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El 6 de agosto de 1824, tras más de 14 años de resistir a las fuerzas

independentistas, el Ejército Real del Perú tuvo una derrota decisiva en


Junín. ¿Cuál fue el contexto de esta batalla? ¿Qué implicancias tuvo para
la independencia del Perú?
Antecedentes

Para comprender el contexto en el que se produjo la batalla de Junín,


debemos recapitular algunos acontecimientos históricos. A inicios de
setiembre de 1820, José de San Martín desembarcó en Pisco con la
Expedición Libertadora del Perú, fuerza militar organizada en Chile. En
julio de 1821, los realistas abandonaron Lima, tras lo cual San Martín
ocupó la ciudad y proclamó la independencia del Perú. Este hecho no
implicó la consolidación del proceso emancipador, debido a que la guerra
continuó.

El entonces virrey José de La Serna retiró al grueso de sus fuerzas a la


sierra sur y estableció en la ciudad del Cusco la nueva capital del
Virreinato del Perú. Por su parte, San Martín fracasó en su proyecto de
establecer una monarquía constitucional y abandonó el país en setiembre
de 1822 sin consolidar la independencia. Sin embargo, el libertador dejó
establecido un gobierno independentista peruano, con un ejército local y
una bandera propia

Tras la partida de San Martín, el gobierno peruano independiente, gobernado por la denominada
Junta Gubernativa, organizó la Primera Campaña de Puertos Intermedios, una expedición militar
enviada al sur del Perú que terminó fracasando. Esto ocasionó la caída de la Junta Gubernativa y la
llegada al poder de José de la Riva-Agüero, quien organizó una Segunda Campaña de Puertos
Intermedios. Mientras el grueso del ejército independentista se encontraba en dicha campaña, los
realistas retomaron Lima por un mes y el gobierno de Riva-Agüero se tuvo que refugiar en los
castillos del Callao. Asimismo, la Segunda Campaña de Puertos Intermedios también fracasó. Ante
esto, Riva-Agüero fue destituido por el Congreso y reemplazado por Bernardo de Torre-Tagle
como presidente.
La incapacidad del gobierno peruano para vencer a los realistas, que se mantenían firmes en la
sierra, hizo que se pidiera ayuda a Simón Bolívar, libertador y presidente de Gran Colombia, Estado
que unificaba a los actuales países de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá.

Simón Bolívar desembarcó en el Callao en setiembre de 1823, casi un año después de la partida de
San Martín. A su llegada, el Congreso peruano le otorgó el mando político y militar, dejando al
presidente Torre-Tagle subordinado al Libertador.

En enero de 1824, Bolívar estableció su cuartel general en Pativilca, al norte de Lima. En febrero de
ese año, se produjo una sublevación de batallones independentistas en el Callao que cambiaron
de bando. Esto fue aprovechado por los realistas, que enviaron fuerzas a Lima y el Callao,
volviendo a recuperar estas plaza a fines de ese mes. Ante esta situación de crisis, el Congreso
otorgó poderes dictatoriales a Bolívar, a fin de que no tenga obstáculos legales en su campaña
contra los realistas. Mientras tanto, Lima, la Ciudad de Los Reyes, quedó en manos de los realistas
hasta inicios de diciembre de 1824, mes en el que se consolidó la independencia peruana.

Situación militar previa

En marzo de 1824, Bolívar trasladó su cuartel general de Pativilca a


Trujillo, ciudad que había sido designada como capital provisional del
Perú ante la ocupación realista de Lima. Desde allí, pasó a la región de
Huamachuco, al este de Trujillo, con todas las fuerzas grancolombianas.
En abril, estableció su nuevo cuartel general en Huaraz. Durante su
estancia en estas ciudades, el libertador se dedicó a reorganizar al
ejército independentista.

Para preparar su campaña contra el Ejército Real del Perú y conseguir


fondos y hombres, Bolívar tomó, entre otras, las siguientes medidas:
impuso cupos de guerra en los distintos pueblos y ciudades del país;
realizó requisas de ganado, víveres y demás bienes públicos y privados;
decretó el reclutamiento de pobladores de entre 12 y 40 años de edad,
ordenando que se les tratara “como prisioneros” para que no escapen; y
amenazó con aplicar la pena de muerte a sus subordinados, a fin de que
ejecutaran todas sus órdenes. Algunos refuerzos de Gran Colombia
llegaron entre marzo y abril; luego, en mayo de ese año, desembarcaron
en Huanchaco y Pacasmayo más fuerzas grancolombianas, con las que
se formó una división.
Con los soldados grancolombianos que llegaron con Bolívar (y antes de
él), más los refuerzos de Gran Colombia y los reclutas peruanos, se
crearon tres divisiones: dos eran grancolombianas y una peruana. A esta
fuerza, denominada Ejército Unido Libertador del Perú, se sumaban,
además, algunas unidades y oficiales de origen chileno y argentino que
quedaban del ejército llegado con San Martín. Este ejército, asimismo,
tuvo el apoyo de grupos de montoneros peruanos, esto es, fuerzas
irregulares de combate. En palabras del historiador Herbert Morote:

“Antes de cumplir el año de su llegada, Bolívar había reclutado,


equipado, entrenado y levantado la moral de un ejército de 12,000
hombres, dispuesto a enfrentarse al poderoso ejército virreinal. Así,
cuando el 2 de agosto de 1824 en las llanuras de Rancas próximas a
Cerro de Pasco, Bolívar pasó revista al ejército patriota formado por
soldados de la Gran Colombia, peruanos, argentinos y chilenos, no
tuvo ninguna duda de que tenía el triunfo en sus manos.”

