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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Facultad de Artes

Licenciatura en Música

Estética y crítica musical

Javier Taboada Cortina

Preludio, Rezo y Canto a Obbatalá de Eduardo Martín y Walfrido Domínguez

Alumno: Daniel Cortez Rivera


Origen: Dúo Confluencia
La música afrocubana es de las más ricas en ritmos y cantos tradicionales,
además cuenta con una gran carga de sincretismos y usos dentro de la fuerte
tradición religiosa de esa región. No es extraño que los artistas cubanos centren su
producción en símbolos, cantos, ritmos y lenguas tradicionales, tal es el caso de la
música de Leo Brouwer, las pinturas de Eduardo Roco (Choco) y los escritos de
Nicolás Guillén, por mencionar solo algunos ejemplos.
También es el caso de los compositores que nos interesan: Eduardo Martín
y Walfrido Domínguez, quienes formaron el Dúo Confluencia en 1989 con el fin de
interpretar sus propias composiciones y arreglos. El estilo del ensamble es
reconocible por abrazar la música popular que emana de las calles de La Habana,
con arreglos de canciones como: Guantanamera, Lamento africano, El bodeguero,
y composiciones como: Sones y flores y la Suite Habana en las cuales hacen uso
de ritmos y estructuras melódicas cuyo origen está en la música popular cubana.
La composición: Preludio, rezo y canto a Obbatalá
La obra nace de una serie de improvisaciones que Martín y Domínguez
hacían normalmente, después de un trabajo más profundo de composición la obra
es terminada en 1998 y estrenada de inmediato en el Festival Guitarras del mundo
en ese mismo año. Siendo una de las obras aclamadas por la audiencia,
lamentablemente no logró colarse en el CD conmemorativo del festival. Quedando
en el olvido por varios años hasta la edición de la partitura en 2015 y la posterior
grabación discográfica The Bridge, ambas realizadas por CubaFilin Records, cabe
mencionar que solo Eduardo Martín participó en ambos proyectos de edición y
grabación.
Breve análisis
La obra tiene una fuerte carga religiosa al estar dedicada a una deidad
yoruba, una de las religiones más importantes en la tradición afrocubana. Si bien
está inspirada en los cantos de ritos religiosos, sería un error pensar a la obra como
parte de una ceremonia religiosa en sí, y mucho menos ponerle etiqueta de
hommage y exhibirla en una vitrina para luego gritar “apropiación cultural” en
palabras de Eduardo Martin “Es música cubana y ya”.
La obra está conformada por tres partes: El preludio, el cual es una
recreación de los tambores al inicio de un ritual, lleno de rítmicas complejas y
material motívico que se desarrollará posteriormente. El rezo es la parte intermedia
de la obra y la que tiene más carga religiosa, emplea las guitarras como instrumento
de percusión (muy usual en sus obras) para simular los diferentes tambores en la
ceremonia, además de emplear textos en lengua yoruba, a continuación, un estracto
del texto:
Babá Alayé o, Babá Alayé o
Babá, kué u’ro
Ocha ‘mbi o la yeyé o
O kú ni o Babá
La obra cierra con el canto, en el cual también hace uso de textos yorubas,
además es donde ambos compositores dan más libertad a la improvisación,
haciendo uso del material ya expuesto llevan a cabo un desarrollo en el cual
fusionan diversos géneros: música afrocubana, son, jazz, rock. Es en el canto donde
la obra explota en ritmo, cantos, solos de guitarra, pero en ningún momento de
manera densa, la maestría de los compositores está en escribir las notas
necesarias, ni más ni menos.
La obra sin encasillar
Algo sucede con la música de Martín y Walfrido, tanto la compuesta juntos
como la que han hecho por separado, que no tiene cabida en el repertorio de música
meramente académica y tampoco tiene lugar en la música pop de la escena
comercial. Si bien la formación de ambos compositores es meramente académica,
nunca han desarrollado un lenguaje experimental, vanguardista, atonal o modal,
