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RAU<' DAHRENDORF
I
TRAS un intervalo de casi cincuent� años reapareció en sociología un Léma que
detcrmínó más que ningún otro el origen de esa disciplina. Desde Marx y Comlc
hasta .Siminel y Sor<:!, r! conflicto social, en particular la revolución, [11e uno de
los tema� centrales de la investigación social. Puede decirse lo mismo de mud1os
de los p1·imeros sociMog·os an¡;losajones (aunque en su& obra� h"Yª sido ·un tanto
dc�cuidado, característícamence, ei problema de la revolución), por ejemplo, los
v1/ebb en Inglaterra y Sumner e1t los Estados Unidos. J:'ci-o c1J;mdo Talcott .Pa1·
sons sefia]ó en I 937 cierta rnnverg-f'.ncia en las tcorfas sociológicas de Alfred Mars
hall, F.mile Durkheim, Vílfredo Pare1o y Max Weber,.2 ya no pensaba en un análi
i.is <ld conflicto social; fue el suyo un intento para resolver el probkm;i de la
jntr·gración de los llamados sistemas sociales por un órgano de categudas relacio
nad,1s entre si. La pregunta nueva era entonces; "¿Qué mantiene unidas a las so
ciedades?", y no ya: "¿Que' las mueve?" No prn'.de sobreestimar se la influcnci:1 riel
plantearnie11trl p;moníano de la cuestión sobre !a sociología más reciente (y de
ningún moflo sobre la sociología. norte,1merírana iínicarnente). A;í, pues, es posi
hle que el rc,n;idmíento del estudio del conflicto social en los últimos decenios
les parezca a muchos no tanto una continuacíó11 de los caminos tradicionales de la
investigación corno un nuevo desculirimiento temátirn, ejemplo de ironía di2léc
tíca e11 el desarrollo rlc una ciencia.
En este mornenr.o, todav:a son relativamente aislados loi intentos de un estudio
sistemático del conflicco sochl, en comparación con las inm1mrrahles obras sobre
estratificación social o sobre la estructura y fa función de imtítuóones, organiz;i.
cionrs y sociedades específicas. Más aún, la tesis de un renaciinirnto del estndíú
del couflicto social puede justificarse en relación con las obras de Arnn, Philip,
Hrinton, Kerr, Coser, Brinkmanr,, Geiger, Gluckman y otros,3 así como el intento
de determinar una localización sistemática y un marco e�pedfico para un.1 tcoria
del conilicto rn analisis sodológico.
• lle "Towa)[:I a TheOJy of Social Conflict", por Ralf D,;hrendorf, en Th,· Jounrnl
of Confi1d Resoluüon, XI (1958), núm. 2, pp. 170-183. Reproducido con auto,ízacii:n
del autor y del editor.
1 Este trabajo fue traducido por Anatol Ra.poport, �knt•I Hea!Eh Research Pnit,
Universidad de 1\,tichi f{ an_
2 í.f. Tlu: 81111d11re oj Social Act,011, por Talcou !'ar>011s (Nueva York, 1937, e" ed.,
Gkncoe, Ill., The Free Pres.,, ,949).
3 Raymon<l Aron: "Social StructuYe and lhc Ruling Class", en Class, S/11/t,s and Po.t•<r,
ed., Reinhardt Bendix y Seymour Martín Lipset (Glenrne, IlL, The Free Press, 1<¡54):
André Pbilip: Le Socíalisme tm/li (l'aris, 1957); Cranc Brinton: Tite il.natomy of Revo/u.
