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Amparo Poch
Voy a responder al artículo ¿Qué era yo? de la estudiante Emilia Félez que expone
su descon anza hacia las mujeres que estudiamos medicina para ejercerla, piensa
que nuestro papel es ser esposas y madres. Ya he empezado, lo titularé ¿Y yo? Yo
no sé cómo resolvería el caso la gran Concepción Arenal, que desempeñó cargos
o ciales… Yo no sé cómo habrán resuelto el caso Concha Espina, Sofía Casanova,
la señorita Dautschako , la primera mujer que desempeñó una cátedra o cial en el
Imperio Ruso, perteneciendo al Claustro del Instituto Histológico de la Universidad
de Moscou; Henry Peterson, la primera mujer abogada que informó en Dinamarca;
las cirujanas y médicas que en el siglo XII hubo en Bolonia y Palermo, y en
nuestros días se encuentran en Rusia, Alemania, Suecia y particularmente en los
Estados Unidos, donde hay más de cuatro mil médicas, algunas de las cuales
dirigen hospitales en Filadel a, Boston y Chicago; en Rusia pasan de setecientas;
en Inglaterra de trescientas…
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También estoy escribiendo sobre ecología. Yo he
visto desaparecer los árboles que eran el collar y
la vida de esta pobre calle desierta… Que mi
buen compañero no tenga queja de mí. Aunque
yo haya llorado su muerte, la he sentido tanto,
que por vez primera de mi vida nace en mí el
deseo de la venganza. Yo quisiera vengarme de
la vía doble, de esa vía doble que me arrebató a
mi amigo árbol. Yo quisiera ser un poco
'omnipotente'. Haría brotar en la mismísima vía
unos árboles recios, altos, numerosos. Los
cortarían para que el progreso del siglo no
encontrara obstáculos, pero por cada uno que
cortasen nacerían dos a los cinco minutos.
Tendrían que desistir y llevar el tranvía por otro
sitio. Entonces yo traería mi árbol, lo resucitaría,
lo pondría nuevamente junto a mis balcones, resucitaría a todos los árboles de la
calle y ya dejaría de ser omnipotente y quedaría satisfecho el deseo de venganza
que en mí nació.
…encauzar la acción social de la mujer, dándole una visión nueva de las cosas,
evitando que su sensibilidad y su cerebro se contaminen de los errores masculinos.
Y entendemos por errores masculinos todos los conceptos actuales de relación y
convivencia: errores masculinos, porque rechazamos enérgicamente toda
responsabilidad en el devenir histórico, en el que la mujer no ha sido nunca actora,
sino testigo obligado e inerme... no nos interesa
rememorar el pasado, sino forjar el presente y
afrontar el porvenir, con la certidumbre de que
en la mujer tiene la humanidad su reserva
suprema, un valor inédito capaz de variar, por la
ley de su propia naturaleza, todo el panorama
del mundo... que miles de mujeres reconocerán
aquí su propia voz, y pronto tendremos junto a
nosotras toda una juventud femenina que se
agita desorientada en fábricas, campos y
universidades, buscando afanosamente la
manera de encauzar en fórmulas de acción sus
inquietudes.
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Zaragoza, 1932
Madrid, 1934
Madrid, 1936
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Ya tengo varios textos escritos. Creo que empezaré con este:
Valencia, 1937
Compañera:
¿Quieres contribuir a ganar la guerra?
¿Quieres capacitarte para ser útil a la causa antifascista?
¿Quieres adquirir una cultura general?
¿Quieres especializarte en una profesión?
Nunca pensé que tendría que abandonar España. Voy camino del exilio, y no sé si
para siempre. ¿Podré volver?
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