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EL HUMANO ES UN SER EN SITUACIÓN

Este material busca ubicar al ser humano en el aquí y el ahora de su


condición de ser haciéndose (in fieri), de ser inacabado, de un eterno buscador de sí
mismo. El humano en su condición de racional cuenta con la gracia de la
conciencia, la cual se forma, a través de los momentos y experiencias vividas en
espacio y tiempo.

EL HUMANO ES UN SER EN SITUACIÓN

El hombre es el único ser de pensamiento y voluntad libre por su facultad de


razonar. Es el único con capacidad de registrar su pasado y vislumbrar el futuro, es
decir, es un ser ubicado en el tiempo y en un determinado espacio. Esta es razón
suficiente para que las realidades del mundo circundante y de más allá le interpelen
y le cuestionen, demandando del mismo una respuesta. Esa dinámica de
cuestionantes y respuesta en el ser humano, a menudo se ve interrumpida porque al
parecer las preguntas sobrepasan en número la capacidad de responder del mismo.

Esta especie de encrucijada en la que como seres pensantes nos vemos


metidos nos obliga a volver sobre nosotros mismos, como señalábamos antes en
Ortega y Gasset con su ensimismamiento, también nos impulsa a buscar y abrir
caminos nuevos que nos lleven a dar respuestas y sentido a la vida o nos hacemos
de la vista gorda y dejamos a un lado los compromisos y nos damos a la vida light.
Cualquiera de las anteriores sería una manera de ver y enfrentar la vida, encerrado
en mi propio yo, envuelto en mis circunstancias, enfrentando los desafíos y
bondades de la vida o vivir despreocupado sin interesarse por el porvenir.

El ser humano está configurado para ser otro y siempre más, es inacabado,
siempre está haciéndose, es un eterno buscador de la felicidad, no se conforma con
lo que tiene o ha logrado, siempre quiere más. Esto no es por ambición o glotonería,
es sencillamente movido por una fuerza natural que lo lleva siempre a querer ser
más. Esa fuerza extraña que mantiene al hombre en incesante búsqueda se llama
intradistancia

¿Qué es la intradistancia? Es el espacio que hay entre lo que soy y lo que


puedo llegar a ser. La distancia que existe entre el ser real y el ser potencial, entre
lo que actualmente soy (ser realizado) y lo que puedo llegar a ser (yo por realizar).
Es justamente la percepción de esa realidad existencial la que permite al ser
humano descubrir en su interior la presencia de un “vacío existencial” que lo
persigue eternamente, así como su propia sombra, de manera persistente y
silenciosa. Muchos ignoran el contenido de este término (intradistancia), pero
pueden percibir la realidad del mismo. Por ej.: muchos cuando iniciamos los
estudios de determinada carrera pensamos que cuatro o cinco años después
terminarán nuestros afanes, que lo vamos a saber todo en cuanto a esa disciplina o
que se terminarán nuestros problemas económicos. Sin embargo al terminar nos
damos cuenta que no se despejaron todas nuestras dudas, que la curiosidad
desborda, que nuestra economía continúa débil y que nuestros afanes no tienen
límites. Esto es solo un reflejo de ese vacío insaciable que refleja nuestra
intradistancia.

Es lo anteriormente expuesto que nos cierra y a la vez abre los caminos para
lanzarnos a algo nuevo ó quedarnos amarrados en el pesimismo y la frustración. La
percepción de ese vacío existencial nos enfila hacia el futuro, trazándonos metas y
alcanzando peldaños que por el momento nos producen satisfacción de carácter
momentáneo, no definitivo, porque la rueda de la vida siempre se mantiene en
movimiento. Ante la percepción de la intradistancia muchos pensadores han
intentado dar respuesta, como en el caso de San Agustín en sus “confesiones”,
cuando dice “Nos hiciste Señor para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que
descanse en ti”.

En la actualidad esta realidad tiene varias respuestas, que se convierten en


actitudes ante la inmensidad del gran vacío existencial que representa la
intradistancia humana, pareciera que tenemos varios tipos de hombres como el
hedonista. Este (el hedonista) ante la realidad cruda, tal y como se le presenta no
le interesa pensar, sino disfrutar, es decir, en vez de pensar prefiere vivir la vida, es
el famoso, ”comamos y bebamos que mañana moriremos”. Esta actitud frente a la
problemática de la vida es fuertemente fustigada por Miguel de Unamuno en su
prólogo a “vida de Don Quijote y Sancho Panza”.

