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® DERECHOS RESERVADOS.
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2009 - 01889

HECHO A COMPUTADORA
DOMICILIO: Jr. Juan Parra del Riego Nº 625 – El Tambo.
BAJO LA REDACCIÓN DE LOS AUTORES:
Prof. Marx Enzo Sánchez Galarza
Prof. Ángela Fabiola Rojas Espinoza
Prof. Liliana Nina Buendía

PRIMERA EDICIÓN
2009 - Enero - Huancayo

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PRESENTACIÓN

El presente texto de “MIS LECTURAS INFANTILES”, tiene una

selección de textos infantiles elaborados con la finalidad de ser utilizados por

los alumnos de Educación Primaria.

En la actualidad vivimos en una crisis educativa, donde se están

perdiendo los valores humanos. Lo que estamos viendo mayormente son anti-

valores como: la corrupción, la mentira, la drogadicción, el engaño, la estafa y

el maltrato a los seres vivos.

El presente instrumento de comunicación contiene lecturas cortas de

carácter literario que llevan mensajes de vivencia y de valores humanos con la

finalidad de ubicar al niño en su contexto social y despertar en él hábitos de

lectura.

Agradecemos a los alumnos por su apoyo incondicional en esta noble

tarea.

LOS AUTORES

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LA ZAFACASA DE MI TIERRA

Cuando era niño vivía en un pueblo de la sierra donde aún conservan


las tradiciones y costumbres de nuestros antepasados.

Al concluir las cosechas de papa, maíz y otros productos en el mes de


agosto, los pobladores que tienen casas a medio construir, avisan a sus
familiares y vecinos para que vayan a ganar “uyay” (apoyo el alguna cosa
para que luego te apoyen de la misma manera).

La zafacasa consiste en lo siguiente: Un albañil dirige los trabajos de la


construcción de la pared y al concluir el techado con tejas. El dueño hace la
fiesta de zafacasa, anticipadamente busca entre sus familiares o amistades
el masha o padrino con una madrina. El día de la zafacasa, los familiares y
amigos se encargan de techar la casa para lo cual nombra los directores de
trabajo y se distribuyen la tarea.

Suben al techo, ponen la cama con paja de trigo, encima el barro luego
las tejas; otros traen agua, pisan barro, alcanzan el barro y las tejas.

Durante el día tienen dos o tres descansos en el que reciben


atenciones del dueño, que les brinda la chicha de jora, coca, abundante
aguardiente y cerveza. Las mujeres ayudan en la cocina a preparar la
comida.

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El masha o padrino ha mandado hacer una cruz de fierro o de madera
anticipadamente al día señalado, la adorna con telas, papeles de colores y
cintas, contrata una orquesta típica y se prepara para la zafacasa. Se
reúnen en su domicilio, acompañado de sus amigos y familiares a eso de las
cinco de la tarde bailando huaynos, mulizas, tunantadas y santiagos que
toca la orquesta típica. El padrino se dirige a la casa nueva llevando la cruz.
Una persona reparte chicha de jora y aguardiente a los bailarines.

Mientras tanto los trabajadores han dejado dos hileras de tejas


inconclusas y cuando llega el masha o padrino dos de ellos dejan de trabajar
y reciben la cruz y la colocan en la cumbre del techado.

En seguida el masha o padrino, y la madrina desde el tejado de la casa


arrojan vivas que consisten en: galletas, caramelos y monedas mientras que
el resto de personas se han congregado en el patio de la casa o en las partes
exteriores donde reciben las vivas. Luego el padrino y la madrina bajan las
escaleras a cuyo pie le espera un moza que le brinda sendas copas de
cerveza, aguardiente, y las deliciosas comidas tradicionales como cuy
colorado, chicharrones, puchero y demás platos costumbristas de la zona.

La fiesta continúa toda la


noche, al día siguiente, con
acompañamiento de la orquesta, el
masha o padrino, amigos y
familiares concluyen el techado y
continua el segundo día de zafa-
casa.

Y así en muchos pueblos de la sierra se observa que conservan sus


tradiciones que representan la solidaridad mutua.

Por ello todos debemos trabajar unidos por que la unión hace la fuerza
y un trabajo realizado en equipo es rápido, mejor y duradero.

Valor: La Solidaridad

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EL ABUELO DE EVELYN

En la comunidad de San Alejandro de Ubiriki, la niña Evelyn llegaba del


campo, alegre y muy entusiasmada como son los niños de hoy.
Salto a los brazos de su mamá, que muy preocupada estaba hablando
con el doctor, el cual salía de visitar al abuelito. En diez días puede suceder
un desenlacé familiar con tu padre, dijo el doctor. La madre muy afligida y
apenada dijo sollozando:
¡Virgen Santísima, no consientas que muera con sus pecados! Evelyn: sin
comprender las palabras de su madre y cubriéndola de besos y abrazos, le
dijo: Vamos a rezar por el abuelito. La Hermana me dicho que lo haga, y la
Virgen que es muy buena se lo llevará al cielo el día de la Asunción.
La madre y la hija rezaron un Avemaría. La mamá quedó muy
pensativa; Evelyn se fue saltando y brincando a la habitación del abuelito,
para darle los buenos días y distraerle con su alegre charla.
Dios mío, dijo el abuelito, ¿Cuándo saldré de esta cama? Usted no
saldrá de ahí, abuelito, dijo la pequeña con toda ingenuidad. ¿Qué estás
diciendo?
El doctor se lo acaba de decir a mamá. ¿Cómo
es eso? Exclamó el enfermo incorporándose. Sí,
abuelito si, el doctor le ha dicho a mamá que
podía darle a Ud. cuanto quisiera, porque en diez
días puede suceder un desenlacé familiar. Con que
ya verá Ud. si será cierto. ¿Pero voy a morir, hija
mía?
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¿Pues tanta pena le a Ud. morirse? dijo la imprudente niña, secando las
lagrimas del enfermo, y acariciándolo con sus manos angelicales. ¡Si tú
supieras cuán triste es morir!
¡Triste! exclamó con asombro la niña. ¡Si va Ud. a ver a
Dios en el trono de su gloria! Lo juzgará según sus
méritos. Si siempre, como creo, ha sido Ud. un hombre
bueno, irá al cielo a sentarse para siempre al lado de un
santo; si tiene un pecadillo irá al purgatorio; pero no
tenga Ud. pena por eso porque yo rezaré mucho y no
dejaré de rezar Hasta que la Virgen no se lo haya
llevado al cielo.
Más si tiene Ud. algún pecadote muy grande será cosa de ir al infierno
eternamente y esto sí que es un fastidio. Pero Evelyn ¿Quién te enseño esas
cosas? Me la enseñó la hermana, que también dice que antes de morir es
preciso confesarse y recibir los Santos Oleos.
¿Qué es eso de los Santos Oleos? ¿No sabe Ud.? Pues se lo voy a decir,
abuelito. Los Santos Oleos son un sacramento que ayuda a morirse
tranquilo y es un cura quién lo da.
Usted va a decirle a mamá que llame al señor cura.
Pero, ¿Será verdad que estoy para morir? Exclamo el anciano con espanto.
Ya ve Ud. cuando el doctor lo ha dicho...
Nada, nada, abuelito; llame Ud. al señor cura, y dígale todos sus
pecados, desde los más gordos hasta los más chiquitines, el señor cura le
dará la absolución y todos quedarán perdonados.
Evelyn, concluida su conversación se marchó,
dejando al enfermo muy pensativo. Después de
comer Evelyn, el abuelo la mando a llamar y le dijo
al oído.
Dile a tú mamá que mande enseguida por un cura,
porque el abuelito quiere confesarse.
¿De veras? Exclamó la niña, saltando encima de la
cama y abrazando y besando al abuelito.

1
Mire Ud., ya le he rezado a la Virgen para que se lo
lleve al cielo el día de la Asunción. ¿Cómo no ha de
haberme oído, si sabe que Ud. la quiere tanto?
Unos momentos después la niña hablaba con su
madre, y le decía:
Mamá llame corriendo al señor cura, porque el
abuelito quiere confesarse.
Evelyn, ¿Qué me dices?, exclamó sorprendida la buena señora.
Qué el abuelito sabe que se muere.
Pero, ¿Quién se lo ha dicho?
¿Quién? ¡Yo! Contestó la niña asombrada. ¡Imprudente!
Pero, mamá. ¡Si la hermana me dice que es mejor ir asustado al cielo,
que al infierno sin susto!... Algunos días después, El abuelo agonizaba,
oprimiendo con amorosa confianza un crucifico sobre su corazón.
Evelyn, ¿Dónde estás?, pregunto con voz desmayada.
Aquí estoy, dijo la niña, acercándose a la cama y tomando una mano
que le extendió el moribundo. Dios te bendecirá, hija mía, por el bien que me
has hecho.
Antes de fallecer el abuelo de Evelyn dejó encargado que para que se
cometa muchos pecados pequeños o grandes se debe de vivir en paz con
todos las personas que nos rodean, además debemos de obedecer a las
personas en todo momento.
Tales fueron sus últimas palabras. Después de
unos momentos el abuelito dejaba de existir y la
niña con su adorable inocencia decía:
Yo le he rogado a la Virgen que venga por el
alma del abuelito, y como escucha siempre las
oraciones de las niñitas que la quieren mucho, se lo
ha llevado a la gloria para que celebre allí el
aniversario de su coronación.

Virtud: La Reflexión
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LOS VALORES

GENEROSIDAD PERSEVERANCIA

RESPETO AMISTAD

AMOR
HONESTIDAD

SINCERIDAD RESPONSABILIDAD

SOLIDARIDAD PERDÒN

Cuando aceptes los errores y no pierdas la calma.


“Sólo entonces podrás considerarte un TRIUNFADOR”

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LA LINTERNITA LINTERNINA Y
SOMBRERITO SOMBRERIN

En un pueblo de la sierra donde los vientos soplan sobre los pastizales,


Manuelito tiene una casa en la loma de un cerro.
En esa casa hay una misteriosa habitación. Llena de muebles viejos,
herramientas, percheros, revistas, periódicos, ropa usada y muchas cosas
más.
En una caja de cartón de color marrón estaba guardado un sombrerito
de paja, que de vez en cuando, se asomaba para ver si podía salir de la caja.
Cuando no había nadie en la casa, los muebles de la misteriosa y
oscura habitación salían a jugar.
Los muebles decían, al ver aparecer al
sombrerito fuera de su caja.
¡El gran caballero Sombrerito! ¡El más
elegante de la habitación recóndita!
La habitación misteriosa, no tenía
ventanas porque entraba mucho viento, era un
lugar oscuro.
De vez en cuando una pequeña linterna iluminaba la habitación oscura.
Se llamaba linternita linternina y era muy risueña y coqueta.
Se pasaba todo el día, iluminando de aquí para allá. Siempre siendo la
protagonista. ¡Qué coqueta linternina!
Cuanto más la miraban más luz daba. Se hizo muy amiga del
Sombrerito. El pobre sombrerito, estaba enamorado de la linternita, pero
nunca se lo dijo.

