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btc libro e, rc\ulrndn Jd pruycuu FONDECYT 10-0990

»lndag:icionc> sohre literarura }" escepc1cismo. t\ccrca de las rdauon c:~


de expcrienc1a, yo y diKurso".
Walter Benjamin

El Narrador
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de Pablo Oyarzun R.

Rc:gimo de Propiedad lmeleccual Nº17 2.339


ISBN: 978-956-84 15-952

Diagramación y Jiscño de porcada: Alejandra Nor:un huena


Corrección de cscilo: Edi;un Pércz
Imagen <le ponadn: Nury Gom.á lC'L. Sut'ño \ 'rindo. 2009.
lns1alac16n d e ·19 vd,1<lore.s de '19 personas de la ciudad de S.1111 ia~o.
med id a~ ''anal1le>. Coru:.í,1 de la anisra.

Pnmer.i imp ~1ón, 2008


Primera rcccLcw n, 2016
© cd1cioncs I mc1.LI ~ pc:;aJus

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www.mc1alc.."'ipesa<l11;..cl
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Teléfono: (-16-21 26321\926

Samiago de Chile, ncw1c111bre de 20 16

Impreso por ::ialcs1anos Impresores S.A. ediciones I metales pesados


Índice

Introducción .......................................... ?

Nmicia sobre la edició n, el cexco y la craducci6 n ......... .......... .45

Walcer Benjamin, El Narrador ................ .... .............. ............ .49

Notas.............................................. ....................................... 81

Apunces sobre novela y narración ... 107

Índice analfrico ........... ...................................... ........ ........... I 19

Índice de obr.JS ciradas ......................................................... 1 2~

Índice o n omás1ÍLO 127


Introducción

Preámbulo

Enc re la copiosa Lteratura del s iglo veinte dedicada a la teoría


de la narraciva, el ensayo EL Narrador de Walter Benjamín oc upa un
lugar solitario. Las grandes escuelas (el psicoanáJisis, el fo rmal ismo
ruso, la Fenomenología, el existencialism o, el New Criticisrn, la
narratología esrrucruralista, la teoría de inspiración analítica, el
deconsuuccionismo, el posr-estrucruralismo, el postmodernis mo,
e! feminismo, 1as reorías de probkmárica r<1cial) h;i n clnmin:ido <1
trech os el escenario de los debates.
Es c ierro que un as unto principal del e nsayo es la diferenc ia emre
novelista y narrador, sobre la cual volvió reite radamente Benjamín ,
animad o po r lo que él mismo llam ó su "antigua predilección por el
último" 1• Pero ya se puede colegir de esto que el planteamie nco de
Benjamín no concierne a la teoría de los gé neros. Cencrado en la
fi gura d el narrador, no es propiamente el producm de éste lo que
está prim ariam ente en liza, ni el p rob lema taxo nómico que le está
aparejad o . La narració n se entiende aq u í com o una praxis social
a la q ue va asociad o un talante, y lo que interesa t::.'iencialmenre ::i
Benja mín es men os su caJjdad estética q ue sus alcances éricos .

L.:11 LlrtJ l.:.:h.1J.1 e n I '> d e abril de ( •136 Cf. d rcp nn~ J.: lm c<l1wrn Ji: Id'
11br.i\ u •mpk ta< tic Benpnu n en (re10mmelre !>c'1r~{im, 11 -5. Hcram¡;cgcbcn vnn Rolf
TicJc:m.r nn unJ H c:rm.tnn \ d mc:ppen ha1N:r. Frankíun .1 111 i\ l.11 0: 5uh rbrnp . l 'J'll.
p. 12-- 1rn .1Jd;1mc ucaré ~~ta ciliciun b.1ju la .ihrcv1~1ura G. \. rnn ÍtH..lic_.1rnín del
\Olumcn )" J e l.11\) p .1gin Jj-) ~ n nrrop11n<lie 111 ej-J.¡

7
Así, pues, lo esencial es lo que Benjamín se propone en e5te La re lación entre narración y exp eriencia es la m atriz de este
ensayo, la pregunta fundamental q ue formula. Porq ue esa p regun ta ensayo, y esa vocación lo que la iman ta. Po r ello, aquí la narración no
no puede ser sim plemente alojada en el com parrimien ro d e los es considerada a partir d e su con dición de objeto literario autó nomo
esrudios literarios, por m uch o que las relaciones en que sirúa a la - al modo en que lo hacen la mayo ría d e las escuelas antes ci radas-,
narrativa sean indiscuciblcmenrc relevan tes p ara la eval uación sino como la inscancia en que puede ser ejemplarmence examinada la
conceptual de su estructura y sus o peraciones. cadscrofe de la experiencia en el mundo moderno. Esro, sin embargo,
Esa pregunta está orientada ante todo por la cucsció o d e la no quiere decir que se ponga a trabajar ancilarmeate a la narración ,
exp eriencia, y ésra, a su vez, es sometida a una tensió n que da cuenca, con fin es meramente ilusnarivos. Por el concrario, desde el punro de
si así pued e decirse, del nervio del ensayo entero. Un extremo de esa vista de Benjamin es precisamence esca marriz la que permite tener
tensión se anuncia de inmediato: es la destrucción de la experiencia una noción rigurosa de lo que, en esencia, se juega en el ejercicio
por obra del despliegue d e la tecnología en la modernidad, que tiene narrativo. Y quizá también, de cierro m odo, en la experiencia.
su culminación en Ja guerra. El otro, más reservado, se desprende,
diríase, de la cadena de interrogantes que necesariame nte debe
despertar la tesis de la destrucción: ¿es acaso un cipo de experiencia La catástrofe de Ja experiencia
lo aue la modernichd r t"rnolóPic
1. o 1 :i rr:i.c;:i." :im w l mw l"c;r::Í v inn 1l:id o
l .... . -

al modo de producció n artesanal? ¿O Benjamín sugiere que es la Apenas iniciado El Narrador, se nos enfrenta a dos hechos
exp eriencia como tal la que sucumbe? Y si es así, ¿qué es lo que radicales: el fin del arte d e narrar y la crisis de la expe riencia. Entre
propiamente sucumbe con la destrucción de la experi encia? E n fin , ambos subsisce una relación inherenre. El arre de narrar es el diestro
¿a qué se llama experiencia aquí, cuál es su índice esencial? ejercicio de w1a Facultad que habría sido consrirutiva de los seres
El desarroUo del argumento de El N arrador da prueba fehacien te, humanos d esde tiempos inmemoriales: "la facultad de inre rcambiar
creo, d e que Benjam ín considera el p roceso de la destrucción con experiencias". Un tercer hecho viene a refrendar este esbow : Benjamin
alcance total . N o es un tipo de experien cia, sino la experiencia llama la atención sobre el mutismo de los soldados que retornaban de
misma lo que ese p roceso devasta. Pe ro con esa dcvasrnción algo, la G ran Gue rra, como prueba de una pérdida de esa fa cul tad .
que perrenece al núcleo de la experienc ia como tal, y que pe rm anece La indicació n ya constaba en el ensayo "Experien cia y po breza"
resguardado como Lesoro en trañabl e en la artesa.nía de la narración. (Erfohrung und Armut), escrito probablem ence haci:i 1933, sólo
algo que no es acaso sustanrivo en sí mismo. si no q ue tie ne la co n pequeñas diferencias, aunque con intención diversa. En la
sutileza de un rcm ple y de u.n cu idad o, d e una pecul iar J.tenció n más im pon ance de eUa.s se habla d e la guerra, no de la guerra en
(Aufmerksmnleit) !, pa rece per<le r~e irrcm i ~ ibl c.::mc.::nre. fae algo e<. la general, sino de esa co nAagración, como "u na de las ex periencias
vocación <le j u~ri ci a que anima .1 l.1 n:ur;H.ÍÓn. más monstruosas (1mgeheuerste11) de la h ist0ria universal" 1 . En cien o

l l.1ua d lin.11. v11h crc hr~·vcm.-11 1c \11nrc t"\IC u 111ccp1n, q ue '" ck p11111ua W. Bcnj.11111n, G S., U- 1. p. 2 14. Cí. d p.l.'>ajc 1..ompktu infra. en l.1 '"''ª 3 a FI
1111pun.111ua t•n d p<: ns~m1u1w tk Ht·n¡.1111111 Nnmulor.

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sentido, pu e~. la guerra que: debía terminar co n codas las g uerra!> no se limi[a a co ns ignar LLOa transformac ió n d e Jo~ modos en que
aparecía a los o jos de Benjamin como la experiencia que sellaba la se realiza la experiencia humana, debida a trastornos históricos
crisis de roda experiencia. En ese mismo te>..ro, y con la intenció n de de gran enve rgadura; pero tampoco hab la, en senrido propio, de
dar cuenra d e la relación que le daba rírulo, se referfri este inopinado una conmoción meramence fáctica del conte nido de verdad de la
acontecimiento al imperio de la técnica y a sus consecuencias experiencia común y co munitaria~. No; el factum histórico al que se
devastadoras para los incenros ind ividuales y sociales de construir y refiere Benjamín lleva consigo un efecco trascendental: es la posibilidad
misma de la experiencia la que queda puesta radicalmente en
co nfigura r experiencia:
entredicho, en La m edida en que aquellas transformaciones le sustraen
Una pobreza encera.menee nueva le sobrevino a los ho mbres con esce las condicio nes de verdad , participació n, pertenencia e identidad
monsLruoso despliegue de la cécnica (mir dieser 1mgehe11ren E111falcu11g que la determinan como tal. Justamence así puede encenderse la
der Teclmik). Y la sofocanre riqueza de ideas que ha advenido entre afirmación de que en ese m utismo trasunca un cabal "desmentido"
los hombres --o más bien sobre d ios- 1..on b resurrección de la de las experien cias que le dan a los sujecos lugar y orientación en
astro logía y la sabiduría yoga, la Christian Science y la quirom ancia. el
el mundo: si "las experiencias" son el modo en que el existen ce se
vegetarian ismo y la gnosis, la escolá!.rica y el cspirirism o es e l reverso
relaciona con las verdades de la existencia, su "desmentido" implica
de csra po breza. Pues no tiene lugar aquí una auténtica resurrecció n.
sino una gttlv~niucién . f... J Pero :!qu! [ ~cr'! jan1!n at:ah~ de- rrkrir~e a una crisis estrucrural. En consecuencia, la guerra no es aquí un evento
las pinruras <le James Ensor y su mascarada carnavalesca] se muestra en una cadena de evenros, no impo rta la magnitud que se le arribuya,
de la manera más nítida que nuescra pobreza <le experiencia es sólo no es un suceso en una serie de sentido (bajo el nombre de hisroria),
una pane de la gran pobreza que ha vuelco a adquirir un rosrro con sino la subversión del sentido de la hisroria misma. Síntoma de esca
rama agudeza y exacciru<l como el de los mendigo~ dd Med ioevo. perspectiva es la aplicación del término " ungeheuer" ("monstruoso,
Po rque ¿qué valor ciene codo d patrimonio cultura l si no le asociamos
violenro. terrible, insólito") tanto a la guerra como a la técn ica. y a
c.xpcrie ncia? H acia dónde conduce csco, cua ndo se linge o se afecra
mañosamenre [la experiencia]. nos lo ha hecho mbraclamence nocorio
la prim era precisamence por ser una guerra esencial mente récnici;
la pavorosa m<:z.colanza d e los escilo:, y de la \ co no.:pciones de mundo cal designación indica que la guerra misma, es decir, esta guerra es
en el :,iglo pasado, corno pa ra que no rengamo~ por h onroso rnn ~esar concebida aquí co mo el aconcecim ienro de lo raJicalmenre in-sóliro,
nucsLra pobreta. Sí, a<lmicámo!>lo: ó l:J pubrc1J Jt: expe riencia no es sólo es dec..ir, co mo el ad venimiento del impt.:rio Je la cécn ica.
pobreza en [expcrien1..ias) p ri\'ada..,, \ ino en expt•rien cia~ humana!> en Pero ~ ¡ por una parre este aconrcci miento no es uno e mre
genera l. Y con d io. una e~peci e d e nuevJ b,1rb.Jrie'.
orros, po r otra, me parece válido decir que Bt.:njami n no limita

Hay varia..\ cosas que impon.1 '\ubraya r a prupó<iirn dd


.ugumc:nm J e BenjJm in . U na me inccre\,1 n:salt::ir t"•pc.:cial menre, y FJ .11:11cn1tlo d.. n:r<lad. dign. 1· •1u11:i h .1hría '(lit: enl.1111Jr m.1, l.1 1d L~1 : n11 w
, ¡ bien no se lee en la letra dd t e>..lO. creo que puedl· Jesprenderse t1.11a ,,,J.1mc1111: dt: un u1mcmJu Jc1Ln111nJdu que IJ c'pcncnL 1.1 .:1>1111111 pone .i J"po\ILllln
Je 'u' p.uuupc' i;onw funJ.unemo <lL" comunKaunn unrc dh". ' 111" Je l.1 c..xpc:n t"JU:IJ
Je: dl ::i sin peL.lr de sohre- inrc rprt:rJci1)n. Dt>s<.k luc.:gu, Benj.1min Ll'lllll <.unJi,iún J e Jprt•p13LÍ<Ín J e comcniJo>. 1..u.J c-,.qu1cr.1 qm: din;, luc.,,<n. 1..on l.1. 'ºl.i
L<•nd1d<111 dt: 11ue \C:.IJl J e un mudo u uiru. dc1..t1\,t111c 1111: .. 11111un1ublc:;,. b pn:Li~.1m cn1c
c:n nlt: w1111J11 t¡u1: Bi:111a111111 VtnLu !J l.1 perdida dt: la lac uhdd Jt· 1n1<rwmh1ar cxpc:rienttJ'
faculcaJ que d .me Ue 11.lílJí Lllhiv-.1 }° dc.\am1Jl,1- Lolll (.¡ dl'Í\ Ut ).¡ CXpCnt:llLLl m ism:l.
Id .. p 21-1 '·

ll
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su observación a la comunicabiJjdad d e la experiencia, como si se decir que el índice fu ndamenral del "presence" es la complejidn.d de
rrarara de un proceso extrínseco a ésra; p o r d contrario, enciendo que las relaciones que consti tuyen al mundo moderno, una complejidad
presupone que es esen cial a la experiencia dicha comunicabilidad , y que impone por doquier eJ rrabajo de la m ediación 6 • Pero no se
que un quiebre de la úlrima equivaJe a un quiebre de la primera. Para erara de la complejidad como un claro, sino como resul rado. y como
d ecirlo más precjsamenre: lo que Benjamin !Jama "comunicabilidad resultado que se renueva y profundiza progresivamence: el mundo
(Mitteilbarkeit) de Ja experiencia" no se refiere a modos o procesos como cal es construido cada vez m ás por la diligente y pacieme
de equivaJencia u homologación universal de las experiencias (en agencia humana. EJ mundo com o obra humana desplaza a la obra de
concordancia con "universos" culrurales dererminados), sino a arte como reflejo de un mundo: ral sería el semi do que la m odernidad
formas de parricipación en una experiencia común, la cuaJ, sin posee en el plano esté tico para H egel. De ahí que rambién la única
embargo, no esrá pre-constituida, sino que deviene com1in en la vía por la cual sea posible hacerse cargo de tal complej idad, llevando
comunicación y en virtud de ella. Dicho nuevarnenre de otro modo, a la concreta realizació n de ese mundo como espacio hisró rico de la
más formalmente: los sujeros se consriruyen inrer-subjetivamem e, übercad reaJizada, es la misma que está en las bases de s u progresiva
en la co osrame exposición a la aJceridad; esta inrer-subjerividad sólo construcción , es decir, el desarrollo pleno de la reflexión. Ésra, en un
es posible en y por la comunicación, y esta comunicación, por ende, sentido general, podría referi rse como el modo de producción dd
es esenciaJmenre un inrercambio de narrativas. Toda experiencia mundo moderno en cuanco tal, cuya experiencia marriz te ndrá que
es, en esre sentido, experiencia común. D esd e el pumo de vista del ser, de ahora en adelanre, reflexiva, no reflejada.
concepro de narración que elabora Benjamin, este "devenir común" Lo que separa teóricamente a Benjamín de H egel es la
está configu.rado por dos momentos: el d e las experiencias que reimerpretación m areriaJisra de la medjación por M arx, para el cuaJ
se campaneo a través d e la narración y sus conrenidos, y el de la sólo puede hab.l arse (6guradamenre) del rrabajo de la m edjación a
experiencia que se comparte en virrud de Ja común escucha. condición de encender que se rrara real mente de la mediación del
Fin del arte de narrar y catástrofe de la experiencia: precisamenre crabajo que, en el conrexro moderno, adquiere el caráccer de un
esre núcleo del argumento de Benjamín es eJ que p ermite confrontar sistema universaJ de la p roducció n . Esto tiene consecuencias para
de manera aguda su sentencia con la que H egel había pronu nciado la propia concepción del arre, como q ueda ya de manifiesto en los
m ás de un siglo atrás, y con la cuaJ, aunque ello pase sin decirse, esbozos que Marx dej ó a este respecto~. Desarrollando de manera
m amiene un vínculo estrecho. La idea e.le un "fin del arce" cob raba original estos esbozos. Benjamin conc ibi ó que era posible y necesario
se ncido para ésre en la m edida en que se podia afirmar el paso a abo rda r los desarrollos del arre a parrir de las transfo rmaciones de
u na nueva forma de experiencia hiscórica del espíriru que reclamaba los modos }' medio!) de producció n en cuamo ¿srm condic ionan y
un disrinco ripo de configuración y apropiación de la experiencia,
c uya verdad ya no podía ser s:uisfoc..ha por la fonrasía, como fuenre
esenci:il del arre. (,. \X'. E 1le!:d. ~í1rlmmg_e11 itlur drr A~d1mk. 1, \l'írke, 13. 1 rJnkfurr/1'1:
¿CuáJ es esta experiencia, cuál es la experiencia que determina ~ 11hrk:11np. 1 •ro, ~-í '·
C C Karl ~1.in:. r,r1111dr1.>Se da l•:r111k drr poluucl•m Okonmnu l l l!<i~/ "i8l.
el p resente desde el c ual se sanciona el "fin del arte"? Tal com o la l n1r11J m ...i,}n , -1. cn: J.... ~!Jrx. 7f-xu zitr ,lfn lmd.- mu/ f'raxiJ. 111. Rcinht:k hc i l l.1111burg:
form ula H egel en la Introducción n /ns Lecciones sobre la Estética, cabe Rnhwnli , l'l7 l , p 3'! ~

12 13
a feccan los cambios de la creación arrística: propuso, pues, escablecer prácricas de la na rración. Si n embargo, el ensayo no profundiza en los
una relación histórica y sistemática enue el deven ir de las técnicas demenros ~ocio l ógicos de esta vinculación . Lo que en él se destaca es
y e l del arte, a fin de hacer comprensible a este último desde una la esrrucwra tem poral que le es pro pia. Esto marca la importanc ia de
perspectiva materialista emanc ipada de hipmecas ideológicas. La la experiencia del aburrimi ento, que bien podría ser llamada el grado
diferencia entre narración y novela -depen diente esta última dd cero de experiencia. C ierramence, la traducción de lmzgeweile por
libro y de la invención de la imprenta, como arguye Benjamín en el "ab urrimiento" (de abhorreo, "repeler", "repugnar") pierde de vista la
capfruJ o V- es una demostración palmaria de esta visió n. sign ificación temporal que expresa el término alemán: "largo raro",
Pero precisamente la irresrricra disposición y realizació n técnica que es, si se qu iere, el tiempo en que no se asiste a nada, porque n ada
de la mediación (aquello a lo que Benjamín se refiere, en su célebre se destaca en el transcurso del "rato'', y sólo se s iente el tiempo, no su
ensayo sobre la obra de arre, como "reproducibilidad técn ica", es paso, como dilatación vacía.
decir, como modo de producción basado en la reproducción) rrae En el recurso de Benjamín a esca noción -véase el capítulo
co nsigo una transformación esencial pa ra la ex periencia del espírim, VllJ- el aburrimi ento reci be la dignidad de ser el más alrn estado
de modo tal que ésrn ya no puede ser pensada co mo espacio de de relajación esp iritual, com o disposición en la que se encuentra,
reapropiación del espíritu a través del proceso de la reRex.ión , ya no olvidado de sí, quien está aplicado a la realización de una humjlde
puede ser procesada y decantada como capital idemitario del sujeto actividad mecánica como el hilar o tejer. Es como si esras actividades
metafísico. La experiencia del espíritu sólo podría ser descrita ahora absorbiesen en su ritmo r ucinario el paso del tiempo, permitie ndo
com o la de una pérdida, que no lo es mera mem e de un arriburo o una que el sencimiento de aq uella vaciedad sea ahora la condición d e
propiedad, si no la pérdida de sí mismo y, por tanto, la experiencia una receptividad -"el don de estar a la escucha''- q ue se abre sin
del duelo por esa pérdida, fo rm ulada en términos benjam inianos reservas al poder de la narración. Es como si el olvido de sí fuese, a
com o la evan escen cia del aura. su vez, la condición que favorece la mem oria de la narración y lo
Esta m isma eva nescencia es la que signa el uance histórico al narrado. Es, en fin , com o si la desocupación del ánimo por obra de
que se refiere Benjamín bajo el áruJo del "fin del arte de narrar", la ocupación en la rarea d e las manos, en esce escado que llamaba
que supone la clau.s ura de un modo atávico Je tra nsmisión de la el grado cero de la experiencia, le franqueara el tiem po para ésta
ex periencia basado en la producción arresanaJ, clausura q ue coincide:: misma. "El aburrimiento ---dice Benjami n en la sentencia nucl ear
con la em ergencia de la novela. de escc capícu lo- es el pája ro de sueño que em polla el huevo d e la
experienci;:i"h.
En cierro sentido, el vaciamienco dd tit:mpo que acaece en el
La diferencia m elancólica de técnica y artesanía aburrimien10, y que nos entrega a su in-d if"t:rencia, l>C n:vierce e n la
t:ternidad de que cc::mlremos oportunidad cle hablar .
Emí claro que d pla nteamiento de Benjam1n bu!>ca referir lo:.
principios o rgán icos de la narración a unJ Co rmació n social y a un
:\.:¡ui. 1.11 \cf. h.i\• t.1mh i¿n un n·ma audiuvo . .:0111( 1 ' ' d aburrin111:n111 1uL'>C
modo d e producción determi nados. EJ modo ancsa nal }' el ripo de 1.imb1cn d d11n d e c~t~r .1 b e\._ti.:h:i Je 1.i~ mínuna-. moL ic,nc' de ¡., qu< ~c rminJ.
~ociedaJ que condiciona son v i n culado~ t:~enciaJm ente a l.:ts fr> rm~ y \ "· t.:d'l 111{rt1. l·w n1uc::nc t.nn1l1 \Jnuón-.

14 15
La modernidad hiperacriva, ccncrada en el interés del fo rm ula su diagnósrico co n propósitos expresamenre polítjcos,
sujew y en el imperacivo de la urgencia y la acrualidad desbarata asumiendo que el régimen d e la reproducibilidad no sólo da ocasió n
irrecu perablemente la criplc condición de q ue hablaba -arresanado. a formular una teo ría marerialis ta del arce, sino que también favorece,
narració n y tiempo de la escucha- y djs ueJve la comunidad que se d esd e luego a través de la elaboración de caregorías inuci lizables en
trama a parcir de ella. perspecciva reaccio naria, la socialización revo lucionaria del arre. El
Pero lo que muy particularmente sob resale enrre los rasgos que lecrnr recordará la enfática conclusión del ensayo, al reno r de la cual
tipifican a la modern idad es la manipulación técnica de la naru raleza la esretizaci6n de la polírica fomenrada po r el fascismo es co ntestada
en toda su ex tensión, seres humanos incluidos. La referencia esencial por el comunismo con la poliri.zació n del arte.
d e la narración a una forma de vida m odelada por el trabajo artesanal Todo aquello que define d esra curo heredado de la obra que La
en fatiza la diferencia entre el mundo que le da contexto y que a la reproducibil idad récnica desmanrela es res umido por Benjamín en
vez se e:x presa e n ella y el mundo con figurado por las o peraciones lo que llama el "a ura". Ésra, po r cierro, es una de las palabras más
técn icas, de un modo que, a primera vista, pa rece dela tar una honda céle bres de su repertorio. D e m ás esrá indicar la dificultad esencial
n.osralgia. Y esro, para el lector del gran ensayo sobre La obra de arte de s u inrerpretac ión. Nombra un concepco d e trama dial éctica. Lo
en la época de su reproducibilidt1d técnica'ú, no puede sino resuJtar qu e en general puede deci rse a s u respecro, en primer apro m e, es que
sorprendente y qwzá hasta desorientado r, sobre codo si se tiene en mantien e su vigencia en tanco no perten ezca al objero d e la percepción
cu enca que son texcos más o menos contempo ráneos. y la experiencia, sino que sea su condición. La manjfestación del aura
Aquel ensayo esrá d irigido por el reconoci mienrn de una coincide, entonces, con su declive; la posibilidad de su remacización
transformación radical d el esrann o de la o bra de arte por efecto de es una con su crítica• 1• Pues bien: aunque El Namidor no forrnuJa la
las récnicas reproducrivas, de modo tal que la reproducibili dad es palabra, su concepto está largarnenre presente en él 12• Si e n múlriples
ahora la condición primaria y el régimen de producc ión de la o bra. sitios se cierne sobre la idea misma d e un " fin del arce de narrar",
Semejante transformación pone en crisis su determinació n heredada, es quizá el remace del capítulo IV el que m ás claramente expresa la
ram o en lo que con cierne a su originalidad , como a su e ngarce e n el trama d ialéctica a que hacía referencia, cuando se habla de dicho
continuun1 de la tradició n y, en fin , a la auto ridadquese nucre de a mbas. fin como "un fenómeno q ue acompaña a unas fuerzas producrivas
fa e n definiti va la condició n escérica d e la obra y de su recepció n, históri c~ seculares, el cual ha d esplazado muy paularinam em e a la
q ue sucede a su anciguo servicio de culeo pero al mi.\m o tiempo narración del ámbi co del habla viva, y que hace senrir a la vez una
mantiene secrecos vínculos con ella, lo que queda fundJmcnt.almem e
comprometido por dicha rr:rnsformació n. Y en cuanro a que los
m ed ios tecnológicos so n los responsables de e!>re uasto rno de ¿poca, Rc1nrnaré m .is ra rdc la c:.11 n~i d era1..i t'in J e:: i.:~ tc: con 1..t:ptr1 aluJic:nJn .1 la íi1rn1uL
debe entende r~e q ue el modo ancsanal de producció n, que d ios 1..on q11e !3e nj.1m111 lu d cíine (c i mfa1. -e.a
repc11uci11'")
1: 1 m i\nu> Bcn13rnin Ít>rmuh l.1 rcl.1e11111 t:xprt:'J e ntre \ 11 e~ tud10 'ohrc l.1
d e~pl azan , son rribll[arios de aquella condición. Más aún, Benjam in
n.irr;iuu n >' d lc111\me1w d c b "caída dd =iur .1Me n una <ana .Ln g1d a i AJnrno C<•n lc ch .1 1
.le uniu <le 1936: " En d úlr imo rie mpo he e\t.rtm un 1r.1hajo ,nlm : ;-..! 1kulá 1 l e.<.k m·, que.
\In ~ pirar 111 de lc:JO\ al alcance del lrrnh,1jo \o bref H.-orí.t dd ;me ( ~e refiere a I a obm de 11r1r
D.u Kumrwerk im Zeittt!rff sánff udm1,./ie11 Rrpr1ul11:.:urb11rkru (Onnt· 1.~\un ¡V, l ... J, cn~ftd :iJ~un u\ parnldu' cun la "c.aiJa .Id aur.1' e n l.1 t.lrLun, ranua de t¡ue d anc d.:
c:n : G. S . 1-2. pp. •1~ 1 -5 08 . na 1r.ir llega 3 <U fin" (( ; \., 11-3. p J ~--,}.

16 17
nueva belleza en lo qu e se desvan ece". Rcsulraria, pues, problemárico un relaco para ser comparrido en comun idad, sin o que es producida
no em ender que la narració n es de índole aurácica y que, frenre al con expresa descinación al libro, el cual ya no forma parce del haber
planream ienro que recién evocaba, EL Narrador, con ese mariz común , sino que se ofrece al consumo individual.
noscálgico - y profu ndamenre melancólico- que mencionaba, Aspecco crucial de esta u ansformación es la rup tura con la
con su evocación de la arcesan ía inveterada del relaco y precisarnenre tradición oral de la que dep end ería la narració n: la novela está
co n sus consideraciones sobre los efecros de la cécnica en el oficio desrjnada esencialmenre al libro y, en esa medida, se susu ae
narrativo. en sus efecros y sus conrenidos, y, desd e luego, en el decididamente a la u a.nsmisión oral, qu e se m.anciene embebida
surgi rnienro de la novela, parece co locarse en las anrípodas de aq uel en Ja ex istencia d e la comunidad. La m ediac ió n técnica de la
o tro celebrado ensayo' 3. comunicació n es so lidari a de un disranciamie nro fundamental
Así, pues, aquí se diferencian y se oponen n arración y novela respecco de la experiencia, que d novelista ya no puede acuñar
co m o anesanía y récn ica: la narración, que ciene basamenro en paradigmáricarn en ce. H a perdid o esa especie tan peculiar de
una sociedad anesanal, es, dice Benjamín, "una forma arresanal de certidumbre que es congénita a la genuina experiencia, y que no
la comunicación", en la cual el narrad or imp rime s u huella como se empina por enc ima d e és ra, para otea.ria desde el pináculo de
el alfarero en la vasija que m odela. Por el conrra rio, la n ovela la universalidad - no es la ceneza d el co ncepco--, sino que sabe
acusa en su conrexrura la pen enencia a la época técnica, y si no -co n el con ocim ienro frágil que le cuadra al cescigo-- que h a
es aú n , derechamenre, una forma récnica de comunicación, esrá pasado algo, que algo h a cenido lugar, aunque n o sepa exaccarnente
.indefeaiblememe condicionada a las relaciones que esrrucmran q ué ni precisamen te d ónde, y, para averiguarlo, tenga que abrirse
esta nueva época, y refleja las tensiones y co nrradiccio nes d el sujeto paso a través de la c iega espesura del le nguaje, buscando las pistas
inseno en esas relacio nes. Como apunraba antes, la ex.plicación del a m edjo borrar: sabe del aco nrecirnienro. Radicalmente incierca, la
nacimien ro de la novela la remire a la invención de la imprenca y, novela signa la perplejidad d el s ujeco -el individuo ais lado- en
con ella, a la fa bricación de libros. En un sencido que es próximo a medi o de la ple tórica exisrencia 1•1 .
lo que se dice en el ensayo sobre La obr11 de arte. .. , la n o\'ela ya no es

1' F,1,1 ...om prcns ión sugu~rc la po.sibilid.1J dt: ~on.id.:ra r ..1m ejcn:iciu lircr,iriu,
• C icn11: .-xisre un pumrt 'en!>ihlt: dt: comaun muy cxrllLi111 emn- Jo, d "~ rcx111<. l) UC c icn amcnl« no penenece a la ma.triL épin. pero que iampoco "'den 'm antípodas:
Ln d Epilogo ,1 l.i nbril de artf'... , que en ju11:-i:J al fa\L1~mo w mo monlmiucm gencral de 1.i, la pc rple¡1dad. la rnrenc ia di.: consc10. la dcson i.:m .1ció n w mo modo tund.uncmal de
m.e.a.' b~¡l• .._1rnscrvauo11 de ).u rdauooc< c.1p11aJ1,r:1' prop1eJ.td, \ <.. Ll1"a ornLlu,ir\n .1L.1Du In cxi>tt:n<.iJ 1.t111l>1en ' t> ll a1r1bu1hle- a m ra forma de c>u11u r.1. que prn .e<lui 111duso JI
d .. r<X.nrJ...r, B«njamin h3lil.1 <l< b guerra i.:nmn ..-1 p11!1111 ... 11l m111.1ntc- J e ..wJo~ lo;. ._.,111er10, >urg1mienw J e la ncJ\ eLi . y c¡u.: ha 5idu probahli:m.:111e _,¡ si: umLccli: l,1 ca.raeti.:nncit\n
c:n ¡•m J to ),1 "~1.:tiL.1c 1 ,\n dt· l.1 p111i11...i ~ .:orno d medie. c\t:n... i;i) de: C'>.l nwv il17dlll'll' Je IJ de Ben j;urnn- l.i pnm.:r.1 rcnraci\'3 <ld individuo pe1r haccr,,i.: .::ug<> de- c~c m11J,i: hahln
.J(UV.ILIC'll w1.tl de l.L' <..ap.iudJJ,, 1e... n1L.h. y .1pd.1 al .\/,1m/ést1• f11t11rm,1 d,· \ lar1nu11.._pr1111 del 1: 11'ª'~' 1 n iil -r pier1"1 en 'LI primera :i..w"iaurrn pnr \loma1~11t nunu IJ<'nc• .11
cxp re<lnn euh•m.J v L.HcgnnL.1de -.c:mcJ.lOlt' ¡m>Ll•\t• (<..Í. G \. !-.:'..p. "ifl(, ,_)_ L:i n.1 lu.1uun lader n"rr.lli\u- la pnplcj iJnd e' c¡crc1cL cn nw c.icuca dt· !J c-x¡>cnmcm.1unn J,." y dd
de IJ g.u..-rr:i o rnrcnid:i en "'te epdngu. de\<..O nIJdJ IJ. <liH:r>1d.1d de pnipi"ll"' ,. <li: ¡,,., dc:.,cuhrim11.:n10 ,)d mundu. pn:cisamcmc- a p.. nir <lc una .:n ' i' <le l.1 cxpcrienL1J. q ue: .J1nra
cnf.""· ' tn111n11a muy :mdihkm.:mc ...on le• 1¡uc ,C' di.<.: .i.l ... 011111:111« J, FI \:1rr.ul111 f'ur 111rJ é\ pmc<!Sad.1 en ~<·n ud1• ~.i: pti co y re.:ihc ~ u ,)e1é'rminJ ...i!Ín c'<.: n.: 1 .~ d" l.1 no ... ion J.: ,.,r.11.

p;ircc. nmgu n le.:1t>r pULlr.i dqar ,k <em ir. lrJ' IJ\ enl.Juw.o. \,1lu1.1uonL-,. .1 la mndcrn1d.id Exper 1mt'11111111 1111 Lomo eje dd expermumum >m111d1. y ' 1 cc:ve r~a. e~ d <...-lr.i.:u:r de una
lCUliL3 de l..11•hr.1dr11ne • un h.1111 wno que de!Jl.1 b md a n u•I·~ rur IJ dc,lílKClli n dd cxpcrie11 cia qul' ya no c.~rn .isclllada cn h ct•nidLunhre dc- un ~..ihc r htr( d.1du y ~• ' ll'olidadn
.Jllíd )" [.¡ pnd1d.1 cJd <.untt"Xln di: lí3dÍLÍÓn en <JllL l''l a dilundc >U\ d CCllo> Sllllk~. c.:n ... u r ran~mb1nn. ~ in n llLtl" ~L.. cn\'.:ucntra en inquit:"tu pn>et""'-n de:: fu rmac1or1.

