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INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL

ESCUELA NACIONAL DE MEDICINA Y HOMEOPATÍA

ASIGNATURA. CARDIOVASCULAR

DR. MA. DELFINA LUNA SAUCEDO

ANEURISMA AORTICO

GRUPO. 6HM5

EQUIPO.

CAMACHO PERALTA MARCELA ALEJANDRA

GARCÍA GONZÁLEZ ANGELICA

MEDRANO HERNANDEZ NADIA STHEPHANIE

ORTIZ REYES GINA MASIEL

MÉXICO D.F, OCTUBRE, 2014


ÍNDICE Página

I. ANATOMIA Y FISIOLOGIA 3
II. FISIOPATOLOGÍA 4
III. FACTORES ETIOLÓGICOS 5
IV. TIPOS DE ANEURISMA 6
Aneurismas aórtico abdominales (AAA) 6
Aneurismas aórticos torácicos (AAT) 7
V. CUADRO CLINICO 8
VI. DIAGNÓSTICO 13
Estudio radiológico del tórax 13
Ecocardiografía 14
Tomografía computarizada de alta resolución (TAC) 14
Estudios angiográficos 14
Diagnóstico de disección aortica 15
VII. TRATAMIENTO 16
Quirúrgico de los aneurismas de la aorta ascendente. 16
Quirúrgico de los aneurismas del arco aórtico. 17
Quirúrgico de aneurismas de aorta torácica 17
descendente.
Tratamiento del aneurisma aórtico abdominal 19
Tratamiento médico del aneurisma de la aorta 20
abdominal
BIBLIOGRAFÍA
ANEXOS

ANEURISMA AORTICO

I. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA

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La aorta, la arteria más grande del cuerpo, se extiende desde la válvula aórtica en
el tórax hasta la zona media del abdomen, donde se bifurca en las arterias ilíacas
comunes. A lo largo de su recorrido la aorta se divide anatómicamente en sus
componentes torácico y abdominal. La aorta torácica se subdivide a su vez en los
segmentos ascendente, del cayado y descendente, y la aorta abdominal en los
segmentos supra rrenal e infrarrenal.

La aorta es la arteria más grande del cuerpo humano y transporta el contenido


sanguíneo del organismo.

Normalmente, su diámetro es de 3 cm, la pared aórtica se compone de tres


capas: la íntima, la capa más interna, que contacta con la sangre a través de su
delgada capa endotelial; la media musculo elástica, que es la capa más gruesa de
la pared aórtica, y la adventicia fibrosa, que forma la capa más externa. La íntima
está constituida por células endoteliales y el espacio subendotelial subyacente, y
está separada de la media por la lámina elástica interna.

Durante la sístole ventricular, la sangre penetra en la aorta y genera presión


dentro del vaso, lo cual provoca su distensión y asimismo promueve el
desplazamiento anterógrado del flujo sanguíneo.

En este momento del ciclo al penetrar la sangre dentro del vaso, distiende sus
paredes durante la primera fase de la sístole, lo cual genera contracción del tejido
muscular de la capa media y la capa elástica previamente distendida regresa a su
longitud basal, lo cual condiciona disminución del diámetro de la luz aortica y
desplazamiento de la sangre hacia las arterias de menor calibre y en general al
lecho vascular periférico durante la segunda parte de la sístole.

Durante este ciclo en sístole, en la pared aortica se genera tensión parietal que es
la fuerza que tiende a separar las células de la pared del vaso. A mayor estrés
habrá mayor adelgazamiento de la pared del vaso ya que la presión desarrollada
es inversamente proporcional al espesor de la pared.

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50% de los aneurismas de la aorta torácica afectan la raíz aortica o la aorta
ascendente; 10% involucran al arco aórtico, 30% afecta la aorta torácica
descendente y 10% la porción toraco-abdominal.

II. FISIOPATOLOGIA

El término de aneurisma aórtico hace referencia a un segmento patológico de


dilatación aórtica que tiende a su expansión y rotura. El grado de dilatación aórtica
requerido para ser considerado un aneurisma, es objeto de controversia, aunque
un criterio de valoración útil es un aumento del diámetro en al menos un 50%
mayor que el esperado para el mismo segmento aórtico en las personas no
afectadas de la misma edad y sexo

Los aneurismas aórticos se describen generalmente en función de su tamaño,


localización, morfología y etiología. Los criterios de tamaño suelen centrarse en su
diámetro transversal medido mediante técnicas de imagen. Los aneurismas
aórticos son fusiformes o saculares. Los aneurismas fusiformes son muy
frecuentes y se caracterizan por dilatación general simétrica con una forma
bastante uniforme que afecta a toda la circunferencia de la pared aórtica. Los
aneurismas saculares muestran dilatación localizada que afecta solo a una parte
de la circunferencia parietal aórtica que se manifiesta como una evaginación local.