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Se consideraba muy poca cosa para ella. El sombrerito pensaba y decía:
¡Nunca se fijará en mí!
Un día hacía mucho frío, los muebles se pusieron a jugar como siempre,
-¡Querían entrar en calor! - ¡Estaban con mucho frío! Y no sabían cómo
calentarse.
A la linternita se le ocurrió una gran idea: -¡Ya sé dijo, los iluminaré con
toda mi fuerza y los calentaré!
Todos le dieron las gracias
anticipadamente y aplaudieron
su gran gesto. ¡Espero que
funcione, dijo ella riendo la
risueña!, ¡Lucía, lucía y seguía
luciendo!, ¡Brillaba y brillaba!,
¡Y tanto brilló, que explosionó!,
¡Pobre linternita, era tan linda y
amistosa!
Manuelito bajó rápidamente al escuchar el ruido a la habitación
misteriosa y al intentar encender la linterna, se dio cuenta que el foquito de
la linterna estaba hecha mil pedazos.
Cogió un nuevo foquito y lo puso. También era brillante y hermosa, pero
todos se acordaban mucho de la linternita linternina por que había dejado
muchos recuerdos de grandes acciones en beneficio de los demás.
Cuando Manuelito se marchó. Todos miraron hacia el cielo y dijeron.
¡Adiós linternina! -¡Mucha suerte! -¡No te olvidaremos por siempre estarás
con nosotros!
Manuelito cerró la puerta de la habitación misteriosa y todos los
muebles se fueron a dormir.
Al día siguiente muebles viejos, herramientas, percheros, revistas,
periódicos, ropa usada que habían en la habitación misteriosa hicieron una
reunión de bienvenida a la otra linternita, la llamaron Luzmila pero le
dijeron que no debe de estar prendida por mucho tiempo ya que le podría
suceder lo mismo que le sucedió a la amiga Linternina.

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Entonces a partir de allí la linternita Luzmila solo se prendía por las
noches pero ya no era como la anterior por qué
alumbraba menos y los muebles y los otros que
habitaban la habitación misteriosa ya no podían
jugar ni conversar.
Así paso el tiempo la habitación se volvió muy triste
ya que no se divertían. Hasta que un día los padres de
Manuelito decidieron abrir ventanas a la habitación, rápidamente la alegría
llego nuevamente a la misteriosa habitación porque vieron entrar en ella la
luz del sol que los calentaría a diario.
A partir de ahí la linternita Luzmila solo trabajaba por las noches y
durante el día jugaba con los demás en la habitación sin que haiga el
problema que explosione.
Manuelito descubrió que esta habitación habían
muchas cosas y un día los encontró jugando a todas
juntas, se hizo amigo de todos. Y ellos contaban las
diversas aventuras que tuvieron con Linternina y la
promesa que hicieron ¡Qué siempre la recordarían a la
risueña y coqueta linternina quien entregó su vida por
ellos y les dio una gran lección!

Valor: La Amistad

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LOS VALORES INTERCCIONAN CON LA AMISTAD

RESPETO
AMOR FIDELIDAD

LEALTAD HONESTIDAD

AMISTAD
AMISTAD
VERDAD GENEROSIDAD

RESPONSABILIDA TOLERANCIA
D
ALEGRIA

ACTITUDES NEGATIVAS CONTRA LA AMISTAD

INTOLERANCIA

DESLEALTAD INFIDELIDAD

AMISTAD
AMISTAD

EGOISMO DESHONESTIDAD

IRRESPONSABILIDA
D

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LA SEÑORA GALLINA Y LAS LOMBRICES

En una granja, una mañana de sol radiante y cielo azul salieron la

señora gallina y sus pollitos a buscar comida.

Entraron al jardín allí cazaron mosquitos, grillos, arañas y cucarachas;

pero estos, no les bastaron para llenarles el buche; los pollitos comenzaron a

piar desesperadamente de hambre; entonces, la señora gallina les enseño a

escarbar la tierra.

Los pollitos empezaron a escarbar y encontraron gusanos grandes,

chicos y se los comían sin piedad.

La gallina cantando con mucha alegría contemplaba el trabajo de sus

hijos, de pronto ella también empezó a escarbar la tierra y enredada entre

sus garras saco una gran cantidad de gusanos.

Cuando iba a dar el primer picotazo una lombriz ensanchando su

cilindro cuerpo, irguió la cabeza para decir con voz enérgica:

¡Señora gallina tenga compasión de mí y de los demás! Así como tú, yo

también tengo mis hijos. Ellos me necesitan. Yo no creo, que usted sólo

piense en su familia.

La gallina se sorprendió y se puso pálida sin poder contestar, después

de un momento llamo a sus pollitos y contó lo sucedido.

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Los pollitos quietos pensaron un momento, uno de ellos dijo:

-¡Vámonos!, Dejemos en paz a las lombrices, a los mosquitos, a los

grillos y a las cucarachas. Ellos son como nosotros también tenemos derecho

a la vida.

¡Vamos, vamos a comer granos de maíz, cebada y

otros granos!

Desde entonces comprendieron los pequeños pollitos

que todos los animales tenemos derecho a la vida.

Valor: La Igualdad

IGUALDAD
es un

y
Ideal Principio

por la cual tenemos

Iguales

y
Derechos Deberes

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EL CONEJITO SALTARÍN

En el bosque cierta vez una coneja había perdido a su hijo que se

llamaba saltarín.

La pobre llorando buscaba a su conejito, locamente corría para acá,

para allá sin consuelo. En este ajetreo se encontró con una vaquita que iba

mugiendo después de haber comido el pasto verde en el bosque y haber

bebido agüita cristalina en el rio.

La coneja muy triste le preguntó:

-Vaquita-una preguntita ¡Por favor!– ¿has visto pasar por aquí a mi hijito el

conejito?

Contesto la vaquita –sí pasó por aquí velozmente un conejito con las orejitas

largas y el rabito blanco. A él le perseguía un perro negro y flaco.

La coneja al oír esto se desmayo pronunciando:

-¡Ese es mi conejitoooo…Saltaríííííín…!

La vaca se compadeció de la coneja y la ayudo a reponerse diciendo palabras

bonitas y secándole las lágrimas con un pañuelito blanco. Después entre las

dos se fueron a buscar al pequeño conejo Saltarín.

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Encontraron al conejito llorando amargamente dentro de una jaula en

la cabaña de Thomas

Thomas era un niño juguetón había defendido al conejito cuando el perro

hambriento se lo iba a comer.

Entonces La vaca ayudó a sacar al conejito de su prisión pero con

permiso de Thomas.

La coneja muy contenta abrazo y le beso muchas veces a su hijito.

La coneja sonriente agradeció a la vaca y al niño Thomas y todos se

fueron contentos, felices pero la coneja recomendaba a Saltarín para que ya

no salgue solo al bosque porque era muy peligroso.

Valor: La Responsabilidad

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LA RANA RENATA Y EL GRILLO
GUILLERMÍN
CRO
C

¡FIU-
FIU!

En el mes de diciembre, caía la noche y un gran manto de nieve, cubría

todos los lugares de la ciudad. Este era un parque tranquilo, donde el ruido

dormía y sólo los murmullos de los animalitos se escuchaban en la

oscuridad.

Entonces, en la ventana de una casita hecha de hojas vivía la rana

Renata, era una ranita muy alegre, con grandes ojos y patitas cortas. Miraba

atónita como los copos de nieve bajaban lentamente como si estuvieran

bailando una danza en forma lenta.

En el parque también vivían otros animalitos, pero eran muy orgullosos

y presumidos, sólo el grillo Guillermín quería de verdad a la ranita.

Era un grillo negro, muy negro, pero muy educado y elegante, tenía un

bonito sombrero que sólo se ponía en las grandes ocasiones.

Llego el día que todos esperaban, la fiesta de Navidad, la rana y el grillo,

tenían muchos deseos de ver todos los adornos de la gran ciudad y

pensaban acercarse a ver un gran nacimiento del niño Jesús que iban a

colocar en la Plaza Central. Les gustaba mucho cantar villancicos. A veces

se ponían un poquito tristes de estar tan solitos, pero enseguida recordaban

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dónde jugaban los niños, y disfrutaban de verlos correr y reír. ¡Todas las

penas se marchaban!

Renata y Guillermín se prepararon para ir a la ciudad. Renata se puso

su chaleco y su bufanda a cuadros y Guillermín su sombrero y una casaca

oscura.

Atravesaron el parque. Algunos animalitos se burlaron de ellos,

diciendo: ¡Mira que ropas llevan!, ¡Se creen muy finos y educados!

Pero los amigos no le dieron importancia y siguieron su camino. Al poco

tiempo oyeron gemidos y lamentos se preguntaron: ¿Qué será eso?

Cada vez lo oían más cerca. De pronto, descubrieron un pobre

saltamontes que estaba con mucho frío a punto de congelarse. ¡Pobrecito,

qué te pasa? Dijo Renata.

Estaba saltando, saltando y saltando no me di

cuenta de la hora y ya era de noche, me quedé tan

helado que no podía moverme. Los animalitos me

vieron pero ninguno me ayudó. ¡Ves Guillermín!

Dijo Renata.

Todos son muy orgullosos y vanidosos, pero no tienen corazón.

La ranita y el grillo, le prestaron sus ropas y le abrigaron, mimándolo

para que entrara en calor.

El saltamontes agradecido, les dijo: Conozco un lugar donde pueden

pasar la mejor navidad de sus vidas, además hay un nacimiento del niño

Jesús tan hermoso que no se olvidarán nunca.

Allí, fueron los tres amigos. Era cierto lo que les contó el saltamontes.

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En una cunita de paja, había un niño tan bonito, y tenía una mirada

tan dulce que a la ranita se le escapó una lágrima. San José y la Virgen

María velaban al niño Jesús.

Se acercaron, despacito, dando saltitos y le susurraron al oído: Yo sé,

que eres Jesús, que amas mucho a los niños, nosotros también. Tal vez

juntos podamos luchar para que siempre sean felices y no lloren.

¡No queremos que se odien! ¡Creamos entre todos un mundo mejor!

Sé que eres sólo un muñeco, y que los que nos miran pensaran que

somos una rana, un grillo y un saltamontes que no sabemos lo que

hacemos, pero nosotros sabemos que nos escuchas.

La ranita se dio la vuelta y de repente el grillo chilló: ¡Ranita, ranita, el

niño te ha sonreído!

Era verdad, una gran sonrisa iluminaba la cara del niño Jesús.

Tal vez el niño no sonrió, pero lo importante es que en nuestro corazón

tengamos tanto deseo de amor.

Los amigos volvieron a casa entonces del grillo, cada uno empezó a

contar las diversas aventuras que habían tenido en el bosque y parque no se

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dieron cuenta de la hora y era la medianoche sintieron unos estallidos y

pensaron que era el fin del mundo.

Salieron al centro del parque y se dieron con la sorpresa de que

reventaban juegos artificiales multicolores y el estruendo de la campana de

la iglesia anuncia el nacimiento.

Entonces a partir de ese momento entendieron que el niño Jesús

también comparte alegría con muchas personas que están a su alrededor.

