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CEPAL
Secretario Ejecutivo
Gert Rosenthal
Director de la Revista
Aníbal Pinto
Secretario Técnico
Eugenio Lahera
NACIONES UNIDAS
COMISIÓN ECONÓMICA PARA AMERICA LATINA Y EL CARIBE
SANTIAGO DE CHILE, AGOSTO 1988
Revista de la
CEPAL
Santiago de Chile Número 35
SUMARIO
& Los actores sociales y las opciones de desarrollo. Marshall Wolfe. 143
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•Asesor regional de la División de Desarrollo Social de la Julio Cotler, "La cultura política de la juventud popular
CEPAL. del Perú"; Ángel Flisfisch, "Consenso democrático en el Chile
"José Medina Echavarría, Consideraciones sociológicas so- autoritario"; y Osear Landi, "La trama cultural de la política"
bre el desarrollo económico de América Latina. Buenos Aires: en Norbert Lechner (comp.), Cultura política y democratización.
Editora Solar-Hachette, 1964. Santiago de Chile, CLACSO/FLACSO/ICI, 1987.
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posibles estrategias de desarrollo y la idea misma de la misma vigencia en otros contextos. En los
del cambio social. Esa crisis de consenso pone de estudios de Cotler y de Flisfisch, el primero refe-
manifiesto que —como ya se ha dicho— un or- rido al Perú y el segundo a Chile, se plantean
den determinado no es el simple resultado de lo algunas dudas al respecto.
que suelen denominarse "factores objetivos". Pa- Sin embargo, antes de referirnos concreta-
ra que pueda subsistir un orden social, es esencial mente a esos trabajos, puede ser necesario seña-
que existan creencias y valores. lar como referencia el significado político de la
Con mayor razón aún puede sustentarse que modernización como valor, tipo de reflexión que
los valores y las creencias son el fundamento de seguramente le habría sido cara a José Medina.
una institucionalidad democrática, dado que ésta ¿Qué solidez tiene este postulado sobre la moder-
no puede recurrir en forma precipitada a la sola nización? ¿Es lo suficientemente explícito como
coerción. para constituir el fundamento de una nueva op-
No se quiere deducir de lo anterior que al ción? Ciertamente, como señala Landi, puede
reconocer la importancia de los valores o de las que sea útil para establecer un corte con el pasa-
ideas se deje de lado la consideración de lo "real", do, o por lo menos para marcar una fuerte aspi-
puesto que en muchas de las interpretaciones ración de diferenciación con una experiencia
sobre la actual crisis de la democracia —y ésta no que se considera negativa y que no se quiere
sólo tiene lugar en América Latina— se postula repetir, pero ¿es suficientemente claro como pa-
que es precisamente la mayor complejidad de lo ra servir de base de sustentación de un futuro?
real lo que pone en entredicho la adecuación de En uno de sus escritos, José Medina señalaba
los fundamentos de toda institucionalidad demo- algo a lo que en nuestras propias reflexiones no
crática, esto es, de los partidos políticos, del par- hemos dado al parecer toda la importancia que
lamento y del Estado en su conjunto. En suma, y requiere. Expresaba que en América Latina qui-
usando un término ya consagrado, parece estar zá la última doctrina que constituyó una orto-
enjuego una virtual crisis de gobernabilidad. El doxia general suficientemente amplia fue el posi-
tema en sí es de extraordinaria importancia, aun- tivismo. De ahí en adelante decía "comienza el
que se puede discrepar de la manera en que ha aquelarre de las más diversas, contradictorias y
sido formulado por muchos autores, y más aún, extravagantes ideologías e influencias".
se puede disentir de las conclusiones derivadas Para nadie es un misterio la estrecha relación
de esa constatación. Se afirma que es importante, que existió entre el positivismo y la idea de la
puesto que la vigencia de nuevos regímenes cons- modernización. Por consiguiente, el interrogan-
titucionales en América Latina ha hecho que se te que hoy día se impone es: ¿esta noción de
centren las preocupaciones en las formas políti- modernización —la actual— en qué cuerpo de
cas institucionales. idea se apoya? ¿Cuál es su coherencia interna?