Se denomina aneurisma a la dilatación localizada de una arteria, el cual puede ser


sacular o fusiforme. Para que se desarrolle un aneurisma aórtico, es necesario
que la presión intraaórtica se encuentre elevada en forma sostenida, que exista
alguna alteración estructural de la pared
aórtica, o bien que se conjunten ambos
factores.

III. FACTORES ETIOLÓGICOS


1. Síndrome de Marfan. Enfermedad
autosómica dominante, causada por la

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mutación de uno de los genes para la fibrilina-1, la cual es el componente
mayor de las microfibrillas de la elastina con marcada variabilidad en su
expresión clínica. Los aneurismas aórticos se presentan ponderalmente en
la aorta torácica a nivel de la raíz y en su porción ascendente; sin embargo,
en los casos avanzados el aneurisma puede ser toracoabdominal.

2. Hipertensión arterial: aumenta la presión intraaortica y el radio del vaso, lo


cual aumenta el estrés parietal. Además, lesiona la íntima y favorece la
formación de placas de ateroma, conduce a la degeneración de la capa
media y disminuye la circulación. Estos aneurismas se presentan
principalmente en la aorta torácica descendente.
3. Aneurisma aórtico familiar. La enfermedad se hereda de una forma
autosómica dominante con expresión y penetrancia variable t consiste en
degeneración quística de la media.
4. Aorta bicúspide. Se han encontrado que el aneurisma de la raíz aortica se
asocia frecuentemente con aorta bicúspide.
5. Síndrome de Turner. Se asocia con múltiples malformaciones en el aparato
cardiovascular como la aorta bicúspide, la coartación aórtica y el aneurisma
de la aorta ascendente-.
6. Artetitis aortica.
a. Artetitirs de Takayasu
b. Arteritis de células gigantes
c. Espondilitis anquilosante

7. Aterosclerosis. Produce un proceso inflamatorio similar al que se observa


en las arterias coronarias en las que los linfocitos T alteran a las células
espumosas y promueven el proceso en el que las metaloproteinas digieren
la elastina y colágena de la pared aortica, efecto que debilita la pared, lo
cual favorece que la aorta se dilate ante el estrés intraluminal. Este tipo de
aneurisma principalmente se forma en la aorta abdominal.

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8. Sífilis aórtica. Aparece como una complicación de la sífilis terciaria. La capa
intima se inflama en donde hay áreas de necrosis de la capa media. Este
proceso de inflamación y necrosis de las diferente capas de la pared aortica
se realiza paulatinamente en el transcurso de años, de tal forma que la
enfermedad se manifiesta después de 20 o 30 años de la primoinfección. El
ataque se lleva a cabo preferentemente en la aorta ascendente y cayado
con menos predilección en la aorta descendente torácica, frecuentemente
se acompaña de insuficiencia aortica y la inflamación a nivel de la raíz
aortica frecuentemente se acompaña de estenosis de los ostia coronarios.

IV. TIPOS DE ANEURISMA

 Aneurismas aórtico abdominales (AAA)

Se definen por un aumento del tamaño de la aorta abdominal de más de 3 cm de


su diámetro. Los AAA se producen en el 3-9% de los hombres mayores de 50
años y son la forma más frecuente de aneurisma aórtico.

Los AAA se encuentran estrechamente relacionados con el tabaquismo; los


fumadores y ex fumadores tienen un riesgo cinco veces mayor en comparación
con los no fumadores. Otros factores de riesgo comprenden el enfisema, la
hipertensión y la hiperlipidemia

 Patogenia

La formación de los aneurismas se encuentra estrechamente asociada con una


inflamación crónica de la pared aórtica, el aumento de la expresión local de
proteasas y la degradación proteica del tejido conjuntivo.1 La dilatación y rotura
aneurismática se deben a una alteración mecánica de la elastina de la media y del
colágeno de la adventicia, proteínas de la matriz fibrilar que normalmente son las

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responsables de mantener la resistencia a la tracción de la pared aórtica y su
integridad estructural

 Aneurismas aórticos torácicos (AAT)

Aneurismas aórticos torácicos Los aneurismas aórticos torácicos (AAT) se


presentan con menos frecuencia que los AAA, con una incidencia estimada de al
menos 10/100.000 personas-años.15 Los AAT pueden afectar el cayado
ascendente y/o la aorta descendente. Su causa, evolución natural y trata miento
varían dependiendo de su ubicación. Los aneurismas de aorta ascendente son los
más frecuentes (~60%), seguidos de los aneurismas de la aorta descendente
(~35%) y del cayado (<10%).