Perú

Perú

La Batalla de Junín: una victoria decisiva para la causa independentista después de más de 10 años
de guerra

2021/04/12 11:00

Por: Enterarse

Equipo de investigación

Batalla de Junín - Oleo de Martín Tovar y Tovar

Batalla de Junín - Oleo de Martín Tovar y Tovar

El 6 de agosto de 1824, tras más de 14 años de resistir a las fuerzas independentistas, el Ejército
Real del Perú tuvo una derrota decisiva en Junín. ¿Cuál fue el contexto de esta batalla? ¿Qué
implicancias tuvo para la independencia del Perú? A continuación, te lo contamos.
Resumen

Antecedentes

Para comprender el contexto en el que se produjo la batalla de Junín, debemos recapitular algunos
acontecimientos históricos. A inicios de setiembre de 1820, José de San Martín desembarcó en
Pisco con la Expedición Libertadora del Perú, fuerza militar organizada en Chile. En julio de 1821,
los realistas abandonaron Lima, tras lo cual San Martín ocupó la ciudad y proclamó la
independencia del Perú. Este hecho no implicó la consolidación del proceso emancipador, debido
a que la guerra continuó.

El entonces virrey José de La Serna retiró al grueso de sus fuerzas a la sierra sur y estableció en la
ciudad del Cusco la nueva capital del Virreinato del Perú. Por su parte, San Martín fracasó en su
proyecto de establecer una monarquía constitucional y abandonó el país en setiembre de 1822 sin
consolidar la independencia. Sin embargo, el libertador dejó establecido un gobierno
independentista peruano, con un ejército local y una bandera propia.

(Tercera bandera del Perú, estandarte vigente desde mayo de 1822 hasta febrero de 1825. Esta
fue la bandera peruana en tiempos de las campañas de Junín y Ayacucho. Imagen: Wikimedia
Commons)

Tras la partida de San Martín, el gobierno peruano independiente, gobernado por la denominada
Junta Gubernativa, organizó la Primera Campaña de Puertos Intermedios, una expedición militar
enviada al sur del Perú que terminó fracasando. Esto ocasionó la caída de la Junta Gubernativa y la
llegada al poder de José de la Riva-Agüero, quien organizó una Segunda Campaña de Puertos
Intermedios. Mientras el grueso del ejército independentista se encontraba en dicha campaña, los
realistas retomaron Lima por un mes y el gobierno de Riva-Agüero se tuvo que refugiar en los
castillos del Callao. Asimismo, la Segunda Campaña de Puertos Intermedios también fracasó. Ante
esto, Riva-Agüero fue destituido por el Congreso y reemplazado por Bernardo de Torre-Tagle
como presidente.
La incapacidad del gobierno peruano para vencer a los realistas, que se mantenían firmes en la
sierra, hizo que se pidiera ayuda a Simón Bolívar, libertador y presidente de Gran Colombia, Estado
que unificaba a los actuales países de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá.

Simón Bolívar desembarcó en el Callao en setiembre de 1823, casi un año después de la partida de
San Martín. A su llegada, el Congreso peruano le otorgó el mando político y militar, dejando al
presidente Torre-Tagle subordinado al Libertador.

En enero de 1824, Bolívar estableció su cuartel general en Pativilca, al norte de Lima. En febrero de
ese año, se produjo una sublevación de batallones independentistas en el Callao que cambiaron
de bando. Esto fue aprovechado por los realistas, que enviaron fuerzas a Lima y el Callao,
volviendo a recuperar estas plaza a fines de ese mes. Ante esta situación de crisis, el Congreso
otorgó poderes dictatoriales a Bolívar, a fin de que no tenga obstáculos legales en su campaña
contra los realistas. Mientras tanto, Lima, la Ciudad de Los Reyes, quedó en manos de los realistas
hasta inicios de diciembre de 1824, mes en el que se consolidó la independencia peruana.

Situación militar previa

En marzo de 1824, Bolívar trasladó su cuartel general de Pativilca a Trujillo, ciudad que había sido
designada como capital provisional del Perú ante la ocupación realista de Lima. Desde allí, pasó a
la región de Huamachuco, al este de Trujillo, con todas las fuerzas grancolombianas. En abril,
estableció su nuevo cuartel general en Huaraz. Durante su estancia en estas ciudades, el libertador
se dedicó a reorganizar al ejército independentista.

