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Título: Cesión de derechos litigiosos: Permanencia del cedente en el juicio, como sustituto del cesionario
Autor: Terrasa, Eduardo
Publicado en: LA LEY 04/08/2020, 04/08/2020, 8
Cita: TR LALEY AR/DOC/2101/2020

Sumario: I. La resolución objeto de comentario.— II. Sucesión en el derecho material: su proyección en el


proceso.— III. Sustitución procesal.— IV. Sucesión procesal.— V. Conclusiones.
(*)
I. La resolución objeto de comentario
Durante la tramitación de un proceso de conocimiento, la demandante cesionaria de los derechos que había
hecho valer en el juicio su codemandante apeló la resolución del juez de primera instancia, que tuvo presente la
oposición de las demandadas a la cesión de esos derechos litigiosos y dejó sin efecto una providencia anterior,
en la parte que había dispuesto "tener por accionante" solo a la cesionaria.
La sala F de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, con cierta salvedad, confirmó la
resolución apelada y le impuso las costas a la apelante vencida. Sostuvo: 1) que "existen dos tipos de sustitución
procesal: una, por imperio de la ley, y otra, por la propia actuación de las partes, supuesto este último que
acontece cuando se enajena el objeto litigioso (art. 1009, Cód. Civ. y Com.) o se lleva a cabo su transmisión"; 2)
que en este supuesto el art. 44, Cód. Proc. Civ. y Com., "requiere la conformidad del adversario para que el
adquirente pueda intervenir en el proceso (1) [...]. Ello así, a fin de tutelar a la contraparte del agravamiento o
eventual complicación de su situación procesal a causa de la cesión"; 3) que ambas actoras (durante la
tramitación del pleito) celebraron un contrato de cesión de derechos litigiosos mediante el cual una de ellas
cedió a la otra todos los derechos que le correspondían y había hecho valer en el juicio; y 4) que la parte
demandada objetó los términos de la cláusula cuarta de dicho contrato por entenderlo relacionado con las costas,
dejando expuesto de modo expreso que no eran aceptados y que, por ende, se mantenía la responsabilidad
solidaria de ambas demandantes.
Sobre esa base, y fundándose también en que la parte demandada ratificó incluso en la contestación del
memorial de agravios que jamás había prestado consentimiento a la cesión, el tribunal de apelación entendió que
cabía confirmar lo decidido por el juez a quo, aunque con la salvedad siguiente:
En el plano de los efectos del contrato de cesión, sostuvo que debían distinguirse dos cuestiones: una de
ellas, relativa a la eficacia del contrato entre las partes, que se alcanza con el mero acuerdo de voluntades; y la
otra, concerniente a la eficacia frente a terceros, que se da por medio de la notificación al cedido (art. 1620, Cód.
Civ. y Com.), siendo esta la que marca el inicio de la oponibilidad erga omnes del negocio. De ese modo,
agregó: "no cupo tener presente la oposición a la cesión denunciada sino, más bien, la oposición a la sustitución
procesal (2) intentada", precisando que "una vez trabada la relación jurídico-procesal y encontrándose en trámite
el juicio, ningún litigante puede desprenderse de su calidad de tal sustituyendo contractualmente en otra persona
su carácter de parte en el proceso sin la conformidad expresa de la contraria" (3), como aconteció en el caso.
La sala precisó, asimismo, que no obstaba a la decisión alcanzada la existencia de un decreto anterior del
juez a quo que le había otorgado a la cesionaria la calidad de única demandante, por cuanto ello resultó
prematuro; e hizo notar también que en el apart. II de ese mismo decreto se había ordenado dar traslado de la
cesión de derechos litigiosos a los demandados, en los términos del art. 44, Cód. Proc. Civ. y Com., lo que (a
juicio del tribunal) devino acertado, aunque en contradicción con lo dispuesto anteriormente. Sostuvo,
finalmente, que el error material en que incurrió el juez de primera instancia en modo alguno podía generar
derechos a favor de la parte actora, ya que no es eficaz como argumento defensivo la invocación de la "firmeza"
de tal decreto, en la medida en que contiene un evidente error que no puede constituirse en fuente de derecho.