18 19
Corno puede despren derse de esLos apunrcs, Benjamin no en el mundo como puede hacerlo el consejo, que apela a la libenad
eJabora eJ condicio nam ic:nm récnico en senrido propio. Ciertarnenre, del ocro, canco en cuan ro a la disposición a recibirlo como al uso
la escritura recnológicamenre mediada es desd e ahora el soporte que de él pueda hacer en orden a la siruación que le concierne, sino
fundamenral J e wd:i. circulación narrnriva, y su efecro esencial es el a suministrar herramientas para la homologación de las siruaciones
desarraigo de la experiencia yel debiliramienro de la comunicación. El y a la eventual manipulación de las mismas conforme a paucas
lecrorsilemeysolirario, podría decirse, compensa el empobrecirnien ro programadas, cuyo menú escá contenido in nuce en la explicació n.
d e su experiencia y la pérdida de una com unicación que no sólo no La marriz de la in formación no es pragm ática, sino cognitiva.
le enrrega ya elernenros para la conducción de la vida, sino que le Con codo lo relevam e que pueda ser el sumario análisis
devuelve como en espejo la imagen de su propio y hesicance azoro, benjaminiano de la comw1icación informaúva, se podda decir, por
con la fruición escécica de la obra, de manera s imilar a lo que ocurre una parce, que la alineación de la m ism a en una serie definida por
con el espectador embargado por la relación aurácica 15• la crisis radical de la experiencia, en la cual queda siruada cambién
Pero el desarraigo en cuestión viene a co nsumarse propiamenre la novela, puede no hacer justicia a la especificidad de esca última
co n la nueva fo rma de la comunicación que impone la información. precisamence en orden a la experiencia. La correlación impücita
La prensa, como medio escrico, lleva la mediación recnológica a un enue narración y praxis, novela y fruición estécica, información y
ápice en el cual se cumple la serialidad y la universalidad indiferente conocimiemo, no permite pensar en las múltiples posibilidades que
quealbergabalainvención de la imprenta. La in formació n periodíscica siguen habicando a la novela. Por otra parre, la idea de una crisis
homogen eiza todo concenido de experien cia, concencrándolo radical de la experiencia, condicionada en buena medida por la
y d isrribuyéndolo a la vez en el árom o de la noricia rápidam ence vinculación entre ésca y la s ustancia de la tradición, campoco permite
pe recedera. El punto , para Bcnjamin, es su dependencia de la pensar en fo rmas alternativas de exp erie ncia 16•
explicació n, a la cual se encomienda establecer un nuevo cipo de
verosirnilirud narrativa: la plausibilidad de lo que se rransmice. La
información no está dirigida a proporcionar elemencos de oriemación La muerte como sanción

Llamaba hace un mom ento la acención sobre la dimensión


" El punm, \1ni' 1·crru en ~u c~ 1im JLi6 n, 1ic n c su pl~o. porqu<" m<''.ilrJrÍJ que <1 l.1 temporal al h:i.blar de la diferencia entre arcesanía y técnica. Las
nnwla, por u n.1 parte, prc~upnnc C!lmo LOnd1c1u11 de ) U po~1h1lidad el d1,pnrn 1rn indU>triJI
consideraciones de Benjamin sobre la inversión informativa <le la
de la 1mprcma )' l.i mas 1fit.:ac1nn que cMa pcrnmc, pur otra. ~i~ c cs1andt1 Jc:1c:nninaJa pt• r
Li rd.LLÍÓn csré 11ra indiviJu alizadJ •1uc la r.·pruJu.:ibiliJJJ lCLnÍL-;i .:<mmul'."Vc h,l\1,1 rn hhra experiencia no sólo se dejan leer en clave de un cam bio esencial del
m.h ddi~Jda. De J.\U llll l'<." d llldí•<' Jnal11i,o de [ ,1 obr.1 de ,1ru. , c \111 dc, 1gn.ma J l.i paradigma discursivo y sus criterio!> <le validación: cambién se las
novdJ Lumo un -1 -iu:rtc d c knumcn11 d .. 1rJ n, iLi11n. c:mrt: l.1 n:irrau,.•n ,. ~qud la.< '"fl•r m.1..'
debe sopesar en lo que concierne a la cuestión de la temporalidad.
c nicramc n11: nue'".\.' d t" b nJrr:1n \i1 qur .1u~ha h1p1Jl..:uurnc nrc el ":gu ndu .1pu111t" ,._,bre
novc.:b y oa rrJc1on q11c >e reproduce m :b aba ju. At<"íLJ de IJ rdani'in dd ku<•I 111J I\ 1Ju.1l
L1111 la novd.1 . d " l cc1 !Ht\•ch\.. t n1l!J l'I J l:l 1V.1rr.1rlur). que d ~b11r.1 IJ ,111a.lng1.1 c 111rL
lc:.· r novela.< ~· dcvor.irlJ\. y propone la concep,1t'in dc la nuvc l.i L<HllU prutt·, J1111c11 iu lb Lo Jic h n snh re el euSJ)'º D u11a indica.:i nn u1 t::.L scmidn. pero también >c ría
alirnc 11L1rio, com1• una \ Ul"nt: Je mc:dH' J e CllCLIUll Jc expcn c n cia'> '1'"' u1 c=-tJJu crud" prcLÍsu pensar en la.< mnd1fic:ic ionc:s d eh1tbs 1a n w, por un.1 parte. a b rcc:onve r\1<Ín n 1é11La
".:nJn insoponahlc, d .. las experiencia.<. rnmo. por u1ra, a la c.unli~urac1ón \ ogmuva de l.i_< m1<rnas .

20 21
La cita de Villemessam. direcror de Le Fignro, según la cual el narració n, como se puede ver especialm em e en los "Apunres sobre
lecror del periódico se inreresa más por aquello "que suministra novela y narración"'-.
un punto de reparo para lo más próximo". mienrras la nocicia de Y la verdad es gue, si un o lo mira espondneam ente, Benjamin
lejos se pierde darás del horizonte de lo que se estima de relieve, parece esrar asis6do d e razón cu:tndo habla de ese valor d e ecernidad:
pone el acento en una profunda alteración de las dimensiones coda genuina narración escá, por decir así, rodeada de un halo
espaciales de la experiencia. Esa alteración cj ene que ver con lo de arcaísmo, como si se rracara de una historia que se ha venido
que Benjamín regularmeme ruagnostica como un efecro general contando desde siempre y para siempre. Y ya podría deci.rse que
de la técnica centrado en procesos de aproximación y abreviación éste es el criterio que permite reconocer la narració n genuina y lo
de las distancias. Pero este efecto va acompatíado también - y la gue Benjamin llama "el gran narrado r". El carácter aurático de la
información periodfscica lo evidencia agudamente- por una narració n esrá decerminado en m ayor meruda por este modo peculiar,
modificación suscanriva de la temporalidad de la experiencia: que es responsabl e rambién del sello de una manera u otra anónimo
el tiempo de la información es el presente perenrorio y fugaz del de la hisroria que se narra o. si se quiere, de esa sombra de anonimato
interés en la noti cia, presente que co nocemos con el nombre de que se insinúa bajo la rúbrica del susodicho "gran n ar rador" .
acrualidad. Sólo interesa la información actual, aquella que asoma También acerca de eternidad se habla en El Namulor, desde
y se expande álgidamenre en el momento de su circulació n para ser el guitío de una cita de Valéry, como un pensamiento que extrae su
inmeruatameme desplazada por una nueva información, todo lo cual sentido principalme nte d el factum de la muerte y, a la vez, como
supone, por cierto, una producción de esaacrualidad que es, a la vez. un pensamiemo que progresivamente desapar ece para la conciencia
la inducción de ese inrerés. En ese semido, la noticia es mucho m enos del suj ero de la sociedad burguesa, en un proceso que es uno con la
su com enido que su relampagueo en el circuiro de la información, y pérdida de comunicabilidad de la ex periencia y con el fin del arre
ésta está más dirigida, si puedo decirlo así, a in-formar a los sujeros de narrar. No puede res rá rsele imporcancia a esca afirmación en la
receptores, d eterminando su interés, que a suminis rrar elem entos compleja eco norrúa argumental del ensayo. Aquel la evanescencia,
para la conducción de la vida o la orientación en el mundo. Desde el sostiene Benjamín. no puede sino explicarse por u11 cambio agudo
puma de visea temporal. b noricia no es otra cosa que su acrualida<l: uen el rostro de la mu erte". c:oi mbio qu e con s i~ re, por una parre,
efímera en sí misma to, en codo caso, prm isra de una duración que en la sic;rem frica ocukación de ese mismo rasero, su re[iro de la
la producción de acrnal idad regula), se ~os ci e ne sobre el sistema mirada colt:cciva, y, por arra, de manera esencialmcn[I: vincula.da a
general de la informació n. lo único qu e es propiamente constanre. lo primero, e n lo que se p odría llamar la pri ,·a tización del morir. Esca
Pero esra const;rn cia, qu e allana 1.is Jifr:renci:l!> enue las noci cias. rranslo rmación en el m od o en que los se res humanos se relacio nan
haciéndolas a rodas conmensu rables en función del inreré'> que d co n la muerce. la e.l e In!> d emás y b <;uy::i propia, debe as umir'll' acaso
sistema ad miniscra. junco co n refo rzar b rendenci;:i a desdibujar como la d avé desde l.i cu ~tl cabe entender lo que en J ellniciva e~d en
esenclalm eme la re.xrur,L misma de L'xpe riencia como pe rcepción }' juego en la valoracicí n be njamini aru J e la narració n.
particip.ició n en lo J i[ereme J e los aconrecimientos (sin lo cual ésms
no pueden ~e r llJm.id o,, en senridn e.<,trÍcLO , .iconrecimienrosl. e<;
codo lo conrrarit, del n lor de eternidad que Ben jJJTii n asoc ia a b {f. 111jñ1. ..1puntt. f. ,. -..u~ i..-..-.1~u.lil.•~ prc:i;jl )~ en Jo, ..-1puntc~ 2 y =>

22
l 23
"La muerte es la sanció n de LO<lo lo que el narrador puede referir csra r cicrw de asiscir a la mue rre del personaje acerca del cual esrá
(Der Tod ist die Sanktion von allem, u;as der Erziihler berichten kann)" _ leyendo, a fin de descifrar en él "el senrid o de la vida" (volveré sobre
Esra frase, escampada en el inicio del decimoprimer acápice, escá esco). y permanece roda el tiempo, por eso mismo, abocad o al fin de
e n la mirad casi exacta del ensayo. Esca co mprobac ió n meramente la novela, la narración atiende, como a su elemenro más originario, a
cuanricativa puede ser sugerente. En cierto modo, la frase es como la callada inrerpelación que proviene d d morir: esa inrerpelación es
la bisagra del rexco. Su mismo renor semencioso. si se soslaya el la de lo inolvidable (das Unvergejtliche).
conrenido, le confiere una gravedad especial. Si ya atendemos a lo El co ncepto de lo i.nolvidabl e fue inaoducido por Benjamín en
q ue se cüce, esa gravedad se acenrúa. ¿Qué significa que la muerte el prólogo a sus rraducciones de los Tableaux parisiens d e Baudelai re
sea ral sanción? ( 1923) a parrir de una paradoja que tiene filo ceológico: "[... ]
Una sanción es la confirmación o aprobación de una ley, acto sería lícito hablar de una vida o de un insrancc inolvidable, aun
o costumbre. Tiene, por ello mismo, carácrer solemne y alcance de cuando mdos los hombres lo hubiesen olvidado. Pues si su esen cia
autoridad . .Es con esta imención que Benjamín concibe la muerte exigiese no ser olvidado, aquel predi cado no seda algo falso, sino
como fuente de auroridad de la na rración, Fuenre que la misma sólo una ex.igencia a la cual. los h ombres no corresponden, y al
narración no agota, au toridad que toma a préstamo de aq uélla. mismo riernpo contendría una referen cia hacia W1 dominio en el
E llo confiere a eso que -de manera un poco vacilanre, es cierto-, cual se le correspondería: hacia un recuerdo ( Cedenken) de Dios" 19 •
he llamado la índole auiácica de la nanación un sello enteramente En el presente conrexro, cabría pensar que la narració n concede
peculiar, en la medida en que no puede ser explicada sin más por a lo inolvidable, sin nombrarlo - po rgue su esencia perman ece
su construcción ideológica, sino por la remisió n a lo que poruía ser intangible p ara roda lengua bumana, y porque el nombre sería
d escrito como el fundamento de la comuni cación y así, rambién, aq uí uno con el olvido--, un espacio de reso nancia, que resiste el
fin y la clausura en la cual pareciera descansar la posibilidad de la
fundamento de comunidad.
novela, como si sólo la tocalidad asinró 6 ca y nunca empíricamente
Con un derecho parecido al que ejerce Bcnjamin al asignarle a la
roralizable de las na rracio nes pudiera h acer jusricia a la exjgen cia
muerte el carácrer de semejan re sanción de lo que narra el narrador,
que lo inolv idable es.
podría decirse que la muerre es la aporía de la narración , porque
Pero hay algo más e n esca invocació n de la aucori <lad de la
ma rca el límite absoluto del lenguaje. la posi bilidad consrirmiva
mucrre )' del morir. La relación de este o rro aspecw con e l que vengo
del silcncio 1H. El punto es imporranre, po rq ue: indica cambié n.
de ~eñabr nn pod r::í csrar aún suficienrem e nre a la vista, y sed preciso
hacia Olro momento de diferenciación enrrc narració n y novela,
c">pt:rar ulccriorcl> c.lesa.rrolJ os para h acerla más percc:ptiblc.
rnomcnco esencial, del cual cxrraerá consecuencias más ac.lelanre.
Al glosa r su ascrro sobre: la muc:ne como sanción , Benjarnin
Una distinción entre muerte CTod) y mo ri r (Sterben) parece e:.rar
c.lic<: q ue l.1s hisrorias dd narrador "nos rc:m ilen J IJ hi'lori.1 na rnral".
a la o rden aq uí. Pue~ s i - como S l: dirá- el lccror de novela:. debe

/l1c· . l uf.'<ahr dr• l 'hn>nza· ( L1 tJíl.".l Jd 11JJud" r'"J, en (, \ (\" 1 p. :111.


" CJ.• \ohrc C\tO, ~Apo n a~ of \X'riting. NJ rr.11iw .rnJ \,uhJCLCI' iry··. intru<lucLilln de 1J11.1hl'd1 ( <•llrngwuod-'-dl" h' ll.1mJJu c:11cr¡,t1<Jt11c111, l 1 H<th 11 n '"'"' e\IL "" ' ' c:p10
Man 111 ,\.k t<uill.rn a su cd u..iérn de 77u• N .irmt ll'f" Rr.uln- (l.11ntlon & Ncw Yo rk_ Ruuclcdgc, h 1urnJ11 ,fL el u 110 <le le" t'.ll"' pnnu F'Jk·' JL ,u lnl' J •clllr.i.I fl /i/11 /1 !••~Tlflt" Ir ¡,, ¡,,, t"r1J
2000, p. !.7 \.). l.!!111'<)

24 -, -
_-,
llusrra esra n:sis con b alusión a un rel~uo que es c ierramenre una que se cruzan de modo absolurn y no resuelto una y otra~. Esra
p ieza preciosa de H ebel rirulada lnespemdo reencuentro. Todavía reinscripción es una suene de regresión y, si se quiere o se puede
rendré q ue hacerm e cargo del concepto benjaminiano de "'hisroria decir, una repetición del "origen", el cual sólo rige com o cal en
nacural". que es de alra complejidad )' q ue no siempre conserva una la reperición y por el la . Precisamem e con esco tendría que ver la
misma significació n en cada uno de los usos que, en di versas obras, vocación de jusricia d el narrador.
se le da.
En rodo caso, se erara de un concepro que perrenece al núcl eo
de la filoso fía benjami niana de la hi sroria, )' que ya se a nunc ia muy Memoria y temporalidad
marcadamenre en El origen de/drama barroco alemán. D esde el pun ro
de visra de esa filosofía, inrerés principal es traer a inrerrogació n Sobre el trasfondo de las rdaciones y d ife rencias enrre historia
insistente la matriz que la concibe en rérminos lineales de causalidad humana e hisroria natural , Benjamín incide en las fo rmas de la
(esa inrerrogaóón será finalme nre coro nada en las lla madas "Tesis historiografía, la crónica y la n arració n. El contraste de estas dos
de filosofía de la hisroria'' lSobre el concepto de historia] de 194 1), ú.l cimas con la primera de biera ser especial menre iluminador. De
y que, p or esa misma razón, ~e ve radicalmenre impedida de hecho, revela el parenresco esencial enrre el narrador y el cronista,
pensar a la vez la s ingularidad y la reperición hisró ricas111 • Punro al punto que éste puede ser llamado "el narrador de la historia".
de esra inrerrogación es poner en juego la conexión del acontecer Se riene a ese propósico la presencia testimonial del narrador (y del
histórico bajo perspectivas éticas {sin olvidar los componenres cronista) en su relato, exento d e las pretensiones de objetividad de
reológicos y polf ri cos que las a limenran). En es te alcance, la una historiografía q ue asp ira a ciencia rigurosa, a cuenra de lo cual
distin ción enLre hisro ria humana (o hisroria uni versal) e hisroria rambién podría mencio narse la "concisión" y la prescindencia de
natural que presupo ne aq uella ma triz se debe volver esencialmenre explicaciones, circunsranciadas o no, y de fisgoneos psicológicos
problem ática~ 1 • que ser ía propia de la -reirerérnoslo- "genuina narración", como
En conso nanc ia co n esra prob lemaricidad , y cal co mo lo sugiere lo evidencia la historia del rey egipcio Psaméni ro que refiere aq uel
la evocació n del relaro de H ebel, lo que l1Jce el narrador es reimcribir primer narrador de la histo ria q u e fue Heródoro~\ si bien el modelo
la hisro ria humana en la hiscori a nJ.ru ral, apelando preci:..amente
a la muerte como la inscancia. c.:I lugar. el aconrecimienro en
~ A cqe respecto ~ puede pens;,r e n 111, pmte'º' J e 51mb(llind1\n tk lJ muerte
guia Jo, por d afun de fü<iracrla a la JJmt.:1l5iún pur.imcnte n.:11ural de 'u mciJt.:11c1.1 lm1úri1...1.
t ..ic t!!> un tt.:ma imporranic cambién d c,d c el pumu J e 'L'l:I de la ccnnJ d t• 1.1 >ObLra.ruJ
,'\!.1, la accn:icb oh-er,·auón J io Bt:.Hnu: 1l.in"t:n J t: o.¡ut: la m>t:i11n J t.: ··un!:\cn lrl:\.ucrJc.<;e la ati nidaJ cnm: la m nccpción de Carl 'ochmirc en "u l'olmsd1e Tl•rml"!(.1e y lu
qut: pn.-.,1dc l.i gr.m 11br.1 ,.,brc d dr.1m.1 l"irr• •l<l. en .:11mhmJJ.1 dt'<.U\IClll 1..011 d que "'hre dio pru¡><mc Llcnj.1111111 en d lihru "1hrto d Jn.nu b.Jrm~o y 1qudl.1 u 11i-1ru~(l •ln
ncnk.1m1 ~m11, .1..011 d .:tcrn11 Rllmw nicu,.:he.tnt • c:~pn::,,1 l.i .1>p1rdu11n a "nad.1 m t' ll•" que de In rcnl11g¡J pnlmca mcJicval que F.rn, c 1-1. K.1mur'"' ¡,-, ( Th· l•:111g) Ti.,•t> Bod1a) ,l1....1i:mi:
p i.:n'H en L11 n1unw. }' tr.icr lVlllUnt.1men1c .1 u n UlllLO 1c:rru111<•. b " 11guL1nd.1d hMon1..o u1mo In, d,., 1..uerpo~ dd re,-, d pcrcccdcro yd 1111 nonal. lj u<: e~ probahlt mem c l.1 f11rmJ m.1.>
1- IJ rq•c:111..iun". ¡B. HJll'-'C ll . \\ídu.-r Be•ljllllllll; Orha Huwry. Uj --~tuno . .·l111n1<1b. l luman wrnple1a y anicul.1da de Ji...1in~u ir c nirc las dimcn~iun <"> ··1ti,wrica" v ~naruml" de la rnume.
Bemf/· 1111d Angeb. 8crkdc,· Jnd L u~ ..\ngd6: lTnrvc:r,iry oíC.u1k1r111a Pr""'· 2.lHHJ r -J2.l '' S 1.1 hL\CO n a paret.c l1.1bcr 1111c R.sdJ 11 C\f'l"L1.i.l n1t:nle J Bc:n1amm. Ct . atkm:b
l l an\~Cn UC,I d C~ lt' í<:\p<:<.lU a.l h 1•fí,Jd11r .id pwlugo J f.l 1mgl'n t: n qui: ~ dd cipíiulL1 \'11. d rcg1s1ro de divcruc; 1n1 crprcldL11Jnc1 Je.: la h1>1»n.1 en d úl11m.. J e lo;
f1irmub ui:i 1dr:-.1 kf. (, ~ 1 -.~ p 1n 'i1 b11rradc1rc' >ubre narr.iu ón y novela.

26 27
que Benjamin riene más a la visra en este conrexro es de los cronistas a.liema a la épica en general, la novela só lo sería posible en virrud de
medievales que, provistos del gran cuad ro de la hiscoria soteriológica, la separació n esencial de esras dos dimensiones suyas.
pudieron verse ex.imidos de la necesidad de explicar, es decir, de No es fácil. hechas las salvedades del caso, resisrirse a la tentación
apli car la marriz de causalidad lineal de que hablé anres. A cambio de adivinar bajo el n ombre de remem o ración cienos rasgos que
d e elJo, interpreta, hilvana los acom ecimienros q ue relata "en el definen a la mneme épica o dramática en sentido arisrocélico. Esto no
gran curso inescrutable del mundo". Sobre este modelo, el narrador sólo se debe a la idea de una unidad de s u objeto -dice Arisróreles
puede aparecer como el cronista d e la hiscoria profana, para el cual que una uagedia o una epopeya es una no porque escoja como rema a
ese curso también es impeneuable, sea porque está secretamente un individuo o se refiera a la vida de uno, inevirablemenre compuesta
gobernado por la historia de la salvación o porque su trasfondo es la de variedad de incidenres que no forman unidad, sin o porgue su
historial natura124 . asumo es una única acción desplegada en la estructura y la secuencia
A su vez, historiador, narrador y cronista están referidos a coherente d e sus momentos-, no se debe, digo, solamen re a esta idea
dimensiones de la memoria. Pero el tratamiento de estas últimas va de unidad, sino a lo que d ebe constituir La susrancia misma de ésta.
dirigido ex presamente a insistir, desde esre nuevo án gulo de mirada, Tal es el significado d el juicio aprobatorio que dedica Benjamín a la
en la diferencia enrre narración y novela com o formas épicas. La explicación conreo ida en la Teoría de la novela (The01ie des Romans)
resis benjaminiana que adjudica a la novela la mauiz mnémica de de Gyürgy Lukács que concibe a su objero como la ú nica forma
la rememoració n (Eingedenken) tiene, pues, ese preciso propósico. liceraria que tiene al tiempo como principio constirurivo. en cuanto
La primera seña que se entrega al respecto es la diferencia emre lo que su condició n primaria es la escisión enrre el fáctico devenir de
uno y lo múltiple: la rememoración, como el ele mento que inspira la vida en el tiempo y el sentido como idealidad rrascend encal. Visea
a la novela, esrá oriencada a la unidad de una vida, una acción, un así, la novela está determinada esrrucruralmente por el "senrido de
personaje, y aspira en esa medida a la permanencia; la memoria la vida" corno unidad que mide en último término su consistencia.
( Gediichtnis), que es el elemenco de la narración, permanece imamada Esro da cuenta del caráccer teleológico de la novela, abocada
por la multiplicidad de los eventos, y es efímera. Si an1bas, según esencialmem e al locus paradójico de s u condusión, de ma nera
Benjamín, tienen su común origen en el recuerdo (Erinnernng), qu e simi lar a la comprensión a ristotélica d e la unidad de la fáb ula, que
riene en la inreligibilidad memorable de la cora.J idad de la acción su
fundamenro de determin::ición. Pero digo paradójico, porque en ese
~· La <liforcncta cnrrc d h1swriaJor y d cronisw cic::nc su expresió n má5 im e~1 en lugar donde debiera al canzarse la certidumbre definitiva acerca del
Sobrr el conaptu de l;iscon.T: "El cronism. que dct::1 lla Jo, aconcccimienros ~in discernir cnrrc
grandes y pequeño., 1icni: en cui:nca la ,·ndad de qui: n.1da d e Ju que Jlguna ve1 :icllllCt"CIÓ "sent ido de b vid a" n ovelada sólo se cicnc el vislumbre, su sombra
put·de d:ir..e p<'r ptr<liJu par.i la lmt t>rÍJ. l'o r cierro. >óln :i 1.1 hunun1cb.d redimida le fugiciva . Benjamín arguye que la diferencia esencial entre novela y
.cmui:rnc e111cr:imenrc rn pli.tJ u. (.?_uicr< Jeur c•rn: ;o ln ,¡ !J hum=iJ..1J n:dimida se: le hd
narr:ición puede colegirse de csre interés n<>,·el e.\CO t:n d s\.'nriJo de IJ
' 'Ut"l w utablc su pa.vdu t 11 c.:ida uno dt: ' u ' morncnllls. UéW uno <le ; u• 111; 1.um .... vivido\
, .. c orwicm.. en una ciumon 11 {(mi re du i<•ur. J fJ que pn-.:1;,1111emc e~ el J.d Ju il10 Fin..i.I ". vida, por un a parre. y del inrer¿c; narrarivo de ofrecer una ''mo raleja
(Tt:'I~ l 11. c:n: G. S, 1-2. p. b')·I. c:.l. /.1 d1,1úw11:n en rmpm.11J. Fragmtmm s1Jbrc ¡,, huwn.r. dt: Id hisrnria", es decir, una en.señanz.1. que puede ser rci nverrida en
íra<lu ~L 111n. imruduLcmn y 1Hll:J.\ d e Pahlo ()pr1.un Roble•. S:u1 t iagn: 1 om. 2U09. p. 40.l
Ll c nint>Ca se muc•t ra J.qu1 como un rn11ddo par:i d míltcri.1list.1 h iMórico en \ U dd,• 1c con
la conducción o comprensión de b. propia exi.m :-ncia. concebidas
e l h i,ro ric:-i,mu \' la idc.1lngia del p ro~reso. .1.mbas. respcccivameme, como form a... conclusivas de una y orra

28 29
forma diegécica. Pero ral vez más decisivamem e confronra una)' orra retiene y mantien e unida a la compaña en torno al narrador,
por la volumad de clausura o de fin - si puedo decirlo así- que cuya voz, como dice uno de los ap un tes, apenas emerge desde la
anima al novelisca y a su lecror y por la índole interm inable d e la penumbra; y es la persiscencia de esa magia ancestral lo que sigue
narración. El derecho a preguntar "¿y qué pasó de..<ipués?", al cabo ocorgando su fuerza de convocación a las much as variedades del
de una narración, no puede ser abolido por ésra. Si en la novela la narrar en su despliegue hisrórico. Ya conocemos el relieve con que
muerre es no sólo el sello, sino la condi ció n de senrido de la vida qu e Benjam in destaca esra porencia com unicaria de la narració n que, en
-si n embargo-- se perfila evasivo en la rememoración, en el an e de su figu.ra más acend rada, define rambién s u originaria popu laridad,
narrar eUa es la instancia de un recuerdo insondable. Si en la novela es decir, su arraigo en el pueblo. Es, sugiere Benjamín en el capículo
aq uella voluntad de fin rima en definitiva con el fin del arte de narra r, XVT, la magia del cuento de hadas 26 , que el niño refre nda con la
en ésre y ya en sus más a ntiguas primic ias, cuando precisamente el demanda perrinaz del " ¿y ento nces?", la cual no se da por vencida ni
"arre" no mad uraba aún , prevalece el deseo de continuación infinita siquiera anee el imperio de la muene.
en la rrama ideal de codas las hiscorias. Po rque cal vez ésca sea también Decía que la muerre es la instancia de cruce, absolu m e
una diferencia esencial cnue una y ocra forma: la diferen cia entre irresuelco, e irresoluble, de histo ria humana e histo ria natu ral. Como
voluntad y deseo. se sabe, El drama btm-oco alemán designa a la alegoría como la forma
No obstan ce (y éste es el senado de la paradoja de la conclusión que exp resa esa inscancia. En uno de los pasajes más citados del libro
de q ue hablaba), el "enconces" narrativo que está en el locus igual menre se lee, a propósito de la relación y la diferencia de símbolo y alegoría:
paradójico del inicio de roda narrar, y que lo es porque siempre esr.á "M ienuas en el símbolo, con la idealización del deceso, el roscro
no sólo prolongado sino cambién anticipado por un "¿y enconces?" transfigurado de la naturaleza se revela fugazmente a la luz de la
que rige la repetició n y lo interminable de coda narrativa, sigue redención, en la alego ría yace anee los o jos del observador la facies
escando presen te también en la novela a despecho de su voluntad de hippocraticn de la naturaleza com o paisaje primordial perri.ficado.
clausura2 ' . La hiscoria, en codo lo que ella ciene, desde un comienzo, de
extemporáneo, penoso, fallido. se acuña en un rostro, no, e n una
calavera"~-. E n esre alcance. la historia namral es la fractura esencial
Historia narural , mico y algo más sobre m emoria y narración
de la hiscoria como histo ria del sentido (y. ciercamenre, el concepto
heredado de hisro ria parece inseparable de la exigencia d e senriJo),
Deseo de continuación , no <le seca continuidad, sin o d e
frac cura que se im pone con la opacidad de lo que llam.imos "cos.1".
reanudació n que a nima la magia de la narración. Purque l:S algo
Tal com o propone Eric Sanmer, "la hi~roria nacural nace <le las
así como una magia lo que, en las e~ce nas primo rdiales dd rebco,
pos ihilidade~ duaJ e~ de que la vida pueda persisrir má!. allá de la

' E~ro. pnJn.1 Jcc1r.e. •" l114ue pt:rmnc t¡Ut: la na rrdll\ a. en gcnt:r.11. ,,)hrcvl\ºd u na
v 111rn va d su mu.:nc. a 'u fin . ) 1 p<•r u n.1 panc l.1 volumad J e fiu de l.i nn~da LunlÍcnc [J k n n111u .tlundn 11111: Jc\lj,'Tla l.1 '.1\ tJ d ,1,L clt· rel.11115 popul.1rc\, dt·mm el" 1, .,
e n "d fio <lc la nJrrJ tiva. ,. c.' al~o. \uhrcpriaomcm c. d de.ro de"~" hn r••r ,,rra pan.: IJ •Ll.Ut:\ 'e induvu1 a4ucllt" que Jcm1m1n;imos -C lKnl•'' Je.- haJ;t<". e' .H.ir,lwr v¿,1\c l.1 nn1.1
p.irJJ u ja inhc:rcnt•· .1 J 1cho tin conn.-n< IJ pm1hil1d.11.I CCJll\lJ.nll: de b rc.-anuJ1uc"•n . ü >mn ->1, .i F1 .\~1rr.ulvr
un J c,t:o ma\ invc1cr.1J11 qur nea en cun\cinu iva J1 ~1..n nL J 1..011 aqud mro. G ·'. 1- 1. p. .3 1~-

30 31
mue rte de las formas simbólicas que le d ieron significado r de que simplcmenre creer que el progreso. los procesos de secularización, la
las fo rmas simbólicas pueJan persisrir más allá de la muerce de la misma expansió n <lel manejo técnico de la ex isten cia hu mana y del
fo rma de vida que les d io viralidad humana" 1~. Ésa es, rambién, la mundo, la den por cancelad a s in rerorno, p orq ue ella es recesiva. Su
esencia de la ruina, que en su enig m:i significa - incx presivamenrc- gravamen sigue siendo efecrivo y eficiente al lí donde los programas
la resistencia radical a roda simbolización, a roda p rod ucción de de racionalización y de secularización parecían haber desencanra<lo
sentido, a la vez que, en su silencio, la reclama. d mundo. En debare con ellos, eJ plan benjaminiano h a supuesro
Pero a diferencia de la alegoría, que al conjurarsignifica rivamenre w1a reformulación rad ical de la crftica de la razó n, q ue amplía la
aqu ella fractura da cuenca de "la experiencia de irremediabl e noción de experien cia, descub re en las operaciones de la razó n
exposició n a la violencia de la historia"29 , haciendo valer precisamente regis[ros retóricos de construcción de la historia y form ula estrategias
la repetición de la violencia aniquiladora de semido como rirmo de en clave dialéctica que p uedan hacerse cargo de la complej idad de las
lo "n atural ", la narració n ejerce, en virtud de su propia operació n relacio nes que rodo ello im püca 1 1•
reperi[iva, una magia que evoca el primer despen ar de lo humano "Hacer habirables - dice progran1ácicamente Benjamin en
del le targo narcórico de s u procedencia meramente narural, pero la Obra de los Pasajes- unas regiones en gue hasta al1o ra prolifera
aún "en consonancia con la naturaleza", con la pluralidad de las la locura. Adentrarse con el hacha aguzada de la razón y sin ver a
criaruras. La historia natural o frece, aquí, una distima fiso nomía, así derecha ni a izquierda, para no caer en el espanro que nos seduce
co mo la magia de la narración no puede confundirse con el embargo desde la profundidad de la selva. Todo suelo debiera ser hecho
fascinante del hechizo o del co nju ro. una vez habirable por la razón, depurado de la maleza del delirio
32
Desde este punco de visea, la noció n d e hiscoria narural lleva y del mi ro" . El delirio y el m iro encaden an al ser humano a la
cons igo, ínrimamente, una tensió n que la opone en términos reperición de la v io le ncia, cerniendo por d oq uier la faz arerrado ra
decidi dos con lo que Ben jan1i n llam a el mico. Si la vocació n esencial de la naruraJeza. Pero " [J]a magia liberad o ra de que dispone el
de l pensa mien to de Benjamín es emanciparoria, de lo que se erara cuento, no po ne en juego a la nacuraleza de modo mítico, sino que
para él es, p recisamente, de <lesarar los lazos q ue atan la exisrencia es la alusió n a su complicidad con el hombre libera<lo". S i -como
humana a las cond iciones que im pone su dererm inac ió n mítica, propone com plejamenre La tnren del traductor- la u aducción
a la configuració n demónica de la exisrencia~". Y no ~e puede apunta aJ ho rizonre mesiánico de la leng ua pura, la narración guarda
la memoria de la primera emancipació n d e los pode res míticos,
demónjcos. La peculiaridad de l:i dialéctica benjam iniana con5isre
pn::Li!>~uncnre en su imralación en csro~ do5 m a memos limi nares, que
"' í- ric '-. \Jmnc:r. 011 Crr.1n1r~l1 l 1/c. /Mk~ - llt'll¡amm 'ieb,1úl ( J11Lag_11 &
l 1rnJon: Th.- U n ivc:r.il\ ul Ch1ug.¡• Pre\\. 20!1!•. p 1~.
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" \,1hrc: Dtu. d pnr r1< rnpl11 d <'fl,.11·1> \,J.1,L·,,tf wul ( l111r;1la.·r 1 r>.-ru11> \ 1:.,1.1 1..ríuc.1 J e b rJ.'lt.Ín \ '"' J Jcrnrnda J e: un con Ll"J'l" Jlllf'l1Jdl' d e l-Xp<-r1cm.1J
ur.iuu", .1 ..:un> rc:,1><:uu r< 111110 1J111h1,·n J 1111 Jí!ILUI" ~ l'nmero' f'.l'>º'· l-tl111i <1nrl•mp111 dc:-pun1.1 ~'<•r pnmcr.t \e/ de rn.1nc:rJ t:\plr~11J en d 1crnpr.1110 crb.t~"<• { 'bcr d.1, l'rr-gr11111n1
1l.um1111. l n t rJ¡:rncllll• Jt= l h:r.1d1w} ""' kuur." e n: ·"'"'·'murws ,¡, l-"i/0.11/1.11 1-· -1 S. J 11'1- ,·lnkm>1mr11dm /'l•ill'mf'l'lt·" !"~obre d pr.iwa1n,.1 de l.r hl11\11l1J tmur.1·. en: (r \ .. 11- 1. pp.
1J11 .1 }' d c11~y.,L'1,, /\rurl• lrr(,r1calr irdiuo J m• rr.idut <l<Ín L<•ll prt:.,~1111,1.. 111 O••l.1': 1---- 1-11.
\>. . BcntJmin. " l'Jr.1 llllJ Ulll(..I de b \"luknLiJ' ( ll P. lhJ r/Ull , r Rodnguo \ (. Pacz l. l~1J.J11'(mu-erk.;o.; l .·1.cn: (,.S \ - 1.p. '>-o,,;c t \\ BL11¡amin, ú1d1.iii m ..1r11
[,·¡,¡/ r 111,rw·m.1. \\";i/rrr !1.11¡111m11 ¡ /,1.-n11<.1 d.- !.1 nr,/e11a11 ".1111 1 .1~0. l mu . 2016·1. '"'f>r•1>11, "/' or. p. 8!i.

