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La gente que habla, opina o discute sobre lo que no sabe, es deshonesta intelectual.
RJM.
Esquilo
Iniciar esta exposición con un pensamiento del genial dramaturgo griego, nacido unos
cinco siglos antes de J.C., en referencia a la intención de muchos de falsear la verdad, se
debe a la experiencia que he tenido, en relación al tema del aborto, tanto entre mis
colegas médicos, como entre los integrantes, mejor, algunos integrantes, de la Asamblea
Nacional Constituyente donde escuché opiniones de personas ignorantes del problema i,
naturalmente, la actitud i opinión anticientífica i dogmática, de la iglesia venezolana en
el criterio de sus más elevados representantes.
I.- INTRODUCCIÓN
Como este enfoque sobre el problema del Aborto, tiene relación con nuestra
Constitución i, naturalmente con lo tratado en la Asamblea Nacional Constituyente,
donde fui el único constituyente que, las ideas defendidas científicamente, las que se
refieren al inicio de la vida, al aborto i a la eutanasia, las escribió como documentos o
ensayos breves que, con cortesía, repartió entre los principales constituyentes
involucrados en esos problemas, muchos de los cuales no tenían conocimientos
médicos, ni científicos en torno a esos aspectos sobre los que se legislaba. Por ello,
además de esta exposición de hoi en este evento, sería interesante que en otra ocasión
hablarles sobre el concepto de vida humana desde la concepción, la vida humana desde
la ciencia, la filosofía i las religiones i los conceptos de muerte científica, natural o legal
i, finalmente, los conceptos de eutanasia pasiva i eutanasia activa. Así se tendría una
visión mucho más amplia i profunda, sobre problemas que conllevan la necesidad de
establecer sólidos principios éticos, además del aspecto legal o de derecho.
II.- ABORTO
Entre los más antiguos criterios científicos del aborto, se considera como tal, la
interrupción del embarazo antes de 6º mes de gestación o sea, dentro de los dos
primeros trimestres; de allí en adelante se considera parto prematuro. Sin embargo, en
toda disciplina del hombre que usa criterios numéricos aplicados a hechos reales, los
límites son imprecisos i habría casos en los cuales es difícil precisar el concepto, i esto
no se puede olvidar.
El término o la palabra aborto, tiene señalada por lo menos dos o tres etimologías. La
más frecuente dice que proviene de abortus o aborsus, que viene de abortior, que se
opone a orior (nacer) i en consecuencia significa morir (prematuramente). También se
invoca que proviene de Ab (privación) i ortus (nacimiento). Empero lo que, el común de
la gente ignora (i lo ignoraban algunos constituyentes) es que, aborto no es una entidad
única, simple o de una sola modalidad, puesto que, existen muchísimas variedades,
empezando por lo que antes se llamaba amenaza de aborto, hoi se prefiere embarazo
amenazado, aborto en evolución, aborto inminente, aborto completo, aborto incompleto,
aborto séptico, aborto criminal, aborto terapéutico (hoi no admitido el término) o, ya en
el derecho, aborto legal o ilegal, etc. Empero aquí, no me interesa entrar en el estudio
médico del aborto, sino en lo que concierne a la lei o al Derecho.
Interesa sí, puntualizar que, el aborto es también una entidad espontánea, que los textos
comunes dicen que se presenta así en un 10% a 40% de los embarazos, pero los nuevos
conocimientos, han aumentado ese porcentaje hasta llegar a afirmar algunos autores,
que examinando detenidamente multitud de casos, se puede llegar hasta un 80%
(menstruaciones con un pequeño retraso, que eran gestaciones ocultas que se perdieron).
Lo cierto es que la naturaleza, tanto en vegetales o en animales, incluyendo al hombre
como animal racional, hace lo que se llama selección natural, como se comprueba a
diario. Si no hubiese esa selección o frenos naturales, cualquier especie, por ejemplo las
ostras, podrían en poco tiempo acabar con la humanidad i rodear con una concha
corácea a todo el globo terrestre. Este argumento de selección, en ocasiones lo utilizaba
para dar conformidad a mis pacientes ante una pérdida de su gestación, diciéndole que
la naturaleza es sabia i que, tal vez, ese embarazo tenía alguna anormalidad.