Esa fue la Navidad más feliz de su vida que pasaron los tres amigos

pero comprendieron que siempre se debe ayudar a nuestro semejante sin

pedir nada a cambio.

Valor: La Generosidad

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CONDORIN EL SEÑOR CÓNDOR

En el valle de los andes donde tienen su reino las aves de gran tamaño

sucedió lo siguiente. Cierta noche. Condorín el señor cóndor y sus amigos

asistieron a una reunión, el señor Cóndor muy orgulloso y arrogante se puso

a gritar en la reunión delante sus de sus amigos:

“¡Yo soy él mas fuerte no tengo rival, mis alas son hachas de acero y mi

pico un puñal de hierro!”

...Y salió de la reunión gritando, gritando, se puso a danzar de pronto

dio un mal paso se resbalo y cayó al barranco donde se quedó desmayado.

Al día siguiente al despertarse solo, no podía caminar ni volar porque se

había roto una de sus alas y tenía una herida en una de las patas.

Fue en busca de sus amigos pero nadie quería ayudarle por que se

había comportado mal con todos ellos entonces sus amigos no quisieron

ayudarle, este se fue muy triste.

Ya no querían la amistad de Condorín el señor cóndor porque este era

muy vanidoso y presumido de sus acciones y hasta a veces hacia quedar mal

al que lo acompañaba.

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Al señor Cóndor lo castigaron con el silencio o sea la ley de hielo, no le

hablaron ninguno de sus amigos.

Los amigos del señor cóndor decidieron darle una última oportunidad

pero eso fue después de un largo tiempo.

Para esto los amigos del cóndor planearon una reunión para festejar el

cumpleaños del águila y allí verificarían si era cierto que el cóndor había

cambiado su forma de comportarse.

Condorín el señor cóndor al llegar a la fiesta

estaba muy sumiso en sus diversas acciones

entonces sus demás amigos le dijeron que se

comporte sin disimulos. Los demás amigos

querían constatar que ya había cambiado sus

costumbres para que nuevamente ingrese al

grupo.

Fue cierto entonces el cambio de conducta que el señor cóndor estaba

demostrando en la reunión y nuevamente lo aceptaron en el grupo de amigos

como un amigo más.

Entonces a partir de esa oportunidad Condorín el señor cóndor solo

demuestra la vanidad en su vuelo cuando se eleva en la cordillera de los

andes

Valor: La Tolerancia

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DANNY Y EL MONSTRUO
EN LA COCINA

En una ciudad llena de luces y vehículos vivía la familia Gómez y como

es de costumbre a todos los niños les celebraban su cumpleaños entonces.

Cierto día la mamá de Danny quiso darle una sorpresa con este festejo a su

único hijo que cumplía seis años de edad. La mamá de Danny se levanto

muy temprano para arreglar la casa y preparar la torta.

La casa quedo adornada y la torta fue preparada en forma de un libro

abierto, cariñosamente decorada incluso en sus páginas centrales llevaba

una inscripción que decía:

¡Feliz Cumpleaños Danny! ¡Querido y adorado Hijo!

Un día como hoy. Viste la luz del mundo.

La mamá contenta observa la torta, sorprendida dijo: ¡Está hermosa!

Vale el sacrificio. Después de esto la madre cogió la torta y la guardo con

sumo cuidado en el oscuro horno de la cocina para que nadie estuviera

tentado de probarla o comerla.

Al instante recordó que tenía que salir de casa para ir a comprar

diferentes cosas que iban a faltar para la ocasión como un regalo y reiterar

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la invitación a los padrinos de Danny, así como también otras amistades

para que participen en la fiesta.

La mamá se arreglo graciosamente luego, llamó al pequeño para

advertir con voz imperativa: hijito no vayas a entrar a la cocina, no se te vaya

ocurrir abrir el horno ¿sabes qué? Esta mañana atrapé un monstruo. No

vayas a abrir el horno allí está encerrado. No te metas a ver, ni hacer nada

porque te puede comer. Ya sabes ¿Cómo es el monstruo? Come a todos los

niños mentirosos, desobedientes y llorones.

A Danny siempre que le hablaban del monstruo se ponía tímido y

callado, imaginando cosas terroríficas. Obedecía todo a ciegas.

Pero esta vez al pequeño se le dio por enfrentar al

monstruo. Salió a la calle llamo a todos sus amigos y

contó lo ocurrido lo que decía su mamá. Los niños al

oír la historia se asustaron.

Danny hablo: Somos muchos todos nosotros

derrotaremos al monstruo. Yo no creo ¿Qué pueda comernos a todos? Hay

que organizarnos así: Felipe, Paulina, Milca, Freddy y yo, seremos los jefes,

dirigiremos cada uno cinco soldados armados con palos y piedras.

Entraremos todos a la cocina. Cuando yo abro la puerta del horno todos

deben meter la mano para agarrarlo y si el monstruo escapa, los otros

tendrán que golpearlo hasta matarlo.

Todos al mismo tiempo ¡Yaaa...! ¡Vamos...!

Llamemos a nuestros amigos, ellos serán los vigilantes si ellos nos

ayudaran.

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Dentro de la cocina cada jefe y sus soldados se ubicaron

adecuadamente mirando con toda atención el horno negro.

Danny con mucho temor se acercaba al horno, pero el miedo le hacía

retroceder de un salto.

Entonces los jefes del grupo ordenaron alentar al pequeño, y todos en

coro gritaron.

¡Danny...! ¡Danny...! ¡Tú puedes! ¡Tú no eres cobarde! ¡Tú puedes abrir!

¡Danny ahora lo mataremos al monstruo! ¡Danny nosotros vamos a vencer!

¡Mira! Somos muchos, el monstruo está solo.

Danny al escuchar tantas voces de aliento retomó la valentía e ingresó

con paso firme.

Abrió el horno, todos al instante cerraron

sus ojos y metieron la mano, unos con

intención de atrapar, otros chancando con la

piedra y los demás con los palos en alto, listos

para golpear si se atrevía a escapar.

¡Sorpresa! ¡Sorpresa! ¡Sorpresa! El monstruo se transformo en una

torta. ¡Miren! ¡Miren esto! ¡Miren nuestras manos!

Danny lamió sus manos y dijo: ¡Gua! ¡Qué rico esta! ¡Ahora yo me lo

como a este monstruo! ¡Todos hay que comer! ¡Todos hay que acabar! Nada

debe quedar para que nunca más aparezca.

Los amigos de Danny, después de haber batallado tanto, dando muerte

al monstruo, cada cual marcharon con destino a su casa para contar a sus

padres, hermanos y otras personas lo acontecido.

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Llegó la mamá en compañía de los invitados cargando la piñata, el

regalo, los caramelos, las galletas y otras cosas más.

Al encuentro salió Danny gritando con mucha alegría. ¡Mamita mamita!

Yo, y mis amiguitos acabamos con el monstruo.

El monstruo jamás volverá por aquí ya no vendrá aunque tú lo llames

para que me coma.

Mamita del monstruo no quedó nada.

La mamá se puso pálida y se cogió la cabeza con las dos manos, sin

pronunciar una sola palabra.

Entonces la mamá de Danny dijo entre sí que la fiesta no puede

suspenderse porque ya estaba todo listo.

Llamo a la panadería más cercana para que

trajeran una torta y que debía tener la forma de la

cara de un payaso para qué olvidara los malos

momentos sobre lo que había ocurrido en su casa

y no exista el temor de monstros en la cocina.

Valor: La Alegría

Ubica y escribe las palabras que nos ayudan a tener una buena amistad en
cada corazón.

Leales sinceros
Honestos mentirosos
Traicioneros tolerantes
Injustos justo
Falsos alegres
Solidarios
comprensivos

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EL GRAN ROBLE, EL PÁJARO
CARPINTERO Y EL HONGO

En la selva hubo una vez un lindo pájaro carpintero que hacía su nido

en la copa de un gran roble. Todos los días el bosque despertaba con sus

maravillosos trinos.

La vida volvía a nacer entre sus ramas. Las hojas crecían y crecían.

También lo hacían los polluelos del pequeño pajarito. Su nido estaba hecho

de ramitas y hojas secas.

Algunas ardillas curiosas se acercaban para ver como los polluelos

picoteaban el cascarón hasta dejar un hueco en el que poder estirar su

cuello. Empujaban con fuerza y lograban salir hacia fuera.

Sus plumitas estaban húmedas. En unas cuantas horas se habrían

secado y los nuevos polluelos se sorprenderían de lo que les rodeaba.

El árbol estaba orgulloso de ellos. Él también era envidiado por los

demás árboles no sólo por tener al pájaro carpintero sino por la belleza de su

tronco y sus hojas. Era grandioso verlo en primavera.

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Al llegar el otoño, las hojitas de los árboles volaban hacia el suelo. Con

gran tristeza caían, pero el viento las mimaba y las dejaba caer con

suavidad. Al pasar el tiempo éstas serían el abono para las nuevas plantas.

Al Pájaro Carpintero le gustaba jugar entre sus ramas entre sombra y

sombra. Revoloteaba haciendo piruetas, buscando la luz y cuando un rayo

de sol iluminaba sus plumas, unas lindas notas musicales acompañaban su

alegría y la de sus polluelos.

Un día un hongo fue a vivir, con en el roble. Ya lo conocía de antes se

llamaba Dadi, bueno, tenía un nombre muy raro, pero ellos le llamaban así.

El gran roble comenzó a sentirse mal, tenía muchos huequitos y su piel

se arrugaba por que el hongo le estaba causando una enfermedad.

De vez en cuando le corría un cosquilleo por el tronco grueso.

Estaba un poco descolorido, ni siquiera tenía ganas de que los ciempiés

jugaran alrededor de sus raíces.

Él hongo estaba celoso del árbol y de su amistad con el pájaro

carpintero y los otros animalitos.

Pensó que si se enfermaba, el pájaro carpintero le haría más caso a él,

envidioso de su amor no le importó hacerle sufrir al gran roble.

Los demás animales convencieron al hongo para que abandonara al

gran roble. Así conseguiría, ser su amigo de todos los animalitos del bosque

pero nunca por la fuerza ni con malas intenciones.

A partir de aquel día siempre se juntaban para ver amanecer.

El hongo aprendió una gran lección, su poder y su fuerza debía

utilizarlas, para algo bueno, para crear, no para destruir.

Virtud: La Gratitud

1
EL CAMALEÓN
Y EL ARCO IRIS

En un valle lleno de hermosos paisajes. Vivía un camaleón vanidoso,

que se burlaba de los demás por qué no cambiaban de color como él. Pasaba

el día diciendo: ¡Qué bello soy! ¡Qué lindo soy! ¡Qué fantástico soy! ¡No hay

ningún animal tan hermoso como yo!

Todos admiraban sus colores, pero no su mal humor y su vanidad.

Un día, paseaba por el campo, cuando de repente, comenzó a llover. La

lluvia, dio paso al sol y éste a su vez al arco iris.

El camaleón alzó la vista y se quedó sorprendido al verlo, pero envidioso

dijo: ¡No es tan bello como yo!

