Está en la página 1de 6

PSICOLOGÍA EDUCATIVA Y DEL DES ARROLLO

Las 9 etapas de la vida de los seres humanos


Los distintos procesos y fases vitales, con sus respectivas características.
Aunque muchas veces consideremos que "la vida" es una única cosa que todos experimentamos, lo cierto es que hay algunos matices que hacen
que cada uno pasemos por ella de diferentes formas. Uno de los factores que hace que cambie es el contexto material en el que vivimos, como por
ejemplo el tipo de familia en el que nacemos, el dinero del que disponemos, el lugar que habitamos, etc.

Sin embargo, un factor no menos importante es la manera en la que nuestro propio cuerpo nos hace vivir. Y, en ese sentido, el paso de los
años y la edad hacen que experimentemos las cosas de otra manera.

¿Existen "etapas vitales"?


Es por eso, por ejemplo, que en la historia de la psicología son muchos los autores que se han propuesto clasificar etapas de la vida,
especialmente las que forman parte de una de sus fases: la infancia. Aunque cada uno definió criterios propios para decidir dónde terminaba una y
dónde empezaba la otra.

Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, definió diferentes etapas de desarrollo psicosexual, una teoría muy relacionada con su idea de la mente
inconsciente. Jean Piaget, a su vez, sentó las bases de la Psicología Evolutiva al establecer etapas del desarrollo cognitivo que van desde la
infancia hasta la adultez.

Pero todas estas ideas se enmarcan en un contexto teórico más amplio que nos habla sobre las etapas de la vida en general, valorando tanto los
cambios psicológicos como los que son físicos.

Las diferentes fases de la vida por las que pasamos


A continuación veremos cuáles son las principales etapas de la vida que definen cómo nos comportamos, cómo percibimos la realidad y
cuáles son nuestras necesidades.

Aunque es cierto que los límites de estas etapas no están muy claros y es discutible si unas empiezan o terminan antes o después, hay un consenso
relativo acerca de cuáles son y de qué manera ocupan nuestras vidas.

1. Etapa prenatal
La vida empieza antes de nacer, y la etapa prenatal es la que incluye los momentos en los que aún no se ha salido del útero. En ese periodo ya
somos capaces de aprender a través del tacto y de los sonidos, es decir, que el cerebro humano ya asocia estímulos a respuestas adecuadas.

 Artículo relacionado: "Las 3 fases del desarrollo intrauterino o prenatal: del cigoto al feto"

2. Primera infancia
La primera infancia se inicia en el momento de nacer y termina alrededor de los 3 o los 4 años. Es la etapa en la que se dan los pasos más
importantes en el desarrollo del lenguaje y además se realizan los aprendizajes esenciales sobre cómo funciona el mundo y el movimiento de las
cosas.

Además, el uso del lenguaje hace que se empiece a crear conceptos cada vez más abstractos y complejos que ayudarán a llegar a un grado de
comprensión más profundo acerca de las cosas.

3. Niñez temprana
Esta etapa de la vida es la que, más o menos, va de los 3 a los 6 años; por eso se la define también como etapa preescolar.

En esta fase se forma el autoconcepto y se gana la capacidad de pensar en los estados mentales de los demás, ya sea para intuir sus intenciones o
para saber qué información no saben. Esta habilidad se llama teoría de la mente.

4. Niñez intermedia
La niñez intermedia o escolar va de los 6 a los 11 años. En esta etapa se producen muchos progresos en la capacidad para comprender
operaciones matemáticas y la estructura de frases complejas.

Del mismo modo, la importancia de tener buenas relaciones con los demás y de dar una buena imagen empieza a ganar peso, y también se valora
más la inclusión en un grupo de amistades.

5. Adolescencia
La adolescencia va de los 11 a los 17 años. Es una etapa crucial, ya que se consolida la capacidad para pensar en términos abstractos y además se
producen unos cambios hormonales que pueden producir cierta labilidad emocional.

Además, en la adolescencia se produce la parte más intensa de la búsqueda de la propia identidad, y los círculos sociales a los que se quiere
pertenecer ganan mucha influencia en la persona.

¿Qué es la labilidad emocional?


El concepto de labilidad emocional hace referencia a una tendencia a cambiar rápida y abruptamente en lo referente al estado emocional.
Cuando se presenta este fenómeno psicológico, las emociones van variando casi como si siguiesen el movimiento de un péndulo, aunque no
necesariamente con esa regularidad entre periodos.