Sin embargo, lo que plantea verdaderamente el problema del aborto, es lo que se llama
el aborto clandestino o aborto criminal, que es diferente a lo que antiguamente
llamábamos aborto terapéutico, lo que constituye la interrupción médica del embarazo,
por una seria i justificada indicación médica, científica i social. Algunos han dicho que
eso es la interrupción de un embarazo viable lo que es contrario al concepto, porque el
aborto en los dos primeros trimestres, se considera no viable. En el tercer trimestre
incluso, es arbitrario asegurar que el feto, como entonces se denomina el producto de la
fecundación, es viable, pues se han dado casos de haber dejado llegar hasta el final de la
gestación a un anencéfalo, que de ninguna manera sería viable.
Lo que científica i éticamente deseamos quienes nos ocupamos de estos problemas, por
ello discutí i luché en la Constituyente, es por el aborto médico realizado en perfectas
condiciones hospitalarias o clínicas, de seguridad, garantizando la vida de la madre i
para lo cual, es absolutamente necesario, legislar al respecto. Mis intervenciones están
recogidas en la Gaceta Constituyente i, en una obre titulada Los derechos sexuales y
reproductivos en la nueva Constitución. Testimonios de un debate, bajo la coordinación
de Mercedes Muñoz i la colaboración i redacción de tres investigadores.
En ese prólogo i en ese libro que recomiendo leer, la Dra. Farías Moya nos dice: El
aborto séptico y sus secuelas, la sepsis y el shock séptico son las complicaciones más
temidas por la morbi-mortalidad que de ellas se deriva, siendo una de las primeras
causas de muerte obstétrica. Una proporción muy alta de las defunciones modernas en
países desarrollados como aquellos en desarrollo son el resultado de los embarazos no
deseados, muchos de los cuales terminan en el aborto. De las 585.000 defunciones
maternas que se producen anualmente en el mundo, de 100.000 a 200.000 se deben a
abortos ilegales”
Quienes hacen guardia en los hospitales i maternidades del país, han visto con
frecuencia, casos de mujeres jóvenes, que llegan con una matriz o la vagina perforada,
quemada con cáusticos, heridas infectadas, verdaderas barbaridades, cometidos los
hechos clandestinamente por personas audaces e irresponsables al tratar de practicar un
aborto que, por la hemorragia, el grave estado de la mujer i, la consiguiente infección,
remiten al hospital cuando ya es caso perdido i el resultado es la muerte de una joven
madre, que posiblemente deja huérfanos a dos o tres pequeños más. En el aparte de los
aspectos éticos, expondré las consecuencias socioeconómicas i morales, de este
verdadero crimen.
Nos interesa referirnos al llamado con más propiedad, al aborto inducido o planeado,
consentido por los médicos i motivo de controversias, i al aborto delictivo, criminal o
clandestino, causante de muertes de mujeres jóvenes en edad reproductiva,
indudablemente un gran problema social que conlleva responsabilidad penal que, sin
conocimiento del problema, algunos laicos i, sobre todo, la iglesia, equiparan al primero
(inducido o médico) fundados en supuestas consideraciones éticas, en una metafísica
apriorística que afirma, ser el aborto intrínsicamente malo, recurriendo a la Biblia,
cuando no existe absolutamente nada al respecto en el Nuevo Testamento i, en el Viejo
o Antiguo Testamento (Éxodo 21: 22-25) señala “no causar daño y aborto a la mujer”.
No se referían al feto, porque la ignorancia era grande, i el llamado “derecho natural” es
metafísico i ajeno al avance de la humanidad, especialmente en lo científico. Basta
tomar algún texto de Obstetricia actual (el de Benson/Pernoll, por ejemplo) para darnos
cuenta de la cantidad de abortos legales en los Estados Unidos, donde cada año se
someten al aborto, el 3% de la mujeres en edad reproductiva, inclinándose la balanza,
casi un tercio de la población, a las de menos de 20 años, otra tercera parte a las de 20 a
24 años, i las mujeres no casadas, en un 75 por ciento. I la mayoría de los abortos, un
85%, hasta la octava semana de gestación.
Sin embargo, la mortalidad es baja, porque esos abortos legales, son hechos en
condiciones que garantizan la vida i la exclusión de complicaciones a las pacientes,
realizándose la interrupción artificial, por métodos sencillos, científicamente probados.
Las leyes ha sido, entonces, la otra garantía que salva vidas jóvenes i útiles.
Estos aspectos propuestos por Fletcher, son analizables con criterio científico i
filosófico, para darnos cuenta que, según el autor, son más compulsionistas, que
prohibicionistas i respaldado por una metafísica mui dudosa. De paso, no comparto en
absoluto con la metafísica, que no es ciencia ni filosofía.