Conviene ya de modo más concreto referirse Valga por ahora plantear este interrogante,
a un primer problema. De acuerdo con uno de quizá como motivación para necesarias y urgen-
los autores citados, Osear Landi —quien se refie- tes investigaciones que no sólo requerirán el
re específicamente al caso de la Argentina— hay aporte de las ciencias sociales sino que en rigor
dos temas centrales en el nuevo comportamiento deberían ser objeto de la reflexión filosófica en
político que son de especial relevancia para sentido estricto.
orientar acerca del funcionamiento de los parti- Intimamente ligado al tema anterior, existe
dos: la democracia como valor social y la moder- otro de no menor significación, el del intelectual.
nización como principio de legitimidad política. Glosando a John Friedman, Medina anotaba tres
El autor enfatiza que la aspiración a la moderni- funciones principales del intelectual en los países
zación y el énfasis que se le ha otorgado es utiliza- en desarrollo: a) difundir nuevos valores socia-
do por los partidos y por las personas que mues- les; b) desarrollar una nueva ideología de la evo-
tran inclinación política como elemento para lución económica, y c) participar en fa creación
marcar una ruptura deseada con el pasado. de una imagen de la nación.
La pregunta que cabe hacerse es si estos dos Si se tienen en cuenta las variadas experien-
temas importantes para la actual vida política cias históricas, no se puede menos que concordar
argentina, modernización y democracia, gozan que en muchos casos tal ha sido el papel de los
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intelectuales, más allá del mayor o menor éxito José Medina sobre el significado sociológico de la
alcanzado. Al respecto, puede abrirse también hacienda; baste recordar lo que a su juicio fueron
otro interrogante y con el mismo propósito que sus rasgos fundamentales: a) haber sido una cé-
los anteriores, esto es, señalar campos de investi- lula de poder político-militar junto al poder eco-
gación más que anticiparse a dar respuestas que nómico que indudablemente poseía; b) haber
serían un poco precipitadas. En concreto cabría constituido el núcleo de una dilatada estructura
preguntarse si están acaso los intelectuales lati- familística que a través de sus ramificaciones im-
noamericanos de hoy en condiciones de crear pregnaba el conjunto de las instituciones y pode-
una imagen coherente de modernización que a res de la sociedad; c) haber constituido el modelo
su vez constituya una nueva ideología de la evolu- circunstancial de la autoridad, y d) haber sido la
ción económica. creadora de un tipo humano de un "carácter"
Múltiples pistas pueden abrirse para intentar singular.
responder a este problema, pero sería útil pro- Con el lenguaje de hoy podríamos decir que
fundizar en una paradoja que José Medina for- la hacienda fue el fundamento de una cultura, y
mulaba del modo siguiente: "por los años que se para nuestros propósitos podríamos recalcar que
produce esta debilitación y dispersión de las de modo muy especial fue el fundamento de una
creencias— en las últimas décadas muy en par- cultura política. Lo que Medina constató fue la
ticular [se refiere a las ideologías en sentido la- ruptura de lo viejo y el surgimiento de lo nuevo,
to]— ocurre en sentido contrario, y con no me- en que lo nuevo era la ciudad (no porque ésta no
nos energía, un notable fortalecimiento del sa- hubiese tenido importancia anteriormente), los
ber, es decir, de los conocimientos, reales y po- empresarios, los sectores medios y los obreros.
tenciales". Llevado al extremo, podría decirse
que el tema —de antiguo sabor weberiano— con- Dos temas conviene destacar al respecto: en
siste en determinar cuál es en la actualidad la primer lugar, que la modernización no sólo tiene
relación entre saber y acción política y por consi- como fundamento un sistema de ideas sino que
guiente, cuál es la relación entre el intelectual y la también se apoya en la existencia o surgimiento
política. de nuevas estructuras y en un sistema de relacio-
nes sociales concomitantes con éstas; y en segun-
En suma, se trata de saber si existe realmente
do lugar, que deben investigarse a fondo el carác-
un cuerpo de conocimiento positivo que, por ter y la evolución de la ciudad latinoamericana.
