humildad".
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2
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APENDICE
Educación Compensatoria
La enseñanza y el aprendizaje
de los alumnos socialmente
desfavorecidos
-La reducción de las diferencias en el rendimiento
de los estudiantes de 1º de la ESO-
Procedimientos instructivos …
Esquema
Introducción
I. Concepto de Educación Compensatoria-EC
II. Procedimientos instructivos eficaces
2.0.Un pre-requisito: Una adecuada entrada
2.1. La planificación: Qué aprender y cómo enseñarlo
2.2. La enseñanza de cada Unidad
1) Evaluación formativa: Conocer para mejorar
2) El feedback: Comparar con modelos
3) Enseñanza correctiva: Corregir errores
4) El enriquecimiento: Perfeccionar lo aprendido
III. Evaluación final: Resultados mejores
Un requisito: Coherencia entre los elementos del proceso
09/06/2008 Eduardo López 2
INTRODUCCION
Introducción
La educación compensatoria compensa
1) Desde muchas y variadas instancias se constata que
cuanto más bajo es el nivel social del entorno de los
estudiantes más bajo es su desarrollo.
2) El intento de paliar esta situación de desventaja –
educación compensatoria- ha conducido en los
destinatarios a logros educativos comparativamente
superiores, tanto mentales (CI, rendimiento, madurez
para el aprendizaje), como sociales (mayor
integración social) y económicos, siendo sumamente
rentables en análisis de coste-beneficio.
3) Conclusión: Merece la pena contrapesar (compensare)
las oportunidades ambientales cercenadas en los
desfavorecidos sociales, aunque no se haya logrado
igualarlas con el grupo de referencia.
Introducción
Las diferencias con origen social
Introducción
La corrección de las diferencias
Introducción
Efectos del Learning for Mastery
1. “efectos positivos consistentes en los
resultados tanto cognitivos como afectivos del
aprendizaje de los estudiantes, así como en
diversas variables de los profesores” (Guskey
y Pigott, 1988, 197).
2. “el uso sistemático de estos elementos ayuda
a muchos más estudiantes a aprender bien,
reduce significativamente la variación en los
resultados de aprendizaje del estudiante y
aproxima las diferencias en rendimiento de
los diferentes grupos de estudiantes”
(Guskey, 2005, 9).
09/06/2008 Eduardo López 7
Introducción
Implicaciones en los profesores
I.
Concepto de Educación
Compensatoria
Una definición
Elementos (:1)
Elementos (:2)
2. Origen: Ambiental.
Se han generado deficiencias por
factores sanitarios, nutritivos,
psicológicos, sociales, educativos …
operados durante las etapas prenatal,
perinatal y postnatal, las cuales limitan
el adecuado desarrollo.
Elementos (:3)
Elementos (:4)
Elementos (:5)
II.
Procedimientos instructivos
eficaces: El LFM
2.0.
Un pre-requisito:
Una adecuada entrada
Importancia
Confirmación y consecuencias
La recuperación o
Enseñanza Correctiva (1)
Recuperación:
Proceso alternativo de enseñanza y aprendizaje
orientado al logro de aquellos objetivos no
conseguidos por una enseñanza previa y que sin
embargo deben adquirirse para poder proseguir
con los aprendizajes posteriores adecuados a un
determinado nivel educativo y a unas aspiraciones
de los estudiantes. La responsabilidad de su
puesta en práctica recae en el profesor de la
materia.
La recuperación o
Enseñanza Correctiva (2)
Aspectos a considerar:
1. La duración: No es fácil estimar el tiempo que un alumno
precisará; sin embargo conviene hacerla para cada subárea o
parte de la materia y para toda ella.
2. El momento: Como ésta es una actividad imprescindible de la
actividad docente de los Centros (Cfr. Guskey, 1996), es
preciso incorporarla a la planificación.
3. El lugar: Dado que es variable el número de alumnos, se
habilitarán estancias adecuadas a las necesidades.
4. Personas que pueden impartirla: El profesor, servicios de
apoyo de los Centros, alumnos del Practicum de carreras
universitarias afines a la enseñanza, compañeros en función
de tutores, personas del voluntariado, los padres, etc.
5. Materiales: Serán los editados, los puestos en la Red y,
sobre todo, los hechos por profesores en equipo.
1º de ESO: Verificación de la
recuperación
2.1.
La Planificación
2.1.1.
Secuencia (1)
Secuencia (2)
Secuencia (3)
Prueba Final:
1. Redacción previa: Se evaluará lo que hay
que aprender, no lo que se ha enseñado;
será congruente con los objetivos y
contenidos previamente fijados;
2. Abarcará toda la materia; tendrá
carácter sintético e integrador de ella;
3. Su finalidad es sancionadora.
2.1.2.
Cómo el profesor
ha de enseñar
Aclaraciones (1)
1. Redactará para todos los alumnos un Primer Plan de
Enseñanza en el que seleccionará los materiales y las
actividades adecuadas.
2. Aplicada la prueba A y el listón de suficiencia,
identificará alumnos (: fig.sigu.)
No dominadores para los cuales tendrá previstos
materiales y actividades correctivas, y una prueba
B aplicable al fin de la recuperación;
Dominadores que podrán realizar actividades de
enriquecimiento (ampliación/profundización), ser
tutores de sus iguales o estudiar otras materias.
Aclaraciones (2)
Secuencia de una Unidad a otra
2.2.
La enseñanza
Elementos esenciales
(Cfr. Guskey, 1987, 1996, 2005)
Subtareas (1)
1. Orientar a los alumnos sobre
expectativas, procedimientos y tipos
de evaluación;
2. Enseñar cada unidad según el Primer
Plan de Enseñanza.
