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América Latina
1. EVANGELIZACION EN AMERICA.
España no se limitó a situarse en las costas, sino que desarrolló sistemáticamente y con
éxito una penetración hacia el interior. Tampoco cabe decir que se ciñe a explotar y a
hacer suyas las considerables riquezas dispersas por el inmenso continente, sino que
desarrolló una auténtica labor educadora, dando origen en la América centro-meridional
a una nueva cultura.
Los conquistadores de las primeras generaciones y los funcionarios que llegaron en los
siglos sucesivos no se limitaron a trasplantar más allá del Océano las instituciones y las
costumbres del viejo continente, sino que crearon toda una cultura latinoamericana,
llena de originalidad, al fusionar los elementos europeos con los indígenas, a pesar de
que haya que registrar en ellas lagunas graves, sombras y hasta culpas lamentables.
Se ha dicho que la historia de la América española puede compararse a las dos caras de
una moneda: en una de ellas aparece el rostro duro y quizá feroz del guerrero, en la
otra el perfil manso y paciente del misionero.
Las leyes y las instrucciones dictadas por los reyes a sus delegados recuerdan, muy a
menudo, que el primer deber de éstos es el de promover el servicio de Dios, Nuestro
Señor, y la predicación de la verdad a los naturales. Los soberanos aceptan de buen
grado las reiteradas exhortaciones de los papas sobre este tema y los reproches que
frecuentemente les hacen con toda franqueza los misioneros por el escaso celo que
muestran en la promoción del apostolado.
De forma singular y, hasta paradójica, las naves que zarpan hacia las Indias
Occidentales, van impulsadas en igual proporción por la ambición del oro y por el afán
de redención de las almas. Todo esto vale, tanto para los españoles como para los
portugueses.
Esto fue lo que sucedió con escritos de Las Casas, Sahagún, Mendoza, ...También se
prohiben obras que cuestionen la conquista, se censuran las cartas de los obispos a
Roma, y Carlos V prohibe a los obispos de América asistir al Concilio de Trento (1545 –
1563) con la excusa de que no es bueno dejar sin pastor las sedes episcopales durante
tanto tiempo, aunque la motivación real es seguramente otra: el miedo a que en Roma
se conozca la cruda realidad de la conquista y de
la evangelización, y el papa intervenga directamente.
La literatura oficial alaba la evangelización como algo inaudito, y así López de Gómara
dice que, después de la creación del mundo y de la redención de Nuestro Señor
Jesucristo, la evangelización del nuevo mundo es la gesta más notable de toda la
historia. De todas maneras, vale la pena dejar constancia que allá donde llegó el influjo
de España surgieron naciones católicas; y esto no sólo en América, sino también en
Asia, en donde las Filipinas son el único Estado tradicionalmente católico.
El comercio estaba sometido a un rígido monopolio estatal que se ejercía por medio de
adjudicaciones o contratos.
Lo mismo que los españoles, los ingleses realizaron una penetración efectiva en el
continente, es decir, que no se limitaron a una red de estaciones comerciales. Pero a
diferencia de aquellos, no establecieron relación alguna de amistad con los indígenas, a
los que lenta pero inflexiblemente empujaron hacia el interior para exterminarlos
después de manera incruenta, aunque eficaz, por medio del alcohol y de otros
sistemas.
2. El patronato.
A mediados del siglo XV y el siglo XVII, desde Nicolás V (1447 – 1455) a Pablo V (1605
– 1621), los pontífices romanos concedieron a los soberanos de España y Portugal
privilegios cada vez más notables, a la vez que les exigían en compensación que se
responsabilizasen de la evangelización de las tierras descubiertas. Dentro de la
mentalidad de la época quizá pensaron los papas, que el apoyo de la autoridad civil
sería el camino más seguro y eficaz para la cristianización de Asia y América, y que el
descubrimiento y la ocupación de nuevas tierras fuese considerada como continuación
de la liberación de la Península Ibérica del yugo islámico, es decir, como una empresa
esencialmente sagrada. De todas maneras no podemos olvidar las condiciones
generales del momento y la mentalidad de la época, en particular la estrechísima unión
entre Iglesia y Estado, característica de los regímenes absolutistas.
El patronato regio en las misiones es sólo un aspecto particular de este fenómeno más
amplio que es la unión íntima entre dos sociedades, la civil y la religiosa, con sus
ventajas y sus gravísimos riesgos.
a. Al frente de las colonias estaban los virreyes que gozaban de la más amplia
autoridad sobre los habitantes (sin poder legislativo alguno), pero que estaban
sujetos al Consejo Supremo de Indias, que se reunía en Madrid y ejercía un
auténtico control por medio de visitadores habituales o periódicos.
b. El comercio, a tenor de los criterios comunes de la época, aplicados también por los
portugueses en Asia, estaba sometido a un rígido monopolio estatal.
c. Los colonos recibían en usufructo y para dos o tres generaciones algunos territorios
dentro de los cuales gozaban de una relativa jurisdicción sobre los indígenas. Los
colonos a quienes se concedía este privilegio eran llamados encomenderos, nombre
originado de la “encomienda”.
El gobierno español se había visto forzado a este sistema ante la necesidad de evitar la
anarquía a la que hubiese llevado fácilmente la debilidad y la impotencia del poder
central. Influyeron también, la urgencia de sancionar legalmente una situación que
existía ya de hecho, y la oportunidad de estimular a los colonos de mayor iniciativa.
Pero dicho sistema llevó a fáciles y graves abusos: los colonizadores explotaron a los
indios de todos los modos posibles, de tal forma que la mortalidad alcanzó cifras
elevadas.
Esta es la actitud adoptada en el siglo XVII por el P. Diego de Torres Bollo y por el
Beato Roque González de Santacruz, en el Paraguay; quien escribiendo a su hermano
Francisco, Teniente General de Asunción, afirmaba que era necesario optar “por la
justicia que tenían (los indios) y tienen de ser libres de la dura esclavitud y servidumbre
del servicio personal en que estaban, siendo por ley natural y divina y humana, exentos
(1614).
b. Segregación absoluta de los españoles, como fue ordenado por las Ordenanzas de
Alfaro: “Conforme a las Cédulas Reales, ordeno y mando que en pueblos de indios
no estén, ni se reciban ningún español ni mestizo” (1611).
Quiero brevemente resumir las aportaciones más importantes que hicieron los religiosos
en la evangelización de América Latina. Entre ellas sobresalen las siguientes:
A nivel eclesial, por todas partes surge el deseo de reforma, incluso los concilios de
Florencia y el V de Letrán (1512 – 1517) hablan de reforma en la cabeza y en los
miembros de la Iglesia; hay una búsqueda de espiritualidad más profunda, de
interioridad y de devoción.
A Trento le faltó sensibilidad para captar el mundo moderno que surgía y, preocupado
por defender la ortodoxia y la seguridad doctrinal, fue monoconfesional y monocultural.
Sus decretos señalan el límite entre la verdad y el error.
Pero, a pesar de estos límites, Trento catalizó una verdadera Reforma Católica, que se
manifestó en un conjunto de iniciativas y de impulsos nuevos: surge un papado mucho
más espiritual, los obispos vuelven a sus sedes residenciales, comienzan los seminarios
para la formación del clero, nacen nuevas órdenes religiosas, florecen la santidad y la
mística cristiana, se lanzan las misiones populares, aparece el Catecismo romano, se da
una intensificación de los sacramentos y de la misa dominical, se inicia una reforma
litúrgica, y el mismo arte (barroco) se pone al servicio de la fe.
Por otra parte, tampoco Trento pudo abordar temas candentes, como por ejemplo, la
conquista y la evangelización de América Latina.
Para algunos historiadores, más que la cuestión protestante, Trento hubiera debido
abordar el tema de la violencia, de la conquista y la tragedia de los indígenas
eliminados o esclavizados en nombre del Evangelio, etc.
La teología católica fue muy crítica frente a la modernidad y tomó una postura de
rechazo y de restauración de la cristiandad medieval. Con el Concilio Vaticano II, Roma
se ha abierto al mundo moderno (libertad religiosa, autonomía de lo secular,
ecumenismo, diálogo, etc), pero el Vaticano no ha podido asumir los problemas sociales
que se han generado en el seno de la sociedad moderna.
5. CONCILIO VATICANO I.
Desde la Reforma al Vaticano I pasaron, tres siglos. Sin embargo, a nivel eclesiológico
no hay en este largo período cambios sustanciales. En realidad el Vaticano I mantiene y
acentúa el modelo medieval de cristiandad, ahora reforzado con una postura defensiva
y apologética.
A nivel Latinoamericano, esta época abarca tanto las luchas por la independencia, como
la primera etapa republicana. América Latina nace a la vida pública en un contexto
eclesial universal, sumamente reaccionario; sin embargo, en todo el momento libertario
Latinoamericano se hallan ya gérmenes de un cristianismo liberador.
- La ocupación de España por Napoleón, lanza a las colonias, guiadas por la oligarquía
criolla, contra la burocracia hispánica (virreyes, oidores, obispos, etc), y el
movimiento desemboca en una lucha de emancipación contra la metrópoli.
Pío VII (1800 – 1823), en su encíclica “Etsi longissimo”, escribe a los obispos de
América hispánica, que no perdonen esfuerzos por desarraigar y destruir
completamente la funesta cizaña de alborotos y sediciones que el enemigo sembró en
aquellos países.
León XII (1823 – 1829), en su encíclica “Etsi iam diu”, (1824) se lamenta, desolado,
de la situación imperante en América y compara las juntas nacionalistas con langostas
devastadoras que se forman en la lobreguez de las tinieblas, viendo cómo se concreta
en ellas lo más blasfemo y sacrílego de las sectas heréticas.
La unidad de Italia en el siglo XIX requiere en su última etapa la anexión de los Estados
Pontificios. Esto provocó una tensión y una fuerte agresividad entre el papado y los
líderes de la reunificación italiana, que poseían una mentalidad no sólo laica, sino
también laicista. Figuras: Pío IX (1846 – 1878), Garibaldi, Víctor Manuel.
En el siglo XIX nace el capitalismo liberal industrializado, con gran explotación de los
sectores obreros y una progresiva toma de conciencia obrera de su explotación. Son los
años en que Marx reflexiona sobre la injusticia e inhumanidad del capitalismo y los años
del “Manifiesto comunista” (1847 – 1848); la Iglesia tendrá que esperar a 1891 para
que León XIII en la “Rerum Novarum”, alerte de la gravedad del problema social.
El paso del siglo XVIII al XIX viene marcado por un creciente proceso de secularización,
iniciado por la Ilustración, consumado por la revolución francesa y por la independencia
de las antiguas colonias. También surge, como reacción, todo un movimiento de tipo
romántico, que desea volver a la tradición medieval y que revaloriza lo comunitario,
popular y religioso.
Nace una teoría de la autoridad papal sin eclesiología subyacente, resurge una nostalgia
del pasado “ancien régime” (unión trono – altar), se rechaza todo lo que tenga
resabios de galicanismo, conciliarismo y regalismo. También los papas de la época
(Gregorio XVI y Pío IX) participan de esta mentalidad: hay que defender la libertad y los
derechos de la Iglesia por ser una sociedad perfecta, sobrenatural.
· Eclesiologías Rusas del siglo XIX. La teología oriental y ortodoxa rusa tienen en
esta época un gran florecimiento eclesiológico. Sus elementos comunes son: una
visión comunitaria de la vida cristiana, del amor y de la fe, la acentuación de la
dimensión pneumática, frente al llamado cristomonismo latino; una eclesiología
eucarística centrada en la Iglesia local; la importancia del Pueblo de Dios en la
conservación y transmisión de la fe.
Casi 30 años después del Concilio Vaticano I, en 1899, el Papa León XIII convocó en
Roma el Primer Concilio Plenario Latinoamericano, para que en América Latina se
mantuviese a salvo la unidad de la disciplina eclesiástica. Se hace un diagnóstico de la
situación latinoamericana, donde prevalece la ignorancia religiosa del pueblo y la
amenaza exterior de los enemigos de la fe con los errores modernos.
Frente a esta situación, se decide intensificar la enseñanza del catecismo al pueblo y el
promover escuelas confesionales para educar cristianamente a la juventud. El centro de
este plan pastoral es el clero. Para ello se fomenta la formación de los seminaristas en
los seminarios donde tengan una buena formación filosófica y teológica
(Neoescolástica). Para todo ello se debe fomentar la alianza entre el Estado y la Iglesia.
6. CONCILIO VATICANO II
La eclesiología latinoamericana actual es fruto del Concilio Vaticano II. Sin el Concilio,
no serían pensables ni Medellín, ni Puebla, ni Santo Domingo, ni toda la rica vida
eclesial que ha surgido en estos años en América Latina.
