REVISTA HUMANISTA VOL.

01 NÚMERO 02 - PSEUDOCIENCIA | DIC 2021 - LIMA, PERÚ

Fuente: Desconocido

¿Puede la Iridología ayudarnos a prevenir y diagnosticar

enfermedades?
doi: 10.52749/rh.v1i2.4

RAÚL PLASENCIA SALINI http://orcid.org/0000-0002-0364-5993

Instituto Cubano de Oftalmología “Ramón Pando Ferrer”. La Habana, Cuba

raulplasencia@gmail.com

Palabras clave: cuerno de rinoceronte, Maltrato animal, medicina alternativa, Medicina Tradicional
China, pseudociencia

Cómo citar este artículo:

Plasencia, R. (2021). ¿Puede la iridología ayudaros a prevenir y curar enfermedades?. Revista Humanista, 1(2), 27-
31. https://doi.org/10.52749/rh.v1i2.4

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S
e dice que los ojos son las ventanas
del alma; más apropiado sería
indicar que, en cierto modo, los
ojos son las ventanas hacia el
interior de nuestro organismo. Un
examen oftalmológico de rutina puede revelar
una gran variedad de manifestaciones oculares
de enfermedades sistémicas, como la diabetes,
que nos ayudan en el diagnóstico y seguimiento
de éstas [1]. Por otro lado, tenemos a la
Iridología que es el diagnóstico de
enfermedades a través de las irregularidades en
la pigmentación del iris. Este concepto carece
de evidencia científica por lo que no debe ser
considerados como un medio diagnóstico en la
medicina [2].
En el año 2000 más de mil naturópatas li-
cenciados practicaban la iridología en los
Estados Unidos y se consolidaron asociaciones
que promovían su práctica, entre ellas la
Asociación Internacional de Iridólogos que es la
institución líder en Europa y realiza programas
de formación. Es por ello que corresponde
estudiarla para poder cuestionar sus ideas y
prevenir a la población [3].
Los objetivos del presente artículo son des-
describir las principales características de la
Iridología, determinar los tipos de errores en
sus planteamientos y comparar algunos signos
de la Iridología con signos clínicos de la
Oftalmología, que es la rama de la medicina
dedicada a las enfermedades de los ojos [4].
Me enteré acerca de la iridología por el we-
binar “Introduction to Iridology with Betty Sue
O´Brian”, ex presidenta de la “Asociación
Internacional de practicantes de la Iridología”
que pueden encontrar en YouTube. La
conferencia estuvo organizada por el
“American College Of Healthcare Sciencie” por
lo que me pareció seria. Pero me equivoque.
Desde el tiempo de los Caldeanos, unos 6
siglos a.C., se han estudiado los cambios
producidos en los ojos por alteraciones en el
cuerpo humano. El primer documento que
hace referencia al análisis del iris fue el libro
"Chiromatica medica" y fue publicado por
Philippus Meyes en 1670. Según el padre de la
iridología americana, Bernard Jensen, la
iridología es la ciencia basada en el análisis de
marcas o signos en el iris para reflejar
condiciones en otros órganos y sistemas del
cuerpo. Estas marcas representan al detalle la
integridad del cuerpo con sus fortalezas y debi-
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lidades [5]. Como sabemos, el iris es la extensión
más anterior de la úvea, la capa intermedia del
ojo. Se encuentra formado por vasos, tejido
conectivo, melanocitos y células pigmentadas
que son responsables de su color distintivo. El
iris permite que la pupila cambie su tamaño
según las condiciones de luz del ambiente [6].
Los seguidores de esta práctica piensan que
pueden identificar mediante la observación del
iris rasgos genéticos que predispongan a
enfermedades crónicas, pulmonares,
sanguíneas, metabólicas, inmunológicas y otras
más. La iridología plantea mapas o gráficos del
iris que reflejan cada parte del cuerpo humano
(figura 1). Los mapas más usados son los
propuestos por Ellen Jensen, Micki Jones y Toni
Miller que usan las horas del reloj en el iris para
ubicarse. Según explica O´Brian, los mapas se
elaboraron gracias a la observación de cientos
de ojos y a la identificación de patrones; por
ejemplo, una marca o cambio de pigmentación
a hora 3 en el iris izquierdo podría indicar una
afección cardiaca. Los pies se encuentran a hora
6 y la cabeza a hora 12 [7]. Esta manera de
razonar nos puede hacer caer en el error de la
generalización.
