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PITCH Tamar Responsabilidades Limitadas COMPLETO
PITCH Tamar Responsabilidades Limitadas COMPLETO
Directores
MARY BELOFF - MÁXIMO SOZZO
Facultad de D erecho Facultad de Ciencias
y Ciencias Sociales, UBA Jurídicas y Sociales, UNL
RESPONSAB ILIDADES
LIMITADAS
Actores, Conflictos
y Justicia Penal
Buenos Aires
Primera edición: junio 2003
DIRECCIÓN EDITORIAL
Dr. Rubén O. Villela
Printed in Argentina
Derechos reservados por la ley 11.723
ISBN: 950-694-364-X
Esta edición se terminó de imprimir en Junio de 2003 en Gráfica Laf s.r.I., Loyola
1654 (C1414AVJ) Ciudad Autónoma de Buenos Aires
ÍNDICE
Presentación de la colección . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Prólogo ....................... : . . . . . . . . . . . . . . 13
Prefacio a la edición en castellano . . . . . . . . . . . . . . . . 31
Premisa...................................... 35
4. Variantes de realismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
4.1. La cr!mlnologia como epidemiología . . . . . . 79
4.2. El criminólogo como reformador . . . . . . . . . 83
5. Los aboltctontstas: la criminología como desmis-
~ctón ... . ... .. . . . . .. . . . . . . . . . . . .. .. . 88
6. liCfi:éStfón criminal o cuestión penal? . . . . . . . . 89
Bibl!ografla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 305
PRESENTACIÓN DE LA COLECCIÓN
1. Sobre la autora
Escribir el prólogo a un libro constituye siempre una tarea
difícil. Dificil por el compromiso que representa con el autor,
dificil por el compromiso que representa con la obra en cues-
tión. Además de una dificultad que esperamos sortear digna-
mente, en este caso, constituye un desafio. En este sentido, sólo
esperamos ser merecedores del privilegio con que se nos ha
honrado al requerirnos la autora que escribiéramos éstas que
pretenden ser, simplemente, unas notas preliminares para los
lectores en Idioma castellano y, en particular, para los latinoa-
mericanos.
Responsabilidades limitadas. Actores, conflictos y justicia
penal, se trata de un libro fundamental de una maestra de la
criminología contemporánea; que por razones que se nos esca-
pan, hasta la fecha, no había sido traducido a nuestro idioma.
Nos hemos formado con Tamar Pitch, con sus obras en general,
y con ésta en particular. Hemos aprendido de ella, y enseñamos,
de la mejor forma que somos capaces, lo aprendido.
La publicación de la traducción de esta obra, como volu-
men que inaugura la colección "Criminologías", en el marco de
un proyecto conjunto de la Facultad de Derecho de la Universi-
dad de Buenos Aires y de la Facultad de Ciencias Jurídicas y
Sociales de la Universidad Nacional del Litoral nos llena de or-
gullo y satisfacción.
Pitch ha realizado una de las contribuciones más agudas
al desarrollo de la "criminología crítica", o, en otras palabras,
de una sociología crítica del derecho penal en Italia. A través
de sus originales exploraciones entre el feminismo y la antro-
pología cultural, su trabajo se ha caracterizado por la búsque-
da constante de nuevos esquemas conceptuales en la apropia-
ción creativa del legado de la sociología de la desviación y de
14 RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS ...
8
Aniyar, 1990, 20.
9 Novoa Monreal, 1986, 316.
10
Sozzo, 2001. 402.
PRÓLOGO 17
15
Zaffaroni, 1988. 4; 1989, 16.
16
Zaffaroni, 1988, 18.
17
Zaffaroni, 1988, 1989.
ts Del Olmo, 1987, 26.
19
Del Olmo, 1988, 205.
20
Ibídem; conf. con respecto a estas características, Sozzo, 2001, 403~404.
PRÓLOGO 19
3. Sobre el libro
Este libro de Tamar Pitch, elaborado a fines de la década
del '80, fue generado en una tradición y un contexto que si bien
no pueden ser asimilados a ta tradición y contexto latinoameri-
canos, posee, como decíamos, fuertes puntos de contacto; es-
pecialmente en lo que se refiere a los dos rasgos problemáticos
que hemos identificado en las formas de hacer criminología
crítica en nuestra región desde los años '70.
Así pues este trabajo resulta, como señalábamos, extraor-
dinariamente sugerente para América latina pues es un ejem-
plo paradigmático de respuesta frente a estos obstáculos y, en
este sentido, ofrece vías posibles para la actividad de rescate y
reconstrucción para nuestro presente de ufJ. saber crítico sobre
21
Ver al respecto, los diversos ejemplos contenidos en la compilación recien-
te de Elbert, 1999.
20 RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS ...
22
Véase en un sentido coincidente Melossi. 1992; Sozzo, 1999; y algunas de
las contribuciones de Bergalli-Sumner, 1997
22 RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS ...
23
Conf. para otras narrativas, Larrauri, 1991; Sagarduy-Zaitch, 1992; Van
Swaaningen, 1997.
PRÓLOGO 23
26 Conf. Beloff, en García Méndez, 2001, 29; Beloff, en García Méndez y Beloff,
1999; Sozzo, 1999.
26 RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES. CONFLICTOS ...
27
Rafter, 1999, 378.
PRÓLOGO 27
OBRAS CONSULTADAS
· ANIYAR DE CASTRO,Lola: "La historia aún no contada de la criminología
latinoamericana", en Capítulo Criminológico, 9-10, Maracaibo,
1981-82a, 7-22.
"Conocimiento y orden social: Criminología como legitimación y
criminología de la liberación'', en Capítulo Criminológico, 9-10,
Maracaibo, 1981-82b, 39-65.
La realidad contra los mitos. Reflexiones críticas en criminolo-
gía, Universidad del Zulla, Maracaibo, 1982.
"La política criminal y la nueva criminología en América latina",
en ANIYAR DE CASTRO, Lola (ed.}: Criminología en América latina,
UN!CRI. Roma, 1990, 9-37.
Democracia y justicia penal, Ediciones del Congreso de la Repú-
blica, Caracas, 1992.
"El triunfo de Lewis Carol. La nueva criminología latinoamerica-
na en el siglo que termina", en ELBERT, Carlos (coord.): La crimi-
nología del siglo XXI en América latina, Rubinzal-Culzoni, Santa
Fe. 1999, 159-191.
BELOFF, Mary: ..Algunas confusiones en torno de la conducta transgre-
sora de la ley penal en los nuevos -sistemas de justicia juvenil
latinoamericanos", en GARCÍA MÉNDEZ, E. (coord.): Adolescentes y
responsabilidad penal, Ad-Hoc. Buenos Aires, 2001.
"Los sistemas de responsabilidad penal juvenil en América lati-
na'', en GARCÍA MÉNDEZ, E .. y BELOFF, M. (comps.): Infancia, ley y
democracia en América latina, Temis/Depalma, Bogotá/Buenos
Aires, 1999/2000.
"No hay menores en la calle", en revista No Hay Derecho, nº 6,
junio de 1992.
BERGALLI, Roberto: "Hacia una criminología de la liberación para Amé-
rica latina", en BERGALLI, Roberto: Crítica a la criminología, Temis.
Bogotá. 1982a. 267-278.
"La cuestión criminal en América latina (origen y empleo de la
criminología)", en BERGALLI, Roberto: Crítica a la criminología,
Temis. Bogotá. 1982b, 279-298.
28 RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES. CONFLICTOS ...
TAMAR PITCH
PREMISA
"'
de lectura fundamentalistas, sin que ello comporte la renuncia
al vínculo entre investigación científica y búsqueda de solucio-
nes políticas y operativas.
Para el análisis de la justicia penal, como para el estudio
de los otros sistemas de producción de control social, es crucial
recuperar el aspecto dinámico y procesual de esta producción,
leyendo sus consecuencias como un producto. no sólo de la
interacción -negociada, conflictual- entre los diversos siste-
mas sino también entre éstos y los usuarios. Esto Ilumina un
aspecto hasta el momento descuidado: la justicia penal es un
ámbito de entrecruzamiento, recurso simbólico y punto de ob-
servación de demandas, exigencias y conflictos planteados, no
sólo por las instituciones sino también por los actores sociales.
El gran tema que emerge de esta constatación es el relativo a la
responsabilidad, actualmente en el centro del debate sociológi-
co, filosófico, jurídico y político.
En este libro estudio el nexo entre atribución y asunción
de responsabilidad en el contexto de la crisis de la cultura del
Estado de bienestar, tanto con respecto a los modelos de ges-
tión institucional de los problemas sociales y de las culturas de
sus operadores (terapeutización, tutela totalizante) como con
relación a la lectura de la dinámica social por parte de los acto-
res de los conflictos contemporáneos. En lo que se refiere al
primer aspecto, me ocupo de dos casos emblemáticos de la cri-
sis de la relación entre !ajusticia penal y el sistema socio-psico-
asistenclal: los enfermos mentales imputados de un delito y los
menores imputados de un delito. En ambos casos, el tema de
la atribución y asunción de responsabilidad asume un signifi-
cado cardinal en el contraste entre derechos civiles y derechos
sociales.