Por ello, en la teología, se pretende decir que existen “niños nonatos (como especulaban
con un folletín lleno de falsos dibujos, durante la Constituyente) i que el feto o el
embrión, no solamente son vida biológica, sino vida humana. En consecuencia –dice
Fletcher, “deben tener los derechos y títulos que acostumbramos asignar a los seres
humanos”. Particularmente ejemplifico que, ni a una embarazada se le otorgan dos
pasaportes para viajar (en lo legal) ni se bautizan los abortos (en lo religioso) lo que
sería una gran injusticia no salvar esas almas inocentes, cuando supuestamente esta se
“insufla” desde el momento de la concepción, que es mejor denominar, fecundación.
Esa opinión, de ser vida humana, no pasa de ser algo psicológico, “y no una conclusión
social, científica o racional” como agrega Fletcher.
Siguiendo, entonces, a este autor tan acreditado, por su doble condición de científico i
religioso, podemos concluir que la vida fetal es humana sólo en sentido biológico o de
especie, i al referirse al no bautizo de los abortos, puntualiza: “El motivo es que no hay
vida humana embrionaria, hablando desde el punto de vista médico. Quienes deciden
creer esto ejercitan su libertad religiosa, pero lo hacen en un aspecto de fe personal”.
Desde el punto de vista de la ética, que ha dejado de ser moral costumbrista, para
convertirse en una ciencia práctica de la conducta humana (por eso Kant la trata en la
Crítica de la Razón Práctica), se impone racionalmente rechazar, el argumento del
derecho natural que es metafísico. En cambio, adopta el válido principio de considerar
que la mujer debe tener control de su propio cuerpo; derecho que se ha extendido a
punto de establecer que, las decisiones que tome al respecto (por ejemplo, decidir sobre
un aborto o un trasplante) está por encima de la opinión de su conyuge. Esos derechos
se encuentran excelentemente expuestos en una pequeña obra de un profesor de la
Universidad de Mérida, Gert Kummerow, recientemente fallecido, titulada Perfiles
Jurídicos de los trasplantes. Este autor, en los derechos primordiales (vida, integridad
personal, nombre, honor e imagen) incluye: los derechos sobre el cuerpo humano son,
todos, derechos subjetivos absolutos. Es una obra que recomiendo leerla.
Considero que, las leyes, que siempre son rebasadas o quedan detrás del cambio social,
por mui previsivas o futurista que sean, son instrumentos jurídicos para resolver los más
graves i conflictivos problemas humanos. Los problemas hai que enfrentarlos con
racionalidad, no huir de ellos. Por ello el conflicto que tuvimos en la Asamblea
Nacional Constituyente, respecto al que se refería derecho a la vida (antes el 44 i luego
quedó como el 43) entre los Derechos Civiles. Allí quedó el Art.43 iniciando con: El
derecho a la vida es inviolable, pero se pretendía agregar “desde la concepción”, pese a
que ni la del 61 lo decía, sino igual que ahora, pero como una maniobra destinada a una
oposición constitucional para el aborto. Para eso argumentó Jorge Olavarría, totalmente
un ignorante sobre el aborto, mientras en maniobra combinada entre el señor Miquilena
i el Arzobispo, ahora Cardenal, se me negó disimuladamente el derecho de palabra, lo
que motivó mi protesta i el decirle al constituyente ignorante que, hablar de lo que no se
sabe, es deshonestidad intelectual.
Hoi en día, con los progresos de la tecnología de los exámenes médico, podemos por
ejemplo diagnosticar desde un comienzo malformaciones embrionarias, enfermedades,
etc., que en ocasiones han dado lugar a demandas judiciales que han prosperado, como
haber dejado un obstetra seguir un embarazo hasta el término, siendo un anencéfalico,
diagnosticado desde el comienzo mediante un ecograma. Casos más difíciles plantea la
genética, cuando desde un comienzo puede detectar anormalidades como la Enfermedad
de Dawn (mongolismo) i otras anormalidades en los genes.
Los partidarios del aborto médico inducido, usan el calificativo o se les da, de pro-
abortista, mejor llamarlo de pro-elección i, en cambio, quienes de oponen al aborto i
manifiestan que éste es condenable en todos los casos i para todo el mundo, de modo
que debería prohibirse del todo, no realmente intolerantes. Si hiciésemos una ley
legalizando i reglamentando el aborto, tendríamos dos grupos: A partidarios del SI; B
partidarios del NO, tendríamos el siguiente esquema:
ABAB
LEY PROHIBICIÓN
SI NO Inconforme Conforme