II. Sucesión en el derecho material: su proyección en el proceso
Para analizar el caso y la solución que le dio el tribunal de apelación, con la que coincidimos, es preciso ante
todo distinguir la sucesión en el derecho material en litigio (según sea a título universal o singular) de la
sucesión en el proceso.
 

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Chiovenda entendía que, como en toda relación jurídica, también podía haber sucesión en la relación
procesal. "Pero —agregaba— mientras que en algunos casos la sucesión en la relación procesal no es sino la
consecuencia necesaria de la sucesión en el derecho sustancial que es objeto de la litis, en otros casos la relación
procesal se mantiene indiferente respecto de la sucesión sustancial" (4).
II.1. Sucesión a título universal
Cuando la sucesión es a título universal, se transmiten al sucesor todas las relaciones jurídicas que no se
extinguen con la desaparición del causante y, por tanto, hay sucesión también en las relaciones procesales en que
este se halle como sujeto (5). En otras palabras, todas las relaciones de derecho transmisibles pasan de la
persona extinguida a sus sucesores universales. Y si sobre una de esas relaciones de derecho sustancial había
pendiente un proceso antes de la extinción de la persona; la transmisión del derecho controvertido al sucesor
universal —decía Calamandrei— "va acompañada de la transmisión al mismo sucesor de la legitimación para
accionar o para contradecir sobre aquella relación, y de la cualidad de parte en aquel proceso" (6).
II.2. Sucesión a título singular
En cambio, si pendiente el proceso se transfiere el derecho en litigio por un acto entre vivos y a título
particular, por ejemplo, por venta de la cosa litigiosa o por cesión del derecho controvertido hecha a un tercero,
la regla es que el proceso continúe entre las partes originarias, es decir, con el enajenante o cedente, a pesar de
que, como consecuencia de esa transmisión, él ya no sea titular del derecho sustancial controvertido (7).
III. Sustitución procesal
A diferencia de lo que acontece en los casos de sucesión a título universal, en los que —como ya se dijo—
los sucesores ingresan al proceso y asumen la posición de parte que le correspondía al causante, en la sucesión a
título particular el ingreso del sucesor al proceso, en reemplazo del enajenante o cedente, está subordinado al
requisito de que la contraparte lo consienta de modo expreso (art. 44, Cód. Proc. Civ. y Com.). Si ello falta, la
sucesión en la relación material no irá acompañada de una correlativa sucesión en la relación procesal (8), lo que
provoca la disociación, característica de la figura de la sustitución procesal, entre el sujeto que ostenta la
titularidad del derecho material controvertido en el proceso, que recibe el nombre de "sustituido" (en el caso, la
cesionaria), y el sujeto legitimado de manera anómala o extraordinaria para hacer valer en el juicio ese derecho,
en su propio nombre e interés, a quien se denomina "sustituto" (en el caso, la cedente). En el supuesto que
estamos analizando, la finalidad de la sustitución es tutelar a la contraparte, evitando que vea agravada o
complicada su posición procesal a causa de la transferencia (9).
Con el objeto de evitar tales peligros, el derecho romano y el derecho común directamente prohibían la
enajenación de la "res litigiosa"; en el derecho moderno, en cambio, se permite la enajenación con efectos de
derecho material. Sin embargo, las soluciones no son uniformes en lo que respecta a su repercusión en el
proceso.
Algunas legislaciones disponen que la parte originaria permanezca en su puesto, salvo que haya
conformidad expresa de la contraparte que habilite su extromisión (10). Tal es la solución del art. 28 del Cód.
Proc. Civ. y Com. de Santa Fe (11) y, con alguna variante, la de los arts. 81 y 111 del Código de Procedimiento
Civil italiano de 1940, que son las disposiciones normativas en las que se inspiraron los redactores del art. 44,
Cód. Proc. Civ. y Com. (12).