En lo que se refiere al segundo aspecto, el tema de la res-
ponsabilidad está ligado a la relación entre autonomía y tutela,
tal como se expresa en las demandas que los actores colectivos
contemporáneos dirigen a la justicia penal. En la emergencia
de demandas de criminalización de problemas sociales encuen-
tra un punto de apoyo, provisorio y contradictorio, la oscila-
ción entre reclamos de tutela y exigencias de autonomía, que
manifiesta una reacción difundida frente a un cultura de'
subjetivizante y desresponsabilizante. Pero el caso que exami-
no más profundamente. el de la campaña de (una parte) del
movimiento de las mujeres por una nueva ley sobre la violencia
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 37
1
Son las dificultades insitas en los .conceptos d_e "interés universal" y "con-
senso general" las que han contribllido, en la tradición -norteamericana, a
privar a la categoría de control social de sus connotaciones ·críticas y le han
conferido un papel casi exclusivamente descriptivo de los procesos asocia-
dos a la producción y reproducción de consenso. Pero su traducción a tér-
minos microsociológicos (los procesos de inducci·ón de·actores a la confor-
midad con las normas sociales) tiene que vei; ~bién con 18. dificultad de
identificación unívoca de la "autoridad pública"' juQ.to con los problemas
asociados con el establecimiento de relaciones jerárquicas entre agencias
situadas en forma diversa en los subsistemas de la sociedad en general
(véase también Fine. 1987 y, sobre la cuestión de la relación entre desor-
den y control, véase Marconi, 1979).
44 TAMAR PITCH
3
Si la articulación de control social en términos de terapia está situada en
un contexto político y cultural caracterizado por el pleno desarrollo del
Estado de bienestar, existe un precedente de la misma, que caracterizaría
como .. rooseveltiano" (véase Merton, 1972, Parte 11, Caps. VI y VII), en el
que el control social identifica más bien los mecanismos de management
de la tensión entre la "estructura social" y la "estructura cultural". En am-
bas versiones del estructural funcionalismo (parsoniana y mertontana) el
control social es antes que nada el productor de motivaciones para la ac-
ción. Pero en el tratamiento de Merton esto no excluye los aspectos coerci-
tivos, y es esta versión la más utilizada por la sociología de la desviación.
4 La perspectiva funcionalista ha sido recuperada por dos tradiciones dife-
rentes. La primera, la sociología de la desViación, ha enfatizado aquellos
aspectos relativos a la relación entre actor y sistema, construida como la
relación entre el individuo y la sociedad. La segunda tradición se ha pre-
ocupado más por la dimensión sistémica, por el problema de una ordena-
ción jerárquica de normas en una situación de diferenciación de roles. Si
la desviación es un resultado de la carencia de vínculos motivacionales con
valores consensuales, la diferenciación de roles no origina en sí misma los
conflictos que producen desviación y. en consecuencia, aquellos valores
son también reguladores y armontzadores de roles. Aquí, el control social
designa todos los mecanismos de integración intra e ínter-sistémica que
contribuyen a la estabilización de una jerarquía de normas. Uno de tales
mecanismos es el derecho y son sobre todo los sociólogos del derecho quie-
nes han seguido esta dirección. Tal desarrollo es particularmente relevante
en Luhmann. Véase Bredemeier, 1962; Friedman, 1975; LÚhmann, 1977 y
1978; Parsons. 1962; y para el debate italiano véase entre otros, De Nardis,
1988; Febbrajo, 1975; Ferrart, 1980y1987; Martinelli, 1988; Torneo, 1981;
Treves, 1987.
5 Si el derecho puede, de hecho, ser observado como un mecanismo de con-
trol social, es más en su función de "interpretación" y estabilización de
normas sociales que en la de distribución de sanciones.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 47
6
En Ross el derecho ya desarrolla una función de este tipo. Para la relación
entre este enfoque y la influyente escuela de jurisprudencia sociológica,
véase White, 1956.
7 En los lugares en que el derecho penal puede, de hecho, ser interpretado
como el garante principal de las libertades fundamentales, el sistema de
justicia penal en su rol de distribuidor de castigos y de selector de indivi-
duos para que padezcan el castigo se presta más fácilmente a una interpre-
tación en términos de censura y represión.
8 Esto es diferente del concepto de disciplina elaborado por Foucault (1976),
quien subraya la productividad del "poQ.er". Los discursos y las prácticas
disciplinarias no se agotan en el Estado y sus aparatos, sino que operan
sobre todos los planos de lo social, constituido simultáneamente como
objeto de conocimiento y destinatario de prácticas disciplinarias específi-
cas. También para Foucault la disciplina no emana desde un centro. no
tiene un sujeto y no es entendible en términos· de censura, aunque su inter-
pretación por los sociólogos de la desviación y los llamados criminólogos
críticos de la década del ·70 haya cambiado su sentido en esta dirección.
48 TAMARPITCH
Estos dos abordajes del control social tienen que ver más
con las diferentes culturas políticas de las que emanan que con
alguna diferencia significativa en la Importancia de las institu-
ciones punitivas y en las dinámicas de poder en las sociedades
norteamericana y europea, aunque, por supuesto, estas cultu-
ras surgen de experiencias diferentes del conflicto y su gestión.
Es suficiente pensar en el keynesianismo y el "New Deal", por
un lado, y en el fascismo europeo, por el otro. Sin embargo,
actualmente estas dos interpretaciones coexisten en países con
configuraciones políticas similares y una proliferación compa-
rable de instituciones especializadas, orientadas a la interven-
ción y a la asunción de responsabilidades con respecto a pro-
blemas sociales. En realidad, el segundo abordaje -europeo-
del control social alcanzó una popularidad considerable en los
Estados Unidos en las décadas de '60 y '70. En este período lo
que se produjo fue, por un lado, la adopción del concepto de
control social en los debates sociológicos y políticos europeos
y, por el otro, la penetración de modelos dualistas en el am-
biente sociológico norteamericano. Es precisamente este pro-
ceso de interpenetración de dos tradiciones el que ha sido con-
ducente para una elaboración de un concepto de control social
referido a procesos e instituciones que son, simultáneamente,
totalizantes y opresivos.
r
50 TAMAR PITCH
11
En Italia, los discursos y proyectos de desinstitucionalizactón coincidieron
-como ha sido destacado- uno como motor del otro, con la onda de
antiautoritarismo simbolizada por el 1968 (Pitch, 1982, Introducción). El
debate se focalizaba particularmente en torno al derecho y a la psiquiatría.
No existiendo vocabulario sociológico autónomo del cual extraer conceptos y
análisis, la literatura anglosajona fue saqueada para proveer un lenguaje
para proyectos políticos que oscilaban entre el maximalismo "revoluciona-
rio" y el reformismo "modernizador". Las casi contemporáneas campañas
de "ley y orden" y la promulgación de legislación de emergencia dieron lugar
a un debate en el que la defensa de los derechos civiles y el debido proceso
chocaron con fuertes tendencias sustancialistas, apelando tanto a temas de
seguridad y a la ideología de la rehabilit-ación formulada, por ejemplo, en las
reformas penales italianas de los '80 (véase la Ley Gozzini de 1986), como a
la flexibilidad del castigo en respuesta a las necesidades del individuo.
12
Las propuestas y proyectos de desleg~~ción, el desarrollo de formas de
resolución de conflictos fuera del siste!llila de justicia penal dirigidas a in-
crementar la participación directa de 10'.s: Ciudad.anos y remover los largos
procedimientos legales formales que sup®,staiµente alienan a muchos de
reclamar sus derechos, no parecen haber evitado resultados similares. Esto
es especialmente cierto con respecto a los grupos y estratos sociales cultu-
ralmente desfavorecidos (véase Abel, 1979 y 1982). Una critica de la tesis
de la extensión del control disciplinario puede verse en Bottoms, 1983.
54 TAMAR PITCH
13 Las reformas en las prisiones italianas de 1975 y-1986, por ejemplo, intro-
dujeron una diferenciación entre prisioneros peligrosos y rehabilitables.
Los primeros tienen denegado el acceso a los beneficios penitenciarios y
reducciones de sentencias de los que gozan estos últimos y son sujetos a
un "régimen especial". Las reformas de las prisiones italianas sufren un
pronunciado movimiento oscilatorio en el marco del clima político general.
que influye fuertemente en si son o no implementadas y en qué medida. Su
lógica, sin embargo, es inspirada por la reeducación, basada en la diferen-
ciación entre lo reeducable y lo socialmente peligroso (véase Di Lazzaro,
1988; Mosconi-Pavarini, 1988}.
56 TAMAR PITCH
7. Dicotomías
Deseo cuestionar, y éste es un tema constante en este li-
bro, la utilidad de dicotomías tales como cuerpo y alma, reha-
bilitación y castigo. justicia penal y weifare. libertad y respon-
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 63
1. La paradoja de la responsabilidad
La responsabilidad es una cuestión (de filosofia) moral y
remite a las consecuencias de una acción por las que alguien
puede responder. Eso implica, antes que nada, un contexto des-
naturalizado. No es necesario que el resultado de una cierta ac-
ción sea concebido como querido intencionalmente: es necesa-
rio, no obstante, que el sujeto de esa acción sea considerado
capaz de actuar intencionalmente y que la acción misma sea ob-
servada como una de las alternativas disponibles para e!sujeto.