 Patogenia

Los aneurismas que afectan la raíz aórtica y la aorta ascendente pueden ser
determinados genéticamente, degenerativos o ateroescleróticos, inflamatorios, o
ser consecuencia de enfermedades infecciosas (v. tabla 60-el en la página web).
La degeneración quística de la media (DQM) consiste en la degeneración y la
fragmentación de las fibras elásticas, la pérdida de células musculares lisas, el
aumento de depósito de colágeno y su sustitución por quistes intersticiales
mucosos con tinción basófila de la sustancia fundamental.

V. CUADRO CLÍNICO.

 Aneurismas de la aorta torácica.

Los aneurismas de la porción ascendente de la aorta pueden alcanzar gran


tamaño antes de producir síntomas; sin embargo, pueden ser causantes de un
síndrome de comprensión de la vena cava superior (edema facial con turgencia

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venosa), de erosión del esternón y la pared costal. Los aneurismas del cayado
pueden manifestarse como masas pulsátiles en el hueco supraesternal, pero con
mayor frecuencia producen síntomas por compresión de los órganos vecinos; así,
la disfagia aparece cuando hay compresión esofágica, la disnea, tos seca y
estridor respiratorio son condicionados por la compresión traqueal; la compresión
de un bronquio grueso puede dar lugar a neumonía o atelectasia pulmonar;
finalmente, la compresión del ganglio estrellado por el aneurisma puede causar un
síndrome de Bernard- Horner (ptosis palpebral. enoftalmos y miosis ipsilateral con
la consiguiente anisocoria). Los aneurismas de la aorta torácica descendente
también pueden crecer importantemente antes de producir síntomas debido a que
hay mayor espacio del que tolera la dilatación del vaso; sin embargo, pueden
comprimir el bronquio izquierdo, produciendo cuadros neumónicos o atelectasia
pulmonar; asimismo, pueden comprimir y erosionar la porción posterior de las
costillas del hemitórax izquierdo o la columna vertebral, lo cual puede ser causa de
masas pulsátiles visibles y palpables a través de la pared torácica. La ruptura de
un aneurisma aórtico generalmente condiciona un cuadro catastrófico de dolor
torácico muy intenso, acompañado de estado de choque al cual rápidamente sigue
la muerte.

 Aneurismas de la aorta abdominal.

Normalmente la aorta abdominal tiene un diámetro de 2 cm a nivel del tronco


celiaco y de 1.8 cm por debajo de las arterias renales. La mayoría de los
aneurismas de la aorta abdominal se forman entre las arterias renales y la
bifurcación del vaso; se considera como aneurisma cuando el diámetro de la aorta
sobrepasa los 4 cm. Los aneurismas de la aorta abdominal en gran parte son
asintomáticos y se diagnostican durante un examen médico. En abdomen bajo o
en espalda pueden causar dolor "sordo", continuo y que en ocasiones se alivia con
ciertas posiciones, como recostarse con las piernas discretamente elevadas;
también son causa de la aparición de masas pulsátiles en el abdomen, la ruptura
produce intenso dolor abdominal de inicio brusco, constante, progresivo,
localizado en la espalda o abdomen bajo, con irradiación a la cadera o a la cara

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posterior de los muslos, cuadro que es seguido de hipotensión arterial y
posteriormente estado de choque hipovolémico. La ruptura puede hacerse hacia la
cavidad abdominal o hacia el retroperitoneo.