Otras legislaciones establecen una solución diferente. Es el caso, por ejemplo, de la Ley de Enjuiciamiento
Civil española de 2000 (LEC), según la cual "el adquirente podrá solicitar, acreditando la transmisión, que se le
tenga como parte en la posición que ocupaba el transmitente" (art. 17.1).
Montero Aroca, al comentar esta disposición, nos dice que "la solución española tendía ya antes de la LEC
de 2000 y tiende con esta a favorecer los intereses del cesionario permitiéndole ponerse en la posición procesal
del cedente", sin imponerle la sucesión procesal (13). Pero debe agregarse que el ordenamiento procesal civil
español consagra también la facultad de la parte contraria de oponerse a la sucesión procesal, acreditando que
"le competen derechos o defensas que, en relación con lo que sea objeto del juicio, solamente puede hacer valer
contra la parte transmitente, o un derecho a reconvenir, o que pende una reconvención", o que "el cambio de
 

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parte pudiera dificultar notoriamente su defensa" (art. 17.2, LEC/2000).


Volviendo al art. 44, Cód. Proc. Civ. y Com., si el cedente del derecho litigioso continúa como parte
principal, su permanencia en el proceso no será ya como legitimado ordinario (dado que ha transferido el
derecho material pretendido), sino —como ya se ha anticipado— ejerciendo la legitimación extraordinaria que
le confiere la ley, como sustituto procesal del adquirente (14). En esa calidad, el enajenante tendrá las facultades,
deberes, obligaciones y cargas de una verdadera parte procesal. No obstante, la doctrina considera que al
sustituto le está vedado realizar aquellos actos procesales que importen la disposición de los derechos del
sustituido (confesión, allanamiento, transacción, desistimiento del derecho, etc.), y que tampoco puede ser
citado para realizar actos cuya eficacia depende de su cumplimiento personal por parte del sustituido, como
sería, por ejemplo, el reconocimiento de firmas (15).
Por otra parte, esa transmisión de los derechos litigiosos sin una correlativa sucesión procesal produce, en
cualquier caso, ciertos efectos respecto del cesionario, a quien la ley habilita (de manera expresa) a participar en
el juicio en apoyo del cedente, con las facultades del interviniente adhesivo simple (art. 44, in fine, Cód. Proc.
Civ. y Com.) (16). Con mejor criterio, a nuestro juicio, el art. 28 del Cód. Proc. Civ. y Com. de Santa Fe dispone
que el cesionario podrá actuar siempre como tercero coadyuvante, entendiéndose que su intervención en el
juicio no puede ser otra que la del tercero coadyuvante autónomo regulada por el art. 302 de ese Código (17)
(similar a la intervención adhesiva autónoma o litisconsorcial del art. 92, párr. 2º, del Código Procesal nacional),
puesto que la finalidad de la disposición es proteger el derecho de defensa de quien es el verdadero titular de la
relación jurídico-material controvertida en el proceso.
Además, el cesionario (al igual que el cedente) resultará alcanzado por la cosa juzgada emergente de la
sentencia que eventualmente se dicte (18).
IV. Sucesión procesal
La sucesión procesal tiene lugar cuando, durante la pendencia del proceso y a raíz de la transmisión del
derecho material controvertido, por un acto entre vivos o por causa de muerte, se produce el cambio de un sujeto
por otro u otros dentro de la misma posición procesal de parte (actora o demandada), con el consiguiente
desplazamiento de la legitimación del titular originario al sucesor (19).
Si la transmisión del derecho litigioso se lleva a cabo por un acto entre vivos y a título singular, la sucesión
en el derecho material (reiteramos) no conlleva automáticamente la sucesión en el proceso. Solo en el caso de
que haya conformidad expresa de la contraparte, y a partir de ella, el adquirente sucederá procesalmente al
enajenante, hasta entonces en el pleito como sustituto de aquel.