66 TAMAR PITCH
3. Criminologías
Por "criminología" comprendo a los diversos saberes que
se encuentran bajo los títulos (académicos) de sociología de la
desviación, del control social, de la delincuencia juvenil, del
derecho penal, etc., que enfocan distintos aspectos de la "cues-
tión criminal''. Postergo para más adelante una discusión del
significado de este concepto y de qué, en mi opinión, más allá
de los rótulos académicos, implica en lo referente a enfoques
teóricos y metodológicos. Aquí me gustaría trazar, brevemente,
ciertos aspectos de la historia del estudio de la cuestión crimi-
nal a lo largo de los últimos veinte años. Mi reconstrucción es
aproximada y parcial, porque ahora estoy interesada solamén-
te en ciertos aspectos de esta historia (pero véanse Baratta,
1982; Cohen, 1985; Facciolo, 1984; Pavarini, 1981; Pitch, 1982).
El debate predominantemente anglosajón, a lo largo de la
década del '60 y la primera mitad de la del '70, puede ser ca-
racterizado -aproximadamente- como dominado por dos ten-
16 La discusión sobre el "éxito" de las reformas, sobre las relaciones entre las
políticas y su implementación. objetivO~'j'--eonsecuencias, la lógica de las
instituciones y las acciones de los profesionales, ha dado origen a una lite-
ratura demasiado rica y diversa como para ser citada aquí. Me limito a
indicar dos textos significativos: Donolo-Fichera (1988) ~y la amplia bi-
bliografía allí contenida- y Douglas ( 1986). La discusión, en la medida en
que concierne a la prisión y al sistema de Justicia penal, es tan vieja como
la prisión misma, como observa Foucault. Sobre las variadas interpretaciow
nes del "fracaso" de la prisión y de las reformas que han estado comprome*
tidas con ésta desde el principio, véase Cohenw Scull, 1983 (esp. Cap. 1).
72 TAMAR PITCH
17
El uso del pronombre masculino aquí es deliberado. En el nivel empírico,
tanto como en el teórico, él delincuente es masculino (además de ser joven,
pobre. frecuentemente negro). Sobre la relación entre los estereotipos del
delincuente y las actividades selectivas de las agencias de justicia penal.
véase: Chapman, 1971.
18 Ya en Durkheim (1963) la normalidad social del delito es sostenida, en
polémica con Garófalo y en general con la escuela positivista italiana: aun
cuando el status de normalidad del individuo delincuente permanece to~
davía ambiguo.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 73
ellos mismos, sin embargo, dentro del contexto creado por es-
tas políticas y tendían a disminuir, atemperar y, en el mejor de
los casos, articular con una finalidad resoclalizadora (entendi-
da como el incremento de los recursos culturales y económicos
disponibles para el individuo "delincuente" y de la colectividad
de la que él formaba parte) las medidas de control social
(despenalización, descriminalización, descarcelación).
El escenario cambió considerablemente durante los siguien-
tes quince años. Los supuestos detrás de la expansión de las
medidas del weifare state, por un lado, y de la posibilidad de
una transformación revolucionarla, por el otro, entraron en cri-
sis. Antes de describir cómo esta doble crisis fue reflejada en
las políticas sobre el delito, me gustaría hacer algunos comen-
tarios generales sobre las criminologías de los '60 y '70. Estas
criminologías comparten tanto una atribución de racionalidad
al actor como un reconocimiento de las limitaciones de esta
racionalidad. Las consecuencias de las acciones ilegales son
determinadas por un complejo de interacciones y/o circunstan-
cias que las colocan fuera del control consciente de quienes las
cometen. Más bien. ellas remiten a las acciones de aquellas ins-
tituciones y actores que entran en estas interacciones desde una
posición de poder o que han contribuido a la producción de
estas circunstancias. Las interacciones claves son, ea conse-
cuencia, las existentes entre el "delincuente" y estas institucio-
nes y actores, más que aquellas existentes entre el "delincuen-
te" y sus "víctimas". Las acciones delictivas en este contexto
son consideradas ejemplos o síntomas de una condición eco-
nómica, social, cultural y política general caracterizada por una
dominación de una clase por otra (u otras). El status de "delin-
cuente" es un caso particular del status de "oprimido". La na-
turaleza de esta opresión cambia entre las diferentes
criminologías, lo que resulta no sólo en la necesidad de recoger
estrategias diferentes para combatirla, sino en la identificación
de diferentes sUjetos de la lucha. Sin embargo, en todas ellas
existe la convicción de la doble tarea de la criminología: por un
lado, la producción de programas para la intervención política
e institucional y, por el otro. la deconstrucción de la cuestión
criminal. es decir, el desmantelamiento teórico y práctico de
los saberes y de las instituciones que la han construido.
Las criminologías de los años '60 y '70 contribuyeron a
una percepción de la omnipotencia de los actores colectivos.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 79
4. Variantes de realismo
4.1. La criminología como epidemiología
Tres enfoques diferentes compiten en el debate contempo-
ráneo fuera de Italia. Por supuesto, esto es una simplificación
porque existen muchas otras posiciones. Verdaderamente, la
característica del debate presente es la copresencia de tenden-
cias diferentes cada vez menos claramente situables como co-
rrientes unificadas. No obstante, los tres enfoques que van a
80 TAMARPITCH
23
El regreso de las penas fijas y determinadas es apoyado por el American
Friends Service Comittee contra el sistema "correccional ... del que la sen-
tencia indeterminada es un instrumento y un simbolo fundamental. Un
debate breve sobre el "modelo correccional" en los Estados Unidos puede
encontrarse en Pavarini (1983): un análisis de la "cooptación" del proyecto
civil libertario de retorno a la sentencia determinada por argumentos y
políticas neoconservadoras puede encontrarse en Greenberg-Humphries
(I98I ).
82 TAMAR PITCH
24 Si bien hay teorías que todavía vinculan a la criminalidad con algunos as-
pectos de la "naturaleza humana'', sea el cromosoma "doble X", tendencias
anormales agresivas o cosas por el estilo.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 83
25
Existe, sin embargo, también una versión estadounidense. Véanse, por ejem-
plo, las ediciones de la revista Crime and Soctal Justice, nos. 18, 1982 y
19, 1983, dedicadas a una revisión de la criminología crítica en una direc-
ción "realista...
84 TAMAR PITCH
5. Los abolicionistas;
la criminología como desmistificación
En el polo opuesto de los realistas, al menos en las inten-
ciones declaradas de ambas posiciones. están los llamados "abo-
licionistas". Esta tendencia, en su mayor parte europea, con
predominio en Europa del Norte (Christie, 1985; Hulsman.
1982, 1983; Mathiesen, 1974. 1983; Scheerer. 1983; y para
una discusión italiana. Marconi. 1982; Pavarini, 1985). lleva el
modelo del etiquetamiento a su extremo. Brevemente, los abo-
licionistas sostienen que el "delito" no sólo es una etiqueta ar-
bitrariamente impuesta. sino una etiqueta que, en realidad, sólo
sirve para ocultar y agravar los conflictos expropiándoselos a
los participantes. Ellos no discuten la existencia de las situa-
ciones problemáticas, discuten la adecuación de la respuesta
en términos de justicia penal. Sostienen, por el contrario, que
tal respuesta. que comienza con la i:uposición de la etiqueta de
delito sobre ciertos actos y conflictos. en sí misma constituye
un problema más serio que los actos y los conflictos que inten-
ta resolver. El criminólogo tiene la tarea de demostrar esta te-
sis, es decir. de revelar las funciones reales del sistema de jus-
ticia penal y de describir sus consecuencias perversas. Si el
realismo de izquierda implica una política socialdemócrata con
el típico énfasis sobre los proyectos de reforma. las propuestas
del abolicionismo son más compatibles con una política
"movimientista". "verde", vagamente anarquista (véase Marconi,
1983). en la que la resolución de conflictos es confiada a meca-
nismos y procesos de y en la "comunidad" en la que tienen lu-
gar. También en este enfoque las víctimas asumen un papel cen-
tral: son visualizadas como expropiadas e ignoradas por el
sistema de justicia penal. cuya abolición les otorgaría, en con-
secuencia, un protagonismo nuevo y diferente. Ofensores y vícti-
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 89
tus de una hipótesis que deba ser verificada. Más bien, dicha
centralidad es, de varias maneras, constitutiva de la cuestión
criminal misma o. más exactamente, esta última tiende a ser
construida como una cuestión penal. En la criminología crítica
y el abolicionismo el tema del control social, desarrollado por
la sociología anglonorteamericana de la desviación y el control,
es concebido dentro de un modelo teórico en el que el control
social es asimilado a la dominación y la dominación, a su vez,
pasa a adquirir las tradicionales connotaciones europeas de
negación, prohibición y represión. En esta operación, la pri-
sión y el sistema de justicia penal devienen centrales, represen-
tando la manifestación más clara y evidente del poder represi-
vo del Estado y/o de las clases dominantes. Sobre esta base es
construido todo el tema del control. Las relaciones entre el sis-
tema de justicia penal y otras agencias a las que puede ser im-
putada la producción de control social es, entonces, o bien ig-
norada, o visualizada desde el punto de vista de la prisión. La
cuestión criminal se transforma así en cuestión penal, pero en
el marco de una perspectiva que dilata el peso y la importancia
de esta última (véase Cap. 1 ).