También está el pesimismo, para lo que el ser humano está siempre distante
de sí mismo, realidad que le impide una realización plena, ya que todo intento de
llenar ese vacío existencial es “una pasión inútil”, como afirmaba Sartre. En este
sentido es muy ilustrativa la obra del Albert Camus “El Mito de Sísifo”, donde el
destino del hombre es siempre intentar llegar a la meta , sin obtener otro resultado
que no sea siempre volver al principio, experimentando la angustiosa presencia de
ese extraño vacío que nos empantana en su misteriosa existencia. Esta idea
pesimista de la realidad humana llevó a muchos hombres y mujeres a un grado
extremo de frustración llegando incluso al suicidio, por ver en la inmensidad del
vacío existencial (intradistancia) un barril sin fondo imposible de llenar.

El realismo existencial: en esta postura se refleja al hombre que enfrentado a


la intradistancia reflexiona sobre la vida y sus posibilidades, percibe el vacío, pero
se fija en los dos extremos, en el presente (yo realizando) y el porvenir o futuro (yo
por realizar). Es una especie de si, pero todavía no; se convierte en un eterno
buscador de esperanza, que en cada logro ve su realización como ser humano. No
se queda en la superficie como el hedonista ni en la confusión y la frustración del
pesimista. Es el hombre emprendedor que entiende cada realidad como un desafío
a su ser. Es el hombre que asume el desafío que depara el futuro, el que debe
hacer el caminante al que exhorta Manuel Machado, al decir:
“Caminante, son tus huellas

el camino y nada más;

Caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.

Al andar se hace el camino,

y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino

sino estelas en la mar”.

Extracto de Proverbios y cantares (XXIX)

EL ENSIMISMAMIENTO ORTEGUIANO

En los primeros siglos de la historia del pensamiento la preocupación del


quehacer filosófico estaba centrada en tratar de dar explicación al origen del
universo, en el “arjé”. Esa interesada acción ocupó el tiempo de grandes figuras y
muchas escuelas que se desarrollaron en la antigüedad. Fue a partir de Sócrates
cuando los pensadores comenzaron a preocuparse por el ser humano como tal,
viendo entre todas sus potencialidades la capacidad de pensar sobre sí mismo, de
autocuestionarse, de preguntarse por su propio yo.

Indudablemente que lo que sustenta la grandeza del ser humano es esa


sublime capacidad de cuestionarse a sí mismo, de trascender el espacio y el tiempo
con su racionalidad y llegar hasta donde otros seres no han podido acercarse, ya
que la racionalidad le faculta para la libertad. Poner al ser humano como elemento
esencial del quehacer filosófico de la época mereció de la humanidad llamar a
Sócrates el padre de la filosofía.

El hombre, no es más que ese ser rodeado de un montón de realidades que


lo retraen, convirtiéndolo en un torbellino de posibilidades que lo llevan a mirarse a
sí mismo acorralándolo en su propia circunstancia, “yo soy yo y mi circunstancia”.
Esta frase emblemática del pensador español José Ortega y Gasset, denota en su
raíz la exaltación del problema existencial acorralado por la turbulencia de las
guerras y la lucha de poderes de la primera mitad del siglo XX, y que nosotros hoy
llamamos “ensimismamiento orteguiano”.
“Ortega intenta encontrar una posición más acá del realismo y del idealismo.
No hay cosas, dice Ortega, independientemente de un yo; pero el idealismo se
equivoca en cuanto declara que este yo puede existir con independencia de
aquellas cosas. El yo no se encuentra nunca solo, sino siempre con las cosas,
haciendo algo con ellas; es inseparable de las cosas. No hay cosas sin yo y
viceversa.

La realidad primaria, la existencia radical (ello es, en la que arraigan cosas y


yo) es esta situación de interdependencia de las cosas y el yo. Yo soy yo y mi
circunstancia. No se trata de dos elementos, yo y cosas; la radical realidad es un
acto, un quehacer del yo con las cosas, en suma, vida. Vivir es un preocuparse u
ocuparse del hombre con las cosas; es tratar con el mundo.