3. Aplicar la prueba formativa previa a la
siguiente unidad.
4. Identificar a partir de los resultados
en el test formativo quiénes son
dominadores (pasan) y quiénes no.
09/06/2008 Eduardo López 54
Subtareas (2)
Subtareas (3)
Aclaraciones sobre el feedback-1 )
Subtareas (4)
Aclaraciones sobre el feedback-2
Un feedback inmediato a cada item genera
actitud negativa y bajo rendimiento de los
estudiantes, especialmente en pruebas de
evocación; si es inmediato a toda la prueba
el rendimiento será mejor, en especial en
pruebas de evocación y reconocimiento.
Parece indiferente al rendimiento que el
feedback sea inmediato o diferido; bajo
ciertas condiciones el no excesivamente
diferido (no más de 5/6 días) podría ser
mejor que el inmediato.
Subtareas (5)
Aclaraciones sobre el feedback-3
El feedback dado en pruebas de elección
múltiple genera rendimiento claramente
superior al resto de pruebas (respuesta
breve o formas mixtas). Parece no
recomendable el dado sobre pruebas de
completación de textos.
El feedback de una pregunta/prueba
disponible por el alumno antes de elaborar la
respuesta conduce a resultados
significativamente negativos (vs. no disponer
de tal información.
09/06/2008 Eduardo López 58
La enseñanza
3.
La evaluación final
1. Administrar test el
sumativo final
conducente a la nota;
2. Asignar calificaciones.
Forma de los
resultados finales
del LFM y de la eficacia
global comparativa con la EC
Informe al Proyecto II
Objetivo comprometido 1:
INDICE
Introducción
I. Cuestiones alrededor del uniforme escolar
II. El impacto del uniforme escolar
1.1. Cuestiones metodológicas
2.2. Resultados de la investigación
III. La implantación de los uniformes:
- Users' Guide to Adopting a School Uniform Policy
- Temporalización de la puesta en práctica
Recomendaciones finales
Referencias
Eduardo López
Universidad Complutense de Madrid-UCM
e-mail: edward@edu.ucm.es
Introducción
Dice un viejo proverbio que “el hábito hace al monje”, lo cual sería tanto como decir que la
forma afecta o es expresión del fondo. Bien es verdad que, como en la mayoría de los casos,
hay quien contrapropone otro adagio al afirmar que “el hábito no hace al monje”. Algo debe
de haber dentro de estas propuestas como para que se dedique un tiempo a discutir si el
hábito hace o no al monje. ¿Se podría otro tanto decir sobre si “el hábito o uniforme hace
al alumno”? Aquí de nuevo, como en otras muchas ocasiones, los teóricos y los prácticos no
están de acuerdo.
Se me ocurre pensar que tras las dos posturas, en ocasiones enfrentadas, tal vez se
encuentre,, en la base de la discusión, el problema de una distinta concepción de la escuela:.
¿Es la escuela una institución orientada al aprendizaje, siendo el hábito por tanto el símbolo
que indica que aquélla es un ámbito dentro del cual se realizan unas tareas distintas de la
actividad que se ejerce fuera de ella, y que exige la vigencia de unas reglas y normas de
conducta específicas? O, por el contrario, ¿es la escuela un ámbito de convivencia, de
socialización o extensión de la sociedad y por tanto casi indistinguible de ella en todos los
aspectos, incluido el hábito y las reglas y normas de comportamiento que rigen dentro de
ella?
Para obtener algo de luz sobre el problema y poder actuar en consecuencia con cierto grado
de claridad, se pretende abordar su estudio desde varios puntos de vista, al menos en un
primer momento. En efecto, los uniformes escolares han recibido la atención de los
estudiosos, de los alumnos, profesores, directores, padres y responsables de la
administración educativa a distintos niveles. De tal modo esto es así que en la actualidad
han emergido una serie de cuestiones que hace un tiempo no excesivamente lejano no eran
objeto de análisis. Así, por ejemplo, entre otras cuestiones importantes, muchos se
preguntan por qué algunas escuelas están demandando uniformes o siendo más estrictas en
la aplicación de políticas relacionadas con el vestuario o el aspecto externo de los alumnos
en las escuelas; igualmente se preguntan sobre las objeciones surgidas alrededor de tales
políticas y de las consideraciones legales afectas al tema; qué es lo que dice o sugiere la
investigación educativa al respecto; y cuáles son las alternativas que se han sugerido a la
práctica de los uniformes.
¿Cuáles son las razones de la atención creciente hacia los uniformes y la forma de vestir
los alumnos? Daugherty (2002, 392) apunta que se persiguen varias metas a la hora de
implantar un programa voluntario de uniforme. Se busca un incremento de la seguridad en la
escuela y de la asistencia de los alumnos; la identificación más rápida de los no estudiantes,
la disminución del robo de ropa y la prevención del atractivo hacia todo lo relacionado con
bandas. Aunque no es la única explicación, sin embargo, probablemente el mayor problema
que ha generado el volver la vista hacia la adopción de códigos de vestimenta y uniformes
en las escuelas es el de la violencia, dado que afecta gravemente al clima y entorno del
centro y del aula, los cuales a su vez condicionan gravemente la misión principal de la
escuela, el aprendizaje.
Sin embargo, a la hora de resolver el problema todos los autores e instancias coinciden en
afirmar que ésta no es la única medida a adoptar frente al problema sino una más dentro de
un paquete de medidas.