Para preparar su campaña contra el Ejército Real del Perú y conseguir fondos y hombres, Bolívar
tomó, entre otras, las siguientes medidas: impuso cupos de guerra en los distintos pueblos y
ciudades del país; realizó requisas de ganado, víveres y demás bienes públicos y privados; decretó
el reclutamiento de pobladores de entre 12 y 40 años de edad, ordenando que se les tratara
“como prisioneros” para que no escapen; y amenazó con aplicar la pena de muerte a sus
subordinados, a fin de que ejecutaran todas sus órdenes. Algunos refuerzos de Gran Colombia
llegaron entre marzo y abril; luego, en mayo de ese año, desembarcaron en Huanchaco y
Pacasmayo más fuerzas grancolombianas, con las que se formó una división.

Con los soldados grancolombianos que llegaron con Bolívar (y antes de él), más los refuerzos de
Gran Colombia y los reclutas peruanos, se crearon tres divisiones: dos eran grancolombianas y una
peruana. A esta fuerza, denominada Ejército Unido Libertador del Perú, se sumaban, además,
algunas unidades y oficiales de origen chileno y argentino que quedaban del ejército llegado con
San Martín. Este ejército, asimismo, tuvo el apoyo de grupos de montoneros peruanos, esto es,
fuerzas irregulares de combate. En palabras del historiador Herbert Morote:

“Antes de cumplir el año de su llegada, Bolívar había reclutado, equipado, entrenado y levantado
la moral de un ejército de 12,000 hombres, dispuesto a enfrentarse al poderoso ejército virreinal.
Así, cuando el 2 de agosto de 1824 en las llanuras de Rancas próximas a Cerro de Pasco, Bolívar
pasó revista al ejército patriota formado por soldados de la Gran Colombia, peruanos, argentinos y
chilenos, no tuvo ninguna duda de que tenía el triunfo en sus manos.”

Habiendo visto la situación del ejército independentista, pasemos a analizar la del ejército realista.
De acuerdo con Luis Luqui Lagleyze, profesor de Historia en la Pontificia Universidad Católica
Argentina, el Ejército Real del Perú era una fuerza conformada “por soldados y oficiales
mayoritariamente peruanos y altoperuanos, comandados por generales peruanos y españoles
alternativamente”, “básicamente de un ejército de americanos en un sentido muy amplio” y no
“un ejército de ocupación de origen español”.

Para agosto de 1824, la unidad del Ejército Real del Perú se encontraba partida. En enero de ese
año, Pedro Antonio Olañeta, general español al mando de las fuerzas realistas acantonadas en el
Alto Perú (actual Bolivia), se había sublevado contra la autoridad del virrey La Serna. La rebelión de
Olañeta afectó gravemente la lucha contra la independencia, porque sus fuerzas constituían casi la
mitad del ejército realista.

De este modo, tenemos que, para 1824, el virrey La Serna enfrentaba tanto a los independentistas
como a las fuerzas rebeldes de Olañeta. Es por esto que tuvo que dividir al ejército bajo su mando
en dos fuerzas principales: el Ejército del Sur, bajo el mando del mariscal Jerónimo Valdés; y el
Ejército del Norte, bajo el mando del mariscal José de Canterac. El Ejército del Sur se destinó a
combatir a Olañeta, mientras que el Ejército del Norte se destinó a combatir a los
independentistas.

Al margen del Ejército del Norte y del Ejército del Sur, existían fuerzas realistas dispersas en otras
partes del territorio peruano. Se trataba de cuerpos militares más pequeños, ubicados, entre otros
lugares, en ciudades de la sierra sur, como el Cuzco, donde estaba el virrey, y Arequipa; o en la
costa, donde los realistas habían recuperado Lima y el Callao a fines de febrero de 1824

Escenario de la batalla

Para entender cómo se produjo la batalla de Junín, es necesario que nos ubiquemos
geográficamente en su escenario, teniendo presente que la organización territorial del Perú en los
años de la emancipación era distinta a la de hoy. La batalla de Junín se produjo en el
departamento del mismo nombre; sin embargo, antes de la batalla, el territorio de este
departamento pertenecía a la denominada Intendencia de Tarma. Esta jurisdicción, con capital en
la ciudad de Tarma, incluía en ese entonces a la ciudad de Cerro de Pasco y también a la actual
Heroica Ciudad de Junín, ciudad que en tiempos de la Guerra de Independencia era un pueblo
llamado Reyes.

