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BALANCE DE ELEMENTOS y MÀSCARA

(De una clase desgrabada de “Sinastría, seminario para egresados”, CXI, 2001)
Este es un apunte sintetizado y revisado, para uso interno de los seminarios de egresados de la Red
LunaVenus, 2008 en adelante.

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OLGA:
Empecemos por limpiar algunos malentendidos al respecto. ¿Cómo hacen ustedes el balance de
elementos?

Para empezar, conviene ordenar en una grilla de doble entrada los 4 elementos (Fuego, Tierra, Aire y
Agua)  y las 3 modalidades (Cardinal, Fija y Mudable). Algunas personas las ponen en cruz, yo lo hago
asì:

El diseño gráfico es lo de menos, con tal que les resulte claro. Cada uno “engrille” como esté
acostumbrado a hacerlo.

Ahora bien... ¿qué y cómo contabilizamos?

ALUMNOS:
- Yo lo hago muy virginianamente y por orden, incluyendo las modalidades, y pongo Sol, Luna,
Ascendente, planetas personales y regente del Ascendente.

- Yo agrego el Nodo.
- Yo agrego los transpersonales.

Bueno, intentemos pescar la lógica –energética o psicológica- de lo que hacemos. ¿Qué queremos
medir con este balance? Se les sugiere “contabilizar” los planetas personales y el Ascendente, y si éste
es transpersonal, también su planeta regente.

- Yo no pongo el regente del Ascendente.

Revisemos por qué hacemos una cosa u otra. Poner de todo, “a piacere”, revela falta de criterio porque
no se trata de un balance caprichoso donde puedo sumar bananas con zapatos.

Lo que estoy midiendo, al hacer el balance de elementos, es el quantum de energía presente en ese
momento de nacimiento, que irá a nutrir determinadas funciones psicológicas promedio, o sea, las que
usamos habitualmente en nuestro intercambio psico-social. En astrologìa dirìamos: desde la Luna
hasta Saturno.

En toda carta natal yo puedo registrar ese quantum fácilmente, pero todavía no sé qué hará esa
persona, por ejemplo y si èse fuera el caso, con tanto fuego y tierra y nada de agua. Eso dependerá
del contexto de su red, presente y pasada. Con todo ese fuego será muy diferente el uso que le dará-y
la consiguiente manera como se configurará su psiquis- si nació en una familia de saltimbanquis que
viajan por el mundo arriesgando la vida con sus saltos mortales, que si nació en una familia de
escribanos que vienen pasándose el título generación tras generación.

ELEMENTOS Y FUNCIONES PSICOLÓGICAS


O sea que, luego de contabilizar los elementos, tendré que evaluar qué porcentaje quedó asimilado por
la parte consciente y qué porcentaje quedó en sombra, sea negado totalmente o proyectado.

- Para mí lo que tiene más significación es dividir los ejes en emocionales y objetivos, o sea el eje
Agua-Fuego vs. Aire- Tierra.

El Agua y el Fuego son el eje de lo subjetivo, o sea, comparten una textura, lo que hace que no
podamos considerarlos un “par de opuestos”. Lo mismo pasa con el eje Aire-Tierra que está formado
por los dos elementos más objetivadores.

Cuando uno dice “eje” tiene que tener claro si está hablando de este tipo de eje o de un “par de
opuestos”, donde los polos del eje son complementarios y se mueven por el principio de
compensación. Los dos pares opuestos-compensatorios son Fuego-Tierra y Aire-Agua y en su
utilización es donde la astrología se ha enriquecido mucho con el aporte junguiano, retraducido
genialmente por los aportes de Rudhyar y Liz Greene.

- La Tierra y el Aire me pueden hablar psicológicamente de lo racional de esa persona, y el Fuego y el
Agua de lo emocional. No los entiendo como un eje en el sentido de lo bipolar, pero veo que la Tierra y
el Agua son interiorizantes mientras el Fuego y el Aire serian exteriorizantes. Es decir, hay diferentes
maneras de jugar con los cuatro puntos de esa cruz y todas estas articulacione van dando pautas. Y
hay a veces mucha carga en dos elementos que tienen especial dificultad para relacionarse.