tion (2 ª ed., :\'neva York, Alfred A. Kuopf, 1952); Clark Kerr: "Jndu.st1ial Conflict and
lts Mcdiation", en American Joumal uf Sociology, XL, Lewis A. Coser: The Functiinu
o/ Soánl Conflíct (Glencoe, 111., The Free P,ess, 195ti); ídem, "Social Conf!ict and Social
Ch;mg,:", en Brillsh },Juma/ of Sociolo,(!,y, VIJI (1957); Car! Brinkmann: Saúologi,che
M
FUENTES Y TIPOS DE LOS CAMBIOS
T ipos y variedii.des de conflicto social.~ Para empezar con una observación que
es un lugar común, el problema del conflicto no es menos complicado que el de
la integración de las sociedades. Sabemos ahora que el intento de reduc¡ir todos los
conflictos sociales que actualmente tienen lugar entre grupos socíales a un prin
cipio común, por ejemplo, los conflictos entre clases, es estéril. Lleva a genera•
lizaciones vacías (tales como "toda sociedad experimenta conflictos sociales") o
a simplificaciones excesivas empíricamente injustificables (como "la historia de
todas las sociedades ha sido hasta ahora la historia de la Jud1a <le clases") , Parece
aconsejable, · en primer lugar, escoger y clasificar los problemas concebidos bajo el
epígrafe general de "conflicto social". Basta una reflexión superficial para dis-
tinguir una serie de tipos.
Hay guerras, y hay conflictos entre partidos pollticos, dos tipos de lucha evi
dentemente · díferentcs. Respecto de una sociedad dada, A, podría decirse que hay
.conflictos exógenos" llevados a A desde afuera, y que hay conflictos endógenos
producidos _dentro de A. Además, hay varios tipos de esas dos categorías, los cua
les, par lo menos analíticamente, pueden distinguirse con relativa · precisión. Limi
temos nuestra atención por el momento -y por razones que daremos en breve- a
los conflictos endógenos. Entonces se perciben _ directamen te nuevas subdivisio
nes: esclavos contra hombres libres en Roma, negros contra blancos en los Esta
dos Unidos, protesta11tes contra católicos en Holanda, flamencos contra valones en
Bélgica, conservadores contra laboristas en Inglaterra, sindicatos obreros contra
patronos en muchos países. Todos éstos son grupos antagónicos en conflictos mn}
-conocidos. Quizá.,;; no pertenece a una categoda ! ndependien"te cada u_no de estos
,ejemplos; pero no todos pueden, indudablemente, ser subsumidos bajo un solo
ti po de conflicto social. Cualquiera que se adopte para la clasificación -por ejem
plo, los objetos de la contienda, o el origen estructural de los grupos antagónicos,
o las formas del conflicto-, siempre resultan varios tipos diferentes,
Limites y metas de una teoría del conflicto social. Una sociología ideal no pue
de, en principio, excluir del análisis ninguna de las categorías y de los tipos de
conflictos. Sin embargo, no todoa los tipo11 aludidos tienen la misma importancia
para el análisis sociológico. Un rápido recuerdo de los propósitos de una teoría
sociológica del coriflicto revela que la aportación de la sociología al conocimiento
-del conflicto (así como la contribución del conflicto al proceso social) es, en
caso;¡ específicos, más grande en unos que en otros.
La finalidad de una teoría sociológica del conflicto es superar el carácter predo
minante.mente arbitrario de acontecimientos históricOll inexplicados derivándolos
de elementos de sus estructuras sociales, en otras palabras, explicar ciertos procesos
por conexiones de pronósticos. Indudablemente, es importante describir el con•
flicto entre obreros y patronos puramente como tal; pero es más importante pre
sentar una prlleha de que dicho conflicto se basa en ciertos arreglos estructurales
sociales, y que, por lo tanto, está llamado a presentarse dondequiera que se den
esos dispositivos e:itructurales. Por lo tanto, la misión de la sociología es derivar
los conflictos de estructu�as sociales específicas, y no relegar dichos conflictos a
variables psicológicas ("agresividad"} , o a otras variables histórico-descdptivas (1a
afluencia de negros a los Estados Unidos) , o a la casualidad.
En el sentido del análisis sociológico estricto, los conflictos pueden considerarse
explicados si puede demostrarse que nacen de la estructura de las situaciones socia-
Th eorie der Revolulion tTubinga, 1948}; Theqdor Geiger: Kliuse11gessllschaft in Schme•
IJlelztiegel (Colonia-Hagen, 1949); Max Gluckman: Conflir:t in AfTica (Glencoe, lll., Tbe
Free Press, 1 957).