En este mapa, se plantea que el borde pupi-
lar muestra el estado del sistema nervioso
central. También se describen zonas circulares
desde la pupila llamadas “Iris Reflex Zones”.
Cada zona se relaciona con un órgano, glándula
u otro tejido del organismo. Las zonas en el ojo
derecho reflejan el lado derecho del cuerpo y
los antecedentes familiares paternos. Las zonas
en el iris izquierdo reflejan los antecedentes
maternos y el lado izquierdo del cuepo [7].
La oftalmología también estudia estas par-
es del ojo, pero a través del método científico.
Por ejemplo, la correcta evaluación de borde
pupilar por el oftalmólogo es muy importante
ya que es el lugar donde mejor se evidencia la
presencia de material de exfoliación después del
cristalino. Este material fibrilar es característico
del síndrome de pseudoexfoliación que
relaciona a mayor riesgo de enfermedades
cardiovasculares y cerebrovasculares, Alzheimer
e hipoacusia neurosensorial por lo que su
identificación en el examen ocular es muy
importante [8]. Finalmente, las marcas en el iris
llamadas pecas o nevos son acumulaciones de
pigmento de melanina benignas que, por lo
general, no requieren tratamiento, excepto
cuando se transforman en melanoma [9].
En
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ningún caso la presencia de estos nevos en una
región determinada del iris representa la
afección de un tejido u órgano en particular
como plantea la Iridología.
La iridología ha planteado que los tonos
del color del iris pueden indicar la fuerza vital o
la capacidad del organismo de reaccionar ante
una enfermedad. Un factor tomado en cuenta
es la “reactividad” o el contraste entre los
colores. De ese modo, los colores claros
indicarían mayor reactividad, inflamación y
dolor; mientras que colores oscuros, falta de
capacidad de reacción del organismo. También
se describen algunos colores como el amarillo
que, cuando está presente en las escleras, puede
indicar una falla hepática. El gris implica un
metabolismo lento; el naranja, dificultad para
metabolizar carbohidratos; el marrón,
intoxicación sanguínea y el negro, una
condición crónica presente por generaciones.
Las lagunas son espacios en el iris donde las
fibras se separan y muestran un borde distinto.
Estas lagunas son características de de síndrome
iridológicos como el cardio-renal, cardio-
abdominal, y pancreático [7].
Considero que estos signos podrían ser
confusos para la mayoría de personas sin
conocimiento del tema ya que la ciencia
también ha planteado que algunos cambios de
la coloración de las estructuras oculares pueden
asociarse a patologías sistémicas. A diferencia
de la iridología, la oftalmología ha demostrado
la fisiopatología de cada uno de estos cambios.
Por ejemplo, la ictericia, el color amarillo en las
escleras, es un signo que pueden presentarse en
diversas enfermedades por aumento de la
bilirrubina producto del metabolismo de la
hemoglobina. En recién nacidos, la ictericia
puede ser normal o fisiológica y no requerir
tratamiento. Por el contrario, en los adultos
puede indicar un daño del hígado [10]. Los
cambios de color en el iris también pueden
deberse al consumo de medicamentes o a
patologías como los nódulos de Lisch presentes
en la neurofibromatosis y la pérdida de
pigmento en el iris característico de la
iridociclitis heterocrómica de Fuchs [11]. Se
pueden ver líneas color rojo en el iris por
rubeosis, que es la presencia de neovasos
iridianos a consecuencia de eventos isquémicos
del segmento posterior del ojo y que
predispone al glaucoma neovascular [12].
La iridología postula que hay 3 tipos princi-
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pales de iris según su color: el linfático (azul), el
hematógeno (marrón) y el mixto. Después se
subcategorizan según la estructura. Cada uno de
estos tipos tiene características propias, por
ejemplo: los pacientes con el tipo linfático o
azul deben prestar mayor atención a las vías
respiratorias altas, bronquiolos, pulmones,
tracto digestivo y urogenital, tejidos linfáticos y
articulaciones. Además, tienen mayor riesgo de
patologías en el riñón, alteraciones
endocrinológicas y ateroesclerosis. Del mismo
modo, las personas con el tipo hematógeno
