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CULPA
Divertido como puede parecer que cada quien puede confundir una emoción con
una enfermedad, no hay nada de humorístico en la culpa. De hecho la culpa
crónica o frecuente se siente como tener un virus. Nunca sabes cuándo va a
estallar o que tanto tiempo estarás incapacitado, pero estas seguro que va a ser
un experiencia de castigo. Si alguna vez has estado arruinado por la culpa, sabrás
que la comparación con un virus es acertada. Piensa en esto. Cuando un virus
ataca tu computadora, dice que esta “infectada con errores”. ¿No es exactamente
la sensación que tienes cuando te sientes culpable?
La capacidad para sentir culpa nos ayuda porque es como un monitor de nuestro
comportamiento y trato con los demás, para tratar a los demás como quisiéramos
ser tratados. Sin ella no tendríamos ninguna sensación de lo correcto o lo
incorrecto y la sociedad sería un caos (¡más de lo que es ahora!). El manejo de un
mundo sin culpa es complicado, como un sistema de carreteras alrevesado sin luz
roja en el camino. Las personas no tendrían restricción ni consideración por otros
o por las reglas. En una sociedad libre de culpa, el fin siempre justificaría los
medios, no habría dudas o segundos pensamientos, y la equidad, la justicia y la
decencia volarían por la ventana. ¿Quién quisiera vivir en este tipo de sociedad no
civilizada?
La culpa es el mecanismo que nos conserva en una línea y nos permite vivir
armoniosamente en sociedad. Cuando cruzamos los límites, aquellos que hemos
establecido, nos sentimos mal y tratamos de no repetir ese comportamiento por
qué sabemos que si lo hacemos, nos sentiremos otra vez culpables. Quizá no
habías pensado esto antes, pero la culpa es necesaria, es una emoción esencial,
una elogiable y práctica manera de mantenernos en control. Figúratela como tu
gobernante interno que te hace estar a la altura de tus estándares.
PARA Y SIENTE
EJERCICIO PRÁCTICO
Razón 1
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Ahora que has encontrado una razón, has dos más.
Razón 2
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Razón 3
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Ahora que tienes tres razones, ve si puedes conseguir una razón final para no
sentirte del todo culpable.
Razón 4
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No, no y nuevamente no. ¿Entendiste el punto? Sin embargo puedes insistir que
alguien “te hizo sentir culpable”, eso no es posible. Nadie puede hacer sentir
culpable a alguien más o causarle cualquier otra emoción. Los sentimientos
surgen de ti, no sin ti. Si los humanos pudieran hacer que otros sintieran
emociones específicas, yo sería el primero en hacer que todos se sintieran bien
con ellos mismos y salir a practicar surf. Lo que generalmente quieres decir
cuando dices que alguien te hizo sentir culpable (o cualquier emoción) es que
algún comportamiento verbal o no verbal de ellos despertó en ti un sentimiento de
que hiciste algo mal o inaceptable-y ahora te sientes mal por eso. Esto es tu
reacción (consciente o inconsciente, intencional o sin intención) ante la persona o
situación porque no cumpliste con un estándar o una expectativa. La verdad es
que podrías tener una variedad de reacciones ante estas situaciones diferentes a
la culpa-repulsión, distracción, rabia, curiosidad- o ninguna en lo absoluto. Nadie
más causa tus sentimientos, tú causas tus emociones.
Déjame ser claro. Te sentirás culpable sólo cuando no actuaste de acuerdo a tus
normas internas. Aquí tienes una ilustración de cómo trabaja dicho proceso.
Cuando recibo docenas de solicitudes a final de año de parte de las
organizaciones de beneficencia, desearía poder dar una causa digna a todos.
Cada pedido intenta convencerme de que lo mejor que puedo hacer es tomar el
dinero de mi bolsillo y ponerlo en el de ellos. Los discursos sutiles o no sutiles me
dicen que si yo no les dono, haré algo que está mal. Todos ellos, claro, están
tratando de estimular mi culpa y que entonces yo mande un cheque “gordo”. Si
siento que debería responder a cada pedido que cruza por mi escritorio y que
jamás debería rechazar los requerimientos de alguien, no los ayudaré por sentirme
culpable. Y sé que si le doy dinero a cada organización que me lo solicita,
terminaré en la quiebra y muy pronto ¡alguien tendría que crear una organización
que me de soporte a mí!
Aquí te va otro ejemplo. Digamos que tu mamá insiste en que la visites el sábado
por la mañana, pero tienes muchas ganar de ir a entrenar. ¿Debes de sentirte
culpable si no pasas a verla y pones primero ir al gimnasio? Podrías pensar que
sí. De hecho, como mi cliente, podrías tratar de convencerme que tienes que ir a
ver a tu mamá y dejar tu entrenamiento porque ella te haría sentir culpable si no lo
haces. Podría retar tu pensamiento y explicarte que nadie puede hacerte sentir
absolutamente nada. Las personas pueden hacerte cosas que tú no quieres, pero
¿cómo ellos podrían hacer o causarte un estado mental específico o una reacción
emocional? Tu madre puede intentar al máximo que sientas culpa, pero ¿puede
realmente meterse dentro de ti y manipular tus sentimientos? ¡Eso es absurdo!
