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Sermón: Santiago 1:26-27 La verdadera

Espiritualidad
Pastor Roberto Quiñones 
 August 15, 2016 
 Sermones
Sermón: Santiago 1:26-27 La Verdadera Espiritualidad
Pastor Roberto Quiñones
 
Santiago 1:26-27 “Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino
que engaña su corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mácula delante de
Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y
guardarse sin mancha del mundo.”

            Hay un dicho popular que dice que no todo lo que brilla es oro. Y hay otro que dice
que el león no es como lo pintan.

            Por ejemplo: una persona va a China town en los EE.UU. buscando un reloj para sí
mismo. Y va entusiasmada porque piensa que va a encontrar una buena ganga.  Le dice a la
persona que está buscando un reloj de tal o cual marca. Y de momento le traen un reloj que
a todas luces parece el reloj original. Y es tan parecido que una persona pudiera hasta dudar
de si es el original o no. Y hermanos, algunas copias pueden ser tan parecida que uno
mismo se podría confundir. Y si sobre todo, el precio de ese reloj es un precio alto,
diríamos unos $800 podríamos pensar, es posible que sea original. Es posible que sea
caliente ese reloj. Pero cuando comparamos el precio de ese reloj con lo que normalmente
cuesta, el cual es $2,000, concluimos que no cabe la menor duda que ese reloj es una copia.
Y a veces las copias pueden ser tan parecidas que nos podemos confundir.

            Santiago toca ese mismo tema en el pasaje que tenemos por delante.

            En este pasaje que finaliza el capítulo 1 Santiago tiene en mente a una persona que
profesa ser cristiana. Es fiel en su asistencia a la iglesia. Se expresa como se expresan los
cristianos ya que conoce la jerga que es común entre los cristianos. Tal vez llama a su
hermano en la fe: varón. Y cuando escucha un mensaje fielmente predicado dice: me estoy
gozando. A todas luces parece ser un creyente firme, estable, creciendo en la gracia de
Dios. A todas luces es un verdadero hombre espiritual. Pero cuando comparamos su
carácter con el carácter que la escritura revela debe poseer todo creyente, encontramos que
su espiritualidad carece de sustancia. Santiago nos dice en qué consiste la verdadera
espiritualidad, en que consiste la verdadera religión y la contrasta con lo que él llama la
religión vana. Obviamente Santiago no cubre todos los aspectos esenciales de lo que es la
verdadera religión cristiana. El solo nos da unos puntos importantes de lo que es parte
fundamental de la verdadera religión o espiritualidad. ¿Cuáles son las marcas de una
verdadera espiritualidad? Las tres marcas de la verdadera espiritualidad son: frenar nuestra
lengua, mostrar misericordia a los necesitados y guardarnos sin macha del mundo.

I. Frenar nuestra lengua

            V. 26 “Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino
que engaña su corazón, la religión del tal es vana”. Santiago nos dice: el creyente debe
profesar su fe en Cristo. Pero profesar su fe en Cristo en sí mismo no salva a menos que se
demuestre su fe por medio de frenar su lengua. ¿Por qué la lengua? Porque la lengua revela
lo que hay en el corazón del hombre. ¿A quién tiene en mente Santiago? Santiago tiene en
mente a esta persona que profesa ser cristiano. Posiblemente es uno que asiste fielmente a
la iglesia, es un excelente diezmador, es un fiel servidor en la iglesia, pero es uno que no
refrena su lengua. Su conducta se caracteriza por ser un mentiroso, por ser un chismoso. No
tiene problemas en ofender a nadie. No le quita el sueño el calumniar a sus hermanos en la
fe o a su prójimo. Es una persona que todo lo resuelve gritando o criticando o burlándose de
otros. O tiene un chiste colorado cada vez que está entre sus panas. Y esto no es algo que
ocurre alguna que otra vez, sino que es un patrón de conducta constante y recurrente en su
vida. Santiago no toca aquí el hecho de que todos, en un momento u otro ofendemos a
nuestros hermanos u ofendemos a los seres queridos. Esa no es la persona que tiene en
mente. Si no a una persona se caracteriza por ser así.

            ¿Qué es lo que Santiago le dice a esa persona? Tal persona “engaña su corazón y
la religión de esa persona es vana”. Todo lo que hace para adorar a Dios, todo lo que hace
para servir a Dios es en vano. Su adoración no agrada a Dios. Su oración no pasa del techo.
Su estudio de la Biblia es en vano. ¿Por qué? Porque su conducta no demuestra que conoce
al Señor de una manera salvadora.