En lo que concierne a los dos tipos de realismo, la cues-
tión criminal está constituida, aunque de maneras opuestas,
por las definiciones y prácticas desplegadas por el sistema de
justicia penal, recuperando el delito, de este modo, un status
"natural". Puede decirse, en efecto, que en todos estos enfoques
lo penal y lo criminal coinciden. Para la criminología crítica y el
abolicionismo es criminal lo que el sistema de justicia penal
define como tal; para los dos realismos, aquello que el sistema
de justicia penal define como criminal es lo que es en verdad
"criminal" -o bien, universalmente percibido como dañoso y
reprobable.
Esta coincidencia acarrea efectos reduccionistas y distor-
sionantes simultáneos. Si es metodológica y teóricamente
reduccionista confinar la cuestión criminal al interior de los
límites del sistema de justicia penal, es, además, una distor-
sión ver al sistema de justicia penal desde la perspectiva am-
plia de la cuestión criminal. Parecería -y lo argumentaré me-
jor más adelante- más productivo considerar constituida a la
cuestión criminal por una diversidad de procesos, no todos
reconducibles al funcionamiento del sistema de justicia penal,
y cuya interacción, frecuentemente conflictiva, puede ser toma-
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 91
30
El nacimiento de una verdadera sociología del derecho en Italia se produjo
a partir de una serie de proyectos de investigación sobre la administración
de justicia, auspiciados por el Centro Nazlonale di Prevenzione e Difesa
Sociale en 1962. Su publicación fue introducida, discutida y resumida por
Treves, 1972.
96 TAMARPITCH
31
La referencia aquí es a la revista La Questione Crimtnale. que nac10 en
1975 reuniendo a juristas, sociólogos e historiadores del derecho. Esta
revista tuvo sus altos y bajos y ciertamente no expresa una orientación
teórica y política única. He relatado estos hechos en Pitch, 1982, revelando
las oscilaciones entre las tendencias antiformallstas fuertes y débiles que
afectaban en diversas formas a los componentes legales y sociológicos.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 97
32
Es la contradicción, ya expuesta en Foucault, 1976 (véase también Melossi-
Pavarini, 1976) entre un sistema de castigos orientadas al retribucionismo
y su necesaria expresión, la prisión, que no puede sino estar inclinada,
desde el principio, a fines correccionalistas. Para una discusión sobre la
"pena útil'' véase Pavarini, 1983. Un análisis de las doctrinas, ideologías y
teorías de la pena es provisto por Ferrajoli, 1985, 1989.
98 TAMAR PITCH
33 El único aspecto del terrorismo que la criminología crítica italiana fue ca-
paz de captar fue el análisis de la legislación de emergencia. Factores polí-
ticos particulares, tales como la adhesión de la vieja izquierda, habiendo
entrado a la arena del gobierno, a las políticas de ley y orden, sirvieron
para indicar, por un lado, las contradicciones del-modelo teórico-ideológi-
co desplegado por esta criminología (véase Ferrajoli-Zolo, 1977; 1978) y
pcir el otro, la dificultad intrínseca a este modelo para dar cuenta de tipos
de ilegalidad irreductibles a. la dinámica circular de las contradicciones
socioeconómicas y la reacción institucional.
34 Me refiero, por ejemplo, al concepto de derecho penal mínimo, expuesto
más adelante.
100 TAMAR PITCH
38 Estos tres fenómenos son ejemplos de justicia informal, si bien no del tipo
invocado por "la izquierda". Véase sobre este tema, la bibliografía citada en
la nota 9 del Capítulo 1.
108 TAMARPITCH
41 La literatura sobre este punto es demasiado vasta y bien conocida para ser
citada aquí. Me remito al interesante análisis critico y a las propuestas
metodológicas a las que arriba, realizado por De Leonardis (1987), en el
que se hipotetiza en la ciencia social contemporánea, la posibilidad de una
superaciÓI,l de la dicotomía actor-sistema, gracias a una ..modestia" alcan-
zada tanto en la concepción del actor como en la del sistema.
42 Algunas de las fases de esta relación, en lo que se refiere a la psiquiatría,
están examinadas en Foucault (1976) y en Galzigna ( 1984). La escuela pow
sitivista italiana y. en este siglo. la escuela de la "defensa social" atribuyen
a la "ciencia" una tarea fundamental en la construcción del derecho. Cow
rrientes sustantivistas explícitamente progresistas y socialistas dan lugar
a "revueltas" antiformalistas periódica·s que. en nombre de la necesidad
primaria de combatir la desigualdad y la injusticia, se aproximan al reperw
torio y lenguaje de las ciencias socialeS. Más en general, la tendencia hacia
la deformalización en derecho como vinculada a las exigencias formuladas
por el estado social son expuestas en Bobbio (1977).
112 TAMAR PITCH
43 Dentro del proceso mismo, sin embargo, están entretejidas las cuestiones
(y discursos relacionados) de. como lo postula Geertz (1988, Cap. 8), "qué
pasó" y "si fue legal'', o entre las dimensiones probatoria y nominalista del
proceso de la sentencia. En los capítulos que siguen, la interconexión de
estas dos dimensiones de la relación-conflicto entre "expertos" (psiquia-
tras, sociólogos, criminólogos) y jueces será analizada desde el punto de
vista de su resultado en el nivel de las decisiones e, indirectamente. en el
nivel de los cambios en los estándares profesionales y en las percepciones
del propio rol por las diferentes categorías de operadores.
44
El debate sobre las funciones de la pena, en particular si debería castigar o
"curar" (intervenir sobre el delincuente para cambiarlo}, surge, como ha
sido destacado, con el sistema de justicia penal moderno. La retribución y
el tratamiento (como quiera que sea entendido) cohabitan desde los co-
mienzos de la institución penitenciaria, acompañando sus cambios y pres-
tándose para proveer sus justificaciones. Para una historia de las políticas
penales en el Estado de bienestar, véase Garland, 1985.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 113
dos para seguir las reglas por la perspectiva lejana de una pena-
lidad establecida" -o bien. es el presupuesto de una racionali-
dad definida como la posibilidad de adaptar las acciones pro-
pias ala luz de circunstancias distantes e inciertas (Davis, 1983)-,
entonces debe ser admitido que esta distinción cumple una fun-
ción puramente simbólica en la medida en que la práctica con-
creta de! sistema de justicia penal está articulada, más bien, a
través del "tratamiento, el terror. el condicionamiento". Ninguna
de las otras formas de control social, al menos en el presente,
escapa a las tensiones del reconocimiento de racionalidad.
Existe. no obstante, una diferencia: en el derecho penal la
racionalidad del agente es presupuesta; en los "otros medios
de control social" puede ser construida. En ambos es el objeto
de conflicto. La racionalidad, como condición de la responsabi-
lidad, se entiende como libertad de elección en un contexto de
constreñimientos: no existe libertad sin el establecimiento de
reglas (véanse los adecuados comentarios de Walzer sobre el
texto bíblico del Éxodo [Walzer. 1985]). La contraposición del
derecho penal con "otros medios de control social" remite a
una yuxtaposición de tipos diferentes de constreñimientos. Los
constreñimientos del derecho son explícitos. resultados de de-
cisiones políticas interpretables como el fruto de un "contrato
social" o impuestos por un grupo dominante. ideados para pro-
teger bienes e intereses que son de este modo constituidos como
colectivos y universales. sancionados por penalidades estable-
cidas anticipadamente. Los segundos se refieren a límites im-
plícitos para la acción, condiciones de acción específicas para
cada actor y cada situación, resultantes de la historia de ese
actor particular. Este contraste, con frecuencia, se ha hecho
corresponder con aquél entre acción y comportamiento: la pri-
mera basada en fines y normas; el segundo reductible a causas
determinantes. El derecho penal tendría, entonces. que estar
interesado en la acción intencional, los otros medios de control
social en los comportamientos determinados. El primero
reconfirmaría tautológicamente una responsabilidad presupues-
ta; los segundos confirmarían una ausencia de responsabilidad
igualmente presupuesta.
Ya se ha explicado que esta distinción es ficticia y cómo la
cuestión de la responsabilidad tiende a presentarse hoy de una
manera nueva, aun al interior de los "otros medios de control
social". Esto implica problemas y contradicciones para el dere-
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 117
48
En relación con esto han sido destacadas las paradojas del llamado ~con·
trato terapéutico ... expuesto por Dresser (1982): lqué sucede cuando, re·
conociendo sufrir de crisis psicóticas recurrentes durante las que rechazo
el tratamiento, solicito ser curado aun si cuando tengo necesidad de ello
no lo quiero? lA cuál "yo" debe escuchar el terapeuta? En el nivel penal se
han presentado cuestiones similares, donde la legitimidad de la atribución
de responsabilidad penal está basada sobre la presuposición de una conti-
nuidad de la identidad personal: desde el punto de vista opuesto uno pue-
de leer el proceso de acusación penal como un proceso de construcción de
una identidad personal responsable del delito.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 119
51
Con las propuestas legislativas (en el Parlamento italiano) firmadas por el
ministro Russo Jervolino readquiriría un status cercano al de delito. Por
otra parte. la drogodependencia presenta una faceta típicamente ambigua:
por un lado, involucra una elección de hacer uso de ciertas sustancias; por
otro, este uso indica una enfermedad -de la "mente" más que del cuer-
po- cuando sobreviene la dependencia de la sustancia. Sin embargo, esta
ambigüedad -si bien es particularmente vis'ible en el caso de las drogas-
es inherente a muchas situaciones o condiciones de la vida cotidiana en las
que existe una intersección entre las elecciones y los constreñimientos, de
manera que lo que decide cuál de los dos aspectos predomina se revela
como una cuestión política, en el sentido amplio, no delegable a ningún
cuerpo de conocimiento científico.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 121
53 Aunque los intentos en este sentido no hayan sido hasta ahora muy alenta-
dores; véase Abel, 1982.