32
33
acenrúan la viol1::ncia de la:. o posiciones. Esca agudización impide narrado r primordial. No lo que hnblrz por ella, lo que resuena en esa
que la dialéccica capicalice las opm.iciones en la co nsolidación de voz es Lo inolvidnble.
la idencidad que ha hecho suyas, como mo mencos co nsricurivos y
subordjnados, las diferencias. Algo encera mente ocro despuma en
esas 1i ndes. La repetición
He sugerido que el carácter aur:írico de la narración esrá
direcramence vinculado a un modo suyo, que no sólo da cuenca En c ieno senrido, podría decirse que la reper1c1ón es, en
de s u apelación al valor de ecernidad, sino que rambién es Benjamín. el artificio de los artific ios. Ésa es la significación que
responsable de esa especie de pecul iar a non.imaco que inviste a la adopta desde EL origen del drama barroco alemán hasta La obra de arte
hjscoria narrada. Benjamin se refiere a esce punco para inrroducir en la época de su reproducibilidad técnica. En panicular, la repetición
su mención del relaco La alejandrirn de Leskov, que reservó para el es la fuerza que co rroe con más tenacidad e inexorablemente el a ura.
último de los capírn los de su ensayo, con un gesro que debiera ser La defi nición que de ésta se da en el gran ensayo sobre la obra d e arre
considerado particular mencesign incari vo. Hablando de la acendrada -"manifestac ión irrepecible de una lejanía por cercana que pueda
comprensión que tiene el narrador -particu larmente, en esce caso , estar" (einmalige Erscheimmg einer Ferne, so nnh sie sein mag}3.._
el escriror ruso- dd mundo de la criaru ra (ya cocaremos esca y riene precisamente en la irrepecibilidad, en la absoluta e insustituible
su relación con la juscicia) , celebra aq uel relam como uno en que singu laridad (einmalig: lo q ue ocurre de una vez una sola vez) su
" la voz del narrador anónimo, que exisció anees de coda literacura", condjción sine qua non.
resuena de manera plenamenre percepcib le. Hay razones para pensar Pero la fórmula benjarruniana, cuidadosamente cal ibrada
que el "narrador anón imo", anterior a coda literarura -y querría en sus rérmi nos y en su sinraxis, exige ser leída en varias fases y
decir esca: rambién al arte de narrar- no es otro que "la voz de la en diversos esrracos de verdad, s i puede d ecirse así. En la fórmula
naruraleza'', como sugiere el relato homó nimo que ha co menrado "manifesración irrepetible" está la palabra Erscheimmg. que significa
Benjam ín en el capírulo inmedi,uamem e precedente. La "naruraleza canro ''aparición", en el sencido hacerse algo patence, apareen-, como
del narrado r" es el na rrador de la naruralaa, el narrador dd mundo "apariencia". en el sentido usualrncnce d cfecri vo de ilusión y e ngaño,
de la criarura. Dd mismo modo en que o pera esta "voz" en ese mero parecer. Como suele suced er en la gramárica ben jamini ana
rebro (se reco rdará que la fuence r la índ ole propia dd narrar es la de los concepcos, esros dos senridos csdn anudados en el m is mo
oralid ad), es decir. co mo causa y oca<;ió n de mememo. la narración vocahlo y dispuesros en u.na recíproca tensión. que es dialéctica
consumada, cuyo d cmenco inspi rador e~ 1.i memoria (Cerliühmis) c:n la acepció n que Benjamín asignaba a esra noción y cura regla,
que trama la red idcaJ de md:is la_\ hi ~ Loria~. es la cal.Ímncs i~ - si precisamence, sólo puede inferirse de construcciones como i.:sra. En
<;<:: me permite cmpl1:ar c~te neologi,mo " - de: la pura vol J 1: aquel ella. cada. uno de ambos sentidos, 1:n cuanro 'e opone: al otro, lo
refuerza , y esco quiere decir: lo consriruye en r por la opo~ i c ión,

l .u.1mnt:'" \t:n.1 d 1n\'l:r \u J..- l.1 Jn.tmntq.i, c111<n<l1J.1 c-t.t l llllH• d r•·mu111.1r •• 1
p nnnpi1•; .11¡uclld w n .1 d trJ\UllW lpcrn .,.,1., ,.,,.,¡ Jd nnl''º· · e 'i. 1- 2. p. 'l-s.

3-1 35
p ero de ral moc.Jo q ue cada uno pone al orro de rn:in ifiesto y es así el Pero, pu r o cra parre, la dialéccica inherente :i la Frschámmg no sólo
principio d e su c rírica. De hecho, podría deci rse que la rens ió n que aCL1.sa la ilusión de un efecto (es decir. una apariencia) d e lejanía que
subsis te entre los dos sentiJos cxpli cira la ambivalencia esencial que no es s usceptible de aproximación alguna. sino que indica también
re n ía el rérmi n o Schei11 en El origen .. . o en Las 1tfnidades electivas a s u vez que ese efecto es el momenco irreducib le de verdad de ra l
de Coethe. )' que co rn o b ien se sabe es la Jererrni nación canónica apa n enc1a.
de lo que la tradición rnerafísica de Occidenre piensa como esencia C omo concepro crítico, "aura" es un concepto desuucrivo.
d e lo belio y la belleza. La dialécrica d e esras oposicio nes considera Concibe el proceso his rórico y las fue rzas productivas que son causa
c icrtame nre un re rcero, pero su clave esrriba en que esre tercero de que la condició n la renre que él designa quede expuesca en su
no es la s íntesis o la reconci liación de los opuesros (e n e l sentido carácrer y función. Pero, d e acuerdo al sello idiosincrásico de la
consuuc rivo d e H egel y sus epígonos), sino su inrerrupción: ral es diaJéccica benjaminiana, esro no sólo q uiere decir q ue con él se
lo qu e Benjamín concibe baj o la expresión "dialécrica e n sus pe nso" rrae a luz una condición que había permanecido históricam ente
(Dialektik im Sti.!lstand. también ..dialéctica e n esrado de derenció n , vigen re y ellcienre desde su latencia, sancionando s u clau s ura epoca! .
de a rresro"), asociable con lo que el " Prólogo e pisremo-crírico" a El ''Aura" es un concepto b ifro nre: si mira hacia el fin del régimen de
origen .. . ll a m a "la mue rte de la inrención'' e n cuan ro posibil idad la d ecerminación aurááca. de la ex pe riencia, rambién lo hace h acia
d e la verdad en su pureza, com o asimism o co n la esrru crura de la la renacidad de ese régimen, q ue encierra un resto que la crírica
alego ría y con el momentum mesián ico propio de la inteligenc ia no agora. Esa renacidad se delata cierra.menee e n la re-auraázación
benja minia na de la hisro ria. En la m ed ida en que el re rcero no es que Be njamin reconoce en Lo obra de arte.. . (po r ejemplo, en la
caregorialmenre, lógica y episremológicamente susceptible de ser constiruc ió n d el star system del cine). Pero esto no es orra cosa que el
coo rdinado con los rérm in os de la oposición, si noquees precisam en re sínto ma de u n fo ndo de lo aurárico que e s resistente a roda crítica; un
lo que ésta excluye, podría decirse que ese rercero inte rrup tor, que fo ndo. si se quiere, inmemorial. El uso benjaminiano de la palabra
d estella e n el suspenso, es la desuucc ió n de l círcu lo encanrado de la "origen" d a cuenra de 1::Uo.
oposición . El tercero incerrup cor es, e n tonces. un re rcero excluido, Ese fo nd o es quizá responsable de rodas los d o bleces del aparato
q ue e n c.:I momenro d e su emergencia J t:~rruye del pl exo que defi n~ conccp rual benjaminiano_ Pu ede c;e r consid e rado a la vez como el
a la o posic ió n . E l r.1sgo desrrunivo 1::::. imeparable de la dialécrica re manente inextinguible de la mag ia, corno e l p resL1gio in<leleble
ben ja mi n ia na. e.le la red e nc ió n . Es lo inol"idable. Se puede e nn:n der, en el ensayo,
Po r eso. la irreperibil ic.la<l no p ued e ser enrenc.liJa sin mis como que L1 pequeña histo ria de Falu n ingc:niacla por H ebd. que conriene
un arriburo propi o de la Erscheinung d e dt:n.:rminados objetos en en Sll Ír:ígi l envolrura roda una epuca de b hi ~rn ri.i mu nc.l ial, y que.
Yirrud e.le la naturaleza peculiar e.le e.sro.s. <.ino como una apa riencia seglin Be n jamín, rerrorrae la hisro ria huma na <l l.1 hi~t o ria na rural.
cuya ra1l) n comisre Ln la rt:iterari,·a experiencia de t•llc.s ob jews bajo [Íenl.' '-ll pendam en la historia Je la alejan<lrita, don e.le la piedra
conJ iciune.. J cterminad.i.s ra la , ·ez <.ubn.:pric i.i.s. t:\ decir. conJic io nes ine rce. última en la je rarquía de las cria rur.1~. c.le.:h.t<lo d e la mudez,
que no ingresan r1::máricaml"ntt' e n d círutln JL' dicha experienci.i: e\ prolérica.

no se o lYic.lar::í que t' I conct:pco d e aura t:sd .1:-.nLi.lJo .1 u na re~is sobre El narrad or hace gesco de r1::cuper~r t:~e fondo o resto. No se
d co ndic innamienro ~· l a rramfo rm:i<.. ió n h"t<1rica d e la p e rce pció n. pu ede dejar a un lado l.i c onexión entre eHe tCXlO )' la' cempran ~

36 37
reflexiones <le Benjami n sobre el le nguaje. que siguen e jerciendo su Po r e~o. la repecició n Lambién debe conccbir.'>e ~imuháneamc:ncc,
influencia sohre el pensamiento maduro de ésre. En Sobre el lenguaje no sólo como el a rcificio d e'. los arrificios. sino c:unbién como el ri[mo
en general)' sobre el Lenguaje del hombre-'~ Benjamín elabora u na ceo ría de la naruralcza, caJ como intenté sugerir anees .
d el nombre que riene co m o uno <le sus m omentos cardinales lo que Si puede decirse que la paradoja fundamenral y escrucrural de la
él llama la "sobre-no minación" (Überbennenung) de las cosas (de las narración (de coda narració n, en codas sus form as) escriba en que su
c riacuras) por el lenguaje huma no 36 • El narrado r d esanda esa sobre- rarea es la repecición de lo irrepecible, la solució n siempre reanudada,
nominació n, resriruyendo la criamra aJ lenguaje que le es conforme. y por eso mism o ince rminable. es aq uella profecía que la narración
Esto expl icaría lo que m e incl ino a llamar el caráccer profécico de la presenra, no en palabras, sino en su gesco.
n arració n. Sería la narració n , e n su gesm m ás ín timo. la profecía del Y, en fin, si lo más llamacivo desde el punco de visea program:ícico
retomo de ÚJ inolvidable. es que Benjam ín auibuya a la narració n , cuyo régimen invecerado - y
esco cambién quie re decir: su aura- es deshecho p or la mode.rn idad,
aquella mism a eficacia que reserva en su pensamienco para la cercería
de que hablaba, es porque en ese ges co se an uncia el p rincipio más
aleo de ese pensamiento: la jus ticia.
" Über Spr.1clu itberhnupr rmd riber die Spmclu c/5 1\ilmsrllln, en: C. S.• 11- 1, p.
140- 157.
,. Benjamin formula ~u ccorfa de la sobre-nominació n en d temprano c n,3yo
Sobre el kng1101e en gurnal...• a propósico de su i1111:rpreración del Génesis. Según esta Narraci6o y justicia
imcrpreració n, el pecado original alrcra c;encialmemc: la relación dd hombre con la
narnmleza. de: mod o que lo, lenguajes de I~ cosa~. a lt.>s que con-rrirnrivan11:nrc: fa Ira el .f ünido
articulado. sufn.:n una scgund;1 mudez, que cic:nc: el se.mido de: la rri~tcni. En la ir lSCt:L..J (en Se dijo esto desde un com ienzo. La &ase con la que concluye
roda cristeza), la criatura está a <lisposicion del que la no mbra s in poder comunicarle su el ensayo - "El narrado r es la figura en la que el justo se encuencra
pro pia narnrala.a, a diferencia dc la que ocurre con b palabra creado ra de Dios, que las
consigo mism o (Der Erziihler ist die Gestalt, in welcher der Gerechte
l.lama a la exis1cncia po r su numbre propio, e n la iJ emidad de 'ti absoluto conocimiento. La
p;tlabra caíd.1 ~·a 5cíln puede ser ~ igno , que recibe ~u ,;rnci6 n en la w nccpció n burguesa dd sich selbst begeguet )"- ma rca su propósi ro esencial.
lenguaje:. " En la rdarnín de la.s lenguas humana5 con l;u de la5 coq, rc,idc algo que puede Sin perjui cio de las incenciones de Be njamín en orden a ent regar
.:.iraucrimí\c Jc m.1m:r.1 apr,.x1ma1iv3 tumo \ obn:num1nJció n' [ l'berbe11enmmgl: mhre-
nornin.1_ción como el limdam cnru lingui, 1i1..o m.í.; profund o de coda 1Ti\1c1J y (\"t>LU d csJc la
un apone suManti vo a la ceoría de las formas épicas. El Nmrador no
cosa) J e codo .. nmudtc1m11:nt<•. l.1 sohrc- nomina..:1cin lom o L~nua l111gu1s1iL.l J L lo 1ris1c es, d ecía, un e nsayo d e teoría lice raria, no se e ncam ina a formular los
apunra a mra rcb uon pc...ulaJr <ld l<'nguJjc; IJ s1•brc-dccamm,1c1on j ('berbesrimmrheirJ. principios regul ado res <le la narraciva , no busca comribuir. insisna. a
qut: prcv.1lcLc en 1... rda..:1011 crJgtLa cmrc I ~ lcn¡.:u.1.> <le lm hnmlon:s hahl.m1c.,. f(, \.
11- 1. p. l 'i'i ' ) 1 1 ulrnru ind1L.K1Ón alude a >LI \ ' ..:7 .1 l.1,i¡.:nillcacion11m· ncorga Brn1.11nu1 la reo ría de: lo.s gé nero~. F./ Mmmlor es, si cabe decirlo .1sí, un e n.sayo
.11 prnLt" " de la 1rJdu~c11ín ( 1i(1a,<'lz1111gl. <JU<' en d emayc1 ..., 1adn llt"lll" d CJr:Ídcr J e la fun<l.imencal <le dibiología, d e reoria de la juscicia. Puec; su a.<.umo
cr.blJLion dt: un.1 lengua J 111r.1 'upcrí1or J trJ'Ó Je un mmmuum ,Jc 1rJ11sf.1rmaL1t•nc' Id~
definicivo e\ b \ inc ulación que e~cablece en ere ju;;ciLi.i} narr.JCÍÓn.
"!' cu.. p. l 'i l l. \ quL rc.:ih1: \U Jeccrn11n.1c1on 111.1.'.> nguru\a ' c.omplcp en l ,, r.ir,·,r del
nadttt·ror~ en t t'r 11 u110~ <le u 11 .1 rl·lt1ció n 1.,inr o u~a 4ut· tiu1t en ~u hor11orut" } 'u \..4'0IT\t, Pero los rrazm preparacorios de: aqudb fr.1.<,e final. que ciercamenre
J l.1 va. Lo '"lengu.1 pur;i . T.1mb1en dc~Jc l.1 .. l rJf!.lld rd 1uun" J c l.1' lu1gu<l!. humJn,a- (a le conceden pla usib ilidad argume ntal, no :.o n suficienrc:s qui7:Í,
..:u1•0 ~cnciJ,, tJhc .c.1'<.1Jr 1.1 ~u.:rral pnJn;i cmt'.nJcí\t: 1.1 '1gnihCJc11111 t¡uc: <e k Jllihu,·c
sin el auxi lio Je un a i nsi~ Lenre intt:rpreracic'in , para aquieLar lo que
,1 b n.ural.il•l"I lllllHI pílKC\C> lang üisti.:11 que: <lc:,a.11J3 L1 \obre-nummJLÍ<111 v >lh µr.. v<"
":onsct: uenc.1 ~1, supongo debe ser la e:nrañen que ex.perimenra cualquier k crnr ame

38 )9
esre colofón. La sembl:rnza dd narrador gue inmediacamence lo Esca suene de síntesis disyu nri va de destrucción y origc11 que
precede, lo g ue se dice sobre su don - "pod er n arrar su vida" - y presenta la o peración de la cica en la incerpreracíó n bcnjamíníana
sobre s u dignidad -poder narra rla "toda"-, la ap roxi mació n entre puede servir de orientación para el anáJisís de la jusricía narraliva,
la narració n y el proverbio y su susrancía a.l eccionadora, el provecho y esca en dos di recciones. Por una parce, es la cuestió n del lenguaje
para la propia exísrencia que de allí puede extraer quienquiera le m ismo. ¿Cóm o y bajo qué formas y condiciones el lenguaje puede ser
presre arención y oído alerta, no como resulcado de la obed iencia a (y es) reacio a esca justicia? Benjamín había dado temprana respuesta
un imperacivo. sjno en virtud del amigable consejo, de ese consejo a esta interrogante, en el ya citado Sobre eL lenguaje en general. .. Es
en cuya significació n para el espíri tu y el re ndimienro de la narración aquello que allí se llama la concepción burguesa de la lengua, que
canco insiste Benjamin , rodo ello puede ayudar a la comprensió n del sanciona el habla general y genérica de la entidad del signo regida
aserto, pero no bas ta para elJa. por el valor d e cambio, y p o r eso tambié n su ínrercambiabilidad,
Lo que aquella frase quiera decfr, c reo, eKige pregumar por el su equivalenc ia, por decirlo así, en la coá zació n del mercado
sentid o, la escruccu ra, el carácter de la vincul ació n de que hablaba: lingüfsríco, su principio esencial en lo que anees se mencionó bajo
¿qué justicia puede u aer una narració n? Que el narrador sea Ja fig ura el rema de la "sobre-no minación", que sepulta bajo densas cap as la
en q ue el jusco se encuemra consigo mism o no se debe meramente a
preciosa joya del nombre: rodo ello tendría que ser puesro del lado
cierra disposició n psicológica o ética del narrad or. sino a la operació n
de esta hosrj lidad a la jusricia. En s u lugar. en su con era, el narrador
misma de la na rració n, la cual cíene que ser cotejada necesariame nte
-como se dijo- recrorrae d lenguaje aJ tiempo anterior a la sobre-
con la preguma de cómo el lenguaje (susrancia d e la narración) puede
nominació n - sin arrogarse el poder del n o mbre, sino remiciendo
hacer justicia. E n su ensayo sobre Karl Kraus, Benjamín enuega una
asíncó cicamence a él -, y en el consejo le otorga un primario valo r
señal importante a este propósiro, al comem ar la operación de la cica
de uso.
en el escrícor alemán:
Por o tra parce, y en relación esu echa con lo anterior, sin ser
En la cica que a la vez salva y casc iga, d li:ng uaje ..,e muc;scra co mo la ella m isma destructiva, la n arració n d a cuenca de un cuidado d e la
matriz de l::i jusú cia (1\f arer da Gaechtigkeit). Llama a l:i palabra por .su nacurale1.a en la plu ralidad d e sus exprcsjo ncs )' man ifestac iones.
nombre, la arranca <lcs crucLivamemc del com i::xto, pero prcc.:i~amente El carácrer justiciero de la n arración consiste en que ella da cu enca
con dio la llama Je vuelra J su origen. Aparece .1hora no Je manera
del .1caecer d e lo <;Íngular, da cuema de lo singular en su acaecer.
tnLo ngruenLc:, [.1p.irc::Le] ..,unora, vocalmente en la C!>cruc:cura de un nuevo
c..:xm. C omo rima, retine In semejante t'n c;u aura; ct•ml• nomhrc. csra
Es. quizá. la j usticia de lo nimio; acaso por eso Benjami n da tanta
wlicaria e inexprc, iva. [n b uc.t ambos rein os - origen y J<'~lntCLion­ imronancia a l cuid.1do del deralle, de la nimiedad que cuacrerizaría
't: legi1i111.rn .rnte d lengu.1i.:. Y .i la inversa: \Olo <londt: ' L°" incc rpcneuan J b na rración en sentido rradicionaJ , y qw.: la asocia al espíriru

en l.i c1u- 'e consuma t:Me. En db ~e rdlcj.1 l.i lc:11gu.1 J e lo~ .ingd c,. J e la cró nica. Pan d término e~encia.I con q ue Bcnj.1min llama a
e n la cual roJJs Lis pabbras, t¡ut: llJ n c;iJo ahuycm.1J ." Jd L<>rHex co esto es "cria tura". Que no es meramt:ntc el se r hum.1110 (_\· entre
iJ1liu1 Jd ~c:nnJo. ~e han conn:nido en lcm.b e n el lihro JL b .. r..·ación ' .
ell(l-; d m ~ i.::minentc, d ju:-.ro}, no -;ó lo el ser viviemt:, 'i no coda
<le la nacuralaa , a lo largo de una jerarquía que se empina a
LC>s .i

lo m.ís aJro y desciende al ''.1bis1110 <le ina nim ado". cuyo ejemplo
l\,m A'r.im .cn : (, 5 11-2. !'· 363

41
''º
princ ipal e~ aq uí b piedra proférica del n:hno d e Lcskov. C ria rura <lel alma' - la atenció n (Au.fmerksnmkeit). Y en ella, co m o los sancos
es el humano, el a nimal . la cosa, e n su ínrima singularidad que es, en sus oracio nes, incluyó a coda c ria lllra" 1'l.
a b vez, su imbo rrable alceridad. C riarura es rndo, a condició n d e
que ~e la perc iba en su irreducible e irrepetible singularidad. y esro
quiere decir, para la narrac ión, a conwc ió n de que se la repittt en su Envío
irreduc ible e irreperible singularidad.
Benjam in enfaciza que el narrador hact: jusricia a la cri:nura, "[ .. .]que la verdad no es descubrimienro, que aniquila el secreco,
mas no como su vengador: e n cierro m od o podría decirse de él lo sino revelación, que le hace justic ia (daj( Wahrheit nicht Enthiitlung
que el mism o Benjamí n dice d el justo, que es, de la criarnra, s u ist, die das Ceheimnis vernichtet, sondern Ojfenbarung, die ihm gerecht
"abogado" (Fürsprecher) 38 • La juscicia de la narració n y del narrad o r wird)", senrenc ia Benjamín en el Prólogo Episcemocríüco al Origen
consiste precisamenre en que ni éste emite un juicio ni ella es un del drama barroco alenzán w. Como tamos ouos cexros de Benjamín ,
d ictamen. En la narrac ión no se juzga a la c ria cura, sino que se le da
un espacio de juego - el es pacio del len gua je- para que el la haga
senrir los rasgos insusriruibles de s u individualidad. El inrerés de " G. S, 11-2. p. 432. Beauice Hanssen indica atinaJ:imemc: (cf. op. cir., 155) Id
Benjamín por los relaros de bribones y criminale~ ha d e estar, acaso, recuperación de este tema en El Aleridia11u Je Paul Celan . d discurso de recepción del
premio instirnido en memoria de Georg Buchner que d pocra pronunciara .:n 1960, y que
relacionado con esro; más que una re ivindicación del forajido, lo enfati ta la cuestión de la alteridad a que aludí pasajeramc:me en vínculo con la dispnsición
qu e hay allí es la apercura del espacio e n que éste aparece anees o al más originaria dd poema: "El poema quiere ir hacia un Otro, necesna a e;<: Otro. ncc~ita
margen de roda senren cia. un enfrente. Lo bl15ca, se profiere en pos suya. J Cada cosa, cada ser humano es para el
poema. que se endereza a lo Occo, una figu ra de e.se Ocro. I La atención que el poema trara
Por eso, la justic ia de la narrac ión no es ocra cosa qu e el c uidado de d( dicarlc: a codo lo que sale a su cncu( ntro, su mas agudo senúdo para el detalle, parad
d e la c riarura, temple del jusro que Benjamín lee en la celebración com orno, la e.srrucrura, el color, pero iambu:n para las ~palpicacio ne>" y la., ~ ins inuacio nes'".
rodo c:~l• no es, creo yo. ningun logro Jd ojo que: compnc (o concurre:) con aparaio~ que
d e la inuzgo marernal. )' para el c ual tie ne un nombre inequívoco.
día n día son m;ís pcrfc:c1os, es m:ís bien una concentr.tción que pennancce memoriosa d e
Lo contiene e l final d el segundo capfru lo d e su ensayo sobre Kafka: roJJ.) nuc:srras datJ;. I "La atención~ -permi1an me us1edcs cit:u aqu1. Jd ensayo sobre
"Si KaJka no rezaba - r esrn no lo sabemos- . en roda caso le e ra K.1fka de \Xalct..r Hen¡amin, una rr~c de: :..blchranLht:-. l.t Jldlcioa e~ IJ Or:JLión n.Hu ral
dd Jlma'", p. _,9.
propio én grado sumo lo que Malebranchc llama ·1a oració n natural
l\·rrnít::ist:me ampli.1r un po~o e.u nena ~on un hre,•h1mn c:xcur'o ,obre d tc1ru de IJ
.11cnc1ón. No e..\ ac.tvi tmpmLcJcme .1;nc1Jr \U <llllCt:ph>, aquí. t:n /-7 )Varr,u/llr. con 111
yut .mtcs >t h 1 d1d10 ~oJ:.n• d ahurnrrn.:nw. k~n,1dame111e uc11 nic: 'Ut:icrc Fcdenu1
\...alenJc que h.t) !JI vez. cierre> ,·inculu entre d aburrimiento \ L'M'. r.1l,111tL Ji,rtJidu lJUc
' [I rermi n1.1 'e pr.:,1.1 .1 L"tjU l\ 1>~•' F11rrprr.J.n <:\ d Jh11t:.tJ1•. d m1cr~t'\llf, ~ Lt:kbr.i. BcnjJ.I111n Lfllll(I 11n1l J.: l11s .:ÍcLIO' rnnup.ilt:> <¡U<: llCllC: d IC~lllll'n 111.m\11 de J.¡
li1..:r.drncn11: d qut· h lhb p11r111 r.1. HcJ1n.:.: l l.111...,en (>c:fiJl,11.p11.•d (,rud10"' Ir. 111~ \'\"uhll.1hrc repn.du.ihiltdJJ t.:cniw (d. / ,1 abm dr .1ru.... "f· 01., 'i1H s.J. f, prnh.1hle ']U' 'I<: Jc:ha
lu ' u ~cnJu tjllC: L\tc: t~m.i .1.u'~ un "'humJlll.\1111• 1m¡><n.1IN.i ..d t11nwmr J.! ju,111 t·n d 1r11.:rprctJr b Ji,trJtLi11n nn .:rn1111 un.1 mc:r.1 .Jc,,HcnLion. '1110 ffid' bttn c:n d nmJ1• de: un.1
pnna·;uz Je la muJ.i ~narnr.t .t prnpt"ll• d< 111 cu;il .1p11rn b pruc:hJ 1.1111L.. m11.rnrc: J.. un 1t.:nc111n dispcr'.l A't tJmbic:n. qutL:i. l.t .1.1c11L1Ó11 qu' rinJ1; homen.11c .1 Lt LrÍ.11un ~n ,u
tnln l,1ncb11"0 de l:kn¡amin 1.ltl Jllu l IJ:'.">. tn\ptrJdn p1>r /-/ f'"ú"'· d" K.ill...1 • f ''f· ,·u 'tnp.ulJruLJ' ,u J1kn.:nu 1 ,. 'u plur.JiJ,,J. ,1 ,lilercn.._1.1,Je 111 <JUt: 'cr1.1 un.1 ... 1m~cnr r .1.i1in
1(11!).1 n el ,Jc,pl.u.irrnc:u111 qu< «m,1yu ;unh.1. prt•llcr.• pc:n,.ir 1¡uc: d n.ur.1.lor. que n11 "'un ••hLc..... ..l.t. en>mmm.1J., 1... om.1 1.u1 ..et tcr.lllK!llc p< •dt 1.t Jcur'c: <:11 1•ptl\ILHin ,¡ t1¡ucll.1
n·nc.JJ•ir 1.rcnmc:lllc JI munJ1• Jd nm .. , t.tmp"L" e•. 1.·1•111.. l!1r.rrr•l•1•r .1qud q11•· pre'"' .1plrtu1.1 ;iJ u1ro y 111 11rrnl tcni:a un p11lt1 ntc LJr,11.1er, u1nw I~ nund.1 v tg.tw•a Jc:l ntñt•
n 11 .1 lu ']Ul' nt1 l.i t1c:nc:, -in·• ti 1.1uc. hahl.m..!11 «11 pro d.- l.1 1. ru1ur.i pt;rtnll< .¡u< c:n , 11 rd.1111 l<'flt iJI' \ctbrc: \U\ JU~ULIC,.
r<:,uc:nt ,u J, n~u.1¡1:. r,\, IJ . p211

'1 2 •13
y podría decirse au n como un rasgo indeleble de s u escricura, este Noticia sobre la edición, el texto,
ensayo hace ademán de cela r un secreco cuya revelació n desrruiría la traducción y las notas
por complero su fuerza de verdad . U na débil fuerza, enronces, como
aq uella de la que habla Sobre el concepto de la historia41• Esra débil
fuerza - que es aquella y sólo aquella requerida por la jusricia- es,
acaso, la que trama a la vez la narración del narrador y el rexco de
Benjamín . Es como si en la conrexrura general del ensayo, en sus
veccores argumenrales, en su reperto rio de imágenes y ejemplos y La presenre edició n de ELNam1dor fue preparada sobre la base
giros, en s uma, en su estilo, se esruviese dando cuenra de lo que el del texco del ensayo Der Erzii.hler: Betrachtungen iiber das ~rk N ikolai
mismo ensayo arribuye a la narración. Lesskows, conrenido en el volumen Il-2 de las obras completas de
Walre r Benjarnin: Gesammelte Schriften. H erausgegeben von Rolf
T iedemann und H ermano Scbweppenhauser. Frankfurr arn M ain :
Suhrkamp, 199 1 {pp. 438-465). En el volumen fl-3, en q ue consran
las nocas de los edicores, ésros aporra n múltiples precisiones sobre
el cexco y su circunsra.ncia, jumo a diversos materiales que son de
relevancia para la hisroria d e su consrirución. H e aprovechado aquí
esa rica in formació n.
Benjamin mism o u adujo al francés su ensayo y aparenremenre
lo so m eció a la revisió n de una person a cuya idenridad no ha podido
ser establecida. La publicació n ruvo Lugar en d e6nitiva de manera
póstu m a bajo el drulo Le NmTateur. Réflexions apropos de l'oeuvre de
Nicolas Leskov en el Mercure de France (1 067 : 458-485) el 1 de julio
de 1952, basada en un man uscrico con el mismo rítulo, salvo por
el nom bre del auror esrndiado, que allí figura en la rranslireració n
alem ana (Ni kolai Lesskovs) . En las no cas que acompañan a Ja
traducción he dejado registro de las varianres que cicne el reno
41
kEI pasado lb':! consigo un secrc co índice, por d cual es rc micido a la redenc ió n. francés respecco del original alemán.
(Acaso no nos roza un hál i10 del aire que e nvo lvió a los preccdemes? ¿Acaso no hay en las
La elabo ración dd ensayo recoge sus morivos de un conjunro
voces a las que prestamos o ídos un eco de orras, e nmudecidas aJ1ora? ¡Acaso las mujeres que
con ejamos no 1icnen hermanas que ja más p udieron conocer? Si es así, e nronccs exisce un de anotaciones que Benjamin regisrró entre l 928 y 193 5, vinculadas
secreto acuerdo cmrc las generaciones pasadas y la nuest ra. Emonccs hem os sido esperados al re m a de la narración y la n ovela. La primera noricia direcra sobre
e n la cierra. Emonces nos ha sido dada, tal como a cada generac ión que nos precedió, u na
el ensayo aparece en u na carra dirigida a Gersho m Scholem, a fines
débil fuer.ta mesiánica, so bre la cual el pasado rcdama de recho. No es fácil arendcr a esta
reclamación. El materialista histórico lo sabe". ( C. S., 1-2, p. 693 s.; cf. Lo diollctico en de marzo de 1936, en la que expresa su incención d e escribir "un
mspniso, op. cit., p. 40.)

