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Principio: Hermanos alegrémonos y llenémonos de jubilo

Mateo 5:1-12
¿Por qué? Porque nos espera una gran recompensa en el cielo. (Verso 12)
Miremos el contexto:
Capítulo 1: Nos muestra que el Mesías ese que iba a ser Profeta, Sacerdote y Rey, había
llegado, la línea genealógica nos ratifica ello, allí la importancia de la misma, ya que
muy bien sabemos que este vendría del linaje de David, lo cual efectivamente así
sucedió. Este Rey es nacido por medio de la virgen María.
Capítulo 2: Nos muestra el cumplimiento de las promesas del AT en el niño. “Donde
está el rey de los judíos…” preguntaron los magos.
Capítulo 3: Juan el bautista anuncia y prepara el camino de aquel rey que vendría
“Arrepiéntanse porque el reino de los cielos está cerca”; Jesús es bautizado por Juan.
Capítulo 4: Jesús es tentado por satanás, y en la ultima tentación el enemigo le ofrece
“Todos los reinos del mundo” es claro que Jesús lo reprende con la Escritura. Luego de
ello Jesús comienza a predicar el evangelio y sus primeras palabras en la exposición
Bíblica son:
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de
los cielos se ha acercado. Mateo 4:17.
Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el
evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Mateo
4:23.
Capítulo 5:
El Mesías prometido, el enviado por Dios Padre para traer salvación de su pueblo, el
mejor de los predicadores, el rey se levantó en el monte y comenzó a enseñar, comenzó
a describir las características de aquellos que eran partidario de su reino.
Retomando el Principio:
¿A quiénes les espera una gran recompensa en el cielo?
Por medio de las Escrituras sabemos que son aquellos que temen al Señor y le
obedecen, pero precisamente en los versículos anteriores (2-12) Jesús empieza a
hablarle a los discípulos de ello y lo hace por medio de las bienaventuranzas, Jesús
muestra las características de aquellos que serían partidarios de su reino, y tendrían
como recompensa el cielo.
Cada una de dichas bienaventuranzas muestran quienes son los afortunados, y en que
consiste la verdadera felicidad. Como lo afirma Dwight Lyman Moddy (evangelista de
siglos pasado). “Las bienaventuranzas no son promesas para el individuo sino una
descripción del mismo. No le indican al hombre el camino de salvación, sino que
señalan las características que manifiesta el que ha nacido de nuevo”.
¿Cuáles son esas características de aquellos que tendrán una gran recompensa en los
cielos?
Antes de responder ello, responderemos lo que significa la palabra “bienaventurados”
ya que esta se encuentra en cada afirmación.
Literalmente la palabra bienaventurado se puede entender como dichoso, afortunado,
feliz, supremamente bendecido, pero más allá de eso es una palabra que se refiere al
profundo gozo del alma ¿Debido a que? Al saber que Dios lo ha rescatado de la
condenación, y le otorga una recompensa eterna en los cielos.
Entendiendo esto volvemos a la pregunta ¿Cuáles son esas características de aquellos
que tendrán una gran recompensa en los cielos? Aquellos que el Señor llama
bienaventurados.
Bienaventurados… ¿Quién es el verdaderamente dichoso?
1. Los Pobres de Espíritu
Esto es lo contrario a un espíritu altivo. Esto son los que han reconocido su pobreza
espiritual y han dejado que Cristo colme su necesidad. Es aquel que reconoce su
condición de pecado. Está en una bancarrota espiritual, no tiene nada que ofrecer. La
pobreza espiritual es la base del cimiento del cristiano.
¿Por qué los pobres en Espíritu son bienaventurados? Porque Dios los ha hecho
herederos del reino de los cielos. Lucas 18:9-13 nos muestra claramente esto.
2. Los que lloran
La angustia por el pecado distingue al discípulo feliz, puede que suene como
contradictorio, ya que es fácil pensar: Felices son los que están alegres. Pero hay un
aflicción o tristeza bendita, cualificada para la felicidad. ¿Cuál? La tristeza del
arrepentido, que se lamenta de sus pecados, es tristeza según Dios que produce
arrepentimiento para salvación.
¿Por qué los que lloran son bienaventurados? Porque ellos serán consolados, como
afirma la Escritura Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá
muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
Apocalipsis 21:4. Seremos consolados.
3. Los humildes o mansos
Estos son los que se someten resignada y alegremente a los designios de Dios. Aquellos
que soportan provocación sin incurrir en la ira, aquellos que prefieren sufrir y perdonar
antes que vengarse.
¿Por qué los mansos son bienaventurados? Porque estos heredaran la tierra, esta
bendición lleva consigo, de una manera especial, la promesa del mundo con Cristo.
Porque son como Jesús “el manso y humilde de corazón” Mateo 11:29. Son
bienaventurados porque tienen el mayor consuelo que es el disfrute de Dios tanto el
presente como el venidero. Son herederos del mismo reino Mesiánico.
4. Los que tienen hambre y sed de Justicia
La justicia tiene un sentido espiritual, es rectitud moral y espiritual en la presencia de
Dios; un interés intenso por Cristo, en su gracia, sus promesas, en su santidad, esto es
justicia. Esta justicia Dios la da a aquellas que le anhelan por medio de la justicia de
Cristo. Los nacidos de nuevo tienen apetito de alimento espiritual, los alimentos
corporales quitan el apetito en la medida que satisfacen; pero los espirituales lo
acrecientan en la misma medida. Esto es un deseo intenso por rectitud en conformidad
del Padre.
¿Por qué los que tienen hambre y sed de justicia son bienaventurados? Porque serán
saciados, Dios les dará lo que desean, ya que su deseo es la justicia, es una evidencia de
algo bueno, y una esperanza de algo mejor.
5. Los misericordiosos
Son aquellos que tienen compasión por el alma del prójimo, trata de ayudarlo. Este tiene
lastima de los ignorantes y les instruye; de los descuidados; de los que se encuentran
incluso en pecado “arrebatándolos del fuego” Judas 23.
¿Por qué los misericordiosos son bienaventurados? Porque ellos alcanzarán misericordia
de parte Dios. Pero a los que no tienen misericordia les espera un juicio sin misericordia
(Stg 2:13).
6. Los de corazón limpio
El verdadero cristiano se lleva en el corazón; es aquel de corazón libre de suciedad.
¿Cómo se logra esto? Por la fe en Cristo, y conservado por Dios.
¿Por qué son bienaventurados los de limpio corazón? Porque verán a Dios. ¿Qué gozo
habrían de tener en el Cielo los que solo anhelan disfrutar de los placeres de este
mundo? Pero los de limpio corazón, santos como Dios es santo, tienen en su corazón
deseos que nada sino la visión de Dios puede satisfacer.
7. Los pacificadores
Aquellos que promueven la paz espiritual que solo proviene de Dios.
¿Por qué son bienaventurados los pacificadores? Porque serán llamados hijos de Dios.
Dios los reconocerá como hijos suyos, porque actúan conforme a la naturaleza
sembrada en su corazón que Dios ha implantado.
8. Los que son perseguidos por causa de la justicia
Es un hecho que la marca de un verdadero cristiano está en su convicción en Cristo, y
precisamente por ello estará dispuesto a cualquier costo defenderla y abrazarla, incluso
hasta la muerte. El vituperio, persecución y la calumnia fueron un hecho en los profetas
del AT, de igual manera serán un hecho para el cristiano genuino.
¿Por qué son bienaventurados los perseguidos? Porque de ellos es el reino de los cielos.

