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*PRINCIPIOS PARA OBTENER LA VICTORIA EN MOMENTOS DE CRISIS*

Fondo Histórico

Desde los primeros siglos de la iglesia cristiana, el Evangelio según San Juan fue atribuido
al menor de los discípulos de Cristo. Como escritor del mismo puede abordar vivencias y
experiencias en las que participó de primera mano. Ireneo, obispo de Lyon en la segunda mitad del
siglo II, declaró que «Juan, el discípulo del Señor, quien también descansó sobre su pecho, publicó
un Evangelio durante su residencia en Éfeso, en Asia» (Contra las herejías).

Algunos especialistas sugieren que ciertas secciones del libro pueden indicar la existencia
de otro autor que reunió con mucha fidelidad los relatos y testimonios del apóstol. Sin embargo, el
grueso de la evidencia, tanto externa como interna, apoya la tesis de Juan el apóstol como el autor
de este Evangelio.

En su prólogo usa la palabra logos (traducida como “Verbo”) que tiene un significado
especial para los judíos y para los del mundo helénico. También enseña sobre la luz y las tinieblas.

El evangelio da por sentado que los lectores ya conocen los hechos de la vida de Jesús y
casi siempre se considera que se escribió para los cristianos judíos y no judíos. Las palabras “para
que creáis” en 20:30 parecen referirse a los no creyentes.

Se cree que Juan fue primo de Jesús, Salomé, su madre habría sido hermana de María
( Mat. 27:56; Mr. 15:40; Jn. 19:25). El negocio familiar de la pesca en Capernaum debe haber sido
floreciente, puesto que la familia contaba con sirvientes. Juan era uno de los que mejor conoció a
Jesús, junto a su hermano Jacobo y Pedro formaron el círculo íntimo de Jesús.

Hay fuertes evidencias de que este fue el último evangelio en escribirse, quizás hacia
finales del primer siglo, aunque algunos lo fecharían antes del año 70 d.C., cuando la sublevación
judía contra Roma causó la destrucción de Jerusalén.

Contexto

Como aspectos a estudiar del fragmento bíblico de Juan 14:1-4 debemos tener en cuenta
que esta sección es la parte de la conversación de Jesús con sus discípulos iniciada en el capítulo
anterior. Los discípulos estaban preocupados por lo que el Señor dijo sobre la traición y por la idea
de que les iba a dejar. Por eso Jesús se esfuerza en tranquilizarlos. En vez de recibir apoyo por
parte de los discípulos en las horas previas a su crucifixión, Jesús tuvo que confortarlos en el
ámbito espiritual y emocional.

Cristo habla del cielo como un lugar real, no meramente un estado de la mente. Él
describió al cielo como un hogar amoroso donde mora el Padre. «Mansiones» en el griego es en
realidad «lugares de permanencia», lo cual habla de la permanencia de nuestro hogar celestial. El
cielo es un lugar preparado para gente preparada. Cristo «el carpintero» (Mr. 6:3) está
construyendo un hogar celestial para todos los que confían en Él. Y Él regresará para recibir a los
suyos. Pablo más tarde amplió esta promesa en 1Ts. 4:13-18. Si Cristo hubiera permanecido en la
tierra, no podría haber preparado el hogar celestial para los suyos.

Dado el discurso del Señor acerca de su muerte y las amenazas constantes de los fariseos,
es muy probable que los discípulos dieran la causa por perdida, la esperanza ya deshecha de
restablecer el reino, hacía crecer cada vez más la incertidumbre, no solo por la vida de su Maestro,
sino también por la propia vida de sus seguidores quienes se habían identificado con él
públicamente por espacio de más de tres años. Algunos exegetas bíblicos interpretan que la última
parte del capítulo 13 versos 36 al 38 fue dirigido únicamente a Pedro pero que inmediatamente en
el principio del capítulo 14 dirigió su discurso a todos sus discípulos, analizaremos brevemente el
texto bíblico a partir de ahí.

Análisis del Texto

Como dijimos anteriormente el versículo uno está vinculado a la sección final del capítulo
anterior. “No se turbe vuestro corazón”, el término “turbar” del griego tarasso (ταράσσω) es
usado en otros pasajes bíblicos y significa agitar, alborotar, conmover empleado en sentido
metafórico, otras de sus acepciones sería “angustia”. Es el mismo término con el que se describe la
tristeza de Jesús tras la muerte de Lázaro (Jn. 11:33). Puede advertirse de esta manera la gran
consternación que tenían los discípulos en este momento y que ameritó palabras de ánimo de
parte del Señor. Jesús apela a la confianza en Dios para consolarles y estimularles, creéis en Dios,
“creed también en mí”. La palabra “creed” proviene del griego pisteuo (πιστευω) y está
relacionada con “apoyarse en” no una mera creencia. Es decir ejercer una absoluta confianza en el
Señor y en Dios Padre.

