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El

Gran Fraude
del Calentamiento Global

Free Spotlight


1.
Introducción

La sección literaria Free Spotlight traslada a la literatura videos


escogidos por su alto nivel de calidad e interés general existentes en las
grandes plataformas públicas de internet, respetando escrupulosamente el
sentido del original. Es decir, pretende andar el camino inverso al de la
industria cinematográfica, la cual, desde sus comienzos, convierte en imágenes
las obras literarias. Los trabajos de Free Spotlight lo deciden y realizan con
total independencia un equipo de varios profesionales de diversas
especialidades, cuyo objetivo es acercar al lector temas de relevancia mundial
y también personajes icónicos.

En este caso, en Free Spotlight, hemos escogido el “calentamiento


global por culpa del ser humano” por ser un tema tan polémico como inserto
en la sociedad actual.
Esta es la transcripción literaria de un magnífico y valiente documental,
escrito y dirigido por Martin Durkin -productor de televisión británico-, que si
lo deseas puedes encontrar a libre disposición en YouTube con el mismo título
que aquí encabezamos, donde auténticos expertos nos aclaran toda la realidad
sobre el calentamiento global. También es un homenaje y reconocimiento a
cada uno de ellos que en dicho documental responden a las preguntas
esenciales sobre esta inquietante preocupación global.
Para la mejor comprensión de lo que explica el mencionado documental
que estamos transcribiendo, hemos tomamos la iniciativa de indicar a
continuación los gases que componen la atmosfera con sus porcentajes
correspondientes:

GAS Porcentaje (%)

Nitrógeno (N2) 78,08

Oxígeno (O2) 20,95

Argón (Ar) 0,93

Dióxido de carbono (CO2) 0,05







2.
¿Se está calentando nuestro planeta por culpa del hombre?