 Manifestaciones provocadas por la enfermedad causal.


o Hipertensión arterial

La hipertensión arterial sistémica es causa de aneurisma aórtico cuando el


proceso hipertensivo es muy importante y no ha sido controlado sea porque el
paciente no sigue su tratamiento por encontrarse asintomático y ello hace que le
reste la atención e importancia debidas a su enfermedad, o bien, a que la
hipertensión ha tomado un curso acelerado maligno y aun cuando el paciente
reciba el tratamiento antihipertensivo apropiado, el proceso hipertensivo no puede
ser controlado adecuadamente. En la actualidad es ya raro el caso que persiste
con una elevación de cifras peligrosas, a pesar de recibir un tratamiento
antihipertensivo adecuado, debido al advenimiento de fármacos antihipertensivos
cada vez más potentes y eficaces para mantener un control adecuado de la
hipertensión arterial. Los aneurismas aórticos causados por hipertensión arterial
aparecen preferentemente en sujetos mayores de 50 años, en la aorta torácica
descendente. Su progresión y complicaciones están íntimamente ligadas al
aumento sostenido e importante de las cifras de presión arterial de un paciente

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con hipertensión hiperreninémica ineficientemente controlado con los fármacos
antihipertensivos.

o Aterosclerosis

Los aneurismas originados por aterosclerosis, en su mayoría (75 %), se forman en


la aorta abdominal aun cuando llegan a afectar la aorta torácica (25 %),
preponderantemente en su porción descendente. Este tipo de aneurismas
generalmente ocurre en sujetos mayores de 60 años que padecen aterosclerosis
generalizada, que particularmente ha dado manifestaciones en los territorios
coronario (angina de pecho o infarto del miocardio), cerebral (isquemia cerebral
transitoria u oclusión trombótica de alguna arteria intracerebral), o periférica
(claudicación intermitente). Generalmente los síntomas consecutivos a la
participación de estos territorios son los que dominan el cuadro clínico.

o Síndrome de
Marfan

Dado que en esta alteración


genética se encuentra alterada la
matriz de la pared vascular, la
formación de aneurismas
aórticos es un evento que ocurre
con gran frecuencia en este
síndrome, ya que la alteración
estructural de la pared permite la
formación del aneurisma, aun
cuando la presión intravascular
no se encuentre especialmente
elevada. Los aneurismas aórticos en el síndrome de Marfán aparecen
principalmente en la aorta ascendente torácica y dado que la dilatación aórtica
involucra la raíz del vaso, es común que aparezca insuficiencia aórtica pura debida
a la dilatación del anillo valvular, aun cuando también es frecuente el prolapso

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valvular aórtico por degeneración mixomatosa, que también es causante de
regurgitación aórtica. Este síndrome tiene una transmisión autosómica dominante
mendeliana simple, lo cual hace que en
estos casos el antecedente familiar
aparezca fácilmente en la historia clínica;
sin embargo, cabe mencionar que la
enfermedad aparece también en casos
esporádicos por genes mutantes, lo cual
hace que no haya historia familiar en estos
casos.

El diagnóstico se hace por la presencia de


las alteraciones antropomórticas
características del síndrome, las cuales
están enunciadas en el Cuadro 1 y de los
que la aracnodactilia, el signo de Steinberg
y el de Walker-Murdoch están
ejemplificados en las figuras 5,6 y 7, por otro lado, las alteraciones encontradas en
el ojo (cuadro 2) ayudan también en forma muy importante para el diagnóstico del
síndrome. Finalmente, debe tenerse en cuenta que en el síndrome de Marfán,
además del aneurisma aórtico, pueden aparecer otras alteraciones
cardiovasculares (cuadro 3).

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En conclusión, el
aneurisma aparecerá en
jóvenes, menores de 30
años de edad; afectará la aorta torácica
ascendente, se acompañará de insuficiencia
aórtica, manifestaciones antropomórficas y
oculares del síndrome de Marfán y
no será hipertenso.

o Aortitis sifilítica

Por la historia clínica puede


obtenerse el antecedente de chancro
duro muchos años atrás y debe
tenerse en cuenta que la lesión
luética afecta preferentemente la
aorta torácica en su porción
ascendente (50 %) y su cayado (40
% ) , en proporción en la aorta
torácica descendente (15 % ) , y sólo
por excepción en la aorta abdominal (5 %). Por lo que el aneurisma aparece
precisamente en esas regiones con una característica muy peculiar para la sífilis
aórtica que es la calcificación de las paredes del aneurisma, como resultado del
proceso de cicatrización consecutivo a la inflamación (aortitis sifilítica), de tal forma
que el aneurisma aparecerá generalmente en la aorta torácica ascendente, o en el

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cayado de un paciente mayor de 50 años de edad no hipertenso, sin estigmas
antropomórficos del síndrome de Marfán. Debe tenerse en cuenta que la
mesoaortitis sifilítica puede producir además insuficiencia aórtica (debido a que
ataca la raíz aórtica), hay falta de coaptación valvular y regurgitación aórtica: esta
contingencia aparece en aproximadamente el 50 % de los pacientes con
aneurisma aórtico luético.

