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Es impropio hablar de Edad Media en otras civilizaciones

Mapa TO, con Jerusalén en el centro, y las tres partes simplificadas del mundo
recordado, más que conocido en la Edad Media.
Las grandes migraciones de la época de las invasiones significaron paradójicamente
un cierre al contacto de Occidente con el resto del mundo. Muy pocas noticias
tenían los europeos del milenio medieval (tanto los de la cristiandad latina como
los de la cristiandad oriental) de que, aparte de la civilización islámica, que
ejerció de puente pero también de obstáculo entre Europa y el resto del Viejo
Mundo,7 se desarrollaban otras civilizaciones. Incluso un vasto reino cristiano
como el de Etiopía, al quedar aislado, se convirtió en el imaginario cultural en el
mítico reino del Preste Juan, apenas distinguible de las islas atlánticas de San
Brandán y del resto de las maravillas dibujadas en los bestiarios y los escasos,
rudimentarios e imaginativos mapas. El desarrollo marcadamente autónomo de China,
la más desarrollada civilización de la época (aunque volcada hacia su propio
interior y ensimismada en sus ciclos dinásticos: Sui, Tang, Song, Yuan y Ming), y
la escasez de contactos con ella (el viaje de Marco Polo, o la mucho más importante
expedición de Zheng He), que destacan justamente por lo inusuales y por su ausencia
de continuidad, no permiten denominar a los siglos V al XV de su historia como
historia medieval, aunque a veces se haga, incluso en publicaciones especializadas,
más o menos impropiamente.12

La historia de Japón (que durante este periodo estaba en formación como


civilización, adaptando las influencias chinas a la cultura autóctona y
expandiéndose desde las islas meridionales a las septentrionales), a pesar de su
mayor lejanía y aislamiento, suele ser paradójicamente más asociada al término
medieval; aunque tal denominación es acotada por la historiografía,
significativamente, a un periodo medieval que se localiza entre los años 1000 y
1868, para adecuarse al denominado feudalismo japonés anterior a la era Meiji
(véase también shogunato, han y castillo japonés).13

La historia de la India o la del África negra a partir del siglo VII contaron con
una mayor o menor influencia musulmana, pero se atuvieron a dinámicas propias bien
diferentes (Sultanato de Delhi, Sultanato de Bahmani, Imperio Vijayanagara —en la
India—, Imperio de Malí, Imperio Songhay —en África negra—). Incluso llegó a
producirse una destacada intervención sahariana en el mundo mediterráneo
occidental: el Imperio almorávide.

De un modo todavía más claro, la historia de América (que atravesaba sus periodos
clásico y postclásico) no tuvo ningún tipo de contacto con el Viejo Mundo, más allá
de la llegada de la denominada Colonización vikinga en América que se limitó a una
reducida y efímera presencia en Groenlandia y la enigmática Vinland, o las posibles
posteriores expediciones de balleneros vascos en parecidas zonas del Atlántico
Norte, aunque este hecho ha de entenderse en el contexto del gran desarrollo de la
navegación de los últimos siglos de la Baja Edad media, ya encaminada a la Era de
los Descubrimientos.

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