El hielo se está derritiendo. El mar está subiendo. Soplan los huracanes y


todo sucede por tu culpa. ¿Asustado? No lo estés, no es verdad.
Paul Reiter, autor de “Green Power, Black Death”. Asesor senior de
políticas del Comité para un mañana constructivo (CFACT), dice: “La alarma
sobre el calentamiento global se disfraza de ciencia, pero no es ciencia. Es
propaganda.”
Nir Shaviv, profesor del Institute de Physics University de Jerusalen,
afirma: “No hay evidencia directa que asocie el calentamiento global a gases
de efecto invernadero generados por el hombre.”
Nigel Calder, editor del London Evening Standard, expresa: “Nos han
dicho mentiras. Eso es todo lo que ha pasado. Este tema apesta”
Ian Clark, profesor del departamento de Earth Sciences University de
Ottawa, comenta: “No podemos decir que el CO2 cambiará el clima, pues
nunca lo hizo en el pasado.”
Tim Ball, profesor del Dept of Climatology University de Winnipeg,
opina: “Si el CO2 aumenta en la atmosfera como un gas de efecto
invernadero, entonces la temperatura aumentará. Pero los registros de hielo
muestran exactamente lo contrario. Así que el enunciado fundamental sobre la
teoría del cambio climático se muestra falsa.”
El calentamiento global causado por el hombre ya no es sólo una teoría
sobre el clima, es uno de los principios morales y políticos de nuestra era. Sus
defensores dicen que el debate ha terminado. Cualquier crítica, por muy
rigurosa científicamente que sea, es ilegítima; o, peor aún, peligrosa.
Pero les mostraremos que no hay nada anormal en las temperaturas
actuales. Que el clima de la tierra siempre está cambiando, y que las pruebas
científicas no demuestran que el clima dependa del dióxido de carbono,
provenga o no del ser humano. En resumen, en todas partes les están contando
que el calentamiento global causado por el hombre está más que demostrado,
pero les están contando mentiras.
Tim Ball: “Cuando dicen que no creemos en el calentamiento global yo
les respondo: yo creo en el calentamiento global, pero no creo que el CO2 que
producimos lo esté causando.”
Nir Shaviv: “Si me hubieran preguntado hace unos años les habría dicho
que es por el CO2. ¿Por qué? Porque al igual que todo el mundo yo escucho
lo que dicen los medios de comunicación.”
Cada día las noticias sobre el calentamiento global causado por el hombre
se vuelven más fantásticas y apocalípticas. Y los políticos no se atreven ya a
expresar ninguna duda sobre el cambio climático.
Lord Lawson fue Miembro del Parlamento Británico, y ministro en el
gabinete de M. Thatcher: “Hay una enorme intolerancia hacia cualquier voz
que disienta. Esta discrepancia es políticamente incorrecta.”
El cambio climático ha ido más allá de la política, es una nueva clase de
moralidad. Y aun así un grupo de climatólogos veteranos dicen ahora que esa
teoría no tiene sentido.
Nir Shaviv: “Hay periodos en la historia de la tierra en que teníamos tres
veces más CO2 del que tenemos hoy, y periodos en que teníamos hasta diez
veces más. Y si el CO2 tiene un impacto tan grande sobre el clima deberíamos
apreciarlo en las reconstrucciones climáticas, cosa que no sucede.”
Ian Clark: “Si observamos el clima desde un punto de vista geológico
nunca pensaríamos que el CO2 es uno de sus factores determinantes.”
Doctor Piers Corbyn, pronosticador del clima en Weather Action:
“Ninguno de los grandes cambios climáticos de los últimos mil años puede
explicarse en relación con el CO2.”
Ian Clarck: “No se puede decir que el CO2 determina el clima. En el
pasado nunca lo ha hecho.”
John Christy, profesor en Dept of Atmospheric Science. University de
Alabama in Huntsville: “He oído decir muchas veces que miles de científicos
han llegado a un consenso sobre el calentamiento global, y que el ser humano
está provocando un cambio climático catastrófico para el mundo. Yo soy
científico y, como yo, hay otros muchos que creen sencillamente que eso no es
cierto.”
Es indudable que el calentamiento global causado por el hombre no es una
teoría científica normal. Está respaldada por un organismo político de la ONU,
el panel intergubernamental del cambio climático o IPCC.
Philip Scott, profesor en el Dept of Biogeography, University of London:
“El IPCC, como cualquier organismo de la ONU, es político. Sus
conclusiones finales están determinadas por la política.”
Paul Reiter: “Se dice que el IPCC está formado por los 2.500 científicos
más importantes del mundo, pero cuando miras sus biografías ves que eso no
es verdad. Un buen número de ellos ni siquiera son científicos.”
Richard Lindzen, profesor en IPCC & M.I.T. Dept of Meteorology
Massachussetts Institute of Technology: “Y para llegar a los 2.500, el IPCC
ha tenido que incluir a críticos y personas de los gobiernos. Muchos de ellos
no están de acuerdo con las conclusiones.”
Paul Reiter: “Aquellos especialistas que no están de acuerdo con las
conclusiones y dimiten —y yo conozco a unos cuantos—, simplemente figuran
en la lista de colaboradores y se vuelven parte de estos 2.500 científicos de
élite.”
Richard Lindzen: “No es ciencia, es pura propaganda.”
Esta es la historia de cómo una teoría sobre el clima se ha transformado en
una ideología política, y de cómo se ha distorsionado todo un área de la
ciencia.
Patrick Moore, cofundador de Greenpeace: “Ni siquiera me gusta llamarlo
movimiento ecologista, porque en realidad es un movimiento político-activista
que se ha vuelto enormemente influyente en todo el mundo.”
Dr. Roy Spencer, Weather Satellite Team Leader. NASA: “Los
climatólogos necesitan que haya un problema para conseguir subvenciones.”
John Cristhy: “Tenemos mucho interés en crear pánico porque así
conseguimos que se destine más dinero para la climatología.”
Richard Lindzen: “Hay una cosa que no se puede decir, y es que esto del
calentamiento global quizás no sea un problema.”
Patrick Michael, profesor del Dept of Environmental Sciences, University
of Virginia: “Hoy día decenas de miles de trabajos dependen del cambio
climático. Es un gran negocio.”
Philip Stott: “Se ha convertido en una gran industria por sí mismo. Y si la
teoría del calentamiento global colapsara, habría una terrible cantidad de
gente despedida y buscando trabajo.”
Estamos también ante una historia de censura e intimidación.
Nigel Calder: “He visto y he oído escupir furia a cualquiera que pueda
disentir con ellos, lo que no es correcto científicamente.”
Los países desarrollados, invocando el miedo a desastres climáticos,
consiguen evitar el progreso industrial en las naciones en desarrollo.
James Shikwati, economista de Kenia y Director de la Red Económica
Inter Región que promueve la libertad de comercio, como solución para la
pobreza en África: “Una cosa clara que emerge de todo el debate
medioambiental es que hay alguien interesado en matar el sueño africano. Y
el sueño africano es el desarrollo.”
Patrick Moore: “El movimiento medioambiental ha evolucionado hacia la
mayor fuerza que existe para evitar el desarrollo de los países más
necesitados del mismo.”
El calentamiento global es la fábula de como un miedo mediático ha
llegado a ser la idea definitoria de una generación.
Nigel Calder: “No soy el primero ni el último que dice que todo este
negocio del calentamiento global es como una religión, y los que no están de
acuerdo son tachados de herejes. Pues yo soy un hereje.”
¿Dónde tiene su origen todo esto?
En el año 2007 una comisión de la Cámara de los Lores británica fue
creada para averiguar la evidencia científica del calentamiento global. Una
figura líder en esa comisión fue Lord Lawson de Blaby, quien, como canciller
del Tesoro en los años 80, fue el primer político que destinó subsidios de
dinero público para la investigación sobre el calentamiento global.
Lord Lawson de Blaby: “Tuvimos la ocasión de conseguir las
declaraciones de mucha gente experta en esta área, y elaboramos un informe.
Lo que me sorprendió fue descubrir lo débil e incierta que era esta ciencia. De
hecho, hay mucha gente experta —alguna de ella algo asustada de salir a la
luz—, que tranquilamente en privado, y algunos en público, dicen: Espera un
minuto, esto del calentamiento global simplemente no cuadra”
Nos dicen que debemos preocuparnos porque el clima de la tierra está
cambiando. Pero el clima de la tierra siempre está cambiando. En la larga
historia de nuestro planeta ha habido infinidad de periodos en los que hacía
más frío y más calor que hoy en día. Por ejemplo, la etapa cuando la mayoría
del mundo estaba cubierto de bosques tropicales, o aquella otra que estaba
cubierto de láminas de hielo.
El clima ha cambiado siempre y lo ha hecho sin ayuda de nosotros los
humanos. La tendencia actual al calentamiento nace hace unos 200 años, al
final de un periodo muy frío en la historia de la tierra. Los climatólogos se
refieren a esta época como “la Pequeña Edad de Hielo”.
Philip Stott: “En el siglo XIV Europa entró en la Pequeña Edad de Hielo, y
en los inviernos más crudos de esta edad ríos como el Támesis o el Ebro se
helaron por completo. Y cuando buscamos evidencias de esto las encontramos
en las antiguas ilustraciones, grabados y cuadros de esa época donde se ve el
Támesis helado. Dichos gravados muestran maravillosas ferias de hielo que
se celebraban esquiando en el río, y también como la gente vendía sus
mercancías sobre el agua helada.”
Antes de la Pequeña Edad de Hielo hubo una época templada y agradable
en que las temperaturas eran más altas que hoy en día. Una época que los
climatólogos designan como “Periodo Cálido Medieval”. En Europa esta fue
la era de los grandes constructores de catedrales. Una época en la que, según
Chaucer, los viñedos florecían incluso en el Norte de Inglaterra.
Philip Stott: “Es importante que la gente sepa que el clima hizo posible un
estilo de vida muy diferente en la época medieval. Hoy día pensamos que el
calentamiento va a tener consecuencias apocalípticas. En realidad, cuando
describimos este periodo cálido tendemos a asociarlo con riqueza. Por toda la
ciudad de Londres hay pequeños vestigios de los viñedos que crecieron en el
Periodo Caliente Medieval, así que este fue un periodo maravillosamente
próspero.”
Pero si nos remontamos más allá del periodo cálido medieval encontramos
otras épocas de calor, incluida una muy larga durante la edad de piedra que los
geólogos conocen como Holoceno Máximo, cuando las temperaturas fueron
notablemente más altas que hoy en día durante más de tres milenios.
Ian Clark: “Si retrocedemos 8.000 años en el periodo Holoceno,
comprobaremos que el clima era mucho más cálido que hoy en día. Pero los
osos polares, obviamente, sobrevivieron a ese periodo pues ellos siguen con
nosotros hoy. Los seres vivos son muy adaptables y estos periodos cálidos en
el pasado, (los llamados “hipsy thermals”) no supusieron ningún problema
para ellos.”
Pero si las variaciones climáticas en el pasado fueron claramente naturales,
¿por qué creemos que ahora es diferente?”
Lo que se afirma en la actual alarma sobre el calentamiento global es que
el culpable es la sociedad industrial. Pero se olvida que gracias a los lujos de la
industria moderna -antiguamente disfrutados exclusivamente por los ricos-,
ahora están disponibles en abundancia para la gente normal. Las tecnologías
modernas han hecho la vida más fácil y más rica; los transportes y las
comunicaciones modernas han conseguido que el mundo parezca menos
distante y extraño. Indudablemente, el progreso industrial ha cambiado
nuestras vidas. Pero ¿también ha cambiado el clima?
Según la teoría del calentamiento global causado por el hombre, el dióxido
de carbono que produce la industria ha provocado un aumento de las
temperaturas. ¿Qué pruebas tenemos de que sea cierto?
Patrick Michaels: “Cualquiera que vaya diciendo que el dióxido de
carbono es el principal responsable del calentamiento del siglo XX, no ha
visto siquiera los datos numéricos.”
A principios del siglo XX buena parte del mundo seguía siendo
preindustrial. No mucha gente tenía electricidad, y aún menos automóvil. La
industria era bastante primitiva, restringida a unos cuantos países y ahogada
por la depresión económica. Pero después de la segunda guerra mundial las
cosas cambiaron. Productos como las neveras, las lavadoras, las televisiones y
los automóviles, empezaron a fabricarse en masa para el mercado
internacional. Los historiadores llaman a esta explosión global de la actividad
industrial el boom económico de la posguerra. ¿Qué relación tiene esto con la