VI. DIAGNÓSTICO

La historia clínica puede aportar valiosos datos para sospechar el diagnóstico de


un aneurisma aórtico. En pacientes con antecedentes de primoinfección luética,
las reacciones serológicas en sangre o líquido cefalorraquídeo, la reacción de
fijación del complemento de la proteína de Reiter, la inmovilización del treponema
o la prueba de absorción del anticuerpo por fluorescencia cuando resultan
positivos, confirman el diagnóstico de sífilis. Los pacientes que tiene hipertensión
arterial grave de evolución crónica con retinopatía y cardiopatía hipertensiva, con
un control inadecuado de su padecimiento son sujetos también propensos a
padecer un aneurisma aórtico. En los pacientes jóvenes con la aorta bicúspide,
mujeres con síndrome de Turner, se debe siempre investigar la posibilidad de una
aneurisma aórtica y en los ansíanos con grave ateroesclerosis generalizada, la
posibilidad de un aneurisma aórtico abdominal.

 Estudio radiológico del tórax

La radiografía del tórax es de gran utilidad y permite sospechar fuertemente el


diagnóstico de aneurisma aórtico tanto de la aorta ascendente, cayado y aorta
torácica descendente se debe tener encuentra que en ocasiones los aneurismas
aórticos se manifiestan radiológicamente, como masas mediastinales que son muy
difíciles de distinguir de tumoraciones originadas en ese sitio (linfoma, hamartoma,
tumores embrionarios, etc). Por otro lado la normalidad de la silueta cardiaca
permite excluir la posibilidad de una insuficiencia aórtica de importante repercusión
hemodinámica, mientras que en la dilatación ventricular izquierda en ausencia de

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signos de hipertensión venocapilar sugiere la presencia de insuficiencia aórtica
con importancia hemodinámica agregada.

 Ecocardiografía

La ecocardiografía modo M es de utilidad para estudiar los aneurismas que


involucran la raíz aortica o la aorta ascendente y lo mismo se puede decir de la
ecocardiografía bidimensional, mediante aproximación supra esternal se pueden
demostrar los aneurismas del cayado aórtico pero con la ecocardiografía
transesofágica es posible demostrar la presencia de aneurisma de la aorta
torácica descendente.

 Tomografía computarizada de alta resolución (TAC)

La TAC de tórax tiene su especial indicación cuando se observa una masa


mediastinal cuyo origen no ha podido dilucidarse con radiografías simples o el
ultrasonido. El estudio es espacialmente útil ya que permiten hacer el diagnóstico
diferencial.

 Estudios angiográficos

La aortografía demuestra la presencia de


un aneurisma aórtico, su extensión si es
o no acompañada de insuficiencia aortica
y su localización precisa este estudio está
indicado para aquellos pacientes que
quieran valorar la posibilidad quirúrgica.
En estos casos es de importancia
recalcar que esta información en
ocasiones, puede recabarse en forma
completa con métodos de diagnóstico
incruentos tales como la ecocardiografía
para esternal en una aneurisma de la raíz

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aortica y la ecocardiografía transesofágica para aneurismas de cayado y aorta
descendente,

 Diagnóstico de disección aortica

La disección aortica es la complicación más grave de todas las enfermedades de


la aorta y es el único camino que permite un tratamiento médico o quirúrgico
oportuno. Dos son los hechos que permiten la orientación inicial: la caracterización
del dolor en el tiempo y el electrocardiograma. En el infarto agudo el dolor tiene
una intensidad creciente hasta ser insoportable mientras que el dolor de la
disección aortica tiene su máxima intensidad cuando ocurre la disección y aun
cuando se mantiene sus intensidad se mantiene en el tiempo y es
progresivamente menor que cuando apareció.