Por último, debe puntualizarse también que, cualquiera sea la clase de sucesión procesal de que se trate (a
título universal o a título singular), el sucesor se incorpora al proceso en el estado en que se encuentre, por lo
que son eficaces a su respecto todos los actos procesales cumplidos hasta ese momento con la participación del
transmitente del derecho (20).
V. Conclusiones
Concentrándonos en la solución que el tribunal de apelación le dio a la cuestión suscitada a raíz de la
oposición de las demandadas a la cesión de derechos litigiosos de una codemandante a la otra, las
consideraciones realizadas en los apartados anteriores nos permiten extraer las siguientes conclusiones:
1ª. Que hubo sucesión en el derecho material alegado en el juicio por una de las demandantes: se trató de
una sucesión a título singular y por un acto entre vivos.
Sobre ello no existe controversia entre las partes. Además, a esa sucesión en el derecho sustantivo alude la
sala, particularmente, cuando se ocupa de los efectos del contrato de cesión de derechos litigiosos.
2ª. Que la sucesión en la relación jurídica sustantiva no fue seguida de una correlativa sucesión en la relación
jurídica procesal.
En el caso, faltó la conformidad expresa de las demandadas (contraparte en el juicio), y esta fue ciertamente
la circunstancia que impidió que la cesionaria sucediera procesalmente a la cedente (art. 44, Cód. Proc. Civ. y
 

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Com.) (21), aunque debe decirse que las partes y el tribunal no lo expresaron exactamente así.
Las demandadas, al dárseles traslado, objetaron la cesión de derechos litigiosos en lo relativo a las costas;
manifestaron que no aceptaban sus términos y que se mantenía la responsabilidad solidaria de ambas
demandantes.
El motivo alegado pudo alentar la interpretación de que las demandadas, implícitamente, se opusieron a la
petición de la cesionaria de asumir procesalmente la calidad de sucesora de la cedente (22). Y así parece haberlo
entendido la propia sala, al decir que no cabía "tener presente la oposición a la cesión denunciada sino, más
bien, la oposición de la sustitución procesal intentada"; aunque (para nosotros) debió haber dicho "sucesión
procesal", habida cuenta de que no era necesaria oposición alguna de la parte contraria para que la cedente se
convirtiera en sustituta procesal de la cesionaria (23).
Ambas actoras, a su turno, sostuvieron que la cesión de derechos litigiosos, en cuanto tal, surte efectos
respecto de terceros (entre ellos, el deudor cedido) desde la notificación, sin que exista posibilidad de oposición
alguna. Además, en oportunidad de fundar el recurso de apelación, formularon las siguientes críticas al auto
interlocutorio apelado: 1) que las demandadas se habían opuesto a la cesión, pero no así a la "sustitución
procesal" en los términos del art. 44, Cód. Proc. Civ. y Com. (24); y 2) que el anterior decreto del juez de
primera instancia, que en su primer apartado había tenido presente la cesión de derechos litigiosos y considerado
demandante solo a la cesionaria, estaba firme.
La circunstancia esgrimida por la recurrente, de que las demandadas se opusieron a la cesión de derechos
litigiosos, y solo en lo relacionado con las costas, sin plantear su disconformidad con la "sustitución procesal"
(25), no resulta relevante desde el punto de vista del ordenamiento procesal vigente. El art. 44, Cód. Proc. Civ. y
Com., exige como requisito sine qua non la "conformidad expresa del adversario" para que el adquirente pueda
intervenir en el juicio como parte principal, en reemplazo del enajenante o cedente, y en el caso esa conformidad
explícita y deliberada no existió. En el mismo sentido se expresa la jurisprudencia, cuando sostiene que tal
requisito no se suple con el silencio del adversario ante la notificación que se le curse (26).