PARA Y SIENTE
Sí, todos sentimos culpa, unos más otros menos. Esto es porque la culpa se
presenta espontáneamente cuando fallamos en cumplir con nuestras propias
normas, las personas quienes tienen grandes expectativas sobre ellos mismos
sufren más culpa que las personas quienes sus expectativas son menores. No es
de sorprenderse que los perfeccionistas sufran de una culpa prácticamente
perpetua. Sus normas autoimpuestas son muy altas (poco realistas), tanto que es
imposible mantenerlas. En vez de bajar sus expectativas, se la pasan
esforzándose y esforzándose para alcanzar el anillo de oro que siempre estará
fuera de su alcance.
EJERCICIO PRÁCTICO
Incidente
1_____________________________________________________________
Incidente
2_____________________________________________________________
Incidente
3_____________________________________________________________
O por ejemplo, tú eres un atleta de trece años jugando futbol americano con tus
amigos, y tu vecino con síndrome de Down quien tiene más o menos tu edad,
quiere unirse a la diversión. Él ni siquiera es un buen receptor. Tus amigos
rechazan la idea, pero tú insistes en que lo dejen unirse. Él termina jugando
sorpresivamente bien y cuando tus padres se enteran de que tú diste la cara por
él, te ofrecen llevarte al cine a ver una película de comedia. Nuevamente, notas
como la recompensa trabaja en dos niveles: te sientes muy bien porque tus padres
estén orgullosos de ti (nivel emocional), al mismo tiempo que disfrutas de una
película (nivel concreto).
Como podrás darte cuenta, existen reforzamientos muy fuertes que te ayudan a
aprender a diferenciar lo bueno de lo malo-recompensas concretas y castigos que
generan emociones positivas o negativas en ti. Cuando todo va bien, tus padres te
muestran un modelo moral para ti y te lo refuerzan, por lo que recibes un mensaje
claro de lo que es correcto y que no lo es. A una edad apropiada ellos te ayudan a
desarrollar tus propios valores morales enfrentando tus propias decisiones éticas,
las cuales se reflejan en tus comportamientos y tus elecciones.
Los padres emocionalmente sanos reconocen que tienen que darte una guía, y
que tú tienes que cometer tus propios errores para vivir las consecuencias de tus
acciones.
Muchas veces la culpa más obvia es lo que sientes acerca de tus acciones-
cuando te decepcionas a ti mismo o a alguien más. Sin embargo, durante tu niñez
también aprendiste a sufrir culpa por un sentimiento-como un sentimiento
secundario. Si, por ejemplo, como adolescente, planeaste ir a un concierto con tus
amigos pero estas obligado a cuidar de tu hermano menor porque tus padres
quieren salir, podrías sentirte justificablemente decepcionado y enojado. Si
expresaste estos sentimientos, incluso apropiadamente, y tus padres insistieron,
“no deberías sentirte así”, o intentaron que sintieras culpa, podrías sentir que eres
una mala persona por sentir tales sentimientos. Lo que aprendiste de esta
situación fue: hay emociones -en este caso, decepción y enojo- que no están bien
sentir, y ciertamente, no aceptable expresarlas.
PARA Y SIENTE
¿Cómo te sientes con lo que has aprendido de la culpa que vino de tus padres?
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CI: Si me siento culpable más seguido por mi alimentación, debería comer mejor.
CR: Puedo mejorar mi relación con la comida sin sentirme culpable por eso.
Si sueles asumir que eres culpable porque tus padres tuvieron dificultades para
tomar la responsabilidad de sus acciones y habitualmente te culpaban a ti de ellas.
Cuando eres pequeño y ellos tienen un gran poder (y tu dependes de ellos), les
crees. Desafortunadamente, los niños son los perfectos chivos expiatorios para
sus padres quienes niegan sus errores.
PARA Y SIENTE
¿Existe una relación entre la culpa y mis problemas con la comida y el peso?
Recuerda que no importa lo mal que creas que eres y que tan culpable te sientas,
siempre te mereces comer si estas hambriento. Siempre que te sientas mal o bien
no tiene nada que ver con las necesidades de tu cuerpo. Tu crianza y elecciones
tempranas pueden confundirlas, pero es tiempo de separarlas para tu bien.
Cuando te sientas culpable, necesitas examinar si hiciste algo incorrecto. Si es sí,
enfréntalo y piensa que vas a hacer. Y si no, deja que la culpa se vaya.
Si eres un comedor restrictivo o compulsivo, por favor recuerda que los trastornos
de alimentación es meramente un intento equivocado de ocuparte de tus
necesidades emocionales. Si eres capaz de hacer esto más efectivamente, hazlo.
(Y si sigues leyendo, vas a ser capaz de hacerlo) La meta es que ya no te sientas
culpable y empezar a cuidarte más eficientemente.
1. ¿Cómo sabes que te sientes culpable (qué es, cuáles son las sensaciones
físicas)?
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2. ¿La culpa es una emoción fácil o difícil de identificar?
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4. ¿Por qué es verdadero que los demás no pueden hacerte sentir culpable (o
cualquier sentimiento)?
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11. ¿Qué cambios podrías hacer ahora mismo para parar sentimientos
innecesarios y la culpa excesiva?
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