44 45
breve escudio sobre Nikolái Leskov, [ ... ] uno de los más grandes en la Inrroducción), orras refieren a textos de Benjamín que tienen
narradores". A mediados de julio de ese año, otra carra, dirigida a relación con el ensayo, y ocras, en fin, entregan amecedemes sobre
Karl Thieme, da cuenta de la finalización del aabajo. autores y obras considerados o mencionados en el cexro.
He incluido, a Ja manera de un apéndice, dichas anotaciones, En cuanto a Ja rraducción, no es mucho, creo, lo que rengo
conservadas en eJ legado de Benjamin y que tienen directa relació n que decir. hiscía, hasca donde sé, una versión preparada por
con eJ ensayo. H an sido extraídas de la misma edición de los escritos Roberto Blatt y publicada por la Editorial Taurus, de Madrid, en
que prepararon Tiedemann y Schweppenhauser. Se las encuentra en l 991. Como h e acostumbrado decir en ocras rraducciones que h e
eJ volumen Il-3 (pp. 128 1- 1288). He respetado las peculiaridades perperrado, siento que las comparaciones son de mal gusto, sobre
ortográficas del original donde quiera que las reglas del castellano lo codo cuando se Uama la atención sobre los yerros y falencias de
permiaesen . las tentativas anteriores. Baste d ecir que la versión de Blarr, que
Reproduje, con una pequeña modificación, los cipos de considero en general acenada, contiene ciertos errores que, confío,
paréntesis empleados por los editores para indicar las tachaduras han sido subsanados en ésta. A grandes rasgos, se puede deci r que el
de Benjamin y sus propias intervenciones en los apuntes; utilicé presente texto de Benjamin no ofrece las dificultades que en olros
también paréntesis en el texto de El Narrador y en los apuntes para casos inquieran al traductor h asta la congoja, pero la peculiaridad de
las mías. su estilo, la complejidad de sus fo rmulaciones y, desde luego, el rigor
con que escán acuñados sus concepros obligan en codo momento a
C lave de signos en El Narrador: adoptar decisiones en las cuales la sombra de la duda permanece,
hasta cierro punto, indeleble.
Parém esis redo ndos: () Paréncesis del aucor
Corcheces: [] Paréncesis del traductor

C lave de signos en Apuntes sobre novela y narración:

Pa.rén tesi redo ndos: () Pa réncesis del auror


Paréncesis de llave: (1 Textos cachados por el autor
Corchetes: [] Paréncesis del uaducror
Parénccsis angulares: <> Parémesis de los ed i rores

A objeto de no entorpecer la lecntra d e EL Nmrador be sicuado


Jas no cas correspondientes en un cuerpo apane, a continuación d el
ensayo. Las de los ap untes figuran a pie de página. En algunas de ellas,
como señalé anees, hice uso de las precisiones que escán contenidas
en el reporte de los editores. De las notas, unas arañen a opciones
de crad ucción, ocras a conceptos (que también son co nsiderados

46 47
Consideraciones sobre la obra
de Nikolái Leskov 1

l.

El narrado r2 -por familiar que nos suene el nombre- no está


de ningún modo presente para n osorros en su vívida eficacia. Nos
resulra algo alejado ya y que sigue alejándose. Presentar a un Leskov*
como narrador no quiere decir ap roximárnoslo, sino más bien
aumenrar la distancia que de éJ nos separa. Considerado desde una
dererminada lejanía, los grandes y simples rasgos que constituyen
al narrador se imponen en él. Mejor dicho, aparecen en él como
pueden aparecer una cabeza humana o un cuerpo animal sobre una
roca para el observador que está a Ja correcra distancia y en el ángulo
correcro d e visión. Esta distancia y este ángu lo nos los prescribe una
experiencia que ten emos ocasión de hacer casi cotidianamence. Nos
dice ella que eJ arte de n arrar llega a su fin . Cada vez más raro es
enconcrarse con gente que pueda narrar algo honestamente. Con
frecuencia cada vez mayor se difunde la perplejidad en la tertulia,
cuando se fo rmula el deseo de escuchar una hisroria. Es como si una

Ni kol:íi Lcskov nació en 183 1 en la gobernación de O rjol y munó en 1895 en


Pcrre.rsburgo. Por sus inte reses y simparías campesinas riene cienas afinidades con Tolstói,
por su orientación religiosa, con Dosroicvski. Pero precisamc:mc: aqudlos escritos quC' dan
expresión a los principios y lo doccrinario, las novelas de la época temprana, probaron ser la
parte perecedera de: su o bra. la significación de Lc:skov está en los rdams, y ésrns pertenecen
a un cs1ra10 u lterior de su producción. Desde d fin de la guerra se han emprendido m uchas
cemacivas de da.r a conocer escos relacos en c:I :ímbuo de la lengua alemana. Jun to a los
peq ueños volúmenci. ancol6gicos de la Editorial Musarion y de la Edicorial Georg Mliller
escá, en primer término, la selección en nueve rnmos de la Editorial C. H . Beck.

51
facul tad que nos parecía inalienabl e, la más segura entre las seguras, p lena corpo reidad sólo para aquel q ue a am bos los tenga presentes.
nos fuese arrebatada. Tal, la faculcad de incercambiar experiencias. "Cuando alguien reali za un viaje, puede contar algo", reza el dicho
U na causa d e esle fenómeno es palmaria: la cotizació n de la popular\ y se representa al narrador como alguien que viene de m uy
experiencia h a caído. Y da la im p resió n de que sigue cayendo en lejos. Pero no es con men or agrado que se escucha al q ue habiéndose
un sin fon do. C ualquier ojeada al periódico da pruebas de q ue ha ganado honestamente su suscenco, perm aneció en el pago y conoce
alcanzado un nuevo n ivel mínimo, de manera que no sólo la imagen sus tradicion es e historias. Si se q uiere hacer presentes a escos dos
del mundo exterior, sino también la imagen del mundo écico han grupos en sus representantes arcaicos, uno escará encarnado por el
sufrido, d e la noche a la mañana, transformaciones q ue jamás se cam pesino sedentario y e l ocro por el m arino m ercante. De hecho,
consideraron posibles. Con la G uerra M undial com enzó a hacerse ambos m odos de vida han producido en cierta m edida sus propias
evidente un p roceso que desde emonces no ha llegado a detenerse. estirpes de narradores. Cada una de escas estirpes preserva algunas de
¿No se advirtió que la gence volvía enmudecida del cam po de batalla? sus p eculiaridades aun siglos más carde. Así, entre los más recientes
No más rica, si no más pobre en experiencia comwúcable. Lo que na rrad ores alemanes, los H ebel5 y Gorthelf" proced en del primer
7
diez años más carde se de rramó en la marea de los libros de guerra, grupo, y los Sealsfield y Gerstacker8 del segundo. Pero, por lo demás,
era codo lo contrario de una exp eriencia que se transmite d e boca com o se dijo, escas estirpes sólo constirnyen tipos funda.mentales".
e n boca. Y eso no era extraño. Pues jamás fueron desmentidas más La extensión real del dom injo de Las narraciones en cod a su am plitud
profundamente las experiencias co mo [lo fueron] las estratégicas por histórica no es concebible sin la más íntima compenerración de escos
la guerra de trinch eras, las econó mi cas por la inAación , las corpóreas dos cipos arcaicos. Semej a.m e compenelración fue escablecida muy
por la bata.Ha m ecánica, las éticas por los decencado res del poder. esp ecialmente por la Eda d Med ia en las corporacion es artesanales.
Una generación que codavía había ido a la escuela en el carro de El maestro sedentario y los aprendices errantes trabaja ban juncos en
sangre, se encontró a la intemperie, en un paisaje en que nada quedó el mism o taller; y rodo m aestro h abía sido aprendiz errante antes de
inalterad o salvo las nubes, y bajo elJas, en un camp o de fuerz.a de esrablecerse en su patria o en el extranjero. Si cam pesin os y marineros
correntes d evastadores y de explosiones, el ínfi mo y q uebradizo fueron maesuos a ncescrales de la narración, el escamenco artesanal
cuerpo humano 3 . fue su escuela superior. En ella se combinaba la notici a de la lejanía.
cal como la rraía a casa el q ue m uch o ha viajado, con la noticia del
pretérico que se confía de preferencia al sedentario' º.
Il.

La experiencia que se transmite de boca en boca es la fuente lli.


de la que han bebido codos los n arradores. Y entre aquellos que
escribieron hiscorias, so n los grandes quienes en su escritura menos se Leskov se sieoce tan en casa en la lejania del esp acio como en
a parcan del discurso de los muchos narradores anónimos. Enue ellos, la del tiempo. Perteneda a la Iglesia ortodoxa griega, y ciertamente
por lo dem ás, hay dos grupos qu e por cierto escán compen etrados como hombre de sincero interés religioso. No fue un op ositor menos
encre sf d e m uchos modos. Y la fi gura del narrado r adquiere su sin cero de la burocracia eclesiástica. Y com o carnpoco se llevaba bien

52 53
con la burocracia secular, los puestos oficiales que Uegó a ocupar no esca serie un H ebel, que deslizaba peq uefias instruccio nes de ciencia
fueron duraderos. Para su producción, el puesto de representa nte natural en su Co.f-ecito de tesoros13 • Todo esto apunra a lo que está en
ruso de una empresa inglesa que desempeñó durante mucho tiem po juego en coda verdadera narración . Trae consigo, abierta u velada,
fue enue codos probablemente el más provechoso. Por encargo de esa su utilidad. Una vez podrá consisci r esta utilidad en una m oraleja,
empresa viajó por Rusia, y esos viajes escimularon tanto su sagacidad ocra vez en una indicació n práctica, una tercera en un proverbio o en
mundana como el conoci m iento de las condicio nes de Rusia. D e una regla de vida: en codos los casos. el narrador es un hombre que
esta suene ruvo oporrunidad de fumi liari.zarse co n la organización tiene consejo para dar al oyente. Y aunque hoy el "tener consejo que
d e las sectas del país. Ello dejó su huella en sus relatos. En las dar" 14 nos suene pasado d e moda, ello se debe a la circunstancia de
leyendas rusas Leskov vio aliados en la lucha que emprendió contra que la com unicabilidad de la experiencia decrece. A co nsecuencia de
la burocracia ortodoxa. Suyos hay una serie de relatos legendarios, esto, carecem os de consejo tanto para nosotros mismos como para
cuyo cenuo es el hombre justo, rara vez un asceta, la mayoría de los demás. El consejo es m enos la respuesta a una pregunta como
las veces un hombre sencillo y hacendoso que llega a asemejarse al una p rop uesta concernieme a la concin uación de una historia (que
santo de la manera m ás narural del mundo. la exaltación mísrica no se está desarrollando en el momento). Para procurárnoslo, sería am e
es el asumo de Leskov. Por mucho que en ocasiones gustosamente codo necesario ser capaces de narrarla. (Sin co nsiderar que u n ser
añoraba lo m aravilloso, prefería aferrarse, aun en su devoción , a una humano sólo se abre a un consejo en la medida en que deja hablar
robusta naturalidad. El modelo lo ve en el hombre que se sienre a su situación). El consejo, entretej ido en la m aceria de la vida que
a gusto en la cierra, sin involucrarse ran p rofundameme con ella. se vive, es sabiduría. E l arte de narrar se aproxima a s u fin, po rque
Mosuó una correspo ndience accicud en el ámbito profano. Bi en le el lado épico d e la verdad, la sabiduría, se extingue. Pero éste es un
cuadra a esa acritud el haber empezado a escribir carde, a los 29 años. proceso que viene de muy atrás. Y nada sería más necio que querer
Eso fue después de sus v iajes come rciales. Su primer rrabajo impreso ver en él una ªmanifestación de decadenciá', para no hablar de un
se rituló ¿Por qué son caros los libros en Kiev? Una serie ulterior de "fen ómeno m oderno". Es más bien un fenómeno que acompaña a
escritos sobre la clase obrera, sobre el alcoholism o, sobre médicos de unas fuerzas productivas histó ricas seculares, el cual ha desplazado
la polida 11 , sobre co merciantes desempleados, son los precursores de muy paulatinamente a la narración del ámbito del habla viva, y que
sus relatos. hace senrir a la vez una nueva bel leza en lo que se desvanece.

IV. v.
La oriencación al interés práctico es rasgo característico de El más temprano indicio de un proceso en cuyo cérm ino esrá
m uchos narradores na cos. Con mayor tenac idad que en Leskov el ocaso de la narración es el advenimienrn de la novela a comienzos
se la puede apreciar, por ejemplo, en un Gorrhelf. que daba a sus de la época moderna. lo que separa a la novela de Ja narración (y
12
campesinos consejos de agriculrura; se lo encuentra en un Nodier • de lo épico en senado escricto), es su dependencia esencial del libro.
que se ocupó de los peligros del alumbrado a gas; e igual menee está en La propagación d e la novela sólo se hace posible con la inven ción

54 55
de Ja imprenra. Lo oral mente transmisible, patrimon io de la épica, VI.
es d e orra índole que aquello que co nstituye el h aber d e una novela.
Destaca a la novela frenre a todas las demás formas de literatura en Se tiene que pe nsar Ja aansformación de las formas épicas
prosa -fábula, leyenda y novela corra, incluso- el que no provenga como algo que se lleva a cabo en ritmos compara bles a los de la
de la tradición o ral ni se integre a ella. Pero sobre todo la destaca rransformación que ha sufrido la superficie de la ci erra en el
frente al narrar. El narrador toma lo que narra de la experiencia; lde] rranscurso de miles d e cenrurias. Difícilmente se han configurado
la suya propia o la referida. Y Ja conviene a su vez en experiencia de [offas] formas de comunicación humanas con mayor lentitud,
aquellos que escuchan su historia. El novelista se ha segregado. l a y co n mayor lentirnd se han perdido. La novela, cuyos inicios se
cámara de nacimie nto de la novela es el individuo en su soledad , que remo man a Ja antigüedad, requirió cientos de afias antes de dar, en
ya no pllede expresarse de manera ejemplar sobre sus as piraciones más la incipiente burguesía, con los elemenros que Je fueron favorables
importantes, que carece de consejo y no puede darlo. Escribir una para su florecimiento. Con la aparic ión de estos elernenros, al plll1to
novela significa llevar al ápice lo inconmensurable en la representación comenzó la narración, muy lentamente, a retirarse a lo arcaico;
d e la vida humana. En medio de la plenirud de la vida, y mediante cierro es que se apropió d~ maneras múltiples del nuevo contenido,
la representación de esra plenitud, la novela notifica la profunda pero n o fue verdaderamente d eterminado por éste. Por ou a parce,
perplejidad 15 del viviente. El primer gran libro del género, el Don advertimos que con el consolidado dominio de la burguesía, a cuyos
Q!újote, ya enseña cómo la magnani midad, la audacia, el aluuismo más imporrances insuumem os pertenece la prensa en el capitalismo
d e uno de los más nobles -precisamenre de Don Qujjote- están avanzado, entra en escena una forma de comunicación que, por
completamente desasistidos de consejo y no contienen ni la menor remoco que sea su origen, jamás habla influenciado a la forma épica
chispa de sabidurfa 16 • Si una y oua vez a lo largo de los siglos - de de manera dererminanre. Pero ahora sf lo hace. Y se hace evideme
la manera más eficiente acaso en Los afios de andanza de Wifhefm que se enfrenta a la narración de modo no menos ajeno, pero mucho
Meister 11- se inrenró incroducir enseñanzas en la novela, estos más amenazante que la novela, Llevando además a ésta, por su parre,
inremos terminan siempre en una variación de la forma misma de a una crisis. Esta nueva forma de la comunicación es Ja Lnformación.
la novela. Por el conrrario, la novela de formación 18 no se aparra de V illemessa nt, el fundador d e Le Figaro 19 , carac terizó la esencia
ningún modo de la esuucrura fundamenral de la novela. AJ inregrar de la información con una fórmula célebre. "A mis lectores", solía
el proceso de la vida social en el d esarrollo de u na persona, perm ice decir, "el incendio de una techumbre en el Quarrier Larin les es más
q ue prospere la justificación más frági l imaginable para los órdenes importante que una revolución en Madrid" 20 • De golpe queda claro
que determinan [ese proceso]. Su .l egitimació n está sesgada respecto que ah ora ya no la nocicia que proviene de lejos, sino Ja información
de su realidad. Lo insuficiente deviene aconteci miento precisam ente que sLLministra un pu nro de reparo para lo más próxi mo, es aquello
en la novela de formación. a lo q u e se presta oídos de preferencia. La noticia que venía de lejos
-sea la espacial de países lejanos, o la temporal de la rradición-
dispon ía de una aumridad que Je otorgaba vigencia, aun en los
casos e n que no se la sometía a conc:rol. La in fo rmación , en cambio,
reclama una pronta verificabilidad . Ésa es la [condición] pnmera

56 57
po r la cual se presenra como "comprensible de suyo". A menudo los egipcios se dolJan y lamentaban ante tal espectáculo, Psaménico
no es más exacta de Jo que fue la noricia en siglos anterio res. Pero, permanecía solo, callado e inmutable, los ojos davados en el suelo; y
mienrras que ésta gustosamente tomaba prestado de lo ma ravill oso, perman eció igualmente inmurable al ver pasar a su hijo, momentos
para la información es inclispensable que suene plausible. Po r ello se después, que era conducido en el desfile para su ejecución. Pero
demuescra incompatible con el espíriru de la narración . Si el arre d e cuando luego recon oció en las filas de l os prisioneros a uno de sus
narrar se ha vuelco raro, la propagació n de la in formación tiene parce criados, un h ombre anciano y empobrec ido, se golpeó Ja cabeza con
decisiva en cal estado de cosas. los puños y m osu ó todos los signos de la m ás profunda aflicción22 •
Cada mañana nos inscruye sobre las novedades del o rbe. Y sin En esca historia se puede apreciar qué pasa con la verdadera
embargo so mos pobres en hisrnrias clignas de noca. Esto se debe narración. La información tiene su recompensa en el instance
en que fue nueva. Sólo vive en ese ins tante, tiene que entregarse
a que ya no nos alcanza ningún suceso que no se imponga con
totalmente a él, y explicarse en él sin perder tiempo. Distintamente
explicaciones. E n ouas palabras: ya casi nada de Jo que acomece
la narración; ella no se desgasta. Mantiene su fuerza acumulada, y
redunda en beneficio de la n arració n, y casi mdo [en beneficio] de
es capaz de desplegarse aún después d e largo tiempo. Así es como
la inform ación . Y es que ya la mitad del arre de narrar estriba en
Momaigne volvió a la historia del rey egipcio, preguntándose: ¿Por
mante ner una historia libre de explicaciones al paso que se la relaca2 1 •
q ué sólo se lamenta anee la visión del criado? Y Moncaign e responde:
En eso Leskov es un maesrro (piénsese en piezas como EL engaño, El
"Po rque estando ya tan uansido de p ena, sólo requ ería el m ás
águila blanca). Lo excrao rclinario, lo maravilloso, se narran con la
mínimo incremen to, para derribar los cliques que la concenían" 23 •
mayo r exaccicud, y no se Je impone al lector la conexión ps icológica
Así Momaigne. Pero también podría decirse: "No conmueve al rey
del acontecer. Q ueda a su arbitrio explicarse el asumo cal como lo
el destino de la realeza, po rque es el suyo propio". O bien: "En la
comprende, y con ello alcanza lo narrado una amplitud que a la
escena nos conmueven much as [cosas] que no nos conmueven en
información le falca. la vida; este criado n o es más que un actor para el rey". O aun:
"El gran dolor se acumul a y sólo irrumpe al relajarnos. La visión
de ese criado fue la diste nsión". - H er ódoto no explica nada. Su
VII. repone es de lo m ás seco. Por eso, esta historia del antiguo Egipto
esrá en condicion es, después de miles de años, de suscitar aso mbro
Lcskov acudió a la escuela d e los anriguos. El primer narrado r y reflexi ón. Se asemeja a las semillas de grano q ue, mil enariamenre
de los griegos fu e H eródoco. En el decim ocuarto capítulo del libro encerradas en las cámaras de las pirámides al abrigo del aire, han
tercero de sus Historias. hay una hiscoria de la q ue mucho puede conservado su poder germinativo hasta nuesu os días 14 •
ap renderse. Traca de Psaménico. C uando Psaméni co, rey de los
egipcios, fue derrocado y capturado por el rey persa Cambises, este
úJcimo se propuso humillar al prisionero. Dio o rden de situar a Vlll.
Psaménico en la calle por donde debía pasar el conejo triunfal de
los persas. Dispuso además que el prisionero viera a su hija p asar en Nada hay que reco miende las historias a la memoria más
calidad de criada que llevaba el cántaro a la fuence. Mientras codos duraderamente, que la casta concisió n que las sustrae del anál isis

58 59
psicológico. Y cuanco más narural le sea al narrador la renun cia para poder luego recuperarlo desd e allí. Asi, queda adherida a la
a la macización psicológica, tanco mayor la expeccativa de [la narración la b ueUa del narrador, como la huella de la mano del alfarero
historia] de encon trar un lugar en la memorja del oyence, ramo a Ja superficie de su vasija de arcilla. Los narradores son proclives
m ás perfecra mence se conforma a la experiencia de ésre, ranto a em pez.ar su hisroria con una exposición de las circunstancias
m ás gustosarnence ésce la volverá a narrar, carde o temprano. Este en que ellos mismos se enceraron de lo que segui rá, si ya no lo
proceso de asimilación que ocurre en las profundidades. requiere ofrecen llanamente como algo que ellos mismos han vivid o. Leskov
Ltn esrado de relajación que se h ace más y más raro. Si el sueño es comienza El engaño con la descripción de un viaje en tren, en el cual
el pw1to supremo d e la relajación corporal, el aburrimiento lo es escuchó de un acompañante los su cesos que a continuación refiere; o
d e la relajación espirimal . El aburrimiento es el pájaro de suefio rememora el encjerro de Doscoyevski, al que refiere su conocirillenro
que empolla el huevo de la experiencia25 • El susurro del foUaje lo de la heroína del relato A propósito de la Sonata Kreutzer; o bien
ahuyema. Sus rudos -Jas actividades que se ligan ínrimamence al evoca una reunión e n un círculo d e lectura en q ue se formularon los
aburrimienco-- se han excinguido en Jas ciudades, han declinado pormenores que nos reproduce en Honibres interesantes. Así es como
también en el campo. Con ello se pierde el don de estar a la escucha, su huella se hace evidente de muchos modos en lo n arrado, si no
y desaparece la comunidad de los que tienen el oído alerta. Narrar como de quien lo vivió, por ser el que lo reporta.
h istorjas siempre ha sido el arre de volver a narrarlas, y ésce se pierde Por lo demás, Leskov mjsmo sin ció esce arte artesanal, el narrar,
si las hismrias ya no se rerienen. Se pi erde porque ya no se ceje ni se como un oficio. "La literatura", dice en W1a de sus cartas, "no es
hil a mi eo cras se les presea oído. C uanco más olvidado de sí mismo para mí un arce liberal, sino una artesanía". No puede sorprender
escá el que escucha, canto más profundamente se imprime en él lo q ue se haya sencido v i.aculado a la artesanía, y en cambio se
escuchado. Cuando el rirmo de su trabajo se ha posesionado d e él, mantuviese ajeno a la técnica industrial. Tolstói, que ha de h aber
escucl1a las hisrorias de modo tal que de suyo le es concedido el don cenjdo comprensión al respecro, roca en ocasiones este nervio del
de narrarlas. Así, pu es, está co nsricu ida la red en que descansa el don don narracivo de Leskov, cuando lo califica como el primero "en
de narrar. Así se deshace hoy por codos sus cabos, después de que se señalar la insuficien cia del progreso económjco ... Es curioso que se
anudara, hace milenios. en el círculo de las formas más anciguas d e lea canro a Dosmyevski ... En cam bio, simplememe no enciendo por
artesanía. qué no se lee a Leskov. Es un escriror fiel a la verdad". En su ladina
y arrogante hisroria La pulga de acero, a medio ca mino emre leyenda
y farsa, Leskov enaltece la a rcesania vernácula en [la persona de] los
IX. placeros de Tula. Su obra maesrra, la pulga de acero, llega a los ojos
de Pedro el Grand e y convence a éste de que los rusos no tienen por
La narración, cal co mo prospera len camenre en el círculo d el qué avergonzarse anee los ingleses 26 •
artesanado -el campesino, el marítimo y luego el urbano- , es La imagen espiritual de esa esfera artesanal de la q ue proviene
también, por decirlo así, una forma artesanal de la comunicación. el narrador tal vez no ha sido jamás circunscrita de manera ran
No se propone uans.micir el puro "en sí" del asumo, co mo una significativa co mo por Paul Valéry. Habla de las cosas perfectas de la
información o un repone. Sumerge el asunro en la vida del relacor, naturaleza, de perl as inmaculadas, vinos plenos y maduros, criaturas

60 61
verdaderamente cumplidas, y las llama "la preciosa obra d e una larga ins riruciones higiénicas y sociales, privadas y públicas, un efecro
cadena de causas semejantes entre sr"r. Pero la acumulació n de cales secundario, que ha sido quizá su verdadero fin ca pi cal subconsciente:
causas sólo tiene su límite temporal en la perfección. "Amañ0, este procurarle a Ja gente Ja posibilidad de sustraerse a la visión de Jos
paciente proceder de la naruraleza", sigue diciendo PauJ Valéry, "era mori bundos. El morir, que amano fue un proceso púbüco en la vida
imitado por los hombres. Miniaruras, rallas de marfiles elaboradas del individuo y altamente ejemplar (piénsese en las imágenes de la
a la perfección , piedras que con el puJido y la estampación quedan Edad Merua, en que el lech o de muerte se h a convenido en un tron o,
perfectas, trabajos en laca o pinruras en las que una serie de delgadas anee el cual se apretuja el pueblo a través d e Jas puertas d e la casa del
capas cransparem es se superponen ... -rodas escas produccio nes de moribundo, abien as de par e n par) -el morir, en el curso de la época
esfuerzo persistente y abnegado están en curso de desaparición, y ya moderna. es expulsado m ás y más fuera del mundo perceptivo de los
pasó el tiempo en que el riempo n o com aba. El hombre de hoy ya vivos. En orros tiempos no había casa, ni ap enas cuarto, en que ya
no trabaja en lo que no es susceptible d e ser abreviado"28 • D e hecho, no hubiese muerco alguien alguna vez. (la Edad M edia experimentó
ha logrado abreviar incluso la narración. Hemos vivido el desarrollo tam bién espacialmente aq u ello que expresa como sentimiento del
del short story que se ha sustraído de la tradición oral y ya no permite ciempo la inscripción de un reloj solar de Ibiza: Ultima mu/tis 30).
aquella superposición de capas delgadas y rransparences, la cual Hoy los ciudadanos, en espacios que están depurados de la muerte,
ofrece la imagen más acertada del modo y manera en que la narración son secos habita.mes de la eternidad, y cuando llegan aJ final , son
perfecta emerge de la estratificación de m1.iltiples relaros sucesivos. arrumados por sus herederos en sanatorios u h ospitales. Sin embargo,
no só lo el con ocimiento o la sabiduría del hombre, sino sobre todo la
vida que ha vivido -y ése es el material del que nacen las hisrorias-
X. adquieren primeramente en el moribundo una fo rma tra nsmisible.
Así como en la intimidad del hombre se p one en movim iento una
Valéry termina su reflexión co n esca frase: "Es casi como si serie de imágenes con el término de la vida -q ue consiste en las
la declinación del pensamiento d e Ja eternidad coincidiese con la visiones de la propia person a, bajo las cuales, sin darse cu enca, se ha
creciente aversión a rrabajos de larga duración"29 • E l pensam iem o de encontrado a sf mism o--, d e igual modo aflora súbitam e nre en sus
la eternidad ha tenido desde siempre su fuente más consisrenre en la expresio nes y miradas lo inolvidable, y comunica a roda lo que le
muerre. C uando esre pensamiento se desvanece, así inferimos, ciene ha concernid o la am oridad q ue hasra el más mísero ladrón posee, al
que h aber cambiado el rostro de la muerte. Esca transformación morir, sobre los vivos q ue lo rodean. En el origen de lo na rrado está
muestra ser la misma que disminuyó la comunicabjl idad de la esa au roridad.
experiencia a cal grado que se llegó al fin del arre d e narrar.
Desd e hace una serie d e siglos se puede observar cóm o la
con ciencia colectiva d el pen samienro de la muerte sufre una XI.
pérdida en omnip resencia y fuerza plástica. En sus últimas erapas,
este proceso se desarrolla aceleradamente. Y en el rranscurso del La muene es la sanción de todo lo que el narrador puede referi r.
siglo diecinueve, la sociedad burguesa ha producido, m ediante De ella ciene prestada su autoridad. En otras palabras: sus hisrorias