(marrón) están predispuestos a alteraciones
sanguíneas y metabólicas. También deben
prestar mayor atención a los sistemas
circulatorio, hematopoyético, endocrino y
digestivo [7].
El Collarete es la porción más gruesa del iris
que separa la zona pupilar de la zona ciliar [13].
Según los seguidores de la iridología, esta
estructura sirve como separación de los dos
sistemas nerviosos autónomos en el cuerpo:
simpático y parasimpático. El collarete también
separa la digestión y absorción de otros
procesos en el organismo en el mapa de iris. Se
considera que está en balance cuando es la
tercia parte de la distancia entre el borde
pupilar y el limbo [7].
La pupila es muy estudiada en la iridología
y en la oftalmología. Según la iridología, la
relación entre el tamaño de la pupila y la forma
del collarete nos proporcionan valiosa
información sobre la digestión de la comida en
el cuerpo. Los iridólogos también describen las
alteraciones en el tamaño y forma de las pupilas
y las asocian con algunas enfermedades o con el
consumo de drogas y medicamentos [7]. Estas
asociaciones muchas veces resultan verdaderas
a pesar de no haber sido obtenidas usando el
método científico. Considero que esto podría
malinterpretarse por analfabetos científicos.
A diferencia de la iridología, los oftalmólo-
gos y neurólogos estudian la pupila usando el
método científico. El tamaño, y simetría pupilar
son partes muy importantes del examen físico.
Así, una pupila dilatada en midriasis con reflejo
fotomotor mínimo o abolido puede ser
característico de un síndrome de Adie. La forma
y posición de la pupila pueden ser signos
importantes de patologías. La corectopia -pupila
excéntrica y oval- está descrita en lesiones
pretectales mesencefálicas. También se estudian
los reflejos pupilares. Se han descrito claramen-
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te los mecanismos del reflejo a la luz y a la
acomodación-convergencia por lo que unos
reflejos anormales pueden reflejar alteraciones
en el nervio óptico, mácula, retina o vías óptica
[14-16].
Generalmente, la mayoría de libros de
iridología también hablan sobre la esclerología
que es el estudio de la parte blanca del ojo o
esclera. Esta práctica postula que la esclera está
conectada al cerebro a través del nervio óptico
por lo que puede revelar condiciones agudas o
crónicas. También usa un mapa para dividir la
esclera en varias regiones según el órgano del
organismo que refleja lo que ayuda a
interpretar los signos. Varios signos se han
descrito por la esclerología relacionados con la
circulación y congestión vascular en esta parte
del ojo que reflejan distintas patologías
sistémicas [7]. Este es un terreno de estudio
nuevamente compartido con la oftalmología
que también describe los vasos sanguíneos
vistos en la esclera. Por ejemplo, puede verse
vasos epiesclerales congestivos y prominentes
en el glaucoma secundario a presión epiescleral
elevada. También pueden verse dilatación y
congestión vascular en la escleritis inmunitaria
que, a menudo, se asocia a enfermedades
inflamatorias generales de base como la artritis,
de las que puede ser la primera manifestación.
Sin embargo, en ningún caso la región de la
esclera donde se observan estos vasos refleja
una alteración en un órgano en particular como
plantea la iridología [17,18].
Algunos autores consideran a la iridología
como un método valioso en la pediatría ya que
nos permite conocer la predisposición genética
a ciertas enfermedades y alteraciones en la
salud en la infancia que se encuentran en fase
preliminar o subclínica [19].
Se realizó una búsqueda bibliográfica y se
encontró algunos trabajos serios con grupo
control y doble ciego que estudiaron la eficacia
de la irodología como herramienta diagnóstica
que se describirán a continuación:
Simon y colaboradores estudiaron pacientes
con enfermedades del riñón – nefropatías -
definidas como niveles de creatinina superior a
106 µmol/L. El grupo control fueron pacientes
sin nefropatías. Los pacientes con niveles
elevados de creatinina fueron subdivididos en
moderadamente elevados (creatinina mayor a
433 µmol/L) y marcadamente elevados (557-
1414 µmol/L). Se tomaron fotografías de ambos