Entonces al escuchar esto un pajarillo converso con el vanidoso para

saber quien tenía la razón.

¿No sabes admirar la belleza del arco iris?: Dijo un pequeño pajarillo

que estaba en la rama de un árbol cercano.

Si no sabes valorarlo, continuó, es difícil que conozcas las verdades que

te enseña la naturaleza.

¡Si quieres, yo puedo ayudarte a conocer algunas! ¡Está bien!: dijo el

camaleón.
1
Los colores del arco iris te enseñan a vivir, te muestran los sentimientos

y muchas cosas más.

El camaleón le contestó: ¡Mis colores sirven para camuflarme del

peligro, no necesito sentimientos para sobrevivir!

El pajarillo le dijo: ¡Si no tratas de descubrirlos, nunca sabrás lo que

puedes sentir a través de ellos!

Además puedes compartirlos con los demás como hace el arco iris con

su belleza. El pajarillo y el camaleón se echaron en el campo.

Los colores del arco iris aparecieron sobre los dos, haciéndoles pensar

muchas cosas.

El primero fue el color rojo, y de repente pensaron en manzanos, rosas

rojas y anocheceres.

Luego apareció el color amarillo y pensaron en los girasoles y

margaritas de los campos.

Estaban sonrientes, alegres, bailaban y olían el aroma de las flores.

El amarillo dio paso al verde que se metió dentro de sus pensamientos.

El camaleón empezó a pensar en su futuro, sus ilusiones, sus sueños y

recordaba los amigos perdidos.

Al verde siguió el azul oscuro, el camaleón pensó en la profundidad del

mar, peces, delfines y corales.

1
Y apareció el color azul claro. Comenzaron a sentir una agradable sensación

de paz y bienestar.

Flotaban entre nubes y miraban el cielo.

Una nube dejó caer sus gotas de lluvia y se mojaron, pero estaban contentos

de sentir la frescura del agua.

Se miraron a los ojos y sonrieron. El color naranja se había colocado justo

delante de ellos.

Por primera vez, el camaleón sentía que compartía algo y comprendió la

amistad que le ofrecía el pajarillo.

Todo se iluminó de color naranja. Aparecieron árboles frutales y una

gran alfombra de flores.

Cuando estaban más relajados, apareció el color celeste, y de los ojos

del camaleón cayeron unas lagrimitas. Estaba arrepentido de haber sido tan

vanidoso, orgulloso y de no valorar aquello que era realmente hermoso.

Pero no conforme el pajarillo después esta charla él quería saber de

dónde nace un arco iris enseguida el pajarillo le dijo que el nace de las aguas

de un río, manantial, quebrada de aguas limpias y cristalinas pero después

de una llovizna su duración es de poco tiempo porque su belleza y colores

son inigualables en la naturaleza.

Pidió perdón al pajarillo y a los demás animales y desde aquel día se

volvió más humilde ya que había comprendido que los colores que existen en

la naturaleza tienen una razón y un porqué.

Valor: El Respeto

1
EL RESPETO

es un

VALOR

que permite

LA CONVIVENCIA

y
SANA PACÌFICA

en la

y
Familia Sociedad

“Una persona responsable vive satisfecha con las cosas que realiza, alcanza
la dicha, es capaz de sentir confianza en sí misma y sobre todo, logra el
respeto de los demás”

HELENITA Y EL PALACIO
1
DE LOS AROMAS

A las afueras de la ciudad había una casita que estaba en el bosque,

vivía una familia, con tres hijos.

La hermana mayor, era una niña llamada Helenita, caprichosa y

egoísta, que sólo pensaba en ella. Nunca compartía sus juguetes, ni siquiera

sus deseos y sueños.

Un día, de repente se enfermó. Nadie sabía qué le ocurría o pasaba.

Vinieron varios doctores y hasta un anciano muy sabio para ver si

encontraban la causa de su mal. Pero todo fue inútil. No sabían cómo

curarla.

Sus hermanos menores lloraban sin consuelo. ¡Tenían que encontrar

un remedio!

Un día un leñador viejecito que pasaba por la casita, vio a los niños

llorando y les preguntó: ¿Por qué lloran? Los niños, le contaron lo sucedido.

El leñador escuchó atentamente y después de unos minutos dijo: La

enfermedad que tiene tu hermana Helenita no es del cuerpo, es una

enfermedad del alma.

Los niños se quedaron sorprendidos, pues no comprendían lo que

quería decirles el anciano leñador. ¿Qué significa eso de enfermedad del

alma?

1
El leñador respondió: Tu hermana Helenita se ha vuelto tan egoísta y

tan caprichosa, que nadie quiere jugar ni hablar con ella. Tus padres

soportan sus malos modales, porque es su hija, pero les gustaría que fuera

mejor. Ella no se da cuenta, del daño que hace. Pero ahora, el daño también

se lo está haciendo a ella, porque ve que los demás la rechazan y no se

siente a gusto consigo misma.

Por eso, empezó a comer poco, a no dormir hasta que se enfermó.

¿Tú tienes una solución para eso, preguntaron los niños al leñador?

Sí, pero no sólo se curará con eso, podremos ayudarla pero ella tiene

que dejarse ayudar y poner de su parte. ¡Lo intentaremos, dijeron los niños!

El Palacio de los aromas tiene la solución. Es un palacio que tiene los

aromas más bellos del mundo.

Cada aroma representa alguna cualidad buena de las personas: la

bondad, el amor, la generosidad y la humildad.

Deben ir allí. Necesito que me traigan en cuatro vasos de cristal, los

cuatro aromas. Yo los mezclaré y salvaremos a tu hermana Helenita.

Hay un problema, pero ella debe ir con ustedes. Por eso les digo que

funcionará, si ella los acompaña y quiere curarse.

Convencieron a su hermana, le fabricaron una camilla y la llevaron con

ellos rumbo al palacio.

Después de largos días de camino, llegaron al palacio.

El palacio, estaba rodeado de árboles, pero no daba un aspecto

misterioso, sino era tranquilo y apacible.

Llegaron hasta el puente elevadizo, que estaba abierto, cómo si alguien

les esperara.
1
Entraron en la gran sala y descubrieron cuatro puertas. ¡Aquí debe ser,

comentaron los niños! ¡Vamos a explorar la primera puerta!

Al pasar, un extraño aroma les recibió. De repente vieron un pequeño

pajarillo tendido en el suelo con un ala rota. ¡Pobrecillo, dijeron los niños!

La niña, lo miró y aunque se encontraba muy mal, le dio tanta pena que

dijo a sus hermanos: ¡Déjenme que yo la recogeré! Al tocarlo, un viento

suave sopló y llenó uno de los vasos de cristal que llevaban los pequeños.

Pasaron a otra puerta, pero la abrieron con tanta fuerza, que al entrar

dejaron caer un gran escudo que colgaba de la pared.

El escudo se cayó, encima del pié de uno de los niños y le hizo daño.

El otro hermano intentó ayudarle pero pesaba demasiado. La niña se

levantó como pudo de la camilla e intentó de nuevo quitar el escudo de

encima de la pierna de su hermano.

Con todo cariño lo levantó y sacaron la pierna herida. La niña rompió

su lindo vestido y lo vendó, para que pudiera andar.

Otro de los vasos se llenó. Ya sólo quedaban dos vacios.

Al llegar a la tercera puerta, comenzaron a sentir hambre, pues llevaban

ya mucho tiempo allí. Sólo tenían para comer dos trozos de pan.

La niña pidió uno para ella, y el otro repartido para sus dos hermanos.

Pero al ver, la carita del pequeño, que no tenía suficiente con el trocito

que le había tocado, le dio un trozo del suyo.

Vieron como el tercer vaso también se llenaba. Entusiasmados, llegaron

a la cuarta puerta.

Colgado de la pared había una gran pintura, pero no era un pintura

cualquiera. El dibujo que tenía representaba a un caballero que maltrataba

sus siervos y en otro lado el mismo caballero vencido y humillado por ellos.

1
La niña lo miró, en un principio no lo entendió, pero al observarlo

durante un buen rato, comprendió el significado y se echó a llorar.

¡Ya lo entiendo, exclamó!

¡Yo soy como el caballero, los he herido sin querer, no he disfrutado de

nuestros juegos, ni de nuestros sentimientos, ni del amor de mis padres!

¡Sólo he pensado egoístamente en mí, por eso, ahora me encuentro tan

triste!

El cuarto vaso se llenó y los niños regresaron a casa.

Cuando ya estaban cerca de la casita, de repente, la niña se levantó de

la camilla y empezó a caminar sola.

Al llegar a su casa, el anciano leñador, estaba esperándoles.

Sus padres sorprendidos de ver a la niña, lloraron de emoción.

El leñador le dijo a la niña: Espero que esto te haya servido de lección.

Ya estás curada. A partir de entonces, la niña cambió y su corazón volvió a

reír.

Se prometió a sí misma, también a sus familiares y amigos que

disfrutaría de la vida, de las pequeñas cosas de cada día y del amor que le

daban los suyos.

A partir de entonces comprendió que en el transcurso de la vida no se

puede vivir solo sino en compañía de las demás personas.

Valor: El Sacrificio

TOMMY EL CIEMPIÉS BAILARÍN

1
En un lugar del bosque, Tommy el ciempiés, vivía cerca de un

hormiguero. Su gran afición era bailar. Tenía unas patitas ágiles como las

plumas.

Le encantaba subirse encima del hormiguero y empezar a saltar.

Tommy cantaba: ¡Ya está aquí, el mejor, el más grande bailarín!

Era muy molesto oír tantos pies, retumbando y retumbando sobre el

techo del hormiguero. Las hormigas asustadas salían para ver lo que

ocurría.

El ciempiés bailarín seguía cantando: ¡Ya está aquí, el mejor, el más

grande bailarín!

¡Otra vez Tommy! Decía: la hormiga jefe. ¡No podemos trabajar, ni

dormir! No puedes irte a otro sitio a bailar!

La hormiga jefe ordenó a su tropa de hormigas que llevaran a Tommy a

otro lugar.

¡No, hormiga jefe! ¡Ya me voy! Dijo Tommy. Tommy se acercó a la casa

del señor topo. Se puso al lado del hoyo del topo y saltaba. Seguía con su

canción: ¡Ya está aquí, el mejor, el más grande bailarín!

El señor topo enfadado, salió y le dijo: ¡Tommy, estoy ciego pero no

sordo! ¿No puedes ir a otro sitio a bailar? Tommy estaba un poco triste,

porque en todas partes molestaba. Cogió sus maletas y se marchó de allí.

Empezó a caminar y caminar, hasta que estaba tan cansado que no

tuvo más remedio que descansar. Se quedó dormido bajo un árbol.

Cuando despertó al día siguiente, estaba en un campo lleno de flores.

¡Este será mi nuevo hogar! : dijo el ciempiés.

1
Tanto se entusiasmo Tommy, que no se dio cuenta que un gran cuervo

estaba justo encima de él, en el árbol.

Tommy se puso a saltar con tanta alegría que llamó la atención del

cuervo. El cuervo inclinó el cuello y vio a Tommy saltando. ¡Pobre Tommy!

