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El ciervo y la oveja

Pidió una vez el ciervo a la oveja que le prestase un celemín de trigo. Esta
no puso muy buena cara, y viendo el ciervo como recelaba, le dijo:

“No tienes motivo para desconfiar de mí, ya que soy un ciervo honrado y
cumplidor. A pesar de todo, y para que estés más tranquila, me obligo a
presentarte un fiador que me avale. De ese modo no tendrás nada que temer y
podrás prestarme el trigo con la seguridad de que lo recuperarás llegado el
momento”

"¿Y quién es ese fiador que ofreces como garantía?" preguntó la oveja intrigada.

"Es un lobo de la montaña que se pasea con frecuencia por estos prados y al que
conozco desde hace años"

"¿Un lobo? – replicó la oveja- "¿Tu fiador es un lobo? Pues explícame ciervo a


quien recurriré para recuperar mi trigo una vez se cumpla el plazo si decides no
devolvérmelo. Si él no tiene más posesiones que sus dientes, y tú, los pies para
escapar, ¿Qué seguridad es la que me ofreces?”

MORALEJA

Examinar al que pide y sus fiadores, ahuyenta la peste de los malos pagadores.

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