El segundo término se debe tener en cuenta que la disección aortica puede


constituirse en un evento catastrófico y en conjunto con el dolor torácico puede
aparecer estado de Choque, taponamiento cardiaco y ausencia de alguno de los
pulsos periféricos. Cuando el hematoma disecante ocluye una carótida recordar
que ene l 90% de los casos la radiografía de tórax es anormal; ante un cuadro de
estas características el ecocardiograma trastorácico puede ser de gran ayuda,
pues él no demostrar una alteración segmentaria de la contracción ventricular
(hipocinesia acinesia, o discinesia) descarta infarto del miocardio agudo; el
demostrar cierre precoz de la mitral asegura el diagnóstico del insuficiencia aortica
aguda; así mismo puede corroborar el diagnóstico de taponamiento cardiaco, el
diagnóstico de disección aortica en su porción ascendente, sin embargo si el
estudio trastorácico no es concluyente se debe realizar inmediatamente,
ecocardiografía transesofágica que demostrara con seguridad el diagnóstico de
disección aortica ya que este procedimiento tiene una sensibilidad de 99% y
especificidad del 97%.

La importancia del diagnóstico diferencial estriba en que una disección aortica


proximal se le puede dar tratamiento trombolítico equivocadamente cuando el
diagnostico establecido es de infarto del miocardio agudo hecho que culmina con

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la evolución fatal del enfermo. Otras enfermedades por las que se puede confundir
la disección aortica aguda son: angina inestable, neumotórax, pericarditis aguda, y
embolia pulmonar.

VII. TRATAMIENTO

 Quirúrgico de los aneurismas de la aorta ascendente.

La indicación quirúrgica se establece cuando el diámetro del aneurisma alcanza


55mm. En aquellos casos en los que hay mayor riesgo de disección (Síndrome de
Marfán, aorta bicúspide o Síndrome de Turner), la indicación se establece cuando
el diámetro alcanza 50 mm; y finalmente en pacientes de alto riesgo quirúrgico
(ancianos o pacientes con otras enfermedades graves concomitantes) la
indicación se hace cuando el diámetro del aneurisma alcanza los 60mm. Cuando
el anillo aórtico se encuentra dilatado en presencia de aorta bicúspide se debe de
realizar concomitantemente reemplazo valvular aórtico. El procedimiento consiste
en hacer la resección del aneurisma y reemplazarlo por un tubo de Dacrón
protésico del tamaño apropiado. Cuando el aneurisma se acompaña de aorta
bicúspide o de insuficiencia aórtica importante, él tuvo debe de contener una
prótesis aórtica (procedimiento de Bentall) las arterias coronarias se reimplantan al
tubo de Dacrón (Figura 26)

Cuando la válvula
aórtica es normal,
se resecan las
valvas aórticas y los
senos de Valsalva,
se une el tubo de
Dacrón al anillo

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aórtico y se reimplantan las valvas aórticas dentro del tubo de Dacrón restaurando
su anatomía normal. En la cirugía de los aneurismas que involucran la raíz aórtica,
la mortalidad operatoria es del 4% en aquellos centros en los que hoy está cirugía
se práctica con regularidad. La morbimortalidad está constituida por la posibilidad
de embolia cerebral, infarto del miocardio transoperatorio o reoperación por
sangrado. La sobreviva a 5 años es de 93 % a 10 años del 79 %, a 15 años 67 %
y a 20 años 52 %.

 Quirúrgico de los aneurismas del arco aórtico.

El reemplazo de los aneurismas del arco aórtico es especialmente difícil por el


riesgo de daño neurológico debido a émbolos de fragmentos de placas de ateroma
o la isquemia cerebral que se produce durante el paro circulatorio. En efecto, la
reparación de este tipo de aneurisma se lleva a cabo con paro circulatorio bajo
hipotermia, se requiere protección cerebral que actualmente se lleva a cabo al
usar el tubo protésico con las bifurcaciones para conectar selectivamente el tronco
bronquiocéfalico, la carótida izquierda y la subclavia izquierda, (figura 27) con
perfusión cerebral anterógrada selectiva hecho que reduce significativamente la
posibilidad de daño cerebral.

Quirúrgico de aneurismas de aorta torácica descendente.