Exhortación final
Algunos afirman que el propósito de las bienaventuranzas es identificar las cualidades
mencionada en ellas, afirman que Dios hace una obra tal que garantiza que los suyos
sean así de bienaventurados; otros afirman que el boceto aquí solo es alcanzado en su
plenitud por nuestro Señor Jesucristo, y por lo tanto tenemos que procuras adquirir estas
cualidades que aquí se mencionan. ¿Identifican a los que son bienaventurados o
estimulan desarrollar las características de los bienaventurados? La realidad es que las
dos cosas a la vez. Estos esfuerzos no son para salvación, sino de la salvación. Tenemos
la gracia para cultivar este carácter que Cristo describe. Un discípulo quiere ser como
Jesús, ese es su anhelo. (1 Juan 2:6). Las bienaventuranzas no son un estándar
inalcanzable para desanimarnos, lo contrario, el espíritu nos capacita para formarnos a
la imagen de Jesús (poco a poco). El propósito de las bienaventuranzas es identificar los
participantes del reino de los cielos, y por el otro lado ayudarnos a examinarnos y
vernos a nosotros mismos con mira a crecer en santificación de la imagen del Padre.
Son anuncios y también una invitación a cultivar.
Todas estas bienaventuranzas quizás para el mundo planteen una contradicción, ya que
su felicidad se encuentra en otras cosas más “racionales” a la mente humana como
dinero, bienestar propio, fama, etcétera. Pero para Jesús, felicidad es esperanza y gozo,
independientemente de las circunstancias externas. La esperanza y el gozo es la forma
más distintiva de la felicidad, y esta solo se encuentra en Cristo.
Jesús comienza describiendo las características que estaba buscando en sus seguidores.
Llama bienaventurados a todas las personas que tenían estas características porque Dios
tiene reservado algo especial para ellos. Cada bienaventuranza es casi una directa
contradicción a la forma de vida atípica de la sociedad. En la ultima bienaventuranza
Jesús aun advierte que un esfuerzo serio por desarrollar estos requisitos provocará
oposición. El mejor ejemplo de cada característica se encuentra en Jesús mismo. Si
nuestra meta es ser como Él, las bienaventuranzas cuestionan nuestra forma de vivir.
¡Alegrémonos amada familia en Cristo, Dios nos ha escogido! ¡Y nos espera una gran
recompensa en el cielo! ¡Todo creyente cultiva por medio de la gracia estas marcas!
O somos realmente bienaventurados o realmente malditos.
Lucas 6:24-26