No hay prioridad de las cosas, como cree el realismo, ni prioridad del yo


como supone el idealismo. La existencia por antonomasia es la vida humana.

De esta guisa coincide en lo fundamental con el concepto de "ser en el


mundo" (in der welt sein) de Heidegger. La existencia humana, dice este pensador,
se revela en primer término como un ser cuya esencia es existir en el mundo. La
vinculación entre yo y mundo es una vinculación necesaria, tiene un carácter
constitucional.

La vida humana se caracteriza, en segundo lugar, en que es una actividad


ubicada en una situación determinada, vale decir, en que es un hacer que opera
siempre desde una perspectiva. La realidad no puede ser observada o vivida sino
desde el punto de vista que cada cual ocupa, necesariamente, en el universo.
"Donde está mi pupila, dice Ortega, no está otra; lo que de la realidad ve mi pupila
no la ve otra. Somos insustituibles, somos necesarios. La perspectiva es uno de los
componentes de la realidad. Lejos de ser su deformación, es su organización. Una
realidad que vista desde cualquier punto resultase siempre idéntica es un concepto
absurdo". "Esta manera de pensar lleva a una reforma radical de la filosofía y, lo
que importa más, de nuestra sensación cósmica". Cada vida es un punto de vista
sobre el universo. Así Ortega incorpora a su doctrina el importante concepto de
situación vital, formulado de manera tan sutil por Carlos Jaspers.

El mundo no es un hacinamiento de cosas: es un horizonte que el hombre


tiene ante sí gracias a su perspectiva o situación cósmica. Mas tener una
perspectiva es comprender el mundo de algún modo, dar razón de él, de una razón,
a decir verdad, que difiere del concepto clásico que se tiene de ésta. Conforme a
este concepto, se entiende por razón la facultad humana que conoce la esencia
eterna de las cosas, sub specie aeternitatis; pero este conocimiento es ilusorio y
parcial.
La razón de la perspectiva es una razón dinámica, una razón que transcurre
en el tiempo, una razón vital. Ortega no está contra la razón, se opone al
racionalismo que trata de explicar y justificar cuanto existe acudiendo a una
supuesta razón pura. "La razón no puede, no tiene que aspirar a sustituir la vida.
Esta misma oposición, tan usada hoy por los que no quieren trabajar, entre la razón
y la vida, es ya sospechosa. ¡Como si la razón no fuera una función vital y
espontánea del mismo linaje que el ver o el palpar!" Hay que poner la razón en su
lugar”.

http://www.e-torredebabel.com/OrtegayGasset/Introduccion-Ortega.htm

LA CONCIENCIA HUMANA.

Todos. Hombres y mujeres, humanos tenemos una manera especial y


particular de concebirnos, de entendernos, de percibirnos, de estar en la sociedad y
en el mundo, a esta percepción y conocimiento de nosotros mismos es lo que
llamamos conciencia.

La conciencia como tal es una característica exclusiva del ser humano,


porque este es el único con capacidad de razonar, registrar, almacenar y volver al
pasado y proyectarse hacia el futuro, es el único que se sitúa en un tiempo y un
espacio determinado, el único que se cuestiona sobre su propio yo de manera
existencial, el único que aspira y busca ser alguien más. Todos estos elementos se
convierten en caldo de cultivo para la percepción de la conciencia. Si la miramos
desde el punto de vista de la ética tendríamos que decir que es la capacidad de
discernir entre el bien y el mal.

Una posición muy particular sobre la conciencia es la que tiene Paulo Freire
(educador brasileño) distingue dos niveles de conciencia fundamentales:

a).- Conciencia intransitiva: que se encuentra en los hombres y mujeres acríticos y


en comunidades cerradas. Se caracteriza por una impermeabilidad a los problemas
y a los estímulos situados fuera de lo biológicamente vital, por la casi ausencia de la
conciencia histórica y por una captación y una comprensión principalmente mágica
de la realidad.

b).- Conciencia crítica: caracterizada por la profundidad en la interpretación de los


problemas; por la sustitución de las explicaciones mágicas por el estudio de las
causas reales; por la seguridad en la argumentación; por la práctica del diálogo y no
de la polémica; por la receptividad ante lo nuevo.
Así entendida la concienciación supone el paso de la conciencia intransitiva a
la conciencia crítica. Se caracteriza por tres rasgos:

1- Toma de conciencia de sí mismo (sentido crítico).