Lo que digo es que si a toda dupla de elementos la llamamos “eje”, no la confundamos con los dos
“ejes” integrados por pares de opuestos-compensatorios, como lo son el eje Fuego-Tierra y el eje Aire-
Agua. Para detectar el juego de luz y sombra desde los elementos, son estos dos los pares que se
compensan en el sentido de que si un polo es “función dominante” –función superior o más
diferenciada, diría Jung- el opuesto será necesariamente, por el principio de compensación, una
“función inconsciente”. Las otras dos funciones, las del otro eje, jugarán “al servicio de la superior”,
como parcialmente conscientes o auxiliares.

- A mí me dice mucho si el planeta es de modalidad cardinal, fija o mudable, desde el punto de vista de
cómo se mueve la energía, de cuál es la calidad del movimiento.

Claro que sí, las modalidades complementan la visión cualitativa, pero sólo después de haber decidido
cómo juegan los dos pares de opuestos. Incluir las modalidades es el “plus” que agrega la astrología a
este esquema de análisis que en su origen fue diseñado por Jung para una tipología psicológica.
Concretamente, él propone la clasificación en sus dos pares más conocidos de Tipos: intuición-
sensación y pensamiento-sentimiento. Esto lo hace en una de sus obras más tempranas: “Tipos
psicológicos” (1)

Tratemos de ver ahora por qué carece de lógica, en un análisis de tipos psicológicos, juntar los
planetas personales con los transpersonales. En principio porque son generacionales, pero
fundamentalmente porque el planeta transpersonal –debido a lo desorganizador de su potencia, para
la psique- ingresa a ésta través de un planeta personal.

- Son los grandes “dioses” y por eso son temibles...

Claro, si bien todos los planetas simbolizan dioses, de Saturno para abajo son dioses mas cercanos a
lo humano. Ya Saturno juega en el límite –como corresponde- por haber sido el Gran Padre destronado
de los restantes. Pero los dioses ctónicos –Urano, Neptuno y Plutón- están fuera del Olimpo, en los
temidos confines de la naturaleza; contemporáneamente diríamos que están reinando en zonas
atemorizantes para la psique y que es imposible, hoy por hoy, consolidar una función consciente con
una energía transpersonal pura.

Contabilizamos el Ascendente porque es el portal por el cual entrará masivamente el elemento


correspondiente. En este caso el regente o gobernante de la carta, aún siendo transpersonal, será la
pista ineludible para medir esa entrada de la energía, al plano consciente. Pero bien sabemos que las
escenas de destino de los Ascendentes en Escorpio, Acuario y Piscis, regidos por transpersonales, si
“educan” finalmente alguna función consciente, lo hacen a costa de mucho esfuerzo y a veces,
directamente, no lo logran.
MÁSCARA
Un concepto que también es jungiano es el de Persona o Máscara (2). Se trata, nos dice Jung, de esa
parte de la conciencia encargada de “negociar” con el mundo externo, en beneficio del Yo.
Recordemos que para los griegos “persona” era la máscara que usaban los actores en el teatro para
cubrir por completo sus caras. Si bien cada uno de nosotros puede tener un arsenal de máscaras, una
para cada ocasión, solemos adoptar una más general, basada en el tipo funcional “superior”. Dicho
astrológicamente, en el elemento con el cual estamos más identificados conscientemente, que la
mayoría de las veces es aquél donde tenemos más cantidad de planetas (aunque no necesariamente
es siempre así). Si es el Fuego, su par opuesto y complementario –o “función inferior”, según la
terminología jungiana- será la Tierra, que operará como función inconsciente en el sentido de que,
desde allí se configura la “imagen anímica”: Anima para el varón, Animus para la mujer, representados
por el sexo opuesto.

