Introducción: Josué envió a dos espías a reconocer la ciudad de Jericó. Los dos espías se hospedaron en la casa de una prostituta llamada Rahab. La idea fue buena pues muchos hombres entraban y salían de aquella casa. Rahab protegió a los exploradores, pero antes de facilitarles su salida de la ciudad les hizo una confesión, les exigió el cumplimiento de una promesa y estableció un símbolo de salvación. Aunque Rahab había tenido una vida muy agitada emocionalmente y su reputación la marcó para toda su vida; sin embargo, el Señor la salvó y ella llegó a ser una antepasada directa del rey David, por lo tanto en línea familiar directa a Jesucristo, llegó a ocupar un lugar en la lista de “los héroes de la fe” mencionada por el autor de Hebreos, y citada en la carta de Santiago como un ejemplo de alguien que hace lo bueno por causa de su fe. I. La confesión: Yo sé que el Señor es un poderoso salvador. 1. 2:8: “Yo sé que el Señor les ha dado esta tierra”. 2. 2:11: “Estamos todos amedrentados y descorazonados”. 3. 2:11: “Yo sé que el Señor y Dios es Dios de dioses tanto en el cielo como en la tierra”. II. La promesa: Yo quiero ser salva hoy. 1. 2:12: “Les pido ahora mismo que juren”, hay un sentido de urgencia por reclamar la oportunidad de ser salva. 2. 2:13: “Juren que nos salvarán de la muerte”. Está segura que a menos que Dios la perdone y la salve la muerte es cosa segura. 3. “Seremos bondadosos contigo y cumpliremos nuestra promesa cuando el Señor nos entregue este país” (v. 14). Los exploradores comprometen su palabra condicionados a la acción salvadora del Señor. III. La señal o símbolo: Un cordón rojo, como símbolo o señal de salvación. 1. 2:12: “Quiero que me den como garantía una señal”. 2. 2:17, 18, “Quedaremos libres del juramento que te hemos hecho si, cuando conquistemos la tierra, no vemos este cordón rojo atado a la ventana por la que nos bajas”. 3. 2:21 “Ella ató el cordón rojo a la ventana”. Conclusión, aplicación e invitación: 1. Josué 6:22–26 nos cuenta que cuando los israelitas tomaron Jericó, Josué envió a los dos exploradores para que cumplieran la promesa hecha a Rahab. 2. En 6:26 dice que “desde entonces, Rahab y su familia viven con el pueblo de Israel”. 3. Mateo 1:5 nos cuenta que Rahab se casó con un importante israelita llamado Salmón. De ese matrimonio nació Boaz, quien a su vez se casó con Rut la moabita bisabuela del rey David. Por lo tanto, Rahab se ubica en la línea de la cual desciende nuestro Señor Jesucristo. 4. La fe de Rahab en el Dios de Israel la hizo actuar de tal manera que es contada entre los héroes de la fe. En Hebreos 11:31 leemos: “Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes (otra trad., “los incrédulos”), pues había recibido en paz a los espías”. 5. Nuestro pasado puede ser mas o menos como el de Rahab, con sus variantes, pero la fe en el Dios de Israel puede hacer la misma acción salvadora si hoy, hacemos la misma confesión, reclamamos con urgencia la promesa y establecemos a Jesucristo en la ventana de nuestro corazón.