Por otra parte, el decreto del juez a quo en que se funda la apelante muestra una clara antinomia: en el
primer apartado, tiene a la cesionaria como única demandante; mientras que (simultáneamente), en el apartado
segundo, ordena dar traslado a la parte contraria de la cesión de derechos litigiosos denunciada, en los términos
del art. 44, Cód. Proc. Civ. y Com. Esto último es incompatible con lo dispuesto en primer término, y la
contradicción no se disipa por el hecho de que el decreto haya adquirido firmeza, si es que efectivamente
alcanzó esa calidad en lo que a la primera parte se refiere. En cualquier caso, la firmeza no puede considerarse
un fundamento válido. Pero, además, la sala sostiene (con buen criterio, a nuestro entender) que lo decidido en
el primer apartado resultó prematuro, y que ese evidente error material no puede generar derechos a favor de la
parte actora, lo que encuentra sustento en la jurisprudencia de la Corte Suprema, que ha entendido que no existe
un plazo preclusivo para la corrección, por parte del tribunal de la causa, del error material que luce evidente
(27).
3ª. Que no era necesaria oposición alguna de la contraparte para que la cedente sustituyera procesalmente a
la cesionaria. La sustitución procesal se produjo por efecto directo de la ley.
Y, es más, solo la aquiescencia de las demandadas a la sucesión procesal intentada por la cesionaria podría
haber hecho cesar esa sustitución procesal, habilitando el cambio de sujetos dentro de la misma posición de
parte, con el consiguiente desplazamiento de la legitimación (ordinaria) de la cedente a la cesionaria, lo que
ciertamente no ocurrió en el caso.
4ª. Que la permanencia en el pleito de la codemandante cedente no pudo deberse sino a la legitimación
extraordinaria (autónoma y originaria) que reviste por expresa disposición legal, y que es —justamente— la que
le permite obrar en el proceso en su propio nombre e interés, aunque por un derecho ajeno (el de la cesionaria)
(28).
Este supuesto particular de legitimación extraordinaria (que a partir de Chiovenda se conoce con la
denominación de "sustitución procesal") habilitó a la cedente a seguir en el juicio, como parte principal, en
 

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virtud de su vinculación jurídica con uno de los partícipes de la relación material controvertida, a pesar de no ser
ya titular de esa relación (29).
Cabe señalar, por último, que la atribución de legitimación extraordinaria o anómala requiere siempre de una
expresa previsión legal. Existe un amplísimo consenso doctrinal en el sentido de que solo la ley puede autorizar
a un sujeto a hacer valer en juicio, en nombre propio, derechos ajenos (30); además, esa regla ha sido recogida
de modo expreso en algunos ordenamientos procesales (31).
Por tal razón, no compartimos la posición que se expresa en la primera parte de los considerandos del fallo
analizado, donde se afirma que "existen dos tipos de sustitución procesal: una, por imperio de la ley, y otra, por
la propia actuación de las partes; supuesto este último que acontece cuando se enajena el objeto litigioso o se
lleva a cabo su transmisión".
El tribunal parece haber seguido la opinión doctrinal de Enrique Falcón, quien formula esa misma distinción,
ubicando dentro de la primera categoría a "los casos de sucesión universal por fallecimiento de la parte durante
el proceso, o disolución de una persona jurídica, en tanto sus bienes hayan pasado a cada uno de los socios, o
bien por haber cesado la representación legal que tenía la parte interviniente" (32), ninguno de los cuales puede
ser considerado (a nuestro juicio) un caso de sustitución procesal. En el primero, habría sucesión procesal y, en
el último, directamente no se presenta el cambio de sujetos, puesto que la parte procesal sigue siendo la misma
(el representado) (33).
En la segunda categoría (enajenación o cesión del objeto litigioso), es cierto que —como expresa el autor
citado— "el adquirente requiere necesariamente, para estar legitimado, la conformidad del adversario" (34),
pero ello lo exige la ley para que se produzca la sucesión procesal, del enajenante al adquirente, como
consecuencia de lo cual este ostentará la calidad de legitimado ordinario. En cambio, si falta esa conformidad, la
sucesión procesal no tendrá lugar, y el enajenante seguirá estando en el juicio, si bien en calidad de sustituto del
adquirente y en virtud de la legitimación extraordinaria que le confiere la ley.