Las “funciones opuestas-compensatorias” (Fuego vs. Tierra y Aire vs. Agua) se llaman así porque no
pueden funcionar juntas dentro de la conciencia; esto es un hecho, es del orden de lo empírico. Sentir
y pensar, funciones simbolizadas por el Agua y el Aire, son dos modos totalmente opuestos de evaluar
la experiencia del mundo. Es posible, si en una carta hay tantos planetas de Aire como de Agua, por
ejemplo, usar una en respaldo de la otra. Pero no usarlas simultáneamente.

Dentro del otro eje, uno de sus polos operará como “función auxiliar” de la “función principal”. Pero esa
función auxiliar nunca será la opuesta o compensatoria de la dominante o principal. Si el Aire es la
función dominante, nunca el Agua será la función auxiliar. Sí podrán serlo tanto la Tierra como el
Fuego.

Durante un trabajo bastante extenso que hice en Casa XI en 1994-95 con un colega y amigo –un
analista jungiano muy reconocido y con mucha experiencia clínica, que se formó con una discípula
directa de Jung- elaboramos una hipótesis acerca de la Máscara o Persona, a partir del balance de
elementos. Este colega, que fué también entrenado astrológicamente en Casa XI y en la mirada de Liz
Greene, intuyó que el elemento opuesto al de la función auxiliar (en la grilla lo solemos llamar la
“segunda sombra”) suele ser el que motoriza, por detrás, la máscara o persona (que como vimos se
arma a partir de la función superior, con frecuente apoyo en la función auxiliar). Le propuse hacer una
exploración de dos años, en seminarios de posgrado, con cartas de los asistentes

Circuló mucho esta hipótesis, e incluso hubo algún asistente a los cursos de esa época que luego la
publicó como idea propia en un texto de astrología; seguimos desautorizando esa difusión cuando se
realiza de manera tan mecánica y simplista. Y desde luego condenando el plagio como pràctica
desleal. Junto con el investigador con quien la propuse en esos años (1994-95), dijimos siempre que
no se trata de un esquema aplicable de manera universal, mucho menos como se lo quiso mostrar en
esa edición plagiaria, con una formulación infantil del supuesto “método” (sumando a todo esto la
ausencia de citas a nuestra investigación y la intención de mostrarlo como un trabajo personal).

UN EJEMPLO
Vamos a usar el balance de elementos de una carta. Esta es la de una mujer sagitariana con
Ascendente en Escorpio y Luna en Géminis [los datos se extrajeron y pasaron al cuadro, con lo que
perfectamente podemos trabajar sin necesidad de recorrer la carta en sí].

Tenemos en Fuego:
Plutòn en Leo (lo ponemos en tanto regente del ascendente, el ùnico caso en el que contabilizamos un
planeta transpersonal), Sol y Mercurio en Sagitario.

Tenemos en Tierra:
Marte y Saturno en Vigo

En Aire:
Venus y Jùpiter en Acuario. Luna en Gèminis

En Agua:
El Ascendente en Escorpio

Salta a la vista que hay ausencia de lo cardinal y que predomina lo mudable. Lo cardinal está asociado
con Aries y Marte y acá falta por completo. Pero esta carta tiene Marte en conjunción a Saturno y por
otro lado tiene mucho Fuego. Esta reflexión puede ayudarnos luego, cuando ya tengamos las hipótesis
de funciones principales y auxiliares.

BALANCE DE LOS ELEMENTOS


Hay déficit de agua; si bien no falta, la única que hay viene por el Ascendente, o sea, la persona habrá
de buscarla con cierto costo a lo largo de la vida. Podemos ya suponer que será algo que tendrá que
aprender a travès del plano mental, sobre todo porque hay bastante Aire, la función complementaria.

Hay mucho Aire y hay mucho Fuego. Puedo ver que estos dos elementos pueden apoyarse, ser uno el
auxiliar del otro y por eso, quizá estén en la luz y operen desde la conciencia, en esta persona. El Agua
y la Tierra, están por lo tanto más sombrías. Pero no sabemos cuál más en la sombra, con respecto a
la otra.
Esto es, por ahora, algo así como el ADN de la persona, pero nada me dice acerca de cómo el
organismo empezó a crecer y a funcionar desplegando las potencialidades de ese ADN. ¿Qué necesito
para estas hipótesis relativas a lo psicológico? Obviamente, necesito la historia de la persona para
comprender la manera como ella registra sus propias funciones. Ella suele afirmar que se registra
como funcionando básicamente desde el Fuego, como primera función.