temperatura?
En los últimos 150 años la temperatura del planeta ha crecido más de
medio grado Celsius. Pero lo extraño es que la mayor parte de ese aumento
tuvo lugar en las primeras décadas del siglo XX. Es decir, entre 1905 y 1940
cuando la producción industrial era relativamente pequeña. Después de 1940
el mundo se templó. Durante el boom económico de la posguerra la
temperatura cayó en picado. Irónicamente no volvió a subir hasta la recesión
económica mundial de los años 70.
Syun-Ichi Akasofu, profesor y director de Internacional Arctic Research
Centre: “El CO2 empezó a crecer exponencialmente a partir de los años 40.
Justo cuando las temperaturas comenzaron a disminuir, algo que siguieron
haciendo hasta 1975. Esto es lo contrario a un ascenso. Si el CO2 aumenta
rápidamente, pero la temperatura baja, no se puede decir que el CO2 y la
temperatura estén relacionados.”
Tim Ball: “La temperatura estuvo subiendo significativamente hasta 1940,
cuando la producción humana de CO2 era relativamente baja. Pero después,
durante la posguerra, cuando las industrias y las economías de todo el mundo
comenzaron a desarrollarse, y la producción humana de CO2 se disparó, la
temperatura global empezó a bajar. En otras palabras, los hechos no se
corresponden con la teoría.”
Nigel Calder: “En los tiempos en los que, tras la Segunda Guerra
Mundial, la industria estaba en su boom, el CO2 aumentaba, y sin embargo la
Tierra se enfriaba. De hecho, comenzaban señales de una próxima Edad de
Hielo.”
¿Por qué suponemos que el dióxido de carbono es el responsable de
nuestro cambio climático?
Tim Ball: “El porcentaje de CO2 entre los gases de la atmósfera —el
oxígeno, el nitrógeno y el argón—, es tan solo de 0.05 %. Es una fracción
increíblemente pequeña; y después hay que separar la parte que
supuestamente el ser humano está añadiendo, que es la fuente de todas las
disputas, y que es aún más pequeña.”
El efecto invernadero es solo una parte del sistema climático de la tierra, y
el CO2 es un gas invernadero insignificante.
Tim Ball: “La atmósfera está formada por una multitud de gases. Un
pequeño porcentaje de estos gases se llaman gases invernadero, y de ese
pequeño porcentaje el 95% es vapor de agua. Es el gas invernadero más
importante.”
John Christy: “El vapor de agua es un gas invernadero; sin duda el gas
invernadero más significativo.”
El CO2 no es sólo un gas invernadero secundario. También está claro que
ninguno de estos gases es responsable del cambio climático. Para demostrarlo
debemos observar el cielo, o una parte del cielo llamada troposfera.
Richard Lindzen: “Si se tratara de un calentamiento invernadero haría
más calor en mitad de la troposfera, a unos diez o doce kilómetros de la
superficie terrestre, que en ésta. Hay buenas razones teóricas que lo explica y
tienen que ver con cómo funciona el efecto invernadero.”
El efecto invernadero funciona así: el Sol emite calor a la tierra. Si no fuera
por los gases invernadero esta radiación solar rebotaría hacia el espacio
dejando el planeta frío e inhabitable. Los gases invernadero retienen el calor
en la troposfera terrestre, a unos kilómetros de la superficie. Y es aquí, según
los modelos climáticos, donde las temperaturas deberían ser más altas si
fuesen los gases invernadero los que causan el calentamiento. Pero no es así”
Frederick Singer: “Todos los modelos, absolutamente todos, calculan que
el calentamiento debería ser más rápido según se ascienda desde la superficie
de la Tierra a la atmósfera. De hecho, la temperatura máxima sobre el
Ecuador debería situarse a una altitud de unos 10 kilómetros.”
Un científico que se ha dedicado a medir la temperatura de la atmósfera
terrestre es el profesor John Christie. En 1991 fue galardonado con la medalla
al descubrimiento científico excepcional otorgada por la NASA, y en 1996
recibió un premio especial de la Sociedad Meteorológica Americana por sus
avances fundamentales en el seguimiento del clima. También fue un
importante colaborador del panel intergubernamental del cambio climático, o
IPCC. Hay dos métodos que los científicos como el profesor Christie usan
para medir la temperatura de la atmósfera: los satélites y los globos sonda.
John Christi: “Lo que llevamos observando continuamente, es que en casi
todo el planeta la mayor parte de la atmósfera no se está calentando tanto
como la superficie, y eso nos rompe los esquemas, porque la teoría al respecto
está muy clara. Y la teoría dice qué si la superficie se calienta, la atmósfera
debería calentarse aún más deprisa. Pero el aumento de la temperatura en esa
zona no es muy significativo, y no se corresponde para nada con la teoría
sobre la que los modelos climáticos se están basando en este momento.”
Patrick Michaels: “Uno de los inconvenientes de estos modelos es que
proponen que según se va ascendiendo hacia la atmósfera, excepto las
regiones polares, la temperatura también va subiendo. Y ha quedado claro a
partir de dos tipos de datos, no sólo los de los satélites de los que todo el
mundo habla, sino también los de los globos sonda, que ese efecto no es así.
De hecho, parece que las temperaturas en la superficie son ligeramente más
altas que en la atmósfera. Esta es una gran diferencia.”
Richard Lindzen: “Todos estos datos indican que el calentamiento que
estamos observando no se debe a los gases de invernadero.”
Frederick Singer, profesor y director del US National Weather Service:
“Lo que se ha observado no es un aumento de temperaturas con respecto a la
altitud. De hecho, la mayor parte de las veces se ha apreciado un descenso de
las mismas según se va ascendiendo. Así que, podríamos decir, que la
hipótesis del calentamiento global causado por el hombre no tiene validez
ante las pruebas.”
El reciente calentamiento de la tierra ha tenido lugar en el momento y el
lugar equivocados. Si el CO2 fuera determinante en el cambio climático la
temperatura debería haber subido durante el boom económico de la posguerra,
y debería haber más calor en la troposfera que en la superficie. Pero ocurre
exactamente lo contrario.
La emotiva película del exvicepresidente de USA Al Gore, “Una verdad
incómoda”, está considerada por muchos como la definitiva presentación
popular de la teoría del calentamiento global. Pero ¿hay alguna prueba real en
la historia climática de la Tierra de que el dióxido de carbono determina la
temperatura del planeta?
Una forma de viajar en el tiempo es perforar el hielo, y aquí los científicos
han encontrado una relación entre el CO2 y los cambios de temperatura en la
Tierra. El primer estudio en bloques de hielo se hizo en Vostok, en la
Antártida. Lo que se encontró, como Al Gore correctamente decía en su
presentación, era una clara correlación entre el CO2 y la temperatura. Dijo el
mencionado político: “Ahora retrocedamos en el tiempo 650.000 años. Aquí
vemos lo que la temperatura ha sido en nuestra Tierra. Algo que salta a la
vista es que los datos encajan juntos. La relación es muy complicada; pero
hay una relación que es mucho más poderosa que todas las otras y es esta:
cuando hay más CO2 la temperatura aumenta.”
Al Gore dice que la relación entre la temperatura y el CO2 es complicada.
Pero no dice cuál es esa complicación. De hecho, hay alguna de ella muy
importante en los datos de los bloques de hielo que este político no menciona.
El profesor Ian Clark es un destacado paleo climatólogo ártico, que estudia
los registros de la temperatura terrestre de los últimos cientos de miles de
años.
Ian Clark: “Cuando estudiamos el clima a gran escala necesitamos
materiales geológicos que puedan registrar el clima. Si tomamos una muestra
de hielo, por ejemplo, podemos usar isótopos para reconstruir la temperatura.
Pero si liberamos la atmósfera que contiene esa muestra podemos, entonces,
observar los niveles de CO2.”
Efectivamente, como dice Al Gore, el profesor Clark y otros científicos
han descubierto un vínculo entre el dióxido de carbono y la temperatura, pero
esta relación es opuesta a la indicada por el expresidente de USA.
Ian Clark: “Tenemos un registro de las temperaturas en el hielo de Vostok,
e indica una subida de la temperatura entre un primer momento y un segundo
momento, en un intervalo clave, en el que salimos de una glaciación. Vemos
que primero la temperatura asciende y después asciende el nivel de CO2. Es
decir, el CO2 va por detrás en ese ascenso, lleva un retraso medio de 800
años. Así que la temperatura es quien determina el CO2 de los 800 años
posteriores.”
Ha habido varias investigaciones de envergadura sobre los núcleos de hielo
y todas indican lo mismo: las temperaturas suben y bajan, y al cabo de unos
cientos de años, el dióxido de carbono las sigue.
Frederick Singer: “Así que es obvio que el dióxido de carbono no provoca
el calentamiento. De hecho, podemos decir que es el calentamiento el que
aumenta los niveles de dióxido de carbono.”
Ian Clark: “Claramente el CO2 no puede estar causando cambios de
temperatura, porque es un producto de la temperatura. Sigue los cambios de
ella.”
Tim Ball: “El registro de los núcleos de hielo llega hasta el corazón de
este problema. Dicen que si el CO2 como gas invernadero aumenta en la
atmósfera la temperatura subirá, pero los registros del hielo indican
exactamente lo contrario. Así que está demostrado que el supuesto
fundamental en que se basa toda la teoría del calentamiento global, causado
por el hombre, es falso.”
Pero ¿cómo puede ser que las altas temperaturas eleven el nivel del CO2
en la atmósfera?
Para comprender esto, primero, debemos reafirmar la obviedad de que el
CO2 es un gas natural producido por todos los seres vivos.
Nigel Calder: “Pocas cosas me molestan más que oír a la gente hablar del
CO2 como si fuese contaminante. Tú estás hecho de CO2. Yo estoy hecho de
CO2. El CO2 es cómo los seres vivos crecen.”
Aún más, los humanos no son la principal fuente de CO2.
John Christy: “Los humanos producimos una pequeña fracción del CO2
que llega a la atmosfera”
Los volcanes producen más CO2 cada año que todas las fábricas, coches,
aviones, y otras fuentes humanas juntas. Pero más aún producen los animales
y las bacterias, que producen cerca de 150 gigatoneladas cada año,
comparadas con las 6.5 gigatoneladas provenientes de los seres humanos. Una
cantidad aún mayor proviene de los vegetales muertos, de las hojas que caen,
por ejemplo, en el otoño. Pero la mayor fuente con diferencia de CO2 son los
océanos.
Carl Wunsch es profesor de oceanografía en el MIT. También fue profesor
visitante de oceanografía en la Universidad de Harvard, y en la University
College en Londres, y Senior Visiting Fellow de Matemáticas y Física en la
Universidad de Cambridge. Es el autor de cuatro libros muy importantes sobre
oceanografía.
Carl Wunsch: “Los océanos emiten unas 80 gigatoneladas de dióxido de
carbono a la atmósfera cada año, frente a las 6,5 gigatoneladas que emitimos
los humanos. Pero la cantidad de CO2 que liberan los océanos depende de la
temperatura. Cualquier niño de primaria sabe por su libro de ciencias que la
atmósfera y los océanos intercambian dióxido de carbono. Cuando los
océanos se calientan liberan dióxido de carbono a la atmósfera, y, después,
cuando se vuelven a enfriar, toman dióxido de carbono y lo almacenan.”
Pero ¿por qué hay un retraso de cientos de años entre un cambio de
temperatura y un cambio en la cantidad de dióxido de carbono que entra o sale
del mar? La razón es que los océanos son tan grandes y profundos que tardan
siglos, literalmente, en calentarse y enfriarse. El desfase significa que los
océanos tienen lo que los científicos llaman memoria de los cambios de
temperatura.
Carl Wunsch: “El océano tiene memoria de los acontecimientos pasados,
llegando tan lejos como diez mil años. Así por ejemplo si alguien dice: Oh,
veo cambios en el clima. Esto sólo puede significar que algo ocurrió en una
parte remota del océano centenares de años antes, cuyos efectos están ahora
empezando a mostrarse.”
El calentamiento actual empezó mucho antes que la gente tuviera coches o
luces eléctricas. En los últimos 150 años la temperatura ha subido sólo medio
grado centígrado. Pero la mayoría de ese aumento ocurrió antes de 1940.
Desde ese momento la temperatura ha caído durante cuatro décadas, y ha
subido durante tres. No hay ninguna evidencia proveniente de la larga historia
climática de la Tierra de que el CO2 haya alguna vez determinado las
temperaturas globales.