Duración de los cambios de humor


La labilidad emocional puede expresarse en variaciones de la emoción que se notan en cuestión de horas, pero también puede darse el caso que
este cambio aparezca después de varios día de manifestar una misma emoción o una secuencia de emociones muy parecidas entre sí.
Del mismo modo, los cambios bruscos en las emociones se pueden ir sucediendo los unos a los otros durante días hasta que llega un momento
en la que la labilidad emocional vuelve a sus niveles normales en los que no hay cambios tan abruptos.

La labilidad emocional como síntoma


La labilidad emocional puede llegar a ser una propensión útil a la hora de abordar problemas desde diferentes puntos de vista. De hecho, un cierto
grado de labilidad emocional está presente en casi todas las personas, ya que todas tienen un rango de emociones habituales.
Sin embargo, en otros casos llega a ser tan intensa y repentina que más allá de ser una característica de la personalidad puede ser, en sí misma, un
tipo de síntoma de un trastorno mental.
Los trastornos mentales en los que es más frecuente la labilidad emocional son los siguientes:
1. Depresión mayor
En la depresión mayor se puede pasar de fases de aplanamiento emocional y anhedonia a otros en los que aparece una profunda tristeza que se
vive de manera muy intensa. En estos casos los cambios de humor pueden generar problemas relacionales, especialmente cuando se asocian a
brotes intensos.

2. Trastorno Bipolar
Se trata de un trastorno del estado de ánimo caracterizado justamente por los cambios repentinos en los estados emocionales. Clásicamente, en
el Trastorno Bipolar se van alternando episodios de manía, en los que se manifiesta una sensación de euforia y alegría, y episodios de depresión.
En definitiva, en este trastorno la labilidad emocional es uno de los factores típicos (siempre que haya manía y depresión.

3. Ciclotimia
Aunque la labilidad emocional es el síntoma por excelencia del Trastorno Bipolar, la versión más leve de este, la Ciclotimia, también la presenta
como síntoma. En estos casos, los síntomas no son tan intensos como en el resto de trastornos depresivos, estos se mantienen durante un periodo
más largo.

Las causas de la variación emocional


Cuando la labilidad emocional es muy intensa e interfiere con la calidad de vida de la persona, es posible que sea un síntoma de un trastorno
mental o un desorden neurológico. Aunque las causas dependen de cada caso, se entiende que la labilidad emocional muy intensa asociada a
problemas psicológicos aparece cuando el sistema límbico (situado en el cerebro) empieza a funcionar de manera anormal.
Los pacientes con epilepsia, por ejemplo, pueden llegar a presentar labilidad emocional, ya que los ataques nacen de una alteración en el
funcionamiento global del encéfalo.

Tratamiento
Hay que tener claro que la labilidad emocional no es en sí un trastorno mental, sino un síntoma, y por eso no se trata de forma directa a
partir de intervenciones psicológicas o psiquiátricas. Las medidas sanitarias que la puedan llegar a reducir pasan por un diagnóstico de posibles
desórdenes mentales.
Cuando las causas no tienen que ver con un trastorno del estado de ánimo diagnosticado, el tratamiento será más difícil de establecer. Además, el
uso de psicofármacos que puedan servir para reducir la intensidad de las fases de labilidad emocional es algo que depende del personal médico
especializado que lleve cada caso.

6. Etapa de la juventud
Esta etapa va, aproximadamente, de los 18 a los 35 años. Aquí se produce la consolidación de los círculos de amistad más duraderos y se
aprende a vivir con un alto grado de independencia, de modo que ya casi no se depende de los padres. Psicológicamente y biológicamente, las
capacidades físicas y mentales también llegan a su techo, y entre los 25 y los 30 años empiezan a decaer ligeramente.

7. Etapa de la madurez
La madurez va de los 36 a los 50 años. En esta fase se consolida la faceta laboral y se aprende del todo una especialización que permitirá generar
ingresos para vivir de forma independiente en la mayoría de países occidentales.

Por otro lado, las expectativas de cambio en la propia vida van quedando moderadas y los objetivos vitales se orientan más hacia la estabilidad.

8. Etapa de la adultez madura


Esta fase va de los 50 a los 65 años. En ella se acostumbra a consolidar el nivel de ingresos a unos niveles que permiten vivir mejor que antes,
pero se producen cambios corporales que hay que saber gestionar. A la vez, la valoración de la estabilidad también aumenta.