-Pero en esta dicotomía Fuego-Tierra, como también hay mucha presión de los transpersonales, me
parece que tiene que haber un Saturno fuerte, porque psicológicamente algo va a rigidizar el sistema.
Entonces, posiblemente sea muy importante la Tierra y tal vez menos importante el Fuego.

Bueno, pero analicemos qué sería un “Saturno fuerte”, en este caso. No sé si acá habrá más
identificación consciente con la Tierra por el hecho de que Saturno esté en Tierra y no en Fuego. Un
Saturno rígido no es un Saturno fuerte, es en todo caso algo que tiende a sostener desde la
cristalización. Si hubiera una fluidez con la Tierra, posiblemente la introyección de ese Saturno no sería
tan costosa. Pero hay mucho Fuego, de antemano, y vemos que la “usuaria” se ubica a si misma más
allí que en la Tierra (por conocer su historia, que como dije es fundamental para empezar con estas
hipòtesis, yo apoyo esta opción y descarto que su identificación consciente sea con la Tierra).

Con un Saturno muy rígido, puede haber una “actuación” saturnina que engañe externamente. La
persona puede trabajar muchísimo y esforzarse, incluso durante mucho tiempo. Pero llega un
momento en que colapsa. Esto es típico de la Tierra en sombra, en este caso enfatizado por ese
Saturno virginiano vivido tan tiránicamente como me consta que fue, por lo menos hasta hace un
tiempo, en la vida de la dueña de esta carta. Ella solía decir que incluso registraba más profundamente
el Fuego que el Aire. Y que su relación histórica con Saturno operó desde la rigidez (cuando lo
actuaba) o directamente viniendo desde afuera (cuando lo proyectaba). Conociendo su historia, puedo
evaluar que la Tierra no era un talento para esta persona, aunque muchas veces se la vio involucrada
en “patriadas” de ultra-sostén o en construcciones faraónicas.

Las personas con el Fuego como función dominante son capaces de hacer “de todo”, por eso se las
suele confundir con personas muy “terrícolas”. Pero no lo son y la prueba es que en un momento
determinado se agotan totalmente, gastan el tanque de reserva, y quedan muy despotenciadas hasta
que lo vuelven a reponer.

La función auxiliar, en el caso que nos ocupa, creo que efectivamente es el Aire. En efecto, ella
siempre fue lectora, curiosa, movediza, amante de las novedades.

Entonces, nos quedaría esto:

           LUZ                   SOMBRA
Función dominante....FUEGO 
Función inferior..........TIERRA

Función auxiliar......AIRE
Màscara.................AGUA

Ahora bien: esta persona siempre fue de leer mucho, siempre tenía una biblioteca atrás de su cama.
Esto duró hasta que la desbordó Neptuno, hacia sus 35 años (coincidente, como en tantos casos, con
el momento en que entraron los lenguajes sagrados a su vida). Fue como una ola que la capturó por
años donde lo espiritual, el servicio, lo acuariano grupal entró como de golpe. No fue algo que se
preparó poco a poco, integradamente. Fue un golpe de fuego.

Esos son momentos de repolarización, donde las funciones empiezan a hacer presión por integrarse.
El Agua era sombría con respecto al Aire, aunque no tan sombría como la Tierra con respecto al
Fuego, por ser éste la función superior (y compensatoriamente la Tierra su función inferior). Por eso,
en esa repolarización inicial, la sombra acuosa pudo hacer una irrupción pero claro, vino en estilo
“desborde”, porque también aportaba desde la sombra.

De acuerdo a las muchas cartas que hemos analizado –cuando elaboramos nuestra hipótesis sobre
Máscara, con Enrique- obtuvimos indicios muy fuertes de que la ésta –o sea, lo que se muestra al
mundo como màscara- era “motorizada” desde ese elemento opuesto a la función auxiliar. En este
caso, sería el Agua. O sea que la dupla Fuego-Aire con la cual esta persona salía al mundo, se armaba
por detrás con “gestos y tonos” de Agua.