El Concilio Vaticano II, que tal vez por su novedad sorprendió a muchos, no nació por
generación espontánea. Una serie de hechos sociales, teológicos y eclesiales habían ido
fermentando el terreno hasta permitir esta primavera eclesial.
- La primera mitad del siglo XX se caracterizó por las dos guerras europeas: 1914-
1918; 1939-1945, que tuvieron trágicas consecuencias mundiales.
- La revolución rusa de 1917, que marcó el comienzo de una rápida expansión comunista en los países
del este.
En los años que mediaron entre las dos guerras europeas, se dio un florecimiento
eclesial y teológico en diferentes campos:
- El movimiento bíblico va a las fuentes y lee la Escritura con los nuevos métodos exegéticos y críticos.
- Hay una renovación patrística que lleva a publicar y estudiar escritos de los padres de la Iglesia
oriental y latina.
- La pastoral busca nuevos caminos para hacerse presente en el mundo intelectual, al mundo juvenil y
al mundo obrero.
- La eclesiología se enriquece con la dimensión del cuerpo místico, estudiada por teólogos y exegetas
(Mersch, Tromp) y luego asumida por Pío XII en su encíclica “Mystici Corporis” como expresión de
una eclesiología que comienza a superar los esquemas meramente jurídicos.
- En 1950, el Papa Pío XII condena en su encíclica “Humani Generis” la nueva teología que iba
surgiendo en Europa, y algunos de sus profesores más representativos son cesados de su cátedra:
Daniélou, De Lubac, Congar, Chenu o censurados, Rahner. A pesar de todo, la nueva teología ha
avanzado en centros europeos. En el fondo, la nueva teología es una nueva reflexión a partir de la
nueva situación social y de la nueva praxis eclesial.
6.3. I CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO
(RIO DE JANEIRO)
En 1955, Pío XII convoca en Río de Janeiro la Primera Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano, 10 años antes de la culminación de los trabajos del
Concilio Vaticano II.
Para preparar esta conferencia se repartieron en todas las diócesis de América Latina,
unas encuestas destinadas a obtener datos sobre la vida religiosa del pueblo
latinoamericano tales como: número de bautizados, de asistentes a la misa dominical,
número de católicos que comulgaban y se confesaban por Pascua.
Los obispos de América Latina, mostraron a su vez, mayor preocupación por la cuestión social y
decidieron crear el (CELAM) (Conferencia Episcopal Latinoamericana), adelantándose a las futuras
directrices del Concilio Vaticano II sobre la colegialidad y las conferencias episcopales regionales.
Así el Consejo Episcopal Latinoamericano estará compuesto por los representantes de las Conferencias
Episcopales Nacionales de la América Latina, en proporción de un representante por cada Conferencia
Episcopal, designado por la misma. El CELAM, es entonces, órgano de contacto y servicio de los
episcopados de América Latina; expresa la colegialidad episcopal y promueve la intercomunicación entre
las iglesias de los diversos países.
El Concilio Vaticano II (1962 – 1965) adoptó una índole sobre todo pastoral, y sus fines fueron
expresados en la Constitución dogmática sobre la Liturgia: El Concilio se propone acentuar de día en día
entre los fieles la vida cristiana, adoptar las instituciones a las necesidades de nuestro tiempo, promover
y fortalecer la vida interna de la Iglesia (S.C. 1). Algunas claves generales de la lectura del Concilio
Vaticano II, podrían ser:
· Revalorización de las realidades terrenas, gracias a lo cual puede reiniciar un diálogo con el mundo
moderno.
· Redescubrimiento de la comunidad, que rompe una visión individualista del hombre y de la fe.
Pero nos interesa, sobre todo, centrarnos en la eclesiología conciliar, que es el tema básico del Vaticano
II. Esta se formuló, sobre todo, en la Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium, en la
Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, Gaudium et Spes y en el decreto sobre las
misiones, Ad Gentes, donde la Iglesia es vista en su dinamismo histórico y misionero.
El Concilio Vaticano II propone un cambio de modelo eclesial que supone a la vez un cambio teológico: la
Iglesia pasa de ser sociedad perfecta a ser sacramento universal de salvación, sacramento de la unidad
con Dios y entre los hombres (L.G. 1, 9, 48; G.S. 65, 45; A.G. 1, 5; S.C. 5), es decir, signo e instrumento
de salvación de Dios en la historia. (Recupera el tipo de eclesiología de comunión de los primeros siglos
de la Iglesia).
Se presenta un cambio de sujeto eclesial (social), al que ahora la Iglesia tiene presente prioritariamente
en su actuación, en su predicación y magisterio. La Iglesia hasta ahora había rechazado el sujeto social
moderno y se había mantenido en el sujeto social premoderno.
Entendemos por sujeto social premoderno aquel que se inserta en un medio económico pre industrial,
rural, pre capitalista, artesanal, que vive en relaciones primarias, con una notable falta de participación
política, falta de proyecto colectivo, sumisión al orden establecido, y dentro de un universo religioso
tradicional fijo, normativo y autoritario.
Entendemos por sujeto social moderno aquel que en lo económico vive en un mundo industrializado,
capitalista, con tecnología avanzada; políticamente se mueve en esquemas democráticos y participativos;
religiosamente se valora la experiencia histórica, el sentido crítico, la ciencia y la antropología.
Todo esto se manifiesta, por ejemplo, en la apertura al diálogo ecuménico, en la libertad religiosa, en el
respeto por la autonomía del mundo creado.
El Tema “La Iglesia en la actual transformación de América Latina a la luz del Concilio”, fue preparada
por los Obispos y sacerdotes del CELAM, asesorados por teólogos, sociólogos y pastoralistas de América
Latina y Europa. Se trabajó por grupos pertenecientes a dos tendencias: progresista y conservadora. Las
constantes del documento fueron:
PROMOCION HUMANA.
1. La Justicia.
2. La situación latinoamericana y la paz.
3. Familia y demografía.
4. Educación.
5. La juventud.
Medellín liga pobres y liberación, esa es su credencial histórica. Fue ante todo “un espíritu de
renovación”. Se celebró en el llamado “año increíble”, de rupturas, violencia, revolución juvenil, asesinato
de R. Kennedy, etc.
La reunión del episcopado latinoamericano en Medellín no se limita a aplicar el Concilio a América Latina,
sino que hace una relectura del Vaticano II desde América. Para ello parte de la situación real del
continente latinoamericano: pobres, injusticias, juventud, fe y esperanza.
Medellín intenta aplicar la doctrina conciliar de los signos de los tiempos a América Latina. Su postura es
profética: denuncia las estructuras de pecado y opta por los pobres.
Por otra parte, Medellín aprovecha la encíclica de Pablo VI sobre el desarrollo de los pueblos (Populorum
Progressio, de 1967) y busca la liberación integral del hombre.
El tema del éxodo, curiosamente ausente en el Concilio Vaticano II al hablar del Pueblo de Dios (L.G. II),
se hace presente ya en la introducción de Medellín, como luz que va a guiar toda su reflexión para un
continente en busca de la liberación.
Las consecuencias de Medellín son evidentes: es casi tangible la corriente renovadora que vivifica y
cambia a la Iglesia en América Latina y es múltiple en número y formas el compromiso de laicos,
sacerdotes y obispos con la liberación del pueblo; compromiso que ha sido marcado por los inequívocos
signos evangélicos de la persecución y el martirio.
(PUEBLA)
1. El desafío de la realidad latinoamericana, cuyo clamor sube al cielo, que se ha agravado desde
Medellín y que constituye un escándalo y un pecado, contrario a los planes de Dios (Puebla 28-44).
2. La comunión y participación, como horizonte del plan de Dios, el Reino de Dios, que contrasta con la
dura realidad latinoamericana.
3. En esta situación de contraste, los Obispos reunidos en Puebla, hacen la opción preferencial por los
pobres, opción profética en continuidad con Medellín (Puebla 1134).
Hay también algunos puntos conflictivos, por ejemplo, el juicio negativo sobre las ideologías, sobre la
relectura de los evangelios, las acusaciones del magisterio paralelo, etc.
Tanto Medellín como Puebla son signos de esperanza para la Iglesia Latinoamericana. Se ha dicho que
Medellín fue como Pentecostés, Puebla como el Concilio de Jerusalén.
(SANTO DOMINGO)
Esta IV Conferencia inaugurada por el Papa Juan Pablo II y realizada en Santo Domingo
(República Dominicana) del 12 al 28 de octubre de 1992, tuvo como tema: “Nueva
Evangelización, Promoción Humana y Cultura Cristiana.
¿Dónde residirá “lo nuevo” de Santo Domingo?. Evidentemente, no es nuevo el que se parta de la fe, ni
el que Cristo sea el centro como queda explícito y profesado en los tres apartados del documento:
No es nuevo el que la Iglesia deba evangelizar; lo que sucede es que aparecen nuevos sujetos eclesiales:
los laicos, los jóvenes, las mujeres, los indígenas y afroamericanos, la familia.
Pero hay, además, una identidad casi total entre los nuevos actores sociales pobres y los nuevos sujetos
eclesiales. Lo cual significa que los mismos pobres empiezan a ser sujetos de la Iglesia, y que está
emergiendo la Iglesia de los pobres, soñada por Juan XXIII y postulada por Pablo VI.
Esta pluralidad de rostros y sujetos implica que la acción eclesial debe incorporar la dimensión cultural.
No basta con hablar del pobre; hay que hablar del diferente. La cultura se convierte en algo muy
importante en la Nueva Evangelización. No bastan las mediaciones socio analíticas; es preciso incorporar
las mediaciones culturales y antropológicas.
A nivel eclesial, en Santo Domingo se afirma implícitamente la importancia de las iglesias locales y de la
misma colegialidad latinoamericana , que sale muy reforzada de la IV Asamblea.
El mensaje final de Santo Domingo evoca el pasaje de Emaús, que simboliza la experiencia de esta IV
Asamblea y la disposición a anunciar con gozo la Buena Nueva del Reino, especialmente a los pobres con
una inculturación del Evangelio en las diferentes culturas y afirmando con gozo a “JESUCRISTO
AYER, HOY Y SIEMPRE” (Hb 13, 8).
6. CONCLUSIONES
· La teología post conciliar de América Latina destaca su dimensión profética en un mundo lleno de
injusticias.
CODINA, N.; SOBRINO, J., Santo Domingo 92: crónica testimonial y análisis
contextual, Bilbao 1991.
MARTINA, G., La Iglesia de Lutero a nuestros días, III, Epoca del Liberalismo ,
Madrid 1974.
PARRA, A., Hacer Iglesia desde la realidad de América Latina, Bogotá 1988.
Dedicados al servicio de percibir los signos que hablan de Dios en la realización del ser humano pleno o
que lo silencian en las personas excluidas por otros; vemos que, en la década de los años 80, el proceso
de ajuste necesario para reorganizar las economías, superar el déficit fiscal y de balanza de pagos, pagar
la deuda y recuperar el crecimiento, golpeó tremendamente a las mayorías populares de todos nuestros
países.
Después, en los años 90, al madurar el ajuste y la apertura, se esperaba que concluyeran los tiempos
difíciles. Pero vemos que no ha sido así, a pesar de que efectivamente se ha dado un crecimiento
económico moderado. Hay un sentimiento muy generalizado, en los sectores populares y pobres, de
pérdida de la calidad de vida y existen evidencias contundentes de deterioro en la distribución del
ingreso.
· Aumenta la protesta ciudadana y en algunos lugares ha vuelto a aparecer con fuerza la lucha armada
como invitación a un cambio profundo de la situación.
· La desigualdad, la miseria y la corrupción, que son los tres grandes motivos del descontento general
están presentes, y en no pocos aspectos se han agravado.
Es corrupción:
- La subida inmoderada de precios de elementos fundamentales o convenientes (alimentos, vestidos,
medicinas, etc. ), por lucro.
- Honorarios altísimos de profesionales que no responden ni al trabajo realizado, ni a la disponibilidad
de los clientes.
- Engaños conscientes en la calidad, medida y precio de los productos.
- Inasistencia sin razón y poco rendimiento en trabajos remunerados de los responsables de centros de
enseñanza, profesores, trabajadores, oficinistas, ejecutivos, empleados privados o públicos.
- Gratificaciones o primas exigidas sin motivo o por el desempeño de trabajos que deben prestar, ya
que para eso se les paga.
- Obras realizadas con calidad inferior o con ganancias abultadas bien disimuladas.
- Contrabandos, ocultamientos y fraudes de impuestos.
- Sustracción de fondos privados o públicos bajo diversos engaños.
- Apropiación de beneficios distribuibles entre todos los participantes en la producción;
- Apropiación indebida del fruto del trabajo ajeno.