El pájaro se lanzó sobre él, con gran rapidez. Abrió su bocaza y cogió al

ciempiés. El ciempiés gritaba: ¡Socorro, socorro!

Un cazador, que andaba por allí, observo, al cuervo volando.

No le gustaban mucho los cuervos, pues él creía que le daban mala

suerte.

Hizo un disparo al aire para asustarlo. El cuervo soltó al ciempiés. Al

caer, el ciempiés se dio un gran golpe. Esto le sirvió de lección. Aprendió a

ser más responsable y fijarse bien dónde se ponía a bailar. Buscó un lugar

seguro donde no vivía nadie y allí danzaba y bailaba. No molestaba a nadie

ni a él, le molestaban.

Así fue como el ciempiés empezó a ser respetado por todos y cuando

querían ver a un buen bailarín solicitaban que venga Tommy el gran bailarín

a las diferentes reuniones.

Valor: La Tolerancia

ALEJO EL ESCARABAJO CANTOR

1
En una granja vivía Alejo, el pequeño escarabajo, vivía cerca del huerto

de Doña gallina.

Siempre estaba solo. Paseaba por el huerto vestido con un chaleco gris

y un sombrero negro.

Su casita estaba hecha de cáscara de nuez y al lado de una fuerte roca

que le protegía del viento y la lluvia.

Al salir los primeros rayos del sol, abría la ventana y ensayaba con

canto.

¡Si, era el cantor! ¡Tararí, tarará, tararí! ¡Toronton! ¡Toronton!

Todas las mañanas, entonaba su canción.

Él, quería mucho a sus canciones, ¡Le había enseñado un viejo búho

que vivía en el bosque!

Llevaba años practicando y realmente era maravilloso oírle cantar.

Sus amigos soportaban sus ensayos con mucha paciencia.

Poco a poco creaba sus canciones, pues sus melodías sonaban cada vez

mejor.

¡Bailaban en el aire! ¡Qué ritmo! ¡Qué melodías!

Las melodías subían hasta las nubes y jugaban con ellas. Sus amigos:

la gallina, el saltamontes y el viejo búho, le animaban para que se

presentara a un concurso de canto que había en el bosque. Su canto llegó a

conocerse en otros bosques cercanos.

Todos los animalitos venían a oírle cantar. Llegó el día del concurso,

todos sus amigos se pusieron sus mejores ropas. ¡Qué guapos estaban!

1
Algunos animales eran envidiosos y desconfiados. No creían que Alejo el

escarabajo fuera tan buen cantor.

¿Cómo va a ser buen cantante un escarabajo? – Decían.

¡Es un poco feo y no vive en una casa elegante! –Comentaban otros.

Pero cambiaron de opinión enseguida al oírle cantar.

Sus canciones eran tan hermosas, sus melodías se escuchaban con

atención.

El concurso fue un gran éxito y todos aplaudieron entusiasmados.

Alejo el escarabajo, gano el concurso de canto y se hizo muy famoso,

pero siguió viviendo en su casita de cáscara de nuez y divirtiéndose con sus

amigos del bosque creando nuevas canciones y alegrando a todos los

animales del bosque.

Valor: La Perseverancia

P
E …nunca se dan por vencidos.
R
S
E
V …pese a las dificultades, luchan por
SON LOS QUE
E conseguir lo que quieren.
R
A
N
T
…no abandonan la tarea que comienzan.
E
S
LOBBY EL GLOBO SOÑADOR

1
A la ciudad había llegado un circo con muchos animales amaestrados,

malabaristas y payasos.

Los payasos del circo vendían globos y es así que nace nuestro cuento:

Lobby era un globo fuerte y bonachón, pues lo habían llenado de mucho gas

de helio y tenía un maravilloso color azul.

Abrió su boquita para despertar de su sueño. Lobby el globo, se vio

rodeado de pequeñuelos y de un payaso.

Tanto quiso curiosear, que cuando el payaso fue a venderlo a un niño el

globo salió volando hacia el cielo.

El payaso no pudo hacer nada por evitarlo. Y el globo voló libre en

busca de aventuras.

Lobby, comenzó a dar vueltas, hasta que su hilo quedó atrapado en el

tejado de una casa. Intentó salir de allí, pero no pudo.

Cerca del tejado, había una gran ventana, llegó hasta ella, inclinándose

un poquito.

A través de ella, observó como unos niños jugaban. Estuvo horas y

horas viéndoles jugar, hasta que se quedó dormido.

Todos los días se repetía lo mismo, él, los veía jugar y se sentía feliz,

pero le daba un poco de envidia no poder jugar con ellos.

Se movía de un lado para otro para llamar su atención, pero no

conseguía que los niños lo vieran.

Dormía y dormía, quería tener fuerzas para moverse más y más.

1
Por eso, siempre estaba dormido, se cansaba tanto, que cuando

descansaba seguía soñando despierto pensando que tal vez un día, los niños

lo verían.

Un día, hizo tanto esfuerzo para que lo vieran que se pinchó en un

clavito que había en la ventana.

Al pincharse, Lobby el globo salió disparado, el hilo se soltó con fuerza,

y se elevó muy deprisa, muy deprisa, hacia arriba.

Él, sabía que le quedaba muy poquito tiempo para quedarse sin aire,

entonces se elevó más y más como queriendo tocar las nubes.

Se elevó por encima de las casas y de la torre de la iglesia.

Se iba perdiendo en la lejanía y al cabo de un rato ya no volvió a

vérsele.

Se perdió para siempre en el atardecer, allí donde el sol, ya se oculta.

Seguro que está junto a las estrellas, y la luna lo está mimando o que

esta compartiendo momentos de alegría y felicidad con estrellas de un

mundo diferente.

Valor: La Fortaleza

EL PUEBLO Y EL PETRÓLEO

1
En el océano pacifico, cerca al Puerto de Ilo había un pequeño poblado

de gente muy trabajadora que se dedicaba a la pesca, una noche lluviosa,

caía una gran tormenta sobre el mar.

Las olas eran gigantes y la niebla era espesa.

Los barcos se mecían de un lado a otro como marionetas.

De repente, un crujido espantoso sonó en la oscuridad.

Una gran humareda se veía a lo lejos y un olor intenso se dejaba notar

en el aire.

Todos se preguntaban qué es lo que habría ocurrido.

Un barco se había acercado a la orilla, y había derramado parte del

petróleo que llevaba.

Una gran mancha negra se extendió por el agua, como un gran manto

negro que ponía de luto al mar.

El olor a petróleo era cada vez más fuerte, y se confundía con la

frescura que la brisa tenía cada anochecer.

Marcos y Alicia iban a contemplar las estrellas.

Cuando sentían esa libertad que sólo sienten los que aún no han

traicionado sus ideales.

Marcos y Alicia eran los hijos de un pescador y vivían en una humilde

casa blanca muy cerca del acantilado.

1
Los pescadores habían tenido últimamente problemas para pescar, la

pesca no era muy abundante por había una pesca industrial y ellos solo lo

hacían en forma artesanal.

Ahora con el derrame del petróleo, aun sería mucho peor, ya no habría

nada que pescar en mucho tiempo.

Ya no se vería a los pescadores traer el pescado al puerto.

Ni se podría despedirlos ¡Hasta pronto! como era habitual.

Ahora tendrían que marcharse lejos, para poder seguir viviendo y

asistiendo a su familia.

El pueblo se convirtió en un pueblo sin gente, un pueblo fantasma.

Apenas unas cuantas mujeres y niños pequeños quedaban allí.

Los hombres y los jóvenes partían en busca de trabajo y volvían de

tarde en tarde, para ver a los suyos. Cada anochecer, apenas unas cuantas

luces, devolvían la existencia al pueblo.

Pero desde el acantilado, la vista no era la misma, parecía que hasta la

brisa había cambiado de lugar.

El aire olía a petróleo y la calma del mar, se había convertido en una

tremenda angustia de ver como toda la vida marina se destruía.

Los peces muertos flotaban y todo era desolador.

Los pocos que quedaron se reunieron y empezaron a reconstruir y

limpiar todo aquello que había sido dañado poco a poco.

Pasaron unos cuantos años, hasta que el pueblo

volvió a la normalidad pero con ayuda de los que

quedaron.

1
Comenzaron a llegar algunos de los que se habían marchado quienes

ayudaban también, y las barcas volvieron al Puerto nuevamente.

Renacía de nuevo la esperanza de seguir viviendo, con el temor de que

algún día volviera a repetirse. Pero los pobladores empezaron a controlar la

zona para no vivir nuevamente una pesadilla que daña no solo al hombre

sino a todo ser vivo que habita el mar.

R Realizar con alegría un


Valor: La Responsabilidad
trabajo
E
S Colorea de color rosado las frases que inculquen la responsabilidad
P compromiso
Es asumir un
y Reconocer nuestros
Es decir:
culpar
“mejora lo
los demás
hago

O cumplirlo errores mañana”

Cruzar la pista

N teniendo en
cuenta las

S tareas escolares
luces del Cuidar las
Cumplir con mis
semáforo plantas sin que
Devolver las cosas esperarnadie
que melas
lo pidan
A
todos los días
ordene
prestadas

B
I
L Cuidar la naturaleza

I
D
A Preocuparnos por nuestra
1

D salud y la de los demás


sin

es sin

1
LA ARDILLA Y EL RELOJ DORMILÓN

En una pradera del bosque donde los animales reciclan diferentes cosas

que las personas ya lo desechan, vivía la ardilla que era muy alegre y

trabajadora, nos cuenta lo que le sucedió.

Ya amanecía en la pradera y el reloj no marcaba la hora.

¡Otra vez se ha dormido este ocioso! Gritaba: la ardilla

¡Nunca llegaré a tiempo de recoger mis nueces! ¡Lo siento! Dijo: Ding

Dong. El reloj.

¡Hacía tanto frío afuera y yo estaba tan calientito aquí dentro que me

dormí sin preocupación!

Ding Dong era un pequeño reloj, que la ardilla compró en la Feria Anual

del Bosque; donde todos los animalitos venden y compran cientos de cosas

que los personas botaban. Ellos se encargan de arreglarlas.

Allí se encuentran: estufas, lámparas, relojes, percheros, ollas, mesas,

sillas y todo lo que puedas imaginar.

Fue allí, donde la ardilla encontró a Ding Dong el reloj.

En el camino a casa unas gotas de lluvia habían caído sobre el

asustado reloj y la nieve lo había vestido con un traje blanco le temblaban

las manecillas y estaba tiritando de frío.

1
La ardilla lo cogió en sus manitas, le quitó la nieve y se lo llevó a su

casita.

Lo arropó con una manta para calentarlo y le dio una tacita de café.

El reloj no funcionaba bien, siempre se atrasaba, pero la ardilla se

encariñó con él porque era su único acompañante.

De vez en cuando Ding Dong, le contaba historias de los personas a la

ardilla. Pero siempre terminaba diciendo que prefería estar con ella, pues

algunas veces era muy difícil entender a los hombres.

