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“El perro vuelve sobre su vómito y la puerca lavada, a revolcarse en el lodo.

Biblia Reyna – Valera 1960

Segunda de Pedro. Capítulo 2. Versículo 17.

Los problemas de conducta suelen ser persistentes, En el caso de la


neurosis, se da un mecanismo similar al que lleva al individuo, hombre
o mujer, a la adicción, cuyo fondo es la autodestrucción, solapada bajo
la autocomplacencia.

Quienes padecen este trastorno de comportamiento, suelen mirar a


través de una muy estrecha mirilla a las personas y al mundo en
general. Su visor se empaña con prejuicios fantasmales, los cuales les
llevan a realizar juicios determinantes cuya base argumentativa se
enraíza en su discurso cíclico, producto de ideas repetitivas, las cuales
han llegado a configurar un discurso blindado.

Los neuróticos, muestran sus trastornos de una manera muy


estereotipada, se muestran terriblemente irritados, se enojan con
mucha facilidad, reaccionan con violencia, insultan abiertamente o con
sencillos sarcasmos. Pretenden herir a quienes han identificado como
sus enemigos acérrimos, cinco minutos después de haberlos tratado
con una condescendencia cercana a la amabilidad.

Esta enfermedad, la cual ya se ubica en el contexto de las adicciones,


dada su recurrencia y compulsiva vuelta de tuerca, debe ser tratada
por psiquiatras calificados, mediante drogas que controlen la
dopamina (antidepresivos), la ansiedad por la culpabilidad burbujeante
a flor de piel (ansiolíticos), y otros reguladores de la química cerebral
(como el Litio.) Medicación que deberá estar acompañada por terapia
grupal al estilo de alcohólicos anónimos.

El objetivo primario consiste en que el neurótico tome conciencia de su


enfermedad, reconozca que presenta problemas de conducta que
afectan su entorno familiar, laboral y social, pero más que nada, el
daño que se infringe en el propio sistema nervioso del neurótico, que
va perdiendo el equilibro fisiológico, radicalizando su condición
patológica.

La persona neurótica percibe un mundo hostil, amenazante, peligroso,


situación que le provoca una actitud hosca, despreciativa y violenta.
Es capaz de descalificar argumentos sólidos, incluso evidencias, pues
el cerco que rodea su raciocinio no le permite abandonar el discurso
unilateral, esa poderosa voz que le dicta compulsivamente los mismos
conceptos una y otra vez.

La necedad y la intransigencia son signos inequívocos de los


trastornos de conducta de la persona neurótica, la intolerancia, el
rencor, el cual rumean en forma masoquista, eleva los tonos de odio,
desprecio y descalificación.

Aquella persona que ose hacerle una crítica o un comentario que


cuestione, aunque sea con tacto y comedimiento, alguna proclama
emitida por el neurótico (la persona neurótica siempre tiene la razón y
no admite réplica en sus pronunciamientos) se convierte en blanco de
la ira, cólera incontenible y desprecio irrevocable por parte de la
persona que padece esta enfermedad, la cual, es, al igual que el
alcoholismo, perniciosa.

La medicina alternativa, el yoga, la meditación, las mantras, deberían,


en teoría, permitir la introspección necesaria para el despertar de la
conciencia. En el caso de las personas neuróticas, debería servir para
revelar a la psique del enfermo, el problema de comportamiento que
enfrenta en su interior y suministrarle los elementos para superar esta
condición.

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Sin embargo, siendo la neurosis que aquí brevemente examino, una


adicción autodestructiva que bloquea el conocimiento de sí, dado el
cerco del discurso reiterativo al que me he referido antes, es
sumamente difícil llevar a la persona neurótica a considerar, siquiera,
la posibilidad de enfrentar su problema de conducta, que conlleva un
daño interior, reflejado en depresión, ansiedad, malestar general,
dolores de cabeza, alergias y muchas manifestaciones psicosomáticas
de diversa índole.

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La persona neurótica siempre está en el borde del precipicio, en


realidad cree estar en el filo del barranco, e intenta mantenerse del
lado de la tierra evitando el vacío, metáfora, caer al vacío, que significa
perder la razón. Enloquecer, en pocas palabras.

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Una condición bipolar, como se le dice a la neurosis compulsiva que


cabalga a lomo de dos caballos intercalados, la tristeza profunda, uno,
y la alegría entusiasta, otro. Puede, tras perder la homeostasis
(equilibrio químico) convertirse en una lesión cerebral derivativa hacia
un cuadro psicótico.

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Es deseable que la familia y los amigos, como en el caso de quienes


padecen adicciones severas, ayuden de común acuerdo a las
personas neuróticas, evitando herir sus sentimientos, híper sensibles,
pero amorosamente canalizarlos con especialistas que les ayuden a
contralar sus comportamientos autodestructivos.

Colofón

Existen organizaciones de la sociedad civil dedicadas al salvamente


de los neuróticos, bajo el lema “Neuróticos Anónimos”, cuyas terapias
grupales, pueden ayudar. Sin embargo, la química del sistema
nervioso debe ser considerada en la sanación de esta triste
enfermedad.
Bibliografía recomendada:

1. Freud Sigmund. La Neurastenia y la Neurosis de Angustia.


(1895) Editorial Cardo. 2010.
2. Sarudiansky, Mercedes. Ansiedad, angustia y neurosis.
Antecedentes conceptuales e históricos. Psicología
Iberoamericana, vol. 21, núm. 2, julio-diciembre, 2013.
3. http://www.neuroticosanonimosbv.org.mx/la_enf_neuro.htm
4. http://www.monografias.com/trabajos/neurosis/neurosis.shtml
5. http://www.consultasexual.com.mx/Documentos/neurosis.htm

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