3.
Pero si el CO2 no determina el clima, ¿qué lo hace?

La creencia popular de que el dióxido de carbono está provocando el


cambio climático se opone a una multitud de datos científicos disponibles.
Datos de los globos sonda y los satélites, datos de los núcleos de hielo y de los
registros históricos de la temperatura. Pero, si el CO2 no determina el clima,
¿qué lo hace?”.
Philip Stott: “No es extraño pensar que somos los humanos cuando
echamos gasolina al coche, o cuando encendemos las luces, los que
cambiamos el clima. Pero no es cierto. Hay que mirar al cielo, a esa inmensa
bola: el Sol. Incluso siendo más de seis mil millones de personas en la Tierra,
no somos nada comparados a él.”
A finales de los años 80, el físico polar Piers Corbyn decidió probar un
método revolucionario para predecir el tiempo. A pesar de todos los recursos
del Instituto Oficial de Meteorología, la nueva técnica de Corbyn daba lugar
sistemáticamente a resultados más precisos. Fue alabado por la prensa
internacional como el superhombre del tiempo, y el secreto de su éxito estaba
en el Sol.
Piers Corbyn: “Nuestra técnica solar para predecir el tiempo tiene su
origen en el estudio de las manchas solares, y en nuestro afán por saber
cuándo aparecerían. Fue entonces cuando me di cuenta de que era mucho
más interesante usar el Sol para predecir el tiempo.”
Hoy día sabemos que las manchas solares son poderosos campos
magnéticos que aparecen en momentos de gran actividad solar. Pero hace
cientos de años, antes de que esto se comprendiera correctamente, astrónomos
de todo el mundo solían contar las manchas porque creían que cuantas más
hubiera más calor haría.
En 1893 el astrónomo británico Edward Maunder observó que durante la
Pequeña Edad de Hielo apenas hubo manchas solares visibles. Fue un periodo
de inactividad solar que se conoce como el Mínimo de Maunder. Pero, ¿hasta
qué punto pueden las manchas solares predecir el tiempo?
Piers Corbyn: “Decidí comprobarlo apostando en contra de lo que el
Instituto de Meteorología decía que iba a ser un pronóstico normal. El
Instituto de Meteorología dijo que el invierno pasado iba a ser
excepcionalmente frío. Nosotros dijimos: “No, qué tonterías, va a ser un
invierno muy normal”. Y especificamos cuando iba a hacer más frío: después
de navidad y en febrero. Estábamos en lo cierto. Ellos no.”
En 1991, científicos veteranos del Instituto danés de Meteorología
decidieron juntar los registros de las manchas solares durante el siglo XX, y
compararlos con los registros de las temperaturas. Lo que descubrieron fue
una correlación increíblemente directa entre lo que ocurría en el Sol y los
cambios de temperatura en la Tierra. La actividad solar creció bruscamente
hasta 1940. De ahí fue disminuyendo hasta los 70, y después volvió a crecer
otra vez.
Eigil Friss-Christensen, profesor y director del Danish National Space
Centre: “Cuando observamos esta correlación entre la temperatura y la
actividad solar, o los ciclos de las manchas solares, la gente nos dijo: Bueno
podría ser una coincidencia. Así que ¿cómo demostramos que no era una
coincidencia? Es obvio que había que demostrarlo a mayor escala y en
diferentes momentos temporales, así que viajamos atrás en el tiempo”.
El profesor Friss Christiansen y sus colegas estudiaron los registros
astronómicos de los últimos 400 años para comparar la actividad solar con las
variaciones de temperatura. Y una vez más se encontraron con que las
variaciones en la actividad solar estaban íntimamente ligadas a los cambios de
temperatura en la Tierra. Al parecer era el Sol, no el dióxido de carbono ni
ningún otro factor, el que provocaba cambios en el clima.
El Sol afecta a la tierra directamente cuando nos manda calor, pero los
científicos han llegado a la conclusión de que el Sol también nos afecta
indirectamente regulando la formación de nubes. Estas tienen un potente
efecto enfriador, pero ¿cómo se forman? A principios del siglo XX los
científicos descubrieron que la Tierra era constantemente bombardeada por
partículas subatómicas desde el Sol. Cuando estas partículas encuentran el
vapor de agua ascendiendo del mar forman gotitas de agua, y se crean nubes.
Pero cuando el Sol está más activo y el viento solar es fuerte, menos partículas
son capaces de llegar y se forman menos nubes.
Lo curioso es que este efecto se hizo claro sólo recientemente, cuando un
astrofísico, profesor Nir Shaviv, decidió comparar su propio registro de rayos
cósmicos formadores de nubes, con el registro de temperatura creado por el
geólogo profesor Jan Veizer, retrocediendo 600 millones de años. Lo que
encontraron fue que cuando los rayos cósmicos aumentaban la temperatura
descendía; y cuando los rayos cósmicos se reducían las temperaturas subían.
Las nubes y el clima de la tierra estaban íntimamente ligados.
Nir Shaviv: “Sencillamente comparamos el gráfico. Pusimos uno sobre el
otro y era simplemente fascinante. Jan Veizer me miró y dijo: ¿Sabes?
Tenemos aquí datos explosivos.”
Ian Clark: “Nunca he visto tantos registros diferentes, relacionándose de
forma tan bella, para mostrar lo que realmente ocurría durante tan largo
periodo de tiempo con el clima.”
En resumen, el clima está controlado por las nubes. Las nubes están
controladas por los rayos cósmicos. Y los rayos cósmicos son controlados por
el Sol. En definitiva, todo se reduce al Sol.
Nigel Calder: “Si tuviéramos rayos X en los ojos, lo que ahora vemos
como una pelotita amarilla nos parecería un tigre rabioso. El Sol es una
bestia increíblemente violenta. Nos bombardea con enormes explosiones,
avalanchas de gas y un eterno viento solar que no deja de chocar contra la
Tierra. De algún modo estamos dentro de su atmósfera.”
En el 2005, astrofísicos de la universidad de Harvard publicaron en la
revista oficial de la Unión Geofísica Americana unos gráficos que representan
los cambios de temperatura en el Ártico durante los últimos 100 años, y otro
con el aumento del dióxido de carbono durante el mismo periodo. Se
comprobó que las dos líneas no tienen ninguna relación obvia.
Piers Corbyn: “El Sol provoca el cambio climático. El CO2 es
irrelevante.”


4.
¿Cómo y cuando nació esta teoría?