Ding Dong le decía: ¡Un día te quieren mucho!, ¡Otro día no te quieren

nada! ¡Sale un modelo nuevo y te dejan a un lado!

El reloj se acostumbró a vivir en el árbol de

la ardilla pero la ardilla le dijo que tiene que

aprender a ser responsable con su trabajo ya

que el tiempo se va ya no regresa y así

cumplían cada uno sus muchas ocupaciones y

fueron muy felices.

Valor: La Confianza

“Actuar sin responsabilidad trae consecuencias que podemos lamentar”

1
MELESIO Y LOS DEMONIOS

En un paraje de la sierra hace mucho, mucho tiempo, vivía una pareja

de ancianos creyentes en Dios, quienes no tenían hijos pero eran muy felices

pues se amaban y respetaban mutuamente.

Un día el anciano salió al campo a recoger leña mientras que la anciana

fue al río para lavar ropa, en eso un enorme melocotón bajaba por el río,

flotando.

Ella lo recogió y se lo llevó a casa.

El anciano al llegar a casa se sorprendió al ver tan grande melocotón y

dijo: "¡Qué melocotón tan grande!, ¿lo cortamos? y la anciana contestó: "¡Sí,

vamos a cortarlo y lo comeremos!".

En ese momento el melocotón empezó a moverse y de su interior salió

un niño. Los ancianos se sorprendieron al ver a un niño salir de aquel

enorme melocotón, y a la vez, una gran alegría los embargó al ver en él al

hijo que no tenían. "¡Lo llamaremos Melesio! porque nació de un "melocotón"

Melesio comía mucho y creció fuerte y robusto. Nadie podía enfrentarse

con él, pero había algo que preocupaba a los ancianos, éste no pronunciaba

ni una sola palabra.

1
Por esos días unos demonios estaban causando alboroto y cometiendo

fechorías por todo el pueblo y se robaron el tesoro de la iglesia. Ante eso,

Melesio pensaba dentro de sí: "¡Esta situación no lo puedo tolerar ni

soportar!".

Un día, de repente comenzó a hablar y dijo a sus padres: "¡Voy a

dominar a los demonios! Por favor ayúdenme con los preparativos para mi

salida." Los ancianos se quedaron sorprendidos al escuchar por primera vez

la voz de Melesio. El anciano, luego de la sorpresa, se dirigió a Melesio

diciéndole: "Hijo, es mejor que no hagas cosas tan peligrosas".

Pero los ancianos al ver la decisión de Melesio, decidieron ayudarle en

lo posible con su cometido. Le entregaron ropas nuevas y de alimento, la

ancianita le había preparado diferentes comidas y frutas.

Melesio partió hacia la isla de los demonios. Los ancianos rezaban a

Dios para que su hijo se encontrara sano y salvo. Este se encontró en el

camino con un perro. El perro le dijo: "¡Oiga! Dame un "hueso" por favor. Si

me lo da le ayudo". Melesio le entregó un "hueso" y empezaron a caminar

juntos.

Momentos después se encontraron con un mono, el cual pidió a Melesio

un plátano. Melesio tomó un "plátano" y se lo entregó, y los tres empezaron

la marcha nuevamente.

1
En el camino a la isla del demonio, encontraron a un águila, el cual

pidió semillas y se unió al grupo.

Pasaron unos días y llegaron por fin a la "isla de los demonios". El águila

realizó un vuelo de reconocimiento y al volver dijo:"Ahora todos los demonios

están tomando licor". Melesio pensó que era una buena ocasión y

dijo:"Vamos". Pero no podían entrar porque el portón estaba cerrado. En ese

momento el mono saltó el portón y abrió la cerradura.

Los cuatro entraron a la vez y los demonios quedaron sorprendidos al

verlos. El perro mordió a un demonio, el mono arañó a otro mientras que el

águila picoteaba a un tercero.

Melesio dio un cabezazo al jefe de los demonios y le dijo: "¡Ya no hagan

cosas malas!".

Los demonios contestaron: "¡Nunca más lo haremos!, ¡perdónanos!".

Melesio los perdonó y recobró el tesoro robado de la iglesia, volviendo a

casa sano y salvo con sus amigos.

Melesio estaba muy contento de haber derrotado a los demonios.

Entonces entre ellos comentaban que las cosas no se deben de hurtar.

Sino para tenerlas hay que trabajar y ganárselos con el sudor de nuestra

frente para no tener que avergonzarnos de nada ni de nadie.

Valor: La Honestidad

1
LA HONESTIDAD Y SU INTERACCIÒN

AL
CUMPLIR AL DECIR
LAS LO QUE
PROMESAS PIENSO

AL DECIR
SOY LA VERDAD
SOY
HONEST
HONEST
O
O

AL JUGAR HACIENDO
LIMPIO TAREAS

Ser sincero con nosotros


mismos y los demás.

Respetar las cosas ajenas.


HH
OO Aceptar nuestros errores sin
ES echar la culpa a los demás.
NN
EE Hacer las cosas por voluntad y
no por interés.
SS
TT Dar nuestras opiniones sin
temor alguno.
OO
Decir siempre la verdad.

1
LA ABUELA MARGARITA Y LA ARAÑA
ANITA

En una aldea cerca a la casita que estaba, en lo alto de una montaña,

vivía hace tiempo una abuelita muy buena y cariñosa llamada Margarita.

Tenía el cabello blanco y la piel de su cara era tan clara como los rayos

del sol pues casi nunca salía de su casa.

Estaba muy sola y triste, porque nadie iba a visitarla.

Lo único que poseía era un viejo baúl y la compañía de una arañita muy

trabajadora, que siempre le acompañaba cuando tejía y hacía labores.

La pequeña arañita, conocía muy bien cuando la abuelita era feliz y

cuando estaba triste.

Desde muy pequeña la observaba y había aprendido tanto de ella que

pensó que sería buena idea intentar que bajara al pueblo para hablar con los

demás. Así aprenderían todo lo que ella podía enseñarles.

La abuelita Margarita les enseñaría a ser valientes cuando estén solos,

a ser fuertes para vencer los problemas de cada día y algo muy, muy

importante a crear ilusiones, sueños y fantasías.

Las horas pasaban junto a la chimenea y las dos se entretenían

bordando y haciendo tejidos hermosos.

1
La abuelita, apenas podía sostener las madejas y los hilos en sus

brazos.

¡Qué cansada me siento!, ¡Me pesan mucho estas agujas! Decía la

abuelita.

La arañita, la mimaba y la sonreía.

Un día, la araña, pensó que ya había llegado el momento de poner en

práctica su idea.

¿Sabes, lo que haremos? ¡Iremos al pueblo a vender nuestras labores!

¡Así, ganaremos dinero y podremos ver a otras personas y hablar con ellas!

La abuelita no estaba muy convencida.

¡Hace mucho tiempo que no hablo con nadie! Dijo: la abuelita.

¿Crees que puede importarle a alguien lo que yo le diga?

¡Claro que sí! ¡Verás cómo nos divertimos!

Se pusieron en marcha, bajaron despacito, muy despacio.

Iban mirando el paisaje, los árboles, las flores y los pequeños animalitos

que veían por el camino.

Llegaron al pueblo y extendieron sus bordados sobre una gran mesa.

Todo el mundo se paraba a mirarlos. ¡Eran tan bonitos!

La gente les compró todo lo que llevaban. ¡Además hicieron buenas

amistades!

En seguida, los demás, se dieron cuenta de la gran persona que era la

abuelita y le pedían consejos sobre sus problemas.

Al principio, le daba un poco de vergüenza que todo el mundo, la

preguntara cosas.

1
Pero poco a poco descubrió el gran valor que tienen las palabras y cómo

muchas veces una palabra ayuda a superar las tristezas. Palabras llenas de

cariño como: ¡Animo, adelante, puedes conseguirlo! ¡Confía en ti, cree en ti!

Ella también aprendió ese día, que las cosas que sentimos en el

corazón, debemos sacarlas fuera, quizá los otros puedan aprovecharlas para

su vida.

La arañita le decía a la abuelita: ¡Deja volar tus sentimientos, sé alegre,

espontánea, ofrece siempre lo mejor de ti!

La abuelita y la arañita partieron hacia su casita de la montaña.

Siguieron haciendo bordados y bordados.

Trabajaban mucho y cuando llegaba la noche la arañita se iba a su

rinconcito a dormir. La abuelita se despedía de ella y le decía: ¡Gracias por

ser mi amiga!

¡Un amigo, es más valioso que joyas y riquezas, llora y ríe contigo y

también sueña!

Mientras sentía estos pensamientos, la viejecita se iba quedando

dormida, sus ojos cansados se cerraron y la paz brilló en su cara.

A partir de ese momento la abuelita empezó a diferenciar entre lo que es

la soledad y la amistad y que uno no puede vivir solo siempre sino en

compañía. Además que debemos mostrarnos tal como somos porque cada

uno tenemos algo valioso que demostrar a los demás.

Valor: El Diálogo

“Hablar con claridad y escuchar con atención”

1
LOS VALORES QUE INTERACCIONAN CON EL DIÁLOGO

AMOR
COMPRENSIÒ RESPETO
N

TOLERANCIA VERACIDAD

DIÁLOGO
DIÁLOGO
LIBERTAD GENEROSIDAD

UNIÒN COMPAÑIA

AMISTAD

ACTITUDES NEGATIVAS CONTRA EL DIÁLOGO

IMPOSICIÒN

AISLAMIENTO DESINTERÈS

DIÁLOGO
DIÁLOGO

ANTIPATIA INTOLERANCIA

OBSTINACIÒ
N

1
LA BALANZA DE PLATA
Y LOS NIÑOS

En el pueblo de San Jerónimo de Tunan, en el Valle del Mantaro

comienza este relato así: En la esquina de la calle hay un bazar de telas, que

está cerrada desde hace tiempo.

Un día, un grupo de niños, entraron en el bazar y encontraron una

balanza de plata, escondida tras un mostrador.

La balanza tenía un gran adorno en el centro, que era algo misterioso.

Pronto descubrieron que no era una balanza normal.

No pesaba manzanas, tomates, carne o pescado. Lo realmente

asombroso era que podía pesar las buenas o malas acciones u obras que las

personas hacían.

Los niños se dieron cuenta de esto, cuando uno de ellos, decidió tocar el

centro de ella. De repente la balanza se iluminó. El niño se mareó y cayó al

suelo.

Uno de los lados de la balanza se inclinó y comenzaron a salir de él,

estrellas, muchas estrellas. Aparecieron ante ellos todas las buenas obras

realizadas por el niño. Había sido bondadoso y comprensivo con los demás.

Al rato, el niño se levantó y comenzó a sentirse bien. Otro niño, quiso

1
intentarlo también. Puso su mano sobre el centro de la balanza de nuevo y

ésta volvió a iluminarse.

Esta vez, no salieron estrellas, sino espadas. Este niño no había sido

tan generoso como el otro, era un niño egoísta aunque, como era un niño,

todavía podía aprender a compartir y cambiar de actitud.

La balanza, les enseñaba lo bueno o malo que tenían en sus vidas y que

podrían mejorar.