- Administración pública de la justicia por móviles ajenos a ella, políticos y económicos o irregularidad;
perjuicio y arbitrariedad en la administración de la misma justicia.
- Aprovechamiento de posiciones administrativas para ventaja propia
- Compra-venta infame de la dignidad ajena a través de diversos sistemas altos y bajos, de trata
humana en la prostitución.
- Manejos de los medios de comunicación a base de sobornos hábiles o para objetivos ajenos a la
verdad;
- Venta ilegal de estupefacientes a jóvenes sanos y adictos para obtener ingresos insospechados.
- Chantajes de todo tipo.
- Operaciones y sociedades fantasmas.
- Supeditación peligrosa de la estabilidad de la paz, de la economía nacional y del bien común a logros
parciales de partidos políticos o de ambiciones personales sin miras superiores.
Pero vemos que en los últimos años esta situación tiene como respaldo una manera de hacer economía
llamada NEOLIBERALISMO y que además penetra la política y toda la vida social.
La denuncia profética de la Iglesia latinoamericana prueba con evidencia una sociedad conflictiva,
contraria al plan de Dios. Ni Medellín, ni Puebla son ajenas a visiones claramente estructurales de los
problemas.
El neoliberalismo, tal como se entiende, es una concepción radical del capitalismo que
tiende a absolutizar el mercado hasta convertirlo en el medio, el método y el fin de
todo comportamiento humano inteligente y racional.
Este mercado absoluto no acepta regulación en ningún campo. Es libre, sin restricciones financieras,
laborales, tecnológicas y administrativas. Esta manera de pensar y actuar tiende a hacer de la teoría
económica una totalidad ideológica de algunos de los economistas más brillantes del capitalismo
moderno, que crearon el pensamiento neoclásico.
Y qué es liberalismo capitalista? Su nombre deriva de la palabra “libertad” ya que en sus orígenes luchó
denodadamente a favor de las libertades individuales en contra de los autoritarismos de los príncipes y
de la Iglesia.
El pensamiento liberal logró sus mayores éxitos en la revolución francesa, en 1.789, con la declaración de
los “derechos del hombre”, que es como el código del liberalismo.
Las concepciones económicas del liberalismo se vieron impulsadas y prestigiadas por dos grandes del
liberalismo: Smith y Ricardo. Actualmente podemos distinguir diversas corrientes dentro del propio
liberalismo, bajo el nombre genérico de “capitalismo”.
El capitalismo de nuestro tiempo o neocapitalismo, es hijo legítimo y directo del liberalismo. Las
características principales del capitalismo son:
a) Defensa de la propiedad privada como valor absoluto.
b) Valora más el capital que el trabajo y la empresa más que la persona.
c) Su objetivo principal es el lucro.
d) Defiende como ley de mercado, la libre competencia, regulada únicamente por la oferta y la
demanda.
Dentro de estos postulados básicos, se dan notables diferencias entre los diversos tipos de capitalismo.
Por tanto, el neoliberalismo no es igual a la economía que reconoce la importancia del mercado de todos
los bienes y servicios sin absolutizarlo, ni es igual a la democracia liberal.
Oponerse al neoliberalismo no significa estar en contra de la utilización eficiente de los recursos de que
dispone la sociedad, no significa delimitar la libertad individual, no significa apoyar el socialismo del
estado. Oponerse al neoliberalismo significa más bien afirmar que no hay instituciones absolutas para
explicar o para conducir la historia humana. Que el hombre y la mujer son irreductibles al mercado, al
estado o a cualquier otro poder o institución que quiera imponerse como totalizante.
Significa proteger la libertad humana afirmando que sólo Dios es absoluto y que su
mandamiento es el amor que socialmente se expresa en justicia y solidaridad. Y
significa denunciar las ideologías totalitarias, por que cuando estas se han impuesto, el
resultado ha sido la injusticia, la exclusión y la violencia.
“La injusticia estructural del mundo tiene sus raíces en el sistema de valores de una cultura moderna que
esta teniendo impacto mundial”. Este impacto llega a nuestros países a través de la tecnología y los
sistemas financieros internacionales.
· Este impacto cultural, al radicalizarse por el neoliberalismo, tiende a valorar al ser humano por la
capacidad de generar ingresos y de tener éxito en los mercados.
· Con este contenido reduccionista penetra en los dirigentes de nuestros países, atraviesa la clase
media y llega hasta los últimos reductos de las comunidades populares, indígenas y campesinas,
destruyendo la solidaridad y desatando la violencia.
Nos encontramos, así, ante un sistema de valores profundo, porque toca el corazón humano, y
envolvente, porque impone sus mensajes convincentes, que atraviesa la vida social e institucional de
América Latina.
La absolutización del mercado llega a plantearse hasta con connotaciones religiosas. Al decir el mercado
“es correcto y justo” lo convertimos en moralmente legitimador de actividades discutibles. Hacemos que
desde el mercado se defina el sentido de la vida y la realización humana.
Este sistema de valores se presenta en símbolos ambiguos con gran capacidad de seducción y, debido a
su dominio sobre los medios de comunicación masivos, afecta fácilmente las tradiciones locales, no
preparadas para establecer un diálogo que enriquezca a todas las partes y preserve la dignidad, la
identidad y la libertad de hondas tradiciones humanas que no tienen poder en los mercados para
comunicar sus mensajes.
No se nos escapan los elementos positivos del neoliberalismo en:
- La movilización internacional llevada a cabo por las transformaciones tecnológicas que han permitido
disminuir las enfermedades, facilitar las comunicaciones, acrecentar el tiempo disponible para el ocio
y la vida interior, hacer más cómoda la vida en los hogares.
- Impulsó la industrialización, elevando el nivel de vida de la población en general.
- Redujo la jornada de trabajo y mejoró las condiciones laborales del trabajador.
- Pero igualmente vemos los aspectos de estos procesos que disminuyen al hombre y la mujer,
particularmente en el contexto de la radicalización neoliberal, por que pretendiéndolo o no desatan
la carrera por poseer y consumir, exacerban el individualismo y la competencia, llevan al olvido de la
comunidad y producen la destrucción de la integridad de la creación. Ha generado grandes crisis
económicas, proyectándolas sobre la economía de los países más débiles.
4. LAS POLITICAS NEOLIBERALES.
- Estas ponen el crecimiento económico y no la plenitud de todos los hombres y las mujeres en
armonía con la creación – como razón de ser de la economía.
- Restringen la intervención del Estado hasta despojarlo de la responsabilidad de garantizar los bienes
mínimos que se merece todo ciudadano por ser persona. Convierte al estado en siervo dócil de los
grandes empresarios.
- Eliminan los programas generales de creación de programas para todos y los sustituye por apoyos
ocasionales a grupos focalizados.
- Privatizan empresas con el criterio de que la administración privada es mejor en último término para
todos.
- Abren sin restricciones las fronteras para mercancías, capitales y flujos financieros y dejan sin
suficiente protección a los productores más pequeños y débiles.
- Hacen silencio sobre el problema de la deuda externa cuyo pago obliga a recortar drásticamente la
inversión social.
- Subordinan la complejidad de la hacienda pública al ajuste de las variables macroeconómicas:
presupuesto fiscal equilibrado, reducción de la inflación y balanza de pagos estables; pretendiendo
que de allí se sigue todo bien común en el largo plazo, y sin atender los nuevos problemas de la
población que emergen de estos ajustes y que tienen que ser atendidos simultáneamente por una
política del estado.
- Liberan de impuestos y de las obligaciones con el medio ambiente a grupos poderosos, y los
protegen para acelerar el proceso de industrialización, y así provocan una concentración todavía
mayor de la riqueza y el poder económico. Estas medidas de ajuste han tenido aportes positivos,
como la contribución de los mecanismos de mercado para elevar la oferta de bienes de mejor calidad
y precios; la reducción de la inflación en todo el continente; el liberar a los gobiernos de que no les
competen para darles oportunidad de dedicarse, si quieren, al bien común; la conciencia generalizada
de austeridad fiscal que lleva a utilizar mejor los recursos públicos, y el avance de las relaciones
comerciales entre nuestras naciones.
Estos elementos, sin embargo, están lejos de compensar los inmensos desequilibrios y perturbaciones
que causa el neoliberalismo en términos de multiplicación de masas urbanas sin trabajo o que subsisten
en empleos inestables y poco productivos; de quiebra de medianas y pequeñas empresas; de destrucción
y desplazamiento forzado de poblaciones indígenas y campesinas; de expansión del narcotráfico asentado
en sectores rurales cuyos
La inequidad económica o desigualdad social impide a casi la mitad de los habitantes de Latinoamérica y
el Caribe alcanzar las condiciones materiales necesarias para vivir con dignidad y alcanzar el ejercicio
efectivo de sus derechos.
El neoliberalismo, hoy día, al oponerse a la intervención redistributiva del Estado, perpetúa y acrecienta la
desigualdad socio-económica tradicional. El neoliberalismo introduce el criterio de que solamente el
mercado posee la virtud de asignar efectivamente los recursos y fijar los diferentes actores sociales, los
niveles de ingresos.
Se abandonan así los esfuerzos por alcanzar la justicia social mediante una estructura progresiva de
impuestos y una asignación del gasto público que privilegie a los más desfavorecidos; y se dejan de lado
intentos por la democratización de la propiedad accionaria o la reforma agraria integral.
Capital social es por tanto la cultura, el conocimiento, la educación, los recursos naturales, las vías y
comunicaciones, que ofrece una nación a sus habitantes. Este capital se configura paulatinamente, con
aquellas inversiones privadas y estatales que elevan las potencialidades y la creatividad de todos los
hombres y mujeres de un pueblo.
El capital social se fundamenta sobre todo en la participación de la sociedad civil y del estado, en la
expansión de las oportunidades.
· Al mirar el capital social en nuestros países se encuentra que la oferta educativa es escasa y de baja
calidad para más de la mitad de los pobladores de América Latina y el Caribe.
· La inversión en ciencia y tecnología es marginal en la mayoría de los presupuestos.
· Las condiciones de salud son malas.
· Hay un inmenso vacío de infraestructura de vías para las zonas de economía campesina y de
infraestructura para la mayoría de los hogares pobres urbanos o rurales.
· Avanza la destrucción de la riqueza natural y, al ponerse en marcha los procesos de descentralización
administrativa en todos los países, se evidencia una gran fragilidad en las instituciones locales,
particularmente en los pueblos pobres.
Podría decirse que siempre los pobres en América Latina han vivido este vacío de capital social, pero esta
falla se ha agravado con las políticas neoliberales, por la retirada del estado a favor de la iniciativa
privada, por la disminución del gasto público, por el abandono del apoyo al patrimonio natural y cultura y
a las organizaciones de la gente.
El mercado como expresión histórica de la necesidad de los seres humanos de apoyarnos unos en otros
para poder darnos posibilidades de realización presente y futura, no es ni bueno ni malo, ni capitalista ni
socialista.
Se plantea para todos como una relación que debe ser controlada, en libertad, solidaridad, y destreza,
para conseguir una existencia amable para todos. Como todo tipo de relación, el mercado puede ser
empleado perversamente para destruir a las personas y a los pueblos.
Pero el hecho de que pueda darse tal perversión no puede llevarnos a olvidar el patrimonio de
conocimiento y de cultura que en torno al mercado ha hecho la humanidad en su historia. El desafío no
es destruir la relación de intercambio sino ponerla al servicio de la realización del ser humano en armonía
con la creación; colocarla dentro de un marco de condiciones de igualdad de oportunidades básicas para
todas las personas y dignificarla librándola de las fuerzas de dominación y explotación que llegaron a
tergiversarla.
Con la entrada del liberalismo se han acentuado los desajustes que produce en la sociedad la actuación
del mercado que no está bajo control por la sociedad civil y el Estado. En efecto, al descuidar la
producción de capital social, el mercado queda al servicio de los más educados, de los que poseen
infraestructura y ponen las instituciones a su servicio, y de los que concentran la información.
De ahí, el rompimiento general de las sociedades que tiene múltiples causas y aparece
en la inestabilidad de las familias; las múltiples y crecientes formas de violencia; la
discriminación contra la mujer; la destrucción del medio ambiente; la manipulación de
los individuos por los medios de comunicación; el hostigamiento al campesinado y las
comunidades indígenas; el crecimiento de ciudades inhóspitas; la pérdida de legitimidad
de los partidos políticos; la corrupción de los dirigentes; la privatización del estado por
grupos con poder económico; la pérdida de gobernabilidad del aparato estatal; la
penetración de consumos alienantes como la droga y la pornografía; la complejidad de
procesos de secularización y de búsquedas espirituales que prescinden del compromiso
comunitario y de la práctica de la solidaridad.