La ciudad de Junín, o pueblo Reyes en aquel tiempo, se ubica a orillas del


lago Chinchaycocha, el más grande del Perú después del Titicaca. Es al
sur de este lago donde se ubica el escenario de la batalla: la pampa de
Junín o meseta de Bombón. Esta pampa dio el nombre a la ciudad, a la
provincia y al departamento de Junín. Como vemos en la imagen de
arriba, el teatro de operaciones fue en una región montañosa,
encontrándose la pampa de Junín, esto es, la planicie en donde se llevó a
cabo la batalla, en una zona rodeada de cerros.
Los ejércitos enfrentados

En Junín, el Ejército Unido Libertador contaba con 10 mil hombres entre


infantería, caballería y artillería. Por su parte, las fuerzas del Real Ejército
del Perú, comandadas en esa zona por Canterac, estaban constituidas
por unos 8 mil hombres. Veamos esto de forma más detallada en los
siguientes cuadros:
Movimientos de los ejércitos

Para entender cómo es que la batalla se produjo en la pampa de Junín, veamos los movimientos
de cada uno de los ejércitos por separado.

Entre fines de julio y el primero de agosto de 1824, las tropas del Ejército Unido Libertador
comandadas por Simón Bolívar llegaron desde el norte a Cerro de Pasco, ciudad que se encuentra
pocos kilómetros al norte del lago Chinchaycocha. Allí, Bolívar tuvo conocimiento de que las
fuerzas de José de Canterac habían abandonado sus bases al sur y se dirigían hacia aquella región.
El Ejército Unido Libertador se ubicó en el llano de Rancas, unos nueve kilómetros al oeste de
Cerro de Pasco

Equipo de investigación

Batalla de Junín – Oleo de Martín Tovar y Tovar

Batalla de Junín - Oleo de Martín Tovar y Tovar

El 6 de agosto de 1824, tras más de 14 años de resistir a las fuerzas independentistas, el Ejército
Real del Perú tuvo una derrota decisiva en Junín. ¿Cuál fue el contexto de esta batalla? ¿Qué
implicancias tuvo para la independencia del Perú? A continuación, te lo contamos.

Resumen

Antecedentes

Para comprender el contexto en el que se produjo la batalla de Junín, debemos recapitular algunos
acontecimientos históricos. A inicios de setiembre de 1820, José de San Martín desembarcó en
Pisco con la Expedición Libertadora del Perú, fuerza militar organizada en Chile. En julio de 1821,
los realistas abandonaron Lima, tras lo cual San Martín ocupó la ciudad y proclamó la
independencia del Perú. Este hecho no implicó la consolidación del proceso emancipador, debido
a que la guerra continuó.

El entonces virrey José de La Serna retiró al grueso de sus fuerzas a la sierra sur y estableció en la
ciudad del Cusco la nueva capital del Virreinato del Perú. Por su parte, San Martín fracasó en su
proyecto de establecer una monarquía constitucional y abandonó el país en setiembre de 1822 sin
consolidar la independencia. Sin embargo, el libertador dejó establecido un gobierno
independentista peruano, con un ejército local y una bandera propia.

(Tercera bandera del Perú, estandarte vigente desde mayo de 1822 hasta febrero de 1825. Esta
fue la bandera peruana en tiempos de las campañas de Junín y Ayacucho. Imagen: Wikimedia
Commons)

Tras la partida de San Martín, el gobierno peruano independiente, gobernado por la denominada
Junta Gubernativa, organizó la Primera Campaña de Puertos Intermedios, una expedición militar
enviada al sur del Perú que terminó fracasando. Esto ocasionó la caída de la Junta Gubernativa y la
llegada al poder de José de la Riva-Agüero, quien organizó una Segunda Campaña de Puertos
Intermedios. Mientras el grueso del ejército independentista se encontraba en dicha campaña, los
realistas retomaron Lima por un mes y el gobierno de Riva-Agüero se tuvo que refugiar en los
castillos del Callao. Asimismo, la Segunda Campaña de Puertos Intermedios también fracasó. Ante
esto, Riva-Agüero fue destituido por el Congreso y reemplazado por Bernardo de Torre-Tagle
como presidente.

La incapacidad del gobierno peruano para vencer a los realistas, que se mantenían firmes en la
sierra, hizo que se pidiera ayuda a Simón Bolívar, libertador y presidente de Gran Colombia, Estado
que unificaba a los actuales países de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá.

Simón Bolívar desembarcó en el Callao en setiembre de 1823, casi un año después de la partida de
San Martín. A su llegada, el Congreso peruano le otorgó el mando político y militar, dejando al
presidente Torre-Tagle subordinado al Libertador.

En enero de 1824, Bolívar estableció su cuartel general en Pativilca, al norte de Lima. En febrero de
ese año, se produjo una sublevación de batallones independentistas en el Callao que cambiaron
de bando. Esto fue aprovechado por los realistas, que enviaron fuerzas a Lima y el Callao,
volviendo a recuperar estas plaza a fines de ese mes. Ante esta situación de crisis, el Congreso
otorgó poderes dictatoriales a Bolívar, a fin de que no tenga obstáculos legales en su campaña
contra los realistas. Mientras tanto, Lima, la Ciudad de Los Reyes, quedó en manos de los realistas
hasta inicios de diciembre de 1824, mes en el que se consolidó la independencia peruana.
Situación militar previa

En marzo de 1824, Bolívar trasladó su cuartel general de Pativilca a Trujillo, ciudad que había sido
designada como capital provisional del Perú ante la ocupación realista de Lima. Desde allí, pasó a
la región de Huamachuco, al este de Trujillo, con todas las fuerzas grancolombianas. En abril,
estableció su nuevo cuartel general en Huaraz. Durante su estancia en estas ciudades, el libertador
se dedicó a reorganizar al ejército independentista.