Así pasaron los años. Los niños seguían consultando a la balanza

siempre que tenían dudas sobre cómo debían actuar o pensar en las cosas

que debían hacer en su vida.

Pero un día, la balanza dejó de iluminarse y los niños se hallaban un

poco desorientados y tristes.

¿Quién les guiaría a partir de ahora? ¿Por qué les había abandonado?

La balanza se iluminó por última vez, y les explicó por qué ya no podía

ayudarles más.

¡Ahora, deberían pensar por ustedes mismos! ¡Ya son mayores y lo

suficientemente inteligentes para hacerlo! ¡Les deseo mucha suerte! Al decir

esto la balanza se apagó.

Al principio, los jóvenes estaban muy apenados, pero con el paso del

tiempo se dieron cuenta que era lo mejor para ellos.

Aprendieron a ser responsables por sí mismos, pero nunca olvidaron los

buenos consejos de la sabia balanza ya que en la vida uno tiene errores y

estos son para corregirlos y de esa manera llegar a cumplir un objetivo

trazado en bien personal.

Valor: La Verdad
1
PEPITO Y SUS AMIGOS DEL BARRIO

Pepito era un niño que tenía todo en su casa, pero para ir a estudiar

tenía que ir en autobús, camino al colegio.

Pepito paseaba todos los días cerca de una choza, que estaba al lado de

un viejo caserón. La choza estaba hecha de ladrillos viejos y maderas, con el

techo de aluminio y las ventanas de plástico.

Estaban sentados en la puerta, unos niños de corta edad, el pequeño

apenas balbuceaba dos palabras nada más.

Al ver a Pepito se quedaban sorprendidos viendo sus bonitas ropas y su

mochila nueva y entre ellos murmuraban: ¡Qué feliz será ese niño, con

tantas cositas bellas y una buena casaca que le calma del frío en el invierno!

¿Seguro que vivirá en una linda casita, rodeado de gente que le quiere,

tendrá juguetes y una cama dónde dormir?

Tendrá un colegio, una maestra, que le enseñará del mundo todo lo

más hermoso y le contará historias.

Aprenderá a hacer números y a leer muchos cuentos. Podría ir al

parque, al zoológico de animales, de excursión y paseo.

Tendrá unos amigos con los que jugará fútbol.

Pepito escuchaba sus voces infantiles y el balbuceo del más pequeño y

su cara inocente de niño tierno se llenaba de lágrimas y desconsuelo.

1
Pepito, hizo lo que pudo por ayudarles, les traía ropa y alimentos

muchas veces, pero eso no era todo lo que él quería, no era lo justo, que les

debía ofrecer la vida dijo Pepito. Los niños deberían tener derecho a que sus

sueños les hicieran crecer, a no pasar hambre, miserias ni sed.

Derecho a aprender todo sobre la libertad, a ser solidario y a saber

amar. Pepito volvió a aquella casita, un día un niño le dio en su mano, una

figura de madera que el mismo había tallado con un viejo cuchillo y muchas

horas de trabajo.

Era la figura de un niño que el mismo había pintado, era un niño de

cabellos rubios y pelo rizado. La cara llena de bondad, que refleja un alma

limpia. Al cogerlo Pepito lloró, al sentir la gratitud del niño. Hay cosas que

sólo se pagan con amor y llenan el alma de paz. Pepito siguió paseando por

allí, hasta que un día se hizo mayor, dejo el colegio y se marchó y nunca más

volvió.

Pero en su ropero de su habitación estaba guardado en un sitio muy

especial, un tesoro, un tesoro de amor que un día le talló un niño.

Es algo tan valioso para él, que en los momentos bajos de moral, lo mira

y empieza a tener la fuerza del recuerdo, que vuelve a sentirse ilusionado

casi sin darse cuenta.

Pepito ahora de mayor comprende que los niños tienen muchos

derechos y a la vez deberes y que nadie debe de ir en contra de eso.

Valor: La Igualdad

1
LEONARDITO Y LA JIRAFA

En la jungla donde la vida de los animales no vale nada y tienen que

luchar para sobrevivir. Una enorme jirafa se acercó a beber en un río.

Miró alrededor por si había cerca algún león. Tenía que tener cuidado,

ya que muchas veces los leones las atacaban cuando estaban bebiendo

agua.

Abrió sus patitas delanteras para poder bajar su largo cuello y se acercó

al agua.

Allí, vio una sombra y se asustó, enseguida observó que un pequeño

leoncito se escondía en un arbusto. Era Leonardito, un pequeño león que se

había perdido.

Leonardito, miró hacia el cuello de la gran jirafa que parecía no

acabarse nunca. Cuando al fin vio su cara, unos enormes ojos negros le

miraban.

El leoncito giró su cabeza y agachó las orejas: triste y asustado. Avanzó

la jirafa, a paso lento y tranquilo, hacia él, le tendió la patita.

El leoncito la acarició se hicieron amigos y ambos perdieron el miedo.

La jirafa le preguntó: - ¿Cómo estás tan lejos de tu casa?

1
Verás, le dijo el leoncito dijo: ¡Me perdí, por salir corriendo detrás de un

venado! ¡Sólo quería jugar! ¡Corrí muy veloz hasta quedar agotado! ¿Qué

ocurrió después?

El venado se espantó y yo me quede en este lugar.

Estaba muy asustado, pero soy un leoncito valiente, ¡no quería llorar!

¡Estoy tan cansado!, dijo el leoncito.

Ven, vamos hasta aquel árbol, - le dijo la jirafa – allí descansaremos. El

leoncito se acurrucó entre las patitas de la jirafa y se quedó dormido junto a

ella. Juntitos muy juntitos para darse calor.

Pasaron largos días, la jirafa cuidaba de él, le alimentaba y le daba

cariño como si fuera su mamá.

Un día le explicó que tal vez, dentro de un tiempo tendría que volver con

los demás leones, pues era lo mejor para el leoncito.

Una mañana, el leoncito bebía en el río, cuando una manada de leones

se acercaron a él y entre ellos estaba su madre quien la abrazo y beso

cariñosamente.

La jirafa los observaba desde lo alto. Contempló como el leoncito había

encontrado nuevamente a su madre.

Entonces la señora jirafa entre sí dijo: ha llegado el momento de partir a

otro lugar. Pero el leoncito no quiso ser mal agradecido y pidió un momento

para poderse despedir de su amiga la jirafa ya que lo había tratado como

una madre. Y se hicieron la promesa de ayudarse y protegerse en los

momentos más difíciles.

La jirafa vio como se alejaba el leoncito para siempre, pero a pesar de

todo estaba feliz, porque el leoncito, había encontrado a su verdadera

familia.

Valor: La Lealtad

1
VALENTINA Y SUS AMIGOS

Era una hermosa vaca que vivía en el establo de Don Goyo. Valentina se

llamaba así, es una vaca alegre, no le gusta la lluvia, porque el día que llueve

su dueño no le deja salir del establo a jugar en el campo.

Su amigo el cerdo Musho le hace compañía en sus juegos y travesuras.

Valentina es muy coqueta, y nada más al despertar se peina el rabo y se

limpia las patitas y la cara con agua y jabón.

Ha salido el sol, Valentina mueve el rabo muy contenta y sale disparada

hacia el campo para oler la hierba fresca y echarse en ella.

Es una vaca inquieta, no puede estar parada. Hasta cuando le sacan

leche está moviéndose.

¡Valentina, preciosa no te muevas que vas a derramar la leche! dice: su

dueño Don Goyo.

Se pasea por la granja, moviéndose como si fuera una modelo. ¡Es tan

presumida!

Se baña en un pequeño riachuelo del río y después se mira en sus

aguas, para ver lo guapa que está.

Pero la pobre Valentina ha dado un tropezón y se ha caído de cabeza en

el pequeño riachuelo.

1
No puede salir y empieza a pedir ayuda a sus amigos.

¡Musho…, Musho…, ven por favor…., que me ahogo…!

Musho muy preocupado, llamó al caballo Lolo, que se había quedado en

la granja.

¡Ven pronto, ven pronto, Lolo, que la vaquita Valentina se está

ahogando! Lolo, corrió con sus ágiles patas, hasta llegar al río.

Con la ayuda de los dos amigos, Valentina pudo salir de allí.

¡Me he dado un buen susto, la próxima vez tendré más cuidado! Decía:

Valentina.

De vuelta en la granja, su dueño la vio mojada y dijo: ¡Valentina otra

vez has tenido una aventura, mañana seguro que estarás un poquito

resfriada!

Al día siguiente, la vaquita si, estaba resfriada, pero con el cariño y el

cuidado de todos sus amigos se curó rápidamente.

La promesa de la vaquita fue que nunca más sería muy traviesa y que

tendría cuidado en sus juegos y travesuras ya que uno debe medir las

consecuencias de sus actos para no lastimarse ni lastimar a los demás.

Valor: La Responsabilidad

1
LA SEÑORA LIEBRE Y EL PICAFLOR

Allá por los bosques de arboles leñosos vivía la señora liebre donde

recogía las zanahorias de un huerto y las echaba en su canastita camino a

su madriguera.

Se encontró con Picaflor que era un pajarito de brillantes colores.

¡Buenos días Picaflor!, dijo a la señora liebre.

¡Si, si buenos días! Entonces el Picaflor se resbalo y dio un traspié, cayó

sobre la canastita de la liebre y se le quedó una zanahoria incrustada en la

nariz, parecía como si de repente se hubiera convertido en un pájaro

zanahoria. Ja, ja, ja rió la señora liebre. ¿Qué raro estás? Pero el Picaflor se

enfadó un poco porque pensaba que se estaba riendo de él.

La señora liebre le explicó que no pretendía burlarse de él sino que era

muy divertido verlo con esa nariz tan grande que se le había puesto.

1
El Picaflor se miró y remiró y la verdad que a él también le hacía gracia

verse así. Se miraron los dos y volvieron a reír.

El Picaflor ayudó a la señora liebre a recoger zanahorias después de

librarse de la que tenía en el pico. La acompañó hasta su madriguera y luego

se fue. Al caer la tarde el Picaflor salió a dar un paseo por el bosque pues la

tarde era muy agradable y no hacía frío.

De repente vio que algo se movía entre los matorrales y se oían unos

gemidos extraños.

¡Me acercaré a ver! Se dijo: Vio dos enormes orejas sobresaliendo de la

maleza, y le resultaron conocidas, en efecto eran de la señora liebre, que

había resbalado y se había caído en una pequeña poza que había cerca de

un riachuelo. Tenía cubierta la cara con una espesa masa y parecía una

estatua de barro. Su lindo cuerpecito blanco estaba ahora cubierto por una

capa de lodo. El Picaflor, empezó a reír, sin parar, ja, ja, ja.

¡Pues yo no veo la gracia, dijo la señora liebre! ¡Estás muy divertida!,

respondió el Picaflor. ¡No me estoy burlando de ti, no te enfades, me rio

porque estás graciosa!

¡No, no y no, se que te burlas de mí, no eres un buen amigo!

