Está en la página 1de 2

LA CORROSIÓN DEL CARÁCTER

A través de la historia de Enrico y su hijo Rico podemos analizar


la influencia de la vida laboral en la familiar y viceversa, en dos
generaciones sucesivas de padre e hijo, con sus anhelos, su
preocupación por el futuro, su afán por el presente como medio de
construir ese futuro y la dedicación a sus propios hijos.

Para Enrico, portero de profesión, su prioridad consiste en ahorrar


el máximo de dinero en el presente para conseguir que su hijo
Rico alcance, tanto en su vida profesional como laboral, un nivel
que él no pudo conseguir, llegando a tener una carrera que le
permita acceder a un buen puesto de trabajo, mejor que el que él
tuvo.

Para Rico, que ya ha hecho realidad el sueño de su padre, su


mayor preocupación es la falta de tiempo para poder atender a sus
hijos y pasarlo con su familia.

En mi caso particular debo confesar que ambas se han visto


cumplidas, aunque en el ámbito laboral lleve unos 20 años de
retraso.

Me quedé, a los 20 años, en las puertas de la universidad... sin


entrar; me casé y tuve dos hijos a los que me dediqué durante los
16 años siguientes. A los 36 me divorcié y decidí comenzar mi
vida desde donde lo había dejado: la universidad.

En tres años terminé una diplomatura y entré a formar parte del


mundo laboral, invertí dos años más en pequeñas empresas hasta
conseguir entrar en la grande a la que ahora pertenezco y un año
más en formar parte de su departamento de operaciones... mi
próxima meta: su departamento de recursos humanos.

No niego que de haber empezado antes mi vida laboral ésta se


encontraría en otro término, pero siento que aún tengo suficiente
tiempo para desarrollarla y que mis decisiones, a esta edad, son
mucho más maduras y conscientes de lo que lo hubieran sido a los
20.

Para mis hijos sólo quiero que sean lo más felices posible en la
vida que les toque vivir, sin necesidad de lograr ni demostrar nada
que ellos mismos no quieran y elijan. Los logros profesionales no
son necesariamente un signo de éxito en la vida, me preocupa más
el tipo de persona en la que se conviertan que lo que puedan llegar
a conseguir. Pero también he de reconocer que mi caso es
bastante particular y poco común. Lo normal en la actualidad es
encontrarte con casos como el de Rico, en donde los dos
cónyuges trabajan y los niños van desde pequeños a guarderías o
quedan al cargo de abuelos.

La sociedad tiene la obligación moral de encontrar una salida


válida para que tanto el mundo de Enrico como el de su hijo Rico
se encuentren, se complementen, adapten tanto su vida familiar
como la profesional de tal modo que ninguna de las dos sienta
carencias y confiando en que los hijos de Rico, nietos de Enrico,
las puedan compaginar, consiguiendo una realización plena en
ambas y eliminando todo tipo de remordimiento o insatisfacción
por considerar que se ha atendido más a una que a la otra.

Este sentimiento es la principal causa de infelicidad en el hombre


de hoy en día.

En España se han empezado a dar los primeros pasos


encaminados a encontrar una solución al problema: la ley de
conciliación familiar llevada a cabo por el Ministerio de
Administraciones Públicas para todos los funcionarios
pertenecientes a éstas.

También podría gustarte