ejemplo, otorgue a la idea de la modernización Ciertamente existen algunos estudios, especial-
—tan importante para la opción política— un mente de historiadores, y sobre esa base conven-
grado real de concreción. dría intentar formular una hipótesis interpretati-
Siguiendo con el contrapunto entre los temas va de tan vasto alcance como las sugeridas acerca
que actualmente se plantean y lo que en su mo- de la significación de la ciudad en la historia
mento señaló José Medina, recordemos que Lan¬ europea. Recuérdese que en ese contexto, ciuda-
di recalcaba que la importancia de la idea de la dano significa hombre de la ciudad y que la ciu-
modernización residía en su utilidad para mar- dadanía, con todas sus implicaciones culturales,
car una distancia con el pasado, concepto de rup- económicas y políticas, es un hecho vinculado a la
tura que fue también importante en el pensa- existencia de la ciudad. Corresponde por tanto
miento de Medina. Se trataba en su caso de la dilucidar qué ha significado la ciudad en Améri-
ruptura con un sistema tradicional, lo que en ca Latina como fundamento de una nueva cultu-
América Latina había ocurrido a raíz del quiebre ra política y especialmente como fundamento de
de su pilar fundamental: el sistema de la hacien- una cultura política democrática.
da. A ese fenómeno se agregaba, en estrecha
concomitancia, el surgimiento de nuevos grupos Julio Cotler, en el estudio citado sobre el
sociales y una presencia activa de las masas. Todo Perú, analiza la experiencia de los jóvenes serra-
ello requería la creación de nuevos partidos polí- nos que a contar de la década de 1970 se incorpo-
ticos —puesto que los partidos de notables ya raron a Lima. Por cierto, se trata de un caso
eran insuficientes—, como asimismo la presencia específico, pero quizás sería posible bosquejar
de nuevos grupos, dirigentes.
algunas generalizaciones para otros contextos la-
No cabe repetir aquí el brillante análisis de tinoamericanos si pensáramos en un "tipo" de
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ciudad que a falta de un mejor título podríamos fórmula democrática, puesto que por medio de
denominar "ciudad hostil". tales comportamientos podría decirse que casi se
Se podría registrar entre esos jóvenes, en los llega a negar la posibilidad de constituir mecanis-
sectores populares, un aprendizaje de organiza- mos institucionales de mediación política e inclu-
ción, constituido en torno a intereses específicos. so se duda de la capacidad de alcanzar compro-
Según el autor, las formas de asociación tienen misos válidos.
un fuerte carácter defensivo, ya sea del barrio, de De todo lo anterior se desprende que la ex-
la vivienda, del salario, del empleo, de la educa- periencia de una "ciudad hostil" —y debemos
ción, de la salud, del transporte, o basado en entender por ello un conjunto de relaciones so-
algún otro interés. Pero lo importante es que ciales— difícilmente puede constituirse en el
estas movilizaciones que dan origen a formas fundamento de una cultura democrática. Pero
organizativas nuevas no necesariamente tienen conjuntamente con ese hecho, del cual sólo se ha
como correlato modalidades institucionales de citado un ejemplo, existen otros elementos de
incorporación política. fuerte influencia en el fenómeno que conviene
El hecho es de interés puesto que el resulta- considerar.
do, inesperado a veces, suele traducirse en el En el estudio de Ángel Flisfisch se transcri-
fortalecimiento de patrones de comportamiento ben los datos de una encuesta cuyos resultados
político de carácter tradicional. Así, es posible distan bastante de ser alentadores. Al considerar-
constatar que reaparecen y se vigorizan las prác- se la orientación hacia un régimen democrático,
ticas de tipo clientelista, en que lo fundamental es ésta es positiva en 59.5% y ambigua o indiferente
que se otorga adhesión política a cambio de pro- en 40.5%. En la misma encuesta, 51.6% de los
tección o de prestación de servicios. entrevistados señalan ciertos rasgos negativos de
Pareciera que el clíentelismo reforzara cier- los partidos políticos y a nadie escapa la significa-
tas formas de relación basadas en la subordina- ción de éstos para el funcionamiento de un siste-
ción y en una adhesión estrictamente personali- ma democrático ni la importancia que tiene el
zada. No obstante, simultáneamente con la prác- que sean valorados positivamente. Respecto al
tica clientelista es posible constatar la existencia grado de interés que los entrevistados muestran
de un comportamiento fundado en la confronta- por la política, 25.5% declara tener mucho inte-
ción y en la violencia, y lo que debe subrayarse es rés, 33.3% poco y 41.2% ninguno.