Esta mañana me dijiste que no me molestara y yo lo entendí y no me

molesté. Ahora tú debes hacer lo mismo. El Picaflor continuó diciendo:

Si haces bromas o te ríes con los demás, también debes saber reírte de

tus propias gracias.

La señora liebre después de quedarse un rato pensativa, se dio cuenta

de que el Picaflor tenía razón, hay que saber disfrutar de las bromas

graciosas de los demás y nuestras propias bromas pero siempre cuando se


1
hacen con buen corazón y no las bromas pesadas que pueden hacernos

daño.

Por ello siempre se debe de hacer bromas sin dañar la susceptibilidad

de los que nos rodean.

Valor: El Respeto

1
EL ERIZO INQUIETO

En la selva de Chanchamayo cerca a un poblado. Había una vez un

animalito que se llamaba Púas, era un erizo pequeñito, de color marrón y

amarillo, un poco torpe y divertido. Tenía un hocico redondo negro, unas

patitas gordas.

Siempre se metía en líos, por culpa de sus púas pinchosas y erizadas.

Un día, estaba tejiendo Doña Gatita una ropita muy lindo para su bebé

gatito y Púas se acercó a curiosear.

Doña gata, había comprado en la tienda del pueblo, una gran canasta

de lanas de colores y quería hacerle la ropita cuanto antes, para que no

pasara frío.

Doña Gata, le decía a su pequeñín: ¡Qué guapo vas a estar!, ¡Eres el

gatito más lindo!

Púas, se había escondido detrás del sillón. Los colores de las madejas,

llamaron su atención y al inclinar la cabecita para verlas mejor, se cayó

dentro de la canasta.

Púas el erizo, se metió, entre las madejas y no podía salir. El hilo se

había enganchado en sus púas y lo había enredado todo.

1
¡Ay, Ay, mira lo que has hecho! Dijo la gata. ¡Ahora que voy a hacer!

Púas, se sintió muy avergonzado y pidió

perdón a la gata, pero los hilos estaban

enredados y ya no servían para hacer la ropita.

Al llegar a su casa, Púas le contó a su mamá

lo que había ocurrido.

Le pidió que ella, hiciera una ropita para el

gatito. Su mamá le dijo: ¡No te preocupes Púas, yo lo haré!

¡No tienes que ser tan travieso! ¡Tienes que tener más cuidado!

Púas no sabía remediarlo, era tan inquieto, que volvió a meterse en

problemas, bueno mejor dicho las púas.

Miró la madriguera de un conejo y quiso entrar en ella para curiosear.

Doña Coneja, acababa de tener crías. Estaban todas allí, muy juntitas.

Todavía eran demasiado pequeñas para salir.

Púas, consiguió meterse en la madriguera y llegar hasta las crías. Todo

estaba muy oscuro y no podía ver nada.

El erizo iba de un lado para otro, sin darse cuenta que según se movía

iba pinchando a las crías.

¡Fuera de aquí! Le dijo Doña Coneja,

muy enfadada.

Púas el erizo, estaba, triste, el no

quería hacer daño, pero siempre le salía

todo al revés.

Pensando y pensando, encontró la forma de hacer algo bueno y práctico

con sus púas.


1
¡Ya sé! ¡Limpiaré las alfombrillas de las casitas de los animales! Con mis

púas que son como escoba. Dijo Púas el erizo, convencido de que había

encontrado la solución a su problema.

¡Esta vez, tengo que hacerlo bien y estar preparado para trabajar! ¡No

volveré a equivocarme!

Comenzó a trabajar, como un verdadero experto. Se ponía su mascarilla

para el polvo, y limpiaba y limpiaba.

Los animales, estaban muy contentos de que por fin, hiciera algo que le

gustara y no molestara a los demás.

Se convirtió en un gran limpiador de alfombras y todos estaban muy

orgullosos de él.

Púas el erizo, había encontrado una razón para ser feliz pues no

lastimaba a nadie y contribuía en el trabajo del hogar con la limpieza.

Valor: La Perseverancia

LOS VALORES INTERCCIONAN CON LA PERSEVERANCIA


1
HONESTIDAD
AMOR CONSTANCIA

RESPETO OPTIMISMO

PERSEVERANCIA
PERSEVERANCIA
ORGANIZACIÒN LABORIOSIDAD

LIBERTAD AUTOESTIMA

ACTITUDES NEGATIVAS CONTRA LA PERSEVERANCIA

DESHONESTIDAD
INCONSTANCIA
PESIMISMO

OCIOSIDAD APATIA

PERSEVERANCIA
PERSEVERANCIA
INDISCIPLIN INSEGURIDAD
A

DESCONFIANZ FRUSTACIÒN
A

DESORGANIZACIÒN

EL GATO CARLONCHO

1
Hace mucho tiempo existió una ciudad de los gatos en ella vivía un gato

llamado Carloncho.

Carloncho el gato se levantaba muy temprano, pues le gustaba ser muy

puntual en su trabajo diario. Pero antes de ir a su trabajo se bañaba en la

ducha con agua caliente, se peinaba, ayudaba a su mamá y tomaba su

desayuno: leche de vaca, huevos y panes.

El trabajo que realizaba Carloncho era el de cuidar una fabrica de

quesos y en esta había muchos ratones quienes trataban de distraerle para

entrar y robar los deliciosos quesos. Pero el gato Carloncho no los dejaba

entrar pues era muy agil, hábil y estaba siempre atento a lo que sucedía a su

alrededor.

Pero un día los hábiles ratones creyendo burlar la seguridad se

disfrazaron de una gatita y le sonreían pero el hábil Carloncho se dio cuenta

del engaño pues la cola de un ratón pasaba el lujoso vestido de la gatita.

Carloncho le siguió la corriente, pues le dio quesos de distintas calidez

entonces cuando la gatita disfrazada quiso llevarse los quesos .El gato con

disimulo saco el vestido y descubrió a los ratones y les dijo que eso no se

debe hacer porque engañar o robar es de falta de valores, antes de robar o

querer engañar a alguien o con alguna cosa mejor es pedírselo y de esa

forma no habrían problemas.

1
Valor: El Diálogo

EL DIALOGO

es

Intercambio

de

Ideas, pensamientos,
sentimientos

entre

Dos personas

en un

Clima

de

Respeto Comprensión Veracidad


Re Re

EL NIÑO DEL CAMPO Y EL NIÑO


DE LA CIUDAD

1
El niño Ricardo estaba pastando sus ovejas por el campo, y de repente

encontró en un matorral del bosque a otro niño cansando, llorando y que

apenas podía conversar.

Entonces Ricardo le pregunto ¿Qué haces solo por aquí? Este le

contesto vine de paseo con mis padres y me perdí en este bosque ¿Cómo te

llamas? me llamo Juanito. Y tengo mucha hambre porque no he almorzado.

Ricardo el pastorcillo, sacó de su alforja pan y queso fresco, pero no

tenia agua entonces le dijo Ricardo para que vayan a un riachuelo cercano.

Después de beber le dijo te enseñaré el camino para salir del bosque.

-Eres un buen niño le dijo Juanito; me has salvado la vida, pues si

hubieras tardado unas horas más me hubieras encontrado muerto o

devorado por algún animal. Ahora te demostraré mi agradecimiento. Ven

conmigo a la ciudad, que mis padres tienen mucho dinero y te tratarán como

si fueras un hijo más.

No respondió Ricardo. No voy contigo a la ciudad, porque tengo madre

y padre, que son pobres, no los puedo abandonar, y los quiero mucho.

Pero tu casa es una triste choza cubierta de paja, replicó Juanito, y yo

vivo en una casa de muy bonita, tomarás agua en copas de cristal y comerás

deliciosos manjares en vajillas de plata.

1
Respondió Ricardo nuestra casita no es tan mísera como tu crees, está

rodeada de árboles frutales, tomamos el agua más fresca, y si en nuestra

casa no hay dinero, ni cristales, ni pinturas, en cambio, no nos faltan

hermosas flores del campo.

Ven conmigo Ricardo ya que has sido muy bueno conmigo y me salvaste

la vida dijo Juanito. También tengo flores en mi jardín, tengo una fuente por

donde brotan brillantes chorros de agua que al caer forman espuma en un

estanque de la piscina.

Ricardo dijo en el monte somos felices. Vemos a cada momento el vuelo

de palomas y otras aves. Del manantial vemos salir burbujas y nos

divertimos viendo caer el agua por entre las rocas o tirando piedrecitas en el

arroyo para escuchar los sonidos.

Me has convencido, Ricardo, estás contento ¡Quédate! Por que tus

padres te necesitan y ustedes son felices aquí y todo lo que hay aquí es más

sano, bello, no contamina. En cambio en la ciudad ya no existen cosas

naturales todo mayormente es artificial.

Entonces Juanito recordó que sus padres estarían preocupados

buscándolo y dijo me marchó y gracias por todo amigo del campo.

Valor: La Libertad

ÍNDICE

Pág.

LA ZAFACASA DE MI TIERRA 5
EL ABUELO DE EVELYN 7
1
LA LINTERNITA LINTERNINA Y SOMBRERITO SOMBRERIN 11
LA SEÑORA GALLINA Y LAS LOMBRICES 15
EL CONEJITO SALTARÍN 17
LA RANA RENATA Y EL GRILLO GUILLERMÍN 19
CONDORIN EL SEÑOR CÓNDOR 23
DANNY EL MONSTRUO EN LA COCINA 25
EL GRAN ROBLE, EL PÁJARO CARPINTERO Y EL HONGO 29
EL CAMALEÓN Y EL ARCO IRIS 31
HELENITA Y EL PALACIO DE LOS AROMAS 35
TOMMY EL CIEMPIÉS BAILARÍN 39
ALEJO EL ESCARABAJO CANTOR 41
LOBBY EL GLOBO SOÑADOR 43
EL PUEBLO Y EL PETRÓLEO 45
LA ARDILLA Y EL RELOJ DORMILÓN 49
MELESIO Y LOS DEMONIOS 51
LA ABUELITA MARGARITA Y LA ARAÑA ANITA 55
LA BALANZA DE PLATA Y LOS NIÑOS 59
PEPITO Y SUS AMIGOS DEL BARRIO 61
LEONARDITO Y LA JIRAFA 63
VALENTINA Y SUS AMIGOS 65
LA SEÑORA LIEBRE Y EL PICAFLOR 67
EL ERIZO INQUIETO 69
EL GATO CARLONCHO 73
EL NIÑO DEL CAMPO Y EL NIÑO DE LA CIUDAD 75

1
1
Reflexionemos
La vida es una oportunidad` : Aprovéchala
La vida es belleza : Admírala
La vida es beatitud : Saboréala
La vida es un sueño : Hazlo Realidad
La vida es un reto : Afróntalo
La vida es un deber : Cúmplelo
La vida es preciosa : Cuídala
La vida es riqueza : Consérvala
La vida es amor : Gózala
La vida es un misterio : Desvélalo
La vida es promesa : Cúmplela
La vida es tristeza : Supérala
La vida es un himno : Cántalo
La vida es una tragedia : Renace
La vida es felicidad : Merécela
La vida es la vida : Defiéndela
Madre Teresa de Calcuta.

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