Decía que se ha identificado una posible conexión entre la violencia escolar y la forma de
vestirse los estudiantes. Los autores también coinciden en afirmar que con la introducción
de códigos de vestimenta en los centros, además de perseguir una reducción en la
violencia, se pretende mejorar el clima escolar y la seguridad, el éxito académico y el
comportamiento, dado que las políticas de uniformes y vestimenta pueden tener un impacto
sobre todos estos aspectos. Esto es lo que básicamente se ha abordado desde la evidencia
empírica, esto es, el identificar una posible relación entre el uso del uniforme escolar y
diversas variables tanto de los alumnos como del centro. Y, si bien tal estudio no ha tenido
limitaciones sobre el perfil de los centros, el tipo de centro en donde más se ha estudiado
el problema es en los centros públicos de entornos socialmente desfavorecidos, dado que
sin duda es donde mayor impacto tiene el problema.
Y, dado que al final probablemente se hayan de derivar cuestiones prácticas, varios autores
e instituciones se han preocupado de estudiar las cuestiones prácticas alrededor de la
implantación del uniforme en las escuelas, centrando la atención en gran medida en la
redacción de normas, guías y secuenciación temporal de su implantación.
Así, pues, se hablará de la evidencia empírica y de la implantación del uniforme. Pero antes
se va a dar una visión global del problema y de la temática alrededor del uniforme y del
vestuario y apariencia en las escuelas principalmente primarias e intermedias.
Se han publicado asimismo reacciones de los estudiantes ante las medidas de seguridad
adoptadas por los centros (Hernández, 1996); en especial se han analizado las actitudes de
la juventud de color sobre la vestimenta y uniformes del estudiante (LaPoint et al., 2003).
Se han medido las opiniones o actitudes de los padres hacia las normas de vestimenta de
los uniformes de los estudiantes (Woods y Ogletree, 1992), así como las percepciones que
los profesores tienen sobre los efectos de los uniformes o normas estrictas de vestimenta
en los niños de la escuela elemental (Padgett, 1998). Se han publicado manuales de
implantación del uniforme escolar, siendo el más conocido el del Departamento de Justicia
(1996) en colaboración con el Departamento de Educación de USA.
Pero un tema, habría que decir el tema, de mayor interés científico sin duda es el que se
refiere a la evidencia empírica sobre la posible influencia del uniforme escolar en variables
de los alumnos y de los centros. Murray (1997) publica un sencillo estudio acerca de la
influencia del uniforme sobre el clima escolar y Sommers (2001) otro sobre los efectos de
la vestimenta sobre la disciplina escolar. El estudio sobre el rendimiento se trata junto al
de otras variables. Probablemente la primera publicación y de mayor relevancia sea la de
Brunsma y Rockquemore (1988), que trata acerca de la evidencia empírica de la influencia
del uniforme sobre las drogas, la conducta, la asistencia y el rendimiento. Como la
conclusión de estos autores es negativa sobre el rendimiento, Bodine (2003) les replica
técnicamente reivindicando el valor de los uniformes escolares, aunque, a su vez, esta
autora es replicada por Brunsma y Rockquemore (2003). En una línea similar, porque recoge
la investigación relevante producida hasta la actualidad es la obra de Brunsma (2006). Este
mismo autor publica dos años antes (Brunsma, 2004) una obra comprehensiva sobre los
uniformes en las escuelas públicas.
Se han repasado los Tesauros o Indices de términos en las bases de datos más próximas al
campo de la educación y no se han encontrado términos de búsqueda. Así, se han mirado las
bases PsycINFO, PsicoDoc, SocINDEX, ISBN, Cindoc y Francis, y en ninguna de ellas se
han encontrado términos relacionados con el tema que nos ocupa. Se buscaron términos
como uniform, uniforms, school uniforms, dress, student dress, dress codes, uniform
policies, school dress codes, student uniforms, costume-based schooling, …
Así, pues, ésta –school uniforms- es la expresión –en plural- más pertinente, el descriptor
más preciso a partir del cual se efectuarán la mayor parte de las búsquedas, aunque
lógicamente se hayan de adjuntar en ocasiones términos que precisan el objetivo de la
búsqueda, como research, dress codes o similares.
investigación –true research- para determinar los efectos de los uniformes escolares sobre
el clima de la escuela”. Y sin embargo, dice, a pesar de la ausencia de verdadera
investigación, muchos educadores creen que los uniformes escolares pueden tener
beneficios positivos. ¿Cómo se consigue?
Dada la ausencia de investigación experimental, una vía que en otros campos ha sido de gran
utilidad por controlar suficientemente bien las diferencias ajenas a la atribución es la de
“análisis multivariados en la literatura”, pero tampoco han existido tal tipo de estudios. Por
ello se ha recurrido a la “investigación correlacional y la comparación de medias” (Brunsma y
Rockquemore, 2003, 72). La investigación tipo suele ser aquélla que contrasta dos escuelas
similares con distintos enfoques sobre el uniforme. El que las escuelas sean similares
significa que sean comparables en todas aquellas variables a las que pueden atribuirse las
diferencias que de otro modo serían atribuidas a las diferencias en el uniforme. Más abajo
se habla de las variables de control, que suelen ser variables asociadas a los estudiantes y a
los centros.
¿Qué variables dependientes han sido objeto de medida por efecto del uniforme escolar y
de medidas relacionadas? Se han medido diversas variables, que precisan una definición
operativa, dependiendo de la investigación en que estén inmersas, pero que ahora no
abordaremos, al menos en profundidad. Esto es lo que pasa cuando se mide el ambiente de
aula y de escuela. Una de las variables más medidas han sido las percepciones de los
estudiantes, de los padres, de los maestros y de los administradores, en especial de los
directores escolares.