62 63
nos remiten a la historia namral3 1 • Esro ha sido expresado de forma XII.
eje mplar en una de las [historias] más hermosas, que nos ha dado
el incomparable Joh ann Peter H ebel32 • Esrá en el Pequeño Tesoro del Toda indagación de una derenninadaforma épica tien e que ver
Amigo Renano de la Casa, se llama Inesperado reencuentro, y comienza con la relación en que está esa fo rma con la historiografía. D e hecho,
con el compromiso matrimonial de un mozuelo que crabaja en las hay que ir m ás allá y plantearse la pregunca de si la hiscoriografía
minas de Falun. En la víspera de la boda, la muerte del minero lo no representa acaso el punto de indiferencia creaciva entre todas las
arrebara en el fondo d e su galería. Su prometida continúa siéndole formas de la épica. Entonces, la h istoria escrira sería a las formas
fiel después de la muerte, y vive lo suficienre como para recon ocer a épicas lo que es la luz blanca a Jos colores del especuo33 . Sea como
su n ovio cuando, ya convertida en una madxecita ancianísima, cieno fuere, entre todas las formas de la épica no hay ninguna cuya presen cia
día, de la perdida galería, es extraído un cadáver que, saturado de a Ja luz pura e incolora de la historia escrita sea más indubitable
vitriolo de hierro, se ha preservado de la purrefacción . Al cabo de este que la crónica34 • Y en el amplio especrro de la crónica se gradúan
reencuentro, la muerre también la reclama a ella. Y como H ebel, en los modos en que se puede narrar como los marices de un único y
el transcurso de este relato, se veía en Ja necesidad de hacer patenre la mismo color. El cronista es el narrador de la hismria. Puede evocarse
larga hilera de los años, lo hace con las siguientes &ases: "Entretanto otra vez el p asaje de H ebel, que tiene de puma a cabo el acento de
La ciudad de Lisboa en Po rt ugal fue destruida por un terremoto, y la crónica, y medir sin esfuerzo la diferen cia entre el que escribe
pasó la G uerra de los Siete Años, y murió el emperador francisco l, historia, el historiador, y el que la narra, el cronisra. El historiador
y la Orden de los Jesuitas fu e disuelta y Polonia dividida, y murió está supeditado a explicar d e una u orra manera los sucesos d e los
la emperatriz María Teresa, y Srruensee fue ejecutado, América que se ocupa; bajo ninguna circunsrancia puede conren rarse co n
se liberó, y las fuerzas conjumas de Francia y España no lograron presentarlos como dechados del curso del mundo. Pero precisamenre
conquistar G ibraltar. Los turcos encerraron al gen eral Stein en la eso hace el cronista, y de manera especialmente enfática sus
cueva de los Veteranos en Hungría, y también falleció el emperad or represenrances clásicos, los cronistas de la Edad Media, que fueron
José. El rey G ustavo d e Suecia conquistó la Finlandia rusa, y la los precursor es de los poster.iores historiógrafos. En la medida en q ue
Revolución Francesa y la larga guerra com enzaron, y también el aq uellos ponían en la base de su narración bistórica el plan divino
emperador Leopoldo II marchó a la rumba. Napoleón conquistó de salvación , que es inescru table, se desem barazaron de antemano
Prusia, y los ingleses bombardearon Copenbague, y los campesinos de Ja carga d e una explicación demosrrable. En su lugar aparece la
sembraron y segaron. Los mo lineros molieron, y los herreros inrerpretaci6n , que no riene q ue ver con un encadenamien.w preciso
forjaron, y los mineros excavaron en pos de las veras de metal en sus de aconrecimienros determinados, sino con el modo de i nserrarlos
ralleres subterráneos. Pero cuando los mineros de Fal un en el año en el gran curso inescrurable del mundo35 .
1809 . .. " . Jamás un narrado r asemó su relación más profundame nte No hace diferencia q ue el curso del mundo esté condic io nado en
en la historia natural de lo que lleva a cabo H ebel en esta cronología. términos his tórico-saJvíficos o naturales. En el narrador se preservó
No m ás léasda con aten ción: la muerre irrumpe en ella según rumos el cronista e o una figura transformada, secularizada, por así decir.
tan regulares como el H ombre de la G uadaña en las procesiones que Leskov está enrre aquellos cuya obra da testimonio de esre esrado de
a mediodía d esfilan alrededor del reloj d e la caredral. cosas con especial claridad . Ambos, el cronista, con su orienració n

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hiscórico-salvífica, el narrador, con Ja suya profana, part1c1pan a pos ibili~ad ~e !ª reproducción . La m em o ria es la facultad épica por
cal punto de esta labo r. que en algunas n arraciones apenas puede excelencia. Urucamenre gracias a una memoria abarcadora puede la
decidirse si la uama en que aparecen es la [trama] do rada de una épica, por un lado, apropiarse del curso de las cosas, y por el otro, con
visión rel igiosa del curso de las cosas o la multicolor de una visión la desaparición de éstas, hacer las paces con el poder de la muerte. No
profana. Piénsese en la narración la alejaudrita, que transporra al es sorprendeoce que para un sencillo hombre del pueblo, tal como
lecror "a ese tiempo antiguo en que las piedras en el seno de la rierra un dí~ se l_o imaginara Leskov, el Zar, que es la cabeza del orbe en que
y los p lanetas en las alturas celestiales aún se preocupaban del descino sus h1sronas ocurren, disponga de la memoria más abarcadora. "D e
humano, y no com o hoy en día, cuando tanto en los cielos como hecho, nues tro Zar", se dice, "y toda su familia poseen una memoria
bajo la tierra rodo se ha vuelto indiference al d estino de los hijos muy aso mbrosa".
del hombre, y ya de ninguna parce les habla una voz o les obedece. M nemosyne, la memoriosa, era encre los griegos la musa de lo
¿·
pico37_- Es
· r_e nombre crae al observador de vuel ca a una encrucijada
Todos los planecas reciencemenre descubiertos ya no juegan papel
alguno en los horóscopos, y hay también una multitud de nuevas de la hmona del mundo. Si, pues, lo regisuado por el recuerdo - la
piedras, rodas medidas y ponderadas, probadas en su peso específico historiografía- representa la indiferenóa creariva de las distintas
y su densidad, pero ya nada nos anuncian ni nos aporcan utilidad fo rmas épicas (así com o la gran prosa representa la indiferencia
alguna. E l tiempo en que hablaba n con los hombres h a pasado". creati va encr~ las diversas medidas del verso), su forma m ás antigua,
Tal como se ve, es apenas posible caraccerizar unívocamence la epopeya, mcluye al relato y a la novela en virtud de una especie
el curso del mundo, como iJusua la narración de Leskov. ¿Está de indiferencia38• Y cuando en el transcurso de los siglos la novela
decerminado por la hisroria de la salvación o por la hi storia narural? empezó a emerger del seno de la epopeya, se hizo patente que el
Lo único cierro es que, precisamente a dculo de curso del mundo, ele.m ento de lo épico inspirado por la musa39 , el recuerdo, aparece
está fuera de rodas las categorías históricas propiamence di chas. La baJO una figura enreramerue diferente que en d relato.
época, dice Leskov, en que el ser humano pudo creerse en consonancia El recuerdo40 funda la cadena de la uadición que sucesivamente
con la natu raleza ha expirado. Schill er Uamó a esa edad del mundo rransmire lo acontecido de generación en generación. Es d elem enco
la época de la poesía ingenua3ú. El narrado r le guarda fidelidad y inspi rador de la épica en senrido amplio.Abarca las especies pecuJiares
su mirada no se aparca de aq uella esfera anee la cual se mueve la [así] inspiradas de lo épico. E ntre ellas esrá en primer luga r aquella
p rocesión de las criaw ras, y en la que, según el caso, riene la muerce que encarna el narrador. E ll a lía la red que forman en fin todas las
su puesco como caudillo o como el 1.'tltimo y miserable rezagado. his torias. Una se enlaza a la otra, com o han gustado de mostrarlo
codos los g ra ndes narradores, y en panicular los oriemales. En cada
u~ o d_e elJos babira una Sh eh erezade, a la que en cad a p asaje de sus
XIII. h1sron as se le ocurre una h.istoria nueva. Esta es una memoria épica y
es el ele_me_n ~o inspirador de la narració n. A ella hay que co ntrapo ner
Rara vez se roma en cuenca que la relación ingenua del oyente otro pnnc1p10, [que] igualmente [ll eva la impro m a d e lo) inspirado
con el na rrador está dominada por el incerés de co nservar lo narrado. por la m usa [pero] en urr sentido más restringido, fy] que, como
El punto cardinal para el oyence desprejuiciado es asegu rar la el elemento inspirado d e la novela, inicialmente, es d ecir en la

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epopeya. esrá ocul to aun sin ruferenciarse del elemento inspirado r Sólo en la novela ... acontece un recuerdo creativo, pertinente al
d e la narración. En roda caso, se vislumbra ocasio nalmenre en las objero y que lo rransforma ... Aqui, la dualidad de interioridad
epopeyas. Así, sobre roda, en los pasajes sole mnes d e las [epopeyas] y mundo exterior" sólo "puede superarse para el sujern, si éste . . .
homéricas, como las invocaciones a la musa que esrán en su comienzo. percibe la unidad de la rotalidad de su vida .. . desde la corrienre viral
Lo que se anuncia en esros pasajes es la memoria eremizadora pretérita, congregada en el recuerdo .. . la inmición que aprehende
d el novelisra en oposición a la memoria eBmera del narrador. La esca unidad , ... se convierte en la captación por inrnición y barrunto
primera esrá consagrada a un héroe, a una odisea o a un combare; del inalcanzado y por ello inexpresable sentido de la vida"45.
la segunda a los muchos evenros dispersos. Es, en arras palabras, la El "sentido d e la vida" es de hecho el cenero alrededor del cual
rememoraci6n, la que como el elemenro inspirador de la novela, se se mueve la novela. Pero la pregunra por él no es otra cosa que la
aparra de la mem oria, elemenro inspirador de la na rración, después expresión inéipienre de La perplejidad con la que el leccor se ve
d e que con el derrumbe de la epop eya se escinde la unidad de su instalado precisamenre en esa vida escrica. Aquí "sentido de la vida''
origen en el recuerdo. - allá "moraleja de la historia": con escas consignas se conrrapon en
novela y narración, y eo ellas pueden leerse las coordenadas
coral mence diferentes de estas formas arústicas.
XIV. Si el m ás remprano modelo consumado de la novela es el
Don Quijote, quizá el más tardío sea la Éducation Sentimentale 46 .
"Narue", ruce Pascal, "muere ran pobre que no deje algo rras de En las palabras finales de esca novela, el sentido que encontró la
sí"41 • También, cierramenre, recuerdos - sólo qu e ésros no siempre edad burguesa al comienzo de su ocaso en su hacer y omitir se ha
encuenrran un heredero. El novelista coma a su cargo esre legado, precipitado como las heces [del vino] en el recipiente de la vida.
y raras veces sin honda melancolía. Pues, cal como en una novela Frédéric47 y D eslauriers, amigos de juventud, rememoran su amistad
de Arnold Bennerr42 se ruce de una muerra, "de nada le aprovech ó juvenil. Hubo al lí una p equ eña historia: de cómo un dia, clandesrinos
la vida real", así mismo suele ocu rri rle a la suma del legado que el y medrosos, se presentaron en el burdel de la ciudad nacal, sin hacer
novelisca asume. A propósico de esre aspecco de la cuesrión , debemos más que ofrecer a la patronne un ramo de flores que habían espigado
a Georg Lukács la m ás imporranre adaración, q ue ve en la novela en su jardín. "Todavía se hablaba de esra hiscoria eres años más carde.
"la forma de la aparrirua43 uascendenral"44 • Segú n Lukács, la novela Y .se la co ntaban uno al otro prolijamenre, complecand o cada cual
es a la vez la única forma que incorpora el tiempo en la serie de su s el recuerdo d el orro. 'Eso', dijo Frédéric cuando terminaron, 'fue
principios conscirntivos. "El tiempo", se dice en la Teoría de la novel.a, quizá lo más hermoso en nuesua vida' . 'Sí, puede que rengas razón',
"sólo puede Uegar a ser consricucivo cuando ha cesado su vinculación dijo Deslauriers, 'quizá fue Lo más hermoso en nuestra vida"'48 • Con
co n la patria rrascendenral .. . Sólo en la novela ... se separan sentido este reconoci mienro la novela llega a su fin, que le es propio en un
y vida y, por lo canro. lo esencial de lo temporal; casi puede decirse sentido más esrricco que a cualquier orro relaco. De hecho, no hay
q ue coda la acció n interna de la novela no es otra cosa que una lucha relato alguno anee el cual pierda su derecho la pregunta: ¿y qué pasó
con era el poder del tiempo ... Y de esro ... se despre nden las vivencias después? En cambio, la novela no puede esperar dar el m ás mínimo
temporales ... de origen épico auténcico: .la esperanza y el recuerdo ... paso más aUá de ese Jímice en que ella invita al lector a figurarse en

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un vislumbre el sencido de la vida al escribir la palabra ''jinis" al pi e que la muerte ya los acecha, y una muy determinada, y en un sirio
muy d eterminado? Ésa es la pregun ta que al imenea el voraz interés
de la página.
del leccor en el aconrecer de la novela.
Por lo canco, no es significativa la novela por presentarnos un
XV. desuno ajeno, acaso muy educarivamence, sino porque ese desóno
ajeno, por la fuerza d e la llama que lo consume, nos prodiga el calor
El que escucha una historia, ése está en compañía del narrador; que jamás obtenemos del propio. Lo que atrae al lector a la novela
jncluso el que lee parcicipa de esa compañf.a. Pero el lector d e una es la esperanza de calentar s u v ida que se congela aJ abrigo de una
novela está a solas. Lo está más que cualqwer oao lecco r. (Pues aun muerte, de la que lee.
el que lee un poem a está dispuesco a prestarle voz a las palabras para
el oyenre). En ésta s u soledad, el lector de novelas se apodera de su
material con mayor celo que los demás. Está dispuesto a apropiarse XVI.
de él por compleco, a devorarlo, por decir asf 49 . En efecto, destruye,
devora el material como el fuego los leños en la chimenea. La ten sió n "Leskov", escribe Gorb, "es el escricor más profundamente . . .
q ue aaaviesa la novela se parece mucho a la corrienre de aire que arraigado en el pueblo e inrocado por coda influencia foránea"51. E l
anima la llama de la chimenea y aviva su juego. gra n narrador siempre estará enraizado en el pueblo, y sobre rodo
Materia seca es la que nurre el arruente incerés del leccor. en sus esu~cos artesanales. Pero así como éscos abarcan el elememo
- ¿Qué significa esto? "Un hombre que muere a los crei nea y cinco", campesino, maríórno y urbano en los múltiples estadios de su grado
dijo una vez Morirz Heimann50, "es, en cada punco de su vida, un de evolución económica y técnica, as( se gradúan múlciplemen~e los
h ombre que muere a los treinta y cinco". N ada puede ser m ás dudoso con cepcos en que su tesoro de experiencias cristaliza para nosotros.
que esra frase. Pero única y exclusivamente porque se confunde con (Para no hablar de la panicipación de ningún modo despreciable
el tiempo. La verdad que aquí se cuvo en mientes es que un hombre que tienen los comerciantes en el arce de narrar; cuvieron ellos
que muere a los creinca y cinco años aparecerá a la rememoración en menos que incrementar d contenido insuuctivo que refinar las
cada punco de su vida como un hombre q ue muere a los creinca Y artimañas con que se cauciva la atención del que escucha. En el ciclo
cinco años. E n orras palabras: esa frase, que no óene sentido para la de hisrorias Las mil y una noches dejaron una hond a huella52 ) . En
vida real, se vu elve inconrrovercible para la [vida] recordada. No se breve, sin perj uicio del papel elemental que j uega el narrar en la
puede presenra r mejo r la naruraleza del perso naje novelesco de lo economía doméscica de la huma nidad, los concepcos que albergan el
que se hace en ella. Dice ella que e l "se ncido" de su vida sólo se revela réd ito de las narracio nes son variadísimos. Lo que en Leskov paiece
a panir de su muerce. Pero el leccor de novelas busca efectivamente consignarse más dócilmente en las [perspecri vas] rel igiosas, en H ebel
seres humanos en los que pueda descifra r el "sencido de la vidá'. Por parece encajar como de suyo en las perspectivas ped agógicas de la
eso, de un modo u otro, debe rener de antemano la certeza de asistir Jluscración, aparece en PoeB como tradición hermé cica, encuenrra
a su muerte. E n codo caso, a la [muerte] figurada: el fin de la novela. un último asilo en Kipling'4 en el espacio de la vida d e los marinos y
Aunque [es] m ejor la de veras. ¿Cóm o le dan a encender lesos seres] soldados colon iales b ritánicos. E n esco es co mún a codos los grandes

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narradores la faci lidad con que se mueven subiendo y bajando, XVJI.
como sobre una escala, por los peldaños de su experiencia. U na
escala que alcanza hasta las entrañas de la cierra y se pierde encre las Pocos narradores han cenido un parentesco ta n profundo
nubes es la imagen de una experiencia colectiva, para la cual aun el con el espíritu del cuenco como Leskov. A este propósico, se trata
m ás profundo shock de coda experiencia incüvidual, la muerte, no de cendenci_as que fueron alencadas por la dogmácica de la Iglesia
representa impedimenco o barrera alguna. o_rro~oxa_gnega. Como es sabido, en esca dogmática, juega un papel
"Y si no han muerco, viven hoy codavía" 5 \ dice el cuento de s1g01ficaavo la especulación de Orígenes sobre la apocacástasis -el
hadas56 • El cuento, que aun hoy es el primer consejero de los niños, ingreso de codas las almas en el paraíso- que rechazara la Iglesia
porque an caño fue el primero de la humanidad, pervive secrecamenre 59
roman~ • Leskov estaba muy influenciado por Orígenes. Se proponía
en el relaco. El primer narrador verdadero fue y seguirá siendo el
traducir su obra Sobre los primeros principios 60• En conexión con
narrador d e cuentos. C uando el consejo era preciado, la leyenda lo
la creencia popular rusa, incerprecó la resurrección menos como
daba, y cuando el apremio era máximo, su ayuda e ra la más cercana.
transfiguración, y más (en un sentido emparemado con el cuenco)
Ese apremio era el apremio del miro. El cuento nos da noticias
como desencancarnienco. Semejame interpretación de Orígenes escá
d e las más cempranas disposiciones que enconrró la humanidad
en La base de El peregrino encantado. Aquí, como en ocras muchas
p ara sacudirse la pesadilla que el mico había deposirndo sobre su
hiscorias de Leskov, se traca de un híbrido de cuenco y leyenda, no
pecho. Se nos muestra en la figura del como cómo la humanidad se
discimo al híbrido de cuento y saga de l a que habla Erase Bloch61 en
"hace la coma" ante el mico; en la figura del hermano menor, cómo
un concexco en que hace suya a su manera nuestra discinción encre
crecen sus chances al alejarse del riempo míúco primordial; en la
~co ~cuento. Un "híbrido de cuenco de hadas y saga", se dice allí,
figura del que partió a conocer el miedo, que las cosas a las que
tenemos miedo pueden ser escrutadas; en la figura del sagaz, que las connene [elemencosJ impropiamente míticos, [elemenros] mícicos
pre.guncas que plantea el mico son simples, como lo es la pregunta que tienen un efecto absolucamence fascin ance y estático, y aun así
de. la Esfinge; en la figura de los an imales que en los cuencos vienen no está al margen de los seres huma nos. ' Míricas' de esca laya son las
en auxilio de los niños, que la naturaleza no se sabe supedicada sólo fi~ras de índole caoísra, sobre todo las muy antiguas, como la pareja
al mico, sino que prefi ere con mucho congregarse en corno a los F1lemón y Baucis62 : como salidas d e un cuenco, aunque reposando
seres humanos. Lo m ás aconsejable, así le ha en señado el cuenco con naturalidad. Y cienamence se da también semejance relación
desde ancaño a la humanidad , y sigue haciéndol o hoy a los niños, en el taoísmo mucho menor de Gorrhelf; a crechos ex:crae a la saga
es oponerse a las fuerzas del mundo mícico con astucia e insolencia. de la !~calidad del embrujo, salva la luz de la vida, la luz prop~a
(Así el cuento polariza el valor, y lo hace dialécticamenre: en de la vida humana, que arde tranquilamence canco dentro como
disimulo [es decir, astucia]57, y en insolencia 58 ) . La magia liberadora fuera''. "Como salidos de un cuenco" son los seres q_ue conducen
de que dispone el cuenco, no pone en juego a la naturaleza de modo el con ejo de las criaruras de Leskov: los juscos. Pavlin, Figura, el
mícico, sino que es la alusión a su complicidad con el hombre aráfice de los peluquines, el guardián de osos, el bené:fico cencinela
liberado. Esca complicidad la experimenta el hombre maduro sólo -codos ellos, que encarnan la sabiduría, la bondad, el consuelo del
esporádicamente, en la dicha; pero al niño se le aparece por vez mundo, se apiñan alrededor del que narra. Jnconfundible es que a
primera en el cuento y lo hace dichoso. codos los atraviesa la imago de su propia madre. "Era", así la describe

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Leskov, "ran buena de alma que no era capaz de inflingi r el menor XVJII.
sufrimienm a ningún ser humano, ni siquiera a los animales. No
comía carne ni pescado porque cal era la compasión que senría por La jerarquía del mundo de las criaturas, que tiene en los j uscos
mdos los seres viviences. lvli padre solfa reprochárselo en ocasion es .. . su elevación suprema, desciende por múltiples gradaciones hasca el
Pero ella contestaba: ' ... Yo misma he criado a esos animalitos, y son abismo de lo inanimado. A este propósico hay que tener en menee
para mf como hijos míos. ¡Pero yo no puedo comerme a mis propios una c ircunstancia panicular. Todo este mundo de las criaturas no se
hijos!'. Tampoco comía carne en casa de los veci nos. 'Los he visco profiere tanco a través de la voz humana, sino en aquello que poruía
vivitos', decía, 'son mis conocidos. Y yo no puedo comerme a mis nombrarse con el círuJo de una de sus narraciones más significativas:
conocidos"'63 • La voz de la naturalez.tZ. Esta narración erara del pequeño funcionario
El justo es el abogado de la criarnra64 , y a la vez, su encarnación Filipp Filippovitch, que recurre a todos los medios para que se Je
suprema. Con Leskov adquiere un fondo maternal, que se permita recibir como huésped a un mariscal de campo que está
intensifica a veces hasta lo mícico (co n lo que hace peligrar La de paso en su pueblico. Y lo logra. El huésped, al que sorprende la
pureza del cu ento). Indicacivo de esto es la figura principal de su insistence invicación del funcionario, con el ciempo cree reconocer
narración Kotin, el alimentador y Platónida. Esta figura principal, en él a alguien con quien ya tiene que haberse encontrado anees.
un campesino, Pisonski, es hermafrodita. Durante doce años su Pero ¿quién? No lo recuerda. Lo curioso es que, por su parre, el
madre lo crió como mujercita. Con sus partes viiiles maduran anfi trión no está dispuesto a darse a conocer. En cambio, día rras
simultáneamente las femeninas y su bisexualidad "se convierte en dJa d a esperanzas a la alta personalidad diciéndole que "la voz de la
símbolo del hombre-dios". naruraleza" no dejará de hablasle audiblemence algún día. Y codo
Con ello, Leskov ve alcanzada la cima de la criarura y tendido sigue así hasca q ue por fin el huésped, poco anees de proseguir su
a La vez un puente entre mundo terrestre y supraterresrre. Porque viaje, debe conceder al anfirrión el permiso, que ésre ha solicitado
estas figuras maternales mascu linas, de enorme poder cerrescre, que públicamente, de hacer resonar la "voz de la naruraleza". AJ pun to
una y otra vez toman posesión del arte fubulador de Leskov, han la mujer dd anfitrión se aleja. Y "regresó con un g ran cuerno de
sido a rrancadas de la s ubordinación al impulso sexual en la flor de caza d e cobre reluciememence bruñido y se lo enrregó a su marido.
su fuerza. Pero no por ello encaman propiamente un ideal ascético; fute cogió el cuerno, lo puso en sus labios y al instan te esraba co mo
anees, la continencia de escos justos ciene un carácter tan poco transfigurado. Apenas había inflado los carrillos y extraído un sonido,
privativo, que se convien e en el polo o puesto elemental de la lujuria pocen te como retumbo de trueno, el mariscal de campo exclamó:
desenfrenada, a la que el narrador dio cuerpo en Lady Macbeth de '¡Alto, ya lo tengo, h ermano, ahora ce reconozco! Tú eres el músico
Mtsensk 65 • Si el a rco [que se ciende] e ntre un Pavlin y la mujer del regimiento de cazadores, al que, en vircud de Sll h onorabilidad,
del comerciante mide la extensión del mund o de las criaruras, no encomendé vigilar a un funcionario de intendencia bribón'. -'Así
menos ha so ndeado Leskov la profundidad en la jerarq uía de sus es, su señoría', respondió el amo de la casa. 'No quería recordárselo
cnacuras. yo mismo, sino dejar hablar a la voz de la naturaleza"'. El modo
en que el sentido profundo de esta histo ria se manciene escondido
derrás de su bobería nos da una idea del grandioso humor de Leskov.

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Ese humo r se confi rma en la misma hiscoria d e manera aún Enrre las narraciones históricas de Leskov hay rnud1as en las que las
más crípcica. H em os oído que el pequeño func ionario había pasiones que están a la obra son ran an iquiladoras corno la cólera
sido delegado, "en virrud su honorabilidad, para vigilar a un de Aqu iles o el odio de Hagen 68 . Es asombroso cuán rerriblem ence
fun cionario de intendencia bribó n". Asf se dice al final. en la escena puede ensombrecerse el mundo de este autor, y con qué majestad
del reconocimienco. Pero inmediaramente al inicio del relato puede el mal alzar allJ su cerro. Leskov -éste sería uno de Jos pocos
escuchamos lo siguiente sobre el anfirrión: 'Todos los habiranres de rasgos en que se roza con Dosroyevski- conoció evidentemente
Ja localidad conocían al h ombre, y sabían que no escaba investido escados de ánimo en que se acercó a u_na ética anrinómica69 • Las
de airo ran go, porque ni era funcionario escaca.I ni militar, sino naturalezas elem entales d e sus Relatos de Los viejos tiempos llegan con
sólo un pequeño supervisor de la oficina de provisio nes, donde, su pasión atolondrada hasra el fin . Pero es precisamente ese fi nal lo
jumo a las raras, roía las galleras y las botas estatales, y que ... con que de buen grad o se les aparecía a los míscicos como el punro en
el tiempo, a punta de roeduras, se h abía hecho de . .. una bonita que la remacada depravación se ro m a s úbiramenre en santidad.
casa d e made rá'. Como puede verse, en esta histo ria se cumple
la tradicional simpada que los narrado res tienen por los bribones
y los pícaros. Toda la lirerarura fa.rsesca66 da testimonio de ella. XIX.
También se muestra dararnenre en las cumbres del arce: entre rodas
sus figuras, a un Hebel acompañaron con la mayor fidelidad el Cuanto más profundameme desciende Leskov en la escala de
Z undelfrieder, el Z undelheiner y Dieter El Rojo6- . Y, sin embargo, las criaturas, ramo más manifiestamente se acerca su modo de ve.r
también para H ebel el justo tien e el papel principal en el theatntm [las cosas] al de la mística. Por lo demás, y como podrá verse, mucho
numdi. Pero por no haber nadie que propiamente esté a su altura, habla a favo r de que cambién aquí se m odela un rasgo que reside en
pasa de uno a otro. O ra es el vagabundo, ora el rrapichero judío, ora Ja naturaleza del narrador. C iertamente sólo pocos se aventuraron
el estrecho de mollera, el que salea a desempeñar esra parre. Siempre en las profu ndidades de la naturaleza inanimada, )' no hay mucho
es, de caso en caso, u_na acruación invitada, una improvisación en la reciente Li teratura narrari va e n que la voz del narrador
mora.!. Hebel es casuisra. A ningún precio solidariza con principio anó nimo, qu e exisrió antes de roda lüerarura, pueda resonar tan
algu no, pero tampoco rechaza njnguno, porque cualquiera de ell os perceprible menre como en la historia Ln aLejandrita de Leskov. Trara
puede convertirse en instrumento del jusco. Compárese la actirud d e una piedra , el piropo'º· El esrraro de lo pérreo es el más bajo
de Leskov. "Soy conscienre", escribe en la historia A propósito de la de Ja criarura. Sin embargo, para el narrador está inmediatamente
sonata Kreutzer, "de que mis c ursos d e pensamiento tienen en su vi nculada con el [estraro] superior. A él le está dado a cisbar en esta
fundamento mucho más u_na concepció n práctica de la vida que piedra semipreciosa, el piropo, una profecía natural de la naruraleza
filosofía abs rracta o moral elevada, pero no por eso esroy m enos petrificada, inanimada, [que concierne ] al mundo his tó rico en que
indinado a pensar como lo hago". Por lo demás, las catástrofes él mismo vive. Es el mundo de Alejandro JI. E l narrador - o mejor
morales que se presentan en d mundo de Leskov son en codo caso a dich o, el hombre al que acribuye su propio saber- es un orfebre de
los in cidentes morales de H ebel com o la gran corriente silen ciosa del nombre Wenzel, que llevó su oficio al [mayor] arce imaginable. Se
Valga al pequeño arroyo d el molino que se precipita dicharachero. lo puede poner junco a Los plareros de Tula; 1 y decir -en el sencir

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de Leskov- que el artesano consumado tien e acceso a la cámara producción se ha hecho más m od esro, y el lugar que desempeñaba
m ás íntima del reino de las criaturas. Es una encarnación del devoto. en el narrar está desierco. (Pues el narrar, por su lado sensible, no
Pues bien, de este orfebre se dice: "D e pronco cogió mi mano, la es en modo alguno obra de la sola voz. En el gen uino narrar, la
mano en que tenía el anillo co n la alejandrita, que, como se sab e, ma no, con sus gesros exp erimentados en el trabajo, actúa más
da d estellos rojos bajo iluminación artificial, y exclamó: ' . . .¡Ved, he b ien apoyando de mil maneras lo que se profiere). Aquella vieja
aquí la piedra profética rusa . .. ! ¡Oh, p ícara siberiana! Fue siempre coordinació n de al ma, ojo y m ano que emerge de las palabras de
verde como la esperanza, y sólo llegada la carde la inundó la sangre. Valéry es la artesanal, con la que nos mpamos dond equiera que el
kí fue desde el o rigen del mundo, pero se escondió largo tiempo y arte de narrar está en casa. Y se puede ir más lejos y preguntar si
yació oculra en la tierra, y sólo permitió que se la hallara el día en la relación que tiene el narrador con su m aterial, la vida humana,
que se declaró la m ayoría de edad del zar Alejandro, cuando vino a no es acaso una relación artesanal . Si acaso su tarea no consiste,
Siberia un gran hechicero, un mago, para encontrarla, la piedra . . . '. precisamente, en elaborar la materia prima de las experiencias
'Qué disparates dice', le interrumpí. '¡Esa piedra no la halló ningún -ajenas y propias- de forma sólida, úcil y única. Se trata de una
hechicero, sino un sabio llamado Nordenskjold!'. '¡Un hechicero, elaboración de la cual quizá da noción anee codo el proverbi o, si se
le digo - un hechicero!'. gritó Wenzel a roda voz. '¡Mire no m ás, lo concibe como [el] ideograma de una narración' 3 • Podría d eci rse
qué piedra! Hay en ella una verde mañana y una tarde sangrienca ... que los proverbios son ruinas que se er igen en el lugar de antiguas
¡Ése es el destino, el desti no del n oble zar Alejandro!'. Y con estas historias, y en las cuales, como la hiedra en el muro. una moraleja
palabras, se volvió el viejo Wenzel hacia la pared, apoyó su cabeza en trepa alrededor de un gesro.
el codo y... empezó a sollozar". Asf considerado, el narrador tien e cabida jumo al maestro
Difícilmente podríamos acercarnos más al significado de este y al sabio. Tiene consejo que dar -no com o el proverbio: para
impo n ante relato que con unas palabras que Paul Yaléry escribi era algunos casos, sino como el sabio: para muchos. Es que le escá
en un contextO muy alejado. dado remontarse a una vida entera. (Una vida, ad em ás, que no sólo
"La observació n artística'', dice. al considerar a un artista, encierra la propia e.xperiencia, sino también no poco de la ajena.
"puede alcanzar una profundidad casi mística. Los objetos sobre los Lo q ue ha aprendido de oídas se suma tam bi én a lo m ás propio
q ue incide pierden su nombre: sombras y claridad forman sistem as del narrado r). Su do n es poder narrar su vida, su dignidad, poder
muy paniculares, plantean preguntas que les son en teramente narrar toda s u vida. El narrador - tal es el hombre que podría dejar
propias, que no dependen de ciencia alguna, que tampoco se que la suave llama de su narración cons uma por co mpleto el pabilo
rrad ucen de ninguna práctica, sino que reciben su ex istencia y valor de su vida. En ello descansa el halo ~4 incomparable q ue rodea al
e.xclusivamenre de cienos acordes que se con ciertan emre alma, ojo y narrador, lo mismo en Lesk ov como e.n Hauff7\ en Poe como en
mano en alguien que ha nacido para percibirlos en su propio interio r Srevenson76 • El narrado r es la figura en la que el jusco se encuentra
» 7'1
y evocar1os -. consigo mismo.
Co n esras palabras, alma, ojo y m an o so n rraídos a una única y
misma relació n. Actuando uno sobre otro dere rminan una prácti ca.
Esra práctica ya no nos es corriente. El papel de la mano en la

78 79
Notas

El [exro francés [rae un epígra fe: "Senciréis cóm o los pueblos


niños han debido narrar sus dogmas y leyend as y hacer una historia
de cada verdad moral ".]. Micheler: El pueblo. Le Peuple, considerada
una pequeña obra maestra de eJocuencia, apareció en 1846,
formando parce de Ja activ idad de JuJes Micbelet (1 798-1874) como
catedrárico de hismria y moral deJ Colegio d e Francia, que asumió
en 1838, poco ames de iniciar su trabajo en la monumenraJ Historia
de la Revolución. Historiador inmensamente prolífico, partidari o
ferviente deJ ideario democrático, .Michele[ pagó su adhesión a la
revol~ción de 1848 con La desrirución del citado cargo.

