El recolector de sonidos

Con el sonido sabemos quién está en el bosque, cuántos son y qué hacen.

Carlos de Hitas es un naturalista y técnico de sonido y comenta que los paisajes se pueden
conocer por sus sonidos, el paisaje sonoro. Además de los animales está el viento, la distancia,
las condiciones metereológicas, la acústica… que ayudan a describir y a entender el bosque, es
como sustituir la imagen visual por la sonora.

Él se dedica a grabar los sonidos a todas las horas y en todas las estaciones para luego
reconstruir los paisajes sonoros naturales y darles formas para su uso en los medios de
comunicación. Él como técnico de sonido no se considera un científico sino que se dedica a
contar historias a través de sonidos.

Lo primero es conocer los lugares, dónde colocarse, qué hay allí,… Su primera herramienta es
la paciencia ya que en la naturaleza no controla nada en contraste con el estudio de grabación.
Después de escuchar los ingredientes sonoros que hay en el lugar dónde está los graba por
partes: ambiente general (telón de fondo) y después los ingredientes principales (las aves…)
para lo que usa micrófonos especiales de parábola, lo más parecido en sonido a los
teleobjetivos, te aproximan a los sonidos que quieres grabar a distancia.

Un planteamiento básico antes grabar un lugar, sobre todo sino se conoce, es entenderlo.
Llega a un sitio y lo analiza para determinar los elementos sonoros que definen el lugar.

Otra forma es una vez conocido la existencia de algo en un lugar, instalar un escondite, esperar
a que el/los animales te ignoren y empezar a grabar. Él suele grabar con sonido estereofónico
usando dos micrófonos que luego en el estudio dan profundidad, dan dimensiones del espacio.
Grabar de esta forma en proximidad te da planos cortos y medios.

En la naturaleza los sonidos más persistentes son los procedentes de insectos y en las zonas
acuosas de anfibios, los que muchas veces camuflan otros sonidos interesantes. Cuando hace
falta penetrar en los ambientes acuáticos se usa un micrófono especial llamado hidrófono (se
puede introducir en el agua).

Otro tipo de microfonía no convencional se usa para estudiar el mundo de los murciélagos, son
los conversores de ultrasonidos. Los murciélagos ven de oídas y vuelan a ciegas emitiendo
ultrasonidos, estos conversores permiten pasar estos ultrasonidos a frecuencias audibles.

Cuando se habla de paisaje sonoro él distingue entre dos esferas: lo que suena en el exterior,
lo real y luego el proceso en el estudio que va en función de lo que se quiera contar. Él tiene un
banco de sonidos de todo lo grabado por él a lo largo de su carrera clasificados según especie,
según lugar geográfico…, miles de horas de grabación.

Para hacer una narración sonora primero hay que descomponerlo: elegir los elementos uno a
uno y luego integrarlos en la imagen, siguiendo el ritmo de la imagen.

El sonido se oye pero también se puede ver, y para ello hay un instrumento llamado
audioespectrograma o sonograma que es la representación gráfica de un sonido lo que sirve
para medir, contar o cuantificarlo. La belleza del canto de las aves va más allá del sonido y se
mete en el campo de la imagen.
La banda sonora de la naturaleza es la voz de la naturaleza, con ella se pueden crear
sensaciones(serenidad,…) o emociones.

Algo que sorprende es que los documentales de naturaleza en origen son mudos, el ssonido de
la cámara no existe o no vale, todo hay que construirlo: generar los fonos, los ambientes,
sincronizar las voces de los animales… esto es un trabajo laborioso y minucioso juntando
pequeñas piezas. Para esto sirve acumular recursos de grabaciones de campo para componer
las complejas secuencias para el paisaje sonoro.

Su proyecto es darle forma a su archivo sonoro y dejarlo como una especie de legado para que
sea accesible. Colocando los sonidos sobre un mapa y hacer una geografía sonora de España.

Después de 30 años haciendo su trabajo nota que la sonoridad de los bosques se ha

empobrecido, hay menos animales, el paisaje sonoro es cada vez más monocorde.