Elder (1999), para medir las percepciones de los alumnos, los profesores, los directores y
los padres, recurre a entrevistas, encuestas y grupo de discusión (focus group), que es una
forma de investigación cualitativa en la cual a un grupo de personas se les pregunta acerca
de su actitud hacia un producto, servicio, concepto, anuncio, idea o envoltorio (packaging).
Se formulan preguntas en un entorno de grupo interactivo donde los participantes son
libres de hablar con otros miembros del grupo.
El tema de las percepciones es muy importante. Dice Elder (1999) que las percepciones del
ambiente escolar directamente influyen la conducta y son esenciales para proporcionar una
evaluación cuidada y completa de la política de uniformes. Posner (1996) afirma que “la
investigación en Psicología sugiere que los uniformes crean un efecto de halo, esto es, no
un cambio real en las actitudes y conducta del estudiante, sino un cambio en la forma como
los adultos perciben a los estudiantes uniformados” (p.19). Y sigue diciendo: “El efecto de
halo puede producir una profecía que se autocumple, en la medida en que los maestros y
administradores adaptan sus estándares disciplinarios y de calificación reflejo de la más
positiva imagen de los estudiantes uniformados. A su vez, la conducta del estudiante puede
realmente mejorar como consecuencia de la autoestima incrementada y una mayor voluntad
de asistir a una escuela donde ellos se sienten valorados –efectos que los estudiantes,
también, pueden atribuir a los nuevos uniformes” (p.19). Ordinariamente en la medición de
las percepciones se recurre a escalas de estimación.
Como efectos que podrían llamarse objetivos la primera variable que destaca es el
rendimiento académico o escolar, que se ha definido de muchos modos. En algún estudio
(Brunsma y Rockquemore, 1998) se ha medido como un compuesto de una prueba
standarizada de rendimiento en lectura y matemáticas.
Sin embargo, conviene volver la vista atrás y repasar la definición dada en ERIC acerca de
la descripción o definición de uniforme -“prenda de vestir normalizada para la asistencia
regular a la escuela surgida en conformidad con la política de la escuela”-, definición que se
diferencia de dress codes, esto es, las “regulaciones que rigen el vestuario personal y el
aspecto en el que se incluyen la ropa de vestir, la barba, el pelo y el aseo personal”.
Como a la hora de atribuir relaciones de tipo causal entre las variables independiente y
dependiente surgen nuevas variables que pueden distorsionar tal relación, se recurre a las
variables de control, dentro de las cuales los autores suelen distinguir dos tipos, las
vinculadas a características de los estudiantes y las referidas a características de las
escuelas.
¿Cuáles son los resultados de la investigación en este campo? Se van a resumir las
conclusiones de varios estudios y posteriormente se va a dar una visión global sobre el
tema. Holloman (1995) viene a concluir que la vestimenta relacionada con pandillas (gangs),
usadas intencional o inintencionalmente, puede invitar a la violencia; asimismo el status de
la vestimenta puede conducir al robo y violencia. Wilson (1999), por su parte, concluye que
con la aplicación del mandamiento del uniforme escolar en las escuelas del distrito de Long
Beach Unified School District, las escuelas fueron más seguras, aunque los hallazgos no
arrojaron clara evidencia de que los uniformes decrecieron la violencia.
Stanley (1996) concluye que los uniformes escolares reducen el énfasis sobre las guerras
de la moda y refuerzan la aceptabilidad de una vestimenta escolar más práctica y menos
costosa. Asimismo, concluye que los uniformes pueden tener un efecto positivo sobre la
seguridad escolar y, porque es una intervención de bajo coste probablemente sin hacer
daño, digna de ser considerada. Pate (1999) encontró resultados distintos para el
rendimiento y la disciplina. Dio cuenta de una significativa mejora en el rendimiento
académico en estudiantes de la escuela elemental, mientras no decrecieron
significativamente las infracciones en disciplina entre estudiantes de la escuela intermedia.
Volokh y Snell (1998) concluyeron que ninguna estrategia singular reducirá la violencia y
promoverá reformas. Cada distrito, cada escuela es única. La política ideal para la
prevención de la violencia diferirá de escuela a escuela. Elder (1999) viene a concluir que la
política del uniforme es una de los muchos cambios que han ocurrido en las dos escuelas
Brunsma y Rockquemore (1998, 58) concluyen que “los hallazgos indican que los uniformes
de los estudiantes no tienen efecto directo sobre el recurso a drogas, los problemas de
conducta y la asistencia. Contrariamente al discurso actual, los autores encontraron un
efecto negativo de los uniformes sobre el rendimiento académico del estudiante”. Bodine
(2003), después de reanalizar los datos de dichos autores encuentra una relación positiva
entre uniformes y rendimiento. Sin embargo, de nuevo Brunsma y Rockquemore (2003, 76),
en la réplica que hicieron a Bodine (2003) afirman que ésta es “la sola cuestión importante
a los administradores escolares: ¿Incrementarán los uniformes escolares el rendimiento
académico? El hecho simple, apoyado por nuestra investigación y por la del estudio ETS, es
que los políticos que están interesados en la elevación del rendimiento no deberán contar
con los uniformes escolares para producir un milagro académico”. El estudio aludido del
Educational Testing Service-ETS (Wenglinsky, Coley y Barton, 1998), en efecto, encuentra
que los uniformes no tienen efecto sobre el rendimiento académico del estudiante.