 (*) Abogado. Profesor adjunto de Derecho Procesal en la Facultad de Derecho, UNR; docente estable de la
Maestría en Derecho Procesal de esa Facultad.
 (1) Como parte principal, se sobreentiende.
 (2) Aunque, en nuestra opinión, debió haber dicho "sucesión procesal" (véase infra, especialmente el apart.
V, conclusiones 2ª y 3ª).
 (3) Destacado en el original.
 (4) CHIOVENDA, Giuseppe, "Principii di diritto processuale civile", N. Jovene E. C., Napoli, 1923, 3ª ed.,
p. 873 (la traducción es nuestra); idem, "Instituciones de derecho procesal civil", trad. de E. Gómez Orbaneja y
R. Greco, Ed. Valletta, Florida, 2005, vol. III, p. 224.
 (5) Idem. La sucesión procesal a título universal puede ser por fallecimiento real o presunto de una persona
física, y por fusión y escisión de sociedades. En nuestro derecho, no ocurre lo mismo con la extinción de la
persona jurídica, por cuanto ella conserva su personalidad a los fines de la liquidación (art. 101, Ley de
Sociedades) (véase ALVARADO VELLOSO, Adolfo, "Lecciones de derecho procesal civil", Ed. Juris, Rosario,
2009, adaptado a la legislación procesal de la Provincia de Santa Fe por Andrea A. MEROI, p. 237).
 (6) CALAMANDREI, Piero, "Instituciones de derecho procesal civil", trad. de Santiago Sentís Melendo,
Librería El Foro, Buenos Aires, 1996, vol. II, p. 352. Para algunos autores, dado que se trata de derechos
litigiosos, cuya efectividad se halla supeditada al eventual reconocimiento que de ellos se haga en la sentencia
definitiva, la sucesión procesal se configura, en rigor, como una sucesión en la posición jurídico-procesal
adoptada por el transmitente con relación al correspondiente derecho (PALACIO, Lino E., "Derecho procesal
civil", Ed. AbeledoPerrot, Buenos Aires, t. III, p. 325. Puede verse también REDENTI, Enrico - VELLANI,
Mario, "Diritto processuale civile", Giuffrè, Milano, 2011, con la colaboración de Carlo Vellani, p. 78).
 (7) CALAMANDREI, Piero, "Instituciones de derecho procesal civil", ob. cit., vol. II, ps. 352 y 355. Véase
también CHIOVENDA, Giuseppe, "Instituciones de derecho procesal civil", ob. cit., vol. III, p. 224.
 

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 (8) CHIOVENDA, Giuseppe, "Instituciones de derecho procesal civil", ob. cit., vol. III, p. 225.
 (9) CALAMANDREI, Piero, "Instituciones de derecho procesal civil", ob. cit., vol. II, p. 355.
 (10) PALACIO, Lino E., "Derecho procesal civil", ob. cit., t. III, ps. 337-338.
 (11) El art. 28 del ordenamiento procesal civil de Santa Fe establece: "Si durante la tramitación del proceso
cambia la persona a la cual pertenece el interés en litis por otro título que no sea la muerte o extinción de
aquella, la que intervino al comienzo conservará su calidad de parte y sus obligaciones en el pleito seguirán
siendo las mismas, salvo conformidad expresa de la contraria. El cesionario podrá actuar siempre como tercero
coadyuvante". La formulación normativa contenida en la primera oración procede de la reforma procesal de
1940, en tanto que el agregado relativo a la actuación del cesionario se incorporó con la reforma de 1961
(CABAL, Justo I. - ATIENZA, Antonio, "Anotaciones interpretativas al Código de Procedimientos en lo Civil y
Comercial de la Provincia de Santa Fe. Ley 2924", Ed. Zeus, Rosario, 1975, concordado con la ley 5531 por
Alfredo FERNÁNDEZ BUSSY, comentario al art. 53, p. 102; CARLOS, Eduardo B. - ROSAS LICHTSCHEIN,
Miguel A., "Explicación de la reforma procesal civil y comercial santafecina, ley 5531", Ed. Belgrano, Santa Fe,
1962, p. 52).