¿Entonces, por qué nos bombardean a diario con noticias sobre el


calentamiento global causado por el hombre? ¿Por qué tanta gente de los
medios de comunicación y otros ámbitos, lo ven como un hecho
incontestable?
Para comprender el poder de la teoría del calentamiento global hay que
entender cómo surgió.
Las predicciones fatales sobre el clima no son nuevas. En 1974 la BBC
advirtió que las fuertes tormentas y las inundaciones podrían ser indicios de
una inminente catástrofe. Una y otra vez las noticias han estado mostrando
desastres del tiempo. El Medio Oeste americano vivía su peor sequía desde los
años 30, y los tornados arrasaban con todo. ¿Y cuál era la causa de estos
desastres naturales?
El productor de este programa televisivo era el ex director de la revista
New Scientist, Nigel Calder.
Nigel Carder: “En la Máquina del Tiempo, que así se llamaba el programa
de la BBC, informamos del principal problema al que entonces creíamos
enfrentarnos, que era el enfriamiento global y la amenaza de una nueva Edad
de Hielo. Tras décadas de bajas temperaturas los expertos nos advirtieron de
que un mundo más frío tendría consecuencias catastróficas.”
Pero entre tanto pesimismo surgió una voz esperanzadora. Un científico
sueco llamado Bert Bolin sugirió, tímidamente, que el dióxido de carbono
producido por el hombre podría ayudar a calentar el planeta, aunque no estaba
seguro.
Bert Bolin: “Tenemos mucho petróleo y enormes reservas de carbón que
estamos quemando a un ritmo cada vez más alto. Si seguimos así, dentro de
unos 50 años, las temperaturas podrían ser unos grados más altas que las de
hoy en día. Pero no estamos seguros.”
Nigel Calder: “Fuimos los primeros que sacamos a Bert Bolin en la
televisión internacional para que hablara de los peligros del dióxido de
carbono. Y recuerdo que los expertos en la materia me criticaron duramente
por consentirle sus fantasías.”
En los años 70, en pleno miedo al frío, la excéntrica teoría de Bert Bolin
sobre el calentamiento global causado por el hombre parecía absurda. Pero
todo cambió por dos motivos: en primer lugar las temperaturas empezaron a
subir, y, en segundo lugar, los mineros ingleses se pusieron en huelga. Para la
Primera Ministra Margaret Thatcher la energía era un problema político. A
principios de los años 70 la crisis del petróleo había provocado una recesión
mundial. En el Reino Unido una devastadora huelga de mineros había causado
varios apagones y la caída del gobierno laborista. La señora Thatcher decidió
que a ella no le ocurriría lo mismo.
Nigel Calder: “La politización de este tema empezó con Margaret
Thatcher.”
Lord Lawson of Blaby: “Si, recuerdo que cuando yo era Secretario de
Estado de Energía, mucho antes de que se hablara del cambio climático, ella
ya estaba muy interesada en promover la energía nuclear. Como le
preocupaba la seguridad de la energía y no confiaba ni en Oriente Medio ni
en la Unión Nacional de Mineros; es decir, no confiaba ni en el petróleo ni en
el carbón, pensaba que teníamos que potenciar la energía nuclear. Y cuando
empezó a salir lo del cambio climático y el calentamiento global pensó:
“Vaya, esto es genial. Otro argumento a favor de la energía nuclear porque no
emite dióxido de carbono”. Y esto que ella decía se ha ido tergiversando
desde entonces”.
Nigel Calder: “Y contactó con los científicos. Fue a la Royal Society y les
dijo: “Aquí hay dinero para quién me demuestre esto”. Así que ellos lo
cogieron y se lo demostraron.”
Philip Stott: “Inevitablemente en cuanto los políticos toman partido por
una causa y se identifican con ella, el dinero empieza a fluir. Así es cómo
funciona. La investigación, y el desarrollo de ciertas instituciones, empezaron
a crecer cuando comenzaron a estudiar el clima haciendo énfasis en la
relación entre el dióxido de carbono y la temperatura.”
En 1988, por petición de la señora Thatcher, el Instituto Británico de
Meteorología creó una unidad especial para los modelos climáticos, que fue la
base de un nuevo comité internacional, llamado Panel Intergubernamental del
Cambio Climático, o IPCC de la O.N.U.
Nigel Calder: “Este comité, en su primera gran investigación, predecía
desastres climáticos como consecuencia del calentamiento global. Recuerdo
que cuando fui a la conferencia de prensa me sorprendieron dos cosas:
primero, la simplicidad y la elocuencia con la que se transmitió el mensaje. Y
segundo, la absoluta falta de consideración hacia todas las investigaciones
climatológicas anteriores, incluida una sobre el papel del Sol que había sido
clave en una importante reunión de la Royal Society sólo unos meses antes.”
Pero este nuevo énfasis en el dióxido de carbono producido por el hombre,
como posible problema medioambiental, no sólo era cosa de la señora
Thatcher.
Nigel Calder: “Era algo ciertamente muy favorable para la idea
medioambiental, lo que yo llamo el medioambientalismo medieval. Una
especie de “volvamos a la forma en que las cosas estaban en los tiempos
medievales. Liberémonos de todos estos espantosos automóviles y máquinas”.
Estas personas aman esta teoría porque el CO2 era para ellos un emblema de
la industrialización.”
Frederick Singer: “Mientras que el CO2 es claramente un gas industrial,
ligado con el crecimiento económico, con el trasporte en vehículos, con
aquello que llamamos civilización, hay fuerzas en el movimiento
medioambiental que están simplemente en contra del crecimiento económico.”
Philip Stott: “Esta teoría se usa para legitimar un montón de mitos que ya
existían: anti automóviles, anti crecimiento, anti desarrollo. Y, sobre todo,
contra ese gran Satán: Los Estados Unidos.”
Patrick Moore está considerado uno de los ecologistas más destacados de
su generación. Es cofundador de Greenpeace.
Patrick Moore: “El clima empezó a ser un tema fundamental por dos
razones muy distintas. La primera razón fue que, a mediados de los 80, la
mayoría de la gente ya estaba de acuerdo con las cosas razonables que los
movimientos ecologistas decíamos que había que hacer. Y cuando la mayoría
de la gente está de acuerdo contigo es muy difícil seguir con una actitud de
confrontación. Así que la única manera de seguir siendo antisistema era
adoptando posturas cada vez más extremas. Cuando dejé Greenpeace estaban
en mitad de una campaña para prohibir el cloro en todo el mundo. Yo les dije:
“chicos, es un elemento de la tabla periódica, y, en fin, no sé si está en nuestra
jurisdicción el prohibir todo un elemento.” La otra razón de ser del
extremismo ecologista fue que el comunismo mundial fracasó. El muro de
Berlín cayó, y un montón de activistas políticos se pasaron al ecologismo
trayendo consigo sus teorías neomarxistas. Aprendieron a utilizar el lenguaje
verde de forma muy inteligente para encubrir unas agendas que tenían más
que ver con el anticapitalismo y la antiglobalización, que con la ecología o la
ciencia.”
Lord Lawson of Blaby: “Los que quedaban estaban algo desorientados
por el fracaso manifiesto del socialismo, y aún más del comunismo. Así que
seguían siendo tan anticapitalistas como eran, pero necesitaban un nuevo
disfraz para su anticapitalismo.”
Nigel Calder: “Y aquella alianza tan sorprendente entre la derecha de
Margaret Thatcher, y la izquierda anticapitalista y antisistema, fue la que creó
este movimiento a partir de una idea disparatada.”
A principios de los años 90 el calentamiento global causado por el hombre
ya no era una teoría excéntrica sobre el clima, sino una campaña política en
toda regla que atraía la atención de los medios y, en consecuencia, más
subvenciones de los gobiernos.
Richard Lindzen: “Antes de Bush padre, estimo que la asignación para las
ciencias relacionadas con el clima era de unos 170 millones de dólares al año,
que es razonable para un ámbito de esas características. Y esa cifra, por
entonces, se multiplicó hasta los 2.000 millones al año. Más de diez veces lo
que era. Eso cambió muchas cosas. Dio lugar a nuevos puestos de trabajo, y
atrajo a personas que de no ser por eso nunca se hubiesen metido en ese
campo. Así llegó muchísima gente cuyo único interés por el clima era el
calentamiento global.”
Nigel Calder: “Si yo hubiera querido hacer un estudio, supongamos, sobre
las ardillas de Sussex, lo que hubiera hecho a partir de 1.990 habría sido
poner en mi petición que mi estudio iba a tratar el comportamiento de las
ardillas de Sussex, con especial referencia a los efectos del cambio climático.
De esa manera conseguiría el dinero, y si no mencionara el calentamiento
global seguramente no me darían la subvención.”
Frederick Singer: “Las grandes cantidades de dinero que se han inyectado
en esta pequeña área de las ciencias, han distorsionado el esfuerzo científico
entero.”
Richard Lindzen: “Todos competimos por las subvenciones, y si mi campo
es el centro de atención tendré muchos menos problemas en explicar por qué
me tienen que subvencionar.”

5.
¿Existen intereses económicos y políticos tras la teoría del calentamiento
global?