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La reparación del aneurisma de aorta torácica descendente, se lleva a cabo
mediante la substitución del mismo por una prótesis de Dacrón (figura 28). Este
requiere de un método que proteja la circulación de la medula espinal para evitar
la paraplejia que es una complicación potencial y temible de esta intervención. Los
métodos que se han usado para este fin son: hipotermia regional de la médula
espinal enfriando el espacio
epidural durante el
procedimiento quirúrgico;
drenaje del líquido
cefalorraquídeo,
reimplantación de las arterias
intercostales, uso de
monitoreo de potenciales
evocados somatosensoriales,
perfusión de la aorta distal
durante el procedimiento quirúrgico mediante la conexión atriofemoral. Con estas
técnicas la posibilidad de paraplejía como complicación de este procedimiento es
del 5 % con una mortalidad similar. Finalmente, esta alteración puede ser tratada
mediante la inserción de un stent transluminal endovascular mediante técnica
intervencionista (figura 29), el tratamiento es eficaz en más del 80% de los casos,
la mortalidad informada es de 6% y las complicaciones neurológicas en el 3% de
los casos. Es importante enfatizar que en todos los procedimientos antes
mencionados los resultados que se anotan corresponden a centros hospitalarios
con un alto volumen de procedimientos quirúrgicos; en efecto, en centros que
realizan estas cirugías en forma esporádica la morbimortalidad es mayor.

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 Tratamiento del aneurisma aórtico abdominal

En los aneurismas abdominales el conocimiento de su historia natural es el punto


que tomamos como referencia para hacer una indicación quirúrgica. En efecto, la
evolución a 5 años ha demostrado que los aneurismas abdominales se rompen en
una proporción de 6.5 % cuando tienen un diámetro menor a 5 cm. de 15 %
cuando el diámetro esta entre 5 y 5.9 cm. del 25 % cuando su diámetro es > de 6
cm y en más del 50 % de los casos aparece la ruptura cuando el diámetro del
aneurisma es de 7 cm o mayor, por lo que se ha llegado a la conclusión de que en
pacientes asintomáticos la cirugía electiva debe indicarse cuando el diámetro del
aneurisma alcanza
55mm. Aun cuando en
las mujeres es menos
frecuente el aneurisma
aórtico abdominal, la
posibilidad de ruptura es
3 veces más frecuente
que en el hombre;
asimismo está
complicación también
aparece con mayor
frecuencia en los
fumadores y pacientes
hipertensos. Desde luego, la indicación y el resultado quirúrgico dependen
además de algunas características propias del paciente y de los padecimientos
concomitantes: edad de 85 años o mayor, presencia de cardiopatía (insuficiencia
cardiaca, cardiopatía isquémica, estenosis aórtica, neumopatía obstructiva
crónica, obstrucción ateromatosa de las carótidas, insuficiencia renal crónica y
cirrosis hepática incrementan muy significativamente la mortalidad). En un intento
de evitar que aparezca la disección o ruptura, el tratamiento quirúrgico consiste en

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la resección quirúrgica del aneurisma y el reemplazo del segmento aórtico por un
tubo protésico de dacrón. En ocasiones el reemplazo arterial tiene que abarcar
hasta las arterias iliacas. La mortalidad de estos pacientes con aneurismas no
complicados se encuentra entre el 2 y 5%; si el aneurisma es expansivo o con
disección, la mortalidad se incrementa hasta el 15% y si se ha presentado ya la
ruptura la mortalidad puede alcanzar el 50% de los casos. Recientemente se ha
estado utilizando una férula endovascular (stent) que se introduce a través de
disección de la arteria femoral, se coloca en el sitio deseado, se infla y se adosa
perfectamente a las paredes este procedimiento actualmente tiene una evolución
satisfactoria en el 85 % de los pacientes (78 a 94 %); entre el 10 y 20 % de los
casos pueden quedar fugas endovasculares, que eventualmente pueden propiciar
la expansión del aneurisma, al no quedar este completamente aislado, por lo que
su indicación principal es la reparación de los aneurismas abdominales en
pacientes de alto riesgo.

 Tratamiento médico del aneurisma de la aorta abdominal

Es muy importante dar tratamiento a la hipercolesterolemia, la hipertensión arterial


y suprimir el tabaquismo. Los betabloqueadores reducen el estrés de la pared
aórtica y con ello el riesgo de la expansión del aneurisma. Se recomienda realizar
una tomografía computada para vigilar el crecimiento del aneurisma cada 6 meses
o un año.

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BIBLIOGRAFÍA

1. Cardiología. J. F. Guadalajara. 7ma edición. Méndez Editores. pp. 823-844


2. Libby Peter et al. Braunwald. Tratado de Cardiología. Editorial Elsevier
Health Sciences, 2009. Volume 2. pp 1324-1335

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