2- Toma de conciencia de la realidad (sentido de la praxis).
3- Toma de conciencia de la reciprocidad en la acción y en la vida política
(sentido de solidaridad).

Como seres humanos no nacemos con una conciencia formada, pero si


nacemos y crecemos rodeados de los elementos que la determinan, realidades que
son altamente relevantes en la formación de la misma.

1- La primera realidad está en nosotros mismo, son los sentidos, por donde nos
llegan todas las cosas y luego las devolvemos al mundo convertidas en
experiencia, pero en nosotros se queda convertida en conciencia.

2- El entorno social: nacemos y crecemos en un entorno social y habitad


determinados, es el lugar o comunidad donde nos desarrollamos, la que nos
marca profundamente y nos impregna su sello de pertenencia. De la
sociedad heredamos los valores y costumbres que en ella existen.

3- La cultura: todos los rasgos y elementos culturales que gravitan en la


sociedad y que de alguna manera asimilamos se convierten en
condicionantes en la formación y desarrollo de nuestra conciencia. La cultura
vernácula, con todos o la mayoría de sus elementos moldean nuestros
sentidos y pensamientos, pasando a formar parte importante en nuestra
conciencia. ¿Cuál sería nuestra respuesta si escuchásemos sonar un
merengue en una discoteca de Alemania?

4- El género: esto también se convierte en condicionante, sobre todo en el


mundo de desigualdades en que nos movemos, donde se ve una marcada
diferencia entre el hombre y la mujer, sobre todo en el momento de las
oportunidades de participación en los beneficios de la sociedad. Eso marca
de manera especial la formación de la conciencia, ya que crea un ambiente
de desigualdad entre hombre y mujer.

5- La espiritualidad: este es uno de los condicionamientos que marcan de una


manera especial el desarrollo de la conciencia, todos los humanos tenemos
un manejo especial de la vida espiritual. No nos referimos solamente a la
práctica religiosa, a la pertenencia a una religión, sino a esa parte
trascendente que maneja el espíritu humano. Las religiones, los movimientos
y las creencias son determinantes en la formación de la conciencia.
BREVE RECORRIDO POR LA HISTORIA DEL PENSAMIENTO A PARTIR DEL
SIGLO XVII.

La historia del pensamiento tiene un antes y después de René Descartes. El


temor a Dios sembrado por el pensamiento cristiano y los grandes pensadores de
la escolástica hicieron del ser humano una creatura insignificante ante la
majestuosidad y la omnipotencia de Dios, lo que dio lugar a un teocentrismo que se
mantuvo esplendoroso hasta finales del siglo XV y el XVI con Erasmo de Rotterdam,
quien marca una señal evidente de la decadencia de la escolástica y el surgimiento
del humanismo, el cual alcanzará la marca decisiva con el “cogito ergo sum” de
Descartes. Es aquí donde el ser humano alcanza a descubrir su lugar en el mundo,
pierde el miedo a Dios y comienza a caminar sin esa muleta a la que se mantenía
aferrado.

Esto no significa que con Descartes se pasara de un teocentrismo a un


ateísmo, no, más bien se logra que las cosas se pongan en su lugar sin caer en los
extremos. Su punto de partida es la duda, pasa por el pensamiento y llega a la
certeza. En este ejercicio de pensamiento se llega al yo, de cuya existencia no
puedo dudar. En este modernismo se exalta la razón humana como facultad
cognoscitiva y por tanto, única confianza en el conocimiento racional. El
racionalismo tiene como representantes a René Descartes, Nicolás Malembrache,
Baruch Spinoza y Gottfried Wilhelm Leibniz.

En el siglo XVII tenemos también el desarrollo del empirismo, este entiende


que los conocimientos y todo lo que sea comprensión de las cosas se derivan de la
experiencia. Nada puede conocerse si antes no ha pasado por la experiencia.
Descartan todo lo que se considere como ideas innatas (rechazo del platonismo).
Niegan la posibilidad de un conocimiento de carácter universal. Dentro de sus
representantes tenemos Francis Bacon, Thomas Hobbes. John Locke y David
Hume.