El neoliberalismo exacerba esta crisis al llevar a la desaparición del bien común. El bien
común es sustituido por la búsqueda de equilibrio de las fuerzas del mercado.
Contrariamente al pensamiento social de la Iglesia que considera que debe haber tanto
influjo del estado cuanto lo requiera el bien común, el neoliberalismo plantea
escuetamente que lo mejor es tener menos influjo del estado, cuanto se requiera para
el buen funcionamiento macroeconómico y para el impulso de los negocios privados.
Por eso no se necesita cuidar de la familia como núcleo y como célula de un biem
común que ya no importa. La mujer pasa a ser simplemente fuerza de trabajo más
barata. La naturaleza se convierte en una fuente de enriquecimiento rápido para las
generaciones presentes, el campesino es un ciudadano ineficiente, que tiene que
emigrar.
En este horizonte donde lo público tiende a desaparecer, los partidos políticos, como
presupuesto de construcción de sociedad y de nación, pierden su razón de ser. No es
de extrañar que, en este contexto, donde la comunidad es irrelevante y el bien común
inútil, la violencia se acrecienta, la producción y el consumo de drogas se disparen y se
refuercen los elementos más contrarios a la realización humana, contenidos en la
cultura actual.
Ante esta realidad, contraria al plan inicial del Creador, surge una experiencia de la fe,
para que Dios pueda ser Dios entre nosotros. Se nos llama a resistir las dinámicas que
destruyen a nuestros hermanos y a trabajar con muchos otros en el cambio.
Llegar a descubrir su racionalidad y sus supuestos éticos. Este proceso comienza por plantear con toda
seriedad preguntas como estas: ¿qué es esto de neoliberalismo y cómo vamos a conocerlo en
profundidad?; ¿cuáles son sus raíces antropológicas, filosóficas, económicas, históricas?, ¿cuál es la
ética implícita en sus posiciones y qué tiene que decir allí la teología?; ¿cómo discernir sus efectos en
personas, instituciones, comunidades?; ¿cómo llegar al corazón de esta cultura en el dialogo con la
modernidad, la globalización y la tecnología?; ¿cómo dialogar con los que toman las decisiones técnicas y
políticas que producen efectos devastadores en los pobres?; ¿cómo enfrentar la obsesión del consumo en
los medios de comunicación y rescatar el humanismo, la estética, la riqueza del espíritu y la satisfacción
del ejercicio de la solidaridad?.
Esta tarea de investigación interdisciplinaria tenemos que hacerla junto con los laicos. Es importante la
formación en ciencias sociales, económicas, políticas, ética pública... a fin de asumir con claridad los
desafíos que la situación nos plantea en el presente y para el futuro.
En un contexto donde desaparece el horizonte del bien común y donde cada uno busca
su propio provecho en el mercado, la exclusión social se profundiza. Hay que
emprender un esfuerzo educativo formal e informal para transformar las instituciones,
empresas y proyectos excluyentes.
Tenemos que empezar por examinarnos a nosotros mismos, nuestras preferencias y los
grupos que frecuentamos. Nosotros también podemos ser parte de la dinámica de
exclusión. El desafío está en partir de los que han sido excluidos y desde allí, al lado de
los pobres y caminando con ellos, proponer para todos la más incluyente de las
sociedades que va más allá de la resistencia a los elementos perturbadores del
neoliberalismo.
Una de las responsabilidades más urgentes es pasar del análisis crítico a las propuestas.
De ahí la necesidad de presentar alternativas viables de un desarrollo humano,
orientado por el bien común, y que garantice la realización de todos nuestros hermanos
y hermanas, presentes y futuros, en armonía con la naturaleza.
Por ejemplo:
· Los bienes que todos merecen: derechos ciudadanos básicos, tales como la salud, la
educación, la seguridad, el hogar, la vivienda (buscar una sociedad justa).
Las crisis de nuestras sociedades tienen en su origen histórico, múltiples causas, y hoy se acrecientan con
el neoliberalismo. De ahí la necesidad de:
· La construcción de la sociedad civil. La Iglesia, cuya misión compartimos, no existe para ella misma
sino para la humanidad. Nuestras comunidades de solidaridad deben ponerse al servicio de la
colectividad ciudadana, de la construcción del espacio público. Insistencia en la responsabilidad
ciudadana por la solidaridad y el bien común.
Es tarea particular de la Iglesia, llegar a tocar la conciencia de los directivos que toman las decisiones
económicas y financieras para que sus determinaciones técnicas tengan efectos positivos en la
transformación de la cultura de la pobreza y de la muerte en una cultura de vida compartida.
Al hacer estas reflexiones, es importante mirar a la totalidad de América Latina y el Caribe. No somos un
mosaico de naciones con destinos distintos, no podemos perder la dimensión internacional ni la
solidaridad continental. Una visión universal nos lleva a presentar alternativas a problemas como:
- Los de las empresas multinacionales, que compiten a base de salarios bajos en nuestros países y
perjudican a los obreros de ambas partes del continente.
- Cuando el norte vende armas a nuestros países para acrecentar violencias fratricidas y la guerra se
vuelve una razón más de desplazamientos a otras fronteras.
- Cuando los dineros de las cajas de pensión de los trabajadores de los E.E.U.U se invierten en
mercados financieros volátiles en Latinoamérica.
Todo lo anterior nos lleva a mirar los problemas con visión de solidaridad, para asumir juntos
compromisos de búsqueda común, por el bien de la comunidad humana del continente a cuyo servicio
estamos en la Iglesia.
Es decir, asumir con toda serenidad la promoción de la justicia que surge de nuestra fe y la hace más
profunda según las cambiantes necesidades de nuestros pueblos y culturas y según las peculiaridades del
momento histórico de nuestro continente.
EL MUNDO POSTMODERNO.
1. Crisis de la modernidad.
1.1. Disfrutar ya, sin aplazar las satisfacciones.
1.2. Retirarse al santuario de la vida privada.
2. Desafíos educativos de nuestro contexto sociocultural.
2.1. Recuperar la fiesta sin renunciar al compromiso.
2.2. Reconciliarse con el cuerpo sin perder el espíritu.
2.3. Enseñar a pensar y sentir.
2.4. Aceptar el rendimiento sin renunciar a la gratuidad.
2.5. Promover el diálogo como alternativa a la intolerancia y el relativismo.
2.6. Enseñar a vivir lo permanente en medio de lo efímero.
2.7. Educar la fe de forma nueva.
3. Aspecto ético de la postmodernidad.
3.1. La cultura de la imagen como fenómeno típico de la postmodernidad.
4. El fenómeno cultural de la postmodernidad.
4.1. Panorama global.
5. Cómo ir al encuentro de esta nueva situación?
6. La postmodernidad, un reto a la evangelización inculturada.
7. Para reflexionar.
EL MUNDO POSTMODERNO.
Cuando hablamos del mundo postmoderno nos referimos, no tanto a la cultura de los
intelectuales (filósofos, científicos, artistas) como a lo que podríamos llamar la cultura
actual del hombre de la calle, que es, a fin de cuentas, la que mayor interés y utilidad
puede reportarnos a los educadores y agentes de pastoral.
También hay que señalar de entrada que en nuestra sociedad conviven la cultura postmoderna, y la
cultura moderna.
1. Crisis de la modernidad.
Hay que convenir que “POST MODERNIDAD” es un término heurístico, o sea de “búsqueda” y que el
prefijo “POST” delata que, hoy por hoy, lo substantivo es todavía la modernidad. La modernidad se
habría caracterizado por una fe inconmovible en el progreso ilimitado de la humanidad.
En los siglos XVIII y XIX todo parecía augurarlo. Los ilustrados concentraron sus esfuerzos en la
educación del pueblo; los marxistas esperaron que la lucha de clases condujera a una sociedad
reconciliada y los capitalistas pusieron sus esperanzas en la revolución tecno-industrial.
Pero el siglo XX ha resultado ser un inmenso cementerio de esperanzas:
- Dos guerras mundiales y cualquier cantidad de guerras más o menos localizadas hicieron
experimentar el infierno en la tierra.
- La gente de los países capitalistas están descubriendo que, en medio de su opulencia carecen de
razones para vivir.
En definitiva para toda una generación el mundo de repente se ha venido abajo. Lo que da origen a la
post-modernidad en filosofía es la idea de Nietzsche “del eterno retorno de lo igual”, que marca el fin de
la época de la superación. En otras palabras: el progreso de la humanidad en el que creían nuestros
abuelos y padres ha resultado ser un espejismo. Para otros la historia se ha esfumado; ahora, sólo siguen
existiendo historias “chiquitas”: las de cada uno.
1.1. Disfrutar “ya”, sin aplazar las satisfacciones. Si el hombre moderno estaba obsesionado
por la producción, el postmoderno lo está por el consumo. La moral puritana ha cedido el puesto al
hedonismo: el placer de la buena mesa, el goce sexual, el cuidado de la imagen, etc. Es lógico:
cuando no se espera nada del futuro es preferible vivir al día y pasárselo bien. Asistimos también a
una desvalorización del trabajo y del esfuerzo; falta de interés por situarse más alto, si esto
requiere más esfuerzo; pérdida de la ambición, del afán de superación; declive del modelo del sel-
made man (hombre que se forja a sí mismo).
La modernidad estaba orgullosa de la razón, que apremia al hombre a desarrollar las capacidades en él
depositadas y no le permite volver al estado de rudeza y simplicidad de donde salió (Kant). Hoy, en
cambio, se proclama a los cuatro vientos que hay que despertar del sueño dogmático de la razón: un
sueño finito, condicionado, nunca podrá establecer lo incondicionado, lo absoluto, lo incontrovertible.
Sólo hay lugar para un saber precario; es decir, crepúsculo de la razón y explosión del
sentimiento.
Se impone la renuncia a los grandes relatos filosóficos, políticos, religiosos, por que no tienen ninguna
objetividad, son simples narraciones, que la experiencia muestra como peligrosas, porque antes o
después, apelan al terror para imponerse = Lyiotard. Por eso vemos que:
Las minorías étnicas, sexuales, religiosas, culturales o estéticas han tomado la palabra y el individuo
postmoderno, sometido a una avalancha de informaciones y estímulos, ha optado por un vagabundeo
incierto de unas ideas a otras.
Abandonada la idea de que no hay sino una forma de humanidad verdadera y solicitado por múltiples
ofertas, cada cual propone a la carta su propio proyecto de existencia, sin preocuparse por la mayor o
menor coherencia del conjunto.
La modernidad daba por su supuesto que la mentalidad científico – técnica acabaría con cualquier
vestigio de magia o incluso de religión. Pero he aquí que en la postmodernidad se produce una
proliferación de movimientos religiosos y para-religiosos de todo tipo. Y esos fenómenos no han
aparecido en ghettos pre- modernos, sino en el mismo corazón de la tecnópolis: el frío programador de la
computadora se hace místico en sus horas libres.
¿Cómo explicar ese boom?. Algunos apelan a la necesidad de encontrar un sentido a la vida. Otros
piensan que responde al deseo de hallar soluciones mesiánicas a los acuciantes problemas económicos y
sociales de estas últimas décadas: desempleo, recesión económica, inseguridad ciudadana, sentimiento
de soledad, etc.
En 1.966, cuando la cultura moderna era todavía la dominante, la revista TIME (8-04-66) formulaba en
su portada, una pregunta terrible: “¿Ha muerto Dios?”. Tres años más tarde después ya del mayo del 68,
la misma revista (29-12-69), también en portada, planteaba la pregunta inversa: “¿va a resucitar Dios?”.
Y sugería una respuesta afirmativa. No es que los post-modernos se apunten, sin más, a esa respuesta.
Pero tampoco es de extrañar que en la era post-moderna vuelva a Dios, cuando los que lo desterraron –
los modernos- han caído en desgracia.
Pero no nos engañemos: la nueva cultura no permite que Dios recupere todos sus derechos. El hombre
post-moderno no podrá nunca amar a Dios con todo su corazón (Dt. 6,5; Lc. 10,27), porque a él van sus
condiciones débiles, que se viven sin pasión y se abandonan con facilidad.
Como obedece a lógicas múltiples, se prepara él mismo su “coctel religioso”, combinando la fe cristiana
con otras creencias (ej: la reencarnación de las almas).
A este propósito el sociólogo P. Berger sugiere el modelo de “mercado religioso”: en las sociedades
actuales el individuo desempeña el papel de “cliente” ante una variada “oferta religiosa”, entre las que
podrá elegir las creencias que más le gusten. Por otra parte, el individuo postmoderno desconfía de las
iglesias, por que se le antojan excesivamente controladoras del pensamiento y de la conducta. Preferiría
vivir su fe por libre. Desde el punto de vista cristiano, la religión post-moderna necesita ser evangelizada.