que este último está considerado por quienes lo Las interpretaciones respecto al resultado de
ejercen como un medio válido para la conquista una encuesta o las consideraciones que pueden
de derechos ciudadanos. En efecto, Cotler señala hacerse con respecto a las condiciones en que fue
que la juventud popular incorporó en su cultura formulada son siempre materia de discusión; no
política dos prácticas aparentemente contradic- obstante, en este caso no puede decirse que los
torias... pero que aprendió a manejarlas simultá- datos por sí mismos sean alentadores, por lo que
nea o alternativamente". En la primera de esas despiertan inquietud respecto al grado de sus-
prácticas, de carácter manipulatorio, adquieren tentación social de una opción democrática.
relevancia los lazos de patronazgo y de clientelis¬ Sin embargo, es interesante constatar, como
mo tradicionales; y en la segunda, que quizá no es lo hace el autor, lo que sucede cuando se distin-
menos tradicional, se enfatiza el enfrentamiento, gue entre quienes poseen algún grado, alto o
por lo que toda demanda es planteada —para bajo, de "sofisticación política", que en la encues-
utilizar la expresiva fórmula— "hasta sus últimas ta se entiende como la capacidad de conceptuali-
consecuencias". En relación con esta última di- zar la política y el hecho de disponer de un cierto
mensión, cabe señalar que en tales prácticas tiene nivel de información sobre la misma. En aquellos
lugar lo que podría considerarse casi un rechazo en que la "sofisticación política" es alta, la orien-
moral a todo tipo de compromiso o negociación. tación hacia el régimen democrático es positiva
Ello no significa que el compromiso o negocia- en 77.4% y negativa en 22.6%. En cambio en
ción no exista; lo grave es que no aparece como quienes la "sofisticación política" es baja, la orien-
legitimado. tación es positiva en 49.2% y negativa en 50.8%.
En un contexto como el que se acaba de De acuerdo con esos resultados no sería aventu-
describir, es obvio que se resta significación a la rado afirmar —dado que uno de los componen-
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tes importantes de la "sofisticación política" es la europeo, sino más bien a que ha surgido una
información— que en una población insuficien- voluntad de rearticular una sociedad fragmen-
temente informada políticamente tienden a no tada.
generarse adhesiones democráticas, y lo que es Podría postularse que, como resultado de
digno de subrayar es que la existencia o carencia una experiencia traumática anterior, se consti-
de esta información no es ajena a ciertas formas tuye una cultura política con mayor tendencia a
que suelen asumir en la sociedad las relaciones de encontrar elementos consensúales. Cabría pre-
poder. guntarse entonces cuáles son las condiciones de
Es obvio que pese a lo anterior, existen otras solidez y permanencia de tal consenso. Aun así, la
situaciones en América Latina en que la demo- propia consensualidad no deja de tener proble-
cracia pareciera ser más consensual. Se citaba al mas que se advierten en el artículo comentado.
inicio el estudio de Osear Landi sobre la Argenti- En las condiciones señaladas la opción entre un
na. Es conocida en ese caso la existencia de dos partido u otro puede ser el resultado de un voto
grandes partidos políticos, cada uno de los cuales puramente táctico o de un comportamiento elec-
tiene sus propias tradiciones históricas; incluso toral que se expresa como premio o castigo a una
podría señalarse que ambos poseen electorados determinada gestión política. Ello podría condu-
cuyo núcleo central es distinto, pero en los cuales cir —exagerando un poco— a una concepción de
—señalan algunos analistas— los perfiles ya no la política como administración pura, y por consi-
son tan excluyentes entre sí como lo fueron en el guiente a su virtual burocratización, lo que obli-
pasado. La hipótesis del autor es que esta mayor garía a replantearse algunos temas de tradición
similitud no se debe a que se trata de una socie- weberiana que tanta significación tuvieron para
dad más homogénea, como podría ser el caso José Medina.