Morris y Wells (2000) sostienen que “puesto que no se han llevado a cabo estudios
empíricos a largo plazo para evaluar la efectividad de los uniformes escolares o específicas
normas de vestimenta, los resultados permanecen anecdóticos y no probados”. Concluyen
afirmando que casi todos coinciden en que se necesitan más estudios.
Es decir, se operan cambios en los centros en diversas variables pero no está claro que
sean debidos solamente a los uniformes escolares, aunque sí parece que los uniformes son
uno de los elementos que los decantan. Lo que parece claro es que los estamentos docentes
perciben cambios asociados al uniforme, los cuales a largo plazo pueden cambiar hasta el
rendimiento.
ciertos extremos. Alrededor de esta segunda cuestión se han podido recoger dos aspectos
de la mayor importancia, esto es, aspectos a tener en cuenta a la hora de implantar una
política de uniformes, por una parte, y temporalización o secuencia temporal de la
implantación, por otra.
Tal como se dijo más arriba, el Departamento de Justicia (1996) redactó un documento –
Manual on school uniforms- (Cfr. http://www.ed.gov/updates/uniforms.html) en el que se
contienen las orientaciones e información para ayudar a los padres, maestros y líderes de la
escuela a determinar si adoptar una política de uniformes. Las que se incluyen a
continuación son las ocho recomendaciones textuales contenidas en el documento.
Parental support of a uniform policy is critical for success. Indeed, the strongest push
for school uniforms in recent years has come from parent groups who want better
discipline in their children's schools. Parent groups have actively lobbied schools to
create uniform policies and have often led school task forces that have drawn up
uniform guidelines. Many schools that have successfully created a uniform policy
survey parents first to gauge support for school uniform requirements and then seek
parental input in designing the uniform. Parent support is also essential in encouraging
students to wear the uniform.
A school uniform policy must accommodate students whose religious beliefs are
substantially burdened by a uniform requirement. As U.S. Secretary of Education
Richard W. Riley stated in Religious Expression in Public Schools, a guide he sent to
superintendents throughout the nation on August 10, 1995:
Students may display religious messages on items of clothing to the same extent that
they are permitted to display other comparable messages. Religious messages may not
be singled out for suppression, but rather are subject to the same rules as generally
apply to comparable messages. When wearing particular attire, such as yarmulkes and
head scarves, during the school day is part of students' religious practice, under the
Religious Freedom Restoration Act schools generally may not prohibit the wearing of
such items.
A uniform policy may not prohibit students from wearing or displaying expressive
items -- for example, a button that supports a political candidate - so long as such
items do not independently contribute to disruption by substantially interfering with
discipline or with the rights of others. Thus, for example, a uniform policy may
prohibit students from wearing a button bearing a gang insignia. A uniform policy may
also prohibit items that undermine the integrity of the uniform, notwithstanding their
expressive nature, such as a sweatshirt that bears a political message but also covers
or replaces the type of shirt required by the uniform policy.
Some schools have adopted wholly voluntary school uniform policies which permit
students freely to choose whether and under what circumstances they will wear the
school uniform. Alternatively, some schools have determined that it is both warranted
and more effective to adopt a mandatory uniform policy.
In most cases, school districts with mandatory policies allow students, normally with
parental consent, to "opt out" of the school uniform requirements.
Some schools have determined, however, that a mandatory policy with no "opt out"
provision is necessary to address a disruptive atmosphere. A Phoenix, Arizona school,
for example, adopted a mandatory policy requiring students to wear school uniforms,
or in the alternative attend another public school. That Phoenix school uniform policy
was recently upheld by a state trial court in Arizona. Note that in the absence of a
finding that disruption of the learning environment has reached a point that other
lesser measures have been or would be ineffective, a mandatory school uniform policy
without an "opt out" provision could be vulnerable to legal challenge.
Schools should not impose a form of expression on students by requiring them to wear
uniforms bearing a substantive message, such as a political message.
In many cases, school uniforms are less expensive than the clothing that students
typically wear to school. Nonetheless, the cost of purchasing a uniform may be a
burden on some families. School districts with uniform policies should make provisions
for students whose families are unable to afford uniforms. Many have done so.
Examples of the types of assistance include: (a) the school district provides uniforms
to students who cannot afford to purchase them; (b) community and business leaders
provide uniforms or contribute financial support for uniforms; (c) school parents work
together to make uniforms available for economically disadvantaged students; and (d)
used uniforms from graduates are made available to incoming students.
Uniforms by themselves cannot solve all of the problems of school discipline, but they
can be one positive contributing factor to discipline and safety. Other initiatives that
many schools have used in conjunction with uniforms to address specific problems in
their community include aggressive truancy reduction initiatives, drug prevention
efforts, student-athlete drug testing, community efforts to limit gangs, a zero
tolerance policy for weapons, character education classes, and conflict resolution
programs. Working with parents, teachers, students, and principals can make a uniform
policy part of a strong overall safety program, one that is broadly supported in the
community.
Recomendaciones finales
Aunque este Informe no es sino un adelanto del trabajo que es preciso abordar con más
profundidad, sin embargo, nos permite pensar en alguna conclusión y apuntar alguna línea de
trabajo posterior.
1) A la vista de los resultados obtenidos por la investigación lo que parece estar claro es
que las conclusiones que se puedan formular no son concluyentes. Es preciso hacer más
investigación, mejor controlada, con medidas a largo plazo y análisis de tendencias.
