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En la mañana del 23 de octubre de 1973, en un pequeño pueblo a las afueras de la ciudad donde de

verdes mantos se visten las montañas al llegar la primavera (hipérbaton), la familia Arismendi,
amaneció con una desgarradora noticia, pues uno de sus integrantes había falleció.
Una familia muy unida, conocida por todo el pueblo por su solidaridad, y su radiante y alegre casa
(personificación), no era muy grande pues sus integrantes eran el Sr. Arismendi, un hombre mayor
que padecía una extraña enfermedad que hacía que lentamente pierda sus conocimientos; la Sra.
Arismendi era una persona saludable, le gustaba hacer ejercicio y comer bien; Augusto (el hijo
mayor) vivía viajando, le gustaba vivir la vida al máximo; Anahí ( la del medio) vivía con su
familia cruzando la casa de sus padres, con sus dos hijos (Alejandro y Ariel) y su esposo Aníbal;
Amelia ( la hija menor) era estudiante de medicina y estudiaba en la ciudad, sin embargo eso no le
impedía que en todas las festividades pase con su familia, siempre se reunían, en ninguna faltaba
uno, ni uno faltaba a ninguna (perífrasis).
En la madrugada del miércoles 21 de octubre Amelia se despertó con una pesadilla, soñó que se le
caía una muela, algo difícil de explicar. Al amanecer llamó a su madre y le contó su sueño, a lo que
la madre un poco angustiada le dijo:
-Mijita soñar que se te cae la muela es de mal augurio, pues mi mamacita me decía que cuando una
persona soñaba con eso era señal de que algún pariente cercano fallezca.
Amelia al escuchar lo que su madre le había dicho, se asustó y llamó a sus hermanos, les dijo que
deberían pasar más tiempo con su padre pues estaba muy enfermo y no vaya a ser que sea la última
vez que lo vean.
Anahí le dijo que no sea tan paranoica, que esas “profecías” no eran ciertas. Augusto de igual
manera le dijo que son solo sueños.
Sin embargo, Amelia insistió y regresó al pueblo esa misma tarde, programó un almuerzo para que
toda la familia se reúna, ese mismo día se fue a comprar el camarón y al día siguiente compró los
cangrejos (elipsis). Sin embargo, los hermanos asistieron al almuerzo, se retiraron cuando Amelia se
estaba lavando los platos (antítesis).
El sábado en la mañana Amelia se despertó con el grito de su madre, inmediatamente se levantó y
fue a ver lo que ya temía, al llegar a la habitación de sus padres vio a su madre muerta en llanto y su
mirada perdida en la agonía (sinestesia), a un costado su padre tratándole de consolar, pero
entonces, ¿qué había pasado?
Su padre le contó que lamentablemente el esposo de Anahí había fallecido, pues estaba volviendo
de un viaje de negocios y cuando estaba por volver a casa tristemente tuvo un choque
automovilístico, pues había fallecido camino al hospital.

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