Desde los años 90, decenas de miles de millones de dólares de fondos del
gobierno de Estados Unidos, Reino Unido, y otros países, están siendo
destinados a la investigación relacionada con el calentamiento global.
Una buena parte de esas subvenciones se destina a construir modelos
informáticos para predecir el clima que hará en el futuro. Pero ¿son precisos
estos modelos?
El doctor Roy Spencer es un científico que ha realizado estudios sobre el
clima en el centro de vuelos espaciales de la NASA. Ha recibido la medalla al
Descubrimiento Científico Excepcional de la NASA, y de la Sociedad
Meteorológica Americana.
Dr. Roy Spencer: “Los modelos climáticos solo son buenos en relación con
las predicciones que hacen, y hay cientos de predicciones. Con que una no se
cumpla se descarta el modelo entero. “
Actualmente casi todos estos modelos informáticos asumen que el CO2
producido por el hombre es la causa más importante del calentamiento global,
más que el Sol o las nubes.
Tim Ball: “La analogía que yo uso es la siguiente. Mi coche no va bien,
pero voy a pasar del motor, que es el Sol. Voy a pasar también de la
transmisión, que es el vapor de agua, y voy a fijarme en un pequeño arañazo
que tiene la rueda derecha de atrás, que es el CO2 producido por el hombre.
Esta ciencia es así de mala.”
Ian Clark: “Si no has comprendido el sistema climático, si no has
analizado todos sus componentes, los rayos cósmicos, los rayos solares, el
CO2, el vapor de agua en las nubes, todo junto, entonces tu modelo no vale
nada.”
Las predicciones climatológicas varían considerablemente. Estas
variaciones están producidas por cualquier sutil alteración de las suposiciones
en las que se basa el modelo.
Carl Wunsch: “Los modelos climáticos son tan complicado que con
frecuencia puedes ajustarlos de tal manera que hagan algo muy excitante”
Ian Clark: “He trabajado con gente que hace modelos. Los he hecho yo
mismo, y con sólo cambiar un par de parámetros matemáticos se puede
obtener cualquier cosa. Se pueden hacer modelos más cálidos y más fríos
según lo que se cambie.”
Dado que casi todos estos modelos asumen que el CO2 producido por el
hombre causa calentamiento, una manera obvia para producir una predicción
más impresionante es aumentar la cantidad del supuesto CO2 lanzado por el
hombre hacia la atmósfera.
Los modelos predicen lo que la temperatura podría ser dentro de 50 o 100
años. Pero una de las virtudes de las predicciones climáticas a largo plazo es
que sólo se demuestran falsas mucho después de que la gente se haya olvidado
de ellas. Como resultado de ello, de acuerdo con el profesor Carl Wunsch, los
desarrolladores de modelos están menos interesados en producir un pronóstico
preciso, que uno que sea interesante para los medios de comunicación.
Carl Wunsch: “Incluso dentro de la comunidad científica es un problema.
Si desarrollo un modelo complicado y sin augurar nada catastrófico, es muy
probable que no se publique. Pero si desarrollo el mismo modelo y lo ajusto
para que algo dramático ocurra a la circulación oceánica, como que el
transporte de calor desaparezca, será publicado. La gente dirá: “esto es muy
excitante”, e incluso será recogido por los informativos. Así que hay una
tendencia muy poderosa en los medios de comunicación, y en la propia
comunidad científica, hacia resultados dramáticos.”
Nigel Calder: “Como periodista profesional, lo que más me sorprende es
que los principios más elementales del periodismo parecen haberse
abandonado con respecto a este tema.”
De hecho, la teoría de un calentamiento global por el hombre ha producido
una nueva forma de periodismo.
Nigel Calder: “Hay toda una nueva generación de reporteros y de
periodistas ecológicos. Si eres un periodista ecológico y la historia del
calentamiento global se va al garete, tu trabajo va detrás. Es así de crudo. Y
las noticias tienen que ser cada vez más alarmantes, aunque afortunadamente
algunos editores están ya muy curtidos y dicen: “Oye, llevas ya cinco años
diciendo lo mismo”. Y hay que contestar: “No, pero ahora es mucho peor. El
nivel del mar va a subir tres metros el próximo martes”. Tienen que seguir
creando alarma y más alarma.”
Hoy día es normal que la culpa de cada tormenta o de cada huracán la
tenga el calentamiento global, pero ¿hay pruebas científicas de que esto es así?
Richard Lindzen: “Todo es pura propaganda. Cualquier libro de texto
sobre meteorología dice que la principal fuente de alteraciones en el clima es
la diferencia de temperatura entre los trópicos y el polo. En un mundo más
cálido esa diferencia se reduciría, con lo que tendríamos menos tormentas y
menos variabilidad climática. Pero como eso no es considerado catastrófico,
nos cuentan lo contrario.”
Muchas veces se dice que incluso un ligero aumento de la temperatura
global podría provocar un catastrófico deshielo de los Polos. Pero ¿que nos
cuenta en realidad la historia climática de la Tierra?
John Christy: “Resulta que tenemos un registro de las temperaturas en
Groenlandia que se remonta a miles de años atrás. Ha hecho mucho más
calor que ahora en Groenlandia. Hace mil años, sin ir más lejos, hizo más
calor, y eso no provocó ningún deshielo masivo.”
Philip Stott: “Incluso si hablamos de algo como el permafrost, que es esa
capa de hielo que está siempre congelada como la que hay en algunos
bosques de Rusia, encontramos que hace 7 u 8 mil años se derritió mucho más
de lo que se está derritiendo hoy en día. Así que tenemos de nuevo un patrón
histórico, pero el mundo no se detuvo de repente por él.”
El profesor Syun-Ichi Akasofu es director del Centro Internacional de
Investigaciones Árticas en Alaska, el organismo que mejor estudia el clima
ártico. El profesor Akasofu insiste en que las placas de hielo están todo el
tiempo expandiéndose y contrayéndose de forma natural.
Syun-Ichi Akasofu: “Hoy día sale a veces la noticia de que un pedazo de
hielo se ha desprendido del continente Antártico. Esto ha debido de ocurrir
siempre, pero ahora tenemos satélites que detectan esos pedazos y por eso se
convierten en noticia. Estos datos de los satélites meteorológicos de la NASA
muestran las enormes contracciones y expansiones naturales del hielo en los
polos. Cada vez que emiten un programa sobre el calentamiento global veo
trozos de hielo desprendiéndose de los glaciares. Pero en realidad el hielo
siempre está en movimiento.”
En las noticias suelen aparecer imágenes del hielo ártico desmoronándose.
Lo que no dicen es que ese acontecimiento es tan normal como la caída de las
hojas en otoño.
Syun-Ichi Akasofu: “Me preguntan que si he visto los pedazos de hielo
desprendiéndose del glaciar. Sí, claro, es la primavera. Ocurre todos los años.
La prensa viene aquí para ver las consecuencias del desastre climático, pero
yo les digo que no lo hay.”
Programas de televisión alarmantes aumentaron el miedo por prever
maremotos inundando Gran Bretaña. Hoy día es normal echarle la culpa al
clima de los cambios en los niveles del mar. Pero ¿es esto científico?
Philip Stott: “En todo el mundo los cambios en los niveles del mar se rigen
fundamentalmente por dos factores, que llamamos factores locales: La Tierra
en relación con el mar, que por cierto tiene más que ver con los cambios en la
Tierra que con los cambios en el mar. Y los factores eustáticos, que son los
cambios mundiales en el nivel del mar y que se deben a las expansiones
termales de los océanos, no a que los polos se derritan. En cualquier caso,
sólo empezar a detectar estos cambios llevaría muchísimo tiempo, más que
toda una vida.”
También se ha dicho que incluso un ligero aumento de temperatura podría
llevar al norte enfermedades que transmiten los mosquitos tropicales, como la
malaria. ¿Es esto cierto?
El profesor Paul Reiter, del Instituto Pasteur de París, está reconocido
como uno de los expertos mundiales más importantes en malaria y otras
enfermedades tropicales. Es miembro del comité asesor de la Organización
Mundial de la Salud. Fue presidente del Comité Americano de Entomología
Médica, y un importante colaborador en sección médica de la Evaluación
Nacional Americana sobre las posibles consecuencias de un cambio climático.
Paul Reiter: “Los mosquitos no son una especie tropical. La gente cree que
solo viven en las regiones templadas, pero de hecho son extremadamente
abundantes en el Ártico. La epidemia de malaria más devastadora fue en la
Unión Soviética en los años veinte del siglo pasado. Se registraron unos 13
millones de casos al año, y unas 600.000 muertes. Una catástrofe tremenda
que llegó hasta el Círculo Polar. En Arjánguelsk, por ejemplo, hubo 30.000
casos y unos 10.000 muertos. Así que no es una enfermedad tropical. Pero
estos del calentamiento global se han inventado que la malaria se expandirá
hacia el Norte.”
Las culpas de las historias climáticas de miedo no pueden echarse solo al
periodismo sensiblero o corrompido. Los informes oficiales del Panel
Intergubernamental del Cambio Climático suelen ser muy alarmantes. Pero
¿son de confianza?
Paul Reiter: “Me espantó leer el segundo y el tercer informe de esta
organización, porque contenían información errónea, y no había ningún tipo
de mención a la literatura científica. A la literatura científica de verdad; a lo
que escriben los especialistas en estos campos.”
En una carta al Wall Street Journal el profesor Frederick Seitz,
expresidente de la Academia Americana de Ciencias, reveló que los redactores
del IPCC habían censurado los comentarios de los científicos.
Dijo literalmente, “Este informe no es la versión aprobada por los
científicos colaboradores. Al menos 15 secciones clave de la parte científica
han sido eliminadas. Entre ellas algunas como: “ninguno de los estudios
citados demuestra claramente que podamos atribuir los cambios climáticos
observados al aumento de gases invernadero. O, hasta la fecha, ningún
estudio ha demostrado que todo, o parte de los cambios climáticos
observados, se deba a las acciones del ser humano”.
El profesor Seitz concluyó diciendo: “Nunca he sido testigo de una
corrupción tan preocupante como lo del proceso de revisión de estos informes
del IPCC.”
En su respuesta el IPCC no negaba haber eliminado estas secciones, pero
sostuvo que las dudas sobre la causa del calentamiento global habían sido
incluidas. Argumentaba que los cambios los habían hecho en respuesta a los
comentarios de gobiernos, científicos y organizaciones no gubernamentales
(ONGs).
Paul Reiter: “Cuando presenté mi dimisión al IPCC creí que todo había
acabado. Pero al ver el borrador final me di cuenta de que mi nombre seguía
allí, así que pedí que lo borraran. Me dijeron que yo había colaborado y que
mi nombre tenía que aparecer. Y yo les dije: No, no he colaborado, porque no