Tenemos también como corriente de pensamiento el idealismo, estos


entienden que la identidad en si de lo real no es conocible, a pesar de que se pueda
tener una aproximación. No podemos llegar a la esencia de las cosas, solo
podemos tener una idea, lo que nos puede aproximar a la realidad, pero a esta es
imposible de llegar. Podemos conocer los fenómenos, las apariencias, pero no la
realidad, no la esencia de las cosas. Tenemos como representantes a Emmanuel
Kant, Johan G. Fichte y Georg Wilhelm Friedrich Hegel.

En el siglo XVIII tenemos el positivismo como corriente hegemónica del


pensamiento de la época, el que pretende ser una ciencia, no una forma simple y
llana de observar la naturaleza. Para estos no hay ciencia con solo observar los
hechos, esta se da cuando se conocen las leyes que los rigen.
Para Comte, la humanidad habría pasado por tres etapas sucesivas. En su
nivel inicial de progreso, la Humanidad estaría dominada por la mentalidad
teológico-religiosa. Seguidamente, se pasaría a un estadio filosófico-metafísico, que
finalmente dejaría paso al estadio definitivo, el estadio positivo, regido por la
racionalidad positiva, empírica y factual, donde la Ciencia lograría convertirse en
rectora de los seres humanos¨.blogs.periodistadigital.com.

En el siglo XIX tenemos el materialismo, como resultado de una crítica a la


teología y el idealismo hegeliano que hace Ludwig Feuerbach y que Marx toma, la
profundiza y orienta hacia la sociología material. Para Marx solo la lucha de la clase
trabajadora conduce a la emancipación y al fin de la opresión. Según el
materialismo no existe nada más que la materia, y esta debe entenderse como un
conjunto de objetos individuales, móviles, representables, que ocupan un
determinado lugar en el espacio. Marx criticó a todos los pensadores anteriores a él,
porque se limitaron (según él) a interpretar el mundo, cuando lo que había que
hacer era cambiarlo. Los representantes de esta corriente son Karl Marx, F. Engels
y B. Lenin.

Otro movimiento de mucha influencia es el existencialismo, es un sistema


filosófico que tiene por objeto el análisis y descripción de la existencia concreta,
considerada Comcel acto de una libertad que se afirma a sí misma, creando la
personalidad del individuo. La existencia establece el valor de cada realidad
individual, cuyo origen ya no es el pensamiento sino la libertad, pero una libertad
absoluta que no está ligada a nada que la determine. El ser humano no tiene una
esencia o naturaleza que oriente su libertad, sino que es esa libertad la que le hace
ser. Interpreta el ser como fenómeno que aparece o se manifiesta ante la existencia
cuyo principio es la libertad. Los representantes de esta corriente de la primera
mitad del siglo XX fueron: Soren Kierkegaard, Martín Heidegger, Jean Paul Sartre,
Simone Beauvoir, y Nikolai Berdiaeu.

El vitalismo, es la posición filosófica caracterizada por postular la existencia


de una fuerza o impulso vital sin la que la vida no podría ser aplicada. Por lo tanto
el vitalismo se opone a las explicaciones mecanicistas que presentan la vida como
fruto de la organización de los sistemas materiales que le sirven de base. Este
movimiento se presenta como una doctrina contraria al racionalismo. Pretenden
conocer la realidad prescindiendo del razonamiento y utilizando a su vez la vivencia,
la intuición que simpatiza con lo que quiere conocer. En ética entienden que no hay
otro criterio para jerarquizar los valores que determinan qué es lo bueno y lo malo,
más que la vida. Como representante máximo de este movimiento tenemos a
Federico Nietzsche y Ortega y Gasset.