Para preparar su campaña contra el Ejército Real del Perú y conseguir fondos y hombres, Bolívar
tomó, entre otras, las siguientes medidas: impuso cupos de guerra en los distintos pueblos y
ciudades del país; realizó requisas de ganado, víveres y demás bienes públicos y privados; decretó
el reclutamiento de pobladores de entre 12 y 40 años de edad, ordenando que se les tratara
“como prisioneros” para que no escapen; y amenazó con aplicar la pena de muerte a sus
subordinados, a fin de que ejecutaran todas sus órdenes. Algunos refuerzos de Gran Colombia
llegaron entre marzo y abril; luego, en mayo de ese año, desembarcaron en Huanchaco y
Pacasmayo más fuerzas grancolombianas, con las que se formó una división.

Con los soldados grancolombianos que llegaron con Bolívar (y antes de él), más los refuerzos de
Gran Colombia y los reclutas peruanos, se crearon tres divisiones: dos eran grancolombianas y una
peruana. A esta fuerza, denominada Ejército Unido Libertador del Perú, se sumaban, además,
algunas unidades y oficiales de origen chileno y argentino que quedaban del ejército llegado con
San Martín. Este ejército, asimismo, tuvo el apoyo de grupos de montoneros peruanos, esto es,
fuerzas irregulares de combate. En palabras del historiador Herbert Morote:

“Antes de cumplir el año de su llegada, Bolívar había reclutado, equipado, entrenado y levantado
la moral de un ejército de 12,000 hombres, dispuesto a enfrentarse al poderoso ejército virreinal.
Así, cuando el 2 de agosto de 1824 en las llanuras de Rancas próximas a Cerro de Pasco, Bolívar
pasó revista al ejército patriota formado por soldados de la Gran Colombia, peruanos, argentinos y
chilenos, no tuvo ninguna duda de que tenía el triunfo en sus manos.”

Habiendo visto la situación del ejército independentista, pasemos a analizar la del ejército realista.
De acuerdo con Luis Luqui Lagleyze, profesor de Historia en la Pontificia Universidad Católica
Argentina, el Ejército Real del Perú era una fuerza conformada “por soldados y oficiales
mayoritariamente peruanos y altoperuanos, comandados por generales peruanos y españoles
alternativamente”, “básicamente de un ejército de americanos en un sentido muy amplio” y no
“un ejército de ocupación de origen español”.
Para agosto de 1824, la unidad del Ejército Real del Perú se encontraba partida. En enero de ese
año, Pedro Antonio Olañeta, general español al mando de las fuerzas realistas acantonadas en el
Alto Perú (actual Bolivia), se había sublevado contra la autoridad del virrey La Serna. La rebelión de
Olañeta afectó gravemente la lucha contra la independencia, porque sus fuerzas constituían casi la
mitad del ejército realista.

De este modo, tenemos que, para 1824, el virrey La Serna enfrentaba tanto a los independentistas
como a las fuerzas rebeldes de Olañeta. Es por esto que tuvo que dividir al ejército bajo su mando
en dos fuerzas principales: el Ejército del Sur, bajo el mando del mariscal Jerónimo Valdés; y el
Ejército del Norte, bajo el mando del mariscal José de Canterac. El Ejército del Sur se destinó a
combatir a Olañeta, mientras que el Ejército del Norte se destinó a combatir a los
independentistas.

Al margen del Ejército del Norte y del Ejército del Sur, existían fuerzas realistas dispersas en otras
partes del territorio peruano. Se trataba de cuerpos militares más pequeños, ubicados, entre otros
lugares, en ciudades de la sierra sur, como el Cuzco, donde estaba el virrey, y Arequipa; o en la
costa, donde los realistas habían recuperado Lima y el Callao a fines de febrero de 1824.

Escenario de la batalla

Para entender cómo se produjo la batalla de Junín, es necesario que nos ubiquemos
geográficamente en su escenario, teniendo presente que la organización territorial del Perú en los
años de la emancipación era distinta a la de hoy. La batalla de Junín se produjo en el
departamento del mismo nombre; sin embargo, antes de la batalla, el territorio de este
departamento pertenecía a la denominada Intendencia de Tarma. Esta jurisdicción, con capital en
la ciudad de Tarma, incluía en ese entonces a la ciudad de Cerro de Pasco y también a la actual
Heroica Ciudad de Junín, ciudad que en tiempos de la Guerra de Independencia era un pueblo
llamado Reyes.
La ciudad de Junín, o pueblo Reyes en aquel tiempo, se ubica a orillas del lago Chinchaycocha, el
más grande del Perú después del Titicaca. Es al sur de este lago donde se ubica el escenario de la
batalla: la pampa de Junín o meseta de Bombón. Esta pampa dio el nombre a la ciudad, a la
provincia y al departamento de Junín. Como vemos en la imagen de arriba, el teatro de
operaciones fue en una región montañosa, encontrándose la pampa de Junín, esto es, la planicie
en donde se llevó a cabo la batalla, en una zona rodeada de cerros.