24 
Mas !!ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo.

!!Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre. !!Ay de
25 

vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis.

!!Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así
26 

hacían sus padres con los falsos profetas.

Aquellos que experimentan la primera parte de una bienaventuranza (pobreza, llanto,


mansedumbre, hambre y sed de justicia, misericordia, pureza, pacificadores, y
persecución), también experimentarán la segunda parte de la bienaventuranza (el reino
de los cielos, consuelo, la tierra por heredad, saciedad, misericordia, ver a Dios, ser
llamados hijos de Dios, y ser herederos del reino de los cielos). Los bienaventurados
tienen participación en la salvación y entrada al reino de Dios.
Mateo 5:33-37
Argumentación:

5 ideas (33/34-35/36/37a/37b)

Sujeto + Verbo + Complemento directo (Formula)

Jesús les dijo a sus discípulos que:

1. Se había oído que fue dicho a sus antepasados (¿Qué se había dicho? Pregunta de
explicación).

2. Jesús les había dicho (¿Qué les había dicho? ¿Por qué se les dijo? Preguntas de
explicación). Idea central.

Explicación:

3. No debían jurar por su cabeza. (¿Por qué? Preguntas de explicación).

4. Cuando digan sí debía ser Sí. Cuando digan no debía ser No.

5. Cualquier cosa de más era proveniente del maligno.

Principio: Hermanos debemos saber que Jesús nos dice algo acerca de
los juramentos.

En primer lugar, este pasaje denota la importancia de decir y expresar la verdad, ser una
persona enteramente integra y sincera, precisamente por ello la Biblia condena en
distintos pasajes hacer promesas en vano (Éxodo 20:7; Levítico 19:12; Números 30:1,2;
Deuteronomio 19:16-20).

Preguntas de exposición:

¿Qué se dijo a nuestros antepasados? No perjurarías, sino cumplirás al Señor tus


juramentos.

¿Qué es perjurar? Jurar en falso. Es claro y tajante la Palabra de Dios al prohibir el


perjurio, la violación de votos y juramentos incumplidos.

¿Qué nos dice Jesús acerca de los juramentos? Que no juremos de ningún modo.

¿Qué es jurar? Jurar según el idioma original es “declarar bajo”; en términos amplios
según el diccionario es prometer una cosa solemnemente, poniendo por testigo o como
garantía de ello a Dios o a personas o cosas muy respetadas o queridas por la persona
que promete. De igual forma condiciona dicha acción, y la hace bajo la siguiente
afirmación “de ningún modo”.
En primera instancia, Jesús nos dice que nos profesemos ninguna declaración bajo
ninguna circunstancia.

En segundo lugar, nos remarca específicamente por aquello que no debemos hacer.

Ni por el cielo…

¿Por qué? Porque es el trono de Dios. Puesto que el cielo es el trono de Dios, no se
puede jurar por ello, precisamente por lo sagrado y santo que es Dios, y debido a esto no
se puede jurar por el cielo sin jurar por Dios mismo.

Ni por la tierra…

¿Por qué? Porque es el estrado de sus pies. Puesto que la tierra es de Jehová (Salmos
24:1), al jurar por ella eminentemente se jura por su dueño.