54 En principio, porque la introducción de penalidades flexibles por un lado y
la frecuente vaguedad e "imprecisión" de las formulaciones legales por el
otro, dejan amplio espacio para la interpretación, el arbitrio y, por lo tanto,
la incertidumbre respecto a la.s consecuencias.
124 TAMAR PITCH
55 Es, por otro lado, en el plano de las relaciones entre política penal y políti-
ca social que se presenta la posibilidad de una intervención penal mínima
justificada en términos de "eficacia" y por ser eficaz, en grado de tutelar al
acusado contra los castigos injustos.
CAPÍTULO 4
dMEJOR LOS JINETES QUE LOS CABALLOS?
EL USO DEL POTENCIAL SIMBÓLICO
DE LA JUSTICIA PENAL POR PARTE
DE LOS ACTORES EN CONFLICTO*
56
Digamos que, más allá de las diferencias evidentes, la cruzada contra la
violencia hacia los niños alude a temas que el feminismo y e1 ambientalismo
han utilizado también; una relación diferente con, en realidad una reinter-
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 127
57
Véanse por ejemplo, Becker, 1987; Gusfield, 1966, 1981; Pfohl, 1977;
Patton, 1981; Walkowitz, 1987.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 129
60
Sobre los llamados "derechos cotidianos", incluyendo el derecho a la cali-
dad de vida, véase Balbo, 1987.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES. CONFLICTOS... 133
61
lHay más violencia interpersonal hoy que. digamos, cincuenta años atrás?
Sí y no. No, si nos limitamos a las estadísticas sobre el delito violento. La
conclusión violenta de conflictos interpersonales es un evento relativamen-
te raro. Los últimos tres siglos de sociedad occidental indican la progresi-
va monopolización por el Estado del uso de la fuerza física. Pero el proceso
de "civilización" simplemente cambia la atribución de violencia a nuevos
actos y situaciones. La "corrección" de los niños deviene en maltrato y abu-
so. La sexualidad dominante deviene en violencia y explotación. La desapa-
rición de especies animales deviene en ecocidio.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES. CONFLICTOS... 135
5. La demanda de criminalización
como solución provisoria de la ambivalencia
de los actores colectivos contemporáneos
Una "visión del mundo" compleja y una estrategia política
de una complejidad potencialmente similar devienen, de este
modo, simplificadas a través de la demanda de criminalización.
El proceso de simplificación puesto en movimiento por los ac-
tores reclamantes cuando traducen sus demandas en cuestio-
nes penales es reforzado por los debates sucesivos que se valen
de un vocabulario criminológico.
Para desarrollar una hipótesis sobre las condiciones que
hacen a este proceso posible y atractivo, analizaré antes que nada
los imperativos organizacionales a los que estas movilizaciones
deben responder. asumiendo que los imperativos organizaciona-
les, las "visiones del mundo" y las elecciones de objetivos espe-
71
Un ejemplo es el de la demanda de tratamiento obligatorio para adictos a
las drogas. La lógica de las agencias públicas defme a los consumidores de
drogas como enfermos. Los clientes (o algunos de ellos} demandan enton-
ces la cura de esta enfermedad como un deber del Estado, sea que el enfer-
mo la desee o no.
144 TAMAR PITCH
6. De la opresión a la victimización:
el desplazamiento de la cuestión
de la responsabilidad de la sociedad al individuo
La cuestión de la identidad es central para lo que en este
capítulo ha sido definido como ambivalencia. Hasta aquí he
utilizado el término "Identidad colectiva" de un modo intuitivo.
Si tratamos de an,µlzarlo un poco más atentamente, observa-
mos que la identidad colectiva tiene, al menos, dos aspectos. El
primero refiere al reconocimiento del grupo como actor colecti-
vo, como sujeto político; el otro tiene que ver con el proyecto y
la construcción de una identidad común. Los dos aspectos es-
tán obviamente interconectados, pero pueden también entrar
en conflicto. La lucha para ser reconocidos como actores políti-
cos puede chocar con el proceso interno de construcción de
una identidad común: nuevamente, el movimiento de mujeres
es el ejemplo más claro. El proyecto de una identidad construi-
da sobre la elaboración de la diferencia sexual, contrasta con
las demandas que implican una tematización de Ja diferencia
sexual misma como resultado de los procesos de victimización
y que, por lo tanto, adoptan el lenguaje y la lógica de las tradi-
ciones filosóficas y políticas de la "igualdad" que el proyecto de
la diferencia sexual busca subvertir (Vega, 1988 ). Pospondré una
exploración adicional de estos temas para los Caps. 7 y 8.
Si la relación entre los dos tipos de identidad colectiva es
particularmente problemática para ciertos actores 72 y menos
73
El "renacimiento" (Bottoms. 1977) de la categoría de peligrosidad social es
un indicador de esta tendencia. Como sostuve precedentemente, hoy la
categoría de peligrosidad social es usada para identificar "poblaciones en
riesgo" (de cometer delitos) dentro de una ideología de la pena que legitima
sus funciones "incapacitadoras".
148 TAMARPITCH
76
Es, ciertamente, un movimiento que durante los '80 adquirió una gran in-
fluencia política. En el nivel federal fue establecida una Presidential
Commission for the Victims of Crime ( 1984) y fueron promulgadas varias
leyes, como la Victim and Witness Protection Act (1982), la Victims ofCrime
Act ( 1984) y la Justice Assistence Act ( 1984). En California, una Victim's
Bill of Rights fue promulgada en 1982, seguida por declaraciones simila-
res en otros 28 Estados. Cuarenta y un Estados tienen programas para el
resarcimiento de las víctimas; pero lo que cuenta más en el nivel de los
cambios en el proceso penal es que muchas jurisdicciones admiten alguna
forma de participación de la víctima en las decisiones judiciales concer-
nientes a la culpabilidad, por ejemplo, la evaluación del impacto de la ofen-
sa sobre la víctima para establecer el tipo y la cantidad de pena. En
California, las víctimas pueden también oponerse a la concesión de la li-
bertad provisoria a los condenados. En general, las víctimas demandan
prisión preventiva, juicios rápidos, la eliminación o la determinación por
las víctimas de la instancia de negociación de la perra, reducciones al míni-
mo del poder de repreguntar a la víctima por parte de la defensa y la parti-
cipación en las decisiones sancionatorias (Henderson, 1985).
152 TAMAR PITCH
79
Sobre jóvenes véanse, por ejemplo, Cicourel, 1968; Empey, 1979; Krisberg-
Austin, 1978; Platt, 1975; Schlossman, 1977; sobre los locos, véanse las
indicaciones bibliográficas del próximo capítulo; sobre las mujeres, la bi-
bliografía en Pitch, 198 7.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 163
81
El sistema penal italiano es un sistema de "doble vía··. Una vía está integra-
da por "penas", la otra por "medidas de seguridad". Las medidas de segu-
ridad pueden sustituir a las penas o bien aplicarse luego de ellas, como en
el caso de estar obligado a vivir en un cierto lugar luego de la expiación de
una sentencia de prisión. Ser remitido a un hospital psiquiátrico peniten-
ciario es una medida de seguridad típica dada a adultos sobreseídos por
razones de insania. La peligrosidad social es la justificación para la medi-
da de seguridad. mientras que la culpabilidad es la justificación para la
pena. La pena refiere (en principio) a un juicio relativo a la comisión volun-
taria de una acción delictiva; la medida de seguridad refiere a un juicio
relativo a la "peligrosidad" potencial, fundada en términos sociales o psi-
cológicos del actor.
166 TAMARPITCH
3. De la corrección a la reeducación
El cuadro descripto es adicionalmente complejizado por
los datos sobre jóvenes confiados a instituciones bajo medidas
administrativas y civiles. De acuerdo con el instituto de esta-
dísticas ISTAT, entre 1980 y 1985 hubo un incremento en el
número de personas jóvenes de ambos sexos en instituciones
reeducativas; de acuerdo con el relevamiento del Ministerio de
Justicia, por el contrario, sólo en Sicilia, región de status espe-
cial en la que el decreto 616 de 1977 (que delega la implemen-
tación de medidas administrativas a las autoridades locales)
no está en vigencia, aunque existen todavía jóvenes en estas
instituciones. su número está decayendo (véase Faccioli, 1988).
Faccioli propone dos hipótesis para explicar esta contradicción.
De acuerdo con la primera, se trataría simplemente del hecho
de que el ISTAT incluye, en la categoría de admisiones a institu-
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 169
84
El nuevo Código de Procedimiento Penal Juvenil, sobre el que haré algunas
observaciones más adelante, insiste sobre la importancia de los objetivos
"reeducativos" de la justicia juvenil.
176 TAMAR PITCH
86
No por casualidad, dentro de una ideología paternalista-represiva, se re-
fieren a transgresiones de la ley que oscilan entre el "vicio" y la enferme-
dad, a transgresiones "privadas", en principio sin víctimas -como el pro-
yecto de ley sobre adicción a las drogas.