El esfuerzo y la auto-disciplina que exigía la modernidad eran despiadados; pero da la impresión de que
la post-modernidad se ha ido al extremo contrario, cuando ha desvalorizado el trabajo, el mérito y la
emulación.
La modernidad generó un tipo de hombre seriamente comprometido en el cambio social, que renunciaba
a cualquier alegría. ¿Cómo reír, si en América Latina se asesina al pueblo?. ¿Cómo cantar si en el Africa
subsahariana los niños mueren de hambre?. Los militantes habían olvidado que, si estamos luchando por
cambiar el mundo, debemos alegrarnos también por los signos de salvación que apuntan ya y celebran
anticipadamente la fiesta de salvación definitiva. Como hacía Jesús.
De pronto la Iglesia tenga parte de culpa de esta situación, ya que durante siglos alimentó un clima de
animadversión frente al cuerpo y sobre todo frente a la sexualidad, como si uno y otra fueran una rémora
para el espíritu. A modo de anécdota, recordemos que no pocos moralistas iban descartando días, en los
que, por una u otra razón espiritual, no estaba permitido – según ellos- el uso del matrimonio, de modo
que, echando la cuenta, no quedaban más que un par de días hábiles en la semana.
Tenemos la tarea de purificar nuestra fe de no pocos elementos espúreos que en el pasado impidieron a
muchos cristianos aceptar su propio cuerpo: el dualismo platónico, para el que el cuerpo era la cárcel
del alma; el estoicismo que solo justificaba el placer sexual cuando se ordenaba a la procreación, un
ascetismo mal entendido que la emprendía siempre con el cuerpo, etc.
Pero tenemos también que evangelizar contra el exagerado culto al cuerpo y la banalización de la
sexualidad propia de la post-modernidad.
Después de siglos de monopolio de la razón era urgente reconciliarse con los sentimientos. En realidad,
estos (simpatía, amor, respeto), que no la razón, constituyen el motivo normal de los actos morales. La
realidad de un objeto la medimos por el eco que despierta en la esfera afectiva.
Pero no debemos sustituir un monopolio por otro. De lo que se trata es de integrar razón y sentimiento,
como hiciera Zubiri a nivel teórico, para quien “intelegir es un modo de sentir y sentir es en el hombre un
modo de intelegir”.
La sociedad de rendimiento se opone a la sociedad feudal. En esta última la posición social venía
determinada por nacimiento. En las sociedades modernas la estratificación social determina el
rendimiento. Es así como se impuso el imperativo de rendir, que fue atrofiando poco a poco la gratuidad
y el sentido lúdico de la vida. También esto empobreció al hombre.
¿No es más humano aquel “trabajar” para poder holgar de Aristóteles que el “trabajar” para trabajar de
los modernos?. Afirmación: de presentarse la religión sin el ropaje de la ciencia, el hombre moderno la
despreciaría. Y no es que ahora haya que arrumbar la razón en teología; la fe es ciertamente un
obsequio razonable.
Pero la importancia que otorga la post-modernidad a la sensibilidad puede contribuir a que después de
tantos siglos de dominio en solitario de la tecnología académica, revaloricemos también la vía de la
experiencia y el sentimiento en el acceso a Dios. No hay fe sin esa experiencia inicial que llamamos
conversión y sin esa experiencia cotidiana que llamamos oración.
El peligro del post-modernismo es irse al extremo contrario; apunta hacia un anti-intelectualismo que a
veces llega al desprecio de la teología.
· Promoviendo la libertad de los hijos de Dios. La desconfianza de los post-modernos por todo lo que
sean normas éticas es una llamada a redescubrir la libertad de los hijos de Dios. De hecho, la palabra
“ley” posee siempre resonancias negativas. Sólo hay una ley que no resulta opresiva: la que escribe
Dios en nuestros corazones (Jr. 31,33). Escribir la ley de Dios en el corazón es obra del Espíritu
Santo: “ama y haz lo que quieras” (S. Agustín).
· Potenciando un cristianismo festivo. Reconozcamos que el espíritu festivo y la fantasía han sido
desterrados de nuestra vida cristiana. La sensibilidad post-moderna nos invita a recuperar las
dimensiones festivas de la fe. No olvidemos que el evangelio, antes que un imperativo ético, es
acogida gozosa de la gracia.
· Hay demasiado moralismo en nuestra predicación. Sermones y homilías enfatizan lo que los hombres
han hacer, en lugar de invitar a celebrar lo que Dios ha hecho con nosotros. Los creyentes acarician
la secreta pretensión de guardar los mandamientos para salvarse, en lugar de vivir esos valores por
que han sido salvados. Lo anterior debe impulsarnos a cuidar los signos y la belleza de las
celebraciones litúrgicas.
Para la post-modernidad, tanto la modernidad como la tradición resultan ejercicios engañosos que
intentan asentar el conocimiento y la vida sobre cimientos seguros. En el mejor de los casos, para los
post-modernos, la esperanza del presente se cifra en la alteridad y la diferencia, que hay que buscar en
los grupos marginales, tanto de la modernidad como de la tradición: los místicos, los disconformes, los
artistas de vanguardia...
Pero tampoco se trata de repudiar todo esfuerzo, como hace la cultura postmoderna. Lo que importa es
redescubrir que el ser humano no es solo “homo faber” (hombre artífice) sino también “homo ludens”
(hombre lúdico): puede y debe realizarse en el juego y el ocio.
Una escuela humanizadora debería enseñar a hacer lo que es bello tanto, por lo menos, como lo que es
útil. Hemos de encontrar en la crítica paulina de la justificación por las obras una razón más para librar a
las nuevas generaciones de la obsesión por el rendimiento, sin crear por esto una sociedad perezosa.
Donde, a causa de su pluralismo interno, el relativismo hace mayores estragos es en la escuela pública. A
nuestra educación le faltan ideas, contenidos. Y esta educación débil produce seres desorientados.
El relativismo tiene además, consecuencias muy graves de carácter social y político. Si toda convicción
moral vale igual, que cualquier otra, lo que se instaura es la ley del más fuerte, sin posibilidad de
apelación ética objetivamente válida.
Ya dijimos que el individuo post-moderno no tiene certezas absolutas y no se aferra a nada. Y que en las
relaciones personales prefiere el placer breve y puntual, sin asumir compromisos duraderos. Es lógico
que esto resulte un obstáculo para el sacerdote y la religiosa. Y que se prefiera el amor libre al
matrimonio.
A los jóvenes de hoy, los educadores hemos de ayudarles a caer en la cuenta de que estan manejando
un concepto equivocado de libertad. La libertad post-moderna no es más que la libertad de la hoja caída
del árbol, que va de un lado para otro, según sople el viento. Los auténticamente libres son capaces de
coger en sus propias manos las riendas de sus vidas, sin dejarse arrastrar por los acontecimientos. Razón
tenía Nietzsche cuando escribió: “el hombre es distinto del animal por que puede hacer promesas”.
Revalorizar la experiencia religiosa. Muchos declaran creer (ser creyentes) pero muy pocos se atreven a
afirmar que hayan tenido una experiencia religiosa. El resultado se entiende en el supuesto de la
identificación de la fe con una aceptación intelectual de determinadas creencias. La modernidad nos hizo
saber, que sin el pasaporte de la razón, a Dios no se le da entrada en el territorio humano.
La televisión constituye una nueva forma de expresión y de percepción audiovisual que ha creado y
desarrollado una modalidad de comunicación estrechamente ligadas a los espacios y ambientes comunes
de la vida: hogar, sitio de trabajo, escuela, universidad, establecimientos comerciales, bares,
restaurantes, hospitales, etc. Modalidad de comunicación que se ha potencializado con el desarrollo del
“video-cassette” y el “videodisco”, que forman parte de la nuevas tecnologías comunicacionales como la
t.v por cable y la satelital, la multimedia, el llamado cd room.
Ahora bien, toda ética implica una concepción del mundo sobre la cual se constituye y se desarrolla un
“ethos”, es decir, un modo de ser y de actuar que caracteriza a una cultura y que tiende a expresarse en
formas normativizadas de comportamiento individual y social.
Pues bien, todos estos son también rasgos característicos de la T.V. donde predominan los microrrelatos
en función de una temporalidad que no permite el detenimiento de las imágenes mucho menos de las
palabras, sino que exige una sucesión rápida de tomas, escenas y secuencias, micro mensajes
publicitarios y telespost, videoclips y todos los demás formatos que permiten y propician una experiencia
breve, transitoria y fragmenteria, ligada más al espectáculo presencial y no al mantenimiento de un
ambiente “light” que a la reflexión conceptual detenida y profunda. En otras palabras, la T.V proclama el
refrán “en la variedad está el placer”, donde precisamente está el criterio de variedades es lo que
caracteriza la programación. Y todo ello en un clima en el cual no son las ideas, si no el sentimiento y la
pasión vinculada a lo trivial, la que aparece constantemente en primer plano.
Los planteamientos anteriores nos llevan a concluir en una crisis ética que se presenta en términos de
una crisis de sujeto moral, manifestada bajo la forma de ausencia o disolución del sujeto social, que es
a su vez crisis de la conciencia moral y de su formación o desarrollo. Esta crisis ética se plantea también
en crisis de proyectos sociales y en crisis de valores.
1.1.1. El fracaso evidente de la MODERNIDAD en el siglo que agoniza acabó con la utopía del “progreso
indefinido”. La inflación del dominio tecnológico ha puesto en jaque la existencia misma de la
humanidad: desertificación, polución ambiental, peligro nuclear. El moderno CIENTIFICISMO que
sólo admite lo que se ve, lo que se toca, lo que se mide... y las toneladas de información que nos
llegan, especialmente a través de las imágenes que entorpecen el trabajo intelectual, estas y
otras causas han llevado a una profunda DESCONFIANZA DE LA RAZON, que ha desembocado en
un relativismo avasallador: “ya no hay principios firmes en qué apoyarse: todo es igual”.
1.1.2. El hombre post-moderno se ha quedado con los hechos, se ha vuelto capaz de percibir y
fundamentar el mundo de los VALORES: sólo quedan en pie los sentimientos, las emociones, los
impulsos, lo útil, lo agradable, lo más cómodo. De este modo no es extraño que haya entrado en
crisis LA ETICA: La verdad, el amor, la justicia, la solidaridad, la reconciliación, la paz... y otros
valores, fueron sustituidos por el egoísmo, el individualismo cerrado, el hedonismo, la corrupción
en todos los niveles. La conciencia “cientificista” sabe únicamente “cómo hacer algo”, pero ignora
“si debe hacerlo o evitarlo”. Piensa, incluso, que todo lo que se pueda hacer, es lícito hacerlo.
1.1.3. El hombre sigue fundamentalmente abierto al infinito: no se sacia con los alimentos terrestres,
pero trata en vano de medicarse con la evasión CONSUMISTA, con la posesión insaciable de
bienes materiales, con la droga, el alcohol, el sexo sin amor y mil otras bagatelas. A veces
pretende llenar su vacío espiritual recurriendo a movimientos orientales, esotéricos, espiritistas,
teosóficos, misticistas... que lo alejan siempre más de la vivencia cristiana.
Un primer paso para preparar el siglo XXI es una toma de conciencia, un “darse cuenta” lo más
exactamente posible de lo que está sucediendo en el mundo: informarse también sobre la conducta y las
convicciones de la gente, para saber en qué lenguaje debemos hablar hoy a los cristianos y a los que no
lo son.
La POSTMODERNIDAD defiende en parte la situación en que se vive hoy: “el porvenir de la humanidad
está en manos de quienes sepan dar a las generaciones venideras razones para vivir y razones para
esperar (G.S. 31).
Estamos en el umbral del siglo XXI: ¿Epoca de cambios o cambio de época?. Lo importante de la frase es
anunciar la certeza de que luego de traspasarlo la historia nos juzgará no sólo por nuestros logros y
aportes, sino por el éxito con que hayamos efectuado la transición entre esta época y la por venir”. No se
trata de estar en una época de cambios, hay que aceptar que estamos en un “cambio de época”.
El debate en torno a la crisis de la cultura no es un debate académico solamente. Por ejemplo cuando se
discute sobre planificación familiar, no está en juego únicamente una idea de la familia, o de la
paternidad, o del comportamiento sexual; está en juego también el tema de la población, de su
distribución en el mundo, del equilibrio del poder mundial. De modo que el esfuerzo por definir la
naturaleza del presente y del futuro de la cultura no es inocente ni abstracto. También responde a
intereses y refleja posiciones particulares.
Un pensador post-moderno se ha preocupado por precisar el origen de la palabra “modernidad” y
recuerda que bajo su forma latina “modernus” fue usada por primera vez a finales del siglo V, para
distinguir el presente, ya oficialmente cristiano, del pasado romano pagano. En la instancia original marcó
el tránsito del paganismo al cristianismo. En su segunda versión terminó indicando un sutil y paulatino
retorno, desde el cristianismo a un neopaganismo.