Ni por Jerusalén…

“Un lugar por el que los judíos sentían gran veneración, por lo cual no encontraban
nada más sagrado por el que jurar. La Biblia denota que dicha ciudad es la del gran
rey (Salmos 48:2), la ciudad de Dios (Salmos 46:4); por ello, Dios está interesado en
ella y en cualquier juramento que se profiere a ella”. Matthew Henry.

Ni por tu cabeza…

Mas que sea nuestra, es de Dios. Puesto que Jesús nos formó y nos hizo somos de Él y
para Él; mientras que nosotros no podamos basado en un influjo natural cambiar el color
de un solo cabello nuestro, no podemos jurar, debido a que no podemos jurar por
nuestra cabeza sin jurar por quien es la Vida de tu cabeza, y el que levanta tu cabeza
(Salmos 3:3).

Todo esto nos lleva a una eminente síntesis. El cristiano en todas sus conversaciones
debe alzar la bandera de la verdad e integridad y responder con un sencillo Sí y No.

En términos amplios Matthew Henry afirma “Si nuestra sinceridad y nuestra fidelidad
son conocidas, eso nos será suficiente para ganar el crédito necesario; y si alguien lo
pone en dudad, el querer asegurarlo con juramentos y maldiciones servirá solamente
para hacerlo más sospechoso.”

En ultima instancia nos dice Jesús que fuera de estas simples palabras (Sí y No), todo lo
demás se encuentra o procede del maligno, y evidentemente esto está ligado al corazón
mentiroso del pecador. Los hombres usan todas esas protestas de sinceridad porque no
se fían unos de otros y piensan que ese es el único medio para que se les crea. Un
juramento es como una medicina que supone la existencia de una enfermedad.

Un verdadero cristiano habla con sinceridad y profesa verdad, su palabra debe bastar
(Santiago 5:12), esto no quiere decir que falle en ciertas circunstancias o que no cumpla,
sino que su anhelo por obedecer a Dios es tal que hará todo lo posible por cumplir su
palabra y no hacer quedar mal el nombre de Cristo.
Aparente contradicción

Hebreos 6:13-14 “Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar
por otro mayor, juró por sí mismo,  14  diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia
y te multiplicaré grandemente”.

En libro de Hebreos se nos muestra como Dios jura (misma palabra utilizada que en
Mateo; Omnúo), lo cual llama la atención, ya que ¿Por qué si Dios nos demanda no
jurar Él sí lo hace?

El mandamiento antes expuesto no quiere decir que todo juramento sea pecado, ya que
la misma esencia del juramento “es empeñar (Comprometer el honor o la palabra como
prueba de que se cumplirá lo que se ha prometido) la palabra en la verdad de algo
conocido, a fin de confirmar la verdad de algo dudoso o poco conocido; se apela de
esta manera a un conocimiento más alto, como a un Tribunal Supremo”.

Puesto que Dios no tenia alguien mayor a Él, y si quedaba alguna duda de su promesa,
ya que debido a la humanidad caída era posible que Abraham inconscientemente dudase
de la promesa de Dios, de antemano y previo a ese hecho, Dios juró por sí mismo, no
haciéndolo así por una falta de credibilidad en Su Palabra, sino más bien para una
ratificación completa en la que la misma esencia de Dios desaparecería si así no fuese
cumplida, sí creyese o pensase Abraham de esa manera. En términos sencillos, no
existía ninguna pizca de duda en la promesa de Dios a Abraham, y se juró Dios a sí
mismo para ratificarlo, si la duda llegase en la mente de Abraham. (Vv 17-20)

¿Pero igual está jurando? Sí, pero no lo está haciendo como el humano lo hace por falta
de credibilidad, sino más bien por certeza completa y entera en lo que dice.

Conclusión

El cristiano no debe jurar sin reverencia o a la ligera, debe evitar los juramentos que
envuelvan en sí una promesa, y debe cumplir enteramente su Palabra. El uso y frecuente
de juramentos son un reproche para los cristianos, quienes deberían ser reconocidos por
tan fieles a su palabra, que una sencilla afirmación de nosotros habría de equivaler al
más solemne de los juramentos. En el AT era una practica legitima jurar por muchas
cosas (Abraham, David, etcétera lo hicieron), hoy en el NT la prohibición es completa y
entera en cuestiones comunes e intrascendentes.

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