            Podemos ser ortodoxos en nuestra doctrina y ser fieles asistentes a los cultos de la
iglesia, pero Santiago nos dice que la prueba de la verdadera espiritualidad, de ser un
verdadero creyente, yace en la conducta.

            Hermanos, no toda profesión de fe en Cristo es una profesión salvadora si no va


acompañada de un carácter consistente con la fe cristiana. Santiago nos está diciendo lo que
ya Jesús había dicho que de la abundancia del corazón habla la boca.

            Hablar religiosamente o con un lenguaje religioso es una cosa fácil. Pero lo
importante, dijo Pablo, es guardar los mandamientos de Dios. 1 Corintios 7:19 “La
circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de
Dios.” Lo importante es una nueva creación en Cristo Jesús. Gálatas 6:15 “Porque en
Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva
creación.”

            Pero los herederos del reino de cielos triunfan sobre estas cosas por Cristo Jesús. Y
saben que el pecado no se enseñoreará de nosotros. Dios nos llama a que domemos la
lengua o más bien pedirle a Dios que nos dé una lengua y un corazón manso y respetuoso.
Que usemos la lengua para glorificar el nombre de Dios. Que usemos la lengua para
edificar a todos los que nos oyen. Y si alguien tiene una lengua ligerita, una lengua medio
suelta, suplícale a Dios no seas impulsivo en la manera de hablar. Que por la gracia de Dios
puedas frenar la lengua, filtrar las cosas que dices, que pienses bien antes de hablar. No
pares de suplicarle a Dios que te dé ese corazón y esa lengua mansa.

            Pero hay otra marca que se deduce de esta. Si somos sinceros podemos decir que
todos ofendemos de una manera u otra con la lengua. Todos en algún momento u otro
hemos sido malcriados, respondones, chismosos sea en llevar el chisme o en darle oído o en
no pararlo. Un verdadero creyente cuando confrontado con su pecado es llamado a pedir
perdón o a aceptar que lo hizo mal. Y eso conlleva ir a la persona y decirle: perdóname
porque lo que hice estuvo mal, no debí reaccionar así. O si confrontado con su pecado,
reaccionar como David cuando Natán lo confrontó: “Pequé contra Jehová”, perdóname,
no lo volveré a hacer.

            La verdadera espiritualidad nos dice Santiago se traduce también en…

II. Mostrar misericordia a los necesitados

            V. 27 “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a
los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones”. Santiago nos dice que la verdadera
religión se compadece de los necesitados, aquí descritos como huérfanos y viudas, la parte
representa el todo. Ellos representan a los pobres y a los indefensos de la sociedad.  Y
nosotros como creyentes deber mostrar misericordia a estos que sufren. ¿Por qué? Porque
así hace Dios. Dios es el defensor de ellos. El mundo les explota, pero Dios les
defiende. Salmo 68:5 “Padre de huérfanos y defensor de viudas”. Salmo 146:9 “Jehová
guarda a los extranjeros; Al huérfano y a la viuda sostiene…” Y no solo eso, Dios
maldice a aquellos de los oprimen, Deuteronomio 27:19 “Maldito el que pervirtiere el
derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda. Y dirá todo el pueblo: Amén.”

            Tan importante son los huérfanos y las viudas para Dios que Él mandó a que el
pueblo de Israel tenía que protegerlos. Deuteronomio 26:12-13 “Cuando acabes de
diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás
también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán en tus aldeas, y se
saciarán. Y dirás delante de Jehová tu Dios: He sacado lo consagrado de mi casa, y
también lo he dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme a todo
lo que me has mandado; no he transgredido tus mandamientos, ni me he olvidado de
ellos.” Se les debía dar la oportunidad de trabajar. Deuteronomio 24:19-21 “Cuando
siegues tu mies en tu campo, y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para
recogerla; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda; para que te
bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus manos. Cuando sacudas tus olivos, no
recorrerás las ramas que hayas dejado tras de ti; serán para el extranjero, para el
huérfano y para la viuda. Cuando vendimies tu viña, no rebuscarás tras de ti; será
para el extranjero, para el huérfano y para la viuda.”