“En la casa de mi Padre muchas moradas hay”, la palabra casa (oikía) no se refiere ni al
tabernáculo ni al templo, sino que habla de la morada celestial, es el mismo término que usa Pablo
en 2 Co. 5:1 para describir nuestro lugar en la eternidad “…tenemos de Dios un edificio, una casa
no hecha de manos, eterna, en los cielos” la connotación en el original nos habla de familiaridad,
sitio de convivencia entre familiares, la palabra “moradas” gr. (moné) se refiere literalmente a
residencia, primeramente, estarse, quedarse (relacionado con meno, permanecer), denota una
morada, este término no indica que haya compartimientos separados en el cielo, ni sugiere
tampoco lugares temporales de descanso por el camino. “Voy, pues, a preparar lugar para
vosotros”. “jetoimázo tópos” preparar un lugar, el primero habla de preparar, disponer, la misma
palabra se usa en Lc. 9:52 cuando envió los mensajeros a Samaria a hacer preparativos, es
importante esto porque muestra que el Señor se adelantó para organizar una bienvenida a su
Reino, esto es a los que creen en él tal como lo hicieron los discípulos. El mismo vocablo se usa en
He. 11:16 para hablar de la ciudad preparada por Dios.
“Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez”v.4 Si me fuere, vendré otra vez, ambos
términos poreúomai (πορεύομαι) el primero, y ercomai (ἔρχομαι) el segundo, describen la ida y
venida del Señor luego de su glorificación y posterior retorno por su iglesia. Una de las acepciones
del primer vocablo es “subir”, podría muy bien hablar de la ascensión del Señor descrita en Hechos
1:10-11, las palabras que usan los ángeles para describir la ida y regreso de Jesucristo son las
mismas usadas aquí por el Señor. “Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo
Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá (érjomai) como le habéis visto ir
(poreúomai) al cielo.” No se trata aquí de la venida del Espíritu Santo ni de la muerte del creyente,
sino del regreso personal de Cristo. “y os tomaré a mí mismo” Tomaré (paralambáno) la definición
en el griego nos ilustra la cualidad de la relación con el Señor, el término significa, recibir cerca, es
decir asociarse con uno mismo (en cualquier acto o relación familiar o íntima) de la erradicación de
personas de la tierra en juicio, cuando tenga lugar «la venida del Hijo del Hombre» (Mat. 24:40-41;
Luc. 17:34-35) “para que donde yo estoy, vosotros también estéis” La mismas palabras de la
primera frase son dirigidas en la oración intercesora de Jesús (Jn. 17:24) el conjunto de la oración
refleja el motivo por el cual Dios se acerca al hombre por medio de Jesucristo, para que estemos
con él en la eternidad, y seamos testigos de su gloria y poder.

“Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino”. Saber significa, primariamente, haber visto o percibido;
de ahí, conocer, tener conocimiento de, ya bien absolutamente, como en el caso del conocimiento
divino. La instrucción y enseñanza que Jesús impartió a sus discípulos por más de tres años era
considerada por el Señor como elemento más que suficiente para incluirlo en este mensaje de
consuelo. Como aspecto singular de esta frase el Señor les habla del “camino” (gr. jodós) para el
judío no era un término nuevo o desconocido o una figura de la que no supiesen con anterioridad,
el libro de Isaías cita: “Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará
inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe
que sea, no se extraviará”. Una de las acepciones del original griego de la palabra “camino” es
proceder, usada en Hechos 9:2, pero el término adquiere un significado glorioso cuando más
adelante el Señor los usa para identificarse a sí mismo como el “camino” es decir concretamente
indicado como única vía para la salvación y vida eterna, dándole así un carácter único y exclusivo.

Mensaje Actualizado del Texto

En momentos de turbación y temor, de los cuales no está exenta la vida del cristiano,
podemos encontrar en las palabras del Señor consuelo y ánimo para continuar el camino pese a
las circunstancias. Un mensaje claro del evangelio, donde no esté distorsionada la verdad bíblica,
muestra que aun estando al lado del Señor puede haber turbación, tal como le sucedió a los
discípulos quienes aun compartiendo enseñanzas directamente de la boca del Maestro,
necesitaron a través de él palabras de estímulo y aliento, fundamentadas en esencia de la
siguiente manera.