como sus contemporáneos Leo Brouwer, Ernesto García de León, Ernesto Cordero,
Mario Lavista, por mencionar algunos. Lo que si tienen en común con dichos autores
es el oficio de ocupar las músicas tradicionales en sus composiciones, cosa que no
es de extrañar tomando en cuenta que Cuba es riquísimo en ritmos, claves,
tumbaos, sones, etc.
En el caso particular de Preludio, rezo y canto a Obatalá no solo hace uso de la
tradición musical, además se nutre de la religiosidad que la isla vive y es parte
fundamental en la vida de los cubanos ya sea en la rama yoruba, orisha, palo
mayombe, santería entre otras. Abordar la parte religiosa en la obra sería un trabajo
antropológico bastante extenso y se alejaría de la parte meramente musical, por lo
que en este trabajo no se profundizará en ello.
Aaron Copland expresa en su libro Cómo escuchar la música como el
compositor tiene la necesidad intrínseca de crear música, de acomodar los sonidos
que yacen en su mente y expresar una idea musical, el resultado será la mezcla de
la idea musical primigenia, la destreza técnica del compositor, el carácter de la idea
y del compositor y cómo estaba el clima el día que se trabajo la obra. Ya con la
receta de composición que nos da Copland podemos hacernos una idea de como
Martín y Walfrido concibieron Preludio, rezo y canto a Obatalá, nació de una idea,
de escuchar los ritos yorubas, de tocar con los soneros en las calles de La Habana,
de practicar el palo mayombe, de escuchar rock anglo de los 60’s, pero, sobre todo,
de querer mezclar todo eso en algo que sus dedos pudieran tocar y sus voces
pudieran cantar.
Diderot: unidad, mezcla e identidad
Al tener tanto material sonoro que trabajar al componer la obra, habría sido
fácil cometer el error de caer en el exceso de algún elemento en particular, ocupar
demasiado son, demasiada percusión, demasiado canto, pero no es el caso de
Martín y Domínguez, como expresa Martín en una entrevista en el Festival
Internacional de Guitarra de Monterrey:
“La experiencia al componer es saber que cosa quitar, que idea desarrollar,
cuando ya te pasaste de notas. El que sabe hacer eso, es un buen
compositor”
Preludio, rezo y canto a Obbatalá es el claro ejemplo de lo distros que son al
componer Martín y Domínguez, no abusan de ningún elemento.
Diderot expone en sus Investigaciones filosóficas sobre el origen y naturaleza
de lo bello que no hay belleza sin unidad, y no hay unidad sin subordinación. Cada
elemento en la obra de Martín y Walfrido está subordinado a la música misma, no
importa si el elemento viene del rock, del son cubano, o de tambores africanos,
éstos se subordinan a una idea superior, se mezclan sin perder su identidad, crean
unidad.
Siguiendo la línea de Diderot y la idea de relaciones, en tal caso la obra
significará más para un practicante de la religión yoruba, pero tomemos a la
espiritualidad como universal en los humanos, en tal caso el rezo tendrá el mismo
efecto espiritual a alguien no iniciado en el palo mayombe, por poner un ejemplo.
Conclusiones
El éxito de Preludio, rezo y canto a Obbatalá está en tomar elementos
importantes de muchas partes, hacer música con ellos y no caer en una caricatura
de estos, tampoco busca enaltecerlos en busca de reconocimiento, solo busca
expresar una idea. Después de hacer un profundo análisis de la obra, ejecutarla y
notar las dificultades técnicas uno puede darse cuenta de que es una obra compleja
que tristemente permaneció olvidada por mucho tiempo. Se necesitan más
compositores que volteen a los sincretismos, a los sonidos populares y no tengan
miedo a mezclarlos con ideas nuevas.
Referencias
Dickinson, A. (2017). Prelude, Prayer and Chant to Obatalá. Enero 5, 2022, de
Cubafilin Records Sitio web: https://cubafilin.com/collections/2-eduardo-
martin/products/preludio-rezo-y-canto-a-obatala

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