HACIA UNA T:EORíA DEL CONFLICTO SOCIAL 99
ks, independientemente <le la orientación de las poblacione., y de los dei ex ma
china histórícos. Esta es, inevitablemente, una formulación muy ,ihstracta; en ve1.
de desarrollarla, puede ser conveniente ilustrar su significádo por el siguienle tra
tamiento de una forma de conflicto social. Pero saquemos primero una coruecuen
cia de esta formulación que nos ayuda�á a precisar más nuestro problema.
Puesto que se reconoce la insuficiencia de la teorfa marxista-leninista del impe
,-ialismo, la explü:ación de íos conflictos exógcnos sobre la base d<" la estructura de
una sociedad dada vuelve a sér un problema abierto, cuyo tratamiento apen_as si ha
empezado. Parece, ademas, que la explicación de los conflictos exogenos 4 por los
instrumentos del análisis de la eitructura sociológica es posible �ólo en ª1:' sentido
metafórico, a saber, sólo cuando sociedades enteras (o "sistema� sociales" menos am
plios) se toman por unidades de una nueva estructura, esto es, cuando se analiza C
en relación con Ia estructura de sus elementos A y B sin tener en cue;ita la es
trnctura interna de A y B. Sobre estas bases parece inteligente excluir el·éonHicto
,oxógeno, por el momento,·de una teoría de los conflictos sociales.
Por otro lado, los mendonados ejemplos de conflicto endó1,eno, si se miran des
de el punto de vista de su significación estructural, pertenecen a dos grupos. Por
una parte, apuntan a conflictos que se presentan sólo en sociedades especificas so
bre la base de condíciunes históricas especiales (negros o blancos en los Estados
Unidos, protestames contra católicos en Holanda, flamencos contra valones en Bél•
g:íca); por otra parte, empero, hay conflictos que pueden entenderse como manifes
taciones de rasgos estructurale:; generales de las sociedades, o de sociedades en la
misma, etapa de desarrollo (conservadores contra laboristas en Inglaterra, sindica
LOs obreros contra asociaciones de patronos). Indudablemente, es posible c,11 ambos
casos un análisis que lleve a una generalización: una tcol'fa del conflicto minoritari.o
o religioso tiene tanto sentido como la dd conflicto de clases. No obstante, sus res
pectivos pesos dentro de una teoría general de la sociedad son diferenciables, evi
dentemente. No es sorprendente que la teor.ia "clásica" del conflicto -me refiero
aquí primordialmente a la teoría del conflicto de clases- haya llamado la atención
sobre todo hacia las fricdones sociales que pueden derivarse de la estructura de las
sociedades aparte de los datos históricos estructuralmente inciden�ales.
Los siguientes intentos de una teoría del conflicto se refieren también a conflic
tos basados en fa estructura. Hasta ahora, no pensamos de riinguna manera en una
teorfa genenl del conflicto social, aunque trataré de defender el aserto de que ;¡qul
tratamos uno de los tipos más importantes, si no el más importante, de conflicto
social. Por importantes que sean en cuanto problemas de conflicto social la Noche
de San Bartolomé, la Noche de Cristal y Little Rock, parecen más adecuados para
· el amíli�is estructural la Revolución Francesa, la huelga general inglesa de W26 y
los acontecimientos del 17 de junio de 1953 en Berlín Oriental. Para decido con
menos dramatismo, la teoría sociológica del conflicto harfa bien en limitarse por
ahora a explicar las fricciones entre gobernante, y gobernados en· organizaciones
riadas.
II
La explicación del movimiento exige que se la aborde desde doli puntos de vista
independientes. Tenemos que conocer el punto de partida 'f la dhección del mo
vimiento, o, mejor aún, la fuena motriz. Ninguna le-oría del cambio o del conflicto
-l Recordamos aquf que Un conflicto que, desde el punto de vista de la saciedad A,
parece ex6geno, es representado desde otro punto de vista como un conflicto entre dos
sociedades o sistemas, A y B.
