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colectivo
¿Podemos comprender nuestro destino personal sin considerarnos emergentes
de un proceso colectivo, sin sentirnos parte de una búsqueda compartida que
nos convoca a ensayos y a permanentes revisiones de nuestros patrones, deseos
y fantasías?
Ahora bien, ¿estos temas son sólo problemas personales? ¿nuestros deseos no
implican a otros que forman parte de la misma búsqueda colectiva? ¿es posible
satisfacer nuestros anhelos afectivos en esta transición planetaria? ¿podemos
resolverlo solos?
Esto ejemplo nos pone en contacto con la medida en que nuestros dolores y
anhelos "íntimos" están inscriptos en el viaje de la conciencia de la humanidad
que nos constela. La experiencia de aquellos que vivimos con la astrología nos
obliga a vincular el macrocosmos con el microcosmos. El yo en lo colectivo.
Este es un trabajo vivencial en tanto se nos hacen evidentes las conexiones de
nuestros propios dramas personales con el contexto. Nos compormete a
ahondar en una percepción que enlace lo personal con lo colectivo.
Es impactante observar que todas las personas que hoy tienen entre 11 y 64
años, al menos la mitad de los humanos que viven actualmente en el planeta
forman parte de estas generaciones con una secuencia temática en libra y
escorpio (todos los nacidos entre 1942 y 1995).
El planeta se convierte en una red a través de la cual somos afectados por todo
lo que sucede en cualquier parte del mundo, (desde el SARS o el SIDA, hasta las
crisis financieras e internet) y en el que aquello que hacemos también puede
llegar a cualquier lugar del mundo.
Nuestra "arca de Noé" es el planeta entero. Ya nos resulta evidente que no hay
lugar "a salvo" dentro del planeta aislándonos de los demás. Esta indagación
sobre los modos en que diferentes generaciones llevaron adelante diferentes
aspectos de este viaje de la humanidad nos resulta enriquecedora, no solo por
la comprensión que nos da de los sucesos compartidos (política, economía,
cultura, arte, etc.) ni por lo que nos enseña sobre nuestra propia subjetividad,
sino por el modo en el que afecta profundamente nuestra manera de
percibirnos. No ya como "individuos" con un "mundo interior" afectados por los
"sucesos" del "mundo exterior" sino comprendiéndonos profundamente como
seres relacionales. Esta experiencia nos sirve para revelarnos que no somos
espectadores sino partícipes de este viaje, y cuáles son los modos específicos
en que lo somos.
Esto no solo nos convoca a repensar en -el ingreso a la era de acuario- como se
presentan hoy "la parte y el todo" sino a registrar el grado de contradicción que
implica pensarnos como individuos descontextuados. Es necesario modificar
la noción clásica de sujeto, en tanto corte dual entre el uno y el todo, o la parte y
el todo. Por este motivo hacer astrología mundana es hoy un desafío muy
importante.