En su aceptación más corriente, incorporada a los cánones genéricos de la enseñanza, el cambio histórico
que marca el inicio de la llamada “edad moderna”, y que a su vez es el comienzo de la expansión
europea, acontece en la segunda mitad del siglo XV y se consolida en el siglo XVI. Los grandes
protagonistas de este cambio son España e Italia, y el hecho determinante es la irrupción de América en
la historia.
Por eso, frente al desafío de la nueva Evangelización, es necesario antes que nada conocer la realidad de
nuestra comunidad latinoamericana tal cual se presenta hoy, en este punto de su historia. Una
comunidad que ofrece rostros distintos y contradictorios, que duda de sí misma, y que por ello aún le
cuesta su diálogo con el mundo.
Como Iglesia, pues, no podemos dejar el deber de asumir su auto-conocimiento, y aceptar que desde ese
punto de partida es posible determinar pautas eficaces de acción para la tarea de la evangelización.
Hoy la primera actitud misionera ha de contener un gran esfuerzo de aprehender y conocer. Esa actitud
dio lugar, hace cinco siglos y en América, al nacimiento de las ciencias del hombre. La antropología, la
etnología, la sociología, el urbanismo, se desarrollaron en el siglo XVI en América como disciplinas
científicas a raíz del esfuerzo de comprensión de una realidad diferente que desafiaba los métodos y
criterios de evangelización.
Como resultado de aquel esfuerzo se cumplió la primera inculturación, que dio lugar a un proceso
original, que reunió la fe cristiana, la cultura española y las culturas indígenas.
El camino es ayudar a descubrir el verdadero significado de los gestos, ritos, actitudes y costumbres que
muchas personas practican procurando recuperar el sentido de su existencia.
Es contribuir al desarrollo y a la promoción de la persona, en la formación de valores y en la orientación a
los problemas de la sociedad actual: secularismo, neoliberalismo, Postmodernismo, nueva era, sectas,
satanismo, etc.
Una iglesia que no influye para nada en la sociedad en la que vive, que permanece ante ella como ajena
u hostil aparece con razón como objeto de museo, no como la fuente de agua viva a la que todos se
acercan.
7. PARA REFLEXIONAR:
2.2.Los post-modernos, en general, niegan que la razón pueda llegar a la verdad; se deslizan hacia un
relativismo radical sobre todo en el campo moral. La moral posmoderna es una moral frágil, a
base de “pactos”, pragmática y utilitaria, sin fundamento serio. Es víctima de un mundo super
industrializado, dónde sólo cuenta la tecnología y la eficacia. Por suerte existe una indignación
general que va creciendo ante la corrupción de muchos políticos, grandes empresarios,
narcotraficantes, etc., que carecen de escrúpulos de orden moral. Esa reacción puede ser un punto
de partida psicológico para fundamentar una ética más sólida. Nos preguntamos:
a. Para salvar los valores básicos, ¿bastarán las instituciones, los sentimientos, el pensamiento débil, los
consensos sociales blandos que proponen los posmodernos; esos acuerdos mínimos por intereses
prácticos?
b. Para establecer el fundamento próximo de una ética que se respete, ¿no habrá que partir del valor
absoluto de la persona y de su carácter inviolable?. A partir de la persona, ¿cómo definir lo que es
bueno y lo que es malo?.
c. “Si Dios no existe todo esta permitido”, dijeron Dostoievski y Sartre. ¿Habrá que permanecer en lo
penúltimo (b), o desembocar en una ética teónoma?.
7.3. Hoy muchos científicos obran pensando que “todo lo que puede ser hecho es lícito hacerlo”.
a. Habrá que seguir ese modelo de la neutralidad científica o soldar la ruptura entre la técnica y la
ética? ¿cómo lograrlo en concreto?.
b. Hoy preocupa seriamente la ecología. Decir que “todo lo realizable es lícito” ¿no amenaza la suerte
misma del planeta?.
2.2.La post-modernidad trivial que arrastra a los jóvenes al desencanto, a la desgana, al consumismo y a
la evasión momentánea.
a. ¿No nos exige que presentemos a nuestros jóvenes VALORES, IDEALES, por los cuales valga la pena
quemar la vida?.
b. ¿Bastará que conozcan teóricamente esos valores, o necesitan verlos encarnados en las personas de
sus padres, educadores, pastores... es decir, en personas y comunidades que lo irradien?
2.2.Los jóvenes de hoy, gracias a los “mass media”, con su chorro inclemente de imágenes van
conociendo centenares de culturas y oyen opiniones de todo tipo. El lenguaje que llega a los jóvenes
afecta más a la fantasía que a la racionalidad.
Los adictos a la T.V, a los video-clips, a los juegos electrónicos, etc. , fácilmente se vuelven pasivos,
acríticos, sin inquietudes culturales, les cuesta mantener la atención, van perdiendo la capacidad de
pensar y de tener relaciones interpersonales serias.
¿Qué podrán hacer los educadores para que los jóvenes sepan distanciarse críticamente de la pantalla y
no sean víctimas de la manipulación electrónica... es decir, para que logren superar el caos y la
dispersión mental y se formen criterios de evaluación y selección?.
7.7. Los jóvenes asimilan rápidamente lo “modelos culturales” que flotan en el ambiente. Esto los
distancia cada vez más de los adultos. Los padres se convierten cada vez más en abuelos de sus hijos.
Cada día hay más “niños huérfanos con padres vivos”. ¿Cómo acortar esas distancias crecientes y hacer
posible el diálogo?.
LEBEAN, P., ¿Hacia una telogía postmoderna?, en Theologica Xaveriana 128 (1993)
279. 285.
NUEVA ERA.
1. Intento de definición.
1.1. Nueva era como ideología.
1.2. Nueva era desde su filosofía y su método
1.3. Nueva era desde la psicología
1.4. Nueva era como esoterismo y ocultismo
1.5. Nueva era y el espiritismo
1.6. Nueva era como dimensión religiosa.
3. Precursores
3.1. Ciencia y pseudo-ciencia.
3.2. Psicología
3.3. Gnósis
3.4. Esoterismo y ocultismo
3.5. Espiritismo y magia
3.6. Dimensión religiosa.
4. Representantes actuales.
4.1. Ciencia
4.2. Psicología
4.3. Esoterismo y ocultismo
4.4. Espiritismo y magia
4.5. Dimensión religiosa
4.6. Divulgadores.
6. Doctrina.
7. Simbología.
NUEVA ERA.
1. INTENTO DE DEFINICION:
La tarea se constata compleja y nada fácil, dada la multitud de caras, formas e
imágenes que encontramos en ella y que hace insuficiente todo acercamiento unilateral,
desprovisto del mismo espíritu totalizante y abarcador que defiende la Nueva Era.
Aquí se encuadran gran número de los grupos que pululan con el apelativo de Nueva Era, que lo único
que provocan es la satisfacción primaria del yo personal y un alejamiento de la dimensión social y de
responsabilidad con y en el mundo; también, las personas que actúan a modo de jefes o gurús de los
mismos y que con su pretendida autoridad, disminuyen, coartan y supeditan la capacidad reflexiva,
creativa, y la voluntad de sus seguidores en aras de la ideología defendida, convirtiéndoles en verdaderos
cruzados de una nueva era distorsionada que además adquiere rasgos escatológicos- apocalípticos de
única salvación posible.
El sincretismo de religiones es palpable en la utilización que hacen de todas las tradiciones religiosas; de
todas se sirve la Nueva Era, pero preferentemente de las orientales, ya que según ellos complementan la
occidental: “¡Que importa en qué crea usted, siempre que lo haga sentir bien!”.
Para ello, se recurre a modernos estudios sobre el cerebro, la conciencia, la armonización de los dos
hemisferios cerebrales, la estimulación bioquímica de los mismos y se define la idea de una época de
cambios personales, transformaciones multisensoriales con muchas connotaciones religiosas (místicas)
que han de llevar al hombre a un equilibrio, una síntesis superior de todas las experiencias de la historia
humana.
Quiere indicar la posibilidad del acceso a un conocimiento liberador, una actitud que
opone el espíritu a la letra, a través de una hermenéutica que recurre a los arquetipos y
mitos, a la interpretación libre de los textos sagrados de toda tradición y al uso de
técnicas y enseñanzas como la alquimia, la cábala, pirámides, cristales, etc.
La doctrina y práctica del espiritismo que considera la evocación de los muertos como
actividad natural, prueba de sabiduría y conocimiento científico, ha experimentado un
importante auge en la nueva era.
Dentro del campo de la Nueva Era destaca un elemento que puede considerarse una versión actualizada
de estos fenómenos, se le conoce con el nombre de “channeling” (canalización) y ha dado lugar a un
bombardeo de “mensajes del más allá” presentados como buenos y positivos para la humanidad.
Es redenominar- reidentificar lo sagrado, que es tener una concepción diferente de lo sagrado, incluso
redefinir la naturaleza de la divinidad. Es mirar a los objetos, personas y acontecimientos existentes en
nuestras vidas y decir: “vosotros sois sagrados”. Lo sagrado se entiende, pues, abarcando tres
realidades: (gaia= ecología), naturaleza, humanidad, espíritu, formulado como la maduración de un
espíritu dentro de la humanidad y dentro de gaia.
En cuanto experiencia religiosa, la nueva era viene a ser una nueva experiencia, una sensibilidad mística,
un experimentar, relacionarse con lo divino holísticamente. Experiencia que se realiza y se verifica en la
totalidad diaria, la sacramentalidad de la vida cotidiana: es una profundización en la naturaleza
sacramental de la vida cotidiana, un despertar de la conciencia que puede celebrar la divinidad dentro de
lo ordinario y, en esta celebración, dar origen a una nueva civilización sagrada.
La nueva era pretende ser en último nivel un acontecimiento espiritual, que implique la totalidad de la
vida: conciencia, cuerpo, tierra, humanidad.
Dicen los promotores de estas doctrinas que al llegar la nueva era de “Acuario” los
cambios zodiacales van a producir cambios psicológicos y religiosos en el mundo. El
misterio y fascinación por las estrellas, por lo cósmico, irrumpen de una manera global
a la hora de describir y presentar esta “Nueva Era”.
Afirman que ya esta terminada la era de “Piscis ” (era violenta y oscura) y va a empezar la era de
“Acuario” (estamos entrando en una era de amor y de luz), la época de la verdadera liberación espiritual.
La guía de la nueva era nos ofrece la siguiente explicación: los dos equinoccios
corresponden a las fechas del año en que el día y la noche tienen la misma duración.
Así, vemos que en el año 4.230 a.C, el sol pasó por frente a la constelación de Taurus
(que significa toro) y que en esa era dominó la religión de los persas y de los egipcios,
que tenían como emblema divino a un toro. Que en el año 2.160 a.C, el sol pasó por la
constelación Aries (que significa cordero o cabrito) y que en este tiempo dominó la
religión de Moisés, cuyo sacrificio principal era un cordero o un cabrito.
Como cada era dura aproximadamente 2.000 años, dicen ellos que dos mil años
después de haber pasado por la constelación de Piscis (que significa pez) empezó la era
de Cristo, la religión cristiana, porque pez en griego se escribe ICHTUS, que son las
iniciales de esta frase: Iesus Cristo, Hombre Dios Salvador. Y termina afirmando que al
llegar la era de Acuario (2.160), la religión del mundo será un verdadero acuario: una
mezcla de todas las religiones del mundo: las de oriente, Asia, Africa y Oceanía, más el
cristianismo.
Aunque ya hoy, en la crisis que padece el hombre y la sociedad, según las teorías de la nueva era
estamos sintiendo unos primeros avances, percibimos pequeños eventos y experiencias que nos vaticinan
la cercanía inminente de esta radical revolución.
Otra de las manifestaciones de este paso de una era a otra afecta al hombre, a quien corresponde un
racionalismo que hace saltar todos los tabúes , como se pone de manifiesto en la entrega a los ideales de
libertad, igualdad y fraternidad, lo que supone, en palabras de M. Ferguson , “una nueva mentalidad”,
“cambio de conciencia”, “una cultura emergente”, “una aventura espiritual”, en definitiva, un “sí” a dar
razones para vivir y para esperar a las generaciones del mañana.
También ha sido calificado este paso como un salto de cualidad del homo sapiens al homo noeticus,
por toda esta carga de valores: libertad, igualdad, fraternidad, realización, auto posesión , referidos
desde un nuevo modo de entender el nuevo conocimiento humano.