]00 FUENTES Y TIPOS DE LOS CAMBIOS
,m:i:,lc,; ptn'de prescindi1 de la descripción de b entidad estrU<;tural que <:xperi
menta el cambio o dentro de la cual tienen Jugar los conflictos. Esa dcscripciólJ
la ofi cce la trorfa de la integración de la sociedad. Pern C5 cnóneo supone1· que la
descripción del modo como se juntan lo& elementos de nn,1 c.srructura en un todo
estable ofrece, corno mi, un punto de partida para un :malisi,; ,·stnrctura·l del con
flicto y del cambio. Ha.,ta ahora, la prctensió_n de la lla.mada teoría "cstructural
funcional" de la socíologfa moderna a .la categoría de una teoría general de la
sociedad está demoslrabtementec injustificada.
Hacia una crítica de la t,:rJrla estructural-fw1i:ion11l. :Esta crítica fue rcpetid:imen,
te fonnubda en tiempos n:ci<:nlcs, de manera muy e[:caz por D,ivid Lockwood.li
Se basa en un argmnenLo i:clatívamcnte simple. En la medida en que orientemos
nuestro análisis hacia el problema <le cómo se combín,tn ]os elem,:ntos de una so
ciedad en un todo funcional coordinado, la representación d" la sociedad como sis
tema socia1 es el ülrirno punto <le rd'crcncia. Nos hallamos, por Jo tanto, ante J;i
Larc;i de determinar ciertas asociaciones, instituciones o procesos dentro de ese todo
eqnilibr;ido, es decir -según la definición de Merton-, de determinar las consecuen
cias intencionales o no intr.ntionales de esas asociaciones parn el funcionamiento
y la conscrv;ición del sistema, De este modo, llcp;amos � sost.ener que "d sistema
educl.l.ivo funciona corno un mecanismo para a,ignar situaciones sociales", .o que
"la rcligíón íunciona como un agente de los valon·s íntcgradorr, predominantes".
La mayoría de las investigaciones sociológicas de los últimos años ,e mueven en esta
zona de an;ílisis,
Pero este enfo,1uc nos plantea dificultades si fonnulamos la cuest;<Ín de un modo
diferente. ¿Cuál fue la (unción de los sindicatos obreros ingk,cs en la huelga ge
neral de 1926? ¿Cuál fue la función del obrero de la construccíón en la Avenida
Stalin el l 7 de junio d" 19/í:\i> Sin duda puede argüirse en muchos casos que los
sindicato, obreros militantes o lo� !,'TUpos y partidos políticos de: oposición contri
bbyen también al funcionamiento del ,,istema. existente.'; Pero aun cuando fuera
ese el caso -v en los dos casos citados seria difícil demostrado esa conclusión diría
muy poco sobre el papel de los gmpos en cnestíém. Además, es evidente que tanto
los efectos intencionales como los no inr.:ncíonaks ele los grupns de oposición
rnntríbuyen a suprimir o drstruír el sisLema existellle. La posición esnucmral-fun
cíonal tiene una etiqueta cómoda para tales casos: 1;011 organizaciones, instituciones
o prn1:esos "dísfuncionales", Pe1n esta designación también nos dice meno;;. que
nada. No sólo no explica el lugar <le esas cosas en el proceso, sino que, en n':.li
dad, impide la explicación usando una tenninología que parece congn1ente con d
sistema pero que, examinada más de ccrrn, se revela como nna c:itcgoría residual.
Todo lo que no se aj1m:, ,l ella es expulsado del mundo por la palabra mágica.
En toda ciencia, las categorías residuales son un punto <le partid;¡ fructífcrn para
nuevos adelantos. 1\!fe pareo: que un análisis cuidadoso de los problemas que oculta
la palabra "disfunciona1" en la teoría estructural-funcional nos pone automática
mente sobre la pista de 11na teoría socíoló,gica con sentirlo del conflicto sodal. Al
5 "Some Notes on 'The Social Sysrcm' ", pnr D;ivid Lockworn.1, en British ]mana/ o/
Soáoiogy, VII (1956), núm. 2. Aunqu,; d arg111ucnto de l.ockwood lleva a la misma rnn
dn,;i(m, ,,. ilesanolla de un modo un tanto clifert'1He (t.L mi Social Glasses and the Class
C,m{lírt, pp. 1.5g ss.).
o .E.<1e a,,pecto del conflicto social en realidad es fm,d�ment:il en el arnlfüis ele Lewis
A. Coser (que conlinúa el de Simme!) en su obra sobre las funciones del conflicto sccial
(d 11. 3).
