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Una de las características principales del arte indio es su integración con la naturaleza: así como el hombre

occidental ha buscado siempre adaptar la naturaleza a sus necesidades, los indios han procurado en cambio
integrar sus obras en el entorno natural, como los santuarios rupestres excavados en la roca y en grutas
naturales. La naturaleza tiene para ellos un carácter sagrado, como se percibe en la sacralización de ríos,
montañas y árboles, o en la divinización de los elementos naturales: sol (Sūrya), luna (Chandra), fuego
(Agní), lluvia (Indra), etc. Uno de los factores más influyentes en el arte y en la mentalidad india es el clima
monzónico, que con su carácter cíclico, su naturaleza ambivalente, que tanto puede beneficiar como
perjudicar a la vida en el subcontinente indio, provocan una cierta dualidad en la personalidad de sus
habitantes, unos cambios de actitud que se reflejan en una gran diversidad de estilos artísticos, pudiendo
convivir de forma simultánea estilos contrapuestos y aparentemente enfrentados, desde el naturalismo a la
abstracción, del realismo al idealismo.5 ​

Otro factor a tener en cuenta es la diversidad racial y cultural, que ha provocado un arte ecléctico y
sincrético: los primeros pobladores, de raza negroide, formaron la etnia drávida, que se situó en el sur de la
India (Tamil Nadu) tras la llegada de los arios y, posteriormente, los musulmanes. Esta etnia siempre ha
reivindicado su tez más oscura en diversos elementos simbólicos como la utilización del azul índigo en la piel
de los dioses representados en su arte, o la preferencia por la arenisca en la construcción, un material más
oscuro que la piedra o el mármol.6 ​ Bodhisattva del loto azul (hacia 550),
vihāra nº 1 de Ajaṇṭā (Mahārāṣtra).
Una de las facetas más sorprendentes del arte indio para los occidentales
es la representación sin tapujos del erotismo: según la religión hindú, el
sexo es una forma de oración, un canal entre lo humano y lo divino, una señal de trascendencia y de
espiritualidad. Buena muestra de ello es el culto al lingam (símbolo sexual masculino) y el ioni (símbolo
sexual femenino), ambos provenientes de antiguos ritos neolíticos de la fertilidad, y que fueron asumidos por
el hinduismo. El linga representa la potencia creadora del dios Sivá, y es el principal objeto de veneración en
las capillas de los templos dedicados a este dios. Se suele representar mediante un pilar (stambha)
terminado en forma de glande (mani), aunque puede variar desde la forma más naturalista hasta una forma
abstracta consistente en un cilindro, o diversas manifestaciones como un falo con ojos (ambaka-liṅgam), con
Representación de un lingam un rostro (ekamukha-liṅgam) o cuatro rostros (chatur-mukha-liṅgam). En la tradición drávida los liṅgam
(símbolo masculino) sobre un ioni se asocian a los elementos: agua (apas-liṅgam), aire (akkasha-liṅgam), fuego (tejas-liṅgam), viento (vayu-
(símbolo femenino). liṅgam) y tierra (prithivi-liṅgam). Por su parte, el ioni representa a Śakti (la Diosa Madre), así como a
Parvati (diosa de la naturaleza y la fertilidad), mujer de Sivá. También se puede representar en forma
naturalista como una vagina, o geometrizada en forma de triángulo. El lingam aparece a menudo junto al
ioni, el órgano sexual femenino, formando un recipiente de forma cóncava del que sobresale el lingam. Este símbolo expresa la unidad dentro de
la dualidad del universo, la energía creadora, a la vez que la transmutación del impulso sexual en energía mental, la ascensión desde el mundo de
los sentidos a la trascendencia espiritual, lograda mediante la meditación del yoga. Estos antiguos ritos se fusionaron con el tantra, filosofía que
busca la verdad en la energía que emana del cuerpo, que es un potenciador espiritual, como incluso la energía sexual (kuṇḍalinī). Junto a los
cuentos del Kāma Sūtra («Libro del Amor»), estos cultos tuvieron una gran representación en el arte indio, sobre todo en la escultura, donde
abundan los mithuna o escenas eróticas, como en los templos de Khajurāho y Koṇārak.7 ​
La estética india se desarrolló sobre todo en el período gupta, en el que se analizaron, recopilaron y clasificaron la mayoría de escritos védicos
(los textos sagrados hindúes, transmitidos de forma oral desde aproximadamente el 1500 a. C.). Para el arte fueron primordiales especialmente
los textos sagrados denominados Śastras, en particular los Vastu-Śastras, tratados arquitectónicos que hablaban de la construcción de templos
para los dioses, y los Śilpa-Śastras, tratados figurativos para pintores y escultores y la forma de transcribir en imágenes el mensaje divino. Los
gupta desarrollaron varios tratados técnicos y normativos sobre los principios fundamentales del arte, así como técnicas, materiales, estilos,
iconografía, etc. Uno de los más importantes es el Śadanga, que establece los «seis principios» estéticos para la pintura: rūpa-bheda (ciencia de
las formas), pramani (sentido de las relaciones), bhava (ciencia del sentimiento), lavanna-yojanam (sentido de la gracia), sadrisyam (ciencia de
las comparaciones) y varnika-bhanga (ciencia de los colores). Más adelante se añadieron otros dos: rasa (quintaesencia del gusto) y chanda
(ritmo).8 ​