El pensamiento Latinoamericano también lo tenemos como movimiento, que


de manera pujante quiere colocarse y ocupar un lugar en la historia de la filosofía. El
problema que se plantea es que después de las independencias políticas de la
madre patria demandaba una emancipación mental, una desintoxicación cultural
que produjera como consecuencia un pensamiento netamente latinoamericano, que
tomara en cuenta la interculturalidad, la solidaridad y la justicia. En toda su
extensión histórica hasta la filosofía de la liberación, el pensamiento Lat. Se ha
preocupado infinitamente por la problemática del ser humano, por su identidad
cultural, por la moral y la libertad. La ética como tal ocupa un lugar importantísimo.
Según Carlos Vaz Ferreira (uruguayo) la ética abstracta debería ser cambiada por
una moral viva que oriente de una manera práctica al hombre en su acción social.
También tenemos a Alejandro Korn (argentino), se opuso diametralmente al
positivismo, enfatizando la necesidad de una nueva filosofía con orientación ética,
capaz de rescatar para los latinoamericanos la dignidad de su personalidad libre y
consciente. En este sentido los valores tienden todos hacia la libertad, por lo que el
sujeto juega un papel relevante. Por último tenemos a Enrique Dussel (argentino),
para quien la ética ocupa un lugar central, puesto que es la filosofía primera.
Propugna por una filosofía de la liberación que tiene que ser ético-política, hace una
crítica cortante a la moral vigente, porque esta justifica la dominación y propone una
ética de la liberación, entendiendo que los postulados neoliberales ya no responden
a las demandas y necesidades del nuevo orden.

¿QUE ES LA LÓGICA?

El término lógica viene del griego (logos) que significa razón. En efecto, la
lógica es la ciencia que estudia las leyes del pensamiento y el arte de aplicarlo
correctamente a la investigación y a la demostración de la verdad.

Según Irving M. Copi, “la lógica es el estudio de los métodos y principios


utilizados para distinguir el buen (correcto) razonamiento del malo (incorrecto)”. No
puede interpretarse esta definición como que solo el estudioso de la lógica puede
razonar bien o correctamente, más bien hay que entenderla como la ciencia que
trata del pensamiento correcto, lo que sería aplicable no solo a la práctica logicista,
sino a todo el campo del saber.

La lógica examina la validez de los argumentos en términos de su estructura,


(estructura lógica), independientemente del contenido específico del discurso y de la
lengua utilizada en su expresión y de los estados reales a los que dicho contenido
se pueda referir. Diríamos más bien que el objeto de la lógica es distinguir entre el
razonamiento correcto y el incorrecto; no tiene que fijarse necesariamente en el
contenido como tal, más bien se fija en la estructura.

Al mismo tiempo que define las leyes ideales del pensamiento, la lógica
también establece las reglas del pensamiento correcto, lo que la convierte en una
filosofía normativa. Es por eso que con frecuencia la definen como la ciencia y el
arte del pensamiento correcto.
La palabra "lógica" ha sido utilizada como lógica trascendental por Kant, en el
sentido de investigar los conceptos puros a priori del entendimiento o categorías
trascendentales.

La lógica formal es la parte de la lógica que, a diferencia de la lógica informal,


se dedica al estudio de la inferencia mediante la construcción de lenguajes formales,
sistemas deductivos y semánticas formales. La idea es que estas construcciones
capturen las características esenciales de las inferencias válidas en los lenguajes
naturales, pero que al ser estructuras formales y susceptibles de análisis
matemáticos, permiten realizar demostraciones rigurosas sobre ellas.

La lógica estudia la forma del razonamiento, es una disciplina que por medio
de reglas y técnicas determina si un argumento es válido. La lógica es ampliamente
aplicada en la filosofía, matemáticas, computación, física, etc.

En la filosofía nos ayuda a determinar si un razonamiento es válido o no, ya


que una frase puede tener diferentes interpretaciones, sin embargo la lógica permite
saber el significado correcto. En las matemáticas para demostrar teoremas e inferir
resultados matemáticos que puedan ser aplicados en investigaciones.

En general la lógica se aplica en la tarea diaria, ya que cualquier trabajo que


se realiza tiene un procedimiento lógico, por el ejemplo; para ir de compras al
supermercado, una ama de casa tiene que realizar cierto procedimiento lógico que
permita realizar dicha tarea. Si una persona desea pintar una pared, este trabajo
tiene un procedimiento lógico, ya que no puede pintar si antes no prepara la pintura,
o no debe pintar la parte baja de la pared si antes no pintó la parte alta porque se
mancharía lo que ya tiene pintado, también dependiendo si es zurdo o derecho, él
puede pintar de izquierda a derecha o de derecha izquierda según el caso, todo esto
es la aplicación de la lógica.

La lógica es una necesidad para el buen compartir de ideas y conceptos que


se intercambian en el desarrollo de la rutina humana, es como una proteína que
permite la ordenación correcta del pensamiento y del entendimiento humano.

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