1.- CONFIAR EN DIOS VIVENCIALMENTE

La fe del cristiano no es un simple hecho aprendido o heredado de sus padres, es producto


de una confianza vivencial, experimentado por una relación de cercanía y entrega a la voluntad de
Dios. Experimentar confianza es producto de un proceso, el cual ha de tener como fundamente
una amplia y solida relación consolidada por una estable relación de comunión y búsqueda del
creyente. Por otra parte, el mismo Señor advirtió que “en el mundo tendréis aflicción” Jn. 16:33,
un evangelio que enseñe que no ha de haber aflicción o que estaremos libres de dificultades no es
un evangelio completo. En virtud de ello, el cristiano no debe estar sorprendido de la adversidad,
aunque muchas veces esta llega en los momentos más inesperados, debe vivir de acuerdo a la
confianza que profesa en Dios.

Este hecho enriquecerá su conciencia y andar espiritual, no con una fe infantil


determinada por buenas circunstancias, ello llevaría a ser creyentes indisciplinados e inmaduros,
por ello cobra valor el momento en que el Señor anima a sus discípulos, porque llegado este
momento crítico en su ministerio les exhortó a no perder la confianza y descansar en Dios.

2.- DESCANSAR EN LAS PROMESAS DE VIDA ETERNA

Como aliento y estímulo para el cristiano debemos apreciar el lugar de descanso


preparado especialmente para los hijos de Dios. El apóstol Pablo entendía muy bien esta promesa
cuando escribió a los romanos “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no
son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” Rom. 8:18. Esto
ayudará al creyente cuando aparezcan los momentos de dificultad y desazón a su vida. El Señor
apeló a este argumento para incentivar y animar a sus discípulos, tal esperanza no solo es ofrecida
a ellos. Cristianos de todas las épocas y edades de la iglesia han sabido apreciar la vida eterna y la
morada en los cielos como un lugar en el cual podemos cifrar nuestras esperanzas y recibir
consuelo en momentos de turbación.

Conscientes de que este mundo solo puede ofrecer bienes pasajeros y temporales, el saber que
hay una meta a la cual aspiramos a llegar ayuda a poner nuestra mirada en un objetivo, el cual nos
es descrito ampliamente en las Escrituras y que ha de determinar nuestro correcto actuar en la
dificultad.
3-APRECIAR LA ENSEÑANZA PARA UNA VIDA CRISTIANA VICTORIOSA

Parte de una vida cristiana victoriosa es haber sido enseñado correctamente, por más de
tres años el Señor instruyó a sus discípulos a través de las Escrituras, parábolas, y a más de eso,
con su propio ejemplo. La instrucción dada por el Señor a sus apóstoles iba a ser fundamental para
la obra que iba a continuar luego que ascendiera al cielo. La utilidad de la enseñanza no solo era
algo que los beneficiaría espiritualmente a sí mismos (como de hecho lo fue) sino que sería de
bendición para todos los que los oyeren y creyeran en el evangelio de Cristo.

Esencialmente Dios usa tres columnas para la instrucción de su pueblo por medio de su iglesia:

1° - Congregarse. He. 10:25

2°- Edificación Personal. Oración, mensajes grabados.

3°- Lectura diaria de la Biblia. He. 4:25

El pueblo de Dios ha de ser un pueblo instruido, tanto pueblo como líderes ha de hacer un
esfuerzo constante para que las enseñanzas bíblicas estén ajustadas a la Palabra y estén libre de la
especulación y la mente humana, el apóstol Pablo decía a Timoteo: “Tú debes seguir creyendo en
lo que aprendiste, y que sabes que es la verdad. Después de todo, conoces muy bien a quienes te
lo han enseñado. Recuerda que desde niño has leído la Biblia, y que sus enseñanzas pueden
hacerte sabio, para que aprendas a confiar más en Jesucristo y así seas salvo” 2 Tim. 3:14-15 (TLA)
Consiente pues de la importancia de la enseñanza para los creyentes de todas las épocas y edades,
tal afirmación, no solo confirma sino que también nos invita a seguir el ejemplo de los discípulos y
del Señor, primero dejarse instruir, segundo procurar enseñar bien a otros.

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