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Extracto del libro Perú Integral Bicentenario (Perú, 2014 600 págs.)
Jorge Pizarro P.
Si ya era difícil la lucha política, por lo señalado de cambios en la estructura social y en las
condiciones de la acción ciudadana ante el terror del Estado y el senderista, estas circunstancias
debilitaron a las opciones de izquierda. Se impuso la principal ruptura, aquella efectuada con la
comunidad de ciudadanos. Y con ello se autoderrotó la opción de gobierno de la izquierda, en
esta cuarta oportunidad abierta desde la década del 70.
Permítanme algunas ideas finales sobre las señaladas perspectivas de Socialismo y Democracia
en el Perú, abierta a los nuevos cambios. Las haré con el espíritu de este diálogo
intergeneracional, de varias generaciones, incluyendo a la nueva generación de izquierda del
siglo XXI, que se expresa en múltiples y creadores movimientos de ciudadanía. En el amplio
campo de la izquierda peruana, que incluye socialistas, comunistas, social cristianos, socialistas
democráticos, nacionalistas, la requerida actualización como opción de gobierno de
trasformación, que formuló Jorge Del Prado, demanda apertura a las nuevas fuerzas sociales de
ciudadanía, y a la dimensión política de la república igualitaria y solidaria.
Muchos de los problemas señalados en el periodo del 70 al XXI, tienen que ver con una
dimensión que considero perdimos de vista en la izquierda, y nos reclamaba el nuevo
movimiento de ciudadanía, que se incorpora nítidamente ahora en la expresión de las nuevas
generaciones del siglo XXI. Esto es, que entre el demos del pueblo, la base de la soberanía de la
ciudadanía, y el sistema político de poder, existen fuerzas sociales y mediaciones institucionales
organizadas en la esfera común de ejercicio de la soberanía. Este es el campo político de la
república, organizada como comunidad de ciudadanos, que se amplía en la lucha por la igualdad
y la libertad. Desde los años 70 en el Perú estaba cambiando nuevamente la estructura social y
las condiciones de acción de los ciudadanos, y no se asumían las dimensiones políticas de
república para apreciarlos. Estos cambios se han profundizado en el siglo XXI.
Esta dimensión de la república es necesario punto de partida para la actualización de las fuerzas
de ciudadanía, este otro-real imaginario, a fin de actualizarla como opción de gobierno. La
perspectiva histórica, de forja creativa para conquistar el pan y la belleza, es necesario asumirla
desde la comunidad de ciudadanos, y no solo de una clase histórica universal. Esta es una tensión
fundamental de este diálogo intertextual e intergeneracional, cuya resolución se dará en la
práctica, en función de valores comunes de libertad, solidaridad y justicia.
Falta mucho para profundizar en estos balances y perspectivas. Pero el espíritu común tiene un
acercamiento clave: el socialismo es creación heroica y se afirma en mayor democracia
ciudadana.
La Nación se está afirmando y reconociendo en el pluralismo cultural, con una base civilizatoria
andina amazónica. La conquista de los derechos es obra especialmente de las mayorías
ciudadanas, teniendo un rol fundamental los trabajadores, los movimientos de productores y
las mayorías indígenas. En el siglo XXI se han afirmado, además, diversos movimientos
ciudadanos, como los ecológicos, de género, identitarios, de consumidores, de innovadores
emprendedores, entre otros. Son importantes las necesarias reformas de procedimientos
institucionales, como aquellas que limitan el presidencialismo autoritario o que transforman los
sistemas de representación como el Congreso, las regiones y los municipios. Pero, el principal
desafío democrático actual del país está en la afirmación de la sociedad y la politización de su
fuerza social, en sus autogobiernos y derechos, en el sustento de la soberanía fundamental de
los ciudadanos como pueblo.
Del Prado hizo de este aserto una distinción de su vida. Afirmó la mejor de las politizaciones de
la vida social, aquella que hace de los sujetos sociales los activos protagonistas del ejercicio de
la soberanía democrática para ampliar los derechos universales y de los diversos componentes.
Los trabajadores, afirma enfático, son una de las fuerzas de avanzada sustantiva para la
conquista de mayores derechos en la lucha emancipatoria.
En este diálogo de recuerdo y homenaje a Jorge del Prado, quiero también rendir homenaje a
sus familiares que estuvieron con él y afirman su memoria. A todos ellos, en las figuras de Etna
Velarde, creadora infatigable que h cubierto de azul a Machu Picchu y ha puesto color y rostro
a nuestra historia; de Vladimiro, tenaz vigilante de un recuerdo siempre vivo; y de Carmen,
presente desde la eternidad, cuya frase de trabajo creativo, entrelazada con otras de Jorge del
Prado, nos dejan una consigna para afirmar la vida: “La libertad es una conquista social, hecha
a mano”.