han escuchado nada de lo que les he dicho. Al final se montó una buena, pero
cuando les amenacé con emprender acciones legales quitaron mi nombre.
Creo que esto pasa mucho. Aquellos especialistas que no están de acuerdo
con las conclusiones y dimiten —y yo conozco a unos cuantos—, simplemente
figuran en la lista de colaboradores y se vuelven parte de estos 2.500
científicos de élite.”
Las investigaciones relacionadas con el calentamiento global es hoy en día
una de las áreas científicas mejor financiadas. El Gobierno de los Estados
Unidos se gasta en ella 4.000 millones de dólares al año. De acuerdo con el
climatólogo de la NASA Roy Spencer, los científicos que se pronuncian contra
el calentamiento global tienen mucho que perder.
Roy Spencer: “Es generalmente más difícil conseguir que nuestras
investigaciones se financien debido a las posturas que hemos tomado
públicamente, y encontrarás a muy pocos de nosotros que queramos
pronunciarnos públicamente a estos respectos, porque de hecho perdemos
dinero para la investigación.”
Es un prejuicio común el que los científicos que no están de acuerdo con la
teoría del calentamiento global ocasionado por el Hombre, deben haber sido
pagados por la industria privada para mentir.
Philip Stott: “Me lo dicen siempre: “Debes estar a sueldo de las
multinacionales.” Tristemente, como la mayoría de los científicos, no he visto
un penique de las multinacionales.”
Tim Ball: “Siempre me acusan de ser pagado por las compañías de
petróleo y gas. No he recibido cinco centavos de las compañías de petróleo y
gas, y me río porque ojalá me hubieran pagado para que me pudiera permitir
sus productos.”
Nigel Calder: “Cuando alguien dice que estoy a sueldo de una compañía
de petróleo le contesto que a mi banco le gustaría mucho.”
Patrick Michael es profesor de Ciencias Medioambientales de la
Universidad de Virginia. Fue el jefe del comité de Climatología Aplicada de la
Sociedad Americana de Meteorología, presidente de la Sociedad Americana
de Climatólogos, autor de 3 libros de Meteorología, y autor y revisor del IPCC
de la ONU. Pero cuando él realizó sus investigaciones se encontró dentro de
los atacados por los activistas del clima.
Pero el discurso racional no es la única víctima en la alarma del
calentamiento global. Mientras la política internacional se centra
absurdamente en las emisiones industriales de CO2, el mundo en desarrollo se
encuentra sometido a grandes presiones para no desarrollarse.
Hay un poderoso movimiento institucional tras la idea del cambio
climático causado por el hombre. En Nairobi, dedicados defensores de la
causa, profesionales de las ONGS, responsables de subsidios, periodistas
ecológicos, y muchos otros, se reunieron para hablar del cambio climático en
unas conferencias de diez días pagadas por la O.N.U.
Discutieron cada aspecto del cambio climático. Desde cómo promover
paneles solares en África, a la relación entre calentamiento global y el
sexismo. El número de delegados sobrepasaba los 6.000.
John Christy: “El que haya miles de millones de dólares invertidos en la
climatología significa que muchísima gente depende de ese dinero, y que
quiere seguir recibiéndolo. En cualquier burocracia ocurre lo mismo.”
Nigel Calder: “Donde yo vivo tenemos un Consejo local, y uno de sus
funcionarios se dedica al calentamiento global. Hay una inmensa cantidad de
gente que, de un modo u otro, ha sido reclutada para poder subirse al carro.”
Lord Lawson of Blaby: “Si alguien se levanta y dice: “Oye, un momento.
Vamos a analizar esto despacio, racionalmente y con cuidado, a ver si es
cierto”, será condenado al ostracismo.”
Los científicos, acostumbrados a la relativa oscuridad de la vida
académica, de repente se encuentran atacados públicamente si se atreven a
desafiar la teoría del calentamiento global; maldecidos por grupos de
activistas, e incluso dentro de sus propias universidades.
Tim Ball: “Hay un viejo refrán inglés que dice: “si te quedas junto a la
diana te dispararán”. Y lo que aquí ocurre es algo parecido, pero más
complicado. Muy desagradable y muy personal. Ya se conocen algunas
amenazas de muerte y ese tipo de cosas, así que yo no me meto ahí por mi
salud.”
Patrick Moore: “Hoy día, si te muestras escéptico ante el cambio climático
es como si estuvieras negando el holocausto. Este movimiento ecologista es en
realidad un movimiento político activista que se ha vuelto enormemente
influyente en todo el mundo. Todos los políticos actuales lo saben, ya estén en
la izquierda, en el centro o en la derecha, y deben pagar tributo al medio
ambiente.”
La campaña del calentamiento global ha obtenido una gran victoria. El
gobierno de los EEUU, que era un bastión de resistencia, hace tiempo que
sucumbió. El propio George Bush se convirtió en un aliado. Los gobiernos
occidentales han comprendido la necesidad de llegar a acuerdos
internacionales para restringir la producción industrial en países desarrollados,
y en vías de desarrollo. Pero ¿a qué precio?
Paul Driesen es un antiguo militante ecologista. “Lo que más me preocupa
del calentamiento global es que las medidas que se han tomado,
supuestamente para combatirlo, están teniendo un efecto desastroso sobre los
más pobres del mundo.”
Los activistas del calentamiento global dicen que no hace daño estar en el
lado seguro. Incluso si la teoría del cambio climático es falsa, deberíamos
imponer medidas draconianas para reducir las emisiones del carbón. Ellos
llaman a esto el Principio Preventivo.
Paul Driessen: “Los Principios Preventivos son una bestia muy
interesante. Se usa básicamente para promover una agenda ideológica
particular. Siempre se usa en una única dirección. Habla sobre los riesgos de
usar una tecnología particular, los combustibles fósiles, pero nunca sobre los
riesgos de no usarla. Nunca habla de los beneficios de tener esa tecnología.”
Veamos un caso real en muchos lugares de África: Anne Mugela está
preparando la comida de sus hijos. Es una de las 2.000 millones de personas
—un tercio de la población mundial—, que no tiene acceso a la electricidad.
Así que en vez de electricidad usa madera, o boñiga seca para quemar. Las
hogueras caseras están reconocidas como la forma de contaminación más
mortífera del mundo. Según la Organización Mundial de la Salud cuatro
millones de niños menores de 5 años mueren cada año de enfermedades
respiratorias causadas por las hogueras caseras, y muchos millones de mujeres
mueren de cáncer de pulmón por esta misma razón.
James Shikwati: “Si le preguntas a un campesino africano que explique el
desarrollo te dirá: “sabré que he subido de nivel cuando tenga electricidad”.
La falta de electricidad conlleva una cantidad increíble de problemas.”
Sin dispositivos de refrigeración no se puede almacenar la comida. Las
hogueras caseras producen demasiado humo. No hay agua caliente. Nosotros,
los occidentales, no podemos imaginar lo dura que es la vida sin electricidad.
La esperanza de vida en estos países es terriblemente corta y se han
empobrecido de todas las maneras posibles.
Y mientras tanto, a pocos kilómetros de allí, la O.N.U. celebra las
conferencias sobre el calentamiento global en su lujosa sede. En la tienda de
regalos se venden souvenirs hechos por las tribus, mientras los delegados
hablan sobre cómo promover métodos sostenibles de obtención de
electricidad. África tiene carbón y petróleo, pero los grupos ecologistas están
en contra de estas fuentes baratas de energía. Dicen que África, y el resto del
mundo, deberían utilizar la energía solar y la eólica.
Cerca de Nairobi encontramos el primer panel solar. Un funcionario
keniata de salud pública nos ha traído a una clínica que presta servicios a
varios pueblos. Los únicos dispositivos eléctricos en la clínica son unas
bombillas eléctricas y una nevera en la que guardan las vacunas, medicinas y
muestras de sangre. La electricidad se consigue a través de dos paneles
solares. Preguntamos al Dr. Morangui que nos atiende.
—¿Con este sistema que consigue?
—Luz
—¿Qué ocurre si enciendes la luz a la vez que la nevera?
—Suena una alarma.
El panel solar permite que el Dr. Samuel Morangui pueda usar la luz o la
nevera, pero no las dos a la vez. Si lo hace se agota rápidamente la
electricidad.
Las energías eólicas y solar son notablemente inestables como fuentes de
electricidad, y al menos tres veces más caras que las formas convencionales de
generación de la misma.
James Shikwati: “¿Cuánta gente en Europa o en EEUU están usando este
tipo de energía? Si ya es cara para los europeos y para los americanos,
¿cómo vamos a utilizarla nosotros los africanos? No tiene sentido. Los países
ricos pueden permitirse experimentar con otras fuentes de energía, pero
nosotros aún estamos en plena lucha por la supervivencia.”
Para el ecologista Paul Driesen, la idea de que la gente más pobre del
mundo deba utilizar las energías más caras y menos rentables, es el aspecto
moral más repugnante de la campaña contra el calentamiento global.
Paul Driesen: “Vamos a dejar algo perfectamente claro. Si le decimos al
tercer mundo que sólo puede utilizar la energía eólica y la solar, lo que
realmente le estamos diciendo es que no puede tener electricidad.”
James Shikwati: “El desafío al que nos enfrentamos en África cuando
hablamos con los ecologistas occidentales, que dicen que debemos utilizar
paneles solares y energía eólica, es ¿cómo podemos industrializar este
continente? Porque no sé cómo un panel solar va a poner en marcha una
industria siderúrgica. Con paneles solares podríamos impulsar algún tren de
cercanías, o quizá un transistor pequeño, pero poco más”.
Patrick Moore: “Creo que uno de los aspectos más perniciosos del
movimiento medioambientalista moderno es la idealización de la vida
campesina, y la idea de que las sociedades industrializadas son las
destructoras del mundo.”
James Shikwati: “Una cosa clara que emerge de este debate ambiental es
que alguien está interesado en matar el sueño de África. Y el sueño de África
es desarrollarse.”
Patrick Moore: “Los movimientos ecologistas han pasado a ser la forma
más eficaz de evitar que los países del Tercer Mundo se desarrollen.”
James Shikwati: “Nos dicen: No toquéis vuestros recursos. No toquéis
vuestro petróleo. No toquéis vuestro carbón… Es un suicidio”
Patrick Moore: “Creo que tengo derecho a llamar inhumanos a estos
defensores de esta disparatada teoría. No tienen por qué pensar que los
humanos somos mejores que las ballenas o que los búhos, o lo que sea. Pero
tampoco creo que sea buena idea tratar a los humanos como si fueran
escoria. Si les parece bien que cientos de millones se queden ciegos, o mueran
antes de tiempo, yo no puedo respaldarles.”