HACIA UNA TEOR1A DEL CONFLICTO SOCIAL 101
:mismo tiempo, ofrece una ventaja· notable asociada al intento de un análisis uen
tífico de la sociedad.
Dos modelos de sociedad. Si extrapolamos los enfoques analíticos de fa trnria
e,tTuctural-funciona1 algo más allá de sus límites, e investigamos sus postulados
implícitos, podemos construir un modelo de sociedad que está en la base de esa
teoría y detennina sus perspectivas. Los elementos esenciales de ese modelo de
5ociedad son estos:
La fina lidad del modelo es delimitar una woa de problemas, ident ificar los fac
tores pertinentes a ella, ordenarlas --es decir, proponer cuestiones fructíferas- 1
al misn10 tiempo fijar con precisión su foco anal!tico, Hemos delimitado nuestra
zona de problemas considerando el conflicto social como un conflicto entre i.;ru
pos que n ace de la estructura. de autoridad de las organizaciones sociales. Identi·
ficamos los factores pertinentes en las condiciones de la organiz:icíón, del conflicto
y del cambio. Pcrn m orden puede expresarse sobre la base dd modelo en trc>,
funciones: grupos de interés (por ejemplo, partidos) , que son una fu nción de las
condiciones de organizacirín si es dado un grupo imperativamente coordinado;
formas específicas de conflicto (por ejemplo, los debates parlamentarios) , que son
una función de las condiciones del conflicto si son dados los grupos de interé.s;
formas específicas de cambio (por ejemplo, las revoluciones) , que son úna fu11-
,;:ión de las condiciones del cambio ,i está dado el conflicto ennc grupos tle
interés. Así, la misión de la teoría del conflicto pasa a ser la identificaci�n de las
tres Reríes de condiciones y la determinación todo lo rigurosa posible de rn
importancia relativa, idealmente, con una medida cuantitativa-1-0 Las observacio
nes siguientes apenas si son otra cosa que un intento parn indicar los tipos de va-
riahles en cuestión.
Co11dicirmr:; empiricas del conflicto socíal. En lo que se refiere a las condiciones
de la organírnción , vienen a lai mientes tres gi·upos de factores. Pi imero, 1enemo.,
dertas condiciones sociales efectivas: por f'jemplo, la posibilidad de comunicación
en tre los individuos del semigi-upo y cierto n1étodo de reclutamiento en los semi
grupos. Después, hay cíertas rnndiciones polí ticas que deben cumplirse si han de
ap;irecer grupos de interés, Aquí, sobre todo, es importante la garantía de la li
bertad de coalición. Finalmente, hay que Henar ciertas COl\dicioncs técuícas: una
organización tlebe tenr.r medios material es, un fundador, un jete y una ideología.
En sit,1adone, conflictivas, dos cosas se hacen inmedh tamente notorias: el gra<io
de movilidad social de los individuos (o de las familias) y la presencia de meca
nismos eficaces para regulaT los conflictos sociales. Si nos imaginamos un continuo
de in tensidad del conflicto social entre grupos de intereses, qne vaya rlcsde el
debate democrático hasta la guerra civil, podemos conjeturar que la pre,cncia o
la :rn,encía de movilidad social y de mee.mismos reguladores ejerce influencia
co11siderable sobre la posición de conflictos eapecificos dados en dicho continuo.
Aquí, como en las demás condiciones, la de ter:r:n inación ele los pesos exactos de
los factores es materia de investig:u:ión empírica.
Finalmente, un rcrcer grupo ele condiciones o varüi bles determina la forma y
ia extensión de los cambios de estructura social que nacen del conflicto de los
�rupos de interés. Probablemente existe una conexión relativamente íntima en tre
la intensidad riel conflicto y el cambio, es decir, también eutre las condiciones
del conflicto y de los cambios estructurales . Pero en tran en juego factore:; adicio
nales,. tales rnmo la capacidad ele los gobern ante-s para perma11ecer en el poder
y la pres_i ón potencial del grupo de interés domin ado. La sociología de las reyo
luciones, y en especial la sociología no escrita de las revoluciones inacabadas, con
tribuida rnnsiderablememe a precisar eso, factores.