2
El sustamivo Erziihlery el verbo erzi:i.hlen tienen en su núcleo
la paJabra Zahl, "número", d e manera semejante a la significación
aritméáca q ue tiene nuestro "contar" (del laón computare, "calcuJar").
Se presume que proviene de la raíz indoeu ropea "'del- "calcuJar,
engañar, dañar mañosamente, contar, relatar", que daría múJriples
formac iones en las lenguas germánicas )' anglosajonas (cE el inglés
tale "cuenro"), con los dos significados funda menraJes aritmético y
diegético. En lo sucesivo emplearem os regularmente los términos
"narrador" y "narrar" (de la raíz "gno- "conocer", a través del larin
gnarns "conocedor") para rrad ucir respectivamente los dos indicados,
si bien "relato" traducirá alternativamente junro a ''narración''
el susranrivo Erziihlung. Acudiremos a nuestro vocablo "conrar"
incidem aJ menre, en tan ro que berichten -otro de los verbos que
pertenece a esta fam ilia semántica- será verrido por "referir". Para
el términ o "cuenco" rese rvamos un uso especiaJ, asociado a lo que

81
en alemán se llama Marchen, el "cuenro de hadas" y, en general, el Hausen, asistió al Gym nasium illusrre de Karls ruhe y lu ego, entre
cuenco infanril dotado de eleme ntos fanráscicos. 1778 y 1780, curso estudios de teología en Erlangen. Después de
ejercer com o vicario, p ri m ero, y luego co mo p rofesor auxil iar en el
3 La indicación ya conscaba en el breve ensayo "Experiencia pedagógico de Lürrach, fue llamado al Gy:mnas ium de Karls ruhe en
y pobreza" (Erfahmng und .Ammt) , escrico probablemenre hacia 1791, donde ocupó el puesco de Profesor de Dogmática desde 1798
1933, sólo con pequeñas diferencias. Se la lee en el segundo párrafo, hasta 18 14, enseñando hebreo, griego, lacín y ciencias nacurales. En
a propósico de Ja ruptura de los lazos y medios comu nicativos 1804 publicó s us Poemas Alemánicos para Amigos de Naturaleza y
(proverbios, hisrorias, relacos de naciones discanres) que permitían Costumbres Campesinas, que asencaron su celebridad como poeca
cransmitir experiencia de gen eración e n generación: dialeccal. Su mayor fama Ja establecieron los relams y anécdocas
recogidas en el Amigo Renano de La Casa o Nuevo Calendario y el
No, esto escl claro: la cotización de la experiencia ha caído, )' ello en Pequeño Cofa-e de Tesoros del Amigo Renano de In Casa (18 LL),
una generación que de 19 14 a 1918 ha hecho una de las experiencias abundan res coleccio nes de hiscorias populares para enrrecenim ienro
más mo nstruosas de la hisroria universal. Quizá esro no es tan raro y ed ificación. Tales producciones le val ieron d dichoso moce de
como parece. ¿No se pudo acaso consca tar enronces que la genre volvía
"Homero de Wiesencal". En L819 Fue designado p relado de la
enmudecida del campo de baralla? No más rica, si no más pobre en
experiencia co municable. Lo que diez años después se <lerramó en la
lglesia evangélica de Baden. Murió durame un viaje de servicio el
marea de los libros de guerra, era rodo lo contrari o de una experiencia 22 de sepciembre de 1826 en Schwec:zingen, consid e rado como
q ue fluye de la boca al oído. No, raro no era. Y eso no era extraño. Pues uno de los pcincipales ceólogos y literaros de la época. Benjamin se
jamás fueron desmentidas más profundamente las experiencias como ocupó de H ebel en cuatro ocasiones, Jas dos primeras relacionadas
flo fueron] las c:srracégicas por la guerra de trincheras, las económicas con el centenario del fallecimienro del literaco: "Johann Peter Hebel.
por la inflación, las corpóreas por la batalla mecánica, las éricas por
En el cencenario de su muerte" y "]. P. H ebel: un jeroglífico en el
los detentadores d el poder. Una generación que rodavía había ido
cencenario de la muerte del poeta", an1bas de 1926 (G. S., JI-2, pp.
a la escuela en e l carro de sangre, se encontró a la in temperie, en un
paisaje en que nada quedó inalcerado salvo las nubes, y bajo ellas, en un 277-280 y 280-283, respectivamente); en ] 929 dio trna conferencia
campo de fuerLa d e correnres devastadores y de explosiones, el ínfimo y sob re HebeJ eorre sepciembre y occu bre en Berlín, y el 6 de octubre
q uebradizo c uerpo humano. (G. S., 11- 1. p. 214) del mismo año apareció una noca en la Frankfurter Zeitung con el
círulo "Hebel defendido en contra de un adm irador" (G. S., 11-2, pp.
~ El dicho fue acuñado por Marrhias C laudius (1 740- 18 15), 635-640, III, pp. 203-206, respecrivamenre). En cuamo al incerés
gran poera alemán , y fi gura en Der Wandsbecker Bothe (El Mensajero que cuvo por esce aucor, errrre las no tas sob re Hebel q ue incegran el
de Wandsbeck), periódico del cual fu e redaccor, y que alcanzó acervo póstumo de Benjamín, hay una m arcadamente cestimonial
nocoriedad en coda Alemania a pesar de su cona duració n ( 1771- que empieza diciendo: "Esw puedo decirlo sin coq uerería: Hebel
1775). me llamó. Yo no lo busqué. Jamás habría soñado (y m e nos cuando
lo leía) que yo iba a 'uabajar' sobre él Aün hoy me sigue pasando
~ Jo bann Peter H ebel nació el 1O de m ayo de 1760 en Basilea. que me ocupe de él de caso en caso, a crech os y por provocació n[,] y
Tras una infancia repartida entre el csdo de Basilea y el invierno de voy a permanecer fiel a esca cómica relación de servicio y disposició n

82 83
8
escribiendo un libro sobre él" (cf. las notas de los editores en G. S., Friedrich Gerstacker nació el 1O de m ayo de 1816 en
11-3, p. 1002 s.). El libro, por cierto, no llegó a ser escrito. Hamburg, hijo de un tenor y de una actriz. D espués de una
instrucción inicial en comercio, se formó en agriculrura. El año
6 El seudó nimo Jeremías Gotthel f fue as umido por Albert 1837 partió a Esrndos Unidos; una vida aventurera lo llevó a ser
Bi tzius, nacido el 4 de occubre de 1797 en M urten/Katon Freibu rg, al rernativamenre marinero, calderero, cazador, granjero, cocinero,
en el seno de una familia de funcionarios y párrocos de Berna. pla tero, leñado r, indusuial y hotelero. E n 1843 regresó a Alemania y
Esrudió teología en la Academia de esta ci udad, y después de un contrajo matrimo nio, y d esde 1849 hasra 1852 viajó por Sudamérica,
semestre en G oningen viajó p or el norte de Alemania. ingresó Cal ifornia, Tahirí y Australia. La inquiera vida de Gersracker, que
como vicario al servicio espiritual en Suiza y desarrolló una intensa lo rrajo de vuelta a Sudamérica, años más tarde, y luego a Egipto,
actividad pedagógica con vi nculacio nes poi/ricas, y en 1832 asumió nuevamente a Norteamérica, Indias Occidentales y Venezuela, fue
com o párroco en LüczelAüh en Emmemal; al año siguience contrajo base esencial de su obra narrativa, consistente e n novelas de avemuras
matrimonio. Sólo en 1834 inició su carrera litera ria, cuyo primer coloridas y emocionantes, no exentas de descripciones de paisaje y
fruto de imponancia fue la novela E/ espejo de los campesinos o historia costumbres de concenido instructivo. D esp ués de su último regreso
de La vida de j eremías Gotthelf, publicado en 1836, a la que siguieron a Alem ania, trabajó como reportero en la guerra franco-alemana.
o tras doce n ovelas, numerosos relatos e historias de calenda rio, Murió en Brauoscbweig el 3 1 de mayo de 1872.
alcanzando notoriedad en Alemania e n los años 40. Falleció el 22 de
9
ocrubre de 1854. El pasaje que va desd e "Cada una de escas esü rpes ... " hasta
este punro no .figura en el texto francés.
- C harles Sielsfield fue e1 seudó nimo de Car! Post! , nacido e1
3 de marzo de 1783 en Poppia/Mahren, provenience de una fam ilia io Agregado del texto francés: "Es así que se constiruye 'este

campesina. Estudió filosofía y teología en Praga, tras lo cual se o rden ó personaje del narrador que, como tan bien lo ha dicho Jean Cassou ,
sacerdote. Enrró en contacto con círculos ilusrrados y liberales. En otorga el tono del relaro y da cuenca d e su realidad, aquel a cuyo
1823 huyó a Suiza y luego a los Estados Unidos, adoptando su lado el lector .. . gusra de refugiarse fraternal mem e y reenco ntrar
nacionalidad con el nombre de C harles Sidon. Sealsfield. En 1826 la medida, la escala de los senri mientos y de los hechos humanos
retornó a Europa en misión diplomática y rrabajó como periodis ta. normales"'.
Desde 1832 vivió en di versos lugares de Suiza, alternando con
11
dos estad ías en Estados Un.idos. Publicó anó nim ame nte novelas Es decir, m éd icos de asisrencia pública.
q ue mvieron su mo mento de g ran popularidad, siendo el primer
escritor d e lengua alemana que conoció por propia experiencia los 12
C barles Nodier nació en Besan~on el 29 de abril de 1780.
emplazamiencos americanos de sus creaciones, llevado asimism o por Poeta, novelista y bib liófilo, sus intereses se dirigieron también a la
el interés de d ar a conocer al mundo germanoparlance el sistema gramárica y la enco m ología. A causa de la publicación juvenil de Ja
político esradounidense. Sólo nas su solitaria muerte el 25 de mayo oda La Napoléone, inmediacamence después del 18 de Brumario, en
de 1864 se supo su verdadera identidad . que Bonaparre tom ó el poder, fue encarcelado por varios meses en

84 85
diversas prisiones, al cabo de lo cual se le exiló en Besanc;on. Volvió Goethe escribió en ere 1795 y 1796, teniendo como ancecedeme un
a ser arrestado por acusación de complor. Sin embargo, fue liberado fragmento de veinte años atrás, y que es cons iderada la novela de
por campesinos y se ocultó en el Jura. Posceriormence fue redactor formación (Bildungrroman) protoópica de la li teratura alemana..
del journal des Débats (1814), y conservador de la Biblio teca del
18
Arsenal. Allí co nsciruyó una sociedad füeraria de significación para Bildungsroman. Se considera como primera novela alemana
la avanzada del romanticismo en 1823. El 24 de occubre de 1833 fue de formación la obra de C hrisroph Marón Wieland Die Geschichte
elegido para la Academ ia Francesa, participando en la Comm ission des Agathon (La historia de Agatón), que apareció en una versión
d u Dictionnaire. Apoyó las candidaturas de V iccor Hugo y de preli minar enue 1766 y 1767, ampliada, luego, en 1773, y en su
Alexandre Dumas padre. Murió el 27 de enero de 1844. versión definitiva en 1794. En las con sideracio nes que el m ism o
Wieland presenta, queda clara Ja conuaposición enrre lo q u e él
13 El Schatzkiistlein des rheinischen Hausfiwndes (publicado por enci ende com o la novela uadicional, referida a la cuJrura cortesana y
Cona en Tübingen, en 18 11 ) es una colección de historias populares feudal, cuyo héroe posee una fisonomía predefinida en razón de su
y pedagógicas, anécdotas y ch ascarros, que reúne en su m ayor parce escaruro social, y la nueva novela, cuyo héroe burgués debe ganar su
las contribuciones de H ebel al Badischer Landkalender, que aparece idemidad y condició n a rravés del esfuerzo, la formación y el logro.
con el ácula de Rheinischer Hausfreund, del cual Hebel se convierte El Bildungsronzan alcanza su máxima expansión en el siglo XIX, pero
e n redacror en 1807 y cuya publicación se mamiene hasta 1814. El tiene ciercamente a Los años de aprendiwje de Wilhelm Meister com o
material recopilado fue producido por Hebel entre 1803 y 181 1. mod elo fundamemal.

19
14 La expresión alemana es Rat wissen, literalmente "saber Hippolyce de Villernessanc (1810-1879) no fue el primer
consejo", habla de prestar ayuda, sugerir una salida en un apriero, fundador de este persistente periódico conservado r francés . Le
h acer una propuesta bienintencionada. Fígaro (que coma s u nombre del personaje de Beaumarchais) había
sido fundado el 15 de enero de] 826 por Maurice Alhoy y Étienne
1~ Traduzco así el término alemán Rat!osigkeit, que contiene Arago como una publicación de intención satírica. Fenecido y
Rar, -consejo", y designa una condición en que el sujeto se encuentra reaparecido por causas políticas y económicas, después de múltiples
desasistido de codo consejo, es decir, falco de orientación en una relanzamientos, en abril de 1854 Villemesanr acomete el e nés imo
siruación dada. El ce)(to francés trae, en cambio, aboulie, "abulia". imenro, prem w1ido de una concepción y una esrraregia periodíscica
que permiti rán con solidar el periódico. Durante doce años aparece
16 La versión en francés de esre capírulo concluye aquí. en forma de hebdomadario, y a parcir d e 1866 adq uiere periodic idad
diaria.
i- La novela Wilhelm Meisters Wanderfahre, cuya composición
20
fue iniciada en 1807, publicada en versión prim iriva en 182 1 y En el origin al francés: "M is lectores se apasionan mucho
en segunda versión completa en 1829, es el pendant de Wilhelm más con un incendio en el Barrio Latino que con una revolución en
i\!feisters Leh1jahre (Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister), que Madrid ".

86 87
por qué no se habí:i con movido anre la desgracia de su hi jo y de su
21El comienzo de este párrafo, hasta este sirio, se encue ntra
hija, se comporró con ral im paciencia ame la de uno de sus am igos:
en el fragmenco "Arte de narrar" (Kumt z u erziih/en), perte~eciente ·' Es, respon d ió, q ue sólo esce úJcimo disgusto ha podido significarse
a las i mágenes de pensamiento (D enk bilder) y, en este rrabaJO, a su en lágri mas; los dos primeros sobrepasaron con mucho codo med io de
última sección "Pequeñas piezas de arce" (Kleine Kimst-Stücke); exp resió n~.

cf W. Benjamin, C. S., IV-1 , p. 436 s. El fragmenco se reproduce


íncegrarnence abajo , en la noca 24. La historia de Psaménito ha motivado la refl exión de muchos
aucores. Enrre otros, Arisró teles la considera. a propósico d e su análisis
22 Heród oto, H istorias. El relato de Psaménico figura en el libro de la compasión (Rhet. Il 8 1386 a 2 0-22), au nque n ombra al rey
llI , Talia, 14. Amasis y no a Psaméniro, aparentemente po r confusió n.

El pasaje se encuenrra en el Libro I de los E nsayos de


23 24
El pasaje proviene, modificado, de Kunst zu erziihlen (v. nota
Moncaign e, al comienzo del capírulo II, "D e la tristeza': 21), que aquí reproducimo s completa:

Pero djce el cuenco que Psaméni to, rey de Egipto, habiendo sid o Arte de narrar
derrocado y apresado por Cambises, rey de Persia, y viendo pasar ante
él a su hija prisionera, vestida de sirviente, a q uien se enviaba a buscar Cada ma ñana nos insrruye sobre las novedades del o rbe. Y sin embargo
agua, codos los amigos del rey lloraban y se lamen taban ~n su _derred or somos pob res en rusco rias dignas de nota . .Esro se debe a que ya no
mientras él permanecía quedo sin decir palabra, los o¡os fiJOS en la nos alcanvi ningún suceso que no se imponga co n expl icaciones. En
cierra; y viendo en ese momento que conducían a su hjjo a la muerte, otras palabras: ya casi nad a d e lo que aconrece beneficia a la narración,
se ma nruvo en la misma disposición; pero habiendo observado que uno y casi codo a la in fo rmació n. Y es que ya la mirad del ane de narrar
de sus siervos domésricos iba en ere los ca ucivos, empezó a go lpearse la escri ba en manrener una h iscoria lfü re de explicacio nes al paso que se la
cabeza y a dejarse llevar por un a aflicción extrema. relata. En eso los a n tiguos era n maestros; y Heródo to en la cima. En el
deci mocuarco capítulo d el libro rercero d e sus Historins, se encuentra
Esro pod rla equipararse a lo aco ncecido recientemente a uno de nuestros la hisroria de Psaméniro. C uando el rey d e los egipcios f>saménico fue
príncipes q ue, habiendo escuchad o en Tremo, donde se encont raba, derrorado y capturado po r el rey persa Cambises, esre úlrimo se propuso
noticias d e la muen e de su hermano mayo r, hermano en que descansaba h umillar al prisione ro. D io orden de siruar a Psaméniro e n la calle por
el a poyo y ho nor de coda su casa, y muy pronto pareja cosa J e un donde debía pasar el co rrejo rriunfal de lo persas. Di;puso además que
hermano menor, su segunda esperanza, y habiendo sopo rtado am bas el prisionero viera a su hija pasar en calidad de criada que llevaba el
pérdid as con una consrancia eje mplar, co mo algunos d í~s despu_és uno cántaro a la fue nre. Mienrras codos los egipcios se dolfa n y lamencaban
de sus servidores vino a moriI, se d ejó afecta r por este úln mo accidente, a m e ral espectáculo, Psaméni co permaneda solo, callado e inmutable,
y, perdiendo su entereza, se aband o nó a la aA icción Y al pesar, de manei;a los ojos clavados en el suelo; y permaneció igualmente in m ucable al ver
cal qu e algu nos extrajeron de ello el argume.nco de que no lo hab1a pasar a su hijo, momentos después, que era conducido en el desfile pa ra
cocado vivamente más que la úJcima conmoción. Pero la verdad fue que su ejecución. Pero cuando luego reconoció en las filas de los p risioneros
estando lleno y colmado de crisceza, la m ás leve añadidu ra rom pió las a un o de sus criados, un hombre anciano y empobrecido, se golpeó la
barreras de la paciencia. Lo mism o podría juzgarse (digo yo) de nues~ra cabeza con los puños y a mostrar codos los signos de la más profunda
hisro ria, la cual no más agrega que Cambises. inquiriendo a Psaménno

89
88
· qué pasa con la verdadera
. se pued e apreciar L'éternité par les astres. Allí recibe, enue ocras, la determinación de
. ºó - En esra histona
a A1cc1 n. l· n que ser "siempre la cara exterior del acontecer inconscienre" (O 2 a, 2) .
.ó La información riene su recompensa en e inscante e
narraa n. . roralmente
fue nueva Sólo vive en ese insc.ante. Se uene que entregar .. De algún modo vinculado a lo que se d ice en El Narrador, léase el
a él, y ex~licar e en él sin perder tiempo. Discin rameme la n:ra~o;~ siguienre apunte: "El aburrim ienco es un cál ido paño gris que por
11 se desgasta. Mantiene su fuerl<l acumulada, y e~ p ., denrro esrá c ubierro con el forro de seda más ardienre y colorido.
e a no . As' orno Montrugne volv10
desplegarse aún después de largo nempo. t es c , 1 1 En esre paño nos envolvem os cuando soñamos. Enton ces esramos
. . dose· ·Por que só o se amenca
a la hiscoria del rey egipao, preguntan .e " d 'ª en casa en los arabescos de su forro. Pe ro el que sue.fia se ve gris y
anee la visió n del criado? y Montaigne re5pond~: P~rque esran º .)
can transido de pena, sólo requería el más m(nimo increment~, p~ra aburrido bajo [esa coberrura]. Y cuando luego despierta y quiere
cierribar los diques que la contenían". Se pue<le e ntender asf la ~1stona. co nrar lo que soñó, la mayoría de las veces sólo comunica esre
Pero también tiene espacio para ou as elucidaciones. C ualquiera ~ue aburrimienco. Pues ¿quién podría, de un solo golpe, volver h acia
ha a lanceado la pregunta de Montaigne en el drcul_~ de sus _amigo~ Fuera el forro del riempo? Y sin embargo, conrar sueños no significa
:ed: tomar conocimiento de ellas. Uno de los mios d1Jº• por e¡em~I~. ou a cosa. [ ... )". (D 2 a, 1)
f.N conmueve al rey el destino de la realeza. porque es el suyo propio .
º. " En la escena nos conmueven muchas [cosas] que no nos
O b 1en otro: el rey., 26
La pulga de acero (1881) es considerado uno de los más
conmueven en la vida: este criad o no es más que un actor para . .
. uEI gran dolor se acumula y sólo irrumpe al relaiar~os. brillanres relaros de la licerarura rusa. Bcnjamin equivoca la
O un tercero. .. . ¡,· · h b 1ese
La visión de ese criado fue la distensión". - 5 1 esta• '.ston a. u ue idemidad d el zar, que en la narración es AJejandro, y no Pedro el
ºdo hoy" opinó un cuarto, "en todas las paginas diría q Grande. De visita en Inglaterra, el zar recibe de obsequio un arrificio
aconrec1 ' h ·· ,, Es 0 que
Psaménito quiere más a sus sirvie ntes que a sus 1)0~ . se~~r mecánico diminuro, una pulga de acero, que, accionada, se mueve
cada reponero la explicaría en un abrir y cerrar de o¡os. H ero oto no
graciosamente. D e vudra a Rusia, el acompañanre del zar, el rudo
¡~ explica con palabra alguna. Su r~porce es _d ~ lo m~ sec~. ::rme~~
cosaco Plarov, se las ingeni a para enconcrar a un artesano soberbio,
. . del anciguo Egipto esca en cond1c1o ncs, despues .
esra h tstona S . 1 em1U as de el zurdo bizco de Tula, que fabrica una réplica que supera al original.
de 'años • d e suscicar asombro y reA.exión. 1e asemeia

a as s . , .d
. d las p1ram1 es
ra no ue, mi lenariamente encerradas en as ~ar~ e , Sarisfecho, el zar en vía al zurdo a Inglarerra para hacer gala de lo que
:1 abri:o del aire, han conservado su poder germmauvo hasca nuescros pueden los rusos. H ay rraducción aJ cas ceUano de Sara G uriérrez
días. (W. Benjamín, op. cit., lV- 1, PP· 436-43S) (Madrid: lmpedimenra, 2007).

15B . . co nfiere al rem a del aburrimienro (Langeweile) 27


Del original francés, que Benjamin cica en la craducción
enJamtn . .
. ºfi ºón esrrucmral en la configuració n d e la expen enc1a, de su ensayo : "Las perlas finas, los vinos profundos y m aduros, las
una s1gnt cac1 · • al
bio rá.fica e hisrórica. Como anrecedence debe prestarse acenao n, personas verdaderamenre cumplidas, llevan a pensar en un lenco
g . d 1 lancolía en EL oriuen del dramtt ban·oco afanan. areso ran1ienro d e causas s ucesivas y semejan res; la duración del
rracam1enro e a me º . . . al el
En el Passagenwerk (Obra de los pasajes), Ben¡amin dedica . ce_ma acreccnramienro de su excelencia tiene a la perfección por límire".
1. e Langeweile ewige W iederkehr) [El aburnrruento, Paul Valéry, "Los bordados de Marie Monnier", prefacio al carálogo
convo 1uro D [D ' ·d ·•
(G S V-1 116 ss.). En su eje esrá la cons1 eracw n Broderies de Mnrie Mo1111ier de la exposició n de la anis ta e n la Galería
eterno reto rno] · ., ' Bl ·
del splee11 y del ennui baudeleriano y de la obra de Augusre anqu1 E. D ruer, París: La Maison des Am is des Livres, mayo de 1924.

91
90
Recogido en: Paul Valéry, CEuvres 11. Édicion écabLie ec a nnocée par Nuevas Tesis H
Jean H yrier. París: Gall imard (Biblio chequ e de la Pléiade) , 1960, p.
La resolució n en historia pragm~hica no ha de beneficiar a la hisroria
1244.
de la culrura. Por lo demás, la concepción pragmárica de la hisrori a no
fracasa anee las diversas ex.igenc ias que plancea la "ciencia esrricca" en
28
Yaléry, ibíd . En el original fra ncés: ''.Amaño el hombre imitaba n ombre de la ley de causalidad. Fracasa en virtud de un desplazamienco
esca pacien cia. Ilum inaciones; marfiles profundamence labrados; de la perspectiva hiscórica. U na época que ya n o está en situación de
pied ras duras perfeccamence pulidas y límpidamence g~abadas; lacas esclarecer sus p osiciones de dominio d e manera o riginaria no tiene ya
y pincuras obtenidas por la superposic ió n de una canDdad .de cap~s ninguna relación con el esdarecim ienro que co nvenía a las posiciones
de dominio p retéritas.
finas y uanslúcidas . .. - codas escas producciones d e una rnd usrna
{El sujeco hisro riógrafo es, p or d erecho, aquella parte de la humanidad
tesonera y virtuosa ya no se hacen m ás, y pasó el ciempo en que el
cuya soljdaridad abraza a codos los oprimidos. Es la parce que puede
tiempo no caneaba. El hombre de hoy no cultiva en absoluta lo que correr el mayor riesgo reórico, porque es la que menos tiene que perder
no se puede ab reviar". prácricamenre. }
(No coda historia universal cie ne que ser reaccionaria. La historia
29 Valéry, ibíd. En el original francés: "Se diría que el universal sin pri ncipio constructivo lo es. EJ principio constructivo
debilicamienco de la idea de eternidad en lo espíritus coincide con de la hiscoria un iversal permite represencarla en lo parcial. Es, en ocras
palabras, un [principio] m onadológico. Exis1e en la hiscoria de la
la crecience repugnancia por las tareas prolongadas".
salvación.}
{La idea de la prosa coi ncide con la idea mesiánica de la historia
30"Para muchos la última [hora]". La inscripción ha de haber universal. (¡Leskov!)}
sido conocida por Benjamin durance su estadía de eres meses en
Ibiza encre abril y julio de 1932. N uevas Tesis K

31Sobre el con cepta benjaminiano de "hisroria natural" "Organizar el pesimismo quiere decir. .. descubrir en el espacio de la
acción polícica el. .. espacio de la imagen. Pero este espacio de la imagen
(Naturgeschichte), v. nuesrra ]ncroducción, pp. 16-17, 19-2 1, 25.
ya no se puede, en modo alguno, medir concemplarivam cnre ... Esce
buscado espacio de la imagen ... . el mundo de la actualidad omnila teral
J~ Véase la noca 5. e i..nregral". (Surreal ismo) La redención es el limes del progre.~o.
{El mundo mesián ico es un mundo de actualidad multi lateral e integral.
33 C f. los paralipómena a EL concepto de la historia (conocido Sólo y primcramenre en él bay un a historia universal. Pero no e n cuanto
como Tesis sobre la jilosofia de la historia) que inmediacamence escrira, sino como la [h iscorial que se fesceja. Esre fescejo está pu ri ficado
d e roda solemnidad. No conoce cantos fes rivos. Su lengua es prosa
reproducimos, W Benjamin, G. S., 1-3, pp. 1234, 1~35, : 238,
liberada, que ha hecho salrar los grillcces de la escricura. (La idea de
respeccivamente; v. también nuestra ed ición d e l a dialéctica en la prosa coincide con la idea mesiánica de la historia un iversal. Cf. en
suspenso. Fragmentos sobre l.a. historia. Santiago: Lom, 2009, PP· 6 1- el "Narrador": Las especies de la prosa artística como el especrro de las
63, 67, respecrivamenre. [especies] hisróricas.)}

92 93
(La muJáplicidad de las "hiscorias" está esrrechamence _emp_aren~ada, si Benjarnin sobre H ebel en 1929 (v. nora 5), y al cabo d e la mención
no es idénrica, co n la mu lriplicidad de las lenguas. La h1scona universal, del relato Inesperado reencuentro sobre el cual se babia en el capírulo
en el sentido de hoy, sigue siendo sólo una suene de esperanto. (Le da X1 de EL Narrador, se lee:
expresión a )a esperanza de la especie humana del modo en que lo hace
el nombre de aqu ella lengua universal.)}
Pues, de hecho, no es d ralance del hisroriador el que nos sale al paso
en escas frases, sino el del cronisra. El historiador se atiene a la "historia
La imagen dialéctica
universal" ( "Weltguchichte"), el cronisca al curso del m un do (Weltlauj).
Uno tiene que ver con la red del aconrecer, imn ensam ence anudada
(Si se quiere considerar la h.iscoria como un rexco, vale a su pro pósito lo
según causas y efoccos -y rodo lo que esrud ió o de lo que se enceró es
que un a utor recienre dice acerca de [los cexcosJ lirerarios: el pasa~o ha
en esra red sólo un minúsculo punro de nudo; el orro [tiene que ver]
dep ositado en ellos imágenes que se podría com parar a las que son fi¡adas
con el acontecer pequeño, esrrecbamente limitado de su ci udad o su
por una plancha fo rosensible. "Sólo el futuro riene desarrollado~es a su
paisaje- pero esto no es para él uaa fracción o elemenco de lo unjversal,
disposició n, que so n lo bascanre fuenes como pa~ hacer que_ la unagen
sino algo distinro. y más. Pues el verdadero cronista, co n su crónica, le
salga a luz con codos los detalles. Más de una págma en Mar1vaux o en
escribe al cu rso del mundo, a la vez, su parábola (Gleichnis). Es la vieja
Rousseau insinúa un sentido secreco que los leccores coecáneos nunca
relación de micro y macrocosmos, que se refleja e ncre biscoria de la
pudieron d escifrar compleramence". (Mo nglond N 15 ª•. 1) El mét~do
ciudad y curso d el mundo. (G S., II-2, p. 637 s.)
histórico es un mérodo filológico, que ciene en su base el lib ro de la vida.
"Leer lo que nunca fue escriro", reza en Hofmannschal. El lecror en que
ha de pensarse aqu í es el verdadero hiscoriador). Por cien o, se recordará la significación ejemplar que Benjamín
{La m ulticud de las hisrorias se parece a la mulúmd d e las lenguas. atribuye al cronisra en Sobre el concepto de historia: "El cronista, que
La historia universal, en el sentido de hoy, no puede ser más que una deralJa los aconcecimienros sin discernir enue grandes y pequeños,
esp ecie de esperanto. La idea de la hiscoria ~versal es_ mesián i~.} [Íene en cuenra la verdad de que nada de lo que alguna vez acom eció
{El mundo mesiánico es un mundo de acmalidad multtlareral e integral.
puede darse p or perdido para la hiscoria". (W. Benjarnin, G. S., 1-2.
Sólo prirnerarnenre en él hay una hiswria _universal. P~ro n~ en ~uanro
p. 694; cf nuestra edición en: W. Benjamin, La dialéctica en mspenso,
escrita, sino corno la [hiscoria] que se fos ce¡a. Esce fesreJO esrn punficado
de coda solemnidad. No conoce cantos fosrivos. Su le ngua es prosa op. cit., p. 40.) AJlf la figura del cronista está vinc ulada a la necesidad
inregral, q ue ha hecho sahar los grillcce.s de la escri~~ra y es enren~~da que tiene el marerialisra rus[Órico de abandonar la forma épica de la
po r codos los h ombres (ral como el id ioma de los PªJ~ros por ~~s _n mos hiscoria.
domingueros). - La idea de la prosa coi ncide con la 1<lea mes1amca de
la historia un iversal {las especies de: la prosa arósrica como el espectro de 36
El co ncepco de "poesía ingenua" fue elaborado p or Friedrich
las lespeciesl histórico-universales - en El Nan11dor).
Schille r en su ensayo Über naiVe und sentimentale Dichtrmg (Sobre
la poesía ingenua y {la poesía} sentimental, 1795) y esrá inscrico en
:Y Sobre la cuesúón de la hjsro ria. v. nuesrra Incroducció n, PP·
el debace en corno a la diferencia en cre namraleza y arce y emre
12. 3 0-3 1, 32-33. 37-38, 43. amiguos y modernos. E n s u concepció n , poderosamenre inspirada
po r Ja esrfoca kantiana, lo ingenuo es la prístina man ifestación d e
35 La di ferencia encre el hisco riador y el cronista es abordada
la naru raleza, que vence en ello al arce , pura esponcaneidad que
por Benjamín en un comexco afín . E n la conferenc ia que dic[Ó

94 95
desconoce la regla, y, en esre sentido, rasgo esen ciaJ del genio. Así, de cada pasaje de sus historias se acuerda de a rra hiscoria. Ésra es una
la poesía ingenua es la expresión de la originariedad dd sentimienro memoria épica en sentido resrringido, es el elemenro inspirador de la
humano movido por la impresió n inmediata, a diferencia de la poesía narración.
sentimental, que tiene a la reflexión como causa d e la emoción: "los En la base de b novda se encuentra un dememo análogo, pero
profundamenre diferente. Y como para la narración, se puede planrear
antiguos sentían nacuralmenre, nosouos sentimos lo nacuraJ".
para la novela que primitivamcnre, es decir, en la ep opeya, no fo rmaba
m:ís que un germen en la unidad indivisa dd género épico. Lo cierro es
37
Mnemosyne, personificación divina de la memoria en la que se lo puede presenrir a veces en las epopeyas. Y as{ es ante todo en los
micología griega, es una titánide engendrada por Urano y Gea. Zeus pasajes solemnes de Los poemas homéricos, como las invocaciones de la
cohabitó con ella durante nueve noches seguidas en Pieria, y de esa musa. Lo que se anuncia en esros pasajes es Ja.reminiscencia (souvenance]
unión nacieron las nueve Musas (ouas tradiciones las describen erernizadora del novelista por oposición al recuerdo [souvenir] pasajero
como hijas de Harmonía o de Urano y Gea): C alíope, primera en del narrador. La primera está consagrada al rema degido - a su héroe
único, a la ún ica odisea, la única ilíada-; la orra a hechos múlriples
dignidad, de la poesía épica (se observará que Benjamin nombra
y diversos. En ar.ros términos. es Ja reminiscencia, como elemento
a Mnemosyne como su musa), Clío, de la hisroria, Polimnia, del inspirador de la novela, la que viene a romar lugar al lado del recuerdo,
m imo, Euterpe, de la Aaura, Terpsícore, de la poesía ligera y la elemento inspirador de la narración, después de que la unidad de su
danza, Eraro, de la lírica coral , Melpómene, de la tragedia, Taifa, de origen, el recuerdo, queda cüsociada en la declinación de la epopeya.
la comedia, y Urania, de la asrronomía.
39
Traducimos por medio de esta perífrasis el adjetivo
38
El texro francés tiene aquí una variante que alcanza hasta d alemán musisch, "relacivo o percenecienre a la musa", dado que el
final del capítulo y que conviene reproducir -traducida- aquí: castel lano "músico" res ulraría equívoco. En lo sucesivo, e mpleamos
abreviadamente la expresión "elemento inspirador".
Si en efecto lo que regiscra la memoria - la historia escrira- represenra
la indiferencia crealiva en relación con los cüferences géneros épicos (así 40
Erinnenmg, que en el rexro se distingue de Gediichtnis,
como la prosa clásica represenra la incüferencia crea tiva en relación con
"memoria" y de Eingedenken, "rememoració n". Véase e~ esre mismo
las diferen res medidas del verso), su forma más anrigua, la epopeya, nos
ofrece una suerte de indiferencia en relación con los géneros posreriores,
párrafo. más adelame. El rexro francés uae aquí mémoire.
y más particularmeoce en relación con la narración y la novela.
41
La memoria establece la cadena de la cradición que uansmire el pasado Pascal, Pensées. Del originaJ francés: "Nadie m uere ran pobre
de generación en generación. Mnemosyne es, pues, la musa del género que no d eje alguna cosa".
épico en general. Preside el género épico enrero. Otro es el elemenro
inspirador - se quisiera poder decir la musa- del género particular 42
Arnold Bennett nació en Hanley, Scaffordshire, en 1867.
que es la narración. La musa d e la narración sería esa mujer infatigable
Educado en la Universidad de Londres, se inició como empleado
y divina que anuda la red que forman a fin de cuenras rodas las historias
reunidas. U na se enlaza a La otra, como han gusrado de mostrarlo codos de un bufete j u rídico, pero emigró luego aJ periodismo. Autor d e
los grandes narradores, y en particular los cuenrisras orienrales. En novelas y reJaros de corre realista, tejió sus rramas en mrno a una
el alma de cada uno de ellos hay una Scheherezade, q ue a propósito región imaginaria del Norte de Inglaterra, que denomin ó "Five