El hombre de la era de acuario cree en su poder creativo y en su capacidad para superar dificultades y
limitaciones. Será más espiritual, sabrá armonizar espíritu y materia , desarrollar y dominar todas las
fuerzas y potencialidades encerradas en sí mismo, será capaz de usar los lazos que le unen con las
fuerzas cósmicas para lograr su transformación, unificación, lo que le convertirá en un místico moderno.
3. PRECURSORES.
1.1. Psicología.
¨ Carl Gustav Jung (1.875 – 1.961): Psiquiatra suizo, fundador de la psicología de los complejos
¨ Erich Fromm (1.900 – 1.980): Fundador del Instituto Psicoanalítico de Francfort.
¨ Abraham H. Maslow (1.908 – 1.970): Cofundador de la Psicología humanísta.
1.1. Gnosis.
¨ Los adeptos de la gnosis de los siglos II – III d.C.
¨ Joaquin de Fiore (1.130 – 1.202)
¨ Jakop Bohme (1.575 – 1.624): Gnóstico protestante.
3.1. Ciencia.
¨ Fritjof Capra.
¨ David Bohm.
¨ Karl Pribram.
4.2. Psicología.
¨ Stanislau Grof
¨ Ken Wilber.
¨ Esoterismo y ocultismo.
¨ Winfred Grace Barton.
¨ Steve Rogat.
4.6. Divulgadores.
¨ Marilyn Ferguson
¨ José Arguelles
¨ Leonard Orr
¨ K Bradford Brown.
En una época como la nuestra en la que el hombre parece estar cansado, asustado y
desilusionado, muy probablemente debido al síndrome de fatiga que cada vez más con
intensidad afecta a los habitantes de las sociedades avanzadas, llama poderosamente la
atención el que la nueva era no haya terminado por estancarse o desaparecer, como
una de tantas modas pasajeras.
En las sociedades industriales, las emociones, instintos y sentimientos más arraigados en la especie
humana cuentan muy poco, ya que todo está sometido de una manera implacable a la efectividad
productiva.
Está cansado y harto del alto grado de sofisticación y complejidad que las explicaciones y casuística moral
de las grandes religiones han adquirido. En una palabra, no encuentra en ningún sitio una respuesta clara
y sencilla para las aspiraciones y preguntas que desde siempre le han acuciado.
Una de las causas, que mejor explica el éxito de la nueva era es su actitud decididamente pasiva
ante los problemas que aquejan al hombre moderno.
1. La nueva era tiene pretensiones de “solución total”, ofreciendo una respuesta definitiva para todas y
cada una de las preguntas que desde siempre han atormentado al hombre: ¿qué representa el
hombre en el cosmos?, ¿ cuál es su destino?, ¿ cómo debe ser su comportamiento individual y
social?, ¿qué causas determinan los diversos ciclos de la historia humana?
2. La nueva era propone soluciones simples y al alcance de todos. Como ya hemos indicado, el hombre
postmoderno parece desconfiar de las prolijas explicaciones y complicaciones casuísticas que la
ciencia y las grandes religiones le ofrecen, exigiendo, por el contrario, una buena nueva tan simple y
fácil de comprender como los evangelios.
3. La nueva era propone una cosmovisión sincretista de carácter extremadamente abierto. Todo tiene
cabida en ella: ciencia, religión, esoterismo, supersticiones, sentimientos, modas del momento, etc.
Nadie, venga del contexto cultural o religioso que venga, debe sentirse en ella excluido o
menospreciado.
4. La nueva era es muy respetuosa con los gustos personales de cada individuo. En el fondo, da la
impresión de ser una cosmovisión a la carta, en la que cada uno debe creer en lo que quiera y
comportarse como le venga en gana. El movimiento de la nueva era consistirá más en una “actitud”
que en un sistema determinado de verdades.
5. La nueva era valora extraordinariamente el componente afectivo y emocional de cada individuo. Ya
que desde antiguo, ha existido la tendencia a despreciar y minusvalorar las oscuras zonas del alma
en las que cohabitan instintos, pulsiones, emociones, sentimientos. La nueva era reacciona contra
esta antigua tendencia concediendo la debida importancia a los componentes no racionales del alma
humana. Aún más, considerando que la excesiva valoración de la racionalidad ha llevado a la
humanidad a la mayor parte de sus desgracias: guerras, destrucción de la naturaleza, tecnología
inhumana.
6. La nueva era presenta su cosmovisión en el centro de un nítido halo de religiosidad, satisfaciendo con
ello uno de los anhelos más profundos del hombre.
7. El sentimiento religioso puede ser descrito como la percepción instintiva de que existe algo más
profundo y valioso que nosotros mismos, algo que está más allá de nuestra experiencia ordinaria.
Una ventaja suplementaria de la religiosidad de la nueva era, es que la trascendencia que propone
carece de forma y contornos definidos, por lo que puede ser imaginada en conformidad con el gusto
de cada uno.
8. La nueva era se presenta como una cosmovisión acorde con los últimos desarrollos de las ciencias
más punteras: física, cosmología, biología, psicología, etc. Con lo cual se pretende dotar al
movimiento del prestigio social de que estas ciencias gozan.
9. La nueva era acepta e incorpora algunas de las tendencias más en boga en nuestros días:
pensamiento ecológico, feminismo, cultivo de la belleza, salud corporal, etc.
Nos encontramos, entonces, ante una curiosa síntesis, que parece haber sido elaborada
con la finalidad de responder a las ensoñaciones y deseos más profundos del hombre.
Además, el producto se ofrece a bajo precio, puesto que no hay que hacerse violencia
de ningún tipo para conseguirlo.
Diversos analistas del fenómeno religioso constatan que E.E.U.U. y Europa occidental están
experimentando actualmente un período de clara innovación y fermento espiritual.
3. Una difusión semejante de movimientos cuasi religiosos que fomentan el potencial humano y que
combinan significados místicos orientales con psicología pop.
4. La aparición de varias sectas o cultos autoritarios, polémicos, que parecen atraer especialmente a los
jóvenes.
Dentro del amplio abanico de los nuevos movimientos religiosos, la nueva era o nueva edad, se presenta
como una nueva visión del mundo, del fenómeno religioso, con planteamientos que se quieren
innovadores. La nueva era se ofrece como un buen anuncio, proclama un cambio definitivo.
6. DOCTRINA:
1. Todo es uno.
No existen realmente diferencias entre las personas y los animales, entre los humanos y los minerales,
entre el Creador y la creación. Este principio llamado “monismo” (todo es uno) viene reforzado por otro
llamado “holismo” (unidad de cuerpo, mente, espíritu) de modo que lo único que separa al individuo de
su estado divino de omnipotencia, omnipresencia y omnisapiencia es un simple momento de meditación.
Conclusión: Existe un principio supremo denominado la fuente, la luz, la fuerza, el poder, el absoluto, el
gran arquitecto.
2. Respeto a la naturaleza.
Mentaliza enérgicamente para salvar el medio ambiente. Desea llevar al hombre a tomar conciencia
de su unidad con el mundo que lo rodea. Eso contribuye a su equilibrio emocional y espiritual y le
recuerda su condición de administrador más que de dominador del planeta.
3. Todo es Dios.
Del monismo se pasa al panteísmo. De Dios provienen todos los seres por “emanación” y por ende,
permanece de modo “inmanente” en todas las cosas. Dios no es más que una fuerza divina
impersonal.
7. Jesucristo es uno más de los dioses intermedios que en figura humana (avatar) ilumina los
senderos de los hombres. Cristo es una porción de energía divina, repetidas veces reencarnada.
A través de libros, folletos, cassettes, discos, radio, t.v. se ha difundido extraordinariamente el
espíritu de la nueva era.
7. SIMBOLOGÍA.
El arzobispo de México, Norberto Rivera Carrera, en una instrucción pastoral del 7 de enero de 1.996
sobre la nueva era decía: “Sería un error tachar como dañoso todo lo que la nueva era aporta y ofrece.
Su espíritu de apertura y diálogo, su insistencia en la necesidad humana de una experiencia religiosa
profunda, su honda preocupación por la conservación del medio ambiente, su confianza en el poder
creativo del ser humano, sus saludables recomendaciones para la dieta y la condición física y su actitud
de optimismo por encima de los graves males que afligen al mundo.
Tenemos que reconocer con total honestidad que estas luces se hallan esparcidas en medio de las
anchas lagunas e inquietantes ambiguedades, que requieren una respuesta clara y con reglas precisas
para discernir los espíritus I Cor 9,12-14.
Aspectos controvertidos.
· El Dios de la nueva era es una energía impersonal o cualquier otra cosa que la
intuición indique que es Dios. El principio “todo es uno” lo podemos entender como
que todas las realidades están interrelacionadas e interdependientes, pero no en el
sentido de que no hay diferencias entre las personas, los animales, Dios, la
naturaleza. No podemos admitir un panteismo (todo es Dios) en la revelación
cristiana, ni que todos somos dioses porque reduciríamos el Dios personal, amante y
misericordioso del cristianismo, a una mera gran parte del universo o a una fuerza o
conciencia impersonal. Todos estamos unidos en el cosmos pero todos no somos
Dios.
· En la nueva era la persona de Jesucristo es completamente desfigurada, desvirtuada su misión y
ridiculizado su sacrificio redentor.
· La mayoría de los seguidores de la nueva era creen en la reencarnación. En su forma clásica, los
ciclos del nacimiento, muerte y reencarnación, son necesarios para purificar nuestra naturaleza
perversa o “karma malo” y permitirnos llegar a la perfección. Según la doctrina del karma, nuestra
condición presente ha sido determinada por nuestras acciones en las vidas anteriores. Allan Kardek
pretende conciliar la reencarnación con la fe cristiana a través de los siguientes textos del Nuevo
Testamento: Mt. 17,12-13; Lc. 1,17; Jn. 3,3; Lc. 23,39ss; I Cor. 15,52-54; Hb. 9,27.
· Muchas de las afirmaciones de la Nueva Era van contra principios fundamentales de la Iglesia
católica, así: se explican de manera distinta la creación y la salvación, se rechaza el magisterio de la
Iglesia y su forma institucional, se deforma la interpretación de la biblia o los escritos místicos
cristianos, se descarta la responsabilidad moral de la persona humana y la existencia del pecado.
Decía Nietszche: “Los cristianos saben mucho de SALVACION y de que CRISTO SALVA; pero no les veo
cara de salvados” ¿no habrá que crear una espiritualidad de ESPERANZA?. El cristiano cree en las cosas
últimas, pero debe vivir su fe en las penúltimas, decía Bonhoeffer... ¿no habrá que comenzar por allí: por
llevar la fraternidad, el optimismo, la alegría de vivir?.
· Talvez el mayor peligro de la nueva era es el relativismo religioso, espiritual, moral a que nos induce.
Dejamos de ser personas responsables y conscientes para entrar en el ejercito anónimo e
“iluminado” del todo es uno que corre velozmente al nirvana anónimo de la energía suprema.
· La nueva era se presenta como una verdadera bomba de relojería por que no se trata tanto de
rechazar el cristianismo, o de enfrentarse a él (ateísmo) o de cuestionarlo radicalmente
(agnosticismo), sino de superarlo desde dentro de él mismo. El cristianismo sería una religión
inferior, un paso hacia otra nueva religiosidad, la de acuario en el 2.160.
BIBLIOGRAFIA
ANTHONY, D., ROBBINS, Th., SCHWARTZ, p., Movimientos religiosos y
secularización, en Concilium 19-1, (1983).
GARCIA, J., La nueva era, pluralismo religioso, en España II. Sectas y nuevos
movimientos religiosos, Madrid 1993.
GONZALEZ CARVAJAL, L., Ideas y creencias del hombre actual, Santander 1992.
SARRIAS, C., La nueva era: ¿nueva religión para una nueva humanidad?, en
Salterrae 80 (1992.
SUDBRACK, J., La nueva religiosidad. Un desafío para los cristianos , Madrid 1990.
LAS SECTAS.
3. Características.
3.1. Separacionismo y autonomía.
3.2. Fundamentalismo y fanatismo.
3.3. Eleccionismo y salvacionismo.
3.4. Fraternidad y culto emocional.
3.5. Proselitismo y financiación.
3.6. Sincretismo.
3.7. Militarismo voluntario.
3.8. Sacralización y exclusivismo.
3.9. Temor y moralismo.
3.10. Acomodación bíblica.
5. Propuesta pastoral.
6. Conclusión.
LAS SECTAS.
Hablar de sectas es abordar un tema complejo. De las sectas existen estudios psicológicos, sociológicos y
teológicos. Sin desconocer las diversas perspectivas es evidente que a la Iglesia le interesa esta temática
desde la perspectiva teológica – pastoral.