El rasa está ligado a la emotividad: para los indios, el arte ha de conmover, ha de suscitar emociones.9 ​Así, distinguen nueve tipos de emociones,
que se relacionan simbólicamente con diferentes colores:

Amor o rasa erótico (śringāra): color negro.


Valor o rasa heroico (vīra): color rojo.
Cólera o rasa furioso (raudra): color rojo.
Alegría o rasa cómico (hāsya): color blanco.
Asombro o rasa admirativo (adbhuta): color amarillo.
Dolor o rasa compasivo (karuna): color gris.
Asco o rasa repulsivo (bībhasta): color azul.
Miedo o rasa temeroso (bhayānaka): color negro.
Paz o rasa sereno (śānta): color blanco.

Estas emociones se traducen a su vez en distintas actitudes y posturas (āsana) de las figuras representadas en escultura o pintura:

Samabhaṅga: postura rígida y equilibrada, bien de pie o bien sentada. Significa la serenidad espiritual, y es la postura típica de Buda y dioses
como Viṣṇu.
Ābhaṅga: postura de ligera inclinación. Significa la meditación, y es propia de bodhisattvas y divinidades menores.
Tribhaṅga: postura de triple flexión. Significa sensualidad y, a la vez, espiritualidad. Es la típica en figuras de apsaras y yakṣīs.
Atibhaṅga: postura de extrema inclinación. Significa violencia o dramatismo, y es la idónea para Sivá y los Lokapāla («guardianes del
mundo», que custodian los cuatro puntos cardinales).10 ​


Imagen de Buda en postura Imagen del bodhisattva Imagen de yakṣī en Imagen de Sivá en
samabhaṅga. Avalokiteśvara en postura postura tribhaṅga. postura atibhaṅga.
ābhaṅga.