178 TAMAR PITCH
87
Véanse Cappuccio·Curti Gialdino, 1985; Dosi, 1985; Mazzei, 1984; Ponti,
1985; Santarsiero, 1985; Sergio, 1982; Spagnoletti, 1985.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... ·} 79
93
La investigación llevada a cabo junto con O. De Leonardis, G. Gallio y D.
Mauri, se refiere a la actividad desarrollada en el ámbito de la unidad opera-
tiva del subproyecto del Consiglio Nazionale delle Ricerche sobre "enferme-
190 TAMARPITCH
98
Conf., por ejemplo, Bandini, 1988: Bandini-Gatti, 1985; Canepa, 1985;
Debusyt, 1981: Gatti, 1988; Harding. 1980; Pfohl, 1978; Ponli, 1985.
196 TAMAR PITCH
º
1 1 Se registra aquí, y Robert lo trata en su ensayo, una aparente paradoja: la
deslegitimación científica de la noción de peligrosidad social está acompa-
ñada de un incremento de su utilización. Es justamente el hecho de des-
embarazarse de los presupuestos naturalistas lo que facilita su empleo
difuso, cada vez más discrecional, cada vez más subordinado a exigencias
de "defensa social".
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 199
102
Desde que escribí por primera vez este pasaje, mucho ha cambiado apa-
rentemente. Me refiero al rol dominante de la magistratura italiana en el
colapso del establishment político que gobernó Italia desde 1948. J::l re-
sultado ha sido simultáneamente una independencia creciente de la magis-
tratura con respecto al sistema político y del impacto político de la magis-
tratura misma. En realidad, en tiempos de debilidad manifiesta de los
actores e instituciones políticas oficiales, la magistratura y el sistema de
justicia penal parecen invadir la escena y hacerse cargo de las funciones
perdidas. Esto aconteció durante la emergencia del terrorismo en los '70.
Ocurrió aún más fuertemente en los últimos años. También han tenido
lugar cambios legales. El nuevo Código de Procedimiento Penal, que debe-
ría haber introducido un sistema acusatorio, en lugar del inquisitivo tradi-
cional. ya ha sido enmendado en varios puntos con el efecto de mitigar
precisamente su orientación acusatoria. Una nueva ley (1990) recrimtnali-
zando el uso de drogas fue enmendada por referéndum (1993), haciendo al
uso de drogas, si bien una ofensa, sin embargo nuevamente no punible. Un
cambio en la ley de reforma psiquiátrica, reintroduciendo el cuidado resi-
dencial obligatorio, fue tratado en el Parlamento. Todo parece fluir hoy en
Italia, no sólo en el nivel institucional. sino aún más en el cultural. No
obstante, aunque mucho ha cambiado, y es difícil interpretar la dirección y
extensión de este cambio, pienso que los principales elementos en susten-
to de mi interpretación de las relaciones entre los sistemas de justicia pe-
nal y asistencia social permanecen inalterados.
200 TAMARPITCH
rn 3 Esta característica resulta ya sea del análisis de las pericias psiquiátricas del
bienio 1981-1982 comparadas con las del bienio 1971-1972, ya sea de las
respuestas de los jueces del Tribunal de Milán al cuestionario que hemos
suministrado, que interrogaba sobre las pericias requeridas en 1986 y ha
sido confirmada por los jueces y por los· peritos psiquiátricos entrevistados.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 201
to 4 Dos propuestas de leyes ( 177, 1983 y 3260, 1985), al delinear las modali-
dades de abolición de los manicomios judiciales. propugnaban la aboli-
ción de la inirnputabilidad por enfermedad mental y un igual tratamiento
penal de enfermos y no enfermos. La base de las propuestas, muy discuti-
das, es la idea de la restitución al enfer1no mental de la responsabilidad
por las propias acciones. como proceso en sí mismo terapéutico, además
de respetuoso de los derechos civiles del mismo enfermo.
202 TAMAR PITCH
105 Las pericias de los años 1971 y 1972 son 21, las de 1981 y 1982 son 32.
En estas últimas se ve un predominio absoluto de los varones Jóvenes-
adultos (27). la mayoría solteros, residentes en el Gran Milán, con una
escolaridad baja, desocupados u ocupados en forma ocasional. De éstos,
diecinueve tienen una historia psiquiátrica precedente a la pericia que se
concretiza en breves y repetidos internamientos en hopitales psiquiátri-
cos. Catorce tienen una historia judicial, constituida sobre todo por repeti-
das denuncias, algún arresto, pero sin detenciones prolongadas. El reper-
torio de delitos de los cuales son imputados es más bien vasto: hay cuatro
homicidios y seis tentativas de homicidio, cuatro maltratos y tres amena-
zas y calumnias, seis hurtos y un acto obsceno y resistencia a un oficial
público. En lo que se refiere a las víctimas, son en general familiares, ami-
gos, vecinos, conocidos, además de la autoridad pública. Los casos del
decenio precedente se refieren a hombres más jóvenes, con un grado de
escolaridad más alta, en condiciones laborales que, aun siendo bajas, son
mejores y más estables que las relevadas diez años después. Es menos
variado el panorama de los delitos y son menos graves los delitos mismos:
un cierto predominio de violencias y maltratos, algún hurto. El requeri-
miento de pericia está aquí más directamente relacionado con el conoci-
miento de la precedente historia psiquiátrica. En 1981-1982 los peritos
diagnostican quince vicios parciales de mente y siete incapacidades tota-
les. Son ocho las diagnosis de plena capacidad, mientras hay cuatro diag-
nosis de capacidad en el momento de la pericia ligadas a vicios parciales
en el momento del hecho. Son muchas más las diagnosis de incapacidad
total en el bienio 1971-1972.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 205
3. Elecciones riesgosas
En el plano jurídico, la cuestión de la imputabilidad (es
decir, de la capacidad de ser sujeto a pena) está conectada con
la idea retributiva, con la pena como reproche de una culpa
moral que tiene como presupuesto la "libertad de querer". Se
puede, entonces, argumentar (conf. Pulitano, 1988) que el ins-
tituto de la imputabilidad está hoy en crisis, no solamente por-
que está en crisis la ciencia tradicionalmente delegada a deter-
206 TAMAR PITCH
106
Hipótesis que emerge de los coloquios que hemos mantenido con magis-
trados y psiquiatras forenses.
107
Casos particulares son, por un lado, el llamado (y lamentado) uso impro-
pio de las pericias psiquiátricas con respecto a los miembros de la crimi-
nalidad organizada (de allí todo el debate, incluso en psiquiatría forense,
sobre la simulación de la enfermedad y las formas de hacerla evidente,
véase Fornari, 1986); por otro lado, las modalidades operativas de la pretura
a la cual, desde 1986, le corresponde juzgar una cuota y una tipología de
delitos mayores que antes y en las cuales entran la gran parte del malestar
social, de la microconflictualidad urbana y familiar y en las cuales, por lo
tanto, se concentran el mayor número de cuestiones que se ubican en la
frontera entre psiquiatría y justicia (vagabundos, toxlcodependientes, expsi-
quiatrizados, etc). Mllchos de los pretores de Milán que hemos entrevista-
do se manifestaron reacios a pedir pericias psiquiátricas en la convicción
que en los casos de pretura la pericia no puede menos que agravar la posi-
ción del imputado, presagiando un envío al hospital psiquiátrico judicial
sentido como obligatorio en el caso de una prognosis de peligrosidad (conf.
Gandus, 1988: De Leonardis, 1988c). Es el pretor hoy, con el nuevo proce-
so "sumarísimo", quien se constituye en el polo principal de atracción y
clasificacíón de las situaciones "grises", la figura a la cual cada vez más, en
un juego de delegaciones de responsabilidad, le corresponden las decisio-
nes relacionadas con el destino de aquellos a quienes los servicios no pue-
den o no quieren gestionar, las agencias de orden público no saben cómo
ubicar, la familia o los vecinos no logran tolerar.
208 TAMAR PITCH
tio Se entiende por ciencia penal integrada el modelo de ciencia del derecho
penal, en Italia aún dominante, que se basa en la integración de la dogmá-
tica jurídica con las ciencias sociales existentes en Italia entre el comienzo
del siglo xx y los años '30: la criminología y la psiquiatría de carácter posi-
tivista, conf. por ejemplo, Baratta, 1979.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 211
111
Lo sabemos, además, por las conversaciones y entrevistas con los jueces.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES. CONFLICTOS... 213
112
Es distinto, por ejemplo, orientar el propio actuar hacia un modelo que se
dirige a la cura, entendida como desaparición de todo síntoma, o hacia un
modelo que se orienta al cuidado. entendido como instrumento para colo·
car al "enfermo" en condiciones de vivir lo mejor posible dentro de sus
posibilidades.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 215
113
Estas son actividades que frecuentemente realizan también los servicios
que pertenecen al primer modelo, sólo que son sentidas como extrañas a
las propias competencias, obligaciones que desnaturalizan el sentido del
propio mandato.
114
Problemas en parte análogos se encuentran incluso en la gestión y asisten-
cia de algunas enfermedades infecciosas, como las enfermedades venéreas
y el SIDA.
216 TAMARPITCH
115
La ley 180 permite una Orden de Tratamiento Sanitario Obligatorio por un
período de no más de quince días para ser administrada en secciones psi-
quiátricas ad hoc de hospitales civiles en casos excepcionales. El asenti-
miento oficial del alcalde de la ciudad es necesario para cualquiera de es-
tas órdenes. Los médicos que administren el tratamiento bajo estas órdenes
deberían -de acuerdo a la ley- buscar activamente el consentimiento del
paciente al tratamiento.