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iris a 146 pacientes que después fueron
estudiadas por 3 oftalmólogos y 3 iridólogos
con experiencia. Se concluyó que ninguno de
los 6 observadores del estudio pudo obtener
información de importancia clínica en base a las
fotografías [20].
Knipchild realizó una investigación con 39
pacientes con diagnóstico de colicistitis
confirmado por cirugía posterior. Fueron
excluidos los pacientes con ictericia. El grupo
control tenía la misma edad y sexo que el grupo
en estudio y no presentaban síntomas
relacionados con las vías biliares. Se tomaron
fotos a color de los iris derechos de cada
paciente que fueron estudiadas por a 6
iridólogos expertos. La sensibilidad,
especificidad y consistencia del método fue
similar a la esperada por el azar por lo que se
concluye que la iridología no es una
herramienta diagnóstica útil [21].
Buchana y su equipo tomaron fotos de los
iris de 4 diferentes grupos de pacientes -30 con
colitis ulcerativa, 25 con enfermedad coronaria
cardiaca, 30 de asma, 30 de psoriasis- y 1 grupo
control. Los controles fueron emparejados por
edad y sexo. Se analizaron las fotografías
manualmente y a través de un programa de
computadora según los criterios generados por
iridólogos con buena reputación. Usando ambos
métodos no se pudo distinguir los casos de los
controles. Los autores concluyeron que no se
debe considerar la iridología para el diagnóstico
de estas patologías [22].
Cockburn tomó fotografías a los iris de 3
pacientes (1 con pleuresía, 1 con gasenteritis y 1
con infección de tracto respiratorio alto) en la
fase previa a la enfermedad y en etapa aguda de
la enfermedad. Estas imágenes fueron
examinadas por el autor del artículo que no
pudo detectar cambios en las fotos antes y
durante la enfermedad. Este estudio se
encuentra limitado por el pequeño número de
pacientes. Sin embargo, concluye que la
iridología parece no tener validez en la
medicina convencional [23].
Münstedt K y su equipo de trabajo hicieron
una investigación prospectiva con casos y
controles para estudiar la iridología como
herramienta diagnóstica de cánceres. 110
personas participaron en el estudio, 68 tenían
cáncer probado de mama, ovario, útero,
próstata y colorrectal. 42 personas fueron el
grupo control. Todos los sujetos fueron exami-
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nados por un practicante de iridología que tenía
5 posibles diagnósticos para cada paciente. La
iridología pudo dar solo 3 diagnósticos
correctos por lo que se concluye que no tiene
valor diagnóstico en el cáncer [24].
En el 2009, un grupo de investigadores de
la universidad de Johannesburgo estudiaron la
eficacia de la irodología en el diagnóstico de
apendicitis aguda. Un total de 60 personas
participaron en el estudio, 30 operados por
apendicitis aguda y 30 sin historia previa de
apendicitis. El iris derecho de cada participante
fue documentado por fotografía y fue
estudiado por el investigador y 2 practicantes
de iridología expertos. Ninguno de los 3
examinadores tuvo éxito identificando
antecedentes de apendicitis aguda. Se concluye
que la apendicitis aguda no presenta
manifestaciones en el iris [25].
Conclusión
Después de describir las principales
características de la iridología, comprobar su
carencia de evidencia científica y revisar los
estudios serios publicados sobre el tema, se
puede definir a esta práctica como una
pseudociencia ya que se pretende venderse ante
la población como una ciencia. Coincido con lo
publicado por Berggren26 con respecto a los
libros de iridología que son marcadamente
evasivos y vagos para explicar cómo y por qué
se desarrollan en el iris estos signos asociados a
enfermedades sistémicas.
De igual forma, estoy de acuerdo con Ernst
E et al.2 que considera peligrosa a la iridología
ya que puede producir un mal diagnóstico que
no permitirá el tratamiento oportuno de las
muchas enfermedades. Además, produce un
perjuicio personal y económico por lo que debe
desaconsejarse su uso. Finalmente, me parece
que es trabajo de los oftalmólogos educar a la
población para aprendan a diferenciar los
términos y la metodología de ambas prácticas.
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