96
97
Towns", entre ellas The Oíd Wives' Tale (1 908). Ourance la primera dos añ os tras la aparició n d e Salambbo. Flaubert termina la obra en
conflagración mundial, y sobre la b ase d e su significativa inAuencia 1869, que es publicada ese mismo añ o con una muy mala recepción
com o ensayista y crítico, fue convocado a la O fi cina de Pro paganda crítica, a excepción de las im ervenciones apologéticas de Théodo re
d e G uerra (WPB) jun m a ou osveimicuatro escrito res britán icos para de Ban ville, George Sa nd y Émile Zola.
idear y llevar a cabo activismo a favor de los intereses d e Inglaterra
47
en el conflicto. En la organización secreta militaron am o res como Frédécic Moreau es el protagonista de L'Éducation sentimentale.
Conan D oyle, Ford Madox Ford, C hesterto n, G alsworrhy, H ardy,
](jpling y W ells. En 19 15 el ~TPB envió a Bennett a un periplo po r el 48
En el original francés: "Se les vio salir. Eso forjó una historia
frente occidental. La visión de los horrores de las trincheras produjo que no se había olvidado tres años después. / Se la contaron enrre
una profunda impresión en él, pero accedió a redactar un panRem sí p rolijamente, cada cual completando los recuerdos del otro, y
que animara a los ho mbres a unirse al ejército britán ico. Después cuando hubieron terminad o: I '¡Eso es lo mejo r que tuvimos!', dijo
de la guerra, Ben nen retomó su vena novelística y fue di recmr del Frédéric. I '¡Sí, puede ser! ¡Es lo mejor que mvimos!"'
periódico N ew Statesman. Murió el 27 de marzo de 193 1 en Lo ndres.
49
C f. el fragmento Romane lesen, perteneciente a las "Pequeñas
43
Empleamos este neologism o d e emergencia para traducir piezas de arre" a que hemos referido anees:
Heimatlosigkeit, "carencia de patria".
Leer novelas
44 G yorgy Lukács, Theorie des Romans. Ein geschichtsphilosophi-
No rodos los libros se leen del mismo m odo. Las novelas, por ejemplo,
scher Versuch über die Fonnen der grofen Epik ( Teoria de la novela. Un
esrán para ser devorad as. Leerlas es lujuria d e incorporación. No es
ensayo filosófico-histórico sobre las fo rmas de la gran épica, traducción
empada. El leccor no se p one en el lugar del hé roe, sino q ue asimila
castellana en Barcelona: EDHASA, 197 1), escrito entre 19 14 y lo que le salga al encu enr ro. El repone inruirivo d e ello es la a peri rosa
19 15 y publicado en Berlín, en 1920, es una de las obras m ayores del pre paració n con que Liega a la mesa una vianda nucriciva. Pero
prolínco filósofo húngaro. En ella despliega una teoría de la novela cierramenre hay u na d iera cruda de la experiencia -cal como la hay
fundada en su conrexrualización histórico-social. El pasaje que cica del estómago-, a saber: experiencias en el propio cuerpo. Pero el arre
Benjam in escá tomado de la primera edición, p. 127. de la novela, como el a n e de la coci na, comienza solame nte más allá
del producro crudo. ¡Y cu.inta.s .sustancias nurricivas hay que no siencan
bien en esrado crudo! C uán laS experien cias de las que es aconsejable
45 G. Lukács, op. cit., pp. 129, 13 1, 136, 138. leer, y no: renerlas. A más de alguien gol pear fan , y el tal colapsaría si las
ruviese in narura. En breve, si hay una m usa de la novela-la décima-
•16
G ustave Flauberc (1821- 1880) inició la redacció n de una llevarfa el emblema d el hada de la coci n a. Levanra al m undo desde d
primera versión de L'Éducation sentimentale en 1843 , y la reroma esrado crudo para ela borarl e algo comes tible, para enconcrarle el gusm.
para una segunda versión en 1864, siete años después de publicar Si riene que ser, pued e leerse el periódico en la comida. Pero ja más una
Nfadame Bovmy (que alcanza nororio éxito, particularmente a causa novela. Éscas son incumbencias q ue no se llevan bie n.

del proceso po r "ofensa a las buenas costumbres y la religión"), y

98 99
53
Hay dos versiones previas de este rexto, una más extensa que Edgar All an Poe ( 1809- J 849) es induido por Benjamín en
la o tra, que los ed itores co nsignan en W Benjamin, C. S. , IV, pp. su catálogo de h erederos del arte de la narración, principalmente
101 3-101 5. en consideración a sus relatos de terror y misterio, recopilados en
los dos volúmenes de Tales ji-om the Arabesque and the Grotesque
5v Moricz H ciman n {que tam bién empicó los seudónimos (Cuentos de lo arabesco y Lo grotesco), publicados originalmente por
Hans Pauli y Tobias Fischer) nació el 19 de julio de 1868 en Lea & Blanchard en Balrimore (1 840).
Werder bei Rehfeld/Mark Brandenburg. Hijo de una fam ilia judía
54
pequeñoburguesa, esrucüó filosofía y literatura en Berlín encre 1886 Rudyard Kipljng {1865-1935) fue celebrado como el gran
y ] 890 . El gran escritor naruralisca Gerharc Hauprmann le ayudó a poeta y literato del Jmperio británico -Orwel l lo calificó de "profeta
obtener el puesco de leccor en jefe de la edicorial S. Fischer en 1895. del imperialismo británico"- , de inmensa popularidad, ligado
que desempeñó durance creinca años hasca que sus condicion es de desde su nacimienco en Bombay a la India, que fue e1 escenario
salud lo obligaron a abandonarlo poco anees de fal lecer. En ese fundamental de muchas de sus obras. Entre ellas cabe mencionar EL
período conrribuyó con críticas, ensayos y relatos a diversas revistas, Libro de la Selva (1894), EL Segu.ndo Libro de la Selva (1895) , Puck
como Neue Rundschau, Die Zeit y Das Theater, y después de 1920, of Pook's Hill (1906); su novela Kim (1 901) y sus poemas, como
a los principales periódicos de la República de Weimar. Prescó lvlandalaJ' {1890), Gtmga Din (1890) y el célebre "Si- " (1910).
un significativo apoyo al co nocimienco de autores como Thomas Recibió el Premio Nobel en 1907.
Mann , Doblin y Hofmannsthal. Murió el 22 de septiembre de 1925
en Berlín. 55
La frase usual en castellano es: "Y vivieron felices para
siempre".
5t Maxim Gorlci es el seudónimo de Alexei Maximovich
Peshkov (1868- 1936) . Su co mpromiso polhico revolucionario lo 56
Al término alemán M archen corresponde parcialmence
llevó a ser encarcelado en su calidad de mili canee del Parcido Obrero
nuestra expresión "cuenco de hadas". Marchen, del airo alemán mecüo
Socialdemócrata. Llegó a ser considerado el mayor literaco d e la Unión
maere, "nocicia, repon e", designa a los relatos breves d e concenido
Soviética, y fue un fervience defensor del realismo socialista. Encre
maravilloso, fabuloso o fantásáco, sean ellos de origen popular y
sus principales obras cuen tan Forna Cordeiev (1901), Los ex hombres
anónimo (en alemán, Volksmiirchen) o productos de la creación
(1905), La madre ( 1907) y Decadencia (1927), a las que se suma
artística de !iteraros (Kunstmii.rchen), que son parte fundamental del
su ambiciosa tetralogía La vida de Klim Sanzgin, que comprende EL
acervo narrativo d e los pueblos. El término alemán fue elaborado
espectador ( 1930) , El imán ( 193 1), Otros juegos (1933) y EL Espectro
conceprualmence en primera línea por los hermanos Grimm. En
(1 938), volumen inco ncluso este último que fue completado por
una comisión lireraria d esignada por el gobierno soviético. lo sucesivo, lo traduciremos abreviadamente por "cuenco", habida
cuenca de su cüferencia respecto de los vocablos "relato" y "narración".
'2 Variance en el texto francés: en lugar de la última frase, figura
57
ésta: ([ . .. ] " En efecto, ¿no vemos en los cuentistas árabes al audicor El paréntesis cuadrado corresponde al original.
hacerse clience de un narrador?").

100 101
Benjamin juega con el rérmi no Mut. "valor", "ánimo'',
58 O rígenes es el auro r inicial de la doc trina, cuyas bases ontológicas y
"coraje", opon iendo el neologismo Untermut, q ue querría decir cosmológicas son propuestas en De Princ., I, IV, y es formulada en
algo así como "sub-coraje" (es la discutible opción de Jeslis Aguirre, III, VI, 3. Le sigu e Gregario de Niza, que enciende que el castigo
en Iluminaciones, op. cit.). a Übermu1, " insolencia", "arrogancia", por fuego después de la muerte es un proceso d e depuración , similar
u ,,
uavesura . al del oro, al cabo del cual coda criatura celebrará la gloria divina.
El término apokatdstasis (restauración) aparece una única vez en el
59
Orígenes, llamado también Adamantios, nacido hacia 185 Nuevo Testamento (Hechos, 3:20-2 1).
en Alejandría, hijo de un cristiano m árti r, fue un brillan re teólogo
de la temprana patrística, a quien se auibuye haber sido discípulo r.o La ya m encionada obra Peri arkhOn (De prirzcipiis) .
d e C lem ente de Alejandría. Enseñó en esca ciudad durante unos 28
61
años, y afü produjo muchas de sus ob ras m ás impo n antes. Eusebio La referencia de Benjamin es al libro de Ernst Bloch Erbschaft
de Cesárea refiere que su devoción y ascetism o fueron cales q ue se dieser Zeit (Herencia de esta época, Z ürich, 1935), que puede
cascró a sí mismo para eludir las tentacio nes sexuales. En Cesárea considerarse corno una reaccióo crítica y analírica a la relació n enue
fundó una escuela de literatura, fil osofía y teología. Con ocasió n d e capitalism o y nacionalsocialism o. Eje principal de la colección de
las persecuciones de cristianos bajo el emperado r D ecio, fue ap resado textos recogidos en la obra es el concepto de no-contemporaneidad
y rorrurado en el año 250, siendo liberado un año después. A causa (Ungleichzeitigkeit), bajo el cual se piensa laco-existe nciade á empos
de sus heridas, acabó muriendo alrededor de 254, probablemente en diversos en ua mismo presente, es decir, las con cradicciones del
Tiro. capitalismo, en las cuales se entrecruzan prerériros no saldados y
La obra de Orígenes, centrada en el inten to de aunar la fil osofía futuros que no han podido real izarse. Cf. E. Bloch, Gesamtausgabe,
g riega (de inspiración platónica) y la d octrina cristiana, abarca Bd . IV Frankfun am Main: Suhrkamp, 1977.
uarados dogmát icos y de teología práctica, escritos apologéticos,
62
exégesis bíblica, carras y escritos críticos. Su importancia para la En la mitología griega, Filem ón y Baucis son una pareja de
historia de la fil osofía y la teología deri va fundam entalmen te del pob res campesinos an cianos que dan hospedaje a Zeus y H erm es, los
gran rratado Peri arkhon (De principiis), al q ue hace in mediatam ente cuales recorrían Frigia en cal idad de v iajeros y habían sido rechazados
referencia Benjamín, y su escrito apologético Conh-a Celsum, en q ue por los demás habitantes del país. Cayó sobre éste el castigo divino de
rebate los ataques del plató nico alejandrino C elso (s. fl ), q ue fue un diluvio que arrasó la regió n, resguardando la cabalía de la pareja,
seguramente el primer crítico importante d el cristianismo. Orígenes que se transformó en un templo. C oncedida a los ancianos la gracia
es considerado asimismo el iniciador del rnécodo de exégesis alegórica de mo rir juntos, los dioses que habían recibido su hospitalidad Jos
de la Escritura. convi rtieron en dos árboles erigidos frence al templo.
La teoría d e la apocatástasis (en latín: restitutio in pristinum
63
statu.m, "restitució n al estado origi nal") sostiene q ue mdas las El pasaje perrenece al relaco Figura (1889), no mbre de su
criaturas particip arán de la gracia de la salvación , y que también protagonis ta. La referen cia de Benjamin es equívoca: lo que en ella
lo harán de particuJar manera los diablos y las almas perdidas. se dice lo d ice el h éroe de su madre, y no Leskov.

102 103
72
Sobre el concepro de "cria rura" (Krerttur), v. nuestra
6ti En el original francés: "La observación del arrisca puede
Introducció n, pp. 40, 45, 49-50, 50-5 1n. alcanzar una profund idad cas i m ística. Los objeros iluminados
pierden su nombre: sombras y claridades forman sisremas y p roblemas
65
H ay dos traducciones castel lanas: Lady fvlacbeth de Mtsensk, muy particulares, que no provienen de ni nguna ciencia, q ue no se
Madrid: EIUNSA (2001) y Lady Macbeth de Mtsensk y otros relatos, relacionan con práctica alguna, sino que reciben coda su existencia
Editorial Alba (2003). y valor de cienos acordes singulares entre el alma, el ojo y la mano
de alguien, nacido para sorprenderlos en sí mismo y producirlos".
r.G El término alemán es Schwankliteratur: literatu ra burlesca, Paul Valéry, "Aurour de Coroc" , CEuvres JI, op. cit., p. 1318 s. (Pieces
que en la tradición española debiera asociarse co n la picaresca. sur L'art. pieza 18). Benjamín coma de esca misma recopilación (en
panicular, de "La conquece de l'ubicuicé") el epígrafe para su ensayo
67
El cexco francés omite los nombres ya.noca en cambio: "Hebel La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica.
no ruvo cipos más q ueridos que sus pillos y ladrones de Baden''. Los
73
n ombres citados en el rex:ro alemán corresponden a personajes de Usualmente se defi ne el proverbio o refrán como una
H ebel que son precisamente de esa laya. sentencia de carácter universal, que expresa en fo rma concisa una
máxima de vida o un saber acuñado a parcir de la experienc ia.
68
H agen de Tronje es un person aje d e la mi tología
74
germánica, figura principal del Cantar de Los Nibelungos, que reúne La palabra alemana es Stimmung, "temple'', "estado de
complejamence caracreríscicas de heroísmo y fidelidad a toda án imo". Opcamos por el mismo vocablo que uriliza Benjamin en
prueba, caimo y hosquedad. Maca a Sigfrid o en venganza por la la versión francesa, y que hace alusión a su concepro del "aura" que,
ofensa de que éste hizo vícrima a la reina Brunilda; después de aunque no mencion ado en este ensayo, forma parce de la matriz
la muerte de Sigfrido, arroja el tesoro de los Nibe.lungos al Rin. teórica desde la cual es considerado aquí el "arre de narrar" y la fi gura
Finalmenre, H agen es decapitado por Crimilda, para vengar la del narrador. A este propósito, v. lo dicho en la Jnu-oducción, pp.
mu erre del héroe. 19-2 1 y en parcicular la carca a Adorno de 4 de junio d e 1936 que
allí mismo se cira.
69
Frase omitida en el rexro francés.
75
Wilhelm Hauff nació el 29 de noviembre de 1802, esrudió
70 teología y filosofía en Tübingen, rrabajó como instrucwr d om éstico y
El piropo o crisoberilo (chrysobery!Lur, berilo de oro) es
una piedra preciosa de color verde, cuya co mposició n química es luego como redactor del Jvlorgenblattde Corca. Alcanzó un gran lxico
alúm ina, glucina y algo de óxido de hierro variedad del granare. La literario con Lichtenstein (l 826), que fundó la novela histórica en
alejandrita es una variedad de los Urales; sus yacimientos están hoy Alemania. Pero su fama mayor se la otorgaron sus cuentos (Marchen),
casi agorados. que recopiló en eres almanaques aparecidos sucesivamente en 1826 y
1828, y sus canc iones populares. los relatos de Hauff combinan lo
71
Recuérdese el relato La pulga de acero, cf. IX y noca 26. romántico y fanrásrico con elementos real istas, saúricos y de crítica

104 105
de época. Su [emprana muene ocurrió el 18 de noviembre de 1827, Apuntes sobre novela y narración
a los 24 años.

76Roben Louis Stevenson nació el 13 de noviembre de 1850


en Edimburgo, Escocia. Después de iniciar esrudios de ingeniería,
curso derecho en la Universidad de su ciudad natal. Sin embargo,
Stevenson no ejerció su profesión, dedicándose a escribir relams de 1. Por qué llega a su fin d arre de narrar historias'
viajes, ensayos y cuencos que fueron publicados en diversas revistas. Lo oralmente uansmisible, el patrimonio de la narración, es
Su fama se asentó con la novela La isla del tesoro (1883), a la que de índole diferente a aquel que constiruye el caudal de la novela.
sigui eron, enr:re ouas, EL extraño caso de Dr. Jekyll y M1: Hyde (1886) Formalmente destaca a la novela en contraposición con codas las
y EL amo del Ballanmu (1889). U na muestra de su notable vocación resranres formas de la prosa: cu~nto , saga, refrán, anécdota, chiste,
narrativa la ofrece EL demonio en la botella (1889). A fin es de los 80 que de acuerdo a sus componentes fundamemales no proviene de
Steven son se instaló con su familia en Samoa, donde murió el 3 de la tradición oral ni ingresa en ella. Y se puede decir: porque leemos
diciembre de 1894. caneas novelas, p or eso desaprendemos can completamente el narrar
hisrorias. La cámara de nacimiento {más interna} de la novela es
-visro ello hiscóricamem e- la soledad del individuo {desasistido
de consejo}, que ya no se puede expresa r ejemplarmente sobre sus
incumbencias más importantes, que carece de consejo y tampoco
puede darlo. En efecto, ésca es _u na peculiaridad de la novela que
esrá ínrimamenre emparenrada con su o rigen y que la destaca con
res pecto a las d emás especies de la prosa ta n inequívocamente como
esca [arra] : no es ejemplar como la saga ni moral como el cuenco y el
relato popular. No sólo es refractaria a la narración oral, sino que es la
única configuración prosística que es inexpresable en lo más íntimo
suyo (Acerca de esm, ¿quizá en las observaciones de Lukács? ¿Las
últimas frases en las novelas?) <¿Desde "En efecto" hasta "novelas?",
desm:ad o con marco parcial> Nada co ntribuye más aJ peligroso
enmudecimien to del hombre interior co mo Ja lecrura de novelas.
Y en esto radica lo decisivo d e estas relaciones: la incapacidad de
cransmirir lo escuchado como narración y despenar en lo vivido el

Cf. El Narrador, l.

106 107
espfriru de la hisroria, lo narrable; para que escas simples y sencillas descripción por el televisor, las palabras del héroe por el gramófono,
dores sean a la vez objetiva y universalmence inreresanres (ésra es la moraleja de la historia por la siguiente esradística, la persona del
la aurénrica capacidad del narrador) [tienen que esrar] ligadas a narrador por codo lo que llega a saberse de ella. - La bobada de
la pura apertura del hombre inrerior2. Los de hogaño esrán muy mori r. Pero en ronces también el narrar es una bobada. Entonces, ¿tal
mal ventilados; a través de toda narración, aun la más simple, pasa vez muere, por de pronto<,> esto pour commence r6 , roda el aura de
una gran corriente de aire; no nos hacernos ninguna idea de cuánta cons uelo, sabiduría, solemnidad de que hem os rodeado a la muerre?
liberrad se requiere para contar aun[que sólo sea] la más pequeña Tant nlieux7 • No hay que llorar. El sinsenrido de las prognosis críticas.
historia. En breve, nada mara más radicalmenre el espíritu del na rrar Fi lme en vez de narración. EJ ma tiz que eternameme dispensa vida8 .
com o la expansión desvergonzada que h a ganado en coda nuestra Éstos son - hasta ahi está a firme- los valores de eternidad en
existencia lo "privado", y roda discreción íntima, convencional, la narración de historias. Y por eso, en esras décad as que miden sus
egoísta, personal, es com o un ataque, que roba al narrador un trozo fuerzas con los valo res de erernidad de la manera más implacable y
de su facilidad de palabra (y no sólo, como se querría creer) un tema. aguda<,> éstos están m áximamenre expuestos y en riesgo. El n arrar
La palabrota es en sentido propio una expresión del coraje con el cual - todavía perdurará. Pero no en su forma "eterna", en la secreta,
se vuelven públicos h ombres que siem pre permanecieron encerrados magnílica calidez. sino en <formas> descaradas, arrevidas, de las que
en su mohosa existencia privada; tal como el ch isre es para nosotros aún oo sabemos nada.
la expresión de cuán arom ístico se ha vuelro el contacto emre los Formas - tales son las fuerzas que buscan eternidad . Materiales,
individuos3 . aq uellos que la poseen .
El recuerdo es la musa del prosisra4 • La antigua venerable voz es apagada por la que viene del
monstruoso unísono de la sabihondez de opereta: así de preciso no
2. Se puede considerar ere roas codas las cosas (el narrar por ejemplo) queremos ni por nada saberlo. Todos los esfuerzos de los nuevos
pero rambién se las puede conside rar del todo remporal menre narradores por demoler la vieja precisión en la descripción, el
condicionadas y problemáticas, dubitables. Lo ererno en el narrar. transcurso del tiempo, la vida interior. Filme, corre, foromonraje:
Pero probablemenre formas e.nterarnenre nuevas. Televisión, narural menre, todo eso apunta a una nueva objetividad [Sachlichkeit].
gramófono ere. hacen dudosas rodas estas cosas. Qu intaesencia: así pero sobre rodo a una nueva imprecisión [Ungenauigkeir]. que
de preciso no queremos ni por nada saberlo 5• ¿Por qué no? Porque es inexorablemente suficiente para destruir la precisión heredada.
cenemos miedo, [y] fundado: de que rodo eso se desacred ita: la Queremos: nueva precisión, nu eva imprecisión , en un único
argo t del narrar, historias dialecrales de gran ciudad, tal como por

La redacción casrella na de esta frase imcrprera d original alemán.


' El prcsenre apunre es preparacorio del apunre 4 (6º párrafo), d más exu:nso de
esta serie.
• Cf El Nnm1dor, XJll .
Benjamin refiere csre dícrum a lo que llama "sabiduría de opereca", concentrando " Para come01.ar. En írancé.s en el original.
e n él la resistencia que se opone: en la época dd lin dd arte de narrar a la preci516 n y - Ta1110 mejor. En francés en el original.
prolijidad de la narración. V. infra . apunm 2 (4º párrafo) , 3 (7' pJrraío) y 4 (4º párrafo). ' Apu111c preparatorio del apunce 4 (4º párrafo).

108 109
doquier<?> 9 en Rusia las han elaborado Pilniak 1 <,> Sfon imski 11 , º El recib imiemo de Lindbergh 15; la bolsa; escruendo de bacallas
H emingway1 2 , Joyce 13 • (Marinecti 16/ Ése es el nuevo rumor.<)>
Si esre narrar es un corrijo en romo al blanco sol de invierno del Una verdad se demuescra en una n arración. Una narración
morir, entonces hab rá rambién de desaparecer con la nueva fuerza desemboca en una sabidu r ía. El narrador es siempre uno que tiene
solar que irradia. No aporraremos <?> uná nimemente <?> nuevas consejo que dar. Esro fue am año una cosa grande e imponame:
hisrorias, sino que nos calentaremos con ellas. tener consejo que dar. Y quizá m ás aún el poder dejarse aconsejar
era algo bueno y saludable. Hoy cales palabras empiezan a sonar
3 . Novela: la forma que se crearon los hombres cuando ya no anticuadas. No esperamos consejo para nosotros ni para los demás.
pudieron considerar las pregumas más importances de la exisrencia Ya sólo sabemos quejarnos por nuescras cu iras, gemir, pero no narrar.
sino bajo el punro de visea de los asuncos privados. Pero sólo se d eja aconsejar el que se abre. Y esca no sólo porque nadie
E l narrador: lo que es m ás maravilloso en él: que acrúa como si se hace aconsejar si n conocimiento de l a situación sino rambién
pudiese narrar su vida encera, [como si] codo lo narrado sólo fuese porque cada cual sólo pued e ab6rse al con sejo en cuamo deja hablar
un croza de su vida entera. El "y cómo sigue" hasca el fin de Ja vida a su sicuación 17 •
es el impulso en roda oyem e verdadero, como el eco de roda gran Tan inconcebible que es: si se mira m ás de cerca, nada "eterno"
narración. El narrador es el hombre que dejaría consumirse encero el permanece en el ho mbre de manera tan absolura e incondicionada
pabilo de la vida en la suave llama de la narración 14• como primeramence emp ezó. ¡C uán delicadamenre escá[,J en el
{La resonancia falrance. El mundo se ha vuelco can escrecho. fondo[,] cramada la red en la que descansa esce don maravilloso, el
Apenas} narrar, y cómo, empero, se desacan discreta pero frrevocable mence
E l gramófono, que le ha quicado la auro ridad al hablanre de rodas las esquinas y cabos! Y precisamence porque el "narrar
cuerpo presenre. hisrorias" parecía aconcecer can de ecernidad en ecernidad enue
los hombres, en escas décadas que han m edido sus fuerzas con los
valores de ecernidad de la manera más aguda e implacable, escá
máximamence en riesgo. Y la narración, p or ahora, tiene que recaer
La Íó m1ula adverbial no guarda cuhcrcncia con la enumeració n qut> igue.
'º Boris Pilniak 11 894- 1938), no table e.scriro r ruso, fue fusilado el año 1938
en el abismo. Para la nueva sabiduría es demasiado vacua y sobre
dura m e las purgas cs1al inisia.s ha jo la acu.sación de 1rmsk.is1110. Se le rehabiliró e n 1956 )' sólo codo demasiado envejecida, como para poder servi rn os. Y puesro
d os décid as después fuc publicido parcialmcnce. Flo reció cle!>-puc;s de la g ran Revo luci6n, que hay momentos en los cuales la verdad proviene de la boca más
cent rando su obra en dh.
" Amo ni Slonimski ( 1895- 1976) IUc poera, SJrinco, publicis1a, dram:irurgo, sucia, la rebelión concra el narrador ha recibido su más dichosa
prosista y crítico cca1 ral polaco.
• ~ Erncsc Millc:r Hcmingway (1899-1961), prolífico novelista y periodim
estado un idense, Premio Nobel de Literacura en 1954. Benjamín ha de haber tenido en
m cn te The Srm nlso Rim (Fimn. 1926) y A Fl11Ywell ro Arms (AdLóI a las annns, 192')). i\ C harles Lindbergh, a\·iado r estado unidense, célebre por su \'ltelo en su
1• Ja mes Joycc ( 1882- 194 1), el gran novelisca y poeta irlandés, au ror de 11 Porrnri1 mo no plano Espíritu de Saim Louis sin escala~ cncre N ueva York y Paris.
ofrhe .llrriir ns a Yo11ng M n11 (Rerraro del an is1n ndofa cm u. 19 16) , U~rsus (Ulim, 1922) )' '~ Filippo Tomrnaso Marineni (1876-1944), po~ta fund amental del Fu rurismo
Fim1egnn's t%ke ( 1939). icaliaoo, aucor del Mnniftrro del F11mrim10.
14
C[ El Nn" ndvr. XIX, hacia d final. Prepara mrio dd apuncc 4 (3° pi rrnfo). ,- C [ El Normdor. IV. Prcparaco rio del a punce 4 ( 1° párrafo).

110 J 11
divisa de la opereca. Conua la antigua voz que resonaba de casa porque la vida sexual se h a vuelro de mala repu rac1on y las
en casa, d e generació n en generación, se alza la grosera sabihondez abreviaturas decentes y amorosas en este dominio han perrudo
de opereca: "así de preciso no queremos ni por nada saberlo". Pero su val or a rrísrico. T ercero, porq ue la neurosis impone un bloqueo
esra di visa se enardece. (Acaso no se dirige rodo esfuerzo del nuevo ram bién sobre hechos, planes y deseos en cuya preservación en
narrado r a esro: demole r la vieja precisió n de acción, descripció n de secrero n o tiene el encendimienro ningún incerés .}
lugar y transcurso de ciempo? Naturalmente roda esto apunta a una {Lo más maravilloso en el narrador es que actúa como si
nueva objecividad, pero sobre rodo a una nueva imprecisión, que pudiese narrar su vida encera; <com o si> codo lo narrado sólo fuese
es inexorablemence suficience para destruir la precisió n heredada. un trozo de su vida entera. El "y cómo sigue" hasta el fin de la vida
Joyce. Y en codo esro reside un sano y seguro inscin w: cenemos es el impulso en codo oyence verdadero como el eco de roda gran
miedo, mjedo fundado. de que codo se d esacredire. ¿Ya no lo esrá la narración. El narrador es el homb re que de buen grado dejaría
voz del narrado r por el gramófono? consumirse el pabilo de la vida en la suave llama de la narración.
En elJo radica el halo [Stimmung]2° que emana de la fi gura de los
4. {La narració n es un purgame moral . Desemboca en una narradores en H acklander2 1, Hoffmann 22, Gerstacker, Srorm 23 • Su
sabiduría, como, a la inversa, la sabiduría, sobre todo en O rience, se apenura [Erschlossenheit, franqueza] tiene algo respetable y sincero
presenta a menudo como narración. El narrador es siempre uno que y uno se calla no sólo para escucharlos sino un poco porque están
riene consejo que dar. Esro fue amaño una cosa grande e imporcam e: allí}24 .
tener consejo que dar. Y quizá el poder d ejarse aconsejar era todavía Nada "eterno" permanece en el hombre, si se mira más de
más algo bueno y saludable. H oy tales palabras empiezan a sonar cerca, de manera ran absoluta e inconrucionada como prime ramence
ancicuadas. No tenemos consejo que dar para noso[fOS ni para los empezó. ¡Cuán deücadarneme está en el fondo tramada la red en
demás. Ya sólo sabemos quejarnos por nuestras cuitas, gemir, pero la que descansa este don maravilloso, el narrar, y cómo, empero, se
no narrar. Pero sólo se deja aco nsejar el que se abre. Y esro no sólo desatan ruscreca pero irrevocablemente todas Las esquinas y cabos2' .
porque el conocimienro d e la situación es la co ndjción previa para Y precisamenre porque el narrar historias parecía aco ntecer can de
eUo sino cambién porque cada cual sólo se abre al consejo en la
medida en que deja hablar a su siruación}111 •
{En el curso de los úlrim os cien años ha disminuido ;?O V. nuescra nora 72 a El Narrador.
21 Friedrich \Xfilhdm Hacldander ( 1816- 1877), de origen humilde, narrador y
arerradoramence la co municabilidad de rodas las regiones d e la
comediógrafo, llegó a ocu par el cargo de 0 1rcc1or de Construcciones y Jardines Reales.
vida 19• Primero, porque el din ero esrá en el ce ntro de rodos los n Ernsr Thcodor Amadcus H offmann (1 776-1822), jurisrn. compositor, dibujan re,
ince reses virales, y por ocra parce él es precisam em e el lím ire am e narrador y dramawrgo, es uno de los más notables representantes del romanricismo alemán;
obras Fundamcnrnles suy:u son los Fantaúmiirke in Cn/101j Manit"T (PirznJ jimulmcas a In
el cual fracasa casi roda rusposición a la com urucación. Segundo, manera de Ca/101, 1814-18 15) y su novela Die Elixire des Ttufth (los ellxim del diablo
(18 16).
u Thcodor Srorm ( 18 17-1888), imponancc novelisc:i, cucmisc:i )' poeta aJcm:ín, de
profesión abogado.
21
1
• El Na"ador, N. Cf. El Narradar, XJX. bacia el final.
1
• El Na"ador, I V. :' Cf. El Narrador, Vl 11.

l] 2 113
eternidad en eternidad entre los hombres, en estas décadas que han Heller2-, Wal1ace:!8 en contraposición a Leroux 1'' y G rcen30) , la nueva
medido sus fuerzas con los valores de eternidad de Ja manera más novela (Cenmars31, H emingway, Speyer3:!), la gran épica (Joyce33),
aguda e implacable, esrá máximameme en riesgo. Para la nueva por doquier recae el gran éxi ro en obras que saben volver a montar
sabiduría es demasiado vacua y sobre todo demasiado envejecida, la acción de un determinado modo. Y como el leccor se vuelve año a
como para poder servirnos. Y puesto que hay momentos en los año más impaciente frente al narrar -q ue hasca do nde conocemos
cuales la verdad proviene de la boca m ás sucia, la rebelión contra el era un narrar: primero esto, luego esto, luego es otro<->, así
narrador ha recibido su más encendida divisa de la opereta. Dice: también el oyenre.
"así de preciso no queremos ni por nada saberlo". ¿Acaso no se diiige Lo oralmente transmisible, el patrimonio de la narración, es
todo esfuerzo del nuevo narrador a esto: demoler la vieja precisión de de índole diferente a aquello que constituye el caudal de la novela.
acción, descripción de lugar y transcurso de óempo? Naturalmente Formalmente destaca a la novela en contraposición con rodas las
codo esto apuma a una nueva objetividad, pero sobre todo a una restan tes formas de la prosa: cuento, saga, proverbio, anécdota, chisce,
nueva imprecisión, que es inexorablemenre suficiente para d esrruir que de acuerdo a sus componentes fundamentales no proviene de la
la precisión heredada. ¿Por qué no? Porque tenemos miedo, fundado, tradición oral nj ingresa en ell a. Y se puede decir que por leer ramas
de que codo se desacredite, la descripción por el televisor, las palabras novelas desaprendem os [a.n compleca.mem e el narrar historias. La
<?> por el gramófono, la moraleja por la siguienre estadística, cámara de nacimjento de la novela es - visro ello históricamenre-
la persona del narrador por lo que de él se cuenca. ¿Acaso oo se la soledad del individuo, que ya no se puede expresar ejemplarmente
dirige codo esfuerzo del nuevo narrador a este único <propósiro>: sobre sus incumbencias más imporrames, está desasis tido de consejo
abolir la precisión, demoler la plástica en la acción , la descripción y tampoco puede darlo. Y a la inversa: nada contribuye más al
de lugar y el transcurso de tiempo? Naturalmente a favor de una peligroso enmudecimiemo del hombre interior como la lecrura de
nueva o bjerividad, p ero sobre todo de una nueva imprecisión, que es novelas. La capacidad de transmitir lo escuchado y despenar en lo
inexorablemente suficiente para destruir la precisión heredada. Pero vivido el espíritu de la historia, lo na rrable, este simple don de ser a
estas últimas reflexiones ya dan pie a la pregunca:
¿Cómo ha influenciado la extinció n del don de la narración oral
Frank Heller es d seudónimo del cscnror ' UO:Co Man in G un nar SerYer ( 1886-
a la novela? Sin duda subsiste una relación recíproca entre el ocaso 1947).
del narrar y el nuevo modo de escribir en [las] novelas, que en el :> Richard Ho rncio Edgar Wall.tcc ( 18- 5- 1932!. nm:cl isra, dramaturgo y periodisla
dominio épico representa un equivaleme de lo que es el foromonraje b rilá mco. es el fundad or del relato de misterio conocida ba jo el nombre de - thrillcr''.
~ Gaston Lero1Lx ( 1868-1 927), novdisLd r cucnrina francés. conocido
e n el <do minio> gráfico. Lo principal es que por lo pronro se le ha especialrneme por sus o bras El fimwma d~ la Ópera y El m ü rm11 del cuarro amarillo.
quebrado la columna vertebral a la "esrruccura" heredada. Ya sea que "' Probableme nre la referencia es a leviarán. de Juli.:n Gr« n (1 900-1989), novela
publicada en 1929.
pongamos a la visea el nuevo tipo de la novela policial (Elvescad 16 , 11
• Blaise Cendrars es el seudónimo de Fréderic-Lo uis Sa usei- (1887-1% 1). poeta
y novclisra suizo de lengua fran cesa. cuya novela El oro (1925) o co n~ idernda como un
acomccim1cnro revoluciona.ria en el género.
1
= Wilhdm Spcyer ( 1887- 1952). prolffico novclisra alemán de origen judío, alcanzó
2l· Sven Elvcslad ( 1884- 1934). novelista y pcnodisca noruego, su celebridad la fama con su obra Der Kampf der Tt:rria (1928).
descansa en sus novela~ detecti v~. q ue escribió ba¡o d seudónimo rein Riverton.. '·' La referencia de Benjamin es obviamenre a.1 Umes.