218 TAMAR PITCH
6. Riesgos y peligros
La disponibilidad personal e institucional a correr riesgos
está relacionada, inversamente, con el nivel de definición y per-
cepción social del peligro. Defino este último como la experien-
cia subjetiva de situaciones de amenaza a la propia seguridad,
l. Premisa
En el debate sobre la ley Merlin -en torno a la abolición
de la regulación de la prostitución-117 se presentaron proble-
mas que, en términos diferentes, resurgieron durante los '70:
la relación entre el derecho, las costumbres y la moralidad, las
prerrogativas y los límites de la intervención estatal, el equili-
brio inestable entre los derechos civiles y las exigencias de de-
fensa social. Aunque durante los '70 estos temas parecen haber
sido impuestos en el Parlamento por la fuerza del debate públi-
co, durante los '50 la trayectoria fue más bien inversa. Pero en
ambos casos el curso de los conflictos sobre cuestiones de cos-
tumbre y moralidad es particularmente tortuoso cuando las
mujeres son, a la vez, objeto y sujeto de estas luchas.
Las divisiones, en la ley Merlin como en las posteriores lu-
chas en torno al divorcio, el aborto y la violencia sexual, atravie-
san las alineaciones políticas tradicionales. La izquierda -el
tad del siglo xrx, del mismo modo que entre las feministas radi-
cales y la "Moral Majority" en las campañas contra la pornogra-
fía en los Estados Unidos.
En una situación como la que está en discusión, en la que
no existe un movimiento social, sino más bien una alineación
política, la cuestión se plantea de manera diferente. Pero es
connotada de manera similar por convergencias subterráneas
que atraViesan las líneas partidarias y aluden a una cultura
común profundamente enraizada. Las ambivalencias, la pobre-
za conceptual, los silencios, las actitudes aparentemente con-
tradictorias de la izquierda, pueden ser rastreados hasta un
trasfondo cultural que es el mismo, en gran medida, que el de
los católicos. Esta identidad se hará sentir más intensamente a
medida que nos alejamos del clima moral "alto" del período de
posguerra, alcanzando la política su autonomía con respecto a
los contextos privados y personales. Puede también argumen-
tarse, con buenas razones, que el cambio de énfasis depende,
al menos en parte, de los cambios en la posición social de la
mujer durante los diez años de la discusión legislativa: en 1948,
todavía fresca la experiencia de la resistencia antifascista, pro-
yectada fuera de la esfera doméstica por las necesidades de la
guerra; a fines de los '50 sucumbiendo, al menos en el nivel de
la ideología y de la cultura dominantes, al gran retorno al ho-
gar.
i t9 Las referencias a los debates y a los proyectos de legislación son las si-
guientes: Senato, ! legislatura: Documentación: Dtsegnf dt legge, n. 63-A,
p. 12. Los documentos parlamentarios relevantes examinados son: Senato,
1 legislatura: Documentación: Dfsegni di legge. Relaziont. 1948, n. 63 e
63-A. Discusión: 12/10/1949, pp. 10801-10824: 28/9/1949, pp. 10379-
10397; 5/3/1952, pp. 31375-31401; 24/3/1950. pp. 14813-14918. Senato,
U legislatura: Documentación: Disegni di legge. Relazioni, 1953, n. 28.
Discusión: 21/1/1955, pp. 305-333. Camera, 1 legislatura: Documentación:
Disegni di legge. Relaziont, 1952, n. 2602-A. Camera, 11 legislatura: Docu-
mentación: Dlsegni di legge. Relazloni, 1956. n. 1439-A. Discusión: 28/1/1958,
pp. 39345-39367; 29/1/1958, pp. 39419-39420.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 237
121 Éste parece ser el destino de aquellas campañas y leyes, conducidas inicial-
mente por valores cívicos (la abolición de un régimen particularmente de-
gradante para las prostitutas. la protección de la libertad sexual) que inter-
vienen en las relaciones tradicionales entre los sexos. Hasta el nuevo proyecto
sobre violencia sexual habla crecientemente, luego de diez años de lucha, el
lenguaje del disciplinamiento de la sexualidad, de la intervención de la auto-
ridad para limitar lo que es percibido como peligro, más que el lenguaje de
la protección de los derechos a la libertad. aun en esta esfera. lPuede ser
entendida de otra forma la legislación que dispone el castigo de aquellos que
intencionalmente permiten a los jóvenes ver actos sexuales?
244 TAMAR PITCH
4. De oprimidas a víctimas
Una lucha que fue motivada por valores seculares progre-
sistas, degeneró en una legislación moralista y represiva. Un
destino compartido por luchas posteriores, aquéllas por el di-
vorcio, el aborto y contra la violencia sexual. Sin embargo, en
estas luchas posteriores existió una voz femenina autónoma que
se hizo escuchar y que, además de los resultados legislativos
que se obtuvieron, impuso nuevas demandas y abrió nuevas
contradicciones. Examinaré esto en el próximo capítulo. Aquí
quiero concluir con algunas consideraciones más generales acer-
ca de las condiciones que hicieron posibles alianzas, aparente-
mente heterogéneas, del tipo ilustrado en los conflictos en tor-
no a la ley Merlin.
La primera de estas condiciones me parece una forma par-
ticular de comprender el tema de la opresión. Como he notado
en un capítulo previo, la terminología de la opresión es comple-
ja y cualquier lucha orientada a la ley conducida en su nombre
sólo puede reducirla y simplificarla. La reducción implica pri-
mero la identificación de dos cadenas separadas de causas y
efectos. En el caso de las luchas concentradas en un objetivo
singular. aunque pueden simbolizar una situación más general,
los efectos específicos contra los que se lucha resultan acentua-
dos y exagerados. Esto tiene el efecto de rigidizar y paralizar el
conflicto, pero también de facilitar el ingreso en él de motiva-
ciones extrañas a la inspiración original, que parecen devolver
complejidad a los objetivos de la lucha. En el caso de la campa-
na por la abolición de la regulación legal de la prostitución, la
condición de la prostituta es pintada en tonalidades siempre
más extremas a medida que la lucha avanza -esclava, pura
mercancía. víctima de numerosas formas de brutalidad, etc.-.
Esta desdichada condición, sin embargo, no puede ser simple-
mente imputada a la regulación legal, si bien éste era el nudo
original del conflicto. Algunos de sus elementos denotan la con-
dición de la prostitución como tal. Si, por otro lado, la prosti-
tuta viene a simbolizar la opresión de la mujer en general, la
248 TAMAR PITCH
122 Véase, por ejemplo. McNickle, 1977; Rafter, 1985; Walkowitz, 1987.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 249
123 El parecido a las luchas contra la regulación de la segunda mitad del siglo
x1x es verdaderamente impresionante. Véase Gibson, 1987.
CAPÍTULO 8
DE LA VICTIMIZACIÓN A LA AUTONOMÍA.
LAS MUJERES, EL FEMINISMO
Y LA LEY SOBRE LA VIOLACIÓN
1• A modo de prólogo
No existe mujer que no comprenda el miedo a ser violada,
que no haya sido molestada sexualmente, que no haya sido su-
jeta a insinuación e insultos sexuales. a bromas obscenas. Mu-
chas mujeres, muchas más de las que se conoce o sospecha
(las estadísticas norteamericanas hablan de un tercio del to-
tal), han sufrido actos serios de violencia sexual, muchas en
sus propios hogares, de sus padres, maridos, hermanos, no-
vios.
Sólo recientemente se ha planteado este tipo de cosas. To-
davía, en el sentido común, en la legislación y aún más en la
administración de la ley, en los tribunales y en la estación de
policía, la violencia sexual es considerada un producto de una
sexualidad perversa, enferma, anormal. Los violadores son una
categoría aparte de varones, diferentes de los otros hombres.
Una condición para la existencia de esta violencia sexual, para
ser reconocida como tal, es que la mujer que la sufre debe ser
fundamentalmente creíble. Pero para ser creíble ella tiene no
solamente que demostrar que no quiso el contacto (mejor si
ella puede mostrar golpes, arañazos, heridas, sangre, etc.), sino
también no ser el tipo de mujer que "invita" a la violación. Y
esto, a su vez, puede significar muchas cosas. Se debe ser "res-
petable", no ser sexualmente "promiscua" (es difícil para una
prostituta ser violada: lno es, ya, propiedad pública?); se su-
pone que no se conoce al hombre que te viola y aún menos que
existe una relación afectiva con él; la violencia real proviene de
perfectos extraños, en las calles, mientras por supuesto se está
yendo a trabajar, de compras, camino al hogar: nunca si se está
simplemente dando un paseo, iy menos aún sola y en la noche!
Este comportamiento ya es sospechoso. Ni hablar de ser tan
estúpida de aceptar un aventón o, aún peor, de preguntar por
alguien ... Comportarse de un modo que no sea "provocativo"
resulta extremadamente difícil cuando cualquier cosa puede
constituir una provocación: las faldas cortas y las largas, los
pantalones ajustados, las medias de red, caminar de cierta
manera, sonreír de cierta manera, mirar a un hombre a la cara,
etcétera.
He aquí la mujer creíble: ella sale sola de su casa únicamen-
te durante el día y por calles bien pobladas -mejor aún si se
encuentra acompañada y siempre con propósitos definidos-;
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 253
2. lViolencia o sexo?