9. Tercera edad
La tercera edad empieza a los 65 años, y en ella se gana una nueva independencia al desaparecer las obligaciones laborales habituales y al
producirse la marcha de los hijos e hijas que se haya podido tener.
En algunos casos esto produce el Síndrome del Nido Vacío, y la exposición al duelo es más frecuentea medida que mueren familiares de la
misma generación y amistades

Síndrome del Nido Vacío


¿Alguna vez te has preguntado cómo se originan los estados de ánimo? La respuesta a esta pregunta es compleja, ya que estos nacen en mitad de
un torrente de información que proviene a la vez del interior y el exterior de la persona. No somos seres emocionalmente autónomos, con
sentimientos que nacen espontáneamente en nosotros y se vuelcan hacia afuera en nuestros actos y nuestra manera de expresar estados afectivos;
en todo caso, nuestros sentimientos nacen en la continua retroalimentación con lo que ocurre a nuestro alrededor.
Teniendo en cuenta esto, no resulta extraño pensar que nuestros estados emocionales se debe, al menos en parte, al tipo de relación que tenemos
con los demás y el grado en el que tenemos ocasión para relacionarnos con ciertas personas.

Definición: la soledad del hogar silencioso


El Síndrome del Nido Vacío es un claro ejemplo de esto. Este concepto se utiliza para referirse al sentimiento de soledad y tristeza que
experimentan los padres, madres y cuidadores en general cuando los jóvenes de los que una vez se ocuparon se emancipan y dejan de
compartir casa con ellos. Es frecuente que el Síndrome del Nido Vacío ocurra cuando los hijos se van de casa para trasladarse a la ciudad en la
que se encuentra su facultad, cuando deciden irse a vivir solos y cuidar de sí mismos o cuando se casan. En todos los casos ocurre algo parecido:
algo cambia en el día a día de los cuidadores, porque ciertas personas dejan de estar tan presentes como antes.
Esta sensación de pérdida no tiene por qué fundamentarse sólo en la ausencia de trato con los hijos, sino que puede tener un efecto negativo
sobre la autoimagen si se le confería gran valor al hecho de ser responsable de cuidar a otra persona. La búsqueda de un sentido a lo que se hace
puede verse trastocada si gran parte de ese esfuerzo existencial tiene que ver con la crianza y el cuidado de otros.

Diferencias entre hombres y mujeres


Una simple variación como pasar de compartir casa con un hijo a dejar de hacerlo puede trastocar profundamente el repertorio de estados
emocionales de los padres y tutores, porque las emociones están relacionadas con los cambios objetivos que ocurren en el contexto.
Sin embargo, en la actualidad el contexto está determinado, en parte, por el género que se le asigna a cada persona. Como por el sesgo de
género las mujeres han tenido un rol tradicional vinculado a la crianza y la esfera de lo doméstico, también son las más propensas a
experimentar el Síndrome del Nido Vacío: una desigualdad plasmada objetivamente (el reparto de tareas domésticas) conlleva también
variaciones en la percepción de esta objetividad (la salida de los hijos del hogar).
Pero, además, es posible que parte de los motivos por los que las mujeres tienden a experimentar más este sentimiento de pérdida se encuentre en
el hecho de que estos episodios coinciden frecuentemente con la menopausia.
Eso no significa que los hombres no puedan llegar a desarrollar los síntomas típicos del Síndrome del Nido Vacío, pero en términos estadísticos es
menos común que ocurra.

¿Qué está ocurriendo con el Síndrome del Nido Vacío en nuestros días?
Es muy posible que en los últimos años los efectos del Síndrome del Nido Vacío se estén viendo afectados por los cambios en los hábitos de
vida y la crisis económica. Por un lado, cada vez hay una mayor cantidad de adultos jóvenes incapaces de emanciparse por la falta de
ingresos. Por el otro, el hecho de que las tasas de natalidad estén cayendo en muchos países puede reflejar que cada vez hay más familias con un
solo hijo, lo cual podría significar que su emancipación supondría un cambio más brusco.
Además, las exigencias de un mercado de trabajo más estricto lleva a muchos jóvenes a trabajar muy lejos de su lugar de residencia habitual, lo
cual dificulta la conciliación familiar y hace que las reuniones con los padres sean menos frecuentes y más espaciadas en el tiempo.
Tampoco es tan frecuente que pase poco tiempo entre que los hijos se emancipan y el momento en el que tienen un hijo, así que en algunos casos
las personas que viven el Síndrome del Nido Vacío ni siquiera tienen la oportunidad de cuidar de sus nietos (que, por otro lado, en caso de
existir podrían estar a cientos de kilómetros de distancia).
Puede que la pérdida parcial de contacto con un hijo o hija pueda parecer difícil de sobrellevar de por sí, pero el modo en el que se experimente
esto depende en gran parte de condiciones materiales como las que provee el mercado de trabajo y la situación económica de las familias.