Los ejércitos enfrentados

En Junín, el Ejército Unido Libertador contaba con 10 mil hombres entre infantería, caballería y
artillería. Por su parte, las fuerzas del Real Ejército del Perú, comandadas en esa zona por
Canterac, estaban constituidas por unos 8 mil hombres. Veamos esto de forma más detallada en
los siguientes cuadros:

Movimientos de los ejércitos

Para entender cómo es que la batalla se produjo en la pampa de Junín, veamos los movimientos
de cada uno de los ejércitos por separado.

Entre fines de julio y el primero de agosto de 1824, las tropas del Ejército Unido Libertador
comandadas por Simón Bolívar llegaron desde el norte a Cerro de Pasco, ciudad que se encuentra
pocos kilómetros al norte del lago Chinchaycocha. Allí, Bolívar tuvo conocimiento de que las
fuerzas de José de Canterac habían abandonado sus bases al sur y se dirigían hacia aquella región.
El Ejército Unido Libertador se ubicó en el llano de Rancas, unos nueve kilómetros al oeste de
Cerro de Pasco.
Bolívar sabía de la rebelión de Olañeta y buscaba aprovechar la división del ejército realista para
atacar. Ahora bien, para dirigirse al sur e interceptar a los realistas, el ejército de Bolívar tenía que
elegir entre dos rutas paralelas al lago Chinchaycocha, una que va por el oeste de este lago y otra
que va por el este. El libertador eligió la ruta que va hacia el sur por el oeste del lago
Chinchaycocha (ver mapa de arriba). Así, el 3 de agosto, marchó con su ejército hacia el sur,
deteniéndose en Conchamarca. El 5 de agosto, los independentistas llegaron a Conocancha, lugar
en el que tuvieron conocimiento de que los realistas se encontraban al este, esto es, al otro lado
del lago Chinchaycocha. Con base en información que precisaba los movimientos realistas, Bolívar
dirigió sus fuerzas al pueblo de Reyes, con la finalidad de cerrar allí la ruta que estos tenían para
regresar a sus bases ubicadas al sur de esa región.

Perú

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La Batalla de Junín: una victoria decisiva para la causa independentista después de más de 10 años
de guerra

2021/04/12 11:00

Por: Enterarse

Equipo de investigación

Batalla de Junín – Oleo de Martín Tovar y Tovar

Batalla de Junín - Oleo de Martín Tovar y Tovar

El 6 de agosto de 1824, tras más de 14 años de resistir a las fuerzas independentistas, el Ejército
Real del Perú tuvo una derrota decisiva en Junín. ¿Cuál fue el contexto de esta batalla? ¿Qué
implicancias tuvo para la independencia del Perú? A continuación, te lo contamos.

Resumen

Antecedentes
Para comprender el contexto en el que se produjo la batalla de Junín, debemos recapitular algunos
acontecimientos históricos. A inicios de setiembre de 1820, José de San Martín desembarcó en
Pisco con la Expedición Libertadora del Perú, fuerza militar organizada en Chile. En julio de 1821,
los realistas abandonaron Lima, tras lo cual San Martín ocupó la ciudad y proclamó la
independencia del Perú. Este hecho no implicó la consolidación del proceso emancipador, debido
a que la guerra continuó.

El entonces virrey José de La Serna retiró al grueso de sus fuerzas a la sierra sur y estableció en la
ciudad del Cusco la nueva capital del Virreinato del Perú. Por su parte, San Martín fracasó en su
proyecto de establecer una monarquía constitucional y abandonó el país en setiembre de 1822 sin
consolidar la independencia. Sin embargo, el libertador dejó establecido un gobierno
independentista peruano, con un ejército local y una bandera propia.

(Tercera bandera del Perú, estandarte vigente desde mayo de 1822 hasta febrero de 1825. Esta
fue la bandera peruana en tiempos de las campañas de Junín y Ayacucho. Imagen: Wikimedia
Commons)

Tras la partida de San Martín, el gobierno peruano independiente, gobernado por la denominada
Junta Gubernativa, organizó la Primera Campaña de Puertos Intermedios, una expedición militar
enviada al sur del Perú que terminó fracasando. Esto ocasionó la caída de la Junta Gubernativa y la
llegada al poder de José de la Riva-Agüero, quien organizó una Segunda Campaña de Puertos
Intermedios. Mientras el grueso del ejército independentista se encontraba en dicha campaña, los
realistas retomaron Lima por un mes y el gobierno de Riva-Agüero se tuvo que refugiar en los
castillos del Callao. Asimismo, la Segunda Campaña de Puertos Intermedios también fracasó. Ante
esto, Riva-Agüero fue destituido por el Congreso y reemplazado por Bernardo de Torre-Tagle
como presidente.