No es necesario subrayar ,pe las observaciones asisteruátic.is d1ficilmente pue
den , en cuan to tales, sci1tar bs bases de una teorfa del conflicto. No obstante, nos
ponemos en siruación de hacer preguntas signific� tivas tanto en el nivrl teórico
io Con esta observación quiere expresarse: 1) una fonmi !ación matemática. <le las
funciones, �J la confección ele escal�s de m�díifa para cada una <le las condiciones, y
¡) el reaj wae de las csc:das combí11a<las a lo, grupos <le condiciones.
1 06 FUENTES Y TI P OS DE LOS CAMBIOS
como respecto de los problemas empiricos. Cada una de · las condiciones mencio
nadas ofrece un objeto fructífero de investigaciones teóricamente oriemadas. Y en
h esfera empiriGi, la �sociacíón sistemática d.e factores en .dicha investigación re
orien ta nuestras preguntas desde una investigación al azar de relaciones ad hoc
en el muudo de las coinddendas hasta un estudio deliberado de interdependen
cias específicas, cuya localízaci/m y sentido están !ijad2s por una pernpectiva gene
r,11. Hasta este memento lluestra exposición tuvo que permanecer en . una forma
un tanto abstracta debido a la naturaleza del asunto.
A pesar de la naturaleza temativa de la estructura de referencia mencionada
arriba, es, no obstan te, posible comprobar su poder d� resolución en un problema
empirico. . .
IV
El problema del &tado tatalitarío. Desde el 17 de junio de 19!í3, y 'con mayor
certidumbre desde los acontecimien tos del otoño de 1956 en .Hungría y Polonia,
sabemos que el conflicto social (y el cambi. o social) de ninguna manera han des
a parecido de los Estados totali tarios. :La teoría del conflicto eleva ese conocímien
,o a 1�. categoría de ky. El Estado, esto es, la sociedad en su aspecto político, es
un grupo imperativamen te coordí.nado. Hay en él meros ciudadanos (vo tantes) y
ocupantes de puestos equipados con oportunidades de mando. Por lo tanto, el
conflicto político es 1111 hecho estrucwral de la sociedad en cualquier situación
imaginable. El conflicto puede asumfr formas suaves o severas; hasta puede des
aparecer por periodos limitados del campo visual de un observador superficial;
pero no se le puede suprimir. Ahora bien, uno de los aspectos de un Estado to·
talitano • es el intento de· suprimfr la oposición, esto es, suprimir el conflicto
social. Surge, enton<:es, la cuestión siguien te sobre el fondo de la teoría del con
flicto: ¿Cómo se manfiestan las fricciones sociales en tal.es circunstancias? Po
demos anali7ar E�Lados totalitarios desde el pun to de vista de las condiciones de
la org,,nización de los grupos de interés -las del conflicto y las del cambio estruc
tural- y tener la esperanza de llegar de esta manera a explicaciones con sen tido
de acon tecimientos históricos y a predicciones comprobables. Tampoco aquí es
posible hacer más que unas pocas indícadones.
Empecemos -por razones que pronto se · harán evidentes- por las condiciones
del conflicto. La intensidad ele los conflictos sociales depende del grado de movi
lidad social y de la existencia de mecanismo.� para rrgularlos. Tanto la movilidad
como la regulación pueden existir en Estados totalitarios. Podría argüirse que las
"purgas" regulares en los Estados comunfotas -e11 decir; la sust.i tución de quienes
tienen la autoridad- funcionan como una garantía de estabilidad (en el sentido
de aliviar lo.s conflictos sociales) . Del mismo modo, el requisito sistemüico de dis
cusión con el propósito de decidir las "plataformas" políticas dentro y {uera del
partido del Estado, puede ser un eficaz mecanismo de regnlación. Más al'.cn, parece
ser una tendencia inherente a la mayor parte . de los F1itados totali tarios aislar
soci almente el estrato directivo y a evitar discusiones, es decir, desconocer los me
c;mismos para regular los conflictos. Cuando sucede así, los conflictos sociales
amenazan · con aumentar en intensidad potencial y con tomar un carácte1· revo
lucionario.