11 4 11 5
f

la vez objetivo e interesante está ligada a la pura apertura del hombre unificarse la ro ma apasionada de partido con la gran épica ya lo
interio r34. Los de hogaño escán muy maJ vemilados; a cravés de coda muestra Homero en el episodio de Te rsites36. Pero ap en as se hallará
narración , aun la más simple, pasa una gran corrience de aire; no en la gran epopeya la explicación, a no ser como una tra nsición casi
nos hacemos ninguna idea de cuánca libertad se requiere para contar retórica de lo exrerior a lo inrerior, que entonces es presentada con
aun[que sólo sea] la más pequeña historia. En breve, nada mara más la misma a bn egación e indiferencia hacia las opinion es como antes
radicalmenee el espíriru del narrar como la desvergonzada expansión lo exrerior. TaJ indifere ncia nunca fue Uevada más lejos que en los
que e n coda nuescra exisrencia ha adquirido lo "privado" (y cuyo narradores antiguos, que, por d ecir así, drenaron el aconrecer al
concenido de secreto genuino es inversamenre proporcionaJ). Toda dejar 8uir desde éJ roda motivación psicológica y roda opinión. En
discreción ínrima, egoísra, personaJ, es como un ataque que roba la seudo cultura sucumbe el narrar37 .
aJ narrador un trozo de su facilidad de palabra (y no sólo, como se !Quien nunca se aburre no pued e narra r. El aburrimiento es
querría creer, un tema). La paJabrota es propiamente una expcesión un pájaro de sueño en extinción. En el bosque de hojas üusrradas
dd coraje desesperado con el cual se vudven públicos hombres que tiene que envilecerse. Y tampoco en nuestro hacer tiene ya sede
siempre permanecieron encerrados en su mohosa existencia privada, alguna. Las actividades que se vincularo n secreta e íncimamence con
taJ como el chjste es pa ra nosorros la expresión de cuán atomístico se el aburrimienco, el ocio que dio a los hombres la man o creadora ha
ha vuelto el contacto entre los individuos. muerto. Por eso llega a su fin el don d e conservar hisro rias: ya no se
El orro enemigo morral del narrar es la lecrura de los periódicos. teje, no se rula, no se hacen trabajos manuales, no se ralla mientras
D e Gide35 proviene la excelente observación de que somos tan pobres se las escucha. Pues cuanto más olvidados de sí las oímos, canro más
en e.xperiencias significativas, porque la misma prensa que se da por se graba en nosocros lo escuchado. Do nde d ritmo de las manos
tarea rraernos viscosas y singulares historias de todas las naciones esrá creadoras m ece a los hombres, allí está el oyente naro, allí penetra
tan den samente poblada de escribanos mezquinos, culíes de cimero, en él lo que escucha de la manera m ás profunda38 . En oposición a
que ya no nos llega ningún hed10 sin que esté emremezdado de ello, ninguno conserva peor que el que ya escucha la historia con
el propósito de transmitirla. A fin de cuentas, lo que se nos da a
las explicaciones más mediocres e imperrinenres que le sugiera al
escuchar, Las m ás de las veces ligado en demasía a la vanidad del
reportero del caso su respectiva sabi110ndez mundan a y vital. Ya es
narrador, está tan depositado en la agudeza que [a la hora d]el efecto
la mi rad del arre de narrar mantener una historia, aJ t ransmitirla,
finaJ ilumina al narrado r, el cuaJ estaba a lo sumo sentado antaño en
libre d e opiniones. La o bjetjv idad épica es ciertamente una perfecta
el círculo de luz de la lámpara, cuand o su voz ni se asomaba de la
indiferencia ante las "opiniones" explicativas, anaHricas, pero no
penumbra.}
una n eutralidad del sencir [Gesinnung] . Cuán absolutamente puede

v. Tersites figura en el Ca.oro 11 de la llíadL1 (versos 2 11 ss.). H ame: ro lo prcst'nta


H El Narrador, V. como el más feo dt: los guerre ros aqueos. bizco, cojo. de: hombros co rcovados v cab~a
'' Anclré Gide (1869- 195 1), uno de los fu ndadores de la NoU\·dle Rcvue Franr;aise, pu~tiag~da cubicrra por rala abellera. Lenguaraz e insoleme. aborrecido por Áquiles }'
fue a uror de lo que él llamó ~u única novela, La Fa11x Momwyers (Los monederos falsoJ, Odisea, 111crepa a Agamenón con profusión de insu lco~, y acaba ganándose un golpe con d
1926), c:ir:ia crizada por su aurorrcAcxividatl y su csrrucrura incrincada y d iscominua: sus ce1ro dd rey aqueo que le propina Odi~co.
Joumals (Dwrios, 1939, 4 volú menes) comti ruycn una p ieza fu ndamcmal de su bibliografía. r El Narrador, VI, VllJ.
Recibió el Premio Nobd en 1947. '" El Narrador. Vlll.

11 6
117
l

5. "La mayor discrepancia <... > N údeo de rodos los hechos". Índice analítico
Georg Lukács: Teoría dela Novela, Berl ín 1920p J27/ 138l'' <excracro
de 14 líneas, aq uí sin las comillas y sólo referidas con inicio y final>
Sobre la "Educacion semimemale"40 "Esra ... dpica novela
<... > de una efectiva totalidad de vida". Lukács: Teoría de la Novela
p 134/135 41 <ext racco de 9 líneas, reproducido igual que arriba>
(En éste y los o cro~ índices, las negriras remicen a los mecos de Benjamín: números
romanos parn los capírulos de El Narmdor, números aráb igos precedidos de la abreviarura
6. 4
La hisroria de Psameric ~ y sus explicacio nes 43
wfr"=frag mcnm para los ccxros sobre novela y narración; la inicial "n", antepuesta, remite
1) Monraigne: el recipieme se desborda con la última gota a nocas del rraduccor; los números arábigos simples corresponden a la introducción del
2) <Fra nz> H essel y yo: al rey no lo conmueve el destino de rraductor: cuando se erara de referencia en nota, se indica con una ..n.. después del número
de página)
la famiüa real . Porque es el suyo propio
3) Asja <l..acis>: en la escena nos con mueven muchas cosas
Aburrimi.ento: 15, 15n, 43n , VIIl, n25. fr4
que no nos conmueven en la vida y este a látere es sólo un Acontecer: 26, VI, de la novela XV; inconscience n25; n35, &3, fr4
actor para el rey Aconrecimienco(s): 1O, 11 , 19, 22, muene como A. 26; 28, 27n, V, XII, a35
4) Yo: el dolor jamás viene do nde corresponde; es una Alcoholismo: l11
tapadera, un sombrero que nunca calza Anécdoca(s): n5, nl3, &l , fr4
Aparecer, aparición, apariencia: 28, 35, 36, 37. 1
5) <Wilhelm> Speyer: <falta la explicación>
Aparridia: XIV, n43
6) Stefan <Benjamín>: porque el soldado era rrnahr <¿ palabra
Aperrura: 42, 38n, frl. fr4
del lenguaje infantil ?> (explicación : más valieme) Apocatáscasis: XVIl, n59
Sobre la explicación de Momaigne: él lo explica de manera Arre (v. Na rrar)
genial narural e indep endiente. Según su explicación Arcesanado: 18, campesino, marírim o. urbano IX. XVI
también el hijo podría venir al final. No esrima en nada la Arccsana l(es): modo, producción, crabajo a. 8, 14, 16, 18, XIX; soc iedad a.
14 , 18: corporaciones a. U; esramenro a. 11; estratos a. XIV: carácrer
gracia [de la historia].
de la narración I del narrador a. IX, XIX
7) Dora <Benjamín> (en real idad André Gide) <:> es lo que
Anesanfa: 14, 18. 2 1, Vlll, IX. A. <le la narració n 8, 18
corresponde. Artesano: consumado XIX, n26
Aura, aurárica/o (v. Halo):· 14, 17, 18, 20, 23, 24, 34-37, 39, 40, 12n,
1311, n74, fr2
El Na"ador, XIV. Aucoridad: 16, fr3, A. de la muerce 25; la muerre presta su A. a la
L.:1 novda de Flauben , referida en el úliimo pám1fo Jd capítulo XJV de B narración 24, X, Xl: A de la noricia Vl
N amuít•r. Belleza: 1 8, 36, IV
0 El Na"ador. XIV. Bribones: 42, XVIII
'1Bcnjamin escribe "Psammcrich", refiriéndose a P~amén ico. Esce. en todo caso, se
Burgués: héroe b. a 18
conoce rnmbién como d faraó n Psamérico 111, q ue reinó solo seis meses y fue derrocado,
caprurado y ejccurndo por Cambises 11. Burguesa: sociedad b. 23, X; edad b. XIV; concepción b. de la lengua 38n
~) El Na"ador. VII l. 41; pec¡ueño-b. n50

11 8 11 9
Burguesía: VI 11 n, 12, 23, l. II , IV, X. n3: Empobrecimienro. pobreza de la E. 1O,
Campesino(s) (v. Arce.sanado): sedenrario JI; IV, Xl, XVII, n12, n62 20; E. común 11, 1, 14
Capiralismo: VI, n61 Explicación, explicar: 20, 21. 27, 28, VI. VII, XIJ, n24, fr4, fr6
Ch isce: fr l, &4 Extraordina ri o (lo): VI
C lase: obrera JU Fábula: 29, V
Comcrcianre(s): desempleados lli; su parricipación en d arre de narrar Fascismo: 17. 18 n
XVI; XVII Filme: fr2
Comunicació n, comunicabilidad (v. Experiencia, Narración): 1J n, 12, 18- Foromoncaje: fr2. fr4
2 1, 23, 24, Sn, 36n, 1, IV, X. fr4,_fo rma (s) de C. 18, 19, VI, IX Guerra: 8, 1 1, l 8n, 38n, n8, primera G. Mundial 9-1O, 1, Xl, 113, n42; G.
Comunismo: 17 De los Siete Años XI; G. fra nco-alemana n8
Consejo(s): 19n, 21, 40 . 4 1, IV, V, XVI. n 14. n 15. frl , &4, cener C. que Halo (v. Haura): XJX, fr4
dar IV, XJX, fr3, fr4 Hisroria: 32, 33, 36. 45. X111, n33, n34, n35. n37; H. del mundo, mundjaJ,
C riarura(s) (v. Mundo): 32. 34, 36n, 37, 38, 38n. 39n, 4 1-43, IX, Xll, universal 9, 11, XJil; H . na rural 25-27, 3 1, 32, XI, XU, n3 1, n33,
XVIl. XVIII, XJX, n59, n64 n35; H. humana 26-27, 31; H . de la salvació n, soreriológica 28, XIl;
C rónica: 27, 41, XII, n35 H . escrira Xll; H. y sencido co11cepci6n, filosofía benjaminiana de la
Cronista: 27, 28, 2411, XII, n35 H. 36, 44; H. de la filosofía y la ecol ogía n59
C uenro (de hadas): 3 1, 3 1n, 33. XVI, XVII, n'.!., n75. frl , fr4 Hisroria (s) (Narración, Relaro): 23, 25, 27, 28, 29, 30. 34, 37. 45, 23a ,
Depravación: XVIII 1, U, IV, V, VI, VII. VIII. IX, X. XI, Xlll, XJV, XV, XVI. XVII ,
Desrrucción: de la experiencia 8; del aura l 8n; D. y origen 40-4 1 XVIII, XIX, n l , n3, n5, 06, nl 3, n23, n24, n33, n38, n48, n59.
Devoro: XIX fr l , fr2, fr3, fr4, fr6
Dialéctica: 34. 35, 36. 37 D . benjaminiana 33, 36-37; "D . en suspenso" 36; Hisroriador: 28, 28 n, XII, n 1, n33, n35
concepco de trama d. 17; clave d. 33: d.meme XVI; imagen d . n33 Hisroriografía: 27, XII. Xlil
Dicha: XVI Humor (de Leskov): XI11
Dogmática: XVII llusrración: XVI
Enmudecimienco (v. Mutismo): 38n, frl , fr4 enmudecida(s) 44 n, 1, n3 Imprecisió n: fr2 . &3, fr4
Épico(a, s): 29, V. Xlll . XJV, n37, n38. 1144, fr4 íorma(s) é. 28, 39, n35; lmprenra: invención de la l. 14, 18, 20, 15n, V
gra n É. VI, XII, n35; poesía é. 1137; memoria é. 29, Xlll, n38: lndividuo(s) (v. Soledad): 19. 29. l 4 n. V. X, n l , fr1 , fr4
objetividad é. fr4: lo É. V , XJIJ: domi nio é. fr4; lado é. <le la verdad Información: 20-22, VI, VII. IX, n24
IV: macriz. é. l 9n Inolvidable (lo): 25, 35, 37, 38. X
Epopeya: 29. X111. n38, gran E. fr4 Inspirador (v. Musa): elemenro i. 34, Xlll, 1138, n39
Escucha: 9n. 12, 15, 16, l , Il. V , VIIl, XV, XVI, XVII I. n'.!.3. fr4 lnsuficienre (lo): V
Espacio: lejanía del E. lII lncerés (práctico) (v. Narrador)
Erernidad: 15, 23, X, n29, fr2, fr3, fr4, valor(es) de E. 22-23, 34, fr3 Justicia: 8, 21, 25, 27, 34, 39-4'1
Erc rn o (v. Inolvidable): fr3, fr4, lo E. en el narrar fr2; e. rerorno 26n, n24 Jusco(s): 39-42. 38 a, ID, XVII, XVIIl, X1X
Érica(o, s): 40, 1, XVIII, n3 E. anrinómica XVUl: perspecrivas e. 26 Lecror(es) (v. Soledad): 16, 17. 20, 22, 24, 30, 39, 13 n, ! 'in, VI. Xll,
Experiencia(s):8-9, IO, 11- 12, 13, 14, 15. 17, 19-2 1,22,32,33,36, I , V. X1V, :XV, nl0, n20,n33, n49, n50, fr4
VIII , XVI , XIX, n25, n4 9, n73, fr4, crisis, destrucción de la E. 8, 9, Lecrura (v. Novela): 30n, IX, frl , fr4
11 n, 1911; comunicabilidad , comu nicación, intercambio de la E. 9. Lenguaje (v. Sob re-no minación): 19, 24, 38, 40-42, 36n, 38n, fr6

12 0 121
Leyenda: IlI, V, lX, XVI, nl fr4, gran(des) N. 20, 46, XIII, XV, XVI. n38; el N. y el croniMa 27,
Libertad: 13, 2 1, frl , fr4 28, XIl; N. anónimo 34, JI, XIX
Libro(s): 14, 18, 19, V, VII, n49. L. de guerra 1, n3: L. de la creación 20; Narrar (eJ): 30, 3 1. 34, 40. 5 n, ] 2n, V. VIII, IX, XV1. XIX, n2. frl , fr2.
L. de la vida n33 &3, :&4, arle de n. 9, 11 n, 12, 14, 17. l 7n, 23, 30, 34, l , IV, VI ,
Li tcrarura: 34, IX, XIX, en prosa V; L b urlesca, fursesca XVJil, n66; L. VIII , X, XVI , XIX, n2 I , n24, n74 , frl
aJemana n 17: L rusa n26 Naturaleza (v. Voz): l 6, 3 1, 32, 33, 34, 36, 3811 , 39, 4 J, IX, Xll, XV, XV1 ,
Maestro(s): II, VI , XIX, n24 XV1l, XVITI, XIX, n36, n 56
Magia: 30-3], 32, 37, XVI Nocicia: 20. 22, 11, Vl, XVT, n56
Manifescación (v. Aparecer) Novcla(s) (v. Narración, Soledad): 14, 18-19, 20n, 21, 23, 24-25, 27n, 28-
Ma no(s) (.): 15, IX, IX, XIX, n72, papel de la M. en la producción XIX; 30, 30n, 45, 46, V, VI, XITI, XIV, XV, n6, n8, n 17, n 18, n38, n 42, .
M. creadora fr4 n44, 1149, n54, 1175, n76 , frl , &3, fr4, frS
Maravilloso (lo}: III, V, n56, fr3, fr4 Novelisra: 7, 19, 30, V, Xlll, XIV, 11 12, n38
Marino(s) (v. Arresanado}: M. mercance(s) ll, XVI Objerividad: 27, fr2, &2. fr3
Médico: IIl, n 11 Ocio: &4
Memoria (v. Recuerdo, Rememoración): 15, 27, 28, 30, 33, 34, 39n. Vlll, Opereta: divisa de O. Ír4; sabiduría , sabiho ndez de O . frl , fr2, fr3
n40, M . épica Xlll, n37, n38, O pin ión(es): fr4
M iedo: XVI, fr2, fr3. fr4 O ral (lo) (v. Tradición): 19, V. lo o.menee u-a11smis ible, parrirno11io de la
Mfscica (,):exaltación m. ID; profundidad CJSi m . XIX. n72 narració n IX, frl , fr4
M ísticos: XVIll Palabra: 38n, 39, 40n, XIV, facilidad de p. frl , fr4
Mico: 30, 32, 33, 38n, XVI, X:VU Palabrota: frl , fr4
Moral(es): nJ , frl , &4, M. Elevada XVIll; caráscrofes, incidem es m. Perplejidad : 19, 19n , 1, V, XIV
XVIll; improvisación m. XVIll Pétreo (lo) : estraro más bajo de la criarura XIX
Moraleja: 29, IV, XIV. XIX, fr2 , fr4 Piedra(s) (v. Piropo): 37, 42, 62, IX, Xll. XIX, n28, n70
Morir: 23-25, X , n23, n62, fr2 Picaresca: n66
Muerce (v. Aucoridacl): 2 1, 23-25, 26, 27n, 30 , 3 0n, 3 1-32, 36, l 5n. 22n, Pícaros: XVIII
25n. X, Xl , Xll. XlII, XV, XVI. n59, fr2 . "M . de la intención" 36 Piropo (piedra): XIX. n70
Musa (v. lnspirador. elemento): XIIl. n37, n38, n39. n49. frl Poema(s): 43 n, XV. n38
Mutismo: 9. 11 Poesía: P. In genua XII, n36; P. senrimcn ral 1136; P. épicd n37; P. ligera n37
Narración(es):7-9, 12, 15- 16, 17n, 17-19,20n, 2 1. 23-25,27-28,30-3 1, Precisión: &2, fr3, fr4
32. 33. 34. 38, 39-4 0. 4 1-42, 44, 45, 11, IV, Vl , Vll. IX. XII, Xlll, Prensa: 20, VI , fr4
XIV, XVI, XVll, XVllI, XIX, n2, n24 , a.26, n38. n53. n56 , frl , Privado(s): fr 1, fr3, fr4
fr2, fr3 , fr4 , N . y experiencia 9; dife rencia entre N. y novela 14, 29- Profana: visión p. Xl l
30, 45, 46, V, 1138, fr3, fr 4; N. fo rma artesa nal de la com unicación Prosa: V , Xlll, n33, n38, frl , fr4
IX; N. oral frl Pros ista: fr l
Narrado (lo): 15, VI , lX, Xlll, fr3. fr4 Proverbio(s): 40, IV. XIX, 113, n 7 3. fr4
Narrador(es) (v. Cronisra, NoveJ isra): 18, 24, 25, 26, 27-28, 3 1, 34-35, Recuerdo(s) {v. Memoria. Remem oración): 25, 28, 30. XIIl, XIV, n38,
37-38, 39-42, 42n, 44, l , Il, IV. V, VI, Vil, VITI, IX, XI, XJ I, XIII , n48, frl
XV. XVl, XVll, XVIII, XIX, n2, n 1O, n38, n 52. n74, frl. fr2. fr3 ,

122 123
Relato(s): 18, 19, 26, 27, 30, 3 1n. 34, 42. Ill, IX, XJ, XJTI, XIV, XVI ,
XVIII, XI.X, n2, n3, nS, n6, n 1O, n22, n26. n35, n42, nSO. n53, Índice de obras citadas
n56, n63, 7 1,n75, n76, frl
(Incluye sólo las obr.is ciradas por Bcnjamin)
Religiosa(o)(s): incerés r. W ; visión, perspecriva(s) r. XIl , XVI
Rememoración (Memoria, Recuerdo): 28-29, 30, Xlll. XV, n40
Ruina(s): 32, XIX
Sabiduría: 1O, IV, V, X, XJI, fr2, fr3 . fr4 S. es d lado épico de la verJad
IV; S. de opereca fr l ; nueva S. &4
Sabiho ndez: fr2, fr3, &4
Sabio: XIX
A propósiro de la Sonara Kreutzer (Leskov): IX
Saga: XVIl, frl , fr4
Cofreciro de tesoros (Hebd): IV
Sanridad: XVIII
Shock: XVI Don Q uijore de. la Mancha, La ingeniosa hiscoria del hidalgo
(Cervances): V, XTV
Sho rt srory: 1X
Secreco: 43, 44, 4 1n, n33, &4 Educación senrimencal, La (Flauberr): XJV, fr5
El águila blanca (Leskov): VI
Situación: 21, IV, n 15, n33, fr3, fr4
El engaño (Leskov): VI, IX
Sobre-nominación: 38, 4 1, 36n
Soledad: S. del individuo, cá mara de naci mienro de la novela V, fr1, fr4 ; El pueblo (M ichder): n l
S. del lector XV H istorias (H eródoco): VII
T écn ica: 10, 11 , 14. 16- 19,2 1, 22,35. 13n, 15n,39n, XVI, n72, T. Inesperado reencuentro (H ebel): XJ
indusaial IX Korin, d alimemador y Plarónida (Leskov): XVII
Tiempo {v. Aburrimienco): 15, 16, 25, 29, 4 1, Ill, VIII, JX. Xll, XIV, La alejandrira (Leskov): XII, XIX
XV, XVIII, n25, n28, n6 1, fr2 . fr3, fr4 T. de la información 22, La pulga d e acero (Leskov): IX
Vll; T. mítico XVI; lejanía del T. 111; seocimienco del T X : la novela La voz de la naturaleza (Leskov): XVIII
incorpora eJ T en sus principios cons'Cirurivos 29, XIV Lady Macberh de Mtsensk (Le.skov): XVII
Tradición(es): 16, 18n, 1 1, 36, 4L, TI, VI, IX. XIll, XVIII , n38, n66, T. Las Mil y Una Noches: XVI
oral 19. V, frl , fr4; T hermérica XVI Pequeño Tesoro del Amigo Renano de la Casa (H ebel): XI
Tragedia: 29, 37 n ¿Por qué son caros los libros en Kiev? (Le.skov): ID
Urilidad: de la narración IV, XII Relatos de los viejos tiempos (Leskov): XVIII
Verdad (v. Experiencia): 1J. 12, 28n, 35, 36, 37. 43, 44, TV, IX, XV, n l, Sobre los primeros principios (Orígenes): XVII
n35, fr3, fr4 Teoría de la novela (Lukács): XIV, fr5
Verso: Xlll, n38 W ilhclm Meisrer, Los años de andanza de (Goeche): V
Viaje(s): TT, IX, XVIU Vs. de Leskov Ill
Vida: 25, 28, 29, 3 1, 40, U, Ill, V, VII, IX, X , XIV, XV, XVI; XVTT.
XVIII, n24, n33. nS 1, n73, &2, &3 , fr4 , fr5, fr6, V. humana V,
XIX; V. social V: sexual fr4; conducción de la V. 20, 22: fo rma de V.
16, 32; semido de b V. 3 0
V01.: 35. XlJ , XV, XI.X, fr2 , fr3 , fr4 "V. de la naturaleza" 34, XVIIl; V. del
narrador 3 1. 34, XI.X; V. h wnana XVIIl

124
125
Índice onomástico

Adamanrios: n59
Adorno: l 7n, n74
Agarnenón: fr4
Aguirre, Jesús: n58
Alejandro I, zar: XIX, n26
Alhor, Ma urice: n 19
Amasis: n23
Aquiles: XVIJI, &4
Arago, Ecienne: n 19
Ariscóceles: 29, n23
Banville, Théodore de: 1146
Baucis: XVII, n62
Bauddaire, C harles: 25
Beaumarch ais, Pierre-Auguscin de: n 19
Benjamin, Dora: &6
Benjamin , Scephan: &6
Benjamin, Walrer, benjaminiana/o: 7 - 44. 45-47, n3. n5, n24, n25, n26,
n27 , n30, n3 1,n33, n35, n 44, n53, n58, n59. n61, n 63,n72, n74
Ben necc, Arnold: XIV. n42
Blan, Roberto: 47
Bloch, Ernsc: XVII. n6 1
Bonaparce, Napoleón: XI, n 12
Brunilda: n68
Büchner, Geo rg: 43n
Ca mbises: VII, n23, 1124
Cassou, Jean: n 1O
Celan, Paul: 4311
Cdso: n59
Cendrars, Blaise: fr4
C hescercon , Gilbcrr Keich: 1142
Claudius, Macchias: n4
Clemente de Alejandría: n59

127
Co llingwood-Selby, Elizaberh: 25 n He.imann, Moricz: XV, n50
Conan Doyle, Archu r: n42 Heller, Fra nk: fr4
C rimilda: n68 1-lemjngway, Ernesr: f.r2, fr4
Decio, emperador: n59 Hermes: .n62
Deslau.riers (personaje de La eduC:Jción sencimemal): XIV Heródoro: 27, VII , 1122, n24
Diecer El Rojo (personaje de Hebel): VID Hessel, f ranz: fr6
D obün, Al fred: n50 Hoffman n, Emsc T heodor Amadeus: &4
D oscoyevski, Fiodor M ikhailo,,ich: IX, XVlil H ofmannSlhal, 1-lugo von: n33, nSO
Dumas, Alexandre (padre): n 12 H omero: fr4
Elvestad, Sven: fr4 H ugo, Víctor. n 12
Ensor, James: 1O Joyce, Jam es: fr2, fr3, fr4
Eusebio de Cesárea: n59 Ka&a, Franz: 42, 42 n, 43n
Figura (personaje de Figura): XVIlI Kant, Immanuel, kancianafo: n36
Filem ón: XVII, n62 Kancorowicz, Emst L: 27 n
Filippovicch , Filipp (personaje de La voz de la naturaleza): XVIII Kjpling, R udyard: XVI, n42, n54
Fische.r, Tobías (seudó nimo de Moricz. Heiman n): n50 Kraus, Ka rl: 40, 40n
Flauberc, Guscave: n46, fr5 Lacis, Asja.: fr6
Ford, Ford Madox: n42 Leroux, Gaston: fr4
Frédéric (Moreau, personaje de La educación senúme.aral): XJV. n47, n48 Leskov, Nikolái: 34, 42, 45-46. l 7n, I y o, In. IV, VI, VU,IX, Xll , XIlJ,
Galende, Federico: 43 n XV1, XVII, XVIII, XIX, n33, n63
Galsworrhy, John: n42 Lind bergh, C harles: fr3
Gersracker, Fried rich: II, n8. fr4 Lukács, Gyorgy: 29, XIV, n44, n45, &l , fr5
Gide, André: fr4, fr6 Maleb ranche, Nicolas: 42. 43n
Goec:be, Joh:rnn Wolfgang: 36. n 17 Mann, Tbomas: n50
Gorrhelf, Jeremías: (seudónimo de Alberr Bit7.Íus): ll, N , XVlJ, n6 Ma rinettj , Filippo Tommaso: 18n, fr3
Gorki, Maxim (seudó nimo de Alexci Maximovich Pe.shkov): XVJ, nS I Marivaux, Pierre de: n33
G reen, J ulian: &4 J\!arx. Karl: 13, 13n
G regorio de Niza: n59 McQu illan, Marrin: 24n
Grimm, Hermanos: n56 Micheler, Jules: n l
G u riérrez, Sara: n26 M nemosyne: XIIl. n37, n38
H acklander, Fricdrich Wilhel m: fr4 Mo nnier, Marie: n27
H agen de Tronjc: XV1I1, n68 Mo ncaign e, Michel de: 19n, VII, n23, n24, fr6
H anssen, Beacricc: 26n, 42n. 43n Neokanüsmo: 26n
H ardy, T homas: 1142 Nodjer, Charles: IV, n 12
H auff, Wilhdm: XIX. n7 5 Oruseo: fr4
Haupcmann, Gerhan: n50 Orígenes: XVll, n59
Hebe.I, Johann Pccer: 26, 37 . Il, IV, XI, .Xll, XVI, XVIII, n5, n 13, n35. n67 Oyarzun, Pablo: 29n, 32n
H egel, Georg Friedrich W ilhe.lm: 12- 13, 36, 13n Pascal, Bla ise: XIV, n41

128 129
Pauli, Hans (seudónimo de Moricz Heimann): n50
Pavlin (personaje de Pavlin): XVII
Pedro el Grande, zar: IX, n26
Piln iak, Boris: fr2
Pi.mnski (personaje de Korin, el alimentador y Plarónida): XVII
Plarov, Marvey lvanovid 1: n26
Poe, Edgar Allan: XVI, XIX. n53
Psaménfro: 27, VJI, n22, n23, n24, fr6
Quijoc.e, Don: V, XIV
Rousseau, Je.an-Jacques: n33
Sand, George: n46
Sanmer, Eric L.: 31, 32n
Schillcr, Fricdrich von: Xll, n36
Sch mirr, Carl: 27 n
Schole.m, Gershom: 45
Schweppen hauser, Hermann: 45-46, 7n
Se.alsficld, C harles (seudóni mo de Carl Posrl): Il. n7
Sheherezade: XIIl
Sidon, C harles (seudón imo de Car! Posd): n7
Sigfrido: n68
Sfonimski, Anronj: fr2
Speyer, Wilhclm: fr4, fr6
Srevenson, Roben Louis: XIX, n76
Srorm , The.odor: fr4
T e.rsires: fr4
Thieme, Karl: 46
Tiedemann , Rolf: 45-46, 7n
Tolsrói, Leo Nikolaievich: 1 n , IX
Valéry, Paul: 23, IX, X, XIX, n27, n28, n29, n72
Villemessa nr, Hippolyre de: 22, VI, n 19
WaJlace, Edgar: fr4
Wells, Herberr George: n42
Wenzel (personaje de La alejandrica): XIX
Wieland, C hrisroph Marcio: n 18
Wohlfahrc, lrving: 42n
Z eus: n37, n62
Zola, Ém ile: n46
Z undclfrieder (personaje de Hebel): XVTII
Z unde.lh ei ner (personaje de Hebel): XVIII

130

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