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Eiji Takashima

Para contar mi historia debo remontarme a la historia de la familia Takashima. El renombre de la


familia comenzó en el asedio de Osaka en el siglo XVII. Uno de mis antecesores Kori -hielo-
Takashima participo en aquel helido invieno en la campaña. Su estilo de pelea, cuentan, que era
decidido y veloz. Se dice que su hoja era tan fría como la nieve de los alrededores, de ahí gano el
sobrenombre de filo-escarcha. La familia prospero con la bendición del Shogun. Gobiernos iban y
venían y la familia se estableció como portadora del legado del filo-escarcha. En la apertura al mundo
durante la dinastia Meji las viejas historias cuentan que un viajero inglés, Ephraim de Renais, llego a
las tierras de Takashima en busca de nuevas técnicas.

La estadia de Ephraim en Japón no fue sencilla. Empezó un camino para convertirse en un samurai filo-
escarcha desde abajo. Sufrió de discriminación y humillaciones, pero el acepto estoicamente el destino
que estaba trazando para si. Al ser mayor no sólo pudo dominar el estilo sino que lo transformó en un
estilo híbrido con técnicas medievales europeas y se convirtió en un gran amigo de la familia. En cada
momento en su vida respeto cada regla del Bushido 1 y la honró hasta el día de su muerte. En la sala de
mi casa aún hay un retrato de él. Solía usar una máscara que cubría buena parte del rostro para evitar
que se le juzgara por no ser oriental y no traer vergüenza a la familia.

Conforme los años pasaron la época de gloria también pasó. En tiempos modernos la familia se limita a
guardar el viejo arte del Kenjutsu y pasar al sucesor el estilo ancestral de pelea. La tragedia más grande
desde los tiempos de Ephraim llega con mis abuelos quienes no tuvieron un hijo varón que fuera el
sucesor de los Takashima. Mi madre, la hija mayor de la familia, heredo el estilo del filo-escarcha, pero
en un matrimonio arreglado se casa con mi padre un hombre de negocios el cual se ofreció a levantar el
dojo y el nombre de la familia, incluso aceptó que llevara el apellido de mi madre como un gesto de
respeto.

Mi padre no es un mal tipo. En ocasiones puede ser un poco severo, pero fuera de su mala facha suele
ser de gran corazón. Mi madre tiene el corazón auténtico de una guerrera. Con ella es con quien tengo
una relación muy estrecha. Mis primeros recuerdos de vida son ella y yo en el jardín sosteniendo a
Kōrinotsurugi -espada de hielo-, la misma espada ancestral de Kori. Entrenaba todos los días. Ambos
me decían que en mi nombre llevaba el destino de la familia, Eiji2.

Que reto ser todo lo que se espera de un Takashima y más, se piensa que conmigo como futura cabeza
de la familia y la mente de negocios de mi padre volverán los tiempos de prosperidad de la familia. Eso
lo oigo desde aquellos recuerdos del jardín. Creo que nunca he terminado de dimensionar las
expectativas que tienen sobre mí. Se dice que soy distraído, pero no es cierto, la mayor parte del tiempo
sólo trato de entender que realmente implica ser el Eiji de la familia. Me pierdo en mis pensamientos
pensando en ello. Desde muy chico también me han dicho que debo traer honor a la familia casándome
y teniendo hijos varones. Creo que eso hizo que desde muy chico tenga la intención de tener novia,
algo que se ha hecho un ritual de vida. No sólo no debo traer deshonor a la familia sino también una
chica linda y con el corazón guerrero con quien tener hijos y ser el Eiji de la familia. Que pesado es
eso.

Al entrar a la preparatoria la presión de ser quien era me llevo a intentar alejarme del camino de la
espada y entré al club de juijitsu. Eso no le agrado nada a mi padre, quien solía decir que arruinaba su
plan perfecto para la familia. En mi rebeldía empecé a tener novias con las chicas más bonitas pero
1 Los principios del bushido: Rectitud, coraje, compasión, cortesía, honor y lealtad.
2 Eiji está escrito con los kanjis de paz y prosperidad
olvide el corazón guerrero. En ese momento ya no me importaba sólo quería correr y olvidar quien era.
Reñía constantemente en casa, pero un día mi madre decidió intervenir. Me llevo a una vieja biblioteca
en Osaka donde se guardan registros de los antepasados. Leí sobre Kori y Ephraim, sobre sus hazañas y
sobre que ninguno de ellos tuvo una vida sencilla, pero con la ayuda de los principios del bushido
alcanzaron grandes metas. Supongo que eso era lo que necesitaba para entender que no sólo yo he
sufrido con el peso de la familia. Alinear mi vida con esos principios es la meta y el camino.

Si bien no creo haber alcanzado ni cerca todos los principios creo que el coraje es el que me provoca
mayor problema. Se que debo hacer – llevar a la vieja gloria a la familia-, pero tengo miedo. En
recientes fechas algo que me da más miedo que que mi padre ha decidido arreglar mi matrimonio. Si
bien es el primer paso a la prosperidad familiar el miedo me invade. Creo que el no saber nada de mi
prometida hace que sea una puerta cerrada que no quiero abrir.

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