La literatura científica tradicional sobre violencia sexual,
predominantemente médica, psicológica y criminológica, tien-
de a moverse dentro de las dos hipótesis siguientes: o el viola-
dor es un pervertido, o es alguien que tiene instintos sexuales
normales pero no ha logrado -o no ha logrado en esa situación
particular- mantenerlos bajo control. Es característico de esta
literatura focalizarse en el actor, más que en el acto. Esto pre-
supone que solamente los violadores confesos o aquellos sen-
tenciados por los tribunales deben ser estudiados, con los efec-
tos distorsionantes bien notados, hace ya largo tiempo, en
relación con las investigaciones de Lombroso sobre los delin-
cuentes encarcelados.
Esta literatura, no obstante, visualiza a la violencia sexual
como conectada y vinculada a la sexualidad: anormal en un caso,
normal en el otro (en la teoría de la "anormalidad", a menudo
se considera que la "verdadera" culpable es la madre, sobre-
protectora o contrariamente fría y despreciativa; en la teoría de
la "normalidad" debe tomarse en cuenta lo que el lenguaje de la
tradición legal anglosajona llama "precipitación por la víctima",
la provocación por la víctima misma). En ambos casos estos
256 TAMAR PITCH
126
La literatura sociológica y psicológica sobre la violación nacida en el des-
pertar del movimiento de mujeres es hoy muy abundante. Algunas contri-
buciones indicativas son: Brownmiller, 1975; McKinnon. 1987;
Schwendinger-Schwendinger, 1983: para Italia, véase la excelente contri-
bución de Ventimiglia, 1987.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS,,, 257
27
t Las historias casi contemporáneas (1988) de la reacción de una ciudad
norteamericana y de una ciudad siciliana a la violencia sexual sufrida por
dos· niñas no son, desde este punto de vista. edificantes. Tanto en el caso
de Tawana en los Estados Unidos como el de Pina en Sicilia la mayor parte
de sus conciudadanos se alinearon en contra de ellas, acusando a las ni-
ñas de mentir y a la opinión pública nacional de racismo.
128 Ver sin embargo Davis-Anderson, 1983, donde las estructuras de autoayuda.
131
He contado esta historia en Pítch, l 983a. Para resumir brevemente: la idea
de una iniciativa popular para la reforma legal nació siguiendo la experien-
cia de un Centro desarrollado por el Movimiento por la Liberación de la
Mujer (MLD) luego de una violación grupal brutal en 1975. En septiembre
de 1978 tuvo lugar en Roma una conferencia internacional de mujeres so-
bre violación en la que se decidió realizar una encuesta. Los resultados
fueron .. perturbadores": 92,2 % de las mujeres que respondieron han ..su-
frido violencia física, sexual o emocional" (véase Lagostena Basst, 1979).
De esta encuesta el MLD extrajo sus argumentos que formaron las bases
de la propuesta de reforma legal que fue presentada en abril de 1979. En el
otoño el Movimiento Feminista Romano (MFR). el UDI y el MLD formaron
un comité compartido para promover la reforma luego de la elección de un
nuevo Parlamento. Los partidos políticos también presentaron sus pro-
puestas. El primero fue el PCl en 1977 (es útil quizás recordar que, en esta
primera iniciativa, los procedimientos iniciados por la víctima fueron con-
servados). Entre 1979 y 1980 todos los otros partidos siguieron ese ejem-
plo.
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 265
132
Véanse, por ejemplo, muchas de las intervenciones en la conferencia "Con-
tra la Violencia Sexual, la Mujer y el Derecho", reunida en Milán, el 27 y
28/10/1979.
266 TAMAR PITCH
35
t Naturalmente, esta contradicción, implícita en cada lucha de emancipa-
ción, es inevitable. Pero si se era consciente de ella y de hecho fue plantea-
da en las luchas precedentes -:-la del aborto, por ejemplo-, en este caso
no fue ni planteada ni reconocida (véase Pitch, 1983a).
136
La polémica aparece, además de los varios documentos editados por los
colectivos, tales como las resoluciones de la conferencia de Milán, en las
páginas del diario Il Manifesto durante el otoño y el invierno de 1979-80,
en el periódico Nof Donne y en el diario Lotta ConUnua del mismo perío·
do. Véase también "Un dibattito sulla propostadel movimento delle donne",
(Un debate sobre la propuesta del movimiento de mujeres} en Politica del
Diritto. XI, 3, 1980.
268 TAMAR PITCH
39
t Curiosamente. sólo un par de años después de que esto fuera escrito, urta
película de TV italiana proyectada en la TV pública narró una historia que
desarrollaba este mismo tema. Durante un juicio de violación, luego de
que los abogados del acusado hubieron usado todo el repertorio denigran~
te usual contra la víctima, la madre del acusado apareció para denunciarlo
y ayudar a la víctima.
282 TAMAR PITCH
9. Responsabilidad y sujetos
El pensamiento resumido brevemente más arriba, parece
cortar el nudo gordiano del problema acerca de si la violencia
sexual es sexo o violencia, y la cuestión asociada de la naturale-
za del consentimiento, la extensión de la autodeterminación, el
significado de la libertad de las mujeres y de los temas políti-
cos relacionados a ella. Esto es a causa de que el punto de par-
tida no es el análisis de las relaciones particulares entre varo-
nes y mujeres, sino el postulado de la libertad de las mujeres
como emergente de la construcción de relaciones privilegiadas
entre las mujeres mismas. La cuestión del consentimiento y la
autodeterminación es desplazada o, más bien, deviene fluida y
política. Ya no está relegada al reino de los "derechos natura-
les", pero tampoco es enteramente ficticia, como argumentan
aquellos que ven al consentimiento para (y a los placeres de) la
heterosexualidad puramente como el resultado de la domina-
ción. Más bien es entretejida con el crecimiento, práctico y sim-
bólico, de un "mundo común de las mujeres" ("mundo común"
es una noción desarrollada por Hannah Arendt y se refiere a
aquel espacio público construido por individuos únicos, con-
cretos, enfrentándose cara a cara: es el reino de la política, que
recupera su significado griego del sitio para el ejercicio de la
libertad y la realización plena de las propias capacidades po-
tenciales). Sólo cuando este mundo común comience a tomar
forma es posible pensar en un desarrollo de normas reguladoras
de las relaciones entre éste y el mundo masculino. Esto signifi-
ca, también, que es sobre la base de la formulación de este
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES. CONFLICTOS... 283
142
El debate actual sobre la justicia redistributiva y las políticas sociales es
demasiado vasto para ser abordado aquí. El excelente libro de Martha Minow
sobre las parádojas de las políticas de la igualdad y los enfoques orienta~
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES. CONFLICTOS... 297
asistencia social, para los locos, los menores y también las cre-
cientes tensiones derivadas de las demandas de extensión de
estos derechos a estos grupos. El punto de vista de la diferen-
cia sexual señala cómo estas tensiones tienen mucho que ver
con la construcción del ciudadano como un sujeto abstraído de
vínculos, de responsabilidades, de lazos (Saraceno, 1988), púo
también cómo esta construcción ha sido hecha posible a través
de la asunción de lo masculino como lo neutral-universal, don-
de lo femenino viene a significar diferencia, particularidad, la-
zos, relaciones -todas relegadas a la esfera privada.
El punto parece ser entonces 11º tanto, o no sólo, la extensión
de los derechos civiles al reino de lo social, sino más bien la
deconstrucción del sujeto mismo de estos derechos. La "generiza-
ción" del sujeto es la precondición para que los lazos, los víncu-
los, la responsabilidad que dan sustancia al individuo concreto
ingresen en su constitución, y para que la igualdad se construya
como el reconocimiento -dependiente- de la diferencia.
Ésta es una operación que parece ciertamente más proba-
ble en el nivel de las políticas sociales que en el de las políticas
criminales, por razones bastante simples. Por un lado, requie-
re una política flexible, consciente de la naturaleza provisional
y flexible de las elecciones, continuamente desplegada en la
deconstrucción de una siempre presente antítesis entre igual-
dad y diferencia, tendiente a evitar la construcción de las elec-
ciones políticas resultantes en términos dicotómicos. La justi-
cia penal es un área escasamente adaptada a este tipo de
práctica, no sólo a causa de lo que ha sido planteado anterior-
mente, sino también en el nivel de la innovación normativa en
la que la demanda de elasticidad entra en conflicto con los prin-
cipios del debido proceso, que son la única protección contra el
uso discrecional del poder de castigar. Si, en general, es benefi-
cioso dirigirse hacia la minimización del rol del sistema de jus-
ticia penal mismo (véanse los argumentos de los capítulos pre-
cedentes), es más bien en la frontera entre la justicia penal y la
política social que puede ser ubicada la estrategia de reintrodu-
cir, tañto como reconocer. las diferencias.
El poder simbólico del derecho penal -también ha sido
planteado- puede ser utilizado sólo permaneciendo dentro de
los límites del sistema de justicia penal mismo, con el costo del
reconocimiento del propio status como el de un ciudadano "neu-
tral". Éste puede ser un precio demasiado alto a pagar, tanto
RESPONSABILIDADES LIMITADAS. ACTORES, CONFLICTOS... 299
Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales
Universidad de Buenos Aires Universidad Nacional del Litoral
AD·HOc S.R. L.