            Juan nos dice lo mismo. Una marca de ser verdaderos creyentes es que no cerramos
nuestros ojos a las necesidades de nuestro prójimo. 1 Juan 3:17-18 “Pero el que tiene
bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón,
¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua,
sino de hecho y en verdad”. Mateo 25:34-36 “Entonces el Rey dirá a los de su derecha:
Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la
fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me
disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis;
enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.”

            ¿Por qué debemos hacerlo? Porque nosotros éramos también huérfanos en este
mundo.  Antes de ser cristianos andábamos en este mundo sin Dios. Él no era nuestro
Padre. Pero por Cristo Jesús hemos recibido la adopción de hijos.

            Hermanos, en esto todos nosotros podemos mejor grandemente. ¿Cuántos


necesitamos hay entre nosotros? ¿Qué estamos haciendo por ellos? ¿Cuántos de nosotros
hemos ido a visitar a nuestros hermanos que están en el hospital, o a los que están solos en
sus casas sea por viudez o por cualquier otra razón? ¿Llamamos cuando alguien entre
nosotros está enfermo? ¿Visitamos a los que están en asilos? ¿Cuándo alguien se enferma
en medio nuestro lo llamamos? No estamos hablando de darle la pesetita aquel que pide en
la calle o de aportar un dólar para el hospital oncológico cuando vamos a Burger King o a
Walgreens y nos dicen si queremos aportar a esa causa. Estamos hablando de si nos
amamos de tal manera que nos procuramos unos a otros, nos llamamos uno a otros, nos
visitamos unos a otros. Cuán importante es la visitación que Santiago nos dice que la
religión pura y sin mácula, sin mancha es visitar a los huérfanos y viudas en sus
tribulaciones, visitarlos. ¿Cuándo fue la última vez que visitaste a uno de tus hermanos
enfermos y que no sean los de tu círculo privado y de siempre? En esto todos podemos
crecer, como yo también.

            Tan importante es esto que Jesús nos dice que en el juicio final El evaluará lo
genuino de nuestra fe por el servicio que hemos hecho a los necesitados.
Busquemos Mateo 25:31-40 “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos
los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32. y serán
reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como
aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los
cabritos a su izquierda. 34. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos
de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
35. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui
forastero, y me recogisteis; 36. estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me
visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 37. Entonces los justos le responderán
diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te
dimos de beber? 38. ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te
cubrimos? 39. ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? 40. Y
respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de
estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.” Hermanos, Jesús nos dio un
corazón que se preocupa del prójimo y sobre todo de los hermanos. Yo sé que nuestra vida
tan súper ocupada a veces nos lleva a descuidar de nuestros hermanos. Vayamos a Jesús
para que El renueve nuestras fuerzas y aclare nuestras prioridades en la vida para incluir en
nuestra agenda a nuestros hermanos en la fe que necesitan de nosotros.

            La verdadera espiritualidad se traduce además en…


III. Guardarnos sin mancha del mundo

            V. 27 “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta…
guardarse sin mancha del mundo.” ¿Qué decir Santiago con esto? Significa que como
creyentes debemos mantenernos separados del mundo. Hermanos, estamos en el mundo,
pero no somos del mundo.

            El mundo físico es la creación de Dios y Él no nos manda a que huyamos de este.
La creación divina es buena y debemos disfrutar de ella. No debemos ser como algunos
grupos en la historia de la iglesia que apartarse del pecado significaba huir del mundo, irse
a un monasterio o escapar a una cueva y vivir solos. Eso no es bíblico.

            El mundo del que habla Santiago es el sistema de creencias, valores, ideas y
filosofías que son opuesta a Dios. De ese mundo debemos separarnos. Con ese mundo no
debemos tener amistad, ni parte ni suerte. ¿Por qué? Porque nuestra vida eterna depende de
ello. Santiago 4:4 “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es
enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se
constituye enemigo de Dios”. 1 Juan 2:14 “No améis al mundo, ni las cosas que están
en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él”.

            Ahora bien, la pureza que se nos ordena tener no se logra saliendo de este mundo.
La separación no es dejar de ver televisión ni dejar de ir al cine como algunos grupos
piensan. Sino en ser sabios en lo que vemos y oímos y no dar lugar a aquellos
entretenimientos que promueven y dan gloria al pecado. Hay series de televisión y hay
películas que sería bueno que nosotros evaluemos con más detenimiento si es correcto o no
verlas. ¿Por qué? Porque en ellas se promueve el pecado, se promueve una vida totalmente
vana, profana, diabólica. Y hay series de televisión que han ganado

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