 (12) Véase PALACIO, Lino E., "Derecho procesal civil", ob. cit., t. III, p. 334 y nota 26. En un sentido
similar a las disposiciones citadas en el texto, el par. 265 del Código Procesal Civil alemán (ZPO), que lleva por
título "Enajenación o cesión del objeto litigioso", dispone en el apart. 2 que esa enajenación o cesión no afecta el
procedimiento pendiente. Y que, sin el consentimiento de la contraparte, el sucesor no estará autorizado a
intervenir en el proceso como parte principal en lugar de su predecesor en el título, ni como interviniente
principal (la versión en inglés de ese Código puede verse en https://www.gesetze-im-
internet.de/englisch_zpo/englisch_zpo.html, consultado el 09/06/2020).
 (13) MONTERO AROCA, Juan, "De la legitimación en el proceso civil", Ed. Bosch, Barcelona, 2007, p.
210.
 (14) CALAMANDREI, Piero, "Instituciones de derecho procesal civil", ob. cit., vol. II, ps. 354-355;
CHIOVENDA, Giuseppe, "Instituciones de derecho procesal civil", ob. cit., vol. III, p. 225; LIEBMAN, Enrico
T., "Manual de derecho procesal civil", trad. de Santiago Sentís Melendo, EJEA, Buenos Aires, 1980, p. 76;
PALACIO, Lino E., "Derecho procesal civil", ob. cit., ps. 334-335.
 (15) ALSINA, Hugo, "Tratado teórico práctico de derecho procesal civil y comercial", Ediar, Buenos Aires,
1963, 2ª ed., t. I, p. 582; PALACIO, Lino E., "Derecho procesal civil", ob. cit., t. III, p. 344.
 (16) Por lo que su intervención será "accesoria y subordinada a la de la parte a quien apoyare, no pudiendo
alegar ni probar lo que estuviere prohibido a esta" (art. 91, párr. 1º, Cód. cit.).
 (17) CARLOS, Eduardo B. - ROSAS LICHTSCHEIN, Miguel A., "Explicación de la reforma procesal...",
ob. cit., p. 52; ALVARADO VELLOSO, Adolfo, "Concordancias explicadas del Código Procesal Civil y
Comercial de la provincia de Santa Fe", Ed. AVI, Rosario, 2013, con la colaboración de Andrea A. MEROI, p.
49; CS Santa Fe, 13/12/1995, "Congelar SA, concurso preventivo, incidente de revisión de International
Business Promotion SA como cesionaria de Jorge del Campo s/ recurso de inconstitucionalidad", AyS 123-
294/301; Doctrina Judicial 1996-1-971. El Máximo Tribunal de la provincia de Santa Fe sostuvo que, en el caso
de cesión de derechos litigiosos contemplado en el art. 28 del Cód. Proc. Civ. y Com., es claro que si la
contraparte no presta conformidad para la mutación de parte que se pretende, la originaria debe continuar en el
trámite, y el que pretendía ingresar en el proceso con carácter de sucesor, ante tal impedimento, puede actuar
como coadyuvante autónomo.
 (18) ALVARADO VELLOSO, Adolfo, "Lecciones de derecho procesal...", ob. cit., p. 240; LIEBMAN,
Enrico T., "Manual de derecho procesal civil", ob. cit., p. 118; PALACIO, Lino E., "Derecho procesal civil", ob.
cit., t. III, p. 342.
 (19) Véase ALVARADO VELLOSO, Adolfo, "Lecciones de derecho procesal...", ob. cit., ps. 236 y ss.;
MONTERO AROCA, Juan, "De la legitimación en el proceso civil", ob. cit., ps. 207-208 y nota 311; para este
 

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autor, la verdadera sucesión procesal "atiende al cambio en el proceso de una persona por otra en la posición de
parte, asumiendo la segunda la legitimación con la que actuaba la primera".
 (20) PALACIO, Lino E., "Derecho procesal civil", ob. cit., t. III, p. 325.