Artes plásticas

Prehistoria

Del Paleolítico se han hallado diversos utensilios de cuarcita y sílex tallado o pulido, en consonancia
con los hallados al mismo tiempo en el continente europeo. En Bhimbetka, cerca de Bhopal, se ha
encontrado un conjunto de más de mil cuevas con pinturas rupestres (7000  a.  C.). Estos abrigos
presentan varias pinturas que muestran la vida de las personas que vivían en las cavernas,
incluyendo escenas de danza, nacimientos, ritos religiosos y enterramientos. Las pinturas
muestran también animales como bisontes, elefantes, pavos, rinocerontes y tigres. En 2003 este
conjunto fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.11 ​
Pintura rupestre de Bhimbetka (7000 a. C.).
Del Mesolítico se han encontrado numerosos utensilios similares a las cuchillas en forma de media
luna naturales del Próximo Oriente, Europa oriental y norte de África. En el Decán se han hallado
numerosas tumbas de tipo megalítico, mientras que en el Baluchistán, en el norte de la India, encontramos alfarería pintada y objetos de metal
desde el IV milenio a. C. En Raigarh (Madhya Pradesh) existen pinturas parietales que presentan cierta semejanza a las de Cogul en España, con
representación de animales como ciervos, bueyes y elefantes. En Savandurga (Karnataka) una excavación arqueológica reveló un cementerio
con sarcófagos de piedra.
Por último, del Neolítico cabe destacar los yacimientos arqueológicos de Adichanallur y Brahmagiri (en el estado de Karnataka), donde se ha
hallado un tipo de cerámica negra y roja, así como diversos monumentos megalíticos, especialmente dólmenes. Posteriormente se han clasificado
diversos tipos de cerámica: la roja (hematites) de la cultura de Banas (Rayastán), la gris de la cuenca del río Ganges y la negra pulimentada de
Jariana y Delhi.12 ​

Cultura del Indo


La primera gran civilización india, de signo neolítico, se produjo entre el 2500 a. C. y el 1500 a. C.
en la zona del río Indo (actual Pakistán y noroeste de la India). Esta región, entre los montes
Zagros, el Hindu Kush y el Himalaya, ha sido desde antiguo una importante ruta comercial entre el
Mediterráneo y el Lejano Oriente, hecho del que se beneficiaron los pueblos de la zona. La cultura
del Indo es conocida principalmente por las excavaciones realizadas en 1920 por John Marshall en
el antiguo pueblo de Mohenjo-Daro (actual Pakistán) y Harappa (Panyab pakistaní).13 ​

Al parecer, esta civilización mantuvo contactos con Mesopotamia, y desarrolló un sistema de


escritura que aún no se ha descifrado. En este emplazamiento existieron nueve ciudades
superpuestas, de un perfecto urbanismo, con un adelantado sistema de alcantarillado, edificios
públicos y calles paralelas, organizadas según una planimetría regular y simétrica. La construcción
se realizaba con barro cocido y ladrillo, con casas con un sistema de conducción de agua bastante
Mohenjo-Dāro.
avanzado. También se han hallado vestigios de bóvedas construidas en ladrillo. Dominaba el
conjunto una ciudadela o acrópolis, amurallada y con un conjunto de terrazas donde se hallaban
edificios públicos como baños, palestras o claustros, aunque sin embargo no se han hallado templos o palacios.14 ​

En estas dos ciudades se han hallado gran cantidad de sellos de esteatita con representaciones de animales y
monstruos fantásticos, de gran realismo y detallada precisión, quizá de influencia mesopotámica. También
hay vestigios de cerámica, escultura y útiles de metal (oro, plata, cobre y latón), especialmente unos cuchillos
de bronce de hoja curvada muy característicos. La cerámica se producía en torno, decorada con motivos
geométricos. Tenían un desarrollado arte textil, en algodón estampado. El comercio parece haber sido
bastante frecuente, dado el hallazgo de objetos de lapislázuli de Afganistán, jade de China y oro y plata de
Persia o Afganistán. A su vez, en algunos yacimientos mesopotámicos se han hallado algunos abalorios de
calcedonia roja procedentes del Indo.

En escultura se han encontrado diversas figuras de terracota representando a carros, animales y figuras
humanas, algunas de ellas desnudas y con símbolos sexuales (el lingam masculino y el ioni femenino),
relacionadas con el culto a la fertilidad. También se han hallado piezas en bronce como La bailarina de
Mohenjo-Daro, con unas formas anatómicas redondeadas, siendo de remarcar el trabajo tanto anterior como
posterior, ofreciendo una imagen global de la figura; o en piedra caliza, como El rey sacerdote, igualmente de
Mohenjo-Daro, busto con un rostro muy bien trazado donde se destacan los ojos rasgados de tipo asiático, Mapa de la cultura del valle del Indo.
labios gruesos y barba de flecos.15 ​

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