Cuando se mide el rendimiento –aunque haya alguna investigación que confirma su
mejora por efecto de la incorporación del uniforme escolar- es preciso estudiar su
evolución con tiempo, dado que de un simple cambio de vestimenta no se deduce
inmediatamente un cambio en el rendimiento. Es precisamente por efecto del cambio
de clima en el centro cuando con el tiempo puede ocurrir un cambio positivo en el
aprendizaje.
2) Si no hay cambio claro en el rendimiento ¿se puede pensar que se mejoran otras
variables? Algún autor (Cfr. Posner, 1996) viene a decir “que los uniformes crean un
efecto de halo, esto es, no un cambio real en las actitudes y conducta del estudiante,
sino un cambio en la forma como los adultos perciben a los estudiantes uniformados”
(p.19). Sigue diciendo: “El efecto de halo puede producir una profecía que se
autocumple, en la medida en que los maestros y administradores adaptan sus estándares
disciplinarios y de calificación a reflejo de la más positiva imagen de los estudiantes
uniformados. A su vez, la conducta del estudiante puede realmente mejorar como
consecuencia de la autoestima incrementada y una mayor voluntad de asistir a una
escuela donde ellos se sienten valorados –efectos que los estudiantes, también, pueden
atribuir a los nuevos uniformes” (p.19).
3) De cualquier forma, en lo que todos los autores coinciden es en que la reforma del
uniforme para que haya un cambio perceptible en el centro y aula debe ir acompañada
de otras reformas. Barton, Coley y Wenglinsky (1998) incluyen una amplia lista de
reformas, una de las cuales es el recurso a los uniformes escolares. Se habla, además,
de acciones federales (ley de expulsión de alumnos que vengan armados por al menos un
año); de esfuerzos de los estados (ley de tolerancia ceo hacia las pistolas, violencia y
drogas; de desarrollar códigos de conducta y castigar a quienes los violen); de
desarrollo por los distritos escolares de códigos de conducta; de contratos o pactos
colectivos entre los profesores y los sistemas escolares; de educación del carácter y
vuelta a los valores anteriores que regían en las escuelas; de un mayor nivel de exigencia
en la educación, lo que conducirá a mayor disciplina; de escolarización alternativa para
los alumnos que no encajan en las escuelas regulares; de resolución de conflictos y el
mantenimiento de las medidas de seguridad a nivel escolar, que se sabe han funcionado
anteriormente.
5) King (1998), después de afirmar que “la ausencia de evidencia empírica en apoyo de los
uniformes escolares no significa que los uniformes escolares no funcionen”, formula
unas recomendaciones a los investigadores que examinan la efectividad de los
uniformes escolares a la hora de prevenir o reducir la violencia en la escuela:
Referencias
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Woods, H., & Ogletree, E. (1992). Parents' opinions of the uniform student dress code. ED
367 729, 10 p.
Objetivos a):
INDICE
Introducción
I. El profesor eficaz a la luz de la investigación educativa
II. Un instrumento para identificar al profesor eficaz
Conclusión
Referencias
Eduardo López
Universidad Complutense de Madrid-UCM
e-mail: edward@edu.ucm.es
Introducción
Aunque parece obvio, no está de más recordar que existen dos formas de aprendizaje (Cfr.
Altarejos Masota y Naval Durán, 2000), por descubrimiento y por enseñanza. Es decir, que
el aprendizaje no se resuelve solamente por la enseñanza, dado que existe otra forma de
aprender, el que uno realiza por propia pesquisa. No está de más, decía, recordar esto tan
obvio cuando se habla de los estudiantes socialmente desfavorecidos, es decir, de los
estudiantes para quienes el entorno es tan poco estimulante que en vez de progresar no
solamente no se mantienen sino que retroceden en muchos aspectos de su desarrollo, dado
que ellos difícilmente pueden aprender por sí solos –descubrimiento- aquellos elementos
que contribuyen a su desarrollo.
Dado que ambos términos son muy genéricos, he acudido a enseñanza (teaching) asociada a
efectiva (effective), effective teaching y también teaching effectiveness. Por esta vía se
ha podido acceder a las bases de datos –ERIC, básicamente- para identificar las fuentes
más relevantes en orden a identificar el campo de los profesores eficaces. Por esta vía
junto con otro limitador de búsqueda –educación compensatoria- se ha podido acceder a
varias referencias. Sin embargo, en este momento estaba interesado más en visiones
globales de síntesis que de otra cosa. Y aunque han aparecido referencias singulares, me he
centrado preferentemente en trabajos de síntesis.
Entre las fuentes identificadas, por su relevancia menciono la de Apthorp et al. (2001) –
Standards in classroom practice: Research Synthesis-, que en su breve capítulo 5º
(páginas 175-8) lo dedica a una síntesis del estado de la investigación, la cual en esencia
coincide con el resto de las investigaciones. Bain et al. (1989) dedican su trabajo a resumir
cuáles son las características instructivas que definen a un profesor eficaz. Muy
interesante es el trabajo de Brophy (1986), dedicado a los estudiantes del capítulo I de la
Elementary and Secondary Education Act-ESEA de USA, es decir, los alumnos socialmente
desfavorecidos.
“la forma como estas tareas o subtareas sean realizadas es menos importante que el
hecho de ser llevadas a cabo. Cada una de estas tareas y subtareas desempeña una
importante función en el contexto del mastery learning”.
Así, pues, se va a proceder a identificar los elementos que conforman una enseñanza eficaz
y que deben adornar a un profesor eficaz; bien entendido que en la mayoría de los casos
hablan de estrategias, componentes o elementos eficaces. Lo que resta es poner esos
elementos dentro de un sistema, que en nuestro caso –véase el proyecto I- va en la línea del
Mastery Learning. Se trataría de enriquecerlo con estas estrategias que los profesores
deben poner en práctica. Posteriormente, se hará una propuesta en forma de secuencia que
todo profesor debe seguir, si quiere ser efectivo.