 (21) Véase PODETTI, J. Ramiro, "Tratado de la tercería", Ediar, Buenos Aires, 2004, 3ª ed. ampliada y
actualizada por Víctor A. GUERRERO LECONTE, p. 503.
 (22) Que querían evitar que la sucesión en el derecho material, ya producida, se convirtiera en una
verdadera sucesión procesal, esto es, que se concretara el cambio de sujetos, con el consiguiente desplazamiento
de la legitimación (ordinaria) de una codemandante a la otra, aunque no fue exactamente eso lo que expresaron
las demandadas.
 (23) Véase infra, conclusión 3ª.
 (24) A la expresión "sustitución procesal" le cabe la misma objeción que se le acaba de hacer a la resolución
de la sala.
 (25) Idem.
 (26) CNCiv., sala C, 08/08/2006, "Consorcio de Prop. Av. San Juan 3949/53 c. Corrado Bares, María A.",
DJ del 15/11/2006, 805; AR/JUR/5729/2006.
 (27) Véase CS, 12/04/2016, "IBM Argentina SRL c. Dirección General Impositiva s/ recurso directo de
organismo externo", Fallos 339:444, consid. 10; véase también MONTERO AROCA, Juan, "Derecho
jurisdiccional I. Parte general", Ed. Tirant lo Blanch, Valencia, 2016, p. 338.
 (28) Véase PALACIO, Lino E., "Derecho procesal civil", ob. cit., t. III, ps. 340-344; CHIOVENDA,
Giuseppe, "Instituciones de derecho procesal civil", ob. cit., vol. III, p. 225; LIEBMAN, Enrico T., "Manual de
derecho procesal civil", ob. cit., p. 118.
 (29) Véase CALAMANDREI, Piero, "Instituciones de derecho procesal civil", ob. cit., vol. II, ps. 381 y ss.;
PALACIO, Lino E., "Derecho procesal civil", ob. cit., t. III, p. 339.
 (30) Véanse, entre otros, CALAMANDREI, Piero, "Instituciones de derecho procesal civil", ob. cit., vol. II,
ps. 381-382 y 384; PALACIO, Lino E., "Derecho procesal civil", ob. cit., t. III, p. 342; LIEBMAN, Enrico T.,
"Manual de derecho procesal civil", ob. cit., p. 118; ALVARADO VELLOSO, Adolfo, "Sistema procesal",
Rubinzal-Culzoni Edit., Santa Fe, 2009, t. I, p. 405; MONTERO AROCA, Juan, "La legitimación en el proceso
civil (Intento de aclarar un concepto que resulta más confuso cuanto más se escribe sobre él)", Ed. Civitas,
Madrid, 1994, ps. 49 y ss.; idem, "De la legitimación en el proceso civil", ob. cit., ps. 318-321.
 (31) El art. 81 del Código de Procedimiento Civil italiano, bajo el título de "sustitución procesal", dispone:
"Fuera de los casos expresamente previstos por la ley, nadie puede hacer valer en el proceso en nombre propio
un derecho ajeno". Una norma similar contiene el 45, apart. 2º, del Código Procesal Civil Modelo para
Iberoamérica: "Nadie podrá pretender, en nombre propio, derecho ajeno, salvo cuando la ley lo autorice". Por su
parte, la Ley de Enjuiciamiento Civil española, en su art. 10, establece: "Serán considerados partes legítimas
quienes comparezcan y actúen en juicio como titulares de la relación jurídica u objeto litigioso. Se exceptúan los
casos en que por ley se atribuya legitimación a persona distinta del titular".
 (32) FALCÓN, Enrique M., "Tratado de derecho procesal, civil, comercial y de familia", Rubinzal-Culzoni
Edit., Santa Fe, 2006, t. I, ps. 418-419.
 (33) ALVARADO VELLOSO, Adolfo, "Lecciones de derecho procesal civil", ob. cit., p. 238.
 (34) FALCÓN, Enrique M., "Tratado de derecho procesal...", ob. cit., p. 419.

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