La incapacidad del gobierno peruano para vencer a los realistas, que se mantenían firmes en la
sierra, hizo que se pidiera ayuda a Simón Bolívar, libertador y presidente de Gran Colombia, Estado
que unificaba a los actuales países de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá.

Simón Bolívar desembarcó en el Callao en setiembre de 1823, casi un año después de la partida de
San Martín. A su llegada, el Congreso peruano le otorgó el mando político y militar, dejando al
presidente Torre-Tagle subordinado al Libertador.
En enero de 1824, Bolívar estableció su cuartel general en Pativilca, al norte de Lima. En febrero de
ese año, se produjo una sublevación de batallones independentistas en el Callao que cambiaron
de bando. Esto fue aprovechado por los realistas, que enviaron fuerzas a Lima y el Callao,
volviendo a recuperar estas plaza a fines de ese mes. Ante esta situación de crisis, el Congreso
otorgó poderes dictatoriales a Bolívar, a fin de que no tenga obstáculos legales en su campaña
contra los realistas. Mientras tanto, Lima, la Ciudad de Los Reyes, quedó en manos de los realistas
hasta inicios de diciembre de 1824, mes en el que se consolidó la independencia peruana.

Situación militar previa

En marzo de 1824, Bolívar trasladó su cuartel general de Pativilca a Trujillo, ciudad que había sido
designada como capital provisional del Perú ante la ocupación realista de Lima. Desde allí, pasó a
la región de Huamachuco, al este de Trujillo, con todas las fuerzas grancolombianas. En abril,
estableció su nuevo cuartel general en Huaraz. Durante su estancia en estas ciudades, el libertador
se dedicó a reorganizar al ejército independentista.

Para preparar su campaña contra el Ejército Real del Perú y conseguir fondos y hombres, Bolívar
tomó, entre otras, las siguientes medidas: impuso cupos de guerra en los distintos pueblos y
ciudades del país; realizó requisas de ganado, víveres y demás bienes públicos y privados; decretó
el reclutamiento de pobladores de entre 12 y 40 años de edad, ordenando que se les tratara
“como prisioneros” para que no escapen; y amenazó con aplicar la pena de muerte a sus
subordinados, a fin de que ejecutaran todas sus órdenes. Algunos refuerzos de Gran Colombia
llegaron entre marzo y abril; luego, en mayo de ese año, desembarcaron en Huanchaco y
Pacasmayo más fuerzas grancolombianas, con las que se formó una división.

Con los soldados grancolombianos que llegaron con Bolívar (y antes de él), más los refuerzos de
Gran Colombia y los reclutas peruanos, se crearon tres divisiones: dos eran grancolombianas y una
peruana. A esta fuerza, denominada Ejército Unido Libertador del Perú, se sumaban, además,
algunas unidades y oficiales de origen chileno y argentino que quedaban del ejército llegado con
San Martín. Este ejército, asimismo, tuvo el apoyo de grupos de montoneros peruanos, esto es,
fuerzas irregulares de combate. En palabras del historiador Herbert Morote:

“Antes de cumplir el año de su llegada, Bolívar había reclutado, equipado, entrenado y levantado
la moral de un ejército de 12,000 hombres, dispuesto a enfrentarse al poderoso ejército virreinal.
Así, cuando el 2 de agosto de 1824 en las llanuras de Rancas próximas a Cerro de Pasco, Bolívar
pasó revista al ejército patriota formado por soldados de la Gran Colombia, peruanos, argentinos y
chilenos, no tuvo ninguna duda de que tenía el triunfo en sus manos.”
Habiendo visto la situación del ejército independentista, pasemos a analizar la del ejército realista.
De acuerdo con Luis Luqui Lagleyze, profesor de Historia en la Pontificia Universidad Católica
Argentina, el Ejército Real del Perú era una fuerza conformada “por soldados y oficiales
mayoritariamente peruanos y altoperuanos, comandados por generales peruanos y españoles
alternativamente”, “básicamente de un ejército de americanos en un sentido muy amplio” y no
“un ejército de ocupación de origen español”.

Para agosto de 1824, la unidad del Ejército Real del Perú se encontraba partida. En enero de ese
año, Pedro Antonio Olañeta, general español al mando de las fuerzas realistas acantonadas en el
Alto Perú (actual Bolivia), se había sublevado contra la autoridad del virrey La Serna. La rebelión de
Olañeta afectó gravemente la lucha contra la independencia, porque sus fuerzas constituían casi la
mitad del ejército realista.

De este modo, tenemos que, para 1824, el virrey La Serna enfrentaba tanto a los independentistas
como a las fuerzas rebeldes de Olañeta. Es por esto que tuvo que dividir al ejército bajo su mando
en dos fuerzas principales: el Ejército del Sur, bajo el mando del mariscal Jerónimo Valdés; y el
Ejército del Norte, bajo el mando del mariscal José de Canterac. El Ejército del Sur se destinó a
combatir a Olañeta, mientras que el Ejército del Norte se destinó a combatir a los
independentistas.