REPRODUCCIÓN III. LAS ETAPAS DE LA VIDA Y LAS ENFERMEDADES


Introducción. Cada uno de nosotros es la misma persona a lo largo de su vida pero nuestro aspecto
está cambiando constantemente. Con los años uno va aprendiendo a ver muchos de estos cambios
cuando se mira en un espejo, sobre todo si tiene cerca unas fotografías de años anteriores.
Experimentamos diferentes etapas, algunas llenas de mayores capacidades, como la pubertad y la
adolescencia, y otras llenas de experiencia, pero también con pérdidas de capacidades como es la
senectud. Lo mejor es vivir cada etapa apasionadamente, disfrutando de esta aventura que es estar
vivos. A continuación se exponen las características de todas estas etapas. También se estudian las
enfermedades relacionadas con la sexualidad y los métodos para seguir una paternidad responsable.

Actividades a realizar. Lee las explicaciones sobre las diferentes etapas de la vida y realiza el Test de
respuesta múltiple 18.1. Después lee el texto sobre las principales enfermedades relacionadas con la
sexualidad y realiza el Test de respuesta múltiple 18.2, el Crucigrama 18 y los Completar frases sobre el
aborto y sobre el crecimiento de la población humana.

1 . Las etapas de la vida. Las etapas de la vida son:

1) Niñez. Es la época que va desde el nacimiento hasta la pubertad. Al principio hay un período en el
cual el niño se alimenta a partir de leche, que recibe el nombre de lactancia. La mejor leche para el niño
es la materna, puesto que contiene los anticuerpos que el niño todavía no puede producir. Conviene
recordar que las glándulas mamárias de la mujer no son capaces de segregar leche hasta la gestación.
Es la succión del recién nacido lo que desencadena un impulso nervioso que pasa al hipotálamo y
después a la hipófisis y esta glándula segrega las hormonas oxitocina y prolactina, que son las que
estimulan a las mamas a producir leche.

2) Pubertad. Es la época en qué se inicia la maduración de los caracteres sexuales. Por lo tanto, en la
pubertad además de crecimiento hay desarrollo. Este consiste en un cambio de proporciones corporales
y en la maduración sexual. En las niñas la pubertad se da entre los 12 y los 15 años y en los niños se da
un poco más tarde, entre los 13 y 16 años.

3) Adolescencia. Es la época en la cual se va llegando a la madurez psicológica y al equilibrio


emocional propios del adulto. Suele finalizar entre los 18 y 20 años.

4) Madurez. Es la época que hay entre la adolescencia y la senectud.

5) Senectud. Es la época en la cual se inicia la pérdida de facultades. Suele empezar a los 60 años.
2 . Los cambios de la pubertad. Se pueden
diferenciar los cambios que afectan a los caracteres
sexuales primarios y los cambios que afectan a
los carácter sexuales secundarios.

Los caracteres sexuales primarios son los


caracteres diferenciales de cada uno de los sexos que
son imprescindibles para la reproducción. Por ejemplo,
la capacidad de producir gametos o la menstruación.

Los caracteres sexuales secundarios son los


caracteres diferenciales de cada uno de los sexos que
no resultan imprescindibles para la reproducción. Por
ejemplo, la distribución del pelo en el cuerpo o el tono
de la voz.

En las niñas la primera menstruación(menarquia)


puede darse entre los 10 y los 16 años, siendo lo más
frecuente entre los 12 y los 13 años (ver el cuadro).

En los niños la primera eyaculación de semen puede


producirse entre los 11 y los 16 años, siendo lo más
frecuente entre los 12 y los 13 años. Se suelen dar
espontáneamente durante el sueño, de ahí que se
denominen poluciones nocturnas.

También podría gustarte