6.
Conclusiones

La teoría del calentamiento global -o cambio climático- causado por el


hombre está asentada tan firmemente, y las voces críticas se han silenciado
con tanta eficacia, que parece invencible. Y ninguna prueba en contra le afecta
por sólida que sea. La alarma del cambio climático ha sobrepasado ya los
límites de la razón.

(Hasta aquí la transcripción del documental)



La primera reflexión que nace sobre esta fraudulenta teoría es que, una vez
más, el hombre, al estimarla cierta —como resultado de una formidable
manipulación— se está creyendo más importante de lo que en realidad es. El
ego y la estupidez le lleva a valorar de forma exagerada su capacidad para
influir sobre su entorno, olvidando que el ser humano es un ente minúsculo
comparado con las grandes fuerzas de la naturaleza, en este caso representadas
por el Sol, los volcanes, las nubes y los grandes meteoritos, siendo estos los
que en realidad hacen cambiar el clima sin necesitar de ninguna colaboración
nuestra. Sólo podríamos influir de manera significativa sobre nuestro hermoso
planeta con el uso masivo de bombas atómicas, pero la primera víctima sería
el propio ser humano. En este supuesto la Tierra, tras nuestra desaparición,
continuaría su majestuoso viaje por el espacio sin echarnos a faltar.
Tanta es la fuerza soberana de la naturaleza y nuestra vulnerabilidad ante
ella, que, según los últimos estudios arqueológicos, ha quedado establecido,
como causa más probable, que fue un súper volcán del sur de Sicilia, en la
caldera de Campi Flegrei, quien terminó con el hombre de Neandertal hace
39.000 años al ocasionar, con una erupción muy violenta, un inmenso cambio
climático que por poco terminó también con nosotros. El problema global que
surgió fue consecuencia del enfriamiento de las temperaturas que conllevó
dicha erupción por el polvo que quedó flotando en la atmosfera, el cual
dificultaba el paso de los rayos solares. Fue catastrófico para animales y
plantas. El inconveniente nunca ha sido la subida de las temperaturas, como
indican los defensores de la estrafalaria teoría aquí analizada. De hecho, las
épocas cálidas sobre el planeta siempre fueron las más prosperas. El mayor
problema para la vida siempre ha sido el enfriamiento de la Tierra, como
sucedió con la erupción de este volcán siciliano.
Free Sportight, tras realizar su propia investigación, puede concluir que
esta disparatada teoría la inició la derecha política. Después la hicieron suya
los progresistas burgueses, y los comunistas, anticapitalistas y antisistema. Es
decir, el neomarxismo nacido tras el fracaso y hundimiento de la Unión
Soviética. Y, viendo las posibilidades de negocio, se unieron industrias a las
cuales beneficiaba, como las dedicadas a la energía nuclear, eólica o solar, y
un montón de funcionarios de la O.N.U. que pagamos con nuestros impuestos,
integrados en el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, o IPCC.
Pero, como se puede comprobar, en los últimos años se ha sumado también
a esta desestabilizadora campaña, con decisión y entusiasmo, la industria del
automóvil pues se ve muy beneficiada con la misma, ya que al amparo de ella
muchos gobiernos están obligando a los ciudadanos a cambiar los automóviles
movidos con el petróleo por los de motor eléctrico. Dicha teoría se ha
transformado en un gigantesco negocio para este sector industrial en todo el
mundo por el aumento exponencial de ventas y beneficios que obtienen
gracias a decisiones de responsables públicos, cuyos partidos políticos se ven
generosamente recompensados con contribuciones económicas, y con ello se
convierten también en celosos defensores de aquella.
Todo esto ha afectado también profundamente a los medios de
comunicación tradicionales, ya que los fabricantes de automóviles son uno de
los mayores inversores en publicidad en dichos medios. Así que, por razones
obvias, esta industria ha conseguido convertir al periodismo —que vive una
profunda crisis derivada de la aparición de internet— en la profesión más
fanática defensora de la teoría del “calentamiento global como producto de la
actividad humana”. Los periodistas, y directores de los medios, actúan así en
defensa de sus puestos de trabajo pues sin esas inversiones publicitarias
probablemente desaparecerían definitivamente, tragados por la revolución de
internet.
Free Spotlight se suma por convicción humanitaria, como muchos de los
expertos en climatología, a la denuncia de este fraude global porque, en
realidad, nos encontramos ante un enorme negocio para algunos, y la salvaje
defensa de sus puestos de trabajo y subvenciones públicas para otros, a cambio
de mayor miseria aún para las poblaciones más míseras del mundo, cuyas
voces no pueden ser escuchadas porque no tienen medios para conseguir
hacerse oír.
En definitiva, ésta teoría logra el cruel resultado de estar convirtiendo en
víctimas de la misma a los pueblos más pobres de la Tierra.


Entrevistados por orden de aparición


Paul Reiter, autor de “Green Power, Black Death¨. Asesor senior de políticas
del Comité para un mañana constructivo (CFACT).
Nir Shaviv. Pprofesor del Institute de Physics University de Jerusalén.
Nigel Calder. Editor del periódico London Evening Standard.
Ian Clark. Profesor del departamento de Earth Sciences University de Ottawa
Tim Ball. Profesor del Dept. of Climatology University de Winnipeg
Lord Lawson de Blaby fue Miembro del Parlamento Británico, y ministro en
el gabinete de M. Thatcher.
Dr. Piers Corbyn. Pronosticador del clima en Weather Action.
John Christy. Profesor en el Dept. of Atmospheric Science. University de
Alabama en Huntsville.
Philip Scott. Profesor en el Dept. of Biogeography, University of London.
Richard Lindzen. Profesor en IPCC & M.I.T. Dept. of Meteorology
Massachussetts Institute of Technology.
Patrick Moore. Cofundador de Greenpeace.
Dr. Roy Spencer. Weather Satellite Team Leader. NASA
Patrick Michael Profesor del Dept. of Environmental Sciences, University of
Virginia.
James Shikwati. Economista de Kenia y Director de la Red Económica Inter
Región que promueve la libertad de comercio, como solución para la pobreza
en África.
Syun-Ichi Akasofu. Profesor y director de Internacional Arctic Research
Centre.
Frederick Singer. Profesor y director del US National Weather Service.
Carl Wunsch. Profesor de oceanografía en el MIT.
Eigil Friss-Christensen. Profesor y director del Danish National Space Centre.
Bert Bolin. Meteorólogo. Fue primer presidente del Grupo Intergubernamental
de Expertos sobre el Cambio Climático y profesor de meteorología en la
Universidad de Estocolmo.
Paul Reiter, Profesor del Instituto Pasteur de París.
Paul Driesen. Ex militante ecologista.

Link de YouTube del documental base de este escrito:
https://www.youtube.com/watch?v=zqBs3akiago&t=88s

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