Comienzo con Brophy (1986), quien recoge la investigación que pone en relación las
conductas de los profesores con el rendimiento de los alumnos desfavorecidos sociales.
Viene a concluir lo que ya se sabía, esto es, que en general el aprendizaje académico viene
influido por la cantidad de tiempo que el estudiante está comprometido en actividades
académicas apropiadas. Los estudiantes aprenden más eficientemente cuando sus maestros
les enseñan activamente, esto es, estructurando la nueva información y ayudándoles a
ponerla en relación con lo que ya conocen; siguiendo su realización y proporcionando
feedback de tipo correctivo mediante actividades de recitación, ejercitación, práctica y
aplicación.
Concluye, además, que las escuelas que potencian el progreso en el rendimiento académico
tienden a ser aquéllas que sitúan una alta prioridad sobre el rendimiento y adoptan altas
pero realistas expectativas, esfuerzos instructivos coordinados y periódicas evaluaciones
del progreso. Se añaden adaptaciones según el nivel de escolaridad, materia objeto de
estudio y status socioeconómico/capacidad/afecto del estudiante.
1) Clara misión (objetivo) de la escuela. En una escuela eficaz hay unas metas u objetivos
claros, a través de los cuales el cuerpo docente (staff) comparte una misma
comprensión y compromiso con las metas de enseñanza, con las prioridades, con los
procedimientos de evaluación y con cómo rendir cuentas de su acción. El cuerpo docente
acepta la responsabilidad del aprendizaje por parte de los alumnos en cuanto a las
metas curriculares esenciales de la escuela.
2) Altas expectativas de éxito. En una escuela eficaz existen expectativas: El cuerpo
docente cree/demuestra que todos los estudiantes pueden obtener dominio del
contenido esencial y de las destrezas escolares. El staff también cree en su capacidad
de ayudar a todos a que consigan tal dominio.
3) Liderazgo instructivo. En una escuela eficaz el director actúa como un líder de la
enseñanza, esto es, de un modo efectivo y persistente comunica la misión u objetivos de
la enseñanza al cuerpo docente, a los padres y a los estudiantes. Además, comprende y
aplica las características de la efectividad instructiva en la gestión del programa
instructivo.
4) Frecuente seguimiento del progreso del estudiante. En una escuela eficaz se evalúa
frecuentemente el progreso académico del estudiante. Para ello se recurre a una gran
variedad de procedimientos de evaluación. Y los resultados de las evaluaciones son
usados para mejorar tanto el rendimiento individual del estudiante como también para
mejorar el programa de enseñanza.
5) Oportunidad para aprender y para que el estudiante esté centrado en la tarea. En
la escuela eficaz los maestros asignan una cantidad significativa de tiempo del aula a la
enseñanza del contenido y destrezas esenciales. Los estudiantes un alto porcentaje de
este tiempo están comprometidos en actividades con toda la clase o grupo grande, que
están dirigidas por el maestro y con un aprendizaje planificado.
6) Un ambiente seguro y ordenado. En la escuela eficaz hay una atmósfera ordenada,
dirigida a metas y como centrada en un negocio, la cual está libre de amenaza de
perjuicio o daño físico. El clima de la escuela no es opresivo y es conducente hacia la
enseñanza y el aprendizaje.
7) Relaciones escuela-hogar. En la escuela eficaz los padres comprenden y apoyan la
persecución de la meta básica de la escuela; se les da además la oportunidad de
desempeñar un importante papel en ayudar a la escuela a conseguir esta meta.
Es decir, un profesor eficaz será aquél que, junto con la dirección en algunos aspectos,
tiene una clara idea de los objetivos de la enseñanza, de lo que se pretende con la
enseñanza y comparte estas metas con el resto del profesorado; cree en las capacidades
de los estudiantes, de tal modo que se compromete efectivamente a sacar el máximo de
ellos; es consciente del role que representa en la enseñanza, es decir, es un líder de la
clase, el que dirige a sus alumnos al aprendizaje, y no un compañero más; para poder
ayudarle durante el proceso efectúa un seguimiento de su aprendizaje recurriendo a la
evaluación formativa frecuente; prestan, siguiendo las directrices de Carroll (1963), el
tiempo necesario para aprender; crean un ambiente ordenado y seguro, dirigido al
aprendizaje; y mantienen con los padres unas relaciones que se orientan en ayudar a los
niños en una misma dirección.
Por su parte, Bain et al. (1989) intentan definir lo que hacen los profesores eficaces con
alumnos de primer grado e identifican las siguientes características. Un profesor efectivo:
1. El aprendizaje aumenta cuando los centros escolares animan a los padres a estimular
el desarrollo intelectual de sus hijos.
2. Los alumnos aprenden más cuando las tareas para casa están graduadas según su
dificultad, comentadas y confrontadas por los profesores.
3. Los estudiantes más centrados en alcanzar los objetivos educativos tienen más
facilidad para dominar los contenidos de aprendizaje.
