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Cuentos y Relatos para Educar La Inteligencia Emocional
Cuentos y Relatos para Educar La Inteligencia Emocional
ALFONSO BARRETO
CUENTOS
Y RELATOS
PARA EDUCAR
LA INTELIGENCIA
EMOCIONAL
EDITORIAL CCS
© Alfonso Barreto
© 2011. EDITORIAL CCS, Alcalá, 166 / 28028 MADRID
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación
pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada
con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista
por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Re-
prográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear
algún fragmento de esta obra.
Introducción .................................................................... 9
1. El huevo........................................................................ 13
2. La paloma..................................................................... 15
3. Mira el futuro................................................................ 17
4. El árbol vanidoso......................................................... 19
5. Jesús sana a diez leprosos........................................... 21
6. Los papeles y cómo los representamos..................... 23
7. Nueces.......................................................................... 25
8. La mariposa perdida.................................................... 27
9. El paracaidista.............................................................. 29
10. El juez........................................................................... 31
11. Dos de cinco y cinco de uno...................................... 33
12. El padre y los hijos...................................................... 35
13. De nombre................................................................... 37
14. Todo lo que pasa en tu vida, obra para bien............ 39
15. Las albóndigas.............................................................. 41
16. En el origen.................................................................. 43
17. El cordero y el lobo..................................................... 45
18. El último día................................................................. 47
19. El buey y la cigarra...................................................... 49
20. Parábola de los viñadores........................................... 51
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d. ¿Cuál o cuáles han sido los mejores consejos que has re-
cibido para tu vida? . ...........................................................
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Había una vez un rey muy sabio que se interesaba mucho por
su pueblo y solo deseaba lo mejor para sus habitantes. La gen-
te sabía que el rey tenía un interés personal en sus asuntos y
que trataba de comprender cómo sus decisiones afectaban a
sus vidas. Periódicamente se disfrazaba y recorría las calles, con
la intención de ver la vida desde la perspectiva de ellos.
Un día se disfrazó como aldeano pobre y visitó los baños pú-
blicos. Allí se encontraban muchas personas que disfrutaban el
compañerismo y la relajación. En un horno del sótano calentaban
el agua para los baños y un hombre era responsable de mante-
nerla a una temperatura agradable. El rey se dirigió al sótano para
visitar a la persona que incansablemente vigilaba el fuego.
Ambos compartieron una comida y el rey ofreció su amis-
tad a este hombre solitario. Día tras día, semana tras semana,
el rey visitó al encargado de vigilar el fuego. El hombre del
sótano simpatizó de inmediato con el extraño visitante, por-
que bajaba al sótano donde él estaba. Nadie más le había
demostrado tanto interés o preocupación.
Un día el rey reveló su verdadera identidad a su amigo.
Fue una jugada arriesgada, puesto que temía que el hombre
le pidiera favores especiales o un regalo. En cambio, el nuevo
amigo del rey lo miró a los ojos y le dijo:
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«Por esto, sucede con el reino de los cielos como con un rey
que quiso hacer cuentas con sus funcionarios. Estaba comen-
zando a hacerlas cuando le presentaron a uno que le debía
muchos millones. Como aquel funcionario no tenía con qué
pagar, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto
con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía, para que queda-
ra pagada la deuda. El funcionario se arrodilló delante del rey,
y le rogó: “Tenga usted paciencia conmigo y se lo pagaré to-
do”. Y el rey tuvo compasión de él; así que le perdonó la
deuda y lo puso en libertad.
»Pero al salir, aquel funcionario se encontró con un compa-
ñero suyo que le debía una pequeña cantidad. Lo agarró del
cuello y comenzó a estrangularlo, diciéndole: “¡Págame lo que
me debes!”. El compañero, arrodillándose delante de él, le
rogó: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”. Pero el
otro no quiso, sino que lo hizo meter en la cárcel hasta que le
pagara la deuda. Esto dolió mucho a los otros funcionarios,
que fueron a contarle al rey todo lo sucedido. Entonces el rey
lo mandó llamar, y le dijo: “¡Malvado! Yo te perdoné toda
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Una vez un padre de una familia acaudalada llevó a su hijo a
un viaje por el campo, con el firme propósito de que este
viera cuán pobres eran las gentes del campo, que compren-
diera el valor de las cosas y lo afortunados que eran ellos.
Estuvieron por espacio de un día y una noche completos en
una granja de una familia campesina muy humilde. Al concluir
el viaje, y de regreso a casa, el padre le pregunta a su hijo:
—¿Qué te pareció el viaje?...
—Muy bonito papá.
—¿Viste qué pobre y necesitada puede ser la gente?
—Sí.
—¿Y qué aprendiste...?
—Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen
cuatro. Nosotros tenemos una piscina de 25 metros, ellos tie-
nen un riachuelo que no tiene fin. Nosotros tenemos unas
lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas.
Nuestro patio llega hasta el borde de la casa, el de ellos tiene
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Había una vez un rey que ofreció un gran premio a aquel ar-
tista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta.
Muchos artistas lo intentaron. El rey observó y admiró to-
das las pinturas, pero solamente hubo dos que a él realmente
le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.
La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un
espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas
que lo rodeaban. Sobre estas se encontraba un cielo muy azul
con tenues nubes blancas. Todos los que miraron esta pintura
pensaron que reflejaba la paz perfecta.
La segunda pintura también tenía montañas. Pero eran es-
cabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del
cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Monta-
ña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua.
Todo esto no se revelaba para nada pacífico. Pero cuando el
rey observó cuidadosamente, vio tras la cascada un delicado
arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se
encontraba un nido. Allí, en medio del rugir de la violen-
ta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en
el medio de su nido... paz perfecta.
El rey escogió la segunda. ¿Sabes por qué? Porque, explica-
ba el rey: «Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin
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c. ¿Has deseado ser lo que otros son, tener lo que otros tie-
nen? Explica tus sentimientos. ...........................................
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Susana era una niña lista y tímida. Pero como no veía muy
bien, llevaba gafas desde que podía recordar; y también des-
de que podía recordarlo, algunos de sus compañeros de clase
se metían con ella y se burlaban de sus gafas de grandes cris-
tales; y había sido el insoportable Luis el que empezó a lla-
marla Cuatro Ojos, y como era un chico muy popular en la
clase, todo el mundo terminó conociéndola por Susana Cua-
tro Ojos. Ella hacía como que no le importaba, pero realmen-
te no le gustaba nada.
Cierto día hicieron una excursión con el colegio para visi-
tar unas cuevas muy famosas. Todos caminaban en fila india,
cuando Luis resbaló y metió el pie en un agujero. En su caída
solo pudo agarrarse a Susana, que caminaba a su lado, y am-
bos resbalaron durante un buen rato hasta que fueron a parar
a una gran caverna. Estaba muy oscuro y solo se veía un rayi-
to de luz procedente del techo de la caverna, muchos metros
por encima, y algunas raíces y troncos que habrían caído por
aquella apertura. Llamaron a voces y gritos, pero nadie acu-
dió. Agazapados y muertos de frío, pasaron una noche oscu-
rísima dentro de la cueva.
A la mañana siguiente, seguían sin haberles encontrado y
solo el pequeño rayo de luz les dejó ver algo. Luis aprovechó
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c. ¿Te has unido, has hecho alianza o amistad con otras per-
sonas y saliste mal librado? Comparte tu experiencia
personal. . ............................................................................
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c. Para ti, ¿por qué crees que se producen las guerras entre
las naciones? Reflexiona y comparte en grupo. ................
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