Siguiendo al P. Sampedro diremos que la palabra “secta” tiene un sentido negativo, por lo que se ha
intentado otras denominaciones, tales como: grupos religiosos libres, nuevos movimientos religiosos,
movimientos religiosos contemporáneos. El autor estima que todos estos nombres o denominaciones no
son adecuados por que no corresponden al contenido histórico y doctrinal de los grupos llamados sectas.
Históricamente la palabra secta es anterior al cristianismo; proviene del judaísmo, que llamó
genéricamente sectas a las corrientes y fracciones que se alejaban de las tadiciones rabínicas.
Por eso en la Iglesia de los primeros tiempos se empleó la palabra secta para hacer referencia a los
grupos cristianos relacionados con escuelas filosóficas o corrientes judías opuestas al cristianismo (CELAM
1.989).
Hay consenso en muchos autores en que no es fácil ni definir el concepto secta, ni hacer una clasificación
de ellas. Por ejemplo algunos consideran como orientalistas o filosóficos a grupos que otros consideran
como pseudo-cristianos. Así sucede con la iglesia de unificación o Moon.
También hay grupos que proceden del cristianismo, que reciben diversos nombres: semicristianos,
paracristianos, seudocritianos. Estos diversos nombres se usan para los testigos de Jehová, Mormones,
etc.
Finalmente hay nombres que no son adecuados y hay que evitarlos porque van contra el ecumenismo.
Tal caso es el de las sectas protestantes. Los protestantes o evangélicos son cristianos y las sectas no
(Sampedro 1.991).
Hoy en día se habla indistintamente de sectas, movimientos, concepciones, actitudes, grupos, fenómenos
religiosos. Parecería que lo específicamente sectario ha quedado sumergido por la cantidad de grupos
que emergen en la actualidad.
Se hace necesario formular dos precisiones. La primera es de orden histórico, la segunda teológica.
Sobre lo primero hay que afirmar que el momento actual no ha hecho superar a las que hemos conocido
como sectas históricas del cristianismo, de modo que sería preferible hablar hoy de actividades sectarias
en lugar de sectas.
Sin embargo y esta sería la segunda precisión, podríamos intentar una definición de la secta religiosa a
partir de las relaciones entre el todo y la parte.
La secta es el grupo que se imposibilita a sí mismo, para visualizar la totalidad, si se la compara con la
Iglesia católica, habría que decir que la secta carece de catolicidad, en el sentido que esta nota de la
iglesia tiene para los creyentes.
Mirada así, la secta es una tendencia que siempre puede aparecer en la naturaleza humana y en todo
grupo (CELAM 1.989, sectas en América Latina, Ed. Paulinas).
Desde las perspectivas anteriores, la secta es un grupo que está separado de la totalidad cristiana y que
se cree el único poseedor de toda la verdad, se cierra sobre sí en torno a líderes, excluye a los demás, los
considera como no salvados y actúa proselitístamente.
Estas sectas son las que utilizan la Biblia, tienen relación con el cristianismo, pero se
apartaron de los aspectos esenciales del cristianismo. También se les llama a estos
grupos para-cristianos o semicristianos. Ejemplos claros resultan los Mormones, testigos
de Jehová, los Niños de Dios, la Iglesia de la Unificación, entre otros.
Son los grupos que intentan iniciar en conocimientos ocultos y profundos, aquellos que
se integran al grupo. Les aseguran proporcionales conocimientos secretos progresivos.
A estos grupos también se les denomina místico-esotéricos o místico-ocultistas.
También son consideradas sincretistas por que combinan ideologías, filosofías y
elementos religiosos diversos. La finalidad de esos grupos es presentar un sistema de
creencias y prácticas.
Pertenecen a este grupo, los rosacruces, gnósticos, teosóficos, nueva acrópolis. Hay autores que también
colocan aquí a los Masones y la gran fraternidad universal.
Por una parte hay personas y grupos que pretenden comunicarse con los espíritus de
los muertos; dentro de esta experiencia existen diferentes tipos de espiritismo. Por otra
parte, hay un fuerte deseo en grupos de jóvenes, principalmente, por tener
experiencias satánicas, a través de la música o por otros caminos.
En estos grupos catalogamos todos los movimientos y sectas que quiere dar culto a
Satanás o invocan a los Demonios (al Diablo), a Lucifer o a Belcebú o al nombre con el
desean identificar al príncipe de las tinieblas.
Aleister (Edward Alexander Crowley) es uno de los iniciadores del satanismo moderno.
En 1.968 aparece Devil´s white album y las dos piezas musicales Revolution Number
One y Revolution Number Nine que introducen los “mensajes subliminales” en la música
satánica.
Estos mensajes están por debajo del umbral de la percepción consciente, pero son
captados por las personas aunque éstas no se den cuenta de ello. En la década de los
70´s el pontífice de la música satánica es Mick Jagger quien dio su impronta satánica a
su grupo los “Rolling Stones”.
Los grupos están muchas veces mezclados de tráfico de drogas, prostitución, etc. Usan
signos como la estrella de cinco puntas, la S (Satanás), la L (Lucifer), el crucifijo hacia
abajo, el círculo (sentido Mágico), el macho cabrío, o el triángulo invertido (parodia de
la Trinidad), signos que pintan en las paredes de las iglesias o recintos sagrados.
Entre sus actividades, además de las musicales, celebran orgías, profanan iglesias y
cementerios, hacen robos sacrílegos de hostias consagradas y cálices, celebran las
llamadas “misas negras” (sobre el cuerpo de una mujer desnuda, en medio de actos de
lujuria, mutilación y muerte de animales, parodiando burlescamente la misa católica y
profanando la sagrada hostia) y secuestran niños y adolescentes para actos sádicos o
para su culto. Muchos de sus adeptos tienen graves trastornos psicológicos.
En general estas sectas son muy peligrosas, pues bajo el influjo de la droga y los ritos
satánicos son capaces de realizar cualquier crimen contra las personas que osan
enfrentárseles.
Generalmente no hacen actos exagerados y vandálicos como las sectas de los jóvenes
si no que se dedican a ejercicios de concentración, yoga o magia sexual, utilizan drogas
y alucinógenos y celebran la “misa roja” recitando algunas oraciones, sacrificando aves
y bebiendo su sangre.
Ciertamente no podemos dudar que el ritmo y la percusión del rock pesado influyen
notoriamente en nuestro sistema nervioso autónomo y suscita emociones y alteraciones
no experimentadas en otras ocasiones.
Petersdorff (1.995) afirma que este tipo de música afecta especialmente la esfera
sensual y mágica del organismo humano (las otras dos esferas son la espiritual y la
romántica) y desencadena trances y estados emotivos incontrolables. Y si la escucha de
esta música se hace en grupos y bajo los efectos de la droga y el sexo... ya podemos
imaginarnos la emoción que plenifica, exalta y explota en el paroxísmo.
En cuanto al espiritismo, digamos que, como comunicación con los espíritus de los
muertos, es tan antiguo como la humanidad. El espiritismo moderno trata de
encontrarse con los espíritus como un fin sí mismo y a veces como prueba experimental
a la subsistencia humana tras la muerte.
Quieren una metafísica y una teología basadas en hechos sensibles y comprobados por
los sentidos. Sus iniciadores fueron las hermanas Margarita y Catalina Fox de 8 y 6 años
respectivamente.
El espiritismo es una nueva religión con su doctrina, ritos, sacerdotes, lugares de culto,
etc. No creen en un dios personal sino en una inteligencia infinita, ponen a los espíritus
al alcance de las necesidades humanas y estos los manipulan con solo invocarlos.
Alma y periespíritu, separados del cuerpo, constituyen el espíritu. De esta manera los
espíritus no son seres abstractos sino concretos. No creen en la resurrección. Los
espíritus pueblan el espacio, se hallan a nuestro alrededor e influyen en nosotros y son
atraidos por quienes los recuerdan con amor; nos podemos comunicar con ellos con
relativa facilidad, por ejemplo, a través de la tabla “ouija”.
Los “mediums” hacen de puente entre nosotros y los espíritus portándose así como los
sacerdotes o ministros del espiritismo. Para un espiritista Jesucristo fue un magnifico
medium y la Iglesia católica un obstáculo para la difusión del espiritismo, que es la
auténtica religión.
3. CARACTERISTICAS.
Al ver ciertas anormalidades en las iglesias establecidas se quiere restituir “la verdadera
iglesia”. Así se llama a los fieles a pasar a la ortodoxia muerta a un evangelio más puro.
Se termina por romper la comunión. Se aíslan en una autonomía total. La secta aparece
como un refugio. Rechazan la sociedad, sus valores e instituciones. Así se conservan
puros, perfectos, salvados.
Sólo los miembros de las sectas son elegidos, aceptados por Dios. El adepto es luz. Y
como estamos en los últimos tiempos hay que prepararse para la salvación, pero la
interpretación de la salvación suele ser reducida, por las revelaciones de los iniciadores
de la comunidad.
Este elemento está en casi todas las sectas. Se exige ser miembro activo y militante. Al
comienzo la adhesión puede ser voluntaria, pero después tiene exigencias de
permanencia para conservar sus secretos.
En las sectas está muy presente la amenaza de la condenación. Los métodos para
inculcarla, el temor aparecen con facilidad en sus escritos. Con un rígido moralismo
muchas de ellas pretenden combatir males del mundo.
Las sectas que tienen la Biblia como fuente, caen en una acomodación y simplificación
de ella. Hay que reconocerles que le dan importancia a las Escrituras y que sus
adherentes están familiarizados con ella. El problema es que la enfrentan con una
postura de secta y que la adaptan a sus planes. Caen en un reduccionismo y
subjetivismo. (SAMPEDRO Nieto, Sectas y otras doctrinas. CELAM 1.991).
El P. Juan Carlos Urrea distingue entre factores internos y externos. Considera esta
división necesaria pues en el momento de asumir desafíos, éstos no dependerán sólo
de las acciones de la Iglesia católica y demás confesiones cristianas, sino también del
propio estado y de sus instituciones, ya que está en peligro no sólo la adhesión a un
credo religioso, sino en muchas acciones la integridad de la familia y de la sociedad.
(URREA Juan Carlos, Los nuevos movimientos religiosos en América Latina, Paulinas,
Santiago 1.992).
- Mucho se ha discutido el rol que han jugado los E.E.U.U. frente a la expansión de
las sectas. Existen datos suficientes para apreciar una clara convivencia que se ha
dado en algunas ocasiones, ya sea con la Central de Inteligencia de Estados Unidos
(CIA) o con regímenes dictatoriales en América Latina. Esta situación ha sido
analizada especialmente en Centro América (Valderrey J, Las sectas en Centro
América, Promundi vita. No 174, 1.985), que sufrió en la década del 70 la expansión
más grande de su historia, por parte del protestantismo norteamericano. En este
contexto se enmarca el informe del entonces gobernador de Nueva York, Nelson
Rockefeller, quien por el encargo del presidente Richard Nixon, realiza una gira por
América Latina, para evaluar la situación, que como producto de los cambios
políticos estaba poniendo en peligro los intereses de norteamericanos en la región.
El informe Rockefeller señala que la Iglesia católica está entre las instituciones con
mayor influencia en este proceso de cambio y que “ha dejado de ser un aliado de
confianza para los Estados Unidos y garantía de estabilidad para el continente”.
c) Su concepción religiosa se apoya en una lectura literal de sus escritos sagrados, que
favorece una mentalidad mesianico-apocalíptica.
En este sentido los nuevos movimientos religiosos han sabido aprovechar los puntos
débiles que muestra la propia Iglesia.
5. PROPUESTA PASTORAL.
- Un cristianismo más puro, más autenticidad cristiana, hace falta un mejor testimonio
de los cristianos, mayor fraternidad, ser más acogedores.
- Saber recoger los elementos positivos, que hay en los Nuevos Movimientos
Religiosos, como se recomendó en Roma en 1.972 al reunirse los Delegados de las
Comunidades Ecuménicas de todo el mundo.
- Un culto más vivo y participativo. Ya se ha visto como las sectas fomentan entre sus
miembros la convivencia afectuosa y personal.
- Debe dársele más importancia al poder del Espíritu Santo; por otra parte se debe
formar mejor a los católicos.
- Hay que revitalizar el sentido misionero, por que las sectas crecen donde hay
abandono y problemas.
- Darle una atención preferente a la juventud.
- Robustecer la pastoral de enfermos.
- Impulsar a las comunidades eclesiales de base.
6. CONCLUSIONES.
BIBLIOGRAFIA
ALGERMISSEN, k., Iglesia Católica y confesiones cristianas, Madrid 1964.
ELIZAGA, J. C., Las sectas y las nuevas religiones a la conquista de Uruguay 1988.
KlOPPENBURG, B., Puebla y las relaciones con los no católicos, Bogotá 1980.