4. La enseñanza directa es más eficaz cuando expone las características relevantes y
sigue pasos sistemáticos. Hay funciones de la enseñanza directa organizadas en seis
fases que dan buenos resultados:
- revisión diaria de las tareas, control de las tareas de casa, y, si es necesario,
volver a explicar,
- presentación del nuevo contenido y de las habilidades en pequeños pasos,
En resumen, los componentes principales incluyen la enseñanza a pasos pequeños con una
práctica del estudiante después de cada paso, la guía de los estudiantes durante la práctica
inicial y la provisión a todos los estudiantes de un alto nivel de éxito en la práctica. Divide
la enseñanza en seis funciones:
Un aspecto al final de su trabajo de especial interés para el campo que nos ocupa es que
presenta las modificaciones de las revisiones, presentaciones, práctica guiada y práctica
independiente distinguiendo el tipo de estudiantes, según sean más lentos y más rápidos o
de cursos superiores. Es decir, para estudiantes lentos, los cuales suelen ser los de bajo
rendimiento, que suelen ser los pertenecientes a entornos socialmente desfavorecidos, las
revisiones, las presentaciones, la práctica guiada e independiente van a ser de distinta
naturaleza que para los estudiantes más rápidos. En efecto, presentan la tabla siguiente:
Una cuestión más. Todas las tareas apuntadas y las que se indicarán son indivisibles. Un
profesor, por ejemplo, no puede prescindir del feedback y de los correctivos o de la
recuperación. Todos los elementos se llevarán a cabo. Afirman Anderson y Block (1985):
“si los programas de mastery learning han de tener tanto éxito como deberían
tener, todas las tareas y subtareas relacionadas con aquéllas se han de llevar a cabo.
Es decir, uno no puede desarrollar un programa de mastery learning si se detiene
después de haberlo definido, por ejemplo” (p. 3222).
Dado el interés que tiene conocer cómo se conduce el profesor como docente en orden a
la mejora del aprendizaje del alumno, a continuación se te presentan una serie de
afirmaciones sobre cómo te conduces en tu faceta de profesor desde el momento en
que te encargas de una asignatura hasta el final, que suele coincidir con la firma de
actas. Dichas conductas se vinculan a una de las cuatro grandes áreas o tareas que
Anderson y Block (1985) fijan como esenciales a toda enseñanza, que se orienta al
dominio o aprendizaje de una materia por parte de los alumnos, es decir:
Por todo ello, se te pide que indiques tu grado de acuerdo con cada una de las
afirmaciones, ya contengan uno o varios juicios en la misma pregunta. Dado que son
conductas deseables, se formulan en sentido positivo. El acuerdo con las afirmaciones
de cómo te conduces como profesor se expresa mediante una escala que varía de 0 a 5,
según sea nulo o máximo el acuerdo con la percepción que tienes sobre cómo te
conduces en tu actividad como docente. Puede darse el caso de considerar alguna
pregunta categóricamente, es decir, es de ser apreciada como cero-0 ó como cinco-5.
Cada una de las cuatro tareas se puede vincular a su vez a los cuatro elementos
clásicos de toda programación –fijación o redacción de objetivos, selección de
contenidos, propuesta de medios y realización de evaluación-. Cada uno de estos
elementos se pueden agrupar dentro de las cuatro grandes tareas docentes
anteriormente indicadas, y es así como se presentarán.
ser alto (alrededor del 85% de acierto en la prueba), para que sea
considerada dominada cada Unidad.
Evaluación 11. Tengo previsto un medio o preparada una prueba que mida el grado
de dominio de los contenidos previos por parte de los alumnos a la
entrada al proceso de aprendizaje de la asignatura.
Medios 12. Tengo previstas acciones que compensen una posible entrada
deficiente al proceso de aprendizaje, detectada por la prueba inicial
o por otro medio.
Apellidos ___________________________________Nombre____________________
Asignaturas que
impartes:____________________________________________________________
___________________________________________________________________.
Titulación y perfil de la titulación: _________________________________________.
Conclusión
Antes de finalizar este apartado quiero mostrar mi desacuerdo con varios autores que, al
hablar de la enseñanza y profesores efectivos, llegan a afirmar que los hallazgos sobre la
enseñanza eficaz o explícita son menos relevantes en la enseñanza de áreas que son menos
bienestructuradas, esto es, donde las destrezas no siguen explícitos pasos o donde los
conceptos son confusos y enredados. Son menos relevantes, dicen, para enseñar
composición, escribir ensayos, lectura comprensiva, analizar la literatura o tendencias
históricas, discusión de asuntos sociales o la enseñanza de conceptos enredados, tales como
‘liberal’ o ‘modernismo’”.
Naturalmente que hay materias –blandas o “soft”, como se las define en la literatura- que
por su propia naturaleza exigen menos estructura conceptual, a diferencia, por ejemplo, de
las matemáticas, pero bien es verdad que la investigación confirma un hecho que me parece
enormemente relevante. Me explico. No es reducida mi experiencia sobre la aplicación de
varios sistemas individualizados de enseñanza –sistemas PLAN e IPI, Plan Keller o PSI,
Enseñanza Programada, Mastery Learning, Sistema AudioTutorial, etc.-, los cuales se han
aplicado al aprendizaje de varios tipos de materias, tanto de las llamadas duras (hard)
como de las blandas (soft) así como de las mixtas. Es preciso recordar que tales sistemas
son altamente estructurados. Pues bien, cuando se ha investigado su eficacia, enfrentados
a la Enseñanza Convencional, se ha comprobado que dichos sistemas han mostrado su mayor
grado de eficacia cuando se han aplicado al aprendizaje de las materias blandas.
Este hallazgo significa varias cosas, pero una destaca respecto al tema que nos ocupa, esto
es, que las materias blandas se pueden enseñar con esquemas altamente estructurados; y
que cuando se imparten de esta forma resultan mucho más eficaces que cuando los mismos
sistemas se aplican a la enseñanza de las materias del campo científico-matemático.
Referencias
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