Desde el pun to de vista de las condiciones del cambio estructural, esto significa
que los conflictos políticos en los Estados totalitarios tienden cada vez mas a sus
tituir súbitamente a h dase gobernante. La varjable importante que determina
la prnhahilidad de realizar un cambio radical es la resistencia de los gobernantes
HACIA UNA TEORf:\ DEL CONFLICTO SOCIAL
a las presiones que acnían a favor del cambio. Quizás es importanrc hacer la
generalización empírica de que la resistencia aumenta hasta cierto grado al aumen•
tar la presión, pero t.lcs¡més dr•j;i el Jug;,r a uua disolución rcbtivamenU'. rápida, y
;,,Í promncve el cambio.
Ftrndamenta! para el analisi, de los conflictos en Eslados toLalitarios es nuestra
teru::r:1 serie de condiciones (la primera registrada en la leorla): la situación <le
la mganizarión, Se sigue, en cierro modo, de la "definición" del Estado totalita
rio que no h:iy condiciones en il para 1a organización dr �rupos de interés ant,l•
gónicos. Más csFecífícamente, aunque- exísten con frecuench las rnndiciones i
so
ciales y técnicas, no existen las condiciones políticas,H no hay l bertad de
asociación. Fn este punto, es claa la resistencia del gobierno de la ;:om oriental
akmana a las elecrione, lib1es, como lo ·es la aiuenaza general de 111t conflli:to vio
lento, posiblcmutle rcvolucicrnario, en los Estados totalitarios. Cuando· -como
expresamente en Hungría o vírrnalmcnte el !7 de junio de 1953 en Berlín� se
presenta la oportunidad de· organizarse a grupos de antagonismo h,te1Jtc, todo e!
edificio del Estado totalit;irio se desploma. Parece, además, muy prnhabk que esta
posibilidad puede llcgctr a reafü.�rse en cu;i1'p1iu momento en lodo 1•:fitaúo tota
lítario,12 Eu la.s socíe,ladcs cotalitarias modernas fundadas en partidos ideológko,
de Estado, hay d peligro cor.stante, desde el punto de vista de los gobr,rn;rnt.es, de
c¡ue una orga11izacióu permitida, aun el mismo partido del Estado, se convierta
en raíz de un rnovimientn de oposición y de un conflicto revolucionario.
Nuestro análisis se detendrá ea el momento en que promete resultados compro
bables. No era propósito de este estudio tratar hasta agor,1rlo un problem>t empí
rico. 1\,l �s bien querfamos demostrar que la teoría dcf conflicto nos pone en sima,
ción úe formular más ag·udameme JJroblemas urgentes de investigación rmpíriu, de
poner a nuestr·o alcance acontecírnienro.; inexplicados, de ver lo �ue se sahe desde
nuevos puntos de vista y de tran5formar cuestiones tentativas eu 11na investigación
sistemática, es decir, de harer precisamente lo que haría una teoría científica.. , A
pesar de todos ios progresos. la teoría dtl conflicto sociai todavía es más un reto
para d sociólogo que un resultado de sm investigacionP.s.
11 Para cieJtas ,;ondióones tirn icas rle org�nización esro rs válido sólo demrn <le
ciertos l!rnil1's. Así, la liquidación rlc 11,.s jefes potenciak, de la oposición es uu ele
mento funriamental de la autoridad tnralitaria. .En cierto modo, tanr.o los ar.ontecünien•
tos de la Alemania Oriental corno los de Hungría pueden tomarse como corroboradn
nes de la efectíl'idad de esa politica.
l2 F.s pertintntc aq ui la bi,·n conocicl;i pequeña disminución de presi6n que parece
preceder a toda revolución. Así, por ejemplo, en la medida en que ,jcrlo ;;flcjamjento
del control policiaco hace posibk sólo una organización ad hoc, se: agndiza la apari•
ción del conflicto abierto.