Esto lleva a que los demás tiendan a proyectarle no las funciones superior y auxiliar con las que se
identifica y con las cuales construye esa Persona o Máscara que “negocia” con el mundo, sino esa
función secundaria, la opuesta a la auxiliar. Esto es muy claro cuando asociamos arquetipos con los
elementos.

Siendo que el Agua nos lleva, en el caso de una mujer, básicamente al arquetipo de la Gran Madre, los
demás pueden ver en ella alguien muy materno, lo que en términos de elementos sería “muy de Agua”.
Pero ella siente que no es cierto, que ella no es eso, aunque sus gestos y tonos la disfracen de Gran
Madre. Ella se siente una aventurera idealista, curiosa e inquieta -Fuego y Aire- cada vez más
conectada con sus emociones, es cierto. Pero para nada una Madre Universal, alguien de quien se
esperan contactos simbióticos, como si fuera más una canceriana que una sagitariana. Pero los
demás, sobre todo en años previos, perfectamente podían investirla con ese arquetipo, porque algo
desde su inconsciente, era “percha” para recibir estas proyecciones.

O sea que tenemos, hasta aquí, la manera como tres de los cuatro elementos conviven dentro de una
psique. ¿Y el cuarto, el más sombrío, la Tierra? En este caso, esta mujer de fuego desvalorizaba y
detestaba todo lo concreto, porque le parecía que eran minucias indignas de su atención. En este
sentido, es clarísimo que tenia la Tierra en sombra. Pero ella resistió al principio cuando le mostré que
el Agua se expresaba desde la sombra, en su sistema, porque si bien es cierto que se siente de Aire,
siempre tuvo hiper valorizada el Agua a travès de sus mundos neptunianos, es más, la sentía y
valoraba como lo más profundamente suyo, sólo que... ¡no sabía cómo hacer para vivirla, o sea, para
coexistir con sus emociones y su parte sensible!

Acá está la clave, para detectar un elemento sombrío. Todo lo que es “hiper- algo” (hiper detestado,
hiper valorizado) suena a sombra. Una persona con Agua en la conciencia se siente cómoda,
relativamente, con sus emociones. No tiene que “hiper-valorizarlas”; esto suena a movimiento
compensatorio.

Pero la Tierra (la prudencia, la moderación, la percepción orgánica, el contacto con los
ritmos de su cuerpo, la planificación, la tolerancia a la frustración, el ir “paso a paso” en pos de los
objetivos), fue en su vida una zona profundamente poco talentosa, casi un “punto ciego”, porque ni se
daba cuenta de lo que era un contacto real con lo concreto, pausado, relajado de la Tierra. Trabajaba y
producía, a fuerza de Fuego. Por eso, su Saturno virginiano era por un lado todo rigidez y mandatos, y
por otro lado insoportablemente cuestionado por el Fuego y el Aire de sus funciones conscientes.
Les propongo indagar un poco en todo esto, para lo que les van a ayudar mucho los capítulos 3 y 5 de
“Relaciones Humanas” de Liz Greene (3). En el capitulo 5 ella propone algo que me interesaría que
luego aplicáramos, cuando investiguemos las cartas de nuestros vínculos, y es asociar cada elemento
con un arquetipo, para el caso femenino y el masculino. Recién vimos como apareció el arquetipo de la
Madre, en esta carta donde el Agua relativamente sombría armaba por detrás la Máscara. Si hubiera
sido la carta de un varón le habrían proyectado el Padre, lo paterno.

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FUENTES

(1) Jung, C.G.: Tipos Psicológicos. Bs. As. Sudamericana, 1971.

(2) Carl G. Jung: Anima y Animus, CW 7, pàr 318

(3) Liz Greene: Relaciones humanas, un enfoque psicologico de la astrologìa, Barcelona, Urano,


1987.

Publicado por Olga Weyne en 16:06   

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