Al margen del Ejército del Norte y del Ejército del Sur, existían fuerzas realistas dispersas en otras
partes del territorio peruano. Se trataba de cuerpos militares más pequeños, ubicados, entre otros
lugares, en ciudades de la sierra sur, como el Cuzco, donde estaba el virrey, y Arequipa; o en la
costa, donde los realistas habían recuperado Lima y el Callao a fines de febrero de 1824.

Escenario de la batalla

Para entender cómo se produjo la batalla de Junín, es necesario que nos ubiquemos
geográficamente en su escenario, teniendo presente que la organización territorial del Perú en los
años de la emancipación era distinta a la de hoy. La batalla de Junín se produjo en el
departamento del mismo nombre; sin embargo, antes de la batalla, el territorio de este
departamento pertenecía a la denominada Intendencia de Tarma. Esta jurisdicción, con capital en
la ciudad de Tarma, incluía en ese entonces a la ciudad de Cerro de Pasco y también a la actual
Heroica Ciudad de Junín, ciudad que en tiempos de la Guerra de Independencia era un pueblo
llamado Reyes.

La ciudad de Junín, o pueblo Reyes en aquel tiempo, se ubica a orillas del lago Chinchaycocha, el
más grande del Perú después del Titicaca. Es al sur de este lago donde se ubica el escenario de la
batalla: la pampa de Junín o meseta de Bombón. Esta pampa dio el nombre a la ciudad, a la
provincia y al departamento de Junín. Como vemos en la imagen de arriba, el teatro de
operaciones fue en una región montañosa, encontrándose la pampa de Junín, esto es, la planicie
en donde se llevó a cabo la batalla, en una zona rodeada de cerros.

Los ejércitos enfrentados

En Junín, el Ejército Unido Libertador contaba con 10 mil hombres entre infantería, caballería y
artillería. Por su parte, las fuerzas del Real Ejército del Perú, comandadas en esa zona por
Canterac, estaban constituidas por unos 8 mil hombres. Veamos esto de forma más detallada en
los siguientes cuadros:

Movimientos de los ejércitos

Para entender cómo es que la batalla se produjo en la pampa de Junín, veamos los movimientos
de cada uno de los ejércitos por separado.
Entre fines de julio y el primero de agosto de 1824, las tropas del Ejército Unido Libertador
comandadas por Simón Bolívar llegaron desde el norte a Cerro de Pasco, ciudad que se encuentra
pocos kilómetros al norte del lago Chinchaycocha. Allí, Bolívar tuvo conocimiento de que las
fuerzas de José de Canterac habían abandonado sus bases al sur y se dirigían hacia aquella región.
El Ejército Unido Libertador se ubicó en el llano de Rancas, unos nueve kilómetros al oeste de
Cerro de Pasco.

Bolívar sabía de la rebelión de Olañeta y buscaba aprovechar la división del ejército realista para
atacar. Ahora bien, para dirigirse al sur e interceptar a los realistas, el ejército de Bolívar tenía que
elegir entre dos rutas paralelas al lago Chinchaycocha, una que va por el oeste de este lago y otra
que va por el este. El libertador eligió la ruta que va hacia el sur por el oeste del lago
Chinchaycocha (ver mapa de arriba). Así, el 3 de agosto, marchó con su ejército hacia el sur,
deteniéndose en Conchamarca. El 5 de agosto, los independentistas llegaron a Conocancha, lugar
en el que tuvieron conocimiento de que los realistas se encontraban al este, esto es, al otro lado
del lago Chinchaycocha. Con base en información que precisaba los movimientos realistas, Bolívar
dirigió sus fuerzas al pueblo de Reyes, con la finalidad de cerrar allí la ruta que estos tenían para
regresar a sus bases ubicadas al sur de esa región.

(Cerro de Pasco en el siglo XIX. Autor: William Lewis Herndon)

Por su parte, las fuerzas realistas bajo el mando de Canterac marchaban de sur a norte por el lado
opuesto del lago Chinchaycocha, en dirección a Cerro de Pasco. Este ejército había partido de
Jauja, alcanzado Tarma y pasado por el pueblo de Reyes (hoy Heroica Ciudad de Junín). Desde allí,
habían elegido la ruta que va al norte por el este del lago Chinchaycocha, deteniéndose en
Carhuamayo. En este lugar, Canterac dejó a su infantería para continuar con su caballería hasta
Cerro de Pasco, donde se enteró de que el ejército independentista había abandonado esa zona
con dirección al sur.

Canterac regresó a Carhuamayo, donde movilizó a toda su fuerza con


rumbo al sur la misma noche del 5 de agosto de ese año. El objetivo de
Canterac era evitar que los independentistas bloquearan la ruta por la que
había llegado desde el sur a esta región.

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